En busca de los Ishayas Negros

Transcripción

En busca de los Ishayas Negros
Los Ishayas preservaron en su monasterio una serie de Técnicas
para tocar dentro de las sutilezas energéticas de quienes somos.
Estas Técnicas son llamadas:
ASCENSIÓN.
L A T RA D IC IÓ N IS H A Y A
Custodia la Pureza de
La Vivencia de las Siete Esferas de la Ascensión
LA PRIMERA ESFERA
Conteniendo las primeras cuatro técnicas
Es impartida por todo el mundo
Sociedad Sudamericana de Ascededores (SSA) Sede
Ecuador
http://www.latradicionsanta.com
Internacional Society of Ascenders (ISA) Sede en Canadá
http://www.ishaya.org
The Ishaya Tradition (TIT) Sede en USA - Oregon
http://www.theishayatradition.org
Society for Ascension (SFA) Sede en USA - Carolina
http://www.ishaya.com
SEGUNDO TRUENO
en busca de los ISHAYAS
NEGROS
por
MSI
SEGUNDO TRUENO
BUSCA DE LOS
ISHAYAS NEGROS
Por MSI
Impreso por
EN
Dedicado a todas las formas de Almira caminando sobre la Tierra
Vitam imprendre vero
-- Juvenal
C O N T E N ID O
PREÁMBULO: Visión y vida
INTRODUCCIÓN: La visión del Universo Origen
1. La Técnica Solar
2. ¿Puede Un Dios morir?
3. El mundo de Almira
4. La Técnica Lunar
5. Natividad
6. Las heridas del León
7. El Derecho de Nacimiento
8. Las tierras Quemadas
9. El Corazón de Compasión
10. Sueños
11. Perdón
12. El valle de Lagrimas
13. La muerte del Amor
14. Visiones de Eternidad
15. Minstrel de kanaan-dora
16. La Ruina de Para
17. Un Ishaya Negro
18. El Pozo
19. Los Vivos y los Muertos
20. La Cueva
21. El Sueño de la Estatua
22. Vashti
23. El Mensaje
24. Gana Maldito
25. La Reina del Mundo
26. Una Serpiente Blanca
27. Una Deuda Repagada
EPILOGO
COMPENDIO: Resurrección
ILUSTRACIONES
1. Maitreya enfundo a Nuriel y se paro sonriéndole ampliamente a el
2. El Cetro de Diamante
3. Gana
4. Narashamsa
5. Paz y Halil
6. Minstrel de Kanaan-dora
7. Si tu vas conmigo, ¿Quién te detendrá?
8. Ella se le queda viendo a él pensando, Tu eres Él
9. Como ella levanta el cetro a los cielos, empezó a pulsar con blanca luz de sanación
SEGUNDO TRUENO
PROLOGO
Visión y Vida
Siempre que la poesía del mito sea interpretada como biografía, historia o
ciencia, será aniquilada. Nunca es difícil demostrar que como ciencia e historia, la
mitología es absurda. Cuando una civilización comienza a reinterpretar su mitología de
esta forma, la vida se sale de ella La mitología es la canción del universo, la música con
la cual danzamos incluso cuando no podemos nombrar la melodía.
--Joseph Campbell
Las civilizaciones mueren cuando pierden las visiones en que fueron fundadas. ¿Por
qué habría de trabajar alguien para ser grande si no hay potencial para serlo? ¿Si lo visible
es todo lo que hay, porqué no dedicar la vida a las riquezas o posesiones? ¿Qué importa
quien sea dañado en el proceso? Si de todas maneras todos los involucrados estarán
muertos dentro de un siglo. ¿A quien le importa lo que pase en este pequeño y extraño
planeta circulando alrededor de un sol promedio en un conjunto de doscientos billones de
soles, perdido cerca de un remoto brazo espiral de una galaxia de tamaño promedio en un
conjunto de mil billones de galaxias? Seguro que somos muy pequeños para ser
significativos es en cualquier sentido Cósmico ¿No es la vida misma meramente una
aberración, un accidente del destino, una inevitable consecuencia de reuniones al azar de
moléculas en un Universo cercanamente infinito?
Sin la ayuda de la infraestructura de la Verdad visionaria, el significado de la vida
colapsa hacia la insignificancia. Las visiones no son falsas, no son ficción o fantasía. Las
verdaderas visiones expresan las mas altas aspiraciones de nuestras almas Aspiraciones
imposibles de expresar de ninguna otra forma. Este tipo de entendimiento de la visión es
vital en el mundo de hoy. La contribución invaluable de la obra visionaria moderna es para
dar forma a las ideas que ya no encajan convenientemente en nuestros aceptados patrones
de creencias.
Nuestra dependencia en el dogma científico nos ha despojado de nuestras viejas
perspectivas del mundo, profanado nuestros dioses, matado nuestros héroes, anulado
nuestra magia y encogido a un tamaño patético a todos los hombres y mujeres mas grandes
que la vida, quienes caminaron libremente sobre el planeta de nuestros ancestros. Esto
ha creado una vida para el humano promedio la cual frecuentemente es aburrida, sin
sentido, tediosa, aterradora o extremadamente dolorosa. Toda Verdad enterrada crecerá de
nuevo a través del oscuro suelo de la duda y el temor. Ya que aún hay (y siempre habrán)
verdaderos Héroes sobre este planeta, justo como aún hay y siempre habrán verdaderos
Dioses así como su Fuente Eterna El Uno que es la vida interna de todos los Dioses, El
Uno que es la raíz de la fuerza del Héroe, la magia del Mago, el poder de sanar del
Curandero, el genio creativo del artista, la superna sabiduría del Iluminado. No importa si
todos (o siquiera alguno) recuerda este hecho. La realidad no es democrática.
¿Quién crea las visiones? Nadie - - las visiones son una expresión de la Verdad y
por lo tanto no son inventadas, no son creadas en el sentido usual de la palabra. El
visionario se abre al subyacente continuo de la Realidad y formula en lenguaje lo que allí es
descubierto. El espíritu del Uno entra dentro del visionario (el visionario respira el aliento
de la vida conocido como Inspiración); el resultado es una nueva expresión nacida del
campo subyacente del arquetipo nunca - - cambiante.
Este y los volúmenes subsiguientes de la serie Trueno son trabajos visionarios. Son
expresiones de donde hemos venido y adonde vamos; son un reporte sobre la condición
humana; son decretos de la Conciencia Universal. Como tal, su utilidad yace en el ejemplo
en vez de en instrucciones específicas para vivir sobre esta Tierra. La guía práctica de la
Ascensión de los Ishayas es disponible a través de instrucción personal, pero las Técnicas
de Ascensión en si mismas no están ni nunca serán registradas en ningún libro.
Estos textos no intentan ser científicamente rigurosos. Por ejemplo, no importa si
Martanda fue alguna vez un planeta en nuestro sistema solar entre Marte y Júpiter donde
ahora solo se encuentran las rocas sin vida conocidas como asteroides o ya sea que
Martanda circulaba un Sol diferente, o que incluso estaba bastante alejada en nuestra
galaxia. Nuestro expansivo conocimiento científico puede que algún día responda a esta
pregunta; pero por ahora la ubicación exacta de este una vez encantador y populoso mundo
no es importante.
Lo que es importante es la existencia sin fin de la humanidad. La raza humana es
bastamente más antigua que lo que nuestros historiadores han registrado, bastamente mas
antigua que lo que nuestros arqueólogos y antropólogos han siquiera empezado a soñar.
Desde el amanecer de la creación han existido individuos a través del Universo quienes han
sido capaces de conocer al Ser en si mismos. Esta es la única definición de la humanidad
que tiene consistencia o significado. Nunca hubo un tiempo en que los seres humanos no
habitaran este Universo, ni tampoco habrá jamás un tiempo en el que razas conscientes del
Ser en si mismas estén ausentes del espacio tiempo creado. La forma de los cuerpos, los
detalles específicos de las anatomías, el tamaño, forma, y número de cabezas o
extremidades - - estos no son importantes. La esencial verdad subyacente - - que todo
humano contiene dentro de su corazón una chispa del Fuego Divino - - es el único hecho
importante.
Somos Dioses en carne inmortal, pero por nuestras decisiones y acciones no
vivimos así. No hay fronteras en nosotros más que aquellas que nosotros artificialmente
creamos y mantenemos por nuestras creencias en limitación y juicios del bien y del mal.
¡Esto ya no necesita ser así ni siquiera por un instante más. La libertad está disponible para
cualquiera quien la busque, ya que somos los hacedores de los Mitos. Somos los Soñadores
de los sueños. El poder de la mente puede ser olvidado o negado, pero su rica brillantez
permanecerá, centellando como una joya perfecta, justo debajo de las aguas turbias de
nuestra negación y desesperación. Y la afortunada verdad es que cualquiera - - cualquier
niño, cualquier adulto agobiado por las exigencias de la vida, cualquiera envejecido, casi
roto por las luchas de este mundo severo y cruel - - cualquiera en cualquier momento puede
de pronto sin advertencia despertar a la Verdad subyacente de la vida. Y la verdadera
buena noticia es que incluso solo una persona es más que suficiente para transformar el
mundo. La gente se parece mas a las palomitas de maíz, (cotufas, canguil, poporopo,
pochoclo, crispetas etc ) de lo que se han dado cuenta o siquiera empezado a recordar.
Cuando alguno se deslice a través de las barreras ilusorias de limitación y temor todos le
seguirán.
Bailen conmigo, hijos de esta nueva era.
Bailen conmigo mientras yo canto del Uno.
El Cetro Diamante
¿Cantaré de mi jardín,
reverdeciente y creciente,
De Para, sus riachuelos,
bosques y colinas
De mi esfera de Plata y azul,
Oh vagabundo de una lejana tierra?
INTRODUCCIÓN
La Visión del Universo Origen
Bailen conmigo hijos de esta nueva era
Bailen conmigo mientras canto del Uno.
Esta es una invitación a compartir mi visión.
Otros Mundos yacen justo por debajo de la superficie de nuestras mentes racionales.
En uno, fuerzas infinitas pero inconscientes interactúan mecánicamente en patrones
caóticos, creando y destruyendo como al azar, por accidente.
En otro, Dioses y héroes luchan contra el mal manifiesto en la búsqueda casi sin
esperanza para salvar sus mundos de la destrucción. Y todavía en otro, cada momento si
excepción se desdobla en perfecta armonía con la voluntad del Creador de Todo lo
que Es.
En nuestra era moderna la experiencia de Universos alternos es más que reprimida
de lo que no lo es. Esto es trágico, ya que la represión conduce a la confusión, a la
percepción distorsionada, al miedo.
No hay nada que temer en la vida. Para el Universo Origen, el cual ha dado vida a
todos los demás, flota a través de la mayúscula Eternidad como una radiante esfera dorada,
bañada en flamas azures de Luz infinita y amor sin fin del Uno omnipotente. Ese universo
es perfecto. Y puesto que es la Fuente de todos los otros Universos creados, todos deben de
ser perfectos también. Los manzanos crean solo manzanas. El amor crea solo amor. La
perfección crea solo perfección. Es solo la identificación con los mundos sueños
proyectados lo que lleva al sufrimiento.
Aún así, es sufrimiento-sueño. Solo la decisión que continuamos tomando momento
a momento es lo que nos mantiene atrapados en nuestras creaciones-sueño individuales.
Esto puede terminar en cualquier momento: Para rodea, subyace y permea cada
partícula de los mundos-sueño. Ya que esto es verdad, cualquiera, en cualquier parte, en
cualquier momento, puede experimentar la Realidad del Uno Ascendente. Puede ser
encontrado en cualquier parte, pero es más fácilmente descubierto dentro de tu corazón. Es
la esencia de cada cosa buena: vida, conciencia, gozo, amor.
La experiencia de Para trae como consecuencia un estado de conciencia nombrado
por varias tradiciones sobre la Tierra: salvación nirvana, iluminación, conciencia infinita,
Satori, conciencia cósmica, Libertad Eterna, orar sin cesar, la paz que sobrepasa todo
entendimiento, Conciencia Perpetua. El nombre es supremamente sin importancia; el
contenido de esta experiencia lo es todo.
Como sea que elijamos llamarlo, ninguna clase de sufrimiento es posible en este
estado. La vida es vivida en permanente gozo, en amor infinito, en un ininterrumpido
contacto en la Fuente.
En un instante de tiempo congelado, no más grande que el espacio entre dos latidos
del corazón, un ser total y permanentemente en contacto con el Universo Origen compartió
su visión conmigo. Este fue un regalo gratuito, una unión sin palabras de su mente infinita
con la mía.
En los años que han pasado desde este mágico instante suspendido, apenas he
empezado a apreciar lo que esto significa para mi vida, al recordar eso, lo cual hace mucho
conocía perfectamente bien, pero luego olvidé: Soy un Ser Sin-Fronteras. Viviendo en un
cuerpo humano, experimento el infinito Ascendente continuamente. Los libros Truenos son
un intento de explicar este estado de conciencia, de describir la Realidad de la maravilla de
esta experiencia.
Las palabras son finitas, herramientas limitadas, lo más amado por mentes
anhelantes. Estas para siempre quedaran cortas ante la experiencia de la Verdad. La
Verdad se vive y se puede compartir; en el mejor de los casos lo que las palabras pueden
hacer es apuntar el dedo de el entendimiento a ella. Las palabras pueden decir, allá esta la
Luna. No dan y no pueden dar la experiencia de la Luna. Lo mejor que ellas pueden
hacer es inspirarlo a uno a ir en pos de la experiencia que describen.
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En búsqueda de los Ishayas Negros registra una serie de visiones y experiencias que
tuve mientras estudiaba con los Ishayas. El total del tiempo transcurrido fue de solo
algunos días, pero el tiempo total de la visión fue de muchos años.
Las experiencias que fluyeron a través de mi ocurrieron lejos en espacio y tiempo
de la realidad de este mundo. Fueron de una serie de otras vidas que eran
asombrosamente paralelas a los sucesos externos entre mis amigos, particularmente Edg y
Sharon, en y alrededor del monasterio de los Ishayas.
Durante este periodo, tuve una lucha de vida y muerte con mi ego. Casi me
conquistó en cuatro ocasiones separadas sin coincidencia, después de la instrucción en
la Segunda Esfera: las Técnicas Solar, Lunar, Terrestre y la Segunda Cognición. Las
visiones inspiradas por el aprendizaje de cada una de estas técnicas, coincidieron
exactamente con cambios en mi vida personal los cuales fueron intensos, y en un caso, tan
terrible como jamás podría haber soñado: la pérdida de Sharon.
Si yo hubiera sabido desde el principio cuanto habría de dejar para ganar la
iluminación, ¿habría yo continuado? Probablemente no. Sólo en retrospectiva veo la
belleza inherente en mi tragedia personal.
El sendero de cada uno es distinto. La increíble facilidad con que algunos crecen
bajo el cuidado de los Ishayas nunca deja de asombrarme. Miro mi vida y parece que
siempre he elegido el sendero más difícil posible y sin embargo se que para mi no había
otra opción. Y hay otros quienes han sufrido muchísimo más.
Cualquier cosa que se requiera. Esa es la única actitud que es real, la única actitud
que funciona, la única actitud que lo asiste a uno para alcanzar la meta. Cualquier cosa que
tenga que hacer para realizar la iluminación eso haré. Este fue el punto de vista que
adopté en los Himalayas, y el único que me pudo haber llevado a través de mis
tribulaciones hasta el final.
Para aquellos quienes buscan la iluminación, ningún otro estado metal puede ser
sustituido por este. Ningún otro estado mental tendrá éxito. Uno debe tener la voluntad de
dejarlo todo cada creencia, cada juicio, cada apego -- sólo entonces puede haber progreso.
Puesto que es exactamente donde uno clava los talones y dice, hasta aquí y no más que el
ego traza la línea de batalla.
No son las posesiones, son los apegos lo que causa el problema. ¿Qué es lo que
debe dejarse? Nada. ¿Qué es lo que uno debe tener la voluntad de dejar? Todo. Cuando
uno esta listo para ser libre de todo, la vida empieza en serio. El amanecer de la Luz
Verdadera nunca esta lejos de ti.
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La Serie de los Truenos describe la apertura de la conciencia de la raza humana a
experiencias de iluminación cada vez más sutiles. Existe una conciencia colectiva de la
humanidad que subyace e impregna todas nuestras creencias y experiencias. Esta identidad
colectiva es responsable de la mayoría de nuestras perspectivas del mundo y experiencias
individuales de la realidad. Cambiar este sistema de creencias colectivo es típicamente
bastante lento, ya que requiere un continuo esfuerzo por parte de muchos durante un largo
periodo de tiempo.
En este y los subsiguientes libros la conciencia colectiva de la humanidad es
personificada e individualizada como el Señor Gana, un príncipe semi-divino quien vivió
mucho antes de el registro de la historia. Ya que Gana es el representante de toda la
humanidad, sus luchas para tomar maestría de sus propias creencias y juicios tienen el
efecto de transformar a todos los demás. A veces consciente de su estatus universal, a
veces ignorante de él, Gana se mueve a través de varias experiencias de vida en el intento
de tomar maestría de los bajos aspectos de su naturaleza y levantarse a la Plena Conciencia.
Esto continúa cada vez con más complejidad conforme su entendimiento de la conexión del
individuo con el Universo se desenvuelve.
Gana no trabaja solo. El nunca está mucho tiempo sin la inspiración divina la cual
más frecuentemente toma la forma de un inusual maestro de la transmutación de la forma,
el Vidyadhara Airavata, también conocido como Heramann. Airavata es bastante viejo y
bastante sabio, el último de los antiguos Vidyadharas, una raza inteligente que fue
prevaleciente antes de la aparición de la actual especie humana. Usualmente inconsciente
de su sutil y Eterna conexión de la esencia de las encarnaciones de Gana, Heramann es sin
embargo frecuentemente atraído a asistirlo en su crecimiento.
El Poder Omnipotente de la Corriente Ascendente de las Leyes de la Naturaleza esta
también siempre presente para apoyar a Gana; pero él rara vez es consciente de esto. Esta
fuerza es personificada como su aspecto femenino, Almira. Almira es la segunda mitad del
alma de Gana, siempre consciente; ella es la Diosa, siempre en divina comunión con el
Uno; ella es la Madre Tierra, la Fuente de todo el Bien para la humanidad, el Espíritu Santo
personificado.
Gana es también siempre observado, protegido y guiado por la encarnada sabiduría
de la conciencia más elevada, representada en los libros de los Truenos por sus Siete
Maestros: Vasuki, Mordom, Rodavi, quien más tarde renació como Joab, Vaga, Atri,
Brihas y Matri, Su relación con Gana es una de gentil guía y disciplina.
Todos los otros personajes en esta Historia son: ya sea manifestaciones de aspectos
parciales de la mente infinita de Gana o si no, sus creaciones. Algunas de estas creaciones
son positivas y representan las fuerzas creativas de la naturaleza: sus hijos y las gentes que
él intenta salvar de la destrucción y guiar a niveles más elevados de entendimiento. Y
algunas de estas creaciones son negativas, las fuerzas destructivas de la naturaleza
personificadas y dadas formas por el incompleto ser de Gana, acerca de la vida: el
Emperador Valin y los agentes y subalternos: los Asurs y Rakshasas. En ambos casos,
aunque teniendo forma y vida independiente, todas sus creaciones permanecen enraizadas
en la mente de Gana.
Así el resto de la Serie de los Truenos es una historia de los intentos sin fin de la
humanidad por lograr una civilización estable y dirigida hacia arriba. Representa también
una descripción del viaje de un individuo a la iluminación a través de numerosos
nacimientos.
Cualquier forma de leerlo es correcta, ya que estamos continuamente creando
nuestro propio mundo. Proyectamos nuestras creencias y juicios hacia afuera; estos
regresan a nosotros como nuestras experiencias de otros, de la historia, de la vida, de la
materia. Cada uno de nosotros soñamos nuestro propio mundo esto significa que cada
uno de nosotros es ultimadamente responsable de su propia creación. Y por lo tanto, cada
uno de nosotros puede cambiar cualquier momento cualquiera de las reglas que gobierna
nuestro mundo, resultando en una perspectiva del mundo completamente diferente y en un
mundo completamente diferente. La total realización de este simple hecho es una
definición aceptable de la iluminación. Es la esperanza de los Ishayas que el aprendizaje de
los diferentes niveles de realidad tejidos dentro de esta obra ayudará a otros a levantarse
más rápidamente al reconocimiento de su autoridad principal en sus propios mundos.
Entonces la sanación de esta Tierra será lograda lo más pronto.
--MSI, dedicado en Diwali, 1995.
¡Venid!
¡Escuchad!
¡Oíd primero mi canción de Gana,
Padre inmortal de nuestra raza!
¡Gana el Shara, Gana el único verdadero Adan!
¡Gana el maldito!
¡Asesinado por el hijo de su hermana
Antes de que la semilla del Árbol del Mundo se extraviase
Ó las Separadas Gemas robadas
De las manos de la Estatua Viviente!
--El rajanya Mordom,
Último Maestro del Juramento en Emura
1
L A T É C N IC A S O L A R.
Me pregunto, te lo juro, ¿qué hicimos tú y yo, antes de amar? Si en mi vida
vi cualquier belleza, eso fue sino un sueño de ti.
-- John Donne
Sharon y yo recibimos la Técnica Solar -- la primera técnica de la segunda esfera -de Nanda Ishaya una hermosa tarde de junio en el alto bosque de los Himalayas.
Nosotros ascendíamos en nuestra arboleda favorita, un lugar mágico que quedaba a
media milla del camino hacia arriba de donde conocí por primera vez a Boanerge. El
arroyo se dividía allí en siete pequeñas cascadas; el musgo cubría como alfombra las
piedras de la montaña multicolor reverdeciendo en belleza; innumerables abiertas y
fragantes flores silvestres crecían allí, transformando este lugar en un encantador paraíso
nemoroso. Esta pequeña arboleda era el escondite favorito de muchas pequeñas criaturas
del bosque; por alguna razón allí estaba mas lleno que en cualquier otra parte con enormes
mariposas y pájaros de colores brillantes. Todo-en-todo, este lugar era para nosotros el mas
celestial de los extraordinarios jardines de los bosques de los Ishayas.
Nosotros muy seguido nos sentábamos allí mirándonos cómo abobados dentro de
los ojos del otro sintiendo nuestro amor expandiéndose mas allá de todo previo limite. La
belleza externa del tupido bosque no era nada comparado con la maravilla de los profundos
ojos azules de Sharon, con un rostro sin error y exuberante cabello dorado, y aun su
magnificencia del alma era más grande que su forma física. Ella pudo haber nacido
deforme o tullida; y aun yo la hubiese amado por su radiante gloria interna. Nunca había
sentido esto tan fuertemente con alguien antes y dudaba si lo volvería a sentir con alguien
mas otra vez; ella era inmaculada, una perfecta joya en forma femenina. Ella era vida, ella
era gozo, ella era la encarnación del poder espiritual, ella era belleza y la buena fortuna de
una vida vivida con la mas alta calidad de perfección. Que ella me amara a mi era
altamente improbable dado mi pasado sin sentido, y aun cada día ella me lo demostraba en
muchas concebibles formas de que ella no solo me amaba sino que me adoraba. ¿Por qué?
Nanda nos encontró en nuestra arboleda favorita, sentándose junto a nosotros en ese
encantador día de junio, ascendió con nosotros cerca de media hora, entonces suavemente
dijo, Jai Isham.
Nosotros muy despacio abrimos nuestros ojos y respondimos, Jai Isham Ishvaram,
Nanda-ji. Gracias por venir a vernos.
El se rió, sus suaves ojos marrón como siempre destellando con ilimitado gozo, y
amorosamente continuó, ¡Ustedes dos están progresando bien! Durga y yo estamos
extremadamente complacidos con su crecimiento. Hemos decidido que empiecen ustedes
con las técnicas de la segunda esfera hoy.
S haron rió un poco con dulzura y contesto, ¡N anda-ji! L a primera
esfera me llena con tal éxtasis, ¿C ómo posiblemente podría yo contener
mas?
El se rió entre dientes y contestó, El contenedor continuará expandiéndose querido
corazón. ¿Tus experiencias, son estables?
¡Oh, sí! Ella exclamó. Ascendemos cerca de diez horas al día ahora. Cada día
floto hacia adentro con mucha mas claridad y profundidad.
Toda la vida danza para mí en gozo. Aquí en el bosque me siento conectada con
todo, siento los hilos de la vida íntimamente entretejiéndose: Las plantas y animales y
pájaros todos están conectados unos a otros y a mí. Yo me siento una con todo de la vida,
todo el tiempo. ¿Es esto una probada de la Conciencia Perpetua Unificada? ¿Incrementa
esto hasta que yo pueda ver la realidad del Uno Ascendente en todas las cosas, siempre?
C on A scensión, la unidad crece desde muy al principio, S haron.
T odo lo que es requerido es suficiente tiempo. D e pronto una nube pasó
sobre el rostro de N anda mientras él la miraba. E l frunció el ceño
brevemente, entonces se encogió de hombros, y continúo diciéndome.
¿T u ascensión se mantiene sin cambio? ¿S igues viendo fuego en todas
partes siempre? N unca cambia, respondí, desalentado. Y a me había
acostumbrado, pero aun no me gustaba esa experiencia para nada. L a luz
lo llena todo, arde a través de todo. A un mis sueños en la noche no son
otra cosa que fuego -- se siente como si las flamas me envuelven siempre.
Pero sin dolor -- ellas no son calientes, ni crueles, son constantes, muy
brillantes y subyaciendo en todo. C ada pensamiento, cada sueño, cada
percepción esta llena con el fuego celestial. L uz, quemante luz, siempre y
por siempre brillando la luz ardiendo. ¿T erminará algún día?
¡O h!, tú lo atravesarás en su momento. E xactamente cuando, es
difícil de predecir. ¿A regresado B oanerge? E l tono de N anda era de
esperanza.
No me gusto la posición en la que me ponía el Fundador. ¿Por qué se me había
aparecido a mi solo? ¿Y porque solo en visión? Había fielmente reportado sus mensajes a
Alan y a los Ishayas, pero yo sabia que ellos sentían -- ¡al igual que yo! que había
muchísimo mas que él no había dicho. Sus instrucciones para mí en las dos ocasiones que
había aparecido parecían incompletas, insuficientes para dirigirme a mi o a cualquiera con
toda seguridad hacia adelante. Había escrito mis experiencias como él me había instruido y
pensaba llamar el libro, El Primer Trueno, pero esto parecía un principio muy pobre y no
tanto como una respuesta a la necesidad del momento. ¿Cómo debería ser la Ascensión
enseñada a la humanidad? ¿Cómo debería esta preciosa enseñanza dejar el recluido valle y
entrar al mundo? ¿Y porque ahora? Los Ishayas creían que la Ascensión había sido
fundada hace diecinueve siglos por el Apóstol Juan y preservadas sin error en aislamiento
por sus sucesores desde entonces. ¿Por qué cambiar de repente tal historia de secreto? Y
¿Por qué era yo el que podía ver y ser el mensajero de Boanerge? Tenía yo tan poquito
conocimiento y aparte de esta continua experiencia de luz, contaba con muy poca
experiencia. Si él quería al inocente recién llegado ¿Porque no escoger a Sharon? Sus
experiencias de la Unidad eran tan constantes como las mías eran de fuego celestial; no
había duda que ella entendía muchísimo mas que yo. O, ¿No seria mejor escoger un
candidato más lógico como Durga o Nanda quienes eran los Ishayas Originales?
Suspire y conteste, No, Nanda, él no ha venido. Quizás espera a que yo esté
establecido en la Conciencia Perpetua primero; no sé. ¡No puedo entender porque el vino a
mí en el primer lugar! Yo no se nada. Yo soy un amateur con la Ascensión. Nanda se rió
otra vez y dijo, Quizás es seguro asumir que el Hijo de la Furia ve mas profundamente de
lo que nosotros vemos. O quizás hay algo acerca de ti que es muy importante de lo que tu
has empezado a recordar. O quizás hay sutileza sobre sutileza aquí -- seguro que Juan e
Isha tienen un plan maestro -- ¡Yo no sé porque debiéramos necesariamente entenderlo!
De cualquier forma, Durga y yo hemos decidido adelantarles la instrucción a
ustedes dos, ahora, nos parece apropiado. Te doy la Primera Técnica de la Segunda Esfera
hoy. Entonces mañana, quizás les dé la Segunda Técnica en el viaje a la Cueva de San
Juan. O quizás cuando lleguemos allí. Ya veremos...
Esta técnica es llamada la técnica Solar porque abre la conexión dentro de nosotros
al Sol. Esto existe dentro de todos como la parte superior del sushumna, el canal sutil de
energía en la espina. Esta conexión empieza en el corazón y pasa a través del séptimo
chakra, el séptimo sello en la parte superior de la cabeza. A través de tomar maestría de
esta técnica, tu abres tu conciencia a los mundos dimensiónales elevados. A esto se le
conoce el Sendero de los Sabios: Se dice que el plenamente iluminado deja su cuerpo al
momento de la muerte a través de esta ruta.
¿Qué son los mundos dimensiónales elevados ? Pregunté intrigado.
Nanda sonrió y replico, Hay Siete Regiones de Luz que rodea e impregna todo
nuestro Universo tridimensional de nombre y forma. La Técnica Solar abre la directa
cognición de estos.
Nuestro sol es un portal o un vórtice a otro lado. Comento Sharon, aparentemente
entendiendo perfectamente. Yo me preguntaba tristemente si siempre me sentiría como si
estuviera en el kindergarten alrededor de ella. Cualquier cosa que yo dolorosamente
aprendiera con lentitud, ella ya lo sabía en su totalidad y completa fluidez de gracia. ¿Cómo
no poder adorarla? El amor entre nosotros solo había crecido mas y más rico en los últimos
dos meses. Cuando yo estaba apartado de ella su rostro flotaba muy seguido ante mi en
visión. Yo no sabía como era posible amar a alguien mas y todavía cada día me encontraba
amándola mas, en cada forma concebible. ¿Qué gran bien había yo hecho en el pasado para
merecer un amor como este? Su belleza de corazón, mente, alma y cuerpo eran inigualables
y no se parecía a nadie a quien yo hubiera conocido antes -- ¡y todavía ella me amaba!
¿Cómo podía yo ser tan afortunado?
Mientras yo me dejaba distraer así, el Ishaya le contestaba a ella. Exactamente así,
Sí. Nosotros pensamos en nuestro Sol como un horno termonuclear, a 96 millones de millas
de distancia, que nos trae calor y luz y vida. ¡Y ciertamente es eso! Pero también es
mucho, mucho más. Y hay eso en cada uno de nosotros que resuena perfectamente con el
Sol. Nosotros tenemos el sendero Solar construido dentro de nosotros; a través de abrirlo,
nosotros descubrimos nuestra unidad con el Sol.
¿Qué significa eso? Pregunte, regresando temporalmente de mis pensamientos
envolventes de Sharon. ¿Cómo podemos ser uno con nuestra vecina estrella?
Todos estamos hechos del mismo material, contestó Sharon. Todos somos polvo
de estrellas. Yo creo que esa es una de las grandes fantasías del estado despierto es nuestra
creencia en la separación. Nos sentimos separados uno del otro, de todo en la vida, de
nuestro propio Ser.
No hay separación en la Conciencia de la Unidad, estuvo de acuerdo Nanda. El
levantó su collar de rudrakshas y dijo, nosotros todos estamos conectados, justo como
estas semillas en este hilo de oro. Esta realidad de la Unidad se le llama el Sutra Atman en
Sánscrito -- el Hilo de Almas en Español. Cada uno de nosotros esta conectado a los demás
y a todo los demás, yo a ti, tú a mi, tu a las plantas y los animales, nosotros y las plantas y
los animales a nuestra Madre, la Tierra, todos nosotros al Sol. Ninguno de nosotros se
puede aislar a vivir -- toda la creación esta tejida a través de un tapiz de gozo, amor y
maravilla. La Segunda Esfera es llamada la Esfera del Universo porque nos abre a la
Realidad de esta conexión. Empezamos con el Sol porque es después de todo nuestro
principal dador de luz y vida en este rincón del Universo y porque el sendero solar esta
dentro de cada uno de nosotros.
Nanda nos explico la estructura exacta de la primera técnica de la segunda esfera,
entonces se sentó y Ascendió con nosotros toda la tarde. Yo me sentí íntimamente
conectado al Sol mientras usaba la nueva técnica pero no había experiencias extraordinarias
solo una profunda paz envolvente.
~~~
Nanda dijo que él quería continuar ascendiendo en nuestro paraje un
rato mas cuando nosotros terminamos; S haron y yo nos fuimos caminando
de regreso al monasterio para asearnos antes de la cena.
Mientras nos íbamos de regreso abrazados, Sharon comento que la nueva técnica le
estaba causando a ella sentirse mas centrada o con los pies sobre la tierra como nunca antes.
En general sus experiencias usualmente eran profundas y quietas: ella no había tenido
revelaciones intensas desde Delphi, pero siempre estaba estable y clara. Le pregunté
porque pensaba que la intensidad había disminuido para ella; ella replicó que ella deseaba
un crecimiento suave y cómodo.
¿Esto quiere decir que yo prefería la velocidad? pregunte confundido. No
recuerdo eso. Un poco de simplicidad seria muy bueno ahora.
Quizás tu deseaste crecer lo más rápido posible alguna vez, ella replicó, con un
ápice de preocupación que se sentía a través de sus azules ojos. Y eso propició el
desenvolvimiento ¿Es tan difícil para ti?
Sí, no, no sé. Creo que puedo arreglármelas bien. ¿Me pregunto si pudiese
cambiar de parecer y escoger un camino más fácil?
Bueno, yo creo que si se podría, pero ¿tu quisieras eso? Seguido te quejas, pero
¿realmente quisieras ir mas lento? Eso no suena como tu.
Estaba a punto de decir que pensaba que probablemente me gustaría, pero justo
entonces Mark Edg salió por un recoveco del camino frente a nosotros viéndonos, el se
detuvo y nos esperó que llegáramos caminando hasta él. Edg estaba, como siempre,
vestido con costosa seda negra. Nunca lo había visto de otro color excepto azul oscuro o
negro. Él aparecía tan intenso como siempre. Realmente nunca fui capaz de lograr que me
agradara él del todo, pero tenía que admitir que aparentaba poseer un poder peculiar y
autoridad mucho más grande que los otros más grande en algunas formas. Quizás que
incluso Durga y Nanda. Yo no lo entendía. Tampoco sentía que algún día lo haría, pero
algo acerca de él siempre me fascinaba. Me sentía como un pequeño ratón que estaba
paralizado por la directa mirada de una serpiente a punto de devorarlo. La mirada
penetrante de Edg me quemaba a través de mi alma. Parte de mí estaba aterrado, parte de
mi estaba fascinado por él, parte de mí era atraído, parte de mí lo repudiaba.
El nos esperó debajo de una lujosa enredadera que pudo haber sido
un extraño tipo de glicinia -- de flores color escarlata lloviendo en una
fragante profusión por encima y ambos lados del camino. 0D os colibríes
muy ocupados chupaban las flores buscando el néctar. U n trío de monos
blancos y negros jugueteaban en urgentes ocupaciones de su atención, sin
siquiera mirarnos o hablarnos.
¡Edg! Exclamé. Nanda nos acaba de iniciar en la segunda esfera.
Ah. Bien. Él replicó fríamente. Es maravilloso. Él habló mecánicamente,
aparentemente perdido en su propio mundo.
Para mí estuvo bien pero Sharon apresuró a preguntarle, ¿Edg, estas bien?
¿H mmm? S i -- y no. ¿A lguno de ustedes ha escuchado de los
Ishayas N egros? ¿L os Ishayas N egros? respondí, frunciendo el ceño
¿Ishayas N egros? ¿C ómo puede ser eso? L os Ishayas usan blanco en
honor a su voto de pureza, excepto N anda por supuesto, porque él nació
un brahman.
Por supuesto que lo hacen ahora, él replicó con impaciencia. Pero Durga me dijo
que hubo alguna vez otra orden -- los Ishayas Negros -- también fundados por el Hijo del
Trueno, Juan el Apóstol. Durga me dijo que ellos eran diferentes a los blancos como la
noche del día -- ellos no tomaban votos, por ejemplo. Algunos de ellos se decía que se
habían casado -- no de apego sino para satisfacer la necesidad del Universo. Pero ellos
tampoco entraban en el mundo -- Juan creo esa Orden como una protección para los
Ishayas de aquí -- para que mantuvieran el camino recto, para supervisarles y recordarles a
que observen y no se salieran de la intención del apóstol.
¡Otro monasterio oculto de los Ishayas! Sharon exclamó con diligencia. ¡Que
hermoso concepto!
Yo no creo que ellos tengan un monasterio, contestó Edg. Yo creo que los
Negros entran y salen del plano de la Tierra -- como seres celestiales solo que humanos.
Almas totalmente realizadas, checándonos de cuando en cuando para asegurar que los
Ishayas continúen avanzando de acuerdo a los deseos de Isha. Como el mismo Boanerge.
Solo que diferente de alguna manera.
¿Por qué los Ishayas necesitan otro timonel
además de Boanerge? Pregunté, con ligero desdén. Seguro que él es competente para
satisfacer sus necesidades. No puedo concebir que se atoren bajo su guía.
¡S eguro que yo no sé! Pero el pensamiento me estaba
estremeciendo. Q uizás hay mas que dos tipos de personas. Algunas
gentes son N ovicios Principiantes; ellos siguen el sendero de los Ishayas
Blancos -- ellos toman votos para que les ayude en su iluminación y
también hay el individuo común viviendo en sus casas como ustedes dos y
D ita y S teve -- yo supongo que deberíamos llamar a tales como ustedes
potenciales Ishayas Rojos, rojo por el amor y la pasión. Pero yo nunca me
sentí cómodo con ninguno de esos roles. ¿Q ué tal si hay un tercer tipo?
¿S imilarmente enfocados en la iluminación como lo hacen los blancos y
rojos pero de distinta manera? ¡Q uizás yo mismo soy un Ishaya N egro!
nunca parezco encajar bien en los universos de los blancos o rojos.
¿Entonces que tal sí? Yo quisiera saber mas de ellos. ¿N o quisieras tu?
Si ellos existen, yo quisiera aprender mas acerca de ellos, Sharon agregó con
entusiasmo.
Y yo hice eco a sus palabras, pero mi corazón estaba en otra parte. ¿Qué me
importaban si había dos o tres o ciento ocho diferentes formas de Ishayas? Yo tenia todo lo
que podía asimilar en este momento aquí y ahora.
No me daba cuenta entonces cuan vitalmente importante la búsqueda de Edg, iba a
probar par mi en tan solo dos días.
~~~
N os retiramos temprano esa noche. D urga y N anda dieron una
charla espectacular acerca del movimiento tridimensional de la creación,
pero mi corazón estaba en otra parte. Yo solo quería regresar a mi cuarto y
ascender con mi nueva técnica. Pero antes de empezar esa noche, me senté
en mi agosta banca y escribí una carta a mis hijos, diciéndoles que los
extrañaba. No sabia cuando (si acaso algún día) me iría de los Himalayas y
regresaría a los E stados U nidos, pero quería que ellos supiesen que los
amaba.
Vaya tipo amor; me dije a mí mismo regañándome. Dejarlos por la aventura de un
loco, no era la primera vez que me sentía dividido ante mi mismo, pero esta vez viviría
extrañas y completamente impredecibles consecuencias.
Me estiré para apagar la luz, pero mi mano nunca la alcanzó. El espacio y el tiempo
se convirtieron en un túnel a mí alrededor, mientras la energía de la vida se rompía a través
de mi y hacia fuera llevándome con ella.
Yo supongo que con las semanas de experiencia celestial combinadas con el poder
de la nueva técnica rompieron el velo de mi previa visión del mundo. Como un huevo en la
orilla de una sartén caliente, las viejas fronteras terminaron y nunca mas serian restauradas,
mi cuerpo se congeló como mi mente se liberó de los confines de toda experiencia previa.
2 ¿PU E D E
U N D IO S M O RIR?
Diecisiete naves espaciales huyeron de la ruina de Kanaan-dora.
Una sola era la destinada a sobrevivir, Martanda.
Cuánto más trágico un destino que el Shara Gana nunca ascendió
al trono león oro y esmeralda de los Reyes Solares de Emura.
-- Joab
Me encontré a mí mismo caminando en la neblina en un bosque de pinos vírgenes,
cedros y árboles frondosos. Todos los árboles eran ancianos, venerables, sabios en formas
que los humanos imperfectamente entendían. Aves marinas sonaban sus ecos
soñolientamente a través de la penumbra de los corredores del bosque. Aun más callado,
casi mas allá del escuchar, pulsaba el ritmo del océano distante.
Este bosque era como un parque -- los árboles eran tan grandes y altos allí que casi
no habían brotes en el subsuelo. De pronto una venada me mira impresionada por mi
presencia. Ella no huyó -- los humanos nunca le han dado causa para temerles.
Un pequeño arrollo se envolvía a través de los troncos, reía ahogadamente con
alegría sobre su cama pedregosa. Acurrucada a lo lejos, toda era invisible en una
arboleda de frondosos abetos tan altos como el techo de una catedral, se erigía una
pequeña cabaña de madera. Su única chimenea dejaba correr un humo en rizos hasta el
cielo, mezclándose apaciblemente con la suave penumbra gris-rosa del final del día.
Así empezó.
~~~
Mi cuerpo no-tenia sustancia. Yo flote a través de las paredes de la cabaña como si
fueran de humo. En el interior de la cabaña, agudo en contraste con la simpleza de su
exterior revelaba una gran riqueza. La chimenea estaba ornamentaba en mármol tallado;
deliciosos tapices de oro y plata colgaban de todas las paredes; enormes piedras preciosas -rubíes, diamantes, esmeraldas, zafiros, perlas -- estaban engrabadas en un complicado
patrón entre lápiz lazuli y banderas de oro puro en el piso. La única evidencia de
tecnología era un modelo holográfico de una nave espacial, flotando silenciosamente detrás
de la silla de brazos color terciopelo marrón en la que desalentadamente yacía Gana, él
último y más gran Shara del previo mundo-casa de la humanidad, Kanaan-dora. Yo floté
hacia él y dentro de él, recordando de una vez todo lo que él sabía, aprendiendo en un
instante todo lo que él era y olvidándome de todo lo de mi vida en la Tierra.
Shara es una antigua palabra, persistiendo aún a través de las cambiantes eras desde
el lenguaje del progenitor de la humanidad, Swayam. Como tal variedad de palabras, esta
secuencia de sonidos contiene dentro de su matriz vibratorio casi una expansión infinita de
significado y poder.
De la meditación en solo esta palabra, todo secreto del tiempo y del espacio puede
ser descubierto. Para simplificar, Príncipe Sol nos servirá para traducir Shara, como lo
hará Princesa Sol para la femenina forma de Sharan.
Mucho antes de que nuestro mundo fuera poblado, los Sharas y Sharans guiaban a la
humanidad. Su único cuerpo de gobierno de esta galaxia, mientras que nuestra Tierra era
aun en su mayoría la propiedad de lagartos de gran tamaño, era el Consejo Estelar de la
Gema.
Colectivamente a los Sharas y Sharans se les conocía como la Raza Solar. Ellos
fueron los retoños mas jóvenes de los inmortales, de línea directa de los descendientes del
primero y más grande de los Señores de Etan, Swayam. Como tal, ellos eran mucho mas
elevados que la gente común de la galaxia, como los humanos modernos están por encima
de los animales.
La tarea primaria de la Raza Solar es guiar a la humanidad hacia niveles elevados de
entendimiento. En las eras cuando los Sharas y Sharans son conocidos y honrados, nuestra
Tierra prospera. En las eras cuando la Raza Solar es olvidada e ignorada, nuestro mundo
sufre de bizarras perversiones de formas de gobierno auto destructivo. Una cualidad de la
Tierra en el próximo milenio será casi con certeza el redescubrimiento de la inmortal
existencia de la Raza Solar.
~~~
El Príncipe Sol Gana nunca fue sobrepasado por ningún otro Shara. Su sabiduría,
compasión, fuerza, maestría de todas las ramas del conocimiento, generosidad, humildad y
nobleza nunca han sido igualados y nunca lo serán, pero en este punto cuando yo me uní
con su historia personal, aun cuando él estaba en la cúspide en cuanto a conocimiento y
poder entre sus compañeros, su crecimiento estaba incompleto. Su mente aun no podía
recordar que le hacia compás a toda la creación, que él era parte de la perfección de Para, El
Universo Origen, El Uno, El Ascendente, la raíz de todo lo que es. Por lo tanto, Gana no
entendía que su vida era necesariamente sin error compuesta de un gozo sin fin. Y por lo
tanto el Príncipe Sol no era libre del potencial de la duda y del temor. Hoy por ejemplo,
una serie de descubrimientos desafortunados acerca de la confianza de su sobrino Irnga lo
había llevado dentro un temperamento totalmente oscuro.
¡El muchacho no puede ser un traidor! ¿Por qué me traicionaría? ¿Qué es lo que
espera ganar de esto? La capa plateada brillante del Shara, creada y mantenida por su
mente, colgaba libremente sobre sus hombros esa noche, su belleza etérea opacada por sus
pensamientos de depresión. Con su mano izquierda, el jugueteaba a la deriva las dos
gemas, Starbha y Kaysta, que colgaban desde su cuello en cadenas de oro separadas.
Kaysta tenía un color como de un rubí naranja-rojo, pero ardía con su propio resplandor
interno. Era brillante, gloriosa, maravillosa. Starbha igualmente perfecta, igualmente
brillante, parecía a un amarillo-zafiro auto luminoso.
Kaysta y Starbha habían sido una sola alguna vez, pero fueron separadas por el
Emperador Asur Valín en su intento de destruir a nuestra raza humana. En su esfuerzo por
repararlas, Gana las había llenado con la esencia de su vida, derramando tanto de su espíritu
dentro de las gemas que Kaysta y Starbha casi empezaban a ser dos extensiones de su casi
omnipotente mente. Ya que el Shara sabía que si él podría reunir las joyas el podría ganar
suficiente poder para restaurar su dañado mundo y sanar a su gente. Si el simplemente
pudiera reunir las Separadas Gemas. Su civilización seria sin fin, sus errores del pasado
corregidos, sus terribles errores perdonados. El Príncipe Sol sabía esto mas allá sin la
menor duda. Pero Gana Sabía mas allá de la menor duda que le faltaba el talento.
Mientras él distraído jugueteaba las gemas el Shara observaba tristemente el
iridiscente líquido que lentamente giraba en el cáliz de cristal en su mano derecha. Él
añoraba y temía que su conocimiento intuitivo de este brebaje probaría ser verdad.
¡Estar libre de esta maldición de la inmortalidad! Así la traición de Irnga todavía
quizás me sirva bien. ¿Por qué no debiera beberlo? ¡Deja que su fuego recorra mis venas,
termine con esta burla de vida! ¿De que me sirve mi existencia sin Almira? ¡Yo morí con
ella en Martanda! Deja que este cuerpo encuentre su camino a la tierra y el destino de los
gusanos.
El único otro ocupante de la cabaña era Airavata, el Vidyadhara Heramann.
Heramann era antiguo y esmeralda y dorado y escamoso, una criatura reptil que se paraba
a la altura de las rodillas de Gana.
Maestros de la transmutación de la forma, los Vidyadharas usualmente se
quedaban en su forma nativa, similar a esa de lagartos o dragones. Ellos fueron nuestros
mas grandes aliados en las guerras Rakshasa con el Emperador Asur Valin en Martanda:
sin su asistencia y guía, era dudoso que ningún ser humano hubiera alcanzado el nuevo
mundo. Los Vidyadharas eran una raza anciana, orgullosa y sabia. Como regla general
ellos han tenido muy poca interacción con la humanidad, ya que ellos encuentran nuestras
elevadas pasiones cambiantes, muy difíciles de entender o confiar. Pero este Vidyadhara
en particular siempre se encontraba a sí mismo ser una excepción.
Airavata se paseaba nerviosamente de un lado a otro enfrente al Príncipe Sol,
profundamente perturbado, en empatía con él. Pero de cuando en cuando miraba al Shara
con sus ojos verdes esmeralda, tratando de decidir la mejor manera de ayudarlo. Hasta
aquí, por mas de una hora, el no había hablado: el simplemente no podía entender que era
lo que perturbaba tanto a su amigo. ¿No lo había hecho bien durante estos dos años
fundando este nuevo mundo? ¿Quizás el reciente conflicto con su hijo Kartika y su esposa
Ila aun le molestaba? Pero eso era después de todo la cosa más pequeña, una cuestión
familiar, no era un abandono que le pudiera durar mucho o afectar tanto a Gana.
Seguramente a la gente joven se le permitiría empezar a tener familias. Gana no podía
oponerse para siempre; obviamente el reconocía eso totalmente bien, el solamente estaba
probando la profundidad de su deseo. ¿O era que allí había mas de lo que parecía?
¿Había otras razones para que Gana con tanta terquedad se opusiera a esas suplicas?
¿Qué pudiera ser? ¡La humanidad necesitaba empezar otra vez! La perdida de Kanaandora y Martanda no debería de ser el fin de estas especies tan prometedoras y jóvenes.
Heramann alcanzando su decisión, abruptamente se detuvo de su andanza enfrente
al Príncipe Sol y dijo ¡No entiendo esta melancolía mi Señor! ¡Valin y sus tropas han sido
derrotados; los Asurs y sus sirvientes, los Rakshasas endemoniados, han sido exterminados
de esta parte del Universo! ¿Por qué esta desesperación fuera de tiempo? La
preocupación por su amigo estaba causando que su voz, normalmente suave y gentil
parecida al ronroneo de un gato, estuviera muy estresada, brusca, solo a un paso de ser un
gruñido feroz.
Gana observando quietamente solo al cáliz, respondió suavemente, ¿A qué costo,
Airavata? Tu raza esta arruinada; los diez mil de Emura son todo lo que queda del billón
de Kanaan-dora. No solo nuestro mundo-casa, pero también la muy querida Martanda ha
sido destruida: lo que queda es sino solo una pequeña llama de la humanidad. Las gentes
de la Galaxia han sido reducidas a un rocío; la raza solar ha sido eclipsada.
¡Y verdaderamente! ¿Cómo podría Valin algún día ser derrotado? El señor de la
oscuridad vive ahora en el corazón de todos. Solamente hemos cambiado un enemigo por
otro -- y uno peor. No siento alegría en nuestra victoria. Alcanzando su propia decisión,
Gana levantó el cáliz hasta sus labios, lo vació y dejo que cayera sobre su regazo. El
esperaba con mas del cincuenta por ciento de las probabilidades que rodara y se rompiera.
Pero no fue así; el se molesto con ello salvajemente.
¿Cuál fue el costo de mi confianza, Irnga? Si esto fuese veneno, tú vivirás con este
conocimiento para siempre. No envidio tu decisión. ¿Envidias tú la mía? ¿Será que Valin
entrará en esta perdición conmigo?¿O permanecerá preso en mi corazón, una victima de
este cuerpo muerto para siempre? Un curioso el destino para uno tan malo. Justo, cuando
menos, quizás por esto es que los Señores de Etan así me cambiaron.
¿Cómo puedes hablar así, mi Señor? ¡Emura es gloriosa! Tú la fundaste con la
sabiduría; y durara por incontables edades: ¡yace firmemente sobre los hombros de la
Verdad y la Belleza!
¿Que verdad, Heramann? ¿Qué belleza? ¡El ecuador arde con fuego
endemoniado! ¡Inapagable, inpasable, un muro imposible que a su tiempo dividirá Emura
de Calantha y nos destruirá! ¡Nosotros solo poseemos escasos recursos; nuestra
tecnología falla mas rápidamente todos los días! ¡Solo una nave espacial, Airavata! Solo
una escapo Martanda. E incluso esa se esta oxidando, resbalándose a la inutilidad.
¿Cuánto quieres que dure Emura? ¿Cuánto quieres que mi gente empobrecida pueda
contra los difíciles retos de esta nueva tierra? ¿De que vale es este mundo sin mi amada?
Es mejor irme de aquí, ahora, que seguir luchando contra estas probabilidades sin sentido.
Yo no puedo adorar la vida sin el amor de mi Almira.
¡Nada se puede poner en contra de tu voluntad, mi Señor! ¿Qué es lo que no
puedes lograr? ¡Aun la muerte ha fallado ante ti!
¡La más cruel traición de todos! ¿Cuál es el uso de este beneficio? ¡Todo lo que
he amado ha sido destruido, arrancado de mí, arrasado! Cuatro solamente de la raza solar
han sobrevivido el aterrizaje de Martanda: Yo, mi hijo Kartika, su esposa Ila y mi sobrino
Irnga. ¡Fue una locura aceptar el regalo del Etan! ¿Qué futuro tengo yo sin mi amada
Almira? Nada, solo la desesperación -- desesperación y soledad. Gana añoraba por una
respuesta de su cercano amigo, pero no tenía expectativas. El levanto sus ojos suavemente
para observar al Vidyadhara. Ellos estaban llenos de fuego de la intensidad de su
necesidad.
¡Si tan solo ella hubiera vivido! ¡Si tan solo ella estuviera conmigo ahora! ¡Almira,
Almira! ¿Por qué? ¿Porque viniste a mí, porque te perdí? ¿Cómo te pude merecerte aun
concebirte? No, sin esperármelo tú viniste a mi y me levantaste inocentemente y me
llevaste contigo, así como una hoja muerta que cae y es tomada por la corriente del río.
Ahora hacia delante, ahora se aquieta en el silencio en sus charcos, ahora, si no destruido
por las furiosas aguas, o cautivado a través de una rama sumergida o una playa desconocida
alcanza su hogar final -- la expansión sin fronteras. Esa es la totalidad de mi destino ahora,
mi muy amada Almira -- muerte y perdición.
Heramann correctamente leyendo el deseo de Gana pero sin darse cuenta del punto
en su totalidad, replicó, Tu sabes como Rodavi hubiese contestado a estas empobrecidas
palabras Shara.
¡No me hables del Maestro del Juramento! ¡Toda su buena voluntad no nos salvó
en Kanaan-dora! Su vida fue una de fracasos. El la pudo haber salvado si él
verdaderamente me hubiese amado. ¡El me traicionó! ¡El nos traiciono a todos! ¡Fui un
tonto que lo escuche! ¡Tu hiciste este plan maestro hace miles de generaciones!
¡Y falló! ¡Solamente su tonto misticismo nos destruyo! No, yo estoy mas -- ¡mucho
mas! -- Preocupado por alimentar a mis diez mil que seguir las oscuras profecías de
Rodavi acerca de un futuro ideal. Yo no lo contemplo mas en mi memoria. La añoranza
se desvaneció del corazón de Gana y era reemplazado por una gruesa nube gris de
tristeza.
No hay esperanza ahora. Ninguna. Si yo vivo o muero, no tiene sentido, como lo
es esta vida. ¡Vida! Que despreciable burla ¡Kanaan-dora! Eso era vida. O si aun
hubiéramos tenido éxito en Martanda. ¡Entonces hubiera habido siete millones de
nosotros! Eso era suficiente semilla para un nuevo mundo. ¿Pero ahora? ¡Solamente diez
mil! Que vanidad. Y la mayoría de esos, ancianos decrépitos. ¿Qué esperanza puede haber
aquí? Kartika tenía razón al oponerse a mí. Sin niños, nosotros nos marchitaríamos y
moriríamos. He sido y soy un tonto. Ellos serian mejor servidos por mi hijo como su guía.
No hay razón para que mi vida continúe. No sirvo para nada, soy una basura anticuada de
otra era, sin Almira y Rodavi. ¿Por qué pensé que podía intentar cambiar el destino?
¡Locura! ¡Fue una locura destruir Martanda! ¡Nunca debí escuchar a Rodavi y a ese Etan
Krishanu! ¡Debió de haber otra forma, otro camino!
Heramann esperando recobrar el momento perdido, tomó las manos del Príncipe
Sol y buscaba algo en sus ojos, ellos estaban perturbados, casi aterrados latentes y en
tinieblas dentro de sus profundidades donde había casi un infinito conocimiento y un casi
poder omnipotente. El Vidyadhara no podía ver ninguna forma para alcanzarlo.
Descubriendo que no compartían opinión, el dijo tristemente, mi Señor, yo no
puedo ayudarte. Tu debes atravesar ese camino solo. No me atrevo a seguir a tu alma tan
lejos. Tu hijo... Kartika requirió mi presencia en el hemisferio sur, en Calantha. Yo no
estaba seguro acerca del viaje. Pero ahora... veo que debo dejarte solo con esto.
Regresaré... regresare a tu Emura en la primavera.
Gana lo miró con una ilegible expresión, y por ultimo hizo un gesto afirmativo y
cortésmente replicó, Que algún día compartamos hielo otra vez, viejo amigo. Dile a
Kartika... dile a mi hijo que lo perdono. ¡Que él algún día aprenda a perdonarme! Y dile a
Ila que estaba equivocado en oponerme a su deseo. Ellos tienen mi permiso para tener
niños, y ellos tienen mi permiso para regresar a Emura, como también lo tienen los
quinientos que los siguieron a ellos a Calantha. Diles, con la primavera, Gana regresará
a guiarlos otra vez. Vete ahora, querido amigo, antes de que cambie de parecer.
Yo solo encarare este reto final. Lo encarare y viviré o lo encarare y moriré. Pero
sólo, tanto ciertamente le debía al Vidyadhara.
Heramann deseaba seguir discutiendo, pero no podía pensar en las palabras
apropiadas. En vez, el destelló solo una vez como un arco iris visto a través de un vitral
verde y oro y entonces convirtiéndose en su segunda forma favorita esa de un Halcón, voló
a la ventana abierta. El se posó unos momentos en la orilla mirando pensativamente a
través de sus tiernos ojos esmeraldas sobre su hombro a Gana. Su pico se abrió una vez
como si él fuera a hablar; en vez, lo cerro de golpe. Solo sacudiendo su cabeza, se fue
volando rápidamente. Una brillante pluma verde flotó suavemente al suelo, como testigo
de su vuelo. Se veía muy sola sobre el duro y frío oro.
El Príncipe Sol la miro con tristeza, y diciendo suavemente con una gran e
incrementada melancolía, Kanaan-dora. Martanda. Rodavi. Almira. Mi muy querida
Almira. Que precio. ¡Que precio tan terrible!
¿Por qué mi Señor? ¿Por qué permites estos grandes males? ¿Por qué permites
tales como los Asurs y Rakshasas que existan en tu jardín? ¿Por qué fueron destruidas
Martanda y Kanaan-dora? ¿Eran los once billones tan insignificantes ante tus ojos? ¿Y
que hay de los siete millones de Martanda? ¿Te hace falta compasión? ¿Cómo pudiste
permitir estas tragedias tan sin sentido? ¿Por qué mi Señor? ¿Si tu realmente eres Amor
Eterno, porque? Si te he servido a ti también, seguro que merezco una respuesta. ¡Dime!
¡Si alguna vez me has amado, favoréceme con un solo vistazo de tu cerebro omnisciente!
Las gentes raramente se molestan por la razón que ellos piensan.
Consecuentemente, eso lo cual ellos piensan que desean por lo regular y aun vagamente
tiene que ver con eso que añoran, en las profundidades de la interioridad de sus corazones.
Esto quizás sea una obvia verdad para la mayor parte de la humanidad, pero incluso un
ser casi perfecto tal como Gana no era conjuntamente inmune de tan alta decepción.
La distancia entre el deseo superficial y la satisfacción de la motivación de deseo
interno se habían desgastado excesivamente para el Príncipe Sol y se habían
camuflageado como la mas sutiles de las sedas. La fuerza de su pasión no se podía
negar... con un salto repentino como un relámpago eructó desde el centro de su pecho;
cada célula de su cuerpo grito en agonía y temor, cuando el caía de sopetón en su silla. Lo
que quedaba de su independencia se retorcía en el temor.
¡Estoy envenenado! ¡Muriendo! ¡Irnga! ¡Tú me has traicionado! ¿Por qué?
La voz de Rodavi hizo eco en su mente, ¡Shara, Shara! Nunca en temor. La
radiante dorada paz de la calmada autoridad de su Maestro crea un sencillo y frágil
momento de silencio.
Pero un instante mas tarde, la añoranza sin respuesta de Gana lo empujo a través
de la barricada final: Un mil de miles de soles explotaron a la vida dentro de él forzándolo
hacia arriba y hacia fuera. Cada célula de su cuerpo ardía con glorioso fuego tan
brillante como más allá del dolor. ¡El principio del infinito del cosmos no pudo haber sido
mas intenso! ¡El era el Universo creándose ahora! ¡El era la luz! El no se podía mover,
pero su cuerpo contenía todo dentro, este en inimaginable fuego.
Una enorme presión forzaba la respiración de él; su corazón se detuvo. Una voz
(no la de Rodavi pero sin embargo misteriosamente familiar) llamaba en triunfo ¡Mi
señor Valin debe de ser liberado otra vez!
¿Irnga? ¿Burlándose de mí al final? Siete aros de fuego explotaron a la vida ante el
Shara, cada uno de un color distinto del arco iris pero más brillante que nuestro sol. Ellos
estaban girando a una alta velocidad y lanzando chispazos de color. Un Delgado hilo
dorado los conectaba como piedras preciosas brillantes en un collar. En ese momento Gana
casi entendió todo lo del espacio y del tiempo. Casi todas las heridas que plagaban su
mente y su corazón fueron sanadas. Casi su pueblo fue reestructurado, sus respuestas
recibidas, sus planetas recreados. Casi los siete aros del arco iris ardían perfectamente
claros, casi pero no totalmente.
La añoranza insatisfecha de Gana lo jalo de la Omnisciencia. Un solo pensamiento
como Muerte, resonó a través de él; los feroces aros se desvanecieron. Y entonces no
quedaba nada sino el silencio. Ya no quedaba cuerpo para sentir, ya no quedaban sentidos
para experimentar, ya no quedaba mente para experimentar, ya no quedaba nada sino un
radiante y vasto silencio, consumiéndolo a él totalmente, como expandiéndose y
abrillantándose sin limite.
~~~
El alma de Gana, atrapada por la imposibilidad de la muerte de su cuerpo inmortal, desesperadamente buscaba alternativas, dio
vueltas primero en la memoria.
El Príncipe Sol se paró otra vez sobre el puente de mando del Orgullo de Dalmara.
La única nave espacial que escapo Martanda. Uno solo de los setenta niveles de abajo
estaba lleno: solamente diez mil estaban a bordo el resto que quedaba de los siete millones
que había huido de Kanaan-dora seis meses antes.
Junto al puente de mando, de pie estaban los 3 últimos de la Raza Solar: su sobrino
Irnga, su hijo Kartika, su esposa Ila. Irnga aun estaba ampliamente enloquecido por su
reciente encuentro con Valin: él miraba al vacío mientras luchaba con el Emperador Asur
en su interior. Si el había escuchado algo de la conversación no era aparente. Ila estaba
sollozando, aparentemente ella se había empezado a percatar de la horripilante petición del
Etan que significaba que ella nunca volvería ver a ninguno de los miembros de su familia y
sus amigos otra vez. Ella se apoyaba en su esposo, no buscando consuelo sino
entendimiento. Kartika la abrazaba fuertemente mientras miraba tristemente a las dos
imágenes holográficas frente a ellos. Una vasta cantidad de palabras esperaba brotar en
rebelde protesta de su boca pero su obstinada voluntad lo mantuvo reprimido a deferencia
de su padre.
Gana, buscando confirmación en sus rostros leyó las emociones con una mirada y
entonces contestó a las imágenes proyectadas, ¡No puede estar hablando en serio! ¡Yo no
lo haré! ¡La idea es absurda! Tiene que haber otra solución. Tu sabes que no es aceptable.
El holograma de su muy viejo Maestro Rodavi, mostraba que él estaba como
siempre, experimentando nada mas que calma al enfrentar esta ultima adversidad. ¿O era
preocupación escondiéndose detrás de aquellos ancianos y tristes ojos? Eso debe ser, pensó
salvajemente el Príncipe Sol. Hemos perdido tanto.
Gana decidió que el Maestro del Juramento estaba experimentando nada mas que su incambiable paz; casi viciosamente el volteó en
desafío hacia otra imagen en el puente de mando. Esa era del Etan Krishanu.
Los Etan eran los antepasados inmortales no solo de la raza Solar sino de la humanidad en general. Los volúmenes tardíos de estas
series tendrán que ver en su mayoría con los Señores de Etan; en este trabajo (con algunas notables excepciones) ellos aparecen en su
mayoría solo en memoria.
Krishanu era tan guapo como cualquiera de los Señores de Etan, su belleza era
imposible de describir en palabras, como lo era su perfume, de una perfecta rosa, una
belleza que definitivamente desarma el poder de cualquier lenguaje a expresar, la
magnificencia de su azur rostro también apareciera completamente calmada, pero Gana
podía darse cuenta de que había tensión en su posición, ya que el Señor Etan no estaba
totalmente libre de angustia sobre su decisión.
La Serpiente Rey Sesha estaba como siempre, enrollada suavemente sobre el hombro derecho de Krishanu. Sus fieros ojos estaban
medio cerrados; los problemas temporales que gobernaban el Universo nunca le importaban mucho o le llamaban la atención o su
interés. ¿Cuál era la diferencia si Valin ganaba o perdía? La vida era una constante; siempre continuaría para siempre. La
imperfección era imposible en el jardín de Narain. ¿Por qué los niños se olvidan de esto tan pronto?
Heramann, en su forma de Halcón, estaba posado sobre el otro hombro del Etan. El
estaba mucho menos calmado que la Serpiente Rey acerca de lo que había escuchado. El
de hecho estaba altamente encendido y se quejaba amargamente, ¡Gana tiene razón
Krishanu! ¡Ningún Etan antes ha jugado con la muerte! ¡Ni Orah, ni Sravasa, ni Ishtar, ni
siquiera su padre Swayam! ¡Te digo que es completamente una locura! ¡Yo no voy a
participar en este absurdo esquema! ¡Tiene que haber otra forma!
Krishanu suavemente acaricio al Vidyadhara debajo de su pico tratando sin mucho
éxito de acallar sus erizadas plumas. Si yo conociera otro camino ciertamente me iría por
él, viejo amigo, pero, me han dado un mapa sin otro camino. No debemos esperar mas, o
este momento robado se nos escapara de las manos y Valin descubrirá la trampa. Sus
tropas rebeldes festejan en su victoria; el Emperador Asur piensa que él ha ganado
completamente. Debemos darnos prisa o él descubrirá que Gana escapó.
¡Pero
Martanda, Krishanu! ¡Tu no puedes destruir todo un mundo! ¡Es tan hermoso! Tan
precioso, tan --
¡Airavata! ¡Este tema no esta abierto a discusión, tu no entiendes que tan pequeño
es este precio para derrotar a Valin! ¡Te estoy dando una orden Heramann! ¡Por tu lealtad
sin fin de servicio a Etan, yo te comando! Lleva Sesha a Gana. ¡Ahora! O nuestro tiempo
estará perdido y nuestro secreto descubierto.
Airavata estaba salvajemente en agonía pero no podía negar la fuerza de la orden
final del Etan. Con casi un inaudible chillido, ¡Hrai! El levanto el vuelo y a cada vuelta
duplicando su tamaño, voló tres veces alrededor de Krishanu. Echándose de clavado
rápidamente él atrapo a la Serpiente Rey en sus talones y de una vez él estaba mas allá del
alcance de la imagen proyectada. Su voz haciendo eco de regreso. ¡Te prometo Señor
Etan! ¡Un día compartiremos hielo otra vez!
Krishanu se le quedo viendo a Gana, sus ojos solo imperfectamente cubrían su
tristeza, y dijo, tan pronto como Heramann y Sesha te alcancen, Shara. Ni un segundo
mas tarde. Su voz gravemente mostraba su dolor. ¿Era ahora el final realmente de
Martanda? ¿Qué pago detendría este mal? Entiendo, Gana respondió secamente.
Perdónanos si tu puedes ¡Shara! Exclamo Rodavi. El Señor Etan no tiene nada que
perdonar. No te culpes a ti mismo. El error no le pertenece a nadie. O les pertenece a
todos. Yo también tengo un regalo de adiós para ti. Recuérdalo bien, ya que ambos son
una bendición y una advertencia. Y una protección, si no se te olvida. Nunca por orgullo
solo dependas de tu propia fortaleza. La ayuda siempre vendrá cuando tú la necesites, aún
cuando menos la merezcas, si tan solo la permites. Sé receptivo al bien que fluye hacia ti
siempre.
Nunca temas, Shara. Como te he precedido de edad en edad también lo haré por siempre. No lo dudes, nunca estás solo: mi amor
está contigo siempre. Confía en el orden de la vida: yo te prometo, que nos regocijaremos juntos nuevamente bajo un nuevo sol.
Gana lo miro con desesperación mientras su boca le decía la única cosa que le vino
a la mente. Gracias, mi padre. Yo recordare. Sonaba inadecuadamente sin esperanzas; el
maldijo su voz en su penuria.
~~~
La memoria-sueño termino, Gana se quedo en su actual presente: un cuerpo
envenenado, un alma capturada a través de la silenciosa nada de la luz infinita.
Un pensamiento final, flotó a través de él, he Muerto. Ya no habrá mas temor, ni él
mas remoto remordimiento solamente el hecho marcado por una inquieta aceptación de la
memoria de su nueva civilización Emura vino solo una vez: Una triste imagen, un lugar
oscuro, un fantasma sin poder que se desvanecía tan rápidamente como lo hace un sueño
superficial de una tarde de verano a medio dormir.
Gana se dio cuenta que podía abrir un análogo de sus ojos en este análogo espaciotiempo. Siete fieros aros aún ardían ante él. Por un momento él pensó que veía cerca de
infinitos mundos en cada uno de los siete. Hubo una sutil e instantánea decisión; los
mundos no escogidos se desvanecieron como si ellos nunca hubiesen existido.
Siete mundos solos quedaban. Siete Tareas se quedaron para perfeccionar su mente
omnisciente. Siete vidas más serían vividas para completar el entrenamiento que el
Maestro del Juramento Rodavi había empezado esmeradamente. Otra vez yo te pregunto,
querido lector, una pregunta que significa mas de lo que quizás aun empiezas a soñar:
¿Puede un Dios morir?
3EL
M U N D O D E A L M IRA
Nuestro Universo contiene mundos dentro de mundos, cada uno más glorioso, maravilloso
y perfecto que el anterior.
-- Rodavi
Suficientemente verdadero, pero cada
Mundo esta dentro de la mente.
-- Mordom
De pronto un aro esmeralda, el Cuarto de los siete, se expandió alrededor de Gana. Por un instante sin tiempo él se confundió como
una emoción infinitamente reverdeciente cubriéndolo en luz y sonido. En otro momento, la luz se dividió y se multiplico, Gana se
encontró a sí mismo solo, sobre sus rodillas en un vasto bosque. ¿Habría salido él de su cabaña? No, él recordó haber muerto; mas
allá, este no era un bosque de Emura, no como ningún otro de su experiencia.
El árbol mas chico era de seis brazas a lo ancho; el más grande se expandía cuando
menos a una legua. Ellos parecían ser un tipo de cedro; pero tanto como el se iba
acercando a sus agujas, ellas se volvían menos tangibles, mas abstractos en forma y textura
por lo que la identificación positiva era imposible. No había animales ni insectos; no había
plantas en el suelo, no había ni el más pequeño deterioro de rama o arbusto ¿Los árboles
nunca botaban sus hojas? ¿Estaban ellos vivos? Era como si este bosque fuera una escultura
¿Se habría creado esto solo para su llegada? ¿Esto existía eternamente y nunca cambiaba?
¿Y él era solo un visitante accidental? Quizás él estaba aquí por una razón que no entendía.
¿Alguna vez él entendería? Quizás la lógica y el razonamiento no significaban nada en este
mundo.
El Shara vagabundeo sin destino, sin tener el deseo sino de experimentar la
maravilla de este hermoso y silencioso bosque. Si el se hubiera quedado quieto y su
pensamiento hubiera terminado ¿Quizás el se hubiera convertido en otro árbol? ¿En
espíritu al menos, no en forma? Deben de haber peores destinos que ser un árbol en un
bosque así.
Pero Gana continuó caminando y pensando; eventualmente una fuerte certeza de
que no había nada mas en el mundo, barrió a través de él, por primera vez, él se sintió solo.
Así instantáneamente como si la respuesta fuera a su sentimiento, él se dió cuenta de
que escuchaba un gran río o cascada, y detrás (o dentro de sí mismo) se levantaba y caía en
distante océano y detrás (o dentro de sí mismo) de eso, una hermosa voz cantando.
Con incrementada melancolía, él asumió que su mente había inventado esos
sonidos, rechazando la in cambiante igualdad de este perfecto mundo como un parque. La
pesadez de su pensar lo indujo a la tristeza. El espíritu de la tierra no favoreció a tales
emociones -- la primera brisa leve batió el aire, llevando palabras distintivas,
¿Cuándo despertaras a nuestro jardín,
A nuestros cauces, bosques y llanuras,
A nuestra esfera dorada y azul
A ésta Para nuestro hogar,
Perdido vagabundo de lejana tierra?
Para Gana, la voz expresó la esencia colectiva de la mujer: nutrida calidez,
incuestionable amor, gozo divino. Su respuesta era instantánea y certera: el corrió hacia
delante, exclamando, ¡Ya voy! ¡Ya voy!
~~~
El Shara corrió a través del bosque por un largo tiempo, pero no se cansó. Comida
y bebida ya no eran necesarios para mantener su cuerpo hecho de luz, pero el aun no estaba
consciente de ello. Después de correr tanto tiempo, él pensó que debería detener
muchísima sed; abruptamente los cedros terminaron. El se dio un volantín, después se
resbalo, entonces se fue de cabeza cerca de un banco casi vertical de piedras planas negras.
Una caída así hubiera sido aterrador en su pasada vida, pero aquí el experimentaba solo el
gozo: él se echó a reír. Mientras se iba más de pico mas y mas rápido, él se carcajeó,
resopló alegremente, risoteó, gritó, rugió, con regocijo como no lo había hecho desde que el
era un joven Shara con el Maestro del Juramento, Rodavi -- Antes de que los buitres
gemelos, Poder y Autoridad gradualmente lo esclavizaran a sus oscuras necesidades.
La caída termino; su caída terminó suavemente en un banco de grama junto a un
enorme lago. Su exuberante risa continuó vertiginosamente mientras él se sentaba y miraba
alrededor. El aire estaba bailando en vida: se movía, jugaba, destellaba infinitos puntos de
luz, constantemente alternando su color, incesantemente tarareando su silencio.
¿Si no estuviera aquí, el aire seguiría cantando? El pensamiento suavemente se fue
a la deriva a través de él y entonces se convirtió en un leve sonido del océano en la lejanía
de su derecha. El volteó en esa dirección, pero no podía ver otra cosa que éste lago,
extendiéndose hasta el horizonte. La orilla distante también era invisible; esto le causaba
un retorcido golpe en su pecho. El entonces no se daba cuenta del porque.
A su izquierda, un gran río se unía al lago; en la lejanía pero
perfectamente claro había una perfecta cascada. S u sonido era también
distintivo, sutil, pero definitivamente allí, detrás del poder de la corriente de
este gran río. Por encima de la cascada había la magnificencia de una
cadena de montañas cubiertas de nieve y flanqueadas por bosques siempre
verdes. E l se preguntaba que clase de árboles estarían allí; en un momento
sus ojos aprendieron que la distancia se acercaba.
Entonces el jugó por un largo rato al encontrarse con este nuevo poder, haciendo
telescopio a las montañas y sus vastos árboles; vírgenes bosques de pinos, abetos, cedro,
abetos rojos, abetos blancos. Finalmente el recordó su sed y se arrodilló a beber. El agua
estaba fresca y muy dulce. Un chorro de vivos tonos entró en él, avivando cada una de sus
células con luces multicolores.
El deseo encontrar al cantante y se puso de pie otra vez; los demás pensamientos
fueron opacados por su problema; ¡Su camino lo llevo a atravesar el lago! Aun su nueva
visión no le podía revelar la distante orilla. Y ninguna otra cosa mas que agua y cielo.
Parado allí perplejo, un puntito blanco muy pequeño apareció en la
distancia más lejana. S e movía a una increíble velocidad: tan pronto como
el pensó en mirarla telescopicamente, ya estaba a su lado, eso era un
cisne muy hermoso, no mas grande que esos de Emura, pero sin fallas, sin la
mas remota mancha. E l pájaro saludó con reverencia inclinando su cabeza,
doblando su maravilloso cuello; la petición para montarlo entro en la mente
de Gana como el respondía a lo imposible sin la menor duda, una vez mas su
deseo no conocía límite: el S hara G ana se sentó cómodamente entre las
alas del impecable cisne.
~~~
El continuó movimiento del pájaro flotando sobre el agua produjo un deseo muy
grande de descansar. Los ojos del Shara se cerraron y de una vez el soñó. El estaba
flotando sobre un valle de flores: rosas rojas y lirios azules y amarillos todos estaban
contentos en la brillante luz del sol y no conocían nada de temor, hasta que un trágico día
cuando el espacio para mas crecimiento probó limitado...
Un solo pensamiento, No, derritió las flores en dos naciones humanas sobre una
pequeña isla. Ambas gentes se vestían en el estilo medieval: unos, en su mayoría rojo; los
otros en azul y amarillo. Los rojos eran granjeros: las costas de la isla estaban
hermosamente arregladas en cada forma existente de huertos. Los azules y amarillos eran
tecnológicos: los paramos estaban llenos con grandes colectores que se parecían mucho a
enormes espejos de mano. Las dos razas Vivian juntas en paz, beneficiándose de un
intercambio mutualmente provechoso: energía por comida. Pero hoy sobre las tierras
comunes había una rara reunión dentro de un follaje de un pabellón marfil, construido para
la ocasión: Una niña azul tecnológica había cometido lo impensable, a través de amar a un
niño agrario rojo; todos se habían reunido para debatir el terrible proble...
Una vez mas un solo pensamiento, No, se derritieron las dos naciones en bandas de
color estriado, sus alas: el era una mariposa de un chillón iridiscente. Mas y mas alto él
voló sobre un campo azafrán, tratando de alcanzar el sol: él sabía que si lo alcanzaba,
podría entrar a un nuevo y vasto mundo superior. El cielo azul se oscureció; un viento
oscuro lo golpeo súbitamente; el cayó, roto, arruinado...
El Shara se despertó ante el toque de la fría lluvia ante su rostro, las gotas viniendo
de un rebaño de nubes cargadas de agua dorada, eran radiantemente plateadas. Aunque las
nubes eran densas, el cielo no perdió su color por su presencia: Ambos existían
simultáneamente en el mismo lugar. Un leve deseo se movió en el; el abrió su boca. ¡Cada
gota era diferente! Mango, mandarina, melocotón, manzana, pera, cereza y otros sabores
más exóticos. Corrieron a través de él haciendo olas de escalofríos de éxtasis a lo largo de
su espina resplandeciendo al gozo sus ojos desarrollaron un paso mas allá: él aprendió que
el podía ver a voluntad en cualquier velocidad. El baño empezó a ser un baile en cámara
lenta de belleza etérea.
Mientras él jugaba así, un pensamiento se movió a través de él, nosotros estamos
aquí. Simultáneamente ellos alcanzaron la orilla.
~~~
No había bosques en esta nueva orilla, pero el aire era perfumado con fragantes
jardines y huertos. La intuición hizo la dirección clara como el cristal pero su temor
reverencial apaciguó su impetuosidad: el sabía que su meta estaba cerca. El sabía que su
meta era el Maestro de este maravilloso mundo de Para. ¿Qué conocimiento, que gran
poder ella posee?
Muy despacio se abrió camino a través de la roca, su mente creó a unas maravillosas
presencias para ella, creando absoluta belleza en la forma humana.
A un así no estaba preparado al principio, no la podía mirar, ella
estaba refulgente: toda la ilimitada brillantez de este perfecto mundo venia
solo de ella. E lla era dorada, plateada, todos los colores, pero su bata
flotaba revoloteando con el viento suelta y más frecuentemente era blanca.
L a palabra hermosa ha sido demasiado usada y abusada para vestirla a
ella: todos los riachuelos de belleza individual encontrados en su
satisfacción y mas llena expresión en el océano de su radiante belleza.
A mor sin rival, compasión y sabiduría fluían de ella con visibles destellos de
luz. E lla coloreó los cedros: ella pudo haber sido creada un momento
antes, o ella se pudo haber parado en el teatro de este pequeño y rocoso
anfiteatro, para siempre, constantemente creciendo en entendimiento,
expandiéndose en poder, madurando en sabiduría trascendental.
Ella le sonrió con gentileza y dijo suavemente, A lmira.
Esta fue su única palabra, pero contenía dentro de su simplicidad una arcana
expansión infinita de significado que exploto en su mente: yo soy Madre, cada Madre que
tú hayas tenido o que podrías tener o que desearas tener. Yo soy Hermana, todas tus
Hermanas de tu pasado y futuro. Yo soy Hija, Dependiente, Devoción, Gozo. Yo soy
Esposa, Abundancia, Completación, Salvación, Gloria. Yo soy Belleza. Yo soy Gracia. Yo
soy Prosperidad. Yo soy la Totalidad de todo el Amor que tu hayas creado o incluso
podrías crear. Yo soy Ser Receptiva. Yo soy la Vida. Yo soy Poder, Dinámica por lo cual
tu actúas, piensas, existes. Nunca he estado lejos de ti; nunca te abandonaré.
Sus brazos de abrieron, atrayéndolo. El caminó hacia delante muy despacio,
dividido entre la gloria de su presencia y en la perplejidad de la pregunta de cómo su
muerta esposa la Sharan Almira de Kanaan-dora, no solamente lo presidió a él en este
maravilloso lugar sino que se había transformado en esta extraordinaria y hermosa diosa.
Cuando la alcanzo ella exclamó, ¡Mi Shara! y se arrodillo ante él. Otra vez vino una
inundación de significado, Mi Padre, Hermano, Hijo, Esposo, Compasión, Aceptación,
Entendimiento, Libertad, Inspiración, Honor, Mi Todo, Mi Conciencia, Mi Origen
Creativo. Como siempre lo he sido y siempre lo seré: Tuyo.
Las realidades duales de sus memorias del pasado y su presente en experiencia
empezaron a dividirse en su mente: ¿Cómo puede ser que este Ser perfecto sea su esposa?
Aun más confundido la levantó y la abrazó.
Tocándola al momento terminó su confusión: La duda de Gana terminó mientras se
dirigía adentro de ella, río dentro de Océano.
Como la corriente fluía de su
individualidad y se convertía de regreso dentro de su propio Origen -- el Silencio Infinito
del Uno -- el campo total Universo se transformo en luz pura, dentro del Amor puro. Por
un instante Gana re ganó su estatus como uno de los primarios seres de la creación. Gana
otra vez era el Bailarín Inmortal, el Maestro del Tiempo y del Extasis, el Señor Isha mismo.
El Shara ya no solo era meramente del Universo, sino era el Universo. Gana sabía todo lo
que se tenía que saber y podía hacer todo lo que se pudiera hacer simplemente por que el
había recordado que el era todo lo que existía y no había nada en ninguna parte que él no
era.
Pero la permanente perfección aun no era suya: Almira se separó, diciendo No, mi
Señor, la maldición del Gran Padre esta lejos de su fin
Una pérdida y olvidada puerta de pronto de abrió de par en par en la mente del
Shara: con oscuro terror, Gana recordó el Omnipotente Creador y sin ira, ¡al más lejano
límite de la No-Entidad -- yo por lo tanto te mando a ti!
Pero Almira desvaneció su temor con la pacífica majestuosidad de sus palabras,
Bien, tu empiezas de nuevo. Yo he estado contigo siempre: en ti, afuera de ti, porque yo
sabía que la maldición del Gran Padre nunca puede ser eterna. Ni siquiera el Primogénito
de Narain puede destruir un alma. La Luz de Uno brilla en cada partícula de existencia
siempre.
A través de tu caída, a través de cada ciclo de tiempo yo te he acompañado. Aún
cuando tú me olvidaste completamente, yo nunca te he dejado: donde sea que tú estés, ahí
estoy yo siempre, así como la luz con el sol. Porque yo soy tuya para siempre, así como tu
eres mío.
Ellos empezaron a caminar muy despacio tierra adentro. Esta nueva orilla estaba
cultivada con innumerables y hermosos jardines y huertos. Cada árbol estaba cubierto no
solo con flores pero también con verdes y madura frutas. Cada tipo de planta que alguna
vez había visto crecía allí en abundancia, junto con una innumerable variedad de
desconocidas plantas de todos los tonos concebibles. Los aromas eran deliciosos, una
sinfonía de fragancias; cada uno ocupaba una parte vital en la totalidad; ninguno
trabajaba en contra de ningún otro. Ninguno opacaba a ningún otro. Pero allí no había
insectos ni criaturas ni vida animada en Para.
¿No hay animales aquí, Almira? Excepto por el cisne en el lago, yo no he visto
otros.
No hay otros aquí porque tu todavía no los has recreado. Tu todavía no has tomado
maestría de tu conexión con tu Origen; por lo tanto todavía no puedes manifestar vida a
voluntad.
¿Entonces por que la existencia del cisne?
Narashamsa vino aquí cuando tu lo hicistes. Hamsa es la ultima ayuda para todos.
Los hombres algunas veces lo llaman suerte, algunas veces destino, algunas veces la
voluntad de Dios. Todavía Narashamsa es mas que esto: el también es todo lo que es
bueno para ti, un rayo de tu propia conciencia infinita, el eslabón conector entre tu y tu
forma maestra, que duerme ahora hasta que tu totalmente re despiertes.
Dejando eso para ser entendido más tarde, Gana tomó una fruta particularmente
apetecible. Era amarillo dorado, se parecía vagamente a un mango, y olía delicioso. ¡De
pronto el observó que aunque el había tomado la fruta en su mano, todavía estaba en el
árbol! El tomo otra; la complaciente fruta instantáneamente se replico a si misma,
permaneciendo exactamente donde había estado, continuaba creciendo a su propia
velocidad hacia la perfección.
¡Esto es de lo mas peculiar, Almira! el exclamó maravillado. ¿Es conocida aquí
la muerte, incluso imposible?
Con la pregunta el descubrió que podía estirar su mente para sentir la tierra: el
aprendió que la belleza de la superficie solo estaba cubriendo una más llena y rica belleza -una belleza que yace mas allá y para siempre de la habilidad de las palabras para expresar -una belleza que es tan fundamental como el concepto del perfecto orden del Universo
creado.
Casi entonces Gana entendió la Omnisciencia, pero los límites de su pensamiento
habitual causaron que su mente se devolviera rompiendo en añicos la in restringida Unidad
de conocer más allá de las fronteras finitas del cuestionamiento. ¿Qué era este lugar, este
mundo de Para?
~~~
Sin obvia transición ellos se pararon en un pequeño y verde paraje arriba en los
campos nevados en una montaña más arriba de la cascada, río y lago que él descubrió
primero en Para. En el centro de la grama esmeralda estaba el origen de la calidez en el
hielo: Un manantial burbujeante de vapor perfectamente redondo. Gana miró abobado por
un largo tiempo al agua en trance a través de su simplicidad y belleza.
Los dedos de Almira suavemente acariciaron su mano y entonces le hizo moción a
él para que mirara hacia arriba.
El siguió su guía y volteó a mirar al mundo.
¡El cielo! ¡Era magnifico! Nada de su experiencia se le podía igualar, ni siquiera
aquellos de la Victoria de la Muerte, cuando el aire se llenaba con el humo y la ceniza de la
ruina de Kanaan-dora. Los vibrantes dorados, naranjas, azules, plateados, rosados,
tornaban, cambiaban; largas bandas de estriadas nebulosas iban y venían, ahora rápido,
ahora despacio, alternando con pequeñas suaves nubes y masivas nubes bajas oscuras en
bandos; largos dedos de entintados estratos de nubes se estiraban hacia ellos y se retiraban
otra vez. ¿El sol estaba bailando justo debajo del horizonte, nunca levantándose?
Almira lo miro con amor profundo como sus pensamientos flotaban a través de él,
Seguido nosotros veniamos aquí, antes... de pronto ella se corto de la visión-memoria con
casi lo que parecía rabia, en vez ella levanto su mano y dijo, ¡mira! un dorado resplandor
salió de su palma. Ella movió su mano; las nubes se movieron con ello. Ella las
reorganizo, cambio sus tonos, pintados de exquisitas salidas del sol, con simpleza, con
gracia.
Ella le indicó que tratara. El Shara tomo su mano de igual forma y quiso; ¡La
energía salió! Gana empezó a ser el escultor del mundo: creando, cambiando, destruyendo.
E lla empezó otra vez; juntos ellos fundieron sus pensamientos de
belleza en el cielo, creando una totalidad mucho más grande y grandiosa
que aquellas que hubieran sido capaces de crear solos.
En éxtasis, el exclamó, ¡El sol! ¡Yo quiero que el sol salga!
Almira bajo su mano y lo miro. El estaba seguro que los pensamientos entrando en
el no eran todo lo que ella estaba pensando; el no podía identificar la expresión en sus ojos.
Tu no deberías Shara. Esta es la montaña del Amanecer. Si Orah se levantara, esto dejara
de ser lo que tu creaste que fuera. ¿Te robarías la gloria de la Catedral del Sol? Es mejor
dejar que todo siga fluyendo por su propia naturaleza.
Gana, sintiéndose obstinado, insistió, ¡Yo te digo, que yo quiero ver el sol! la
peculiaridad de este nuevo mundo estaba empezando a tomar un pago.
E n ese instante un puente arco iris apareció en la lejana distancia y
rápidamente se les acercaba a ellos. E l lado carmesí era el más brillante; un
alto hombre con una larga capa y con un fluyente color escarlata dirigía el
arco hacia ellos. Pronto él se paró frente a ellos, un antiguo, sin embargo
altamente digno sabio con sabios ojos grises y una larga barba y cabello
gris fluyendo.
Almira hizo reverencia ante él y dijo, Bienvenido, mi Señor Vasuki, Primero de lo
Siete. ¡Que tus cargos siempre prosperen! ¿Cuánto tiempo te quedas?
Vengo a honrarte a ti, Hija del Sol. Mas tarde quizás, si tu hombre regresando,
continúa reintegrándose. Un sencillo regalo, un aviso, entonces regresaré donde soy mas
necesitado. Vasuki le sonrió ampliamente a Gana y continuó, Bien hecho, Shara. Tu
éxito en poner en prisión al Emperador Asur Valin y derrotar a los Rakshasas ha justificado
la larga paciencia de tu gente y la larga fe de tu esposa.
Un segundo hombre idéntico a él en todas las formas, emergió de él y entonces se
arrodillo ante él. Vasuki bajo sus ojos a él y dijo, Si, anda a él en gracia con el Poder de la
Vida.
El doble se levantó y caminó hacia Gana. Tomando un gran anillo rubí en la forma
de una serpiente de su dedo índice de la mano derecha, se lo dio al Shara diciendo, úsalo
como un símbolo de la Perfección del Primero de los Siete. Gana se dejó resbalar el anillo
el doble dió un paso al frente y entro en él.
Tan pronto como el anillo de Vasuki estuvo en su dedo, la mente de Gana avanzó un
paso más allá: Aún como él estaba parado junto a Almira y Vasuki en este pequeño paraje
sobre la Montaña Amanecer, el Shara se paró también en el océano.
Un hombre con la piel azulosa de un Etan estaba acostado sobre una enorme
serpiente flotando sobre el agua. Con un profundo conocimiento intuitivo, Gana se dio
cuenta que el estaba en la presencia de Narain más poderoso de los Cuatro.
Narain estaba viendo atentamente a una pequeña antorcha blanca en su mano.
¡Mirándola, el Shara descubrió que no era una flama sino que era Almira! Rápidamente
haciendo un gesto mientras ella expresaba su pensamiento.
Tan pronto como el Shara la reconoció, Narain sonrió; la esfera dorada que es
nuestro Universo se materializo en la otra mano. Tomándola de él vigorosamente, Almira
le hizo reverencia y se desvaneció.
¡El Shara miro de vuelta al rostro de Narain y se quedo estupefacto al descubrir que
ahora lo miraban a él! A él, pero al mismo tiempo, más allá de él, a través de él: A su
pasado, a su presente, a su futuro. Esa única mirada leyó a Gana completamente,
conociendo todo lo que se podía saber. Si Almira era comprensible a el (al menos en
parte), esta única experiencia probaba que Narain no lo era. El amor de ella y su sabiduría
no eran movidas por específicos: era el amor de una madre que quería y protegía por su
naturaleza. Pero él era mas, era Padre: Sabiduría infinita y el amor trascendental estaban allí
pero también estaba una fuerza mucho mas grande que la de Almira, una autoridad tan
vasta que desafiaba toda limitación. Uno pudiera correr de los ojos omniscientes y
omnipotentes manos de Narain en terror; uno podría caer ante él en abandono y rendirse.
Hay Una sola cosa que Uno quien lo ha visto nunca puede hacer: olvidarlo.
Narain miro a través de Gana y lo conoció perfectamente bien; los ojos del Shara
cayeron en confusión...
~~~
Sobre la Montaña Amanecer, una dolorosa pulsación en la base de la espina
del Shara hecho a perder su nueva creada realidad, regreso su mente al sentido, a su
uso habitual. La visión de Narain en el océano desapareció. ¿Habría sido solo su
imaginación? ¿Cómo pudo Narain instantáneamente aparecer para instantáneamente
desaparecer? Curioso, murmuro Vasuki, no había anticipado... encogiéndose de
hombros levemente, el agregó, cada una de tus Siete Tareas crecerá
progresivamente mas difícil, mi Señor Gana. Esta promesa te doy: cuando tu mas
me necesites (y cuando se me permite), te prestare mi directa ayuda. Este consejo y
precaución también te digo; recuérdalo bien: Nunca en orgullo dependas solo de tu
propia fuerza. La ayuda siempre viene cuando tu la necesites aun cuando menos la
merezcas, si tan solo la permites... Se receptivo al bien fluyendo a ti siempre
Diciendo así el Maestro del Juramento se puso de pie sobre el arco fuera del
precipicio y se retiro hacia el amanecer.
Hay una cueva cercana. Almira dijo muy despacio, observando ante el puente que
se desintegraba muy despacio. Ella debió de haber estado profunda en memoria, ya que
ella continuó hablando, allí tu y yo estamos eternamente unidos en perfecta paz. Pero
considerando tu presente nivel de entendimiento aun no podemos ni siquiera visitar allí
todavía.
Almira suspiró.
El mundo pauso: los colores se opacaron, la luz disminuyó en todos los
movimientos del agua y el viento también, se aquietaron, aún el lago detrás de ellos dejo de
hervir.
El Shara, su cuerpo al filo de la muerte, su mente al filo de la desesperación, su
corazón al filo del caos, la miraba a ella con un terrible asombro y aprendió en ese instante
de silencio y tristeza que aun el más leve pensamiento, podría arruinar este mundo.
Esto le enseño que el tenia la decisión infinita. El podía escoger por la Vaciedad,
que significaba la destrucción inmediata de la Para de Almira. O podía escoger por la
perfección del Uno, lo cual significaba la inmediata satisfacción de todos los mundos. O el
podría escoger una realidad entre la vaciedad y la perfección del Uno, lo cual significaba
que el Universo podría continuar mas o menos como antes.
Gana escogió.
Almira sonrió; luz y sonido y esperanza habían renacido en todas partes. Y el
renacimiento fue glorioso: todo era brillante y claro y frescamente vivo, como si se hubiese
creado de nuevo.
Otra vez sin una obvia transición, Gana y Almira de paraban una vez mas en los
huertos; ellos empezaron a caminar rápidamente tierra adentro. Una profunda intuición
llevo al Shara hacia delante: el guió a Almira sin errar hacia un pequeña duna en el centro
de las tierras cultivadas, en la duna estaba una arboleda de maples fluyendo entre el
principio de la primavera al final del otoño en rápidos ciclos. Fluyendo su despliego otoñal
de colores y belleza versicolor, que los árboles pintaban en sus hojas, descansando
momentáneamente, desprendiéndose, entonces intentando otra vez y todavía otra vez hasta
conseguir su perfección arbórea.
En el corazón de esta sagrada arboleda había un círculo de abetos Viridianos; en su
exacto centro había una fuente de mármol. Su estatua, un ángel con cuatro brazos lloviendo
gotas áureas las cuales se tornaban azules y luego argento como ellas iban cayendo para
que la pila tuviera un plateado parpadeante. Gana estaba encantado por esta fuente; el
sintió que un secreto fundamental se escondía allí aún mas grande y elevado conocimiento
que el nunca antes conoció. El se arrodillo y se quedo viendo al agua.
Almira dijo, Amado, te debo dejar por un momento. Gana no le respondió y
difícilmente se dio cuenta como ella se iba alejando. El estaba muy ocupado jugando con
la belleza en movimiento de la fuente: mas despacio-parando-empezando otra vez su baile
con sus nuevos y hermosos ojos.
Pero después de que ella se había ido por un largo tiempo, el sintió un leve
movimiento profundamente en su corazón. Era de muy lejos, de algún otro lugar, ¡de otro
mundo! Antes de que el pudiera entenderlo, las ramas de los abetos se abatieron: entre las
ramas salió una hermosa venada. Ella vino a él y se arrodilló frente a él, posando su tierna
mejilla en su mano.
El le levanto la cabeza la miró a los ojos. Sus profundidades revelaban mas que
ternura: había una inteligencia que al menos era igual a la humana. Y aún había algo mas -algo que, ¡otra vez! Excitaba el sentimiento, ¿ese temporal impulso de -- ?
Una vez más los abetos se movieron; un hermoso venado salió entre los árboles. El
también se arrodillo e inclino, pero no toco al Shara. La venada se levanto; juntos ellos se
fueron, dejando a Gana solo con sus profundos problemas imposibles.
¡Las primeras criaturas en un mundo de otra manera sin vida animada! Almira
debió de saber de ellos dos, ¿Por qué no me dijo? Por lo tanto ella no sabía. ¿Pero como
es posible que ella no supiera? ¿Dónde nace el significado de esto? ¿Qué otros poderes
hay circundando por debajo de la ninguna superficie de este paraíso?
Por días de horas, Gana se quedó mirando la fuente. Pensando, todavía sin un cercano entendimiento. Finalmente el se cansó de
usar su mente y se puso de pie a buscar a Almira. En ese instante, su corazón otra vez se movió. Pero esta vez una leve desarmonía
interna fue acompañada por su memoria: la muerte de su esposa Almira en Martanda cruzo su mente. El Shara no había amado a
nadie mas en su vida; era la profunda soledad de su perdida que estaba moviendo su corazón, aun aquí en Para.
¡Ahora, esto es una completa tontería! El pensó. ¿Cómo puedo extrañarla cuando
ella esta aquí? El recuerdo y el juicio simultáneamente cruzaron a través de su mente en un
instante. Haciendo en ese momento, que el aire de su entorno brotaran a la vida un sin fin
de mariposas de todos los posibles tintes y formas. Ellas volaron en todas las direcciones
caóticamente; otra vez Gana se quedo solo en la fuente.
¡Nunca antes vida animada! ¿Quién esta jugando conmigo? ¿Almira? ¿Por qué?
¿Por qué me dejó ella? ¿A dónde se fué? ¿O es algo desconocido intentando confundirme?
¿Por qué? ¿O fue el sentimiento de soledad lo que es el responsable? ¿Cómo?
Gana trato a voluntad el crear más seres pero no pudo. El rápidamente aprendió a
moldear la luz del Uno en formas; pronto el pudo aproximar el color, texturas, olores. ¡Pero
el no podía crear vida! ¿Es esto sorprendente? ¿Cómo puede ser la vida formada alguna
vez? La vida es de si misma, completa en si misma. Cada impulso del Ser evoluciona
gradualmente en niveles. ¿Cuánto tiempo toma a la materia inanimada para crear la
primera célula? Si esos venados y aquellas mariposas acaban de aparecer en Para, ellos
debieron haber venido de otro lugar, como lo hice yo.
Sentándose junto a la fuente, rodeado por muchos mediocres y bien hechos animales y pájaros sin vida, Gana no pudo encontrar la
respuesta de nada.
~~~
La extrañeza de la ausencia de Almira inspiraba al Shara a preguntarse y dudar de
su Universo. Otra vez ¿como puede existir un mundo así? ¿O un ser tal como Almira?
¿Por cuanta eternidad ella ha mantenido su vigilia? Y ¿Para que? Su vida en Kanaan-dora
fluyo por sus ojos brevemente. Nada de mucha importancia allá...
¡El domo de las esferas! las palabras de Almira abruptamente lo halaron de la
parte vagabunda de su mente desde su contemplación. ¿O así fue? Las dudas y los
recuerdos habían cambiado su realidad otra vez: el ahora estaba sentado junto a ella
deslizándose sobre un pequeño lago circular, montado sobre el cisne. En la lejana orilla
había un domo dorado. Aguantado por veintisiete columnas muy altas y decoradas en
mármol esculpido. Siete gigantes abetos llorones bajaron sus ancianas ramas con
grandiosos gestos de arribo hacia el domo; la perfección de los árboles en el lago formaban
un camino esmeralda que lo llevaban hasta el.
¿De donde vinieron estos venados? ¿Y estas mariposas? Gana preguntó, mas
intrigado por esas extrañas experiencias que por el domo que se acercaba.
Almira le sonrió y dijo, soledad. Fue tu esperanza que te conecto a ti con tu
propio poder. Total maestría vendrá después, después de tu séptimo triunfo.
El pensamiento de Almira parecía estar solamente coloreado por una emoción que el no podía reconocer. ¿Estaba ella preocupada
por él? ¿No debería ella estarlo? El parecía no poder integrarse muy bien en Para.
Ellos se bajaron del cisne y fueron caminando al domo de las esferas. En el centro exactamente había un pedestal de marfil,
esculpido con serpientes; en el se revolvía muy despacio una esfera dorada, bañada en un fuego levemente azur. Esta esfera dorada
era inexpresablemente amorosa; brillaba con una radiancia interna muchísimo mas grande que cualquier otra cosa que el había visto
en este mundo.
Ellos se detuvieron ante la esfera dorada; Almira lo veía a el como si ella lo
estuviera esperando para hablar.
Era increíble, pero no de un gran interés como cualquier otra cosa. De hecho la
obvia sabiduría de los Siete antiguos abetos llorones justo afuera era mas fascinantes -parecían tan intensos como si fueran casi humanos. O mas que humanos. Y las esculpidas
Siete columnas de mármol también eran misteriosamente profundas -- ellas se sentían
íntimamente conectadas a su cuerpo. El domo de arriba era un hemisferio del oro mas
puro; el piso era plateado altamente pulido que reflejaba perfectamente.
¡Demasiado perfectos! ¡Ninguna de las veintisiete columnas como tampoco el
pedestal de las serpientes parecía estar en el suelo! ¡Tanto como le pudiera concebir el piso
pulido sin error de plata, no había nada mas que el domo! ¿Era solo una imagen pintada
allí? No, el piso reflejaba perfectamente la presencia de Almira. Con una gran sensación
que le erizaba la espalda Gana miró hacia abajo y descubrió que tenía razón: ¡el piso lo
ignoraba! ¡Donde su reflejo debiera de estar, no había nada, nada de nada!
¡Yo no estoy aquí! el exclamo. El temor abruptamente se levanto en él y creció
mas fuerte, transformando su mente. No podía ser resistido, no podía ser retenido:
inexorablemente incrementaba en fuerza, dejándolo sin esperanza antes de su asalto. Su
mente empezó a enredarse en terribles posibilidades de visiones de otros mundos y vidas
fluían otra vez de el, sus insatisfechas necesidades y demanda sin respuesta reclamaban
posibles recuerdos dentro de él.
Gana grito en terror. ¿Quién era él? ¿Naisan? ¿Marte? ¿Balzor? ¿Barlrin? ¿Alazar?
¿Gana? Mil recuerdos de mil vidas se forzaban a si mismas en el, clamando su realidad
afirmando su dominio. ¿Quién era el? ¿Qué era este lugar? ¿Qué le estaba pasando?
Los pensamientos de Almira tenían sus propios imperativos y forzaban los de él a
sumisión, Shara, mi tiempo termina. Concéntrate en todos tus recuerdos ahora. Y
recuerda. Abre. Esta esfera dorada es tu Universo, bañado ahora en el fuego azur de tu
Imaginación evolucionando.
Ellos flotaron dentro de la esfera, la cual rápidamente se expandía alrededor de
ellos. Los pensamientos desde Almira continuaban, explicando sus percepciones, nosotros
pasamos a través de las Siete Regiones de Luz. Un día, te reintroduciré con ellos y sus
Seres Líder. Dentro de ellos, aquí, esta pequeña oscura área, los astrónomos de Kanaandora sabían que era el Universo...aquí esta tu Galaxia, la Vía Láctea...aquí, tu Sol... aquí
tu Tierra. ¡Que gris está ella! Seguro que el Emperador Asur Valin no está bien
encadenado como tú y los Señores de Etan creen. ¡Cuidado que esto sea así! Si nosotros no
tenemos éxito en tu cuerpo presente, temo que estaré perdida de ti para siempre, Navril
Hagar otra vez deambulará por el Universo a sus anchas... aquí esta el continente del
Norte que tu llamaste Emura... aquí esta tu cabaña... aquí esta tu cuerpo físico, hecho de
comida.
La mente de Gana se recogió. La cadena de cognición fue muy rápida, muy intensa: cada nivel del cuerpo o realidad o tamaño o
tiempo competía por el dominio. Cuando ellos pasaron por las Regiones de Luz, él no solo vió y escuchó, sino que empezó a ser
parte de todos ellos, momentáneamente, todavía suficientemente largo para ganar distintas impresiones de los seres todo poderoso
viviendo allí en el esplendor sin rival.
Como ellos se aproximaban al Universo, el experimentó la totalidad de la infinita
complejidad, un mil billones de galaxias irrumpiendo ante él y desde dentro de él. Era
glorioso pero aterrador.
La última realidad fue la peor: como él se enfrentaba con su cuerpo físico, él se dio
cuenta con un violento brinco que el consciente de ello nunca dejo las profundidades de los
movimientos de su mente. Hasta ahora, él había estado convencido de su muerte y por lo
tanto había aceptado todo con una casi perfecta inocencia, sintiendo que los muchos
misterios de este nuevo mundo para en algún momento se clarificarían. Pero la felicidad de
atravesar el terreno llano había terminado, y la travesía de las inclinadas montañas había
empezado: Almira lo traía a ser testigo de su cuerpo, él era jalado dentro de él.
El resistió, luchando con toda su voluntad gritándole a ella, ¿Ilusión o realidad?
pero no había respuesta. El sentía que ella aun estaba allí -- observando, esperando -- pero
él no podía jalar sus ojos desde el cuerpo en la silla.
Al mismo tiempo, una curiosa parte de él que no estaba involucrada estaba
observando que ese cuerpo era decididamente real, no ilusión. No estaba muerto: estaba
como congelado, como si la película de su experimentación se hubiera detenido en un solo
cuadro. El cuerpo -- su cuerpo -- ¡eso! -- ¡él! -- estaba sentado como él lo recordaba, pero
los ojos estaban medio abiertos en dirección hacia arriba, boquiabierto, extasiado, y la
espalda arqueada. No, no estaba muerto pero tampoco estaba muy vivo.
¡El estaba atrapado por una masa repulsiva de carne humana inmovible! ¡No, éste
fue el cuerpo que Almira había amado!
No, ¿Qué le importaba a ella la superficie? Era el Ser interior con quien ella se
había casado, que parte estaba ahora presente, traída aquí para el nuevo, trascendente
Almira. ¡Para ser testigo para este revolvente protoplasma corpóreo!
¡Rodavi! ¡Rodavi, ayúdame!
El pensamiento del Maestro del Juramento lo calmó; él jaló sus ojos desde el cuerpo
y miró alrededor de la cabaña, todo estaba como él lo había dejado, excepto su Cáliz de
Cristal que yacía roto en el suelo, el fuego se había apagado hace mucho, el amanecer
mostraba una temprana bruma rosa ¿Habrían pasado algunas horas?
Una ola de tranquilidad vino desde Almira con el pensamiento tu no tienes que
luchar -- cuando súbitamente hubo una explosión y un dolor desgarrante en la espalda y
otra vez el Shara fue jalado hacia su cuerpo, pero esta vez, espacio-tiempo se expandió
alrededor de él y su caída de frente empezó a ser un clavado en cámara lenta.
Cayendo hacia abajo -- hacia dentro de su -- su cuerpo físico...cayendo hacia abajo
dentro de su cuerpo físico... su cuerpo físico... guerra civil en Emura...Barlrin, el Ultimo
Rey Sol... la lluvia de fuego... cuando vendrá otra vez el Señor Gana...
Los pensamientos de Almira flotaron siguiéndolo, desde una gran e incremental
distancia, ¡Mi Señor! ¡Tú has sido esclavizado por Mucho Tiempo! ¡Yo te estoy perdiendo!
Tu un Dios por naturaleza, ha creído en limitación y muerte, creyendo por lo tanto en la
falsedad del caos. ¡Por tu olvido, tu has creado enemigos a través de todo el Universo!
Aun ahora ellos trabajan para destruirte porque entonces ellos verdaderamente
vivirán. ¡En tu lugar! ¡Ellos fueron creados y no son otra cosa que ilusiones vacías desde
tu mente omnipotente, pero tu le has dado a cada uno de tus Siete grandes enemigos,
suficiente energía para arruinarte!
Tu solo tienes una opción: tu debes de reaprender el correcto uso de cada uno de
los Siete centros de tu cuerpo. Cada uno de los sueños falsos de tu mente inmortal deben
de ser deshechos, deben de regresar a su Origen. Solo entonces, cuando tu hayas
terminado cada una de estas Siete Tareas, tu recordaras totalmente tu divinidad.
¿Entiendes Mi Amado?
El trato de gritar, ¡No, por supuesto que no! pero él no pudo detener su caída, él
no pudo hablar una respuesta, con trabajo podía pensar
Una flama sanguínea envolvió su cuerpo en la silla. Mientras él continuaba
cayendo hacia él mismo, Gana lo veía con su peculiar terror, que parecía casi como una
esperanza.
Los pensamientos de Almira continuaron aún más despacio, aún más distantes, se
permite ayudarte directamente en tus primeras cuatro tareas, en la quinta y en la sexta
solo indirectamente y en la séptima tu tendrás que ayudarme a mi.
Tu debes de empezar ahora: mi momento robado se escapa de mi.
¿Entiendes?
Mientras él era jalado completamente dentro del fuego rugiente rojo-sangre, él trato
otra vez de gritar, ¡No! Pero su lengua permaneció congelada.
Un pensamiento final desde Almira, flotó hacia él Duerme ; despierta completo.
Siempre te amaré; siempre creeré en ti. ¡Recuérdame! Y entonces, las flamas lo
envolvieron, devorándolo, consumiendo todo lo que había sido el Príncipe Sol Gana,
fundador de la primera civilización Emura, el mas grande Shara en la historia de Kanaandora.
4
L A T E C N IC A L U N A R
Aunque yo hable en lengua de hombres y ángeles y no tenga amor, yo me convertiré
en una campana sonando o unos platillos retumbando
Y aunque yo tenga el don de la profecía y entienda todos los misterios
Y todo conocimiento; y aunque yo tenga toda la fe para que
Yo pueda mover montañas, y no tenga Amor, no soy nada.
-- I corintios XIII
Regresé a la conciencia de mi cuerpo en el Monasterio Ishaya en los Himalayas. Mi cuerpo estaba exactamente como lo había
dejado: estaba parado, mi mano aun estaba tratando de buscar la luz, pero ahora el amanecer -- podía ver la luz de la madrugada
coloreando la neblina del bosque en la colina a través de mi angosta ventana.
Me senté en el banco con un gran, ¡Whuff! y me preguntaba que en el mundo (o
fuera de el) me había pasado. Las experiencias que había tenido eran tan reales o más que
reales que cualquier cosa en mi vida sobre la Tierra. ¿Era esto un claro recuerdo de una
existencia previa? ¿O era esto una probada de planos elevados de otras dimensiones que
Nanda había mencionado ayer? No tenia la mas remota idea, pero si me di cuenta del hecho
extremadamente peculiar que Gana y Airavata aun estaban dentro de mi -- no como
recuerdos meramente sino como realidades vibrantemente vivas, tan reales o más que
cualquier otra persona que conocía.
Me sentía más dividido que nunca. Intentaba formular la visión de Para en palabras a Alan y Sharon esa mañana en el desayuno,
pero encontré poco entendimiento en ambos. ¿Quién podría ayudarme ahora? Solo Boanerge venía a la mente, pero él era mas
notable por la inconsistencia de su presencia.
Ahora el viaje a la cueva de San Juan empezó a ser mas interesante. Hasta ahora,
había sentido que probaría ser una distracción el verdadero propósito de las horas usadas en
la Ascensión, pero ahora estaba tan deshecho entre salvajes y divergentes realidades que
cualquier esperanza parecía bastamente preferible que ninguna. No sabía si hubiese alguna
forma para inspirar al apóstol a regresar y explicarme que me estaba pasando, pero quizá
viajar a las montañas a su cueva, quizás cuando menos demostraría una voluntad de mi
parte para abrirme a su guía.
Mis respuestas a las dos previas visiones no habían sido exactamente positivas. Quizás se había cansado con un alma tan obstinada
como la mía y había decidido zamarrearme con una experiencia de un millón de vatios como la que había tenido. O quizás había
decidido escoger a otro para lograr sus planes para traer la Ascensión al Mundo. Difícilmente podía culparlo si él lo había decidido - había sido tan irresponsivo que cualquier otro pudiera. Yo no tenia dones o talentos especiales -- ¿Por qué él querría que yo lleve
esta Enseñanza tan grande y de tanto valor fuera de este monasterio? Tenía poco o ningún sentido.
Y todavía la vida que tuve el privilegio de observar -- la vida de ilimitado poder y
sabiduría del Shara Gana -- era tan extraordinaria, mas allá de cualquier de mis aburridos
sueños de mi previa vida. ¿Podría de alguna forma haber sido éste mi pasado? ¿Obtuve otro
tipo de conexión con ese remarcable Príncipe Sol, que su vida estaba tan alejada en tiempo
y espacio que nadie sobre la Tierra siquiera sabía de su existencia? ¿O era todo alegórico,
creado para mi educación por Boanerge? ¿Si es así, qué es o que yo debería aprender de
ello?
Yo no tenía respuestas a ninguna de mis preguntas, pero mi curiosidad estaba
creciendo mas y más grande cuando yo tocaba la vibrante y clara visión, quedando aun mas
claramente a través de mi alma.
~~~
No había mucho tiempo para aclararme la vivencia de mis experiencias esa mañana, sin embargo: estábamos muy ocupados
preparándonos para la excursión montaña arriba a la cueva de San Juan. Los Ishayas estaban esperanzados, qué el Apóstol se les
aparecería a ellos y les diera Claras Instrucciones para su guía.
El día empezó temprano con cuatro de los nativos Himalayos guiando las dieciséis mulas a nuestra terraza. Nosotros rápidamente
llevamos nuestro equipo a la terraza después del desayuno -- era una caminata de ocho horas montaña arriba y estábamos planeando
quedarnos allí por lo menos una semana.
Los veintiuno de nosotros, todos los habitantes del monasterio excursionábamos
hoy, nadie se quería perder esta aventura. Yo dudaba realmente que alguien pensara
realmente que Boanerge se nos aparecería nuevamente, pero el pensamiento de la caminata
hacia dentro de los Himalayas a todo el mundo les gustaba.
Edg caminaba junto a Sharon y a mi y continuaba siendo raramente hablantín. El
estaba extremadamente entusiasmado hablando acerca de la charla de la noche anterior y
Sharon estaba muy entusiasmada en escuchar lo que él decía. Yo prefería enfocarme mas
en mi visión de Para y Gana y Almira. Pero algo acerca de la fuerza de su presencia me
halaba dentro de sus palabras como nosotros íbamos subiendo mas y mas alto dentro de los
Himalayas, Mark Edg pulía profundamente sus palabras acerca de la naturaleza del
Universo.
¿Oíste lo que ellos decían anoche? El nos preguntaba con gran excitación. ¡Yo
tenía razón acerca de las tres clases de Ishayas!
Yo no seguía la platica, con toda honestidad yo replique, ya un poco aburrido. Nanda nos había dado la Técnica Solar, estaba yo
mucho mas interesado en ella que en las palabras de los Ishayas.
Ellos estaban hablando acerca de las estructuras de la Creación de tres en uno,
dijo Sharon, apretando mi mano y sonriéndonos a ambos. Ellos describían como todo lo
de la vida estaba dividido en tres: Subjetivo, Objetivo y la Conexión entre los Subjetivo y
lo Objetivo.
Oh, eso es correcto, yo dije vagamente recordando. O, en otras palabras el
Conocedor (Yo en el Interior) y lo Conocido (Todo en el exterior, mi cuerpo, mi mundo, mi
Universo) y la Conexión entre el Conocedor y lo Conocido, el Proceso de Conocer y el
Hacer -- mis órganos sexuales y mis órganos de acción. ¿Pero esto como se relaciona con
los Ishayas negros, blancos y rojos que tu estabas teorizando acerca de lo de ayer?
Piensa como estas tres se manifiestan en la creación, dijo Edg, empezando a ser
mas intenso ahora que nosotros nos habíamos involucrado. ¿Recuerda como Durga
explico anoche del juego entre estos tres principios Universales crean las tres tendencias
universales de toda la Ley Natural: Creación, Destrucción y la Energía?
Bueno, no, no exactamente respondí, no entendiendo porque a él le importaba
esto.
Estoy un poco confundida con este punto también dijo Afrodita, uniéndose a nuestra conversación. La hermosa griega estaba
como siempre a un lado de su amante, Esteban Young; Cuando ella se detuvo de enfocarse en él para unirse a nuestra discusión, el
guapo y joven americano empezó a ponernos también atención.
Pienso que es como esto dijo Esteban. ¿No es la misma fuerza que crea lo
subjetivo que también causa la expansiva naturaleza de la vida? ¿No es la misma energía
creativa en nuestras almas, la misma energía creativa en el Universo? ¿No la fuerza de la
evolución se manifiesta a través de la creación?
Eso tiene mucho sentido para mi, estuvo de acuerdo Sharon. Una fuerza de
evolución debe de estar en la raíz de todo lo que esta en todas partes... en lo humano y en el
mundo. Esa fuerza se le conoce como Sattva en Sánscrito yo pienso. Encarnado en el
aspecto de Dios conocido como Vishnu -- o yo asumiría, el Espíritu Santo en el Oeste.
¡Si! exclamo EDG. Nunca lo había visto tan emocionado. ¿Por qué esto era tan
vital para él? Y esa fuerza esta representada por los Ishayas Blancos aquellos Ishayas
que siguen el sendero blanco de la pureza, esos quienes tomaron votos, esos que llevan el
mas sencillo y mas directo sendero hacia la iluminación.
Si hay tres tendencias fundamentales a través de la creación, también deben de
haber tres senderos separados. Dije, empezando a ver su lógica. Aunque Nanda no ha
hablado de ello, o al menos no a mi, tu debes de tener razón y él debe de representar el
sendero rojo él usa túnica azafrán. ¿Qué es lo que el rojo representa?
La tensión entre lo negro y lo blanco, me imagino, contesto Sharon. Infinita
expansión jala en contra de infinita contracción. Materia vs. Antimateria. La creación
eternamente coexiste o nada podría existir. Por eso los rojos representan la energía de la
pasión que existe entre ellas. Esa fuerza que es conocida como Rajas en Sánscrito. Rajas
realmente significa rojo, yo pienso. Es representada por Brahma, el creador, Dios Padre en
el Oeste.
Todo esto me recuerda el símbolo del Yin-yang, dijo Esteban. Eso también
representa los tres ¿No es así? Una de las partes es masculina, blanca, yang, creativa; la otra
es femenina, oscura, yin, receptiva. La primera crea el Cielo, la otra la Tierra. Una es el
Sol; la otra es la Luna. Una es la luz; la otra es la oscuridad. Ambas siempre coexisten, lo
cual es el porque ellas están dibujadas siguiendo una dentro de la otra, en un constante
estado de movimiento de cambio -- así la Tercera fuerza es representada por la
transformación que le sigue.
Eso fue hermosamente dicho, comentó con absoluta sinceridad el joven
americano que parecía estar creciendo mas rápido que nadie más. La profundidad de su
mente expandiéndose, a mi me impresionaba.
Bueno, gracias, respondí enrojeciéndome, entonces agregué, tiene perfecto
sentido. Infinita creatividad e infinita destructibilidad deben coexistir siempre. Por eso no
hay verdadera maldad como tal en el Universo, solo existe el fluir del entre juego de las
tres. Lo que parece ser malo desde una perspectiva humana debe ser simplemente un caso
de información inadecuada. Solo cuando el botón es destruido es que la flor aparece.
¡Mi punto exactamente! Exclamo Edg. ¿Dónde esta oculto el poder destructivo
entre los Ishayas? La ignorancia debe de ser destruida para que la Plena Conciencia
amanezca. ¡Tiene que ser así!
Quizás Boanerge encarna ese principio, dijo Sharon.
El solo viene
periódicamente a parle un empujoncito a los Ishayas blancos cuando ellos se atoran. Eso
me pega como que es la energía conocida como Tamas. Shiva en esta parte del mundo o
Dios el hijo en el oeste -- el aspecto de Dios que tiene el poder de destruir.
¡Pero Cristo encarna el amor puro! Exclamo Afrodita confundida. ¿Dónde esta el
poder destructivo en el Amor?
Oh, yo creo que se eso, dijo Edg siniestramente a todos nosotros y agregó, el
amor puro siempre destruye cualquier cosa que se pone en su camino. Tajantemente.
No me gusto eso para nada. De alguna forma las palabras de Edg intensificaron la
continuidad de la visión de Gana y Almira; yo perdí mi balance levemente y me sentí
mareado. Por un breve momento sentí como si estuviera otra vez allí, en Para,
compartiendo la luz trascendental y el gozo de la presencia de Almira.
¿Cariño, estas bien? Preguntó Sharon con preocupación.
Han sido unas horas interesantes, contesté. Edg, tu hablas acerca de tres poderes
en la creación. ¿Pero que hay del Cuarto? ¿El mismo Ascendente? ¿No hay realidades
fundamentales? ¿Dónde en tu clara teoría de los negros, blancos y rojos encaja entonces?
¿Cuatro? me pregunto con el ceño fruncido. Si nosotros queremos incluir al Ascendente, quizás la Naturaleza misma o el tipo de
Ishaya sin color. O la Diosa. La Diosa Madre. ¡No se!
Tenía poco interés en Edg y sus teorías; afortunadamente el camino se hizo mas
estrecho e inclinado a lo largo de una rocosa vereda con profundos precipicios de ambos
lados. Una sola fila y atención en donde poner el pie empezó a ser imperativo. Toda
conversación se aquietó, me gustó que la conversación con Edg ahora era difícil: no había
habido nunca un momento que su presencia no me incomodara. Esto sólo había
incrementado desde que él empezó a enfocarse en los Ishayas Negros. ¿Qué diferencia
había si ellos existían o no? Boanerge y los Ishayas blancos parecían ser suficientes para
llevar la Ascensión al mundo. ¿Qué tal si Boanerge era un Ishaya Negro? Bueno, ¿Y que?
¿Qué diferencia tenía cómo era llamado cada uno de ellos? El camino que me esperaba era
mío, sin importar las etiquetas de nadie.
No me importó entender la naturaleza de tres en uno del Universo. No me
importaba mucho si el Ascendente se manifestaba en tres características o en cientos y
aun no podía dejar de pensar acerca de ello. Recordé que Nanda había una vez descrito al
Ascendente como la conciencia infinita, existencia eterna y éxtasis absoluto.
Subjetivamente, el conocedor, que era obviamente la Conciencia; Objetivamente, lo
conocido, que debe de ser la Existencia. ¿La conexión entre ellos debería de ser el éxtasis?
¿Qué entonces era el Cuarto? ¿El infinito, absoluto, la parte eterna? ¿Se relacionaba esto
con mis visiones de Para?
El camino que estábamos siguiendo desde el monasterio nos presentaba a nosotros
increíbles vistas de los picos Himalayos eternamente cubiertos de nieve, y todavía menos y
menos de mi atención se iban a ellas. Desde el despertar de mi visión-trance esa mañana,
las escenas y los individuos de ese mundo crecían más fuertes y claros en mí. Era como si
la luz celestial que se había estado quemando a través de todo mi mundo externo por los
últimos dos meses ahora tomaba una forma distinta.
Cuándo el camino se ensanchó, traté otra vez de pasarle mis experiencias a Sharon.
Ella me escuchó con compasión pero me di cuenta que ella entendía muy poco o nada de
mis Visiones. ¿Podría culparla? Yo difícilmente las entendía.
¿Era yo un pedazo de alma del Shara Gana? ¿Era ese un recuerdo? ¿Dónde esa vida
de poder se había vivido? ¿En nuestro sistema solar, sobre nuestra Tierra, sólo que lejos
removido en el tiempo? ¿O había sido un sistema estelar distante? No tenía idea y me
preguntaba si alguna vez sabría. ¿Aun era relevante? ¿Era la totalidad de la experiencia
diseñada para adelantarme en mi crecimiento, o era simplemente un sueño desestrezante
creado por las partes insatisfechas de mi alma, (psiquis), sin ninguna razón en particular?
Nunca había tenido un sueño tan real. No -- eso no fue un sueño, de eso estaba seguro, o
esas imágenes no estarían aun fluyendo tan poderosamente a través de mí aquí. ¿Entonces
que?
Tenía esperanza de poder compartir mi nuevo mundo con Sharon y me sentí
profundamente frustrado que ella no se podía unir conmigo allí. Y aún, ¿No estaba ella
allá? ¿No era ella Almira? O al menos parte de Almira. Y aún ella no tenía conocimiento
de Almira y tampoco de Para. ¿Cuáles fueron los últimos pensamientos que Almira
compartió conmigo? Se me permite ayudarte directamente en tus primeras cuatro tareas,
en la quinta y en la sexta solo indirectamente, en la séptima, tu tendrás que ayudarme a mí.
¿Era mi vida presente relacionada con aquellas tardías tareas? ¿Cómo? Yo tenía recuerdos
de triunfos en el pasado.
~~~
Mi frustración continuaba incrementando durante la larga caminata dentro del
corazón del las montañas. La belleza del viaje continuamente crecía como nosotros
viajábamos más arriba y más adentro, pero estaba mas perdido en mi.
La maravilla del valle de nuestro destino me alcanzó aún a mi, sin embargo: habían
allí veintisiete cuevas de varios tamaños, la mayoría poseían ventilas de vapor o aguas
termales. Los nativos traían algunos de sus rebaños a pastar por las laderas de alrededor en
el tardío verano, pero ahora en junio, las últimas nieves solo empezaban a permitir el
florecimiento superficial del suelo. Flores alpinas de todos los tamaños, colores y formas
estaban floreciendo profusamente; si mis sentidos no hubiesen estado tan opacados por
visiones súper mundanas, yo me hubiera quedado anonadado por el valle de San Juan.
Unos cuantos ermitaños vivían en el valle todo el año. Cómo ellos sobrevivían allí a través de los meses de invierno era inconcebible
para mi. Ellos eran muy amigables con los Ishayas y nos ayudaron a acomodarnos en las cuevas. Edg, Esteban y yo compartíamos
una pequeña caverna con un caliente manantial que nos protegía del frío de la alta noche Himalaya. Extendimos nuestras bolsas de
dormir, pusimos nuestras pocas preciadas posesiones y nos juntamos con los otros para ascender antes de la cena.
~~~
La cueva de la Ascensión estaba directamente conectada con la de San Juan; las historias contaban que exactamente aquí el apóstol
había aparecido en dos ocasiones separadas. Eran suficientemente grandes para cien o más; en el centro había un lago hirviendo que
la mantenía tibia y húmeda.
Antes de que nosotros ascendiéramos, Nanda tomó a Sharon y a mí por separado y
dijo, Durga y yo hemos tomado nuestra decisión: nosotros queremos que ustedes se
muevan a través de la segunda esfera tan rápido como sea posible. Yo voy a darles ahora la
Técnica Lunar, mañana, La Tierra y la segunda cognición el día siguiente.
¿porqué tan rápido? pregunté, alarmado. Yo pensé que era mejor el esparcir las instrucciones por varios días o semanas.
Ordinariamente, si. Pero estos son momentos especiales Juan ha venido a ti dos
veces. Tu eres, nos parece a Durga y a mi, la llave para nuestro próximo paso, el
entendimiento pedido para nuestra expansión al mundo. Si eso verdaderamente debe ser.
Nosotros queremos que ustedes dos aprendan las veintisiete técnicas de ascensión en
tiempo record. El Hijo del Trueno te ha marcado -- es su ejemplo lo que nosotros seguimos
aquí.
Cualquier cosa que tu pienses sea lo mejor, por supuesto, dijo Sharon
entusiasmada. Ella parecía extremadamente alegre por este progreso. Mis sentimientos de
dudas no parecían desanimarla en lo más mínimo.
Antes de que hagas estos, dije, esperando disuadirlo, debo decirte acerca de la
visión que tuve anoche, después de que tu nos diste la Técnica Solar. No era como ninguna
otra cosa que yo haya experimentado alguna vez antes.
Brevemente le conté mis
recuerdos de Para, Gana, Airavata y Almira.
Lejos de hacerla cambiar de parecer, mi historia inspiró a Nanda a responder con
¡Maravilloso! ¡Maravilloso! ¡Esto es todo tan maravilloso!
¿Qué? pregunté, pensando que lo había malentendido. ¿Cómo así?
¿Qué no sabes? ¿Es que en el Oeste se han olvidado de todo? No, veo que no.
Sorprendente. Antes de que él fuera Cristo ¿Quién fue Isha?
Bueno, Jesús de Nazareth.
Si, si, por su puesto ¿Pero antes de ese nacimiento? Nanda sonaba un poco
impaciente.
Yo recuerdo haber leído alguna vez que Cristo fue el profeta Elisha y Juan el
bautista fue Elías, en un nacimiento previo, dijo Sharon pensativamente y yo supongo
que ha habido otros nacimientos antes de esos ¿Moisés quizás? ¿O Jacob? Yo no se
Los Ishayas siempre han mantenido que mucho antes de cualquiera de esos
nacimientos, Isha era conocido como Ganapati el Señor Gana o literalmente el Señor de
las Almas. ¡Ganapati se dice ser el fundador de nuestra presente raza humana!
¿Mi visión fue real entonces? como yo preguntaba sentí que el mundo otra vez se
desvanecía y Para y las experiencias de Gana regresaron y se intensificaron.
Todas las verdaderas visiones vienen del Ascendente ¿acerca de los detalles? No
tengo ni idea. He escuchando ecos desde el pasado de que nosotros no somos nativos de la
Tierra. ¡Yo no se! supongo que Boanerge sabría. Pero he escuchado antes de Vidyadharas
de la Raza Solar. Tu debes saber tanto como cualquiera de los seres vivos ahora acerca
de estos temas. Escribe tu visión, ¿no? Con tanto detalle como puedas recordar. Esto
podría ser críticamente importante.
Si tu así lo deseas, suspiré, frustrado y otra vez deprimido ¿por qué era yo el que
siempre tenia que ser el afectado por estas cosas? ¿Así que no hay opción aquí? ¿Tengo
que aprender la próxima técnica ahora?
Tu no tienes que hacer nada nunca. Yo simplemente estoy diciendo que es nuestra decisión para ti Nanda no estaba ofendido pero
podía darme cuenta que estaba divertido por mi actitud. Era fácil ver porque todos los demás buscaban fervientemente la
instrucción. Yo era siempre el niño problema, resistiendo lo que todos los demás deseaban con todo su corazón.
Suspirando otra vez, resolví tratar más duro en el futuro. Nanda-ji, lo siento.
Parece que me gusta hacer la vida un poco mas difícil para mi mismo de lo que es
necesario.
Eso es un error común en el estado despierto, él respondió cálidamente. ¿Por eso con tu permiso entonces? Procederé. Bien, La
Técnica Lunar tiene varias funciones importantes, la primera es abrir lo que tradicionalmente se le conoce como, el sendero de los
dioses . Si alguien muere después de que el primer nivel de iluminación, la conciencia perpetua se gane, pero antes de que el grado
mas elevado de la unidad se establezca, el alma deja el cuerpo por este sendero. Convirtiéndose en un ángel, un dios, el alma va al
mundo de los ángeles, de los Dioses. Este en un camino a través de las regiones celestiales, es uno que va muy despacio. La meta
que eventualmente se alcanza es la misma que se consigue por un alma que se atraviesa el sendero solar, el sendero de los sabios,
pero toma mucho mas tiempo.
Abrir este canal ahora incrementará tu percepción celestial; abrirá tu sexto chakra,
ajña, comúnmente conocido como, el tercer ojo . A través de tomar maestría de esta
técnica tu ganaras completa habilidad de ver y escuchar a los celestiales los devas,
ángeles, elementales, espíritus de la naturaleza y otras que viven en realidades
dimensiónales mas sutiles que nosotros los humanos
Por eso esta técnica desarrolla la conciencia exaltada, dijo Sharon absorta.
Exactamente. La segunda técnica de la segunda esfera aligera el desarrollo del
segundo nivel de la iluminación.
¿por qué aquí? pregunté, quejumbrosamente sin darle importancia. Mi resolución
se estaba ya partiendo.
No tendría mejor sentido estabilizar la conciencia perpetua
primero y entonces desarrollar la conciencia exaltada, era yo incorregible. Seguido me
impresionaba yo a mi mismo por mi crudeza. Aquí estaba yo, a punto de ser instruido con
esta técnica de mas de dos mil años de antigüedad y tenia la desfachatez de cuestionar al
anciano custodio de esta maravillosa enseñanza.
Sharon me frunció el ceño pero Nanda sonrió tan calurosamente como siempre y
respondió afectuosamente Si nuestro propósito fuera simplemente la conciencia perpetua
sin duda estarías en todo lo correcto sin duda alguna. Pero la meta de la Ascensión es la
permanente experiencia del grado más alto de la iluminación, la Unidad. Nosotros no
queremos que nadie permanezca atorado en un nivel bajo de conciencia por eso aun antes
de que la experiencia del ascendente se estabilice, nosotros empezamos a acomodar el
trabajo base para el rápido crecimiento a la conciencia en la iluminación. ¿Entiendes?
Realmente no tenia ni idea de lo que él estaba hablando, pero estaba seguro de que
la Técnica Lunar sería tan simple y poderosa como las otras cinco que había aprendido;
resolví una vez mas que cuando menos intentaría ser expresivamente agradecido con Nanda
y practicaría la Ascensión con mi mayor disposición.
~~~
Nanda, Sharon y yo fuimos los últimos en entrar en la cueva de la Ascensión. Como
me sentaba junto a ella en una formación rocosa cerca de la boca de la cueva y sostuve su
mano, el sol declinando todavía no muy metido mas allá de las cumbres Himalayas,
acariciaban su dorado cabello, rayos brillantes de aros de gloria alrededor de su radiante
rostro. Tu eres ella, pensé, entonces cerré mis ojos para Ascender.
Empecé con la técnica lunar como Nanda había sugerido. Después de una sola
repetición, todo de la Tierra era olvidado como yo entraba a un nuevo mundo,
completamente diferente a Para y todavía inesperadamente conectado a Gana y a Almira...
5. N A T IV ID A D
Cambio es la esencia del mundo:
Existencia estática es imposible
Vidas no consagradas a la evolución
Dejara una raza con Muerte;
Una gente sin compromiso al crecimiento
No existirá más.
Claro, las mismas rocas maldecirán
Y entonces se olvidaran de ellos.
-- Rodavi
Gana regresará en la primavera
De Julius Adan.
-- El Rajanya Mordom
Nacido desconocido, pero nacido para reinar,
Marte purgara mi Tala con fuego y espada.
-- Joab
El invierno era famoso por su larga duración. Aun los mas ancianos decían que no
podrían recordar otro parecido. Los que planeaban pobremente tenían que pedir prestado
con intereses de sus vecinos, otros pero no muchos morían por el tardado frió. Pero el
milagro de la primavera al fin empezaba; los fragantes narcisos y los pompones dorados
tapizaron los valles como las flores zafiro nevada y azafrán e índigo que perseguían al hielo
de regreso a las montañas. Habían algunas inundaciones como los pesados aguaceros de la
primavera ayudaban a derretir, sin embargo, prometía ser un año pacifico y productivo para
todas las tierras de Tala.
La capital de Tala era conocida como Sulara, la Ciudad Dorada de los Adanai.
Sulara era una ciudad magnificente, llena de oro y joyas y prosperidad. Fue construida en
el lejano sur, en la misma región donde la leyenda cuenta que el Fundador Gana fue
envenenado hace mucho tiempo. En la lejanía del océano en esos días había una creciente
cadena de islas, cada una mas caliente que la anterior, de donde venia la gran mayoría de
las frutas y verduras de Tala. Mas allá de la mas lejana y la mas caliente, el calor del aire
se elevaba tanto que nadie podía pasar mas al sur y vivir. Así ningún marino nunca había
alcanzado el franco sur; nadie sabía si el océano mas allá del Quemante Mar se enfriaba
otra vez y había entonces mas tierra, así la temperatura se mantenía elevándose,
inexorablemente levantándose ¡ay! el agua hervía y el mundo terminaba en las flamas del
infierno.
Uno de los últimos Reyes Sol de Emura el Adan Marcelo el Menospreciado, una
vez decidió ver si alguna de sus historias de fabulosos tesoros perdidos más allá del
Quemante Mar era verdad. El equipó diecisiete navíos, con sus más bravos soldados y sus
más leales marineros y se aventuro a la mar del sur con gran pompa y ceremonia un día en
medio del invierno.
El viaje fue fuertemente opuesto, por el Maestro del Juramento Vasuki, el Consejero
en jefe del Rey Sol. Pero Marcelo era muy obstinado y no quiso escuchar. Enfurecido por
la terca voluntad del Adan, el Maestro del Juramento no quiso acompañarlo y maldijo el
viaje, diciendo que ninguno que se atreviera a ir mas allá de las islas del sur volvería a ver
la Tierra de Emura.
Por el respeto que le tenía a la sabiduría del Maestro del Juramento (o por temor a
su prodigioso y profético talento), el Rey Sol decidió en el ultimo momento, dejar atrás a su
hijo mas joven. Sin hacer caso a las más fuertes protestas del Shara, Marcelo con sus otros
seis hijos y su única hija lo anclaron en el navío mas pequeño frente a la costa de la ultima
isla del sur, dejando a cargo a un viejo amigo de confianza.
Por once días el Shara amargamente lloriqueo su desistir. El caminó en círculos,
gritó, insulto, maldijo, chantajeo, pero nada de lo que hizo tuvo éxito para violar las
órdenes de Marcelo y seguir a la flota al franco sur.
Finalmente al Shara se le ocurrió echarle droga a la cerveza del capitán; con este
obstáculo fuera del camino, el diecisieteavo navío partió al sur al amanecer del doceavo día.
La Jubilosa exaltación del Shara no duró mucho: justo esa tarde, el vigía divisó un
solitario bote de remos, navegando a la deriva hacia el norte. Abordo habían seis
marineros, muertos y la única hermana del Shara, viva, pero severamente quemada en la
totalidad de su cuerpo.
El Rajanya Mordom, último Maestro del Juramento de Emura, escribió que nadie
podía pasar vivo al Sur. Pero como ninguno de los Maestros del Juramento nunca han
dicho lo que, si alguna cosa, yace mas allá del Quemante Mar, avaricia y curiosidad nunca
han podido totalmente, muchas extrañas historias se hicieron por viejos hombres borrachos
y ciegos tontos de los peligrosos viajes al franco sur.
Pero la verdad eran las palabras de muerte de la Sharan, ¡La flota se quemó!
¡Toda! ¡Todos han muerto! ¡Mi padre nos ha asesinado a todos nosotros! Sirvió para
prevenir a otros de la mente de Marcelo: ningún hombre cuerdo se atrevió a enfrentar la
bravura del Quemante Mar otra vez. Y las pocas almas dementes quienes intentaron buscar
sus fortunas a través de navegar el fuego demoníaco que circundaba al globo no vivieron
para contarlo.
~~~
En el Palacio del Adan, Zephyra en Sulara, el Rey Sol Julius estaba sentado
inclinado detrás de su pulido escritorio de ébano, correteando con sus dedos sobre el diseño
incrustado en plata de las diecisiete naves espaciales de la superficie del escritorio, sin
propósito. Julius no sabía que los diseños simétricos representaban naves espaciales.
Nadie en Tala sabía eso pero éste armónico orden de los diseños había sido un símbolo
honrado por el tiempo de la autoridad de los Adanai: había sido duplicado en fe con mucho
cuidado y diligencia por ochenta y dos mil años.
Al Adan le gustaba mirar el flujo irrompible de los diseños; por alguna extraña
razón, él se sentía bastante tranquilo cuando los miraba. Pero otras veces, algo de su forma,
balance y congruencia le inspiraba una esperanza más profunda en su corazón y sus ojos se
llenaban de lágrimas.
Esta noche, la mente de Julius estaba solo superficialmente atenta a la plata
incrustada: El Rey Sol estaba revisando su vida tristemente, viendo adentro buscando
sabiduría. Solo hoy se había dado cuenta que algunos de sus súbditos estaban secreteando
oscuramente acerca de él: ellos estaban preocupados de que su Adan no iba a vivir mas que
cualquier otro mortal ordinario.
Lo que le molestaba mas era que él creía que esto era su privado secreto.
Porque él sabía que ellos tenían razón: él era más viejo de lo que él debería ser, un
Rey Sol de solo ochenta otoños. ¡Su vida era una de fracasos! El era ciertamente tan
mediocre y posiblemente el peor de la larga línea de Adanes en degeneración.
¡La gloria de la Dinastía Solar había sido disminuida por su nacimiento! No era que
él deseaba ser una estrella diurna como Gana, el creador como un Dios de Emura; tampoco
siquiera deseaba ser un glorioso cometa como el gran Balzor, fundador de Tala desde la
ruina de Emura; no, el solo tenía la esperaza de ser una estrella fija en el firmamento: una
guía sin error por la cual su pueblo podría quizás advertir algunos de los bajos o los
arrecifes de los golpes de las olas de la vida.
Pero el no podía ya negar lo obvio no iba a ser. El nunca había sido y ciertamente
no ahora ni siquiera la mas leve ayuda en salvar a Tala de sí misma. No, el no era nada
sino que la mas débil de los cielos una distante, estrella en extinción. ¡Inservible a si
mismo e incompetente para su gente! ¡Un anciano, y decrepito tonto! ¡Todos sus esfuerzos
para chequear la decaída Tala no eran nada! Las adicciones de los Talanenses químicos,
físicos, emocionales, criminales, espirituales continuaban creciendo más grandes, mas
variados, mas intensos. Como un cáncer salvajemente multiplicándose, la muerte de la
civilización que amenazaba cada día se acercaba más.
El Rey Sol de pronto se puso de pie, recorrió su poderosa mano a través de su
cabello gris para ayudarlo a ordenar su mente, entonces miró por última vez la petición del
senado sobre su escritorio. Medio riendo, medio llorando, el murmuró, no debemos nunca
de fallar en tratar, entonces rápidamente firmó, Julius Adan XXXI, Tala.
El soltó la pluma sobre la petición y empezó a recorrer sus dedos sobre los diseños
incrustados de plata de la superficie de su escritorio mientras pensaba, ¡Treintaiunavo Adan
desde Balzor! ¡Si tan solo hubiera sido tan sabio! ¿Podría ser que forjar Tala desde las
cenizas de Emura hubiera sido tan difícil como salvar a Tala de sí misma? Quizás yo he
sido muy suave: Quizás mi padre Yamaya fue más sabio cuando el asesinó a los ochenta y
un Sharas en el festejo del día de Mordom. Quizás -- ¿Pero que puede lograr el temor?
Tala no era mejor después de su reino de terror que antes. Y posiblemente era mucho
peor.
¿Por qué nos ha abandonado Dios? ¿Por qué Joab desertó Tala después de que
ayudó a fundarla? ¿Por qué él no entrenó a un Maestro del Juramento para que lo
reemplazara? ¡Nosotros hemos estado sin interpretación visionaria de los misterios de
Rodavi del Uno desde que empezó Tala! ¡Cómo puedo guiar a mi pueblo si yo soy tan
ciego como ellos! Ellos necesitan mucho más de lo que yo les puedo dar. ¡Por el sagrado
mito de Kanaan-dora! ¡Estamos perdidos! ¡Condenados! Necesitamos esperanza,
necesitamos inspiración, nosotros necesitamos.
~~~
L a melancolía de J ulius fue groseramente interrumpida cuando las
puertas de su estudio se abrieron violentamente. Entró corriendo Teva, el
medico en jefe, llorando con gozo, ¡E s un S hara, S eñor! ¡U n S hara!
El Adan se puso de pie súbitamente, salvajemente esparciendo las doscientas hojas
de la petición del senado sobre los diecisiete incrustadas naves espaciales en plata sobre su
ébano escritorio. ¡Al fin! ¡Por la gracia de Gana! ¡Un niño! ¡La satisfacción de mi deseo!
¡Treintaidosavo desde Balzor es él! Marte, yo lo nombro, por el planeta de guerra brillando
ante la constelación del Deseo en el Signo del León esta noche; mi hijo necesitará de ser no
más que eso para lidiar con éste mundo tan dañado. Julius creía que éste niño era seguro el
cumplimiento de la profecía del Maestro del Juramento, Busca a Gana en la primavera de
Julius Adan. ¿Mordom predijo su nacimiento en este siglo? ¿Cómo no puede ser éste él?
La mente de Julius se alejó, apenado del comentario de Joab Nacido desconocido pero
nacido para reinar. Antiguas profecías ciertamente se descomponen en el tiempo...
Por primera vez en los largos años de los hombres, Julius, Treintaiunavo Adan de
Tala, caminó solo al templo de Kanaan-dora, se arrodilló ante la viva estatua de Gana y
entonó una simple y humilde canción de acción de gracias.
~~~
Quizás no es completamente fuera de los límites del convencionalismo para
enfatizar éste pasaje. Eso no era una estatua ordinaria la que Julius honraba con su gratitud:
él inmortal Shara Gana, envenenado por el hijo de su hermana Irnga, estaba sentado quieto,
vivo-muerto-congelado, en el templo nombrado en memoria de Kanaan-dora mucho tiempo
atrás, todos aquellos que Gana había amado vivían vidas completas, envejecían y morían;
sus hijos asumían sus posiciones y prosperaban en el nuevo mundo.
Ochenta y dos mil años podrían parecer un largo tiempo para estar en coma. ¿Pero
que es el pasar de los años para un inmortal? Si Gana no puede envejecer ni tampoco
morir ¿por qué debería de sentirse diferente a una sola noche de descanso?
Todavía si esto era verdaderamente la totalidad de su experiencia, ¿Qué es el estar
hecho de las profecías de los Maestros del Juramento de su inminente regreso? Quizás no
se ha hecho suficientemente claro que los Maestros del Uno, los Maestro del Juramento,
vivieron un estado de conciencia exaltado que el futuro era un libro abierto para ellos.
Ninguno de los secretos del espacio o el tiempo estaban escondidos de sus intensas y
sobrenaturales mentes. Si ellos han inequivocadamente declarado que Gana regresaría
esta misma primavera, tu puedes estar seguro de que así iba a ser. ¿Qué hay entonces de
esta estatua viva de Gana?
Para resolver este acertijo aparentemente complejo, entonces debe valer la pena el
considerar esta pregunta: ¿Si un inmortal duerme, que es lo que él sueña?
Hay muchísimas más cosas para cada Universo de lo que la mayoría comúnmente
entiende. Esto empezará a ser más claro cómo esta historia se desenvuelve. Nuestro
mundo está construido de magia, no de rocas.
G ritos de triunfo y repique de las campanas se escucharon a través
de S ulara, cómo flotas de mensajeros y veloces navíos fueron enviados por
todas partes del reino con las buenas noticias. L os mensajeros cambiaban
sus monturas seguido y los marineros se enfrentaban a difíciles vientos,
todavía fueron muchas las semanas antes de que todos escucharan: aunque
muy despacio y dolorosamente moría T ala, seguía siendo una nación vasta
y gloriosa.
Era una peculiaridad de la edad que los ciudadanos de las provincias más lejanas se
regocijaran más en el nacimiento del Príncipe Sol. Una razón para eso era que el rumor de
guerra estaba creciendo (nadie sabía porque) en las villas fronterizas: pequeños pueblos casi
abandonados, una vez ciudades prósperas construidas cerca de las Tierras Quemadas.
Aunque los hombres del Adan nunca entraron a la negra desolación venenosa, los granjeros
cuchicheaban de una tribu vencida (nadie sabía cual) creciendo más fuerte en una fortaleza
escondida (nadie sabía donde), jurando venganza por la derrota de sus ancestros por el
reconstructor Balzor.
Estos rumores raramente llegaban a la grandeza de la Dorada Ciudad Sulara; nadie
allí prestaba atención ni temían a los extraños vientos soplando a través de la desierta ruina
de Emura. Aún así, todavía había allí de hecho muchos a través de Tala quienes no se
regocijaban en el nacimiento a un heredero a la línea de Gana.
~~~
Así era de enredado el mundo del infante Shara. Pero por muchos años, el disfrutó
lo mejor de Tala: Julius le proveía con los más avanzados instructores en cada una de las
ramas del conocimiento y la guerra. El Príncipe Sol mostraba una profunda habilidad en
todas las cosas, pero especialmente en las Artes Marciales. Aún cuando era un niño
pequeño, soldados veteranos no lo vencían con el arco o la espada. Su fuerza salía de los
más profundos pozos: muchos eran los luchadores heridos de tres veces su peso.
La gente lo endiosaba: ¡Marte es sin duda alguna el Dios de la Guerra! Este Shara
es el Purificador profetizado por los Maestros del Juramento, Mordom y Joab; él nos
llevará a satisfacer la Visión de Rodavi, a la edad Dorada de la Paz. Solo él nos salvará de
los males de nuestra civilización. Más comúnmente se agregaba después de esto una larga
lista de todos aquellos quienes seguramente serían purgados por Marte cuando él creciera a
ser un hombre. No debería ser particularmente sorprendente par ninguno de nuestro mundo
moderno que los agregados a las varias listas condenaban a todos los de Tala a muerte y a
la condenación eterna. El juicio es una espada amargamente filosa, ¿No es así?
El Príncipe Sol pulido en poder y sin hacerle falta nada, sino el acercamiento de sus
padres: cosas vitales del estado siempre ocupaban el espacio de su padre, su madre usaba la
mayoría del tiempo de su vida, adornando la multitud de funciones magnificas de la corte y
ella murió muy pronto después de su nacimiento.
~~~
Ahora el sueño empieza a ser un poco más complejo. A sólo un
cuarto de hora antes de que el Shara Marte naciera, hubo otro nacimiento,
no muy lejos al E ste de S ulara, ese de un campesino. L a pequeña cabaña
de sus padres era tan modesta como el palacio de Z ephyra de los A danai
era ostentoso. T odavía quizás por esta extrema simplicidad, ninguno de
los problemas de la C iudad D orada llegaban allí ninguna nube ceniza de
problemas oscurecían el fuego puro del amor en sus padres de corazones
incomplicados. A unque ninguna cantidad de campanadas y gritos de
exaltación proclamaban esto, el nacimientos de su único hijo, su gozo no era
menos real; agradecidos ellos le daban gracias a A lmira por su D ivina
Misericordia.
C omo el bebé yacía en los brazos de su madre durmiendo su primer
sueño, su padre S anel regresaba de proclamar su gratitud a las estrellas.
A rrodillándose junto al colchón de heno, el susurró N aisan-Auta. E ste
es tu nombre, noble ser, tu eres un milagro de la primavera, una brisa fresca
para nuestra anciana edad.
S anel habló literalmente la verdad: E ste nacimiento era altamente
inusual. L eora había experimentado muchos años antes su cambio, sus
últimas tristes esperanzas para tener un niño se habían hace mucho
convertido en polvo.
Pero un año antes al día, mientras iban caminando por una alta
pradera, oyeron el recorrer del fresco renacimiento de la primavera y se
regocijaron en su emotiva apertura del redespertar de la vida, una vez mas la
vieja esperanza se desarrolló dentro de sus pechos. M ientras ellos se
sentaban entre las pequeñas y blancas flores de estrellas y miraban con
amor y tristeza sobre el mundo que reempezaba, sus lágrimas fluían
libremente, marcando sus rezos para el entendimiento. D e pronto junto a
ellos apareció un viejo, un ermitaño con una túnica gris, sosteniendo un
paquete negro cubierto con una pequeña tela. S u rostro y sus manos
estaban profundamente demacrados; lo que le quedaba de pelo estaba
completamente sin color. Pero sus ojos estaban saturados con gozo; algo
acerca de su profundidad expresaban un no-se-que de sabiduría
sobrehumana. L eora lo miró con modesta curiosidad pero no dijo nada.
S anel sin embargo, se acordaba de él: él lo había visto muchos años atrás,
trepando entre las altas llanuras alpinas. S e corría el rumor de que este
ermitaño vivía solo en una cueva muy arriba en la montaña ¿Q uizás la nieve
solamente se había derretido suficiente para que él pudiera regresar al
mundo? Pocos en los últimos años lo habían visto; aún más pocos les
importaba si seguía vivo o se había muerto hace mucho. L a mayoría decía
que el estaba loco, algunos raros lo nombraban un M aestro del J uramento
como M ordom y J oab. N adie sabía de donde había venido o porqué vivía
donde lo hacía, una historia era que él siempre había vivido en las montañas
y que él siempre viviría allí. C iertamente no se veía mas viejo hoy de lo que
se había visto muchos años antes...
M ientras estos pensamientos cruzaban nuevamente por la mente de
S anel. E l estaba parado mas bien desapercibidamente, y dando un medio
saludo haciendo reverencia dijo, ¡B ienvenido descendiente del S ol! Q ue
la paz auto luminosa a la manera de Rodavi brille para siempre sobre ti y te
lleve en gozo al mundo de A lmira.
E n una voz llena de vida algo sorprendente viniendo desde su
anciana estructura, el ermitaño contestó ¡H onro el S ol en ti! Q ue la luz de
la verdad de Para amanezca aun aquí sobre la Tierra para guiarnos hasta el
regreso a G ana. ¡H an pasado muchos años desde que escuche este
saludo S anel! T e agradezco por saberlo.
Pero entonces, ¿T u
verdaderamente te acuerdas de mucho del conocimiento de E mura? M ás
quizás que ningún otro de T ala. ¿U na curiosa ocupación para un
campesino, no es así?
¿No es así? hizo eco Sanel, algo confundido. Yo supongo que así es. Siempre
me ha llamado la atención los escritos de Joab, como lo fue mi padre antes de mi y su padre
antes de él. Yo no sé porque nunca he escuchado nada de lo que he aprendido. Ni tampoco
porque hablo estas cosas contigo ahora; me parece de alguna manera apropiada.
Lo fue. Más que apropiado. Fue, de hecho, el tercer signo que yo había estado
buscando. Ahora sé lo que debe Ser.
El ermitaño desdobló la tela negra que él tenía en la mano. En ella yacía la gema
Starbha, tan brillante y maravillosa ahora como lo fue en ese día hace mucho cuando Gana
fue envenenado. Leora y Sanel se le quedaron viendo a la joya con asombro. Ellos no
parecían pensar en palabras apropiadas pero ambos se preguntaban a si mismos como en el
mundo podrían ellos haberse transformado instantáneamente y empezar a hacer lo que ellos
habían tenido tanta esperanza y habían soñado y orado pero nunca antes se atrevieron a
creer.
Complacido de ver que su aseveración era correcta del par escogido, el ermitaño se
sonrió para si mismo suavemente y continuó, antes de que ustedes hayan visto renacer la
luna trece veces, ustedes serán padres de un hijo varón. El estará bien marcado ante los
ojos de Dios y del hombre: él sanará mi Tala con su amor y su espada. Como un símbolo
de la verdad de mis palabras yo he traído este regalo para ustedes. Mis requerimientos son
cuatro: no le digas a nadie de la gema Starbha, ni siquiera a tus amigos más cercanos.
Leora, pon la gema sobre tu vientre todas las noches hasta que el bebé nazca. Después de
su nacimiento, cuelga Starbha alrededor de su cuello en esta cadena de oro. Y Sanel, lo
más importante de todo nunca dejes que él se la quite por ninguna razón, la que sea.
~~~
S anel y el hijo de L eora, N aisan crecieron sin la ayuda de la
educación formal; lo más cercano se aproximó a entrar a S ulara fue cuando
el trepó a la montaña para observar los momentos finales de la carrera del
S ol y vio muchos reflejos dorados de los capiteles y las torretas en la
lejana distancia. A unque pensaba que la ciudad de los A danai era
hermosa, sentía su maldad y no deseaba ir allí. Por eso cuando su padre
viajaba a la C iudad D orada, N aisan se negaba a acompañarlo. S anel se
lo preguntaba, pero respetaba el deseo de su hijo.
A l niño no le gustaba en lo más mínimo la humanidad: una vez le dijo a
S anel, ellos son diferentes, los de S ulara: afuera, ellos, se ven bien;
adentro ellos son corruptos con podredumbre.
Pero N aisan amaba los
árboles, las flores y los risueños riachuelos, y gastaba su día jugando con
las bestias y los pájaros. N o existía ningún animal que no lo amara,
tampoco había uno que refutara cualquiera de sus órdenes. E l montaba a
los elefantes y leones antes de que pudiera caminar; aún las águilas
gigantes venían a la tierra a su comando y lo llevaban a donde quiera que el
deseaba.
T odo esto al principio alarmaba y sorprendía a sus padres. Q uién
es este hijo de nosotros, ellos se decían uno al otro cuando él aun era un
poco más que un bebé. ¿Por qué los más maliciosos de las bestias le
pagaban tributo?
A sí el niño maduró en la sabiduría que trasciende más allá de los
libros; siempre el era observado y sutilmente instruido en las formas del
mundo. Pero su maestro no se mostraba a si mismo; N aisan no sabía o aun
sospechaba de los vigilantes ojos grises que lo seguían a todas partes.
6. LAS HERIDAS DEL LEON
Quien quiera que intente la jungla.
Sin una guía experta.
Es apto de terminar su vida en la barriga de un tigre.
-- Rodavi
Marte no será extraño al dolor
-- Mordom
Marte debe morir tres veces antes de dejar Tala a la paz
--Joab
E n un día azul cualquiera, dieciséis años después de su nacimiento el
S hara M arte encabezando a un grupo de sus amigos más cercanos desde
la ciudad de sus padres. E ra el último día soleado de un periodo de
catorce días: lo que quedaba de la nieve se había ido, la tierra otra vez era
firme. U na legión de pequeñas y suaves nubes pintaba una tormenta
primaveral que pronto descendería con pasión; pero ahora el joven mundo
era esmeralda, azul, refrescante, hermoso.
El Príncipe Sol estaba montado sobre una soberana yegua marfil llamada Victoria
llamada así por el corcel que Balzor había montado en la batalla final de su reconstrucción.
Una segunda razón por el nombre era una profecía del sucesor de Mordom, el Maestro del
Juramento Joab: Sentado sobre la ancha espalda de Victoria, Marte y Venus entrarán a
Sulara a reclamar su antiguo trono. Sabes entonces que los Cuatro Años de prueba están
sobre ti. Así solo es como mi Tala se levantará a la sabiduría de la manera de Rodavi, a la
Edad Dorada de la Paz.
Este nombramiento no fue estrictamente vanidad: en velocidad y aguante, Victoria
era como los corceles que Gana había rescatado de Martanda: Nadie vivo podía alcanzarla.
Julius había sentido que ella era un regalo apropiado para el cumpleaños de su hijo -¡Marte era ahora un hombre! Los Sharas de Tala hacían reverencia al próximo Adan, el
profetizado purificador; Marte había sentido la autoridad que le pertenecía y se regocijaba.
Inmediatamente afuera de la séptima puerta, el Shara clavó sus espuelas dentro de
los flancos de la yegua. Ella se abalanzó hacia delante con gracia y poder, rápidamente
alejándose de los otros. Su cabellera de ébano ondeaba detrás de él, Marte pensó, ¡Que
placer, este viento primaveral! Algún día yo montaré a mi Victoria a la batalla igual que
el Fundador Balzor montó a su Victoria. ¡Que inalcanzable gozo va a ser eso! ¡El uso de
mi espada para algo más valeroso que humillar a ineptos gladiadores!
El estaba profundamente dentro del bosque y bastante más adelantado que sus
amigos cuando sus deseos fueron contestados: una masiva fuerza lo golpeó tirándolo de la
yegua. Sangrando de media docena de heridas de garra, el Príncipe Sol luchaba para
Liberarse de la revolcada del León. Victoria, apenas conquistando su propio terror, atacó a
la bestia con sus rápidos y filosos cascos. Pero era el más desigual de los encuentros: el
León dejó de atacar a Marte solo el tiempo suficiente para atacarla a ella.
Por primera vez en su vida Marte probó la duda. El sacrificio de Victoria le
permitió mover con dificultad sus pies y sacar su espada. Pero ambos brazos estaban
terriblemente heridos: como un gatito jugando con una pelota, el León le arrebató la espada,
hiriéndolo profundamente a través del pecho.
Moribundo ahora con la conciencia rápidamente desvaneciéndose, el Shara se
arrodilló y la bestia lo envistió para el ataque final.
~~~
U n llamado bajo sonó a través del aire; el L eón se dio una pausa,
entonces dio un salto sobre el Príncipe Sol y se fue.
A través de una neblina rojo-sangre, Marte vió a un joven campesino acercarse a
Victoria, yaciendo sin movimiento en un creciente charco de sangre.
El campesino tocó sus heridas con ternura, tomó una brillante y dorada gema desde
dentro de su túnica y la puso sobre su corazón. Victoria relinchó sorprendiéndose, entonces
se puso de pie muy despacio en piernas tambaleantes. Ella pateó una vez, sorprendida de
estar bien, entonces se arrodilló frente al campesino, poniendo su suave mejilla en sus
fuertes manos. El miró durante un largo tiempo dentro de sus cálidos ojos marrones y le
habló en una dulce y melodiosa lengua que movió profundamente el corazón de Marte aun
en medio de su tremendo dolor.
¿Quién eres tu? el susurró; el campesino se puso de pie y caminó hacia él y lo
miró en el suelo.
Los amigos de Marte ahora estaban cerca, buscándolo. Sus gritos hacían eco
felizmente a través del bosque, ¿Marte? ¿Dónde estas? ¿Shara? ¿Qué juego es este?
¡Marte! ¡Muéstrate a ti mismo!
El campesino se inclinó y lo amenazó: si tú lastimas a la yegua otra vez mandaré de
vuelta a mi León para que acabe su trabajo contigo. ¡Bruto! Ella se merece solo el Amor,
nunca el castigo. ¿No te das cuenta que ella por poco muere hoy por ti, a pesar de tu
crueldad? ¿Cómo puedes estar tan ciego?
Tres de los amigos del Shara salieron de entre los árboles; el campesino corrió
alejándose y diciendo, ¡Su amigo y el León no tuvieron un buen encuentro! Si se apuran
ustedes quizás todavía puedan salvar su vida. La Yegua cuando menos está bien.
Entonces, él desapareció.
~~~
La fiebre se expandía por el cuerpo de Marte mientras el bailaba con la muerte. Una
vez, los médicos estaban seguros de que él había muerto: su respiración y corazón se
detuvieron en su totalidad por el lapso de una hora. Su espíritu fue liberado una vez de las
cadenas del barro: el Shara tuvo visiones extrañas de un fantástico mundo de perfección
donde el poseía poderes sobrehumanos, un mundo del cual era violentamente arrojado
después de fallar a completar siete imposibles tareas.
Los Talanenses se regocijaron cuando su Príncipe Sol regresó a sí mismo. Pero su
exaltación fue prematura: ese León en particular no era fácilmente vencido, sus garras
habían desgarrado más profundamente su espíritu que su carne. El orgullo del Shara,
nacida de su cadena sin esfuerzo de victorias y nutrida por la adulación inconsciente de las
masas, ya no podía permanecer como la parte dominante. ¡El había sido derrotado!
¡Derrotado! ¡El, el aparente heredero de toda Tala, descendiente de la semi-divina raza
Solar de Gana, le debía su vida a otro! ¡A un campesino, por el inigualable mito de Kanaandora! ¡A un campesino! ¿Cómo puedo haber caído tan bajo?
Como al ego de Marte le hacía falta una coherente emoción suprema, otros deseos
empezaron a crecer y empezaron a demandar su autoridad. Al principio él se resistió, pero
las oportunidades eran sin fin. Con solo un año, sus amigos estaban contados entre los más
viciosos y destructivos en Sulara.
Sin ayuda, enrollado por los estranguladores espirales de la declinación de Tala,
Marte esparcía su vida en deleites venenosos. Aun así, él luchaba contra sí mismo: aunque
el había caído lejos, la luz en él, no nunca podría ser totalmente destruida; a intervalos
irregulares, reganaba dominio. Pero tales veces venían menos y menos seguidas; las
profundidades eran siempre más diabólicas, siempre más perversas.
Así pasaron cinco años. El Visir de Tala ahora temía su ascensión al trono, llegando
a su momento: Julius envejecía rápidamente, siendo testigo de que su único hijo decaía por
sus excesos.
~~~
E n su cumpleaños numero veintiuno, el S hara caminaba solo cerca
de la pradera de N aisan. E l día del L eón, V ictoria había descubierto un
nuevo amo: ella no permitía a nadie de S ulara que la montara.
D esdeñando de montar un caballo inferior, el Príncipe S ol esperaba que
ella lo considerara, pero ella no lo hacía, entonces Marte caminaba.
H oy la luz le pegaba fuerte. S e deshizo de su guardaespaldas y se
fue vagando lejos sobre la tierra reverdeciente de la primavera.
A proximándose junto a un tranquilo lago, se quedó viendo dentro del agua
clara, luchando consigo mismo adentro.
¿D e que sirve todo este oro, su palacio, sus sirvientes? ¿Q ué
diferencia tenía que el pudiese romperle la espalda a un hombre con sus
manos peladas? N adie en S ulara podía ganarle en batalla. ¿Pero, para
que? Por siete años el no había visto a nadie igual, en ninguna competencia,
no necesitaba mejorar su talento. ¡E l era el mejor guerrero desde B alzor y
estaba aburrido! N o, peor que aburrido, disgustado con la vida. L os
pobres T alanenses lo adoraban como si verdaderamente fuera el D ios de
la G uerra. U na vez había parecido glorioso, pero ahora aborrecía la
maravilla en sus débiles y pequeños ojos. ¡N o había nadie que se lo
mereciera en talento, nadie para retar, nada que hacer! ¿Por qué el había
nacido en un momento tan absurdo? T ala sólo había tenido una
insurrección muy menor en quince siglos ¡El era una piedra de granito en un
mar de lodo! ¡A hora se daba cuenta porque bebía tanto, porque
encontraba en los muslos suaves de las mujeres, más satisfacción que en las
cuestiones del estado! ¿Para qué él estaba aquí? H ubiera sido mejor ser
compañero de B alzor! ¡E ntonces había verdaderos enemigos, verdaderas
cosas que hacer, reinos que conquistar!
L os M aestros del J uramento predijeron que el purgaría T ala a
través del fuego y la espada. ¿Pero ahora? ¿Debería invadir cada corazón e
insistir en un solo combate? ¿y, para que, molestarse? ¿Q ué mejoraría si el
asesinara a los T alanenses? L os sobrevivientes serían igual de frívolos
solo disgustadamente débiles, tan inservibles. ¿Cualquiera de ellos pudiese
cuando menos tener un entendimiento cercano a las visiones de Rodavi
acerca del Uno?
D esesperadamente frustrado, M arte golpeó muy duro el agua: L os
peces color arco iris que nadaban allí estaban todos demasiado satisfechos
con su tonta libertad de pez. ¿Por el mito de G ana, nadie de los insípidos
Talanenses se preguntaba alguna vez porque?
H ubo un repentino movimiento al otro lado del lago; M arte miró
hacia arriba, con rápidos e involuntarios movimientos.
U na chica
extremadamente amorosa con un largo cabello negro color cuervo, vestida
en simples blancos, común a los campesinos, lo miraba fijamente; lágrimas
brotaban por sus hermosos ojos azules.
E l se hinchó de deseo; inmediatamente se puso de pie. ¡D emasiado
tarde! E lla corrió por el denso bosque antes de que él pudiera correr a
través del lago y alcanzarla.
S u rastro al principio fácil de seguir, de pronto se desvaneció,
dejando al Príncipe S ol perplejo y furioso. B uscó en anchos círculos,
maldiciendo pero no encontrando nada.
E l día estaba rápidamente terminando; el S hara se encaminó a casa,
divisando una particular serie de malos horrores del área como consolación.
E n la desvaneciente luz, falló en ver una escondida raíz hasta que se
tropezó con ella y cayó de frente sobre sus manos. A ntes de que se
pudriera parar, algo que sintió como un duro puño lo golpeó por detrás; su
mente explotó en cascadas de espirales de sangre y ébano.
L a luz del poniente sol jugando a través de las verdes hojas
primaverales revelaron al profetizado purificador, el Imbatible Príncipe S ol
Marte, tirado sin sentido sobre la tierra.
~~~
C uando el S hara se despertó, el sol ya se había escondido hace
mucho. G ruesas nubes cubrían la luna nueva y las estrellas;
estaba
completamente oscuro.
M arte se sentó
muy despacio tratando
de ordenar sus
pensamientos. E ra difícil por el intenso dolor en su espalda y su cabeza.
E l había conocido jaquecas antes, mas y más severas en su degenerada
vida, pero esto era algo mas
un nuevo tipo de miseria. L a totalidad de su
cráneo y espalda se quemaban, gritando una agonía inaguantable.
Sosteniendo su cabeza, el se sentó inmovible por un largo rato.
E ventualmente el dolor disminuyó un poco; el miró a su alrededor y
observó, en la altura pero no muy lejos, la danza de la luz de la fogata. El se
puso de pie muy despacio y con cuidado se acerco a ella.
A lguien estaba sentado allí, admirando las flamas. E l usaba una
sencilla túnica de lana de color gris; la suave luz azafrán revelaba un
anciano rostro. U n leve recuerdo se abatió en el S hara, la ayuda vendrá
cuando la necesitas, aun cuando menos la merezcas, si tan solo la permites.
¿Dónde era eso? El buscó en su mente.
L o eludió por un largo rato, entonces vino una fuerte corriente:
después del León, cuando el tuvo fantásticas visiones, una fue muy fuerte y
se quedó mucho tiempo después. U n sabio de ojos grises (¡V agamente
como este viejo ermitaño!) le había ordenado completar siete tareas y le
había advertido de -- ? de fortaleza, eso fue. N o, no puedo ser fortaleza.
¿Por qué temerle a la fortaleza? A unque M arte miraba profundamente en
su memoria, el hilo se había perdido.
¿T e vas a quedar allí parado toda la noche, o vas a
calentarte?
venir a
E l S hara dio un brinco hacia atrás alcanzando su espada, ¡pero ya
no estaba! ¡N unca antes había estado sin ella! M ientras sus pensamientos
se doblaban hacia la violencia, el viejo ermitaño se rió. H e estado
esperándote por un largo tiempo, mi joven S hara. ¿T u no puedes estar
sorprendido? S eguro que te das cuenta que todos por leguas te oyeron
venir. Pero supongo que los L eones no tenían suficiente hambre para
considerar su tiempo por ti; yo estoy muy solo. ¿T e vas a sentar conmigo o
no?
E l Príncipe S ol dio un paso hacia delante, diciendo imperiosamente
yo soy M arte. S e sintió débil, sin embargo, incluso para sus propios
oídos. ¿Había sido su acercamiento a una fogata tan pobre?
Q uizás tu eres; quizás de hecho tu eres. A unque en otros tiempos,
los títulos eran ganados antes de ser otorgados. B ien, nuestro benigno
mundo cambia. S iéntate, bebe; esto te reconfortará. E l le dio un tarro
de madera, conteniendo algo que se veía como cerveza.
E l S hara no era familiar a las órdenes de otros. T odavía después
de solo unos minutos de largo silencio, no podía ver otro acto lógico.
M arte se sentará, dijo, tomando la bebida. S u dulzura lo sorprendió,
llenándolo con un no acostumbrado sentimiento de tranquilidad. E l dolor
salió de su cabeza y espalda y no regresó. D ime de ti mismo le ordenó al
viejo hombre: la extrañeza del ermitaño levantaba y profundamente abatía
su pasado desdeño
antiguas melancolías, memorias perdidas, sueños
olvidados.
L a responsiva fue una completa y rica carcajada, casi incongruente
con el viejo cuerpo: ¿Q ué hay que decir? Y o era, yo soy, yo seré. Tu eres
mi presente preocupación. ¡M ira aquí! U na imagen suavemente se formó en
el fuego. Una reunión de -- ¡Reprimidos! Y sobre un lecho de muerte
¡Padre! C omo es esto -- ¿Qué brujería -- ?
N inguna brujería: directa manipulación de la ley natural.
La
implacable ciencia de K anaan-dora no se ha desvanecido totalmente del
mundo, ves. Lo que está ante ti, es real y esta sucediendo. ¡Una inmedible
tristeza! T u vida sin fundamento finalmente lo vence. E s triste perder así a
J ulius A dan antes de su tiempo: aunque sea un Rey S ol mediocre, él fue
un buen hombre.
U n violento torbellino envolvió a M arte, la primera vez en muchos
años de lucha y fracaso, pero ahora con muchísima mas fuerza: la cerveza
del ermitaño no era sin sutil poder. Padre...yo no pensé...
E l S hara miró al suelo, viajando dentro de su mente. E ntonces otro
impulso lo movió, no creado o reforzado por la bebida del viejo hombre. E l
se puso de pie, una luz bastante diferente en sus ojos.
E ntonces. E l
Shara Marte esa ahora el nuevo Marte Adan -- ¡Rey S ol de toda T ala!
¡N o es así! ¡M ira otra vez! M ás imágenes en las llamas.
¿Porque, estoy yo allí?, y -- ¡Por el S ol todo-consciente! ¡S obre
V ictoria al fin! C on la maldita hermosa S haran que vi hoy ante mí! ¿D ónde
-- ?
¡N o así, no así otra vez! ¡E stúdiate a ti mismo! E l viejo hombre se
limpió la boca para cubrir su sonrisa. ¿C uándo este M arte alguna vez
llamaría a una mujer vestida de campesina, una Sharan?
¡S oy ciertamente yo! M i ropa, mi espada, mi rostro -- ¡Pero no! ¡N o!
¡No! ¡Y a veo! ¡Y o no! ¡Q ue! ¡Q uien! N o, ¡Y o recuerdo! ¡E se campesino
del L eón! N o me acordaba que tan perecidos... ¡A dónde va él! S i él
piensa -E l no piensa, el sabe. N aisan-A uta. S erá coronado en tu lugar.
C omo el M aestro del J uramento lo dijo, S entado sobre la ancha espalda
de V ictoria, M arte y V enus entrarán a S ulara a reclamar su antiguo trono.
¿Ya se te olvidó?
E l S hara se puso de pie rápidamente, empuñando otra vez por la
espada que no tenía, rugiendo, ¡T raidor! ¡Prohíbo esto! ¡T u! ¡Y o!
¡H arai! ¡S iéntate chiquillo! ¡S ilencio! M arte fue empujado hacia
atrás por una mano invisible. El luchó hasta que sus rodillas se doblaron en
contra de su voluntad; entonces el se colapsó mirándose como una muñeca
de trapo de S hara. E l desafío rugiendo en é, trató de gritar pero se dio
cuenta que el ni siquiera podía hacer eso.
L a voz del ermitaño era clama encarnada. ¿Podrías, Príncipe S ol?
¿Podrías de hecho? ¿Puedes ver alguna alternativa?
C omo su rabia gradualmente se desvanecía en desesperación,
M arte observaba la guerra descendiendo en T ala desde las Q uemadas
T ierras, su inpreparado ejercito vencido, él torturado y severamente
desagarrada. Su gente brutalmente destrozada y esclavizada.
Por eso.
Ella me dijo verdaderamente, que había una leve
esperanza: T u todavía puedes usar esos grandes y hermosos ojos marrón
para algo mas importante que desvestir a hermosas mujeres.
La
destrucción es el predestinado futuro si éste M arte reina, S hara. ¿T u
vanidad entonces comanda que seas tu el ultimo A dan de una T ala libre?
M arte descubrió que otra vez el tenía control de su lengua y dijo
cansadamente, ¿por qué debo creerte? E l no podía recordar alguna vez
haberse sentido tan débil. E sta improbable noche había más que tenido
éxito en el intento de deshacer este improbable día.
N o debe de haber prueba. L o debe de hacer cada ser humano.
T oda verdad viene desde adentro, desde el corazón. Pero este poco más,
te puedo decir: Cuando vi que Emura estaba condenada, yo -¿Q ué? ¿E stás loco? ¡E mura cayó hace diecinueve siglos! S i es que
verdaderamente existió del todo. Todavía tu pretendes --
O h, E mura existió. Y era una brillante, todavía una civilización
sublime. L as historias de T ala son verdad: Por más de ochenta mil años.
L as Q uemadas T ierras fluían, con activas personas, descendientes de
G ana y K artika y los diez mil refugiados de K anaan-dora y M artanda.
Pero la misma degeneración demoníaca que ahora está destruyendo T ala
eventualmente triunfó allí E l ermitaño pausó por un largo rato, suspirando,
con sus ojos medio cerrados, flotando en recuerdos.
M arte estaba totalmente perdido. L as palabras del ermitaño eran
imposibles, locas, y todavía
y todavía, había algo remarcable acerca de
esta reliquia de estilo de persona de una ausente edad; el Príncipe S ol
estaba sorprendido al encontrarse casi creyéndole. S u escalado conflicto
empezó a afectar su sentido del balance: el suelo empezó a moverse debajo
de él en olas oceánicas. Instantáneamente, el se sintió mareado.
E l viejo hombre finalmente continuó, C uando me di cuenta que
E mura estaba condenada, yo, un joven hombre de esos tiempos, concluí
que debíamos asegurar el linaje de Gana. Así que secuestré a Aharón -¡Insano! ¡E l piensa que es J oab! Pero esta protesta fue demasiado
débil. L a segunda vez que el ermitaño mencionó a G ana abruptamente
transformó el conflicto del S hara: S u conciencia violentamente dio un
vuelco como la negra duda luchó con la dorada y tenaz creencia. T error
recorrió revueltos capiteles de remolinos a través de su salvaje y luchadora
mente; S u único refugio era la suave voz del viejo hombre. ¡Pero creerle
sería darle V ictoria a lo imposible! ¡S u relato era absurdo! ¡L oco! y
todavía, y todavía...solo si el suelo se mantuviera quieto...
E l ermitaño continuó ignorando las quejas del S hara, Y o secuestré
a A haron H anif, el heredero a la D inastía S olar, tu distante antepasado.
Por diecisiete generaciones protegí su linaje, hasta que reganó la fuerza de
su fundador, Gana: Balzor nació.
L o que tu no puedes saber, fueron los hechos que no se registraron:
B alzor era el primo del verdadero heredero. C uando su madre huyo para
salvar sus vidas a través de las Q uemadas tierras, A lazar fue
discapacitado por la radiación en el vientre. Pero su torcido cuerpo le
hacia contrapeso por una profunda claridad de la mente: D ándose cuenta
de que la fortuna nos favorecía a través del poder de su primo, el abdicó a
su derecho. A sí yo anuncié a B alzor como el fundador; T ala había
nacido.
L a afortunada verdad es esta: E l linaje de N agid A lazar tampoco
falló. Yo nunca les he dicho quienes eran, pero les he dicho y enseñando la
manera de Rodavi: generación tras generación los he mantenido cerca de
mí, siguiendo la simple vida de campesinos y granjeros de este pequeño
valle. E llos por lo tanto no son corruptos y débiles como lo es tu familia.
M arte se ruborizó bajo la constante mirada del ermitaño y sus duras
palabras y lo miraba hacia abajo, pero le contestó con desdeño, mi gente
nunca aceptará a un campesino como el Rey S ol, aun si esta imposible
locura fuera verdad y él fuera el descendiente del heredero correcto. L a
última defensa de raleza nunca antes le había fallado.
E l ermitaño suspiró otra vez y contestó, probablemente sea verdad
S hara ya que ellos crecen opacos de mente y fríos del corazón. Pero
nosotros no le estamos ofreciendo una opción: ustedes dos fueron
creados idénticos. A demás yo le he instruido a él con tu conocimiento
durante un largo tiempo. No, Naisan Auta será aceptado en tu nombre.
M arte sintió su rabia vengativa envolviéndolo otra vez. Pero de
pronto se rompió y se vació, dejándolo solo y temeroso, un chiquillo
lastimado. E n vez de seguir protestando, el se cubrió el rostro con las
manos y se quejó, por tantos años he estado dividido, por tantos años he
fallado ¿Q uién podrá ayudarme ahora? (el chapulín colorado) jajajajaa. S u
mente, moldeada por los años de poder absoluto se había revelado; pero su
corazón se había ido al ermitaño: él sabía que él era un hombre de
conocimiento y poder, un vivo ejemplo de lo que el Príncipe S ol había
perdido, humillado destruido. E l añoraba aceptarlo a él como maestro y
amigo pero él realmente se había permitido creer que éste era de hecho el
M aestro del J uramento J oab, milagrosamente preservado sin cambios a
través de los largos siglos.
E l ermitaño se sonrió cálidamente y contesto con gentileza no es mi
tarea Príncipe S ol, pero tu quizás un día redescubras tu pasado, si tu
permites que crezca tu deseo por la verdad. Quizás no encuentres que sea
particularmente fácil. ¿Pero, que otro reto en tu vida tiene significado? Y o
tengo este importante consejo para ti, recuérdalo bien: se receptivo al bien
fluyendo hacia ti siempre; nunca por orgullo dependas solamente en tu
propia fuerza si tu lo permites, la ayuda vendrá a ti cuando la necesites, aun
cuando menos la merezcas.
M arte se puso de pie de un brinco respirando laboriosamente, como
su naciente vida era tirada gritando dentro de la nada. U n pensamiento se
repetía, golpeando una y otra vez hasta que empezó a ser una inundación
de absoluta inundación: L as palabras del M aestro del J uramento Rodavi
en mis visiones: Las palabras exactas. ¡Las palabras exactas!
Poniéndose de pie muy despacio, el S hara se inclinó rápidamente
entonces se arrodillo ante J oab. T omando su envejecida mano, él lo miró
bravamente dentro de sus grises ojos y dijo con seguridad, S eñor. ¿Q ué
es lo que debo hacer?
7. E L D E RE C H O D E N A C IM IE N T O
Para aquellos que conocen el Uno inmutable,
No hay puertas cerradas en este mundo o en el próximo.
--Rodavi
Cuando Marte monte a Victoria
Venus debe dejar los cielos
Para alabarlo
-- Mordom
Cuando Venus abiertamente
Camine sobre esta tierra de nuevo, el Uno
Brillara por siempre con claridad a través
de todos los corazones humanos
-- Joab
U na semana antes de que M arte venga al bosque, N aisan se sentó
en el mismo lago como lo hacía el Príncipe Sol y admiró los peces color arco
iris bailar para complacerlo.
L os matorrales al otro lado del agua se sacudieron; el miró para
arriba aturdido: ningún animal se había acercado a él por muchos años sin el
saberlo. Parada allí había una joven mujer, tan sublime, tan hermosa, que el
solo podía mirarla como un abobado chiquillo, cautivado. S us reales ojos
azules revelaban profundidades de amor que él nunca antes había
encontrado, tampoco tenía aun la creencia de que existía. E l no podía ni
hablar ni siquiera pensar ninguna palabra apropiada; pero ella ser rió
placenteramente y, caminó alrededor del lago diciendo en una baja, dulce
voz tu me puedes llamar V enus. E l se tiró a sus pies, pero lo levantó y
dijo, ¡N o! M i S eñor, como es en nuestro brillante mundo por una estación
así será incluso aquí. N unca he estado lejos de ti, nunca te dejaré.
M ientras N aisan caía ante ella, el sintió que el mundo se
transformaba en radiantes y brillantes espirales desde su corazón,
empezando a ser un mundo de luz, de amor, de verdad, un mundo que
reflejaba más y aun más de su nativo esplendor, menos y siempre menos de
la mundana vida de su pasado. N unca había soñado que una perfección
así pudiese existir; nunca había conocido un éxtasis así; nunca había
experimentado una Unión así sin error de gozo y paz...
~~~
Pero esa noche se paró ante J oab en su fogata, protestando, ¿Por
qué no me advertiste? ¿Y como es que ella vino? ¿Y por qué? ¿Y por qué a
mí, un muchacho ignorante que soy yo? ¿Y como es que ella vino? ¿Y que es
esto de lo que ella habla, que tiene que ver con la humanidad? ¿Q uerrá ella
que me vaya del bosque A lazar? ¿Y que es este mundo visible alrededor de
ella? ¡E s aterrador en su absoluta gloria! ¡E lla está demasiado lejos más
allá de lo humano para que mi alma aguante! ¡E lla me destruirá por su amor!
¡S álvame, Padre! ¡M i corazón estalla!
E l M aestro del J uramento le sonrió contestándole, ¡Paz, mi hijo!
T us esparcidos pensamientos son como las rojas y quemadas hojas en el
primer viento del otoño. S iéntate tranquilízate
Naisan se tranquilizó solo un poco dentro del silencio de su Maestro,
su corazón se estaba expandiendo dolorosamente por la presión de la
presencia de V enus, cada premisa estructural de su mente estaba bajo
asalto. ¡Padre, explícame por qué ella está aquí! E l dijo tan calmadamente
como podía, entonces se sentó a su lado. Y o la llamé aquí. H ay varias
ceremonias en las lenguas de Kanaan-dora -¡T u nunca me enseñaste nada de eso!
¿Puede un lago empezar a ser un océano en una década? ¿Puede el
S ol estar contenido en una antorcha? T u has aprendido todo lo que
necesitas para tu reinado; aún más se te debe dar. Pero todo, solo
después de tu victoria en la guerra, no dudes, tu nunca estas solo: M i amor
está contigo siempre. Y nada temas; pues yo te he precedido de edad en
edad, así será por siempre. C onfía en el orden de la vida: Y o te prometo,
que nosotros nos regocijaremos juntos otra ves bajo un nuevo S ol.
E n la palabra, Reinar, N aisan empezó; C uando el M aestro del
J uramento dijo, guerra el abrió su boca para protestar. E ncontrando no
reparo, en vez bajó sus ojos. A hora miró hacia arriba filosamente,
ignorando los recuerdos imposibles de las palabras de su M aestro que
estaban amenazando a revelar, y dijo, ¡E ntonces explícame S eñor!
¿Q uién es V enus? O cuando menos, ¿Q uién soy yo? ¿Por qué vino ella a
uno como yo?
J oab se murió de la risa, para explicarle a cualquiera de ustedes
apropiadamente tomaría tanto tiempo que S ulara sería cenizas, T ala, un
basurero. Pero yo hablaré ante la necesidad Porque yo te he enseñando
bien, tu bien has aprendido de B alzor, el fundador de T ala. Pero yo no te
he dicho nada de su primo, A lazar.
A lazar era el verdadero S hara, el heredero por derecho de linaje de
G ana. Pero mientras el aun estaba en el vientre, su madre N elina fue
forzada a huir de los supremos Señores Asures a través de las Quemadas
T ierras.
A lazar nació envenenado por la radiación: deformado,
discapacitado, difícilmente era capaz de hablar. A un así, su mente era
poderosa y clara: S u brillante talento estratégico fue la inmediata causa
del éxito de B alzor en la rebelión que terminó con la esclavitud de los años
caídos.
¡E l primer ministro de T ala! exclamó N aisan fascinado.
L os
relatos de J oab estaban llenos siempre de lo inesperado. ¿E l jorobado
sirviente de B alzor, era el verdadero A dan? ¡Q ue noble enredo para la
historia!
A lazar era. E l punto de la lección es esto: S u linaje tampoco ha
fallado. Los verdaderos herederos al trono, nunca otra vez les han dicho de
su herencia, pero yo lo he guiado de muy cerca de través de los siglos.
N o creo que me gusta a donde esto nos está llevando, dijo N aisan
pesadamente, ya no estaba fascinado.
S in embargo, yo nunca hablo mentiras, como tu sabes. T u, N aisanA uta, eres el heredero al trono de T ala. Para contestar tu pregunta más
detalladamente ahora te describiré a cada uno de tus antepasados, los
descendientes del S hara A lazar.
N aisan se sentó calladamente a través de esa larga noche,
observando sin ver, sus poderosas manos mientras el M aestro del
J uramento muy despacio, completamente, majestuosamente desdoblando
los cuadros en movimiento del tapiz de la historia de T ala. C ada uno de
los miembros de esta raza desconocida de los A danai (¡C ada uno de sus
propios ancestros!) era puesto como una piedra más de un gran muro del
campo, sellándolo más y más lejos de la inocencia pastoral de su niñez. Y
todavía la luz de la fogata reflejando el rápido parpadeo de sus ojos dentro
de sus párpados a medio abrir mostraban su maestría inmortal de que las
historias estaban abriendo siempre más grandes y profundos caminos en su
mente.
E n tanto que la noche gradualmente se aquietó dentro del
expectante silencio del temprano pre-amanecer, N aisan se encontró a si
mismo en el ordenado rol, atrapado y todavía casi contento con su destino.
U na calmada certeza barrió con él; el miró firmemente dentro de los
ancianos ojos de J oab como las últimas palabras salían de los labios del
M aestro del J uramento T u siendo el único hijo de S anel y L eora, eres
por lo tanto el último descendiente de N agid A lazar y eres además la
encarnación de ambas razas de linaje de tu tatara tatara abuelo. ¿Puede
haber alguna duda de que tu eres por lo tanto el verdadero A dan de
T ala?
Naisan no se apuró a romper el silencio: el quería que la quietud de la
noche y la oscuridad hablaran por él. C uando empezó, sus palabras
estaban bien esparcidas, sus emociones fuertemente controladas.
Tu
sabes que no tengo más opción. Tu memoria esta completa; no tengo duda
de que hayas personalmente observado sobre y sutilmente guiado a cada
uno de mis ciento siete ancestros. Por lo tanto debo aceptar tu aserción
que mi nacimiento es Real. ¡Pero J oab! ¡Padre! ¡Y o no tengo deseo de
reinar! ¡Y o estoy contento
no, más que contento -- ¡Y o soy
supremamente feliz de vivir en estos cultivados campos y praderas S ilvanas
y cuidar a las criaturas de lo salvaje, las bestias domesticadas, y las libres
aves del cielo!
S in embargo, muchacho, tu eres el Purificador, el S hara completo,
predicho hace mucho: ¡E n la primavera G ana vendrá otra vez como M arte
el Purificador, vendrá otra vez con V enus para reestablecer la manera de
Rodavi!
H ablado ante de la caída de E mura, eso fue por mi M aestro, el
impasable Rajanya M ordom.
¡Pero tu profetizado M arte y V enus reinarán por escasos cinco
años antes de dejar este mundo! ¿M e maldices con una corta vida? ¿y que
hay del Marte Real, que ya es Shara en Sulara?
¿Qué le importa a él mi linaje? ¿Seguro que no tendrás la expectativa
de se haga a un lado y me ofrezca el trono de sus padres? ¡N i siquiera lo
quiero! ¿N o habría forma de entrar en razón con el?
S in embargo, N aisan, tu vas a ser el próximo A dan de T ala.
¿Piensas que te he instruido intensamente a ti de toda la corte de S ulara
solo para tu banal placer? ¿Por qué? A demás ¡E n lo profundo de tu
corazón, tu sabes que este es tu deseo! ¿C uántas veces te he visto bajo la
luna brillando sobre la ciudad dorada? ¿Piensas que iba sobre ver tu
anhelo? N o, mi hijo, tu medio-conocida, medio-negada oración pronto será
contestada, y en una forma que satisfacerá las palabras de los M aestros
del J uramento.
¿Pero padre, porque? ¿Puedes decirme? ¡E sto es peor que una
sentencia de muerte para mi! ¿N ingunas palabras tocan el corazón de
Joab?
¡N aisan, N aisan! T anto de tu mente permanece cerrado a ti. T u
eres al mismo tiempo mas o menos lo que ahora piensas: L a vida es ambas,
mucho más simple e infinitamente mas compleja de lo que tu has
experimentado. E l campo total de U niverso no solo está fuera de ti,
¡T ambién está dentro de ti! ¡Y todavía tu no eres siquiera tan permanente
como los innumerables granos de arena en la playa del océano! ¡T u eres
uno de los C uatro, el B ailarín Inmortal, el mismo G ana, y todavía tu
preciado cuerpo es tan efímero como un espejismo! T u eres infinito,
inmortal, y todavía tu tibia carne esta mas muerta que viva. Tu naces en una
noche, respiras un puñado de respiros sin sentido y mueres al amanecer, y
aun solo tu actividad proyecta este complejo U niverso;
solo tu
pensamiento lo mantiene; solo tu deseo al final del tiempo lo destruirá;
¡S olo tu recuerdo lo reemplazará! ¿N o encuentras esto increíble?
N aisan, sin esperar a entenderlo, dio un suspiro y preguntó,
¿V enus? S i J oab insistió que el iba a ser el A dan de T ala, no había nada
mas que discutir. E ra más fácil tratar de cambiar la luna por el sol que
discutir con él, una vez que su mente se había afianzado en una idea.
¿C ómo podríamos definirla a ella? E lla es como tu en eso de que
ella es otra de los C uatro, diferente de ti en eso de que ella retiene el
conocimiento de esto.
E lla fuertemente siente por nuestro pequeño
mundo: ella fue testigo de su fundación con G ana y vendrá otra vez
después de la C aída de Para, para destruirlo. E lla estaba contigo en el
principio y siempre estará contigo. A mala y protégela bien: T u éxito es
imposible separado del de ella.
J oab se rió calladamente y agregó con suavidad, más bien para si
mismo, por eso, en tal caso, es tu vida.
~~~
M ientras N aisan y V enus montaban a V ictoria a través de las
puertas de acero plateadas de S ulara, los heraldos aclamaron, ¡M arte
regresa! ¡El Príncipe Sol esta vivo! ¡El Shara Marte! ¡Shara regresa!
O lvidándose por un momento de su tristeza por J ulius, la gente se
regocijó: M arte había estado perdido cerca de quince días. A quellos que
lo vieron venir estaban sorprendidos: la joya dorada en su pecho arrojaba
destellos de luz brillante áurea que hablaba más a la mente que al ojo; la
fragancia del adorno multicolor de flores alrededor de su cuello era tan
dulce y penetrante que la gente a dos leguas de distancia habría sus
ventanas de par en par para llenar sus pulmones avaramente. Pero lo más
increíble de todo era la joven mujer sentada detrás de él: aunque vestida en
simple blanco de campesinos, ella poseía una belleza que era absoluta.
Como la luz perfecta de un láser; su gloria era tan perfecta como tratar que
la mente intente verla imperfecta.
E n menos tiempo de lo que le tomó a V ictoria llevarlos al Palacio de
Z ephyra, un rápido rumor abrió sus alas sobre S ulara y cantó que una
inmortal había venido a la Tierra al salvar al Shara de si mismo.
N aisan miró alrededor con asombro. ¡L as doradas avenidas de
S ulara, més anchas que cualquier río! ¡L os edificios laboriosamente
esculpidos en mármol, incrustados con invaluables diamantes, esmeraldas y
rubíes! ¡L os fragantes huertos! ¡L os magníficos jardines colgantes, lujosos
con todo tipo de flores! ¡Perfectas estatuas que parecían estar vivas! ¡L as
lluviosas fuentes de oro y plata!
N aisan no se permitía a si mismo tanto como a él le hubiese gustado,
a la complejidad de la ciudad de los A danai. Pero lo que él vió de esta
increíble belleza, le convenció de que las viejas historias hablaban la verdad:
Sulara fue construida para Balzor por el Señor de Etan, Ishtar.
L a ciudad de oro era enrome, pero el entrenamiento de J oab fue
completo: no había nada en Sulara que Naisan no pudiese nombrar.
~~~
D esmontándose ante las siete tiaras del Palacio de Z ephyra,
N aisan le dijo a V ictoria, anda con nuestro sirviente A lexander. E l es
física y moralmente bueno, el mejor caballerango al servicio de mi padre. Te
visitaré cuando pueda. V en V enus, el A dan nos necesita.
Porque alguien cerca escuchó sus palabras, el cuento pasó que las
profecías de los Maestros del Juramento se habían realizado: La Diosa ha
venido. E sto de hecho causó amor sin medida en unos, oscuro odio en
otros. A sí la irreversible división empezó, la división se predijo dos mil años
antes por M ordom, la división planeada y motivada por J oab desde la
fundación de Tala.
L agrimas de gozo corrieron, de gozo por la mejillas del caballerango
A lexander sin él percatarse, cuando pensó, ¡N i siquiera sabía que el
conocía mi nombre! Pero N aisan y V enus hicieron profunda mella dentro
del corazón de Z ephyra, ellos dejaron atrás una larga fila de cortesanos
altamente insultados e ignorados. L os estándares de N aisan no eran
particularmente similares a los de Marte.
~~~
Solo una vez ellos fueron forzados a detenerse en su acercamiento al
Rey S ol. U n hombre alto de edad media, elegantemente vestido en satín
de ébano, salió desde un oscuro pasadizo justo afuera de la recamara de
J ulius. ¡E ntonces, M arte! A l fin tu eres él A dan. S u sutil tono soberbio
y las profundidades del orgullo envidioso brillando en sus ojos que hizo
que se le erice de horror el lomo a Naisan.
A sí parece, F irad. V enus ahora debes de conocer al esposo de la
hermana de mi padre, S hara de U rlad. U na intima compañía por muchos
años.
N aisan no podía igualar la intensidad de la mirada de F irad, en vez
sus ojos exploraron la magnificencia del pasillo de las estatuas. E n T ala
no hacía falta extraordinarios escultores, eso estaba claro.
F irad notó la desviación de las palabras de N aisan, pero escogió no
tomarle importancia. J alando la punta de su recortada barba, el replicó Y
continuará así, yo confío. E ncantado, mi S haran. U na más amorosa es
imposible de imaginar ¿T e quedarás a adornar el Palacio por mucho?
V enus tampoco lo miró o hizo el más remoto caso. O bservando que
él no podía evitar el momento, N aisan miró en la dirección general de F irad
y lo llenó de S ilencio antes de que hubiese llegado a ser inaguantable,
V enus y yo nos casaremos antes de que nuestras esfera S olar O rah
regrese a su marcha sur, mi
tío
¿E sta primavera? E ntonces saludaré a mi próxima Reina S ol. S u
saludo de reverencia completa era preciso e impecable en su sofisticación.
O tros se pudieron haber molestado por estos extraños insultos en
silencio, pero él cuando menos estaba seguro de si mismo. E l se abriría
paso dentro de este rustico corazón femenino.
Pero el corazón femenino no se movió un ápice: V enus continuó
mirando solo a Naisan; ella pudo haber sido una estatua más como las otras
del pasillo, por todo el movimiento que ella hizo desde que apareció F irad.
¿Estaba ella respirando?
E l saludo reverencial del S hara de U rlad, fue forzado para
continuar más allá de su hábito. ¿Q ué estaba mal con la muchacha? ¿E lla
era totalmente inculta? E l se fue parando muy despacio, rígidamente,
tratando de controlar su rabia. N o hubiese servido ahora molestarse con
Marte: demasiado estaba en juego para caer ante una tonta mujer. A h, mi
S hara, ¿T e recobraste bien? ¿T e unirías conmigo esta noche para una
pelea de cochinos salvajes?
¿C uándo ha aparecido M arte en mejor salud, tío? Pero eso hacen
un deporte cruel; yo no iré más a esas cosas. D e hecho, muchos de los
hábitos de este S hara quizás hayan cambiado desde la última vez que me
viste. M ucho de mi pasado no parece otra cosa que las perversiones de un
cruel y consentido chiquillo.
¿Q uién se puede regocijar en esto? ¿Puede que el heredero de
B alzor se haya arruinado tan rápidamente solo por una mujer?
¿T u percibes a V enus como humana? ¡O ro para que tu percepción
mejore F irad! U n terrible fuego viene a T ala; ¡U n pariente de los Reyes
S ol, N o! U n descendiente del A dan F alazan mismo, debiera purificar su
más profundo corazón.
¡E l chiquillo instruye! S i ya no me deseas más por la culpa de ésta,
ésta
campesina que así sea. ¡Pero nunca me aconsejes! E se tipo de
conversación solo es para simples: no hay significado aquí más allá de lo
que crea el hombre. C almadamente, F irad, calmadamente. D eja que la luz
de la razón pura destruya a este tonto chiquillo de amor irracional.
¡T u puedes considerar el orden de este mundo, la profundidad y la
belleza armonía obvia en todas partes! ¿S olo un accidente del destino?
¡S olo los tontos piensan en más! L a voluntad del hombre es la única
verdad que yo he visto en mis cincuenta años. ¡A través de la fuerza B alzor
creo Tala! ¡A través la fuerza Falazan aplastó la rebelión Solphglen! Esta
es la sabiduría que levanta a mi pueblo, en sus presentes alturas sin rival.
¿T u piensas que tu Z ephyra está decorada, tu S ulara hermosa? ¡Q uien
puede compararla a mis jardines de placer en Ixtor, mi palacio de B arafel!
¡N o, esta fantasía de chiquillo excitada por tu devoción pasional a esta
muchacha campesina, no es sino otra rendición de la discapacitante
enfermedad de tu padre! ¡Imagínate! ¡Un Rey Sol muriendo a sus ciento un
años! ¡L as tumbas de nuestros antepasados están molestas por la angustia
de sus podridos huesos! ¡M ira a tu abuelo Y amaya, niño! E se fue un
verdadero A dan. N ingún hombre en la totalidad de T ala se atrevía a
hablar más de él por terror a sus largas manos. N o se dice, ¿Por el temor al
A dan Y amaya, el sol no quemó la tierra, los ríos no inundaron la tierra, la
lluvia cayó a tiempo, la gente prosperó? estúdialo a él bien, para que
tengas éxito en la vida. F irad se detuvo, con la respiración un poco
agitada. Una lógica así nunca debe de ser contradicha.
Pero Naisan no compartió las creencias iniciales y respondió con una
profunda voz de poder, ¡Y o he aprendido la forma de Y amaya, F irad! Y o
no estoy de acuerdo que sus terribles actos inspiraron a la naturaleza a
actuar ordenadamente, sino que a las vidas decentes y puras de la mayoría
de sus súbditos. ¿N o también se dice que Y amaya nunca estudió las
profecías de Rodavi y no sabía la historia de J oab mismo, que predijo su
muerte por el cerdo salvaje. ¿D iez años dentro de su segundo siglo? E n
sus ciento diez años, es claro que Y amaya, nunca buscó la raíz de los siete
y de los C uatro: el U no inmutable más allá de toda creación.
¡N o me hables de misticismo absurdo! ¡N o ante mí, M arte! ¡M uchos
han hablado del U no, muchos han malgastado sus vidas buscándolo, y
nadie nunca lo ha encontrado! ¡N o existe! E s tan sin sentido como la
pregunta, ¿Q ué yace más allá del quemante mar? e igual de útil. ¿C omo
puede esta quimera compararse con la practica sabiduría de tu abuelo?
¡T u estas mal, tío! ¡E l U no es la raíz de cada vida, incluso la tuya!
¡Solamente esos adictos al poder para el propósito de Eso, son los únicos
que adulan la memoria de Y amaya!
S in ser capaz de esconder su vengativa rabia, F irad dio un medio
saludo mostrando poco interés y se fue caminando vigorosamente. S us
duros tacones metálicos se fueron retumbando en un brusco sonido de
partes desconectadas sobre las lapidas de mármol del corredor, igualando
la intensidad de sus pensamientos, que así sea, mi querido sobrino M arte.
¡Q ue así sea! ¡D esde que tu te has vuelto débil yo solo salvaré a T ala!
E scasamente media docena me separan del trono de los A danai. N o hay
mucho significado en unas cuantas muertes. ¡B obo! E n menos de una
semana tu serás un trágico recuerdo; en solo un año yo ascenderé a tu
trono. Pero con cuidado, F irad, con cuidado: E l nombre del S hara de
Urlad nunca debe de ser asociado con la pérdida de sangre Real...
~~~
E n él, tu gastas tu aliento, dijo V enus suavemente, apretando la
mano de N aisan. E l se va ahora a planear tu muerte.
¡Q ue! exclamó N aisan. ¿U n argumento deshace su vieja amistad
con M arte?
N o, esa emoción no esta en la galaxia de F irad D algazor, mi amado.
El es incurable. Tu no necesitas tratar de ayudar a aquellos que se niegan
a cambiar.
¿C ómo puedo yo juzgarlo así? E l S hara de U rlad no parece tan
diferente de ninguno otro de aquí. ¿No debería yo de ofrecerme a mi mismo
a ayudar a todos por igual?
S olo aquellos que vengan a ti N aisan. E llos decidieron por su
propio libre albedrío. Tu solo necesitas ser tu mismo. Y ser paciente.
N aisan no le contestó. E l se quedó conectado con lo de F irad,
pensando ¿N o todo el mundo se merece vivir? ¿Q ué derecho tengo yo
para decidir a quien voy a ayudar?
~~~
L a recamara de J ulius estaba vacía aparte de sus siete médicos y el
A dan en su lecho de muerte. L os médicos estaban entusiasmadamente
discutiendo si ellos incrementaban el medicamento o lo sangraban de nuevo.
E llos empezaron cuando vieron a N aisan, entonces rápidamente lo
saludaron en reverencia.
E l les ordenó que salieran con un simple movimiento de su mano.
Pero T ebas el médico en jefe protestó, A tu padre solo le quedan unos
momentos. T u te tomarás los últimos fluidos de su vida. ¿N o fueron las
indulgencias en sus sensuales placeres y vicios del S hara, la causa primaria
de la muerte prematura del Adan?
V enus rió amablemente y acarició su golpeado corazón, ¡N o temas,
Q uerido médico! C réeme: L a presencia de este M arte, solamente
socorrerá a tu amigo y S eñor J ulius. Por un largo momento T ebas se le
quedó mirándola: él había escuchado las inmedibles profundidades de paz
en lo suave y melodioso de su voz. H aciendo reverencia de nuevo, el
rápidamente salió, temeroso de causarle a ella la mas leve incomodidad.
E l Rey S ol se veía muy pequeño e innaturalmente pálido en su
enorme cama índigo. L a poca luz que se filtraba a través de las ventanas
cubiertas con gruesas cortinas no podía esconder el hecho de que el
radiante fuego de su vida había sido totalmente extinguido.
N aisan y V enus caminaron suavemente hacia él sobre el tapete de
profunda lana de borrego, entonces se inclinaron sobre de él desde
opuestos lados de la cama.
N aisan miró a V enus de pronto buscando fuerzas. S onriendo
amablemente, ella abatió su azabache cabello a él y entonces peino sus
dedos sobre los labios de Julius.
L os ojos del A dan se abrieron agitadamente, reconocimiento se
formó en sus opacas profundidades. A h...M i M arte. E l bravo Príncipe
S ol amanece...O tra vez. A l final del día.
T omando una respiración profunda por valor, N aisan le contestó
N i yo soy tu hijo, ni este es el final de esta canción. N o ahora. N o, de
hecho por un largo tiempo.
E l tomó y sacó a S tarbha de su pecho y
movió su conciencia dentro de ella; luz dorada destelló desde la gema hasta
el corazón del A dan. J ulius empezó violentamente; sus ojos se abrieron de
par en par; color regresó corriendo de regreso a su rostro.
¡Por qué! Y o siento -- ¡Me siento vivo! ¿Cómo -- ?
E so puede esperar. T u sufres ahora solo de la preocupación de tu
M arte; de esa enfermedad mis palabras solas pueden sanarte. N aisan,
encontrando que sus acciones naturalmente, reforzaban uno al otro tanto
que ellas empezaban a ser progresivamente mas fáciles, le dijo del voto del
S hara para recobrar su significado, de su mismo del consejo sabio del
Maestro del Juramento.
M ientras el hablaba, una suave luz que había faltado años antes,
había renacido en los ojos del A dan cuando él escuchó de J oab, vivo, el
incluso empezó a reír de gozo y exclamó, ¡Por mucho tiempo había orado
que esto fuera real! ¿E l no dijo, T ala no cesará de verme hasta que mis
palabras sean satisfechas? ¿Y si el pudiese vivir a través de los caídos
cuatro siglos, porque entonces no a través de los quince de la gloria de
T ala?
~~~
C uando el relato de M ars terminó, J ulius dijo con fuerte y vibrante
vida, ¡A hora, dime de ti mismo! ¡C on el rostro y la voz tan parecidas a la de
mi hijo! y aun mucho mas sabio. Y dime de esta S haran, como una D iosa en
radiancia.
¡A dan, esta es V enus! L a inmortal estrella de la noche misma, aquí
para socorrernos a esta hora de nuestra vital necesidad. Y yo... yo soy
Naisan-A uta, quién es
quién es nada sino un campesino.
bajaron, el pausó, enrojeciéndose, incapaz de continuar.
S us ojos
Pero V enus rió felizmente y habló en su lugar, ¡N o le creas nada, mi
A dan! N aisan es su nombre y un campesino el nació, pero él en verdad es
M arte, aquí para purgar T ala por su amor y por su espada. E l no
entiende esto todavía; sin embargo, es su destino.
H ay más. A un la estructura física de este. N aisan tiene un linaje.
D e pura modestia él falla en revelarla.
E lla recontó la historia del
discapacitado A lazar, del consejo de J oab a través de los siglos, de su
árbol genealógico y del derecho de nacimiento de Naisan.
U n largo e incomodo silencio iba en aumento y seguía como
resultado.
F inalmente J ulius, habiéndose dado cuenta de que su salud no era
exactamente y totalmente un regalo gratis, piramidó sus manos en su
cintura y dijo muy despacio, estoy demasiado sorprendido por tus
palabras, justa S haran... S u apariencia, la legendaria gema S tarbha de
G ana en su pecho... E l adorno florar celestial que él usa... M i
recuperación... tu maravillosa presencia aquí... todo esto declara la verdad
de tu relato. Pero... yo no puedo de buena fe para los Talanenses, ceder mi
trono sin pruebas más sustanciosas que estas.
N aisan, descubriendo un previamente desconocido y violento fuego
rugiendo en su pecho, preguntó bruscamente, ¿Q ue, A dan?
J ulius, sonriendo ampliamente y frotando sus manos juntas con un
inmenso deseo como si el fuera un muy hambriento chiquillo con un muy
grande helado con chocolate muy fácil de alcanzar, contestó los trabajos
proféticos de Rodavi repetidamente mencionan el U no que yace más allá
del espacio y tiempo. E l U no fue el gran secreto de los M aestros del
Juramento, el origen de su sabiduría y sus poderes milagrosos. A través
de la historia, ellos raramente compartieron ese misterio, nunca con la
D inastía S olar. S i tu verdaderamente eres quien tu dices quien eres, tu
serás capaz de enseñarme de esto.
¿Por qué debemos de hacer algo más?
Preguntó N aisan
curiosamente, su rabia instantáneamente se transformó en sorpresa.
¿Q uién más en T ala pudo haber hecho esta pregunta? ¿N o fue sanar tu
cuerpo mas que suficiente?
¡D e que sirve la salud sin el conocimiento! de todos los beneficios
en la creación, solo este yo requiero para renunciar a mi soberanía.
M uy bien, contestó N aisan, encogiéndose de hombros levemente.
Por debajo del siempre cambiante fenómeno de la existencia yace el U no
que nunca cambia. E l A scendente, el A bsoluto, el N o Inmutable, es la
Raíz del poder de los S iete.
L os S iete, M aestro del J uramento
Inmortales. E s la G loria de los Inmortales, L os S eñores de E tan y los
C elestiales. E s la Realidad E sencial de los C uatro, L os C uatro S eres
primarios en la C reación: E l C reador, E l G ran Padre, el M atenedor; el
Soñador N arain; el D estructor, el B ailarín G ana; L a M adre de T odos,
Almira.
N osotros hacemos reverencia a S hara G ana de K anaan-dora,
fundador de nuestra Raza S olar, siendo una encarnación del B ailarín
C ósmico G ana; N osotros también creemos en su esposa, la S haran
A lmira, era en verdad la completa encarnación de la M adre, A lmira. Pero
si ellos fueron o realmente no lo fueron, no importa ¡E l punto es que el
U no, el A scendente es el U niverso O rigen, desde el cual todo nace! E so
es todo.
¡E so no es todo! ¡M ucho más fue escrito por Rodavi! ¡Y M ordom!
¡Y J oab! Y muchos otros M aestros del J uramento de E mura. E sto no es
suficiente, ni siquiera cercanamente suficiente -- ¡Yo quiero más! ¡Yo quiero
ver al U no; yo quiero tocar al U no; yo quiero O ler al U no; yo quiero
Probar al Uno! ¡Yo quiero conocer al U no, N aisan!
¡T al entendimiento nunca ha sido ganado por la D inastía S olar,
J ulius! N unca en E mura, menos en T ala. E scoge otro beneficio algo más
apropiado para tu vida y tiempo. S i tu deseas yo te puedo dar el cetro de
Joab, fue cortado por el mismo Solon de un solo diamante antes de que se
fundara K anaan-dora. ¡E l C etro de D iamante de los M aestros del
Juramento, Julius! Entonces tú podrás poseer verdadero poder. O, yo te
podría descubrir la perdida C orona de E mura, hecha con los rubíes
perfectos y formados de la serpiente y lagarto, el estigma de la casa de
G ana. ¡E so que iguala la opulencia, eso es! Q uizás pueda ser. Q uizás
pueda producir la compañera de S tarbha: K aysta, perdida hace ochenta y
dos mil años. ¿Q ué mayor tesoro puede existir en este mundo? Pero no me
pidas que yo te enseñe del U no incambiable. E so no puede ser.
¡N ada, N aisan! ¡N i poder, ni riqueza, ni preciosos tesoros! ¡N inguna
otra cosa me satisfacerá! S i tu deseas que yo te llame a ti M arte y que yo
te de mi trono, esto solamente, debe ser. Yo no seré el primero, el Maestro
del J uramento M ordom, por ejemplo fue un S hara.
¡E l no era eso! M ordom fue un Rajanya: su madre fue una S haran,
pero su padre un mercader. N ingún descendiente impuro de G ana ha
tenido alguna vez el conocimiento del A scendente.
¡Tu lo tienes! O tra vez yo te oigo ¡Y o no aceptaré otro pago!
¡N iégame esto y yo te expondré!
¡E sto es chantaje! ¡E scoge otro beneficio, A dan! Y o te daré el
adorno que uso, hechas con las flores siempre vivas del mundo-hogar de
Venus. Tú y esos que tu amas nunca envejecerán, ni siquiera se enfermaran
mientras la uses. ¡Salud perfecta para ti y los tuyos por tanto tiempo como
tu lo desees, A dan! ¡Piensa en eso! ¿Q ué valor tiene la experiencia que tu
buscas comparado con esto?
¡T u no puedes disuadirme! ¿D e que me sirve la inmortalidad sin el
conocimiento del U no? ¡Y o debo de conocer este secreto!
¡E scoge otra vez A dan, A dan!
S i es conocimiento lo que tú
buscas, pregúntame lo que yace mas allá del Q uemante M ar, yo te lo diré.
Pregúntame de cualquier estrella de nuestra G alaxia, yo te lo mostraré.
Pregúntame que te cuente la totalidad de la historia del hombre a ti, lo haré
con todo el placer. Pregúntame cualquier secreto del tiempo o del espacio
y yo te lo revelaré. Pero no me preguntes que yo te enseñe del Uno. ¿Qué
no entiendes? N unca se le ha dado a la D inastía S olar. ¿Q ué no puedes
ver? ¡Tala será destruida si no me coronas!
¡Q ue así sea, si así debe ser, no me importa! H e esperado toda mi
vida por esta oportunidad. ¡S i alguna vez he sido justo o bondadoso o
bueno, ahora reclamo mi premio! E nséñame del U no Inmutable, la única
aventura de mis padres que ha tenido significado. Y entonces yo con todo
el gozo del mundo te pasaré mi corona y trono que tu agarras con este
triste mundo, si eso es lo que tu verdaderamente quieres.
N aisan miró hacia arriba profundamente frustrado, y dijo, ¿V enus,
que debo hacer? El es muy terco.
E lla le sonrió gentilmente y contestó en cánticos tonos, E l A dan
escoge como es su derecho, querido amor. ¡E scribe la historia si tu así lo
quieres! Ese es tu derecho de nacimiento.
8. L A S Q U E M A D A S T IE RRA S
La única tarea del hombre
Es el vencer
El demonio interno.
-- Rodavi
El sendero
para la Segunda Muerte de Mars
Será delgado como una navaja
Cortes angostos
entre insondable temor y terror
sin fin
-- Mordom
Todavía, no será sin gozo
-- Joab
C uando el S hara dejó a J oab, no se apuró: estaba confundido en
su mente y dolido del corazón. E l M aestro del J uramento le había
ordenado que pasara a través de las montañas negras al oeste de la
provincia de U rlad, cruzar las Q uemadas T ierras y buscar la C iudad de
ébano de Zared.
¿Y entonces? M arte preguntó incrédulo.
E ntonces se te dirá lo que tienes que hacer. N o se necesita mas
por ahora.
E l Príncipe S ol pensó que todo esto era extremadamente extraño;
sin embargo el había acordado de tratar. Pero el no se había dado cuenta
que tan difícil sería siquiera atravesar T ala. L a soledad era intensa: nunca
antes había viajado lejos sin ayudantes o guardaespaldas. Pero lo que lo
hacía insoportable era una simple cosa, totalmente predecible, todavía
totalmente inesperada: ¡N adie le hacía reverencia! C ada vez que no
sucedía era una confusión un insulto de impotencia.
A unque el sabia en su corazón de corazones que el no podría
aguantar siquiera una sola mirada de irrespetuosidad aun así, hora tras
hora, día tras día, el procedía tenazmente hacia el oeste. Y como los días
muy despacio crecían en semanas y las semanas en meses, una cierta
humildad también muy despacio empezó a crecer en él. N o era un avance
largo, pero el contraste que el S hara sentía era ciertamente real. A lgunas
veces casi estaba alegre: esta aventura era sin duda alguna la mas noble
misión que ningún heredero de la D inastía S olar había hecho. T ambién si
era la más extraña...
~~~
S i le tomó al Príncipe S ol la cantidad de 3 meses para cruzar T ala,
tres meses de amplios desvíos alrededor de pueblos, tres meses de dudar
de su sanidad por haber emprendido una misión tan bizarra, tres meses de
desesperación intensa y soledad.
U na vez, mientras yacía en un campo de nuevo trigo y tristemente
observaba las pequeñas nubes corriendo en las alturas, un mensajero de
Sulara pasó corriendo, los cascos de su yegua marfil le levantaron una gran
nube de polvo en testigo a su paso. D e los adornos dorados en el caballo
y en la vestimenta de satín de color arena del mensajero el S hara supo que
el Poder Real había sido transferido: un nuevo A dan ahora reinaba en
Sulara.
A pretando la quijada fuertemente en la espiga de trigo, el estaba
preocupado, el Príncipe S ol se levantó con una siniestra determinación, se
sacudió el polvo y continuó.
~~~
Tan pronto como dejó las tierras fértiles atrás y se adentró a las
montañas negras hacia el oeste de la Provincia de U rlad, el S hara sintió
ojos invisibles observando cada uno de sus movimientos. E l imaginaba
retos detrás de cada roca, adversarios invisibles amenazando en cada valle.
Pero nunca vió a nadie ¿era solo su imaginación? E l encontró la vereda
donde J oab le había dicho que estaría; el S hara M arte entro a las
Quemadas Tierras.
L a escoria de muerte de E mura ya no estaba sin vida como lo había
estado por siglos: bajos arbustos y duros suculentos crecían en muchos
lugares.
O casionalmente había agua, no agradable al gusto pero
adecuada para la vida. Aparte de sus inhóspitas vistas de nada, todavía no
era otra ves una tierra hermosa. Pero el día se acercaba cuando sería más
justa y productiva. C uando el S eñor E tan O rah soltó sus F uegos
S olares sobre E mura, el había sido totalmente especifico: por veintidós
siglos tu estarás desolada entonces otra vez mis niños entraran a
disfrutarte; será mucho más vasta que antes. D e la totalidad del mundo
del norte, solo una pequeña isla de T ala había sido salvada de la venganza
del E tan, mayormente por J oab y media docena de tesoros de K anaandora que él protegía. C uando menos, de las cuales, por su puesto, era la
estatua-congelada del cuerpo del Señor Gana.
¿Q ué estará más allá de la verdad? L as instrucciones del M aestro
del J uramento eran simples pero vagas. sigue el sol que se pone en algún
lugar en la lejanía yace Z ared ¿Q ué tan lejos? ¿S ería una semana? ¿U n
mes?
N o era accidente que al Príncipe S ol no le habían dicho que su meta
estaba bastante cerca de la frontera E ste de T ala, todo era imposible de
alcanzar a través de viajar al oeste. D esde que él no sabía, M arte continuó
en su marcha en esta tierra prohibida, pensando que tontería. ¿E stoy
totalmente loco?
~~~
A ntes de que tres días más hayan pasado, M arte estaba casi loco.
E l sentimiento de estar constantemente observado iba en constante
aumento; sus días eran atormentados por la duda, sus noches, de insomnio
con temor.
A l poco tiempo después del amanecer del cuarto día, M arte,
finalmente convencido que había un complot para destruirlo, dio media
vuelta hacia el E ste. E n ese momento de derrota era exactamente lo que
se había estado esperando durante mucho: D e pronto un hombre de
apariencia salvaje, vestido de negro, con cabello de cuervo y piel roja
apareció de la nada y exclamó, ¡B ienvenido S hara! T e esperaba desde
hace mucho.
¡Q ue! ¡E stas realmente allí! G ritó M arte, aterrado.
S i estoy. M as que cierto. Pero debo confesar que me preguntaba
si tu estabas aquí, replicó el recién llegado, con una especie de sonrisa
mostrándose en sus oscuros labios.
¿N o aquí? ¿N o aquí? ¿E ntonces donde? ¿Pero porque estas aquí,
tu bárbaro de ropa de ébano? ¿E res tu en cualquier respecto una
aparición de mi locura? ¿A hora como puede él huir de esta pesadilla del
demonio?
¿T u de hecho estás consciente de estar loco? E ntonces tú has
empezado a estar sano; la fe de J oab en ti puede estar justificada después
de todo. S i, yo conozco al M aestro del J uramento; también te conozco a
ti mí querido M arte: éste humilde Rajanya hoy te va a servir como guía.
U na vez yo fui comúnmente conocido como M aitreya. Pero tu puedes
llamarme uno de mis tardíos nombres, depresión, particularmente para los
Perdidos. O quizás, condenación, para los M uertos.
E scalofríos de temor temblaron a lo largo de la espina del S hara.
Pero su firme creencia era que la mejor estrategia en situaciones dudosas
era atacar. ¡C ualquiera que sea tu nombre, Rajanya auto creado por ti
mismo, quítate de mi camino! ¡D e otro modo te unirás con tus antepasados!
él desenfundó su espada para enfatizar sus palabras, pero su corazón
susurró lo que fue una amenaza vacía: esta visión infernal lo llenó con un
temor que vació la fuerza de sus brazos, dejándolo débil como un chiquillo
aterrado.
¿V iolencia como siempre, he, Príncipe S ol? ¿D ebes intentar destruir
toda la creación? B ueno, si así tu lo deseas. V amos a ver si tu eres mejor
en contra de mi N uriel de lo que fueron tus antepasados con un revolvente
movimiento de su capa de terciopelo negro, el Rajanya M aitreya produjo
una enorme espada. Reflejaba la luz de la montaña con tanta brillantez que
Marte se preguntaba en un extraño momento de silencio de la pre-batalla si
todavía su longitud estaba cubierta con polvo de diamante.
E l S hara arremetió con fuerza, pero M aitreya esquivó el golpe con
tranquilidad, torciendo su propia espada suficiente para causar que la
espada de Marte volara por los aires con retintineo de campanillas.
M ientras el Príncipe S ol corría tras ella, el Rajanya se apoyaba
sobre N uriel y rugía a carcajadas. ¿A sí crecen tan debiluchos en S ulara?
¡Para pensar que los descendientes del S eñor G ana alguna vez pudieron
combatir contra mi por horas! Temo que Joab, esté en un error después de
todo.
M arte se le acercó con más cuidado esta vez, con el resentimiento
que este campesino le había quitado su espada. A unque este impostor le
haya costado dos de sus cinco anillos, su balance era pobre y su acero
inferior. E l M aestro del J uramento había dicho que no hacía ninguna
diferencia si el se llevaba un arma, pero seguro que él no sabía nada de éste
bárbaro.
Pero entonces, ¿cómo pudo este Rajanya saber de su viaje? B ueno,
no importa: N adie antes se había atrevido a insultar la destreza de M arte;
deja que este tonto aprenda de la manera difícil Quien es el Príncipe Sol.
L a envestida de M arte fue muy amplia, M aitreya le cortó la piel
sobre el pecho del S hara como respuesta. M arte se fue a la defensiva
hacía delante, evadió a su oponente, entonces giró rápidamente y arremetió
hacia arriba. S u espada pasó a través del espacio donde debiera haber
estado el pecho del Rajanya, pero no encontró resistencia. E l Príncipe
S ol se detuvo confundido, pero N uriel golpeó de nuevo, buscando su
corazón. L e tomó a M arte toda agilidad para mantenerse lejos de ser
asesinado. M ientras se tambaleaba hacia atrás, M aitreya fue por él
batiendo su larga espada en grandes arcos que dobló y dañó la espada de
Marte, como si la hojalata fuera una de sus principales aleaciones.
¡Q uien
eres
tu! el S hara murmuró agitando su vasta fortaleza
apenas salvando su vida.
¿N o estas contento con tu última respuesta?
Q uizás estas
preguntando eso al revés: ¿E stas seguro que sabes quien eres?
U na
embestida mas a M arte y la espada del S hara fue una vez mas arrancada
de su empuñadura, pelándole la piel de ambas manos. D ándose cuenta de
la futilidad de este acercamiento, M arte no siguió. M aitreya enfundó a
N uriel y le sonrió ampliamente. ¿Q ué se supone que debe significar? Y o
soy M arte de la Raza S olar de los A danai hijo de J ulius del linaje de
G ana de E mura y K anaan-dora. E se es quién soy yo, tu barbárico
Rakshasa de la noche.
M aitreya se reía a carcajadas, ¡las palabras de tu boca tu no las
crees o ni siquiera has empezado a entender! ¿Q ué sabes de E mura o
Kanaan-dora? ¿Y del más noble S hara G ana? ¿Q ué progreso has hecho
en conocer la verdad? ¿O entenderte a ti mismo? No, Príncipe Sol, el único
hecho importante es éste: T ú te has tardado tanto en venir, que nuestro
viaje será duro aún por mis estándares. T u debes de entrar a Z ared para
el próximo solsticio. E l Rajanya inmediatamente emprendió el camino al
oeste, dando unos pasos grandes.
E l S hara se puso de pie lamiéndose los nudillos y parpadeando lo
vio alejarse. C orto en otras ideas, él recobró su espada y corrió a
alcanzarlo.
~~~
M arte pronto confirmó que ya no era el hombre más fuerte en su
U niverso: E l aguante de su guía lo hizo parecer un debilucho por
comparación.
E l Rajanya sintió que la mejor forma para efectuar la cura era sacar
la enfermedad desde él: el manipulaba al Príncipe S ol sin misericordia.
E llos descansaban de tres a cuatro horas en la noche, seguido solo una o
dos, frecuentemente ni siquiera lo hacían. Alimento y agua se tomaban muy
raramente, al amanecer o cuando M aitreya decidía parar por el día. N o
había treguas ni conveniencias, ni comodidades de ningún tipo en este viaje.
L a primera semana, el S hara alta y sonoramente se quejaba, se
negaba a cooperar. Pero ante las palabras punzantes del Rajanya; M arte
seguía.
~~~
A través de sus meses juntos, el Príncipe S ol añoraba regresar a su
gente, a sus amigos, y a su País. Pero solo uno de ellos sabía en dónde
había agua en esa desolación: M arte se dio cuenta después de sus
primeros quince días que tales deseos eran solo deseos fútiles. S u única
esperanza de sobrevivir era seguir confiando que este burdo guía de hecho
estaba cuerdo.
~~~
T an pronto como el S hara dejó de protestar, M aitreya probó ser
una constante corriente de discursos, acerca de la perdida civilización de
E mura.
C omo los días se extendieron en semanas, las palabras de
M aitreya empezaron a ser mas y mas mágicas, mas y mas vivas con poder:
M arte no solo escuchaba sino también experimentaba el magnifico
esplendor de E mura, sus largos milenios en declive, su terrible muerte
quemada del terrorífico fuego de Orah.
Una y otra vez, a través de la telaraña de la historia de Emura, que el
Rajanya tejía a través de dos temas recurrentes: L a D inastía S olar de los
Adanai y Los Maestros del Juramento
L os Reyes S ol de E mura fueron los descendientes de G ana y por
lo tanto mantenían en su carne, directo contacto con la Raza S olar
Original
los S haras y S harans de kanaan-dora. S u tarea era ejercer el
poder temporal el cual ellos lo hacían con mayor o menor talento a través de
ochenta y dos mil años.
L os M aestros del J uramento, eran los M aestros del U no, la
realidad in cambiante del A scendente que yace por debajo de toda la
C reación. S u tarea es usar su poder y conocimiento para guiar a la gente
dentro de la visión de Rodavi. D entro de un futuro perfecto. L os A danai
y los M aestros del J uramento.
L os M aestros del J uramento y los
A danai. U na y otra vez y otra vez. D ía tras día, semana tras semana, mes
tras mes. ¿Terminará esto algún día?
D e los Reyes S ol, el que se mencionaba más frecuentemente era el
último y el más malo B arlrin. N inguno era demasiado extremoso para el
ultimo A dan; ningún crimen e injusticia intolerable siquiera aun, la mas leve
desviación de sus cansados gustos podrían ser minados de ellos.
C omparado a su vida, el pasado disoluto de M arte era como la frustrada
petulancia de un chiquillo en soledad, llorando por atención.
D e los M aestros del J uramento, el que era mencionado
frecuentemente, era el ultimo y más grande: M ordom, un hombre como
M aitreya en eso de que el era un Rajanya, el producto no común del
casamiento entre una sharan y un mercader, un hombre diferente a
M aitreya en que M ordom fue el último y más grande de los M aestros del
Juramento de Emura.
S i alguna vez pudiese poseer suficiente poder personal para desviar
a una civilización en degeneración de su loca carrera, hacia la autodestrucción, ese hombre era el Rajanya M ordom. O así lo describía
M aitreya haciendo que el M aestro del J uramento
apareciera como
sobrehumano, como lo hacían los mitos de los T alanenses. E ra casi una
infinita tensión entre B arlrin y M ordom que coreografiaba la danza final en
la ruina de la Civilización más alta de Gana.
E s mejor morir en la V erdad que vivir comprometiendo su
verdad, exclamó M ordom.
C omo el era mandado a su muerte en el
Q uemante M ar. A sí lo decían todas las historias de T ala. Pero cuando
M aitreya repitió las palabras, había un tono peculiar en su voz que hizo que
Marte casi creyera que el Rajanya había estado presente allí; había
realmente observado al último M aestro del J uramento reír a carcajadas en
su inminente muerte y desafiando al A dan ¿Revélame donde yace
escondido tu hijo, A haron H anif? ¿E s ese el precio de mi vida B arlrin?
E ntonces otra vez yo te respondo G ran Rey S ol, yo debo morir antes de
oponerme al acto de J oab.
¡E l doloroso cielo azul! ¡E l profundo claro turquesa del mar del sur
de E mura! ¡E l reclinar del acobardado aparejo, puesto a toda vela! ¡L a
agonizante aclamación de la multitud! ¡L os fieros guerreros con sus capas
color ébano y los tristes novicios a M aestros del J uramento en sus capas
color escarlata! ¡La pomposa y más grande ejecución del estado!
¡L a despreocupada sonrisa de M ordom encadenado al navío él solo,
llevándolo a su muerte! ¡Su gozosa carcajada, como las sogas de amarre fue
cortada! M ás pequeño y más pequeño las doradas velas como el último
Maestro del Juramento era llevado al sur a su perdición...
M arte sacudió su cabeza para regresar al presente: ¿cómo puede ser
que las descripciones de M aitreya tengan tanto poder? ¡M arte había
estado allí, él estaba seguro de ello! E l había ¡V isto la ejecución de
M ordom! ¡V iéndolo como si el hubiese estado sentado en la silla de la
autoridad suprema, como si el hubiera sido el Rey Sol Barlrin!
M arte miraba duramente a M aitreya a través de sus ojos medio
cerrados. ¿Quién era este Rajanya, realmente?
~~~
D espués de cerca de cuatro meses, mientras ellos luchaban a través
de las profundas arenas y habían estado sin agua por tres días, M aitreya
abruptamente detuvo sus historias de Emura y habló de los años caídos de
la fundación de T ala, de la venidera guerra. M e había vuelto el profeta de
Z ared, la ciudad de ébano. N o era una tarea disfrutable, pero no fue mi
última sino una en este mundo. Los Zareditas son los descendientes de los
G randes S eñores A sures de los años caídos, ellos están más allá de toda
esperanza de reparación, incapaces de experimentar al U no, con sus
degenerados cuerpos. E llos deben de ser destruidos, sino ellos seguirán
dañando nuestro mundo.
Por años yo he profetizado que un Inmortal descenderá a ellos en
carne humana, un D ios que será su Rey S ol y los guiará en guerra a
conquistar Tala. El próximo solsticio es el momento de mi encarnación que
se satisface la profecía, por lo tanto debo de ser testigo de tu venida,
viniendo a Z ared desde el E ste. T u debes de ser un D ios para entonces,
S hara
¿Y o? ¿U n D ios? ¿E stas hablando en serio? C omo en el nombre de
los siete planetas del hombre -M aitreya rugió su profunda y rica risa y replicó, ¡A dmito que es
improbable! Pero su prejuicio los cegará. E llos solo saben de los
T alanenses quienes son granjeros y mercaderes. T ú eres realmente una
diferente raza de animal. Y quizás te proveamos con una o dos mejoras
para que hables elocuentemente de tu estatus divino.
ampliamente al Príncipe Sol.
E l le sonríe
M arte lo miraba atónito de regreso en su incredulidad: Por un breve
momento el Rajanya se dividió en siete personas distintas, cada una
usando un color distinto del arco iris, cada uno dándole un regalo de
fascinante poder. ¡Rodavi! Pensó el S hara con gran confusión. ¿Rodavi,
puedes ser tú?
M arte se le quedó viendo en asombro y preguntó, ¿Q ué es lo que
está ocurriendo Maitreya? ¿Acaso estoy soñando todo esto?
Maitreya se rió de nuevo y contestó, ¿Qué tipo de sueño sigue leyes
predecibles y consistentes S hara? L os sueños que nosotros los humanos
que normalmente experimentamos no parecen ser particularmente
consistentes o predecibles. Q uizás es porque nosotros no entendemos el
espacio en una escala suficientemente amplia. O quizás es porque nuestro
punto de vista del tiempo es muy pequeño. Y aun los sueños parecen ser
reales, a veces terroríficamente reales para el soñador. S olo a través de
alterar nuestra definición de realidad podemos nosotros tener la esperanza
de escapar de nuestras ilusiones auto-creadas.
¿V es el punto? M uy seguido te he dicho que la totalidad del
U niverso es solo U na, astuta fantasía, un sueño particularmente
envolvente. ¿Por qué tu supones que tu nunca me has preguntado quien es
el que sueña los sueños?
Y o nunca pensé que valdría la pena saber, yo me imagino.
¡T u nunca te atreviste a preguntar! exclamó M aitreya sonriéndole.
¡E sta bien! M arte puso mal gesto. E stoy preguntando ahora.
¿Q uién crea la Ilusión? D éjame pensar.
Para poder ser un sueño
U niversal como tal, debe de haber dos requerimientos: U n soñador
Inmortal y una mente que entiende toda la creación. ¿E ntonces es creado
por los siete, los S iete M aestros del J uramento Inmortales? ¿O por los
C uatro Primarios S eres en el U niverso, N arain, el G ran Padre, A lmira y
G ana? O desde que la realidad esencial de los S iete y los C uatro es el
U no, ¿N o podría yo decir que la creación es solo del U no? E sto es
porque nosotros algunas veces lo llamamos nuestro U niverso. E l S ueño
de N arain yo supongo.
¿C ómo lo estoy haciendo?
preguntó
avergonzadamente, mientras M aitreya mientras M aitreya prácticamente
se doblaba de risa.
C uando el Rajanya pudo hablar otra vez, el exclamó ¡Palabras! ¡T u
piensas que ellas son tan importantes! Y todavía no tienes ni la más leve
idea de lo que ellas significan. E scucha, S hara la última verdad para todo
el mundo es el U no. ¡Q ue no vez que cada ser humano individual es el
soñador! Incluso tu, S hara. T odos nosotros creamos el U niverso, en
todas partes, todo el tiempo, en cada uno y cada momento del continuum
del espacio-tiempo. T u te sorprendes por esto, solo porque tu piensas de
ti mismo como un ser limitado por las leyes naturales y la causa y el efecto
en vez de cómo tu eres verdaderamente: U no con el U no, el B ailarín
Inmortal M ismo. T u estas hecho de magia, todavía tu crees que estas
hecho de polvo. C omo tú crees, así eres. Porque esto es verdad para
todos en todas partes en todo tiempo, nuestro mundo siempre es
perfecto.
¿C ómo puedes tu describir el mundo así? Preguntó M arte,
perplejo. ¿Q ué hay de la maldad? ¿Por qué entonces yo tengo que ir a
Z ared si no es a fomentar el bien y eliminar a esos quienes podrían destruir
tala?
M aitreya replicó severamente, ¡N o confundas niveles de realidad
S hara! L a maldad es una creación de tu presente nivel de pensamiento, de
tu actual estado de creencia; es un resultado inevitable de tus creencias en
el pecado, error, problemas, debilidades, muerte.
L a más simple y
afortunada verdad es que la maldad es un sueño, simplemente una Ilusión:
N o existe excepto en las mentes de aquellos que creen en ello. Porque tu
todavía no entiendes esto, tu no tienes otra opción sino seguir viviendo
esta vida.
M ientras sigas creyendo en la posibilidad del sufrimiento, seguirás
llorando por la terrible agonía de este mundo.
Pero como vas
evolucionando, como tú continuamente vas des-creando más y más tus
falsas conclusiones acerca de tu vida, aprenderás más y mas a fondo, que
son tus creencias las que están haciendo tu U niverso así. Tus juicios del
bien y el mal, tu aceptación del dolor, tus creencias en sufrimiento están
creando tu Universo como es.
¡Tu eres el soñador, S hara! ¡D espierta!
M arte se le quedo viendo embobado boquiabierto, por un breve
momento el Rajanya se dividió en siete personas distintas, cada una
usando una capa del color diferente del arco iris, cada uno le daba a el un
regalo de gran poder.¡Rodavi! pensó el S hara con gran confusión ¿Rodavi;
puedes ser tu?
Marte sacudió su cabeza para aclararla; la visión pasó. ¿Era solo una
alucinación? ¿M uy poca agua por un largo tiempo? N o, justo habían
bebido, ¿O , no? U n dulce manantial antes de que ellos estuvieran
hablando acerca -- ¿de que era lo que ellos acababan de hablar? ¿A cerca
de estar soñando, verdad? ¿S oñando? ¿Por qué nos molestamos hablando
acerca de soñar? E so no puede ser. N o, ¿E l Rajanya me acaba de decir
acerca de las profecías de Zared, correcto? ¿No fue el?
M arte ciertamente no tenía sed ahora. S us labios estaban húmedos,
su garganta cómoda, su cuerpo rápidamente se rehidrataba, su bolsa de
piel llena. E ncogiéndose de hombros el corrió para alcanzar a M aitreya,
ahora bastante adelantado.
~~~
C omo ellos escalaban un inclinado risco al día siguiente, las cumbres
cubiertas de nieve, de una extensión de cadenas de montañas,
gradualmente se volvió visible. E l S hara estaba sorprendido de escuchar
una in característica preocupación en el tono de su guía.
E sas son las M ontañas G uardianes una extensión sur de la cadena
conocida como la espalda del mundo dijo el Rajanya muy despacio,
agravando a M arte con su mirar.
D ebido a su formidable altura y la dificultad de cruzarlas concluyó
el Shara, mistificado por el cambio sutil en el carácter de Maitreya ¿era que
el viaje por el desierto estaba empezando a desgastarlo? N unca antes
había el Rajanya dado evidencia de fatiga, ninguna otra cosa excepto
fuerza sobre humana y sabiduría.
N o, aunque esto es verdad. M aitreya suspiró un poco al ver que
M arte aun era obstinado y se negaba a despertar. E l concluyó otra vez
que no había forma de continuar la cura sin ayuda y suplemento. S olo hay
dos caminos. U no esta descartado en esta estación; el otro solo puede
usarse durante solo seis meses. Pero es un temprano invierno, la ruta es
traicionera y poco segura en el mejor de los casos.
¿Por qué cruzarlas? ¿Q ué no se encogen a simples lomas mas al
sur?
S i, así es. Pero los humanos nunca deben de ir por ese camino: esa
es la tierra de los D anavas y los A surs, el primer paso en el camino a los
Rakshasas.
¿Q ué maldad debe haber allá que tu temes ir?
N o es maldad, no en el sentido que tu lo dices. Pero todavía es un
poder tal que dudo que cualquiera que pudiese descartar si tu te atrevieras
aventurar allí. M uchos que han ido han perdido el bien para siempre.
¿Puede haber allí otra área viva en esta desolación además de
Z ared? ¿C ómo pudieron sobrevivir al terror de O rah?
N o lo hicieron. Pero es vida bastante diferente que esa dada por el
Señor Etan; rápidamente reganó su existencia previa. No, yo no gusto de
hablar de D anavas y de A surs, Príncipe S ol: E so solo trastornará tu
camino; tenemos un tiempo muy corto ya. S i ellos vienen a buscarte
nuestras esperanzas quizás se desmoronen, aunque V enus y B rihas están
en conjunción ante la constelación de la vida en el signo del cangrejo estas
noches.
M aitreya acarició su extravagante barba por unos momentos
reanalizando.
S in discutir otra solución, el agregó N osotros quizás
lamentemos el tiempo, pero hay uno a quién tu debes conocer
si él lo
aprueba. Uchai-Sravasa.
V ivió aquí mucho antes de que el primer hombre viniera de K anaandora. ¡E spero que el te quiera conocer! E s el ultimo de los verdaderos
cantores, el último Etan, pero uno en este mundo.
¿U n S eñor E tan? ¿A quí? ¿C ómo puede él sobrevivir en esta
desolación? ¿Cómo come? ¿Quién se ocupa de el?
U na completa carcajada de su guía fue su primera respuesta, una
respuesta que continuó durante un largo tiempo. L impiándose las lágrimas
de sus ojos el Rajanya continuó al fin. ¡T u quizás otra vez todavía
empieces a ser un niño inocente, S hara! S ravasa perdió la necesidad para
la nutrición del cuerpo cuando aún otros en su familia eran niños, mucho
antes que M artanda se perdiera ante V alin, mucho antes que el Paraíso de
E tan de S wayam fuera destruido. Y por tu información, es un campo de
conocimiento mucho más allá de tus actuales capacidades. S i tienes éxito
en verlo, me sentiré satisfecho. Si a le gustas, ese será un buen signo. Pero
si el te canta o te cuenta un relato, eso sería la forma mas maravillosa que te
puedas imaginar. N o puede haber un evento mas significativo en una vida
humana.
¡Pero! ¿C ómo voy a saber si a le gusto? ¿M e interrogará por
mucho?
M arte había cambiado en estos meses. Q uizás era por las
historias vivas de M aitreya, quizás solo por la fuerza de la presencia del
Rajanya. C ualquiera que sea la causa, el S hara se sentía apenado por su
pasado.
E l no quería ser observado por nadie, no, ni siquiera con
compasión.
¡A h! E so difícilmente será necesario para U chai-S ravasa. S i es
mucho una sola palabra de ti será suficiente.
~~~
A l medio día del segundo día seguido, ellos alcanzaron una división
en la roca ígnea la cual se abría en una pequeña cueva. E l piso era liso, un
tipo de mica clara puesta en hexágonos de basalto. E n una plataforma
rubí de cuarzo cerca del lejano fondo de la cueva estaba la escultura de alto
tamaño de un hombre, aparentemente esculpida en pegmatita. V arios
cristales grandes brillaban sobre ella de manera extraña; por un instante
Marte pensó que estaba viva.
E l Príncipe S ol estudiaba la cueva con cuidado, pero no descubrió
nada más. D ecepcionado miró a M aitreya y encontró que él estaba
enfocado en la estatua. C on un movimiento de su barba, el Rajanya le
indicó que debería hacer lo mismo.
M arte fijó su mirada hasta que sus ojos se velaron pero no podía ver
nada inusual acerca de la escultura además de que era particularmente una
escultura hecha por un artista maravilloso que la había creado ¿Q ué
talento lo había formado de piedra volcánica? ¿Q ué edad podía poseer un
artesano así? ¡T al representación tan perfecta de un joven, musculoso y
hermoso cuerpo! E l S hara miró de nuevo a M aitreya y encontró que el no
se había movido ni un ápice. Por un completo y extraño momento, M arte
pensó que él también se había convertido en una estatua.
C uando M arte miró otra vez a la escultura de pegmatita, por poco y
grita: U n hombre estaba allí, mirándolo.
¿C on juicio? O ¿S imple
curiosidad? S u cuerpo era ese de un poderosamente construido de un ser
humano de veinticinco años, pero su piel era levemente azulosa. S u cabeza
era tan magnifica como excesiva descripción: C ada perfecto rostro que el
Príncipe S ol había visto era una triste y grotesca parodia de vida en la
sombra de esta. S us lujosos rizos dorados giraban suavemente de un lado
a otro, mientras él muy despacio movía su cabeza para estudiar al S hara.
S u dorada capa era luminosa como su propia auto-contenida radiancia;
también casi parecía como si se hubiera vuelto viva. D espués de lo que
parecían horas, el E tan dijo en el más rico barítono que M arte había
escuchado; H abla, J ovencito.
E ste es el más grande honor de mi vida, más excelso S eñor. Y o soy
el Príncipe S ol M arte, el S hara hijo de J ulius descendiente de la D inastía
S olar de G ana de E mura y T ala. M aitreya me trajo aquí a conocer al
S eñor E tan, conocido como S ravasa. ¿E se serías tu?
V ibraciones ensordecedoras retumbaron y se enrollaron en olas. L e
tomó al S hara unos momentos para darse cuenta que eran carcajadas
viniendo ahora de dos orígenes.
H as caído lejos, descendiente de mi
adoptado hermano G ana. T odavía sus virtudes están contigo. U nas
pocas inevitables experiencias más, que se puedan manifestar. T u eres un
buen ser humano, que no te falta mucho para vivir en la manera de Rodavi.
El Rajanya suspiró y se sentó, Marte copió el ejemplo. Juntando su
bravura el preguntó, S ravasa, ¿C uál es tu historia? Y o he escuchado de
la raza de los E tan solo en mitos e historia antes: M aitreya me dice que tu
eres un C antor.
E l E tan no dijo nada; M arte sintió que sus mejillas se enrojecieron.
M uchas horas pasaron en silencio como el sol se ponía en el exterior y la
caverna empezaba a estar completamente oscura. E l Rajanya y el E tan se
sentaron como si ellos ambos estuviesen hechos de piedra, ninguno hizo ni
el más leve movimiento toda la noche. M arte trató de copiarlos, pero,
encontró imposible no cambiar de posición de cuando en cuando. E l se
adormeció alrededor de la media noche, pero se despertó cuando la luna
creciente se veía en el horizonte. O tra vez el E tan empezó a hablar, esta
vez en un sonsonete extremadamente peculiar ¿esto debe de significar ser
música? S i, así es, era tan bizarro que el Príncipe S ol no podía hacer nada
de ello. M irando al Rajanya, el encontró que se sentaba aún más erecto,
con su completa atención a Uchai-Sravasa.
E l S hara se sintió más y más frustrado por varios minutos. D e
pronto el E tan levantó su mano derecha; hubo un sonido de ruptura muy
en lo profundo del cráneo de M arte. S u mente empezó a irse a la deriva
con las vibraciones de S ravasa; F lotando y expandiéndose a través del
espacio, llevado por largas vocales y muchas suaves consonantes.
G radualmente la música empezó a ser visual: N ebulas y galaxias se crearon
antes sus ojos. F orcejeos titánicos eructaron entre casi fuerzas infinitas;
soles innumerables fueron destruidos en batallas mas vastas que sus más
extraños sueños. S eres enormes y poderosos lloraron por las muertes de
sus hijos e hijas, las estrellas mismas. F uerzas malvadas se soltaban y
entonces se encadenaban, entonces se liberaban otra vez mientras que el
Universo se expandía ante él.
L os ritmos pulsando de los cantos del E tan se unían una y otra vez
dentro de visiones extraordinarias. E ntonces la totalidad del movimiento
del Cosmos, se derretía en una gloriosa radiancia dorada, extendiéndose al
infinito en cada dirección. U n paso más allá se expandió, más allá de la
infinita luz dentro del U no, una cosa sin forma que era el O rigen y la meta
de toda luz y de toda oscuridad. E l S hara en ese momento supo que él
era todo, el supo que él estaba en todas partes; el entendió todo; no había
nada, ¡Nada! Que el no pudiese ser si el pudiese solamente acordarse para
desearlo.
E sto también pasará; sola la U N IC A L uz que era más que L uz era
lo que quedaba: Sin Limite, In cambiante, Eterna, Sin Forma...
~~~
E mpezando como una leve pero distinta vibración la luz del E tan
rompió al A scendente en individuales percepciones
E l U niverso como
antes. Las palabras empezaron a ser más y más distintivas hasta que M arte
perfectamente entendió su significado. E l cuento empezó a ser menos
rítmico, menos musical como S ravasa gradualmente recreó el mundo familiar
del Shara.
L as esferas eran nuevas y doradas entonces, cuando el padre
S wayam caminaba solo.
L as montañas no habían perdido sus alas,
tampoco el árbol del mundo había crecido. L as aguas no estaban fluyendo,
tampoco los océanos formados.
S olo él caminaba, solo él caminaba, por tres veces diez mil años, en
cada mundo que él se paseaba, las lluvias de plata empezaban, los ríos
esculpían sus caudales, los fragantes jardines bailaban, las colinas y los
llanos con reverdeciente vida.
T odavía al final cuando todo estaba hecho, él aun estaba solo.
S wayam-B huva miró con soledad a través de nuestro vibrante y
vivo U niverso y lloraba, ¡M adre! ¡T u me ofreces construir este hogar!
¡E ste jardín que yo he hecho! ¡B ien esculpido, hermosamente pintado,
creado como tu me dijiste! ¿E ntonces yace escondida la completación de
mi alma?
S u deseo se deslizó de regreso a su corazón, convirtió su cuerpo a
la muerte y su mente al silencio del U no.
¡U n impulso invertido en él no formado pre-pensamiento, y
entonces! ante S wayam se paraban los T res: A lmira, N arain y el G ran
Padre.
A lmira le dio a él una E sfera D orada; el G ran Padre la S emilla del
M undo; N arain, la J oya K aystarbha. M irando a través de estos por
veintiséis años, S wayamno respiró.
E l primer instante del veintisieteavo año S hatarupa vino de la
E sfera quebrándola a la mitad, de la parte superior salieron los pájaros y
los insectos, de la inferior las bestias y los peces.
A sí habiendo completado la tarea que le dio a el su creación,
S wayam construyó en el, su Paraíso E tan, sobre M artanda para
S hatarupa: J untos ellos dieron nacimiento a mil once hijos y a mil y diez
hijas. L os más jóvenes mil y cuatro hijos se casaron con las mil y cuatro de
sus hermanas, ellos se esparcieron de la ruina de E tan a través de la
G alaxia.
E l más viejo de los mil cuatro era B hishaj, el M edico, el se casó con
A lthea, la C urandera; J untos ellos vagaron la totalidad de la C reación,
ayudando a toda la vida.
O rah, el B ailarín, el sexto más viejo de los hijos, se casó con dos de
sus hermanas: C havva, (vida) y L eor, (L uz). Rodeado por incontables
miles de sus descendientes, ellos aun gobiernan sobre nuestro S ol. L a
presente raza humana esta nombrada entre sus niños; la Raza S olar de
Kanaan-dora y los A danai de E mura están entre los más recientes de sus
retoños.
K rishanu, el arquero el gemelo de O rah, fue asesinado hace
ochenta y dos mil años cuando el planeta-prisión M artanda que el cuidaba
explotó. C uando M artanda fue destruida, dieciséis de sus naves
espaciales, salieron huyendo de la muerte de tu mundo-hogar K anaandora. F ueron incinerados junto con siete millones de tu gente. S olo una
nave espacial con diez mil abordo, sobrevivió al alcanzar este nuevo mundo.
E ra, sin embargo, sacrificio parcialmente exitoso: el E mperador V alin fue
puesto en prisión desde ese día. S in su amo, los A surs y Rakshasas no
son tan poderosos como una vez lo fueron. C onsiderando la deplorable
condición de tu Raza S olar, esto es un hecho realmente afortunado, ¿N o
es así?
L as tres hijas mayores, M alinda, M irabeth y M irabel, las tejedoras
dedicaron sus vidas al servicio del G ran Padre y se quedaron solteras.
E stas tres gastaron sus años tejiendo el espacio-tiempo dentro de
patrones de Ascensión y Perdón. Esto es difícil de poner en tus palabras,
porque su trabajo es el responsable de los sentimientos de creatividad,
inspiración, gozo, alabanza, gratitud y amor que ustedes los seres humanos
experimentan.
E l más viejo de los hijos, S aranyu-V anya, el científico; L emuelT amara, el artista; y Y ehokanan-Ishtar, el arquitecto; ayudaron a la
humanidad más directamente hasta que uno por uno, ellos se cansaron de
tus extraños y temporales caprichos. V anya y T amara viven ahora en el
sencillo planeta de doble sol que hoy está sirviendo como nuestra estrella
polar. Ishtar fue el que se quedó aquí más tiempo; no fue hasta que B alzor
el fundador de T ala envejeció y murió que el abandono este mundo y se
fue solo a pasearse en el U niverso.
E l más viejo de los mil once U chai-S ravasa, el cantor, esta aquí
ante ti. Para satisfacer la petición de A lmira, él ha prometido quedarse en
estas M ontañas G uardianes hasta la caída de Para.
A sí yo he contestado tu pregunta, S hara.
A hora ustedes dos hijos mis se deben ir: U na nevada está en
camino; tu estarás duramente presionado para atravesar la cúspide antes
de que llegue. S i tu necesitas más ayuda, M aitreya, el V idyadhara,
A iravata solo está a unos cientos de leguas en el lejano norte. D iciendo
esto, la forma viva del E tan gradualmente se aquietó, pronto los ojos del
Shara no podrán ver otra cosa que piedra.
M aitreya, parándose en un movimiento fluido de una vez como si el
fuera un títere al que le hubieran jalado los hilos, dijo alegremente,
¿V ienes?
L a tormenta llegó sobre ellos con toda su furia a la media tarde,
mucho antes de que ellos pudieran alcanzar la C ima. S e escondieron
juntos en una cueva por dos días mientras la tormenta de nieve rugía.
C uando terminó, el S hara vio que sería difícil sino imposible continuar con
el viaje: la nieve estaba más allá de sus cabezas; L a B orrascosa V ereda
era invisible.
E l Rajanya estiró sus manos hacia el norte y llamó en voz de tono
grave, ¡H eramann! ¡A iravata! S u resonante eco continuó alejándose,
siempre alejándose, lejos más allá de cualquier limite físicamente lógico.
M arte lo miró curiosamente pero dijo, M aitreya, ¿Porqué dejaste de
hablarme? C ada vez que he hablado contigo desde la cueva del E tan tu
solo me has respondido monosílabas la mayoría de las veces. ¿E stas
molesto conmigo? ¿T e he fallado de alguna forma? S i es así, por favor
dímelo; no puedo continuar sin tu asistencia.
¿Q ué es lo que recuerdas de tu experiencia con el E tan? preguntó
M aitreya calladamente, observándolo a los ojos desde el cegador blanco
mundo.
G racioso que preguntes. Y o he estado tratando de entender
exactamente lo que S ravasa me dijo. N o me acuerdo de casi nada. E l me
dijo de algunos de sus hermanos y hermanas, de eso es lo que me acuerdo.
E l gobernador de nuestro S ol O rah; K rishanu, el S eñor E tan quien
murió en M artanda para liberar a G ana y a los diez mil de K anaan-dora;
Ishtar, y algunos otros. O h, y el cantó acerca de los primeros S eñores de
E tan, S wayam y S hatarupa, la M adre y el Padre Inmortales de todos los
demás. E so es todo lo que yo me acuerdo.
¿T u no recuerdas nada de experiencias sin palabras, de L uz sin
F orma, E spacio Infinito? M aitreya se volvió a mirarlo fijamente a los ojos.
Había una extraña, una mirada casi demente, en los ojos del Rajanya.
M arte se estremeció y respondió, N ada. ¿E ra importante?
¿Importante? Rió M aitreya salvajemente. ¿Importante? M ucho más
allá de importante, S hara. ¡E se fue el único evento significativo en tu corta
vida! T u nunca otra vez serás el mismo, habiendo tenido solo una vez la
experiencia del U no A bsoluto. E s la verdad fundamental escondida
detrás de la superficie de la mente de cada uno, incluida la tuya. Por de
debajo de todos los movimientos de olas de pensamientos, juicios y
percepciones yace el eternamente quieto A scendente, el U no. E sa es la
raíz de tu ser, Príncipe S ol aun ahora que te niegas a recordar.
¡Y o no te entiendo! G ritó M arte irritado.
¿Q ué es lo que tu
quieres decir, que yo me niego a recordar ? Y o te digo todo lo que puedo
recordar. ¿Por qué me atormentas?
¿Q uién puede olvidarse del U no sin decisión consciente? T u
mente está tan llena con sueños inservibles y falsas creencias que tu no te
puedes acordar ni si quiera de la mas simple realidad. M aitreya le sonrió
ampliamente disfrutando profundamente en escalador terror que
experimentaba el Shara.
¡E res un completo necio! G ritó M arte. Q ue derecho tienes tu -E l Rajanya de pronto dio un brinco y cruzo de cuatro zancadas el
espacio que lo separaba y golpeó al S hara con todas sus fuerzas sobre su
pecho gritando ¡H rai!
L a abrupta protesta de M arte terminó como su mente se reabría a si
misma. E l flotaba otra vez dentro de la infinidad sin forma que el E tan le
había revelado a él.
S olo esta vez, tus ojos aun estaban cubiertos
reportándole la cara barbuda de M aitreya sonriendo, ni siquiera a una
mano de distancia de la suya. ¿C ómo puede ser que la mente pueda estar
experimentado dos cosas a la vez? No tenía sentido.
H abía un extraño sonido en la parte de atrás que parecía estar
viniendo desde muy, muy lejos y todavía era en alguna forma relacionado
con el rostro de M aitreya que estaba completamente divertido, en otro
momento, M arte se dio cuenta que era el salvaje risoteo a carcajadas del
Rajanya.
N o entiendo -- E l empezó, pero entonces se detuvo en
confusión, porque su propia voz sonaba igualmente distante como si sus
palabras estuvieran viniendo desde el otro lado del valle.
Por su puesto que lo haces, Replicó M aitreya. Pero tu no quieres
creerlo. A hora nosotros vamos a empezar tu verdadero entrenamiento.
E ste mundo que ves con tus ojos es un sueño, S hara, nada más. L a
Ú nica verdad es eso lo cual tu estas experimentando ahora: Infinito,
S iempre lo M ismo, N unca C ambiante; S in forma más allá de toda luz y
toda oscuridad. Eso es tu Único y Verdadero Ser. El otro ser, ese en el
cual tu tercamente crees, no es nada sino una particularmente astuta
mentira creada por tu ego soñando.
¡N o entiendo! E xclamó M arte aterrado por la inmensidad llenando
su mente. ¿Q ué es lo que quieres decir? E l mundo es real. Y o soy real.
T u eres real. ¿Q ué es lo que tu estas diciendo?
S olo puede haber U na S ola U ltima S uprema V erdad, S hara.
U na o la O tra debe ser una mentira. Y a sea que el infinito nuncacambiante Uno o el finito siempre-cambiante mundo es falso.
T u piensas que tu entiendes tu U niverso. T u piensas que tu eres
el aparente-heredero de T ala, hijo de J ulius, descendiente de G ana. Y tu
piensas que sabes lo que eso significa. Pero tu ya has conocido a muchos
quienes no encajan dentro de tu limpio y pequeño mundo, altamenteestructurado. J oab. Y o. S ravasa. ¡Piensa, M arte! ¿C ómo pudo J oab
haber vivido por casi dos mil años? A un los más cuidadosos de tus
antepasados nunca vieron su cuarto siglo. ¿C ómo pudieron unas cuantas
palabras desde el E tan haberte dado a ti esta experiencia? ¿C ómo puedo
yo reemplazarla a través de simplemente golpearte en el pecho? ¿N o
puedes tu aceptar, aun por un instante que tu mundo de espacio-tiempo es
solo una ilusión? ¿Un sueño particularmente extraño? Tu lo has creado por
tus creencias; tu los mantienes por tus continuos juicios; ¡T u los terminarás
cuando ya no aceptes su realidad! ¡D espierta, M arte! E l U niverso será
tuyo para hacer con él como tu lo desees si tu puedes entender esto por un
instante. N o hay fronteras para ti excepto que tu has creado en la
demencia de tu pasado y estas luchando locamente para mantener.
¡N o te entiendo! G ritó M arte en un voluptuoso temor. ¿Q ué le
has hecho tu a mi mente? ¡N o me gusta esto!
E n ese momento, el V idyadhara H eramann en su forma esmeralda y
oro como lagarto brincó dentro de la caverna; M arte gritó en terror, ¡Q ue!
¡Quién! ¡Maitreya!
E l Rajanya rió alborotadamente y dijo, ¡A iravata! ¿Por qué te
tardaste tanto? T u eres bienvenido.
E l abrazó al V idyadhara,
levantándolo totalmente del piso. L a cola de H eramann se arrastraba
viciosamente de un lado a otro en curiosa protesta, M aitreya se rió y lo
bajó. E l V idyadhara respondió con un cortés saludo mientras el Rajanya
continuaba, A iravata, quiero que conozcas a un descendiente de G ana.
E l es el más inusual Príncipe S ol que he conocido: U chai-S ravasa le
regaló un cuento de los Señores de Etan y un canto del U no.
¿H rai? M ás extraordinariamente. S aludos, humano en honor a tu
antepasado, mi asesinado amigo, tu también puedes llamarme a mi
H eramann.
L a voz del V idyadhara era suave, gentil, muy parecida al ronroneo de
un gato. M arte, en su mayoría aun experimentando al U no Infinito, había
terminado su temor por conclusión de que él estaba dormido y soñando; el
contestó ligeramente, E s un honor, ah, H eramann. Y o soy el S hara
M arte hijo de J ulius y A mbarina treintaidosavo en la descendencia desde
B alzor, el fundador de T ala. ¿T e ofenderías si yo te pregunto a ti de ti
mismo? N unca antes siquiera había yo oído de alguien como tu. E stas
Q uemadas T ierras están de hecho llenas con maravillas. Q ue sueño tan
perfecto. Parece tan real.
H eramann se rió H ay muy poco que decir. Y o soy como tu me ves.
Y o soy
el último en este mundo
V idyadhara. O riginalmente nosotros
éramos como estrellas en los cielos, muchos millones disfrutando amor y
risas a lo largo de la vía aqua. N o había envejecimiento para nosotros, ni
enfermedad, ni muerte. Parecía entonces que nosotros podíamos vivir para
siempre y esparcirnos a todos los mundos; con el tiempo nosotros creamos
y una maravillosa civilización sobre quince planetas de once soles. Pero
Almira no regaló a los V idyadharas la habilidad para crear más de nuestra
raza; como los milenios fueron pasando, nosotros disminuimos el número.
M uchos abandonaron este mundo cuando los océanos empezaron a
quemarse con el fuego de los Rakshasas; muchos entraron al largo hielo y
no respiraron más esperando despertar al final de los tiempos, cuando
todos los seres de nuestro U niverso sean devueltos y restaurados al
conocimiento del U no.
N osotros nos habíamos disminuido a algunos miles cuando G ana y
tus otros antepasados vinieron a M artanda. Pero nosotros los asistimos a
ellos en la guerra final con V alin; después de que el E mperador A sur fue
derrotado, nosotros ayudamos a Ishtar construir la C iudad de C oral para
G ana, la gloriosa Phedra de E mura y a K artika la C iudad de Plata, la
amorosa G alatea de C alantha.
U nos pocos de mi raza quizás aún vivan en este mundo, pero yo no
he visto a ninguno en muchos siglos. S i nosotros aún estamos en otro de
nuestros antiguos mundos, yo no sé. ¡H rai¡ quizás el deseo para compartir
hielo venga otra vez; yo los buscaré. Pero por ahora, yo estoy contento
con mi soledad.
¿T ú realmente puedes viajar a las estrellas? Preguntó M arte
curiosamente.
L as palabras del V idyadhara lo habían cautivado
totalmente; él se había olvidado de su conclusión, de que él estaba
soñando; él se había olvidado del U no; él se había olvidado del todo
excepto de su gran asombro a este increíble y antiguo ser. ¿S erá que
todos los protagonistas de las viejas historias van a probar ser tan
maravillosas? ¿C ómo puede la realidad ser tan diferente de lo que él ha
creído por tanto tiempo?
H rai, eres un chiquillo astuto, M aitreya. M uchas cosas puedo
hacer, descendiente de mí envenenado amigo G ana. M añana, por ejemplo,
yo te voy ayudar alrededor de las tierras de los D anavas y los A surs.
¿Q ué? ¿C ómo podrías tú ayudarnos a través de esta profunda
nieve? ¡Q ué pensamiento tan curioso! ¡É l era tan pequeño!
E sos arrastres débiles no son obstáculos para los que cuentan con
el conocimiento del U no, Príncipe S ol. E l cual de hecho hace que el
Rajanya me llame aquí me parece demasiado ridículo. B ueno, su verdadero
propósito empezará a ser claro a su tiempo.
M aitreya, me despertaste en el momento más inconveniente. Y esta
conversación se alarga demasiado. A hora diré buenas noches, buenas
noches. E l V idyadhara brincó fuera de la caverna y dió un clavado dentro
de un banco de nieve, desde donde un suave ronquido inmediatamente se
escuchó.
B ueno, dijo M arte. B ueno.
B ueno, ¿E stabas diciendo?
Preguntó el Rajanya, ampliamente
sonriéndole.
Marte lo miró perplejo, como siempre acordándose de nada.
H eramann, sacudiéndose la nieve de sus escamas los saludó muy
alegre al amanecer, entonces sonriendo preguntó, ¿L isto, jovencito?
¿L isto para qué? Respondió el S hara con rencor. S i nosotros
dos no podemos salir de aquí, fallo en ver como uno de tu tamaño pueda
hacernos algo de bien.
¡H rai¡ ¡quizás así sea para ti, nunca para el otro¡ si M aitreya ha
esperado, solo puede ser porque él desea un poco de mi compañía. ¿No es
esto tu misteriosa intención, portador efectivo de N uriel?
T u intelecto es como siempre A iravata sonrió el Rajanya, como su
enorme sonrisa explotó a través de su enorme barba. Y o siento que tres
de nosotros puedan tener más suerte con los
D anavas y los otros
encantadores habitantes de estas partes de las Q uemadas T ierras.
¡E so hace la más rara forma de acercarse a la C iudad de E bano de
Z ared! E xclamó H eramann, dándole una larga y extensa mirada desde
una de las esquinas de sus ojos esmeraldas.
¡S in duda alguna! T odavía así debe ser: él escoge este camino.
M aitreya miró a M arte, para ver como esta aserción lo afectaría. E l
Príncipe S ol los veía vacantemente: como siempre él estaba haciendo todo
lo posible para no entender. E ncogiéndose de hombros, el Rajanya
continuó. ¿N os vamos?
¿Por dónde? Preguntó H eramann, esperando por una menos
embarazosa alternativa. ¿L a tuya o la mía?
L a mía si tú puedes aguantarlo. N uestro S hara aún no conoce
nada de la vida. A unque él por supuesto cree demasiado firmemente que él
si sabe.
Q ue así sea, M aestro del J uramento. H onro tu sabiduría a través
de reservarme el juicio. ¡S úbanse a bordo! D e pronto el V idyadhara se
expandió enormemente.
M ientras M arte lo miraba hacia arriba con
asombro, H eramann lo levantó suavemente y lo puso en su hombro
derecho. E l Rajanya ya se había subido de alguna manera sobre su
izquierdo.
A hora, M aitreya. ¿E stás seguro acerca de la dirección, de la
necesidad de esta charada? L a voz de H eramann retumbando como un
trueno acercándose.
N uestro
Príncipe S ol
aún no
está completo, A iravata.
Procedamos; ¡que V enus y el S eñor B rihas brille con su gracia sobre
todos nosotros!
S in más protestas el V idyadhara los llevó con grandes zancadas al
otro lado de la cima dentro de las Q uemadas T ierras, en el lado oeste de
las Montañas Guardianas.
~~~
D espués de que el S hara habló sin parar por su sorpresa, empezó
totalmente a disfrutar el vaivén del viaje. S intiéndose bastante ligero del
corazón, el cantó una canción de su niñez, acerca de dragones.
H eramann se carcajeó y dijo fríamente,
¡E ntonces! L os
Vidyadharas son recordados por ustedes recién llegados. ¡Pero no muy
favorablemente! ¡D evorando princesas, de hecho! N inguno de nosotros
alguna vez llevó a algún animal al matadero, ¡nada que ver de masticar a
nuestros aliados y algunas veces amigos!
¡O h! L o siento; es la única canción que yo conozco acerca de
alguien como tu. Pero H eramann, dime -- ¿C ómo fue que tu sobreviviste
cuando O rah quemó E mura?
¡Y o no estuve allí! L a olvidadiza naturaleza de la Raza H umana
siempre me aburrió; en ese tiempo estaba durmiendo en el hielo polar. E l
calor del terror del S eñor de E tan causó que despertara, pensando más
aseguradamente que debía ser el final del tiempo. D esde eso he vagado en
el mundo otra vez, ayudando a tu gente en ocasiones más seguido
disfrutando mis días en la soledad, cantando la maravilla de A lmira,
contemplando la G loria del U no.
~~~
E sa noche, M aitreya caminó muy despacio en un ancho círculo
alrededor de ellos, arrastrando la punta de N uriel por el polvo. M arte
pensó que esto era un uso peculiar para una espada tan magnifica, pero
cuando el Rajanya terminó, un anillo de fuego se prendió a su alrededor,
tan alto que parecía que se juntaba con el cielo. Marte sintió raramente frío
en el repentino calor, pero Heramann no estaba contento: el se encogió del
tamaño de la bota del S hara.
M arte se quedó viendo a M aitreya
maravillado, pero recibió como respuesta solo una enigmática reflexión en
los oscuros ojos del Rajanya. ¿E sa mirada significaba que estas cosas
eran demasiado complicadas para que M arte comprendiera? O
¿S ignificaría que debería de saber exactamente lo que el Rajanya hacía y
se estaba haciendo el tonto a sí mismo al pretender que no sabía? O ¿E ra
algo más en su totalidad? S acudiéndose la cabeza para terminar el dialogo
interno sin fin, el S hara se acostó y se quedó dormido rápidamente. S u
cuerpo cuando menos estaba agradecido por otra oportunidad de un largo
descanso.
~~~
U n rugido ensordecedor despertó al Príncipe S ol en un sudor frío
algo así después de la media noche
el había estado soñando del ataque
del L eón cinco y medio años atrás. U n frío temor se apoderó de él tan
poderosamente que tenia miedo aun de moverse, pero el Rajanya lo jaló
hacia arriba e hizo que se siente espalda con espalda con el V idyadhara.
H eramann estaba ahora tan alto como M aitreya y se veía que estaba en
guardia.
N o hubo otro sonido. M arte muy despacio calmó su corazón y
eventualmente se fue durmiendo otra vez. T an pronto como su mente se
aquietó, el rugido vino otra vez
desde todos los lados como también
desde arriba y (el juró) desde abajo. N o fue como el rugido de un L eón
enfurecido, pero de alguna manera era más que un sonido: el terror rasgó
todos sus sentidos; hubo allí un violento dolor respondiendo en la parte
baja de su abdomen. E l dobló su cuerpo y se hubiera caído hacia delante,
pero Maitreya y Heramann lo mantuvieron en su lugar.
Hubo un gigantesco
algo
visible detrás del anillo de fuego. Otra
vez vino mas el rugido de mas que el sonido; la luz del fuego parpadeó y
murió. E n la abrupta oscuridad, todo era caos. M arte sintió un total frío y
unas babosas manos aferradas de su pierna, jalándolo de sus compañeros.
E l trató de gritar pero había perdido todo control de su voz ¡ayúdame! E l
gritó en su mente. ¡Ayúdame, Maitreya!
E l Rajanya dio un brinco hacia arriba, y columpiando a N uriel en un
ancho circulo sobre sus cabezas. L uz brillante chispeó desde la hoja de su
espada; M aitreya dijo en una brusca pero extrañamente oscura voz, ¡T u
no puedes tenerlo! N o ahora, ¡N unca otra vez! ¡E l ha sido tocado por
Uchai-S ravasa! E n la luz de otro mundo de la espada, M arte pudo ver
una gigantesca oscuridad sin forma apoyándose sobre de ellos.
U na enorme y profundamente color carmín apertura que quizás le
debía haber servido al monstruo para su boca abierta, revelando un intenso
esplendor infernal que opacaba la luz de N uriel. U na terrorífica y muy
fuerte carcajada vino como un profundo rugido desde eso y gradualmente
se transformó en palabras, ¡Y a veremos, M aitreya! ¡O h, que tan bien lo
vamos a ver!
Que tan bien la presencia sin forma se desvaneció; Marte cayó hacia
delante, aguantando la quemazón en su abdomen, como la agonía
sanguínea lo envolvía; todo era una nada fría que duró por un largo tiempo.
U na vez más esa noche, un profundo dolor se retorció a través de su
cuerpo; el Shara empezó a nadar de nuevo en el Estado Despierto.
H eramann y M aitreya estaban hablando calladamente en la luz de la
suave luna como si nada hubiese pasado. N o había fuegos en ninguna
parte; el disco de la galaxia se mostraba claramente sobre nuestras cabezas
con toda flamante majestuosidad. D os planetas V enus y B rihas, estaban
muy cercanos en conjunto al horizonte.
T odo era la perfecta
representación de la paz. ¿Habría sido todo un sueño?
C omo el flujo daba retroceso y la oscura perdición clamaba una vez
más al Príncipe S ol, el escuchó al V idyadhara preguntar, ¿Por qué piensas
que el va por tales bizarras longitudes para quedarse tan profundamente
dormido?
M ientras mas grande sea la tarea más grande es el sueño, M aitreya
contestó simplemente.
~~~
L os tres caminaron uno al lado del otro por tres días: M arte en
medio, H eramann (tan alto como la rodilla del S hara) a su derecha,
M aitreya a su izquierda. E l Príncipe S ol se sintió demasiado opaco para
caminar por muchas horas; el dolor en sus viseras aun era seguido. C erca
el medio día, el empezó a flaquear; él preguntó
¿Q ué fue eso? aun la
pregunta causo que el mundo se tornara gris.
S eria mejor no discutir al Rakshasa, S hara Respondió el Rajanya
cortésmente, después lanzo una larga lección sobre E mura, la cual pudo
haber sido titulada, Intuiciones de ayuda de la vida y tiempos del X X II Rey
S ol después de G ana. M arte por lo regular disfrutaba de sus relatos,
pero hoy no oyó nada de ello.
E n el medio de la tarde, el S hara trató otra vez, ¡M aitreya! ¿C uál
es el origen de los Rakshasas? ¿D e donde vienen ellos, cual es su historia?
¿E stán ellos emparentados con los S eñores de E tan, los V idyadharas, o
los humanos? Y también quiero saber mas acerca de los D anavas y los
A surs. Y o no puedo resistir estos terribles peligros sin conocimiento.
E l Rajanya se detuvo de caminar para mirarlo fijamente a los ojos.
A lcanzando la única conclusión disponible el rió amablemente, ¿T u eres
terco, no es así? M uy bien; si tu insistes. Pero no aquí. el lo llevó a un
pequeño montículo en plena luz del sol, entonces le dijo a M arte que se
sentara dándole la cara al oeste. M aitreya miró fijamente al sol por unos
minutos, suspiró y dijo, M arte, quiero que tu escuches con mucho cuidado
esta historia de Rakshasas, creada especialmente para ti.
A hora,
A iravata.
E l V idyadhara meció su cabeza bruscamente alrededor y empezó a
contarle. ¿Por qué era este el relato suyo? V iendo que no había respuesta
obvia en esos ojos de ébano el empezó muy despacio, H rai, S hara.
E scucha con cuidado, como M aitreya te promete. H ay una conexión
entre los Rakshasas y todas las personas. T odos los seres tienen detrás
de ellos una sombra, algunas veces sin forma y algunas veces con la forma
de la nada, visible cuando es que ellas dan cara a la luz. Pero cuando hay
oscuridad, estas sombras sin forma se expanden y toman su silueta mas
grande como el temor o la desesperación o la oscuridad brillante crueldad.
E sta nada hace mucho tiempo fue capturada por N avril H agar, el
E mperador A sur V alin. E l la alimentó dentro de sus fuegos infernales de
V aciedad y creó a S alash y Pacshash y su esposa en común, Y aksin. D e
estos tres de ingeniería genética han descendido la totalidad de la raza
Rakshasa. L os Rakshasas de este mundo viven en el Q uemante M ar, la
cual es muerte segura para todas las demás criaturas vivas, pero viajan
fuera a voluntad para alimentarse de la energía humana. D esde el día de la
desesperación cuando el S eñor G ana fue envenenado sus números han
incrementado y se encuentran en todas partes en el mundo de hoy. E llos
aun son y por siempre serán los peores enemigos de la humanidad. Y a que
ellos son maestros de viaje a través de dimensiones paralelas, muy pocos
saben de sus formas. T u has probado la amargura del sentimiento de su
perversa maldad; M aitreya aun no está convencido que tu todavía no has
conquistado al Rakshasa que tiene el más fuerte apego en ti. Por eso no
quiere hablar acerca de su raza. E l preferiría que tu no muevas tu atención
hacia allá, solo serviría para incrementar su poder sobre ti.
L os A surs y los D anavas fueron descendientes de la Raza S olar
de K anaan-dora. L os A surs cayeron lo más lejos
L ujuria por el poder,
ellos estudiaron la vaciedad de Valin y se degeneraron dentro de una forma
y existencia similar a los Rakshasas. Una extraordinaria duración de la vida
y muchos poderes remarcables son de ellos, pero el precio que ellos
pagaron fue horrible.
L os D anavas intentaron tomar maestría de las fuerzas de la
N aturaleza, pero nunca buscaron el conocimiento del U no; por lo tanto su
perfección relativa solo es heraldo de su ruina. E llos viven en un mundosueño ahora, en el cual ellos ya no cambian o progresan. M uy rara vez uno
de los siete entra allí, pero nunca tienen mucho éxito en tocarlos: su
ceguera los encadena a la estática, existencia sin significado. E llos están
contentos pero profundamente dormidos: todos están muertos en su
paraíso artificial.
El Shara solicitó un entendimiento más profundo de los Siete, pero el Rajanya
abruptamente dio un brinco y aligeró la partida. ¡Rápido, rápido vámonos! el los llamó
mientras se marchaba. Tu has llenado este lugar con maldad. Nosotros debemos estar
alejados de aquí al final del día.
Maitreya hizo que empezara la noche espalda con espalda. El creó un círculo de
fuego como antes, entonces se sentó y puso a Nuriel entre sus rodillas. Heramann se veía
perfectamente miserable pero no dijo nada.
M arte se preguntaba porqué el Rajanya era tan taciturno, casi en
resentimiento silencioso. ¿Por qué M aitreya tenía miedo de hablar de
nuestros enemigos? ¿N o tengo yo el derecho de saber con que terrores me
enfrento? ¿Q ué otros oscuros secretos el resguarda? ¿Q uién es él
realmente? E l V idyadhara lo llamó M aestro del J uramento.
¿E ra que
H eramann solamente le decía un cumplido o era que M aitreya estaba más
atrapado en su pasado? ¿Por qué? ¿T odavía como mas puede él conocer
tan íntimamente de Emura y de mis propios antepasados?
U n extraño y maravilloso pensamiento de pronto se le ocurrió a
M arte. S ravasa había confirmado que las historias de T ala se habían
grabado: el fundador B alzor fue ayudado por un S eñor E tan Ishtar.
E llos se suponen habían sido amigos cercanos muchos años. Ishtar no
solo enseño a B alzor suficiente de la ciencia de E tan para derrotar la
supremacía A sur, el construyó la C iudad de O ro para él. L as historias
cuentan que el A mor de Ishtar fue tan grande por B alzor que le prometió
concederle cualquier conocimiento excepto el secreto de la Inmortalidad
misma. F ue solo cuando B alzor empezó a crecer sin vigor con la edad, que
al final requirió este último beneficio que el E tan abandonó a su amigo y a
T ala, así más o menos cuenta la historia. ¡Pero ninguna historia contaba
que le pasaba al él después! Y aun Uchai-Sravasa acerca del paradero de
su hermano no dijo nada específico.
N o era perfectamente lógico:
¡M aitreya debe ser nadie mas que Ishtar, por amor regresó a redimir al
Shara el linaje de Balzor!
¡M aitreya! M arte exclamó con gran excitación. T u me dijiste antes
de conocernos que S ravasa, que él era el último E tan pero uno de este
mundo ¿Quién es el otro? ¿Eres tu?
E l Rajanya lo miró a los ojos con sorpresa ¡esto no era una simple
perversión causada por los Rakshasas! ¿Q uién más se atrevía a retar la
voluntad de A lmira? ¿E ran los D anavas? ¿o, los A surs? ¡M arte se retiraba
de él! ¡el difícilmente estaba aquí! Y todavía
y todavía, era posible que
éste conocimiento podría ser suficientemente poderoso para agarrarlo. O ,
fallando eso, cuando menos un ángulo de su partida para que ellos
pudieran
en el tiempo
era posible otra opción.
redescubrirlo. E ra un jugo de azar, pero ya no
Y o ciertamente no soy un E tan, shara. L a simple verdad es que tu
ya conocerás todo acerca del otro S eñor E tan que yo mencioné, si tu
escoges recordar.
¿T e acuerdas de un edificio antiguo en particular en S ulara, yo
creo que aun es llamado el templo de Kanaan-dora?
Y o he visitado allí, contestó M arte, disgustado. H abía parecido
una idea tan espléndida. ¿Por qué? ¿Q ué posible relevancia tiene eso?
¿Q ué recuerdas tu de ello?
N o mucho. S olo que es muy antigua, hemisférico, hueco, un
anfiteatro virtualmente vacío hecho de oro. Adentro, no hay nada, sino una
semilla muy grande, que se dice vino desde kanaan-dora, y tres estatuas;
una serpiente blanca, un lagarto negro. ¡N o! ¡U n V idyadhara!
y,
sosteniéndolas, una escultura bien esculpida de G ana, creada por el ultimo
M aestro del J uramento de E mura, M ordom.
E so es todo lo que
recuerdo. ¿Por qué?
T u has nombrado todo lo que es importante, Príncipe S ol.
Respondió M aitreya con una sonrisa un poco torcida.
Pero yo se de
hecho que Mordom nunca fue un escultor. En verdad, esa ultima no es una
estatua
esa magnifica estatua no es de piedra; ¡E s el M ismo G ana!
¿Q ué? ¡E so es imposible! Instantáneamente el vértigo que M arte
había experimentado ante el fuego de J oab regresó, más intenso que
antes. E l mundo empezó salvajemente a dar vueltas alrededor de él en
espirales de luz, su ultima (y Ú nica) ancla, era la luz del Rajanya.
L os más viejos relatos son los más verdaderos, S hara.
La
humanidad no es nativa de este mundo. N osotros nos acomodamos aquí
cuando el ultimo hogar, el planeta de kanaan-dora, fue destruido por los
Siete.
D esafortunadamente, antes de venir aquí, los siete millones de
refugiados de K anaan-dora aterrizaron primero sobre M artanda. E l gran
despliegue de telescopios en órbita habían descubierto seis planetas de
agua y de temperatura adecuada en cercanos sistemas estelares; el S eñor
E stelar y C onsejo de las G emas votó por el más adecuado y cercano,
M artanda, sin saber quién estaba allí encadenado o sin entender nada de
la previa historia de la humanidad.
E l M aestro del J uramento, Rodavi y el S hara G ana solos,
intentaron disuadirlos, pero ellos no tenían otras razones que las crípticas
profecías del Primer M aestro del J uramento, el fundador de K anaan-dora,
el S hara S olon. E llos fueron descartados por votos en unanimidad.
Pero Rodavi y G ana tenían razón, por supuesto: L a adecuada
apariencia de Martanda era una soberbia mentira, creada por el emperador
A sur V alin. E l aterrizaje de los refugiados lo liberó de la prisión que los
S eñores de E tan habían forjado al costo de su Paraíso E tan. L a esposa
de G ana, A lmira y casi todos los otros de la Raza S olar fueron
capturados, torturados y eventualmente asesinados por V alin; solo diez mil
de los refugiados de Kanaan-dora escaparon cuando M artanda explotó.
A ntes de que su nave espacial huyera de M artanda, el sobrino de
G ana Irnga dirigió su batallón a través del M ar sin F orma de la V aciedad y
atacó la fortaleza de valin. E l era un joven valiente, brillante, pero no
suficientemente sutil para pelear con el E mperador A sur. V alin le permitió
que probara la victoria: Irnga recapturó las dos mitades de la preciosa gema
K aystarbha, K aysta y S tarbha, y de allí, en adelante dándole a G ana el
poder para escapar de M artanda con sus diez mil.
Pero allí había sutileza sobre sutileza, V alin sabía que S wayam y los
S eñores de E tan destruirían M artanda en vez de dejarlo ahí
permaneciendo libre: el penetró el corazón de Irnga y escapó la ruina de
M artanda como su polizonte.
T an pronto como M artanda explotó V alin emergió de Irnga y
soltando lo que le quedaban de sus armamentos de Rakshasas, atacaron la
ultima nave espacial. L os S eñores de E tan y los V idyadharas se juntaron
con G ana en esa batalla interestelar por el destino de la humanidad.
L a iluminación del fuego de Rakshasas que cubrió este mundo fue el
acto final de V alin antes de su derrota: el esperaba escaparse de las
fuerzas victoriosas del U no en el Q uemante M ar. Pero A iravata llevó a
G ana y lo persiguieron hasta su escondite; juntos ellos lo volvieron a
encadenar.
L a ultima batalla forzó a los diez mil venir a esta T ierra; ellos no
tenían opción sino quedarse aquí, así E mura fue fundada en el hemisferio
norte de este mundo simplemente porque ya no había otra alternativa, esto
es porque ellos nombraron su civilización: E mura que significa aislados
en la lengua de Kanaan-dora.
D espués de que V alin fue derrotado S wayam y los S eñores de
E tan juzgaron que el S hara G ana se merecía la Inmortalidad. D e esta
manera esperaron proveer lo que le quedaban de humanidad en la
permanente estabilidad en la forma de un Príncipe S ol Inmortal.
Pero todos hicieron un error crucial: V alin no había abandonado
totalmente al S hara Irnga. L a porción del espíritu del E mperador V alin en
el corazón de Irnga gradualmente tomo control de el. D entro de los tres
años siguientes de la fundación de E mura, Irnga había caído
suficientemente lejos para intentar asesinar a su tío.
G ana había probado el A mrita de S wayam y no podía morir. Pero
tampoco podía el ya vivir: el veneno de la vaciedad de Irnga lo hirió a sí
mismo dentro del material genético dentro de cada célula de su cuerpo.
G ana se ha quedado en el corazón de S ulara por todos estos milenios,
como una estatua, olvidadizo, soñando viejos y extrañamente intricados
sueños de nuevos mundos y vidas.
~~~
M arte difícilmente podía ver a través de la mezclada confusión de
colores y sonidos que lo envolvían. ¿Q ué le estaba pasando a el? ¿Por qué
Maitreya se había detenido de hablar? ¿a dónde se había ido?
U n pequeño e iridiscente gusanillo con brillantes ojos rojos se
arrastraba hacia él a través de esta nebulosa confusión de caos. Iba
creciendo a el como se acercaba, ofreciendo seguridad y estabilidad como
contrapeso al violento mundo de insanidad. M arte estiró un dedo hacía el;
el gusanillo lo tomó con sus patitas traseras.
¡N o, S hara!
G ritó M aitreya y A iravata juntos, pero fue
demasiado tarde. L as mandíbulas del gusanillo se cerraron sobre el dedo.
Marte se desvaneció con una pequeña explosión.
El Rajanya y el Vidyadhara se quedaron parados parpadeando ante
el lugar donde el Príncipe Sol había estado sentado.
H rai D ijo H eramann
M aldita sea, dijo M aitreya.
9. E L C O RA Z Ó N D E C O M PA S IÓ N
Una simple tarea para un hombre
Puede probar ser un infierno para otro
-- Rodavi
No parecerá el mismo mundo
Cuando Marte y Venus
Gobiernen en Sulara
-- Mordom
Por lo cual él quiere decir:
Muchas creencias honradas
Por el tiempo, Cambiarán
--Joab
T res días después de que N aisan y V enus entraran a S ulara, el
vigía del muro exterior de la ciudad detectó una larga e inesperada
caballería viniendo desde el norte. Un mensaje fue enviado inmediatamente
al Palacio de Zephyra; la guardia fue llamada.
E xtraño, comentó el guardián de la puerta A ldis mientras el bajaba
la reja de hierro. M i deseo se opone a este acto que mi deber me manda.
¡D ebe haber cerca de trescientos de ellos! ¿Q uiénes son ellos? ¿D e
donde vienen ellos? S u corazón golpeaba por una respuesta, pero su
mente se negaba a aceptarlo. S u pulso latió, él se aferró fuertemente a la
piedra de las almenas para observar más allá a la caballería que se acercaba.
Sus viejos ojos se opacaron con su ensueño.
¿Q ué debemos hacer? Preguntó K abil, capitán de los arqueros
reunidos en los muros. S u cabello y su temperamento eran feroces; la
visión de la caballería que se acercaba lo llenó con rabia. ¡E ste reto
demanda acción inmediata!
¿Q uiénes son ellos? A ldis contestó
calladamente, S eguramente, K abil, es la anunciación. E n E mura, en el
tercer día antes de la C oronación, los A danai regresan a nuestro mundo a
honrar al Príncipe S ol.
¡E res un absurdo loco! G ritó el capitán, su cólera intensificándose.
¡N unca en la historia de T ala ha habido un milagro así! E stas,
imposiblemente loco. ¿Por qué no ha regresado la respuesta de J ulius?
N o sé, contestó el viejo guardia de la puerta, desconcertado. ¿Por
qué había dicho una tontería así al capitán? E l no la sueña para si mismo.
S eguro que tenia que haber una explicación más razonable para que esta
caballería apareciera inesperadamente. V amos a saludarlos. E l levantó el
cuerno de E mura. U na de las pocas reliquias operables de la perdida
civilización, hacía que la voz sonara dura pero también muchas veces más
fuerte.
¿Q uiénes son ustedes? ¿C uál es su propósito? ¡A lto,
deténganse! L a respuesta fue inmediata como de rayo, perfectamente
clara y todavía no de habla: aun los sordos reportaron comprensión
completa de las palabras. ¡L os reyes S ol de E mura! ¡A bre tu S ulara!
A lgunos de los muros fueron golpeados en seco por estas palabras,
dejando caer sus arcos, ellos se quedaron viendo vacantemente dentro del
espacio. O tros estaban enfurecidos; sus ojos quemándose con rabia, ellos
jalaban los cordones de sus arcos una y otra vez. U nos pocos gritaban
descontroladamente; dos o tres reían histéricamente; siete se desmayaron.
U n cuarto de los T alanenses ni siquiera fueron afectados en lo mas
mínimo y se les quedaban viendo a sus compañeros soldados con grandes
ojos.
A ldis, blasfemando en contra de si mismo por dudar de su corazón,
se movió a abrir su reja de hierro. Pero K abil, viendo la traición, ordenó a
sus hombres que agarrarán al guardián de la puerta.
T reinta segundos, un minuto, otra vez vino el resonante comando,
¡A bran, abran su ciudad! ¡N osotros somos los A danai y L os M aestros
del Juramento de Emura, aquí para la A nunciación del S hara!
L a mitad de los arqueros tiraron sus armas; otros pocos balbucearon
en absoluto terror; algunos otros se hincaron y oraron. U na forcejeada
batalla rugía alrededor de A ldis y otros pocos que desesperadamente
trataban de abrir la reja.
U na tercera vez vino el comando, ¡A bran! ¡A bran a los Reyes S ol
de E mura! y la reja de hierro de A ldis se derritió y colapsó. L a caballería
entró.
U na quinta parte de los hombres de K abil soltaron sus flechas bajo
sus órdenes. Las puntas fueron vaporizadas; los palos pasaron a través de
la caballería, sin hacerles daño, y sonaron opaco sobre el piso.
O tra vez ellos dispararon sus flechas, pero estas se multiplicaron
dentro de chasquillos de vapor que el sol naciente reflejó dentro patrones
del arco iris de tonos sutiles de belleza.
L os arqueros recargaron sus flechas una tercera vez, pero justo
entonces el hijo de F irad, el S hara D agora, corrió hacia ellos desde
Z ephyra sobre V ictoria; gritando, ¡D eténganse! ¡E n el nombre de J ulius,
detengan esa locura! ¡U stedes están luchando con un sueño! ¡E llos son la
memoria colectiva de los Reyes S ol y de los M aestros del J uramento de
E mura.!
L os primeros caballeros, sonriendo con gran humor, se inclinaron
hacia él y dijeron, T u solo guíanos al Palacio, muchacho.
C ada uno de los cien mil de la C iudad D orada salió a ver la
procesión. Primero vino D agora sobre V ictoria, entonces en una sola fila
la caballería. L os pocos hombres y mujeres que llegaron a pie desde el
norte caminaban junto a los caballos al lado izquierdo.
E l Rumor de la D iosa se desplegaba entre la gente, hablando
visiones, verdades y mentiras, T ala llega a su edad hoy. A sí empieza el
final del mundo, la gran caída profetizada por el M aestro del J uramento
Rodavi.
T odas las profecías
ahora vienen a ser realidad.
E llos
asesinarán a J ulius. H abrá un nuevo A dan. E stán aquí para bendecir al
S hara. G ana regresa a reclamar su trono. H oy reempieza la manera de
Rodavi. E llos nos asesinarán a todos.
A lgunos sintieron temor, otros rabia, pero la mayoría amor por estos
invasores especialmente por su líder. S us profundos ojos azules y brillante
capa plateada juntó todos los ojos como testigo de su extraordinaria
belleza. L a más magnifica gema opalescente en su pecho, el H alcón
esmeralda y dorado sin capucha sobre su hombro izquierdo. L a serpiente
marfil enrollada en su hombro derecho, parecían los perfectos
complementos de su autoridad: C laridad, Poder, S abiduría. S u oscuro
cabello flotando estaba sin corona, pero todos los demás jinetes, usaban
una replica de la corona de E mura
dieciséis rubíes sin error puestos en
una filigrana de oro del estandarte cruzado del escudo de la serpiente y el
lagarto de la casa de G ana. C ada uno también usaba una brillante gema
dorada idéntica a la Starbha de Naisan.
L a caballería se detuvo frente al Palacio S olar de Z ephyra. L as
enormes puertas de cedro con la imagen de los siete mástiles de los navíos
que llevaron a M ordom a su muerte se abrieron poderosamente hacia
dentro. J ulius salió por ellas primero. S u paso no era muy armónico pero
positivamente joven: L ibertad de la responsabilidad de T ala junto a su
expansiva experiencia del U no actuaba sobre él como néctar de
Inmortalidad, el A mrita de S wayam. E ndulzó su vida que surcaba por sus
venas como la sangre nueva de juventud; mas de la mitad de sus arrugas se
habían desvanecido de su cara. Preocupación por M arte estaba lejos de
ser sanada, pero ya no era una herida abierta y cruda
se había convertido
en una costra que ocasionalmente pulsaba. A unque su propio hijo había
sido reemplazado por un campesino, la visión de abajo era prueba de lo
correcto de su decisión: ¡E sta era la primera A nunciación desde la caída
de E mura! E l campesino debe de ser lo que V enus dijo que era: E l
verdadero heredero al trono.
J ulius se detuvo en el escalón superior, levantó ambos brazos en
bendición para los T alanenses, entonces se hizo a un lado para permitir a
los de abajo ver a Naisan.
E n deferencia su sucesor, el A dan estaba usando una capa larga de
color profundo azul real. Pero N aisan estaba vestido en una brillante
dorada tela que reflejaba la luz del S ol con destellante gloria. L os
T alaneses suspiraron para admirarle, no pocos creyeron entonces en la
profecía de M ordom, E n la primavera de J ulius A dan, G ana regresará a
ti como Marte el Purificador.
N aisan no estaba tan seguro como sus súbditos. L os tres días
pasados habían sido una tortura mientras él había intentado tomar maestría
de su nuevo mundo.
L as complejas demandas de ser M arte eran
suficientemente malas, ¡Pero ser un recién reformado M arte! ¡C onociendo
a tanto! ¡Rompiendo viejas relaciones mientras cultivaba nuevas sin levantar
sospechas! Y todavía
y todavía N aisan estaba refrescadamente alegre
con su nueva vida; algo adentro le decía con gran satisfacción que el era no
extraño al Poder Real. Y esos viniendo debajo de él estaban probando
más allá de la vida que el era el Rey S ol de toda T ala, el Primer A dan de
derecho desde que J oab secuestró al hermano mayor de B arlrin, A haron
H anif ¡U na A nunciación! T emblando con la cruda excitación de juventud
y esperanza, Naisan dio un paso al lado opuesto de las escaleras.
Y ahora los T alanenses podían ver a V enus, viniendo de último a
través de las puertas del Palacio. C ada ojo estaba inmediatamente
capturado por su hermosura. Ella usaba (como siempre) las simples túnicas
blancas de los campesinos, pero era infinitamente complejo: S u blanco
estaba compuesto de brillantez; ella radiaba su propio multitono sutil de
L uz, resonando más al conocimiento profundo interno dentro de sus
corazones que de sus ojos físicos. Venus era Luz, era Verdad, era Belleza,
una Inmortal encarnada por un corto tiempo en el escenario de lo humano.
N o como la mayoría quienes olvidan que la vida es un drama, atrapados por
consentimiento mutuo y actuado por razones que no comúnmente se
recuerdan o siquiera se entienden, V enus retenía conocimiento pleno de la
realidad del U no incambiante, más allá del espacio-tiempo. E n cada
situación ella estaba en perfecto y completo control.
E lla tomó su posición entre J ulius y N aisan y sonrió pacíficamente a
los miles en asamblea. L evantando una sola mano con gracia y muy
despacio, ella dio inicio a la Anunciación.
E l primer jinete se desmontó y subió por la escalinata. T omado la
brillante joya de su pecho, el se hincó frente a V enus y la presentó a ella
con sus dos manos. E l H alcón en su hombro izquierdo se estiró hacia
arriba y levantando sus alas, batió el aire en saludo a ella. L a serpiente en
su hombro derecho se juntó a si misma en una pirámide enrollada inclinó su
cabeza a ella.
S onriéndoles amablemente, V enus tomó la gema en su mano
izquierda y la levantó en lo alto. B rillantes iridiscentes rayos de L uz
radiaban de ella discretamente a cada uno de los A danai. E n un instante,
la totalidad de la caballería se derritió en luz y fluyó de regreso dentro de la
suya.
O tra vez la gema parpadeó, esta vez en un solo rayo que penetró el
corazón de N aisan. E l se desbalanceó hacia atrás, entonces cayó sobre
una rodilla. M ientras su mente corría a entender las visiones del poder de la
gema, el se puso de pie de nuevo muy despacio casi tontamente, y dijo a
nadie en particular, ¡Y o veo! ¡Yo recuerdo!
M ientras tanto, la joya rápidamente se iba apagando, empezando a
ser tan trasparente como una delgada burbuja de jabón en víspera de
muerte. U na vez más finalmente destelló, ahora a los veintisiete, hombres y
mujeres sin caballos que habían venido del norte. C asi ante los ojos
atestiguando se habían recobrado de esta final explosión de luz, los
veintisiete se metieron en uno
dentro de la encarnación viva de la
tradición de Rodavi, en Joab.
E l M aestro del J uramento gritó; ¡A sí tu S hara absorbe las
virtudes de la D inastía S olar! ¡A hora reempieza la tradición de la
A nunciación! ¡S epan que éste es M arte el encarnado, Primer V erdadero
A dan de T ala! ¡N adie que valúe su vida se podrá oponerse a su voluntad!
E l C etro de D iamante de los M aestros del J uramento de pronto estaba
en su mano, radiando con fiera radiancia. T reinta y dos de los miles
reunidos gritaron y se taparon los ojos. Por sus duros e incompasivos
pensamientos, ellos habían sido descubiertos y no más merecedores de
admirar Sulara.
~~~
Q uizás tu puedas estirar tu mente conmigo y recordar observando
esta A nunciación en S ulara. L os veintisiete M aestros del J uramento y
los trescientos siete A danai de E mura eran más grandes que la vida, y
gloriosos en su manifiesta sabiduría y poder. V erlos a ellos pasar era tan
maravilloso como si el mundo de pronto se volviera perfecto. C omo los
Reyes S ol de E mura montaban a través de S ulara, no fueron pocos de
los miles que atestiguaron que encontraran sus vidas permanentemente
transformadas. ¿Quizás tu estabas allí? ¿Quizás tú te acuerdas?
E sta visión de la A nunciación contiene muchos acertijos en la
naturaleza de la Realidad. ¿Q ué era la ilusión? ¿L a caballería? O ¿L os
T alanenses atestiguando? O ¿A mbos? ¿E s este libro el archivo de un
sueño, creado por una mente que los busca, luchando para descubrir la
V erdad en una cueva de los H imalayas? O ¿E s este el archivo de la
historia exacta?
L os M aestros del J uramento estaban U nidos en su aserción que
este U niverso que nosotros creemos real es particularmente una ilusión
envolvente. Pero esto no cambia el hecho de que los sueños puedan
parecer bastante aterrantes para el que sueña. Por lo tanto, la única
pregunta significativa en la vida humana es, ¿C ómo puedo yo despertar?
L a vida es una carrera entre el conocimiento de la V erdad y la
M uerte.
M orir mientras uno aun duerme y sueña, todo se pierde.
S olamente despertando mientras aun uno está vivo hace una vida humana
valuable.
A yudar en este proceso es una noble tarea, es el Ú nico
Propósito de la A scensión de los Ishayas; es el Ú nico Propósito de éste
libro.
Pero saber esto y hacer esto son dos cosas muy diferentes, como
Naisan va a descubrirlo.
~~~
El día anterior a la coronación, Naisan caminó con Venus y el hijo de
F irad de nombre D agora a través del complejo laberinto del cerrado jardín
de Z ephyra. D urante la A nunciación, N aisan se había sentido a sí mismo
irreversiblemente abierto a una vida diferente y a un mundo diferente.
S iempre en la presencia de V enus, el sintió algo de la Realidad Ideal del
U no, la esencia de su espíritu; pero cuando el A danai de E mura se había
unido con el, él se había sentido que el estaba realmente allí, en Para, en su
mundo sobrenatural de absoluta luz, en la elevada conciencia de la continua
percepción del U no. Parte de esa consumada realidad aun estaba con el
ahora y dos días más tarde: S u intuitiva habilidad con los seres humanos
era ahora tan completa como siempre lo había sido con los animales desde
su nacimiento.
E so hizo tratar con los T alanenses al mismo tiempo mas fácil y
mucho más difícil. M as fácil, porque ahora él sabía inmediatamente lo que
cualquiera a su alrededor estaba pensando y sintiendo. M ucho mas difícil,
porque no estaba suficientemente fogueado para mantener las emociones
negativas en otros de afectarlo profundamente. Así ayer, cuando su nuevo
amigo empezó a estar profundamente perturbado, N aisan experimentó los
sentimientos de Dagora como un profundo dolor en su propio corazón. El
le había pedido que se juntara con ellos aquí, en el cerrado jardín de
Z ephyra para ver si él podría descubrir como él pudiera ser sanado.
D agora había venido solo envidiosamente y no había hablado cerca de una
hora. C omo ellos vagaban a través de la amorosa complejidad de Z ephyra,
Naisan y Venus le respetaron su deseo y también se quedaron en silencio.
Pero cuando ellos se acercaron al quieto lago en el corazón del jardín,
V enus dijo sin preámbulos, T u no debes de mantener pensamientos de
esos en tu corazón, hijo de F irad.
E l la miro con ojos de espanto. ¡E lla era tan hermosa! E lla hacía que
el jardín, magnificente en su propio derecho, pareciera como un paraíso en
la sombra de su persona. Tomando valor de la perfecta tranquilidad de ella,
él le dijo a N aisan, T u no eres M arte. N o era en tono de acusación sino
de angustia.
¿Qué es lo que dijiste? N aisan estaba en choque para sentir temor.
¿Q ué es lo que yo hice mal? ¿Q ué palabra o gesto me traicionó? ¡J oab me
aseguró que esto nunca pasaría! ¡C omo pude yo tener la esperanza de
hacer tontos a los mas apegados al S hara! ¿Q ué puedo hacer ahora?
Tratando de no verse sorprendido, Naisan se sentó tontamente sobre una
banca de mármol ornamentada y esculpida con leones. V enus se sentó con
elegancia junto a el, como si ella fuera tan liviana como una sola pluma.
D agora permaneció de pie, viéndoles con su dura expresión
reafirmando su joven rostro en una caricatura no placentera de si mismo.
E l cruzó sus brazos sobre su pecho y dijo ferozmente, ¡E n el baño de ayer
yo vi! M arte tenía muchas cicatrices del L eón allí atravesando su pecho. ¡y
allí! ¡y allí! ¿Q ué le hiciste tu a él?
¿C uáles eran las demandas de la
fidelidad? ¡E ste M arte era mucho mejor que el viejo! ¿Q ué es lo que el
debería de hacer?
J oab le dió a él otras tareas. ¿T u me negarías? ¿Porqué yo no
esperaba esto? ¿Por qué el M aestro del J uramento me mintió? ¿Por qué no
estaba yo preparado?, esto está mas allá del terror. N aisan apretó a
S tarbha muy fuertemente con una mano y el brazo de V enus con la otra
pero estaba demasiado ocupado luchando con la tensión en su pecho al
mirarla a ella.
Y o -- yo no se. M i honor es... pero padre
sus espías están en
todas partes. E l contará este relato. M uchos le creerán. ¿D ebería yo de
unir a ellos?
E l se dirigía con esto a V enus.
E lla le sonrió
despreocupada, como si ellos estuvieran discutiendo acerca de las
orquídeas escarlatas y ambarinas cerca de la banca. ¿Por qué ella no
sentiría su conflicto? O si ella lo hacía, ¿Por qué no lo demostraba ella en su
hermoso y tranquilo rostro?
M uchos podrían, contestó N aisan, tratando de sonar alegre.
¿Pero lo harás tu? S i tu estás a mi lado, no sentiré miedo. E sto era
verdad. L a lealtad de D agora era la esencia de su fortaleza, o así él se
sentía ahora. ¿C ómo podría él tener éxito sin él? ¡E l miró a V enus y
encontró que ella se reía en suave diversión! ¿S erían sus problemas tan de
chiquillos para ella? Bueno, ¿Qué podría el esperar? El retiró su mano y se
puso de pie. L a expresión de ella no cambió en lo más mínimo: E lla ahora
era la perfecta maestra; ella siempre era la maestra perfecta.
D agora no le podía responder a él ni tampoco mirar a ninguno de los
dos. ¿Por qué esta horrible decisión tenía que forzarse sobre él?
N aisan se le quedó viendo por unos minutos, entonces suspiró,
Podría el tiempo ayudar en su decisión. E l se fue caminando para
esconder su rostro.
V enus comentó muy calmadamente a D agora, N unca le des a la
mente autoridad sobre el corazón, joven S hara de U rlad.
D agora volvió sus ojos hacia ella y llorando dijo, ¿Por qué esto ha
sido revelado solo a mi? ¡N o lo puedo aguantar!
V enus acarició una de las orquídeas cercanas a sus pies y le dijo a
ella, T u debes, hijo de F irad. U n precioso beneficio de decisión es tuyo.
¡T ú debes decidir! C omo también en su momento cada uno de T ala
deberá hacerlo.
¿Por qué demandas esta terrible prueba? ella no contestó mas, en
vez ella suavemente acarició la orquídea. D agora sintió la tensión
montándose en su pecho, empezando a ser mas imposible para resolver.
¿Por qué? el preguntó otra vez con mayor angustia.
E lla lo miró
dulcemente y, sacudiendo su cabeza muy despacio se puso un dedo en los
labios.
D e pronto el jardín se llenó con súbitos gritos y el sonido de batalla.
S iguiendo un instante sin tiempo de pérdida y ganancia, D agora corrió a
ayudar a N aisan. V enus le sonrió a la orquídea, el corazón gozoso de
Dagora había ganado.
Dagora lo encontró a él luchando con una docena de la guardia real.
El brincó dentro del combate, su espada meciéndose.
N aisan sonrió al escuchar que el estaba defendiendo su retaguardia.
A gradecido que su primera crisis pasara, él canalizó su energía a través de
Starbha. Los asesinos se colapsaron, sus cuerpos se paralizaron.
J oab, mirándose como si el hubiese estado durmiendo en las
cercanías, vino caminando hacia ellos y dijo, N o esta mal para un primer
intento. U n poquito más grande la fuerza de des-creación y ustedes se
hubiesen ahorrado el gasto de ejecuciones públicas.
¡E llos no van a morir! E xclamó N aisan, en choque por el concepto.
E l M aestro del J uramento contestó con una gran sonrisa, pero con
un tono brusco, E s la ley de T ala.
¡E ntonces yo la cambio! L as desapareceré de S ulara. Y o no voy a
matar a nadie. ¡J oab no pudo estar de acuerdo con una costumbre tan
barbárica! ¡E l fue al extremo de observar cada paso para evitar aplastar a
los insectos! ¿Asesinar humanos? ¡El no puede estar hablando en serio!
Pero el M aestro del J uramento entendió la necesidad de N aisan
perfectamente y respondió firmemente, ¡Y o no apruebo este cambio de
costumbres, chiquillo! ¿Podrías tu atacar sobre la D inastía S olar más
frecuentemente? ¡U na decisión así propicia esto! E llos sabían su destino.
¿Por qué interferir?
¡N o!¡Y o me niego a dejar que los hombres mueran! ¡E llos son
desterrados! N aisan ya no podía soportar la presencia de su M aestro. E l
se fue dando tumbos temblando profundamente dividido.
Dagora, descubriendo su propio principio ahora totalmente resuelto,
miró con ojos llorosos a Joab, entonces siguió a su Shara.
J oab, el falla una tercera vez, dijo V enus calladamente como si ella
se uniera al M aestro del J uramento. ¿E s nuestra T ala así predestinada a
seguir a Emura? ¿No fueron sus errores, como Barlrin y Balzor suficientes
para enseñarle esta dura lección?
J oab le sonrió cálidamente a ella y le contestó, el reto del perdón es
para siempre el más sutil A lmira. E l sendero se convierte quieto como él lo
diseñó, aunque él dijo que esta era una de las bajas probabilidades. L a
experiencia probará una amarga curativa. D éjanos no herir las duras
labores de G ana con nuestro propio olvido. ¿Q ué esperanza hay allí para
la humanidad si nosotros no mantenemos al U no a través de esta neblina
impregnada de Rakshasas que eclipsa T ala? ¿C ómo más puede G ana
liberarse a sí mismo del veneno de Irnga?
~~~
L a siguiente mañana, N aisan encontró a V enus sola en el C errado
J ardín, sentada en la banca de mármol cerca de las orquídeas. C on gran
tristeza el cayó en sus rodillas ante ella y lloró, ¡Y o no ayudo a nadie!
S ería mejor para mí regresar al bosque. N o hay nada aquí para mí. Y o no
me merezco ser el A dan de T ala, D agora solo fue el primero
todos ellos
se volverán en mi contra ¡yo se esto! Y o no puedo ser M arte. Y o quiero
ayudar a otros, pero yo no sirvo para nada. J oab se equivoca conmigo.
Yo soy solo un campesino, solo vine hoy a decirte adiós. ¡N o lo puedo
hacer, Venus! No soy suficientemente fuerte para ser el A dan.
V enus le sonrió suavemente y lo invitó a sentarse junto a ella. E lla
tomó su mano derecha en las suyas, lo miró cálidamente dentro de sus ojos
marrones, y dijo, escúchame, N aisan. D ame toda tu atención ahora; se
claro. T ú tienes todo esto al revés. O lvídate acerca de ayudar a otros.
T ú no puedes presumir saber algo acerca de cómo ayudar a otros hasta
que tú te conozcas a ti mismo. ¡T ú nunca puedes ser compasivo con otros
hasta que tu puedas ser compasivo contigo mismo! ¡N o es posible amar a
otros hasta que tú te ames a ti mismo! C uando tú sepas quien eres,
entonces el amor, la compasión y el entendimiento florecerán en tu corazón.
C uando tu verdaderamente entiendas que no hay nasa fuera de ti
mismo, entonces y solo entonces tu puedes amar a otros. H asta entonces,
¡pon tu atención en quien eres! O cúpate de tus cosas completamente;
retira cualquier idea de que puedes ser útil a otros, y ¡O lvídate acerca de
necesitar a J oab o a mí que te ayude a hacer esto! A prende a despertar el
gozo dentro de ti mismo sin necesitar ayuda de nadie más ¡conviértete en tu
estabilidad de tu propia fortaleza interna, N aisan! N osotros podemos
ayudarte a ti, hasta que tu te des cuenta que tu te debes sanar a ti mismo.
¡Este debe ser tu continuo deseo momento a momento!
A un él mas leve auto odio destruye todo el amor sobre la T ierra y el
U niverso. T ú debes amarte a ti mismo porque es todo lo que hay allí para
amar. T u necesitas aprender que tu eres el A scendente, que tu eres el
U no.
N aisan, buscando profundamente dentro de sus ojos, dijo, yo no te
entiendo, Venus. ¿Cómo puedo trabajar en contra del amor a través de vivir
una vida simple en el bosque de A lazar? ¿N o sería mi estabilidad y paz
interna más benéfica al mundo que esta farsa que J oab me fuerza a llevar a
cabo?
¡T u debes encontrar tu estabilidad entre lo mundano, N aisan!
¿Q ué no ves? H asta que tú te conozcas a ti mismo, tú no eres capaz de
conocer si otra persona existe. ¿C ómo te pueden aceptar ellos? ¿C ómo te
pueden negar ellos a ti? T ú no puedes estar seguro de nada. T u estas
literalmente ciego.
¿C ómo puedo aprender a ver, V enus? lloriqueó N aisan con
angustia. M i corazón duele ante el pensamiento de esta labor. ¿C ómo
puedo yo aprender a ayudar a otros?
N o hay ojos, sino los ojos del amor, querido corazón. T oda otra
posibilidad de ver es simplemente pensamientos equivocados. E l amor es
tu único asunto equivocado. E l amor es tu único asunto aquí. S i alguien
te niega, tu solo le devolverás amor cuando tú te des cuenta que todas, son
solo una parte de ti mismo, una proyección y un aspecto de ti mismo. S i
alguien te niega, solo significa que esa parte de ti necesita amor.
E sta es sabiduría practica de cómo amar a otros. Pero no se
volverá práctica hasta que tú sepas como amar todas tus partes, a empezar
a ser responsable de ellos, tomar propiedad e ellos, admitir que todo lo que
tú ves es un reflejo de ti mismo. T odas las personas son una parte del
U no. Y tú no eres otra cosa que el U no. S i tu sales corriendo ahora, tú
tendrás que enfrentarte con esta prueba una vez, otra vez y otra vez hasta
que tú tomes maestría. ¡E ste mundo, esta T ala, esta S ulara, es tu
creación, N aisan! ¡A mala, no la abandones! T ú debes de aprender a amar
todas las piezas fragmentadas de ti mismo. C ada persona en T ala es una
expresión personal de una parte de tu alma. S olo este conocimiento te
traerá la paz que deseas. ¿Q ué no entiendes?
N o, V enus. N o verdaderamente que no. Pero yo voy a estudiar
esto hasta que yo lo entienda. Porque yo creo en ti
S i tu estas de
acuerdo con J oab esto debe ser, yo haré lo mejor de mi parte para
obedecerte. O raré que un día pueda yo entender.
~~~
A l medio día, la coronación tomó lugar como J oab comandó; la
corona de E mura descubrió su casa por derecho sobre la cabeza de
Naisan. Mas adorado su Rey Sol Marte, porque él parecía ante todo los
ojos, estar poseído de la dignidad y esplendor de los Reyes S ol de
E mura. T odavía, los que eran más amigables del débil J ulius y de un
corrupto S hara declararon que dos mitos aparecían encarnados
diariamente, V enus y J oab, eran falsos. Pero en verdad, nadie quien los
veía no se conmovía, ya sea por amor sin límites u odio sin límites.
~~~
Tan pronto como la coronación terminó, hubo allí una segunda
celebración en Sulara: El Adan se casó con Venus en el templo de
Kanaan-dora. Esta decisión de lugar fue criticada por muchos: el templo
era demasiado viejo y pequeño; y había sido hace mucho abandonado por
más nuevas y más grandes catedrales. Sin embargo Joab insistió:
Protege una semilla invaluable de K anaan-dora y las tres esculturas de
Emura: el lagarto negro, la serpiente blanca y la estatua viva de Gana. El
templo de Kanaan-dora debe de ser renovado, preservado, siempre
cuidado. Esta es la gran responsabilidad de Tala, es la mejor razón de que
del todo exista, ¿N o piensas así?
Naisan, distraído por otras preocupaciones, le contestó sin
entender, Q ue así sea.
~~~
C on la U nión de N aisan y V enus, algunos murmuraron, ¿C uándo
alguien de la D inastía S olar se ha casado con una campesina? ¿Q ué bien
puede salir de esto? Pero otros la amaban como M adre: A mor sin fin y
compasión estaban allí para cualquiera que lo buscara.
J oab por su parte enseñó a través de T ala todos los días acerca de
la manera de Rodavi, el camino Ascendente de la vida hacia el Uno.
N aisan no sabía de que el mismo era de mucha ayuda para los
T alaneses: estaba demasiado ocupado luchando para tomar maestría de
su deseo de dejarlos y regresar al bosque. S in embargo, su presencia tenía
un efecto poderoso por el olor bálsamo de las flores siempre vivas que
cubrían la ciudad por entero, segundamente por el poder sobrenatural de la
G ema S tarbha, visible a todos en el mundo por primera vez en diecinueve
siglos, y tercero por quien era él.
C omo un resultado de estas energías un cambio remarcable
rápidamente ocurrió en la C iudad D orada de los A danai. N úmeros muy
grandes de gentes de la provincia, rudos de carácter pero puros del
corazón, empezaron a moverse hacia el Rey S ol dentro de S ulara. N adie
les pidió que hicieran eso, pero ellos eran jalados como si por un gran
magneto,
a la extrema incomodidad de muchas de las más viejas y
orgullosas familias. La respuesta fue un éxodo igualmente masivo desde el
oeste a la provincia de U rlad dónde F irad ofreció un estilo de vida
aristocrático en su capital Ixtor. A sí al final del primer año del reinado de
Naisan, Sulara había sido totalmente transformada en carácter.
~~~
Ilimitado era el gozo de todos en el corazón de T ala cuando M arte
A dan y V enus A daran reinaban en S ulara: nadie era pobre, nadie tenia
hambre, nadie estaba enfermo, nadie moría. N o era posible encontrar una
callejuela en la ciudad sin sonidos de la alegría y el canto. L a alegría era el
la experiencia en común; la tristeza no estaba en ninguna parte. E xcepto,
por su puesto, escondida dentro del corazón en lucha del Rey Sol.
N unca había habido una época como esta en este mundo, pero solo
era una probadita de la edad de paz por venir de Rodavi.
¿Quizás tu te acuerdas?
10. SUEÑOS
No sé que es lo que se puede hacer
Para desaparecer esta tristeza que me corta
Aunque me vuelva yo maestro de todos los Dioses
-- Rodavi
Marte reunificará este abandonado mundo
-- Mordom
Por eso él quiere decir:
El Quemante Mar en esa edad
Revelará sus secretos
-- Joab
M arte despertó en un campo de anémonas carmín y lupinas doradas,
U na suave brisa corrió por sus suaves dedos recorriendo su cabello;
¿C uándo él se había sentido tan bien, tan en paz consigo mismo y el
mundo?
E l S hara vagó sin destino durante un rato, profundamente
respirando el dulce aire, disfrutando la amorosa, inocencia de la primavera
en las colinas. O bservando en la cercana distancia un pequeño castillo de
torres de plata, él se encaminó sin prisas hacia el.
E l Príncipe S ol olvidó, entonces recordó, entonces olvidó otra vez
su dirección una docena de veces mientras el caminaba allí. E l estaba en
una continuamente distracción por distintas cosas en el campo. T odo
capturaba su atención, nada parecía de mayor importancia que ninguna
otra cosa.
E l castillo estaba hecho completamente de plata. E staba muy limpio
y bien arreglado, completamente sereno, pero no había nadie allí. M arte, al
fin cansado de su solitaria exploración, fue afuera otra vez. T an pronto
como paso la reja de hierro, el vió a una hermosa muchacha de cabello
oscuro caminando hacia él. E lla tenía un cuerpo hermoso y un bello rostro,
vestida en seda escarlata que acentuaba todo y no escondía nada, y se
había tejido un par de cadenas de flores en su cabello.
Y o soy A varsha, ella rió felizmente. T omándolo de la mano, ella
corrió con él por la sabana hasta llegar a un pequeño arroyo. D ándole de
la dulce agua con sus palmas en forma de taza, ella dijo, ¡A hora dime!
¿Q uién eres tú? ¿Por qué has venido? ¿T ú eres para mi o solo buscas
placer casual y momentáneo?
Y o encuentro la indiferencia hacia ti imposible, guapa. Pero porque
vine o cual es mi nombre eso no lo sé.
¡E ntonces tu eres un regalo de B ala! ¡Q ue sabroso! Y tan
hermoso. ¡C on una joya tan hermosa! E lla tocó la brillante gema naranjarojo que colgaba de su cuello, entonces rió al ver las variadas reflexiones de
luz bailar sobre su cuerpo.
~~~
M ucho tiempo después, ella dijo, ¡A hora ven conmigo! D ebemos ir
dentro de la recamara del silencio a grabar mi unión. E lla se puso de pie,
se vistió y lo dirigió de regreso al castillo.
A ntes de que hayan cruzado la mitad de la sabana, un rugido desafió
el tranquilo aire. D irectamente sobre sus cabezas, una enorme garra cortó
y abrió una pequeña nube. ¡M ás allá de la nube no había cielo sino
oscuridad! U na segunda garra apareció en la apertura; juntas ellas
rompieron el hueco más ancho como si la nube no estuviera hecha de vapor
de agua sino de bastidor de tela. Por la apertura creada, así voló un
dragón, en su espalda había un guerrero en su negra y brillante armadura.
¡U n D hara! gritó A varsha, corriendo hacia su castillo. M arte
siguió unas zancadas mas, entonces giró y sacó su espada.
E l guerrero dirigió una columna de luz hacia él. C on un grito de
dolor el S hara soltó su espada y empezó a correr tras A varsha. Pero el
dragón vino en picada, y lo levantó, y lo llevó hacia la nube con grandes
golpes de sus poderosas alas.
C omo A varsha observaba desde la reja de hierro del castillo, como
su regalo era robado, una sola lágrima corrió en soledad sobre su
inmaculada piel azafrán, mientras suspiraba, Q ue le vamos ha hacer quizás
mañana. E ntonces ella se olvidó de M arte para siempre como la nube se
reparaba a sí misma.
~~~
E l Príncipe S ol luchaba dentro de la garra, como lo haría un
mamífero atrapado en la empuñadura de acero de un águila. Pero notando
la increíble altura, el decidió ser prudente y parar, se dio cuenta que aunque
no se rendían las garras no lo lastimaban. H ubo un periodo en blanco
mientras ellos pasaban por la nube; entonces inmediatamente y de prisa
Marte se acordó de su nombre y su pasado.
Viendo de regreso a la tierra de Avarsha, el solo vió una gran burbuja
plateada con las Q uemadas T ierras a todo su alrededor. O tros pocos
domos brillaban aquí y allá a través de la clara noche estrellada de cristal
¿C ómo puede ser de día allá y de noche aquí? E l se preguntaba en
pensamiento en pensamiento, maravillado.
E l guerrero se inclinaba sobre el ala del dragón como observándolo.
S u armadura había desaparecido; él le era familiar ahora. E ntonces al
reconocimiento parpadeó
¡M aitreya!
Por supuesto, el Rajanya replicó con una sonrisa irónica. O h,
A iravata, súbelo, ¿eh?
E l dragón dobló su garra hacia arriba; M aitreya abrazo el brazo del
Shara. M arte se subió revuelto y gritando ¿Por qué me sacaste del
paraíso?
¡E so ciertamente no era el cielo de nadie, S hara! N o me sorprende
que pienses que lo era, estás tan encadenado, a tus ideas particulares de
mente y cuerpo.
N o, tu estabas disfrutando perder el tiempo, pero
estabas en realidad diferentemente atrapado. ¡Q ue pena que escoges de
olvidarte de todo lo que importa!
S acudiendo su cabeza para ayudar a aclararla, M arte preguntó
¿E s este verdaderamente H eramann?
C iertamente, C ontestó el V idyadhara alegremente. V olar es mi
favorita distracción. C omo te dije, las únicas barreras de la vida, son
aquellas que nosotros creamos por nosotros mismos, ¿Pero que estabas tu
haciendo allí?
M arte no respondió, en vez trató de organizar sus pensamientos.
¿Q ué había pasado? L o último que recordó antes del breve encuentro con
A varsha, era el anillo de fuego, creado por el Rajanya, para protegerlos
de, ¿de un -- ? un Rakshasa, eso fue. E ntonces había la pregunta de que si
M aitreya era el segundo E tan, probablemente Ishtar, aun viviendo en este
mundo. E l Rajanya había contestado que el ciertamente no era, ¡Q ue el
otro E tan, era el mismo G ana! A hora convertido en una estatua sin
voluntad en S ulara, en el templo de K anaan-dora, M aitreya no pudo
haber dicho eso. E so era claramente imposible. Pero el Rajanya había
dicho algo acerca de una estatua en S ulara, y eso entonces hizo que
M arte se sintiera muy, muy enfermo, ¿Y entonces -- ? Y entonces el
despertó sin memoria en el escondite de A varsha, su hermoso paraíso.
¿Por qué? ¿Cómo?
E llos aterrizaron en el lejano noreste, en un valle en lo alto de las
M ontañas G uardianes, en el legendario V ashti mismo. E ra reverdeciente,
aun en esos días de ruina, bien poblada por bestias y aves: Ishtar la había
protegido de la destrucción de E mura de su hermano. E l había sentido
que este pequeño remanente de su jardín Isolde no sería dañado por el
terror de Orah.
M ucho antes que la humanidad se acomodara en nuestro mundo,
varios cientos de inmortales dirigidos por U chai-S ravasa y Y ehokananIshtar vinieron aquí de la ruina de E tan. Ishtar tratando de crear la
perfección de E tan en una escala planetaria, jugo con sus talentos
arquitectónicos al máximo a través de convertir todo el planeta en un jardín,
el cual el nombró Isolde por la S haran que el había amado y perdido. E l
paso de los largos siglos ellos concluyeron su trabajo: para cuando el
emperador A sur V alin cayó ante las tropas del U no, el jardín Isolde había
quedado desértico por todos, solo quedaron media docena de los amigos
mas cercanos de Ishtar. Los otros, uno por uno, habían decidido mudarse a
otra parte de la galaxia y empezar sus propias familias y mundos. C ontrol
aun de la forma más benéfica eventualmente se resiente.
~~~
M arte se bajo de H eramann y miró con maravilla a la perfección del
orden del valle. E staba más allá de cualquier jardín de su experiencia,
mientras Venus estaba mas allá de cualquier mujer. El empezó a explorar la
extravagante belleza, pero M aitreya lo tomó de un hombro y dijo E spera,
S hara. E scucha; trata de entender ¡nos tomó cerca de cinco meses
encontrarte!
¿Q ué? ¡E so no es posible! ¡S olo fueron unas horas! O tra vez su
espíritu se inundó por el vértigo caótico de sus últimos momentos con ellos.
¿Terminará alguna vez esta locura?
E l tenía una mirada ferviente y aterradora que le rompió el corazón a
M aitreya. N o. Y o ya te dije: a ti se te olvidó. N os hubiera tomado a
nosotros mucho más tiempo encontrarte si no fuera por la gema que usas.
D ime, ¿D ónde la conseguiste? ¿Y cómo? S us ojos negros se metieron
dentro del alma de Marte.
¿H mm? ¿K aysta? A quí cuando menos era un objeto familiar, un
ancla para aquietar el loco tornado del mundo. F amiliar, pero
si, ¿D ónde
lo había el encontrado? Su entrecejo se arrugó por un momento mientras el
se concentraba en la piedra. U na poderosa estabilidad radió de ella; el
enrollamiento de nausea del mundo gradualmente se aquietó. L os ojos del
S hara parpadearon de pronto. E l sonrió al recuerdo y contestó, ¡S i, por
su puesto! ¡Joab! El me la dio.
M aitreya y H eramann cambiaron miradas frustradas, entonces el
Rajanya dijo ¿V ashti esta aun protegida? N uestro Príncipe S ol necesita
descansar.
E l V idyadhara se le quedó mirando y replicó, tan lejos como yo
puedo ver, es seguro, ¿pero porque -- ?
¿D escansar? ¿Para que? ¡N unca me he sentido mejor! esto era
verdad: la gema había llenado al S hara con un maravilloso sentimiento de
fortaleza.
¡N osotros no debemos llegar tarde a Z ared!
Y o no creo que tu te perderás de tu apuntado amanecer, Príncipe
S ol. Pero aunque así fuera pueden haber peores futuros de ese que
hiciste a través de abandonar nuestros planes. E ncontrarte fue una de las
mas difíciles tareas que yo he encarado; aun no estoy seguro si hemos
tenido éxito...tu ves mi querido Marte, J oab no te dio nada sino consejo.
~~~
A ntes de que los pájaros de la mañana empezaran a cantar sus
cuentos del despertar del mundo, un tembloroso Príncipe S ol poso su
temblorosa mano sobre el hombro del Rajanya durmiendo. M aitreya se
sentó de una vez y lo miró a través de la oscuridad.
U n poco borroso, M arte le dijo que había tenido una pesadilla
viviente. El Shara estaba apenado por molestarlo pero Maitreya despertó
al V idyadhara y dijo, empieza, A iravata. O bsérvalo de cerca ahora.
D inos, S hara, no dejes nada afuera, no importa que tan insignificante
aparezca.
M arte pensó que el interés de M aitreya era demasiado; el Rajanya
me debe de estar tomando el pelo. Pero en la luz gris antes del amanecer, el
vio a ambos que lo miraban con una profunda preocupación, expresiones
idénticas en rostros bastamente des iguales.
E l S hara tragó, corrió su musculosa mano nerviosamente a través de
su oscuro cabello, tratando otra vez sin mucho éxito el calmar su corazón, y
replicó, ¡E staba yo muy alto en el aire sobre un angosto
manera moviéndome!
y de alguna
un camino espiral de un metal brillante, un luminoso
plateado como tu espada N uriel... era demasiado caliente e inaguantable;
un vapor de un apestoso olor me cubrió, vaciando las fuerzas de mis
extremidades. Rugiendo abajo había un fuego como yo nunca antes había
visto, nunca lo soñé posible: T errible, negro, rojo brillante, sanguíneo, una
creación de temor de lo opuesto de la vida, de vaciedad, de nada. ¡D e
pronto fui atacado por una manada de enormes ogros como cuervos con
enormes colmillos! ¡Y viciosas garras donde debió haber manos! ¡Oh! No te
ofendas, H eramann.
A nadie se le lleva donde nadie tiene intención, S hara. E sos
descendientes de Rakshasa no se parecen en nada a los V idyadharas.
¿E ran ellos Rakshasas? ¿E sto fue real? S u corazón empezó a latir
en su pecho como si fuese a romper las paredes para quedar libre. E l
estaba aterrorizado y deseoso de que su sueño pudiese ser real.
C ontinua, dijo el Rajanya tan animado que M arte tembló sin
importar el húmedo calor.
¿la verdad se esconde detrás de la superficie de mi sueño? Y o miré
hacia delante y miré en la distancia más lejana, la suave luz de una nueva
tierra. M i corazón dio un salto con seguridad al ver ese maravilloso
destello; el espiral plateado que se movía incrementó su velocidad en
respuesta a mis sentimientos, llevándome más allá del ataque de los
Rakshasas y sus fuegos infernales de vaciedad.
D espués yo estaba caminando con otras dos, una joven y
competente dama
no ¡U na S haran! S u nombre era
L ila. Y su padre
el A dan Y ayati, el Rey L unar de C alantha, eso fue. ¿Q ué es C alantha?
Yo no sé. ¿Cómo puede ser esto Verdad? ¿Cómo puede haber otra tierra
además de Tala? Marte pausó, buscando muy dentro de su mente.
Finalmente el miró hacia arriba, frustrado y exclamó, ¡M aitreya, yo
no entiendo nada de esto! ¿Q ué otras tierras hay allá? ¡Pero yo lo
recuerdo tan claramente! ¡M i sueño parece tan real, como esta hermosa
V ashti! ¡Y o no entiendo!
C ontinua, S hara. N o analices, solo acuérdate de tu experiencia.
T odo estará bien.
S i tu lo dices, intentaré creer que así es. E ste A dan L unar, este
Y ayati, era débil, enfermo. A veces él se apoyaba en mí; A veces lo tenía
que cargar. N osotros caminamos por un largo tiempo, huyendo de las
legiones de -- ¡N o! H uíamos del propio hijo del A dan, ¡E l endemoniado
Y adu! A hora recuerdo: el trono era de L ila por derecho, pero Y adu tres
veces intentó asesinar a su padre y a su hermana. D esesperados y solos,
ellos usaron lo último de su poder en mandar al puente espiral de plata por
ayuda. ¿C ómo me encontró a mi?
Y o viaje con ellos a través de los campos de C alantha, muy alto
dentro de las montañas, buscando, buscando
Maitreya
otra ranura en mi memoria,
B uscando un G uardián de la Promesa, alguien que se parecía
a ti, aunque el siempre usaba una capa azul celeste. S u nombre era A tri.
Heramann se atragantó. El Rajanya lo calló con una mirada helada, y
dijo firmemente, ¿Y entonces?
M arte miraba desesperadamente de uno al otro. V iendo que no
había respuestas en ninguno, ni en los oscuros ni en los ojos esmeralda, el
continuó, Y entonces yo estaba apretando muy fuertemente esta gema
K aysta, viajando de nuevo en el hermoso camino en movimiento del puente
espiral de plata, quemado una vez más por los nocivos y calientes vapores,
pasando sobre los fuegos de la vaciedad, rodeado por Rakshasas. E sta
vez fue infinitamente peor, un horripilante y vivo infierno. U na vez que me
revele en guerra; después de esa experiencia, nunca otra vez. M i mente se
enrolla del terror ilimitado del pasadizo: Yo ni siquiera puedo pensar en ello
sin esperar por la muerte para que me libere.
¡E so es todo lo que me acuerdo, M aitreya! ¿Q ué significa esto?
¡N o tiene sentido! N o hay otro mundo sino T ala.
T u tiempo en ese domo de placer de D añaba fue sino el mero final
de tus meses perdidos, S hara. ¡T oma maestría de esos recuerdos! A sí
solo te darás cuenta como K aysta llegó a tus manos. V ete ahora, camina a
través de Vashti, piensa solo en ese sueño. Repórtate conmigo mañana.
¡Pero la C iudad de E bano! ¡M i tarea! ¿N o la estamos
abandonando? E l S hara estaba sorprendido que tan profundamente el
deseaba abandonarlo.
N o temas M arte. Z ared tendrá su D ios profetizado. Pero tu
camino ha cambiado, tu has recibido ayuda de otro, más grande que yo; tu
necesitas tiempo para recordar. Y entender.
~~~
C omo el S hara los dejó, H eramann batió la cara a un lado, miró a
M aitreya y dijo con profunda preocupación, ¿T u crees que esto es sabio,
de perturbar las experiencias que mejor son olvidarlas? A un los inmortales
han sido destruidos por los Rakshasas. ¿Qué esperanza puede haber para
humanos?
E l Rajanya notó el tono del V idyadhara pero estaba demasiado
entusiasmado para que le importase. ¡A iravata! ¿Q ué no vez? ¡E l fue al
sur! ¡E l encontró el puente espiral de plata y cruzo el Q uemante M ar! E l
regresó a nosotros, ¿N o fue así? ¿C on K aysta de la Raza L unar? A unque
como lo pudo hacer y todavía estar más o menos consciente no cae más
bajo de algo milagroso. N adie sino J oab y A tri han pasado el fuego de
V alin del ecuador en milenios -- ¡S eguro que V enus tiene razón, este
S hara es el mismo G ana!
Pero H eramann había inhibido los filamentos torcidos del tiempo
como M aitreya los iba tejiendo e ignoraba su fachada. ¿E s él, objeto de
mi preocupación, nieto de Ishtar?
¿T u no apruebas mis medios? la inflexión de M aitreya fue un poco
divertida; una amplia sonrisa, amenazaba romper a través del exceso de
barba. A iravata había otra vez puesto a prueba su sabiduría. ¿C ómo es
que los V idyadharas se han extinguido todos?
¿C ómo te puedo juzgar? Pero nuestro pobre mundo va a extrañar
dolorosamente al hermano de A tri.
¡C ada vida tiene límites, A iravata! ¿Por qué lamentar esto? M i hijo
no me necesita más; este Shara terminará mi trabajo con Zared. ¿Qué mas
tienes para que yo haga? ¡N o tengo miedo de partir! ¿Q ué diferencia
tienen estas ilusiones de la vida y la muerte? E l U no inmutable es todo lo
que yo soy, todo lo que seré. N o intentes disuadir mi partida con tus
tristes palabras, viejo amigo.
~~~
Por muchos días M arte caminó por V ashti, buscando su mente,
todavía creció un poco más cerca al significado de la pesadilla. Cada noche
que se repetía, raramente cambiaba en ninguna forma.
Pronto, sus
limitaciones del D espierto y S oñando se empezaron a opacar: las escenas
de la visión se empezaron a esclarecer y a volverse más fuertes. H asta que
ellas estaban mas substanciales que el mundo que lo rodeaba.
E ra difícil de entender como podría existir otra cosa que un sueño:
E l mundo era todo excepto que estaba muerto; los fuegos de O rah
habían dejado preciada poca vida en ninguna parte.
L as únicas
excepciones que el conocía eran T ala, Z ared, V ashti y los domos de
placer de los Danavas, era claro que las Tierras Quemadas ya no mataban
por la radiación como una vez lo hicieron; ¡Pero su sueño de C alantha era
de una increíble antigüedad aun una sana civilización! ¡M ucho mas antigua
que la destrucción de E mura por O rah! ¿F ue todo, entonces, solo un
sueño particularmente extraño? ¿C ómo puede ser? E l A dan L unar
Y ayati, la S haran L ila, el M aestro del J uramento A tri, ellos eran todos
tan reales como
N o, más reales que su pasado en S ulara. T odavía
¿C ómo pueden ellos existir? ¿Y donde? ¿A l otro lado del Q uemante M ar?
N adie puede cruzar eso y vivir. ¿Pero sino allí, entonces donde? ¿Y cual
era su relación con ellos?
A veces, el S hara estaba bastante seguro de que él se había
profundamente enamorado con la hermosa y frágil L ila. E l podía recordar
la suave caricia de sus amorosas manos marfil, el dulce toque sus labios
carmesí, el tierno calor de su abrazo. ¿C ómo el podría haberla dejado sin
protección? ¿Por qué pudo haber sido tan tonto? E lla era perfección, todo
lo que él siempre había soñado en una mujer.
¿C ómo podría el
abandonarla? ¡E l la amaba con todo su corazón! T odo era tan sin sentido,
loco, cruel mas allá de toda razón.
E ntonces los sentimientos también pasarían; el sería dejado
aforrándose de sombras intangibles. ¿D ónde había allí significado, donde
verdad? ¿Q ué había pasado durante esos perdidos meses? ¿E ra todo
esto una lección particularmente enrollada, creado por el Rajanya para
probar que este mundo era esencialmente un sueño? M aitreya había
ciertamente tratado de decirle, una y otra ves que el mundo era una ilusión.
¿Pero si esto fuera así, porque era tan difícil aceptarlo?
~~~
U na noche cerca del final de la Primavera, H eramann vino al S hara,
él se había sentado observando dentro de las turbulentas aguas de la
laguna hirviente en el corazón de V ashti. A unque sus escamas estaban
abiertas de par en par para enfriarse, el V idyadhara estaba extremamente
incomodo en el sofocante aire. M arte dándose cuenta solo la urgente
necesidad que le trae a su amigo a un lugar tan bochornoso, mirándolo
curiosamente en esperanza de que hablara.
H eramann brincaba de un lado a otro incómodamente de una garra a
otra por unos momentos como si el suelo se estuviese quemando.
F inalmente, el dijo torpemente, ¡A h, S hara! ¡E scasamente quedan tres
días! ¡Para tu arribo a la C iudad de E bano! S i nosotros nos vamos en las
próximas veinticuatro horas, llegarás tarde. ¡D ebemos irnos! ¿N o has
recapturado tu memoria aun? E l miró a M arte con una inocencia que le
apretaba el corazón al Shara en un incomodo nudo.
A ntes de que M arte pudiese responder, M aitreya corrió hacia ellos,
exclamando, ¡A iravata! ¡S uficiente! D eja al Príncipe S ol, yo te prometo
que él levantará el profetizado amanecer en Z ared.
H eramann volvió su cabeza de lagarto hacia el Rajanya. U na sola
lágrima se formó en las esquinas de cada ojo, pero ellas no cayeron.
S acudiendo su cabeza suavemente, el dijo, que así sea, viejo camarada.
S i tú permaneces terco en tu juego, ¿Q uién soy yo para discutir? H asta
pronto amigo de los V idyadharas. S e transformó en su forma de Halcón y
voló hacia el norte.
M aitreya se le quedo viendo durante un largo minuto con una oscura
expresión, entonces se arrodilló junto a M arte, y dijo ásperamente,
A iravata está en lo correcto, S hara. Y o esperaba que tú te hubieras
reintegrado por ti mismo. A hora ya no queda mas tiempo: N osotros
debemos proceder. Kaysta es la única herramienta que tú requieres.
¿K aysta? Q uieres decir...Y o pude haber, en cualquier momento...
¿Por qué el Rajanya quería que él descubriera todo solo? ¿Por qué el no me
dijo eso hace semanas? El tomó a Kaysta y se le quedó viendo. Una nube
azafrán fluyó de la gema a través de M arte; el empezó a sumergirse hacia
adentro, a caer en un estado que cercanamente se parecía a la muerte.
M aitreya se inclinó hacia él, buscando profundamente en sus ojos,
entonces el empezó a cantar una historia clásica de J oab como un joven
hombre.
Diecisiete pájaros plateados volaron en ritmo
A través del inocente cielo primaveral
Recuerdos colectivos de Kanaan-dora
Y la juventud de la humanidad
Soñando y viajando apasionadamente
De mi cámara guardada joya de mi corazón
Fragante silencio, durmiente deseo
¡Roto! Por un viento de odio el oeste
Corriendo a través de los desolados desiertos de Emura
Extrañas y furtivas criaturas de sombra en sombra
Suspirando, yo me levanto a buscar
A las moras de fuego de Kartika
Final del sur
Creciendo en la pendida Calantha
Mundo olvidado
Del canto de Ishtar
Y el escondido camino de la Guardianas del norte
A través del cual descubrimos ambos
La fruta inmortal
Y la perdida semilla del Arbol del Mundo
Quizás yo consiga el deseo de mi corazón
Y no temas por aquellos que buscan mi antorcha
A través de la noche oscura
Del poder de los jefes supremos
Muchos antes han buscado a través de viajes no cantados
Ninguno antes ha encontrado
Tres solo saben del puente espiral de plata
Atravesando las aguas negras sin esperanza
Ellos no van por allí
¡Los terrores sin forma!
¡La increíble profundidad hirviente!
¡Los fuegos de Rakshasas de vaciedad!
Yo solo tracé ese angosto camino
Y desesperado arranque la fruta prohibida de Calantha
¡Y regresé!
Aunque no totalmente sin cambio
No totalmente sin daño
Por pasar el pasaje de horror
Los fuegos asesinos bailaron en mí alrededor
Mi cantante espada se hundió profundamente
A través de los cuerpos de los guardias de fuego
Como ellos daban tumbos y gritaban por mi alma
¡Aun así, yo pensé sin enloquecerme!
¡Tampoco perdí mi carga invaluable!
Y regresé con la mitad de mi tarea satisfecha
¡Las moras de fuego ganaron!
¡La inmortalidad mía!
Descanse un largo tiempo
Yo con mi amor de Rosa y columbina
¿Contento con satisfacción incompleta? ¡Nunca!
Otra vez emprendí explorando las olvidadas Guardianas
Buscando la perdida semilla del Arbol del Mundo
Congelada en el eterno Vashti
C on un rugido y explosión, la gigante forma del Rakshasa se
materializó encima del cuerpo sin vida del Shara.
Dando un brinco hacia atrás, él desenfundó a Nuriel, gritó Maitreya,
¡Eres tu, B ala!; ¡Q ue otro se pudiese atrever a atacar a un heredero de
G ana!
E l Rakshasa, levantando sus espadas gemelas de fuego infernal,
gritó su rabia, ¡E l ha sido mío por miles de años M aestro del J uramento!
¡T u mezquina influencia no terminará, mi reino! ¡E ste despreciable chiquillo
humano no es otra cosa que la calamidad de Emura, Barlrin mismo, otra vez
encarnado! ¡M i prometida parte! ¡F inalmente a la forma, sí! ¡E ste será tu
último acto de traición! L as espadas del Rakshasa eran como relámpagos,
pero el Rajanya no conocía nada de temor. S u espada pulsaba con poder
manifiesto, él paraba los viciosos golpes una y otra vez.
D estructor de
E mura el debió haber sido, descendiente de pakshash. ¡Pero este S hara
es más de lo que tú sabes! ¿F ue por accidente que S ravasa lo honró a el
por encima de todos los otros? E scapa ahora mientras puedes; no plagues
a Marte más. ¡O tu vida se perderá!
L a risa ronca del Rakshasa fue como una doble perdición, sus
palabras como muertes encarnadas, ¿entonces M aitreya, ya has tomado
maestría del tiempo? ¡Y o te digo, tu T ala está muerta! ¡M is hermanos han
destruido la voluntad de tu falso A dan en S ulara! ¿Q ué esperanza tienen
tus tortuosos esquemas ahora? M ejor déjame a éste caído; quizás aun te
permitamos vivir en algún lugar del mundo de Z ared.
F ue muy astuto de tu parte el usar un S hara de la raza S olar para
robar K aysta del A dan L unar en C alantha, el Rajanya asesaba mientras
el daba pasos hacia atrás muy despacio, dando la impresión de fatiga. Y o
no pensaba que tu fueras tan sabio. ¿E n que más podrían ellos haber
confiado? T ú ciertamente no fuiste tan brillante con B arlrin, como
recuerdo. H icimos el tonto muy bien, ¿N o es cierto? ¿C uántos de tus
amorosos chiquillos se quemaron en las flamas cuando el hermano de mi
abuelo O rah quemó E mura?
La boca de Bala se abrió tanto hasta sus orejas; un bramido de rabia
sin articulación brotó del él como el arremetió por el Rajanya. Pero
Maitreya estaba preparado: El rodó debajo de él, golpeando salvajemente
hacia arriba. E l ácido verde de la sangre del Rakshasa quemó sus manos y
ojos, probando su apunte certero.
E l rugido de B ala cambió en tono y volumen, alcanzando una fuerza
que hubiera matado a un adversario menor. S u control mental lapsó del
dolor; Marte abruptamente despertó.
Por un instante el S hara estaba totalmente confundido: la luz infinita
del U no, las visiones, recuerdo de los tiempos que pasó en C alantha con
L ila, A tri y Y ayati, la presente escena de total locura
aplastaron violentamente a través de su mente, retándolo a
todas se
escoger.
¿Qué mundo era de él?
Pero entonces M aitreya tratando de ver a través de sus dañados
ojos chocó con él; la mente de Marte se aclaró.
E l S hara se derrumbó a sus pies, tomando K aysta apretadamente.
Pulsó con una poderosa luz azafrán, que claramente revelaba la fea roja y
negra monstruosidad por encima, que era B ala. C on una garra sobre la
herida de N uriel en su abdomen, el Rakshasa se agachó ante la luz de la
gema, como si fuese doloroso para él. M arte se le quedó viendo con terror
y gritó ¿B ala? ¿T u? ¿C ómo? en el nombre de los S iete Planetas del
Hombre, ¿C ómo sobreviviste? ¡Y o te atravesé el corazón! ¡T u caíste a tu
muerte del Puente E spiral de Plata! ¡N o lo veo! ¡T u no pudiste
derrotarme, por eso me traicionaste! ¡M e diste una probada falsa de
victoria! ¡Fue una astucia para que tu puedas robar mi memoria!
E l Rakshasa se paró a si mismo en su total y terrible altura y rugió,
¡Por su puesto, tonto! Y o he sido tu propietario por milenios; ¡mi regla es
pre-ordenada para continuar para siempre! ¡C omo siempre lo ha sido, y
eternamente lo será! ¡K aysta debe al final ser mía! E l se volcó sobre
M arte, desenrollando sus alas como murciélago. E chándose de clavado
hacia M aitreya, que aun estaba cegado, el golpeó a N uriel a un lado y lo
acuchilló en la espalda con su espada de fuego del demonio. E l Rajanya
cayó hacia delante como una marioneta de madera con sus hilos rotos.
N uriel se fue dando tumbos al piso a los pies del impactado S hara, con
temor y angustia competía en M arte por dominio. A turdido, se tambaleó y
casi perdió su mente otra vez. E n el último posible instante, el tomó a
N uriel y la trajo hacia arriba para desviar el golpe de B ala. S u vida fue
salvada, pero la espada del Rakshasa quemó muy profundo en su hombro.
¡T raidor! G ritó el Rakshasa. ¡Q ue puede hacer tu débil niñez! ¡Y o
soy mas terrible que la peor de tus pesadillas! B ala levantó sus alas en un
alto arco y las abatió con la fuerza de un huracán.
M arte fue forzado hacia atrás. U n paso sin voluntad y otro paso
hacia la laguna hirviente. E l cayó en sus rodillas para disminuir la presión
de la tempestad, su mente compitiendo.
¿C ómo podría alcanzar al
Rakshasa para combatirlo? E sta vez él no tenía la ayuda sensitiva del
movimiento del Puente E spiral de Plata. ¿C ómo podría estirarse suficiente
para acercarse? E l vio desesperadamente el cuerpo de M aitreya; de
pronto una idea broto en él como una columna de luz de luna a través del
oscuro corazón de una tormenta.
¡Y o no creo que deba caer otra vez Rakshasa! ¿T ú codicias
K aysta? ¡T ómala! M arte tiró la gema a la herida de B ala. C on un grito de
dolor, el Rakshasa cayó hacia atrás.
M arte brincó por él, N uriel
destellando fuego de rabia. ¿C ómo pudiste sobrevivir, engendro de la
noche? T u ves, la gema me protege como antes, ¡S obre el Puente E spiral!
¡Pero ahora también tengo la G ran N uriel, espada de los A danai! ¡la
muerte de mi M aestro debe de ser vengada! E l S hara arremetió
poderosamente, hiriendo al Rakshasa una y otra vez.
Bala chillando de dolor, voló hacia arriba a la seguridad.
Marte se le quedó viendo en frustración.
U n grito, ¡H rai! A nunció el calvado de H eramann en su forma de
dragón. D ebajo del peso de la caída del V idyadhara, B ala se arrugó a los
pies del S hara como un murciélago arruinado. M arte trajo a N uriel con
todas sus fuerzas, cortando la cabeza del Rakshasa.
U na llovizna azafrán parecido a un hombre, fluyó desde el cadáver.
Haciendo reverencia al Shara, entró a su cuerpo debajo del ombligo.
M arte corrió al Rajanya. L os ojos de M aitreya se abrieron un poco
mientras el respiraba, A yúdame a sentarme.
E l S hara lo levantó con
cuidado sin atreverse a tocar su herida. El Rajanya le indicó que se alejara
y dijo con toda su voz. ¡A hora estas preparado para tu tarea, M arte! Por
destruir a B ala, tu has destruido eso lo que hace mucho tu creíste y por lo
tanto creaste. L a creación errada de la mente ya no esta entre ti y el U no.
¡B ien hecho Príncipe S ol!
Y o veré tu luz amanecer próximamente en Para. N unca temas: ¡Y o
te prometo que nos regocijaremos juntos otra vez debajo de un nuevo sol!
¡H asta pronto, S hara! Y diciendo así, el Rajanya llevó su fuerza vital hacia
arriba y hacia fuera; su cuerpo se desintegró en una fina ceniza.
A sí termina el más sabio de tu raza, S uspiró H eramann rompiendo
el horrible y ensordecedor silencio. E spero que pruebes ser digno del
regalo de M ordom.
M arte se le quedó viendo al enorme V idyadhara como su mente se
retorcía incontrolablemente de roja quemante agonía a desesperación
negra sin esperanza. S u pecho pesado, no por el esfuerzo sino del fogoso
estrés el lloró. ¿Q ué es lo que dices? ¿M ordom? ¡M ordom! ¡T u no puedes
hablar en serio, éste
él
M aitreya no pudo haber sido! ¡N o! ¿El
Mordom? ¡N o! ¡E so es imposible! ¿S abes lo que tu estas diciendo,
D ragón? ¡E l Rajanya M ordom fue el guerrero más fuerte, el más perfecto
M aestro del J uramento, el líder mas grande de la historia! ¿S eguramente
tu sabes que B arlrin lo ejecutó? ¿L o mando a su muerte en un bote de vela
en el Q uemante M ar?
Por compasión, H eramann se encogió su forma un poco mientras el
replicaba, E l último A dan de E mura, aparentemente falló, M arte tu, sin
embargo, tu obviamente has tenido éxito.
El Shara cayó en sus rodillas y agarró fervientemente las cenizas del
cuerpo del Rajanya. M irando a H eramann a través de sus lágrimas, y él
continuó quejumbrosamente, ¡Pero el era mi M aestro, M aitreya! ¿C ómo el
pudo haber sido M ordom? ¿E l M ordom? ¿Por la M aldición del G ran
Padre del S eñor G ana, que he hecho? ¡C ada edad condenará mi memoria!
¡M i futuro está muerto! H eramann adoptó su forma de H alcón y voló a
posarse al hombro izquierdo de M arte. S obando su suave cabeza en
contra de la mejilla del S hara, el dijo con gentileza, ¿Q ué peso tiene un
hombre, Príncipe S ol? ¿S ignificaba mas él o menos por su rol como el
último M aestro del J uramento de E mura? T u necesitabas una deidad
mucho menos que un compañero: Ustedes humanos le hacen referencia a él
no menos que al mismo G ana. E l asombro puede poner en jaque al
aprendizaje.
B ajándose de su hombro, el gradualmente regresó a su tamaño de
dragón mientras continuaba, ¡pero vamos, debemos irnos! Aun si volamos a
toda velocidad, será difícil alcanzar Z ared a la hora acordada. C ualquier
habilidad tiene límites naturales, Shara.
¡V amos te digo! ¿Por qué lo dudas? T u no puedes hacer nada por él.
¡T ampoco el requiere de tu preocupación, en lo más mínimo! ¡E ste es el
camino de Rodavi, el eterno camino de los S iete, el Infinito camino al U no!
M aitreya, nieto de Ishtar, descendiente de G ana, único hijo
K artika, nacido mellizo a A tri, padre de J oab, estudiante de los misterios
de los M aestros del J uramento de los Inmortales B rihas y M atri,
protector del mundo del N orte por cincuenta y siete siglos el ultimo
M aestro del J uramento de E mura, M ordom, conocedor del U no, ha
regresado a casa hoy.
11. PERDON
En esa temporada,
Venus le dará a Marte una hija
Ellos deberán nombrarla Paz
-- Rodavi
Paz reinará por más de mil años
Y conocerán a sus descendientes hasta la cuarenta generación.
Durante su reino las Quemadas Tierras serán otra vez fértiles.
La gente vivirá mucho tiempo y raramente se enfermará.
Ellos serán devotos del bienestar de otros,
Para tomar completa maestría de la manera de Rodavi
Y para ganar el conocimiento del Uno Ascendente.
Su reino será recordado para siempre como la edad de Paz
-- Mordom
Paz será uno de los Siete,
Una completa encarnación de Matri.
Ella se casará con Halil,
Hijo del Shara Marte y la Sharan Lila,
Y ellos tendrán siete hijos y ocho hijas.
Esta unión asegurara la continuidad del linaje
De Gana hasta la caída de Para
-- Joab
L a plaga golpeó a T ala el segundo invierno del reino de N aisan; en
menos de dos horribles meses un cuarto de su gente murió. S olo dos
provincias fueron salvadas: S ulara estaba protegida por el collar de flores
siempre vivas que Naisan usaba y Urlad de Firad por los Rakshasas.
Naisan ahora ya había aprendido a amar a toda la gente; el no podía
entender porque todos no deberían de ser sanados. Lleno con compasión,
buscó a J oab a través de S ulara. D espués de mucho tiempo de búsqueda
sin éxito, lo encontró a la Puesta de S ol, sentado junto a la tranquila
laguna en el corazón de Z ephyra. S in esperar a ser reconocido el lloró en
angustia, ¡Padre! ¡Debo sanarlos! M oviendo el agua suavemente con un
dedo, el M aestro del J uramento contestó suavemente ¿A hora tu curarías
a tus lobos para mandar al matadero a tus ovejas, A dan?
N aisan se paró junto a él, los grandes brazos temblando, sus fuertes
manos espasmódicamente apretando el vacío aire. E l trató de forzar su
corazón al silencio, pero sus palabras brotaban pasando su restringida
voluntad, ¡Padre! ¡E llos se están muriendo!
J oab le dio un par de golpes al agua, mandando olitas concéntricas a
las lejanas orillas de la laguna. ¡N aisan! ¿T e has olvidado de todo? M ás
allá de las tumultuosas olas de tu mente yace la profunda paz del
eternamente quieto Uno. ¡Tu sabes esto! Detrás de las gruesas nubes de
creencias se quema la infinita radiancia del totalmente puro, para siempre
sereno, eternamente silencioso, U no inmutable. E sta es la realidad, la
única realidad que existe. ¡Vive la sabiduría de los Maestros del Juramento,
A dan! ¡A bandona tus falsos sueños! ¡D eja que el Poder del U no te
levante de regreso a tu verdadero hogar, si tu lo permites energía Infinita
yace a tu disposición. S olo tus creencias pueden detener la realidad, ya
que tu ego lucha por mantener eso lo cual es una mentira. E ste mundo es
tu propio sueño, nada mas.
¡Y o se esto, J oab! Y o entiendo que he creado mi mundo. ¡L o hago!
¡Pero he cambiado mis creencias y juicios que crearon la oscuridad y la
maldad! Y o entiendo ahora a la humanidad; ¡Y o no los condeno más por
sus debilidades! ¡M i gente esta muriendo, están siendo devorados por una
enfermedad que pudre su carne y mi gente enloquece! ¡E llos están
pasando un dolor terrible! ¡Es tan innecesario, Joab! ¡Yo puedo sanarlos a
ellos!
¿T u te consumirías a ti mismo para mantener las oscuras orillas de tu
pesadilla antes de satisfacer tu misión aquí? ¡Tu aun intentas ver diamantes
en carbón! ¡N aisan! ¡Piensa! tu conoces la energía de S tarbha unida con la
fragancia de la siempre viva para doblegar la plaga de Z ared, solo en
contra de aquellos que no son capaces de unirse contigo en tu E spiral
A scendente. D éjalos morir, ellos perpetuaran daños a si mismos y a otros
¿Q ué sabiduría es para juzgar el mundo como maldad y entonces no
perdonarlo? Por tus pensamientos tu has creado enemigos a lo largo del
tiempo N aisan, tu sólo has hecho tu U niverso como es, una bizarra
extensión de una ilusión extraña, ahora tu no te has dejado a ti mismo
ningún otro camino para salir hacia delante, sino a través de destruir aquella
parte de tu sueño que es falso. Perdónalos, N aisan; déjalos regresar a su
origen en tu mente. N o intentes mantener tu pesadilla a través de sanar
eso que no tiene significado.
¡Pero, Padre! ¿S eguramente nosotros podríamos enseñarles a ellos
a cambiar? ¿es esto o no la más alta forma del perdón? ¿Q uizás podría ser
difícil, pero en tiempo -- ?
¿Q ué era el perdón sin una paciente
reeducación? N unca antes N aisan había sentido su corona tan pesada.
¿C ual era el uso del poder sanador de K anaan-dora si nosotros no
podemos usarlo ahora cuando es desesperadamente necesario? ¿Por qué
J oab se rehusó a dejar que los curara? ¡E llos se lo merecían tanto como
cualquier otra vida! ¿C ómo puede el M aestro del J uramento pararse a un
lado y dejarlos caer presa a esta horrible plaga que los consume?
Joab retiró su dedo del agua y lo examinó instintivamente. Entonces
se puso de pie y se fue caminando. L a mano de N aisan se sacudió para
detenerlo, pero la dejó caer otra vez sin usarla.
E l M aestro del J uramento miró sobre su hombro y agrego en la voz
más fría que N aisan nunca escuchó. N o hay tiempo. S us cuerpos son
completamente sin significado; tú actúas como un tonto. N o hay plaga.
N o hay muerte. A térrate al U no, A dan. N o tienes otra opción. Tú eres
el hacedor de los mitos. T ú eres el hacedor de los sueños. L as ilusiones
son solo eso: ¡Ilusiones! E ntonces se fue; dejándolo solo con su pesadilla
de duda y temor. ¿Por qué el no puede mantener su percepción del U no?
E l ojo de su mente estaba ciego, despedazado con una tormenta de
pensamientos sin sentido. ¿Q ué es lo que debería de hacer? ¡C ientos de
miles muriendo! ¡El era su Adan! ¡Ellos lo miraban a él para salvarlos!
Profundamente frustrado, N aisan se tiró al suelo y golpeó muy duro
la calmada agua de la laguna ¡M aldito este mundo! ¡M aldita T ala! ¡M aldito
J oab! ¡M aldito el conocimiento inservible del U no! ¡Inservible V acío N ada!
¡E s mucho mejor el nunca haber nacido que permanecer neutral a esta
hora!
N aisan miró hacia arriba de pronto: V enus estaba al otro lado de la
laguna, con la infante Paz en sus brazos. L agrimas fluían libremente de sus
reales ojos azul, él se paró para ir a ella, pero ella sacudió su cabeza
firmemente. M antén el gozo inherente en el U no, N aisan, ella cantó
suavemente mientras así lo dejaba.
S abes que yo siempre te amaré.
N unca he estado lejos de ti, nunca te dejaré.
L a voz de V enus se
desvaneció mientras ella se iba caminando muy despacio, pero aun estaba
quieta y clara como el cristal. A ntes de que ella terminara de hablar, sus
débiles palabras se sintieron como los pensamientos propios de N aisan,
haciendo eco siempre más calladamente a través de su mente aquietándose.
N o permitas que las ilusiones te causen dolor, amado.
Su
cambiante apariencia de bien y mal, de vida o muerte, de alegría y
sufrimiento nunca es otra cosa que tu auto creado sueño. A ferrate al
U no, mi único corazón. E sta es tu gran prueba. A ferrate al U no, ya que
solo el A mor lo conquista todo. S olo A mor. S olo el A mor lo conquista
todo. S olo A mor. S olo A mor.
~~~
E l tercer invierno después de la plaga, J oab aconsejó la evacuación
del cuadrante noreste de T ala. A sí el ataque sorpresa de Z ared en la
primavera golpearía duro en contra de nada; la perdida de la vida era
insignificante.
L a caballería de la retaguardia informó a S ulara de una enorme
armada empleando armas no usadas desde E mura: L uz quemante que
golpeaba desde una distancia increíble, cañones que disparaban explosivos
más lejos que cualquier arquero pudiese disparar. L os buscadores
difícilmente podrían tomar maestría de su terror, al ellos descubrir al
enemigo de asombroso poder, ¿Q ué debemos hacer? ¡Pobre T ala, ahora
va a ser como las Q uemadas T ierras! E n esto ellos no tenían razón, por
su puesto: la muerte de E mura fue causada por la O mnipotente M ano de
O rah, más poderoso de los S eñores de E tan. Pero para una gente que
solo conocía una guerra solo con flechas, espadas y lanzas, el peligro y el
terror eran realmente suficiente.
J oab aconsejó solo paciencia, deja que las hordas crezcan débiles
con el largo viaje. E ncontrarán muy poco preciado para alimentar sus
estómagos. C ontinúen la evacuación; todo estará bien. A sí pasaron los
meses, como la marcha de invasión desde Z ared diariamente se acercaba a
Sulara, destruyendo todo a su paso.
~~~
D espués de veintiún semanas de retirada, la caballería de
retaguardia del G eneral D agora cortó a una pequeña avanzada de
Z areditas y los venció. U n prisionero fue llevado a la C iudad de los
A danai. E l caminaba orgulloso ante la realeza de T ala, en desacato
torciendo su cara A zafrán en una agria mueca de disgusto. Pero al ver a
N aisan, el gritó ¡M arte A dan! ¿C ómo -- ?
E l prisionero tomó maestría de si mismo rápidamente y empezó otra
vez en un T lanese particularmente gutural, M i A dan y D ios M arte te doy
paganos saludos. Ríndete ahora, o ve tu tierra quemada por un fuego más
terrible que la peor de tus pesadillas. T u no tienes otra opción. E l miró
malhumoradamente a V enus y J oab; la negrura de su expresión reveló que
el podía ser la autoridad de ninguno.
D ile a tu maestro, contestó N aisan, desesperadamente buscando
en los ojos del prisionero el mas leve signo del U no, T ala nunca se
rendirá. ¡L o que es más! S i Z ared no se retira, será destruida al hombre:
U n dominio hay aquí que tu no conoces.
¿Retirarnos? ¿A nte tal debilidad?
E l desprecio del prisionero, distorsionó su rostro en una virtual
parodia de la vida; o así le pareció al A dan, quién suspiró. L lévenlo de
regreso, suéltenlo al frente. ¡N o hay nada, nada! Q ue podamos hacer por
él...no ¡D agora! T ú no. Q uédate conmigo hoy, te necesito. D ime, mi
querido amigo, ¿era el típico? ¿T odos ellos son tan ciegos? N o, no importa:
lo que debe ser, será. A unque nuestros corazones lloren en vana
oposición. Vengan, déjanos caminar una vez mas en Zephyra, hablemos mas
de tiempos placenteros.
¡G eneral A ldis! Informa a tus coroneles que partimos al amanecer.
A un si cabalgamos de prisa, siete soles terminarán que alcancemos el valle
de lágrimas, donde B alzor se encontró a los poderosos A sures y triunfó.
F inalmente nuestro tiempo de espera terminó; ¡L a hora de la perdición de
T ala esta cerca! ¡N o dejes que nadie vacile en su resolución ahora! ¡E l
futuro esta en nuestras manos!
~~~
Pero esta noche, el mismo N aisan se paró ante el M aestro del
J uramento, viéndose mucho menos que el Rey S ol sino que un pequeño, y
asustado chiquillo, ¡no sanación durante la plaga era diferente, ahora veo!
Y estoy de acuerdo en satisfacer tu deseo acerca del ejército de U rlad.
¡Pero J oab! ¡M uchos de los buenos de T ala morirán! ¡S i tu procedes con
tu plan! ¿Por qué? ¿Por qué no puedes destruir las legiones de Zared antes
de que siquiera un T alanese se pierda? ¿Por qué me fuerzas a actuar así
que solo deseo preservar la vida? ¡T u sabes que amo bestias y a los
pájaros! ¿Por qué debo matar, ver a los míos en el matadero? ¡Y o prefiero
morir que ver a un inocente destruido! ¿Por qué demandas esta horrible
prueba? ¿No me lo puedes decir?
Por un breve instante, el M aestro del J uramento, miró hacia adentro
como él pensaba del pasado del A dan y los requerimientos de su vida. S in
descubrir ninguna alternativa, lo dejo en el precipicio.
N aisan. M i hijo.
Recuerda, recuerda. ¿T odos deben de ser forzados excepto tu a tomar
decisiones difíciles? ¿C uántos de tus súbditos te han escogido a ti sobre
M arte? ¿Invalidarías su fe? T odos tienen un rol en este drama. L a
autoridad de V enus se manifestará antes de quince días como la mía. Pero
esta es tu tarea; como tú satisfagas esta obligación es exactamente lo que
crea tu futuro. E l balance es delicado, un conjunto extremadamente fino.
No puede ser cambiado para que no se pierda todo.
¿no te das cuenta aún que esta es tu creación, N aisan? ¡T u has
soñado esta vida exactamente como tu has querido! ¡T u debes aprender a
perdonar! A mbos, a ti mismo y a todos los demás. S olo entonces tu
puedes rehacer este U niverso en la imagen del U no, tu más profunda y
única verdadera realidad. ¿T odavía no entiendes? C ada persona, animal y
cosa en este mundo no es otra cosa que una proyección de tus creencias y
juicios. ¡Tu eres el hacedor de los sueños, Adan! ¡Despierta, Naisan!
J oab abruptamente se fue caminando, entonces le ordenó a D agora
que no admitir visitantes. N aisan se quedó parado inmovible observando
dentro de su mente. ¿Perdonar? ¿Q ué quiso decir el M aestro del
J uramento? ¿Q ué tiene que ver la guerra y la muerte con el perdón?
¿Perdonar a quién? ¿para qué? T odo esto es sin sentido, loco. ¿Q ué iba a
hacer él? ¡E l no lo haría, el no debería, el nunca podría matar! ¡L a vida y la
muerte no eran sueños! ¡Ellas son reales! ¡Todo el mundo se merece vivir!
~~~
A l amanecer, el ejército partió hacia el noreste con V enus, D agora y
J oab a la cabeza.
¡N unca T ala había conocido una fuerza así! los
soldados cantaban como ellos marchaban por la ultima vez de Sulara. Una
hora pasó, dos y aun los últimos estandartes dorados de los primeros
rangos no habían pasado sus puertas, ni los Reyes S ol habían llegado.
T res horas, cuatro y los mas viejos y los mas jóvenes en los batallones
empezaron a preguntar con gran preocupación, ¿H an visto ustedes al
A dan? ¿D ónde está M arte A dan? C inco horas, seis, y al final los
doscientos mil pasaron por las puertas de la C iudad de O ro. Y todavía no
habían signos del Adan.
A l amanecer, N aisan estaba arrodillado junto a su cama de pabellón
marfil en la que dormía su hija, la S haran Paz. E l se le había quedado
observándola a lo largo de la noche. L ágrimas corrían sin que él se diera
cuenta sobre su rostro en agonía: ganar o perder, el sabía que el nunca la
volvería a ver otra vez. A sí lo habían grabado todas las profecías. ¡Malditas
todas ellas! ¡M alditos cada uno de los M aestros del J uramento! ¡Porque
habría alguna vez estudiado la manera de Rodavi! ¿Q ué he aprendido yo
de este misticismo sin sentido? ¡Q ue bien ha hecho mi vida a nadie! H e
fallado a todas las cosas buenas y que valían la pena, salvo toda la creación
de mi inocente hija.
S in esperar a decirle adiós, el A dan besó su cabello enredado en
rizos antes de que despertara, entonces caminó solo en su vacía cámara del
trono. El escuchó a los solados contar como ellos se marchaban al frente y
todavía no se podía forzar a si mismo a actuar. Pasaron las horas mientras
luchaba consigo mismo adentro. ¿C ómo puede, el eternamente benigno
Uno estar de acuerdo con la muerte? E ra imposible. ¿Por qué no podía
entender? J oab seguidamente había dicho que el mundo era una ilusión,
creado y sostenido por sus creencia y juicios ¿Q ué significa eso? E l
mundo era obviamente real. J oab había dicho que no podía haber dos
absolutos. ¿E so quiso decir que el U no era falso? N o, el U no era real
también: E l lo había experimentado demasiadas veces para dudarlo y no
había cuestionamiento que su poder era extraordinario. ¿Por qué ellos no
podían coexistir?
¿Por qué le solicitaban asesinar? ¡E l no podía! ¿Por qué esta
imposible tarea tenía que ver algo con el perdón? ¿Y porque era este
entendimiento de perdón tan importante de aprender?
~~~
A l medio día, Paz se escapó de su nana y se deslizó calladamente
dentro de la cámara del trono. N aisan estaba amodorrado en su trono
incrustado de esmeraldas, observando adentro su guerra interna y no la vió
aproximarse hasta que ella toco su mano y dijo, Papito. M ami te necesita.
T u debes ir con ella.
E l la miró con sorpresa. T omándola en sus brazos, el la apretó
contra su pecho y lloró, T u M adre la Reina S ol no necesita nada, cariño.
E lla es una Inmortal, una D iosa descendida para estos tiempos de
sanación del mundo. E lla no necesita nada.
N o, Papito. T u estas mal. E lla te necesita. Y ahora. T u debes ir
con ella.
Paz se empujó de su pecho y lo miró y sus ojos plateados
radiando S abiduría sin edad. S i tu no vas con ella ahora, ella va a estar
muy infeliz. E lla te necesita, Papito. T u debes creerme, Papá. T odo va a
estar bien. V e, yo esperaré aquí mismo por ti, te lo prometo. T u debes ir a
ella, Papito. ¿Por mi, por favor, Papito?
~~~
N aisan corrió a V ictoria, discutiendo que no significaba nada, que la
decisión final vendría mas tarde. C omo el Rey S ol corrió por alcanzar a su
ejercito, un enrome rugido de alegría brotó desde la Ciudad Dorada de los
Adanai como su regalo de partida.
~~~
C uando él alcanzó el frente de la caballería, J oab examinó su rostro
ansiosamente y D agora le dio una palmadita al hombro. Pero N aisan volvió
sus ojos asustados y no habló.
E l M aestro del J uramento dijo amablemente, hay una corta historia
que quiero contarte A dan. Q uizás te ayude a resolver esta circunstancia
del perdón que plaga tu ser.
U na vez un extraño joven hombre deseo probar las profundidades
de la sabiduría de M ordom. E l llevó al M aestro del J uramento a través de
la C apital de E mura, Phedra, de tal manera que pasaron junto a un mono
putrefacto, parándose junto al arruinado animal, el joven hombre exclamó,
¡Q ue desagradable esta fea y apestosa bestia! T ú me has dicho que todo
es hermoso en la luz del U no. ¿T odavía como podría cualquiera sino un
demente ver belleza aquí?
M ordom se rió en sus profundidades, y rió placidamente y contestó,
¡O bserva los brillantes dientes de este pequeño mono, mi hijo! ¿N o brillan
ellos como perlas? ¿N o piensas tu que ellos son las cosas mas hermosas
que alguna vez hayas visto?
L a fuerza de la visión de M ordom fue suficiente para alterar el
cadáver, A dan. S e transformó ante mis ojos, regresando a la vida. N o era
un tipo de vida dañado o débil, el mono era el más saludable, la más viva y
vibrante criatura que yo haya visto alguna vez. E l fue mi mascota por
muchos años. D esde ese día, yo supe que no había límites al poder del
U no. N ingún limite excepto aquellos que nosotros artificialmente
imponemos de nuestras creencias en la falsa realidad de nuestros creados
sueños.
S in mirar al M aestro del J uramento, N aisan abruptamente soltó la
rienda a Victoria para cabalgar junto a Venus. ¿Qué tiene que ver esto con
el perdón? E l pensó con angustia. ¿Por qué J oab insiste en esta loca
guerra?
V enus lo entretuvo toda la tarde con cantos de K anaan-dora, pero
su lucha interna lo llevaba a él, mas y mas y mas profundo en su mente, el
pudo solo imperfectamente escuchar la dulce voz que siempre antes le
agradaba.
~~~
A la puesta de sol, el A dan y la A daran empezaron a cabalgar hacia
el norte, dejando a J oab al mundo. B uena fortuna te acompañe, dijo el
M aestro del J uramento, ¡pero por ninguna razón te detengas! L a batalla
se unirá al amanecer del sexto día entonces; ¡U stedes no deben de llegar
tarde!
N o temas; yo estaré allí, contestó N aisan, intentando sin éxito
sonar seguro de si mismo. Incluso le sonó hueco a sus propios oídos. E l
frío viento rugiendo a través de su pecho le estaba opacando sus sentidos,
entumiendo su corazón, congelando su mente.
¡J oab solicitaba lo
imposible! ¡E l no lo haría, el no podría matar! ¡T odas las cosas en su vida
habían incrementado salud, extendido la existencia! ¡E l no debía violar eso!
¡E l no lo haría, no podría, nunca debería matar! ¿Q ué la muerte era aun
vagamente el perdón?
D agora estaba pálido, todavía él también le deseó éxito al A dan.
Naisan se preguntaba tristemente cuanto él se había imaginado.
~~~
V enus cabalgaba la moteada yegua G ozo el único retoño de
V ictoria y casi tan ideal a un caballo, ningún otro podría haber viajado tan
lejos y tan rápido: En la noche del tercer día después de dejar al ejercito, el
A dan y A daran alcanzaron su destino, un amplio valle justo al sur de la
carretera entre U rlad y las provincias del E ste. E l llamado de N aisan
había sido bien contestado: M iles de elefantes, L eones y L obos de T ala
los esperaban a ellos allí.
L ejos de estar firme en su decisión, el A dan dijo con melancolía, E s
tan difícil, amada tu sabes que a mi me importan todos con tanto cariño
como yo a mi mismo. T odavía si yo voy a perderlos a todos -- ¡J ulius,
D agora, A ldis, S i, incluso tu y Paz! pero todavía tengo a J oab yo estaré
contento. S u sonrisa hace que el mundo entero cante; su ceño fruncido
causa que toda la creación esté molesta solo conmigo.
O tros me dan, así mismo los amo por ellos; pero J oab me da a mi
mismo. Venus, mí muy amada Adaran.
¿Hay algún sentido en esto? ¿S iquiera alguno?
Y o estoy satisfecha mi S eñor contigo, girando esta rueda. N o te
atormentes a ti mismo mas. T u tendrás éxito. L a alternativa era mucho
peor que la muerte ¿Q ué podría hacer ella por él? ¿Q ué simples palabras
de amor podrían ayudarle a él a sobrepasar esta barrera? ¡E l debe de
entender el perdón desde la perspectiva del U no! O todas sus labores a
través de estos ochenta y dos milenios estarían perdidos; el nunca debió de
haber tomado el veneno de Irnga.
D escansa en paz esta noche, bendito A dan. L a mañana requerirá
de toda tu fuerza, toda tu sabiduría. S i tu duermes, sueña que siempre te
amaré, siempre creeré en ti. C omo es en nuestra esfera brillante, así es
para siempre en todas partes. N unca puedo yo dejarte; nunca estaré
apartada de ti.
T e reto a no ignorar el consejo de J oab: cuando tu trabajo con
F irad esté completo, de prisa ve al E ste. Por ninguna razón te tardes más
que al amanecer del día después de mañana.
H asta pronto, V enus verdadero corazón. M ira solo a la luz del
U no; tu no fallarás.
U na vez más, N aisan sintió el calor de ella de su corazón
desdoblándose en él. U na vez más, él vió su radiante mundo tan claramente
y perfectamente como el maravilloso día que él la conoció.
U na vez más. Pero un momento más tarde ella se había ido, una sola
estrella sentándose en el oeste; el estaba en la oscuridad, solo otra vez.
T an completamente solo como si ella y J oab nunca antes hubieran sido.
T an terriblemente solo como si el fuera el único ser humano en un mundo
de bestias.
N aisan sintió como si su espíritu hubiera fluido fuera de él, dejando
una cáscara vacía y sin valor. El Rey Sol se sentó pesadamente y sintió su
horrible soledad. Victoria detrás de él para asegurar su privacidad. No era
necesario: los animales de Tala respetaban los deseos de su amo.
~~~
T oda esa noche la cabeza de N aisan estuvo metida en sus manos
como la memoria de su vida corría como película en su ojo interno. Cuando
el era muy joven, realmente solo un bebé, un águila lo llevó a su nido, más él
observó al pajarito romper su concha y salir todo mojado y nuevo dentro de
la primavera del mundo.
E l no era mucho más viejo que la primera vez que él sanó un ala rota,
esa de un pajarillo de granero. E l pequeño pájaro lo siguió a el por años
después, sin temerle a nadie, como fue favorecido por Naisan.
H abía un sazón de agonía negra cuando su Padre S anel murió,
N aisan se sentó solo en su casa por tres semanas, negándose si quiera a
ver a los animales. F inalmente, una pequeña criatura del bosque, una
ardillita, lo sacó de su desesperación: se paró en sus piernas traseras y
golpeó una y otra vez contra la ventana con sus pequeñas patas. N aisan
riendo aunque se sintiera en su temperamento oscuro, lo siguió afuera
dentro de la vibrante salud del viviente bosque.
E l conoció a J oab la siguiente primavera.
E l M aestro del
J uramento salió del bosque tan abruptamente como si el fuera un árbol
milagrosamente entrando a la vida. O así le pareció a N aisan quién, desde
su primera mirada estaba arrancando entre el deseo de salir corriendo en
terror y a caer a los pies del viejo hombre. E stando así suspendido el no
hizo ninguna de las dos cosas; en vez, la ardilla se le quedó viendo
directamente y pensó en absolutamente nada que decir.
Pronto después de que el L eón atacara a M arte, cuando el por
primera vez descubrió a V ictoria. D espués de que él la había sanado, ella
nunca fallo a venir a él cuando él la llamaba a venir con su mente. A veces, a
ellos los habían visto en la lejanía, volando como el viento; se rumoraba a lo
largo de S ulara que un D ios había embrujado a la yegua, esto era porque
ni el Shara ni nadie más podían montarla más.
E ntonces llegó el día cuando V enus llegó a él a la laguna de los
peces arco iris. E l estaba viendo al agua, preguntándose sin rumbo y
medio deseando si el algún día entraría a S ulara, cuando los arbustos
frente a la laguna se movieron de pronto. ¿C ómo pudo ser? E l estaba
totalmente consciente de la vida del bosque, ningún ser de ese tamaño
estaba cerca. E ra V enus observándolo con amor infinito brillando a través
de sus ojos azul celeste como el cielo. S u mundo de una vez transmutó en
una visión de perfección, una emanación milagrosa de la luz trascendental
del U no. N unca había soñado tal maravilla, tal gloria, tal belleza. N unca él
había soñado del U no que era tan magnífico, tan inigualable en
comparación con cualquier cosa del espacio-tiempo.
E sa experiencia se repitió otra vez durante la A nunciación del
A danai de E mura. E ntonces la primera vez que él totalmente se dio
cuenta que había un gran significado en su abandono de los bosques de
A lazar para conseguir la extraña tarea de reinar T ala. E ntonces por
primera vez el aceptó que J oab lo instalara como el aparente heredero,
como alguna otra cosa que una rareza en el O mnisciente cerebro de su
Maestro.
E ntonces Paz nació. Por una corta temporada, N aisan sintió como
si el entendiera totalmente la manera de Rodavi.
Por un momento
totalmente demasiado rápido, el sintió que él estaba compartiendo la era
dorada de Paz, el no era, de que él no estaba condenado a un manojo de
años que le quedaban al Rey Sol Marte.
Pero entonces vino la plaga. S us no olvidadas angustias por el
sufrimiento de los T alanenses, marcó el final de todas las ilusiones acerca
de su destino. E l se dio cuenta entonces que las antiguas profecías del
corto reinado de M arte, más aseguradamente se trataba acerca de él y de
nadie más. E l se dio cuenta también que los próximos tres años iban a ser
los más difíciles de su vida.
Y , haciendo eco una y otra vez, el se mantuvo escuchando la alegría
rugiente de su gente como el corría tras su ejercito cuatro días antes.
~~~
M ientras las visiones se repetían, otra parte de su mente
desesperadamente buscaba alternativas. ¡E l no debería ser forzado a
matar! ¡T enía que haber otra solución! ¡T enía que haber! ¡A maba la vida!
E l la adoraba en todas sus formas. U na vez él había tenido desprecio por
la humanidad, era verdad, ¡pero V enus y la A nunciación habían cambiado
eso! ¡E l amaba a todos los seres humanos como a si mismo! A quellos
durmiendo a solo una hora eran traidores, trabajando para destruir T ala,
¿pero que con eso? ¡T ales eran los errores de chiquillos! ¡A quellos de
Urlad deberían ser suavemente reeducados, no asesinados!
Y muy profundo dentro de la mente de N aisan silenciosamente
atestiguando los recuerdos y su lucha interna, era el eternamente quieto
U no. S ilenciosamente atestiguando, para siempre en paz, infinitamente
paciente, nunca juzgando, nunca criticando, nunca condenando, nunca
aceptando la existencia de ninguna realidad otra que su propia y absoluta
perfección, el
U no
esperaba por
el
único
posible resultado.
S ilenciosamente atestiguando, silenciosamente esperando.
¿Q ué
diferencia si tomaban otros ochenta mil años? ¿Q ué diferencia si tomaban
otros ochenta y dos millones de años? El Uno tenía toda la eternidad para
que N aisan recordara. ¿Q ué diferencia tenía cuando el A dan despertara
a
si
mismo?
S ilenciosamente
atestiguando,
silenciosamente,
silenciosamente esperando.
~~~
L a yegua G ozo, llevo a su doncella sin descanso al oeste: al
amanecer cinco días después, V enus se paró en una desolada montaña alta
observando desde las alturas a Urlad.
¡H ay de mi!, M i pobre tierra ella murmuró como las lágrimas salían
desde sus ojos azules reales ¿Q ué enferma te has vuelto? ¿H ubiera yo
tenido a mi amado Gana aterrizar primero aquí, si hubiera visto un poco más
adelante? ¡T an linda eras tu entonces! A h, el G ran Padre tenía razón: solo
el tiempo es supremo; solo el tiempo lo destruye todo.
S u maldición proyectó una ondulación ámbar de neblina que un
menos de una hora había cubierto la totalidad de Urlad.
S uavemente, muy despacio, el brazo derecho de V enus se empezó a
levantar. C omo así lo hizo, Ixtor y B arafel y las ciento siete ciudades y
villas de U rlad se empezaron a quemar con un rugiente e inextinguible
vorágines de fuego.
A l medio día U rlad estaba destruida de toda la vida. N i una hoja de
grama fue perdonada del sacrificio de conflagración.
M uy despacio,
despacio, el brazo derecho de V enus fue bajando; las cenizas de Ixtor y
Barafel y las ciento siete ciudades y villas de Urlad se empezaron a hundir.
Muy despacio, despacio, el brazo izquierdo de Venus trajo el océano
rugiente desde el norte. A la puesta del Sol, Urlad se había convertido en
un oscuro y jadeante mar.
~~~
E l humo y la ceniza de su faena cubrió los cielos por años después
del paso del A dan M arte; la gente recordaba aquellos doce años de
invierno por siempre jamás como un símbolo de su perdida. N o fue hasta
que Paz ascendió al trono de los A danai que las nubes de la muerte de
Urlad se desvanecieron del cielo.
U sando al U no con tal autoridad no había sido desde la ruina de
E mura y no pudo dejar a V enus sin afectarla. S u cuerpo ya no era
corpóreo: su peso se había ido; sus pies ya no tocaban el suelo. Poniendo
su rostro hacia el este, ella flotó hacia el valle de lágrimas.
G ozo relinchó una vez más por su doncella, entonces retrasó su
sendero montaña abajo.
12. E L V A L L E D E L A G RIM A S
Yo veo una fiera guerra en esa estación.
El Sol batallando al Sol
Por la supremacía del mundo
-- Rodavi
Ninguno, sino los mas afortunados
Sobrevivirán la guerra antes de la Edad de Paz
-- Mordom
La tercera muerte de Marte
Traerá salvación o condenación a mi Tala
--Joab
N inguna experiencia del Infierno puede durar para siempre: U na
hora antes del amanecer, N aisan sacó a S tarbha de su pecho y gritó. ¡N o
más! ¡M i D ios, no más! E l tiró la gema al piso y brincó encima de ella en
rabia.
Victoria relinchó suavemente y gentilmente acarició su mejilla. El
Rey Sol levantó la mano para golpearla, pero ella lo miró con amor de sus
ojos marrones llenos, sin temor de su intención. Su mano se congeló en el
espacio de un instante sin tiempo, entonces golpeó el piso. Apretando a
Starbha otra vez contra su pecho, el se inclinó sobre ella llorando.
E n ese momento de catarsis su mente en lucha se aquietó; las
memorias visión de las preguntas incesantes se derritieron juntas dentro del
silencio del U no. E n esa inesperada tranquilidad, el miró el movimiento de
la rueda en amplificación. D os poderes guerreaban por supremacía en su
corazón y en T ala. A llí esta el U no
el silencio infinito de la esencia de la
luz de la V erdad, de la B elleza; la realidad fundamental de cada M aestro
del J uramento desde el primero, S olon; el O rigen de ambos J oab y de
V enus; la gloriosa y auto luminosa raíz de todo poder, crecimiento,
progreso, evolución, vida. Y allí estaba la antitesis del U no
una fuerza
oscura de odios, estructurada por la vaciedad, una autoridad ofensiva a la
sensibilidad moral deformada que dirige para siempre a la degradación,
devolución, estancamiento, muerte. E l sabía entonces que la V aciedad
solo era una ilusión creada por su ego, que se le daba forma por sus juicios
de bien y mal, que promueve el crecimiento y desarrollo por sus
percepciones de vida y muerte, mantenida por sus complejas creencias
intelectuales y complejas en espacio-tiempo.
E n ese instante de A scendente S ilencio, N aisan vió que por su
inacción, él le estaba dando la victoria a la ilusión, ¡a la Vaciedad!
U n violento temblor irrumpió a través de todo el A dan, empezando
por sus pies y disparándose hacia arriba a través de su espina, es que se
montó en V ictoria y gritando dijo, ¡Q ue así sea! Rugiendo su rabia con
los animales de Tala, se abalanzó con ellos en una masa hacia el norte.
A la primera luz del amanecer, ellos alcanzaban al durmiente ejecito
de U rlad. L os traidores no tuvieron la más mínima advertencia: E n un
momento, ellos soñaban dulces sueños de conquista y saqueo; en el
siguiente,
estaban
siendo
brutalmente
arrasados,
corneados
y
desgarrados. F ueron guerreros caídos, habiendo entrenado bajo techo
por muchos años, pero no pudieron competir con estas bestias salvajes,
fieros con rabia animal: al medio día, solo dos humanos respiraban en el
valle.
Pero pronto V ictoria encontró a F irad, S hara de U rlad.
E scondiéndose entre los cadáveres; sin una palabra el Rey S ol, le
arremetió la espada de M arte de un solo tajo. Y entonces ningún hombre
sino Naisan estaba vivo en el valle de la sangre de Urlad.
E l A dan no descansó, sino que empezó a curar a los animales
heridos. M ientras él trabajaba, sus ojos se nublaron con lágrimas: muchos
murieron antes de que él pudiera alcanzarlos; cada pérdida lo hería
profundamente en su alma. N o solo era el amanecer del próximo día que
pasó, el S ol estaba hacia la lejanía del final del día antes de que N aisan a
los últimos de sus sirvientes salvajes hacia el este. M ontando a V ictoria, él
le ordenó a ella, ¡A hora corre como nunca antes, la hora de la perdición de
T ala esta cerca!
C omo el Rey S ol se desvanecía dentro de la inconciencia, su yegua
demostró otra vez que era como los corceles que G ana salvó de M artanda:
tan incansable que era su galope, todas sino las más rápidas de las bestias
eran superadas, incluso aquellas que N aisan había enviado al frente
inmediatamente después de la masacre.
T odavía aunque, había pasado el medio día del sexto día después de
dejar a Joab y al ejercito antes de que Naisan se parara en la orilla sobre el
Valle de Lágrimas y observara la batalla rugiendo abajo.
~~~
J oab había guiado al ejército con toda rapidez hacia el norte y arribó
al valle de lágrimas por adelantado al enemigo.
L a noche anterior a la batalla, el M aestro del J uramento dobló su
mente hacia el oeste. El podía ver a Venus firmemente cabalgando a Gozo
hacia la montaña de la destrucción; el podía ver a N aisan corriendo hacia el
este. Pero tan lejos, el murmuró en su desilusión. ¡Y tan cansado! ¿A caso
tenía que curar a cada zorra roja? ¡E l se ha sobre extenuado a si mismo!
¿C ómo va él a sobre vivir el mañana? ¡L a parte más grande de su tarea
permanecía inconclusa! S uspirando en resignación el pensó, pero lo que
será, debe ser. Y cuidadosamente, el M aestro del J uramento J oab planeó
la última batalla de Tala.
~~~
J usto antes del amanecer de la siguiente mañana, ¡M i A dan! ¡E l
ejército de U rlad está destruido!
¡Q ue dijiste! exclamó M arte, casi mas sorprendido por la pálida y
temblorosa apariencia de su sirviente que por sus palabras.
¡L as legiones de F irad están destruidas! E ncontré a su explorador
anoche, ¡Pero la totalidad de su cuerpo estaba rasgado! ¡E l murió en mis
brazos! ¡H e matado a tres caballos para traerte este informe!
L o has hecho bien.
A nda piérdete en las tiendas de placer,
descansa. No le digas a nadie este informe, por temor de que se desaliente
el ejército.
~~~
M arte se quedó viendo al pequeño espejo en su escritorio de campo,
perdido en pensamiento. Z ared no solo llevaba setecientos cañones sino
también los últimos láseres operables de E mura, dieciséis en total. A un en
término de números, Z ared se llevaba a T ala en número más de dos a uno.
¿Qué diferencia hacia la perdida del tonto de Firad?
El Adan de Zared golpeó duro en su escritorio con rabia.
~~~
A l amanecer, M arte ordenó los lásers que dispararan. Pero J oab
estaba preparado: L os T alaneses habían pulido sus escudos tal que ellos
parecían como espejos. G uiados por su mente inigualable, los escudos
reflejaron a lugar en el correcto ángulo e instante. E llos se derritieron,
matando a los portadores de escudos, pero suficiente luz coherente
regresó a su origen para destruir las armas.
~~~
¿Q ué dices ahora A dan? gritó el general K urudon, enfurecido.
K urudon era oscuro, bien parecido, villano, cruel. Primero en tiempo y
lugar, él era para el consejo interno de Z ared y el había sido el L íder
A bsoluto de la C iudad de E bano hasta que la improbable profecía de
M aitreya acerca de un D ios E ncarnado había sido extrañamente
satisfecha.
E se largo día esperado, el consejo interno se puso de pie a la hora
predicha sobre el techo de las cámaras del consejo, el edificio más alto de
Zared, y escaneó el horizonte.
Y o no veo a nadie, K urudon dijo con gran satisfacción. A hora que
esta tontería había terminado apropiadamente, ellos podrían regresar a los
negocios del momento. E l solsticio ha pasado; V amos a regresar abajo.
Tengo un reproche sobre nuestro virus plaga --
E n ese instante, el V idyadhara vino rugiendo desde el este. E n su
lomo, M arte brillaba como un segundo S ol: N uriel y K aysta ardían con un
intenso fuego, áureo y azafrán.
H eramann circuló tres veces sobre la C iudad de E bano antes de
posarse sobre la Pirámide de A cero que formaba la parte más alta de la
C ámara del C onsejo. E l S hara desmontó; H eramann se encogió en su
forma de Halcón y se posó sobre su hombro.
T odos le hicieron reverencia a M arte excepto K urudon, quién
exclamó, ¡Prueba que tu eres el U no esperado, tu quien te atreves a venir
como un D ios!
M arte se le quedó viéndolo fijamente, usando a K aysta para
amplificar su poder. K urudon cayó postrado contra su voluntad como su
voz fue forzada a salir de él, ¡T u eres
el S eñor!
D esde ese día, K urudon jugaba bien la parte de sirviente obediente.
Pero nunca su espíritu le hizo reverencia a este impostor de piel pálida; el lo
observaba constantemente, buscando siempre la manera de destruirlo.
¿C uales son tus ordenes M arte? preguntó K urudon apenas
enmascarando el desdeño.
N os tomará horas posicionar el cañón.
Seremos unos tontos si lo hacemos ya. Y o digo que debemos usar el gas.
M arte manteniendo su expresión y tono con ecuanimidad, replicó,
¿asesinarías a los tuyos con el veneno, K urudon?, eso es una locura.
C omo yo te dijo ayer, te lo digo otra vez hoy; ¡D éjalos luchar a la antigüita!
E sos T alaneses son débiles, desacostumbrados a la guerra. S u truco
solo servirá para agrandar nuestra G loria -- ¡A hora nuestra invencible
fuerza se manifiesta! T odavía por seguridad, trae el cañón. E llos no van a
ser capaces de jugar hermosos trucos con nuestra artillería. Y no lo dudes.
¿H as olvidado que M aitreya predijo nuestra absoluta V ictoria si mis
ordenes son obedecidas?
K urudon se fue, pero también ordenó que prepararan el gas
venenoso. Por demasiado tiempo había sido el títere de éste. C on una
corazonada el mandó un ayudante para encontrar al último mensajero de
Urlad.
~~~
La caballería se Zared se movió en olas hacia delante entonces, pero
los arqueros mataron a la mayoría antes de que ellos alcanzaran la línea de
Tala. Aquellos que sobrevivieron no pudieron romper a través del muro de
escudos; el puñado que brincaron por encima de un nido de espadas y
lanzas cayeron muertos sin remedio.
Pero detrás de la caballería
tenazmente avanzaba el ejercito de Z ared: M edio millón de hombres y
mujeres en rango después de rango sin fin. El piso del valle se miraba como
un mar negro de muerte moviéndose; el vuelo de las flechas del ejército de
oposición eran como nubes de rayos en los cielos.
A través de las horas de la mañana las líneas de defensa se
mantenían. T ala estaba atrincherada en el suelo superior; J oab removió a
los caídos y los reemplazó con refuerzos con la gracia de un maestro
bailarín. L os T alanenses se habían entrenado bien durante los últimos
cuatro años: A un cuando no había guerra desde siete siglos antes cuando
la rebelión de S olphglen, algunos habían colado la batalla.
T ala
tenazmente perdía terreno, se empujaba hacia atrás por la gran masa del
enemigo, pero la línea no se rompía en ninguna parte.
~~~
Esta era la situación cuando Naisan apareció sobre la orilla del valle.
E l estaba exhausto, emocional y físicamente acabado; su capa dorada
estaba rota, apestosa, con sangre seca. Pero los T alanenses gritaban con
gozo, ¡E l Rey S ol! ¡M arte A dan está aquí! M uchos habían dudado
cuando el partió con V enus; ahora todos estaban llenos de esperanza y
luchaban con renovada fuerza.
N aisan contuvo a las bestias hasta que mas debieran venir y porque
el temía su inhabilidad de distinguir amigo de enemigo. E n vez el levantó su
arco. E l había llenado sus flechas con fuego y viento; cada una estaba
delicadamente entonada a su mente. S olo N aisan había tenido el tiempo y
fuerza de espíritu para tomar maestría del arte de guerra de K anaan-dora:
mientras el doblaba su arco y escaneaba el campo de batalla y proyectaba
las futuras posiciones de un mil de los mas fuertes y bravos del enemigo.
S oltando su flecha, el la dividió con su mente en un mil mientras volaba.
S us destinos cayeron, mortalmente heridos. A tal distancia, no podía
haber fuego que regresara; N aisan soltó cuarenta de flechas así,
reservando solamente su última y mas poderosa. D espués de que él había
terminado, cuarenta mil yacían muriendo de su trabajo solamente.
S us esfuerzos habían tenido éxito: Z ared se retiraba. Pero a pesar
de los esfuerzos de Joab de restringir a los Talanenses, ellos perseguían al
enemigo a los largo del frente.
~~~
S e convierte en retirada, exclamó K urudon. ¡D isparen el cañón!
¡N o! E xclamó M arte. E spera. H asta que nos hayamos retirado.
S uficientemente lejos. D eja que esos tontos nos sigan y se metan
profundamente en nuestra trampa. E l restringió el consejo interno tanto
como pudo. N ingún error era ahora aceptable: E sta batalla era mucho más
delicada de lo que él había podido soñar que pudiera ser.
F inalmente el dio permiso para la artillería a disparar. L a bandera de
señal cayó; en solo segundos, empezaron las explosiones, desparramando.
T emor sin ton ni son entre los T alaneses. Pero los barriles de la mayoría
de los cañones explotaron; matando a muchos de su propio ejercito.
¡T raición! E l gritó. ¡D ejen de disparar! ¡Inspecciona a los otros!
¡T ráigame al coronel de cañones! ¡Y a su gente! ¡Inmediatamente!
~~~
L a parte mas grande de los T alaneses habían entrado en pánico y
huían en cobarde terror. A quellos pocos quienes mantenían su posición
eran islas rodeadas, rodeadas por olas golpeantes como truenos del
resurgente enemigo.
N aisan vió a D agora caer atravesado por una docena de lanzas del
enemigo. L leno de rabia el gritó, ¡J oab! ¿A llí esta mi recompensa por
seguir tu voluntad? ¿E sta es la manera de Rodavi? ¿A sí es tu plan para la
salvación del mundo? C olocando su flecha final, el A dan dobló su arco a
un completo circulo, intentó canalizar el destructivo poder del U no,
entonces la soltó.
E l trató de controlarla, pero su mente no era
suficientemente madura. D e la humanidad solo G ana en lo más alto de su
poder podría no haber desperdiciado nada de ello; de los S eñores de
E tan, solo el arquero, K rishanu: como la flecha volaba, se dividió en mil,
entonces cada parte se dividió en lo mismo otra vez. U n total de un millón
de flechas descendió sobre el campo de batalla. E l efecto fue caos y
desesperación para Z ared. S etenta mil fueron aniquilados y otro tanto
igual fueron severamente heridos.
~~~
¿C ómo puede ser esto? exclamó K urudon.
¡N os retiramos otra
vez! ¿M is sentidos mienten? E l viento ha sido favorable todo el día.
¡D ebemos actuar!
¿E stas loco, K urudon? T e lo prohíbo, solo en el último momento.
Urlad se acerca. F irad descenderá sobre la retaguardia con ochenta mil
hombres. Paciencia. Pero ten cuidado déjanos ahora estar preparados.
¡D ebemos usarlo ahora! T an pronto como la retirada se complete.
¡E l gas está listo!
B ajo que autoridad, gruñó M arte, medio desenfundando a Nuriel.
A ntes de que K urudon respondiera, una ayudante le pasó a el un
mensaje. E l color del general se volvió pálido; el dio un brinco en sus pies,
gruñendo,
¡E l ejercito de U rlad está destruido! ¡Y nuestro A dan fue
informado al amanecer!
M arte peleó su camino a través del consejo interno, matando a
K urudon y a la mayoría de los otros G enerales antes de ser él mismo
asesinado. L a desafortunada verdad era que, a diferencia de la S tarbha
de N aisan, K aysta de la raza L unar era estrictamente limitada solo a ser
humanos enemigos.
~~~
N aisan se quedó viendo sin esperanza a través del valle de la muerte.
C omo las nubes bermellón salían en hongos sobre el ejército.
L as
canastas de gas eran pocas, M arte había saboteado a la mayoría; pero
solo uno sería suficiente para acabar toda la vida en el valle. M ientras que
el veneno estrangulaba a los T alaneses, el Rey S ol se quejaba. ¡Q ue tan
fácil el M aestro del J uramento podría cambiar al viento! ¿Por qué el no
actúa? ¿Por qué me ha traicionado? ¿Por qué el nos ha abandonado a
todos? N aisan se volvió dentro de su mente, tratando se usar su limitada
habilidad con el Uno para alterar las corrientes del aire.
M ucho antes de que el tuviera éxito, el S eñor del viento B oreas,
ordenado por una diferente y más alta autoridad, dio reversa a su dirección;
ahora eran las legiones de Zared quienes estaban muriendo.
E l gas era ligeramente más ligero que el aire. U na módica cantidad
de ambos ejércitos fue salvada.
L os muchos años de entrenamiento en la C iudad de E bano
probaron su fruto: Zared fue la primera en reagruparse y atacar.
Pero ahora N aisan soltó a sus salvajes súbditos: ellos vinieron
rugiendo, trompeteando, gritando hacia delante, hacia la violenta batalla.
~~~
N o hubo gozo para T ala en esta victoria: de los doscientos mil que
habían marchado desde la Ciudad de Oro una semana antes, escasamente
veinte mil vivían. D e estos, mas de la mitad estaba luchando una perdida
batalla con la muerte.
Por treinta y seis horas, N aisan laboraba, sanando. E n la hora
treinta y siete, al mismo momento que V enus comenzó la destrucción de
U rlad, su cuerpo ya no podía dar más. E l había regresado exactamente a
quinientos del templo del rey muerte.
T odo ese día, los guerreros se quedaban viendo con una
preocupación creciente hacia el oeste que extrañamente se ennegrecía; los
gloriosos tonos de la puesta de O rah hablaban elocuentemente a muchos,
que una nueva era estaba sobre ellos.
~~~
L o que quedaba del ejército se juntó ante la cabaña de N aisan el
siguiente día a las doce. E n tan solo una hora después, V enus voló en
forma desde el oeste, suspirando una y otra vez como un lamento fúnebre,
U rlad ya no existe. L a U rlad de G ana ya no existe. E lla flotó a donde
Joab estaba parado, perdido en pensamiento.
E l M aestro del J uramento empezó cuando la vio a ella. T omando
sus manos, él las beso, entonces ordenó a los sirvientes que traigan afuera
al A dan de Z ared. E llos protestaron, ¡E l ha estado muerto desde la
batalla!
S in embargo, traigan al A dan de Z ared. E s tiempo que la verdad
de esta edad sea conocida.
C uando ellos vieron el cuerpo de M arte, los soldados exclamaron
¡T an parecido al Rey S ol! ¿C ómo es posible?
L os doctores cargaron a N aisan de su tienda, el estaba tan pálido
como la muerte misma; un quejido salió de los miles reunidos.
E l M aestro del J uramento tocó el pie del Rey S ol; N aisan tembló
una vez violentamente, entonces despertó. S u aliento viniendo en
dolorosos suspiros, el dijo duramente, ¡Padre, prométeme no me niegues!
Prométeme... T u tendrás el cuidado por mi T ala siempre. Y no te irás
nunca de S ulara... H asta que Paz tome maestría del perfecto
entendimiento del U no.
T u solicitas difíciles beneficios. T odavía es la voluntad de los
S iete en acuerdo con la tuya. N o me iré de T ala hasta la caída de Para.
L evantándose a si mismo a la totalidad de su altura, J oab cantó la profecía
de muerte, ¡L a
H ai! C uando diez mil niños consigan la sabiduría de
M arte A dan y el A mor de V enus A daran, solo entonces J oab
abandonará esta T ierra. ¡E se día, este mundo terminará!
N aisan, viéndolo con esperanza, suspiró, ¿C uándo?
¡C uando el tiempo sea satisfecho, Rey S ol! E l dicho del A dan de
Z ared es este, ¡C uando este mundo abandonado se junte en guerra no
santa, cuando la viva estatua camine, cuando M arte y V enus vengan en
perdón a proteger la perdida generación de los quinientos, entonces
sabrán que los diez mil de K anaan-dora han regresado! el M aestro del
J uramento no dirá más.
A unque los T alaneses lo cuestionaron
largamente.
N aisan levantó su mano; toda voz terminó: el ordenó en poderosa
voz, eco desvaneciente del amado Rey S ol, tráiganme al A dan de Z ared,
que nuestra edad debe terminar. E l vió ahora su sacrificio final.
E llos le trajeron el cadáver. N aisan tocó a S tarbha a su corazón y
susurró, la vida se comparte con vida. L a muerte se enmascara con mi
amor, enmascarada para llevarnos a ambos de aquí en adelante. C on un
jadeante sonajeo, el aliento de M arte fluyó, su gélida carne se calentó, el
color regresó a su rostro.
U n rugido nació en la multitud, ¡E l Rey S ol despierta al muerto!
¡E l A dan de Z ared ha renacido!
M arte, muy despacio abriendo sus ojos, miró largamente a J oab. A l
fin el dijo débilmente, hice lo mejor que pude.
C omo los soldados murmuraron su sorpresa, el M aestro del
J uramento replicó, tu has tenido éxito, A dan; ¡T odo está bien en este
final! Z ared y sus legiones ya no existen. M arte dio un pesado suspiro y
se acomodó. Gracias a Dios, el pensó débilmente. Gracias a Dios.
J oab continuo, algunos otros están aquí para ti, M arte.
L a S haran L ila de C alantha y un joven chiquillo, estaban parados
detrás del M aestro del J uramento. M arte le dijo a ella que se adelantara:
con un llanto, ella corrió felizmente hacia él.
Cayendo sobre su pecho, sus lágrimas mojaron su túnica mientras
ella lloraba, ¡S hara, mira a tu hijo! ¡H alil, mira a tu Padre!
M arte acarició el ébano cabello de su hijo y miró con esperanza
dentro de sus marrones ojos, abiertos ampliamente con maravilla. E l lo jalo
hacia él a su lado y lo abrazó con toda esa fuerza que le quedaba como el
burdamente le preguntó a L ila, ¿y tu Padre?
E lla contestó con angustia, ¡Y ayati A dan a reentrado al brillante
mundo de A lmira, mi S eñor! M i malvado hermano Y adu descendió sobre
nosotros con la totalidad de la fuerza de las legiones de Calantha, solo que
Airavata fue a buscarnos y nos salvó la vida. ¡Mi Padre murió en mis brazos!
¡A tri nos forzó a partir! Riendo sin temor, el sólo enfrentó a los miles de
invasores. A hora nosotros, sin hogar y sin protección, buscamos asilo en
esta extraña tierra.
N o puede haber temor en eso, S haran.
Respondió J oab
gravemente. H alil se casara en la madurez con Paz; a su tiempo, el
destituirá a su usurpador tío del trono. Y o te lo prometo: tus herederos
reinaran en C alantha hasta el regreso de G ana.
H eramann vino hacia delante, con lagrimas brillantes en sus escamas
esmeralda. E ste planeta se convierte un poco acalorado para mi, A dan,
viéndote así entraré al hielo por largo tiempo. S i A tri no lleva a cabo mi
solemne voto para ayudar a tu hijo, hoy dejaré este maldito mundo para
siempre. ¡N o, no temas! ¡H alil debe conocer mi devoción, y lo que es más!
¡E so de la totalidad de los V idyadharas! ¡Y adu no nos podrá resistir, ni
siquiera si todos en C alantha se paran detrás de él y los Rakshasas le dan
su total poder!
¡H rai! ¡L os V idyadharas otra vez honrarán nuestra petición por la
vida a K artika de la raza L unar, protectores del suelo sagrado de apertura
en C alantha! ¡Y ayati y A tri deben de ser vengados! ¡D ebe ser como
cuando G ana con los S eñores de E tan encararon a N avril H agar y lo
botaron de su trono de diamante! ¡L legaremos ardiendo desde el cielo
como lo hicimos entonces! ¡Y o A iravata cuarto nacido en C alantha, pido a
este M arte A dan hoy! ¡T odo lo que quede de nuestra raza, ninguno de
nosotros entrará al largo hielo hasta que ese falso portador en C alantha
caiga!
~~~
N aisan sintiendo al mundo desvanecerse, con dificultad se quitó las
flores siempre vivas y se las dio a L ila, diciendo, Para mi hija. S e su madre,
S haran, te lo ordeno solemnemente.
E lla tomó el collar diciendo, Q ue así sea, A dan. Y o seré la madre
de Paz.
N aisan suspiró profundamente, entonces se quitó a S tarbha y se la
dio al M aestro del J uramento.
L uchando duramente para estar
consciente, el susurró dolorosamente, J oab, Padre.
S iempre había
querido preguntarte...Yo debo saber esto, ahora al final...Joab, señor de mi
alma, ¿M e amas?
E l M aestro del J uramento, con emoción sin error brillando a través
de sus grandes ojos, suavemente contestó, no lo dudes, A dan. T e he
precedido de edad en edad, así será para siempre. N osotros algún día nos
regocijaremos juntos otra vez bajo un nuevo S ol. Porque esta verdad es
eternamente así: T e amo.
~~~
M arte, entendiendo a N aisan al fin, siguiendo su ejemplo, le dio
K aysta al M aestro del J uramento. C on un gran llanto de tristeza, el
exclamó, ¡L ila! ¡H alil! ¡A iravata! ¡Recuérdenme! ¡A unque toda la eternidad
nos separe te lo prometo! ¡L os encontraré de nuevo!
~~~
Venus puso una mano sobre cada A dan y exclamó, ¡H asta pronto,
buena gente de T ala! ¡S igan el consejo del M aestro del J uramento
siempre! ¡N osotros regresaremos al final de los días!
U na dorada lluvia de luz fluyó desde sus hombros y, formando la
apariencia de dos grandes alas, empezó a pulsar con vibrante poder.
M ientras ella levantaba una majestuosa ala de luz sobre cada A dan, los
tres empezaron a levantarse muy despacio, dejando a los T alanenses
abajo. Con sus rostros mirando arriba, exclamando maravillados.
13. L A M U E RT E D E L A M O R
Temblando me siento día y noche,
Mis amigos se sorprenden de mí,
Aun ellos perdonan mis aventuras.
¡Yo no descanso de mi Gran Tarea!
Para morir mundo eternos,
Para abrir los ojos inmortales
Del hombre hacia adentro
De mundos de pensamiento,
Dentro de la eternidad siempre expandiéndose
En el seno de Dios,
La Imaginación Humana.
-- Blake
T an pronto como estuvieron fuera de vista de esos abajo, V enus
movió sus manos juntas. C omo ella hizo eso, los dos A danai se unieron
flotando hasta que se tocaron. E lla apretó sus manos: M arte y N aisan se
unieron en un solo S er, empezando a ser como antes: un solo cuerpo, una
sola mente, una sola alma.
~~~
A sí fue mi conciencia recreada de esos divididos: mis memorias de la
tierra rebosó de regreso junto como las aguas de un lago se hacen cuando
se rompe una presa. M is vidas duales en tala solo habían oscurecido el
presente sin extinguirlo, justo como las nubes cubren al S ol. L a luz del
A scendente, reflejando a través de mis dos sistemas nerviosos, habían
creado mis aparentes mentes separadas, justo como una montaña parecen
dos si se observan desde diferentes valles, o como el reflejo del sol en
revueltas aguas parecen muchos.
Estaba de vuelta en la cueva de los Himalayas, sentado sobre la piedra protuberante
junto a Sharon. Todavía estaba yo tomado se su mano; el sol se ponía, todavía no se movía
mas allá de las cúspides de la montaña, acariciando sus brillantes rizos de gloria alrededor
de su radiante rostro. ¡No había pasado nada de tiempo!¡Había vivido dos vidas completas
como Marte y Naisan , tomado maestría de la primera técnica de compasión de la primera
esfera, experimentado el amor y la gloria y el sufrimiento y la muerte y no había pasado
nada de tiempo!
Mi mente estaba golpeada, aterrada, confundida, enloquecida. Había escuchado de
eventos comprimidos en el tiempo antes pero nunca había creído que fueran posibles.
¿Cómo pudo haber sucedido? Esto no era simplemente un sueño o una ilusión. Mis
experiencias en Tala fueron reales, tan reales como mi presente vida; ellas fueron
secuenciales, dolorosas, gozosas
muerto.
como Marte y Naisan, había luchado, vivido, amado,
Como mis amigos y compañeros ascendían placidamente juntos en la cueva, mi
mente jugaba remolinos con imposibles recuerdos intentando encontrar un hogar estable en
mi presente rápidamente evolucionando. ¿Me estaba volviendo loco?
Resolví no decirle a nadie hasta que pudiese llegar a un entendimiento claro de lo
que justo me había sucedido.
~~~
pero esa noche mientras luchaba sin éxito para conciliar el sueño de
regreso en mi propia cueva, me di cuenta que no podía contener mas tiempo
mis palabras. M e di vuelta dentro de mi bolsa de dormir y susurré, ¿E dg,
estas despierto? N ecesito hablar.
E l suave ronquido de S teve continuó sin reparo, pero E dg de una
vez replicó, S eguro, yo no duermo mucho aquí arriba. E s demasiado clara
la Ascensión. ¿Qué pasa?¿Algo te picó?
A sí parece. ¿A fuera? S teve estaba demasiado cansado por la
subida
o quizás eran demasiadas las noches subiéndose sobre D ita.
N os vestimos y entramos en la noche H imalaya. U na media luna
flotaba sobre las montañas; la noche estaba clara y bastante fría. M ientras
caminábamos hacia abajo al caliente manantial cerca del arroyo, dije en mis
más humildes tonos, E dg. S iento que debo disculparme. S iempre me he
sentido incomodo contigo desde el día que te conocí, porque tu
representas un poder el cual yo nunca entendí, un poder que siempre le he
tenido miedo y que he evitado. Lo siento. Estaba equivocado.
N o es nada, mi amigo. Pero yo no pienso que tu menciones esto
ahora si algo no se hubiera cambiado en tu mente ¿Q ué pasa?
N ueva
experiencia.
A noche,
cuando
estábamos
todos
A scendiendo en grupo en la cueva, tuve la mas extraordinaria visión. Parte
de ella consistía de una larga experiencia con tres Ishayas N egros.
¿D e veras?¡D ime! S u excitación era contagiosa; C on muchas
ganas reconté mis vidas en Tala, con especial énfasis en el tiempo que pasé
con J oab, M aitreya y A tri. H ablar de ello me ayudó a estabilizarme;
empecé a sentirme mejor que desde antes que mis visiones empezaran.
C uando terminé, él dijo muy despacio, sabes, eso es lo que yo en
visiono que sea el rol de los Ishayas N egros aquí
una forma de función
supervisora. E llos se quedan en las sombras tanto tiempo como la
enseñanza de Isha se desenvuelve de acuerdo con la intención de S an
J uan y solo emergen cuando algo esta fuera de su lugar. O cuando ellos
desean mover a los Ishayas en una nueva o ajustada dirección. E so suena
exactamente como los G uardianes de la Promesa en T ala, ¿no es así?
E so hace una teoría interesante, dijo alguien que ninguno de
nosotros había notado, sentado en la sombra de la luna de una gran roca, ni
siquiera a siete pasos de distancia. Era uno de los ermitaños del lugar
un
hombre muy viejo sin ropa aparte de un taparrabo para mantenerlo lejos del
frío entumecedor de sus huesos de la noche H imalaya. ¿C ómo él puede
resistir el frío? S u enredado cabella en rastas colgaban casi hasta el piso;
su barba era densa y llena; el tenía una cualidad sin tiempo que hacía
imposible determinar su edad en la luz de la luna. Por su acento era obvio
que había sido bien educado antes de dedicar su vida al sendero de
recluso.
Y o no lo había visto durante el día, pero E dg lo conocía de visitas
previas y replicó, K ailasa-ji, no te vi en las sombras. ¿C uánto escuchaste?
C reo que todo, el replicó cálidamente. suficiente para reconocer
que tu amigo aquí ha sido masticado por el D estructor.
¿Q ué quieres decir? Pregunté curiosamente.
T us visiones. E l S eñor G ana esta jalando tu cadena, jovencito. S i
tu sobrevives, tu serás uno grande, un M aharishi.
U na ves que el
D estructor empieza a jugar con tu mente o tu te unes a él en la conciencia
elevada o terminas totalmente loco. N o hay otros posibles futuros para ti
ahora.
¡T u sabes de G ana! exclamé, mi corazón a toda velocidad. ¿C ómo
puede ser posible?
T odos en este pequeño valle conocen al D estructor S upremo, el
S eñor G ana. Y todos conocen de su mundo creado por su mente, Para.
A un en el mundo debajo de nuestro recluido valle, la mayoría ha escuchado
de G ana, aunque ellos usualmente lo llaman por uno de sus otros nombres
Rudra, S hiva, Isha, C risto. L a misma energía en diferentes partes del
mundo tiene diferentes nombres.
C omo es eso, empecé muy despacio, tratando de encontrar un hilo
de significado para estabilizar una vez más mi revolvente mente, ¿Q ué
aspecto del D estructor de D ios es identificado con el C risto? E so no
tiene mucho sentido para mi.
E l S eñor G ana también es conocido como N andishvara, el S eñor
del éxtasis morando en la quietud, niño. E l S eñor del A mor, ese es S hiva.
C uando la destrucción suprema ocurre, todos los sueños creados por
N arain se derriten y desaparecen todo el U niverso creado se desvanece
de regreso dentro de la única V erdadera Realidad
toda la multiplicidad
regresa a la U nidad A bsoluta del puro A scendente U no. L a destrucción
de la ignorancia es el rol supremo de Gana y entonces el amor puro llega de
golpe. Preferiblemente, cuando la ignorancia es destruida, el consciente de
amor puro regresa. Nunca verdaderamente se había perdido, solo se cubrió
de la vista a través de creencias falsas y dolorosas.
Por eso el Ishaya N egro S upremos es C risto quien es S hiva, dijo
E dg, sonando altamente complacido.
por supuesto
la última destrucción destruye tu falso
U niverso. Y te regresa a tu verdadero hogar, el A scendente. N o puede
existir un acto mas grande de amor.
E so debe de ser extraordinariamente doloroso, dije, en su mayoría
para mi mismo, recordando vividamente mi muerte como Marte.
N o tiene que ser. E so depende en como se vive la vida. M ientras
mas libre estrés de tus apegos, menos doloroso es cuando tu vida-sueño es
cortada de ti. D éjame contarte una historia que siempre me gustó. Q uizás
te ayude para entender esto.
U na vez Indra, el Rey de los D ioses, fue maldecido por un Ishaya
para que se olvide de quién él era. Indra de una vez renació como un jabalí.
L os D ioses estaban inquietos sin su gobernante
las corrientes
ascendentes de la creación estaban malditas y minadas por los demonios y
los Rakshasas. E llos buscaron en todas partes por su Rey pero no lo
encontraron por ninguna parte.
F inalmente A gni, el D ios del fuego reconoció a Indra usando el
cuerpo de un cochino. L os D ioses se le acercaron a él y le imploraron que
regresara a su trono. Pero Indra no estaba interesado en sus palabras:
habiéndose olvidado de todo de su pasado, el les dijo a ellos que el estaba
perfectamente contento con su vida de cochino
el adoraba a su cochina
esposa y a sus cochinos hijos; ¿Q ué uso tenían para él sus palabras de
gloria? E llas no tenían ningún significado en su vida. E n su desesperación,
los D ioses decidieron que no tenían opción
Y ama, el S eñor de la
Muerte, fue enviado. Una por una, todas las cosas que Indra amaba fueron
tomadas por él
sus hijos e hijas, su esposa, todo lo que el adoraba fue
destruido y el tercamente aun se aferraba a su vida de cochino.
S olo fue cuando Y ama mató el cuerpo del cochino salvaje que Indra
despertó de su peculiar sueño. S olo cuando cada apego fue roto, fue
cuando el despertó a su verdadero status. G ozo por si mismo y el
Universo amaneció ese día. La Destrucción lo llevó al Cielo, ¿vez?
H e estado escuchando esta historia en el monasterio, dijo E dg.
E sa fue una de las pistas que me llevó a pensar que debería haber otra
clase de Ishayas en el mundo. U no de un tipo destructivo.
N o estoy sorprendido, respondió K ailasa. Y o lo aprendí de mi
Maestro, el último Custodio, Maharishi K rishnanand Ishaya.
¡E ntonces tu fuiste un Ishaya alguna vez!
A un lo soy. T odos los ermitaños aquí alguna ves seguimos el
sendero blanco Ishaya. N osotros nos retiramos aquí arriba cuando los
deberes y la rutina de la vida del monasterio empezó a interferir con nuestro
crecimiento.
¿E ntonces, tu eres un Ishaya N egro? pregunté, sorprendido de
encontrar la improbable teoría de Edg había sido llenada.
E l viejo asceta rió por un largo tiempo y entonces replicó, ¡N inguno
de nosotros sería tan bravo para reclamar un titulo así! S ospecho que el
H ijo del T rueno B oanerge quizás se empiece a considerar a si mismo uno
de los N egros, pero el ha estado trabajando en ello cerca de dos mil años.
E l último real Ishaya N egro que yo estoy consciente de, era Isha mismo.
Pero es
ciertamente la aspiración de todos aquí.
A lgún día todos
conseguiremos ese nivel de conciencia. A lgún día todos nosotros nos
uniremos completamente con Isha, con G ana. Y entonces todos nosotros
seremos de los negros también.
E stoy confundido, dije débilmente. L a inesperada confirmación de
las creencias de E dg se estaban acomodando pobremente en mi; se sentía
como si estuviera en medio de una guerra como mis visiones de Para y T ala
luchaban por la supremacía en el mundo normal de la T ierra de mi pasado.
Y o ya no se quién soy, ni siquiera cual mundo es real. ¿C uál es la V erdad
aquí? Y o tuve dos visiones extraordinarias, una de un mundo de perfección
súper mundano, Para, un mundo como el C ielo como yo lo puedo imaginar;
y uno de un mundo no tan diferente a este. E ste segundo mundo quizás
puede ser incluso la misma T ierra, pero fue hace tanto tiempo que ya nadie
se acuerda de nada de los eventos o de las personas de mi visión.
E stas experiencias han crecido más fuertes en mi; ellas son tan
reales o mas que este mundo de todos los días, mas reales que tu, mas que
las montañas, mas que las estrellas, más que la luna arriba
estoy perdido,
confundido, solo. T an solo. ¿Q uién podrá ayudarme ahora? ¡el
chapulin
colorado...jajajajajaja!
U ltimadamente, solo tu a ti mismo, empezó K ailasa.
Pero justo entonces S haron corrió hacia nosotros, ampliamente
excitada, y dijo,
¡finalmente te encuentro!¡T e tengo maravillosas
noticias!¡A cabo de ver a B oanerge!
~~~
S haron, E dg y yo caminamos solos montaña arriba, dirigiéndonos al
glaciar en la cabeza del valle de San Juan. Boanerge había aparentemente
hablado a S haron por una largo tiempo y le había dado a ella especificas
instrucciones:
Por alguna razón el no fue mu claro, nosotros tres
deberíamos proceder solos hacia el glaciar.
A ntes de que dejáramos el valle, N anda nos dio a S haron y a mi la
T écnica del A mor de la S egunda E sfera, la T écnica de la T ierra. E sta
era opuesta de la Primera T écnica del A mor y la completaba: E n vez de
causar que la energía flotara hacia abajo dentro de mi desde el
A scendente, ésta T écnica fluía energía hacia fuera de mi, dentro de toda
la creación. M e gustaba más que cualquiera de las otras T écnicas de la
S egunda E sfera, se sentía mas sanador para mi corazón y mi relación con
el mundo. T an pronto como la recibí, empecé a sentirme mas estable y
calmado otra vez. ¿Quizás todo iba a salir bien después de todo?
E ra un día glorioso y claro en los altos H imalayas. E l sol reflejaba
brillante sobre la compactada nieve y el hielo destellaba una gran cantidad
de reflexiones de belleza. L a vista sobre el valle abajo, ligeramente
nebuloso por la temprana mañana, era exquisita.
L as irregulares cúspides a todo alrededor eran más hermosas que
cualquier otras montañas que hubiera visto en algún lado sobre la T ierra
ellas eran casi tan maravillosas como las eternas y blancas montañas
alrededor de M ontaña A manecer de mi visión en para. O quizás mi
recuerdo del mundo de A lmira se empezaba a desvanecer -- ¿cómo
cualquier lugar de nuestro mundo se pudiese comparar a la inigualable
maravilla del Universo Origen?
A l medio día, teníamos calor: el sol reflejando del hielo se sentía muy
caliente aunque estuviéramos tan alto. L as instrucciones de B oanerge
para S haron nos habían traído aquí, pero no más allá: E l había dicho que
recibiéramos la T écnica de N anda, que dejáramos el valle a media mañana,
subir hasta medio día, entonces esperar. H abíamos recibido la T écnica de
N anda, habíamos dejado el valle a media mañana, habíamos subido hasta
medio día; ahora nos sentábamos en el glaciar y comíamos berenjena frita,
D hal de M ungo y arroz con azafrán que nuestros cocineros H ari y L al se
habían entercado que trajéramos en nuestras mochilas.
¿A hora que? le pregunté a ambos y a nadie. ¿Por qué estamos
aquí? ¿Q ué estamos esperando? M e empezaba a sentir algo tonto; yo
preferiría estar ascendiendo en las cuevas con las nuevas T écnicas o mejor
enfocarme en mis visiones. N inguno de mis acompañantes podía pensar en
alguna respuesta.
Sharon sugirió que A scendiéramos; no podíamos pensar en nada
más lógico y aceptamos.
E sta vez fue callado y pacifico para mi, un placentero contraste de
experiencia normal. D espués de la intensidad de mis visiones de los últimos
dos días.
~~~
D espués de una hora más o menos, S haron se disculpó a sí misma,
diciendo que necesitaba retirarse un poco por cuestiones personales;
dijimos que miraríamos para el otro lado.
¿Q ué es lo que tu crees E dg? le pregunté a él calladamente. C omo
ella se hiba alejando. ¿Q ué está pasando aquí?¿Q ué es este bizarro
día?¿C rees que B oanerge realmente se le apareció a ella?
N o se. N unca la había visto tan ensimismada. E lla me parece que
está presente. L a vivacidad chispeante de su voz parece completamente
apagado, como perdido.
N o me gusta esto para nada. ¿Q ué es con ella, después de todo?
N o tengo ni la menor idea. ¿Q uizás esta tan absorta en si misma por
su visión? A unque, ahora que lo pienso, he visto esa mirada antes ella me
recuerda a S wenson cuando dejó Patmos.
Q uié -- empecé, pero mis palabra murieron en mi garganta, cuando
escuchamos un grito de Sharon.
Brincando como si fuéramos uno, corrimos tras ella.
H abía un angosto hueco en el glaciar. S e había cubierto con una
fina capa de hielo: S haron no la pudo ver; C uando ella se paró sobre la
capa de hielo, se había roto y ella cayó. E lla estaba atrapada en un pretil
como a un tercio del camino abajo. E l ángulo que su pierna tenía me hizo
pensar que estuviera rota, pero no pensé que ella había caído
suficientemente profundo para matarse.
C omo estas percepciones fluyeron por mi, sentí una ola de rabia por
B oanerge. ¿Por qué nos dijo que subiéramos hoy aquí? S eguro que él
había previsto que esto iba a pasar. ¿Por qué nos estaba haciendo esto?
Nosotros llamamos a Sharon pero ella ni se movió, ni contestó.
¿Podemos alcanzarla? Pregunté a E dg dudosamente.
S eguro. E l hueco es más angosto por allá, ¿ves? Podemos escalar
hacia abajo con suficiente facilidad. S ubirla otra vez iba a ser difícil. ¿M e
pregunto que tan fuerte es ese pretil? Q uizás no nos aguante a los tres.
M ejor déjame ir solo.
N o, yo voy. S i algo sale mal tu vas por los otros en busca de ayuda,
¿O kay?
Y o debería hacerlo, el insistió. E stoy en mejor condición que tu.
E so era sin duda la verdad, pero de ninguna manera yo me iba a quedar
como espectador cuando la vida de Sharon estaba en juego.
N o importa. N o es una bajada difícil. S erá muy fácil. N ada
comparado a colgar machimbre en un inclinado techo. M ira, ya me fui.
Caminaba a lo largo de la orilla del hueco.
E dg empezó a protestar otra vez, pero justo entonces S haron se
movió; quejándose, miró alrededor y dijo O h, que.
Y a casi estoy aquí, le dije como empezaba mi descenso. B ajar era
mas fácil de lo que había pensado, pero el pretil era mas angosto de lo que
parecía más arriba y parecía extremadamente frágil.
S haron, dije. E sto parece bastante delicado. ¿T e puedes
deslizar hacia mi? Y o no sé si esto nos aguantará a los dos.
N o sé. T rataré. C reo que me rompí una pierna, pero aparte de eso,
estoy bien. E lla se empezó a arrastrar en el hielo hacia mi, despacio, con
cuidado, dolorosamente.
Estaba apretadamente metido en la parte más angosta de la cavidad,
pero sabía que podría fácilmente halarla una vez que ella me alcanzara.
E ra agonizante, observarla arrastrarse hacia mi, pero no había nada
que hacer sino esperar.
E l último tramo del pretil era el más angosto y el más peligroso
era
solo medio arco sobre la negra profundidad abajo. S haron muy brava
empezó a arrastrarse sobre él, entonces se dio cuenta que tan delgado era
y se detuvo por temor.
Y o yo no sé si pueda hacer esto, mi amor, ella suspiró.
E dg nos llamó desde arriba, ¿por qué no se retiran hacia la parte
mas ancha? Yo bajaré al valle y regresaré con una soga y los otros.
¡eso tardará más o menos como cuatro horas! ella replicó. M e
están dando escalofríos: está muy frío. C reo que estaré bien. S olo dame
un momento. S olían aterrarme las alturas, ¿sabes? C uando era yo niña mi
Papá me hizo algo horrible
el me hizo subir por una escalera de madera,
entonces dijo, salta S haron. N o te preocupes, yo te recibo. Y así lo hice.
E l se quitó en el último instante, y me dejó caer sobre el piso. E ntonces el
dijo, eso es para que te enseñes a no confiar en nadie. M e tomó un largo
tiempo sanar eso. E s difícil de mantener la fe, ¿sabes?
S haron, dije, tratando de sonar calmado, aquí, me puedo acercar
un poco más. E l pretil se hace más ancho otra vez de este lado. ¿V es? Y a
casi te alcanzo. S olo medio metro mas y estarás conmigo, ¿V es? E stiré mi
mano hacia ella. E stábamos muy cerca. C asi tocándonos. A lcánzame,
cariño. E stoy aquí. Y a casi te tengo. T e abrazaré.
O h D ios, ella suspiró. O h D ios. E lla empezó muy despacio a
arrastrarse hacia mi otra vez, mas y mas cerca
me quité mi guante; nuestros
dedos se estaban tocando; me estiré hacia delante para tomar su mano...
D e pronto la visión de Para se intensificó y empezó una vez más a
eclipsar este mundo. ¡N o ahora! grité. ¡N o ahora! Pero no había forma
de detener el poder que me halaba hacia adentro. L a cavidad y S haron
flotaron hacia atrás en mi mente.
C omo el mundo se desvanecía completamente, yo vi el hielo del pretil
romperse debajo de ella, la vi cayendo, -- ¿la tenía? L uchaba para aferrarme
a ella y al mundo.
¿estaba cayendo yo también? Ya no sabía, ya no podía ver nada de la
T ierra. E scuché a S haron gritando, ¡S iempre te amaré, siempre creeré
en ti!
¿Estábamos cayendo?¿Dijo ella eso?¿o era solo visión-recuerdo?
14. V IS IO N E S E N E T E RN ID A D
Ya que todos somos hombre en la eternidad,
Ríos, montañas, ciudades, poblados,
Todo es humano,
Y cuando entras dentro de sus senos
Tu caminas en los cielos y las tierras,
Como en tu propio seno
Tu tienes tu cielo y tu tierra
Y todo tu observa;
Así como aparece afuera, es adentro,
En tu imaginación,
en el que este mundo de mortalidad
es sino una sombra
-- Blake
L os S iete aros del arco iris bailaban ante G ana, pero ahora los tres
inferiores ardían con perfecta claridad. ¿N o siempre lo habían hecho? E l
no se podía acordar. ¿C uánto tiempo el había estado flotando aquí
observándolos? E l tampoco podía recordar eso. D e pronto el aro
esmeralda, el cuarto de los siete, se expandió alrededor de él. Por un
instante sin tiempo el estaba confuso como una emoción infinitamente
reverdeciente se posesionó de él en luz y sonido. E n otro momento, la luz
se dividió y se multiplicó...
~~~
E l S hara regresó a si mismo en un cuerpo caminando afuera del
domo de las esferas de Para. A lmira estaba a su lado. S us pensamientos
cantando éxtasis pasivo a través de su corazón, ¡M i S eñor!¡T us primeras
tres tareas han terminado! E l perdón completo la V ictoria. ¡L os primeros
tres de tus enemigos creados por tu mente ya no existen!
Parados ahora ante tres de los S iete enormes abetos llorones junto
al lago estaban las estatuas. L a primera era de V asuki, vestido en traje
escarlata. C omo G ana se le quedó viendo, la primera perfección clarificó
en su mente. C on un rugido de triunfo, el gritó ¡V uelve a la vida!
Instantáneamente,
las costas del lago estaban llenas con cada
especie de animal, cada uno de los de K anaan-dora, M artanda y E mura,
como también todos aquellos que algún día el imaginó. El aire arriba estaba
lleno con opalescentes pájaros y mariposas, lleno tan completamente que
no quedaba ni el más remoto tinte de azul arriba. E l lago rebozando con
peces de todas las variedades; en todas partes de los cercanos campos,
bosques, aguas y cielos estaban vivos con el movimiento y el color de los
nuevos residentes recién llegados del mundo de Almira.
Simultáneamente ellos gritaban con sus variadas voces de jubilo y
maravilla en vida. E l sonido era como de un trueno; de su extremadamente
influencia vino su significado, ¡nosotros regresamos!
L as bestias le hicieron reverencia en sus diferentes formas; los
pájaros caían en picada para él durante el vuelo; los peces saltaban para él
en el agua; entonces todos se movían felizmente y se retiraban,
expandiéndose por los bosques y aguas, lleno el nuevo mundo.
B ien hecho, comentó A lmira. S abía que descubrirías el regalo de
V asuki a su tiempo. Poder creativo le sigue rápidamente en las olas de la
esfera de la libertad del miedo de la muerte.
E lla lo llevo a la segunda estatua. E ra de M ordom, usando su traje
azafrán. C uando G ana lo miró; sus ojos se llenaron de lágrimas. ¿Por qué?
El pensó. ¿por qué el me dejó?
A lmira se rió suavemente y acarició con las manos la piedra; la
estatua se derritió a la vida. El Rajanya se paró allí radiándoles.
¡M aitreya! S e atragantó G ana con gozo, abrazándolo.
A sí yo estuve allí, rió M ordom, ampliamente. F avorecido con él. E l
pausó mientras el Shara integraba sus recuerdos.
¿Q ué me está pasando, M aitreya? preguntó G ana, por el
momento en el que se convirtió otra vez en el joven S hara M arte. ¿Por qué
me abandonaste en V ashti? Z ared fue un infierno como el que yo nunca
creí posible soñar. T e necesite. D esesperadamente.
M ordom se carcajeó con la rica y profunda risa que el había pensado
había terminado. Por toda la eternidad y contestó, ¡N o hay M uerte,
Marte! Es todo una ilusión, un sueño traicionero de tiempo y espacio.
¡Por qué parece tan real!
E l Rajanya rió otra vez y contestó, T u estas expresando tus
personalidades escondidas adentro, S hara. C omo G ana tu reprimiste
muchos aspectos de ti mismo que juzgaste no merecedor. T u lado
impractico de N aisan por ejemplo
un suave amante del mundo, pero de
ninguna ayuda a otros seres humanos. T u lado de M arte, por ejemplo,
indulgente en placeres sensuales. ¡T ales arranques emocionales!¡T anta
fuerza, para nada!
E l problema con tu represión era que tu también perdiste los
brillantes regalos atrapados adentro de aquellos aspecto de ti. E sto es
porque tuviste que recrearlos, para que tu puedas recapitular esa energía la
cual tu enterraste profundamente en tu conciencia.
¿Q uiere decir que las vidas que viví después de G ana simplemente
fueron para aprender amarme a mi mismo? Preguntó el S hara.
¡E xacto! y las recreaciones han sido numerosas. M ientras mas
extremas, mejor, ya que tu puedes mas fácilmente verlas y amaestrarlas. E l
limite mas lejano de tu energía reprimida creo al Rakshasa B ala y al S hara
F irad, como tus dos mas recientes ejemplos.
¿Y o cree a Firad?¿Y, B ala? Preguntó M arte incrédulo.
Por supuesto, rió M aitreya. ¿Q uién más lo puedo haber hecho?
Mira en tu corazón. ¿N o lo ves allí?
¡Pero B ala!¡E l era inexpresablemente maldad!¡U n Rakshasa,
M aitreya! G ana no quería aceptar este tipo de responsabilidad.
¡T odo el mundo lo hace, S hara! T oda la gente en todas partes
reprime las partes mas grandes de si mismos. Pero lo que se empuja aquí,
sale por allá
la vida se recrea rápidamente en si misma, y la negación nunca
es posible en el U niverso. L os mundos-sueño de todos, esta poblada con
sub-personalidades reprimidas...y casi nada mas, el agregó con una
profunda carcajada.
E l Rajanya de dio un pequeño frasco, lleno con un brillante,
iridiscente fluido y dijo, toma esto, M arte, bebe. E sto es conocido como
S oma; es una forma simbólica de mi perfección. A vivada ahora por tu
mente evolutiva. T u entenderás mejor, cómo tu has poblado tu U niverso
más tarde. Unas pocas experiencias más son inevitables. Hasta pronto por
ahora.
C omo G ana probó el líquido, el Rajanya se transformó devuelta en
la estatua. E l cuerpo del S hara empezó a brillar con una tenue luz azafrán,
pero nada más pasó.
M aestría del cuerpo es un proceso gradual, comentó A lmira
amablemente. N o hay necesidad de sentirse decepcionado. T u
entenderás totalmente cada uno de tus S iete dones. S olo cuando todas
tus Tareas estén llenas y satisfechas.
¡M e gustaría saber ahora lo que M aitreya, me ha dado! exclamó
Gana, frustrado a pesar de sus placenteras palabras.
O h, tu apreciación de la A utoridad del S egundo de los S iete
vendrá suficientemente pronto. N o tomará mucho antes de que empieces a
percibir y comunicar con los seres sutiles trabajando por ti y a lo largo de la
creación, los C elestiales y E lementales. Pero primero déjame presentarte
a otro de los Siete.
La tercera estatua era Joab, usando ropaje dorado.
¡J oab! M e hubiera dado cuenta que el era uno de los S iete. ¡Podría
ser, por eso, que el está aquí conmigo!
la voz de G uardián de la Promesa resonó por detrás de él. ¿N o
estoy yo contigo N aisan, ahora y siempre?
D ándose media vuelta, G ana lo miró, pero a un J oab que él nunca
conoció en T ala: L a luz radiando desde el era casi insoportable, brillante y
dorada; en su cabeza había una corona de refulgente fuego; no había signo
de envejecimiento en él o acerca de él.
¡J oab!¡T u, el T ercero de los S iete!¡D ebí saberlo! Y todavía, ¿Por
qué estás aquí?¿ya no te importa T ala y mi hija Paz como me prometiste?
Rey S ol, me importan tus herederos y tu pueblo aun: L a autoridad
que se me permite allí no tendría fundamento si no viviera aquí por siempre.
Pero lo que es más: Por qué tu te aventuraste aquí, lo mejor de T ala
también está aquí: todos a los que conociste y amaste allí te han precedido
a ti aquí. ¡N aisan! L a totalidad de T ala esta en Para, transmutado, ¡U na
parte de la C atedral del S ol! A lmira, por la otra; instantáneamente se
paraban ante el N uevo Palacio de Z ephyra en una nueva y perfecta
Ciudad Dorada Sulara.
¡la hora de tu coronación viene otra vez, S hara! E ste es el regalo de
J oab el dorado. C omo el G uardián de la Promesa lo llevaba, G ana
reconoció a D agora y a los otros. Q uienes fueron asesinados en la
batalla, también como todos aquellos que habían muerto desde sus
simultáneos nacimientos en T ala. C omo el los veía, el reconocía que el era
parte de ellos: E l sabía que no había una línea distintiva entre el y
cualquiera de sus súbditos.
M uchos vendrán después, por supuesto, comento el G uardián de
la Promesa. T odo necesitará de tu guía: este mundo de tu creación puede
parecer mucho cuando primero entras. T u debes ayudarlos a todos. Por
las decisiones de tu vieja-edad, este es tu eterno deber como M aestro de
Para.
C omo ellos entraron a N ueva Z ephyra, traducido (como lo era todo
de T ala) dentro de la luz mas pura, un grito salió de los miles en asamblea.
¡V iva M arte! ¡V iva V enus! ¡G loria a J oab! T omado la corona de su
cabello el G uardián de la Promesa la puso sobre G ana, entonces se
arrodilló ante él, el Rey S ol entró en perfecta unión con el: desde ese
momento, el sabía que él era una parte indivisible de Joab, justo como Joab
era una perfecta parte de él mismo.
la gente aludía, ¡V ictoria a G ana, el Ú nico V erdadero A dan de
Para!
~~~
N uevo T ala, estaba en el mundo de G ana y A lmira, pero estaba en
esa parte conocida como la C atedral del S ol: el S ol brillaba allí, como lo
hacía la L una y las E strellas; habían días y estaciones y años. E ra como
esta parte de Para que era medio día en la evolución de mundos: mas
maravilloso por mucho que K anaan-dora o M artanda o la T ierra. N o, tan
prefecto como la parte más grande de su paraíso creado por su mente.
U n día, G ana razonó que esto debiera ser verdadero para los
N uevos T alaneses mismos, y A lmira le contestó, si, ellos un día dejarán la
C atedral del S ol. S olo a través de viajar una sola vez dentro del U niverso
Externo que ellos ganarán permanentemente residencia en nuestro mundo.
¿E ntonces yo también una vez más me ire?
C omo tu ahora haces el papel de la parte del A dan de N ueva T ala,
nuestro mundo será de menos para ti
más como los mundos de tu reciente
pasado. E sto será así hasta que tus S iete mundos estén satisfechos.
E sta fue su única respuesta, todavía no lo perturbó a él: su vida era plena,
guiando a sus muchos súbditos. Había poco tiempo para la duda.
~~~
A lmira dijo pensativamente, ¿por qué todavía yo no he descubierto
nada del regalo de M aitreya para mí? Y a había pasado un año desde que
el Rajanya me había dado su beneficio. El Adan todavía no experimentaba
nada de su poder y no entendía nada de la intención de su uso. E l aun
podía sentir el iridiscente liquido de S oma que M ordom le había dado a
beber, vibrantemente viajando a través de sus venas; pero aún después de
un año, el no había encontrado aplicación para ello.
E s el momento mi S eñor, los pensamientos de ella fluyeron a través
de su mente. V en conmigo; te mostraré lo que les pasa a aquellos quienes
vencen las ilusiones creadas por la mente de su segundo aro.
S in ninguna transición, el A dan y la A daran, estaban caminando
juntos a través del inigualable bosque de cedros que él primeo había
descubierto en Para. L os animales y las aves vagaban libremente en todas
partes también aunque no hubieran todavía entrado aquí. ¿E ra alguna otra
fuerza manteniendo este único bosque aislado aun de la más benéfica
forma de entropía?
E llos caminaban, aparentemente sin dirección alguna, por un muy
largo tiempo, disfrutando la naturaleza de la catedral de este vasto y
silencioso bosque, G ana se preguntaba otra vez lo que era el regalo de
M aitreya; de una vez A lmira le mostró a él una banca de mármol para que
se sentara, hornada y esculpida con ángeles, puesta en el hueco de un
árbol particularmente enorme, los adentros del árbol eran tan amplios que
contenían un pequeño jardín con dragones-tronantes escarlata, lupinas
doradas y un pasto profundamente esmeralda. A lmira se arrodilló junto a
él, observándolo intencionadamente.
G ana le sonrió, entonces empezó a mirar alrededor del pequeño
jardín. ¿Q ué era la perfección de M ordom? A lmira le había dicho que
involucraba a diferentes niveles de la creación. ¿qué significaba eso?¿Cómo
podría el imaginar eso, lo cual el no podía concebir? E mbutido en
pensamientos, el A dan estiró su brazo hacia fuera para tocar un carmín
dragón-tronador, que parecía particularmente amoroso, mas vivo que los
otros.
L e tomó a G ana varios minutos el darse cuenta que el no veía una
flor sino una figura humanoide, vestida en los colores de su tallo con sus
hojas como brazos. El sabía que no había creado este pequeño ser como el
lo había hecho con los animales de Para; tampoco era una visión nacida de
la intensa concentración como cuando el se había enfocado continuamente
en su recuerdo-sueño de C alantha en V ashti. N o, esta placentera
pequeña criatura había sido invisible un momento antes porque sus
sentidos habían estado demasiado angostamente definidos.
G ana se le quedó viendo en trance hasta que el noto otros
particulares movimientos cercanos a sus pies. M irando alrededor, el vio
que todas las flores también eran humanas. Incluso las hojas del pasto eran
humanoides, con sus brazos levantados hacia arriba de sus innumerables
cabezas, doblándose ahora de esta forma, ahora eso en una suave brisa.
¡C ada planta era humana! C ada una diferente, cada una única, cada
una hermosa. L os cedros de la catedral eran lo mejor de todo: venerable y
sabios, con majestuosas personalices muy despacio maduraban a través de
su largo crecimiento. C on gran placer, el gritó, ¡es demasiado maravilloso!
¡T u ves ahora que todos esta vivo! E n el sentido mas personal de la
palabra. T odos y cada uno de los granos de arena tienen una existencia
única, una realidad individual el la luz del Uno.
H ay mas, ella rió como ella tomo su mano y lo guió a través del
bosque. A l principio estaba en tal trance por la apariencia humana de cada
objeto
cada flor, cada árbol, cada piedra
como estar inconsciente de
todo lo demás. S i esto es la totalidad del regalo de M aitreya, es
verdaderamente
maravilloso, pero
el
pensó, una
pequeña
cara
observándolo a él desde atrás de una gran piedra, y se dio cuenta que el
estaba mirando no a una planta
era pequeñita, un ser independiente. L a
única palabra que vino a la mente fue, F ei como ella se volvió y se fue
volando, temerosa de ser vista, la visión de G ana se expandió, el vió a los
otros: pequeños aluxes y pixies y duendes y mas grandes nalads y aryas y
gnomos y dwarfs, observándolos a ellos por detrás de las hojas, tallos y
troncos e árboles, jugando en el bosque alrededor de sus pies.
U na llovizna dorada de luz pasó por encima; cada gota era humana.
U n suave viento sopló; la brisa estaba viva, un espíritu del viento
gentil
ahora pero capaz de una vasta fuerza. E n el arrollo, espraits y ninfas de
agua bailaban sobre las olas y nadaban y jugueteaban en el agua. Por
pensamiento, A lmira creó un fuego; S alamandras, seres de fuego,
mantenían la existencia de cada flama, gozosamente jugando con la luz.
T odas las leyes naturales mantenían la integridad del S ueño de
N arain y tienen contrapartes humanoides. A un si nunca vistas, ellas
siempre han existido. Y siempre existirán. A un si la habilidad de conocerlas
quizás un día se pierda.
¡N o digas eso! él lloró como un elfo bebé se mecía en su pequeño
dedo. ¡E n vez, dime que yo siempre conoceré estas placenteras criaturas
siempre!
E n este mundo de nuestra creación, tu siempre. Y en mas grandes
que estos, amado, ya que estos son los elementales, los cuales tienes menor
inteligencia que el ser humano promedio. Pero hay existencia también de
celestiales, más evolucionados también que la mayoría de los descendientes
de los seres humanos . ¡Mira a tus Montañas Guardianas ahora!
E n cada pico aparecía una radiante cara humanoide, esparciendo su
energía hacia fuera. Por encima de todos estaba el gobernador de la
totalidad de la cadena de montañas. E lla era mucho más majestuosa que
ninguna de las otras, destellando extraordinaria sabiduría y luz
sobrenatural a toda la creación.
C asi sobrecargado por su nueva visión el A dan gritó, ¡H ay tantos
niveles!¡Y conocimiento y poder se incrementa en cada uno!¿H ay algún
final?
A lmira pausó por un largo momento antes de que su pensamiento
llegara, total entendimiento de esto vendrá más tarde, después de que tus
S iete T areas estén satisfechas. Pero durante ese momento de silencio,
todas las cosas, el mudo en su totalidad
todas las plantas, animales,
elementales, celestiales -- se derriten dentro de la pura luz del U no. A lmira
solo se quedó pero transfigurada: la totalidad de Para, de hecho, la
totalidad del Universo apareció dentro de sus suaves y radiantes ojos.
~~~
Por mucho tiempo ellos caminaron en trance, sumergidos en la belleza
y felicidad de los elementales y celestiales.
Gana le preguntó a ella finalmente, ¿Por qué no los puedo
escuchar?
¿T u no puedes? ella preguntó sorprendida, entonces tocó sus
orejas, de una vez el fue inundado por una multitud de voces pequeñitas,
partiendo desde la delicada campanita de flores F ei bebes, hasta los
fuertes y resonantes tamboreos de los enorme Gnomos árbol.
Pronto tu tomarás maestría de sus lenguajes y aprenderás mucho de
ellos. L os pensamientos de ella eran muy alegres, pero el reconoció la duda
paseándose en sus ojos y se quedó inquisitivo silenciosamente.
El gozo de su nueva percepción, desapareció todo temperamento de
duda. D e pronto ellos llegaron a un pasaje de árboles flama, bailando en
rápidos ritmos de los ciclos de las estaciones, similar a la arboleda de vainas
de maple en el corazón de los huertos. S u juego parecía más extáticos que
esos de las vainas de maple: con cada cambio, desde la primavera al verano
al otoño al invierno, un nuevo grupo de elementales, venían y bajaban y
levantaban una cortina de luz de tonos multicolor. N ingún árbol florecían
antes de que los duendes primaverales llamaban a que se mueva la savia;
ninguno hasta que los espíritus del otoño bailaran para honrar la caída de
las hojas.
G ana descubrió que el ahora podía ver más edificaciones: templos,
enormes salones de juntas cubriendo leguas, pequeños hogares de los
elementales y sus familias. U na estructura alta sobre una distante montaña
era más brillante que ninguna otra; A lmira contestó su no hablado deseo,
nosotros podemos si tu quieres. ¡Pero debes prometer tener C uidado!
E xactamente allí donde está tu desesperación en producir un efecto
fuerte te llevó a tu perdición.
E l edificio era esférico, no muy grande, todavía pulsando con una
diferente y mas llena energía. N o habían entradas; A lmira explicó, E stos
cuerpos no son suficientes. E lla lo tocó a él; el se convirtió en una esfera
dorada, sutilmente marcada con carmín. E lla se transformó en una neblina
de plata, un poco azul celeste. Ellos flotaron a través de la pared.
E llos fueron inmediatamente cubiertos por música, cada melodía no
familiar pero placentera, viniendo de todos los lados. D e arriba y de abajo.
H abían innumerables hilos de canciones, cada una completa y
autosuficiente, todavía perfectamente armónico:
C ada movimiento
individual producía una parte necesaria de completa eufonía.
Habían solistas, coros, orquestas, bailarines
la mayoría humanoide,
pero transparente e increíblemente radiante. A lgunos tenían cuatro
brazos, otros, más; algunos tenían dos cabezas, otros más; algunos solo
eran una forma geométrica, como si ellos se hubieran cansado de mantener
un complejo cuerpo, o también lo habían encontrado innecesario o sin
sentido. A lgunos eran completamente sin forma, vapores brillantes de luz,
pulsando con ritmo y sonido. N o había fin para estos músicos en ninguna
dirección: L a pared se había desvanecido, o quizás ellas no tenían
superficie interna, quizás el edificio había sido solo la puerta dentro de un
campo realmente mas elevado en dimensión. ¿E ste lugar se extendía para
siempre?
L os pensamientos de A lmira brillaron suavemente en el, una parte
integral del mosaico de sonido: S i, una vez tu intentaste encontrar el límite
de esto, el A nfiteatro de M úsica del G ran Padre. T u viajaste con la
velocidad infinita de tu mente para descubrir tu verdadero final. D espués
de siglos de recorrer a través de recorrer a través de esta región sin fin,
reconociste tu fracaso y regresaste, rabioso por tu derrota. A sí tu orgullo
te inspiró a negarte a hacer reverencia al G ran Padre en ese día de tu
destino, causando tu caída desde su maldición. ¡N o hay ningún final en
ninguna dirección! Para irnos; debemos alterar nuestro nivel del S er: este
anfiteatro de música existen todas partes siempre.
C ada cantante, bailarín, músico resuena sobre los niveles más sutiles
de la creación relativa. Por lo tanto cada sonido, cada movimiento se
manifiesta en los niveles mas burdos de la realidad
comúnmente
percibidos como estrellas, planetas, Universos, cuerpos, leyes naturales.
T odos aquí perciben la ideal percepción del U no
el perfección se
parte individual de ya perfecto total. C omo resultado de esto es la fuerza
de la evolución en los mundos relativos.
C uando los muy jóvenes descansa, como ellos lo deben hacer al
principio, sus creaciones materiales se disuelven. C uando ellos despiertan,
sus universos son otra vez creados. Aunque tu ya no te acuerdes, nosotros
dos quienes creamos Para, somos viejos. Por lo tanto nosotros raramente
dormimos. T u larga ausencia ha sido tu única reciente oportunidad de
hacerlo. T u estas re-despertando ahora; nuestro mundo re-empieza.
Q uizá tu y yo nunca otra vez necesitaremos retirarnos; ¡Para, permanecerá
in corrompida para siempre! H ay tales seres desarrollados, tales regiones
eternas. N arain y su océano son un ejemplo; el G ran Padre y su
Anfiteatro de Música es otra.
¿L os puedo conocer?
¡N o! T odavía no.
T odavía no estas listo. Primero tu debes
completar tus S iete tareas...V en, una experiencia más antes de regresar a
Nueva Sulara.
E l A nfiteatro de M úsica del G ran Padre se desvaneció como sus
cuerpos se transformaron; ellos estaban de nuevo en el D omo de las
E sferas. L a nueva visión de G ana también funcionaba aquí: C ada una de
las S iete Regiones de L uz era humana, como lo era el U niverso mismo.
C ada G alaxia tenía una forma humana; cada S ol era un individuo distinto.
L a T ierra era una D ébil M ujer; C ada continente estaba vivo con
humanidad. A lmira le dijo que mirara más de cerca; su cuerpo en la silla se
abrió alrededor de él, cada órgano era humano, como lo era cada célula. En
el nivel más sutil, S iete aros arco iris aparecieron. L os tres inferiores
estaban claros, revelando su humanidad: V asuki, M ordom y J oab. L os
cuatro superiores aun giraban a gran velocidad, fieramente soles de color;
no eran aparentes sus formas humanas, se escondían dentro de ellos.
G ana se preguntaba porque A lmira lo había traído aquí; en
respuesta a su pensamiento, el vió que cada uno de los S iete estaba
conectado por un hilo dorado. M uy despacio el hilo se agrandó, revelando
otra forma. A l principio aparecía como un C etro de L uz con dos
serpientes, una blanca, una negra, cruzándose alrededor de el hacia arriba;
formaba el C aduceos, el símbolo tradicional de las artes de curación en
cada civilización.
D os manos aparecieron sobre el C etro: L a derecha, tenía a la
serpiente blanca S esha, la Izquierda, tenía al V idyadhara H eramann. E n
una dirección hacia delante en el tiempo, aun el C etro de transformó,
empezando a ser finalmente una forma humana. E ra humana, era femenina,
era Almira.
S i, ella dijo desde atrás de él, soy yo. Y o te doy esto, Y o te lo
doy todo.
¡O bserva aquí nuestro compartido peligro! E stos aros fieramente
girando son los Siete Centros de la Vida en Ti. Estos Siete Centros te
dan la experiencia del U no, ellos te dan la experiencia de todas las cosas.
C uando ellos funcionan como debieran, yo paso infinita energía a través
del hilo dorado; por lo tanto tu experimentas nuestro mundo-mente-creado
y los más elevados y expandidos niveles de tu Ser.
¡Pero los S iete deben de estar Q uietos y C laros! E llos giran y son
multicolor porque tu has permitido que limitaciones existan en tu mente.
E stos falsos juicios y creencias, aceptados por ti desde hace mucho
tiempo en el pasado, han ganado suficiente fuerza para tomar formas
externas: ¡T u has creado enemigos a lo largo del E spacio-Tiempo!
C onstantemente se ellos te buscan para destruirte, porque entonces ellos
podrían tener verdadera existencia. ¡A tus costillas! E llos son aspectos de
ti mismo, no son otra cosa que proyecciones de tus Siete Centros, pero ya
cada uno ha ganado suficiente poder para esclavizarte.
S i, cualquiera de estas S iete proyecciones aprende suficiente de la
ciencia sutil de los G uardián de la Promesa, ellos podrían forzar su entrada
dentro del hilo dorado. N osotros una vez más seríamos violentamente
separados; y nunca más tu podrías ganar mi presencia. Y si el hilo dorado o
cualquiera de los aros de allí en adelante se dañaran, ¡T u te volverías
loco!¡A un la muerte no te liberaría entonces!¿Q ué tan lejos puedes ser
botado?¿Podría el jardín de N arain, nuestro M undo, nuestro U niverso,
sobrevivir la subsecuente ruina de tu caída? N osotros temeos solo un
camino, el cual hemos estado siguiendo desde ese lejano día de la maldición
del G ran Padre: T u debes reaprender el correcto uso de cada centro.
C ada una de tus falsas limitaciones de tu mente omnipotente y omnisciente
debe de ser transformada dentro de su verdad, su estatus sin limites. S olo
entonces, cuando hayas terminado cada una de estas S iete T areas, seré
capaz de pasar energía infinita a través del hilo dorado eternamente;
nosotros estaremos unidos para siempre en Para.
¿T u ves como los tres inferiores están quietos y claros, radiantes
como joyas perfectas? E sto significa que tu has tomado maestría de tus
primeras tres tareas; solo las últimas cuatro aún quedan. ¡T u progresas
bien!
C omo los pensamientos de A lmira fluyeron a través de él, la cabaña
alrededor de su cuerpo vivo-muerto, empezó rápidamente a cambiar. L as
invaluables gemas K aysta y S tarbha desaparecieron desde alrededor de
su cuello; en su mano derecha se materializó una estatua de una serpiente
blanca, modelada por la serpiente S esha; en su mano izquierda apareció
una perfecta representación de A iravata en la forma de un L agarto N egro
y un trono de O ro Pulido fue puesto debajo de su durmiente cuerpo.
C omo el veía en trance a los S iete aros, la cabaña en E mura fue
destruida, el Templo de Kanaan-dora fue construido alrededor de él.
D e estos varios cambios, G ana vió solamente que los primeros T res
A ros, ahora ardían perfectamente claros. ¿S i él hubiera visto, si él le
hubiera permitido a si mismo, el saber, pudiera su futuro haber cambiado?
S eguro que él no hubiera dejado a sus diez mil sin sazonada guía: S u hijo
K artika, aunque un brillante joven, era un inmaduro en el conocimiento
cuando el veneno llamó el aliento de su Padre. D uro fue de hecho para él
presenciar las sutiles perversiones de su primo, Irnga esclavizado por Valin.
Pero G ana no vió, no supo que el tiempo se movía muy extrañamente
en esta única entre fase de su mundo-mente-creado y el material del
U niverso. E l no entendía la totalidad extensión de sus decisiones
momento-a-momento; por lo tanto el permitía su cuerpo Inmortal dormir
mientras todos los que él amaba vivían el curso natural de sus existencias,
envejecían y morían.
¡S hara, S hara!¡T u largo e in interrumpido sueño causado por el
veneno de Irnga!
¿C alantha se hubiese separado de E mura si tu hubieras vivido? N o
todos los torcidos fueron destruidos cuando los S iete quemaron K anaandora, ¡T ampoco fueron todos asesinados en las guerras Rakshasa con
V alin en M artanda! A lmira, sabiendo perfectamente bien lo que su A dan
vió y aun todavía no veía, sonrió adentro como ella movía su mente para
tocarlo a él, tu estás cansado, mi S eñor. V en, regresemos a N ueva tala.
T u tendrás tanto tiempo como necesites para estudiar tus nuevas
habilidades.
~~~
¿M irabel, por qué A lmira le permite a G ana permanecer a oscuras
acerca de su verdadero destino?¿Por qué ella captura unos pocos
momentos de su vida y los expande? M alinda miró a su hermana con
curiosidad desde el manto que estaban tejiendo. E ste hilo era bastante
inusual, único en su experiencia.
U n cuerpo fue escogido para satisfacer la necesidad del U niverso,
M irabel respondió sin quitar la vista de su trabajo. U na mente debe
expandirse completamente, un espíritu fue marcado. Para portar el destino
de todos los mundos.
¿N o es esta la verdad para todos? Preguntó su hermana M irabeth
curiosamente, deteniendo el rápido fluir de su bastidor. ¿H ay mas que un
solo espíritu? L a existencia del U no implica que no. S olo hay U no; por lo
tanto, solo hay una conciencia en creación. ¿Por qué entonces A lmira robó
a G ana de su casa en E mura?
E l S hara esta empapado con la luz infinita y presencia del U no, mis
hermanas, M irabel respondió, ahora también deteniendo su trabajo.
¿N o son todos? persistió M irabeth.
E l tiene la fuerza del espíritu para manifestar en nuestro U niverso
los S iete que anteceden la C reación.
¡S eguramente que todos lo hacen! exclamó M alinda.
N o, G ana solo puede satisfacer las S iete Imposibles T areas
requeridas para rescatar la totalidad de la humanidad. Pero sí y cuando él
tenga éxito, todos a lo largo del espacio y del tiempo serán capaces de
seguirlo. Alguien tiene que hacerlo primero, tu ves.
S i, ¿pero tendrá éxito él? Preguntaron ambas hermanas al mismo
tiempo.
E so, seguro que no sé. H alen sus madejas, si lo desean. Podemos
brincar hacia delante y observar.
15.
M IN S T RE L D E K A N A A N -DORA
Al final del día
Paz
Amor
Silencio
Pero no a través de la noche
No hasta que el Uno sea maestría
--Rodavi
Sufriendo a través de la noche oscura del alma
Es el destino de todos hasta que la realidad
Sea conocida
--Mordom
No hay expansión sin contracción
No hay ir sin regresar
No hay vida sin muerte
No hay gozo sin dolor
Hasta que el amanecer sea perfeccionado
--Joab
U n día quince años después, el A dan y la A daran caminaban por el
bosque de A lazar y se tropezaron con la laguna donde se habían conocido
en Vieja Tala.
¡M ira, V enus! Q ue amorosa, el agua. M e pregunto si los peces
arco iris aun viven allí, ¿B ailarían de nuevo para mí? G ana se arrodilló ante
la silenciosa laguna y suavemente la tocó. L os peces estaban allí; su baile
era incluso más hermoso que lo que él se acordaba.
Almira lo bañó con luz y amor como sus pensamientos reían en gozo
expansivo, ¡M i S eñor! Por mucho tiempo yo consideraré la maldición del
G ran Padre sin sentido: no conocía razón para su destierro, tu perdida
como Dios. Pero ahora he aprendido que has perdido y ganado a través de
tus varios pesares. E n ningún lugar tu perdiste, tu orgullo ciego que te
inspiró a insultar al G ran Padre de las esferas en ese día de tu destino. Y
en su lugar, la humildad floreció, haciendo de ti el mas amado de los
celestiales y la humanidad. E n esta forma
la S abiduría de Rodavi
demostró: E so que está lleno grita por que se vacíe, eso que está vacío
grita por ser lleno.
G ana le sonrió a ella vagamente. E l estaba pensando, ¿Rodavi.
Quién es Rodavi?
~~~
E sa noche, el A dan y la A daran se sentaron con un grupo alegre en
Z ephyra a festejar: E ra el dieciseisavo aniversario de su coronación. U na
joven M instrel, muy hermosa, con una largo, lánguido cabello cascadeando
sobre su oscura túnica esmeralda, se puso de pie y pidió permiso para
cantar.
Por su puesto, G ana replicó, preguntándose como el se pudo
olvidar de alguien tan amoroso.
E lla empezó en una melodiosa voz llena con compasión. C omo ella
cantaba, el A dan no solo escuchaba su canto sino que veía su canto, tan
maravilloso era su talento.
Diecisiete naves de verde-plata
Doradas proas enfrentaban el vacío oeste;
Olas de espuma de la caverna de su popa
Rompían sobre la corriente negra del agua;
Estructuras de filigrana de intricada altura
A velocidad balanceaban la vida había el final prometido cielo:
¡La Gente Marina de kanaan-dora!
Su hogar para siempre, para siempre perdido
Para siempre perdido por debajo de la ola triunfante.
¡A y!¡Por K anaan-dora la Sagrada!
No mas deben los vagabundos sin hogar caminar tus benditas tierras,
T ampoco escalar al santuario de las montañas de Ishtar,
¡Ni mirar dentro del estanque de Solon!
¡Perdido! Todos, todos están perdidos
Por debajo del Océano Indomado.
Una maldición eterna a esos que se olvidan
¡Quién entonces destruyó nuestra pacifica tierra!
Así cantan los tristes marinos como ellos buscan;
Buscan, aunque el tiempo y el mundo fracasen;
Buscan, a través de este distante empíreo, mas allá del pensamiento
Buscan,
Buscan por nueva tierra, un espacio desconocido
Recordado
Recordado en nebulosos relatos de los años olvidados;
Recordado alrededor del fuego de la mañana.
Recordado mejor por hombres ciegos y ancianas,
Memorias contadas a niños descuidados sin pensamientos;
Memorias que son ahora las únicas vitales esperanzas de los perdidos
marinos,
Buscando,
Buscando la Salvanción en una antigua visión de una nueva tierra
De rica tierra marron y cantantes aguas.
Silenciosamente,
Silenciosamente ellos se paran observando el oeste;
Silenciosamente, esperanzados de que sus sueños aun sean
Y nueva vida florece antes que todo precioso aliento antes se pierda.
Silenciosamente, pero -¡Ninguna señal de libertad!
¡Ninguna señal de esperanza en este mundo sin estrellas de aguas planas!
Solo en antiguo susurro de una más inocente juventud de esto,
Necesarios viajes se toman, siempre toman, para siempre son tomados,
De las caídas, malvadas tierras destruidas, para la nueva,
preparada para apoyar el crecimiento.
¿C uantas veces en hogar?
¿Cuántas veces sin hogar?
Solo el Pilar de Kanaan-dora puede decirnos,
Pero ahora es para siempre, para siempre perdida.
Para siempre, para siempre perdida
Para siempre pedido debajo de la ola triunfante.
~~~
[INSERTAR Minstrel DE KANAAN-DORA]
A nte el último tono sonando que cayó de su lira y sus palabras
finales de melancolía se desvanecía el anfiteatro, el A dan volteó el rostro a
A lmira para preguntarle de lo que había sido de K anaan-dora. Y ella no
estaba allí. ¿C ómo pudo el cautivarse tanto? E l dobló su mente a lo largo
de Nueva Zephyra pero no podía sentirla en ninguna parte. El le preguntó
a D agora (C omo siempre, sentado cerca). ¿a dónde se habrá ido la
A daran?
D agora le sonrió de vuelta a él y preguntó sonriéndole, ¿Q uién?
A lmira, ¿M i Reina S ol?
¿Q uién? D agora preguntó otra vez, esta vez obviamente perplejo.
¡L a D ama V enus, por su puesto!¡A lmira!¿Por qué me vez vacante?¿E stas
bien?
N unca me he sentido mejor, mi S eñor, ¿Pero esta D ama? N unca la
he conocido. ¿E s ella una celestial del aire-fuego que aún no me
presentas? los ojos de D agora solo revelaban sinceridad; el A dan se
sentó, atónito.
L os rostros de sus más queridos amigos no revelaban ni la mas leve
comprensión de las palabras Almira, Venus, Adaran, Reina Sol.
D éjenme. T odos ustedes. D ebo pensar. ¡A ldis! E ncuentra a
Joab; requiero de su presencia aquí.
¿Q ué pasa? U n momento, A lmira y yo compartimos perfecta paz,
A mor Infinito; el siguiente instante, ¡A un su memoria es borrada de mis
súbditos!¿C ómo puede ser esto? E l mandó sus ojos a través de la
totalidad de N ueva T ala, entonces en expansiva ansiedad a través de la
totalidad de Para; ella no estaba en ningún lado.
C omo el A dan así buscaba cada lugar que ellos habían compartido
en gozo, J oab entró, haciendo reverencia. ¿Por qué me mandaste llamar,
Naisan? Yo soy difícilmente diferente a ti: T odo lo que yo soy tu eres.
¡Padre!¡T u para siempre eres mi superior en S abiduría! T u
ciertamente eres mas que yo, ¿a dónde mas puedo ir en la duda? J oab,
amado G uardián de la Promesa ¿dónde esta mi A lmira? el lo miró con la
inocencia de un niño.
¿Q uién, mi S eñor? J oab preguntó con una mirada en blanco, como
si Gana hubiera nombrado a una perfecta extraña.
¡L a D ama V enus, por supuesto! ¡Q ue! ¿T odos se han vuelto
totalmente locos? ¿Q uien es G ana sin A lmira?¿Puede el S ol existir sin su
Luz?¿Puede la mente experimentar sin sus sentidos?¿Q ué no tengo una
A daran?
N aisan -¡N o! E l gritó en rabia, golpeando la mesa tan violentamente que
volaron fragmentos. E l se cubrió el rostro con sus temblorosas manos y
continuó, N o. L o siento, veo que ella ya no esta mas en ti. ¡Perdóname,
Padre! E sta noche
yo no lo estoy inventando. D éjame explicar. E l le
dijo al G uardián de la Promesa de su vida como la recordaba. C uando
mencionó la canción, en un impulso el envió a buscar a la Minstrel.
J oab respondió muy despacio, como si con un gran esfuerzo.
E ventos de mi memoria son...similares. Pero no tengo conocimiento de tu
A lmira, aparte de la forma de funcionar natural de la vida dentro de ti. Y o
percibo la verdad en ti: veo que tu crees en tus recuerdo. Pero temo que no
sé como ayudarte, otro que por obvia sugestión esto quizás esté
relacionado con tu C uarta T area. L os caminos del corazón son
excesivamente sutiles; el G uardián de la Promesa esmeralda es conocido
en usar métodos bizarros para satisfacer sus fines. Pero lo V aga pudo
darte a entender a través de borrar un ser sobrenatural de tu U niverso, o a
través -S i. Por supuesto. E sto debe de ser lo que piensas, lo que
cualquiera pensaría. Q ue yo estoy errado; ¡Q ue tengo mi mente llena o
cambiada!¡Muy bien!¡A cepto el reto!¡Y a sea que G ana A dan recuerda
falsamente, o toda la creación es un error! U no solo puede tener la
Victoria
no pueden haber dos absolutos, ¡U n autor solo puede imprimir
las palabras de la E ternidad!¡Q ue así sea!¿D ónde empiezo? S upongo
que debo conocer al G uardián de la Promesa E smeralda V aga. ¿C ómo lo
puedo encontrar? N unca él o sus tres superiores se han hecho a si mismos
conocidos a mi. ¿D ónde debo mirar?
O tra vez, no sé. C omo él es más grande que yo, el nunca me informa
de sus destinos. S i alguien puede saber, sería N arain.
¿N arain? ¡S eguro que juegas conmigo!¡L o he buscado hace mucho,
nunca lo he descubierto!¿C ómo puedo encontrar a este uno para que me
diga como buscar a otro, para que me enseñe como descubrir a mi perdido
amor?¡S uena ridículo!
S in embargo ¿Q ué otra maldición tengo? S i ni siquiera tu tienes la
mas leve memoria de ella, ¿Q uién podrá ayudarme? E l chapulin colorado
jajajajajajaja!
¡L as rocas nunca han sentido la caricia de sus suaves pies; el aire susurra
sin la esencia de su dulce aliento! ¿D e que me sirve mi reino, que uso tiene
mi conocimiento y poder?¡E so que era mas preciado fue robado entre dos
palabras sin pensamiento, entre dos latidos de corazón sin importancia!
¿Cómo pude ser tan débil y dejar que mi atención vagará?
¡T u no puedes cuidar tu aliento-vida como tu cuidarían una gema
preciosa, tal como K aystarbha, Rey S ol! U n momento de descuido puede
arruinar una vida, esto es verdad; pero tu error (¡S i tu hiciste uno!) N o es
de esta naturaleza.
¿E ntonces que?¿Puedes decirme?¿Por qué caí en primera
instancia?¿C uál es mi error ahora, cual es mi hecho o pensamiento
equivoco?
L o que ha pasado nuestro U niverso desde el principio del tiempo
no es otra cosa que el conflicto guerreando en ti ahora, mi S eñor M arte.
T u has experimentado, tu has visto, tu has conocido. T odavía no eres
libre. T u dices que has perdido eso que es querido. Y o digo que es
imposible. S in importar la existencia de esta A lmira, tu nunca puedes ser
tocado por las dualidades de la vida si tu te aferras al U no. ¡T u sabes
esto! T odavía tu no lo has realizado suficientemente profundo: tu aun eres
afectado por lo sin sentido.
C omo si comentara en sus palabras, el G uardián de la Promesa
cerró sus ojos; su aliento se detuvo. U na nebulosa nébula salió de su
garganta, gradualmente fundiéndose a través de los colores del espectro
hasta que se convirtió en un hombre fluyendo en vestiduras azul celeste.
¡A tri! E xclamó el A dan con gran sorpresa ¡T u me haces un honor
sin igual, gran sabio! ¿en que te puedo servir? T odo lo mío te lo doy: T odo
mi mundo es tuyo.
Y o no tengo necesidad de eso, M arte; vine a ofrecerte mi consejo.
Vaga el esmeralda no puede engañarme como lo hace con la mayor parte de
tus súbditos. N o se me permite interferir con su proyecto a través de
resolver tu dilema, pero libremente te ofrezco mi conocimiento. H ay dos
métodos para descubrir cualquier objeto perdido, ya sean animado o
inanimados. E l primero es buscar la ayuda de quienes son más sabios. E n
este caso, N arain el G ran Padre, M atri, B rihas, Y o, o V aga. L a segunda
opción es entrar al campo del nunca cambiante U no y allí postrar tu
pregunta.
S i el U no es nunca cambiante, ¿C ómo puedo preguntar algo?¿Y
donde lo puedo encontrar?
C omo el U no no está localizado, S hara, puede encontrársele en
cualquier parte y en cualquier momento. E l método es la simplicidad misma:
Renuncia u olvida todo lo demás. Pero para ti, desde que tu te has
convertido tan devoto a la acción,
te recomiendo el otro camino.
Encuentra tu escondida conexión con Vaga o alguno de los otros. Esta es
mi conclusión.
¿D ónde debo ver? Preguntó G ana con ahínco.
Pero el G uardián de la Promesa ya estaba desapareciendo dentro
de una nébula y flotaba de regreso dentro de J oab. ¡N o dejes que las
apariencias te engañen, M arte! L a verdad usa innumerables rostros;
adentro siempre es el mismo. Por encima de todo lo demás, recuerda esto.
A ldis entró por el pasillo ahora, exclamando, ¡M i S eñor! N adie
como encontrar a la M instrel; de hecho ¡N adie nunca la había visto o
escuchado cantar antes de anoche!
¿Q ué?¡Imposible! G ana dobló su mente otra vez a través de Para,
pero no pudo encontrar rastro de ninguna, ni de la M instrel, ni A lmira.
E sta vez el tocó a muchos de sus súbditos con su conciencia, dejando un
mensaje describiéndolas a ambas. Cuando terminó Aldis se había ido hace
mucho, Joab estaba pacientemente esperando.
E so fue sabio, mi S eñor. M ientras tu estabas ocupado, le pedí a
A ldis que se entrevistara con esos presente anoche, y que redactaran el
canto de la M instrel, y que discutieran cualquier evento extraño que quizás
haya ocurrido. E llos han terminado; A ldis una vez mas se acercó.
A ldis regresó, trayendo un rollo de papel. E l se arrodilló ante
G ana y se lo dio, y comentó, A quí esta el poema que ella cantó, mi S eñor
M arte. T odos estamos de acuerdo con la letra, ¿Pero esa encantadora
melodía que nos movió a todos? D e alguna forma nadie la pudo recordar.
E speramos que esto sea satisfactorio.
E l A dan tomó el rollo y lo miró. E l estaba a punto de darle las
gracias a A ldis y despacharlo, pero las palabras se atoraron en su
garganta, porque esto es lo que se leía:
H amsah.
"Hamsah," susurro de nieve como cae al suelo;
"Hamsah," cae la lluvia como corre pasando, descongelando las tierras;
"Hamsah," ríe el arrollo jugando con ambos bancos del campo esmeralda;
"Hamsah," lloran los bebes en su nido en las lilas cerca de la enredadera
en el Jardín Interno;
"Hamsah," Sueña amorosamente joven Mira como ella duerme
a través de la oscura noche en la recamara del Este;
"Hamsah," ella suspira en el temprano aire de la brillante mañana
mientras ella admira a las distantes montañas blancas
con un medio-entender, medio-negado conocimiento creciendo en su
corazón;
"Hamsah," ella sonríe radiante al romper su ayuno
como ella recuerda su silenciosa comunión con el amanecer
rizando sobre esos distantes picos;
"Hamsah," ella ríe mietras ella corre hacia abajo por el camino empolvado
hacia el Este;
"Hamsah," ella ora mientras yace en su suave lecho de agujas de pino
de un oscuro-silencioso bosque como el sol se pone en la lejanía,
del lejano oeste;
"Hamsah," ella grita como baila con el venado de nariz suave
en el callado momento gris justo antes del amanecer;
"Hamsah," ella corre y remoja sus dorados rizos dentro
de helados riachuelos de los vastos picos como torres por arriba;
"Hamsah," ella ríe cuando rueda en las praderas multicolor
de flores alpinas escondidas en los olvidados valles
de las montañas de la eternidad;
"Hamsah," su vida gozosamente se expande de frente hacia el Uno
que es su origen y meta;
"Hamsah," ella canta del Todo, del Uno, del Ultimo Secreto del
Espacio-Tiempo;
"Hamsah," su eco viene reverberando a nosotros vividores
en la tierra plana quienes no puedes o no permiten seguir;
"Hamsah," Su eco viene y siempre vendrá como una esperanza,
como una señal, como un aviso para completarnos;
"H amsah. H amsah. H amsah. H amsah.
M i Señor. Susurró A ldis; G ana empezó como si el hubiera
despertado de un sueño: ¿C uánto tiempo había estado absorto en el
poema? M i S eñor, nosotros también preguntamos. S i algo fuera de lo
común ocurrió anoche. T odo lo que pudieron recordar fue, ah, tu pregunta
acerca de una Almira. N osotros pensamos que quizás tu nos probabas
nuestros poderes creativos para ver si alguno de nosotros había visualizado
a Mira del canto. A lgunos dijeron que ellos tuvieron éxito: ellos la
describieron
a
ella
como
una
excesivamente
hermosa
S haran
compenetrada, compasiva, sabia. ¿F ue este tu propósito, mi S eñor
M arte?
¿H mm? A h, si. U stedes lo han considerado bien. G racias. G racias
a todos. Ah, te puedes retirar, Aldis...No, ¡Espera! Juntémonos otra vez a
discutir esto: ¿D ónde se le puede encontrar a M ira ahora? esto debe
acaparar la realidad de ella en sus mentes...T ambién, si cualquiera de
ustedes sabe el precedente histórico para este canto.
M ientras A ldis se retiraba, la extrañeza de esta realidad explotó,
¡J oab!¡E sta no fue la canción!¡N o, ni siquiera cercano!¡Q ue terriblemente
bizarro!
¿N o era el canto?¿No era el canto? la frente del G uardián de la
Promesa se arrugó; por un momento el pareció como exactamente como un
bebé de dieciocho meses que la sal era diferente al azúcar. ¿E stas
seguro?¿Entonces que?¿Te acuerdas?
G ana le dijo las palabras exactas del canto: ellas estaban
profundamente impresas en su mente. D ime más de K anaan-dora el
agregó cuando concluyó. ¿Q ué es? D ebe de ser importante en esto.
¿T u me preguntas a mi de K anaan-dora? T u no puedes estar
hablando en serio
seguramente tu
no, te veo... L a preocupación era
demasiado fuerte para esconderla de su rostro. ¿E ra G ana así
predestinado para caer otra vez?¿Y más allá?
J oab se encaminó a la ventana y miró sobre N ueva S ulara como el
continuó, Y o supongo quizás que ayude. E se relato era la mas vieja
historia en E mura cuando yo nací allí. C ontaba del asentamiento del
mundo por un puñado de refugiados de la ruina de K anaan-dora,
aniquilados por el S eñor B rihas, M aestro de los S iete, debido a la
maldad de esta gente. G uiados por el S hara G an
ah, guiados por el
último de los S haras del S eñor E stelar y C onsejo de la G ema Preciosa
de K anaan-dora, diez mil solo completaron el viaje al O este antes de la
perdición final que golpeó a la tierra. L os G uardianes de la Promesa
preservaron los tesoros de K anaan-dora a través de la historia de E mura,
pero la gente común consideraba esa historia un mito. A llí no hay un
segundo continente; la masa de la tierra esta juta toda en el hemisferio
norte. O , eso es, quiero decir era. E ra hasta que V enus ahogó a U rlad
con fuego y --
¡Q ue dijiste! G ana prácticamente le gritó a él.
¿S i, que fue eso? E l más leve de los recuerdos parpadeó en los
ojos de J oab. que extraño. Por un momento, me imaginé a tu A lmira; ella
estaba destruyendo U rlad. Pero ahora el recuerdo apropiado regresa:
Orah dejó regar sus fuegos sobre la corrupta tierra.
¡N o!¡la
otra
es
correcta!¡Por
favor
no!¡N o
la
dejes
desvanecer!¡S eguro que tu te acuerdas de su presencia en T ala!¿N o te
acuerdas del nacimiento de Paz?
E l nacimiento de Paz lo recuerdo bien, A dan. Pero por su puesto
su M adre es tu prima, la hija de F irad, la S haran D aralyn. L os siento,
N aisan, el agregó. V iéndole su rostro.
S i se fue, se fue, el Rey S ol replicó pesadamente. E l se fue
dentro del silencio que dio nacimiento a una nueva idea. ¿Podría ser que el
O céano que los marinos cruzaron sea de una naturaleza diferente?¿Podría
no ser el mismo espacio; sus diecisiete naves de filigrana, naves estelares de
un destruido mundo?
A sí es exactamente como fue, por su puesto... replicó J oab,
viéndolo a él con incremental preocupación.
G ana notó la ansiedad de J oab pero la ignoró en su excitación:
¡E ntonces la historia de K anaan-dora debe ser real! Y eso debe significar
que la sombra de K anaan-dora aun existe. L a M instrel cantó del Pilar de
Kanaan-dora y el estanque de S olon. ¿Q ué son estos?
J oab apaleó de nuevo la ola que se levantaba de duda y contestó
como si el estuviera hablándole a alguien que nunca las había visto, nunca
conocido tan íntimamente como G ana ahora conocía N ueva S ulara. la
leyenda nos cuenta: en las M ontañas S antuario de Ishtar había un
estanque profundo llamado S olon por su creador, el G uardián de la
Promesa-S hara que fundó K anaan-dora. E n el agua se podía observar un
Pilar de M arfil, una proyección del campo que lo conoce todo del U no.
C ualquier pregunta hecha a este Pilar sería contestada. ¿Pero que bien te
hace este conocimiento a ti, si K anaan-dora H amsah estado perdida por
ochenta y dos milenios?
N o sé. Pero debe de existir en alguna parte una solución lógica a
estos difíciles acertijos. ¿N o es que la sombra de K anaan-dora cae en
otras maneras?
¿Por qué?, ¡S i!¡es posible!¡incluso nosotros en N ueva S ulara! H ay
un pequeño edificio, el templo de K anaan-dora, conteniendo algunos
tesoros. ¿Lo conoces?
¡C onocerlo!¡M e casé con V enus allí!¡B ajo tu consejo1
¿D e hecho? T u recuerdo así lo marca significativamente. V amos
allá.
A fuera de la entrada el templo de K anaan-dora, J oab explicó,
E sto fue construido antes de la caída de E mura alrededor de la viva
estatua de
ah, Hmm.
Ishtar la restauró y construyó S ulara a su alrededor cuando T ala
fue fundada. C ontiene los últimos tesoros de K anaan-dora, exceptuando
el C etro de D iamante que los G uardianes de la Promesa siempre han
usado; las G emas gemelas K aysta y S tarbha; el Puente E spiral de Plata,
mantenido por la Raza L unar en C alantha; la espada de los A danai, T u
N uriel; y la C orona de E mura.
A dentro, G ana vió la imagen de si mismo, en el cuerpo vivo-muerto
de su distante pasado, pero lo consideró solo como una estatua. L a miró
brevemente, pero estaba fascinado mas por las dos esculturas puestas en
sus manos.
E n la de la derecha estaba en el mas puro blanco y estaba en la
forma de S esha como una serpiente apretadamente enrollada. G ana
levantó la otra, una representación del V idyadhara H eramann en su forma
de un L agarto N egro. ¡Q ue misteriosos son estos! el exclamó con gran
interés. C omo yo recuerdo, en V ieja T ala, ninguno puede ser separado
de las manos de la estatua. S in embargo ellas están despegadas.
N o, N aisan, ellas están desconectadas allá también, pero son muy
pesadas para moverlas. L a tradición es desafortunadamente silenciosa en
lo que concierne a ellas. T odo lo que sabemos es que ellas vienen de
M artanda. N osotros no sabemos porque los S haras las cargaban. N o
sabemos para que son. Y lo mas importante de todo no sabemos porque
son tan pesadas.
E n la pierna de la estatua había un libro rojo, impreso con la imagen
del G uardián de la Promesa embozada en oro, el estaba sosteniendo el
cetro de D iamante. E l A dan asentó el exuberante L agarto negro y tomó
el Libro.
ese es el Libro de los M isterios de S olon, origen de todas las
profecías concernientes de la vida en acuerdo con la forma de Rodavi. F ue
cuando B arlrin destruyó el original en E mura que M ordom concluyó que
no teníamos de otra y me ordenó secuestrar al hijo de pequeño del A dan,
A haron H anif.
¿Puedes leer esto? preguntó G ana curiosamente hojeando el
libro.
N o, solo Rodavi y los tempranos G uardianes de la Promesa sabían
ese lenguaje. Q ue extraño que está aquí. D ebe de poseer un
extraordinario grado de poder para estar en N ueva T ala después de la
destrucción de E mura.
E sto lo tomaré, dijo G ana, poniéndolo en su túnica. D e eso de lo
que esta aquí, esto solamente esta totalmente perdido al viejo mundo.
C oncluyó que si V enus tuvo algún propósito de ponerlo aquí, debe ser
para mi uso ahora, en Nueva Tala.
¿H ay otros recuerdos de K anaan-dora?
S olo uno, mi S eñor M arte. J oab abrió un cofre de cedro
esculpido con un A rbol de T res Ramas y tomó de allí un objeto de forma
extraña aparentemente formado de oro sólido. E ra del tamaño de la mano
de G ana y vagamente se asemejaba a una semilla. E ste es el único
producto del A rbol del M undo de M artanda, V anaspati. C omo tal, es el
tesoro más importante en T ala. T odavía para que es, es un misterio. S olo
tengo una pista: Ponla enfrente de tu frente.
C omo el A dan lo hizo, un pensamiento entró en él, cuando el tiempo
este llegando a su fin, yo debo brotar en Vashti.
T u ves alguna causa por su existencia mantenida en asombro.
D escubrir esta semilla en las M ontañas G uardianes debo considerarlo mi
mas grande logro; traerla al templo de K anaan-dora fue la tarea mas dura
que he encarado, mas dura que incluso atravesar el Q uemante M ar y
descubrir la fruta Inmortal de C alantha. L a oposición de los Rakshasas
hizo el paso al sur un jugo de niños. Rodavi escribió que la S emilla del
A rbol del M undo tenía que reunificarse con esta serpiente blanca, la
estatua de S esha y la estatua del L agarto N egro de H eramann para que
su visión del futuro fuera satisfecha. E llos son como los tres lados de un
triangulo y ninguno es completo sin los otros dos. Pero nadie entiende
porque. Y yo temo que traer la semilla al templo de K anaan-dora fue una
de mis mas grandes decepciones: L ogró N ada.
V amos a regresar a Z ephyra, J oab. G ana dijo desganado. estoy
agotado por suficientes misterios ahora sin descubrir mas lejos del espaciotiempo. E stas estatuas y esta semilla dorada hacen sentirme viejo. M uy
viejo y muy cansado.
16. LA RUINA DE PARA
Ultimo Antes del Final del Tiempo
Viene la caída del Mundo Brillante de Almira
-- Rodavi
Cuando la caída es inminente,
Gana se olvidará de su pasado.
Cuando Almira sea traicionada,
La destrucción de Tala
Puede medirse en horas
--Mordom
Llegará el día cuando la fuerza
De los Rakshasas crezca tanto
Que ellos atacarán y destruirán Para.
Cuando la caída así venga, la naturaleza humana
A través del Universo
Será debilitada inmediblemente.
Los poderes de los Guardianes de la Promesa
Declinarán; las sutiles habilidades de la humanidad
Se deterioraran para todos.
Los seres humanos promedio serán remojados
Dentro del sufrimiento y la miseria,
Sus vidas estarán tan alejadas del Ideal de Rodavi
Como sea posible concebir
-- Joab
A ldis vino a ellos cuando ellos regresaron a Z ephyra; el hizo este
reporte: M i S eñor M arte, aquí esta nuestra conclusión. S i A lmira existe
en este mundo ella estaría en las M ontañas G uardianes; estas son
paralelas a las M ontañas de la E ternidad A sí fue cantado por la canción
de M ira.
C uando nosotros buscamos un precedente, D agora recordó este
relato de Tala.
Alexis era un rico y joven Shara, profundamente enamorado con una
plebeya, M ira. S in dar el más mínimo aviso, ella desapareció el día que se
iban a casar. S e rumoraba que el Padre del S hara había ido en secreto a
prohibirle a ella que se casara con su hijo. Lleno con tristeza, Alexis ofreció
una recompensa real por información que lo llevase hasta ella.
Reportes llegaron al S hara de muchos quienes reclamaban haberla
visto. M uchos relatos eran falsos, pero aquellos que sonaban verdad
siempre compartían el extraño hecho que, a M ira se le había visto sola,
rodeada por animales salvajes, muy alto en las montañas.
E l Padre de A lexis le dijo a él, que lo desheredaría si él la buscaba.
E l S hara esperó por un año, desecho por dentro; al final el renunció al su
derecho de nacimiento y emprendió el camino a buscar a su amada.
A lexis busco por los bosques por muchos años, buscando a M ira
durante los meses cálidos, buscando rumores de M ira durante las
temporadas frías. E l escuchó muchas historias en las villas de los valles;
tres veces estuvo convencido que la había visto: en un distante risco, en un
lejano pico, al otro lado de un salvaje río. Pero nunca la encontró: Cada vez
ella se desvanecía antes de que el pudiese alcanzarla.
F inalmente, envuelto en rabia, A lexis se dio por vencido y regresó a
casa a morir. E n su camino de regreso de las montañas por último el se
encontró en una cueva tarde al final del día. E l invierno estaba llegando; el
sabía que sería muy frío esa noche. E l se metió muy profundo en la cueva
por esas largas oscuras horas, rezando por entender porque su vida había
sido un desperdicio desastroso.
A lexis más tarde juró que durante la noche sus oraciones fueron
respondidas: M ira, aun tan joven como la primavera, vino a él y le dijo que la
búsqueda de su vida sería satisfecha si el regresaba a esta cueva con el
último respiro del invierno.
A lexis esperó a través de los helados meses con ferviente
anticipación; tan pronto como la nieve se empezó a derretir, el partió una
final y última vez. E l nunca regreso a las gentes de su Padre, ni su cuerpo
nunca se encontró. A lgunos de los habitantes de las villas decían, sin
embargo haberlo visto, joven otra vez, bailando con M ira a través de los
altos campos de flores alpinas, comúnmente entre manadas de venados o
renos.
L a historia paso a la mitología mi S eñor; es responsable del común
dicho, A lexis y M ira traen juventud a los enamorados y M ira bendice a
esos que protegen a los animales. T ambién se mencionaba que nuestras
palabras,
M irror
(E spejo) ,
M irage (E spejismo) , probablemente
vinieron de la historia de M ira.
E so es todo de la historia, concluyó A ldis. y, me temo, es lo mejor
que podemos hacer, S eñor.
D espués que de fue, G ana dijo, ¡J oab! ¡E ste relato movió mis
recuerdos! H ace muchos años, justo antes de mis vidas, como N aisan y
M arte, A lmira mencionó una cueva cerca de la M ontaña A manecer. E lla
dijo que nosotros estábamos E ternamente U nidos allí. ¡D ebo ir en su
busca! A llí encontraré la llave para encontrar a mi perdida A daran.
Q uizás, comentó J oab. ¿Pero me pregunto si esto es lo que A tri
quiso decir? Me parece más bien -el G uardián de la Promesa fue interrumpido por un suave golpeteo
en la ventana. C uando el la abrió, volaron adentro tres elementales. E llos
eran duendes de los árboles, vestidos típicamente
en ocres, otoñales,
verdes. Pero ellos estaban volando en un triangulo tejido tan apretado, que
Gana pensó por un gran momento que ellos estaban físicamente unidos.
L os tres aterrizaron ante el A dan, manteniendo su apretado
triangulo. Solo sus doradas caras voltearon hacia el cuando hablaron.
¡M i S eñor! empezó uno en su alto, sonido como un oboe de su voz.
N osotros tenemos -- continuó el otro en idénticos tonos.
¡U n mensaje! concluyó el tercero en la misma voz.
B ien, G ana contestó cálidamente, divertido con su único modo de
comunicación, reforzando la impresión de que ellos solo eran un ser.
¿E s importante?
¡M ucho!
¡S i!
¡Increíblemente!
¿ah? ¿y de que se puede tratar mis tres finos amigos?
¡L a A daran!
¡V enus!
¡A lmira!
¡Q ue! G ritó G ana, su ligero placer reemplazado por la pasión vital
de su desesperada necesidad. ¿Q ué? ¡J oab! ¿Pueden estos tres
elementales solos saber de mi perdido amor? ¡Q ue almas tan
valiosas!¡Díganme!
N osotros no podemos -E xactamente -D ejarte -T enerlo, ellos terminaron en un melodioso trío.
¿N o?¿T ienen un mensaje para su A dan o no?
¡S i! Pero -N o es un, eso -E n ves, es un -Q uién. L os tres se separaron y empezaron a merodear alrededor
de la sala de juntas de G ana, mirando a cualquier y a cada objeto de
madera para vivificarlo con su increíble interpretación de la vida. Pero
donde ellos estaban parados, ahora habían revelado una pequeñita F ei de
F lor A marilla. D esde extrema modestia, ella escondía sus alas tan
apretadamente a su alrededor que solo la parte más chiquita de su rostro
aún se mostraba.
N o temas mi hermosa D ama, G ana dijo gentilmente: el
profundamente amaba la simplicidad y belleza de los elementales flor.
¿T ienes algo que decirme?
E lla desdobló sus apretadas alas solo antes de contestar en una voz
como en pequeñas campanillas de plata. ¡O h, querido A dan! Y o soy como
tu me ves, un ser muy pequeño; normalmente mi única tarea es traer vida y
rocío a los pétalos y alimentar el néctar a las semillas bebé en la primavera y
solo a los brotes de tréboles y botones de oro, ves, nunca a las otras; ¡y
esto es todo lo que hago, y lo disfruto muchísimo! Y doy lo mejor de mi para
hacerlo bien. ¡Pero escuche que el S eñor más elevado de los F ei ordenó
que observáramos por cualquier signo de una cierta D ama M instrel vestida
toda en un bonito verde y por una A daran A lmira, la D ama V enus!¡Y que
si veíamos o escuchábamos o recordábamos una u otra, entonces nosotros
debiéramos de una vez detener nuestro trabajo y hacérselo saber ante el
mismo A dan! ¡Y eso me dio mucho miedo, O h querido mío! Y o recuerdo a
una así, o mejor dicho recuerdo a ambas, ya que las vi a ambas no hace
mucho, caminando
mano
en mano
hablando
dulcemente, riendo
alegremente. ¡Y la U na G rande esa vestida como A daran toda de blanco
con bellos amarillos con una hermosa corona dorada de la mas linda
filigrana se detuvo ante mi! ¡Y yo la saludé con mi mas cuidadoso cortejo,
ella me tocó en mi cabeza y ella creció grande dentro de mi de alguna
manera y entonces ella dijo, que cuando el requiriera recuerdos, yo debería
encontrar al A dan! Y eso me dio mucho miedo, pero ella dijo otra vez que
yo debería ir al A dan cuando el requiriera recuerdos y le dijera, nuestro
mundo retiene la grabación de todos los tiempos y lugares, escondido en
las M ontañas G uardianas ; ¡Y ella me lo hizo repetir siete veces! Solo para
estar totalmente segura que lo tenía bien, y entonces ella dijo que yo le
dijera al Adan esto cuando el llamara por información, y cuando yo escuche
el mensaje del G ran F ei, ¡Y o recordé! Y entonces yo le pregunté a todos
como podría encontrar al A dan, y un árbol muy viejo, el más sabio que yo
conozco, completamente cubierto con los más grandes nudos de
conocimiento marrón que tu puedes empezar a imaginarte, el S abio V iejo
árbol dijo que el conocía a tres duende de árbol que sabían como encontrar
al A dan, y entonces les mande un mensaje a ellos y entonces ellos vinieron
y me encontraron y ellos dijeron que me llevarían al A dan y ¡O h!¡O h!¡Y o
espero haber hecho la cosa correcta!¡E spero que lo haya hecho! Y por
favor, por favor S eñor A dan S eñor, ¿M e deja regresar a mis brotes de
tréboles y botones dorados?
Pequeña S haran, estoy sumamente agradecido por ti, dijo G ana.
H aciéndole una reverencia a ella, le tomó su pequeña mano y la beso. T u
has ayudado a tu A dan mas de lo que te puedas imaginar. E ntonces, ella
se volvió muy, muy escarlata y dobló sus alas hacia atrás alrededor de ella
tan cerca que solo la parte más pequeña de un ojo era visible.
L lévenla de regreso a sus flore; cuídenla bien. E lla es una preciosa
joya, una Starbha entre las F ei.
¡Inmediatamente, su majestad!
¡Inmediatamente, S eñor!
¡Por su puesto su E xcelencia! D iciendo así, los tres duendes árbol,
la levantaron, encontrando un descanso en su trabajo y se fueron volando.
D urante la oratoria de la F ei, los tres habían avivado la madera e
cada silla, cada mesa, cada ornamento en el pasillo. A rboles estaban
floreciendo y brotando por todas partes en la sala de juntas, dejando muy
poco espacio para estar.
M as maravillosamente, comentó J oab, sentándose en un joven y
tierno brote, que solo momentos antes había sido una silla de madera de
maple. ¿C ómo entiendes este mensaje?
¿N o estábamos justo discutiendo como utilizar el E stanque de
S olon en la perdida K anaan-dora? A hora la respuesta viene, el recuerdo
de todo tiempo y lugar esta escondido. E n la M ontañas G uardianes.
¡J oab!¡E lla aún me guía!¡E sta debe ser mi C uarta T area, ya no puede
haber duda! D ebo encontrar ese archivo; cuando lo haga, ¡S in duda
alguna , revelará el conocimiento que necesito! ¿V endrás?
S u sabes bien que no puedo, que no puedo. S i esta es realmente
tu C uarta T area, tu estas requerido de caminar ahora solo.
Q ue así sea, contestó G ana tristemente. Pero como el se dio
media vuelta para irse el dijo brillantemente, B ueno, hazme un último favor.
¿L lamas a algunos carpinteros para meter en orden este salón de juntas?
~~~
E l A dan se paraba de nuevo sobre la M ontaña A manecer por
encima de la alta cascada, una vez mas profundamente movido por la belleza
de allá. C antando, el se sentó y empezó a expandirse consciente a través
de las Montañas, buscando ambas, los archivos y la cueva de la Unión.
A ntes de que el realmente empezara, un celestial apareció a su lado.
Por su casco y uniforme ébano, el era un oficial de la casta e guerreros.
H aciendo
reverencia, el
dijo
M arte!¡N uestro mundo es atacado!
con gran agitación,
¡M i
S eñor
¡Imposible!¿Q uién se atreve a atacar este sacrosanto lugar,
protegido por A lmira? G ana replicó, pero se dio cuenta de una vez de su
error. M irando hacia el amanecer, el vió el oscurecido aire por la batalla de
los celestiales y la invasión por las legiones demoníacas.
¡U n S eñor Rakshasa, S etha-K lesha, se le ha otorgado poder sin
precedente debido a la fiereza de su austeridad!¡M i S eñor!¡E llos nos
hostigan que el G ran Padre le ha dado poder de invencibilidad!¡N os
doblamos ante el como pasto en una tempestad otoñal!¿Q ué podemos
hacer? llamar al chapulin colorado por su puesto ¡Para, se arruina!
¡E ncuentra las palabras exactas!¡ningún beneficio puede ser eterno
para uno como éste! T uvo un principio, puede ser un error, ¡D ebe de tener
un final!¡E ncuéntralo!
El oficial lo saludo y se desvaneció.
¡Ahora no tengo tiempo! Debo encontrarla rápidamente: Sin Venus,
M arte esta sin poder. O tra vez G ana dejó que su mente fluyera por las
M ontañas. C asi inmediatamente el encontró una cueva; el comando de
A lmira entró en él, B usca primero aquí el conocimiento, todo estará bien.
C on muchas ganas, el dejó que su visión corriera hacia abajo en la caverna.
Pero fue detenido por un poder que el no conocía; aun con toda su
voluntad, el no se podía mover más allá. ¡El tendría que ir allá en cuerpo!
C oncluyendo que esto llevaría mucho tiempo, el empezó a buscar la
cueva donde el y A lmira eran eternamente U no. N o tomó mucho
encontrarla en una cercana montaña. O tro duplicado de su cuerpo estaba
allá, en un trance similar a la vida-durmiendo que en el D omo de las
Esferas. ¡Pero este cuerpo era ambos, Macho y Hembra!
¡H ermafrodita!¿E sto era lo que ella quiso decir? U na vez que la
sorpresa de su percepción paso, G ana se dio cuenta que aunque con
doble sexo, la hermafrodita no era grotesca, en vez, era simplemente lo que
era. E n un momento parecía una hermosa mujer dorada; en el próximo, un
magnifico y hermoso hombre; en el próximo una pareja en un intimo abrazo;
en el próximo un ser sin ningún tipo de sexo.
Cuando su consciente lo tocó, la hermafrodita despertó de su trance
y voló a él. H aciendo reverencia dijo. M ándame, mi A dan.
E n ese momento, el guerrero celestial regresó. C on una mirada de
lado a la hermafrodita, el dijo, ¡M i S eñor! H emos capturado a uno de los
enemigos y los hemos forzado a hablar. C omo recompensa por mil años de
ardua austeridad, su M aestro K lesha fue de hecho otorgado de
invencibiliad por el G ran Padre. S us palabras exactas fueron,
indestructibilidad por cualquier macho, hembra o eunuco. A sí él conquista
el U niverso; él barre nuestras fuerzas invencibles ante el como si fuera
mucho polvo. ¿Q ué podemos hacer?
¡M i S eñor G ana! exclamó la hermafrodita con excitación. Y o
puedo ciertamente destruir a estos y su gobernante: yo no soy ni macho, ni
hembra, ni eunuco. D e hecho, se me ocurre que esta tarea, tan imposible
para otros de lograr, debe ser la única razón de mi creación.
Q ue así sea, exclamó el A dan, confortado. T oma a N uriel, toma a
K aysta, toma a S tarbha. Protege mi U niverso, retoño de mi alma. E so lo
debe resolver, expresó confortado.
Pero como la hermafrodita voló con el guerrero a unirse al ejercito
celestial, el mundo de pronto disminuyó en color: la luz omnipresente se
desvaneció, un terremoto sacudió la montaña. G ana cubrió con su
conciencia su tierra en duda, entonces se apresuró a la primera cueva que
había descubierto.
U na corta flama esmeralda se quemaba a la entrada de la cueva.
C uando el A dan alcanzó allí, se transformó en un hombrecillo,
escasamente tan alto como la rodilla de G ana, vestido en un oscuro verde
esmeralda. S acudiendo su dedo al rostro del A dan, el dijo tu no lo estas
haciendo bien, nada bien, nada bien, del todo nada bien. E l muy despacio
se desvaneció, pero sus nada bien continuaron haciendo eco a través del
aire como una eterna anatema. E llos parecían estar viniendo ahora de la
profundidad de la caverna; como G ana se movía dentro de la M ontaña, a
través de muchos recovecos y bajadas, siempre bajando, los nada bien se
quedaron atrás de él, empezando a ser progresivamente mas débiles. Como
ellos se desvanecían, también lo hacia la luz. Y así también la memoria del
Adan.
C uando el último eco se había ido totalmente; estaba totalmente
oscuro. N unca antes había G ana experimentado una tumba de oscuridad.
Su habilidad para flotar se desvaneció con la luz; el empezó a caminar. Una
voz interna gritaba, ¡regresa, tonto!
¡regresa! pero un suave calor
radiaba desde el libro oprimido en su pecho, recordándole su propósito. El
amor por Almira lo guío a seguir bajando.
D ebo de estar mas bajo que los llanos, el pensó, pero continuó, más
profundo y siempre más profundo que la M ontaña. E l empezó a sentir que
se había movido allí para siempre, que no había otro mundo aparte de esta
caverna sin fin de silenciosa nada.
Para cuando el se había olvidado de todo, no solo de A lmira sino de
si mismo, una leve luz verde amarillenta apareció adelante. M uy despacio
pero continuamente la cueva empezó a ser mas brillante como el se movía
hacia delante y hacia abajo.
E l emergió del vacío dentro de una reverdeciente luz tan brillosa
como la luz del sol. El estaba en un enorme corredor, dos leguas de ancho y
una de alto, sin un final visible en ambas direcciones. E staba lleno desde el
piso hasta el techo con libros de todos los tamaños y formas arreglados en
los anaqueles, todos en diferentes tonos de verde.
G ana se paseó sin dirección a su derecha, mirando a los títulos, pero
no podía leer ninguno. H abían muchos tipos de impresiones, muchos tipos
de letras, pero ninguno en una lengua que el conocía.
A ntes de mucho, una arrugada y vieja D ama apareció lejos abajo en
el corredor, acercándose a el como si ella fuera descendiente de un
cangrejo. E lla estaba doblada casi a la mitad; tres enormes verrugas eran
su carácter dominante: U no en su grotesca y pronunciada barba, U no en
su horrible y deformada nariz, U no que cubría su repulsiva y perforada
frente. E lla usaba un corto vestido verde oscuro sin forma; su piel era
nauseabunda verdigris, que de hecho hizo que el A dan sospechara que en
cualquier luz ella sería verde. U na persona mas horrible el no podía
imaginar. Pero J oab le había enseñado que cualquier forma podía vestir un
corazón del mas puro oro; el mas allá creía que a veces un alma escogía un
cuerpo no atractivo para perfeccionar la humildad. E l también había
prometido el mantener la claridad del consejo de la partida de A tri de no
ser un tonto ante las apariencias.
Haciéndole reverencia, G ana dijo, ¿M i S eñora, donde estoy?
D e hecho, ella rechinó en una voz parecida a una puerta oxidada de
hierro forzada a abrirse después de décadas sin uso, E sta solicitud es
común entre los filósofos de todos los tiempos, quedando en segundo
rango solo a, ¿quién soy yo? pero ¿tu pareces dirigirla mas directamente?
A sí lo pensé, aunque la profundidad quizás te hubiera servido mejor,
bueno, mi rol aquí no es escoger tu pregunta, solo contestarla.
E sta es la B iblioteca U niversal. C ualquier cosa que pase en los
dominios de N arain, aquí se graba. E n nuestra pequeña forma, nosotros
somos un espejo de la absoluta perfección de la nunca cambiante verdad
del eterno U no. L a totalidad sin fin de la cadena de las M ontañas
Guardianes, esta enlazado con estos corredores. Y yo soy Letha, Uno de
los casi infinitos números de bibliotecarios puestos aquí por el G ran Padre
para ayudar a aquellos que pasan por aquí. ¿T u deseas, yo presumo, un
recuerdo especifico?
E llos continuaron caminando mientras ella hablaba. L a luz empezó
muy despacio a disminuir en verde. C on el cambio, L etha aparecía un poco
menos fea, aun una fracción mas alta.
Y o deseo estudiar los archivos del estanque de S olo, en la perdida
tierra de Kanaan-dora.
B ueno, ella murmuró, H ay millones de K anaan-doras existiendo
hoy; un numero incontable que han existido y han sido destruidas de una
forma u otra: por fuego, plaga, guerra y muchos otros. ¿Pero desde que tu
vienes de la pequeña porción de Para que contiene N ueva T ala, en la
C atedral del S ol tu debes de referirte
a la K anaan-dora que sus
refugiados sobrevivieron a V alin y M artanda y se establecieron en E mura
y C alantha. E so lo hace demasiado fácil.
¡T u conocimiento es increíble!
N o. S i la archivista no conoce las necesidades del que busca,
¿C ómo puede él encontrar? E l tema, sin embargo es todavía bastante
extenso: cada pensamiento y hecho en el estanque de S olon es aquí
grabado. Y o asumo que tu estas solo interesado en preguntas al estanque
de S olon ; mas específicamente, ¿A quellas puestas en la forma correcta
para ser contestadas?
C omo ella hablaba, ella disminuía en fealdad, crecía mas derecha,
alta, menos verde; su voz empezaba a ser más placentera. L a luz también
continuó sutilmente cambiando, aunque ellos dejaron de caminar y estaban
parados ante una ancha ramificación de un corredor.
F ascinado
por
los
maravillosos
cambios
que
ella
estaba
experimentando, G ana sin embargo respondió, yo busco el conocimiento
de cómo hablar con N arain.
Por primera vez, su guía pareció sorprendida. T u viajas alrededor
del mundo para ver la nariz en tu cara? L etha se rió, más bien para ella
misma.
E ntonces ella sonrió y agregó, todavía a veces eso lo cual es lo mas
obvio esta escondido mejor que todo lo demás. Mi Señora Matri, Maestra
inmortal del Séptimo Aro, una vez dijo:
La corriente de la vida tiene muchas vueltas:
Ahora corre rápidamente a través de angostos caminos,
Ahora esta atrapada muy dentro en pocitos dando vueltas.
A veces hablando en muchas voces,
A veces forzada dentro del Silencio,
Viaja siempre para unirse al agua más grande,
La meta a veces se olvida, a veces se conoce
Todavía siempre allí, esperando con infinita paciencia.
Y cuando dos viajan juntos a su hogar final,
Ellos se juntan para empezar a ser un solo
Río con dos orillas, mas fuerte y mas grande que ninguno en aislamiento.
A hora buscaré el archivo que buscas, mi A dan, aunque tu escoges
uno de los caminos más difíciles. E n antigua K anaan-dora, solo uno fue
suficientemente sabio para preguntar esto de la columna de S olon, una
chica M instrel llamada L ina. D éjame ver el libro que tienes!
E ra otra vez su turno para estar sorprendido. ¿E ra esta
bibliotecaria omnisciente?
¡A sí lo pensé! U n capitulo es exactamente lo que buscas -- ¡T u
estas trayendo su historia contigo! D e tal modo, yo podría agregar, como
las respuestas a muchas otras preguntas que tu podrías (y quizás deberías)
haber preguntado.
V en, siéntate a mi lado mientras yo te traduzco el relato de L ina
para ti ella se sentó en una banca de marfil ornadamente esculpida con
frutas exóticas y flores.
L etha contó la historia en una vos que se hacía más y mas musical,
mas y más llena con vida y salud. M ientras ella hablaba, su cuerpo
incrementaba en belleza, empezando a ser más radiante, mas suave, mas
alta, mas perfecta. C omo si alguien necesitara que ella viviera, pensó G ana
sorprendido. ¿Cuánto ha pasado desde que alguien haya venido aquí?
E n los tardíos días de K anaan-dora aun quedaban algunos quienes
podían ver y hablar con los seres sutiles de la creación, los elementales y
celestiales.
A sí era la S haran L ina, como una chiquilla. D iferente a muchos de
su generación, ella bailaba y jugaba con los ángeles del aire, agua y
bosques. C omo muchos en su generación, a ella no le hacia falta nada
material. S us Padres eran buenos con ella, quizás demasiado buenos: ella
se sentía sofocada cada vez mas por sus superficiales regalos sin fin.
A lgo de sus largas horas en compañía de sus celestiales, se unió con
su espíritu: L ina creció maravillosa en belleza y voz. M uchos pensaron que
su canto era mágico: cuando ella cantaba, ellos podían ver las imágenes de
sus cantos. S u fama se regó ampliamente y rápidamente; ella cantaba a
través de todo K anaan-dora. E l S eñor E stelar y G ema del C onsejo
eran especialmente predilectos de ella; ellos requerían de su presencia una
y otra vez. C on el tiempo, su éxito erosionó su inocencia: su habilidad para
ver y oír a los elementales y celestiales gradualmente disminuyó y
eventualmente se perdió.
Pero justo antes de desvanecerse del todo, D arien un eminente
celestial del viento, se encantó con su música y persona y cayó
esperanzadamente enamorado de ella. E l solicito una forma humana para
poder ganarla; después de mucho tiempo de petición, el lo recibió. pero
solo por siete días; mandó su S eñor, entonces tu deberás de regresar a tu
deber. ¡Q ue!¿T u permitirás tormentas en M ayo?
A gradecidamente aceptando su nuevo cuerpo, D arien descendió a
la carne mortal para enamorar a L ina. E l la encontró en un J ardín de L ilas
índigo y enredaderas de colores; ella instantáneamente se rebozo con amor.
E llos estuvieron una gozosa semana juntos. E n el último minuto de
su permitido tiempo, D arien reveló su verdadera naturaleza. E ntonces yo
también me debo convertir en un celestial del viento, E lla lloriqueó,
¡Incluso si moriría para hacer esto!¡Y o soy tuya para siempre!
D arien se lanzo hacia ella una vez más para abrazarla, pero su
momento se había ido: el se desvaneció en una agradable brisa.
L ina no volvió a cantar desde ese día. S u único interés era en
encontrar los pocos restos de conocimiento de los celestiales del viento.
L a mayoría pensó que ella estaba loca; muchos dijeron que ella había
entrado demasiadas veces a sus mágicas canciones y ya no podía salir.
D espués de años de vagar insatisfecha, L ina se topó con un
G uardián de la Promesa en un antiguo y olvidado valle. M e ha movido tu
devota búsqueda, mi niña, el M aestro del G uardián de la Promesa Rodavi,
T rita le dijo a ella. Y o por lo tanto te diré la respuesta que buscas. T u
debes de estar en el valle de S olon en las M ontañas S antuario de Ishtar
cuando la Luna esté llena. Allí aparecerá el Pilar de Luz en el Estanque de
S olon. T u debes preguntar entonces por conocer a N arain; el sólo en
todas las esferas puede satisfacer tu deseo.
L lena con gratitud L ina viajo al olvidado estanque, pero llegó un día
tarde: A unque ella estaba en trance por la quieta belleza del agua, ningún
Pilar apareció. E lla construyó una pequeña choza con palos y esperó que
pasara todo el mes, observando todas las oscuras horas el estanque para
estar segura, viviendo de frutas silvestres, nueces y raíces.
E n el exacto momento de la siguiente L una L lena, ¡E lla miró dentro
del agua pero no pudo ver ningún Pilar! C onfundid, ella miró arriba a la
L una. ¡el G uardián de la Promesa había hablado con simpleza! ¿C ómo
pudo ella malentenderlo? T rita había dicho que habría una C olumna de
Luz en el agua cuando la Luna estuviese llena. ¡Pero no había nada!
F rustrada, L ina caminó alrededor del estanque. E lla casi
desesperada, pero cuando ella estaba directamente con la L una
atravesada enfrente, ¡E lla rió de gozo! Porque estaba reflejada
perfectamente sobre el agua, ¡F ormando U na C olumna de L uz! Y dentro
de la C olumna apareció una imagen del rostro de un hombre, un G uardián
de la Promesa, ¡S abio mas allá de lo humano que ella pudiera conocer!
E ntusiasmada ella preguntó, ¿C ómo puedo ver a N arain?
Pero el corazón de L ina no era completamente puro: E lla dudo del
Pilar por una pequeña semilla de vanidad, por su maravillosa belleza. Ella no
recibió respuesta sino una enigmática sonrisa y la frase, L as apariencias
son sin importancias.
M uy triste, L ina espero un segundo mes, viviendo casi solo de agua,
tratando duramente de mantener su joven inocencia. E n el momento
correcto, ella le pregunto al rostro del G uardián de la Promesa en el Pilar,
¿cómo podría yo hablar con N arain?
L ina aun poseía, sin embargo, una leve medida de orgullo, por su
extraordinaria voz. N o hubo respuesta sino un leve sacudón de la cabeza
del G uardián de la Promesa y las palabras, C antar del U no no es lo
mismo que C onocer al U no.
L lena con remordimiento, ella pasó un tercer mes, viviendo solo del
aire. E n el momento correcto, ella dijo al Pilar, ¡Y o debo conocer a
N arain!
E sta vez su corazón rebozó con amor y certeza; de una vez la
respuesta de S olon entro en su mente, V e al templo de N arain en el
Océano. Sacrifica tu mas preciosa posesión. El vendrá!
L ina fue al T emplo en el O céano, tomó una daga y sin chistar y sin
pensarlo dos veces, terminó con su vida.
N arain vino a ella y dijo a su E spíritu, ¡N unca en K anaan-dora he
conocido a alguien como tu! T u eres altamente bendita, S haran; tu deseo
es concedido. Ú nete a D arien como su E sposa, D eja que tu hermosa voz
sea un gozo para todas las tierras y las gentes. N arain no solo la
transformó en una C elestial, el izo que su música sea más encantadora que
antes. S u eco aún se escucha en los bosques, en instrumentos de cuerdas
y en conchas del océano, mi Adan.
¡S implicidad!¡S implicidad en si misma! A hora seré yo capaz de
conocerlo. G ana le dio las gracias a L etha cálidamente y se puso de pie
para partir. Pero ella tomó su mano y lo halo dentro de ella. E l estaba en
choque al ver que tan absolutamente libre de imperfección su rostro y
cuerpo se habían convertido.
E n una voz baja de sublime maestría, ella dijo, ¡M i A dan, mi
A dan!¿N o te quedarías mejor conmigo aquí, en el hogar de todo el
conocimiento?¿Por qué no podríamos estar juntos?¿Q ué mas en la vida
tiene significado? la pasión de L etha era sobre poderosa: escucharla por
tanto tiempo lo había cautivado. S us ojos esmeralda lo halaban a él dentro
de ella, más y más cerca, y cerca, cerca...
E n el instante final, la raíz más profunda de su individualidad de
reveló; su ¡N o! crecía más fuerte y más sonoro, reverberando dentro de él,
hasta que lo gritó. S u hechizo estaba roto; su espíritu se había soltado de
su voluntad envolvente.
¿S i el hubiese hablado, estaría él aun allí, encajonado en las repisas
del librero con un forro verde esmeralda?
¡Con su libertad, Letha se transformó en la Minstrel!
¡T u eres L ina!
U na vez lo fui. Y tu eras el celestial D arien que yo amé.
¡Gana!¡Esta parte ya se logró! Ten conciencia que yo también soy Almira,
¡E sta es sino una de mis formas sin fin! ella se transformó una vez más
dentro de su radiante Ser. Pero como el se movió para abrazarla, ella gritó,
¡N o! D ebemos apurarnos, ¡N uestro tiempo se termina! T u has cometido
un terrible error.
L a biblioteca se desvaneció (¿E ra solo ilusión?); ellos se movieron
entre las montañas como si las rocas fueran sombras, avanzando con la
velocidad de su mente al Templo de Narain en la Catedral del Sol.
¡G ana estaba gozoso de sentir su presencia en todas partes! E l
temía que un terrible mal, había acaecido durante su ausencia.
N o todavía, mi S eñor. Pero amenaza a pasar. E l ejercito de los
Rakshasas se había destruido in apropiadamente. E llos eran los enemigos
creados de la mente de tu C uarto A ro, el C entro del S istema N ervioso
U niversal, el cual es tu C orazón, la M isma Para. E llos tienen que ser
deshechos aunque tu hayas corregido las creencias creadas por el ego de
tus primeros tres C entros: L os S eñores A sur, B ala con las L egiones de
Z ared y F irad con los traidores de U rlad. E so es porque tu has vivido
como Balzor, Alazar, Marte y Naisan.
¡Pero tu despertaste a nuestro cuerpo unificado demasiado pronto!
E sto debió haber pasado solo después de que me descubrieras,
escondida en los cimientos de este mundo. ¡E se fue el mensaje que yo te
deje en la entrada de la cueva! B usca primero aquí por el conocimiento,
todo estará bien. N o podía ser más explicita: T u solo, tenías que decidir.
M i S eñor, ¡T u escogiste erróneamente! S etha-K lesha sólo iba a ser
asesinado por nuestro cuerpo hermafrodita, eso solo después de la
destrucción de las huestes enemigas de los ejércitos celestiales. C omo es,
¡K lesha esta muerto, pero también nuestra forma doble!¡L o que es
infinitamente peor, varios tenientes Rakshasas escaparon a nuestro
ejercito y entraron en el canal energético en cual lleva la vida desde el
Cuarto hasta el Quinto Centro!
¡O bserva el H ilo D orado! U na masiva C olumna D orada de
F uego E ructó desde el O céano y se erigió hacia arriba hacia el S ol. M uy
arriba, tres Rakshasas estaban dentro, aligerando hacia disco Solar. Ellos
estaban rodeados por miles de guerreros celestiales, pero ellos no podían
ser tocados, porque ellos estaban adentro.
¿C ómo -- ? E mpezó G ana en una gran montaña de confusión.
C uando el verdadero gobernante del mundo, la hermafrodita, fue
asesinada, este pasaje parpadeó y se abrió por unos segundos. El Sol era
el sitio de tu próxima T area; Pero de ninguna forma estas listo para la
Prueba del Q uinto A ro. ¡G ana! S i siquiera uno de esos Rakshasas entra
por el portal a O rah, ¡T odo estará perdido!¡T u vida-dormida terminará
convirtiéndose en locura, ya que tu quinto centro estará permanentemente
dañado! Para será destruida: ¡N uestro S ol entrará en N ova!¡T u debes
detener esto!¡Solo tu puedes hacerlo!
¿Pero como?¿Q ué puedo hacer? ¿Q ué esta pasando?¿Q ué he
hecho?¡esto no puede estar pasando!¿Q ué esta ocurriendo?¡F ue un error
tan insignificante!
E l mundo empezó a dar vueltas alrededor de él en círculos mas y mas
rápidos de luz; el estaba mas confundido que nunca, mas asustado que
nunca, por lo pensamientos de ella.
T u desde satisfacer T u T area: T u debes destruir tu mas preciada
posesión.¡Tu debes romper el hilo dorado!¡Naisan!¡Tu debes matarme!¡Yo
soy el hilo dorado!
¿Q ué?¡N unca! E l estaba luchando en contra del terror en él ahora,
luchando con toda su voluntad en las olas del horror que alternaban
salvajemente con olas de temor. ¡C ada impulso corriendo era mas
avasallador y poderoso que el anterior!¡S u mente estaba cayendo ante su
violento ataque!¡S u corazón había sido destrozado en pedazos en su
pecho!
¡N o hay otro camino!¡T u debes hacerlo! E ste suspendido momento
se perderá, pero tu vida y sanidad continuarán. T u romperás el pasaje al
S ol, cuando tu rompas el hilo dorado, así protegerás para siempre nuestro
mundo. T us tres aros inferiores han sido purificados, ellos le darán energía
eternamente: ¡Para estará aislada del espacio-tiempo para que nunca
pueda ser atacado!¡C onfía en mi! Y recuerda, ¡N arain vendrá ti! Pero tu
debes apurarte: ¡ves como los Rakshasas se van acercando a Orah!
¡T u debes hacerlo, M arte!¡A hora!
E lla le dio a el un kris de plata; él se quedó boquiabierto por las
indentaciones en forma de serpentina de la hoja, como su mente abatía
caóticamente a través de sus visones: A lmira muriendo, perdida a él para
siempre; la enseñanza de J oab, L os cuerpos mueren, esos vivientes,
nunca;
Rakshasas entrando al S ol; M uerte reinando su mundo, T oda
su gente destruida, desde el mas grande celestial hasta el mas pequeño F ei
de flor.
C on ilimitada angustia, ya completamente demente, el lloriqueó,
¡E sto no debe ser! Y le clavó el kris muy profundamente dentro de ella.
¡V ictoria para siempre a G ana, único verdadero A dan de Para!
Ella gritó como moría cayendo muerta a sus pies.
U na barra de una vez cortó la columna D orada de F uego: E l S ol y
Q uinientos G uerreros C elestiales se desvanecieron. L os celestiales que
quedaron cayeron encima de los Rakshasas. Pero G ana solo estaba
seguro que dos de ellos fueron asesinados el último quizás se desvaneció
con el Sol y los Quinientos Celestiales.
~~~
E n el templo de K anaan-dora, la viva estatua de G ana se sacudió
una vez violentamente, entonces cayó hacia delante al piso. A llí yacía
omnipotentemente quieto, chorritos de sangre corrieron desde su boca,
narices y oidos.
~~~
D e la herida del corazón de A lmira emergió una flama verde pequeña
la dual rápidamente se expandió en un hombre: el G uardián de la Promesa
V aga. E l dijo con autoridad, T u has triunfado en tu C uarta T area,
A dan, pero al costo de tus últimas tres. E ste mundo de tu creación está
eternamente protegido, pero tu dormirás para siempre a menos que tu otra
ves despiertes. U n beneficio te concedo en esperanzas de tu eventual
éxito: completa memoria de todo lo que tu has perdido, el momento de
A lmira terminó con su vida; tu ya no tienes un hogar aquí. T u por lo tanto
vete ahora.
Instantáneamente, la conciencia de G ana se expandió otra vez: todo
Para empezó a ser una pequeña parte de su corazón en un infinitamente
enorme cuerpo. L os S iete A ros de fuego aparecieron ante él, pero
bastamente cambiados: el C uarto A ro ardía con claridad, pero el conector
con los tres superiores estaba roto: los tres de arriba parpadeaban y se
desvanecían.
Almira una vez le dijo que los Siete Aros eran los Siete Centros de
la V ida, no solo de su cuerpo sino del S istema N ervioso U niversal. ¿Q ué
significaría su muerte por su vida y su U niverso? Q ue los S iete ya no
funcionaban correctamente era obvio. ¿E starían permanentemente
dañados?¿Q ué podría hacer él?¿C ómo pudo cometer un mal tan
grande?¿por qué el había escuchado su loco consejo?
~~~
La expansión continuó; Gana se encontró a sí mismo una vez más
parado ante el océano sin limites. La magnificente forma de Narain
reclinado aún sobre la Serpiente; incontables billones de Esferas
Doradas, cada una conteniendo un Universo Perfecto, lo rodeaban por
todos lados. El Rey Sol le hizo reverencia; Narain levantó un áurea mano
como bendición sonriendo y dijo, nunca temas, S hara.
La expansión de eternidad continuó: Narain, Sesha, Las Esferas,
Todo el Cosmos Sin Fin se derritió dentro de la Luz Infinita que era más
Luz del Uno. En el punto de culminación vino el pensamiento el cual no
era diferente de la experiencia: Verdad
~~~
E ntonces implosión. M ás y más rápidamente G ana se encogió y
cayó como su conciencia y poder empezó a ser menos y siempre menos. L a
última cosa que el experimentó fue el rompimiento en añicos de su mente
dentro de miles y miles de fragmentos, como si él fuera un espejo que cayó
sobre una roca desde la parte mas alta de un abismo. U na de las piezas
más grandes re entró la estatua-cuerpo sangrante en T ala. E l T emplo de
Kanaan-dora se colapsó alrededor de él violentamente en un terremoto;
todo Sulara era una ruina en llamas.
Gana no supo más.
17. U N IS H A Y A N E G RO
M e paré entre mis valles al sur
Y vi una llama de fuego,
Como un aro de fuego
Alrededor de todos los cielos:
Iba desde el oeste hasta el este,
En contra de la corriente de la
Creación, y devoraba todas
Las cosas en su sonora furia
Y estruendoso curso alrededor
Del cielo y la tierra.
A través de eso el sol se había
Enrolado en una esfera
A través de eso la Luna se desvanecía
Dentro de un globo viajando
A través de la noche; de, desde
Su calamidad y furia sin descanso, el
Hombre mismo se encogió dentro
De una pequeña raíz de un
Metro ochenta de largo
-- Blake
Desperté en el fondo del hoyo. El cuerpo de Sharon retorcido y sin vida yacía
debajo de mí, aun tibio pero poniéndose rígido rápido en el frío. Increíblemente mi mente
al principio se quedó calmada y clara: observé estos hechos sin el mas leve involucramiento
emocional.
E dg se había ido de la orilla. C uando él nos vió caer, el debió haber
regresado por los otros. ¿H ace cuanto tiempo? N o había forma de decir.
¿Cuándo regresaría? ¿Antes de la oscuridad? No sabía. ¿Estaba yo bien?
M i cuerpo estaba tieso pero no roto. Q uizás yo había caído sobre
Sharon; Sharon había acojinado mi caída. ¡Sharon!
L a perdida de A lmira y la perdida de S haron fluyeron a través de mi
como una maldición de condenación. Y o lloré mi agonía al hielo que no le
importaba, grité mi rabia al mundo que no le importaba. ¿Por qué Boanerge
nos había traicionado? ¿Por qué había sido un loco de escuchar las
dementes palabras de A lmira en Para? ¡E stos mundos habían sido
paralelos el uno al otro! ¿Q ué estaba pasando? ¿Porqué mi vida estaba
siendo destruida? ¿Por qué había sido tan tonto?
Y acía sobre el pecho de mi amada sin vida durante horas, llorando mi
miseria. D espués de lo que parecieron días, la voz de B oanerge (sonando
exactamente como la de J oab) susurrándome, A sciende, chiquillo
N o me importó escuchar. ¿Por qué B oanerge nos había traicionado?
¡E l me había prometido que no habría mas accidentes! ¿Por qué no me
preavisó de esto? ¡N o! E l lo había preparado todo -- ¡Preparado para que
ella muriera! ¡E l le dijo a S haron que venga hoy aquí! ¡L e dijo que subiera
aquí, a sabiendas que ella se mataría! ¿Por qué, Dios, pro qué?
S entí una mano en mi hombro. M ire hacia arriba entre lagrimas era
B oanerge, apareciéndome ahora que yo estaba totalmente despierto, ¿O ,
lo estaba? Y o me había sentido despierto la primera vez que nos
conocimos, pero eso había terminado como un sueño.
N o, yo estoy realmente aquí, el dijo, respondiendo mi pensamiento
y sonriéndome cálidamente.
¿C ómo? ¡N o! ¿Por qué permitiste esto? T u sabes que S haron es la
mejor entre nosotros. ¿Por qué B oanerge? T u me prometiste que no
habrían mas accidentes. ¡Tu me lo prometiste! ¿Por qué?
E sto no fue un accidente, S hara. E lla preparó todo esto mucho
antes de esta vida para ayudarte, para traerte a ti a los Ishayas, a mi, a la
memoria de tu pasado.
S us palabras me envolvieron -- ¡E l me llamó, S hara! L as dos
mitades de mi experiencia chocaron dentro de mí -- ¿C uál era visión, cual
era realidad? E l hueco empezó a girar a mi alrededor; sentí un vértigo
intenso, una nausea nació de mundos compitiendo.
¿Q ué está sucediendo aquí? L loriqueé ¿Q uién eres tu? ¿Q uién soy
yo? ¿Por qué yo? ¿O h, D ios Por qué yo?
E s tiempo de aprender tu S egunda T écnica de C ognición de la
S egunda E sfera, mi S eñor M arte. S anará tu mente completamente,
trayéndote Paz S in F in. E sta construida de abandono a la voluntad de
D ios.
¡Y o no tengo el deseo de abandonarme a la voluntad de D ios,
B oanerge! C ontesté obstinadamente. S i D ios puede permitir estas
tragedias sin sentido, ¿Porqué yo debo de dedicar mi vida a eso?
B oanerge se rió. N o era malicioso, pero vino del infinito gozo
moviéndose. Pero se sentía como un regaño para mí.
N aisan, mi N aisan, este juego está lejos de terminar para ti, tu
sabes. U na ves que empiezas, una vez dedicado a la sanación del tiempo,
un alma hará cualquier cosa que se requiera para ser completo.
E nfermedad desfigurante. T ullidos o deformes cuerpos. M uerte e hijos o
amantes. U n mil de miles de cuerpos se arruinarán, pero aún hacia delante
el alma en busca marcha, tu te dedicaste a ti mismo para la sanación de la
humanidad, mi S eñor G ana. H ace mucho, mucho tiempo atrás. Y o te he
observado y guiado y jugado contigo por incontables vidas. E ste juego
continúa ahora desde el peso de nuestro compartido pasado, tu puedes
soñar que tu deseas detenerte ahora, pero eso es imposible. Lo que queda
de tu ego es como una nube desgarrada ante un S ol desierto.
V erdaderamente ahora, verdaderamente: ¿deseas no saber la S aber la
S egunda T écnicas de C ognición de la S egunda E sfera?
¡M aldito seas, B oanerge! N o me queda nada. N ada me queda por
perder. A lmira se ha ido. Para se ha ido. S haron yace aquí muerta. ¿Q ué
mas voy a perder? ¿Pero es eso suficiente para motivar a cualquiera? ¿Por
qué debo seguir con esta enseñanza? M ientras más aprendo, menos tengo.
¿Por qué debería yo querer esto? ¿Por qué lo haría alguien?
E stas perdiendo tus sueños, chiquillo.
¡N o parece así!
S in embargo.
¿M e sanará?
D e tu actual crisis, ciertamente...con el tiempo. D e las pruebas que
te quedan, probablemente no
pero entonces, a nosotros nos quedan
cinco esferas ¿no es así?
¡Maldito seas, B oanerge! T u juegas conmigo como un gato con un
ratón.
S eguramente así es, mi amigo. E s mi tarea el despertarte a tu
estatus. T u serás un M aharishi, totalmente establecido en la C onciencia
Perpetua U nificada, o morirás tratando. Y si eso pasa, descansa en
seguridad, lo volveremos a tomar otra vez en otro lugar y finalmente
regocijaremos otra vez juntos debajo de un nuevo S ol.
¿Por qué me estas haciendo esto a mi? ¿Q uién soy yo?
nos
E so será claro para ti cuando hayas tomado maestría de tus S iete
E sferas de la E nseñanza de Isha. Y estoy haciendo esto para ti porque
me importas: tu eres mi hijo.
¿A lguna vez recordaré algo? ¿C ómo pude hacer tal demente error
en Para? ¿Por qué S haron me dejó aquí? T odo parece tan sin sentido, tan
cruel.
T u nunca entenderás hasta que domines el abandono, M arte. T u
limitada, voluntad, basada en el ego debe de morir.
E ntonces tu
entenderás el significado de todas las cosas que te han abandonado
mas
tu entenderás la gran batalla que estamos luchando por la maestría de
todos los mundos y todos los tiempos.
B oanerge, B oanerge, me siento tan desmerecedor, tan ignorante,
tan solo. Y o soy solo uno. ¿Q ué puedo yo posiblemente hacer? E l
mundo es tan grande.
T u puedes hacer lo que cualquier humano puede hacer, N aisan.
T u puedes amar. Y tu puedes enseñar. Y tu sanaras. J untos salvaremos
al mundo, y desde aquí a todos los demás. Pero un paso a la vez, ¿O k? Y
tu próximo paso para ti es aprender a abandonar tu voluntad limitada en
todas las cosas a la V oluntad C ósmica.
¿C ómo puedo hacer esta cosa? L a V oluntad C ósmica no pone
atención a nuestros pequeños dolores.
N osotros vivimos, nosotros
morimos. A D ios no le importa. ¿C ómo puedo yo abandonarme a eso? E s
S in S entido, cruel.
N o es sin sentido, ni cruel. Pero tu nunca podrás entender el
movimiento del aro mas grande hasta que tu hayas crecido totalmente en tu
C onciencia. V iene el momento en la evolución de cada alma cuando uno
debe de decidir si se queda con el ego o sigue con fe. E l ego tiene una
agenda para ti, una agenda que desea mantenerte atrapado en las
creencias y juicios del E stado D espierto. T e matará, si tu defiendes esa
agenda.
T e atormentará y te destruirá si tu te atreves a retar su
autoridad.
¿Podría ser eso peor que este tormento que siento ahora? ¿Podría
su destrucción ser algo peor que la tuya?
¡E so es donde tu decisión debe ser hecha! N o hay ayuda para ti
hasta que tu aprendas que todas las decisiones vienen de ti. T u estas
creando tu Universo en cada momento. Una vez que tu entiendas eso. Tu
reconocerás que el abandono a la V oluntad C ósmica significa abandono a
tu S er S uperior. N o puede haber pérdida que es real después de eso.
T odo suena como palabras para mi, B oanerge. Y todavía, aquí
yace S haron, muerta, incrementadamente fría. ¿Por qué no solo sanarla?
Tu nos prometiste a todos la inmortalidad, ¿te acuerdas?
E lla escogió este camino, N aisan. N o yo. ¿Por qué debo yo
desear invalidar su libre albedrío?
¿Porqué ella escogería morir aquí, ahora? E s sin sentido, cruel, más
allá de toda creencia, yo no te creo. Y o no pienso que tu sepas mucho mas
de lo que yo sé. Quizás tu has vivido por un largo tiempo. O quizás tu eres
una fantasía de mi frustrado cerebro. Y o no sé nada. Pero yo sé que yo
no quiero más instrucciones. N o más técnicas. E s todo tan doloroso.
Todo se me es arrancado de mi.
T u te puedes detener en cualquier momento que tu escojas. Pero si
tu continuas ahora, tu tendrás la respuesta a tu pregunta, a todas tus
preguntas: tu entenderás quien eres, quién soy yo; tu entenderás tu
destino y el destino de esta T ierra. T u te convertirás en su sanador, un
maestro, un trabajador de milagros. Y nuestro mundo sufriendo te necesita
tan desesperadamente.
¿M e importan los otros suficientemente para renunciar a mi propio
dolor?
T u pregunta se responde a si misma, ¿N o es así?
mis argumentos son fútiles en tu contra, B oanerge. Y o no tengo
opción aquí, no realmente. Por su puesto yo tengo que continuar. Mátame
si tu quieres. Toma todo lo que atesoro. Párame, todavía aun yo continuaré
moviéndome. No tengo otra opción.
Por su puesto que la tienes, el hecho que aparece que tu no
apruebes mi punto. T u estas aquí solo por una razón: Para aprender quien
eres y entonces comunicar la verdad a otros. Pero no me escuches de ello.
Tu lo harás suficientemente pronto por tu experiencia directa.
M is protestas han crecido débiles, estaba encolerizado con él;
estaba seguro que el me había mentido y el podría muy bien estar
mintiéndome ahora, y todavía sabia que no tenia esperanza de alguna vez
comprender cualquier cosa del todo acerca de la vida sin el conocimiento de
las Siete Esferas de la Enseñanza de Isha.
¿A sí como estoy aquí, junto a mi perdido amor para practicar la
nueva técnica? yo le pregunté a B oanerge, ¿más visiones vienen,
entonces?
Puedes apostar, el contestó, sonriendo y cerrando un ojo.
N o es demasiado sorprendente, eso. T u estas seguro: ¿H abrá un
final?
T u despertarás, mi hijo. Y juntos seremos otra vez como uno.
¡N osotros estamos contigo siempre!
~~~
Y o debiera ya estar resbalándome hacia adentro del poder de la
N ueva T écnica, por que yo pensé que vi a S haron parada ahora junto a
Boanerge, y ella era Almira.
S us labios formaron las palabras, T e A mo.
Y entonces una vez mas me había ido de la T ierra. ¿Regresaría otra
vez? ¿Y que mas perdería esta vez?
18. EL POZO
La superficie parece calmada
Donde el río corre profundo
--Rodavi
Todo poder es tuyo
En el Cielo y en la Tierra
--Mordom
Solo un tonto equivoca la inocencia por la ignorancia
--Joab
J acob estaba parado por el Pozo. E l ya no era joven: S u fluyente
barba y cabello, una vez rojo en llamas, se había convertido en carbón y
ahora amenazaba con cenizas.
E l usaba una túnica de lana simple,
amarrada por la cintura por un hilo de soga. E n sus pies tenía las mas
simples de las sandalias, cada una hecha de una sola pieza de madera con
un hilo de soga cruzado en el dedo gordo. N ingún anillo adornaba sus
manos, ni tampoco había alguna cosa mas en el o acerca de el que su túnica,
soga y sandalias.
J acob se paraba por el Pozo que su Padre había cavado,
silenciosamente parado como él lo había hecho todos los días por tantos
años. S u único propósito en la vida era el bajar el balde cuando alguien
venía por allí y entonces traerlo de regreso, lleno con clara, fría agua. E sto
el hacía, día tras día, año tas año, a través de todas las estaciones: durante
la juventud de la naturaleza, como sus humildes ojos sonreían por cada
signo del mundo despertando; durante el calor del verano, así como él se
paraba bajo la sombra del viejo árbol que su Padre había sembrado el día
que J acob había nacido, con una fuente inacabable de la cosecha de fruta
brillante roja; durante el mas frío de los inviernos, después que el empujo el
camino a través de la profunda nieve tanto que el podía pararse vigilante a
través de las pocas horas de luz del día.
J acob se paraba por el Pozo el día de hoy como todos los días de su
larga vida, ¡pero otra vez hoy nadie vino a beber! E l Pastor suspiró, ¡el
séptimo día! ¿Cómo puedo yo vivir si yo no recibo grano por la dulce agua?
el escuchó que los animales secreteaban que un gran peligro se acercaba a
la T ierra, pero J acob nunca había sentido miedo. N i él, alguna vez le
molestó su silencio de paz con la política: el no sabia si su país era
democrático o tirano. T ampoco le importaba saber: el nunca le preguntó
quien buscaba el agua por noticias, tampoco el escuchaba si ellos hablaban
de las formas del mundo.
U na vez un estudioso viajero, sintiendo lástima por la simplicidad del
Pastor, trató de enseñarlo del grandioso, y ancho mundo. J acob estaba
parado por el Pozo (como el lo había estado y siempre lo estaría) C uando
había llegado este chiquillo de amargura (como J acob pensó de él) un
hombre de ni siquiera la mitad de su edad pero tan cansado y abatido que
parecía muchos años más viejo. J acob había escuchado pacientemente,
pero a través del discurso aprendido, el solamente pensó ¡N ada de esto es
para mi! Y o me paro junto al Pozo para sacar agua. E sto es vida; esto es
todo. E l sabio escolar, desesperándose para ayudar a un tonto ignorante
se había ido maldiciendo. Pero J acob pronto se olvidó de él, justo como el
océano sin fin absorbe las estelas de cualquier bote pasando por su
superficie.
U na vez también un santo popular llegó por el Pozo. E ste era
famoso por todo lo ancho del mundo, no por el poder de su mente pero por
la sanación de la autoridad de su corazón. E l vino al Pozo cuando J acob
estaba muy ocupado trabajando, bajando y subiendo el balde para los
viajeros. U na suave aura empezó a esparcirse sobre el rostro del santo
mientras él lo observaba; cuando J acob dio media vuelta para encararlo
con su cubo de perfecta agua el santo cayó a sus pies y los besó diciendo,
¡B endito eres tu entre los celestiales y los hombres! entonces se fue
cantando gozosamente.
Por unas pocas semanas J acob tuvo mucho mas trabajo que lo
común:
A quellos
quienes
deificaban
al
santo
encontraron
su
comportamiento en el Pozo bastante fantástico. Pero desde que nada
nunca pasaba en el Pozo la gente dejó de venir solo para ver al pastor: la
cosa mas remarcable acerca de él era la total falta de cualquier cosa
remarcable acerca de él. El hablaba solo para responder preguntas acerca
del agua o direcciones. Y en segundo tópico, sus comentarios eran de
comentarios escuchados de otros: él había nacido en la cabaña de sus
padres y nunca había ido más allá de las colinas del pequeño valle el cual
contenía el Pozo.
D e los miles quienes pasaron por el pozo de J acob durante los
ochenta años que el sacaba la clara dulce agua, solo estos dos, el escolar y
el santo, tomaron algún interés en él
uno para mejorar, el otro para
aprobar. T odos los demás tomaban el agua y miraban a J acob con tanto
interés como si el fuera la soga amarrada al balde.
A sí los largos años pasaron a través del silencio de J acob. E l
pastor no conocía el lujo ni lo quería, tampoco deseaba una mejor casa ni
riquezas, no le hacía falta nada de las muchas cosas por las cuales otros
hombres del grandioso y ancho mundo luchaban y morían.
Pero hoy en lo que J acob se paraba por el Pozo y nadie venía por el
agua, el pensó, T odo no está bien en el mundo. S i la gente no bebe
¿Q ué les pasaría a ellos? Q uizás yo debería ir a ver lo que ha sucedido.
Pero entonces, ¿Q ué le va a pasar al Pozo si nadie le saca su clara y dulce
agua?
Ligeramente encogiéndose de hombros J acob dijo, A diós casa,
A diós Pozo. A diós árbol. Por primera vez el pastor salió del valle de sus
antepasados, ni una vez mirando hacia atrás, nunca para regresar.
E ra la primavera cuando J acob dejó el Pozo; los días eran cálidos,
las noches aun frías. E l caminó todo ese día pero no se encontró a nadie.
Pasando los pequeños montes del valle la tierra era plana, simple y sin
árboles, el polvoriento camino continuaba derecho hacia delante sin
ninguna curva o desvío. E n cuanto el sol se asentó en el horizonte, en una
gloria de rojo brillante y áureo y la oscuridad rápidamente vino, él se acostó
sobre el suave pasto y observó las estrellas aparecer.
J acob había siempre dormido afuera y tenía una profunda intimidad
con el firmamento. M uchas veces se identificaba profundamente con la
silenciosa procesión que le tomaba algunos momentos en la mañana para
recordar que el era Jacob, no el imperio de arriba del Gran Padre.
L evantándose al amanecer, J acob continuó su amino. E n una hora,
el llegó a un caserío y pensó, ¡E so debe de ser la villa la que tanto dicen
que es un lugar amigable! S eguramente yo puedo aprender lo que le pasa
al mundo, porque nadie viene por la dulce agua.
N adie estaba allí, era un feo y amontonado lugar y apestaba; él no
deseó quedarse por mucho. H abía unos higos secos colgados de una
pared y una barra de pan que aun estaba fresa sobre una mesa. E l tomo
estos y se los comió.
F uera de la villa, J acob llegó a una bifurcación en el camino.
Deteniéndose, el se acariciaba su barba con sus dedos y pensó, ¿Ahora,
que es esto? ¿U n camino de convierte en dos? ¿Por qué ellos necesitan
dos? ¿No es uno suficiente? ¿Dónde ellos posiblemente pudieran ir?
M ientras el estaba parado confundido, un rojo zorro brincó desde el
pastizal, dando un volantín a medio aire y aterrizando suavemente en medio
de la bifurcación. E l sacudió su cabeza y se sentó mirando al pastor con
sus brillantes y agudos ojos.
H ola, Rojo, dijo J acob. A unque el no amaba mucho a los zorros
como muchos otros, el no tenía aversión hacia ellos y les daba el agua a
ellos cuando se lo solicitaban.
H ola J acob, se rió el zorro porque el había visitado el Pozo antes.
E l se rascaba su oreja mientras agregaba, ¿a dónde estas yendo, dejando
la dulce agua?
Y o busco a la otra gente del mundo. ¿T u sabes donde se han ido?
N o se, pero yo les vi a todos viniéndose, no a todos al mismo tiempo,
todavía cada día unos pocos, hasta que el último se fue ayer en un frenético
apuro. E llos fueron muy descuidados acerca de ellos. A lgunos incluso
olvidaron algunos pollos, que buenos fueron ellos yo pensé. E l se lamió su
pata como sus ojos recordaban la increíble memoria de las gordas gallinas.
L os humanos, si tu realmente estas interesado (aunque por la vida mía, no
puedo imaginar porque) se fueron por ese camino. E l levantó sus bigotes
indicando el camino mas ancho.
E ntonces yo debo ir por ese camino, dijo J acob caminando sin
ningún segundo pensamiento hacia el zorro. Pero la pequeña bestia no
tenía nada mejor que hacer ese fino día de primavera; el trotó junto al
pastor y contó historias acerca de roedores y conejos y la cacería. J acob
no tenía interés acerca de esas cosas, el no le dio al zorro ninguna
respuesta, como al zorro le gustaba a si mismo su propia voz, sin embargo, y
mas allá, raramente tenía a alguien con quien hablar, el lo acompañó por un
largo tiempo. E l sol se acercaba al cenit de la media tarde cuando el zorro
se detuvo muy de pronto parando sus orejas. E l siguiente instante, el
partió de regreso por el camino que había venido, sus orejas agachadas
hacia atrás, su cola flotando derecha detrás de él.
J acob muy pronto escucho eso que alarmó al zorro: U n distante y
vibrante golpeteo, continuamente empezando a ser cada vez mas fuerte
tanto que el piso empezó a sacudirse. C uando el alcanzó la cresta de un
pequeño monte el vió abajo mas gente de lo que el se pudo haber
imaginado. E llos llenaban los llanos por leguas tan lejos como el pudo
mirar.
¡Y o no sabía que había tantos hombres en el mundo! ¿Q ué pueden
ellos querer juntos? ¡E llos secarán el Pozo! ¿Q ué van a comer ellos?
A lgunos estaban a caballo pero la mayoría estaba a pie; todos estaban
vestidos de gris. A lgunos se veían molestos, otros enfermos, algunos
temerosos, pero la mayoría opacos. ¿D ormidos de la igualdad sin
esperanza de sus vidas?
Estos podrían usar el claro Pozo: difícilmente ellos estaban vivos.
U n oficial montado fue cerca de él y le gritó encolerizado, ¿Por qué
estas aun aquí? ¡E sta provincia fue ordenada ser evacuada la semana
pasada!
J acob lo miró con asombro y respondió, yo no sabía. ¿Por qué
mandan a todos lejos?
¡B ueno, vete ahora! el oficial gritó, entonces clavó las espuelas en
los flancos e su caballo.
J acob lo llamó ¿dónde? pero el soldado estaba mas allá de que le
importaba o escuchaba.
O tros pocos lo miraron. S olo uno más le habló. U n joven un poco
mas que un niño se salió fuera de la fila para amarrar la agujeta de su bota.
E l era uno de esos quienes parecía mayormente temerosos; cuando Jacob
le preguntó, ¿a dónde van todos? el se quedó viendo al viejo hombre
asombrado.
¡A derrotar a los invasores por su puesto! ¡A la guerra! ¿T u
verdaderamente no haz escuchado de las legiones demoníacas salazianas
desafían nuestra sagrada tierra? S in esperar una respuesta el corrió a
ganar su lugar.
D espués de columnas de hombres, vinieron cañones, entonces
carros llenos de municiones y provisiones. Por último eran cuatro carros
llenos con mujeres.
~~~
J acob siguió caminando hasta que las estrellas estaban bien afuera,
entonces se acostó por su dormir sin sueños como solía ser, perfecta
imitación de un chiquillo inocente.
E l próximo día había difícilmente empezado cuando una luz dorada
que se movía apreció en la lejana distancia. C asi antes que el pastor
supiera que de hecho era un caballo y su jinete, ellos estaban junto a él. E l
corcel retrocediendo a un repentino e inesperado alto; J acob se le quedó
viendo sorprendido: nunca el había visto a un animal mas noble;
E l hombre sobre su lomo, llevaba una espada desenfundada de un
opalescente fuego, brillando con refulgencia haciendo competencia al sol.
E l jinete exclamó con gran majestuosidad, ¡J acob! ¡D ejaste el Pozo!
¡S eñor! ¡L a gente dejó de venir! ¿M e preguntaba como iba a comer?
Por eso los busco, pensando que todo no puede estar bien en el mundo.
¡Que extrañas dudas te inspiraron a ti a abandonar tu único encargo!
¿A hora que le pasará al Pozo? ¿T u no puedes creer que tus esfuerzos te
alimentaban? N adie vive en aislamiento; S iempre somos acogidos por
nuestra madre. ¿N o has visto a los animales, aprendido su secreto?
L os conozco a ellos. Pero siempre pensé que un hombre debiera
ser diferente, debiera ser mas consciente activo para satisfacer su deber.
¡C omo así, tonto chiquillo! J acob, porque tu dejaste tu única tarea,
un Pozo diferente ahora se te da a ti: continua hacia delante a la C iudad
F alón, a tres días continuando por este camino. A llí comparte la nueva
agua con la gente: muchos mueren de sed a diario.
E l pastor protestó, ¿D ónde está el nuevo Pozo? Pero el corcel ya
estaba galopando: la guerra ha venido otra vez al oeste; muchos van a
perecer en los días por venir.
~~~
J acob vino a F alón un día de M ercado; una gran multitud, no solo de
la ciudad sino de las villas cercanas, estaba reunida en el parque central, el
pastor miraba sobre la ruidosa multitud y pensó; ¿Q ue voy a hacer yo con
estos? Pero entonces el recordó al jinete dorado; una ola de fuerza barrió
dentro de él. S ubiendo a la piedra de la fuente, el exclamó, ¡H ermanos,
acérquense a mi!
A lgunos rieron por la sorpresa (esas cosas no se hacían en F alón.)
A lgunos respondieron con rabia, ¡C omo se atreve el pastor llamarnos sus
hermanos! Y le dieron la espalda. Pero algunos, agradecidos ante la
novedad de sus in cambiantes días, lo miraron con curiosidad.
S in saber como, sin saber lo que diría entonces, J acob habló en la
fuerte voz que vino de su corazón y tocó los corazones de muchos. ¡M is
hermanos y hermanas! ¡M e han mandado a saciar su sed! H e escuchado
que ustedes nunca han probado del Pozo; de hecho muchos de ustedes ya
han muerto y no pueden recibir el agua clara que yo derramo libremente
para ustedes.
¡V engan! V amos a cantar juntos nuestro gozo de A mor. ¿N o la
madre trae para nosotros calor y silencio? ¿N o es la tierra fértil siempre
creciendo? ¿N o es suficiente el agua para satisfacer el deseo de todos?
¿C uándo ha fallado el sol a brillar desde que primero tu respiraste el dulce
aliento de la vida?
¿E n este justo mundo de verse-azul y dorado café, porque hay
dolor? ¿Porque sufres? ¡U n jardín es plantado para traer gozo! ¿Pero
cuanto tiempo vas a vivir en la oscuridad, chiquillos de luz y verdad? ¿Por
qué golpean a su Buen Padre? ¿Cuándo en sus cortas y tormentosas vidas
han dudado y se han ido del Pozo?
L a mayoría pasaba de largo, no entendiendo, no importándole
entender. Pero algunos cuantos se quedaron. C on un dolor hambriento
en sus ojos, profundamente movidos por las simples frases del pastor.
D os horas más tarde cuando el se quedó sin palabras, muchos
preguntaron, ¡M aestro! ¿D ónde te estas quedando?
¿M aestro? E l se rió suavemente. E l pastor solo había venido del
valle. E l no tenía lugar sino el aire abierto. ¿Q ué mas el necesita?
Pero S anel, un mercader de telas extranjeras, dijo, ¡Por favor venga
a mi villa S eñor! T engo un agradable hogar y un jardín ceca de la orilla de
la ciudad.
M e gustaría ver tu J ardín, dijo J oab, y se encaminó con el
mercader.
Pero otros exclamaron, ¡E spera! ¿C uándo hablarás otra vez?
¡Debemos escucharte de nuevo!
¿C uándo se junta la gente?
A quí, cada tercer día.
E ntonces aquí será, en tres días.
M ientras ellos caminaban a la villa, S anel le dijo, por muchos años
he sentido una cierta oscuridad en mi vida, un cierto vacío, difícil de definir,
duro incluso de entender. T engo una maravillosa esposa y una nena bebé;
M is padres nos dejaron suficiente que no necesitamos preocuparnos.
Todavía hay un hoyo en mi vida. He estudiado todas las ramificaciones del
conocimiento, todo parece incompleto. Incluso de J oab: L a H istoria del
S eñor G ana, me llena solo con conocimiento, nunca con la experiencia de
la Realidad. H e escuchado muchos discursos sobre la N aturaleza de la
V erdad, pero no fue hasta hoy que pensé, ¡A quí esta un hombre viviendo
su enseñanza! A quí al fin hay uno que no solo habla, ¡S ino que S abe!
E sto es porqué te pedí que vengas a nuestra casa. ¡Y S eñor! ¡S i te
puedo ayudar en cualquier manera, por favor dime!
J acob descubrió algo allí que el raramente había visto. E l mercader
estaba cubierto con cierta conciencia, una vibración de vida descubriendo
en otro, que en su mayoría estaba ausente. E l hacía que la mayoría de los
Falóns parecieran zombis sin vida por comparación.
E l corazón de J acob salió a su encuentro; S anel sintió la intensa
inundación de paz acogiéndolo.
~~~
A l día siguiente, J acob caminó solo a través de la G ran C iudad de
F alón, igualmente asombrado por los enormes edificios y sus enormes
pasillos de columnas de piedra y por la miseria sobre los rostros de la gente.
V iniendo al medio día a la plaza central, comercial, el se sorprendió al ver
viejos vendedores de flores que no podían caminar.
¿Porque no te mueves como estos otros? J acob preguntó
curiosamente.
S oy un miserable, señor. C ontestó A ldis tristemente mientras el lo
veía hacia arriba a través de sus honestos pero cansados ojos, H e estado
invalido desde el nacimiento. N unca he podido usar mis piernas, nunca
conocí el simple gozo de moverme con facilidad.
¡A llí se sienta una maravilla! ¡N o caminar, no usar las piernas que le
dio su M adre y Padre! ¿Piensas que eres una serpiente, así para
arrastrarte en tu barriga?
¡H ombre cruel! ¡T e burlas de mi!
¡Q ue es lo que quieres decir! ¿T u piensas que tus padres deseaban
que sufrieras?
¿N o? N o, no entiendo porque ellos deberían. A un yo no camino.
¿Tu no? ¿De hecho, tu no lo haces? ¡Como tu Madre que es Amor y
tu Padre es, Perdón, te digo que no tienes opción sino en pararte, a ser un
viviente hombre!
A ldis se le quedó viendo a J acob sin desviar la mirada por un total
de cinco minutos, su rostro cambiando de la dureza del granito a la suavidad
de la arena otra vez. U n violento temblor vibró a través suyo, levantando
sus pies hasta lo alto de su cabeza. Entonces muy despacio, actuando con
cautela con una peculiar mezcla de temor y fe, el se puso de pie. J acob se
rió y siguió su camino; A ldis caminó por todo F alón, con lagrimas fluyendo
por sus viejas mejillas mientras el exclamaba.
¡L os ojos! ¡S us ojos!
¡Mírenme! ¡Todos, todos miren! ¡Camino! ¡Yo Camino!
~~~
esa noche, S anel con entusiasmo buscó a J acob por toda la villa.
E sta era la segunda vez que el mercader había tratado de acercársele. L a
noche anterior, mientras J acob se sentaba en el pequeño patio de su
jardín, S anel se había arrodillado junto a él y lo acosaba con pregunta tras
pregunta, buscando en llenar cada espacio de su entendimiento de la vida.
Pero J acob le había respondido con su silencio imperturbable, acentuado
solo, solo por su amplia y perfecta sonrisa serena. S anel, desconcertado,
hizo una reverencia para dejarlo solo hasta que el otra vez diera información
voluntariamente. E l mercader había tenido éxito todo el día, pero los
rumores acerca del vendedor de flores rompieron a través de las paredes
de su controlada voluntad.
S anel lo encontró ahora, sentado ante el fuego en estudio.
T irandose a si mismo en una adyacente silla, el dijo bruscamente, ¿es
verdad?
¿Q ué es V erdad? contestó J acob, sonriéndole al fuego.
¡T odo el mundo esta diciendo que tu sanaste al viejo A ldis, el
vendedor de flores de la plaza central comercial! ¿L o hiciste?
Y o no sané a nadie. Y o solo le pregunté porque no era como los
demás. E so es todo.
¡Pero el nunca había caminado antes! ¿Por qué de pronto ahora?
Q uizás el nunca había tratado. Q uizás nadie le había preguntado
antes. ¿Q uién sabe? E l lo hace ahora; ¿S eguro es suficiente? J acob lo
miró desde el fuego con una inocencia que de alguna manera secaba la
curiosidad del mercader, dejándolo confuso pero con una profunda
serenidad en su posición.
H ablando entre dientes, B ueno, buenas noches, entonces; S anel
se fue caminando dando tumbos a su cama a una temprana noche.
~~~
L a mañana siguiente, cuando el mercader pasaba por la recamara del
pastor, el vio que Jacob no había dormido allí. Apurándose al estudio, él lo
encontró sentado exactamente como le había dejado la noche anterior,
observando aun muy quieto las cenizas del fuego. E l pastor estaba
completamente quieto; ¡Por un temeroso momento S anel pensó que el
había muerto durante la noche! J acob lo miró de pronto, sorprendido
ensanchando sus grises ojos, entonces sacudió su cabeza firmemente.
Sanel estaba demasiado alarmado y confundido para molestarlo otra vez.
Pero esa noche, su esposa L eora conquistando sus propios miedos
y calladamente se acercó a Jacob mientras se sentaba en el estudio, viendo
sin voltear al fuego renovado, re encendido para la fría noche. E l pastor
movió su mirara muy despacio de las llamas a ella, entonces sonrió
cálidamente.
T omando tres profundos respiros para la calma, ella apretó con sus
manos el respaldo de la silla y dijo con un poco de fuerza, ¡S eñor, anoche
mi hija S usana corrió a mi, llorando con terror, y ella dijo que había visto a
un elefante salvaje! C uando yo le pregunté, ¿D ónde? ella replicó, ¡justo
allí! ¡A hí va! y miró dentro de la luz de la L una del jardín. E sta no es la
primera vez que ella tiene visiones así; sus fantasmas muchas veces han sido
vívidos según ella. Pero anoche ella tenía tanto miedo que no podía
calmarse hasta que yo miré en el jardín y le aseguré que no había nada allí.
Me preguntaba si usted pudiese -J acob se le quedó viendo sorprendido mientras trataba de entender.
F inalmente la extrañeza de todo explotó: ¡Q ue! ¿T u verdaderamente no
escuchaste las trompetadas de esa bestia golpeada por el miedo, suficiente
ruido para despertar a los muertos, que esperabas de los dormidos?
¿T ampoco esa enorme L eona que lo perseguía, rugiendo su horrible
rabia? L a sonrisa perenne de J acob fue reemplazada por una leve tensión
alrededor de sus labios; su frente arrugada un poco por el esfuerzo de
tratar de comprender la extrañamente percepción limitada de los sentidos
de que otra forma despampanante hermosa persona.
¡M i S eñor! N o oí, ni ví, L eora contestó; sus amorosos ojos ébano,
se abrieron con sorpresa.
¿T u estas tan llena del mundo que no ves los seres de luz? ¿Puede
ser posible? ¡Y o nunca soñé querida...L eora, L eora! ¿Q ué entonces
puedes hacer si un mensajero de tu padre aparece a tu puesta? ¿S i tu no
escuchas ni vez, como puedes saber que está viniendo?
Yo
no sé, J acob, ella tartamudeó con profunda tristeza. Pero ella
se abrillanto como ella preguntó; ¿H ay esperanza para mi ser un día como
mi S usana? ¿Puedes enseñarme?
¡Y o no puedo enseñar nada a nadie! Pero tu puedes quizás reganar
lo que has perdido...hace mucho que tu has olvidado quién eres...dado
suficiente tiempo. E l pastor miró de regreso al fuego, aún sorprendido y
ligeramente divertido por su descubrimiento.
~~~
E l próximo día J acob se paró otra vez en la orilla de la fuente en el
mercado. L a multitud era más grande: muchos habían escuchado de A ldis.
A lgunos que habían atendido antes estaban diciendo que J acob tenía la
misma sabiduría como los M aestros del J uramento de E mura y T ala.
Pero otros se carcajeaban ¿Q ué similitud hay entre el sabio J oab o el
súper humano Rajanya M ordom y este ruidoso pastor? y otros lo
subestimaron, ¿A quí? ¿E n este moderno día? ¿U n mito caminando el
mundo? ¡Q ue terriblemente loco!
J acob miró otra vez a través del brillante cielo azul a un montón de
pequeñas nubes primaverales corriendo por arriba, huyendo de la memoria
de la tormenta de la última noche, y pensó que el hoy podría compartir la
nueva agua con muchos como Sanel.
J acob sacó profundamente del N uevo Pozo como su voz retumbaba
por encima de los miles reunidos, ¡T engo una taza de cristal, cortada
desde un solo diamante de indestructible belleza! ¡Déjame llenarla con la luz
dorada del viviente Pozo! ¡B ebe su fuego, deja que el poder del U no
avance atravesando sus cuerpos de barro! ¡B eban! ¡Para que recuerden
que ustedes son los hijos y las hijas del Padre S ol! ¡B eban! ¡Para que
cantemos juntos en la llegada del amanecer!
¡O h, mis perdidos chiquillos! ¡N o lloren más en soledad! ¡N o vivan
mas en el triste vacío de su privada noche! ¡Deja que tus puertas se abran a
mi fragante fluir! ¡E l carro de O rah solo espera tu permiso para batallar los
demonios de la duda y la avaricia! ¡E l S ol tiene el melancólico deseo de
llevar su fuego dentro de sus congelados corazones!
¡E scuchen mi voz, llorando a ti desde tu propia alma! ¡M uéstrenme
que aun hay vida dentro de sus rígidos cuerpos, muéstrenme que aun
pueden ver a través de sus ojos casi ciegos, de otra manera yo debo
desesperarme y enfocarme a otros! Porque si ustedes ya están muertos,
¿D e que sirve el agua dulce que yo derramo libremente para ustedes?
U n viejo hombre, al mismo tiempo conmovido y aterrado por la voz
profunda y penetrante de J acob, exclamó, ¡M aestro, atraviesas mi
corazón! ¡Y o quiero compartir tu taza! Pero mi mente lucha para alcanzarte;
¡E stoy confundido! ¿T u dices que la vida debería de ser todo gozo? ¿T u
dices que el sufrimiento no debe de estar en nuestras vidas?
Jacob sacó un envoltorio de su túnica y la miraba mientras respondía,
A quí esta uno quien escucha con ambos oídos.
¡Y o creo que el G ran Padre originalmente ordenó la vida así! ¡Pero
los trabajos de N avril H agar, el E mperador A sur V alin, permitió su
intención y ahora la vida esta ahora casada a la muerte, felicidad al dolor, la
salud a la enfermedad! C onsidera, por ejemplo, ¡L a muerte de bebés
quienes no han experimentado nada de la vida! ¿D ónde esta todo el amor
abrasador, el divino gozo en tales tragedias?
J acob, viendo inintencionadamente en su túnica preguntó, ¿E s
posible que cualquiera debiera morir temprano?
A lgunos exclamaron con disgusto, ¡Porque escuchan a un pastor
tan ignorante de la vida!
J acob levantó sus ojos de la lana. C on una mirada salvaje de
sorpresa la cual algunos malinterpretaron como rabia y les contestó,
¡U stedes se entristecen por lo vivos! ¿S i un chiquillo regresa muy
temprano a su M adre y Padre, debería causar dolor? ¡U stedes piensan
que crean la vida! ¡Nunca ha sido así! Ustedes reflejan el alma de Narain, la
L uz del U no; esto también refleja en sus niños. ¿U stedes no pueden creer
que son dueños de ellos? E llos no son tus bienes, ni tus esclavos; tu
responsabilidad es quererlos, protegerlos como un sagrado encargo.
¿D ónde, entonces está la tristeza? S i un hombre pobre se topa con una
vasta riqueza, ¿S u familia se entristece?
~~~
C uando las sombras escalaron la túnica de J acob y acariciaron sus
labios, el terminó abruptamente, ¿cuándo nos reuniremos de nuevo?
M uchos gritaron, ¡M añana! ¡Q ue sea mañana!
¿Q ué hay de sus tareas diarias? el se rió felizmente.
Pero ellos le contestaron, ¡nada importa sino verte a ti y escuchar lo
que hablas!
E ntonces que sea mañana, el sonrió mientras se iba caminando con
Sanel.
U n hombre joven llamado A rturo, muy alto y pálido con unos
profundos ojos azules, corrió tras ellos, gritando, ¡M aestro! ¡E speren!
J acob lo había notado mas temprano
un improbable reflejo del Sol
metiendose había una vez jugueteado solo sobre la cabeza dorada del
joven, mientras los otros estaban en la sombra.
Arturo, tragando con dificultad, dijo ¡M aestro! Por años he orado
por un guía, suplicándole al G ran Padre que me revele el significado de
este duro mundo. M uchas veces tu rostro apareció ante mi en visión. L a
última vez -- ¡justo anoche!
T ambién había una voz como el rugido
apaleador de un gran océano sigue a este hombre. E l te enseñará del
U no.
A l fin te he encontrado; ¡N unca te dejaré! A rturo se tiró a si
mismo a los pies del pastor y los besó.
Riéndose suavemente, J acob lo levantó. ¿S i tu vas conmigo, quien
te detendrá? V en, come con nosotros.
Así Arturo vino a Jacob, el mismo Arturo quien algún día protegería
a los quinientos de las legiones salazianas.
~~~
M uy tarde esa noche, J acob se sentó en el estudio de S anel ante el
fuego, contemplando sus flamas. S anel y L eora, A rturo, A ldis y otros
pocos estaban allí. C orazones llenos con su silencio, mentes tratando de
entenderlo.
U n fuerte golpeteo hizo que el mercader abruptamente se ponga de
pie. E l muy de prisa fue al portal, pensando, ¿Q uién puede venir a estas
horas?
A briendo su puerta, el descubrió a un joven hombre vestido en
trapos rasgados. E l visitante se le quedó viendo fervientemente por un
largo momento, entonces exclamó fuertemente, ¡A quí esta un M aestro!
Y o debo verlo.
L a luz de la lámpara de gas detrás de el hizo que su
ondulado cabello sable apareciera casi demoníaco.
E l esta aquí, susurró S anel perplejo por tal intensidad de palabra
y forma. Pero el no había hablado en toda la noche; el solamente le sonreía
al fuego, pensando pensamientos privados.
Y o recomendaría que tu
esperaras hasta mañana y -¡S anel! retumbó la voz de J acob desde su estudio. ¡T rae a
E steban a mi!; nunca niegues o siquiera pospongas la entrada a aquellos
quienes están vivos!
A unque su apariencia salvaje bien lo camuflaba, este visitante era un
S hara, el hijo mayor de un A dan de un país distante. A la edad de doce,
el concluyó que el valor mas alto de la vida de la corte estaba en su ausencia
y había abandonado su hogar, desesperadamente buscando una
alternativa. E l había descubierto a muchos con mucho aprendizaje los
pasados nueve años pero todavía, no había quien pudiese llenar ambos, su
corazón y su mente, nadie con suficiente integridad y poder personal para
satisfacer sus altas expectativas y deseos.
H oy, sin embargo el había escuchado del pastor J acob, un hombre
quien hablaba de la vida diferentemente de los otros, con fortaleza y visión
y amor manifiesto. H abía muchas historias recorriendo alrededor de F alón
acerca de quince curas remarcables que habían tomado lugar mientras el
pastor estaba hablando; muchos de los crédulos estaban diciendo que el
era un trabajador de milagros de poder improcedente.
E steban fervientemente buscó la villa del mercader, pero se quedó
afuera, con la mente dividida, por varias horas. ¡H abía tantos falsos
maestros en esta edad empobrecida! ¡Que tal si -- otra vez! -- ¿Este pastor
era solamente otro? A l final el junto su valor.
S eguro que el se
decepcionaría, el pidió permiso para entrar. Y ahora el estaba siendo
dirigido y su corazón batiendo contra su pecho como un león recién
atrapado, dentro del corazón de la villa de Sanel.
¿C ómo pudo el saber mi nombre? E l pensó, todavía como la
presencia encarnada en el estudio empezó a inundar a través de su espíritu.
J acob, viendo aun solo al fuego, dijo cálidamente, ¡B ienvenido, hijo
mío! ¿Pero done está la chiquilla D ébora?
E steban descubrió el caos.
¿C ómo podía este simple pastor
conocer a la traviesa quien había terminado con su paciencia durante el mes
pasado? D urante mucho se había maldecido a si mismo por compartir la
coraza de pan que había ganado su lealtad. L e había tomado hasta esa
misma mañana, escapar de su agudo ojo ¿N os pudo haber visto juntos?
¡Nunca le había visto antes! ¿Cómo entonces el conoce a D ébora?
E l S hara ya no podía negar más la presión en su pecho.
Su
mente en caos de salvaje confusión y apasionada esperanza, el cayo en sus
rodillas ante el pastor, atragantándose, ¡Padre mío! ¡Perdóname! Y o
le
dejé a ella esta mañana en Samora. Pero -¿Pero? ¿Pero? ¿Regresas a mí con excusas? ¿T u esperas la gracia
de la M adre si tu niegas a aquellos quienes dependen de ti? ¡V ete de mi
presencia, no te atrevas a regresar sin la chiquilla! L os ojos de J acob se
movieron lentamente del fuego; el poder de su mirada por primera vez
golpeó profundamente dentro de los ojos marrones de E steban. U na
intensa luz irrumpió dentro de la vida en el S hara, haciendo pálida la
habitación.
¡M e voy inmediatamente! exclamó. D ando un brinco y un medio
saludo reverencial, el salió corriendo de la villa. E l tampoco dejo de correr
hasta que casi alcanzo S amora y encontró a D ébora durmiendo en la
grama a un lado de la carretera.
T omándola en sus brazos, el lloró placenteramente sobre ella; la
chiquilla despertó con una carcajada. ¡O h E steban! ¡E steban! ¡S abía
que nunca me dejarías!
A sí E steban primero vino a J acob, el mismo E steban quien dirigiría
a los quinientos después de la muerte de Jacob.
~~~
C asi tres mil dejaron sus rutinas diarias para escuchar al pastor en el
cerrado mercado la siguiente mañana.
L as jaulas vacías y los espacios de los vendedores le parecían a él un
símbolo encajante: L as energías del mundo aparecían como un refinado
tono de balance que el solo le había dado. L a habilidad de ajustar.
S abiendo que era el último discurso, el no se quedó con nada: Por doce
horas, el dio la totalidad de su espíritu a su poder de expresión que crecía
sin límites. S u voz, al principio bellamente resonante y llena, gradualmente
se transformaba para empezar a ser tan perfecta para ser mas que verbal:
casi parecía como si sus pensamientos estaban pasando directamente y sin
distorsión dentro de las mentes oyentes sin el médium del suave aire de
primavera.
E stas eran las palabras finales publicas del pastor J acob en F alón:
¡M i gente! Y o te pregunto una final vez, ¿Por qué se alejan de mí? ¿Q ué
impulso de perversidad cierra sus corazones, nosotros quienes fuimos
unidos en luz eterna y el canto del U no en el principio?
¿Por qué niegan ambos, el néctar y pan? ¿E sta el barro crecido tan
grueso en tus oídos que no puedes escuchar mi llamado, solo en la ciudad
de los muertos? ¿H an tus juicios y creencias opacado tus sentidos que tu
no puedes ni siquiera probar u oler, sino tocar solamente?
¿Q ué puedo hacer para que tu comas de mi completo grano?
¿D ebo romper este viejo cuerpo ante ti para que me escuchen? ¡M i alma
espera por su presencia; mi mano se estira para tomar otra vez su amor,
fluyendo en ríos en sus derretidos corazones!
¿S e han olvidado del gozo? ¿N o fue suficiente una probada de mi
taza para revelar la vibrante vida del U no?
¿Por qué buscas en el desierto por agua? ¿Por qué te arrastras a
través de las hierbas buscando pan?
C on el dorado calor de tus manos, ¿Por qué haces trueque por el
milagro?
¡T us venenos diarios te han cegado! ¡T u has sacrificado la verdad
por los ídolos que degeneran a la humanidad!
¡D e que les sirven sus corazones sin fortaleza! ¡C ual es el uso de
sus vidas sin amor!
¡E n el amanecer de la C reación, tu voluntad fue manifiesta! ¿Por
qué permiten que esta ensombrecida e incierta superstición opaque sus
suelos? ¡L a F uente ha regresado hoy! ¡Regocíjense conmigo! ¡Perdónense
a si mismos, perdonen al mundo, bailen en la luz del U no!
¿T u no
compartirías el agua dulce? Y o
te digo
esto
verdaderamente: ¡L a oscuridad y la luz empiezan ahora a ser mas intensas!
¡L a oscuridad, a ser enraizada afuera y para siempre destruida; la luz, al
triunfo por todos los tiempos!
¡M i gente! ¡N o despierten al cuarto día entonces y se encuentren a
ustedes mismos entre las cortas varitas del grano después que el
cosechador ha pasado! ¡Y o te digo ahora en claras palabras, el destino de
F alón es fuego!
S orprendido de pronto a si mismo, dejó que su mente se deslizara
hacia adentro, retando la terrible verdad, que él justo había descubierto.
Por diez minutos luchó con sus dudas mientras sus oyentes lo miraban con
incrementada confusión. ¿Q ué estaba haciendo él? ¿H abía algo mal con
el? E l estaba viendo sobre de ellos, sobre sus cabezas; aquellos quienes
estaban suficientemente cerca vieron que sus ojos se movían rápidamente,
como si ellos estuvieran observando algo o alguien. E stos estiraron sus
cuellos para seguir su mirada pero no podían ver nada sino la piedra caliza
del banco al cruzar la plaza y, arriba de eso, el cielo primaveral
perfectamente azul.
F inalmente tembló una vez y, mirando de regreso a los F alonenses,
gritó en una voz muy alta, ¡Q ue así sea! ¡L a trama en movimiento continua!
¡D eja que nadie oponga su violento decreto! A l cuarto amanecer de aquí
en adelante, yo dirigiré el camino para aquellos que están vivios; solo los
muertos se quedaran.
D ejen atrás todo, salvo solo las ropas que usan, una frazada, y
suficiente comida para siete días. T odos ustedes deben venir: después de
la última caminata del pastor, este viaje de siete días, tu serás llevado de la
ciudad de los muertos dentro de un nuevo y superior mundo.
M uchos exclamaron, ¡V ean! ¡E l pastor esta loco! pero algunos se
acordaron de la guerra del oeste y estaban profundamente abatidos. Y
algunos, los mas movidos por su presencia, decidieron sin ninguna duda
partir.
~~~
E sa noche, tres de los oficiales principales de F alón se reunieron en
las oficinas administrativas del banco mas grande de la ciudad. L as
alfombras marrón aterciopeladas y los elegantes tapices estaban puestos
para acentuar en vez de esconder la rica piedra caliza. E l propietario del
banco amaba la permanencia; el siempre sintió una poderosa fuerza de
estabilidad radiando desde la roca. B astante exhaustivamente opuesto a
la extraña y temporal debilidad del ser humano común. E l se recostó en su
silla reclinable y recorrió sus manos a través de su escaso cabello e hizo su
punto una vez mas, ¡N o! Y o digo otra vez, que estamos siendo unos
tontos. ¿V erdad que no controlamos F alón? ¿Por qué debemos permitir a
un pastor perturbar nuestros negocios? ¡T res mil hoy! ¿Por qué tolerar tal
pereza? U n día terrible. E l peor de este cuarto. Y o les digo, el debe de
ser acallado.
E l gobernador dejo de caminar de un lado a otro y se le quedó
viendo. ¿Por qué lo banqueros siempre están preocupados con el tamaño
de sus billeteras? ¿Q ué era importante acerca de los negocios, cuando la
esencia del futuro de F alón estaba siendo envenenada?
E l dijo
bruscamente, H a pasado desapercibido a tu vista la importancia de éste
J acob. Previenelo de hablar en público, el continuará en privado.
N osotros solo tenemos una forma de mantenerlo alejado de corromper a
los jóvenes. E so que siempre ha funcionado antes y no nos fallará a
nosotros ahora: el debe de ser ejecutado.
¡T u no puedes hablaren serio! explotó el capitán de la policía,
furioso con ambos. U n lunático inofensivo grita en la plaza y nuestros
ciudadanos líderes piensan que es importante. A hora me explico como es
que la nación diabólica S alaz conquista el mundo, el pensó con desdén por
su raza. E l obviamente es un revoltoso, bastante probable que este loco.
Pero el dijo hoy que se iría pronto. N osotros solo necesitamos paciencia.
Y por favor, la mitad de la media de sentido común.
¡Pero muchos se irán con él!
gobernador a una sola voz.
exclamaron el banquero y el
¿T u no piensas eso? ¿Q uién dejaría su hogar para seguir aun
lunático de remate? E llos meramente encontraron una excusa para una
vacación. C réanme, veinticuatro horas después de que el pastor de haya
ido, nadie se acordará de una sola palabra de lo que el dijo
A lo último, yo estoy de acuerdo que debemos prohibir cualquier
tipo de proclamación absurda, refunfuñó el gobernador, lejos de estar
satisfecho con esta solución, pero viendo que no podía penetrar la firme
indiferencia del capitán.
N o tiene sentido permitir esta vacación ilegal ya que debemos
continuar con otro día de trabajo, estuvo de acuerdo el banquero
agriamente.
L a policía vino a la villa de S anel y le dijo al mercader que J acob ya
no podía hablar mas en el mercado o en cualquier otra parte en F alón bajo
pena de muerte.
E l pastor movió su cabeza serenamente al fuego cuando S anel le
dio las noticias. E l mercader como siempre entusiasmado para ayudar a
este extrañamente silencioso gigante, dijo, yo tengo un campo de cebada
joven al oeste de la ciudad. N osotros nos podríamos reunir allí, caben
muchos miles.
Y A rturo dijo, Y o puedo hablar con mi tío, el es el capitán de la
policía. E l puede deshacer esta regla.
Pero J acob se carcajeó con una profunda diversión y le contestó a
ambos, N o, a ellos se les ha dicho suficiente. E llos deben escoger entre
Vivir o Morir. La simple verdad es: yo nunca tuve nada que decir.
19. L O S V IV O S Y L O S M U E RT O S
El dolor es el pensamiento del mal chocando con tu mente perfecta
--Rodavi
Todos creamos nuestro propio mundo.
Feliz o triste, saludable o enfermo
En riqueza o pobreza,
Vivimos como escogemos.
No hay nadie a quien culpar.
No hay nadie a quien agradecer.
No hay nadie sino nosotros mismos
--Mordom
Los quinientos escogerán por la vida
Cuando la muerte aparezca en el camino derecho.
-- Joab
E se día, mientras J acob hablaba, el último remanente del ejercito en
retaguardia que lo pasó a el una semana antes, fue rodeado y destruido al
hombre por las legiones invasoras Salzianas.
L os victoriosos generales se reunieron todos esa noche dentro de la
tienda de su joven emperatriz. Era apenas suficientemente grande para los
doce de ellos: A vera igualaba las austeridades de sus soldados en su
propia vida. E lla comía cuando ellos comían, vestía como ellos vestían,
dormía cuando ellos dormían.
L a fanática devoción de los militares
Salazianos no era Accidente.
L as aclamaciones se hablaban bien y por largo tiempo. Pero el
general mas joven de A vera, G olranel, no se juntaba con los otros en sus
aclamaciones. E l se quedaba parado atrás con una actitud, impaciente
esperando la atención de su emperatriz.
A vera notó esta pequeña desarmonía pero no vió una buena razón
para no permitir a los oficiales de rango felicitarla y el uno al otro hasta el
límite de su deseo. Pero cuando estaban en lo mejor de la euforia y en
medio del mas estático verboseo y este empezó a tomar pausa en sus
retóricas y metáforas del caso para describir la generosidad de los militares
S alazianos y la brillantez de su emperatriz, A vera miró con rabia a
G olranel y dijo fríamente, ¿T u no te regocijas de nuestra pequeña
victoria, joven general?
G olranel miró fríamente dentro de los ojos ébano que aterrorizaban
a la mitad del mundo y contestó muy despacio, esta victoria fue buena, y
estuvo bien, su excelencia. Pero verdaderamente, ¿qué hemos logrado?
¡Ninguno de los bárbaros se escapó para reportar nuestra ciencia superior!
¿Q ué ventaja tiene nuestra habilidad superior, si fallamos en usar lo que
tenemos para terminar aquí y enfocar las legiones a la guerra del oeste?
¿Q ué es lo que sugieres? A vera preguntó con gran interés. E lla
empezó a juguetear sin sentido la gema dorada S tarbha escondida debajo
de su uniforme. G olranel tendría como siempre algún horrible pero
maravilloso plan.
E ra su extraordinaria brillantez combinada con su
extraordinaria violencia en ser despiadado que le permitió a él avanzar tan
rápido y tan lejos. ¡El era tres años mayor que ella!
G olranel, sonriendo adentro pero mostrando solo su usual intensa
rigidez, se abrió paso entre los generales y se encaró directamente con
A vera. E l puso ambas manos sobre el mapa de la mesa entre ellos y se
inclinó ante ella, y le dijo en voz muy baja, S embremos terror. E sto es lo
que yo veo, A vera. A terroricemos a los bárbaros. S us ejércitos no
lucharán si ellos entienden los terribles poderes que nosotros hemos
extraído de los viejos libros de los M aestros del J uramento. M ira
allí.
¿L o ves? U na escuálida capital de esta patética región. F alón, creo que
así se llama. Déjanos descender sobre ella con la totalidad del fuego. Deja
sobrevivir a unos cuantos cientos solo suficientes para escaparse hacia el
este y derramar la historia de nuestro poder superior. E ntonces, nosotros
solo necesitaremos esperar. ¿Puede haber duda que ellos rápidamente se
someterán?
Avera miró por un largo tiempo a las sombras de las linternas jugando
sobre los mapas en la mesa. T odos los generales se inclinaban hacia ella
ahora, curiosamente acerca de su respuesta acallando cualquier otro
pensamiento. A vera sintió si concentrada atención y la usó para ayudar el
enfoque en su mente. A un así, su decisión fue larga en venir. S ería un
error el pensar siquiera una leve compasión para los cien mil Faloneses que
la detenían. L a lógica era su único D ios. T error por velocidad como
herramienta practica. A un ella dudaba, porque ella sentía una fuerza
escondida allí, un poder desconocido que quizás crearía futuras
complicaciones. ¿Q ué era eso? ¿E l martirio, quizás? E lla bien entendía el
efecto de los símbolos
parte e su meteorico levantamiento era debido al
asesinato de su padre. E l hecho era que ella había cometido patricidio
nunca en lo más mínimo opacó su percepción del efecto del asesinato en
público. ¿C onvertir F alón a las cenizas nos servirá bien? ¿O quizás se
unirán estas débiles e inferiores razas?
A vera apretó a S tarbha muy fuertemente con su fuerte mano
regocijándose otra vez al sentir el profundo misterio del poder infalible de la
gema.
Riendo felizmente, ella exclamó, ¡Q ue así sea G olranel! T u
amoroso pensamiento me place. Y o me iré rápidamente de esta maldita
tierra de demonios blanqueados. Ve los detalles y procede.
~~~
A l amanecer del cuarto día siguiente, mil quinientos se reunieron en
el muro norte de F alón. M uchos vinieron por temor a la profetizada
destrucción, otros solo por amor. A quellos que se quedaron atrás se
apoyaban sobre sus ventanas, irónicamente, ¿Parecemos muertos? ¡E l
pastor dijo que solamente los vivos serían capaces de irse hoy! ¿Por qué
siguen a un loco? ¿E stán bien o es que el último invierno los ha vuelto
dementes? ¡Pensar que pensábamos de ustedes eran F alonenses! A lgunos
cuantos regresaron por las palabras irónicas de sus amigos y vecinos de
toda la vida, pero la mayoría no pudo ser disuadida; ellos se reunían en el
aire frío de la madrugada.
E steban, S anel y A ldis estaban entre los mil quinientos y le dijeron
a aquellos que habían traído mas que solo sus ropas, una frazada y comida
para siete días que huyeran de Falón hacia el este.
M uchos de los miles que así fueron comandados se quejaban
amargamente, ¡E so es injusto! ¿D ebemos caminar sin estar preparados
dentro de un futuro incierto?
Pero cuando E steban les respondió, ¿H an tenido tan poco
entendimiento de quien es J acob? ¿E stán tan esperanzadamente ciegos?
A lgunos apenados tiraron sus espadas y sus joyas y cajas de dinero y se
unieron a los quinientos quienes estaban siguiendo al pastor al norte.
T odo ese día, J acob los dirigió dentro de las colinas muy despacio.
E l se detuvo justo antes de la puesta del sol en una colina; los quinientos
observaban con agregada emoción cuando las luces de F alón se
empezaban a quemar en la lejana distancia. N o solo uno pocos deseaban
regresar y dudaban del pastor. ¡Todo había sido tan de pronto! ¿A dónde
los llevaba? ¿A cualquier parte? ¿Habrían sido unos tontos?
J acob rompió el silencio del día. ¡N o enciendan fuegos hoy!
¡D escansen ahora, levántense temprano, observen la ciudad de los
muertos! el se acostó e inmediatamente se quedó dormido.
L a mayoría hicieron como les dijeron, pero S anel buscó al S hara
E steban y preguntó, ¿por qué el M aestro no come ni bebe? ¡E l no ha
traído nada para si mismo!
E steban se le quedó viendo con angustia y respondió, ¿N o dijo el
que este viaje de siete días era la Ultima Caminata del Pastor?
¡S eguro que él hablaba en metáfora, como lo hacía seguido ante las
masas!
Q uizás, S anel, quizás E steban se enrolló a si mismo en su frazada
y se volteo. Pero después de que el mercader se marcho, el S hara se
quedo observando en insomnio a Falón durante el resto de la noche.
~~~
J usto antes del amanecer, los quinientos se despertaron ante un
distante retumbido, como el de un trueno. M irando de vuelta a F alón ellos
vieron un terrible humo negro de muerte y destrucción levantándose en
grandes y rugientes bocanadas hacia el iluminado cielo. A quellos con los
ojos mas agudos dijeron, ¡S alaz ha rodeado la ciudad! ¡E llos disparan
continuamente! ¿D ónde está nuestro ejercito?
Por toda la mañana los quinientos observaron, boquiabiertos con
estupefacto horror.
Por último J acob dijo. Y a no es mas. A hora los muertos están
muertos. V amos a seguir nuestro camino. E l empezó a caminar hacia las
montañas; muy despacio, todos lo siguieron.
U na hora pasó en absoluto silencio, roto solamente por el suave
sollozo de aquellos quienes habían perdido a sus queridos amigos y
parientes esa mañana. De pronto Leora exclamó, ¡E se polvo! ¡V iene para
acá! ¡U na caballería! ¡N os han traicionado! ¡H uyan!
J acob no respondió. N i siquiera cambió su paso, aunque los
quinientos se levantaron corriendo y lo pasaron a él como un mar en furia.
T an pronto como todos, excepto E steban, A rturo y D ébora estaban
frente a él, él los llamó en una fuerte voz, S i corren, morirán. Y o no los
puedo proteger si me dejan.
L os quinientos a regañadientes pararon y esperaron por él:
C uestionar sus profecías parecía particularmente sabio. A unque todavía,
se debe de notar si su subsecuente destino se quiere entender: T odos
sino tres dudaron de él en las siguientes horas. ¿H abrían ellos escapado
de la muerte de Falón solo para ser encarnizados en los abiertos campos?
~~~
A media tarde, la caballería estaba en la distancia de un tiro de arco
de ellos. J acob, viviendo la perfección del poder del dorado jinete sabía
bien, y levantó su mano derecha. L a caballería se detuvo, exactamente
como si estuvieran compuestos de tantas muñecas y el había jalado un hilo
que las activaba a todas.
E s abundantemente claro, dijo el capitán a su mayor, ese tonto
estaba totalmente errado. H emos cabalgado todo el día y no hemos visto
ni señas de una banda de refugiados. T ampoco nadie puede escapar a
nuestra vista pues hemos cruzado la ultima cresta, ciertamente.
El
malinterpretó rocas por gente en la luz penumbrosa por el humo de la
mañana.
T ienes toda la razón, dijo el mayor a su capitán. D éjanos
humildemente sugerir que se le pele la piel para hervirlo y luego dárselo de
botana al león de A vera, por hacernos perder nuestro tiempo. ¡S eñala el
regreso!
La caballería se fue de regreso por donde había venido. Pero uno de
ellos no se movió mientras que la ola se rompía a su alrededor: U n oficial
menor mantuvo a su yegua quieta como una roca mientras el miraba
incrédulo de un lado a otro como se retiraba la caballería ante los
refugiados, parados a simple vista a tan solo cincuenta pasos enfrente de
ellos.
J acob caminó entre su gente a él y le dijo en perfecto S alaziano,
¡B ienvenido teniente! H emos estado esperando por ti. G racias por
apurarte a llegar. E l se dirigió a S anel y dijo, háblale a D avid del U no.
D e toda la vasta horda de S alazianos, este chiquillo solo, esta vivo.
A sí fue como D avid vino por primera vez a J acob, el mismo D avid
quien sería el último vivo de los quinientos.
~~~
Poco después al principio del sexto día de su viaje, J acob dirigió a
los quinientos fuera del sendero principal dentro de un antiguo y olvidado
camino. C ada día ellos habían caminado desde el amanecer hasta el
anochecer, tomando una pausa de una hora al descanso de miedo día.
E llos habían hecho un excelente progreso: los picos cubiertos por la nieve
de las Montañas Guardianes estaban todos a su alrededor.
E l pastor había mantenido silencio desde que la caballería se
devolvió; muchos estaban preocupados por él. M uchos habían dudado su
propia fortuna: S u comida ya casi se terminaba. E llos se arrepentían de
haber abandonado todas sus armas y trataban de atrapar conejos y aves
silvestres.
Pero E steban se los prohibió, S i ustedes rompen sus
mandatos, ¿cómo pueden esperanzarse de su protección?
H abía un
considerable murmullo de preocupación, pero la mayoría de los Q uinientos
basaban sus esperanzas en el pastor. N adie era todavía suficientemente
bravo o suficientemente temeroso para perturbar su silencio.
T odo ese día, ellos caminaban por un sendero rocoso en lo que
seguían un incitado arroyo a través del bosque virgen siempre verde, el
valle, al principio era bastante amplio, y se iba encogiendo dentro de una
angosta garganta, peligrosa pero amorosa: M uchas cascadas de chorros
de agua corrían de sus altos acantilados para unirse a la veloz agua de
abajo.
E n cuanto el S ol se empezó a meter detrás de las montañas, el
camino emergió de un cañón y terminó en una gran sabana verde, rodeada
por todas partes por las majestuosas G uardianes. L os Q uinientos habían
escalado muy alto: S olo una legua arriba había nieve incluso en las colinas
del sur; ellos habían ya cruzado muchos parches de nieve que estaban en
lugares protegidos. L os niños habían totalmente disfrutado de eso; ellos
jugaban sin importarles nada con sonrisas primaverales mientras sus padres
dudaban incluso mas fervientemente. ¿C uándo aprenderán ellos que la
vida en el mejor de los casos es dura y frecuentemente cruel?
E l arroyo que habían seguido todo el día caía desde muy arriba
dentro de un profundo estanque. J acob se arrodilló cerca de el y se le
quedo mirando al agua. T odos lo dejaban solo excepto A rturo, quien
nunca dejaba su lado por ninguna razón. E l noble joven se sentó junto a él
para estar disponible a ayudarlo en cualquier forma.
N o mucho mas lejos esperaba la chiquilla D ébora. D esde que ella
había visto la primera vez a A rturo, ella había sido leal a él como él era con
J acob: E lla encontraba a A rturo perfecto en todas las formas. E steban
al principio estaba perplejo por esta transferencia de su devoción; pero
cuando el pensaba acerca de ello, el sentía que era una buena forma de
mantenerla alejada de problemas y aprobó el cambio. N o era claro si a
A rturo le gustaba esta constante sombra de cabello rojizo, pero
probablemente estaba demasiado metido con su continuo estudio de
Jacob para notar su tenaz y afilada atención.
~~~
Mientras los Q uinientos comían su cena, unos poco se acercaron a
E steban y S anel, ¡N osotros tenemos comida solo para un día mas!
¡M añana nuestros niños se morirán de hambre! D ebemos de entender su
intención.
¡N o conozco su mente, yo no lo cuestiono! N o confiando en sus
ojos, el S hara se alejó de ellos. E l mercader, sin embargo, había sido
estimulado por sus miedos: la preocupación por su familia era un peso en
incremento. El estuvo de acuerdo de acercarse a Jacob.
El pastor aun arrodillado junto al estanque, una ardillita estaba en su
hombro que huyó cuando S anel se acercó. A ntes de que el mercader
hablara su duda, J acob exclamó, ¡S anel! ¿A un estas verdaderamente
lleno de miedo? ¿Por qué cargas tu mente con importancias y tu corazón
con preocupaciones? T u único requisito en la vida es darte a ti mismo
completamente al U no. ¿S ientes tu mas por tu hermosa L eora y tu
adorable S usana que por la M adre? ¿Por qué dudas de su amor
abrasador? ¡T u debes aprender a tomar maestría de los movimientos de tu
mente! D e otro modo sus divagaciones una y otra vez dentro de la duda y
la desesperación, incluso ante el portal del paraíso.
S anel, esa pequeña ardilla me dijo de un feroz oso, está
aterrorizando este pequeño valle. ¡D ame tu daga!
E l rostro del mercader se ruborizó: J acob les había ordenado que
no trajeran armas. Pero él se había preocupado por la seguridad de
Susana y Leora y había escondido en secreto un Kris en su túnica. Como
él la iba sacando muy despacio, la hola plateada destelló letalmente a la luz
de la luna.
¿S í hay peligro de un oso -- ? Exclamó Arturo.
J acob le respondió calladamente, nadie sufrirá de eso. E l tomó la
daga con una expresión melancólica, entonces recorrió su dedo muy
despacio por la serpentina hoja mientras murmuraba, C ada acto esta
acompañado por una perfecta y justa compensación. A unque, es curioso
que una hoja como esta sea la que pague la deuda.
E ncogiéndose de
hombros ligeramente, la deslizó bajo la soga de su cintura y entonces miró al
mercader. U n violento fuego rugiendo en sus ojos, él le ordenó, ¡S anel!
Escúchame con mucho cuidado ahora. ¡Yo te llamé a mi
si, yo te llamé a ti!
Tu no te pudiste haber acercado a mi de no haberlo hecho.
D ile a los Q uinientos que descansen temprano esta noche y que no
dispersen las oscuras horas en habladurías sin sentido: mañana será el día
mas duro para los vivos desde la ruina de Para
cuando su parte en esta
labor empezó.
J acob se le quedó viendo somnoliento al estanque otra vez, dejando
el peso que el artísticamente había quitado a S anel para que se aquietara
para unirse con los otros tomada de la mayoría de los refugiados. Después
de un largo tiempo, el tembló vigorosamente y continuó en una voz tan llena
de melancolía que el mercader al principio pensó que estaban discutiendo la
muerte de alguien queridamente amado, T ambién construye un puente
simple pero fuerte de troncos y piedras mas debajo de este estanque, allí
donde el arrollo se hace mas angosto, ¡y S anel! ¿H as notado que esta
agua no está fría?
E l mercader de hecho había notado que el arroyo se hacía mas
cálido como ellos lo habían seguido, pero no había concluido nada de este
curioso hecho.
A llí yace la respuesta a la duda quemando de adentro, martirizando
tu paz, J acob terminó aun solo viendo el agua.
~~~
E l pastor no se movió otra vez hasta dos horas antes del amanecer.
E ntonces se levantó de pronto y se alejó silenciosamente de los
Q uinientos que dormían, A rturo estaba despierto y lo siguió
inmediatamente: él nunca comía hasta que J acob comía, nunca tomaba
nada hasta que J acob tomaba, nunca dormía hasta que J acob dormía. E l
se apuró siguiéndolo ahora, temeroso de perderlo en la oscuridad.
N o había necesidad de temer: J acob estaba esperándolo justo un
poco mas allá del conocimiento de los otros. E l habló muy suavemente
desde lo oscuro de la noche,
A rturo, A rturo, amado chiquillo,
excesivamente amargo este día probará ser para ti.
¿C ómo es eso? ¡C uando yo estoy contigo, todo es luz y gozo!
A ti se te ha dado la razón. A hora debo irme; tu no debes seguirme
por muchos años: mucho de la vida aun queda para ti en este grande y
ancho mundo.
¡Y o iré contigo! A rturo estaba aterrorizado por primera vez desde
que él lo había conocido.
T u no puedes. N o te desesperes, yo no te abandonaré para
siempre; nosotros nos regocijaremos un día juntos otra vez bajo un nuevo
S ol. ¡C onfía en la perfección del orden de la vida! T u debes aprender a
amarme mas abstractamente: como tu ves los trabajos de los S iete en toda
la N aturaleza, Y o creceré mas de lleno y mas completo en tu corazón.
¡D ame tu palabra!
¡T u le pides a mis labios blasfemar mi alma! ¡Y o debo seguirte!
¡T u no debes! el pastor levantó su mano; A rturo cayó al suelo.
J acob se arrodilló junto a él, tomo su cabeza y la mantuvo cerca de su
pecho. L lorando el besó su frente, y alisó su enredado cabello dorado.
M i querido, hijo perdido, el murmuró. D e pronto J acob miró dentro de
los arbustos y dijo no temas, D ébora. T u A rturo despertará con el
amanecer. V en aquí, chiquilla; yo debo hablar contigo.
~~~
A l amanecer, los Q uinientos fueron sacudidos de su sueño por un
rugido del rabioso oso. Parándose temerosos, ¡ellos lo vieron corriendo
hacia ellos montaña abajo! ¡U n poco mas de terreno y estaría sobre ellos!
¡U n impulso caótico, de huir hacia la seguridad! F luyó a través de todos
ellos. E n el último instante, J acob brincó desde una rama colgante sobre
el lomo de la bestia embistiendo. E l kris se levantó y cayó varias veces; la
embestida hacia delante del oso cambió en volantines mientras luchaba
para quitarse al humano que lo atacaba.
D e pronto E steban estuvo junto a J acob. E l se había despertado
temprano, intuyendo mucho del sacrificio del pastor, y lo había buscado
vivazmente durante la última hora. E l había rápidamente encontrado a
A rturo durmiendo pacíficamente, pero solo momentos antes el había al fin
descubierto a J acob. A sí entonces el oso rugía en su muerte, el pastor
tambaleándose en sus pies se paró y gritó a voz en pecho, ¡detente! ¡N o
subas! ¡T odo está bien!
Pero Esteban, viendo sus heridas, exclamó ¡M aestro! ¡A cuéstate!
J acob giró hacia él, sus ojos enormes con victoria o sorpresa y
exclamo, ¡eres tu entonces! las palabras resonaron dentro del S hara,
instantáneamente distorsionando el espacio. J acob parecía crecer enorme;
las manos del pastor en tanto que ellas muy despacio, muy despacio
vinieron mas y mas cerca parecían como dos enormes árboles estirándose
hacia él, desde una gran montaña de J acob. A un mucho mas despacio las
manos siguieron acercándose, expandiéndose mucho mas y mas grande
como ellas venían sin remedio. Y entonces ellas estaba tocando su cabeza;
ellas estaban tan calientes como la lava quemando los últimos vestigios de
todo lo que alguna vez había sido E steban. E l S hara gritó; sus rodillas se
doblaron debajo de él cayendo hacia atrás sobre el cadáver del oso que
aun daba sus últimos alientos.
J acob sonrió con su boca un poco chueca y le dijo, T u debes
guiarlos a ellos ahora. E ntonces el se dio la vuelta y regresó donde
estaban los Q uinientos y gritó. ¡M i tiempo se termina! E steban es ahora
su nuevo líder. ¡S iempre hagan su voluntad de tal manera como si el fuera
yo! N o duden: en el segundo día ¡T u pasado y futuro se manifestarán! E l
cayó a sus rodillas apretando su pecho.
L os Q uinientos gritaron como si fueran solo uno y corrieron hacia
delante. Pero antes que cualquiera de ellos lo alcanzara, un fuego
destellante y dorado fluyó de su corazón y una suave pero sublime neblina
color argento vinieron desde las profundas lagrimas detrás de él. E n un
instante, el M aestro del J uramento V aga, vestido en una túnica refulgente
esmeralda y usando una corona de brillante oro, se paró al lado izquierdo
de J acob; la eternamente sobrenatural V enus en un radiante plateado
estaba a su lado.
S olo el pastor y el S hara escucharon sus palabras. ¡M i S eñor! T u
has tenido éxito mas allá de toda esperanza, y tu, bien has dado la vuelta a
la rueda, mi hijo, levantando a J acob como si no fuera mas pesado que solo
una suave pluma, V aga miró sobre los Q uinientos y agregó en una voz tan
fuerte y llena que el piso vibró, ¡N unca
V ioles
la voluntad
de
E steban!
V enus mientras tanto estaba agregando su suave poder a J acob a
través de dejar fluir una porción de su espíritu dentro del S hara. E steban
sintió una fuerza sanadora de calma reintegrando su mente. E n tanto que
sus pensamientos cantaban a través de el, ¡N unca temas S hara! S iempre
estamos contigo.
E ntonces la luz creció mas y mas dolorosamente brillante hasta que
todos sino E steban se habían dado la vuelta y cubierto sus ojos. Así
nadie mas vio lo que sucedió después.
Pero cuando la brillantez
abruptamente terminó y los Q uinientos pudieron ver de nuevo, solo el
S hara estaba allí.
E l seguía sobre el oso, pero ahora estaba
aparentemente inconsciente.
S anel exclamó en temor y desolación, ¡que terrible esto de J acob!
¡Por qué yo no busque a ese oso anoche!
A ldis gritó con rabia, ¡Q ue! ¿T u lo sabías? ¡Y aun no nos dijiste!
¿Por qué--?
¡S i, condénenme! M e merezco su odio. S i, ¡L o sabía! J acob me
dijo. ¡Pero él dijo que nadie sufriría! ¡T errible! ¡Por ahora yo percibo que el
quiso decir ning-uno! ¡S ino todos juntos! ¡T errible, realmente es
entristecedor por nuestra perdida del M aestro!
¡N o, S anel! gritó una voz que sonaba no diferente a la de un
M aestro del J uramento. M irando hacia arriba, los Q uinientos vieron a
E steban parado ahora pero el estaba transfigurado: una luz etérea
radiaba desde rostro y cuerpo: el aparecía casi tan glorioso como lo había
sido V enus. ¡T u primer entendimiento era correcto! ¡J acob no sufrió mas
de sus heridas de lo que el S ol lo hace del polvo del espacio! C omo
podemos estar tristes ¡C uando nuestro M aestro ha regresado a su
O rigen! ¡N o, mis hermanos y hermanas, nosotros debemos de regocijarnos
hoy! E l Pozo reboza ahora; nosotros podemos, no, ¡N osotros debemos!
C ontinuar bebiendo.
E steban se bajó de la roca, paso a través de ellos, tan calmadamente
como si fuera una dulce brisa y ellos se quedaron parados como cedros, y
entonces caminó a través del puente de Sanel y empezó a subir la montaña.
N adie se movió hasta que A rturo, quien se había despertado con el
primer rugido del oso, dijo opacadamente, debemos seguirlo.
F ue el
último mandato de mi padre. E l cruzo el arroyo; gradualmente todos
siguieron, estupefactos, abatidos, llorando suavemente. E l último de todos
en venir fue Sanel, con su cabeza cabizbaja.
20. L A C U E V A
No es ahora
Nunca ha sido
Nunca será
Otra cosa sino el Uno
-- Rodavi
¿La perdida generación de los Quinientos?
La única esperanza del mundo para escapar
El talón de acero del Rakshasa encarnado
--Mordom
Los Quinientos estarán sin poder
Hasta que el árbol del mundo florezca
En la presencia de la Serpiente Blanca
Y del Lagarto Negro
Entonces solo así los Diez Mil
Recordarán su propósito
--Joab
E steban dirigió a los Q uinientos en curvas graduales montaña
arriba. E ra un claro y hermoso día: pequeños grupos de nubes eran
atrapadas por dos o tres de las G uardianas, pero además de eso no había
nada más por encima sino un casi transparente azul en las altas M ontañas
del cielo. Las primeras horas, una suave brisa flotó suavemente hacia arriba
desde el piso del valle, masajeándolos con suaves dedos de perdón. E sto
gradualmente se aquietó; la montaña era silenciosa, pero el constante y
tedioso caminar de unos miles de metros hacia arriba, el mundo parecía
estar expectantemente esperando, uniéndose a los refugiados en su
silenciosa anticipación de un futuro imposible.
E steban caminaba muy despacio, calmadamente, regocijándose en la
fuerza y la sabiduría de su nueva mente, con sus sentidos rápidamente
evolucionados, el podía claramente ver el sendero que J acob había
descubierto, formado edades atrás por los sabios hombres y mujeres
quienes también habían venido por este camino. ¿Cuándo? Las rocas no le
cantaban a él de eso. Pero el S hara estaba seguro que había sido muchos
miles de años antes desde que nadie había otra vez seguido esta ruta.
D espués de escalar cerca de una hora, E steban empezó a
empujarse a través de la profunda nieve. C asi como compensación por el
incremento en el esfuerzo, su mente se expandió mas rápidamente; el se dio
cuenta que el podía ahora tener lectura del futuro tan fácilmente como del
pasado. C on siniestra sorpresa, ¡el descubrió la potencial perdida de
varios de los Q uinientos en las siguientes horas! ¿H abría otras
alternativas?
~~~
L os refugiados lo siguieron casi con una esperanza vana. U nos
pocos intentaron entender los cambios en su nuevo líder; la mayoría
estaban simplemente obedeciendo el último mandato de J acob. Pero dos
quienes habían estado llenos con rabia por la perdida de F alón torcieron
sus mentes mucho mas irreversiblemente hacia el odio.
~~~
C uatro horas más tarde montaña arriba, J onathan, un joven de
dieciséis, fantaseando de sus recientes perdidas, perdió el paso y se
resbaló sobre el hielo compactado. U na docena de manos trataron de
agarrarlo, todas fallaron.
¡N o! ¡J acob! ¡M i D ios, no!
E l gritó en terror en lo que él se
empezaba a dar cuenta que estaba perdido y ciertamente iba a morir. Pero
sus suplicas no hicieron mas lenta su acelerada resbalada hacia debajo de
la inclinada pendiente. ¡A l final de la pendiente había un precipicio por el
cual caía la cascada del arroyo!
L os Q uinientos observaban aterrorizados, paralizados por la
desdoblante tragedia. S u camino doblaba de regreso y estaba
directamente por debajo de Jonathan, pero todos ya habían pasado: nadie
estaba allí para detener su caída hacia una muerte inevitable.
Desafiando toda lógica (y precaución), uno cerca del fin de la cola se
atrevió a empujar pasando a S anel y L eora y brincó hacia atrás. E l sabía
mientras corría que era un imposible: nadie podía correr tan lejos tan
rápido. E l podía ver la velocidad de la caída del chico, podía ver la
distancia que tendría que cubrir para alcanzarlo a tiempo: era obvio que el
llegaría demasiado tarde. E ra imposible, una loca aventura; todavía D avid
corría, dividiendo su mirada entre el chico que caía y su propia peligrosa
ruta.
M ientras el corría, el teniente S alaziano mantuvo una sola cosa firme
en su mente; la seguridad del chico en sus brazos, agradecido, vivo; se
negaba a aceptar la realidad de cualquier otro pensamiento; el poder de su
concentración distorsionó el tiempo a su alrededor, estirándolo hasta que
su carrera empezó a ser un sueño en cámara lenta. E l espacio siguió al
tiempo he hizo un túnel a su alrededor: ya no podía ver mas su propio
sendero sino solo a J onathan, corriendo a toda velocidad siempre mas
despacio por el hielo hacia su segura preedición.
L os Q uinientos se quedaron viendo como si ellos estuviesen
congelados al hielo. Esteban solo continuó escalando calmadamente hacia
arriba y en su expandido silencio, el le adjudicó a ambos, a J onathan y a
David merecedores de vidas muy largas.
E n el último instante, tiempo y espacio regresaron a su fluir normal:
D avid atrapó a J onathan por la cintura; aun era un peligroso balance de
fuerzas en conflicto: su bien definido cuerpo era apenas suficientemente
fuerte para mantenerlos a ambos de caer por el precipicio.
D avid rebasó por la orilla y se empezó a preguntar cuando el había
empezado a ser tan valiente. A pretando al chico a su pecho, el se acostó
sobre la nieve y se sentó pesadamente. J onathan lo siguió sin resistencia
difícilmente aun creyendo que estaba vivo sacudiendo tan violentamente
sus dientes que chocaban unos con los otros, él le agradeció al S alaziano
por salvarle la vida.
Se carcajeó David mientras se le quedaba viendo con nuevos ojos al
majestuoso azul, blanco y reverdeciente mundo de abajo. N unca podré
repagarle por liberarme del cruel ejercito de A vera, aun si yo tuviese que
rescatar a diez mil de una muerte fuera de su momento.
~~~
C uando D avid y J onathan caminaban de regreso con los otros,
E steban se reía suavemente consigo mismo: ahora las fibras del tiempo
podían ser tejidas para salvar a casi todos los Quinientos. Casi a todos.
Por primera vez ese día, S anel también sintió un relámpago en su
temperamento. L a mayoría de los otros Q uinientos había juzgado a D avid
porque él había servido en el ejército S alaz. S olamente el mercader y su
esposa habían sido amables con él: L eora disfrutaba hablar en su lengua
nativa; S anel había hace mucho conquistado sus prejuicios nacionales y
raciales cuando el se casó con una extranjera, el también había disfrutado
esta rara oportunidad de practicar su S alaziano: S u pasatiempo era el
estudio de varias actuales y antiguas lenguas del mundo. S u mente
anhelaba los diferentes patrones de símbolos extranjeros y sus
significados. David era un vino de cepa para él.
~~~
Al medio día, Esteban se detuvo ante la boca de una cueva, muy por
encima del valle. N o muy lejos abajo, el arroyo salía disparado desde la
montaña, entonces cascadeaba en una serie de pequeñas cataratas hasta
llegar a una alta cascada. V iviendo aun mas completamente la paz de
Jacob, él se sonrió en su corazón.
E l S hara levantó sus brazos por encima del valle y exclamó a los
Q uinientos, ¡A hora viene la prueba final! Y a no habrá mas luz para
ustedes. Pongan su mano sobre el hombro sobre el que está delante de ti.
¡No se atrevan a tardarse! ¡A la puesta del sol, este pasadizo se cierra!
Sin más explicaciones, él entro a la cueva.
A rturo, quien toda la mañana había caminado detrás de él
estupefacto, de pronto entendió la petición del S hara y se detuvo aun
atorado. Q uedándosele viendo a la oscuridad de la caverna abierta,
estaba aterrorizado al alcance mas allá de su espíritu.
A ldis lo estudió brevemente, entonces se apuró a pasarlo para
alcanzar y agarrarse de Esteban.
E n una ardiente angustia de oscuros nudos, A rturo estaba
paralizado mientras el resto de los Q uinientos seguían entrando a la
caverna. T odos los demás también estaban temerosos, pero la mayoría no
lo dudó mucho, su temor de perder la conexión de la cadena humana
empezó a ser mayor.
A l final todos ya estaban adentro, salvo solo A rturo, D avid y
J onathan, como los otros ya habían entrado, D avid había caminado mas y
mas despacio y finalmente se detuvo totalmente, también paralizado por el
horror de este oscuro portal.
J onathan esperó pacientemente por algunos momentos antes de
decir suave pero firmemente, ¡T u no debes temer! J oab nos trajo aquí,
solo porque la luz yace adelante.
S acudiéndose tan violentamente como lo había hecho J onathan
solo una horas mas temprano, D avid contestó, ¡que nudo es este! ¿C ómo
puedes tu saber eso? ¿C ómo puede posiblemente E steban saber a donde
lleva esto? ¡E so parece como mi muerte! N unca había yo conocido tal
temor.
¿E sto? Preguntó J onathan, mirando a la cueva curiosamente.
¿Q ué puede haber de temor acerca de un hoyo en la roca? ¡E llos habían
casi muerto el día de hoy! E sto no era nada, ven conmigo
agarraré a ti. T u no necesitas temer.
ves, yo me
¿T u me ayudarás? ¿T u prometes no dejarme solo? el teniente se le
quedó viendo a él desesperadamente. J onathan se le quedó viéndolo con
firmeza dentro de sus oscuros ojos y contestó con absoluta sinceridad, yo
te lo prometo.
E ntonces, si tu vas primero, yo te seguiré. D avid cerró sus ojos
firmemente y se aferró al hombro de J onathan fuertemente en preparación
del oscuro terror.
¿Q ué mas podemos hacer? ¿Y tu?
A rturo no dijo nada, en ves él solo se le quedaba viendo a la cueva
como si estuviera en trance. J onathan esperó un momento con su paciencia
en disminución, entonces exclamó, ¡ven! ¿Por qué estas esperando?
¿seguro que tu escuchaste a E steban? ¡yo difícilmente puedo verlos a ellos
ya!
Aun no había nada más que aterrado silencio.
¡D etén esto! ¡T u no debes quedarte! ¿N o vendrás? ¿N o? ¿D avid,
que podemos hacer? ¡N osotros debemos irnos! ¡E llos ya se fueron!
¡A rturo, no te atrevas a esperar! ¡Recuerda la advertencia de E steban!
J onathan entró, D avid siguiéndolo tan cercanamente como si ellos
hubiesen nacido conectados en el vientre.
Arturo no lo siguió.
E l había nacido con un temor de lugares cerrados, de ser enterrado
vivo. ¡E sta prueba en el día de la muerte de J acob! ¡E s injusto! ¡S íguelos!
¡No puedo! ¡Tu debes hacerlo! ¿Cómo puedo yo?
La tarde se fue mientras el luchaba, pero Arturo no lo siguió.
H abía pasado una hora desde que J onathan y D avid habían
entrado; él se atormentaba a si mismo en voz alta y durante mucho tiempo.
Aun Arturo no lo siguió.
Pasaron dos horas gritando imperaciones a su terca carne,
maldiciéndose a si mismo y al mundo, Arturo no lo siguió.
Pasaron tres horas, el sol se deslizó detrás de las M ontañas
G uardianes. E l tembló en un repentino aire frío pero el todavía no podía
hacer que su cuerpo obedeciera el terco mandato de su voluntad: A rturo
no lo siguió.
Pasaron cuatro horas, él exclamó, ¡vamos eres un tonto! ¡E l día está
terminando y se abusó a si mismo por todas partes. Pero el era una
estatua: Arturo no lo siguió.
E l sol cruzó la orilla del mundo él finalmente junto los últimos
destellos abandonados de su valentía y entró de una vez a la cueva.
¡Demasiado tarde! El sintió antes de que lo pudiera oír el desliz de la roca,
para siempre bloqueando el sendero de los Q uinientos corriendo hacia
delante a través del aire lleno de polvo, él rasgo a la roca acomodándose,
mientras el gritaba, ¡N o, mi D ios! ¡N o! ¡E l fin!
E l golpeó sus puños
contra la piedra indiferente hasta que el se desplomó llorando, ¡Primero
J acob, ahora los Q uinientos! ¡M as de lo que puedo aguantar! D emasiado
tiempo en esta loca debilidad -- ¡D emasiado tiempo en este loco mundo!
¡S olo, solo otra vez! ¡M iserable, demente, un total tonto! ¡T e decidiste
demasiado tarde! ¡E stas arruinado! N o -- ¡M aldito! ¡M aldito por el resto
de la eternidad!
~~~
La cueva era totalmente negra, pegostiosamente húmeda y fría. Pero
el piso no era particularmente áspero; E steban caminaba muy despacio
para que la cadena humana no se rompiera. D espués de una hora, el
empezó gradualmente a ir hacia arriba. H abían unos cuantos dobleces en
el camino; solo él sabía donde era el camino. El techo generalmente estaba
fuera de alcance, excepto por un horrible lugar donde todos excepto los
niños mas pequeños tenían que arrastrarse gateando.
D os horas dentro de la montaña y la cueva se iba calentando; la roca
empezó a brillar un leve fosforescente. Gradualmente se abrillantaba hasta
que no era necesario mantenerse conectados físicamente. E steban aun
ordenó una sola fila; él sabía que habría grietas profundas en la roca.
U no desobedeció y se perdió aquí
la mente se Razel estaba mas
allá de la influencia de E steban -- apasionadamente torcida por la rabia.
E lla había huido de F alón sólo por miedo y profundamente resentía a
J acob por no hablar con mas simpleza. T oda su familia, todos sus amigos
excepto su hermano M organ que caminaba frente a ella ahora -- ¡T odos
estaban muertos! ¡S olo porque el Pastor no les había dicho todo lo que él
sabía! ¡Y ahora este niñito le ordenaba a ella caminar en fila como un animal!
¿Por qué debería ella escucharlo a él?
Razel caminó fuera de la línea y se metió en la oscuridad para
desahogarse, él de atrás de la línea trató de detenerla, pero su hermano
M organ que compartía su mente dijo, ella regresará en un momento. Pero
Razel ya no tenía más tiempo: ella dio un paso dentro de un espacio vacío y
cayó gritando a su muerte.
E steban estaba al lado de M organ un instante mas tarde,
esperando a pesar de su conocimiento del futuro de darle la vuela para que
se uniera con los Q uinientos. E l S hara tomo ambas de sus manos y lo
miró intensamente a los ojos, ampliamente contenidos con tristeza y terror.
¡D éjame ir! ¡yo debo de ir por ella!
M organ dio media vuela
forzando el agarre firme del S hara.
E steban no lo soltó. E s demasiado tarde. S us pensamientos la
destruyeron. T u deber es regresar con nosotros ahora a menos que tu
también caigas.
¡Porque! Exclamó Morgan con rabia. ¡Quien crees que tu eres! ¡Tu
nos llevas por una tumba sin sol para destruirnos a todos! ¿C ómo vamos
nosotros ahora a encontrar la salida? M i pobre Razel probará ser la única
con suerte: ¡T odos vamos a morir aquí! ¡Perdidos, solos, muertos de
hambre! ¡N adie nos llorará, sin tumba! ¡U n mejor destino que haber muerto
de las manos de esos negros demonios que dejarla en ese hoyo! N osotros
no somos como los malditos S alazianos: ¡N osotros enterramos a nuestros
muertos!
T ambién nosotros, murmuró D avid, pero E steban le contestó:
N o, M organ. E s como debe ser. S u odio solamente la destruyó y la
arrancó de nosotros. ¡No tomes parte de sus falsos juicios de temor! Tu te
debes convertir como los otros. S u arruinado cuerpo no tiene significado.
S erá mejor olvidar que ella haya existido y recuérdala con gozo.
M organ protestó con una rabia mas fuerte, ¡T u estas tan loco y
despechado como era J acob! ¡T oda mi familia esta arruinada! ¡U stedes
dos nos han asesinado a todos nosotros!
E steban soltó los brazos de M organ y dijo calmadamente, tu solo
puedes ser ayudado si lo deseas, M organ, hijo de K abil. L a decisión es
tuya, únete a nosotros si puedes.
E l S hara se fue caminando de regreso al frente de la línea. C on
varios grados de preocupación, los Q uinientos siguieron asustados por el
grito de Razel haciendo eco, pero ahora aun mas con menos voluntad de
desobedecer al nuevo líder.
M organ los maldijo a todos todavía no vio otra opción sino seguirlos.
E l caminaba ahora lejos detrás de los otros, jurando venganza como su
rabia hervía aun mas irreversiblemente en su moribunda mente.
L as paredes se quedaron atrás mientras los Q uinientos entraron a
una vasta caverna. U n arroyo humeante cruzaba ante ellos desaparecía
dentro del suelo. C uando S anel lo vió, el le susurró a L eora y S usana,
¡A llí yace una respuesta parcial al acertijo del agua tibia de abajo!
Todavía aun la pregunta mas grande esta sin respuesta. Nadie podría vivir
aquí durante mucho. M e pregunto, si fuera mejor que regresáramos al
mundo y -D esde muy lejos adelante, E steban reía con un gozo sin duda y
exclamaba ¡S anel! ¿T u nunca aprenderás a confiar en el U no? S eguro
que tu te acordarás de la advertencia de J acob. ¿N unca por orgullo te
apoyes solo en tu propia fortaleza? ¿T e acuerdas? L a verdad nunca está
lejos de ti, si tu te mantienes abriendo tu corazón a ello.
¡M i G ente! A quí descansaremos esta noche. T erminen su pobre
comida de F alón; mañana en la noche ustedes pensarán que el mundo
externo solo como una pesadilla. ¡A hora!
M arcando o respondiendo a su comando, hubo un profundo tremor
de un quejido y el sacudirse de la montaña. L os Q uinientos vieron al
S hara con un repentino terror, pero A ldis exclamó en una voz muy fuerte,
¡la entrada de cierra, como E steban predijo!
M organ, alcanzando el último limite de su mente, gritó en rabia, ¡tu
estas tan loco como el! ¡Y a nadie puede dudar que vamos a morir aquí! el
se fue molesto de regreso por el camino donde habían venido, su corazón
torciéndose en un duro nudo de duda y desesperación.
~~~
D espués que la mayoría de los Q uinientos estaban durmiendo
S anel se escurrió junto a E steban. E l mercader, deseando compensar
sus continuas dudas, había visitado a todos los refugiados preguntando
por su bienestar, y había descubierto las sorprendentes noticias, las cuales
el ahora relataba sin aliento, ¡E steban! ¡E steban, ni A rturo ni la chiquilla
D ébora están aquí! ¿E steban escuchaste? ¡E llos nunca entraron a la
cueva! ¡O se perdieron en algún recoveco atrás! ¿Q ué debemos hacer?
¡A rturo y D ébora no están aquí!
E l S hara abrió un ojo y miró pensativo al mercader. E l se había
sentado calladamente, examinando su nueva mente por conocimiento,
intentando aprender si había que se pudiese proveer para su crecimiento, él
no encontraba nada: Y a no habían muros internos dé ningún tipo, no
restricciones para su conocimiento del pasado o futuro, no limites a sus
habilidades, ni fronteras a su siempre expansivo consciente.
E sto,
entonces, ¿Era el efecto del Uno totalmente suelto en su mente?
E l S hara miró al mercader por una largo rato, entonces contestó
calladamente, no te molestes en buscarlos, S anel; ellos aun están afuera.
¿N o notaste como su lealtad se transfirió, de mí a él tan pronto como ella lo
conoció? J acob le dijo a ella que se escondiese en el bosque cuando los
Q uinientos cruzaran el puente, porque él pudo prever que A rturo no
entraría a la cueva. D ébora será la perfecta compañera para ayudarlo en
su tarea. V amos ver
en el séptimo año entonces, ellos tendrán una hija.
E llos la llamarán J acobi en honor al pastor. J acobi madurará para tomar
maestría de las ciencias sutiles, un M aestro del J uramento de poder como
nunca antes.
Y habrá un segundo hijo dos años mas tarde, una hermosa alma de
luz; un rayo de A lmira, realmente, ellos llamaran a este uno E st -- O h, no
importa.
S anel pensando, no entiendo a este hombre murmuró algo
incoherente y se fue a buscar a Leora y a Susana.
~~~
L a siguiente mañana D ébora seguía las huellas de los Q uinientos
subiendo la montaña y encontró a A rturo durmiendo en el desastre de lo
que bajó de la avalancha, su dorado cabello ennegrecido por el polvo y la
suciedad. L o despertó tiernamente diciéndole en su dulce voz, ¡L alasa
D ori! ¡N o estés triste! ¡E s un día bello y claro! ¡V en a ver con que gloria el
S eñor O rah brilla en las montañas!
E l la miró hacia arriba en su miseria y se preguntaba si ella había
venido como un ángel en la muerte o renacimiento. Pero cuando ella lo llevó
fuera de la oscuridad hasta la luz brillante del sol, descubrió que el mundo
todavía no había sido destruido por su tristeza.
L as M ontañas
G uardianes seguían de pie, tan majestuosamente e intocadas por su
pasión como su sus perdidas no tuvieran importancia que las sombras
moviéndose en sus eternos glaciares.
A pesar de la terca desaprobación de su mente, su corazón sonreía
por la belleza del mundo. E lla respondió con ternura, J acob aun debe de
estar con nosotros todavía, Débora. Tienes razón, es un día amoroso.
~~~
E n la penumbra in cambiante de la cueva, el tiempo era solo un
concepto de la memoria.
Pero antes de que la mayor parte de los
Q uinientos se despertaran, que S anel gritó atemorizado y habló
fuertemente, ¡M organ! ¡E sta muerto! ¡M organ se suicidó! ¡E steban!
¡M organ está muerto!
E l S hara esperó hasta que todos se juntaron, entonces mandó
N avegando su infinitamente calmado navío dentro del corazón del mar de
caos. E l apasionado grupo partió ante él tan sin esfuerzo como un joven
bambú ante un enorme elefante macho. A rrodillándose junto al cadáver, el
cerró sus ojos, entonces dijo en una voz sin inflexión, ¿Q uién regresará
esto al mundo de los muertos?
D avid y J onathan dieron un paso hacia delante para llevar el cuerpo
al arroyo. E steban los miró hacia arriba a ambos sin esperanza, su mente
girando a través de una serie de inesperadas transformaciones. No podían
haber mas contrastantes cargadores el cadáver: E l nacimiento de D avid le
regalo la piel de ébano y el cabello de los S alaziano; J onathan era de la
raza D imen de los casi albinos: sus ojos eran azules, pero su cabello y piel
eran blancos.
E steban se puso de pie lentamente, entendiendo el
significado de su símbolo. A hora él sabía porque ellos habían sido los
últimos a entrar a la cueva; ahora sabía el destino de ellos.
E n lo que D avid y J onathan arrojaron el cadáver dentro de la
corriente, el teniente cantó un himno del entierro Salaziano.
En el menguar de la luna,
En el caer del viento,
En la puesta de sol,
Ellos me han puesto a mi en mi tumba
¡han roto mis fechas, desvanecido mis sueños!
No más mi amor me abrazará.
¡tampoco mi hijo me llenará con orgullo!
No mas yo cantaré de mis Victorias,
Ni acariciaré mi lira con mi diestra y segura mano.
Todos mis trabajos se han desvanecido:
Mi mundo es una estatua de polvo.
Yo les digo a ustedes, aun caminando en el viviente aire,
¡Piensen alguna vez en mi!
¿Q ue dijiste? preguntó J onathan curiosamente.
E sto es como nosotros honramos nuestros muertos. E l se merecía
todo esto por haber seguido a J acob tan lejos.
J onathan lo miró con duda y dijo sin emoción ¡yo no se si creo eso!
¿E s acaso razonable que todos quienes huyeron de F alón se merecieran
vivir? Quizás él tuvo que morir para purificarnos.
¡C on cuidado, joven extranjero!
T ales pensamientos son
peligrosos. ¿F ueron todos aquellos asesinados por mi ejército, acribillados
por el beneficio de nuestros Q uinientos? ¿A caso tus propios padres se
merecían su destino? D avid se arrepintió de su rebatir inmediatamente: la
mirada en el rostro de su amigo apretó su corazón.
Mientras que el sopesaba su tristeza en la escala de su inocencia,
J onathan no encontró una respuesta fácil. F inalmente cayó a sus rodillas
cerca del arroyo y, mirando hacia arriba a D avid con sus humildes ojos, dijo
con tristeza, yo les rogué a ellos así! ¡S obre mis rodillas! Pero ellos ni
siquiera vinieron a escucharlo. A hí ¡H e sido un tonto! ¿Por qué debe
alguien en un momento dado morir? E s tan sin sentido, ¡C ruel! N osotros
los D imens hemos sido diezmados por esta guerra. M i familia vino a F alón
como refugiados. Y ahora todos ellos se han ido, ¡brutalmente asesinados
por esos demonios S alazianos! E sas
J onathan se detuvo
abruptamente, su rostro imitando el tono rubí de su sangre.
¡Perdóname mi amigo! Y o no quise decir -Pero el teniente se rió suavemente y arrodillándose junto a él,
ligeramente le acarició el cabello. N o, lalasa, no. T us palabras no me
hieren, solo tu profundo dolor, el cual comparto. L a gente S alaziana no es
libre. A vera los estrangula como seguramente lo hará con todo nuestro
mundo si ella no es detenida. H ubiera sido mejor -- ¡M ejor por mucho!
Q ue tu familia haya muerto en F alón que vivir. Q uizás hay sido mejor -¡muchísimo mejor! Q ue tu familia haya muerto en F alón que vivir la
esclavitud. E l jaló suavemente a J onathan hacia él. E l niño se resistió
por un momento, entonces se colapsó sobre su pecho, sus largos sollozos
trabajando para liberar la angustia de su herido corazón.
~~~
L os Q uinientos laboriosamente siguieron a E steban a lo largo del
arroyo por algunas horas mas. E l agua continuó calentándose, pero la
opaca penumbra continuó calentándose. E llos caminaban continuamente
confiando aun, pero la mayoría se iba deprimiendo por esta travesía sin fin
en la lentamente cambiante cueva. ¡Y a no quedaba comida! ¡N i como
conseguir mas! ¿E ra posible que M organ hubiera visto la V erdad y
escogiendo la única alternativa ante la locura de Esteban?
Pero justo antes del mediodía, S usana miro hacia arriba y exclamó
excitadamente, ¡Papito! ¡V eo el cielo azul! ¡L a luz del S ol!
G ritando con ferviente excitación, los Q uinientos corrieron hacia
delante pasando a E steban, quien seguía caminando calmadamente. ¿Q ué
se puede comparar con la maravillosa luz del día después de estar por tanto
tiempo en una cueva así, sin saber, solo con la esperanza, de que hubiera
una salida? ¿D e pronto la liberación de la esclavitud? ¿M ilagrosa
recuperación de una enfermedad terminal? Q uizás estos sucesos puedan
inspirar un éxtasis similar. Pero aquí no habían cadenas oscilando o
debilidades, ¡Solo gozo!
L os Q uinientos corrieron hacia delante gritando su J ubilo. S u
fracaso, por lo tanto, fue lo mas terrible. E llos podían ver, pero no
alcanzar. L a apertura en la roca muy lejos en lo alto estaba en el ápex de
una superficie lisa y convexa. S u flamante esperanza se quemó en un
instante aun gris, fría ceniza.
E l S hara se rió gentilmente y dijo, ¡D emasiado ímpetu, demasiado
éxtasis! M entes mas calmadas serían mas apropiadas para el producto que
regresa a sus mentes en evolución. ¡M iren allí! E l apuntó hacía una leve luz
al frente. Casi arrancaban a correr hacia el frente otra vez, pero lo contuvo
con sus palabras.
¡E speren! A llí no hay falsedad: ustedes emergerán dentro de su
nuevo hogar con la brillantez del mediodía. Pero para prepararles para su
nuevo mundo yo debo decirles a ustedes la única historia que creará su
futuro.
D urante las siguientes dos horas, el S hara se paro en el rayo del sol
de la falsa apertura, moviéndose suavemente con él, mientras resumía a los
Quinientos Parte de la Historia del Señor Gana de Joab.
¡Vengan!
¡Escuchen!
Oigan primero mi canto de Gana,
¡Padre inmortal de nuestra raza!
¡Gana en Shara,
Gana el único verdadero Adan!
¡Gana el condenado!
Asesinado por el hijo de su hermana
¡Antes de que la semilla del árbol del mundo
Se Perdiera
O las arrancadas gemas fueran robadas de las
Manos de la estatua viva!
21. E L S U E Ñ O D E L A E S T A T U A
L os siete ríos me llamaron
Desde mi perdido hogar
Voces penumbrosas de sueños de ayer
¿Cuándo fue la última vez que vi tu rostro sin tiempo?
¿Cuándo entendido tus infinitos caminos?
¡Almira, Almira!
¿Cómo vine a ti?
¿Por qué te perdí?
El fuego en los aros arco iris ha muerto ahora
¿Todavía una y otra vez cuestiona mi arrancada alma,
por qué?
-- Gana
E steban empezó su historia, un cambio remarcable empezó a ocurrir
en la olvidada pero
viva estatua-cuerpo
de G ana, enterrado
profundamente en la ruina de lo que alguna vez había sido la G loriosa
C iudad D orada de S ulara de los A danai. Por primera vez en noventa y
cuatro milenios, el empezó a despertar.
Al principio solo parcialmente consciente, él observaba visiones.
Gana, escondiéndose detrás de los rayos del sol, vió a los Quinientos en la cueva,
escuchando con maravilla lo que su nuevo líder había escogido en un momento tan extraño
para detener su búsqueda. ¿Qué yacía mas allá de la cueva? Solo el Shara sabía, y el
estaba deteniéndolos aquí, en el portal de la salida, ¡Para contarles la historia de Joab: del
místico fundador de Emura! Era simplemente demasiado extraño; no tenía el más mínimo
sentido.
Pero Gana mirándolos hacia abajo sobre ellos con el ojo de su mente, entendió el
significado de Esteban. El sabía el destino de los Quinientos; él sabia quienes ellos habían
sido y quines serían; él sabia su relación consigo mismo curioso, pensó adormecido. No me
había dado cuenta.
Su primer pensamiento después de tanto tiempo catapultó la mente de Gana hacia
atrás. A través de la fundación de Emura, a través de las guerras con el liberado Emperador
Asur Valin en Martanda, a través de la destrucción de Kanaan-dora por el omnipotente
Brihas, Señor de los Siete, Gana vagabundeó de su regreso en recuerdo y visión, finalmente
terminando en su juventud en Kanaan-dora con el amable y viejo Maestro del Juramento
Rodavi.
Gana pausó allí por una hora de dulce inocencia, entonces una enigmática sonrisa
desde Rodavi, mando su mente girando de regreso una vez más. Un poco mas allá Gana
flotó a través de sus recuerdos sin fin: de regreso a través de sus nacimientos in catalogados
en tierras todas de creación que el aparentemente había olvidado, mas allá de regreso a
sistemas estelares que ahora nada mas solo eran esparcido polvo cósmico, de regreso al
origen de los tempranos humanos antes que el primer horno solar de nuestro presente
cosmos explotara dentro de la vida.
Muchos de esos recuerdos otros han hablado, escrito y contado. Pero desde el
principio primordial de la labor sin fin de Gana, yo no he visto ni escuchado un dato. Hasta
ahora.
~~~
E ra un amanecer dorado y plateado cuando L os S iete caminaron al
este cantando, siguiendo a la Estrella Azul Azur como siempre antes.
La Unificada esencia liquida que el espíritu de la humanidad era atraída detrás de
ellos, al principio como unas cuantas gotas aisladas, entonces en pequeños riachuelos,
entonces corrientes, entonces ríos, entonces inundaciones, hasta que ellos fluían hacia el
Sendero de Viaje hasta que fueron una fortaleza de doce billones.
Los linderos del espacio-tiempo habían sido rotos; uniéndose con los Siete, los doce
billones dieron un paso mas allá del Universo relativo en su regreso al Uno.
De aquellos quienes cruzaron al otro lado, una única alma se preguntaba porque era
necesario, por eso cuestionando la autoridad de la Estrella Azul Azur dentro de la
perfección del Uno.
Así Shatarupa creó la posibilidad de regreso.
Sus deseos estaban incompleto, insatisfechos. Ella amaba el viejo Universo y
hubiera querido quedarse atrás. Pero la otra mitad de su espíritu, Swayam, claramente
recordó el Sendero de Viaje y se la llevó a ella con él. Así la dualidad fue introducida
dentro de la singularidad del Uno. Esto nunca había pasado antes, pero fue por
exactamente esto lo que Almira había planeado durante mucho tiempo y soñado.
Otros quienes deseaban venir no fueron tan afortunados como los doce billones.
Vasuki, el hijo del molinero no puedo seguir a la Estrella Azul Azur -- su padre lo
encadeno al aro. El murió ese día, tan grande era su tristeza.
Malinda fue aprisionada por su traidor marido y traicioneros hijos hasta que fue
demasiado tarde. Ella corrió tras los otros, pero ellos ya se habían ido; ella sabía que ella
no podría nunca descubrir el camino sola.
Su hermana mayor Mirabel la encontró al amanecer y compartió su miseria en el
lento camino de regreso a la superficie de su planeta. Ella había estado lejos cuando la
Estrella Azul Azur vino, todavía no se daba cuenta de que el Sendero de Viaje se abría una
vez mas. Ella había sido floja en el estudio del Uno; había pasado mucho tiempo desde que
la Estrella Azul Azur había aparecido por última vez. ¡Entonces ella había sido solo una
chiquilla! Pero esos días de logros terminados, todo el mundo habría sabido que hacer: ni
siquiera uno habría sido dejado atrás. Aun se recordaba como el Perfecto Sendero. ¡Y
ahora ella estaba siendo aplastada por el lado equivocado de la Estrella Azul Azur
¡Circulando en un sol moribundo! ¿Se abriría otra vez el Sendero antes del inevitable fin de
los mundos destruyera su hogar? Tan lejos ya había decaído su memoria en la ausencia de
los doce billones. Tan lejos ya había su espíritu condensado dentro de la materia.
~~~
M uchos sintieron en vez de ver a la E strella A zul A zur
era una ola
sutil de gozo adentro, jalándoles a ellos hacia el Este.
Algunos lo escucharon en ritmos de encantamiento inpasable, viniendo desde la
orilla este de la galaxia; algunos vieron rayos de azul azur pulsando en el azul argento;
algunos vieron y oyeron; unos pocos también probaron, tocaron, sintieron aromas. Todos
estos se fueron gozosamente, sin pausa o cuestionamiento.
Pero la triste verdad era que la vasta mayoría de negaba a tomar conciencia de las
pulsaciones azul azur de la estrella del Uno: El Sendero de Viaje había tomado demasiado
tiempo en reabrirse. ¿Qué valor podría haber allí en dejar sus mundos-hogar por un destino
desconocido?
~~~
L os S iete se preguntaban toda esa larga hora si ellos debieron venir
mucho antes como el S eñor G ana lo había solicitado. Pero el C onsejo
Inmortal nunca se había movido por uno solo; por lo tanto, ellos habían
esperado a través de la E ternidad sin medida hasta que otros
compartieran su creencia.
Finalmente los Siete estaban parados como Uno, y el Sendero se había abierto.
Gana contuvo su rabia en tanto que el esperaba por un momento mas temprano, él sabía
que ellos habían llegado demasiado tarde, todavía de todos le daría primero a aquellos
haciendo el intento.
Pero después que los doce billones estuvieran presente y el Sendero otra vez
cerrado, Gana entro furioso, ante el Consejo y exclamó, ¡Que así sea mis compañeros!
¿Quién ahora va a empujar a los caídos?
¿Quien podría responder? Tantos, mucho mas que nunca antes se habían quedado
atrás.
Brihas miró hacia arriba lentamente desde sus omnipotentes manos y dijo
calladamente, parece, hijo mío, nos hemos demorado demasiado tiempo. Una llovizna
gris y lúgubre cubrió al Consejo para remarcar sus palabras. Brihas era el Primero de los
Siete, conocido por si mismo como el mas anciano, conocido por todos como el más sabio
del Consejo. Todavía él nunca no tenía la voluntad de admitir un error en la lógica, aun
cuando el error era tan diabólicamente escondido como este había sido. ¿Qué sugieres
ahora? Un rayo de luz abrió la tormenta y se enfocó sobre Gana .
¿Qué diferencia hay en lo que surgirá? ¿Qué se puede hacer? Nuestros Universos
yacen en desperdicio ante la indiferencia; nuestro Hogar Eterno se está convirtiendo una
mohosa, creencia de fe. Gana se sentó sobre su trono, su rostro un horror de almas
moribundas en desesperación. El levanto una mano letárgicamente; la oscuridad regresó
como las nubes se cerraron.
¡Quizás no, mi Señor! Exclamó Almira con gozo. Yo me doy como voluntaria
para regresar por aquellos que olvidan. Ella se puso de pie deliberadamente, con gracia y
se quedo viendo hacia arriba a los tronos de los Siete Soles con una con una inocencia de
perfecto amor y radiante belleza. Las nubes se desvanecieron como si ellas no hubieran
estado, mientras que el Consejo Inmortal se bañada en su esplendor.
Gana se le quedó viendo, sorprendido con ella: él siempre la había considerado a
ella como una celestial menor, ni siquiera le habría dado un momento para notarla -- Ella
estaba brillantemente alumbrando ahora, dorada, blanco, iridiscente, extremadamente
hermosa, expresando mas energía que él hubiera pensado que ella poseía. ¿Ah? ¿Pero tu
sola que puedes hacer, Almira?
¿Quién puede declarar la fortaleza de una rama antes de que sea probada? ¿Pero de
hecho iré sola, mi Señor Gana? Su mirada penetrante adormeció su adormecida rabia
justo como lo hace un humano con un fuego que se apaga.
¡No...por el Sueño sin fin de Narain, no! ¡Tu has avivado mi corazón, Almira! ¡Mi
lugar entre los Siete yo lo renuncio hasta que esta circunstancia tome un camino! Mi
indolencia para ese ahora debe haber sido inspirada por la Vaciedad misma. Porque yo he
discutido tan forcejeadamente como yo he creído, nosotros hubiésemos enviado la Estrella
Azul Azur muchas edades de la humanidad mas temprano. Yo hice este error y es solo
mío.
¡B ien hecho, mi S eñor! exclamó A lmira, su gozo, que sus planes
estaban teniendo tanto éxito por el momento que sobre opacaban su
precaución. Dándose cuenta de su error, ella continuó apresuradamente, a
menos que cualquiera que las mentes omniscientes del consejo la
descubriera en la plenitud de su intención ¿irían cualquier otra persona a
reparar la maldad de nuestra negligencia? U no más sería de uso.
Silencio fue su única respuesta. Silencio por tanto tiempo que Almira se desesperó
de dar mas ayuda. ¿Cómo podría ella crear una nueva orden sin la plena influencia de los
Siete?
El silencio se extendió en una radiancia auto-luminosa de eternidad sin medida...
De pronto Matri levantó su cetro de luz y dijo, ¡Es bueno que tu magneto tenga dos
polos, Almira! Pero para completar tu labor, también debe de estar allí una barra de
conexión. Yo también te acompañare, llevando conmigo un rayo de cada uno de los Siete,
de esta forma para entonar el extraño error de nuestro Consejo. Nosotros tres seremos
suficientes demasiada energía en las esferas inferiores trabajarían en contra de nuestro
deseo, así lo creo.
Yo sugiero que empecemos ahora, busquemos primero el consejo de Narain para
que nos guíe. Ella se paró para irse, su capa ébano soltaba estrellas como si fuera mucho
polvo sobre el Consejo Inmortal.
Mis gracias a ti, ¡Maestro del séptimo aro! exclamó Gana. Profundamente,
movido por el regalo desinteresado de Matri. Pero primero vamos a preguntar al
Gobernador del Consejo que nos pronuncie su prudencia.
Los ojos de Brihas se fueron cerrando. El se sentó silenciosamente por un largo
momento, entonces empezó en una voz rítmica de poder, muy despacio; Manifestando
espacio-tiempo en un nuevo Universo de nombre y forma, difícil será tu sendero: los
caídos niños han crecido bastante alejados de nosotros, especialmente desde que aquellos
que podrían responder a la Estrella Azul Celeste ya lo han hecho.
Pero desde escondidos y olvidados lugares, una nueva raza nacerá, una nueva
estrella se levantará por aquellos perdidos...muchos seres cercanos caerán...mundos
morirán...soles, no, galaxias serán destruidas...el llanto de la Madre por sus perdidos
chiquillos...
Tu pérdida en el segundo año será compensada por la inesperada victoria en el
cuarto. La desesperación-fuego y la tormenta-ira del quinto podará tu árbol, ya que el
mismo Gran Padre te maldecirá, mi hijo Gana, por tu orgullo en la velocidad de tu
temprano éxito. Esto será en su momento algo que probará ser una bendición, por muchos
quienes de otra manera estarían perdidos serán encontrados cuando tu seas forzado a
regresar a los mas bajos niveles de los mundos relativos para redescubrir tu perdido
significado.
La plenitud del fruto será cosechado no mas tarde que del sexto, si la pestilencia y
repetida indeferencia del desesperante quinto no primero lo destruye. Abriendo sus ojos
suavemente, el continuó, ¡Gana! Esta no es una tarea pequeña. Arduo trabajo yace ante ti.
Tu solo tienes nada mas un solo ciclo de un Universo: seis de nuestros años, no más.
Entonces nosotros otra vez mandaremos la Estrella Azul Azur y reabriremos el Sendero de
Viaje. Si ellos no recuerdan su herencia, si ellos otra vez rechazan a la Estrella Azul Azur,
nosotros no tendremos otro remedio sino revocar su Universo de Libre Albedrío y
reasignarlos a estrellas mas bajas. ¿Tu entiendes y estas de acuerdo?
Lo estoy, mi Padre. Pero yo solo hablo por mi mismo.
Matri dijo, por su puesto que yo estaré entre estos parámetros. Ella se fue para
empezar.
Pero Almira dijo, todo está perfecto; todo es verdad. Todavía yo quisiera solicitar
una extensión de un año más al cierre. Un estupefacto silencio explotó a través de las
regiones infinitas. ¿Quién sino el Gran Padre y Narain alguna vez tuvieron el atrevimiento
de retar al señorío Inmortal de los Siete?
Los ojos de Brihas se agudizaron por un momento, pero entonces el se carcajeó con
gozo, Tu increíble espíritu quizás todavía pruebe ser el factor decisivo jovencita. Vete, si
tu necesitas tu año, solicítalo entonces. Pero este cargo adicional yo pongo sobre ti, por
dudar de mi: encuentra a ese quien se atreva a oponerse al a voluntad de los Siete y tráelo
aquí contigo a tu regreso.
Que Narain esté contigo a través de todas tus labores. A la mención del Padre del
Gran Padre, el Consejo Inmortal se derritió dentro del ilimitado océano de leche donde
Narain a veces puede ser encontrado.
Gana y Almira compartieron pensamientos en el silencio con el Padre hasta que
ambos estuvieron contentos con su guía. Ella se desvaneció primero; Gana empezó a
seguirla pero entonces por un momento reconstituyó su cuerpo. Tomando un puño de agua
el lo moldeó dentro de una brillante gema opalescente. Kaystabha, diciendo el
suavemente mientras se la colgaba sobre su pecho. Así mi mente siempre estará conectada
aquí, al mundo Narain.
El océano se movió un rato en sus memorias antes de derretirse de regreso dentro
del Uno. Narain se sonrió a si mismo ante la maravillosa complejidad del baile de Almira
que había ella inteligentemente empezado. La novedad en absoluta perfección era inusual,
todo sino imposible. Esto debe de crear un Universo interesante.
~~~
A lmira y G ana se paraban ante los doce billones quienes habían
seguido a la E strella A zul A zur hacia arriba al S endero de V iaje y
preguntaban si alguien era suficientemente atrevido para regresar. E ra
una extraña y petición sin precedente, pero esta era una extraña y sin
precedente tarea.
Dos se pusieron de pie sin el mas leve titubeo: Solon y Rodavi. Ellos se
convertirían en los primeros dos Maestros del Juramento los primeros en establecer el
Sendero de Regreso, la carretera interna del Uno para toda la humanidad a través del
Cosmos.
Shatarupa se puso de pie seguidamente. Ella era joven en ambos lados de la Estrella
Azul Azur aunque ella sintió los nuevos poderes maravillosos, ella añoraba el viejo
Universo. Swayam no la pudo dejar ir sola, por su puesto: el también se puso de pie pero a
regañadientes. Así fue como el linaje de los Sharas se aseguró par el nuevo trabajo; el
orden de su levantamiento, mas allá, estableció las direcciones normales de la gente común,
hombres y mujeres de todos los tiempos futuros.
Nadie más después de estos cuatro se movió durante un largo tiempo. Pero
entonces la joven y sabia Mirabeth se puso de pie ella había estado observando a Almira
muy de cerca, ahora sus dudas finales se habían ido. Ella también extrañaba a sus
hermanas mayores Malinda y Mirabel, deseaba liberarlas a ellas de las esferas del espaciotiempo. Era un regalo vitalmente correcto: estas tres hermanas cada edad habían sido
recordadas como las tres Diosas Inmortales de la vida. Como Matri había dicho, Donde
sea que haya verdad, Belleza o Amor en este Universo de lo humano, allí hay huellas de
ellas tres, Mirabeth, Malinda y Mirabel. Estas hermanas juntas constituyen el triple origen
del destino: el destino es tejido de los hilos del tiempo del telar trinitario de estas tres.
Seguidamente un joven hombre se paró muy despacio, calmadamente, seguro de su
poder, seguro en su sabiduría. Diecisiete veces he seguido a la Estrella Azul Azur desde
mi primer nacimiento. ¿Cuántos nacimientos he visto destruirse? No puedo ni siquiera
contarlos: y nunca había yo sido solicitado a regresar. Todavía Narain una vez me había
dicho indirectamente que podría haber una posibilidad tal como esta así de peculiar para
mi. Pero eso yo soy voluntario aunque yo sea bastante viejo en el lado lejano de la
Estrella Azul Azur.
Tu no necesitas temer, Airavata. Inmortales jóvenes regresaran contigo. Almira
estaba bastante complacida; ella sintió que este ultimo valía por miles: aunque Airavata aun
no lo sabía, él era la plena manifestación del Gran Padre. Ahora podría estar firmemente
establecida la inspiración creativa.
Nosotros estamos completos, ella pensó. Mi Universo va a funcionar. Pero ella
preguntó, ¿Hay todavía otros? El final es dudoso; el sendero peligroso. Ella no esperaba
a mas -- ¿Quién más se atrevería a dejar la perfección del Uno por la totalidad de un ciclo
de un Universo?
Todavía uno más se paró. El no era el último que había tomado el camino de atrás,
pero muchos han dicho desde eso que hubiese sido por mucho, mucho mejor si Navril
Hagar no hubiese sido voluntario. ¿Por qué se levantó ante las huestes esa mañana del
destino? ¿Lo fue como sus descendientes y seguidores han siempre aclamado, por la
magnitud de la tareas, por que creían en su fuerza podía ser bien usada para empujar a la
humanidad? O era que, como sus enemigos siempre lo han mantenido, porque el deseaba
controlar a otros: ¿Cómo pudo uno quien ha seguido el Sendero y regresado no estar entre
los crédulos?
Quizás ambas teorías son correctas, aun no completas aun en su unión Navril
Hagar no era sin duda al mismo tiempo mas o menos que esos y esos quienes lo odiaban
sentían fuertes en la tarea, todavía con áreas inciertas mas profundas que nadie antes haya
esperado de un camarada. De él, la humanidad ganó pasión, avaricia, rabia, como también
los mayores logros de coraje, valentía y genio. De él probablemente vinieron los extraños
entendimientos de la muerte y la vida, de la mortalidad e inmortalidad de nuestra actual
edad.
Navril Hagar se puso de pie y dijo, Entonces yo soy el séptimo. ¿Ahora esta
completo nuestro número?
Almira y Gana juntaron a los Siete dentro de ellos y entonces dijeron en una sola
voz, como si todos ellos fuesen ahora un solo ser con dos cuerpos, Siete es un numero
final, hace bien eco con la Realidad. Todavía diez nos servirían mejor pero parece que
nadie mas ahora esta listo. ¡Escuchen, Humanidad! Esta Puerta de Regreso se mantendrá
abierta por cuatro años del Gran Padre. Hasta entonces, tres, siete, o nueve mas podrán
venir pero solo en grupos de tres o mas, nunca solos. Y después del cuarto año, nadie
mas será permitido a Regresar, ya que el Sendero empezará a ser demasiado inclinado.
¡Deséanos el bien! A la voluntad de Narain, nosotros regresaremos otra vez antes
de seis de los años del Gran Padre hayan pasado con sus familiares y amigos. ¡Hasta
pronto! Almira y Gana dirigieron a sus siete a través de las Puertas Doradas.
Los doce billones se dispersaron muy despacio a través de todo su hogar creado
nuevamente. Doce vacilaron: estos habían sido movidos por la tarea, pero habían dudado.
Ahora ellos miraban curiosamente al camino abierto, divididos en su mente. Ellos se
dejaron llevar juntos eventualmente, dándose cuenta que un preciado beneficio de decisión
se les había dado a ellos.
Los doce crearon un circulo perfecto de estrellas ante las puertas doradas, entonces
esperaron por algún signo para clarificar su destino. Dos de ellos, Mordom y Atri, les
solicitaron que se presentaran ante la junta común de potencialidades cada cierto tiempo de
meses para discutir los posibles futuros.
~~~
El sueño de Gana terminó; él despertó totalmente a su cuerpo por la primera vez
desde que su sobrino Irnga lo envenenó. Este despertar le robo, sin embargo todos los
recuerdos se desvanecieron de regreso dentro de la luz infinita de su conciencia salvo uno.
Un cuerpo totalmente desarrollado inmortal fue su posesión final ahora, como sus
pulmones probaron otra vez el aliento de la cruda infancia.
La naturaleza había sido generosa en su ruina de Sulara: el enterrado Templo de
Kanaan-dora estaba conectado a la moderna superficie por un angosto pero adecuado
pasaje.
La Estatua Viva se abrió paso hacia fuera y se paró desnuda, parpadeando ante la
luna que se metía, como una llovízna que pasaba empezó a laborar la limpieza del polvo de
los perdidos siglos de él.
Siguiendo una profunda pero ciega intuición, Gana empezó a caminar hacia el lugar
de la Ciudad de Coral, Phedra, la primera capital de Emura, llorando en la muy olvidada
lengua de Kanaan-dora, ¡El sexto año! Tontos, ¿Qué no escuchan ustedes? ¿Ustedes no
escucharán? ¡Este es el fin del sexto año!
22. V A S H T I
¿Qué necesidad tiene el Uno para el pensamiento o que le importe?
Todo lo que es fue creado
En un instante de totalmente nada.
¿Qué necesidad tiene el Uno para el pensamiento o que le importe?
--Rodavi
Una vida en la luz del Uno
Acepta no limitaciones de tiempo o espacio.
--Mordom
D e todas las verdaderas y maravillosas visiones de la
Isolde de Ishtar
La mas maravillosa y mas verdadera fue Vashti
--Joab
Esteban dirigió a los Quinientos desde la cueva dentro del último remanente
sobreviviente del jardín Isolde de Ishtar del ancho-del-planeta, Vashti misma, preservada a
pesar del cambiante mundo. Un imposible misterio para algunos, un improbable mito para
otros, ahora este final recuerdo de la perfecta ciencia de Etan fue la prometida recompensa
para un manojo de harapientos refugiados.
No hay pases, rió el Shara, disfrutando su maravillación, entonces nosotros no
necesitamos esperar visitantes inesperados. ¡Vayan disfruten! No le teman a la fruta,
aunque su apariencia les parezca extraña. Solo hay una ley en Vashti: por ninguna razón
vayan cerca del Lago Hirviendo.
Con alaridos de gusto, los Quinientos corrieron dentro de su nuevo hogar. Casi
Sanel se une en su entrada de prisa; casi él se une con ellos en su re despertar a la
inocencia. Pero por demasiado tiempo el había estudiado la vida sin vivirla: el choque de la
belleza del valle después de la terrible nada de la cueva sellada dentro de su corazón como
la ignición repentina de un sol en el vacío intergaláctico.
Sus piernas se congelaron debajo de él mientras el pensó, ¡Esto es imposible!
Leora lo esperó, pero fue el regalo mas duro que ella alguna vez le dio: ella quería
con toda su alma correr dentro de Vashti, parase uno con los otros al final, para estar libres
de la terrible estigma de su raza. Ella se paro junto a él, quedándosele viendo con
incremental angustia, lealtad respetando su agonizante inmovilidad, profundamente
desgarrado adentro.
Susana esperaba entre sus padres calladamente, tomada de la mano de ambos y
suavemente apretándolas. Ella podía sentir su conflicto, pero no la toco a ella. La vida era
llena y completa ahora, siempre, para siempre.
La angustia de la pareja montó en intensidad a casi una ferviente desesperación.
¿Estarían ellos excluidos del paraíso después de todo?
Esteban se rió detrás de ellos, ¿Tu aún no ves, Sanel? El corazón de Vashti es
volcánico: es un enorme Lago en Ebullición, el cual mantiene el aire aquí para siempre
agradable. Frutas tropicales
papayas, mangos y variedades extintas en el mundo exterior
crecen cerca de eso; un poco mas alejados están los bananos, aguacates, entonces los
cítricos y los sembradíos de las almendras. Mas alto, donde empiezan las estaciones, están
los duraznos, ciruelas, pacanas y otras frutas y nueces, entonces están los manzanos y los
cerezos. Mas alto aun están las tierras de grama, libres de nieve solo durante medio año;
arriba de estas yacen los prados alpinos. Lo mas alto son los campos de hielo, raramente
afectados por las masas termales levantándose desde el lago.
¡Pero, pero! ¡Es imposible! ¿Quién puede merecer un regalo así?
¿Merecer? ¿Quién puede merecer esto? ¿Gana alguna vez se mereció a Almira?
¡Estamos aquí para disfrutar! Fue Susana quien habló; Sanel y Leora la miraron a ella
sorprendidos.
~~~
E n el tercer día, E steban llamó a los Q uinientos juntos; ellos se
reunieron en el anfiteatro natural en los altos prados. A lgunos estaban
usando enormes gemas
rubíes, diamantes, esmeraldas, zafiros
tirados en
todas partes como si fueran vidrios rotos. L as incomparables joyas tejidas
en sus cabellos o atadas en collares o tejidas en sus viejas capas con dos
semanas de anticipación hubieran sido un sueño de un poeta, un sueño
hermoso de horas improductivas. L as gemas de hecho eran las supremas
maravillas de Vashti.
Algunos de los Quinientos habían formado buenas amistades con los mansos
vendados, borregos y cabras que pastaban en los pastizales de Vashti. Era ya común ver
seres humanos y animales andando juntos a través de todo el valle; muchos de los
Quinientos trajeron a sus nuevos compañeros con ellos a esta junta y se sentaron con ellos
en medio de las delicadas flores alpinas, suavemente acariciando sus pieles.
Algunos, los mas avanzados de los estudiantes de Esteban, estaban demasiado
llenos con la maravilla de las vistas celestiales y sonidos escondidos en las cascadas,
árboles y jardines de Vashti para notar las joyas y jugar con los animales.
Pero un puñado no se estaba ajustando bien a su nuevo mundo. Incluso la maravilla
de Vashti no había vencido sus hábitos de toda la vida de creencias del bien y el mal, del
análisis, del juicio. Fue por el beneficio de estos que Esteban llamó a juntarse: el Shara
sabía que habían cinco que necesitaban desesperadamente su ayuda. Los otros podrían con
seguridad progresar a su propio ritmo. Tendrían que haber algunos problemas universales
para juntarlos a todos completamente a su voluntad, pero aquellos podrían venir después.
Por ahora estos cinco debían ser alcanzados.
Aldis era uno de estos. Su vida había sido brutalmente difícil hasta el maravilloso
día en que Jacob curo sus piernas. El podía ver la paz en los rostros de la mayoría de los
Quinientos; él podía sentir su asombro de felicidad por su nuevo mundo; él intuía que algo
siempre incremental de éxtasis los transformaba a ellos desde dentro. Pero tratar para que
el pudiese, el no podía estirar su mente para navegar con sus resonantes espíritus.
Tan pronto como los Quinientos se habían reunido, Aldis dijo bruscamente,
¡Esteban! ¡Estoy aburrido! ¿Puedo construir resguardos?
Esteban le sonrió serenamente, pero esperó que todos finalmente se juntaran para
responder, ¿Por qué no dormir debajo de las estrellas? Si te da frío, ve cerca del lago.
¿Qué diferencia hay si te llueve encima? Pero también hay varias cuevas que puedes usar si
lo deseas. Sanel te puede mostrar donde.
Aldis, dándose cuenta que había preguntado la pregunta equivocada, empezó otra
vez, pero Sanel ya estaba preguntando si podían rasurar a los borregos y ordeñar a las
cabras. El que una-vez fue mercader ya no se sentía aislado de los otros: su vida-de-estudio
de la Historia del Señor Gana de Joab estaba proveyendo varias pistas remarcables acerca
del porque y el como de este valle; esto era el principio para el puente a la inocencia de los
corazones de los otros. Pero como esto era solo desde su mente, él aun sentía su soledad; él
deseaba proveer un servicio de uso para probar su auto estima. A si mismo.
Esteban, se preguntaba cual sería la mejor forma de tejer el poderoso intelecto del
mercader dentro del espíritu evolutivo de los refugiados, mirándolo pero entonces atrapó el
hilo del momento y dijo, rápidamente viendo lejos de el, a un hombre llamado Simón,
contestó, Si tu lo deseas, pero nunca le quites a una chivita gratificar su deseo.
Simón se agitó por la repentina atención de Esteban como si el hubiera descubierto
que estaba sentado en un nido de hormigas de fuego. El repentinamente de puso de pie y
exclamó, ¡Esteban! ¡Toda mi vida he moldeado madera! ¿Puedo hacer una estatua de
Jacob? El había querido preguntarle esto al Shara por tres días; la mirada de Esteban
combinada con el simple poder de su respuesta a Sanel había inspirado esta corta oratoria.
Un silencioso, fuerte hombre, Simón había toda su vida rehuido de las multitudes, el nunca
antes había pronunciado una frase coherente ante mas de tres o cuatro. ¡Y ahora el había
hablado en frente de tantos! Mirando con pena a sus enormes manos, el sintió de una vez
liberado y fundamentalmente cambiado por su acción. La respuesta de Esteban fue casi
redundante.
El Shara se regocijó por la facilidad en la que sus enrollados cinco se habían
reducido a cuatro en lo que el contestaba, ¡No cortes árboles vivos! Pero si hay algún
tronco muerto; todos tus deseos han sido anticipados. El miró a la mujer al lado de Simón,
Elizabeth, entonces, frunciendo el ceño, miro en otra dirección.
Elizabeth era la mayor de los Quinientos. Su vida hasta el día que Jacob había
venido a Falón había sido una de rutina; de simples, deseos sin mente flotando alrededor de
los tópicos de flores (ella había tenido un gran jardín), libros (ella era bibliotecaria) y que
era lo que prepararía para la cena. Ella estuvo en el mercado el primer día que el pastor
habló; una mirada penetrante de él había sido suficiente para cambiar su mundo para
siempre. Dejando a un lado todo de su pasado, ella lo siguió con su corazón.
Elizabeth miraba a Esteban con esperanza, pero lo vió a el fruncir el ceño y quitar la
cara. Su retiro la forzó a ella al precipicio: juntando su coraje desde distantes distancias del
pasado, ella exclamó, ¿Por qué? ¿Quién ordena este valle? Todo en el es es duro decirlo
esta en su lugar apropiado. Hay abundancia para todas las necesidades, ¡nada se puede
dañar! ¿Por qué? ¿Por qué los animales son tan mansos? ¡Aun los pájaros no tienen miedo?
¿Por qué la temperatura se mantiene constante? ¿Cómo es que este volcán no eructa? ¿Por
qué, Esteban, por qué? A falta de encontrar mas palabras, ella se le quedó mirando
desesperadamente por entendimiento.
El Shara ni le contestó ni la volvió a mirar mas. Su atención estaba ahora
remachada sobre una iridiscente mariposa que había caminado por su brazo y ahora estaba
en su mano para secar sus alas. El no dio el mas leve signo que él la había escuchado
hablar.
El silencio se estiró suficientemente para empezar a ser doloroso para muchos de los
Quinientos. Elizabeth, calladamente sollozando, escondió su cabeza en sus manos y se
quejaba, Oh, Jacob. Mi Jacob.
Leora rompió primero. Ella había sido virtualmente marginada por tanto tiempo en
Falón simplemente porque ella había nacido Salaziana; ahora que ella era una de los
Quinientos, ella no podía soportar el pensamiento de que cualquier ser pudiera ser excluido
de la maravillosa totalidad de Vashti. Cruzando hacia Elizabeth, ella puso un brazo
suavemente alrededor de ella y dijo, Yo se las respuestas, querido corazón. ¡Jacob se
regocijaría que mis ojos aprendieran a ver! Los seres vivos aquí son muchos mas de los
que yo creí posibles hace una semana. ¿No estoy en lo correcto, Esteban?
La mariposa, ahora totalmente capaz del volar, estiró sus alas y voló hacia arriba
hacia el cielo. Esteban contestó suavemente, Tu sabes que tu eres. La placentera verdad
es que todos verán pronto los jardines celestiales del Vashti de Ishtar. Déjanos por lo tanto
dejar tales preguntas, Elizabeth, hasta que tu descubras a nuestros aliados por ti misma. El
Shara ahora regresó sus cálidos ojos marrón hacia ella; una inundación de paz vinieron de
ellos y corrieron a través de ella. Con un pequeño temblor de éxtasis, Elizabeth se le quedo
mirando con absoluto gozo. Por primera vez desde muy temprana edad, su corazón se
relajó desde el salón del juzgado del juicio al templo del silencio. Cuatro se convierten en
tres, pensó Esteban con gratitud.
Pero Aldis se sintió aun mas perdido de esta mística respuesta. ¡Esteban! ¡Yo estoy
mas confuso diariamente! No tengo ni la mas remota idea de lo que estas tu hablando.
Tampoco la he tenido desde que nos sentaste en esa horrible cueva a quinientos pasos de
este paraíso y nos contaste ese largo relato del legendario Shara Gana. ¿De cualquier
manera, ¿Quien eres tu? ¿Por qué hiciste eso?
Es un poco extraño, ¿no es cierto? rió Esteban, dándole una enorme sonrisa. Un
hombre nace a si mismo pero veinticuatro horas antes se detiene al ultimo instante, en la
víspera de la satisfacción de su desesperado deseo, y te cuenta uno de los mas viejos relatos
de la mística Emura. Demasiado peculiar, ¿No estas de acuerdo?
¡Si, maldita sea! Escupió Aldis, lejos de ser agraciado por las palabras del Shara.
¿Por qué nunca nos dices nada claramente?
¡Esta bien Aldis! Aquí está la simple verdad. Yo los detuve a todos ustedes allí
porque fue Jonathan y David quienes llevaron el cuerpo de Morgan al arroyo que vacía
nuestro Lago Hirviente. Eso fue un mensaje del Uno para mí, un decreto de que todos
ustedes estaban seducidos por estados opositores de la dualidad e hubieran desperdiciado
sus vidas si yo les hubiera dejado llegar aquí sin mas conocimiento. O, aquí hay otra forma
de decir esto: Gana necesitaba tu combinada atención justo entonces para re despertar mas
o menos cuerdo.
¡Tu te estas burlando de mi! Exclamó Aldis, en la víspera de lágrimas.
Mas aseguradamente yo no, contestó Esteban. Tu solo puedes escuchar lo que tu
estas listo para oír. Las palabras son herramientas defectuosas comparadas a la experiencia.
Tu necesitas solo calmar tu mente, Aldis, hijo de Darmin. Entonces la luz del
entendimiento se revelará a si misma para ti desde adentro de tu propio ser. Nadie puede
resistir a Vashti por mucho tiempo. Aun tu largo pasado no durará mucho en contra de esta
gentil benevolencia. Concluyendo sus frases y plantado la semilla del deseo y los tres
serán dos suficientemente rápido, el Shara ahora miró a Sanel y exclamó, ¿Qué sacaste en
conclusión de la historia de Gana?
Sanel empezó violentamente: ¿Por qué estaba Esteban cuestionando su mente
cuando era su corazón el que estaba vacío? ¿Por qué el Shara quería que él solo pensara
acerca de la vida? ¡Lo que el necesitaba era acción! ¡El quería contribuir a algo real, algo
tangible, cualquier cosa excepto mas información seca! Tragando con disgusto, él contestó,
Los viejos libros grabaron que Gana regreso a nuestro mundo varias veces: como Barlrin y
Aharon Hanif, para destruir Emura; como Balzor y Alazar, para fundar Tala; como Naisan
y Marte, para salvar a tala de Zared y empezar la Edad de Oro de Paz. El Maestro del
Juramento Joab escribió que estas vidas estaban relacionadas con las tres primeras tareas de
Gana.
¿El lo hizo? ¿Qué mas dijo Joab? preguntó el Shara felizmente. El estaba
contento ahora porque estaba pensando que solo una cuantas manipulaciones mas de la
mente de Sanel serían todo lo que sería necesario para unir a Sanel con los otros. Y
entonces solo quedaría el último y mas difícil de jalar dentro de la burbujeante magia que
era la cuajada conciencia de los Quinientos en Vashti.
Sanel vio que Esteban no exactamente se reía de él, pero que sus ojos bailaban en
diversión. ¿Por qué el Shara lo forzaba para decir estas cosas imposibles? Nadie nunca mas
lee la Historia del Señor Gana de Joab nunca mas; Pocos sabían muy poco acerca de estos
viejos mitos épicos. Sanel solo había aceptado estas historias en su mente, nunca en su
corazón.
Joab dijo que al Final del Tiempo, Gana regresaría otra vez con Venus y los Diez
Mil de Kanaan-dora para proteger a la Generación Perdida, el contestó, con el ceño
fruncido.
¿El lo dijo? ¿Te acuerdas tu quizás el numero de la Generación Perdida? Esteban
le estaba sonriendo ampliamente a él ahora, totalmente gozando los cambios en el rostro de
Sanel.
Lo recuerdo. Por su puesto que lo recuerdo. ¡Pero seguro que tu no puedes pensar
que --!
¡Que diferencia puede posiblemente hacer lo que yo piense o no piense! Yo no
tengo nada que ver con ello, como tu un día te darás cuenta. El número es Quinientos, por
su puesto. Una manera de entender la razón por la cual tu estas aquí es descubrir porque
Joab te nombro a ti la generación perdida. El golpe final fue muy dulce. Sanel se veía
un hombre diferente: mas joven, en paz con el mundo, totalmente abierto, inocente.
Esteban se preguntaba con un éxtasis de gratitud su Jacob le dejó estos cuantos retos para
que el pueda crecer mas allá dentro de su infinita mente. Uno mas...
Seguro porque tu has perdido el mundo, dijo David, seguro de su respuesta.
¿Lo has hecho tu, David? ¿Dónde estas tu entonces?
Yo quiero decir que estamos perdidos de la civilización, contestó el Salaziano,
aun seguro de si mismo.
¿Lo estas, David? ¿Tiene esto algo de sentido? Piensa en tu vida hace unos días.
¿No es mas lógico que todos los Quinientos hubieran sido asesinados fuera de Falón por la
caballería Salaziana? ¿Y no se parece mas que tu solo te opusiste a la masacre y fuiste
encarnizado con ellos? ¿No tendrías que estar de acuerdo con esto mucho mas probable de
lo que tu creíste que paso?
Esteban se detuvo abruptamente, en choque. ¡El no le estaba llegando a David para
nada! ¡Sus palabras estaban rebotando de él sin el efecto deseado! ¡Aun la atención
concentrada de la totalidad de los Quinientos no estaba halando al Salaziano dentro de su
influencia! Dada la velocidad y el empuje de su mente en expansión, esto se sintió como
escuchar dentro de un invisible e invencible muro.
David no podía pensar en nada para llevar el repentino silencio además de observar
boquiabierto al Shara. Esteban, asombrado de descubrir una limitación en su mente, mostró
solamente su usual calma como continuó, Suficiente. Quizás ya ha sido demasiado.
Ustedes no me necesitan, ustedes no necesitas mas palabras. Lo que cada uno de ustedes
necesitan es estudiar sus propios corazones. Ustedes todos tienen todas las herramientas
que requieren.
Vayan, disfruten de Vashti. Escuchen sus cascadas y brisas; jueguen con sus
mansas bestias; disfruten las piedras preciosas y los mágicos jardines. O piensen de las
enseñanzas de Joab. O tienten a Sanel que les diga más de las vidas de Gana en Emura y
Tala, particularmente aquellas de Marte y Naisan. Y aquellos de ustedes quienes ya hayan
aprendido a ver los celestiales, trabajen con ellos para siempre aprender más.
La sabiduría de Rodavi podría probar ser de uso para algunos de ustedes: la vida,
como un cristal-de-muchas-facetas, fractura el Uno infinito dentro de belleza versicolor.
No se olviden del único peligro en esta última memoria del paraíso de Ishtar: No se
atrevan a aventurarse cerca del Lago Hirviendo.
~~~
Rápidamente el inigualable aire y agua de V ashti derritió las
limitaciones de todos: cada uno de los Q uinientos descubrió a los
protectores del valle.
Incluso A ldis.
T odos, eso es, excepto por
E lizabeth. Por sesenta días ella trató, sin el mas mínimo sabor del éxito.
Q uizás era su desesperado esfuerzo que causaba sus repetidos fracasos,
quizás eran sus viejos hábitos de enjuiciarse a si misma de no sentirse
merecedora de nada. C ualquiera que hubiera sido la causa, aunque los
otros vividamente describían los remarcables joviales seres en todas partes,
no había nada visible para ella excepto un ocasional llovizna de resplandor
en el aire o el agua.
Al final, completamente frustrada, vino suavemente sollozando a Esteban, ¡nunca
debí haber venido! ¡No debí! ¡No puedo siquiera levantarme al nivel inicial!
Esteban la sostuvo por un largo momento y gentilmente acarició su cabello
plateado. Luego él tomándola de ambos brazos y, viéndola intensamente dentro de sus
suaves grises ojos, respondió firmemente, No, Lalasa, no. Estás equivocada, nada puede
detener el poder del Uno. Nada salvo negaciones pasadas, tiene la autoridad siquiera de
hacerlo mas lento. Soltándola, se volvió y camino alejándose lentamente.
Esteban, tienes razón. Me he negado a mi misma, ella comenzó, por habito
hablando desde el miedo. Pero su mente estaba ya dando vueltas alrededor de un torbellino
caótico de repentino color e inesperado significado. Sus palabras gradualmente se
aquietaron; en un momento, ella estaba perdida dentro de su nuevo mundo. ¡Ella podía ver!
¡Ver! Por la primera vez en sus ochenta años. Todo frente a ella, ardía en llamas, ardía con
luz en movimiento. Sus ojos evolucionaban rápidamente ahora; pronto todos los variados
seres de Vashti, desde los elementales Fei de pequeñas flores botón, hasta los celestiales de
las montañas, tan grandes como las Montañas Guardianes mismas, eran visibles para ella.
¡Oh, Dios mío! ¡Oh
son hermosos! ¡Tan hermosos! ¡Tan felices! ¡Ella se
atragantó! Cuando dos niños de seis y ocho años corrieron hacia ella. Estaban tan
intrigados por ella agarrando sus manos, corrieron con ella hacia abajo de la montaña a
través de los prados hasta que ella cayó, gritando en risas, pateando el aire con gozo como
si fuera otra vez de la edad de Susana.
~~~
En el cientotreintayochoavo día en Vashti, los Quinientos llegaron a
la primera crisis diseñada para moldearlos en una sencilla masa de
conciencia. E n el cientotreintayochoavo día en V ashti, J onathan llegó al
final natural de su contrato de vida. E n el cientotreintayochoavo día en
Vashti, Jonathan murió.
El estaba con David ese día cerca del Lago Hirviendo, hablando y comiendo frutas
tropicales. Habían pasado un particularmente fascinante día con una montaña celestial,
aprendiendo de las Siete regiones de luz que envuelven nuestro Universo con radiante
belleza. Estas son los hogares naturales de los Siete, los Inmortales Ministros para la
humanidad que en cada era, ponen atención en tratar de recordarnos acerca de nuestra
herencia perdida y ayudarnos a través de las junglas de este Plano Terrestre.
Estaban David y Jonathan, estaban argumentando (uno diría mas apropiadamente,
discutiendo) si la percepción de Gana de los muchos niveles de la creación en el Domo de
las Esferas pudiese ser compartida por alguno o pudiese ser solamente experimentada en
Para. Jonathan había Tercamente (y, él sintió, por su experiencia,) sostenido la última
visión cuando se dio el chance de ver un particularmente bello mango rojo, amarillo,
obviamente suculento y maduro colgando lejos sobre el vapor del agua hirviendo.
Estaba de pie y en pos de el, en solo un instante al alcance de la mano. David estaba
mientras tanto discutiendo que por supuesto cualquier realidad podía ser experimentada por
cualquiera en cualquier momento y estaba demasiado perdido por la corriente de su lógica
para darse cuenta del estúpido y arriesgado peligro de su amigo.
Jonathan, estirando su peso cuidadosamente sobre la rama, contestó su corriente del
discurso, No. Es obviamente imposible. Desde su mundo creado por la mente solo
podrías ver nuestro Universo desde el exterior. ¿Cómo podría alguno posiblemente ver la
totalidad de la creación desde el exterior cuando tu estas adentro de ella? No tiene el mas
remoto sentido. Estas claramente equivocado.
David dándose cuenta de donde venía la voz del chico, se levantó de golpe con
preocupación: ¡Jonathan!
¡Demasiado tarde! La rama se rompió; Jonathan cayó con un grito de sorpresa
dentro del agua. Salió a la superficie una vez, gritando en agonía, golpeando el agua
erráticamente, demasiado confundido desde el dolor para intentar alcanzar la orilla.
David, salvajemente buscando una herramienta, vio a un pequeño árbol cerca.
Forzándolo al suelo, lo latigueó de un lado a otro para arrancarlo de sus raíces. El árbol
lloró a él para que no lo cortara; David escuchó su terror pero estaba demasiado alocado
con temor para buscar otra solución.
El tronco se partió; metiendo el árbol dentro de la escaldante agua, jaló a Jonathan
hacia la orilla. No dándose cuenta de cuan severamente sus propios brazos estaban
quemándose, levantó al muchacho del agua, llorando, ¡Jonathan, hermano mío!
David, dijo raspando con su voz como sus párpados locamente parpadeando
marcaban los últimos pulsos de su corazón fallando. Dile a Esteban -- y luego, con un
largo suspiro, murió.
~~~
S imón estaba buscando la madera ideal para su estatua de J acob
cuando escuchó el grito aterrador de J onathan. E l fue por lo tanto el
primero de los Q uinientos que se enteró de la tragedia; con fiera angustia,
corrió a través del valle gritándoles el cuento a los demás, ¡encuentren al
M aestro! ¡J onathan cayó dentro del L ago H irviendo! ¡E steban!
¡Encuentren al Maestro! ¡Encuentren a E steban!
Todos los Quinientos, se movieron con rapidez escabulléndose a través de Vashti,
pero fue Leora quien lo necesitó con suficiente desesperación para encontrarlo. Las
profundas raíces de su solitario pasado aun no habían sido totalmente cortadas; el Shara la
sintió a ella como la mejor mensajera para su respuesta.
Descubriéndolo, alto en la colina del sur, Leora gritaba mientras subía, ¡Esteban!
¡Esteban! ¡Ven! ¡Oh, Esteban, ven rápido! ¡Jonathan cayó! ¡Dentro del Lago Hirviendo!
¡Esteban!
Con toda tranquilidad el Shara continuó caminando a través azuloso, ambarino y
violeta de los prados alpinos sin volverse hacia ella hasta que ella lo alcanzó y jadeó,
¡Esteban! Jonathan -Se dio rápidamente la vuelta, tomo sus brazos fuertemente y la vio, sus ojos azules
en llamas con lo que ella pensaba era rabia.
¡Leora, Leora! ¿Por qué esta terrible alarma? De pronto nuestro valle se convierte
en un infierno de preocupación, temor, tristeza. ¿Dejarías tu este ultimo fragmento de
Isolde se convirtiese con el olvidadizo mundo de afuera?
¡Pero Maestro! Jonathan -Esta vivo, tanto como cualquiera de ustedes. Ve de regreso y diles, nadie ha de
morir en Vashti hasta que todos hayan comprendido porque Joab llamó a los Quinientos la
Generación Perdida. Yo seguiré directamente, pero... ¡pero allí está! ¡Mira este árbol!
¡Debo estudiarlo antes de que la tormenta lo rompa...ve! ¿Por qué esperas? ¡Apresúrate!
¡No debes tardarte! Esteban se arrodilló cerca de su pequeño descubrimiento,
examinándolo intensamente. No tan fácilmente él sería distraído de este breve hilo
plateado de luz que lo había traído hasta acá.
Leora, tratando de recordar las palabras de Esteban pero fallando por la terrible
presión del momento, corrió de regreso hacia la triste multitud en el lago. Todos los
Quinientos se estaban reuniendo allí; algunos de ellos habían colocado sus mas preciosas
gemas a los pies de Jonathan; Siete de los venados se arrodillaron en un circulo alrededor
de él. David aun lo estaba abrazando: ningún ruego lloroso había logrado convencerlo de
soltarlo. Sin embargo todos sabían que el muchacho estaba muerto.
L eora gritó con angustia, ¡D avid! ¡E ncontré al M aestro, pero el no
vino! Porque dijo que J onathan estaba bien y nadie moriría
pero ¡O h!
Veo que está -¿Donde esta él? Gritó David, soltando finalmente al cuerpo. Levantándose con
ira, el destelló sobre ella.
¡La colina del sur! El estaba -David brinco corriendo como un venado perseguido. -- examinando a un extraño
arbolito dorado, concluyó ella con su sollozo. Ella emparejó el cabello marfil de Jonathan
y cerró sus ojos.
David encontró a Esteban exactamente donde Leora lo había dejado, arrodillado
cerca del arbolito. El Salaziano no desperdició ningún aliento gritando como lo había
hecho ella, mas se concentró en su carrera hacia arriba de la montaña. Cuando alcanzó al
Shara, gritó, ¡Esteban! ¿Por qué? ¿Por qué en el nombre de Jacob...?
¡David! exclamó Esteban con pasión. ¡Ten cuidado! ¡Este árbol es
extraordinario! ¡No se si alguno otro de su especie jamás ha existido en este mundo! ¡Que
afortunados que la encontramos antes de que la tormenta la rompiera! ¿Cómo pudo haber
venido aquí? Quizás su semilla permaneció congelada en el hielo por milenios,
esperando
David miraba incrédulo con un vaivén entre los ojos de Esteban y este dorado
arbolito, quemándose con sus ojos de salvaje fuego, parado con bravura y solo en este
pequeño parche de grama esmeralda. Finalmente el junto su mente y rugió, ¡Esteban!
¡Jonathan esta muerto!
¡Por este único verano, este único día! ¡Q ue maravilloso! D avid,
excávala. M uy, muy cuidadosamente. ¿C ómo la llamaremos?
¡Esteban, Esteban! ¿Acaso no me escuchaste? ¡Mi hermano esta muerto! ¡Hay de
mi, de haberlo salvado de esa caída mortal solo para verlo hervir vivo ahora! ¿Por qué?
¿Dios mío, por qué?
¿Le habrías negado estos meses en Vashti, David? ¿Quién mas en este mundo ha
sido tan raramente afortunado? ¿Y quién en este mundo puede determinar el lapso de una
vida? ¿Quién de tu raza tiene la habilidad de así controlar el tejer de los triples ministros del
destino?
Pero yo te digo ahora, amigo mío, esta muerte ocurre solo para mostrarte mejor
quien tu eres. Por esta sola razón a caído Jonathan de la vida una segunda vez. ¡David!
¡Tu permaneces un esclavo ante las apariencias de este mundo! Aun en tu pasado en Salaz,
tu has escuchado de aquellos que sanan a los enfermos, si ellos hubiesen vivido mas
completamente el poder el Uno, ¿habrían ellos encontrado mas difícil el levantar a los
muertos? Pienso que no.
Bien, Aun estamos en el preludio de un largo cuento. ¡David! Esa tormenta
desciende sobre las Montañas Guardianes con hielo y muerte por este pequeño ser.
¡Cávame este árbol!
David fue profundamente insultado, salvajemente enojado, loco con temor, todavía
fervientemente deseando creer. El se quedo de pie un momento más, luchando con sus
emociones rabiosas. No había, sin embargo, manera de resistir el último mandato de
Esteban. Clavándose al suelo, el Salaziano sacó salvajemente la tierra mohosa hasta que el
árbol salió libre. ¡Ahí lo tienes, Maldícelo!
Esteban estaba ya caminando hacia abajo de la montaña. Trae a Vanas
cautelosamente, David, dijo sobre su hombro.
~~~
Para cuando ellos regresaron al lago, el cuerpo de Jonathan había sido cubierto con
flores y joyas por los niños. Todos los Quinientos estaban morosamente esperando por el
Shara. Muchos estaban llorando, algunos estaban orando, otros pocos se quedaban viendo
al lago o dentro del espacio, luchando para tomar maestría de sus sentimientos.
Esteban pasó a través de ellos como una suave brisa, dio un paso por encima del
cadáver sin voltearlo a ver, entonces se arrodillo junto al roto joven árbol. ¿Por qué,
David? el preguntó con profunda melancolía. ¿Por qué asesinaste a este pequeño ser?
¡Reemplázalo con Vanas! Su naturaleza esta hecha para el clima tropical. ¡Que increíble
que haya brotado tan alto!
Los Quinientos miraban anonadados como David dócilmente cavaba un hoyo para
plantar este pequeño y dorado árbol en el. Cuando el terminó, sus manos y brazos rugían
con dolor. El gritó en agonía: no hasta ahora el sintió sus severas quemaduras.
Leora, demandó Esteban con firmeza, ¿por qué tu no repetiste mi mensaje?
Leora se le quedó viendo a través de sus ojos llenos hasta el borde y trató de
entender lo que el le preguntaba. ¿Qué no vió el este horror? ¿Tu quieres decir acerca de
Joab? Me...me debo de haber olvidado. Lo lo siento. Cuando vi a Jonathan pensé que te
había escuchado mal.
¿Qué es lo que ves? Solo la mentira que reportan tus ojos acerca de tus falsas
creencias en la importancia de los cuerpos. ¿Por qué deben importar estados físicos? ¿Es
una mujer mejor que otra porque ella es más hermosa? ¿Es un hombre mejor que otro
porque es más fuerte? ¿Es cualquiera mejor que otro porque el tiene mas riqueza?
¿Por qué le permites a tus creencias bloquear tu percepción de la Realidad de
Jonathan? Tu crees en el sufrimiento, en la muerte, en el dolor, por lo tanto esto es lo que
ves. Si tu creyeras en vez la Realidad nunca cambiante que es el Uno, tu no verías
sufrimiento, ni muerte, ni dolor, porque estas no estén en Verdad.
¡Diles a ellos ahora lo que yo te dije, Leora! Quizás podríamos todavía empezar a
deshacer esta extraña cadena de creencias.
¡Tu! ... Tu me dijiste que les diga que nadie moriría en Vashti hasta que todos
hayan entendido porque Joab nos llamó a nosotros La Generación Perdida. ¿Por qué él la
había forzado a ella a decir esto? ¡El chico estaba muerto! ¿Por qué tal cosa ahora? Sus
palabras quemaron su garganta como la bilis.
Susana, demasiado joven para entender la tragedia ante ella, preguntó en su delicada
y alta voz, ¡Oh, Esteban! ¿Cuándo entenderemos al último Maestro del Juramento Joab?
Leora trató de acallarla, pero Esteban ya estaba volteándose para confrontarla.
¿Tendría él rabia? Leora lo miró con temor, pero él estaba sonriendo ampliamente a
Susana, ¡sus ojos destellando con alegría! ¿Qué había con él? ¿Qué no había amado a
Jonathan?
¡Cuando menos aquí hay una que se acuerda! ¡Bien hecho, chiquilla! Para ti y los
otros como tu, una década quizás te enseñe el acertijo de Joab. Pero para algunos de estos
otros, me pregunto si ¿incluso cincuenta años serán suficientes para deshacer los errados
pensamientos de sus infelices sueños?
Entonces algunos de nosotros nunca entenderán sus misterios, dijo Aldis, tosiendo
la mascara de dolor en su voz. yo ya tengo setenta y nueve.
Esteban le dijo a David, Tu no hubieras sentido nada de tus quemaduras si tu no
hubieras asesinado a un árbol. ¡Vamos! Jonathan ha descansado suficientemente. El
menos que nadie le gustaría una patética y lúgubre multitud. Córtame una hoja de vanas.
Sobresaltándose con anticipación, David cuidadosamente tocó el pequeño y dorado
árbol. Sorprendido, el exclamó, ¡El dolor se ha ido!
Por supuesto, replicó Esteban, tomando la dorada hoja. El la arrugó, respiró en
ella, entonces la frotó sobre el corazón de Jonathan. El chico se sacudió totalmente; un
gran convulsionado temblor se movió de sus pies hasta su cabeza; su aliento fluía otra vez.
El vive, susurró David, entonces gritó con un loco gusto, ¡el vive! ¡Mi hermano
vive!
Los ojos de Jonathan parpadeando rápidamente se abrieron. Viendo primero a
Esteban arrodillado junto a el, el exclamó, ¿Oh, dormí demasiado tiempo? El reconoció
a David y seguidamente y dijo, Yo creo que tu tienes razón después de todos. Las Siete
Regiones de Luz se pueden ver en todas partes. Yo tuve el sueño mas increíble
Entonces el vió a los Quinientos reunidos alrededor y agregó con feliz curiosidad, ¿Todos
están aquí? ¿Es una junta?
Esteban, se puso de pie, frotándose sus manos fuertemente juntas para quitarse el
vestigio de los efectos. David abrazó a Jonathan, por la segunda vez ese día, sus lágrimas
fluyeron totalmente.
Vanas es el árbol mas inusual, murmuró Esteban.
~~~
E n el aniversario de la muerte de J acob, S anel vino a E steban y
dijo, M aestro, encuentro que estoy confundido. E l se detuvo, apenado.
E steban nunca daba conocimiento a voluntad; siempre era una cuestión de
solicitarla, el tratar de aprender de él. No era que el Shara no era cortés o
inamigable, ¡todo por el contrario! E ra que justo ahí había siempre algo mas
inquietante acerca de esos para siempre gozosos ojos que miraban a través
de ti dentro del corazón de tu alma. Y sus respuestas usualmente no eran
enigmáticas como para hacer que uno se pregunte porque él buscaba
instrucción.
Esteban lo miraba totalmente, pero no dio una respuesta. Tomando
una bocanada profunda de aliento, S anel continuó, ¡a veces, veo personas
que no reconozco! T ampoco elementales o celestiales; seres humanos,
¡pero no de los Q uinientos! ¡A un que cuando miro otra vez, ellos se han
ido!
¿Interpretación? E sto era bueno, pero aun lejos de su necesidad.
¿Quizás ellos estaban listos para más?
¿M e pregunto si este valle fue creado por sus custodios? L os
celestiales mantienen el orden aquí, pero -S anel, tu tienes razón. A unque V ashti podría haber sido creada
por manos sutiles, no fue así. L os recuerdos de los tempranos humanos,
los V idyadharas y los S eñores de E tan están en todas partes. E n lo que
tu visión evolucione, tu descubrirás mas claramente las impresiones que
ellas dejan en la matriz sutil de grabación del U no. E n verdad, ninguna
experiencia nunca se pierde. El valle ha sido una gran junta con los mundos
dimensiónales mas elevados por muchos miles de años.
A quí J oab
descubrió la perdida semilla de V anas cuando E mura aun reinaba el
mundo. A quí el Rajanya M ordom cayó, sacrificándose a si mismo para
vencer al enemigo creado de la mente de Marte, el Rakshasa bala. Muchos
otros han vivido vidas completas en V ashti, aunque no ha habido ninguno
por un largo tiempo. Pero encontrar a V anas creciendo aquí el ultimo
otoño me convenció que nosotros seremos los últimos de usar esta ruta.
Ahora estoy seguro que Joab no estaba hablando una metáfora. Yo creo
que los días de este mundo están contados.
¿L a T ierra? ¿A finalizar? ¿Q ué? ¿C uál es el número? preguntó la
boca de S anel, pero su mente lo estaba martillando, ¡C omo S iempre! ¡Yo
solicito una cucharada y recibo un galón; yo solicito una libra y recibo una
onza! ¡Yo no entiendo a este hombre!
E steban le sonrió de vuelta sin responderle, pensando que este es
un problema suficiente. Por ahora.
~~~
A l medio día, un festejo fue tenido en honor de J acob. D espués de
la comida, S imón se paró y dijo, T engo un anuncio que hacer. E n
realidad, un pequeño descubrimiento. E l le quitó la cubierta a su
escultura.
¡J acob! S e atragantaron todos, y no solo para ser amables. D e
alguna manera S imón había recreado al pastor: su forma, su color, una
expresión familiar
fase
Pausando en la mitad de una profunda todavía simple
su pelo, sus ojos. ¡S us ojos! ¡Q ue perfecta en la vida, que perfecto
aquí! E llos te seguían a todas partes y expresaban emociones: amor,
autoridad, paz, perdón, gozo.
Inmediatamente un dorado pinzón se posó sobre su hombro y una
ardillita se subió a su regazo. Pero la respuesta de S usana fue mejor: ¡E s
él! ¡L o es! E lla exclamó, entonces corrió a la estatua y puso su pequeño
brazo alrededor de su cintura.
L agrimas brotaron por los ojos de S imón; él se tropezó del
banquete.
A ldis miró la estatua con una peculiar mezcla de gozo, esperanza y
tristeza. Aun después de un año, el aun estaba luchando para ser como los
otros. S imón parecía un perfecto modelo del hombre amable que él
deseaba ser; el ver el momento de triunfo del escultor fue a la vez una
inspiración y un doloroso recordatorio de sus propias limitaciones.
J untando sus manos muy apretadamente en la esmeralda de quince
quilates que el usaba para enfocar su mente, A ldis se puso de pie y dijo,
¡E steban! Y o tengo una pregunta. L as diferentes conversaciones se
detuvieron inmediatamente: E steban no se había dirigido a los Q uinientos
juntos por algunos meses; él prefería hablar calladamente individualmente o
con grupos pero no mas grandes que dos o tres.
E l S hara se le quedó viendo fijamente con una expresión ilegible al
viejo hombre pero no dijo nada. T ragando con dificultad, A ldis miró
alrededor desesperadamente a los Q uinientos, buscando ayuda. E llos se
le quedaron viendo de regreso, con animada curiosidad, preguntándose
que es lo que pasaría seguidamente. E xcepto por S usana: ella estaba
apretando la mano de la estatua de S imón, contándole de su pasado año.
A ldis se preguntaba con un toque de vértigo si debiera de hecho hacerle
mímica a ella. Pero no, no había otra manera de reganar el respeto por si
mismo; el debería de convertirse en valiente para ser merecedor de Vashti.
E steban. A h, E steban. ¡N osotros hemos estado aquí un año! Y ,
bien E steban. E so es, me preguntaba si el agua, o quizás el aire, o eso es,
podrías tu... M aldita sea, E steban, ¡N inguna de estas hermosas y jóvenes
chicas han tenido hijos! ¡Y o quiero saber por qué!
El Shara no contestó; el silencio creció más profundamente mientras
que muchos veían con rapidez hacia abajo a sus platos hechos de hojas de
banano.
Finalmente Sanel se puso de pie, su rostro colorado, preguntándose
porque él era el que frecuentemente, ese quien trataba de interpretar a
E steban.
A ldis, ha hablando por los hombres. ¿H ay algún momento
cuando no estamos rodeados de elementales o celestiales? Y --
¡N o creas una sola palabra de eso! exclamó L eora, saltando
asustada. T odo el mundo sabe que la realidad es otra. N uestro amor es
tan lleno, nuestro gozo tan completo, cada uno de nuestro momentos tan
perfectos; A llí justamente no parece que hay algún punto, cualquier deseo
de...menores... S u voz se desvaneció gradualmente.
A ldis, sorprendido, venciendo su reservada percepción, exclamó,
¡A h! Y o solo deseo que yo fuera unos años -C ualesquiera que sean las variadas razones, interrumpió E steban,
contento ahora con él, el hecho es: ningún chiquillo nacerá en V ashti. T u
puedes considerar esto, A ldis: una forma de conseguir algo es el soltar
algo mas. C rea un vacío, este se llenará.
D avid
preguntó
con
entusiasmo.
¿E so
es,
entonces?
¿D escubriendo cuando lo perdido se podía perder?
Esteban se carcajeó tan efusivamente que las lágrimas corrieron por
sus ojos. ¡E ntonces tu haces un principio! ¿Pero de que importancia esto
tiene comparado a recordar lo que tu perdiste antes de nacer dentro de
este mundo? Recuerda, J oab nombró a los Q uinientos los Perdidos ante
la Ruina del M undo de A lmira, antes de que G ana fuera expulsado de
Para.
~~~
S iete años después de que los Q uinientos entraran a V ashti,
S usana fervientemente buscó al S hara a través de todo el valle. A unque
una niña de solo once primaveras, ella era la favorita sin rival de todos: tan
amorosa como L eora, ella estaba mas llena con la sabiduría inocente del
Uno que todos los demás.
E steban sabía que ella estaba mas adelantada que todos los demás:
mas auto-luminosa, mas consciente, poseyendo un entendimiento mas
amplio como el resultado natural de quien ella se estaba convirtiendo.
Llena con la vibrante excitación de esperanza, él se paraba calladamente en
la brillante luz del sol del elevado prado, esperando por ella.
S usana subía rápidamente hacia él, su entusiasmo contradecía por la
gracia de sus movimientos. Preguntándose si ella estaba siendo demasiado
atrevida, ella se arrodillaba junto a él para quedársele viendo al doradocarmesí de las flores alpinas hasta que él le acariciaba el cabello
suavemente y le preguntaba, ¿T u la has visto a E lla?
¡Pero él ya sabía! ¿C ómo podría ella dudar? ¡L os Q uinientos eran
como hierbas de su jardín! ¡H oy! E n mi estanque favorito. E sta en el
Risueño A rroyo
¿T u sabes, corre desde el G ran G laciar A zul dentro
del lago cerca del D orado A rbol V anas?
S i lo conozco.
E staba allí, en una pequeña arboleda de cedros. E l riachuelo viene
jugando hacia abajo en una pequeña cascada dentro del mas amoroso,
callado estanque, que tienen los mas hermosos peces color arco iris en él.
M e estaba sintiendo tan bien, tan, no sé, tan ligera, tan viva; todo estaba
tan brillante; el murmurar del aire estaba tan fuerte. Q ue mire hacia arriba
de pronto, ¡y allí estaba E lla!
¿Q uién, amada?
E lla se quedó mirando dentro de sus cálidos ojos, buscando
seguridad. Pero él sintió imperativo que ella encontrara su propia fuerza y
quitó la mirada. E lla trató de contestar pero encontró que no podía.
C errando sus ojos para juntar su espíritu dentro de su centro, ella dijo en
una pequeña voz, A lmira. E l nombre y el recuerdo le inspiraron a ella una
mayor maestría: a una gran velocidad vino el descanso, ¡E lla era tan
hermosa! ¡T oda vestida en iridiscencia con un cabello largo arco iris y una
tiara plateada, tan gloriosa! ¡T an hermosa! ¡Y E steban! ¡E lla caminó
atravesando el estanque y entro en mi y ahora yo L a veo en todas partes,
detrás o adentro, o encima de
es difícil de decir exactamente
con todas
las cosas, todas las gentes, todos los árboles y flores, todos los animales y
los pájaros, todos los elementales y celestiales, en ¡todas las cosas! ¡Que
significa! ¡E s tan maravilloso, tan hermoso! ¡L a amo, lo hago!
T u estas en todo lo correcto, L alasa
E lla es la M adre. T u
percepción ahora se desarrollará rápidamente. ¿H a hablado E lla contigo?
¡Al fin! ¡Estaba empezando!
N o. O al menos, yo no he sido capaz de escucharla. A hora ella
habló con la seguridad de un igual. L as ultimas barreras entre ellos se
habían ido, derretido por la influencia dual del amor del Shara y su creencia
en su propio S er.
Pronto E lla lo hará; mucho de la maravilla tu aprenderás en ese día.
¡T u ya estas casi en casa! E l la besó suavemente en la frente; una ola de
calidez recorrió a través de su cuerpo, causando que su visión se volviera
mas aguda, mas brillante. E lla se rió de éxtasis, entonces corrió llena de
gozo de regreso al valle.
~~~
E n el tardío verano cinco años mas tarde, S usana y otras jóvenes
personas estaban en un día de campo sobre la colina del norte, cerca de la
base del G ran G laciar B lanco. E llos justo habían terminado la fruta y las
nueces que habían recolectado, una de las chicas estaba abriendo algo
para convidar -- ¡Un queso!
C uando de pronto S usana se quedo viendo
con horror al glaciar arriba y gritando en terror. E n ese instante, un muro
de hielo se soltó y cayó rugiendo bajando la montaña hacia ellos.
E steban estaba caminando ese día con J onathan y D avid en la
colina del sur, alto arriba donde él había encontrado el A rbol D orado
Vanas doce años antes. H abía sido el mas seco y mas cálido verano desde
que ellos vinieron al valle; nuevas áreas estaban siendo abiertas en todas
las montañas, alegrando el corazón del S hara. E l amaba los paramos mas
que ningún otro; el sintió que aun había mucho conocimiento que ellos se
estaban reservando.
H oy él había traído a los dos amigos inseparables aquí para
mostrarles una curiosa escultura blanca que la nieve derritiéndose había a
penas descubierto.
M írenla de cerca, le dijo, viendo con fiereza a
Jonathan. ¿Reconocen el estilo o letras?
D avid se preguntaba porque E steban estaba tan interesado en ella,
¿Q ué podría ser tan fascinante acerca de una vieja estatua? C on un
encoger de hombros por la misteriosa naturaleza del S hara, él se inclinó
para levantarla. E l intentó con incrementado esfuerzo, finalmente la jaló
con todo su poder, pero no podía ni levantarla y ni siquiera moverla.
¡N o entiendo! ¡S e mira suficientemente liviana! D ebe de estar
conectada con algo bajo la tierra.
E steban volvió sus estáticos ojos hacia él y exclamó, ¡N o lo está! Y
aun tampoco yo la puedo mover. Pero déjalo a él intentarlo.
David se levantó suavemente sacudiendo sus manos en su túnica. Se
sentían extrañamente frías, casi como si hubiesen estado sosteniendo hielo.
Pero la estatua no se había sentido fría cuando el la tocó: E staba tibia,
calentada por el sol. Moviendo su cabeza con duda, se hizo hacia atrás.
J onathan lo vió con curiosidad, viendo su confusión sin
comprenderla.
E steban no parecía estar actuando peculiarmente: el
entusiasmo del S hara lo había inspirado a él con una urgencia poderosa
por comprender esta pequeña estatua blanca. Arrodillándose frente a ella,
juntó toda su fuerza en su intento para forzarla del suelo. F ue lanzado
hacia atrás de espaldas cuando vino hacia él sin esfuerzo.
¡S i! exclamó E steban con aún mayor entusiasmo. ¡E l tenía razón!
¡U na de las estatuas inmovibles del T emplo de K anaan-dora de S ulara,
había de alguna manera encontrado su camino hacia V ashti con la S emilla
de V anas!
¡A sí lo pensé! ¡D e todos los Q uinientos, solo tu puedes
portar la S erpiente B lanca! ¿Puedes también leer su mensaje?
N o puedo, contestó J onathan, sosteniendo y examinando la
estatua con una similar excitación afiebrada. E staba llenando su cuerpo
con un crudo poder y su mente con ola tras ola de gozo. J amás había yo
visto tal escritura. Pero, ¿Q ué quieres decir? E sto no es pesado, es todo
pero liviano.
E ntonces para ti, dijo D avid, igualmente frustrado por esa extraña
estatua y el igualmente extraño comportamiento de sus acompañantes. Y o
no estaba exactamente jugando con ella.
D éjame verla.
¡N o!
Tu
sostenla. L a vio por un largo momento, y luego dijo, se supone que debe
de ser una serpiente, ¿no? ¡Y las letras son como una inscripción que una
vez vi en la capital S alaziana de Rhodos, una inscripción que databa de
mas de diez mil años, a T ala! Q ue extraño. ¡S e suponía que T ala estaba
en C aremia, a través del O céano de U rlad! ¿C ómo pudo haber venido
aquí? M e pregunto que dice
Y o ciertamente no lo sé. Pero quiero que la lleves hacia el lago y le
pidas a S anel que estudie estas letras --
de pronto el S hara dio vueltas
alrededor y se quedó viendo con horror sobre el valle: él sintió el mismo
terror entrando a V ashti como lo había sentido S usana en ese mismo
momento.
¿Q ué sucede -- ? comenzó D avid, pero sus palabras murieron en su
garganta: Esteban se había desvanecido.
~~~
E l S hara se arrepintió haberse ido de esa manera. O tro cuento
acerca de mi grandeza, pensó tristemente seguro, esta no es su necesidad.
Pero entonces su mente fue absorbida en la invasión. E l estaba
ahora en la parte lejana del valle, arriba de Susana y sus amigos, encarando
la masa de nieve y hielo que caía. U n fuego, mas brillante que quinientos
soles, destellaba desde su frente. N o solo la avalancha desapareció en
vapor, sino también la mayor parte del glaciar.
E l S hara cayó en sus rodillas, pálido, sacudido. S usana corrió
hacia él, llorando en temor ¡E steban! ¡E steban! ¿Q ué
Q uien
Q ue
era eso? ¡Ella no estaba en ello! ¡N o en lo más mínimo!
¿L a V aciedad? E ra un Rakshasa, querido corazón, un Rakshasa,
raro que haya podido entrar aquí. M ejor olvidarlo. Y a no hay mayor razón
de alarma. E stá muerto.
E steban estaba mucho mas preocupado de lo que ninguno de los
Q uinientos podría adivinar. U na corriente subterránea de duda había
estado lentamente madurando en él a través de los últimos años
algo
inesperado estaba sucediendo afuera de su protegido valle, algunos
cambios monumentales en el mundo para los que él no estaba preparado.
¿C ómo pudo un invasor haber venido tan pronto? S eguro que el mundo se
estaba deteriorando, pero ¿cómo podrían haber fallado los G uardianes de
V ashti tan pronto? ¡E l no estaba listo! ¡L os Q uinientos no podrían
apoyarlo apropiadamente, no podrían canalizar el poder sin límites del U no
para ayudarlo! ¡S i el balance se había caído, él habría de pararse solo en
contra de los sirvientes de Valin! ¡El necesitaba más tiempo!
~~~
A l día siguiente, el S hara E steban caminó solo por la montaña
pasando por donde la S erpiente B lanca había sido expuesta por el hielo
en retirada.
C ruzando un pequeña cresta, el entró en un pequeño,
desconocido agujero. U na segunda estatua estaba allí, esculpida como un
V idyadhara, pero totalmente N egra y sin escrituras. S e inclinó para
estudiar el N egro L agarto y la encontró tan inmovible como su blanca
contraparte. C on una torcida sonrisa, la dejó allí y continuó subiendo la
montaña, insistiendo en mejores respuestas para las dudas que disminuían
su paz.
~~~
T omó todo un día para que los Q uinientos se dieran cuenta de que
el S hara faltaba, pero solo una hora para que todos ellos olvidaran sus
varias rutinas por la gran excitación de la búsqueda. F ue afortunado que
S usana encontró sus huellas en la nieve primero: S e puso a si misma como
centinela para evitar que ninguno lo siguiera. S e ha ido a encontrarse con
su Padre, le dijo a los otros firmemente. E l regresará a nosotros cuando
haya terminado.
L a curiosidad de los Q uinientos creció tan grande como las
Montañas Guardianes, especialmente desde que una etérea luz radiaba de
noche desde la montaña donde el S hara había desaparecido.
S in
embargo fueron lo suficientemente sabios para obedecer la firme voluntad
de Susana.
E lla permaneció allí, esperando durante once días templados y once
amargamente frías noches, robándose a si misma para el servicio de su
M aestro, purificando su mente a través de su acción en preparación de su
regreso.
L a mañana del doceavo día ella lo vió venir abajo lentamente a través
de la quietud de un gris carmesí del temprano amanecer y corrió hacia él,
exclamando, ¡E steban! ¡H e estado esperando! Pero cuando ella vió su
rostro, ella tan solo podía verlo, pensando, Tu eres El.
E steban apuntó hacia arriba en la montaña; ella corrió allá,
esperando ver a J acob. E l no estaba allí. D ecepcionada, se dio la vuelta
para irse, pero entonces vió el L agarto N egro. L evantando la estatua sin
ningún esfuerzo, ella corrió para alcanzar a Esteban.
~~~
E l S hara no podía hacer nada mas que sentarse cerca de V anas:
por tres semanas el no habló, ni comió, ni siquiera bebió. T odos los que lo
vieron estaban atónitos, aunque la mayoría no podía aun ver tan bien como
Susana.
A la puesta del sol del veintidoceavo día, el dijo repentinamente,
tráiganme a S anel.
E lizabeth, estaba en cuclillas cerca, comiéndose un banano.
H aberlo escuchado hablar otra vez después de tanto, catalizó un enorme
volantín. D ándose cuenta que su ruta terminaría en un remojo escaldante
en el L ago H irviendo, ella se dobló en el aire, arañando el espacio. E l
resultado fue un dramática demostración de habilidad gimnástica que
apenas salvó su persona de ser quemada.
E steban se rió, ¡pensé que estaba viendo a uno de los niños,
Elizabeth! ¡Tal felina gracia sería extraordinaria para una adolescente!
S anel vino corriendo arriba, gritando excitadamente,
¡L o he
logrado, E steban! ¡L o he logrado! ¡H e leído la S erpiente B lanca! ¡A h,
jamás envidiaré esas tantas horas devotas al antiguo T alanes otra vez!
¿Acaso no escuchan? ¡He descifrado la estatua de J onathan!
¿E s eso cierto? G ritó E steban de regreso a él. ¿Q ué dice? ¿Q ué
dice?
L a S erpiente B lanca se lee, U nidos con mi H ermano de E bano y
las D oradas F lores de V anas, M arte guiará a los D iez M il a la V ictoria
sobre las Innumerables H ordas en protección de V ashti
A quí E steban empezó a citar con él, entonces descenderá fuego
celestial; la G eneración Perdida de los Q uinientos retornará a su antiguo
hogar bajo las alas de A lmira. ¡Y o, J oab, he escrito esto!
O h, dijo S anel en una voz suave al darse cuenta de que el S hara
había estado hablando con él. ¿C ómo supiste?
23. E L M E N S A J E
No tomes ganancia o pérdida de corazón:
Estos son pensamientos menores.
Propósito consciente jamás tiene éxito:
Solo la inocencia logra su voluntad
--Rodavi
¡Marquen bien el Final del Tiempo!
Busquen a Marte y a Venus
Y a los Diez mil de Kanaan-dora
¡Cuando este mundo dividido tome parte de guerra no santa!
--Mordom
Al principio estaba fusionado con otros
Como una roca de un muro de granito.
Pero la naturaleza y voluntad perversa lo romperá todo
Yo solo quedaré:
Asediado
Todavía firme en mi mismo.
Una sola piedra,
Una estatua desgastada de firme resolución.
--Joab
E l mismo día que el Rakshasa se forzó dentro de V ashti, la
Emperatriz A vera, habiendo mucho tiempo atrás conquistado la totalidad
del hemisferio norte, empezó la invasión de C alantha. S us científicos
cubrían una flota de navíos de vapor con acero protegido; las legiones
Salazianas cruzaron el Quemante mar. Pero la tecnología de Avera no era
todavía suficientemente avanzada para derrotar esa antigua y firme
civilización: S alaz fue expulsado. A unque C alantha no había crecido en
conocimiento marcial, mucha de la sabiduría de K anaan-dora había sido
retenida allí a través de las largas edades: A vera encontró que el venerable
roble demasiado duro incluso ante la caída de su hacha.
L a E mperatriz tiró la totalidad del poder de S alaz en C alantha tres
veces más y falló tres veces más. Pero A vera nunca había aprendido a
aceptar la realidad del fracaso; forzada por su indoblable voluntad, sus
sirvientes eventualmente crearon las herramientas necesarias: ellos
aprendieron a volar maquinas a través del aire.
E n el treintavo año después de que los Q uinientos entraron a
V ashti, la E mperatriz S alaziana A vera descendió con repentina muerte
desde los cielos sobre C alantha. L os descendientes de G ana, el único
hijo de K artika pelearon tan fieramente como bestias acorraladas, pero ya
no mas equiparaban la destreza del N orte: en tan solo tres semanas, esa
gran nación, la cual había conocido la independencia desde el aterrizaje de
los refugiados de K anaan-dora cayeron ante el brutal poder del Imperio
S alaziano. A vera había tenido éxito en la empresa de su vida de ser la
Emperatriz de todo el Mundo.
~~~
E steban se paraba solo en el alto prado, sintiendo las olas de terror
envolviendo al mundo como un capullo de muerte. E l sabía que no podía
esperar mucho tiempo: preparado o no, los tres debería partir de él. E sos
tres eran los mas desarrollados de los Q uinientos
los mas cercanos para
satisfacer sus papeles en los difíciles requerimientos de esta edad
todavía
incluso así, él temía por ellos: sus tareas serían las mas difíciles, las mas
violentamente opuestas por fuerzas cercanamente omnipotentes de
V aciedad. ¿E ra razonable esperanzarse que su aun limitada maestría del
U no los salvaría? ¿Incluso con toda la ayuda de lo que quedaban de los
celestiales?
S uspirando profundamente, casi amargamente, E steban llamó a los
tres a él. E llos se reunieron con él con entusiasmo, sus mentes con la
excitación de la invitación de acercarse al S hara. E steban usualmente
estaba en silencio meditativo; solo cuando uno de los Q uinientos se
encontraba en aprietos que podrían ser sobrepasados en ninguna otra
manera, era que el venía calladamente a ellos y les tocaba sus mentes con
idealmente escogidas o raramente caídas palabras o acciones.
El ser solicitado a unirse con él era raro; el ser solicitado en un grupo
de tres era sin precedencia. David y Jonathan y Susana se acercaron a él
con un entusiasmado gozo, ellos se arrodillaron ante él en perfecta
sumisión.
E steban bailó en sus mentes brevemente, preguntándose a si mismo
otra vez si ellos estaban listos. S usana, como ella había sido por casi
treinta años, era la más cercana a la perfección de cualquiera de los
Q uinientos. S i esta extraordinaria amorosa mujer hubiera vivido en el
mundo común, ella hubiera sido reverenciada por ahora como la mas grande
maravilla de su época. Pocos de sus deseos se iban sin satisfacer: como un
ejemplo, sus esculturas creadas por su mente, casi mas vivas que los seres
que ellos imitaban con arte consumado, eran común en todo Vashti. Desde
que ella cargó con el L agarto N egro, ella había sido más pareja de
E steban que su estudiante: la diferencia entre ella y A lmira era una de
grados, no de tipo. E l temor del S hara por ella era que ella quizás
intentara portar demasiado; tres veces ya él le había dicho que sea
precavida de no asumir mas peso de los Q uinientos de lo que era
requerido.
J onathan no estaba tan lejos de su grado de perfección. E steban
había continuamente sentido que él podría ser su sucesor si los
requerimientos de su edad hubieran ordenado diferentemente sus tareas.
M ientras eso era, E steban descansaba mas en sus esperanzas de éxito de
su viaje de este hombre con un pecho gigantesco. L a preocupación del
S hara por el era que su amor por D avid podría convertirse opresivo
cuando ellos se separaran.
N o, de los tres arrodillados ante él ahora, D avid era el único enigma.
¡Y este era un enigma que no tenía forma de resolver! ¡E l no sabía si el
S alaziano estaba o no preparado, no había forma de saber: de todos los
Q uinientos, este despampanante guapo hombre solamente nunca había
estado dentro del alcance de E steban, todo sino su mente infinita. D avid
reportaba experiencias similares a las de todos los demás; de todas las
pruebas externas, el aparecía a la par con J onathan y S usana; pero
E steban simplemente no sabía, nunca lo sabría, nunca lo podría saber. L a
crisis pivote de la edad se estaba formando alrededor de D avid, torciendo
las fibras del U no y la V aciedad hacia él como un gran vórtice del destino;
el resultado no era otra cosa que el futuro del mundo; y todavía E steban
no sabía si David estaba aun cerca de estar preparado.
Suspirando otra vez por este único lugar vacío en su mente, el Shara
de dijo a los tres que ellos deberían dejar V ashti y llevar un mensaje a
Arturo.
¿Q ué?
preguntó
D avid,
asumiendo
que
el
había
oído
incorrectamente. ¿Porqué irnos? A rturo gasta su tiempo en el A rroyo
Corriendo, en el oeste -N o, D avid. N o el de J uanelo. Q uiero decir el A rturo que se
quedó afuera de la cueva con Débora, hace treinta años. ¿Te acuerdas?
¡Pero E steban! S eguramente que ese A rturo hace mucho -¿Q ué le estaba pasando al S hara? ¿Por qué se le miraba tan preocupado?
A el nunca se le había visto tan triste. D e hecho, el nunca había dado
evidencia de la mas mínima tristeza. ¿E l estaba enfermo? ¿E ra eso siquiera
posible?
E l y D ébora viven allí todavía, siguiendo la enseñanza de J acob en
su pequeño valle.
D avid, incrementalmente confundido como su consciente de lo que el
estaba escuchando penetraba su mente, trató una vez mas, ¡Pero! ¡A rturo
falló la Prueba de la C ueva! ¿Q ué en el nombre de los S iete E steban
estaba hablando? ¿D ejar V ashti? S i el mundo de afuera existía era menos
que sin importancia. ¿Q ué diferencia tenía para él, o a cualquiera de los
Q uinientos, de lo que pasara del mundo? E se lugar quizás pudieras estar
muerto. S eguramente que nada que valiera la pena pudiese aun vivir allí
todo el mundo allá debe de ser mas amigable con los animales como lo es la
maravillosa unidad de los Q uinientos. E l recuerdo de A rturo aun estaba
con él, sorprendentemente claro después de tantos años
un alto,
hermoso joven rubio, siempre yendo junto a J acob como si fuera su perrito
-- ¡Pero el nunca entró a Vashti! ¡El falló la última Prueba!
E steban mandó impulsos de calma y orden del U no en el corazón de
D avid.
Pero, como siempre, la inalcanzable naturaleza del S alaziano
destruyó en añicos las extensiones del S hara; ellas rebotaron de regreso
como si estuvieran golpeando en contra de un espejo en vez de una mente
consciente. F rustrado por este único fracaso de su poder sutil, E steban
trató otra vez de alcanzarlo con palabras adecuadas, A rturo, falló en la
cueva. Pero solo porque no era su prueba. L a simple verdad es que él es
otro aspecto de mi S er: N o hay realmente diferencia entre nosotros. E l
no, sin embargo, sabe quien es él.
C uando G ana fue expulsado del M undo de A lmira, el H ilo
D orado fue dañado, de allí en adelante su conciencia se rompió en añicos.
J acob tenía que pasar a uno de nosotros, a A rturo o a mi la única fibra de
conexión que contenía las partes faltantes de la mente de G ana. E l
escogió dármelas a mi, porque él sabía que en V ashti quizás tendríamos
éxito en replicar esa fibra.
A lmira previó esta tarea cuando G ana fue envenenado por su
sobrino Irnga: planeando por su eventual reintegración, ella creó las dos
estatuas inmovibles, el L agarto N egro y la S erpiente B lanca, para llevar
su mente hacia delante a través de la ilusión a su tiempo. J oab satisfizo su
intención cuando Para fue destruida a través de traer las dos estatuas y la
semilla de V anas aquí. Y ahora ustedes tres deben de completar este
trabajo que todos hemos laborado durante tanto tiempo: ustedes deben
llevar los fragmentos de la mente de Gana a Arturo. Al amanecer, ustedes
cruzarán las montañas: S usana, llevando el L agarto N egro; J onathan, la
Serpiente Blanca; D avid, la F lor D orada de V anas.
¡E ntonces el único botón del A rbol esta floreciendo finalmente!
Exclamó Susana gozosamente. Ella finalmente estaba contentísima por el
pensamiento de ver el mundo exterior. S i alguna falta existía en su casi
perfecta mente, era la leve tristeza de haber entrado a V ashti tan chiquilla
para recordar cualquier otra cosa. ¡Esta probaría ser una gran aventura!
F lorece esta noche. U stedes deben de llevarla y las estatuas a
A rturo antes que dos días hayan pasado. ¡S onaba tan fácil de decir!
¿T odavía que oportunidad los tres tenían en contra del poder infernal de
los Rakshasas?
¿Y después que lo encontremos? preguntó J onathan.
S us
sentimientos vacilaban entre los de D avid y los de S usana: en un momento
es estaba excitado por la posibilidad de ver el mundo otra vez; el siguiente,
el estaba profundamente entristecido por el pensamiento de dejar a los
Q uinientos. Pero por su puesto para satisfacer la petición de su M aestro
hacía las otras preocupaciones irrelevantes.
E ntonces, tu tendrás mas y mas difíciles tareas. Incluso la sociedad
de los Q uinientos estará perdida para ti. H oy en la noche yo les enseñaré
a ti y a Susana una manipulación especial del Uno que ayudará a Arturo y
a los otros proteger V ashti. Y D avid, tu tarea quizás pruebe la mas difícil.
Tu debes reentrar al ejercito de Avera -¡Q ue! ¡S eguramente mis oídos me mienten a mi hoy! ¡E sa bruja no
puede seguir viviendo! ¡Por el S ueño de N arain, E steban! ¡T iene que
haber otra forma!
S i la hubiera, yo te la diría. N o la hay. N adie mas puede lograr
esto, D avid. Para crear la victoria, tu te debes ir de aquí, reunirte con el
ejercito S alaziano lo más rápido posible y lo más rápido posible trabajar tu
camino al C onsejo Interno de A vera.
¿C ómo la voy a encontrar a ella? ¡E ste es un grande y ancho
mundo!
E ra una excusa débil, pero parecía ideal en su desesperación.
¿E ra la paz de V ashti ser suya ahora solo en recuerdo? ¿Q ué mal el había
cometido que su vida tomara un camino tan doloroso?
Esteban sonrió, un poquito irónicamente, un poquito amargamente, y
contestó, H oy ella esta con sus ejércitos en C alantha -¡C alantha! exclamó J onathan, al mismo tiempo compartiendo los
sentimientos de S usana. ¿las historias de S anel del S hara M arte son
literalmente verdaderas? ¿hay un mundo mas allá del Q uemante M ar?
L o hay. E sta misma primavera, C alantha ha caído ante A vera,
terminando sus milenios de independencia.
E l Imperio S alaziano ha
unificado los hemisferios norte y sur.
¡Pero, E steban! exclamó D avid, aun más frustrado.
¿Y que?
¿Q ué posiblemente tiene que ver esto con nosotros? ¿Q ué diferencia hay
de quien reine en el mundo externo?
¡D avid, D avid! ¿A un no has entendido las historias de G ana, de
M arte y de N aisan? ¿E n treinta años, tu aun no has descubierto porque a
los Q uinientos se les denominan los Perdidos? ¡N adie vive solo! V ashti se
quemará como una mariposilla con el fuego en los fuegos de la V aciedad de
los Rakshasas, si los celestiales pierden el control de este mundo. ¡N unca
un ser vivo esta aislado de todos los demás! Nadie nunca puede vivir solo
T eniente.
E scuchando su rango después de tanto tiempo fue como un balde
de agua fría: D avid retrocedió como si lo hubieran golpeado. ¿E staba
predestinado a perderlos, para reunirse con el enemigo? ¿Iba a ser un
esclavo otra vez? ¿Q ué no tenía libre albedrío? ¿Podría simplemente
negarse a dejarlos? ¿Q ué disturbios malos lo habían apartado de los
Q uinientos? E ra verdad que no había aprendido a ver y escuchar a
A lmira bailando en cada partícula de la creación como lo hacía J onathan y
S usana, pero tampoco otros lo habían logrado: de hecho, solo L eora y
S imón, ¿Q ué pecados en su infancia le habían hecho merecedor de un
destino tan infernal?
¿Q ué tengo que ver yo con todo esto? él exclamó, mas molesto que
temeroso. E l miraba desesperadamente a S usana y a J onathan por
apoyo; ellos regresaron su mirada con compasión, mas que fuera de lugar
por su entusiasmada anticipación del viaje. E ncontrando poco abrigo en
cada amigo, D avid suspiró pesadamente y miró sobre V ashti. E l pudo ver
a muchos de sus amigos abajo, gozosamente organizándose en sus tareas
nocturnas, sin la menor idea del sufrimiento que el estaba soportando. ¿Por
qué? ¿Por qué yo?
E steban contestó muy despacio pero con calidez, ¡D avid! C onfía
en la forma que los S iete han ordenado nuestra edad. C réeme cuando yo
te digo que no hay otra forma. T ienes que ser tu: ¡T u eres la llave perdida!
Incluso ahora, los C elestiales y los Rakshasas luchan por tu espíritu. T u
no sientes casi nada de esto por el poder benéfico del U no en V ashti.
¿Q ué es lo que eso se supone que debe de significar? preguntó
D avid sin quitar la mirada del valle. ¡N unca había sentido tanta angustia!
¡E l haber vivido en un éxtasis como éste por tanto tiempo, ahora ser
forzado a regresar! ¡E l pensamiento de su inminente condenación era peor
que despertar en el infierno!
D éjame explicar. A ntes de que A vera tomara maestría incluso de
su país original S alaz, los Rakshasas le dieron a ella la gema S tarbha,
arrebatada de J oab cuando el M undo de A lmira fue destruido. E llos
vieron en ella su mejor esperanza para conquistar la T ierra y liberar a su
amo el S eñor V alin.
J oab hizo lo que pudo para esconder K aysta de los Rakshasas,
pero el día se acerca cuando A vera también se adueñe de esa gema. S u
posesión de las dos mitades de K aystarbha no es en si misma suficiente
para que ella pueda liberar a V alin, ¡pero ella en su momento también
descubrirá el C etro de D iamante de los M aestros del J uramento!
Esteban tomó una pausa, mirando a David para animarlo en su comentario.
Pero el S alaziano aun miraba con temperamento a V ashti y no dio
signo de comprender las palabras de E steban. S usana sin embargo, las
entendió totalmente. E lla miró a E steban con amor y dijo simplemente,
E ntonces. N osotros estamos muertos.
D avid y J onathan la miraron, pero E steban no pudo contener su
alegría y sonreír a su sabiduría. Pronto.
Pero la E mperatriz, no
inmediatamente ganará total conocimiento del cetro. T u tienes razón, por
su puesto: S i ella solo lo rompiera, cada uno de los Q uinientos moriría
instantáneamente.
D avid, tu debes entender: G ana parcialmente falló en su cuarta
tarea. Por lo tanto la radiancia de Para ha terminado: sus gentes entraron
un estado trace similar al dormir. C uando G ana fue expulsado del mundo
que el creo con A lmira, antes que nuestro C osmos empezara, el H ilo
D orado del sistema nervioso universal fue dañado. L a única herramienta
en la creación juzgada tan suficientemente poderosa para prevenir a este
U niverso de terminar inmediatamente era el C etro de D iamante de los
M aestros del J uramento, ya que encarna el poder del principio y el final de
la creación. ¡L a totalidad de la vida del U niverso ahora fluye a través de
ese instrumento! D avid, tu debes detener a A vera a que lo destruya hasta
que nosotros estemos preparados para restaurar al mismo G ana. E sta es
tu segunda tarea. L a tercera y mas difícil es el hacer que ella lo rompa en el
momento preciso, entonces tomarlo y entonces también a S tarbha y
K aysta de ella y regresar a V ashti.
¿Y entonces? D avid no estaba siguiendo a E steban bien. S in
embargo, él no pudo ayudar a estar fascinado por la mención de G ana. ¡S i
solo el fuera testigo en ves de un participante! D e pronto él vió duramente
en su mente: ¿C uál fue el origen de ese pensamiento? ¿Q ué puede ser
posiblemente mas importante en la vida además de ayudar a G ana? ¡E l
debería de sentirse agradecido por esto! ¿Q ué estaban causando esas
dudas? ¿E staba E steban en lo correcto acerca de la batalla RakshasaCelestial por su mente y corazón?
¿Y entonces? E ntonces toda voluntad termina correctamente. E l
Cetro y las gemas gemelas son los requerimientos finales, pero solo si tu las
traes a ellas en el momento oportuno a mi, en la presencia de V anas.
E ntonces los Q uinientos regresarán al M undo de A lmira, el cual re
despertará en si mismo; G ana regresará a la total cordura. E l S istema
N ervioso de este U niverso será reparado; el error de G ana en su cuarta
tarea será corregido; A lmira continuará con su plan evolutivo para nuestro
C osmos. Pero si tu fallas y el C etro de D iamante es roto antes de que
estemos listos -E ntonces todo ha sido en vano, terminado S usana. G ana y este
U niverso de su creación tendrán que empezar de nuevo. ¡A lmira me dijo
esto! T odavía incluso ella no conoce otra manera de ganar el C etro de los
Maestros del Juramento, David. Ayudar a Gana directamente es sus mas
elevadas tareas esta prohibido incluso a E lla.
¿Pero, Porqué? ¿Por qué yo? D eben de haber muchas maneras de
lograr esto. D avid no estaba teniendo mucho éxito en aquietar sus dudas:
ellas se seguían levantando como si ellas fueran llenas con los deseos de
alguien mas. N unca desde que él entro a V ashti había experimentado una
distorsión mental de confusión. L as muchas joyas de V ashti de abajo
destellaban amoroso gozo en la luz de la luna, pero D avid no podía ver su
gentil belleza: él estaba demasiado ocupado pensando si su vida otra vez
volvería a ser ideal. ¿Por qué? ¿Por qué yo?
N o, contestó E steban muy despacio, observando al S alaziano
muy de cerca para ver si ellos ya habían fallado.
Pero D avid era
inescrutable, tan ilegible como siempre lo había sido, una conciencia
perfectamente opaca, intocable por la mente del S hara, invisible a su
comprensión intuitiva. Era exactamente como si su esencia viviente, parte y
parcela del U no que respiraba a través de toda la creación, estuvieran
sobre montadas por un muro impenetrable de V aciedad, impermeable al
poder del Shara, ¿Por qué?
N o. F uera de todos los incontables billones del U niverso, solo dos
aun tienen la habilidad para levantar el C etro de D iamante. L a identidad
de estos dos es bien conocida. U na es el instrumento en jefe de los
Rakshasas
L a E mperatriz S alaziana A vera. Y el otro, D avid, es el
único que lleva la Victoria o la Condenación de nuestra edad y por nuestro
Universo en sus manos. Ese uno no es otra persona que
tu.
D avid sintió la presión de este conocimiento empujando en su mente
como la inundación de un huracán comiéndose un dique de tierra. Sus ojos
se cerraron y su cabeza se inclinó hacia delante mientras él trataba de
tomar maestría de su fuerza sin dañar su mente. E l no podía negar esta
horrible presencia, no la podía ignorar, no podía mover su curso en ninguna
forma: su poder desenfrenado mantenía montándose con intensidad hasta
que el sintió que su cráneo mas aseguradamente iba a estallar desde este
terrible poder. ¿Por qué? ¿Por qué yo?
A l amanecer, E steban terminó sus instrucciones con un mandato,
D esciendan ahora al L ago Hirviendo por las estatuas y la flor. ¡Pórtenlos
con cuidado! N ingún pétalo se puede dañar antes de que alcance a
A rturo.
C uando ellos regresaron, D avid estaba cargando una inmensa flor
dorada, cada uno de sus cientos de pétalos radiante con su propia luz
interna. J onathan exclamó, ¡Y o no pude cortarla aunque trate con todas
mis fuerzas! ¡T odavía cuando él la tocó, se cayó en su mano!
E steban rió con gozo al ver el U no en el rostro de D avid. ¡S eguro
que la flor de vanas podrá completar su viaje a los celestiales! A hora
ustedes tres, entienden porque deben de portar este mensaje doblado en
tres para A rturo.
D avid lo miró con claridad y dijo calmadamente, Y o voy a hacer lo
mejor de mi para satisfacer tu voluntad, mi S hara. Pero antes que yo deje
este paraíso de la creación de Ishtar, me gustaría saber tu explicación
porque J oab nos nombro a nosotros los Perdidos.
¿H as observado que el numero de seres humanos en este valle es
quinientos cuatro?
S i, por su puesto, ¿pero que importancia tienes eso? S eguramente
que J oab estaba dando una aproximación.
N o. C uando el M aestro del J uramento dijo, L os Q uinientos, el
quiso decir exactamente lo que dijo. L os tres de ustedes y yo no somos de
su numero. E n el instante final cuando G ana fue expulsado del Mundo de
A lmira, quinientos celestiales fueron jalados hacia abajo dentro de este
U niverso con él. E stos son nuestros Q uinientos; la evolución de sus
mentes de regreso al U no es la herramienta mas poderosa que nosotros
tenemos para regresar a Gana a si mismo.
S i nosotros no somos de los celestiales perdidos, ¿entonces,
quienes somos? preguntó J onathan sorprendido.
Q uizás tengas dificultad de entender esta respuesta por algún
tiempo: no es un entendimiento fácil. ¡T u y S usana son las manos
izquierda y derecha de A lmira! T u, J onathan , eres la S erpiente B lanca,
la copia de A lmira de S esha; tu S usana eres el L agarto N egro, la copia
de A lmira de H eramann . ¿Pero quien eres tu, D avid? E so no lo sé.
¡Q ue! el S alaziano respondió con asombro. ¿Por qué?
¡Y o no sé! Y no es por falta de tratar. D esde el día que entramos a
V ashti, he intentado mover mi consciente dentro de ti. H ay un bloqueo en
tu mente
una restricción que me mantiene alejado de entenderte.. D esde
nuestro primer momento aquí, no he sido capaz de tocar tu espíritu, de
conocerte como lo hago con el resto de los Q uinientos, para moldear tu
conciencia con la de ellos dentro de una sola masa de luz y poder. D e
todos en el valle, tu solo estas para siempre mas allá de mi habilidad.
¿Por qué? preguntó D avid otra vez, confundido.
¡T e digo que yo no sé! H e teorizado que tu estas conectado con el
rompimiento del Hilo Dorado, la ruptura que mantiene a Para congelada, la
ruptura que mantiene a G ana vagabundeando en una loca imitación de la
vida, la ruptura que mantiene las fuerzas del U no en este U niverso tan
débiles ante las fuerzas de la V aciedad. E sto es porque solo tu puedes
portar la flor de V anas y el C etro de D iamante.
¡N o puedo decir mas, yo no se mas! Pero ustedes se deben de ir
ahora: al medio día deben de pasar la cúspide, o sino estarán atrapados
por el amargo frió de la noche, desprotegidos en las altas colinas. S imón
les hizo a ustedes estos zapatos para la nieve; ellos están llenos con el
poder del viento, ellos harán su viaje ligero. E l también hizo esta joya de
madera de maple para mantener y proteger a la flor de Vanas.
U n ultimo consejo yo les doy. Recuérdenlo bien: N o por orgullo
dependan solamente de su propia fortaleza. H agan todo juntos mientras
puedan. U n cordón de tres vueltas no de rompe fácilmente.
S usana, su brillante mente coloreando sus palabras con radiante
dorado, dijo, E steban, antes de marcharnos, hay algo que también yo te
quiero preguntar.
T u ya sabes, ¿no es cierto? N adie mas nunca llenaría su mente y
corazón. Ella era la perfecta encarnación de Almira en carne humana; total
maestría estaba dentro de su alcance. L os Q uinientos eran como niños
para ella. ¿Podría otro mundo, podría otra edad florecer con su regreso?
¿Regresaría ella algún día? ¿Regresaría corriendo a él sobre lomas
esmeraldas, en túnicas azules y amarillas en un nuevo principio? E l nunca
había amado más a alguien
nunca él lo haría.
S usana, sintiendo sus abandonos tan profundamente como él, lo
miró con lagrimas llenando sus ojos y contestó suavemente, S i, mi amado.
Pero yo deseo con todo mi corazón escuchar a mi Shara decirlo. Esteban,
nos dirás simplemente en esta división que tu eres el S eñor G ana?
E l sonrió amargamente y replico, T u lo has dicho, L alasa. A rturo y
yo laboramos para completar la Q uinta T area de G ana. J acob gastó su
vida en el Pozo, levantando energía radiante de la vida, el poder manifiesto
del U no a través de A lmira, desde el C uarto centro al Q uinto, de esta
manera nuestro dañado U niverso empezó a ser reconectado a su O rigen.
D el amor a la humanidad, J acob abandonó el Pozo; su inocente acto puso
en peligro a toda la creación. Pero por quien él era, tuvo suficiente talento
para crear una alternativa. E l externalizó la cadena conectora: el creó a
A rturo, a los Q uinientos y a mi para portar la carga de la continuación. Y
ahora su sacrificio en dejar su hogar hará la primera escena del acto final
que repondrá a G ana a si mismo.
E l S hara observó a los tres mensajeros correr montaña arriba, sus
voladores pies casi pero no realmente tocando la nieve. E l suspiró,
oprimido por el peso de su futuro. A hora solo es unos escasos veinte años
para que el resto empecemos a ser como estos tres. ¡Q ue tarea! M e
pregunto, ¿Será posible para mi lograr mi pequeña parte en esta era?
E lizabeth vino corriendo montaña arriba y rompió su lúgubre
contemplación antes de que realmente empezara: ¡E steban! ¡G racias por
dejarme acercarme a ti! ¡H oy cumplo ciento once años! ¿Puedes creerlo?
¿M e veo un día mas vieja como si tuviera veinte? Y yo, eso es A ldis y yo,
bueno nosotros
¡E l me preguntó que si me quería casar con él! ¿L o
apruebas tu? E lla le sonreía a él con entusiasmada esperanza, difícilmente
al audaz deseo él consentiría a sus boberías, todavía fervientemente
deseando que él apruebe. ¡Esto haría a Aldis tan feliz!
E l S hara le sonrió ampliamente y dijo con intensa calidez,
¡E lizabeth! G racias por responderme. Y el le dio tal amor que desde ese
momento ella nunca otra vez dudó que A lmira vive tan completamente y
hermosamente en su corazón como lo hace en el corazón de todos los
demás ...
Pronto después del medio día, los tres mensajeros se paraban en la
colina mas alta de la montaña y miraban a lo lejos, con una pensativa mirada
de regreso sobre V ashti, su hogar por treinta años.
H asta pronto,
M aestro del J uramento E steban, S usana susurró, sorprendida por la
insatisfecha esperanza es su pecho aun estaba presente. ¿Q ué es lo que
ella tendría que hacer con un sentimiento así? ¡S u vida no era una vida del
mundo! G irando su mente de la no familiar emoción, ella agregó a voz en
pecho, H asta pronto, de hecho tu y todos en ti! ¡V amos hermanos! E lla
los dirigió rápidamente por un costado de la montaña.
U nidos en la mente y el corazón, J onathan y S usana y D avid
regresaron al gran y ancho mundo.
E llos no fueron solos: rodeándolos por todos lados había cientos de
miles de celestiales.
S us energías doradas, plateadas y multicolores
llenaban los cielos con hermosura sobrenatural tan lejos como los
mensajeros podían ver. E sta era la reunión mas grande de las fuerzas del
U no desde el día que el S hara G ana con sus D iez M il se unieron a los
V idyadharas y los C iento O cho S eñores de E tan dirigidos por O rah,
S ravasa e Ishtar para sacar a V alin de su T rono de D iamante dentro de
su cárcel sin fin.
Pero en esos tempranos días de completación, las fuerzas de la
V aciedad habían sido más débiles: ellas solo se había recobrado
parcialmente de su inesperada derrota sobre M artanda; los muros de
fuego A sur de V alin cayeron relativamente fácil. G ana alcanzó su nuevo
mundo sin siquiera perder a uno de sus refugiados.
Pero hoy, el balance había cambiado: los V idyadharas estaban
extintos; la inpasable sabiduría de K anaan-dora se había completamente
perdido al U niverso para adelantar la intención del G ran Padre. L os
C elestiales aun era una gran fuerza, pero desde el día que G ana fue
envenenado y la Raza Solar efectivamente finalizada, casi nadie de nuestro
mundo siquiera sabía que existieron. Y nadie sabía nada sino rumores y
mitos de la ciencia de los M aestros del J uramento para comunicarse con y
hacer mas fuerte a nuestros aliados en los niveles sutiles de la creación.
L os celestiales estaban por lo tanto cortados del corazón de la
humanidad; su recurso primario de nutrición se había ido. A unque los
celestiales fueran tan maravillosos, hayan vivido por tanto tiempo y sabios
como ellos son, sin la vivificante interacción de la humanidad con el U no, su
poder en el mundo disminuye de edad en edad.
L as fuerzas de la V aciedad habían por lo tanto empezado a ser
virtualmente maestros de nuestro mundo y nuestro U niverso; esto fue
particularmente verdad desde la Ruina de ese gloriaos baluarte del U no:
El Mundo Trascendental De Almira, Para.
Par restaurar su U niverso, A lmira designó este mensaje el día que
ella dirigió a los refugiados de K anaan-dora a nuestro mundo. Planeando
la eventual reintegración de G ana con el entendimiento elevado, ella formó
dos estatuas desde su persona y respiró vida dentro de la S emilla del
Arbol del Mundo.
J oab, entendiendo su intención, comentó en su H istoria del S eñor
Gana, C uando la dorada flor del A rbol del M undo y las inmovibles
estatuas salgan de V ashti, el F inal de los T iempos empieza.
Pero no fue claro sin cualquiera de los dos A lmira o J oab, habían
previsto, la duración del tiempo transcurriendo podría favorecer a las
fuerzas de la Vaciedad...
L os Rakshasas también sabían lo que la entrega con éxito de este
mensaje podría augurar para el reinado de su futuro. E llos no sabían
exactamente cuando los tres saldrían hacia fuera, ya que ellos aun estaban
eliminados de V ashti. Pero cuando la destrucción de C alantha de A vera
fue una certeza, ellos sabían que pasaría pronto.
Por lo tanto el instante que los mensajeros dejaron el protegido valle,
ellos fueron detectados. N o tomó mucho tiempo para los Rakshasas para
juntarse y atacar al ejercito celestial que los protegía. C lavándose en olas
sobre olas de V aciedad, ellos vinieron una y otra vez, sacrificando vida tras
vida en la esperanza de liberar a su aprisionado Amo.
L os C elestiales no eran como alguna vez lo habían sido, todavía eran
poderosos en el uso del Uno: un dorado hemisferio de protección se formó
alrededor de los tres mientras ellos corrían a través de las montañas,
fuertemente apretando sus preciadas cargas.
Q uizás por el nivel de la maestría de los mensajeros, quizás porque
ellos habían aprendido bien su conexión con eso lo cual cubre por debajo y
domina toda la creación, dos veces solo ese día ellos fueron directamente
asaltados.
U no de los Rakshasas conocía a D avid de antes. E l S alaziano
había sido visto en acción en las guerras de A vera; él había tomado vidas.
E l no se había perdonado a si mismo por esto.
L os Rakshasas
reconocieron una leve fibra de V aciedad conectada aun al corazón de
D avid y la siguieron sin error a su origen. Por un momento, nadie lo pudo
resistir: el peleó su camino a través de los celestiales y se metió de clavado
sobre los humanos corriendo.
Pasando volando sobre J onathan y
Susana, el golpeó a David con su espada flameante de Vaciedad.
L os C elestiales reconocieron la mancha en D avid y debilitaron su
conexión con él. N o más apegado al humano, el Rakshasa estaba sin
defensa. L os celestiales lo llenaron a el con sus flechas; chiflando como
una culebra, el cayó a su muerte cerca de los pies de Susana.
T emblando, ella brincó sobre el humeante cadáver y corrió a D avid.
E l yacía donde había caído; había una horrible, profunda quemada a través
de su espalda y hombro. T omando una hoja dorada desde adentro de su
túnica, ella la apachurró, la llenó con el poder de su mente, entonces la frotó
dentro de su herida.
L os ojos de D avid se abrieron rápidamente; el dijo calladamente, L a
flor. ¿D ónde esta la flor?
¡E l contenedor de madera de maple cayó por allí! exclamó
J onathan, apuntando a una angosta, profunda fisura. ¿T e puedes
levantar? L a herida se ha cerrado y parece que ha sanado, pero algo
acerca de la calma de D avid parecía falso; J onathan se preguntaba si la
hoja de Vanas había neutralizado todo el veneno del Rakshasa.
E stoy bien, contestó D avid, sentándose y frotándose el hombro
con cuidado.
E l se puso de pie con cuidado, sintiéndose aturdido.
¿Puedes escalar allí abajo? E l miró dudosamente por la orilla. L a increíble
altura lo hizo sentirse mas mareado. E l se apoyó hacia atrás, meciéndose
en su talones, quejándose. E l veneno del Rakshasa estaba fortaleciendo
su conexión a la parte débil de su pasado. U n una combinación de colores
en movimiento, cada pensamiento y hecho malo de su pasado pasó por su
mente. C on un pegajoso sentimiento de desesperación, el recordó lo mas
horrendo de sus actos como un teniente S alaziano. ¿C ómo puedo el ser
tan malo?
Q uizás no es necesario, contestó un celestial, brillantemente en
plata cerca de él. A hora que hemos ahuyentado al hijo del horror,
podemos ser de mas ayuda. ¿C uál es tu necesidad?
¡U na porción de nuestro mensaje cayó abajo! exclamó D avid,
sintiéndose mucho mas perdido.
E l celestial empezó hacia abajo de la grieta, pero J onathan exclamó,
¡N o! S olo el puede llevarla.
E ntonces, lo llevaré a él. E l celestial levantó a D avid, juntos
flotaron hacia abajo. En el momento que el celestial lo tocó, David sintió la
vaciedad fortaleciéndose en su corazón. E l no pudo evitarlo sino que lloró
por las terribles maldades que el había cometido.
J onathan y S usana vieron sus lagrimas pero J onathan pensó que el
lloraba en gratitud por su regreso a la vida y S usana pensó que el estaba
gozoso de ser tocado por un celestial.
L a joya en el contenedor estaba sin daño.
D avid la abrió
rápidamente, sintiendo lo peor. L a flor de V anas estaba completamente
intacta: Solo un pétalo estaba roto.
S uspirando con gratitud, D avid brevemente se sintió otra vez
completo, entero. ¡Todavía debe haber esperanza!
Pero no había ninguna, el fue traicionado: el celestial no era celestial
sino un Rakshasa, con el talento de la ilusión. Revelando su verdadera
forma, el brincó sobre D avid y lo atravesó en su latiente corazón con su
daga de fuego infernal.
¡Q ue podemos hacer! ¡las hojas no lo revivirán! J onathan nunca
había experimentado tal agonía. ¡Porque lo dejamos ir solo! ¡E steban nos
ordenó nunca apartarnos! ¡L o hemos traicionado, hemos traicionado a
G ana, hemos traicionado a todos!
¡D ebemos usar el pétalo roto! S usana también sintió el horror,
pero estaba firme en su decisión. ¿Qué otra opción tenían ellos?
¡Pero la flor debe de llegar completa!
¡E l no puede llevarla si se queda muerto! Y o lo haré. L a T otal
responsabilidad es mía. E lla apachurró el pétalo y frotó el pecho de
David.
D os minutos de continuo trabajo, no pasaba nada. C oncentrando
toda su energía, ella exclamó. ¡A lmira! ¡A hora, si nunca antes! ¡A hora,
parque el mundo continué! ¡A hora, en respuesta a nuestra vital necesidad!
Susana empujó el pétalo profundamente dentro de su herida en su pecho.
C on un atragantado sonajeo, el aliento de D avid se movió otra vez;
el asumió otra vez el peso de la vida. S us ojos se abrieron de golpe con
rabia en lo que él gritó, ¿T u te atreves a re llamarme? ¡Y o estaba libre!
¡A lmira me había dado la bienvenida a casa! Pero escuchando tu llamado,
ella me ordenó que regresara, para servir en la lucha final de este U niverso.
E ntonces el dulce aroma de V anas me buscó y me trajo de regreso con el.
T uve que regresar a la oscuridad, perdiendo la B elleza, perdiendo la
V erdad, perdiendo la V ida, por una sola razón. ¿L a conocen?
J onathan estaba lleno de gozo para seguir su emoción, pero S usana
entendió sus palabras y mantuvo un acongojado silencio. ¿S e había ella
destruido a si misma?
L os mensajeros efueron bien protegidos por el resto del día: el
sacrificio de D avid había limpiado las ultimas fibras de V aciedad de su
espíritu.
E l estaba libre de los Rakshasas ahora, Por lo tanto
completamente invisible a ellos. C on no apego a la creencia de auto
condenación entre los tres humanos, los Rakshasas no tenían un arma
efectiva en contra de los celestiales; por lo tanto el éxito de completar este
nivel estaba asegurado. L os celestiales formaron un poderoso arco de luz
sobre los tres, suficientemente grande para poder ser visto por muchas
leguas.
E n V ashti, los Q uinientos observaban la gloriosa luz de un perfecto
arco iris, muy alto sobre las montañas del sur; E steban se regocijo cuando
se enteró que David tomó maestría de su primera tarea.
A la puesta del sol, los mensajeros estaban bajo la línea de los
árboles, corriendo hacia abajo a través del prado alpino. ¿E sa arboleda
de abetos? preguntó J onathan con un enorme bostezo. Y o no se por
ustedes dos, pero yo estoy exhausto. D avid y S usana siguieron su guía
sin comentario; pronto los tres estaban acomodados sobre as suaves
agujas de los pinos para pasar su primera noche en el mundo exterior.
A unque solo uno tuvo un descanso pacifico, ninguno de ellos
escucho a los observadores acercándoseles. A l amanecer, ellos fueron
despertados por un grito,
¡H o, J acobi! ¡A quí ellos yacen!
L os
mensajeros se quedaron viendo hacia arriba a las puntas de veinte flechas
listas para ser disparadas, preparadas por veinte idénticas y magníficas
mujeres pelirrojas de quizás unos veinte otoños, vestidas como ellos, en
simples lanas.
D avid dijo con cierta ironía divertida, N osotros no queremos
lastimarte, pero venimos con un mensaje para A rturo. E l se le quedó
viendo a una de las veinte como el hablaba. S u atención enfocada fue
suficiente para destruir la ilusión: las veinte se derritieron en una sola.
E lla bajo su arma y lo miró con un asombro al borde de la veneración.
¡Perdónenme! ella exclamó, arrodillándose ante ellos. ¡T u maestría
estaba tapada! Y o soy E stebana, la hija mas joven de A rturo y D ébora, a
su servicio.
U n enorme león con una melena dorada brincó dentro de la arboleda
de abetos desde colina arriba. E stebana levantó su mano al él y el león se
desvaneció y en su lugar otra mujer estaba parada. S i fuera posible, ella
era aun mas hermosa que E stebana, con dorado cabello cascadeando en
gloriosa profusión alrededor de sus perfectas facciones. E lla miró a su
hermana por un momento, leyendo sus pensamientos, entonces se le quedo
viendo a los mensajeros. ¿C ómo puede ser que dos S alazianos estén
entre los Perdidos?
temblorosa voz.
E lla preguntó con una firme pero ligeramente
E n los escritos de J oab, solo se menciona a uno, el
U ltimo V iviente U no; Padre me explicó que este debe ser ciertamente el
teniente conocido como D avid. ¿Q uién, entonces, eres tu? J acobi podía
percibir la radiancia y poder de los tres, pero su estudio de los misterios de
los M aestros del J uramento había incrementado su precaución: L os
Rakshasas eran ingeniosos en su perversidad de torcer los sentidos
humanos.
S usana le sonrió cálidamente mientras le contestaba, M i madre
L eora había nacido S alaziana. E lla fue la hija de un embajador y vivió
toda su vida en Falón. Ella fue la novia de S anel.
¡S anel! exclamó J acobi, enrojeciéndose. E lla también cayó a sus
rodillas ante los tres. ¡L es ruego mi perdón! ella exclamó en una voz que
manifestó incremental luz y poder.
¡F inalmente escuchamos de los
Quinientos! Hago homenaje a los Perdidos.
J acobi, mi hermana mayor, dijo E stebana, un poco divertida por
sus excesivas emociones. B uscadora de la maestría de los secretos de los
M aestros del J uramento que la sabiduría del mundo. Pero perfectamente
en lo correcto de su interpretación de la tormenta de la noche anterior,
suficientemente eso es cierto.
¡S u viaje de V ashti no puede ser en un momento mas auspicio!
E xclamó J acobi gozosamente, regocijada por la satisfacción de su
creencia. Padre ha alcanzado la ultima crisis de su crecimiento -¡E ntonces llévanos rápidamente con él! interrumpió D avid, dando
una mirada de desconcierto al suroeste. U na gran fuerza de Rakshasas se
estaba juntando allí, asemejándose a algo como un vasta nube de truenos.
M ientras ellos caminaban juntos, S usana le pregunto a E stebana y
J acobi de sus vidas. E lla no podía recordar a nadie que no era de los
Q uinientos: estas dos eran su repuesta perfecta a su deseo de
conocimiento del mundo.
A pesar de sus sentimientos y palabras, Jacobi aun era precavida: su
creencia era capaz de cualquier engaño. Pero E stebana creía en los tres
sin dudarlo; ella felizmente contó su historia: la simpleza de su niñez, el
entrenamiento marcial de su niñez, las complicaciones del crecimiento de los
últimos años como siempre y siempre mas E xtranjeros trataban de explorar
las montañas.
E lla agregó con una peculiar mezcla de certeza calma y fiera pasión,
Pero por supuesto nosotros siempre los detenemos.
hablaba, ella acariciaba su arco como si estuviera vivo.
M ientras ella
N osotras hemos hecho lo mejor para mantener a V ashti en un
secreto,
M irando a E stebana curiosamente.
¡C omo su hermana
disfrutaba la guerra! E ra para J acobi en el mejor de los casos un mal
inevitable.
N osotras tenemos éxito con dificultad; se convierte
progresivamente mas difícil. Y si los rumores son ciertos que C alantha ha
caído -Y a cayeron, dijo J onathan, como un inconsciente comentario.
A vera es ahora la E mperatriz del todo el mundo.
L as hermanas lo miraron con rabia y curiosidad: una encontraba sus
mas profundos temores confirmados, la otra descubriendo mas confusión y
duda. L a mano de J acobi se movió al cincho de su daga y E stebana
empezó a preguntar como los perdidos pueden saber cualquier cosa del
mundo exterior. Pero antes de que cualquiera pueda hablar, para retar o
cuestionar, S usana exclamó, ¡A lto! ¡A lguien viene!
Y o no escucho a nadie, contradijo J acobi, segura de su habilidad
de escuchar. Pero en solo un momento ella enrojeció y agregó, E stoy
humillada. Perdónenme otra vez. Pronto todos podían escuchar el correr
de un caballo.
A quí, justo aquí; parémonos aquí, dijo S usana distantemente. S u
mente se expandía con poderosos impulsos de vida. S olo el acercamiento
de un M aestro del J uramento perfeccionado podría producir tal efecto.
¿Pero quién en este mundo moderno?
J onathan, casi se paralizó de la intensidad de la luz estallando a
través de él, comentó distantemente, S i, este pequeño anfiteatro hace
una buena sala de recepción como cualquier otra disponible.
D avid sintió el acercamiento del jinete tan llenamente como lo hizo
J onathan y S usana, pero su reciente salida de nuestro U niverso le había
dado a el (al menos temporalmente) una mas amplia maestría que a los otros.
E l solo se dio cuenta que E stebana y J acobi no conocían al aliado que se
acercaba.
S onriendo para si mismo por un D avid mas joven, el dijo gentilmente,
N o, E stebana. N o, J acobi, no esparzan sus ilusiones ahora. U stedes no
pueden engañar a uno como este. Y no piensen que podrán sobrevivir su
cólera.
L os cinco de ellos no estaban lejos del pequeño valle de A rturo y
D ébora: su pequeña cascada había sido visible desde la ultima loma.
C omo ellos esperaban con entusiasmo, seguridad y duda, E stebana
pensó, ¿Qué caballo puede correr tal pendiente?
Rápidamente, increíblemente rápido, el increíble corcel blanco, por
encima de una gran piedra se detuvo, vaporizando, los encaró. E ra el
mismo caballo y jinete que se encontró con J acob treinta años antes sobre
la carretera a Falón, pero ahora Nuriel estaba enfundada.
L os cinco se le quedaron viendo al D orado J inete con asombro, sus
mentes sobrecargadas por su poder manifiesto, sus corazones explotando
con asombro, sus cuerpos congelados de la presión de su presencia.
David integrando la masiva fluidez de vida suficientemente para decir,
L os mensajeros de los Perdidos abandonan sus vidas al M aestro de esta
E dad. N uestras herramientas son tuyas; nuestro mensaje esta en tus
manos.
E l abrió la joya de madera de maple y ofreció la única flor.
Jonathan y Susana le siguieron y ofrecieron las estatuas.
E l D orado J inete se inclinó hacia ellos y sonrió. S us resonantes
palabras se movieron dentro de sus mentes casi como si ellas fueran sus
propios pensamientos: Y o los reconozco a ustedes, como ustedes lo
hacen conmigo. U na vez use la capa de los M aestros del J uramento;
cerrado de hecho yo vengo a traerles perfección a nuestro mundo.
C errado de hecho yo vengo, pero el huracán de la desesperación
destruyó mi jardín al final. D esde la Ruina la cual nos disminuyo a todos
nosotros, los hombres, me han llamado seguidamente, M uerte, pero
ocasionalmente, V ida. Pero ante mi congelada desesperación, en el tiempo
todos ustedes me conocen como
J oab.
24. G A N A M A L D IT O
Tu me haces el mal por sacarme fuera de la tumba
Tu eres un alma en éxtasis pasivo; pero yo estoy atrapado
Encima de un aro de fuego, que mis propias lagrimas
Escaldan como plomo encendido.
-- Shakespeare
¡Mi mente!
¡Mi mente se quema en el infierno!
¡Como puedo ver otra vez, como respirar en paz otra vez,
como ser otra vez, como otra vez sin todos los perdidos!
¡El dolor!
¡El dolor de la condenación!
¡Condenación Eterna!
Una presencia me profana -Una presencia la cual se aprovecha de civilizaciones corruptas
Una presencia la cual festeja en mundos asesinados.
¡N o, S hara!
¿Rodavi? ¡No volverá a hablar!
H ay un movimiento en aguas profundas,
¡Yo no debo escuchar esto!
U n E spíritu de fuego y Regiones C ósmicas,
¡Maldito seas! ¿Por qué me atormentas?
V iviendo para siempre en la luz del joven y el amanecer.
¡Vete, tonto!
¡Tu pecaste en mi contra para despertarme de mi tumba!
¡Mis amigos me ultrajan!
¡Mis enemigos me ridiculan, se regocijan en mi ruina!
¡Mi sendero es angosto cortado entre la Vaciedad y el inmortal fuego del
infierno!
Esperanza perdida
Perdida...
Todos, todos estamos perdidos
Todos
Kanaan-dora
Martanda
Krishanu
Para
Almira asesinada otra ves y todavía otra vez
Para siempre
Todo quemado todo destruido todo arruinado todo masacrado
En la destrucción de cada mundo.
¡El dolor!
¡El encolerizante, quemante dolor!
¡Rompe la tierra, devora mi podrida carne!
Que mi mente
Que mi amada gente
Que fue
Que fue
Si, eso se hace por cordura
el pasaje...
la escena que Rodavi amaba tan bien para mi
juego Bethmac, que quizás eso ahora podría darle vuela al aro
Todavía otra vez y todavía otra vez y todavía otra vez
Se arrastra el miserable gusano de alborada en alborada
Al último aliento que desecha la Eternidad
Y todos nuestros pasados pobres simples
Una hora en soledad a la inevitable muerte. ¡Muere, muere, breve flama!
Este mundo es solo una sueño pasando, un empobrecido actor
Que llora y se queja un momento en su juego
Y entonces pasa para siempre mas. Es un drama
Cantado por un loco, repleto con poder y gloria,
Significando nada.
G ana vagaba ciegamente dentro de un campo del campamento de la
caballería de A vera y asesinó a los S alazianos en una rabia sanguinaria
antes de que se puedan dar cuenta de que él era nada sino una apestosa y
borracha alucinación.
S us breves heridas calmaron su mente por primera vez en estos
largos años, trayendo la medida de paz dentro de la tormenta sin fin.
Reconociendo su humanidad y desnudez, el se sentó entre los muertos y
trató de ordenar su mente. ¿Quién era él?
T res hilos de pensamientos fluyeron a través de él: el recordó, tan
vividamente como si fuera ayer, la muerte de su propia mano de su amada
su esposa, o alguien así de cercano; H abía una pulsante precaución por un
M aestro del J uramento que no sabía de otra manera acerca de un limite de
seis años; y desde una profundidad y silencioso centro de atestiguamiento
radió la firme creencia que solamente quedaba una pequeña fracción de
ese tiempo.
E ra una tal imposible, loca realidad: G ana vio dentro de si mismo la
totalidad de la creación, oprimidas por todas partes por una extraña y vacía
nada. E l U niverso luchaba para seguir viviendo, pero estaba totalmente
conquistado por el incrementado V acío. Y escondido en un pequeño y
externamente insignificante planeta, la batalla final se formaba,
despiadadamente creciendo cono un gigante cáncer. Y él mismo no estaba
totalmente cuerdo par ponerle solución a la totalidad del complejo acertijo.
Un inextinguible rayo se quedaba en este desolado mar de Vaciedad
una pequeña triple fibra de luz dorada-plateada hacia espiral dentro de
todo él, a través del planeta, a través del U niverso, a través de las
Regiones de L uz rodeándolo, a través de un trascendental y perfecto
mundo que él casi podía acordarse haber creado con su asesinada esposa.
U n manojo solamente intentaba preservar este hilo triple, extender
su dominio, incrementar su poder. Pero el resto de la vida del planeta (de
hecho, la vasta mayoría de las energías a través de toda la creación) estaba
trabajando para destruirla.
L a mayoría actuaba inconscientemente, a
través de excesivo O pacamiento, apatía, falsos juicios y creencias acerca
de si mismos y otros. Pero algunos estaban laborando para cortar este
Delgado triple hilo a través de intenciones maliciosas.
Y había allá otra fuerza, imparcial a ambos poderes, silenciosamente
observando, silenciosamente esperando, totalmente capaz de terminar el
conflicto
universal
en
cualquier
momento, pero
conscientemente
escogiendo no hacerlo por razones propias. ¿B enigno? C omo podría
saberlo él.
Gana acurrucó su cabeza para aliviar su dolor.
E l no trató de dormir, pero la fatiga en conjunto con sus heridas le
robaba el aliento una vez mas: el S hara entró otra vez a su muerte-dormir,
por primera vez en estos treinta años.
U n sueño se presentaba ante él. G ana estaba con Rodavi en
Kanaan-dora
era su cumpleaños numero dieciséis; su M aestro lo había
llevado a un lado seguidamente después de un particularmente ataque
vicioso por algunos de los otros jóvenes sharas: ellos estaban celosos por
el entendimiento que G ana tenía de los diez votos, la esencia vital de la
Maestría de los Maestros del Juramento.
G ana le preguntaba de todo corazón, ¿Por qué? ¿Por qué hay
dolor?
Rodavi le sonreía cálidamente y suavemente lo tocó en la frente.
Instantáneamente, la mente del S hara floreció hacia fuera al infinito,
experimentando la totalidad de la ceración en la expansión.
S olo una cosa hacia falta en esa plenitud: conocimiento si esta
experiencia del A scendente estaba abierta a cualquiera, o era solo de
hecho un regalo para algunos cuantos escogidos.
Rodavi nunca contestó eso. S u silencio y enigmática sonrisa por
años después enfurecían al S hara. Pero con el tiempo G ana aprendió a
disfrutar esa misteriosa respuesta como una de las mas elevadas
enseñanzas del Maestro del Juramento.
Pulsando luz blanca de la auto luminosa esfera alternada con un
consciente infinito que no era sino lisa sino conteniendo todo de la
creación, tornaba dorada, entonces brillante plateado, entonces se
derretía de regreso dentro del U no sin forma. E l aliento de G ana empezó
por un momento; el rasgueo bruscamente una vez; y se detuvo otra vez.
S u sueño cambió: E l revivió sus horas finales con A lmira en Para.
N o era un sueño ordinario: sintió que realmente estaba allí, en el mundo
creado por la mente, todavía el sabía que dormía. Rodavi pudo haber dicho
que tal dualidad era un buen signo, un seguro signo deque venia la
liberación. Q uizás. L ocura o genio por lo regular aparecen como los dos
lados de una sola moneda.
G ana soñó de sus últimas dos horas en Para, pero ahora el final
cambió
cuando A lmira le dio a él el kris, el instantáneamente lo tiró al
océano. El resultado fue que el regresó al canto de Lina de Kanaan-dora
y revivió sus ultimas horas allí una y otra vez, y otra vez, y otra vez sin fin.
E l silencioso atestiguamiento remanso de paz de su sanidad
cuestionaba a través de su perpetua recurrencia. ¿por qué la flama del
fuego fue alta, solo para ser sofocada? ¿Por qué yo fui el escogido? ¿E s
posible ser merecedor una vez mas de mi invaluable perdida gema?
Y entonces, profundamente adentro, una idea mas se empezó a
formar, empezando a crecer muy despacio como un pequeño cristal en una
vasta caverna del subsuelo, una idea que eventualmente se expandió y se
levantó en poder hasta que eclipso todas las otras con sus incontestadas
facetas de esperanza y desesperación, ¿Pudo haber un final distinto?
A llí estaba el error en la M ontaña A manecer, cuando yo desperté a
la hermafrodita en vez de buscar a A lmira. ¿Pero no fue el segundo error
igual, solo de un rango mayor? sobre la M ontaña, yo puse la seguridad del
mundo por encima de la búsqueda de A lmira; en mi acto final, ¡Y o puse la
seguridad del mundo por encima de su vida! ¿no fue esto una locura? aun
cuando nadie pudo sentir su presencia, ¿no estaba ella en todas partes
allí?¿C ómo puede existir cualquier mundo incluso por un momento sin
Almira? ¡Ella es Verdad, ella es Belleza, ella es Poder, ella es Vida!
¿F ue su muerte, por lo tanto, inevitable? ¿Q ué tal si yo hubiera
colocado la daga en mi mismo en vez? habría estado perdido a nuestro
mundo en cualquier caso, pero ella no lo estaría. ¿Pudo haber otra forma de
destruir a los Rakshasas en el Hilo Dorado sin asesinarla a ella?
M ientras esto fluía a través de él, estaba angustiado por el
remordimiento: agonía de auto odio corría a través de él como círculos
viciosos de locura, recorriendo sin cesar a través de su E terno y auto
impuesto infierno.
E ventualmente, G ana se deslizo de regreso a su verdadero
descanso. Y entonces la regresión repetida de sus actos finales antes de
la Ruina empezaron otra vez, U na y otra vez sin fin. Pero por ultimo, desde
un origen desconocido, vino un cambio: cuando A lmira le dio el kris, el
empezó a expandirse por el espacio, persiguiendo a los Rakshasas dentro
de la columna. E l alcanzo a dos y los mató, pero el tercero escapó dentro
del sol. Y entonces fue exactamente como ella lo predijo: el sol explotó; la
muerte reinó sobre todas sus gentes sin ayuda.
G ana otra vez parpadeó de regreso al canto de L ina de K anaandora. Pero ahora la batiente pregunta había ganado un nuevo poder,
¿Q ué tal si el hubiera sido mas rápido?¿Q ué tal si el hubiera destruido a
los tres primero? ¿O que tal si me hubiera expandido suficientemente para
proteger a nuestro mundo aun cuando el sol se perdiera? ¡S i! O -- ¿Puedo
darle marcha atrás al flujo del tiempo? ¡Para, es un mundo creado por la
mente! S e mueve en un pulso diferente y temporal que este U niverso.
¿Q uizás el tiempo, entonces, puede ser alterado? ¿Q ué no me dijo ella una
vez, que millones de años aquí quizás solo sean igual a un momento allí?
O ... ¡Q uizás el error no se hizo realmente! ¿Pudo no ser otro nivel de
la ilusión de V aga, diseñado para que yo puedo a así completar mi C uarta
Tarea?
¡Pero su muerte! ¡Y la Ruina! ¡L a desgarrante implosión dentro de la
no-entidad! ¡E l rompimiento en añicos de mi mente! ¿C ómo puedo yo, la
parte mas pequeña de mi antiguo ser, resolver un problema que yo no pude
resolver cuando era poseedor de todo mi poder y sabiduría? ¿T odavía si
yo no puedo, porque V aga me permitió recordar de donde he estado y lo
que he hecho?
¡Pero mi locura ahora! Y esta otra memoria pulsando
tienes seis años
seis años
T u solo
seis años antes deque nosotros mandemos
otra vez la Estrella Azul Azur --
¿E s todo esto una delusión, nacida de un cuerpo débil, un corazón
dudoso, una mente distorsionada? ¿S oy yo sino un pensamiento al la
deriva del sueño de alguien más? ¡Respóndeme, Rodavi! ¿Q uién he sido,
quien soy ahora para considerarme bendecido, con talento incluso cuerdo?
¡D ime!
T ienes solo seis seis
seis años antes del fin del tiempo --
E l sueño concluyó una final vez con la muerte de A lmira a su mano.
C on un suspiro que cargaba el peso del mundo, G ana despertó por
segunda vez desde que su muerte viviente empezó. S iete años mas habían
pasado, él estaba ahora en la C apital de A vera, Rhodos, en demostración
en el museo imperial.
S u mente, clara solo por un momento, fue rápidamente enterrada
otra vez por un incesante martilleo del estribillo de los seis años.
Rompiendo sus cadenas de acero como si fueran de barro, G ana
destrozo el aparador de vidrio y salió empujando a través del alboroto de
gritos que así había creado, de regreso a una ciudad que no había existido
por aproximadamente catorce mil años, clamando su verdad al mundo
indiferente, ¡T ontos! ¿Por qué no escuchan? ¿N o van a entender? ¡E l
sexto año ha concluido!
25. L A RE IN A D E L M U N D O
D éjanos sentarnos juntos y tomar juntos de la vida
Mis Copas de Diamante
Yo les lleno con mi agua dorada
De las moras-de-sol del Sur mas Lejano
De Calantha el antiguo canto
A miles de miles de hombres en trajes de acero gris
Marcharon a través de mi jardín hoy
Dirigiéndose, me temo, a los terribles fuegos más allá
Las una ves montañas sin voz de mi frontera del Este
Ellos llevaban brillosos estandartes de sangre y ébano
Y cantaban de mi distante pasado
Pero yo no tenía deseo de seguirles.
Había ido por esa vía una vez
Había escalado oscuros y austeros dientes de montaña
Suficientemente lejos para ver la desalegría de tierras y personas
Mas allá del muro de mi jardín
¡Oh mis hermanos!
Ellos no encontraran moras-de-sol allá
Tampoco muchachas de justas formas para facilitar sus cargas
Su aliento-vida estará encadenado al barro
El poder inmedible de la Vaciedad les robará su visión y
Corromperá su alma y estarán encadenados a la rueda de la vida
De morir y renacer para siempre.
-- Arturo
Kerem, Adan de Salaz, era tan ambicioso como el era discapacitado. Como lo es
seguido en la forma de los hombres cuando la vida no les satisface sus deseos individuales,
Kerem oraba por un hijo para expandir su trabajo.
Pero Kerem fue honrado solamente con un hijo de todas sus ocho mujeres. Y ese
era una niña.
Pensando que los dioses no muy fácilmente le podían impedir su voluntad, Kerem
creció a su hija exactamente como él lo habría hecho con un hijo: él le dio a ella los
mejores instructores que el dinero podía comprar en todas las ramificaciones de la guerra y
ciencia mientras simultáneamente le aplastaba todos y cada uno de sus deseos femeninos.
Kerem la enseñó a observar toda la vida como una batalla a ser ganada a cualquier costo.
Así todo lo que la Sharan conocía había sido aprendido de una manera torcida.
A los dieciséis, ella cometió patricidio, entonces inauguró su reino a través de
públicamente ejecutar a cualquiera quien tuviera la voluntad o habilidad de oponérsele.
No contenta con Salaz, ella creó una fanáticamente devota milicia, al comando por
una colección extraordinaria de científicos. Ellos la proveían siempre con armamentos mas
avanzados y siempre un mas profundo conocimiento de los misterios de los Maestros del
Juramento.
Aun así, la Sharan se hubiera quedado un menor pie de página en la historia del
mundo. Pero los Rakshasas reconocieron en ella su respuesta en su larga misión de
conquista y le dieron a ella la gema dorada Starbha de la Dinastía Solar de Emura y Tala.
Con solo dos años, Avera empezó a expandir sus dominios: al principio, por
conciliación, tratados y sobornos; entonces, como sus poderes fueron creciendo y sin
límites creciendo, a través de una guerra asesina.
Si hubiera habido un concierto de oposición en sus primeros años, ella no hubiera
podido tener éxito. Pero en esos días de división, por la gran cantidad de pequeñas
naciones que no se aliaron suficientemente pronto. Para cuando el pastor Jacob dejó el
Pozo, la última Alianza oponiéndose a su absoluto dominio se estaba desbaratando. Con la
demolición de Falón, los países mas débiles les aprendieron su ciencia y los vencieron; no
le tomó mucho mas tiempo subyugar las naciones que quedaban al oeste del Impero
Salaziano.
Como un reinado sin retador de la mitad del mundo, Avera dobló su pensamiento a
través del Quemante Mar. Eventualmente aun la dulce Calantha fue aplastada debajo de
talón de su tacón de acero.
A vera ojeó la nueva posesión con una extraña mezcla de atracción,
repulsión y una profunda fascinación que parecía más de lo que una
estatua debiera dársele merito.
Golranel, dijo ella con pasión fogosa, ¿cuál es la fuente de este maravilloso arte?
¿Quién la talló? No puede ser vieja, y aun parece sin tiempo perfectamente esculpida por
un maestro de clase que no vive en Nuestro dominio. Explícalo.
El General Mayor la vió con curiosidad, sorprendido de escuchar tales emociones en
su voz. ¿Podían los sentimientos humanos aun ser generados por ese mecánico corazón?
Hacía largo tiempo que había concluido que era imposible.
No estoy convencido, Excelencia, de que esto es una escultura. Pienso que son los
restos de un hombre, perfectamente preservados por un desconocido arte. Tócala,
encontrarás que hay algo de tibieza siempre en ella, de hecho, es una suavidad como carne
viviente. Había solo una manera de explicar una cosa tan improbable. ¡Pero la explicación
misma era imposible!
¿Esto estuvo alguna vez vivo? Estamos de lo mas intrigados. Si esto fue una vez
un hombre, ¡Nosotros lamentamos el día de Nuestro Nacimiento por no haberlo jamás
conocido! ¡Nunca ha habido uno más noble! ¡Hemos sido cegados por los hombres
pobremente hechos entre Nosotros! ¡Nuestros sentidos han añorado por tal plenitud nunca
jamás estaremos con Nosotros contentos mezquino esclavos de Nuestro reino! Este hubiera
sido un verdadero Adan -- ¡No! ¡Un Emperador para compartir Nuestro Trono! ¿Cuál es su
historia? ¿Cómo podía una estatua moverla así? Ella no había sentido tal pasión en años.
Pero entonces, esa estatua poseía tal increíble belleza...Avera deseaba conocerla. Y se
sentía incrementadamente frustrada de que su deseo jamás podría ser satisfecho.
Era un tesoro de un gobernador en el Sector del Este. Esa división de caballería
asesinada al hombre, ¿Recuerdas? Esto fue encontrado en medio de los muertos, casi como
si los hinchados cadáveres tirados por todas partes fueron lazados por esto. El gobernador
pensó que la presencia de esto era demasiado bizarra para ser incluido en su reporte.
Entonces también, el tenía miedo de que fuera un máquina -Que tontería, ¿esto? ¿Cuál de las perdidas civilizaciones podría haber construido
tal cosa?
Estoy de acuerdo, es improbable. Y aun esta estatua es improbable. Su condición
asemeja a una persona en coma, todavía no puede ser no ha habido respiraciones desde
que fue encontrada.
¿Entonces que, Golranel? Seguro que tu sabes algo.
¡Yo se nada! Hay una extraña historia de Tala. Estoy dudando en repetirla, ya que
es claramente imposible. Tu sabes, como ellos agrandaron su mundo, llenándolo con
dioses y milagrosos Maestro del Juramento. Ellos inventaron mitos improbables para
explicar su génesis, nunca aceptando que las simples verdades de la vida son un accidente y
que la humanidad descendió de los simios. Los Maestros del Juramento dijeron que no
somos nativos de este mundo. Joab grabó que en el Templo de Kanaan-dora en Sulara,
había una Estatua Viviente de Gana, mítico fundador de Emura, un humano como-Dios
de origen extraterrestre. Sin embargo cuando nosotros desenterramos ese templo la ultima
primavera, no había nada.
¡No el Lagarto Negro, no la Serpiente Blanca, no la Semilla Dorada, tampoco el
Cetro de Diamante! ¡Nos preguntamos aun si Tamam excavó el templo correcto!
El es un arqueólogo supremamente cauteloso, Avera; ambos, los mapas de
Caremia y Urlad confirmaron el sitio. El Consejo de Supervisores estimó la probabilidad
sobre un noventa y ocho por ciento. Sin embargo, es difícil entender como las estatuas
inmovibles pudieron haber sido movidas. El Cetro por su puesto, pudo haber sido tomado.
Si estuvo alguna vez allí. De los historiadores solo Deldorzian dijo que estaba
allí.
Si, pero Deldorzian fue el ultimo de los Talaneses y ha sido verificado que es
correcto el lugar en su Guerra Civil muchas veces.
Debemos visitar una vez mas ese lugar... pero si esta es la Estatua Viviente, como
viajo quince mil leguas está mas allá de Nuestro pobre entendimiento. Ordenamos que la
pongan en el Museo Imperial. Encerrarla bien, incluso encadenarla, a menos que decida irse
a vagar por allí otra vez. E investiga Sulara otra vez más profundamente. Hay algo de lo
más peculiar en esto. ¿Fue esto la memoria congelada de un Dios?
Hay un extraordinario segundo acertijo esta mañana, su Excelencia. Una joven
Minstrel está aquí, deseando cantar para usted. Normalmente, por su puesto, yo no
consideraría causarle molestias, pero ella envía esto como un saludo.
Golranel desató el nudo en la tela que estaba sosteniendo y dejó que la brillante joya
celestial rodara suavemente sobre la mesa.
Avera apretó la gema debajo de su túnica como ella exclamaba, ¡Que! ¡Puede
haber alguna duda! ¡Solo puede ser Kaysta! o, Starbha
Kaysta, seguramente: es azafrán, carmesí, gloriosa. Starbha se suponía que era de
un tono simplemente dorado, ¿No era así?
Cualquiera que sea su nombre, ¡es tan bella como los cuentos lo han dicho! ¡Ve
como arde con su propio fuego, mas bella que ninguna gema de este mundo! ¡Veremos a
Esta proveedora de mitos! ¡No, Sazona! Deja Nuestra nueva estatua un poco más; Yo deseo
a ah, examínala más profundamente antes de que sea mostrada.
Estebana entró haciendo reverencia y sonriendo. Avera fue golpeada por su belleza,
pero eso era difícilmente un punto a su favor. Estebana titubeó cuando vió el congelado
cuerpo de Gana: Su apariencia la movió tanto como lo había hecho con Avera. Pero a
diferencia de la Emperatriz, ella podría usar el poder radiando de la estatua para calmar su
corazón y clarificar su mente. Respirando profundamente para estabilizarse, dijo
valientemente, yo cantaría para usted, oh, la Mas Excelsa y Brillante Reina del Mundo, el
relato del Shara Gana.
¿Mas mitos para vagantes mentes?
Un poema...o, un sueño... o, quizás, una historia exacta. Los oyentes decidirán por
ellos mismos. Esa gema que yo le traje desde mi Padre es solo la primera parte de su
mensaje para usted, su Excelencia. La segunda es la épica canción.
¿Tu Padre es --?
E l es llamado A rturo, su E xcelencia. E s un simple pastor, pero un
hombre de entendimiento sutil, puro con la lira, un experto en las antiguas
escrituras de los M aestros del J uramento. E l me pidió que citara a
Mordom de Emura para usted:
¿Pueden estas historias ser verdad?
Yo digo, Si. ¡Y No!
No: Yo mismo las cree desde el vacío
Y Si, con muchos mas y mas remarcables aun:
Ya que estos son limitados, finitos,
Pero la Naturaleza, infinita en su complejidad.
D e la cual mi padre comento, E n un U niverso Infinito, cada
pensamiento debe existir en alguna parte, algunas veces como una realidad
física. C ada sueño de cada humano es por lo tanto literalmente verdad.
E l también me instruyó para repetir la Q uinta Profecía del C etro
de Joab para usted:
¿C uando el G obernante Posea ambas K aysta y S tarbha ,
Puede mi C etro de D iamante finalmente removido?
L a mirada de E stebana era atravesante; A vera sintió como su mano
alcanzaba la oculta gema. E lla tuvo la voluntad de detener el movimiento,
en vez sonrió fríamente y dijo, deja que tu relato proceda, chiquilla.
S azona, triplica la grabación por favor. ¿Q ué tipo de día podría proveer
tales misterios?
E stebana, agradecida por tan pronto éxito, empezó la peligrosa
táctica de A rturo, tejiendo para A vera el manto del levantamiento y la
ruina de Gana.
¡Escucha!
¡E scucha primero mi canto de G ana, padre inmortal de nuestra raza!
¡G ana el S hara, G ana el único verdadero A dan! ¡Gana el maldito!
¡A sesinado por el hijo de su hermana antes que la S emilla del A rbol se
perdiera
o las S eparadas G emas robadas de las manos de la E statua V iva!
C uando E stebana terminó su relato con la Ruina de Para, A vera
sintiendo como si ella hubiera tomado veneno, dijo en una medio
estrangulada voz, ¿T uvo ella éxito?
¿Q ué? preguntó G olranel, asombrado por la pálida y temblorosa
apariencia de su emperatriz. Por M arzia, ella se mira como una medionacida. ¿Estaba teniendo un ataque?
¿Q uién? preguntó E stebana, sorprendida igualmente por la
apariencia de A vera y los sutiles cambios en G ana que ella había
atestiguado durante su recitación de la historia de Joab.
¿E se ser que tu llamaste un Rakshasa? ¿E ntró ella al sol?
¿E lla? Y o no sé. N adie lo sabe. Padre razona: cuando el hilo
dorado fue cortado, hubo una contracción en el continuum del espaciotiempo que jaló al ultimo Rakshasa y a los Q uinientos celestiales dentro de
una esfera mas baja. Q uizás incluso aquí en nuestro mundo. Pero por su
puesto solo es una conjetura.
E ntonces la U ltima Respuesta es una de duda. E so cuando
menos es gratificante. ¿Q ué le pasaron a los siete aros una vez que G ana
asesinó a A lmira?
¿Q uizás tu recuerdas la Primera Profecía del C etro de J oab?
M i C etro de D iamante empezó a ser un hilo de luz plateada,
pasando a través de los siete aros girando arco iris de brillante fuego. Una
ola de expandida luz dorada corría hacia arriba a través de los primeros
cuatro, transformándolos dentro de joyas estacionadas de claridad sin
mancha. ¡Pero cuando la ola pasó por el quinto, el cetro se rompió! La parte
superior se tornó opaca y negra. Pero la parte inferior con los cuatro se
mantuvieron brillantes.
A vera, sacudiendo su cabeza para aclararla, demandó. ¡D ime el
significado de la humanidad!
D e cualquier otra persona, hubiera parecido una extraña transición.
Pero E stebana estaba preparada para responder simplemente, L a vaca,
su A lteza, servicio D esinteresado y vida son sus regalos a voluntad.
¿N o el halcón de A rel o el L eón de G urion?
N unca. L a humanidad trabaja dolorosamente a través de las fases
bajas para triunfar sobre su naturaleza bestial.
¿Por qué habían entonces diecisiete navíos? A vera se negaba a
enfurecerse por una chiquilla. E lla estará muerta pronto de cualquier
manera.
L os M aestros del J uramento
grabaron: diecisiete clases de
humanidad escaparon K anaan-dora. H abían cuatro divisiones de cada
uno de los cuatro continentes además de la Raza S olar.
¿Q uién decidió quien iba a vivir?
L os S haras de el C onsejo de la G ema E stelar votó por la
tripulación y los pasajeros.
¿Q ué se hizo del resto de la Raza S olar?
E llos fueron capturados y asesinados por el E mperador A sur
V alin sobre M artanda.
¿Y que le pasó a M artanda?
E l veneno de la V aciedad de V alin, explotó. Q uizás sus restos
circulan alrededor de un sol cercano, quizás son nuestros propios
asteroides. T odos los navíos escapando de K anaan-dora se perdieron
excepto el de G ana.
¿Q uién puede requerir todo un planeta por prisión?
S olo uno en los mundos sin fin requiere un muro así. H a sido el
peso de nuestras gentes desde el amanecer del tiempo, el cuidar su celda.
S esha lo encadena en otro lugar ahora; todavía sus agentes se siguen
esforzando, por siempre para liberarlo.
¿Q ué es lo que ellos requieren para tener éxito?
K aysta y S tarbha reunidas y poseídas por una civilización
suficientemente avanzada para torcer y abrir el vértice del espacio-tiempo
de su prisión.
¿Podría el Imperio S alaziano hacer esto?
S i la E mperatriz del M undo así lo decide, ella puede hacer el
intento. Pero encontrar la prisión es realmente un reto para aquellos que
desean oponerse al Uno.
A vera cambio de parecer: en vez de ordenar que maten a la M instrel,
ella ordenó que la siguieran. Q ue sus enemigos ahora habían retado era
abundantemente claro. ¿D ónde estaba su fortaleza? Probablemente la
legendaria V ashti. ¿Pero quienes eran ellos? ¿L os profetizados
Q uinientos? ¿O
los D iez M il de K anaan-dora, milagrosamente
regresando de sus antiguas tumbas?
D ifícilmente importaba: Q uienquiera que ellos sean, ellos se sentían
suficientemente seguros acerca de sus poderes para revelar su
conocimiento. ¡D ejémoslos que se entusiasmen! ¡T raerme su K aysta su la
estupidez mas grande! S u sobre seguridad los destruirá. ¡E lla tenía las
dos mitades K aystarbha! ¡T omados por una sola mano por primera vez
desde que Irnga y K artika las tomaran del cuerpo congelado de G ana!
Pronto el C etro de D iamante sería de ella; sus secretos y poderes
pertenecerían a ella sola. ¡Los Tontos!
Pero para asegurar su reino, ella debería de descubrir su escondido
valle-fortaleza. E lla no dudaba que V ashti existiera: los M aestros del
J uramento habían tenido razón acerca del levantamiento al poder y
conquista del mundo. E lla debería de destruir la última memoria de la
oposición. L a S éptima Profecía del C etro de J oab la perseguía a través
de cada momento despierto con su siniestra amenaza:
Si el Ultimo Viviente Uno de Vashti
Toma mi roto Cetro
Los Diez Mil de Kanaan-dora se levantarán
Y el cetro blasfemo de arruinará.
Entonces debe el Ultimo Viviente Uno entrar dentro de Vanas
Y la Perdida Generación será como antes.
Aquí terminan todas las profecías:
Nuestro mundo debe ese día ser destruido por el fuego del Shara.
El hacer un mapa del planeta desde el cielo, A vera derramó la
totalidad de los recursos del Imperio en navíos aéreos. ¿D ónde estaba el
valle? ¿E n que cadena? C ada área debe de ser fotografiada. E lla no
disminuiría la presión de sus científicos hasta que sus maquinas lo puedan
hacer. ¡Ella debe reinar para siempre!
Aun con incluso la totalidad de la Riqueza del Imperio canalizada por
su indomable voluntad, pasaron siete años completos después de la ruina
de C alantha antes de que el primer sistema de jet de propulsión probara
efectivo; tres años mas pasaron antes que estuviera ampliamente aplicado y
su equipo suficientemente refinado para concluir el trabajo fotográfico.
B ien, ella le dijo agriamente a su nuevo ayudante, ¿V ashti existe, o
era Joab culpable al final de pensamientos deseosos?
Parece que no hay tal valle, contestó D avid tristemente. O
cuando menos ninguna fotografía lo muestra.
¡Por el maldito C etro de D iamante. S u fortaleza debe de estar
bajo tierra. A vera se puso de pie abruptamente de su escritorio y fue a
zancadas a su ventana. Agarrándose las manos fuertemente detrás de ella,
ella se quedo viendo sobre la oscura y gris capital.
D ebe de ser, su E xcelencia. J oab nunca ha sido probado equivoco
antes. Y él hizo no menos de sesenta y cuatro referencias a V ashti. D avid
pausó, limpio su garganta, entonces agregó, A h, su A lteza. T ambién
tengo un reporte de chiquillos perdidos en el S ector este. ¿L o desea
ahora?
E lla no se movió y no dio respuesta. D avid esperó unos cuantos
instantes, trabajando arduamente para tomar maestría de la repulsión que
él siempre sentía en su presencia, entonces continuó. C omo usted sabe,
su E xcelencia, los primeros bebés fueron robados poco después de la
ruina de C alantha.
A
la fecha, aproximadamente diez mil han
desaparecido. H e hecho una distribución de conspiración en este mapa.
¿L e importaría verlo?
¿A h, H mm? S i, Puede acercarse a N uestra persona, C oronel.
D avid se apuró a ella desde la mesa del C onsejo. H ay una
concentración aquí, en esta provincia menor, donde -¡N o allí! N o ese era el hogar de ese blanqueado insurrecto, ese
falso G uardián de la Promesa, ese -- ¿C uál era su nombre? E lla regresó a
su trono: a ella no le gustaba estar demasiado cerca de nadie.
¿J acob, su E xcelencia? E l mismo. Y o he estudiado su M ovimiento,
como lo he razonado, puede existir alguna relación con los bebés.
¿T u eres tenaz, no es cierto? ella murmuró en una tono vagamente
malicioso. E lla lo encendió casi al mismo tiempo, considerando que el joven
Coronel no era merecedor del problema. Pero, eso esta bien. H ay muy
pocos oficiales verdaderamente competentes en N uestro personal.
Recuérdanos de este pastor, este -- ¿C ómo se llamaba? -- ¿J acob? E lla
tomó un pequeño globo y empezó a girarlo muy despacio, aparentemente
mas fascinada por sus colores en movimiento que de su nuevo ayudante o
sus palabras.
S i, su E xcelencia, J acob.
E l era un
hombre simple quien
apareció en F alón, la C iudad C ondenada, unos días antes de que fuera
nivelada. E l inspiró a mil quinientos a irse antes de que nosotros la
destruyéramos.
¡U na acción sabia! ella exclamó contentísima, girando el globo mas
rápidamente por el alegre recuerdo. la alianza de los demonios blancos
destruida pronto después de eso.
S i, su idea fue aparato estratégico primordial. A hora, este J acob
dirigió a quinientos -¿Q uinientos? T u dijiste ¿Quinientos? interrumpió G olranel,
apoyándose hacia delante en su silla y viendo intencionalmente a D avid a
través de sus gruesos lentes de orilla de cuerno.
S i, quinientos. Por su puesto que es remotamente posible que
estos puedan ser los Q uinientos de la G eneración Perdida, pero no es
muy probable, ¿lo es? J acob dirigió a los refugiados al norte; de ninguno de
ellos se volvió a escuchar algo. Probablemente ellos murieron de hambre,
siguiendo al loco hombre. O quizás degeneraron en una tribu de nómadas.
Hay tantos como esos en el área.
C ualquier cosa que les haya pasado a ellos es un misterio. Pero
J acob mando a los otros mil hacia el este. A lgunos de ellos han compilado
sus E nseñanzas, lo proclamaron a él un moderno M aestro del J uramento.
S us palabras se han dispersado por todas las provincias y son, en mi
opinión, una gran causa hábitos de trabajo ineficientes.
E llos secuestraron a los bebés y esta secta no han sido detectados.
Pero, ¿Por qué no tener precaución? D éjanos endurecer las leyes en
contra de ellos en todas partes. Y poner un énfasis mas severo en esa
provincia sobre las precisas interpretaciones de nuestros decretos.
¿T u estas muy cómodo haciendo N uestras leyes, joven coronel?
Avera miró sin parpadear a su nuevo ayudante, examinándolo con intención
como si el fuera un insecto particularmente fascinante que ella hubiera
descubierto debajo de un tronco podrido.
E l globo en su mano
gradualmente dejó de girar; ella no lo volvió a girar otra vez.
D avid la
miraba fijamente, temiendo hablar, temiendo no hacerlo.
G olranel miró de un lado a otro del observador a lo observado por
unos minutos con una sonrisa amarga.
F inalmente el tosió y dijo
cáusticamente, ¡D avid! Y o no estoy satisfecho con tu relato de los
quinientos perdidos. ¡Q uinientos adultos desaparecidos, entonces diez mil
bebés desaparecidos en la misma provincia cuarenta años mas tarde! Estas
coincidencias de números son increíblemente suficientes, pero ese J acob
pudo haber sabido por adelantado de nuestro ataque sobre F alón no es
algo que caiga corto en sorprenderme. E l caminó alrededor de la mesa
para mirar el mapa. Puede haber un valle subterráneo. S i es así, estaría
en la ramificación de la C adena de la E spalda
las, ah, M ontañas
G uardianes. E l puso su corpulento dedo abajo exactamente donde
V ashti debería haberse mostrado.
L ógico, agregó D avid, agradecido por cualquier distracción de la
atención de A vera, S i fuera posible que sus descendientes aun existan.
¿Q uizás una investigación de tierra?
Q ue así sea,
contestó A vera, aporreando el globo tan
violentamente que se rajó. ¡Pero, C oronel! D éjanos decirte que tienes que
restringir tu astucia.
O diaríamos perder a un miembro tan joven y
prometedor de N uestro personal a través de un desafortunado
quiero
decir, un excesivo celo.
¡S eguro, su E xcelencia! ¡M i único deseo es servir a su E xcelso
trono! D e hecho, yo quisiera usar este momento de su individida atención
para requerir una transferencia al C onsejo de T raducciones.
¿Q ué? T u nos sorprendes a N osotros, niño. T u deseas renunciar
a un departamento en el que tu has mostrado tal promesa para un
para
ser gentil -- ¿dudoso futuro entre Nuestros escolares?
A sí es, su E xcelencia. E l cuerpo del aire no es mi gran amor,
aunque ha sido una excelente escalera para su trono. Por años, he
estudiado T alanese. E l G eneral-M ayor G olranel siente que yo pueda
ser de algún uso para él.
Q uitándose sus anteojos de poniéndolos en la mesa, G olranel se
acomodó dentro de su silla, dobló sus enormes manos encima de su enorme
estomago y dijo con una profunda rumba de satisfacción, ¡E sta es mi idea,
A vera! E ste C oronel no cae corto de brillantez; su conocimiento de las
antiguas lenguas es increíble. E l ya me ha ayudado a entender porciones
de los acertijos de J oab; él quizás sea el instrumento en el descubrimiento
del C etro de D iamante mismo.
Avera miró de uno al otro con interés en disminución. Encogiéndose
levemente de hombros, ella le dijo al aire entre ellos, M uy bien. N osotros
no queremos restringir N uestro C onsejo personal, pero prefiero ver que la
inclinación natural juegue su papel. Pero, ¡D avid! ¡T en cuidado alrededor
de N uestro G olranel! E l tiene los colmillos de un león, las garras de un
tigre y el apetito de un lobo. S olo N osotros podemos controlarlo. A vera
estaba moderadamente complacida. Esto terminará a este joven tonto. El
se levanta un poquito demasiado rápido, es un poco demasiado inteligente.
El General-Mayor hará una comida breve de él.
E n el año cuarenta y seis después de que los Q uinientos
redescubrieran V ashti, G olranel tropezó sobre un lugar irregular en el piso
de lo que una vez fue el T emplo de K anaan-dora en S ulara. E n tan solo
una hora, el estaba hablando vía satélite con Avera.
L a E mperatriz voló allí inmediatamente; el C etro de D iamante
virtualmente se subió solo a su mano, inmediatamente re ganando su
brillantez que había perdido diez mil años atrás.
¡J oab tuvo razón otra vez! exclamó D avid, en éxtasis de ver el
C etro de D iamante vivo finalmente. Q ue no dijo el en su T ercera
Profecía del C etro, ¿S olo dos tendrán el poder de levantar mi cetro al
Final del Tiempo, la Reina y el Ultimo Viviente Uno?
¡D avid! ¡C omo arde con autoridad! ¡Q ue invaluable beneficio, este
perdido arte de la quintaesencia de los M aestros del J uramento! M e
pregunto que misterios esto -A ntes de que ella siquiera pudiera empezar a examinarlo, un
ayudante corrió a ellos, gritando, ¡E xcelencia! ¡C alantha se levanta! ¡L a
totalidad de los mundos del sur esta en llamas! ¡S eis divisiones fueron
destruidas!
¡Q ue! ¡L o voy a hervir a todos ellos! ella gritó, dando zancadas en
ira saliendo desde el Templo de Kanaan-dora ahora invaluable.
David no la siguió inmediatamente: él se sentó exactamente donde
G ana lo había hecho a través de las largas edades. F rotando algo de
polvo entre sus dedos, el se lo untó en su pecho. S onriendo en su mente,
Extraño. ¿Por qué hice eso? El salió apurado detrás de la Emperatriz.
Por la rebelión, el detallado análisis de A vera del antiguo artefacto
fue pospuesto. E lla taladró un pequeño agujero en el mango del C etro de
D iamante y lo encadenó a su propia muñeca, para mas facilidad de poder
usar cada momento libre para estudiarlo. Por la tenaz ferocidad de la
revuelta de C alantha, había muy pocos preciados momentos así. Pero la
constante presencia del cetro era en si mismo suficiente para transformarla
a ella: pronto ella ya no necesitaría dormir mas; su cuerpo ganó la
invulnerabilidad del acero; su agudeza de intelecto y sentidos incrementó
casi sin limites, aun así no realmente suficiente para que ella pudiera
escuchar o ver a los sirvientes Rakshasas de la V aciedad trabajando sin
descanso para ella.
También por la rebelión, A vera concluyó que esta era su prueba
final, V ashti debe de estar en el hemisferio sur, en C alantha. E lla por lo
tanto no objetó cuando D avid canceló las exploraciones de tierra en las
Montañas Guardianes, la cual había descubierto nada: cualquier escalador
acercándose a Vashti usualmente se encontraban en accidentes fatales. El
área era bien conocida por sus traicioneras lomas e impredecible clima.
Pero por nada mas.
26. U N A S E RPIE N T E B L A N C A
En el tiempo que vendrá
Solo habrá una sola solución
A cada misterio de la creación
--Rodavi
Solo hay una solución ahora
Pero la mayoría encuentra que es fácil de creer
En multiplicidad que en unidad.
--Mordom
Yo soy un mensajero del Uno
Yo no puedo sufrir, no puedo estar en dolor
Yo no puedo morir o experimentar ninguna perdida
Yo nunca fallo en hacer todo lo que el Uno me solicita para mi hacer
--Joab
T omó cuatro años el aplastar la revuelta de C alantha: J oab y
J acobi la habían preparado bien. D urante este tiempo el M aestro del
J uramento y su discípulo no regresaron al norte; pero al cerrar el
cincuentavo invierno después de que los Q uinientos entraron a V ashti,
ellos abandonaron los últimos remanentes de los arruinados C alantheses y
usaron el Puente Espiral de Plata para un final cruce del Quemante Mar.
J acobi vino a la Reunión del C onsejo en el momento exacto del
equinoccio de primavera. Su hermana ya estaba allá, sentada calladamente
en la luz del fuego, pero D avid aun no había venido, tampoco había J oab
regresado con Arturo.
Estebana estaba usando un adorno peculiar
una blanca y muy viva
serpiente. Como se enrollaba en relajados espirales alrededor de su cuello
y sobre ambos hombros, sus fieros ojos radiando luz intensa. Antes de que
J acobi pudiera preguntar de ella, su hermana empezó a mandarle señales
mentales de alguien quien era muy hermoso, poderoso, majestuoso, sabio,
alguien quien era -J acobi estiró su mano hacia delante para detener las visiones. ¡Q ue
posiblemente querrás decir! ¡G ana se sienta como una estatua-congelada
en Rhodos! ¡T u misma lo viste allí! E ra difícil decir en la parpadeante luz
del fuego, pero E stebana se veía extrañamente enrojecida. ¿E lla no pudo
haber sucumbido ante la pasión? ¿Q ué no entendió ella las terribles
demandas de su era? ¿Qué tiempo había para el amor humano?
¡N o, J acobi! G ana despertó otra vez y viajó hacia el este. E l me
rescató, usando la serpiente que él mismo revivió. ¡E sta es S esha! ¿N o
puedes entender que él es Gana? ¿Quién mas puede revivir a la Serpiente
Rey? E lla se le quedó mirando de todo corazón a J acobi, urgentemente
deseando su entendimiento. Y aprobación.
J acobi sintió la necesidad de su hermana; su corazón añoraba
aceptar la imposible creencia de su hermana; pero su mente rechazaba la
idea. ¿E namorada de G ana? ¡era absurdo! Y todavía todavía, había algo
acerca de los ojos esmeralda de su hermana, amplios con amor y
apasionada creencia que hablaba mas elocuentemente que sus palabras o
imágenes mentales. ¡E stebana! ¿C ómo puede ser él G ana? ¿E s él un
M aestro del J uramento como J oab, capaz de detener su aliento? ¿O un
S hara como S olon, pleno maestro del U no?
E stebana derramó mas y mas de su espíritu dentro del corazón de su
hermana. ¡E lla debía de convencerla! ¡S olo si el C onsejo la ayudaba con
voluntaria creencia era que G ana podría completar la reintegración de su
mente! ¡Ella los necesitaba a todos!
Mirando fervientemente dentro de los profundos ojos azul celeste de
J acobi, ella tomó sus manos y contestó fieramente, ¡N o hay nada mas allá
de su poder! S ravasa le regalo la inmortalidad después que V alin fue
puesto en prisión.
¡T u debes creerme!
E l no es un M aestro del
J uramento, sino un verdadero S hara, el último del C onsejo E stelar de las
G ema de K anaan-dora. ¿S eguro que tu te acuerdas de la profecía de
Mordom, L a E statua V iva respirará otra vez al F inal del T iempo?
¡Por su puesto que me acuerdo! exclamó J acobi, alejándose de ella.
Pero aparentemente tu te has olvidado el comentario de J oab que G ana
vagará en la demencia hasta que el encuentre a su renacida esposa, la
Sharan Almira de Kanaan-dora, asesinada por V alin en M artanda!
N o me he olvidado,
E stebana dijo calladamente al suelo,
apenándose a pesar de su seguridad.
J acobi brincó, mirando a su hermana con horror, sus ojos brillando
con salvaje rabia, ¡A lmira! ¿T e has vuelto completamente loca? ¡E ste no
puede ser tu pensamiento! ¿L a E statua V iva, ya no esta congelada,
simplemente pasa que se mete a los brazos de E stebana, E stebana quien
no es otra que la S haran A lmira misma? ¡N o puedo ver el fondo de esto!
¿C ómo puede ser G ana tu amante? ¿Q ué no él renació como M arte en
T ala? ¿Y no es nuestro padre quien recuerda su vida como M arte?
E stebana la miró calmadamente: ella sintió que esta explosión
debería marcar la disolución del último obstáculo precedente de la creencia.
O cuando menos precedente a la aceptación de su propia creencia. L a
cual fue casi la misma cosa que habría que hacer. C omo M arte y N aisan,
hermana. E n esta forma, G ana es diferente al hombre común
el vive en
mas de un cuerpo, él esta saturado con el entendimiento que él es el U no.
Por lo tanto nuestro padre A rturo comparte esa existencia. ¡Pero mi
S hara es el original! ¿S i nosotros podemos usar su conocimiento, que
esperanza tendrá A vera y su imperio de mal gusto?
J acobi empezó otra vez, Y o no lo puedo aceptar -- ! Pero la última
imagen de E stebana fue tan poderosa, tan sin mancha en su despliegue de
lo posible, que ella en vez se sentó otra vez, completamente perdida en su
maravilloso esplendor. ¡G ana reintegrado consigo mismo, reinando el
mundo con benevolencia y amor! E ra demasiado glorioso y hermoso para
negarlo. E lla sonrió mientras ella permitía su propio brillante poder fluir
completamente con el deseo de su corazón. N o. T u no eres una chiquilla.
Suspendo todo juicio. Por ahora. D ime este relato.
¡G racias, querida! ¡T u me has honrado con un maravilloso regalo!
E l se nos unirá pronto; S eré breve, te mostraré mas que hablando.
D esde que tu estas tanto con J oab, aprendiendo las formas de los
M aestros del J uramento, ha sido mi habito el cazar sola. ¡N o! N unca
pienses que te envidio por su decisión, hermana. T u siempre has amado lo
arcano mas que yo, justo como yo siempre he amado lo silvestre mas que tu:
tu sabes que yo soy la mas feliz cuando me voy sola por allí con una tarea
para Papá.
Incluso la compañía de los D iez M il parece poca a mi
comparada con la impregnada vida de los campos y los bosques, el silencio
del empíreo Gran Padre arriba.
La última primavera, Papá me ordenó que siguiera a un fiero ser quien
estaba aterrorizando a las tribus nómadas: asesinando a cualquiera que
cruzara su camino.
Y o estaba segura que era alguna horrible nueva
invención de A vera: Y o nunca pude verlo claramente por el velo de
V aciedad alrededor de él. Pensé que él estaba protegido por hordas de
Rakshasas. ¡Solamente mas tarde me di cuenta que ellos lo atacaban, no le
ayudaban!
E l camino me llevo lejos al norte el ultimo verano
tan lejos como la
tierra del sol de media noche. A un así estirándose mas al norte estaban
sus huellas en la nieve.
S intiendo un cambio en el aire, tomé resguardo en una cueva de
hielo cerca del pie del glaciar. Y me atreví a un fuego: E staba segura que
nadie del enemigo sería tan bravo de venir en la tormenta que se
aproximaba.
M i reflexión en el hielo estaba extrañamente distorsionada;
siguiendo una profunda intuición, cavé dentro del muro de hielo con mi
espada y descubrí una congelada serpiente blanca.
¡S e miraba
exactamente como la estatua que J onathan le trajo a Papá! L a puse cerca
de mi fuego y le pregunté lo que sabía de Vashti. Entonces me reí conmigo
misma, preguntándome que pensarías tu de mi, compartiendo mi cena con
una serpiente congelada.
J usto como me empezaba a dormir, dos docenas del enemigo me
atacaron. T u sabes que ellos me han perseguido desde que canté en
Rhodos la Ruina de G ana.
A parentemente ahora el poder de los
Rakshasas ha crecido suficientemente que incluso el hombre común puede
penetrar mis ilusiones.
E so hace un signo pobre.
¡D e hecho! Y o luche desesperadamente, pero mis defensas eran
inútiles
cientos de Rakshasas estaban peleando por ellos. L os humanos
me querían viva, pero los agentes de la V aciedad fueron menos generosos:
sus espadas infernales y dagas de fuego no me dejaron vivir.
C uando mis últimas ilusiones fueron rotas en añicos, mis ultimas
esperanzas se desvanecieron como un sueño despierto, mis últimos
pensamientos se aquietaron al fracaso, de pronto -- ¡desde ninguna parte!
U na gigante serpiente con doce cabezas se levante encima de mi, gritando
su rabia. S us flamas se devoraron a los hombres y a los Rakshasas igual
pero se sintió extrañamente agradable para mi.
M is heridas vaciaron mi consciente decayendo de mi. M i última
visión fue de la serpiente los hombres cayendo heridos de sus babeantes
colmillos, Rakshasas por docenas desvaneciéndose en sus flamas
bañándome a mi con sus sanador fuego...
C uando desperté, los cuerpos del enemigo estaban perfectamente
acomodados uno encima del otro fuera de la cueva. M is heridas estaban
crudas aun pero bien atendidas; estaba sorprendida que no sentía dolor.
U n extraño usando una capa plateada con esta serpiente enrollada en su
hombro estaba sentado por un fuego, viéndome a mí. E ra el hombre mas
apuesto que alguna vez pude ver: la luz del U no brillaba de él en una gloria
multicolor, mas poderosamente de lo que yo he conocido posible desde un
ser humano. D ieciséis celestiales estaban distintamente visibles en rayos
de luz radiando desde su frente, siete mas en círculos concéntricos de luz
fluyendo desde su corazón.
Y o dije, ¡B ien, mi hermoso hechicero, tu eres un doctor excelso! E l
me sonrió cálidamente, se apuntó a si mismo y dijo en una maravillosa y rica
melodiosa voz, S wayam G ana-S hara ; de pronto yo entendí que mi larga
cacería había terminado...
E l había venido tan lejos al norte en la esperanza de que el frío le
ayudara en su lucha a la cordura.
C ombinado con mi afortunado
descubrimiento de S esha, había tenido éxito.
Y o le solicité a él a que se reúna con el C onsejo, seguro que
nuestro poder combinado finalizará en estabilizar su mente. E l no quería
venir tan lejos al sur; por lo tanto esperamos a través del invierno, así para
preservar el delicado balance que el tenía con tal dificultad -E n ese instante, G ana saltó de las sombras, completamente
desnudo, una vez mas completamente loco.
E l U no y la vaciedad
alternaban en salvajes patrones de luz cegadora y total oscuridad desde su
rostro y corazón; en ese momento él fue rodeado por miles de hermosos y
radiantes C elestiales, en el siguiente, por igualmente vastos números de
horribles Rakshasas.
¡N o! E stebana exclamó. G ana-Shara-reg ! ¡N o, mi D ios, no!
¡Ika! ¡F ila-fila savanu! ¡Ika! E l gritó, entonces brincó sobre su fuego
y desapareció en la penumbra.
E stebana inmediatamente lo persiguió; J acobi solo momentos
después. Sus últimas dudas se habían ido de una mirada a su rostro.
E llas buscaron en la totalidad de la oscura noche, pero él se había
ido.
A l amanecer, las hermanas se reunieron junto a las cenizas del fuego.
L as huellas de las lágrimas del gris rostro de E stebana apretaron el
corazón de J acobi. ¿Por qué no le pudo haber creído mas pronto?
A brazando a su hermana cercanamente, ella le acarició el cabello y dijo
suavemente, L alasa, querida. C réeme, todo terminará bien. A ferrate al
U no con fe y esperanza...D ime, ¿Q ué es lo que el gritó? ¿S ignificaba
algo?
N o. O , quizás si, yo no sé. O h, J acobi, ¿qué voy a hacer? ¡E stoy
perdida! ¡E l se ha ido! ¡Porque lo deje solo tanto tiempo! ¡E l
él dijo,
C uidado! ¡E l sexto año se ha terminado! ¡C uidado!
E sa misma mañana, A vera cosechó los frutos de sus años de
paciente análisis del cetro. A nte ella se paraba, haciendo reverencia, el
jefe Rakshasa del mundo. ¿Q uién, que eres tu? ella exclamó, su sorpresa
coloreada mas por su curiosidad que por temor.
¡S u humilde servidor, E xcelencia! ¡F inalmente sus ojos y oídos
están abiertos, nosotros podemos ayudarle directamente! E ste es un gran
día para ambos de nosotros: ¡T u eres el agente de nuestra liberación! ¡T u
sola en la larga historia del mundo has amasado suficiente poder para
liberar a mi S eñor V alin! l explicó el entendimiento Rakshasa de la historia
y como ellos siempre han trabajado para incrementar los intereses de ella.
El también le dijo muchos secretos, incluyendo el lugar exacto de Vashti...
C urioso, dijo J oab. realmente, es increíble que S esha haya sido
encontrada. ¿C ómo la encontró?
E l M aestro del J uramento estaba sentado con A rturo y D avid en
una pequeña meseta no muy lejos de la M ontañas G uardianes. A nte ellos
en el suelo estaban la S erpiente B lanca, E stebana y J acobi que se había
ido con D avid. L a S erpiente se había enrollado en una pirámide; su
capucha estaba levantada, como una cobra; su fiereza, sus fijos ojos viendo
con intensión a los tres humanos. E n la ausencia de su S eñor, S esha
mantenía invariable quietud.
D avid, fascinado por la mirada fija de la serpiente, contestó,
E staba congelada en el A rtico. E l M aestro del J uramento la despertó,
usada como un canal para salvar a E stebana del ataque combinado de los
humanos y los Rakshasas.
T al era su habilidad por siempre. ¡E sta es una inesperada buena
fortuna! Y o no sé si tu totalmente entiendes quien (o mejor dicho que) es
S esha.
C uando los S iete queman un U niverso, las cenizas son
devoradas por la S erpiente Rey.
D e esta manera, las potencias
residuales de cada vida son preservadas a través de la disolución entre
creaciones. ¡S esha contiene las futuras cenizas de nuestro U niverso! L as
estatuas de la S erpiente B lanca y el L agarto N egro eran solo copias,
creadas por A lmira para hacer puente a nuestra edad. Pero S esha es
verdaderamente inmortal
aun los S eñores de E tan Inmortales hablaron
de ello con poco escondido asombro.
¡E ntonces todos los entendimientos faltantes deben de estar aquí!
exclamó A rturo, ya viendo mas de la mitad de las respuestas en S esha
para la preguntas fundamentales de su vida. ¿M e pregunto como sería
mejor tocar esta grabación? C asi siento como si lo supiera. Puedo sentir la
inigualable autoridad de S esha, su conocimiento ilimitado, su sabiduría
trascendental, pero no puedo... realmente... S us palabras se perdieron
como el siguió el hilo interno que él justo había descubierto. ¡Había algo en
el cerrado lugar de su corazón el cual conocía a S esha perfectamente!
A lgo que lo llevaba dentro del cerrado pasaje de su pasado. Porque
aunque el recordaba sus vidas como M arte y N aisan, él aun no sabía nada
de G ana excepto por inferencia. Pero el poder de S esha estaba a punto
de regresarle ese recuerdo.
D avid miró a A rturo para descubrir porque había dejado de hablar.
E l A dan estaba sentado rígidamente erecto, viendo a la serpiente con
ferviente intensidad. ¡Pero algo acerca de ella le recordó a D avid de la
V aciedad! ¡J oab! él exclamó, cuestionando su percepción.
E l M aestro del J uramento entendió la necesitad de A rturo
instantánea y totalmente. L evantando a S esha, él la colocó sobre los
hombros del A dan. L a serpiente se deslizó una vez alrededor de él,
entonces se acomodó sobre su hombro izquierdo. L os ojos de A rturo se
perdieron y cerraron; con tan solo un momento una columna de luz de
produjo hacia el noreste desde su garganta.
J oab la siguió con sus ojos, entonces exclamó, ¡D avid! ¿Reconoces
esto?
¿L o debo reconocer? ¿E s hermoso, una expresión maestra del
Uno, pero que --?
¡N o! ¡E so es la conexión con su forma maestra! S íguela con tus
sentidos -- ¿Q ué es lo que ves?
¡S i, por supuesto! ¡G ana! E l S hara estaba sentado en quietud en
una cueva de hielo arriba en las M ontañas G uardianes, no muy lejos de
V ashti. E l había viajado allí casi instantáneamente: ninguno de la Raza
S olar sino S olon del amanecer de las edades pudo haber igualado su paz,
ciertamente ningún humano de las puestas de sol de estos días pudo hacer
un viaje así en un tiempo tan corto. ¿C uánto tiempo hasta que E stebana
lo encontrara de nuevo?
L os ojos de A rturo de pronto se abrieron, él exclamó, ¡Y o
recuerdo! S esha se deslizó alrededor de su cuello y se acomodo
enroscándose en su hombro derecho. Arturo se le quedó viendo al rayo de
luz y dijo calladamente, como para si mismo, hay una pregunta que debe ser
contestada para mi. Y ace en algún lugar de esta región...
D e pronto siete aros arco iris de fuego estaban flotando ante ellos.
L os cuatro inferiores estaban claros, magnificas joyas, pero los tres
superiores estaban cambiando rápidamente.
E n un momento, ellos
estaban brillantes con color, en el siguiente, rabiosos, oscuros.
¡M i cetro, roto! exclamó J oab.
S i, esto debe de ser el origen de tu visión, dijo A rturo muy
despacio, concentrándose en cada palabra para ser capaz de hablar. A un,
yo no siento que sea exactamente tu cetro. ¿S i tu vez donde el H ilo
Dorado esta roto, allí, justo por encima del cuatro aro? ¡Mira mientras yo lo
amplifico!
E l deseo de A rturo manipuló la visión: los siete centros se
expandieron hasta que cada uno era del tamaño de una cabeza humana.
A hora. M ira allá en la ranura --¿L o ves? ¡E l mas fino hilo pasa a través de
la ruptura! ¿S i yo amplifico eso, ves?
L a fibra de luz creció mas grande. E n un momento, aparecía que el
C etro de D iamante de J oab flotaba ante ellos, aguantado por dos manos:
una, perfectamente negra; la otra perfectamente blanca.
¡L as dos manos de A lmira! exclamó J oab con gran excitación.
¡S olo ellas tienen el poder de cambiar el tiempo! Por eso solo J onathan
puede ejercer autoridad de la S erpiente B lanca y S usana del L agarto
N egro.
¡S i! estuvo de acuerdo A rturo con sobrecargado entusiasmo.
E stas visiones estaban colorando su mente con una claridad que era
absoluta: el sentía como si el estuviera parado solo en una montaña muy
alta con el U niverso abierto como un rollo de papel ante sus pies.
Tu
estas en lo correcto, O bserva como la mano negra se transforma para
revelar a S usana; y la blanca a J onathan. ¡Y mira allí! ¡E l Q uinto C entro
contiene a E steban y a los Q uinientos cuando se ilumina, pero cuando se
oscurece, refleja las legiones S alazianas! L os ejércitos de la E mperatriz
son los enemigos creados-por-su-mente del Q uinto C entro de G ana,
mientras los Q uinientos forman la estructura cuando
funciona
apropiadamente, y -¡D etente! E xclamó D avid. E sto era demasiado intenso; él estaba
incrementadamente confundido con cada imagen adicional.
E n ese
instante, él casi entiende; en el siguiente él estaba totalmente perdido.
¡E xplícame esto a mi! E l C etro esta aquí, S usana esta allá, los
Q uinientos están allá. ¿Q ué quieres decir? ¿Por qué estos se reflejan
adentro de G ana?
E l M aestro del J uramento lo miró con sorpresa y contestó, ¿D e
donde viene este problema? T u sabes que M aestro del J uramento es la
conciencia encarnada de este U niverso.
D esde que esto es así, todos
somos parte de él; el de necesidad encarna a todos y a todo lo de nuestro
mundo. G ana es nuestro U niverso; el ha descendido dentro de este plano
material para avivar a los Siete aquí.
Por lo tanto, cuando sus enemigos creados-por-su-mente sean
destruidos, su Hilo Dorado será renovado. Dicho de otra manera, nuestra
victoria sobre el Imperio S alaziano restaurará la conexión de cada ser
viviente al U no, sin la necesidad del médium del C etro de D iamante. Por lo
tanto el U niverso continuará evolucionando como antes. Pero si nosotros
fallamos -E l M aestro del J uramento y este U niverso estarán muertos,
T erminados A rturo. L o que quiere decir, que tendremos que reempezar
desde sus primeros momentos. D avid, yo pienso que te puedo mostrar que
todos somos parte de G ana. O bserva.
E l C etro de D iamante se hinchó y expandió ante ellos; en un
momento era la perfecta reproducción de la flor de V anas que D avid le
había llevado a A rturo. C ada uno de sus pétalos se expandió aun más,
gradualmente tomando una forma humana.
¡L os D iez M il! exclamó el S alaziano. ¡T odos ellos! Y ahora, en lo
que ellos se funden otra vez, un semblante familiar se forma: ¡E res tu,
A rturo!
J oab, riendo alegremente al dulce sabor de este brebaje, dijo, ¡Por
supuesto! ¡A rturo y los D iez M il son el poder de la V ida de A lmira,
levantándose desde el C uarto C entro hacia el Q uinto! ¡A sí ellos reparan
el H ilo D orado!
¡A rturo! D avid exclamando excitadamente, de pronto entendiendo.
¿T u implicas que puedes encontrar a cualquiera en G ana? ¿J acob, por
ejemplo?
A rturo vió que el S alaziano no había preguntado su pregunta más
profunda. Riendo, el proyectó el Q uinto A ro. E n el apareció el M aestro
del Juramento Atri
y Atri era el Pastor.
D avid se le quedó mirando a la imagen de J acob, buscando la única
respuesta que aun el eludía. Sin encontrar solución dentro de la serenidad
eterna del pastor, el S alaziano trató de nuevo, esta vez remojándose
dentro del corazón de su duda, A rturo, toda mi vida me he preguntado
donde encajo yo. H e encontrado la paz en V ashti, pero nunca pude
levantarme a la percepción que ahora se ha convertido en la común
experiencia de cada uno de los Q uinientos: Y o nunca he visto a A lmira
como el aliento-vida de todas las cosas como todo el resto de ustedes
puede hacerlo. ¿Es posible que yo solo, soy del exterior? ¿Esto puede ser
debido a que E steban nunca pudo tocar mi mente, porque yo solo, de los
Q uinientos nunca fui uno con él? ¡A rturo! ¿M e puedes encontrar a mi en
G ana?
A rturo sonrió con seguridad al mismo tiempo que él dejo que su
deseo cayera de regreso dentro del corazón de la omnisciente S erpiente
rey. U na imagen se formó ante ellos: A lguien quien estaba parado junto a
la ruptura en el hilo D orado de G ana, alguien quien sus dos manos, una
perfectamente blanca, y la otra perfectamente negra, estaban sosteniendo
el C etro de D iamante que contenía la esencia del futuro de nuestro
Universo. Alguien...
E l siguiente instante, todos los tres se enrollaron en horror: no era
alguien que se parecía a D avid flotando ante ellos: ¡era la E mperatriz del
Mundo!
L a imagen se desvaneció tan pronto como A rturo reconoció a
Avera. T emblando, el se estiró para tocar a D avid. E l S alaziano estaba
apoyando su cabeza fuertemente por sus manos; estaba inclinado hacia
delante, meciéndose y quejándose. L o siento, empezó A rturo, pero se
detuvo, sin encontrar palabras adecuadas.
D avid, sin mirar hacia arriba, se quejó, E ntonces. E sta confirmado.
Y o no soy de su mundo. ¿Q uién soy yo? ¿N unca lo entenderé? ¡T odos de
la G eneración de los Perdidos han entendido quienes son! ¿Q ué no he
perdido yo? ¡Incluso A vera! ¡Incluso esa horrible y torcida encarnación de
demonio tiene un papel! Y a que ella debe de ser la última limitación creadapor-su-mente del C uarto A ro, el último Rakshasas en el H ilo D orado,
aventado de Para cuando G ana y los Q uinientos cayeron. E lla cuando
menos tiene una posición. Q ue poder debe de haber amasado ella para
poseer la fuerza ascendente de A lmira!
C asi infinita, estuvo de acuerdo A rturo, mirándolo con amor y
tristeza. E so es porque esta tarea es la mas dura y en su mayoría parece
aniquilación.
¡E sto me aterroriza! exclamó D avid, brincando para apaciguar su
frustración. ¿Por qué solo yo? ¡J oab! ¿Por qué solo yo? M i no-presencia
aquí prueba que tu y A rturo y E steban me han insinuado por años! ¡Y o
seré el U ltimo V iviente U no de V ashti! ¿Pero porque? ¿Por qué yo? ¿N o
me pueden decir, incluso ahora?
¿N o siempre lo has sabido? el M aestro del J uramento contestó
suavemente, sus amplios y ancianos ojos con simpatía y fuerza.
S upongo que de hecho, lo he sabido,
contestó D avid,
deteniéndose de caminar de un lado a otro para observarlo. N o, es
verdad, siempre he sabido, profundamente en las parte mas interna del
descanso de mi corazón. Y o no soy como ustedes; yo soy un agente de un
U niverso distinto, aquí solo como testigo del drama, o quizás para bajar la
cortina y cerrarla al final. ¡Pero J oab! ¿Por qué? ¿D ebe romperse tu cetro?
S i es así, ¿C uál es el uso de mi vida? E stas visiones han probado otra ves
lo que las profecías decretaba: ¡T odos ellos de este mundo sacan su vida
del C etro de D iamante! S i se rompe, los Q uinientos, los D iez M il,
E steban, A rturo, D ébora, E stebana, J acobi, ¡toda la vida en el mundo
morirá! ¡T odavía tu profetizaste que pasaría de esta manera! ¿Por qué?
¿Q ué no te acuerdas? ¿N o me lo puedes decir? E l lo miro con angustia.
E l M aestro del J uramento lo miró fijamente con compasión.
D ejando a D avid empuñando el U ltimo M isterio del U niverso sin
solución, que era al mismo tiempo un error potencialmente condenable y
una promesa de un gran futuro y gloria. ¿Q ué camino escogería D avid?
J oab replicó, ¿Q ué diferencia tiene una vida, incluso la vida de un
U niverso? S esha mantendrá a todos hasta que los S iete estén listos -Pero antes de que el hubiera terminado, treinta de los navíos aéreos de
Avera cruzaron por encima, avanzando con sus explosivos hacia Vashti. La
lógica de J oab terminó con un grito, ¡C omienza!
M as y mas cerca los bombarderos de A vera se acercaban a V ashti,
como los tres se preguntaban si J onathan y S usana habían satisfecho su
misión.
E n el último momento, una nebulosa cosa, no realmente una
llovizna blanca, no realmente una forma humana, no realmente una sola
mano, apareció por encima de las montañas. M ientras que los navíos
aéreos entraron el campo
del espacio-tiempo distorsionado, ellos
explotaron, sus moléculas componentes se desmembraron y se esparcieron
a los cuatro vientos en un fino polvo. J onathan había adecuadamente
probado que el no había estado estático desde que E steban lo mandó a él
de la sociedad de los Quinientos.
S olo los últimos de los treinta doblaron a tiempo: salieron de regreso
por arriba, volando a toda velocidad de regreso hacia su hogar en el oeste.
¡D avid! ¡E sto significa que A vera ha tomado maestría del cetro!
¡E lla ahora sabe todo lo que los Rakshasas saben! ¡T e han traicionado!
E sto se ha anticipado mucho antes. M edio momento... ¡A llí! ¿C ómo
me veo?
¡T errible! ¡G olranel mismo! ¿Pero que hay de los Rakshasas?
E sto ellos no lo saben. Y o doble la V aciedad tan cercanamente a
mi corazón cuando uso esta forma como él siempre lo hizo.
¿Y el original?
E l se acordó de mi desde el día de la muerte de F alón y encontró
curioso que no había envejecido ni un día en cuarenta años. Y o he sido él
en Rhodos cerca de una década. Y o voy a estar bien. ¡Pero J oab! Por
ultima vez, ¿T u aun crees que A vera debe de romper el C etro de
D iamante?
¡N o hay otra manera! S olo entonces puede G ana restaurar el H ilo
Dorado. Hasta que ella actúe, ella no puede ser destruida: tu sabes que el
C etro la ha hecho a ella invulnerable. E lla debe de soltarse de el a través
de destruirlo. D éjanos confiar en las viejas palabras, habladas cuando no
habían sombras entre yo y la omnisciencia del séptimo aro. Todo va a estar
bien. ¡S olo se perfecto con esta ilusión! E lla es servida ahora por los mas
sabios de los Rakshasas.
nosotros.
E l mas pequeño desliz será fatal para todos
Recuradlo siempre D avid: U n cordón de tres-vueltas no es roto
fácilmente.
27. U N A D E U D A RE PA G A D A
Finalmente, Finalmente puedo cantar otra vez
¡De la vida-amorosa, la perla crece del día sin fin!
¡Ah, ven a mí!
¡Rompe y abre la tumba de siete sellos!
¡Pasa por casa aro de ardiente fuego!
¡No mas respires Vaciedad
en la soledad de la Noche!
¡Levántate! ¡Levántate!
¡Canta del Inmutable Uno!
¡No resistas, no desdeñes, vuela a mí!
¡Para, Para! ¡Re despierta a tu lloroso hijo!
¡Despierta!
¡Despierta!
¡No te robes la única flor de cereza rojo-plateada
del escondido-trono del reino!
¡Abre, mi corazón!
Navega a mi frontera río-mar de arenas de cristal!
--Arturo
Almira Se le acercó a Brihas en su mundo creado-por-su-mente. El
G obernante de los S iete estaba sentado en su trono de diamante,
contemplando la vida, y parecía inconsciente del acercamiento de ella a
través de las esferas multi-dimensiónales. L os siente soles que formaban el
arco del arco iris sobre su cabeza estaban medio apagados, indicando que
su atención era interna; los siete majestuosas joyas que le daban vida a su
sistema nervioso central brillaban con luz brillante a través de su casi
transparente cuerpo, indicando que su pensamiento era de perfección;
pero los veintiocho bailarines ante el estaban absolutamente quietos,
congelados en sus ultimas posturas observadas, indicando que B rihas no
pensaba de las siete mayores o veintiún menores perfecciones.
D ándose cuenta que solo contemplar el U no podría ser tan cautivo
para el, Almira se detuvo a tres pasos de su trono y esperó pacientemente.
U n momento mas tarde, U n gran fuente de soles eructaron de la
frente de B rihas y formaron un río de luz alrededor de ellos en tanto que
los bailarines reempezaron sus complicados tejidos de patrones, bailando
para adelantar su pensamiento.
B rihas miró hacia abajo a ella con una expresión de nostalgia y dijo,
T u has terminado, entonces.
N o era exactamente una pregunta, pero
había un leve cadencia de su tono que le dijo a él su duda.
A lmira se subió y se arrodilló ante él. Posando su cabeza sobre su
regazo, ella contestó, Padre. N osotros necesitamos un año más para
completar la labor.
¿Por qué no debo de regresar ese U niverso a S esha en este
instante? él preguntó mientras él le acariciaba su suave y dorado cabello.
T e debes de dar cuanta de que si V alin crece suficientemente poderoso,
el puede corromper otras de las perfectas esferas de Narain. El peligro es
muy grande, debo revocar la fuerza destructiva y colapsar ese C osmos,
deja que sus entidades descansen en S esha. G ana que por su puesto
regresará a su posición entre los S iete.
T u voluntad es mi ley, padre. Pero considera esto: por la maldición
del G ran Padre, G ana ha viajado a lo mas lejano donde alcanza la
V aciedad que es opuesta a nosotros: él ha permitido que el barro viaje a
través de sus venas inmortales. ¡E l ha muerto, padre, muerto! ¡M as veces
de lo que me puedo yo acordar! E l ha tomado todo en su mente, todas las
debilidades y las falsas percepciones de la humanidad. Y como producto
de su verdadera naturaleza, el ha crecido mas poderoso, que nunca me
atreví a esperar: las siete perfecciones primarias están en el borde de ser
posible ganar por cualquier ser humano, debido solamente a su dedicación
sin egoísmo. S i se nos permite continuar, Y o no tengo la mas leve duda
que todos los S iete estarán disponibles a través de toda la E sfera, en
cualquier y en cada momento del espacio-tiempo. ¿N o vale esto la pena
para la potencial expansión de N avril H agar a una maestría mayor?
Q uizás...¿C uántos de los que han fallado a seguir la E strella A zul
A zur han recordado?
¿C uántos? D éjame pensar: están los Q uinientos de E steban; los
D iez mil de A rturo; los S eñores de E tan de S wayam; los V idyadharas;
los celestiales de mi mundo y las Regiones de L uz
realmente en los doce millones, padre.
S upongo que no
Pero los otros crecen cerca
diariamente.
¿S olo uno en doce millones? ¿S olo uno en doce millones? ¿Y tu me
pides una extensión? T u respuesta es un irrefutable no. Y o he crecido
excesivamente cansado de esa E sfera revoltosa, A lmira.
A vera intentó un asalto aéreo más: tres mil bombarderos atacaron
Vashti de todas direcciones y de diferentes alturas. Era un fuerte decreto
para el rígido entrenamiento de sus cuerpos aéreos que ninguno titubeó
ante tal locura de estrategia de patrón de vuelo. S us oficiales volaron sin
pensar, rango tras rango clavándose in brillantes simetrías hacia su destino
fatal. Casi parecía que solo el peso de sus números pudieran forzar cuando
menos a algunos de ellos a través de las inmensas distorsiones de Jonathan
y S usana del espacio-tiempo, pero la voluntad de la defensiva se mantuvo:
con explosión tras explosión, las maquinas de guerra del dominio de A vera
se desvanecían en vapores de des-creación que eran casi humanos, casi
manos, casi nada del todo.
A yudados por legiones de Rakshasas, solo un avión se las ingenió
para deslizarse a través. Pero E steban llamó al U no en el viento: el
bombardero fue atrapado por una violenta ráfaga de viento estrellándolo a
su ruina sobre una de las Guardianes al borde de Vashti.
¡A hora escucharas, su E xcelencia!
exclamó su consejero
Rakshasa. ¡T u debes de romper ese maldito cetro! ¡E s la vida de esos
diablos! ¡T u no lo necesitas más! ¡destrúyelo, libérate de él! S u presencia
me tortura, previene mi vista de ver nada claro alrededor de ti. ¡C onfía en
mi! ¡E l C etro de D iamante es todo lo que guarda a V alin prisionero!
¡Rómpelo y mi amo otra vez estará libre!
A vera apretó el C etro de D iamante fuertemente como ella y
contestó, N o. N o puedo. N o lo haré. E sta demasiado lleno de poder,
con gloria. L o necesito para enfocar mi mente. L a emperatriz temía mas a
la Séptima profecía del Cetro que a la destrucción de sus cuerpos aéreos.
¿Perdóneme su E xcelencia? preguntó D avid en la forma de
Golranel.
¡A h, yo dije, D ebimos atacar por tierra. T ransportemos al ejercito
allí inmediatamente.
T omó once día para amasar la totalidad del ejercito S alaziano. E n
total, ciento veintiocho divisiones se juntaron en una asamblea en el llano
norte de lo que una vez había sido la gran ciudad de F alón. H abía justo
cerca de once millones de soldados
uno par cada siglo desde que
Swayam había aprendido que su voluntad era activamente opuesta.
A vera montó sus centro de mando en una colina al sur de sus
armamentos. A l amanecer del doceavo día, ella ordenó una continua
descarga de artillería sobre V ashti. E sto fue tan inefectivo como lo fue el
asalto por aire: los dos escudos de la voluntad de J onathan y S usana
explotaron los mísiles sin daño, lejos del protejido valle.
Pensando, ¿Porque el final se parece tanto al principio? A vera
ordenó el ataque por tierra; la última y mas extraña batalla de la historia
empezó.
L os enromes tanques de acero rodaron hacia adelante al
amanecer, seguidos por miles sobre miles de infantería.
A rturo, adornado aun con S esha, se paró con D ébora y J oab al
pie de las G uardianes sobre la meseta donde cincuenta años atrás los
Q uinientos habían acurrucado en su miseria, atestiguando la muerte de
Falón.
A rturo estaba supremamente seguro de si mismo. E l y J oab habían
completado el entrenamiento de los diez mil niños, que empezó desde hace
mucho en T ala.
E llos eran como las renacidas encarnaciones del
inpasable conocimiento de K anaan-dora; ellos eran como diez mil Rajanya
M ordoms, sin miedo, inigualables en conocimiento y poder. A rturo no
tenía la mas leve duda que ellos vencerían a las fuerzas de la Vaciedad, esas
encarnadas ilusiones de falsa creencia. C omo el supervisaba sus legiones
de arqueros, resguardados por un velo de invisibilidad creado por J oab, el
sintió una ola de orgullo.
Por encima, los celestiales esperaban en una brillante simetría
dorada: compañía tras compañía, cada una después de su propia clase,
estirándose tan lejos como él podía ver hacia el norte, entintado-arco iris en
los colores del temprano amanecer. C omo la primera luz del sol naciente
brilló sobre ellos, A rturo rió con despenado gozo al sentir su concentrada
majestuosidad.
D ébora saludó al sol con amor inocente, considerando esa brillantez
mucho mas maravillosa que el armamento de niños o siquiera los celestiales
arriba. Que el divino resplandor del adorable Orah ilumine mi intelecto, ella
pensó, recordando la amorosa inocencia de G urion sobre M artanda
cuando ella había sido la A nciana de C aballo N ediva y A rturo su
amoroso Aland, mas sabio de los Señores León.
E lla lo miró para compartir este apaciguante recuerdo. E l estaba
aun contemplando a los C elestiales arriba; E lla entendió mucho de su
pensamiento sin tomar parte de ello. ¡M i S eñor! ella exclamó suavemente.
A rturo la miró con satisfacción y dijo con seguridad, ¡Regocíjate
conmigo, D ébora! ¡N uestra labor termina! ¡C omo es en el B rillante
Mundo, también así debe de ser aquí! ¡Nunca deberán Avera con sus once
millones y su poder tecnológico pasarnos! ¡L os Q uinientos y el H ilo
D orado deben de ser restituidos!
S us palabras estaban llenas de fortaleza, pero de pronto una
rebambaramba de tormenta de Rakshasas corría para cubrir el disco de
O rah, marcando el recuerdo de su muerte como M arte. U n horrible temor
apretó su corazón con sus helados dedos; el cerró sus ojos en dolor,
balanceándose un poco de la terrible presión interna. L a antigua
precaución,
N o por orgullo dependas solamente en tu propia
fuerza...resonó fuertemente en sus oídos. E l sintió un escalofrío entonces
dijo en una pequeña voz, J oab. ¿E s eso mi propia tontera, a punto de
arruinar el mundo?
M irando a A rturo con una complicada mezcla de amor, tristeza y
esperanza. E l M aestro del J uramento le respondió, T uya, mi S eñor
M arte. Y mía. Y de D ébora. Y cualquier ser humano, a partir de que esta
corrupta E sfera fue dada aliento primero por el G ran Padre. T odos
nosotros hemos permitido la ilusión de la V aciedad ser un hogar en
nuestros corazones. J usto ahora, en la conclusión de todas las cosas, el
pago regresa a asaltarnos con su vacío de juicios de bien y mal.
N o dejemos lastimar esta labor por la duda, porque eso solo
incrementa nuestro apego a los Rakshasas y disminuye nuestra unión a los
celestiales. S e quietud en tu corazón, N aisan, y se consciente que todas
las cosas finalmente trabajan para expandir los S ueños de N arain a la
perfección. N o puede haber alternativas al U no; tarde o temprano esto
será probado a cada entidad a través de todo este Universo.
Por ahora, recuerda mi profecía acerca de tu papel en esta batalla:
M uerte será el destino del mundo si M arte actúa antes de que regrese
V enus.
A vera, informada por su consejero Rakshasa, les dijo a sus soldados
la noche anterior que esperarse. C uando primero escucharon, la mayoría
concluyó que su suprema autoridad la había llevado al paso final de la
locura. Pero la realidad de la guerra fue infinitamente peor de lo que ella
había sido capaz de describir.
L os D iez M il eran jóvenes, ninguno era mayor que veinte, muchos ni
siquiera tenían diez. Pero ellos habían sin excepción regresado a éste
mundo con completo conocimiento de su pasado: ellos eran los Diez Mil de
Kanaan-dora, aquí para reclamar su mundo; ellos poseían completo
conocimiento de las tempranas guerras con V alin y sus Rakshasas
creados-por-su-mente sobre Martanda.
L os D iez M il luchaban con arcos y flechas, pero cada flecha era una
maravilla personalmente creada, una extensión de la mente de su creador.
C ada una se dividía en cincuenta o cien o mil veces como volaban sin error
y seguridad a sus destinos. U n arquero solo podía soltar una flecha antes
de que una lluvia de balas y ganadas forzaran a los celestiales a tejer de
nuevo el velo tan apretadamente que el arquero
desaparecía.
O casionalmente, los Rakshasas prevenían que los velos se cerraran
suficientemente rápido: un chiquillo era golpeado. Pero nunca antes que la
infantería de A vera fuera diezmada por flechas en sus propias balas
perdidas.
Por encima, como torres de nubes negras de tormenta de Rakshasas
embestían con rabia dentro de la dorada brillantez de los celestiales. ¡N o
mas ellos permitirían a estos débiles seres mantenerlos lejos de la maestría
del mundo! ¡Por demasiado tiempo ellos habían tolerado su débil
significancia! ¡V alin debe de ser liberado ahora, hoy! ¡L a hora para la
humanidad para expandidse conquistando a través del U niverso, esta a la
mano!
S us ojos rojos iluminando con terribles relámpagos, sus viciosas
herramientas de Vaciedad descendían devorando: la radiante belleza de los
celestiales fue tragada por la vasta superioridad de los números de su
insaciable enemigo.
E l cambo de batalla alternaba entre cerca del total de la oscuridad y
la flamante luz de los golpes de los explosivos abajo y la guerra de los
celestiales arriba. E l cual al principio solamente sirvió para ayudar al os
niños: la mayoría de los soldados de A vera entraron en pánico; en tan solo
dos horas, tres millones habían sido asesinados con muy poca perdida de
los D iez M il. L os arqueros eran como los maestros del T iempo: había muy
poco de lo que sus enemigos humanos podían hacerle a ellos.
Pero los niños no podían bien soportar los celestiales en contra de
los Rakshasas y atacar a los humanos
eran demasiado pocos. Y cada
muerte entre los humanos, cada emoción de temor u odio o desesperación
entre los soldados de A vera sirvió para incrementar su ya increíble poder
de los ejércitos de la Vaciedad.
A l medio día, los celestiales estaban casi vencidos; casi todos los
Rakshasas se despegaron y se echaron de clavado a la tierra a atacar a los
niños.
C on el descenso de los Rakshasas, la ventaja de los arqueros se
perdió: su ilusión solo era parcialmente efectiva en contra de ellos; era difícil
de luchar con humanos y Rakshasas todos al mismo tiempo. L os D iez M il
fueron forzados a la defensa: ellos se convirtieron como navíos bajo ataque
en un mar de enemigos terrestres y Rakshasas.
E llos eran luces
moviéndose en un caos envolvente de completa aniquilación y oscura
desesperación; bastamente superados en número, casi sin esperanza.
Arturo atestiguaba su terrible condición y estaba lleno de rabia.
¡J oab! ¡L ibérame para ayudarlos!
Pero Débora lo aguantó y lloró, ¡N o, L alasa! ¡T u debes obedecer
al Maestro del Juramento! ¡Si tu actúas antes de que Almira venga, todo
va a ser en vano! ¡M antén tu corazón en calma!
El la miró con angustia, temiendo actuar, temiendo no hacerlo. ¿Qué
es lo que él debería de hacer?
D avid estaba experimentando el mismo conflicto.
A vera y su
consejero Rakshasa habían crecido en mas confianza y seguridad de si
mismos mientras ellos se daban cuenta de las fortunas del mundo estaban
yendo a su favor. D avid estaba teniendo dificultad en mantener el velo de
la V aciedad junto a su corazón sin que lo afectara: estaba
incrementadamente tentado por el cetro.
¡S i tan solo se lo pudiera
arrebatar de A vera, él le daría la vuelta a la batalla para los celestiales! ¡El
debería actuar, y ahora! ¿Qué diferencia era con lo que Joab había dicho?
S us manos apretando y desapretando con rabia de impotencia,
D avid se paro detrás de A vera, mirando sobre el oscuro y brillante
parpadeo del campo de batalla, manteniendo la apariencia de G olranel, y
no hizo nada mas excepto pensar una y otra vez. ¿Por qué? ¿Por qué yo?
L a tensión de A rturo y D avid se cruzaron, montada en una
desesperación sin mente, finalmente forzada a su liberación. E l poder de
su desesperación alcanzó al único otro quien había participado en la
entrega de una no muy perfecta F lor D orada. S usana de pronto se dio
cuenta que ya no podía tan fácilmente destruir a los Rakshasas como a los
aviones y mísiles. E xpandiendo su campo de poder dos veces tan lejos
como ella estaba preparada para hacerlo, ella cubrió la mitad este de las
M ontañas G uardianes con una resplandeciente, película dorada de luz
celestial que llevaba a su ruina a cualquier Rakshasa que volara dentro de
ella.
Por un momento fugaz, hubo un respiro para los ejércitos del U no.
Pero lo que S usana no pudo prever inmediatamente pasó: su expansión
reveló la localidad de su cuerpo al enemigo. C omo lo era J onathan al
oeste, ella estaba profundamente en una cueva al borde de V ashti; mucho
tiempo atrás ella había cerrado su única entrada con el mundo exterior.
E l peso del fluir del tiempo empezó a ser demasiado pesado para el
hilo triple de M irabeth, M alinda y M irabel eternamente tejiendo hacer
sostenida apropiadamente: un misil rebotado por el escudo de J onathan le
pegó a una fisura penetrando la montaña de S usana. U na antigua grieta
se movió de la explosión; el terremoto que se dio como resultado la aplastó
instantáneamente.
S in darse cuenta que ella ahora estaba perdida y que su escudo
ahora solo era una sombra disipándose, J onathan no se movió a tiempo
para verificar la barrera del este de A vera. D iecisiete mísiles pegaron
dentro de Vashti.
L os Rakshasas gemelos, D estrucción y M uerte por primera vez
furiosamente devorando a través de esa gloriosa memoria de la Isolde de
Ishtar. L a mitad de los Q uinientos fueros asesinados rotundamente; la
mayoría del resto estaba herido.
L a mitad de los C elestiales que quedaban se desvanecieron de los
cielos; la mitad de V anas se ennegreció y murió; el lado izquierdo de
Esteban fue instantáneamente paralizado. Los sobrevivientes lo miraban a
él con esperanza, pero nadie habló: él les había dicho a ellos que cualquier
muerte sería final
ningún poder de este U niverso los podría regresar lo
que nuestro mundo para siempre perdería.
En la meseta, Arturo
sintió la desgarrante agonía de un masivo
ataque cardiaco como la mitad de su pecho era devorado por la V aciedad.
D ébora derramó la esencia de su vida dentro de él, contando no pérdida
demasiado grande si ella pudiera todavía regresarlo completamente al Uno.
Sesha se escurrió abajo a través de su brazo y se subió a Joab.
E n su cueva cerca de V ashti, G ana observaba el U niverso
empezando a disolverse como la mitad de su cuerpo se desintegraba.
D entro de él, una nueva silueta se empezó a formar. N o era diferente a la
de él en apariencia, pero estaba compuesta completamente de Vaciedad.
E stebana reconoció la resurgencia del E mperador A sur V alin, pero
no sabía como detener su regreso exactamente como lo era su madre en ese
momento con A rturo, ella dejó fluir su vida dentro del corazón de G ana,
libremente sacrificando todo de si misma para que él pudiera todavía
prevalecer.
M irándolo con añoranza, D avid se preguntaba una y otra vez, ¿Por
qué debo romperlo? ¿Por qué yo soy el escogido? ¿Por qué? ¿Por qué yo?
E n solo dos horas más, escasamente cuatrocientos de los D iez M il
vivían; un millón de los más sabios veteranos al servicio de la E mperatriz era
todo lo que quedaba de su vasta fuerza. L os C elestiales estaban
completamente destruidos, pero los Rakshasas habían perdido casi nada
de su horrendo poder. La totalidad de las huestes ahora enfrentaban a los
pocos arqueros que quedaban.
E l campo de batalla se miraba como un infierno de media noche: el
sol, luz, V erdad, B elleza eran si no leves recuerdos de un ilusorio pasado.
L as enormes formas negras de los Rakshasas deambulaban casi sin
oposición, devorando con sus abiertas bocas de fuego infernal,
descendiendo en números sin fin sobre los últimos niños.
A rturo había crecido incrementadamente en desesperación mientras
observaba a su gente ser asesinada. E l había requerido toda la fortaleza
de la voluntad de Joab y de Débora para no dejarlo actuar.
J acobi ahora cayó, rodeada por hordas de Rakshasas. D agora
corrió a ayudar a su arruinada S haran, pero antes de que él la pudiese
alcanzar, la flecha de un Rakshasa lo atravesó por la espalda. C omo su
rango vibratorio disminuyó él empezó a ser vulnerable a las armas humanas:
una lluvia de balas y metralla laceraron su carne.
A rturo, atestiguó ambas muertes, exclamando, ¡M aldito seas, J oab!
¡N o me aguanto más! V enus ya estaba parada junto a él, ¡encarnada como
D ébora! ¡E l no necesitaba esperarla! ¡J oab estaba mal interpretando sus
propias palabras!
S alvaje con rabia, A rturo apaño a S esha y forzó el casi infinito
poder de su maestría del U no a través de la serpiente. U n millón de
cobras idénticas aparecieron a su mandato: una junto a cada soldado en el
ejército de A vera. E n menos de sesenta segundos el extraordinario acto
pero fuera de tiempo de Arturo los había asesinado a todos ellos.
L os Rakshasas, reconociendo el origen de esta expresión de
dominio, se echaron de clavado en una sola masa hacia A rturo y D ébora.
J oab los defendió a ellos fieramente: desenfundando a N uriel, él la abatió
con una velocidad incluso nueva para si mismo, creando un impregnable
hemisferio de protección.
Probó demasiado tarde el interceptar por el beneficio de A rturo: la
conexión del A dan con la V aciedad había crecido demasiado poderosa
para resistir. L levándose consigo mismo a D ébora dentro del reino del
Rey Muerte, él cayó a los pies del Maestro del Juramento.
J oab se arrodilló junto a ellos sin poder hacer nada como los restos
finales de sus vidas se evaporaron dentro del aire impregnado-deRakshasas.
L a totalidad del cuerpo de G ana ahora se había trasmutado en
V alin. E l E mperador A sur miró hacia arriba a través de E stebana y dijo
con total odio, N unca otra vez tu me aprisionarás, madre. Tirándola a ella
a un lado, él corrió de la cueva, llamando a sus sirvientes, ¡A mi!
L os Rakshasas corrieron a él de todas partes, fluyendo sus vidas de
regreso dentro de él. E n tanto que su V aciedad se reunificaba con él, él
crecía más poderoso, más lleno con su poder infernal. L os vientos de
huracanes rugían aullando con él como él entraba como tormenta a V ashti
por su largamente esperada destrucción del mundo.
F orzando su terror a la sumisión, E stebana reunió juntas todos los
fragmentos del espíritu de G ana y persiguió a V alin, sin saber lo que ella
podría hacer cuando lo alcanzara, pero a sabiendas que de alguna manera
ella debía detenerlo: o el Universo estaba muerto.
E steban, reconociendo al E mperador A sur descendiendo, se
unificó con los vivientes de los Quinientos y lo confrontó. Fuego Celestial
se iluminó desde él, des creando legiones de Rakshasas. Pero el S hara
había sido severamente debilitado por las pérdidas de S usana, A rturo y
D ébora, a través de la destrucción de los C elestiales, a través de las
muertes de la mayoría de los D iez M il y la mayoría de los Q uinientos. ¡E l
no pudo prevenir el rabioso descenso de V alin a V anas, difícilmente pudo
siquiera aminorarlo!
A trayendo a él más y más grande números de sus huestes
Rakshasas, V alin entró con destrucción e incrementante poder hacia la
satisfacción de su deseo. ¡E l tonto de A rturo-M arte estaba muerto!
¡Esteban-N aisan estaba cayendo ante su continua embestida de fuego
A sur! ¡Pronto solo el anciano J oab sería el último obstáculo entre él y el
Arbol D orado! ¡Y entonces el U niverso se arruinaría! ¡E staría libre de
esta maldita Esfera Dorada!
E l llamado de los Rakshasas desde el campo de batalla de pronto
liberó a los últimos arqueros de todo enemigo.
Incluso el consejero
Rakshasas de A vera respondió al llamado de su S eñor. D esde su
perspectiva, su ejercito había sido destruido por magia, ¡ahora incluso los
Rakshasas estaban corriendo por temor! ¡G olranel! ¡E stoy aterrada!
¡H emos sido destruidos! ¿Q ué debo hacer?
Y a no queda nada que hacer, majestad, contestó D avid con
agonía. T u solo debes de destruir a esos malditos diablos, antes de que tu
también sucumbas ante sus hechizos. ¡Tu debes de satisfacer las profecías
de J oab! ¡T u debes romper el C etro!
¡Por M atrika! ¡Por M arzia! ¿N o hay otra alternativa? ¿A caso el
árbol de mi locura ha crecido tan vasto? ¿S oy yo mas que una esclava de
una maldita visión de ese M aestro del J uramento? ¿G olranel, G olranel,
debo yo destruir esta invaluable herramienta?
¡V es que tan rápido los últimos cien del enemigo corre hacia
nosotros! S i romper tu cetro puede detenerlos, como J oab profetizó en
las C uarta y sexta Profecía del C etro, ¿Q ué más puedes hacer? contestó
la boca de D avid. Pero el siguió preguntándose a si mismo, ¿Por qué? ¿Por
qué? ¿Por qué?
¡Pero la S éptima Profecía del C etro dice que el U ltimo V iviente
U no me destruiría!
E l dijo, S i el U ltimo V iviente U no puede agarrar mi perdido
C etro, ¡A vera! ¡Sí! ¡E l previó que tu descubrirías al traidor entre
nosotros! ¿Por qué crees que el dijo que todas las profecías terminarían
aquí? ¡E l no podía ver más allá! ¡E l no podía soportar el pensamiento de tu
eterno reino! ¡Rompe el maldito C etro! ¡N o tienes otra opción!
L as
palabras de D avid eran fuertes, claras, pero su mente aun martillaba, ¿Por
qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Q ué era acerca de esto que era completamente
erróneo? ¿Cuál era su error? ¿Qué estaba haciéndole falta?
Por un instante, D avid perdió su conexión con la fibra de la
Vaciedad que lo estaba manteniendo invisible de los Rakshasas. Soltando
su espíritu desde la ilusión creada causó un rebote hacia arriba yacía
afuera de su consciente: por un instante, el S alaziano miró la completa
magnificencia del séptimo aro.
E n ese momento de irrestringida claridad, D avid vió a V alin
corriendo hacia un combate y debilitó a E steban con J oab demasiado
lejos para ayudarlo, vió que el mundo estaría destruido no los dos se
abrazaban en la sombra de V anas, ¡vió que el origen de su inminente
catástrofe era su propia in completación y duda!
¡E n ese instante de omnisciencia, D avid se dio cuenta que la única
esperanza para el mundo yacía en su maestría del Cetro!
M ientras tanto A vera había muy despacio levantado el cetro. E lla lo
aporreó en la orilla de la mesa. E l C etro se sacudió violentamente, el
mundo se zamarreó con el, pero no se rompió. E lla lo levantó otra vez para
golpearlo mas duro.
O tra visión de pronto irrumpió dentro del cerebro de D avid: era
J oab gritando, ¡D etenla, D avid! ¡D etenla! ¡A hora me acuerdo! ¡Y o
estaba mal! ¡M i C etro ya estaba roto! ¡G ana lo rompió cuando asesinó a
A lmira! ¡T u solo tienes que tomarlo de ella y regresar a V ashti! ¡D etenla!
¡E l C etro de D iamante no se debe romper!
¡N o, E xcelencia, no! gritó D avid, pero fue demasiado tarde: abajó
vino el Cetro, esta vez rompiéndose por la mitad.
¿Por qué no? ella preguntó, girando hacia él. Pero entonces ella vió
como no solo los arqueros en avanzada sino todos sus propios ayudantes
estaban retorciéndose en la imprevista agonía e inesperada muerte.
¡T odos sus propios ayudantes excepto G olranel quien era realmente
David! ¡Y estaba corriendo tras ella con un Kris desenfundado!
D avid brincó sobre ella para arrancarle los fragmentos de ella.
C omo ellos luchaban, el mundo se transformó alrededor de ellos: cortado
de su origen de la vida, virtualmente cada ser viviente en el U niverso
pereció en el instante que el Cetro se rompió.
A vera no había ganado su posición suprema a través de ninguna
debilidad, ni los años de autoridad habían disminuido su fortaleza: ella era
una gran guerrera.
M oviéndose tan rápida y viciosamente como su
compañero, ella le quitó la daga y entonces lo arañó y lucho con él en el
suelo.
M anteniéndolo abajo con una mano, ella fue por la daga con la otra.
Agarrandola con firmeza, ella la forzó en su espalda.
E n el último instante D avid se soltó de su amarre, rodó y le tomó
ambas manos. Pero aun hacia abajo ella forzaba el kris, usando todo el
poder que ella le había arrebatado de K aysta y S tarbha, forzando al
traidor a la sumisión de su inconquistable voluntad.
E l mundo estaba arruinado; ya no había vida en ninguna parte para
que D avid llamara por ayuda para dominarla.
S us desesperados
esfuerzos eran demasiado pocos, demasiado débiles; sin mostrar
misericordia mas y siempre mas cercano venía la punta de su daga buscando
su corazón.
E l no pudo detener su descenso, ni luchar mas en contra de su
voluntad todo poderosa: el sintió que la daga le pinchaba la piel,
hundiéndose mas profundo y siempre mas profundo hacia su laborioso
corazón.
E n el último instante, un huracán de des creación aulló dentro de la
estación de mando de A vera. U n vapor que no era realmente un vapor
enrolló sus remolinos hirvientes alrededor del cuello de A vera; un hombre
que no era realmente un hombre le quito el kris de su mano; una mano
gigante que no era realmente una mano la levantó como si ella no fuera mas
que un insecto y la tiró abajo a su ruina.
¡E ntonces, D avid! V ino una voz retumbando desde algún lugar en
las alturas. finalmente la deuda de mi vida está repagada. A unque debo
decir, aparece un poco tarde, juzgando desde el estado de las cosas.
D avid se arrastró para localizar la parte de abajo del cetro.
E ncontrándolo debajo de la mesa del mapa, el exclamó, ¡A V ashti! la
forma proyectada de Jonathan levantó a David y el cadáver de Avera (aun
encadenado a la parte superior del Cetro) y los llevó a ellos a Vanas.
L os Q uinientos estaban todos muertos; ellos yacían donde habían
caído cuando el cetro se rompió: apretadamente reunidos alrededor del
A rbol D orado para ayudar a E steban en su lucha con V alin. E l S hara
estaba muerto, pero aun mantenía a su enemigo por la garganta. V alin
estaba inconsciente pero respirando. D e toda su generación, G ana
solamente había sido considerado merecedor de la auto luminosa gota del
A mrita de S wayam: Ishtar e S ravasa sintieron que el estaba preparado
para la inmortalidad. E l pensamiento de atrapar a V alin dentro de el fue
una idea tardía: el cuerpo inmortal de G ana parecía la prisión ideal. E n ese
tiempo.
L os brazos de E stebana circundaban el pecho de V alin: ella había
estado intentando jalarlo de Esteban cuando ella murió.
J oab los alcanzaba a ellos ahora, galopando montaña abajo en su
corcel. T an pronto como el desmontó, el corcel regreso a su mente: J oab
siempre disfrutaba demostrar el viejo adagio que incluso los M aestro del
Juramento no estaban sin una cierta par el espectáculo.
S esha se enrollaba letárgicamente sobre el hombro de J oab,
aparentemente sin impresión por la encarnizada en todas partes a través
del Universo. Miraba con sus fieros ojos a David y casi bostezaba.
D avid miro al M aestro del J uramento con ferviente rabia y tristeza
ilimitada y exclamó, ¡J oab! ¡E s exactamente como tu lo predijiste! ¿Pero
porque? ¿D e que sirve? ¡A rturo y D ébora y los D iez M il, E steban y los
Q uinientos, incluso S usana y V anas están muertos! ¿Por qué?
¿Por qué? Porque de todos los seres en el U niverso, solo nosotros
cinco aquí y S usana y A vera no sacamos nuestras vidas a través del
C etro, como sabes tu perfectamente bien. E l jaló a V alin de E steban y
Estebana. Sesha, aun solo mirando directamente a David, se deslizó de su
brazo y se posó encima del pecho del Emperador Asur.
T an pronto como la S erpiente lo tocó, los ojos de V alin
inmediatamente se abrieron; el exclamó, ¡T u has fallado otra vez, Rodavi!
¡M ira a tu U niverso ahora, tonto! ¡T u mundo se ha convertido en una
sombra, lleno con cadáveres de tu débil intención! N o estas nada cerca de
la completación de los S iete. ¡Y o aun debo de ser libre de tu condenado
infierno!
N o puede haber libertad para ti, N avril,
replicó J oab
calmadamente, no hay escape del U no que subyace todo en el dominio
infinito de N arain. V ente de regreso y únete a nosotros ahora -- ¡S i,
incluso ahora!
y tu puedes ayudar a rehacer la E sfera en perfección.
¿C on tu mano de tiempo-atrofiado manteniendo la serpiente en mi
cuello? G racias, pero no. ¡T u vez que tan pobre es tu victoria! L a próxima
vez, o el tiempo que sigue
en algún otro espacio, en alguna edad del
pasado o el futuro -- ¡Y o tendré éxito! E sta E sfera ha crecido demasiado
débil para resistirme. ¡Y o debo gobernar todo!
T u nunca vas a gobernar otra cosa excepto tus ilusiones de la nada,
V alin. Y tu señorío de voluntad de V aciedad solo será indirecta una vez
mas.
¡G ana! ¡Regresa! ¡Recuerdas! ¡Regresa!
E l rostro de V alin se distorsionó como G ana luchaba dentro de él
para tomar control del cuerpo.
¡J onathan! E xclamó el M aestro del J uramento.
¡T u vida!
¡Regrésala a tu forma maestra!
T u voluntad es mi ley, contestó J onathan en una voz sin inflexión.
Entonces se echó como flecha dentro del corazón de Gana-Valin.
A hora yo debo seguirlo, le dijo J oab a D avid. Y después de que
yo me haya ido, tu estarás solo. ¿T u aun entiendes? N o hay nada mas que
el U no, tu ves. E l M aestro del J uramento no esperó por una respuesta,
en vez disolvió su vida y echó de clavado su energía hacia el ombligo de
Gana-V alin.
E l cuerpo
se contorsionó
violentamente; S esha
calmadamente cabalgó sus olas de los torcimientos, viendo directamente
solo a David.
E l S alaziano estaba loco con tristeza y perdida: desesperado
luchaba consigo mismo, batallando en contra de un conocimiento profundo
y silencioso que todo estaba de hecho bien
que aunque S usana y
entonces A rturo hubieran errado e incluso que nadie a través de la
totalidad del U niverso estaba vivo ahora además que la serpiente S esha,
un totalmente inmortal E tan y si mismo, que todas las cosas estaban de
alguna manera no solamente bien sino perfectas y gloriosas.
David se sentó pesadamente y miró con angustia a todos los cuerpos
yaciendo en todas partes. N i un solo celestial, ni un solo animal, ni una sola
hoja de grama habían sido salvados en esta expresión final de la Ruina.
Y todavía -- ¿y todavía, G ana aun vivía, y él no? ¿Y no era G ana la
conciencia de todos los demás, en todas partes en todo tiempo? Y S esha
aun estaba aquí.
¿Y que era la S erpiente Rey? E l almacén de
absolutamente todas las cosas, A rturo o J oab dijo. ¿Pero que significó
eso? Aun si todos los seres en el cosmos aun se estuvieran escondiendo en
un extraño U niverso alterno dentro de S esha, ¿Q ue podría él hacer con
ellos? ¿Y porque el aun estaba vivo? ¿Q uién era él, de cualquier manera?
¿Por qué el aun existía cuando todos los demás estaban muertos? ¿Y
ahora?
E l mundo estaba empezando a ser transparente. E n la ausencia de
los seres vivientes, si realidad estaba siendo cuestionada.
S iendo
cuestionada, y fallando en responder. ¿C uándo tiempo hasta que todo se
derritiera de regreso dentro de la indiferenciada luz del U no? ¿U na hora?
¿Un día?
D avid miró a la parte baja del C etro de D iamante que él estaba
rígidamente sosteniendo en su mano izquierda.
Pero el no encontró
respuesta allí para estos terribles misterios.
Por un largo rato el S alaziano se sentó sin moverse, tratando de
entender, sin crecer cerca de la mas leve solución.
E l sintió que la
respuesta debería de estar ante el, perfectamente visible, pero el no podía
estirar su mente suficientemente para encontrarla. ¿C ómo podría el
regresar a G ana de su ilusión creada-por-su-mente de V alin? ¿C ómo
podría restaurar el U niverso? ¿C ómo podría el solo, amasar tal increíble
energía? ¿Cómo?
D avid empezó a buscar impulsos de vida. C asi no había ninguno en
ninguna parte. Los Siete estaban trabajando dentro de Gana-Valin, pero
su actividad había empezado a ser menos y menos independientemente
consciente, mas y mas una simple división de la mente de G ana-Valin.
S esha aun vivía, aparentemente viviría para siempre, aun si la realidad
material del universo cesara. D avid pensó que esto debería de significar
que Sesha era la expresión de Narain dentro de sus sueños de Universos,
el punto de apoyo de N arain en las esferas de espacio y tiempo. B ien y
Bueno. Bastante lógico. ¿Pero, y que?
Y entonces allí estaba el mismo. ¿Y quien era él? E l no tenía ni la mas
remota idea. Y en ninguna otra parte, sin importar que tan lejos el
esparciera si conciencia tentando, no podía encontrar el mas ligero impulso
de vida, desde el microbio mas pequeño hasta el alcance mas allá de la mas
distante galaxia, desde el momento mas temprano del tiempo hasta la edad
mas lejana. E n ningún lado del espacio, en ningún lado del tiempo, había la
mas leve señal de vida. En ninguna parte.
¡N o, el estaba equivocado! E l si sintió la mas leve llovizna de vida, y
no en algún distante alce de espacio intergaláctico de lejano tiempo mas
allá: ¡sino aquí mismo! E n el centro del corazón del cadáver de A vera, todo
sino escondido debajo de las masivas coberturas de ilusoria V aciedad que
ella había acarreado con ella misma por doquier, ¡E staba el mas ligero
impulso del Uno!
D avid se inclinó sobre ella, casi nauseado por las aterrantes
corrientes de V aciedad que aun radiaban de ella, y buscó el fragmento de
vida. S us ojos se cerraron como el luchaba con el horror y el odio
circulando su corazón.
E l casi se desespera por alcanzar el U no
enterrado profundamente dentro de ella, aun hacia delante y hacia adentro
el sin descanso se abrió paso. D esde el amor solamente, él se esforzó con
muerte sobre muerte para restaurar el Universo a si mismo.
¿Por qué yo? Pensó D avid una vez mas. Y entonces, casi como en
respuesta, vino el pensamiento, ¿Por qué solo yo nunca he tenido a A lmira?
L as dos opuestas y aun similares preguntas lo llevaron mas profundamente
y siempre mas profundamente dentro de la prisión de la V aciedad que
había encadenado al espíritu de Avera.
N ingún record dice por cuánto tiempo el S alaziano D avid intentó el
alcance de la ultima expresión final del Uno en el corazón de Avera. Nadie
sabe y nunca sabrá si fueron horas, días, semanas o un mil millones de años
que pasaron mientras D avid se movía hacia adentro, en busca del último
impulso de vida en un Universo que de otro modo estaba muerto.
N o hay record, pero no hay la mas leve duda que el S alaziano D avid
finalmente tuvo éxito: allí ante su mente en búsqueda yacía un simple y
refulgente y vibrante manifestación del U no, absolutamente aislado del
espacio y tiempo, sin cambio, perfecto, puro.
D avid tocó esta única partícula activa del U no con su mente;
inmediatamente la fuerza primordial respondió, expandiéndose hacia arriba
y hacia fuera en un poderosa excitación de conocimiento y poder.
E l cuerpo externo de A vera se desintegró; en su lugar emergió la
forma pura de A lmira. E lla levantó sus manos hacia el cielo, como si
gozosamente se estuviera despertando de un descanso E terno; con su
gesto, el U no empezó a correr con la velocidad de su mente a través de
toda la Creación, en un instante restaurando la vida de todas las partículas
del ser.
Levantando la parte superior del cetro del suelo, A lmira abrazó a
D avid, exclamando, ¡A brete!
E l C etro se reformó en sus manos como si ellos se fusionaran en la
hermafrodita, quien ahora exclamó, D eja que el mundo reempiece!
Inmediatamente, los Q uinientos y E steban regresaron a la vida y
con la hermafrodita empezaron a levantarse hacia arriba.
C uando ellos estaban ya muy por encima del planeta, fuego otra vez
fluyó desde el S hara, pero esta vez con la fuerza omnipotente del U no,
para que la energía fluyera no solo a través de todos los completamente
restaurados Q uinientos sino también a través de los C uatro C entros más
bajos del S istema N ervioso U niversal. M uchas tierras se quemaron y se
hundieron; otras se levantaron de los mares por primera vez de edades
inciertas. L os armamentos de la E mperatriz y el mal del mundo fueron
consumidos por una lluvia como el ácido, pero V anas y los D iez M il y
Estebana y Jacobi regresaron a la vida en una gentil lluvia de dorada paz.
L a primera visión de E stebana en su nuevo mundo fue de G ana,
usando su capa plateada creada-por-su-mente, adornado con S esha,
portando a K aystarbha. A su tacto, K aysta y S tarbha se reformaron,
terminando para siempre el fuego ecuatoriano. L as joyas de brillante
opalescencia le eran rivales del esplendor del sol;
sus rayos de luz
mostraban constantemente visiones cambiantes de Eternidad.
G ana la abrazó a ella como sus pensamientos se movieron dentro de
ella, ¡Q uerida A lmira! A sí termina la mayor parte de la maldición del G ran
Padre.
Y el sexto año de nuestra labor, mi amado G ana, sus pensamientos
contestaron.
L a mas leve sombra de confusión se movió sobre su perfecto rostro
como el preguntó, ¿E ntonces B rihas te concedió tu extensión?
E l lo hizo
el deseo para manifestar al U no en la superficie del
U niverso lo tentó incluso a él. T enemos un año mas del G ran Padre para
terminar nuestro trabajo: ¡O tros tres billones de años terrestres! V alin
estará encerrado en tu corazón hasta entonces. ¡Y a casi terminamos!
C omo la C orona de E mura floto desde el cielo a sus manos, J acobi
se materializo ante ellos. E l C etro de D iamante de los G uardianes de la
Promesa saltó de la tierra dentro de su mano que esperaba. C omo ella se
levantaba hacia el cielo en saludo a su A dan y A daran, el cetro empezó a
pulsar con una blanca luz de sanación, incluso después fue recordado como
el símbolo de la larga labor a su custodio.
J untos los tres caminaron a través de todo V ashti, recreando su
gloria a través de solo su intención; entonces ellos cruzaron las M ontañas
G uardianes de la C adena de la E spalda y con los D iez M il empezaron la
labor de reconstruir el mundo.
C on el tiempo, su trabajo sobrepasó incluso a la maravillosa Isolde
de Ishtar.
L a edad conocida como K rita o Perfecta, la cual en edades tardías
ha sido recordada como S atya o E terna, había empezado. Y duró por la
mayor parte de sus próximos dos millones de años.
E n su mundo creado-por-su-mente, A rturo-G ana tomó el kris de la
mano de D ébora-A lmira y lo clavó profundamente dentro de su corazón.
E l kris, un instrumento de luz, pasó a través de su cuerpo de luz y retumbó
sobre la tierra, sin hacer daño.
A lmira, inclinándose a recogerlo, rió
gozosamente, ¿C ómo tu pudiste haberlo creído de otra manera?
S imultáneamente, E steban-G ana se expandió con la velocidad de
su mente al sol, re absorbiendo la energía de los tres Rakshasas creadospor-su-mente en el Hilo dorado como el los rebasó.
E steban dirigió a J onathan y S usana y a los Q uinientos dentro del
sol, el paraíso de O rah, su nuevo hogar por lo que quedaba de la
Eternidad.
Y mientras tanto D avid, la hermafrodita, se aquietó de regreso
cómodamente en su cueva de las M ontañas G uardianes. E ntonces él una
vez mas cerró sus ojos, el sonrió con perfecto contentamiento.
D avid estaba contento porque el había recordado que el era el
gobernador del Cuarto Centro, el Mundo de Almira, Para.
David estaba contento porque el había recordado que el era Vaga el
Esmeralda.
D avid estaba contento porque el había recordado que el era el
representante de B rihas en nuestro matriz de espacio-tiempo de las
incorruptas Esferas de Narain.
Pero mas que todo, D avid estaba contento porque el había
recordado que el vivía para siempre en el Corazón no solo de Gana sino de
todo el mundo
el era la totalidad de todo, el U no, la esencia subyacente
de la vida y la muerte, D avid era el G ran Padre de todo lo que siempre fue
o siempre sería.
D avid sonrió, cerró sus ojos, y dejó que los S ueños de N arain
continuaran...
Fin del Segundo Trueno
En el que se describe
El crecimiento de Gana a través de sus Primeros Cinco Centros
Del Sistema Nervioso Universal
E PIL O G O
C uando H eramann terminó su relato de G ana, el sol se había
puesto hace mucho, S olon se había unido a A drián y A lthea; los tres de
ellos habían escuchado sin preguntas o pausas por mas de doce horas.
En el repentino silencio, el único sonido fue el resurgente impulso de un océano
rompiendo mas allá de la proa del buque.
Finalmente Solo tosió una vez
experimentalmente y dijo suavemente, ¿Qué hay de las dos últimas tareas de Gana,
Airavata? ¿Qué sabes tu de ellas?
Heramann volvió su cabeza de Lagarto hacia el, muy sorprendido al encontrarse a si
mismo de regreso en el presente. ¡Solon! el exclamó. ¿Cuánto tiempo has estado aquí?
¿Acaso explique que fue Estebana la que me cantó a mi estas historias? Yo regresé
a su mundo tres siglos después, buscando la forma de entrar al pasado y re crear a mi raza.
¡Que increíble civilización ellos habían ya creado en ese entonces! Ni siquiera Etan se le
podía igualar.
Yo le pregunté a Jacobi de las dos ultimas tareas de Gana. Su respuesta me
confundió, ya que ella dijo que la totalidad del tiempo debiera de purificarse antes de que el
sexto aro se pudiera clarificar.
Pero ahora pienso que su hermano lo llevo a el dentro del pasado: Estebana
eventualmente dejo su mundo y renació como Leor en Etan; Gana por amor la siguió a ella
y renació como Orah.
¿Y el séptimo aro? preguntó el Anciano León Adrián de Gurion. ¿ella también
mencionó su labor allí?
Ella dijo que solamente que la totalidad de la Creación no podría ser suficiente
como escenario para esa obra, contestó Heramann, poniendo un pensamiento ojo
esmeralda hacia el firmamento profanado de Martanda.
La Sexta Tarea de Gana es descrita en
ORAH, EL BAILARIN INMORTAL:
TERCER TRUENO, LIBRO I
Una historia de Orah sobre Martanda en los días de Etan.
C O M PE N D IO
Resurrección
O justa creación, ultima y mejor
De todos los trabajos de los Dioses, criatura en quien excelsa
Cualquier cosa que puedas ver o pensar será formada,
¡Santa, divina, buena, amigable o dulce!
¡Como te puedes perder! ¡Como de pronto perderte,
Desfigurarte, desflórate, y ahora a la devota muerte!
--Milton
Desperté en mi cuarto en el monasterio de los Ishayas en los Himalayas. Mi
primera observación era que estaba vestido en una pijama de seda negra, no mía. ¿Por qué?
Giré mi cabeza para ver hacia fuera por mi ventana; Edg estaba sentado en mi única silla,
viéndome directamente a mi inintencionadamente.
¿Cómo fue? el preguntó
¿Cómo llegué aquí? yo pregunté de regreso.
Nosotros te trajimos aquí hace cuatro días. Algunos se preguntaban si volverías a
despertar otra vez. Pero yo sabía, sabía el día y la hora. Bienvenido de regreso,
vagabundo.
Gracias, eso creo. ¿No fue un sueño entonces? ¿Sharon realmente está muerta?
No había carga emocional. Mas tarde supe que lo estaba. Pero las visiones aun eran
demasiado fuertes en mí.
Nosotros la enterramos en la arboleda donde ustedes dos seguido Ascendían
juntos.
Creo que sabía a lo largo de todo el tiempo que la dulzura no podía durar mucho
para mi. Que mujer tan increíble. Dudo de volver otra vez a conocer a alguien como ella.
Ella lo era. Hace su sacrificio parecer lo mas significativo.
¿Sacrificio? ¿Qué quieres decir?
Tu sabes morir para salvarte a ti y a todos.
¿Para salvarme a mi? ¿De que estas hablando?
¿Tu realmente no te acuerdas?
Ella se estaba arrastrando hacia mi sobre el pretil de hielo; el arco se rompió;
caimos juntos en la profundidad de la grieta. Eso es todo lo que se.
Eso no es para nada de lo que yo estoy hablando, Gana. Edg me miró fijamente
con fuego el cuarto se desvaneció en lo que los recuerdos de Para me inundaron de
regreso con toda su fuerza. Edg se transformó ante mi en Mordom, y Mordom también era
Boanerge.
Los Ishayas Negros son Reales, el dijo cálidamente. La vida es más simple de lo
que tu todavía crees, Naisan. Duerme ahora, despierta olvidadizo. Tu aun tienes un gran
viaje que realizar por delante de ti, mi hijo.
Desperté en mi cuarto en el monasterio de los Ishayas en los Himalayas. Mi
primera observación fue que estaba usando una pijama de algodón blanco. Entonces a toda
prisa recordé nuestra caída. Giré hacia mi ventana y lloré amargamente por la perdida de
mi amada.
Ellos me habían rescatado de la grieta y traído aquí desde la montaña. Había estado
inconsciente por ciento ocho horas, soñando sueños fantásticos de otras vidas y mundos.
Los Ishayas enterraron a Sharon en nuestra arboleda favorita arriba del arroyo desde
el monasterio.
Fui caminando allí al día siguiente. Los Novicios Principiantes habían plantado un
círculo de flores alrededor del montículo de su tumba. Todo se miraba pacífico y amoroso,
un lugar lindo como su cuerpo pudiese haber deseado para su hogar final.
Estaba entumido, emocionalmente exhausto. Nada de esto tenía el mas remoto
sentido para mi. Estaba solo otra vez, tan solo como nunca antes lo había estado. ¿Pudiera
la vida otra vez llenarse de gozo?
-- MSI
Dedicado en
Diwali, 1995
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