Capitulo 14 - San Lorenzo y El Escorial

Transcripción

Capitulo 14 - San Lorenzo y El Escorial
LOS SERVICIOS
El agua y las obras hidráulicas forman parte de todos los macro proyectos del Rey
quien piensa en comunicar el Mediterráneo con el Atlántico. Empresa que se inicia
con la construcción de del Canal de Aragón. Igualmente conecta el palacio de Aranjuez
con el Alcázar de Toledo haciendo navegable el rio Tajo.
Pero también considera que para el abastecimiento de agua al Monasterio deben
canalizarse las aguas procedentes de la montaña cercana. Así pues comienza
construyendo la presa del Romeral en la ladera noroeste del monte Abantos y canaliza,
como primera fuente de suministro a la fábrica, el arroyo del Cascajal también situado
en la ladera del monte Abantos.
Juanelo Turriano diseña los ingenios necesarios para el suministro de agua a la fábrica
y el riego de todos los jardines con encañados de barro colado y vidriado.
Felipe II es un verdadero ecólogo pendiente de mantener la naturaleza en su estado
primitivo y de adecuar los medios necesarios para que los residuos no modifiquen ni
destruyan el monte y la tierra.
Las cantinas, aljibes, conductos, arcas, cañerías y cisternas, llevan el sello del
aprovechamiento máximo para su utilización y devolución a la naturaleza en las
mejores condiciones.
El interior del edificio tiene treinta y seis fuentes de agua corriente. En el exterior hay
veinticuatro fuentes. Las dependencias del Monasterio, palacio y colegio reciben el
agua sobrante de otros servicios, por lo que ni una sola gota se desperdicia.
La red subterránea de estas cantinas no se puede describir al detalle pues no he visto
planos concretos de su trazado y distribución. Sin embargo, parte de ellas, construidas
en distintas fases dependiendo de su necesidad, las vemos bajo las bóvedas del sótano
iluminadas con luz natural procedente de las noventa y nueve ventanas de rejas
dispuestas en el talud de la fachada sur y en otros sótanos de la fachada de poniente,
iluminados mediante vanos de ventilación y tragaluces.
La construcción de la fase final del sistema de conducción de aguas es obra de
Francisco de Montalbán, que en 1576 es llamado “maestro mayor para fuentes y
encañados”, siendo en 1588 designado como “maestro mayor de los edificios del agua
del Rey y en 1593 fontanero mayor del Rey”.
Bajo los claustros existen ocho cisternas que recogen el agua de lluvia de los patios de
los propios claustros y del colegio. Las dos mayores situadas en el patio de la Basílica
se utilizan alternativamente.
La sacristía tiene un suministro de agua de lluvia independiente procedente de una
cisterna situada bajo el claustro principal.
Por todos los sótanos corren las aguas en túneles de fácil acceso que dan servicio a los
ochenta y seis baños distribuidos por todos los pisos, a los jardines y a las fuentes
adyacentes.
El abastecimiento principal de agua proviene de los aljibes de lluvia y de las aguas
procedentes de la montaña próxima a San Juan de Malagón.
Las conducciones de cerámica emplomada conducen el agua que baja por gravedad
con presión suficiente para elevarla a todas las dependencias superiores. La presión del
sistema se controla abriendo y cerrando grifos.
Los baños desaguan mediante balsas recipientes comunicadas con las conducciones de
agua corriente procedente de las montañas circundantes y de manantiales que incluso
nacen debajo de la misma fábrica.
Las conducciones principales desembocan en una serie de cisternas con filtros de roca
triturada. De estos aljibes salen bajo tierra ocho conducciones que entran en el palacio
por la puerta de servicio a un depósito subterráneo con acceso fácil para su limpieza y
que posteriormente se canaliza a los baños del palacio.
El mantenimiento de estas conducciones, rotas a menudo debido a los hielos y excesos
de lluvia, es constante, por lo que su acceso por túneles altos facilita la labor de los
operarios. Por esta razón es importante que el agua corra constantemente evitando que
el hielo “despegue el betún de la piedra”.
Arca del Helechal
En abril se limpian todas las arcas y sus filtros compuestos por piedra menuda, se abre
el sumidero barriendo su suelo y paredes repetidas veces hasta que quedan perfectas,
pues el cieno es enemigo del servicio.
Existen conducciones de aguas limpias y de aguas sucias procedentes de los desagües
del edificio y de las aguas sobrantes de fuentes y canalones. Todas ellas son conducidas
al huerto y a los jardines pensiles, colgados. Un sistema de llaves redirige el agua
limpia y sucia dependiendo de las lluvias y niveles de las balsas.
Todo un alarde de ingeniería diseñado, creo recordar, por Juanelo Turriano, experto en
la materia y conocido por su anterior actuación en el monasterio de Yuste.
Aunque fray Nicolás de Madrid, en su manual de mantenimiento de 1645, resuelve la
inundación de la cripta funeraria, al estar ésta construida un metro y cuarenta
centímetros por debajo del nivel freático, la excesiva excavación necesaria para salvar
la nueva traza de la bóveda y los manantiales aparecidos en los cimientos de la basílica,
hacen difícil evitar las humedades de la estancia.

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