2 de octubre - Casa del alumno

Transcripción

2 de octubre - Casa del alumno
2 de octubre
FICHA TÉCNICA
Dirección: Sam Mendes.
País: USA.
Año: 2002.
Duración: 116 min.
Interpretación: Tom Hanks (Michael Sullivan), Pawl Newman (John Rooney), Jude Law (Maguire), Tyler Hoechlin
(Michael Sullivan Jr), Jennifer Jason Leigh (Annie Sullivan), Stanley Tucci (Frank Nitti), Daniel Craig (Connor Rooney),
Liam Aiken (Peter Sullivan), Ciarán Hinds (Finn McGovern), Dylan Baker (Alexander Rance), David Darlow (Jack
Kelly), Doug Spinuzza (Calvino).
Guión: David Self; basado en la obra de Max Allan Collins y Richard Piers Rayner.
Producción: Sam Mendes, Dean Zanuck, Richard D. Zanuck.
Música: Thomas Newman.
EN POCAS PALABRAS:
Las fronteras de la lealtad se ponen a prueba para un asesino a sueldo cuando su hijo presencia cómo se gana la vida
su padre.
SINOPSIS:
En los oscuros años de la Gran Depresión, Michael Sullivan se debate entre la lealtad inquebrantable a su jefe, el Sr.
Rooney, y su propia familia. Son tiempos duros en Rock Island, donde la mafia irlandesa impone su ley. La prohibición
sigue estando vigente y gángsters como Al Capone están en la cima de su poder. A pesar de todo, Michael Sullivan
lleva una buena vida, pagada a base de violencia y de sangre. Tras el asesinato de su adorada mujer y del pequeño de
sus hijos, ya nada es igual. Junto a su otro hijo, quien le teme y le adora a partes iguales, emprende un camino de
venganza, redención y descubrimiento.
ANÉCDOTAS Y CURIOSIDADES:
El nombre de los personajes interpretados por Paul Newman y Tyler Hoechlin (John y Connor Rooney), es una
deformación del nombre de los gángsters reales: John Looney y su hijo Connor. John Looney fue un contrabandista
que traficó con alcohol en Illinois a principios de siglo, y que murió de tuberculosis en 1947; su hijo fue asesinado en
1922.
El personaje de Jude Law (Harlen Maguire) está inspirado en el trabajo del fotógrafo real Arthur ‘Weegee’ Fellig, quien
en la década de los 30 pinchaba las frecuencias de radio de la policía para aparecer en la escena del crimen antes que
nadie y obtener fotos sensacionalistas que luego vendía a los tabloides de la época. Algunas de las fotos que aparecen
en el estudio de Maguire son fotos reales de Weegee. Otro personaje cinematográfico inspirado en este fotógrafo es Leon
‘Bernzy’ Bernstein, interpretado por Joe Pesci en El ojo público en 1992.
El director Sam Mendes hace un cameo interpretando a uno de los guardaespaldas del tiroteo bajo la lluvia del final de
la película.
Paul Newman contó con la colaboración de Frank McCourt, al autor de Las cenizas de Ángela, para perfeccionar el
acento irlandés de su personaje.
TOMA NOTA:
La película está basada en la novela gráfica de Max Collins. La película adapta bastante fielmente el primer tercio del
cómic, pero después toma sus propios derroteros a partir de la premisa inicial, por lo que el cómic es una lectura
recomendable para los que hayan disfrutado con la adaptación cinematográfica. Así, por ejemplo, en el cómic no existe
el personaje de Jude Law, y aparece con un papel importante Elliot Ness (que en la película ni se menciona). En el
cómic también tienen un tratamiento más rico en detalles el personaje protagonista, el asesino Michael O'Sullivan, del
cual conocemos mejor sus motivos para ser asesino a sueldo y vemos que a pesar de dedicarse a matar gente, tiene su
propio código de conducta.
Al igual que en El Padrino las naranjas anunciaban la inminencia de una muerte o un asesinato, en las películas de
Sam Mendes es la presencia del agua la que vaticina este elemento fatal.
Hasta el asesinato en el almacén, la relación entre Michael Sullivan y su hijo es distante y fría; para reflejar este
aspecto, la figura del padre desde la perspectiva del niño aparece siempre filmada desde lejos. Sin embargo, una vez
que padre e hijo emprenden la huida juntos y su relación se estrecha, los planos cortos se suceden cada vez con más
frecuencia.
COMENTARIO, por José Luis Santos (labutaca.net)
El cruce de caminos entre la familia mafiosa y la familia humana ubicado en el epicentro de una impecable
road movie al estilo más clásico ofrece una riqueza argumental que supera con soltura el obstáculo mayúsculo de
contar cosas a priori ya contadas, hace olvidar cualquier sensación de déjà vu y sumerge en unos personajes que
saben a cine con mayúsculas, y que nos llevan en volandas por una travesía entre olas de crueldad, miedo, traición y
bajezas, pero también de honor, lealtad, amor y ternura, que en un mar de sentimientos, tradiciones y normas no
escritas se mezclan y solapan en una tempestad tan caótica como paradójicamente reglada.
Camino a la perdición es un alarde formal de dimensiones exquisitas relleno de un contenido trabajado, real
y profundo, y apoyado en el sólido andamiaje de unas interpretaciones prodigiosas que lo tornan de carne y hueso.
Con un pulso extremadamente medido, Mendes desgrana de forma virtuosa y con una sensibilidad infrecuente una
historia conocida pero impactante, sobre bases trilladas (son incontables las películas sobre el crimen organizado) pero
tratadas con seriedad, pasión y ambición por llegar hasta lo personal, y con ingredientes con los que otros caerían
torpemente en el más sensiblero de los ridículos pero él alcanza un punto óptimo de emoción y veracidad sentimental.
La estética creada resulta embriagadora, tanto en las tonalidades cromáticas utilizadas como en los
espléndidos encuadres elegidos por una cámara sobria y experta, los recursos visuales apoyados en los elementos que
rodean a la escena (reflejos en espejos, miradas a través de rendijas…) y toda su minuciosa planificación se revelan
espléndidos, y la comunión entre las imágenes y la estupenda banda sonora de Thomas Newman (parece que después
de sus dos colaboraciones estamos asistiendo a la creación de otro tándem legendario) roza la perfección.

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