Carátula, Revista Cultural Centroamericana
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Carátula, Revista Cultural Centroamericana
HOJA DE RUTACRÍTICANARRATIVAPOESÍACINEVITRINA Homenaje a Carlos Fuentes (1928-2012) Hoja de ruta ⇒ SERGIO RAMÍ•REZ: Carlos Fuentes - In Memoriam: Entre la imaginación y la convicción Crítica ⇒ SERGIO RAMÍREZ: De guapos de tiempos idos ⇒ CLARIBEL ALEGRÍ•A: Carlos Fuentes ⇒ HECTOR AGUILAR CAMÍ•N: Carlos Fuentes, el largo viaje ⇒ JUAN RAMÓN DE LA FUENTE: Luto mexicano ⇒ FEDERICO REYES HEROLES: Carlos Fuentes, in memoriam ⇒ COREA TORRES: La inagotable escritura. Otra vez Carlos Fuentes ⇒ MARIANTONIA BERMÚDEZ: La narrativa de Sergio Ramírez y su relación con la nueva novela histórica latinoamericana Narrativa ⇒ CARLOS FUENTES: Federico en su balcón (novela) ⇒ MARINA PEREZAGUA: Desraíceme, por favor (cuento) ⇒ CÉSAR RAMIRO: "Diario de Saint-Nazaire" (narrativa) Poesía ⇒ MARCO ANTONIO CAMPOS: "En el Café de la Ópera" ⇒ JUAN VELÁSQUEZ MOLIERI: "Mayo" Cine ⇒ GUADI CALVO: Un sueño llamado Nicaragua ⇒ FRANKLIN CALDERA: Historia del cine en 25 carteles: Cartel #11 - RASHOMON, de Akira Kurosawa ⇒ RAMIRO LACAYO: El cine y Fuentes, Ficha de ciegos Vitrina ⇒ Sergio Ramírez cumple 70 años de vida 50 de creación literaria ⇒ Doscientos cuentos optando al Premio Centroamericano Carátula de Cuento Breve ⇒ Omar D'León condecorado en Teatro Real de Madrid ⇒ Alfredo Pérez Alencart gana Premio Jorge Guillén de Poesía ⇒ Continúa abierta la Convocatoria al Premio Internacional de Poesía "Pablo Antonio Cuadra" © CARÁTULA, 2004-2012. Cada autor es responsable de sus comentarios. Carátula no asume responsabilidad alguna por las opiniones expresadas por sus colaboradores o lectores. Webmasters: y @vivas. ¿Qué opinás del nuevo diseño de Carátula? Nos interesa conocer tus comentarios y sugerencias: Contacto HOJA DE RUTACRÍTICANARRATIVAPOESÍACINEVITRINA » Hoja de Ruta Carlos Fuentes: In Memoriam Entre la imaginación y la convicción Sergio Ramírez "A lo largo de toda su carrera literaria Carlos Fuentes llevó adelante la vasta tarea de hacer de la invención un instrumento aleccionador de la historia, o al revés, en ese constante juego de espejos que fue su escritura, hacer que las aguas revueltas de la historia entraran en el territorio ilimitado de la invención", así comienza Sergio Ramírez su Hoja de Ruta sobre Carlos Fuentes, un adelanto a nuestro siguiente número, que será dedicado al recordado escritor mexicano recientemente fallecido. CARLOS FUENTES Hijo de padres diplomáticos, Carlos Fuentes, el más prominente de los narradores mexicanos modernos nació en Panamá, el 11 de noviembre de 1928. Estudió en Suiza y Estados Unidos. Luego vivió por diferentes periodos en Quito, Montevideo, Río de Janeiro, Washington, Santiago y Buenos Aires. En su adolescencia regresó a México, donde se radicó hasta 1965. Su primer libro, “Los días enmascarados”, se publicó en 1954, y desde entonces Fuentes no dejó de preocuparse por la identidad mexicana y los medios A lo largo de toda su carrera literaria Carlos Fuentes llevó adelante la vasta tarea de hacer de la invención un instrumento aleccionador de la historia, o al revés, en ese constante juego de espejos que fue su escritura, hacer que las aguas revueltas de la historia entraran en el territorio ilimitado de la invención. Que la historia se leyera como una novela, y viceversa, haciendo que los acontecimientos de la vida pública cumplieran el terrible papel que tienen sobre las vidas humanas, que es el alterarlas y trastocarlas, muchas veces destruirlas, y casi nunca redimirlas. El sistemático capricho del destino vuelto literatura. La suya fue una tarea ecuménica, y por tanto ambiciosa, libro tras libro, y ningún otro escritor latinoamericano recuerda tanto a Balzac como él, aún en la manera de armar su adecuados para expresarla. Un hito fundamental en este clima de preocupaciones intelectuales, fue la fundación, en 1955 junto con Emmanuel Carballo y Octavio Paz, de la ya mítica Revista Mexicana de Literatura. La repercusión que alcanzó con sus propia geografía agrupando en un vasto mapa personal, La Edad del Tiempo, los territorios conquistados. En este sentido, siendo un escritor de nuestra modernidad, que él mismo ayudó a crear, fue un escritor que por totalizador parece nacido en el siglo diecinueve, cuando la narración quitaba brazos y piernas a la historia misma, a la antropología, a la primeras novelas ( La región más transparente, en 1959; y La muerte de Artemio Cruz, en 1962) lo proyectó como una de las figuras geografía, a la demografía, y a todas las demás ciencias sociales, para echar a andar la centrales del llamado “boom” de la novela que busca contarlo todo, decirlo todo, interpretarlo todo, y desde los novela latinoamericana. Al igual acontecimientos vueltos a relatar, y desde los personajes concebidos como entes que los demás intelectuales que incesantes, darle un sentido al pasado, a la vida presente, y aún al futuro. Un sentido que participaron de este fenómeno, su en Fuentes nunca deja de ser ético. compromiso político y social fue, desde entonces, un rasgo Cuando se publicó en 1958 la primera gran novela de Fuentes, La región más transparente, la crítica en México vio como a tan temprana edad, un novelista asumía la inmensa tarea fundamental de su carrera intelectual. de reproducir la vida presente usando un múltiple entramado verbal, sumamente novedoso, desde la perspectiva urbana, la gran urbe atrofiada que desde entonces era ya la Figura central e indispensable de la ciudad de México. En aquellas páginas crecía una polifonía, voces contrastadas y novelística moderna en castellano, discordantes como en la música dodecafónica que revelaban un universo oculto, la ciudad Fuentes colaboraba en las más que se asentaba en las piedras del sacrificio de la antigua Tenochtitlán y hacía subir su importantes revistas y sabia secreta, sangre y detritus, hacia las barriadas marginales pobladas por inmigrantes publicaciones literarias de América campesinos, y hacia la urbe de los nuevos potentados que tras la ya antigua revolución Latina, Estados Undios y Europa. sustituían a la vieja clase porfirista derrotada; los vencedores pobres se habían vuelto ricos y habían “institucionalizado” la revolución. Así nacía la novela moderna, no sólo en México, * Tomado de la página oficial de Carlos Fuentes sino también en América Latina. En La muerte de Artemio Cruz, publicada en 1962, la polifonía se convierte en monólogo. El protagonista, que peleó en las filas revolucionarias, y que ha llegado a la cúspide del poder político y financiero, contempla con cinismo el pasado desde su lecho de muerte, y busca en ese pasado lecciones que ya nunca le podrán ser útiles, porque la revolución en la que luchó ha sido carcomida por la polilla de la retórica y ya no sirve pensar el mañana. Pero en Años con Laura Díaz, de 1999, esta mujer que ha vivido también los acontecimientos de la revolución puede mirar el futuro a través de los ojos de su nieto, que se apagarán ante los fogonazos de la masacre de Tlatelolco en 1968, el acontecimiento que pone fin a cualquier SERGIO RAMÍREZ (Masatepe, 1942). pretensión de que el pasado es redimible. Es la historia que sigue traicionándose a sí misma. Pero en Fuentes el futuro, no sólo de México, sino toda la América Latina, será Escritor nicaragüense. Integrante siempre una ambición desmedida, como lo es su ambición de contarla. Aunque todo haya de la "Generación de la sido contado, todo está por contar. Y Terra Nostra, de 1985, Cristóbal Nonato, de 1987, Autonomía", se gradúa Doctor en son novelas para mirar al futuro desde las incertidumbres de la historia, lo mismo que lo es Derecho como el mejor alumno de La silla del águila, de 2003. El futuro que pronto será realidad, porque el novelista sabe su promoción. Al derrocamiento de predecirlo. la dictadura somocista es electo Fuentes inscribió la imaginación en el mapa múltiple de América Latina, y una novela como La Campaña, de 1990, cumple esa ambición tan suya del recorrido total por el continente. En tiempos del fragor de las luchas por al independencia, Baltasar Bustos, el intelectual ilustrado del río de la Plata, salta de un país a otro, encandilado por las ideas redentoras, y miembro de la Junta de Reconstrucción Nacional y, en 1984, vicepresidente de la República. Premio Alfaguara 1998, podemos verlo como la reencarnación del propio Fuentes en el pasado, y el mismo Fuentes su obra literaria abarca más de encarna a Bustos para el futuro, el intelectual que presta ideas y palabras a la acción. treinta libros, ocho colecciones de cuentos, una docena de libros de Pese a las malas lecciones, el libro de la historia seguirá abierto para ser reescrito. Es probable que los libertadores se conviertan en tiranos, pero lo que viene a importar es cada momento en que se piensa el futuro, y se trata de hacerlo realidad. Es lo que cuenta para Baltasar Bustos, y es lo que cuenta para Fuentes, quien además lo imagina como novelista testimonios y ensayos y las recopilaciones El cuento nicaragüense (1976), El pensamiento vivo de Sandino con pasión desbordante. La lección es que toda lucha es incesante. Los ideales no terminan nunca de cumplirse pero siempre valdrá la pena pelear por ellos, y la escritura lo único que hace es tratar de navegar en las aguas agitadas del curso de los acontecimientos. Ideas, (1975) y El cuento centroamericano (1974). sueños, acciones, todo va siempre desbocado. Baltasar Bustos persigue a través de Es Director de Carátula y editor de América a Ofelia Salamanca, una mujer que a la vez es la historia, la historia donde los su "Hoja de Ruta". próceres terminan siempre en el pudridero, enfrentando el pelotón de fusilamiento sentados en un taburete, como última merced, y por último, sus cabezas de bronce cubiertas por los excrementos de los pájaros en la plaza pública. Enlaces: » Página oficial de Sergio Ramírez » Blog en el Boomeran(g) De Fuentes, en la hora de su muerte, me queda el haber aprendido mi devoción por la narración total e incesante que él quiso seguir haciendo sin tregua hasta la última hora, sabiendo que debía robarle tiempo al tiempo, viajando de un lado a otro del continente, como Baltasar Bustos, con la imaginación encendida a cuestas. Y me queda su ejemplar devoción, no menos incesante, por la ética, seguro de que las convicciones existen para defenderlas, y que uno tiene la obligación de no callarse nunca. Fuentes queda de cara al » Facebook Oficial futuro, de pie en esa frontera entre el papel del escritor y el papel del ciudadano, entre la imaginación y la convicción. Compartir | en esta edición de Hoja de Ruta ⇒ SERGIO RAMÍREZ: Carlos Fuentes, In Memoriam Entre la imaginación y la convicción HOJA DE RUTACRÍTICANARRATIVAPOESÍACINEVITRINA »Crítica De guapos de tiempos idos Sergio Ramírez La amistad entre creadores literarios, de algún modo, acarrea como consecuencia un festín de anécdotas, Sergio Ramírez rememora algunas de ellas relacionadas con su amigo, el enorme Carlos Fuentes de La región más transparente. La prosa de Ramírez y su eficaz narrativa nos conducen ineludiblemente al homenaje póstumo, pero además a algunos guiños personales de la atractiva figura del narrador mexicano, autor, además, de Aura y La muerte de Artemio Cruz. En esta remembranza de Sergio aparecen escritores de la talla de Fuentes, menciono a Álvaro Mutis, José Saramago, Gabriel García Márquez, Juan Goytisolo, J. M. Coetzee, Susan Sontag, entre otros, en una envidiable cofradía que reunía a lo más granado de la literatura mundial, nada mejor que la pluma de Sergio Ramírez, coloquial, sencilla y sentida, para recordarnos a Carlos Fuentes, mexicano irrepetible de nuestro tiempo. SERGIO RAMÍREZ (Masatepe, 1942). Escritor nicaragüense. Integrante de la "Generación de la Autonomía", se gradúa Doctor en Derecho como el mejor alumno de su promoción. Al derrocamiento de la dictadura somocista es electo miembro de la Junta de Reconstrucción Nacional y, en 1984, vicepresidente de la República. Premio Alfaguara 1998, su obra literaria abarca más de treinta libros, ocho colecciones de cuentos, una docena de libros de testimonios y ensayos y las recopilaciones El cuento nicaragüense (1976), El 1. EL ESPÍRITU DE LA LIBERTAD pensamiento vivo de Sandino (1975) y El cuento Carlos Fuentes vino la última vez a Nicaragua en enero de 1988, cuando se estaba al borde centroamericano (1974). del desenlace del drama que significó la guerra civil de casi una década, sandinistas versus contras; acompañado de su amigo el novelista William Styron, ya muerto también, Es Director de Carátula y editor de laureado con el premio Pulitzer por su novela El lamento de Portnoy, y autor además de La su "Hoja de Ruta". escogencia de Sofía, de la que se hizo una película con Meryl Streep, dirigida por Alan Pakula. Era cuando se daban más intensamente las negociaciones de paz entre los presidentes centroamericanos que llevarían a la firma de los acuerdos de Esquipulas. El Enlaces: » Página oficial de Sergio Ramírez » Blog en el Boomeran(g) periodista Stephen Talbot recuerda esa visita: “Fueron en jeep a la sierra plagada de contras al norte de Matagalpa. En un helicóptero soviético sobrevolaron campos recién irrigados; cruzaron una y otra vez un lago en una embarcación tan desvencijada y oxidada como The African Queen; visitaron cooperativas agrícolas en lucha y una fábrica de calzado baldada por la escasez; hablaron con los heridos en tristes salas de hospital. Y todas las noches comieron, bebieron, fumaron puros y hablaron durante horas con los dirigentes sandinistas Daniel Ortega, Sergio Ramírez, Tomás Borge, Ernesto Cardenal y Jaime Wheelock. En el rostro de sabueso de Styron se empezaba a notar el cansancio, pero Fuentes tenía el aspecto floreciente de un corredor de maratón”. En una de esas conversaciones acerca de las posibilidades que tenía la contra de derrotar a los sandinistas, recuerda Talbot, Tomás Borge dijo decididamente que algo así era imposible porque los contras van a contrapelo de la historia. Fuentes interrumpió para preguntar: -¿Y cuál fue la experiencia de Guatemala en 1954 y de Chile en 1973? ¿No se demostró que la izquierda puede ser derrotada? -No, -respondió Borge, cortante-. Ellos no armaron al pueblo, por eso perdieron. Después se discutió sobre el tema de los partidos de oposición. Borge dijo que su opinión » Facebook Oficial personal era que ningún partido de oposición podía llegar a ganar a los sandinistas en las urnas. -Ahora no, -asintió Fuentes-, pero en el futuro, ¿por qué no? -Sólo si son antiimperialistas y revolucionarios, -proclamó Borge-, si un partido reaccionario ganara, yo dejaría de creer en las leyes del desarrollo político. -Yo no estaría tan seguro de esas leyes, advirtió Fuentes. 2. EL QUE SABÍA COMO NO CAER En marzo de 1998 se celebró el setenta aniversario del nacimiento de Fuentes, y los cuarenta años de la aparición de su novela La región más transparente. El Colegio Nacional de México había organizado un encuentro internacional de escritores, La Geografía de la novela, un gran escenario en el que debuté entre figuras como José Saramago, J.M. Coetzee, Gabriel García Márquez, Susan Sontag, Edna O´Brien, y el propio Fuentes. Sólo uno de ellos era para entonces premio Nobel, García Márquez. De paso, fue cuando conocí a Saramago. Don José aparecía esos días en todos los periódicos mexicanos hablando con dignidad y valentía sobre Chiapas, porque aún se hablaba de Chiapas y del subcomandante Marcos. Nos encontramos en el acto presidido por Cuauhtémoc Cárdenas, Jefe de Gobierno del Distrito Federal, quien había proclamado a la capital como ciudad de refugio para los escritores perseguidos, una iniciativa del Parlamento Internacional de Escritores que presidía Wole Soyinka, entidad ahora fenecida. Pero lo que quería contar es que esas festividades culminaron con una fiesta en el Salón México, sucedáneo del de la muy famosa película del Indio Fernández, Salón México, con Marga López y Miguel Inclán, fotografiada por Gabriel Figueroa, un clásico del año 1948. El mismo que visitaba Aaron Copland, quien en 1936 le dedicó una composición sinfónica en un solo movimiento, Salón México. El nuevo Salón México lo regentaba la actriz María Rojo, la de la película Danzón filmada en 1991 bajo la dirección de María Novaro, y aquella fue, en verdad una fiesta de danzones, y cuando la orquesta tocó el danzón Almendra, Carlos sacó a bailar a Silvia su mujer, pero al bajar hacia la pista resbaló sin que llegara nunca a tocar el piso con el cuerpo porque se alzó con elástica agilidad juvenil para recuperar el equilibrio, no en balde Talbot le concedía las energías de un atleta corredor de maratón. Y a la pista se fue con Silvia, a bailar aquel danzón de manera impecable. 3. LA GENEROSIDAD SIN LÍMITES En abril de 1988, viajé a Madrid para el lanzamiento de mi novela Castigo Divino, publicada por la editorial Mondadori. Carlos se hallaba allá porque iba a recibir el Premio Cervantes de ese año en Alcalá de Henares. La mañana en que debíamos salir temprano para estar presentes en la ceremonia, cuando bajé a desayunar al comedor del hotel Palace me encontré en el diario El País con un artículo de plana entera que Carlos dedicaba a mi novela, y me sentí, por supuesto, abrumado por sus juicios generosos. Él la conocía porque para entonces dictaba un seminario sobre cultura hispanoamericana en la Mason University en Washington, que sería el origen de su libro El espejo enterrado, y Carlos Tünnerman, embajador para entonces en Estados Unidos, le había hecho llegar copia del original que ya estaba en manos de la editorial en España. Algo muy característico suyo, empujar hacia adelante a los escritores más jóvenes, como lo haría luego con sus compatriotas mexicanos Jorge Volpi e Ignacio Padilla, de la generación del crack, o con el chileno Carlos Franz, o los argentinos Silvia Iparraguirre, César Aira y Ricardo Piglia. No temía al relevo generacional, lo alentaba. 4. HUSOS HORARIOS La mañana del viernes 20 de febrero de 1998 golpearon a la puerta de mi dormitorio en mi casa de Colonial Los Robles. Lo llaman de España, es don Carlos Fuentes, me dijeron. La sensación de irrealidad comenzó en ese instante. Se había hecho público que Fuentes era el presidente del jurado del Premio Alfaguara. Levanté el auricular, él empezó por preguntarme qué horas eran en Managua, y yo ya sabía que no me estaba llamando para comparar los husos horarios entre Madrid y Managua. Mi novela Margarita está linda la mar había ganado el Premio junto a Caracol Beach del cubano Eliseo Alberto (Lichi), muerto en México el año pasado (2011). Un Premio doble, no dividido. “Sólo que”, me dijo Fuentes, “el jurado recomendaba cambiar el nombre de la mía, a la que había titulado Fin de fiesta, por el de Margarita...” Y acepté allí mismo sin pensarlo dos veces, no estaba para dobles pensamientos. Antes de colgar, Fuentes me advirtió que la noticia no se daría sino una hora después en una conferencia de prensa en Casa de América, con lo que debería quedarme callado hasta entonces, solo en la casa porque Tulita mi mujer habia salido temprano, y amedrentado por la advertencia me la tomé al pie de la letra y no me atreví a alzar el teléfono ni para llamar a mis propios hijos; y a Tulita imposible, siempre se ha negado a llevar un teléfono celular porque no quiere que nadie la controle, y ese Nadie, como en la historia de Ulises con el cíclope Polifemo, soy yo. Entonces, en la soledad de mi estudio, frente a la computadora apagada, y mirando por la ventana el capulín donde alborotaban como siempre los güises, me sentí en medio del vacío absoluto, un vacío feliz, hasta que llamaron otra vez de Madrid, otra vez Fuentes para conectarme a micrófono abierto con los periodistas congregados en la conferencia de prensa. 5. DE GUAPOS DE TIEMPOS IDOS En el año 2008 se cumplieron los ochenta años de Carlos Fuentes y los cincuenta de la aparición de La región más transparente, y ahora las celebraciones duraron todo el mes de noviembre. Llegó desde Sudáfrica Nadine Gordimer, Premio Nobel de Literatura, llegaron Juan Goytisolo, Tomás Eloy Martínez, ya muerto, y estuvo Carlos Monsiváis, ya muerto, y por supuesto Gabriel García Márquez, desde luego que el coronel Aureliano Buendía era compadre de Artemio Cruz, según consta en las páginas de Cien años de soledad. Las celebraciones maratónicas, siempre estamos hablando de un atleta incansable, se desarrollaron en la ciudad de México y culminaron en Guadalajara con motivo de la Feria Internacional del Libro, y en el acto de homenaje que se le rindió allí me tocó leer lo que luego ahora voy otra vez a leerles, y como en esos recuerdos se habla de Carlos, pero también mucho de Gabo, cuando terminé de leer, Gabo dijo desde el lugar donde estaba sentado en la tarima: “-¡Ésa es la más gloriosa calumnia que me han levantado…!” Entonces, ahora les leo: Una noche de hace tiempo en casa de José María Pérez Gay en la colonia Roma la conversación en espiral alrededor de la mesa de la cena se prolongaba en busca del amanecer, en todos los labios había risas, inspiración en todos los cerebros, y ahora Fuentes sostenía que los libros verdaderos de cabecera son aquellos de los que uno puede recitar la primera línea, y yo me acordé de que vine a Comala porque me dijeron que aquí vivía mi padre, un tal Pedro Páramo, y me atajó Héctor Aguilar Camín: “porque acá, no aquí, vivía mi padre”, y entonces Fuentes citó con el aplomo de sir Lawrence Olivier en las tablas del Old Vic: “It was the best of times, it was the worst of times, it was the age of wisdom, it was the age of foolishness”, y siguió adelante con todo el párrafo inicial de Historia de dos ciudades, aquel libro donde las parcas revolucionarias, hediondas a vino, tejen el destino de los decapitados por la reluciente guillotina, la cabeza que cae en la canasta, y luego siguió con toda la página, a ver quién se le atravesaba con Dickens, “antes que me hubiera apasionado por mujer alguna, jugué mi corazón al azar y me lo ganó la violencia”, se oyó recitar a Gabo, y un coro respondió: La Vorágine, José Eustasio Rivera, y Gabo, con su voz bien acentuada de crupier de feria que reparte los números de la lotería, agregó que mejor memoria había que tener para la letra de los boleros, y con precisión ahora de relojero suizo que no equivoca ni bielas ni contrapesos melódicos entonó “Tú, que llenas todo de alegría y juventud y ves fantasmas en la noche de trasluz, vete de mí”, y miró a todos desafiante en busca de alguien que adivinara el nombre del compositor, pero calló el coro, -los compositores, -dijo Fuentes-, porque son dos, Homero y Virgilio Espósito. Y Álvaro Mutis, su mano que alisaba la melena blanca, y que siempre hablaba de guapos de tiempos idos, -te acordás, Carlos, que cuando te presenté a Gabito que acababa de llegar desde Nueva York con Mercedes, bien apaleados en un tren cogido en Nuevo Laredo, de aquellos mismos viejos trenes del norte que en tiempos de Pancho Villa jadeaban cargados de soldados y soldaderas, me dijiste: “me parece raro este tipo”, -y estalló Álvaro en carcajadas capaces de espantar el sueño de los vecinos de los otros pisos en la alta madrugada-, y que de aquel barrio quieto iban a interrumpir el imponente y profundo silencio, y Chema Pérez Gay, al que yo recordaba de pelo largo hasta los hombros en nuestros días de Berlín, citó otra vez a Heimito von Doderer, y entonces Álvaro, llamando cariñosamente Jaimito a Heimito, expresó con otra carcajada la opinión de que se necesitaba el aliento de un atleta de pentatlón para subir Las escaleras de Strudlhof, la novela más célebre y más ardua de Jaimito, y preguntó Fuentes cómo Álvaro y yo nos habíamos conocido, y fue que Álvaro me visitó en Managua en los años de la revolución para cobrar al gobierno en nombre de la Paramount, de la que era agente, la deuda por unas películas pasadas por el Sistema Sandinista de Televisión, le dije simplemente que no teníamos dólares, no había dólares ni para las medicinas, no se preocupó, y más bien terminamos hablando de la zarina Alexandra Fiódorovna, presa en la fortaleza de Ekaterimburgo y ejecutada por los bolcheviques con su esposo el zar Nikolái Aleksándrovich y toda su familia, drama que Álvaro contaba con sentimiento de poeta, porque era monárquico confeso, y de esa plática salió convertido en un confeso monárquico sandinista, y me preguntó Álvaro con vozarrón de ventarrón como había conocido yo a Fuentes, y conté que lo conocí, pero no nos conocimos, en el año de 1971. “-¿Cómo es eso?, -preguntó Gabo, alzando las espesas cejas de matorral. -Fue que en Viena asistí al estreno de Todos los gatos son pardos, la pieza de teatro de Fuentes, con María Casares en el escenario. -No, el estreno de El tuerto es rey, -terció Fuentes. -Bueno, lo que sea, -Fuentes estaba en un palco lateral cercano al escenario con sus padres, ellos sentados y él de pie, los brazos cruzados en el pecho, repitiendo los parlamentos con movimientos de los labios como si fuera el director de escena o al menos el apuntador, en el palco había también una mujer muy bella, una aparición o un falso recuerdo. -Era Silvia, Silvia Lemus, mi mujer, -dijo Fuentes-, y abajo en la platea yo me hallaba sentado al lado de Carlos Monsiváis, veníamos los dos de un congreso de juventudes en Salzburgo donde conocimos a Don Helder Cámara y a Bruno Kreisky, y Monsiváis me prometió una entrevista al día siguiente con Fuentes pero nada se pudo y luego se fueron los dos a Venecia a presenciar la filmación que hacía Luchino Visconti de Muerte en Venecia, ya se sabe, con aquel Dirk Bogarde bajo el sol de la playa del Lido maquillado por el barbero, en sus ojos la última visión del bello ángel de la muerte que era Bjorn Andresen en el papel de Tadzio, pero quién iba a decirlo, pasarían años, hasta los años de la revolución, cuando por fin nos encontramos en Managua, la historia de una amistad mucho más vieja que la que marca un primer encuentro porque la verdad es que nos conocimos en 1963, o en 1964, a mis veinte años, cuando yo iba las primeras veces a México desde Managua como un ruso de las estepas llega a Petersburgo con los ojos abiertos de asombro en una novela de Gogol, y tras bajar las escaleras de la librería El Sótano cercana al Caballito, entre Juárez y Reforma, donde los libros se exhibían sobre tablas sin cepillar como en una feria de remate, me hallé con el breve tomo de Aura publicado por la editorial ERA, que leí esa noche en mi habitación del hotel Regis, uno que derribó el terremoto de 1985, desvelado y deslumbrado, y salí al día siguiente en busca del número 815 de la calle Donceles, un patio muy oscuro, unas escaleras ruinosas, una dirección que no existía, como un día busqué en Buenos Aires el número 8 de la calle Corrientes, segundo piso, ascensor, que tampoco existía, y propuso Fuentes de pronto a los de la mesa que cada quien dijera cual era su poema preferido de Rubén Darío, y Gabo, que estaba con la barba en la mano meditabundo, dijo que el poema más grande que se había escrito en lengua castellana era Lo fatal, y entonces yo recité “…Y la carne que tienta con sus verdes racimos, y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos”, y Gabo me corrigió: “con sus frescos racimos”, y hubo una discusión de si eran frescos o verdes racimos, y fue Chema Pérez Gay a la biblioteca por el libro correspondiente y Gabo tenía razón, frescos racimos, “…y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos y no saber adónde vamos, ni de dónde venimos”, y me miró Héctor Aguilar Camín con desconsuelo, un nicaragüense no debería nunca equivocarse al citar a Rubén Darío, si lo aprenden desde que van a la escuela de párvulos, y yo dije entonces que no sólo los escolares, también recitan a Rubén Darío en las cantinas, y le atribuyen poesías ajenas, de manera que los bohemios piensan que El brindis del bohemio, que tanto le gusta a Carlos Monsiváis, por mi madre, bohemios, era obra de Rubén Darío, pero quien verdaderamente lo escribió es Guillermo Aguirre y Fierro, “que nació en San Luis Potosí, y ese poema pertenece a su libro Sonrisas y lágrimas, año 1942”, dijo Fuentes. -No, -dijo Gabo-, nació en El Paso, Texas, en 1915, -pero esa discusión quedó allí, y yo dije que esos bohemios nicaragüenses empedernidos también pensaban, orgullosos de ser colegas de Rubén Darío en la disipación y el vicio, que era suyo aquel otro poema sobre guapos que igual recitan los declamadores, “…conversaban unos criollos de guapos de tiempos idos, ayer hombres, hoy leyendas con temblor de aparecidos”. -Parece de Borges, -dijo Gabo-, pero es de Luis Escagria, -dijo Fuentes-, un poema gaucho que se llama Guapos. -Quién más en el mundo sabe quién escribió El brindis del bohemio, quién más conoce a un poeta que se llama Luis Escagria, carajo, -dijo Álvaro, y tras dejar estallar su carcajada hizo mutis por el foro para acostarse en un sofá, como siempre lo hacía, y los últimos ecos de las risas se escapaban, simbolizando al resolverse en nada la vida de los sueños. Y ya clareaba el día. 6. ÚLTIMO RETRATO No me abraces tan fuerte que esos abrazos tuyos son como de oso y me vas a desquebrajar los huesos me dijo Carlos como todas las veces que nos encontrábamos, esa última en el vestíbulo del hotel Westin en Providence, Rhode Island, en abril de este año, y yo le respondí lo que siempre le respondía, son abrazos tipo correligionarios del PRI, capaces de sacarte la flema del pecho y dañarte los pulmones, y él, ya los años encima que nunca lo hicieron vacilar, siempre firme en su pedestal, la mirada traviesa bajo las cejas, la estampa de actor de cine nunca dispuesto a retirarse, la lejana picardía de la juventud cuando estaba en la lista de los latin lovers que todas las gringas llevaban en su libreta mientras bajaban del avión México D.F., según cuenta en su novela Diana, la cazadora solitaria, y estrellas de cine, Jean Seberg, la Juana de Arco de Otto Preminger, Shirley McLaine, la Irma la Dulce de Billy Wilder, atildado siempre, la corbata bien puesta, dispuesto a la risa a la menor provocación, la edad sólo presente en el timbre ya un tanto cascado de su voz cuando se ponía de pie frente al micrófono, como esa última vez en la John Carter Brown Library de la Universidad de Brown pronunciando su conferencia Mexican Times en un inglés elegante e impecable que siempre causó mi envidia, eso fue el martes 10 de abril de este mismo año. “¿Quién nos dirá de quién, en esta casa, sin saberlo nos hemos despedido?”, dice Borges en su poema Límites, y fue al día siguiente miércoles 11 de abril cuando sin saberlo, nos despedimos a pocas semanas de su muerte, un almuerzo en el restaurante Capital Grille, número uno de la calle Union Station que a él tanto le gustaba, bifes como los de Buenos Aires pero a la gringa y las langostas más grandes del mundo que desbordan el plato con su caparazón y sus antenas, y el ojo que va a despedirse registra lo que de otra manera olvidaría, la corbata azul oscuro con un lampón rojo como dejado allí por la brocha de un pintor, llegamos de primeros y lo vi acercarse a través de la ventana del brazo de Silvia, en la mesa les esperábamos Arturo Echeverría y Luce López-Baralt, nuestros comunes y entrañables amigos puertorriqueños, un matrimonio de sabios, él sabio en Borges, ella sabia en San Juan de la Cruz; y Tulita, y yo. Lloviznaba, y él, maestro de la puntualidad, se había atrasado, nunca olvidamos la vez en Washington que nos había invitado a un restaurante cercano a Dupont Circle y caminando a paso apresurado tras salir de la boca del metro lo divisamos de pie en la puerta consultando el reloj, como todo un caballero británico. Encuentro tras encuentro. Pero los relojes alguna vez se detienen. Nos despedimos en la calle bajo la llovizna para encontrarnos la próxima vez en Mallorca, en agosto, cuando entregaríamos el Premio Formentor a Juan Goytisolo. Ya no habrá esa vez, pero en julio iremos a visitar su tumba en el cementerio de Montparnasse, muy cerca de la de Julio Cortázar, con unas flores de las que ofrecen allí cerca las floristerías del boulevard Montparnasse. Ayer hombres, hoy leyendas con temblor de aparecidos. Compartir | Comentarios Nota: Los comentarios de los lectores requieren moderación de los editores. Carátula no se hace responsable de los puntos de vista de los participantes, pero invita al debate e intercambio respetuoso y productivo de opiniones. Pueden identificarse con cuenta de Facebook, Yahoo!, Twitter, OpenID o Disqus, o bien, como invitados mediante sus correos electrónicos. Los comentarios serán visibles una vez que un moderador los apruebe. en esta edición de Hoja de Ruta ⇒ SERGIO RAMÍREZ: De guapos de tiempos idos ⇒ CLARIBEL ALEGRÍ•A: Carlos Fuentes ⇒ HECTOR AGUILAR CAMÍ•N: Carlos Fuentes, el largo viaje ⇒ JUAN RAMÓN DE LA FUENTE: Luto mexicano ⇒ FEDERICO REYES HEROLES: Carlos Fuentes, in memoriam ⇒ COREA TORRES: La inagotable escritura. Otra vez Carlos Fuentes ⇒ MARIANTONIA BERMÚDEZ: La narrativa de Sergio Ramírez y su relación con la nueva novela histórica latinoamericana HOJA DE RUTACRÍTICANARRATIVAPOESÍACINEVITRINA » Crítica Carlos Fuentes Claribel Alegría El inobjetable carisma de Carlos Fuentes permite la manifestación sin ambages de la expresión admirativa, de quienes, en algún momento de su vida, compartieron vivencias y alegrías, una de esas Alegrías de nombre Claribel, expresa, sin tintes de restricción, su afecto al escritor mexicano, dándonos testimonios, que son más bien frescos de familia y de amistades, de esos instantes que compartieron con otros infaltables de la literatura americana, he aquí una muestra de lo que siente Claribel Alegría por su amigo Carlos Fuentes. CLARIBEL ALEGRÍA María Clara Isabel Alegría Vides (Estelí, Nicaragua, 1924), bautizada como Claribel Alegría por José Vasconcelos cuando tenía solo nueve meses, sus padres forzados por el dictador Somoza, emigraron al exilio en San Salvador, donde vivió su niñez y adolescencia. Desde 1943, partió becada hacia Estados Unidos y finalizó su Bachelor of Arts en Filosofía y Letras en la George Washington University (Washington D. C., 1948). Ha vivido en México, Chile, París y Mallorca, desde finales de 1979 radica en Nicaragua. Fue A principios de los años sesentas, Gonzalo Rojas, gran poeta chileno, ya fallecido, organizó cercana discípula del Premio en Concepción, Chile, un encuentro de escritores al que tuve la suerte de ser invitada. Nobel, Juan Ramón Jiménez. Se Conocí allí personalmente a Carlos, a Alejo Carpentier y a otros grandes escritores desempeñó como traductora y latinoamericanos. secretaria en la Unión Panamericana, actual OEA. En Carlos y yo nos hicimos amigos desde el comienzo. Era elegante, caballero, con bigote a lo mexicano, pero muy cuidado, cortés con las mujeres, con mucho sentido de humor y dicharachero. Al día siguiente me propuso hacerle una pantomima en broma a Neruda. Él lo conocía 1947, se casó con el periodista y diplomático estadounidense Darwin J. "Bud" Flakoll (1923-1995), estableciendo una relación de vida personalmente, era su amigo. Yo, apenas lo había visto un par de veces. y literaria vital, logrando publicar juntos sus escritos que firmaron Neruda estaba sentado a una mesa con muchos amigos. Carlos y yo nos instalamos frente a él. Carlos se arrodilló detrás de mí y empezó a gesticular con las manos. Yo, pese a mi voz femenina, imitaba bien la entonación de Neruda. Recuerdo que le recité: “Puedo escribir los versos más tristes esta noche…” como “Claribud”. Su bibliografía es vasta, mayormente poesía: Anillo de silencio 1948, Ed. Botas, México; A Neruda no pareció gustarle mucho la broma y sonrió sin ganas. Fue una velada deliciosa. Suite (poesía) 1951, Edit. Brigadas También personifiqué a Rosita Alvírez. Carlos disparó tres tiros con una pistola de juguete y Líricas, Argentina; Acuario (poesía) yo caí desmayada. Creo que fue la única vez que hice gala de mis dotes teatrales. 1955, Edit. Universitaria, Santiago, Chile; Pagaré a Cobrar (poesía) Dos días más tarde, ya para finalizar el Congreso, me acerqué muy tímidamente a Neruda con Veinte poemas de amor y una canción desesperada, le pedí que por favor me pusiera su firma al pie del poema diecisiete, que dice: “Me gusta cuando callas porque estás como ausente.” 1977, Edit. Ocnos, Barcelona; El Detén (novela corta) 1977, Edit. Lumen, Barcelona; Sobrevivo (poesía) 1978, Premio Casa de las Neruda, muy simpático, me dijo que con mucho gusto, pero que debiera haber escogido Américas, Habana; Suma y Sigue otro poema porque nunca me había visto callada. (antología poética) 1981, Edit. Visor, Madrid; Poesía Viva Todos se echaron a reír y Carlos dijo, divertido, “se vengó, se vengó”. Regresé a Buenos Aires. Carlos pasó por allí dos días. Tenía que ver a algunos amigos, hacer algunas compras. Lo acompañé a hacer las compras y lo invitamos a cenar una noche. Todos, hasta los niños, estaban encantados con él. A pesar de ser joven, estaba lleno de anécdotas. Les (antología poética) 1983, Blackrose Press, London; Karen en barque sur la mer (versión francesa de El Detén) 1983, Edit. Mercure de dijo a mis hijos que era muy difícil ser hijo de diplomáticos, que cambiar de colegios y hacer nuevos amigos, era duro. France, París; Pueblo de Dios y de Mandinga (tres novelas cortas) Después nos encontramos en México. Acababa de salir Aura, uno de los libros de Carlos 1985, Edit. Lumen, Barcelona y que más me gustan. Edit. ERA, México; Luisa en el país de la realidad (novela) 1987, Edit. Un libro lleno de misterio, desde el principio hasta el fin. Cada página destila misterio. Es uno de esos libros que me marcó y me sigue marcando. Mezcla de realidad, irrealidad, locura contagiosa de juventud y ancianidad encadenadas. Desde la primera página, el lector queda atrapado, se siente envuelto en la trama, no duda de nada, cito: “…..Las fechas se te confundirán, porque ya la señora está hablando, con ese murmullo Volvo i Climens, México, 2a. ed. 1994, Edit. UNAM, México; Y este poema-rio (poesía) 1989, Edit. Nueva Nicaragua; Fugues (poesía) 1993, Curbstone Press, USA; agudo, leve, ese chirreo de pájaro; le está hablando a Aura y tú escuchas atento a la Umbrales (poesía) 1996, Edit. comida, esa enumeración plana de quejas, dolores, sospechas de enfermedades, más Visor, Madrid; Saudade 1999, quejas sobre el precio de las medicinas, la humedad de la casa. Quisieras intervenir en la Edits. Curbstone Press, Visor, conversación doméstica preguntando por el criado que recogió ayer tus cosas pero a quien España, Dirección de nunca has visto, el que nunca sirve la mesa. publicaciones, El Salvador; Epizentren 2001, Edit. Miras rápidamente de la tía a la sobrina y de la sobrina a la tía, pero la señora Consuelo en ese instante, detiene todo movimiento y, al mismo tiempo, Aura deja el cuchillo sobre el plato y permanece inmóvil y tú recuerdas que, una fracción de segundo antes, Consuelo hizo lo mismo. Nonnompress, Alemania; Nicaragua: La revolución sandinista 2004, Anamá Ediciones, Managua; Edit. Nonnompress, ... SABES AL CERRAR DE NUEVO EL FOLIO, QUE POR ESO vive Aura en esta casa: para perpetuar la ilusión de juventud y belleza de la pobre anciana enloquecida. Aura encerrada como un espejo. Como un ícono más de ese muro religioso, cuajado de milagros, corazones preservados, demonios y santos imaginados. Alemania; Soltando Amarras (poesía) 2005, Visor, España; Ars poética (antología poética) 2007, Leteo Ediciones, Managua; Mitos y delitos (poesía) 2008, Visor, … Acercarás tus labios a la cabeza reclinada junto a la tuya, acariciarás otra vez el pelo España. (Además las publicaciones largo de Aura: tomarás violentamente a la mujer endeble por los hombros, sin escuchar su en conjunto con su esposo D. J. queja aguda: le arrancarás la bata de tafeta, la abrazarás, la sentirás desnuda, pequeña y Flakoll) perdida en tu abrazo sin fuerzas, no harás caso de su resistencia gemida, de su llanto Ha obtenido el Premio de poesía impotente, besarás la piel del rostro sin pensar sin distinguir: tocarás esos senos flácidos Casa de Las Américas 1978; la cuando la luz penetre suavemente y te sorprenda, te obligue a apartar la cara. Buscar la Orden de Chevalier des arts et rendija del muro por donde comienza a entrar la luz de luna, ese resquicio abierto por los lettres del gobierno francés en ratones, ese ojo de la pared que deja filtrar la luz plateada que cae sobre el pelo blanco de 2004; en el 2006, el Premio Aura, sobre el rostro desgajado, compuesto de capas de cebolla, pálido, seco y arrugado Internacional de Literatura como una ciruela cocida: apartarás tus labios de los labios sin carne que has estado Neustadt, otorgado en la besando, de las encías sin dientes que se abren ante ti: verás bajo la luz de la luna el Universidad de Oklahoma en 2006; cuerpo desnudo de la vieja, de la señora Consuelo, flojo, rasgado, pequeño y antiguo, temblando ligeramente porque tú lo tocas, tú lo amas, tú has regresado también.” Creo que Aura es el menos mexicano de los libros de Fuentes. Es un libro universal que nos toca a todos a fondo, un libro, que se adentra en nuestro subconsciente y es difícil liberarse de él. la condecoración Orden al Mérito Docente y Cultural Gabriela Mistral en el Grado de Comendador del gobierno de Chile, y le dedicarán el VII Festival Internacional de Poesía de Granada Meses más tarde, Carlos y su primera mujer, Rita Macedo, nos visitaron en París. Tenían una hija llamada Cecilia, que era un poco menor que las mías. Rita era bella, era actriz, actuó nada menos que en un film de Luis Buñuel. Julio Cortázar y su primera mujer, Aurora, acababan de regresar en ese tiempo de Cuba y venían enamorados de la Isla, de la Revolución, de Fidel, del Che. Carlos se entusiasmaba, pero señalaba algunas incongruencias, algunos peligros que acechaban. Era más circunspecto, más consecuente consigo mismo. Rita traía siempre consigo una maquinita pequeña de coser y se encerraba en el cuarto de las niñas a hacerles vestiditos mientras nosotros nos encandilábamos en discusiones políticas y literarias. Desde el triunfo de la revolución cubana, yo empecé a recordar, cada vez con más fuerza, los eventos del año 32 en El Salvador. Contaba apenas siete años, pero se me grabaron en la mente para siempre. El entonces presidente de El Salvador, Maximiliano Hernández Martínez, ahogó un levantamiento popular, dirigido por Farabundo Martí, Luna y Zapata. Mandó a asesinar a 30,000 campesinos, con el pretexto de que eran comunistas. Los llevó engañados, a la Plaza de Izalco, prometiéndoles que si deponían sus machetes, serían perdonados. Los (Nicaragua) 2010, que año con año reúne a más de cien poetas del mundo. campesinos le creyeron y todos fueron asesinados. “Unitos quedaron en Izalco”, le comentaba una joven india a mi madre. Los hombres que quedaron se vistieron de mujeres y huyeron. Nosotras ya no les hablábamos el nahuatl a nuestros hijos ni salíamos a vender artesanías. Nos daba miedo. Hubo un sismo en El Salvador. Los pueblecitos indígenas desaparecieron. Crecí pensando que nada se podía hacer, que el gobierno de los Estados Unidos protegería siempre a los dictadores de turno: Ubico, Martínez, Carías, Somoza. Yo seguía escribiendo mi poesía, seguía mirándome al ombligo sin darle cabida a otras cosas más importantes. Fue la revolución cubana la que me despertó. La Revolución Cubana y Carlos Fuentes. Él insistía en que le contara más cosas, me hacía preguntas, me decía que habían pasado más de treinta años y que nadie había escrito sobre esa matanza imperdonable. Siempre que estábamos juntos, Carlos me conminaba a que escribiera lo que vi, de lo que fui testigo, todo lo que recordaba. Yo me resistía porque no tenía el oficio de narradora. Juan Ramón me había convencido (y con razón), que hay que tener oficio. Bud se ofreció para ayudarme. Él era periodista. Empezamos a trabajar la novela. Fue un proceso difícil, a cuatro manos. Nos inventamos una historia de amor para hacer más ameno el relato. Carlos estaba feliz. Le enviamos el manuscrito de Cenizas de Izalco. Tanto él, como Julio, nos animaron a enviarla a Seix Barral, al concurso de Biblioteca Breve. Te agradezco, Carlos, te agradezco de que casi nos obligaste a escribir la novela. Sin ti, estoy segura de que no la habríamos escrito. Me siento más liberada, más leve. Me siento que hice todo lo que pude, para contar la verdad. Pasaron los años. Volví a ver a Carlos en varios sitios, siempre con el mismo cariño. Conocí a Silvia, su segunda esposa, bella también, inteligente y fina. Ella trabajaba en la televisión mexicana y creo que se conocieron en una entrevista que ella le hizo a él. Tuvieron dos maravillosos hijos, que murieron trágicamente. Carlos y Silvia vinieron a Nicaragua. Los acompañaba Wiliam Styron. También se enamoraron de la revolución, de sus gentes, mas también Carlos tenía sus peros. Yo me impacientaba y él sonreía. Qué razón tenía. Carlos fue de los hombres más democráticos que me ha sido dado conocer. Sabía lo que significaba la palabra Democracia. Su muerte me tomó de sorpresa. Siempre creí que me iba a sobrevivir. Se veía tan joven. No importa, Carlos. Desde hace muchísimos años te instalaste en mi corazón y allí quedarás para siempre. Compartir | Comentarios Nota: Los comentarios de los lectores requieren moderación de los editores. Carátula no se hace responsable de los puntos de vista de los participantes, pero invita al debate e intercambio respetuoso y productivo de opiniones. Pueden identificarse con cuenta de Facebook, Yahoo!, Twitter, OpenID o Disqus, o bien, como invitados mediante sus correos electrónicos. Los comentarios serán visibles una vez que un moderador los apruebe. en esta edición de Crítica ⇒ SERGIO RAMÍREZ: De guapos de tiempos idos ⇒ CLARIBEL ALEGRÍ•A: Carlos Fuentes ⇒ HECTOR AGUILAR CAMÍ•N: Carlos Fuentes, el largo viaje ⇒ JUAN RAMÓN DE LA FUENTE: Luto mexicano ⇒ FEDERICO REYES HEROLES: Carlos Fuentes, in memoriam ⇒ COREA TORRES: La inagotable escritura. Otra vez Carlos Fuentes ⇒ MARIANTONIA BERMÚDEZ: La narrativa de Sergio Ramírez y su relación con la nueva novela histórica latinoamericana HOJA DE RUTACRÍTICANARRATIVAPOESÍACINEVITRINA » Crítica Carlos Fuentes, el largo viaje Héctor Aguilar Carmín Héctor Aguilar Camín, magnífico narrador mexicano de nuestro tiempo, amigo muy cercano de Carlos Fuentes, nos participa en este texto memorioso Carlos Fuentes. El largo viaje, algunas de sus impresiones personales derivadas de su relación amistosa con Fuentes desde cómo lo conoció. Escrito con ciertos aires de melancolía y tristeza ante la irreparable pérdida de su colega escritor, Aguilar Camín refresca su memoria y narra con una prosa embebida de afecto anécdotas de El largo viaje que les tocó compartir HECTOR AGUILAR CAMÍN Nació en Chetumal, Q. Roo, el 9 de Julio de 1946. Periodista, historiador y narrador. A los 9 años se trasladó a la ciudad de México con su madre y cuatro hermanos, ahí hizo sus estudios de educación media en el Instituto Patria de filiación jesuítica. Estudió la carrera de Ciencias y Técnicas de la Comunicación en la Universidad Iberoamericana y se doctoró en Historia en El Colegio de México. Ha sido director editorial del INAH, subdirector de información del periódico unomásuno, (1982); Creo que fue Gabriel García Márquez quien dijo que Carlos Fuentes se imaginaba el cielo como una reunión de escritores. Y que si al llegar al cielo descubría que los escritores estaban en el infierno, preferiría el infierno. Era una manera de decir que Fuentes obtuvo un placer mayor de la lectura y la compañía de sus contemporáneos. Y que la envidia, pasión profesional de todos los oficios, no tocó el suyo. En la mirada de escritor de Fuentes se cumplía con feliz indulgencia el dicho de uno de los Plinios según el cual no hay libro tan malo que no tenga algo bueno. Leyendo a sus contemporáneos Fuentes descubrió, a principios de los años sesenta, la potente sintonía de obras y autores que terminó siendo el boom latinoamericano. subdirector del diario La Jornada (1984-1987); director de la editorial Cal y Arena; director de la revista Nexos; Analista político ha intervenido en programas de radio y televisión principalmente Zona Abierta; Publicó su primer libro de ficción en 1983: la recopilación de cuentos La decadencia del dragón Mi primera impresión personal de Carlos Fuentes viene del domingo del año de 1964 en y dos años después su primera que dio en la Casa del Lago de la Ciudad de México precisamente la conferencia novela: Morir en el golfo, que sería anticipatoria del boom. Alguien había dicho célebremente, para la historia: “América, llevada al cine con el mismo novela sin novelistas”. Quería decir que había en este continente historias extraordinarias nombre en 1990 dirigida por que nadie sabía o se atrevía a contar. Alguien más, José Eustasio Rivera, al final de una Alejandro Pelayo. novela había descrito en una frase el destino inevitable de los habitantes de ese continente: Premios y reconocimientos: Premio “Se los tragó la selva”. Nacional de Periodismo Cultural 1986, categoría de artículo de Fuentes vino a decir aquella mañana de domingo a un grupo de escuchas entusiastas, diría que convencidos de antemano, que América ya tenía novelistas y que a sus personajes, como a los latinoamericanos todos, no se los había tragado la selva, la naturaleza indomada e indescifrada de sus exóticos países, sino que eran parecidos a nosotros y estaban vivitos y coleando en las páginas escritas por estos autores, hijos novísimos de la ciudad, no de la selva, que vivían en París y Barcelona, habían leído a Faulkner y a Joyce, y eran el principio de una nueva sensibilidad de las letras españolas comparable sólo a la que medio siglo antes había desatado el modernismo. fondo; Beca Guggenheim (1989); Medalla al Mérito, estado de Quintana Roo (1992); Premio Mazatlán de Literatura 1998 por Un soplo en el río; Medalla Gabriela Mistral (Chile) (2001); Doctor honoris causa por la Universidad Veracruzana (2009). Fuentes esperaba a la entrada de la sala, conversando con Juan García Ponce, los brazos Bibliografía: La decadencia del cruzados sobre los papeles de su conferencia, enfundado en un blazer azul marino que dragón, cuentos, 1983; Morir en el cubría una camisa azul siena con una corbata roja de nudo ancho y cómodo. Miraba pasar a golfo, novela, Océano, México, la multitud de ochenta personas y reía satisfecho bajo un elegante y alborotado bigote 1985; La guerra de Galio, novela, juvenil. Alguien dijo, mi amigo José María Pérez Gay, que me arrastraba a la conferencia; “Fuentes es el Cordobés de la literatura mexicana”. Se refería al torero de ese apodo que entonces arrebataba a la afición de México y llenaba cada domingo la gigantesca plaza de la ciudad, la Monumental Plaza México. Algo había de la espectacularidad del torero de moda en este hombre guapo y risueño, de piel bronceada y primeras canas en las sienes bien pobladas, que a la vez leía y actuaba su texto, con ritmo y gestos de director de orquesta, dando paso a su alegato con largas y elocuentes citas de las novelas que venía a presentarnos, subrayando con sus énfasis vocales la calidad física, musical, de aquellos pasajes , sorprendentes y novísimos, de novísimos y sorprendentes autores de la lengua llamados Carpentier, Cortázar, Vargas Llosa, García Márquez (García Márquez llegó a este discurso después, pero ahora sería una mentira mítica decir que no estaba desde el principio). Editorial Cal y Arena, 1990; Historias conversadas, cuentos, Cal y Arena, 1992; El error de la luna, novela, Alfaguara, 1995; Un soplo en el río, novela, Cal y Arena, 1997; El resplandor de la madera, novela, Alfaguara, 1999; Las mujeres de Adriano, novela, Alfaguara, 2002; Mandatos del corazón, novela corta, Sudamericana, 2003; La conspiración de la fortuna, novela, Planeta, 2005; La provincia Los acudientes a la buena nueva, estábamos ya, incondicionalmente, bajo la influencia de Fuentes y empezaba a estarlo en esos años la literatura toda de lengua española, sacudida por la novedad de estas novelas y estos novelistas que le ponían nombre por fin a la América inenarrable. Fuentes era comandante y vocero, autor y lector, de aquellas obras a la manera del guía y descubridor de un nuevo corpus literario, radical y moderno, venido de Lima y Buenos Aires, de Bogotá y La Habana y de la Ciudad de México, lugares todos posteriores a la selva, a la vez cosmopolitas y autóctonos, equivalentes absolutos en la literatura a la perdida, novela, 2007. Historia, ensayo y periodismo: En torno de la cultura nacional, coautor; Instituto Nacional Indigenista, México, 1976; La frontera nómada. Sonora y la Revolución mexicana, Siglo XXI, México, 1977; Historia: ¿Para qué?, coautor; Siglo novedad absoluta en la política que era en esos días la Revolución Cubana. XXI, México, 1980; Caudillo and Peasant in the Mexican Revolution, Repito aquí lo que he dicho en otra parte: Como muchos otros mexicanos de mi generación, al menos los que nos aglomeramos ese día en la sala de la Casa del Lago, yo había empezado a leer a Fuentes a principios de los años sesenta con un fervor adolescente, iniciático. Quizá no exagere si hablo en plural y digo que nos deslumbraba de Fuentes no sólo la audacia pirotécnica de su prosa, sino también el personaje imantado que coautor; Cambridge University Press, 1980; Historia gráfica de México, con Lorenzo Meyer; Instituto Nacional de Bellas Artes/ ed. Patria, México, 1988; Después emitía aquellas luces y gritaba a los cuatro vientos: "Soy escritor y no hay nada mejor en la vida que serlo". del milagro. Un ensayo sobre la transición mexicana, 1988; A la Antes que ningún otro en México, antes que Octavio Paz o Juan Rulfo, Alfonso Reyes o José sombra de la Revolución mexicana, Revueltas, Carlos Fuentes fue la encarnación genuina de un escritor profesional en el doble con Lorenzo Meyer; Cal y Arena, sentido del término: su único trabajo era escribir y no requería sino de sus escritos y de su México, 1989; México: la ceniza y condición de escritor para sobrevivir. En realidad, para vivir sobrado: mejor y más la semilla, 2000; La tragedia de libremente que sus parias pares. Colosio, 2004; Pensando en la izquierda, Fondo de Cultura Los escritores mexicanos de entonces, como sus colegas latinoamericanos, combinaban todo tipo de oficios subsidiarios para sostener su vida de escritores. Escribían textos alimenticios, “artículos de primera necesidad”, como bautizó Luis Cardoza y Aragón a las cuartillas apresuradas que se mandan a periódicos y revistas para comer más que para honrar la vocación. Se enganchaban a la ilusión de holganza del oficio diplomático, escribían discursos en altas y bajas esferas políticas o despintaban el escritorio de Económica, 2008; Un futuro para México, 2009, co-autor con Jorge Castañeda. sucesivos empleos burocráticos o escolares. Eran náufragos todos de un medio cultural raquítico, donde había tantos autores como lectores y donde agotar ediciones de dos mil ejemplares en cuatro años podía celebrarse como una hazaña de ventas y de aceptación del público. Durante la década de los sesenta, de La muerte de Artemio Cruz a Cambio de piel, pasando por Cantar de ciegos, Cumpleaños, la crónica del mayo francés y La nueva novela hispanoamericana, Carlos Fuentes fue para mí el escritor por excelencia, el ejemplo, como el boom todo después, de una vocación asumida cuyo ejercicio indeclinable había sido premiado con el éxito. Algo más, y más preciado también: Fuentes era en esos años uno de los pocos escritores mexicanos en verdad independiente de las sujeciones económicas y mentales de su medio. Desafiaba nuestro provincianismo con una solvencia cosmopolita y una flagrancia sardónica que irritaban tanto como atraían, porque daban rienda suelta a uno de los artistas menos reconocidos de los muchos que confluyen en Fuentes: el dipsómano del kitsch y el esperpento. Fuentes estaba en el mundo como un prestidigitador que unía con libertad eléctrica la ficción y el ensayo, la pasión por el cine y por la fama, la libertad de costumbres y el brillo de la celebridad, la elegancia cosmopolita y el slang del barrio, la vulgaridad y el refinamiento, la alta y la baja cultura, mezclado todo en un lenguaje incandescente y desafiante, libre de toda contención, vecino del exceso y la desmesura, capaz de la exactitud naturalista y el impulso lírico, y de alcanzar una visión. Este es el Fuentes que busqué y hallé siempre, en distintas medidas, en cada uno sus libros, en el contexto de una obra torrencial, cuya cúspide inabarcable es Terra nostra, pero cuya geografía restante es tan plural, antojadiza, visionaria y ambiciosa como la primera gran salida del autor, La región más transparente, summa de estereotipos y escenarios de una ciudad que antes que en la realidad existió en ese libro. En la geografía de la ficción de Fuentes están las grandes alturas de La región más transparente, La muerte de Artemio Cruz, Cambio de piel, Cristóbal nonato, Los años con Laura Díaz, La voluntad y la fortuna. Están luego los valles intermedios, menos imponentes pero más que hospitalarios, suficientes para consagrar a cualquier otro escritor: Las buenas conciencias, Una familia lejana, Diana o la cazadora solitaria y la colección extraordinaria de Constancia y otras novelas para vírgenes. Sigue la variedad de parajes y, escenarios rurales, míticos o citadinos de sus cuentos: Cantar de ciegos, Agua quemada o La frontera de cristal: sus juegos metafísicos y de mitologías modernas, como Cumpleaños o Zona sagrada; las estaciones históricas: Gringo viejo, El naranjo o La campaña, y la tentación de lo fantasmal sembrada en todo lo alto desde su primera incursión de Aura. Por toda esa geografía cruza y deja su huella un pintor de paisajes proclive a la metáfora, el esperpento y la caricatura, y un contador de historias sacrílego y desmandado cuyo lenguaje sólo sabe correr riesgos mayores aún si el precio es una caída mayor. No hay control flaubertiano en esta prosa que se dispara en todas direcciones. Hay electricidad, abundancia, libertad y riesgo. Siamés, vitalmente conectado, pero muy distinto del territorio torrencial de su ficción, es el mundo ensayístico de Fuentes, tanto en el orden histórico como en el literario, incluye la visión anticipatoria de La nueva novela hispanoamericana, que organiza y crea a la vez su materia, la materia del boom, y sus sucesivos acercamientos al Territorio de la Mancha, esa comarca del idioma español que puede incluirlo todo, puesto que todo lo sembró en su lengua Cervantes, como Shakespeare en la suya. Del ensayista histórico, autor de El espejo enterrado, no hay que decir sino que es el edificio racional y luminoso, que corresponde al mundo oscuro y metafórico de Terra nostra, quizá el ensayo más incluyente y enriquecedor de la tradición ibérica y su trasplante americano. Finalmente hay el Fuentes político, el escritor metido en las circunstancias de su tiempo, y de su tiempo mexicano, el hombre de izquierda socialdemócrata, cuyo eje de certidumbres públicas y lealtades históricas cifran un puñado de personajes políticos: Lázaro Cárdenas y Franklin D. Roosevelt, Felipe González y Francoise Mitterand, William Clinton, Fernando Henrique Cardoso, Julio María Sanguinetti, Ricardo Lagos, Barak Obama. Escribo esto al día siguiente de la muerte de Fuentes, una muerte sorpresiva, que lo tomó en unas horas, sin aviso ni dolor. Una imprevisible hemorragia abdominal le quitó en unas horas, primero el conocimiento y después la vida. Fuentes era una presencia tan cierta y necesaria, tan continua y familiar en el espacio público mexicano, y tan activa y lúcida, que parecía inamovible. Estaba en plenitud de sus facultades, con la única prisa de bendecir y aprovechar el día. Al final de una cena reciente en su casa, con un grupo de puertorriqueños harvardianos que lo habían acompañado a Xalapa, Ángeles Mastretta le dijo: -Carlos, nos vas a durar cien años. Y él respondió: -Conque dure mañana. Le doy la bienvenida a cada día. En estas horas posteriores a su muerte inesperada, han ido cayendo en mí, poco a poco, imágenes del Fuentes que traté en estos años, del que vi recibiendo premios en Holanda o dando conferencias en Río de Janeiro y Nueva York. Del Fuentes aterido y estoico, vuelto un sólo dolor contenido con Silvia Lemus en distintos momentos de enfermedad y agonía de sus hijos Carlos y Natasha, el Fuentes que escuchó en vida elogios que la vida suele otorgar sólo a los muertos. De todo lo que pasa por mi cabeza en estas horas de sorpresa y luto, lo que se acaba imponiendo es una imagen trivial, de hace unos años, en el aeropuerto de Houston. Fuentes entra al aeropuerto delante de nosotros jalando una maletita para tomar un avión. Es el principio de uno de sus agotadores tours de conferencias por distintas ciudades de Estados Unidos. Venimos juntos al aeropuerto pero él va a un lugar y nosotros a otro. Lo vemos seguir rumbo a su puerta de embarque, solitario y con prisa juvenil, imantado y dispuesto al viaje, con la prestancia de un muchacho de setenta y cinco años, los que tiene entonces. Esa imagen trivial de repente cifra para mí la verdad profunda de la vida de Fuentes, un escritor que viajó como pocos por su imaginación y la de otros, por ciudades y países, por otras lenguas y otras literaturas, siempre imantado y dispuesto a moverse, a explorar, a probar lo distinto, leer lo nuevo, fecundarse de lo inesperado. No va a descansar en paz. *(Publicado en la revista Nexos, num 414, junio 2012). Compartir | Comentarios Nota: Los comentarios de los lectores requieren moderación de los editores. Carátula no se hace responsable de los puntos de vista de los participantes, pero invita al debate e intercambio respetuoso y productivo de opiniones. Pueden identificarse con cuenta de Facebook, Yahoo!, Twitter, OpenID o Disqus, o bien, como invitados mediante sus correos electrónicos. Los comentarios serán visibles una vez que un moderador los apruebe. en esta edición de Crítica ⇒ SERGIO RAMÍREZ: De guapos de tiempos idos ⇒ CLARIBEL ALEGRÍ•A: Carlos Fuentes ⇒ HECTOR AGUILAR CAMÍ•N: Carlos Fuentes, el largo viaje ⇒ JUAN RAMÓN DE LA FUENTE: Luto mexicano ⇒ FEDERICO REYES HEROLES: Carlos Fuentes, in memoriam ⇒ COREA TORRES: La inagotable escritura. Otra vez Carlos Fuentes ⇒ MARIANTONIA BERMÚDEZ: La narrativa de Sergio Ramírez y su relación con la nueva novela histórica latinoamericana HOJA DE RUTACRÍTICANARRATIVAPOESÍACINEVITRINA » Crítica Luto mexicano Juan Ramón de la Fuente La partida de Carlos Fuentes ha calado hondo en los espíritus que conforman la cultura y la intelectualidad mexicana, amén de sus lectores. En los que se contaban como una de sus grandes amistades era Juan Ramón de la Fuente, ex-rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, y con quien Carlos estableció esa suerte de vínculo inteligente y diálogo productivo que sucede cuando dos mentes brillantes se encuentran. Un ínfimo, aunque sentido homenaje realiza Juan Ramón a su amigo Carlos Fuentes en este breve texto titulado Luto mexicano, y que gracias a las gestiones de Sergio Ramírez nos lo comparte en nuestra revista Caratula. Juan Ramón de la Fuente Ramírez (México, 1951). Estudió la Preparatoria en el Centro Universitario México. Egresado de la Facultad de Medicina de la UNAM. Especialización en Psiquiatría en la Clínica Mayo, Rochester, Minnesota. Ganador del Premio de Investigación de la Academia Mexicana de Ciencias en 1989, y presidente de la misma de 1996 a 1997. Secretario de Salud en la presidencia de Ernesto Zedillo, a partir de diciembre, 1994 – 1999. Rector de la Universidad ´Nacional Autónoma de México, 1999 - 2007. Miembro de la Junta de Gobierno de la Universidad de Naciones Unidas y del Consejo de Naciones “La frontera más importante del ser humano es la que está dentro de cada uno de Unidas, cargo que desempeña a nosotros, dentro de nuestro propio ser, y es incluso la frontera más difícil de entender: la partir del 3 de diciembre de 2007. frontera entre el cuerpo y el alma. No sabemos dónde empieza una y termina el otro, y por Presidente del Programa de eso vivimos en la ignorancia de lo que somos”. Naciones Unidas contra el SIDA; Carlos Fuentes 1928-2012. México fue la gran pasión de Carlos Fuentes. Precisamente por eso fue también su gran presidente de la Red de Macrouniversidades de América obsesión. Su historia analizada; su territorio recorrido; su dinámica social rigurosamente descrita; su voluntad interpretada; su alma explorada; sus contradicciones, sus aciertos, su ambivalencia, sus habitantes, sus dioses; su vitalidad encarnada en él mismo hasta ayer, 15 de mayo de 2012. Fuentes fue México desde Los días enmascarados. Pero Fuentes fue también universal, y a través de él, de sus cuentos, novelas y ensayos, los mexicanos somos también más universales. Lo que más me impresionó siempre de Carlos Fuentes fue su libertad, el rigor con el que la ejerció, la autenticidad con la que la vivió. Nos sorprendió una y otra vez, con esa forma tan singular con la que intentó explicarse y explicarnos, a través del lenguaje, mucho de lo Latina y el Caribe. Miembro del Instituto Cervantes de España y Presidente de la Asociación Internacional de Universidades a partir de julio del 2008. En enero de 2012 fue nombrado miembro honorario del Seminario de Cultura Mexicana. Dirige la cátedra Simón Bolívar sobre temas educativos que somos, de lo que quisiéramos ser y de lo que no queremos ser. No en vano, Octavio latinoamericanos en la Universidad Paz lo consideró “un combatiente en las fronteras del lenguaje y un explorador de sus de Alcalá de Henares. límites”. Ha recibido el Premio Nacional de Ciencias y Artes; el Nacional de Fuentes fue ante todo un humanista. Vocación que se enriqueció en sus experiencias formativas, se amplió en su entorno familiar y se consolidó en sus vivencias universitarias, cuyos relatos estaban salpicados de anécdotas y evocaciones cargadas de afecto y gratitud a sus maestros y condiscípulos. Su esfera familiar propició que entrara pronto en contacto con otro mexicano excepcional y universal: Alfonso Reyes, quien le contagió su insaciable curiosidad intelectual e inculcó para siempre en él la convicción universal de la cultura hispanoamericana. No se puede Psiquiatría; el de Ciencias Naturales de la AMC; Investigación Biomédica de la ANM; Ricardo J. Zevada del CONACYT. Ha recibido condecoraciones de las universidades de Salamanca y Nacional de Costa Rica, así como el doctorado Honoris Causa por las entender a Fuentes sin Reyes. universidades Ricardo Palma y San Desde muy joven Fuentes enfocó simultáneamente sus preocupaciones sociales, Marcos de Lima; Nacional de intelectuales, estéticas y culturales a la realidad mexicana, pero también a la del mundo Colombia; La Habana, Montreal, entero. Esto le permitió una vasta comprensión no sólo de la cultura, la literatura y el arte, San Carlos de Guatemala, sino también de la política, de los conflictos internacionales, de las religiones, de las Autónoma de Sinaloa, Autónoma de ideologías, de las tecnologías, y claro, cuando llegó la globalización Fuentes ya se había Santo Domingo, Lomonosov de asomado a ella. Moscú, Alcalá, y Nacional de Córdoba, Argentina. Es autor de cerca de 250 trabajos científicos, y ha editado 13 obras sobre temas de salud, educación e investigación científica. También ha escrito 41 capítulos y prologado 35 libros. Al igual que ha ocurrido con cientos de miles de mexicanos, la Universidad Nacional Autónoma de México fue también factor determinante en la formación de Carlos Fuentes. Como miembro de la Generación de Medio Siglo en la Facultad de Derecho, fundó junto con Víctor Flores Olea, Enrique González Pedrero, Miguel Alemán Velasco, Porfirio Muñoz Ledo, Javier Wimmer y Mario Moya Palencia, entre otros, una revista con ese nombre. Para entonces su vocación literaria ya era contundente. Con esa gran actividad intelectual y literaria que empezó a desplegar en su juventud y que nunca cesó, imbuido de la efervescencia cultural y el ambiente universitario que inundaban las calles y los edificios del Centro Histórico, bajo la influencia de algunos de sus maestros que él más recordaba, Pedroso y Campillo Sáinz, se consolidaron su espíritu humanista y su vocación universal. Fuentes estuvo siempre cerca de la Universidad, de la nuestra y de muchas otras, las más prestigiadas del mundo, donde impartió cátedra, siempre con auditorios atestados de jóvenes a quienes sacudía con la fuerza de sus convicciones y seducía con la armonía de su lenguaje. La generación de Fuentes también estuvo influida por la labor educativa impulsada por José Vasconcelos. Querían aprender la lección vasconcelista, conocer de viva voz cómo había sido aquella campaña alfabetizadora en un país que, en 1920 tenía 90% de analfabetos. Vasconcelos estaba decidido a cambiar todo eso. Pero ¿qué decía Fuentes al respecto?:“La publicación de los clásicos de la Universidad era un acto de esperanza, era una manera de decirle a la mayoría de los mexicanos: un día, ustedes serán parte del centro, no del margen; un día, ustedes tendrán recursos para comprar un libro. El libro es educación de los sentidos a través del lenguaje, el libro es la amistad tangible, olfativa, táctil, visual que nos abre las puertas de la casa, al amor que nos hermana con el mundo porque compartimos el verbo del mundo. El libro es la infinidad de un país, la inalienable idea que nos hacemos dentro de nosotros mismos, de nuestros tiempos, de nuestro pasado deseado y de nuestro porvenir recordado; vividos todos los tiempos como deseo y memoria verbales, aquí y hoy”. Otra influencia importante en Fuentes, se fincó en aquellos ideales del Ateneo de la Juventud cuya fuerza renovadora contribuyó decisivamente a sentar las bases de la cultura mexicana del siglo XX. La tarea intelectual en el México que emergió de la Revolución fue buscar el desarrollo a través del proceso educativo, preparando a los profesionistas que requería el país pero cultivando siempre los valores cívicos, que eran los motores para elevar el espíritu de los mexicanos. Fuentes captó claramente el valor de la educación y lo que ésta significó para ese México posrevolucionario en sus afanes por encontrar el mejor camino para su desarrollo. La educación, decía, no puede estar ausente del proceso nacional que conjugue pacíficamente las exigencias del cambio y la tradición: “México no puede estar ausente del proceso mundial de la educación, que la ha convertido en base de un nuevo tipo de progreso veloz, global e inmisericorde con los que se quedan atrás; pero no debemos apostar sólo al México adelantado, integrado al comercio y a la tecnología mundiales, si al mismo tiempo se relega al olvido el México de la pobreza, la enfermedad y la ignorancia”. En el debate del siglo XXI, Fuentes puso el dedo en la llaga de la globalización y reivindicó la importancia de la educación en la era de la información; pero al mismo tiempo advirtió sobre los peligros que corre la educación cuando se pretende reducirla a otra mercancía, como si fuera un bien especulativo, dirigida solamente al mercado, soslayando el arte, las humanidades y las ciencias sociales. La sentencia de Fuentes sobre estos temas fue contundente:“La educación debe ser el motor mismo del cambio mundial; y no puede haber sociedad de la información sin educación; sin esta última no puede haber cambio, progreso ni bienestar. El capital productivo no crecerá sin el capital social, y éste no aumentará sin el capital educativo, sin un proyecto generador de profesionales, técnicos, científicos, artísticos y humanísticos que sepan promover la riqueza con justicia y el bienestar con libertad”. Nada ilustra mejor la pasión y la obsesión de Fuentes por México, que la ciudad de México, su ciudad, real e imaginaria: “La ciudad de México es un fenómeno donde caben todas las imaginaciones. Estoy seguro de que la ciudad de Moctezuma vive latente, en conflicto y confusión perpetuos con las ciudades del Virrey Mendoza, de la Emperatriz Carlota, de Porfirio Díaz, de Uruchurtu y del terremoto del 85. ¿A quién puede pedírsele una sola versión, ortodoxa, de este espectro urbano?” Es cierto, se requieren de múltiples visiones, y las hay, pero ocurre que la de Fuentes tenía toda la fuerza de su imaginación privilegiada. Como Balzac y Dickens imaginaron París y Londres, así Fuentes imaginó la ciudad de México y el país todo: sus tiempos, sus personajes; sus alegrías y sus tragedias; sus riquezas y sus miserias. Por supuesto que el México de Carlos Fuentes no se correspondía palmo a palmo con la realidad objetiva, sino con una realidad imaginaria, que no por eso deja de ser verdadera; al contrario, es más certera, más contundente y más perenne. Por eso sobrevive al paso del tiempo y se afianza en nuestra mente, en nuestra memoria, en nuestras emociones, como ocurre con las obras de arte. Por eso también las obras de Fuentes les dicen a los jóvenes de hoy ideas distintas de las que les dijeron a los lectores cuando aparecieron originalmente, y a veces, les transmiten cosas que su autor jamás pensó comunicar a través de ellas. Propenso a lo integral, a lo cósmico, Fuentes no se agotó con la vida de sus personajes, porque sus personajes piensan, sienten, sueñan, mienten y son engañados; traicionan y son traicionados, y lo mismo fueron indios, mestizos, criollos o españoles. Hay un afán totalizador que nunca se agota. En la obra de Fuentes los personajes resucitan siempre en la misma tierra que los vio nacer, la Terra Nostra de México, pero que el escritor podía convertir en otro lugar. La historia y la cultura no son más que el trayecto de los hombres hacia la utopía, desde Ixca Cienfuegos hasta Cristóbal Nonato; desde Artemio Cruz hasta los personajes de Todas las familias felices. Pero como a Fuentes siempre le obsesionaron las fronteras de todo tipo, no le bastaron este mundo y sus utopías: tuvo la urgente necesidad de crear otro mundo, el del fin de las certidumbres y el inicio de la verdadera condena del hombre moderno: a condena de su libertad, de ser libre en el tiempo, en un mundo sin dios y sin diablo. Fuentes intentó de mil maneras descubrirnos y explicarnos qué somos, qué hacemos aquí, desde el reino de la imaginación libre y portentosa en el que se desarrollaron sus historias: un mundo que a veces parece éste, el de todos los días, pero que en realidad es otro, el de su creatividad, el de la libertad del intelectual; el del crítico implacable, el que condena y elogia a placer con la fuerza de su convicción, con la agudeza de su inteligencia y con su capacidad para expresar a través del lenguaje, lo más sutil y lo más burdo; lo inaudito y lo predecible; lo que de alguna manera intuíamos y lo que nunca hubiéramos anticipado; transmitiendo además la subjetividad de sus personajes que es en muchos aspectos la misma subjetividad de sus lectores, nuestra subjetividad. Tal es el México real e imaginario que Fuentes construyó para nosotros, su gran legado, en el que todos podemos ser sus personajes, porque todos tenemos un poco de esos personajes, hombres comunes, héroes o villanos. Todos sus lectores somos un poco de Carlos Fuentes y por eso, su muerte nos abruma, nos conmociona. La noticia dio la vuelta al mundo pero el luto es mexicano. Compartir | Comentarios Nota: Los comentarios de los lectores requieren moderación de los editores. Carátula no se hace responsable de los puntos de vista de los participantes, pero invita al debate e intercambio respetuoso y productivo de opiniones. Pueden identificarse con cuenta de Facebook, Yahoo!, Twitter, OpenID o Disqus, o bien, como invitados mediante sus correos electrónicos. Los comentarios serán visibles una vez que un moderador los apruebe. en esta edición de Crítica ⇒ SERGIO RAMÍREZ: De guapos de tiempos idos ⇒ CLARIBEL ALEGRÍ•A: Carlos Fuentes ⇒ HECTOR AGUILAR CAMÍ•N: Carlos Fuentes, el largo viaje ⇒ JUAN RAMÓN DE LA FUENTE: Luto mexicano ⇒ FEDERICO REYES HEROLES: Carlos Fuentes, in memoriam ⇒ COREA TORRES: La inagotable escritura. Otra vez Carlos Fuentes ⇒ MARIANTONIA BERMÚDEZ: La narrativa de Sergio Ramírez y su relación con la nueva novela histórica latinoamericana HOJA DE RUTACRÍTICANARRATIVAPOESÍACINEVITRINA » Crítica A Carlos Fuentes, in memoriam Federico Reyes Heroles La impronta asentada en la memoria colectiva de lectores y amigos por la vida y obra de Carlos Fuentes será imborrable. Los recuerdos para aquellos cercanos a su vida, como el caso de Federico Reyes Heroles, resultan gratos, esclarecedores. Las anécdotas van y vienen en su relación dando cuenta de una amistad a todas luces entrañable. Una forma valedera para Federico de rendirle un postrer homenaje a Carlos, al artista, al maestro “Ese FEDERICO REYES HEROLES Es originario de la Ciudad de gran seductor que atrapaba con un solo instrumento: la palabra”, es precisamente por intermedio de las palabras y así lo consigna en este texto. México donde nació el año de 1955. Escritor y comentarista de política. Es profesor y miembro del patronato de la Universidad Nacional Autónoma de México. Miembro del Consejo de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Presidente del Consejo Rector de Transparencia Mexicana y Presidente del Consejo Directivo de Fundación Este País. Colaborador de los periódicos Reforma y El Norte. Autor de las novelas Ante los ojos de Desiré, Decía Alexis de Tocqueville que la fortaleza de una nación radica en la solidez de sus recuerdos y el poderío de sus sueños. Pero el recuerdo y los sueños de una nación se tienen que plasmar en palabras. Sólo la palabra permite reconocernos, compartir, ser en lo individual y en lo colectivo. Pero la palabra no cae de un árbol como fruto gracioso. La palabra necesita de ingenieros que consoliden los cimientos, de arquitectos que imaginen una forma y, quizá lo más difícil de encontrar, de un alma que sienta por sí misma y por los demás. 2000; Noche tibia, 1994; Canon; y El abismo, 2002; publicadas por Alfaguara y de los libros de ensayo Alterados. Preguntas para el siglo XXI; Sondear a México, 1995; Conocer y decidir, 1998; y Memorial del mañana, 1999; publicados por Taurus. Cruzábamos el Atlántico en un buque allá por los años sesenta. Mira allí está Carlos Fuentes, vamos a saludarlo, dijo mi madre. Yo era un niño. Se conocían desde muy jóvenes del Servicio Exterior. Husmeaba en la biblioteca del barco cuando lo interrumpimos. Fue afable, vestía jeans, me pareció gozoso. Es un gran escritor fue la única explicación que recibí. Escritor pensé, qué misterio. Con los años comprendí que el quehacer de un escritor era ampliar el alma para sentir más y mejor y poder poner esos sentimientos en negro sobre blanco, atraparlos en palabras. El referente del escritor era Fuentes. De Quetzalcóatl a Pepsicóatl escribió Fuentes en un libro tan arbitrario como brillante, Tiempo Mexicano. ¿Pero a quién se le ocurre algo así? A Fuentes que atrapó la tensión entre las tradiciones y la modernidad. Además en el título mismo de la obra delataba una de sus grandes obsesiones: el Tiempo, con mayúscula, no el que miden las agujas de un reloj, -¡qué fácil sería!- el otro, el subjetivo, el de Kant en el cual una mirada, un minuto puede transformar una vida y un siglo, ser un interminable pasmo. “Tus dedos helados... sin tacto... tus uñas negras, azules... tus quijadas temblorosas... Artemio Cruz... nombre... ‘inútil... “corazón”... “masaje”... “inútil”... ya no sabrás... te traje adentro y moriré contigo... los tres... moriremos... Tú... mueres... has muerto... moriré”. Son los últimos renglones de La Muerte de Artemio Cruz, novela icónica del laberinto social y emocional de la post revolución. Allí Fuentes indagaba en los recuerdos, lo hacía para construir nación, para crear una identidad a través de la palabra, su gran obstinación. Decir las cosas, decirlas a tiempo y con un sentido final capaz de hermanar emociones, esa era la meta. Pero si la Revolución era tema arquetípico de la literatura mexicana de la segunda mitad de siglo XX, el retrato de una gran ciudad no lo era. Fuentes venía ya de La Región más Transparente donde había logrado delatar a la pseudo aristocracia, a los Betos y las Gladys, a los amenazados en su imaginario colectivo por la revuelta popular. Triunfadores de oropel, fracasados con disfraz, el proletariado tan de moda en esa época y los que fluctúan de una clase a otra – decía Fuentes- para designar a las que hoy llamamos clases medias. Muchos personajes representativos de un México que, por desgracia, todavía no queda atrás del todo. La capital cobró conciencia de sí misma. La nación cobró conciencia de su capital. Pasado, Artemio Cruz, presente, La Región más Transparente y por qué no futuro. Por qué no imaginar un transporte aéreo masivo para los trabajadores mexicanos que se ganan sus pesos colgando de las ventanas de los grandes edificios de Chicago o de Nueva York, ciudad que Carlos amaba como a pocas. Se bambolean en sus cuerdas limpiando vidrios sucios para los cuales ya no hay valientes en nuestro vecino del Norte. Hacen dinero y se vienen a México volando. Allí están los relatos que imaginaban un futuro que crea nación. Por qué no una identidad nacional que surge al norte de México y al sur de los Estados Unidos. Una nueva identidad que obliga al encuentro. Ciudadanos de Oaxaca o Michoacán conviviendo con texanos y californianos. Pintores, poetas, dramaturgos producto de ese encuentro fantástico e incomprendido. Fuentes siempre creyó en esa fuerza resultado del encuentro de culturas. Lo que salga será mejor, pensaba. El purismo no era su convicción. Alumno informal de un gran tutor con quien lo unió una profunda amistad, me refiero a Alfonso Reyes, Carlos Fuentes siempre defendió la tesis del regiomontano: la cultura o es universal o no es cultura. Lo demás es folclor. Por eso se lanzó a una aventura magna como lo es El Espejo Enterrado en donde nos habla de Zurbarán o de Las Bodas del Fígaro, ese espléndido y complejo texto en que cruza los mares, el Atlántico en particular, para mostrar los puentes invisibles pero indestructibles que unen a las culturas de una y otra costa. Qué hombre más complejo y completo era Fuentes. Lo recuerdo en la excelente versión de ese libro –El Espejo Enterrado- elaborada por la televisión británica. Allí nuestro gran escritor se despliega frente a las cámaras como si lo hubiera hecho toda la vida. Y ya que en las cámaras andamos, cómo dejar de mencionar a ese Carlos cinéfilo que competía con José Luis Cuevas y con Monsiváis recordando directores, guionistas, camarógrafos y por supuesto actores y actrices, sobre todo a las bellas. Porque también estaba ese Fuentes capaz de cantar tramos enteros de Don Giovani o de repetir al alimón con García Márquez grandes parrafadas de Quevedo o de Góngora. Un escritor no puede tener límites, debe poder experimentar emociones diversas, disfrutar de una deliciosa nieve o baliar en algún arrabal de Buenos Aires, ciudad por la cual también tenía una particular debilidad consecuencia de su estadía infantil como hijo de diplomático. Pero Carlos Fuentes vio con toda claridad que tenía varias misiones culturales que cumplir: su obra por supuesto, su trabajo en los recuerdos y en los sueños, era la principal. Pero podía también servir de puente, de enlace entre los brillantes pero desorganizados brotes de la literatura de habla hispana. De ahí su fantástica producción como ensayista y crítico literario: de La Nueva Novela Hispanoamericana, donde hace una radiografía de Vargas Llosa, de Carpentier, de su gran amigo García Márquez, de Cortázar y Goytisolo, libro de finales de los sesenta, a La Gran Novela Latinoamericana del 2011, pasando por Geografía de la Novela del 93. Pero basta de traer a la memoria los infinitos títulos de su amplísima obra. Para eso tendremos, por desgracia, mucho tiempo para ordenar y recapacitar. Sería injusto quedarnos allí. Porque hay mucho más. Voy a las virtudes. Carlos Fuentes el gran conversador.- No sólo me refiero a los recuerdos privados de prolongadas noches, sino a las múltiples entrevistas donde el ánimo pedagógico imperaba y la pasión se engalanaba. Admirador de sus grandes maestros de la Facultad de Derecho de la UNAM, Fuentes sabía del poder de la oralidad y lo explotaba segundo a segundo. Nada odiaba más que una conversación insulsa, insabora e incolora. Carlos Fuentes el laborioso.- Se dice fácil decenas de libros pero la disciplina cotidiana de Fuentes, su ritual de trabajo, su severidad consigo mismo, el sacrificio implícito, son una lección para todos. Fuentes se tomó en serio su oficio y eso debe ser ejemplo para muchos. Carlos Fuentes el conferencista.- Francés, inglés y por supuesto español todos a la perfección, Fuentes era un gran seductor que atrapaba con un solo instrumento: la palabra. La construcción de las oraciones y los párrafos; los adjetivos, la entonación, su cuidada dicción y por supuesto su gran capacidad histriónica al servicio de las ideas. Ni pantallas, ni lucecitas, ni música de fondo. Carlos rompía el silencio del auditorio y sabía el instante preciso para regresarlo y provocar una ovación. Carlos Fuentes el organizador de aventuras.- Como si no tuviera qué hacer, se daba tiempo para organizar encuentros, congresos e incluso una institución como lo es el Foro Iberoamérica con más de una década de vida donde, año con año, propició la reunión de empresarios, intelectuales y personajes de la talla de Felipe González, los expresidentes Sanguinetti, Cardoso, Gaviria, Lagos y varios más, todo con el fin de mantener viva la flama de su sana obsesión iberoamericanista. Pero no todo era suavidad y cortesía del diplomático natural que llevaba dentro. El comentarista periodístico Fuentes, era una pluma de tenerle miedo. Basta con revisar un texto implacable que se describe en el título: Contra Bush. Su posición liberal y progresista lo llevó a comprender los límites de los ensueños de los sesenta y a fortalecer las libertades como única ruta hacia la gran libertad. Imposible no recordar otro atributo. Carlos Fuentes fue un hombre muy generoso. Lo fue con sus amigos, pues era muy amigo de sus amigos, pero también con desconocidos a los que firmaba, en apariencia sin cansancio, cientos de ejemplares, aunque después estuviera agotado. Generoso, muy generoso, con los escritores jóvenes, a quienes nunca se cansó de impulsar. Por algo murió el día del maestro. Brinco al plural, generosos, porque Silvia y él no podían contenerse de compartir sus comentarios sobre una buena película o DVD o puesta en escena de una ópera. Generosidad que inundó su casa para convertirla en lugar de encuentro de los diversos, de discusión, de abrazos fraternales de los adversarios políticos. ¡Qué enseñanza civilizatoria! Viajeros incansables Silvia Lemus, su gran amor, su gran compañera en las muy buenas y las muy malas, que también las hubo, le llevaba hogar a donde Carlos tuviera que ir. Los Fuentes se erigieron en una antena muy sensible de lo que ocurría en el mundo. Durante meses de ausencia y vuelos innumerables por todo el globo, acumulaban información y conocimiento que llegaban a compartir. Hoy puede parecer poca cosa, pero en un país cerrado esa labor fue vital. Encarnó la convicción de llevar México al mundo y traer más mundo a México. Lo veo en aquel buque muy lejano en la memoria; lo veo en su estudio mirando a los volcanes, rodeado de libros; lo veo enfático y convincente en una conferencia. Lo veo tomándonos un bravo martini simplemente porque sí; lo veo en La Orduña, cerca de Jalapa, visitando solos el ingenio azucarero donde había sido concebido, eso me dijo; lo veo bailando con Silvia en Cartagena al lado de los Gabos; lo veo en Londres trepando a su departamento y en Roma gozando la ciudad y una pasta; lo veo con sus dedos índices chuecos, por no decir deformados, de tanto apretar la tecla, pero sobre todo lo veo discutiendo sobre su México, ese que siempre quiso fuera mejor, más próspero, más justo, un México que estuviera a la altura del mundo. En este abrupto vacío tenemos un consuelo: terminó como quería, leyendo, viajando, con proyectos, discutiendo y sobre todo, con los dedos sobre el teclado. Fue un hombre cruzado por la pasión, en la charla, frente a la hoja en blanco, ante la estética. Qué buen artículo, le dije el lunes a eso de las dos de la tarde. Si te gustó este, espérate al de mañana. Ya lo comentaremos, me dijo. Guaseamos un rato, me habló de su nuevo proyecto y del problema de mover tantos libros. Oye, le dije, quedamos de ir al teatro. Es cierto búscate algo. Órale, le respondí. Yo disparo la cena, me dijo, tú pagaste la última comida. De esa no te escapas querido Carlos. Siguiendo a Tocqueville, te habremos de buscar en nuestros recuerdos y en nuestros sueños sabiendo que eres parte central de la gran nación que ayudaste a construir. Gracias Carlos por lo mucho que nos diste, a los individuos, a tu México. Descansa. Sin ti, pero rodeada de los muchos que te quieren, tu güerita, tu gran preocupación, habrá de estar bien. Ha sido un honor. Gracias. Compartir | Comentarios Nota: Los comentarios de los lectores requieren moderación de los editores. Carátula no se hace responsable de los puntos de vista de los participantes, pero invita al debate e intercambio respetuoso y productivo de opiniones. Pueden identificarse con cuenta de Facebook, Yahoo!, Twitter, OpenID o Disqus, o bien, como invitados mediante sus correos electrónicos. Los comentarios serán visibles una vez que un moderador los apruebe. en esta edición de Crítica ⇒ SERGIO RAMÍREZ: De guapos de tiempos idos ⇒ CLARIBEL ALEGRÍ•A: Carlos Fuentes ⇒ HECTOR AGUILAR CAMÍ•N: Carlos Fuentes, el largo viaje ⇒ JUAN RAMÓN DE LA FUENTE: Luto mexicano ⇒ FEDERICO REYES HEROLES: Carlos Fuentes, in memoriam ⇒ COREA TORRES: La inagotable escritura. Otra vez Carlos Fuentes ⇒ MARIANTONIA BERMÚDEZ: La narrativa de Sergio Ramírez y su relación con la nueva novela histórica latinoamericana HOJA DE RUTACRÍTICANARRATIVAPOESÍACINEVITRINA » Crítica Otra vez Carlos Fuentes La inagotable escritura Corea Torres ¿Quién es Carlos Fuentes? Se me antoja describirlo a la manera de Luis Buñuel: “Carlos Fuentes quizá sea un gran destructor de las conciencias tranquilas”, pero además, para almibarar el comentario, un creador de esperanza humana. COREA TORRES (Chichigalpa, Carlos es una enciclopedia de sensaciones y sentimientos forjados en el crisol del Nicaragua, 1951). cosmopolitismo que lo hizo nacer en Panamá para luego devenir en Chac Mool y de ahí encarnarse en las distintas personalidades inscritas en el Ixca Cienfuegos de La región más transparente, en el Artemio Cruz de su propia muerte, en el Gringo viejo, y en el Jaime Ceballos de Las buenas conciencias, para terminar en los huesos de Felipe Montero, Escritor, poeta, crítico literario. Estudió Ingeniería Química en la Universidad Autónoma de Puebla y enamorado de la vieja Consuelo Llorente y de la joven Aura. Todas sus novelas le responden a sus cuestionamientos con historia, con génesis, con cultura, por eso las escribe, para encontrarse. Para decirlo pronto, Carlos Fuentes es la obra novelística que responde cuando nos preguntamos cuál es el signo más representativo de la narrativa contemporánea mexicana. laboró en la industria del papel y cartón para envoltura por más de 20 años. Lector desde siempre. Maestro de talleres literarios en la Casa del Escritor de Puebla. Coordina la Sala de Lectura Germán List Arzubide. Autor de la columna Libros de la revista semanal MOMENTO en Puebla. Asesor literario independiente. Colaborador del suplemento cultural El Nuevo Amanecer de El Nuevo Diario, de Managua. Editor de la sección Crítica y colaborador de la revista virtual www.caratula. net ¿Por qué mantener la vigencia lectora de Carlos Fuentes? pregunto y contesto de inmediato: simple y llanamente por memoria, salvaguardar en nuestro acerbo la narrativa Ha publicado: ahora que ha llovido de Fuentes incita, siempre que se lee nos mueve a verificarnos como habitantes de México. (Poesía, 2009 CNE). Miscelánea No creo necesario entrar en la hipérbole para allanarme el paso a estos apuntes acerca de su ficción. Si bien es cierto hemos mantenido una relación cercana con las palabras de Carlos a través de los volúmenes que ha publicado, es refrescante tenerlo cerca, es decir, atender a los guiños que hace para re-visitarlo, re-descubrirlo, o, como el caso de ciertos lectores explorarlo por primera vez. Acudo al azar para encontrarme con Los días enmascarados, libro de cuentos de su autoría. El índice informa los títulos contenidos: “Chac Mool, En defensa de la Trigolibia, Tlactocatzine, del jardín de Flandes, Letanía de la orquídea, Por boca de los dioses y El que inventó la pólvora, seis cuentos cuya naturaleza fantasiosa induce a recorrerlos con la percepción prendida en el botón de las sensaciones. La contraportada también comunica que este libro contiene sus textos iniciáticos. Fuentes fue precisamente uno de los primeros creadores mexicanos que se inmiscuyeron con su escritura en el pasado indígena, entremezclándolo con el tiempo actual, logrando con ello una simbiosis nada despreciable cuya virtud esencial es que coadyuva a re-encontrar la raíz propia del deambular por este México nuestro de todos los días. Este tema al que aludo: lo indígena con el hombre de hoy, aparece un tanto en los Los días enmascarados, para indicarlo con más precisión en los relatos: Chac Mool y Tlactocazine, del jardín de Flandes. Los demás textos se encaminan hacia otros rumbos narrativos, ejemplo de ello es En defensa de la Trigolibia, que suena como un ejercicio más bien juguetón de la palabra, relacionándolo con una porción de la política y aunque se nota un erótica (Poesía colectiva 2007, BUAP). Los guajolotes de donde La Güera, Antología de cuento Puebla directo (Ayuntamiento de Puebla y BUAP, 2010). Colaborador de Radio ABC, 1280 AM, Puebla, con su columna Libros al medio día, los viernes. Ha publicado poesía, cuento y ensayo en diversos periódicos y revistas poblanas. tanto incipiente, ya deja ver en su estructura cierta carga de la búsqueda de Carlos Fuentes en los terrenos de lo sociopolítico, como una manera de explicar y explicarse le época en la cual vive. No está por demás manifestar la vena fantástica en la que Carlos incursiona tanto en Chac Mool como también En la letanía de la orquídea cuento ubicado en la Panamá de Centro América, donde hace crecer esta bella flor en la rabadilla de Muriel (protagonista) y desde ese referente botánico establecer una fantasiosa disquisición. Ya en Los días enmascarados pueden observarse algunos elementos esenciales que constituyen la prosa narrativa de Fuentes vinculados con su forma de fabular, el uso de la palabra, la visión de su raíz indígena y de algún modo los atisbos de la atmósfera siempre intrigante de lugares y situaciones. Cuando terminé de arrimarme a estos días con antifaz, ingresó en mi espíritu esa suerte de sensación que me dejó Aura cuando la descubrí: ambientación nebulosa, impredecible y misteriosa que se asocia con la mohosidad y la incertidumbre, hay en Tlactocatzine, del jardín de Flandes mucho de ese sabor que se aleja de una realidad pero de pronto sensibiliza y conduce a esas otras vertientes que no siempre nos gusta explorar. Chac Mool, por ejemplo, desquebraja en su momento un mucho la cuentística de los medios del siglo pasado, por cuando sus implicaciones con la argumentación imaginativa de la anécdota, pervierten lo hasta ese entonces escrito, a pesar de que la temática, como se dice siempre, ya haya sido contada, sólo que Carlos tuvo la habilidad ¿el oficio? de volverla a poner en el tapete literario con la misma potencia de los grandes cuentistas que lo antecedieron. ¿Cómo concibo a Carlos Fuentes después de haberlo leído en algunas de sus creaciones? Se me antoja describirlo parafraseando a Luis Buñuel: un gran destructor de las buenas conciencias, pero además, para almibarar el comentario, creador de la esperanza humana. Carlos es un almácigo de sensaciones y sentimientos forjados en el crisol del cosmopolitismo, que lo hizo nacer en Panamá un 11 de noviembre de 1928 por meras razones circunstanciales, porque su padre, Rafael Fuentes Boettiger, integrante del cuerpo diplomático mexicano, ejercía allí sus esfuerzos laborales. Debido a las constantes mudanzas de sedes diplomáticas Carlos tuvo el privilegio de aprender varios idiomas, entre ellos el inglés y el francés, que le ayudaron a realizar lecturas en esas lenguas sin necesidad de traductores. Estudia la preparatoria en México, experiencia que lo dota del compromiso de la búsqueda de la identidad mexicana, de tal manera que sus novelas le responden a sus cuestionamientos con historia, con cultura. Pareciera que por eso las escribe, para encontrarse. Trabajó un tiempo como periodista e inició estudios universitarios en la Facultad de Leyes, los cuales abandona para viajar a Londres. Posteriormente decide fincar su residencia pasando partes del año en tierras inglesas, en París, y otro tiempo en México. Es decir deviene en Chac Mool y de ahí encarna en las distintas personalidades inscritas en el Ixca Cienfuegos de La región más transparente, en el Artemio Cruz de su propia muerte, en el Gringo viejo, y en el Jaime Ceballos de Las buenas conciencias, para terminar en los huesos de Felipe Montero, enamorado de la vieja Consuelo Llorente y de la joven Aura como un ejercicio lúdico que le permite atisbar el pasado y permanecer en el presente. La narrativa de Fuentes, para decirlo pronto, responde a las expectativas cuando preguntamos cuál es el signo más representativo de la novela mexicana de la mitad última del siglo XX. Me apropio del concepto de José Emilio Pacheco para redefinirlo: ya no es nada más el gran novelista de su país, México, sino de todo el mundo hispánico. La región más transparente, novela icónica de su producción ya cumplió cincuenta años de haber sido publicada, pero: la voz de Ixca Cienfuegos su protagonista, aún retiembla en los espíritus lectores. Ixca continúa cual conciencia galopante extrayendo verdades a esos personajes tan vívidos creados por la pluma e imaginación de Carlos. No ha bastado el tiempo para anquilosarlo ni mucho menos convertirlo en ente caduco. Más bien, por lo que logra entrever dentro de la maraña de asesinatos, carestías, desempleo, desencanto social, miseria y otras lindezas del paisaje mexicano, cobra una notoriedad, que bien valdría reflexionar para entender y combatir. Carlos Fuentes ha ensayado dentro de esta novela La región más transparente acerca del ser mexicano y sus contradicciones. Un ensayo lúcido y lúdico, virtudes que generan pensamiento y sonrisa irónica ante los aconteceres torales, que de pronto se nos escapan ante la maleza de informaciones (desinformaciones). He releído La región más transparente con acentuado interés para redescubrir los matices que en aquella primera lectura se me escaparon y que a la luz del tiempo transcurrido, las experiencias, las investigaciones realizadas y las circunstancias actuales, me dejan con una carga de nuevas dudas. Eso y nada más eso exacerba mi pasión por este libro. Los tramos en los que envuelvo mi atención, ahora, me parecen esclarecedores a la vez que lapidarios. Cómo explicar que los acontecimientos vistos por Fuentes en esos tiempos se repiten ahora cual si fuese un ciclo de singular regularidad –me refiero a comportamientos de clase de una sociedad sujeta a reciclajes previstos por una fuerza superior que los acomoda, para que de nueva cuenta sucedan-, convirtiendo en protagonistas a ciertos personajes amparados al margen de los trajines, de los dramas, de los golpes, para aparecerse oportunamente e implantarse como los grandes salvadores de la nación. La región más transparente a través de sus habitantes más conspicuos, elaboran la historia reciente de un México que sufre, como sufrió hace cien años los embates de una revolución, de un cambio obligado. Creo, porque lo confirmo viendo a mí alrededor, que la familia Ovando, Francisca y su mujer Lorenza, los Zamacona: Ana María, su hija Ana María con su hijo Manuel. Rosenda Zurbarán de Pola, Rodrigo Pola. Federico Robles, Norma Larragoiti y Roberto Régules entre otros, así como Teódula Moctezuma e Ixca Cienfuegos son los moradores de la historia actual mexicana encarnados en otros nombres. Tal vez, y así tiene que ser, uno puede o no, estar de acuerdo en lo narrado por Fuentes, pero existe algo que hace de esta obra el retrato de una realidad: la manera en que nos endilga los orígenes de cada uno de sus personajes: Están contados con la sangre de alguien que parece los siguió de cerca. La verosimilitud de las narraciones dentro de la historia general logra momentos de gran alcance literario, porque hace al lector confiar en lo que está diciendo. Lo que se descubre en La región más transparente, es verdad, ya sea dentro de los ámbitos de la pobreza o de la aristocracia, como también de los espacios habitados por los oportunistas que se hacen ricos con la información privilegiada a la que acceden merced a sus triquiñuelas. Las bases para la conformación, construcción, de los grupos sociales de una ciudad, pueden verse en esta novela. México D.F. es atendida por Carlos Fuentes con el respeto inobjetable a un sitio que ama, y no quiero decir con ello que la trata con benevolencia sólo porque es su ciudad. No. Carlos hace una estupenda recreación de la polis, de la multitud que la acecha, de los itinerantes que llegan y se adosan a sus calles, a sus rincones, acomodando ilusiones que pronto serán cumplidas, o desbaratadas con las tragedias consecuentes. “Todas las cosas son viejas, y solo son novedosas al tener éxito”, pregona un Rodrigo Pola, novio despreciado por Norma Larragoiti, quien tiene su desquite al emparentarse con Pimpinela de Ovando, figura frágil de la aristocracia decadente de los porfiristas, y triunfar en los terrenos de la argumentación cinematográfica, mientras, Norma ensoberbecida por la posición de su marido Federico desciende a los infiernos del empobrecimiento financiero, ergo, desprestigio social. Un mucho de esa expresión cabalga en los pasajes de la historia, en donde vemos el accionar de un Federico Robles combatiente de la revolución, quien aprovecha, como muchos, el caos de los sucesos para subirse al carro de la prosperidad y a partir de sus negocios, no siempre éticos, mantener un modus operandis que da fiel cuenta de la aparición de inéditas fortunas. La creación de nuevos ricos, las recientes formas de convivencia y relaciones amarradas al poder y al dinero, como las distintas perspectivas de visualizar la realidad moderna que se avecina, son armadas bajo la sombra, conformando nuevas clases gobernantes, convirtiendo a la vez a decadentes aristócratas en verdaderos parásitos del presupuesto. Historia no por menos conocida, real. Ambientes y atmósferas se contorsionan ante los vaivenes volubles de las intenciones de Fuentes, creador visionario de un futuro atribulado. Convierte La región más transparente en un documento que, a la luz de los cincuenta años transcurridos le confieren la razón. La inteligencia de sus apreciaciones bien pudieron haber sido tomadas en cuenta para realizar estudios de lo que nos pasaría ahora en la actualidad, si no vean: Carlos toca el tema del petróleo, con la certeza de que más adelante será fruto de discordia entre los mexicanos, y señala con dedo flamígero a desleales funcionarios y empresarios ocupados en sacar la mejor parte de la raja, en lugar de buscar los beneficios para la población en general. Amén de la estructura novelística basada en contar la historia general en boca propia de los protagonistas, Fuentes convierte los capítulos en el génesis de cada figura, así Norma Larragoiti tiene sus momentos de gloria, Federico Robles aparece contándole, al igual que Rodrigo Pola, sus aventuras vivenciales a Ixca Cienfuegos, quien, como ya lo consigné, es elemento sustancial del entramado –además de tener su propio apartado-. Librado Ibarra, Rosenda Zurbarán de Pola, Mercedes Zamacona, Hortensia Chacón, mecanógrafa y segunda esposa de Robles, Gladys García, la prostituta, Betina Régules, hija del abogado magnate Roberto Régules, merecen también la atención específica de Fuentes y detrás o al frente de ellos, Ixca Cienfuegos observando, asestando consejas, aclarando conceptos, develando misterios, mantiene su protagonismo, disfrutando su ambigüedad y misterio. No hay duda, fascinación por México es lo que siente Carlos Fuentes. Por ello acude a todas las formas posibles de contarlo, procurando no dejar nada por resolver en cuanto a lo que refiere, y así ocupa a la novela como mecanismo de violentar y mostrar la conducta de sus moradores. Sucede en la historia que cuenta en la novela Cristóbal Nonato, acaso ese carácter fársico, carnavalesco, de que está dotada, se revela en su discurrir: escenografía donde se retratan los distintos rostros político-sociales del variopinto territorio nacional, al amparo de la innovadora manera de expresarlo. El discurso de Fuentes en Cristóbal Nonato se salta las trancas de la homogenización, pertrechado en los coloquialismos de la época, compone palabras, aplica términos en inglés, transgrede los innumerables estereotipos en que se venía cobijando la novela, fragmenta pensamientos y sentires dentro de una estructura por demás provocativa: quien narra aún no ha nacido, es decir, aún no es nadie, ve el mundo desde el encapsulamiento genital: el vientre de su madre. El apellido Nonato, no nacido, es acaso solamente barrunto, una expresión de un futuro, algo que se vislumbra derivado de aquello creado y desarrollado por el humano en el presente inmediato, después el nombre: Cristóbal, se asocia ipso facto al descubrimiento de América por Colón, llamado de igual manera que nuestro protagonista, y que similarmente acusa la sorpresa por lo nuevo, el asombro, esa sensación en el espíritu ante la sorpresa. Con estos elementos, quiero creer, Carlos Fuentes escudriña detalladamente en el corpus de la nación mexicana, durante una etapa en que el decaimiento del partidazo no nos hagamos-, llamado PRI, sufre las consecuencias de su deterioro político, claro está, por todo aquello que ha dejado de hacer por los ciudadanos que lo encumbraron, pero también por los grados sumos de corrupción incrustados en sus intestinos, piel y huesos, casi como filosofía del poder. Novela de casi 560 páginas, en donde se especula con la llegada al poder gubernamental de México del PAN el otro partido político que ha sido la sombra, el antagónico, y la más de las veces cómplice de las correrías de estos personajes paradigmáticos del partidazo, poseedores de una carga plena de ambiciones que cumplen a rajatabla con lo impuesto por la razón de ser de este tipo de servidores públicos emanados de la comodidad posterior a la revolución. Estos personajes en Cristóbal Nonato están encarnados con precisión de retratista en Ulises López y el Lic. Federico Robles Chacón (ya observado en La región más transparente, aquí repite) ambos ministros plenipotenciarios y con manga ancha para sacar todos los beneficios que les da estar en la cúspide de la pirámide política, asesorando al primer presidente panista en México: Jesús María y José Paredes, y alrededor de ellos toda la corte de adláteres enquistados. Carlos, coherente a su idea y pensamiento de trasvasar el verdadero sentir de su escritura, que es plasmar en las historias que cuenta la realidad nacional embebida del espíritu mexicano, muestra el carácter desvergonzado y trágico que nos circunda, imprime a Cristóbal Nonato significativas dosis de visos socio- psicológicos en episodios donde se dan cita los distintos modelos conductuales de los habitantes, así entonces Ángeles, sin apellido, y Ángel Palomar Fagoaga se muestran como los padres de Cristóbal Nonato, quienes tiene el objetivo preconcebido que su hijo nazca el 12 de octubre de 1992 para ganarse el Premio que ha sido convocado por el Gobierno, en atención a los 500 años del descubrimiento de América. Ángeles y Ángel viven su romance tienen su pelea y separación aunque más tarde la redención quizá los aguarde, con todo y perdón, pero nunca olvido, inician un periplo por el territorio mexicano, obligados por las diferentes circunstancias de protestas y caos que envuelve al país merced a las barbaridades de los gobernantes, se hacen de amigos, al igual que ellos desencantados y aventureros: Los four jodiditos, pero también de enemigos: Matamoros Moreno y su hija Colasa Sánchez, quienes en venganza tras haber sido ninguneados por Ángel Palomar, por razón de unos escritos malos que Matamoros quería publicar, realiza una persecución implacable contra Ángel, en ese inter Matamoros se erige como estandarte de los choferes de trailers que transportan toda la carga de insumos en el territorio azteca, e inicia la revuelta en contra de los gobernantes, las imágenes de esos episodios son relatados por Fuentes con la eficacia que lo caracteriza. No puede dejarse de lado otra de las innovaciones propuesta por Fuentes, la utilización de un personaje real: Fernando Benítez, como uno de los bastiones de la estructura ficticia dentro de la historia, pero dicha utilización no sólo como poste sino como muestrario de las tragedias que padece nuestro país a todo lo largo y ancho de su territorio, y además, como contrapunto esencial al personaje burgués-conservador y oportunista Homero Fagoaga, protagonista insuperable de la novela y quien representa de modo preciso el sentir de una clase social, capaz de revolverse en todos los sentidos a fin de conservar sus comodidades y regalado modo de vida. Personalmente sentí en Cristóbal Nonato el depósito de ciertas dosis de rabia, no tanto en los personajes que deambulan en la novela, sino del autor, claro, ocupando su mediación y en la descripción de lugares y circunstancias, evidenciado en la posición irónica y crítica de los manejos de los mandatarios del país y vislumbrada en el corpus de la historia. Esa cólera sembrada en las intenciones de Fuentes, parece ser consecuencia de su desencanto con respecto a los derroteros en que ha incurrido el desarrollo de México, posterior a la cruenta revolución que nos antecedió, por desgracia sin arrojar los resultados que se esperaban. Hay en Cristóbal Nonato una apuesta fuerte en la manera de plantear las estructuras novelísticas y en las intenciones. Suena inconcebible que quien narre sea alguien que aún no es, de tal manera que mirada y narración resultan sorprendentes, me parece que los lectores, en general, deben reconsiderar la lectura de esta novela para revalorarla, en su sentido crítico, agudo e irónico y redescubrir nuestra realidad. Llama mucho la atención en estos libros citados: Los días enmascarados, Cristóbal Nonato y La región más transparente, el sentido del reforzamiento que Fuentes hace de las conceptualizaciones de la narrativa desarrollada en la América hablante del castellano, sobre todo para un público que ya ha incursionado con cierta periodicidad en ellas, porque apuntala las diversas reflexiones que se puedan generar alrededor y permite producir mayores espacios de apertura en la crítica y en el análisis, pero también para aquellos que leen por simple gusto, Fuentes se aventura, a través de ellas –las novelas y el cuento-, a ofrecer puntos de vista y opiniones que no se tenían contemplados después de leerlas, una suerte de ars narrativo, tal como percibe y describe en el ensayo La palabra enemiga, que cierra el libro La nueva novela latinoamericana, del mismo Fuentes, dice: “Creo que se escriben y se seguirán escribiendo novelas en Hispanoamérica para que, en el momento de ganar conciencia, contemos con las armas indispensables para beber el agua y comer los frutos de nuestra verdadera identidad”; y precisamente esa es una de las ideas centrales que el autor expone y defiende en tanto ensaya con las obras de Domingo Faustino Sarmiento, Cortázar, García Márquez, Carpentier, Vargas Llosa, en este volumen ensayístico La nueva novela latinoamericana: la situación de la identidad y cómo la literatura se torna herramienta imprescindible de los latinoamericanos, a fin de mostrarnos cual somos ante el mundo entero. Otro asunto toral que Fuentes aborda aquí, es el conflicto que se produce en el artista hispanoamericano mientras permanece en la disyuntiva de considerarse un escritor nacional, que en algunos casos lo sitúa en un terreno muy cercano al provincianismo de fondo, y por ende, en un anacronismo de forma, o sentirse con aspiraciones de narrador universal, asumiendo imitativamente estilos y temas de la vanguardia novelística que lo colocaría en el ninguneo, en la insignificancia y con el respectivo riesgo de perder a sus lectores regionales y además sin ganar adeptos en el extranjero. Esta perspectiva está expresada de manera muy sucinta en el ensayo llamado La constitución borgiana. La nueva novela hispanoamericana recoge de manera precisa -como para enfatizar su trascendencia- los ensayos: El afán totalizante de Vargas Llosa; Carpentier o la doble adivinación; García Márquez: la segunda lectura; Cortázar: la caja de Pandora; Juan Goytisolo: la lengua común. En ellos se verifica el desarrollo y los caminos andados de la novela, sosteniendo como factor afín el sustento del lenguaje, que a decir del propio Fuentes, se re-inventa, porque el nuevo escritor latinoamericano se torna radical cuando voltea a ver su pasado, pues así puede emprender una revisión de su escritura a partir de una evidencia: la falta de un lenguaje. Entonces en ese construir la nueva manera de decir, expresa todo lo que la historia ha callado y aplica un ejercicio más crítico en sus creaciones, sin renunciar en absoluto a las emociones que ha cargado desde siempre: el amor a la justicia, el impulso libertario o la cólera justificada. Carlos Fuentes, si se permite la expresión, seduce con su propuesta aquí en La nueva novela hispanoamericana, el tono persuasivo con que arremete al plantearnos sus ideas ejerce un fuerte sentimiento de aceptación, por supuesto -y esto es una opinión estrictamente personal-, el libro me hubiera parecido más completo si acaso hubiese focalizado su atención también en narrativas como la de Borges, Rulfo, José Emilio Pacheco, Donoso, entre otros escritores que han incidido de manera gravitante en la literatura de nuestro continente. De cualquier forma La nueva novela latinoamericana, representa lo que la narrativa actual tiene de distinto y de igual que las anteriores. Pero será cierto que el hecho cultural simboliza y conjuga cada una de las maneras de ser. Que una pintura, un poema, una obra cinematográfica, una puesta en escena de alguna obra teatral, o de un espectáculo dancístico o musical, indican cómo somos. Será verdad que la cultura, sea la respuesta a los desafíos de la existencia. Es acaso factible amalgamar en América Latina los elementos sustanciales de la sociedad moderna, constituidos alrededor de la economía y la política desde la base de la unidad cultural. A ojo de pájaro, esta disyuntiva, esta resolución de nuestro ser, pudiese no parecer tan conseguible en tanto la dispersión y el desprecio a la cultura y las artes nos ronda. Las inteligencias propias, y a veces extrañas, por fortuna, no nos abandonan, asumen el rescate de nuestras luchas desde la almena del decir, del pensar, del reflexionar y del ahondar en las raíces de la historia. Carlos Fuentes voz propia, vox populi, pone en la mesa de las discusiones ese tema, después de pensado lo escribe con una riqueza bibliográfica, con la profundidad de un intelectual avezado en la confrontación y estudio de las ideas en su libro El espejo enterrado, volumen expresivo y personal de su punto vista acerca de los problemas que nos atañen como país y como habitante de este planeta. Pero el ejercicio de pensamiento desarrollado en El espejo enterrado, no se queda exclusivamente en la propuesta fantasmagórica del intelectual alucinado, aquel que se piensa a sí mismo como el demiurgo dador de opiniones redentoras, me parece que la práctica realizada en este libro, demuestra que el análisis de las situaciones ocurridas a lo largo de la vida de cualquier país, tienen mayor valor y veracidad, en tanto están supeditadas al vigoroso estudio de su propia historia y a las historias de los demás países involucrados en su existencia. Fuentes está presente en El espejo enterrado como el magnífico investigador que ha sido a través de su desarrollo escritural, lo confirma la bibliografía apuntada en el mismo libro cuya extensión rebasa un poco más de las treinta cuartillas y en donde además de hacernos ver el ingente trabajo de descubridor, le da la oportunidad, -así lo expresa- de manifestar la biografía de su cultura, porque una cultura se compone de todos los que la portamos, la conocemos, apreciamos y aun procuramos enriquecerla y continuarla. Representa pues, para Carlos Fuentes una manera de decir que la bibliografía empleada para realizar El espejo enterrado es de la que se ha nutrido durante 50 años de lecturas, y que lo ofrecido allí es acaso sólo una selección, una referencia a las obras que consultó o recordó mientras escribía tan vasto ensayo. El repaso de la historia asumido por Fuentes, está implícito en el texto, abarca desde la conquista de España precisamente, hasta la hispanidad norteamericana, pasando etapas cuya centro está asociado con el descubrimiento y la conquista de América, la muerte del mundo indígena, el siglo de oro español, los caminos hacia la independencia de los pueblos americanos, Bolívar y San Martín, el concepto de Tierra y Libertad de Zapata, apuntes acerca de aspectos importantes relacionados con las culturas indígenas sudamericanas y los nacimientos de las respectivas oligarquías y dictaduras, para arribar, cual colofón natural, en la reciente democracia española post-franquista y como ya lo referimos: a nuestra inevitable relación con el norte, Estados Unidos para ser precisos. Durante todo el periplo narrado a manera de ensayo histórico, podría decirse hasta novelado, Carlos Fuentes no cesa en su intento por demostrar su idea: las culturas sólo florecen en contacto con las demás, y perecen en tanto permanecen aisladas, de tal suerte que esa interacción cultural se asocia en Hispanoamérica, desde un terreno abonado por usos, costumbres, artes, maneras de ser, estar y gobernar de otros pueblos. Deviene desde que España es conquistada por romanos y árabes musulmanes y transportada a América por Colón y sus compañeros de aventura, para mezclarse con los autóctonos, sin olvidar el arribo de la negritud, trasladada de las planicies africanas por ingleses y portugueses. Por eso la propuesta ensayística de Carlos Fuentes resulta de una importancia capital, pone a pensar agudamente con la idea de que en nuestro ser corre la sangre de un triculturalismo acendrado y que, por lo tanto, nuestra respuesta, a los problemas actuales, desde su perspectiva, debe ser de un optimismo relativo, pero eso sí, muy bien cimentado, porque enmedio de todas las crisis que nos aquejan, América Latina se transforma y se mueve, creativamente, mediante la evolución y la revolución, mediante el descubrimiento de la democracia a la americana y sobre todo, porque sus hombres y mujeres están cambiándose y moviéndose, rebasando a las instituciones tradicionales, convirtiéndose en protagonistas de su nueva historia por intermedio de una moderna figura social: la sociedad civil. Compartir | Comentarios Nota: Los comentarios de los lectores requieren moderación de los editores. 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Otra vez Carlos Fuentes ⇒ MARIANTONIA BERMÚDEZ: La narrativa de Sergio Ramírez y su relación con la nueva novela histórica latinoamericana HOJA DE RUTACRÍTICANARRATIVAPOESÍACINEVITRINA » Crítica ¿Te dio miedo la sangre? y Sombras nada más La narrativa de Sergio Ramírez y su relación con la nueva novela histórica latinoamericana Mariantonia Bermúdez Acuciosa y con un sexto sentido para la investigación de los detalles, Mariantonia Bermúdez se interna en los meandros narrativos de las novelas ¿Te dio miedo la sangre? y Sombras MARIANTONIA BERMÚDEZ nada más, de Sergio Ramírez para producir esta aguda exégesis, abundante en citas y (Managua, 1965). referencias, rigurosamente documentada, proclamando con ello la singularidad de uno de los narradores actuales más importantes de las letras latinoamericanas. Espléndido texto Vive y estudia en la ciudad de que nos acerca al Sergio Ramírez, coloquial e inventivo a contrapelo de la historia política Barcelona. nicaragüense. Obtuvo el Diploma de Estudios Avanzados en al Universidad de Barcelona, en el año 2003, con la tesina de investigación Las memorias de Sergio Ramírez en el contexto literario y cultural de la literatura nicaragüense. Con ella ganó la candidatura a doctora. Actualmente elabora la tesis doctoral sobre novela contemporánea nicaragüense 19702012. Temas de investigación: narrativa nicaragüense, políticas culturales en Nicaragua, promoción de la lectura en Nicaragua, emigración En estos últimos años, diversos estudios han coincidido en situar la narrativa de Sergio Ramírez en el contexto de la nueva novela histórica o novela histórica de fin de siglo (Grinberg Pla (2001); Mackenback (2000); Menton (2002)) elaborados por Seymur Meton (1993) y María Cristina Pons (1999) respectivamente. Esto presenta, de entrada, un problema teórico que está relacionado con el hecho mismo de la falta de unificación de criterios, a la hora de la elaboración de un concepto que englobe toda la producción nicaragüense en Catalunya, música nicaragüense. Ha publicado: “Mulleres de Nicaragua: Profundizando cámbios” en novelística de corte histórico publicada en América Latina en los últimos sesenta años, como también la falta de una denominación única bajo cuya designación se agrupen sin descuidar, al mismo tiempo, las particularidades de cada autor. Tampoco se puede soslayar Outrasvozes. Revista Galega para a Solidariedade. Outono-Hiverno do 1995, p. 23. la definición misma del carácter “histórico” de la novela y de la distancia temporal entre la “Timor Leste e o comercio vida del autor y los hechos a los que alude, sin dejar de tener en cuenta que la relación de internacional” en Monográfico Isto la obra de Ramírez Mercado con las clasificaciones y definiciones siempre ha de proponerse acontece em Timor Leste. de manera flexible, dado que sus peculiaridades no encajan al cien por ciento con las Outrasvozes. Revista galega para a caracterizaciones que tanto Menton como Pons han establecido en sus correspondientes solidariedade. Primavera-verao do trabajos. 96, p. 35. No hay que perder de vista que una de las dificultades de la historiografía nicaragüense ha sido la carencia de sistematicidad, dado que, aparte de los estudios aislados, no hay una cultura que se decante por las preferencias historiográficas, ni una tradición de historiadores que sometan los textos a revisiones periódicas. Fuera del impulso que durante la década de los ochenta tuvieron los estudios humanísticos, se puede decir que Nicaragua adolece de una propuesta surgida de las instituciones culturales en materia de investigación “Metodología de Educación Popular base do proxecto educativo sandinista”enOutrasvozes. Revista galega para a solidariedade. Primavera-verao do 97, p. 19. histórica. Todo ello presenta una dificultad de primer orden cuando nos planteamos el estudio de la novela histórica en la narrativa contemporánea nicaragüense, iniciada por “A Canción de Carla ou isos Lizandro Chávez Alfaro con Trágame tierra y Sergio Ramírez con Tiempo de fulgor: si el movementos rápidos da cámara” discurso narrativo que se inscribe en la novela histórica de fin de siglo subvierte la historia enRevista Outrasvozes. Revista oficial ¿qué subvierten las novelas de Sergio Ramírez? ¿A qué fuentes nos remiten? galega para a solidariedade. Otono- Como ha señalado Mackenbach no se puede “hablar de un desarrollo lineal de la novelística hiverno do 98, p. 40. de Sergio Ramírez” (2002, p. 10), no obstante, se pueden establecer vínculos temáticos al “José Ma. Valverde: nulla menos en cinco de las novelas publicadas hasta ahora por el autor . Uno de estos es el aesthetica sine ethica”.Nuevo que se da entre ¿Te dio miedo la sangre? (1976) y Sombras nada más (2001), que Amanecer Cultural. Suplemento de constituyen una bilogía de lo que se puede llamar la temática guerrillera o novela de El Nuevo Diario. Managua 3 de guerrilleros como lo ha denominado Héctor Leiva (1996). septiembre de 2005, p 6 y 7. Sin embargo, más allá de los problemas conceptuales que puedan presentar la narrativa “Hasta siempre José María, si ves del autor masatepino, en relación a la denominación de novela histórica latinoamericana, a Sandino salúdalo de nuestra estos dos textos aportan las claves para entender la evolución del pensamiento de Ramírez parte”.Nuevo Amanecer Cultural. al menos en lo que se refiere a la reflexión sobre la Historia y la dictadura somocista. Suplemento de El Nuevo Diario. ¿Te dio miedo la sangre? las primeras tesis sobre la historia contemporánea nicaragüense. Managua 3 de junio de 2006, p. 8. “Entrevista a Günther Schmigalle” En líneas generales ¿Te dio miedo la sangre? cuenta la venganza perpetrada en la persona del coronel Catalino López en Guatemala por parte de unos exiliados nicaragüenses, acusados de una intentona de golpe de estado contra Somoza García. Paralelamente al desarrollo de esta trama, se relata la invasión guerrillera frustrada de El Chaparral, en la y una reseña sobre las Crónicas desconocidas de Rubén Darío en Itsmo. Revista virtual de estudios centroamericanos, nº 14; enerojunio de 2007. cual la mayoría de los miembros del comando resultan muertos. Los frecuentes saltos temporales, así como la desfocalización en cuatro ejes narrativos de la diégesis de la novela –el asalto del cine de San Fernando llevado a cabo por Pedrón Altamirano; la historia familiar del doctor Rosales y sus nietos, El Jilguero y Carlos, miembros del trío Los Caballeros; el mundo de los exiliados en Honduras y la vida del Indio Larios, exiliado también en Guatemala; la represión padecida por el Turco Taleno y su huída- hacen que la fragmentación sea la característica formal esencial de ¿Te dio miedo la sangre?, al extremo que el lector necesite hacer uso de la cronología que se incorpora al final de la novela para seguir la secuencia de los hechos. En una entrevista concedida a Carlos Rincón en 1977, y refiriéndose a la técnica del montaje cinematográfico utilizado en ¿Te dio miedo…?, Ramírez explicaba que este “era una necesidad intrínseca del libro, en el que se cuentan más de trescientas historias en distintos planos, en distintas épocas…” (p. 12) y que tiene que ver con su concepción de correspondencia entre lo que se cuenta y como se cuenta : “es la relación entre el texto y el contexto la que define la técnica”, comentará a Rincón (1977, p. 12). En ¿Te dio…? se avistan las primeras señas que se constituirán en los rasgos distintivos con los que se identifica la obra de Sergio Ramírez. Existe en la novela una estrecha relación entre los hechos históricos que narra y las fuentes orales sobre las que descansa la trama, sin soslayar que nos remiten necesariamente a los trabajos de relatos memorialísticos del autor realizados en la década del setenta: Biografía de Mariano Fiallos Gil (1972) y el libro de testimonios de Abelardo Cuadra Hombre del Caribe (1977), en los que trata de construir, con rigor historiográfico, el devenir político del país desde la perspectiva del artífice de la autonomía universitaria y de un antiguo militar antisomocista, partícipe del asesinato de Sandino, respectivamente. Dentro de la colección de obras narrativas escritas por Sergio Ramírez, existe una correspondencia ensayística en cuanto a temas, abordados con el rigor del historiador. En general, los acontecimientos en la novela se encuentran desvinculados de la exactitud histórica con la excepción de dos hechos: la rebelión de abril de 1954 y la invasión de El Chaparral de 1959. Los demás sucesos adquieren un carácter autorreferente, dada la naturaleza ficcional con la que son presentados. La novela rescatada por la ironía Para tratar el tema de la ironía en esta novela es oportuno emplear la propuesta de Pere Ballart, quien, al entenderla como figuración, apelando a sus “connotaciones de simulación y fingimiento”, propone el análisis de la misma como signo lingüístico, a partir de los tres tipos de relaciones establecidas por Charles Morris en su Teoría de los signos (1938), en la que establece la siguiente parcelación: signo/signo aludiendo a la categoría sintáctica; signo/denotado para referirse al campo semántico y signo /intérprete en lo referente a la cualidad pragmática (Ballart, 1996 p. 359-363). Morris define la pragmática cuando explica: “Por ‘pragmática’ se entiende la ciencia de la relación de los signos con sus intérprete (…) Para caracterizar con precisión la pragmática bastará con decir que se ocupa de los aspectos bióticos de la semiósis, es decir, de todos los fenómenos psicológicos, biológicos y sociológicos que se presentan en el funcionamiento de los signos” (Morris, 985: 67-68). En la primera parte se nos presenta al personaje del Dr. Rosales, abuelo de El Jilguero y de Carlos Rosales, protagonista este último de la rebelión de abril, como candidato de la oposición para disputar las elecciones de 1944 a El Hombre, quien al robárselas provoca la locura del viejo Dr. Rosales, que cae víctima de un paroxismo político que lo conduce a dirigir la protesta frustrada, para finalmente acabar diciendo su discurso en solitario en medio de un mercado vacío: “… detuvo su marcha sobre un lecho de hojas de plátano mojadas por las corrientes de los albañales que se empozaban en el recinto, y comenzó a pronunciar su discurso de toma de posesión a la presidencia de la república; leía con parsimoniosa solemnidad, velado por el polvo de afrecho de maíz que como incienso o pólvora ascendía entre las columnas ennegrecidas, cercado por una confusión de aromas a madroños marchitos, quesos rancios y cueros de albarda recalentados, sosteniendo entre los dedos temblorosos las páginas tostadas y amarillas escritas con tinta violeta y guardadas desde la época de su primera candidatura de la adolescencia” (p. 87). Esta implacable ironía de situación vertebra toda la narración porque revela la incapacidad de los viejos partidos oligárquicos para acabar con el poder de El Hombre, motivo que explica la decisión de los jóvenes militares del intento de golpe de estado y la posterior fallida invasión desde las montañas del norte del país tramada por los exiliados. No obstante, y volviendo a la relación pragmática establecida entre el lector y el texto que se lee (que decodifica), esta retrotrae a la memoria de los nicaragüenses un hecho histórico que permanece en la tradición oral: el robo de las elecciones a Enoc Aguado en 1947. Ramírez, que en el momento de los acontecimientos era un niño, los conoce a través de su amigo el rector de la Universidad Nacional Mariano Fiallos, quien se exilió a partir de la crisis generada por el caso Aguado y que han sido recogidos por autor de ¿Te dio miedo…? en su Biografía de Mariano Fiallos. Una vez establecida la relación entre texto y el referente, la ironía cobra magnitud, convirtiéndose en una de las tesis de la novela: la imposibilidad que ningún cambio político se pueda operar desde las viejas ideas emanadas de los partidos tradicionales, frente a la cual el Frente de Liberación se erigía como alternativa. Pluralidad de voces en estilo indirecto libre Escribe Ramírez en Adiós muchachos (1999) que Leonel Rugama “se dedicaba a largas tertulias en las bancas del parque central” (Ramírez, 1999. p. 39), expresando con esta observación una de las claves para entender la forma en que el autor enfrenta el devenir histórico del país, la tertulia o mentidero callejeros o cantineros. Al rescatar la historia del país de la tradición oral, Sergio Ramírez se encuentra diversos registros lingüísticos, diferentes modos de hablar, variedad a la hora de explicar la versión que cada uno de los personajes tienen de los acontecimientos. Por ello en sus novelas los diálogos tienen una importancia capital que exigen del lector una atenta mirada. Al estructurarlos en “estilo indirecto libre” (EIL) enfatiza el marcado acento polifónico de la conversación de tertulia, ya sea en la banca maldita a la que acuden los personajes del trío Los Caballeros junto con Chepito el cantinero o bien sea en los campamentos guerrilleros improvisados que en la desbandada montaban el Turco Taleno y el Jilguero. Definido el EIL como el procedimiento en que la voz del narrador se ha hecho unánime con el personaje, puesto que la perspectiva del personaje usurpa a la del narrador por medio de una operación gramatical en la que la sintaxis organiza su deixis entre los polos del pasado (tiempo de la narración) y el presente (tiempo de la conciencia del personaje), haciendo difícil, a veces imposible, distinguir un discurso del otro (Reyes, 1984: 231- 236), la novela ofrece un amplio espectro de ejemplos desde sus primeras páginas: “El asunto de las vedettes, ¿no se acordaba, señor coronel? Sacó un inhalador Vicuatronol y se lo pasó por las ventanillas de la nariz, examinándome, tomándome las medidas. Y vos, no sin temor de que fuera a reconocerte, pendejo Jilguero, se ríe el Turco empujándolo cariñosamente, ya sentado en la rueda de los uniformados de kaki, caras de colegiales en vacaciones; lo habíamos vestido según la ocasión, corbata bochinchera, sombrerito de pluma, zapatos combinados, su cartapacio plástico y anteojos Ray-Ban, y te acordás del mejor consejo que te dimos, Jilguero matrero, hablar como mexicano de cabaret.” (p. 13). Acompañando al narrador, aparecen las voces de los personajes de El Jilguero y El Turco Taleno cuyos límites se difuminan al aparecer diferenciados únicamente por las comas y el punto y coma. Si bien el recurso narrativo del EIL aparece en la novela realista en el S. XIX con Flaubert, como apunta Vargas Llosa en La orgía perpetua, y es ampliamente utilizado por los demás autores realistas hasta Dostoievski y Virginia Woolf a comienzos del XX, en las novelas de Sergio Ramírez cobra absoluta contemporaneidad puesto que el carácter dialógico se ve acentuado por la realidad fragmentada que aporta cada personaje y que converge con los demás en una reconstrucción colectiva de la historia, reflejada en la superposición de voces, en correspondencia con el acontecer de las tertulias de cantinas, aportando una visión irreverentemente desacralizada de la historia. El lector conoce a los personajes por propia boca, no por lo que dice de ellos el narrador. La oralidad de El Jilguero, Pastorita o Chepito se ve reforzada por el empleo de sociolectos puestos en las expresiones de estos personajes y en ningún caso se observa la intención de que trasluzca la conciencia de los mismos por medio de sus pensamientos. La realidad – verbalizada- donde se sitúa el conflicto de la novela, se da en el espacio externo, común a todos los personajes, en lo que sería una diferencia fundamental con la novela realista del S. XIX (Ver Cohn, 1978, capítulo II). La dificultad que entraña la distinción del dueño de la voz que expresa el enunciado, da la idea de murmullo, de rumor, de cosas que se saben, que se escuchan, que circulan entre el vox populi, que no tienen autor. Es el acontecer político del país que pasa de boca en boca, cuya narración se mezcla con los chistes de provincia más prosaicos, ofreciéndonos una visión insolente, por deslenguada, de la historia, en clara sintonía con la novela histórica de fin de siglo. No obstante, no se debe olvidar, estas versiones todavía no han llegado al discurso del historiador, por lo tanto, no hay interpretación oficial desacralizable. Y ahí radica precisamente el aporte de Sergio Ramírez Mercado a la caracterización de la novela histórica de fin de siglo: la versión insolente de la historia oral nicaragüense. La definición acuñada por Ma. Cristina Pons está circunscrita a las novelas de Fernando del Paso, García Márquez y Saer y seguramente al elaborar su ensayo nunca imaginó la recepción que este podía llegar a tener entre los investigadores de los estudios centroamericanos. Sin embargo, esta elaboración teórica debe de continuarse profundizando de tal manera que pueda adaptarse a las especificidades de la novela de la región. Al hacer un repaso de esta versión popular, el autor esboza los fundamentos esenciales que constituyen la filosofía de la historia oral: las voces colectivas, la cotidianidad desde la que se observan y relatan los hechos, el tono coloquial en el contexto de los más elementales rasgos de la cultura popular de masas: anuncios de cervezas y pastillas en ¿Te dio …? O la utilización de los más modernos discursos de comunicación masiva que van desde el cable de prensa hasta el correo electrónico en Sombras nada más. De ahí que se puede entender la visión política e histórica de Sergio Ramírez como integradora, incluyente, una Historia que se concibe no desde las élites, sino muy por el contrario, desde un ámbito donde caben todos. Como se verá más adelante en el análisis de Sombras…, estas versiones populares no están exentas de contradicciones, ni dejan de reflejar lagunas o vacíos, admitidos así por los protagonistas del relato. Otro aspecto destacable de ¿Te dio miedo…? son los epígrafes que acompañan a las tres partes en que está estructurada la obra. El primero pertenece a la comedia Las aves, de Aristófanes en la que los protagonistas, Evelpides y Pistetero, después de exilarse voluntariamente de Atenas y de convertirse en aves, deciden fundar una ciudad alternativa donde se viva de una manera utópica en un estilo de Arcadia feliz. Al formular la genealogía de la creación afirman que las aves fueron primero que toda la naturaleza: “La alondra nació antes que todos los seres y que la misma tierra. Su padre murió de enfermedad cuando la tierra aún no existía. Permaneció cinco días insepulto, hasta que la alondra, ingeniosa por la fuerza de la necesidad, enterró a su padre en su cabeza” El sentido de este entierro simbólico que alude al imperativo de recordar, no se puede comprender en profundidad sin el epígrafe de la segunda parte, tomado del poema de William Blake La voz del viejo bardo, del cual el autor utiliza los últimos cuatro versos -del 8 al 11- y que sirve de introducción a lo que será la preparación y ejecución de la invasión de El Chaparral: How many have fallen there! They stumble all night over bones of the dead And feel they know what but care, and wish to lead others, when they should be led. (¡Cuántos han caído en él! Tropiezan la noche entera con los huesos de los muertos Y piensan que sólo saben afligirse, Y quieren guiar a otros, cuando ellos eran los que necesitaban ser guiados) Traducción de Pablo Mañé Garzón Es cierto que el hecho mismo de utilizar los versos de Blake en su versión original sitúa al lector nicaragüense en la ambigüedad, y en la libertad, que entraña su traducción al español: How many have fallen there!, si se prefiere traducir como ¡Cuántos han caído ahí! se puede entender ahí como las garras tenebrosas de la dictadura o la profunda noche oscura; si por el contrario se opta por utilización de la forma que propone Mañé Garzón ¡Cuántos han caído en él!, será oportuno preguntarse por él, qué o quién es o dónde está. Leyendo el poema completo encontramos esa respuesta en los versos seis y siete: Folly is an endless maze,/ Tangled roots perplex her ways (La insensatez es un laberinto sin fin/ raíces entrelazadas confunden sus caminos). Dado que estos versos no figuran en el texto deberán de considerarse sólo como una posibilidad de interpretación que toma cuerpo al analizar el verso once and wish to lead others, when they should be led (y quieren guiar a otros, cuando ellos eran los que necesitaban ser guiados) cuyas palabras muestran de forma contundente el planteamiento político de Sergio Ramírez en aquellos años, en lo concerniente a la estrategia a seguir en la lucha contra la dictadura de los Somoza, la invalidez de la teoría del foco guerrillero, la cual Ramírez llama dogma (1999, p. 86), establecida por la experiencia cubana y los intentos de Che Guevara en Bolivia: no hay que olvidar, viene a decir en la novela, que las experiencias en la montaña han sido rotundos fracasos. Cabe recordar que Ramírez regresa de Alemania, donde precisamente escribía ¿Te dio miedo la sangre?, a Costa Rica para integrarse, en 1975, al aparato directivo de la tendencia insurreccional del FSLN que proponía una alternativa de lucha urbana para acabar con el régimen que gobernaba el país desde la década de los años treinta. Desde la publicación de ¿Te dio miedo…? a la de Sombras nada más transcurrieron veinticinco años en las que las circunstancias personales del autor vivieron importantes cambios. A pesar de ello, Ramírez presenta los acontecimientos de la vida del protagonista, Alirio Martinica, volviendo al tema de la conspiración de abril del 1954 y con personajes ya conocidos por el lector de su segunda novela. Sombras nada más, explorando en los territorios de la traición Sombras nada más cuenta la historia del juicio popular a que fue sometido el personaje de Alirio Martinica, destacado miembro del régimen Somocista venido a menos, en los albores del triunfo revolucionario del año 79. El juicio sirve de pretexto para repasar la vida de Martinica, desde sus orígenes familiares, pasando por la época estudiantil, las relaciones personales que mantuvo y su encumbramiento en las altas esferas de la dictadura de Somoza Debayle. Aquí, Sergio Ramírez demuestra un asombroso dominio de las formas narrativas presentadas en ¿Te dio miedo la sangre? Los personajes que concurren en la novela de 1977 han evolucionado y el autor muestra esta evolución como una metáfora de su crecimiento como novelista, cabe recordar que entre una y otra novela publica Castigo divino (1989); Un baile de máscaras (1996) y Margarita está linda la mar (1998), así como innumerables ensayos políticos y literarios. Al igual que en ¿Te dio miedo la sangre? las fuentes históricas a las que nos remite Sombras… son dos libros escritos por el propio Ramírez. El primero es el indefinible Estás en Nicaragua (1982) en el que hace alarde de una hermosísima prosa, dedicado a la memoria de Julio Cortázar, en el que se cuenta la relación literaria y política establecida entre ambos escritores. La visita que hicieran juntos a Belén en el sur de Nicaragua en agosto de 1979, aporta los datos históricos que Ramírez posteriormente ficcionalizará en la obra. La segunda es el libro de relato testimonial La marca del zorro (1989) que sirve como fuente documental para narrar la represión militar en las zonas rurales del norte del país así como la situación de los últimos focos guerrilleros en las montañas. Si en ¿Te dio miedo…? además del procedimiento narrativo del EIL para presentar las discusiones de los concurrentes de la banca maldita, aparecen los discursos de expedientes judiciales de los juicios militares, en Sombras… toda la estructura es un collage de distintos discursos que van desde los despachos de prensa hasta las transcripciones de las comunicaciones de radio, presentada en dos partes y un epílogo. Los capítulos son nueve en total, diferenciados con numeración arábiga, cada uno de los cuales cuenta con una segunda parte intitulada con el nombre o una frase de bolero o canción ranchera: El chacal en su guarida; Fuego que devora; La noche de anoche; Entre copa y copa; Extraños en la noche. Este apartado con el que cuenta cada capítulo, ofrece una panorámica de las diferentes fuentes históricas a las que un investigador se ha de remitir para entender los acontecimientos de la época: la narración testimonial, los folletos mimeografiados, el texto de correo electrónico, y una vez más, como una constante en toda la obra de Sergio Ramírez, el expediente judicial. Alirio Martinica es apresado en las costas del Pacífico de Nicaragua por un comando guerrillero mientras intentaba huir de Nicaragua por mar, abandonando su hacienda, en las postrimerías de la dictadura somocista. En ese contexto pre-revolucionario, Martinica protagoniza el juicio que determinará si él es o no culpable de la traición a los dos amigos de juventud, compañeros de juergas universitarias y sin cuya ayuda no le habría sido posible escalar posiciones económicas y políticas. El juicio permite una reconstrucción pormenorizada de la vida de este personaje, comenzando por su propio padre, un héroe de abril del 54, siguiendo los pasos de Martinica en León como estudiante universitario involucrado en las actividades políticas estudiantiles -la formación del Frente Estudiantil Revolucionario, los conflictos ideológicos con otras corrientes políticas- y su posterior relación con el régimen somocista. Presentado en estilo indirecto libre de superposición de voces, Ramírez vuelve a la reconstrucción colectiva de la historia incorporando los sociolectos propios de la época insurreccional: “… que se callen por favor los compañeros filarmónicos, pedía la voz, y hubo silencio por fin: Compañeros y compañeras, aquí les habla Servando Salinas, que he sido nombrado jefe del comité de orden por las nuevas autoridades del poder popular, ¡poder popular, poder popular!, alentó el mismo la consigna…” (p. 246) “… Pipilacha fue ajusticiado por los cazaperros saliendo de la casa de una querida en el barrio del Coyolar, vea que cáscara de individuo, en plena guerra y siempre fiel al polvorete” (p. 251) En una conversación que abandona el tono imperativo del interrogatorio para adoptar uno más coloquial: “No me hagás caso, dice, son exabruptos que no deberían ocurrir, vamos a procurar mantenernos en calma, más que como un interrogatorio, tomemos esto como una plática, […] no quiero cansarte, pero a mí en cualquier momento me llaman, yo debería estar en la toma de Rivas, y no es que me sienta inconforme porque me dejaron aquí cumpliendo esta misión, soy un soldado del pueblo y obedezco. Entiendo perfectamente, dice él. Evitemos, pues, las distracciones. De acuerdo, comandante. ” (p. 72). Las diferencias sustanciales entre ¿Te dio miedo …? y Sombras… a la hora de abordar el episodio histórico de abril de 1954 surgen, en la novela del 2001, al aparecer por primera vez los nombres reales de los protagonistas Adolfo Báez Bone, Pablo Leal, Luís Gabuardi o José Ma. Tercero; mientras que en la de 1977 los personajes son ficticios: El Turco Taleno y Carlos Rosales. En esta novela del 2002, se explica la muerte de Adolfo Báez Bone, exmilitar apresado y torturado en la Casa Presidencial. Si en la primera novela de la bilogía se ofrece únicamente la perspectiva de la reconstrucción de los hechos elaborados por la banca maldita, siendo que la dictadura sólo aparece referida como el poder omnímodo de El Hombre, en la segunda, Ramírez da voz a los Somoza, Tachito El Malo y a su papá Tacho El Hombre. Sombras nada más también presenta una vista panorámica de la última época de la dictadura de Somoza desarrollada entre las décadas del 60 y 70 desde lo que se puede considerar el aspecto más corrupto y prosaico del régimen: asesinatos, torturas, chantajes, coimas a cambio de tráfico de influencias y las subrepticias redes mafiosas de contrabando, sumergiéndose en los subyacentes intersticios del poder, en clara correspondencia a un acucioso trabajo de investigación que en su día diera como resultado el artículo Somoza de la A a la Z, que apareció publicado en el Washington Post y trescientos periódicos más suscritos a la columna de Jack Anderson, considerado en ese momento el periodista más importante de Estados Unidos (Ramírez, 1999: p. 87-88). Las líneas que se tienden desde ¿Te dio miedo…? hasta Sombras… no dejan al margen a los protagonistas, probablemente uno de los aspectos más interesantes en la relación establecida entre ambas novelas. El ejemplo más sobresaliente es el del personaje de Lorena López, quien sólo aparece como una referencia en la novela del 1977 y veinticinco años después cobra un rol protagónico. Conocida por los miembros de la banca maldita como la huérfana, Lorena López pasa de ser una auténtica María de los Guardias quien convivía con su padre adoptivo, el Coronel Catalino López, en el cuartel entre los soldados: “… allí andaba la huérfana como venadito asustado en las cuadras, subiéndose desgreñada a los almendros; y como al poco tiempo ya entraba en juegos chabacanos con los rasos y los presos de confianza, su amigo el Indio Larios le advirtió que en ese libertinaje iban a perjudicarle su honor a la niña un día de tantos…” (Ramírez, (1977) 1999 p. 105). “… crecí jugando rayuela en los patios de los cuarteles y sintiendo el tufo a creosota de las bartolinas, eso es cierto, y que ayudaba hasta la medianoche a contar las costaladas de billetes de a peso de las coimerías, recogidas en burdeles y cantinas, también es cierto, pero todo eso me dio un carácter…” (Ramírez, (2002) 2003, p. 183), hasta llegar a ser una señorita educada por las monjas francesas de la ciudad de León, lectora de Giovanni Papini, Blasco Ibáñez y Curzio Malaparte, siempre llevaba un libro de esos, forrado en papel kraft, para leerlo debajo de la secadora de pelo en los salones de belleza” (p. 216) y que se había convertido en una pieza esencial del entramado contarbandístico de la Pérfida Mesalina – amante del dictador-, auxiliada por otro conocido personaje de ¿Te dio miedo…?, Chepito, el cantinero, al servicio del coronel Catalino López y el coyote (cambista de dólares callejero), Gallo de Lata. A pesar de sus implicaciones personales en los entramados corruptos de los Somozas, el personaje de Lorena López está caracterizado por la ambigüedad que deja la puerta abierta a la duda acerca de la autoría de la denuncia de que son objetos los personajes de Igor y Cristina. Dirimir este interrogante, que permanece latente en todo el texto es lo que permite llegar al tema central de la novela, la traición a un amigo, un hermano de lucha. Aún cuando todo parece incriminar a los Martinica López, Lorena López, en el contexto de promoción editorial de Ramírez Mercado en la ciudad de Miami, escribe al autor una comunicación de correo electrónico negando la veracidad de todas las versiones que Sergio Ramírez, como autor y personaje de ficción, vierte sobre ella, también personaje. Un procedimiento, que por otro lado, es habitual en Ramírez desde Castigo Divino, y que pone de manifiesto la posición del autor acerca del concepto de ficción a la hora de incorporar a la diégesis de la novela espacios autobiográficos que corresponden al ámbito de lo real : “tampoco me agradaría que me hicieras aparecer como un personaje secundario o de adorno, ni tampoco como una culpable o villano , y por eso es que cualquier cosa que quieras poner de mi, mejor me la preguntas antes y así puedo aclarar tus dudas acerca de mi vida al lado de Alirio Martinica” (p. 182). Posee esta novela un marcado acento irónico, elemento que la equilibra, evitando que sea una dramática enumeración de crímenes sangrientos. La ironía comienza por la utilización del diminutivo para los sobrenombres de los integrantes del grupo de allegados del Jefe, personajes por otro lado, perfectamente identificables por la memoria colectiva nicaragüense: Pirañita, Manitos de Seda, Moralitos. Tiene, a su vez, pasajes de humor hilarantes como, el que quizá sea uno de los mejores logrados en la narrativa del autor, cuando el torturador Manitos de Seda llora por la meretriz que su Jefe, Tachito El Malo, le ha disputado: “… Porque me la quitó el Jefe, ahora es la querida del Jefe, y se quedó mirándolo a ver qué decía, y él sólo dijo: no entiendo, General. Pues muy sencillo, y una mueca dolida apareció en su cara mientras se mordía el bigotito teñido de negro, le gustó, la agarró, se acabó. (…) Se le estaban aguando los ojos a Manitos de Seda sin que pareciera darse cuenta, un celoso tan fúrico como no existía otro teniendo que aguantar el puñal clavado entre las costillas y no poder decir ni pío, bastaba recordar su cavanga de apenas un mes atrás, cuando había obtenido noticias de que andaba la paloma libertina en amores con Marino Fat Zambrano…” (p. 108-109). Este tono popular tan enfático, corriente –en el entendido que no es ni refinado, ni distinguido-, se ve reforzado por los títulos de boleros que acompañan como apéndice a los capítulos en que se estructura la novela que aporta un sentido trágico, menos virtuoso, en el sentido clásico del término, pero trágico al fin . En la medida en que los hechos se desarrollan, surge ante el lector la duda de si el protagonista es o no realmente culpable de todas los cargos de los que se le acusan: ¿es o no responsable de la denuncia a Ignacio Corral, conocido como el compañero Igor? ¿Es cierto que incurre en infidelidad conyugal con el jovencísimo personaje Richard de Jesús Gadea Arburola? ¿Traiciona a su compañero de aventuras juveniles y correligionario de partido Jacinto Palacios? Por otro lado, ¿es Lorena López capaz de abandonar su experta vida en el arte de del chanchullo y la satrapería, manteniendo esa postura ambigua de mujer enamorada de un guerrillero? La respuesta a estos interrogantes se encuentra en los apéndices que acompañan a cada capítulo y que cumplen la función de fuente documental. Si durante los interrogatorios del juicio improvisado se mencionan hechos y situaciones que Martinica niega, los documentos que acompañan aportan pruebas, con lo que en la novela se pasa del plano del rumor al de los hechos. Si planea la duda sobre la posibilidad de que las relaciones entre Martinica y Gadea Arburola fueran algo más que una injuria elucubrada por La Pérfida Mesalina, queda despejada en el apéndice La noche de anoche, fragmento del bolero popularizado en los setenta por el cantante mexicano Marco Antonio Muñiz y que en su parte medular dice “Romántico, anoche me sentí romántico/ no sé si fue la luna o el disco de Roberto Carlos./ De lo que te has perdido la noche de anoche/ por no estar conmigo”. El referente extratextual ayuda al lector a desmentir la versión del personaje de Martinica. El apéndice del capítulo 6, titulado Carta robada (p. 225-243) es la clave que conduce a la parte medular del texto y que recoge el testimonio del personaje de Cristina en el que explica a su jefe, el compañero Misael, su versión sobre las vinculaciones del compañero Igor con los Martinica López, aludiendo a las supuestas relaciones entre Igor y Lorena López. Esta parte de la novela está escrita con el estilo que Ramírez utiliza en el libro de testimonio La marca del Zorro, en el que usa como títulos de los capítulos una frase extraída del mismo testimonio. Cristina menciona la carta robada al referirse a un cuento que Igor le había explicado sobre unas pruebas que estaban a la vista de todos pero que nadie veía, “yo había sido ahora esa carta robada en medio del gentío a la vista de Moralitos y su cortejo de sicarios” (p. 243). Carta robada es el título de un cuento de Edgard Allan Poe publicado por primera vez en Nueva York en 1845 como parte de la colección The Gift: A Christmas, New Year and Birthday Present . En él, Poe narra el proceso de investigación del prefecto de policía de París, D, sobre el caso del robo de una carta que compromete a una alta personalidad de la Corte, cuyas pesquisas lo tienen sumido en tal atabalamiento que decide pedir ayuda a Dupon, quien consigue hacerse con la carta cambiándola por otra falsa en la que deja escrita una nota al ladrón. De esta manera Poe no da por concluida ni resuelta la duda que suscita en el lector el caso en sí qué decía la carta- y el final es ambiguo porque remite a una obra de teatro del barroco francés del siglo XVIII: “…Un dessein si funeste, s’il n’est digne d’Atrée, est digne de Thyeste”. “Las hallará usted en el Atrée de Crebillon. (p. 464) Claude Jollyot Crebillon (padre) estrenó la tragedia Atreo y Tieste el 14 de marzo de 1707 . En ella aborda el tema clásico de Atreo, fundador de la casta de los átridas, padre de Agamenón y Menelao, y su hermano Tieste. Tieste disputaba a Atreo el trono de Micenas por lo que decide robarle a Atreo el vellón de oro que lo hacía rey, ayudado de Aérope, mujer de Atreo y su amante. Atreo recupera el trono auxiliado por Zeus y destierra a Tieste, pero más adelante, conociendo la intriga de Aérope decide invitar a su hermano aduciendo una falsa reconciliación que escondía su deseo de venganza. Para cumplir sus objetivos mata a los hijos de Tieste y los cuece poniéndolos como viandas a su hermano en el banquete ofrecido en su honor. La obra de Crebillon enfatiza en la personalidad sanguinaria del tirano Atreo. El autor elige de entre todas las versiones de este mito, la que sitúa a Plístenes como hijo de Tieste y Aérope. Atreo educa a Plístenes como su hijo para que sea este quien ejecute la venganza contra Tieste en su nombre. En los cinco actos que dura la obra, Atreo se ensaña con Plístenes a quien pretende obligar a matar a su propio padre, hecho que el joven guerrero desconoce y que, sin embargo, se niega a hacer, acentuando el carácter dramático del personaje. Atreo traiciona hasta el final la confianza del ingenuo Tieste que cree en el afán de reconciliación de su hermano, quien reiteradamente asegura su deseo de concordia entre la familia. Finalmente Atreo mata a Plístenes y envenena la copa de Tieste a quien muestra el cadáver de su hijo mientras agoniza. Volviendo a Sombras nada más, y tomando en cuenta la traición entre Atreo y Tiestes, queda evidenciada la traición de Alirio Martinica a su hermano de correrías universitarias y aventuras revolucionarias juveniles, Ignacio Corral, alias compañero Igor. No obstante, dejando de lado los hechos que se circunscriben al ámbito de la novela y entrando al terreno de lo extratextual, no se puede perder de vista que el 25 de febrero de 1990 apareció publicado en la página de opinión del diario Barricada el artículo titulado Retrato de Daniel (Ramírez, 1991) en el que el autor de Sombras… expresaba lo siguiente: “El compañero de fórmula del candidato a presidente de Nicaragua, quiere hablar hoy de su hermano de encierros, de su hermano de tantos miles de kilómetros recorridos juntos por todos los caminos de Nicaragua, en dos campañas electorales, en centenares De cara al pueblo, en miles de horas de reuniones. Apenas un esbozo, porque habrá un libro algún día. Lo que compartimos: la fobia contra el servilismo, el desdén por la formalidad protocolaria, el guiño burlón de complicidad frente a la inmodestia, el tiro de gracia a la banalidad, horas de silencio oyendo a Mozart, o los Tigres del Norte, nos da igual, (…). El único candidato a presidente de Nicaragua que tendría en mí a un compañero de fórmula, y el mejor Presidente que ha conocido la historia de Nicaragua, para decirlo en pocas palabras.” Los acontecimientos acaecidos después de la derrota electoral del FSLN en 1990 no sólo cambiaron el panorama político del país. Fueron un torbellino que sirvió de revulsivo de las ideas promovidas por la última revolución del siglo XX, fomentando el campo apropiado para la instauración de la ideología posmoderna neoliberal que gritaba a los cuatro vientos el fin de la historia, para perplejidad de la generación que había protagonizado la revolución sandinista. En ese clima de desconcierto colectivo, se produce el distanciamiento entre las facciones sandinistas lideradas por Sergio Ramírez y Daniel Ortega y que precipitan la renuncia irrevocable de Ramírez a las filas del FSLN. La coincidencia con la obra de Crebillon estriba en la estrategia de venganza del padre por medio del escarnio del hijo : Atreo y Tieste, Martinica e Igor, Daniel y Sergio y la traición a un hermano. La incorporación del tema clásico es una constante en Sergio Ramírez desde su novela Margarita está linda la mar. En la presentación de la colección de cuentos Catalina y Catalina en Barcelona, en noviembre del 2001, Ramírez afirmó “cada vez creo más en el destino”; y al ser cuestionado por mí en una entrevista en el 2003 aseguró: “Me fascina la idea del destino, como le fascinaba a Sófocles, o los demás dramaturgos griegos clásicos, cuando no echaban mano del deus ex machina. Es terrible saber que todo va a dar hacia determinado lugar, sin que nadie pueda evitarlo, y es un mecanismo literario que me llena de fascinación. Aquí, siento una dualidad un tanto esquizofrénica, porque lo que prefiero ineluctable en la literatura lo quiero modificable en la vida, y en la historia, y siempre seguiré haciendo lo que pueda por ello, para llegar a la utopía” (Ramírez, 2003A). Es conocido que la idea del destino en la antigüedad clásica evolucionó hacia una elaborada concepción del azar, representada en el mito de la diosa de la fortuna. Esta noción recobró fuerzas durante la edad media cuando se representaba a la diosa de la fortuna con la forma de una rueda en la que a veces los seres humanos se encuentran arriba y otras abajo. La idea de azar ya viene referida en el epígrafe que antecede a la narración y que está tomada de la novela versificada medieval de Philippe de Rémi, La doncella manca, en la que se describe la sombría historia de una joven mutilada y abandonada con su hijito en una embarcación sin piloto por una falta de la que es inocente: “Fortuna ya me enseñó antes su gran fuerza y poder. Ya me enseñó como mueve, con un giro de su rueda, al mundo entero. Al mundo entero lleva dando vueltas, y vigila con la mirada el giro de cada uno. Quienes están sentados arriba en su rueda, ignoran lo que les va a tocar en suerte: caer a sus pies, en la desgracia, heridos de vergüenza, cansancio y dolor. Ahora en la cumbre, luego precipitados en la caída…” (Ramírez, 2003B) Aunque aparentemente este epígrafe pretende situarnos en la ambigüedad sobre la culpabilidad o no de Alirio Martinica de los crímenes que se le imputan, introduce la idea de azar que determina el fin de Martinica. ¿No era, acaso, más merecedor de punición su compañero de infortunios, Leónidas Galán El Niño Lobo?: “… y pronto también a hacerse el pendejo a la hora de los exámenes, los ojos en el cielo raso igual que ahora, ¿las sociedades anónimas?, si son anónimas, dejémoslas mejor en el anonimato, maestro, y por sus zalamerías, o por lástima, terminaban poniéndole la nota mínima, pésimo estudiante pero sabio sin embargo en ardides judiciales, porque más que en el aula aprendía en los juzgados el arte de los rábulas y los coimeros, fianzas del haz salidas del aire, embargos preventivos tramposos, cartas de ventas falsas y tercerías de dominio inventadas, y cómo podía llevar el apellido Galán aquel abominable adefesio peludo de boca de jaiba (…) oreja por vocación , no le importaba que lo vieran acodado en las ventanas del Cuartel Departamental (…) más temible que cualquiera de los circunstantes de la mesa maldita donde no se le admitía pues, según el Capitán Prío hasta en la calumnia debía haber decencia…” (Ramírez, 2003B, pp. 309-310). Lo único que determina el fin de los dos personajes es una cuestión azarosa que se instala irremediablemente en la novela, generando el concepto de paradoja : la justicia que no se desarrolla como tal. Finalmente, si en la autobiografía con carácter de ensayo que es Adiós muchachos (1999), Ramírez deja la puerta abierta a la esperanza de la revolución que no muere (p. 295), en la subjetividad de la ficción –como ya ha explicado el propio autor- permite que planee la idea de la traición como único remanente de la gesta revolucionaria, de la que solo nos llegan sombras y nada más. Sergio Ramírez manifiesta en estas novelas una visión analítica del desarrollo de la historia nicaragüense como proceso, valorando aquellos segmentos que contribuyeron a generar un estado de opinión y una actitud resistente desde el asesinato de Sandino. Así, considera como parte de esta evolución los sucesos de 1954, apreciando los aportes al debate clandestino de organizaciones como la de los sindicatos de zapateros, por ejemplo, y contraponiéndose a la visión sesgada de los ideólogos del FSLN, que siempre han afirmado que desde 1934 la única lucha válida fue la del Frente Sandinista iniciada en 1961, a través de enunciados como el de Santos López el eslabón entre Sandino y el Frente Sandinista o Carlos, el eslabón vital; sin ofrecer una explicación clara del papel que cumplía en ese discurso el ajusticiamiento de Somoza García, que parecía haber surgido por generación espontánea . En el compendio de Obras Completas de Carlos Fonseca (1982) elaborado por el Instituto de Estudios del Sandinismo, el jefe de la revolución afirmaba al referirse a la década de los años 50 que “en el transcurso de ese lapso Nicaragua se mantenía ideológicamente a nivel de la caverna” (T II. 1982: 8). Asimismo, en la Cronología histórica de Nicaragua aparecida en el tomo I de esas Obras, para el apartado de 1954 aparece la siguiente información: “Se produce la conjura antigobiernista que fracasa en abril de ese año. En tal conjura participan elementos de distinta procedencia política que le dan una característica heterogénea. Participan desde viejos conservadores pronorteamericanos hasta jóvenes con ideas revolucionarias modernas como es el caso del ingeniero Luis Morales Palacios. Las víctimas inmoladas en esta conjura proceden fundamentalmente del seno del pueblo. La participación de elementos revolucionarios al lado de elementos reaccionarios, indica que para esta época los revolucionarios no han alcanzado todavía una independencia organizativa. Por el momento es aun aplastante en la actividad política del país el peso de las fuerzas tradicionales conservadoras y liberales. A raíz de la conjura de abril se restringe todavía más la actividad opositora al imponerse por un año consecutivo el estado de sitio oficial.” (1985: 372). En el tomo II aparece la versión definitiva de esa cronología en la que se consigna que en abril de 1954 “el zapatero Optaciano Morazán, veterano sandinista, cae asesinado por esbirros somocistas al lado de otros patriotas”. (Cronología de la resistencia sandinista. 1985: 165). La postura de restarle importancia recurrente en los demás dirigentes del FSLN una vez llegados al poder, a pesar de que ya en ese momento ¿Te dio miedo…? circulaba con plena libertad en el país. En el discurso Carlos, eslabón vital, pronunciado por Humberto Ortega en 1981, citando a Fonseca afirma: “Nuestra generación, la que recientemente ha iniciado su vida revolucionaria, ha dado pruebas de poseer una elevada combatividad, superior a la generación del 44. Este último año hemos sufrido dolorosas pérdidas. Ahí está El Chaparral, el 23 de julio, El Dorado, etcétera…” (Fonseca, vol. I. 1985: 17). El asunto de incorporar en el panteón sandinista a los llamados héroes de abril cobra importancia si se tiene en cuenta que de no formar parte de una gesta revolucionaria, estos hechos y sus actores difícilmente serán recordados. Sin embargo, más allá de aparecer como sujetos protagonistas de la historia, está la cuestión de cuál tipo de historia es la que los nicaragüenses tienen derecho a conocer y si la versión que aún en la actualidad el sandinismo marxista-leninista (Fonseca Terán, 2011) defiende es la que debe perdurar. ¿Se puede considerar esta divergencia de versiones como un subvertimiento de la Historia? En principio se puede afirmar que no, puesto que estos son discursos que se encuentran en proceso de elaboración, y en el plano de la ideología política. La trama de la novela permite que el autor ofrezca una caracterización del régimen somocista que no se refiere únicamente a la figura del dictador, sino que aborda el sistema de corrupción desde los bajos fondos, mostrando una red de implicados de poca monta. No es por casualidad que los hechos presentados en la ficción coincidan con la realidad que la Nicaragua de finales de siglo venía viviendo y que se ha prolongado hasta el día de hoy, volviéndose más compleja en la medida en que el tiempo ha ido avanzando. Si en Sombras… se alude al tráfico de las libres de automóviles, que permiten la evasión tributaria en la importación de estos objetos de lujo, a finales de la década de los noventa, el entramado de corrupción en la que se vio envuelto el católico organismo no gubernamental COPROSA (Jeffrey, 2002), los vinculaba directamente con la introducción de carros en el país, gracias a las “libres” de impuestos que les otorgaba el gobierno de turno. Uno de los episodios más hilarantes de Sombras… es el de la gran cagada del dictador en la piscina de su casa durante una fiesta, que concuerda con el relato que pasó de boca en boca en todas las tertulias de corredor de Nicaragua, sobre una situación similar vivida por el expresidente Alemán, lo que nos viene a decir que Alemán y Somoza fueron y son la misma cosa. Ya nos alerta Fredic Jameson (2001) que la novela histórica posmoderna relata hechos del pasado que sugieren una similitud con acontecimientos del presente. En este sentido, la novela histórica de Ramírez aborda actitudes humanas que se repiten, aun cuando los contextos sean distintos. Otro aspecto importante que nos ofrece Sombras… es la tipología de los diferentes guerrilleros que participaron en la lucha, alejándose de los paradigmas del guerrillero ofrecido por la revolución cubana. Los arquetipos de combatientes se elaboran a partir de los distintos estratos sociales que componen los contingentes de hombres y mujeres armados, así Ramírez nos brinda un catálogo de personajes entre los que se encuentran el estudiante universitario, el cristiano revolucionario, el miliciano de barrio y la mujer guerrillera. Los personajes de los hermanos Corral son fácilmente comparables con Gabriel y Antonio Cardenal, David y René Tejada o Mónica y Zulema Baltodano, por la experiencia del compromiso cristiano al servicio de la revolución. En el caso del personaje de la compañera Judith se hace más evidente la relación establecida con la Judith real, a quien el autor ni siquiera le cambia el seudónimo y que nos relata la experiencia vital de Nora Astorga. Ramírez recurre a la misma estrategia narrativa para la caracterización de los personajes del bando somocista, el GN 2, del que conserva intacto el sobre nombre de Moralitos, en realidad Oscar Morales, artífice de los asesinatos de René Tejada y el médico forense Cedeño. Comparando la representación de los acontecimientos históricos de abril de 1954 que aparecen en Sombras… con los testimonios de quienes intervinieron en ellos (Cardenal, 2004; Cruz, 2004), se puede afirmar que Ramírez en este caso, traslada a la ficción los detalles con los que completan la narración sin sustraer ningún hecho relevante, absteniéndose de alterarlos en función de la calidad estética del texto. En este largo recorrido que hemos hecho por veinticinco años de creación novelística del autor masatepino, desde ¿Te dio miedo…? hasta Sombras… vemos como el oficio literario de Ramírez evoluciona de lo que Fernando Aínsa llama la “intención realista testimonial (…) (en la que) la tendencia de la ficción es la de subjetivar lo histórico, recordando siempre que el hombre es además `hombre real´” (Aínsa, 1997, p. 118), hacia las grandes verdades de la antigüedad clásica con una clara intención incluyente, integradora, en la que la ficción histórica le permite tender un puente “entre la actualidad en la que los textos se escriben y el pasado que evocan” (Aínsa, op. Cit. p. 119), impresos, no obstante, por un azaroso e inescrutable sello paradójico. La narrativa de Sergio Ramírez, plagada de esos guiños a la cultura popular la despojan, sin embargo de la hierática solemnidad aristotélica del clasicismo, situándola en un ámbito cercano, próximo, pellizcable, dotada de una enorme frescura, en ese sentido, es oportuno mencionar que Carlos Rincón califica esta característica de las novelas de Ramírez como la condición postmoderna de su narrativa. Es por eso que el autor se revela como uno de los más singulares del panorama latinoamericano actual. NOTAS Ramírez ha explicado a José Manuel Vargas que se podrían considerar sus novelas Tiempo de fulgor, Castigo divino y Margarita está linda la mar como una trilogía ya que en ellas se abordan diferentes épocas de la ciudad de León (Vargas, 2002. Apéndice). Para consultar sobre los procedimientos ver en Ramírez (2001). El viejo arte de mentir. México, Fondo de Cultura Económica. “Yo nací allá en el comando/ mi mamá cuidaba al capitán Güandique/ porque Tata Chu es muy grande ella no me tuvo en el propio tabique./ No es cosa que me las pique de ser de la Guardia la reina y señora/ pero mi primera pacha la chupé chigüina de una cantimplora”. Carlos Mejía Godoy popularizó la canción La María de los Guardias en su disco Cantos a flor de pueblo. Fonodiscos, 1973. Documento completo en http.www. radiolaprimerísima.com/canciones. En su novela Las mil y una muertes (2003), Ramírez no sólo incorpora aparentes hechos de su vida personal, sino que aporta datos metereológicos de la época –fácilmente comprobables- que pasó en Mallorca investigando sobre Rubén Darío, uno de los personajes protagonistas. La edición para España de esta novela incorpora las fotografías de Darío en la isla, así como del escritor ruso Turgenuev en su lecho de muerte. Browitt, Jeff. (…) a pesar de que el estilo modernista incorporó en la cultura nicaragüense el gusto por las formas y los temas clásicos llevados por la oligarquía nicaragüense hasta límites de una exacerbada deformidad, la tesis de Browitt sobre la relación entre utilización de elementos clásicos y el sentido trágico en el caso de Margarita está linda la mar, no deja de ser plausible. Poe, Edgard Allan. Todos los cuentos. Vol. 1. Traducción, prólogo y notas de Julio Cortázar. Barcelona: Círculo de Lectores-Galaxia Gutenberg, (1963) 2003. p .447 y ss. Citaré por esa edición. Prosper Jolyiot Crebillon, llamado Crebillon padre (Dijon, 1674-Paris, 1742) Dramaturgo francés que intenta intensificar la tragedia clásica con la introducción de más elementos patéticos, engrandeciendo la teatralidad. En su Atreo et Tieste a pesar de la clara influencia senequiana, no consigue imprimir en el personaje de Tieste el marcado acento de sapiens estoico que si posee el del autor latino. Cherem (2004). En la larga entrevista que la periodista mexicana hace a Ramírez este explica pormenorizadamente las razones por las que tanto él y su hija María deciden a renunciar a su militancia sandinista. Bermúdez, Mariantonia. La idea de paradoja aparece por primera vez en la narrativa de Sergio Ramírez en Margarita… (1997), cuando se frustra el plan de ajusticiamiento de Somoza García preparado por el grupo de patriotas que encabeza Rigoberto López. Posteriormente, en Adiós muchachos (1999) utiliza por primera vez el concepto paradoja en una obra de no ficción. (Artículo en preparación). A propósito de Rigoberto López Pérez, Ernesto Cardenal afirma que este entró desde San Salvador, donde se encontraba en el exilio, ayudado por Adolfo Alfaro, uno de los sobrevivientes de abril del 54. (2004: 18). BIBLIOGRAFÍA Aínsa, Fernando. Invensión literaria y 'reconstrucción' histórica en la nueva narrativa latinoamericana.Karl Kohut y Hans-Joachim Konig (ed.). La invención del pasado. 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Ortega, Humberto. 50 años de lucha sandinista. (s.l., s.e., s.f.). Pons, Ma. Cristina (1996). Memorias del olvido. Del Paso, García Márquez, Juan José Saer y la novela histórica del siglo XX. México: Siglo XXI. Ramírez, Sergio (2003 A). Entrevista a través de correo electrónico. Documento no publicado. (2002) (2003). Sombras nada más. Madrid: Alfaguara (2001). El viejo arte de mentir. México: Fondo de Cultura Económica (1999). Adiós muchachos. México, D.F.: Aguilar. [(1977) 1999]. ¿Te dio miedo la sangre? Managua: Anamá. Ramírez, Sergio y Rincón, Carlos (1977). “Entrevista a Sergio Ramírez en San José de Costa Rica. Junio de 1977” en ECO. Revista de la cultura de Occidente, tomo XXXII/I; nº 193, noviembre; pp. 1-25. Vargas, José Manuel (2004). Novela centroamericana contemporánea: la obra de Sergio Ramírez Mercado. Salamanca: Universidad. Tesis doctoral no publicada. Compartir | Comentarios Nota: Los comentarios de los lectores requieren moderación de los editores. Carátula no se hace responsable de los puntos de vista de los participantes, pero invita al debate e intercambio respetuoso y productivo de opiniones. Pueden identificarse con cuenta de Facebook, Yahoo!, Twitter, OpenID o Disqus, o bien, como invitados mediante sus correos electrónicos. Los comentarios serán visibles una vez que un moderador los apruebe. en esta edición de Crítica ⇒ SERGIO RAMÍREZ: De guapos de tiempos idos ⇒ CLARIBEL ALEGRÍ•A: Carlos Fuentes ⇒ HECTOR AGUILAR CAMÍ•N: Carlos Fuentes, el largo viaje ⇒ JUAN RAMÓN DE LA FUENTE: Luto mexicano ⇒ FEDERICO REYES HEROLES: Carlos Fuentes, in memoriam ⇒ COREA TORRES: La inagotable escritura. Otra vez Carlos Fuentes ⇒ MARIANTONIA BERMÚDEZ: La narrativa de Sergio Ramírez y su relación con la nueva novela histórica latinoamericana HOJA DE RUTACRÍTICANARRATIVAPOESÍACINEVITRINA » Narrativa Adelanto de la novela póstuma Federico en su balcón Carlos Fuentes Al momento de su muerte en mayo pasado, el escritor mexicano Carlos Fuentes (1928-2012) tenía dos libros en imprenta: el ensayo Personas, que sería publicado a inicios de julio y contiene "sus impresiones acerca de casi una veintena de personas, todas ellas ya fallecidas, que habían sido importantes en su vida", y la novela Federico en su balcón, en la que planteaba un diálogo con el filósofo alemán Friedrich Nietzsche y que tenía previsto presentar en noviembre próximo durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL). La novela, que se publicará en Alfaguara durante el último trimestre del año según ha dicho la editorial, comienza cuando Dante Loredano, trasunto del autor, entabla un diálogo con su vecino de balcón –Federico Nietzsche– y se deja guiar por este cicerone – como su homónimo en La Divina Comedia– a través de los círculos de sordidez y pasión de una ciudad encendida por una violenta revolución social contra la oligarquía del poder económico y militar. Carátula ofrece a sus lectores un adelanto de esta novela. Nota: Para cambiar de página, dar clic en las esquinas de cada página, como libro virtual. ¿Problemas visualizando este documento? → Descarga gratis el PDF Diseño: . Compartir | Comentarios Nota: Los comentarios de los lectores requieren moderación de los editores. Carátula no se hace responsable de los puntos de vista de los participantes, pero invita al debate e intercambio respetuoso y productivo de opiniones. Pueden identificarse con cuenta de Facebook, Yahoo!, Twitter, OpenID o Disqus, o bien, como invitados mediante sus correos electrónicos. Los comentarios serán visibles una vez que un moderador los apruebe. en esta edición de Narrativa: ⇒ CARLOS FUENTES: Federico en su balcón (novela) ⇒ MARINA PEREZAGUA: Aurática (cuento) ⇒ CÉSAR RAMIRO: "Diario de Saint-Nazaire" (narrativa) CARLOS FUENTES (Ciudad de Panamá, 1928 - México, 2012) Narrador y ensayista mexicano cuya obra se sitúa en el llamado boom de la literatura hispanoamericana. Figura dominante en el panorama nacional del siglo XX por su cuidadosa exploración de México y lo mexicano, a través de una obra extensa y que se servía de un lenguaje audaz y novedoso capaz de incorporar neologismos, crudezas coloquiales y palabras extranjeras, su propuesta se sumergió en el inconsciente personal y en el colectivo, y trasladó con vigor a las letras mexicanas los mejores recursos de las vanguardias europeas. Autor de La región más transparente (1958), un dinámico fresco sobre el México de la época que integra en un flujo de voces los pensamientos, anhelos y vicios de diversas capas sociales. En 1962 apareció La muerte de Artemio Cruz, una de las mayores novelas de las letras mexicanas. Sus páginas detienen por un instante, con una prosa compleja de identidades fragmentadas, el flujo de conciencia de un viejo militar de la Revolución de 1910 que se encuentra a punto de morir, e indagan en el sentido de la condición humana. También es autor, entre otras obras, de Terra Nostra (1975), Cristóbal Nonato (1987), Aura (1962), Los años con Laura Díaz (1999), La silla del águila (2003). En 1994 fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras. HOJA DE RUTACRÍTICANARRATIVAPOESÍACINEVITRINA » Narrativa Cuento Aurática Marina Perezagua Marina Perezagua comparte el cuento "Aurática", de la colección titulada Los libros del lince, que será publicado en octubre. Sobre su trabajo como escritora, ha comentado: "Soy cuentista convencida. Quiero decir con esto que para mí el cuento no es un paso preliminar a la novela. No significa que algún día no escriba una novela, pero por ahora el cuento es el vehículo que mejor expresa lo que quiero que decir. Siempre me resulta difícil hablar de mis cuentos. Si dijera, por tomar algún ejemplo, que uno de ellos trata de una mujer imposible, literalmente, de penetrar, y que se empeña en demostrarlo, u otro, donde la locura se contagia como si fuese un virus, muchos podrían dudar, en el mejor de los casos, de mi salud mental, y en el peor, de su verosimilitud. Pero, dejando aparte la temática, creo que hay algo que todos tienen en común, y es que no dejan indiferente al lector. Cuando digo esto no me refiero a que mis relatos satisfagan lo que conocemos como el gusto, o que se adscriban a una categoría estética como lo bello, o lo grotesco o lo trágico. Es decir, yo intento que sean bellos, intento mimar la palabra, pero por mucho que uno cuide la estética, la forma, siempre quedará sujeto al gusto particular de cada cual". Nota: Para cambiar de página, dar clic en las esquinas de cada página, como libro virtual. ¿Problemas visualizando este documento? → Descarga gratis el PDF Diseño: . Compartir | Comentarios Nota: Los comentarios de los lectores requieren moderación de los editores. Carátula no se hace responsable de los puntos de vista de los participantes, pero invita al debate e intercambio respetuoso y productivo de opiniones. Pueden identificarse con cuenta de Facebook, Yahoo!, Twitter, OpenID o Disqus, o bien, como invitados mediante sus correos electrónicos. Los comentarios serán visibles una vez que un moderador los apruebe. en esta edición de Narrativa: ⇒ CARLOS FUENTES: Federico en su balcón (novela) ⇒ MARINA PEREZAGUA: Aurática (cuento) ⇒ CÉSAR RAMIRO: "Diario de Saint-Nazaire" (narrativa) MARINA PEREZAGUA es licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Sevilla. Tras su licenciatura marchó a Estados Unidos con una beca de doctorado en Literatura Hispánica, y durante cinco años impartió clases de lengua, literatura, historia y cine hispanoamericanos en la Universidad Estatal de Nueva York. Tras vivir una larga temporada en Francia y trabajar en el Instituto Cervantes de Lyon, vuelve a Nueva York, donde en el presente cursa el máster de Escritura Creativa de New York University y prepara la publicación de su segundo libro. Su primer libro, Criaturas Abisales, fue publicado en Barcelona en mayo 2011 por la editorial Los libros del lince. Marina Perezagua escribe cuento y teatro. Ha publicado en las revistas "Renacimiento" y "Sibila". HOJA DE RUTACRÍTICANARRATIVAPOESÍACINEVITRINA » Narrativa Narrativa Diario de Saint-Nazaire César ramiro "Saint-Nazaire es una ciudad neblinosa, fría y mineral, ideal para trabajar sin preocupaciones. La extrema nubosidad y la luz del invierno producen las ilusiones ópticas más inesperadas. Van a ser las diez de la mañana y tal parece que la luna llena de la noche anterior está justo arriba del sol ahora mismo. Las aguas del estuario arden con un resplandor plateado. Este lugar debe ser genial para ver un eclipse. En la noche, las luces del puerto, los faros y la iluminación del puente de Saint-Grevin son como un sistema de signos a descifrar, pero los guiños de esas luces siempre guardan algo secreto que se revelará después, no ahora." Así comienza estos fragmentos del Diario que el escritor y poeta ecuatoriano César Ramiro escribió durante una beca de residencia artística a inicios de este año en la Maison des Écrivains Étrangers et Traducteurs de Saint-Nazaire, en Francia. Nota: Para cambiar de página, dar clic en las esquinas de cada página, como libro virtual. ¿Problemas visualizando este documento? → Descarga gratis el PDF Diseño: . Compartir | Comentarios Nota: Los comentarios de los lectores requieren moderación de los editores. Carátula no se hace responsable de los puntos de vista de los participantes, pero invita al debate e intercambio respetuoso y productivo de opiniones. Pueden identificarse con cuenta de Facebook, Yahoo!, Twitter, OpenID o Disqus, o bien, como invitados mediante sus correos electrónicos. Los comentarios serán visibles una vez que un moderador los apruebe. en esta edición de Narrativa: ⇒ CARLOS FUENTES: Federico en su balcón (novela) ⇒ MARINA PEREZAGUA: Aurática (cuento) ⇒ CÉSAR RAMIRO: "Diario de Saint-Nazaire" (narrativa) CÉSAR RAMIRO (César Vásconez Romero) nació en Quito, Ecuador, en 1980. Hizo estudios de Letras y Edición en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Ha publicado artículos en revistas como La Comunidad Inconfesable, Ruido Blanco, El Interpretador y La Tempestad. Como editor preparó la Obra Poética (2007) de David Ledesma y Minero de la Noche -24 poetas franceses de vanguardia(2008) de Jorge Carrera Andrade. En el 2009 fue seleccionado para el Programa de Residencias Artísticas para Creadores de Iberoamérica del Fonca en México. Es autor del poemario Aldaba. HOJA DE RUTACRÍTICANARRATIVAPOESÍACINEVITRINA » Poesía Poema En el Café de la Ópera Marco Antonio Campos El poeta Marco Antonio Campos (México, 1949) comparte con Carátula un poema reciente, titulado "El el Café de la Ópera". MARCO ANTONIO CAMPOS (México, “A los lugares hermosos, si fuiste feliz, D.F., 1949) es poeta, narrador, si anochecen los años, si demora el reloj, ensayista y traductor. Ha publicado es mejor no pensar en la vuelta”, oí que me decía los libros de poesía: Muertos y Joan Margarit en el Café de la Ópera. disfraces (1974), Una seña en la Veía la Rambla, el Teatro del Liceo. sepultura (1978), Monólogos El tigre del otoño, con uñas feroces, (1985), La ceniza en la frente desgarraba el follaje de los plátanos. (1979), Los adioses del forastero “No te equivoques. Deja que (1996) y Viernes en Jerusalén lo bello, si lo fue, lo transforme el alma”. (2005), entre otros. La editorial El Y como luz violenta volvieron de Acapulco Tucán de Virginia volvió a reunir en hermosos días azules y amarillos del '71 2007 su poesía en un solo tomo: El con amigos joviales y jóvenes soleadas forastero en la tierra (1970- en casas ruidosas de alegría explosiva, o 2004). Es autor de un libro de en playas o al lado de piscinas donde el deseo aforismos (Árboles). quemaba a la mujer como la arena ardiente, o en la fuga de coches velocísimos en la ancha Ha traducido libros de poesía de costera, o bailando en la pista -con música de estrépito-, Charles Baudelaire, Arthur del círculo del Boccaccio o del Tequila a Go Go. Rimbaud, André Gide, Antonin “Yo tenía 22 años, y todo el ímpetu ciclónico Artaud, Roger Munier, Emile sobre las aguas ribereñas y la tierra firme. Nelligan, Gaston Miron, Gatien ¿Sabes, Joan? Desde aquel entonces Lapointe, Umberto Saba, Vincenzo no volví. Desde aquel entonces Cardarelli, Giuseppe Ungaretti, no quise vivir los días de entonces”. Salvatore Quasimodo, Georg Trakl, Reiner Kunze, Carlos Drummond de Andrade, y en colaboración con Stefaan van den Bremt, a los Compartir | poetas belgas Miriam Van hee, Roland Jooris, Luuk Gruwez, André Doms y Marc Dugardin. Libros de Comentarios Nota: Los comentarios de los lectores requieren moderación de los editores. Carátula no se hace responsable de los puntos de vista de los participantes, pero invita al debate e intercambio respetuoso y productivo de opiniones. Pueden identificarse con cuenta de Facebook, Yahoo!, Twitter, OpenID o Disqus, o bien, como invitados mediante sus correos electrónicos. Los comentarios serán visibles una vez que un moderador los apruebe. en esta edición de Poesía: poesía suyos han sido traducidos al inglés, al francés, al alemán, al italiano y al neerlandés. Ha obtenido los premios mexicanos ⇒ MARCO ANTONIO CAMPOS: "En el Café de la Ópera" Xavier Villaurrutia (1992) y ⇒ JUAN VELÁSQUEZ MOLIERI: "Mayo" Nezahualcóyotl (2005) y en España el Premio Casa de América (2005) por su libro Viernes en Jerusalén, el Premio del Tren Antonio Machado (2008) por su poema “Aquellas cartas” y el Premio Ciudad de Melilla (2009) por el libro Dime dónde, en qué país. En 2004 se le distinguió con la Medalla Presidencial Centenario de Pablo Neruda otorgada por el gobierno de Chile. HOJA DE RUTACRÍTICANARRATIVAPOESÍACINEVITRINA » Poesía Poema Mayo Juan Velásquez Molieri El periodista y poeta Juan Velásquez Molieri, autor del libro de poemas Los esplendores vividos, comparte un poema inédito. Sobre su poesía, el crítico nicaragüense Álvaro Urtecho señaló que se encuentra notablemente influenciada por "la serena interiorización de la poeta mítica–alegórica Sor Juana Inés de la Cruz", así como el tema del "interés por la provincia polvorienta, lejana y disuelta en la oscuridad del mito; pero por eso mismo, poderosa y fecunda en sus imágenes ordinarias" JUAN VELÁSQUEZ MOLIERI poeta y periodista nicaragüense, autor del libro de poemas Los esplendores Aguacero suspendido en el espacio; aroma a lluvia que no toca el fango del mundo; gotas de agua sostenidas en la vigilia vividos, obra que reúne algunos recuerdos de la infancia, los amores vividos y la belleza del del invierno que llega lento. paisaje occidental nicaragüense Temerosas voces vecinas hablan (“...las motas de algodón que se del torrente de lluvia, que amenaza y truena en el espacio mecen al viento como la espuma con su vocerrón eléctrico y plateado. sobre las olas del mar...”) Mis palabras viven en silencio; y mi recuerdo, lúbrico y húmedo, que en la brisa con prisa vas olvidando en la pausa de las estaciones del tiempo. Oficinas Centrales de Tránsito. Managua, Mayo 2012 Compartir | Comentarios Nota: Los comentarios de los lectores requieren moderación de los editores. Carátula no se hace responsable de los puntos de vista de los participantes, pero invita al debate e intercambio respetuoso y productivo de opiniones. Pueden identificarse con cuenta de Facebook, Yahoo!, Twitter, OpenID o Disqus, o bien, como invitados mediante sus correos electrónicos. Los comentarios serán visibles una vez que un moderador los apruebe. en esta edición de Poesía: ⇒ MARCO ANTONIO CAMPOS: "En el Café de la Ópera" ⇒ JUAN VELÁSQUEZ MOLIERI: "Mayo" HOJA DE RUTACRÍTICANARRATIVAPOESÍACINEVITRINA » Cine "Entra nomás, estás en Nicaragua" - Julio Cortázar Un sueño llamado Nicaragua GUADI CALVO Para muchos argentinos, la entonación de la palabra Nicaragua comenzó a tener un sabor violentamente dulce, ocupando el interés diario, siguiendo con atención, cada avance, cada retroceso, cada victoria o cada derrota del Frente. Las informaciones corrían de boca en boca, los medios en manos de la dictadura informaban sesgadamente los acontecimientos en el istmo, y uno aprendió a leer entre líneas para más o menos enterarse de lo que verdaderamente sucedía. Fueron muchos los argentinos que entendieron que en Nicaragua se intentaba gestar algo nuevo, y para los argentinos que en su país solo podían esperar la desaparición, tortura y muerte, Nicaragua era un posible pasaje donde podrían desarrollar los sueños conculcados. Entra nomás, estás en Nicaragua. Julio Cortázar Desde los primeros años de la década del 70, el movimiento popular en la Argentina venía sufriendo una constate sangría a manos de diversos organismos, no solo las policías o las fuerzas armadas llevaban a cargo la tarea de silenciar a obreros, estudiantes e intelectuales. Organizaciones paramilitares como la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina), preanunciaron lo que sucedería en el país abiertamente después del golpe militar del 24 de marzo de 1976. Nada de lo que había vivido la Argentina se le podría comparar a esos años donde todos los días se sucedían desapariciones forzadas y fusilamientos enmascarados como enfrentamientos con organizaciones “subversivas”. Muchos militantes de organizaciones populares, sindicatos, agrupaciones de estudiantes, gente independiente, artistas, intelectuales o periodistas no tuvieron más remedio que esperar la hora de sus verdugos o procurarse una vía de escape. Las opciones eran diversas, esencialmente España y México, este último país con una larga tradición a la hora de recibir perseguidos. Pero las opciones de los argentinos no solo fueron esos dos países; aunque en menor medida que España otras naciones europeas acogieron al exilio argentino: Francia, Suecia. Italia. En aquellos años, el cono sur de América Latina era territorio minado, El plan Cóndor asolaba el territorio sin respetar fronteras. Chile, Bolivia, Paraguay, Uruguay y Argentina, se habían asociado en un mercosur de la muerte, que les permitía traficar con prisioneros políticos que de inmediato serian sometidos a torturas y ejecutados apenas llegaran a sus países. Los Servicios de Inteligencia de estas naciones rivalizaban en su eficiencia para detener y torturar. Actuaban con carta blanca, sin más protocolo que la irracionalidad más absoluta a la hora de avasallar cualquier derecho humano. La cacería monstruosa no se detenía en el sospechoso de pertenecer a una organización opositora, sus parientes, sus amigos, sus bienes y en algunos casos hasta sus mascotas pasaron a ser botín de guerra. Las dictaduras habían decidido mostrar sus peores caras: Pinochet, los sucesivos golpes palaciegos de los militares bolivianos, unos más corruptos que otros, más sanguinarios que otros; Stroessner, que ya había cumplido la tarea impuesta por el departamento de Estado norteamericano hacia décadas y descansaba en su plácida siesta tropical, sin preocupaciones, con sus enemigos ya muertos, abarrotando cárceles o exiliados; Uruguay con una dictadura sangrienta, como jamás había pensado vivir el pequeño país rioplatense y Argentina con una maquinaria de muerte que podría enorgullecer al propio Hitler. Perú, Colombia y Venezuela era receptores también de muchos exiliados, pero en ese atroz panorama de búsqueda desesperada por un refugio seguro surgió para los argentinos un pequeño y remoto país, del que apenas se conocía algún poeta y varios dictadores: Nicaragua. Por aquellos años, 1976, el país centroamericano se encontraba en uno de los puntos más cruciales de su tumultuosa historia. El Frente Sandinista de Liberación había comenzado a jaquear seriamente a la dictadura de los Somozas. Para muchos argentinos, la entonación de la palabra Nicaragua comenzó a tener un sabor violentamente dulce, ocupando el interés diario, siguiendo con atención, cada avance, cada retroceso, cada victoria o cada derrota del Frente. Las informaciones corrían de boca en boca, los medios en manos de la dictadura informaban sesgadamente los acontecimientos en el istmo, y uno aprendió a leer entre líneas para más o menos enterarse de lo que verdaderamente sucedía. Fueron muchos los argentinos que entendieron que en Nicaragua se intentaba gestar algo nuevo, y para los argentinos que en su país solo podían esperar la desaparición, tortura y muerte, Nicaragua era un posible pasaje donde podrían desarrollar los sueños conculcados. Primero fueron los más experimentados en la lucha armada, que ya derrotados en el país, decididamente partieron a acompañar la lucha emancipadora del pueblo nicaragüense. Otros tampoco dudaron que en la nueva Nicaragua podrían cumplir viejos anhelos y para allí partieron cargando sus experiencias laborales en diferentes ámbitos. Muchos de esos argentinos convirtieron a Nicaragua en su patria y allí desarrollaron sus vidas, no solo en el campo laboral sino que formaron familias y allí se sostuvieron más allá de los tormentosos tiempos que le tocó vivir al país desde el triunfo de la revolución, un jueves 19 de julio de 1979. Con el fin de recuperar la memoria de esos argentinos que se unieron al proceso revolucionario nicaragüense, dos jóvenes realizadores argentinos han rodado Nicaragua… el sueño de una generación. Los directores, Roberto Persano y Santiago Nacif, ambos licenciados en comunicación de la Universidad de Buenos Aires, que habían realizado con anterioridad el documental El Almafuerte (2009), una indagación sobre un instituto correccional de menores de alta peligrosidad. Trabajando en base a entrevistas y a un importante material de archivo, sobre las motivaciones, experiencias y resultados de varios miembros de ese exilio argentino, nos irán mostrando los diferentes universos que cada participante ha logrado construir, a lo largo de estos treinta y tres años de la revolución Sandinista. Ellos son: Felisa Lemos, médica rural, que llegó a Managua proveniente de Francia, donde se había exiliado el 11 de noviembre de 1979. Durante años trabajo en comunidades del interior nicaragüense, Cuá Bocay, en su área de sanidad y particularmente de epidemiologia. Participó en la primera Brigada Sanitaria, y por sus antecedentes, la Junta Revolucionaria Sandinista la nombró Directora de Epidemiología. Pola Augier, antigua militante del ERP (Ejercito Revolucionario del Pueblo), organización fundada en 1970, de importante actuación militar y objetivo principal de la dictadura a partir de 1976. Pola, tras la muerte de su compañero Benito Urteaga, uno de los fundadores y máximos responsables del ERP, asesinado por una patrulla militar junto a Mario Roberto Santucho, número uno de dicha organización, justamente un 19 de julio pero de 1976. Poco tiempo después Pola recibirá otro golpe, el secuestro de su hijo, por lo que se verá obligada a exiliarse en Ginebra. A los pocos días del triunfo de la revolución Sandinista llega a Managua y se suma a las milicias populares. Por su experiencia y su formación combatiente es puesta al frente de la Policía Sandinista. Maria Luisa Babini, también conocida como Licha y su hijo Salvador "Lole" García, llegaron a Nicaragua en agosto del 79, a poco del triunfo del FSLN. Venían de su exilio en México, desde donde se contactaron con gente del Frente, integrándose a la revolución. Licha trabajó en el asesoramiento de Cooperativas lácteas y agrarias. En el año 1986, Lole se integra a la Juventud Sandinista y colabora con las Brigadas en las campañas de corte y recolección de café. En la actualidad los dos siguen viviendo en Nicaragua. Nerio Barberis, cineasta intégrante del Grupo Cine de Base, fundado por Raymundo Gleyzer, secuestrado y desaparecido en junio de 1976. Nerio se exiliará en Perú y en 1977 se radica en México. Durante la revolución sandinista participó como sonidista en los documentales “Victoria de un pueblo en armas” y “La Insurrección cultural” e ideó junto al Grupo Cine Sur “el compa Clodomiro”, un personaje animado que explicaba al pueblo nicaragüense cuestiones de política y economía. Actualmente continúa viviendo en México, DF, siempre vinculado a la actividad cinematográfica. Otro de los cineastas que llegaron en plena revolución fue el cineasta Jorge Denti, también miembro del grupo Cine de la Base, como Nerio Barberis con quien se exilió en Perú tras la desaparición de Gleizer. En Nicaragua registró el proceso revolucionario realizando los filmes documentales Victoria de un pueblo en armas y La insurrección cultural en donde se deja testimonio de la Campaña Nacional de Alfabetización. Actualmente reside en México, y sigue desarrollando su actividad como realizador cinematográfico. Aurora Sánchez, “La Cachorra”, vivió en Argentina hasta 1978 cuando debió exiliarse en Francia huyendo de la dictadura militar. En 1981 se radicó definitivamente con su compañero y sus 2 hijos en Nicaragua, pasando a colaborar con el Ministerio de Educación. Durante la Revolución Popular Sandinista participó en las brigadas de los cortes de café en los departamentos de Matagalpa y Jinotega. Junto a su hijo Iván, de tan sólo 15 años, luchó en las montañas nicaragüenses combatiendo a la contrarevolución. En 1986 creó el suplemento infantil “Los Cachorritos” del entonces periódico sandinista “Barricada”. Carlos Vilas. Durante los 10 años que vivió en Nicaragua, Vilas colaboró en el incipiente Ministerio de Acción Social, presidido entonces por Lea Guido. Luego se desempeñó en el Ministerio de Educación. Desde allí participó en “La Encuesta Nacional de Educación”, una gigantesca consulta popular en los barrios, el campo y la montaña con talleres y debates entre obreros y campesinos para, entre todos, diagramar lo que sería la nueva educación nicaragüense. Jorge Luis, el Pampa, Ubertall llegó a Nicaragua en diciembre de 1979 procedente de su exilio argentino en Costa Rica y Canadá. Una vez en Managua y dada su condición de periodista, comenzó a trabajar en la radio sandinista “Noticias” para luego pasar a colaborar en el Ministerio del Interior y en la Universidad. A su vez, en la fase militar, se incorporó a las milicias y llegó a ser instructor político-militar de las milicias populares sandinistas. Néstor Napal llega a Nicaragua al poco tiempo del triunfo del FSLN. Participó activamente en las Campañas de cortes de café, en la zona de Matagalpa. Consolidada la revolución, como economista se dedicó a asesorar cooperativas agrarias. Durante algún tiempo colaboró con el diario Barricada bajo el seudónimo de Néstor Surero. En la actualidad continúa viviendo en Nicaragua junto a su esposa nicaragüense y sus hijas. Este grupo de argentinos es solo un muestrario mínimo de los muchos que entendieron que en Nicaragua sus sueños se echaban a volar y ya se sabe, los sueños son de quien los sueña. Compartir | Comentarios Nota: Los comentarios de los lectores requieren moderación de los editores. Carátula no se hace responsable de los puntos de vista de los participantes, pero invita al debate e intercambio respetuoso y productivo de opiniones. Pueden identificarse con cuenta de Facebook, Yahoo!, Twitter, OpenID o Disqus, o bien, como invitados mediante sus correos electrónicos. Los comentarios serán visibles una vez que un moderador los apruebe. en esta edición de Cine ⇒ GUADI CALVO: Un sueño llamado Nicaragua ⇒ FRANKLIN CALDERA: Historia del cine en 25 carteles: Cartel #11 - RASHOMON, de Akira Kurosawa ⇒ RAMIRO LACAYO: El cine y Fuentes, Ficha de ciegos ROBERTO PERSANO y SANTIAGO NACIF “Al mundo también se lo puede cambiar contando historias” Ficha técnica NICARAGUA … el sueño de una generación Una producción de Andrés ·Gato· Martínez Cantó y ADART Producciones. Dirección: Roberto Persano – Santiago Nacif. Director consultante: Daniel Burak. Productores ejecutivos: Andrés Gato Martínez Cantó | Alejandro Gruz. Co-Productor / Director de Producción: Leonardo Hussen. Dirección de Fotografía: Emiliano Penelas. Montaje: Gabi Jaime. Dirección de Sonido: Lucho Corti y Adriano Mantova. Música Original: Juan Matías Tarruella. Animaciones: Kinoclaje. Duración: 75 minutos. Argentina. Color. Digital Cinema Pack (DCP). Sonido 5.1 GUADI CALVO (Buenos Aires, 1955). Escritor, periodista y crítico de cine, especializado en problemáticas (violencia social, política, migraciones, narcotráfico) y cultura latinoamericana (cine, literatura y plástica). Ejerce la crítica cinematográfica en diferentes medios de Argentina, Latinoamérica y Europa. Ha colaborado con diversas publicaciones, radios y revistas digitales, comoArchipiélago (México), A Plena Voz (Venezuela), Rampa (Colombia), Zoom (Argentina), Le Jouet Enragé (Francia),Ziehender Stern (Austria),Rayentru (Chile), el programaCondenados al éxito en Radio Corporativa de Buenos Aires, la publicaciónCírculo (EE.UU.) y oLateinamerikanisches Kulturmagazin (Austria). Realiza y coordina talleres literarios y seminarios. Es responsable de la programación del ciclo de cine latinoamericano "Latinoamericano en el centro" , uno de los más importantes del país, que se realiza en el Centro Cultural de la Cooperación de Buenos Aires. Ha publicado la colección de cuentos El Guerrero y el Espejo (1990), la novela Señal de Ausencia (1993) y La guerra de la sed (2009), con prólogo de Sergio Ramírez. Es colaborador de la sección de "Cine" de Carátula. HOJA DE RUTACRÍTICANARRATIVAPOESÍACINEVITRINA » Cine Historia del cine en 25 carteles - Cartel No.11 RASHOMON de Akira Kurosawa Franklin caldera Franklin Caldera, en su historia del cine en 25 carteles, nos regala esta vez Rashomon, del gran director Akira Kurosawa. Demostrando que el arte del cartel refleja la magia y encanto del cine, acompaña cada cartel con una crónica de la película en menos de 500 palabras y nos brinda una rápida mirada a la historia del cine. El uso en la revista de estos carteles es exclusivamente cultural y educativo y en ningún momento se espera obtener beneficios comerciales. En la época del cine mudo, la producción cinematográfica japonesa alcanzó un promedio de 800 películas anualmente. Los géneros fundamentales del cine japonés son gendai-geki (dramas contemporáneos), jidai-geki (dramas de época), shomin-geki (dramas sociales) y chambara (películas de espadachines). La corriente surrealista (avant-garde) que arranca desde el período silente (La página de la locura / Kurutta Ippeji, 1926; de Teinosuke Kinugasa), ha enriquecido tanto el cine de autor (La mujer de arena, 1964; de Hiroshi Teshigahara con Kyoto Kishoda y Eiji Okada; novela de Kobo Abe) como el cine de fantasmas (Kwaidan, 1964; de Masaki Kobayashi). En 1953, Kinugasa dirigió La puerta del infierno (Jijoku-Mon), joya del Eastmancolor (fot. Koei Sugiyama) con Machiko Kyo, la actriz favorita de los directores japoneses Si bien Akira Kurosawa (1910-1998) es el más conocido en Occidente de los directores japoneses (y el más shakesperiano), de mayor renombre gozaron en su país, Yasujiro Ozu y Kenji Mizoguchi, gran director de actrices. Las obras maestras de Ozu y Mizoguchi son, respectivamente, Tokio Monogatari (1953), filme contemplativo sobre el viaje de un matrimonio de provincia a Tokio, y Cuentos de la luna pálida después de la lluvia (Ugestu Monogatari, 1953) con Machiko Kyo como Wasaka, la dama fantasma. Rashomon de Kurosawa (sobre relatos de Ryonosuke Akutagawa) despertó el interés internacional por la cinematografía japonesa. El filme (premiado en Hollywood y Venecia) reconstruye, con dinámica fotografía de Kazuo Miyagawa, un asalto a partir de los testimonios contradictorios del asaltante (Toshiro Mifune), la mujer supuestamente violada (Machiko Kyo), el marido difunto (Masayuki Mori), que habla a través de una médium, y un leñador-testigo (Takashi Shimura). La película no es un estudio pirandeliano sobre la naturaleza subjetiva de la verdad, como muchos pensaron, sino una reflexión sobre el egoísmo de los seres humanos, que tergiversan la verdad según sus intereses, llegando al autoengaño. Las argumentaciones filosóficas de tres desconocidas ocurren ante la legendaria puerta de Rashomon en Kioto. El cine de Kurosawa significó un rompimiento con la tradición japonesa de exaltación patriótica, representada por las versiones de Los 47 ronin / Chushingura dirigidas respectivamente por Kinugasa (32), Mizoguchi (42) e Inagaki (1962). Igual éxito de crítica y público tuvo Kurosawa con Los siete samurai (1954), coprotagonizada por T. Shimura y T. Mifune, actor atleta capaz de pasar del histrionismo más exagerado a la más refinada sobriedad interpretativa. La filmografía del director incluye Ikiru (Vivir, 1951, con T. Shimura), Dersu Uzala (1975), Kagemucha (1980) y Ran (Caos, 1985). Entre los contemporáneos de Kurosawa destacaron Hideo Sekigawa (Hiroshima, 1953); Hiroshi Inagaki (Mushashi Miyamoto / Samurai, 1954-56); Kobayashi (La condición humana, 1959-61); Ishiro Honda (Godzilla, 1954, filme de terror nuclear de la Toho); Kon Ichikawa (El arpa birmana, 1956), clásico del cine antibélico, y Nagisa Oshima (La ceremonia, 1971). . El último gran director surgido en el siglo XX fue Takeshi Kitano, cuyo Flores de fuego (1997) fue premiado en Venecia. Akira (1988) de Katasuhiro Otomo y El viaje de Chichiro (2001) de Hayo Miyazaki, son ejemplos del gran cine de animación japonés. Compartir | Comentarios Nota: Los comentarios de los lectores requieren moderación de los editores. Carátula no se hace responsable de los puntos de vista de los participantes, pero invita al debate e intercambio respetuoso y productivo de opiniones. Pueden identificarse con cuenta de Facebook, Yahoo!, Twitter, OpenID o Disqus, o bien, como invitados mediante sus correos electrónicos. Los comentarios serán visibles una vez que un moderador los apruebe. en esta edición de Cine ⇒ GUADI CALVO: Un sueño llamado Nicaragua ⇒ FRANKLIN CALDERA: Historia del cine en 25 carteles: Cartel #11 - RASHOMON, de Akira Kurosawa ⇒ RAMIRO LACAYO: El cine y Fuentes, Ficha de ciegos AKIRA KUROSAWA (Tokio, 1910-?, 1998) Director de cine japonés. Pintor frustrado por su propia autoexigencia, decidió dedicarse al cine, en el que se inició como guionista. Recorre su obra este pasado pictórico, en forma de una cuidadísima fotografía, un profundo humanismo y una habilidad narrativa por la que fue considerado como el más occidental de los directores japoneses. En 1950 obtuvo el León de Oro de la Mostra de Venecia y el Oscar a la mejor película extranjera con su filme Rashomon, una refinada versión de un relato tradicional japonés que le situó en el mapa cinematográfico internacional. En 1954 repitió máximo galardón en el certamen veneciano con Los siete samurais, filme objeto de un célebre remake con el título de Los siete magníficos. En 1965, Barbarrojasufrió un rechazo de crítica y público que se repitió en su siguiente obra, Dodes Ka-den, circunstancia que le empujó a un intento de suicidio en 1971. Agotado su crédito en su país natal, en 1975 logró que las autoridades soviéticas financiaran la películaDersu Uzala, rotundo triunfo que le permitió obtener su segundo Oscar y financiar Ran (1985), una espectacular adaptación de El rey Lear, de William Shakespeare, en el marco del Japón medieval que se convirtió en uno de sus títulos más conocidos. FRANKLIN CALDERA (Managua, 1949). Poeta, ensayista, traductor y crítico de cine. Es abogado. Desde 1968 publica enLa Prensa Literaria poemas, críticas literarias y de cine y traducciones de poesía en lengua inglesa. Fue uno de los asiduos de la cafetería La India, el emblemático sitio de reunión de los poetas y pintores de la Generación del 60 y leyó sus poemas en La tortuga morada, la primera discoteca de la Managua de antes del terremoto. Desde temprana edad tuvo gran afición por el cine y junto con Ramiro Arguello es uno de los auténticos y últimos cinéfilos y contadores de películas de nuestro tiempo. Ha escrito numerosas críticas y crónicas en revistas nicaragüenses e internacionales y ha participado en seminarios junto a cinéfilos de la talla de Guillermo Cabrera Infante y Manuel Puig. En 1983 escribió con a Ramiro Arguello, Datos útiles e inútiles sobre cine; en 1996, Luces cámara acción: cien años de historia del cine. Guarda un libro de poesía a la espera de publicación. Es co-editor, con Ligia Guillén, de la revista “Poesía Peregrina”. Reside en la Florida desde 1985, donde goza de los constantes reestrenos de películas noir. Es colaborador de la sección de "Cine" de Carátula. HOJA DE RUTACRÍTICANARRATIVAPOESÍACINEVITRINA » Cine El cine y Fuentes: Ficha de ciegos Ramiro Lacayo Deshon La influencia de Carlos Fuentes en el cine latinoamericano y norteamericano fue importante como lo demuestra la cantidad de películas (abajo detalladas) en las que participó o fueron basadas en sus obras literarias. Su narrativa introdujo elementos de cinematografías más contemporáneas sin perder el vínculo con lo mejor de la época de oro del cine mexicano. Aprovechando esa presencia que trae la muerte, es momento oportuno para que los cineastas de Centro y Latino América repasemos su legado, en búsqueda de claves que nos ayuden a encontrar una expresión propia. RAMIRO LACAYO DESHÓN, estudia humanidades en la Universidad Centro Americana (UCA), Managua, y arquitectura en The Catholic University of America, Washington D.C. Publica cuentos y poemas en suplementos literarios desde 1970. En la insurrección (1978-79) es integrante de la Brigada Cinematográfica que recoge, en cine y fotografía, la guerra contra Somoza. Durante los 80’s es cofundador y director del Instituto Nicaragüense Aunque los escritores de la generación vanguardia en América Latina no dieron mucha de Cine (INCINE), y miembro importancia al cine o no lo consideraban como un arte, la siguiente generación, el boom fundador de la Fundación del latinoamericano, tuvo una actitud diferente. Gabriel Garcia Márquez se ligó a la Fundación Nuevo Cine Latino Americano. del Nuevo Cine Latino Americano como uno de sus fundadores y ha sido prácticamente el Realiza documentales y películas padrino de la escuela de cine en San Antonio de los Baños, Cuba, y muchos de sus cuentos de ficción que obtienen han sido llevados a la pantalla por directores latinoamericanos. De Vargas Llosa se han reconocimientos en festivales adaptado al cine varias novelas, entre ellas, con muy buena suerte, Pantaleón y las internacionales. visitadoras. Guillermo Cabrera Infante era el cinéfilo mayor, además de dos libros sobre cine escribió guiones para películas norteamericanas. Carlos Fuentes se involucró Ha publicado un libro de intensamente en el cine, dándole respiro al cine mexicano al escribir los guiones de muchas cuentos, Nadie de Importancia películas y publicando una novela biográfica sobre la diva Maria Félix. (1984), y su primera novela, Así en la tierra, es finalista del premio En 1964 se inicia en la cinematografía con el Ateneo de Sevilla 2007. guión EL GALLO DE ORO, película basada en un cuento de Juan Rulfo y adaptada para el cine en conjunto con Gabriel García Márquez y Roberto Gavaldón, quien la dirigió. Esta Es editor de Cine de Carátula. Enlaces » Centro Nicaraguense de Escritores: película cuenta la historia de un campesino que recoge un gallo de pelea mal matado y lo cura, con tan buena suerte en las peleas que es contratado por un millonario, con quien termina enfrentado por el amor a una misma mujer. Esta película, dentro de la tradición del mejor cine mexicano, tiene como protagonistas a Ignacio Lopez Tarso, Lucha Villa – que hace vibrar la pantalla -, Narciso Busquets y Pedro Galván (a quien veremos después participando en La pandilla salvaje). Cabe destacar la nítida fotografía de Gabriel Figueroa, quien se convirtió en uno de los directores de fotografía de renombre mundial. Un año después se estrena la adaptación de su Ramiro Lacayo Deshón cuento Las dos Elenas, de la cual escribe el guión. Dirigida por José Luis Ibáñez, este corto narra las relaciones entre una hija recién casada, Elena, de carácter liberado y llena de vitalidad, con su madre, también llamada Elena, más conservadora y apegada a las tradiciones. En medio de estos conflictos aparece el marido de Elena, un hombre comprensivo y hasta cierto punto apático. La película es un homenaje directo a Jules et Jim, de François Truffat, y recurre al estilo desarrollado por la Nueva Ola del cine Francés (café con enchiladas), especialmente con la narrativa experimental de Jean Luc Godard. Como nota curiosa en esta película participan como actores, entre otros, José Donoso, Jose Luis Cuevas y el mismo Carlos Fuentes en una aparición cameo. Un alma pura, de ese mismo año, es dirigida también por Juan Ibáñez y Carlos Fuentes escribe el guión. Narra la relación incestuosa entre Claudia, joven aristócrata, y su hermano, Juan Luis, quien muere en Suiza. También es curiosa la participación de la escritora y pintora surrealista Leonora Carrington. En 1966 escribe, junto con Gabriel Garcia Márquez, un western, Tiempo de Morir, dirigida por Arturo Ripstein; uno de sus filmes más conocidos -esta película fue vuelta a rodar en 1985, dirigida por Jorge Alí Triana-. En 1966 también se estrena Las diabólicas del amor, del director italiano Damiano Daniani, adaptación de su novela Aura. El director argentino Luis Puenzo filmó, en 1989, Gringo viejo, adaptación de su novela homónima, con Gregory Peck, Jane Fonda y Jimmy Smits en los papeles principales. Esta película especula sobre los últimos días del escritor y periodista norteamericano Ambrose Bierce, quien a sus setenta años cruzó la frontera hacía México para unirse al ejército revolucionario de Pancho Villa. La influencia de Carlos Fuentes en el cine latinoamericano y norteamericano fue importante como lo demuestra la cantidad de películas (abajo detalladas) en las que participó o fueron basadas en sus obras literarias. Su narrativa introdujo elementos de cinematografías más contemporáneas sin perder el vínculo con lo mejor de la época de oro del cine mexicano. Aprovechando esa presencia que trae la muerte, es momento oportuno para que los cineastas de Centro y Latino América repasemos su legado, en búsqueda de claves que nos ayuden a encontrar una expresión propia. Lista de películas en las que Carlos Fuentes estuvo involucrado como novelista o guionista: 2001 Las dos Elenas (Televisión) 2000 México (Documental) 1997 Rubén Jaramillo, 1900-1962, una historia Mexicana (Documental) 1994 Espejo enterrado (Documental) 1994 La raya del olvido 1990 Inspiración 1989 Gringo viejo 1988 Vieja moralidad 1986 Tiempo de morir 1985 Memorándum: Original y copia 1981 Complot Petróleo: La cabeza de la hidra 1975 ¿No oyes ladrar los perros? 1973 Aquellos años 1973 Las cautivas 1972 Muñeca reina 1968 México México (Documental) 1967 Los caifanes (Sin crédito) 1967 Pedro Páramo 1966 La strega in amore (Las diabólicas de amor) 1966 Tiempo de morir 1965 Las dos Elenas 1965 Un alma pura 1965 Leonora Carrington o el sortilegio irónico (Documental) 1964 El gallo de oro 1953 Cine verdad (Serié de televisión) . Compartir | Comentarios Nota: Los comentarios de los lectores requieren moderación de los editores. Carátula no se hace responsable de los puntos de vista de los participantes, pero invita al debate e intercambio respetuoso y productivo de opiniones. Pueden identificarse con cuenta de Facebook, Yahoo!, Twitter, OpenID o Disqus, o bien, como invitados mediante sus correos electrónicos. Los comentarios serán visibles una vez que un moderador los apruebe. en esta edición de Cine ⇒ GUADI CALVO: Un sueño llamado Nicaragua ⇒ FRANKLIN CALDERA: Historia del cine en 25 carteles: Cartel #11 - RASHOMON, de Akira Kurosawa ⇒ RAMIRO LACAYO: El cine y Fuentes, Ficha de ciegos HOJA DE RUTACRÍTICANARRATIVAPOESÍACINEVITRINA »Vitrina 1. Sergio Ramírez cumple 70 años de vida y 50 de creación literaria 2. Doscientos cuentos optando al Premio Centroamericano Carátula de Cuento Breve 3. Omar D'León condecorado en Teatro Real de Madrid 4. Alfredo Pérez Alencart gana Premio Jorge Guillén de Poesía 5. Continúa abierta la Convocatoria al Premio Internacional de Poesía "Pablo Antonio Cuadra" Sergio Ramírez cumple 70 años de vida y 50 de creación literaria Nota de prensa / Crea Comunicaciones Sergio Ramírez, ganador del premio Alfaguara en 1998 y del Premio Iberoamericano de las Letras Jose Donoso en 2011, y director de Carátula, revista cultural centroamericana, llega a los 70 años, y también se cumplen 50 de su carrera de escritor, que empezó en su adolescencia. Con este doble motivo, un Comité Nacional conformado por diversas personalidades del mundo cultural de Nicaragua, ha organizado una serie de festejos que se desarrollarán a lo largo del mes de agosto. Sergio Ramírez ha regido su vida literaria bajo la “la necesidad de contar y oír contar”. Ha escrito 48 libros entre novelas, cuentos, ensayos literarios, memorias y testimonios. Publica una columna en más de 13 periódicos y revistas en distintos países de habla castellana. Su obra ha sido traducida al portugués, inglés, francés, italiano, alemán, holandés, danés, noruego, sueco, serbio, esloveno, ruso, búlgaro, chino mandarín, hebreo y japonés. Entre las actividades destacadas del mes figuran la presentación de tres libros: La viuda Carlota y otros cuentos, una antología personal que publica la editorial Amerrisque; Historias para ser contadas, que reúne sus artículos periodísticos, editado por la Universidad de Nuevo León, México; y Un baile de máscaras, una edición conmemorativa con fotografías de Rossana Lacayo, publicado por editorial Uruk de Costa Rica. También dos exposiciones de Daniel Mordzinski, fotógrafo argentino residente en París y reconocido como el “fotógrafo de escritores”: Los Rostros de la Escritura y Homenaje Fotográfico a Sergio Ramírez. La primera es una exposición itinerante que transitará por la Alianza Francesa de Managua y la Casa de los Tres Mundos en Granada. La segunda se exhibirá en Galería Códice. El crítico literario alemán, Werner Mackenbach, dictará una conferencia sobre la obra literaria. Habrá talleres narrativos con estudiantes de secundaria y un performance de Madeline Mendieta basado en la obra literaria de este laureado escritor. El Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica de la UCA (IHNCA-UCA), presentará una exposición de portadas de los libros del autor homenajeado, en el Paseo de la Memoria. Las celebraciones, que se extenderán a Granada, León y Masatepe, cuna del escritor, culminarán en el Centro Cultural de España en Nicaragua (CCEN) con la presentación de un cortometraje basado en el cuento de Sergio Ramírez: “El Centerfielder”, un film dirigido por Ramiro Lacayo. El programa completo de actividades puede encontrarse en www.sergioramirez.org.ni Comité de Honor Ernesto Cardenal, Poeta; Claribel Alegría, Poeta; Gioconda Belli, Poeta; Carlos Tunnermann B, Alejandro Serrano Caldera, Norma Helena Gadea, Carlos Mejía Godoy, Luis Enrique Mejía Godoy, Hernaldo Zúniga, Ramiro Lacayo Deshon; Carlos Fernando Chamorro, Octavio Enríquez; Ernesto Medina Sandino, Rector de la UAM; Vidaluz Meneses, Directora Centro Nicaragüense de Escritores; Margarita Vannini, Directora Inst. de Historia de Nicaragua y Centroamérica (IHNCA/UCA); Juanita Bermúdez, Directora Galería Códice; Melanie Bouchard, Directora, Alianza Francesa, René Gonzalez, Presidente del INCH; Dieter Stadler, Director, Casa de los 3 Mundos; David Ruiz López-Prizuelos, Director Centro Cultural de España en Nic.; Melvin Wallace, Director, Editorial Amerrisque;; Karly Gaitán Morales, Escritora, Secretaria del Comité; Jesús de Santiago, Director de HISPAMER; Alfredo Guzmán, Director de LITERATO. « Regresar al menu de Vitrina | Ir al Índice #49 | Compartir y comentar Doscientos cuentos optando al Premio Centroamericano Carátula de Cuento Breve Nota de Prensa El primero de agosto cerró la convocatoria al Premio Centroamericano Carátula de Cuento Breve, convocado a inicios de junio por Carátula, revista cultural centroamericana (www.caratula.net) en el marco de celebraciones por los 70 años de vida y 50 de creación literaria del escritor nicaragüense Sergio Ramírez (1942), director. Al premio podrían optar escritores centroamericanos de cualquier edad y residencia legal, con un único cuento rigurosamente inédito, escrito en cualquier idioma oficial de Centroamérica (siempre que se acompañe con la correspondiente traducción al español), de temática libre. El premio consiste en US$ 1.000.00 (UN MIL DÓLARES NORTEAMERICANOS) indivisibles, diploma de honor, un lote de libros autografiados y la publicación del cuento ganador con una presentación de Sergio Ramírez en la edición especial n°. 50 de Carátula, correspondiente a octubre-noviembre de 2012. El fallo se dará a conocer a mediados de agosto, y la premiación será el 31 de agosto del presente año, en el marco de celebraciones por los 70 años de vida y 50 de creación literaria de Sergio Ramírez. Enlace relacionado: Bases de convocatoria. « Regresar al menu de Vitrina | Ir al Índice #49 | Compartir y comentar Omar D'León condecorado en Teatro Real de Madrid Nota de prensa En acto ceremonial y de reconocimiento oficial a los artistas representativos del Bicentenario del Tribunal Supremo de España, La Fundación Carlos III, realizo un merecido homenaje de condecoración a un artista por país en representación de Latinoamérica, este evento se llevo a cavo el día 16 de junio en el Teatro Real de Madrid. Entre los maestros Iberoamericanos condecorados que representaron a cada país de Iberoamericana tse encontraban: España: José María Yturralde, México: José Luís Cuevas, Guatemala: Rodolfo Abularach, Nicaragua: Omar d’León, República Dominicana: Rosa Tavárez, Venezuela: Oswaldo Vigas, Perú: Fernando de Szyszlo, Honduras: Armando Lara, Ecuador: Mónica Sarmiento Castillo, Paraguay: Carlos Colombino, Cuba: Enrique Ubieta, Portugal: Alberto Carneiro, El Salvador: Carlos Cañas, Uruguay: Miguel Hernández Zorrilla, Bolivia: Luis Zilveti, Argentina: Leopoldo Maler, Puerto Rico: Luis Hernández Cruz, Chile: Iván Contreras Brunet, Panamá: Olga Sinclair, Costa Rica: Felo Garcia, Colombia: Antonio Samudio, Brasil: Julio Villani y los Críticos de Arte Reconocidos como Gerard Xuriguera, Bélgica Rodríguez, Román de la Calle y Marianne de Tolentino. El Tribunal Supremo de España inicia una serie de celebraciones durante el año 2012 y 2013 por su Bicentenario, entre estos eventos en la sección de arte Iberoamericano, la Galería Internacional CosmoArte Siglo XXV, desarrollara una serie de exposiciones en instituciones relevantes que recorrerán diferentes países, a estas celebraciones se suman en octubre del 2012 el Instituto Cervantes de New York y en noviembre la Conmemoración del Bicentenario de la Constitución de 1812 y la Capitalidad Iberoamericana de la Cultura en Cádiz. un merecido homenaje a los artistas Latinoamericanos representantes de La Cultura y cuya mención oficial queda reflejada en el Catálogo oficial del Tribunal Supremo de España. « Regresar al menu de Vitrina | Ir al Índice #49 | Compartir y comentar Alfredo Pérez Alencart gana Premio Jorge Guillén de Poesía Nota de prensa El fallo del jurado que concede los premios anuales del Grupo Literario Sarmiento (España), con décadas de reconocida labor en beneficio de la cultura pucelana, destacaron al poeta peruanosalmantino Alfredo Pérez Alencart, profesor de la Usal y colaborador de El Adelanto, con el Premio Jorge Guillén de Poesía, por "la excelencia de su trayectoria poética y su marcado arraigo a Castilla y León". Respecto a su valoración del poeta de Cántico, Maremágnum u Homenaje, Pérez Alencart traza ciertas afinidades temáticas y existenciales: "Hay eslabones que me religan a la trayectoria de Guillén: el transtierro o expatriación (él para mi América; yo para su España), el misterio ante lo divino y lo humano (el deseo de Dios y la realidad de la carne), lo tardío en publicar nuestros primeros libros (él los 35 y yo a los 39); la búsqueda de expresar una vida profunda y de celebrar la existencia a través de la Poesía…" Carátula felicita al poeta Alfredo Pérez Alencart. « Regresar al menu de Vitrina | Ir al Índice #49 | Compartir y comentar Convocatoria al Premio Internacional de Poesía "Pablo Antonio Cuadra" El Comité Pro-Celebración del centenario del nacimiento —4 de noviembre de 1912— del escritor Pablo Antonio Cuadra Cardenal, que legó a las letras castellanas una invaluable obra cuyo magisterio es tan vigente como las cualidades humanas que siempre lo acompañaron, convoca al PREMIO INTERNACIONAL DE POESÍA "PABLO ANTONIO CUADRA", creado especialmente para esta ocasión y el cual se regirá conforme a las BASES siguientes: 1) Podrán presentarse a este certamen escritores de cualquier edad y nacionalidad, siempre que sus obras estén escritas en castellano, sean rigurosamente inéditas y no hayan sido galardonadas anteriormente. 2) Cada escritor podrá enviar, por separado, cuantas obras desee. 3) No podrán presentarse obras de autores fallecidos antes de la apertura de presentación de originales, ni podrán optar al premio ninguno de los miembros del Comité Pro Celebración del centenario del nacimiento de Pablo Antonio Cuadra. 4) Las obras presentadas tendrán un mínimo de quinientos versos, y deberán presentarse en perfectas condiciones de legibilidad, redactadas en ordenador o computadora, en 12 de tamaño de fuente, escritas por una sola cara, debidamente grapadas o encuadernadas. Se enviarán por triplicado y en la portada deberá constar el título de la obra y un lema o seudónimo que elija el autor. 5) En sobre aparte, que deberá identificarse reproduciendo en su frontal el título y lema o seudónimos elegidos, se incluirá un breve currículum del autor en el que, además, deberán constar sus datos personales (nombre, apellidos, teléfonos, correo electrónico, dirección y código postal, ciudad, etc.). 6) El premio estará dotado con la cantidad de cinco mil dólares americanos (USD 5,000.00), dicho premio no podrá declararse desierto. Tampoco habrá accésits ni menciones de honor del mismo. El poemario ganador será publicado en edición de mil ejemplares, de los que serán entregados cien al ganador. 7) El plazo de presentación de originales queda abierto a partir del día de hoy, 21 de mayo de 2012 y concluirá a las doce horas del 1 de octubre de 2012, siendo admitidos aquellos que, pese a llegar posteriormente, reflejen en el matasellos una fecha anterior a la del cierre de esta convocatoria. 8) Las obras deberán ser enviadas por correo —impresas en formatos de papel de carta (216 x 279 mm) o en A4 (210 x 297 mm)—, en sus paquetes de remisión deberá hacerse constar que son para PREMIO INTERNACIONAL DE POESÍA "PABLO ANTONIO CUADRA" y dirigidas a la dirección siguiente: Comité Pro-Celebración del Centenario del nacimiento de Pablo Antonio Cuadra Centro Nicaragüense de Escritores Reparto Los Robles Hotel Seminole 2 c. al sur Managua, Nicaragua O a esta dirección postal: Centro Nicaragüense de Escritores Apartado Postal A-252 Managua, NICARAGUA Otras comunicaciones para información: Tel: (505) 22670304 Correo electrónico: [email protected] 9) Un jurado de reconocido prestigio fallará dicho premio a mediados del mes de octubre de 2012, y el premio se entregará en fecha próxima al 4 de noviembre, cuando se conmemora el nacimiento de Pablo Antonio Cuadra. De ella se le avisará al ganador con la debida antelación. A dicha entrega el ganador deberá asistir, entendiendo que si no lo hace renuncia a la recepción del mismo, en cuyo caso se le concederá al segundo clasificado. Si el ganador residiera en el extranjero quedará exento de asistir, pero si decide hacerlo por su cuenta, el Comité asumirá los gastos de alojamiento y alimentación. 10) Las obras no premiadas serán destruidas tras el fallo del jurado y no se mantendrá comunicación ni verbal ni escrita con ninguno de los autores que se presenten. La presentación de originales a este premio implica la plena aceptación de las presentes Bases, cuyas única interpretación y cumplimiento de las mismas corresponde exclusivamente a los miembros del jurado. En Managua, Nicaragua, a los 21 días del mes de mayo de 2012. « Regresar al menu de Vitrina | Ir al Índice #49 | Compartir y comentar Compartir | Comentarios Nota: Los comentarios de los lectores requieren moderación de los editores. 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