Artritis reumatoide, ensayos clínicos y poblaciones vulnerables
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Artritis reumatoide, ensayos clínicos y poblaciones vulnerables
E A rtritisditorial reumatoide , ensayos clínicos y pobl aciones vulner ables x Jorge VELASCO ZAMORA 25 AR Artritis reumatoide, ensayos clínicos y poblaciones vulnerables Jorge VELASCO ZAMORA*. Jorge Velasco Zamora. Presidente de Fundación Articular. * Dirección para correspondencia Vicente López 1441 e/ Corrientes y Pte. Perón. B1878DVB, Quilmes, Pcia. de Buenos Aires, Argentina. [email protected] Probablemente la patología que nos ocupa haya reportado los más asombrosos beneficios de la última década, muchos de ellos de la mano de la investigación clínica. Probablemente a la luz del número de moléculas en desarrollo, los continuará produciendo. En ciencia y tecnología no hay ni habrá un último acto al decir de Jorge Sábato. Más allá de los evidentes beneficios obtenidos la investigación con seres humanos plantea ineludibles dilemas éticos que obligan a la reflexión constante. La presencia de principios básicos (justificación de otros principios fundamentos éticos) emerge como herramientas para interpretar mejor una realidad compleja y facilitar decisiones coherentes en una sociedad incoherente. Tal como puntualizara el Informe Belmont, toda investigación clínica que involucre a seres humanos debería ser construida sobre tres pilares éticos con la misma fuerza moral: respeto por las personas, beneficencia y justicia. El primero de ello incluye al menos dos convicciones éticas: que los individuos deberán ser tratados con respeto por su capacidad de autodeterminación y que las personas con autonomía disminuida deben ser protegidas. La beneficencia como principio ético en tanto precepto ético no se comprende como caridad sino como obligación. Se consideran dos reglas complementarias: la primera es “no hacer daño”, mandamiento hipocrático que se extendió al campo de la ética. La segunda, maximizar los beneficios y disminuir los daños posibles. AR Artritis Reumatoidea ISSN 1853-1709 Buenos Aires Vol 3 | Núm 7 Jul 2012 Pág 25-26 Finalmente, el principio de justicia refiere, por ejemplo, a que el peso del riesgo de la investigación clínica no caiga sobre grupos sociales con autonomía limitada. Las mismas pautas CIOMS de la OPS/OMS aclaran: “según las circunstancias, los principios pueden expresarse de manera diferente, adjudicárseles diferente peso moral y su aplicación puede conducir a distintas decisiones o cursos de acción”. La pauta 10 se detiene en poblaciones y comunidades con recursos limitados y advierte de la importancia de hacer todos los esfuerzos para garantizar que la in- AR 26 AR Artritis Reumatoidea x ISSN 1853-1709 x Buenos Aires x Vol 3 x Núm 8 x Jul 2012 x Pág 25-26 vestigación responda a las necesidades de la población en estudio y que cualquier conocimiento generable estará razonablemente disponible. En este número (La investigación clínica en contextos sociales de pobreza. Ni exclusión, ni explotación: Justicia, Vol 3, Núm 8, pág 35 - 40) Damián Del Percio abogado y destacado bioeticista de nuestro medio nos ayuda a reflexionar sobre los principios éticos básicos aplicados a nuestra región considerando sus limitaciones al acceso a la salud y a un desarrollo humano digno. Centra su análisis marcando la distinción entre pobreza y pobreza absoluta señalando que no toda pobreza es similar ni tampoco sus consecuencias. “En particular, el grado de afectación de estas consecuencias sobre los componentes que conforman la autonomía, será mayor en el caso de sujetos inmersos en situaciones de pobreza absoluta” señala. Plantea la necesidad del reconocimiento de la pobreza como dolencia social, diferenciándola de la vulnerabilidad de base biológica. Asimismo, no deja de advertir que la exclusión de estas poblaciones las expondría a una “revulnerabilización”. Artículo que obliga a repensar/nos en tanto comunidad con recursos limitados en la que los estudios clínicos internacionales se instalan como fuente de conocimiento sin soslayar la presencia de latentes conflictos éticos. I P oliartritis séptica nforme de polimicrobiana en una paciente con artritis reumatoide a x Patricio TATE et al caso 27 AR Poliartritis séptica polimicrobiana en una paciente con artritis reumatoidea Patricio TATE*, Gustavo STAROSILLIZ†, Ana María CAPPUCCIO‡. Médico del Hospital R. Carrillo de Ciudadela y Organización Médica de Investigación. †Jefe de servivcio de Clínica Médica de la U. A. Dr. César Milstein. ‡Jefa de Servicio de Reumatología de la U. A Dr. César Milstein * Autor para correspondencia Patricio Tate. Uruguay 725 PB, C1015ABO CABA. Argentina. [email protected] Resumen Paciente femenino de 55 años de edad con artritis reumatoidea de 5 años de evolu- ción, que fue tratada siempre con altas dosis de corticoides orales e intramusculares, ingresa presentando una artritis séptica de la rodilla derecha. Se inicia tratamiento con ceftriaxona y a pesar del tratamiento antibiótico inicial, la paciente evolucionó con compromiso de tobillo derecho, codo derecho y ambos carpos. Se realizaron artrotomías quirúrgicas en todas las articulaciones afectadas. Los cultivos desarrollaron: Bacteroides fragilis, Enterococus faecalis en líquido sinovial de la rodilla derecha, codo derecho y tobillo derecho y Staphylococcus aureus (MS) en el cultivo de hueso de la rodilla derecha. La tomografía computada (TC) abdominal reveló un voluminoso absceso retroperitoneal izquierdo, que fue drenado por punción (guiada por TC), cuyo cultivo también mostró flora intestinal. Palabras clave: artritis séptica, poliartritis, polimicrobiana, artritis reumatoidea, infección por anaerobios, Bacteroides fragilis, Enterococus faecalis, Staphylococcus aureus, absceso retroperitoneal. Recibido: 16/07/2012 Aceptado: 24/07/2012 Polymicrobial polyarticular septic arthritis in a patient with Rheumatoid Arthritis Abstract A 55-year old woman who had long standing rheumatoid arthritis was hospitalized AR Artritis Reumatoidea ISSN 1853-1709 Buenos Aires Vol 3 | Núm 8 Jul 2012 Pág 27-31 presenting a septic arthritis of the right knee. She was put on ceftriaxone but despite prompt antibiotic therapy, she developed arthritis of her right ankle, right elbow, and both wrists. Surgical arthrotomys where performed on all affected joints. Cultures revealed Bacteroides fragilis and Enterococus faecalis in synovial fluid of the right knee, right ankle and elbow, and Staphylococo aureus from the bone adjacent to the right knee. Abdominal computed tomography (CT) revealed a voluminous retro-peritoneal abscess that was drained by percutaneous CT- guided puncture, which cultures also showed intestinal flora. Key words: Septic Arthritis, polyarthritis, polymicrobial, rheumatoid arthritis, anaerobic infection, Bacteroides fragilis, Enterococcus faecalis, Staphylococcus aureus, retro-peritoneal abscess. AR 28 AR Artritis Reumatoidea x ISSN 1853-1709 x Buenos Aires x Vol 3 x Núm 8 x Jul 2012 x Pág 27-31 Paciente de sexo femenino de 55 años de edad, con historia de poliartritis de 5 años de evolución, que ingresa a la sala de clínica médica presentando un cuadro de fiebre, deterioro general, sinovitis aguda de rodilla derecha y poliartritis erosiva evolutiva. Figura 2 Pinzamiento del espacio articular de ambas rodillas con predominio de la derecha. Fumadora, negaba consumo de alcohol y de drogas endovenosas. Su enfermedad siempre fue tratada con diversos AINES y corticoides (orales e IM) a demanda y automedicados. Había sido colecistectomizada en forma programada hacía 37 días por vía laparoscópica, debido a una colelitiasis sintomática, sin complicaciones. La paciente refería un empeoramiento del cuadro articular, especialmente de su rodilla derecha desde hacía aproximadamente 15 días, con marcada tumefacción y calor. Se agregó febrícula, astenia, mialgias y deterioro del estado general. Negaba haber sufrido traumatismos o haber recibido infiltraciones articulares. Al momento del ingreso se encontraba hemodinámicamente estable, con registros febriles aislados de 38,5°C a 39°C. Sinovitis poliarticular, especialmente en codo derecho, tobillo derecho y aún mas marcada, en su rodilla derecha. Figura 3 Pinzamiento y erosiones de articulaciones radio y cúbito-humeral derecha. En el laboratorio de ingreso: presentaba anemia (hematocrito: 25%, hemoglobina: 10,2 mg/dl), sin elevación significativa de glóbulos blancos (10,8 K/ul) con fórmula leucocitaria normal, VSG de 115 mm/h (n= hasta 30) y PCR de 6 mg% (n= hasta 0,6). La radiografía de tórax era normal. Figura 1 Rx de manos y carpos: erosiones y pinzamientos en carpos, pinzamiento de todas las MCFs e IFPs, con erosiones de ambas segundas MCFs y tercera IFP izquierda. Las radiografías de manos, rodillas y codos, revelaban signos claros de artritis erosiva con disminución del espacio articular y erosiones en carpos y codo derecho (Figuras 1-3) que confirmaban el diagnóstico de artritis reumatoidea erosiva y evolutiva. Se realizó artrocentesis de rodilla derecha obteniendo un líquido purulento: con más de 5.000 cel/mm3 leucocitos, a predominio PMN. Se visualizaron gérmenes en el examen directo. Se inició terapia antibiótica con ceftriaxona por vía endovenosa a razón de 2 gr. por día, mientras se aguardaban los resultados de bacteriología. La paciente evolucionó estable, a pesar de continuar con registros febriles elevados y escalofríos. P oliartritis séptica polimicrobiana en una paciente con artritis reumatoide a Al cuarto día de internación, no mostraba signos de mejoría clínica. Su rodilla derecha continuaba inflamada y persistían los registros febriles. La sinovitis del codo derecho y tobillo izquierdo se tornaron más voluminosas. x Patricio TATE et al 29 AR Figura 4 Colección para renal posterior izquierda y en contacto con psoas ilíaco izquierdo. Derrame pleural bilateral y hepatomegalia homogénea. Se realizó una artrotomía exploratoria de la rodilla derecha obteniendo más líquido purulento, se tomaron muestras de hueso adyacente y membrana sinovial para cultivo de gérmenes comunes y atípicos, se colocó un drenaje continuo. Tanto los hemocultivos, urocultivos y el cultivo de líquido sinovial (realizado por artrocentesis al ingreso) al momento seguían negativos. El análisis de HIV resultó negativo, VDRL negativo, látex AR: positivo (¼), FAN: positivo 1/50 homogéneo. Se realizaron hisopados de fauces, anales, uretrales y genitales en busca de gonococo que resultaron negativos. En los laboratorios de rutina: persistía la anemia, aumento de glóbulos blancos, VSG y PCR elevadas. Ante el continuo deterioro del estado general, la persistencia de la fiebre, el descenso del hematocrito, leucocitosis, hiperplaquetosis, VSG y PCR elevados, y con cultivos aún negativos, se agrega clindamicina IV 300 mg cada 4 hs., para incluir cobertura contra anaerobios (de lento desarrollo en los cultivos). Cuatro días después (día 12), se realiza una artrotomía de codo derecho y tobillo izquierdo, obteniéndose abundante líquido purulento. Se realizaron lavados y se dejaron drenajes. Tres días más tarde se realizaron artrotomías de ambos carpos, obteniendo también líquido purulento, confirmando una poliartritis séptica con 5 articulaciones comprometidas. Figura 5 Drenaje percutáneo del absceso retro-peritoneal. A los 15 días de internación, la paciente persistía con fiebre, presentaba edemas en zonas de decúbito, deterioro de la función renal y aumento de las enzimas hepáticas. Del laboratorio de bacteriología se confirma la presencia de Anaerobios en líquido articular. Se suspende la ceftriaxona y se agrega metronidazol 500 mg cada 8 hs, EV. A los 17 días de internación de la paciente, se recibe el resultado bacteriológico definitivo del material obtenido durante la primera artrotomía de la rodilla derecha. En el líquido articular desarolló: Bacteroides fragilis y Enterococo faecalis (sensibles a ampicilinasulbactam y aminoglucósidos). En el cultivo de hueso: Staphylococcus aureus (multisensible). Por lo que se decide agregar ampicilina + sulbactám 1,5 gr cada 6 hs EV al esquema antibiótico y se realiza una tomografía computada abdominal (Figura 4) ante la sospecha de un foco abdominal. En la TC abdominal, se encuentra una colección voluminosa retro peritoneal peri-renal izquierda en contacto con el músculo psoas-ilíaco que se extiende desde la celda renal izquierda hacia la fosa ilíaca homolateral. Se colocó un catéter percutáneo guiado por TC, para evacuar el absceso (Figura 5). En los días sucesivos la paciente evolucionó favorablemente, no volvió a presentar fiebre, mejoró el estado general. Se retiraron los drenajes articulares. Permaneció en total 49 días internada. Continuó con antibióticos por vía oral completando un total de 30 días con ampicilina sulbactam, 32 días de metronodazol y 37 días de clindamicina. Lamentablemente sufrió secuelas articulares severas, con erosiones y anquilosis de las articulaciones afectadas. Se inició metotrexate al mes del alta. Se confirmó la presencia de B. fragilis y Enterococo faecalis en los cultivos del material obtenido del tobillo derecho AR 30 AR Artritis Reumatoidea x ISSN 1853-1709 x Buenos Aires x Vol 3 x Núm 8 x Jul 2012 x Pág 27-31 y del absceso retro-peritoneal. No se obtuvo desarrollo bacteriano en los cultivos de ambos carpos. Discusión La artritis séptica (no gonocócica) puede ser muy grave y sumamente destructiva, especialmente cuando es de causa bacteriana. Es por lo general monoarticular y afecta con más frecuencia (en orden decreciente), a la rodilla, cadera y codo. En adultos, el S. aureus, es el germen que más frecuentemente causa artritis séptica. Según un estudio publicado en 1995 en los Estados Unidos, la incidencia anual para artritis séptica no gonocóccica era de 10 en 100.000 individuos, y es más frecuente en pacientes con enfermedades articulares previas (artritis reumatoidea, artritis psoriática, osteoartrosis, prótesis articulares) y HIV, en estos pacientes la incidencia aumenta a 70 en 100.000 pacientes por año (1). Un metanálisis, publicado en 2007 que incluía 14 estudios: 6.242 pacientes, reveló que de los pacientes que consultaron por dolor articular agudo, el 10% presentó una artritis séptica. Este estudio también presentó una lista de los principales factores predisponentes los tres más frecuentes fueron: edad avanzada (mayores de 80 años), diabetes y artritis reumatoidea (Tabla 1) (2). Tabla 1 Factores de riesgo de artritis séptica* Pacientes mayores de 80 años. Diabetes mellitus. Artritis reumatoidea. Prótesis articulares. Cirugía articular reciente. Infecciones cutáneas, ulceras de piel. Abuso de drogas endovenosas y alcoholismo. Inyecciones intraarticulares de corticoides. * JAMA. 2007;297(13):1478. Se considera a la vía hematógena (endógena) la vía más frecuente de infección, esto parece estar relacionado al hecho de que las sinoviales carecen de membrana basal. Los pacientes con enfermedades articulares preexistentes, parecen tener una predisposición aun mayor de alojar gérmenes diseminados en el torrente sanguíneo (3). En un estudio prospectivo de 154 pacientes con artritis bacteriana, el 40% tenía una enfermedad articular preexistente, sobre todo artritis reumatoidea u osteoartrosis (4). El diagnóstico y tratamiento precoz es fundamental, ya que el cartílago articular puede ser destruido en cuestión de días dejando secuelas estructurales, y la mortalidad de pacientes hospitalizados por este motivo puede ser de hasta un 15% (5) . La presencia de múltiples articulaciones afectadas en un mismo paciente, es poco frecuente, y por lo general está relacionado con algún grado de inmunodeficiencia. En la mayoría de los casos existe un sólo agente patógeno causal. Epstein y Zimmerman publicaron en 1986 una serie de 7 pacientes con poliartritis séptica, de los cuales cinco tenían artritis reumatoidea. Los gérmenes encontrados fueron: S. aureus, S. pneumoniae, estreptococos y Haemophilus influenzae (6). En una serie de 19 casos, publicada por Mateo Soria et al, los factores de riesgo más frecuentes para padecer fueron la diabetes mellitus, la insuficiencia renal crónica, la hepatopatía crónica, la gota y la artritis reumatoidea. En este estudio los gérmenes aislados fueron Staphylococcus aureus (47%), S. agalactiae (21%) y bacilos gramnegativos (7). Según varios casos reportados, parecería haber una asociación entre poliartritis séptica, por S. pneumoniae en pacientes inmunosuprimidos y con artritis reumatoidea (8-10). No es extraño encontrar gérmenes de la flora colónica (por gérmenes gram-negativos o anaerobios) que den origen a artritis sépticas polimicrobianas. Raymond y Henry et al, recopilaron 18 casos de artritis séptica por enterococos entre 1966 y 1993 de los cuales 6 fueron polimicrobianas (11). Otro paciente con trasplante hepático por enfermedad de Wilson, insuficiencia renal y diabetes presentó una artritis de rodilla a Enterococcus faecalis, Enterobacter sakazakii, y Candida albicans (12). Existen pocos casos descriptos, en los que se hayan logrado rescatar más de un germen en una misma articulación, y que además tengan múltiples articulaciones afectadas (poliartritis séptica polimicrobiana). Un caso reportó una poliartritis poliséptica en un paciente adicto a drogas endovenosas, en el que se aislaron S. pyogenes y S. aureus (13). En otro caso, una bacterióloga presentó al mismo tiempo, artritis de rodilla derecha, codo derecho, y carpo izquierdo, de donde se logró aislar N meningitidis del carpo y codo y salmonella de una rodilla. También se encontró N. meningitidis en los hisopados de fauces (14). En otro caso reportado, similar al nuestro, una paciente presentó una poliartritis séptica a punto de partida de abscesos bilaterales el psoas, causados por tratamientos por acupuntura para el dolor lumbar, en donde se aislaron solo S. aureus (15). En este caso no pudimos precisar las causas del absceso retro-peritoneal perirrenal. Teniendo en cuenta la presencia de anaerobios saprófitos de la flora colónica, es evidente que hubo algún proceso intestinal, probablemente una diverticulitis asintomática, favorecida por el uso de corti- P oliartritis séptica polimicrobiana en una paciente con artritis reumatoide a coides o lo que es menos probable, dada la localización del absceso, una complicación posquirúrgica de la colecistectomía. Durante la internación la paciente tuvo un episodio autolimitado de hematoquesia. Dado el estado de la paciente, no se pudo realizar una endoscopía colónica para determinar su origen, de todas maneras reforzó la teoría de que el origen haya sido diverticular. La pa- x Patricio TATE et al 31 AR ciente reunió varios factores de riesgo concurrentes que se conjugaron para producirle la enfermedad. Este caso refuerza el concepto de que siempre debe efectuarse la punción articular y cultivos del líquido en todos los pacientes con AR que presenten una articulación que no se comporta como el resto. Referencias 1. Kaandorp CJ, Krijnen P, Moens HJ, Habbema JD, van Schaardenburg D. The outcome of bacterial arthritis: a prospective community-based study.Arthritis Rheum. 1997;40(5):884. 2. Margaretten ME, Kohlwes J, Moore D, Bent S. Does this adult patient have septic arthritis? JAMA. 2007;297(13):1478. 3. Kaandorp CJ, van Schaardenburg D, Krijnen P, Habbema JD, van De Laar MA. Risk factors for septic arthritis in patients with joint disease. Arthritis Rheum. 1995; 38:1819–1825. 4. Kaandorp CJ, Kirijnen P, Moens HJ, et al. The outcome of bacterial arthritis: a prospective community based study. Arthritis Rheum 1997; 40:884. 5. Gupta MN, Sturrock RD, Field M. A prospective 2-year study of 75 patients with adultonset septicarthritis. Rheumatology. 2001; 40:24–30. 6. Epstein JH, Zimmermann B 3rd, Ho G Jr. Polyarticular septic arthritis.J Rheumatol. 1986 Dec;13(6):1105-7. 7. Mateo Soria L, Olivé Marqués A, García Casares E, García Melchor E, Holgado Pérez S, Tena Marsà X. Polyarticular septic arthritis: analysis of 19 cases. Reumatol Clin. 2009 Feb;5(1):18-22. 8. Lohse A, Despaux J, Auge B, Toussirot E, Wendling D. Pneumococcal polyarticular septic arthritis in a patient with rheumatoid arthritis. Rev Rhum Engl Ed. 1999 Jun;66(6):344-6. 9. Hayashi M, Kojima T, Funahashi K, Kato D, Matsubara H, Shioura T, Kanayama Y, Hirano Y, Deguchi M, Kanamono T, Ishiguro. Pneumococcal polyarticular septic arthritis after a single infusion of infliximab in a rheumatoid arthritis patient: a case report. N.J Med Case Rep. 2012 Mar 9;6(1):81. 10. Ross JJ, Saltzman CL, Carling P, Shapiro DS. Pneumococcal septic arthritis: review of 190 cases. Clin Infect Dis. 2003 Feb 1;36(3):319-27. Epub 2003 Jan 13. 11. Raymond NJ, Henry J, Workowski KA. Enterococcal arthritis: case report and review. Clin Infect Dis. 1995 Sep;21(3):516-22. 12. A M Oliver, J W Baddley, S L Bridges Jr. Polymicrobial septic arthritis in a patient with Wilson’s disease. Ann Rheum Dis 2003;62:693–694. 13. Gilad J, Borer A, Riesenberg K, Klein M, Peled N, Schlaeffer F.. Polymicrobial polyarticular septic arthritis: a rare clinical entity. Scand J Infect Dis. 2001;33(5):381-3. 14. Petty BG, Sowa DT, Charache P. Polymicrobial polyarticular septic arthritis. JAMA. 1983 Apr 15;249(15):2069-72. 15. Ogasawara M, Oda K, Yamaji K, Takasaki Y. Polyarticular septic arthritis with bilateral psoas abscesses following acupuncture. Acupunct Med. 2009 Jun;27(2):81-2. AR I 32 AR Artritisnforme Reumatoidea x ISSN 1853-1709 x Buenos Aires x Vol 3 x Núm 8 x Jul 2012 x Pág 32-34 de caso Síndrome de Felty tratado con rituximab Lorena AYALA*, Víctor CAPUTO*, Cecilia ROMEO*, Gustavo CASADO*. Servicio de Reumatología del Hospital Militar Central, CABA, Argentina. * Autor para correspondencia Lorena Ayala. Luis María Campos 726. (C1426BOR), CABA. [email protected] Recibido: 16/07/2012 Aceptado: 23/07/2012 Resumen El síndrome de Felty (SF) es una asociación poco frecuente de artritis reumatoidea (AR), neutropenia y esplenomegalia (1). Los mecanismos de la neutropenia en el SF no son claros, pero se involucran tanto la inmunidad innata como la humoral, el deterioro de la granulopoyesis y los granulocitos disminuyen la vida media. Varios tratamientos inmunosupresores han sido utilizados sin lograr clara eficiencia (2-7; 9,10). Se presenta un paciente con SF y buena respuesta al tratamiento con rituximab (RTX). Palabras clave: artritis reumatoidea, síndrome de Felty, rituximab. Felty Syndrome treated with Rituximab Abstract Felty’s Syndrome (FS) is a rare association of Rheumatoid Arthritis (RA), neutropenia and splenomegaly. Mechanisms of neutropenia in FS are unclear but involve both innate and humoral immunity, impaired granulopoiesis and decreased granulocyte half-life. Several treatments with immunosuppressive drugs have been used without clear efficiency. We report a patient with FS and good response to treatment with Rituximab (RTX). Key AR Artritis Reumatoidea ISSN 1853-1709 Buenos Aires Vol 3 | Núm 8 Jul 2012 Pág 32-34 words: Rheumatoid Arthritis, Felty’s Syndrome, Rituximab. S índrome de F elt y tr atado con rituximab 33 x Lorena AYALA et al Caso clínico AR Figura 1 Se presenta el caso de un paciente de 67 años de edad, sexo masculino con diagnóstico de artritis reumatoidea nodular, seropositiva, erosiva (Figura 1), progresiva de 20 años de evolución que consulta en la guardia de nuestro Hospital por fiebre, adelgazamiento y deterioro del estado general de 3 meses de evolución. Antecedentes personales: 1. Hipertensión arterial medicada con enalapril 5 mg por día. 2. AR tratada con metotrexato 15 mg por semana intramuscular, ácido fólico 5 mg por semana, adalimumab 40 mg cada 14 días (inicialmente recibió etanercept 50 mg por semana pero se discontinuó por falta de eficacia a los 3 meses), prednisona 5mg por día, naproxeno 1gr por día. Figura 2 3. Infecciones urinarias a repetición. Datos positivos del examen físico: astenia, fiebre de 38,6 ºC, poliartromialgias, dolor abdominal en hipocondrio izquierdo a la palpación profunda, esplenomegalia, frote pericárdico leve, rangos de movilidad articular disminuidos en forma generalizada, nódulos reumatoideos en ambos codos y manos (Figura 2). El laboratorio de ingreso mostró un hemograma alterado: hematocrito 36%, hemoglobina 10,2 g/dl, leucopenia 2.300/mm3 (N 65% L 28% E 5% B 2%), VSG: 35 en la primer hora, PCR: 1,8 mg/dl, TGO: 27 U/L, TGP 35 U/L, urea: 0,60 g/l, creatinina: 0,89 g/l. En el sedimento urinario se observaron 2-3 hematíes por campo y 3-4 leucocitos por campo sin piocitos. La radiografía de tórax presentaba imágenes nodulares radiopacas bilaterales, a predominio subpleural y de lóbulos superiores. Los hemocultivos x2, el urocultivo y la serología viral para HIV, CMV, EB, hepatitis A, B y C, Chagas, toxoplasmosis y VDRL fueron negativos. Se le realizaron otros estudios complementarios: ecocardiograma bidimensional: No presentaba vegetaciones, fracción de eyección conservada, sin derrame pericárdico; tomografía de tórax y de abdomen que informó la presencia de nódulos pulmonares bilaterales, esplenomegalia y cardiomegalia; punción aspiración de médula ósea en donde se encontró una médula hipercelular con alteraciones madurativas displasiformes e hiperplasia reactiva de la población linfoide. Basados en las manifestaciones clínicas y los estudios complementarios, se diagnosticó síndrome de Felty. Se inició tratamiento con rituximab 1000 mg en días 0 y 15, el DAS 28 fue de 3,43 antes de iniciar tratamiento y de 2,51 y 1,98 respectivamente luego de recibir la medicación en los días 0 y 15. La remisión del SF fue rápida, el recuento de leucocitos fue paulatinamente en aumento llegando a 3.780/mm3 a los 4 meses del inicio del tratamiento. Además, una ecografía abdominal, realizada 8 meses después del primer ciclo de RTX, no reveló esplenomegalia. Tanto la AR como el SF se encuentran actualmente en remisión luego de recibir un ciclo de mantenimiento con RTX 1.000 mg x 2 a los 7 meses de la primera dosis. Discusión El SF es una rara complicación de la AR que es difícil de tratar. La neutropenia en el SF se asocia con una mayor incidencia de infecciones graves, lo que podría limitar el tratamiento con fármacos inmunosupresores (8). El MTX se considera terapia de primera línea, sin embargo, no todos los pacientes tienen buena respuesta, como en este caso. RTX fue eficaz para la remisión de la enfermedad, la neutropenia, la esplenomegalia, los síntomas AR 34 AR Artritis Reumatoidea x ISSN 1853-1709 x Buenos Aires x Vol 3 x Núm 8 x Jul 2012 x Pág 32-34 generales y el DAS, 28 mejoraron desde la primera dosis y en el seguimiento de los primeros 12 meses no volvió a presentar síntomas similares. La eficiencia del RTX en los pacientes con SF sugiere un rol importante de la inmunidad humoral en este síndrome. Referencias 1 Balint GP, Balint PV. Felty’s syndrome. Best Pract Res Clin Rheumatol 2004; 18: 631–45. 2 Salama A, Schneider U, Dorner T. Beneficial response to rituximab in a patient with haemolysis and refractory Felty syndrome. Ann Rheum Dis 2008; 67: 894–5. 3 Shipley E, Heraud A, Hennette A, et al. Efficacy of rituximab in Felty’s syndrome. Joint Bone Spine 2008; 75:621–2. Conclusión El síndrome de Felty es poco frecuente, su incidencia es cercana al 1% y debe ser incluido en los diagnósticos diferenciales principalmente en pacientes con AR de larga data. Consideramos de vital importancia la revisión de todas las causas posibles de fiebre y compromiso hematológico asociado, dada la similitud del cuadro clínico con ciertas enfermedades oncohematológicas. Si bien todavía no hay en la literatura recomendaciones definitivas, acerca del uso de RTX en el SF no podemos dejar de considerar esta alternativa terapéutica en los casos de pacientes con SF refractario a DMAR y anti TNF alfa, ya que el pronóstico y la evolución final del paciente dependen de la celeridad con la que se inicia el correcto tratamiento (11). 4 Sordet C, Gottenberg JE, Hellmich B, et al. Lack of efficacy of rituximab in Felty’s syndrome. Ann Rheum Dis 2005; 64:332–3. 5 Chandra PA, Margulis Y, Schiff C. Rituximab is useful in the treatment of Felty’s syndrome. 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R L a investigación evisión clínica en contex tos sociales crítica de pobrez a . 35 N i exclusión , ni explotación : J usticia x Damián Del Percio AR La investigación clínica en contextos sociales de pobreza. Ni exclusión, ni explotación: Justicia “ La virtud es una disposición adquirida de la voluntad, consistente en un justo medio relativo a nosotros, el cual está determinado por la regulación recta tal y como lo determinaría el hombre prudente”. Aristóteles Damián DEL PERCIO*. Miembro del Estudio Maglio & Asociados Abogados. Presidente del CECIC Comité de Ética y Ciencia Integrado a la Comunidad. Coordinador de la Comisión de Asuntos Regulatorios de FECICLA Fundación para la Ética y la Calidad en Investigación Clínica Latinoamericana. * Autor para correspondencia Resumen ¿Existe alguna relación entre pobreza, pobreza absoluta y autonomía de las perso- nas en el ámbito de las investigaciones clínicas? ¿O, por el contrario, la autonomía transita por otro carril, independientemente de la condición de excluidos sociales de los potenciales sujetos de investigación? El análisis se centra evaluar la situación del sujeto vulnerable en situación de pobreza, dividiendo a la misma en dos estados: pobreza y pobreza absoluta. Se evalúa la incidencia de cada tipo de pobreza sobre uno de los requisitos a tener en cuenta para que la investigación clínica sea ética: el respeto por la autonomía del sujeto de investigación. Palabras clave: contexto social, pobreza, autonomía. Damián Del Percio Vicente Lopez 1569 Dpto 2. 1878 Quilmes. Provincia de Buenos Aires. Argentina. [email protected] [email protected] Recibido: 13/07/2012 Aceptado: 22/07/2012 Clinical research in the social context of poverty Abstract Is there any relationship among poverty, absolute poverty and people’s autonomy within the scope of clinical research? Or is it that autonomy runs through another driveway, independently of the condition of social excluded of potential subjects of research? This article focuses in assessing vulnerable subjects in poverty conditions, dividing it in two: poverty and absolute poverty. Key AR Artritis Reumatoidea ISSN 1853-1709 Buenos Aires Vol 3 | Núm 8 Jul 2012 Pág 35-40 words: social context, poverty, autonomy. AR 36 AR Artritis Reumatoidea x ISSN 1853-1709 x Buenos Aires x Vol 3 x Núm 8 x Jul 2012 x Pág 35-40 Introducción La profunda consternación provocada por el tremendo aumento de la pobreza en Argentina durante la última década (1), explica la razón del tratamiento de un tema que nos hermana con realidades similares de otros países. Parecería incluso que, dado el preocupante contexto social que generan los altos niveles de pobreza, reflexionar sobre sus implicancias en diferentes ámbitos, más que una elección se ha convertido en una obligación. Uno de los espacios donde la reflexión sobre esta cuestión es procedente, es en la investigación clínica multicéntrica multinacional. En ella intervienen gran cantidad de actores, con una correlativa heterogeneidad de intereses, niveles de poder, estructura organizacional, etc. En especial, esta disparidad de poderes y de situaciones relativas, plantea serios problemas a la hora de evaluar los requerimientos a tener en cuenta para que una investigación clínica sea ética –particularmente desde el punto de vista de la equidad en la selección de los sujetos de investigación y en el respeto por su autonomía–. Basta considerar que en un extremo de la ecuación se encuentran multinacionales de gran capacidad financiera, con recursos que frecuentemente superan con holgura las partidas presupuestarias en salud de países subdesarrollados, y en el otro extremo encontramos personas, en muchos casos enfermas, y que además, sobreviven en contextos sociales de pobreza en países en vías de desarrollo. Este artículo se propone reflexionar sobre el actor más débil del reparto: el sujeto de investigación. El análisis se centrará en evaluar la situación del sujeto vulnerable en situación de pobreza, dividiendo a la misma en dos estados: pobreza y pobreza absoluta. Este análisis se utiliza para evaluar la incidencia de cada tipo de pobreza sobre uno de los requisitos a tener en cuenta para que la investigación clínica sea ética: el respeto por la autonomía del sujeto de investigación. Pobreza y vulnerabilidad Tradicionalmente la pobreza ha sido definida como carencia de consumo o de ingreso. Desde esta óptica las personas son pobres: “…cuando su ingreso o consumo cae por debajo de cierto umbral, socialmente definido como un mínimo de vida socialmente aceptable en una determinada comunidad. La carencia de medios, en particular el ingreso, fue utilizada como aproximación a los fines. Así por ejemplo, el costo monetario de la canasta alimentaria básica es un indicador de medios, mientras que el estado nutricional lo es de fines o resultados últi- mos. El supuesto que subyace a esta conceptualización es que la superación de la pobreza es el resultado necesario del crecimiento económico”(2). Pero una visión de la pobreza, centrada estrictamente en el ingreso es deficiente porque muestra una imagen parcial de la problemática, ya que hay muchas formas en las que se puede ser “pobre” al estar excluido, o tener un acceso insuficiente, a ciertos “bienes sociales”; y además es claro que la privación se define en un determinado contexto histórico y social. Por ejemplo, los analfabetos están excluidos del aprendizaje; quienes no participan en los procesos de toma de decisiones que afectan su vida, son también excluidos en el área de la política; quienes no disponen de tratamientos probados para sus dolencias son excluidos del derecho al acceso a la salud. Estos y otros ejemplos de “exclusiones” son invisibles para un abordaje focalizado en el ingreso o consumo de las personas. Por ello “el paradigma del Desarrollo Humano propone una concepción de la pobreza abarcadora de las múltiples dimensiones de la misma. En esta perspectiva, la pobreza significa la privación de una vida larga, sana y creativa; del disfrute de un nivel decente de vida; de la libertad, la dignidad y el respeto por sí mismo y por los demás”. La importancia de reflexionar sobre este tema radica en que uno de los grupos vulnerables de mayor importancia a escala mundial, lo configura el de los sujetos en situación de pobreza. El PNUD estima que en el año 2000, había 1.100 millones de pobres en el mundo, lo que representa cerca del 20% de la población mundial; además 831 millones se encontraban en estado de desnutrición (3). Pero en el actual mundo diverso y pluricultural, pueden existir tensiones entre visiones localistas y universalistas. Por lo que es posible que los propios individuos que son vistos como pobres a los ojos de otros, no opinen lo mismo ¿Qué hacer frente a esta cuestión? ¿Con que herramientas se podrá definir entonces quién es pobre? Una posible solución consiste en tomar datos objetivos de las situaciones en que se encuentran las personas y definir estándares mínimos a alcanzar; y cuando estos índices, indicadores y estándares son producto de una agencia internacional como el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) que depende de la ONU, sus cálculos poseen la legitimidad que proviene de utilizar criterios de medición que pueden ser revisados por diferentes países. En especial, para el caso de la medición de la pobreza humana, el PNUD posee dos índices distintos según el grado de desarrollo de los países, uno mide la pobreza L a investigación clínica en contex tos sociales de pobrez a . humana en países en desarrollo (IPH-1)1, y el otro en países seleccionados de la OCDE (IPH-2). El PNUD toma como base el índice de Desarrollo Humano y mide las privaciones en sus tres aspectos básicos: "Disfrutar de una vida larga y saludable: la vulnerabilidad a morir a una edad relativamente temprana, medida según la probabilidad al nacer de no vivir hasta los 40 años". "Disponer de educación: exclusión del mundo de la lectura y las comunicaciones, medida según la tasa de analfabetismo de adultos". "Tener un nivel de vida digno: falta de acceso a suministros económicos generales, medido según el promedio ponderado de dos indicadores, el porcentaje de la población sin acceso sostenible a una fuente de agua mejorada y el porcentaje de niños con peso insuficiente para su edad”(4). Pero como estas privaciones pueden darse de diversa forma e intensidad, cae de maduro que no toda pobreza es equivalente. Cuando alcanza límites intolerables, incompatibles con la satisfacción de las necesidades básicas de las personas, que en términos económicos el PNUD ha establecido para aquellas personas que sobreviven con menos de un dólar diario- se habla de pobreza absoluta. La diferencia de grado que existe entre pobreza y pobreza absoluta implica también una diferencia cualitativa. Amartya Sen 2, en un lúcido abordaje, enseña que la pobreza es “un ataque contra la libertad”, ya que –podemos inferir– restringe severamente y/o elimina en los hechos, aquellas opciones que el individuo pudo haber configurado en su fuero interno al trazar su plan de vida. Lo que la pobreza no permite es un desarrollo adecuado de las capacidades fundamentales –o como las llamaría Sen “libertades– del individuo (nivel de asociatividad, de educación, etc.), necesarias para alcanzar sus objetivos. Al no permitir un correlato entre las aspiraciones –fines– del individuo y la obtención de los medios indispensables para alcanzarlas, la pobreza genera frustración y modela ciudadanos “incompletos”. Pero aún a pesar de esta y otras tantas graves consecuencias, los pobres están incluidos en los márgenes del sistema. Ahora bien, cuando se habla de “pobreza absoluta” en situaciones de exclusión social, más que una referencia a este tipo de variables –que estarían enfocadas a cristalizar en los hechos las opciones 1- El Informe sobre Desarrollo H umano de 1997 introdujo el índice de pobreza humana (IPH), el cual se centra en la proporción de personas que viven bajo un cierto umbral en relación con Desarrollo H umano, al igual que el recuento de la pobreza mide la proporción de personas que están por debajo de un cierto umbral en materia de ingresos. aspectos básicos del 2- A martya Sen es premio Nóbel de Economía N i exclusión , ni explotación : J usticia x Damián Del Percio 37 AR que el individuo ha elegido para su vida–, la referencia es hacia aquellas personas que no pueden acceder ni siquiera a las condiciones básicas indispensables para cubrir por completo sus necesidades fisiológicas, y hasta tanto resuelvan este tipo de urgencias, no podrán pasar a una etapa ulterior del desarrollo personal, como es la que tiende a que la persona pueda lograr en la práctica aquellos objetivos trazados en su plan de vida. Lo que no permite la pobreza absoluta es simplemente vivir, con ella se pasa a un nivel de mera supervivencia. Llegados a este punto, es dable remarcar una diferencia sustancial entre pobreza y pobreza absoluta, relacionada con el tema que nos ocupa: las personas en situación de pobreza conservan, en principio y en relación con esa variable, la posibilidad de ejercer su autonomía, es decir, de poseer la capacidad de tomar decisiones, de darse sus propias normas voluntaria y razonadamente. Es importante resaltar que en este trabajo se entiende como autonomía a una capacidad del individuo que depende de su intelecto. Esta capacidad intrínseca es la que permite que el individuo fije sus metas y fines. A fines analíticos, la autonomía tendría dos componentes. Uno se encuentra en el fuero interno de la persona: la razón. La capacidad de razonar permite a la persona darse sus propias normas, así como fijarse sus fines y metas en su plan de vida. El otro componente está estrechamente vinculado con el medio social, y se identifica con la libertad que tiene el individuo para obtener los medios necesarios que efectivicen su plan de vida 3. En contextos de pobreza, uno de los componentes de la decisión autónoma, la “libertad”, se relativiza y se restringe fuertemente, sobre todo si pensamos que dicho contexto puede transformarse en un condicionante del accionar de la persona y ejercer una fuerte presión sobre sus decisiones, pero aun así la restricción no sería sobre el componente del fuero interno de la autonomía (razón), sino sobre el abanico de opciones que potencialmente podría seleccionar y que la pobreza le restringe. Es dable remarcar que esta observación tiene fines analíticos y que en el proceso cotidiano de la toma de decisiones estas disquisiciones pasan desapercibidas; aunque no por ello sus consecuencias en la ética de la investigación serán nulas. Acceder a las opciones que el individuo se representa en su fuero interno, depende de un correlativo desarrollo de sus capacidades fundamentales a través de la adquisición de los medios necesarios para cristalizarlas. En principio, las per- 3- Las teorías sobre el autocontrol y la autorregulación de la propia vida, tales como las propuestas de Piaget, Kholberg, Bandura, señalan que la autonomía procede de la heteronomía. El desarrollo de la autorregulación y de la autodeterminación requiere la internalización de normas y valores. En el origen, la conducta de una persona es regulada por los agentes externos, a través de distintos medios de presión, y la regulación autónoma se hace posible cuando el sujeto internaliza y hace suyos esos controles que inicialmente eran externos. AR 38 AR Artritis Reumatoidea x ISSN 1853-1709 x Buenos Aires x Vol 3 x Núm 8 x Jul 2012 x Pág 35-40 sonas en situación de pobreza continúan en posesión de la potencialidad psicofísica necesaria para desarrollarlas. Pero esto es, justamente lo que puede fallar en quienes se encuentran inmersos en la pobreza absoluta. En tanto ella ataca la posibilidad de obtener el sustento básico que permita una vida psicofísica normal, puede conllevar, entre otros efectos adversos, a la desnutrición. de afectación que tenga el componente razón, y que refleja, en el potencial sujeto de investigación, la capacidad para otorgar un Consentimiento Informado adecuado, dependerá de la experiencia y entrenamiento del investigador. En caso de dudas los Comités de Ética en Investigación pueden colaborar con el investigador a fin de determinar el nivel de comprensión del sujeto. Es importante detenernos en este potencial efecto, debido a las graves consecuencias que trae adosadas. Es sabido que la desnutrición altera distintos órganos y sistemas. Una de las consecuencias más serias para las generaciones futuras es que la desnutrición afecta el sistema nervioso, en especial “el desarrollo cerebral intrauterino y conduce a una disminución persistente del número de células y del tamaño cerebral, por lo cual cuando ésta es severa y temprana hay deterioro irreversible del desarrollo intelectual”(5). Si la autonomía del sujeto depende en primer lugar del desarrollo de su capacidad para tomar decisiones en forma conciente y razonada; altos niveles de este tipo de pobreza persistentes en el tiempo, pueden dar lugar a futuras sociedades compuestas por personas carentes de autonomía, o con dicha capacidad gravemente disminuida. En la relación entre pobreza, autonomía y vulnerabilidad pueden darse dos situaciones diferentes, con sus respectivas consecuencias. En relación a los efectos sobre las funciones psíquicas de la desnutrición en adultos, está comprobado que las mismas “se alteran a pesar de la aparente indemnidad del sistema nervioso central”(6). De todas formas, las consecuencias son menos nocivas que en el caso de los neonatos, ya que “las facultades intelectuales se conservan hasta etapas premortales”, pero “se alteran las actitudes y la conducta”; además de presentarse “dificultades para la concentración y retención de la memoria” y “gran inestabilidad emocional”;(…) “en estos casos el sentido social se pierde, con evidente egocentrismo y una falta de control sobre sí mismo”. Estas consecuencias, si bien no eliminan de plano la autonomía como capacidad del sujeto para tomar decisiones concientes y voluntarias, pueden relativizar su valor e incidir en la calidad de las mismas. En este supuesto la autonomía también podría verse afectada, y el grado de afectación dependería siempre del sujeto de referencia. Se presenta una situación en la que debemos distinguir entre pobreza y pobreza absoluta, para determinar si la persona posee autonomía suficiente para una toma de decisiones razonada. Podríamos considerar que las personas pobres conservan su capacidad de razonamiento, pero pierden algo, gran parte o toda la libertad necesaria para poder llevar adelante su plan de vida. Las personas absolutamente pobres, además de perder su libertad, pierden o ven disminuida, en ocasiones, su capacidad de razonamiento debido al efecto psicofísico que produce sobrevivir en condiciones paupérrimas. Es cierto que en la práctica existen gradaciones entre ambos tipos de pobreza, lo que a menudo tornará difusa la frontera entre ambos conceptos. Esta dilucidación acerca del grado 1. Personas catalogadas como pobres en su contexto social que si bien no pueden defender sus derechos e intereses por carencia de medios, no han perdido su capacidad de razonamiento y comprenden la información relevante que obra en el Consentimiento Informado. Al pertenecer a un grupo “vulnerable”, estas personas han perdido en gran medida la libertad que implica poder elegir y cristalizar determinadas opciones y, compelidos por la pobreza deben conformarse con actuar en el estrecho margen de decisión que sus condiciones de vida le permiten. 2. Personas catalogadas como pobres en su contexto social que no pueden defender sus derechos e intereses no solo por carencia de medios, sino también porque a raíz de su situación de pobreza han visto comprometidos ambos componentes de su autonomía, al no poseer tampoco la capacidad intelectual suficiente (por ejemplo debido a la desnutrición) para comprender cabalmente la información relevante que obra en el Consentimiento Informado. Claramente estas personas son doblemente “vulnerables”. Desde la óptica del principio de Justicia: ¿Sería justo excluir a una población vulnerable de toda investigación que no esté directamente relacionada con la posibilidad de obtener conocimiento generalizable sobre la enfermedad que la caracteriza como tal? De acuerdo con este planteo la respuesta sería positiva, es decir sería justo hacerlo, porque en la ecuación riesgo-beneficio la balanza se inclinaría hacia el riesgo y por ende, se los estaría explotando. Por otro lado, si se investigan tratamientos para combatir dolencias que son características de esa población vulnerable ¿Deberían ser incluidas en dichas investigaciones? Una aplicación tradicional del principio de Justicia contestaría afirmativamente, ya que si bien, en principio, debe evitarse exponer a poblaciones vulnerables a investigaciones clínicas farmacológicas, la excepción es que –y este sería el caso– dicha investigación esté dirigida a lograr un tratamiento para la dolencia que caracteriza a esa población como vulnerable. Los razonamientos de los párrafos anteriores, parecen ser válidos siempre y cuando, se considere a la enfermedad como un ingrediente básico del concepto de “vulnerabilidad”; ya que investigar la enfermedad de base de esa población sería condición necesaria –aunque no suficiente- para incorporar al grupo vulnerable a la investigación. Pero hemos observado que ello no siempre es así y que hay vulnerabilidades que L a investigación clínica en contex tos sociales de pobrez a . no se corresponden estrictamente con situaciones de enfermedad sino con otro tipo de cuestiones. Entonces... ¿Cómo juega aquí la “pobreza”? ¿Que tipo de dolencia es? Diríamos que en todo caso la pobreza es una “dolencia social”. Pero la construcción actual de la vulnerabilidad, especialmente las consecuencias que de ella se derivan, (ya que si bien existe actualmente un reconocimiento de distintos tipos de vulnerabilidades no hay un correlativo desarrollo de las consecuencias diferentes que deberían derivarse de ese reconocimiento), parece enfocarse en vulnerabilidades de base biológica, pero no en las de origen social, donde la pobreza resalta como “la” vulnerabilidad por antonomasia. Es posible pensar que si se excluye sistemáticamente a todas las personas pobres, sin ningún tipo de análisis previo –que de cuenta, por ejemplo, de la diferencia entre pobreza y pobreza absoluta–, se estaría revulnerabilizando a esas poblaciones. Paradójicamente, con la intención de protegerlas, al considerar no ética su participación en protocolos de investigación que no tengan por objetivo excluyente investigar tratamientos sobre enfermedades propias de personas en situación de pobreza, se las estaría privando de obtener un tratamiento inmediato o un seguimiento intensivo de sus dolencias actuales y que dada su situación social, difícilmente puedan obtener por otros medios. Más allá de enfermedades específicas de esta población (como la desnutrición), las personas pobres son más proclives a contraer enfermedades por su condición social y tienen el mismo –o aún mayor– interés en ser sujetos de investigación que otras poblaciones. Pero ello no significa que cualquier persona en situación de pobreza debería ser considerada apta para participar en un protocolo, sin intentar hacer una distinción ulterior entre tipos de pobreza, como la que aquí se ha ensayado. Es incorrecto considerar a todas las poblaciones pobres como poseedoras del mismo tipo de vulnerabilidad, porque ello esconde una simplificación que puede llevar a la injusticia. Tratar de igual forma a una población desigual implica falta de equidad en la distribución de las cargas y beneficios. Por lo tanto la propuesta es que, aún con las dificultades prácticas que conlleva realizar una diferenciación clara en la teoría, como es la de discriminar entre los efectos de los dos tipos de pobreza precitados, esto igualmente debe intentarse. En caso de duda sobre la capacidad de comprensión del sujeto, motivada por cuestiones ajenas a la capacidad explicativa o estrategias utilizadas por el investigador, debería excluirse al potencial sujeto de investigación como medida de protección; excepto que la investigación tenga por objetivo desarrollar un tratamiento para la enfermedad que motiva esa falta de comprensión. Si se tratare de investigaciones sobre otras dolencias y siempre que el investigador considere que la persona ha comprendido cabalmente lo que significa su participación en el estudio, excluir a la persona en situación de pobreza del mismo no haría más que acentuar la discriminación social negativa que ya sufre. Por lo tanto, solo en aquellos casos en que quien toma el Consentimiento N i exclusión , ni explotación : J usticia x Damián Del Percio 39 AR Informado está convencido que la persona ha comprendido efectivamente en que consiste el estudio, podrá aceptar que el sujeto participe del procedimiento de screening y, si fuera el caso, del ulterior enrolamiento. Las protecciones que se deben otorgar a la población vulnerable: “personas en situación de pobreza” –que pueden otorgar un consentimiento válido–, no deben estar relacionadas con su exclusión sistemática de las investigaciones, sino que deben ser tenidas en cuenta en una selección socialmente representativa en relación con la población anfitriona; ello significa que tampoco deben ser los participantes exclusivos de los estudios. Se trata pues de lograr un justo equilibrio entre las dos posturas extremas: la de explotación y la de exclusión total. ¿Y cuando habría explotación?: “Cuando las personas o las agencias ricas o poderosas se aprovechan de la pobreza, debilidad o dependencia de otros, usándolos para alcanzar sus propias metas sin beneficios adecuados para compensar a los individuos o los grupos que son dependientes o menos poderosos”(7). Y además, como veremos en las “Conclusiones”, debe observarse el cumplimiento del principio de indemnidad del participante en la investigación, no solo en lo respectivo al resguardo de su salud psicofísica sino también en lo relativo a su patrimonio. Por ello debe velarse por el estricto reembolso por parte del patrocinante de cualquier gasto (transporte, comidas, etc.) o carga (lucro cesante, pérdida de presentismo, etc.) que le insuma participar en la investigación. Por otro lado y en relación con las obligaciones del patrocinante una vez finalizada la investigación, desde una concepción de Justicia Conmutativa, se debe asegurar la provisión del tratamiento –obviamente si ha demostrado efectividad– hasta que el sujeto pueda acceder efectivamente al mismo. Este es un tema que genera polémica y tratarlo adecuadamente llevaría a la redacción de un artículo independiente, de todas formas no es exagerado solicitar al patrocinante que se beneficia con una patente exclusiva por veinte años, que le provea el tratamiento al participante del estudio que ha puesto su cuerpo y su tiempo hasta, por ejemplo, el vencimiento de dicha patente, ya que es durante ese período cuando el patrocinante recibe las mayores ganancias y por ende es de prever que el impacto económico de esta provisión le será más soportable. Conclusiones El objetivo de este trabajo ha sido brindar una mirada distinta teniendo en cuenta la posibilidad de renovar y adaptar determinadas conceptualizaciones con el fin de reducir los riesgos de exclusión y explotación que produce la pobreza, en el ámbito de la investigación clínica multinacional. La distinción entre pobreza y pobreza absoluta busca reafirmar que no toda pobreza es similar y, por ende, tampoco AR 40 AR Artritis Reumatoidea x ISSN 1853-1709 x Buenos Aires x Vol 3 x Núm 8 x Jul 2012 x Pág 35-40 lo serán las consecuencias que de ello se desprendan. En particular, el grado de afectación de estas consecuencias sobre los componentes que conforman la autonomía, será mayor en el caso de sujetos inmersos en situaciones de pobreza absoluta. Aunque esta disquisición es teórica tiene relevancia práctica, porque permite realizar una suerte de gradación de la autonomía, y por ende, posibilita que quienes aún posean el componente interno “razón”, puedan ser tenidos en cuenta a fin de brindarles la posibilidad de ingresar a una investigación clínica. Pero aún en estos casos el investigador que tome el Consentimiento Informado (con la colaboración de miembros del Comité de Ética si fuere necesario) deberá evaluar si el sujeto comprende la información suministrada; en caso de dudas podrá requerir la presencia de un miembro del Comité de Ética que co-evalúe la capacidad de comprensión del sujeto y si las mismas persistieren no debería incluir al sujeto en el estudio. Esta ampliación de la posibilidad de reclutar personas pobres con capacidad de comprensión del CI, que en muchos países subdesarrollados es la mayoría de la población, obedece a evitar un paternalismo inadecuado que, aunque bien intencionado, puede dar como resultado evitar que muchas personas aprovechen una oportunidad (quizás única) de acceder a un tratamiento u otros beneficios (por ejemplo, seguimiento de su estado de salud); aunque con las siguientes condiciones: 1. Si no se elige siempre a la misma población exclusivamente por ser pobre. Los riesgos y los beneficios de las investigaciones deben ser distribuidos con equidad entre todas las personas o grupos de la sociedad. 2. Si las personas pueden brindar su CI porque el componente “razón” de la autonomía es el adecuado. O poseen un representante legal idóneo. En especial se debe hacer hincapié en la explicación del carácter experimental del estudio, para evitar la Therapeutic misconception™. 3. Si todos los gastos, lucro cesante (es posible ser pobre aún con un trabajo), son compensados y los daños indemnizados de acuerdo a las necesidades del participante. 4. Si los sujetos que necesiten un medicamento de eficacia probada cuando la investigación haya finalizado, lo reciban. Concepción de justicia como reciprocidad. Declaración de Helsinki (2008), Parágrafos 14 / 33: “El protocolo debe describir los arreglos para el acceso después del ensayo a intervenciones identificadas como beneficiosas en el estudio o el acceso a otra atención o beneficios apropiadas”. “Al final de la investigación, todos los pacientes que participan en el estudio tienen derecho a ser informados sobre sus resultados y compartir cualquier beneficio, por ejemplo, acceso a intervenciones identificadas como beneficiosas en el estudio o a otra atención apropiada o beneficios”. La falta de una mínima disposición a conectarse con la situación del prójimo y hacerla propia, dificulta cualquier conducta ética y es fomentada por una estructura social que alienta la desigualdad e inhibe la empatía entre miembros de diferentes estratos sociales. Es contra este estigma social que debemos luchar para poder entender al otro y solo entonces poder realmente respetarlo. Referencias 1 “La indigencia más que se triplicó entre 1995 y 2002, mientras que la pobreza de ingresos casi se duplicó en ese lapso. La combinación de caída del ingreso e inflación de precios de productos alimenticios llevó al deterioro de importantes sectores de la población, incluso a parte de la clase media” Aportes para el Desarrollo Humano de la Argentina/2002. Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. PNUD) 2º Ed. Bs. As. Abril 2003. 2 Aportes para el Desarrollo Humano de la Argentina /2002. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) 2º Ed. Bs. As. Abril 2003; 76. 3 Informe sobre Desarrollo Humano 2004. La libertad cultural en el mundo diverso de hoy. PNUD, Mundi-Prensa Libros Madrid-Barcelona- México, 2004, 130. Los datos corresponden al porcentaje de personas que viven con menos de 1 dólar diario. 4 Informe sobre Desarrollo Humano 2004. La libertad cultural en el mundo diverso de hoy. PNUD, Mundi-Prensa Libros Madrid-Barcelona- México, 2004, Nota técnica 1; 260. 5 Salinas R. D. (h) Alimentos y nutrición. Introducción a la bromatología. El Ateneo 3º ed. Bs. As. 2000. 6 Montero, J. C.; Senderey, S. - Obesidad en el adulto: etiogenia, fisiopatología, clínica y tratamiento. Buenos Aires; D & P; 1997. 7 Según definición de Ruth Macklin.