1 La infancia robada: una reflexión sobre la clínica
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1 La infancia robada: una reflexión sobre la clínica
Fepal - XXVI Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis "El legado de Freud a 150 años de su nacimiento" Lima, Perú - Octubre 2006 La infancia robada: una reflexión sobre la clínica contemporánea Myrna Pia Favilli Bernardo Tanis Maria Celina Anhaia Mello Resumen: En este texto, los autores desarrollan una reflexión sobre las vicisitudes de la infancia en la clínica contemporánea. Se basan en algunos conceptos provenientes de la antropología y la sociología, que se refieren a las características propias de nuestra época, como la aceleración del tiempo, el exceso de espacio y de interpretaciones. Por medio de la utilización de ideas de transitoriedad, rapidez, no-pertenencia, propias de los "no-lugares", crean la hipótesis de que la niñez puede ser entendida, en los días de hoy, como un "no-lugar" dentro del tiempo de la vida. Esta hipótesis es ilustrada por dos casos clínicos, en los cuales queda evidente la anticipación de la problemática adolescente, en que el niño se ubica fuera de su lugar como tal, y vive prematuramente un "ideal adulto". Los autores subrayan el modo en que la cultura actual atraviesa la interioridad paterna y se refleja en los procesos de subjetivación, creando en el niño la urgencia de satisfacción de aspectos narcisistas. Discuten cómo la niñez va perdiendo su especificidad de tiempo lúdico, de tiempo mágico y de pertenencia a las fantasías simbolizadas, cada vez que la urgencia del "futuro adulto" atraviesa el imaginario paterno. Los autores indagan sobre cómo es posible pensar las angustias de esos padres, fruto de otro tiempo, de un tiempo del juego. El texto propone a los analistas algunos dilemas: si las sintomatologías modernas ya indican las preponderancias narcisistas, los trastornos alimentares, las violencias explícitas, las drogadicciones como solución mortífera con relación a la necesidad de poder, a la fuga de la soledad y del abandono, entonces: ¿Cómo rehacer o repensar un lugar aún posible para la niñez? 1 Fepal - XXVI Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis "El legado de Freud a 150 años de su nacimiento" Lima, Perú - Octubre 2006 ¿Qué estrategias tendrían los analistas para hacer frente a esta cuestión? Con estos datos como referencia, los autores invitan a una reflexión sobre el desafío que se le impone al analista contemporáneo. ¿Qué clase de niño es el de la clínica contemporánea? ¿De qué niño posmoderno se trata? Cuando nos enfrentamos con este tema, como una introducción y reflexión sobre los casos clínicos, aparecen ante nosotros los innumerables textos de sociología y antropología que tratan de la sociedad “supermoderna”, nombre usado por Marc Augé en su libro No Lugares, en el que justamente se ocupa en estudiar las características propias de nuestra época: 1) La aceleración del tiempo en que la “superabundancia” factual del mundo contemporáneo lleva a una aporía en la atribución del sentido a toda sobrecarga de hechos; los tiempos modernos nos exigen que se le dé un sentido al “mundo” (presente y pasado) y no sólo a un recorte demarcado (la propia vida, la ciudad, la historia). Hay que dar cuenta de un exceso de tiempo. 2) Exceso de espacio en que los hechos se despliegan ante nuestros ojos debido a la comunicación instantánea de otros espacios, además del exceso de espacio imaginario transmitido constantemente por los medios de comunicación y por la publicidad, que inocula nuevos escenarios de deseos para ser realizados y nuevas formas de deseo para ser satisfechas. 3) La figura del Yo, del individuo, que anhela para sí el entendimiento del mundo a partir de las interpretaciones que le son dadas por la distribución de la información. Cada individuo desea para sí el derecho de decidir sobre estas interpretaciones. Eso significa que el individuo vive en un mundo en que él mismo se representa y que le permite marcar su particular destino. Exceso de interpretaciones. 2 Fepal - XXVI Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis "El legado de Freud a 150 años de su nacimiento" Lima, Perú - Octubre 2006 Tal como podemos observar, se trata de un texto dotado de una extensa reflexión antropológica y remitimos al lector a su lectura. Para realizar una reflexión, usamos el concepto de Augé, de no-lugares espaciales de nuestra sociedad contemporánea como una metáfora privilegiada para que pensemos la infancia tal como hoy la entendemos. El autor define como “no-lugares” -al contrario de los lugares investidos de sentido (patria, ciudad, casa)- a los lugares de tránsito, de paso, de poca investidura afectiva, a pesar de ser los espacios más habitados en la sociedad posmoderna. Citemos, como ejemplo, las estaciones, los aeropuertos, las calles, las terminales de ómnibus, los hoteles. En ellos la vida transcurre sin que haya un sentimiento de pertenencia. A partir de eso, el autor hace derivar la constatación de un sentimiento que atraviesa a nuestro tiempo y que está vinculado a la soledad que impregna a la sociedad contemporánea. Se trata de un sentimiento que todos conocemos, y que se configura, de modo objetivo, en la imposibilidad de construir vínculos afectivos según el modus vivendi actual. Podemos decir que la sociedad actúa el espacio perseguidor del aislamiento y del abandono. Al utilizar la idea de rapidez, de transitoriedad, de no-pertenencia, propia de los no-lugares, manifestamos la hipótesis de que la infancia actual, la que es dable observar en nuestros consultorios, puede ser entendida como el “nolugar” dentro del tiempo de vida. Sin embargo, deseamos localizarla dentro de una perspectiva más amplia, en que las diferencias sociales ya pueden haber introducido el sentimiento de no-lugar para la infancia carente. En los ejemplos de Pedro y Katy vamos a ver a dos niños fuera de su lugar de infancia, viviendo ya un ideal típico de “adulto”, del tiempo futuro que les presentan los padres. Mantenemos siempre la posición analítica y por eso consideramos la transmisión de la cultura por medio de la relación primaria, cuando la configuración edipiana va a obligar la interiorización de las figuras parentales, o sea, de los portadores de la cultura, y a organizarse como estructura mental en la formulación del Superyó. De ese modo, abordamos la manera como la cultura actual se refleja, al atravesar la interioridad parental, en los procesos de subjetivización e inculca 3 Fepal - XXVI Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis "El legado de Freud a 150 años de su nacimiento" Lima, Perú - Octubre 2006 una urgencia para satisfacer los aspectos narcisistas que, en las camadas más primitivas, lleva a una identificación sincrónica, a los aspectos primarios que deberían ser superados por la vida mental en sus comienzos. La alteridad, en fin, la socialización no es de fácil acceso. Es interesante destacar que solamente cuando el discurso parental se choca con el deseo primitivo, recién en ese momento se hace posible la noción de alteridad. Parece que, de alguna manera, los mensajes parentales modernos no se chocan con los deseos más primitivos. Sin embargo, si los niños entran en conflicto, a veces de manera grave, valdría la pena preguntarnos y cuestionar, en calidad de analistas, al respecto de los rumbos de la vida mental del hombre moderno. Es precisamente en ese punto que, nos parece, el Análisis de Niños puede llegar a contribuir para el pensamiento de la conflictiva moderna. La infancia, ejemplificada mediante los dos niños de la clínica contemporánea, nos muestra cómo el problema posmoderno afecta a las camadas que tienen acceso al psicoanálisis. En cuanto a las camadas sociales menos pudientes, el problema de la violencia, por ejemplo, merece un estudio particular que también se refiera a la introyección de las figuras parentales, si es que deseamos mantener siempre la focalización psicoanalítica. A pesar de eso, volvamos a nuestra clínica actual, en la que podemos constatar la manera en que la infancia pierde sus características específicas de tiempo lúdico, de tiempo mágico, de pertenencia a las fantasías simbolizadas, debido a que la urgencia del “futuro adulto” atraviesa lo imaginario parental. En ese aspecto, es dable subrayar que la sintomatología presentada por Pedro y Katy es el resultado de valores que los padres desean inocular (¿De manera inconsciente?) como posibilidades de éxito en la vida adulta: competitividad, apariencia física, etc. Si hasta en los casos en que el discurso paterno está de acuerdo con la ideología societaria se crea un plus de angustia, entonces vale la pena reflexionar al respecto del tiempo de infancia como objeto particular y que hace parte de los derechos del futuro adulto. ¿Cómo son esos padres? Al fin y al cabo, debido a que fueron criados en un tiempo más antiguo, o sea, un tiempo de jugar, ¿será que se sienten desplazados y buscan en los hijos una compensación? De todos modos, nos parece que los tiempos modernos les han hecho una zancadilla. ¿Será si las 4 Fepal - XXVI Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis "El legado de Freud a 150 años de su nacimiento" Lima, Perú - Octubre 2006 angustias que los padres han vivido se transformaron en los ideales supermodernos y ahora ellos se sienten confundidos? ¿Quieren que los hijos tengan el éxito que a los padres les fue negado? Esos padres, ¿se habrían saltado etapas y por eso no habrían vivido el conflicto adolescente, el que ahora intentarían vivir delegando en los profesionales la responsabilidad ante los hijos? ¿Sentirán los padres que han perdido algo valioso y por eso hipervaloran a la juventud? ¿Habrán sufrido una excesiva represión de la posible rebeldía y por eso, no han podido vivenciar el conflicto adolescente? En el presente trabajo no nos extenderemos más al respecto de esa problemática, pero vale la pena subrayar la importancia que ese aspecto tiene en las entrevistas con los padres. Se trata de un asunto que merece nuestra atención porque estamos proponiendo la hipótesis de una anticipación de la problemática adolescente en los niños, tal como vamos a presentar ese punto en los ejemplos clínicos. La adolescencia se caracteriza por la búsqueda de la identidad posible, siendo un desafío para el adolescente. Negarse a pasar por esa experiencia perturbará toda la vivencia adulta debido a que las formas eficientes y originales de la resolución de vivir no fueron planteadas por el dolor de la experiencia. La vida adulta que resulta de esa negación nada tendrá que ver con la cualidad creativa de la experiencia que se convierte en saber. En muchos casos, observamos la tentativa extremada de vivir la adolescencia perdida recién en la edad adulta; en otros, el eterno desafío adolescente continúa en la vida como una verdadera imposibilidad de superar la turbulencia de aquella etapa. La vida parece que se transformó en una búsqueda incesante de sentido que, cuando no es encontrado, se revierte en patologías graves tales como anorexia, bulimia, depresión, suicidio, drogadicción, esquizofrenias, pensamientos delirantes, etc. Tal como lo vemos, la experiencia adolescente no puede ser saltada, ignorada o escamoteada. Sin embargo, nos preguntamos: ¿qué sucede si la adolescencia es precozmente absorbida como modelo de identificación? Entonces, volvamos al tema de los niños. Hoy en día, la vida moderna incentiva el no-lugar infantil y lo articula a la vida de los niños, cada 5 Fepal - XXVI Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis "El legado de Freud a 150 años de su nacimiento" Lima, Perú - Octubre 2006 vez más, con tareas intensamente regladas, en horarios cada vez más estrictos, con expectativas de performances cada vez más sofisticadas. En los tiempos de antes, se consideraban niños problemáticos a los que se mostraban supercompetitivos, los que imitaban a los adultos, los que se preocupaban excesivamente con la cuestión de las apariencias en detrimento del deseo de jugar. Por eso, antes el análisis se dirigía a una mayor expansión de lo que denominamos, los analistas, de investiduras afectivas genuinas. Pero, si el mundo moderno pide todo lo que antes enunciamos, ¿cómo debería ser pensado el análisis de niños? El caso clínico de Pedro – Bernardo Tanis El fragmento de caso clínico que expondré a continuación tiene como finalidad ilustrar un determinado tipo de problemática que aparece en mi clínica de niños y que además ha aparecido también en los consultorios de muchos de mis colegas con quienes he conversado al respecto. Los padres de Pedro me consultaron sobre su hijo de siete años de edad. Ellos estaban muy enojados y preocupados porque su hijo había sido amenazado por la madre de un compañerito de escuela durante una fiesta deportiva. De acuerdo con lo manifestado por la mamá del compañero de Pedro, éste le había pegado al colega. La señora, en un momento en que perdió el control, lo tomó a Pedro por el brazo y lo amenazó con que, si volviera a repetir la agresión a su hijo, ella misma lo agrediría de forma física. El padre de Pedro, al relatar el episodio, se altera y manifiesta serias quejas ante la actitud de esa madre y también al respecto de la incompetencia de las autoridades escolares para lidiar con ese hecho. Su tono era muy agresivo y las palabras proferidas eran de muy bajo nivel. Durante la entrevista, busco expandir la conversación y no limitarme a enfocar el episodio que me relatan. Los padres me cuentan que Pedro es un niño especial, muy inteligente, superior al promedio, que se destaca en relación con los compañeritos de escuela. Dicen que Pedro es grandote, fuerte y que, a veces, es un poco agresivo. Ellos me cuentan que a Pedro le gusta un tipo de deporte y que, 6 Fepal - XXVI Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis "El legado de Freud a 150 años de su nacimiento" Lima, Perú - Octubre 2006 como en la escuela y en el club no hay una modalidad para niños de su edad, entonces los padres alquilan un local especial y contratan a un técnico profesional para que entrene a su hijo porque, según ellos, Pedro tiene habilidades especiales. También la escuela que frecuenta su hijo fue elegida porque tiene una imagen de ‘excelencia’ (nada lejos del concepto de grife, de grandes marcas). En contrapartida con todo ese cuadro de destaque o como corolario del mismo, frente a una pregunta mía me relatan que Pedro tiene muchos miedos e inseguridad, que no duerme bien a la noche y que solamente logra adormecerse cuando un adulto se acuesta a su lado. También mencionan que muchos chicos, en la escuela, lo provocan y por eso Pedro, muchos días, no quiere ir a la escuela. Cuando llamo la atención de los padres al respecto del desarrollo físico inarmónico de Pedro y sobre una cierta dificultad que tienen ellos de percibir al niño y no al futuro astro, los padres se sorprenden con mi discurso. Ellos manifiestan el deseo de que yo conozca a Pedro y así combinamos el primer encuentro. Pedro llega a la sala y me sorprende porque su postura es la de un chico fuerte y alto para su edad; viene vestido con una camiseta de jugador profesional. Me siento frente a un verdadero astro. Me asalta una avalancha de pensamientos; me imagino cómo se sentirían los coleguitas de escuela al estar en la presencia de un compañero-astro, qué sentimientos de envidia y rivalidad provocaría Pedro, y también me pregunté al respecto de la sensación que podría tener Pedro de aislamiento originada en una rivalidad excesiva y en la necesidad de estar constantemente en un lugar destacado de los demás. Pedro se muestra desenvuelto, libre, parece sentirse cómodo y curioso. Después de conversar sobre el motivo de su presencia en el consultorio y de manifestarme lo injusta que había sido aquella mujer porque él no le había hecho nada a su compañero, Pedro decide ponerse a dibujar. Lo hace muy bien. Me relata que está estudiando los mitos y dibuja un Minotauro. Después, dibuja el personaje del folclore brasileño, el Sací-Pereré, típico hombrecito que tiene una sola pierna y por eso anda a los saltos, con su pipa y la ropa de color rojo. Yo pienso en los héroes y se me ocurre que Pedro también está encarnando a una figura mítica. 7 Fepal - XXVI Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis "El legado de Freud a 150 años de su nacimiento" Lima, Perú - Octubre 2006 En el segundo encuentro, dibuja a una familia en la que él mismo se destaca debido a su tamaño, en oposición a los otros miembros, o sea, sus padres y hermana. Conversamos sobre la familia y aparece que él es la referencia primordial alrededor de quien giran todos los demás integrantes. Al cambiar de tema, me dice que los chicos del segundo grado resolvieron atarlo. Le pregunto sobre la manera en que eso pasó y Pedro me cuenta que fue cuando decidió cambiar una figurita que le estaba faltando en el álbum y que, para eso, había prometido que pagaría cinco reales. Después de cambiar la figurita, Pedro no quiso pagar los cinco reales prometidos y en ese momento lo agarraron. A medida que relata lo sucedido él se va exaltando y su discurso parece perder la coherencia. Me dice que, en verdad, la figurita no era la que él quería, que el dinero era de Portugal. Cuando relata el hecho parece quedarse desorganizado y confundido. En la cuarta sesión, después de pintar y dibujar de una manera menos figurativa, Pedro propone que juguemos a las varillas chinas. Muestra ser extremadamente competitivo, pendiente al extremo de cada uno de mis movimientos, pero pierde el juego. En ese instante, me doy cuenta de la dificultad que tiene para enfrentar ese tipo de situación de competitividad en que Pedro se coloca. Aunque sea propia del contexto edípico, de inmediato se instaura la transferencia en ese campo y yo –el adulto- preciso ser derrotado. En el caso de que él no gane, parece que la angustia se hace intolerable. Parece que no hay diferenciación adulto-niño; somos iguales a sus ojos y el desafío debe ser vencido. Reconozco, en sus actitudes, un cierto patrón: empieza a desarrollar un juego de naturaleza competitiva y frente a las angustias que afloran, parece que pierde el control. Me parece que no hay una elaboración de las presiones y las exigencias de Superyó. Cuando converso con Pedro al respecto de algunos de los aspectos percibidos y cuando le sugiero que podría ser interesante que continuemos los encuentros, él se manifiesta muy interesado y aliviado. Es como si la posibilidad de lidiar con la ansiedad de vencer siempre, y la posibilidad de 8 Fepal - XXVI Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis "El legado de Freud a 150 años de su nacimiento" Lima, Perú - Octubre 2006 encontrar a una figura que al mismo tiempo tenga más experiencia, pero que también sea acogedora, parece que todo eso le produce alivio y el vislumbrar de algo nuevo. Quizás el guerrero de la nueva Esparta posmoderna pueda llegar a encontrar otras formas para realizar su potencialidad. Tal vez el mundo, el espacio cultural, deje de ser usado solamente como una arena de gladiadores. El encuentro con los padres de Pedro fue muy importante porque parecía que ellos estaban siendo presentados a un hijo que, aunque lo conocieran, no querían tomar mucho conocimiento. La madre intentaba minimizar los aspectos competitivos de Pedro y decía: bueno, la verdad es que todos somos así. El padre dijo que debía reconocer que él mismo había incentivado la competición en el hijo. Me dijo: yo era así, siempre le dije a Pedro que él debía ganar, destacarse de los demás, vencer. Del discurso de los padres casi no aparecían palabras tales como compañerismo, amigos, colegas. El mundo, para ellos, es una guerra y todos debemos estar listos, preparados para vencer o si no… El papá refleja el estar conmovido por el encuentro, inundado por un sentimiento reflexivo. ¿Habrá otra manera de lidiar con las expectativas del padre de Pedro en relación con el futuro de su hijo? Tanto la infancia como la adolescencia de ambos padres fueron marcadas por realidades difíciles no sólo en el ámbito social como también en lo económico. No vamos a entrar en detalles, pero cabe mencionar que desde muy temprano en la vida ellos tuvieron que enfrentar las batallas del mundo adulto. Hoy, al contar con recursos económicos, buscan ofrecer lo mejor a sus hijos, pero de un modo inconsciente también les exigen un desempeño especial. Hay una lógica binaria al respecto de la percepción del mundo: vencedores y vencidos; los listos y los tontos; los fuertes y los débiles. Así se pauta la construcción de las respectivas identidades. Después de unos meses de análisis, Pedro me cuenta al respecto de la dificultad que tiene para dormir, de cómo lo atormentan las pesadillas, brujas y monstruos que pueblan sus sueños. Solicita dibujar esos seres amenazantes. A partir del relato de las pesadillas, conversamos sobre los sentimientos de hostilidad y peleas con los compañeritos. Pedro expresa la necesidad de 9 Fepal - XXVI Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis "El legado de Freud a 150 años de su nacimiento" Lima, Perú - Octubre 2006 reelaborar una configuración psíquica que lo condena a un eterno aislamiento. Desea jugar, tener amigos y compañeros, sentir la realización de una competición que no lo lleve al cortocircuito de destrucción. El trabajo con Pedro también consistió en varias entrevistas con los padres para posibilitar que también ellos pudieran reflexionar y rever las creencias que sustentaban a determinados modelos de identidad, porque tal como fue mencionado, es mediante las identificaciones primarias que se constituye el psiquismo. Los modelos extremadamente rígidos, como los del padre de Pedro, demandan una intervención porque, en caso contrario, el psiquismo infantil puede no tolerar la tensión originada en las transformaciones inherentes al proceso de análisis y a ciertas demandas parentales. Este breve relato de Pedro y sus padres muestra de qué manera determinadas configuraciones subjetivas de la cultura narcisista de valores individualistas y competitivos pasan por el filtro subjetivo de los padres y pueden intensificar determinados aspectos de la configuración edípica. De esa manera, refuerzan las angustias de castración o retaliación, comprendiendo la existencia como una permanente lucha por la supremacía, por la superioridad y no por el desarrollo y crecimiento. En un mundo de fuertes y débiles, ¿cuál es el precio que debe pagarse? Se trata de ganar o … De ese modo, una de las ventajas del análisis es la posibilidad de transformar un sentimiento negativo de soledad en una experiencia en que ese afecto se manifieste como siendo el fundamento de la singularidad. No se trata de hacer una apología de estar solo, del guerrero solitario, sino de tener la capacidad de relacionarse con el otro a partir de la soledad. Cuando el sentimiento de soledad es concebido de ese modo, puede ser un baluarte de resistencia contra las fuerzas de un narcisismo negativo y destructivo que favorece el desligamiento. El caso clínico de Katy – Maria Celina Anhaia Mello Los padres de Katy me consultan justo en la época en que ellos estaban pasando por un proceso de separación bastante complicado. Imaginan que su hija debería de estar sufriendo con la situación. Katy es la hija más grande, 10 Fepal - XXVI Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis "El legado de Freud a 150 años de su nacimiento" Lima, Perú - Octubre 2006 tiene ocho años y su hermana, cinco. Solamente la mamá se presenta en la primera entrevista y menciona que aunque Katy intenta encubrir los sentimientos, últimamente roe las uñas de las manos y de los pies con suma intensidad. Otra preocupación que menciona al respecto de su hija es que esté gorda. El papá de Katy la llevó a una nutricionista, y ella llevó a su hija a un médico endocrinólogo. Katy está haciendo un régimen que me parece ser totalmente absurdo debido a la edad de la niña y a su aspecto físico, que no denota ser muy gorda. Katy solamente tiene una pancita gordita como muchas niñas de su edad, pero me parece que los padres la quieren ver ya con un cuerpo de mujer, sin barriga y con poca cintura. Tanto Katy como su hermana viven con la madre y son mantenidas por el abuelo materno. Las niñas, la madre y las tías comparten los mismos programas de compras y fiestas. Parece como que no hay mucha diferencia de edad, de madurez, de derechos y obligaciones. Parece que todas, mujeres o niñas, son cuidadas por un hombre adulto que resuelve todos los problemas en lugar de ellas. En la entrevista con el papá, éste menciona que su preocupación más grande está vinculada con que Katy tiene “el mismo genio y la misma forma de ser de la madre”, y eso le molesta muchísimo. Dice que con él todo tiene que estar dentro de los límites y que es un “línea dura”. Aclara que Katy no respeta los límites que él le intenta imponer, que es una niña mimada como la madre porque el abuelo hace todo lo que le piden, tanto la ex mujer como Katy. Dice que con motivo de la separación se deprimió mucho, pero que ahora está mejor, y no sólo quiere vivir la vida como también aprovechar todas las ocasiones. Menciona que ahora se cuida, va al gimnasio, disfruta mucho y sale a la noche. Aunque se haya definido como un “línea dura”, no quiere asumir la responsabilidad de la tarea de educar a las hijas. Se preocupa con el hecho de que Katy está gordita. No le parece que haya, efectivamente, sufrimiento en la vida de Katy, y que el hecho de roerse las uñas se trata de una exageración de la madre. Desea que su hija haga análisis porque le parece una cosa buena, pero como los honorarios quedaron a su cargo, anhela que el análisis sea solamente por un ‘tiempito’. El dinero anda un poco escaso y la vida también es corta. 11 Fepal - XXVI Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis "El legado de Freud a 150 años de su nacimiento" Lima, Perú - Octubre 2006 Desde el preciso momento en que Katy empezó el análisis, tanto el papá como la mamá desaparecieron del mapa. Tengo la sensación de que impera un “hágase cargo de nuestra hija porque nosotros somos jóvenes y tenemos que aprovechar la vida; si hay algún problema soluciónelo con ella”. Hay una enorme dificultad de poder hablar tanto con uno u otro de los progenitores, y todo mes se olvidan de pagar los honorarios. Los padres de Katy empezaron a noviar cuando eran adolescentes y se separaron después de una larga relación. Los dos parece que quieren recuperar el tiempo perdido, vivir ahora una etapa que obviaron y que no pudieron enfrentar. Pretenden rescatar una adolescencia no vivida o, por lo menos, experimentada según los modelos de una precoz “parejita adulta”. La verdad es que Katy parece que cuida para que nada aparezca en presencia de los padres, como si ella se diera cuenta de que no hay adultos que puedan cuidarla. Se convirtió en una pequeña “adultita” en la manera de vestirse (solamente usa ropas de marcas famosas), en la forma de hablar y en el modo de relacionarse con los demás. Se trata de una caricatura de la madre, una copia de su apariencia y su manera de ser. Esto no me parece que sea el producto de una identificación sino más bien de una imitación vacía de un personaje cuya apariencia ella conoce bien. Las preocupaciones de Katy se relacionan con la ropa que irá a usar, el vestido que se pondrá en el próximo cumpleaños, si va a sacar las mejores notas de la clase. Ya en los primeros encuentros, me cuenta su sueño que consiste en ser una Marilyn Monroe en la fiesta de los nueve años. Anhela estar con ese vestido blanco, lindísimo, como en la foto, y me relata que para su futuro desea ser la embajadora del Brasil en la ciudad de París, lugar donde podrá usar ropas “exquisitísimas”. Me resulta sumamente curioso que no aparezcan modelos de historias infantiles, como si no hubiera un espacio o marco de lo que es la infancia, de lo que consiste en ser una niña. Ni siquiera anhela ser una ‘princesita’, tiene que ser una ‘extravagante de la alta sociedad’, o sea, la caricatura de una adulta. De manera paradójica, está pensando seriamente en tener a una hormiga como mascota. Me explica que desea una hormiga porque es chiquitita, cabe en una cajita, solamente come hojas y no da ningún trabajo. Yo añado que la hormiguita hace caca, pero como las personas no ven eso, no tienen que 12 Fepal - XXVI Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis "El legado de Freud a 150 años de su nacimiento" Lima, Perú - Octubre 2006 preocuparse en limpiarla; además la hormiga no hace ruido, no hace lío, no necesita cuidados. Agrego que la hormiga no ocupa espacio, que no se puede saber qué está pensando o sintiendo y además, es un insecto trabajador que hace todo a la perfección, que La Fontaine lo diga. Por último, menciono que quizás la hormiguita pueda tranquilamente ser chiquitita, cosa que Katy nunca puede ser. Todos los dibujos de Katy se refieren a moda, a ropas de marca, de boutiques internacionales. Katy ha estado, en innumerables sesiones, haciendo el dibujo de un Desfile Fashion (Fig.1) donde las modelos usaban ropas de Chanel, Valentino, Kenzo y Givenchy. Son mujeres delgadísimas, con fisonomías idénticas, la verdad es que únicamente se diferencian en los vestidos y el peinado que usan. Fig:1 En las sesiones, invariablemente, Katy se dedica a presentar un programa de televisión que se titulaba “Lunes o Miércoles Chic” en el que ella hace el papel de conductora y yo de “la ayudante Celina”. La preparación del escenario siempre es meticulosa y abarca casi media sesión. Ese comportamiento obsesivo casi le impedía utilizar el tiempo de la sesión para realizar lo que ella planeaba. Se trata de un “programa” que le enseña al telespectador las técnicas de dibujo, pintura y modelado. Katy separa todo el material de la caja: pinturas, lápices, masa para modelar, papel glasé, 13 Fepal - XXVI Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis "El legado de Freud a 150 años de su nacimiento" Lima, Perú - Octubre 2006 pegamentos de colores y purpurina, mucha purpurina. Realiza los dibujos y los explica, paso a paso, a todos los espectadores. Mi función se limita a abrir los útiles, lavar los pinceles, colorear lo que es más difícil, mientras que la “Maestra Katy” pasa las instrucciones y su correo electrónico a sus telespectadores que la siguen. La “ayudante Celina” logra en los intervalos comerciales que la “Maestra Katy” salga de su personaje y converse al respecto de las cosas que le preocupan y la entristecen. En esos ‘intervalos’ o ‘detrás de las cámaras’ podemos hablar de su miedo de viajar con las amigas y quedarse lejos de casa, del miedo a sacar notas bajas en el colegio (menos de diez), de hacer cualquier cosa que ocasione una reprimenda de quien sea. “Fuera de la transmisión”, la ayudante Celina puede ayudarla o enseñarle algo, pero cuando las luces de las cámaras se prenden y el programa vuelve a estar en el aire, ella es quien les enseña a todos, ella todo lo sabe y realiza todo a la perfección. Aunque Katy sea “nariz empinada” y una “coquetísima”, tal como ella misma dice, el trato con ella no es aburrido, al contrario, ella es divertida y cuando se desprende de su ‘personaje’, aparece una niña tierna, encantadora, pero muy asustada e insegura. Actualmente ha aparecido la angustia de no saber “cómo se juega a la pelota”, de cómo se juega “de verdad” y me pide que la ayude. Realmente, Katy no tiene la mínima idea de lo que significa ser una niña. En este caso, lo que realmente me suena como una problemática más contemporánea es el hecho de que los padres jóvenes sienten la necesidad de aprovechar la vida, de convertirse en adolescentes y por lo tanto, delegan a los profesionales la responsabilidad de educar y resolver todos los problemas de los hijos. Se dedican a pagarles a los profesionales para que presten ese tipo de servicio que sería de incumbencia de ellos mismos. La niña es vestida en la boutique de moda, va a la psicóloga, va al médico para hacer régimen, practica un deporte porque se dice que es necesario, no tiene tiempo para jugar. Este es el “mercado” que le ofrecen, o sea, pagan por el “servicio de especialistas”. De esa manera, pueden ser unos padres perfectos, que les ofrecen a los hijos todo lo que existe de mejor por el momento. Ante la presencia de Katy, algunas veces me siento como si yo fuera una “personal mother”. _________ // _________ 14 Fepal - XXVI Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis "El legado de Freud a 150 años de su nacimiento" Lima, Perú - Octubre 2006 Es evidente que, en nuestra clínica, el análisis del conflicto psíquico que va a desembocar en la problemática superyoica (ya que sabemos que precisamente ahí la cultura se interioriza en el individuo por medio de la psiquis parental) siempre buscará interpretar a los excesos de sufrimiento que son provocados, en cualquier escenario externo actual que se dé. Para ello, tenemos todo el bagaje conceptual que nos ofrece el Psicoanálisis y que, encarnado en la relación analítica, propicia un antídoto para los excesos relacionales. Sin embargo, anhelamos apuntar una problemática para los analistas de nuestros días y es el siguiente dilema: Si las sintomatologías modernas nos indican las preponderancias narcisistas, los trastornos alimentares (justificados actualmente por el culto al cuerpo), las violencias explícitas, la drogadicción como una solución mortífera para la necesidad de poder y para la fuga ante la soledad y el abandono, entonces, ¿Cómo rehacer o repensar todavía la existencia de un lugar posible para la infancia? ¿Lo lúdico, lo mágico, las fantasías tendrán un espacio en la futura sociedad en que la tecnología hace aparecer también modelos exigentes junto a las figuras parentales? ¿Cómo se podrá revertir un cuadro en que el niño es consumido por las imágenes de los medios de comunicación, y que así se convierte en consumidor en un espacio social que necesita al chico en calidad de mercado? Para este mundo posmoderno, ya delineado, se hace necesario que todo sea de esa manera. Sin embargo, más allá de cuidar de los excesos en la sala de análisis, como analistas, ¿Podremos interferir para que el proceso de la infancia no les sea robado a los niños? ¿Podremos luchar para transformar la tecnología en sueño? ¿Será posible jugar al papá y a la mamá en el espacio virtual? No vamos a poder detener ese futuro. Las sociedades siempre han caminado y no será posible detener sus pasos o revertir el proceso hacia un pasado que ya ha sido perdido. Lo que podremos intentar, quizás, es la introducción de un poco de “alma” en la perfección del deporte, en la vestimenta industrializada, en el cuerpo bajo sospecha, tal como nos lo presentan Pedro y Katy. Los futuros príncipes y princesas deberán contener las 15 Fepal - XXVI Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis "El legado de Freud a 150 años de su nacimiento" Lima, Perú - Octubre 2006 metas culturales que atraviesan a los imaginarios parentales. Será imposible escaparse de todo eso. Si el analista no se apropia de esa modernidad estará incluyendo una visión moralista o nostálgica de los tiempos pasados. Intentar reflexionar, con ese telón de fondo, será un verdadero desafío para el analista contemporáneo: No patologizar a los deseos configurados por una nueva forma de vivir (rapidez del tiempo, multiplicidad de espacios, los nolugares, el exceso de representación individual, etc.) porque la época parece que es de un exceso de deseos para ser realizados. Tal vez se ha perdido algo de la satisfacción alucinatoria representada por los devaneos conscientes. Hoy en día todo es urgente y concreto. Instalar lo simbólico en este tipo de mundo concretizado debe hacer parte del discurso psicoanalítico. Hacer del espacio analítico un lugar transformado de una infancia posible. Para ello, declaramos enfáticamente que el analista de niños siempre debe tener a su disposición la brújula que lo guíe cuando el exceso de angustia de los niños anuncie, ahí sí, la patología de toda una época. Lo que hoy podríamos llamar de patología presentada por los niños de la clínica actual se refiere a las vivencias de conflictos que estábamos acostumbrados a encontrar, fundamentalmente, en los adolescentes, cuando justamente el joven es convocado a una participación social que difiere mucho de la vida infantil en la que debería predominar la fantasía, el pensamiento mágico y lo lúdico. De esa manera se exterioriza una precocidad del conflicto adolescente, provocando una infelicidad en los niños porque no tienen elementos para responder a esos conflictos que se les presentan y entonces mimetizan al adulto. En los tiempos modernos se trata mucho más que de algunos niños en particular, porque es la infancia como tiempo de entrenamiento para vivir que tiende a deshacerse. Tal como lo expresa Augé, estaremos dentro de una característica societaria que se descortina como una paradoja: “la sociedad de la soledad”. BIBLIOGRAFÍA 16 Fepal - XXVI Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis "El legado de Freud a 150 años de su nacimiento" Lima, Perú - Octubre 2006 Augé, M. Não-lugares: introdução a uma antropologia da supermodernidade. Campinas, SP: Papirus, 1994. – (Coleção Travessia do Século) Aulagnier, P. A violência da interpretação. Trad. Maria Clara Guimarães Pellegino. Río de janeiro. Imago, 1975[1975]. Favilli, M. P. O agir criativo: o adolescente que se faz adulto. In Anais do 1º Simpósio Internacional do Adolescente, 2005, São Paulo, SP, Brasil. Disponible para acceso en World Wide Web: <http://www.proceedings.scielo.br/scielo.php? Ferrari A. B. Adolescência. O segundo desafio. Trad. Marcella Mortara. São Paulo .Casa do Psicólogo,1996 [ 1994] . Tanis, B. Circuitos da solidão. Entre a Clínica e a cultura. São Paulo. Ed. Casa do Psicólogo, 2004. 17