El Equipo de Investigación Primeros Pobladores de Extremadura
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El Equipo de Investigación Primeros Pobladores de Extremadura
CANALS, A. (en prensa) " El Equipo de Investigación Primeros Pobladores de Extremadura. Intervenciones arqueológicas en Cáceres: 2001-2006". In (J.Valades, ed.) Actas del Congreso Arqueología Urbana en Cáceres. 2006. Cáceres., Museo de Cáceres. El Equipo de Investigación Primeros Pobladores de Extremadura. Intervenciones arqueológicas en Cáceres: 2001-2006 Antoni Canals Salomó* * Institut de Paleoecologia Humana i Evolució Social. Àrea de Prehistòria de la Universitat Rovira i Virgili. Pl. Imperial Tarraco, 1. 43005 Tarragona. [email protected] Resumen Desde el año 2001, el Equipo Primeros Pobladores de Extremadura (EPPEX) interviene en las principales cavidades del Calerizo de Cáceres: la cueva de El Conejar, la cueva de Maltravieso y la cueva de Santa Ana con el fin de contextualizar la presencia de comunidades humanas durante el Pleistoceno. Los resultados obtenidos en los últimos 5 años han documentado una ocupación diacrónica del Calerizo desde al menos el Pleistoceno medio hasta la actualidad. En este recorrido, los yacimientos en cueva aportan hitos fundamentales para el reconocimiento de las etapas de esta ocupación durante la prehistoria así como los elementos contextuales necesarios para la reconstrucción paleo-eco-social. Desde muy antiguo, estas cavidades forman parte del paisaje urbano de Cáceres y de una cierta actividad arqueológica que dio cuenta de una ocupación protohistórica del Calerizo, como los enterramientos de la cueva de Maltravieso o los objetos calcolíticos procedentes de la cueva de El Conejar. Sin contexto y sin referentes cronológicos radiométricos, el conocimiento de las comunidades prehistóricas del Calerizo da un vuelco con las excavaciones arqueológicas y las dataciones en la cueva de Maltravieso, de Santa Ana y de El Conejar. Hoy, el Equipo Primeros Pobladores de Extremadura plantea tres retos importantes a seguir: a) la continuidad de los trabajos en curso en las cavidades urbanas de Maltravieso y Santa Ana; b) la necesidad de reforzar el control arqueológico en aquellas actividades que suponen remoción de tierras o perforación del Calerizo y del municipio de Cáceres; c) la renovación del discurso histórico a través de los CI y la integración de este patrimonio arqueológico en el tejido urbano (social, turístico y económico). Introducción En la ciudad de Cáceres se encuentran, en contexto urbano y periurbano, varias cavidades y yacimientos al aire libre en los que se ha puesto en evidencia la presencia de restos culturales cubriendo, diacrónicamente, todo el Pleistoceno y el Holoceno (Prehistoria antigua y reciente). Esta ubicación poco común hace que podamos referirnos a ellos en términos de “arqueología urbana”, es decir, arqueología sometida a la presión urbanística y a una ocupación del territorio al ritmo del crecimiento de la ciudad. El calificativo de “urbana” tiene de positivo la proximidad e inmediatez del impacto social que la actividad arqueológica produce. El discurso a menudo erudito sobre los hechos históricos, y reservado a unos pocos, se transforma en evidencias (por la arqueología) con las que podemos soñar (en el sentido popperiano), y si cabe viajar entre los paradigmas sociales, informativos, científicos., etc…, con el fin de construir, por la experiencia de los hechos, conocimiento diacrónico. Este contexto genera nuevas y diversas expectativas en el ámbito de la difusión del conocimiento histórico. Notemos por ejemplo la Feria de la Prehistoria que organiza el Equipo Primeros Pobladores de Extremadura y que pone en juego un yacimiento arqueológico (la cueva de Maltravieso), un parque urbano (el parque de Maltravieso) y un Centro de interpretación (el de Maltravieso). Estos tres elementos están unidos para construir unos lazos fuertes entre la investigación (el yacimiento), la divulgación (el Centro) y el disfrute (el parque). Este “tridente” es la base sobre la que nuestro equipo dirige todas sus actividades, siendo el aspecto docente la inversión en recursos humanos que garantiza la continuidad de los procesos. La ciudad de Cáceres se asienta sobre un hecho singular llamado Calerizo. Singular por su topografía casi plana que permite la extensión fácil de la red urbana en toda la zona. Esta topografía fácil ha chocado con un problema subyacente: el Calerizo se hunde. Y eso es así por la naturaleza misma de la roca, caliza, que favorece la presencia de cavidades (cuevas) y otros fenómenos cársticos (dolinas, “soplaos”, pozos, etc..) bien conocidos por la tradición popular. A esta característica de una parte del municipio, se le une otra más generalizada que es el ambiente granítico propio de toda la Provincia. Este hecho hace que parte de los terrenos del municipio sean favorables a la existencia de yacimientos al aire libre como los existentes en zonas próximas (por ejemplo los humedales del Salor). Esta zona granítica del municipio se está utilizando para implantar los polígonos industriales o equipamientos “molestos” por su actividad, como por ejemplo la futura planta de tratamiento de basuras. Atendiéndonos a esta doble especificidad, parece claro que el conjunto del municipio, su parte de cuevas en el Calerizo y su parte de yacimientos al aire libre en las zonas adyacentes, forman un gran espacio cultural que ha sido habitado desde los albores de la colonización de europa por comunidades procedentes de otros continentes. Las intervenciones arqueológicas realizadas por EPPEX así lo ponen de manifiesto (Canals et al., 2004a, b y c). La cueva de Maltravieso, la cueva de El Conejar, la cueva de Santa Ana (Barrero et al., 2005; Carbonell et al., 2005) y los yacimientos al aire libre de El Millar y Vendimia (Díaz, I. et al., 2004; Díaz, O. et al., 2004; Mejías del Cosso, 2001) y otros que gracias a las prospecciones y trabajos públicos sabemos que existen) nos acercan a los aspectos paleo-eco-sociales de las comunidades humanas que vivieron en la zona que ocupa hoy el municipio de Cáceres. Estos yacimientos se situan en lo que denominamos el “Complejo cacereño” (Figura 1) (García, 2003; García y Canals, 2006; García et al., 2004), un territorio ocupado y explotado en sus recursos desde los albores del paleolítico medio por las comunidades achelenses, incluido en las redes del paleolítico superior como lo demuestra la cueva de Maltraviseso con su importante conjunto de arte ruprestre, y antropizado desde los inicios de los procesos de producción de alimentos con las comunidades protohistóricas identificadas en la cueva de Maltravieso y de El Conejar (Cerrillo, 1999; Sauceda y Cerrillo, 1985). LAS INTERVENCIONES ARQUEOLÓGICAS En el municipio de Cáceres se encuentran los yacimientos pleistocenos del calerizo, yacimientos en medio cárstico con depósitos bien conservados (cuevas, dolinas, etc.), y los yacimientos al aire libre en medio granítico con un fuerte componente fluvial, lo que obliga a una práctica arqueológica propia de este medio (terrazas, humedales, laderas, etc..). En este trabajo presentamos los primeros resultados de campo, preliminares, obtenidos en los yacimientos excavados por EPPEX en el Calerizo a partir del año 2001, y en el yacimiento de El Millar, actualmente único representante al aire libre de yacimiento pleistoceno. Hemos querido incluirlo para hacer extensivo el concepto de arqueología urbana al conjunto del territorio municipal, sometido sin excepción a “agresiones” en su integridad. En este sentido, entendemos que el concepto de “arqueología urbana”, no se debe restringirse a la red urbana moderna, sino hacerse extensivo a todas las zonas afectadas por actividades urbanas diversas (peri-urbanas). Cueva de Santa Ana La Cueva de Santa Ana se localiza en el Campamento Militar CIMOV Nº 1, situado a unos 12 Km. de la ciudad de Cáceres en la actual carretera de Mérida, CN- 630. En el contexto del Calerizo, la cueva de Santa Ana representa una de las múltiples entradas a la red cárstica que esta formación ha desarrollado. Las intervenciones arqueológicas de EPPEX en esta cavidad empiezan el año 2000, momento en el que se realiza la primera visita y se toman muestras de los espeleotemas superiores que sellan los sedimentos. Con anterioridad se realizaron sondeos (catas) arqueológicos no documentados (ya que no hay rastro administrativo de los mismos) especialmente en el interior de la cueva y en los rellenos holocenos de estratigrafía invertida (estos sedimentos proceden de la ladera superior a la cavidad y arrastran materiales de varias épocas, siendo los romanos los más abundantes). Las dataciones fueron realizadas por el método del Uranio-Torio. Se obtuvo una edad de 130.000 +/- 8.000 B.P, final del estadio isotópico 6. Esto sitúa los niveles por debajo del espeleotema datado en el Pleistoceno medio. Según el catalogo de cuevas de Extremadura, la cueva de Santa figura como una cavidad con presencia de arte rupestre del tipo gravados. Ante este hecho, hicimos las exploraciones oportunas para situarlos y poder evaluar el impacto de nuestra actividad en su interior. Después de su estudio, concluimos que los elementos considerados como gravados no eran otra cosa que zarpazos de zorro (García Diez et al., en prensa), dejando a la cueva de Santa Ana fuera del corpus de cavidades extremeñas con arte rupestre. En los años sucesivos se lleva a cabo el programa de intervención arqueológica por parte de EPPEX, programa que perdura en la actualidad y cuyo objetivo principal ha sido caracterizar, documentar y cuantificar los elementos estructurales del relleno sedimentario de la cavidad, paso previo a la excavación arqueológica. Para ello se ha practicado un sondeo estratigráfico en la zona de la entrada y en la zona interior, hoy conectados por una trinchera con el objetivo de relacionar los procesos sedimentarios de las formaciones del exterior y la entrada, con los del interior. Los trabajos arqueológicos en sí se iniciaron en septiembre de 2001. En este años se realizó un sondeo estratigráfico en la entrada de la cavidad de aproximadamente 2x2m y de una profundidad de 8m, aunque no se llegó a la base de la cavidad. El objetivo de este sondeo era doble. Por un lado, conocer la potencia sedimentaria, la secuencia estratigráfica y la posible presencia de otros espeleotemas donde poder efectuar dataciones radiométricas y, por otro, constatar el uso de la cavidad por homínidos durante el Pleistoceno. Los resultados geológicos permitieron establecer una secuencia estratigráfica en la que quedaban integrados tanto la datación radiométrica obtenida en el espelotema de cierre del depósito, como las industrias del Modo 1, 2 y 3 encontradas durante los trabajos arqueológicos (Figura 2). En el año 2002 se realizó un nuevo sondeo en el interior de la cueva, situado en una zona próxima y por debajo del espeleotema datado, con el objetivo de verificar la evolución del relleno hacia el interior de la cavidad. Durante esta campaña se llevó a cabo la recogida de diferentes materiales arqueológicos aparecidos en contexto estratigráfico. Dichos materiales se componían principalmente de elementos óseos (fauna pleistocénica) y líticos (varios bifaces en cuarcita y uno en cuarzo). Los trabajos realizados en las dos campañas ya mencionadas dieron lugar a la creación de una serie de hipótesis sobre un relleno sedimentario que revelaba una gran complejidad en cuanto a la correlación y evolución geológica de los depósitos. Durante la campaña de excavaciones realizada en septiembre de 2003 se intervino en una nueva zona localizada en el exterior de la cavidad actual con el fin de llevar a cabo los preparativos de una futura campaña de excavación en extensión. Esta zona corresponde a la antigua entrada de la cavidad, hoy desaparecida por la caída de la cornisa (Figura 2). Al mismo tiempo se realizaron una serie de trabajos de limpieza de los perfiles estratigráficos del sondeo efectuado en la campaña de 2001. La rectificación del corte puso en evidencia la existencia, en la unidad inferior, de industria lítica típica del Modo 1 o Olduvayense (Carbonell et al., 2005) con unas características morfotécnicas muy similares a las mostradas por los artefactos hallados en el nivel 6 de la Gran Dolina de la Sierra de Atapuerca (Carbonell et al., 1995; Carbonell et al., 1999) o a los encontrados en yacimientos del norte de África, con dataciones por encima de los 800.000 años. Este dato, unido a los ya conocidos, completaba la secuencia estratigráfica, teniendo en cuenta la evolución de los modos técnicos. De forma preliminar se identifican, diacrónicamente, el Modo técnico 1 o Olduvayense en la unidad 1, el Modo técnico 2 o Achelense en la unidad 2 y 3 y probablemente el Modo técnico 3 o Musteriense en la unidad 4 (Carbonell et al., 2005; Peña, 2006). La presencia de los tres modos técnicos es un hecho inusual en yacimientos pleistocenos y, por esta razón, la cueva de Santa Ana presenta especial interés. Además, el Modo técnico 1, principalmente por encontrarse en posición estratigráfica y a la espera de dataciones que indiquen su edad, nos da esa idea de una presencia muy antigua de homínidos en Europa y en la Península Ibérica. La Cueva de Maltravieso La cueva de Maltravieso, ejemplo singular de carst en medio urbano, es una estructura natural utilizada, de forma recurrente, por las comunidades humanas que han habitado el Calerizo desde los tiempos paleolíticos. Descubierta fortuitamente en 1951 por los obreros de la cantera del lugar, la presencia de restos arqueológicos puso rápidamente en evidencia la riqueza del yacimiento, expoliado casi en su totalidad (Callejo, 1951). D. Carlos Callejo, interesado desde su descubrimiento por la cueva, realiza una intensa tarea de seguimiento y visitas entre 1957 y 1970 que culmina con el descubrimiento de las representaciones artísticas, hecho que salvó a la cavidad del implacable avance de la cantera. Tan solo la Sala del descubrimiento y la “entrada natural” se han perdido. En 1999 el Equipo Primeros Pobladores hace una visita al yacimiento y se decide programar una intervención arqueológica ante lo que parece ser un prometedor relleno sedimentario pleistoceno. Una vez superados todos los escollos administrativos y en acuerdo con la Consejería de Cultura, se inician los trabajos arqueológicos en el año 2002. Con anterioridad se ha iniciado el programa MTV-air, un conjunto de medidas medioambientales destinadas al control del microclima interior, tanto de humedad y temperatura como del CO2. Este programa todavía está vigente y en la actualidad ya disponemos de los primeros datos para entender el funcionamiento interno de la cueva y el impacto de la presencia de los excavadores durante las campaña anuales (Canals, et al. 2005b) (Figura 3). La primera intervención arqueológica realizada en el año 2002 se efectuó en la llamada “Sala del descubrimiento”, hoy desparecida y que se situa en la zona delantera de la entrada actual a la cavidad. Esta intervención, se hizo para comprobar la exitencia, o no, de sedimentos in situ a pesar de los trabajos de demolición de las paredes. Los resultados obtenidos ponen de manifiesto que los trabajos de cantería no solo afectaron a las paredes sino tambien al suelo de la cavidad. El azar hizo que algunos restos humanos (procedentes de los enterramientos localizados en el momento del descubrimiento) se salvaran del expolio y, abandonados, cayeran en los huecos de interestratificación de la caliza, siendo de esta forma protegidos de la destrucción. Durante nuestra intervención se exhumaron, sin contexto arqueológico, estos restos humanos seguramente de varios individuos, lo que enriquece la colección paleontológica del yacimiento y permite, finalmente, tener más datos de las poblaciones que utilizaron, por última vez, la cueva de Maltravieso con finalidades funerarias. No se recuperaron materiales culturales (Figura 4). En las sucesivas campañas se realizó la limpieza de la cavidad, especialmente de los sedimentos removidos abandonados durante la realización de una trinchera de acceso para el estudio de las pinturas. Esta limpieza ha permitido recuperar el paisaje cárstico de la cueva, definir una nueva sala, la Sala de los Huesos y excavar en la gran Sala de las Chimeneas. La limpieza del corredor proporcionó la primera colección zooarqueológica pleistocena de Extremadura y permitió establecer, para toda la cavidad, una primera estimación cronológica de su relleno (Canals, 2003). En este conjunto se identificaron especies como Crocuta crocuta, Lynx pardina o Bos primigenius (Figura 5). Estos resultados confirmaron los estudios realizados por Crusafont y Hernandez Pacheco (Callejo, 1957, 1958) sobre los restos de fauna recogidos por Callejo (sin procedencia exacta) y atribuidos al pleistoceno. En el nuevo espacio cavernícola de la Sala de los Huesos se realizaron 2 dataciones radiométricas por el método del uranio / thorio, dando una datación de 117.000 años (PE1: 117 +17 / -14 Ka. BP) para la parte superior del relleno, y de 183.000 años (PE2: 183 +14 / -12 Ka. BP) para la parte inferior. Estas dataciones se refieren a la parte reconocible del paquete sedimentario de la sala, ya que no se han realizado sondeos y se desconoce la potencia real. En la Sala de las Chimeneas, de estructura muy distinta a la Sala de los Huesos, no se ha efectuado ninguna datación radiométrica debido a la ausencia de planchas estalagmíticas interestratificadas o relacionadas directamente con los sedimentos. La actividad principal en esta Sala ha sido la limpieza de sus escombros y la excavación de parte del cono de relleno de la misma. Este cono presenta una estratigrafía compleja (Mancha y Canals, e.p.) que puede contener, si así lo confirman los estudios en curso, materiales del paleolítico superior. Estos podrían estar en relación a la ocupación de la sala por parte de los pintores de Maltravieso (Figura 6). En la actualidad, el yacimiento pleistoceno y holoceno de Maltravieso continúa siendo objeto de investigación y excavación arqueológica. Los trabajos acometidos sólo han permitido la limpieza y una primera valoración del contenido cultural, basicamente industria lítica (Peña, 2006; Peña et al., 2005; Peña et al., e.p.) y fauna (Rodríguez et al., e.p.). Al gran valor de esta cueva por sus pinturas, únicas en el contexto paleolítico extremeño (Almagro, 1969; Ripoll et al., 1999), se le une su riqueza zooarqueológica y cultural que nos muestra el Calerizo hace 350.000 (Canals, 2005a). Cavidad, Parque y Centro de interpretación se han unido para dar vida a un yacimiento, a su entrono urbano y al Equipo de investigación que lo dinamiza. Cueva de El Conejar Conocida de antiguo, la cueva de El Conejar forma parte de la red de cuevas y hábitats del Calerizo. En ella se han efectuado todo tipo de actividades desde las más genuinas llevadas a cabo por los cazadores-recolectores y productores de alimentos, hasta las más agresivas que la convirtieron, en época moderna, en un basurero. A principios de siglo, la realización de sondeos en su interior para buscar agua removió completamente el sedimento destruyendo la totalidad del registro fósil. Solo se conservaron algunos testimonios aislados. Por esta razón la cueva de El Conejar es un yacimiento sin contexto arqueológico. Las primeras campañas de excavación documentadas tuvieron lugar en torno a 1905 y fueron realizadas por I. Del Pan. Se descubrieron diferentes instrumentos líticos así como restos óseos que se atribuyeron a una fauna Pleistocena. Durante los años 80 investigadores de la Universidad de Extremadura realizaron diversas campañas de excavación arqueológica. Los resultados obtenidos apuntaban a la existencia de una importante ocupación que tuvo lugar durante el Neolítico y la Edad del Bronce. La cueva de El Conejar queda así definitivamente conocida como un yacimiento Holoceno y no Pleistoceno (Cerrillo Cuenca, 1999). En el año 2000 el Equipo Primeros Pobladores de Extremadura realizó una prospección en la cavidad en el marco de las investigaciones que realiza en el Calerizo cacereño. Rápidamente apareció el carácter removido de los paquetes sedimentarios y la presencia de pequeñas terrazas y terraplenes realizados en ocasión de actividades no documentadas. La prospección minuciosa de todo el perímetro interno de la dolina nos permitió la localización de brechas sedimentarias bien conservadas en las que fue posible establecer una secuencia estratigráfica, sacar materiales in situ y obtener muestras para análisis paleoecológicos y radiométricos. Los trabajos de excavación de estas brechas dieron una industria lítica realizada en sílex, en cuarzo filoniano criptocristalino y en cuarcita. Junto a estos objetos fueron localizados restos óseos de équidos, de cérvidos y se constató la presencia de restos de microfauna: roedores y reptiles de pequeño tamaño. Se recuperaron fragmentos de carbones y semillas carbonizadas que permitieron el estudio antracológico y la obtención de dataciones por C14 (AMS). Para estas formaciones se obtuvo una cronología de 8.220 +/- 40 B.P (Figura 7). En cronología tradicional esta datación señala un momento de ocupación de la cueva durante el Epipaleolítico, un periodo mal conocido en el interior de la Península e inédito hasta el momento en Extremadura. Estamos ante lo que parece ser el periodo de transición entre los últimos grupos de cazadores-recolectores y las primeras sociedades productoras de alimentos. La falta de contexto cultural extenso no permite valorar, cuantificar y cualificar el problema crucial en el que se inscribe esta datación y los restos arqueológicos asociados, especialmente las semillas. ¿Estamos ante una ocupación neolítica muy antigua, acerámica? El análisis preliminar de los contenidos polínicos de las brechas superiores ha permitido determinar un paisaje vegetal abierto, fruto de las actividades antrópicas (campos de cultivo, pastizales) circundantes. Regionalmente habría zonas de bosque con encinas, robles, alcornoques, pinos, etc., y monte bajo con coscoja, brezos, boj, etc., repartidos geobotánicamente según exigencias de las especies vegetales (Figura 8 y 9). Los alrededores inmediatos del yacimiento estaban colonizados por plantas ruderalnitrófilas y adventicias, con ejemplares típicos de la familias Poaceae (gramíneas silvestres), Asteraceae (p.e. cardos, margaritas, diente de león), Plantaginaceae (Plantago o llantenes), Chenopodiaceae (p.e. cenizos), Apiaceae (p.e. hinojo, apio, zanahoria, cicuta), etc. A parte de los restos carpológicos de cereales se ha detectado también la presencia de pólenes de cereales (Cerealia) y de probables leguminosas (Leguminosae). Este paisaje vegetal, típicamente mediterráneo, estaría condicionado por un clima templado con acusado déficit hídrico veraniego (F. Burjarchs, com.pers.) En la actualidad la cueva de El Conejar no es objeto de excavaciones arqueológicas y su futuro pende del crecimiento de Cáceres, de la urbanización de la zona y de su integración en la red urbana. El Equipo Primeros Pobladores de Extremadura, en acuerdo con la promotora de viviendas que está urbanizando la zona, elaboró un plan de protección que contempla un parque, un centro social y la musealización del yacimiento. Posteriormente, previo a la ejecución de las obras de urbanización del lugar, intervino una empresa de arqueología de urgencia dejándonos al margen de este proceso. El Millar El yacimiento de El Millar, junto con el de Vendimia (Malpartida de Cáceres), pone de manifiesto la presencia de yacimientos pleistocenos al aire libre en el término municipal de Cáceres, ya que éste supera el espacio estricto del Calerizo y desborda sobre los humedales colindantes (Salor, Tallón, etc..). Este yacimiento (Figura 10) se sitúa en el interface Calerizo-Humedales que hemos definido en el Complejo Caceñero, una estructura territorial que funciona seguro desde el Pleistoceno medio y que permite reconocer la traza de los grupos achelenses (teniendo en cuenta los elementos tecno-tipológicos de esta cultura) como los primeros habitantes estables de la zona. El contexto fluvial en el que se encuentra el yacimiento, a diferencia de Vendimia, no permite una arqueología clásica, en sentido etnográfico, sino que se trata de una acumulación estratificada por transporte hídrico de arenas y cantos entre los que se encuentran elementos modificados, transformados técnicamente (García et al., 2005; García et al., 2004) . El origen de estos materiales culturales no es otro que su elaboración in situ por parte de los cazadores recolectores para procesar un animal cazado o una carcasa recuperada, y su posterior abandono y transporte en los lechos fluviales por las aguas de arroyada. El yacimiento de El Millar es una importante estación paleolítica en el contexto de la explotación y aprovechamiento de charcas, humedales y arroyos por los cazadores-recolectores. Más recientemente, en la zona de La Mejostilla, a la salida del Calerizo del arroyo Concejo, en la segunda terraza se han identificado, gracias a las obras que se realizan en la zona con la construcción de un polígono industrial, elementos achelenses (bifaces) que refuerzan esa idea de interface que existe entre los humedales y el Calerizo. Es de esperar que esta nueva estación paleolítica sea excavada y recuperada a pesar de los trabajos de remoción y construcción que se realizan en la zona (Figura 11). CONCLUSIÓN El conjunto de yacimientos pleistocenos (y holocenos considerando a la cueva de El Conejar) presentado aquí y que se suman a la riqueza del Calerizo y del municipio de Cáceres, son los únicos en Extremadura, de este periodo, que han sido, y lo son en la actualidad, excavados, estudiados y socializados. La arqueología urbana, difícil por su naturaleza hiperdinámica y por sus implicaciones económicas, se expresa en la ciudad de Cáceres con una de las mayores fuerzas que se puedan dar en contexto urbano puesto que integra una gran diversidad de escenarios arqueológicos (cuevas, yacimientos al aire libre, construcciones, etc..), paleopaisages agrícolas, asentamientos protohistóricos y asentamientos históricos (del mundo romano a la actualidad). A pesar de esta inmensa riqueza, de la necesidad de una gestión coordinada y conjunta de todos los actores urbanos (públicos y privados), de la necesidad de crear estructuras o fondos económicos apropiados, Cáceres (municipio) no tiene un plan urbanístico en el que se integre la realidad arqueológica como un valor cultural de primer orden. A decir verdad, la perspectiva actual no va más allá del espacio ocupado por el casco histórico de la ciudad y algunos elementos dispersos protegidos por la ley (fundamentalmente las cuevas del Calerizo). Es en esta dinámica esterilizante en la que hoy debemos trabajar, vivir y educar a los ciudadanos presentes y futuros. Bibliografía ALMAGRO M. (1969): Cueva de Maltravieso, Cáceres. Guía del visitante. Dirección General de Bellas Artes, Ministerio de Educación y Ciencia - Ayuntamiento de Cáceres. Madrid. ALVAREZ A. (1984): Análisis de los restos óseos hallados en la cueva de Maltravieso (Cáceres). Revista de Estudios Extremeños XL, pp. 171-176. BARRERO, N., CANALS, A., CARBAJO, A., CARBONELL, E., DÍAZ, O., DÍAZ, I., FERNÁNDEZ, R.C., GARCÍA, M., GARCÍA, F.J., GÓMEZ, D., GUERRA, S., LEÓN, L.M., MANCHA, S., MANCHA, E., MEJIAS, D., MERINO, R.M., MORANO, M., MORCILLO, A., MUÑOZ, L., PEÑA, L., RODRÍGUEZ, A. & SAUCEDA, I. (2005) "El complejo cacereño: articulación y uso del territorio durante el Pleistoceno Medio." In (N. Bicho, ed.) O Paleolitico, Actas do IV Congreso de Arqueología Peninsular, pp. 265-284, Universidade do Algarve, Promontorio Monográfica 02 CALLEJO C. 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Situación de los yacimientos excavados por Primeros Pobladores de Extremadura en el Complejo Cacereño (mapa extraído de García, 2003) y de éste en Europa. Figura 2. a. Vista del Sondeo Exterior de la Cueva de Santa Ana, al comienzo de los trabajos en el 2001. b. Vista del Sondeo Exterior en el 2005. c. Estratigrafía del Sondeo Exterior y la hipótesis de asociación de Modos Técnicos a Unidades Geológicas. ). Fotos: Abel Morcillo- EPPEX. Figura 3. Cueva de Maltravieso, proyecto MTV-air: representación de la humedad, temperatura y CO2 en la Sala de las Chimeneas Figura 4. Cueva de Maltravieso: intervención arqueológica en el Sala del Descubrimiento y restos humanas encontrados. Figura 5. Cueva de Maltravieso: restos faunísticos aparecedos durante los trabajos de limpieza del corredor central y salas anexas. 1) M1/2 sin. de Equus cf. hydruntinus; cara oclusal. 2) M1/2 dext. de Equus cf. hydruntinus; cara oclusal.3) M1 sin. de Crocuta crocuta; a-b caras oclusal, bucal y lingual. 4) M3 sin. de Dama dama cf. clactoniana; a- c caras oclusal, lingual y bucal. 5) Cx sin. de Lynx pardina; cara lingual. 6) M3 dext. de Sus scrofa; cara oclusal. 7) M1 sin. de Crocuta crocuta; cara bucal. 8) P4 sin. de Crocuta crocuta; cara lingual. 9) Núcleo óseo de Bos primigenius; cara dorsal. 10) Primera falange de Ursus; cara dorsal. 11) Tibia sin. de Lynx pardina; cara anterior. 12) Mandibula dext. de Dama dama cf. clactoniana; cara lingual. 13) Segunda falange sin. de Equus cf. caballus; cara dorsal. La barra indica 3 cm para las figuras 1-8 y 10-11, y indica 6 cm para las figuras 9 y 12-13 (figura extraída de Canals et al., 2003) Figura 6. Cueva de Maltravieso: vista de la Sala de las Chimeneas y su cono central Figura 7. Cueva de El Conejar: materiales arqueológicos (industria lítica -lámina de sílex-, semilla quemada y fauna). Figura 8: Cueva del El Conejar: diagrama polínico procedente de las brechas superiores (según F. Burjachs, en estudio) Figura 9: Cueva de El Conejar: palinofacies de las brechas superiores (según F. Burjachs, en estudio). Figura 10: Vista del yacimiento al aire libre de El Millar (Cáceres). Figura 11: Bifaces encontrados en superficie en las terrazas de acceso al Calerizo del arroyo Concejo (zona de la Mejostilla). Este material está actualmente depositado en el Museo de Cáceres.