Texto íntegro del colectivo Presos comprometidos con el irreversible

Transcripción

Texto íntegro del colectivo Presos comprometidos con el irreversible
TEXTO ÍNTEGRO DEL COMUNICADO DEL COLECTIVO
‘PRESOS COMPROMETIDOS CON EL IRREVERSIVLE PROCESO DE PAZ’
Socializar la reconciliación
Efectivamente, el título de ese escrito hace referencia al planteamiento que se hizo hace ya años
para «socializar el sufrimiento». Un planteamiento erróneo, fruto de las contradicciones que
empezaron a surgir tras la ruptura de Argel, del progresivo debilitamiento de la capacidad
operativa de ETA y de una progresiva pérdida de apoyo electoral. Se pretendió superar las
dificultades y el progresivo debilitamiento de la capacidad operativa abriendo nuevos frentes
contra personas más vulnerables. Y lo que no era más que un intento de maquillar nuestras
propias debilidades se teorizó de forma vergonzosa como «socialización del sufrimiento».
Durante esos años en los que ETA continuó con la actividad armada, más de 100.000 personas
dejaron de votar a HB. Y no volvieron a hacerlo hasta que durante la tregua de Lizarra-Garazi,
en 1998, Euskal Herritarrok se presentó como una propuesta de paz.
Ahora, la izquierda abertzale ha vuelto a recuperar, junto a EA y Alternatiba, el apoyo de la gran
mayoría de la base social de Batasuna. La gente ha valorado que esta vez hay un planteamiento
político que nos ha situado ya en un escenario en el que se da por terminada la utilización de la
lucha armada.
Para entender la actual situación hay que tener en cuenta que esta vez no ha sido ETA quien ha
propuesto una tregua que facilitara los contactos y las negociaciones en aras a conseguir un
acuerdo político. Ese esquema ha quedado superado por las consecuencias que tuvo la ruptura
de los Acuerdos de Loiola en el propio mundo de Batasuna. La T-4 fue también un golpe duro
para muchos representantes de Batasuna y para muchos presos.
Si en lo que queda de ETA hubiera habido el convencimiento que hay en Batasuna para
terminar con la lucha armada, las cosas se hubieran planteado de manera más clara, más creíble
y más efectiva. Ante los jueces, tanto Sortu como Bildu, han tenido que explicar cuáles han sido
sus diferencias y enfrentamientos con quienes defendían la ponencia Mugarri y pretendían
seguir con la lucha armada. Algo que no hubiera sido necesario si ETA hubiera asumido y
planteado claramente el final de su actividad armada.
Tanto en los estatutos como en los escritos de alegaciones presentados por Sortu y Bildu a los
jueces, y en las declaraciones públicas de sus representantes, el distanciamiento, el desmarque
con respecto a la utilización de la violencia es tan contundente e irreversible que no deja espacio
a los que pudieran estar tentados por seguir utilizándola.
Los resultados electorales de Bildu no sólo han reflejado el apoyo mayoritario de la izquierda
abertzale a las vías exclusivamente pacíficas y democráticas. También han reflejado que los que
se empeñaban en continuar en los parámetros de antes no representaban en realidad más que a
un sector muy reducido. Unos pocos presos y unas pocas personas de su entorno que han vivido
lo que representa Bildu como una traición y se han negado a darles su voto. Los que seguían con
Mugarri como referencia, se han ido plegando a los emplazamientos que se les ha ido haciendo.
La lucha armada se ha terminado. Si algunos decidieran continuar, ya no sería ETA, sería algo
marginal, sin ningún apoyo social. Ahora sólo falta que los que quedan en ETA lo asuman y
escenifiquen su final. Esto facilitará los pasos que se vayan dando, pero no hay que esperar
hasta ese momento para empezar a darlos. No sirve de nada alargar una situación en la cual la
propia gente de Batasuna, de forma irreversible e incondicional, da por finalizado la lucha
armada.
Han pasado 9 meses desde la firma del Acuerdo de Gernika y sólo se han dado pasos concretos
en el tema de la legalización como grupo político. Bildu no puede limitarse a decir que se han
desmarcado de ETA, que han cumplido la ley y que rechazarán las expresiones de violencia de
ahora en adelante. Porque, aunque estamos convencidos de que es un compromiso sincero, eso
sólo le sirve a Bildu para hacer política desde las instituciones, pero no para resolver los
problemas pendientes.
A Bildu le corresponde, como ha hecho para legalizarse, dar pasos de manera unilateral en el
camino de la reconciliación sin esperar a lo que hagan los demás, sin esperar a lo que haga ETA,
sin esperar hasta que ETA escenifique su final. Primero por una cuestión de coherencia y de
responsabilidad. Y segundo, porque no se puede pretender dedicarse ahora a hacer política
desde las instituciones y dejar a los presos y a las víctimas que carguen con la parte más difícil
de solucionar.
Por tanto, Bildu tiene que asumir ese papel y centrarse en lo que llamaríamos Socializar la
Reconciliación. Esto es:
Hay que hacer una reflexión crítica del pasado. No podemos plantear una nueva etapa haciendo
abstracción del pasado. Sin olvidar las responsabilidades de los demás, tenemos que plantear
claramente que en toda la izquierda abertzale tenemos una responsabilidad colectiva. No se trata
de plantear una responsabilidad en términos jurídicos pero no podemos olvidar que hemos
formado parte de una historia que iba más allá de las actitudes personales y sólo se entiende
corno una historia colectiva.
Hay que empezar a poner las bases de una nueva convivencia en nuestra sociedad. En muchos
casos la reconciliación será difícil y llevará su tiempo pero al menos tenemos que conseguir una
convivencia normalizada donde se respete y se reconozca al que piensa diferente. Empezando
con gestos concretos y de calado por parte de los dirigentes de Bildu. Como lo han hecho para
legalizarse, también tienen que liderar la superación de las dramáticas consecuencias que se han
generado durante tantos años.
Hay que ayudar a cerrar las heridas. En el Acuerdo de Gernika se recoge: «La necesidad de un
reconocimiento, reconciliación y reparación de todas las víctimas originadas por el conflicto
político y la realidad de las múltiples violencias». Y, ¿a qué hay que esperar para dar pasos en
este sentido? Tenemos que empezar a participar en encuentros privados y en actos públicos en
los cuales se planteen esos objetivos de reconocimiento, reconciliación y reparación de todas las
víctimas. Hay que empezar a abrir espacios de entendimiento y acercamiento entre las personas
para facilitar la comunicación que ayude a crear un clima favorable a la superación de las
heridas creadas por tantos años de conflicto.
Hay que desbloquear el tema de los presos. Ahora que desde Bildu, desde las estructuras
políticas, han optado por desmarcarse de ETA no se puede seguir dejando el tema de los presos
en manos exclusivamente de ETA. De los mismos de los que ellos se han tenido que desmarcar
para poder avanzar políticamente.
Hay que decir que hasta ahora, la hoja de ruta para la mayoría de presos políticos que se
integran en el ‘Colectivo de presos’ ha sido la siguiente: Un preso no puede solicitar algunos de
los beneficios penitenciarios a los que tiene derecho. No se admite que un preso pueda solicitar:
Ni el cambio de grado. Ni el traslado a otra cárcel. Ni los permisos de salida. Ni el artículo
100.2 que permite salir durable el día para cursos de formación o para trabajar. Ni el tercer
grado. Ni la libertad condicional. Dentro del ‘Colectivo de Presos’, todas estas posibilidades
han estado bloqueadas en aras a una discutible forma de entender la cohesión interna.
En el discurso que hasta ahora se ha mantenido, y que algunos pretenden seguir manteniendo, se
pide la libertad condicional para los que hayan cumplido las 3/4 partes, como si ésta fuera la
única condición para que un preso salga en libertad condicional, Y esto no es así. Para poder
salir en libertad condicional, nos guste o no, se tienen que dar una serie de requisitos legales.
Hay que estar clasificado en tercer grado y el cambio de grado hay que solicitarlo. Hay que
dejar la actividad armada, reconocer el dolor causado y asumir en la medida de las posibilidades
la reparación de las víctimas.
Estas condiciones están recogidas en el Acuerdo de Gernika: fin de la lucha armada.
Comprometerse a usar medios exclusivamente democráticos y pacíficos para resolver las
cuestiones políticas. Reconocimiento, reconciliación y reparación de todas las víctimas. Incluso
Batasuna ha asumido de forma más clara todos esos puntos al plantear la legalización de Sortu.
Por tanto, el compromiso de los presos con el Acuerdo de Gernika, además de suponer un paso
más para hacer irreversible el fin de la lucha armada, sirve también como referencia para los
propios presos, para desbloquear su situación dando pasos concretos hacia un escenario de
normalización. Y en esto, los impulsores de Bildu tienen la responsabilidad y la llave para
facilitar avances en el tema de los presos y han de tener la misma seriedad y determinación que
tuvieron para su legalización. No se pueden limitar a las declaraciones y a convocar
manifestaciones periódicas; hoy una, después de vacaciones otra, luego en Navidades... Y los
presos esperando a Godot.
Junio 2011
Firmado:
Presos Comprometidos con el Irreversible Proceso de Paz

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