Programa de entrenamiento en una rutina física

Transcripción

Programa de entrenamiento en una rutina física
Correspondencia
Programa de entrenamiento en una rutina física
para una paciente con demencia tipo Alzheimer
O.L Llanos-Orozco a, E.A. Quintero-Gallego b
La demencia es un síndrome adquirido que se
caracteriza por un deterioro subagudo o crónico,
progresivo, global e irreversible de la función cerebral, con preservación del estado de conciencia. Habitualmente produce pérdida de memoria, pérdida de las funciones ejecutivas, cambios
en la personalidad [1] y reacciones emocionales
de miedo, furia, frustración y sentido de pérdida
de control [2]. Además, es una enfermedad costosa tanto en términos del sufrimiento emocional como en términos económicos, por lo cual
aspectos relacionados con su prevalencia, los
factores de riesgo y las potenciales intervenciones cobran mayor importancia en la asistencia
médica y en la salud pública [3].
De los diferentes tipos de demencias la principal es la enfermedad de Alzheimer. De hecho,
la Organización Mundial de la Salud estima que
existen en el mundo 20 millones de personas
con demencia tipo Alzheimer e indica que esta
cifra mundial puede triplicarse para el año 2040
[4]. Esta enfermedad es la causa más frecuente
de trastorno mental en el mundo occidental y
constituye entre el 60 y el 75% de todas las demencias [5].
La actividad física puede actuar como un factor protector para evitar el déficit cognitivo y el
desarrollo de demencia [6], y podría ser considerada como el aprendizaje de un procedimiento,
lo cual implica trabajar sobre una capacidad que
la mayoría de los pacientes con enfermedad de
Alzheimer conservan [7]. Estas personas son
capaces de reaprender habilidades motoras de
forma implícita, es decir, que aunque no tengan
consciencia del aprendizaje, éste se ve facilitado
por la exposición repetida.
© Viguera Editores SL 2009. PSICOGERIATRÍA 2009; 1 (4): 263-265
En una revisión realizada por van Halterenvan Tilborg et al [8] de 23 estudios experimentales acerca del aprendizaje implícito de habilidades motoras en pacientes con enfermedad de
Alzheimer se encontró que este aprendizaje se
conserva a pesar del marcado deterioro cognitivo. De esta forma, los pacientes descritos en los
estudios reaprendían y aprendían habilidades a
partir de la repetición y automatización de las
secuencias exigidas para ejecutar la tarea final.
Considerando lo expuesto anteriormente, se
buscó enseñar un programa de ejercicio físico a
una paciente de 58 años de edad diagnosticada
con demencia tipo Alzheimer y una puntuación
de 5 en la escala de deterioro global de Reisberg,
nivel educativo universitario (docencia en inglés
y música), de estado civil separada, con actividad laboral cesante y estrato socioeconómico
medio-alto.
a
b
Departamento
de Psicología.
Universidad el Bosque.
Neuropsicología
Clínica de Memoria.
Clínica la Inmaculada.
Bogotá, Colombia.
Correspondencia
Dra. Eliana A. Quintero
Gallego. Ctra. 71, n.º 127
A-67. Bogotá, Colombia.
Fax
057 (1) 6434140
E-mail
[email protected]
Se llevaron a cabo tres fases. En la primera se
realizó una evaluación neuropsicológica, que
informó de un marcado deterioro cognitivo después de seis meses de su diagnóstico (desorientación en las tres esferas, agnosia visual, alexia,
agrafia, apraxia, anomia, amnesia y dificultades
ejecutivas). En la segunda fase se hizo una observación sistemática en el hogar de la paciente con
el fin de identificar las rutinas que conservaba,
los mecanismos de interacción con el entorno,
sus gustos y preferencias. En esta fase también se
explicó el proceso de intervención y se firmó el
consentimiento. En la tercera fase se buscó asesoría de un entrenador físico profesional para la
selección de los ejercicios de manera que éstos
fueran adecuados para la edad, estado físico y
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O.L Llanos-Orozco, et al
necesidades de la paciente. Se eligieron seis ejercicios cuyo objetivo fue desarrollar la flexibilidad y el equilibrio.
Para facilitar el aprendizaje de los seis ejercicios se utilizaron varias ayudas. En primer lugar,
se les asignaron nombres cortos e informativos
para que la paciente los pudiese identificar con
facilidad. Éstos fueron: pierna derecha arriba,
pierna izquierda arriba, lumbar boca abajo,
sentada brazo derecho arriba, sentada brazo izquierdo arriba y boca arriba abdominal. Adicionalmente, se tomaron fotografías de cada uno de
los ejercicios ejecutados por la paciente a fin
de establecer una secuencia visual y familiar; se
colgaron de la pared en el lugar donde se ejecutaría la rutina. En la misma línea, y considerando
las actividades laborales previas de la paciente (la
música y el inglés), se utilizó una canción para
marcar el paso de un ejercicio a otro. El disco
compacto contenía en la primera parte una secuencia guiada de calentamiento (cuatro minutos), la segunda parte incluía la canción escogida
que se repetía ocho veces (cada una de seis minutos), tiempo en el cual se ejecutarían los seis
ejercicios. Finalmente, habría ocho minutos
con música instrumental de fondo que señalara
la fase de relajación. En total, cada sesión tenía
una duración de una hora. Durante cada sesión
se realizaron tanto registros de los errores cometidos como una observación del proceso. Se
consideraron como errores: anticipar una postura incorrecta, confusión en la lateralidad de los
ejercicios, posición de miembros inadecuadas y
saltarse una postura en la secuencia.
El programa tuvo una duración de 17 sesiones
distribuidas de la siguiente forma: en las cuatro
primeras sesiones, los ocho ciclos de ejercicios
fueron guiados por el terapeuta. En las siguientes
cuatro sesiones, el terapeuta orientó seis ciclos,
y la paciente, dos ciclos. Durante las siguientes
tres sesiones se guiaron cuatro ciclos y cuatro los
orientó la paciente. En las siguientes tres sesiones, el terapeuta orientó dos ciclos, y la paciente,
seis; finalmente, en las últimas tres sesiones, la
participante debía realizar sola los ocho ciclos de
ejercicios.
En cuanto a los resultados obtenidos, se encontró una marcada disminución en el número
de errores cometidos por la paciente. Así, en las
primeras dos sesiones hubo 30 errores de promedio; posteriormente, de la sesión cuarta a la
décima estaba cometiendo aproximadamente la
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mitad de errores [15], y a partir de la undécima
sesión hasta la culminación del programa, cometió menos de nueve errores. Lo anterior muestra
un aprendizaje de la secuencia de ejercicios a
pesar de la persistencia de errores. Al hacer un
análisis cualitativo de la ejecución de la paciente,
a partir de los videos grabados en cada sesión,
se apreciaba una mejoría en la fluidez y calidad
al ejecutarlos. Además, físicamente se observaba
mayor flexibilidad y equilibrio. Por otro lado, la
hija informaba de una mejoría en su estado de
ánimo. Finalmente, según manifestó la hija, la
paciente solicitaba de manera espontánea poner
el disco compacto e iniciaba sin ayuda externa
(sólo con las claves visuales y auditivas) la ejecución de la rutina de los seis ejercicios.
Considerando el carácter progresivo de la enfermedad de Alzheimer, intervenciones como la
presentada cobran importancia.
Estos pacientes tienen gran dificultad para
realizar nuevos aprendizajes y no consiguen almacenar información nueva, por lo que el hecho
de enseñar cortas rutinas de ejercicios físicos
supone un beneficio físico en la medida en que
garantiza trabajar sobre variables como el equilibrio y la flexibilidad, que a su vez redundará en
una mejor capacidad para ejecutar actividades
cotidianas. Por otro lado, conlleva beneficios
sobre variables emocionales al mejorar el estado
de ánimo de la persona y promover una mejor
calidad de vida.
No obstante, es importante mencionar algunos aspectos e inquietudes que surgen a partir de
una intervención como la presentada. Aunque
se utilicen pruebas psicométricas para evaluar
procesos cognitivos, escalas funcionales y del
estado del ánimo, se hacen imprescindibles mediciones de carácter ecológico y cualitativo que
informen de la ejecución del paciente a lo largo
de las sesiones (el proceso), así como los cambios emocionales, físicos y cognitivos. Además,
son importantes las mediciones que den información de los efectos de la adquisición de un
aprendizaje de este tipo sobre los cuidadores o
familiares. Finalmente, respecto a la aplicación
del programa, se precisa la supervisión de un familiar o cuidador.
El trabajo desarrollado puede motivar otras
propuestas orientadas a fortalecer capacidades
que se mantienen hasta estadios avanzados en
esta población. No se trata, pues, de una visión
© Viguera Editores SL 2009. PSICOGERIATRÍA 2009; 1 (4): 263-265
Programa de entrenamiento en una rutina física para una paciente con demencia tipo Alzheimer
pesimista en la cual ‘no hay nada que hacer’ porque el paciente se está deteriorando o se va a deteriorar, sino que se pueden enseñar actividades
sencillas, considerando los procesos que se mantienen, las limitaciones propias de la patología y
utilizando las técnicas y estrategias adecuadas.
Bibliografía
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Utilización de los inhibidores de la acetilcolinesterasa y
la memantina para el tratamiento clínico de la demencia
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3. Chapman D, Marshall S, Strine T, Anda R, Moore M.
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Manual Moderno; 2003.
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Motor-skill learning in Alzheimer’s disease: a review with
an eye to the clinical practice. Neuropsychol Rev 2007; 17:
203-12.
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