El acogimiento residencial - Asociación de Padres de Familia

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El acogimiento residencial - Asociación de Padres de Familia
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
AUTORES
Celiano García Barriocanal
Agustín de la Herrán Gascón
Ana Imaña Martínez
COLABORADORES:
Dª Mª Ángeles García Llorente. Abogada.
Gonzalo Martín Escobar. Trabajador Social.
Rosalía Mota López. Socióloga
DEPÓSITO LEGAL: M-5685-2007
I.S.B.N.: 978-84-690-4872-6
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El primero de nuestros reconocimientos debe ser para los jóvenes ex-residentes por la
generosidad con que han aportado el material para el presente trabajo. Ellos y ellas han
tenido la amabilidad de facilitarnos una parte de su tiempo para realizar las entrevistas o
de recibirnos a veces incluso en el propio domicilio. Tratando de temas muy delicados
emocionalmente para ellos, en muchos casos durante un tiempo muy prolongado, en fines
de semana y, en general, en horarios posteriores a sus jornadas laborales.
Además, el equipo de trabajo quiere agradecer al Instituto Madrileño del Menor y la Familia
(IMMF) las facilidades dadas para recoger la información necesaria que permitió la puesta
en marcha de la misma.
Así mismo agradecemos el apoyo e interés de la responsable del Archivo del IMMF, los
directores y educadores de residencias que aportaron información valiosa sobre algunos
casos, y que ha sido de gran utilidad para localizar a algunos de los ex-residentes. A Jordi
Marí Sáez, Belén González Sequera, Alicia Gavín Cuadrado, Alicia León Gómez, Elena
Martín y Abel Alamillo Gordo, alumnos de Formación del Profesorado por su desinteresada
participación en las tareas de localización y entrevistas. A José Manuel Baráibar López por
sus valiosas aportaciones y sugerencias, así como a cuantas personas e instituciones nos
han facilitado información útil para localizar y conocer la situación de los ex-residentes.
Finalmente, queremos agradecer a la Oficina del Defensor del Menor de la Comunidad de
Madrid su disposición a la publicación de este trabajo, cuyo fin último es la mejora de la
intervención con menores en acogimiento residencial.
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Página
PRESENTACIÓN
I.- JUSTIFICACIÓN Y METODOLOGÍA
1. Justificación
2. Objetivos
3. Fases de la investigación
4. Instrumentos elaborados
5. Elaboración y presentación de los datos
II.- POBLACIÓN Y MUESTRA
1. Descripción general
2. El contexto institucional
3. Características de los ex-residentes de la muestra
III.- SITUACIÓN ACTUAL DE LOS EX-RESIDENTES
LOCALIZADOS
1. Aspectos generales
2. Resultados obtenidos
IV.- LA OPINIÓN DE LOS EX-RESIDENTES ENTREVISTADOS
1. Aspectos generales relacionados con las entrevistas
2. Aspectos generales relacionados con la muestra entrevistada
3. Características de la muestra entrevistada
4. Resultados de las entrevistas
V.- LA OPINIÓN DE LOS FAMILIARES
1. Aspectos generales relacionados con la entrevista
2. Características de la muestra entrevistada
3. Resultados de las entrevistas
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Página
VI.- CONCLUSIONES
1. Conclusiones generales
2. Dos aspectos especialmente significativos:
2.1. Malas y buenas prácticas de la intervención
2.2. Procesos de toma de conciencia y de búsqueda
de un mundo normalizado
VII.- PROPUESTAS
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135
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155
VIII.- ANEXOS
1. Tablas
1.1. Ex-residentes localizados
1.2. Ex-residentes entrevistados
1.3. Familiares entrevistados
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167
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2. Instrumentos de recogida de información
2.1. Ficha de recogida de datos
2.2. Guión de entrevista al ex-residente
2.3. Guión de entrevista a la familia
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3. Bibliografía
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Arturo Canalda González
Defensor del Menor
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1.- Justificación
No conocemos la existencia de estudios desarrollados en la Comunidad de Madrid
relacionados con la situación social de los menores después de haber pasado por instituciones
de acogimiento residencial y el grado de normalización alcanzado en su integración social.
Igualmente, se desconoce la opinión de los menores respecto a su experiencia residencial,
aspecto que debería considerarse de gran importancia de cara a la mejora del trabajo en las
instituciones residenciales de protección.
Fuera de la Comunidad de Madrid hay que reseñar, en este sentido, el trabajo llevado a
cabo por J. Fernández, E. Álvarez y A. Bravo (2003) en Oviedo realizado con menores de
diferentes edades que pasaron por las residencias del Principado y en las que permanecieron
un mínimo de nueve meses. Como se explicará más adelante, nuestro trabajo se centrará
en el estudio de chicos y chicas que al menos han permanecido dos años institucionalizados
y que cuando salieron tenían dieciséis años o más.
Como consecuencia de la ausencia de trabajos fiables, también existe un desconocimiento
y desorientación institucional respecto al verdadero alcance social de las instituciones
residenciales. Desde algunas instancias la residencia se ve como algo necesario que puede
resultar útil para la integración de los menores en situación de desamparo. Y sin embargo,
desde otras, se ven las residencias como algo no deseable e incluso negativo para la vida
de los menores acogidos. Nuestro propósito es contribuir a profundizar y esclarecer cuál ha
sido su incidencia en la inserción social y en la calidad de vida de los menores, partiendo de
la información y las vivencias de quienes estuvieron acogidos en las mismas.
En general, la medida de acogimiento residencial se ve como un mal heredado que, en lo
posible, debería ser evitado mediante la aplicación de otras alternativas más beneficiosas
para el crecimiento sano de los niños y niñas, tales como el acogimiento familiar o la
adopción (VV.AA., 2002, pp. 35 y ss.).
Las consecuencias de un desarrollo histórico marcado por los factores anteriormente
comentados ha llevado a las residencias a situarse bajo una crítica general, inespecífica y,
por tanto, difícil de superar. Uno de los efectos de esta situación es que los profesionales
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que se han incorporado desde finales de los setenta a las residencias han vivido y aún viven
ejerciendo un trabajo que socialmente no es reconocido y que en el ámbito de los servicios
sociales es visto como poco eficaz, cuando no perjudicial, para los niños (J. Fernández, y
J. Fuertes, 2000, p. 32).
Dicha crítica está basada en la idea esencial de que el medio natural de crecimiento y
desarrollo de un niño es una familia. Cuando ese medio no asegura o no garantiza los
derechos y necesidades del niño y se recurre a la separación con el consiguiente ingreso en
una residencia infantil, se acomete un mal que, aunque necesario, debería ser evitable.
Estas críticas, como afirma J. Fernández del Valle (2000), parten de investigaciones realizadas
en los años cincuenta (Bowlby, Spitz, etc.) en el seno de macroinstituciones que hoy día
no existen. A pesar de la innegable validez de las premisas que las sustentan, debe tenerse
en cuenta el esfuerzo de adaptación a las necesidades de los niños, realizado por las
instituciones actuales y no descalificar de entrada estos recursos.
En el momento en el que se ha desarrollado este trabajo podemos decir que la tendencia
de las residencias de la Comunidad de Madrid es un modelo de acogimiento residencial
de grupos pequeños en infraestructuras cada vez más normalizadas: ubicadas en el medio
social de pertenencia, con un grupo reducido de niños, similares en estructura a las viviendas
del entorno y con una dinámica de vida cotidiana más próxima a la que se lleva en una
familia. Este modelo incluye un proyecto de trabajo cuyo núcleo es la intervención con la
familia del niño y su medio socioeducativo, con el objetivo de no separar al menor, en la
medida de lo posible, de su entorno cotidiano.
En aquellos casos en que se ve imposible la reunificación familiar la tendencia es que el niño
entre en un programa de acogimiento familiar, dando prioridad en todos los casos a que el
niño no permanezca más de dos años en un ámbito residencial. Todo esto aleja bastante el
acogimiento residencial actual de la concepción de acogida en macroinstituciones con poca
incidencia en el trabajo con la familia, la personalización y la inserción en el medio.
El proyecto se justifica por la necesidad de evaluar, devolver y sensibilizar a instancias de la
Administración y a los profesionales que trabajan en este ámbito, información valiosa sobre
el grado de integración de los menores que han pasado por instituciones residenciales así
como su valoración a largo plazo del propio recurso. Muchos son los educadores que se
preguntan por el fruto de su trabajo y si valen o no la pena los considerables desvelos que
su, en general, desconocida e ingrata tarea conlleva. “¿Habrá valido para algo lo que he
hecho?”. En general, los educadores, a diferencia de los padres, no tienen la oportunidad de
ver los resultados de su trabajo a largo plazo, ya que a los 18 años los chicos y chicas salen
de los centros sin haber llegado a la madurez y estabilidad personal.
Del mismo modo, se pretende esclarecer en qué medida los resultados pueden ser útiles
para orientar la mejora de la intervención educativa realizada desde las instituciones y
consecuentemente la actuación desde los planes de formación de dichos profesionales.
Especialmente se intentan recoger las impresiones, sugerencias y propuestas de los exresidentes1 y sus familiares respecto a las instituciones residenciales.
En muchos casos, estos chicos se han sorprendido cuando les hemos solicitado su
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colaboración y nos han manifestado su agradecimiento por el hecho de que alguien se
preocupara de conocer sus impresiones respecto a su pasada experiencia residencial. En
algunos casos los chicos y chicas se han mostrado muy satisfechos de colaborar desde el
primer momento -a veces en horarios y lugares singulares-, pero en otros el mero hecho
de recordar su experiencia anterior ha supuesto una conmoción emocional muy fuerte para
ellos, aunque en todos los casos la colaboración ha sido finalmente muy satisfactoria para
ambas partes.
2.- Objetivos
Los objetivos que nos hemos planteado a la hora de poner en marcha este trabajo han sido
los siguientes:
- Conocer el grado de integración social de los jóvenes localizados que han permanecido
al menos dos años institucionalizados en residencias de protección.
- Conocer la valoración de los menores y de sus familiares sobre su experiencia
residencial y recoger propuestas de mejora del acogimiento residencial a partir de las
informaciones aportadas.
- Proporcionar orientaciones formativas a los profesionales destinadas a la mejora de la
calidad de los Proyectos Educativos Institucionales de las residencias.
- Ofrecer propuestas para la mejora de la calidad de la intervención educativa a lo largo
de los distintos momentos del proceso de acogimiento residencial.
- Sensibilizar a los maestros, profesores, educadores y profesionales de los Equipos de
Orientación para mejorar la intervención educativa en los contextos escolares con los
alumnos en situación de riesgo social o acogimiento residencial.
3.- Fases de la investigación
El proceso de investigación se ha desarrollado a lo largo de las siguientes fases:
FASE I: Planificación y trabajo de campo
a) Definición de la muestra de investigación.
b) Diseño del instrumento para la recogida de datos del expediente administrativo de
los jóvenes.
FASE II: Realización del trabajo de campo
c) Elaboración de cuestionarios para las entrevistas personales con antiguos residentes
y familias.
d) Búsqueda y localización de la muestra seleccionada.
e) Realización de entrevistas a partir de la muestra localizada.
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Aunque, en adelante, nos podamos referir a ellos con términos como: chico/as, menores, jóvenes, etc.
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FASE III: Explotación y análisis de resultados
f) Procesamiento de datos.
g) Elaboración de conclusiones.
FASE IV: Redacción y difusión del informe final
h) Redacción final del documento.
i) Devolución a las instancias pertinentes y a los profesionales interesados de los
centros de menores.
j) Dar a conocer el trabajo a las instancias responsables de la formación de educadores
para posibilitar la incorporación de los resultados que se consideren pertinentes
alos planes de formación.
k) Publicación de la investigación.
l) Difusión y debate de resultados con profesionales relacionados con los centros de
formación y evaluación institucional de otras CCAA
FASES
Fase previa
Primera fase
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TAREAS
Diseño y puesta en marcha del proyecto
de investigación.
Muestreo a partir de los datos de bajas
informatizadas en el IMMF.
Diseño de instrumentos para la recogida
de información.
Recogida de datos administrativos: motivo
de ingreso, residencia donde causa baja,
motivos de baja, etc.
TEMPORALIZACIÓN
Noviembre 2001 - febrero 2002
Marzo-abril de 2002
Segunda fase
Consulta y análisis de los expedientes
físicos de los ex-residentes seleccionados
como muestra para contrastar y completar
la información obtenida de la base de
datos y recoger información necesaria
para su localización.
Abril-octubre de 2002
Tercera fase
Localización de jóvenes ex-residentes,
entrevistas a ellos y sus familias
Octubre 2001 - abril 2004
Cuarta fase
Procesamiento, análisis y elaboración
del material y del documento de
conclusiones y propuestas
Mayo 2004 - julio 2005
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4- Instrumentos elaborados (Anexo 2)
A) FICHA DE RECOGIDA DE DATOS
Esta ficha recoge datos necesarios para proceder a la localización de los ex-residentes y
conocer los motivos de la medida de acogimiento residencial, a partir de los expedientes
administrativos consultados en el archivo del IMMF sobre los menores:
- Datos de identificación del menor
- Fecha de alta y baja en la Residencia
- Motivo de ingreso
- Motivo de cierre del expediente.
- Residencia de baja
- Dirección de la salida y de los Servicios Sociales pertenecientes al menor.
B) GUIÓN DE ENTREVISTA AL EX-RESIDENTE
Este instrumento tiene dos partes:
Un cuestionario cerrado:
- Descripción concreta de la situación actual del menor: vivienda, estudios,
trabajo, situación económica.
Un cuestionario abierto:
- Valoración del ingreso, estancia y salida de la residencia.
- Propuestas de intervención para los educadores y sugerencias para los actuales
residentes.
C) GUIÓN DE ENTREVISTA A FAMILIARES:
Esta guía incluye aspectos relevantes relacionados con la impresión del familiar en relación
con el menor. Tiene un formato análogo al anterior:
Un cuestionario cerrado:
- Relación de la persona entrevistada con el menor.
- Descripción concreta de la situación actual del menor: vivienda, estudios, trabajo,
situación económica.
Un cuestionario abierto:
- Valoración del ingreso, estancia y salida de la residencia.
- Propuestas de intervención para los educadores y sugerencias para las familias de
los actuales residentes.
5- Elaboración y presentación de los datos
Los datos obtenidos son de dos clases: cuantitativos y cualitativos. En todos los casos y
en un primer momento se presentan de una manera descriptiva tal y como los hemos
recogido.
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Para la elaboración de los datos cuantitativos se ha utilizado el programa estadístico SPSS,
que permite obtener los datos referidos a frecuencias y porcentajes, así como realizar cruces
entre las diferentes variables. Además, se han obtenido las medias y desviaciones típicas
de las variables numéricas, resultados que se han reflejado cuando se ha considerado
pertinente
Se han hecho cruces de cada una de las variables con las variables de sexo, edad, tipo
de residencia, datos de expedientes y otros datos obtenidos de las entrevistas. Sólo se
presentan en el trabajo aquellas tablas de cruces que apuntan alguna tendencia relevante.
Para la elaboración y presentación de los datos cualitativos se ha optado por respetar la
literalidad de las respuestas testimoniales y por agruparlas en categorías temáticas que
ayudan a sistematizar la complejidad de lo expresado.
Este trabajo no agota el tema sobre el que se incide sino que abre muchas vías para orientar
posibles investigaciones futuras que validen y complementen los resultados que en él se
presentan.
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1. Descripción general
La información presentada en este apartado se basa íntegramente en datos empíricos
obtenidos de las fuentes documentales (expedientes de ex-residentes) consultadas en el
archivo del IMMF.
La población objeto de la investigación está constituida por jóvenes que cumplían los
siguientes requisitos:
- Estuvieron en situación de protección, bien con medida de Guarda2 o Tutela3, en
Residencias de Atención a la Infancia y Adolescencia de la Comunidad de Madrid.
- Su estancia en régimen de internado se extendió durante un periodo continuado
de 2 años ininterrumpidos o más4.
- Fueron desinternados con edades comprendidas entre 16 y 18 años.
- Salieron de las residencias entre los años 1994 y 1998, ambos incluidos.
El requisito de internamiento durante al menos dos años se ha tenido en cuenta para la
selección, entendiendo que este período de tiempo es –según Jones (1987), Knorth
(1992), Schaffer (1993), Sánchez Redondo (1996)- el período máximo aconsejado que
debiera permanecer un menor en una institución. D.W. Winnicott (1998) describe cómo las
separaciones prolongadas generan distorsiones en la percepción mutua del niño y la familia
y, posteriormente, desajustes en el proceso de reunificación (p. 62, adaptado).
2
“Cuando los padres o tutores, por circunstancias graves, no puedan cuidar al menor, podrán solicitar de la entidad pública competente
que ésta suma su guarda durante el tiempo necesario” (Código Civil, art. 172,3). “Así mismo, se asumirá la guarda por la enrtidad pública
cuando así lo acuerde el Juez en los casos en que legalmente proceda” (Código Civil, art. 172, 4). La guarda supone para quien ejerce la
obligación de velar por el menor, tenerlo en su compañía, alimentarlo, educarlo y procurarle una formación integral.
3
La entidad pública tiene por ministerio de la Ley la tutela de los que se encuentren en situación de desamparo. “Se considera como
situación de desamparo la que se produce de hecho a causa del incumplimiento, o del imposible o inadecuado ejercicio de los deberes
de protección establecidos por las leyes para la guarda de los menores, cuando éstos quedan privados de la necesaria asistencia moral
o material”. (Código Civil, art. 172, 2)
4
No se ha trabajado con población de los centros de reforma. Los casos que hemos encontrado que han pasado por situación de reforma era porque previamente a su ingreso en una residencia de Protección a lo largo de su estancia en la misma pasaron algún tiempo
en un centro de estas características.
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Para realizar el estudio se comprobó el número de menores que, cumpliendo los requisitos
señalados, fueron dados de baja en esos años.
Según la base de datos informatizada del IMMF, de 1994 a 1998 se cerraron y dieron de
baja por la Comisión de Tutela 2515 expedientes administrativos de menores sobre los que
se había asumido previamente la tutela o la guarda (ver columna tercera de la tabla 1). De
ellos, 692 casos cumplían los requisitos previstos para la población del presente estudio
(ver columna cuarta de la tabla 1).
Se tomó el año 1994 como punto de partida para la investigación, porque las bajas
administrativas de menores, producidas anteriormente, no estaban informatizadas y
requerían una revisión, expediente por expediente, directamente en el archivo, lo que
resultaba excesivamente costoso y poco práctico. Además, muchos de estos expedientes
habían sido trasladados ya a otro archivo fuera de las dependencias de este organismo y por
tanto estaban fuera de su control. Para poder recoger información básica para el estudio y
proceder a la localización de los jóvenes, era conveniente tener un fácil acceso a todos los
expedientes de cada año.
Por otro lado el año 1998 era el último que permitía investigar sobre jóvenes con una
experiencia mínima de tres años fuera de la institución, de modo que hubiera transcurrido
un tiempo suficiente como para enfrentarse a la vida partiendo de sus propios recursos y
fuera de la influencia de la protección residencial.
Una vez acotados los años de selección de la muestra se procedió a tomar al azar el 15%
de los casos que salieron de la residencia cada año (ver fila quinta de la tabla 1). Como
se puede ver en esta fila en algunos años el tamaño de la muestra se corresponde con el
tamaño de la población. La muestra finalmente seleccionada fue de 350 casos5.
5
El tamaño de muestra resultante de extraer al azar el 15% de los casos que salieron de la residencia entre 1994 y 1998 supera el
tamaño muestral necesario para obtener una muestra estadísticamente representativa para un intervalo de confianza del 95,5% y un error
de estimación de más/menos 2,5% (239 casos)
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El cuadro siguiente (tabla 1) ofrece un resumen del trabajo realizado para obtener la
información necesaria sobre la muestra:
TABLA 1
Año
Medida
Total de
expedientes
cerrados
Casos que
cumplen
requisitos
de estancia y
edad de salida
Muestra
seleccionada
que cumple
los requisitos
Expedientes
físicos
consultados
Tutela
434
50
50
38
Guarda
60
3
3
3
Tutela
356
102
55
44
Guarda
85
8
8
8
Tutela
353
114
54
36
Guarda
103
15
15
7
Tutela
408
148
60
43
Guarda
174
53
26
18
Tutela
424
186
66
32
Guarda
118
13
13
13
2.515
692
350
242
1994
1995
1996
1997
1998
TOTALES
19
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
Una vez seleccionados los 350 casos, se procedió a realizar la consulta de sus expedientes
físicos, uno por uno, para contrastar y completar la información obtenida de la base de
datos y, especialmente, la necesaria para la localización de los ex-residentes.
Del total de 350 casos seleccionados en la base de datos sólo se pudieron consultar 242
expedientes de ex-residentes. En este proceso no se pudo obtener acceso a la información
de 108 expedientes porque no pudieron ser localizados por la responsable del archivo.
Alguno de los motivos de no localización estaba en que en ese momento el expediente
no se encontraba en la caja correspondiente, no figuraba en el listado de expedientes
archivados o estaba en el despacho de algún técnico, debido a que podía existir algún
hermano interno en ese momento, por lo que el expediente seguiría abierto.
Además, por diferentes motivos, se descartaron durante la comprobación de los expedientes
6 casos por no ajustarse a las características de la muestra, quedando por tanto 344
casos como muestra general válida para este estudio. De los 344 casos se obtuvo alguna
información de la situación actual de 130, a través de familiares, allegados, educadores y
otros profesionales. A estos 130 casos en el presente trabajo se les define como
ex-residentes localizados. Además se pudo hacer una entrevista personal a 49 jóvenes.
Por tanto, la información que se ofrece en el presente estudio se refiere a tres grupos de
población: muestra general (344 casos), ex-residentes localizados (130 casos),
ex-residentes entrevistados (49 casos).
En el proceso de localización de los jóvenes se contactó telefónicamente con distintos
familiares, de los que 45 realizaron una entrevista personal, cuyos resultados se ofrecen
también en este estudio.
2.- El contexto institucional
Para una mejor comprensión de las manifestaciones expresadas por los menores de la
muestra tenemos que tener en cuenta cuál era el contexto residencial en el que se desarrolló
su vida como internos y como ha evolucionado dicho contexto.
A partir de los datos obtenidos, la experiencia residencial de los ex-residentes de la muestra
se extiende en el tiempo y de forma progresiva desde el año 1979, en que ingresó el
primero de los casos cuando contaba dos años de edad y que estuvo interno durante 17
años, hasta 1998 en que salió el último grupo de ex-residentes de la muestra. Por ello resulta
necesario ofrecer una panorámica histórica sobre la situación y evolución experimentada
por las instituciones de acogimiento residencial de la Comunidad de Madrid a lo largo de
esos 18 años.
En primer lugar hay que destacar que hasta 1984 las competencias en materia de
acogimiento residencial eran ejercidas en la Comunidad de Madrid por las siguientes
entidades: Diputación Provincial de Madrid, Instituto Nacional de Asistencia Social (INAS)
de Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, Consejo Superior de Protección de Menores del
Ministerio de Justicia y Ayuntamiento de Madrid.
20
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
Estas instituciones respondían, en general, a un modelo de atención residencial heredado
de siglos anteriores, especialmente del siglo XVIII, y cuyo principal exponente fueron
los Hospicios desarrollados profusamente en España por Carlos III. Como rasgos más
significativos comunes, en general, a todas ellas podemos señalar los siguientes:
- Se trataba de instituciones ubicadas en grandes edificios, con grandes espacios a su
disposición tanto interiores como exteriores y con capacidad para asistir a un elevado
número de acogidos. Podemos definirlas como macroinstituciones.
- Eran instituciones cerradas al medio, con el que apenas tienen relación, ya que ofrecen
a los acogidos todos los servicios necesarios sin tener que salir al exterior: escuela,
talleres profesionales, vestuario, peluquería, enfermería, médico, atención psicológica,
actividades, etc. Incluso algunos acogidos continúan como empleados en las mismas
tras su mayoría de edad. En este sentido estaban muy próximas a lo que E. Goffman
(1987) llamaba «Instituciones Totales» (pp. 13, 19-25).
- Ofrecían una atención con un marcado carácter asistencialista, dándose gran
importancia al cuidado, la cobertura de las necesidades básicas y la disciplina.
- El eje de la intervención era el gran grupo, lo que dificultaba unas relaciones
personalizadas y fomentaba la uniformidad de los comportamientos.
- Había centros diferentes para cada sexo desde edades bastante tempranas: «Hogar
Azul-Hogar Rosa». Con todas las implicaciones emocionales y afectivo-relacionales
que ello conllevaba: separación de hermanos, dificultades en la relación con el otro
sexo, etc.
- Aunque la titularidad de las mismas era pública, su dirección y gestión estaba
encomendada, en general, a Comunidades Religiosas, bien masculinas (centros de
adolescentes chicos) o bien femeninas (niñas de todas las edades y niños hasta la
adolescencia) que disponían de una gran autonomía en el desarrollo de su labor
y de acuerdo con su propio ideario. Junto a este personal religioso, encargado del
cuidado de los acogidos, había un nutrido grupo de personal de servicio para cubrir
las necesidades asistenciales: cocineros/as, limpiadoras, costureras, lavanderas,
jardineros, zapateros, mozos de servicio, etc
- No existían profesionales específicos para la atención directa a los menores, tarea que
era desarrollada por miembros de la Comunidad Religiosa . A veces se apoyan en
Educadores Becarios que son los responsables de las actividades extraescolares de los
niños. Se trata de antiguos alumnos que cursan algún tipo de estudios universitarios
y que a cambio de esa contraprestación reciben alojamiento, comida y una pequeña
gratificación para sus gastos.
Junto a esta realidad asistencial existían, en esos años, instituciones privadas de carácter
relativamente innovador (Hogares Funcionales) que se habían ido implantando como
respuesta al modelo de institución anterior. La aparición de estas instituciones se remontaba
a la década de los sesenta y entre las más significativas podemos señalar: Mensajeros
de la Paz (1962), Nuevo Futuro (1968), Hogares Promesa, Aldeas Infantiles, etc. Estas
21
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
instituciones ofrecían como contrapartida al modelo institucional tradicional una mayor
normalización en la atención y que podemos sintetizar en los siguientes aspectos:
- Acogían a los niños en pequeños espacios (normalmente pisos) enclavados en los
barrios, con un número reducido de niños y procurando mantener unidos los grupos
de hermanos.
- Su modelo de funcionamiento intentaba aproximarse lo más posible al de una familia,
procurando que el niño acogido tuviera una vida como la de cualquier otro niño. Para
ello les facilitaba un sistema de relaciones normalizado con el entorno: escolarización
en los colegios de la zona, actividades en el medio, asistencia médica, compras de sus
cosas personales en lo comercios del barrio, etc.
- El eje de la intervención educativa era el niño, se pretendía una relación personalizada
tanto entre los niños como entre éstos y los educadores. Cada niño tenía su espacio
personal, su ropa propia y diferente, etc., frente a las otras instituciones donde no había
espacios propios, todos vestían igual, etc.
- Los educadores que tenían a su cargo los pisos eran personas que, en general, no
percibían una remuneración por su trabajo. Su medio de vida solía ser otra profesión
que ejercían al margen de su tarea como educadores. En otros casos, se trataba de
personal religioso dedicado a esta tarea dentro de dichas asociaciones o de un personal
con un perfil más cercano al voluntariado que al de un profesional.
- En la década de los 80 comienzan a producirse una serie de cambios que van a ir
transformando las instituciones residenciales de una manera progresiva. Estos cambios
se pueden concretar en los siguientes aspectos:
- Se inicia un proceso de desinstitucionalización a partir de una revisión de las situaciones
de la población interna, potenciando el regreso con sus familias de aquellos internos
que pueden permanecer en su medio mediante ayudas de distinto tipo: becas de
comedor, educadores de familia, etc.
- Como consecuencia de este proceso se va produciendo un cambio en la población
que permanece en las residencias de protección, que se caracteriza por una mayor
conflictividad de los menores que se van acogiendo.
- Se tiende a crear pequeños grupos de convivencia dentro de las grandes instituciones,
lo que puede llevarse a cabo al reducir el número de internos.
- La dirección y gestión de algunas instituciones comienza a ponerse en manos de
personal laico.
- Igualmente se inicia un proceso de contratación de profesionales educadores laicos
para cubrir el papel que hasta ese momento realizaban las Comunidades religiosas
fuera del contexto escolar. En el verano de 1980 la Diputación Provincial de Madrid
saca la primera convocatoria pública de educadores para los centros de su titularidad:
Ciudad Escolar y San Fernando.
22
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
- Con la aprobación del Estatuto de Autonomía de la Comunidad de Madrid por Ley
Orgánica 3/1983, de 25 de febrero, se confiere a la Comunidad de Madrid la plenitud
de la función legislativa en materia de Asistencia Social y por tanto de todo lo relacionado
con la protección de menores. Como consecuencia se van transfiriendo a la Comunidad
de Madrid las competencias e instituciones en materia de protección que poseían otros
organismos. En esta línea por Real Decreto 1.095/1984 se adscriben a la Consejería
de Educación las competencias que tenía la Junta de Protección de Menores. Y por
Decreto 51/1986, de 25 de abril, se adscriben también a dicha Consejería los hogares
infantiles del Instituto Nacional de Asistencia Social (INAS). Esta medida tenía por
objeto racionalizar todos los recursos relacionados con el acogimiento de menores
con los que contaba dicha Consejería que, además de los anteriores, incluían los de
la antigua Diputación Provincial de Madrid se crea por Decreto 106/1986, de 20 de
noviembre la Red Única de Centros de Menores Protegidos.
- Con la creación de esta Red se inicia un proceso de homogeneización y unificación
de criterios de funcionamiento para todos los centros integrados en la misma:
escolarización normalizada, coeducación en los centros, agrupación heterogénea, etc.
- Por otra parte desde la iniciativa privada van apareciendo nuevos recursos de acogimiento
residencial propiciados por cooperativas y asociaciones que establecen convenios con
la Administración para la puesta en marcha de proyectos específicos. Estos recursos,
además de asumir los criterios generales de la Red, se caracterizan por ir dirigidos a
determinados perfiles de menores, estar incardinados en el medio, ofrecer una mayor
calidad en la atención residencial al tener grupos pequeños y una dinámica de vida
cotidiana más normalizada que la que se podía ofrecer en las grandes instituciones,
disponer de profesionales educadores bien con carácter de cooperativistas o como
contratados. A esta dinámica se suman también las fundaciones y asociaciones
mencionadas anteriormente que también van profesionalizando a sus educadores.
3. Características de los ex-residentes de la muestra
3.1. EDAD DE INGRESO Y SEXO
La edad de ingreso se ha agrupado en los intervalos siguientes, que podrían corresponder
aproximadamente con diferentes etapas evolutivas: 0-3, 4-7, 8-11, 12-15 y 16 ó más.
Por edades, el mayor porcentaje de ingresos, se produce entre los 12 y los 15 años tal
como se refleja en la tabla siguiente, siendo la media de edad de ingreso en esta muestra
de 12,14 años.
TABLA 2. Edad de ingreso en la residencia de los exresidentes de la muestra
23
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
GRÁFICO 1. Edad de ingreso de los exresidentes
Por sexos, se observa una ligera mayoría de ingresos de varones sobre los de niñas. Sin
embargo, a partir de 16 años se invierte esta tendencia produciéndose más ingresos en el
caso de las niñas (Tabla 2).
3.2. EDAD DE SALIDA
A partir de los datos encontrados, se observa que tanto varones como mujeres de la
muestra causan baja en las residencias preferentemente en el intervalo de edad entre 16
y 18 años, estando la media en 17,92 años, que corresponde con la edad de corte de la
muestra destacando especialmente los 18 años, aunque también casi a un 22.2% se le da
de baja de la residencia después de cumplida la mayoría de edad.
TABLA 3. Edad de salida de la residencia
24
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
GRÁFICO 2. Edad de salida de la residencia
3.3. AÑO EN EL QUE CAUSA BAJA EN LA RESIDENCIA Y SEXO
Del análisis de los datos obtenidos en cada año se observa que la proporción de salidas de
la residencia se distribuye de forma bastante uniforme entre varones y mujeres.
TABLA 4. Año de baja en la residencia de los exresidentes de la muestra
GRÁFICO 3. Sexo de los exresidentes
Mujer
Varón
25
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
3.4. EDAD DE LOS EX-RESIDENTES DE LA MUESTRA A 1 DE ENERO DE 2004
Los ex-residentes de la muestra contaban en la fecha señalada una edad comprendida
entre los 20 y los 34 años, siendo la edad media de 24,81 años, como puede observarse
en la tabla que se presenta a continuación.
TABLA 5. Edad de los exresidentes de la muestra a 1 de enero de 2004
Comparando estos datos con los de la población general de jóvenes de España, se observa
que la distribución por sexos y edades de los 9.063.515 de jóvenes que constituyen la
población joven entre 20 y 34 años, el 56,64% son varones y el 44,36% son mujeres. En
el caso de los ex-residentes se confirma también esta proporción, siendo el porcentaje de
varones de 55,81% y el de mujeres 44,18%. (INE. Censo de población y Viviendas, 2001.),
tal como se refleja en el gráfico 4.
GRÁFICO 4. Distribución por sexo de la población
joven general y exresidente
60,00%
50,00%
40,00%
Población joven
30,00%
Exresidentes
20,00%
10,00%
0%
Varón
Mujer
Fuente. INE. Censo de Población y Viviendas,
2001 y elaboración propia
26
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
3.5. AÑOS DE ESTANCIA
Agrupando los años de permanencia en la residencia en intervalos de dos en dos años, la
mayor frecuencia de duración de la estancia corresponde al intervalo 2-4 años (48,3%). No
obstante, el 51.7% ha permanecido en la residencia más de 4 años. La duración media de
la estancia en la residencia ha sido de 5,18 años.
TABLA 6. Años de estancia de los exresidentes de la muestra
3.6. PROCEDENCIA
Respecto al lugar de procedencia de los ex-residentes de la muestra mayoritariamente
(95,9 %) eran españoles, y el resto pertenecía a 8 países diferentes que se reflejan en la
tabla 7:
TABLA 7. Procedencia de los exresidentes de la muestra
3.7. MEDIDA LEGAL ADOPTADA
Dentro del tipo de medida adoptada con los menores que motivó su ingreso en la residencia
nos encontramos que, de la muestra con la que se ha trabajado, un 82 % de casos tenían
medida de tutela y el 17,4% de casos medida de guarda. Por otra parte no se observan
diferencias en este sentido entre los varones y las mujeres.
27
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
TABLA 8. Medida legal de los exresidentes de la muestra
Relacionando esta variable con la edad de ingreso, se observa que las medidas de guarda
no se dan antes de los 8 años, siendo muy significativas a partir de la adolescencia, mientras
que las tutelas se dan en todas las edades proporcionalmente al número de ingresos que
se produce en cada bloque de edad.
TABLA 9. Medida legal y edad de ingreso de los exresidentes
(Nota: los 355 casos del ‘total de grupo’ de la TABLA 9 resultan de sumar al total de casos
de la muestra los 11 que, sin pertenecer a ella, fueron localizados y entrevistados a lo largo
del proceso por reunir los mismos requisitos que sus compañeros.)
3.8. MOTIVO DE INGRESO
En cuanto a las causas que dieron lugar a la adopción de medida, tanto de guarda como de
tutela, hemos utilizado los epígrafes que constan en los expedientes de los jóvenes, pese a
observar solapamientos y diferentes niveles entre las categorías6.
Se observa una falta de unificación de criterios descriptivos a la hora de definir los diferentes
motivos. Se utilizan términos más generales o más concretos, que a veces dan lugar a una
descripción poco definida.
Cuando se trata de casos con medida de guarda destacan los conflictos familiares (35%), la
carencia de recursos (16,7%) y la conflictividad del menor (13,3%), y esta situación tiene
unas características parecidas cuando se trata de niño o niña:
6
Aunque se han recogido los motivos estadísticamente más frecuentes, había casos con tres o más causas no priorizadas, algunas de
las cuales se solapaban.
28
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
TABLA 10. Motivo de la guarda de los exresidentes de la muestra
En los casos de medida de tutela destacan como causas más representativas la imposibilidad
de ejercer la función parental (por causas diversas) (35,5%), las situaciones de orfandad, la
enfermedad de los padres o tutores, el abandono, la prisión de los padres y la carencia de
recursos. No se observan diferencias en este sentido entre niños y niñas:
TABLA 11. Motivos de la tutela de los exresidentes de la muestra
En muchos casos, al primer motivo de tutela se añade, al menos, otra u otras causas
en segundo lugar. El abandono de los padres, el maltrato y la incapacidad de los padres
constituyen otras causas asociadas a las primeras tal como puede verse en el cuadro
siguiente:
29
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
TABLA 12. Otros motivos asociados a la medida de tutela de los exresidentes de la muestra
Si se relaciona el motivo de guarda con la edad de ingreso de los menores se observa que
los conflictos familiares del menor constituyen el motivo más frecuente de ingreso, sobre
todo a partir de los doce años:
TABLA 13. Motivo de la Guarda y edad de ingreso de los exresidentes
Al relacionar el motivo de tutela con la edad de ingreso, la incapacidad de los padres sigue
siendo el principal motivo desde los 4 a los 16 años. De 0-3 años aparece con la misma
frecuencia que el anterior la carencia de recursos de los padres.
30
TABLA 14. Motivo de la Tutela y edad de ingreso de los exresidentes
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
31
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
3.9. MOTIVO DE CIERRE DEL EXPEDIENTE
En cuanto al motivo de baja o cierre del expediente administrativo, en la mayor frecuencia
de los casos se da por mayoría de edad (61,6%), seguido del de cambio de situación
(21,8%), aspecto que se ha observado que a veces se solapa con el de reincorporación
familiar. Finalmente otro motivo de baja es el de fuga (6,4%) que se da con más frecuencia
en el caso de los varones:
TABLA 15. Motivo de cierre de expediente de los exresidentes de la muestra
3.10. RESIDENCIAS DE BAJA
Los ex-residentes de la muestra pertenecían a un total de 51 residencias de la Comunidad
de Madrid repartidas entre públicas y concertadas. Hay que señalar que en un total de 110
casos no se ha podido obtener una información precisa acerca de la última residencia en la
que causaron baja, bien porque no se ha podido consultar su expediente bien porque en el
mismo no aparecía este dato de forma clara por lo que se ha optado por no encuadrarlos en
ninguno de los dos grupos. En el siguiente cuadro se presenta la información correspondiente
a la tipología de la residencia en la que los jóvenes causaron baja7.
TABLA 16. Tipo de residencia en la que causan bajo los exresidentes
Hay algunos ex-residentes que en la relación de residencias aparecen como pertenecientes
a la Residencia de Hortaleza. En primer término, si presumimos que se refiere al centro de
Acogida de Hortaleza, no hubieran debido ser incluidos en la muestra debido a que por
7
El elevado número de casos de los que se desconoce la Residencia de salida (110) se debe a que este dato figura en los
expedientes físicos y que en 108 casos no pudieron ser consultados por las razones que se señalaron anteriormente.
32
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
las características de dicho centro no cumplirían el requisito de temporalidad8. No obstante,
como en estos casos, también el tiempo transcurrido entre la apertura del expediente y su
cierre es superior a dos años, hemos optado por incluirlos ya que desconocemos las causas
que hicieron que el expediente permaneciera abierto durante todo ese tiempo.
Es interesante reseñar aquí que ningún caso de la muestra pertenece a ninguna de las
Residencias llamadas de Distrito (a excepción de la R.I. de Fuenlabrada), que han ido
abriéndose por parte del Instituto Madrileño del Menor y la Familia a lo largo de la década
de los noventa y que suponen un cambio importante en el modelo de atención residencial,
al ser residencias más centradas en el trabajo conjunto con el menor y su familia, que
tienen como objetivo que el niño permanezca en su propio medio y que se incorpore a
la familia lo antes posible. Son más normalizadas en cuanto a tamaño e infraestructuras.
Quizás el hecho de que dichas residencias trabajen con un objetivo de permanencia del
menor breve (menos de dos años), y el que sean de reciente creación respecto a la fecha
de 1998, han sido motivos suficientes para que no se haya obtenido ningún caso de bajas
de estos centros.
Las residencias en las que causó baja un mayor número de casos de la muestra fueron:
- Hogares de Mensajeros de la Paz: 9.3% (32).
- Residencia Infantil (R.I.) Chamberí: 4.4% (15).
- R.I. Hortaleza: 4,4% (15).
- R.I. Isabel Clara Eugenia: 3,8% (13).
- Hogares de Nuevo Futuro: 3.2% (11).
- R.I. Ciudad Escolar: 2,9% (10)
Por lo que respecta a las residencias concretas y el número de casos de cada una en las
que causaron baja los menores de la muestra fueron las que mostramos en la Tabla 17 (ver
página siguiente).
8
Esta residencia es de primera acogida, lo que supone que la estancia tipo de los niños en ella es inferior a tres meses, después de lo
cual se les deriva al recurso considerado más conveniente. En el caso de nuestra muestra –que requiere dos años de estancia o más-,
ningún niño se hubiera podido dar de baja en dicho centro. Deducimos que estas bajas se corresponden con cierres de expediente,
más que con un tiempo real de estancia en la institución.
33
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
TABLA 17. Residencia en la que causan baja los exresidentes de la muestra
34
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
1.- Aspectos generales
Como se ha comentado anteriormente, de la muestra original de 344 casos, se ha
conseguido algún tipo de información sobre la situación actual de 130 casos. De ellos, 119
corresponden a la muestra original y los otros 11 han sido localizados durante el proceso
de búsqueda, a través de la información aportada por compañeros y antiguos responsables
de los centros. Todos ellos reunían los mismos requisitos exigidos a los de la muestra
original. Aunque la inclusión de estos últimos pudiera no ser adecuada desde un punto de
vista estrictamente estadístico, pensamos que tratándose de un trabajo eminentemente
descriptivo, puede ser relevante la información que aportan, especialmente desde el punto
vista cualitativo.
La información de estos 130 casos proviene de los 49 casos entrevistados personalmente,
a los que se pasó un cuestionario completo, de 24 ex-residentes cuyos familiares realizaron
una entrevista completa, y de 57 más, de los que se obtuvo alguna información a través
de familias o allegados, educadores, directores y otros profesionales, que por diversas
circunstancias, han tenido o siguen teniendo contacto con ellos en su vida adulta. Por
ello, la información obtenida de estos 130 casos no es uniforme: de algunos casos se ha
conseguido una información pormenorizada y de otros hay pocos datos.
Dado que en las tablas de este apartado existía un alto porcentaje de valores “NS/NC”
(No sabe/No contesta), se ha optado por depurar dicha información y por presentar en
este apartado solamente los porcentajes de los valores definidos. Los datos completos se
adjuntan en el ANEXO de Tablas.
TABLA 18. Pertenencia a la muestra de los exresidentes localizados
35
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Las características de la población localizada (sexo, residencias de baja, edad a uno de
enero de 2004, años de estancia, edad de ingreso en la residencia, edad de salida, medida
legal, motivo de la medida de ingreso y motivo de cierre del expediente) mantienen una
considerable homogeneidad con las de la muestra general. En el Anexo Tablas se incluyen
los datos concretos.
En relación con los datos obtenidos en este bloque, las variables en las que ha sido posible,
se ha realizado una comparación con los que se dan en la población joven general, partiendo
de los datos de los informes INJUVE: Juventud en Cifras 2000-01 y Informe Juventud en
España 2004, INE. Censo de Población y Viviendas 2001(resultados detallados a febrero
de 2004). Estas variables en el caso de vivienda, hijos y situación de paro laboral se han
comparado con el informe del INJUVE de 2004, lo que analiza una población general entre
20 y 29 años, comparándola con una muestra de ex-residentes de 20 a 34 años. Hay que
tener en cuenta que solo cinco casos de este último grupo están entre los 30 y 34 años,
un 3,9% de la muestra de población ex-residente localizada, por lo que se ha considerado
que las variaciones en los porcentajes son mínimas. Para la variable “Personas con las que
conviven”, se ha tomado como referencia el Informe del INJUVE del 2001, donde se analiza
una población general de 15 a 29 años, respecto a una de ex-residentes entre 18 y 32 que
sería la edad de este grupo en dicha fecha. Los casos que no se solapan suponen el mismo
3,9% aunque en la muestra de ex-residentes localizados no hay población de 15 a 18 años.
Sin embargo en la variable de situación en centro penitenciario se han podido ajustar las
edades de ambos colectivos con exactitud.
2.- Resultados obtenidos
2.1. LUGAR DE RESIDENCIA ACTUAL
Los ex-residentes localizados se encuentran viviendo mayoritariamente (86,4%) en la
Comunidad de Madrid. Sólo un 12,5% vive en otras Comunidades, y en un caso en otro
país.
TABLA 19. Lugar de residencia
de los exresidentes localizados
2.2. TIPO Y RÉGIMEN DE VIVIENDA ACTUAL
En 99 casos se ha conocido el tipo de vivienda en la que residen actualmente.
Mayoritariamente, tanto chicos como chicas, viven dentro de la que consideramos opción
más autónoma y normalizada –piso y vivienda unifamiliar-. En esta situación se encuentran la
mayor parte de los ex-residentes, un 61,6 %, como se puede apreciar en la tabla adjunta.
36
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Otro dato a destacar es que el 15,2 % de casos localizados se encontraba ingresado en
centros penitenciarios, siendo varones casi en su totalidad.
Finalmente otro 17,1% se encuentran viviendo en otros recursos públicos o privados:
residencias de minusválidos, piso tutelado, psiquiátrico, centros de desintoxicación de
drogodependientes.
TABLA 20a. Tipo de vivienda de los
exresidentes localizados
En cuanto a la situación de autonomía en relación a la vivienda, nos encontramos con
un 59,8% de ex-residentes que viven en casas independientes de la familia, primando
la vivienda de alquiler sobre la propia. La opción de vivienda dependiente de la familia se
encuentra en tercer lugar con un 22,1% de los casos.
El régimen de vivienda en alquiler se distribuye de una manera homogénea entre varones
y mujeres. Pero en lo que respecta a la vivienda propia se da en un mayor porcentaje en el
grupo de mujeres, 32,5%, que en el de varones, 18,9%.
TABLA 20b. Régimen de vivienda de los exresidentes localizados
Si comparamos los resultados anteriores con los de la población joven general entre 21 y
29 años, nos encontramos con que los jóvenes ex-residentes viven en un porcentaje más
alto, 58,63% en viviendas independientes de la familia, bien en régimen de propiedad o
alquiler, que el resto de los jóvenes, 28,73%.
Por otra parte, en ambos colectivos el porcentaje de mujeres que viven fuera de la familia
37
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
es superior al de los varones. También las mujeres tienen vivienda en propiedad en mayor
proporción que los varones.
TABLA 21. Lugar donde viven habitualmente los jóvenes entre 21 y 29 años
7VISHJP}U1V]LU
,_YLZPKLU[LZ
,UZ\JHZHWYVWPHHSX\PSHKHL[J
,UJHZHKLSHMHTPSPH
Fuente: Datos elaborados a partir de la información de la tabla “Régimen de vivienda y edad de los ex-residentes”
y de los datos del Informe Juventud en España 2004, págs. 31, tabla 1.4; pág. 33, tabla 1.5.
GRÁFICO 5. Lugar donde vive la población
joven y exresidente
70,00%
60,00%
50,00%
40,00%
30,00%
Población joven
20,00%
Exresidentes
10,00%
0%
En su casa
Casa de la familia
Fuente. INJUVE. Informe Juventud en España 2004 y
elaboración propia
Así mismo el porcentaje de la población femenina que reside en su casa independiente se
encuentra por encima de los varones en ambos colectivos.
TABLA 22. Régimen de vivienda y edad de los exresidentes
2.3. PERSONA CON LA QUE CONVIVE
Mayoritariamente los ex-residentes viven en pareja, 39,5% del total. No obstante, esta
situación se da en un porcentaje superior en el caso de las mujeres, 42,6%, que en el de
los varones, 35,9%.
38
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
TABLA 23. Persona con la que conviven
los exresidentes localizados
Comparando la población general de jóvenes con la de ex-residentes, la proporción de los
que conviven con su familia es muy superior en la población general de jóvenes, 68,1%,
que en el grupo de ex-residentes, 18,6%. Igualmente, hay que destacar la mayor proporción
de jóvenes ex-residentes que viven solos,14%, o con otras personas, 25,5%, en relación
a la población jóven general, 2,8% y 12,8%, respectivamente. Por otra parte el 39,5 % de
los ex-residentes viven en pareja, mientras que en la población general sólo está en esta
situación el 7,6%.
TABLA 24. Personas con las que conviven los jóvenes
7VISHJP}U1V]LU H|VZ
,_YLZPKLU[LZ
*VUWHYLQH
:VSVZ
*VUMHTPSPHKLVYPNLU!
WHKYLZOLYTHUVZHI\LSVZ
*VUV[YVZ
;xVZ
Fuente: INJUVE. Juventud en Cifras 2000-01 y elaboración propia.
GRÁFICO 6. Personas con las que conviven los jóvenes
40,00 %
35,00 %
30,00 %
25,00 %
20,00 %
15,00 %
Población joven
10,00 %
5,00 %
Exresidentes
0,00 %
Familia
origen
Pareja
Solos
Con
otros
Fuente. INJUVE. Informe Juventud en Cifras
2000-01 y elaboración propia
39
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
2.4. HIJOS
Un 29,9% de los ex-residentes localizados con edades entre los 20 y 29 años tiene hijos.
Esta situación se da en el 9,15% de la población joven general en el mismo tramo de edad.
(INJUVE: Informe Juventud en España, 2004)
TABLA 25. Exresidentes localizados con hijos
La mayoría de los ex-residentes localizados que tienen hijos, 90,5 %, se encuentra entre
los 24 y 29 años. En la población general en ese tramo de edad, se encuentra también el
84,7% de los jóvenes con hijos.
Entre los jóvenes ex-residentes localizados hay mayor proporción de mujeres con hijos,
45,2%, que de varones, 11,4%. Esta tendencia de mayor proporción de mujeres con hijos
que de varones se observa también el estudio Juventud en Cifras 2000-01 del INJUVE.
TABLA 26. Edad de los exresidentes con hijos
2.5. ESTUDIOS REALIZADOS
A) ESTUDIOS FINALIZADOS EN LA RESIDENCIA
Un 60% de los ex-residentes finalizó en la residencia estudios de EGB o Graduado Escolar.
TABLA 27. Estudios realizados en la residencia por los exresidentes localizados
40
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
Un 24% finalizó FP y sólo un 8% cursó estudios de bachillerato. Por otra parte el nivel
formativo alcanzado por las chicas fue superior al de los varones en EGB y FP.
B) ESTUDIOS CURSADOS TRAS ABANDONAR LA RESIDENCIA
Un 63,8 % cursó algún tipo de estudios después de salir de la Residencia. Tanto en
Formación Profesional como en Inserción Laboral (otros) se sigue dando un predominio a
favor de las mujeres respecto a los varones. Por lo que respecta a estudios universitarios nos
encontramos igual proporción entre mujeres y varones.
TABLA 28. Estudios realizados por los exresidentes localizados después de abandonar la residencia
2.6. SITUACIÓN LABORAL, TIPO DE TRABAJO Y SUELDO
Existe un predominio de ex-residentes que en la actualidad trabaja con contratos eventuales,
siendo ligeramente superior el caso de las mujeres sobre los varones.
Tiene un empleo fijo el 20,5% de los ex-residentes localizados, superando el grupo de
los varones al de las mujeres en esta circunstancia. Un 17,9% del grupo se encuentra en
paro, situándose el grupo de las mujeres, 20,9%, por encima de los varones, 14,3%. Pese
al reducido número de casos, hay que reseñar que la situación laboral de autónomo es
superior en el grupo de mujeres que en el de varones.
TABLA 29. Situación laboral de los exresidentes localizados
Comparando estos datos con la población general de jóvenes entre los 20 y 29 años
el porcentaje de paro de este colectivo es del 18,1 % a diciembre de 2003, similar a la
situación de los ex-residentes localizados, 17,9%. En cuanto a la distribución por género,
41
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
también el paro entre las mujeres, 22,0%, de la población general de jóvenes es superior a
la de los varones,14,8%, en proporción muy similar a la que se da entre los ex-residentes.
GRÁFICO 7. Tasa de paro entre la población joven
y exresidente por género
25,00%
20,00%
15,00%
10,00%
Varones
5,00%
0,00%
Mujeres
Población
joven
Exresidentes
Fuente. INJUVE. Informe Juventud en España
2004 y elaboración propia
Respecto al tipo de trabajo se observa una clara tendencia de los varones hacia trabajos
relacionados con la construcción y afines. Mientras que en las mujeres se observa un mayor
porcentaje de actividades relacionadas con el cuidado de otros, el sector administrativo y la
restauración.
De entre los 67 casos localizados que han aportado información en este punto:
a)
b)
c)
d)
e)
9
42
Los trabajos más cualificados que hemos encontrado han sido: educador (2 casos),
mandos intermedios (3), militar (2), administrativo (1), azafata de vuelo (1),
informático (1). Total: 10.
Menos cualificados: cerrajería (4), maquinista (1), restauración (7),
construcción (4), limpieza (1), lavandería (1), atención domiciliaria (3),
repartidor (1), vendedor de cupones (1), auxiliar no especializado (3),
dependiente (1), vendedor a domicilio(1), teleoperadora (3), otros (14). Total: 45.
Sus labores (2).
Paro (7).
Actividades marginales9 (3).
Hemos considerado como tales la mendicidad, venta ilegal, trapicheo, prostitución, etc.
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
TABLA 30. Tipo de trabajo de los exresidentes localizados
En cuanto al sueldo el 70,4%% de los ex-residentes localizados cobra más del salario
mínimo interprofesional, (tomando como referencia el del año 2003, 442 ˇ ), mientras
que un 29,6% cobra una cantidad inferior. En el primer caso hay un porcentaje ligeramente
superior de mujeres.
TABLA 31. Sueldo que
ganan los exresidentes
localizados
2.7. INGRESO EN CENTRO PENITENCIARIO 10
En esta variable se ha podido saber la situación del total de los 344 casos de la muestra.
Según la información obtenida, el 11,4% del total de la muestra, 39 casos, ha estado
ingresado en algún momento en centro penitenciario después de abandonar la residencia
o lo está en la actualidad. Esta situación se da en un mayor grado en los varones, 10,2%,
que en el grupo de mujeres, 1,2%.
10
Los datos que se aportan corresponden al total de los menores de la muestra de trabajo, es decir, los 344 casos
43
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
Un total de 15 jóvenes, el 4,4% de la muestra total, del grupo de ex-residentes localizados,
estaban ingresados en centros penitenciarios en diciembre de 2002.
TABLA 32. Estancia en centro penitenciario de los exresidentes localizados
Se ha comparado la población joven general con la de ex-residentes en este aspecto. Para
ello se han analizado los datos de la población del Padrón del INE de 2002 y los de la
Población Reclusa de la Dirección General de Instituciones Penitenciarias entre 21 y 30
años en diciembre del mismo año. El total de jóvenes en el tramo de edad señalado que
se encontraban en centros penitenciarios era de 21.156, de los cuales 15.573 estaban
como penados y 5.583 estaban como preventivos. Siendo la población total de jóvenes
en ese tramo de edad de 6.684.931, el porcentaje de jóvenes en esta situación era del
0,31% sobre el total de jóvenes entre 21 y 30 años. Ajustando exactamente el grupo de
ex-residentes a ese tramo de edad, en la misma fecha, se observa que un 4,38% de los
mismos se encontraba ingresado en centro penitenciario.
TABLA 33. Edad de los exresidentes en centro penitenciario
Dentro de estos datos generales nos encontramos con las siguientes características de cada
grupo11:
a) Entre los que se encontraban ingresados en centros penitenciarios en el momento de
la recogida de datos de la investigación las situaciones eran:
11
Interesa reseñar el grado de precariedad personal y de recursos que hemos observado en algunos de estos jóvenes a través de
nuestro contacto con ellos, a raíz de este trabajo. En uno de estos casos se tuvo un seguimiento muy cercano de su evolución por parte
de los entrevistadores con frecuentes contactos telefónicos. Salió de prisión con un permiso de Navidad con la condición de incorporarse
a un centro de desintoxicación en enero. Transcurrido el tiempo concedido por el juzgado y al no cumplir la condición impuesta, dicho
exresidente vuelve a contactar con el entrevistador para que éste intercediera por él ante el Juzgado y evitar así una orden de búsqueda
y captura. Esta salida finalizó con una nueva recaída del joven en la droga.
44
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
- 1 en prisión militar
- 1 en psiquiátrico militar con tres experiencias anteriores de prisión.
- 8 con tres experiencias anteriores de prisión
- 4 con dos experiencias anteriores de prisión
- 1 con una experiencia anterior de prisión
b) Entre los que habían estado anteriormente en centros penitenciarios las situaciones
eran las siguientes:
- 13 estuvieron en prisión una sola vez.
- 7 tuvieron dos experiencias de prisión.
- 1 con tres experiencias anteriores de prisión.
- 2 en situación de búsqueda y captura, uno con dos experiencias anteriores de prisión
y otro con tres.
- 1 en libertad condicional
Mayoritariamente, los ex-residentes han estado ingresados en centros penitenciarios de la
Comunidad de Madrid. Sin embargo los que siguen ingresados en la actualidad están en
su mayoría en otras Comunidades Autónomas.
TABLA 34. Lugar en el que están o han estado en prisión los exresidentes localizados
Al relacionar las variables de motivo de ingreso, motivo de salida de la institución, número de
años pasados en la residencia y edad de ingreso, no hemos encontrado ninguna diferencia
reseñable con la muestra general de ex-residentes.
2.8. OTROS RECURSOS EN LOS QUE SE ENCUENTRAN LOS EXRESIDENTES
Se ha podido saber que 16 casos, el 12,30% de los ex-residentes localizados, se
encontraba ingresado, en el momento de la investigación en otro tipo de recurso social
como consecuencia de diferentes problemáticas. En uno de los casos se pudo realizar
una entrevista. De estos ex-residentes, 15 se encuentran en recursos de la Comunidad de
Madrid y sólo uno se encuentra en otra Comunidad.
45
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
46
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
1.- Aspectos generales relacionados con las entrevistas
Este apartado recoge las opiniones obtenidas a partir de las entrevistas directas a los exresidentes, realizadas mayoritariamente mediante contacto personal o por teléfono, en los
casos en que ese contacto no fue posible.
La estructura de este apartado se ha organizado en torno a tres grandes bloques, siguiendo
el guión elaborado para las entrevistas que se recoge en el anexo II:
a)
Un primer bloque describe las características generales de la muestra entrevistada.
b)
El segundo bloque -considerado el núcleo central-, analiza y organiza las respuestas
obtenidas a las diferentes cuestiones planteadas, presentando como complemento
y a título ilustrativo algunos testimonios literales que expresaron los ex-residentes.
En algunos casos, los testimonios pueden aportar información similar al responder
a cuestiones diferentes. Ello se debe a que muchos de los jóvenes, a lo largo de
la entrevista, tenían un hilo conductor relacionado con algún acontecimiento o
experiencia muy significativa que no podían dejar de evocar continuamente.
c)
Finalmente, se recogen, de una manera sistematizada, algunos aspectos relacionados
con la toma de conciencia de los ex-residentes relacionada con la capacidad de darse
cuenta de la experiencia vivida, y de articular su proyecto de vida futura.
Las entrevistas se han intentado realizar con mucho tiempo por delante, en un clima
tranquilo y de confianza, siendo conscientes, como entrevistadores, de la dificultad que para
los entrevistados podía tener la evocación de algunos temas planteados.
El guión de la entrevista comienza por recoger ,en primer término, las cuestiones de la
situación social en el presente, más fáciles de contestar, dejando para la segunda parte , la
evocación del pasado, mucho más delicada, y que, a veces, no estaba muy elaborada.
Por ello, en el contexto de las entrevistas, a veces, hemos encontrado reticencias iniciales, o
hemos visto que las preguntas provocaban un impacto emocional en las personas entrevistadas,
que les ha obligado a hacer pausas y tomarse su tiempo para responder, especialmente
cuando evocaban experiencias personales y recuerdos significativos de su vida.
47
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
En algunos casos al comenzar con la “valoración del ingreso, estancia y salida de la residencia”,
se daban respuestas escuetas a las primeras preguntas, muy removedoras emocionalmente,
como “motivo de ingreso”, y, cuando, a lo largo de la entrevista, el entrevistado entraba en
una actitud más relajada, daba respuestas más abiertas y explícitas, que aportaban datos
complementarios sobre las preguntas anteriores.
Hemos recogido las respuestas literalmente, tal y como se daban en el contexto de la
entrevista, aclarando o completando algunas veces el sentido entre corchetes o paréntesis.
Se han suprimido testimonios repetidos sin aportación significativa. Sólo se han omitido,
para preservar el anonimato, los nombres de personas o de residencias concretas así como
las diferenciaciones entre los términos “monja” o “educadora” que recogen la diversidad de
personal que ha trabajado en las residencias en diferentes momentos. En estos casos, se ha
utilizado siempre el término “educadora”, por entender que era el que designaba con más
exactitud la función desempeñada, desprovisto de otras connotaciones.
2.- Aspectos generales relacionados con la muestra entrevistada
De los 130 ex-residentes localizados, se ha conseguido contactar personalmente con 52
casos a los que se propuso realizar una entrevista. Se ha desistido de seguir buscando al
resto, al no localizarlos en los teléfonos de referencia que nos habían aportado personas de
su entorno. De los 52 casos, 41 correspondían a la muestra original y los otros 11, como
se dijo en el capítulo anterior, fueron incluidos por reunir los mismos requisitos exigidos a
dicha muestra.
A todos ellos, se les ofreció tener un encuentro personal en nuestra sede, o bien en el lugar
que ellos indicaran (cafetería, trabajo, domicilio). Sólo a los jóvenes que no deseaban o
no podían tener este encuentro, pero que estaban dispuestos a colaborar, se les ofreció la
posibilidad de realizar una entrevista telefónica.
Tres ex-residentes no quisieron dar ninguna información, negándose a realizar la entrevista.
Otros cinco mostraron disposición a hacerla, pero llegado el momento acordado, o no se
presentaron, o la fueron posponiendo indefinidamente, alegando diferentes dificultades
para llevarla a cabo, o se perdió el contacto con ellos.
Valoramos muy positivamente que la mayoría de los ex-residentes con los que conseguimos
contactar aceptaran hacer la entrevista, con una actitud y motivación constructiva,
responsable y consciente a la hora de ofrecer sus experiencias, con el fin último de mejorar el
funcionamiento del sistema residencial y el trabajo educativo con los menores actualmente
ingresados.
3.- Características de la muestra entrevistada
Los 49 ex-residentes entrevistados tenían edades entre 21 y 33 años, siendo el grupo
de edad más numeroso el de 26 años. De la muestra entrevistada, 30 son mujeres y 19
varones. Se han hecho 34 entrevistas personales y 15 telefónicas. El grupo de jóvenes
entrevistados se distribuye entre un 51,9% de residencias públicas y un 48,1% de
residencias concertadas.
48
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
En cuanto a la edad de ingreso, la medida legal, y los años de estancia, el grupo de los
entrevistados guarda una proporción similar a la de la muestra total de ex-residentes tomada
como referencia en este trabajo. Cabe reseñar que del 2% de la muestra general que
estuvo 14 años o más interno en residencias, 7 casos, se ha entrevistado a 6.
Las residencias en las que causaron baja los ex-residentes entrevistados son las que figuran
en la tabla siguiente, correspondiendo el mayor número a quienes estuvieron en Nuevo
Futuro y R. I. Isabel Clara Eugenia, repartiéndose los demás en una proporción relativamente
homogénea entre el resto de residencias:
TABLA 35. Residencia de baja de los exresidentes entrevistados
Respecto a la persona con la que conviven, la existencia de hijos, lugar de residencia,
estudios realizados durante y después de la estancia en el centro, situación laboral y sueldo
con referencia al salario mínimo, tipo y régimen de vivienda, datos todos ellos ya analizados
en la muestra localizada, no existen variaciones reseñables entre el grupo de entrevistados
y la muestra general.12
12
Para una mayor información en el punto II. “Exresidentes entrevistados”, del Anexo Tablas, se presenta una relación completa de tablas
para cada una de las variables
49
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
4.- Resultados de las entrevistas
4.1.- VALORACIÓN DEL INGRESO EN LA RESIDENCIA
En este apartado, recogemos las respuestas que los jóvenes entrevistados dieron a aspectos
relacionados con su ingreso en la residencia.
4.1.1.- CAUSAS DE INGRESO RECONOCIDAS POR EL EX-RESIDENTE. “¿ Por qué ingresaste?”
Las causas explicitadas son muy diversas y aparecen muy interrelacionadas. Como más
significativas se encuentran la carencia de recursos por parte de la familia (26,5%), conflictos
familiares (18,4%), conflictividad del menor (8,2%) aspectos que constituyen el 53,1% de
las situaciones como puede apreciarse en la tabla siguiente.
TABLA 36. ¿Por qué ingresaste en la residencia?
A continuación se presentan algunos testimonios significativos, relativos a las causas
reconocidas por el ex-residente en el momento del ingreso, que se han agrupado en
categorías de significado complementario. Estos testimonios están estructurados en
distintos bloques por cuestiones metodológicas y de comprensión, aunque en la realidad
se presentan muy asociados:
-
50
Desconocimiento de la causa o falta de elaboración de la experiencia.
Atribución a problemas familiares, con causas múltiples e interrelacionadas, a su vez
desglosadas en unidades de significado predominantes.
Maltratos y abusos familiares.
Atribución a causas internas (con sentimientos de responsabilidad y culpa).
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
a) Expresión de desconocimiento de la causa o falta de elaboración de la
experiencia:
I.
II.
III.
IV.
“No lo sabía. Entré con tres años.”
“No lo tengo claro.”
“No lo tenía muy claro. Mi madre tenía una enfermedad.”
“Me ingresaron. No me he enterado. No lo sé. Mi madre trabajaba, pienso que por
eso no me podía tener. Pero no lo sé. También pudo ser por mi padre.
Desapareció.”
b) Atribución a problemas familiares, con causas múltiples e interrelacionadas13:
1) Separación y divorcio de los padres:
I.
II.
III.
IV.
V.
VI.
“Mis padres estaban divorciados. Mi padre no podía mantenernos. Mi hermano lo
llevaron con mis abuelos y se escapaba a ver a mi madre. [Él] Estaba mucho en la
calle.”
“Mi familia estaba rota y mis padres no podían hacerse cargo de la situación.”
“Creo que mis padres estaban separados y mi padre no podía hacerse cargo de
nosotros.”
“Ingresé con cinco años por problemas familiares. Mis padres estaban divorciados.
Mis hermanas y yo elegimos irnos con mi madre, que no tenía recursos económicos.
Mi hermano se fue con mi padre porque le gustaban los camiones y tenía uno
porque era camionero. […] Fue un golpe muy duro para mi padre, porque [él]
pensaba que nos iríamos con él.”
“Mi padre y mi madre se divorciaron. Estuvimos viviendo en la calle con mi
madre.”
“Porque me tuteló la Comunidad de Madrid porque mis padres estaban separados
y mi madre tenía que trabajar. Fui a [centro X de reforma] por un delito. Mi madre
lo pidió.”
2) Falta de medios de los progenitores (económicos, vivienda...):
I.
II.
III.
IV.
V.
“Porque éramos muchos hermanos. Por motivos económicos. Mi padre tenía 12
hijos y se desplazaba bastante por motivos de trabajo.”
“Nosotras hemos estado internas desde muy pequeñas. Por necesidades
económicas.”
“Porque éramos muchos hermanos. Yo era la quinta y no había recursos. Mi padre
trabajaba y mi madre estaba con los embarazos. Había problemas entre ellos: alcohol
y no teníamos recursos económicos. […] Hubo malos tratos de mi padre con mi
madre y con nosotros. Mi madre pasaba por etapas de depresión, no salía. No tenía
recursos. […] Las chicas fuimos a un centro y los chicos a otro. Mi madre intentó
meter al pequeño y no le dejaron. Los problemas de mis padres le han afectado
más a él [porque se quedó en casa]. Teníamos carencias de todo tipo: alimentos,
ropa, calefacción. [El hermano] No tenía apoyo para estudiar.”
“Por asuntos familiares. Economía. Bastante problema de economía.”
“Mi madre era madre soltera y no tenía medios para mantenerme.”
13
En algunas ocasiones hemos constatado al contrastar la información de los expedientes con la aportada en las entrevistas que sus
testimonios suelen centrar los motivos de ingreso en causas socialmente más aceptables
51
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
3) Imposibilidad de atención
I.
II.
“Porque mi madre no nos podía atender.”
“[Supongo que]… Mi madre tendría que trabajar y no podría mantenerme.”
4) Abandono:
I.
II.
“Por abandono. Éramos seis hermanos. Mis padres no nos podían cuidar y nos
ingresaron en distintos centros.”
“A los dos años una tía mía que me trajo a España me dejó abandonada en la Cruz
Roja.”
5) Drogodependencia con causas asociadas:
I.
II.
III.
IV.
V.
“No lo sé. Tuve problemas familiares. Con 7 hermanos, mi padre bebía y no se
podía ocupar de nosotros.”
“Mis padres no se podían hacer cargo de mí por problemas de droga.”
“Para mí que mis padres se deshicieron de mí. Tenían problemas con la bebida. Se
lavaron las manos. Tenía 3 años y hasta los 18.”
“Éramos 8 hermanos. Mi padre era alcohólico. Hubo malos tratos. Ingresé con 8
años. Nos fueron a recoger al colegio con policías. Nos llevaron al [centro X]. Creo
que hubo denuncia por parte de algún vecino. Había malos tratos y problemas.
Imagino que la Comunidad de Madrid. les quitó la tutela a mis padres.”
“Mi madre estaba enferma de cáncer. Mi padre era alcohólico. Había maltratos a mi
madre. Éramos cinco hermanos. Cada uno a un colegio de X. Las dos hermanas en
un centro, los otros en otro. Salíamos en fin de semana y las monjitas le echaban
una mano a mi madre. Mi madre se iba a separar, pero no lo hacía por los hijos.
En el verano íbamos a casa de mis tíos en [ciudad X] y murió mi madre. Entonces
mi padre nos reclamó y nos tuvo sin escolarizar. Luego, le echaron de casa por
falta de pago. […] Al ser alcohólico no podía conseguir trabajo. Luego no sé… creo
que alguien denunció [la situación]. Entonces mi padre se marchó con nosotros y
nos trajo a una pensión a Madrid. Luego nos llevó otra vez a [nombre del barrio]
y nos entregó a la policía. Se quedó el mayor con él. [Entrevistadora: “¿Por qué se
quedó?”] Para que lo cuidara. Nosotros cuidábamos a mi padre.”
6) Atribución a problemas familiares genéricamente:
I.
II.
“Por problemas familiares. Mis padres se insultaban y peleaban.”
“Por problemas familiares. Mi familia era normal. Algo puntual que ocurrió hizo
que mi abuelo nos ingresara a los tres hermanos cuando yo tenía 12 años y mis
hermanos 8 y 13.”
III. “Por problemas entre familiares. Fuimos internados los dos (mi hermana y yo).
Ahora la que tiene problemas es mi hermana con ellos (mis padres). Mi hermana
está enfadada con ellos. Lo que pasó es que mi padre insultó a las hijas de la vecina
y ella (la vecina) se vengó luego. Mi hermana iba a su casa… La vecina recogió
firmas y todo. Ella convenció a mi madre para ir a los juzgados.”
52
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
7) Orfandad:
I.
“Murió mi madre y mi padre nos ingresó en una residencia. Luego salimos a casa y
al morir mi padre yo llamé a la residencia comentándoles mi situación y volvimos a
ingresar.”
8) Maltratos y abusos familiares:
I.
II.
III.
IV.
“Mi madre era heroinómana. Mi padre alcohólico. Abusaba de mí. Éramos 8 personas
en casa. No quería contárselo a mi madre por miedo. En el colegio se dieron cuenta
que tenía problemas y hablaron con la asistente social que me buscó una residencia
cuando tenía nueve años.”
“Por maltratos. Estuve mucho tiempo aguantando. Puse la denuncia al ver peligrar
mi vida.”
“Por malos tratos [se queda muy impactada].”
“Por conflictos en la pareja. Violencia, maltrato de mi padre hacia mi madre y también
con nosotros. Nos daba con la correa por no poner la mesa. Mi padre no ha trabajado
nunca. Me da miedo estar condenada a no trabajar. Lo comenté con una vecina , con
7 ó 9 años. Murió mi abuelo y sólo fue mi madre (al entierro) y me dejó con la vecina..
Mi madre también hablaba con ella. Me echaron a mí la culpa de que ingresáramos
en un colegio porque yo lo conté. Se lo dije a la vecina. Le dije que me ayudara.
Luego mi padre llamó puta a una de sus hijas (de la vecina). Mi madre dice que se
vengó. Mi hermano cometió perjurio, porque dijo que mi padre había abusado de él
sexualmente. Pero el forense nos vio y no era así. No dijo la verdad.”
9) Atribución a causas propias (con sentimientos de responsabilidad y culpa):
I.
II.
III.
IV.
“Vivía con mis tíos. [Yo] Estaba ‘loco’ y les pegaba [a toda la familia]. Mi tía me contaba
que mi madre estaba en el extranjero trabajando, pero me había abandonado de
muy pequeño. La situación en esa casa era mala [niño que ingresó con 7 años].”
“Porque no podían conmigo, era excesivamente rebelde, y mi madre había
muerto.”
“Porque robé 100.000 pesetas a mi tía. Antes me escapaba de los colegios. Mi
padrastro me pagaba los estudios, y me mandó a un colegio interno. Tengo la columna
rota por sus palizas. Tengo mal la espalda… Mi padrastro es muy trabajador, pero
no ha sabido entender a sus hijos. No me he sentido comprendido. Me castigaba
con palizas por malas notas, sujetar libros con las manos en cruz, me pegaba con un
palo, etc.”
“Me escapaba de casa. Hacía muchas travesuras. Vivía con mi tía [nombre]. No
iba a clases. Faltaba. Mi madre falleció cuando tenía 6 años. Y mi padre en [país
X]. Nos repartimos con mis tías. Estaba con mi hermana y mi tía. Mi tía [nombre]
lo comentaba con mi otra tía que era de más mano dura. Castigos sin tele, el fin
de semana. Te pillan, y con miedo: lo que me espera... Me escapé unos doce días.
Utilicé las llaves de la casa del vecino en la que limpiaba mi hermana y que estaba
en [país Y]. Una noche me desperté en el sofá con las tías, el GRUME, gente del
Tribunal… Me preguntaron si quería volver con mis tías y dije que no. A donde fuera
pero no con mis tías. Me llevaron al centro de acogida.”
53
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4.1.2 CONOCIMIENTO DEL MOTIVO DE INGRESO POR PARTE DEL MENOR.
“¿Conocías el motivo de ingreso?”
Un 51% de los entrevistados, en el momento del ingreso, no conocían el motivo por el que
entraban en la institución. En muchos casos lo achacan a su temprana edad. El 44,9% que
decía conocer las razones por las que ingresó lo sabía por su familia o porque debido a su
edad era consciente ya de la situación familiar. En ningún caso manifiestan que hubieran
sido informados desde el ámbito residencial.
TABLA 37. ¿Conocías el motivo del ingreso?
-YLJ\LUJPH
5:5*
7VYJLU[HQL
:P
5V
;V[HSKLNY\WV
Éstas son algunas de las manifestaciones expresadas:
a) Desconocimiento (atribuido a la temprana edad o falta de información):
I.
“Tenía tres años cuando ingresé. No recuerdo tener claro lo que pasaba. Pero era
mejor estar allí que en casa con mi tía que nos pegaba.”
II. “Exactamente no. Era muy pequeña.”
III. “Tenía 11 meses o un año. No.”
IV. “En ese momento no lo entendía, pero después lo entendí.”
V. “No lo sabía. Nadie me explicó por qué ingresé.”
VI. “Cuando era pequeña lo desconocía. Hasta que no tienes una cierta edad -6 ó 7
años- tampoco te lo planteas.”
VII. “No, nunca supe por qué no podía estar con mi padre. Sólo sabía que se habían
divorciado, pero elegí vivir con mi madre.”
VIII. “No. Tenía muy pocos años, 7 ú 8 años.”
IX. “Vivía con mi madre y mi tía. Mis hermanas estaban internas. De pronto un día me
llevaron al colegio.”
X. “Tenía cuatro años. No me acuerdo. Estuve en un hospital por problemas de
plaquetas. Luego mi padre nos abandonó. No me acuerdo del motivo.”
XI. “No sabía el motivo. Sólo preguntaba a la educadora y al portero sobre cuándo me
iba a casa. Estuve 2 meses sin ver a mis padres. Luego cuando pudieron, vinieron.
Cuando se regularizó la situación, salía los fines de semana.”
b) Desconocimiento con información posterior de la familia:
I. “No. Pero con posterioridad me informó la familia.”
II. “Me lo contaron después mis tíos. Yo también sabía que mi madre no estaba bien.
Me daba cuenta.”
54
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
c) Conocimiento de la situación familiar:
I. “Sabías que tu madre no te podía cuidar, que tenías que irte para no estorbar.”
II. “Sí. Mis padres me lo explicaron antes de entrar.”
III. “Sí. Puse yo la denuncia. De mi casa fui a comisaría. De comisaría al médico. De allí
me llevaron al GRUME, y de allí a acogida.”
IV. “Sí. Tenía 11 años y ya era consciente. Vas dándote cuenta y sabes por qué estas
interna.”
V. “Problemas económicos. La familia. Mi madre era soltera.”
VI. “Sí. Sabía lo que pasaba.”
VII. “Me lo explicó mi madre. Me dio pena. [Al principio] Quería conocer el internado,
pero a los 3 ó 4 días… [quería salir de allí y volver a su casa].”
4.1.3.- CÓMO SE SINTIÓ EL MENOR AL INGRESAR POR PRIMERA VEZ EN UNA
RESIDENCIA. “¿Cómo te sentiste al ingresar?”
Un 51% de los jóvenes manifiesta haberse sentido mal al ingresar en la residencia. El
34,7% dice haberse sentido bien, y no sabe o no recuerda un 14,3%.
TABLA 38. ¿Cómo te sentiste al ingresar?
-YLJ\LUJPH
5:5*
7VYJLU[HQL
)PLU
4HS
;V[HSKLNY\WV
Los que manifiestan haberse sentido mal explicitan como causas el sufrimiento por la
separación de la familia o por no poder estar con sus hermanos, la soledad o falta de afecto,
el miedo a lo desconocido y la dificultad de la convivencia con muchos niños, algunos
con graves problemas. Algunos recuerdan la experiencia del ingreso como especialmente
traumática. En algún caso supone una experiencia que puede vivirse con sentimientos de
marginación y (auto)estigmatización.
Los que dicen haberse sentido bien al ingresar, hablan del alivio que les supuso salir de
una situación conflictiva en su medio familiar. Otros mencionan el bienestar de encontrar
cuidados materiales (comida, ropa, juegos).
Presentamos algunos testimonios de los menores en cuanto a los sentimientos
experimentados en el ingreso en las instituciones y sus causas: a) Sin elaboración del
sentimiento, b) Sentimientos negativos generalizados, c) Confusión, d) Ni positivo ni
negativo, y e) Positivo:
a) Sin elaboración del sentimiento:
I.
“No lo recuerdo. Ingresé con mis hermanos, por lo que debía sentirme arropado.”
55
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
II. “Un patio, una niña, pero no recuerdo nada. De ésta [segunda residencia] sí porque
estuve 11 años. Una iglesia…”
III. “No me acuerdo porque era muy pequeña. Recuerdo que en otra residencia me lo
pasaba muy bien.”
b) Sentimientos negativos generalizados (atribuido a diferentes sensaciones
predominantes):
1) Miedo:
I.
“Al principio sentí miedo. Mis abuelos eran normales y buenos. Hay niños que han
visto cosas peores. Malos modelos. Hay crueldad entre los niños.”
II. “Tenía miedo. Era muy pequeño y me enfrentaba a algo desconocido.”
2) Soledad:
I.
“No me sentí bien ni mal. Nueve meses sola en un colegio de reforma. Más soledad
[se refiere a la misma situación que tenía en su casa].”
3) Necesidad de afecto:
I.
“Muy mal. Necesitaba un abrazo, y a la educadora que acababa de conocer no se lo
podía pedir. Había muchos chicos.”
4) Sufrimiento por la pérdida de la familia
I.
II.
III.
IV.
V.
“Mal. Porque me separaron de mi familia. Menos mal que los tres hermanos fuimos
y permanecimos juntos.”
“Me sentí muy mal. El calor de los padres lo es todo. Entré con miedo, aunque me
dijeron que iba a estar bien.”
“Un poco decepcionado. Raro, el que pases de ver a tus padres y tus hermanos a
estar dos años en un colegio interno, solo….”
“Me sentí extraño, echando de menos a mi familia.”
“Los primeros días muy mal. Quería estar en mi casa. Luego me sentí mejor, hice
amigos.”
5) Sufrimiento por separación de hermanos
I.
“Mal, porque estaba sola. Mi hermana era tres años mayor y estaba en otro grupo.
Yo no podía estar sin ella. Me puse enferma [por no estar con mi hermana]. Al final,
me trasladaron con ella.”
II. “Muy mal. Ingresé con 11 años. Me sentía desamparada, pues tampoco estaba con
mi hermano.”
6) Abandono/desarraigo:
I.
56
“Como que me abandonaban. Desde los dos años y hasta la adolescencia yo era
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una persona muy triste. Parecía que estabas fuera de la sociedad. ¿Por qué yo soy
diferente? Si estabas en un centro, era como que eras distinta.”
II. “Abandonada.”
III. “Bastante mal. No tenía ganas de hacer amigos. No sabía cuánto iba a estar. Tenía
sensación de pelota de ping-pong” [pasó por tres familias acogedoras, terminando
finalmente en el centro y separado de sus hermanos dados en adopción].
7) Confusión
I.
“Estaba confuso y un poco perdido, pero la adaptación fue buena y rápida al ser
pocos chavales.”
8) Desgarro emocional
I.
“Muy mal. Estaba en la puerta del colegio y vino una furgoneta y nos metió en la
furgoneta. Mi madre gritaba: ‘que me están quitando a mis hijas’. Mi abuela nos
acompañó. Tenía cinco años.”
9) Relacionados con los compañeros:
I.
“El recuerdo no es muy grato. En el centro había diferentes discapacitados. Autistas,
síndrome de Down, esquizofrénico. Algunos eran muy agresivos. No me asustaba
porque tenía el cariño de los educadores y no echaba nada en falta. En cualquier
caso son vagos recuerdos….”
II. “Se pasa mal. Había niños con bastantes problemas. Era un palacio, pero había niñas
violadas por sus padres… Luego pasamos a [otro centro].”
10) Otros:
I.
“Al principio mal, luego te acostumbras, vas a mejor.”
c) Ni positivo ni negativo:
I.
“Normal. Tenía 8 años. Era introvertido. No me provocaba ningún trauma el ingreso,
ni los tres cambios antes de llegar a [centro X]. Al principio estaba aislado.”
II. “Normal, ni mal ni bien.”
III. “Normal, como un niño que va por primera vez al colegio.”
IV. “Había muchas chicas con problemas. Salíamos con voluntarios. Pero bien.”
d) Positivo:
I.
“Por lo menos podía comer ese día. Allí mis hermanos estaban más cuidados que
en casa.”
II. “Bien. Fue como una liberación al cambiar a una situación más tranquila.”
III. “[Bien…] Siempre estuve en la misma casa hasta los 16 años.”
IV. “Aliviada. Estaba un poco temerosa. Pero aliviada porque de momento no me iba a
pasar nada más.”
57
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V.
“Como ya sabía la situación, lo llevaba bastante bien, aunque me sentía rara. Pero
me conformaba. Iba a ver a mis padres los fines de semana. y en vacaciones.”
VI. “Bien. En los dos colegios (residencias). En el primero estaba todo el tiempo con
mis hermanas. Y comía tres veces al día, cosa importante. En el segundo bien. Tenía
mucha ropa y la ilusión de ir al colegio (escuela)”.
VII. “Creo que bien. No me acuerdo mucho. Al principio te marcaba un poco no ver
a tu madre. Salía al principio los fines de semana. No lo recuerdo como mala
experiencia. En el colegio tenían ropa limpia, comía, había juegos, alimentación.”
VIII. “Estaba feliz. Si yo retrocediera, volvería a mi infancia en el Hogar. Era la pequeña.
Tenía 12 años cuando me fui. No sé por qué cambié. Lo iban a cerrar y fuimos cada
una a un lado.”
e) Dependiendo del centro:
I.
“Bien. Bastante bien. Antes había estado en la residencia X, donde estuve desde los
tres años hasta los 11. A los 11 me fui a Y y me gustó lo grande y bonita que era la
Residencia. Bueno, en la primera residencia fatal. No sabía por qué estaba. Supongo
que fue un poco traumático. Mi madre iba a vernos los fines de semana.”
4.1.4.- ALTERNATIVAS A LA INSTITUCIÓN. “¿Crees que se podía haber hecho otra
cosa?”
Cuando a los jóvenes entrevistados se les preguntó sobre la posibilidad de haber buscado
otra alternativa distinta al acogimiento residencial, un 53,1% contestó que no se habría
podido hacer otra cosa. Un 38,8% pensaba que sí se hubiera podido hacer otra cosa.
Algunos testimonios que explicitan estos datos son los siguientes:
TABLA 39. ¿Crees que se podía haber hecho otra cosa?
-YLJ\LUJPH
5:5*
7VYJLU[HQL
)PLU
4HS
;V[HSKLNY\WV
a) No sabe qué otra cosa se podría haber hecho:
I. “No lo sé porque no conocía las circunstancias.”
II. “No lo sé. Lo hecho es así. Solemos ser muy fuertes en ese aspecto. Según mis
abuelos mi madre no debía haberse ido con el Sr. X. Mis abuelos nos recogieron al
abandonarnos mi padre. Por mis abuelos fuimos a la residencia.”
b) No se podía haber hecho otra cosa:
I.
58
“No sé. En esta situación veo difícil que pudiera haberse hecho otra cosa.”.
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II.
III.
IV.
V.
VI.
VII.
VIII.
IX.
X.
XI.
XII.
XIII.
XIV.
XV.
XVI.
XVII.
XVIII.
XIX.
“Es que si no hubiera ingresado no sé que hubiera sido de todo. Mi madre se
disgustó. Mi padre tenía métodos raros de enseñarme las cosas.”
“No. Tal como estaban las cosas no.”
“No se podía hacer otra cosa ya que los abuelos no querían tener a mi hermano
que estaba todo el día escapándose. Fue lo mejor el ingreso, para que saliéramos
personas ‘normales’.”
“Si mi familia hubiera sido normal podría haber vivido con mis tíos, pero de esa
manera no.”
“No. Mejor que en estos centros no se está en ningún lado.”
“No porque [yo] era una persona muy difícil.”
“Dependiendo de los medios económicos” [no se podía haber hecho otra cosa].
“No sé... Creo que fue una cosa necesaria.”
“No. Es lo que la aconsejaron [a mi madre]: madre soltera y además enferma y no
podía ocuparse de nosotros por eso.”
“No lo puedo decir. Creo que he hecho muchas travesuras, no creo que se podía
hacer otra cosa. Me considero culpable. ¿Qué me voy a imaginar con 13 años?”
“No. Creo que fue lo mejor que pudo pasar.
“No. En ese momento no. Creo que fue la mejor decisión que se tuvo. Con mis
padres no hubiera podido tener las mismas posibilidades.
“No. Las cosas se hicieron bien. La adaptación fue buena. Hay que ser realista. Me
hubiera gustado quedarme con mi madre. No tienes amigos… Mi madre, por ser de
fuera, tenía una cultura diferente. Era una vida sin reglas, se levantaba uno cuando
quería. Había días que a las cinco de la tarde aún no habías desayunado.”
“Creo que en mi caso, mi madre, además de problemas económicos tenía otros.
Le hubiera costado sacar adelante a sus hijos. Yo no la veía muy capaz a la idea de
criar cinco hijos. En la situación que estábamos era lo mejor que se pudo hacer.”
“Creo que fue lo mejor que se hizo. No encuentro otra manera que nos hubiera
ayudado.”
“Tengo que agradecer como estuvimos en el internado. Lo decimos todos los
hermanos. Muy recogidas, con una educación muy ejemplar, de asimilar la
situación, de poder ver a nuestros padres como padres.”
“No. Según estaba mi madre económicamente, tenía que trabajar, y yo no podía
estar sola en casa […]. Sí se me consultó. La juez me lo consultó con 14 años.”
“Para mí fue lo mejor, ya que mi madre no hubiera podido atendernos. Siempre
me han tratado muy bien.”
c) Sí que se podría haber hecho otra cosa:
1) Permanencia con la familia natural:
I.
II.
III.
“No debiera haberse separado a los hermanos, hubiera sido para todos lo mejor.
Estoy localizando a mis hermanos dados en adopción.”
“Me podía haber quedado con mi padre. Pero él no tenía la tutela, la tenía mi
madre. De cualquier manera, en ese momento no queríamos irnos con mi padre,
ya que él se había juntado con otra pareja.”
“Es muy difícil que vaya bien en un internado. Creo que se podía haber solucionado
en casa. Hablando padres e hijos. El padre y la madre, solucionarlo. Estar con
nuestros padres, pero solucionarlo.”
59
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
IV.
V.
VI.
“No sé. Mi padre estaba bien. Nos podían haber dejado con mi padre. No sabíamos
nada, porque éramos pequeñas. Esa manera de llevarte en una furgoneta con
tu madre gritando, eso está muy mal”[se refiere a la intervención policial para
efectuar el ingreso].
“Claro que sí. Yo a mi hijo no le dejaría por nada. No lo dejo tan solo ni con esa
falta de cariño. En los centros te ponen las normas pero nada más. No hay cariño,
no son tus padres [se le humedecen los ojos].”
“De los 13 para arriba, ya piensas en por qué [estás en la institución]. No es que se
lo eche en cara a mi madre, pero alguna vez le he dicho: ‘si fuéramos más hijos,
pero sólo una…’.”[hubiera podido tenerme].
2) Derivación a familia colateral:
I.
“Que otra parte de la familia se hubiese ocupado [con ayuda de la
administración].
3) Apoyo socioeconómico a la familia:
I.
II.
III.
“Podían haber dado más apoyo a mi padre y vivir en la familia. Tampoco tengo
claro que no fuera lo mejor, pero no fue bueno sacar a tres chicos de la familia,
aunque mi padre, alcohólico, tras morir mi madre, no se hizo cargo de nosotros.”
“Ayudar a la familia, mantenerla unida a la familia.”
“No. Se podía haber hecho (otra cosa), pero eso fue la solución mejor. Igual haber
dado ayuda económica y no estar interno. Muy pocas ayudas de la Comunidad de
Madrid. Éramos 9 hermanos y nos llevamos un año entre cada uno. Que igual no
podía haberse ocupado de todos. Se podía combinar una ayuda económica.”
4) Derivación a recursos más personalizados:
I.
II.
“Sí. Pensaba que hubiera sido mejor haber ingresado en un piso, de poca gente
y con más relación. Me lo quisieron conceder el día que decidí marcharme de la
residencia. Pero ya, salí descontrolada.”
“Podían haberme enviado a un piso en vez de a un centro grande
5) Desintoxicación:
I.
“Hombre, no sé… Que mis padres hubieran ido a un centro de desintoxicación y
hubieran salido desintoxicados. Igual que lo que hay ahora.”
6) Información y orientación y apoyo psicológico:
I.
II.
III.
60
“Orientarme”
“Sí. Primero haberme hablado sobre el motivo del ingreso..”
“Nos quedamos desamparados [por tanto, no había otra alternativa], pero hay que
tener más tacto con los niños, más apoyo psicológico. No lo hubo. Considero que
éramos mercancía. Gente que te recoge, te viste y te da de comer. Menos mal que
iba con mi hermano.”
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
5) Apoyo terapéutico a la familia:
I.
“Si hubieran seguido una terapia de pareja… Hubiera podido seguir así. O no haber
contado las cosas [se refiere a que ella contó lo que pasaba en su casa a una vecina
y eso hizo que se pusiera una denuncia]. Yo a mi padre le tenía miedo.”
4.2.- VALORACIÓN DE LA ESTANCIA
En este apartado, recogemos las respuestas que los ex-residentes dieron a las cuestiones
planteadas sobre su estancia en la residencia. Esta valoración giró en torno a las siguientes
cuestiones de interés: a) Valoración general de la estancia, b) Valoración de los trabajadores,
c) Valoración de los compañeros, d) Valoración de otras personas del centro, e) Valoración
del apoyo proporcionado por la institución durante la estancia, y f) Clima de convivencia:
4.2.1.- VALORACIÓN GENERAL DE LA ESTANCIA “¿Cómo valoras tu estancia en la
residencia?”
Más de las tres cuartas partes (73,5%) de los antiguos residentes valoran positivamente
su paso por la residencia. Un 14,3% expresó una valoración variable, dependiendo de
los centros en que estuvo o de los momentos de su estancia en ellos. Solamente un
10,2% consideraron su estancia claramente negativa, lo que nos parece un llamativo que
contradice muchas opiniones extendidas sobre los centros de protección.
TABLA 40. ¿Cómo valoras la estancia en la residencia?
-YLJ\LUJPH
5:5*
7VYJLU[HQL
)PLU
4HS
=HYPHISL
;V[HSKLNY\WV
Entre las opiniones explicitadas por los menores se presentan las siguientes:
a) Buena o muy buena.:
1) Valoración positiva en general
I. “Positivamente. Me sentía bien. Me trataban muy bien.”
II. “De puta madre. Hubo sus más y sus menos, sobre todo en la adolescencia. Creo
que estuvo bien.
III. “Muy buena. Cuando ingresé con 13 años muy bien, porque hacía lo que quería,
salía y entraba cuando quería. Luego me empecé a dar cuenta de las cosas y a
aprovechar la estancia.”
61
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
IV. “Buena. Tienes de todo, incluso más que otras familias. Tienes madrinas. No se
valora lo que hay.”
V. “En general como algo positivo. Todo lo que viví, tanto positivo como negativo,
me valió para salir adelante, con la meta de convertirme en un ciudadano de
provecho.”
VI. “Fenomenal. Quitando algunas personas, todo bien.”
VII. “Bien. Tampoco he estado mal. Mejor que haber estado en la calle sí.”
VIII. “Muy bien en los dos sitios donde estuve.”
IX. “Muy Positivamente. Aunque he salido no he perdido el contacto. Incluso trabajando
fuera seguía haciendo visitas.”
X. “Trae experiencias buenas. Hice cosas que no habría hecho con mi familia. El verano
era el mejor recuerdo, salíamos de campamento.”
XI. “Buena. Te sientes a gusto, te sientes bien”.
XII. “Yo lo valoro muy bien, dentro de la educación que a mí me han dado y desde el
tiempo que yo he estado. Creo que los centros ahora están peor.”
XIII. “En la primera era muy pequeña y además estuve poco tiempo. Muy buena, muy
enriquecedora.”
XIV. “Muy bien en las dos residencias.”
XV. “Hasta cierto punto positiva porque tenía mucho apoyo. Se tenía más apoyo por
[parte de] los chavales.”
2) Valoración positiva por la estancia conjunta de los hermanos:
I.
“Estaba muy bien atendida. En los hogares debiera haber niños de la misma edad.
Los hermanos deben estar juntos.”
II. “Buena. El primer sitio bien, era como un chalet de vacaciones y estuvimos poco
tiempo. […] Luego cambiamos de residencia por problemas con la tutora, y en el
nuevo sitio, bien. Los hermanos seguimos juntos en todo momento.”
3) Valoración positiva del buen trato por parte de los educadores.
I.
“No tengo quejas. Fue buena en cuanto al trato con los monitores. No fue tan buena
en relación con la dirección del Centro. No se trataba a todos igual. A todos se les
debiera haber dado las mismas oportunidades.”
II. “Bien. Muy bien. Con mi educadora se estaba muy bien en el grupo, se estaba como
en nuestra casa, cocinábamos... Nos teníamos que ganar las cosas, vacaciones,
ropa... Ahora no hay nada así.”
III. “Muy positivamente. Tuve mucha suerte en los pisos donde estuve, y también con
los educadores, que estaban 24 horas con nosotros, con una gran implicación
personal.”
4) Valoración positiva pero con matices:
I.
“Positivamente. Adaptándote a la situación, ya que los educadores cambiaban
frecuentemente.”
II. “Al principio fue muy positivo. Llegas a un sitio, donde hay amigos, etc. Pero me vi
marcado por ser un niño de una residencia.”
62
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
III. “Muy buena. Salvo pequeñas pegas (algunas comidas, etc.). El cambio más drástico
fue el cambio al piso. De estar una persona encima todo el tiempo… pasas al piso
donde no tienes supervisión. Todo tienes que hacértelo tú. Se juntó todo: trabajo,
cocina. Creo que debiera haber algún tiempo de transición.”
IV. “Ingresé con cuatro años y no lo recuerdo. Luego el paso a las otras dos residencias
en las que estuve. Bien y positivo dentro de lo que cabe. No es el cariño de una
familia, pero lo intentaban dar.”
b) Dependiente del centro considerado y del momento de la estancia:
I. “La valoración es buena. En Centro X muy mal.”
II. “Al principio incómoda, muy duro, después te adaptas, las dificultades animan a
aprender, tienes que espabilar.”
III. “Han sido distintos. En el primer centro era una niña, un bebé... Luego, en el hogar
ya lo recuerdo bien. Estaba feliz. Vivíamos con familias. En la residencia X (en la que
estuvo después de los doce años,) lo tomas de otra manera que ya pensabas más...
Allí me daba cuenta de que las chicas se iban los fines de semana y las navidades y
yo me quedaba allí. Me quedaba en el centro y era todo para mí, pero no me gusta
recordarlo, por lo de que se iban y yo no me iba… A los 17 me fui a otra residencia
y allí tenía más libertad.”
IV. “De más mayor, salía los fines de semana, pero de pequeña, no. Me acuerdo de un
patio enorme y que nos quedábamos solas. Luego ya, de más mayores, los veranos
los pasábamos con las educadoras y hacíamos muchas actividades Nos animaban
mucho y muy bien. Con la educadora de más referencia, he estado 5 ó 6 años
con ella. Tengo su dirección. Me ayudó mucho. A las hermanas más mayores nos
ha mantenido el sentimiento de estar más unidas [estaban en el mismo centro]
y de que al pequeño había que ayudarle [es el único de varios hermanos que se
quedó con la familia]. Los chicos [que estaban en otra residencia] no han tenido la
misma situación.. J.[un hermano], que estuvo en la residencia X ha tenido una vida
más dura. No ha recibido cariño de ninguna parte. Cariño y educación nada. Estos
comían, iban al colegio y nada más. Nos ayudó mucho un padrino Una temporada
[mi hermano] estaba muy ido, muy violento. Ingresó en un psiquiátrico. Estuvo
muy mal. Un centro con unas condiciones horribles. El padrino buscó otro centro
religioso, pero nadie nos ayudaba.”
V. “En la residencia X, bien, pero las educadoras eran muy drásticas. Incontables las
noches necesitando un abrazo... En la siguiente, bien (de 10 a 14 años). Era mejor el
ambiente. Podías salir a dar una vuelta. Te sientes muy encerrado. Más tarde, cuando
pasé a un piso, muy bien.”
VI. “Bien, salvo... Depende. En el centro X, fue un apoyo muy importante. Mucha palabra,
mucho afecto, mucho cariño... Aunque yo no me dejara.”
c) Mala o muy mala (como consecuencia de poca autonomía, sensación de
soledad y necesidad de más atención personal):
I. “Mal. Te organizaban todo. No tenías vida.”
II. “Materialmente bien, pero no me gustó.”
III. “Bien no lo valoro. Los compañeros se metían conmigo. No lo valoro bien. Los
chicos hacían putadas.”
63
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IV. “No era de las mejores. Suficiente... Fue difícil. Adquirí unos hábitos: higiene,
responsabilidad.....”
V. “Bueno... Muy a gusto no. Me sentía un poco sola. Era raro.”
VI. “Es una vida muy fácil, pero muy solitaria. Mucha gente me dice ahora que le
consiento mucho a mi hijo, pero lo que yo no he tenido que lo tenga él... Soledad.”
VII. “Bueno... Hubiera necesitado más atención. Yo hacía lo que quería. Había que hacer
limpieza y actividades. Yo estaba muy suelta. Podían haber hecho algo más. Alguien
debería haber estado pendiente de mí. Sabían que estaba enganchada. Asumieron
la tutela, pero me dejaban a mi are. Como en casa... Me ofrecieron un campamento
de verano. Yo dije que no. O campamento o tu casa. Pues mi casa. Cometí un delito
y me llevaron a la cárcel. Cuando salí de la cárcel no asumían la tutela. Llamaron
a mi madre para dársela. Mi madre dijo que no, que la ayudaran. Yo ya estaba
enganchada y le dije: ‘mamá déjales, yo hago lo que me da la gana’”.
4.2.2.- VALORACIÓN DE LOS TRABAJADORES14 DEL CENTRO. “¿Qué me dices de los
trabajadores del centro?”
Para un 57,1% de los ex-residentes entrevistados la valoración de los trabajadores del centro
es positiva.
Por otra parte, un 34,7% señala una valoración variable dependiendo de la persona
considerada. Sólo un 6,1% manifestó una valoración globalmente negativa hacia estos
profesionales.
TABLA 41.
¿Cómo valoras a los trabajadores?
a) Buena o muy buena:
1) Estabilidad con los educadores
I.
“He tenido muchos educadores. No obstante tuve 2 seguros todo el tiempo que
estuve en el hogar. También he tenido gente de paso de la que no puedo decir nada
malo. Respecto a los dos educadores fijos, sigo teniendo contacto con ellos.”
II. “Bien. Estuve con una tutora como en mi propia casa, como si estuviera con mis
padres. Solamente estaba esa tutora y con ella estuve desde los 9 a los 18 años.”
14
Directivos, educadores (de semana y fin de semana), personal de servicio y otros (psicólogos, trabajadores sociales, médicos,
enfermeros, voluntarios, etc.), no haciendo distinción entre laicos o religiosos dentro de las instituciones
64
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III. “Siempre tuve dos educadores fijos y los considero casi mi familia. Es algo que
supone mucha dedicación y aguante”.
IV. “Mi educadora es la persona que me ha ayudado todos los años. Tuve tres
educadoras, pero sólo una estuvo todo el tiempo. Me llevó de viaje en avión. Con
ella fui a la discoteca. Ella me castigó, me regaño, me llevó de compras. Me exigía
mucho para que sacara buenas notas. Soy afortunada porque influye mucho que el
educador sepa a quien está educando, sobre todo a los adolescentes. En el Instituto
vi que podía hacer lo que quisiera. Me hizo mucha ilusión ir al instituto.”
V. “Bien. Se preocupan. Más o menos te ayudan. No van sólo por ganar dinero. Los
educadores no van por ganar dinero.”
2) Implicación de los educadores
I.
“Una total dedicación. Con suficiente apoyo. Estuve 8 años y los considero como
hermanos.”
II. “Hacían bien su trabajo. Cuando fui allí me incordiaban porque tenían que
controlarme, pero ahora veo que es lo mejor que podían hacer.”
III. “Casi todos bastante bien. Muy responsables y trabajadores.”
IV. “Muy buenos profesionales. Se les coge mucho cariño.”
V. “Muy buena relación y muy buenos, en especial mi educador F., pero todos con una
paciencia de santo.”
VI: “Tuve buenos educadores que me inculcaron y motivaron para estudiar. Al principio
era un poco más al libre albedrío, pero luego entró gente que se lo tomó muy
en serio. Se les veía involucrados con nosotros, sobre todo con los que mejor
respondían. En la otra residencia [colegio menor], se les veía más profesionales.”
VII. “Sigue mi educadora en la residencia. Es excelente. Hay otros que no se implican. Yo
estuve de becaria y me implicaba más que algunos educadores. Lo entiendo porque
ahora hay gente muy difícil. Mi educadora siempre se entregaba al máximo. Hay que
ganarse a la gente.” “Me acuerdo de los educadores T. y C.
VIII. Cuando tenía un problema sabía que podía contar con ellos.”
3) Afecto
I.
“Las he recordado siempre como mi familia, como mi madre. Mi madre me lo decía,
que las quería más a ellas.”
II. “Muy bien. Mucho cariño. Seguimos quedando por allí. Se portaron muy bien
conmigo.”
III. “Muy estricto. Había que hacer las cosas porque sí. Ahora hay más posibilidades de
hablar de cosas. Pero no lo llevaba mal. Me causaba buena impresión el educador.
El afecto cuenta mucho.”
4) Atención educativa
I.
“Con las educadoras del centro hemos tenido una buena educación. Cuando te
sentías más sola o caída, que nada puede cambiar, te ayudaban y te decían: ‘Ten
paciencia’. En vacaciones, hacíamos muchas actividades. Nos animaban mucho.”
II. “Sí, yo creo que sí saben dar una educación bastante bien, con arreglo.”
65
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III. Preparaban bien a los chicos, de independencia, de madurez, de tener un objetivo
y seguirlo.”
IV. “R. [el director] era duro, las verdades que te decía...En ese momento puede que
no lo aceptes, pero luego ves qué razón tenía...Con tantos niños, es difícil atender
a cada uno. Conmigo fue durillo. En el centro estaban R., A., P... Tenían que tener
muchas estrategias con las tensiones que había entre nosotras [se refiere a las
compañeras]. E. estuvo de apoyo. Muy sistemático y muy organizado. Fue de gran
ayuda, pero se necesitaba algo más personal... Se hablaba mucho en grupo.”
V. “Muy buenos. Trabajaban perfectamente. Tenían paciencia y sabían cómo sacar de
cada uno lo que tenía dentro.”
5) Buena relación en general
I. “Geniales dos educadoras. En centro X eran unos viejos cascarrabias.”
II. “Eran majos, encantadores. De mis educadores no tengo recuerdos significativos.”
III. “Había buenos. Otros... Todos eran buenos. Había quienes trabajaban más y quienes
trabajaban menos. L., A…. Reías con ellos, jugabas... A. D... Había veces que lo
pasabas bien. Hasta que me tuve que ir a otra residencia.”
IV. “No sé. Hay muchas. Amigos, compañeros, educadores. Guardo muy buen recuerdo.
Me lo pasé muy bien.”
V. “Los educadores que tuve muy bien, buena gente. Con mi educadora guardo muy
buena relación. Yo la veo y nos llamamos.”
b) Mala o muy mala:
I.
II.
III.
IV.
V.
VI.
“No me gustan nada. Siempre eran cosas malas y pocas buenas.”
“Castigaban mucho los monitores.”
“Pasan de ti.”
“No te motivan a estudiar.”
“A algunos no les gusta su trabajo, sólo les importaba que pasara el tiempo.”
“Que no estaban pendientes, que no había suficiente atención, uno [un educador]
para quince chicas. Por las mañanas, nadie. Venía a las 4 de la tarde.”
c) Variable:
I.
“Hay de todo. Había una mujer que nos levantaba, nos mandaba a la escuela, al
médico, etc. y hacía las labores de “la casa.”Otra se encargaba de los niños pequeños
y tenía una actitud brusca. El director pasaba de todo aquello. Como no se pedían
requisitos cualquiera valía para cuidar niños y no actuaban adecuadamente. Otros
eran buenos y se acababan quemando. El personal era mínimo. Lo último fue peor.
Me decían que tenía que estudiar pero, yo con 15/16 años pasaba de todo, y los
educadores “pasaban.”Si me hubieran obligado a estudiar, me hubiera ido mejor. La
mayoría de los educadores que estaban conmigo han terminado marchándose y
han pasado a directores y a oficinas.”
II. “Bueno, eran trabajadoras entre comillas... Porque nosotras hemos hecho los trabajos,
la cocina, cuidar a las pequeñas. Barrer patios desde muy pronto, hacer camas,
levantar a las pequeñas, vestirlas, llevarlas al colegio o a la guardería. Nos enseñaban
66
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III.
IV.
V.
VI.
las educadoras a hacer todo. Nos han enseñado a asumir responsabilidades, pero
eran muy drásticas para unas niñas. No era colaborar, era trabajar. Hasta los doce
años no fue así. Trabajábamos pero lo hemos vivido mejor de más pequeñas. Las
educadoras primeras, fenomenal, se desvivían por el internado, no nos faltaba de
nada. En la cocina, todo se hacía casero, de vez en cuando hacían flanes. Luego,
todo congelado, menos flanes, se notaba el cambio. Fue empeorando la comida. No
sé..”
“Muy bien. Con mi educadora C. estaba muy bien. En Centro X bien. En Centro Y no
eran educadores normales. Estaba un poco descabalado. Había mezcla de chicos
muy distintos. Había problemas con algunos compañeros.”
“Había de todo. Alguna persona con mano larga. Otras muy buenas. La primer
educadora tenía preferidas. Una educadora me ayudó mucho, ya que me entendió
bien.”
“Algunos sí me parecían bien, pero otras no. Reñían bastante. La que se armaba..”
“En la primera residencia, las educadoras eran muy drásticas, estrictas. Después, en
la segunda, con 14 años, te daban opiniones, se podía hablar con ellos. Me daban
consejos. Yo quería aprender. Me gustaba hablar con la gente adulta. De mayor, en
el piso, bastante bien. Te mostraban cariño, podías hablar con alguien..”
4.2.3.- VALORACIÓN DE LOS COMPAÑEROS. “¡Háblame de los compañeros!”
También en este apartado el grado de satisfacción de los residentes con sus compañeros
fue mayoritariamente positivo (55,1%).
TABLA 42. ¿Qué valoración tienes
de los compañeros?
Como testimonios más significativos presentamos los siguientes que explicitan tanto lo
positivo como lo negativo:
a) Buena o muy buena:
1) Buenas relaciones en general
I.
II.
III.
IV.
“Mantenía buena relación con todos. Siempre tienes tu círculo de amigos.”
“Muy buenos. Conocí a mi novio.”
“Cambié 4 ó 5 veces de centro. Los chicos muy buena gente.”
“Muy buenos. Al principio resulta un poco difícil porque eres la pardilla, pero luego
hay muy buen ambiente.”
V. “Muy bien. Éramos 8 en el piso y la verdad que nos llevamos muy bien.”
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VI. “Eran también majos y encantadores.”
VII. “En general bien. Había muchos comportamientos distintos. Con unos, broncas y
discusiones, con otros, amistades. Todos sabían lo que le pasaba al otro, pero no se
lo contaban. Sigo teniendo contacto con algunos.”
VIII. “La mayoría era gente muy problemática aunque alegre. Gente que no sabía diferenciar
violencia con tranquilidad. Tenías que estar preparado física y psicológicamente para
todo, pero yo me llevaba bien con todo el mundo.”
IX. “Bien. Siempre tienes alguna pelea y discusión, pero bien.”
X. “Muy bien. Super bien. I. es mi mejor amiga, siempre he estado con ella. Cada una
era un mundo diferente: Cuando I. venía llorando porque el padre pegaba a su
madre, me acercaba a ella y la consolaba.”
XI. Bien. Cada uno tenía sus problemas. Todos eran normales aunque tenían sus
problemáticas, pero eran normales.”
XII. “No tuve ninguna pega. Con todos me llevaba muy bien.”
XIII. “Nos protegíamos mucho.”
XIV. “Uno me enseñó el valor de la amistad.”
XV. “Con las compañeras. Bien. Tengo trato todavía con ellas. La tía de mi hija era
compañera de residencia.”
XVI. “Con las niñas, muy bien. Nos hemos peleado, pero nos queríamos como hermanas.
Una de ellas es mi cuñada. Hace poco me encontré con otra.”
2) Destacando la permanencia conjunta de los hermanos.
I.
“Buen ambiente. Mi caso no era normal ya que al estar todos los hermanos juntos
nos protegíamos y formábamos como una familia.”
II. “Buen ambiente. Además estaba arropado por mis hermanos.”
III. “Éramos los tres hermanos y otros dos chicos, siempre estables. Lo reducido del
grupo daba normalidad y familiarizaba.”
b) Mala o muy mala:
I.
II.
III.
IV.
V.
VI.
68
“La mayoría han acabado bastante mal. Ha habido gente que ha seguido bien lo
planificado en el centro y ha salido adelante. Al principio fueron crueles. Había más
problemas con los niños que con los adultos. Los niños tienen mucho odio por sus
experiencias pasadas.”
“Había los pateadores y los pateados.”
“Lo normal: delincuentes.”
“Tenía relaciones con los compañeros, pero no se enrollaban. Había un solo educador
para muchos chavales. Así estábamos todo el día. y había mucho descontrol. La
gente se escapaba. Otro se levantaba por la noche y hacía otra cosa. Había mil
historias.”
“¡Bah! Hay uno que le conocí en el colegio y ahora nos juntamos. Entre comillas.
Yo no considero que nadie sea mi amigo. Amigos del colegio o fuera... No es fácil
fiarse.”
“Eso eran bandos. Grupos. A uno les tienes manía, a otros no. Nadie es amigo.
Y menos en esos sitios. Cada uno va a lo suyo y muy alocados. Ahora no han
madurado.”
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VII. “Nada apenas. Sí recuerdo a alguna niña. Todas tenían novios. Con G, no sé cómo
seguirá... ¿Enganchada?…, una persona cambia.”
c) Variable o regular (debido a la convivencia de niños de distintas edades, al
número elevado de niños y a la diversidad de problemáticas):
I.
II.
III.
IV.
V.
VI.
VII.
VIII.
IX.
X.
XI.
XII.
XIII.
XIV.
XV.
“De todo un poco. Algunos están con medicaciones. Les pasa algo. Cuando tenía 15 ó
16 años había en el hogar uno que tomaba pastillas y había días que amenazaba.”
“Integrarte entre ciento y pico [en la residencia X] es muy difícil. En la residencia Y
eran los coleguitas los que molaban. Como estábamos todos en el mismo saco...
Estudiábamos dentro del mismo colegio [se refiere a la residencia].”
“Siempre he tenido muy buena relación con ellos, salvo la última etapa, en la que
eran muy agresivos. Los que venían como hermanos eran muy engreídos.”
“Eran problemáticos. Con las chicas me llevaba bien. Los chicos querían ‘temita’ y yo
no [risas].”
“Había gente que era buena pero había niños de muchas edades y había algunos
que eran muy malos. Te insultaban. Te esperaban para pegarte.”
“En una residencia muy bien y mucho contacto. Luego empezó a llegar gente más
mayor, no como nosotros que llevábamos desde pequeños, y gente extranjera, y
estos provocaban más problemas.”
“De todo un poco: malos, buenos, más buenos que de los malos. Al novato se le
hacían novatadas (le echaban pasta en la cara por la noche, le mojaban la cama...).
He sido muy agresivo, ahora no. Por eso se pasa mal hasta que vas haciendo
amistades. En mi vida he ido haciendo curvas, no rectas. La vida se lleva dentro,
oculta. No asimilo lo que me va pasando.”
“Había un poco de todo. Unas chicas eran más problemáticas que otras. Eso
depende de la situación de cada una. He hecho buenas amistades en el centro y las
conservo.”
“Había gente con la que no tenía relación. Me encontraba bastante a gusto con ellos,
aunque había gente que actuaba de forma ‘rara’. Por otra parte muy ‘positivo’ el trato
con los compañeros.”
“Cada uno sobrevivía como podía. Había una niña más pequeñita con la que me
llevaba muy bien y a la que prometí adoptar cuando fuera mayor. Luego la niña salió
adoptada con una familia”
“Un poco problemáticos algunos, pero hay que saber llevarlos. Tampoco son tan
problemáticos como los de ahora.”
“Bien. Tienes de todo, los que se dedican a robar, los que cumplen con sus tareas.
Depende de cómo seas. Hay algunos con los que sigues teniendo relación.”
“Otros tenían más problemas que yo: padres separados, maltrato, drogas. Yo me
sentía como que estaba de campamento. Sólo que tres años en vez de 15 días.
Hacía chiquilladas...huelgas..”
“Los compañeros, de pequeños, mejor. Teníamos más inocencia. Luego había más
tensión. Ahora ya lo veo todo diferente. Con los pocos que veo ahora, estoy bien.
Desde que salí, puedo tener una buena relación.”
“Hombre, también bien... Pero tampoco... Se convive un poco con los compañeros,
pero no estás todo el tiempo con ellos. No estás mucho... estás con un grupo. Aún
los veo.”
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4.2.4.- PERSONAS DE LAS QUE GUARDA BUEN RECUERDO. “¿De qué persona o
personas de la residencia guardas mejor recuerdo?”
Hemos considerado conveniente realizar esta pregunta con el fin de conocer quiénes son
las personas de todas aquellas con las que se convivió en el centro que han llegado a
tener un impacto significativo en los ex-residentes. En bastantes casos hemos detectado la
enorme huella o impronta que alguna persona dejó en la vida del menor, llegando a servirle
como referencia a la hora de valorar y tomar decisiones en su vida futura. Se ha favorecido
que el entrevistado pueda exponer más de una persona por orden de preferencia, con lo
que se ha logrado una información más detallada.
De las preferencias en primera opción el 69,4% dijo guardar un mejor recuerdo de alguno
de sus educadores. Un 10,2% dijo guardar un mejor recuerdo de algún compañero o grupo
de compañeros. Un 4.1% guardaba su mejor recuerdo del director/a. Otro 4.1% de todas
las personas de la residencia. Un 10,2% señaló otras personas como más significativas.
TABLA 43. ¿De qué persona de la residencia
guardas mejor recuerdo?
Por lo que respecta a aquellas personas que presentan en segunda opción como de las que
guardan mejor recuerdo nos encontramos el porcentaje mayor corresponde también a los
educadores tal como se recoge en la tabla siguiente.
TABLA 44. ¿Otras personas de las
que guardas mejor recuerdo?
Las respuestas que se exponen a continuación pertenecen a las dos opciones. Entre las
manifestaciones expresadas por los entrevistados nos encontramos con las siguientes:
a) De los educadores/as: Se destacan como más importantes los vínculos de afecto y
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confianza. En muchos casos la relación con el educador ha continuado fuera del ámbito de
la residencia, haciendo las veces de referente familiar:
I.
II.
III.
IV.
V.
VI.
VII.
VIII.
IX.
X.
XI.
XII.
XIII.
“Primero la última educadora, con la que sigo manteniendo relación.”
“De dos educadoras. Con ellas hay un vínculo especial: son mi padre y mi madre.
Cuando hay problemas recurro a ellas, nos llamamos de vez en cuando para
vernos.”
“De un educador con el que me sigo tratando. Me ha dado mucho cariño, como si
fuera mi padre.”
“De mi educadora. Quisiera mantener el contacto con ella, era mi familia. Procuro
mantener el contacto con ella.”
“De S., mi educador. Era con el que mejor me llevaba. Nos trataba mejor que nadie.
Era con el que más me trataba.”
“De los educadores. Tanto en la residencia como en el piso he tenido buena relación
con ellos. Mi educadora fue mi vida.”
“De un educador de fin de semana.”
“De los tutores. Como pasa mucha gente… De los responsables.”
“De todos. R., P., A... [educadores]. De niña, más de P., porque me daba más cariño.
Luego ha sido más importante la educación. R.. me hacía mucha presión. Decía las
cosas claras. Los educadores hablaban mucho. Se ponían serios.”
“Sobre todo en el piso de adolescentes. De los educadores L y J. Respeto y cariño.
En la residencia X también había un educador bastante majete. Se podía hablar con
él. Te daba consejos.”
“De una educadora que había. F. Era muy buena. Muy cariñosa con los niños. Muy
pendiente de los chiquitillos.”
“De A. [un educador] que tenía un “124.” De esos antiguos. Estaba estudiando para
una carrera. De M. Eran buenas personas.”
“La educadora que estuvo conmigo. Y también las demás. Muy alegre. Cuando te
sentías más sola o caída, te ayudaba y te decía: “Ten paciencia.” Me decía que dejara
fluir los sentimientos negativos, que no era malo sentirlos y que podía hacerlos
constructivos. Me sirvió esta educadora.”
b) Del Director:
I. “De la directora, una de las personas más nobles que he conocido.”
II. “Del director, muy bien, gracias al cual salimos adelante muchos”
III. “Me acuerdo mucho del director, V. Y de los tutores... Era muy serio, alto, hacía su
trabajo.”
c) De los compañeros, destacando la relación de amistad:
I.
II.
III.
IV.
V.
“Especialmente de J., que era el más ‘colega’, y también de todos los chavales con
los que estuve.”
“De dos niñas que eran mis mejores amigas.”
”De una compañera que es con la que más tiempo estaba.”
“Entre compañeros seguimos en contacto.”
“De los niños : G., M., J., M., Ch. y C.”
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VI. “De mi compañera. Éramos las más mayores. Había rivalidad para ver quien
mandaba. Amistad y rivalidad. Teníamos un círculo de 2 ó 3 y no entraba nadie
más.”
d) De otros profesionales del centro: como en el caso de los educadores destacan los
vínculos de afecto y confianza.
I.
II.
III.
IV.
V.
VI.
“De P. la de los papeles [administrativa]”
“De J. la portera”
“De la enfermera.”
“La enfermera, era encantadora.”
“De la enfermera porque me cuidó muy bien cuando estuve enferma”
“La cocinera, era encantadora, me regaló una bolsa de croquetas porque sabía que
me hacía mucha ilusión.”
VII. “De P., la cocinera, porque me iba con ella de vacaciones. Estuve con ella en la
cocina, porque me tocaba el oficio. Me llevaba en verano con ella.”
VIII. “La costurera me regañaba porque me tenía que sacar los bajos, porque crecía
mucho. C. me enseñó a coser. S. la mejor profesora, con dos días me hacía preparar
un examen.”
IX. “De un becario.”
X. “De la persona que hacía las labores de limpieza del grupo donde estaba, era quién
más nos educaba, se hacía querer”
XI. “De una persona de la limpieza. Me sacaba los fines de semana. Era una cocinera.
Enfrente de mi casa vivía la familia del que hoy es mi marido, pero yo no les conocí.
Ahora lo relaciono, que eran ellos (mi marido y mi cuñada), con los que yo jugaba
entonces.”
e) De muchas o de todas:
I.
II.
“Hay un montón [de las que guardo un recuerdo bueno].”
“De muchas. De una cocinera, de la costurera, educadores de pequeños, la directora
del centro también.”
III. “De algunas amigas, de la directora, la enfermera, de la educadora.”
IV. “Hay muchas. Amigas, compañeros y educadores. Guardo muy buen recuerdo. Me
lo pasé muy bien.”
V. “De todas un poco. Te llevas algo de todas, lo bueno y lo malo. Me acuerdo de todas
bastante. Todas.”
VI. “De los educadores, de los trabajadores del centro, de la cocinera, del becario... Una
educadora era como nuestra segunda madre.”
f) De nadie:
I. “De nadie.”
II. “No recuerdo educadores significativos.”
4.2.5.- APOYO DE LA INSTITUCIÓN PERCIBIDO POR EL MENOR. “¿Te sentiste apoyado?”
Un 69,4% de los antiguos residentes manifestó haberse sentido suficientemente apoyado
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durante su estancia en la residencia. Un 16,3% valoró ese apoyo de forma variable, en
función de los centros en que residieron. Un 12,2% manifestó no haber recibido un apoyo
satisfactorio por parte de la institución.
TABLA 45. ¿Te sentiste apoyado
en la residencia?
A continuación reflejamos las diferentes impresiones sobre este aspecto manifestadas por
los jóvenes:
a) Se sintió suficientemente apoyado:
I. “Muy apoyado tanto por los compañeros, como por los educadores.”
II. “Si, tanto por los compañeros como por los adultos. Especialmente de mi amiga
R.”
III. “Sí. A partir de los 12 ya sabes los problemas de casa, las educadoras te iban
orientando. Yo me daba cuenta y pensaba: “ Estoy aquí, estoy aquí.” Lo tomaba
como mi casa.”
IV. “Sí. Y si veían que no podían apoyar, te buscaban y hablaban contigo. Todo era
perfecto.”
V. “Sí. Tanto emocionalmente como en cuestión de medios.”
VI. “Sí. Siempre encontré un apoyo.”
VII. “Totalmente. Nunca me sentí desprotegido, siempre sentí preocupación. Ahora casi
me parece excesivo.”
VIII. “Me sentí muy apoyado y ayudado.”
IX. “Sí, mucho. En todo momento. En una época de especial rebeldía me ayudaron
mucho a orientar mi vida en función de sus posibilidades.”
X. “Sí. De hecho no me quería ir de ahí. Estaba muy a gusto.”
XI. “Sí. Ahora te das cuenta de que cuando te decían algo lo hacían por tu bien.”
XII. “Sí, sobre todo en la residencia X . Estuve ahí 11 años. He sido el chaval más
antiguo.”
XIII. “Más bien discriminado, aunque también apoyado. En el colegio sabía que iban a
responder por mí.”
b) Se sintió apoyado por personas concretas:
I. “El apoyo se nota sólo o principalmente en el tutor[educador de referencia].”
II. “Por esas, la enfermera y la educadora, sí me sentí apoyada.”
III. “Sí por M. y por A. [un educador]. M. era un estudiante, un becario. Ayudaba a los
chavales. Por la noche íbamos a su habitación y nos daba algo de comer.”
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IV. “Algunos educadores me daban confianza para sacar a los chavales (cine,
campamento...) Me sentía apoyado, me daban mayor confianza y libertad.”
V. Con el que más es con R. [el director] porque escucha. Hasta para estudiar y todo
siempre a R.. Te decía las cosas claras. No daba charlas.”
c) Se sintió apoyado al mantener el contacto con la familia:
I.
II.
“Sí. No me sentí rechazada. Además mis tíos iban a vernos y nos sacaban los fines
de semana. En ningún momento me sentí abandonada.”
“Sí. Siempre había alguien. Me dejaron que mi familia estuviera allí todos los fines
de semana. Iban a verme mis hermanos. Mi madre no iba nunca.”
d) Se sintió apoyado según el centro y el momento:
I. “En la una residencia sí. En la otra no. Había problemas con los horarios.”
II. “En el piso sí. En la residencia no. Si tenías algo que comentar, podías, pero no había
reuniones con cada chaval. Te sientes ignorado. Preguntabas a otro chaval. Ahí eran
los coleguitas los que molaban.”
III. “¡Hombre!, en parte sí y en parte no. Si tenía algún problemilla te escuchaban, pero
no te prestaban la atención desinteresada, en el sentido de ¡aquí estoy yo, te voy a
echar una mano!”
e) Se sintió apoyado por parte de los educadores, no de la institución:
I.
“El apoyo de los que trabajaban en el hogar muy bueno. El apoyo institucional no,
ya que cuando creen que tienes un problema te derivan al psicólogo. Si no te ven
estudiar, que no tienes amigos o eres revoltoso te llevan al psicólogo. La gente que
mejor te puede llevar son los que están trabajando contigo, no el psicólogo.”
II. “Por parte de las educadoras, no tanto a nivel institucional.”
f) No se sintió suficientemente apoyado:
I.
II.
III.
IV.
V.
74
“No me sentí apoyada. Íbamos todas uniformadas al colegio publico. Los niños
eran muy crueles. Nos llamaban pobres y decían que por eso estábamos internas.
Envidiaba a los que iban a su casa, a los que sus padres les preparaban el bocadillo.
Los profesores del colegio cuando había algún problema daban por sentado que la
culpa era de los internos.”
“Quizás sí me apoyaran, pero yo no me daba cuenta.”
“Cuando tuve problemas no vi ningún apoyo en nadie. Estaba tutelada, pero salía
con mi padre y mis abuelos los fines de semana. Con 12 años puse una denuncia a
mi padre por intento de violación. Seguían intentando que saliera con ellos. Cuando
llegué al colegio [residencia] me dijeron que no podía salir, porque había puesto
una denuncia. Pero luego a solas, me decían que no había que decir mentiras. Me
llevaron a un psicólogo. Pero no recuerdo nada.”
“No en las primeras [residencias]. No de niña.. El trato era más mecánico. Luego sí,
en X [otra residencia]. La relación era individual y más centrada en cada uno.”
“Sí, de más pequeña, pero cuando fui siendo mayor, sólo “entre comillas”, porque no
nos daban tanto afecto. Todo era muy tajante, muy estricto. Vino una directora nueva
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y empezamos a trabajar . Nos cambiaron el horario para que trabajáramos en el
internado. Barríamos los patios desde muy pronto, con doce años. Hacíamos camas,
levantábamos a las párvulas, las llevábamos al colegio o a la guardería. Pienso que
teníamos demasiadas responsabilidades antes de tiempo. Antes de ir al colegio
hacíamos los oficios. Siempre limpiábamos el colegio.”
4.2.6.- VALORACIÓN DEL CLIMA DE CONVIVENCIA. “¿Qué tal era el clima de
convivencia?”
Un 67,3% de los entrevistados manifestó haberse sentido satisfecho con el clima de
convivencia vivido durante su estancia en la residencia. Un 20,4% percibió el clima como
positivo o negativo, dependiendo del centro en que estuvo y del momento de la estancia.
TABLA 46. ¿Cómo era el clima
de convivencia?
Un 10,2% consideró negativo el clima de convivencia.
a) Bueno o muy bueno. Se valora la buena relación con compañeros y educadores, así
como la buena organización y la semejanza entre el clima de la residencia y un ambiente
familiar idealizado. Destacamos algunos de estos aspectos:
1) Cercanía y clima familiar
I. “Muy bueno. Como de una familia.”
II. “Incluso mejor que una familia, porque nadie te echa nada en cara, ni te usan para
agredir a otro miembro de la familia.”
III. “Muy bueno. La familia del educador era como mi propia familia.”
2) Buena relación con compañeros y educadores
I.
“Entre los compañeros bien. He sido y sigo siendo amigo de muchos, aunque no sé
dónde están.”
II. “Bueno. Tenía buenas relaciones. Había buen compañerismo.”
III. “El grupo era muy homogéneo, entre nosotros poníamos las normas y conseguíamos
mantener muy buen ambiente. Quizá me resultó más fácil porque era de los
mayores, pero nunca nadie nos quiso hacer mal.”
IV. “Era bueno con los educadores y los compañeros. Teníamos bastantes problemas
personales como para tener que crearnos más problemas. Difícil respecto a las
diferentes edades y distintas formas de ser. Los fines de semana se intentaba
compensar con salidas para los que nos quedábamos, etc.”
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V. “Bueno. Incluso salvo cuando no estábamos los hermanos juntos.”
VI. “Alegre. Muy bueno. En el colegio era también muy bueno. No te reñían, te lo
explicaban.”
VII. “En la residencia X, bien, porque como estábamos todos en el mismo saco… Hasta
se estudiaba en el mismo colegio. Más tarde, en la residencia ya salíamos, porque
se procuraba todo lo que fuera integración con la gente. Nos escapábamos….”
VIII. Muy cercano, muy cálido. Sobre todo cuando en el hogar no había sólo minusválidos.
Si llegaba una educadora no se iba tan rápidamente como después.”
3) Ambiente estructurado
I.
“Bueno. Estaba como muy establecido lo que había que hacer. Todo estaba muy
organizado. Siendo adolescente la educadora nos daba mucha autonomía. Cada
una se levantaba según su organización personal. Cada una tenía que hacer la cena
a partir de las ocho. Sabías lo que tenías que hacer en cada momento.”
II. “Bueno, con horarios rígidos, pero se comprende.”
III. “Bien. Muy organizado. Tenían sus normas. Todo por turnos.”
IV. “Bueno. Cuando yo estaba teníamos unas normas, horario a seguir. Es normal, lo
lógico. La hora de estudio era sagrada.”
4) Buen clima pese a problemas de convivencia
I.
II.
III.
IV.
V.
VI.
“En general era bueno. Pero siempre hay problemas, sobre todo a esas edades
(adolescencia), con gente tan diferente, muy divertido y muy bueno.”
“Muy bueno. Pero en la adolescencia surgieron los malos ‘rollos’ entre nosotros
(la hora de llegada, el control...). Pero me lo pasé genial. Intentaría mejorar el ocio,
porque siempre nos llevaban a Cercedilla a campamentos. Sólo podíamos leer
tebeos y estudiar. Nos encantaba el deporte, pero no se fomentaba.”
“Bien. Se peleaban algunos...En general, buena relación… ”
“Era bueno. Había momentos en que alguna persona más difícil armaba escándalo.
Entre la educadora y los chicos hacían que cambiara de actitud.”
“Muy bueno. Al principio éramos gente normal, pero luego empezaron a meter a
unos moros y con ellos la cosa empeoró.
“Dentro de lo que cabe bien. Tenía mis amigas. Había envidias, celos. No es diferente
a lo que hay en la vida. Todas teníamos traumas. Había mucha agresividad. Tienes
que pelearte la primera vez para que te respeten.”
5) Espacio personalizado
I.
“Bueno. Cada uno tenía su habitación, su armario. Todo bien. Ningún problema.
Había alguna rareza entre alguna joven, pero nada. Compartíamos casi todo, aunque
teníamos nuestras cosas personales.”
b) Variable o regular:
I. “Iba por épocas y personas”
II. “Depende del momento. Cada día una aventura”
III. “No sé. Como en todas las casas. Éramos niños y como entre hermanos… Siempre
tenías que regañar con alguno. Como en cualquier casa.”
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IV. “Como si estuviera de campamento. Había días buenos y otros malos. Con tanta
gente siempre tienes algún problema con alguien.”
V. “Tenías momentos tensos y de cachondeo. Lo normal era estar de risas con el
novato, con quien tocaba meterse... Momentos tranquilos pocos, época normal por
la adolescencia.”
VI. “A veces te peleabas. El tener que convivir por ley creaba problemas. No es bueno
tanta regulación. Si se regula que se haga a todos igual. Además hay que ser con
todos igual. M.[la educadora] si peinaba a una peinaba a todas, C. daba regalos a
quien mejor se portaba.
VII. “Como en general... Envidias, discusiones, chismorreos, que me gusta un chico,
me he comprado esto... Me refiero al colegio interno, luego nos mandaban a la
Residencia.”
VIII. “De más niña, muy bien. Había comprensión. Trabajábamos en grupo. En las primeras
residencias cuando ingresamos por segunda vez, después de morir mi madre,
individualismo y soledad. Al pasar al piso, ya con 15 y 16 años, el ambiente era de
mucha tensión. No nos hablábamos,, a veces nos íbamos sin desayunar. Teníamos
un educador de referencia y nos llevaba a escuchar música, hacer actividades…Nos
unían un poquito.”
IX. “El clima entre las niñas era bueno. Cuando fueron pasando los años, empezaron a
coger más niñas inmigrantes. Con las niñas musulmanas había problemas. Tenían
muy mala leche… amenazas, insultos… cosas que nunca habíamos visto.”
c) Malo: destacando la tensión, la falta de intimidad y el abuso entre compañeros así como
la falta de implicación y exigencia.
I. “Mal: había tensión.”
II. “Más o menos, cada uno tenía su habitación. Tres o cuatro en una habitación, yo
lo veía un poco... Tenías que aguantar al que roncaba. Igual no podías dormir. Te
estabas cambiando y te daba corte. Tenías que esperar. No te sentías como en casa.
El colegio estaba al lado del internado. Muchos se escapaban, iban a robar por ahí.
Mucho y por muchas cosas. Se iban a las habitaciones de las chicas, se escapaban
por las noches. Por la noche en el cuarto venía uno y te echaba pasta de dientes en
los ojos. Otro te metía el dedo gordo en un vaso de agua y te habías meado en toda
la cama. Eso funcionaba. Cuando roncabas te metían un calcetín oloroso debajo..”
III. “En el centro en el que estuve de pequeña, había distintas edades. Había gente más
mayor. De uno tenía mucho miedo. (¿?) No, no se lo decía a los educadores…¿para
qué?. Era un poco tímida.”
IV. “No había… Era como una casa [se refiere a la soledad y falta de implicación que
había sentido en su casa]. Desayunabas, te lavaban la ropa, hacías actividades
descansabas, tenías tiempo libre. No recuerdo tener un orden. El ambiente era muy
liberal. Me daban un bonobús y me buscaron una academia de pago para hacer
compensatoria. Hacía peluquería. Tenía una clase, pero no iba. Me regañaban un
poco… Pero nada más.”
4.3.- VALORACIÓN DE LA SALIDA DE LA RESIDENCIA.
En este apartado, recogemos las respuestas que se refieren a aspectos relacionados con la
salida de la residencia.
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4.3.1.- EXISTENCIA DE VIVIENDA A LA QUE ACUDIR O RECURSO CON QUE CONTAR
“¿Tenías donde ir cuando saliste de la residencia?”
Un 81,6% manifestó que tenía dónde ir cuando abandonó el centro residencial. Un 16.3%
reconoció no haber tenido dónde ir tras su salida de la residencia. Y el porcentaje de
varones que no tenían donde ir es bastante superior (30%) al de las mujeres (6,9%).
TABLA 47. ¿Tenías donde ir al salir de la residencia?
En función de si tenían o no donde ir los jóvenes al salir de la residencia hemos intentado
agrupar las respuestas en diferentes subcategorías en función de con quién o a qué recurso
tenían a donde ir al salir:
a) Sí tenían donde ir:
1) Al domicilio familiar o con alguno de los dos padres
I.
II.
III.
IV.
V.
VI.
VII.
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“A casa de mis padres. Lo tenía claro, pero en la situación que había, no me sentía
a gusto. Broncas familiares. Lo tenías que aguantar.”
“Me fui a mi casa. Al principio tenía discusiones con mi madre. No me dejaba
trabajar fuera. Me tenía por incapaz y que no valía para ello. Me trataba como si fuera
una subnormal, y eso me dolía. Por eso discutíamos.”
“Volví con mi madre. Me escapé. Llamaron a mi casa y me dejaron allí. Yo empezaba
en el instituto y quería estudiar.”
“Me fui donde mi madre. Me mandaron a casa. […] Me habían cogido por un delito
y entré en la cárcel a los 16 años. Yo ya estaba enganchada en la droga. Cuando salí
de la cárcel llamaron a mi madre para proponerle la tutela. Mi madre no cogió la
tutela. Ella no entendió por qué la residencia no la cogía [la tutela].”
“Salí con 15 años a casa de mi madre. Mi hermana la mayor me dijo que no saliera
del internado hasta que sacase al menos el graduado. Se lo agradezco un montón
porque, si no, igual no me lo hubiera sacado. Luego me ha servido mucho en los
trabajos . No me gustaba estudiar. Pero lo conseguí. Saqué el graduado y me fui
del internado. En casa de mi madre había que trabajar para sacar la casa adelante.
Y además, también me quería ir. Eres adolescente y vas viendo malas cosas en la
residencia, me daba cuenta de que podía estar en mi casa . Vas viendo que quieres
salir afuera.”
“Sí, salí a mi casa, a casa de mi madre.”
“Fui a casa de mi madre. Estudiaba administrativo y trabajaba en limpieza. Al principio
me daban beca, luego ya no. Tenía también que ayudar a mi madre. Al volver a casa,
no tenía las condiciones que en el colegio. Allí tenía salas de estudio, biblioteca, una
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persona de apoyo, todas las condiciones… En casa no había calefacción, había que
trabajar para tener comida. Mi padre y mis hermanos, gritos y más gritos. Había que
apañarse. Me iba al parque a estudiar… No veo ni oigo. Salir y no pensar en ello. Me
ponía como un lienzo blanco delante y no existía nada de aquello. Tenía que creer
que era capaz de algo. De que valgo para algo..”
VIII. “Sí con mi madre y mi hermano. Al morir el señor con el que se había ido mi madre,
nos fuimos a casa de los abuelos. El último año de la Residencia trabajaba cuidando
niños, luego me fui de teleoperadora.”
IX. “Sí. Fui a casa de mi padre porque era el único lugar donde podía ir. Estuve allí unos
dos años, luego me fui.”
X. “Salí con 14 años. Yo me quería ir. Estaba a disgusto.“ Si esto no cambia, me
marcho”[por el descontrol que él percibía en la residencia]. Me fui a casa de mi
padre. Mi madre nos dijo ‘veniros a mi casa’. Ya se habían separado [los padres].
Ahora otra vez están juntos. Eso fue por culpa de la vecina que denunció para
vengarse de mi padre.”
XI. “A casa de mi padre. Salí con 21 años, y salimos casi todos los hermanos juntos.”
XII. “Considero que la salida muy brusca. Me fui con mi padre.”
2) Con abuelos
I. “Sí, a casa de mi abuelo. Los fines de semana los pasaba con mis abuelos.”
II. “A casa de mis abuelos. Mi madre seguía enganchada a la droga y mi tío también. Mi
madre me agobiaba mucho y me fui de okupa a un piso, donde estuve seis años.
Me quedé embarazada y me fui a [otra ciudad] a buscar trabajo con mi compañero.
Fue una gran experiencia: trabajo, hijo, compañero….”
III. “Sí. Podía irme con mis abuelos, pero al final me fui con mi novio que es ahora mi
marido. Mi madre estaba aún en una residencia de desintoxicación. Al salir tuve una
bronca con la tutora. Cuando tenía 17 años se me castigaba mucho porque llegaba
tarde, la tutora era muy puntual [exigente] con la hora de llegada. Podía haberme
quedado más tiempo, pero no soportaba estas situaciones de imposición y decidí
irme. Por lo demás fenomenal. Me sigo viendo con mi tutora.”
IV. “Sí, a casa de mis abuelos. Me fui con mi hermano.”
3) Con hermanos
I.
“Salí con mi hermana a un piso. Pero como el piso no tenía accesos para minusválidos
volví al hogar y no salí hasta que me concedieron un piso del IVIMA.”
II. “Sí. Mis hermanos estaban ya en un piso y cuando ellos salieron tenían trabajo
estable y decidieron alquilar entre todos un piso. Estuve de becaria en Centro X, pero
iba a casa de mis hermanos todo lo que quería. Luego me fui ya con ellos porque
me encontraba más a gusto.”
III. “Sí. Fui con mi hermana. Entré en un centro para mayores de 18 años en [ciudad],
en un piso. Allí estuve casi tres años. Al salir de aquí me fui con mi madre. Empecé
a trabajar y mantenerme solo.”
4) Con tíos
I.
“Sí. A casa de mis tíos. Ahora vivo allí.”
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II. “Sí. Estuve con mis tíos. Luego con mis hermanos que compraron un piso.”
III. “Cada dos meses salía con mi tía M. [con la que vivía de pequeña]. Yo no iba a ver a
mi otra tía S. Mi hermana pequeña estaba con esa otra tía. Empecé a salir con mi tía
M. más a menudo. R. [director del centro] me decía que si me iba a quedar en Madrid
con mi tía o en la residencia. Le dije que quería probar a quedarme con mi tía M. un
año. Me dijo que estaba bien y que tenía que decidirme. Tenían un negocio entre las
dos tías. Tía M. abría el negocio y yo me iba al instituto. Mi tía M. me daba dinero
los fines de semana. Yo estaba ayudando de tres a siete y empezaba a exigir: Yo
necesitaba tener mis cosas. Mi tía S. estaba más encima de mí. El día que nos dieron
las notas en el Instituto me fui con mis amigas de fiesta a beber. No fui al trabajo. Me
fui porque había suspendido y no me atrevía a volver a casa. Pasó mi tía S. y me vio
en los pubs y entró, empezó a decirme que si estaba drogándome, fumando porros,
bebiendo... Me montó un número. Me dejó como en ridículo. Me llevó con ella. Yo
estaba para explotar. Me lo hizo delante de todos. Protesté: ‘Yo estoy viviendo con mi
tía M., no con usted’. Dije que me iba por mi cuenta. Mi tía M. no quería. Pero yo le
dije: ‘¿Pero vivo con Vd. o con las dos?’. Me fui con mis hermanas y me ayudaron el
primer mes. Repetí 2º y seguí yendo al instituto. Pero tampoco... Y me puse a trabajar
cuidando una señora mayor durante tres o cuatro años. Dejé las clases. Conocí a más
chicos. Me busqué un cuarto en un piso con un novio. Me fui a Londres. Volví otra
vez al piso con mi hermana para ayudar al alquiler.”
IV. “No me gustó. Era una residencia para jóvenes. No lo soporté. Después a casa de mi
tía algo más de un año. Nos llevábamos a matar y fue además cuando mi tía quería
cobrarme por estar allí. Por eso me fui con mi novio y nos metimos en un piso.”
5) Recursos proporcionados o aprobados por la Residencia, facilitadores de la
autonomía del menor:
5.1) Piso con hermanos
I.
“Sí. Mis hermanas se fueron a pisos del Centro X. Cuando salimos nos fuimos a un
piso. Me matriculé de una asignatura. El alquiler era alto. Empecé a trabajar en una
cafetería desde las 6,30 hasta por la tarde. Compaginaba estudios y trabajo.”
II. “Fui a la residencia X. Allí estuve desde el 96. Estuve 2 ó 3 años. Después la residencia
nos cedió un piso en el que sólo estábamos los hermanos. Pagábamos solamente el
teléfono.”
5.2) Piso con compañeros
I.
“Sí. Me fui a vivir a un piso con otro chico de la residencia. Como hubo problemas
con la dueña me busqué otro.”
II. “Salí con 18 años. Esperé unos meses a mis compañeros. R. (el director de la
residencia) nos consiguió por medio del Ayuntamiento una casa y trabajo.”
III. “Salí a un piso próximo a la residencia. Los educadores me apoyaban. Me fui porque
me quedé sin trabajo y me trasladé al lugar donde encontré mi trabajo actual.”
5.3) Otros recursos
I.
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“A los 16 años me ofrecieron elegir entre piso o colegio mayor, y viendo como
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estaba la gente de pisos, con más libre albedrío e independencia, elegí colegio
mayor, porque me interesaba estudiar. Pedí becas y me las daban, pero a los 20
años murió mi madre y heredé el piso y con ello unos gastos y me vi obligado a
ponerme a trabajar y dejar los estudios, porque con las becas no podía hacer frente
a los pagos.”
II. “Sabía que con 18 años me tenía que ir. Al centro llegaron unos voluntarios que
proponían diferentes proyectos. Al salir me marché con una pareja de novios de los
voluntarios. Me alquilaron una habitación y me ofrecieron mucha ayuda. El proyecto
era alquilar habitaciones para chicos que salían de las instituciones. Ahora este
proyecto ha salido adelante. Mantengo contacto con ellos. Al salir trabajaba en una
pizzería y por la noche iba al instituto, pero no lo aprovechaba. La pareja se cambió
de piso y yo reacciono: me pongo a trabajar de mensajero. Me fui vivir a un piso del
mismo proyecto, pero sólo con chavales, sin esos ‘tutores’.”
III. “Sí, me acogió una familia. La conocí a través de una persona cercana. Estuve unos
meses de prueba con esa familia y me fui definitivamente con ella cuando tenía 16
años.”
IV. “A los 21 años me iba yo. En junio. Que estaba harta de colegio. ‘Espérate que vas
a ir a M. [una residencia de jóvenes] y allí estarás más libre’. Algo me olía, pero no
sabía que estaba embarazada. Me fui a lo peor. La educadora se ríe [cuando en
la actualidad lo habla con ella]. Me fui con una compañera que tenía un piso de
su abuela. Solíamos ir todos los días al piso y dijimos: ‘¿Por qué no quedarnos?’
A la semana me di cuenta que me había quedado embarazada. Me puse a llorar.
‘¡Qué voy a hacer con mi vida!’. Con la chica en el piso estaba mal: me veía en la
calle. Fui otra vez donde las educadoras: ‘No seas egoísta [por lo de abortar]. En la
Residencia de madres solteras lo que has oído de que te pueden quitar el niño, no
hagas caso, que no pienses en ti, que estás en la calle’. La amiga nos echó del piso
a las otras dos que estábamos. La otra se fue a la Residencia de jóvenes y yo al
estar embarazada no podía ir. […] A mi cuñada casi le da un mal [cuando se enteró].
Puso en una balanza lo bueno y lo malo. Mi cuñada decía que casi que no abortara,
y nosotros, -él no quería-, al fin yo decidí que tampoco. Luego él cambió: ‘aborta’, y
yo que no. Con el mismo dinero en la mano, con la cita en la clínica, dije que no.
Un martes a las 10 de la mañana: ‘Lo hecho, hecho está, qué se le va a hacer. Me
voy a la Residencia para madres solteras’. La educadora estaba encantada. Volví a
por mis cosas a la residencia… ella encantada. […] El chico siguió conmigo. A mi
madre acudí antes de ir a la residencia para madres solteras. Me dijo que abortara.
Yo sabía que no iba a tener apoyo. Cuando cumplí 18, la tuve al margen. La veo,
pero la tengo al margen.”
5.4) Se fue por su cuenta
I.
“Sí. Iba a ir a un piso de alquiler. Murió mi tío que me había dado mucho cariño y
pasé una época muy mala. Me puse a pensar en negativo y me hundía. Me fugué
del piso [de adolescentes en que estaba] y me fui a vivir a casa de una amiga y tiré
para adelante.”
b) Tenía donde ir pero no quería:
I.
“Por lógica sí [tenía donde ir], porque podía irme con mi padre, pero no quería ir
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con él. Y con mi madre no podía ir, porque vivía de alquiler o en pensiones. Salí
directamente a la mili. A las 12 dejé la residencia y a las 14 horas estaba comiendo
en el cuartel.”
c) No tenían donde ir:
I. “Cumplí los dieciocho y me vi en la calle.”
II. “No. Me fui de alquiler a una habitación.”
III. “No tenía donde. Me fui porque estaba harta. Cuando pasé al grupo de la educadora
C., como que te sueltan y estás preparada para la vida. Antes de pasar por ese
calvario me fui con los padres y abuelos de una amiga y no volví más.”
IV. “No tenía donde ir. Lo recuerdo muy mal. Salí con 19 años con una bolsa de basura
negra, y sin saber dónde ir. La trabajadora social me había gestionado una paga
por minusvalía psíquica. Me fui a un albergue. Cobré las 400000 pts. que tenía
ahorradas de la pensión y me compré una moto. Me quedé sin nada. Con la paga
vivía en pensiones.”
4.3.2.-APOYOA LA ORGANIZACIÓN DE LA VIDA ADULTA.“¿Te ayudaron a organizar
tu vida?”
Un 65,3% dijo que le ayudaron a organizar su vida (buscar piso, buscar trabajo, otro tipo de
ayudas, autonomía, regreso a la familia, etc.) al salir del centro. De ese porcentaje, hay un
grupo que considera que esa ayuda no fue suficiente.
Un 30,6% expresó que no recibió ayuda. De este grupo algunos no dieron opción a una
posible ayuda ya que decidieron irse por su cuenta al no convencerles la situación en la que
estaban o que se les ofrecía.
Esta es la única variable en la que la diferencia observada entre residencias públicas y
concertadas puede ser de cierta relevancia. Un 80% de los residentes que salieron de una
residencia concertada consideran que les ayudaron a organizar su vida desde la misma,
mientras que en el caso de las públicas este porcentaje es de un 50%. Es preciso recordar
aquí que en estos años las residencias concertadas correspondían mayoritariamente a
hogares de pequeño tamaño y con un reducido número de niños (4-12). Sin embargo
las residencias públicas tenían, en general, un mayor número de niños(+ de 45) en
macroestructuras, aunque reconvertidas.
TABLA 48. ¿Te ayudaron a organizar tu vida en la residencia?
a) Le ayudaron a organizar su vida (el apoyo recibido se interpreta como: orientación,
recursos para la autonomía, trabajo, vivienda, prórrogas de la estancia...):
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1) Orientación personal:
I.
II.
III.
IV.
V.
VI.
VII.
“Sí. Además estaba en una edad crítica de 16 años. No sabía lo que quería y me
ayudaron a poner un rumbo a mi vida, a abrir un caminito por el que seguir.”
“Nos comentaban como estaba la sociedad y que había varios caminos. Nos
hablaban mucho. Venían a orientarnos compañeras que ya habían terminado.”
“Sí. La educadora C. fue explicándonos que en el colegio [residencia] no podíamos
seguir toda la vida.”
“Sí. Incluso cuando ya vivía por mi cuenta, con 23 ó 24 años, se preocupaban por
mí y me daban consejos y sugerencias. Nunca me llegaron a decir que ya era mayor
y que me tenía que ir. Siempre seguí teniendo buena relación.”
“Me ayudaron. Me orientaban: ‘Hay que ahorrar… Cómprate esto que es más
barato...’. A mi nunca me gustó estudiar. Me fui a trabajar a un Jardín de Infancia.
‘Trabaja’. Y tampoco trabajaba. Me iba a ver tiendas. Hacía lo que me daba la gana.
Y como no me podían echar... Me dio la vena y me puse a trabajar tres horas, luego
iba a pintar camisetas con un cura. Allí estuve 5 años. Después tuve una temporada
que estudié y luego fui a donde unas monjas que tenían bolsa de trabajo. Estuve
en una casa trabajando. Había un ambiente familiar. Me cambiaron a otra casa y
me sentí un poco mal. Lo hicieron con buena intención, pero me molestó. No sabía
llevar una casa. Lo dejé.”
“Hubo una educadora que sí tenía trato con ella. Cuando me escapé y me quedé
embarazada, llamé a la educadora. Me animó a tener el niño e ir a la residencia de
madres solteras.”
“Cuando empecé a salir con mi tía más a menudo, R. [director de la residencia] me
dijo que si me quedaba en Madrid o en la residencia, que tenía que decidirme. Me
lo monté por mi cuenta. Pero hablaba con R. y le tenia en cuenta.”
2) Recursos para la autonomía:
I.
“Me dieron medios. A partir de ahí cada uno se organiza su vida. Me dieron facilidades
para el estudio.”
II. “Sí. Me enseñaron a administrar el dinero, que ahorrase, a comprar, a cocinar, etc.”
III. “Sí. Nos daban consejos. A los 18 años, cuando me fui, me dieron una cartilla con
dinero para que saliera adelante.”
3) Trabajo y vivienda:
I.
“Estaba trabajando en el piso [de adolescentes] y me fui ya con trabajo a un piso
alquilado con una compañera. Me ayudaron a organizarme, a cocinar, etc.”
II. “Después de salir, los trabajos que tenía me los facilitaba la educadora. Muy bien,
trabajé con familias muy buenas. Me permitía seguir estudiando. Acabé administrativo.
Estuve trabajando en un VIPS de camarera. Me llamaron, gracias a la educadora, de
teleoperadora en recepción de llamadas.”
III. “Me ayudaron a organizarme y a buscar trabajo. Me alquilé yo un piso. Con mi novia
de ese momento. Ellos me buscaron una ayuda de la Comunidad de Madrid. Es mi
segundo hogar.”
IV. “En el piso tutelado comprábamos el Segundamano, con A. [un educador] y hacíamos
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entrevistas en Madrid. Cuando tenía 18, R. [el director] nos consiguió por medio del
Ayuntamiento una casa y trabajo. De cuidar niños. Pero duró poquito. Apareció E.
que necesitaba alguien que le ayudara en la confitería y me puse a trabajar con él.”
4) Prórrogas en el acogimiento residencial:
I.
“Sí. Me dieron un año de prórroga. Estuve de becaria y en el colegio [la residencia]
seguía trabajando. Luego me fui al piso con mi madre.”
II. “Sí, en el piso se aprendía a vivir, a resolver problemas, me ayudaron a estar un
tiempo más.”
5) Rechazo de la ayuda:
I.
“Sí. Pero yo la desprecié.”
b) Le ayudaron, pero no fue suficiente:
I.
II.
III.
IV.
“Poco. Tenían que haber hecho algo más por todos.”
“Puede decirse que sí me echaron algún cablecillo. Aunque no del todo.”
“Me apoyaron ‘técnicamente’, pero no afectivamente.”
“Sí que me ayudaron a orientarla pero no a organizarla. Siento que nos dejan
desamparados al salir de la residencia.”
V. “No. Me dijeron aquí tienes un trabajo y ya puedes irte. No dieron una ayuda a mi
madre. Si hubiera percibido algún tipo de ayuda habría sobrevivido mejor.”
c) No le ayudaron a organizar su vida:
I.
II.
III.
IV.
“No. Me fui y ya está.”
“No. Se olvidaron de mí desde el momento en que me fui.”
“A la salida no. Pero allí me di cuenta de muchas cosas, y aproveché la estancia.”
“No. No te dan información de a dónde dirigirte a la hora de pedir ayudas. Una vez
que sales tampoco hay apoyos económicos.”
V. “Sales y sales. No hay más. Ahí dentro tienes de todo lo material. Luego no tienes
nada. ¿Ayuda?...Nadie me ha llamado para ver qué tal estoy.”
VI. “El problema de la residencia es que tienes todo, y luego sales y no tienes nada.
Cuando sales es muy distinto: tienes que ganar dinero, buscarte un piso….”
VII. “No. Yo pienso que sólo me la atrasaron. Estuve muy bien, pero al salir de la
residencia me encontré con el panorama que tenía. El miedo a salir es que vuelves
a encontrarte otra vez con el papelón de antes. En mi casa no había cambiado nada.
Y ahora te encuentras sin nadie que te dé ayuda.”
VIII. “Pedí ayuda y me la negaron.”
d) No dio opción a que le ayudaran a organizar su vida:
I.
“Me ofrecieron su apoyo, pero al irme por mi propia decisión tuve que organizarme
solo al salir.”
II. “Se dio así. Me escapé a casa de mi madre y lo dejaron por mi bien. Luego salió mi
hermano.”
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III. “Hay una cosa que yo me arrepiento: de no haber seguido ahí. Mi camino hubiese
seguido por otro lado. Salen muy bien preparados: de independencia, de madurez,
de tener un propósito y no parar hasta conseguirlo. Yo he vivido muy rápido. Mis
compañeros tienen un piso, una estabilidad. Ahora tengo marido, el hijo que espero,
pero antes querría haber hecho otras cosas. Te enseñan a administrarte, a buscar un
piso. Tu casa, tu piso, tu mundo, sin depender de nadie. Yo ahora lo tengo, pero he
picado muchas cosas.”
IV. “Tuve problemas por el tema del horario [trabajaba y tenía que llegar a la residencia
como otro más], y como no me dieron una respuesta adecuada –ya que me
consideraba mayor, estaba trabajando y tenía novia- me fui de alquiler. Hay una
edad en que te dicen que tienes 18 años, y o bien haces lo que te dicen o te vas.
Te sientes cohibido y te vas. Hay un trato un poco discriminatorio. Otros de mi edad
han estado más años. Había un centro al que iban cuando empezaban a trabajar,
pero yo no quería cambiarme de hogar. Por eso me fui.”
V. “No. Yo me quería ir a mi casa. Si iba a seguir estudiando o trabajando, yo vi que
podía convivir en mi casa. Y por eso me fui.”
VI. “No. Cuando salí era yo, mi casa y mi cartilla del banco. Llegado un cierto momento,
no quería que me dijeran lo que tenía que hacer. Si no me vas a seguir ayudando,
déjame que me lo monte yo sola. ‘Me tengo que hacer cargo de mamá’. Cuando
mi madre murió nos independizamos. Cuando murió, ‘qué alivio’. Pero nadie me
protege. Ahí seguía la educadora, ayudándonos pero en la distancia. Me llamaba y
me decía si la invitaba a comer, y así, informalmente, hablábamos de los problemas,
ayudaba como amiga.”
4.3.3.- POSIBILIDAD DE AYUDARLE MEJOR EN SU SALIDA. “¿Podían haberlo hecho
mejor desde la residencia?”
Con respecto a la valoración del trabajo realizado por la residencia un 44,9% manifestó que
pudieron haberlo hecho mejor. De este porcentaje la mayoría se refería a la gestión de la
salida de la residencia y algunos casos hicieron una valoración más centrada en el trabajo
global de la residencia realizado a lo largo de toda la estancia. Un 49,0% dijo que lo hicieron
lo mejor posible. Un 6,1% no supo qué contestar o dijo que no sabía.
TABLA 49. ¿Podían haberlo hecho mejor
desde la residencia?
a) Sí que se podía haber hecho mejor (destacan las propuestas referidas a recursos
para una vida autónoma, escucha y atención, implicación de los educadores y apoyo global
a la situación carencial de los menores):
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1) Recursos para una vida autónoma:
I. “Sí, ayudar a organizar la vida.”
II. “Sí. No quería irme a mi casa. Quería independizarme y no vivir con mi madre.
Mientras estaba en la residencia mi madre me trataba bien porque sabía que si me
trataba mal no me iban a dejar salir. En una ocasión la retiraron las salidas porque
mi hermano se quemó en casa.”
III. “Ayudarte económicamente a la salida.”
IV. “Sí. Si estamos ahí es porque la familia está necesitada”.
V. “A lo mejor sí. Es muy difícil. No sé. Podían ayudar hasta que tengas un empleo.”
VI. “Sí, a ayudar a buscarte trabajo.”
VII. “Sí. Habernos seguido teniendo y darnos más posibilidades, un poco más de
formación. Ayudarnos a independizarnos en pisos con chicas, o en la residencia con
otras chicas... Tenían residencia de jóvenes, pero no nos la ofrecieron. Una hermana
mía sí que entró, pero no te lo ofrecían saliendo de ellas. Ayudarnos a tener más
posibilidades de seguir trabajando y estudiando. Darnos un oficio... Habernos guiado
con ayuda, con consejos... No te daban un hombro para llorar. Veían cómo estabas,
pero no se acercaban de esa manera.”
VIII. “Ahora fomentan mayor autonomía, pero cuando yo estaba al salir no sabía hacer
nada... Nos podían preparar más para la vida cotidiana. Las educadoras sí que nos
ayudaban a prepararnos. Nos enseñaban repostería, costura,...
2) Escucha, atención e implicación
I.
II.
III.
IV.
V.
“Creo que sí. Haber escuchado y atendido las demandas que se hacían y que para
uno eran un problema. Más apoyo en algunos momentos.”
“Si hubieran escuchado algo más a lo mejor sí. Pero como son tanta gente, si se para
a escuchar a uno y a otro...”
“Sí. Lo que ocurre es que [las educadoras] son trabajadoras. Hay que tener en
cuenta al chaval.”
“Sí. Es un trabajo, pero hay que querer, tienes que hacerlo con ganas. No hicieron
nada. Ni caso”.
“Tendrían que dar muchas opciones: las horas flexibles de salida, tener tus
entretenimientos... Salías de clase y te ponías a estudiar.. De 6 a 8. Luego, ya, a
cenar.”
3) Apoyo global
I.
“Sí, mi situación de salir y encontrarte sin nada, tener que estudiar y ayudar a la
casa, sin comida ni calefacción... Tenía que haber ayuda de todo tipo, de dinero,
pero también apoyo para estudiar. Entendernos, apoyo psicológico, que nadie se
ha preocupado en este sentido de nosotros. Asumir el pasado para poder llevar el
presente. De mayores, tienes depresiones.”
b) No:
I.
86
“No. Porque había un mandamás que obligaba a los educadores.
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II.
III.
IV.
V.
“Todo es mejorable. Pero en cada momento creo que se hizo lo que se debía.”
“Lo hicieron bien. No creo que se hubiera podido hacer mejor.”
“No. Creo que me apoyaron en todo, y que fue todo bien hecho.”
“No, lo hicieron muy bien. El problema es que era una mala época para que la
gente joven buscase trabajo, y aparte de camarero o dependiente no había mucho
más.”
VI. “No, Hicieron bien por ejemplo el darme a elegir entre piso o estudios.”
VII. “Mejor no lo pudieron hacer. Desaproveché todo.”
VIII. “Creo que no. He estado mejor en el piso. Enseñan a llevar una casa.”
IX. “No. Creo que hicieron lo que tenían que hacer.”
X. “Para mí lo hicieron muy bien. Lo hicieron lo mejor que pudieron. Pusieron toda la
carne en el asador.”
XI. “No sé. A mi me parece bien cómo estuve allí.”
XII. “Conmigo no. Se ha hecho lo mejor, las educadoras, la directora, lo llevaban todo
muy bien.”
XIII. “No. Yo estoy muy contenta. Conmigo fenomenal. Me sentía un poco culpable al
irse mi hermana y yo quedarme. A mi hermana no la ofrecieron nada, porque no
estudiaba. Conmigo, como solía estar enferma, se volcaron mucho más.”
XIV. “Hicieron para mí lo mejor que podían haberlo hecho. Teniendo en cuenta las
dificultades de tipo material, económico que había, conmigo lo hicieron muy
bien.”
XV. “Yo creo que lo que hicieron lo han hecho bien.”
4.3.4.- PARTICIPACIÓN ACTIVA DE LOS MENORES EN SU SALIDA. “¿Se contó contigo
para preparar la salida?”
Un 55.1% afirma que se contó con él o con ella a la hora de preparar su salida de la
residencia. Un 36,7% declara que no se contó con él o con ella. Un 6,1% manifiesta que se
organizó por su cuenta al no responder a sus expectativas o no desear la posible alternativa
ofrecida por la institución.
TABLA 50. ¿Se contó contigo para preparar la salida?
Entre las explicaciones dadas por los ex-residentes nos encontramos las siguientes:
a) Sí (entre los que afirman que sí se contó con ellos para preparar la salida se observa
que dicha preparación se encaminó a dar respuesta a las diferentes situaciones personales:
recursos de autonomía, seguir estudiando bien con prórroga o con becas, salida con familia
propia o de acogida):
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I. “Sí. Se contó conmigo”
II. “Si. Al estar estudiando no me metieron prisa con la salida. Por los ingresos de mi
padre no cumplía los requisitos para una beca.”
III. “Sí me propusieron trabajar de becario, pero vi que iba a seguir igual. Me veía como
un parásito en la residencia. Creo que estaban equivocados en la forma de actuar,
pero que en el fondo lo hacían de buena voluntad.”
IV. “Parece que sí. Me gestionaron la beca. Estuve un curso de becaria en la residencia.
Luego preferí estar en casa con mis hermanos, ya que me encontraba más a gusto.
Estaba de becaria por el dinero.”
V. “Sí. Me dijeron que tenía un año más de prórroga para terminar de estudiar Anatomía
patológica y estuve de becaria.”
VI. “Sí. Bastante. C. [la educadora] nos iba diciendo que teníamos que salir. Nos
propusieron alternativas. Cocinábamos, aprendíamos a ser autónomas...”
VII. “No me dijeron nada hasta uno o dos días antes de salir, aunque ya con antelación
me fueron orientando sobre un piso para vivir. Ellos me lo buscaron. No fue un
trauma. Casi no me acuerdo del traslado. Del piso [de adolescentes en que estaba]
al de fuera no había casi diferencia. Era lo mismo: trabajo, comida, etc. Además
estaba emocionado con mi primera casa.”
VIII. “Sí. Me buscaron un piso, pero mi madre no me dejó. Me propusieron ir a un piso
y buscar un trabajo en una floristería”
IX. “Sí. Me prepararon para la salida. Estuve unos meses de prueba con la familia
acogedora conociéndoles. Al principio mal, por mi parte. Te encierras, no quieres
conocer a los otros. En el centro me ayudaron bastante, me hicieron razonar las
cosas. Y al final ya muy bien, les acepté bien, me abrí a ellos y todo fue muy bien.
[Terminó secundaria, hizo bachillerato tecnológico y luego un ciclo de grado superior
de informática].”
X. “Me lo dijeron los educadores. Dijeron que o nos cogían los tíos o íbamos a ir cada
uno con una familia... ¡ Y qué mejor cosa que irte con tu familia!”
XI. “Sí, fui yo la que con mi abuela preparé la salida”.
XII. “Se contó conmigo para ir a un piso, pero al estar embarazada, todo se vino para
atrás. Tenían que haberlo hecho [darle autorización para abortar], porque estuve
muy mal, y eso que yo tenía un apoyo con la familia de mi novio... Las que no
tenían ese apoyo, daban los niños en adopción, porque en la residencia [de madres
solteras] trataban de convencerte.”
b) No:
I.
II.
III.
IV.
V.
“No. De hecho se me avisó sólo una semana antes.”
“Simplemente me dijeron que me iba cuando cumpliera los dieciocho.”
“Te van avisando. No te pagan carreras, porque a los 18 años te tienes que ir.”
“No. La salida es muy brusca. Te sientes obligado.”
“Te van mentalizando que a los dieciocho años te vas fuera. En esos momentos te
sientes mal.”
VI. “No se contó conmigo. Me dijeron que me iba a ir al cumplir la mayoría de edad. Me
pusieron de patas en la calle con 19 años.”
VII. “No. Lo del piso fue como unos meses antes. El piso estaba al lado de mi escuela. La
salida fue de una forma progresiva. Tuvimos mucho vínculo familiar entre hermanos.
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Mi hermana R. y yo pagábamos el teléfono. Hasta que mi hermana mayor nos dijo
que teníamos que pagar conjuntamente. No me dejaban hacer lo que quería y tenía
que colaborar.”
VIII. “No se contó conmigo. Decidí irme y nadie me escuchó.”
c) Se organizó por propia iniciativa sin tener en cuenta posibles alternativas que
ofrecía la institución:
I.
II.
III.
IV.
V.
VI.
VII.
“Más bien me fui yo. Me iba con mi madre, me escapaba alguna noche. Yo por mi
cuenta me fui abriendo camino. No estaba disgustado. Lo que quería era estar cerca
de mi madre.”
“Sí. De hecho querían que terminara los estudios universitarios antes de salir, pero
decidí que quería irme, y así lo hice, porque veía que no era un niño, y tenía a
dónde ir.”
“Sí, pero me lo monté por mi cuenta.”
“Podía haberme quedado más tiempo, pero me fui porque quise. Los últimos meses
no me sentía a gusto y decidí irme.”
“Querían que fuera a una residencia de jóvenes, pero me escapé. Luego me di
cuenta de que estaba embarazada y ya no podía ir.”
“La salida fue un poco forzada. Tenía dinero ahorrado pero todos los trabajos que
me ofrecían los rechazaba y me volví un poco cómodo. Al final encontré uno de
dependiente en un supermercado.”
“Me lo preparé yo, obligado por las necesidades económicas.”
4.3.5.-PERCEPCIÓN DE OTRAS AYUDAS. “¿Recibiste otras ayudas?”
Un 69,4% dice no haber recibido otro tipo de ayudas o apoyo de instancias públicas o
privadas en su salida del sistema de protección. Esa manifestación se da en mayor grado
entre las mujeres que en los varones (Tabla 2,37 del Anexo tablas) . Un 28.6% sí recibió
otra clase de ayudas de diferentes instancias.
TABLA 50. ¿Percibiste otras
ayudas al salir?
En cuanto al tipo de ayudas recibidas nos encontramos con las siguientes respuestas:
a) Sí:
1) De la Administración Pública:
1.1) Económicas
I.
“Durante dos o tres años recibí una ayuda económica.”
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II. “Recibí una ayuda económica para matricularme en la universidad ya fuera del centro.
Me compraron cosas para casa de mi abuelo y ahora me han dado una pequeña
ayuda para el piso. Siempre he recibido apoyo y sé que están ahí y puedo ir a
consultarles lo que quiera.”
III. “Recibí una paga durante un año. Cobré 400000 pts, el primer año y un año entero
posteriormente la paga.”
IV. “Al salir del piso me iban dando un dinero para que fuera saliendo adelante.”
V. “Una beca del Ministerio. Te dan facilidades de plazo para pagar.”
VI. “Una ayuda económica de la Comunidad de Madrid que fue muy importante para mí
cuando estaba pasándolo mal.”
1.2) Vivienda
I. “Llevo mucho tiempo echando la solicitud para el IVIMA. Al fin, me lo han dado. En
febrero me dan el piso [Vive con su pareja y su hijo en el piso de sus suegros, donde
conviven 9 personas en el momento actual].”
II. “Ayuda de vivienda del IVIMA. También, una ayuda de 6 meses por hijo a cargo.”
III. “Hasta que nos dieron un piso del IVIMA tuvimos que vivir en una casa
prefabricada.”
IV. “Tuve problemas de vivienda. Gracias a Dios me dieron la casa del IVIMA.”
1.3) De entidades privadas:
I. “Recibí una ayuda económica de la Asociación X después de salir. Tengo la sensación
que me la dieron por los dos educadores que estaban en el hogar. Me fue útil porque
estaba bastante apurado. Pero no era eso lo que quería. Quería haber seguido en el
hogar”.
II. “Me han ayudado en la asociación Y. [una asociación religiosa que tiene casa de
acogida para gente con problemas]. Yo he cambiado completamente. Ahora soy
monitora.”
1.4) Familiares:
I. “Sólo de mis tíos.”
II. “Mis hermanas me ayudaron el primer mes.”
b) No:
I.
II.
III.
IV.
“No. Al salir del centro me llamaban para trabajos esporádicos.”
“No. Pienso que al irme con mi padre no las hubiera necesitado.”
“Las pedí, pero con el tiempo no me las dieron.”
“No. Ni una llamada telefónica a la familia. Acudí en primer lugar a mi madre.
Con 16 años sabía lo que quería. Mi madre vivía en una pensión con uno de mis
hermanos y a mí no me apetecía ir a la pensión. Prefería vivir con la familia de mi
amiga y llamaba de vez en cuando a mi madre para decirla que me iba bien. Los
abuelos de mi amiga me lavaban la ropa. Siempre estaba más tiempo en la calle. Mi
madre también ha salido adelante con cuatro hijos.”
V. “Me echaron una mano los voluntarios y los padrinos de mi hermana. Viví con ellos
y al final me echaron porque no me adaptaba a las normas.”
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VI.
VII.
VIII.
IX.
X.
XI.
XII.
XIII.
XIV.
XV.
XVI.
“No. Tocaba la guitarra, echaba fuego por la boca, malabares. Me hacía ilusión
hacer felices a los niños con los malabares y con mis actuaciones. Me gustaba que
los niños vieran cosas bonitas, porque yo lo he pasado mal. Les sobra a los niños
maldad por eso tienen que ver cosas bonitas.”
“No. Nos podían haber ayudado con un piso o más posibilidades para poder
adquirirlo.”
“No. Hay que situarse. Mientras trabajas te ganas la comida.”
“No. Cuando me dieron de alta en el hospital el verano antes de irme me dieron
dinero para que me cuidara ese tiempo en casa.”
“No. Estuve hasta los 23 años. Creo que es bastante ayuda dejarte hasta esa edad.
Al salir nos alquilaron ellos [a los hermanos] un piso. Nos avisaron con tiempo
cuando me tenía que ir.”
“No. El trabajo me lo busqué yo. Mi educadora, al conocer la existencia de algún
trabajo decía: “Aquí necesitan gente.” La psicóloga del centro me contrató durante
un tiempo para cuidar a sus niños.”
“No. Hay que dar ayuda a los que se portan bien y a los que vale la pena. Si a
la hora de salir no se les apoya es como si no se les hubiera dado nada en la
residencia.”
“Ayudas para estudiar muy pocas. Cumplida cierta edad, nada.”
“Eché una solicitud para una vivienda del IVIMA y no me la han concedido. Pienso
que se lo dan a los emigrantes.”
“Al salir no trabajaba porque era difícil buscar trabajo. Al final nos compramos
[mi pareja y yo] un piso con la ayuda de mis suegros, mis padres no podían
ayudarnos.”
“Tuve [problemas de vivienda]. Vivo con la familia de mi marido. Llevo mucho
tiempo echando al IVIMA.”
4.4.- UN RECUERDO BUENO
Se les pide a los entrevistados que rememoren un recuerdo bueno. A veces evocan más
de un recuerdo y en ocasiones pasan de uno más trivial a otro que presenta mayor carga
emocional. No hemos agrupado juntos los recuerdos de cada persona, sino que hemos
tratado de redactarlos en torno a temas comunes
a) Relacionado con el ingreso en la residencia:
I.
“Cuando me tuteló la Comunidad. Iba a octavo. Porque me gustaba estar en el
colegio [residencia]. Estaba mejor que en casa. El colegio te viene bien y esas cosas...
Mi madre seguía visitándonos.”
II. “La entrada en la residencia.”
III. “El primer recuerdo de cuando llegué a residencia X y el recibimiento que me
hicieron. Me recibió el educador y me dio una bolsa de caramelos.”
b) Relacionado con el clima general de la residencia:
I.
“Le debo mucho a la institución X. Los niños están muy bien cuidados. La gente me
ha ayudado cuando lo he necesitado.”
91
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II. “No tengo un momento concreto, son todos generales, la convivencia con la gente,
estar a bien con todos, divertirse...”
III. “Todo en general. Era más libertad, como te trataban, muchos amigos. Dejaban
entrar a amigos del colegio a la residencia.”
IV. “Muchos. La amistad. Te sentías cómoda. Te sabían entender. El comportamiento de
los educadores y las monjas. Mucho calor. Muy grato...”.
c) Relacionado con actividades de la vida cotidiana en la residencia:
1) Las comidas como espacio de comunicación:
I.
“Las cenas y comidas, en los que nos reíamos mucho contando cada uno sus
historias.”
II. “Sí, las comidas, cuando se hacían actividades juntos. La hora de estar en el hogar.”
2) De ocio y tiempo libre. Salidas y excursiones:
I.
“Especialmente un curso de tejemaneje que hice en el centro de adultos estando
en la residencia. Hacía lámparas….”
II. “Una liguilla de fútbol entre colegios/residencias y mi equipo fue el que ganó.”
III. “Cuando hacíamos fiestas. Son muchas cosas. No tengo ninguno específico.”
IV. “Cantábamos para el coro. Íbamos a la capilla por la mañana y eso te fortalecía. Y
por la noche. Teníamos un momento para nosotras mismas.”
V. “Las actividades que se hacían: surcos a los olivos, quitar las malas hierbas…los
domingos.”
VI. “No sé… Buenos, buenos… La primera vez que fui a un restaurante chino. Fue
cuando abrimos el piso de adolescentes, después de estar limpiando el piso.”
VII. “Cuando fui a Sanlúcar porque vi la playa por primera vez. Fueron quince días y fue
mi educador J. Me daba consejos ¡Sólo queda una semana para ir, pórtate bien! Se
quedó sin ir un amigo mío.”
VIII. “El día que nos fuimos de campamento a Francia. Estuvimos por el Loira. Me lo pasé
muy bien.”
IX. “El día que fuimos a ver el colegio, nos presentaron gente que nos decía dónde iba
a estar [se refiere a sí mismo]. También un día nos llevaron a ver Madrid de noche.
Luego miles, excursiones, fiestas... La boda de mi educadora que se casó en el
centro.”
X. “No sé que decirte…Cuando me fui a Roma. Con 13 años. Me lo pasé fenomenal.
Nos llevaron a Roma a una beatificación.”
XI. “Pues sí. Había un educador que le gustaba llevarnos al parque de atracciones. Y
al burger. Los fines de semana. Veíamos películas de vídeo y tomábamos patatas
fritas. Íbamos a la pista de hielo a patinar.”
3) Desarrolladas a propósito de fiestas y aniversarios:
I. “Las Navidades.”
II. “Las reuniones de las cenas de Navidad. Cuando más anhelas a tu familia. Nos
sentíamos muy arropados, y nos olvidábamos que teníamos tíos, padres….”
92
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III. “Sobre todo cuando era pequeño. En las festividades nos hacían una comida
especial, nos regalaban una virgen... Cualquier tiempo pasado fue mejor...”
IV. “Muchos. No sé… Las fiestas que hacíamos en Navidad, concursos, cosillas que
hacía….”
V. “Tengo muchos. En Navidad, porque allí (en la última de las residencias), en Navidad
ya no era como en el colegio que se iban todas las niñas y yo me quedaba allí..
Siempre había alguien en la Residencia. También tengo buen recuerdo de las
vacaciones.”
VI. “En Reyes estábamos como locas. Y la fiesta de Navidad con las educadoras. Cuando
pedíamos el aguinaldo. Con lo que sacábamos nos comprábamos los regalos para
que los chicos [hermanos, que estaban en otra residencia] tuvieran regalos y también
el aseo para el colegio, gel, champú, compresas...”
VII. “Tengo bastantes…Mi cumpleaños.”
VIII. “Los cumpleaños. Siempre había aperitivos. Y regalos, aunque sólo fuera una cosa.”
IX. “Las Navidades. Los regalos. Era un ambiente muy sano. Buscabas el regalo por la
casa entera.”
X. “Los Reyes. Nos traían cosas. Nos hacían hacer una carta y eran juguetes nuevos. Y
el día de mi cumpleaños, tarta y regalito.”
d) Relación con compañeros en la residencia:
I.
II.
III.
IV.
V.
VI.
“Una foto que tengo en casa con cuatro amigas. Me la hice antes de salir de la
residencia. Las cuatro eran mis mejores amigas.”
“[Se ríe]. Había un chaval que me enseñó a tocar la guitarra española, era gitano.
Tampoco me relacionaba tanto. Este chico fue la única persona con quien me
relacioné.”
“El clima de protección y ayuda entre los compañeros.”
“Que nunca fuimos crueles con nadie.”
“La amistad, estar llorando y que los compañeros te consuelen.”
“Las amigas. Tenía dos amigas. En casa [residencia], veíamos la tele.”
e) Recuerdos significativos vinculados a la relación con los educadores y
trabajadores de la Residencia:
I. “F., mi educador.”
II. “El director de la residencia.”
III. “Antes… Las charlas en la residencia con A. [un educador] y con el que se encargaba
del mantenimiento.”
IV. “Una vez que me porté mal y me castigó mi educadora. Al día siguiente fui al
médico con ella, y pese a lo orgullosa que soy la pedí perdón. A pesar de todo seguí
cumpliendo el castigo, y la educadora se hizo la dura y no me perdonaba. Yo cumplí
el castigo y estaba llorando para que me perdonase. Al final la educadora me dejó ir
a la tele, diciéndome que me fuera, ‘eres una pesada’.”
V. “Me escapé. Acabé en la calle unos días y R. [educadora] me recuperó. Me metió
en el coche, me cogió de la mano y me puso su abrigo para el frío. Había dormido
varias noches en la calle. Yo estaba con otra chica y a mí me tiró del brazo. Vinieron
a rescatarme. Fue bonito. Luego me llevaron al cine.”
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VI. “Sí. Cuando a mi hermana pequeña se la quería llevar una familia para adoptarla y mi
tutora dijo que o nos íbamos los tres hermanos o ninguno. Es el mejor recuerdo.”
VII. “Todos. Desde mi primera fiesta, mi primer viaje. Mi primera boda… Lo pasé muy
bien, era la primera vez que iba a una boda, era la boda de la educadora que invitó
a todas las del grupo. Traía a sus sobrinos y los dejaba con nosotras. El día de la
boda conocí a parte de su familia. Incluso su marido hacía gimnasia con nosotras y
era muy conocido y querido ya que nos motivaba para el deporte.”
f) Salidas con la familia:
I.
“Una vez que vinieron mis padres y me sacaron un fin de semana al parque de
atracciones.”
g) Reconocimiento de la propia capacidad o competencia:
I.
II.
III.
IV.
V.
“Sentirte capaz de encargarte de cosas, pues el educador nos daba responsabilidades
y encargos que nos hacía crecernos como personas.”
“Cuando terminé de estudiar sentí que había conseguido algo por mí misma.”
“Aprender a relacionarte con la gente, que hasta entonces no había sido muy
abundante.”
“La confianza que tenían en mí. Cuando tenía 16 años me dejaron sola en el piso
con las llaves. A ninguna niña la dejaban las llaves. El estar sola en el piso me
gustaba.”
“Pues…[pausa larga] que me salí siendo una adolescente con educación y otra
forma de mirar la vida.”
h) Relacionado con la salida:
I. “La salida de la residencia.”
i) No destaca ningún recuerdo:
I.
“Todo era muy monótono y rutinario. Nada especial que recalcar. Era como una casa
con todos tus necesidades cubiertas.”
II. “No sabría decir.”
III. “No se me ocurre.”
IV. “No tengo.”
4.5.- UN RECUERDO MALO
Se les pide a los entrevistados que rememoren un recuerdo malo. Como en el epígrafe
anterior algunos evocan más de un recuerdo, pero los agrupamos en torno a diferentes
temas con el fin de sistematizarlos
a) Relacionado con el ingreso en la institución :
I.
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“Cuando me cogieron [la policía] y me metieron en la furgoneta para llevarme al
colegio. Mi madre gritaba : ‘Que me están quitando a mis hijas’.”
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II. “Mi primer día, cuando me quería escapar.”
III. “Los primeros días. Te tenías que canear con más de uno, porque o bien les paras
los pies o si no intentan aprovecharse de ti. Tenía 12 años cuando ingresé.”
IV. “La entrada, que te quitaran la familia, pasar a ser marginal, recibir un sello.”
b) Falta de atención personal
I.
“No tengo recuerdos buenos y tampoco recuerdos malos. Soledad. Demasiado
tiempo de ocio…Era igual que estar en mi casa.”
c) Relacionado con sentimientos de soledad y carencia de afecto a raíz de la
separación familiar:
I.
“Haber perdido muchos años allí. No ver ni tratar a mi familia. Lo considero un
tiempo perdido.”
II. “La sensación general de desprotección afectiva.”
III. “Cuando era pequeña, sola en el patio. Y carencia. Me faltaba mi madre.”
IV. “Lo mal que te sientes cuando necesitas un abrazo y no hay nadie para dártelo.”
V. “A mis padres no les veía durante bastante tiempo más que hasta el sábado por la
tarde. Me daba pereza ir a la residencia los domingos por la tarde.”
VI. “Del segundo colegio [residencia] interno, porque ya me daba cuenta de todo lo que
había en mi casa.”
VII. “Nunca se acordaron de mi cumpleaños. Nadie se acordaba de mí. Nunca celebraba
nada. Estoy muy acostumbrada a pasar de cumpleaños porque no lo he hecho
nunca.”
VIII. “Cuando estas en el colegio [residencia] y viene tu madre al irse te quedas triste,
pero a los pocos minutos se te pasa.”
d) Separación de hermanos:
I.
“[Conmovida...] Viendo como desaparecían los hermanos pequeños, y darlos en
adopción. Y separar hermanos, unos con unas familias y otras con otras. Yo he visto
cosas muy malas… como sufrían los hermanos.”
II. “Yo lo he pasado muy mal por mi hermano, el que estaba conmigo en la misma
residencia, por cuando se fue. Se fue a un centro tutelado de Madrid. No lo aceptó
y se terminó yendo. Se sintió intimidado en el piso y se marchó. Quiso volver a la
residencia conmigo y le dijeron que no. Me quedé sola otra vez.”
III. “Cuando se fue un hermano mío del colegio. Se fue del colegio. Quería que se
quedara.”
e) Los cambios de personal de referencia:
I. “Los continuos cambios de gente. Era un viaje continuo.”
II. “Los últimos dos años porque pasaron muchos educadores.”
III. “Cuando algún educador o la directora, se marchaba, se les cogía cariño. El paso de
la gente.”
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f) Cambio de centro o salida de la residencia:
I.
“El día que me trasladaron a la residencia X. Allí se despreocupaban mucho de la
gente.”
II. “Haberme ido de la residencia y perder a las amigas que conocí. Tenía mucho cariño
a la residencia, me sentía muy a gusto.”
III. “Cuando me tuve que ir de la residencia.”
IV. “¡Puf! Lo que más me dolió fue irme de aquel primer colegio[residencia]. Me dolió
mucho porque era como separarme de mi familia. Nos fuimos cada una para un
lado y las educadoras cada una a su ciudad.”
g) Relación con los educadores:
I.
”Un enfrentamiento con el jefe de centro X que estaba con nosotras una hora a la
semana, y encima me echó la bronca sin preocuparse de cuál era el problema.”
II. “Los primeros años: los dos primeros educadores que tuve.”
III. “La directora me proponía que trabajara con los pequeños cuando tenía 17 años
cuando faltaba alguien [alguna educadora]. Luego me pagaba. Mi educadora me
lo confiscaba y me daba sólo un porcentaje para la discoteca, lo demás me lo
guardaba [en la cartilla de la menor].”
IV. “[Evoca una frase reiterativa de un educador] Sois madera de caja de pino.”
h) Problemas con los compañeros en la residencia:
I. “Había chavales muy agresivos. Había intentos de agresiones. Esto afecta mucho.”
II. “Alguna vez que tuve alguna pelea con un compañero o con algún educador porque
yo era muy introvertido.”
III. “Sí. Una chica que pegó una paliza a una pequeña.”
IV. “Muy pocos. Alguna riña o pelea con alguna compañera, pero algo normal, una
semana estabas enfadada con alguien y luego se te pasaba y ya está.”
V. “Las discusiones que he tenido.”
VI. “Una vez que vino mi hermano a enseñarme un chándal nuevo que le habían
comprado y yo no le hice caso porque tenía que hacer algo, estudiar…. Y luego me
escupía, me insultaba.”
VII. “Los compañeros. Alguno me insultaba. Te tenías que pegar con alguno. Te tenías
que adaptar a los nuevos.”
VIII. “Hay alguna compañera de los últimos años que no estaba bien. Era una de las
que daba muchos problemas. Como becaria seguí el modelo de mi educadora y
funcionaba como ella. Si se quedaban a ver la tele, se lo tenían que ganar.”
IX. “Una vez me peleé con uno de los chicos. Acabé llorando de rabia. No paraba de
llorar. De impotencia.”
i) Castigos en la residencia:
I. “Al principio de entrar me castigaron sin ir a un rastrillo de Navidad.”
II. “Una vez que me castigaron por una prenda de vestir rota, de la que no tenía
la culpa. Cuando la responsable del tema se dio cuenta del error, no me pidió
perdón.”
96
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III. “En el colegio X me levantaron las faldas y me pegaron. Porque me escondí en un
piano para no ir a clase.”
IV. “Cuando suspendía y me dejaba la educadora castigada y hasta que no lo hiciera [el
castigo], no me podía bañar en la piscina.”
j) Relacionado con momentos de la vida cotidiana:
I. “Las cenas. Fue un desastre, siempre verdura. Y fregar. Tenían turnos para fregar.”
II. “Comía acelgas. Me las hacían comer. Las eché en el plato y me las hacían comer
de vuelta y luego encima, un capón. O cuando nos tiraban de las orejas.”
III. “O que no me gustaba algo y me lo tenía que comer a la fuerza. Nunca nos han
permitido tirar la comida.”
IV. “Que era la que más trabajaba. Como me quedaba el fin de semana, me tocaba
limpiar todo.”
V. ”Lo de los piojos era horroroso. A los mayores nos hacían limpiar a los pequeños. No
había manera de quitarlos.”
k) Relacionado con experiencias de muerte:
I.
“[Se ríe]. Un recuerdo malo fue una compañera enferma durante un período de dos
años de SIDA y que murió. Estuvimos juntas los dos últimos años en la residencia.
Se escapaba. Era buena chica. Yo intentaba hablar con ella. Es difícil. Es uno de los
pocos recuerdos malos que me quedan. Está en la persona el por qué unos siguen
adelante y otros no. También está en el entorno de tu gente más allegada. Hay que
tener, mucho apoyo y cariño a tu alrededor y sentirte con confianza. A veces también
un poco de mano dura. Sobre todo cariño y apoyo. Yo siempre he tenido claro lo
que quería. Esa sensación de no ver la vida como es.”
II. “Vi a un compañero muerto.”
III. “La muerte de mi padre.”
IV. ”Que se murió la directora que era la persona a la que más cariño tenía, no porque
fuera mejor que las demás.”
l) Acogimiento sin preparación adecuada:
I.
“La adopción. El psicólogo me engañó. Me dijo que iba a conocer a la familia y
que luego saldría algunos fines de semana con ella... Pero fui para quedarme, sin
conocerlos. Viví un tiempo con ellos, pero vivía con la etiqueta de adoptado. Quería
volver a vivir con mis ‘colegas’. La ‘madre’ [adoptiva] decía que sufría dolores de
cabeza por mi causa. Yo quiero volver a la residencia con mis amigos. Mi hermanastro
me quitó el balón que me habían regalado al volver.”
m) Conflictos provocados por el menor:
I.
“Cuando iba a los juzgados. Siempre por mi culpa. Cuando me pillaban robando.
No todo te sale bien. Robar se aprende en la tele. Yo nunca me llevaba a nadie,
siempre iba solo. Tenía una gran adicción al robo. Robé hasta al director, rompiendo
con una palanqueta la verja de hierro de una ventana. Al cumplir los 18 años la
97
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cabeza me dio la vuelta. A partir de ese momento no tienes apoyo de nadie. Antes
tenía el apoyo de la Comunidad de Madrid. Sólo he pasado una vez por la cárcel por
colarme en el tren. Como estoy en la calle y soy una mierda el gobierno me metió
en la cárcel de Almería. Me he ido hasta Italia sin pagar un duro.”
n) No destaca ningún recuerdo:
I. “No recuerdo nada malo.”
II. “Nada en concreto. Sí, tenías tus discusiones o problemas, pero nada especialmente
significativo.”
III. “No tengo ningún recuerdo malo. Los problemas y broncas de cualquier chaval.”
4.6.- SUGERENCIAS DIRIGIDAS A LOS EDUCADORES “¿Qué dirías que tuvieran en
cuenta los educadores que están trabajando en las residencias?”
Las respuestas a esta pregunta constituyen una fuente de primera mano para ver qué
esperan los menores de aquellas personas encargadas de su atención y educación. Como
en las demás cuestiones, no reseñamos todas las respuestas recogidas, sino aquellas más
significativas y que se complementan. Las hemos organizado en las siguientes categorías:
propuestas relacionadas con las actitudes de los educadores, y aspectos relacionados con
su práctica educativa:
a) Propuestas relacionadas con sus actitudes:
1) Paciencia, apoyo y afecto:
I. “Que tengan más paciencia. Se involucran bastante.”
II. “Que te apoyen en los tiempos malos. Que tengan paciencia, a veces tienen
demasiada. Que sean todos como F.: muy pacientes.”
III. “Que les den mucho cariño y que vean que te preocupas por ellos, por sus pequeñas
cosas y que les escuches, que estás allí.”
IV. “Que haya mucho respeto, cariño, comprensión, amor.”
V. “No lo sé. A mi no me han tratado mal. Que se porten bien con los chicos.”
VI. “Los educadores deben dar un abrazo, un beso, escuchar. El niño no es un número
del grupo, es A., B., C., etc. El educador tiene en su mano el futuro de muchos niños,
si no le haces ver que eres importante, que cuentas y que eres el dueño de tus
actos... El contacto es muy importante.”
VII. “Yo les diría que les dieran más apoyo y más cariño.”
VIII. “Que sean muy amigos de ellos [de los chicos], que más que como sus padres,
sean sus amigos. Que el chico te pueda contar las cosas. Así puedes ayudarle.”
IX. “El trato a los niños. Los niños que tienen problemas en casa, tienen que sentirse
queridos. Porque son así. Van a tener las oportunidades que quieran tener. No
tienen que estar condicionados por su ambiente. No darles todo, aunque sin
hacerles pasar hambre.”
X. “Que vayan santiguados. Que se involucren más con los niños. Que se gana más si
tienen una relación de afecto. Es mejor eso que procurar conseguir buenas notas...
Lo mejor es conseguir un apoyo moral. Que se entreguen de corazón y que no sea
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sólo un trabajo. Que los chicos vean que no están solos. Que se impliquen, que
sean personas y el que siembra recoge.”
XI. “Mucho apoyo psicológico, afecto, no bajar la guardia. Evitar los contactos sexuales
en niños.”
XII. “Si necesitan algo, insistir más y no dejarlo pasar. Estar más encima, tener más
atención. Que les insistan para estudiar más.”
2) Escucha y empatía:
I.
II.
III.
IV.
V.
VI.
VII.
VIII.
IX.
X.
“No tendría palabras para decir nada. Que escuche más al niño. Que se entere bien
de quien es el niño. El educador J. va a ser siempre mi familia, la única persona que
me ha escuchado en lo bueno y en lo malo.”
“Que tengan más en cuenta las opiniones de los chicos.”
“Escuchar más a los niños. Que no sólo se va allí a trabajar. No se puede decir
‘Ahora no puedo’. Hay que dejar todo y escuchar al niño. Jugar con ellos, ya que es
una de las cosas que más demandan. El afecto.”
“Que escuchen un poco. Hay chicos con muchos problemas y no pueden asumirlo
solos. Yo he tenido quien ha estado detrás.”
“Que el trato sea más humano, que se esfuercen más al escuchar problemas.”
“Escuchar mucho. No recriminar a la mínima que te digan. Darte confianza, soltura,
libertad.”
“Ahora es distinto. Hay cada uno [por los chavales…]. No sé si apoyo, escucharles.
Dependiendo de cada caso. Ponerte en lugar del otro.”
“Que se pongan en el lugar del menor.”
“No sé. He estado bien. Les diría que tuvieran un poco más de sensibilidad. A veces
te decían que si tus padres tal o cual, esto cuando te enfrentabas con ellos, y que
eras una recogida de la calle. Que tuvieran un poco más de comprensión y den un
poco más de libertad.”
“Que hablen mucho con ellos, de lo que los chavales quieran hablar.”
3) Evitación de actitudes negativas:
I.
II.
“Que no chillen. Y no amenazar con no ver a los padres.”
“Que no les engañen. Que les dejen las cosas claras, aunque no tienen que ser
bruscos.”
III. “Que no pasen de los chicos, que no les dejen abandonados.”
IV. “Que no sea tan rígidos, que se sea más transigente, que actúen menos duramente,
según los chicos.”
V. “Que tengan más cariño. Que no te hablen como a un perro. Yo no lo he visto [el
cariño] en los educadores.”
VI. “En el hogar donde yo estaba se daba mucha importancia a los estudios y no tanto
a las personas.”
b) Aspectos relacionados con la tarea educativa:
1) Exigencia profesional e implicación del educador:
I.
“Que se vayan si dudan que pueden [ser capaces de] estar allí. No es bueno para
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los niños que entren y salgan educadores.”
II. “La gente está muy preparada. Confío en la profesionalidad ya que me han
demostrado que saben lo que tienen que hacer.”
III. “A mi me tuvieron muy presente. Todo el tiempo estaban encima.”
IV. “Mi educadora tiene muchas cualidades. Como educadora, como persona y también
la época. No se iba y se desentendía, se ha involucrado más en la vida de la gente.
He conocido a su familia y eso hace que la cojas mucho cariño.”
V. “La educadora no tenía un horario, aparecía en cualquier momento, y no siempre
estaba en el grupo. Tenía un horario diferente a los demás. Es una manera de vivir.
En el Instituto cuando saben que tienes problemas y te motivan te realzan y eso es
importante, al principio lo haces porque te traten bien, y al final lo haces por rutina
aunque no estén esas personas. Mucho cariño, apoyo y confianza.”
VI. “Primero se tiene que ganar a los niños de modo que tengan confianza para hablar.
Yo oigo ahora lo que hay en los centros y antes no se me pasaba por la cabeza. A
veces hay niños que están tan poco tiempo que no da tiempo a hacer nada. Que te
preocupes por ellos, que les des cariño. Y que no digan ‘voy a estar siete horas de
trabajo y me voy’. Tengo que pensar que esas personas tienen sentimientos. Ahora,
que trabajo, entiendo por qué hay tantas depresiones.”
VII. “Podían haber tenido más control de los chavales. El desorden que hubo….”
VIII. “La educación de cada crío depende del educador más que de la residencia. Las
personas hacen sentir el afecto. El educador estaba con nosotros 24 horas. Eso era
muy bueno. Fomentar actividades donde haya contacto con el mundo. Sacarles
más. Que haya alguien con un papel unificador para que haya más contacto y que
debe dirigirse mejor, con objetivos más claros.”
IX. “Que no se tomaran el trabajo como de ‘funcionario’. Van hacen el trabajo y se
van. De eso no les queda nada a los niños. Los niños ven quien se preocupa de ti.
¡Quién bien te quiere te hará llorar!.”
X. “Que tratan con vidas. Que no somos juguetes. Que si quieren estar ahí, que estén
y pongan todo su empeño. Que tengan en cuenta que los chicos cuando crezcan,
van a tener un futuro que puede ser bueno o malo. Ya bastante tienen.”
2) La acción tutorial:
2.1) Atención individualizada:
I.
“Que evalúen, conozcan a la gente con la que trabajan, pues saben su problemática
si se estudian los expedientes... Luego ellos saben lo que tienen que hacer, pues les
han enseñado para ello.”
II. “Que si con algún niño tienen algún problema, se fijen más en la persona que
en el problema. Que si no se celebra su cumpleaños se les diga por qué. Que se
conciencien de su problema. Ya que ellos no saben porqué están ahí.”
III. “Que en los centros hay chicos que tienen problemas mentales, están enfermos. La
culpa no la tienen ellos. Los educadores tendrían que usar otro sistema de trabajo,
pero no se puede decir ya que antes no había esos problemas.”
IV. “[El educador] Tenía mucho ojo y sabía lo que cada una necesitaba. Sabía las
posibilidades que cada uno tenía. A mí me exigía más en el estudio que a mi
hermana. Era como si estuvieras en tu casa, ya que en el grupo todo funcionaba
100
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como una casa. Potenciaba las debilidades de cada una: vacaciones en Murcia, etc,
motivar y hacer que cada momento en el colegio sea como estar en una casa. Ponía
límites, pero daba cariño. Era como desear estar ahí.”
V. “Que profundicen en cada uno, que se centren en el menor, que le ayuden desde
cada situación, que individualicen.”
VI. “No sé. Es una pregunta difícil. No les podría decir nada. Me imagino que habrán
visto un cambio brusco en los chavales que están ahora. Les diría que no todos los
chavales son iguales, que cada uno tiene problemas distintos. Lo más importante es
que piensen en lo importante que es estar en los centros y en lo que pueden sacar
de educación los chavales.”
VII. “Que tengan en cuenta que cada niño tiene una necesidad y una situación
distinta.”
VIII. “Cada persona es un mundo. Dos niños con los mismos problemas son dos mundos
diferentes. La clave está en individualizarles y dar a cada uno lo que necesita. Mi
educadora lo ha conseguido muchas veces.”
IX. “Aunque no es en mi caso, pero a otros educadores de otros sitios los diría que
dedicaran más tiempo y tuvieran más confianza, comprensión y conocimiento frente
a los problemas de cada chavalito. Ya digo que no es el caso de mis educadores.”
X. “Que cada chico tenga una persona. Una persona que esté centrada en dos o tres
niños. Que no sea tan mecánico. Para que no se sientan solos. Hay niños que
necesitan mucho tacto y apoyo afectivo. Aunque al principio lo rechacen, es duro,
pero lo acaban aceptando. No se dejan, pero acaban cediendo. Si los educadores
cambian continuamente, no se puede uno abrir. Los niños ven tu fondo, que eres
cabezota en dejarte todo ahí, lo ven. La entrega. Gente entregada a los menores.”
2.2) Orientación personal y preparación para el futuro:
I.
“Preparar un poco más a la gente a buscar trabajo y mover papeles. Andan muy
perdidos en cómo desenvolverse a nivel civil. Necesitan asesoramiento.”
II. “Que orienten: formación profesional, motivación, trabajo.”
III. “Que intenten educar en los problemas que los chicos tienen día a día.”
IV. “Que les hagan valorar un poco más las cosas para que no lo vean todo tan fácil.”
V. “Que incentiven, que pidan colaboración, den responsabilidades.”
VI. “El educador no sólo ha de hablar y ayudar psicológicamente, sino que también
es muy importante hacer ver a los chicos cómo es la vida, cómo se tienen que
organizar. Que valoren cómo se van a encontrar. Si se les enseña bien, al salir
tendrán muy claras sus ideas.”
VII. “Que tengan una reunión con ellos a la semana en la cual el educador les presente
situaciones de su propia vida cotidiana para que ellos la resuelvan. Por ejemplo: ‘Yo
tengo estos pagos… ¿Qué haríais vosotros?.’ Es decir, enseñar a llevar una casa, a
resolver los problemas que surgen, haciendo mucho hincapié en la práctica.”
3) La relación con las familias:
I.
“Que tuvieran en cuenta el entorno de los chavales antes de ingresar. Contemplar el
entorno familiar, ya que volverán con la familia.”
II. “Que traten a la familia para mejorar las futuras relaciones.”
101
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III. “Que mantengan la relación con las familias. Que no se separen a los chicos de la
familia.”
4) Cuestiones organizativas del centro:
I. “Que planteen las quejas a la dirección o quien esté a cargo de los chicos.”
II. “Que por las noches haya más de un educador en una sección. Por las noches, los
chicos se levantaban a hacer putadas. Que haya más control de los chavales.”
4.7.- SUGERENCIAS DIRIGIDAS A LOS COMPAÑEROS DEL CENTRO “¿Qué les dirías
a los chavales que están ahora en las residencias?”
Hemos agrupado las respuestas en torno a los bloques temáticos de modo que faciliten
una información lo más completa y organizada posible:
a) Escucha y confianza hacia los educadores:
I. “Que escuchen más a los educadores.”
II. “Que confíen más en los educadores. Confié y me salió bien.”
III. “Que hagan caso a los educadores: se termina agradeciendo.”
b) Aprovechamiento de la estancia (coinciden en subrayar el aprovechamiento del
tiempo para aprender, estudiar y formarse así como de los recursos y oportunidades que se
les ofrecen para el futuro):
I.
II.
“Que aprovechen el tiempo al máximo. Que fuera no es todo de color de rosa.”
“Que aprovechen el tiempo que están ahí. Porque a lo mejor piensan que estando
en los colegios internos, que eso es malo , pero es al revés. Si estás ahí es porque
la vida familiar es peor, y que aprovechen lo que puedan.”
III. “Que aprovechen la oportunidad de estudiar. Luego no van a tener los mismos
recursos y facilidades. Que se comporten como personas no como adolescentes
rebeldes parece que hoy se vive con orgullo la adolescencia. Ser positivos, porque
es muy fácil derrumbarse. Que a veces sean un poco diplomáticos. A veces hay
que tragarse el orgullo.”
IV. “Que aprovechen mucho esa oportunidad que tienen. Que intenten estudiar, que
en su casa no pueden. Que aprendan a ser personas. Todo esto lo digo sin saber
como son ahora. Ahora parece que está mejor.”
V. “Que aprovechen el momento y saquen rendimiento en el tiempo que están allí, y
que aprovechen las facilidades que puedan ofrecer dentro de lo que cabe.”
VI. “Que aprovechen todo lo que se les da en el centro. Que aprendan todo lo que
puedan. Porque es una oportunidad que no todo el mundo tiene y lo tienen todo
cubierto.”
VII. “Que es lo mejor que tienen por el momento y que intenten mejorar su situación
mientras están. Que aprovechen los estudios.”
VIII. “Que estudien, porque luego es otro cantar.”
IX. “Que aunque es una edad muy difícil [la adolescencia] aprovechen un poquito,
presten atención a lo que les dicen los educadores, que en un futuro les va a servir,
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X.
XI.
XII.
XIII.
XIV.
XV.
que no se cachondeen tanto y controlen la violencia. Que no se desborden y se
controlen un poco.”
“Que lo aprovechen y cojan lo que puedan. No podemos generalizar.”
“Los recalco que aprovechen la oportunidad que se les está dando. No todo el
mundo la tiene. Yo tengo buenos recuerdos. Que aprovechen el tiempo.”
“Que la vida no es fácil, que cuando sean mayores le hacen pagar. Cuando eres
menor tienes todas las oportunidades, pero cuando eres mayor las tienes, pero
no tienes el apoyo. Yo quiero estar libre como los pájaros. Sé que si no trabajo no
como. Ahora me tengo que buscar la vida. El mundo de la calle no se lo deseo a
nadie Se aprende a ser delincuente, malo, etc.”
“Que se dejen ayudar y que sean ellas mismas. Yo era de las peores, y he cambiado
mucho. A la hora de la verdad estaba ahí.”
“Que se esfuercen. Y que intenten comprender lo más posible lo que les ofrecen
los educadores, dejarse llevar un poquito y llegarán a un sitio bueno.”
“Que no están ahí para estar de paso. Que la vida es muy dura y hay que prepararse.
En la vida nadie te regala nada. Todo hay que ganárselo.”
c) Conducta positiva y aceptación de normas:
I.
II.
“Que no roben, que no atraquen.”
“Que no tengan tanto morro. Algunos entran exigiendo directamente. Antes no era
tan fácil conseguir un chándal.”
III. “Que lo piensen más, que son locuras, caprichos, las que organizas, escapadas. No
merecen la pena. Es mejor adaptarte. Aceptar las normas. Las normas son siempre
por algo.”
IV. “Les diría que se porten bien. Que aprovechen y no se echen a perder […] Tengo
un amigo que está en la cárcel. Yo por ese chaval estoy sufriendo. Le di dos trabajos
y los desaprovechó. Le veo como un hermano.”
V. “Que se porten bien e intenten llevarse bien todos.”
d) Toma de conciencia:
I.
II.
III.
IV.
V.
VI.
VII.
“Que fueran más conscientes, porque se dan cuenta más tarde de lo que podían
haber hecho. Darles a conocer donde están ellos, los que han salido, y las
oportunidades que tienen, aunque sea duro.”
“Que sean más conscientes de dónde están y por qué.”
“Que pudieran ser más conscientes del problema que tenían.”
“Que piensen en su pasado y presente, valorar lo que tienen y lo que han
perdido.”
“Que piensen qué van a hacer cuando van a salir. Qué van a hacer el día de
mañana. Que intenten aprender algo para que el día de mañana no estén en la
calle. Es más fácil ir a robar, pero es más bonito estar en tu casa con una chica con
la que te encuentras a gusto. Tienes dos opciones: o salir adelante o recibir una
puñalada por la espalda.”
“Que la vida se da así, les ha tocado eso y hay que aceptarlo y adaptarse.”
“Que piensen lo que tienen en la residencia y lo que tendrían en su casa y
compararlo.”
103
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VIII. “Que aprendan de su experiencia.”
IX. “Que van a salir en breve. Hay que ser una persona El menor está excesivamente
protegido. A mi me dieron ‘tortas’ y no pasa nada, ahora denuncian. Ahora hay
muchos niños que saben ‘álgebra’. Se les apoya. Saben mucho, han vivido mucha
picaresca. Esa no es la solución.”
e) Vida independiente de la familia:
I. “Que se fueran a un piso a vivir por sí mismos. Que no se fueran a casa, porque
tendrán problemas con su padre o su madre.”
f) Ánimo y esperanza:
I.
“Que tienen que tirar para adelante y aprender todo lo bueno de la gente que les
rodea.”
II. “Que tiren para adelante. Que intenten luchar.”
No sé. Que siempre se sale adelante. Con tus padres o sin ellos.”
III. “No sé. Que los que tengan problemas los sepan asumir. Que salgan adelante. Que
cosas peores hay en la vida.”
IV. “En la salida, que tengan motivación, disciplina, que practiquen arte marcial para
conseguirla.”
V. “Que para adelante, que uno mismo puede salir.”
VI. “No sé... es tan ... Que se agarren a ellos mismos y crean en algo. Que sientan que
algo les protege y que se merecen por lo que luchen.”
VII. “No sé. Que se tranquilicen, que habrá tiempo para que se vuelvan a ver con sus
padres y estar mejor.”
VIII. “Que se sale adelante aunque tengas que estar trabajando en lo que sea.
IX. “Que sales adelante, que cuesta mucho esfuerzo, pero sales, trabajando.”
X. “Que la vida no es fácil, que la vida es luchar por algo que quieras, que todo el
mundo tiene problemas, pero que hay que seguir adelante.”
XI. “Que jueguen al fútbol. Que estudien. Que levanten la cabeza. Que vean siempre
más allá. Que crean en Dios.”
XII. “Según a qué personas. Sería conocerlos. Les animaría a que, aunque la vida no
siempre viene como quieres, en ti está el trazar tu vida, que no se dejen derrotar,
que estudien, que preparen su futuro.”
g) Actitud pesimista o sin expectativas:
I.
“No vale de nada decirles nada. No hacen caso. El que quiere, aprovecha su estancia
allí, y el que no quiere no.”
II. “Los chavales están vendidos. Mi padre me dio muchos consejos. Que sea duro...
No se les puede decir nada... A partir de 17 ó 18 empiezan a tomar las riendas de
su vida y dejan de ser víctimas, por eso deben tener claro lo que quieren.”
III. “No sé. Eso yo que he estado dentro, no puedo decirlo. Porque ellos se acordarán
de sus problemas. Allá no hay ánimo. Es pasar los años. Al salir, les diría la realidad
de lo que es la vida, la realidad de la vida.”
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1.- Aspectos generales relacionados con las entrevistas
La muestra de familiares entrevistados que se presenta en este trabajo no ha sido objeto de
una selección previamente establecida, sino que se ha obtenido al azar durante el proceso
de búsqueda de los ex-residentes. Al llamar a los números de teléfono que aparecían en los
expedientes, se entabló contacto con bastantes familiares y se aprovechó la oportunidad para
conocer también su opinión respecto a su experiencia en torno al acogimiento residencial
de los niños. El proceso seguido consistió en presentarnos como grupo de investigación,
comunicar el propósito de estudio y solicitarles colaboración, primero para la localización de
los chicos, y, para responder a un cuestionario sobre sus impresiones.
El guión de la entrevista tiene una estructura similar al cuestionario utilizado para los jóvenes
ex-residentes.
- Una primera parte, cerrada, recoge aspectos que tienen que ver con la situación actual
del ex-residente, según el familiar.
- Una segunda parte, abierta, se centra en la valoración realizada por el familiar sobre el
ingreso, la estancia y la salida de los menores de la residencia.
Los resultados obtenidos se han estructurado, para su presentación, en torno a dos grandes
bloques:
a) Un primer bloque describe las características generales de la muestra de familiares
entrevistados.
b) Un segundo bloque -considerado el núcleo central- analiza las respuestas obtenidas a
las diferentes cuestiones, presentando como complemento y a título ilustrativo testimonios
literales de las familias.
2.- Características de la muestra entrevistada
Se han realizado 45 entrevistas telefónicas a distintos familiares o allegados de ex-residentes,
105
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de los cuales 21 son familiares de ex-residentes, que también han sido entrevistados, y 24
lo son de ex-residentes no entrevistados. Asimismo, 25 eran familiares de varones y 20 de
mujeres. Todas estas personas han estado implicadas más o menos directamente en los
procesos que dieron lugar a su internamiento. Sus opiniones nos permiten contemplar desde
otra perspectiva la valoración del acogimiento residencial de los menores. 16 entrevistas
correspondieron a padres (10 madres y 6 padres), 12 a abuelos (11 abuelas y 1 abuelo),
11 a tíos (9 tías y 2 tíos), 2 a hermanos/as y 4 a otro tipo de parientes o allegados.
Hay que resaltar la buena disposición a colaborar y generosidad mostrada por parte de
la gran mayoría de los familiares contactados, ya que sólo un caso no quiso responder al
cuestionario.
TABLA 52. Entrevista realizada a familia o allegados
Llama la atención el mayor número de mujeres respecto a varones con las que se ha
contactado telefónicamente (madres, abuelas y tías), que constituyeron cerca de las tres
cuartas partes de la muestra total entrevistada. Alguna madre, cuyo hijo no quiso realizar la
entrevista, sí mostró su disponibilidad a responder al cuestionario. Hemos detectado que
los progenitores varones con los que hemos contactado se manifestaban más reticentes
a dar información que las mujeres. Sus manifestaciones tenían un carácter más general e
impreciso, al contrario que en el caso de las mujeres, que aportaban matices más personales
y de mayor implicación personal.
Casi el 50% de los familiares entrevistados, lo eran de ex-residentes que causaron baja
durante los años 1996 y 1997, repartiéndose los demás según los datos del siguiente
cuadro:
TABLA 53. Año de baja de los exresidentes de las familias entrevistadas
106
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3) Resultados de las entrevistas
3.1. VALORACIÓN GLOBAL QUE EN EL MOMENTO DE LA ENTREVISTA TIENE LA
FAMILIA RESPECTO A LA SITUACIÓN ACTUAL DEL EX-RESIDENTE. “¿Cree que le va
bien?”
Los familiares creen que a los menores les iba bien la última vez que tuvieron contacto con
ellos (73,9%). Esta percepción es más positiva cuando se trata de las chicas (79,2%) que
cuando se trata de los chicos (68,2%).
En todos los casos la percepción de si les va bien o no, coincide con lo que se entiende
convencionalmente como algo positivo: trabajo estable, integración social y afectiva, o
negativo: aspectos relacionados con una cierta marginalidad.
TABLA 54. ¿Cree que le/a iba bien
la última vez que la vio?
Entre los que consideran que les iba bien encontramos aspectos como los siguientes:
I.
“El mayor se colocó y está bien, pero ahora lleva un año sin trabajar por cuestiones
psicológicas. El pequeño tiene trabajos eventuales. Cuando tiene dinero deja de
trabajar. Me han llevado todo lo que han podido”.
II. “Luchando, pero le va bien. Ella trabaja cuidando personas mayores y en trabajos
temporales. Tiene problemas con su pareja que es poco responsable. Él (su pareja)
trabaja en un empresa, pero falla. Yo quería que le hicieran fijo, pero en los último
días se ha quedado dormido y no ha ido a trabajar y ya no sé si le harán.”
III. “El chico no está bien del todo. Tiene una enfermedad de la cabeza. Está trabajando
con la Comunidad. Está tutelado por la Comunidad de Madrid en unos pisos. Tiene
novia que está en otro piso tutelado. No sé si podrán vivir solos. En la Comunidad
les cuidan bien y los tienen trabajando. Tienen sus cartillas. Les organizan el veraneo,
a ver cosas.”
IV. “Está muy bien. Trabaja para la asociación con la que se curó de la droga. Y ella
está contenta. Esa es su casa. Ahora tiene mucha fuerza de voluntad y tiene una
educación. La han enseñado a creer en Dios. Leen la Biblia. Lo que veo mal es que
la tenían que asegurar. Para que tuviese una jubilación.”
Entre los que consideran que no les iba bien nos encontramos con respuestas como las
siguientes:
I.
“No. Sigue con sus líos y rollos. Me llegó una carta hace poco de un robo con
intimidación.”
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II. “Anda de mala manera por ahí. Creo que se pincha. Tiene tres hijos y se los han
quitado.”
III. “Ha tenido de todo. Tuvo un niño con un primer novio. El novio la dejó porque
andaba mal. Él se quedó con el niño. Luego ella se casó y el marido estaba en la
droga. Él estuvo en la cárcel. La pegaba. Se quedó con la casa y con las cosas dentro.
Ella se tuvo que ir. Se separó. Tiene dos hijos y están con ella. Volvió con su madre
y con la pareja de la madre.”
IV. “Va dando tumbos. Dura poco en los trabajos.”
3.2. Valoración del ingreso
3.2.1.- MOTIVO DE INGRESO EN LA RESIDENCIA “¿Recuerda por qué ingresó X en
la residencia?”
Un 85,7% de los familiares entrevistados al responder sobre la causa del ingreso ponen
más el acento en problemas de la familia, mientras que un 14,3% lo pone en
problemas causados por el niño.
TABLA 55. ¿Por qué ingresó?
Entre los argumentos que se dan encontramos con los siguientes:
a) No lo sabe, no lo recuerda:
I. “No lo recuerdo. Vivían en el pueblo.”
II. “Yo [abuela] no se nada de ellos desde hace tiempo.”
III. “No lo se[abuela materna], un día llegó la policía a su casa, bajaron a G y a su
hermano a comisaría y se los llevaron. No se nada del padre ni quiero saber nada
de mi hija [madre de los niños].”
b) Por enfermedad y drogadicción de los padres:
I.
II.
III.
IV.
“Sí lo se, porque estaban drogados los padres y por causas económicas.”
“Sí, porque su madre estaba enferma. Nadie podía cuidar de él [niño].”
“Por problemas de salud mental de su madre.”
“La madre es alcohólica y la vida que llevaban era malísima, no podía mantenerlos
y decidió buscar algo.”
V. “Para mí es mi hija. La tuve yo desde los tres meses hasta los doce años. Entonces
no se había torcido. Era como mis hijos. Pero cuando se la llevó la madre a vivir con
ella, empezó a torcerse. Fue cuando empezó a faltar al colegio. Luego, la madre fue
a la cárcel, no sé si porque consumía la pareja que tenía. La Comunidad de Madrid
se hizo cargo de la niña.”
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c) Por abuso o maltrato por parte de los progenitores:
I. “Porque le pegaba el padre.”
II. “Por problemas con el compañero de su madre que intentó abusar de ella. La niña
misma pidió ayuda a la Comunidad de Madrid cuando tenía 15 años.”
III. “Me dieron a mi los chicos cuando murió la madre, que tuvo un accidente. Ella
vivía conmigo porque estaba separada. El padre quería quedarse con los niños para
llevarse el dinero del accidente. Se llevó a los niños sin decirme nada. Me fui a
Protección de Menores a decirlo. Denuncié que el padre había raptado a los niños.
Les dije que ellos ya sabían que el padre no quería a los chicos. Les daba palizas.
Alguna vez he tenido que ir a la casa de socorro con el chico. He tenido que ir a
veces [la abuela] a poner denuncias al padre a la comisaría. El padre no quería que
yo viera a los niños.”
d) Por separación o problemas entre los padres:
I. “Lo recuerdo porque se separaron sus padres.”
II. “Yo me separé y mi marido no me aportaba ni cinco. Había peleas con mi marido.
Vivía de la costura. Los tuve que internar. Eran muy irresponsables. Tenían 9 y 11
años. Tenían peleas entre los dos niños: de matarse, de odiarse. Yo veía que se
mataban, que algo les iba a pasar.”
III. “Se divorciaron los padres. Él con la tutela, no podía mantenerlos y habló con la
comunidad para ingresarlos.”
IV. “Mi hija [la madre del niño] se separó. El marido se lió con otra. Ella lo pasó muy
mal y cayó enferma. Estuvo ingresada. Ahora está regular. Se tiraba al suelo; no eran
ataques. No estaba bien. La llevaron donde unas monjas y se repuso bastante. A raíz
de la separación tutelaron a los niños. El padre no quiso tener al chico, pero sacó a
las hermanas a vivir con él. Las chicas sí que ven a su hermano y a su madre. Él dice:
‘Yo no sé por qué mi padre no me quiere’”.
V. “Mala convivencia entre los padres, madre con depresión.”
e) Por abandono por parte de los progenitores:
I.
“No lo sé. El chico me dijo una cosa. Los padres no le querían. Los padres no le
podían tener.”
II. “Su madre es una delincuente. No se hacía cargo de los hijos y decidió ingresarlos.”
III. “Por problemas familiares, la madre desapareció. Yo [tía] me hice cargo de él pero
tenía muchas discusiones con mi marido (tío) por ello.”
IV. “Tiene un poco de deficiencia, pero no sé por qué. La madre no se hizo cargo de
ella.”
f) Por dificultades personales de los progenitores:
I.
“Yo estaba sola, la tuve pagando con unas monjas italianas. Luego ellas me orientaron
para entrar en un centro de Protección. Luego la niña no quería venir conmigo.”
II. “Porque en su casa no había muy buenas condiciones. Su madre le tuvo estando
soltera y, aunque le quería mucho y le atendía bien, mentalmente no daba abasto.”
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g) Por fallecimiento o desaparición de progenitores:
I.
“Murió su madre y por razones que es mejor no recordar, yo [abuela] pedí su ingreso
en la residencia.”
h) Por problemas del niño/a:
I. “Por soberbia, difícil de llevar, no congeniaba con sus padres.”
II. “Ya no iba al colegio, robaba, mató a un hombre con otro chico.”
III. “Empezó a escaparse de casa y luego a robar coches. Con 12 o 13 años. Yo ponía
denuncias continuamente.”
IV. “Porque empezó a la droga y a robar para la droga. Me enteré a los 14 años. Fui a
pedir auxilio para que me la metieran en un colegio interna.”
V. “Se escapaba de casa. Vivía conmigo [abuela] y con su madre, que estaba enferma
por la colza. La madre murió. Vino la policía y preguntaron por ella [la niña]. Me
pidieron una foto. Llamaron por teléfono que la habían cogido y se la llevaron.”
i) Por iniciativa de la Administración
I.
“Me le querían quitar porque les dio la gana. Porque decían que estaba de mala
vida.”
3.2.2.- PARTICIPACIÓN DE LA FAMILIA EN EL INGRESO “¿Se contó con la familia
para realizar el ingreso?”
El 62,2% considera que se contó con las familias para preparar el ingreso. Un 37,8%
manifiesta que no se tuvo en cuenta a la familia a la hora de tomar esta decisión.
TABLA 56. ¿Se contó con la familia
para el ingreso?
En general, coincide el grupo que considera que se contó con la familia con el de los
ingresos efectuados por iniciativa familiar. Aparecen las siguientes respuestas:
a) Se contó con la familia:
I.
“Con el padre sí.”
b) Ingresó por iniciativa familiar:
I. “Su padre la metió.”
II. “No, la abuela se la quería llevar pero la madre pensaba que quería quitárselos y
llevárselos a vivir con ella y su única hermana.”
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III. “El abuelo, único que le ayudaba y se interesaba.”
IV. “Sí, el hermano lo sabía.”
V. “Sí, la tía se preocupó.”
VI. “Fue él, el padre el que los ingresó.”
VII. “Si, la hermana (tía materna) fue la que tomó la decisión.”
VIII. “Sí. Su marido es el tutor de la madre y en todo momento estuvieron de acuerdo.”
IX. “Fue la propia abuela la que pidió el ingreso.”
X. “El padre fue el que los ingresó. La madre no lo supo hasta que no la llamaron.”
XI. “Me parece que sí. Fueron los que pidieron el ingreso.”
c) Ingresó por iniciativa propia:
I. “No. Dormía en el túnel de Atocha. Fue por iniciativa de él.”
II. “Ella quiso marcharse.”
d) Ingresó por iniciativa de la Administración:
I.
II.
III.
IV.
V.
VI.
“Vino la policía a quitárselo y por eso se vio obligada a llevarlos a Hortaleza [centro
de acogida] para que no se los quitara la policía.”
“No. Fueron a casa de los abuelos y se los llevaron.”
“No se tuvo en cuenta. Solamente se lo quitaron”.
“Conmigo no [contaron]”
“La juez ordenó el ingreso con 16 o 17 años.”
“Llamó la policía que la habían cogido y se la llevaron.”
e) No sabe, no contesta:
I.
“No recuerdo que contaran con ellos. Hablaron con los padres.”
3.2.3.- ACUERDO DE LA FAMILIA CON LA MEDIDA “¿En ese momento estaba Ud.
de acuerdo?”
Un 57,1%, de los familiares entrevistados se mostraban de acuerdo con la medida de
ingreso, frente a un 42,9% que no lo estaba.
TABLA 57. ¿Estaba Ud. de acuerdo
con el ingreso?
Como manifestaciones más significativas respecto al acuerdo o discrepancia relacionado
con la medida de acogimiento, ofrecemos los siguientes testimonios:
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a) Totalmente de acuerdo:
I.
II.
III.
IV.
“Sí. Era lo mejor para ella.”
“Sí, se lo sugerí.”
“Sí, yo lo busqué y lo arreglé.”
“Sí, mejor en la Residencia que en casa de su tía porque discutía mucho y no
obedecía.”
V. “Sí, porque era lo mejor para el chico.”
VI. “Se tenía que haber hecho desde el principio.”
VII. “Los niños me lo pidieron, que los internara. Una vecina les mentalizó de que iba a
ser mejor para ellos.”
VIII. “Yo la creí [a la persona que la orientó sobre el ingreso de la niña]. Lo que ella
dijera, porque al estar yo sola, pensé que así la niña tendría más estabilidad.”
b) De acuerdo con la medida pero insatisfecha con el recurso concreto:
I.
“Me hubiera gustado un colegio interna, para salir hecha una mujer.”
c) Discrepancias entre miembros de la familia:
I.
II.
“Yo no. El abuelo lo hizo.”
“Yo estaba de acuerdo. Con la madre y la familia de la madre no se contó para
nada.”
d) En desacuerdo:
I.
II.
III.
IV.
V.
VI.
VII.
“No estaba de acuerdo, porque no estaba yo haciendo nada malo. Estaba trabajando
porque el padre estaba en la droga.”
“No. Quería ayuda económica para contratar a alguien que le pudiera cuidar los
hijos mientras ella estaba enferma”[la madre].”
“No estaba en España la tía [que tenía la tutela].”
“No. Conocí la situación cuando la niña ya estaba en la residencia.”
“No. Quería llevármela a vivir conmigo y mi otra hija [la abuela].”
“No porque en ese momento la niña era buena. Tenían que haberla dejado con
nosotros que podíamos cuidarle.”
“Yo los sacaba, iba a verlos. Me decían en la Comunidad que no quería adoptarles,
pero yo trabajaba y no los podía tener. Si no me los hubieran quitado de casa yo
los hubiera tenido porque lo tenía arreglado con un colegio de al lado.”
e) No tuvo noticias de la medida:
I. “No me lo dijeron.”
II. “No me enteré, no podía estarlo.”
3.2.4.- VALORACIÓN DE LA MEDIDA ADOPTADA “¿Cree Ud. que fue una buena
medida?”
Un 51,4% considera que la medida fue buena, mientras que un 37,8% considera que no
lo fue. Por otra parte un 10.8% considera que no lo fue del todo.
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TABLA 58. ¿Cree Ud. que
fue una buena medida?
Algunas respuestas significativas de las familias fueron las siguientes:
a) Fue una buena medida:
I.
“Sí. No es hijo del padre, sino de mi cuñada de soltera [habla la tía]. Mi cuñada
nunca le ha querido.”
II. “Por un lado sí.”
III. “Sí. Si hubiera continuado. Mejor... no sé.”
IV. “Pienso que fue muy buena medida.”
V. “Sí, para ella y para la niña. Tuvo que estar más tiempo. Dice que estuvo un año.”
VI. “Sí, pero no sirvió.”
VII. “Sí, no había otra solución.”
VIII. “Sí, porque no podía estar con su madre.”
IX. “Sí, al cien por cien. No podía hacer otra cosa porque estaban demasiado
descontrolados.”
X. “Fue una medida excelente.”
XI. “Fue mejor porque el niño solo o con una vecina puede aprender vicios.”
XII. “Estuvieron mejor que conmigo” [llorando]
b) No fue una buena medida:
I.
II.
III.
IV.
V.
“Yo creo que no. Porque si uno quiere trabajar para cuidar a sus hijos no es normal
que te quiten los hijos.”
“Muy mala, había gitanos y moros.”
“No es muy buena la opinión.”
“Podían haberlos dejado en mi casa y en un colegio cercano donde yo los tenía
de media pensión. Pero el padre renunció a ese colegio. Yo los habría amoldado
a mi manera. Si no me los hubieran quitado yo los hubiera tenido conmigo.”
“Salió de allí fatal. Cuando salió, la metieron en la cárcel.”
c) Depende del centro, y de las circunstancias :
I.
II.
III.
IV.
“Al principio sí, pero al pasar de centro X a centro Y no.”
“Le ayudó, pero fue demasiado tarde. Se hizo a la vida cómoda, robando, sin hacer
nada.”
“La chica estaba contenta. Salió y vino a verme. Pero a los dos días se volvió a
escapar.”
“Hubo de todo. En la Residencia se juntaba con compañías poco aconsejables. Allí
todos están porque no van bien las cosas.”
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d) No sabe:
I.
“No sé si fue una buena medida.”
3.2.5.- ALTERNATIVAS AL INGRESO “¿ Cree que se podía haber hecho otra cosa?”
Un 56,7 % de los familiares entrevistados opina que sí se podría haber buscado otra
alternativa a la medida de internamiento. Un 43,3% piensa que no se podía haber hecho
otra cosa.
TABLA 59. ¿Cree que se podía haber
hecho otra cosa?
Entre las alternativas propuestas por los familiares predomina la de que los menores se
hubieran quedado con la familia nuclear o extensa, en algunos casos contando con apoyo.
Los que piensan que no había otra alternativa consideran que la problemática familiar o la
propia problemática del menor hubieran dificultado una adecuada atención. Como muestra,
se presentan las siguientes respuestas:
a) Sí se podría haber hecho otra cosa:
I.
II.
“Haber contado conmigo. Me podría haber hecho cargo de él.”
“Lo que yo veo mal es que la madre se la llevara con ella, porque la niña estaba bien
en mi casa y a partir de que se la llevó, fue cuando ya la acogió la administración y
la llevaron a la residencia.”
III. “Sí. Estar sus padres juntos. Atenderlos ellos aunque estén separados.”
IV. “Haber hablado para ayudar a la gente. Hablar conmigo. De qué motivos había para
llevarse a los hijos. Se llevaron a mis cinco hijos engañándome. La depresión que
tengo es por aquello.”
V. “Haberme dado ayuda.”
VI. “No sé... Sí, podrían enseñarles a trabajar, aún con deficiencia.”
VII. “Sí, habiéndolo cogido a tiempo.”
VIII. “Sí. Me encuentro muy frustrada porque no me dejaron tenerla conmigo.”
IX. “Sí, dejarlos con los abuelos, ya que de los padres no sabemos nada.”
X. “Haberlo cogido cuando yo fui al Juez de menores. Si lo cogen de pequeño, puedes
hacer algo.”
b) No se podría haber hecho otra cosa:
I.
II.
114
“Fue bueno para ella”.
“Mejor en la Residencia. Incluso le sacaron antes para que fuera a vivir con su tía
y el tío [hermano de esa tía] opina que debería haber quedado más tiempo en la
Residencia formándose profesionalmente.”
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III. “En ese momento era lo mejor para él.”
IV. “Yo le digo que puede tener traumas, pero que creo que estuvo mejor.”
V. “No se me ocurre. Si mi hija se hubiera visto en una situación similar me hubiera
gustado que actuara como yo lo hice.”
VI. “No lo sé. Tengo 88 años. Soy diabética. Yo estoy contenta con que le tenga la
Comunidad de Madrid.”
VII. “No. Le sacó el dinero a la madre que estaba muriendo. Medio millón de pesetas.
Cambiaron la cartilla. Nos pegó. Me pegó a mí [abuela] y quería pegar a su
madre.”
VIII. “Me echan en cara que les interné. Había problemas en la casa. Peleas con mi
marido. Yo sabía que los niños estaban atendidos.”
c) No sabe:
I. “No se.”
II. “No se me ocurre otra cosa, en ese momento fue lo único que se me ocurrió.”
III. “Tampoco se me ocurre que podría haber hecho.”
3.3. Valoración de la estancia
3.3.1.- VALORACIÓN DE LA ESTANCIA PARA EL MENOR “¿Cree que la estancia en la
residencia fue beneficiosa para él/ella?”
Un 51,4% considera que la estancia fue beneficiosa, frente a un 35,1% que considera que
no lo fue. Un 13,5% manifiesta una valoración variable.
TABLA 60. ¿Cree que la estancia fue
beneficiosa para el menor?
Respecto a las respuestas dadas por las familias nos encontramos con diferentes matices.
Se recogen los siguientes testimonios:
a) Fue beneficiosa:
I.
II.
III.
IV.
V.
VI.
“La vino bien. Por lo menos la educaron. Ella quería estar allí.”
“Muy buena.”
“Sí, iba a verle, la sacaba los fines de semana y bien.”
“Al cien por cien. Allí estaban más controlados.”
“Sí. Le hizo una persona responsable. Hizo muchos amigos.”
“Fue muy beneficiosa para ella. En cuanto que allí tomó conciencia de muchas
cosas y de cómo estas debían ser.”
VII. “Fue beneficiosa pues ellos tienen ya una vida normal con trabajo y todo.”
115
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VIII. “La niña andaba limpia, comía y la trataban con cariño. Se preocupaban de que
estudiara. Luchaban.”
b) No fue beneficiosa:
I.
“Si hubiera encontrado un trabajo sí. El chico en la residencia tenía amistades. Al
salir de la residencia se quedó sin nada. Se encontró solo.”
II.
“No. La primera vez salió [de reforma] peor. Salió mas agresivo, rebelde. Quería
venganza. En vez de ayudarlo le destrozaron.”
III. “Malo. Era un chico normal y por falta de cuidados le estropearon. Había niños de
otro tipo que no iban al colegio.”
IV. “Para A. no [no fue beneficiosa], ni para C., ni para M.... [sus hermanos].”
V.
“No sirvió de nada.”
VI. “No, ya que al principio era una buena chica y ahora se ha vuelto rebelde y
contestona. La costó mucho adaptarse a la residencia.”
VII. “No se portaron bien con nosotros. No les ayudaron. Yo quería que el dinero del
accidente de su madre fuera para los niños. Yo no quería nada. Quería que fuera
para el día de mañana para los niños y lo escribí en una carta al juzgado. Sin
embargo el padre lo cobró y se lo gastó en dos días.”
VIII. “Por mucho que la quieran ayudar, es igual. Le dio igual. No hacía caso de nadie y
no le sirvió de nada la residencia.”
IX. “No. Lo vi que no. No es que lo crea, es que lo vi. Los tutores [educadores]
me ponían buena cara. Me decían cosas positivas de cómo iba. Pero luego me
llamaban diciendo que se había escapado. Se fueron [ella y otros] a un colegio y
robaron todos los ordenadores.”
X.
“No. Fue un trauma grandísimo el internarlos. Como si les pasara algo internamente.
Para ellos aquello fue como una cárcel, aunque estaban bien atendidos. Yo hablaba
con el director y con la psicóloga. Estaban muy pendientes de ellos.”
c) Variable:
I.
II.
III.
IV.
“Ni beneficiosa ni provechosa. Normal.”
“En el centro X bien, pero en el centro Y no.”
“Sí. En el primer colegio [residencia] que estuvo todo el mundo le quería mucho,
sobre todo un profesor porque era más maduro de lo que debería para su edad.
Después, al cerrar este que era de la Comunidad de Madrid entró en otro. Empezó
a faltar cuando su madre se puso enferma. Luego le volvieron a llevar a otro colegio
[residencia] de la Comunidad que le localizó su tío, pero se sentía desplazado
porque todo el mundo tenía su familia. Su madre se enteró que llevaba meses
sin ir , así que volvieron a llevarle al colegio [residencia] anterior. Desde entonces
el niño se centró, sacó todos sus estudios y dejó la rebeldía que había llevado
entonces.”
“Ni bueno ni malo. Hubo de todo. Aprendía peluquería y estaba demasiado libre.
Se juntaba con malas compañías. Se escapaba mucho.”
d) No sabe:
I.
116
“No tengo opinión.”
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
3.3.2.- VALORACIÓN DE LA ESTANCIA PARA LA FAMILIA “¿Y para la familia?”
El 60% de los familiares entrevistados considera que la estancia fue beneficiosa para la
propia familia, frente a un 31,4% que opina que no lo fue.
TABLA 61. ¿Cree que la estancia fue
beneficiosa para la familia?
-YLJ\LUJPH
7VYJLU[HQL
:P
5V
=HYPHISL
;V[HSKLNY\WV
Las respuestas dadas por las familias son las siguientes para cada uno de los epígrafes:
a) Fue beneficiosa:
I.
II.
III.
IV.
“Fue una ayuda. Sabíamos que por lo menos la niña estaba cuidada.”
“Sí, eran cuatro niños.”
“Fue positivo.”
“Fue también una buena medida. Debido al comportamiento del compañero de la
madre.”
V. “Sí (abuelos). A los padres les da igual.”
VI. “Sí, yo no podía con ellos.”
VII. “Sí, porque no obedecía y era muy rebelde.”
VIII. “Sí. Íbamos a verla y nunca tuvimos problemas con el personal de la residencia, que
siempre quiso lo mejor para ellos.”
IX. “Para mí sí [padre], para ella, no se contaba con ella para nada.”
b) No fue beneficiosa:
I.
II.
III.
IV.
V.
“No. Al revés: fue un disgusto.”
“No. Para nada. La forma de tratarle como persona...”
“Para la familia menos.”
“Mala, debería haber estado con nosotros. No había seguimiento escolar.”
“Si le hubiera venido bien a la chica..., pero como daba igual…”
3.3.3.- VALORACIÓN DEL APOYO RECIBIDO POR LOS MENORES EN LA RESIDENCIA
“¿Recibieron el apoyo necesario?”
El 59,5% de los familiares entrevistados se muestran satisfechos con el apoyo recibido
durante la estancia de los niños en la residencia, frente al 37,8% que consideraba que el
apoyo no fue suficiente.
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TABLA 62. ¿Recibieron el apoyo que
hubieran necesitado?
-YLJ\LUJPH
7VYJLU[HQL
:P
5V
=HYPHISL
;V[HSKLNY\WV
Las respuestas positivas se refieren generalmente al apoyo recibido por los niños. En las
negativas hay quien se refiere al apoyo a los niños y otros hacen más hincapié en la falta de
apoyo recibido por ellos como familiares:
a) Sí recibieron el apoyo necesario:
I.
II.
III.
IV.
“Con la Residencia, bien. Atendido sí que estaba.”
“Les cuidaron lo mejor que pudieron.”
“Sí. Creíamos que la residencia era lo mejor.”
“En la residencia sí. Al salir de allí, fue a un piso de monjas donde la daban vivienda
y comida. Sigue manteniendo el contacto con estas monjas.”
V. “Sí, aunque era rebelde y difícil. Echaba de menos a su madre.”
VI. “Sí, mejoró.”
VII. “Sí, estaba contenta.”
VIII. “Sí, allí estaban bastante arropados.”
IX. “En parte sí porque creo que tampoco se podía haber hecho otra cosa y ha sido
bueno para él.”
X. “Sí en todo momento estuvimos apoyados por familiares, amigos, educadores,
directores...”
XI. “Todo el necesario de educadores y psicólogo.”
XII. “Supongo que sí, pues cuando les veía estaban bien y ahora llevan una vida
normal.”
XIII. “Tenía mucho apoyo.”
XIV. “Sí. Los educadores me trataban muy bien, pero yo quería que reclamaran el dinero
de los niños y no se han movido. Como era la abuela materna no me hicieron caso
porque creían que yo exageraba. Pero el director luego me dijo: “¡Cuánta razón
tenías!”. La Asistente Social y el psicólogo al principio no me daban la razón, pero
luego me la dieron.”
b) No recibieron el apoyo necesario:
I.
II.
III.
IV.
V.
118
“No. Muchas veces iba a verla y estaba sucia, mal cuidada... Y que cuando ha
estado mala no la han atendido adecuadamente.”
“No. Lo único que hacían era hundirle. No le trataron como persona. Le humillaron
un montón.”
“No me dieron ningún apoyo. No tenía apoyo.”
“Ningún tipo de apoyo.”
“No creo, no se hizo nada de lo que yo les dije.”
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
VI.
“No. Antes eran otros tiempos. Si podían, le alejaban a uno por cualquier cosa.
En invierno me decían: “ Pues no venga Ud., que nieva…” No me ayudaron a
encontrar un trabajo. Más bien me dijeron que me podían quitar a la niña.”
VII. “Hicimos terapia, que te sientan y que yo no entendía ni a qué venía. El chico no
hablaba. Sonreía. Pero decía sí, sí y nada más. Me porto bien y me sacan. Digo lo
que quieran y se lo tragan.”
VIII. “Yo, cuando tenía que entrar, tenía que pedir permiso. Estuvo en un reformatorio.
Allí había de más de disciplina. Era como una cárcel. Nada de salir. Lo vi, los 9
meses que estuvo, muy fuerte. Me dolía muchísimo, pero pensaba que lo prefería.
Luego la metieron en el colegio que está al lado y hacían lo que querían. Se
escapaban, robaban, un desmadre…”
c) No sabe:
I.
II.
“No sabe. El abuelo la controlaba, pero ella se fugaba.”
“No lo sé.”
3.3.4.- RELACIÓN MENOR-FAMILIA DURANTE LA ESTANCIA EN EL CENTRO
“¿Le veía la familia estando en la residencia?”
El 95% de los familiares entrevistados manifiesta que siguieron manteniendo contacto
con los menores una vez que éstos entraron en la residencia. Este contacto tenía lugar
mayoritariamente en salidas de fin de semana y vacaciones al domicilio familiar y, en
algunos casos, mediante visitas que efectuaban las familias al centro. Sólo un porcentaje
muy pequeño de familias, 5%, no siguió teniendo relación con los menores después del
ingreso de los mismos en la residencia.
TABLA 63. ¿Le/a veía la familia
estando en la residencia?
-YLJ\LUJPH
7VYJLU[HQL
:P
5V
;V[HSKLNY\WV
Las siguientes respuestas reflejan la opinión de los familiares que tuvieron contacto con los
menores. Los que respondieron que no les veían no aportaron ningún dato significativo:
a) Sí le veía:
1) Salida a casa los fines de semana y vacaciones:
I.
“Salía conmigo los fines de semana. Se escapaba de la residencia para ir conmigo
(tía).”
II. “Los fines de semana con nosotros (abuelos).”
III. “Salían los fines de semana y vacaciones.”
IV. “Salían conmigo (madre) los fines de semana de viernes a domingo.”
119
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V. “Sí, la sacaba los fines de semana.”
VI. “Les veía todos los fines de semana, que los sacaba, pero no los controlaba. Luego
cambió el régimen y solo los podía ver una vez a la semana.”
VII. “Sí. Iba todos los fines de semana a verle. En vacaciones no salía con nosotros
porque ni siquiera los tíos y primos tenían dinero para irse pero F. se iba de
vacaciones con la gente de la residencia.”
VIII. “La veía todos los fines de semana y la sacaba siempre que podía.”
IX. “Dos veces fue a verla. Sí salía en vacaciones.
2) Visitas regulares realizadas en la residencia
I.
II.
III.
IV.
“Al principio iban sus padres. Luego fui yo [tía] también.”
“Iba a verla y pedía permisos para que fuera conmigo a casa.”
“Sí, iba a verle. No a sacarlo.”
“Les veía una vez al mes, no me dejaban sacarlos, supongo que porque el padre
las ingresó.”
V. “Sí. Iba los miércoles.”
VI. “Todos los fines de semana iba a buscarle. Una vez se escapó. Me llamó y lo volví
a llevar a la residencia. Se asustó por el mundo en que le metió un amigo: gitanos,
droga…”
VII. “Iba a verla. La sentaban conmigo en un banco. Pero nadie nos decía nada, ni
explicaciones ni nada.”
VIII. “La sacaba un par de horas a pasear todas las semanas. Volvía a la hora que me
decían. Tengo una hija mayor que ella, cuatro años mayor. Estuvo más en casa de
mi hija que en mi casa. Yo la tenía abandonada porque trabajaba.”
3) Visitas y salidas esporádicas:
I.
II.
III.
IV.
“A veces iba a verle.”
“Alguna vez.”
“Una vez”
“Sí. A veces, cuando ella venía y la regañaba ella decía que quería irse a la Residencia.
Al criarse allí ella no quería estar conmigo. La ponía a barrer a hacer cosas, pero ella
decía que en la residencia estaba mejor.”
3.4. Valoración de la salida
3.4.1.- PARTICIPACIÓN DE LA FAMILIA EN LA SALIDA DEL MENOR “¿Se contó con
la familia cuando salió?”
De las contestaciones de los familiares entrevistados se desprende que un 59% de los
casos no tuvo la percepción de que se contara con ellos a la hora de la salida del menor,
frente a un 41% que considera que se contó con la familia.
TABLA 64. ¿Se contó con la familia al salir de la residencia?
-YLJ\LUJPH
120
7VYJLU[HQL
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5V
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En cuanto a las respuestas dadas por las familias se ofrece la siguiente muestra:
a) Sí se tiene la percepción de que se contó con la familia:
I.
II.
III.
IV.
V.
VI.
VII.
VIII.
IX.
“Sí, fueron a sacarle.”
“Sí. Nosotros [los abuelos] recogimos a la niña.”
“Ella pidió que le sacaran. El niño también quería salir.”
“Sí, fue la propia abuela la que se movió para que saliera antes de los 18 años.”
“Sí. Se vinieron a mi casa ( abuela).”
“Sí. Salió antes de los 18. No quería estudiar, hacía novillos.”
“Si, se fue con su padre y con su madrastra.”
“Sí, fue a vivir conmigo (tía).”
“Al ser mayor de edad se fue a vivir con nosotros, pero no durante mucho tiempo
ya que se independizó y encontró trabajo rápidamente.”
X. “Cuando cumplió los 18 años pasó a un taller ocupacional de la Comunidad. Sigue
tutelado. Hace un año me llamaron del Tribunal Tutelar [Comisión de Tutela de la CM],
si quería hacerme cargo de él. Tengo 88 años. No me podía hacer cargo de él.”
XI. “Salió porque cumplió un año de guarda. Nos mandaron una carta de que había
cumplido el tiempo. Se hizo informe al juez y a la familia.”
XII. “Ellos querían salir y yo dije que vinieran a casa.”
b) No se tiene la percepción de que se contara con la familia:
I.
II.
III.
IV.
V.
VI.
VII.
VIII.
IX.
X.
XI.
XII.
“Conmigo [tía] no contaron ni al entrar ni al salir.”
“No, porque los chicos eran mayores.”
“No se contó con nadie. Los sacó la madre.”
“El abuelo iba a buscarla por la calle, a ver si la veía.”
“No se contó conmigo. Estuvo con su padre alcohólico y luego con su madre.”
“No .Salieron por ser mayores de edad.”
“Me llamaron y me dijeron que, a esa edad , no podía estar allí. De allí que salió y
estaba sola en casa. El tiempo que estuvo conmigo no recuerdo que hiciera nada
malo.”
“No, salió con su pareja.”
“No. Salió ella.”
“Salió para trabajar en Telepizza.”
“No contó con nadie. Ella salió a la calle.”
“Se escapó.”
c) Continúa tutelada de adulta en el centro:
I. “No ha salido. Vive ahí”
3.4.2.- DOMICILIO DE SALIDA TRAS SU ESTANCIA EN EL CENTRO “¿A dónde fue al
salir?”
Más de la mitad de los ex-residentes, el 67,5%, se fueron con su familia al salir de la
residencia.
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TABLA 65. ¿A donde fue cuando salió?
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*VUSHMHTPSPH
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=P]PLUKHJVTWHY[PKH
*HSSL
0UZ[P[\JP}UZVJPHS
6[YVZ
;V[HSKLSNY\WV
A continuación se ofrecen algunas respuestas dadas por los familiares. La mayoría de los
ex-residentes volvieron con alguno o ambos progenitores. En otros casos las abuelas y tías
se convierten en un apoyo importante a la salida de la residencia.
a) Al domicilio de uno o ambos progenitores:
I.
II.
III.
IV.
V.
VI.
VII.
VIII.
“Con su madre.”
“Fue a casa de sus padres.”
“A. y M. fueron a su casa.”
“A casa con la madre.”
“Con el padre.”
“Con su padre y su madrastra.”
“Salieron a casa del padre, y luego poco a poco se han ido independizando.”
“A casa. Al principio, muy bien. La segunda semana robaba lo que pillaba y se iba.
De subir por la terraza hasta un cuarto piso y coger lo que fuera [se refiere a un fin
de semana en que ella, la madre, no estaba en casa]. Se quedaron todos allí [él y
otros amigos]. La casa destrozada.”
IX. “Se fue con la madre. Luego se casó, se separó y volvió con la madre y su pareja.”
X. “Él se quiso independizar. Se fue con su padre a casa del abuelo. Mi marido [el
padre] está enfermo mentalmente. Es una persona que no trabaja, le da miedo
coger el teléfono, abrir la puerta... Toma pastillas para dormir. No quiere ir al médico.
La hija está conmigo [la madre].”
b) Al domicilio de abuelos:
I.
II.
III.
IV.
“Con los abuelos.”
“A casa de la abuela y luego a vivir con su novio.”
“Se fue a vivir con la abuela.”
“A mi casa [abuela].”
c) Al domicilio de tíos y otros allegados:
I. “Se fue a vivir con su tía.”
II. “A casa de su tía y luego se independizó.”
III. “Se fue a Nueva York con una hermana mía [de la madre]. Allí fue a un colegio, se
echó un novio. Le mandaba dinero y mi hermana me dijo que la niña hacía novillos
122
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y no quería estudiar, así que la mandó de vuelta. Aquí hacía lo mismo y la mandé
con las educadoras. Aún había plaza para ella. Yo la regañaba todos los días. Me fui
a hablar con la educadora y me dijo que estaba allí en la residencia. Luego se juntó
con este chico y se empeñó en tener un niño. Tienen que ser responsables.”
IV. “A casa de la cuñada uno de los chicos y a casa de los tíos el otro.”
d) Vivienda compartida con iguales:
I. “Con su pareja.”
II. “Con compañeras. Vivían juntas en un piso.”
e) Institución social:
I. “A un piso de monjas de las cuales recibió mucha ayuda.”
II. “A X, a residencia de señoritas.”
III. “Le llevaron a un piso de la Comunidad directamente.”
f) A la calle:
I.
“Estuvo dando vueltas. Fue a la parroquia. Salió tarifando. Fue a ferias. Estuvo dos
meses en Canarias con el padre. Volvió a desaparecer. El padre no quiere que le
llame. La madre es muy dependiente del padre. No ha trabajado. No aguanta estar
con los hermanos en casa. Para la niña [hermanastra] es su casa y ellos son sus
padres. Cuando va él discuten.”
II. “A la calle.”
III. “Ella, a lo suyo. Tiene tres hijos. Se los quitaron.”
g) No sabe:
I.
“Ni idea.”
3.4.3.- CONTACTO CON LA FAMILIA DESPUÉS DE LA SALIDA “¿Siguió manteniendo
contacto con Uds.?”
El 87,2% de los ex-residentes siguieron teniendo contacto con los familiares entrevistados
después de abandonar la residencia. Sólo un 12,8% no siguieron manteniendo el
contacto.
TABLA 66. ¿Siguió manteniendo contacto con Ud.?
-YLJ\LUJPH
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123
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Las respuestas de las familias corroborando cada uno de las afirmaciones o negaciones
fueron las siguientes:
a) Sigue manteniendo contacto regular:
I.
II.
III.
IV.
V.
VI.
“Sí, una vez al mes.”
“Sí, son muy cariñosos.”
“Sí, viví hasta hace poco con ellos.”
“Sí. Sigo hablando con ellos. Viene por mi casa.”
“Sí en todo momento hemos mantenido el contacto.”
“Sí. Nos vemos muy a menudo y hablamos por teléfono al menos una vez al mes.
Nunca hemos tenido malas relaciones y estoy muy orgullosa de mi nieta porque
siempre ha sido muy trabajadora y luchadora en la vida para poder salir adelante.”
VII. “Sí, hablo frecuentemente con ellos, pero son ellos los que me llaman, ya que yo
no tengo sus teléfonos.”
VIII. “Me veo con ellos [la hija, su pareja y una niña] muy a menudo.”
IX. “Sí. Viene a verme. Y si no, me llama.”
X. “Todos los sábados la llamo. Yo voy con mi marido a verla todos los años y estamos
un fin de semana y ella viene ocho días en el invierno. Ella me comprende y yo la
comprendo.”
b) Sigue manteniendo contacto esporádico
I.
II.
“Sí, a veces. Con su madre más.”
“Sí hasta el momento en que mi hija [amiga de la menor], se fue a vivir a [otra
ciudad].”
III. “Sí, pero poco, sólo verano y algún fin de semana.”
IV. “Cuando salieron sí (abuela). Se fueron a vivir a una parcela de mi propiedad.
Pagaban mucha luz. Me han dejado a deber 230.000 ptas. Yo les tuve que decir
que se marcharan. Me han llevado todo lo que han podido. Estando en el Colegio
uno me quitó 50.000 pts. Van con un coche sin seguro ni carnet, que está a
nombre de su tía (mi hija). Vinieron un día y les reñí por lo del coche. Discutimos y
fui a pegarle un bofetón, y el mayor de los dos me daba puñetazos y empujones.
Ahora no me llaman. Tres veces les ha cogido la Guardia Civil. Ahora tienen un
juicio, les han quitado el coche (que era de su tía) y a la tía la ponen una multa
muy fuerte. No tienen relación con el padre, aunque el pequeño sí que va con él
cuando le conviene.”
V. “Sí. Cuando necesita algo, llama. Llevábamos tres años sin saber nada de él. Se
marchó al pueblo y estaba trabajando de camarero. Le trajimos de allí y el cuñado
le buscó el trabajo en una empresa que trabaja con hierro para hacer rejas. Se
quedó otra vez en casa y a los tres meses ya estaba estilo pensión, con malas
cosas. Y a su hermano le tenía martirizado. Yo le decía que si gastaba el dinero en
juerga, no podía ahorrar. No le quisimos avalar para un coche y entonces se marchó
a una habitación. Se fue un sábado y a mí (la madre) me operaban el lunes. Desde
hace 5 meses no he vuelto a saber nada de él.”
VI. “Me sigue viniendo a ver [de vez en cuando]. Me considera su madre. Me viene a
enseñar a los niños y me dice: ‘Ya ves que ahora me porto bien’”.
124
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VII.
“El chico viene algunas veces. No viene mucho.”
c) No continuó el contacto o fue muy irregular:
I.
II.
III.
IV.
“No, ninguno”.
“A veces hablaba con ella... pero con miedo de la madre y de las malas
compañías”.
“Hace años vino. Ahora hace mucho que no”.
“Cuando empezó a trabajar empezó el contacto”.
3.4.4.- ADECUACIÓN DE LA PREPARACIÓN RECIBIDA PARA LA AUTONOMÍA
“¿Piensa que salió suficientemente preparado para defenderse en la vida?”
Un 58,3% de los familiares cree que los menores salieron suficientemente preparados para
defenderse en la vida, mientras un 41,7% considera lo contrario.
TABLA 67. ¿Piena que salió suficientemente preparado?
-YLJ\LUJPH
7VYJLU[HQL
:P
5V
;V[HSKLNY\WV
En las respuestas dadas por los familiares se observa los que creen que salieron
suficientemente preparados se refieren a aspectos como: defenderse con cierta soltura
ante las dificultades de la vida cotidiana, conseguir o mantener un trabajo y en algún caso,
haber alcanzado el nivel básico de estudios para desenvolverse en la vida. Como respuestas
más representativas se presentan las siguientes:
a) Sí lo cree:
I.
II.
III.
IV.
V.
VI.
“Se les prepara bien, pero ella salió muy pronto.”
“Sí. Lo está demostrando día a día, aunque le está costando.”
“Sí. A X. la vida le está dando muchos palos. M. y C. han salido preparadas.”
“Sabe presentarse en los sitios, pero luego hacía lo que quería.”
“Siempre se creyó autosuficiente. Creo que sí.”
“En los estudios era un desastre pero pienso que se defiende muy bien en la vida,
que salió preparada.”
VII. “Alguno ha salido con estudios, y otro no ha terminado con el ciclo correspondiente.”
VIII. “Sí. En el tercer colegio [residencia] al que fue nos dijeron que mi sobrino no se
sacaría el graduado pero al volver a cambiarle al colegio anterior (residencia) el niño
se centró y lo obtuvo.”
IX. “Salió muy preparada y concienciada para defenderse en la vida.”
X. “Sí, aunque el trabajo está muy difícil.”
XI. “Pienso que sí, ya que llevan una vida totalmente normal, por ejemplo, no tuvieron
problemas para encontrar trabajo.”
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XII. “Yo la veo que sí. Se defiende. Y con un chico más responsable se defendería mejor.
Ella es infantil. Yo la veo luchadora, pero en la casa no quiere hacer nada. Tiene
problemas con ese chico. Él dice que ella y ella dice que él. Yo creía que ellos eran
felices. El dice que lo tiene de chacha, pero ella dice que él no trabaja y debe hacer
la casa. Cada vez que él se porta mal, lo echa de casa.”
XIII. “No lo se, pero pienso que sí, ya que nunca le ha faltado trabajo.”
b) No lo cree:
I.
II.
III.
IV.
V.
VI.
VII.
“No, en absoluto.”
“Salió fatal. La metieron en la cárcel.”
“Estuvo en el centro y poco.”
“No salió muy bien.”
“Creo que no, van a su aire.”
“No. Escolarización... Talleres... Les daban mucha libertad y no asistía a la escuela.”
“No, porque no saben lo mínimo ni tienen cartilla escolar. No les obligaron. No
había disciplina ni castigos. No saben ni leer. Dicen que no creen en Dios, porque
se llevó a su madre cuando les hacía falta.”
VIII. “No, porque mi hijo no tiene estudios. Hizo carpintería. No salió preparado para
nada. Va dando tumbos. Está de mozo de almacén.”
IX. “Nada. Ni estudios ni nada. Ni el graduado escolar. Se marchó a un pueblo y estaba
trabajando de camarero. Le trajeron y el cuñado le buscó un trabajo con contrato,
para trabajar en rejas de hierro.”
X. Él no está bien del todo. Su novia tampoco. No sé si podrán vivir solos.”
3.4.5. APOYO DE LOS SERVICIOS SOCIALES “¿Recibió apoyo de los Servicios Sociales
cuando salió de la Residencia?”
Más de la mitad de los familiares entrevistados, 81,8%, indican que ni las familias ni los
menores recibieron ningún tipo de apoyo de los Servicios Sociales al salir de la residencia.
TABLA 68. ¿Recibió apoyo de los Servicios Sociales?
-YLJ\LUJPH
7VYJLU[HQL
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5V
;V[HSKLNY\WV
Las respuestas ofrecidas son las siguientes:
a) Recibieron apoyo:
I. “Sí, le estuvieron aconsejando sobre donde encontrar piso y trabajo.”
II. “Sí. Cuando estuvo en la residencia se la operó de la vista y estuvo muy apoyada por
los Servicios sociales.”
III. “Sí. Le ayudaron a conseguir el piso y le dieron algo para empezar.”.
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IV. “Tuve ayuda de los Servicios Sociales para sacar adelante a los niños.”
b) No recibieron apoyo:
I.
II.
“Nada. Ahí están y ahí te quedas con ellos [se refiere a sus nietos]”.
“No. La madre vive en una casa del campo con todos. La Comunidad de Madrid la
quiere echar porque es una casa baja que se han hecho ellos en un terreno en el
que está previsto hacer un centro de salud mental”.
III. “No. La única vez que fue a la Asistente Social para ver si podían conseguirle un piso
no le hicieron caso”.
IV. “No, nada. Cobraba [de antes] una paga de enfermedad de 41.000 pesetas”.
V. “No recibieron ninguna clase de ayuda tras la salida”.
VI. “No, ninguno”.
VII. “No, sólo la vivienda con las monjas”.
VIII. “No le dieron nada”.
IX. “Querían un apoyo, pero no hicieron caso”.
X. “Por la niña que tuvo quizá hoy reciba algo. Ropa y de todo...”.
XI. “Creo que no, pero no estoy seguro”.
XII. “No. No creo que fueran necesarios”.
3.5.- UN RECUERDO BUENO
Entre los recuerdos positivos de los familiares entrevistados predominan los aspectos que
guardan relación con el interés mostrado por los profesionales, tanto hacia los menores
como hacia las propias familias. En un segundo plano se destacan aspectos de carácter más
material. Algunas respuestas significativas de respuestas son:
a) Interés y dedicación por los menores:
I.
“Se preocupaban por ella. La educadora me dijo: ‘La llamo por teléfono cuando
salga y cuando llegue a su casa me llama Vd.’”
II. “Eran muy buenos los educadores. Hicieron todo lo que pudieron. Cuando hablaba
con ellos, me parecían excelentes personas que hacían todo. Los educadores
fueron al bautizo del niño y corrieron con los gastos, porque nosotros no teníamos
dinero.”
III. “Ninguno… Que tenía la boca hecha un desastre y se la arreglaron. Que lo hicieron
estupendamente. Sin yo pagar un duro.”
IV. “Cuando hablaba con los educadores me parecía que se interesaban por el chico.
Querían alguien que el chico tuviera de apoyo, y ese apoyo lo encontraron en mí
[tía]. Apreciaba a dos educadores mucho. Se portaron muy bien conmigo y con mi
marido [tíos].”
V. “… que se portaron bien.”
VI. “De la residencia le dijeron cómo podría volver a casa y le cuidaron muy bien.”
b) Amistades:
I.
“Algún amigo con el que tiene contacto [el chico]. Las visitas.”
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c) Buen trato a la familia:
I.
“Yo fui a recogerlos en una ocasión y el director me hizo comer allí con ellos: ‘Pase,
hoy coma usted aquí con sus hijos’” [llorando].
d) Visitas familiares:
I.
“Las visitas. Llegábamos. Nos metían en una salita, estábamos con él charlando y
eso hasta que nos íbamos. Muy bien.”
II. “Cada vez que los veía, era la única alegría que yo tenía.”
III. “Los fines de semana cuando iba a buscarlo y el trato con la gente de allí [educadores,
etc.].”
e) Educación:
I.
“Les enseñaron una educación.”
f) Fechas significativas:
I.
“El dieciocho cumpleaños de la niña en mi casa y las Navidades”.
g) Aspectos materiales de la residencia:
I.
“La calefacción. Lo único. No hablaba con nadie. No conocía ni a un solo monitor.
Estaba allí como una visita.”
II. “Tenía una habitación muy bonita que compartió con otras tres compañeras.”
h) Valoración global positiva:
I. “Todo”.
II. “Todo el mundo le quería mucho. Era un chico muy amable, que siempre les
ayudaba a los demás en la que podía y dispuesto a hacer lo que sus educadores
pidieran.”
III. “Muchos [recuerdos].”
IV. “Que le recogieran, su estabilidad.”
V. “Había niños bien cuidados.”
VI. “El recuerdo bueno es el saber que tenían todo lo que necesitaban.”
i) Ninguno:
I. “Ningún recuerdo bueno.”
II. “Ninguno. Empezaron a pegar a mi hija.”
III. “Se pensaba que se iba a tener mucho interés en la entrevista inicial, eso se archivó
y no sirvió para nada.”
3.6.- UN RECUERDO MALO
Las percepciones negativas de los familiares tienen que ver especialmente con aspectos
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relacionados con carencias en el trato y atención a los menores y a sus familias por parte de
la residencia. Otras recuerdos hacen referencia a la situación familiar:
a) Descontrol de los menores por parte de la residencia:
I.
“Un día que fui a la residencia a las doce de la mañana y el mayor estaba acostado.
Entré a hablar con la trabajadora social y me dijo que el niño estaba en el colegio.
La señorita X que estaba en los Servicios de Protección que estaba en O’Donnell me
decía: ‘No te hacen caso’”.
II. “Que se escapaba, que no tenían control. Que los chicos los toreaban. Se dormían
en los laureles y se escapaban. Quería aprender peluquería: Le compraron todo y
fue dos días. Tenían que haberla obligado”.
III. “Que se juntaba con otras que hacían lo que querían.”
IV. “Yo, para llevármela de vacaciones tuve que hacer una carta, y a ellos se les escapaba.
Estábamos con mi hija en el colegio, en la oficina del director y él empezó a decirme
lo que la chica hacía y ella casi se lo estampa al director, porque veía injusticia: ‘Pero
Vd. no tiene control ninguno y a nosotros nos tienen aquí de cualquier manera…’”.
b) Atención inadecuada:
I. “Tampoco tengo recuerdo malo. Ni bien ni mal. No nos decían nada.”
II. “Tampoco tengo [ni bueno ni malo]. La entrada y la habitación donde nos ponían.
No me enseñaron nunca el centro ni me contaron nada.”
III. “Otro día amargo para mí fue cuando cumplió quince años. Llevé una tarta para todos
y nos la comimos en el patio. Con frío. Era octubre. Dijeron: Si quieren comer la tarta,
en el patio. Y menos mal que no llovía . Salieron los niños fuera y ‘comérosla ahí’”.
IV. “No les dejaban bañarse a diario. La relación entre educadores era muy mala, y
también con la familia.”
V. “De algún tutor, porque no trabajaba como era debido y les acabaron echando.”
VI. “Ni los educadores ni los directores nos han tratado bien. Cuando conseguí un buen
abogado y quisieron darme la custodia de la niña yo ya era muy mayor y estaba
enferma, por lo que no he podido hacerme cargo de ella.”
c) Falta de respeto a la intimidad -por parte de los profesionales del centro-:
I.
“Otro recuerdo amargo: Había en la residencia una empleada, cocinera o limpiadora,
no recuerdo, una sinvergüenza, y era vecina de una compañera mía de trabajo. Le
dijo a su vecina que yo tenía una hija drogadicta allí. La otra lo publicó todo en mi
trabajo.”
d) Trato discriminatorio o desinterés:
I. “Yo no sé. Algunas cosas. Había preferencias con otras niñas. Eso lo notaba.”
II. “Cuando el educador le contaba cosas que pasaban en la residencia pero con otros
chicos.”
e) Situaciones familiares:
I.
“La última vez que la dieron permiso. Fue a casa de la suegra, hubo una discusión.
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La niña volvió a su casa, cogió su maleta y volvió a la residencia. El marido dijo que
nunca más la recibía en casa.”
II. “Mi nieto, una vez que se escapó, y se fue a buscar a su madre y andaban malamente
por ahí, en la calle. Tengo otro nieto de otra hija, que es abogado. Se enteró y fue a
buscarlos a la estación de Atocha. Estaban allí, empapados. ( de la lluvia). Y llevó al
chico otra vez al colegio.“
f) Otras situaciones:
I. “Una vez que le detuvieron.”
II. “El día que fui a verle y que no sabía que estaba allí. El encuentro fue malo al verle
solo en la residencia. Cuando salió de la residencia estuvo viviendo en la Iglesia.
Volvió al cabo de un año a ir algún fin de semana. Volvió con la madre y fracasó.”
g) Valoración global negativa:
I. “La forma que tenían de tratarlo. Es duro aguantar ahí.”
II. “Más bien malo todo.”
III. “Todos. Retirarme los hijos. Me han dejado inútil para toda la vida. Mis hijos me dicen
que por mi culpa han estado internos.”
h) Ninguno:
I. “No, ningún recuerdo malo. Siempre que solicité algo, me lo dieron”.
II. “No recuerda.”
III. “No sé, porque como los veía tan poco, no puedo decir ninguno.”
3.7.- SUGERENCIAS DIRIGIDAS A LOS EDUCADORES “¿Qué les diría a los educadores
que tuvieran en cuenta?”
Las sugerencias o propuestas que los familiares harían actualmente a los educadores se
centran en aspectos relacionados con cualidades humanas y profesionales de su papel
como educador, así como en la necesaria colaboración residencia-familia. Algunas repuestas
son las siguientes:
a) Cualidades relacionadas con la atención y el afecto:
I.
II.
III.
IV.
“Que les den todo el cariño que puedan porque lo necesitan”.
“Que estén bastante pendientes de los niños.”
“Que les den mucho apoyo, especialmente afectivo”.
“Pues me imagino que a estos niños les darán a alguna familia, porque son
pequeños. [Se refiere a los niños de su nieta, que ha tutelado la C.M.]. Es lo mejor.
Que los traten lo mejor posible.”
V. “Son niños muy sensibles. Que dieran cariño, comprensión, atención y que vigilen.
Confianza: que los niños puedan confiar en ellos.”
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b) Cualidades relacionadas con la comprensión y la paciencia:
I. “Que aprendan a tratar a esta gente. Que tienen derecho aprender de los fallos.”
II. “Estoy contenta con los educadores de la residencia. Sin embargo pediría paciencia
con estos niños.”
III. “Paciencia, cuidado para que no se escapen, cuidar con ellos.”
IV. “Que son niños con muchísimos problemas. Los niños están perdidos, dependen
mucho de ellos, los niños no saben qué es bueno o malo.”
V. “Tienen que pasar mucho con ellos. Aguantar.”
VI. “Paciencia tacto con ellos. Es gente difícil porque no han tenido buena suerte en la
vida.”
c) Cualidades relacionadas con la orientación y referencias educativas:
I. “Que les orienten para encontrar trabajo, ayudarlos.”
II. “Que sean conscientes de que tienen con ellos una familia y no les den malos
ejemplos.”
III. “Que los enseñen a valerse por sí mismos. Mejor trato con ellos.”
IV. “Que sigan igual, que estuvieron acertados. Les aconsejan, les hacen un seguimiento.
Así tiene que ser.”
d) Cualidades relacionadas con la contención y los límites:
I.
II.
III.
IV.
V.
VI.
“Que no les otorguen demasiada libertad, un poco de disciplina, siempre en su justa
medida.”
“Que no les den tanta libertad. El chico que va ahí es porque tiene problemas.
Esa libertad que les dan no es buena para ellos, porque son chicos un poco
desviados.”
“A la Comunidad de Madrid le diría que se vuelquen un poco más en los chicos y en
su preparación. Que tengan más atención y que tengan vigilancia y disciplina que a
lo mejor los chicos lo agradecerían.”
“Que tuvieran más control. Que si la chica no quiere estudiar, que le obliguen, que
ya que te quiten la tutela, que sean ellos padres y que salgan con ellos. Con un
trabajo, con un estudio. Jamás la han llevado a un cine ni a ningún sitio. Que les
obliguen a ser unas mujeres y hombres.”
“Cuidado con estos niños, cuando dicen que van a un sitio y se prostituyen.”
“Que sean responsables, que sean respetuosos con la forma de ser de los niños y
sean un poquito duros.”
e) Sugerencias centradas en la colaboración con la familia:
I. “Buscar apoyo en el resto de la familia. No contar sólo con los padres.”
II. “Hay que estudiar a la persona, individualizar, hacer caso a la familia.”
III. “Si pillara a alguno le diría... Por culpa de los colegios mis hijos no me hablan. A ver
que hacen ellos conmigo. No quieren saber nada de mi. Les han quitado el cariño.”
IV. “Que contaran con los padres. No sólo con los chicos. Hacer algo conjunto con los
padres. Tener un contacto más familiar.”
131
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f) Sugerencias centradas en la profesionalidad de los educadores:
I.
II.
III.
IV.
“Que se han portado muy bien, que ahora sigan igual.”
“Darles la enhorabuena. Hace falta paciencia.”
“Que fueran todos como el educador F. y P., que eran personas de recibir premios.”
“Más educadores capacitados.”
g) No sabe, no contesta:
I.
“No sabría decirles…”
3.8.- SUGERENCIAS DIRIGIDAS A LAS FAMILIAS “¿Qué diría a las familias de los
niños que están ahora en las residencias?”
Las propuestas que hacen los familiares entrevistados a las familias de los niños que
actualmente están en residencias tienen que ver con aspectos dirigidos a prevenir el ingreso
de los menores en las instituciones agotando, en la medida de lo posible, los recursos
personales y familiares. Cuando esto no es posible, las familias dan mucha importancia
a la necesidad de mantener el vínculo con los hijos y desarrollar la colaboración con las
residencias.
a) Evitar el ingreso y arreglar la situación en la familia:
I.
II.
III.
IV.
V.
VI.
“Que antes de meterles que intenten otras cosas. Ver que los niños están bien.
Teniendo familia no debe ingresarse a nadie en las residencias. Se juntan toda clase
de personas, buenas, no tan buenas y malas.”
“Que no les metan. Que les cuiden ellos.”
“Que si les pueden tener en casa, que los eduquen ellos. Que lo primero son los
hijos.”
“Que no sean tontos. Que no se dejen coger y no se dejen hundir. Si necesitan
ayuda que la busquen en la familia no en los amigos.”
“Que es una ayuda muy buena, pero que les puede causar un trauma. Que como
en su casa, no van a estar en ningún sitio. En el centro, echaban de menos a sus
padres.”
“Es complicado educar tarde, debe educarse desde la cuna, deben existir normas y
ejemplos familiares. Que no tengan hijos las familias que no pueden educar a los
hijos.”
b) Valoración positiva del ingreso:
I. “Que es una buena medida para las familias y los niños.”
II. “Que hacen muy bien ingresándoles en estos centros.”
III. “Mejor en la residencia que con los padres.”
c) Mantenimiento del vínculo familiar:
I.
132
“Que intenten ayudarles, si se dejan, lo máximo posible. Que estén ahí siempre,
dispuestos a ofrecerles lo que necesiten.”
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
II. “Que no les abandonen nunca.”
III. “Que estuvieran con ellos, necesitan tratar con ellos
IV. “Que no pierdan el contacto con ellos ni en la residencia ni fuera.”
V. “Que vayan a verlos todas las veces que puedan.”
VI. “Que vayan mucho a verles. Que se quejen de lo que creen injusto a la Comunidad
de Madrid y al Centro.”
VII. “Que los traten como niños, comprensión, no darles malos tratos.”
VIII. “Que les den mucho cariño y que se sientan así arropados.”
IX. “Siempre que puedan y estén pendientes de ellos lo máximo posible.”
d) Colaboración educativa familia-residencia:
I.
II.
“Que estén más pendientes de los hijos en la medida que puedan. Que cooperen
más con las educadoras. Si fuera ahora, yo iría más veces a la residencia, aunque
no quieran.”
“Ya que yo no pude porque no he tenido estudios ni forma de expresarme, que vayan
y reclamen y tengan vigilancia de que los niños salgan con una preparación.”
e) Toma de conciencia por parte de la familia:
I.
II.
“Que piensen qué va a ser [del menor] el día de mañana.”
“No pueden hacer nada, pero que se den cuenta de lo que hacen mal o bien, y de
lo que no hacen.”
f) Actitud de ánimo
I.
“Que tengan mucha paciencia. Que salen muchos chicos para adelante.”
g) Otros:
I.
“Que pidan a Dios que les asesore”.
h) No sabe, no contesta:
I.
“No sé, porque depende de cada situación.”
133
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
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1.- Conclusiones generales
Del seguimiento de los expedientes seleccionados entre los años 1994-1998 y de las
entrevistas realizadas a los ex-residentes y sus familiares se desprenden conclusiones que
agrupamos en los siguientes apartados:
Aspectos generales
OSituación actual de los ex-residentes
OValoración de los ex-residentes entrevistados en torno a su experiencia
de acogimiento residencial: ingreso, estancia y salida
OOpinión de los familiares entrevistados: ingreso, estancia y salida
O
a) Aspectos generales
-
El 65, 6% de los menores ingresaron en un recurso residencial a partir de los 12
años, lo que manifiesta que el mayor número de ingresos se produjeron en la
adolescencia.
-
Hay un predominio de varones, 55,81%, sobre niñas, 44,19%, en la población
acogida en las residencias. Esta proporción es un reflejo de la que se da en la
población joven general, en la que, en el tramo de edad entre 20 y 34 años, el
56,64% son varones y el 44,36 son mujeres.
-
Un 51,5% de los menores permanecieron más de 5 años ingresados en los recursos
de protección residencial.
-
La gran mayoría de los menores acogidos, 82 %, tenía medida legal de tutela,
dándose como motivo principal la incapacidad de los padres para ejercer la función
parental, generalmente asociada a otro tipo de problemas. En un 1,8 % de los casos
se atribuye el motivo a la conflictividad del menor.
Dentro de los casos de medida de guarda, el principal motivo recogido en los expedientes
son los conflictos familiares. En un 13,3% se considera como motivo la conflictividad del
menor.
135
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-
Un 8% de los residentes acogidos cursó, estando en la residencia, estudios de
bachillerato y un 4% comenzó estudios superiores.
Después de la salida de la residencia un 59,6 de los jóvenes o bien no continuó ningún tipo
de estudios o bien realizó alguna actividad formativa de carácter no reglado.
b) Situación actual de los ex-residentes
Respecto a la situación de la población de ex-residentes de la que se ha podido obtener
alguna información en el momento actual, se observan los siguientes datos:
- En cuanto al lugar en que residen, un 59, 8 % viven en una casa independiente de
la familia, bien propia o alquilada.
Comparando esta situación con la que se da entre la población joven general con edades
entre 21 y 29 años el porcentaje de jóvenes ex-residentes que vive en recursos no
dependientes de la familia es superior, 58,63%, que el que se da entre la población joven,
28,73% .
Por otra parte, en ambos colectivos el porcentaje de mujeres que viven fuera de la familia
es superior al de los varones.
Así mismo el porcentaje de la población femenina que reside en su casa independiente se
encuentra muy por encima de los varones en ambos colectivos.
Por otra parte la población de ex-residentes vive en un porcentaje muy por encima de la
población general en otro tipo de recursos menos convencionales.
- Comparando la población general de jóvenes entre 20 y 29 años con la población
de ex-residentes entre 18 y 31 años se observa una mayor proporción de exresidentes conviviendo en pareja, que jóvenes en la población general. La mayoría
de la población general de jóvenes de dicha edad sigue viviendo con su familia de
origen, mientras que esta situación se da con mucha menor frecuencia en el caso
de los ex-residentes con la misma edad. Asimismo, hay una proporción mayor de
ex-residentes que viven solos, que de jóvenes de la población general.
- Un 29% de los ex-residentes localizados entre 20 y 29 años tienen hijos, mientras
que esta situación sólo se da en el 9,5% de la población joven general en el mismo
tramo de edad. En ambos grupos, los hijos se tienen mayoritariamente entre 24 y
29 años, y es mayor la proporción de mujeres con hijos que de varones.
- En cuanto a la situación laboral, un 35,9% de los ex-residentes trabaja en la
actualidad con contratos eventuales y tiene empleo fijo el 20,5%, mientras que un
17,9% se encuentra en paro. El grupo de mujeres refleja una situación más precaria
que los varones en los tres aspectos.
Comparada esta situación con la de la población joven, el paro se da en una proporción
136
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
similar en ambos colectivos, siendo también el grupo de mujeres el más afectado por el
paro en la población general.
-
En cuanto a la situación de reclusión en centro penitenciario por problemas con la
ley se ha encontrado una mayor proporción de población reclusa entre el colectivo
de ex-residentes, 4,38%, que en la población joven general, 0,23%. En ambos
grupos el colectivo de varones es superior al de mujeres.
c) Valoración de los ex-residentes entrevistados en torno a su experiencia de
acogimiento residencial: ingreso, estancia y salida
INGRESO
- El 87,7% de los jóvenes ex-residentes considera que su ingreso se debió a diversas
causas relacionadas con problemas de la familia, apreciación que coincide con los
datos que reflejan los expedientes consultados, y un 8,2% lo relaciona con su propia
conflictividad. Esta percepción se aproxima bastante a la de los propios familiares que
atribuyen mayoritariamente la causa del ingreso a problemas de los adultos, 65,2%,
frente a un 10,9% que la atribuye a la conflictividad del menor.
- En cuanto a la información que tenían los menores respecto al motivo de ingreso
sólo un 44,9% conocía las razones, por su familia o por su propia percepción de la
situación familiar. En ningún caso manifestaron haber recibido información por parte
del personal de la residencia.
- Un 51% manifiesta haberse sentido mal al ingresar en la residencia debido a su
separación de la familia, la sensación de soledad y falta de afecto, el miedo a lo
desconocido y las dificultades de convivencia por el elevado número de niños y por
los graves problemas de los mismos. Para algunos fue una experiencia especialmente
traumática por la forma violenta en que se realizó. En un 34,7% la experiencia
de ingreso fue positiva debido al alivio experimentado al salir de situaciones muy
graves.
- El 53,1% de los ex-residentes opina que, en su complicada situación familiar, no
se hubiera podido buscar otra alternativa al acogimiento residencial. Del 38,8% de
los casos que considera posible alguna otra alternativa, la inmensa mayoría piensa
que hubiera podido permanecer en la familia con diversos apoyos por parte de la
administración. En algunos casos, aún dentro de los recursos residenciales, echan en
falta haber sido derivados a espacios más pequeños y personalizados.
ESTANCIA
- Un 73,5% valora positivamente su estancia en la residencia por el apoyo y buen trato
por parte de los educadores, la permanencia conjunta de los hermanos y la educación
recibida, aunque algunos reconozcan aspectos mejorables. Un 10,2% considera la
estancia claramente negativa, lo que atribuyen especialmente a falta de autonomía,
conflictividad entre compañeros, soledad y falta de atención personalizada.
137
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
- Un 57,1% de los ex-residentes valora positivamente a los profesionales de los centros
residenciales destacando su implicación, el afecto recibido y la atención educativa.
Se reconoce especialmente a los educadores con los que se ha tenido un vínculo
permanente en el tiempo. Un 6,1% manifiesta una valoración globalmente negativa
hacia estos profesionales que atribuyen a la falta de atención, desinterés por el
trabajo, riñas y castigos, aspectos negativos que también aparecen en el 34,7% que
manifiesta una valoración variable dependiendo de los profesionales con las que
estuvo.
- Un 55,1% valora bien la relación con los compañeros de residencia, destacando
aspectos como la camaradería, el apoyo y la amistad, aunque se reconoce la dificultad
de la convivencia con chicos que, en muchos casos, tenían problemas. Se destaca
como un aspecto positivo la permanencia conjunta de los hermanos porque les
ofrece sensación de protección y familiaridad. Un 2% considera claramente negativa
la relación con los compañeros, aunque un 40,8% la considera variable dependiendo
del tipo de compañeros con los que convivió. Los aspectos negativos que destacan
son la convivencia con niños de distintas edades y diversas problemáticas, el elevado
número de niños en el grupo, la tensión que se generaba y en algunos casos, las
agresiones.
- Un 64,9% de los ex-residentes elige a algún educador como persona de la que
guarda mejor recuerdo. Destacan especialmente el respeto y cariño con que esa
persona les trató, la bondad y alegría que transmitía en la relación, los consejos y
el apoyo constante que recibieron. En muchos casos siguen manteniendo relación
con dichos educadores y en otros les gustaría volver a contactar con ellos. El 14,3%
guarda mejor recuerdo de algún otro profesional del centro por razones que tienen
que ver con la cercanía, el afecto y la implicación personal con los menores. Un
10,2% guarda mejor recuerdo de otros niños con los que les ha unido una relación
de amistad. Un 2% no guarda ningún recuerdo significativo de ninguna persona.
- Un 69,4% de los ex-residentes se ha sentido suficientemente apoyado durante su
estancia en la residencia. Unos sentían apoyo tanto por parte de los adultos como
de los compañeros. Otros destacan el apoyo de los educadores porque recibían
orientación y se sentían respaldados. Algunos se sintieron apoyados porque su
familia mantenía una relación cercana con ellos. Un 12,2% no se sintió en absoluto
apoyado en la residencia y un 16,3% sintió apoyo, pero en función del centro y del
momento de la estancia. Estos destacan como indicadores de la falta de apoyo, la
ausencia de escucha y comprensión, la falta de interés personal por los menores,
la rigidez de las normas del centro y la percepción de estigmatización fuera de la
residencia. En algún caso se matiza que se sintieron apoyados por los educadores
pero no por la institución.
- La mayoría de los entrevistados, 67,3% se encuentran satisfechos con el clima
de convivencia de la residencia en la que vivieron, destacando especialmente la
cercanía, el clima familiar y la buena relación entre compañeros y educadores, a
pesar de reconocer, a veces, la existencia de problemas entre compañeros. También
se valora la existencia de un ambiente estructurado con pautas claras y espacios
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personalizados. Un 10,2% consideró claramente negativo el clima de convivencia
y un 20,4% lo consideró variable dependiendo del momentos, de centros o de
personas. Entre los factores negativos que manifiestan, están la existencia de tensión,
miedo por la hostilidad entre compañeros y problemas de convivencia en general.
También la sensación de soledad y de falta de atención de los educadores, así como
el trato discriminatorio. Algunos destacan el empeoramiento del clima a partir de la
llegada de niños inmigrantes con mayor nivel de conflictividad.
SALIDA
- Un 81,6% manifestó que tenía un lugar donde ir al abandonar la residencia. La
mayoría volvió al domicilio familiar, a casa de sus hermanos o de miembros de la
familia extensa (abuelos y tíos). En algunos casos la residencia les facilitó recursos
de autonomía, como pisos, colegio mayor, acogimiento con familias voluntarias. Y
en otros casos, en función de las dificultades que en ese momento tenían los exresidentes se les orientó hacia recursos específicos. Un 16,3% reconoció no tener
donde ir al salir de la residencia, siendo en su mayoría varones. En estas situaciones
se encuentran los que realmente no tenían donde ir y aquellos que, teniendo
donde ir, prefirieron rechazar el recurso familiar o institucional por considerar que no
respondía a sus necesidades.
- Un 65,3% manifestó que, desde la residencia se le ayudó a organizar su vida con
diferentes apoyos. Esta ayuda se concretó, en general, en una orientación personal
para enfrentarse a la vida autónoma en el sentido del ahorro, administrar el dinero,
búsqueda de trabajo, de piso, llevar una casa o gestionar, en su caso, ayudas para el
estudio. En otros casos, además, se les proporcionaron recursos para la autonomía,
como trabajo o vivienda. Algunos destacan y valoran que este apoyo continuó por
parte de educadores con los que siguieron teniendo relación despues de salir de la
residencia. Un 30,6%, sin embargo, manifestó que no había recibido ayuda, o que
esta fue insuficiente, bien porque efectivamente no la recibieron, o porque no dieron
opción a la misma al irse por su cuenta, como consecuencia de la insatisfacción que
la estancia les producía. Concretan la falta de ayuda en ausencia de información,
apoyos económicos para ellos y su familia o falta de recursos para la autonomía.
Además, señalan la sensación de desamparo ante el contraste entre la abundancia
de recursos y el sentimiento de protección dentro de la residencia y las carencias
y falta de preparación cuando se encontraron fuera de ella. Alguno destaca que la
estancia sólo fue un paréntesis para volver a encontrarse con la misma situación
familiar al salir, pero sin ningún tipo de ayuda.
- El 49% de los ex-residentes entrevistados manifestó que el trabajo de preparación
para la salida de la residencia se realizó por parte de los educadores de la mejor
manera posible. Algunos puntualizan que, si no se pudo hacer más, fue por causa
de dificultades institucionales o sociales que sobrepasaban las posibilidades de los
educadores. Un 44,9% considera que el trabajo para la preparación de la salida
podría haberse hecho mejor desde la residencia. Parte de este grupo señala la
necesidad de haber recibido recursos para organizarse la vida de forma autónoma,
sin tener que depender de la familia que ya de por sí estaba necesitada, mediante
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ayudas económicas, búsqueda de empleo y vivienda. Otros hablan de no haber
tenido la escucha y el apoyo suficiente. Y en algún caso echan en falta un apoyo
global general, tanto desde el punto de vista de recursos materiales, como una ayuda
psicológica para asumir el pasado y poder enfrentar el futuro.
- Un 55,1% afirma que se contó con ellos para preparar la salida de la residencia,
gestionándoles diferentes alternativas, según cada situación personal, como:
prórrogas en el acogimiento residencial, becas para el estudio, pisos para la vida
autónoma, acogimiento en familia extensa o ajena. Un 36,7% dice que la salida se
realizó sin preparación adecuada, de forma obligada al cumplir la mayoría de edad,
a veces de una manera brusca. Algunos se organizaron por propia iniciativa, al sentir
que tenían necesidades diferentes a las que les ofrecía la institución.
- Un 69,4% dice que no recibió ayudas de la Administración ni de entidades privadas
al salir del sistema de protección de menores. En algunos casos, pidieron alguna
ayuda económica o de vivienda que no recibieron, o tuvieron ayuda ocasional de
sus educadores o personal del centro para acceder a algún trabajo. La mayoría tuvo
que salir adelante con sus propios recursos, a veces pasando muchas dificultades.
Un 28,6% recibió alguna ayuda económica de la Administración o de asociaciones
privadas o en algún caso, con el tiempo se les llegó a conceder un piso del IVIMA.
El grupo de mujeres recibió, en general, menos ayudas que el de varones.
- Cuando se les pregunta a los ex-residentes por un buen recuerdo de la residencia,
rememoran situaciones que tienen que ver con:
O
O
O
O
O
O
O
O
O
la buena acogida en el ingreso;
la sensación de seguridad en el centro,
el clima grato y cálido de las relaciones entre todos,
la atención y el apoyo,
las salidas, excursiones, vacaciones, competiciones deportivas, fiestas, talleres, y
actividades conjuntas diversas, destacando la sensación de novedad, la diversión
y el compañerismo,
las salidas con su familia a una actividad gratificante, por lo que supone de
restablecimiento de la relación,
las celebraciones de Navidad y cumpleaños, por la connotación emblemática que
tienen. Alguno destaca que el clima que se creaba le hacía olvidar la añoranza
familiar. Todos recuerdan los regalos y el ambiente de fiesta,
la amistad y la ayuda entre compañeros, momentos muy significativos para el
ex-residente en los que experimentaba el interés y la vinculación del educador
hacia él,
la sensación de la propia competencia y mejora de la autoestima a partir de
logros y asunción de responsabilidades.
- Cuando los ex-residentes rememoran un mal recuerdo de la residencia recrean
situaciones que tienen que ver con los diferentes momentos de su experiencia
residencial.
140
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En el ingreso, los procedimientos de separación familiar efectuados de forma violenta, con
intervención policial, los abusos de compañeros que llevan más tiempo en el centro en los
primeros días, la sensación de desarraigo familiar y marginalidad.
Durante la estancia, sensación de soledad, añoranza familiar y desprotección afectiva; dolor
en las situaciones de separación de hermanos; inestabilidad emocional provocada por
pérdidas afectivas debidas a los frecuentes cambios de educadores o traslados de centro;
malestar causado por actitudes hostiles o despectivas de algunos educadores; castigos
percibidos como arbitrarios o excesivos; discusiones y peleas con compañeros o agresiones
por parte de los mismos; experiencias de muerte de personas cercanas o significativas;
fracaso de acogimiento por falta de previsión y preparación adecuada. En algún caso no
destacan ningún mal recuerdo significativo.
- Como sugerencias dirigidas a los educadores que trabajan actualmente en las
residencias, los ex-residentes consideran básicas actitudes de paciencia, afecto y
apoyo; capacidad de escucha y empatía, así como una implicación positiva hacia
los niños y niñas a su cargo, para lo que consideran fundamental la preparación
y profesionalidad de los educadores; piensan que el trabajo del educador ha de
basarse en la atención y el apoyo a las necesidades y situaciones particulares de
cada niño, para ayudarles en sus problemas, orientarles personalmente y prepararles
para el futuro. Entre las necesidades de los niños, consideran prioritario mantener la
relación de los mismos con sus familias.
- Como sugerencias dirigidas a los chicos y chicas que se encuentran actualmente
en los centros de protección señalan que escuchen y tengan confianza en los
educadores; que se porten bien y acepten las normas porque siempre hay alguna
razón para ellas, aunque ahora no lo vean; que aprovechen la oportunidad de
estudiar y prepararse como personas que les ofrece la residencia, porque después
no van a tener los mismo recursos ni facilidades; que tomen conciencia de que están
ahí porque tienen un problema familiar que hay que asumir y aceptar; que valoren lo
que tienen y miren al futuro con optimismo porque saldrán adelante, aunque cueste
esfuerzo.
d) Opinión de los familiares entrevistados: ingreso, estancia y salida
INGRESO
- La mayoría (73,9%). de los familiares entrevistados (padres, tíos, abuelos, hermanos,
etc), piensa que al ex-residente sobre el que se les pregunta, le va bien actualmente.
Esta percepción se basa en indicadores como tener trabajo, vivienda, pareja, o al
menos, una situación relativamente organizada. Los que consideran que al chico o
chica no le va bien, señalan situaciones conflictivas e inestables, a veces asociadas a
problemas de delincuencia o drogadicción.
- El 85,7% de los familiares atribuye la causa del ingreso de los menores en la
residencia a diversos problemas de la familia, entre los que destacan la enfermedad
o drogadicción de los padres u otro tipo de dificultades personales, el fallecimiento
141
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
de los mismos, mala convivencia o divorcio, abusos o maltratos hacia los menores
por parte de alguno de ellos, y en algunos casos abandono del menor. En algunos
casos,14,3%, consideran que la causa fuera la conflictividad del niño.
- Un 62,2%, de los familiares a los que se ha entrevistado consideran que se contó
con las familias de los niños, puesto que fue algún miembro de la familia el que
tomó la iniciativa de solicitar la medida de ingreso a la Administración. En el resto de
los casos piensan que la Administración se los quitó sin tenerlos en cuenta. En algún
caso, la iniciativa partió del propio menor.
- En el 57,1% de los casos los familiares estaban de acuerdo, en su momento, con
la medida de acogimiento residencial porque pensaban que suponía una mejora
respecto a la situación en la que se encontraban los menores, aunque en algunos
casos hubieran preferido un recurso distinto al que se les ofreció. Otro grupo muy
importante, 42,9%, manifiesta su desacuerdo con la medida de ingreso, porque
piensa que hubiera podido sacar adelante a los niños bien con sus propios medios o
con alguna ayuda. Algunos familiares reconocen que hubo discrepancias entre ellos
respecto al ingreso.
- Al valorar, desde el presente, si el ingreso fue o no una buena medida, un 51,4% de
los familiares considera que sí lo fue, porque los niños estuvieron más protegidos y
controlados que con su propia familia. El grupo de familiares que considera negativa
la medida y que varía en su valoración dependiendo del centro en el que estuvo el
menor piensa que, o bien fue innecesaria, ya que la familia hubiera podido asumir el
cuidado de los niños, o bien fue claramente perjudicial, debido al ambiente negativo
y malas influencias recibidas en la residencia.
- El 56,7 % de familiares entrevistados piensa que los niños hubieran podido quedarse
en el medio familiar, en algunos casos con ayuda bien de orientación personal a la
familia o bien facilitándole recursos. Otro grupo piensa que no se hubiera podido
hacer otra cosa debido a la incapacidad familiar para el cuidado y contención del
menor.
ESTANCIA
- Un 51,4% considera que la estancia resultó beneficiosa para el menor porque tuvo
el cuidado y control necesario, se le facilitó una formación que le hizo madurar y
conseguir una vida normalizada. Un 35,1%, considera que no beneficiosa y que
en algunos casos fue perjudicial destacando como causa la falta de atención y
contención, que junto a las malas compañías dentro del centro fomentaron conductas
de rebeldía e inadaptación; en algún caso manifiestan que el ingreso supuso un
trauma para los niños; algún otro destaca que el chico se encontró sin trabajo ni
relaciones al salir de la residencia.
- El 60% de los familiares entrevistados considera que la estancia fue beneficiosa para
la familia porque en la residencia se ocuparon de los niños cuando por diferentes
razones, la familia no podía hacerse cargo de su cuidado. En el 31,4% que opina
142
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
que no lo fue, alguno se refiere al disgusto que les supuso el ingreso de los niños y
otros a que estos no tuvieron buen trato ni seguimiento escolar adecuado.
- El 59,5% de los familiares entrevistados se muestran satisfechos con el apoyo
recibido durante la estancia de los niños en la residencia porque se sintieron bien
acogidos por los profesionales del centro (director, educadores, psicólogo, etc.) y
sobre todo porque piensan que los niños tuvieron la mejor atención que se les
podía dar. El 37,8% que considera que no recibió el apoyo necesario por parte de la
residencia. Algunos señalan que los niños no estaban bien cuidados y en algún caso
se los maltrató psicológicamente. Otros destacan que no se tuvo en cuenta a los
familiares e incluso que se intentaba alejar a la familia de la relación con el niño.
- El 95% de los familiares entrevistados siguió manteniendo contacto con los niños
mientras estos estuvieron acogidos en la residencia. La mayoría salía los fines de
semana y vacaciones con sus familiares y, en otros casos, las familias realizaban
visitas regulares al centro, aunque sin sacarles bien por motivos legales o de otro
tipo. En una menor proporción las visitas eran de carácter esporádico. Un porcentaje
pequeño de familiares, 5%, no tuvo ninguna relación con los menores después del
ingreso de los mismos en la residencia.
SALIDA
- Un 59% de los familiares entrevistados manifiesta que no se contó con la familia
al producirse la salida del menor de la residencia. En la mayoría de los casos los
jóvenes salieron por su cuenta. El 41% que considera que se contó con la familia
se debe a que hubo un acuerdo con el centro para la salida de los menores. En la
mayoría de los casos la familia tomó la iniciativa de que volvieran con ellos, en algún
caso a instancia de los propios jóvenes.
- Un 67,5% de los jóvenes ex-residentes volvió con su familia al salir de la residencia
bien al domicilio de uno o ambos progenitores, al de abuelos, tíos u otros parientes.
Un 12,5% pasó a algún recurso tutelado público o privado
- El 87,2% de los ex-residentes ha seguido manteniendo contacto con los familiares
entrevistados después de abandonar la residencia. Muchos mantienen el contacto
de una forma regular. Otros se relacionan de forma más esporádica y en algún
caso, por diferentes problemas, el contacto se ha ido deteriorando paulatinamente
después de la salida.
- Un 58,3% de los familiares entrevistados cree que los ex-residentes salieron
suficientemente preparados para defenderse en la vida, destacando la capacidad
para relacionarse, vivir con cierta autonomía y conseguir y mantener un trabajo. En
algún caso se menciona también que han conseguido un nivel básico de estudios.
- El 81,8% de los familiares entrevistados indica que ni las familias ni los ex-residentes
recibieron apoyo de los servicios sociales al salir de la residencia, a pesar de haberlo
solicitado en algunos casos, y de encontrarse, muchas veces, en situaciones de
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precariedad. Un 18,2% tuvo ayuda económica o de vivienda o al menos se le orientó
para conseguir piso y trabajo.
- Cuando se les pide a los familiares que rememoren un buen recuerdo del tiempo de
acogimiento residencial de los menores, recuerdan situaciones que tienen que ver
con el interés, la atención y el cuidado que mostraron los educadores, tanto hacia los
niños como hacia las propias familias o con las visitas y salidas que tuvieron con los
niños a veces con motivo de fechas significativas. En algunos casos valoran también
los recursos materiales que existían en el centro (calefacción, habitación amplia) y
que en sus casas no tenían. Algunos familiares manifiestan no tener ningún recuerdo
bueno y cierta frustración ante las expectativas iniciales.
- Al preguntar a los familiares por un recuerdo malo, rememoran situaciones que
tienen que ver con su disgusto ante la falta de control y límites que tenían los
menores en la residencia, la atención inadecuada o trato discriminatorio hacia los
niños y la falta de consideración hacia los familiares. Otros casos señalan malos
recuerdos de la problemática familiar o del hecho de haberles quitado a sus hijos.
- Como sugerencias dirigidas a los educadores que trabajan actualmente en la
residencia, los familiares entrevistados recalcan la necesidad de que den a los
niños cariño, atención y apoyo de forma que puedan confiar en ellos. Que tengan
comprensión y mucha paciencia y que ofrezcan contención y límites porque son
niños con muchos problemas. Que impliquen a la familia en un trabajo conjunto y
que cuenten con su opinión. Que les orienten y preparen para el futuro consiguiendo
estudios y trabajo. Piden que haya más educadores capacitados y, en algunos casos,
agradecen el buen hacer de los profesionales con los que han tratado.
- Como sugerencias dirigidas a las familias de los niños que actualmente se encuentran
en la residencia, un grupo propone que, en la medida de lo posible, eviten el ingreso
de los menores, ocupándose ellos de su cuidado. Que sean conscientes de que hay
que educar desde la infancia, con normas y ejemplos familiares. Que no se dejen
hundir y que se apoyen en la familia extensa. Que la ayuda que dan a los niños en la
residencia es buena, pero que como en su casa no van a estar en ningún sitio. Otro
grupo sugiere que, aunque los niños estén en la residencia, no les abandonen nunca
y mantengan el mayor contacto que puedan, que cooperen con los educadores y
que reclamen que los niños salgan con una preparación. En algún caso, les confirman
que hacen muy bien ingresándoles en estos centros porque es una buena medida y
que van a estar mejor que en su casa.
2.- Dos aspectos especialmente significativos
A lo largo de las distintas entrevistas hemos detectado diferentes opiniones que, desde
nuestro punto de vista, suponen una reflexión lo suficientemente significativa como para
reflejarse como parte de la conclusión del estudio. Las hemos agrupado en dos grandes
apartados: uno referido a la intervención desde la residencia, y otro a la elaboración que el
menor ha hecho de su experiencia.
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2.1. MALAS Y BUENAS PRÁCTICAS DE LA INTERVENCIÓN
Entre estas prácticas hemos seleccionado aquellas que, desde la percepción de los
entrevistadores, han tenido una repercusión traumática o por el contrario, resiliente en el
menor, habiendo permanecido en su acervo emocional a lo largo del tiempo. Las prácticas
reseñadas, sin tener carácter general, se han seleccionado con la idea de que se tengan
muy en cuenta sus posibles repercusiones a la hora de la intervención con los niños.
A título ilustrativo, presentamos algunos testimonios, que podrían encontrarse en otros
apartados. Justificamos su posible reiteración por su interés o utilidad evaluativa.
2.1.1. MALAS PRÁCTICAS IDENTIFICADAS
Se recogen aquí algunas prácticas que, desde la vivencia de los menores y de sus familias,
han incidido negativamente en su vida. Se encuentran relacionadas con:
-
El procedimiento de separación familiar
Inestabilidad por cambios frecuentes de centro o situación
Separación de hermanos
Desinformación sobre los cambios de situación
Inestabilidad de las plantillas
Castigos en la institución
Actitudes negativas de los educadores
Falta de preparación y seguimiento en la salida de la residencia
a) Relacionadas con procedimientos de separación familiar:
I. “Éramos 8 hermanos. Mi padre era alcohólico. Hubo malos tratos. Ingresé con 8
años. Nos fueron a recoger al colegio con policías. Nos llevaron al centro X. Creo que
hubo denuncia por parte de algún vecino. Había malos tratos y problemas. Imagino
que la Comunidad de Madrid les quitó la tutela a mis padres.”
II. “[Me sentí] Muy mal. Estaba en la puerta del colegio y vino una furgoneta y [la policía]
nos metió en la furgoneta. […] Mi madre gritaba: ‘que me están quitando a mis hijas’.
Mi abuela nos acompañó. Tenía cinco años. Esa manera de llevarte en una furgoneta
con tu madre gritando, eso está muy mal.”
III. “Recuerdo cuando nos llamaron al tribunal de Menores y nos metieron en una sala
enorme mis padres y nosotros tres. Yo tenía seis años. Llegó un juez y nos preguntó
que teníamos que elegir con quién nos queríamos quedar: si con mi padre o con mi
madre. Mi hermana y yo elegimos quedarnos con mi madre. Mi hermano decidió
quedarse con mi padre porque tenía un camión y le gustaban los camiones. Eso está
muy mal. No se debería obligar a los niños a elegir entre uno de los padres.”
b) Inestabilidad por cambios frecuentes de centro o situación:
I. “El problema fue que de los 8 a los 11 años me cambiaron tres veces de residencia
y eso no me daba estabilidad.”
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II. “Tenía sensación de pelota de ping-pong. Había estado en una residencia. Luego con
5 ó 6 familias. Estuve tres años con una pareja y luego fui a un hogar.”
c) Relacionadas con separación de hermanos:
I. Al ingresar también ingresó mi hermano. Mi madre puso como condición que
ingresáramos juntos. Nos separaron.”
II. “[Me sentí] Muy mal. Ingresé con 11 años. Me sentía desamparada, pues tampoco
estaba con mi hermano.”
III. “No debiera haberse separado a los hermanos, hubiera sido para todos lo mejor.
Estoy localizando a mis hermanos dados en adopción. Hace dos años recuperé el
contacto con uno. Hace un año localicé a mi hermana y ahora estoy buscando a los
demás hermanos. No terminaré hasta que reúna nuevamente a toda mi familia.”
IV. “[Me sentí] Mal, porque estaba sola. Mi hermana era tres años mayor y estaba en otro
grupo. Yo no podía estar sin ella. Me puse enferma. Al final, me trasladaron con ella.
Luego, cuando mi padre nos entregó, fue otro sofocón. Estábamos en la furgoneta
de la Guardia Civil. En la residencia X dejaron a mi hermana. Nos queríamos bajar
con ella. Pero a los otros dos nos llevaron a otra residencia. [Al principio] nos dijeron
que íbamos a ir los tres a un centro y luego llegó un educador y nos llevó a los
dos, a mi hermano y a mí, a otra residencia. De esta residencia a la otra nos fuimos
llorando. Nos hicieron la puñeta por no llevarnos juntos. Mi hermana se enfadó y
cuando cumplió los 18 se marchó a vivir con mi hermano el mayor en el pueblo, que
vivía solo [antes estuvo en un correccional].”
d) Relacionadas con desinformación sobre los cambios de situación:
I. “No lo sabía. Nadie me explicó por qué ingresé.”
II. “[Me sentí] Bastante mal. No tenía ganas de hacer amigos. No sabía cuanto iba a
estar.”
III. “No sabíamos nada, porque éramos pequeñas.”
IV. “[Me ayudaron a organizar la vida] Más o menos. Algo sí. Lo de ir al centro X me
lo buscaron en la residencia. No sé por qué nos cambiaron a este centro. No nos
dijeron el motivo, y luego al llegar al otro centro tampoco.”
V. “No me explicaron nada al salir. A mi me dijeron: ‘Recoge las maletas que te vas’. Y
me fui. No era aún mayor de edad. No sé si mi madre o mi tía pidieron que saliera.
Estoy un poco ignorante de por qué salí. No me lo han explicado ni en casa ni en la
residencia.”
VI. “No, para nada. Incluso me enteré de que habían intentado sacarme de la residencia
sin contar conmigo. De hecho en una ocasión me trasladaron a otra residencia, en
la que estuve durante un año. Esto hacía que me sintiera como una carga. Esta
sensación la tienes muchas veces: el que te sientes como una carga.”
e) Relacionadas con plantillas inestables:
I. “Los educadores cambiaban frecuentemente.”
II. “No obstante hay algo mal: cada cuatro años te cambian los educadores. Eso está
mal, ya que los conoces y cuando confías en ellos se van. Esto hace que muchos, al
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entrar con otros que no conocen, es como si les hundiesen.”
III. “Entiendo que hay muchos [educadores] que entran a trabajar para salir de un
problema económico y se dedican poco a los chavales. Hay gente que lo utiliza
como trabajo temporal. Al final de mi estancia viví muchos cambios, cada dos o tres
meses pasaba algún educador nuevo.”
f) Relacionadas con actitudes negativas de los educadores:
I. “Había una educadora muy estricta, con preferidas.”
II. “Sois madera de caja de pino” [palabras reiterativas de un educador].
III. “Yo no he visto el cariño en los educadores”
IV. “Un niño necesita estabilidad y cariño y no lo encontré. Hay que pensar bien las
cosas antes de decírselas a un niño.”
g) Relacionadas con castigos en la institución:
I. “Eran drásticas. Unos métodos un poco raros. Me restregó la boca con alcohol y un
algodón por decir una palabrota.”
II. “Me castigaban en la escalera si no me sabía la lección, pasando frío.”
III. “En el segundo sitio [me fue] mal con la tutora. Nos obligaba a ponernos la ropa
que ella quería, no nos dejaba salir, incluso llegó a pegarnos, especialmente a mi
hermana pequeña, a la que pegaba más que a los demás.”
IV. “También están los típicos frustrados. Han llegado a pegarme, aunque a ese le
echaron.”
h) Falta de preparación y seguimiento en la salida de la institución:
I.
“Yo no quería irme. Mi director me hizo desvincularme de la residencia. Luego
busqué un trabajo allí cerca.”
II. “Si no te quieres ir con tu padre es preferible que te digan algún sitio de jóvenes.
Me fui obligada a casa. Te fijan una fecha de salida, aunque no sepas casi nada de
tu padre.”
III. “Por las actitudes [de los educadores], percibí que querían que me fuera. Por eso
decidí irme. No quería tener jaleos por el problema de los horarios. Bastante tenía
con estar trabajando muchas horas.”
IV. “Y no soltarle a los 18 años y ‘¡Búscate la vida!?’. Que tenga una puerta por la que
pueda acudir al educador cuando lo necesite. Que pueda seguir pidiendo consejos,
abriendo caminos.”
V. “Después de tantos años mi hija [adoptiva] se encuentra prácticamente sin nada,
ya que al haberse perdido el expediente de adopción no puede heredar nuestros
bienes como una hija normal”.
VI. “No tenía donde ir. Lo recuerdo muy mal. Salí con 19 años con una bolsa de basura
negra, y sin saber dónde ir. La trabajadora social me había gestionado una paga por
minusvalía psíquica. Me fui a un albergue. Cobré las 400000 pts que tenía ahorradas
de la pensión y me compré una moto. Me quedé sin nada. Con la pensión vivía en
pensiones.”
VII. “Tenía 16 años cuando me quedé embarazada. Iba a ir a un piso de adolescentes.
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Por eso, quise abortar. Pero la Comunidad no me dio la firma. Tenía 17 años. Como
dijeron que si me quedaba en el centro la tutela de mi hijo pasaba a la CM, me fui
a una Residencia de madres solteras. Allí te encuentras acojonada. Había gente con
SIDA, gente con todo. Lo pasaba muy mal”.
2.1.2. Buenas prácticas identificadas
En este apartado se llama la atención sobre condiciones y procedimientos que, desde
los testimonios obtenidos, han ayudado a una mejor integración emocional y social. Se
encuentran relacionadas con:
O
Condiciones organizativas de los centros:
- Grupos y espacios reducidos
- Estabilidad de los educadores
O Cualidades
personales del educador
- Disponibilidad y apoyo
- Comprensión, afecto y tacto educativo
O
Buena preparación y seguimiento de la salida de la institución
a) Relacionadas con condiciones organizativas de los centros:
1) Grupos y espacios reducidos:
I. “Estaba confuso y un poco perdido, pero la adaptación fue buena y rápida al ser
pocos chavales.”
II. “Vivías en un piso. Hacías vida normal. Podías salir. Había más libertad y era un hogar.
Cuando te vas haciendo más mayor, más todavía. Espacios que se puedan controlar.
No 20 niños por educador. Si hay tantos no dan abasto. Se necesita un abrazo, hablar
con alguien. En los pisos sí, ha sido bastante mejor.”
2) Estabilidad de los educadores:
[Me acuerdo especialmente: ]
I. “De los dos educadores estables.”
II. “De la educadora E. Ahora no está. La sigo llamando. Es una manera de no perder
contacto.”
III. “Del tutor que tuvimos los últimos diez años. Sigo tratándome con él. […].”
IV. “De J.J., educador de fin de semana. Como si fuera mi padre, siempre lo va a ser.
Estuve con él seis años, todo el tiempo que estuve interno. Ahora ya no sé dónde
está. Desearía encontrarle.”
b) Relacionadas con algunas cualidades personales del educador:
1) La disponibilidad, el apoyo continuo y la expectativa de logro:
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I. “De los educadores T y C. Cuando tenía un problema sabía que podía contar con ellos.”
II. “Siempre me ha apoyado. Siempre te hacía un esquema de la vida.”
III. “Siempre he seguido contando con la educadora en el plan de hablar con ella sobre los
estudios. La he visto siempre como persona de referencia, y por no decepcionarla
sigues la trayectoria, por ejemplo en los estudios, ya que al salir estaba haciendo
Filología y no lo dejaba pensando en lo que esperaba mi educadora. En cuanto a los
estudios he sido la única del grupo en hacer estudios universitarios.”
IV. “En especial de A.[educadora] porque gracias a ella saqué los estudios. Estaba siempre
detrás de mí. Siempre estaba para todo. Estuve con ella todo el tiempo, los seis años
que estuvo en el centro.”
V. “Recibí mucha ayuda psicológica mientras estaba en la Residencia, pero no con psicólogos
profesionales, sino de los educadores que estaban preparados para ello. Yo tenía mis
rarezas, me encerraba en mi misma.”
2) La comprensión, afecto y tacto educativo:
I. “Era una persona con corazón.[el educador]”
II. “No me asustaba porque tenía el cariño de los educadores y no echaba nada en
falta.”
III. “Añoro a dos educadores. Me daba más vida estando ellos. Eran personas muy
abiertas que al mismo tiempo que vivían contigo sentían cómo te sientes. Aunque
no quiero que tengan lástima de mi porque yo no tengo lástima de nadie. Tengo
malestar por no tener trabajo, casa, familia...”
IV. “Con mi educadora se estaba muy bien en el grupo, se estaba como en nuestra casa,
cocinábamos... Nos teníamos que ganar las cosas, vacaciones, ropa... Ahora no hay
nada así.”
V. “La educadora nos trataba siempre como si no fuéramos de institución. Nunca se
la ha ocurrido decir de dónde veníamos, ni a dónde hay que ir. La doy gracias por
habernos tratado con tanto cariño. Nos exigía mucho y hacía que nos lo ganáramos.
Decía que cada persona es muy respetable. Nos guiaba. Nos dejaba equivocarnos.
Sentíamos que era una persona que te quiere, que te apoya.”
c) Relacionados con una buena preparación y seguimiento de la salida de la
institución
I. “En la residencia se portaron muy bien. Movieron papeles para que a mi madre le
dieran un piso del IVIMA. Pienso que siempre deberían plantearse la forma de ir
dejando a los chicos en su casa.”
II. “Me facilitaron casa y trabajo. Qué más puedo pedir.”
III. “Sí. Cuando salí fui con trabajo que me buscaron desde el piso. Siempre he podido
contar con mi educadora, que además era la que ha seguido casi siempre en el
piso.”
2.2. Procesos de toma de conciencia y de búsqueda de un mundo
normalizado
Se han recogido testimonios similares de diferentes ex-residentes que reflejan el proceso
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de toma de conciencia de su realidad y la capacidad de resiliencia que muchos de ellos han
tenido desde su separación familiar y el ingreso en la residencia hasta su vida adulta. Las
respuestas que se recogen en este apartado tratan de reflejar esta trayectoria que, desde la
percepción de los entrevistadores, se repite en varios de los casos. Esta trayectoria se puede
resumir en los siguientes aspectos:
O La
capacidad de tomar conciencia y elaborar de forma crítica su propia experiencia
vital, de la que forma parte el acogimiento residencial. Se incluye en esta categoría
la dialéctica entre la conciencia de marginación propiciada por las problemáticas
familiares y su ingreso en los recursos de protección, y la necesidad de entrar en el
circuito normal de relaciones y expectativas que supuestamente tiene la población
más normalizada.
O La
capacidad de articular su percepción en un proyecto de vida socialmente útil. Se
incluye aquí el análisis de su situación pasada en relación a su circunstancia anterior
y/o actual.
En conjunto se han seleccionado, a título ilustrativo, una serie de respuestas de los exresidentes entrevistados asociadas a un proceso de madurez personal y social:
a) Valoración del vínculo con la propia familia y crítica hacia el intento de
separación de la misma por parte de la institución:
I. “En todas las residencias yo sentía que de algún modo, querían separarme de mi
familia: ‘Sal tú adelante’, ‘Aléjate de tu familia’. Esto llegó a influenciarme hasta tal
punto que cometí el mayor error de mi vida: haber dejado de lado a mi hermano. Un
día que fui a ver a mi madre me dijo: ‘Tu hermano está en el hospital. Vete a verle’
[era drogadicto]. No fui y esa noche murió. No fui porque no quise y me arrepentiré
siempre. Les diría los educadores que no se aleje a los chicos de la familia.
Ahora estoy con mi madre. La quiero. Y ella es como es. Yo lloraría si un día me
preguntara: ‘¿Qué tal te va en el trabajo?’. Pero no lo va a hacer, porque es como es.
La quiero de todas formas”.
II. “A los hermanos más mayores nos ha mantenido el sentimiento de estar unidos y de
que al más pequeño había que ayudarle”
III. “Y separar hermanos, unos con unas familias y otras con otras. Yo he visto cosas muy
malas… como sufrían los hermanos.”
b) Conciencia de marginación por estar en un centro residencial:
I. “Al principio fue muy positivo. Llegas a un sitio, donde hay amigos, etc. Pero me vi
marcado por ser un niño de una residencia.”
II. “Te sientes extraño en el autobús. Ves a los demás y te sientes raro. Y al verte en
tu casa también eres raro. Eso era lo que pensaba: “¿ trabajaré, sacaré a mi familia
adelante?.” Con 14 años, yo pensaba : “¿mi novia será de este mundo o de este
otro?.” Y era complicado porque: “de aquí (el mundo de la chabola) no quiero y de
aquí (el mundo que veía fuera) no puedo.”
III. “Con 18 años, me sentía extraño con los amigos, en el parque. Todos empezaban
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a contar dónde iban de vacaciones, qué hacían con su familia . Esto te frena. Yo me
cierro. Me conocen lo que yo quiero que me conozcan. No le cuento a la gente mi
vida.”
IV. “Era la única que iba a ese colegio [escuela] de la Residencia. Me sentía con mucha
vergüenza. Te sientes diferente. Los primeros años, 5º y 6º todos iban acompañados
y yo iba sola al colegio. Todos podían quedar a las seis, nosotras teníamos que
estudiar de 6 a 8.”
V. “Era una vergüenza el explicar tu situación [en el centro escolar]. Teníamos amigas.
Te concentrabas en ir a clase y hacer actividades.”
VI. “No sabía relacionarme con chicas. En la residencia siempre había vivido con chicos.
Mi mujer[también interna en otro centro] estuvo en la misma situación.”
c) Proceso de normalización en el centro residencial:
I. “Aprendes a convivir. En nuestro caso nuestras educadoras nos han enseñado
muchas cosas. Yo he salido y no he tenido problemas para desenvolverme. Me
considero de lo más normal. Allí también tenía una vida normal. Con mis amigos
totalmente normal. No me he sentido diferente a los amigos, salvo que no tenía
padres normales. Tenía mi paga, horarios normales, etc.”
d) Concepción del mundo adulto como referencia normalizadora:
I. “Con 14 años me gustaba como hablabais los adultos. Utilizaba palabras de adulto.
Me fijaba mucho en procurar hablar bien. El primer trabajo lo perdí. El segundo me
lo curré mucho y ahí hasta ahora que llevo 3 años en empresa X.”
II. “R. [el director] era duro, las verdades que te decía... En ese momento puede que no
lo aceptes, pero luego ves qué razón tenía.”
e) La regulación organizativa como parámetro de normalización de la vida
futura:
I. “Un régimen con reglas vale para mayor. Es necesario tener un horario, quizás no
ser tan estricto, pero viene bien para mayor. Las normas son importantes. Una casa
sin normas no es buena, porque se pasa de todo. De mayor uno se da cuenta de la
importancia de las normas.”
II. “Bueno, con horarios rígidos pero se comprende.”
f) Crítica hacia las carencias percibidas en los centros:
I. “La estancia fue positiva, muy positiva. No nos ha faltado de nada: Reyes, fiestas,
todo, colegios privados... pero muy pobre a nivel de cariño y afecto.”
II. “Hay que dar ayuda a los que se portan bien y a los que vale la pena. Si a la hora de
salir no se les apoya es como si no se les hubiera dado nada en la residencia.”
III. “Sí, porque los niños necesitan más atención y cariño. Darles alguna ilusión, además
de las obligaciones. Necesitarían más premios por lo que hacen bien. Aprender a
hacer en la vida las cosas bien te hace sentirte bien cuando lo consigues. Un niño
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está necesitando esa gratificación y con algo que valores su esfuerzo. Hay que valorar
el esfuerzo no la calidad porque cada uno tiene sus posibilidades diferentes. Unos
son más capaces que otros”.
IV. “El educador ha de ser vocacional y no puede ser un curro. Con los niños no se
puede jugar.”
g) Pautas de aprovechamiento del recurso residencial por parte de los menores
que actualmente están internos:
I. “Les diría a los chavales que fueran más conscientes, porque se darán cuenta más
tarde de lo que podían haber hecho. [Sugeriría que se les diera] a conocer donde
están ellos, los que han salido, y las oportunidades que tienen, aunque sea duro.”
II. “Que piensen en su pasado y presente, valorar lo que tienen y lo que han perdido.”
III. “Que piensen qué van a hacer cuando van a salir. Qué van a hacer el día de mañana.
Que intenten aprender algo para que el día de mañana no estén en la calle. Es
más fácil ir a robar, pero es más bonito estar en tu casa con una chica con la que te
encuentras a gusto.”
h) Autocrítica durante la estancia en el centro residencial:
I. “No [tuve problemas de dinero]. Los primeros años no sabía que hacer con el dinero.
Ahora tengo más conciencia de que hay que guardarlo.”
II. “Para mi eran muy malos, eran lo peor [los educadores]. Pero tenían unas normas
que cumplir. Ahora lo pienso y veo que tenían razón, pero entonces, te mandaban
estudiar y no querías.”
III. “Mejor no lo pudieron hacer. Desaproveché todo.”
IV. “Sí. Ahora te das cuenta de que cuando te decían algo lo hacían por tu bien.”
i) Problemas a la salida de la residencia
I. “Todo el mundo tiene problemas de vivienda. A los chicos que se portan bien habría
que ayudarles un poco a conseguir el alquiler ofreciéndoles un piso por un tiempo.
Además conseguir alguno de protección oficial.”
II. “Tuve problemas. Salí sin nada. Salí con un “metrobús” y 2000 pesetas que me dio
una educadora de su bolsillo. Si no llego a tener ayuda de mis padres, ¿a qué me
dedico?”
III. “Tuve muchos problemas con el alcohol por el problema por el que estaba pasando
[sin trabajo, sin familia]. La mejor ayuda para dejarlo fue mi novia con la que vivo.”
IV. “Tuve y tengo problemas ya que cuento con una pensión de 60000 pts. contando
que soy minusválida y con ello tengo que comprar ropa, arreglar la silla de ruedas,
etc.”
j) Importancia de los valores sociales aprendidos en los centros:
I. “Convivir con gente diferente, de diferente religión, etc. te convierte en persona
tolerante.”
II. “La experiencia nunca ha sido negativa. Ahora estoy colaborando con asociaciones,
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y eso me viene de haber estado en un sitio donde había chicos con problemas.
Colaboro en fines de semana, Navidad y en verano en un proyecto de Integración.”
III. “Yo ahora que estoy con gente con problemas, me doy cuenta de que hay que darles
mucha atención. Necesitan atención y no sentirse solas. Yo lo hago.”
k) Conciencia de esfuerzo a la salida de la institución
I. “No tengo problemas. Ganaba poquito pero con eso me conformaba. Lo administraba
bien, he sido muy ahorradora. Siempre he buscado trabajo en lo que fuera.”
II. “No. No me sobraba, pero siempre trabajando.”
III. “Por la suerte que he tenido nunca me ha faltado trabajo, ya que a la semana
siguiente de haber finalizado un contrato ya tenía otro trabajo. Siempre he intentado
buscarme el pan.”
l) Elaboración de la propia experiencia proyectada en los hijos
I. “No quiero que mi hijo pase lo mismo. Creo que lo estoy consiguiendo. No me
drogo, no robo. Quiero que mi hijo no tenga mi experiencia.”
II. “Yo a mi hijo no le dejaría por nada. No lo dejo tan solo ni con esa falta de cariño. En
los centros te ponen las normas pero nada más. No hay cariño, no son tus padres
[se le humedecen los ojos].”
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Las instituciones residenciales tienen como cometido el cuidado de los niños que tienen
acogidos. En ese sentido, deben conocer sus necesidades primarias para poder realizar
una atención adecuada. Para comprender la situación emocional del niño acogido en una
institución es necesario entender lo que supone para él desarraigarse de su medio familiar
y de los lazos afectivos que mantenía con las personas que convivían con él hasta ese
momento. Se juzguen adecuados o no, esos vínculos, en muchos casos conflictivos, son los
que el niño conoce y conforman su universo personal.
Por decisiones que escapan a su control y que dependen, bien de la Administración o de
su propia familia, los niños acogidos se encuentran ubicados en un medio extraño, con
adultos, con frecuencia no permanentes, que se ocupan de su cuidado, pero que en la
mayoría de los casos, no comparten su casa y que están sometidos a vínculos laborales
con la Administración o entidades privadas que cumplen los turnos que marca su contrato
de trabajo. Estos niños necesitan, para poder crecer y desarrollarse íntegramente como
personas, establecer vínculos afectivos con adultos que les sirvan de guía y de modelos
referenciales de valores y actitudes positivos y que desde ahí puedan promover su adecuada
integración personal y social. Además, para mantener conciencia de su identidad y no
sentirse fragmentado, el niño necesita seguir manteniendo la relación con su propia familia,
en la medida en que sea posible.
En este capítulo se presentan propuestas que intentan responder a las necesidades que,
a lo largo de las entrevistas, hemos ido detectando en los menores y en sus familias.
En este sentido, se recogen aquellos aspectos que nos han parecido más importantes
y que creemos que sería conveniente tener en cuenta, bien para mejorarlos, bien para
incorporarlos como nuevos en la intervención con los menores y sus familias.
1. APOYAR Y REFORZAR, EN LA MEDIDA DE LO POSIBLE, LOS RECURSOS
PERSONALES Y FAMILIARES COMO ALTERNATIVA AL INGRESO DE LOS MENORES
EN LAS INSTITUCIONES.
Las familias consideran que en algunas ocasiones debiera habérseles dado la oportunidad
de quedarse con los niños o haber recibido los miembros colaterales dispuestos a hacerse
cargo de los menores algún tipo de ayuda que les permitiera afrontar dicha situación antes
de proceder a su internamiento.
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“Buscar alternativas dentro de la familia, ayudándola si tiene problemas de recursos
económicos. Sobre todo en mi caso que quería a mis padres y ellos me querían. Afecta
mucho ir de aquí para allá. Te cogen como si fueras un muñeco, sin poder decidir. No
beneficia en nada el separarte de la familia por muy limpio que sea el centro, tenga agua
caliente y monitores que te cuiden.”
2. CUIDAR EL PROCESO DE SEPARACIÓN DE LA FAMILIA Y POSTERIOR ACOGIDA
E INGRESO DE LOS MENORES EN LA RESIDENCIA, PARA GARANTIZAR EL MENOR
TRAUMA POSIBLE QUE DICHAS MEDIDAS PUEDAN GENERAR CUANDO NO SE
REALIZAN ADECUADAMENTE
La falta de cuidado en los procesos de separación entre el niño y su familia puede provocar
experiencias significativas negativas, agravadas por la circunstancia de tener lugar en el
momento inicial de su proceso residencial. Estas vivencias pueden provocar interferencias
comunicativas y desconfianzas –tanto por parte del menor como de su familia- hacia el
papel educativo y de ayuda que va a desarrollar el centro residencial.
“Éramos 8 hermanos. Mi padre era alcohólico. Hubo malos tratos. Ingresé con 8 años.
Nos fueron a recoger al colegio con policías. Nos llevaron al centro X. Creo que hubo
denuncia por parte de algún vecino. Había malos tratos y problemas. Imagino que la C.M.
les quitó la tutela a mis padres.”
“[Me sentí] Muy mal. Estaba en la puerta del colegio y vino una furgoneta y [la policía]
nos metió en la furgoneta. […] Mi madre gritaba: ‘que me están quitando a mis hijas’. Mi
abuela nos acompañó. Tenía cinco años. Esa manera de llevarte en una furgoneta con tu
madre gritando, eso está muy mal.”
3. PROCURAR DAR RESPUESTAS GLOBALES A LOS NÚCLEOS FAMILIARES DE
GRUPOS DE HERMANOS, PRESERVANDO EL MANTENIMIENTO DE LA FRATRÍA,
SIEMPRE QUE NO SEA PERJUDICIAL PARA EL MENOR
Las separaciones entre hermanos se han realizado, a veces, por haber dado a los pequeños
en adopción o acogida. Se ha venido considerando muchas veces que la adopción es
lo más deseable en el caso de niños pequeños, aún cuando tengan hermanos también
tutelados por la Administración. En otros casos, las separaciones se han realizado por criterios
organizativos, ingresándolos en distintos recursos al tener los niños edades diferentes. Lo
que nosotros hemos constatado es el sufrimiento de los hermanos que permanecen en la
institución o que han fracasado en alguna experiencia de acogimiento o adopción, y que
además se encuentran con la pérdida de sus hermanos. En algún caso, la sensación de
desgarro es tal que, de adultos, siguen empeñados a encontrar a sus hermanos dados en
adopción, sin ningún recurso legal que les ampare en su anhelo:
“No debiera haberse separado a los hermanos, hubiera sido para todos lo mejor. Estoy
localizando a mis hermanos dados en adopción. Hace dos años recuperé el contacto con
uno. Hace un año localicé a mi hermana y ahora estoy buscando a los demás hermanos.
No terminaré hasta que reúna nuevamente a toda mi familia.”
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La Administración debe cuidar el mantenimiento del grupo de hermanos en el mismo
recurso de acogimiento, sea familiar o residencial. En las situaciones de acogimiento y
adopción, ha de evitarse la ruptura total de las relaciones entre hermanos. Si por diferentes
circunstancias no fuera posible dar una respuesta única a todo el grupo de hermanos, la
medida adoptada, incluso en el caso de las adopciones, debiera estar condicionada al
mantenimiento de las relaciones fraternales con el fin de que no pierdan su identidad como
familia.
En los casos en que la separación haya sido un hecho irreversible y duradero, se impone
que, dentro de la legalidad vigente, la Administración promueva el mantenimiento de los
vínculos o facilite el reencuentro de hermanos separados cuando estos lo demanden.
4. CUIDAR EL TRATO DADO A LA FAMILIA Y TRABAJAR CONJUNTAMENTE CON
ELLA
Las familias valoran negativamente los aspectos que tienen que ver con la falta de cuidado
en el trato y atención a los menores y a ellas mismas por parte de las personas de la
residencia. Por el contrario valoran muy positivamente actitudes que tienen que ver con
interés, apoyo, trato humano y de escucha que se les ha dado. Igualmente tienen en cuenta
aspectos que les transmitan una imagen de colaboración entre la residencia y la familia.
El buen trato a la familia permite desarrollar procesos de información y coordinación mutuas,
beneficiosas para la educación del menor. La familia debe estar involucrada en todo el
proceso del proyecto educativo del menor.
“Yo fui a recogerlos en una ocasión y el director me hizo comer allí con ellos: ‘Pase, hoy
coma usted aquí con sus hijos’” [llora de emoción al evocarlo].
La residencia debiera integrar a la familia en lo posible en la vida cotidiana del niño.
La tarea educativa y compensadora de la residencia, llevada a cabo desde un proyecto
educativo estructurado, tendrá en cuenta por tanto los vínculos afectivos con el menor y el
mantenimiento de la relación existente con su familia de origen.
5. ASEGURAR LA PERMANENCIA Y ESTABILIDAD DEL MENOR Y DE LOS EDUCADORES
EN EL MISMO CENTRO DE REFERENCIA
Una buena práctica educativa ha de contemplar la necesidad de que los menores
experimenten a lo largo de su acogimiento residencial los mínimos cambios posibles.
Se debe procurar que permanezcan en un mismo centro, siempre que no haya motivos
objetivos y serios que justifiquen el cambio. Asimismo es muy importante la estabilidad de
los educadores para generar confianza y poder establecer vínculos referenciales reparadores
emocionalmente. Estos educadores se convierten en nuevas figuras de referencia necesarias
para su desarrollo afectivo y social ante la pérdida de anteriores adultos de referencia.
Las repetidas experiencias de separación de los educadores se recuerdan de forma muy
negativa, y vienen a reforzar los sentimientos de inseguridad y abandono provocados por
las primeras separaciones dentro del ámbito de la familia.
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“No sabía cuánto iba a estar [en la residencia]. Tenía sensación de pelota de ping-pong.
Había estado en una residencia. Luego, con cinco o seis familias. Estuve tres años con
una pareja y luego fui a un hogar.”
6. PREPARAR ADECUADAMENTE LAS SALIDAS DE LOS MENORES A OTROS
RECURSOS, A SUS PROPIAS FAMILIAS, O A FAMILIAS ACOGEDORAS
Los cambios a otros recursos que no estén debidamente motivados y adecuadamente
explicados a los menores constituyen un motivo de queja habitual. Cuando tienen lugar
en momentos en los que éstos se encontraban bien adaptados desde el punto de vista
personal y educativo, experimentan, además, la sensación de ser rechazados por parte de
la institución o de los adultos.
Con el fin de paliar esa sensación de malestar y rechazo que pueda percibir el menor, cuando
no haya más remedio que adoptar esta medida, es necesario informar a los menores de
manera adecuada de los motivos del cambio, procurando que comprenda e interiorice la
pertinencia y necesidad del mismo.
En este sentido, la falta de planificación del proceso de acogimiento o adopción de un
menor puede hacer fracasar la experiencia, si no se le ha dado el tiempo para establecer
los contactos previos necesarios de modo que pueda aceptar la nueva situación que se le
plantea. El acogimiento de un menor es un proceso muy delicado en el que intervienen
muchos sentimientos por ambas partes, que no siempre son compatibles. En muchos
casos, para aceptar la nueva situación, el niño tiene que elaborar aspectos del duelo familiar
y hacer compatible el abrirse a otras personas sin perder la fidelidad a la familia de origen.
Esto puede chocar con las expectativas de los acogedores. Por parte de los responsables de
este proceso es preciso ser consciente de su complejidad y entender que un acogimiento
puede ser positivo, pero no lo es en todos los casos, ni debe ser deseable a cualquier coste.
Especialmente debe considerarse el coste de la separación de hermanos en los casos de
niños que tienen otros hermanos tutelados por la Administración.
“El psicólogo me engañó. Me dijo que iba a conocer a la familia y que luego saldría
algunos fines de semana con ella... Pero fui para quedarme, sin conocerlos. Viví un tiempo
con ellos, pero vivía con la etiqueta de adoptado.”
7. FAVORECER EL TRABAJO EN GRUPOS Y ESPACIOS REDUCIDOS
Es importante seguir promoviendo estructuras de acogimiento lo más normalizadas posible
que permitan un clima cálido y cercano y un trato individualizado en grupos reducidos de
niños y con adultos suficientes.
Siguiendo a Winnicott, el trabajo con niños privados del soporte emocional de la familia,
“sólo puede ser eficaz si es personal” , y si los niños no pueden estar acogidos en una
familia, es en pequeñas instituciones, parecidas a un ambiente familiar, donde puede
todavía intentarse un resultado óptimo.
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“Estaba confuso y un poco perdido, pero la adaptación fue buena y rápida al ser pocos
chavales.”
“Vivías en un piso. Hacías vida normal. Podías salir. Había más libertad y era un hogar.
Cuando te vas haciendo más mayor, más todavía. Espacios que se puedan controlar. No
20 niños por educador. Si hay tantos no dan abasto. Se necesita un abrazo, hablar con
alguien. En los pisos sí, ha sido bastante mejor.”
8. ATENDER A LAS NECESIDADES AFECTIVAS Y DE AUTOESTIMA
DE LOS MENORES
Muchos testimonios confirman que los niños acogidos en una institución residencial y
apartados por diversas causas de su medio familiar, tienen como primeras necesidades las
de seguridad y afecto.
“Lo mal que te sientes cuando necesitas un abrazo y no hay nadie para dártelo”
A partir de una relación con los adultos en la que se sientan queridos, protegidos y
escuchados, donde sientan que se comprende su situación y se valoran sus opiniones, será
posible establecer vínculos educativos referenciales de valores y actitudes.
“La educación de cada crío depende del educador más que de la residencia. Las personas
hacen sentir el afecto. El educador estaba con nosotros 24 horas. Eso era muy bueno.
El concepto que un niño tiene de sí mismo se construye a partir de las valoración que
los adultos significativos hacen de él y de su avance hacia una identidad personal. La
disponibilidad, el apoyo continuo y la expectativa de logro en vez de fracaso, deben ser
actitudes básicas de .intervención educativa. Siguiendo a Bettelheim, lo que es esencial para
que el niño desarrolle su personalidad es que su experiencia de la aprobación de los adultos
que son significativos para él, exceda con mucho a las experiencias de desaprobación.
Y que si algo no se aprueba, debe limitarse al hecho concreto, nunca al niño o a su
actitud exploratoria, porque la exploración es el medio de que dispone para desarrollar su
personalidad de adulto.
9. CREAR UN CLIMA QUE FAVOREZCA LA ESTRUCTURA Y CONTENCIÓN EN LA
VIDA COTIDIANA DE LOS MENORES
Los ex-residentes valoran muy especialmente desde su vida adulta la existencia de normas y
límites en la vida cotidiana de la residencia e, incluso en algunos casos, lo han interiorizado
como modelo válido para la educación de sus hijos.
“Mucha disciplina. Tener claro que hay que educar. Prefiero que una educadora sea dura
a que te deje hacer lo que quieres. Que te obliguen con argumentos a estudiar. Que te
den las cosas si las ganas, repartir las tareas y obligarte a hacerlas.”
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Un buen clima afectivo de interés, empatía y confianza entre menores y educadores debe
ser complementario con el mantenimiento de unos niveles de organización y exigencia en
la vida cotidiana que den seguridad y faciliten la estructuración personal y social. En algunos
ex-residentes, este estilo de comunicación educativa se interiorizó como modelo válido para
la educación de los hijos de los ex residentes, y por ello se valoró en mayor medida.
Sólo en el contexto, ya mencionado, de seguridad y afecto, tienen sentido las normas o
incluso las sanciones, en el caso de que fuera necesario recurrir a ellas, buscando siempre
el beneficio del menor sobre cualquier otra posible motivación.
10. CUIDAR ESPECIALMENTE LA MOTIVACIÓN AL ESTUDIO Y EL APOYO ESCOLAR
DE LOS MENORES
Muchos ex-residentes, cuando piensan en su experiencia residencial, valoran positivamente
y añoran, si no lo han tenido, el apoyo y la motivación hacia el estudio.
“Se supone que tienen que dar una formación para defenderte. Animarle a estudiar,
abrirle campos.”
“Que aprovechen la oportunidad de estudiar. Luego no van a tener los mismos recursos
y facilidades..”
“Que aprovechen mucho esa oportunidad que tienen. Que intenten estudiar, que en
su casa no pueden”.
Las residencias han de procurar el apoyo sistemático, personalizado y en la propia residencia,
para la realización de las tareas escolares y la atención a las dificultades que pudieran
presentar los menores. Los convenios con universidades que promovieran el voluntariado
con estudiantes de escuelas de formación del profesorado podrían permitir dar una
continuidad durante todo el curso a este tipo de personas
Igualmente es necesaria una planificación sistemática que permita una buena coordinación
entre la residencia y los centros escolares. Esto facilitaría un clima de confianza y una
estructuración coordinada de tareas que faciliten el abordaje de aspectos tan importantes
como la adecuada aceptación de los menores en las instituciones escolares, una
sensibilización del profesorado hacia sus problemas, y el adecuado desarrollo formativo
de los menores. Además esta coordinación residencia-centro escolar podría mejorar la
integración del menor en el marco escolar, siendo imprescindible evitar cualquier síntoma
de estigmatización como consecuencia de la situación personal de los menores.
Hay que tener en cuenta que los menores pasan, si descontamos las horas de sueño,
tanto tiempo o más en los centros escolares que en las propias residencias, por lo que
debe reconocerse la influencia potencial o la importancia de estos centros en su desarrollo
personal y social.
Por otra parte, muchos añoran haber tenido una mayor formación académica impulsada
desde la residencia, y piensan que se les debiera haber exigido y apoyado más en este
sentido, porque hubieran tenido más oportunidades en su vida adulta.
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“Habernos seguido teniendo y darnos más posibilidades, un poco más de formación,
más posibilidades para seguir trabajando y estudiando”
11. PREPARAR AL MENOR PARA LA AUTONOMÍA DESDE AQUELLAS HABILIDADES
NECESARIAS PARA UNA VIDA INDEPENDIENTE
La experiencia de pisos es especialmente bien valorada por los menores, sobre todo
por lo que aporta a la adquisición de habilidades básicas para su autonomía. Desde esta
perspectiva las instituciones debieran acercarse lo más posible al modelo, ya existente, de
pisos de autonomía, que resulta de gran utilidad en el futuro de los menores tanto de los
que vayan a establecerse de manera autónoma alejados de su familia como de los que
reincorporen al medio familiar:
“Que abran más pisos. Es muy diferente el mundo de una residencia del de un piso.
En la residencia estas muy arropada. En el piso te dejan un poco más a tu aire. Es más
parecido a lo que te vas a encontrar en la vida”.
12. PROMOVER LA CREACIÓN DE ASOCIACIONES DE ANTIGUOS RESIDENTES
QUE PROPICIEN EL INTERCAMBIO DE EXPERIENCIAS ENTRE EX-RESIDENTES Y
AQUELLOS QUE AÚN PERMANECEN EN LA INSTITUCIÓN
Consideramos importante que las residencias o instituciones promuevan asociaciones de
antiguos residentes, como un buen medio de facilitar la preparación y el conocimiento de
las situaciones que los menores se van a encontrar en su futura independencia e inserción
social. Los adolescentes, a veces, o para determinada información, son más receptivos a sus
pares que a los adultos.
De esta manera la residencia puede seguir manteniendo un seguimiento indirecto sobre
los menores que ya han salido y podría hacerse una intervención de apoyo y orientación
cuando el caso lo requiera.
13. REALIZAR UN SEGUIMIENTO Y APOYO DE LOS EX-RESIDENTES DESPUÉS DE SU
SALIDA DE LA INSTITUCIÓN
En general detectamos una falta de atención personalizada a partir del momento de la
salida de la residencia. Comprobamos, por ejemplo, el fracaso de muchos chavales después
de volver con sus familias tras largo tiempo de estancia en el internado. La ausencia de
seguimiento y apoyo posteriores a la salida de la institución puede conducir, en ocasiones,
a situaciones de desánimo y fracaso. La atención posterior al periodo residencial parece ser
una demanda básica de la mayor parte de los ex-residentes.
“Y no soltarte a los 18 años y ‘¡Búscate la vida!’ Que tenga una puerta por la que pueda
acudir al educador cuando lo necesite. Que pueda seguir pidiendo consejos, abriendo
caminos.”
“Habría que tener un contacto con alguien al salir, y no llegar y que te suelten sin más.”
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Este seguimento debiera estar contemplado en el proyecto educativo individual del menor,
debiendo iniciarse en el período anterior a la salida y continuar a lo largo del tiempo
necesario para que el ex-residente pueda afianzar su seguridad personal, adquirir recursos
para la vida autónoma y enfrentarse al futuro con ciertas garantías de éxito.
Antes de la salida deben presentarse a los menores los diferentes recursos comunitarios a los
que puedan acudir cuando salgan de la institución, y establecer un sistema de coordinación
interinstitucional entre la residencia y dichos recursos, y entre los propios recursos entre sí,
que permita un seguimiento y apoyo en su proceso de su integración social
Se da la circunstancia de que existen numerosos recursos sociales y comunitarios que son, en
general, desconocidos por los propios menores. Así mismo, puede ocurrir que permanezcan
ajenos a la coordinación que han tenido las instituciones sociales y comunitarias respecto a
su ingreso y a la preparación de su salida.
Deben establecerse algunos criterios de seguimiento del menor, tanto por parte de la
institución que éste deja, como de aquellos recursos sociales a quienes correspondiera
continuar la atención del caso. El menor debiera conocer estos criterios antes de su salida,
y saber quién es la persona de referencia a la que puede acudir ante cualquier emergencia
que se le presente. Por tanto, al preparar el plan de salida de un menor, se debe incluir la
presentación de aquellos recursos de apoyo existentes que puedan serle más útiles en su
vida independiente.
14. AYUDAR ECONÓMICAMENTE A LOS MENORES CUANDO SEA NECESARIO18
Estarían orientadas a ayudarles para afrontar los primeros gastos para adquisición de una
vivienda una vez que contasen con un medio de trabajo relativamente estable. Este tipo
de ayudas son totalmente necesarias a lo largo de los dos o tres años primeros de vida
independiente para facilitar al menor el despegue a situaciones de mejora y suficientes para
afrontar con mayor probabilidad de éxito esos primeros momentos de su vida independiente,
ya que de otro modo este despegue entrañaría enormes dificultades ante sus carencias
materiales y de apoyo personal.
“Algo importantísimo que quiero comentar de cuando salí a los 18 años. Yo no quería
volver a la chabolilla. Me gustaba más el otro mundo. Pero te encuentras con un mundo
totalmente nuevo. Estuve 6 meses con 72.000 Pts., con suerte. Pagaba 55.000 de casa.
Estuve seis meses así y estaba bastante mal. Algo importante para mí en ese momento
fue una ayuda de la Comunidad de Madrid que tuve durante seis meses o un año.
Ayudas de ese tipo son total y absolutamente importantes. Un chaval que realmente se
lo esté currando y que en ese momento te ayuden, te da la vida. Hay que tener esto en
cuenta. El apoyo tan grande que tienen los chavales al salir de su casa que se lo dé a los
chicos de protección la Comunidad de Madrid: Avales, crédito….”
18
La Administración tiene una previsión de ayudas sociales hacia la población desfavorecida en general, pero no tiene prioridad hacia
este colectivo concreto a partir de su salida del ámbito de protección: sino que las hay, lo que hace que a veces se sientan discriminados
frente a otros grupos que ellos consideran que están más apoyados
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Evidentemente este tipo de ayudas no pueden concederse de una manera indiscriminada
sino condicionada a ciertos principios de funcionamiento y estabilidad que garanticen su
buen aprovechamiento. La carencia de apoyos y de recursos económicos iniciales y la
dificultad de contar con ahorros importantes previos y de sus familias constituyen un serio
lastre en su lucha por una integración lo más normalizada posible.
15. PROPORCIONAR RECURSOS ESPECÍFICOS PARA MENORES CON
PROBLEMÁTICAS ESPECIALES
Es necesario tener en cuenta la tipología de población que se acoge en los diferentes
recursos. Una heterogeneidad de problemática muy aguda puede incidir negativamente
en la calidad del clima de convivencia para algunos de los menores acogidos. Es necesario
que la residencia sea capaz de mantener un clima protector respecto de aquellos menores
que, por sus problemáticas especiales, puedan incidir negativamente en unas relaciones
suficientemente acogedoras y positivas para un adecuado crecimiento emocional de los
menores acogidos.
16. APOYOS INDIVIDUALES A MENORES CON NECESIDADES ESPECIALES
QUE NO PRECISAN ESTAR INGRESADOS EN UN CENTRO ASISTENCIAL O QUE
PUEDEN VIVIR CON AUTONOMÍA DISPONIENDO DE APOYOS ADECUADOS A SU
DISCAPACIDAD
Nos hemos encontrado con antiguos ex-residentes que actualmente se encuentran
ingresados en instituciones inadecuadas a sus necesidades personales. Por ejemplo,
hay residentes ingresados en residencias de minusválidos que por sus características y
capacidades podrían llevar a cabo una vida normalizada, siempre que contaran con algún
recurso de apoyo personal pero indirecto o de mero carácter supervisor. Se trataría de que
alguien, periódicamente, estuviera al tanto del desarrollo de la vida de estos menores y al
que ellos pudieran acudir en caso de necesitarlo. Estarían específicamente destinados a
menores considerados límites pero con una gran autonomía para llevar una vida “normal”
si cuentan con los apoyos necesarios.
Por otra parte, hay antiguos residentes que se encuentran llevando a cabo una “vida
normalizada” o “independiente” pero con importantes carencias de carácter económico
que les dificultan los apoyos necesarios para una vida de calidad. Entre otros casos nos
hemos encontrado con minusválidos que llevan una vida normalizada pero necesitan
apoyos personales específicos por sus especiales dificultades físicas. Estos chicos y chicas
requieren de unos gastos personales importantes para sillas de ruedas, pisos con ascensor
y accesos adecuados para minusválidos, así como otros recursos que se deriven de su
especial situación. Además debido también a sus dificultades suelen tener difícil acceso a
trabajos con una remuneración suficiente como para permitirles afrontar con cierta holgura
dichos gastos.
Estas dos ideas –instituciones inadecuadas y deficiencias materiales- las consideramos
extensibles a otro tipo de problemáticas especiales cuya atención personalizada nos parece
imprescindible.
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Necesidad de una regulación normativa de un periodo de adaptación a la salida a la vida
adulta, dependiendo de una valoración de la situación personal de cada chaval. Después
de conseguir la independencia, nos parece necesario mantener un periodo de seguimiento
y apoyo de la evolución de su integración familiar y sociolaboral. Nos parece conveniente
que este seguimiento esté coordinado por la figura de referencia del centro residencial.
Los menores que han estado acogidos por la Administración por carecer de apoyos familiares
adecuados deben seguir teniendo, después de la salida de la institución, un seguimiento
suficiente que compense el apoyo familiar que tienen otros jóvenes a su misma edad.
En este sentido necesitan un seguimiento tanto a nivel de soporte afectivo y orientación
personal en la toma de decisiones, como un apoyo administrativo que les facilite ayudas,
becas para estudios o subvenciones imprescindibles para acceder a vivienda o trabajo en
condiciones de relativa igualdad. Así mismo se hace necesario un seguimiento hasta la
finalización de todos los trámites legales necesarios para dar por finalizadas las situaciones
de adopción y evitar la paralización de los trámites que pudieran estar en marcha y prevenir
situaciones desagradables.
17. CREAR UNA OFICINA DE APOYO AL MENOR DESINSTITUCIONALIZADO
Con carácter aglutinador de algunas de las propuestas anteriores, una eventual Oficina
de Apoyo al Menor Desinstitucionalizado podría constituir un recurso de consultoría de
existencia y competencias conocida por los ex-residentes a la que pudieran acudir para
recibir asesoramiento respecto a diversos temas con los que se van a ir enfrentando a
lo largo de los primeros años de su salida de la institución. Podría ofrecer cobertura e
información jurídica ante situaciones como:
-
-
Contratos de alquiler.
Gestión de préstamos hipotecarios para la adquisición de vivienda
Contratos de compra de vivienda.
Asesoramiento y apoyo ante situaciones de posible desahucio cuando por
imposibilidad de afrontar el pago de letras o mensualidades se ven indefensos para
afrontarlas.
Asesoramiento sobre Viviendas de Protección Oficial.
Asesoramiento jurídico sobre problemáticas en las que puedan verse involucrados
los ex-residentes: despidos laborales, gestión de recursos respecto a minusvalías,
etc.
Recursos sociales a los que por sus específicas situaciones pudieran tener derecho:
servicios sociales, recursos económicos, etc.
Gestión de avales para afrontar gastos de primera necesidad.
Asesoramiento y apoyo en la búsqueda y mantenimiento de empleo.
Servicio de Orientación Psicológica especializada que le permita hacer frente a
problemas personales o familiares, orientándole a la autonomía.
Son situaciones todas ellas bastante frecuentes y ante las que suelen sentirse los menores
en situación de indefensión y desigualdad al carecer de recursos de soporte que puedan
ayudarles a tomar decisiones adecuadas y evitar daños mayores.
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“No [lo pudieron hacer mejor en la residencia]. Pero creo que te podrían haber dado un
curso de qué tienes que hacer si tienes un contrato, lo que es un crédito, lo que es el
recibo del agua… Es decir darte unas clases de cuáles son los problemas con que te vas
a encontrar: cómo buscar trabajo, qué se puede exigir….”
“A los que salen sin familia deben decirles cómo conseguir ayudas para una casa, gestión
de préstamos, lo que es preferible a cualquier ayuda económica.”
Esta Oficina, de carácter estable tendría sentido en la medida en que, en general, estos
menores suelen cambiar frecuentemente de lugar de residencia dentro y fuera de la
Comunidad Autónoma de Madrid en estos primeros años. Por ello les puede resultar más
útil y menos costoso un servicio único de referencia desde el que se les pudiera ayudar,
orientar o derivar a los servicios normalizados de la zona. De este modo, esta oficina sería un
recurso funcional y estable para el antiguo residente a lo largo de un periodo relativamente
dilatado de tiempo.
18. EVALUAR PERIÓDICAMENTE EL SISTEMA DE ACOGIMIENTO, CONTRASTANDO
DISTINTAS INFORMACIONES, ENTRE ELLAS LA OPINIÓN DE LOS MENORES
ACOGIDOS Y DESINSTITUCIONALIZADOS, ASÍ COMO DE SUS FAMILIAS
La opinión de los menores y sus familias nos parece de una gran relevancia para valorar y
mejorar la respuesta que da el recurso residencial, desde la perspectiva de quienes reciben
el apoyo, y poder obtener de ese modo una retroalimentación, lo más ajustada posible, de
sus destinatarios.
También la valoración de quienes pasaron un período suficiente en la institución puede
proporcionar elementos de contraste importantes. Esta valoración desde la distancia podría
aportar una perspectiva válida y enriquecedora del funcionamiento residencial, tanto desde
una perspectiva global como de aspectos más específicos, desde los cuales los Proyectos
Educativos podrían mejorarse significativamente.
19. FORMACIÓN PROFESIONAL DE LOS EDUCADORES
Los testimonios de los ex residentes y de las familias demandan unánimemente de los
educadores una implicación emocional -imprescindible en este trabajo- y una actitud
profesional que les haga reflexionar sobre cada actuación con los chicos.
A nuestro juicio, la complejidad, amplitud y especificidad del trabajo educativo en los
centros residenciales de protección debe motivar a la Administración para replantearse la
importancia de la formación inicial y permanente de los educadores.
En cuanto a la formación inicial, consideramos necesaria la exigencia de una titulación que
garantice unos conocimientos teóricos y prácticos de contenido psicológico, educativo y de
intervención social adecuados para la intervención con niños y familias en riesgo social. En
la preparación de los educadores resultaría necesario un Prácticum de larga duración (al
menos, un año) a desarrollar en residencias de la Comunidad Autónoma, adecuadamente
tutorizado por educadores en ejercicio y de reconocida competencia. Una especialización
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formativa contribuiría a que los intereses y la capacitación de los profesionales se ajustaran
a las exigencias y necesidades de la tarea a realizar en los centros de protección, evitando
la continua deserción de profesionales que se da en la actualidad.
En cuanto a la formación permanente, nos parece importante seguir incidiendo en:
a) Retomar las mejores experiencias realizadas actualmente por los centros
especializados en el apoyo a la formación de residencias y profesionales que
trabajan en ellas.
b) Ofrecer contenidos de formación adecuados a las necesidades profesionales de
los educadores y de los equipos educativos de los centros.
c) Propiciar el intercambio de experiencias y el aprendizaje horizontal entre los
educadores del propio y de otros centros.
d) Apoyar el desarrollo de procesos de investigación educativa de carácter
autónomo o en colaboración con otras instituciones (escolares, universitarias,
administrativas...) con las que se pudiera converger con el objetivo de mejora del
funcionamiento del sistema residencial.
e) Desde el punto de vista de la gestión organizativa, nos parece importante, en
definitiva, apoyar el desarrollo de los centros residenciales como organizaciones
eficaces, que aprenden por sí mismas y que al mismo tiempo son capaces de
incrementar progresivamente su madurez organizacional.
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1.- Tablas
1.1.- Ex-residentes localizados
TABLA 1.1.- Pertenencia a la muestra de los exresidentes localizados
TABLA 1.2.- Año en el que causan baja los exresidentes localizados
TABLA 1.3.- Sexo de los exresidentes localizados
TABLA 1.4.- Edad de ingreso de los exresidentes localizados
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TABLA 1.5.- Edad de baja de los exresidentes localizados
TABLA 1.6.- Edad de los exresidentes localizados a 1/01/04
TABLA 1.7.- Años de estancia en la residencia de los exresidentes localizados
168
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TABLA 1.8.- procedencia de los exresidentes localizados
TABLA 1.9.- Medida legal de los exresidentes localizados
TABLA 1.10.- Motivo de la guarda de los exresidentes localizados
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TABLA 1.11.- Motivo de la tutela de los exresidentes localizados
TABLA 1.12.- Motivo del cierre del expediente de los exresidentes localizados
170
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
TABLA 1.13.- Residencia de baja de los exresidentes localizados
TABLA 1.14.- Tipo de residencia de baja de los exresidentes localizados
171
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
TABLA 1.15.- Lugar de residencia de los exresidentes localizados
TABLA 1.16.- Tipo de vivienda de los exresidentes localizados
TABLA 1.17.- Régimen de la vivienda de los exresidentes localizados
TABLA 1.18.- Persona/as con las que conviven los exresidentes localizados
172
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TABLA 1.18 BIS.- Edad de los exresidentes y personas con las que conviven
TABLA 1.19.- Exresidentes con hijos
TABLA 1.20.- Estudios realizados en la Residencia por los exresidentes localizados
TABLA 1.21.- Estudios realizados por los exresidentes localizados después
de abandonar la residencia
173
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
TABLA 1.22.- Situación laboral de los exresidentes localizados
TABLA 1.22 BIS.- Edad de los exresidentes y situación laboral
TABLA 1.23.- Tipo de trabajo de los exresidentes localizados
174
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TABLA 1.24.- Sueldo de los exresidentes localizados
TABLA 1.25.- Situación penal de los exresidentes localizados
1.2.- Ex-residentes entrevistados
TABLA 2.1.- Año de baja de los menores entrevistados
TABLA 2.2.- Sexo de los exresidentes entrevistados
TABLA 2.3.- Edad de ingreso de los exresidentes entrevistados
175
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TABLA 2.4.- Edad de los exresidentes entrevistados
TABLA 2.5.- Años de estancia de los exresidentes entrevistados
TABLA 2.6.- Medida legal de los exresidentes entrevistados
176
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TABLA 2.7.- Motivo de ingreso según expediente de tutela del entrevistado
TABLA 2.8.- Motivo de cierre del expediente de los exresidentes entrevistados
177
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TABLA 2.9.- Residencia de baja de los exresidentes entrevistados
TABLA 2.10.- Tipo de residencia de baja de los exresidentes entrevistados
TABLA 2.11.- Existencia de teléfono en elexpediente de los exresidentes entrevistados
178
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TABLA 2.12.- Tipo de vivienda de los exresidentes entrevistados
TABLA 2.13.- Régimen de la vivienda de los exresidentes entrevistados
TABLA 2.14.- Persona con la que conviven los exresidentes entrevistados
TABLA 2.15.- Exresidentes entrevistados con hijos
TABLA 2.16.- Lugar de residencia de los exresidentes entrevistados
179
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TABLA 2.17.- Estudios realizados por los exresidentes entrevistados durante su estancia
en la residencia
TABLA 2.18.- Estudios realizados por los exresidentes entrevistados después de causar baja
TABLA 2.17.- Situación laboral de los exresidentes entrevistados
180
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TABLA 2.20.- Tipo de trabajo de los exresidentes entrevistados
TABLA 2.21.- Sueldo de los exresidentes entrevistados
TABLA 2.22.- ¿Por qué ingresaste en la residencia?
181
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TABLA 2.23.- ¿Conocías el motivo de ingreso?
TABLA 2.24.- ¿Cómo te sentiste al ingresar?
TABLA 2.25.- ¿Crees que se podía haber hecho otra cosa?
TABLA 2.26.- ¿Cómo valoras la estancia en la residencia?
TABLA 2.27.- ¿Cómo valoras a los trabajadores de la residencia?
182
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TABLA 2.28.- ¿Qué valoración tienes de los compañeros?
TABLA 2.29.- ¿De qué persona guardas mejor recuerdo?
TABLA 2.30.- ¿Otraspersonas de la residencia de las que guardas mejor recuerdo?
TABLA 2.31.- ¿Te sentiste apoyado en la residencia?
TABLA 2.32.- ¿Cómo era el clima de convivencia?
183
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TABLA 2.33.- ¿Tenías donde ir al salir de la residencia?
TABLA 2.34.- ¿Te ayudaron a organizar tu vida en la residencia?
TABLA 2.35.- ¿Podían haberlo hecho mejor desde la residencia?
TABLA 2.36.- ¿Se contó contigo para preparar la salida?
TABLA 2.37.- ¿Percibiste otras ayudas al salir de la residencia?
184
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1.3.- Familiares entrevistados
TABLA 3.1.- ¿Cree que le iba bien la última vez que le vió?
TABLA 3.2.- Motivode ingreso según la familia
TABLA 3.3.- ¿Se contó con la familia para el ingreso en la residencia?
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2.- Instrumentos de recogida de información
2.1. FICHA DE RECOGIDA DE DATOS
I.- Nº de Orden:
II.-
Nº expediente de guarda o tutela:
III.-
Nombre y Apellidos:
IV.-
Fecha de nacimiento:
V.-
Sexo:
Varón
Mujer
VI.-
País de origen:
VII.-
Fecha de ingreso en la Red de Protección...................... Medida........................
VIII.-
Motivo de ingreso en la red de Protección:
8.1.- Imposible ejercicio de los deberes:
Orfandad Padre
Orfandad Madre
Orfandad Padres
Padre
Prisión Padre
Prisión Madre
Prisión Padres
8.2.- Incumplimiento de los deberes:
No reconocimiento por el padre
No reconocimiento de la madre
Enfermedad Padre
Enfermedad Madre
Enfermedad Padres
Padre
8.4.- Guarda:
Judicial
Madre
Padres
Abandono total del niño
8.3.- Inadecuado cumplimiento de los deberes:
Maltrato físico
Abandono físico
Mendicidad niño
Madre
Padre
Maltrato/Aband. emocional
Explotación laboral
Alto Riesgo
Madre
Padres
Abuso sexual
Incapac. de control
Consentimiento padres
Grave Inestabilidad familiar
Carencia de vivienda
Comportamiento conflictivo menor
Carencia de recursos económicos
IX.- Fecha del cierre del expediente/Baja ..............................................................................................
186
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X.- Motivo del cierre del expediente
Mayoría de edad
Reintegración familiar
Institución de Apoyo
Emancipación
Piso Tutelado
XI.- Residencia en la que causa baja
Nombre.....................................................................................................................................................................
Teléfono............................................................................Municipio.....................................................................
XII.- Dirección de la salida/Dirección de la Familia:
Calle............................................................................................................................................................................
Teléfono....................................... Junta Municipal.............................................................................................
Municipio .................................................................................................................................................................
Área de Servicios Sociales..................................................................................................................................
XIII.- Observaciones:
187
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2.2.- GUIÓN DE ENTREVISTA AL EX-RESIDENTE
Fecha de la entrevista:
Nº de Orden:
Nombre y apellidos:
a) Situación actual
1. ¿Dónde vives?
1.1. Tipo de vivienda:
Piso
Unifamiliar
Residencia minusválidos- Hospital
Habitación
Otras (tipo)
Observaciones__________________________________________________
1.2. Régimen de la vivienda:
Propia
Alquilada
De la familia
Otras
Observaciones___________________________________________________
2. ¿Con quién vives?
Con la madre
Con el padre
Con padre y madre
Con hermanos
3. Estado Civil e hijos
¿Te has casado?
¿Tienes hijos?
4.- ¿Qué estudios has terminado?
188
Con abuelos
Con tíos
Solo
Con pareja
Otros
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¿Dónde los realizaste?
Estando en la Residencia
Después por tu cuenta
Graduado Escolar
Formación Profesional
Estudios universitarios
Otros estudios
5. ¿Trabajas?
Fijo
Eventual
Fijo discontinuo
Por cuenta propia
Contratado
Sin contrato
Paro sin pensión
Paro con pensión
Otras actividades (señalar tipo)
Percepción de salario social: IMI.
6. ¿Lo que ganas normalmente al mes es?
Menos del salario mínimo interprofesional (442 euros)
Más del salario mínimo interprofesional (442 euros )
¿Recibes otro tipo de ayudas y de quién?.
b) Valoración del ingreso en la residencia
7. ¿Por qué ingresaste en la Residencia?
8. ¿Conocías el motivo?
9. ¿Cómo te sentiste al ingresar?
10. ¿Crees que se podía haber hecho otra cosa?
c) Valoración de la estancia
11.- ¿Cómo valoras tu estancia en la Residencia?
189
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12. ¿Qué me dices de los trabajadores del Centro?
13. ¡ Háblame de los compañeros!
14. ¿ De qué persona /as de la Residencia guardas mejor recuerdo?
15. ¿Te sentiste apoyado?
16. ¿Qué tal era el clima de convivencia?
d) Valoración de la salida de la residencia
17. ¿Tenías donde ir cuando saliste?
18. ¿Te ayudaron en la Residencia a organizar tu vida?
19. ¿Podían haberlo hecho mejor desde la Residencia?
20. ¿Se contó contigo para preparar la salida?
21. ¿Recibiste otras ayudas?
e) Recuerdos significativos
22. Un recuerdo bueno
23. Un recuerdo malo
f) Sugerencias para educadores y menores
Teniendo en cuenta todo lo que me has contado
24. ¿Qué dirías que tuvieran en cuenta los educadores que están trabajando en las
residencias?.
25. ¿Qué les dirías a los chavales que están ahora en las Residencias?
190
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2.3.- GUION DE ENTREVISTA A LA FAMILIA
Fecha de la entrevista:
Nº de Orden:
Nombre y apellidos del menor:
Parentesco de la persona que contesta la entrevista:
Teléfono........................................................................................
a) Situación actual
1. ¿Dónde vive/vivía?
1.1. Tipo:
Piso
Unifamiliar
Residencia minusválidos- Hospital
Habitación
Otras (tipo)
Observaciones__________________________________________________
1.2. Régimen
Propia
Alquilada
De la familia
Otras
Observaciones___________________________________________________
2. ¿Con quién vive/vivía?
Con la madre
Con el padre
Con padre y madre
Con hermanos
Con abuelos
Con tíos
Solo
Con pareja
Otros
3. Estado Civil e hijos
¿Se casó?
¿Tiene hijos?
191
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4. ¿Trabaja/ba?
Fijo
Eventual
Fijo discontinuo
Por cuenta propia
Contratado
Sin contrato
Paro sin pensión
Paro con pensión
Otras actividades (señalar tipo)
Percepción de salario social: IMI.
5. ¿Cree que le va/iba bien?
b.- Valoración del ingreso en la residencia
6. ¿Recuerda por qué ingresó en la Residencia?
7. ¿Se contó con la familia?
8. ¿En ese momento estaba Ud. de acuerdo?
9. ¿Cree Ud. que fue una buena medida?
10. ¿ Cree que se podía haber hecho otra cosa?
c) Valoración de la estancia en la residencia
11. ¿Cree que la estancia en la residencia fue beneficiosa para él/ella?
12. ¿Y para la familia?
13. ¿Iba Ud a verle/la a la Residencia o salía en fines de semana y vacaciones a casa?
d) Valoración de la salida de la residencia
14. ¿Se contó con la familia cuando salió?
15. ¿A dónde fue al salir
16. ¿Siguió manteniendo contacto con Uds.?
17. ¿Piensa que salió suficientemente preparado para defenderse en la vida?
192
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18. ¿Recibió apoyo de los Servicios Sociales cuando salió de la Residencia?
e) Recuerdos significativos
19. ¿Un recuerdo bueno?
20. ¿Un recuerdo malo?
f) Sugerencias para educadores y familias
Teniendo en cuenta todo lo que nos ha contado
21. ¿ Qué les diría a los educadores que tuvieran en cuenta?.
22. ¿Qué diría a las familias de los niños que están ahora en las Residencias?
193
E L A C O G I M I E N TO R E S I D E N C I A L C O M O M E D I DA D E P R OT E C C I Ó N A L M E N O R
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