Servicios de cuidados infantiles : cómo los pediatras pueden apoyar
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Servicios de cuidados infantiles : cómo los pediatras pueden apoyar
Capítulo 15 Servicios de cuidados infantiles: cómo los pediatras pueden apoyar a los niños y a las familias & e15-1 OFERTA Y REGULACIÓN DEL CUIDADO INFANTIL EN EE.UU. dado en grupo de niños enfermos sobre su salud posterior y sobre la salud de sus familias y la comunidad es desconocido. Utilización de los servicios Licencia, regulación y acreditación del cuidado infantil En EE.UU. aproximadamente 11,3 millones de niños pequeños están al cuidado de otra persona que no son sus padres de forma regular, principalmente debido al gran aumento en la proporción de madres trabajadoras con niños pequeños en las últimas décadas. El 58% de los niños de hasta 4 años con padres trabajadores acuden a guarderías. El mayor aumento en el uso de los servicios de cuidado infantil se ha producido entre los lactantes y los niños pequeños, con un 53% de los lactantes y un 57% de los niños pequeños. Además, los niños utilizan los servicios durante muchas horas, el 42% de los niños de hasta 4 años de edad acuden durante 35 horas o más a la semana. La mayoría de los centros de cuidado de niños pequeños y preescolares y muchos responsables de hogares de cuidado en familia están sometidos a licencias y regulaciones estatales. Los requisitos de licencia y regulación para la mayoría de ellos implican normas básicas de salud y seguridad, como las prácticas sanitarias, las vacunaciones de los niños y del cuidador, el acceso a un profesional sanitario y seguridad de las instalaciones y el equipo, así como las características básicas estructurales y de los cuidadores, como la proporción de niños y personal, el tamaño de los grupos y los requisitos mínimos de educación y experiencia de los cuidadores. Los tipos de centros que están sometidos a las licencias varían en función del estado. En 2010, la mayoría de los centros de cuidado infantil en los 50 estados estaban sometidos a licencia de salud y seguridad. En la mayoría de los estados se requiere una licencia en algunos tipos de hogares de cuidado en familia, aunque algunos estados sólo conceden licencia a determinados tipos específicos de estos hogares y en 3 estados no conceden licencias a estos cuidadores (Idaho, Louisiana y Nueva Jersey). Siete estados (Arizona, Idaho, Louisiana, Nueva Jersey, Ohio, Dakota del Sur y Virginia) no autorizan los hogares de cuidado infantil en familia de pequeño tamaño y 11 estados (Arkansas, Idaho, Kentucky, Louisiana, Maryland, Maine, Carolina del Norte, Nueva Jersey, Vermont, Washington y Wisconsin) y el Distrito de Columbia no conceden licencias a los de mayor tamaño/cuidado en grupo. Louisiana tiene un proceso de registro para los hogares de cuidado en familia con menos de 6 niños, pero sólo se requiere dicho registro cuando se atiende a niños subvencionados por el Child Care and Development Fund (que ayuda a las familias con ingresos bajos a recibir asistencia pública de forma temporal, o a aquellos que requieren un servicio de cuidado infantil para trabajar o recibir formación para abandonar la asistencia pública). Nueva Jersey tiene un proceso voluntario de registro para los hogares de cuidado infantil en familia que está dirigido por los recursos de cuidado infantil y por las agencias intermediarias del estado. Muchos proveedores de estos servicios están exentos de los requerimientos de licencia (con frecuencia programas dirigidos por organizaciones religiosas o colegios públicos), muchos otros no los cumplen y una proporción desconocida de hogares de cuidado en familia no están regulados y son desconocidos para el sistema público de licencias. Las condiciones de salud y seguridad pueden no ser satisfactorias en los lugares sin licencia. Además, en la mayoría de los estados los estándares de licencia y regulación son inadecuados para promover un desarrollo óptimo del niño, y en muchos estados los estándares son tan bajos que ponen en peligro su salud y su seguridad. Por tanto, incluso los centros con licencia pueden estar proporcionando un cuidado a niveles muy por debajo de las recomendaciones profesionales. Por ejemplo, la National Association for the Education of Young Children (NAEYC; www.naeyc.org) y la National Association for Family Child Care (NAFCC; www.nafcc.org) recomiendan proporciones niño-cuidador de no más de 3 a 1. Pero en 2007, los requisitos eran de 3 o 3,5 a 1 en sólo 3 estados, mientras que la proporción legalmente permitida fue de 5 a 1 en 9 estados y de 6 a 1 en otros 5 estados. Una pequeña proporción de proveedores son acreditados por la NAEYC, la NAFCC u otras organizaciones porque voluntariamente cumplen los estándares recomendados por los profesionales en cuanto a la alta calidad y la adecuación para el desarrollo. El proceso de acreditación va más allá de las prácticas de salud y seguridad y las características estructurales y de los cuidadores para analizar la calidad de las interacciones niño-cuidador, que son esenciales para el desarrollo del niño, según se describe en la siguiente sección. La investigación indica que los programas de cuidado infantil que completan voluntariamente la acreditación por la NAEYC mejoran su calidad y proporcionan un ambiente que facilita más el desarrollo global de los niños. Sin embargo, menos del 8% de los centros están acreditados; esto se debe en parte Estructura de los servicios de cuidado infantil Estos servicios varían ampliamente y se clasifican en 4 grandes categorías, de menor a mayor formalidad: cuidado por familiares, cuidado a domicilio por personas no familiares (p. ej., niñeras, au pairs), cuidado diario por familias y cuidado en centros. Los padres utilizan con más frecuencia los cuidados en casa para los lactantes y los niños pequeños, debido en parte a las preferencias, la mayor flexibilidad y disponibilidad y en ocasiones al menor coste. Casi el 30% de los lactantes y los niños pequeños al cuidado de otros acuden a hogares de cuidado en familia. Los cuidadores en estos hogares suelen atender en sus casas hasta a 6 niños pequeños, incluyendo con frecuencia a niños de diferentes edades, hermanos o los hijos del propio cuidador. El uso de centros reglados para el cuidado de niños en instalaciones no residenciales, generalmente para más de 13 niños, es superior entre los preescolares (niños de 3 a 5 años). Los programas de educación precoz para los preescolares (p. ej., Head Start, preescolar) también pueden desempeñar una función importante en el cuidado de los niños. Aunque estos programas pueden centrarse más en las actividades educativas y con frecuencia sólo proporcionan un número limitado de horas de cuidado al día, los aspectos de salud y seguridad implicados con la participación de los niños en programas de educación precoz son similares a los presentados por otros servicios de cuidado de niños. Los centros de cuidado de niños y los programas de educación precoz son administrados por una amplia variedad de empresas y organizaciones, incluidas las compañías y cadenas con fines de lucro, las organizaciones religiosas, los colegios públicos y privados, las organizaciones comunitarias, las cooperativas y las agencias públicas. © ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito. Niños enfermos Cuando los niños están enfermos pueden ser excluidos de los servicios de cuidado infantil, y esa exclusión debe realizarse siguiendo determinadas condiciones. La Academia Americana de Pediatría, la Asociación Americana de Salud Pública y el Centro Nacional de Recursos para la Salud y la Seguridad en el Cuidado Infantil ofrecen recomendaciones sobre las condiciones que se han de dar para que los niños enfermos deban o no ser excluidos de los programas de grupo (tabla 15-1). Éstas incluyen la fiebre, los vómitos y la diarrea, así como determinadas enfermedades parasitarias. Las leyes estatales generalmente reflejan estas recomendaciones pero pueden ser más estrictas en algunos estados. La mayoría de las familias necesita organizarse para mantener a los niños enfermos en casa (permaneciendo en ésta en lugar de ir a trabajar). Los servicios alternativos fuera del domicilio para los niños enfermos son relativamente infrecuentes, pero pueden comprender bien 1) la atención en el propio centro infantil si ofrece servicios especiales diseñados para el cuidado de niños enfermos (en ocasiones llamados modelo enfermería o guardería de enfermos), o 2) el cuidado en un centro que atiende sólo a niños con enfermedades o situaciones temporales de enfermedad. Aunque es importante que dichos servicios hagan énfasis en la prevención del contagio de la enfermedad, un estudio no encontró la transmisión adicional de enfermedades contagiosas en los niños que acuden a un centro de enfermos. El impacto del cui- e15-2 & Parte II Crecimiento, desarrollo y conducta Tabla 15-1 TRASTORNOS QUE PUEDEN O NO REQUERIR LA EXCLUSIÓN DE LOS SERVICIOS DE CUIDADO INFANTIL EN GRUPO TRASTORNOS QUE REQUIEREN EXCLUSIÓN COMENTARIOS Enfermedad que impide que el niño participe de forma cómoda en las actividades según se determine su cuidador Los proveedores de los servicios deberían especificar en sus normativas, aprobadas por el consultor sanitario del servicio, qué nivel de gravedad de la enfermedad puede tratar el centro y qué tipo de enfermedades se asumirán El grado 1 de gravedad incluye a los niños cuyo estado de salud se acompaña de un elevado interés y una completa participación en las actividades asociadas con ausencia de síntomas de enfermedad (como niños que se están recuperando de una conjuntivitis infecciosa aguda, un exantema o la varicela), pero que requieren un tiempo de recuperación más largo El grado 2 de gravedad comprende a los niños cuyo estado se acompaña de un nivel medio de actividad debido a los síntomas (como los niños con fiebre baja, niños al inicio de una enfermedad y niños en el período de recuperación precoz de la enfermedad) El grado 3 de gravedad está compuesto por los niños cuyo estado de salud se acompaña de un nivel bajo de actividad debido a los síntomas, que impiden en gran medida la participación Enfermedad que produce una necesidad de cuidado superior a la que el personal cuidador puede proporcionarle sin comprometer la salud y la seguridad de los otros niños según se determine por el cuidador del niño Fiebre Síntomas y signos de enfermedad posiblemente grave, como el letargo, la tos no controlada, la irritabilidad inexplicada o el llanto persistente, la dificultad respiratoria, las sibilancias u otros signos infrecuentes en el niño Diarrea Sangre en las heces Vómitos Dolor abdominal Úlceras bucales con babeo Exantema con fiebre o cambios de comportamiento Conjuntivitis purulenta Pediculosis (piojos) Sarna Tuberculosis Impétigo Faringitis estreptocócica Varicela zóster Tos ferina Parotiditis Virus de hepatitis A Sarampión Rubéola Enfermedad inespecífica de las vías respiratorias Herpes zóster Herpes simple Acompañado de cambios de comportamiento u otros signos o síntomas de la enfermedad hasta que la evaluación médica profesional encuentra que el niño puede ser incluido en el servicio Hasta que la evaluación por parte de un médico considera que el niño puede ser incluido en el centro Los niños cuyas deposiciones se mantengan de consistencia blanda pero por lo demás tengan buen estado general y cuyos coprocultivos sean negativos no necesitan ser excluidos Los niños con diarrea de origen infeccioso generalmente pueden volver a la guardería una vez que se resuelva la diarrea, excepto los niños con cultivos positivos para Salmonella typhi (se requieren 3 cultivos negativos para su inclusión), Shigella, o E. coli 0157:H7 (se requieren 2 coprocultivos negativos para su inclusión) No explicado por cambios en la dieta, fármacos o heces de consistencia dura Dos o más episodios de vómitos en las 24 horas previas hasta que se resuelvan o hasta que un profesional sanitario determine que la causa de los vómitos no es contagiosa y el niño no tiene riesgo de deshidratación Persistente (durante más de 2 horas) o intermitente asociado a fiebre u otros signos y síntomas A menos que un profesional sanitario o el departamento sanitario oficial determine que el niño no es contagioso Hasta que un médico determine que estos síntomas no indican una enfermedad contagiosa Definido como conjuntiva rosada o roja con secreción ocular blanquecina o amarillenta, hasta que se inicie un tratamiento Es adecuada la exclusión al final del día Hasta que se haya completado el tratamiento Hasta que un profesional sanitario o un oficial sanitario afirme que el niño recibe un tratamiento adecuado y puede acudir a los servicios de guardería Hasta 24 horas después de iniciar el tratamiento U otra infección estreptocócica hasta 24 horas tras el inicio del tratamiento antibiótico y el cese de la fiebre Hasta que todas las lesiones se hayan secado y cubierto con costra (generalmente 6 días) Hasta 5 días después de iniciar un tratamiento antibiótico adecuado (actualmente eritromicina, que se administra durante 14 días consecutivos) Hasta 9 días después del inicio de la inflamación de la glándula parótida Hasta 1 semana tras el inicio de la enfermedad, la ictericia o, según se establezca por el departamento sanitario, cuando se haya administrado una inmunoprofilaxis pasiva (actualmente, globulina plasmática inmune) a los niños y al personal que esté indicado Hasta 4 días tras el inicio del exantema Hasta 6 días tras el inicio del exantema TRASTORNOS QUE NO REQUIEREN EXCLUSIÓN COMENTARIOS Presencia de bacterias o virus en la orina o en las heces en ausencia de síntomas de enfermedad, como diarrea Conjuntivitis no purulenta Exantema sin fiebre y sin cambios del comportamiento Infección por citomegalovirus Estado de portador del virus de la hepatitis B (VHB) Infección por virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) Las excepciones incluyen los niños infectados por microorganismos altamente contagiosos capaces de causar enfermedades graves Infección por parvovirus B19 Conjuntiva rosada con una secreción ocular clara, acuosa y sin fiebre, dolor ocular o enrojecimiento palpebral Siempre que los niños portadores crónicos del VHB no tengan factores de riesgo conductuales o médicos, como un comportamiento inusualmente agresivo (mordeduras, rascado frecuente), dermatitis generalizadas o problemas hemorrágicos Siempre que el estado de salud, el desarrollo neurológico, el comportamiento y el estado inmunitario del niño infectado por VIH sean apropiados según se determine de forma individualizada por profesionales sanitarios cualificados, incluido el profesional sanitario responsable del niño, que son capaces de evaluar si el niño recibirá un cuidado óptimo en el servicio específico considerado y si el niño representa una potencial amenaza para los demás En una persona con un sistema inmunitario normal Adaptada de la American Academy of Pediatrics, American Public Health Association, National Resource Center for Health and Safety in Child Care: Caring for our children: national health and safety performance standards: guidelines for out-of-home child care, 2.a ed., Elk Grove Village, IL, 2002, American Academy of Pediatrics, American Public Health Association, and National Resource Center for Health and Safety in Child Care, págs. 124–129. http://nrc.uchsc.edu/CFOC/index.html. Capítulo 15 Servicios de cuidados infantiles: cómo los pediatras pueden apoyar a los niños y a las familias & e15-3 a la falta de conocimiento, recursos e incentivos para mejorar la calidad de los servicios, pero también a los gastos a los que se enfrentan los proveedores en el proceso y a la insuficiente capacidad de las organizaciones de acreditación. Las agencias de licencia de servicios de cuidado infantil están desempeñando una función más importante en diferentes iniciativas diseñadas para mejorar la calidad del trabajo en el cuidado infantil a través de la infraestructura de los cuidados iniciales y del sistema educativo. Las agencias de licencia de varios estados son parte de iniciativas de calidad, como estrategias escalonadas de calidad (p. ej., sistemas de reembolso escalonado para los cuidadores participantes que logren los niveles de calidad más allá de los requisitos básicos para la licencia), financiación pública para facilitar la acreditación, sistemas de desarrollo profesional y evaluaciones y asistencia técnica para los programas. EL PAPEL DEL CUIDADO INFANTIL EN LA SALUD Y EL DESARROLLO INFANTILES © ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito. Características del cuidado infantil y su asociación con los resultados en el desarrollo de los niños El cuidado infantil de alta calidad se caracteriza por las interacciones cálidas, solícitas y estimulantes entre los niños y los cuidadores. En las interacciones de alta calidad los cuidadores expresan sentimientos positivos al relacionarse con los niños, están emocionalmente implicados, comprometidos y se mantienen alerta de sus necesidades y sensibles y solícitos a sus iniciativas, hablan directamente a los niños de manera elaborada y estimulante a la vez que apropiada para la edad y hacen preguntas y animan las ideas y la verbalización de los niños. Las características estructurales de calidad de la infraestructura, incluida la proporción de niños y adultos, el tamaño del grupo y la educación y la experiencia de los cuidadores, actúan indirectamente sobre los resultados de los niños facilitando interacciones niño-cuidador de alta calidad. Sería difícil incluso para el cuidador más sensible y estimulante proporcionar interacciones de alta calidad a cada niño si fuera el único cuidador para 10 niños pequeños. La calidad, así como la cantidad y el tipo de cuidados que experimentan los niños pequeños contribuyen a su desarrollo. El cuidado de los niños fuera de casa no afecta al vínculo madre-hijo. La baja calidad, la mayor cantidad o los múltiples cambios en el cuidado fuera de casa sólo predicen una mayor probabilidad de un vínculo inseguro cuando se combina con una baja sensibilidad y respuesta maternas. Ajustando por factores familiares (ingresos, nivel educativo, raza/etnia de los padres, estructura familiar, sensibilidad de los padres) la calidad del cuidado infantil es un factor predictivo constante y modesto de resultados en el niño en la mayoría de los aspectos del desarrollo, mientras que la cantidad de los cuidados infantiles es un factor predictivo constante y modesto del comportamiento social. Sin embargo, el tipo de centro en el que se proporciona dicho cuidado es un factor predictivo inconstante, modesto, de los resultados cognitivos y sociales. De forma específica en relación a la calidad, los niños que reciben un cuidado de mayor calidad puntúan mejor que otros niños en las pruebas de habilidades cognitivas, lingüísticas y académicas y, en algunos momentos en la primera parte de la infancia, muestran más habilidades prosociales y menos problemas de comportamiento e interacciones negativas con sus compañeros. Sin embargo, la calidad de la crianza importa mucho más. Comparados con los efectos del cuidado infantil, que son relativamente inconstantes y de magnitud modesta, los efectos de la calidad de la crianza por parte de los padres sobre los mismos resultados son muy constantes y robustos, con una fuerza dos veces superior a los efectos de la calidad del cuidado infantil. Los efectos de la cantidad y el tipo de cuidado infantil sobre el desarrollo del niño son menos importantes y menos constantes. La cantidad está sólo relacionada con los resultados sociales. Se ha observado que los niños que pasan más tiempo en cualquier tipo de centro para su cuidado muestran en algunos momentos del período preescolar más problemas de comportamiento, más conflictos profesor-niño y más comportamientos negativos en las interacciones con amigos. La magnitud de estos efectos de las horas en el centro de cuidados es discreta. El tipo de atención muestra asociaciones mixtas con los resultados del niño. Aunque los hallazgos varían en función de la edad, los niños que acuden más tiempo a un centro de cuidados tienen unas habilidades cognitivas, lingüísticas y de memoria superiores y presentan comportamientos más positivos en las interacciones con un amigo, pero también muestran menos habilidades prosociales y más problemas de comportamiento. Estos efectos en relación al cuidado del niño fuera de casa sobre los resultados infantiles son menos constantes y más discretos en su magnitud comparados con otros efectos documentados. A pesar de la importancia del cuidado de alta calidad para el desarrollo de los niños, varios estudios de gran tamaño han confirmado que la mayoría de los cuidados a niños en EE.UU. son de calidad «mediocre a mala». En un estudio se encontró que sólo el 14% de los centros (el 8% del cuidado de los lactantes fuera de casa) proporcionaba un cuidado apropiado para el desarrollo de los niños, mientras que el 12% tenía una puntuación a niveles mínimos que comprometían la salud y la seguridad (el 40% en el caso del cuidado de los lactantes). En otro estudio, el 58% de los hogares de cuidado en familia durante el día proporcionaba un cuidado adecuado o de custodia y sólo el 8% proporcionaba un buen cuidado. Los niños con mayor riesgo familiar pueden tener mayor probabilidad de recibir un cuidado infantil de calidad inferior al estándar. Muchos niños de familias de bajo riesgo también reciben cuidados de menor calidad y a pesar de las ventajas de su domicilio estos niños pueden no estar protegidos frente a los efectos negativos del cuidado de baja calidad. Es difícil encontrar un cuidado infantil asequible, accesible y de alta calidad. Las familias de clase media gastan aproximadamente el 6% de sus ingresos anuales en ello, mientras que las familias pobres gastan aproximadamente el 33% (similar a los gastos de la vivienda). El cuidado de los lactantes y los niños pequeños es especialmente caro, con menor disposición de horarios. Además del estrés que supone hacer frente a este importante gasto, muchos padres se preocupan de que sus hijos se puedan sentir infelices en los grupos, sufran separación de los padres o puedan ser sometidos a abandono o malos tratos. Esta preocupación es especialmente probable entre los padres con bajos ingresos y más factores de riesgo, menos recursos y menor disposición de opciones de alta calidad. Los padres son los compradores pero no los que reciben los cuidados y no están en la mejor posición como para juzgar su calidad. Muchos padres son usuarios del cuidado infantil por primera vez con escasa experiencia y necesidades muy inmediatas y seleccionan el servicio en un mercado que hace poco para proporcionarles información útil sobre las posibilidades de cuidado infantil. En muchos estados se están realizando esfuerzos para mejorar la calidad, así como la información que se proporciona a los padres, pero la mayoría de los estados no tiene un sistema de clasificación e información de calidad y los programas en los estados en los que sí lo tienen todavía están iniciándose y no se dispone de una evaluación de su eficacia. Para informarles sobre sus decisiones en este tema los padres pueden dirigirse al pediatra de su hijo como el único profesional con experiencia en el desarrollo de los niños, con los que tienen un contacto regular y conveniente. Cuidado infantil y salud del niño Un número desproporcionado de síndromes de muerte súbita del lactante (SMSL) se produce en los centros de cuidado de niños o en hogares de cuidado de niños en familia (aproximadamente el 20%). Los lactantes que duermen boca arriba en sus casas pero fuera de ellas duermen boca abajo tienen un mayor riesgo de SMSL. Los cuidadores y los padres deberían ser informados de la importancia de colocar a los niños boca arriba para dormir (cap. 367). Los niños que acuden a los servicios de cuidado infantil también tienen una edad que les confiere un riesgo elevado de adquirir enfermedades infecciosas. La participación en un grupo aumenta e15-4 & Parte II Crecimiento, desarrollo y conducta el grado de exposición. Los niños en estos centros tienen una mayor incidencia de enfermedad (p. ej., infecciones de la vía respiratoria superior, otitis medias, diarrea, infecciones por hepatitis A, problemas cutáneos y asma) que aquéllos atendidos en sus domicilios, especialmente en los años preescolares. Los cuidadores que siguen adecuadamente las recomendaciones de la normativa sobre cuidado infantil de lavado de manos, cambio de pañales, manipulación de alimentos y tratamiento de las enfermedades de los niños pueden reducir las enfermedades contagiosas. Existe controversia sobre si la asistencia del niño a estos centros sirve como factor de riesgo o protector para el asma. Un estudio transversal encontró que los preescolares en los servicios de cuidado infantil tenían un riesgo aumentado de resfriado común y de otitis media, y los niños que comenzaban a acudir después de los 2 años de edad tenían un mayor riesgo de desarrollar otitis media recurrente y asma. Sin embargo, un estudio longitudinal encontró que los niños que estaban expuestos a niños mayores en casa o a otros niños del centro durante los primeros 6 meses de vida tenían menos probabilidad de tener sibilancias frecuentes entre los 6 y los 13 años, lo cual sugiere que la asistencia a la guardería podría proteger frente al desarrollo de asma y sibilancias frecuentes posteriormente durante la infancia. Un seguimiento a 10 años de una cohorte de recién nacidos no encontró asociación entre la asistencia a los servicios de cuidado infantil y las infecciones respiratorias, el asma, la rinitis alérgica o la reactividad a las pruebas cutáneas. Otro estudio encontró que en el primer año de la escuela elemental, los niños que habían asistido a los servicios de cuidado infantil faltaban menos al colegio, tenían la mitad de episodios de asma y menos enfermedades respiratorias agudas que sus compañeros que nunca habían acudido a estos servicios. Estos resultados quizá estén relacionados con la protección frente a la enfermedad respiratoria como consecuencia de una exposición temprana o de un desplazamiento del pico de enfermedad asociado a la edad, aunque puede influir la selección de los niños con tendencia a la enfermedad para su cuidado en casa. Otros factores también pueden tener relevancia en este tema, como el hecho de que los niños en los centros están expuestos potencialmente a menos tabaquismo pasivo que los niños en su casa. en un ambiente natural y/o menos restrictivo. Los niños elegibles comprenden aquéllos con discapacidades mentales, físicas o emocionales que, debido a su discapacidad o enfermedad crónica, requieren una instrucción especial para aprender. Como parte de estos servicios debe desarrollarse un plan formal de intervención por los cuidadores del centro, las familias de los niños y los profesionales sanitarios que atienden al niño. Existen fondos federales disponibles para poner en práctica un sistema de colaboración para intervención precoz de los servicios para los lactantes y niños pequeños elegibles con edades de hasta 3 años y sus familias. Estos servicios incluyen el cribado, la valoración, la coordinación del servicio y el desarrollo integrado de un plan de servicio individualizado para la familia (PSIF). El PSIF describe los servicios de intervención precoz para el lactante o el niño pequeño y la familia, incluyendo el apoyo familiar y las necesidades sanitarias, terapéuticas y educativas del niño. La comprensión de las rutinas del niño y las oportunidades y actividades de la vida diaria, como la comida, el juego, la interacción con otros y el trabajo de las habilidades del desarrollo son cruciales para potenciar la capacidad del niño de lograr los objetivos funcionales del PSIF. Por tanto, es fundamental que los cuidadores estén implicados en el desarrollo o la revisión del PSIF, con consentimiento de los padres. Los cuidadores también deberían estar familiarizados con el PSIF del niño y comprender su papel y los recursos disponibles para apoyar a la familia y a ellos mismos. Además, el IDEA proporciona apoyo a los niños preescolares elegibles para recibir servicios a través del distrito escolar local. Estos servicios comprenden el desarrollo de un programa individualizado de educación (PIE), cuya realización es responsabilidad de la agencia local de educación en un colegio público o privado. Como con los PSIF, los cuidadores deberían familiarizarse con las necesidades especiales del preescolar según se haya identificado en el PIE y pueden participar, con el consentimiento de los padres, en el desarrollo del PIE y sus reuniones de evaluación. En los casos en los que los niños pueden tener o tienen riesgo de retrasos del desarrollo, es importante un diagnóstico para obtener y coordinar servicios y una evaluación posterior. Los pediatras pueden aliarse con los cuidadores para realizar cribados y controlar el comportamiento y el desarrollo de los niños. Cuidado de los niños con necesidades especiales Las necesidades de los niños con discapacidades mentales, físicas o emocionales que, debido a su enfermedad crónica, precisan cuidados e instrucciones concretas pueden requerir una especial atención cuando participan en la mayoría de los servicios de cuidado infantil. Las recomendaciones de estos servicios para los niños con discapacidades apuestan por el apoyo de los niños en su ambiente natural, incluyendo el centro de cuidado infantil. Además, el Americans with Disabilities Act y la Sección 504 del Rehabilitation Act de 1973 prohíben la discriminación de los niños y adultos con discapacidades, requiriendo un acceso equitativo a los programas y servicios ofertados. Aunque muchos cuidadores y centros infantiles no están preparados para identificar o administrar servicios para los niños con necesidades especiales, el cuidado de estos niños podría ser utilizado para proporcionarles servicios de apoyo y/o para conectar las familias con los servicios, como la intervención precoz y las derivaciones al médico. Además, los pediatras pueden contactar con los cuidadores para obtener datos importantes con el fin de evaluar el bienestar del niño, ya que estos cuidadores tienen un contacto diario intenso con él y pueden tener una comprensión amplia y profesional de su desarrollo normal. Por ejemplo, un cuidador puede ser el primero en identificar un potencial retraso del lenguaje en un niño. Los cuidadores también son compañeros necesarios y valiosos en el desarrollo y la administración de los planes de los servicios de intervención precoz. Los niños con necesidades especiales pueden ser candidatos a los servicios incluidos en la Individuals with Disabilities Education Act (IDEA, ley para la educación de personas con discapacidades) (v. también cap. 14.) El objetivo de esta ley es proporcionar «educación pública gratuita adecuada», independientemente de la discapacidad o la enfermedad crónica, a todos los niños elegibles de hasta 21 años FUNCIÓN DE LOS PEDIATRAS EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS Los pediatras pueden promover las experiencias satisfactorias en el cuidado infantil para sus jóvenes pacientes de varias formas, incluida la ayuda a los padres para comprender los temas relacionados con el cuidado infantil, la ayuda a los niños con discapacidades y sus familias a tener experiencias satisfactorias en estas situaciones y la interconsulta con los cuidadores o los responsables de la intervención y la educación precoz. Consejo a los padres sobre la selección del tipo de cuidado infantil La orientación profesional organizada para elegir el tipo de cuidado infantil es insuficiente. Los pediatras pueden ayudar a los padres a comprender la importancia del desarrollo de su hijo en un servicio de cuidado infantil de alta calidad describiéndoles qué aspecto tiene y proporcionar derivaciones y consejos sobre cómo encontrar y seleccionar un centro de alta calidad (tabla 15-2). Además, los pediatras pueden ayudar a los padres a determinar cómo ajustar los cuidados infantiles para cumplir mejor las necesidades específicas de su hijo (p. ej., alergias, hábitos de comida y sueño). Para la mayoría de los padres, encontrar el servicio de cuidado que puedan pagar, al que puedan acceder, considerar y aceptar como un buen ambiente para su hijo es un proceso muy difícil y que a muchos les resulta estresante. Numerosos padres también están preocupados sobre cómo se desenvolverá su hijo en un centro de cuidado infantil (p. ej., ¿se sentirá mal en un grupo, sufrirá la separación de sus padres o incluso será sometido a abandono o malos tratos?). Estas preocupaciones son especialmente probables entre los padres con bajos ingresos y menores recursos familiares y comunitarios. Algu- Capítulo 15 Servicios de cuidados infantiles: cómo los pediatras pueden apoyar a los niños y a las familias & e15-5 Tabla 15-2 RECURSOS SOBRE CUIDADO INFANTIL ORGANIZACIÓN Child Care Aware Child Care and Development Fund Healthy Child Care America National Association for Family Child Care (NAFCC) National Association for Sick Child Daycare (NASCD) National Association for the Education of Young Children (NAEYC) National Child Care Information Center (NCCIC) PATROCINADOR PÁGINAS WEB E INFORMACIÓN DE CONTACTO National Association of Child Care Resource and Referral Agencies (NACCRRA) Child Care Bureau, Office of Family Assistance, U.S. Administration for Children and Families Academia Americana de Pediatría (AAP) http://www.childcareaware.org 800-424-2246 http://www.acf.hhs.gov/programs/ccb/index.html U.S. Department of Health and Human Services, Administration for Children & Families Child Care Bureau http://www.nccic.org National Resource Center for Health and Safety in Child Care (NRC) nos padres pueden considerar el cuidado infantil sólo como un servicio de canguro y pueden no tener en cuenta las consecuencias para el desarrollo cognitivo, lingüístico y social de su hijo por centrarse exclusivamente en que el niño esté en un ambiente seguro y cálido. Estos padres es menos probable que seleccionen un sistema de cuidado de alta calidad, lo cual es especialmente problemático si la familia se enfrenta a retos socioeconómicos que ya les confieren un riesgo de recibir un cuidado de baja calidad para sus hijos. Para estos padres es fundamental destacar la importancia de la calidad y sus implicaciones para el desarrollo cognitivo, lingüístico y del comportamiento y para la preparación para el colegio. http://www.healthychildcare.org http://www.nafcc.org http://www.nascd.com http://www.naeyc.org http://nrc.uchsc.edu 800-598-KIDS (5437) Para el informe 2002 de la AAP, APHA y NRC, Caring for Our Children: National Health and Safety Performance Standards: Guidelines for Out-of-Home Child Care, 2.a ed., ir a: http://nrc.uchsc.edu/CFOC/index.html Consulta y colaboración con los cuidadores La mayoría de las normativas estatales obligan a los programas con licencia a tener una relación formal con un profesional sanitario. Los pediatras pueden ser consultados por los cuidadores sobre las medidas para proteger y mantener la salud y la seguridad de los niños y el personal. Esto puede incluir las prácticas adecuadas para prevenir el SMSL, evitar y reducir la diseminación de las enfermedades contagiosas, reducir la exposición a alergenos, toxinas y parásitos, asegurar las vacunaciones de los niños y el personal, eliminar los peligros medioambientales y prevenir lesiones. BIBLIOGRAFÍA © ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito. Consejo a los padres sobre los aspectos sanitarios del cuidado infantil Los padres deberían ser aconsejados para asegurar que los cuidadores pongan a los niños a dormir boca arriba para evitar el SMSL. Además, cuando los niños estén enfermos, a los padres se les debería aconsejar seguir las recomendaciones para la inclusión y la exclusión de los niños (v. tabla 15-1). Los padres pueden no estar de acuerdo con el personal del centro sobre cuándo un niño cumple o no los criterios de exclusión. Sin embargo, las recomendaciones profesionales afirman que «si el motivo de la exclusión está relacionado con la capacidad del niño para participar o la capacidad del cuidador para proporcionar una asistencia a los otros niños, el cuidador tiene autoridad para tomar esta decisión y no puede ser forzado por un padre a aceptar la responsabilidad del cuidado de un niño enfermo. Si el motivo para la exclusión está relacionado con la decisión de si el niño tiene una enfermedad contagiosa que pone en riesgo a otros niños del grupo, los diferentes profesionales sanitarios de la comunidad pueden dar opiniones contradictorias. En estos casos, el departamento sanitario tiene la autoridad legal para tomar una determinación». Los pediatras deberían destacar la importancia de seguir los programas de vacunación; la mayoría de los estados requieren su cumplimiento para que los niños participen en los centros de cuidado infantil con licencia. Ayuda a los niños con necesidades especiales Los pediatras deberían trabajar con los niños y comunicarse con otros proveedores de servicios y con el personal de intervención precoz para identificar problemas, eliminar barreras de acceso y coordinar la oferta del servicio a los niños con necesidades especiales. También deberían fomentar la participación de los padres y los cuidadores en el desarrollo del PSIF o del PIE. Bradley RH, Vandell DL: Child care and the well-being of children, Arch Pediatr Adolesc Med 161:669-676, 2007. Guendelman S, Kosa JL, Pearl M, et al: Juggling work and breastfeeding: effects of maternity leave and occupational characteristics, Pediatrics 123:e38-46, 2009. 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