El baile de los que sobran - Sociedad Chilena de Políticas Públicas

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El baile de los que sobran - Sociedad Chilena de Políticas Públicas
El baile de los que sobran
Para que efectivamente los años de educación dejen de ser ?12 juegos?, como decía la canción, la
respuesta no pasa por escuchar a quienes hacen más ruido, sino por creer que las soluciones están en las
personas más que en el Estado.
por Jaime Bellolio - 28/05/2012 - 04:00
LAS CANCIONES de protesta de Los Prisioneros también llegaron al ámbito de la educación diciendo: “El
futuro no es ninguno de los prometidos en los 12 juegos. A otros enseñaron secretos que a ti no. A otros dieron
de verdad esa cosa llamada educación”. Y en parte tenían razón. Desde los 70 y los 80 las políticas educativas
estuvieron centradas en aumentar la cobertura, objetivo al cual contribuyeron la entrega de una subvención por
alumno y la descentralización de la educación. Con algunos cambios, estas políticas se mantuvieron en los años
posteriores con la ampliación de la jornada y aumento de años obligatorios. Sin embargo, la reforma quedó
inconclusa.
En primer lugar, porque era necesario para una real descentralización transferir responsabilidades y capacidades
de decisión a las escuelas, especialmente a las municipales, para que fueran los directivos y profesores quienes
decidieran sobre cómo pasar las materias y quiénes iban a ser los profesionales que se dedicarían a esa labor.
Pero, al mismo tiempo, era necesaria una definición sobre las exigencias y cumplimiento de objetivos a los que
iban a ser sometidas dichas instituciones. Es decir, reconocer que entre la enseñanza y el aprendizaje hay una
relación simbiótica y que para exigir responsabilidades y rendición de cuentas, los sostenedores, directores y
profesores deben poder tomar decisiones.
Algunos de los anuncios del 21 de mayo van en esta línea. Por ejemplo, la creación y puesta en marcha de un
sistema de aseguramiento de la calidad, donde el Ministerio de Educación deja de ser “juez y parte” en la
evaluación y fiscalización. Al mismo tiempo, se avanza en autonomía, transparencia y clarificación de objetivos
con la elección de directores mediante el sistema de Alta Dirección Pública Pedagógica.
Pero todos estos mecanismos deben ser complementados con mayores recursos. Dado que el capital humano se
construye en base al adquirido previamente, es clave poder comenzar lo más temprano posible. El anuncio de
aumento de la cobertura en educación preescolar es una medida que ataca la desigualdad educacional. Además,
dado que es más difícil educar en situaciones de mayor vulnerabilidad, el aumento del nivel y cobertura de la
subvención escolar preferencial permite enfrentar los déficit de calidad y diminuir la segregación escolar.
Respecto de la educación superior, el mayor anuncio del gobierno ha sido en materia de financiamiento. Pero
este es sólo la “punta del iceberg”. Al preguntarles a los jóvenes que no estudian cuáles son las razones de no
hacerlo, la mayoría contesta que es porque deben trabajar, seguido de la necesidad de mantener una familia.
Sólo una minoría contesta que es por no contar con los recursos. O sea, la restricción es de largo plazo y se da
antes del egreso.
Por otro lado, la duración de las carreras universitarias, la inflexibilidad curricular, la incompatibilidad entre
trabajo y empleo, y la falta de información sobre costos y empleabilidad de las carreras, son factores que afectan
más a jóvenes de menores ingresos. Para que efectivamente los años de educación dejen de ser “12 juegos”,
como decía la canción, la respuesta no pasa por escuchar a quien hace más ruido, sino por creer que las
soluciones están en las personas más que en el Estado.

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