Album, atlas, cuadernos de notas

Transcripción

Album, atlas, cuadernos de notas
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Histología de la memoria
(para un pequeño tratado posible e imposible)
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Ricardo Forriols
«Un signo somos nosotros, sin interpretación…»
Hölderlin
Justo en este momento me doy cuenta de que he perdido todo lo que quería escribir, lo he
por lo poco que he podido averiguar hasta el momento, podría haberse convertido en la
olvidado, tantas historias que venía guardando sobre los cuadros de Nuria y que han acabado en
base de los estudios del eminente histólogo español Don Santiago Ramón y Cajal respecto de
lo que señala Milan Kundera como la moral y el ideal del archivo, es decir, en «la grata igualdad
nuestro cerebro y sobre la estructura del sistema nervioso y sus terminaciones; unos estudios
2 «Puesto que la vida es un tejido
que reina en una inmensa fosa común»1. Entonces entiendo que en el rincón de la memoria donde
ampliamente apoyados en su particular labor de dibujo al margen del microscopio. Mejor
continuo, una novela puede ser
NOTAS
se apuntan las cosas, este cuaderno, reside para mí estupendamente el centro del Universo: un
dicho: me imagino a Don Santiago con un ojo en el precario visor de la época y otro puesto en
construida como un tapiz que se
1 Milan Kundera, “La moral de lo
centro neurálgico y epidural, álbum de fotografías, atlas de mapas, cuaderno de notas, dietario de
el papel, inventando cómo se despliegan las raicillas de lo que al final es nuestro cerebro y sus
dispara en muchas direcciones:
esencial”, en El telón. Ensayo en
lecturas. Andaba dándole vueltas a estas cuestiones después de mi última visita a la consulta del
terminaciones nerviosas. Al final, escribo, porque como histólogo tengo la sensación de que
material ficcional, documental,
siete partes. Tusquets, Barcelona,
Dr. Galindo, la misma en la que me instruyó en un minuto sobre la importancia de la histología,
eso es nuestro cerebro, nuestro cuerpo: un enorme entramado de raíces infinitas de distintos
autobiográfico, ensayístico, histórico,
2005, p. 120. 1.
cuando descubrí la necesidad de ubicar el centro desde donde se disparan los tapices en infinitas
tipos que nos atan a la vida.
epistolar, libresco…» Enrique Vila-
direcciones. Ese centro, me dije, debería dibujarse en el mapa de estas letras donde quiero
Entendida así la vida como un tejido continuo elaborado de los más diversos materiales2, incluso
Matas, “Un tapiz que se dispara en
desordenar y rescatar mi archivo, en ese orden.
esas raicillas, la profundidad del fenómeno no es menor si entendemos que la piel —como la
muchas direcciones”, en Desde la
La histología (del griego histós, tejido) es la ciencia responsable del estudio concienzudo de los
palabra— es el límite del cuerpo, mantiene su forma y, como línea de frontera, nos permite
ciudad nerviosa, Alfaguara, Madrid,
tejidos orgánicos del cuerpo, su desarrollo y funcionamiento. Fundada por Marcello Malpighi,
su representación a sabiendas de que tras siglos de convivencia y tradición «los pintores han
2000, p. 189-209.
la histología fija su atención en una anatomía microscópica encargada de inventariar retículas,
observado suficientemente el cuerpo como para saber que no existe. Los escritores se ven
3 Antoni Casas Ros, El teorema de
redes y corpúsculos ordenados en capas de tramas y urdimbres celulares. De hecho, varios
obligados a practicar el realismo porque sacan de la cartera imágenes mentales, mientras que el
Almodóvar, Seix Barral, Barcelona,
siglos después de Malpighi, será Rudolf Ludwig Karl Virchow quien a mediados del siglo XIX
pintor posee el derecho magnífico de violentar nuestro imaginario.»3
2008, p. 18-19.
enuncie su famoso principio por el cual sabemos que cada célula es derivada de otra célula
Llegados a este punto de la inmersión, mi pequeño tratado de histología abocado a los cuadros
preexistente. Principio de Virchow: Omnis cellula ex cellula, en una vorágine condicional que,
de Nuria sigue dividido en tres categorías y un apéndice.
De la primera categoría: el álbum
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De la segunda categoría: el atlas
Una primera instancia en la división de este tejido continuo nos conduce a su capa más superficial,
Si un álbum permite ordenar una historia, el atlas ayuda a componer una imagen del mundo,
la que llamaremos el álbum (o La habitación roja) y que no es otra que la que nos permite
a representarlo en toda su envergadura en las láminas y mapas a escala. En este sentido
recorrer una historia —quizás una novela de rastros decimonónicos— persiguiendo ese apego
hay varias obras de Nuria que esgrimen de un modo abierto la posibilidad de cartografiar
de la pintura por la representación de los hechos o los lugares, por la realidad fotográfica que
un estrato interno en el tejido continuo donde, más allá de la transparencia del barniz, por
se despliega en cuatro lienzos que parecen contener entre ellos y en su interior todos los matices
debajo, la misma piel comienza a hacerse de tan liviana transparente y podemos observar el
de una historia de mujeres encerrada (quizás variantes sobre la misma idea de donde surgía la
delicado equilibrio de hebras y fibras plásticas en el paisaje neuronal y nervioso. Esto sucede
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exposición: Mnemosyne femenina-Archivo femenino), fascinante por los restos de presencias que
en el díptico Bouvard y Pécuchet —nuestra posible pareja imposible— en el que se violenta
nos ayudan a formarnos una imagen de la escena.
nuestro imaginario del cuerpo retratado en las páginas de las revistas, con el contrapunto de El
4 La historia que relató Plinio el
Podría ser esa superficie, con su tratamiento barnizado que busca la efectividad, el pulido final de
teorema de Almodóvar. Un violentar la figura que se amplía de forma evidente, hacia estratos
Viejo en su Historia Natural, aparece
una capa que, aunque transparente, viene a ocultar esa parte material del trabajo de pintura al
más concretos, en Mujer rota —con esa imagen “pegada” del maniquí de una bailarina sin
recogida entre otros lugares en
tiempo que potencia los colores y refuerza la ilusión de profundidad en las formas. En este nivel,
cabeza pintado con una delicadeza y seguridad pavorosas—, Exploradores del abismo —tantos
Plinio, Textos de Historia del arte,
la pintura de Nuria juega con el truco de la doble imagen: la que queda bajo el brillo del barniz
agrimensores de la pintura— o la serie Me acuerdo I (Perec), hasta desembocar en el tríptico La
Visor, Madrid, 1988, p. 45.
y esa otra mate que permanece flotando en la superficie como si alguien hubiera anotado al
invención de la soledad, donde nos hemos acercado casi al máximo de ampliación del tejido
margen lo que sucede en la pintura, pintando a su vez fotografías y recortes de revista “pegados”
de lo visual. Me explico: aquí la pintura se libera y la representación concibe lo que no se ve a
en un espléndido trampantojo que es capaz de confundirnos como a Zeuxis ante el lienzo pintado
simple vista imaginando esas fibras del tejido pictórico, trama y urdimbre del hueco donde se
por Parrasio4.
cocina el pensamiento, el telar donde quedan adheridas las imágenes de las fotos, tantos centros
Se trata de fragmentos superpuestos a un relato mayor, como detalles estratificados, acumulándose
neurálgicos del Universo.
unas imágenes sobre otras en sedimentos de sentido, acontecimientos, procesos, en mosaico como
Algo así, lo mismo, acabaría por ser un atlas para los Borges: «Un pretexto para entretejer
5 María Kodama, “Epilogue”, en
las páginas en un álbum de cromos que se dispara en muchas direcciones. Así, los cuatro lienzos
en la urdimbre del tiempo nuestros sueños hechos del alma del mundo. […] La realidad era un
Jorge Luis Borges, Atlas. Œuvres
configuran las paredes de una habitación a cuatro tiempos y son, en su misterio encuadernado,
palimpsesto de la literatura, del arte y de los recuerdos de nuestra infancia, tan semejante en su
Completes II, Gallimard, La
la clave para descubrir el hueco donde se cocina el pensamiento, también nuestro tejido continuo.
soledad» . Todo son imágenes prendidas del teatro de la memoria, como los je me souviens de
Pléiade, Paris, 1999, p. 919. Véase
Un hueco de escalera, el recuerdo de la pintura de Edouard Manet, un esquema nervioso de
Georges Perec, como lo fueron primero los ‘me acuerdo’ de Joe Brainard.
Jorge Luis Borges, Atlas (notas de
Ramón y Cajal; los postigos a la veneciana de una ventana cuarteada con otra escena de
La clave cartográfica para cierto orden la encontramos en la serie de Polaroids intervenidas y tituladas
María Kodama), Emecé, Buenos
bodegón al fondo, sobre lo que alguien ha pegado la imagen de una casa que se hunde como
Viajes por el Scriptorium, en clara referencia a la novela de Paul Auster y a ese disponer de los
Aires, 2008.
El Esperanza de Friedrich en el hielo; Maupassant escribiendo sobre Flaubert y Alberto Savinio
personajes de todo un repertorio; unos ejercicios en los que aparecen distintos motivos que luego,
sobre el primero; el salón rojo sobre el que se recortan los retratos de las novias de Franz Kafka
antes, se han trasladado y “pegado” sobre los cuadros en un juego de eco, de resonancia de las
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(¿qué dicen sus Diarios que estaría haciendo hoy y en qué orilla del Moldava?); o esa referencia
anotaciones al proceso que comienza encima de la mesa, sobre el escritorio donde se manipula,
de los cazadores, a la expectativa de nuevo entre lo que parece otra ventana o las dobles puertas
mancha y corrige la imagen fotográfica y que luego se reproduce sobre el lienzo, encima de la
de un salón de recibir. Hay que ser cazador de uno mismo, venía a decir Paul Valery en su
pintura, volviendo a pintar un gesto de tiempo azaroso que amplía y complica la textura del tejido
Monsieur Teste.
continuo.
También Walter Benjamin se referirá a esta idea como “Darstellung” (a-representación), método
que se configura a partir de la suma de materiales diversos que configuran un mosaico mediante
el cual dar cuenta, plantear y presentar (darstellen) la idea del objeto de estudio. Una estructura
que articulará su proyecto de los Pasajes a modo de montaje de fragmentos yuxtapuestos y
superpuestos, de imágenes de momentos particulares recopiladas y dispuestas a modo de ensayo
para la representación de la realidad histórica6.
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De la tercera categoría: los cuadernos de notas
6 Walter Benjamin, El origen del
«Me gusta volver a ese momento imaginando que Enrique Vila-Matas todavía persigue a Antonio
drama barroco alemán, Taurus,
Tabucchi, que a su vez había perseguido a Fernando Pessoa y todos sus heterónimos por las
Madrid, 1990. Véase Antonio
calles de Lisboa. Yo los perseguía a los tres, quizás a más, en la estupenda terraza del bar del
García de León, “Los prodigios del
Museu Nacional de Arte Antiga, en la encantadora Rua das Janelas Verdes. Andaba recordando
tiempo”, en la revista Fractal, n°
aquella mañana en el museo y en la terraza desde donde mejor se saluda a Lisboa, Tajo y todo,
5, abril-junio de 1997, p. 119-138.
y recorriendo en la memoria aquella calle con sus arregladas ventanas verdes cuando ante mí
[Consulta on line http://www.
se cruzó esta noche, en la pantalla del televisor, la entrada de un edificio que quise ubicar en el
fractal.com.mx/F5garcia.html: 1 de
Brooklyn de Paul Auster, con unos gastados escalones de acceso rojos, tan rojos y pulidos por las
diciembre de 2009]
innumerables capas de pintura y las pisadas que rápidamente se establecieron al frente como el
7 Juan Bonilla, “Erik Satie, como
mejor contrapunto geográfico al empedrado lisboeta.»
todo el mundo”, en Teatro de varie-
Me acuerdo cuando anoté el párrafo anterior en mi cuaderno. Y me acuerdo que lo recordé
dades, Renacimiento, Sevilla, 2002,
mientras Nuria me mostraba sus cuadros. Entonces debió ser la primera vez que sentí esta
p. 67. Publicado originalmente con
vocación de histólogo que busca separar las páginas, las tramas adherentes de un tejido continuo
el título “Erik Satie: como todo el
donde todo se dispara en tantas direcciones. Así, en este tercer epígrafe, uno descubre cómo se
mundo. El Solitario de Arcueil” en la
recompone la imagen en los cuadros de la serie Me acuerdo II (Brainard) para devolvernos tantas
revista Ajoblanco, 1996.
pequeñas notas apuntadas al margen de las lecturas, confundidas con las propias vivencias: Me
acuerdo de las pequeñas tijeras sobre el lavabo, bajo la luz amarilla del baño, los domingos por
la tarde. Por eso todos los inventarios acaban siendo volubles en su previsión de futuro, inventados
cada tantas mudanzas de piel.
Esta tarde, en mi cabeza, el verso de Hölderlin anticipaba el recuerdo de unas declaraciones
de César Aira en una entrevista: «La lectura no se comparte, por lo menos para mí. Lo que se
comparte es haber leído»7. Anoté finalmente en el cuaderno: «La más que posible imposibilidad
de nuestra interpretación del mundo nos sigue persiguiendo desde la lectura.»
Apéndice (a tan extraña forma de vida)
Cuando pienso en los cuadernos de Nuria —no sé si ella prefiere llamarlos ahora libretas— y el
manipulado de sus Polaroid recuerdo lo que cuenta Juan Bonilla que encontraron los amigos de
Erik Satie tras su muerte, un primero de julio de 1925, en su habitación-refugio de Arcueil: «Allí
descubrieron, con asombro horrorizado, en una orgía de objetos cubiertos por el polvo, unas
cuantas cajas de puros que contenían, cuidadosamente ordenados, más de cuatro mil rectángulos
minúsculos de inmaculado papel, sobre los que el músico había caligrafiado meticulosas
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descripciones de paisajes imaginarios, inverosímiles personajes, dibujos, inscripciones burlescas,
greguerías, palabras sueltas, inexistentes órdenes religiosas e imposibles instrumentos musicales»…
Y también, uno entre los más de cuatro mil, una frase que al leerla nos asalta con su enigma: «Me
8 Guy de Maupassant, “Bouvard
llamo Erik Satie, como todo el mundo.»
et Pécuchet”, reseña publicada en
Pienso que mientras Satie escribía esa frase —qué extraña y nerviosa forma de vida—, el historiador
el suplemento del Gaulois del 6
Aby Warburg todavía estaba confinado en el psiquiátrico de Kreuzlingen (Suiza), donde se
de abril de 1881 coincidiendo con
desprendió de la comunicación verbal —como sucederá con Ludwig Wittgenstein—, tras lo que se
la primera edición de la última
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enfrentaría a su último proyecto: Mnemosyne, el atlas de la memoria, una colección de láminas en las
novela de Flaubert [Consulta on
que trabajó obsesivamente hasta su muerte en 1929, después de haber leído todos los libros posibles
line http://maupassant.free.
que le permitirían emprender tan particular e influyente aventura. Mnemosyne es una de las palabras
fr/index.html: 1 de diciembre
preferidas por Warburg, es la encarnación griega de la memoria y la madre de las Musas, también
de 2009]
la tremenda inscripción grabada en el dintel que dominaba el acceso a su biblioteca en Hamburgo:
MNHMOΣYNH. El atlas de Warburg es una obra que nunca escribió pero que quedó configurada
de la mejor manera posible: 82 paneles numerados y compuestos cada uno por varias fotografías,
un buen número de imágenes recopiladas, yuxtapuestas y encadenadas en una suerte de semejanza
intuitiva que configuran toda una argumentación por partes en referencia al tema de estudio: la
recuperación de la Antigüedad pagana y la aparición del expresionismo durante el Renacimiento; de
otro modo: “un cuento de fantasmas para adultos” sobre el combate entre lo apolíneo y lo dionisiaco
en el Quattrocento. Al final, el álbum convertido en atlas como forma de hacer historia, como manera
de interpretar la realidad y anotarla: se trata de una red de mapas, de imágenes, sólo imágenes,
siempre imágenes, donde más allá de ver se busca ejercer la mirada comparada como método para
contar la historia desconfiando de lo verbal y aproximando relaciones dentro del tejido de lo visual.
***
Cazador y tiempo furtivos, al final dejo incompleto mi pequeño tratado histológico, incapaz de
continuar las líneas imaginarias ni de jugar a la literatura hasta hacer polvo las estrellas. Digo lo
que contaba Maupassant que Flaubert escribió en carta a sus amigos casi a punto de inacabar su
Bouvard y Pécuchet: «Tengo miedo que la terminación del hombre llegue antes que la del libro, lo
que sería un bello fin de capítulo.»�
Por donde empezar...
Vicente Ponce
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Cuando hablé con Nuria de esta exposición, además de consideraciones varias sobre, digamos, la materia
a las cosas. Intentaba encontrar la función que su fantasía original había desempeñado en su creación
de la expresión, me preguntó sin insistir demasiado por los títulos y también por el título general. Había
pictórica. Lamentable error.
planteado hasta seis propuestas y su vacilación inicial para descartar fue también la mia.
Es una evidencia que existe un idiolecto específico del crítico de arte, con una poética propia y no referido
El enunciado que ha escogido finalmente para reunir sus piezas parece ajustarse como un guante a su
a otros fenómenos poéticos, que confiere valor al discurso crítico mismo. Un lenguaje técnico que posee
propia operación artística. Ayudado por un diccionario, recurso habitual, casi canónico, para empezar
un vocabulario sectorial coherente que ignoro. En suma, demasiado para mí, que no encontraba (y no he
anotaciones en suelo estable, respeté el orden que ella había decidido y leí que se define comúnmente
encontrado) ni a qué género adscribir estos breves párrafos.
álbum como un libro en blanco para escribir en sus hojas y/o coleccionar objetos diversos. Leí que Atlas
He lamentado (y mucho) que John Richardson fracasara cuando escribió, en 1719, El arte de criticar en
sería la denominación de una cordillera alpina del noroeste de África y también un titán hijo de Jápeto y de
materia de pintura, donde expresó su convencimiento sobre la posibilidad de crear un “manual” del perfecto
Clímene (o de Urano según otras fuentes), padre de las Pléyades y de las Hespérides y hermano de Prometeo
crítico que le proporcionara una metodología casi universal para el ejercicio de su profesión.
y Epimeteo. Era uno de los titanes que provocaron la guerra contra los dioses y por ello fue condenado
Tampoco la lectura casi febril de El lenguaje de la crítica de arte (Tullio di Mauro, 1964), donde hay una
a sostener el mundo sobre sus hombros. Algo escribió Platón sobre él (o sobre Otro del mismo nombre) y,
perspicaz operación sobre las palabras-clave que usa; por lo general, cualquier discurso sobre el arte, me
según Homero, además de sostener las columnas que separaban el cielo de la tierra, estaba dotado de
ha separado del suelo. Chapotear en esa área semántica que caracteriza al habla del arte, típica de una
ciencia universal. Hay, pues, mucho texto y mucha iconografía sobre sus hazañas y padecimientos. Átlas,
lengua especial (o de un uso especial de la lengua) ha sido una tarea más del desasosiego.
por otra parte y deplegando su raíz mítica, es un libro que contiene mapas y además es una estrella y
Así pues, solo cabía volver a mirar lo que se da-a-ver olvidando un estatuto que desconozco, cual es el
un satélite. Por último, dícese de cuaderno que es un conjunto o agregado de algunos pliegos de papel
de ocupar una plaza artificial de mediador entre el mundo de la creación y el de su disfrute. Mas allá
doblados y cosidos en forma de libro.
de mis preferencias concretas de unas piezas sobre otras (El cerebro femenino, Maupassant y el otro, Los
Los restos del enunciado que articula esta exposición han incluido términos tales como apuntes-dietario-y-lecturas.
detectives salvajes, Kafka en la orilla, algunas foto-grafías, todas las libretas de Extraña forma de vida...),
Por mucho que tensemos el campo semántico casi todo se dirige al libro no como mero efecto de encuadernación
podemos llamarlo, si gustáis y muy pomposamente, puntos de anclaje del deseo escópico, su propuesta
y depósito de hojas manchadas sino también como almacén de escritura o acumulador de objetos.
global, ese juego con los formatos, con las escalas, con los soportes, con las citas, con la relación
Hay, pues, texto en y entre las imágenes, en los sucesivos títulos que las nombran, en la conversación
encuadre-reencuadre de esos “papeles adheridos” quizá sobre un cristal imaginario, con los vacíos,
que establecen con otros nombres repetidos en ese mantra textual y que van desde el “idiota” Flaubert al
con el intervalo entre el álbum y el cuaderno... restablece el deseo de contemplar. Y Nuria Rodríguez
excéntrico Perec, de ellos a Vila-Matas, luego a Paul Auster... y también se dialoga con la pintura misma,
establece, además, algo que formuló con singular potencia Jacques Lacan en su reflexión sobre qué es un
con nombres intuidos o identificables.
cuadro: en los suyos, en sus piezas, siempre hay algo cuya ausencia podemos notar. Tal vez ahora sabría
Del título (o enunciado) que Nuria había decidido para su operación artística quise deducir un hilo lógico,
una “pista” de despegue, porque no es casual, aunque sea producto de la casualidad, el nombre que damos
...POR DONDE EMPEZAR
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¿Sería conveniente llamarlo cerebro femenino?
[…] ¿Qué ocurre cuando dos cerebros tienen diferentes estructuras?
[…] ¿Qué ocurre si el centro de comunicaciones es mayor en un cerebro
que en otro?
[…] No se trata de lo aprendido cognoscitivamente, sino de lo absorbido por
los microcircuitos celulares a nivel neurológico.
Louann Brizendine, El cerebro femenino
El cerebro femenino, óleo sobre lienzo, 140 x 150 cm, 2008
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Kafka en la orilla, óleo sobre lienzo, 140 x 150 cm, 2008
Maupasant y el otro, óleo sobre lienzo, 140 x 150 cm, 2008
—Cada uno de nosotros sigue perdiendo algo muy preciado— dice cuando el
teléfono deja de sonar. Oportunidades importantes, posibilidades, sentimientos
que no podrán recuperarse jamás. Esto es parte de lo que significa estar vivo.
Pero dentro de nuestra cabeza, porque creo que es ahí donde debe estar, hay
20
un pequeño cuarto donde vamos dejando todo esto en forma de recuerdos. Se-
21
guro que es algo parecido a las estanterías de esta biblioteca. Y nosotros, para
localizar dónde se encuentra algo de nuestro corazón, tenemos que ir haciendo
fichas catalográficas. Hay que limpiar, ventilar la habitación, cambiar el agua
de los jarrones de flores. Dicho de otro modo, tú deberás vivir hasta el fin de tus
días en tu propia biblioteca.
Haruki Murakami, Kafka en la orilla
Maupasant no necesita fingir, porque está solo nada más que en apariencia y
es el único ventrílocuo que tiene verdaderamente “otro” personaje en su interior,
que habla, crece y paulatinamente le suplantará de forma definitiva.
Alberto Savinio, Maupasant y el otro
(últimamente he anotado que el tiempo se pliega o se estira a su arbitrio) y la
tensión, la corriente alterna de la tragedia se mascaba en el aire sin que nadie
acertara a explicar a que era debido.
[…] Según él, los actuales real visceralistas caminaban hacia atrás. ¿Cómo hacia atrás?, pregunté.
—De espaldas, mirando un punto pero alejándose de él, en línea recta hacía
lo desconocido—.
Roberto Bolaño, Los detectives salvajes
Los detectives salvajes, óleo sobre lienzo, 100 x 190 cm, 2008
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Bouvard y Pecuchet I
Bouvard y Pecuchet II
óleo sobre lienzo
óleo sobre lienzo
182 x 140 cm, 2009
182 x 140 cm, 2009
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El anciano está sentado al borde de la estrecha cama, las manos apoyadas
en las rodillas, la cabeza gacha, mirando al suelo. No sabe que hay una
cámara instalada en el techo, justo encima de él. El obturador se acciona
silenciosamente cada segundo, realizando ochenta y seis mil instantáneas
con cada rotación de la tierra. Aunque supiera que lo están vigilando,
le daría lo mismo. Está como ausente, perdido entre los fantasmas que
pueblan su imaginación mientras busca una respuesta a la pregunta que lo
atormenta.
¿Quién es? ¿Qué está haciendo ahí? ¿Cuando ha llegado y cuanto tiempo
se quedará aún? Con suerte, el tiempo nos lo dirá todo. De momento, nuestro
único cometido consiste en estudiar las fotos con el mayor detenimiento
posible y abstenernos de extraer cualquier conclusión prematura.
En la habitación hay una serie de objetos, y cada uno de ellos, lleva pegado
un trozo de cinta blanca, con una sola palabra escrita en mayúsculas.
Paul Auster, Viajes por el Scriptorium
Álbum de polaroids (Viajes por el scriptorium), técnica mixta sobre fotografía, 21 x 24 cm, 2009
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Voy pensando que un libro nace de una insatisfacción,
[…] Me estoy refiriendo a un microcosmos de soledades
nace de un vacío, cuyos perímetros van revelándose en
todas vinculadas entre ellas, con tumbas y sus respectivos
el transcurso y final del trabajo. Seguramente escribir es
misterios….
llenar ese vacío. En el libro que terminé ayer, todos los
personajes acaban siendo exploradores del abismo, o
[…] Un día Rita Malú decidió comenzar el año 2006
mejor dicho, del contenido de ese abismo. Investigan en
haciendo unos ligeros retoques en su vida. Y no porque
la nada y no cesan hasta dar con uno de sus posibles
fuera primero de año —época generalmente en la que las
contenidos, pues sin duda les disgustaría ser confundidos
personas se hacen grandes propósitos y tratan de cambiar
con nihilistas. Todos ellos han elegido, como actitud ante el
sus vidas—, sino porque ya no podía más, sencillamente
mundo, asomarse al vacío. Y no hay duda de que conectan
ya no podía aguantar más: llevaba unos meses en los que
con una frase de Kafka: “Fuera de aquí, tal es mi meta.”
su casa del barrio de Malakoff la tenía aburrida hasta el
punto que había empezado a detestarla.
[…] Mis exploradores son optimistas y sus historias, por
lo general, son las de las personas corrientes que, al
“Odio al domicilio”, escribió esa mañana en letras rojas
verse bordeando el precipicio fatal, adoptan la posición
en una libreta en la que solía apuntar algunas impresiones
del expedicionario y sondean en el plausible horizonte,
acerca de sus estados de ánimo. Hasta la palabra domicilio
indagando que puede haber fuera de aquí, o en el más
le parecía horrible. Lo primero que hizo para cambiar
allá de nuestros límites. Son personas no espacialmente
ligeramente su vida fue nombrarse detective privado y
modernas […].
decorar su casa como si fuera el despacho de Sam Spade
en la película El halcón maltés.
[…] El archivo —como mi vida— se ha ido haciendo
grande y complejo. Y no es extraño, porque hubo siempre,
Enrique Vila-Matas, Exploradores del abismo
en ambos campos —autobús y vida—, una gran cantidad
de cosas para anotar.
Exploradores del abismo, óleo sobre lienzo, 182 x 140 cm, 2008
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Pero sé que me moveré. La puerta se abrirá lentamente y veré lo que hay detrás de la puerta. Es
el porvenir. La puerta del porvenir va a abrirse. Lentamente. Implacablemente. Estoy en el umbral.
No hay más que esta puerta y lo que acecha detrás. Tengo miedo. Y no puedo llamar a nadie en
mi auxilio.
Tengo miedo.
Simone
de
Beauvoir, La mujer rota
La mujer rota, óleo sobre lienzo, 140 x 150 cm, 2009
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Ese mismo día, más tarde, regresa a su habitación. Coge otra hoja de papel, la coloca sobre la mesa frente a él y escribe hasta llenarla con
palabras. Más tarde, cuando relee lo que ha escrito, le cuesta trabajo descifrar la letra y las pocas palabras que logra comprender no parecen
expresar lo que pretendía decir. Entonces se va a comer.
Esa noche se dice a si mismo que mañana será otro día. Palabras nuevas comienzan a cobrar forma en su cabeza, pero no las escribe. Decide
referirse a sí mismo como A. Va y viene de la mesa de la ventana, enciende la radio y enseguida la apaga. Fuma un cigarrillo.
Luego escribe: Nunca volverá a ser.
Paul Auster, La invención de la soledad
La invención de la soledad, óleo sobre lienzo, 140 x 150 cm (cada uno), 2008
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Me inclino hacia ella y, mientras el avión inicia una
amplia curva por encima del puerto, vemos al ciervo
que, lanzado al galope, poniendo en juego todos
sus músculos, salta por encima de los obstáculos,
las callejuelas, la autopista, las casas, como una
exhalación. Su majestad fugitiva nos arrebata, nada
puede detenerlo. Es la manifestación fulgurante de
lo que en nuestro interior se lanza siempre hacia lo
desconocido. En este instante comprendo por fin las
palabras de Juarroz: en el centro del vacío, hay otra
fiesta.
Antoni Casas Ros, El teorema de Almodóvar
¿Entonces ya no voy a poder seguir descendiendo
verticalmente como he venido haciendo hasta ahora?
Enrique Vila-Matas, El viaje vertical
El Teorema de Almodovar, óleo sobre lienzo, 73 x 60 cm, 2009
El viaje vertical, óleo sobre lienzo, 65 x 81 cm, 2008
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Me acuerdo de las “personas desplazadas”.
Georges Perec, Me acuerdo
Me acuerdo I (Perec), óleo sobre lienzo, 65 x 54 cm, 2008/2009
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Me acuerdo de las sábanas frías en invierno.
[…] Me acuerdo de ir por la calle intentando no pisar las rayas.
[…] Me acuerdo de que mi imagen de los gérmenes era muy parecida a la
de los insectos normales, sólo que más pequeños, claro.
[…] Me acuerdo de que una vez planté a escondidas semillas de sandía en
el jardín de atrás, pero no pasó nada.
[…] Me acuerdo de “extraños” momentos de ascensor.
[…] Me acuerdo de que me cambié el nombre por el de Bo Jainard durante
una semana o así.
Joe Brainard, Me acuerdo
Me acuerdo II (Brainard), óleo sobre lienzo, 35 x 35 cm (cada uno), 2008/2009
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Me acuerdo II (Brainard), óleo sobre lienzo, 35 x 35 cm (cada uno), 2008/2009
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Mi padre, que en otros tiempos había creído en
tantas y tantas cosas para acabar desconfiando
en todas ellas, me dejaba una única y definitiva
fe: la de creer en una ficción que se sabe como
ficción, saber que no existe nada más y que la
exquisita verdad consiste en ser consciente de
que se trata de una ficción y, sabiéndolo, creer
en ella.
Enrique Vila-Matas, Una casa para siempre
Una casa para siempre I, óleo sobre lienzo, 70 x 80 cm, 2008
Una casa para siempre I, óleo sobre lienzo, 70 x 80 cm, 2008
Y es que ningún escritor es bueno hasta que aprende a corregir. Pero atención:
tampoco corregir es tan fácil como a primera vista pueda pensarse. Recuerdo
que el pintor Delacroix solía decir que hay dos cosas que la experiencia debe
aprender: la primera es que hay que corregir mucho; la segunda es que no
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hay que corregir tanto.
[…] Como he llegado a Praga en un martes 14 de noviembre, siento
curiosidad por ver que hacía Kafka en esta misma fecha de otro año, y
busco en sus Diarios. Veo que en 1911 el día 14 de noviembre también
cayó en martes, y Kafka se despertó en Praga en la fría mañana de otoño,
con luz amarillenta: “Traspasar la ventana casi cerrada, y todavía delante de
los cristales, antes de la caída, flotar, con los brazos extendidos, el vientre
abombado y las piernas dobladas hacia atrás, como los mascarones de proa
de los barcos de tiempos antiguos.”
[…] Dejo el televisor funcionando y regreso horas después, al atardecer, y no
me sorprende lo más mínimo que den todavía lo mismo.
[…] Es posible que en mi inconsciente los haya relacionado con la idea de
que nada es de ningún sitio concreto y que el estado más lúcido del hombre
es no tener nada y sentirse extranjero siempre.
[…] Me recuerda a Bartleby, aquel personaje de Melville que no sólo
trabajaba, sino que vivía en la oficina, pues llevaba años sin moverse de ella.
[…] “Ser escritor es convertirse en otro. Ser escritor es convertirse en un
extraño, en un extranjero: tienes que empezar a traducirte a ti mismo” (Justo
Navarro, Homenaje a Paul Auster).
Enrique Vila-Matas, Dietario voluble
Inventario voluble, óleo sobre lienzo (díptico), 100 x 162 cm,
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Toda la historia, como suponía, era inventada.
Lo confirmé poco después cuando hablé con el
director del colegio. Bruno estaba padeciendo
unos de sus repentinos ataques de imaginación.
La diferencia con los anteriores era que lo
contaba todo mirándome, sin miedo, a los ojos.
No me sentí capaz de regañarle, tal como solía
hacer cuando sufría aquellos enojosos ataques.
Una secreta admiración por su capacidad de
inventiva se había apoderado de mí.
—Está bien —dije—, volvamos a casa, ya nadie
te intentará secuestrar.
Enrique Vila-Matas, Extraña forma de vida
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Caja Mediterráneo, Obra social
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NURIA RODRÍGUEZ Artista y diseñadora gráfica que desarrolla sus trabajos a
Exposición
Catálogo
partir de la fusión de procedimientos analógicos y digitales. Doctora en Bellas Artes
ÁLBUM, ATLAS, CUADERNOS DE NOTAS
Textos
por la Facultad de San Carlos de la Universidad Politécnica de Valencia. Titulada
Apuntes en el dietario de lecturas
Ricardo Forriols, Vicente Ponce
en diseño por la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Valencia.
Nuria Rodríguez
Imparte docencia en el Departamento de Pintura, donde colabora en iniciativas que
14_01_2010 hasta el 15_02_2010
Diseño
relacionan arte y diseño. Ha coordinado las cuatro ediciones del Título Propio en
Espai d´Art “La Llotgeta”
imA´gine
Diseño Creativo de la UPV, así como jornadas, conferencias, seminarios y talleres.
Plaza del mercado, 4 Valencia
En la actualidad, dirige la Cátedra LA IMPRENTA sobre diseño editorial y la Cátedra
Fotografia
GIRO sobre aplicaciones gráficas en productos infantiles. También ha dirigido la
Comisariado
Cátedra EDIVAL sobre Producción Artística.
Ricardo Forriols
Kike Sempere
Impresión
Es miembro del Centro de Investigación Arte y Entorno donde participa en diversos
Coordinación
proyectos de investigación y propuestas expositivas. Su perfil de investigación se
Pau Córdoba
centra en el estudio de las relaciones entre arte y diseño por lo que sus artículos
Gráficas Antar, S.L.
Edición
publicados en congresos, revistas y libros analizan esta controvertida relación entre
Montaje
Facultad de Bellas Artes – UPV
la alta y baja cultura.
Óscar Mora/Xavier Monsalvatje
Caja Mediterráneo – Obra social
Como artista ha realizado hasta la fecha cinco exposiciones individuales y ha
Colabora
ISBN 978-84-692-8026-3
participado en numerosas exposiciones colectivas en Madrid, Buenos Aires, Brasil,
Facultad de Bellas Artes - UPV
Depósito Legal A-1-2010
Italia, París, Nueva York, México, Taiwan y en Boulder (Colorado). También ha
© de las imágenes, los autores. All rights reserved.
comisariado las exposiciones de los diseñadores y artistas: Isidro Ferrer (Premio
© de los textos, los autores
Nacional en ilustración en 2006 y Premio Nacional en Diseño 2002) y Paco
Bascuñan (miembro del colectivo la Nave y primer diseñador que entra como
Agradecimientos
académico en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia).
A Cueto, Rubén, Lucía, a Ricardo, Pepe, Águeda,
Ponce, Mery, Pau, Kike, Gloria y Jaime, a Fluor 18,
a mis padres y hermanos, a Luis, Joan Bta., Teresa
“Imperio” y Evangelina.
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www.nuriarodriguez.com
[email protected]