5.4. Vida y obra de Goya

Transcripción

5.4. Vida y obra de Goya
5. GOYA
5.1. Introducción
}
La grandeza de Goya, su genialidad, estriba en que fue
capaz de prescindir de las pautas artísticas y estéticas de
su época, para intuir e investigar problemas plásticos y
encontrar nuevas soluciones pictóricas, soluciones que le
llevaron hasta los márgenes del arte moderno. Goya creó
un mundo visual personal sin seguir nunca una trayectoria
lineal, con un tratamiento libre e imaginativo de los temas.
5.1. Introducción
}
Es el iniciador de uno de los cambios más rotundos de la
historia del arte y se le considera precursor de varias
tendencias posteriores:
}
}
}
}
Precede al Romanticismo, por algunos de sus temas
(naufragios, incendios…), por la forma de expresar los
sentimientos y por convertir a la masa popular en protagonista
de algunas obras.
Antecede al Impresionismo, por la pincelada suelta y por el
tratamiento de la luz, en obras como La lechera de Burdeos.
Intuye el Surrealismo cuando refleja el mundo del
inconsciente.
Precede al Expresionismo, al sacrificar la forma y el detalle
en beneficio de los rasgos expresivos de lo esencial (Pinturas
negras).
5.1. Introducción
}
En su amplia obra utilizó diversas técnicas (pintura
mural, óleo sobre lienzo, tabla, óleo sobre muro,
aguafuerte, litografía) y representó temas muy
variados (religiosos, costumbristas, históricos, retratos).
5.2. El estilo de Goya
}
Podemos definirlo por las siguientes características:
}
Predominio del color sobre el dibujo. A diferencia de los
pintores neoclásicos, contemporáneos suyos, Goya es un
colorista que utiliza una rica paleta, sabiamente contrastada,
que proporciona gran variedad de matices visuales. A lo largo
de su vida evoluciona desde los colores terrosos de los inicios,
a los colores limpios y llenos de luz de su época de plenitud,
para desembocar en la utilización del negro en sus últimas
obras.
5.2. El estilo de Goya
}
Podemos definirlo por las siguientes características:
}
Factura suelta y desenfadada. También evoluciona desde la
técnica precisa y apretada de los primeros años hasta una
pincelada amplia y desdibujada, preimpresionista.
5.2. El estilo de Goya
}
Podemos definirlo por las siguientes características:
}
Enfoque naturalista de la realidad. Queda patente, por
ejemplo, en sus retratos. Goya casi nunca es neutral sino que
desnuda al retratado, opina sobre él, muestra su antipatía o
simpatía por el personaje que posa ante sus pinceles.
5.2. El estilo de Goya
}
Podemos definirlo por las siguientes características:
}
En la pintura de Goya el protagonista es el hombre. Atento
observador de la naturaleza humana, aporta una visión de los
seres humanos en la que critica frecuentemente sus
ambiciones, su crueldad, su estupidez y sus pasiones.
5.2. El estilo de Goya
}
Podemos definirlo por las siguientes características:
}
Su extraordinaria imaginación le lleva a deformar, en
ocasiones, la realidad, complaciéndose en lo monstruoso y en
lo fantástico.
5.3. Significado de la obra de Goya
}
Goya vivió una etapa compleja de la historia de España, el
difícil tránsito desde el Antiguo régimen al Sistema liberal.
Su obra, además de sus indudables valores artísticos, es
un fiel reflejo y síntesis de esta época, de la que
constituye un excepcional documento. Goya observa,
refleja y critica en sus cuadros los vaivenes históricos.
5.3. Significado de la obra de Goya
}
A lo largo de su biografía estuvo en contacto con
diversas capas sociales, que él trasladó a los lienzos:
}
}
}
}
}
Se codeó con la aristocracia y fue especialmente amigo de las
duquesas de Osuna y de Alba.
Se relacionó con las clases modestas y mostró su amor al
pueblo en sus escenas populares, fiestas y ocupaciones, aunque
también criticó su incultura, su egoísmo, sus supersticiones, etc.
Fue amigo y contertulio de los ilustrados, como Jovellanos,
cuyas ideas compartía.
Estuvo en contacto con la corte de José I Bonaparte, y se ha
especulado con su posible afinidad ideológica con los
afrancesados.
También tuvo relación con la Corona, ya que fue pintor de
cámara.
5.4. Vida y obra de Goya
}
La intensa relación entre la época, la vida y la obra del
pintor aconsejan estudiar su pintura siguiendo una
secuencia biográfica.
5.4. Vida y obra de Goya
}
Primeros años en la vida de Goya
}
El pintor nació en Fuendetodos (Zaragoza) en 1746. Sus
años de formación transcurrieron en Zaragoza, en el taller de
Luzán. Intentó sin éxito conseguir una beca de la Academia de
San Fernando para viajar a Italia. Más tarde realizó este viaje de
aprendizaje a sus expensas y allí aprendió la técnica del fresco.
De regreso a Zaragoza hizo sus primeras pinturas murales,
para la cartuja de Aula Dei, de estética barroca.
La Adoración del Nombre de Dios por los
ángeles, de Goya
Goya se ve obligado a buscar una solución para cubrir los cerca de cien metros
cuadrados que mide la bóveda de la capilla de la Basílica del Pilar de Zaragoza, grandes
zonas de cielo y nubes y grupos abocetados y situados en la penumbra amparan a unas
doce figuras perfectamente definidas; en estos frescos, que ya anuncian la tendencia del
pintor a insinuar las formas mediante bocetos, el equilibrio de la composición es
impresionante, caracterizándose por la línea teatral del último barroco en el que se había
formado.
5.4. Vida y obra de Goya
}
Ascenso y consolidación artística
}
En 1774 Goya se instaló en Madrid. Su cuñado Francisco
Bayeu, pintor de la Corte, le consiguió trabajo en la Real
Fábrica de tapices de Santa Bárbara. Cinco años más tarde fue
nombrado académico de Bellas Artes y en 1789 pintor de
cámara de Carlos IV. Su actividad como retratista le introdujo
en los ambientes de la aristocracia (Osuna, Alba) y de los
intelectuales ilustrados.
5.4. Vida y obra de Goya
}
Ascenso y consolidación artística
}
Las obras de esta etapa son los cartones para tapices y los
primeros retratos:
}
Los cartones son óleos sobre lienzo que servían de modelo a los
tapiceros de la Real Fábrica. Responden a la estética rococó, por sus
personajes amables y graciosos, su encanto formal, su enfoque refinado y
sus composiciones cuidadas y armoniosas. Los temas son populares:
festejos castizos, escenas cotidianas, tipos del pueblo, que estaban de
moda en las fiestas cortesanas. El colorido es alegre y vivo, de gama cálida
hasta los años 80, y también fría en los posteriores. Igualmente la factura,
precisa y acabada en principio, va ganando ligereza con el tiempo. Los más
destacados son El quitasol, La gallina ciega, La boda, El albañil herido
y los dedicados a las cuatro Estaciones: Las floreras (Primavera), La era
(Verano), La vendimia (Otoño) y La nevada (Invierno). Algunos
cartones, como La gallina ciega, le fueron rechazados debido a las
dificultades que presentaban al pasarlos al tapiz.
El quitasol, de Goya
Partida de caza, de Goya
Las escenas de los cartones están repletas
de la frivolidad asociada a la felicidad del
momento presente, las fiestas, los
encuentros y un sin fin de diversiones de la
juventud madrileña constituyen la temática
que más gusta a la realeza; el pincel de Goya
se mueve con desenvoltura y seguridad para
captar la expresión de los rostros, tonos
vivos y luminosos hacen únicos a estos
cuadros.
El baile a orillas del Manzanares, de Goya
El cacharrero, de Goya
Es uno de los cartones más bellos pintados
por Goya, destinado al dormitorio de los
Príncipes.
En el primer plano se observa a un
valenciano, según Goya, vendiendo vajilla,
mientras dos mujeres y una anciana
observan la mercancía. El representar a una
anciana con dos jóvenes se ha querido
interpretar como una escena de
prostitución, con una celestina muy típica de
las ferias y que Goya mostrará en las Majas
al balcón. Tras esta primera escena se
aprecia un coche de caballos en cuyo
interior, a contraluz, el artista ha pintado la
silueta difuminada de una mujer. Al fondo se
observan más figuras y varias edificaciones
de la ciudad.
Las Flores (o La Primavera), de Goya
La Era (o El verano), de Goya
La vendimia o El otoño, de Goya
Son protagonistas la luz y el
paisaje del fondo; en este
cartón Goya refleja el
optimismo de la vida
madrileña.
La nevada (o El invierno), de Goya
Los rostros de los
personajes dejan ver al
espectador el dolor y el
sufrimiento que provoca
el hambre y el frío, siendo
la verdadera protagonista
la naturaleza y los efectos
que ésta provoca en los
más desfavorecidos.
La pradera de San Isidro, de Goya
Su sentido de la atmósfera y la luminosidad son ya preludio del Impresionismo; este
cartón nunca llegó a pasarse a tapiz, al igual que ocurrió con muchos otros, sobre todo a
partir del momento en que la técnica empleada por Goya comenzó a dificultar cada vez
en mayor medida la labor para la que estaban destinados los cartones.
El albañil herido, de Goya
Aparece la figura del infortunado llevado por dos
compañeros de trabajo, mostrando ahora Goya su
preocupación social, como claro precedente del realismo
pictórico. Aquí vemos dos albañiles que portan en brazos a
un compañero que supuestamente se ha caído de los
andamios que aparecen al fondo de la escena, el gesto triste
de los porteadores sugiere el dolor por la caída. Sobre este
cartón se ha escrito mucho ya que unos especialistas
consideran que Goya hace un análisis de la sociedad
criticando la indefensión de los albañiles; otros piensan que
lo que representa es la dignificación del trabajo dentro del
espíritu de la Ilustración para revertir así en el progreso
económico; algunos opinan que lo que recoge es una
alusión a un edicto de Carlos III que exigía daños y
perjuicios a los maestros de obra por la caída de obreros
de andamios, viéndose, pues, una solicitud del pintor de
favores al rey por parte del pintor al realizar este
homenaje.
El pelele, de Goya
El pelele refleja una diversión típica del carnaval en
varios lugares de España, aunque también se considera
que puede reflejar el control de la mujer sobre el
hombre (María Luisa de Parma era un perfecto
ejemplo).
Las figuras y la luz configuran excepcionalmente el
espacio, demostrando los avances pictóricos de Goya.
La gallina ciega, de Goya
Goya describe la escena como figuras
jugando al cucharón, pero ha pasado a la
historia con el título de la Gallina ciega.
Lo más significativo de la estampa es la
perfección con la que ha sido captado el
movimiento y el ritmo de las figuras,
algunas en unos preciosos escorzos. La
alegría y la vitalidad envuelven la escena
, que se sugiere puede representar al
amor ciego. De hecho, las dos figuras de
la izquierda están más pendientes de
flirtear que del juego en sí. Respecto al
color, quizá sea ésta una de las imágenes
más colorista del maestro, al utilizar el
blanco puro, amarillo y gris. Las
pinceladas sueltas vuelven a triunfar,
aparentando una minuciosidad en los
detalles inexistente.
Cristo crucificado, de Goya
Cuadro de acceso a la Real Academia de San
Fernando 1780. Cristo de cuatro clavos con los pies
encima de un supedáneo y con una tablilla sobre la
cruz que contiene la inscripción en tres lenguas.
Existen ecos de Velázquez al recortar la figura sobre
un fondo neutro muy oscuro, dando un fogonazo de
luz que sugiere que la luminosidad parte de la propia
figura. Desnudo de Jesús es un estudio académico
muy idealizada; en el rostro la factura se hace más
suelta, trabajando con pinceladas rápidas y vibrantes
que otorgan una excelente expresión de humanidad a
la imagen.
5.4. Vida y obra de Goya
}
Ascenso y consolidación artística
}
Las obras de esta etapa son los cartones para tapices y los
primeros retratos:
}
Comienza su actividad como pintor de retratos, género en el que
pronto llega a una sencillez velazqueña, con una notable capacidad de
síntesis, interesándose exclusivamente por la fisonomía y por la
personalidad. A estos años pertenecen el retrato de Jovellanos,
excelente lección del empleo de la gama de grises, y el de los Duques
de Osuna, entonado en verdes.
Leandro Fernández de Moratín, de Goya
Gran amigo de Goya, al que dota de un aire
y una mirada que trasmite la inteligencia de
este hombre de letras.
La familia del duque de Osuna, de Goya
La nobleza y la burguesía pasan a ser su
principal clientela, al tiempo que se afianza su
labor como retratista.
Carlos III de caza, de Goya
El monarca se presenta al aire libre, en un paisaje
muy similar al de los cartones para tapiz aunque
existan ciertos ecos velazqueños. Las bandas de las
Ordenes de Carlos III y del Toisón de Oro cruzan su
regio pecho. El curtido rostro es el centro de
atención de la figura, ofreciéndonos una expresión
de bondad e inteligencia que le sitúan muy cerca del
espectador, como si no fuera el monarca. La enorme
afición a la caza del rey motiva que sea ésta la
actitud elegida para presentarse ante nosotros.
Precisión para representar bordados y las calidades
de las telas.
Carlos IV, de Goya
Tras la muerte de Carlos III sube al trono
Carlos IV y con motivo de la coronación de
los reyes Goya pinta estos retratos y como
premio, en 1789, asciende un escalón más en
el palacio, ahora es nombrado pintor de
cámara.
María Luisa de Parma, de Goya
Tras la muerte de Carlos III sube al trono
Carlos IV y con motivo de la coronación de
los reyes Goya pinta estos retratos y como
premio, en 1789, asciende un escalón más en
el palacio, ahora es nombrado pintor de
cámara.
Autorretrato, de Goya
Autorretrato, de Goya
5.4. Vida y obra de Goya
}
La primera crisis (1792-1808)
}
En 1792 contrajo una grave enfermedad que le produjo
sordera. Su temperamento cambió, distanciándose de la gente,
y tendiendo a la introversión. La enfermedad coincidió con la
crisis política que se produjo en España por el estallido de la
Revolución francesa y la caída en desgracia algunos de sus
amigos ilustrados.
5.4. Vida y obra de Goya
}
La primera crisis (1792-1808)
}
Goya reanudó su actividad pictórica a partir de 1795. Era ya un
pintor formado, que se caracterizaba por la libertad de
pincelada, el dominio del color y la maestría en el uso de la luz.
En esta etapa da rienda suelta a su personalidad, acentuando su
sentido crítico, con una visión, en ocasiones, pesimista.
5.4. Vida y obra de Goya
}
La primera crisis (1792-1808)
}
Obras religiosas. En los frescos de San Antonio de La Florida,
donde representa un milagro del santo, convierte en protagonista a la
gente del pueblo.
Frescos de la cúpula de la ermita de San
Antonio de la Florida, de Goya
El tema que pinta Goya es
religioso, pero está tratado
como un tema cortesano, ya que
en ellos culmina la introducción
de elementos castizos en su
pintura, alrededor del milagro
del santo se reúnen un conjunto
de figuras que representan a
gente corriente de Madrid, que
gracias a la rapidez de la
pincelada y la intensidad de los
colores están dotadas de una
enorme expresividad, utilizando
además soluciones que son
poco corrientes para la época.
Frescos de la cúpula de la ermita de San
Antonio de la Florida, de Goya
5.4. Vida y obra de Goya
}
La primera crisis (1792-1808)
}
Retratos como La condesa de Chinchón, La duquesa de Alba y Las
majas. La maja desnuda, uno de los escasos ejemplos de desnudo
femenino de la pintura española, es de estilo más académico,
pictóricamente inferior a la vestida, cuya factura, por el contrario, es
mucho más suelta y el cromatismo más rico. La obra maestra es La
Familia de Carlos IV, pintada en 1800. Representa a la familia real en un
retrato colectivo. El pintor deja patentes, sin paliativos, sin idealización ni
de adulación cortesana, la personalidad de cada personaje, por lo que
podemos hablar de retrato psicológico. Es una pintura de gran riqueza
cromática con pinceladas muy cortas pero ligeras. La luz, otro elemento
destacado, cae en diagonal sobre los cuerpos provocando destellos en las
joyas, definiendo calidades táctiles en los atuendos, creando espacio y
dando volumen a las figuras. El fondo del espacio pictórico, con el
autorretrato del pintor, recuerda a Las Meninas, pero aquí no hay
contradicciones ni equívocos, sino que es una composición sencilla, sin
barroquismo.
Gaspar Melchor de Jovellanos, de Goya
Jovellanos fue el gran hombre de la Ilustración
española. En el momento en el que Goya le hizo
este retrato, por el que cobró 6.000 reales, había
sido nombrado Ministro de Gracia y Justicia y estaba
en el punto más álgido de su carrera política.
Posteriormente empezó su declive, fue procesado
por la Inquisición e incluso encarcelado.
Su relación con Goya debió ser muy estrecha,
admirando sus obras y compartiendo ambos el
interés por la pintura de Velázquez.
Gaspar Melchor de Jovellanos, de Goya
La papeleta con la que tenía que enfrentarse
Jovellanos desde su Ministerio provoca que aparezca
con carácter melancólico y pensativo, apoyándose
en la mesa que sostiene la estatua de Minerva, la
diosa de la sabiduría y la protectora de las artes.
Sobre la mesa vemos papeles y plumas que
indicarían la frenética actividad que debía desarrollar
el político. Conviene destacar como Goya ha sabido
mostrarnos el carácter del retratado, cualidad que
se repetirá en todos sus retratos. Ha dejado de ser
el pintor adulador para convertirse en el retratista
veraz y sincero que pinta a sus personajes según le
impresionan.
Otro rasgo de la obra de Goya es su factura suelta
como se observa en la mesa o en el sillón, pero
capaz de darnos la calidad de las telas (terciopelo en
los pantalones, seda en las medias) de manera
exquisita.
La duquesa de Alba, de Goya
La condesa de Chinchón, de Goya
“La Condesa de Chinchón” será otro de los
fantásticos retratos del año 1800. La Condesa tiene
21 años, después de tres años de matrimonio, y se
presenta embarazada de su primera hija, la infanta
Carlota.
Está sentada en un sillón de época y lleva una
corona de espigas en la cabeza - símbolo de su
preñez - y un anillo camafeo en el que se intuye el
busto de su marido. La luz ilumina plenamente la
delicada figura, resbalando sobre el traje de tonos
claros, creando un especial efecto atmosférico que
recuerda a las últimas obras de Velázquez.
La condesa de Chinchón, de Goya
A su alrededor no hay elementos que aludan a la
estancia, reforzándose la idea de soledad que
expresa el bello rostro de la joven. Y es que Goya
concentra toda su atención en el carácter tímido y
ausente de María Teresa, animando al espectador a
admirarla de la misma manera que hacía él mismo.
La factura empleada es cada vez más suelta,
formando los volúmenes con manchas de luz y
color, como observamos en las rodillas que se
intuyen bajo el vestido. No debemos olvidar la
importante base de dibujo que presenta,
especialmente el rostro. La gama de colores cálidos
con la que trabaja otorgan mayor delicadeza y
elegancia a la figura.
La reina María Luisa con mantilla, de Goya
Carlos IV a caballo, de Goya
La reina María Luisa a caballo, de Goya
La maja vestida, de Goya
Pintada con mayor soltura y más contrastes cromáticos, que aumentan la sensualidad
del lienzo, es más voluptuosa por la exageración de las formas, resultando igualmente
admirable que la desnuda.
La Familia de Carlos IV, de Goya
Goya se apropia de
la psicología de
cada uno de los
personajes,
expresando con los
pinceles la antipatía
que siente por el
ambiente
cortesano.
La Familia de Carlos IV, de Goya
Mª Josefa,
hermana del rey
Manuel de Godoy, de Goya
5.4. Vida y obra de Goya
}
La primera crisis (1792-1808)
}
Grabados. La serie de Los caprichos son escenas satíricas en que
critica la condición humana y los vicios sociales. Se caracterizan por
un intenso claroscuro y la representación de figuras grotescas,
fantásticas o monstruosas.
Si sabrá más el discípulo, de Goya
Reflejo de su mundo interior turbado; los Caprichos
constan de 80 estampas donde abundan bestias,
duendes, hechiceros y celestinas; realizadas con una
evidente intención crítica y aleccionadora, muestra
una sociedad corrompida y censura sus vicios; del
Capricho número 37 al 47 una colección de asnos
ridiculizan al maestro, al médico ignorante y al pintor
adulador entre otros; la brujería se relaciona con
sueños en los que viejas arpías inician a las jóvenes; la
iglesia tampoco se libra de esta dramática visión, ya
que en algunas estampas arremete contra la
inquisición y en otras critica el afán desmedido por
beber y comer de los curas y los frailes; son
pensamientos que se anticipan a las inquietudes que
más van a interesar a los artistas del movimiento
surrealista, en el siglo XX; para terminar comentar
que acompaña a cada estampa un rótulo breve en el
que nos aporta información para captar cada asunto.
Si sabrá más el discípulo, de Goya
Explicación de esta estampa del manuscrito del
Museo del Prado: No se sabe si sabrá más o menos,
lo cierto es que el maestro es el personaje más grave
que se ha podido encontrar.
Manuscrito de Ayala: Los maestros burros no pueden
sacar otra cosa más que borriquillos.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Un maestro
burro no puede enseñar más que a rebuznar.
El sueño de la razón produce monstruos, de
Goya
Explicación de esta estampa del manuscrito del
Museo del Prado: La fantasía abandonada de la
razón produce monstruos imposibles: unida con ella
es madre de las artes y origen de las maravillas.
Manuscrito de Ayala: La fantasía abandonada de la
razón produce monstruos, y unida con ella es madre
de las artes.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Portada para
esta obra: cuando los hombres no oyen el grito de la
razón, todo se vuelve visiones.[2
Están calientes, de Goya
Nos encontramos ante un grabado de fuertes
alusiones clericales. Los frailes se encuentran en
le refectorio comiendo con cadavéricas cabezas
y las bocas extremadamente abiertas destacando
las cucharas y la forma de engullir la sopa. Al
fondo, un lego refuerza la sensación de comida
copiosa llevando una bandeja que parece repleta.
El título de la escena encierra un doble sentido
donde prevalece la ironía. Según Helman, este
grabado es un resumen gráfico del pensamiento
ilustrado que reflejaba Samaniego con las abejas
y los zánganos al aludir a la abundancia: Con que
el enjambre próvido mantiene tanto zángano gordo
como tiene.
Linda maestra, de Goya
Goya presenta una escena nocturna donde dos
brujas montadas en una escoba surcan los aires
ante la vista de un búho; en la parte inferior y a lo
lejos se aprecian árboles, un grupo de hombres, un
burro cargado y un pequeño grupo de casas.
Tradicionalmente se creía que las brujas se servían
de una escoba para trasladarse a una velocidad de
vértigo por los aires y asistir en puntos muy
alejados y apartados de su vivienda habitual al
aquelarre; Goya captaría el momento en el que una
vieja bruja inicia a una joven en estas prácticas, pero
además esta imagen puede tener otra lectura y es
la iniciación sexual de la alcahueta a la joven
prostituta haciendo más incisiva la expresión del
pintor: ¡Linda maestra!
¡Qué sacrificio!, de Goya
Explicación de esta estampa del manuscrito del
Museo del Prado: ¡Como ha de ser!. El novio no es de
los más apetecibles pero es rico y a costa de la libertad
de una niña infeliz se compra el socorro de una familia
hambrienta. Así va el mundo.
Manuscrito de Ayala: Idem anterior.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: El vil interés
obliga a los padres a sacrificar una hija joven y
hermosa casándola con un viejo jorobado, y no falta un
cura que apadrine semejantes bodas.
Ni así la distingue, de Goya
Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo
del Prado: ¿ Cómo ha de distinguirla? Para conocer lo que
ella es, no basta el anteojo, necesita juicio y práctica del
mundo, y esto es precisamente lo que le falta al pobre
caballero.
Manuscrito de Ayala: Para conocer lo que es, no basta el
anteojo, se necesita juicio.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Se ciegan tanto los
hombres lujuriosos, que ni con lente distinguen que la
señora que obsequian, es una ramera.
¿Dónde va mamá?, de Goya
Explicación de esta estampa del manuscrito del
Museo del Prado: Madama es hidrópica y la
mandan pasear. Dios quiera que se alivie.
Manuscrito de Ayala:Idem anterior.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: La lascivia y
embriaguez en las mujeres traen tras de sí infinitos
desordenes y brujerías verdaderas.
Hasta la muerte, de Goya
Explicación de esta estampa del manuscrito del
Museo del Prado: Hace muy bien en ponerse
guapa: son sus días; cumple 75 años y vendrán las
amigas a verla.
Manuscrito de Ayala: La Duquesa vieja de Osuna.
(y lo mismo que el Ms.P.)
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Las mujeres
locas lo serán hasta la muerte. Esta es cierta
Duquesa ( la de Osuna) que se llena la cabeza de
moños y carambas, y por mal que le caigan no
faltan quitones de los que vienen a atrapar las
criadas, que aseguran a Su Excelencia que está
divina.
Ya van desplumados, de Goya
Un grupo de prostitutas echa a escobazos a sus
clientes. Tras la clausura de los burdeles legales en
1623 por Felipe IV, se comenzó a desarrollar una
prostitución clandestina e incontrolada que fue
denunciada entre otros por Nicolás Fernández de
Moratín en su composición poética El arte de las
putas, escrita en 1769. Una de las directas
consecuencias de esta situación fue el incremento
de la sífilis. En la imagen, Goya presenta a unos
desdichados clientes humillados que, en expresión
del grabador,Ya van desplumados, es decir,
despojados de sus plumas, sus bolsas e, incluso
puede hacer referencia a la enfermedad que
padecen ya que una de las consecuencias de la
sífilis era la calvicie.
Entierro de la sardina, de Goya
Su tarea como pintor costumbrista no decae,
en estos años realiza estas cinco tablas para la
Real Academia de San Fernando, la intención de
satirizar aspectos de carácter nacional y sus
agitados instintos son un síntoma de su buen
hacer, cada vez más evidente. Goya nos
manifiesta su afición por pintar escenas
inspiradas en las fiestas y costumbres populares
españolas, pero aquí las deformaciones, trazos
sueltos y borrones configuran una técnica que
ya es claro precedente de lo que serán sus
pinturas negras.
Procesión de flagelantes, de Goya
Corrida de toros, de Goya
Tribunal de la Inquisición, de Goya
Celda de locos, de Goya
El Aquelarre, de Goya
El lienzo muestra un ritual de aquelarre,
presidido por el Gran Cabrón, una de las
formas que toma el demonio, en el centro de la
composición. A su alrededor aparecen brujas
ancianas y jóvenes que le dan niños con los
que, según la superchería de la época, se
alimentaba. En el cielo, de noche, brilla la luna y
se ven aves nocturnas (que podrían ser
murciélagos). En la serie de la que forma parte
se encuentran también otros cinco cuadros de
similar temática y dimensiones, que son: Vuelo
de brujas, El conjuro, La cocina de los brujos, El
hechizado por la fuerza y El convidado de piedra.
El Aquelarre, de Goya
La escena pertenece a la estética de «lo
sublime terrible», caracterizada por la
preceptiva artística de la época también en el
prerromanticismo literario y musical y que
tiene su paralelo en el Sturm und Drang alemán.
Se trataba de provocar un desasosiego en el
espectador con el carácter de pesadilla. En este
cuadro y en la serie a la que pertenece se
acentúan los tonos oscuros, y es por ello que la
ambientación se sitúa en un paisaje nocturno.
En el momento de la ejecución de esta serie,
Goya se encuentra trabajando en los Caprichos
con los cuales guarda una estrecha relación. El
tema de la brujería estaba de actualidad entre
los ilustrados españoles amigos del pintor,
especialmente inclinado a él estaba Leandro
Fernández de Moratín.
5.4. Vida y obra de Goya
}
Guerra de Independencia y segunda crisis (18081823)
}
Es la etapa más original de su biografía artística. Los hechos
históricos provocaron en Goya una profunda crisis motivada
por la invasión francesa, la crueldad de la Guerra de la
Independencia (que refleja en El coloso), y la posterior
represión de Fernando VII a los liberales. La crisis se acentuó
aún más en 1819 al sufrir una nueva enfermedad que le llevó a
recluirse en la Quinta del Sordo.
El Coloso, de Goya
Aquí refleja su obsesión por el lado
más oscuro de la realidad y anticipa la
técnica de las Pinturas negras que
plasmará en la Quinta del Sordo, diez
años más tarde; se observa una enorme
figura entre las nubes, como una
tremenda amenaza, mientras que en el
primer término una multitud de
hombres y animales huye despavorida;
el pánico, el caos y los estragos que la
guerra causa son simbolizados de
forma original; manchas de color, sin
dibujo previo, deshechas y febriles
componen esta trágica pintura.
Estudios recientes consideran que esta
obra no pertenece a Goya, sino a sus
discípulos.
Fernando VII, de Goya
Majas en el balcón, de Goya
Los asuntos de género vuelven a ocupar los
lienzos de Goya durante la Guerra de la
Independencia, posiblemente debido a la
escasez de encargos. Entre éstos sobresale el
cuadro de las Majas al balcón en el que dos
jóvenes, elegantemente ataviadas, se asoman a
un balcón para ofrecer sus encantos a la
clientela. Tras ellas aparecen dos embozados
que "protegen" a las jóvenes, haciendo de
proxenetas.También se sugiere que se trataría
de dos jóvenes aristocráticas que observan lo
que ocurre en la calle, protegidas por dos
matones, pero parece más verosímil la primera
opción.Y es que el tema de la prostitución fue
frecuentemente empleado por Goya en sus
Caprichos, debido al deseo de crítica a la
sociedad ilustrada existente en estos grabados
y en buena parte de sus lienzos.
5.4. Vida y obra de Goya
}
Guerra de Independencia y segunda crisis (18081823)
}
Realiza otras dos series de grabados: Los desastres de la Guerra,
que reflejan situaciones de extremada crueldad con las que condena
la violencia irracional que acompaña a los hechos bélicos, y Los
disparates (cronológicamente coinciden con las Pinturas negras)
próximos al Surrealismo.
Con razón o sin ella, de Goya
Lo mismo, de Goya
Paisanos españoles se
enfrentan a algunos
soldados de las tropas
napoleónicas. La
inscripción, Lo mismo,
se refiere a la
estampa
inmediatamente
anterior, Con razón o
sin ella, y en ambas
Goya nos muestra un
primer plano de los
hechos que tuvieron
lugar cuando el
pueblo español se
levantó contra la
invasión francesa.
Lo mismo, de Goya
La atención se
centra en la
imponente figura
que, con ojos
desorbitados, ha
asestado un golpe
mortal con el
hacha a un
soldado francés, y
lo va a repetir
sobre otro que,
empuñando aún
el sable, intenta,
con la mano
levantada y el
rostro demudado,
disuadirle.
Lo mismo, de Goya
Detrás se ve a un
paisano atacando
a mordiscos y, a
la izquierda, a
otro montado
sobre su víctima
en el momento
en el que va a
proceder a
clavarle el puñal.
Y son fieras, de Goya
Qué hay que hacer más, de Goya
Esto es peor, de Goya
¡Qué coraje!, de Goya
Tampoco, de Goya
El Morisco Gazul es el primero que lanceó
toros en regla, de Goya
Ligereza y atrevimiento de Juanito Apiñani
en el coso de Madrid, Goya
Salto de la garrocha, de Goya
El Coloso, de Goya
5.4. Vida y obra de Goya
}
Guerra de Independencia y segunda crisis (18081823)
}
Cuadros históricos. Le fueron encargados por el rey Fernando VII
en 1815, cuando la guerra había terminado. Son dos obras de denuncia
en los que huye de toda visión heroica de los hechos. La carga de los
Mamelucos refleja los sucesos ocurridos en la mañana del dos de
mayo de 1808, en la Puerta del Sol, cuando se enfrentaron los
patriotas madrileños con las tropas de mamelucos de Napoleón.
Representa la violencia caótica de la masa popular, mediante un
marcado desorden compositivo. Técnicamente dominan las manchas
de color.
El dos mayo o La carga de los Mamelucos,
de Goya
Esta es una obra
romántica por el
color, el
movimiento y el
ímpetu, elimina el
escenario
arquitectónico y
concentra la
acción en
distintos grupos;
los tonos
contrastados y
espesos se unen
a la intensidad de
la pincelada para
representar el
drama.
5.4. Vida y obra de Goya
}
Guerra de Independencia y segunda crisis (1808-1823)
}
En Los fusilamientos de la Moncloa el tema es un grupo de patriotas
ante el pelotón de ejecución. Muestra la otra cara del cuadro anterior, la
represión francesa que se produjo en la noche del 2 al 3 de mayo. A la
derecha, formando un bloque compacto y ordenado, el pelotón francés
parece una máquina de matar, un símbolo impersonal, sin rostro, de la
muerte; la pincelada es continua y la factura precisa. En el centro y a la
izquierda las víctimas forman un grupo desordenado, más espontáneo,
para dar sensación de patetismo; están pintados con factura más suelta y
empleando mucha materia. La figura de los brazos abiertos centra
temáticamente la composición por el empleo de colores que expanden
luz, el amarillo y el blanco. La gama cromática restante es de tonos grises,
ocres y pardos, iluminados fantasmagóricamente por el farol, mientras se
intuyen las primeras luces lúgubres del amanecer. El fondo es negro para
no distraer la atención del drama.
El tres de mayo, de Goya
Es una obra
completamente
distinta; la
composición se
organiza en grupos
y planos insertados
en la oscuridad de
una noche trágica;
los soldados
perfilados en líneas
de idénticas formas
se juntan para
formar un conjunto
anónimo y sin
rostro en posición
de matar, como
sombras
amenazantes.
El tres de mayo, de Goya
En otro plano
reproduce a los que
han luchado contra
la ocupación y van a
morir, con los
rostros desencajados
y en diferentes
actitudes, unos
implorantes, otros
encogidos y
tapándose la cara o
apretando los puños,
Goya trasmite el
miedo a la muerte; la
sangre de los
ejecutados mancha la
tierra y se extiende
en reflejos rojizos.
El tres de mayo, de Goya
Detrás de un
montículo un
condenado recibe la
luz de un farol y su
figura blanca y
luminosa destaca
sobre el resto de
los personajes y el
fondo.
El tres de mayo, de Goya
El centro lumínico del cuadro está
ocupado por uno de los patriotas que,
arrodillado, desafía a la muerte
ofreciendo su pecho a las balas. Su
postura es la de Cristo en el Calvario,
una relación iconográfica que Goya se
encarga de resaltar provocando dos
sombras en sus manos de modo que
parece tener las llagas de Cristo en la
cruz.
El tres de mayo, de Goya
5.4. Vida y obra de Goya
}
Guerra de Independencia y segunda crisis (18081823)
}
Las Pinturas Negras. (1819-23). Tras su segunda enfermedad, el pintor
compró una casa en las afueras de Madrid, al otro lado del
Manzanares, la Quinta del Sordo. Tenía ya 73 años y acababa de pasar
otras calamidades como la muerte de su mujer. Goya pinta las paredes
de la casa, no al fresco sino al óleo, sobre el muro enlucido.
5.4. Vida y obra de Goya
}
Guerra de Independencia y segunda crisis (18081823)
}
La denominación de Pinturas negras está en relación con el
predominio de los colores mortecinos, como negros, pardos,
marrones y grises. Son los tonos dominantes aunque no los únicos,
pues también emplea blancos, rojos y azules.
Saturno devorando a su hijo, de Goya
Saturno devorando a sus hijos es una de las Pinturas
Negras realizadas por Goya más desgarradoras y
trágicas. Estaba situada en la planta baja de la Quinta
del Sordo, en una sala que haría las funciones de
comedor o salón principal. Se colocaba frente a los
Dos Viejos y junto a Judith y Holofernes.
Goya, igual que hizo Rubens en su Saturno para la
Torre de la Parada, ha elegido el momento en que el
dios del tiempo desgarra el cuerpo de su hijo para que
ninguno pudiera destronarle. Pero Júpiter escapó al
rito antropófago de su padre y consiguió acabar con su
tiranía.
Un espacio totalmente oscuro rodea la figura del dios,
en la que destaca su deformidad y su rostro
monstruoso. Es una magnífica representación de como
el tiempo lo devora todo, una de las obsesiones del
pintor.
Saturno devorando a su hijo, de Goya
La restauración que sufrió la obra al ser pasada del
muro al lienzo fue bastante libre y decepcionante,
aunque hay que advertir que había perdido grandes
zonas de pintura, sobre todo en los ojos. La mayor
parte de los expertos coinciden en plantear que la
avanzada edad de Goya motivaría una decoración en la
que primaba la melancolía y la tristeza por el tiempo
pasado, aunque también se hagan referencias al
presente.
Duelo a garrotazos, de Goya
Es la más popular de las Pinturas Negras realizadas por Goya. La sala superior era donde
estaba colocada la obra, compartiendo la pared con las Parcas. En la escena vemos a dos
hombres, enterrados hasta las rodillas, que luchan a bastonazos; según muestran las
radiografías, Goya no enterró a ambos personajes, sino que fue el restaurador de toda la
serie, Martínez Cubells. Al fondo se observa un paisaje donde también se aprecia la
mano del restaurador.
Duelo a garrotazos, de Goya
El Duelo a garrotazos siempre se ha considerado como un enfrentamiento fraticida,
aludiendo a las guerras civiles españolas, aunque se puede extender a la violencia innata
del ser humano que tanto criticaba la Ilustración. Por lo tanto sería la imagen más real y
más cruel de las Pinturas Negras, eliminándose todo elemento fantástico. Es una de las
más coloristas de la serie, lo que puede ser interpretado como un rayo de esperanza y
de vida tras el final de la violencia.
El gran cabrón o Aquelarre, de Goya
Las parcas, de Goya
La romería de San Isidro, de Goya
Dos viejos comiendo sopa, de Goya
El formato apaisado y la ocupación de los Dos Viejos comiendo hace pensar que
estarían colocados en una sobreventana, por la que se supone se pasaba la comida a la
sala principal. La pincelada empleada es totalmente suelta, pintando con espátula, con
cuchara o hasta con los dedos, interesándose por la expresividad de las figuras que
provocan el sobresalto en el espectador.
Perro, de Goya
Esta cabeza de perro es una de las pinturas más
inquietantes del Goya avejentado y recluido en su
quinta, la Quinta del Sordo, como la llamaban
peyorativamente sus vecinos. Por el tratamiento y su
ubicación, pudiera incluirse perfectamente en las
Pinturas Negras, aunque el estilo es diferente. Pero esa
cabeza hundida en la arena, con la mirada lastimera
hacia arriba, tiene el aire lúgubre, casi demoníaco, de
esos paneles llenos de brujas y aquelarres. El estilo es
ya el del Goya maduro, despreocupado por las
convenciones académicas que se basan en la línea y la
composición equilibrada. Esta escena, de formato
marcadamente vertical, se halla completamente vacía
en más de sus dos terceras partes.
Perro, de Goya
El tema está restringido por una diagonal, un modo
poco habitual de resolver un horizonte. La separación
entre el cielo y la tierra es por completo arbitraria,
puesto que ambos tienen un tono amarillento desvaído,
que solo la intensidad puede hacer que se diferencien,
levemente.Y el tema es tan mínimo y a la vez tan
impactante como esa pequeña cabeza animal. Es por lo
tanto, una pintura de lo menos convencional, en la
estela de la última producción goyesca.
5.4. Vida y obra de Goya
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Guerra de Independencia y segunda crisis (18081823)
}
La técnica de ejecución, de pincelada muy suelta y empaste espeso,
busca ante todo la expresividad. La relación entre los medios técnicos
y los propósitos iconográficos es perfecta. Los títulos de las obras
aclaran bastante la lectura temática: el hilo conductor es la muerte. En
ellas posiblemente se refleje la opinión de Goya frente a la situación
del país, caracterizada por la represión, las conspiraciones y los
levantamientos, opinión que el artista manifiesta dando suelta a su
fantasía y a su subconsciente. Al superar muchas veces el límite de lo
racional, a las Pinturas negras se les consideran un antecedente del
Expresionismo.
5.4. Vida y obra de Goya
}
Guerra de Independencia y segunda crisis (18081823)
}
Las escenas más conocidas son El aquelarre, Lucha a garrotazos y
Saturno.
5.4. Vida y obra de Goya
}
Exilio en Francia (1824-1829)
}
En 1824, Goya pidió licencia a Fernando VII para marcharse a
Francia, con el pretexto de una cura de aguas en un balneario.
Se instala en Burdeos, con su compañera Leocadia Weis, y allí
sigue pintando e incluso aprende y experimenta nuevas
técnicas como la litografía (Los toros de Burdeos). Son años
de vida agradable y tranquila para el artista.
Los toros de Burdeos, de Goya
5.4. Vida y obra de Goya
}
Exilio en Francia (1824-1829)
}
Pinta una última obra maestra, La lechera de Burdeos, con
una técnica absolutamente libre que anticipa las conquistas de
los impresionistas.
La lechera de Burdeos, de Goya
Un año antes de su muerte pinta este
cuadro; en este retrato reencuentra
el azul de sus primeros cartones
madrileños, radiante de luminosidad
utiliza colores cálidos que idealizan la
inocencia y la juventud de su rostro;
la prodigiosa seguridad técnica, el
ritmo de la pincelada en toques
veloces y descuidados, la
concordancia entre la imagen y la
atmósfera hacen posible hablar de
este cuadro como el primer cuadro
impresionista pintado en suelo
francés.
5.4. Vida y obra de Goya
}
Exilio en Francia (1824-1829)
}
En 1828 muere en Burdeos. Leocadia escribió sobre su muerte:
falleció del 15 al 16, a las dos de la mañana. (…) Se quedó como
duerme y hasta el médico se asombró de su valor.

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