5.4. Vida y obra de Goya
Transcripción
5.4. Vida y obra de Goya
5. GOYA 5.1. Introducción } La grandeza de Goya, su genialidad, estriba en que fue capaz de prescindir de las pautas artísticas y estéticas de su época, para intuir e investigar problemas plásticos y encontrar nuevas soluciones pictóricas, soluciones que le llevaron hasta los márgenes del arte moderno. Goya creó un mundo visual personal sin seguir nunca una trayectoria lineal, con un tratamiento libre e imaginativo de los temas. 5.1. Introducción } Es el iniciador de uno de los cambios más rotundos de la historia del arte y se le considera precursor de varias tendencias posteriores: } } } } Precede al Romanticismo, por algunos de sus temas (naufragios, incendios…), por la forma de expresar los sentimientos y por convertir a la masa popular en protagonista de algunas obras. Antecede al Impresionismo, por la pincelada suelta y por el tratamiento de la luz, en obras como La lechera de Burdeos. Intuye el Surrealismo cuando refleja el mundo del inconsciente. Precede al Expresionismo, al sacrificar la forma y el detalle en beneficio de los rasgos expresivos de lo esencial (Pinturas negras). 5.1. Introducción } En su amplia obra utilizó diversas técnicas (pintura mural, óleo sobre lienzo, tabla, óleo sobre muro, aguafuerte, litografía) y representó temas muy variados (religiosos, costumbristas, históricos, retratos). 5.2. El estilo de Goya } Podemos definirlo por las siguientes características: } Predominio del color sobre el dibujo. A diferencia de los pintores neoclásicos, contemporáneos suyos, Goya es un colorista que utiliza una rica paleta, sabiamente contrastada, que proporciona gran variedad de matices visuales. A lo largo de su vida evoluciona desde los colores terrosos de los inicios, a los colores limpios y llenos de luz de su época de plenitud, para desembocar en la utilización del negro en sus últimas obras. 5.2. El estilo de Goya } Podemos definirlo por las siguientes características: } Factura suelta y desenfadada. También evoluciona desde la técnica precisa y apretada de los primeros años hasta una pincelada amplia y desdibujada, preimpresionista. 5.2. El estilo de Goya } Podemos definirlo por las siguientes características: } Enfoque naturalista de la realidad. Queda patente, por ejemplo, en sus retratos. Goya casi nunca es neutral sino que desnuda al retratado, opina sobre él, muestra su antipatía o simpatía por el personaje que posa ante sus pinceles. 5.2. El estilo de Goya } Podemos definirlo por las siguientes características: } En la pintura de Goya el protagonista es el hombre. Atento observador de la naturaleza humana, aporta una visión de los seres humanos en la que critica frecuentemente sus ambiciones, su crueldad, su estupidez y sus pasiones. 5.2. El estilo de Goya } Podemos definirlo por las siguientes características: } Su extraordinaria imaginación le lleva a deformar, en ocasiones, la realidad, complaciéndose en lo monstruoso y en lo fantástico. 5.3. Significado de la obra de Goya } Goya vivió una etapa compleja de la historia de España, el difícil tránsito desde el Antiguo régimen al Sistema liberal. Su obra, además de sus indudables valores artísticos, es un fiel reflejo y síntesis de esta época, de la que constituye un excepcional documento. Goya observa, refleja y critica en sus cuadros los vaivenes históricos. 5.3. Significado de la obra de Goya } A lo largo de su biografía estuvo en contacto con diversas capas sociales, que él trasladó a los lienzos: } } } } } Se codeó con la aristocracia y fue especialmente amigo de las duquesas de Osuna y de Alba. Se relacionó con las clases modestas y mostró su amor al pueblo en sus escenas populares, fiestas y ocupaciones, aunque también criticó su incultura, su egoísmo, sus supersticiones, etc. Fue amigo y contertulio de los ilustrados, como Jovellanos, cuyas ideas compartía. Estuvo en contacto con la corte de José I Bonaparte, y se ha especulado con su posible afinidad ideológica con los afrancesados. También tuvo relación con la Corona, ya que fue pintor de cámara. 5.4. Vida y obra de Goya } La intensa relación entre la época, la vida y la obra del pintor aconsejan estudiar su pintura siguiendo una secuencia biográfica. 5.4. Vida y obra de Goya } Primeros años en la vida de Goya } El pintor nació en Fuendetodos (Zaragoza) en 1746. Sus años de formación transcurrieron en Zaragoza, en el taller de Luzán. Intentó sin éxito conseguir una beca de la Academia de San Fernando para viajar a Italia. Más tarde realizó este viaje de aprendizaje a sus expensas y allí aprendió la técnica del fresco. De regreso a Zaragoza hizo sus primeras pinturas murales, para la cartuja de Aula Dei, de estética barroca. La Adoración del Nombre de Dios por los ángeles, de Goya Goya se ve obligado a buscar una solución para cubrir los cerca de cien metros cuadrados que mide la bóveda de la capilla de la Basílica del Pilar de Zaragoza, grandes zonas de cielo y nubes y grupos abocetados y situados en la penumbra amparan a unas doce figuras perfectamente definidas; en estos frescos, que ya anuncian la tendencia del pintor a insinuar las formas mediante bocetos, el equilibrio de la composición es impresionante, caracterizándose por la línea teatral del último barroco en el que se había formado. 5.4. Vida y obra de Goya } Ascenso y consolidación artística } En 1774 Goya se instaló en Madrid. Su cuñado Francisco Bayeu, pintor de la Corte, le consiguió trabajo en la Real Fábrica de tapices de Santa Bárbara. Cinco años más tarde fue nombrado académico de Bellas Artes y en 1789 pintor de cámara de Carlos IV. Su actividad como retratista le introdujo en los ambientes de la aristocracia (Osuna, Alba) y de los intelectuales ilustrados. 5.4. Vida y obra de Goya } Ascenso y consolidación artística } Las obras de esta etapa son los cartones para tapices y los primeros retratos: } Los cartones son óleos sobre lienzo que servían de modelo a los tapiceros de la Real Fábrica. Responden a la estética rococó, por sus personajes amables y graciosos, su encanto formal, su enfoque refinado y sus composiciones cuidadas y armoniosas. Los temas son populares: festejos castizos, escenas cotidianas, tipos del pueblo, que estaban de moda en las fiestas cortesanas. El colorido es alegre y vivo, de gama cálida hasta los años 80, y también fría en los posteriores. Igualmente la factura, precisa y acabada en principio, va ganando ligereza con el tiempo. Los más destacados son El quitasol, La gallina ciega, La boda, El albañil herido y los dedicados a las cuatro Estaciones: Las floreras (Primavera), La era (Verano), La vendimia (Otoño) y La nevada (Invierno). Algunos cartones, como La gallina ciega, le fueron rechazados debido a las dificultades que presentaban al pasarlos al tapiz. El quitasol, de Goya Partida de caza, de Goya Las escenas de los cartones están repletas de la frivolidad asociada a la felicidad del momento presente, las fiestas, los encuentros y un sin fin de diversiones de la juventud madrileña constituyen la temática que más gusta a la realeza; el pincel de Goya se mueve con desenvoltura y seguridad para captar la expresión de los rostros, tonos vivos y luminosos hacen únicos a estos cuadros. El baile a orillas del Manzanares, de Goya El cacharrero, de Goya Es uno de los cartones más bellos pintados por Goya, destinado al dormitorio de los Príncipes. En el primer plano se observa a un valenciano, según Goya, vendiendo vajilla, mientras dos mujeres y una anciana observan la mercancía. El representar a una anciana con dos jóvenes se ha querido interpretar como una escena de prostitución, con una celestina muy típica de las ferias y que Goya mostrará en las Majas al balcón. Tras esta primera escena se aprecia un coche de caballos en cuyo interior, a contraluz, el artista ha pintado la silueta difuminada de una mujer. Al fondo se observan más figuras y varias edificaciones de la ciudad. Las Flores (o La Primavera), de Goya La Era (o El verano), de Goya La vendimia o El otoño, de Goya Son protagonistas la luz y el paisaje del fondo; en este cartón Goya refleja el optimismo de la vida madrileña. La nevada (o El invierno), de Goya Los rostros de los personajes dejan ver al espectador el dolor y el sufrimiento que provoca el hambre y el frío, siendo la verdadera protagonista la naturaleza y los efectos que ésta provoca en los más desfavorecidos. La pradera de San Isidro, de Goya Su sentido de la atmósfera y la luminosidad son ya preludio del Impresionismo; este cartón nunca llegó a pasarse a tapiz, al igual que ocurrió con muchos otros, sobre todo a partir del momento en que la técnica empleada por Goya comenzó a dificultar cada vez en mayor medida la labor para la que estaban destinados los cartones. El albañil herido, de Goya Aparece la figura del infortunado llevado por dos compañeros de trabajo, mostrando ahora Goya su preocupación social, como claro precedente del realismo pictórico. Aquí vemos dos albañiles que portan en brazos a un compañero que supuestamente se ha caído de los andamios que aparecen al fondo de la escena, el gesto triste de los porteadores sugiere el dolor por la caída. Sobre este cartón se ha escrito mucho ya que unos especialistas consideran que Goya hace un análisis de la sociedad criticando la indefensión de los albañiles; otros piensan que lo que representa es la dignificación del trabajo dentro del espíritu de la Ilustración para revertir así en el progreso económico; algunos opinan que lo que recoge es una alusión a un edicto de Carlos III que exigía daños y perjuicios a los maestros de obra por la caída de obreros de andamios, viéndose, pues, una solicitud del pintor de favores al rey por parte del pintor al realizar este homenaje. El pelele, de Goya El pelele refleja una diversión típica del carnaval en varios lugares de España, aunque también se considera que puede reflejar el control de la mujer sobre el hombre (María Luisa de Parma era un perfecto ejemplo). Las figuras y la luz configuran excepcionalmente el espacio, demostrando los avances pictóricos de Goya. La gallina ciega, de Goya Goya describe la escena como figuras jugando al cucharón, pero ha pasado a la historia con el título de la Gallina ciega. Lo más significativo de la estampa es la perfección con la que ha sido captado el movimiento y el ritmo de las figuras, algunas en unos preciosos escorzos. La alegría y la vitalidad envuelven la escena , que se sugiere puede representar al amor ciego. De hecho, las dos figuras de la izquierda están más pendientes de flirtear que del juego en sí. Respecto al color, quizá sea ésta una de las imágenes más colorista del maestro, al utilizar el blanco puro, amarillo y gris. Las pinceladas sueltas vuelven a triunfar, aparentando una minuciosidad en los detalles inexistente. Cristo crucificado, de Goya Cuadro de acceso a la Real Academia de San Fernando 1780. Cristo de cuatro clavos con los pies encima de un supedáneo y con una tablilla sobre la cruz que contiene la inscripción en tres lenguas. Existen ecos de Velázquez al recortar la figura sobre un fondo neutro muy oscuro, dando un fogonazo de luz que sugiere que la luminosidad parte de la propia figura. Desnudo de Jesús es un estudio académico muy idealizada; en el rostro la factura se hace más suelta, trabajando con pinceladas rápidas y vibrantes que otorgan una excelente expresión de humanidad a la imagen. 5.4. Vida y obra de Goya } Ascenso y consolidación artística } Las obras de esta etapa son los cartones para tapices y los primeros retratos: } Comienza su actividad como pintor de retratos, género en el que pronto llega a una sencillez velazqueña, con una notable capacidad de síntesis, interesándose exclusivamente por la fisonomía y por la personalidad. A estos años pertenecen el retrato de Jovellanos, excelente lección del empleo de la gama de grises, y el de los Duques de Osuna, entonado en verdes. Leandro Fernández de Moratín, de Goya Gran amigo de Goya, al que dota de un aire y una mirada que trasmite la inteligencia de este hombre de letras. La familia del duque de Osuna, de Goya La nobleza y la burguesía pasan a ser su principal clientela, al tiempo que se afianza su labor como retratista. Carlos III de caza, de Goya El monarca se presenta al aire libre, en un paisaje muy similar al de los cartones para tapiz aunque existan ciertos ecos velazqueños. Las bandas de las Ordenes de Carlos III y del Toisón de Oro cruzan su regio pecho. El curtido rostro es el centro de atención de la figura, ofreciéndonos una expresión de bondad e inteligencia que le sitúan muy cerca del espectador, como si no fuera el monarca. La enorme afición a la caza del rey motiva que sea ésta la actitud elegida para presentarse ante nosotros. Precisión para representar bordados y las calidades de las telas. Carlos IV, de Goya Tras la muerte de Carlos III sube al trono Carlos IV y con motivo de la coronación de los reyes Goya pinta estos retratos y como premio, en 1789, asciende un escalón más en el palacio, ahora es nombrado pintor de cámara. María Luisa de Parma, de Goya Tras la muerte de Carlos III sube al trono Carlos IV y con motivo de la coronación de los reyes Goya pinta estos retratos y como premio, en 1789, asciende un escalón más en el palacio, ahora es nombrado pintor de cámara. Autorretrato, de Goya Autorretrato, de Goya 5.4. Vida y obra de Goya } La primera crisis (1792-1808) } En 1792 contrajo una grave enfermedad que le produjo sordera. Su temperamento cambió, distanciándose de la gente, y tendiendo a la introversión. La enfermedad coincidió con la crisis política que se produjo en España por el estallido de la Revolución francesa y la caída en desgracia algunos de sus amigos ilustrados. 5.4. Vida y obra de Goya } La primera crisis (1792-1808) } Goya reanudó su actividad pictórica a partir de 1795. Era ya un pintor formado, que se caracterizaba por la libertad de pincelada, el dominio del color y la maestría en el uso de la luz. En esta etapa da rienda suelta a su personalidad, acentuando su sentido crítico, con una visión, en ocasiones, pesimista. 5.4. Vida y obra de Goya } La primera crisis (1792-1808) } Obras religiosas. En los frescos de San Antonio de La Florida, donde representa un milagro del santo, convierte en protagonista a la gente del pueblo. Frescos de la cúpula de la ermita de San Antonio de la Florida, de Goya El tema que pinta Goya es religioso, pero está tratado como un tema cortesano, ya que en ellos culmina la introducción de elementos castizos en su pintura, alrededor del milagro del santo se reúnen un conjunto de figuras que representan a gente corriente de Madrid, que gracias a la rapidez de la pincelada y la intensidad de los colores están dotadas de una enorme expresividad, utilizando además soluciones que son poco corrientes para la época. Frescos de la cúpula de la ermita de San Antonio de la Florida, de Goya 5.4. Vida y obra de Goya } La primera crisis (1792-1808) } Retratos como La condesa de Chinchón, La duquesa de Alba y Las majas. La maja desnuda, uno de los escasos ejemplos de desnudo femenino de la pintura española, es de estilo más académico, pictóricamente inferior a la vestida, cuya factura, por el contrario, es mucho más suelta y el cromatismo más rico. La obra maestra es La Familia de Carlos IV, pintada en 1800. Representa a la familia real en un retrato colectivo. El pintor deja patentes, sin paliativos, sin idealización ni de adulación cortesana, la personalidad de cada personaje, por lo que podemos hablar de retrato psicológico. Es una pintura de gran riqueza cromática con pinceladas muy cortas pero ligeras. La luz, otro elemento destacado, cae en diagonal sobre los cuerpos provocando destellos en las joyas, definiendo calidades táctiles en los atuendos, creando espacio y dando volumen a las figuras. El fondo del espacio pictórico, con el autorretrato del pintor, recuerda a Las Meninas, pero aquí no hay contradicciones ni equívocos, sino que es una composición sencilla, sin barroquismo. Gaspar Melchor de Jovellanos, de Goya Jovellanos fue el gran hombre de la Ilustración española. En el momento en el que Goya le hizo este retrato, por el que cobró 6.000 reales, había sido nombrado Ministro de Gracia y Justicia y estaba en el punto más álgido de su carrera política. Posteriormente empezó su declive, fue procesado por la Inquisición e incluso encarcelado. Su relación con Goya debió ser muy estrecha, admirando sus obras y compartiendo ambos el interés por la pintura de Velázquez. Gaspar Melchor de Jovellanos, de Goya La papeleta con la que tenía que enfrentarse Jovellanos desde su Ministerio provoca que aparezca con carácter melancólico y pensativo, apoyándose en la mesa que sostiene la estatua de Minerva, la diosa de la sabiduría y la protectora de las artes. Sobre la mesa vemos papeles y plumas que indicarían la frenética actividad que debía desarrollar el político. Conviene destacar como Goya ha sabido mostrarnos el carácter del retratado, cualidad que se repetirá en todos sus retratos. Ha dejado de ser el pintor adulador para convertirse en el retratista veraz y sincero que pinta a sus personajes según le impresionan. Otro rasgo de la obra de Goya es su factura suelta como se observa en la mesa o en el sillón, pero capaz de darnos la calidad de las telas (terciopelo en los pantalones, seda en las medias) de manera exquisita. La duquesa de Alba, de Goya La condesa de Chinchón, de Goya “La Condesa de Chinchón” será otro de los fantásticos retratos del año 1800. La Condesa tiene 21 años, después de tres años de matrimonio, y se presenta embarazada de su primera hija, la infanta Carlota. Está sentada en un sillón de época y lleva una corona de espigas en la cabeza - símbolo de su preñez - y un anillo camafeo en el que se intuye el busto de su marido. La luz ilumina plenamente la delicada figura, resbalando sobre el traje de tonos claros, creando un especial efecto atmosférico que recuerda a las últimas obras de Velázquez. La condesa de Chinchón, de Goya A su alrededor no hay elementos que aludan a la estancia, reforzándose la idea de soledad que expresa el bello rostro de la joven. Y es que Goya concentra toda su atención en el carácter tímido y ausente de María Teresa, animando al espectador a admirarla de la misma manera que hacía él mismo. La factura empleada es cada vez más suelta, formando los volúmenes con manchas de luz y color, como observamos en las rodillas que se intuyen bajo el vestido. No debemos olvidar la importante base de dibujo que presenta, especialmente el rostro. La gama de colores cálidos con la que trabaja otorgan mayor delicadeza y elegancia a la figura. La reina María Luisa con mantilla, de Goya Carlos IV a caballo, de Goya La reina María Luisa a caballo, de Goya La maja vestida, de Goya Pintada con mayor soltura y más contrastes cromáticos, que aumentan la sensualidad del lienzo, es más voluptuosa por la exageración de las formas, resultando igualmente admirable que la desnuda. La Familia de Carlos IV, de Goya Goya se apropia de la psicología de cada uno de los personajes, expresando con los pinceles la antipatía que siente por el ambiente cortesano. La Familia de Carlos IV, de Goya Mª Josefa, hermana del rey Manuel de Godoy, de Goya 5.4. Vida y obra de Goya } La primera crisis (1792-1808) } Grabados. La serie de Los caprichos son escenas satíricas en que critica la condición humana y los vicios sociales. Se caracterizan por un intenso claroscuro y la representación de figuras grotescas, fantásticas o monstruosas. Si sabrá más el discípulo, de Goya Reflejo de su mundo interior turbado; los Caprichos constan de 80 estampas donde abundan bestias, duendes, hechiceros y celestinas; realizadas con una evidente intención crítica y aleccionadora, muestra una sociedad corrompida y censura sus vicios; del Capricho número 37 al 47 una colección de asnos ridiculizan al maestro, al médico ignorante y al pintor adulador entre otros; la brujería se relaciona con sueños en los que viejas arpías inician a las jóvenes; la iglesia tampoco se libra de esta dramática visión, ya que en algunas estampas arremete contra la inquisición y en otras critica el afán desmedido por beber y comer de los curas y los frailes; son pensamientos que se anticipan a las inquietudes que más van a interesar a los artistas del movimiento surrealista, en el siglo XX; para terminar comentar que acompaña a cada estampa un rótulo breve en el que nos aporta información para captar cada asunto. Si sabrá más el discípulo, de Goya Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: No se sabe si sabrá más o menos, lo cierto es que el maestro es el personaje más grave que se ha podido encontrar. Manuscrito de Ayala: Los maestros burros no pueden sacar otra cosa más que borriquillos. Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Un maestro burro no puede enseñar más que a rebuznar. El sueño de la razón produce monstruos, de Goya Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: La fantasía abandonada de la razón produce monstruos imposibles: unida con ella es madre de las artes y origen de las maravillas. Manuscrito de Ayala: La fantasía abandonada de la razón produce monstruos, y unida con ella es madre de las artes. Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Portada para esta obra: cuando los hombres no oyen el grito de la razón, todo se vuelve visiones.[2 Están calientes, de Goya Nos encontramos ante un grabado de fuertes alusiones clericales. Los frailes se encuentran en le refectorio comiendo con cadavéricas cabezas y las bocas extremadamente abiertas destacando las cucharas y la forma de engullir la sopa. Al fondo, un lego refuerza la sensación de comida copiosa llevando una bandeja que parece repleta. El título de la escena encierra un doble sentido donde prevalece la ironía. Según Helman, este grabado es un resumen gráfico del pensamiento ilustrado que reflejaba Samaniego con las abejas y los zánganos al aludir a la abundancia: Con que el enjambre próvido mantiene tanto zángano gordo como tiene. Linda maestra, de Goya Goya presenta una escena nocturna donde dos brujas montadas en una escoba surcan los aires ante la vista de un búho; en la parte inferior y a lo lejos se aprecian árboles, un grupo de hombres, un burro cargado y un pequeño grupo de casas. Tradicionalmente se creía que las brujas se servían de una escoba para trasladarse a una velocidad de vértigo por los aires y asistir en puntos muy alejados y apartados de su vivienda habitual al aquelarre; Goya captaría el momento en el que una vieja bruja inicia a una joven en estas prácticas, pero además esta imagen puede tener otra lectura y es la iniciación sexual de la alcahueta a la joven prostituta haciendo más incisiva la expresión del pintor: ¡Linda maestra! ¡Qué sacrificio!, de Goya Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: ¡Como ha de ser!. El novio no es de los más apetecibles pero es rico y a costa de la libertad de una niña infeliz se compra el socorro de una familia hambrienta. Así va el mundo. Manuscrito de Ayala: Idem anterior. Manuscrito de la Biblioteca Nacional: El vil interés obliga a los padres a sacrificar una hija joven y hermosa casándola con un viejo jorobado, y no falta un cura que apadrine semejantes bodas. Ni así la distingue, de Goya Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: ¿ Cómo ha de distinguirla? Para conocer lo que ella es, no basta el anteojo, necesita juicio y práctica del mundo, y esto es precisamente lo que le falta al pobre caballero. Manuscrito de Ayala: Para conocer lo que es, no basta el anteojo, se necesita juicio. Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Se ciegan tanto los hombres lujuriosos, que ni con lente distinguen que la señora que obsequian, es una ramera. ¿Dónde va mamá?, de Goya Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Madama es hidrópica y la mandan pasear. Dios quiera que se alivie. Manuscrito de Ayala:Idem anterior. Manuscrito de la Biblioteca Nacional: La lascivia y embriaguez en las mujeres traen tras de sí infinitos desordenes y brujerías verdaderas. Hasta la muerte, de Goya Explicación de esta estampa del manuscrito del Museo del Prado: Hace muy bien en ponerse guapa: son sus días; cumple 75 años y vendrán las amigas a verla. Manuscrito de Ayala: La Duquesa vieja de Osuna. (y lo mismo que el Ms.P.) Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Las mujeres locas lo serán hasta la muerte. Esta es cierta Duquesa ( la de Osuna) que se llena la cabeza de moños y carambas, y por mal que le caigan no faltan quitones de los que vienen a atrapar las criadas, que aseguran a Su Excelencia que está divina. Ya van desplumados, de Goya Un grupo de prostitutas echa a escobazos a sus clientes. Tras la clausura de los burdeles legales en 1623 por Felipe IV, se comenzó a desarrollar una prostitución clandestina e incontrolada que fue denunciada entre otros por Nicolás Fernández de Moratín en su composición poética El arte de las putas, escrita en 1769. Una de las directas consecuencias de esta situación fue el incremento de la sífilis. En la imagen, Goya presenta a unos desdichados clientes humillados que, en expresión del grabador,Ya van desplumados, es decir, despojados de sus plumas, sus bolsas e, incluso puede hacer referencia a la enfermedad que padecen ya que una de las consecuencias de la sífilis era la calvicie. Entierro de la sardina, de Goya Su tarea como pintor costumbrista no decae, en estos años realiza estas cinco tablas para la Real Academia de San Fernando, la intención de satirizar aspectos de carácter nacional y sus agitados instintos son un síntoma de su buen hacer, cada vez más evidente. Goya nos manifiesta su afición por pintar escenas inspiradas en las fiestas y costumbres populares españolas, pero aquí las deformaciones, trazos sueltos y borrones configuran una técnica que ya es claro precedente de lo que serán sus pinturas negras. Procesión de flagelantes, de Goya Corrida de toros, de Goya Tribunal de la Inquisición, de Goya Celda de locos, de Goya El Aquelarre, de Goya El lienzo muestra un ritual de aquelarre, presidido por el Gran Cabrón, una de las formas que toma el demonio, en el centro de la composición. A su alrededor aparecen brujas ancianas y jóvenes que le dan niños con los que, según la superchería de la época, se alimentaba. En el cielo, de noche, brilla la luna y se ven aves nocturnas (que podrían ser murciélagos). En la serie de la que forma parte se encuentran también otros cinco cuadros de similar temática y dimensiones, que son: Vuelo de brujas, El conjuro, La cocina de los brujos, El hechizado por la fuerza y El convidado de piedra. El Aquelarre, de Goya La escena pertenece a la estética de «lo sublime terrible», caracterizada por la preceptiva artística de la época también en el prerromanticismo literario y musical y que tiene su paralelo en el Sturm und Drang alemán. Se trataba de provocar un desasosiego en el espectador con el carácter de pesadilla. En este cuadro y en la serie a la que pertenece se acentúan los tonos oscuros, y es por ello que la ambientación se sitúa en un paisaje nocturno. En el momento de la ejecución de esta serie, Goya se encuentra trabajando en los Caprichos con los cuales guarda una estrecha relación. El tema de la brujería estaba de actualidad entre los ilustrados españoles amigos del pintor, especialmente inclinado a él estaba Leandro Fernández de Moratín. 5.4. Vida y obra de Goya } Guerra de Independencia y segunda crisis (18081823) } Es la etapa más original de su biografía artística. Los hechos históricos provocaron en Goya una profunda crisis motivada por la invasión francesa, la crueldad de la Guerra de la Independencia (que refleja en El coloso), y la posterior represión de Fernando VII a los liberales. La crisis se acentuó aún más en 1819 al sufrir una nueva enfermedad que le llevó a recluirse en la Quinta del Sordo. El Coloso, de Goya Aquí refleja su obsesión por el lado más oscuro de la realidad y anticipa la técnica de las Pinturas negras que plasmará en la Quinta del Sordo, diez años más tarde; se observa una enorme figura entre las nubes, como una tremenda amenaza, mientras que en el primer término una multitud de hombres y animales huye despavorida; el pánico, el caos y los estragos que la guerra causa son simbolizados de forma original; manchas de color, sin dibujo previo, deshechas y febriles componen esta trágica pintura. Estudios recientes consideran que esta obra no pertenece a Goya, sino a sus discípulos. Fernando VII, de Goya Majas en el balcón, de Goya Los asuntos de género vuelven a ocupar los lienzos de Goya durante la Guerra de la Independencia, posiblemente debido a la escasez de encargos. Entre éstos sobresale el cuadro de las Majas al balcón en el que dos jóvenes, elegantemente ataviadas, se asoman a un balcón para ofrecer sus encantos a la clientela. Tras ellas aparecen dos embozados que "protegen" a las jóvenes, haciendo de proxenetas.También se sugiere que se trataría de dos jóvenes aristocráticas que observan lo que ocurre en la calle, protegidas por dos matones, pero parece más verosímil la primera opción.Y es que el tema de la prostitución fue frecuentemente empleado por Goya en sus Caprichos, debido al deseo de crítica a la sociedad ilustrada existente en estos grabados y en buena parte de sus lienzos. 5.4. Vida y obra de Goya } Guerra de Independencia y segunda crisis (18081823) } Realiza otras dos series de grabados: Los desastres de la Guerra, que reflejan situaciones de extremada crueldad con las que condena la violencia irracional que acompaña a los hechos bélicos, y Los disparates (cronológicamente coinciden con las Pinturas negras) próximos al Surrealismo. Con razón o sin ella, de Goya Lo mismo, de Goya Paisanos españoles se enfrentan a algunos soldados de las tropas napoleónicas. La inscripción, Lo mismo, se refiere a la estampa inmediatamente anterior, Con razón o sin ella, y en ambas Goya nos muestra un primer plano de los hechos que tuvieron lugar cuando el pueblo español se levantó contra la invasión francesa. Lo mismo, de Goya La atención se centra en la imponente figura que, con ojos desorbitados, ha asestado un golpe mortal con el hacha a un soldado francés, y lo va a repetir sobre otro que, empuñando aún el sable, intenta, con la mano levantada y el rostro demudado, disuadirle. Lo mismo, de Goya Detrás se ve a un paisano atacando a mordiscos y, a la izquierda, a otro montado sobre su víctima en el momento en el que va a proceder a clavarle el puñal. Y son fieras, de Goya Qué hay que hacer más, de Goya Esto es peor, de Goya ¡Qué coraje!, de Goya Tampoco, de Goya El Morisco Gazul es el primero que lanceó toros en regla, de Goya Ligereza y atrevimiento de Juanito Apiñani en el coso de Madrid, Goya Salto de la garrocha, de Goya El Coloso, de Goya 5.4. Vida y obra de Goya } Guerra de Independencia y segunda crisis (18081823) } Cuadros históricos. Le fueron encargados por el rey Fernando VII en 1815, cuando la guerra había terminado. Son dos obras de denuncia en los que huye de toda visión heroica de los hechos. La carga de los Mamelucos refleja los sucesos ocurridos en la mañana del dos de mayo de 1808, en la Puerta del Sol, cuando se enfrentaron los patriotas madrileños con las tropas de mamelucos de Napoleón. Representa la violencia caótica de la masa popular, mediante un marcado desorden compositivo. Técnicamente dominan las manchas de color. El dos mayo o La carga de los Mamelucos, de Goya Esta es una obra romántica por el color, el movimiento y el ímpetu, elimina el escenario arquitectónico y concentra la acción en distintos grupos; los tonos contrastados y espesos se unen a la intensidad de la pincelada para representar el drama. 5.4. Vida y obra de Goya } Guerra de Independencia y segunda crisis (1808-1823) } En Los fusilamientos de la Moncloa el tema es un grupo de patriotas ante el pelotón de ejecución. Muestra la otra cara del cuadro anterior, la represión francesa que se produjo en la noche del 2 al 3 de mayo. A la derecha, formando un bloque compacto y ordenado, el pelotón francés parece una máquina de matar, un símbolo impersonal, sin rostro, de la muerte; la pincelada es continua y la factura precisa. En el centro y a la izquierda las víctimas forman un grupo desordenado, más espontáneo, para dar sensación de patetismo; están pintados con factura más suelta y empleando mucha materia. La figura de los brazos abiertos centra temáticamente la composición por el empleo de colores que expanden luz, el amarillo y el blanco. La gama cromática restante es de tonos grises, ocres y pardos, iluminados fantasmagóricamente por el farol, mientras se intuyen las primeras luces lúgubres del amanecer. El fondo es negro para no distraer la atención del drama. El tres de mayo, de Goya Es una obra completamente distinta; la composición se organiza en grupos y planos insertados en la oscuridad de una noche trágica; los soldados perfilados en líneas de idénticas formas se juntan para formar un conjunto anónimo y sin rostro en posición de matar, como sombras amenazantes. El tres de mayo, de Goya En otro plano reproduce a los que han luchado contra la ocupación y van a morir, con los rostros desencajados y en diferentes actitudes, unos implorantes, otros encogidos y tapándose la cara o apretando los puños, Goya trasmite el miedo a la muerte; la sangre de los ejecutados mancha la tierra y se extiende en reflejos rojizos. El tres de mayo, de Goya Detrás de un montículo un condenado recibe la luz de un farol y su figura blanca y luminosa destaca sobre el resto de los personajes y el fondo. El tres de mayo, de Goya El centro lumínico del cuadro está ocupado por uno de los patriotas que, arrodillado, desafía a la muerte ofreciendo su pecho a las balas. Su postura es la de Cristo en el Calvario, una relación iconográfica que Goya se encarga de resaltar provocando dos sombras en sus manos de modo que parece tener las llagas de Cristo en la cruz. El tres de mayo, de Goya 5.4. Vida y obra de Goya } Guerra de Independencia y segunda crisis (18081823) } Las Pinturas Negras. (1819-23). Tras su segunda enfermedad, el pintor compró una casa en las afueras de Madrid, al otro lado del Manzanares, la Quinta del Sordo. Tenía ya 73 años y acababa de pasar otras calamidades como la muerte de su mujer. Goya pinta las paredes de la casa, no al fresco sino al óleo, sobre el muro enlucido. 5.4. Vida y obra de Goya } Guerra de Independencia y segunda crisis (18081823) } La denominación de Pinturas negras está en relación con el predominio de los colores mortecinos, como negros, pardos, marrones y grises. Son los tonos dominantes aunque no los únicos, pues también emplea blancos, rojos y azules. Saturno devorando a su hijo, de Goya Saturno devorando a sus hijos es una de las Pinturas Negras realizadas por Goya más desgarradoras y trágicas. Estaba situada en la planta baja de la Quinta del Sordo, en una sala que haría las funciones de comedor o salón principal. Se colocaba frente a los Dos Viejos y junto a Judith y Holofernes. Goya, igual que hizo Rubens en su Saturno para la Torre de la Parada, ha elegido el momento en que el dios del tiempo desgarra el cuerpo de su hijo para que ninguno pudiera destronarle. Pero Júpiter escapó al rito antropófago de su padre y consiguió acabar con su tiranía. Un espacio totalmente oscuro rodea la figura del dios, en la que destaca su deformidad y su rostro monstruoso. Es una magnífica representación de como el tiempo lo devora todo, una de las obsesiones del pintor. Saturno devorando a su hijo, de Goya La restauración que sufrió la obra al ser pasada del muro al lienzo fue bastante libre y decepcionante, aunque hay que advertir que había perdido grandes zonas de pintura, sobre todo en los ojos. La mayor parte de los expertos coinciden en plantear que la avanzada edad de Goya motivaría una decoración en la que primaba la melancolía y la tristeza por el tiempo pasado, aunque también se hagan referencias al presente. Duelo a garrotazos, de Goya Es la más popular de las Pinturas Negras realizadas por Goya. La sala superior era donde estaba colocada la obra, compartiendo la pared con las Parcas. En la escena vemos a dos hombres, enterrados hasta las rodillas, que luchan a bastonazos; según muestran las radiografías, Goya no enterró a ambos personajes, sino que fue el restaurador de toda la serie, Martínez Cubells. Al fondo se observa un paisaje donde también se aprecia la mano del restaurador. Duelo a garrotazos, de Goya El Duelo a garrotazos siempre se ha considerado como un enfrentamiento fraticida, aludiendo a las guerras civiles españolas, aunque se puede extender a la violencia innata del ser humano que tanto criticaba la Ilustración. Por lo tanto sería la imagen más real y más cruel de las Pinturas Negras, eliminándose todo elemento fantástico. Es una de las más coloristas de la serie, lo que puede ser interpretado como un rayo de esperanza y de vida tras el final de la violencia. El gran cabrón o Aquelarre, de Goya Las parcas, de Goya La romería de San Isidro, de Goya Dos viejos comiendo sopa, de Goya El formato apaisado y la ocupación de los Dos Viejos comiendo hace pensar que estarían colocados en una sobreventana, por la que se supone se pasaba la comida a la sala principal. La pincelada empleada es totalmente suelta, pintando con espátula, con cuchara o hasta con los dedos, interesándose por la expresividad de las figuras que provocan el sobresalto en el espectador. Perro, de Goya Esta cabeza de perro es una de las pinturas más inquietantes del Goya avejentado y recluido en su quinta, la Quinta del Sordo, como la llamaban peyorativamente sus vecinos. Por el tratamiento y su ubicación, pudiera incluirse perfectamente en las Pinturas Negras, aunque el estilo es diferente. Pero esa cabeza hundida en la arena, con la mirada lastimera hacia arriba, tiene el aire lúgubre, casi demoníaco, de esos paneles llenos de brujas y aquelarres. El estilo es ya el del Goya maduro, despreocupado por las convenciones académicas que se basan en la línea y la composición equilibrada. Esta escena, de formato marcadamente vertical, se halla completamente vacía en más de sus dos terceras partes. Perro, de Goya El tema está restringido por una diagonal, un modo poco habitual de resolver un horizonte. La separación entre el cielo y la tierra es por completo arbitraria, puesto que ambos tienen un tono amarillento desvaído, que solo la intensidad puede hacer que se diferencien, levemente.Y el tema es tan mínimo y a la vez tan impactante como esa pequeña cabeza animal. Es por lo tanto, una pintura de lo menos convencional, en la estela de la última producción goyesca. 5.4. Vida y obra de Goya } Guerra de Independencia y segunda crisis (18081823) } La técnica de ejecución, de pincelada muy suelta y empaste espeso, busca ante todo la expresividad. La relación entre los medios técnicos y los propósitos iconográficos es perfecta. Los títulos de las obras aclaran bastante la lectura temática: el hilo conductor es la muerte. En ellas posiblemente se refleje la opinión de Goya frente a la situación del país, caracterizada por la represión, las conspiraciones y los levantamientos, opinión que el artista manifiesta dando suelta a su fantasía y a su subconsciente. Al superar muchas veces el límite de lo racional, a las Pinturas negras se les consideran un antecedente del Expresionismo. 5.4. Vida y obra de Goya } Guerra de Independencia y segunda crisis (18081823) } Las escenas más conocidas son El aquelarre, Lucha a garrotazos y Saturno. 5.4. Vida y obra de Goya } Exilio en Francia (1824-1829) } En 1824, Goya pidió licencia a Fernando VII para marcharse a Francia, con el pretexto de una cura de aguas en un balneario. Se instala en Burdeos, con su compañera Leocadia Weis, y allí sigue pintando e incluso aprende y experimenta nuevas técnicas como la litografía (Los toros de Burdeos). Son años de vida agradable y tranquila para el artista. Los toros de Burdeos, de Goya 5.4. Vida y obra de Goya } Exilio en Francia (1824-1829) } Pinta una última obra maestra, La lechera de Burdeos, con una técnica absolutamente libre que anticipa las conquistas de los impresionistas. La lechera de Burdeos, de Goya Un año antes de su muerte pinta este cuadro; en este retrato reencuentra el azul de sus primeros cartones madrileños, radiante de luminosidad utiliza colores cálidos que idealizan la inocencia y la juventud de su rostro; la prodigiosa seguridad técnica, el ritmo de la pincelada en toques veloces y descuidados, la concordancia entre la imagen y la atmósfera hacen posible hablar de este cuadro como el primer cuadro impresionista pintado en suelo francés. 5.4. Vida y obra de Goya } Exilio en Francia (1824-1829) } En 1828 muere en Burdeos. Leocadia escribió sobre su muerte: falleció del 15 al 16, a las dos de la mañana. (…) Se quedó como duerme y hasta el médico se asombró de su valor.