11 en época posterior, su símbolo también fue la

Transcripción

11 en época posterior, su símbolo también fue la
Iconografía de la Justicia en México
en época posterior, su símbolo también fue la balanza. Entre los sumerios fue conocido
como Utu, y su santuario principal estuvo en Larsa; más tarde se desplazó a la ciudad
de Sippar (cercana a Babilonia). Tan evidente resulta la asociación de este dios con la
justicia, que en el famoso Código de Hammurabi la imagen que corona esta estela tiene
al Dios Šhamaš sentado, portando las insignias de centro y círculo, y frente a él al rey
Hammurabi. Otras estelas babilónicas también presentan a este dios y frente a él a los
soberanos, quienes reciben del dios las insignias reales.
Estela que representa al
dios Šhamaš
o Shamas
Segundo Milenio antes de
Cristo, Babilonia, Museo
del Louvre, París
En la Grecia Homérica o Heroica, hacia los siglos XI al VI a.C., Hesíodo ya can­
taba el nacimiento de la Diosa Temis o Themis, "ley de la naturaleza". Era una de las
Titánicas,5 hijas de Gea (Tierra) y Urano (Cielo); en la Teogonía se menciona que unida
a Zeus tuvo a las Horas (Eunomía, Dike y Eirene) y a las Parcas o Moiras (Cloto, Láquesis y
Átropos). Temis, la del «buen consejo», era la encarnación del orden divino, las leyes y las
costumbres. Cuando se le hace caso omiso, Némesis trae el justo y colérico castigo. Temis
5
Titanes. La mitología griega señala que los Titanes eran los doce hijos de Urano y Gea: Océano, Ceo, Crío, Hiperion,
Japeto, Cronos, Theía, Rhea, Temis, Mnemosine, Febe y Tetis. Por consejo de su madre Gea, los titanes se rebelaron contra
su padre Urano, lo mutilaron y destronaron, poniendo en su lugar a Cronos, quien tomó por esposa a Rhea. Ésta engen­
dró a Zeus (quien con ayuda de su madre evitó ser devorado por su padre); éste, al llegar a la edad adulta, entabló con
los titanes una guerra, conocida con el nombre de Titanomaquia, en donde sale vencedor Zeus, colocándose como jefe
supremo del Olimpo. Más tarde Zeus se une a su tía Temis, teniendo varias hijas con ella. Hesíodo, Teogonía, estu­dio
general, introducción, versión rítmica y notas de Paola Vianello de Córdova, 2a. ed., México, Universidad Nacional Au­
tónoma de México-Instituto de Investigaciones Filológicas/Centro de Estudios Clásicos, 1986, CLXXXVII-34/34-CDXVII
págs. (Bibliotheca Scriptorvm Graecorvm et Romanorvm Mexicana).
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Iconografía de la Justicia en México
no era colérica, presidía la correcta relación entre hombre y mujer, la base de la familia
legítima y ordenada, y la familia era el pilar del dimos. Los jueces eran a menudo llama­
dos themistopoloi, «sirvientes de Temis». Como puede advertirse, la Justicia, de acuerdo
al mito griego, nació mujer, género que conservará entre los romanos y los hombres del
Renacimiento hasta nuestros días.
Siglos más tarde, la diosa Temis será asimilada por los romanos como la diosa
Iustitia, prácticamente con la misma función que tenía entre los griegos, aunque existen
sutiles diferencias entre ambas representaciones escultóricas. La imagen de Temis, la
diosa griega de la Justicia, es la de una mujer siempre de pie y quien nunca lleva los ojos
vendados; en su mano izquierda sostiene una balanza, lo cual simboliza el equilibrio,
mientras que con la mano derecha empuña una espada levantada, lo cual significa la
imposición de la justicia por la fuerza.
Por su parte, la imagen de Iustitia, la diosa romana de la justicia, es también
representada por una mujer de pie, con la balanza (bilanx, del latín: bis, dos, lanx, platillo)
en perfecto equilibrio en su mano izquierda, mientras que con la derecha sostiene
la espada en posición de descanso, lo que significa que la fuerza sólo debe usarse cuan­
do es necesaria. Esta diosa es quien en algunas representaciones aparece con los ojos
vendados, significando que su falta de visión era lo que le permitía ser imparcial al no
hacer distinción entre los que acudían a ella, en igualdad de derechos.
En el mundo grecorromano, la justicia y su cumplimiento era indispensable para
el correcto funcionamiento de la sociedad, ya fuera dentro de la democracia, la tiranía, la
monarquía, la república o el imperio. "Con la filosofía de Platón y Aristóteles, la idea de
Justicia alcanzó en la Antigüedad su máximo crédito, ya que pasó a ser entendida como
virtud ética, unida a los conceptos supremos de belleza y amistad".6 Sobre la Justicia, en
La República o de lo justo se anota
...esa virtud que contiene a cada cual dentro de los límites de su propia labor, no
contribuye menos a la perfección de la sociedad civil que la prudencia, el valor y la
templanza.– En efecto. –Y esa virtud, que unida a las demás, asegura el bien del Estado,
¿no es la justicia? –Ninguna otra cosa es, ciertamente. –Cerciorémonos de esta verdad
de otra manera. En nuestro Estado ¿no tendrán los magistrados a su cargo fallar en las
diferencias de los particulares? –Sin duda que sí. –Y ¿qué otro fin se propondrán en
sus juicios, sino el de impedir que nadie se apodere del bien ajeno ni sea despojado
del suyo? –Ningún otro. –¿No será porque eso sea justo? –Sí. –¿Tenemos, pues, en
6
María Isabel Rodríguez López, "Las imágenes de la Justicia en la Edad Moderna: génesis y análisis iconográfico", pp.
103-129, en: Anales de Historia del Arte, vol. 16, 2006; cfr. M.I. Rodríguez López, "La imagen de la justicia en las Artes
Plásticas (Desde la Antigüedad hasta las postrimerías del Medioevo", en: Saberes. Revista de estudios jurídicos, económicos y
sociales, Volumen I, Año 2003, Separata. Universidad Alfonso X El Sabio, Facultad de Estudios Sociales, Madrid, España.
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Iconografía de la Justicia en México
eso otra prueba de que la justicia asegura a cada cual la posesión de aquello que le
pertenece, y el libre ejercicio del empleo que le conviene? –Cierto es eso.7
...La justicia, en efecto, se asemeja a lo que prescribimos nosotros en que no se detiene
en los actos eternos del hombre, sino que regula lo interior del mismo, no permi­
tiendo que ninguna parte de su alma haga otra cosa que aquello que le es propio, y
prohibiéndoles que recíprocamente se usurpen sus respectivas funciones. Quiere
que el hombre, después de haber señalado debidamente a cada cual las funciones que
propiamente le incumben, después de haberse hecho dueño de sí mismo, después
de haber establecido orden y concordia entre esas tres partes, de haber puesto entre
ellas un acorde perfecto, como entre los tres tonos extremos de la armonía, la octava,
la baja y la quinta, y entre los restantes tonos intermedios, si existen, después de haber
ligado entre sí todos los elementos de que está compuesto, de suerte que de su conjunto
resulte un todo bien regido y concertado, quiere –digo– que entonces comience a
obrar el hombre, ya se proponga acumular riquezas, ya cuidarse de su propio cuerpo,
ya acogerse a la vida privada, ya intervenir en los asuntos públicos; de que todas esas
circunstancias dé el hombre de acción justa y hermosa a toda acción que haga nacer y
mantener en él ese hermoso orden, y el nombre de prudencia a la ciencia que preside
las acciones de esa naturaleza; y que, por lo contrario, llame acción injusta a la que
destruye en él ese orden, e ignorancia a la opinión que preside semejantes acciones.
–Nada más cierto, mi querido Sócrates, que lo dicen.
–Así no tememos equivocarnos mucho si aseguramos que hemos hallado qué es un
hombre justo, un Estado justo, y en qué consiste la justicia...8
Y en la Ética Nicomaquea, Aristóteles nos dice sobre el mismo tema
La justicia así entendida es la virtud perfecta, pero no absolutamente, sino con rela­
ción a otro. Y por esto la justicia nos parece a menudo ser la mejor de las virtudes; y
ni la estrella de la tarde ni el lucero del alba son tan maravillosos. Lo cual decimos
en aquel proverbio:
En la justicia está toda virtud en compendio.
Es ella en grado eminente la virtud perfecta, porque es el ejercicio de la virtud per­
fecta. Es perfecta porque el que la posee puede practicar la virtud con relación a otro,
y no sólo para sí mismo, porque muchos pueden practicar la virtud en sus propios
asuntos, pero no en sus relación con otro... La justicia así entendida no es una parte
de la virtud, sino toda la virtud, como la injusticia contraria no es una parte del vicio,
sino el vicio todo. En qué difieren esta justicia y la virtud, es patente por lo que hemos
dicho. La virtud y la justicia son lo mismo en su existir, pero en su esencia lógica no
7
Platón, Diálogos, estudio preliminar de Francisco Larroyo, 20a. ed., México, Porrúa, 1984, XXIX-785 págs. (Sepan
cuantos, 13), pp. 503.
8
Ibidem, p. 510.
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Iconografía de la Justicia en México
son lo mismo, sino que, en cuanto es para otro, es justicia, y en cuanto es tal hábito
en absoluto, es virtud.9
Las culturas antiguas, como la egipcia, la griega y romana apreciaban tanto la
justicia que le dieron un origen divino, la representaron como una mujer con un rostro
severo, la cual formaba parte de las cuatro virtudes: Fortaleza, Prudencia, Templanza y
Justicia. Los romanos no se preocuparán tanto por la representación de la justicia, sino
que le dieron más importancia a la aplicación y praxis de la ley; existen imágenes de la
justicia en monedas de la época imperial (siglo I al III d.C.), portando una rama de olivo,
en "alusión a la paz que trae consigo el mantenimiento de la Justicia".10 La representa­
ción de la justicia en el mundo clásico es quien sentará las bases de esa iconografía en el
mundo occidental desde fines de la Edad Media y el Renacimiento hasta nuestros días,
por supuesto, con ligeras variantes (alada, sentada, sin balanza ni espada, con los ojos
cubiertos, semidesnuda, incluso con una cornucopia).
Durante la Edad Media, particularmente durante la Alta Edad Media, la imagen de
la justicia clásica será olvidada y su lugar lo ocupará la imagen de "Cristo-Juez, asimilado
con el sol, que blande espadas de doble filo, y también, el pesaje de las almas realizado por
el arcángel San Miguel. Otros símbolos parlantes de la Justicia fueron, durante la Edad
Media, el león, la palmera, la salamandra, el avestruz y la garza…".11 Es la figura de un
hombre, la representación de Jesús, el "juez justo" de los hombres europeos medievales.
Debe considerarse que durante la larga etapa de la Edad Media, la Iglesia y la Monarquía
serán quienes impongan su poder sobre la sociedad, incluyendo, entre muchas otras cosas,
la función de impartir justicia. El impartir justicia durante estos siglos consistió en que
los reyes, la nobleza y los miembros del alto clero, decidían lo que les era más favorable
a sus intereses, aun en contra del bien común. En otras ocasio­nes, se trataba de una jus­
ticia moralizante, propagandística o religiosa, en donde la idea del Juicio Final simbolizaba
la impar­tición de la justicia, mientras que Jesús es el ya referido "juez justo".
A fines de la Baja Edad Media y comienzos del Renacimiento, los artistas, prin­
cipalmente italianos, reivindican los postulados iconográficos y simbólicos de la Anti­
güedad Clásica. Es por todos conocido que durante este periodo histórico en occidente
recobran vigencia los autores clásicos, el arte antiguo y de nuevo es el hombre el centro
del universo, y por supuesto, la imagen de la Justicia no es la excepción. La iconografía
y simbolismo de la ancestral Temis o Ivstitia vuelve a cobrar vigencia; en términos más
comunes, de nuevo la Justicia se vuelve "una dama".
Aristóteles, Ética Nicomaquea. Política, versión española e introducción de Antonio Gómez Robledo, 10a. ed., México,
Porrúa, 1982, XXX-319 págs. (Sepan cuantos, 70), p. 59.
10
Rodríguez López, "La imagen de la Justicia en las Artes Plásticas (Desde la Antigüedad hasta las postrimerías del
Medioevo", op. cit., p. 14.
11
Rodríguez López, "Las imágenes de la Justicia en la Edad Moderna: génesis y análisis iconográfico", op. cit., p. 106.
9
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Iconografía de la Justicia en México
Artistas como Giotto di Bondone en la pintura, Giovanni d'Ambrosio en la escul­
tura, hacia el siglo XIII, recuperan esa imagen de la mujer con ciertos símbolos propios
de la Justicia, creados en la Edad Media y que ya hemos citado: el león, el avestruz y
la palmera, entre otros. Otras imágenes conservan los atributos más conocidos de esta
diosa: la espada y la balanza. La figura de la Justicia de Giovanni d'Ambrosio, exhibida
en Florencia, muestra a la diosa sentada, con una cabeza de león a sus pies, y lo inusual en
ella, es que posee alas, como si se tratase de una Victoria o un Ángel. Otros atributos poco
comunes que presenta son el escudo y una especie de bastón o vara, sin forma alguna.
La imagen de la Catedral de León, en España, corresponde a una escultura gótica de la
Justicia, donde se muestra a una mujer que empuña con la mano derecha una espada
con la inscripción Justicia est uniquique dare quod suum est, mientras que en la otra mano
sostiene una balanza de doble platillo. Esta figura femenina lleva sobre su cabeza una
corona, denotando que la justicia era atributo de la nobleza medieval. Existe una pintura
de Ivstitia pintada en un castillo de Alemania; se trata de una justicia montada sobre un
caballo, que porta espada y balanza, también lleva corona, pero lo diferente en ella es que
aparece con una venda sobre los ojos. Existen algunas imágenes de la Ivstitia en donde
aparece acompañada por un avestruz, símbolo con el cual se representó a la Justicia du­
rante la Edad Media (cuya idea original procede de los egipcios, quienes simbolizaban a
la Diosa Maat con una pluma de este animal), aunque aquí se trate de imágenes de fines
del siglo XVII y principios del XVIII. La primera obra es de Luca Giordano, pintada en
el Palacio Medici-Riccardi; se trata de una Justicia con balanza y espada, que mantiene
un pie sobre el avestruz.
Justicia
Luca Giordano
(1684-1686)
Florencia, Palazzo
Medici-Riccardi
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Iconografía de la Justicia en México
La otra imagen es de Andrea Procaccini, en donde la Justicia aparece sentada,
levantando con la mano derecha la balanza, mientras que con la mano izquierda sujeta
el cuello de un avestruz. En esta representación, la Justicia exhibe uno de sus senos, algo
inusual hasta entonces. Rafael Sanzio pintó una Justicia en la Stanza della Signatura de
Roma, hacia inicio del siglo XVI, con los atributos ya conocidos de la balanza y la espada.12
El manuscrito 12247 de la Biblioteca Nacional de París también nos muestra una Justicia,
pero sólo con espada, en actitud de dictar sentencia sobre una joven que es sujetada por
el cuello con una cuerda, esta joven representa a la ciudad de Venecia. Los grabados de
los siglos XV y XVI son un ejemplo de las diversas imágenes-personificaciones de la Jus­
ticia, particularmente entre los artistas alemanes, como Alberto Durero, Hans Burgkmair,
Lucas van Leyden, Erhard Schoen,Virgil Solis y Hendrik Goltzius. Peter Bruegel, hacia la
década de 1550, representa a la Justicia con los ojos vendados, pues quería que la gente
se enfocara en el dolor del juicio más que en la aplicación ciega del derecho.13
Es también en los países septentrio­
nales y del este de Europa en donde apa­
recen varias representaciones escultóricas
de la Justicia hacia los siglos XVIII y XIX.
La imagen de la Justicia en el Tarot de Mar­
sella proviene de 1751, tiene reminiscencia
medieval; su imagen es de una mujer que
lleva corona, y levanta con la mano derecha
una espada de doble filo que dirige hacia
el cielo, mientras que en la mano izquierda
sostiene la balanza.
Justicia
Andrea Procaccini
(1671-1734)
Debe precisarse que la imagen de
la Justicia con la espada levantada hacia el
cielo, como la hemos visto en las imágenes
anteriores, es un símbolo de la justicia co­
rrectiva, de la imposición de la justicia por
la fuerza. Existe también una imagen que
resulta inusual entre sus representaciones,
pues en vez de espada y balanza, lleva dos
libros: la ley y el derecho (Palacio de la
12
Resnik, op. cit., p. 149. Rafael pintó a la Justicia junto a la poesía, la teología y la filosofía. Antes de esta asociación,
a la Justicia se le asociaba con las virtudes cardinales: Fortaleza, Prudencia, Templanza y Justicia.
13
Ibidem, p. 163.
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Iconografía de la Justicia en México
Luna, Zaragoza, España). A ello debe sumarse el material con el cual está elaborada,
que es un vitral. En ocasiones se trata de estatuas completas, o bien, sólo de bustos.
De Baviera, en Alemania, proviene una representación sui generis, pues se trata de un
esqueleto humano sentado sobre un globo terráqueo, portando una balanza en su mano
derecha y una espada en su mano izquierda. En esta representación, la espada está
con la punta hacia abajo; es quizás una alegoría de la "Justicia rigurosa", en donde el
esqueleto con balanza y espada simboliza al juez riguroso que no perdona bajo ningún
pretexto,14 es por ello que no lleva la espada en alto, pues no hace falta la fuerza, sino
que irremediablemente llegará el momento de que se cumplirá la justi­cia de manera
inexorable. Se desconoce la fecha en que fue realizada.
Justicia
Chiemsee, Baviera,
Alemania
En España, a partir del siglo XVII, la justicia se asoció a la monarquía, pues se re­
vivió la vieja idea de que el monarca es el encargado de impartir justicia, o por lo menos
ser el garante de su cumplimiento (como sucedía en Egipto). Esta misma concepción de
la justicia pervivirá en el siglo siguiente, hasta que los movimientos sociales de fines del
siglo XVIII en Europa y América cambien la concepción de la justicia, mas no su icono­
grafía. La Independencia de los Estados Unidos en 1776 y la Revolución Francesa de
1789 traerán nuevos símbolos, que rápidamente se impondrán sobre la Justicia, como
lo son la Libertad, la Patria, la Victoria y la República, entre otros.
Las Balanzas de la Justicia es una de las más conocidas y reproducidas obras de la
Justicia, fue creada por Nicolás Mayer, un escultor francés del siglo XIX. Algunas univer­
sidades e instituciones en todo el mundo poseen esculturas de la Justicia engalanando
14
Rodríguez López, "Las imágenes de la Justicia en la Edad Moderna: génesis y análisis iconográfico", op. cit., p. 106.
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Iconografía de la Justicia en México
sus campus y jardines, como en España, Estados Unidos, Brasil y Japón. Estas represen­
taciones reproducen las características típicas de esta imagen, por supuesto adecuadas
a las corrientes estilísticas de la época (romanticismo, neoclasicismo, modernista y
contemporáneo, entre otras).
Los diversos hechos históricos que sucedieron en el último tercio del siglo XVIII
y las primeras décadas del siglo XIX, como la Independencia de los Estados Unidos,
la Revolución Francesa, la expansión napoleónica en Europa y las diversas luchas de
independencia en Hispanoamérica generaron nuevas ideas, principios y anhelos, y por
ende, representaciones de ello. Es así como surgieron con mayor fuerza las imágenes de
la Libertad, la República, la Patria, la Victoria, etcétera, pero no de la Justicia. En el caso
específico de las naciones latinoamericanas que surgen a partir de la segunda década del
siglo XIX, las ideas norteamericanas y francesas de libertad, patria, victoria y república
permearon el ambiente literario y artístico. Esas imágenes fueron las más representadas,
siguiendo los cánones europeos: mujeres con vestidos y peinados grecorromanos.
En no pocos casos los artistas mexicanos los adaptaron a las necesidades y gustos del
país: las diosas europeas ahora eran diosas americanas indígenas, con tocados de plu­
mas, arcos y flechas, desnudas del torso pero con falda de plumas. Son las diosas Patria,
Libertad, Victoria, América, México, Patria Republicana, Constitución de 1857, el águila
y la serpiente, entre otras representaciones. Aunque son escasas las representaciones de
la Justicia en México desde que nace como país, un par de ellas presentan características
fuera de lo común.
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III. Iconografía de la
Justicia en México a
partir del siglo XIX
L
a primera imagen de una Justicia en México es de José Ignacio Paz (1822),
en un cuadro titulado Alegoría de la coronación de Iturbide. En este cuadro
puede observarse, en el ángulo superior derecho, un "ángel" (con todo y alitas) que
lleva en la mano derecha la balanza en equilibrio y en la izquierda la espada en alto.
Como hemos visto en otras figuras, es poco frecuente que la Justicia lleve alas, y aún
más sorprendente que sea un infante (ya sea hombre o mujer). La siguiente imagen
se sitúa entre 1836 y 1838, pues presenta a un Antonio López de Santa Anna aún con
sus dos piernas. Se trata de una litografía anónima en donde la Justicia acompaña a la
Patria; nuestra imagen porta la balanza y la espada. Agustín de Arrieta (1803-1874) es
el autor de una Alegoría de la Justicia, en donde esta imagen se muestra como la mujer
vestida del modo clásico y que lleva una venda en los ojos, mientras que levanta la ba­
lanza con la mano derecha, con la izquierda sostiene la espada que apunta hacia el piso
(una Justicia que sólo usa la fuerza en caso necesario). Es curioso observar que la Justicia
tiene un pie sobre la "Medusa", identificada por sus cabellos en forma de serpiente (la
representación del mal).
Como hemos señalado párrafos arriba, los acontecimientos del país no están
enfocados hacia la Justicia, sino al reconocimiento del nuevo país y a su libertad, a la
defensa contra las invasiones extranjeras, a una urgente necesidad de paz y de fijar las
bases del país a través de una Constitución, de ahí que ésas sean las imágenes que se
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Iconografía de la Justicia en México
crean en litografías o pinturas. De esta época proceden las bellas imágenes de la Alegoría de México (anónima), donde una indígena con tocado y falda de plumas sostiene
un cuerno de la abundancia y un arco, mientras un águila la observa; o la Alegoría de la
Constitución de 1857 de Petronilo Monroy. Esta conocida imagen representa una joven
mujer que se eleva en el cielo portando una rama de olivo y unas tablas que llevan escrito
"Constitución de 1857".
Otra imagen que debe ser objeto
de un detallado análisis es una litografía de
Alejandro Casaría, de 1869, publicada en
El Padre Cobos. En términos generales, se
describe como una llamada de atención
que Ignacio Zaragoza hace a Benito Juárez,
acusándolo de tirano. Lo interesante de
esta imagen, es que Zaragoza aparece como
una sombra, la cual lleva una túnica que
sólo permite verle el rostro, y lo curioso es
que en la mano derecha lleva una balanza
en franca alusión a la justicia. En un pro­
yecto de Monumento a Juárez, publicado
en Mundo Ilustrado, se aprecia una imagen
que parece ser una Justi­cia, pero por el
deterioro de la ilustración, poco puede
señalarse.
Hacia fines del siglo XIX, Gabriel
Guerra esculpe un busto en mármol de la
Justicia, y en la tiara que corona su cabeza
Alegoría de la Constitución
puede apreciarse la balanza, denotando
de 1857
Petronilo Monroy,
su función. En un parque de la ciudad de
Museo Nacional de Arte
Xalapa, en Veracruz, se encuentra otra ima­
gen en mármol de la Justicia, atribuida al
mismo Guerra, en la que la mujer que la representa tiene un rostro sumamente severo
e impasible, lleva un seno al aire (alusión a la verdad desnuda) y sostiene con ambas
manos una espada dentro de su vaina. En el Palacio de Comunicaciones, actual Museo
Nacional de Arte, el artista Mariano Coppedé pintó hacia 1908, en la escalera monumental,
una Alegoría de la Paz, y una de las figuras que la acompañan es la Justicia, destacando
sus emblemas: balanza y espada. De igual manera, existe otra imagen de la Justicia en
la Sala de Recepciones, donde se muestra sentada y sosteniendo la balanza, además de
ser perfectamente legible la palabra "Justicia".
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Iconografía de la Justicia en México
El año de 1910 es un gran momento para que la representación de la Justicia en
nuestro país siente un precedente histórico: se inaugura la Columna de la Indepen­dencia,
obra de Antonio Rivas Mercado, con esculturas de Enrique Alciati. En el basamento
cuadrangular de la columna, Alciati colocó cuatro esculturas monumentales de bronce
de la Ley, la Justicia, la Guerra y la Paz. La imagen de la Justicia sigue los cánones tra­
dicionales de esta diosa: está sentada, sobre su cabeza lleva una tiara, tiene un rostro
severo e impasible, exhibe un seno, sujeta con la mano derecha una tabla-pergamino
con la frase Jvs svvm cviqve tribvere, mientras que con el brazo izquierdo sujeta una
espada que apunta hacia el piso, pero que no se apoya en él, en franca alusión a que no
está pasiva, sino que está lista para la lucha. Debe destacarse que esta misma imagen
sirvió de modelo para la escultura en bronce que ahora preside el exterior del Salón de
Sesiones del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Columna de la
Independencia
Septiembre de 1910
Obra de Antonio Rivas
Mercado y esculturas de
Enrique Alciati
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Iconografía de la Justicia en México
Otro monumento inaugurado en las Fiestas del Centenario fue el Hemiciclo
a Juárez, diseño arquitectónico de Guillermo de Heredia con esculturas de Zoccagno y
Lazzaroni en mármol blanco, todo el conjunto con un peso de 70 toneladas. La estatua
de Juárez está acompañada por dos representaciones clásicas de la Patria (con antorcha y
espada) y la Victoria (alada y quien coloca una guirnalda en la cabeza a Juárez). Algunas
descripciones que se hacen de este monumento refieren que se trata de la Justicia, por la
espada que porta, y la Victoria o la Gloria. Esta misma escena se reproduce en el reverso
de los billetes actuales de veinte pesos.
Ya en curso el siglo XX, no sólo hallamos pinturas y esculturas exentas con repre­
sentaciones de la Justicia, sino también esculturas adosadas a construcciones, como la
que aquí mostramos. Esta representación ya no incluye la figura femenina, sino sólo los
símbolos de la Justicia: la balanza y la espada, ambos sobre libros (uno de ellos tiene la
palabra Lex). Se halla en la fachada del viejo edificio de los Juzgados VI correccional y
del Registro Civil, en las calles de Revillagigedo y Victoria, en la Ciudad de México. Este
edificio es de la primera década del siglo XX. No se trata de un ejemplo nuevo o aislado,
sino que esta forma de representar a la Justicia ya existe en impresos del siglo XIX (Acta
Constitutiva de la Federación Mexicana, de 1824), o del siglo XX (Informe rendido a la
Suprema Corte de Justicia de la Nación por su presidente..., de 1960). La novedad es
que aparece esculpido en piedra a principios del siglo XX.
Después de noviembre de 1910 la situación política y social del país cambió, y
las expresiones artísticas e ideológicas también. No obstante, algunos artistas seguían
copiando los modelos hechos un siglo atrás. El ejemplo que aquí presentamos es de
Miguel de la Sotarriva y Juárez, quien en 1914 pinta la Alegoría de la Revolución Mexicana
(semejante a la obra de José Ignacio Paz de 1822), en donde algunas figuras femeninas,
vestidas al modo grecorromano, se asocian a la Patria, la Libertad y, posiblemente, a la
Justicia, por el libro que porta y la pluma para escribir lo que sucede.
Debemos destacar el hallazgo de dos imágenes de la Justicia en los acervos del
Archivo General de la Nación, en el Fondo "Etiquetas". Resulta novedoso que dichas
representaciones no estén asociadas al ámbito jurídico o literario, sino que más bien
su función es decorativa; una de estas imágenes corresponde a la fábrica de tabacos
La Buena Fe, y otra a la sociedad mutualista La Honradez. Consideramos que ambas
empresas recurrieron a la imagen de la Justicia por lo que representa, la honradez, el
equilibrio, la confianza, etcétera. Ambas imágenes, posiblemente de fines del siglo XIX
y principios del XX, contienen los atributos característicos de esta imagen: una mujer, la
espada y la balanza, pero destaca la imagen de la fábrica de tabacos, pues la mujer es una
indígena, con penacho de plumas y con el torso desnudo, como se había representado
a la población femenina de las tierras americanas en la imaginación de los artistas de los
siglos XVI y XVII, y algunos artistas románticos del siglo XIX.
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Iconografía de la Justicia en México
Es para los años veinte del siglo pasado cuando los artistas mexicanos imprimen
su sello; aparecen con gran fuerza los muralistas mexicanos, quienes resaltan los temas
nacionalistas y hacen crítica de las situaciones sociales que vive el país, son mordaces
con las alegorías de las autoridades y representantes del poder político y económico del
país. No olvidemos que las ideas socialistas se hacen presentes en el país con gran fuerza,
por lo menos en la plástica nacional. José Clemente Orozco crea una de las obras sobre
la Justicia más sarcásticas hasta el momento, entre 1923-1924, pues para 1941 vuelve a
ser crítico con la Justicia, en otro mural, como veremos más adelante. En el segundo piso
de San Ildefonso, Orozco pinta La Ley y La Justicia, en una imagen totalmente diferente:
es una mujer que acompañada de la Ley (representada como hombre), baila trastabi­
llando, denotando su "alegría"; la balanza no está recta, a diferencia de la espada, que se
mantiene recta apuntando al cielo (como señal de la fuerza que sigue ejerciendo sobre
la sociedad). Un detalle curioso, es que la Justicia muestra la huella de la mano sobre su
pecho, denotando que "La Justicia ha sido manoseada" por La Ley.
Existen otras imágenes de la Justicia como la que colgaba en el Congreso de Oaxaca,
en el sexenio de Manuel Ávila Camacho, pintada de manera clásica: vestida de diosa
griega, con espada en lo alto y la tabla de la ley en la mano izquierda. El nacionalismo
mexicano también se hace presente en la escultura monumental, y la obra que aquí
reproducimos es de Guillermo Ruiz (1894-1965), la cual representa a la Justicia, tallada en
piedra; es la imagen de una mujer indígena, quien sostiene con ambas manos la espada
con la punta hacia el piso, como la Justicia que vigila el cumplimiento de la ley. Conforme
avanza el siglo XX, de nuevo se impone la figura de la Patria sobre otras representaciones,
con obras tan representativas de esta época, como La Patria, de Jorge González Cama­
rena (1961), quien también elabora un mural en donde varios rostros de héroes como
Hidalgo, Morelos y Juárez, están tras una mano que sostiene una balanza con perga­
minos haciendo alusión a la Constitución de 1857 y a las Leyes de Reforma. El escultor
Sebastián crea en plata una escultura que titula Columna de la Justicia, que fue exhibida
en el Museo Rufino Tamayo en 1994. En el H. Tribunal Superior de Justicia del Estado
de Morelos está colocada una escultura de la Justicia, con sus atributos característicos:
balanza en la mano derecha y espada en la izquierda, apuntando hacia el piso.
En la sede de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el máximo recinto de
justicia de nuestro país, se hallan sendos ejemplos de la representación de la Justicia en
México, desde 1941 a 2008. Los primeros ejemplos fueron obra de José Clemente Orozco
(1941). Se trata de dos Justicias: una está sentada, en actitud de desmayo o descanso,
sosteniendo con la mano derecha la espada que apunta hacia abajo, mientras que con la
izquierda sostiene un pergamino. Debajo de esta representación aparece otra imagen de
la Justicia, ahora con un tocado semejante a una estrella –como la Estatua de la Libertad
en Nueva York–, lleva antifaz, saca la lengua al espectador, sostiene una balanza con su
mano izquierda que no está en equilibrio, pues varios hombres también con antifaz la
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Iconografía de la Justicia en México
jalan del brazo y colocan una mano en uno de los platillos de la balanza. Transmite
la impresión de que la Justicia es corrompida por una sociedad "burguesa" que se oculta
tras un antifaz, quienes la "jalan" hacia sus intereses, mientras que la otra Justicia termina
derrotada, o indolente ante el manejo que se hace de ella.
Otra pintura exhibida en este lugar es El nacimiento de una nación, de Héctor Cruz
(2000), quien pinta a La Patria Republicana representada por la figura de un águila que lleva
la serpiente en su pico, tiene entre sus patas un pergamino, una balanza y una espada,
símbolos de la Justicia. Ismael Ramos crea una imagen de la Justicia que se asemeja mu­
cho a La Patria de González Camarena, sólo que ésta sostiene balanza y espada, en vez
de libro y bandera. Aparece además con una venda sobre los ojos, en alusión al lema de
"la justicia es ciega". Otra representación es elaborada por Leopoldo Flores, quien en el
siglo XXI representa a la Justicia hecha mujer, con un paño que le cubre la cadera, medio
torso (muestra un seno desnudo) y el rostro (excepto la nariz y la boca). Sostiene con el
brazo derecho la espada apuntando al horizonte y con el brazo izquierdo, perfectamente
recto, una balanza en total equilibrio.
La más reciente representación de la Justicia se debe a la obra colectiva dirigida
por Luis Nishizawa, inaugurada en 2008. Se trata de una pintura sobre bastidor, simu­
lando un mural. Representan a la Justicia como una mujer que emerge de unas manos
que llevan antorchas encendidas; porta la espada (mano derecha) y la balanza (mano
izquierda). Lleva el torso desnudo, en alusión al lema de "la justicia desnuda". Ella preside
el levantamiento en armas de Morelos, quien lleva al pueblo a la libertad (representada
por las cadenas que lleva en la mano izquierda y la espada que sujeta con la derecha).
En la Sala de Segunda Instancia de la Suprema Corte existe una pequeña escul­
tura de la Justicia, obra de Guillermo Fernández Villanueva, de 1967. Es una copia de la
original de Nicolás Mayer del siglo XIX.
La imagen más conocida en México es la escultura de La Justicia de Alciati, la cual
parece vigilar la columna del Ángel de la Independencia, en alusión a su función de
proteger y vigilar la correcta aplicación de la ley y la independencia.
Esta es una recopilación de las imágenes de la Justicia en México, desde 1822 hasta
la fecha, acompañada de una brevísima recopilación de sus alegorías en el mundo, desde
los egipcios hasta el siglo XX.
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iconografía
de la justicia
en el mundo
Diosa egipcia de la Justicia, la verdad, la armonía y la ley. Su cabeza está coronada por una
pluma de avestruz, y en ocasiones aparece representada únicamente por la pluma.
En varias representaciones se observa a un faraón ofrecer una estatuilla de Maat
en la palma de las manos para mostrar que no desea abusar de su poder y que en caso
de litigios entre sus sujetos perseguirá la verdad.
Entre los egipcios, su idea de justicia y rectitud, ejemplar en el terreno de la vida
social, es cuando menos tan importante como el resto de conocimientos. Maat, que sim­
boliza la justicia a la que todos los hombres –y en particular los faraones o reyes– están
sometidos, enseñó que la justicia debe ser independiente del poder. En Europa, esta diosa
continuó existiendo bajo los rasgos de Justitia. En las democracias occidentales la justicia
se ha convertido, junto con el gobierno y el parlamento, en el tercer poder independiente
en el seno del Estado, y fueron los egipcios quienes nos mostraron el camino.
Rose-Marie y Rainer Hagen, Egipto. Hombres, dioses, faraones, p. 220.
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Diosa Maat
Pintura mural de la Tumba
de Nefertari. Imperio
Nuevo, XIX Dinastía.
Valle de las Reinas
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El tribunal divino residía en la "Sala de las Dos Verdades", donde el mundo de los vivos
y el más allá se tocan y en el centro de la cual se encuentra la balanza. El corazón del
muerto se coloca en un platillo de la balanza, bajo la vigilancia de Anubis y de Thot,
el dios escriba. En el otro platillo hay una pluma, símbolo de Maat, el orden divino, y la
justicia. Si los dos platos se mantienen en equilibrio, el difunto es perdonado. La vida
terrestre del difunto es juzgada de este modo según el ideal de justicia divina.
Rose-Marie y Rainer Hagen, Egipto. Hombres, dioses, faraones, p. 166.
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Papiro Ani. Escena del
Libro de los Muertos
XVIII Dinastía, Londres,
British Museum
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En esta escena la efigie de la Diosa Maat corona la balanza, mientras la figura de la pluma
ocupa uno de los platillos de la balanza.
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Papiro de Hunefer
El Dios Thot en el juicio
de los muertos. Tebas,
Imperio Nuevo,
XIX Dinastía (ca. 1285
a.C.) Londres, Museo
Británico EA 9901/3
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En el ángulo inferior derecho de esta página podemos apreciar la imagen de la Diosa
Maat con su pluma en la cabeza; sobre esta escena se halla una balanza con sus platillos
en perfecto equilibrio.
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