Aves_010-026 baja

Transcripción

Aves_010-026 baja
El águila arpía,
reina de la selva
Cortesía CONABIO / Gerardo Ceballos González
L
Águila arpía.
as águilas son una especie de reinas de los
cielos, que parecen empeñadas en lucir
todo su esplendor volando elegante y
majestuosamente, para que pueda vérseles desde grandes distancias remontando
los altos picos montañosos, en soberbias demostraciones de su capacidad para dominar el enrarecido
aire de las alturas.
Pero hay una notable excepción: el águila arpía
de las selvas del sureste de México, Harpia harpyja
para los zoólogos. A diferencia de las demás, ésta trata obstinadamente de ocultarse, permanece siempre
entre la arboleda, sin elevarse nunca mucho más allá
del dosel de la selva.Y no porque sea una indefensa
y temerosa aguililla que trate de eludir a sus enemigos, ni porque sea demasiado pequeña o débil para
volar. Por lo contrario, es la mayor águila del mundo
y uno de los más temibles depredadores. En todo el
mundo hay sólo otras dos que se le aproximan en
dimensiones: el águila arpía de Nueva Guinea, Harpyopsis novaeguineae, y el águila comemonos de las
Filipinas, Pithecophaga jefferyi, que es el ave nacional
de ese país asiático.
Debido a las costumbres del águila arpía, los zoólogos tienen muy pocas oportunidades de observar-
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la entre la maraña de troncos, ramas y lianas de las
selvas en que vive, vuela y caza. Por ello, es más lo
que se ignora que lo que se sabe acerca de su biología y hábitos. Tan poco se conoce sobre ella, que
incluso obras especializadas de ornitología suelen limitarse a descripciones muy someras y superficiales,
o sólo la mencionan de paso, con la información
básica y sin entrar en mayores detalles.
Es un ave realmente impresionante por sus dimensiones. Las hembras —hasta un tercio mayores
que los machos— alcanzan 2 metros de envergadura, un metro de largo y 10 kilogramos de peso. Sus
garras son tan grandes como la mano de un hombre,
y sus uñas mayores que las de un oso gris y excepcionalmente poderosas, capaces de atrapar a un
mono. De hecho, buena parte de sus presas son estos
animales; de ahí proviene el nombre común de águila comemonos o comechangos que se le aplica en
algunos lugares. Pero los relatos acerca de niños devorados por arpías son apócrifos. Aunque es quizá lo
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11
ed
a
Águila real (Aquila
chrysaetos), la especie del
escudo y la bandera de
México.
bastante grande y fuerte para levantar a un recién
nacido, nadie anda dejando bebés en las copas de los
árboles, que es por donde generalmente ronda en
busca de alimento.
Mitológico personaje
La denominación de águila arpía le fue impuesta por
los conquistadores españoles debido a que, por su
tamaño y ferocidad, les recordaba a las arpías de la
mitología griega, mitad mujer y mitad ave. Aunque
el nombre sugiere fealdad, es muy bella y elegante,
debido a la combinación de negro, gris y blanco de
su plumaje. El lomo y el dorso de las alas son negro
intenso, la cabeza gris claro, las partes inferiores blancas y el pecho exhibe una amplia banda negra que
separa el gris de la cabeza del blanco del vientre.
El águila arpía se distingue por
la cresta de largas plumas eréctiles
de machos y hembras
Ariel, personaje de la
tempestad de
Shakespeare, representado
en forma de arpía.
Un rasgo característico que permite identificarla
fácilmente es la cresta o doble corona de largas plumas eréctiles que poseen machos y hembras; pueden
levantarlas a voluntad cuando entran en alerta o
cuando reaccionan a algún ruido, pero se
desconoce cuál es su función. En cambio, sí se cree saber para qué le sirve el
disco facial de pequeñas plumas, semejante al de los búhos, que tiene en torno
a los ojos: aparentemente le permite enfocar los sonidos e incrementar su capacidad auditiva.
El área original de distribución del
águila arpía se extiende desde Veracruz y
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Chiapas por el sur de la península de Yucatán, todo
Centroamérica y una buena parte de Sudamérica,
hasta el sur de Brasil y el norte de Argentina. A diferencia de la mayoría de las águilas, que
anidan en altos riscos, prefiere los espacios abiertos y pasa buena parte del
tiempo volando a gran altura, anida en la
espesura de la selva y rehúye los terrenos
despejados. Ni siquiera cruza sobre ellos.
Lo hace entre los árboles o un poco más
arriba, sin remontarse generalmente más
de unas decenas de metros por encima
del follaje ni permanecer demasiado
tiempo en el aire.
A pesar de su gran envergadura, tiene
las alas cortas y anchas en comparación
con las demás. Este tipo de alas le permite maniobrar ágilmente, realizando continuos y súbitos cambios de dirección y
velocidad para eludir obstáculos. En cambio, las alas
largas y angostas son adecuadas para vuelos tranquilos y prolongados a gran altura, aprovechando las
corrientes ascendentes de aire cálido, como lo hacen
los cóndores, buitres y zopilotes, o el águila real,
Aquila chrysaetos —la del escudo y la bandera de
México—, que puede mantenerse planeando durante horas, casi sin batir sus grandes alas.
Riesgo de desaparecer
El enorme nido del águila arpía consiste en una plataforma de metro y cuarto de diámetro y medio
metro de espesor, formada con gruesas ramas. Lo
construyen conjuntamente macho y hembra, de
preferencia en árboles de alto porte, como ceibas o
caobas, que en ocasiones sobrepasan el nivel general
del follaje. Pero no lo instalan en el ápice de esos
árboles, sino un poco más abajo. Año con año, si-
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Madonna de las Arpías
(1517), cuadro del pintor
italiano Andrea del Sarto,
así llamado por el
bajorrelieve de estos
monstruos mitológicos
pintado en el pedestal de
la Virgen.
guen ampliándolo, mejorándolo y reforzándolo. Es
muy raro que lo abandonen, y más raro aún que
emigren. El águila arpía es en esencia un ave sedentaria, con un territorio de caza muy bien definido, el
cual recorre de manera constante moviéndose con
asombrosa velocidad —se han registrado hasta 80
kilómetros por hora—, sorteando con gran agilidad
los troncos, bejucos y ramas que se interponen en su
camino y sin dejar ni un momento de escuchar y
mirar con atención para descubrir animales ocultos
entre el ramaje, sobre los que cae en forma intempestiva y relampagueante.
No sólo atrapa así a sus presas preferidas —monos araña, aulladores y perezosos, que representan
dos tercios de su dieta—, sino también loros, guacamayas, tucanes y hasta puercoespines, a los que destripa con sus afiladas garras y destroza con su poderoso pico ganchudo, sin preocuparse demasiado por
las púas.Y no se limita a criaturas arborícolas: puede
volar a ras del suelo y capturar gallinas de monte,
tepezcuintles, tlacuaches, conejos y otros animales.
Prácticamente no desdeña ninguna criatura de regular tamaño.
Conforme avanzan los
desmontes, la población de la
especie disminuye
Águila de cabeza blanca
(Haliaeetus leucocephalus)
en vuelo.
Esa gran adaptabilidad en materia de alimentación es una de las claves de su sobrevivencia. Pero no
puede resistir a su gran enemigo: la deforestación.
Está tan adaptada a las condiciones de la selva, que a
medida que avanzan los desmontes el número de
estas águilas se reduce. Su capacidad de reproducción es muy baja. Alcanza la madurez sexual —la
capacidad para tener crías— a los cuatro o cinco
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años de edad, y a partir de entonces puede poner
huevos a intervalos de dos o tres años. En cada ocasión pone dos huevos, pero de los aguiluchos sólo
sobrevive el primero que nace, pues el segundo no
recibe atención y muere de hambre. El afortunado
recibe los cuidados del padre y la madre durante dos
o tres años, antes de iniciar su vida independiente.
Víctima de la destrucción de la selva —y con ella
la desaparición no sólo de los árboles donde anida,
sino también de la fauna que le sirve de alimento—,
el águila arpía corre el riesgo de extinguirse en
México, donde se estima que apenas quedan una
docena o docena y media de ejemplares en las selvas
altas de Chiapas, el sur de Campeche y quizás en el
sur de Quintana Roo. La misma situación se observa
en otros lugares: en Venezuela sólo se han registrado
10 nidos; en Guyana nueve, y ocho en Panamá, país
del cual el águila arpía es el ave nacional. Su contraparte asiática de las Filipinas se encuentra también
gravemente amenazada, ya que sólo existen unos
pocos ejemplares en algunas áreas remotas y aisladas
de las mayores islas de esa nación.
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Selva alta, hábitat del
águila arpía.
Los carpinteros
del bosque
a
/ Marco Pined
Cortesía conabio
A
Carpintero imperial,
Campephilus imperialis. En
la ilustración, un macho.
los pájaros carpinteros —más de 200
especies en todo el mundo, de las
cuales 23 habitan en México— se les
puede reconocer y detectar aun antes
de verlos, por el característico e inconfundible tableteo, como de ametralladora, que
producen al acribillar con el pico los árboles. Una
vez a la vista, también se les identifica con facilidad
por una singularidad de su plumaje, que es como la
marca de identidad de estas aves: en la gran mayoría
de las especies los machos tienen rojo el plumaje de
la cabeza.
Hasta ahora se desconoce la causa de esa coloración, pero existe una leyenda maya al respecto, según
la cual los carpinteros, picatroncos o picamaderos
adquirieron ese rasgo distintivo mientras ayudaban a
los hombres a obtener el maíz. Originalmente
—dice el mítico relato, del cual hay varias versiones
en el área maya—, el grano se hallaba escondido
bajo una gran roca y era inaccesible. Cuando los
hombres se enteraron de su existencia, pidieron ayuda a los dioses para sacarlo de ahí; después de varios
intentos, Chac, deidad del trueno y de la lluvia, lanzó un rayo que hizo pedazos el peñasco y dejó el
maíz a disposición de la humanidad entera. Un per-
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sonaje destacado en las maniobras de liberación del
maíz fue el pájaro carpintero, que actuó como auxiliar de los dioses. Pero en el momento de volar la
roca en pedazos, un filoso fragmento le hirió la cabeza y se la dejó manchada de sangre. Desde entonces tiene rojo el plumaje de la coronilla.
Leyendas aparte, y posean o no capuchón rojo,
todos los carpinteros tienen el mismo hábito de picotear los troncos de los árboles para remover la corteza en busca de insectos y otros artrópodos, que
constituyen la mayor parte de su dieta, aunque también comen semillas, frutas y savia.
Esta forma de alimentación determina varias características comunes a todas las especies: el pico es
robusto y en forma de cincel para poder perforar y
romper la corteza; la lengua es muy larga y tiesa, con
Macho y hembra de
Melanerpes hypopolius.
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el fin de alcanzar y atrapar los insectos ocultos; las
patas son fuertes y tienen dos dedos al frente y dos
dirigidos hacia atrás, con objeto de poder trepar más
fácilmente por los árboles; las uñas son puntiagudas,
para permitirles afianzarse mejor, y las plumas de la
cola son rígidas, para usarlas como apoyo mientras
permanecen aferrados al tronco.
El carpintero imperial se
extinguió en la segunda mitad del
siglo xx debido a la destrucción
de su hábitat
Carpintero macho en el
nido con dos polluelos.
De las especies mexicanas de estas aves, algunas
solamente se encuentran en ciertas regiones del país.
Al Melanerpes hypopolius, por ejemplo, sólo se le localiza en el sureste, así como en los estados de Guerrero, Morelos, Puebla y Oaxaca. El pequeño Melanerpes pucherani, por su parte, habita las estribaciones
montañosas y las llanuras de la vertiente del Golfo,
hasta Tabasco y el norte de Chiapas. El carpintero
yucateco o carpintero enano, Melanerpes pygmaeus,
de apenas 15 centímetros de longitud, es exclusivo
de la península de Yucatán, Belice, Honduras y Guatemala.
Tuvimos también en México, hasta tiempos recientes, al carpintero más grande del mundo. Era el
carpintero imperial, Campephilus imperialis, que habitaba los bosques de coníferas y pino-encino de las
serranías. Medía poco más de medio metro y llegaron a encontrarse algunos ejemplares de 60 centímetros. Se extinguió en la segunda mitad del siglo
xx por efecto de la deforestación, ya que requería
grandes extensiones de bosque con árboles muertos,
que fueron eliminados por la tala desordenada.
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Su papel ecológico
Algunas especies están ampliamente distribuidas por
todo el país. Una de las más abundantes y conocidas,
la cual se halla incluso en zonas urbanas, es el carpintero común, Melanerpes aurifrons en la clasificación
científica.
Es relativamente grande, alcanza de 20 a 23 centímetros de largo y se le reconoce porque el plumaje de la frente es de color dorado (el término aurifrons de su nombre científico significa precisamente
frente áurea o dorada) y el del lomo, blanco y negro
barrado, es decir, con un diseño en forma de barras
o franjas estrechas. También se le distingue por una
especie de capucha roja que en los machos cubre
cabeza y nuca y en las hembras sólo la nuca. Se distribuye por todo México, parte de Estados Unidos y,
en Centroamérica, hasta Nicaragua. Es uno de los
carpinteros que con más frecuencia se ven en el
campo y las ciudades, ya que prefiere los terrenos
abiertos, con vegetación más o menos dispersa y en
crecimiento, así como las plantaciones de cocoteros.
Las feroces hormigas del género
Azteca son manjar predilecto
de los carpinteros
Todavía mayor es el área de distribución del
Dryocopus lineatus: abarca todo México, Centroamérica y buena parte de Sudamérica, hasta Paraguay,
Brasil y Argentina. Puede llegar a medir hasta 32
centímetros de largo, tiene el plumaje negro en el
lomo y barrado en la parte inferior, y su rasgo distintivo es una prominente cresta de plumas rojas, por
lo que en algunos lugares se le conoce como carpintero copetón. Prefiere los mismos tipos de vegetación que el común. Un buen sitio para tratar de
19
Características de los
carpinteros determinadas
por su alimentación.
Corte
sía cona
b io
neda
/ Marco Pi
observarlo son los terrenos desmontados donde está
creciendo de nuevo la vegetación; en esos lugares
abundan los árboles cuyos troncos huecos y blandos
albergan colonias de feroces hormigas del género
Azteca, uno de sus manjares preferidos. Aunque no
es agresivo, si siente amenazado su nido, defiende a
los polluelos con extraordinaria decisión y valentía,
incluso contra aves más grandes y feroces.
Carpintero imperial
hembra.
Los carpinteros soportan los
impactos de sus picotazos
gracias a la amortiguación de su
cráneo esponjoso
Desde el punto de vista humano, a los carpinteros
puede considerárseles muy útiles, ya que exterminan
una gran cantidad de insectos nocivos para los árboles y así contribuyen a mantener la vegetación libre
de plagas. A unos insectos los matan al alimentarse
con ellos, y a otros indirectamente al remover la corteza de los árboles y dejarlos expuestos tanto al sol
—que los mata por deshidratación— como al ataque de otros depredadores.
Al igual que el correcaminos, el pájaro carpintero
inspiró la creación de un personaje de dibujos animados célebre por su risa aguda y estruendosa: el
Pájaro Loco, como se le llamó en español. En inglés,
su nombre original fue Woody Woodpecker (este
último término significa precisamente picamadero).
Enigma resuelto
Tronco con los restos de
un hormiguero atacado por
carpinteros.
Algo que durante mucho tiempo intrigó a los científicos es cómo un picamaderos puede soportar las
repercusiones de sus fuertes y repetidos golpes sin
sufrir daño cerebral, pues en cierto sentido es como
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si una persona se la pasara dándose de topes contra
la pared.Y, ciertamente, los picotazos son de extrema
violencia. Filmaciones hechas con cámaras ultrarrápidas revelaron que la desaceleración sufrida por la
cabeza del pájaro llega a ser 1 200 veces mayor que
la fuerza de gravedad. En un ser humano, mucho
menos que eso resultaría mortal.
La respuesta al enigma se obtuvo estudiando la
estructura craneal y la forma en que picotea el carpintero. Mientras que el cerebro del ser humano está
prácticamente pegado a la parte interior de los duros
huesos del cráneo, sin nada que amortigüe los golpes, el del carpintero está —por así decir— empacado en una envoltura de hueso muy denso pero esponjoso que absorbe la fuerza del impacto. Además,
algunos músculos de su cabeza se contraen en el
momento de dar el picotazo; eso ayuda a atenuar y
distribuir el golpe, evitando que se concentre en un
solo punto. Asimismo, de la base de la lengua parten
ciertas estructuras musculares que rodean el cerebro
y actúan como amortiguadores complementarios.Y
justo en el momento del impacto, cierra los ojos; de
no hacerlo, saldrían despedidos de sus órbitas por
efecto de la inercia.
Antes de asestar el picotazo,
da dos o tres de prueba para
afinar puntería
Otro secreto que evita al carpintero desmayarse
como un boxeador al ser noqueado es que siempre
da el picotazo en línea absolutamente recta, sin desviarse un ápice. De este modo evita que el impacto
produzca fuerzas rotacionales que retorcerían las conexiones nerviosas del cerebro, como sucede en un
nocaut o a los pasajeros de un vehículo en una coli-
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Carpintero de la especie
Picoides pubescens.
Huellas de actividad de los
carpinteros en la corteza
de un árbol.
sión de costado. Para ello, antes de asestar el picotazo
definitivo, aplica dos o tres muy leves de prueba, para
afinar puntería.
Otras aves de hábitos parecidos a los de los carpinteros y a las que se puede confundir con ellos
—aunque pertenecen a diferente familia— son los
trepatroncos. También buscan en la corteza de los
árboles insectos y otros pequeños invertebrados para
alimentarse y tienen las plumas de la cola rígidas
para apoyarse al ascender. Pero las patas son diferentes, con tres dedos adelante y uno atrás, como los de
las aves que se posan en alambres y ramas. Además se
distinguen de los carpinteros por su inconfundible
manera de escalar los troncos: lo hacen en espiral,
para luego dejarse caer hasta la base del siguiente
árbol y comenzar el ascenso en la misma forma. Y,
desde luego, los trepatroncos carecen del plumaje
rojo en la cabeza que caracteriza a los carpinteros.
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El ave de
cuatrocientas
voces
E
l cenzontle, sinsontle o sinsonte, también llamado jilguero en Michoacán y
x-kok en lengua maya, es sin duda uno
de los pájaros más conocidos, pues se le
puede encontrar en todo México y casi
en cualquier lugar. Habita lo mismo en zonas de
matorral que en las orillas de bosques, terrenos deforestados, campos agrícolas, selvas en regeneración
y, en general, cualquier tipo de terreno con vegetación rala o relativamente densa, desde el nivel del
mar hasta 2 500 metros de altitud. No falta en las
zonas urbanas, donde su inconfundible figura, con el
lomo oscuro y larga cola negra con manchas blancas
en la punta, puede reconocerse fácilmente en parques, patios, camellones y jardines. Se le identifica
también por la forma peculiar en que mueve la cola,
agitándola con brusquedad.
En realidad, hay dos especies de cenzontles en
México: el común o norteño, Mimus polyglottos, y el
tropical, Mimus gilvus en la clasificación científica.
Ambas pertenecen a la familia de los mímidos, o
Mimidae. Esta denominación proviene de “mimo”,
pues las aves de esa familia se caracterizan por su
gran capacidad para imitar el canto de otras aves y,
en general, sonidos diversos.
23
El hábitat del cenzontle no
excluye parques ni jardines.
C
Cenzontle tropical (Mimus
gilvus).
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El cenzontle común se distribuye por la mayor
parte del país y más allá de la frontera norte hasta
Estados Unidos y Canadá. Por el sur, su territorio
llega hasta el istmo de Tehuantepec, donde se sobrepone parcialmente con el del cenzontle tropical. El
área de distribución de este último, a su vez, abarca
el sureste del país, Centroamérica, las Antillas y el
norte de Sudamérica hasta Brasil.
Fuera de las fronteras de México hay otros cenzontles del mismo género, Mimus, en las islas Bahamas, las Galápagos, la Patagonia, en el extremo sur
del continente americano, y otras regiones. Tienen
también los cenzontles algunos primos del género
Toxostoma, popularmente conocidos como cuitlacoches, que comparten algunas de sus características
básicas. Pero nos limitaremos a nuestros dos cenzontles, que por lo demás son muy parecidos en su
aspecto y hábitos, de modo que se puede hablar de
ambos en los mismos términos.
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Pájaro burlón
El nombre cenzontle proviene del náhuatl cenzontlahtol-e, que a su vez se deriva de centzontli (cuatrocientos) y tlahtolli (palabra o canto). Alude al hecho
de que —a diferencia de otras aves— no posee un
trino característico, único y distintivo, que siempre
emita y permita reconocerlo aun sin verlo, sino que
produce muy diferentes sonidos e imita los cantos
de otros muchos pájaros e incluso maullidos, ladridos, motores de automóvil, ruidos de máquinas,
timbres de teléfono y otros muchos sonidos. Su
nombre en inglés, mockingbird, puede traducirse
como “pájaro burlón”, y en las islas del Caribe hay
una conseja popular en el sentido de que el cenzontle es tan buen imitador que ya ha olvidado su
propio canto. En efecto, se han llegado a registrar
casi 200 gorjeos diferentes. Se conoce el caso de un
cenzontle que en el espacio de una hora imitó las
vocalizaciones de más de 50 especies de aves.
Netzahualcóyotl, el rey poeta de Texcoco, escribió el siguiente poema acerca de esta ave singular:
Amo el canto del cenzontle,
pájaro de cuatrocientas voces;
amo el color del jade y el enervante perfume
de las flores;
pero amo más a mi hermano
el hombre.
ab io
n
sía co
Corte
ineda
/ M arc o P
Cenzontle común o norteño (Mimus polyglottos).
25
No se sabe con exactitud cuál es la razón de la
gran capacidad imitativa del cenzontle y sus parientes de la familia Mimidae, como el pájaro gato Dumetella carolinensis, que en invierno llega a México desde Canadá y Estados Unidos. En opinión de algunos
científicos, ese comportamiento obedece a que al
imitar el canto con el cual machos de otras especies
marcan su territorio, mantienen lejos a otras aves
que podrían competir con ellos por el espacio y el
alimento. Sea cual sea la razón, el hecho es que al
cenzontle se le puede considerar, sin exageración,
como el rey de los imitadores.
Cenzontles para rato
Pájaro gato, primo del
cenzontle, en su nido con
dos crías.
Es también un ave muy adaptable. Una de las razones que han contribuido a su abundancia, y a que se
le encuentre en tantos y tan diferentes ambientes, es
que come casi de todo, desde frutas y semillas hasta
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