Volver a empezar

Transcripción

Volver a empezar
Volver a empezar
Fernando Trias de Bes
Ante cualquier ruptura, nunca se parte de la nada. Tras el cambio, somos los mismos y
con el mismo bagaje de experiencias. Hay que perder el miedo a readaptarse.
Domingo 1 de mayo de 2016. El País Semanal
Cupertino. California. 16 de septiembre de 1985. Un hombre, hundido y abatido, acaba
de ser relegado de su cargo. Sale al exterior del edificio donde ha tenido lugar la
reunión. Sopla una brisa suave. La temperatura es cálida. Siente la necesidad de caminar
y decide alejarse del lugar donde acaba de ser traicionado por quienes consideraba
incondicionales. Es una humillación. Se puede disfrazar de dimisión voluntaria o retiro
temporal, pero es un despido en toda regla. Uno más de tantos que se producen en
Estados Unidos. Con una salvedad. La empresa que lo ha despedido fue creada y
levantada por él mismo. Esa compañía se llama Apple. Y ese hombre es Steve Jobs.
Derrama unas lágrimas. Es inevitable. Demasiados meses de tensión acumulada. Dinero
no le falta a Steve Jobs. Pero no es ese su problema.
“¿Qué voy a hacer ahora? ¿Empezar de cero?”, se pregunta.
Le ha llevado años levantar Apple. El esfuerzo ha sido titánico. Todavía es joven. Tiene
ilusiones. Energía. Ha cumplido los 30. Jobs es un aventurero, un emprendedor.
Al cabo de unas semanas llama a sus mejores colaboradores y los convence para dejar
Apple. Nace NeXT, su segundo proyecto empresarial. En efecto, va a empezar de
nuevo. A empezar de cero.
Volver a empezar, el título de la película de José Luis Garci, es un acontecimiento que,
en un momento u otro, golpea la vida. Sea una ruptura con los socios, un giro
profesional repentino, un despido, un cierre de la empresa, el final de una etapa
profesional, una separación…
La sensación que se apodera de uno es la de no tener nada. Tener que volver a empezar
desde la nada. Pero eso no es del todo cierto. “Cero” es una sensación, una percepción
que emana del tren del cual nos hemos apeado y ya no está, de esa soledad que rodea a
quien corta el cordón umbilical con una estructura, una organización, una empresa, un
socio o el proyecto que lo vinculaba.
“Cero” es demasiado. Porque una persona es también su pasado, su experiencia, sus
conocimientos, los criterios adquiridos a través del desempeño, los hábitos y
automatismos que precisa toda profesión.
Un importante científico con quien tengo una buena amistad me pidió ir a comer el otro
día. Me explicó que lo relegaban de la dirección del instituto científico al cual
pertenecía. Pesaba más la desazón del qué dirán en la comunidad científica que las
consecuencias reales de tal cambio. “He de empezar de cero”, me dijo. “Y tengo 60
años”.
Me resultaba incomprensible tal desazón. El científico, una hora después y una hora
antes, era el mismo. Su experiencia seguía ahí. Sus conocimientos permanecían.
Todo lo trabajado, todo lo realizado es un activo y va con uno, dentro de la mochila, ahí
donde viajamos. Afirma el filósofo José Antonio Marina que el talento es inteligencia
en acción. Y la inteligencia no es solo la capacidad, sino el bagaje adquirido a lo largo
de los años.
Empezar de cero es una falacia. Ni es empezar, ni es de cero. Es continuar desde lo que
uno es y sigue siendo.
Redefinamos, así pues, el sentido y significado de “nuevo proyecto o nuevo reto
profesional”. Podríamos definirlo como la forma en que modificamos nuestra red de
relaciones con tal de dirigir nuestra experiencia y conocimientos adquiridos hacia un
nuevo propósito.
Nuestro tejido de conexiones sigue siendo el mismo. El bagaje también. En realidad
solo varían dos cosas: el propósito y el modo en que nos vamos a relacionar a partir de
ahora con nuestro entorno. La clave está en ese diseño, así como en las posibilidades del
nuevo propósito. Volver a empezar se convierte pues en algo bien distinto: una meta
diferente y un nuevo esquema de lazos y uniones. Una transformación del cómo pero no
del qué, el cual sigue inalterado.
Obviamente, hay nuevas dificultades. Es también cierto que la estructura de ingresos
desaparece de momento. Y que el modelo que nos mantenía deja de ser vigente. Pero,
condicionados por el estupor del momento y el miedo al cambio, confundimos lo que
somos con el cargo que ocupamos. Es como aquel político a quien llamaban gobernador
y respondió:
–Yo no soy el gobernador, sino el hombre que ocupa actualmente el cargo de
gobernador.
Lo mismo a la inversa. En la vida hay momentos difíciles. Es innegable. Pero nunca se
parte de cero.
Por cierto, NeXT no fue un éxito de ventas, pero sí tecnológico. La propia Apple
adquirió esta empresa unos años después por 400 millones de dólares para poder
relanzar los ordenadores personales Apple con el software de NeXT.
Estamos de nuevo en Cupertino, un 16 de septiembre de 1997. Steve Jobs, alegre y
triunfante, acaba de ser readmitido. Sale al exterior del edificio donde se ha celebrado la
reunión. Paradojas de la vida, es el mismo día del mismo mes en el que 12 años atrás
fue expulsado. Continuar, en lugar de volver a empezar, le ha permitido regresar a su
propia empresa.
Sopla una brisa suave. La temperatura es cálida. Siente la necesidad de caminar y decide
alejarse del edificio, pero esta vez lo hace solo unos metros.
por Fernando Trias de Bes
Economista y escritor español nacido en Barcelona en 1967. Cursó Ciencias
Empresariales y MBA en Esade y la Universidad de Michigan. Desde hace varios años
dedica la mayor parte de su tiempo a escribir tanto ensayos como ficción. Ha recibido
los premios: Shinpukai (Japón, 2005), Premio De Hoy de ensayo (España, 2009) y
Premio Espasa de Ensayo (España, 2016).
Ilustración de Sr. García

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