La Segunda Bestia: Ley Dominical

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La Segunda Bestia: Ley Dominical
Adventista en Dios
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Adventista en Dios
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Introducción:
La Sagrada Escritura, ha sido interpretada de muchas y variadas maneras, se han llegado a utilizar muchos instrumentos de
investigación que nada tenían que ver con los principios dados por Dios en la Palabra misma. Mucho de esto tan solo se ha
hecho con el propósito de sujetarla a sus ideas personalizadas y ambiciones materiales.
A través del tiempo se han utilizado instrumentos de investigación, tales como la Exégesis y la Hermenéutica , con el
propósito de buscar una interpretación de las Sagradas Escrituras que satisficiera las exigencias aun más caprichosas. Esta es
una de las razones por la cual hoy en día existen tantas religiones, cada una de ellas hecha a la medida de todo gusto, desde las
más liberales, conservadoras, ortodoxas hasta las fundamentalistas. Tanto las liberales como las fundamentalistas son los
extremos más dañinos de las estructuras religiosas. ¿Qué hacer entonces frente a este problema? Así como el hombre busca la
solución frente a la anarquía, introduciendo leyes, estatutos, decretos y todo tipo de restricciones para el “bien común”, los
hombres se han olvidado que Dios en su infinita sabiduría tiene también sus leyes; pero, como muchos no están dispuestos a
cumplirla, ya que ven afectados sus intereses y deseos egoístas, lo único que podremos ver en estas circunstancias con las leyes
de estos hombres que ven afectados sus intereses por la ley divina, por lo cual no la cumplen, es que seguirán buscando
proteger sus intereses, al elaborar sus leyes, y junto con ello solo veremos una mayor anarquía. ¿Cómo sabemos esto?
Consideremos la Palabra divina::
Isaías 24: 3- 6
“La tierra será totalmente devastada y entregada al pillaje, porque Jehová ha pronunciado esta palabra: ‘Se
destruyó, cayó la tierra, enfermó cayó el mundo, se enfermaron los grandes pueblos de la tierra. Y la tierra se
inficionó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, rompieron la Ley Divina.
Por esta causa la maldición consumió la tierra y son culpables sus moradores, por eso arderán los moradores
de la tierra y quedarán pocos hombres.”
Por tanto necesitamos volver a los principios divinos, todos aquellos que conozcamos esta voluntad Divina.
Por otro lado, aun y sobre todo esto, sabemos que existe la libertad de palabra y de creencia, consignadas ya desde el mismo
preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos , y consignada con mayor detalle en su artículo 18º y 19º,
que rezan como sigue:
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Declaración Universal de los Derechos Humanos
Artículo 18º
“Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de
conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de
religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o
su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en
privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.”
Artículo 19º
“Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión;
este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el
de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas,
sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.”
Esto indica claramente que nadie tiene derecho a imponernos una idea o creencia. Todos somos libres de adoptar una posición,
a lo mucho lo único que podemos hacer, frente a los demás, es expresarla, es cuestión de cada quien individuo si la creen o no.
Dios en su infinita sabiduría participa de este principio:
Deuteronomio 30: 19
“A los cielos y la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la
bendición y la maldición. Escoge pues la vida, porque vivas tu y tu simiente.”
La libertad de elección la da Dios al hombre, este es el libre albedrío que el cielo nos confiere como a seres pensantes y
capaces de elegir. Pero, a la vez Dios, no deja de aconsejar, diciendo: “Escoge pues la vida, porque vivas tu y tu simiente…”.
Este principio de elección la misma Escritura lo presenta así:
Eclesiastés 11: 9
“Alégrate, joven, en tu juventud, y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe que
sobre todas estas cosas te traerá Dios a Juicio.”
Nuevamente, vemos la libertad con la cual Dios nos trata. Dios no reprime a nadie, espera que cada uno se reprima a si mismo.
Pero eso sí, Dios nunca deja de amonestar, ya que nos dice: “…pero sabe que sobre todas estas cosas te traerá Dios a Juicio.”
Según la Profecía de Apocalipsis 13, esta libertad religiosa de la que hoy gozamos será coartada, se impondrá una ley
netamente de corte religioso pero desde el lado del derecho laboral para que no “levante” sospecha, ley que será dada bajo
pena de muerte. Esto ha sido profetizado hace 2000 años atrás. La Palabra de Dios, con muchísimos años de anticipación ha
establecido las condiciones, acerca del cumplimiento profético que afectaría la “Adoración a Dios”; es decir, el cambio de uno
de los mandamientos de la Ley de Dios, para ser más exactos, el cambio del Sábado por el Domingo. La Palabra de Dios al
hablar del “Cuerno Pequeño”, que es el poder del papado y “Las Blasfemias” en las que incurriría este poder, nos dice que
“pensaría en cambiar la Ley de Dios”:
Daniel 7: 24, 25
“Y los diez cuernos significan que de aquel reino se levantarán diez reyes y tras ellos se levantará un
‘Cuerno Pequeño’, el cual será mayor que los primeros y a tres reyes derribará. Y hablará palabras contra el
Altísimo y a los santos del Altísimo quebrantará y pensará en cambiar los tiempos y la ley de Dios; y serán
entregados en su mano hasta tiempo, tiempos y medio tiempo.”
Indudablemente, hemos visto, al estudiar la profecía acerca del “Cuerno Pequeño” de Daniel 7, que es la misma “Primera
Bestia” de Apocalipsis 13, que “pensará en cambiar la ley de Dios”. Esta ley a la que se hace referencia, es la de ordenar un
mandamiento que mande guardar el día Domingo como día de “Adoración a Dios”. Bajo la figura de la “Primera Bestia” de
Apocalipsis 13, se puede encontrar la misma característica de “pensar cambiar la Ley de Dios”, escrita de la siguiente manera:
Apocalipsis 13: 8
“Y todos los que moran en la tierra le adoraron, cuyos nombres no están escritos en escritos en el libro de la
vida del Cordero, el cual fue muerto desde el principio del mundo.”
Quede claro el hecho de que la Sagrada Escritura no nos dice que este poder, el “Cuerno Pequeño” o “Primera Bestia” para
los últimos días, o el llamado “Tiempo del Fin”, va a imponer una adoración a ella misma, sino que pensaría, estaría en su
mente, sería una cuestión ideológica permitiendo dicha adoración; y que quien haría que esa obra sea una realidad, en favor de
la “Primera Bestia” es la “Segunda Bestia”, o sea los Estados Unidos de Norteamérica, ya que la Palabra de Dios nos dice:
Apocalipsis 13: 12
“Y ejerce todo el poder de la Primera Bestia en presencia de ella y hace a la tierra y a los moradores de ella
adorar a la Primera Bestia, cuya llaga de muerte fue curada.”
Si la “Segunda Bestia” va a lograr que se haga realidad la adoración a la “Primera Bestia” lo hará en forma conjunta con ese
poder al que ella le daría espíritu; es decir “La Imagen de la Bestia”, que como vimos, representa al protestantismo apóstata,
un poder que se formaría dentro de esta nación, los Estados Unidos de Norteamérica, y expandiéndolo a todo el mundo. ¿Cómo
lo haría?, se nos dice: “mandando a los moradores de la tierra que hagan la imagen de la bestia”, extendiéndolo de esa
manera al mundo:
Apocalipsis 13: 14
“Y engaña a los moradores de la tierra por las señales que le ha sido dado hacer en presencia de la bestia,
mandando a los moradores de la tierra que hagan la imagen de la bestia que tiene la herida de cuchillo y
vivió. Y le fue dado a esta segunda bestia, que diese espíritu a la imagen de la bestia, para que la imagen de
la bestia hable y hará que cualquiera que no adoraren a la imagen de la bestia sean muertos.”
Pero el asunto no queda aquí. Puesto que la “Segunda Bestia” es quien manda a todo el mundo a adorar a la “Primera Bestia”,
es “La Imagen de la Bestia”, a la que esta “Segunda Bestia” forma, quien favorece e introduce la pena de muerte para
aquellos que no cumplan con adorar a la “Primera Bestia”

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