PEDAGOGÍA del DEPORTE

Transcripción

PEDAGOGÍA del DEPORTE
PEDAGOGÍA del DEPORTE
CAPÍTULO I
ASPECTOS GENERALES DE LA
EDUCACIÓN NO FORMAL EN EL
TIEMPO LIBRE
1.-TIEMPO LIBRE, TIEMPO DE OCIO
El tiempo libre es una realidad social cada vez más
extensa e importante, que el ser humano intenta aprovechar para
el descanso y la diversión. Las aficiones, la necesidad de
encontrar nuevos lugares y momentos para el encuentro y
comunicación, de participación social, o simplemente de
expansión y distensión, muestran cómo la sociedad actual utiliza
su tiempo libre disponible. Esta dimensión de carácter cualitativo
es la que convierte el tiempo libre en tiempo de ocio.
El incremento del tiempo libre es vivido por todas las
personas con el convencimiento de que es un derecho tenerlo,
así como de la necesidad de disponer de él para mejorar su
calidad de vida. Es en este tiempo libre y sobre la base del mayor
poder adquisitivo de la población, cuando la sociedad de
consumo encuentra una nueva y próspera salida: el mercado del
ocio. Se intenta y desgraciadamente, está consiguiéndolo,
convertir al tiempo libre en “tiempo de consumo” de múltiples
productos, no siempre beneficiosos, tanto en el plano individual
como social.
El tiempo libre entendido como “tercer espacio de
tiempo”1, el cual resulta de la sustracción al tiempo total, de los
ratos dedicados a cumplir con nuestras obligaciones familiares y
laborales o escolares. El tiempo libre puede ser utilizado de muy
diversas formas y, según sea empleado, su aportación puede
suponer o no una mejor calidad de vida.
El tiempo libre, puede ser considerado o reconocido
como ámbito educativo no formal, si es un tiempo intencional, en
el que definen metas de desarrollo para niños y adolescentes.
Consideramos pues que el tiempo libre es un aspecto
fundamental de la persona y que debe plantearse con seriedad.
Lo podemos utilizar no sólo para reponer energías sino para
decidir por iniciativa propia la realización de actividades que
potencian nuestra personalidad.
El tiempo libre dejará de ser simplemente un espacio
temporal y se convertirá en tiempo de ocio en la medida que
cumpla una serie de requisitos que según Munné (1980: 135)
1
El tiempo activo (trabajo y tiempo libre), se desarrolla según las posibilidades y
tendencias individuales y sociales. Es el tiempo que conforma el estilo de vida
personal.
implican que ese tiempo sea sentido y vivido libremente por cada
uno, realizando actividades de diverso contenido, actividades de
descanso, recreación y creación y que éstas vayan dirigidas a
compensar y autoafirmar la personalidad, tanto individualmente
como socialmente.
Esto implica en el caso de niños y jóvenes, que
debemos plantearnos la orientación con el fin de ofrecerles
criterios e informaciones que les faciliten esta toma de
decisiones, y dependiendo de las edades, tomarlas de común
acuerdo en función de unos objetivos educativos.
La orientación en el tiempo libre, debe continuar la tarea
y procesos educativos que incidan en la globalidad del individuo,
entendiendo por globalidad todos aquellos aspectos que
configuran su personalidad y madurez.
Partiendo de esta premisa, la orientación para el tiempo
libre debe basarse en esta globalidad del individuo e incidir
plenamente en ella.
Especial atención debemos prestar en las primeras
edades del desarrollo humano. Una orientación que haga
hincapié más en un aspecto que en otro no será equilibrada ni
podrá lograr el máximo desarrollo de la persona como totalidad.
Diversos son los objetivos que los educadores deben
tener presentes para que el tiempo libre sea considerado como
un espacio educativo, un espacio de educación no formal:
• Conocer la psicología de la etapa infantil y juvenil y del
ámbito no formal de la educación como punto de partida
válida para el desarrollo armónico de los niños y jóvenes.
• Reflexionar sobre el tiempo libre y sus posibilidades
lúdico-educativas para la educación integral e integradora.
• Valorar la función de cambio social que puede aportar la
Educación en el tiempo libre.
• Crear y desarrollar, en equipo, una propuesta concreta
de líneas de acción para la educación en valores en el
tiempo libre.
La situación actual de nuestra sociedad, la existencia de
nuevos fenómenos sociales, hacen que se le exija a la institución
educativa respuesta a muchos de los problemas presentes. Un
ejemplo lo podemos encontrar en las cuestiones relacionadas
con el aumento de la obesidad infantil, así como la necesidad de
que sea abordada una educación en estilos de vida más
saludables donde exista un hábito de práctica físico-deportiva.
También desde las diferentes asociaciones que se ocupan del
tiempo libre, puede transformarse éste en un tiempo de ocio, un
tiempo que permita
desarrollar todas las potencialidades,
fomentando así la construcción de la propia personalidad.
Recordemos que el tiempo de ocio permite a las personas
dedicarse a aquellas actividades que les resulten gratas a cada
uno, desde la creación artística, el juego o el deporte.
2. ELEMENTOS CONSTITUTIVOS DEL OCIO
La cultura del ocio posee unas características específicas
que pueden convertir el tiempo libre en espacio válido de
educación sin que pierda la dimensión lúdica. Asociaciones
juveniles, asociaciones deportivas, grupos de teatro o música,
entre otras, permiten un tiempo apto para el desarrollo personal y
social de niños y jóvenes.
El ocio debe convertirse en un espacio y tiempo de
creatividad. Es necesario educar a niños y jóvenes en una serie
de valores que impulsen hacia una vida activa y comprometida,
que fomenten la participación, la organización social y la
adquisición de unos estilos de vida saludables. Consideramos
pues el ocio como ámbito valioso de intervención educativa.
Según diversos estudios (Trilla, 1999, Cuenca, 1995,
Puig y Trilla 1996) el ocio viene definido por tres variables
fundamentales: El tiempo, las actividades y la experiencia
subjetiva. Al hablar de experiencias (personales y colectivas) en
un tiempo y contexto sociocultural determinado, entendemos el
ocio como una percepción personal que no depende
estrictamente de una actividad ni del tiempo, sino más bien
como una experiencia subjetiva de libertad, una actitud.
Debemos considerar que la actitud que adopta cada persona
hacia las diferentes actividades y parcelas temporales de su
quehacer diario, es un factor principal que determina el ocio. Se
trata pues de una percepción personal, condicionada por factores
como la edad, el contexto socioeducativo, cultural, económico, la
posibilidad de acceso a espacios, actividades, etc. Según Trilla
(1999) para definir las experiencias de ocio como tales
(subjetivas), han de cumplirse tres requisitos: la libertad de
elección y realización, la motivación intrínseca en su desarrollo y
que resulte placentera.
Puig y Trilla (1985: 40-41) en relación a este concepto de
ocio como actitud, opinan que el ocio implica añadir al tiempo
libre, entendido como “la libertad de”, un conjunto de actitudes
personales que conducen a la propia actividad por los caminos
de la libertad positiva, es decir, “de la libertad para”. El ocio es
tiempo libre más libertad personal. Conseguirlo supone que las
actitudes con que un individuo afronta las actividades que realiza
durante el tiempo libre para llegar a una situación de ocio han de
ser: libre elección y libre realización de la actividad, disfrute en el
transcurso de la acción y, finalmente, satisfacción de
necesidades personales aunque la actividad tenga finalidades
colectivas.
Analizamos estos tres requisitos para profundizar en
nuestro objeto de estudio, el análisis de las actividades
deportivas.
• Libertad y autonomía en la elección-realización. La
búsqueda de espacios de libertad en la práctica de
actividades deportivas y la selección de un tipo de actividad
determinada dentro de diversas opciones, son procesos
gratificantes y enriquecedores para la persona. La valoración
previa y posterior de la satisfacción que nos aporta, por
ejemplo, el jugar un partido de badminton, es un paso
adelante para sentirnos plenos, deseosos de volver a realizar
una actividad parecida, más aún, si decidimos libremente con
nuestro compañero, facilitando de esta forma experiencias
inéditas y sentimiento de que somos capaces de decidir
hacia donde dirigimos nuestros pasos.
• Motivación intrínseca, en aquellas experiencias que
tienen fin en sí mismas. Las motivaciones puramente
intrínsecas son difíciles de conseguir, nos referimos entonces
al grado de énfasis que la experiencia autotélica2 tiene en la
práctica de actividades físicas y deportivas.
• El placer, la satisfacción y el disfrute experimentado en el
ocio suponen una sensación de bienestar. El ocio no sólo
puede suponer diversión, sino que dentro de esta dimensión
también cabe el esfuerzo automotivado, ligado a la propia
libertad personal en la práctica.
Esta concepción del ocio como una experiencia
autotélica compleja (Cuenca, 2000a), reúne cinco dimensiones
diferentes:
• Lúdica: modo en que se vive y asume el juego y la
diversión. Se busca una actividad lúdica, la persona que
juega es más importante que la que se mueve.
• Creativa: como vivencia formativa, expresiva y cultural,
tanto desde la opción del espectador como desde la del
protagonista. Las reglas pueden ser creadas y/o adaptadas
(según las personas o la situación) por los propios
participantes. Existen múltiples posibilidades de opción en
cuanto al tipo de actividades, cómo practicarlas, dónde,
cuándo, con qué, etc.
• Festiva: experiencias puntuales, de carácter grupal y
colectivo que refuerzan un ocio compartido y social. La
cohesión y cooperación de los componentes del grupo es
determinante para el buen desarrollo de la actividad, por lo
2
Autotelismo: Valoración de una experiencia en si misma al margen de su
utilidad.
que jugar con los demás es más importante que jugar contra
los demás.
• Ambiental-ecológica: relacionado con la experimentación
de los espacios, bien del entorno urbano y su comunidad,
bien de la naturaleza. Es necesario redescubrir la
potencialidad educativa y recreativa de los espacios públicos
y fomentando actitudes ecológicas con el entorno próximo.
• Solidaria: vivencia social, comprometida y altruista.
Estructura el ocio, dejando un sedimento positivo en lo
formativo y en lo social. No espera un resultado final, sólo
busca el gusto por la participación activa, por el disfrute e
implicación consciente en el propio proceso.
La pedagogía del ocio cuenta con las actividades
deportivas de un recurso privilegiado para desarrollar procesos
educativos en la ocupación y vivencia del tiempo libre de forma
constructiva y saludable. El ocio como espacio de formación
debe ser tomado en consideración por los educadores en el
ámbito no formal, con el fin de preparar a niños y jóvenes para
vivenciarlo, disfrutarlo y obtener en él experiencias formativas,
críticas y comprometidas con su realidad social que le permitan
desenvolverse en los tiempos actuales (Arribas, 2002).
3. LOS MOVIMIENTOS EDUCATIVOS EN EL TIEMPO LIBRE
Los movimientos educativos de tiempo libre son
entidades donde niños y jóvenes comparten el tiempo libre con
otros y disfrutan de una educación fundamentada en valores
como la amistad, la convivencia, compañerismo, esfuerzo, etc.
Los movimientos educativos quieren ser un servicio para
la comunidad más próxima (familia, escuela, barrio, etc.) Un
compromiso social con los padres en primer lugar y con la
sociedad, en el objetivo común de educar, de formar desde una
perspectiva integral y acompañar, en su proceso de crecimiento
como personas, a niños y jóvenes.
Así pues, entendemos que los movimientos educativos
reúnen a infancia y juventud bajo la supervisión de monitores y
educadores para realizar actividades en el tiempo libre
(educación no formal).
Las actividades que desarrollan este tipo de
movimientos, presentan un gran abanico de posibilidades. Las
más utilizadas en el mundo de la animación que emplean los
movimientos educativos son (Armengol y Fernández,1995:23):
• Talleres. Manualidades, técnicas con una finalidad propia
como por ejemplo títeres, maquillaje, fotografía, etc.
• Gymkhanas. Se trata de recorridos en los cuales los
participantes realizan una serie de pruebas de habilidad, de
agilidad, etc.
• Excursiones.
• Veladas. Se suelen realizar durante fines de semana y
buscan la diversión, comunicación y expresión entre los
participantes.
• Juegos y grandes juegos. Los primeros son juegos de
corta duración y con normas sencillas. Los segundos
requieren una gran extensión de terreno y tiempo. Se
caracterizan por lo general, por formar varios grupos, que
deben demostrar sus habilidades para ganar el juego.
• Canciones.
• Bailes.
• Teatro. Dentro de este apartado podemos incluir todas
las manifestaciones artísticas como la expresión corporal, las
dramatizaciones. Además también estarán todas las
actividades relacionadas con ellas como son decoración,
iluminación, vestuario, divulgación, etc.
• Cuentos, etc.
Como hemos dicho, estas son algunas de
actividades, pero la lista podría ser mucho más extensa.
las
En la OJE agrupamos las actividades en cuatro ramas:
a)
b)
c)
d)
Estudio y Formación
Cultura y Arte
Aire Libre
Deporte y recreo
Una característica que distingue a estos movimientos es
precisamente la existencia de un proyecto educativo con unos
objetivos establecidos, que ha de alcanzar y en el que las
actividades son medios para conseguirlos.
Por tanto las actividades deportivas son una más de las
que se pueden utilizar, son medios para conseguir esa formación
integral de niños y jóvenes.
Si hablamos de un club deportivo, la filosofía varía
respecto de la de un movimiento educativo de tiempo libre. Los
clubes deportivos se dedican mayoritariamente a iniciar,
desarrollar y formar a niños y jóvenes en la técnica y tácticas
específicas de un deporte determinado que se practica en dicho
club, con el objetivo de que puedan continuar y alcanzar un buen
nivel, para competir.
La iniciación deportiva es la introducción a una
modalidad deportiva. La actividad fundamental de un club
deportivo es el deporte.
4. LAS ACTIVIDADES DEPORTIVAS EN LOS MOVIMIENTOS
EDUCATIVOS DE TIEMPO LIBRE
Las actividades deportivas en estos tipos de movimientos
tienen una filosofía diferente a la de los clubes deportivos. El
deporte tiene grandes posibilidades educativas, y de educar en
valores, que van a depender del monitor, educador y de la forma
de utilizar y presentar dichas actividades.
¿Por qué introducir las actividades deportivas? Los
motivos que podemos encontrar son varios:
• Niños y jóvenes conocen este tipo de actividades y
generalmente les gustan.
•
Suelen requerir poco material.
• Mediante los deportes se pueden desarrollar aspectos
cognitivos, capacidades físicas y motrices, y también
desarrollar relaciones sociales: aprender a compartir;
comprender el concepto de trabajo personal y colectivo para
lograr un objetivo común, etc. Utilizado correctamente puede
aportar grandes beneficios, físicos, sociales, afectivos y
emocionales.
• Existen una gran variedad de deportes desconocidos, o
nuevos deportes que se van creando, y pueden ser muy
interesantes y divertidos.
Debemos recordar que la orientación que se le dé a la
práctica deportiva es importante y condicionará el valor educativo
de las actividades deportivas. Dentro de una asociación juvenil o
movimiento educativo el deporte debe tener una orientación
recreativa, y no de rendimiento.
Por tanto los juegos deportivos y el deporte han de
adaptarse a las propias necesidades de los participantes para
que puedan desarrollarse íntegramente.
La actividad física, los juegos y los deportes, son
importantes en la sociedad actual.
Al plantearnos el deporte como actividad para realizar en
el tiempo libre, no pensamos que debe ser la única actividad,
aunque reúna una serie de características que lo hacen idóneo
para toda la población y para todas las edades, por lo que la
presencia de otro tipo de actividades es necesaria.
El deporte puede ayudar al crecimiento y al bienestar
físico y psíquico, pero también puede lograr todo lo contrario.
Los educadores han de estar atentos pues, al
cumplimiento de los fines educativos marcados, ya que la
práctica del deporte puede ser portadora, al mismo tiempo, de
valores y contravalores.
En el contexto del tiempo libre, la actividad física y el
deporte resulta un recurso clave que se desarrolla en ambientes
atractivos e interactivos, emocionantes y divertidos para los niños
y jóvenes.
CAPÍTULO II
VALORES Y ACTITUDES:
QUÉ SON
Y CÓMO ENSEÑARLOS
“ En los ánimos encogidos
nunca tuvo lugar la buena dicha”
Miguel de Cervantes
Vivimos en un mundo en cambio acelerado, con
transformaciones que se suceden con gran rapidez. Un indicador
de ello es el de la percepción en el cambio de valores entre las
generaciones jóvenes que se abren paso en la historia con sus
valores emergentes y las ya instaladas que pretenden perpetuar
los suyos.
Por todas partes se habla de los valores y sobre todo de
la falta de valores. No cabe duda de que es un tema de
actualidad y que se ha erigido como un núcleo de análisis y
discusión, desde un universo heterogéneo de planteamientos,
como es el de nuestra sociedad actual.
La Educación en Valores constituye uno de los grandes
retos educativos. Lo cierto es que no podemos concebir la
Educación sin los valores.
1 APROXIMACIÓN AL CONCEPTO DE VALOR
Cuando queremos hablar de valores, debemos aclarar en
primer lugar qué es una consistencia.
Entendemos por consistencia, aquello que hace
referencia a estabilidad comportamental, a regularidades, la
forma de conducirse, sentir, valorar y actuar. Puede definirse
como todo un conjunto de acciones y conductas que muestran un
cierto grado de estabilidad.
Encontramos tres tipos de consistencias: los valores, las
actitudes y las normas.
Nosotros nos ocuparemos en primer lugar de los valores.
Inicialmente nos vamos a encontrar con un problema: la
falta general de acuerdo a la hora de definir los valores.
El concepto de valor hace referencia a concepciones,
creencias y principios referidos a formas de conducta y modos de
vida deseables, con los que la persona mantiene un gran vínculo
emocional y desde los que guía su pensamiento y orienta su
acción.
La idea de valor acompaña siempre a la condición
humana en tanto que la persona se concibe como ser racional y
como ente cultural y no sólo como organismo biológico. Los
seres humanos somos, como consecuencia y de modo inevitable,
sujetos de valores y los valores, a su vez, sólo existen en relación
con las personas.
Este es uno de los primeros elementos que nos permiten
enmarcar la noción de valor: el valor siempre lo es desde una
perspectiva humana.
En las diferentes definiciones de valor veremos aparecer
un segundo elemento común, es la referencia a su consideración
como modelos ideales de actuar o de existir. Por su condición de
“ideales”, los valores no reproducen, en sí mismos, una realidad
física; poseen una naturaleza abstracta que sólo encuentra
sentido cuando se hacen explícitos, cuando se depositan en
alguien o en algo.
Así pues, lo que observamos en las personas no son,
pues, los valores en sí mismo, sino su manifestación ante
contextos y situaciones concretas.
Gutiérrez (1995:25), señala que los valores tienen una
curiosa característica, que hace que su estudio sea
particularmente difícil, y es que no son propiedades de cosas o
de las acciones como el peso, la forma o el color, sino que
dependen de una relación con el sujeto que valora; lo que hace
difícil establecer una teoría material de los valores, en la que los
valores tengan una entidad objetiva.
Los valores impregnan, en la práctica, todas las
dimensiones del propio devenir personal: pertenecen al ámbito
cognitivo, en la medida de que son estructuras de conocimiento;
implican al ámbito afectivo, ya que establecen vínculos de
carácter emocional y por último, comprometen y dotan de
coherencia a la propia acción.
Los valores forman parte de una estructura, de un
sistema coherente organizado.
Es un marco axiológico
estructurado y con frecuencia jerarquizado el que dota de sentido
y consistencia al propio modo de vivir. Representan una opción
entre varias posibles, se caracterizan también por ser el resultado
de una elección, condicionada por el contexto histórico que a
cada persona nos ha tocado vivir.
A través de su relación con el entorno, las personas
conforman un sistema de valores lo suficientemente estable
como para dar continuidad a sus acciones y con flexibilidad
necesaria para reorganizar dicho sistema de valores, según
avanza su proceso de de desarrollo y madurez personal, de las
experiencias vividas, de los cambios que se producen en nuestra
sociedad.
Veamos pues algunas definiciones del concepto valor:
Una creencia duradera donde un modo de
conducta o un estado último de existencia es
personalmente y socialmente preferible a un opuesto
modo de conducta o estado final de existencia.
(Rokeach, 1979:20)
El proceso de adquisición de los valores, según este
autor, tiene lugar a través de los diferentes procesos de
socialización a que se ve sometido el ser humano. Por tanto,
cualquier acción que tenga lugar alrededor del niño/a tendrá sus
influencia en su personalidad y, lógicamente, la influencia de la
educación que reciba será decisiva. No sólo la educación que
reciba en la escuela, sino también en entornos cercanos como la
familia, los amigos, asociaciones deportivas, etc., constituirán un
campo de influencia importante.
Schwartz y Bilski (1987:51), entienden los valores como
respuestas culturales a los problemas humanos fundamentales:
Los valores se definen como conceptos o
creencias sobre estados finales o conductas deseables
que trascienden las situaciones concretas, guían la
selección o la evolución de la conducta y los eventos, y
están ordenados por su importancia relativa.
Ambos autores otorgan gran importancia al desarrollo
cognitivo de la persona como clave en la conformación de su
sistema de valores.
Dentro del ámbito educativo español González Lucini
(1993:13) recoge las aportaciones de diversos autores y habla de
cuatro dimensiones o puntos de vista con respecto a los valores:
• Los valores son proyectos ideales de comportarse y de
existir que el ser humano aprecia, desea y busca.
• Los valores son opciones personales que se adquieren
desde las posibilidades activas de la voluntad.
• Los valores son creencias que se integran en la
estructura del conocimiento.
• Los valores son características de la acción humana que
mueven la conducta, orientan la vida y marcan la
personalidad.
Podemos pues plantearnos las siguientes cuestiones: ¿a
quién corresponde la educación en valores?; ¿es la escuela la
única institución responsable de la transmisión de la educación
de valores?; ¿con qué tipo de valores se debe comprometer la
educación?; ¿podemos hablar de un sistema de valores
universales?; ¿hay otros agentes sociales que también inciden
en el desarrollo de los valores?
Camps (1996:15), considera que no hay un modelo de
persona ideal, ya que el mundo es plural y esta pluralidad supone
un enriquecimiento, como también lo es la convivencia con las
diferencias.
“ (…) contamos con un conjunto de valores
universalmente consensuables, un sistema valorativo
que sirve de marco y de criterio para controlar hasta
dónde llegan nuestras exigencias éticas individual y
colectivamente. Son valores (…) producto de más de
veinticinco siglos de pensamiento.
La misma autora señala la necesidad de defender unos
derechos fundamentales y propone como punto de partida y
referente la Declaración Universal de los Derechos Humanos de
1948. Pero aunque se esté totalmente de acuerdo con esta
propuesta, es sabido que se hacen diferentes interpretaciones de
ella, y valores como el “derecho a la vida” que aparentemente
son indiscutibles, se tambalean cuando la sociedad se plantea
temas más concretos y cercanos a la vida cotidiana como la
eutanasia o el aborto, por citar algunos ejemplos.
1.1. Naturaleza de los valores
Un problema a propósito de los valores, consiste en
desentrañar si éstos tienen una realidad, o si por el contrario, los
inventamos, si concedemos un valor a las cosas y por eso nos
parecen valiosas, o si por el contrario reconocemos un valor y por
eso nos parecen valiosos.
La naturaleza de los valores determina cómo se adquieren.
Podemos encontrar dos grandes posiciones al respecto: el
subjetivismo y el objetivismo.
a) El subjetivismo, sostiene que las cosas no
tienen valor por si mismas, sino que dependen del
que el individuo les otorgue. El valor de una acción
o un objeto queda reducido a una vivencia personal
y, por tanto, la valoración es la expresión de un
estado psíquico subjetivo (interés, curiosidad,
deseo, etc.).
b) Objetivismo. Según esta corriente los
valores son independientes tanto del individuo que
valora, como del objeto o situación en que se
manifiesta este valor. Los valores son absolutos,
inmutables e incondicionados. Se da, una
independencia de los valores respecto del individuo.
El objetivismo representa acabar con cualquier
subjetivismo y también con el relativismo moral.
Ni una tendencia ni otra dan respuesta a la manera de ver
los valores. Frondizi argumenta que los valores son el resultado de
la interrelación entre un individuo que valora y un objeto de
valoración, con lo cual no se da prioridad a ninguno de los dos
polos, sino justo a la relación existente.
1.2. Jerarquía de valores
La pluralidad de valores existentes, hace necesaria la
ordenación jerárquica, porque no todos valen lo mismo, y el cambio
de esa jerarquía convierte en antivalor lo que en un principio
pudiera tener carácter de bien. Por tanto, elegir es anteponer unos
valores a otros, posponiendo determinados valores y ejercitar
nuestra personal escala.
Y aquí está el tema de discusión, ya que el que todos
tengan su personal escala de valores, lleva a discusiones y
conflictos de valores, conflictos de preferencias e intereses.
"El hombre, sin dejar de serlo, va configurándose
como distinto y los valores, siempre referentes al hombre, a
cada hombre, se presentan como nuevos o desde una
nueva dimensión. En esto consiste la dinamicidad histórica
de los valores así como su progresivo descubrimiento"
(ESCÁMEZ, 1983:73)
Los valores son muy variados en función de la situación y
preferencias de cada individuo o grupo. Cada época, pueblo o clase
social posee valores diferentes y en un mismo período histórico se
da multiplicidad de valores, a veces en conflicto.
“No podemos pues sentirnos indiferentes ante el
valor, ni podemos dejar de establecer un orden jerárquico,
anteponiendo unos y posponiendo otros en caso de
conflicto”.
(MARÍN 1993:44)
“Es por tanto necesario elaborar una clasificación
de valores que nos permita una visión panorámica, que
permita romper limitaciones y ensanchar el horizonte
axiológico, y debemos hacerlo sin precipitación en su
formulación, para que de este modo podamos entender y
comprender las conductas individuales y colectivas”.
(MARÍN 1993:46)
Estamos de acuerdo con el profesor MARIN en que hace
falta comprender ese mundo valoral condicionante de nuestra
educación. Hay que establecer algunos criterios que esclarezcan
las decisiones personales y colectivas, y que nos permitan trazar
los objetivos educativos con criterios claros, que nos permitan
profundizar en el "vasto continente de las escalas axiológicas".
Es tarea imposible enumerar todos los valores hasta sus
últimas subdivisiones, nos limitaremos a las grandes categorías,
por dos razones: por un lado pueden lograr un más alto nivel de
asentimiento, y por otro ofrecen los marcos de referencias para
posteriores concreciones.
1.2. Clasificaciones.
¿Para qué sirven los sistemas de valores? La respuesta
sería la de que los valores nos sirven como patrones para guiar la
vida de los hombres; son expresiones idealizadas capaces de
satisfacer las necesidades humanas, entendidas en el sentido más
amplio; orientan toda la actividad humana en las situaciones
concretas de la vida. Los valores mediatizan la percepción que
tenemos de los demás y de nosotros mismos; establecen las bases
para juzgar a los otros y al mismo sujeto sustentador de los valores,
así como sus acciones y, también justifican todo tipo de influencia
que se pretenda ejercer en relación con los demás. El sistema de
valores que un sujeto posee podemos considerarlo como un plan
general para evaluar, resolver conflictos y tomar decisiones.
(ESCAMEZ 1986: 118)
1.4. Propuesta de clasificación de valores
Como conclusión, proponemos a continuación una
clasificación de valores, que a nuestro entender, recoge, todas las
dimensiones esenciales de la persona, es decir, los ámbitos que el
hombre ha descubierto al experimentar e interpretar valoralmente
la realidad en la que está inmerso.
En la elaboración de la clasificación de valores que
presentamos, nos hemos apoyado fundamentalmente en la
propuesta de educación integral que proponen los trabajos
consultados entre los que destacamos el de Ricardo Marín: “Los
valores un desafío permanente”; C. Schramm Martín en su artículo
"Valores y Reforma Educativa"; el de Enrique Gervilla, "Los valores
de la LOGSE. Enseñanzas de Régimen General".
Cuadro establecido tras el análisis comparativo de los
autores revisados.
MARIN
Vitales
Útiles
Estéticos
Intelectuales
Morales
Sociales
Religiosos
(1)
GERVILLA
Corporales
Ecológicos
Estéticos
Intelectuales
Morales
Individuales
Sociales
Religiosos
Afectivos
Dinámicos
SCHRAMM
Biológicos
Uso de las cosas
Estéticos
Intelectuales
Éticos
Personalización(1)
Socialización
Trascendentes
(1)
Valores de personalización (afectivo-caracterológicos)
Nuestra propuesta recoge ocho dimensiones valorales, y
los valores adscritos a ellas, los cuales utilizamos para una
formación integral de niños y dentro del ámbito de de Educación en
el tiempo libre.
Propuesta de clasificación de los valores:
1. CORPORALES
* El cuerpo: desarrollo y perfeccionamiento. Destrezas y
habilidades.
* La salud: cuidado y prevención.
* La vida: respeto, cuidado y defensa.
2.ÚTILES
* Respeto, protección y conservación de la naturaleza
* Respeto de las cosas propias, comunes o ajenas
* Austeridad, sobriedad, rentabilizar los recursos
3. INTELECTUALES
* La cultura, saberes, conocimientos, información
* La comprensión y expresión a través del lenguaje (verbal
y no verbal)
* La capacidad de comprensión, interpretación y análisis
de la realidad
* Desarrollo de las habilidades intelectuales: razonamiento
lógico, análisis, síntesis, relación, aplicación...
* Sentido crítico, creativo y autónomo del pensamiento y la
expresión
* Los hábitos y técnicas de trabajo intelectual.
4. PERSONALIZACION
* La identidad personal: ser uno mismo.
* La realización personal: desarrollo de las potencialidades
* La autonomía personal: superación de dependencias.
* Seguridad y confianza en uno mismo. Toma de
decisiones.
* El autoconcepto positivo: satisfacción consigo mismo
* La responsabilidad. La capacidad de compromiso
personal
* La capacidad de superar las dificultades: esfuerzo
* La aceptación de la realidad, de uno mismo y de los
demás.
5. SOCIALES
* El respeto: a la vida, a los demás, bienes, ideas,
creencias.
* La comunicación positiva. Diálogo.
* La convivencia democrática.
* La tolerancia y flexibilidad en el pluralismo.
* La colaboración, participación con otros y la ayuda.
* La amistad, el amor, la fraternidad.
* El servicio, la disponibilidad.
6. MORALES
* La justicia: el bien común. Los derechos de los demás.
* La honradez. La rectitud.
* La verdad. Austeridad, coherencia, sinceridad.
* La igualdad: respeto a las justas aspiraciones de los
otros.
* La solidaridad: compartir.
* La paz: la concordia.
7. ESTETICOS
* La sensibilidad para apreciar la realidad: la belleza
* La creatividad: capacidad de crear
* La expresividad personal con diversos recursos:
plásticos, musicales, corporales…
8. RELIGIOSOS
* Creencias religiosas, filosóficas, ideológicas:
cosmovisión sacra o secular.
* Sentido de la vida y la muerte.
* Esperanzas inmanentes y/o trascendentes.
Intentamos con nuestra propuesta de clasificación abarcar
todas las dimensiones de la persona humana. Entendemos que un
proyecto educativo con el calificativo de integral, precisa de una
propuesta de valores integral.
"La educación entendida en su sentido pleno
pretende llevar a su plenitud al sujeto, desplegar
equilibradamente sus energías, hacerle capaz de actuar
eficazmente en el medio natural y social, y esto implica que
debe contemplar la totalidad de los valores"
(MARÍN 1993:108).
La educación, entendida como transformación en el sentido
de una cierta idea mejor que poseemos, es caminar hacia ciertos
valores. Un valor equivale no sólo a manifestarse respecto de lo
que es, sino que también implica hacer notorio lo que "debería ser".
Los valores son propios del hombre y de la Educación.
En la educación es fundamental contar con las capacidades
del sujeto, con sus preferencias, sus intereses, su peculiar forma de
conocer y de vivir. No podemos enseñar algo desconectado de su
manera de ser, pero a su vez, lo que se enseña tiene que ser
positivamente valioso.
(PEREZ, P. Mª, MARIN, R.; VAZQUEZ, G.: 1992:13)
2. LAS ACTITUDES
2.1. Concepto.
Las actitudes hacen referencia a disposiciones estables
que se ponen en juego al evaluar pensamientos, sentimientos o
acciones y que orientan, de forma coherente, la actuación ante
personas, objetos o situaciones.
Las actitudes representan realidades que definen el modo
personal de ver el mundo y de actuar en él; participan, de forma
directa, en las conductas que desarrollan las personas; y
constituyen parte esencial de la estructura básica del
comportamiento social.
(Gonzalez Lucini, 1990).
El mismo autor (Gonzalez Lucini, 1992) destaca como
características de las actitudes las siguientes:
- Las actitudes no son innatas, sino que se adquieren: se
aprenden, se modifican y maduran; son educables, como
los valores.
- Son predisposiciones estables, son estados personales
adquiridos de forma duradera.
- Tienen un carácter dinámico, entran menos en el campo
de los ideales y de las creencias, y son, contrariamente,
mucho
más
funcionales
y
operativas….Esta
característica implica que la adquisición de las actitudes
tiene que realizarse en la acción, es decir, en estrecha y
permanente relación con todas las actividades que el
alumno realiza en el ámbito escolar.
- Las actitudes se fundamentan en los valores, lo que
implica que los valores se expresan, se concretan y se
alcanzan con el desarrollo de las actitudes.
2.2. Los componentes de las actitudes
En otro sentido las actitudes son decisivas en la
construcción de la personalidad, ya que a través de ellas se
canalizan tres parcelas fundamentales: la cognitiva, la afectiva y la
conductual.
El componente cognitivo: Las actitudes son conjuntos de
creencias, conocimientos o expectativas, relativamente estables,
que predisponen a actuar de una manera preferente ante un objeto
o situación. Este componente cognitivo es en el que más
fácilmente se puede incidir en la enseñanza, y suele ser congruente
con la actitud respectiva.
El componente afectivo: la actitud tiene una carga afectiva,
asociada a los sentimientos, que influye en cómo se percibe el
objeto de la actitud. Estas pautas de valoración, acompañadas de
sentimientos agradables o desagradables, se activan ante la
presencia del objeto o situación.
Componente conductual: se trata de la disposición o tendencia a
actuar favorable o desfavorablemente. Aunque la relación entre
actitud y conducta no es directa, dado que hay otros factores que
intervienen, y que no toda disposición produce la acción
correspondiente, suele presentar una cierta consistencia – dentro
de un umbral variable.
No existe un consenso respecto a la necesidad de que los
tres componentes estén presentes todos ellos. . Habitualmente se
incluye en el análisis el componente afectivo, pero no siempre se
considera la inclusión del componente cognoscitivo y conductual.
Es el componente afectivo el considerado más importante, es por
ello que muchos de los intentos de trabajar y medir las actitudes se
enfocan principalmente hacia este rasgo.
Componentes de las actitudes (Sarabia, 1992: 137)
Si nos centramos en el ámbito de las actividades
deportivas, nuestro trabajo como educadores debe centrarse en el
desarrollo de actitudes positivas hacia la práctica de juegos y
deportes para que en la vida adulta esta práctica se convierta en un
hábito.
Las actitudes predisponen a la acción, son un elemento
que facilita y predispone a la conducta, pero debemos tener en
cuenta que
no siempre una buena actitud es la única
responsable de que la conducta esperada se produzca, pues
intervienen otros muchos factores –contextuales, personales,
etc.- sobre los que no siempre se puede incidir.
Desde el punto de vista educativo, las acciones que se
proponen con la intención de modificar determinadas actitudes
tendrán que incidir sobre el elemento cognitivo –disponer de
informacióny sobre el afectivo –motivación, interés,
valoraciones…- y el de comportamiento –la propia práctica
deportiva-, pero existen elementos contextuales que pueden
llegar a tener más influencia sobre los niños y jóvenes, como los
amigos, los medios de comunicación y la sociedad en general.
Debemos tener en cuenta que existe una relación de
dependencia de las actitudes con respecto a los valores. Éstos
son el núcleo esencial del devenir humano, que corresponden a
un ser moral. Las actitudes están ligadas al ámbito de lo
concreto. Los valores son más estables y centrales; las actitudes
son dinámicas, más funcionales y operativas. Los valores
representan una meta, un horizonte hacia donde dirigirnos, las
actitudes constituyen los caminos que avanzan hacia esa meta.
3. LAS NORMAS
Las normas son reglas o pautas prescriptivas que
determinan qué se puede y qué no se puede hacer.
En la naturaleza prescriptiva de las normas reside la
trascendencia de las normas. El sentido de obligación posee una
triple dimensión: compromiso con el grupo social, responsabilidad
con uno mismo y coherencia con un sistema de valores.
En función de su origen, las normas pueden clasificarse
en:
Normas subjetivas: Vienen dadas subjetivamente por el
individuo, de acuerdo con su conciencia, aunque indirectamente
siempre tienen un origen externo.
Normas exteriores o sociales: Están impuestas desde fuera por
algún tipo de autoridad o poder, o porque existen en un
determinado grupo social. Suelen implicar alguna clase de
presión social o individual que induce a cumplirlas. Su
incumplimiento puede conllevar sentimientos de culpabilidad o
marginación en el grupo.
Características y relaciones entre valores y actitudes y
normas desde una interpretación objetivista (Puig Rovira 1993, y
Prat 2001)
FILOSÓFICO
►►►►►+
+ ESPECÍFICO ◄ ◄ ◄ ◄ ◄
GENERAL
NORMAS
Reglas o pautas de conducta. Prescriben
conductas.
No siempre se formulan explícitamente.
Pueden ser subjetivas o externas.
Se aprenden y se integran de forma
vivencial a través de la reflexión.
Son un soporte externo-interno de los
valores que influyen en los individuos y que
éstos acaban adquiriendo.
►►►►►+
ACTITUDES
Tendencia para comportarse de forma
consistente y persistente ante
determinadas situaciones, objetos, hechos
o personas.
Predisposiciones o tendencias para la
acción que podemos regular.
Carácter relativamente estable.
Pueden modificarse y, en consecuencia
son educables y se pueden aprender.
Componentes:
afectivos/cognitivo/comportamental
+ CONCRETO ◄ ◄ ◄ ◄ ◄ ◄
VALORES
Principio normativo que preside y regula el
comportamiento de las personas en
cualquier situación y momento.
Ideales abstractos representan creencias.
Proyectos ideales de comportarse
Creencias duraderas
Criterios que permiten enjuiciar la realidad.
Ideas a las que nos vinculamos con fuertes
conexiones afectivas.
Puig (1993) dice que los valores orientan la capacidad
para reaccionar emocionalmente, dan pautas o criterios de juicio
y, finalmente se convierten en guías de la propia acción.
Los valores han de traducirse en las correspondientes
actitudes, y éstas a su vez, en las correspondientes normas.
4. ¿CÓMO EDUCAR EN VALORES?
En forma de síntesis exponemos algunas de las teorías y
modelos, que han dado respuestas distintas, desde la
perspectiva educativa al cómo se forman y cambian las actitudes.
4.1. Teorías
4.1.1. Teoría del aprendizaje social (Bandura, 1986)
Está referida en general al aprendizaje por observación e
imitación. Según el autor adquirimos patrones de conducta, y las
actitudes ligadas a ellos, a través de la simple observación de un
modelo y la puesta en marcha de unos procesos cognitivos de
asimilación de la información y reproducción. Es decir las normas
se establecen por imitación de los modelos ya existentes, en
especial a través de la influencia de las personas o grupos
sociales que constituyen dichos modelos.
Nosotros como educadores en el tiempo libre, somos los
modelos para los niños y jóvenes que forman parte de una
asociación, de igual modo también los deportistas de élite
transmiten un modelo determinado (deporte de élite/competición:
éxito social, reconocimiento, etc.)
Según la teoría del aprendizaje social, las influencias de
los modelos significativos para los niños y jóvenes producen el
aprendizaje sobre todo por su función informativa. Debemos
tener en cuenta que a través del proceso de socialización, que se
da en la realización de las diversas actividades (culturales,
formativas, de aire libre y deportivas realizadas en grupo) los
niños aprenden por imitación muchos comportamientos de los
educadores. Ellos aprenden a través de la observación, debido a
la interacción entre ellos y el modelo (monitores/animadores) y
son de gran importancia las relaciones de tipo afectivo positivo.
Otro punto importante en vuestra conducta es que, si ellos
observan en vosotros aquellos valores que queréis transmitir, el
estímulo para su imitación tendrá más posibilidades de ser
imitado. Si en nuestros juegos mostramos, respeto, cooperación,
juego limpio, generaremos en los niños una buena valoración
como modelos, existen más posibilidades de incitar a la imitación
de nuestro comportamiento.
“la coherencia en el modelo entre su decir y hacer le
concede más fuerza ante aquel que observa” es vuestra
responsabilidad como educadores comprometidos…
4.1.2. Teoría del desarrollo estructural3
La teoría estructural recoge los planteamientos del
desarrollo moral expuestos por Piaget (1954, 1965), Kohlberg
(1969) y Haan (1983), Gutiérrez (1995) y Bredeemier (994),
principalmente.
Tanto Piaget como Kohlberg han tenido una gran
repercusión en el estudio de los procesos y estadios del
desarrollo moral. Una diferencia les caracteriza; para Piaget el
desarrollo moral se sitúa a lo largo de unos períodos evolutivos
universales, por el contrario Kohlberg, piensa que los estadios del
desarrollo que se encuentran ordenados y escalonados, pueden
según la intervención personal de cada uno progresar por ellos,
no estando sujetos a un tiempo determinado. La progresión de
una etapa hacia otra se consigue por medio de experiencias de
aprendizaje, con la intención de conseguir que la toma de
decisiones sea producto de ese proceso de adquisición de
valores que determinan la conducta a seguir.
4.2. Modelos para el desarrollo de valores en el deporte.
Vistas la teorías, ¿qué modelos de educación en valores
encontramos en el ámbito del deporte?
3
(Piaget, 1965; Kohlberg, 1969 y Haan, 1983; en Gutierrez, 1995 y Bredemeier,
1994)
4.2.1. Modelo de T. Wandzilak para el desarrollo de
valores en la Educación Física y el deporte.
“Una de las mayores tareas a que se enfrentan
los educadores es ayudar a sus alumnos a formar un
sistema de valores que les servirá como guía a la hora
de tomar decisiones de índole moral”
Wandzilak, 1985: 176)
Wandzilak (1985)4, plantea que para que el modelo
tenga éxito deben cumplirse una serie de requisitos previos,
situando como primero y más importante el de que el profesor o
entrenador debe comprometerse expresamente con el desarrollo
de valores. El segundo requisito sería el compromiso de
entrenadores y profesores del desempeño de modelos de rol.
Además el modelo está estructurado en cinco pasos:
•
Identificar y definir los valores que va a ser
desarrollados.
•
Determinar los objetivos, metodología
actividades para desarrollar los valores escogidos.
•
Utilizar refuerzos.
•
Evaluar.
y
•
Utilizar los datos obtenidos, para una posible
mejora (feedback).
4
Parte de los estudios de la teoría del desarrollo estructural, dentro del campo
deportivo. Estudios realizados entre otros por .Bredemeier (1994)
4.2.2. Modelo ecológico de Melchor Gutiérrez (1995)
para el desarrollo de valores sociales y personales en la
actividad física y el deporte.
Considera que el desarrollo del modelo no puede ser
responsabilidad única del educador (o entrenador), sino que una
de las primeras cuestiones a abordar será analizar el conjunto de
influencias ambientales que pueden afectar a niños y jóvenes,
favoreciendo en unos casos y perjudicando en otros su proyecto
formativo integral.
Propone un modelo ecológico en el que se contemplan
todos los sectores implicados en dicho ámbito. El propio autor
reconoce la dificultad, si no existe un mínimo de compromiso por
parte de cada uno de los miembros pertenecientes a dichos
sectores, pero considera indispensable proponerlo y reconocer
su necesidad, para intentar evitar el problema derivado de
enfrentar a niños y jóvenes a posturas contrapuestas, al recibir
orientaciones distintas según los ámbitos en que se encuentren
(deporte educativo, deporte espectáculo, etc)
El modelo contempla 4 fases de intervención (tienen
mucha correspondencia con las de Wandzilak, 1985):
•
Análisis
intervención.
y
desarrollo
del
programa
de
•
Planificación y desarrollo del programa de
intervención.
•
Intervención y seguimiento.
•
Valoración de la intervención.
Cada uno de estas fases deberá a su vez ser
desarrollada en estos ámbitos de intervención: desde los valores
de la política educativa, desde los valores de la persona y su
entorno, desde las organizaciones deportivas, y desde los
medios de comunicación.
Las intervenciones deben estar interrelacionadas,
tratando de trabajar coordinadamente en busca de un fin común:
el desarrollo personal e integral de niños y jóvenes.
PUNTO Y APARTE
Ante estos dos modelos nos queda decir, que ambos
tienen su importancia, pues entendemos como nos dice
Gutiérrez, que la educación en valores en el deporte no es sólo
de los padres, o de la escuela, o de los medios de comunicación,
sino que cada uno debe actuar y asumir su función en el rol que
le corresponde. En nuestro caso desde nuestra intervención
educativa en el tiempo libre.
Y por otra parte, los requisitos previos y las fases del
modelo de Wanzilack, se ajustan a nuestra manera de trabajar
con niños y jóvenes.
No cabe duda que nosotros como monitores de
movimientos educativos de tiempo libre, entendemos
perfectamente la importancia de estos dos requisitos. Porque
como movimientos educativos partimos de un Proyecto
Educativo, y que nuestra intención de educar en valores es clara.
Y por otra parte el compromiso personal de los monitores y
animadores con nuestra tarea, nos compromete como modelos
ante los niños y jóvenes.
Y respecto a las fases
•
Identificar y definir los valores que va a ser
desarrollados: Partimos de un proyecto educativo
general, donde se expresa nuestro sistema de valores,
•
Determinamos los objetivos a desarrollar en
función de los valores. Nuestra metodología es clara,
Palabra, Ambiente y Actividad. Es a través de las
diferentes experiencias y vivencias como se va
adquiriendo una formación integral,
•
Utilizamos
refuerzos. La comunicación, el
diálogo, son constantes en nuestras actuaciones.
•
Evaluamos nuestras acciones, principalmente a
través de técnicas observacionales, y…
•
Utilizamos los datos provenientes de nuestra
observación, para una posible mejora (feedback) de
nuestra actuación con el fin de desarrollar los valores
propuestos.
“A la humanidad le ha costado demasiado
aprender a lo largo de su historia el valor de
determinados valores y actitudes como para pretender
ahora que no vale la pena legarlos, dejando a jóvenes
generaciones que aprendan por ensayo-error si les
interesa vivir según esos valores o prefieren olvidarlos”.
(Cortina, 1993)
Pongámonos pues, manos a la obra
“La acción más pequeña vale más que la intención
más grande”.
(L. Elsenberg)
CAPÍTULO III
LOS DEPORTES
1 DEFINICIONES DE DEPORTE
Antes de analizar los aspectos más relevantes,
analicemos dos términos: actividad deportiva y deporte.
La actividad deportiva es aquella que se puede realizar,
de forma más o menos esporádica, individual o colectivamente
de manera informal, sin continuidad y sin las orientaciones
técnicas de un especialista deportivo, cuya finalidad es la
realización de una actividad corporal.
El Deporte se realiza con una periodicidad, con una
sistematización, orientado por un especialista que ofrece unos
recursos técnicos que posibilitan no sólo la ejecución de la
actividad corporal sino también el logro de un aprendizaje, con
fines competitivos o no.
El concepto de deporte ha ido variando con el discurrir
del tiempo y en función de la evolución de las sociedades en las
que se ha desarrollado.
Podemos observar claras diferencias en sus
manifestaciones. Todas las modalidades deportivas suelen tener
una serie de características comunes, como la existencia de
competición para superar a los demás o nuestros propios límites,
un esfuerzo físico y unas normas o reglas por las que se rige el
desarrollo de los deportes, reglas que suelen tener carácter
universal, y un sentido lúdico-recreativo.
Son múltiples las definiciones que podemos encontrar.
Exponemos algunas de ellas.
“Iniciativa,
perseverancia,
intensidad,
búsqueda
del
perfeccionamiento, menosprecio al peligro”.
P. de Coubertain
“Diversión liberal, espontánea, desinteresada, expansión del
espíritu y del cuerpo, generalmente en forma de lucha, por
medio de ejercicios físicos más o menos sometidos a reglas
como características del deporte”
J. Mª Cagigal
“El deporte es un conjunto de situaciones motrices codificadas
en forma de competición y con un carácter institucional”
P. Parlebas
“Deporte es juego, es decir, actividad que no persigue utilidad
alguna”
P. Seurin
“El ejercicio físico intensivo, sin fin utilitario inmediato,
practicado con la intención de acrecentar o conservar la
soltura, la agilidad, la fuerza y la belleza de la forma en el
cuerpo; de vencer dificultades, de superar un adversario en
competición o en demostración de aptitudes”
Enciclopedia Espasa Calpe.
“Deporte, conjunto de actividades físicas que el ser humano
realiza con intención lúdica o competitiva. Los deportes de
competición, que se realizan bajo el respeto de códigos y
reglamentos establecidos, implican la superación de un
elemento, ya sea humano (el deportista o equipo rival) o físico
(la distancia, el tiempo, obstáculos naturales). Considerado en
la antigüedad como una actividad lúdica que redundaba en
una mejor salud, el deporte empezó a profesionalizarse
durante el siglo XX”.
Encarta
“Todo tipo de actividad física que mediante una participación
organizada o no, tenga por finalidad la expresión o mejora de
la condición física y psíquica, el desarrollo de las relaciones
sociales o la obtención de resultados en competiciones de
todos los niveles” .
Carta Europea del Deporte en su artículo 2.1. a en 1992.
2 DIMENSIONES, PERSPECTIVAS, VERTIENTES DESDE
DONDE SE ENFOCA LA ACTIVIDAD DEPORTIVA
“Hoy es una realidad que al acercarnos a él (deporte)
nos encontramos con una serie interminable de adjetivaciones
que, a veces, pueden confundir si no se entiende como diferentes
dimensiones que el mismo puede tener: Deporte para todos,
Deporte de base, Deporte en edad escolar, Deporte escolar,
Deporte universitario, Deporte federado, Deporte popular,
Deporte de élite, Deporte espectáculo, Deporte medioambiental,
Deporte alternativo, Deporte para discapacitados.”
Díaz (2002: 1)
Hablamos de diferentes dimensiones, perspectivas y
modos de entender el deporte. Según la dimensión que
queramos abordar tendremos unos objetivos, intereses
cuantitativos y cualitativos en aspectos educativos, sociales,
higiénicos, recreativos, económicos…en función de la
perspectiva que elijamos.
Definimos algunas de estas vertientes desde donde se
enfoca la actividad deportiva y los deportes:
• Orientación educativa: Los medios y métodos que utiliza
debe tener como base la participación de todos y la
cooperación.
• Recreativa: Es una vertiente que debe ir unida a la
educación; inculca el uso de estas actividades en el tiempo
libre y de ocio.
• De rendimiento o élite: Es una faceta muy selectiva y
nunca debe buscarse en el ámbito educativo. El objetivo es
el resultado obtenido por medio de la competición y/o la
mejora de marcas.
• Deporte espectáculo: Se caracteriza por la existencia de
un cuerpo de profesionales y por una reglamentación estricta
que organiza eventos deportivos con fin lucrativo o utilitario.
• Deportes para todos: Es aquella práctica deportiva que
busca la máxima participación, sin ningún tipo de selección o
marginación en función del grado de dificultad, bien sea
técnica, táctica o física, ni de la edad, sexo, raza, etc.,
aunque para ello haya que adaptar los diferentes materiales,
infraestructuras, etc.
Queremos detenernos especialmente en dos de estas
vertientes por considerar que son las que desde el punto de vista
de un movimiento educativo en el tiempo libre, como es el
nuestro, utilizamos en las prácticas deportivas entendidas como
medio formativo, puesto que lo importante no es el deporte, sino
el niño o el joven que realiza dicha práctica. Hablamos del
deporte para todos y principalmente del deporte recreativo.
El deporte para todos, es aquella práctica deportiva
que busca la máxima participación, sin ningún tipo de selección o
marginación en función del grado de dificultad, bien sea técnica,
táctica o física, ni de la edad, sexo, raza, etc., aunque para ello
haya que adaptar los diferentes materiales, infraestructuras, etc.
Se han desarrollado programas de Deporte para Todos
que pretenden llegar a toda la población, desde niños hasta las
personas de edad avanzada5. También se pretende favorecer la
práctica deportiva de los discapacitados6. Estos programas
pretenden la participación de todos los colectivos, puesto que a
los programas deportivos tradicionales o de competición no
tienen acceso determinados grupos.
El Deporte para Todos pretende la máxima
participación de las personas en una actividad deportiva, que
permita el fomento de determinados valores como la satisfacción
por la práctica, el bienestar personal, la relación social, amistad,
etc., los cuales en muchas ocasiones no están integrados dentro
de la práctica del deporte competitivo o de alto rendimiento.
5
El Consejo de Europa crea la”Carta Europea del Deporte para Todos: personas
de edad avanzada”, con el objeto de fomentar el deporte en este colectivo.
Recomendación (86) 18 y la Resolución (88) 8 del Comité de Ministros de los
Países Miembros en Conseil de l’Europe et le Sport (1992).
6
El Consejo de Europa desarrolla unas recomendaciones y la resolución para
desarrollar la “ Carta Europea del Deporte para Todos: personas minusválidas”
(1992:72-77
Las características que definen el Deporte para Todos
(Miranda y Camerino, 1996: 281-282) son:
• Búsqueda continuada
de
formas
recreativas
y
socializadoras del movimiento como el placer por el ejercicio,
la comunicación, el movimiento compensatorio y la salud.
• La estructura de las prácticas adaptadas al usuario y sin
modelos definidos, es decir, a partir del juego y de
actividades sencillas donde las reglas y normas puedan
modificarse y cambiarse, con una fácil organización de los
participantes y sin ningún tipo de clasificación sobre la base
del rendimiento que tienen.
• Las infraestructuras y los materiales adaptados a los
espacios utilizados y que pueden cambiar continuamente, los
materiales han
de ser atractivos y alternativos, o
convencionales de uso alternativo debido a que posibilitan
nuevos juegos totalmente desconocidos para los
participantes.
• La oferta de programas y planificaciones muy variadas,
flexibilidad para adaptar los programas a las demandas y
necesidades de los participantes.
• Utilización del medio natural debido a que éste ofrece los
mejores recursos para la práctica de actividades físicas.
Consideramos por su importancia tres aspectos
fundamentales y característicos del Deporte para Todos:
1. La posibilidad de cambiar las reglas de juego en
función de las motivaciones de los propios
participantes.
2. La posibilidad de cambiar el espacio de juego
adaptándolo a las características, necesidades y
motivaciones de los participantes.
3. La posibilidad de adaptación del material a los
participantes y al espacio de juego. Así como la
creación de juegos a partir de material novedoso.
La práctica deportiva recreativa, se caracteriza por una
vivencia personal y colectiva desde la libertad, la apertura y la
adaptación, donde los procesos comunicativos y de relación a
través de las actividades deportivas se convierten junto a la
participación consciente y abierta en los puntos clave de este
modelo y/o forma de práctica (Arribas, 2000).
Cuando aplicamos el concepto de recreación a los
deportes, hablamos de una práctica más emocional que racional,
más vivida que dirigida, consciente y participativa, realizada por
placer y que nos aporta experiencias corporales positivas y
compartidas con nuestro entorno social, cultural y natural
(Arribas, 2004).
Los objetivos que promueve el deporte recreativo se
pueden sintetizar en las necesidades de trabajar y satisfacer
valores que van de lo biológico y personal a lo más social:
• Promover un ejercicio físico permanente para un desarrollo
evolutivo saludable.
• Promover un sentido lúdico de las prácticas deportivas.
• Despertar la autonomía en la toma de decisiones.
• Orientar el impulso hacia la aventura y la vivencia de
experiencias nuevas.
• Promover la aceptación y reconocimiento de uno mismo y
de los demás.
• Fomentar la participación y la solidaridad propias de la
integración grupal y social.
• Despertar el interés de niños y jóvenes hacia una práctica
de actividades deportivas en el tiempo de ocio.
• Posibilitar actitudes y hábitos de un estilo de vida saludable
que se inscriba en la cotidianidad.
Las características que definen este modo de práctica
deportiva son, según diversos autores (Soria y Cañellas, 1991;
Hernández Vázques y Gallardo, 1994; Trigo,1994; Monteagudo,
1996: Moreno, 1997; Arribas y Sánchez, 1999 ; Arribas 2000; ):
• Las actividades libremente elegidas y realizadas, donde
existe una voluntariedad explícita.
• Motivación y disposición hacia una actividad corporal
contextualizada.
• Satisfacción de las necesidades de actividades deportivas,
de emoción y de relación con otros, con la propia práctica y
con los espacios donde ésta se realiza.
• Posibilidad de manifestar el espíritu lúdico, la creatividad, la
autoexpresión, donde la actividad se adapta a las personas y
no a la inversa.
• Alternativa a las prácticas tradicionales, con carácter más
inclusivo y accesible a todos. Buscando espacios, materiales,
códigos y procesos motrices
más creativos donde el
protagonismo está centrado en los propios participantes.
• Incentiva la experiencia social compartida, las actividades
deportivas se convierten en punto de encuentro donde
convergen aficiones, intereses, ilusiones, retos, sentimientos
de pertenencia a un grupo. Debe ser una puerta para la
comunicación e integración a través de la práctica.
• Todo el mundo debe tener cabida, sin que el sexo, la edad,
las capacidades físicas o técnicas sean factores limitantes,
donde participar con los demás es más importante que contra
los demás. Existe una flexibilidad en su desarrollo, los grupos
formados pueden ser heterogéneos y las reglas, técnica,
táctica y organización de la práctica pueden ser creadas,
modificadas y adaptadas por los propios participantes. Las
normas deben surgir como elemento natural que facilita el
desarrollo de la actividad.
• La importancia de las actividades se centra en lo que
pueden suponer para la formación de la persona. La práctica
nos debe invitar a la reflexión del por qué, para qué y cómo
llevamos a cabo dichas actividades.
Como vemos las posibilidades que ofrecen
respectivamente el deporte recreativo y para todos, es un
importante recurso para la educación del ocio.
3 TIPOLOGÍAS DEL DEPORTE
Como consecuencia de la amplitud del fenómeno
deportivo, desde la perspectiva de sus propias características, la
clasificación se constituye en un factor de gran importancia.
Podemos encontrar múltiples clasificaciones, todas ellas con
criterios propios y en la mayoría de los casos, no coincidentes,
pero todas con la finalidad de clarificar y situar los diferentes
deportes en un marco de referencia.
Las tipologías de los deportes que podemos encontrar,
ordinariamente, pueden estar clasificadas, según el número de
participantes que intervienen (deportes individuales o en equipo);
según el grado de competitividad (deportes cooperativos o de
adversario), por el entorno o el medio físico donde se desarrollan
(deportes de interior o exterior). También existen modalidades
deportivas en el límite con la aventura (los denominados deportes
de riesgo, rafting, descenso de barrancos,...), las que se
enmarcan en el puro juego (billar, bolos) y las relacionadas con la
inteligencia (como el ajedrez).
Desde el punto de vista del Deporte reglado/federativo,
aunque resulta difícil clasificar todas las disciplinas deportivas
(que a su vez pueden tener varias modalidades), generalmente
se enumeran seis tipos de deporte: atléticos (por ejemplo,
atletismo, gimnasia, halterofilia, natación y ciclismo), de combate
(boxeo, lucha libre, esgrima, yudo, kárate y otras artes
marciales), de pelota (fútbol, fútbol americano, rugby, baloncesto,
balonmano, voleibol, tenis, tenis de mesa, waterpolo, squash,
béisbol y pelota vasca, pelota valenciana), de motor
(automovilismo, motociclismo, motocross), de deslizamiento
(esquí, bobsleigh, trineo, patinaje sobre hielo) y náuticos o de
navegación (vela, esquí acuático, surf, windsurf, remo,
piragüismo).
Otra clasificación de gran interés desde el punto de
vista educativo (área de Educación Física) es la realizada por
Parlebas, atendiendo al grado de incertidumbre que provoca
(inseguridad, inquietud). Según este autor, la incertidumbre
puede ser debida, bien al entorno físico que rodea la actividad
deportiva, y/o a los otros participantes.
Las situaciones en las que el individuo actúa en
solitario (lanzamiento de jabalina, salto de altura, etc.) se
denominen “situaciones psicomotrices”. Aquellas en las que
existe incertidumbre, debida al medio físico o a los compañeros o
adversarios (deportes de equipo, lucha, frontón), son
denominadas “situaciones sociomotrices”.
Los criterios básicos de esta clasificación son la
utilización de tres factores relacionados con la incertidumbre, en
relación con el medio, el compañero y el adversario.
I.- Incertidumbre provocada por la relación del participante
con el medio exterior o entorno físico.
C.- Incertidumbre en la interacción con el compañero(s) o
comunicación motriz.
A.- Incertidumbre en la interacción con el adversario(s) o
contracomunicación motriz.
Según la incertidumbre afecte a uno, dos o tres
parámetros (CAI), se establecen ocho categorías:
1ª. No existe ningún tipo de incertidumbre ni
interacción. El practicante está solo, en medio
estable (ej. Natación en piscinas, carrera de
atletismo en pista).
2ª. La incertidumbre se sitúa en el medio físico (ej.
Esquí alpino, actividades al aire libre, escalada en
solitario)
3ª. La incertidumbre se plantea en la relación con
el compañero (ej. Remo, patinaje en pareja)
4ª. La incertidumbre se sitúa en el medio físico,
pero la actividad se realiza en cooperación con un
compañero (ej. El alpinismo en cordada, la vela
con compañero).
5ª. La incertidumbre si sitúa en el adversario.
6ª. La incertidumbre se sitúa en el adversario y en
el medio, que es fluctuante (esquí de fondo).
7ª. Es una situación en la que tanto la relación con
el compañero como con el adversario se sitúan en
un medio fluctuante (ej. Juegos populares por
equipo).
8ª. El medio es estable y la incertidumbre se sitúa
en el compañero y el adversario (ej. La mayor
parte de los deportes por equipo: baloncesto,
fútbol, voleibol).
Así siguiendo estos criterios encontramos los deportes
de equipo e individuales, de los cuales tenemos alguna
referencia en los artículos anteriores (Juan J. Rosa Sánchez Elhecte del Río Mateos).
Deportes de equipo:
Los criterios que se emplean al elaborar una
clasificación de los deportes, suelen ser muy diversos. En
nuestro caso utilizaremos aquellos que emplean las
características y estructura del deporte, partiendo de la
ordenación realizada por diversos autores.
En ésta se tendrá en cuenta la situación de los equipos
en el espacio de juego y la forma de participación sobre el móvil
o balón, además de la incertidumbre sobre el compañero y el
adversario (categoría 8ª de Parlebas):
C.- Cooperación, A.- Adversario, I.- Incertidumbre,
E.- Espacio, P.- Forma de participación
Deportes individuales:
Son aquellos en los que no existe incertidumbre con
respecto a los compañeros o a los adversarios. El sujeto actúa en
solitario y su finalidad es la superación de sí mismo. En algunos,
el individuo actúa simultáneamente con otros (por ejemplo las
carreras de atletismo) pero es de forma circunstancial. En otros,
el deportista compite en solitario con otro (por ejemplo esgrima,
tenis….) pero como hay una confrontación directa y la finalidad
es superar al otro no se consideran individuales. En la
clasificación de Parlebas, son los deportes en los que la única
incertidumbre es el medio, sea un medio fijo o un medio
fluctuante.
Se clasifican según la participación y según la
incertidumbre del medio.
O según la participación:
•
En solitario: saltos, lanzamientos, gimnasia rítmica,
tiro de arco….
•
Simultáneamente con otros deportistas (la finalidad
debe ser la superación de uno mismo): carreras,
natación, ciclismo, ski de fondo….
o Según la incertidumbre del medio:
a. Medio fijo:
•
Sin objetos que manipular: carrera, natación, altura,
longitud….
•
Con manipulación de objetos: lanzamientos, pértiga,
gimnasia rítmica, ciclismo, patinaje, halterofilia….)
b. Medio Fluctuante:
ƒ
Sin objetos: escalada libre, natación en aguas libres,
campo a través…
ƒ
Con objetos: ciclismo en carretera, piragüismo,
windsurf, ala-delta….
Otra clasificación que podemos encontrar es aquella
que separa los deportes tradicionales de los deportes
alternativos. El deporte tradicional es el conocido con una
reglamentación estricta. El nombre de alternativo es lo contrario
de tradicional, convencional, conocido. Estos deportes se
caracterizan por utilizar material denominado así, “alternativo”,
que puede recibir un uso diferente al que tenía cuando se diseño.
Los tradicionales serían todos los nombrados
anteriormente en la clasificación de Parlebas, tanto los de equipo
como los individuales.
Podemos encontrar varias clasificaciones de deportes
alternativos (Virosta, A. 1994 según el material utilizado; Ruiz,
J.G. 1991, deportes colectivos, de adversario, individuales, etc.).
Vemos la de Ruiz, J.G. (1991):
MODALIDADES
Juegos y Deportes
colectivos
Frisbee- ultimate
Balonhorf
Floorball
Indiaca –equiposLacrosse
Paracaidas
Juegos y deportes de
adversario
Indiaca
Palas
Badminton
Shuttleball
Ball Netto
Peloc
Deportes individuales de
deslizamiento sobre
ruedas
Monopatín –Skate
Patinaje
Bicicleta, BTT
Juegos de lanzamiento
Frisbee
Boomerang
Malavares
Fun-ball
Peloc
Juegos y deportes y
cooperación
Paracaídas
Balones y Globos gigantes
Ultimate
Balonkorf
Con todo lo visto hasta el momento, la clasificación del
deporte trata de enmarcarlo en diversas formas y categorías en
función de qué se le asigna o el fin que persigue.
APRENDER CON EL DEPORTE EN EL TIEMPO LIBRE
La práctica físico-deportiva se ha ido haciendo habitual,
ha pasado a formar parte del día a día de una cada vez mayor
cantidad de personas de todas las edades7, esto ha permitido la
diversificación con objeto de adaptarse y satisfacer la gran
variedad de intereses y necesidades de todos y cada uno se sus
practicantes. La gran cantidad de posibilidades confiere un alto
grado de dinamismo debido a la gran variedad de gustos de los
que realizan sus prácticas o desean realizarlas, y que se
transforman en actividades fisico-deportivo-recreativas como
producto. Debemos de tener claro que las diferentes
modalidades o perspectivas no tienen por qué ser excluyentes
entre sí, sino que pueden complementarse, atendiendo de este
modo a un mayor número y tipo de demandas.
Al abordar el deporte como medio desde las
asociaciones de tiempo libre, entendemos que debe considerarse
desde la perspectiva recreativa-educativa.
Un deporte educativo es el que permite el desarrollo de
las aptitudes motrices y psicomotrices, en relación a los aspectos
afectivos, cognitivos y sociales. Educativo por las condiciones en
que pueden realizarse esas prácticas que permiten a niños y
jóvenes comprometer y movilizar sus capacidades, de tal forma
7
Según la encuesta de hábitos deportivos de los españoles 2005, en los últimos
30 años, se produce un incremento del 22% a un 40% de práctica deportiva.
(Garcia, M. 2006:53)
que esa experiencia organice y configure su propio yo (Seirul.lo,
1995).
Entendemos que lo verdaderamente importante desde
la educación en el tiempo libre no es sólo el movimiento, sino
principalmente la persona; no el deporte, sino el niño o joven que
realiza dicha actividad deportiva.
CAPÍTULO IV
LOS VALORES DEL DEPORTE
Como venimos reseñando el deporte es un medio para la
formación integral de niños y jóvenes, pero, ¿qué posibilidades
educativas ofrecen los diversos tipos de deportes?, ¿qué
debemos tener en cuenta?, ¿qué valores van asociados a cada
tipo de deporte?
“Lo educativo de las prácticas deportivas no es el
aprendizaje de sus técnicas o tácticas, ni siquiera los beneficios
físicos y psíquicos de una buena preparación física que sustenta
su rendimiento, sino que lo realmente educativo son las
condiciones en que puedan realizarse esas prácticas, que
permitan al deportista comprometer y movilizar sus capacidades
de tal manera que esa experiencia organice y configure su propio
yo. Los valores educativos del deporte no son aquellos que
habitualmente se le atribuyen de forma exógena: salud,
compañerismo, respeto a las normas… sino esos otros que de
forma endógena se van configurando en el individuo gracias a las
condiciones en las que practicó una determinada especialidad
deportiva”
(Seirul.lo, 1995)
El deporte contiene valores de descubrimiento de sí
mismo, de desarrollo personal y de educación social que el niño y
joven deportista pueden mantener durante toda su vida (Trepat,
1995).
¿Pero qué ocurre cuando hablamos de deporte
educativo y competición? ¿Qué factores debemos tener en
cuenta para que la competición permita un deporte educativo?
¿El deporte de competición puede ser un buen medio en el
ámbito de la educación en valores?
1 DEPORTE Y COMPETICIÓN
El deporte, como hemos visto anteriormente, puede
abordarse desde distintos enfoques o perspectivas. En nuestro
caso vamos a hablar del deporte educativo, que tiene como fin el
desarrollo global de la persona, tanto de sus capacidades
motrices como de las relaciones humanas y de la dimensión
ética.
Y en este punto queremos abordar un tema presente en
la sociedad en general y es la competición. Tenemos una
sociedad competitiva y en muchos niños y jóvenes el gusto por
competir surge de sus propios intereses, y no sólo de la
influencia ejercida por el medio.
La competición reporta una satisfacción personal debido
a varios factores como son: la incertidumbre del resultado; el
sentido de reto; la posibilidad de poner en juego las capacidades
motrices propias; el deseo de autosuperación; la posibilidad de
recibir gestos de aprobación y admiración. Estos factores tienen
un gran peso y han de ser tenidos en cuenta en el contexto de la
educación a través del deporte.
Si el deporte es considerado como medio educativo, es
debido a diversos elementos formativos como son (Cagigal,
1981; Arnold, 1991; Lamor, 1991; Ruiz, 2004):
• La diversificación de las capacidades motrices, la
adaptabilidad motora, la utilización de diferentes
destrezas y el desarrollo de capacidades físicas respecto
a la educación corporal.
• El uso de la inteligencia motriz y de las capacidades
tácticas, el aprendizaje de estrategias que pueden ser
transferidas a otros ámbitos de la vida (ámbito cognitivo).
• El mejor conocimiento de uno mismo, el desarrollo de
las capacidades volitivas, el aprendizaje de la capacidad
para dar y recibir afectos y mostrar sentimientos de forma
positiva, satisfacer la necesidad de compañía (ámbito
afectivo).
• El esfuerzo puesto al servicio del grupo, asumir el
compromiso de cooperación, el desarrollo de las
habilidades relacionales, la participación comunitaria, el
respeto a las normas y a los participantes (ámbito social).
Pero también hay aspectos negativos ligados a la
competición que no podemos olvidar y debemos tener en cuenta
como el entrenamiento abusivo, las muestras de agresividad e
incluso violencia verbal o física, el gran consumismo en torno a
las marcas de productos que anuncian los deportistas de élite, la
exclusión temprana de algunos niños por considerarlos menos
habilidosos (ganar a toda costa).
Como vemos nos encontramos ante una realidad sujeta
a interpretación.
Una competición educativa.
¿Puede realmente la competición deportiva ser educativa
y un buen medio para el desarrollo de valores?
Entendemos que bien orientada, la competición puede
constituir un buen medio para educar en valores personales y
sociales. Por tanto analicemos qué elementos y características
deben darse en la competición para incluirla como un hecho
educativo (formal o no formal) para el desarrollo integral de niños
y jóvenes.
Tres elementos caracterizan a las actividades de
competición: el hecho de estar orientada a una meta (ganar),
unas reglas de juego y unas personas que toman decisiones en
un contexto grupal.
La competición genera ilusión, alegría, satisfacción,
cooperación, respeto hacia sí mismo y hacia los demás, empatía
y al mismo tiempo enfado, resentimiento, rivalidad.
Por tanto en el marco de la competición encontraremos
situaciones y conflictos que afectan a la dimensión moral y ética
de las personas.
Valores asociados a la competición.
Hablamos de respeto, entendido como la consideración
hacia las personas que participan (compañeros o adversarios).
Va asociado a la aceptación de las diferencias individuales y a la
percepción del derecho a participar de cualquier persona en la
competición sea cual sea su nivel de ejecución.
Este valor va asociado a la honradez, la justicia y la
generosidad. (Arnold, 1991:90).
La tolerancia (Petrus, 1999:129), es otro valor que tiene
mucho que ver con el respeto. La aceptación de la diversidad
como hecho real y la aceptación de la dignidad personal. La
tolerancia debe reflejarse en las relaciones que se establecen
con los compañeros, con los adversarios y con los jueces del
juego en la competición.
Otro valor es el compromiso ético de los participantes,
ligado a la justicia, en el deporte de competición. Código que fija
los límites de la propia actuación en el deporte y que permite un
entrenamiento para la vida en sociedad. Es transferible a otras
situaciones cotidianas de la vida.
La amistad. En el seno del grupo es donde se aprenden
las relaciones de empatía, cordiales, de afecto recíproco, al
compartir sentimientos, emociones y vivencias. Las relaciones de
amistad que pueden surgir en el marco de la competición son
posibles cuando aparece el respeto, y el afecto entre las
personas por encima del interés propio en la búsqueda de un
resultado positivo.
La deportividad, entendida como forma de conducta
adecuada a las normas de corrección en la práctica de un
deporte. Necesita de una motivación altruista que busca el
bienestar del otro (Gutiérrez, 1995;65) permitiendo orientar la
competición de forma aceptable desde un punto de vista ético.
La deportividad es un ideal de actuación que engloba
una buena parte de principios axiológicos de carácter social,
comprometiendo a los participantes en sus conductas: respeto a
las normas y reglas deportivas, reconocimiento del buen hacer
del contrario, adopción de un comportamiento ejemplar que
pueda servir de modelo, actitud crítica ante la violencia, lucha
ante la intolerancia…
Ganar y perder. Dos caras de una misma moneda (la
competición). Dentro de unos parámetros éticos (deportividad), el
hecho de alcanzar una meta, de triunfar, es un objetivo legítimo
en toda competición, regida por unas reglas que determinan la
existencia de vencedores y perdedores.
“Lo más importante del deporte no es ganar, sino participar,
porque lo esencial de esta vida no es el éxito, sino esforzarse en
conseguirlo”
Pierre de Coubertain
No se trata de valorar la victoria alcanzada a cualquier
precio. En una competición educativa el triunfo debe ser
entendido como progreso, como superación personal, como
avance hacia nuevas cotas de amistad, generosidad, respeto
(Ruiz, 2004:166).
Pero también en la competición podemos encontrar
valores contrapuestos y que son los que deben quedar fuera de
nuestro marco axiológico. Nos referimos al egocentrismo, la
superioridad y el consumismo.
El egocentrismo, por cuanto que busca la propia
exaltación personal para actuar, hace que prevalezca lo particular
por encima de lo compartido, busca ante todo el interés propio,
olvidando el reconocimiento de la dignidad tanto de compañeros
como de adversarios.
La superioridad, en la competición, si es buscada como
fin último que centra su atención en sobresalir por encima de los
demás y no como lugar propicio para la realización personal y
comunitaria. Debemos buscar en la competición la posibilidad de
que todos los niños y jóvenes
perciban sus propias
posibilidades, su valía, al tiempo que son conscientes y perciben
la de los demás.
El consumismo. El deporte se ha puesto al servicio de
intereses económicos, consumen prendas de vestir, calzado
deportivo o cualquier otro producto anunciado por deportistas de
élite. Se consumen actividades deportivas centradas en la
imagen personal, la exaltación del ego (algunos deportistas
ganan más por sus contratos publicitarios, que por su ficha
deportiva). Nos hemos convertido en espectadores de eventos
deportivos, pasando a ocupar el tiempo de ocio en éstos y no en
tiempos más activos y saludables (Devís, 1996).
Conclusión.
La participación del educador es fundamental. La
influencia a través de su actuación coherente con los valores
que desea promover en la competición, se verá reflejada en el
tipo de prácticas que propone, las normas de convivencia que se
establecen entre él y los niños y entre los iguales, las relaciones
comunicativas dentro del grupo, los refuerzos que proporciona,
etc.
2 LOS DEPORTES INDIVIDUALES
La singularidad de los deportes individuales se manifiesta
en una serie de rasgos que analizamos a continuación.
Desde un punto de vista educativo en estos deportes,
cada persona depende fundamentalmente de sí misma en el
intento de alcanzar nuevas cotas en su desarrollo personal. El
reto y la motivación hacia estos deportes requieren de una
actuación constante y firme, de una disposición positiva para
superar los propios límites personales.
Las características de estos deportes ofrecen un
ambiente rico para el desarrollo de valores de carácter individual,
es decir, personales y útiles-corporales.
Pero además, como se apuntaba anteriormente, los
deportes individuales no pueden sustraerse al carácter colectivo
por diferentes motivos, ya que existe un grupo de personas
alrededor (técnicos, entrenadores, otros participantes..), o el
contexto de aprendizaje dentro de un grupo que pueden ofrecer
apoyo emocional, brindar ayuda y proporcionar feedback. Es
cierto que a priori, la interacción con otros, no será la misma que
en los deportes de equipo, donde existen más posibilidades para
desarrollar la dimensión ética de la persona (valores sociales y
morales).
Nos centraremos principalmente en la autosuperación,
competencia motriz, creatividad motriz, salud, belleza
(compartidos también por los deportes de equipo).
La autosuperación, entendida como el deseo de
progresar alcanzando cotas progresivamente más elevadas, en
relación con las propias capacidades. El progreso vendrá del
trabajo sistemático y de la capacidad para controlar la propia
actuación y para diferir o retrasar las recompensas.
Si nuestro trabajo es sistemático, estaremos
desarrollando la constancia en el esfuerzo. Esfuerzo personal8
por superar nuestros propios límites y alcanzar una meta
autoimpuesta.
Además la autosuperación es un valor que debe formar
parte y estar presente en otros ámbitos del desarrollo humano,
formando parte en todo proceso de educación para la vida.
La salud es un valor que podemos encontrar tanto en las
actividades deportivas individuales como en los deportes de
equipo y en las actividades físicas en general. (Blasco, 1994; Devís
y Peiró 1992).
La práctica de actividades físico-deportivas de carácter
individual puede incidir en la promoción de estilos de vida activos.
Los rasgos fundamentales para que sea una práctica saludable
son: que se realice de forma continuada y frecuente en el tiempo
y que sea una actividad moderada respecto a la intensidad. No
hablamos aquí de deporte de alto rendimiento, sino de deporte
educativo orientado a la recreación.
8
En el Anexo I, encontraremos descritos los cinco pasos
pueden conducir hacia el esfuerzo.
necesarios que
CAPÍTULO V
EL DÍA A DÍA
1. NUESTRO QUEHACER COTIDIANO
Como hemos señalado con lo dicho hasta el momento, la
naturaleza vivencial de las actividades deportivas posee una
relevancia especial en el ámbito de la educación en valores. Las
actividades deportivas mantienen un importante espacio de
intersección con la actividad que los niños emprenden de forma
espontánea y autónoma, las experiencias y vivencias que
propicia son un buen medio para situarles ante dilemas que
atañen a la esfera de los valores, proporcionándoles unas
referencias axiológicas desde las que analizar lo que sucede a su
alrededor y desde las que comprometerse con un modo de
hacer ético. El carácter relacional de las actividades deportivas
permite el aprendizaje de las habilidades sociales a partir de la
interacción (participación, intercambio de ideas, expresión de
sentimientos, la posibilidad de pedir y brindar ayuda, disposición
para ponerse en el lugar del otro); el intercambio y comunicación
con los iguales (actitudes de colaboración, de ayuda, de atención
a las necesidades de los otros); y el aprendizaje en la resolución
de conflictos de naturaleza variada (mediante procedimientos
dialógicos).
Vamos a tratar de profundizar en el resto del capítulo
dentro del proceso educativo, en la actuación del educador, el
modo, en que desde lo cotidiano de las actividades deportivas,
podemos contribuir a la educación en valores, así como el
análisis de estrategias de actuación que, de forma
complementaria, sirven de substrato a la promoción de actitudes
y valores.
A) El educador – animador como modelo y promotor de valores.
La actuación de cualquier persona, no es neutra. De
manera consciente o inconsciente la actuación de una persona
refleja sus valores. Y por tanto, toda conducta o actuación
incidirá en el receptor. Consciente o inconscientemente la
actuación del educador ejerce una notable influencia sobre niños
y adolescentes, sobre todo en las primeras edades, en que
aprenden por imitación y el educador es el modelo a imitar. La
incidencia es más significativa en aquellos aspectos que tienen
que ver con la educación en el ámbito de las actitudes y valores.
Sus palabras, sus silencios, sus gestos, su modo de
comunicarse, su actuación, las situaciones y actividades en las
que se implica con ellos o no, el modo en que resuelve los
conflictos cuando aparecen en el grupo, etc., manifiestan sus
valores, y no pasan inadvertidos ante los niños y los jóvenes.
Es necesario pues, como educadores. que mantengamos
una coherencia y armonía entre nuestra actuación con los niños y
jóvenes y los valores y las actitudes cuya promoción se pretende
lograr a través de la actividad deportiva. Es decir, debe existir
una coherencia entre lo que predicamos y lo que hacemos.
Nuestro ejemplo debe ser acorde con los valores que
pretendemos desarrollar a través de nuestra actuación
“intencional” en el día a día con los niños y jóvenes. Un
compromiso basado en la responsabilidad en relación con el
sistema axiológico, “nuestra promesa”, desde el que actuar a
través de la educación en el tiempo libre.
Teniendo claro nuestro compromiso, nuestro siguiente
paso, será la planificación de nuestra acción y la metodología a
utilizar. Hablaremos aquí de algunos aspectos y consideraciones
a tener en cuenta.
Debemos proporcionar experiencias de socialización (a
través de las actividades deportivas) positivas y agradables, ya
que producen un gran impacto en cuanto al modo en que los
niños perciben y valoran sus experiencias personales en el
deporte.
Ofrecer un feedback de apoyo y guía hacia el desarrollo
de la actividad. El refuerzo positivo por parte del educador,
mejora la ejecución de los participantes y permite un disfrute
mayor en las experiencias deportivas. Esto redundará en un
incremento de la motivación y autoconfianza por parte de niños y
jóvenes.
Evitar planteamientos que favorezcan o permitan
cualquier tipo de discriminación, ya sea sexista (niños y niñas),
racial, o física (más y menos hábiles). Para ello la utilización de
deportes en donde la participación es mixta, o aquellos que son
novedosos para todos, favorecerán la integración y el disfrute
colectivo. No podemos olvidar que en nuestra sociedad cada día
existe una mayor diversidad cultural, pero el juego y el deporte es
un elemento de integración entre ellas (un mismo juego podemos
encontrarlo en muchos países o lugares con diversos nombres).
Prestar atención no solo al resultado como único criterio
para determinar el éxito o el fracaso en la práctica deportiva, sino
insistir en la importancia de la diversión para que niños y jóvenes
disfruten de experiencias agradables, así como que su objetivo
principal no sea formar equipos que siempre ganen a toda costa.
Debemos crear una clima de tolerancia y amistad que fomente el
respeto hacia todos, conforme a los ideales deportivos (Trepat,
1995).
Ser creativos y proporcionar actividades deportivas
cooperativas, sin que ello conlleve la eliminación absoluta de la
pugna por alcanzar un objetivo. (Gutiérrez, 1995)
Debemos mediar en la resolución de conflictos ente los
niños cuando los implicados no sean capaces de resolverlos por
sí mismos.
Actuar con coherencia en todo momento, como ya
hemos comentado, evitando, por ejemplo, ser intransigentes en
un momento y permisivos en otro para la misma situación. Los
niños necesitan un código de conducta al que atenerse, y éste
debe tener cierta coherencia (Gutiérrez, 2003).
Recordemos que no basta con poner a los niños y
jóvenes a jugar en la pista para que mediante el juego y el
deporte, de forma espontánea, surjan los valores de sus
participantes; se hace necesario proponerse esta tarea y
dedicarse a ella, ya que está demostrado que si se quiere que los
valores emerjan entre los niños y los jóvenes, los educadores
deben dedicar tiempo y esfuerzo para que así sea (Bredemeier,
1985).
B) Modo de hacer
Cómo, desde lo cotidiano, podemos contribuir a crear un
compromiso en relación con los valores en las actividades
deportivas.
El Clima en la educación en el tiempo libre.
El ambiente que los niños y jóvenes encuentran en la
educación en el tiempo libre, a través de las actividades
deportivas es fundamental para promover un sistema de valores
personales y sociales. Éste debe ser un ambiente ético, y rico en
el plano axiológico, es decir, en valores.
El ambiente moral debe poseer una serie de factores:
• Debe ser un ambiente de inclusión que permita a niños
y jóvenes sentirse acogidos por el grupo y desenvolverse
en él desde la seguridad afectiva. Lo comentábamos
anteriormente respecto a la no discriminación. Deben
sentirse seguros, atendidos conforme a sus necesidades,
no reprochados al cometer errores por falta de técnica en
una situación de juego.
• Un ambiente que permita desarrollar la capacidad de
autoconocimiento, para tomar decisiones en función de
las necesidades e intereses propios.
• El carácter relacional de las actividades deportivas, es
propicio para el desarrollo de las relaciones sociales. Es
necesario mantener un ambiente moral adecuado que
permita a cada niño ponerse en relación con los demás,
que le permita manifestar sus emociones y sentimientos
y además perciba y comprenda los de sus semejantes.
Cuando uno es capaz de comprender y apoyar las
necesidades y sentimientos de los otros, contribuye al
bienestar de sus compañeros, y permite un crecimiento
del compromiso moral por parte del grupo.
• Para desarrollar los valores sociales a través de las
actividades deportivas
es condición sine qua non
promover los valores que subyacen a una práctica
deportiva de juego limpio, el compromiso con uno mismo
y el compromiso con los demás, el respeto, la
cooperación, etc.
• La participación de niños y jóvenes en actividades
lúdico recreativas (deportes), permiten que a través de
mecanismos y estructuras formales e informales,
completen las funciones de la socialización en general
Las actividades para niños y jóvenes, propuestas desde
la educación formal o no formal, ayudan a satisfacer, las
necesidades psicológicas del individuo, incluyendo la
aceptación de los iguales y la adquisición de seguridad,
conocimiento y habilidades; el fomento de la amistad; el
uso más efectivo del tiempo libre y la expansión y
desarrollo de cualidades de liderazgo.
Las actividades
En la práctica de actividades deportivas debemos tener
en cuenta, que para que éstas sean significativas en el ámbito
de los valores y actitudes, las relaciones que se establecen
deben ser personalizadas. Es decir, debemos atender a:
• Las motivaciones de los niños y jóvenes, en función de sus
intereses y necesidades. Debemos adecuar las actividades
propuestas con el fin de conseguir aprendizajes significativos,
que sientan que pueden conseguirlo. Debemos realizar
propuestas en las que tanto los más como los menos hábiles
tengan posibilidades de progresar y vivir experiencias
gratificantes y enriquecedoras.
• Establecer una comunicación frecuente y ajustada sobre el
desarrollo y el progreso en las actividades deportivas,
ayudando de esta forma a que se formen una imagen
ajustada y realista, lo que les va permitir hacer una valoración
de sus propias posibilidades y elaborar un autoconcepto
positivo.
• Alentar la participación de los niños y los jóvenes tanto en
actividades propuestas por los educadores, como propiciar
que
elaboren
sus
propios
proyectos
–organizar
competiciones, proponer nuevas actividades deportivas para
enseñar y practicar– lo que favorecerá la autonomía, la
responsabilidad y el compromiso.
Comunicación: reforzar y dar feedback
Al ofrecer refuerzo positivo, influimos sobre la adquisición
y consolidación de una conducta o comportamiento.
En las actividades deportivas se dan multitud de
situaciones en las que el educador proporciona al niño un
refuerzo ante una situación concreta. Como al decir: “buen pase”,
“buena asistencia”, “sigue así”… o con un gesto no verbal: un
abrazo, una palmada tras marcar un tanto, etc. Se trata de
refuerzos habituales que son de carácter social, pues son
proporcionados por el educador o por los propios compañeros.
Debemos cuidar que estos refuerzos no se produzcan en
situaciones de conductas sociales negativas como por ejemplo
cuando no se respetan las reglas y se consigue beneficio de ello,
se producen insultos o agresiones, etc.
Al proporcionar feedback debemos tener en cuenta, que
será más eficaz cuanto más significativa sea la persona que lo da
para quien lo recibe (en niños más pequeños posiblemente sea el
educador, en jóvenes pueden ser los iguales), debe ser
adecuado al nivel de comprensión de quien lo recibe, y será
valioso en función de la importancia que el niño o el joven le
atribuya a las actitudes y valores que manifiestan una conducta.
2. PROPUESTAS DE ACTIVIDADES PARA EL DESARROLLO
DE VALORES A TRAVÉS DEL DEPORTE (TÉCNICAS)
Evidentemente nuestra mejor propuesta son las
actividades deportivas en sí, atendiendo a lo dicho hasta el
momento respecto a la responsabilidad e implicación de
desarrollar un proyecto orientado a la educación en valores, sin
olvidar cómo debe ser nuestra actuación como monitores, cuidar
el clima de la actividad, ofrecer un feedback constante y positivo ,
etc. Pero queremos dar un paso más.
Como movimiento educativo en el tiempo libre, creemos
que otras estrategias y técnicas además de las propias
actividades deportivas (ver fichas de Capítulo VI) son necesarias
para complementar la educación en valores y actitudes. Aquí
realizaremos una breve recopilación de algunas de ellas.
Vimos en el capítulo 2, las teorías y modelos utilizados
en el desarrollo de valores y actitudes. Ahora nos centraremos en
los métodos y estrategias utilizadas en el ámbito deportivo. Entre
los métodos tenemos: inculcación de valores, clarificación de
valores y el desarrollo del razonamiento moral.
A. MÉTODOS
El modelo de inculcación de valores considera que
existen unos valores universales y absolutos, considerados como
deseables y que por lo tanto han de transmitirse para que la
persona los interiorice en su propio sistema. Es una de los
métodos más criticados, por la carga de adoctrinamiento que se
le atribuye. Por el contrario la clarificación de valores y el
desarrollo del razonamiento moral, han producido mayor número
de estrategias y técnicas aplicables a la educación.
La clarificación de valores se centra en el modo de hacer,
en el proceso, no tanto en los valores elegidos. De lo que se trata
es de estimular el desarrollo de las capacidades necesarias para
configurar el propio sistema axiológico dentro de un clima de
libertad y confianza, de comprensión y respeto, de
responsabilidad y compromiso. Tres son las dimensiones propias
del valor (pensamiento, sentimiento y acción), y tres las fases
que sintetiza este método: la primera, la selección de valores
entre distintas alternativas, después de considerar las
consecuencias que depara cada una de ellas; la segunda la
estimación que implica procesos de tipo afectivo que llevan a
apreciar la opción elegida en la medida en que uno se siente
identificado con ella; y la tercera, la actuación, que implica
proceder coherentemente con la elección realizada y dotar a la
actuación de continuidad en el tiempo, de forma que se hagan
posibles formas consistentes de vivir.
El desarrollo moral se centra en la realización de
programas de intervención educativos que desarrollen el juicio
moral, que favorezcan el asentamiento en el estadio ético en el
que el niño o joven se encuentra y/o el ascenso al estadio
superior. Dos factores son importantes: por un lado, el medio
socio-cultural en que vive la persona con sus interacciones
sociales y modo de situarse ante la vida y por otro la importancia
de los conflictos morales que posibilitan la reestructuración
conceptual y forma de razonar al percibir las contradicciones
argumentativas del propio estadio en confrontación con otras
formas de razonar y conceptualizar.
B. ESTRATEGIAS
Estrategias de autoconocimiento y expresión (clarificación de
valores).
Su objetivo es ayudar a los niños y muchachos a que
sean más concientes de sus propios valores y actúen conforme a
ellos. Lo fundamental es que cada persona sea consciente, que
analice si su esquema de valores ha sido fruto de una
elaboración personal o si le ha venido determinado por la
influencia del medio (padres, amigos, medios de comunicación,
etc.). Es importante que los valores que haga suyos los defienda
en público y los lleve a la práctica. El proceso de valoración tiene
tres fases, la selección de los valores, la estimación (es decir,
apreciar la opción elegida) y la actuación que implica proceder en
coherencia con la elección realizada y dotar a la actuación de
continuidad en el tiempo.
Citaremos dos técnicas que podemos utilizar.
Frases inacabadas y preguntas esclarecedoras. Consiste
en completar frase y responder a preguntas, para que tome
conciencia de sus opiniones, creencias e intereses en relación
con los valores. La formulación de las frases ha de tener las
siguientes características: ha de estar referida a aspectos
centrales del tema elegido, ser abierta e implicar a los niños
personalmente. El procedimiento consiste en contestar
individualmente, exponer públicamente las respuestas en
pequeño grupo y por último establecer un debate en gran grupo
en torno a las respuestas dadas. Ejemplos de frases: “Lo que haría
por ganar un partido es…”, “Lo que nunca haría para ganar un partido
sería…”
Diálogos clarificadores. Conversación personal en la que el
educador, a través de las preguntas que formula, trata de que el
niño/joven reflexione y profundice en aspectos significativos de
su personalidad. Es una técnica muy adecuada como forma de
actuación ante situaciones que se producen en los juegos y
deportes, a partir de las cuales el educador debe intervenir, como
por ejemplo cuando un niño abandona el juego, o no quiere a un
compañero en el equipo, etc. Por ejemplo: ¿Por qué no quieres jugar
con Juan? Si jugamos a otro deporte que tú no conoces ¿cómo te
sentirías si no te dejasen jugar por no conocer el deporte? ¿No te
gustaría que te lo explicasen y poder participar?
Estrategias para el desarrollo del juicio moral
Pretenden estimular el desarrollo moral9.
El dilema moral es la técnica utilizada. Se trata de una
situación en la que entran en conflicto dos o más valores morales
que pueden producir un desequilibrio en las estructuras
racionales de los niños o jóvenes. Éstos deben adoptar una
postura respecto de la acción que se va a emprender, razonarla y
someterla a la discusión de los demás.
Para la redacción de un dilema moral debemos tener en
cuenta las siguientes pautas: a) centrar la atención en la
situación conflictiva b) plantear cuestiones de tipo moral, es decir
el conflicto moral propiamente dicho; c) plantear alternativas,
preguntando qué debería hacer el protagonista y el porqué;
formular otras preguntas relacionadas con el tema.
Estrategias orientadas al desarrollo de competencias
autorreguladoras.
La autorregulación, es el proceso comportamental, de
carácter continuo y constante, a través del cual cada persona
organiza y modela sus propias conductas, para que éstas se
9
Fundamentado en los trabajos de Piaget (1939) y Kohlberg (1969). Desarrollo
moral a través de pasos sucesivos y secuenciales, basado en la universalidad de
los estadios evolutivos y en la existencia de principios universales, entendidos
como guías para tomar una decisión moral.
aproximen a formas ideales de comportamiento que ellas misma
se han fijado como objetivo.
El autocontrol, se define como la capacidad para, en
ausencia de presiones externas inmediatas, no llevar a cabo una
conducta cuya probabilidad de elección era mayor que las que
poseían otras alternativas.
Tres son las fases en el desarrollo de las competencias
autorreguladora: a) autodeterminación de objetivos; b)
autoobservación
(debe permitir a los niños analizar su
comportamiento, sus causas y efectos), c) autorrefuerzo (la
motivación intrínseca del chico, necesaria para la consecución de
los fines propuestos).
En la práctica de las actividades deportivas, la gran
cantidad de situaciones en la que los niños necesitan interactuar
unos con otros y unos contra otros, se dan situaciones que
pueden propiciar la pérdida de control, dejarse llevar por las
emociones personales y los impulsos. El papel del educador, es
decisivo, para favorecer del desarrollo de conductas adecuadas,
desde el control externo, ofreciendo a niños y jóvenes criterios
para la toma de conciencia de sus propias conductas, y motivar
cuando sea necesario para conseguir los objetivos que se hayan
fijado, dotándoles de estrategias para expresar sus sentimientos,
y emociones, favoreciendo el diálogo, etc.
Estrategias para el desarrollo de la perspectiva social y la
empatía
Modelos adecuados
Los niños y los jóvenes no aprenden sólo de las
experiencias vividas y de las consecuencias de sus actos. Si
hablamos de la educación en valores también aprenden de
aquello que observan y ven hacer a los demás. En el contexto de
las actividades deportivas, miran, tanto al educador como a sus
compañeros, y
aprenden, a través de ellos, pautas de
comportamiento basadas en la imitación. Dentro del ámbito de
las actividades deportivas es importante el aprendizaje vicario10,
construido a partir de la observación de las consecuencias que
depara en quien ejerce el papel de modelo.
Por tanto el aprendizaje a través de modelos se configura
como uno de los principales medios para la interiorización de
actitudes y normas dentro de las actividades deportivas.
En el proceso de modelado como recurso educativo
debemos tener en cuenta varios aspectos:
• La importancia de las conductas que se pretende
enseñar/promover. Deben ser significativas y funcionales
para el contexto en el que se desenvuelven los niños.
Aquellas actuaciones que les permitan afrontar con
garantías de éxito las relaciones que establecen tanto en
el grupo como en otros ámbitos de actuación.
• La consistencia y coherencia en la actuación del
modelo. Es necesario que el modelo refleje las mismas
pautas de actuación ante situaciones similares. Por
ejemplo, si tras un partido que se ha perdido, felicita al
rival en todas las ocasiones, esta será una conducta
coherente, pero si en cada ocasión actúa de forma
diferente, como enfadándose con el contrario, o con los
propios compañeros, esto provocará una desorientación
desde la perspectiva moral.
• Buscar la manera más adecuada de presentar el
modelo. Podemos hablar de dos modos de presentar al
modelo, en función de la edad. En niños pequeños hay
que presentar el modelo conductual, en el que observa
los modelos reales en situaciones reales; en niños más
mayores la presentación del modelo puede ser verbal,
partiendo de la descripción de un hecho o de una
conducta que se pretende sirva como ejemplo.
10
Aprendizaje vicario: Aprendizaje por imitación de una conducta.
El role–playing, permite a los niños y jóvenes la
posibilidad de educarse en valores como la tolerancia, el respeto
y la solidaridad, mediante el contacto con opiniones, sentimientos
e intereses distintos a los propios. Esta técnica consiste en la
dramatización de una situación en la que se plantea un conflicto
de intereses y valores, relevante desde un punto de vista moral.
La puesta en práctica del role-playing de manera
sistemática ayudará a los alumnos en las siguientes funciones: a)
comprender que las demás personas pueden tener puntos de
vista distintos del propio; b) considerar y anticipar tales puntos
de vista en una situación concreta de conflictos; c) relacionar y
coordinar las distintas perspectivas, sin olvidar la postura
personal.
Role-model. El modelo de los deportistas profesionales
(role model)
En la sociedad actual podemos encontrar gran cantidad
de modelos procedentes del mundo deportivo, (negativos y
positivos). Recurriremos a aquellos especialmente significativos
por su capacidad y empeño en manifestar los valores más
loables y positivos de la actividad física y deportiva en
contraposición con los otros.
Como ya hemos señalado en otros capítulos, la
influencia de los medios de comunicación en lo referente a
temas deportivos es importante: existen muchas páginas en los
periódicos, prensa especializada, grandes espacios en los
informativos todos los días, etc.
La gran cantidad de retrasmisiones deportivas a las que
el público en general tiene acceso, pone de manifiesto modelos a
imitar. Muchos de estos modelos son el reflejo de una práctica
deportiva regida por principios éticos, pero también podemos
encontrar imágenes que nos muestran todo lo contrario:
conductas violentas, incumplimientos de las reglas del juego, etc.
En la medida en que estas personas pueden propiciar una
transferencia de sus modos de actuación hacia los niños y los
jóvenes, es necesario acompañar el proceso educativo a través
del modelado de un sentido crítico con estas formas de hacer.
Los éxitos deportivos dan popularidad y notoriedad.
Debemos pues aprovechar el tirón, para propiciar una educación
en valores, actitudes y normas de conducta.
Según Buxarrais y otros (1995), esta técnica es diferente
del role-playing, aunque tiene su origen en él. Su objetivo es
fomentar el conocimiento y la empatía hacia personajes que han
destacado positivamente por su línea de vida. El personaje que
se va a estudiar puede ser propuesto por el educador o por el
grupo de niños. Las fases de aplicación del role-model son las
siguientes: a) elaborar una pequeña narración sobre la vida del
personaje en cuestión o sobre alguno de sus hechos relevantes;
b) lectura del texto o visionado del vídeo (ya sea la biografía o
una introducción para enmarcar la actividad del personaje,
seguida de la exposición de algún hecho significativo); c) crear un
espacio para la interrogación personal.
Estrategias para el análisis y la comprensión crítica de
temas moralmente relevantes.
La comprensión crítica se fundamenta en autores como
Freire, Elliot o Stenhouse. El objetivo es el desarrollo de un
pensamiento moral autónomo, concebido desde la comprensión
crítica de la realidad personal y social y desde la relación
dialógica con los otros.
Las diferentes estrategias de análisis crítico se acercan a
los niños y jóvenes partiendo de temas relevantes para ellos,
desde la perspectiva social. El objetivo es que a través de un
diálogo abierto, la discusión, la crítica y la autocrítica, se llegue a
la toma de conciencia de la realidad problemática objeto de
análisis (personal o social), que acarrean un conflicto entre
diferentes valores. El diálogo no significa consenso, pudiendo
mantener puntos discrepantes de forma respetuosa con los
compañeros sin que esto suponga más que la manifestación de
la diversidad de percepciones y planteamientos axiológicos que
se pueden dar.
Existen diferentes estrategias de comprensión crítica:
diálogo a partir de un texto, confrontación y análisis de valores,
formulación de hipótesis y análisis crítico. La primera es la que
más se adecua a las características de la actividad deportiva.
NO ESTAMOS SOLOS, Y NOSOTROS SI SABEMOS LO QUE
QUEREMOS
La educación requiere una acción sistemática y más aún
la educación en valores, desarrollada desde las actividades
físicas y deportivas. Exige un esfuerzo de coordinación con el fin
de marcar la dirección en la que queremos avanzar.
Niños y jóvenes reciben desde los diversos contextos,
mensajes relacionados con los valores de las actividades
deportivas, contrapuestos en muchos casos.
Si desde la educación (formal y no formal) a través de las
actividades deportivas pretendemos desarrollar un proyecto
educativo vinculado al ámbito axiológico, esto implica una visión
integral.
“Llevadera es la labor cuando muchos comparten la fatiga”
Homero
A nadie se nos escapa la dificultad de aunar esta tarea
en todos los ámbitos, teniendo en cuenta que los agentes
educativos (escuela, familia, grupo de iguales, entrenadores
deportivos, monitores de tiempo libre, medios de comunicación)
pueden promover tanto formas convergentes de vivir la actividad
deportiva como por el contrario orientar e interpretar de formas
diversas la propia actuación moral dentro de ella, según sus
intereses.
Aun siendo conscientes de dicha dificultad, las relaciones
que se pueden establecer entre maestros y profesores que
educan en el tiempo escolar, los entrenadores y monitores que lo
hacen en el tiempo libre, y las familias11, (Duda, 1996; Escatí y
11
Diversos son los estudios que demuestran la importante relación existente
entre las percepciones de los padres y las de los hijos, en cuanto a la práctica
deportiva. Paul know(1993) expone una interesante serie de funciones de los
otros, 1999; Gutiérrez, 2003), como los primeros responsables de
la educación de sus hijos, es necesario, que desde los vértices
de éste triángulo –familia, escuela y tiempo libre- se oriente una
visión ética de las actividades deportivas. Pero sin olvidarnos del
control de los demás agentes, propiciando una visión crítica en
torno a la actividad deportiva fomentada desde los medios de
comunicación social y desde el mundo del consumo (Crespo,
1990)12.
Es cierto, mucha es la dificultad de coordinar los distintos
contextos y agentes. Pero no debemos olvidar que la
convergencia entre los distintos contextos tiene gran importancia
en el desarrollo moral a través de las actividades deportivas.
“La sociedad viene a ser como un navío y todo el mundo debe
contribuir a la buena dirección de su timón”
Henrik Ibsen
Debe estar en nuestro ánimo y trabajar por favorecer una
educación en valores y actitudes en niños y jóvenes, en aquellos
que actuamos en el mundo de la educación formal y no formal.
padres respecto a la práctica físico-deportiva de sus hijos. Además cada día son
más las publicaciones de guías para padres respecto al deporte escolar.
12
Crespo (1990) partiendo de la realidad cotidiana que nos ofrece el medio
televisivo y convencido de que los contenidos de la programación educan estilos
de vida, valores y actitudes, propone la enseñanza de éstos, desde el uso
didáctico de la televisión y recomendaciones dirigidas a los responsables de los
medios de comunicación social para la promoción de los valores de las
actividades físicas y deportivas.

Documentos relacionados