Ecodiseño y Desarrollo Sostenible

Transcripción

Ecodiseño y Desarrollo Sostenible
INDICE
Pag.
Presentación
1
I. Introducción
3
II. La evolución del Concepto de Desarrollo Sostenible
4
III. La contribución de la ecoeficiencia al fortalecimiento
de la sustentabilidad
7
IV. El surgimiento del concepto denominado ecodiseño
9
V. Conclusión
11
Presentación
Está en la condición humana el tener poder de iniciativa. Las iniciativas se realizan a
través de la palabra y de la acción que corresponden a un actor (o actores) que se
responsabiliza por ellos. La relación entre lo individual y lo colectivo es múltiple y tiene
interconexiones en el tiempo. A veces, la acción precede a la palabra y es
posteriormente que se le da un significado. A veces, las palabras son las que guían la
acción. La coordinación de las acciones colectivas requiere tener conceptos
compartidos, muchos de ellos construidos mediante el debate y los consensos.
La relación del hombre con la naturaleza y la responsabilidad individual y colectiva
sobre los efectos de la acción humana sobre la naturaleza es un tema conflictivo. Los
relatos bíblicos sobre el diluvio universal o la mitología de Faetón el hijo de Apolo
produciendo el calentamiento de la tierra, muestran razones profundas por las que se
creía que la acción del hombre y las catástrofes ambientales no estaban vinculadas.
La cuestión problemática no se incorporaba en las sensibilidades sociales y por lo
tanto no estaba en el ámbito de la política.
Durante siglos, tanto el conocimiento como el poder eran demasiado limitados para
incluir en la evaluación de las conductas la previsión sobre el futuro y considerar, como
causalidad, las acciones individuales y colectivas como responsables del equilibrio
sostenible del medio ambiente global.
Pero en el siglo XX, producto del incremento de los saberes científicos y la
constatación de los hechos relevantes en las vinculaciones entre medio ambiente,
aumento de la población y desarrollo económico, se produce una nueva valoración de
las implicancias de la acción humana y de la posibilidad de responsabilizarla de las
alteraciones del medioambiente y el cuidado de los recursos naturales. Hay un campo
enteramente nuevo y una nueva interpretación de lo que implica cuidar al prójimo y a
uno mismo. Emerge una nueva cultura.
También se toma conciencia que la reconciliación entre la acción del hombre y el
cuidado de la naturaleza dependen de las innovaciones en las tecnologías de gestión,
de procesos y productos, como de las pautas de consumo. Las responsabilidades
están distribuidas en todas las acciones colectivas y en los comportamientos
individuales.
El documento de la Lic. María Aluminé González Nougués, Ecodiseño y Desarrollo
Sostenible nos presenta los nuevos conceptos que se están movilizando y
consensuando a nivel mundial y ofrece un énfasis en el área de las empresas.
Subraya la importancia de la ecoeficiencia como una articulación entre el desarrollo
sustentable y el ecodiseño.
De la lectura del mismo surgen interrogantes cuyas respuestas no son sencillas ni
evidentes: ¿Quiénes son responsables y de qué son responsables? ¿Cuáles son las
metodologías de medición que deben utilizarse? ¿Cómo se construyen las bases de
datos confiables? ¿Quién garantiza la calidad de los datos frente a terceros? ¿Quién o
quienes deben pagar los costos del desarrollo sostenible? ¿Cómo debe ser la
articulación público-privada? ¿Quién tiene derecho a exigir la conductos responsables
y cómo se debe actuar frente a las diversas normativas?
Todas las demandas por una implementación exitosa de los nuevos conceptos se dan
1
en un contexto histórico complejo. La Gobernanza Global Multinivel está fragmentada
y, además, se está asistiendo a un cambio estructural económico y político a nivel
mundial, lo que plantea problemas de poder y de perspectivas.
Los desafíos son enormes, solo señalamos dos. Los países desarrollados en los que
se pensaba como los líderes para financiar la ecoestructuración tienen serios
problemas fiscales. El caso paradigmático es Japón con una relación deuda
pública/PIB del 230%. Por otra parte, para el 2022 se estima un crecimiento
poblacional del orden del 1,3/1,5 mil millones más de personas que accederán a
pautas de consumo de las clases medias. Todo esto dentro del gran desafío de crear
millones de empleos de buena productividad para lograr la cohesión social y política.
En este contexto las empresas han tomado y están desarrollando múltiples iniciativas.
Los Observatorios de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable y Responsabilidad
Social Corporativa y Sociedad Civil del IEI siguen de cerca todas las cuestiones
vinculadas con esta temática y han utilizado este documento como un aporte en el
Seminario sobre el Análisis de Ciclo de Vida Producto.
Comentarios y sugerencias son bienvenidos.
Enrique S. Mantilla
Presidente
2
La contribución de la ecoeficiencia al desarrollo sostenible. El ecodiseño
I. Introducción
La conciliación del desarrollo económico y la conservación del ambiente es uno
de los retos actuales de todo el planeta. También de las empresas como agentes
económicos del desarrollo. La gestión adecuada de los recursos naturales que nos
brinda la naturaleza responde, no sólo a una necesidad ecológica global, sino también
a una prioridad en el orden económico.
El desarrollo de las actividades productivas provoca cambios que afectan
negativamente al ambiente. Por ende, ante este desafío, muchas empresas se vieron
en la obligación de comenzar a buscar un criterio para evaluar y diseñar sus procesos
productivos en conformidad con el resguardo de la salud ambiental, sin el detrimento
del rendimiento y la productividad de sus operaciones.
“En lo que concierne a la industria, la fábrica de los cien años del primer ciclo
maquinista, la “fábrica negra”, debe ser reemplazada por la “fábrica verde” (Le
Corbusier, 1964). La tecnología de gestión, proceso y producto es la que reconcilia
industria y naturaleza.
En 1992, el World Business Council for Sustainable Development (WBCSD)1
propone, en su publicación “Changing Course”, el concepto de la ecoeficiencia que
tiene como objetivo producir más con menos cuidando el ambiente. Asimismo, en
respaldo al enfoque de la ecoeficiencia, se ha reconocido que los mercados están
siendo cada vez más exigentes en materia ambiental y los consumidores tienden a
preferir productos que provengan de procesos no contaminantes. Por lo tanto, para
enfrentar a estos mercados y satisfacer a los consumidores es que la ecoeficiencia ha
promovido el uso de la metodología denominada ecodiseño2.
En esta línea, Joseph Schumpeter3 explicaba que la fuerza fundamental, que
mueve la producción capitalista, y al sistema como un todo, la causante de sus
procesos de transformación constante, en una palabra, de su desarrollo económico, es
el fenómeno tecnológico y con él, el proceso de innovación tecnológica. Pero no las
innovaciones incrementales de las cuales, asegura, “caen bajo el análisis estático”, y
no explican las transformaciones sociales. Para Schumpeter, lo importante eran las
innovaciones radicales, aquellas capaces de provocar cambios “revolucionarios”,
1
The World Business Council for Sustainable Development (WBCSD) is a CEO-led, global
association of some 200 companies dealing exclusively with business and sustainable development.
The Council provides a platform for companies to explore sustainable development, share
knowledge, experiences and best practices, and to advocate business positions on these issues in a
variety of forums, working with governments, nongovernmental and intergovernmental organizations.
Members are drawn from more than 30 countries and 20 major industrial sectors. The Council also
benefits from a global network of some 60 national and regional business councils and regional
partners.
2
El ecodiseño es un proceso que considera los impactos ambientales en todaslas etapas de
proceso de diseño y desarrollo de productos, para lograr productos que generen el mínimo
impacto ambiental posible a lo largo de todo su ciclo e vida, tiene el propósito de evaluar e
identificar formas para reducir la carga ambiental global asociada al producto.
3
Joseph Schumpeter (1883-1950) fue un economista que, aunque formado en la tradición
austríaca, reabrió una línea clásica de investigación económica trabajada ya, principalmente,
por Adam Smith, David Ricardo y Marx: el tema del desarrollo económico.
3
transformaciones decisivas en la sociedad y en la economía. Por innovaciones
radicales entendía:
a.
b.
c.
d.
e.
La introducción de nuevos bienes de consumo en el mercado
El surgimiento de un nuevo método de producción y transporte
Consecución de la apertura de un nuevo mercado
La generación de una nueva fuente de oferta de materias primas
Cambio en la organización de cualquier organización o en su proceso de
gestión.
Todas estas fuerzas, en conjunto, son la causa primogénita del “proceso de mutación
industrial que revoluciona incesantemente la estructura económica desde adentro,
destruyendo interrumpidamente lo antiguo y creando continuamente elementos
nuevos. Este proceso de destrucción creadora constituye el dato de hecho esencial del
capitalismo. En ella consiste, en definitiva, el capitalismo y toda empresa capitalista
tiene que amoldarse a ella para vivir”. (Schumpeter, 1996)
II. La evolución del concepto de desarrollo sostenible
Entre las décadas del 50 y 60 la teoría del desarrollo4, que se venía aplicando
desde la II Guerra Mundial, comenzó a modificarse dado que el crecimiento económico
no resultaba suficiente para garantizar el desarrollo sostenido. Esto se vio plasmado
en un grupo de países que, si bien lograron importantes crecimientos, no reflejaron
mejoras relevantes en índices sociales como la salud y la educación.
Otro aspecto que contribuyó a la modificación de esta teoría fue la toma de
conciencia a nivel internacional de las consecuencias a las que podía conllevar, y que
de hecho conllevó (reducción de la capa de ozono, aumento de las zonas desérticas,
etc.), la explotación indiscriminada de los recursos naturales.
Se considera que esta teoría pasó de una simple asociación del crecimiento
económico con el desarrollo, que se mantuvo hasta los primeros años de la década de
los 60, a una profunda, creciente y sostenida preocupación por el uso de recursos
naturales.
Esto provocó el surgimiento de un nuevo período en el cual se fueron
incorporando, de forma progresiva, los elementos relacionados con la preocupación de
asociar al desarrollo la mejora de indicadores sociales tales como: niveles de
educación, salud pública y asistencia social. Hasta ese momento, estos indicadores se
consideraban una consecuencia directa del proceso de crecimiento económico pero la
práctica demostró que en algunos países no fue así.
En consecuencia, durante la década de 1970 surge una nueva mirada sobre la
cuestión ambiental. Esa nueva mirada está vinculada con un cambio en la sensibilidad
social que proviene del mundo occidental, que deriva de lo que algunos autores
4
Las teorías del desarrollo pretenden identificar las condiciones socioeconómicas y las
estructuras económicas necesarias para hallar una senda de desarrollo humano y crecimiento
económico sostenido (productivo o no). Tras la Segunda Guerra Mundial, los autores liberales
presagiaron que los países tercer mundistas seguirían el camino al desarrollo a través del
capitalismo, mediante diferentes etapas. Según estas posturas, es clave para el desarrollo el
aumento de la producción para abastecer las necesidades de la población. Es decir, el crecimiento
económico lleva a la larga al desarrollo económico.
4
consideran como un cambio de valores y el nacimiento de una nueva cultura: “la
revolución silenciosa” (R. Inglehart, 1977). Surge una capacidad social de ver
problemas que, aún cuando existentes en períodos anteriores, no eran percibidos
socialmente como es el caso de los problemas ambientales. Es en esta nueva etapa
en que la sociedad comienza a percibir el daño y el riesgo ambiental como objeto de
preocupación.
“Los riesgos ambientales poseen una tendencia inmanente a la globalización,
es decir, los riesgos modernos en su expansiva dinámica desconocen las fronteras y
cualesquiera que fueren sus efectos específicos, los riesgos civilizatorios menoscaban
la calidad de vida de los seres humanos en el planeta y son causantes del progresivo
deterioro de los sistemas sostenedores de la vida”. (Beck, 1998)
En esta década lo ambiental emerge dentro de las grandes preocupaciones de
la sociedad industrial moderna. De ello dan testimonio tanto la Cumbre de Estocolmo
sobre el Medio Ambiental Humano como un conjunto de publicaciones que, directa o
indirectamente, ponen a lo ambiental en el seno de sus preocupaciones. En este
sentido se destacan obras tales como Blueprint for survival de Edgard Goldsmith et al.
(1972), The Limits to Growth de Meadows et al. (1972), The small is beautiful de
Schumacher (1973), entre otras. Todo esto, bajo premisas diferentes, da lugar a una
suerte de iniciación y reconocimiento social más amplio de la problemática ambiental,
introduciéndola en el contexto más general de las contradicciones y crisis centrales de
la sociedad industrial moderna.
Al mismo tiempo, en el campo mismo de la ecología, aparece un discurso
filosófico, político y social denominado ecología política. Este discurso emprende la
crítica más comprensiva y general de la sociedad industrial y de su relación con el
mundo natural.
Propone una visión global de la sociedad, de su futuro, de las relaciones entre
seres humanos, de las relaciones entre éstos y su entorno natural y de las actividades
productivas humanas.
La ecología política reconoce en el ambientalismo luchas de poder por la
distribución de bienes materiales, pero sobre todo de valores-significaciones
asignadas a los bienes, necesidades, ideales, deseos y formas de existencia que
definen los procesos de adaptación o transformación de los grupos culturales a la
naturaleza. No se trata pues de un problema de inconmensurabilidad de bienes-objeto,
sino de identidades-valoraciones diferenciadas por formas culturales de significación,
tanto de la naturaleza como de la existencia misma.
Esto lleva a imaginar y construir estrategias de poder capaces de vincular y
fortalecer un frente común de luchas políticas diferenciadas en la vía de la
construcción de un mundo diverso guiado por una racionalidad ambiental (hibridación
de diversas racionalidades) y una política de la diferencia. La política de la diferencia
se abre a una proliferación de sentidos existenciales y civilizatorios que son la materia
de una epistemología política que desborda al proyecto interdisciplinario en su
voluntad de integración y complementariedad de conocimientos (las teorías de
sistemas), reconociendo las estrategias de poder que se juegan en el campo del saber
y reconduciendo el conflicto ambiental hacia un encuentro y diálogo de saberes. Ello
implica una radical revisión del conocimiento, de la relación entre lo real, lo simbólico y
lo imaginario, donde la solución no se orienta a copiar a la naturaleza, a subsumirse
profundamente en la ecología, a generalizar la ecología como modelo de pensamiento
y comportamiento, sino a situarse políticamente en lo imaginario de las
representaciones de la naturaleza para desentrañar sus estrategias de poder (del
5
discurso del desarrollo sostenible). Se trata no sólo de una hermenéutica de los
diferentes sentidos asignados a la naturaleza, sino de saber que toda naturaleza es
captada desde un lenguaje, desde relaciones simbólicas que entrañan visiones,
sentimientos, razones, sentidos e intereses que se debaten en la arena política.
Porque el poder que habita al cuerpo humano está hecho de lenguaje. (Leff, 2006).
Para finales de los años 80 el concepto de desarrollo sostenible comienza a
gestarse. El mismo es definido en el informe Brundtland, así denominado en honor a
la Ministro de Ambiente Sueca, Gro Brundtland, quien presidiera la Comisión que
elaborara dicho informe; estableciéndose que es “aquel desarrollo que satisface las
necesidades del presente, sin comprometer la habilidad de las futuras generaciones
para satisfacer sus propias necesidades”.
“Not only living citizens posses environmental rights; I shall contend that future
citizens do also, and because they do the second aspect of my argument is for
environmental justice across generations. As a matter of justice, all citizens present
and future possess the environmental human rights to clean air, water and soil. Future
citizens rely on these environmental rights of present citizens being protected for the
possibility that theirs will be also; more interesting perhaps is that we shall see how the
reverse is also truethe environmental rights of the present depend on the protection of
the rights of future citizens. This reciprocity between present and future makes
environmental justice across generations possible”. (Hiskes, 2009)
Este concepto lleva implícito el criterio de razonabilidad, encontrando su base
fundamental en la continua búsqueda del equilibrio e integración de los aspectos
sociales, ambientales y económicos al momento de definirse e implementarse
cualquier línea de acción, ya sea desde ámbitos políticos, sociales o empresarios. La
consecuencia más notoria de este hecho ha sido la concentración del esfuerzo
intelectual y gubernamental en la búsqueda de mecanismos, instrumentos y
estrategias para conciliar el desarrollo económico con el ambiente. Un estudio básico
sobre esta cuestión es la obra de Hajer (1995), en la que desarrolla el concepto de
modernización ecológica el cual es utilizado para designar a un discurso o ideología
que subyace a una determinada política medioambiental.
En este sentido, Hajer considera que este concepto es un nuevo discurso
político que se hace dominante, y cuyo pilar fundamental es la idea de que el
crecimiento económico y la protección del medio ambiente son reconciliables, e
incluso pueden reforzarse mutuamente. La nueva política medioambiental desarrollada
en los años ochenta adopta, según Hajer, el discurso de la modernización ecológica
en un intento de ofrecer soluciones positivas a los problemas medioambientales y
desterrar la idea según la cual el capitalismo y la protección del medio ambiente son
elementos incompatibles. Desde este discurso, el cuidado del medio ambiente puede
ser internalizado por las instituciones de la sociedad moderna a través de cambios en
aspectos no estructurales de la misma. Así, por ejemplo, cambios en las técnicas
empleadas por las políticas medioambientales, nuevas prácticas políticas más
proactivas o medidas micro y macro económicas son vistas por este discurso político
como elementos centrales para salir de la crisis medioambiental.
No obstante, la evolución del concepto siguió avanzando. En 1992 se celebra
la Conferencia de la ONU sobre Medio Ambiente y Desarrollo en Río de Janeiro,
donde nace la Agenda 21, se aprueban el Convenio sobre el Cambio Climático, el
Convenio sobre la Diversidad Biológica y la Declaración de Principios Relativos a los
Bosques. Tras está Conferencia se empieza a dar amplia publicidad del término
desarrollo sostenible al público en general y se modifica la definición original del
informe Brundtland, centrada en la preservación del medio ambiente y el consumo
6
prudente de los recursos naturales no renovables, hacia la idea de tres pilares que
deben conciliarse en una perspectiva de desarrollo sostenible: el progreso económico,
la preservación del medio ambiente y la justicia social. Asimismo, es en esta
Conferencia donde el World Business Council for Sustainable Development (WBCSD),
tras una fuerte demanda de las empresas, crea el término ecoeficiencia.
Para el 2001, se desarrolla en Johannesburgo la Conferencia Mundial sobre
Desarrollo Sostenible en la cual se reafirmó el concepto de desarrollo sostenible como
el elemento central de la agenda internacional. Además, se dio un nuevo ímpetu a la
acción global para la lucha contra la pobreza y la protección del medio ambiente. Se
reunieron más de un centenar de jefes de Estado, varias decenas de miles de
representantes de gobiernos, organizaciones no gubernamentales e importantes
empresas para ratificar un tratado de adopción de una posición relativa a la
conservación de los recursos naturales y la biodiversidad.
Con respecto a las políticas recientes en torno a la biodiversidad se considera
que no responden tan sólo a una preocupación por la pérdida de especies biológicas y
su importante papel en el equilibrio ecológico del planeta. La biodiversidad se ha
revelado como un enorme banco de recursos genéticos que son la materia prima de
los grandes consorcios de las industrias farmacéuticas y de alimentos, cuyo valor
económico supera ya el de los consorcios petroleros. Por su parte, para los países y
los pueblos donde se encuentran localizadas las áreas de mayor biodiversidad, ésta
representa, por una parte, el referente de significaciones y sentidos culturales que son
trastocados cuando son transformados en valores económicos; por otra parte, la
biodiversidad es la expresión del potencial productivo de un ecosistema, ante el cual
se plantean las estrategias posibles de su manejo sustentable, así como las formas de
apropiación cultural y económica de sus recursos. (Leff, 2005)
Actualmente, la sostenibilidad se ha desarrollado de tal manera que se
considera el motor de la innovación en el ámbito de la salud, la agricultura, la
silvicultura, el transporte, la producción, la distribución y uso de bienes y servicios y la
producción y uso de energía. Por este motivo es que resulta fundamental que las
empresas encuentren la manera de obtener un mayor beneficio para todas las
personas pero con un impacto mucho menor sobre el ambiente.
“La humanidad padece una crisis ecológica global que, por razones de
supervivencia y de moralidad, exige una urgente transformación de nuestra relación
social con el entorno… Es necesario cambiar en profundidad el orden social, para
reconciliarlo con el orden natural”. (Arias Maldonado, 2008)
III. La contribución de la ecoeficiencia al fortalecimiento de la sustentabilidad
El concepto de ecoeficiencia nace como una concepción global ante los
impactos ambientales de las diferentes fases del ciclo de vida5 de un producto, y de la
voluntad de reducir los diferentes efectos ambientales negativos.
El WBCSD, asociación que crea el concepto, indica que la ecoeficiencia se
obtiene por medio del suministro de bienes y servicios con precios competitivos, que
satisfacen las necesidades humanas y dan calidad de vida, al tiempo que reducen
progresivamente los impactos ecológicos y la intensidad de uso de los recursos a lo
5
Un análisis de ciclo de vida es un método para estimar el impacto ambiental de un producto
durante toda su vida, desde la extracción de las materias primas hasta su disposición final o su
reutilización.
7
largo de su ciclo de vida, a un nivel por lo menos acorde con la capacidad de carga
estimada de la Tierra. En pocas palabras, se relaciona con crear más valor con menos
impacto. Es importante entender que la ecoeficiencia, no está limitada solamente a
realizar mejoras crecientes de la eficiencia en las prácticas y hábitos existentes, este
es un punto de vista muy limitado, por el contrario, la ecoeficiencia debe estimular la
creatividad y la innovación, en la búsqueda de nuevas maneras de hacer las cosas. La
ecoeficiencia tampoco está limitada a las áreas dentro de los límites de la
organización, tales como la manufactura y la administración de la planta. También es
válida para las actividades corriente arriba y corriente abajo de la planta de
manufactura, e involucra el suministro y las cadenas de valor del producto.
Consecuentemente, puede ser un gran reto para los ingenieros de desarrollo,
compradores, administradores de portafolio de productos, especialistas en marketing y
hasta para especialistas en finanzas y control. Las oportunidades de ecoeficiencia
pueden salir en cualquier punto a lo largo de todo el ciclo de vida del producto6.
También se puede entender la ecoeficiencia como la relación entre el valor del
producto o servicio producido por una empresa y la suma de los impactos ambientales
a lo largo de su ciclo de vida: ecoeficiencia = valor del producto o servicio / impacto
ambiental.
Para la empresa la ecoeficiencia es "producir más con menos". Una gestión
ecoeficiente de los procesos de producción o de los servicios de una empresa
aumenta la competitividad de esta empresa ya que:
•
•
•
•
Reduce el despilfarro de los recursos mediante la mejora continua
Reduce el volumen y toxicidad de los residuos generados
Reduce el consumo de energía y las emisiones contaminantes
Se reducen los riesgos de incumplimiento de las leyes y se favorecen las
relaciones con la administración competente
La ecoeficiencia se halla estrechamente ligada al desarrollo sostenible ya que
equivale a optimizar tres objetivos: el progreso económico, la justicia social y la
preservación del ambiente. Es el principal medio a través del cual las empresas
contribuyen al desarrollo sostenible y al mismo tiempo consiguen incrementar su
competitividad.
El impacto ambiental de un producto empieza con la extracción de las materias
primas, que pueden pasar por varias transformaciones hasta llegar al fabricante. El
producto acabado se envía al envasador y a través de un proceso de distribución llega
finalmente al consumidor.
Una vez acabada su utilidad, el producto o su envase se convierten en un
residuo que ha de ser gestionado adecuadamente. El desarrollo de productos
respetuosos con el ambiente es la clave para reducir su impacto. Es decir, aquellos
productos que su diseño, producción, comercialización, utilización y eliminación se
hace teniendo en cuenta todo su ciclo de vida, reduciendo el impacto ambiental global
y favoreciendo la minimización del consumo de recursos. Si se quiere actuar sobre el
producto, se han de considerar las variables ambientales desde su diseño.
6
Traducción libre hecha por el Concejo Empresarial Colombiano para el Desarrollo Sostenible,
CECODES, del documento eco-efficiency, elaborado por el World Business Council for Sustainable
Development. http://www.wbcsd.org/web/publications/eco_efficiency_creating_more_valuespanish.pdf
8
Por otro lado, si una empresa quiere reducir de manera integral el impacto
ambiental derivado de su actividad, a parte de reducir sus propios consumos y
emisiones, habrá de tener en cuenta los impactos correspondientes de sus
proveedores, distribuidores y consumidores (incluida la gestión de los residuos por
parte del usuario final), actuando de manera efectiva a lo largo de toda su vida, de
principio a fin.
En esta línea, surge en la década de los 90 el concepto denominado ecodiseño
entendido como “un proceso de diseño que considera los impactos ambientales en
todas las etapas de proceso de diseño y desarrollo de productos, para lograr
productos que generen el mínimo impacto ambiental posible a lo largo de todo su ciclo
de vida”. (Capuz, 2002). La utilización de metodologías como el ecodiseño sobre un
producto permite disminuir desde la fase de definición su impacto ambiental, con la
consecuente mejora del índice de ecoeficiencia asociado.
7
“The triple bottom line has been, and remains, a useful tool for integrating
sustainability into the business agenda. Balancing traditional economic goals with
social and environmental concerns, it has created a new measure of corporate
performance. A business strategy focused solely on the bottom line, however, can
obscure opportunities to pursue innovation and create value in the design process.
New tools for sustainable design can refocus product development from a process
aimed at limiting end of pipe liabilities to one geared to creating safe, quality products
right from the start. This new design perspective creates triple top line growth: products
that enhance the well being of nature and culture while generating economic value.
Design for the triple top line follows the laws of nature to give industry the tools to
develop systems that safely generate prosperity. In these new human systems,
materials become food for the soil or flow back to industry forever. Value and quality
are embodied in products, processes and facilities so ecologically intelligently
designed, they leave footprints to delight in rather than lament. When the principles of
ecologically intelligent design are widely applied both nature and commerce can thrive
and grow”. (Savitz, 2006)
IV. El surgimiento del concepto denominado ecodiseño
Tradicionalmente las políticas ambientales se han centrado primero en la
corrección y posteriormente en la minimización de los impactos ambientales sobre los
diferentes vectores ambientales: agua, aire, suelo, y en los procesos productivos. En
este sentido se ha avanzado hacia una mejora de la calidad del ambiente. Sin
embargo todavía quedan impactos ambientales por resolver relacionados
principalmente con los modelos de consumo, y con los impactos ambientales de los
productos a lo largo de todo su ciclo de vida8.
Para solucionar estos problemas, la Unión Europea ha puesto en marcha una
iniciativa denominada Política Integrada de Producto, que pretende constituir una
respuesta para reducir los impactos ambientales de los productos a lo largo de todo su
ciclo de vida: desde la extracción de las materias primas hasta que el productos es
desechado y se convierte en residuo. La Política Integrada de Producto considera los
tres pilares básicos del desarrollo sostenible al tener en cuenta los aspectos
económicos, sociales y ambientales de los productos. Es precisamente por el enfoque
7
The triple bottom line es un término de negocios sustentables que hace referencia al desempeño
de una empresa expresado en tres dimensiones: económica, ambiental y social. Su origen en inglés
hace alusión al resultado neto expresado en el último renglón del estado de resultados contables.
9
de todo el ciclo de vida del producto y la integración de los tres pilares del desarrollo
sostenible por lo que recibe su nombre.
Con la voluntad de conseguir estos objetivos, la Comisión publicó el libro verde
sobre la Política Integrada de Producto en el cual se recoge la estrategia diseñada
para reforzar y reorientar la política ambiental relativa a los productos con el objetivo
de promover el desarrollo de un mercado de productos más respetuosos con el
ambiente. Aunque hace referencia a productos, actualmente se considera el tandem
producto/servicio, por lo que los servicios en principio no se deberían excluir aunque
no estén explícitamente mencionados en la Política Integrada de Producto. El
ecodiseño es uno de los instrumentos propuestos en el libro verde para mejorar los
productos a lo largo de su ciclo de vida.
El ecodiseño, definido como el proceso de diseño que considera los impactos
ambientales en todas las etapas de proceso de diseño y desarrollo de productos, para
lograr productos que generen el mínimo impacto ambiental posible a lo largo de todo
su ciclo de vida, tiene el propósito de evaluar e identificar formas para reducir la carga
ambiental global asociada al producto. El ecodiseño es un proceso que facilita la
mejora de los productos en numerosos aspectos y que se caracteriza, entre otros, por
la reducción de los materiales y componentes utilizados, la fácil identificación de los
diferentes componentes para facilitar su posterior reciclaje, la utilización de materiales
fáciles de limpiar, reparar y reutilizar, la eliminación de los materiales más tóxicos
asociados al producto, la ecoeficiencia en el uso de energía y recursos y la aceptación
y reutilización total o parcial del producto en la etapa final de su ciclo de vida por parte
de la empresa El ecodiseño conduce hacia una producción sostenible y un consumo
más racional de recursos.
La mejora ambiental del producto y/o servicio desde su diseño y desarrollo,
implica que se han de analizar los aspectos ambientales del producto desde la
extracción de las materias primas, pasando por los procesos de producción y uso,
hasta que el producto se convierte en residuo, controlando los aspectos que se han
considerado como significativos.
Mediante el control y la gestión adecuada de los aspectos ambientales
producidos en cada una de las etapas del ciclo de vida del producto, se reducirán los
impactos asociados. Esto proporcionará un doble beneficio a las empresas ya que por
una parte mejorará su situación ambiental y por otra se producirá una mejora de la
competitividad de la empresa.
El proceso de ecodiseño, facilita una mejora de los productos en numerosos
aspectos y se caracteriza por una serie de acciones concretas entre las que destacan
la incorporación de aspectos ambientales en la etapa de definición del producto, la
reducción de la carga ambiental asociada al producto o la integración de acciones de
prevención y minimización de impactos ambientales.
Para una empresa, la introducción de un sistema de gestión de ecodiseño
presenta innumerables beneficios, entre los que podemos destacar:
•
•
•
•
La prevención de la contaminación
La reducción de costes del proceso relacionados con la
desmaterialización, reducción de residuos, optimización de los
procesos, adecuación de envases y embalajes
Potenciación de los sistemas de gestión proporcionando un marco
adecuado para la mejora continua
Sistematización del proceso de diseño
10
•
•
•
•
Cambio de la visión estratégica de producir un producto por satisfacer
una necesidad del cliente
Mejora de la imagen de la empresa
Incremento del valor de los productos de cara al consumidor
Mejora de las características ambientales del producto
El proceso de ecodiseño está totalmente integrado en la estrategia diseñada
por la Comisión europea con el fin de reorientar la política ambiental relativa a los
productos, para reducir sus impactos ambientales asociados.
V. Conclusión
Si bien el desarrollo sustentable es una responsabilidad de todos, en la
actualidad, las acciones empresariales se encuentran en general en el nivel de mejora
y rediseño del producto, ya que en la mayoría de los casos el paso desde estos
primeros niveles a los últimos requiere dar un salto de envergadura hacia nuevas
tecnologías (materiales y procesos) y planteamientos que a su vez demandan
enormes esfuerzos. En muchos casos, puede significar cambios no asumibles en el
corto y medio plazo por las compañías, lo que aún resulta más crítico en el caso de las
pequeñas y medianas empresas.
En su mayoría, las empresas han adoptado el enfoque de la ecoeficiencia y la
metodología que este promueve, el ecodiseño, como medios para el desarrollo de
productos menos agresivos con el ambiente y por lo tanto, como su contribución al
desarrollo sostenible, además de cómo una forma para aumentar su competitividad. La
mejora de la imagen corporativa asociada a los “productos verdes” o “amigables con el
medioambiente” tiene efectos directos en el mercado dentro de una sociedad con una
conciencia ambiental cada vez mayor. Esto es de particular importancia para aquellas
empresas cuyo producto va directo al consumidor final. Los altos precios de las
materias primas y la situación medioambiental del planeta, hacen prever que en un
futuro, aquellas empresas que no estén dispuestas a hacer el esfuerzo para adaptarse
pierdan competitividad y pongan en riesgo su posición en el mercado.
En términos estrictamente económicos, la utilización de las técnicas analizadas
contribuye en muchos casos a la reducción de los costes asociados a la obtención y el
tratamiento de las materias primas, a la producción y el consumo energético, al
transporte y distribución de productos, y al tratamiento de los residuos generados. Los
gastos asociados a seguros son en general más bajos para aquellas empresas que
desarrollen políticas medioambientales.
Existen además otros beneficios económicos que pueden conseguir las
empresas por acogerse a los diferentes sistemas de gestión medioambiental.
Podemos afirmar que el desarrollo sustentable se apoya sobre una serie de
principios básicos, entre ellos, la utilización racional de recursos y la continua
búsqueda del equilibrio e integración de los aspectos sociales, ambientales y
económicos, en definitiva se apoya en el enfoque de la ecoeficiencia y las
metodologías que de este se desprendan. Por lo tanto, la introducción del enfoque de
la ecoeficiencia y la metodología del ecodiseño en las empresas ha sido de gran
importancia para seguir avanzando en la senda del fortalecimiento del desarrollo
sustentable.
La consciencia de que el mundo se enfrenta a importantes cambios está cada
vez más presente, y la adopción de estos conceptos por parte de los agentes
económicos del desarrollo nos marca la tendencia de hacia donde va el mundo.
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En esta línea, Naciones Unidas, veinte años después de la primera cumbre de
Río de Janeiro en 1992 y diez años después de la de Johannesburgo en 2002, celebró
entre el 20 y el 22 de junio la cumbre de la Tierra Río+209 en Río de Janeiro, Brasil.
Esta cumbre fue un nuevo intento para avanzar sobre el compromiso de los Estados y
la comunidad mundial en los grandes cambios de este siglo XXI.
En esta oportunidad, las Naciones Unidas invitaron a los Estados, la sociedad
civil y los ciudadanos a “sentar las bases de un mundo de prosperidad, paz y
sustentabilidad”, lo que incluyó tres temas en el orden del día:
1. El fortalecimiento de los compromisos políticos a favor del desarrollo
sustentable
2. El balance de los avances y las dificultades vinculadas a su implementación
3. Las respuestas a los nuevos desafíos emergentes de la sociedad
Dos cuestiones, íntimamente ligadas, constituyeron el eje central de la cumbre:
una economía ecológica con vistas a la sustentabilidad y la erradicación de la pobreza;
y la creación de un marco institucional para el desarrollo sustentable.
Si bien los veinte años transcurridos desde 1992 sólo significaron avances muy
parciales e insuficientes respecto de los objetivos de sustentabilidad, Río+20
constituye una nueva etapa en el itinerario de una comunidad mundial emergente. El
documento final “Declaración de Río+20 – El Futuro que queremos” se basa en la
renovación del compromiso político, en pro del desarrollo sostenible y de la promoción
de un futuro económico, social y ambientalmente sostenible.
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Llamada oficialmente Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sustentable.
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