¿Puede el cine ayudarnos a pensar y producir otras miradas en la

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¿Puede el cine ayudarnos a pensar y producir otras miradas en la
¿Puede el cine ayudarnos a pensar y producir otras miradas en la educación?
El cine, como práctica privilegiada de la cultura contemporánea resulta ser un disparador
emotivo para que los educadores podamos reflexionar acerca de las problemáticas de la
sociedad desde otra óptica, teniendo una visión más compleja de aquellas
transformaciones que operan sobre nosotros mismos.
El cine como experiencia de formación
Ofrecer a través del cine una experiencia, invita a cada formador a realizar un recorrido
diferente por los problemas de nuestro mundo, como una “puerta de entrada” (Gardner,
1993) que se ofrece para pensarse a sí mismo y para encontrar palabras frente al enigma
de un mundo que se ha vuelto hostil, que invade la realidad de las instituciones de
enseñanza y deja a los docentes despojados de toda certeza.
En este escenario incierto, el cine nos mira, nos muestra imágenes sobre la escuela, los
docentes, los niños, refleja visiones y construcciones sobre la posibilidad de educar y
sobre sus límites. Descubrir estas miradas ajenas, es comenzar a reconocer la propia, a
indagar bajo la costumbre. Interrogarlas es un paso para pensar, percibir y producir otras
imágenes, para ir abriendo otros horizontes de vida.
Se trata de que el cine opere como un producto artístico, que nos movilice, despliegue la
comprensión y nos lleve a pensar las problemáticas desde otra mirada. Que incorpore
nuevas lógicas de pensamiento, en donde se reivindiquen expresiones como el sentido
estético, la experiencia personal, la opinión, la interpretación colectiva.
Pensar-nos en imágenes y palabras, en idas y venidas por aquellas preguntas que
inquietan el paisaje educativo. “Humanizar la tarea de enseñar, utilizando las narraciones
como versiones sobre el mundo, como contacto con lo lejano y lo cercano, con otras
experiencias, que resultan cruciales en la construcción de un lugar para nosotros mismos
en la posible realidad a la que nos enfrentamos”. (Bruner, 1997)
Películas que enriquecen
Debemos reconocer que no todas las películas son igualmente efectivas como
disparadoras de debates y reflexiones. Si el cine se va a convertir en un instrumento del
pensamiento al servicio de la creación de significados, requiere trabajo de nuestra parte:
ser leído, analizado, producido, comprendido en su arte, percibido en sus usos, discutido,
etc. (Bruner, 1997)
Encontrar y seleccionar el material significativo es una tarea que nos toca hacer a diario
como formadores y docentes. Algunos criterios que pueden ayudarnos a realizar estas
tareas de selección en función de un uso que enriquezca la propuesta de formación, son:
- Las películas deberán ser seleccionadas por su contenido, por el/los tema/s que abordan.
Se trata de reflexionar alrededor de temas relevantes de nuestro tiempo, que si bien nos
aquejan, no suelen ser parte de la agenda escolar ni mediática.
- Las buenas películas son aquellas que nos re-conectan con el mundo, se nos ofrecen
como otras miradas para pensar y recrear las propias. Nos invitan a mirar por las fisuras,
cuestionar nuestras certezas, nos abren un resquicio para pensar viejos problemas.
- Las películas, llevan la invitación a pensar un problema, una tensión: el orden y la
disciplina escolar, la relación con los niños, las culturas juveniles, la historia y la memoria,
etc. Se trata de ofrecer perspectivas diversas y la posibilidad de encontrarnos
compartiendo la apertura de nuevos problemas para pensar la escuela, y también, para
volver a las preguntas de siempre, pero desde otros recorridos y miradas.
- Identificar aquellos temas o propuestas que permitan sacudir los estereotipos, los
prejuicios, los modos construidos de hacer. Generar rupturas con los cánones, los sistemas
de expectativas, haciendo que lo “familiar” resulte extraño de nuevo.
- Por último, seleccionar un film, es reconocer las obras por su valor intrínseco, por la
emoción que generan. En tanto “obra” nos habla de un “autor”, que construye una
manera de producción y creación personal, formas de expresión y comprensión de la
realidad que le son propias. Detectar las búsquedas del autor, encontrar las marcas de su
biografía en su obra, establecer continuidad con otras obras, reconocer el valor de la obra
como acto de creación.
Pensar el cine en la formación, es aprender a descubrir las miradas ajenas y al mismo
tiempo, reconocer cuál es la propia. Aprender a mirar para pensar distinto, despiertos,
con curiosidad por lo otro y por nosotros, acercándonos al conocimiento de una manera
más plena, más rica y estimulante.
Materiales consultados.
Bruner, J. “La educación puerta de la cultura”. Editorial Visor. Madrid. 1997.
Gardner, H. “La mente no escolarizada. Como piensan los niños y cómo deberían enseñar
las escuelas”. Paidós. Barcelona. 1993.

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