Boletín de Patrimonio Histórico nº 3-4

Transcripción

Boletín de Patrimonio Histórico nº 3-4
boletín nº 3-4 año 2006
Cabildo de Gran Canaria
r e s t a u r a c i ó n y c o n s e r v a ci ó n • a r q u i t e c t u r a • a r q u e o l o g í a • b i e n e s m u e b l e s • e t n o g r a f í a • d i f u s i ó n
Patrimonio Histórico
B oletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 1
Boletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 2
B oletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 3
Presentación
Con este doble número, el Boletín de Patrimonio Histórico se está convirtiendo en una
de las herramientas básicas para dar a conocer los valores de nuestros más apreciados
bienes patrimoniales como referentes de la memoria colectiva y, al mismo tiempo, como
soporte para divulgar las actuaciones de investigación, conservación y preservación
realizadas en el patrimonio cultural de Gran canaria.
Estas tareas tan especificas y especializadas, que van aportando datos y ampliando
episodios en la historiografía canaria, permiten que el descubrimiento de nuevos acontecimientos de un tiempo pretérito sean revisados y actualizados. Además, a través de
estudios y diagnósticos, definen los elementos que pueden incidir en el deterioro del
patrimonio histórico en general, y el arqueológico en particular. En definitiva, ayudan a
compatibilizar acciones para lograr el consenso necesario entre conservación, nuevos
usos y difusión.
Para lograr que estos objetivos se cumplan, la Consejería de Cultura y Patrimonio histórico del Cabildo de Gran Canaria ha promulgado numerosos planes de actuación que
confluyen en esa idea de conservar y dinamizar los testimonios de una memoria que se
ha ido almacenando en cada parcela de la historia, que une y entrelaza todas las conexiones culturales colectivas e individuales.
Especial esfuerzo, por su carácter frágil y vulnerable merece el patrimonio arqueológico.
En este sentido, el Cabildo de Gran Canaria desarrolla un plan de mantenimiento y
puesta en uso con visión integradora y con clara vocación de continuidad que posibilita
la protección a la vez que su acondicionamiento para el disfrute público. Un esfuerzo
que necesita la implicación y colaboración de los municipios para conseguir que la
conservación, el conocimiento y el deleite de esos bienes patrimoniales revierta en la
sociedad a la que pertenecen. Destacan las actuaciones en el patrimonio mueble de la
isla mediante numerosos programas de conservación preventiva y restauración que han
logrado paralizar y frenar los deterioros, evitando pérdidas irreparables. La preservación
de los inmuebles arquitectónicos se vincula a la tramitación de expedientes de declaración de BIC o al impulso del desarrollo de los catálogos arquitectónicos municipales y
planes especiales de protección, con el estudio reflexivo de criterios para las acciones
restauradoras.
Sin olvidar la decidida apuesta en la elaboración de una amplia base de datos sobre las
distintas categorías patrimoniales que, en formato digital, permitirán su consulta a través de la Red, se ha ido gestando un futuro proyecto de Centro de Documentación cuyas
bases se sustentan con la ordenación y sistematización del archivo generado por los
expedientes de declaración de Bienes de Interés Cultural. Ambas bases de datos constituirán los apoyos a las facetas investigadoras y difusoras del Patrimonio Histórico de
Gran Canaria.
Por último, el reconocimiento a aquellos profesionales e instituciones que de forma
desinteresada han venido y vienen colaborando en esta publicación, haciendo posible
con su participación la divulgación de los proyectos e iniciativas que se ejecutan en
nuestro Patrimonio Histórico y Cultural.
Cabildo de Gran Canaria
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Sumario
Presidente del Cabildo de Gran Canaria
José Manuel Soria López
Consejero de Cultura y Patrimonio Histórico
Pedro Luis Rosales Pedrero
Directora Insular de Cultura y Patrimonio Histórico
Gracia Pedrero Balas
Asesores de la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico
Ángeles de Benito Basanta
Christian Santana Hernández
Protección legal del Patrimonio Histórico
5
Historias de la tierra: el Conjunto Histórico de Barranco Hondo
de Abajo. Gáldar 5
Ángeles Ojeda Ojeda y Javier Velasco Vázquez
8
Arquitectura
Catálogos de Protección del Patrimonio Histórico 8
Sonia Rodríguez Araña y Alejandro García Medina
Conservación de las vidrieras de la iglesia de San Juan. Arucas 10
Coordinación General
Juana Hernández García
Difusión de Patrimonio Histórico
Gestión
José Rosario Godoy
Difusión de Patrimonio Histórico
Fotografías
Francisco Suárez, Leandro Betancor, Alfonso de León, Inma Álvarez,
Carlos Valero, Javier Lozano, Francisco Díaz ,Valentín Barroso,
Verónica Alberto, Iñaki Sáenz, Antonio Hernández, Alicia Hernández,
Antonio Jiménez, Arqueocanaria, J. Pedro Suárez, Lidia Sánchez,
Milagrosa García, José Guillén, Ángel Gómez Pincheti.
Archivos: FEDAC (Cabildo de Gran Canaria) y El Museo Canario
Portada: iglesia de San Juan de Arucas, Leandro Betancor / Portada
interior: iglesia de San Juan de Telde (1890), FEDAC;
estado actual, Leandro Betancor / Contraportada: detalle de casa
criciforme. Yacimiento de Caserones. La Aldea de San Nicolás
Ilustraciones
Francisco Díaz, Luis Mejías, Valentín Barroso, Javier Lozano,
El Museo Canario, Archivo Diocesano
Gestión de documentación gráfica
Yerout Tarajano Rodríguez
Corrección de estilo
Isabel García Santana
Colaboradores
María Cárdenes, Alejandro García, José González, José Guillén,
Mª Dolores Gutiérrez, José de León, José Luis Moreno,
María de los Ángeles Ojeda, Sonia Rodríguez,
Gonzalo Santana, Javier Velasco
Agradecimientos
Consejería de Política Territorial, Arquitectura y Vivienda
del Cabildo de Gran Canaria, Fedac, El Museo Canario, Archivo Diocesano,
Proyecto Comunitario de La Aldea de San Nicolás, Concejalía de Cultura
y Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de Arucas,
Isabel Grimaldi, María J. Otero, Alicia Hernández, Antonio M. Jiménez,
Mª del Carmen Rodríguez, Antonio González.
A los autores por su desinteresada colaboración
Diseño y maquetación
Isabel Corral Torres
Laboratorio de Paisaje de Canarias
Impresión
Gráficas Guiniguada
Javier Lozano Suárez
Historia de las torres de la basílica menor de San Juan. Telde 14
Antonio M. González Padrón
Proyecto de restauración de las torres y pináculos de
la basílica menor de San Juan (Telde). Fase I 17
Luis Mejías Claro
20
Arqueología
Sondeos en la plaza Santiago de los Caballeros. Gáldar 20
José Ignacio Sáenz Sagasti
La Cerera: un espacio musealizado y de integración de uso
social y vecinal. Arucas 22
Alicia de Jesús Hernández Padrón y Antonio Manuel Jiménez Medina
Excavación arqueológica y consolidación de los restos humanos
del yacimiento Lomo de Maspalomas. San Bartolomé de Tirajana 24
Verónica Alberto Barroso
Hallazgos arqueológicos en Las Candelarias. Agaete 27
Verónica Alberto Barroso, Valentín Barroso Cruz y Consuelo Marrero Quevedo
Las Cartas Arqueológicas: documentar para gestionar 28
José Guillén Medina
Plan de actuación inmediata 32
Javier Velasco Vázquez y Milagrosa García Navarro
Patrimonio Mueble
36
Restauración de lienzos de Eliseo Maifrén 36
Beatríz Galán González y Sintia Guimerans Ferrdas
Restauración de la imagen de San José y el Niño Jesús de
la ermita de San Juan. Las Palmas 38
Sintia Guimerans Ferradás y Francisco Díaz Guerra
Restauración del artesonado de la ermita de Las Nieves. Agaete 40
Inma Alvárez Pérez y Carlos Valero Calabria
Restauración del retablo y talla de San José de la iglesia
de El Carrizal. Ingenio 42
Inma Alvárez Pérez y Carlos Valero Calabria
Etnografía
44
La Carta Etnográfica de Gran Canaria 44
Antonio A. Ramón Ojeda
Rescatar el Patrimonio Intangible: el Proyecto de Desarrollo
Comunitario de La Aldea de San Nicolás 46
Lidia Sánchez González y José Pedro Suárez Espino
Depósito Legal
Difusión
50
Museografía en el Maipés de Agaete: una forma de presentación 50
Arqueocanaria
Patri-net: una herramienta de difusión y gestión del patrimonio 52
Amagoia Arrizabalaga Machín
Publicaciones 54
Visitas guiadas a yacimientos arqueológicos de Gran Canaria 56
Cabildo de Gran Canaria
Bravo Murillo, 33
35003 Las Palmas de Gran Canaria
Tel.: 928 21 94 21 / Fax: 928 21 96 69
E-mail: [email protected]
http://www.grancanariacultura.com/patrimonio
Resumen del Plan de actuaciones
59
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Protección legal y administrativa del Patrimonio Histórico
Historias de la tierra: el Conjunto Histórico de Barranco Hondo de Abajo. Gáldar
Ángeles Ojeda Ojeda, lda. en derecho, y Javier Velasco Vázquez, arqueólogo. Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico. Cabildo de Gran Canaria
La declaración de un bien inmueble, o
conjunto de ellos, como de interés cultural, tiene como objeto último su preservación y enriquecimiento para uso y disfrute
actual y de las generaciones venideras.
Esta declaración constituye, por tanto, un
compromiso de futuro que obliga tanto a
los propietarios de los bienes como a la
sociedad. Una especie de contrato, sin
plazo de vencimiento, que asegura el conocimiento de los bienes muebles o inmuebles y de los distintos modos de vida a lo
largo de la historia.
Las medidas que se pueden adoptar para
garantizar la conservación y protección de
tales bienes son de distinta naturaleza,
tanto educativas, informativas y divulgativas
como legales, de fomento o económicas.
Son precisamente las medidas que ofrece la vigente legislación canaria aplicadas a un supuesto concreto, Barranco
Hondo de Abajo, las que centran el contenido de este artículo. De tal suerte que,
partiendo de la premisa de su declaración
como Bien de Interés Cultural, se pueden
plantear ciertas reflexiones sobre su categorización, sobre el instrumento a través
del cual se debe desarrollar su ordenación, o sobre su regulación territorial.
El 24 de septiembre de 1993 el Gobierno de
Canarias resolvió declarar Bien de Interés Cultural, con categoría de Conjunto Histórico, Barranco Hondo de Abajo; un asentamiento rural todavía habitado que conforma uno de los núcleos
trogloditas más importantes de Gáldar. Se ponía
fin, de este modo, a un expediente iniciado por la
Dirección General de Cultura del Gobierno de
Canarias mediante resolución de 27 de mayo de
1988, tramitado conforme a la ley 16/1985, de 25
de junio, de Patrimonio Histórico Español, y al real
decreto 111/1986, de 10 de enero.
El ámbito afectado por la declaración está dentro del área definida por los siguientes linderos:
• Al norte, con una línea imaginaria que linda con el eje del camino público de la
Vega de Palominos.
• Al sur, con la línea imaginaria que linda
con el cauce público de Barranco Hondo,
límite con el término municipal de Artenara.
• A naciente, con la línea imaginaria que
linda con el cauce público de Barranco
Seco.
• A poniente, con la línea que linda con terrenos de doña Emilia Benítez Ramos,
doña Emérita Martín Díaz, don Juan Carri-
llo Díaz, don Bonifacio Díaz Hernández,
don Juan Carrillo Martín y doña Isabel Martín Aguilar.1
espacio multiusos), si bien está integrado por otras
agrupaciones de menor entidad como los Solapones o Telde.
La peculiaridad que justifica su notorio valor
es que se trata de un poblado habitado de cuevas
artificiales con cerramiento de piedra y barro, sin
enlucidos de ningún tipo, de forma que se mimetiza
con la pared rocosa en la que se integran, en
estado casi original: una forma de hábitat heredada del mundo prehispánico y, por tanto, de gran
significación para el conocimiento de la evolución,
en un mismo enclave, de diferentes sociedades a
lo largo del tiempo.
Como ya se adelantaba, el Conjunto Histórico
de Barranco Hondo de Abajo forma parte de un
yacimiento prehispánico de grandes dimensiones
que se extiende, según la Carta Arqueológica de
Gáldar, a lo largo de prácticamente todo el barranco, en concreto desde la carretera GC-21, que
une Valleseco y Artenara, hasta las proximidades
de la Presa de Los Pérez. Un conjunto integrado
por cuevas naturales y artificiales a las que pueden atribuirse funcionalidades diversas y que,
como suele ser habitual, se localiza en las zonas
del barranco con mejores condiciones climáticas
para el asentamiento humano.
El núcleo representativo del conjunto lo constituye el sector denominado Las Pozas, donde se
localiza la ermita, la plaza y la escuela (un edificio
que no responde a la tipología del poblado, actualmente en desuso como tal y convertido en
Para la apertura de las cuevas se aprovecharon
los estratos tobáceos de la brecha volcánica Roque
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• El Conjunto Histórico de Barranco Hondo de Abajo
Estas razones, unidas a la singularidad del
Conjunto Histórico Barranco Hondo de Abajo,
hacen que resulte especialmente preocupante
que este Bien de Interés Cultural no cuente todavía con Plan Especial de Protección, y más aún si
consideramos que las normas comunes de aplicación a los Conjuntos Históricos, establecidas
en el artículo 34 de la ley 4/1999, de 15 de marzo,
de Patrimonio Histórico de Canarias, no contemplan esta forma de asentamiento troglodita.
Por tanto, si bien la categoría elegida para su
declaración es, a nuestro juicio, adecuada y lleva
consigo un instrumento potente de protección y
revitalización que sitúa el bien en su contexto territorial y lo relaciona con su entorno, garantizando
la pervivencia física e intelectual del poblado2 ,
también es cierta la ausencia, en la ley sectorial
canaria, de determinaciones específicas aplicables a dicha categoría cuando lo que contempla
es un asentamiento formado por casas-cuevas.
La lectura de estos espacios habitados no puede
hacerse desde el concepto de “la ciudad tradicional”, sino desde su integración en un medio natural, desde un concepto de urbanismo que realice
una lectura de las normas intrínsecas en la ordenación de las relaciones sociales, de los espacios
públicos y privados y de las reglas de uso, cuyas
leyes quizás estemos todavía en disposición de
entender, fundamentalmente, a través de los conocimientos de los habitantes que permanecen
viviendo este lugar.
Casas cueva de El Hornillo.
Nublo, lo que permitió el labrado de oquedades
con una amplia diversidad de plantas y vanos,
tanto en la etapa prehispánica como en su reutilización en los siglos posteriores a la Conquista.
Estas características contribuyen al enriquecimiento de los valores patrimoniales de este conjunto, mostrando una dilatada ocupación humana,
las diversas soluciones constructivas que han sido
empleadas y, en definitiva, cómo se han materializado en este lugar diferentes modos de vida a lo
largo de la historia. Además, permite plantear
algunas reflexiones sobre cómo conciliar dichas
particularidades con las figuras de protección contempladas en la legislación de patrimonio histórico.
Este mismo artículo 15, en su apartado 4, enumera, como otra de las categorías posibles, la de
Sitio Histórico, que define como “el lugar o paraje
natural vinculado a acontecimientos o recuerdos
del pasado, a tradiciones populares, creaciones
culturales o de la naturaleza y a obras del hombre,
que posean valor histórico, etnológico, paleontológico o antropológico”.
Ambas categorías contienen elementos que
resultan de aplicación a este lugar, dado que el
Barranco Hondo de Abajo forma una unidad de
asentamiento y es, a la vez, un lugar vinculado a
tradiciones populares que alberga valores históricos, etnológicos o antropológicos.
Las consecuencias legales que se derivan de
la elección de una u otra categoría son, salvo leves matices, idénticas en ambos supuestos. Principalmente, la obligación de que el municipio en
el que se localice el bien cultural redacte un plan
especial de protección del área afectada por la
Otra perspectiva de análisis puede plantearse
teniendo en cuenta la legislación canaria sobre
ordenación del territorio, que parte de la protección del patrimonio histórico como uno de los principios que deben regir la misma y, a su vez, como
uno de los fines de la ordenación que se implante.
Respecto a la elección de la categoría bajo la cual se declara el interés cultural de Barranco
Hondo de Abajo, el órgano competente del Gobierno de Canarias escoge la de Conjunto
Histórico que, en el artículo 15.3 de la ley 16/1985, ,de 25 de junio, de Patrimonio Histórico
Español viene definida como “la agrupación de bienes inmuebles que forman una unidad de
asentamiento, continua o dispersa, condicionada por una estructura física representativa de la
evolución de una comunidad humana por ser testimonio de su cultura o constituir un valor de uso
y disfrute para la colectividad. Asimismo es conjunto histórico cualquier núcleo individualizado de
inmuebles comprendidos en una unidad superior de población que reúna esas mismas características y pueda ser claramente delimitado”.
declaración, u otro instrumento de planeamiento
de los previstos en la legislación urbanística, que
cumpla las exigencias establecidas en la ley sectorial y, entre tanto, la necesidad de autorización
previa de la Administración competente para la
realización de obras o remociones de terreno en
el ámbito.
La figura del Plan Especial de Protección vincula el bien cultural con el territorio en que se
localiza y con la ordenación urbanística, convirtiéndose en un instrumento fundamental para la
supervivencia del mismo que, a la par, aportará
conocimientos sobre la evolución y situación actual del conjunto histórico a través de la Memoria
Informativa (los usos preexistentes, el número de
cuevas que componen el conjunto histórico, su
localización, su diseño, sus elementos comunes,
etc.), ordenará los usos permitidos o compatibles
regulando su implantación en el territorio, abordará su gestión y financiación mediante el Programa
de Actuaciones, y catalogará los elementos de
mayor interés, determinando individualmente el
grado de protección que se le aplica y los tipos
posibles de intervención.
Estos principios y fines deben encontrar su
reflejo en los distintos instrumentos que regulen el
suelo. En este sentido, en la normativa urbanística
municipal el ámbito delimitado por el Bien de Interés Cultural está clasificado como suelo rústico,
en la categoría de asentamiento rural, la cual se
refiere a entidades de población existentes cuyo
mayor o menor grado de concentración, generalmente sin vinculación actual con actividades primarias, cuyas características no justifiquen su clasificación y tratamiento como suelo urbano, de
acuerdo con los criterios que establezcan las Normas Técnicas de Planeamiento Urbanístico.3
La tendencia de nuestro derecho autonómico
es preservar el suelo rústico del proceso urbanizador y del uso residencial y, en consecuencia, regula las categorías de suelo rústico, limitándolas a
la de asentamiento rural y agrícola, así como la
extensión del asentamiento rural a lo estrictamente “edificado”, permitiendo, eso sí, la colmatación
interior del asentamiento4.
A la vista de todo ello, la categoría asentamiento rural engloba las características presentes
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en el Conjunto Histórico, a la vez que permite el
desarrollo del uso residencial en este espacio, sin
que quede en situación de fuera de ordenación,
un uso que, desde luego, es indisociable de la
revitalización de este conjunto como principio inherente a su protección y puesta en uso social.
No obstante, el Texto Refundido de las leyes de
Ordenación del Territorio de Canarias y Espacios
Naturales de Canarias, al definir, como otra categoría del suelo rústico, la de protección cultural,
enfrenta al planificador con la disyuntiva de realizar una elección motivada entre aquella y esta
última que se establece para la “preservación de
yacimientos arqueológicos y edificios, conjuntos
o infraestructuras de valor histórico, artístico o
etnográfico así como su entorno inmediato”, dado
que ambas no se pueden superponer en el mismo
espacio.
El Conjunto Histórico Barranco Hondo de Abajo participa de las características de ambas definiciones, por lo que resulta especialmente interesante concretar las posibles consecuencias de
optar por una u otra, a la vista de los fines que se
persiguen. Desde esta perspectiva, la consecuencia más directa de asignar la categoría de protección cultural sería que el uso residencial inherente
a este lugar quedaría fuera de ordenación, con las
dificultades que ello conlleva para la gestión del
espacio aunque se estableciera un régimen especial para regular la situación.
Por su parte, las Directrices Generales de Ordenación, derivan a las Directrices de Ordenación
del Patrimonio Cultural la determinación de los
criterios generales de ordenación de los conjuntos históricos, mandato que extiende a los Planes
Insulares de Ordenación, que además deben establecer medidas cautelares de protección y mantenimiento hasta su ordenación pormenorizada.
El Plan Insular de Ordenación de Gran Canaria, aprobado mediante el decreto del Gobierno
de Canarias 277/2003, de 11 de noviembre, reconoce la peculiar naturaleza del hábitat troglodita y
dispone que los instrumentos de ordenación que
afecten a núcleos tradicionales donde éste predomine deberán contener medidas para la ordenación de la habitabilidad, garantizando la tipología
arquitectónica tradicional, la iluminación y la ventilación y, de forma indirecta, admite una de las
lagunas de nuestro ordenamiento: la determinación de los requerimientos mínimos para considerar habitables estos espacios.
Este tipo de viviendas no son, en general, de
las que cumplen con los parámetros de superficie
útil y altura libre mínima, o con las condiciones de
ventilación, iluminación o accesibilidad determinadas en el decreto 47/1991, de 25 de marzo, por
el que se regula, en el ámbito de la Comunidad
Autónoma de Canarias, las condiciones de
habitabilidad de las viviendas y el procedimiento
para la concesión de las preceptivas cédulas. Sin
embargo, lo cierto es que estas cuevas se usaron
y siguen utilizándose para uso residencial, por lo
que son susceptibles de aprovechamientos económicos y sociales que deben ser regulados.
La efectiva gestión del patrimonio histórico
pasa, entre otros factores, por garantizar el uso
social de los enclaves en los que se materializa el
pasado, armonizando la preservación de este legado con los intereses y necesidades de las personas que mantienen vivos dichos lugares.
Fotografías de poblados trogloditas en Gran Canaria. Acusa,
arriba, y Cueva Bermeja, abajo
Conforme se determina en el decreto 258/1993, de 24
de septiembre, por el que se declara Bien de Interés Cultural, con
categoría de Conjunto Histórico, el Barranco Hondo de Abajo,
sito en el municipio de Gáldar, en Gran Canaria. (B.O.C. núm 137,
de 27 de octubre de 1993).
1
Es decir, de las edificaciones manteniendo la tipología y los
materiales empleados, de la estética de las construcciones y del
paisaje, y a garantizar la compatibilidad de los usos con el modo
de vida peculiar que aquí se ha desarrollado.
2
Ver el artículo 55 del Texto Refundido de las leyes de Ordenación
del Territorio de Canarias y Espacios Naturales de Canarias,
aprobado mediante decreto Legislativo 1/2000, de 8 de mayo,
sobre categorías de suelo rústico.
3
Ver directriz 58 de las Directrices de Ordenación General,
aprobadas por la ley 19/2003, de 14 de abril.
4
Boletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 8
Arquitectura
• Catálogos de Patrimonio Histórico • Iglesia de San Juan. Arucas • Basílica menor de San Juan. Telde
Los Catálogos de Protección del Patrimonio Arquitectónico
Sonia Rodríguez Araña y Alejandro García Medina, arquitectos. Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico. Cabildo de Gran Canaria
Los Catálogos de Bienes Inmuebles son documentos que recogen pormenorizada e individualmente cada uno de los bienes (arquitectónicos, construcciones
de ingeniería, etnografía, arqueología, paleontología...) que están protegidos en un municipio; entre los datos que incluye están su descripción, grado de
protección y tipos de intervención. Los catálogos pueden tratar ámbitos territoriales distintos: todo el municipio en el caso de los Catálogos de Planes Generales,
o sectores concretos si se trata de Planes Especiales. Entre los esfuerzos más destacados para mejorar los niveles de documentación y divulgación del
Patrimonio Histórico, el Cabildo de Gran Canaria ha liderado el proyecto europeo PATRINET1 que ha permitido reunir y unificar en una misma base de datos los
catálogos arquitectónicos y las cartas etnográficas y arqueológicas disponibles, haciéndola accesible a través de Internet.
“Sólo dando futuro al pasado podremos
vislumbrar que existen Valores Eternos…”.
Iskander Ibn Benu.
“El valor de una civilización no sólo se
mide por lo que sabe crear, sino por lo que
es capaz de conservar”. Eduard Herriot.
Porque es connatural con el ser humano, la
valoración de “la memoria”, desde la más remota
antigüedad, los hombres y las sociedades han
conservado objetos, reliquias, construcciones, jardines, árboles y lugares sagrados donde se encarnaban “otros” valores, intangibles, que luchaban
por conservar y evitar su destrucción. Las causas
que motivaban esa apreciación eran religiosas y
sociales, pero en ellas también coincidían consideraciones estéticas.
Para mantener viva la memoria alzaron construcciones que llamaron “monumentos” (cuya etimología del latín deriva de monere, recordar, y
mentum, indicando el sentido o la acción acaecida). Así fueron también denominadas las construcciones más notorias que, sin ser alzadas con
ese motivo, producían tales “recuerdos”. Cuando
el número de monumentos de una nación creció y
ya no podía ser recordado íntegramente fue necesario escribirlos en listados o “inventarios” (para
no descuidar ninguno, es decir, para no “olvidar”).
Podemos seguir algunas acciones concretas
en este sentido, desde Egipto, Grecia, Roma, Edad
Media, Renacimiento y Edad Moderna; pero es en
los albores de la Ilustración cuando tiene lugar el
despertar de una nueva sensibilidad que toma
conciencia de la necesidad que sienten las sociedades de recuperar, proteger y conservar el patrimonio histórico que ha recibido.
La nueva sensibilidad –estudio de las ruinas y
edificios antiguos, coleccionismo de obras de arte–
y las amenazas a edificios y piezas de arte destacadas debido a revueltas, guerras, cambios dinásticos, desamortización de bienes de la iglesia,
etc., promueve que se elaboren inventarios y medidas de conservación, e incluso que se formulen
distintas teorías sobre cómo intervenir en los mo-
numentos, hasta consolidar finalmente la doctrina
legal de que dicho patrimonio monumental y artístico, independientemente de su titularidad, “pertenece” a la nación y queda bajo la tutela del
Estado.
En España, tras diversos decretos del siglo
XIX, se consolidó la denominación de Monumento
Histórico-Artístico y el Registro General de Monumentos –admitiéndose como monumento no sólo
edificios concretos, sino también agrupaciones de
inmuebles y conjuntos urbanos– y se planteó la
creación de inventarios que recogieran estos elementos con valores histórico-artísticos.
Pero la palabra y el concepto de catálogo,
referido al documento de salvaguarda de las edificaciones históricas aparece en la legislación urbanística.
La ley del Suelo de 1976 y el reglamento de
Planeamiento Urbanístico, considera el catálogo
como un documento obligatorio y complementario de los planes especiales, en los que habrán de
relacionarse los monumentos, jardines, parques
naturales o paisajes que por sus singulares valores o características, hayan de ser objeto de una
especial protección (art. 25 de la ley y art. 86 del
reglamento). Esa legislación también consideraba el catálogo como documento potestativo en
los planes generales y normas subsidiarias que
deberán aprobarse simultáneamente. Por tanto,
los catálogos individualizan las distintas manifestaciones singulares merecedoras de una “especial tutela y protección”.
Tras el nuevo marco jurídico y social que introduce la Constitución española de 1978, la nueva
ley de Patrimonio Histórico Español (1985) también señala el catálogo como contenido inexcusable de los planes especiales de protección en el
caso de los Conjuntos Históricos: “se realizará la
catalogación, según lo dispuesto en la legislación
urbanística”, art. 21.
1
Proyecto europeo (Interreg IIIB) para la difusión del
Patrimonio Histórico.
De arriba a abajo, el Rectorado de la Universidad y el Risco de
San Roque , la ermita de la Mayordomía en el barrio de
Tamaraceite, la catedral en la plaza de Santa Ana, y una de las
calles del centro histórico de Santa María de Guía. En la página
derecha, arriba el Gabinete Literario y el castillo de La Luz, ambos
en Las Palmas de Gran Canaria y, abajo, la Casa Sall, en Telde.
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BIC (Bien de Interés
Culural)
PIO (Plan Insular
de Ordenación)
PGO (Plan General de
Ordenación)
PP (Plan Parcial)
PE (Plan Especial)
En Canarias, la normativa específica en esta
materia es bastante reciente. La ley 4/1999, de 15
de marzo, de Patrimonio Histórico de Canarias
(LPHC), introduce un deber más amplio que el del
marco urbanístico, al regular que son los Ayuntamientos de Canarias quienes deben mantener
actualizado el catálogo arquitectónico del municipio, recogiendo aquellos inmuebles y espacios
singulares que, por sus valores arquitectónicos,
históricos, arqueológicos, etnográficos y paleontológicos, merezcan su preservación, determinando
además el grado de protección y los tipos de intervención permitidas en cada supuesto.
Los grados de protección previstos son integral, ambiental y parcial, y de ellos dependerá el
tipo de intervención que vaya a realizarse: conservación, restauración, consolidación, rehabilitación
y remodelación (artículo 45 y 46 de la LPHC). El
grado de protección integral conlleva la protección total del inmueble, admite la conservación,
restauración y consolidación; y el ambiental pro-
tege la tipología de la construcción y el conjunto
del ambiente urbano. Entre las actuaciones que
permite se encuentran además de las anteriores,
la rehabilitación. Por último, el grado de protección parcial protege elementos específicos (fachadas, patios, etc.), abarca todas las actuaciones mencionadas, y puede incluir la remodelación.
Se mantine la vinculación a la normativa urbanística y se remite a ella para la formulación, tramitación y aprobación de los catálogos. Finalmente,
la ley de Ordenación del Territorio de Canarias,
posteriormente refundida en el decreto legislativo
1/2000, de 8 de mayo, por el que se aprueba el
Texto Refundido de las leyes de Ordenación del
Territorio de Canarias y de Espacios Naturales de
Canarias, establece para los catálogos la posibilidad de tramitarlos como parte de otros instrumentos de planeamiento o de forma independiente.
Por la propia importancia y rigor de la investigación sobre el patrimonio histórico y sus repercu-
siones sobre la propiedad y los derechos y deberes de los propietarios ha de exigirse el mayor rigor
en la objetivación de los parámetros que determinan la catalogación. El catálogo no es únicamente una colección de fichas individualizadas, sino
que incluye también una memoria que lo justifica
y sustenta, es decir, un documento en el que se
fijan los criterios de protección.
Aún queda por regular el contenido de los catálogos. Hasta ese momento, y sin pretender realizar aquí una relación exhaustiva de sus elementos, deben considerarse los siguientes:
•
•
Conjuntos históricos
Gáldar
BIC declarado
BIC incoado
Santa Mª de Guía
Moya
Catálogos de protección
Aprobado
En tramitación
No tienen
•
•
Arucas
Las Palmas
de G.C.
Firgas
Agaete
•
Teror
Valleseco
Santa Brígida
Artenara
•
San Mateo
Tejeda
La Aldea de San
Nicolas
•
•
Valsequillo
Telde
San Bartolomé
de Tirajana
Mogán
Ingenio
Santa Lucía de
Tirajana
Agüimes
De forma esquemática, sobre el mapa de Gran Canaria se muestra la
situación actual de los Bienes de Interés Cultural con categoría de
Conjunto Histórico; de ellos, cabe señalar que en Las Palmas de Gran
Canaria, además de Vegueta y Triana está declarado BIC el conjunto
de las Casas de la Mayordomía y la ermita de San Antonio Abad, en
Tamaraceite, e incoado el de la calle Perojo. En Gáldar, además del
Centro Histórico, está declarado BIC Barranco Hondo de Abajo.
Agüimes tiene incoado el Centro Histórico y el barrio de Temisas. En
el mapa también se indica la situación de los Catálogos municipales
de Protección del Patrimonio Arquitectónico.
Memoria justificativa del documento.
Características tipológicas, estéticas y
constructivas del inmueble.
Antigüedad.
Singularidad de la pieza dentro del conjunto de inmuebles objeto de protección.
Condiciones en relación al entorno en el
que se ubica: si se encuentra dentro de
un BIC o su entorno de protección, si ocupa un lugar representativo en la trama urbana o en el territorio, si se vincula a una
parcela o forma parte de un conjunto de
inmuebles...
Grado de protección y tipo de intervención, razonadamente justificados.
Bibliografía existente sobre el inmueble.
Documentación gráfica: plano de localización, planos del inmueble (plantas, alzados, secciones...), fotos del inmueble,
tanto de sus características generales
como de aquellos elementos singulares y
más representativos.
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Actuaciones de conservación de las vidrieras de la iglesia de San Juan Bautista. Arucas
Javier Lozano Suárez, maestro vitralista
La restauración de los vitrales de la iglesia de San Juan Bautista tiene su génesis
en una visita, realizada en 2004 por los técnicos del Cabildo de Gran Canaria y los
responsables de la Oficina de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de Arucas,
para detectar las patologías existentes en el conjunto de vidrieras y cubiertas del
inmueble. Tras el diagnostico, se procedió a redactar el proyecto de actuación
que contemplaba la intervención en el conjunto de vitrales, objeto del siguiente
artículo, y el acondicionamiento interior de las bóvedas y cubiertas cuyo problema
de estanqueidad se vería solventado tras la actuación. Actualmente se están
finalizando las obras que mejoraran notablemente este emblemático templo.
El templo actual data de la primera década
del siglo XX y fue construido en el lugar que ocupaba la antigua iglesia, elevada a la categoría de
parroquia en 1515. El proyecto del templo que
nos ocupa, realizado por el arquitecto catalán
Manuel Vega y March, se caracteriza por su estilo
neogótico, típico de las épocas decimonónicas y
de principios del siglo XX, y con el lógico eclecticismo que singulariza este periodo. La primera piedra se colocó el 19 de marzo de 1909 y, aunque
en agosto de 1911 se pudo celebrar la primera
misa, no se termina la obra de fábrica hasta el 24
de junio de 1977.
Descripción de las vidrieras
El conjunto de vitrales existentes en el templo
de San Juan Bautista es interesante y homogéneo, realizado en un período no superior a 15 años
por la casa Mauméjean.
Queremos hacer hincapié en la homogeneidad técnica. A pesar de notarse distintas manos
en los diferentes vitrales, todos ellos son de gran
calidad y forman un todo armónico, coordinado
de tal manera que puede decirse que es una de
las obras de cierta entidad y más conseguida de
las que han salido de esos talleres, realizada cuando dicha casa era una sociedad de los hermanos
Mauméjean, y sociedad anónima después; un dato
que se comprueba en este templo por las distintas
firmas existentes en los vitrales, y que también
hemos podido aseverar por el estudio de la correspondencia que se conserva.
Las vidrieras de las capillas de la nave no tienen un planteamiento iconográfico con unidad
argumental, sino que están distribuidas en función de advocaciones y devociones privadas, posiblemente debido a la voluntad y devoción concreta de los diferentes donantes, coincidiendo en
muchos casos el nombre del donante con el santo que se representa.
Esta situación cambia en las vidrieras del segundo cuerpo del edificio, el triforio, donde hay
cierto paralelismo temático, dialogando el lado derecho de la nave con el lado izquierdo; la iconografía tiene aquí un tímido planteamiento argumental y teológico.
Vidriera del ábside (1), representando el martirio
de San Juan Bautista.
Imagen parcial de la fachada principal
de la iglesia de San Juan Bautista
y ortofotografía y mapa de localización
del municipio de Arucas.
Distribución de las vidrieras
Nave baja
Ábside (1)
Situado a espaldas del altar mayor y utilizado
como capilla de Semana Santa, tiene la vidriera
dedicada al titular del templo, y en ella está representado el martirio de San Juan Bautista.
Capillas laterales
Capilla del Santísimo (2). Situada a la izquierda del altar mayor, la vidriera de esta capilla está
dedicada a la advocación del Corazón de Jesús.
Capilla de San Juan Bautista (3). Situada en el
mismo lateral que la anterior, aquí está representada la imagen de la Virgen Milagrosa. Capilla de
San Blas (4). Situada a la derecha del Altar Mayor,
en su vidriera se representa la efigie del santo
obispo con los atributos que le son propios. Capilla de San Francisco (5). También en el Altar Mayor, esta capilla se dedida a san Francisco de Asís,
en cuya vidriera está representado el santo titular
mostrando los estigmas.
Capillas angulares
El templo tiene tres capillas situadas en cada
uno de los ángulos del mismo; el lugar en el que
debería estar la cuarta capilla se encuentra el acceso a la sacristía y demás dependencias parroquiales. Cada una de estas capillas tiene tres ventanales geminados y acabados en arco apuntado. Sus dos lancetas están coronadas por una
crestería pétrea que dibuja tres óculos colocados
en forma de trébol.
En las capillas de la Virgen del Carmen y de
Nuestra Señora del Rosario, las vidrieras de la ven-
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tana central son en las que está representada la
arquitectura gótica, cuyo vano lo ocupa una tracería geométrico-floral, al igual que los óculos superiores de todas ellas. El resto de los ventanales
de estas dos capillas, y la totalidad de los de la
capilla bautismal, están estructurados con dos imágenes, una en cada lanceta, y ambas imágenes
enmarcadas en una arquitectura gótica; es decir,
todos los ventanales son unos nichos góticos en
cuya basa, gótica también, se encuentra la dedicatoria de los donantes y las imágenes, excepción hecha de los que tapan los altares ya mencionados, en los que, para dar una unidad estética al templo también desde el exterior, se realizan
unas vidrieras de relleno. Al estar colocado delante de estas vidrieras de relleno el altar de madera
de las advocaciones citadas, sólo se puede ver el
final de estas tracerías y los dibujos de las elaboradas cresterías góticas.
Capilla de Nuestra Señora del Carmen (6). A
la derecha del altar de la imagen titular, tenemos
un ventanal en cuya lanceta izquierda se encuentra un vitral en el que está representada la imagen
del Corazón de María, mientras que la lanceta de
derecha, santa Saturnina. En el ventanal de la
izquierda, en la lanceta izquierda, está representado san Ramón Nonato y, en el de la derecha,
Nuestra Señora del Rosario.
Triforio
El triforio está dividido en espacios cuyos ventanales se corresponden con los descritos en el
espacio de la nave y situados encima de éstos.
Además, están los tres grandes rosetones y su
conjunto de ocho lancetas inferiores que coronan
cada una de las tres puertas del templo. Partiendo
de la vidriera que da luz a la parte superior del
ábside y que, al igual que la que ocupa su mismo
lugar en la parte de la nave, está dedicada al titular del templo, san Juan Evangelista, continuaremos nuestra descripción partiendo de ella y siguiendo un recorrido en el sentido de las agujas
del reloj.
Como ya hemos referido, el esquema iconográfico que sigue este conjunto de vidrieras muestra un diálogo entre la parte izquierda del altar y la
Vidrieras de las capillas laterales.
De izquierda a derecha, la correspondiente
a la capilla del Santísimo (2), y detalles
de las vidrieras (3), (4) y (5). En vertical,
arriba, detalle de la vidriera de san Antonio
María Claret en la capilla de Ntra. Sra. del
Carmen (6) y, abajo, los tres cuerpos de
la vidriera del ábside (A).
la derecha está ocupada por el santo impulsor de
esta advocación, el obispo san Antonio María
Claret. En el ventanal situado a la izquierda de
dicho altar, están las imágenes de Nuestra Señora del Carmen, en la lanceta izquierda, y de San
Fernando rey, en la derecha.
Capilla Bautismal (7). En esta capilla los temas de todas las vidrieras giran en torno al tema
bautismal. En el vitral central de los tres que cierran dicha capilla está representado el bautismo
de Cristo por san Juan Bautista en el Jordán. A su
derecha, el vitral representa a san Francisco Javier bautizando a gente de diferentes razas y, a la
izquierda, el que representa a san Silvestre bautizando al emperador Constantino.
Capilla de Nuestra Señora del Rosario (8).
Parcialmente tapadas por el altar, las vidrieras de
la ventana central son igual que las descritas en la
capilla de Nuestra Señora del Carmen. En el ventanal de la derecha del altar, están las vidrieras
que representan, a la izquierda, san Bruno y, a la
derecha, reservando la izquierda para las figuras
masculinas y la derecha para las femeninas. En
ambos casos, las lancetas situadas debajo de los
rosetones de las puertas norte y sur están dedicadas a las letanías de Nuestra Señora, pero, curiosamente, el rosetón localizado junto a las figuras
femeninas lleva inscrito en su óculo central el monograma SJ (Jesús Salvador), mientras que en el
lado de las figuras masculinas, a quien está dedicado el rosetón es a la Virgen María, teniendo en
el centro del mismo el monograma MAV. El rosetón de la puerta oeste está dedicado a la figura del
Cordero Místico, encontrándose en el óculo central la figura del Agnus Dei.
Ábside (A)
La vidriera aquí situada es un gran ventanal
dividido en tres cuerpos o lancetas que representan el titular de la parroquia, san Juan Bautista,
predicando al pueblo de Israel. En el basamento
hay una cartela con la dedicatoria del donante.
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• Vidrieras de la iglesia de San Juan de Arucas
los rosetones de los dos vitrales que flanquean el
vitral historiado está representada una estrella de
seis puntas, debajo de la cual hay una cartela con
una leyenda alusiva al tema de la vidriera historiada.
Tránsito de san José (E)
Nuestra Señora entrega el rosario a santo
Domingo y a santa Rosa de Lima (G)
arcángel Rafael y Tobías
Laterales izquierdo y derecho
Arquitectónicamente hablando, los laterales
izquierdo y derecho son paralelos entre sí. Como
ya hemos dicho también, se hace dialogar a ambos lados: Resurrección de Cristo-Asunción de
María; Martirio de san Sebastián-Martirio de santa
Lucía –ambos de los primeros mártires–; rosetón
dedicado a María-rosetón dedicado a Jesús; Tránsito de san José-María entrega el rosario a santo
Domingo y santa Rosa de Lima.
Existe en el lado izquierdo un espacio arquitectónico idéntico a los que contienen las vidrieras del Tránsito de San José y la Virgen con los
dominicos que, como no tiene su paralelo arquitectónico en el lado contrario, lo han dedicado al
arcángel san Rafael, pero el esquema representativo que figura en las vidrieras es idéntico a los
dos antes mencionados.
Bóveda
Encima del presbiterio y abriendo cinco huecos en la bóveda que lo corona se encuentran
otros tantos rosetones polilobulados, cuyo óculo
central lleva la imagen principal a la que está dedicado. Los seis lóbulos perimetrales que lo rodean están decorados con temas florales (hojas
de acanto, cardo y flores). En cuatro de estos
rosetones están representados los símbolos del
tetramorfos (animal fantástico del Apocalipsis que
la tradición multisecular ha hecho coincidir con
cada uno de los cuatro evangelistas). En el quinto
rosetón, situado en el centro de estos cuatro, está
representada la visión de la paloma que simboliza
al Espíritu Santo.
Ascensión del Señor (B)
Martirio de san Esteban (D)
Martirio de santa Lucía (H)
Asunción de Nuestra Señora (J)
Cada uno de los tres espacios arquitectónicos de esquina está cerrado por tres vitrales, el
central es el único historiado; los laterales son
tracerías de temas vegetales y geométricos combinados.
En las vidrieras historiadas de los tres huecos
referidos, los rosetones polilobulados que las coronan tienen la representación de un ángel tenante,
que porta en sus manos un escudo con una alegoría concerniente al tema principal del vitral. En
Arriba, el rosetón sur (M), vidriera de santa Rosa de Lima (G) y detalle de una vidriera del lateral derecho (J) representando la
Asunción de Nuestra Señora. Sobre estas líneas, la vidriera dedicada a la Ascensión del Señor, en el lateral izquierdo (B), y el óculo
polilobulado del Espíritu Santo, en la bóveda.
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Estado actual de las vidrieras
Pese a haber hecho un detenido y meticuloso
examen ocular con ayuda de prismáticos y teleobjetivos, advertimos que no es suficientemente
concluyente y que tendremos que esperar al posterior y detallado análisis, en nuestros estudios,
para poder concluir el estado real en que se encuentran las vidrieras. Hecha esta salvedad, podemos decir que el estado general es bueno aunque todas las vidrieras, especialmente las de la
nave, están muy sucias por depósitos de polución
(CO2 y polvo), estando más afectadas las del triforio
por depósitos orgánicos, humedades y sales que
descomponen en gran medida la estructura
perimetral, realizada en hierro, así como el resto
de los elementos férreos.
Los elementos vítreos están afectados por distintas roturas, en algunos casos con pérdida de
parte o de la totalidad de dichos elementos, pero
estos, a espera de los correspondientes análisis
en el laboratorio, no parecen tener problemas de
descomposición química ni en los vidrios ni en las
grisallas y demás colores de mufla. Apreciándose
daños de origen mecánico y suciedades de etiologías múltiples.
Se encuentran más dañados los elementos
plúmbeos que exigirán la reposición en varios casos, y prácticamente en la totalidad de los paños
una revisión de todos los puntos de soldadura del
tinglado, así como la reposición del enmasillado.
Los soportes, al ser de hierro, están especialmente alterados por las humedades. La situación es
especialmente grave en las partes bajas de las
estructuras, al condensarse en ellas humedades
y sales, ocasionando la pérdida en muchos casos
de la totalidad de la estructura, con el peligro que
esto conlleva para la conservación de los elementos vítreos.
Otro problema existente y que no se solucionará, salvo que la vidriera se proteja con un
acristalamiento exterior adecuado, es el empuje
que, sobre todo en las fachadas este y sur aunque también afecta a las otras dos, ejerce la acción del viento sobre los vitrales, produciendo
abombamientos y deformaciones que, a veces,
reviste gravedad, ya que podemos encontrarnos
que al ir a retirar la vidriera del actual soporte esté
totalmente desarmada. Como ejemplo, podemos
mencionar la vidriera de la lanceta de la fachada
sur, con la cartela Regina martyrum, ya restaurada
y que estaba absolutamente destrozada por la
acción del viento.
Tratamiento recomendado
Una vez retiradas las vidrieras por personal
especializado y con las debidas garantías de transporte, en los talleres se efectuará una recogida de
muestras de las distintas vidrieras y partes de éstas para realizar un análisis profundo por un equipo de químicos y geólogos. También se realizará
un análisis continuado durante todo el proceso de
restauración por medio de la lupa binocular electrónica, fotografiando el antes y después de cada
proceso.
Determinado el tipo de patología, los equipos
de químicos y geólogos determinarán el modo de
intervención, que podrá ser desde la remoción mecánica con pinceles de distintas durezas o bisturí,
hasta la dilución con agua destilada sola o con
diluentes químicos que, sin dañar al vidrio o los
colores de mufla, sean eficientes para eliminar la
patología detectada. Si fuera necesario se establecerían análisis de control en laboratorios externos; por ejmplo, en los de la Facultad de Ciencias
de la Universidad de Salamanca.
Concluida la limpieza de todos y cada uno de
los vidrios se procederá a restaurarlos pegando
las piezas disponibles e injertando aquellas nuevas que sea necesario. Este proceso se realizará
siguiendo los criterios del corpus vitrarum mediaevi
con materiales a base de resinas eposídicas, actualmente más adecuadas con el mismo índice
de refracción que tiene el vidrio y que además son
reversibles.
Arriba, a la derecha, una vidriera del lateral derecho (H) con daños
de abombamiento. Las otras fotografías muestran una de las
vidrieras en el inicio del proceso de restauración, un detalle de la
misma sobre estas líneas, y el resultado final.
En cualquier caso, se respetarán en todo lo
posible los elementos plúmbeos originales, restaurándolos, y solamente se sustituirán por otros
nuevos aquellos que sean estrictamente imprescindible. En cuanto a los elementos metálicos
perimetrales se conservarán o restaurarán dependiendo del criterio facultativo.
Plantilla que marca los plomos que unen los vidrios, denominada
técnicamente como tinglado. Se realiza mediante calco y sirve de
orientación para el montaje de las piezas una vez restauradas.
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Antecedentes Históricos de las torres
de la basílica menor de San Juan Bautista. Telde
Antonio M. González Padrón, cronista oficial de Telde
Ortofotografía y mapa de localización
del municipio de Telde.
Tras la fundación castellana de la ciudad de
Telde, ocurrida en torno a los últimos meses de la
primavera del año 1483, comenzaron las obras de
lo que pasado el tiempo se iba a convertir en uno
de los templos más señeros de Gran Canaria,
cuando no del archipiélago. Nos referimos, claro
está, a la basílica menor de San Juan Bautista.
Partiendo de la numerosa documentación existente en el Archivo parroquial de la citada iglesia,
podemos deducir los períodos constructivos a la
que fue sometida a través de sus cerca de cinco
siglos de historia.
Primera época
Comenzaría en torno a la fecha arriba indicada y concluiría unos meses después. Se trataba
de la edificación primigenia a la que seguiría muy
prontamente la segunda que, según el testamento de Cristóbal García del Castillo con fecha de 14
de enero de 1539, fue levantada por su padre,
Hernán García del Castillo, y él mismo.
Del documento testamentario se deduce la
presencia efectiva de una primera construcción y
con posterioridad de otra, que bien pudiera ser
ampliación de la anterior. Se utiliza para la segunda fábrica el estilo gótico-mudéjar, en un edificio
de planta rectangular con cabeceras planas y
sobresaliendo en unos ocho metros la de la nave
central con respecto a las colaterales. Esta segunda obra no estaría concluida hasta finalizar la
primera mitad del siglo XVI, ya que al morir Cristóbal García del Castillo, debe ser enterrado en una
capilla colateral por no estar techada la principal,
y además por los numerosos documentos en los
que quedan reflejados varias partidas de ladrillos y
baldosas, cal, piedra y maderas para dichas obras.
Segunda época
Tendría sus inicios en torno al año 1633, cuando la cofradía del Rosario acuerda dar comienzo a
las obras de su nueva capilla. Proseguiría durante
el año 1696, teniendo su punto de conclusión alrededor del comienzo de la segunda mitad del
siglo XVIII, y concretamente entre 1750 y 1760,
fechas que marca el inicio y el final de las obras de
reforma del altar mayor que llevaron aparejadas
modificaciones arquitectónicas muy notables de
la cabecera de la capilla mayor.
Tercera época
Partiría de los primeros días de diciembre del
año 1834, tras el derrumbe de buena parte de su
techumbre, para alargarse en los casi ocho años
de reconstrucción –las obras comenzaron por
mandato del obispo D. Judas José Romo el 1 de
septiembre de 1835 y se terminaron el 9 de abril
de 1843.
Todo hace suponer que simultáneamente se
levantaba una torre que albergaría el reloj traído
de Inglaterra por encargo de los señores canónigos de la iglesia catedral basílica de Santa Ana de
Las Palmas de Gran Canaria. Dicha construcción
vendría a completar la fachada de un templo que
poseía, hasta entonces, sólo un torreón cuadrangular datado por el historiador Tomás Marín y Cubas como de tiempos de la conquista castellana.
La fortaleza fue convertida en campanario en 1672,
cuando se trasladó de la capital grancanaria el
maestro mayor de fábrica Benito Lucero, a fin de
trazar la escalera que por el interior llevaría hasta
su parte más alta. Así se modificó el acceso primigenio, que era por el exterior, y se coronó la azotea de dicho baluarte con un chapitel a cuatro
aguas.
Cuarta época: antecedentes inmediatos
A partir de la segunda mitad del siglo XIX, dejadas atrás las fechas fatídicas de los meses estivales de 1851, en que la isla de Gran Canaria se
vio asolada por la epidemia de cólera morbo, la
ciudad de Telde conoció unos años de considerable desarrollo económico, sobre todo a partir de
1870. El crecimiento demográfico fue notable y
permitió a la ciudad seguir siendo la segunda urbe
en importancia de Gran Canaria; ello llevó aparejado un movimiento burgués que deseaba fuertemente “ennoblecer” la antigua sede episcopal de
La Fortuna.
El movimiento ciudadano teldense en pro de
una “nueva fachada para la iglesia parroquial de
San Juan Bautista” pudiera tener una doble lectura. Por un lado, la ya reseñada necesidad de
ennoblecimiento de la zona fundacional de la ciudad, cuyos habitantes la denominaban “Telde” de
forma excluyente respecto al resto de la misma.
La fiebre constructiva en la que se vio inmersa
la ciudad se manifestó en la ejecución de una
nueva alameda, el pavimentado de las calles con
adoquines y de aceras con losetas de cantería
gris de Arucas, todo ellos, claro está en el sector
ya aludido de Telde. Por el contrario, los barrios de
San Francisco y Los Llanos sólo conocieron los
toscos guijarros de barranco como elementos
fortalecedores de las vías públicas, y pequeños
espacios dedicados al disfrute público que algún
osado denominó “plazas”.
En ese orden de cosas debemos situar el
movimiento en pro de conseguir un “proyecto de
nueva fachada para la parroquia de San Juan de
Telde” del que es creador el arquitecto diocesano
Arriba, escena de la plaza y la iglesia de San Juan en 1890. Abajo,
la iglesia en la actualidad.
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Torre fortificada elaborada con piedra, cal y cantería parda,
situada en el lugar que hoy ocupa la basílica de San Juan Bautista.
A la derecha, reconstrucción idealizada del primitivo templo de
San Juan, según el artista Juan Arencibia Gil.
Laureano Arroyo Velasco (Barcelona 1848 - Las
Palmas de Gran Canaria 1910).
La documentación cotejada consta de un primer legajo firmado y rubricado por dicho arquitecto diocesano el 3 de enero de 1890, y en ella
aparece una memoria descriptiva y un pliego de
condiciones generales y facultativas subdividido
en dos apartados.
Historia de la ejecución de las torres
Según se deduce de los comentarios históricos que sobre Telde realizó el cronista oficial de
Las Palmas de Gran Canaria, Carlos Navarro Ruiz
y publicados en 1936 bajo el título genérico de
Sucesos históricos de Gran Canaria, las obras de
demolición de la torre llamada “de la conquista”
comenzaron en el año 1909, “sin que se diera la
menor protesta”. Unos meses más tarde ya se
había destruido el señero baluarte, y muy rápidamente comenzó a ejecutarse la torre que iba a
ocupar el solar de la anterior. Años más tarde,
concretamente a comienzos de la década de los
veinte, se iniciarían las labores de derribo de la
llamada “Torre del Reloj”, que por poseer una estructura más endeble se vino abajo sin que para
ello mediaran grandes trabajos.
Debemos advertir que ya no se contaba con
el peritaje experto del autor del proyecto, quien
había muerto en 1910. Así las cosas, la comisión
presidida por el párroco Romero, confió la ejecución de la nueva torre al maestro de obras Fernando Alemán Pérez, quien mostraría sus conocimientos tan pronto como llevó a cabo la excavación
pertinente para cimentarla. Después de agujerear
unos dos metros y medio pudo comprobar que el
subsuelo estaba formado por picón o lapilli y arcillas expansivas, y ante tal contratiempo ideó una
cimentación mediante una plataforma realizada a
base de doce grandes piedras de molino entremezcladas con una buena proporción de cemento de origen alemán. La plancha pétrea permitió
asentar la nueva torre sin problemas.
Toda la cantería empleada en ambas torres
fue labrada en la ciudad de Arucas y traída a Telde,
debidamente numerada a fin de que los maestros
albañiles no tuvieran que hacer otra cosa que
componer el puzzle.
Cronología visual de las etapas y vicisitudes de la iglesia de San Juan. Arriba, la fachada de la iglesia en
1922 durante la construcción, por segunda vez, de la torre del reloj; al lado, en 1925 con la torre ya
finalizada. Abajo, a la izquierda, la basílica en el año 1946 y, a la derecha, otra imagen de 1964 que marca
un hito en el abandono de los chapiteles de las torres, en perfecto estado hasta 1962-63.
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Conclusiones
• Las torres de la basílica menor de San Juan Bautista. Telde
Breve análisis estilístico de las torres
Ya hemos comentado la clara filiación neogótica, no podía ser menos, pues de todos era conocido el gusto de Arroyo por el estilo que hacía furor
en su Cataluña natal. Formado en la Escuela de
Arquitectura de la ciudad condal, muy pronto entra a trabajar con el prestigioso arquitecto Rogent,
quien le influirá notablemente en sus gustos por la
arquitectura medieval.
El modelo de torres que diseñara para Telde lo
repite fielmente, aunque con ligeras variaciones
en la iglesia del colegio del Corazón de María, regentada por los padres claretianos, quienes también eran oriundos de Cataluña.
La defensa del gótico como estilo netamente
cristiano significó algo más que un discurso formal
entre historiadores del arte y los diseñadores, artistas y arquitectos del momento. No debemos
por tanto pensar que Arroyo eligió ese estilo de
acuerdo con el interior del templo teldense, es
más, sospechamos que en poco valoró las “escasas” aportaciones góticas de los arcos que conforman la cabecera de dicho edificio, ya que en
su época la cantería de los mismos permanecía
oculta bajo una gruesa capa de cal sobrepintada
en tonos verdes y grisáceos, queriendo aparentar
superficies marmóreas.
Las torres en cuestión tienen la sobriedad de
un estilo que busca intencionadamente la atemporalidad, basándose en su sencillez extrema, tanto
en lo formal como en lo decorativo. Escasas son
las licencias que en este último apartado se permite el arquitecto Laureano Arroyo Velasco. Juega con volúmenes que retranquean y seccionan
los diferentes cuerpos en los que podemos subdividir ambas torres y que, a grandes rasgos, pasamos a describir.
Estas edificaciones se levantan sobre un cuerpo cúbico cuya parte superior es rematada por
una cornisa. En sus parámetros se abren arcos
aparentemente ciegos y coronados, a su vez, por
tres arquillos de medio punto. Todo ello sirve de
marco a un esbelto vano ojival con alfil de igual
traza, rematado con un elemento foliado en forma
de ménsula.
A la izquierda, imagen de las torres neogóticas de la
basílica, en pésimo estado en el año 1990. A la derecha, en
1996, momento en el que se inician las obras de demolición
de los pináculos de las torres para, tras años de espera,
comenzar su restauración siguiendo el proyecto de Laureano
Arroyo. La fotografía en color es una imagen trasera de las
torres en el año 2005.
Superando este primer cuerpo, existe otro de
mayores proporciones y complejidad arquitectónica, toda vez que se pasa del espacio cúbico
inicial a otro octogonal, en donde los cuatro lados
más desarrollados poseen ventanas bajo arcos
de medio punto dispuestas también sobre óculos.
Entre estos y los vanos anteriormente mentados
se repite la cornisa, que volverá a estar presente
en la parte superior de este cuerpo, pero trazando
una línea alternante entre lo recto y lo curvo, coronando todos estos elementos frontones que servirán de base a cuatro cruces ado-sadas a los
mismos.
En la parte superior de las torres existe un
chapitel sobre arcos de medio punto, algo desarrollados en altura, bajo frontón mixtilíneo. La cubierta es el único elemento realizado a base de
hierro forjado y hormigón armado, dispuesta a ocho
aguas en forma de prisma en cuya cúspide una
esfera de cobre y plomo soporta una cruz de hierro forjada de filigrana.
1. Queda demostrada la paternidad de las
obras como ejecución de un proyecto del
arquitecto Laureano Arroyo Velasco.
2. Si bien el proyecto data de 1890, el comienzo de las labores de demolición parcial de la Torre de la Conquista, y la posterior construcción de la nueva Torre Campanario no comenzó hasta 1909.
3. También es factible pensar en que se deshace parte del proyecto, por las dificultades económicas a las que la parroquia
tuvo que enfrentarse desde un primer momento, y por la campaña anticlerical que
desataron las obras.
4. Además, es bastante notoria la tardanza
en acometer las obras de la torre colateral
izquierda, puesto que no se llevaron a cabo
hasta bien entrada la década de los veinte, y no fueron concluidas hasta 1925.
5. Tales acciones constructivas ocasionaron
la pérdida de una de las edificaciones defensivas más señeras del archipiélago
canario.
6. Aún hoy, la dicotomía establecida entre el
edificio en su totalidad y las torres sigue
evidenciando un divorcio en cuanto a proporcionalidad.
7. No obstante, debemos asumir la historia
evolutiva de la basílica menor de San Juan
Bautista como un cúmulo de realidades
artísticas que permiten apreciar la impronta
de los gustos y estilos más diversos, pero
todos ellos avalados por la contemporaneidad en los que fueron llevados a cabo.
8. No merma su importancia como monumento histórico-artístico el que sus torres
sean obras relativamente recientes, puesto
que fueron realizadas en todo momento
según diseño de uno de los más grandes
arquitectos con los que contó la isla de
Gran Canaria en el último tercio del siglo
XIX y primera década del siglo XX.
9. A partir de enero de 1970, y debido a las
graves consecuencias que para dichas
torres supuso el temporal de viento acontecido entonces, las torres no han cesado
de soportar un avanzado y progresivo deterioro, que de no ponerse remedio inmediato las llevará a su destrucción y, con
ello, a la pérdida irremediable de una obras
de indudable valor histórico-artístico.
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Proyecto de restauración de las torres y pináculos de la basílica menor de San Juan Bautista. Fase I
Luis Mejías Claro, arquitecto. Ente Técnico Canario, SL
El Cabildo de Gran Canaria impulsó un
convenio de financiación con la parroquia
de San Juan de Telde, el obispado de Canarias y el Ayuntamiento de Telde; donde
se ha comprometido el presupuesto necesario para la ejecución de las obras proyectadas.
El proyecto técnico ya ha sido informado
por la Comisión Mixta Iglesia católica/Gobierno de Canarias, por la Comisión insular de Patrimonio Histórico, y autorizado
por el Cabildo de Gran Canaria.
El artículo resume la primera fase de estas
actuaciones concerniente a la restauración de las torres de la basílica menor de
San Juan Bautista de Telde, siguiendo las
pautas del proyecto original redactado en
1890 por el arquitecto Laureano Arroyo.
El templo de San Juan Bautista ha tenido a lo
largo de su historia, cambios de tipología, de sistema estructural y de estilo, producidos en cada intervención. La primera iglesia, una ermita, se vino
abajo a poco de edificarse dada su gran pobreza
constructiva. La segunda iglesia se erigió siguiendo el sistema y los modos propios del estilo mudéjar: muros de mampostería y cal con esquinas y
contra esquinas de cantería, sobre los que descansaban los techos de madera; el de la nave
central formado por armaduras de par y nudillo
apoyadas sobre soleras de madera, estas con dobles tirantes también de madera, un sistema constructivo de gran estabilidad que sólo transmite
cargas verticales y no necesita por tanto de macizos contrafuertes.
Los techos de las naves laterales estaban formados por pares simples con voladizos a los lados
de afuera, para centrar mejor las cargas sobre los
muros y evitar con ello flexiones de los pares o
vigas y, en consecuencia, también en los muros.
Sobre los techos de madera, una cubierta de teja
cerámica con vertientes a dos aguas, cubría la
edificación.
Exteriormente, la iglesia tuvo un frontis principal, formado por el torreón almenado, rematado
con cúpula de media naranja que cerraba la nave
derecha y por un hastial o piñón, siguiendo pendientes de cubierta que cerraba la nave central y
la de la izquierda, acusando un quiebro o salto
vertical, acorde con la diferencia de altura de
ambas naves. En este hastial principal se abría el
rosetón simple, que hoy todavía está, y debajo, la
bella portada con alfil cuadrado y archivolta de
triple vuelta ojival, con diferentes y bellos labrados
de motivos vegetales formando un conjunto en el
que se armoniza lo mudéjar y lo gótico tardío español, que convivieron casi tres siglos, junto al
contrastado torreón de mampuesto y esquinas de
cantería que, desde el principio, abrigó a esta sencilla iglesia.
Se dan en este templo características propias
del mudéjar evolucionado hacia el gótico tardío
español, pues en ese tiempo dominaba tal mane-
ra de construir. Del mudéjar, la iglesia muestra la
solución de las tres naves separadas por arcos,
aquí de medio punto, como también era del mudéjar la cubierta de madera formada con armaduras de par y nudillo atirantadas. Igualmente es del
mudéjar, el piñón o hastial, y lo era la fortaleza y su
torreón con cúpula. La portada con alfil cuadrado,
en cambio, es una pieza propia del gótico tardío
español o de transición.
A lo largo de los ss. XVII y XVIII existen cambios estructurales y estilísticos con la construcción de dos capillas con arcos del barroco clasicista
y la elevación del cubo que forman los paramentos de la capilla principal. Con la intervención lle-
al lado izquierdo de la fachada para la colocación
del reloj. De esta torre queda, hoy, la pilastra del
borde extremo derecho de la misma, asimétricamente bajo el frontón curvo actual de la fachada. Con la torreta hace su aparición el primer rasgo neoclásico aportado al templo gótico mudéjar.
Finalmente, en octubre de 1896, el arquitecto
diocesano Laureano Arroyo proyecta un nuevo
cuerpo frontal con dos torres gemelas, a los lados
de afuera de las naves laterales, de cuyo proyecto
sólo se ejecutan las torres que, además, fueron
situadas delante y a eje con las naves laterales en
vez de a sus costados. El proyecto de Arroyo seguía el estilo neogótico proliferante en la época.
Panorámica parcial del entorno
de la plaza de San Juan.
vada a cabo tras el desplome del techo de la nave
central, en 1834, se produce otra importante transformación que afecta al sistema estructural y, también, a los estilos. La sustitución del techo mudéjar de la nave central y los de las naves laterales,
por los nuevos. La colocación de falsas bóvedas
daría al traste con la armonía gótico mudéjar, que
caracterizó los dos primeros siglos del templo.
El nuevo sistema estructural del techo produce la lógica aparición de empujes que, al no poder
ser absorbidos por los muros, fueron hábilmente
conducidos desde la nave central a las laterales,
mediante tornapuntas aprovechadas para darle
también continuidad a las pendientes del tejado.
Los empujes son, finalmente, absorbidos mediante los macizos contrafuertes que, a partir de esta
reforma, cambiaron la fisonomía de los laterales
exteriores de la iglesia.
Las torres neogóticas fueron construidas con
gran descuido y, cuando alcanzaron su tercio superior, su terminación fue burda, acusando pronto
las deficiencias que progresivamente las han llevado al lamentable estado de ruina y su posterior
demolición.
Los campanarios no pudieron recibir en sus
huecos las antiguas campanas y fue necesario
realizar tinglados de vigas de madera con piezas
auxiliares de acero para colgarlas en el interior,
acelerando así el proceso de ruina y afectando
alarmantemente a todo el tercio superior de ambas torres, el formado por los campanarios y las
agujas de remate.
Objeto del Proyecto
También el exterior se vio afectado por el notable cambio de estilo y, acorde con lo que ocurrió
dentro del templo, se transformó, igualmente, el
piñón de remate en punta del frente principal por
un frente curvo en arco de medio punto bordeado
con una cornisa de cantería, muy característica
del nuevo estilo añadido.
El templo ha sufrido a lo largo de los años una
serie de patologías que con el tiempo han ido en
aumento. El objeto del proyecto Fase I: Torres y
pináculos es establecer las obras de intervención
precisas para lograr la restauración de las torres
en relación a las necesidades de su función religiosa y social, bajo unos criterios de conservación
y restauración adecuados.
A esta modificación hay que añadir la que
años antes, a comienzos del XIX, Luján Pérez ya
había introducido con la edificación de la torreta
cuadrada, de remate superior piramidal, edificada
La deficiente construcción de las dos torres
neogóticas y la peor solución constructiva de sus
pináculos ha alcanzado con el paso natural del
tiempo un deterioro que ha motivado la ruina y el
Boletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 18
• Torres y pináculos del proyecto de restauración de la basílica de San Juan Bautista. Fase I
desmontaje de los pináculos y un estado de patologías constructivas muy importante en las torres.
La estructura auxiliar de las campanas ha producido importantísimas grietas en las torres, motivadas por el efecto de los empujes de la referida
estructura. Los puntos de origen de las mayores
grietas se disponen en los puntos de encuentro y
apoyo de la estructura auxiliar que, compuesta de
madera, ha producido grietas por hinchamiento
periódico a causa de las aguas de lluvia.
Ca
lle
Do
ra
ma
s
Las patologías por grietas generadas en las
torres han producido fragmentación en la piedra.
En su tercio superior, el estado de las torres, entra
dentro del concepto de ruina, y la capacidad estructural de las torres como garante de seguridad
ante situaciones adversas no está garantizada.
Por tanto, la solución de fijaciones provisionales
ante desprendimientos es una necesidad.
Criterios de intervención
Los criterios de intervención a aplicar para la
restauración de las torres y pináculos de la basílica menor de San Juan Bautista, tienen como fin
el conservar y restaurar los valores históricos del
monumento, y se fundamentan en el respeto hacia los elementos antiguos y las partes auténticas.
Para ello, se considera de gran importancia el estudio de los antecedentes históricos, así como
saber lo que es preciso conservar y lo que puede
tener un valor relativo y discutible en cuanto al
orden artístico e histórico.
El criterio básico adoptado en las actuaciones
previstas es la conservación de los materiales, elementos y unidades de obra existentes en la actualidad, con valor histórico, mediante un tratamiento adecuado a su naturaleza y función, sin
menoscabo de sus valores.
El 28 de junio de 2002 se reunió la comisión
paritaria de la basílica menor de San Juan Bautista al objeto de fijar su posición sobre un proyecto
anterior, realizado por el Gabinete Técnico Labein.
En ella se fijaron los criterios que detallamos a
continuación como referente de la actuación que
se nos encargó, y que, debido al nivel de protección del inmueble, se consideró como la mejor
adaptación al proyecto de Laureano Arroyo.
•
•
•
•
•
Los remates de las torres de globo y cruz deberán estar proporcionados según el proyecto
de Laureano Arroyo.
Las carpinterías de las torres deberán mantener el modelo de dicho proyecto.
El diseño de nuevas vidrieras se realizará sobre bases programáticas establecidas por el
obispado y la comisión de Patrimonio.
Las propuestas de elementos anexos tienen
que tener fundamento en el proyecto original
de Laureano Arroyo.
La escalera de la torre sur debe ajustarse al
modelo de las otras escaleras existentes.
Sólo después de los intensos debates sostenidos por está comisión técnica respecto a los
proyectos presentados, confirmamos nuestra po-
Plaza de
San Juan
ZONA DE ACTUACIÓN
ZONA DE ACTUACIÓN
ZONA DE DESMONTE DE PIEDRAS
Arriba, plano de situación y emplazamiento de las torres.
Abajo, alzado frontal del estado actual. En la página derecha,
arriba, dibujo del proyecto original de Laureano Arroyo y,
abajo el estado definitivo de la propuesta para la
rehabilitación de la fachada y un dibujo detalle, en planta y
alzado, del pináculo.
Boletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 19
sición sobre al carácter que debe reunir una intervención de este tipo, que ha de afrontarse especialmente desde el punto de vista cultural, artístico y arquitectónico (abordando análisis historiográficos, estilísticos, constructivos, estructurales, artísticos, etc.) y justificarse detalladamente las nuevas actuaciones. En este sentido consideramos
la conveniencia de construir el remate de las torres con fábrica pétrea estructural.
En definitiva, estas han sido las premisas del
encargo. Es cierto que somos conscientes de lo
que esta decisión lleva consigo, puesto que conocemos las propuestas planteadas y muy en espe-
cial la realizada por el erudito Dr. arquitecto Salvador Fábregas Gil, quien expresamente manifestaba en la justificación de su intervención:
fábricas pétreas se adaptan agrietándose y es,
precisamente, la capacidad de formar grietas lo
que hace dúctiles a estas construcciones.
“Así pues, con el sentimiento de estar realizando un trabajo profesional destinado, tal vez, a
los archivos documentales, lo que no deja de ser
importante cosa, deseo poner de manifiesto frente a esos argumentos, que la consolidación histórico-artística de una obra de arte o de arquitectura, o la de un ambiente urbano-arquitectónico y
artístico y en los de orden arqueológico e histórico, que en los de orden sentimental y los de recuerdo afectivo que poco sobreviven a la generación que los vivió, pues es claro que, en nuestro
caso, durante el primer cuarto de siglo XX, precisamente con la construcción de las dos torres
neogóticas, se borraron la mayor parte de los valores arqueológicos, históricos, arquitectónicos y
artísticos que en esta fachada había, incluyendo
entonces también, los sentimentales y afectivos
de aquellas generaciones”.
El enfoque del equilibrio y la característica esencial de la fábrica pétrea es su no resistencia a
tracción y conduce a afirmaciones geométricas:
los esfuerzos deben transmitirse siempre dentro
del material, las piedras deben colocarse de forma que estén siempre comprimidas bajo la acción de la gravedad, se busca un campo de tensiones negativas, de compresión, en equilibrio con
las cargas dentro del dominio definido por las superficies que delimitan el contorno del edificio.
Justificación
El marco del análisis límite, y el consiguiente
enfoque del equilibrio, iluminan el comportamiento de las antiguas construcciones y permite comprender las formas constructivas tradicionales. Es
posible interpretar los agrietamientos, tan frecuentes como inevitables, en el edificio de fábrica pétrea. Las grietas responden a la acomodación del
edificio a pequeños movimientos del entorno; las
Por tanto, el esquema patológico estructural
de las torres viene definido por la quiebra de este
sistema de compresiones, solamente paralizado
por la introducción de elementos de control, mediante atirantados de las mismas. Una vez que se
produce la patología de tracción, la garantía estructural queda en entredicho y, entonces, la decisión técnica no puede ser otra que la de intervenir donde se manifiesta la quiebra estructural para
recomponer el equilibrio perdido.
El tipo de acción que se realiza es básicamente de restauración y rehabilitación. El templo
conserva su imagen arquitectónica en base a los
criterios puestos de relieve en el proyecto de
Laureano Arroyo. La restauración y restitución de
sus elementos dañados y la consolidación de los
elementos estructurales es la base de actuación
en las torres y pináculos.
La ejecución de escaleras estructurales en el
interior de las torres, como solución de arriostramiento de las mismas, se decanta como una solución de mínimo impacto visual a la introducción
de refuerzos estructurales, máxime cuando las
mismas siguen los criterios iniciales del proyecto
de Laureano Arroyo, con las lógicas adecuaciones a la realidad normativa de la época.
La intervención arquitectónica en aquellos elementos nuevos manifestará en todo momento su
adecuación y amable solución a los problemas
planteados. El diseño de esta intervención cuidará expresamente que la lectura que se reciba sea
coherente y diferenciada de lo verdaderamente
patrimonial. Por último, se añaden instalaciones
básicas mínimas para la adecuación de las torres
a la normativa y tecnología de hoy en día.
Propuesta de intervención
De forma esquemática, las actuaciones a realizar son: 1. Desmontado de las campanas. 2. Desmontado, y catalogación, de las fábricas de sillería de las torres afectadas por patologías para su
subsanación y ulterior montaje en idéntico lugar,
sitio y posición. 3. Construcción del remate de las
torres con fábrica pétrea estructural. 4. Ejecución
de escaleras estructurales en el interior de las torres. 5. Montaje de escaleras de caracol para el
acceso a los campanarios de las torres. 6. Rejunte
mediante morteros de cal, en las fábricas, en aquellas zonas que se encuentren afectadas. 7. Sustitución de carpinterías en todos los huecos de las
torres. 8. Montaje de instalaciones interiores. 9.
Restauración de campanas y automatización de
toques. 10. Restauración y reubicación del reloj.
11. Realización de nuevas cruces de remate de
las agujas en bronce sobre globos de orbe.
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Arqueología
• Sondeos en Gáldar • Musealización de La Cerera • Necrópolis de Maspalomas • Las Candelarias
Sondeos en la plaza Santiago de los Caballeros. Gáldar
José Ignacio Sáenz Sagasti, arqueólogo
Entre los meses de septiembre y diciembre de 2003 el Ayuntamiento de Gáldar
emprendió una serie de obras en el casco histórico para la peatonalización y
mejora del acerado de varias calles del casco histórico; entre ellas, la retirada de
todo el cableado eléctrico y de comunicaciones de las fachadas de los edificios
del entorno de la iglesia y plaza de Santiago de los Caballeros (declarado conjunto histórico, BOE 135, de 6/06/1981). Teniendo en cuenta las posibilidades
de encontrar vestigios ligados a la ocupación prehispánica y elementos arquitectónicos de los primeros años tras la conquista, se estimó imprescindible llevar
a cabo un seguimiento arqueológico de las obras.
Ortofotografía y mapa de localización
del municipio de Gáldar.
Contexto histórico
La ciudad de Gáldar es, sin duda, un claro
ejemplo de superposición cultural y urbana. El
centro histórico ha sido reflejo de ello constatando
a lo largo de más de mil años la sucesión de ocupaciones que abarcan desde la época prehispánica hasta la actualidad.
En este sentido, las fuentes ofrecen no pocas
indicaciones acerca de la presencia de varias estructuras indígenas en los aledaños de la actual
plaza de Santiago, donde, sin lugar a dudas, una
casa aborigen debió servir para alzar el primitivo
templo cristiano (Arias Marín de Cubas, 1986: 211).
Posteriormente, hacia 1486, se inició la construcción de una iglesia de nueva planta que ha sido
objeto de sucesivas transformaciones y remozamientos (Déniz Grek, s.a., t.II, pp.710-715;
Cazorla León, 1999, pp.26-33). Gracias al pormenorizado relato de Domingo Déniz Grek, conocemos que el edificio se situaba inmediatamente al
oeste de la actual iglesia (Onrubia, Jorge, 2003).
Sin embargo, estos datos se verán en parte
matizados por los nuevos hallazgos documentales. Nos referimos concretamente a un plano de
Cayetano González, fechado entre 1824 y 1830,
que muestra claramente que este antiguo templo
parroquial estaba en realidad ubicado al noreste
de la actual iglesia, ocupando parte de la actual
plaza y de la calle Santiago.
Estos datos habían quedado ya evidenciados
en 1989 cuando, a raíz de unos trabajos efectuados para la instalación del cableado de telefonía
en las inmediaciones de la torre norte de la iglesia
de Santiago, se practicaron una serie de sondeos,
en los que ya entonces se recuperaron numerosos restos, entre los que destacaban huesos pertenecientes a enterramientos humanos. Todos estos datos hicieron cambiar en gran medida la idea
sobre la ubicación del antiguo templo de Gáldar y
obligaban a plantear que los nuevos trabajos que
estaban a punto de iniciarse debían ir encaminados a constatar arqueológicamente todas estas
evidencias.
Planta de la
actual iglesia,
finalizada
en 1826.
Planta de la
antigua
iglesia,
demolida
en el primer
cuarto del
siglo XIX.
Planta de las
casas
consistoriales,
sede del
Ayuntamiento
de Gáldar.
Plano de Cayetano González, fechado entre 1824 y 1830,
que forma parte de la Colección Cartográfica de El Museo
Canario (número de registro 769).
Los restos arqueológicos
Los sondeos se plantearon en las calles en
torno a la iglesia de Santiago, obteniendo resultados dispares. Ni en la calle Fernando Guanarteme,
al sur de la iglesia, ni en la plaza de Los Caídos, al
oeste, pudo documentarse resto alguno, debido
en parte a que esta zona había sido intervenida en
numerosas ocasiones para la instalación de la red
de alcantarillado, alterando de forma considerable el subsuelo.
En la zona noreste los resultados fueron muy
distintos y se pudo constatar un pequeño murete
de sillares que probablemente formaba parte de
alguna de las paredes del antiguo templo. Conserva restos de un mortero blanquecino (probablemente de cal) que debió ser utilizado como
argamasa para dar solidez a los muros. Pero, sin
duda, el elemento más interesante descubierto
ha sido el conjunto de enterramientos dispuestos
en fosas excavadas en la roca. Ocupan el espacio en el que debió estar situado el templo. Las
fosas están orientadas en sentido oeste-este, dispuestas de forma paralela entre sí, y separadas
por un pequeño resalte de la propia roca de unos
15 cm de espesor. La mayoría de las fosas identificadas se pierden debajo de la cimentación de
los edificios colindantes o de la propia calle.
Durante el desarrollo de los trabajos se identificó un primer nivel donde aparecieron numerosos
huesos, la mayoría fragmentados y sin conexión
anatómica entre ellos. Seguramente, este nivel
ha sido de los más afectados por los innumerables trabajos antes descritos. Sin embargo, inmediatamente debajo, sí se pudo identificar un nivel
más intacto, donde se descubrieron un total de
catorce individuos en posición original y en buen
estado de conservación.
Los cuerpos aparecieron depositados sobre
fosas excavadas en el suelo, si bien no se pudo
identificar ningún elemento de preparación de la
Boletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 21
tumba. La mayoría de los cuerpos pertenecen a
adultos aunque también se descubrieron tres infantiles y al menos dos de neonatos.
rativa aplicada apuntan a una producción reciente de cerámica peninsular de los siglos XVII y XVIII.
Por último, se encontró también un fondo de tacita de pasta amarilla esmaltada en azul y con decoración de ese mismo color, que corresponde a
producciones típicas italianas que en la misma
época fueron imitadas en los alfares andaluces.
Los cuerpos estaban colocados en posición
de cubito dorsal supino, orientados en sentido
oeste-este y con la cabeza colocada al oeste.
Las extremidades superiores, las que se conservaban, se encontraban flexionadas y apoyadas
sobre el pecho con la mano izquierda bajo la derecha. Uno de los cuerpos estaba colocado en
cubito lateral flexionado y tenía las extremidades
superiores flexionadas sobre el pecho
Entre la cerámica vidriada aparecen varios fragmentos que forman parte de botijas sevillanas,
destinadas al transporte y almacenamiento de los
productos, con cuellos cerrados y bocas en anillo,
además de otros fragmentos con reserva de vedrío
al exterior, que suelen pertenecer a formas cerradas, como jarros de base plana. Por último, un
fragmento de pared de lebrillo vidriado verde, que
se asocia habitualmente a funciones sanitarias o
culinarias.
En tres de los individuos se pudo documentar,
junto a los huesos, pequeños fragmentos de tejido con manchas de color verdoso, que parecen
indicar haber estado en contacto con objetos metálicos, tal vez del propio ajuar del difunto.
También se han identificado varios fragmentos de cerámicas a molde, algunos de ellos decorados con pintura policroma en tonos azul, rojo y
negro. La pasta blanca y compacta se clasifica
dentro del repertorio de semiporcelanas modernas, adscritas a los siglos XIX y principios del XX.
Por debajo de este primer nivel de enterramiento pudimos certificar que existía otro nivel inferior que se encontraba intacto. Y, a pesar de que
la mayoría se pierden debajo de las edificaciones
recientes, nos da una idea de la densidad de sepulturas que se debieron dar en la zona.
En cuanto a los metales, menudean los elementos de hierro: clavos y fragmentos de placas
sin forma determinada. Dos pequeñas tachuelas
con impronta de madera, recuperadas junto a los
pies de un enterramiento, podrían ser un indicador
de la utilización de ataúdes. También se extrajeron otros elementos metálicos relacionados con
el vestuario, como un botón y varias hebillas.
En el proceso de la excavación fue necesario
llevar a cabo actuaciones de conservación preventiva, especialmente en la consolidación de los
restos antropológicos, altamente deteriorados
como consecuencia de la humedad en que se
exhumaron, que se vio agravada por las lluvias
caídas durante los días que duraron los trabajo de
campo. Estos tratamientos preventivos eran absolutamente necesarios para realizar el levantamiento de los restos óseos y procurar su conservación futura.
Especial interés ofrecen las ocho medallas que
conservan restos de tejido adherido, dos de ellas
recogidas junto a cráneos. Igualmente se han registrado algunos alfileres de cobre, utilizados probablemente para prender las mortajas que cubrían
los cuerpos. Además se han identificado algunos
restos de adornos, entre los que destacan un colgante de metal con una cuenta engarzada, y otros
de carácter religioso como dos cuentas, una de
ellas de rosario que se debe relacionar con los
elementos del ajuar del difunto.
Los repertorios materiales
En los distintos niveles se han recuperado
numerosos materiales arqueológicos, la mayoría
muy fragmentados y en posiciones secundarias
por lo que su adscripción cultural y cronológica se
ve dificultada. Entre los restos recuperados llama
la atención el predominio de los elementos constructivos (ladrillos y tejas), cuya presencia podría
explicarse porque en esta zona estuvo situada la
antigua iglesia de Gáldar, y que una vez demolida
se utilizaran los escombros como relleno de nivelación.
Entre los restos cerámicos se han identificado
tanto elementos hechos a mano, asociados a materiales prehispánicos, como cerámicas de época
colonial realizadas a torno. De las cerámicas
prehispánicas destacan algunas asas de pitorro
perforadas, fragmentos de fondos y paredes de
recipientes de diferentes tamaños, muchas de ellas
pintadas con motivos geométricos. De las de torno hay varios grupos destacados; así entre las
cerámicas lisas se identificaron fragmentos que
se corresponden con formas cerradas, cuya funcionalidad se relaciona con el almacenamiento o
el transporte.
Entre la cerámica esmaltada en blanco, podemos destacar algunos fragmentos como los de
un bacín con decoración policroma azul, verde y
manganeso. A esto se unen varios fragmentos de
paredes finas de una forma abierta (probablemente un plato) con decoración azul. Por el tipo de
pasta, el grosor de las paredes y la técnica deco-
Así mismo han sido identificadas al menos dos
monedas en buen estado de conservación, aunque muy concrecionadas. Una de ellas se trata
de un real de a cuatro de Carlos III de España.
Las fotografías muestran distintas imágenes del
yacimiento y de algunos de los hallazgos encontrados.
El hecho de que no se haya excavado toda la
superficie, susceptible de albergar trazas de la antigua
iglesia, deja abierta la posibilidad de acometer futuros
sondeos que permitan localizar restos de la planta de
este edificio religioso.
Conclusiones
A modo de resumen, y a falta de efectuar los
estudios en profundidad de los materiales obtenidos, podemos señalar que los trabajos han permitido certificar que la primitiva iglesia, que se comenzó a construir a fines del siglo XV, se situaba
en la zona noreste del actual templo, justo como
se indicaba en el plano de Cayetano González. Si
bien no han quedado trazas definidas de los muros de dicha edificación, los restos hallados, y más
concretamente la serie de enterramientos documentados que ocupan justamente ese mismo espacio, certifican que es precisamente en este lugar donde debemos situar aquella singular construcción religiosa.
Todo parece indicar no sólo que la superficie
de la iglesia coincide en líneas generales con el
plano, sino que el primitivo recinto sagrado ha quedado en el sector oeste, oculto por la edificación
moderna y por la propia plaza de Santiago.
Boletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 22
La Cerera: un espacio musealizado y de integración de uso social y vecinal. Arucas
Alicia de Jesús Hernández Padrón, directora de la Concejalía de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de Arucas, y
Antonio Manuel Jiménez Medina, arqueólogo, técnico de la Concejalía
Imagen del espacio musealizado del yacimiento
y ortofotografía y mapa de localización
del municipio de Arucas.
El edificio de la Asociación de Vecinos
Guanche, que se localiza en los aledaños del
Centro Histórico de Arucas, en la prolongación de
la calle General Palafox (zona conocida con el
antiguo topónimo de El Tabaibal), alberga en su
interior un yacimiento arqueológico de etapa
prehispánica, denominado por los arqueólogos
como “Cerera”, en honor a la calle Cerera, que se
ubica muy cerca de este lugar. Dicho asentamiento está conformado por una casa construida con
piedra seca y una cueva natural utilizada como
vivienda y formaría parte de ese antiguo poblado
canario que en las crónicas de la Conquista se
llamaba Arehucas (topónimo que se traduciría, según el Dr. Juan Álvarez Delgado, como lugar de la
cresta o de la trenza, en alusión a la montaña) y
que fue destruido, tal vez, por las huestes del conquistador Juan Rejón sobre 1479.
La pequeña historia del descubrimiento de este
yacimiento comienza en 1993 cuando se localizan, mientras se realizaban las labores de construcción del edificio sede de la citada asociación
de vecinos, los primeros restos arqueológicos.
Posteriormente, durante su primera excavación,
en 1995 (desde enero hasta junio), participaron
varias instituciones, organismos y particulares:
Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Dirección General de Patrimonio Histórico del Gobierno de Canarias, Cabildo de Gran Canaria,
Ayuntamiento de Arucas y Museo Canario, así
como algunos vecinos de la Montaña de Arucas.
Durante los primeros meses la financiación
corrió a cargo de la empresa Unelco, mientras
que el resto del tiempo fue financiada por la Dirección General de Patrimonio Histórico del Gobierno
de Canarias. La segunda campaña arqueológica,
llevada a cabo entre los meses de enero y junio de
2004, fue financiada completamente por el Servicio de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo
de Gran Canaria. Ambas campañas han sido dirigidas por el Dr. Pedro González Quintero, profesor
de prehistoria de la Universidad de Las Palmas de
Gran Canaria, quien actualmente también dirige
varios trabajos de investigación de los materiales
documentados en dicho asentamiento.
El establecimiento de este asentamiento prehistórico, localizado sobre todo en la falda sur y
sureste de la Montaña de Arucas, se relacionaría
con los condicionantes geográficos y los altos recursos naturales del poblado de Arehucas; entre
otros, presencia de agua (barranco-río de Arucas
y antigua laguna de Las Vegas), orientación a vertiente de solana, agradables temperaturas y buenas precipitaciones, zonas llanas aptas para el
cultivo, confluencia de tres pisos de vegetación
de los que se obtendrían numerosos recursos (pastos, madera, etc.), existencia de cuevas naturales
y posibilidad de realizar otras de forma artificial en
el edificio volcánico de Arucas, resguardo de los
vientos dominantes, etc.
En líneas generales, la importancia de este
enclave arqueológico vendría definida por ser el
primer yacimiento que se ha excavado con metodología científica reciente en el término municipal
de Arucas, y porque del conjunto del archipiélago
canario es el primer yacimiento de estas características que se ha integrado, con la colaboración y
financiación del Servicio de Cultura y Patrimonio
Histórico del Cabido de Gran Canaria, dentro de
un edificio arquitectónico. Además, es uno de los
primeros yacimientos en el que los trabajos arqueológicos han sido financiados por una empresa privada,UNELCO, bajo la presidencia de Antonio Castellano Auyanet.
En cuanto al valor científico y arqueológico, la
importancia de este yacimiento viene dada 1 por la
obtención de material prehistórico en grandes cantidades, especialmente de conjuntos artefactuales, como una vasija cerámica troncocónica
pintada, fragmentos cerámicos (muchos pintados,
algunos decorados con incisiones, etc.), herra-
Fotografía de las obras de cimentación del edificio de la
Asociación de Vecinos Guanche, 1993. Debajo, proceso
de excavación en el interior de la cueva, 2005, y reconstrucción
del interior de la casa.
Boletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 23
mientas y utensilios líticos (sobre todo lascas de
basalto, restos de obsidiana y, en menor medida,
restos de “sílex”, restos de “cuarzos”), tales como
una muela de molino circular, fragmentos de morteros naviformes y molinos circulares; restos de
vidrios tallados (en este sentido, tal vez, los aborígenes aprovecharían vidrios de los europeos para
adaptarlos a su instrumental), además de restos
alimenticios como semillas de cebada (en gran
proporción) y de otras semillas (arvejas, lentejas,
etc.), restos faunísticos de cochinos, cabras, etc.,
y, en mucha menor proporción, restos de pescados, como la vieja, etc. y de moluscos marinos,
como lapas, burgaos, etc.
En el yacimiento se ha documentado también
la presencia de una secuencia crono-estratigráfica
(de más de 2,50 metros de potencia), una de las
escasas y mayores de la isla de Gran Canaria, en
la que se observaría una evolución tecnológica de
los materiales y del poblamiento, sobre todo del
tallado de la piedra y la forma y decoración de las
piezas cerámicas. En ese sentido, según los estudios llevados a cabo por el director de las dos
campañas arqueológicas se ha documentado una
ocupación humana que data desde, al menos, el
siglo III y IV d.C., si bien se considera que este
asentamiento podría haber sido ocupado en siglos anteriores (P. González Quintero, 2004).
racterísticas que se establece en el archipiélago
canario entre una institución y un colectivo vecinal, en relación a la preservación y difusión de un
espacio musealizado.
La rentabilidad social de este yacimiento se
ha planteado desde la puesta en marcha de este
pequeño museo de sitio, que ha conllevado la
integración del yacimiento arqueológico y la creación de un espacio cultural, de ocio, reflexión y
encuentro dentro del ámbito vecinal y municipal.
Es de destacar la colaboración que en todo momento, desde los inicios de la excavación del yacimiento hasta la actualidad, ha prestado dicha
Asociación de Vecinos Guanche, resaltando la
labor, muchas veces callada, de sus directivos,
especialmente de la que fuera su presidenta, Dª.
María del Carmen Batista Dávila y de su actual
presidente, D. Antonio Sánchez Alonso. Este proyecto de conservación, acondicionamiento e integración museística pretende ser un eslabón más
en la protección y divulgación de nuestro patrimonio histórico, en particular de la ciudad de Arucas
y de la isla de Gran Canaria, y por extensión de
nuestro archipiélago.
Una vez se realizaron las labores de documentación en 1995, el yacimiento fue integrado,
en 1999, a través de un proyecto diseñado por el
arquitecto municipal Alberto Guerra Manzano y
musealizado según diseño de la empresa Arqueocanaria, S.L., bajo el asesoramiento científico del
citado Dr. Pedro González Quintero y la coordinación, en aquellos momentos, del Servicio de Medio Ambiente y Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de Arucas.
Desde 1999 la Concejalía de Patrimonio Histórico ha incluido este yacimiento en las visitas
programadas y en las rutas guiadas (especialmente
enfocadas a los escolares de primaria y secundaria y a los miembros de la tercera edad), dentro del
programa de visitas didácticas del Centro Histórico de Arucas, programa que se lleva realizando
desde 1994 (A. Jiménez Medina, 2004). En ese
sentido, durante el mes de diciembre de 2005 el
yacimiento fue visitado por 226 alumnos y alumnas de educación primaria, mientras que la media
de visitantes que acceden a ese enclave mensualmente varía entre 50 y 80 personas, según la
época del año.
En este espacio musealizado se han efectuado más de diez exposiciones culturales en los últimos años relacionadas especialmente con la divulgación del patrimonio histórico, en colaboración con otras administraciones públicas, sobre
todo con el Cabildo de Gran Canaria, desde cuyo
Departamento de Difusión del Servicio de Cultura
y Patrimonio Histórico han desarrollado exposiciones como “Pintura sobre piedra”, “Arquitectura tradicional en el medio rural”, “Prehistoria de Gran
Canaria”, “Patrimonio Histórico”, etc., y actualmente se está gestionando la canalización de las
visitas guiadas de grupos organizados, turistas,
etc., que realizan la ruta norte de la isla.
Este proyecto fue financiado por el Ayuntamiento de Arucas, la Dirección General de Patrimonio
Histórico del Gobierno de Canarias y el Cabildo de Gran Canaria. El proyecto consistió, básicamente, en la instalación de unos cristales que protegen, y dejan observar, tanto la zona de la casa,
como la de la cueva, la instalación de una serie de paneles divulgativos, en los que se explica la
historia del yacimiento y su proceso de excavación, una reconstrucción del propio yacimiento,
además de reproducciones de materiales arqueológicos. En el año 2002 el Ayuntamiento de
Arucas siguió invirtiendo en nuevas actuaciones en este espacio musealizado, que se concretaron en la colocación de un banco, una maqueta de casas canarias y un sistema de audio para
invidentes, así como en la mejora del sistema de ventilación, etc. Además, en 2005 el Ayuntamiento realizó pequeñas inversiones para la ampliación y mejora del espacio (limpieza, restitución
de elementos deteriorados, etc.).
Según los datos expuestos por el Dr. Pedro González en la conferencia titulada “Actuaciones arqueológicas en el yacimiento arqueológico
de La Cerera (Arucas)”, impartida durante las VII Jornadas de debate del Centro Histórico de Arucas (dedicadas al Seminario sobre
intervenciones arqueológicas en Conjuntos Históricos de Gran Canaria y que se celebraron en diciembre de 2004 en la Casa de la Cultura
de Arucas).
1
Entre la asociación de vecinos y el Ayuntamiento de Arucas se han firmado dos convenios
de colaboración (2001 y 2004), que se presentan
como uno de los primeros acuerdos de estas ca-
Los dibujos se corresponden con la planta general del espacio y del cierre de la casa, arriba, y de la cueva, abajo.
Boletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 24
Excavación arqueológica y consolidación de los restos humanos del
yacimiento Lomo de Maspalomas. San Bartolomé de Tirajana
Verónica Alberto Barroso, arqueóloga
Mapa de localización del municipio de San
Bartolomé de Tirajana y ortofotografía del ámbito.
En el artículo se resume la intervención arqueológica recientemente emprendida
en los “depósitos sedimentarios” procedentes de la necrópolis prehispánica en
su día emplazada en el Lomo de Maspalomas. Dicho trabajo corresponde a un
proyecto encargado y financiado por el Servicio de Cultura y Patrimonio Histórico
del Cabildo de Gran Canaria, destinado a la excavación de los depósitos funerarios con un peor estado de conservación y, en consecuencia, con mayor riesgo
de destrucción. La intervención fue autorizada por la Dirección General de Patrimonio Histórico, Viceconsejería de Cultura y Deportes. El plazo de ejecución de
las excavaciones se prolongó durante seis meses, en el periodo comprendido
entre abril y septiembre de 2005.
La puesta en marcha de este proyecto responde a unas necesidades muy particulares, tanto como específicas son las condiciones que han
afectado a este conjunto arqueológico. Nos referimos a la excepcional circunstancia de que el
contenido de este yacimiento no se encuentra en
su emplazamiento originario, sino que en la actualidad se ubica en una nave construida al efecto
para albergar los bloques con los sepulcros que
en su momento fueron recuperados de la necrópolis y trasladados hasta este lugar a la espera de
poder acometer su estudio, habiendo transcurrido
14 años desde este acontecimiento. Teniendo en
cuenta esta situación y las especiales condiciones de almacenamiento al que se han visto sometidos los restos arqueológicos, el objetivo principal
se dirige a frenar el paulatino deterioro que año
tras año ha ido afectando a los depósitos funerarios, al tiempo que se recupera la valiosísima información histórica que entrañan dichos restos. En
este sentido la intervención emprendida se entiende como una actuación de salvamento, motivada por las pésimas condiciones de preservación que concurren en los depósitos arqueológicos, distinguidos por un notable grado de destrucción de parte de su contenido patrimonial y riesgo
irremisible de pérdida de lo que aún se conserva.
Partiendo de estas circunstancias, los trabajos aquí considerados se han concebido como la
primera fase de una serie de acciones encaminadas a la completa excavación de los depósitos
funerarios, suponiendo en este caso concreto acometer el estudio exhaustivo de los bloques más
alterados y afectados por un peligro inminente de
destrucción. En este panorama se han intervenido once bloques, recuperando los restos bioantropológicos en ellos contenidos y la información
relativa a la sepultura de 18 individuos.
No cabe duda que la importancia de este proyecto entronca directamente con la notoria relevancia manifestada por este enclave arqueológico, representando la oportunidad de dar cumplimiento a una deuda científico-patrimonial por largo tiempo postergada. Al efecto, el yacimiento
localizado en el Lomo de Maspalomas es uno de
los enclaves arqueológicos más significativos de
cuantos se han documentado en el archipiélago.
Básicamente, dicha preponderancia viene dada
por el hecho de constituir un sitio registrado en su
totalidad y, aunque con importantes problemas de
documentación y conservación, significa un referente clave para una aproximación histórica a las
poblaciones prehispánicas de Gran Canaria e incluso del archipiélago. De tal manera, los depósitos funerarios trasladados desde esta necrópolis a
las naves de Lomo Gordo (San Bartolomé de
Tirajana) constituyen el repertorio osteológico
contextualizado más completo de los hallados en
la isla hasta la fecha, amén de uno de los espacios cementerial más extenso de cuantos se conocen en el estado actual de la investigación.
Pese a todo, se trata de un yacimiento para el
que los datos disponibles resultan del todo exiguos, sin que se haya atendido al potencial informativo que posee. Esta situación deriva directamente de las estrategias de recuperación seguidas en el momento del hallazgo, esto es, la extracción de los bloques arqueosedimentarios que
componían este singular enclave. En lo que a ello
se refiere, la documentación de las inhumaciones
y de los componentes estructurales que a ellas se
asociaban prácticamente se limitó a su localización espacial, su extracción en paquetes protegidos por una cobertera de poliuretano expandido y
posterior almacenamiento en las aludidas naves
de Lomo Gordo.
Excavación de uno de los depósitos funerarios
en cista (Bloque 92). Arriba, vista general de la nave
de Lomo Gordo donde están almacenados los restos.
Boletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 25
Los alofisos y los indeterminados (un individuo en cada caso)
suponen el 5,5%, respectivamente.
1
Trabajos de documentación fotográfica y proceso de excavación arqueológica
del bloque 131 mediante procedimiento de microaspiración.
Los antecedentes del hallazgo
El descubrimiento de esta necrópolis, a finales de la década de los años 80 del siglo XX, se
produce de forma casual, en el transcurso de las
obras emprendidas para la ampliación de la autopista GC-1. En esta acción se produjo la destrucción de una parte de la necrópolis, de la que no se
conoce exactamente su alcance, pero que, en
cualquier caso, afectó a una de las zonas más
fértiles de este yacimiento en lo que a sepulturas
se refiere. Transcurridas dos semanas después del
hallazgo, el 21 de septiembre de 1988, la Dirección General de Cultura encargó al Servicio de
Arqueológica del Museo Canario la realización de
excavaciones arqueológicas. En esta intervención
se comprobó que el yacimiento ocupaba una extensión de 2.000 m2, incluyendo más de un centenar de tumbas, tanto en cistas como en fosas, a
la vez que otras construcciones cuya funcionalidad
precisa quedó sin especificar.
cadas en sendas naves que fueron construidas
en las inmediaciones del yacimiento, situación que
supuso el final de todos los trabajos proyectados.
Considerando la naturaleza de las obras que
habían propiciado el hallazgo y ante la imposibilidad de una modificación del trazado previsto en el
proyecto de la autopista, el objetivo de la intervención se dirigió a la exhumación completa y traslado del contenido arqueológico, que incluía restos
antropológicos, estructuras de piedra y paquetes
sedimentológicos asociados, a un laboratorio habilitado provisionalmente al efecto. Dicha actuación debía permitir la continuidad de las labores
de investigación, así como una adecuada conservación de los restos, con miras a la creación de un
Museo Arqueológico de Sitio que se emplazaría
en un lugar lo más próximo posible al espacio original del hallazgo. Ante la magnitud del yacimiento, las tareas de excavación y extracción de las
evidencias arqueológicas se prolongaron hasta
mediados de 1991, quedando definitivamente ubi-
Como ya se ha señalado, se trata de un primera fase de intervención en la se procedió a la
selección de once bloques arqueosedimentarios.
Como criterio básico de actuación se tuvo en cuenta tanto el estado de conservación de los restos
óseos como el del contenedor de poliuretano. El
almacenamiento de estos bloques en el interior
de las naves de Lomo Gordo durante un período
prolongado de tiempo implicó la concurrencia de
diversos fenómenos que ponían en serio peligro la
integridad de la información arqueológica que
pudieran conservar.
Casi una década después, en febrero de 2000,
el Servicio de Patrimonio Histórico del Cabildo de
Gran Canaria encargó la redacción de un informe
a J. Velasco Vázquez para proceder a un exhaustivo diagnóstico del estado de conservación de
los restos y realizar una propuesta que recogiera
los criterios de intervención, según la jerarquía de
actuación determinada por las condiciones de deterioro evidenciadas en cada uno de los paquetes
funerarios. A pesar de las negativas conclusiones
recogidas en este informe, la intervención arqueológica quedó postergada durante otros 5 años.
La intervención arqueológica de 2005
En lo que respecta a los contenedores, se
observaba la rotura de algunos de los elementos
de madera que les servían de soporte e importantes agrietamientos en el poliuretano y en su recubrimiento de fibra de vidrio. A la par, los sedimen-
tos de los bloques habían sufrido fuertes procesos
de retracción a consecuencia de la pérdida de
humedad del relleno. Ello tuvo como principal consecuencia la proliferación de grietas, tanto
longitudinales como transversales, que, además,
en más de un caso supusieron la alteración de los
restos óseos de las inhumaciones.
Por su parte, los materiales bioantropológicos
también habían sufrido las consecuencias de las
condiciones de almacenamiento. De tal suerte que,
las evidencias que habían sido exhumadas en la
intervención primigenia (1989-1991) y no habían
sido cubiertas adecuadamente, experimentaron
un intenso proceso de deshidratación y descalcificación. Ambas circunstancias supusieron un
notable incremento de la fragilidad de los huesos.
A esto debe añadirse la acción negativa que sobre ellos tuvieron animales como lagartos, roedores y aves, cuya presencia abunda en el interior
de las naves de Lomo Gordo.
Las circunstancias expuestas implicaron la necesidad de combinar la excavación arqueológica
con la aplicación de medidas de consolidación
urgente. Así, en los casos en los que las evidencias bioantropológicas presentaban unas condiciones de conservación deficientes y estuviera en
peligro su integridad durante las labores de extracción se realizó un tratamiento de consolidación in situ. Para ello se procedió a un engasado
completo de las piezas óseas con ayuda de vendas quirúrgicas y una disolución de un adhesivo
nitrocelulósico a fin de dotarlos de una resistencia
uniforme. Una vez extraídos estos restos arqueológicos, se protegieron con la ayuda de una cama
rígida y se embalaron adecuadamente con polietileno de burbujas.
Boletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 26
• Excavación en Lomo Maspalomas
A la izquierda, individuo femenino en una cista (bloque 66). A la derecha, grieta
en el sedimento del bloque 121 que también afectaba a los restos humanos.
Abajo, detalle de depósito primario de individuo adulto masculino (bloque 104).
Todos los aspectos antes enumerados han
supuesto una merma considerable del potencial
informativo que desde el punto de vista arqueológico encerraban los bloques procedentes de la
necrópolis de Maspalomas. En este panorama se
acometió la intervención de los bloques que a
continuación se señalan: bloque 63, bloque 4 y
10, bloque 40-35-34, bloque 15-112, bloque 120122, bloque 66, bloque 49, bloque 92, Bloque 131,
bloque 121, bloque 104.
Todos los bloques intervenidos corresponden
a depósitos primarios individuales, si exceptuamos al 104 que es de un espacio funerario de uso
colectivo. El bloque 40-35-34 corresponde a un
paquete en el que se incluían tres inhumaciones,
el 120-122 y el 15-112 a paquetes dobles, mientras que en el 104 se documentaron los restos de
un mínimo de 4 individuos. Los demás bloques
son depósitos primarios individuales. Tres de los
paquetes estudiados constituían depósitos funerarios en cista (dos individuales y uno colectivo),
mientras que los restantes responden a inhumaciones practicadas en fosas abiertas en la tierra
sin acondicionamiento aparente.
En esta primera fase se han recuperado los
restos óseos de un número mínimo de 18 individuos, 17 de los cuales fallecidos en edad adulta,
mientras que tan sólo uno corresponde a un infantil de entre 12 y 24 meses. De los adultos, la
mayor parte de ellos habrían fallecido entre la tercera y la quinta década de vida, salvo el individuo
del bloque 131 que probablemente falleció entre
los 16 y 18 años.
En lo que a la distribución de sexos se refiere,
la recogida de datos a lo largo de la intervención
permite adelantar que algo más del 66% de los
individuos documentados eran varones, mientras
que las mujeres tan sólo suponen el 22,2%1 .
En conclusión y teniendo en cuenta el carácter provisional de estos resultados, se observa un
doble fenómeno. Por un lado, una representación
mayoritaria de individuos fallecidos en edad adulta y, por otro, una notable asimetría en la representación por sexos. Con todo, estas valoraciones sólo alcanzarán su auténtica significación con
la continuidad de los trabajos arqueológicos en la
necrópolis.
La intervención arqueológica en los depósitos
funerarios procedentes de la necrópolis de Lomo
Maspalomas pone de relieve la notable complejidad que entrañan las prácticas sepulcrales en la
prehistoria de Gran Canaria, a la vez que remarca
la necesidad de acometer el estudio de estos contextos desde una perspectiva integradora. En este
caso, en la actualidad se están desarrollando di-
versos estudios específicos sobre los restos humanos recuperados: estudios paleopatológicos,
análisis de oligoelementos en hueso, caracterización genética, marcadores óseos de actividad,
estudios de antropología dental, etc. En el mismo
sentido, también se han obtenido muestras para
la datación mediante C-14 de dos de los depósitos funerarios.
Además, la reciente intervención ha puesto
de manifiesto el elevado potencial informativo que
aún atesoran estas evidencias arqueológicas y la
necesidad de seguir afrontando la total documentación de la necrópolis con el fin de evitar la definitiva pérdida de los valores históricos que posee.
Boletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 27
Hallazgos arqueológicos en Las Candelarias. Agaete
Verónica Alberto Barroso, arqueóloga. Coordinadora de la excavación
Valentín Barroso Cruz y Consuelo Marrero Quevedo, arqueólogos. Directores de la excavación
Ortofotografía y mapa de localización
del municipio de Agaete.
Localización del yacimiento: 1. Acueducto / 2. Supuesto molino del
ingenio / 3. Dependencias del ingenio / 4. Formas azucareras.
En marzo del año 2005, en
cumplimiento de uno de los
condicionantes del Plan Parcial de Las Candelarias y de
lo estipulado en la Carta Arqueológica de Agaete, el Servicio de Cultura y Patrimonio
Histórico del Cabildo de Gran
Canaria, comunicó a los promotores de la urbanización,
Inmobiliaria Betancor SA, la
necesidad de realizar un seguimiento arqueológico de
los desmontes de la parcela. Dicha promotora realizó
el encargó de los trabajos a
Arqueocanaria S.L., responsabilizándose además de la
financiación tanto del seguimiento arqueológico como
de la propia excavación.
Puesto que los trabajos arqueológicos se han
centrado de manera prioritaria en los vestigios
prehispánicos, su documentación está más avanzada y ha aportado importantes novedades para
la prehistoria insular. Se ha recuperado un volumen extraordinario de materiales de muy buena
calidad, consistentes en fragmentos de loza de
muy variadas formas y tamaños, numerosas herramientas de piedra realizadas en basalto y
obsidiana, objetos de huesos como espátulas y
punzones, además de muchos restos de fauna
terrestre de cabras ovejas y cerdos, y marina, sobre todo de lapas y burgados.
De los hallazgos arqueológicos cabe destacar la doble naturaleza de los mismos. Por un lado,
toda una serie de restos relacionados con el mundo aborigen y el poblado prehispánico de Agaete
y, por otro, las evidencias asociadas a la actividad
azucarera que se inició en Agaete hace más de
500 años, al principio de la colonización europea.
En consecuencia, en este espacio se localizan
importantes elementos para el conocimiento de
dos momentos fundamentales de la historia de la
actual villa de Agaete.
Los restos del ingenio azucarero se empezaron a excavar con el seguimiento arqueológico de
las obras, pero la excavación se paralizó varios
meses para concentrar al personal en los restos
prehispánicos, más cercanos a las zonas que se
están edificando actualmente. No obstante, de
este antiguo ingenio azucarero, hasta el momento, se han podido documentar miles de fragmentos de moldes o formas azucareras, loza de la
época, metales, etc., y, además del acueducto
que llevaba el agua al molino de azúcar, los muros
de parte de los edificios de la fábrica, enterrados
aún la mayor parte de ellos.
Además de estos materiales, también se han
documentado construcciones aborígenes que podemos adscribir tanto al ámbito de lo doméstico
como a la esfera de lo funerario. En este sentido,
destaca una gran estructura de piedra de planta
semicircular, de unos 15 metros de largo y 1,50
metros de alto. Este recinto de piedra se ubica en
una hondonada del malpaís, en un espacio resguardado, y es muy probable que se utilizara como
corral. Junto a este recinto se ha documentado
una zona circular de combustión, de unos 5 m 2,
en la que se produce el encendido reiterado de
pequeñas hogueras, relacionadas con la preparación de alimentos.
En un punto relativamente próximo se localiza
un nuevo vestigio de planta circular, aunque más
modesto en sus dimensiones, que aprovecha el
sustrato rocoso natural que ofrece la colada de
lava. En este caso, no existen paredes que lo delimiten y su único acondicionamiento es un suelo
de cenizas apelmazadas. En este espacio se debieron llevar a cabo aquellas tareas domésticas
propias de las necesidades cotidianas de los antiguos canarios.
A la izquierda, bajo la imagen de localización del
yacimiento, fotografías de algunos de los restos
prehispánicos encontrados (loza y conchas de lapas y
burgados. A la derecha, restos del ingenio azucarero y
proceso de limpieza de una de las tumbas.
A todo esto hay que sumar la localización de
notables elementos relacionados con las prácticas funerarias de los aborígenes. Por el momento,
destaca el descubrimiento de cinco tumbas en
fosas, correspondientes a individuos adultos, que
a su vez se incluyen dentro de una gran estructura
de piedra, en forma de L.
Finalmente, señalamos la presencia de dos
estructuras de piedras. En un caso se trata de una
construcción sencilla de planta circular y, en otro,
de una construcción compleja de grandes dimensiones, para la cual por ahora no existen referentes conocidos en otros yacimientos de la isla.
Ante la importancia y extensión de este yacimiento prehispánico, el Servicio de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo de Gran Canaria ha
decidido preservar in situ los restos arqueológicos
aparecidos, comportando que algunas viviendas
no se podrán construir donde estaba previsto. El
yacimiento, a la par que se urbanizan sus alrededores, se consolidará, protegerá e integrará en la
urbanización, con el fin de acondicionarlo para
hacer posible su visita.
En estos momentos, la excavación se ha vuelto
a centrar en los restos arqueológicos relacionados con las actividades azucareras para definir la
extensión y las características de los mismos.
Como es evidente, aún sin finalizar los trabajos de
documentación y estudio de los yacimientos, los
aspectos constatados hasta el momento no sólo
significan una notable aportación para la historia
más antigua de Agaete sino, también, para Gran
Canaria.
Boletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 28
Actuaciones en el Patrimonio Arqueológico de Gran Canaria
• Cartas Arqueológicas • Plan de actuación inmediata en el Patrimonio Arqueológico
Las Cartas Arqueológicas: documentar para gestionar
José Guillén Medina, arqueólogo
Consideraciones previas
En este artículo expondremos de forma sintética algunos aspectos de los trabajos que durante
los años 2004 y 2005 encargó la Consejería de
Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo de Gran
Canaria para llevar a cabo la “revisión y actualización de las Cartas Arqueológicas de Gran Canaria” dentro del proyecto Patri-net, incluido en el
Programa Europeo Interreg III B Azores, Madeira,
Canarias. Con ello se pretendió contar con un
documento que incluyese la información arqueológica actualizada de los veintiún municipios de la
isla, al tiempo que disponer de un instrumento básico para articular los mecanismos necesarios para
la gestión del patrimonio arqueológico insular, según lo expresado en la ley 4/1999, de 15 de marzo, de Patrimonio Histórico de Canarias en su artículo 64.2: “las Cartas Arqueológicas constituyen
documentos internos de la administración para
planificar la gestión, administración y tutela del
patrimonio arqueológico y paleontológico”.
Así, las Cartas Arqueológicas se erigen como
el punto de partida documental para implementar
las políticas patrimoniales, que han de orientar las
líneas de actuación en tres vertientes fundamentales: conocimiento, conservación-protección y
difusión del patrimonio arqueológico, con el fin de
integrarlas tanto en las estrategias culturales, en
su significado más amplio, como en la esfera del
planeamiento territorial. Por tanto, se trata de una
eficaz herramienta de trabajo cotidiano (solicitudes de información, impacto ambiental, planeamiento, proyectos de investigación, programas de
difusión, calificaciones territoriales,…) sometida,
como tal, a constante actualización y revisión.
La vertiente cognoscitiva, que pasa por la identificación y el inventariado previo, supone el punto
de partida del estudio de los bienes arqueológicos, necesario tanto para arbitrar medidas de protección y conservación, como para conocer los
procesos históricos que los generaron y garantizar
su divulgación y transmisión social.
Para el establecimiento de las políticas destinadas a la conservación-protección del patrimonio arqueológico es esencial contar con un mecanismo efectivo que permita la realización de una
gestión preventiva frente a medidas paliativas. Por
ello, debemos tener en cuenta la dimensión territorial del patrimonio arqueológico y su expresión
en los instrumentos de planeamiento.
Es, justamente, la normativa de planeamiento
territorial la encargada de arbitrar las medidas de
protección sobre el patrimonio arqueológico que
no ha sido declarado bien de interés cultural, a
través de la coordinación interadministrativa, tal y
como se define en el artículo 59 de la ley 4/1999,
Patrimonio Histórico de Canarias: “la administración pública responsable de la formulación del
planeamiento territorial urbanístico y general solicitará al Cabildo Insular correspondiente la relación de los bienes arqueológicos, paleontológicos
o etnográficos que deban ser objeto de la protección urbanística, estableciéndose las determinaciones necesarias para garantizar la preservación
del lugar”. Así, desde la finalización del proyecto
de revisión y actualización de las Cartas Arqueológicas estas han sido incorporadas a distintos
instrumentos de planeamiento (planes generales,
planes territoriales, planes rectores, normas de
conservación, etc.).
En este sentido, la gestión preventiva pasa
por la implicación de las administraciones locales
en las políticas de protección del patrimonio mediante la elaboración de un catálogo municipal,
según lo planteado en el artículo 39 del decreto
legislativo 1/2000, de 8 de mayo, por el que se
aprueba el Texto Refundido de las leyes de Ordenación del Territorio de Canarias y de Espacios
Naturales de Canarias: “los Ayuntamientos de Canarias deberán aprobar y mantener actualizado
un catálogo municipal, en el que recojan aquellos
bienes tales como monumentos, inmuebles o espacios de interés histórico, artístico, arquitectónico, paleontológico, arqueológico, etnográfico,
ecológico, científico o técnico que por sus características singulares o según la normativa de Patrimonio Histórico de Canarias deban ser objeto de
preservación, estableciéndose el grado de protección que corresponda y los tipos de intervención permitidos en cada supuesto”. En los ámbitos territoriales situados fuera de la influencia del
planeamiento municipal, serán las figuras de ordenación de los Espacios Naturales Protegidos y
los Planes Territoriales los encargados de desarrollar las medidas de protección destinadas a la salvaguarda de los sitios de interés arqueológico.
Por último, consideramos que el sostén de la
dimensión social del patrimonio arqueológico viene dado por una documentación exhaustiva de
los elementos que lo integran, con el fin de poder
ofrecer una base rigurosa tanto para el conocimiento de nuestra historia, como para el disfrute
público de los bienes materiales que forman parte
de la misma.
gico. En este sentido, la utilidad de la información
de cara al cumplimiento de los objetivos marcados depende de la calidad de los datos obtenidos,
por lo cual se estableció un marco o protocolo general y unos criterios comunes para normalizar los
procedimientos arqueológicos de campo1.
Así, partiendo de las cartas preexistentes, realizadas entre los años 1988 y 1995 por el desaparecido Servicio de Arqueología del Museo Canario, se procedió a revisar y contrastar la información arqueológica municipal, tanto en el territorio
como en la documentación bibliográfica disponible, fundamentando el trabajo en los siguientes
aspectos:
1. Identificar y evaluar el patrimonio arqueológico existente en los 21 municipios de
Gran Canaria, así como las zonas de potencialidad arqueológica.
2. Incorporar y sistematizar la información arqueológica municipal en una base de datos informatizada, creada por la Consejería
de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo de Gran Canaria, con el fin de homogeneizar los datos obtenidos bajo unos
criterios comunes.
3. Comprobar en el territorio los datos relativos a la delimitación y ubicación de los
yacimientos arqueológicos, así como incorporar los mismos a un soporte cartográfico digital actualizado.
4. Incorporar los yacimientos conocidos que
no estaban inventariados, así como aquellos documentados durante el desarrollo
del proyecto.
5. Analizar el estado de conservación de los
bienes inventariados y conocer el tipo de
afecciones y su grado de fragilidad, con el
fin de establecer las actuaciones necesarias sobre cada uno de ellos.
Objetivos y criterios metodológicos
En el desarrollo del proyecto de revisión y
actualización de las Cartas Arqueológicas de Gran
Canaria participaron ocho equipos que se
distribuyeron los 21 términos municipales de la isla.
1
Como se ha comentado con anterioridad, partimos de la consideración de las Cartas Arqueológicas como una herramienta integral de trabajo,
un instrumento que facilita la protección-conservación, estudio y difusión del patrimonio arqueoló-
Boletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 29
Fotografías de los yacimientos arqueológicos de La Fortaleza, en
Santa Lucía de Tirajana, y de La Audiencia, en Agüimes. Abajo, gráfico de
los yacimientos contemplados en la Carta Arqueológica de Gran Canaria.
Boletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 30
• Las Cartas Arqueológicas: documentar para gestionar
Figura 1.
La información obtenida durante los trabajos
de campo se encuentra contenida en una base
de datos digital, donde cada bien arqueológico
está registrado en una ficha individualizada con
su correspondiente polígono georeferenciado sobre cartografía digital (figuras 1 y 2). Esta base de
datos se configura como un documento abierto
que permite distintos niveles de consulta y la entrada continua de nuevos datos. Los campos contenidos en cada ficha son los siguientes: código
ficha, nombre, tipología, ergología, localización,
alteraciones, grado de afección, uso y reutilización, datos de la propiedad, referencias bibliográficas, intervenciones y excavaciones, sugerencias
y actuaciones y observaciones generales.
Figura 2.
Resultados
El proyecto de revisión y actualización de las
Cartas Arqueológicas de Gran Canaria ha permitido la incorporación a la base de datos de la información arqueológica referente a 994 yacimientos
de toda la isla, que se corresponden con entidades arqueológicas, áreas de potencialidad arqueo-
lógica y edificios históricos de interés arqueológico. Su distribución por municipios se expresa en
el gráfico 1.
La disparidad de los datos que se observa en
dicho gráfico puede deberse a varias causas. Por
un lado, a la superficie de las unidades de estudio,
los ámbitos municipales, que como puede obser-
varse en el mapa de Gran Canaria (figura 3), presentan diferencias significativas en cuanto a extensión. Por otro lado, y dado que el proyecto no
se contempló como una prospección intensiva de
la isla, en las zonas de mayor tradición referida a
los trabajos de campo, la información arqueológica territorial será mayor. Por último, hay que hacer
referencia a los procesos históricos de ocupación
Boletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 31
Gráfico 1.
Fotografías de algunos yacimientos arqueológicos.
De arriba a abajo, Caserones en La Aldea de San Nicolás,
la Cueva Pintada de Gáldar y el Cenobio de Valerón en
Santa María de Guía.
diferencial del territorio insular, muy intensivos en
determinadas áreas; tal es el caso de las medianías
del norte y de las zonas costeras del este y sur de
Gran Canaria. Este hecho pudo haber ocasionado la desaparición de enclaves de interés arqueológico en dichas áreas.
En el gráfico 2 se muestra la distribución de
yacimientos de Gran Canaria por tipología. Al analizar estos datos, debemos precisar la coexistencia de varias categorías tipológicas dentro de un
mismo conjunto, de tal forma que un ámbito clasificado como funerario puede contener manifestaciones rupestres. Por otro lado, la escasa representatividad de yacimientos inventariados como
económicos podría explicarse por el hecho de que,
en general, este tipo queda integrado dentro de
las zonas registradas como hábitat. Por último, en
la categoría de otros se han registrado conjuntos
o unidades de los cuales, a priori, desconocemos
su funcionalidad concreta; lugares de presunción
o potencialidad arqueológica, así como edificios
históricos.
Además, se han incluido, dentro del rango de
otros, tres yacimientos subacuáticos localizados
en los municipios de San Bartolomé de Tirajana,
Ingenio y Gáldar. Si bien el ámbito marítimo trascendía el objetivo del proyecto aquí descrito, se
consideró interesante inventariarlos, dado que son
los únicos en los que se han realizado algún tipo
de estudio arqueológico hasta el momento y están perfectamente localizados. En este sentido,
su inclusión en las Cartas Arqueológicas municipales permite tomar medidas de cara a la protección de esos bienes patrimoniales sumergidos,
hasta que se desarrollen las cartas arqueológicas
subacuáticas insulares.
A modo de conclusión, con independencia
de considerar las Cartas Arqueológicas como documentos dinámicos y abiertos y, por tanto, sujetos a constante revisión, contamos con una
herramienta que posibilita el desarrollo de las políticas de protección, conservación y difusión del
patrimonio arqueológico a escala insular. En esta
línea se enmarcan las actuaciones, en diferentes
yacimientos arqueológicos, programadas dentro
del Plan de actuaciones inmediatas del Patrimonio Arqueológico y Etnográfico de la Consejería
de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo de
Gran Canaria.
Gráfico 2.
Boletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 32
Plan de actuación inmediata del Patrimonio Arqueológico
Javier Velasco Vázquez, arqueólogo. Técnico del Servicio de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo de Gran Canaria, y Milagrosa García Navarro, arqueóloga
El plan de actuaciones sobre yacimientos arqueológicos desarrollado en el año 2005, supuso una
iniciativa en la que por primera vez se afrontaba un programa de acciones sobre este tipo de bienes
patrimoniales, desde una perspectiva integradora y con clara vocación de continuidad. Se aspiraba
a la intervención en diferentes contextos arqueológicos para lograr objetivos como garantizar su
seguridad y protección, dotarlos de contenido patrimonial y acondicionarlos para su uso público. Un
esfuerzo que contempló tanto el diseño y ejecución de intervenciones arqueológicas (excavaciones,
limpiezas, restauraciones, consolidaciones…) como la preparación de un conjunto de elementos de
protección y señalética que permitieran una visión conjunta del patrimonio arqueológico.
Antecedentes
El conjunto de acciones se enmarca dentro
de la política de difusión de la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo de Gran
Canaria, iniciadas con la edición de la Guía del
Patrimonio Arqueológico de Gran Canaria. La
amplia repercusión social de esta publicación, que
ha motivado una segunda edición, obligaba a que
al menos una parte de los yacimientos incluidos
en dicha guía fueran objeto de un acondicionamiento básico para facilitar su visita y ofrecer información actualizada.
Lejos quedaban ya las actuaciones puntuales
en yacimientos, llevadas a cabo con escasa coordinación y regidas por criterios muy distintos en
cada caso. Por ello, en esta ocasión se requería
un proyecto integrador que progresivamente fuera
creando una red de yacimientos para su disfrute
público, contribuyéndose así no sólo a su difusión
sino también a su efectiva protección. En este
sentido, las actuaciones realizadas en los yacimientos de este Plan de actuación inmediata son
claramente ilustrativas.
A lo anteriormente expuesto hay que añadir
otro aspecto no menos importante, como es que
las intervenciones arqueológicas desarrolladas al
amparo del Plan de choque 2005 han aportado
gran cantidad de información inédita sobre las poblaciones prehispánicas de Gran Canaria. Desde
este punto de vista, los trabajos acometidos no
sólo han supuesto el acondicionamiento de los
yacimientos y la garantía de su preservación, sino
que además han dotado de contenido histórico a
estos lugares, renovando los datos disponibles y
actualizando la información ofertada al público.
2. Actuaciones puntuales orientadas a asegurar la preservación de otros yacimientos incluidos en la Guía de Patrimonio Arqueológico, o en las visitas guiadas que
oferta la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo de Gran Canaria;
oferta que se ha visto ampliada en el 2006,
incrementándose no sólo el repertorio de
población al que se destina, sino también
los horarios y la accesibilidad de los enclaves arqueológicos susceptibles de ser
visitados.
3. Este plan de mantenimiento permitiría también hacer un seguimiento periódico y
constante del estado de conservación de
los yacimientos intervenidos; es decir, sobre qué elementos pueden estar afectándoles y qué necesidades tienen. Ello permitiría el logro de un doble objetivo: tener
noticias actualizadas sobre el estado de
estos bienes patrimoniales y contribuir a
su vigilancia y protección.
4. Además, el proyecto aspira a que de forma progresiva se vayan estableciendo vías
de coordinación y colaboración con los
ayuntamientos y otras administraciones
públicas, tanto para garantizar la protección y salvaguarda de los yacimientos arqueológicos, como para todo lo concerniente a su puesta en uso público.
Los yacimientos tratados en esta primera fase
han sido: Cueva de Furnia, Mugaretes del Clavo,
Agujero-La Guancha, Bocabarranco, El Tejar, La
Garita, El Burrero, Punta Mujeres, Caserones-Lomo
de Caserones y Roque de Cuevas del Rey.
Cueva de Furnia
Se localiza en la ensenada del mismo nombre, en el T. M. de Gáldar, y a unos dos kilómetros
de la Zona Arqueológica de El Agujero-La
Guancha, en dirección a la Punta del Clavo. Se
trata de un yacimiento integrado por un conjunto
de cuevas artificiales situadas prácticamente en
la línea de costa. La cueva objeto de actuación es
una oquedad labrada artificialmente en la toba de
unas dimensiones de 17 x 6 m y una altura que
oscila entre 2 y 2,5 m. En el suelo de la cámara
principal se abren una quincena de cazoletas
excavadas y dos canales. Uno de los rasgos más
distintivos de la Cueva de la Furnia, pese a que
hoy resulte poco perceptible, es que presenta una
franja pintada de tonalidad rojiza en el tercio superior de la pared y en el techo.
Poco se sabe de la funcionalidad que pudo
tener este espacio en época prehispánica, si bien
es probable que se tratase de un espacio doméstico en sentido amplio. Así pudiera indicarlo el hallazgo en este lugar de dos recipientes cerámicos
de grandes dimensiones, junto a otros elementos
como morteros y un molino de piedra.
Las pésimas condiciones en las que se encontraba esta cueva, llena de escombros y basuras, obligó a que hace años se optase por su cierre mediante el tapiado de la boca de acceso. Sin
embargo, conscientes de la necesidad de poner
en uso público estos lugares y garantizar su conservación, dentro del programa de actuaciones
de este Plan de 2005 se consideró oportuno la
apertura de una puerta vallada que permitiera contemplar el interior de esta cueva pintada.
Objetivos
Los trabajos efectuados hasta el momento,
así como los recursos invertidos requieren un plan
de mantenimiento de las actuaciones a fin de
garantizar la continuidad de los objetivos logrados
con el Plan de choque, siendo el principal argumento para proponer un proyecto de mantenimiento de los yacimientos arqueológicos que tenga los
siguientes objetivos:
1. Garantizar, mediante diversas actuaciones
de mantenimiento, las condiciones de protección y puesta en uso público de los
yacimientos arqueológicos intervenidos en
el año 2005.
Imágenes de algunos de los elementos
previstos en el manual de señalética para los
yacimientos arqueológicos.
Boletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 33
El Agujero-La Guancha
Esta Zona Arqueológica localizada en la costa del T. M. de Gáldar constituye, sin duda, uno de
los enclaves arqueológicos más paradigmáticos
de los conocidos hasta el momento en Gran Canaria. Aúna, en un mismo espacio, diversas construcciones de gran interés y con funcionalidades
diversas, tales como espacios funerarios más o
menos complejos, estructuras domésticas, etc.
No en vano es uno de los yacimientos arqueológicos para el que existe un mayor número de
demandas dentro del servicio de visitas guiadas
que ofrece el Cabildo de Gran Canaria. Una razón
más para seguir redoblando esfuerzos en la protección y conservación de esta zona arqueológica, así como para dar continuidad a los planes de
actuación y mantenimiento propuestos desde la
Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico.
Acceso al yacimineto arqueológico de La Furnia,
tras su restauración.
El Tejar
Un ejemplo ilustrativo de los objetivos del Plan
de actuaciones de 2005 es el enclave de El Tejar,
en el T. M. de Santa Brígida. Los trabajos arqueológicos emprendidos en este lugar pusieron al descubierto diversas construcciones prehispánicas de
desigual morfología que aún atesoraban una información científico-patrimonial de gran interés. Estas labores desvelaron datos, hasta el momento
inéditos, sobre diversos aspectos de la vida cotidiana de la población prehispánica asentada en
ese lugar, en especial en lo concerniente a la transformación y manipulación de ciertos productos
alimenticios (básicamente de origen animal). En
definitiva, lo que antaño constituía un mero solar
se ha convertido ahora en un lugar de interés habilitado para la visita de un público al que, además, se ofrece una información novedosa.
El yacimiento de El Tejar una vez acondicionado
para su visita pública.
Arriba, La Guancha y El Agujero. Abajo, imagen general
del yacimiento de Mugaretes del Clavo.
Mugaretes del Clavo
Localizado en el T. M. de Gáldar, los restos
hallados en superficie en este conjunto arqueológico son testimonio de la significación que debió
poseer el poblamiento prehispánico de esta comarca de Gran Canaria. El elemento más singular
del conjunto de los Mugaretes del Clavo es una
edificación de grandes dimensiones, conformada
por muros de piedra seca, gradas y un muro que
debió delimitar, total o parcialmente, el perímetro
de esta construcción. Según la tradición correspondería a un lugar donde “administraban justicia
y celebraban juegos y asambleas los canarios
prehispánicos”.
Si bien resulta difícil poder confirmar la certeza de esta afirmación, de lo que no cabe duda es
que este elemento presenta algunos rasgos singulares con respecto a los observados en otros
lugares de asentamiento. Junto a esta peculiar
construcción se identifican restos de viviendas que,
con similares técnicas constructivas, constituyen
buenos ejemplos de enclaves domésticos (en 1987
se describieron en este lugar seis construcciones
domésticas y una funeraria). En la revisión y actualización de la Carta Arqueológica de Gáldar
(2005), realizada por J. J. Guillén Medina, se indica la presencia de ocho estructuras, reservando
la funcionalidad de las mismas, aunque sí expone
la presencia de alineaciones que pudieran ofrecer
nuevas construcciones hoy ocultas.
lugar especialmente idóneo para su puesta en uso
público. Por ello, el Plan de actuaciones conllevó
no sólo la excavación arqueológica y la consolidación y restauración de las estructuras exhumadas, sino también el vallado de protección y la
instalación de señalética que recoge información
actualizada sobre este enclave.
La Garita
Los restos arqueológicos del yacimiento de
La Garita, o Lomo de Los Melones, probablemente formaban parte de un asentamiento de mayores dimensiones enclavado en esta parte de la
costa de Telde que estaría integrado básicamente
por construcciones de superficie (viviendas, otros
recintos domésticos, sepulturas, etc.). En una tónica similar a lo dicho en el ejemplo de El Tejar, las
intervenciones arqueológicas aquí desarrolladas
documentaron la existencia de varias construcciones que, a lo largo de su existencia, sufrieron
diversas reformas constructivas (ampliaciones, cierre de accesos, etc.). Una de estas edificaciones,
la que presenta una planta cruciforme en su interior, se ha interpretado como un espacio doméstico habilitado para la manipulación y transformación de alimentos. Así lo atestiguan las semillas
halladas en su interior, la abundancia de restos de
fauna terrestre y marina, y ciertos útiles vinculados
específicamente a dichas actividades cotidianas.
Este yacimiento se enclava en el paseo marítimo de La Garita, constituyendo, por tanto, un
Dos imágenes de La Garita, una de las Zonas Arqueológicas
con el recién estrenado sistema de señalética.
Boletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 34
• Plan de actuación inmediata del Patrimonio Arqueológico
De todas las estructuras descubiertas destaca la ubicada en el extremo septentrional del conjunto. Se trata de una construcción que al exterior
presenta una planta de tendencia circular, mientras que en su interior dispone de una estancia
principal de aspecto cuadrangular al que se adosa
una estancia de menores dimensiones. En el interior de esta edificación se recuperaron abundantes evidencias de industria lítica, cerámica, así
como restos de fauna marina y terrestre. Las
dataciones de Carbono 14 permiten situar la franja temporal de ocupación de este yacimiento entre los siglos VII-IX d.C., quizá prolongándose hasta
finales del siglo XV, momento en el que acontece
la conquista de la isla.
Arriba, imágenes del yacimiento de El Burrero y, abajo,
distintas vistas del de Punta Mujeres.
El Burrero
Este conjunto arqueológico se localiza en la
costa del T. M. de Ingenio, muy cerca de la playa
del mismo nombre. Está integrado por un conjunto de cuevas naturales y artificiales que se abren
en el acantilado costero, así como diversas construcciones de superficie localizadas en un pequeño promontorio que se levanta muy pocos metros
sobre el nivel del mar. Pese a ser un yacimiento
del que se tiene conocimiento escrito desde mediados del siglo XX, los primeros trabajos arqueológicos sistemáticos se acometieron a finales de
dicho siglo.
En este lugar se han identificado los restos de
tres edificaciones de funcionalidad doméstica. Para
su construcción, y como solía ser habitual en otros
enclaves prehispánicos, se procedía al desmonte
del terreno mediante la excavación de la morfología interna de la vivienda que luego era forrada de
piedras obtenidas del entorno. Las viviendas del
Burrero se caracterizan por plantas de tendencia
rectangular y cruciforme, y tanto en su interior
como en el exterior se debieron desarrollar parte
de las actividades diarias de la población prehispánica. Las dataciones absolutas (Carbono 14)
obtenidas para este yacimiento permiten saber que
ya se encontraba ocupado, al menos, desde los
siglos VI-IX d.C.
Es en esta parte del conjunto de El Burrero en
el que se desarrollaron los trabajos enmarcados
dentro del Plan de actuaciones de 2005, donde
junto a las labores de consolidación y restauración, se procedió a la instalación de un vallado
para garantizar su preservación y disfrute social.
Punta Mujeres
En el T. M. de San Bartolomé de Tirajana, este
yacimiento constituye un magnífico ejemplo de
los asentamientos costeros de buena parte del
litoral de Gran Canaria. El lugar fue objeto de una
intervención arqueológica entre los años 2000 y
2001, localizándose restos de seis estructuras domésticas que, a buen seguro, formaban parte de
un asentamiento de mayores dimensiones.
Como en otros ejemplos recogidos en el Plan
de actuación 2005, la intervención en este yacimiento contempló, además de la excavación arqueológica, trabajos de restauración y consolidación de las estructuras descubiertas. Del mismo
modo se instaló un vallado de delimitación y protección, así como la señalética encargada de ofrecer al visitante información pormenorizada sobre
el yacimiento. No puede olvidarse que la situación
de este enclave en pleno paseo marítimo de Maspalomas lo convierte en un lugar que recibe numerosas visitas diarias, lo que sin duda justifica
sobradamente las acciones emprendidas.
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Caserones-Lomo de Caserones
Este conjunto localizado en el T. M. de La
Aldea de San Nicolás constituye una de las Zonas
Arqueológicas más importantes de toda Gran Canaria, como ya apuntaba V. Grau Bassas a finales
del siglo XIX cuando describe este lugar diciendo
que: “allí se reconoce la existencia de un pueblo
muy numeroso; allí aparecen las construcciones
que hemos venido llamando goros, pero de mayor
tamaño (10 y 12 metros) y en un número que yo
estimo de 800 a 1000”. Efectivamente se trata de
un enclave integrado por construcciones de superficie, entre las que están presentes, conviviendo sin solución de continuidad, los espacios domésticos y los reservados a prácticas funerarias.
Desde las primeras investigaciones arqueológicas desarrolladas en la década de los setenta
del siglo XX se puso de manifiesto el enorme potencial científico-patrimonial que albergaba este
lugar, aportándose datos de gran interés sobre diversos aspectos de la vida cotidiana de las poblaciones aborígenes. En el mismo sentido, las dataciones obtenidas permiten apuntar una dilatada
ocupación de esta desembocadura del barranco
de La Aldea, que debe remontarse, cuando menos, al siglo I d.C. Además de excavaciones arqueológicas, diversas construcciones domésticas
y funerarias han sido objeto de restauración y consolidación, facilitando así el disfrute público de
estos bienes de nuestro patrimonio arqueológico.
El Plan de actuaciones de 2005, consciente
de la importancia de este yacimiento, contempló
la instalación de nuevos elementos de protección
y el arreglo y adecentamiento de los ya existentes.
De esta forma se garantizaba la conservación del
conjunto de viviendas de Caserones y del espacio
sepulcral de Lomo de Caserones, quedando pendiente la instalación de la señalética informativa
sobre estos emplazamientos.
Roque de Cuevas del Rey
A escasa distancia del Roque Bentayga, en el
T. M. de Tejeda, del conjunto que analizamos destaca principalmente la conocida Cueva del Guayreo del Rey, que le da el nombre al conjunto. Fue
descubierta en 1889 por Grau Bassas, quien la
describe para la posteridad opinando que debía
ser un lugar de reunión, asociándola a un Tagoror.
R. Verneau puntualiza la anterior descripción y
valora la gran sala apuntando la presencia de un
basamento (o zócalo) y una serie de círculos pintado todo ello con ocre rojo. Los estudios más
recientes han sido llevados a cabo por Narciso
Hernández Rodríguez en su corpus de cuevas
con pinturas: “En el espacio destacan cuarenta y
cuatro cazoletas en el suelo y varias ranuras en
suelos y techo con restos de argamasa blanca
que parecen confirmar que la cueva estuvo dividida en diferentes espacios funcionales”.
La problemática de este enclave arqueológico viene dada por el peligro de desprendimientos
en el camino de acceso a las cuevas, riesgo que
se agrava para los habitantes que moran en la
base del Roque.
Arriba, dos imágenes del yacimiento de CaseronesLomo de Caserones y, abajo, las correspondientes al Roque de
Cuevas del Rey.
Síntesis de las actuaciones realizadas en el Plan de actuación inmediata
Limpieza de alrededores e interior de los conjuntos.
Cambio de vallado antiguo por tipo Hércules (Mugaretes del Clavo).
Retirada de escombros en los conjuntos.
Colocación y pintado de la puerta de entrada (Cueva de La Furnia).
Remate de los muros y reposición de los postes del cerramiento perimetral (El Agujero-La Guancha).
Construcción del muro de cerramiento perimetral (El Tejar).
Vallado perimetral y techado del yacimiento (El Tejar).
Vallado y acabado del muro perimetral (La Garita).
Tratamiento superficial de los conjuntos mediante la colocación de picón (El Tejar, La Garita y Punta Mujeres).
Eliminación del vallado provisional e instalación del cerramiento perimetral definitivo y colocación de puerta (El Burrero).
Vallado perimetral e instalación de pasarelas de acceso (Punta Mujeres).
Obras de consolidación para impedir desprendimientos (Cuevas del Rey).
Instalación de paneles informativos (La Garita, El Tejar, Punta Mujeres, Caserones y Lomo de Caserones).
Homogeneización del tratamiento cromático de los cerramientos de los conjuntos arqueológicos.
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Patrimonio Mueble
• Lienzos de Meifrén • Imagen de San José y el Niño • Artesonado de Las Nieves • Retablo de El Carrizal
Restauración de lienzos de Eliseo Meifrén i Roig. Las Palmas de Gran Canaria
Beatríz Galán González y Sintia Guimerans Ferradas, restauradoras
Los cuatro lienzos de tema paisajístico pertenecen a un conjunto de once piezas que forman
parte de la colección del Gabinete Literario de Las
Palmas de Gran Canaria. Las obras cuentan con
la firma de su autor pero no con la fecha de realización. Pese a ello, sabemos que son el resultado
de su estancia en las islas Canarias ya que en
1867 vino invitado por el entonces presidente del
Gabinete Literario, Eusebio Navarro Ruiz, a quien
había conocido en París. Estableció su residencia
en la playa de La Laja y se dedicó a pintar marinas
y paisajes. Regresó de nuevo en 1903. A estas
dos estancias se deben los diversos cuadros suyos que existen en la isla, tanto en colecciones
particulares como en el Gabinete Literario.
La figura de Eliseo Meifrén es de gran interés
en el panorama artístico de su tiempo, pero pocas
e inciertas son las noticias que se tienen de su
vida. Nació en Barcelona en 1857 y murió en 1940,
por lo que vivió a caballo entre los dos últimos
siglos. Paseó su arte desde Buenos Aires a Oslo,
desde Venecia a Nueva York. Residió en París,
viajó por Francia pintando sus playas, atravesó
Italia y recorrió la península Ibérica. Vivió y pintó en
lugares como Galicia, Andalucía, Aranjuez, Baleares y Canarias.
Estos viajes y experiencias le sirvieron para
observar y asimilar todo lo que podía enriquecerle.
La influencia de los pintores de Olot y Sitges, así
como de la Escuela de Barbizon se deja notar en
un primer momento, pero con el tiempo desarrolla
una visión muy personal de la pintura en la que se
aprecia una enorme capacidad para captar los
espacios ilimitados y móviles del cielo y el mar, no
en vano las playas y marinas son uno de sus temas favoritos. Los tratamientos de las nubes y los
cielos son de una enorme delicadeza, y de gran
originalidad son los encuadres que selecciona en
su producción, donde no sólo destacan los horizontes sino un enorme cuidado de los detalles y
los primeros términos.
Los cuadros que han sido restaurados pertenecen a una época de madurez creativa y de enriquecimiento de su pintura, ya que se aleja de los
convencionalismos pictóricos imperantes en el momento y se hace patente una mayor preocupación por el color.
Las obras presentaban problemas que explicaban la necesidad de llevar a cabo una intervención restauradora para paralizar las causas de los
daños, motivadas por la mala calidad de las telas
de soporte y como resultado de la intervención
humana. De hecho, se habían repintado al óleo
zonas muy amplias que tapaban buena parte de
la pintura original, comportando la modificación
estética de las obras.
Las telas originales eran muy frágiles y de
poca resistencia a la contracción. Se encontraban destensadas y se apreciaba una gran acumulación de polvo en el reverso. Pequeños cortes
y agujeros se distribuían por el perímetro de los
soportes. Además, el bastidor había producido
marcas y los lienzos contaban con deformaciones en las esquinas.
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De los cuatro lienzos, uno estaba en peores
condiciones al haber sufrido una intervención anterior muy agresiva. Grandes rotos longitudinales
se habían cubierto con parches de tela o papel
adheridos con cera, mientras que los rotos más
pequeños se habían adherido con cola animal o
PVA. Estucos de cera cubrían estas oquedades.
Los goterones de cera dispersos por todo el reverso debilitaban aún más esta tela ya de por si poco
resistente.
Montaje de las telas sobre los bastidores
•
Limpieza de la policromía
•
Los bastidores de madera, desmontables, tenían un travesaño central de refuerzo y cuñas de
tensión. Carecían de rebajes y habían perdido la
mayor parte de las cuñas de tensado, pero al no
presentar ataques de xilófagos se reutilizaron. Diversos repintes al óleo cubrían la policromía original, en la que también se apreciaban restos de
detritus de insectos, desgastes y restos de purpurina de los marcos.
Los criterios que primaron en el proceso de
restauración fueron la conservación y puesta en
valor de las obras para su transmisión al futuro,
frenando para ello las causas del deterioro y
estabilizando los materiales que las constituyen
para devolverles así su unidad y legibilidad como
documento histórico y obra de arte. Antes de la
intervención restauradora se realizó un estudio para
conocer en profundidad las obras y disponer de
un diagnóstico correcto que ayudara a definir los
procesos de actuación:
Las telas se fijaron a los bastidores mediante grapas de acero inoxidable para
sustituir a los antiguos clavos oxidados.
Este proceso permite liberar a la superficie pictórica de la suciedad que se ha
acumulado sobre ella y que impide su correcta lectura. En los repintes al óleo se
utilizó gel nº 4 neutralizado con agua destilada, mientras que las manchas de purpurina se eliminaron con alcohol y los detritus de insectos se ablandaron con agua
oxigenada para luego retirarlos con bisturí. La suciedad superficial que cubría todas las obras se retiró utilizando una mezcla de disolventes formada por agua destilada, alcohol y esencia de trementina en
proporción 2:1:1.
Reintegración de la preparación
•
Las lagunas de preparación se rellenaron
con un estuco tradicional, a base de cola
de conejo y sulfato cálcico, para devolver
a la superficie pictórica su regularidad y
facilitar la reintegración pictórica.
Mejora de bastidores y reutilización posterior
Barnizado
•
•
Rebaje de las aristas internas para evitar
marcas en el soporte una vez montadas
las telas. Limpieza profunda para eliminar
polvo y restos de contaminación medioambiental y aplicación posterior de un tratamiento protector consistente en Xylamón
T especial y cera como aislante frente a
factores ambientales.
Reintegración cromática
•
Eliminación de parches y restos de adhesivo
•
Los procesos de eliminación de los parches dependieron del tipo de adhesivo utilizado. En los parches adheridos con cola
animal, su eliminación se realizó aplicando compresas de algodón y agua destilada para ablandarlos. Los que estaban adheridos con cera se retiraron con la aplicación de calor y papel secante, mientras
que los restos de cera se desprendieron
mecánicamente.
Los parches pegados con PVA se eliminaron de manera manual. Se hicieron pequeños cortes en los parches para ir quitando tiras de pocos centímetros. El resto
del parche se ablandó con acetona para
facilitar su total eliminación.
Al eliminar los parches de una de las obras
aparecieron en la tela cantidad de pequeños rotos y grandes desgarros. Para devolverle al soporte la solidez y unidad perdidas se aplicaron grapas de fibras de lino
desgastadas y beva film. En las zonas donde existían pérdidas de soporte se colocaron injertos de tela perfectamente ajustados a los bordes de las faltas.
En las obras se utilizó barniz dammar muy
rebajado en esencia de trementina para
no alterar el aspecto mate de las mismas.
La finalidad de este proceso es devolver
la unidad estética a las obras. La reintegración cromática se limitó a los bordes
de la laguna y se dejaron evidencias de
las zonas intervenidas utilizando una técnica discernible, trattegio, consistente en
la reconstrucción de los colores a base de
finas rayas.
Protección final
•
El barniz que se aplicó antes de la fase de
reintegración cromática se matizó utilizando barniz en spray para igualar zonas de
diferente absorción y que presentaban distintos brillos.
En esta página se muestran algunas fotografías
tomadas durante el proceso de restauración de los lienzos de
Eliseo Meifrén, una de las intervenciones en el Patrimonio
Mueble realizadas por el Cabildo de Gran Canaria en el
periodo 2004-2005. En la página izquierda, imagen de los
cuatro lienzos antes de iniciarse el proceso de restauración y
dos detalles del deterioro de los mismos.
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Restauración de la imagen de San José y el Niño Jesús de
la ermita de San Juan Bautista. Las Palmas de Gran Canaria
Sintia Guimerans Ferradás y Francisco Díaz Guerra, restauradores
La imagen de San José y el Niño Jesús forma
parte del programa iconográfico de la ermita de
San Juan Bautista, patrono de la ciudad de Las
Palmas de Gran Canaria, y está ubicada en el
extremo oeste del barrio de Vegueta.
La ermita fue fundada por el canónigo Juan
González Boza y su edificación se enmarca dentro de los cambios socioeconómicos y urbanísticos que sufre la ciudad en la primera mitad del s.
XVII, producto de la necesidad de reconstruir la
urbe tras el asedio e incendio sufrido a manos del
pirata holandés Van der Does. Otra cuestión que
permite explicar por qué se fundó la ermita en esta
zona de los márgenes del Guiniguada es la aparición de los llamados “riscos de la ciudad”. Se trata
de zonas donde se producen asentamientos de
población de tipo marginal, formados por familias
de origen muy humilde, inmigrantes y trabajadores rurales procedentes de otras islas que buscaban mejorar sus condiciones de vida. Asociadas a
estos asentamientos aparecen las construcciones religiosas.
La ermita es un claro ejemplo de arquitectura
religiosa de tradición mudéjar. El altar mayor presenta un retablo de aspecto neoclásico, en cuya
hornacina derecha se sitúa esta imagen que forma pareja con otra pieza escultórica, la de San
Juan Bautista. Ambas de marcado carácter popular y de autoría desconocida.
Esta pieza presentaba una serie de patologías
y problemas que justificaban la necesidad de llevar a cabo una serie de intervenciones de conservación y restauración. El estudio detallado y profundo de la obra ha llevado a constatar que todas
las alteraciones que presentaba derivaban de dos
cuestiones clave. Por un lado, la acción de agentes de biodeterioro como son los parásitos animales y, por otro, las consecuencias de la intervención del ser humano.
Los insectos destructores como la carcoma
doméstica (Hylotrupes Bajulus) o la carcoma común (Anobium Punctatum) son parásitos de la
madera cuya actuación resulta devastadora sobre las piezas a las que atacan. Presentan la peculiaridad de permanecer generación tras generación, en la misma madera, hasta que la destruyen por completo. La ermita de San Juan fue objeto en su día de una desinsectación en profundidad con el fin de erradicar la presencia de estos
insectos, pero los daños que habían generado eran
ya irreparables. La madera estaba seriamente afectada por las larvas que habían creado galerías internas perjudicando gravemente la estabilidad y
consistencia material de la misma.
La intervención del ser humano sobre las obras
no siempre es beneficiosa para éstas. En el caso
que nos ocupa, la imagen había sufrido una transformación total desde el punto de vista formal y
estético. Un grueso repinte de tonalidad verde
recubría por completo las formas originales, ocultando las decoraciones estofadas del traje y mo-
Dos imágenes del conjunto escultórico; la
primera antes de la restauración y, la segunda,
tras finalizar el proceso.
dificando la posición de la mano derecha y del
antebrazo izquierdo.
Esta intervención anterior afectaba no sólo a
los estratos superficiales, preparación, policromías
o capa de protección, sino también al soporte, al
haberse modificado elementos del mismo tales
como dimensiones originales, brazos, alteración
del área derecha del torso y de la zona de los pies.
La existencia de un corte localizado en el lateral derecho y que se extendía desde el hombro
derecho a la parte inferior del manto revelaba la
modificación de las medidas originales ampliándolas en un centímetro y medio.
El brazo izquierdo fue cercenado en su día
con objeto de modificar su inclinación original. Para
salvar los efectos del corte y la nueva inclinación
se le superpusieron telas encoladas cubiertas con
bastos estucos.
Desde el hombro derecho hasta la cintura se
apreciaba otra gran intervención en la que se desbastó el soporte para rebajar su volumen, perdiéndose de esta manera las formas originales.
Tanto los cambios como la policromía original
estaban cubiertos por varias capas de repinte, que
daban uniformidad a la pieza, alterando por completo su aspecto primitivo. Este repinte no sólo
consistía en la aplicación, tosca, de varias capas
de pintura sobre el original, sino también en la
superposición de distintas telas en diferentes zonas de la pieza, presencia de estucos gruesos en
el interior, clavos de factura moderna, etc.
Este tipo de transformaciones o modificaciones eran una práctica frecuente, no sólo en talleres de la península Ibérica sino también en las
islas. Su práctica se debía a la necesidad de readaptar las piezas a advocaciones diferentes a
las originales o a los cambios de gusto y modas de
cada época; de hecho, muchas obras se han embellecido o modificado para hacerlas más acordes con los gustos de cada momento. Así mismo
Boletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 39
Arriba, la pieza en el proceso de estucado.
A la derecha, colocación de injertos en el soporte y relleno
de oquedades. Abajo, fotografía de la ermita de San Juan,
en Las Palmas de Gran Canaria.
era muy corriente reutilizar parte de los encargos
que no eran aceptados por los clientes, aprovechándose y readaptándose piezas de esas obras
desechadas para hacer esculturas con nuevas
advocaciones.
Ejemplos de este tipo de transformaciones en
Canarias los tenemos en lugares tan diversos como
en Arucas, cuyo San Blas, una talla de finales del
XVII o inicios del XVIII, era en origen una escultura
de San Buenaventura procedente de la parroquia
de San Francisco de Asís de Las Palmas de Gran
Canaria, a la que se le cambiaron los atributos
episcopales para convertirla en San Blas, o en
Firgas, donde existe una Inmaculada Concepción
que ha sufrido numerosas transformaciones para
convertirse en Virgen María o en ángel del Belén,
según las necesidades de la parroquia.
En Las Palmas de Gran Canaria, en la iglesia
de San Francisco de Asís, tenemos el ejemplo de
una pieza conocida como Jesús de la Humildad y
la Paciencia, del siglo XVI y de autor anónimo, que
en su día fue modificada por José Luján Pérez, a
quien se le encargó esculpir de nuevo su rostro,
manos y pies, respetando el resto del original. Luján
Pérez se dedicaba en su taller a realizar cambios
y modificaciones en aquellas obras que no eran
del gusto de la parroquia que las encargaba o
bien a adaptar las piezas a la moda que imperaba
en cada momento.
De la pieza que ahora nos ocupa, si bien se
desconoce quién pudo ser el autor de su transformación, los cambios realizados son tan drásticos
que se podría cuestionar si en origen esta imagen
fue en realidad un San José.
Otro aspecto importante es la figura del Niño
Jesús, ya que si bien forma parte y completa la
iconografía de San José, las características formales y estilísticas de ambas figuras son radicalmente distintas, haciendo suponer que podríamos
estar ante dos piezas de orígenes distintos que se
aunaron en su día para componer la imagen tal y
como la conocemos en la actualidad.
Antes de iniciar el proceso de restauración se
realizaron minuciosos análisis visuales y físico-químicos para tener un conocimiento profundo de la
obra que permitiera la correcta identificación tanto de los materiales como de los daños y patologías que presentaba, facilitando así un diagnóstico preciso del estado y una ayuda para definir los
criterios de actuación a seguir.
Los criterios que han guiado los trabajos de
restauración han sido la conservación material,
limpieza y eliminación de todos los elementos ajenos a la obra, la reversibilidad e inalterabilidad de
los materiales empleados, la conservación y puesta
en valor de la obra para su transmisión al futuro, el
freno del deterioro de la pieza, el restablecimiento
de la estabilidad a los materiales que la constituyen y la restitución, en lo posible, de su legibilidad
como documento histórico y estético.
La intervención restauradora comenzó con
una limpieza superficial para eliminar los restos de
polvo y contaminación atmosférica. La desinsectación de la pieza para prevenir ataques xilófagos
se realizó mediante inyección de un producto de
eficacia probada: xylamon doble matacarcoma.
La consolidación del soporte permitió devolver la
resistencia mecánica perdida, mediante una resina sintética, paraloid B-72, disuelta en alcohol.
Se eliminaron todas las intervenciones anteriores que ocultaban las formas originales; para
ello se retiraron los gruesos estucos que cubrían
unas telas de arpillera encoladas que remodelaban
las formas primitivas y se reubicaron la mano derecha y el brazo izquierdo, devolviéndoles su posición y dimensiones iniciales.
El grueso repinte de tono verdoso que enmascaraba todos estas modificaciones se eliminó de
manera mecánica. Este método ralentizaba la
duración del proceso pero garantizaba la recuperación casi total del original.
Todas aquellas zonas que fueron destruidas
como consecuencia del ataque xilófago fueron
reconstruidas combinando el uso de varillas de
madera y la aplicación mediante inyección de una
resina epoxídica de dos componentes: araldit
madera (SV 427 resina y HV 427 endurecedor).
Tras la limpieza de las carnaciones y los ropajes, utilizando una mezcla de disolventes adecuada (alcohol para retirar la goma laca que cubría los
ropajes y gel nº4 para las carnaciones), se realizó
una reintegración de la preparación, consistente
en el relleno de algunas zonas de la pieza aplicando una masa estructurada conocida como estuco. Después se inició la fase de reintegración
cromática mediante la aplicación de una base de
acuarela para igualar los tonos con el original y
facilitar la posterior reintegración a base de
pigmentos al barniz (maimeri). La técnica de reintegración ha sido la conocida como tratteggio o
rigatino, que permite reconstruir los colores que
forman la película pictórica a base de finas rayas.
Al final, el aspecto formal de la obra ha cambiado sustancialmente en relación a cómo era conocida hasta el momento, si bien el estado actual
es lo más cercano al que tuvo en su origen, ya
que ahora está libre de todos aquellos elementos
añadidos que impedían su correcta lectura.
Boletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 40
Restauración del artesonado de la ermita de Las Nieves. Agaete
Inma Álvarez Pérez y Carlos Valero Calabria, restauradores
largo tiempo una masiva insectación generalizada, así como acumulación intensa de tierra y piedras, principalmente entre las paredes del pretil y
el artesonado, lo que había producido un alabeo
intenso de numerosas piezas de la tablazón, pérdidas de material, debilitamiento de la madera y
daños mecánicos entre los que cabe destacar la
rotura de uno de los durmientes.
Por otra parte, los efectos de continuas filtraciones de agua habían dado lugar a numerosas y
amplias zonas con intensas pulverulencias en las
capas de preparación y policromía. Estas patologías habían implicado numerosas pérdidas, lo que
motivó con toda seguridad los sucesivos trabajos
de retoque y refresco del color.
Otras patologías observables de importancia
fueron el desplazamiento generalizado del artesonado, con rompimiento de piezas en puntos de
ensamble; cableado eléctrico abundante instalado con clavos y grapas sobre el propio artesonado, así como la instalación de un foco halógeno
clavado directamente a uno de los pares; oxidación intensa de los clavos originales de forja con
resultado de pérdidas de numerosos elementos
originales.
Se trata de un artesonado de par y nudillo,
octogonal con limas mohamares y quebranto de
cinco paños, de estilo mudéjar. El artesonado está
dividido estéticamente a base de casetones, descritos por los pares y las lima mohamares, verticalmente y por las uniones de los tablones que forman los faldones, horizontalmente. Estas juntas
quedan cubiertas por una serie de baquetones
decorativos de media caña, que en algunos casos se presentan de tres en tres, a excepción de
la zona de los quebrantos, donde aparecen de
uno en uno. Estos baquetones están policromados
en un tono plano ocre amarillo.
Cada casetón contiene a su vez otro motivo
decorativo que queda enmarcado por piezas de
madera, describiendo una superficie también
geométrica de forma hexagonal o estrellada. Estas piezas de madera que lo enmarcan están
policromadas, al igual que los pares, en blanco,
mientras que la superficie interior está decorada
en color, con imitación de mármol o motivos vegetales muy esquemáticos, quedando en un plano
más deprimido. El almizate presenta lacería de
seis y una pequeña piña o mocárabe en el centro,
punto de convergencia de todas las calles.
Sobre la solera aparece una decoración de
motivo vegetal en color verde, y desde ahí los
casetones están decorados en tono rosa con forma hexagonal. La siguiente hilera son formas estrelladas azules, nuevamente hexagonales en la
tercera hilera, aunque verdes, para repetir de nue-
vo la serie en las siguientes, ascendentemente, a
excepción de la hilera verde que no se repite.
Inscrito en planta cuadrangular se desarrolla
desde las soleras de los paramentos, quedando
recortado por cuatro triángulas decoradas también, al igual que los cuadrantes, con imitación de
mármol en tonos blanco, rojo y azul.
Aunque no se ha podido confirmar la fecha de
ejecución, por los análisis efectuados puede establecerse la hipótesis de que el primer policromado
pudo ser ejecutado con posterioridad a las obras
de remodelación y mejora llevadas a cabo en la
ermita a finales del siglo XVIII, o bien en los inicios
del siglo XIX. La siguiente intervención policroma
pudo ser ejecutada a mediados del siglo XX, no
sin descartar algunos trabajos de retoque, consolidación y sentado del color así como de refresco
del mismo mediante colas y lacas. En este sentido, el historiador Antonio Cruz y Saavedra, en su
libro La arquitectura religiosa en la villa de Agaete
(Gran Canaria), hace referencia a la datación de
la policromía del artesonado, que “…data lo más
antiguo del siglo XVIII”.
Estado de conservación
La obra se hallaba en un lamentable estado
de deterioro, con graves daños en todos los estratos y materiales. Las maderas de estructura, y en
especial las de soporte, habían sufrido durante
Boletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 41
Las imágenes, explicativas por sí mismas, muestran
el antes y después del proceso de restauración. Abajo una
fotografía de la ermita de Las Nieves.
Proceso de intervención
Tras los oportunos estudios previos con distintos tipos de iluminación, análisis estratigráficos y
fotográficos, se inició la intervención solucionando en primer lugar las patologías de carácter estructural que presentaba. La intervención de restauración artística se realizó en dos etapas. Primero se actuó sobre el reverso del artesonado,
oculto normalmente por la cubierta, para a continuación, tras el cerramiento con la nueva cubierta, trabajar sobre el interior del artesonado.
Tratamientos del soporte
En el reverso se efectuaron trabajos de limpieza superficial y retirada de material ajeno como
piedras y tierra; desinsectación por impregnación;
consolidación del material lígneo correspondiente
al soporte y estructura y reposición de soporte
(tablazón y estructura). En el anverso se realizó
también una limpieza superficial, desinsectación,
eliminación de cableado, iluminación y elementos
metálicos, así como una consolidación progresiva
de las maderas de estructura y soporte y reubicación de piezas sueltas.
Tratamientos de capas de preparación,
policromía y protección
Dado el estado de conservación, se realizaron trabajos de fijación y consolidación de las capas de preparación y pictórica correspondientes a
la ejecución más antigua, eliminando aquellas de
acciones posteriores y con una inferior calidad
artística. La reintegración de lagunas de la preparación se realizó de manera tradicional con un
estuco de sulfato cálcico y cola animal. La reinte-
gración cromática consistió en dos operaciones
bien diferenciadas. En las piezas de color plano
blanco, amarillo, azul, rojo y verde (pares, estrellas, piezas que enmarcan los casetones, tapas
inferiores y casetones del almizate) la reintegración se realizó con tintes al agua o colores acrílicos
al agua, imitando el color original. La policromía
roja y verde de los casetones, así como la de las
triángulas y limas, se hizo con colores acrílicos al
agua. En algunos casos, se utilizaron plantillas
para reproducir lo más fielmente posible el dibujo
original. En todos los casos se aplicó una mano
base, a modo de aparejo, de pintura blanca acrílica.
Finalmente, cabe destacar que teniendo en
cuenta el elevado porcentaje de superficie y el
carácter imitativo de la reintegración cromática
realizada, se optó por aplicar varias capas de un
barniz patinado que igualase la tonalidad que la
policromía presentaba antes de la intervención.
Boletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 42
Restauración del retablo mayor y talla de San José de la iglesia de El Carrizal. Ingenio
Inma Álvarez Pérez y Carlos Valero Calabria, restauradores
cubrían el interior de las hornacinas. Así mismo,
algunas de estas tablas fueron repintadas y colocadas en diversas zonas de la obra, a los pies de
las hornacinas, y para ocultar parte del muro inferior. En un momento posterior las tablas fueron
eliminadas, desapareciendo gran parte de ellas
antes de la intervención, motivo por el cual no
pudieron ser reubicadas en sus hornacinas.
En cuanto a la talla de San José, datada en
1793 y ubicada en la hornacina izquierda, parece
que fue encargada a un escultor madrileño anónimo, junto con la de San Roque, aunque luego no
fue bien aceptada y se le entregó a Luján Pérez
para que la retallara. El repolicromado fue realizado por Cristóbal Afonso.
Estado de conservación
El retablo de la Virgen del Buen Suceso (550 x
450 cm), ubicado actualmente en el altar mayor
de la iglesia del Buen Suceso en El Carrizal, Ingenio, fue realizado por el maestro carpintero D. Francisco Guzmán, venido desde Las Palmas de Gran
Canaria, finalizando su construcción el 25 de septiembre del 1784. En él se instalaron las imágenes
de la Virgen del Buen Suceso (actualmente en la
iglesia de San Gregorio de Telde), de San Roque
(ahora en el Museo Diocesano de Arte Sacro de
Las Palmas) y de San Antonio de Padua, que en la
actualidad ocupa la hornacina inferior del retablo.
Con posterioridad, en julio de 1787, se iniciaron
los trabajos de dorado y policromado del retablo
por el maestro dorador D. Agustín Rodríguez del
Toro, finalizando el 15 de agosto de 1788.
Se trata de un retablo de estilo barroco de un
sólo cuerpo y tres calles, con banco, predela y
remate. En cada una de las tres calles se abren
hornacinas que contienen, de izquierda a derecha, las imágenes de San José, la Virgen del Buen
Suceso y San Roque. Las calles laterales están
flanqueadas por sendos guardapolvos. En la predela se abre una pequeña hornacina donde se
ubica San Antonio de Padua.
El retablo se encuentra adosado a la pared
del altar mayor y levantado del suelo 117 cm. En
origen fue concebido para su instalación en el
testero de la llamada nueva ermita (construida en
1782), ubicada en el espacio que ahora ocupa la
nave principal de la iglesia. Tras la construcción
de este nuevo inmueble, el retablo se instaló en el
altar mayor, sobre una reducida escalinata, lo que
da origen a su elevación. A la vez, se realizaron las
hornacinas de obra con el arco de medio punto,
comunicándolas con el edificio anexo al testero
que cumple las funciones de sacristía. El espacio
que separa la base del retablo del suelo se tapó
con las tablas decoradas con motivos florales que
A pesar de los diversos traslados sufridos por
el retablo, este presentaba un estado de conservación aceptable, señalando como destacable algunas pérdidas en las capas de preparación, dorados y policromía, en zonas de contacto prolongado con fuentes de humedad (jarrones y macizos de flores), así como en el soporte, derivadas
lógicamente de los ajustes de las distintas piezas
en cada una de las instalaciones practicadas.
Debemos destacar como patologías más visibles antes de la intervención, la elevada oxidación
de la capa de protección, la suciedad acumulada
por efecto de las velas y la acumulación masiva
de detritus de insectos. Bajo las capas de suciedad se podía percibir un acusado desgaste del
oro original, sobre todo en la base y fuste de las
columnas, así como en aquellas zonas de fácil
acceso en las tareas cotidianas de limpieza.
La imagen de San José y el Niño estaba cubierta de capas de repintes, con ataque (no activo) de insectos xilófagos y falta de adherencia de
las capas de policromía a la preparación por disgregación de ésta, sobre todo en la parte baja de
la pieza y en el manto verde, donde gran parte de
la pintura original había desaparecido. Actualmente, el Niño original no existe y como única pérdida
de soporte relevante en San José señalamos la
peana original y el meñique de la mano derecha.
Boletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 43
Como en el caso anterior, las imágenes ilustran el antes
y después de la restauración.
Proceso de intervención
Tras los estudios previos con distintos tipos de
iluminación, análisis estratigráficos y fotográficos,
se inició una intervención consistente en la recuperación de los valores materiales y estéticos perdidos, distribuida en los procesos siguientes:
Tratamientos del soporte
•
•
•
Reajuste de piezas y eliminación de añadidos, principalmente en las hornacinas
superiores, donde se había elevado
artificialmente el nivel del suelo ocultando
el frontal con alguna madera de las correspondientes a la decoración del interior
de las hornacinas. En la hornacina inferior, las tablas que conforman el conjunto
central se encontraban sueltas o mal situadas, haciendo necesaria una nueva fijación.
Reintegración de algunas piezas correspondientes a las cornisas, zócalos y tallas
vegetales, probablemente desaparecidas
tras los traslados producidos en el retablo.
Desinsectación y consolidación de la talla
de San José, reintegración de soporte y
realización de una nueva peana en madera de caoba.
Tratamientos en la policromía y dorados
•
•
•
•
•
Consolidación de los estratos y reintegración de los faltantes.
Limpieza de barnices oxidados y eliminación de repintes y detritus de insectos.
En la talla, eliminación de las capas de
policromía añadida, descubriendo la policromía original. Reintegración de las capas de preparación mediante estuco
tradicional, realizado a base de sulfato cálcico y cola animal.
Reintegración cromática de las lagunas
con colores al agua, utilizando en todos
los casos una técnica de rayado, tanto
por abstracción como por selección cromática. En casos puntuales se hizo necesaria la utilización de colores al barniz.
Aplicación, por impregnación y vaporización, de varias capas de protección a base
de un barniz acrílico.
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Etnografía
• La Carta Etnográfica de Gran Canaria • El Patrimonio intangible
La Carta Etnográfica de Gran Canaria
Antonio A. Ramón Ojeda, Dr. en Geografía
Los inventarios del patrimonio histórico
Imagen de la Carta Etnográfica
de Gran Canaria. En la página derecha,
algunas imágenes del patrimonio
etnográfico recogido en la Carta:
lavadero en Valleseco, molino en San
Bartolomé, noria de Jinámar en
Las Palmas, acueducto en San
Bartolomé, berreras en Firgas, molino
en Mogán, detalle de las salinas de El
Bufadero en Arucas y, finalmente, un
lagar en el municipio de Las Palmas.
La ley de Patrimonio Histórico de Canarias
expresa la necesidad de elaborar inventarios en
los que se recoja de manera sintética los datos
más importantes de los bienes patrimoniales. Estos inventarios deben estar referidos tanto al patrimonio tangible como intangible, y a los bienes
muebles e inmuebles.
El patrimonio intangible es todo el que no tiene existencia física; elementos como relatos, cuentos y, en general, toda la tradición oral, que no
tiene un soporte real, sino que forma parte de la
memoria colectiva de una comunidad. Por el contrario, el patrimonio tangible es el que tiene una
expresión material, tanto mueble como inmueble.
Se entiende por bienes muebles, todos aquellos
elementos que pueden ser fácilmente transportados y que en consecuencia pueden variar su ubicación: libros, utensilios varios, herramientas, etc.
Son objetos que, por su propia naturaleza, se prestan a formar parte de colecciones museísticas.
Sin embargo, los bienes inmuebles, es decir,
aquellos elementos de valor patrimonial que por
su condición no pueden ser transportados, manteniendo en consecuencia una ubicación fija, es
difícil que se conviertan en objeto de museo debido a su propia condición. El proceso de inventario
de este tipo de bien patrimonial debe concretarse
con un registro de su localización, una georeferenciación mediante sus coordenadas geográficas.
La elaboración de un inventario de bienes
inmuebles de valor patrimonial, sea de la naturaleza que fuere (arquitectónico, artístico, arqueológico o etnográfico) consiste, básicamente, en confeccionar un banco de datos en el que se recoja
la información más relevante referida a cada uno
de los elementos que decida inventariarse.
Por tanto, un inventario de patrimonio puede
estar relacionado con diferentes tipos de bienes,
según sea su naturaleza. Existen inventarios generales, o más comúnmente, inventarios específicos, de bienes históricos, artísticos, arquitectónicos, etc. Hasta hace muy poco tiempo la mayor
parte de estos bancos de datos estaba relacionado con este tipo de bienes, y muy rara vez se
realizaban esfuerzos para tomar datos de elementos de carácter etnográfico, principalmente porque resulta muy difícil valorizar un patrimonio de
esta naturaleza.
Pero la ley es explícita en este sentido, y la
Dirección General de Patrimonio del Gobierno
Autónomo, consciente de dicha circunstancia,
promovió al comienzo de la década de los 90, en
el marco de la política de catalogación patrimonial
del entonces Ministerio de Cultura, la puesta en
marcha de la realización de los inventarios arqueológicos, histórico-artísticos y etnográficos para toda
Canarias.
La Carta Etnográfica de Gran Canaria
Para concretar la iniciativa y proceder a elaborar la pretendida catalogación fue preciso poner en marcha la maquinaria necesaria. La ejecución del Inventario de los Bienes de Interés
Etnográfico fue debidamente conveniada y contratada con distintas instituciones públicas con el
fin de poder sacar adelante la pretenciosa iniciativa. En Gran Canaria, en concreto, fue la FEDAC,
un organismo autónomo del Cabildo, la encargada de gestionar la labor de inventariado, actuando
primeramente como contratista, y acabando por
centralizar y coordinar todas las labores del inventario.
Además, el proyecto contó desde un primer
momento con la colaboración directa de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, que a
través de su Departamento de Arte, Ciudad y Territorio1 prestó la ayuda necesaria para poder sacar adelante el proyecto de inventario. Las dificultades, muchas, fueron superadas poco a poco y
el proyecto avanzó hasta verse finalmente concluido en diciembre del año 2001, momento en el
que fue inventariado Moya, el último de los municipios que restaba por cubrir.
El objetivo fundamental del Inventario de los
Bienes de Interés Etnográfico de Gran Canaria
fue realizar una exhaustiva relación de los valores
patrimoniales inmuebles de la isla, tales como presas, molinos, bancales, bodegas, acequias, caminos y otros muchos, de diversa factura y utilidad. El esfuerzo ha sido ímprobo, pero, sin duda,
ha servido para promover la valorización del patrimonio etnográfico a través de su conocimiento y
difusión para, de esta manera, incentivar su pro-
tección, e incluso dar pie a nuevas líneas de trabajo e investigación que tengan por objeto este
patrimonio etnográfico.
En este sentido, las posibilidades son sin duda
numerosas, pudiéndose hacer frente a tan ingente cantidad de datos desde múltiples perspectivas
y enfoques, desde el puramente etnográfico, hasta el económico e histórico y, por supuesto, también el geográfico.
Objeto y naturaleza de la Carta Etnográfica
Uno de los primeros problemas a resolver para
poner en marcha la recogida de datos fue conceptuar el objeto de estudio, definir claramente, si
ello era posible, qué tipo de bien inmueble debía
formar parte del inventario y cuál no.
En este sentido, el inventario de Bienes de
Interés Etnográfico se fundamenta en la definición realizada por la ley 16/1985, de 25 de junio,
de Patrimonio Histórico Español, según la cual:
Forman parte del Patrimonio Histórico Español
los bienes muebles e inmuebles y los conocimientos y actividades que son o han sido expresión relevante de la cultura tradicional del
pueblo español en sus aspectos materiales,
sociales o espirituales.
Y añade:
Son bienes inmuebles de carácter etnográfico
(...) aquellas edificaciones e instalaciones cuyo
modelo constitutivo sea expresión de conocimientos adquiridos, arraigados y trasmitidos
consuetudinariamente y cuya factura se acomode, en su conjunto o parcialmente, a una
clase, tipo o forma arquitectónicas utilizados
tradicionalmente por las comunidades o grupos humanos.
Boletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 45
Esta fue la definición que serviría para concretar el término “Bienes Inmuebles de Interés
Etnográfico” y es, también, la terminología empleada a lo largo de todo el proceso de toma de
datos. Sin embargo, hay que realizar algunas
puntualizaciones respecto a los bienes que fueron
inventariados. La riqueza patrimonial, según el propio texto jurídico, se mide a partir de tres tipos de
bienes o elementos: los bienes inmuebles, los bienes muebles y aquellos aspectos culturales
entroncados con las costumbres y tradiciones de
un pueblo.
Los bienes inmuebles, como recoge el artículo 47.1 de la ley anteriormente citada, son aquellos objetos de interés patrimonial que presentan
una localización fija. Esta condición los hace especialmente adecuados para su inventario
cartográfico y constituyen, con ciertas matizaciones, el objeto fundamental de estudio de la Carta
Etnográfica de Gran Canaria.
Además, es necesario realizar una segunda
puntualización. Los diferentes bienes se vinculan
a actividades económicas tradicionales y, como
tales, deben contar con una antigüedad mínima,
no sirve cualquier bien inmueble construido recientemente, sino que se impuso la norma de que
estos elementos tuvieran al menos 50 años de
construcción como condición para integrarse en
el inventario. Igualmente, todo bien inventariado
debe existir en el momento de su inclusión (no
bastan las meras referencias históricas, deben
haber restos materiales, aunque sean ruinosos).
¿Pero qué es realmente la Carta Etnográfica?
La Carta Etnográfica de Gran Canaria se puede
definir como un gran banco de datos donde se
recoge información referente a los bienes etnográficos inmuebles que han sido incluidos en el
Inventario tras una laboriosa tarea de rastreo e
investigación. En su condición de “carta”, los bienes incluidos en la misma están debidamente localizados por medio de una georeferenciación y,
por lo tanto, son susceptibles de ser cartografiados.
Se ha intentado que la Carta sea lo más exhaustiva posible, recogiendo todos aquellos elementos del patrimonio etnográfico inmueble que
estén relacionados con la actividad económica
tradicional. De cada uno de los elementos del inventario se hace constar una información amplia
y diversa, que va desde su localización geográfica
(cartográfica y numérica por medio de coordenadas en sistema UTM-28), hasta los datos de su
titularidad como nombre del propietario y teléfono
de contacto si lo hubiera, e incluso el estado de
conservación en el cual se encuentra el elemento
en cuestión, su fragilidad, los destrozos que pudiera haber sufrido, etc. Además, cada ficha se
acompaña de un esquema gráfico y dos fotos del
bien etnográfico (aunque en la base de datos digital,
y por consiguiente en el software de consulta elaborado para la ocasión, aparece tan sólo una imagen por razones operativas2 ).
Quizás, una de las cuestiones a destacar en
cuanto a la información que aparece en el banco
de datos sea que los bienes aparecen categorizados según actividad, grupo y tipo, y no por casualidad, sino que se debe a un diseño intencionado. La actividad hace referencia al sector económico con el que se relaciona cada bien
etnográfico, pongamos por caso un goro, asociado al pastoreo tradicional, o una era, que se vin-
cula con la agricultura tradicional de secano, por
poner tan sólo unos ejemplos aclarativos. Además, dentro de cada actividad económica puede
haber grupos distintos de bienes interrelacionados
según su funcionalidad. Por ejemplo, dentro de la
actividad agrícola podemos hallar varios grupos,
como pueden ser “terrenos de producción”, “almacenes” o “lugares de producción”, y dentro de
los bienes hidráulicos, estos aparecen agrupados
por elementos de captación, gestión, distribución
y almacenamiento. Por último, la entidad o denominación del bien en cuestión designa el “tipo”,
donde podemos encontrar “almacén de plátanos”,
“corral”, “secadero de tabaco”, “bodega”, y así
hasta un largo listado de 137 tipos diferentes de
bienes etnográficos estructurados en 33 grupos y
10 actividades.
El Inventario de Bienes Etnográficos inmuebles de Gran Canaria, popularizado bajo la denominación de Carta Etnográfica de Gran Canaria,
no es tan sólo una mera compilación de datos en
innumerables fichas y archivadores, ni siquiera una
simple base de datos, sino que se intenta que el
proyecto se mantenga vivo una vez finalizada su
fase de inventariado. Se trata de que puedan producirse altas y bajas en dicha relación de fichas,
que se pueda completar, mejorar y actualizar, pero
también consultar y difundir, de manera que sea
útil, no sólo en la gestión, (por ejemplo del propio
patrimonio etnográfico en sí mismo, o incluso del
planeamiento municipal a la hora de aprobar sus
documentos urbanísticos) sino también en el campo científico, y que en el futuro, otros investigadores puedan aportar nuevos conocimientos y enfoques al análisis del Patrimonio Etnográfico inmueble de Gran Canaria.
Por aquel entonces en dicho Departamento se incluía la
sección de geografía, si bien hoy día existe ya un
Departamento de Geografía escindido del de Arte, Ciudad
y Territorio (N. del a.)
2
La Carta Etnográfica de Gran Canaria puede ser consultada
en www.fedac.org.
1
Boletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 46
Rescatar el Patrimonio Intangible: el Proyecto de Desarrollo Comunitario de La Aldea
Lidia Sánchez González y José Pedro Suárez Espino, coordinadores del proyecto
La ley de Patrimonio Histórico de Canarias
tiene por objeto regular el régimen jurídico de los
bienes, actividades y demás manifestaciones culturales que integran el patrimonio histórico de Canarias. En sus diversos artículos contempla la protección, conservación, restauración, acrecentamiento, investigación, difusión, fomento y transmisión de dicho patrimonio, en las mejores condiciones posibles, a las generaciones futuras , así
como su disfrute por los ciudadanos como objeto
cultural y educativo.
Sin lugar a dudas, los gobiernos se han preocupado del patrimonio tangible en la medida en
que aporta una rentabilidad que garantiza su viabilidad. Esta preocupación no ha sido extrapolable
al patrimonio intangible que es, en definitiva, el
que nos aporta la frescura, sentimientos y vivencias a través de nuestros recuerdos: olores, sonidos, expresiones, imágenes…, que están en la
memoria de nuestros mayores, como testigos excepcionales de todas aquellas vivencias que hoy
perviven en el recuerdo como referente cultural.
La UNESCO considera patrimonio intangible
“las tradiciones que se transmiten oralmente o mediante gestos y se modifican con el transcurso del
tiempo a través de un proceso de recreación colectiva, siendo cada individuo el portador del patrimonio de su propia comunidad”. Se incluyen las
tradiciones orales, las costumbres, las lenguas, la
música, los bailes, los rituales, las fiestas, la medicina tradicional y la farmacopea, las artes culinarias y todas las habilidades especiales relacionadas
con los aspectos materiales de la cultura, tales
como las herramientas y el hábitat.
En definitiva, el patrimonio intangible supone
para los pueblos y culturas su fuente vital de identidad. Un tipo de patrimonio que estando recogido
en la legislación autonómica requiere ser gestionado para su preservación y difusión.
La experiencia didáctica y etnográfica desarrollada desde el año 1977 por el Proyecto Cultural de
Desarrollo Comunitario de La Aldea se ha convertido, por sus objetivos y por su particular metodología,
en un encomiable ejemplo de respeto, identificación y revalorización de la cultura popular tradicional de
Canarias. Este arduo trabajo ha sido coordinado por dos maestros de La Aldea de San Nicolás, los
cuales, más allá del ejercicio estricto de sus tareas profesionales en la Escuela Hogar de La Aldea de San
Nicolás, en el Colegio Público Cuermeja y posteriormente en la Escuela de Adultos de La Aldea, han
sabido implicar a la mayor parte de los miembros de su comunidad vecinal para que tres generaciones
de aldeanos, de manera conjunta y simultánea, pusieran en marcha el proyecto.
Gracias a su tesón y permanente dedicación al desarrollo armónico de un proyecto que ha mantenido un
riguroso respeto a los valores de la cultura popular tradicional del oeste de la isla de Gran Canaria, han
logrado dos metas fundamentales: la primera se refiere al notable acierto de ofrecer a las actuales
generaciones de escolares del conjunto del archipiélago canario la posibilidad de un reencuentro con el
pasado histórico más inmediato de un grupo familiar y de su pueblo en particular. El segundo logro es que
han sabido estimular un espíritu de legítimo orgullo entre los más viejos de La Aldea, quienes han acogido
como un compromiso personal la transmisión de su experiencia y saberes en todos aquellos aspectos de
la cultura popular tradicional (folclore musical, artesanía, juegos, oficios y cultivos tradicionales) que
desde tiempos inmemoriales les ha permitido enraizarse en la tierra sobre la que se establecieron sus
antepasados.
El Proyecto Comunitario de La Aldea fue galardonado con el
Premio Canarias 2003 en la modalidad de Cultura Popular.
La vida, durante las últimas décadas, no ha
sido fácil para los canarios que alcanzaron su plena madurez personal y profesional a mediados del
siglo XX. Personas que ahora tienen sesenta, setenta y hasta noventa años, que ya habían dejado
los difíciles años de posguerra, se enfrentan ahora
a otra compleja situación: encontrar su lugar en la
nueva sociedad.
Conocíamos personas cuya profesión había
desaparecido, que veían cambiar la vida a su alrededor y que no siempre entendían lo que estaba
ocurriendo. Y es en esta situación donde “echar
días p’atrás” –expresión que solían utilizar para
describir su forma de vida muchas de las personas que ahora han pasado a formar parte del Proyecto Comunitario de La Aldea. Esta expresión
describe bien una forma de vivir sin esperanza, sin
ningún afán. Cuando muchas de estas personas
comenzaron a colaborar en las actividades promovidas por el proyecto sus vidas adquirieron un
nuevo sentido. Eran personas a las que se les
reconocía un gran valor social: eran los protagonistas de una cultura que tenía mucho que enseñarnos. Ahora esas personas se sienten parte de
una comunidad, hasta tal punto que delegan en
el proyecto su patrimonio.
Boletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 47
En la página izquierda, Faustino Vega Sosa desgranando piñas. En esta página,
de arriba a abajo, Juan Santiago Hernández Armas empaquetando tomates en el museo;
Heriberto Rodríguez Arencibia, cuentacuentos; grupo de alumnos amasando harina; Delfina
Perera Bautista hilando lana. Bajo estas líneas, Rancho de Ánimas de La Aldea.
truir: pretendemos que los aldeanos y aldeanas
constituyan una comunidad. Nuestro proyecto aspira a ser un lugar de encuentro, un punto de
partida, una base sólida para construir un futuro
diferente facilitando la integración social a través
de un compromiso solidario con la cultura.
Explicar el cambio de sentido que para sus
vidas tiene el participar en ese proyecto comunitario nos parece que es una buena forma de anticipar la formulación de lo que aspiramos a lograr.
Nuestra meta es sencilla: buscamos mejorar la
integración social a través del compromiso solidario con la cultura popular, y en este ámbito entendemos que la cultura aportada por nuestros mayores tiene un gran valor social y educativo, entre
otras razones porque es depositaria de valores,
experiencias y saberes que les han ayudado a
superar momentos muy difíciles.
La cultura popular que nos han legado nuestros mayores ha servido para justificar situaciones
intolerables hoy en día, pero también es verdad
que les ha servido para superar esas mismas situaciones y dejarnos un mundo distinto. La búsqueda de esa integración social es la que delimita
el concepto de desarrollo que deseamos cons-
cer y la estructura o modelo de trabajo a
realizar: “la cultural oral y la música tradicional de La Aldea y de los pagos más
cercanos”. Este trabajo consistió en recopilar todas las tradiciones culturales mediante el estudio del ciclo anual. El comienzo del año en La Aldea no es el 1 de
enero como en otros pueblos y ciudades.
Para nosotros, el 31 de diciembre y el día
1 de enero son unos días en los que la
actividad económica del pueblo está en
su cumbre. Por lo tanto, La Aldea, como
núcleo rural que es, comienza su ciclo
anual cuando pasan las fiestas de El Charco (fiesta grande para nosotros, heredada
de nuestros aborígenes) y llega el otoño.
Y, a partir de esta fecha, es cuando nos
planteamos hacer la grabación de toda la
cultura oral y musical que pervivía en la
memoria colectiva de nuestros mayores.
En los años setenta se inició en La Aldea una
experiencia singular desde un centro educativo,
utilizando como recursos el campo como escuela
y a los mayores como los sabios de la tierra. Esta
iniciativa propició que nuestros jóvenes se adentraran en el campo de la investigación en un primer momento con sus familiares más directos,
sus abuelos y padres, quienes por medio de pequeños trabajos de investigación se acercaron a
la escuela para transmitir de primera mano sus
vivencias, comenzando así a sentirse valorados.
A principios de la década de los noventa era
tal la complicidad que había con ellos, que no sólo
se dejaron grabar sino que sintieron la necesidad
de transmitir ese legado cultural, animándonos a
hacer una grabación con la calidad suficiente para
que las generaciones venideras pudieran conocer las culturas que generaron las diferentes formas de vida. Una predisposición que nos hizo constatar que se daban las circunstancias necesarias
para plantearnos una grabación:
•
Nuestros mayores querían ser grabados,
ya que se había realizado un trabajo previo de varios años de entrevistas y grabaciones caseras.
•
Teníamos, quizás, lo más importante; sabíamos realmente lo que queríamos ha-
•
Lo único que nos hacía falta era poder
contar con alguna empresa discográfica
especializada en este tipo de trabajo de
campo. Al fin pudimos contactar con Tecnosaga, casa discográfica con experiencia en esta actividad y avalada por premios a nivel nacional sobre recuperación
de la cultura popular en el Estado español. Así surgió nuestro primer trabajo, en el
que participó un gran número de informantes de nuestro pueblo, todos ellos con infinidad de datos que aportar.
Sin lugar a dudas, el patrimonio histórico tiene
un gran valor cultural puesto que, a través de él,
se conoce la identidad de un pueblo, pero tam-
Boletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 48
• Rescatar el Patrimonio Intangible: un Proyecto de Desarrollo Comunitario en La Aldea
bién tiene un enorme valor social en la medida en
que nuestros mayores se sienten reconocidos
como dadores de esa misma identidad. La cultura
inmaterial e intangible es, indiscutiblemente, lo que
nos aproxima y nos hace entender la cultura generada por las diferentes formas de vida de una
pasado reciente, siendo este el ámbito o espacio
donde hay que circunscribir la actuación de este
proyecto, siempre en aras de la recuperación y la
conservación.
Museos vivos
El mundo rural, tal como lo conocemos en la
actualidad, es tal vez un vago recuerdo de lo que
antaño fue una forma de vida, de comportamientos sociales y de una cultura, en la que la naturaleza y el contacto del hombre con la misma formaban un todo interrelacionado donde ambos se
beneficiaban mutuamente.
En un tiempo más o menos cercano de nuestra historia, el mundo rural tuvo una gran relevancia en la economía insular pues proporcionaba a
los habitantes locales y de las ciudades los alimentos y útiles necesarios para sobrellevar el doble aislamiento que producía la condición de
insularidad y las situaciones de crisis mundiales
en los distintos periodos de guerras. Este tipo de
economía está desapareciendo de forma paulatina e irremediable, arrastrando tras ella una cultura
y una forma de vida.
En La Aldea de San Nicolás, gracias al empeño y esfuerzo del Proyecto Cultural de Desarrollo
Comunitario, a la inestimable colaboración de la
familia de Graciliana Martín Suárez, que gentilmente ha cedido su propiedad para el museo vivo,
y a la colaboración de todo el pueblo, se ha podido recuperar el ambiente tradicional del mundo
rural enclavado en el mismo casco urbano de La
Aldea de San Nicolás. El espacio se compone de
una vivienda con sus distintas dependencias: la
gañanía, el pozo, el molino y el estanque, así como
el terreno de cultivo próximo a la casa.
En este museo vivo nos podemos retrotraer
en el tiempo a la época en que muchos de los
elementos, considerados actualmente como
artesanías decorativas, tenían una función primordial dentro de las labores diarias de la casa y del
campo. Se trata de revivir y conocer el por qué y el
para qué se utilizaban una serie de objetos, algunos de los cuales han dejado en la actualidad de
cumplir la función para la que fueron creados. Todo
ello en un intento de conocer, valorar, respetar,
conservar y difundir una cultura que, lejos de quedarse en el recuerdo, se revitalice, concienciándonos del valor que tiene el esfuerzo de nuestros
antepasados para las futuras generaciones, los
cuales, valiéndose de los recursos que les ofrecía
la naturaleza, obtenían los materiales que les facilitaban las labores rutinarias en un mundo rural,
carente de grandes medios técnicos, pero que les
abastecía de los alimentos necesarios para su subsistencia.
Estos museos adquieren la denominación de
“vivos” porque nos ponen en contacto con personas que nos cuentan y reproducen su forma de
vida, siendo una concepción de museo como espacio participativo. En un encuentro realizado en
Salamanca, donde participamos con nuestro proyecto, se llegó a la conclusión de que esta forma
de concebir el museo supone una apuesta de
futuro porque pone en contacto directo dos formas de realidad, una pasada y otra presente, donde los actores principales comparten de viva voz
la experiencia de lo vivido.
Los grupos que visitan el museo vivo La Gañanía pueden realizar diferentes actividades agrícolas de la vida de antaño, tales como hacer el pan,
el queso, o descamisar (pelar piñas), desgranar,
aventar (separar la paja del grano), tostar, moler y,
En esta página, a la izquierda, Leocadia Navarro Oliva
moliendo millo tostado con la piedra de molino. Arriba, Juan
Cruz Vega Suárez, juguetero, en el museo Carmita Afonso.
Abajo, Dolores Álamo Rodríguez haciendo queso. En la
página derecha, Arriba, Carmelo Sánchez González.
A la derecha, Carmen Ramos Ruíz y Heriberto Rodríguez
Arencibia, descamisando piñas. Abajo, Manuel Castellano
Saavedra en el Museo tienda Juan Déniz.
Boletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 49
al que le guste, tomar leche cruda con gofio que
ellos mismos habrán obtenido ordeñando vacas y
cabras y realizando todo el proceso.
También hemos rescatado viejos establecimientos comerciales, muy típicos y presentes en
todos los pueblos de las islas, para conocer cómo
era el comercio en las tiendas de aceite y vinagre
(la tienda de José Déniz), los trabajos en los antiguos almacenes de empaquetado de tomates (el
almacén de los Velázquez), la zapatería (la zapatería de Naso), o un día en la vida de un escolar (la
escuelita de Carmita Afonso).
La cultura popular puede ser un bien social y
educativo de gran valor, algo que muchas personas reconocen como indudable, sin embargo, la
realidad nos ha demostrado fehacientemente que
el valor social y educativo depende, entre otras
cosas, del modo en que las nuevas generaciones
se relacionan con esa cultura.
Para comprobar el acierto de esta afirmación,
bastará reconocer la diferencia entre las manifestaciones de cultura popular que se preparan con
fines exclusivamente turísticos y la finalidad que
mueve a un proyecto donde tratamos de encontrar un marco ideológico, organizativo y relacional
que, en condiciones de respeto mutuo, facilite el
encuentro entre las personas que han contribuido
con sus propias vidas a generar la cultura popular
y las personas que pueden encontrar en dicha
cultura un camino para comprenderse mejor a sí
mismos y hacer de esta comprensión una vía para
proyectar un futuro de mayor calidad.
El Proyecto de Desarrollo Comunitario ha sido
premiado y reconocido en muchos ámbitos culturales, dentro y fuera de nuestra comunidad, gracias a las diferentes muestras etnográficas realizadas; entre ellas, las más destacadas han sido
las Jornadas Cucalambeanas de la provincia de
Las Tunas, Cuba, donde se obtuvo la “Insignia de
Oro del Cucalambé”,, que se otorga a las personas o colectivos que hayan contribuido a la recuperación y difusión de la música tradicional campesina cubana; muestra en el Museo de Antropología en Madrid; encuentro de música étnica en
Alcoy, Alicante; audición sobre el proceso de grano en Navas, Asturias; 1ª Muestra de Música de
Tradición Rural del Proyecto de cooperación transnacional “Identidades”, realizado en Lorca en el
año 2000; participación en otras audiciones sobre
música tradicional y cultura oral. Además, el proyecto ha sido reconocido con el Premio Canarias
2003 en la modalidad de Cultura Popular.
Esta experiencia de participación etnográfica
ha sido adoptada como modelo educativo en una
Universidad de California, en la asignatura de
Museística. Por otra parte, el Proyecto de Desarrollo Comunitario de La Aldea ha sido considerado por el Comité Científico Internacional de Museos como “el museo vivo más importante de
Europa” por la escenificación del ciclo del año
que se realizó en el Teatro Guiniguada de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria en 1996.
Durante los casi treinta años de historia de
este Proyecto Cultural de Desarrollo Comunitario
de La Aldea han sido muchas las publicaciones:
artículos, entre otras, en la Revista Internacional
del Museo CECA del ICOM, además de cinco trabajos discográficos y tres libros con gran valor
etnográfico, un libro y CD en homenaje al Claca;
un DVD y un libro dedicado al folclore infantil y,
finalmente, una oca y un dominó con temáticas
relativas a la cultura del pastoreo, el cereal y la
música en las relaciones personales. Además, algunas tradiciones que habían desaparecido se han
recuperado y han sido entregadas de nuevo al
pueblo: el rancho de ánimas y pascuas, el carnaval tradicional, las fiestas de mayo, los deportes
autóctonos, la artesanía de la palma para adornos
del Domingo de Ramos, etc.
Pero, sin lugar a dudas, nuestra mayor
satisfacción ha sido identificar el papel de
nuestros mayores como docentes de la
cultura popular en esta nueva sociedad.
Boletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 50
Difusión
• Museografía en el Maipés de Agaete • Patri-net • Publicaciones • Visitas guiadas
Museografía en el Maipés de Agaete: una forma de presentación
Arqueocanaria SL
emitidas por la boca efusiva de Los Berrazales y El
Hondo de Fagagesto hace aproximadamente
3.000 años.
Si bien en un pasado no muy lejano la necrópolis del Maipés de Arriba ofrecía un aspecto compacto en su extensión, hoy se encuentra dividida
artificialmente por pistas de tierra y terrenos de
cultivo abandonados, en cinco islotes o sectores
de dimensiones muy diversas. Las características
de los más importantes son las siguientes:
El sector A es la zona de la necrópolis más
extensa y con mayor cantidad de túmulos, con un
total de 478. Son exclusivos de este sector los
túmulos llamados de “torreta o de gradas”. Conserva una buena parte de la muralla que delimitaba la necrópolis.
El sector B ocupa el segundo lugar en extensión y en número de túmulos con una cifra de
195. Es en este sector donde se encuentra la
mayor cantidad de túmulos conservados en buen
estado.
1
2
El Maipés o Malpaís de Arriba, es uno de los
yacimientos arqueológicos más representativos de
lo que fue el enterramiento tumular prehispánico
en la isla de Gran Canaria. Está situado en el municipio de Agaete, en el margen derecho del barranco del mismo nombre, a las afueras del pueblo
en la salida hacia el Valle, ocupando la superficie
de una colada de malpaís volcánico.
Cuenta con casi setecientos enterramientos
tumulares además de presentar murallas y otros
recintos de piedra de finalidad aún desconocida.
Por todos estos valores el yacimiento está declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de
Zona Arqueológica.
La importancia de esta zona arqueológica,
incluida junto con el Cenobio de Valerón y la Cueva Pintada en el Plan de Calidad Turística Parqueología Ruta Norte, ha llevado a la Consejería de
Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo de Gran
Canaria a encargar una serie de proyectos arquitectónicos y museográficos para acondicionar el
yacimiento arqueológico para su visita.
Descripción del yacimiento
El Maipés de Arriba ocupa una superficie
aproximada de 250.000 m2, ubicándose sobre los
restos de una colada volcánica de lavas tipo “AA”
El sector C, a pesar del escaso número de
túmulos existentes, 44, es difícil de interpretar arqueológicamente, puesto que junto a los túmulos,
existen estructuras similares a las viviendas de los
antiguos canarios.
El paso del tiempo, los procesos urbanísticos
y la acción de los expoliadores, han incidido negativamente en la conservación y extensión del
yacimiento. Por estos motivos, de los 678 túmulos
inventariados tan sólo 32 de ellos (4,70%) presentan un estado de conservación que podemos clasificar como bueno, 301 (44,30%) se pueden clasificar como regular, 173 (25,80%) como malo y
170 (25%) prácticamente desaparecidos.
Actuaciones realizadas y por realizar
El yacimiento arqueológico del Maipés de Arriba
comprende una superficie mucho mayor que el
ámbito de lo que ocupa el proyecto del Parque
Arqueológico del Maipés. De hecho, este abarca
únicamente los sectores A y D del yacimiento,
quedando fuera los restantes sectores en que
metodológicamente se ha dividido el mismo. Esto
es debido a que solamente este sector es de propiedad pública, habiendo sido adquirido por el
Ayuntamiento de Agaete junto con otras fincas
agrícolas colindantes, por medio de convenios
urbanísticos con sus propietarios.
Boletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 51
Las primeras obras realizadas en el yacimiento para dotar al Parque Arqueológico de las infraestructuras necesarias para su puesta en uso se
iniciaron en el año 2004 y prácticamente están
acabadas. Estas obras, dirigidas por el arquitecto
Miguel Saavedra y ejecutadas por la empresa
Promogal, se incluyen dentro del Plan de Calidad
Turística Parqueología Ruta Norte y han sido las
siguientes:
•
•
•
•
•
•
Construcción de un módulo de venta de
entradas y otro para acoger los aseos. Las
piezas, de dimensiones muy reducidas,
se encuentran a la entrada del Parque.
Construcción de una escalera de acceso
al edificio del Centro de Interpretación.
Construcción de un mirador en la trasera
del Centro de Interpretación desde el que
se observa buena parte del yacimiento
arqueológico.
Rehabilitación y ampliación de una antigua edificación para su uso como Centro
de Interpretación, ampliando la edificación
con la construcción de dos terrazas.
Construcción de un camino que bordea
el noreste del sector A del yacimiento para
facilitar y hacer posible la visita a los restos arqueológicos, incluso a personas con
movilidad reducida.
Construcción de un camino de acceso
alternativo para que los minusválidos puedan acceder hasta el Centro de Interpretación y al yacimiento.
En el año 2005 la Consejería de Cultura y
Patrimonio Histórico del Cabildo de Gran Canaria
encargó a Arqueocanaria el Proyecto Museográfico del Parque Arqueológico. El proyecto, finalizado en junio del mismo año, se adapta a estas
infraestructuras recién ejecutadas, modificando
algunas de ellas para solucionar determinados inconvenientes. Los objetivos del Parque Arqueológico son los siguientes:
•
•
•
•
•
Proteger, restaurar y conservar el yacimiento arqueológico así como el espacio
natural en que se ubica.
Acercar el yacimiento a la sociedad empleando para ello todos los recursos
didácticos y medios técnicos que hagan
la visita lo más amena e ilustrativa posible,
y que cree en el visitante la necesidad de
volver al lugar.
Ofertar a los vecinos de Agaete y a los
turistas y visitantes que, cada vez en mayor número, acuden a la villa a una zona
de esparcimiento y atracción diferente y
original, basada en el patrimonio natural y
cultural del lugar.
Rentabilizar el Parque Arqueológico para
que no sea una pesada carga para la institución de la cual dependa, procurándose
en todo momento su autofinanciación.
Aprovechar la infraestructura del Parque
para mostrar al visitante otros lugares de
interés patrimonial, natural, paisajístico,
etc. del municipio y coordinar su protección y divulgación.
El proyecto museográfico contempla, entre
otros, señalización y embellecimiento de los accesos al Parque, lugares de aparcamiento, señalización del yacimiento y de los senderos interiores, equipamiento del Centro de Interpretación,
restauración de restos arqueológicos, determina-
3
1
5
El conjunto de imágenes ilustran los trabajos realizados en el Maipés de Agaete
para la adecuación museográfica de este importante yacimiento arqueológico.
ción de zonas a cerrar para impedir la entrada
incontrolada, mobiliario urbano, corrección de impactos estéticos dentro y fuera del Parque, etc.
Asimismo, el proyecto también realiza una serie
de propuestas de actuación en determinados elementos del Parque, que si bien no se ejecutarán
en esta fase, pueden ser realizados en cualquier
otro momento por el propietario del Parque, es
decir, el Ayuntamiento de Agaete.
Propuesta museográfica
El Parque Arqueológico del Maipés de Agaete
se dotará de unos contenidos museográficos específicos, acordes con las características del yacimiento, del Centro de Interpretación y del entorno paisajístico, agrupados en tres grandes bloques según su localización física en el Parque:
a) Recorrido hasta el Centro de Interpretación
En el trayecto comprendido entre la entrada
del Parque y el edificio del Centro de Interpretación se muestran unos contenidos puntuales, que sirven para introducir al visitantes en
el yacimiento, situándolos en lugares estratégicos del camino, desde los que se pueden
ver algunos elementos significativos de la zona
arqueológica.
b) El Centro de Interpretación
Distribuidos en dos de las salas del edificio se
muestran contenidos expositivos que ofrecen
al visitante las claves para entender el yacimiento antes de iniciar la visita al mismo. Esta
información se completa con la mostrada en
el mirador desde el que se puede ver buena
parte del yacimiento.
c) Recorridos por el yacimiento arqueológico
Una vez visitado el Centro de Interpretación y
el mirador se inicia la visita al interior del yacimiento propiamente dicho, accediendo por un
camino principal desde el que a su vez parten
otros dos senderos. Estas rutas permiten ver
los elementos más destacados del yacimiento, que están señalados y explicados por medio de una serie de puntos de información.
6
Boletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 52
Patri-net: una herramienta de difusión y gestión del patrimonio
Amagoia Arrizabalaga Machín, técnico de Patri-net
La página web es el reflejo del proyecto Patrinet que durante dos años se ha desarrollado en la
Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico del
Cabildo de Gran Canaria, la Câmara Municipal do
Funchal y la Universidade da Madeira, gracias a
los fondos FEDER y al Programa de la Iniciativa
Comunitaria INTERREG III B, Açores-MadeiraCanarias, 2000-2006. En ella se encuentran alojadas bases de datos sobre arqueología, etnografía, arquitectura y bienes muebles de la isla de
Gran Canaria y de Funchal, capital de Madeira.
Una vez finalizada la financiación europea, el
Cabildo de Gran Canaria sigue apostando por la
actualización y documentación de dichas bases
de datos, que pueden ser visitadas a través de
Internet desde cualquier parte del mundo y son
una herramienta de gestión útil para las instituciones públicas con competencias en la materia.
Promocionar a través de Internet el gran legado patrimonial que conservan las islas y facilitar a
la sociedad la información de las bases de datos
ha sido uno de los objetivos troncales del proyecto
Patri-net. Para ello, se ha recurrido a la digitalización, creación y actualización de inventarios relacionados con las cuatro categorías del patrimonio
histórico. Pero, puesto que las bases de datos
tienen diferentes niveles de información a las que
se accede mediante contraseña, a través de la
página web, el personal técnico e investigador podrá acceder a una información más exhaustiva de
los bienes patrimoniales.
La página web, disponible en español, portugués e inglés, engloba todos los datos de interés
sobre el proyecto, y en ella se podrá consultar la
legislación relacionada con el patrimonio histórico
de las regiones implicadas y sus respectivos paí-
ses. Otro apartado de interés es el de Enlaces,
que acerca a los navegantes a otras páginas sobre arquitectura, etnografía, arqueología y bienes
artísticos a nivel insular, estatal e internacional. Al
mismo tiempo, la página ofrece la posibilidad de
descargar el modelo de ficha de cada categoría
del patrimonio histórico.
Bases de datos
Las bases de datos que la web aloja de ambos territorios mantienen un mismo formato de ficha y unos campos similares, dependiendo de la
categoría del patrimonio histórico a la que pertenezcan. El manejo de las bases de datos y la
búsqueda de los bienes patrimoniales se realiza
de una manera sencilla, tal y como muestra el
manual de uso disponible en la propia Web. Para
acceder a las bases de datos, primero se selecciona la región y después la categoría que se desea consultar. Mediante una simulación se explica la manera correcta de realizar las búsquedas y
se exponen las distintas posibilidades y herramientas de interés para el usuario.
Arqueología
El apartado de Arqueología contiene un inventario procedente de las prospecciones realizadas a finales del siglo XX en la plaza de Colón de
Funchal, Madeira, y engloba las Cartas Arqueológicas de los veintiún municipios de Gran Canaria,
que han sido actualizadas, en versión digital, por
diferentes grupos expertos en arqueología. Dichas
cartas contienen fotografías de los bienes arqueológicos y su cartografía digital.
Boletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 53
Arquitectura
Las bases de datos de arquitectura ofrecen
información sobre los bienes incluidos en los catálogos arquitectónicos municipales de Gran Canaria. De Madeira se facilitan los monumentos arquitectónicos clasificados desde el siglo XV. El
modelo de ficha, compuesto por fotos y mapas de
ubicación del inmueble, contiene las mismas
áreas temáticas para ambas regiones, destacando campos como tipología, localización, situación
administrativa o estado de conservación general.
Bienes Muebles
La ciudad de Funchal posee una gran cantidad de bienes muebles relacionados con la cultura azucarera y vitivinícola, así como con la religión,
que ha sido el criterio para confeccionar la base
de datos de Bienes Muebles de Madeira. Asimismo, las bases de datos de Gran Canaria contienen los Bienes Muebles artísticos de las iglesias,
parroquias y ermitas de esta isla, para lo que se
colaboró con la Diócesis de Canarias. En ambas
bases de datos se detalla una relación de los bienes artísticos con datos como naturaleza del bien,
título de la obra, autor, dimensiones y técnica
empleada, entre otras. Para salvaguardar este
patrimonio, sólo se expondrá una información seleccionada de aquellos bienes que sean fácilmente
reconocidos por el público.
Etnografía
El patrimonio etnográfico es la cultura material asociada a los aprovechamientos y actividades económicas del universo tradicional, con un
peso destacado de los sectores primarios de la
agricultura y la ganadería. Los Bienes Muebles e
Inmuebles vinculados a este segmento patrimonial son el fiel reflejo de cinco siglos de actividades
humanas en los territorios insulares de ambos archipiélagos. Actividades productivas, recolectoras
y extractivas han generado un abanico de recursos históricos-etnográficos que son el pasaje a
otro tiempo económico, social y cultural relacionado con la población y el territorio.
Para crear las bases de datos de Gran Canaria, (Cartas Etnográficas, Museo Etnográfico Virtual, Museo Virtual del Mueble Tradicional e Inventario Festivo Insular de Gran Canaria) se firmó un
convenio de colaboración con la FEDAC (Fundación para la Etnografía y el Desarrollo de la Artesanía). A través de www.patrinet.net o de la web
de la Fundación (www.fedac.org ) se puede acceder a esta información.
Las imágenes de capturas de pantallas son ejemplos ilustrativos de la web de
Patri-net. Las fotografías de la página izquierda muestran detalles de algunos
de los bienes patrimoniales que las bases de datos contienen: la Dolorosa, obra del
artista Luján Pérez, y el túmulo del yacimiento de La Guancha, en Gáldar. Las
fotografías de esta página son, de arriba a abajo, la portada de la iglesia de San
Juan de Telde, el Cabildo de Gran Canaria y el Sequero.
Usuarios
Para acceder a la información de todos los
bienes patrimoniales se diferencian tres tipos de
usuarios. Un consultor o usuario mínimo; cualquier
cibernauta sin clave de acceso que quiera conocer el contenido volcado en Patri-net y que
visualizará una información seleccionada.
El usuario medio necesita una contraseña para
acceder a la información completa de las fichas.
Este tipo de consultores son por ejemplo los ayuntamientos de Gran Canaria que accederán a la
información total de su ámbito municipal.
www.patri-net.net
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Publicaciones
Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico. Cabildo de Gran Canaria
Autores de los textos: Javier Velasco Vázquez, Ernesto Martín Rodríguez, Verónica
Alberto Barroso, Juan Carlos Domínguez Gutiérrez, José de León Hernández
Nº de páginas: 456
Publica: Cabildo de Gran Canaria, Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico
Reedición subvencionada por Aider - Leader II Gran Canaria
La Guía del Patrimonio Arqueológico supone una herramienta
útil para difundir los valores patrimoniales de los enclaves arqueológicos de la isla de Gran Canaria, dando a conocer toda
su complejidad y variedad.
El contenido se estructura en comarcas arqueológicas, correspondiendo cada una de ellas a un grupo de yacimientos que
pueden ser recorridos con facilidad en la misma visita. Los yacimientos constituyen, por tanto, las unidades esenciales de esta
publicación, pero su simple descripción y localización no constituye el fin último de esta Guía, ya que para su plena comprensión se dota de contenido histórico a los lugares escogidos. A tal
efecto se ha incluido un compendio de los aspectos más relevantes de la sociedad que habitó la antigua Gran Canaria, sus
formas y condiciones de vida, los instrumentos de los que se
valieron, sus formas de relación, etc., tratando en definitiva de
humanizar los sitios en los que los canarios desarrollaron su vida
cotidiana. Con idéntica finalidad, a veces, a los largo de la Guía
se insertan recuadros con relatos clásicos de acontecimientos
históricos sucedidos en los lugares que se describen.
Para la identificación de las tiopologías de las distintas unidades arqueológicas, la Guía dispone de una tabla de clasificación de los diversos elementos que componen los yacimientos
de cada comarca. Para cada uno de los elementos tipológicos
existe un motivo iconográfico que ayuda a su identificación.
Dispone, además, de un glosario de términos, y una amplia
bibliografía especializada.
La Guía del Patrimonio Arquitectónico abarca los aspectos
de la arquitectura insular desde la época de la conquista hasta la
década de los años 50. Se estructura en dos apartados. El
primero tiene carácter general e introduce al lector en el fenómeno arquitectónico insular y en su valor como patrimonio cultural colectivo. Contiene a su vez tres capítulos:
1. La configuración del patrimonio arquitectónico de Gran
Canaria: referencia aspectos políticos, económicos, sociales y
profesionales que determinan la arquitectura insular a lo largo
del tiempo.
2. Aspectos característicos de la arquitectura insular: plantea la importancia de los materiales de construcción, tanto los
suministrados por la geografía insular como los que se importaron de otros lugares; se subrayan los elementos y soluciones
originales de la arquitectura insular que la distinguen del resto de
las islas; y se hace un balance de las aportaciones de los distintos lenguajes arquitectónicos.
3. Herramientas de protección del patrimonio arquitectónico: hace especial hincapié en los mecanismos de protección y
conservación recogidos en lla legislación de Patrimonio Histórico, y en la responsabilidad y competencias de las distintas administraciones implicadas en ello.
También se incluyen diversas fichas de elementos arquitectónicos (puertas, ventanas, balcones, etc.) compuestas por se-
ries de fotografías que presentan de forma visual la rica diversidad de tratamientos y variantes arquitectónicas insulares.
El segundo apartado lo constituye la Guía propiamente dicha. La distribución territorial se articula a través de los veintiún
términos municipales de Gran Canaria, siendo, por razones obvias, el municipio de Las Palmas de Gran Canaria el que tiene un
mayor protagonismo, ya que concentra la mayor parte de los
modelos arquitectónicos, teniendo en su haber varios Conjuntos
Históricos declarados y una relación importante de calles, barrios
históricos e inmuebles que ostentan valores patrimoniales.
Este apartado se perfila atendiendo a una breve introducción histórica en cada uno de los términos municipales, articulándose el contenido mediante un sistema de fichas. Estas disponen de un plano de situación y una ortofotografía señalando el
bien patrimonial, además de un texto descriptivo que avala los
valores arquitectónicos de cada inmueble. Además, se le dedica
un apartado a la localización, nivel de protección (BIC, catálogos
arquitectónicos municipales, PEPRI, etc.) y titularidad. En ocasiones, para explicar la distribución espacial del edificio se utiliza
el trazado de plantas.
Por último, la Guía incluye varias páginas que abundan en
detallar gráficamente los distintos lenguajes arquitectónicos que
se han sucedido en la historia insular. De gran utilidad es el
glosario de términos. La bibliografía se asume como índice de los
estudios realizados sobre la historia de la arquitectura insular.
Boletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 55
Autores: Francisco Suárez Moreno, Amanhuy Suárez Pérez
Nº de páginas: 430
Publica: Cabildo de Gran Canaria, Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico
Subvencionada por Interreg III B a través del proyecto Patri-net
La Guía del Patrimonio Etnográfico pretende ofrecer sus contenidos de forma didáctica atendiendo al campo conceptual y
global de los saberes tradicionales, y a la localización de los
bienes etnográficos más significativos que de ellos se desprenden. Está estructurada en dos grandes bloques: en el primero se
contextualiza, de forma sucinta, el campo de estos saberes y las
actividades tradicionales, y en el segundo, la Guía propiamente
dicha, se centra el discurso en una sugerencia de itinerarios,
utilizando como recurso la distribución territorial en seis comarcas etnográficas. Cada comarca dispone de una cartografía
que facilita la localización de los bienes.
Intercalado en cada itinerario van apareciendo, a modo de
fichas, los 52 bienes inmuebles patrimoniales más significativos
de Gran Canaria. Las fichas disponen de un pequeño apartado
con la localización, el acceso, así como su titularidad (pública o
privada). Los textos describen los valores patrimoniales que caracterizan al bien, contextualizándolos en su entorno histórico y
socioeconómico, y acompañados de material grafico y algunas
ilustraciones.
Asimismo, se hace una llamada de atención al patrimonio
intangible de Gran Canaria (juegos tradicionales, mitos y leyendas, fiestas, patrimonio oral, gastronomía, etc.), utilizando para
ello un sistema de recuadros con la información básica que
permita la comprensión de los aspectos más relevantes de la
cultura popular.
En diferentes apartados se insertan anexos que hacen referencia a la cadena operativa de las actividades artesanales más
importantes (calados, cestería, etc.) utilizando para ello un recurso eminentemente visual. La Guía finaliza con un glosario de
términos y una extensa bibliografía temática.
Autores: Manuel Martín Hernández, Rosario Alemán Hernández,
Juan S. López García, Fernando Gabriel Martín Rodríguez
Nº de páginas: 525
Publica: Cabildo de Gran Canaria, Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico
Subvencionada por Interreg III B a través del proyecto Patri-net
Boletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 56
• Publicaciones
La serie Cuadernos de Patrimonio Histórico tiene el objetivo de comunicar las fases, la investigación, los criterios, la diagnosis,
las técnicas, etc. de las intervenciones llevadas a cabo en cualquiera de las categorías de bienes patrimoniales, muebles,
inmuebles o inmateriales, más representativos de nuestro legado histórico cultural. Recientemente se han presentado los tres
últimos números que corresponden, respectivamente, a la intervención arqueológica en la Fortaleza de las Isletas, la restauración de cinco imágenes flamencas y la catalogación y documentación del Patrimonio Histórico de la basílica del Pino de Teror.
En definitiva, a través de las distintas series de publicaciones se dispone de un nuevo soporte para dar a conocer los resultados
de las actuaciones que el Cabildo de Gran Canaria realiza en los bienes patrimoniales y que considera de interés divulgar,
poniéndolas a disposición del gran público, no sólo como deber para con el beneficiario último del patrimonio histórico, que es
la sociedad, sino además como oportunidad para acrecentar y dinamizar la conciencia colectiva sobre la importancia de la
preservación de nuestro patrimonio.
Nº 3
Nº 4
Nº 5
Autores: Julio Cuenca Sanabria, José Guillén Medina,
Juan Tous Meliá
Nº de páginas: 263
Publica: Cabildo de Gran Canaria, Consejería de Cultura
y Patrimonio Histórico
Autores: Constanza Negrín, Claudio Carbonell,
María Cárdenes, Enrique Parra
Nº de Páginas: 100
Publica: Cabildo de Gran Canaria. Consejería de Cultura
y Patrimonio Histórico
Autores: María de los Reyes Hernández Socorro,
José Concepción Rodríguez, Claudio Carbonell
Nº de páginas: 195
Publica: Cabildo de Gran Canaria. Consejería de Cultura
y Patrimonio Histórico
Se trata ante todo de un libro de historia, que
emana de una de las intervenciones más importantes que se han llevado a cabo en los últimos
años sobre el Patrimonio Histórico de Gran Canaria. La iniciativa, impulsada por el Ayuntamiento
de Las Palmas de Gran Canaria con el ánimo de
poner en valor el Castillo de la Luz, dio lugar a
trabajos arqueológicos cuyos resultados desentrañan la historia de esta edificación, que pasa de
ser un torreón de características medievales a una
fortaleza que defendió el principal puerto de la isla
durante siglos.
Describe el proceso de recuperación y conservación que el Cabildo de Gran Canaria acometió en cinco tallas flamencas, localizadas en el
oratorio particular de Era de Mota, Valsequillo. Su
avanzado estado de deterioro supuso una actuación inmediata para impedir su pérdida, procediéndose a tomar las primeras medidas de protección
con la tramitación de un expediente de incoación
como Bien de Interés Cultural. En la publicación
se contextualizan las piezas en su momento histórico y se las valora estilísticamente, aclarando
términos conceptuales.
La publicación se editó con motivo del centenario de la Coronación Canónica de la imagen.
Los autores interpretan y explican los valores patrimoniales de la basílica, y recopilan la información dispersa, revisando, actualizando y aportando nuevos datos de la obra arquitectónica del templo y de sus bienes muebles, y en especial sobre
la procedencia, autoría y cronología de la imagen
de la Virgen del Pino, a modo de síntesis didáctica
del patrimonio que atesora el templo de Teror. El
cuaderno tiene un anexo sobre los trabajos de
conservación y restauración del Retablo Mayor.
Números 1 y 2 de la Serie Cuadernos de
Patrimonio Histórico, publicados en el año 2003.
Boletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 57
Visitas guiadas a yacimientos arquelógicos de Gran Canaria
Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico. Cabildo de Gran Canaria
Solicitudes e información básica
Las visitas guiadas a los yacimientos arqueológicos de Gran Canaria se solicitarán a través de
la OIAC (Oficina de Información y Atención al Ciudadano) del Cabildo de Gran Canaria. Las solicitudes, mediante instancia debidamente cumplimentada, se presentarán con un mínimo de 7 días
de antelación y se acompañarán de documento
acreditativo de la identidad del solicitante (DNI/
CIF), así como certificado expedido por la entidad
que representa. Las solicitudes también podrán
realizarse por fax o e-mail a dicha Oficina.
La consecución del permiso de visita se realizará por riguroso orden de recepción de solicitudes y tendrán prioridad las realizadas por primera
vez. Se trata de un servicio gratuito en el que
tienen preferencia los centros escolares y grupos
organizados pertenecientes a colectivos que tengan entre sus fines el favorecer el conocimiento
del patrimonio histórico de Gran Canaria.
El Cabildo de Gran Canaria, a través de la
Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico, ofrece el servicio gratuito de visitas por el Patrimonio
Arqueológico de Gran Canaria guiadas por profesionales de la arqueología y la interpretación. Dirigido a centros educativos, grupos de particulares
y otro tipo de colectivos y/o asociaciones, el número de solicitudes está limitado bajo parámetros
de conservación y calidad; por ello, la capacidad
de carga de los distintos yacimientos ha obligado
a fijar el número de personas por visita a un máximo de 30 y un mínimo de 10.
Yacimientos visitables
Los itinerarios se han diseñado teniendo en
cuenta factores de proximidad geográfica y de
variedad tipológica de enclaves, de manera que
los visitantes puedan conocer, en una sola jornada diferentes yacimientos (enterramientos, graneros, viviendas, manifestaciones rupestres, etc.).
Las zonas a visitar en cada jornada se especifican
en la tabla incluida en la página siguiente, en la
que, entre otros datos de interés, se han destacado con fondo de color las rutas principales o básicas. El resto de combinaciones posibles, entre
estos y otros yacimientos deberán ser consultadas en la OIAC.
Las formas de vida de los antiguos
canarios; el patrimonio arqueológico en
relación a su medio natural:
•
•
•
Marco geográfico.
Análisis territorial de ocupación.
Recursos naturales de
aprovechamiento.
Los antiguos canarios a través
de la investigación del Patrimonio
Arqueológico:
•
•
•
•
•
•
Antecedentes de la
investigación.
Fuentes de la investigación.
El método arqueológico.
Economía y sociedad.
Mundo funerario.
Religión, etc.
La entidad o persona solicitante se compromete a que los yacimientos a visitar no resulten
alterados en absoluto como consecuencia de la
visita, respetándose las indicaciones de los guías
y las rutas de acceso e itinerarios establecidos. El
solicitante velará por la seguridad del grupo, respondiendo de todos los daños y perjuicios que por
cualquier causa pudieran tener, causaran a terceros o al bien insular, quedando exento el Cabildo
de Gran Canaria de responsabilidad alguna.
El solicitante tiene conocimiento de la normativa que regula el patrimonio histórico, en particular la ley 4/1999, de 15 de marzo, de Patrimonio
Histórico de Canarias. El Cabildo de Gran Canaria
se reserva la discrecionalidad de modificar o anular una autorización de visita ya concedida cuando por razones de interés general así convenga.
El personal del Cabildo de Gran Canaria está
a disposición de los solicitantes para ampliar la
información relativa a las normas de visita, así como
para orientar o prestar la ayuda que se precise.
Situación actual de los yacimientos:
•
•
•
•
Estado actual, análisis y reflexión.
Trabajos de conservación.
Labores de divulgación.
Compromiso y concienciación
ciudadana.
Contenido de la visita
La información que se transmite al visitante
en cada yacimiento es distinta y adaptada al nivel
del grupo. Como norma general se distinguen los
siguientes bloques de conocimiento:
Cabildo de Gran Canaria
Oficina de Información y Atención al Ciudadano
Calle Profesor Agustín Millares Carló s/n, Edificio Insular 1
Tel.: 928 21 92 29 / Fax: 928 21 94 49
E-mail: [email protected] / www.grancanaria.com
Boletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 58
• Visitas guiadas a yacimientos arqueológicos de Gran Canaria
YACIMIENTOS
TIPOLOGÍA
DURACIÓN
OBSERVACIONES
Tufia / Cuatro Puertas (Telde)
Vivienda, mundo religioso
2.30 h
Sin dificultad
(Opcional Llano de las Brujas, Telde)
Grabados, graneros
(+ 20 min.)
Cenobio de Valerón (Santa María de Guía)
Graneros
2.30 h
Sin dificultad
La Guancha / el Agujero (Gáldar)
Vivienda, túmulo
Salinas del Bufadero (Arucas)
Salinas tradicionales
45 min.
Sin dificultad
(Combinable con el Cenobio)
(+1 h)
Bentayga (Tejeda)
Granero, vivienda, grabados,
mundo religioso
1.30 h
Dificultad media
Los Letreros de Balos (Agüimes)
Grabados
1.45 h
Dificultad media
Recorrido a pie 2 km aprox.
Risco Pintado (Agüimes)
Cueva funeraria, vivienda,
granero
1.30 h
Dificultad media
Recorrido a pie 1 km aprox.
El Maipés (Agaete)
Túmulos
1h
Sin dificultad
Cuevas de Caballero (Artenara)
Cueva de los Candiles (Artenara)
Grabados, vivienda,
mundo religioso
4/ 5 h
Dificultad media alta
Recorrido a pie 6 km aprox.
Mugarete y Furnia (Gáldar)
Vivienda, pinturas
1,45 h
Sin dificultad
Caserones y Lomo Caserones
(La Aldea de San Nicolás)
Vivienda, túmulos
2h
Sin dificultad
La Fortaleza (Santa Lucía de Tirajana)
Vivienda, graneros, murallas,
cuevas funerarias, grabados
50 min.
Dificultad media
Arteara (San Bartolomé de Tirajana)
Túmulos
60 min.
Sin dificultad
El Llanillo (San Bartolomé de Tirajana))
Vivienda, túmulo
45 min.
Sin dificultad
Las imágenes que ilustran este apartado han sido tomadas
en el transcurso de visitas realizadas a yacimientos
arqueológicos de Gran Canaria por distintos colectivos.
En la página anterior se incluye además un detalle de los
graneros del Cenobio de Valerón.
Para todos los yacimientos
grupos de 10 a 30 personas
Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico. Cabildo de Gran Canaria
Resumen del Plan de Actuaciones en el Patrimonio Histórico de Gran Canaria 2004-2005
Boletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 59
Plan de Actuación en el Patrimonio Arqueológico: 765.179 euros
Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada, Gáldar. Actuaciones de conservación (Plan Sectorial) • Zona de la Baja y Bahía de Gando. Prospección arqueológica subacuática • Prospección
arqueológica en la carretera de Casablanca, Firgas. Plan Integral de mantenimiento y puesta en
uso de los yacimientos • El Roque de Guayedra, Agaete. Restauración y consolidación de estructuras • Lomo Caserones, Mogan. Excavación arqueológica • Cuevas de El Risco Caído. Realización de estudio y diagnostico • Lomo de Maspalomas, San Bartolomé de Tirajana. Exacavación
arqueológica • El Llanillo, Mogán (Medio Ambiente). Excavación arqueológica y restauración de
estructura • La Garita, Telde. Excavación arqueológica • El Tejar, Santa Brígida. Excavación arqueológica • Elaboración y actualización de Cartas Arqueológicas (Patri-net): Agaete, Agüimes,
Arucas, Firgas, Gáldar, Ingenio, Mogán, Moya, San Bartolomé de Tirajana, San Nicolás de Tolentino,
Santa Lucía de Tirajana, Telde, Teror, Valleseco, Valsequillo.
Plan de Actuación en el Patrimonio Arquitectónico: 136.267 euros
Iglesia de San Juan, Arucas. Inicio de restauración de vidrieras, recuperación y rehabilitación de
bóvedas interiores del templo e impermeabilización de cubierta • Parroquia de Santiago de los
Caballeros, Gáldar. Desinsectación del templo • Ermita de San Juan Bautista, Las Palmas de Gran
Canaria. Primera fase. Redacción del proyecto de actuación • Ermita de Tenoya, Las Palmas de
Gran Canaria. Redacción del proyecto para la sustitución de la cubierta de la iglesia y de la sacristía
• Casa del Dean (Centro Histórico de Vegueta), Las Palmas de Gran Canaria. Redacción del
proyecto de rehabilitación.
Plan de Actuación en el Patrimonio Etnográfico: 155.325 euros
Acusa, Artenara. Proyecto de ejecución de obras de soterramiento de instalaciones y ejecución de
instalaciones y depósitos de abastecimiento • Salinas del Bufadero, Arucas. Restauración e
impermeabilización de estructuras • Farmacia Codorniu, Tejeda. Restauración de mobiliario.
Plan de Actuación en el Patrimonio Mueble de Gran Canaria: 232.132 euros
Retablo Mayor, basílica de Nuestra Señora del Pino, Teror. Finalización de la intervención realizada
mediante una restauración integral, desinsectación, consolidación y readhesión de piezas del
retablo • Lienzos Santa Rosa de Lima, Cristo atado y Huida a Egipto, Parroquia de San Bernardo
(ermita de San Telmo), Las Palmas de Gran Canaria. Finalización de los trabajos de restauración •
Lienzos del pintor Jesús Arencibia, Altar Mayor parroquia de Santa Isabel de Hungría, Las Palmas
de Gran Canaria. Finalización de los trabajos de restauración de tres lienzos • Lienzo Ángel de la
Guarda, parroquia de San Matías, Artenara. Inicio de los trabajos de restauración • Pintura mural del
artista José Arencibia Gil, IES José Arencibia Gil, Telde. Finalización de los trabajos de restauración
• Escultura monumento a Benito Pérez Galdós del artista Vitorio Macho, Museo Pérez Galdós, Las
Palmas de Gran Canaria. Finalización de los trabajos de restauración • Escultura de San José,
ermita de San Juan, Las Palmas de Gran Canaria. Finalización de los trabajos de restauración •
Retablos del Buen Suceso y Talla de San José, Carrizal de Ingenio. Finalización de los trabajos de
restauración • Escultura de San Bartolomé, San Bartolomé de Tirajana. Finalización de las tareas
de conservación y restauración • Ermita de San Antonio Abad, Las Palmas de Gran Canaria.
Estudio de condición de Bienes Muebles • Iglesia de San Francisco de Borja, Las Palmas de Gran
Canaria. Estudio de condición de Bienes Muebles.
Plan de Restauración de Órganos Históricos: 320.015 euros
Parroquia de San Vicente Ferrer, Valleseco • Basílica de San Juan, Telde • Parroquia de Santiago
de los Caballeros, Gáldar.
Plan de Difusión del Patrimonio Histórico: 262.515 euros
Guía del Patrimonio Arquitectónico de Gran Canaria • Guía del Patrimonio Etnográfico de Gran
Canaria • Reedición de la Guía del Patrimonio Arqueológico de Gran Canaria • Cuaderno de Patrimonio Histórico nº 3. Intervención en cinco imágenes flamencas: las esculturas de Era de Mota
• Cuaderno de Patrimonio Histórico nº 4. El Patrimonio Histórico de la Basílica del Pino de Teror •
Cuaderno de Patrimonio Histórico nº 5. La Arqueología de la Fortaleza de las Isletas • Cuaderno de
Patrimonio Histórico nº 6. La conservación de la obra en papel de Juan Márquez • Boletín de Patrimonio Histórico nº 2 • Boletín de Patrimonio Histórico nº 3 • Programa de Visitas Guiadas por el
Patrimonio Arqueológico de Gran Canaria, 2005 • El Patrimonio Arqueológico de Gran Canaria.
Edición multimedia • Feria internacional de la conservación y restauración del patrimonio (AR&PA
04). Valladolid. Presentación del Proyecto del Museo y Parque Arqueológico de la Cueva Pintada de
Gáldar • Exposiciones Itinerantes sobre el Patrimonio Histórico de Gran Canaria • Órganos de Valleseco, Telde y Gáldar. Conciertos inaugurales tras la restauración • Señalización del Patrimonio
Arqueológico de Gran Canaria. Realización de estudio y presentación del manual.
Protección legal del Patrimonio Histórico
Sistematización de solicitudes de incoación de nuevos expedientes e impulso de los trámites
procedimentales. Zonas Arqueológicas: Castillete de Tabaibales, Mogán • Cuevas de la Angostura,
Santa Brígida • Lomo de las Camellitas, Mogán • Mugaretes del Clavo, Mogán • Mesa de Acusa,
Artenara • La Montañeta, Moya • Cuevas del Palomar, Ingenio • Barrio del Hospital, Gáldar. Sitios
Etnológicos: Molino de los Barber, Vega de San Mateo • Salinas de Arinaga, Agüimes • Molino
Quemado, Mogán • Molino de Agua, Firgas. Conjuntos Históricos: Casco Antiguo de Santa María
de Guía. Redelimitación • Barrio de Temisas, Agüimes • Casco Antiguo de Agüimes • Calle Perojo,
Las Palmas de Gran Canaria • Casco antiguo de la villa de Santa Brígida. Monumentos: Mercado
del Puerto de la Luz, Las Palmas de Gran Canaria • Casa Honda de Fataga, San Bartolomé de
Tirajana • Ermita de San Antonio Abad, Las Palmas de Gran Canaria • Ermita de San Sebastián,
Agaete • Ermita de las Nieves, El Palmar, Teror • Casa de doña Dolores Sall, Telde. Bienes Muebles:
Balandro de Tirma, Las Palmas de Gran Canaria.
Boletín de P atrimonio Histórico. nº 3-4 • página 60

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