Desanudarse, una práctica necesaria para vivir con bienestar

Transcripción

Desanudarse, una práctica necesaria para vivir con bienestar
Desanudarse, una práctica motriz necesaria
para vivir con bienestar
Lagardera, F. (Asociación Ejercicio y Bienestar)
[email protected]
Masciano, A. (Director del gimnasio Olimpia de Chivilcoy, Argentina)
[email protected]
La motricidad natural
Si se observa con atención el comportamiento de un bebé recién nacido, una
vez lavado, alimentado y bien dormido, puede comprobarse que su respiración
diafragmática es amplia y profunda, armónica y completa. Toda una delicia
sensitiva para quien lo observe con atención. Para el bebé es algo natural, algo
de lo que no tiene conciencia. Viene ya así, con esa competencia, del útero
materno.
También puede observarse ya desde el primer día del nacimiento, como
cualquier bebé se estira libremente en su cuna, abre sus articulaciones, gira
sobre sí mismo y se coloca en postura fetal. Todos los bebés normales del
mundo lo hacen desde el primer día.
Entre los siete y ocho meses la mayoría de bebés comienzan los primeros
intentos por ponerse en cuadrupedia y dar inicio a la etapa del gateo. Es un
periodo muy importante para el desarrollo ontogenético de la persona, porque
el bebé logra por primera vez desplazarse de manera autónoma, y al hacerlo
de este modo, estimula y refuerza toda la musculatura de la espalda en donde
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se articulan brazos y piernas, madurando su motricidad, preparándose para
adoptar la postura bípeda en los próximos meses.
Recuperar la motricidad de origen es un proceso necesario si, como desea la
mayoría de la población, se pretende mejorar la calidad de vida.
Esta es la función de la exploración motriz, un procedimiento eficaz para
redescubrir y reutilizar la motricidad natural, legado que poseen todas las
personas desde el nacimiento, salvo casos atípicos y excepcionales.
Para desanudarse se requiere que cada persona se conecte a sí misma
mediante su respiración e inicie una proceso personal y único de exploración
motriz, pero conviene ser guiado por alguien competente para estimular en las
personas la exploración motriz y recuperar la motricidad natural aplicando la
pedagogía de las conductas motrices, como hace el método Movitransfer.
La percepción del propio cuerpo
Se viene al mundo provisto de cuerpo, y aunque sea modelado por la cultura,
mantiene memorias de la motricidad de origen que pueden ser exploradas,
revelándose como auténticos tesoros que, en la medida que son reutilizados
por cada persona, se convierten de inmediato en experiencias de bienestar.
La especificidad de la educación física permite proponer situaciones
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pedagógicas a partir de cuya experiencia las personas adquieren saberes
procedimentales, “constituidos por conocimientos comportamentales y de
destreza, derivados de experiencias anteriores, que pueden influir de forma
consciente o inconsciente en las conductas de dominancia verbal, emotiva o
motriz de la persona que se considere” (Parlebas, P., 2001, p. 87). Para
redescubrir estos saberes que todas las personas guardan en su interior, se
requiere llevar a cabo experiencias prácticas. Se aprende a jugar jugando y se
redescubre la motricidad natural mediante un jugar exploratorio (Lagardera y
Lavega, 2005), pero mucho mejor con la ayuda de un guía que de confianza y
estimule el redescubrimiento de la identidad motriz de cada persona.
Este proceso requiere de la introyección motriz, facultad humana que posibilita
un autoconocimiento sensitivo y práctico. Para estimularla es necesario
experimentar prácticas motrices introyectivas que requieren la atención en el
propio cuerpo, estar completamente centrado en el aquí y el ahora (Tolle, E.,
2001 ) del cuerpo presente (Varela, F.J., Thompson, E. y Rosch, E., 1997),
para lograr centrarse en sí mismo.
Tan solo por cubrir esta necesidad vital, estaría más que justificada la
existencia de una educación física que estimule el autoconocimiento y posibilite
el aprendizaje de procedimientos para llevarlo a cabo, tal y como hacen las
prácticas motrices introyectivas (Lagardera, 2007b). Pero las posibilidades de
la educación física son mucho más potentes si se permite que la exploración
motriz sea el inicio de cualquier sesión guiada por un profesional capaz de
interpretar y evaluar las conductas motrices (Lagardera 2007a).
El proceso de introyección motriz puede conducir a un profundo bienestar,
siempre y cuando se ejercite de manera cotidiana mediante una práctica motriz
consciente y equilibrada, si la persona asume y entiende la significación de los
efectos esperados (Parlebas, 2001) explicados por el pedagogo, en un marco
acogedor en el que se puedan compartir sensaciones y reflexiones.
Pero este proceso que al principio es para muchas personas difícil, resulta a la
postre su mejor virtud, porque cuando alguien se abre al gozo de vivir ya no le
cuesta ningún esfuerzo ejercitarse diariamente de manera consciente, puesto
que redescubre recursos que le permiten resolver con eficacia problemas
cotidianos, resultando su práctica diaria la satisfacción de una necesidad vital
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que reporta un gran confort y bienestar.
El autoconocimiento está íntimamente emparentado con la autorregulación, de
manera que ambos procesos se convierten en rasgos sustanciales para
generar autoconfianza, una de las condiciones imprescindibles para gozar de
una vida plena. De ahí que las prácticas motrices introyectivas que tienen un
efecto autorregulador, tiendan a otorgar autoconfianza, eficiencia y fluidez a
sus practicantes al optimizar sus conductas motrices.
La vida es emoción
Las emociones son el dispositivo que mantiene la vida en alerta para estar
disponibles ante cualquier eventualidad. Son un reactivo natural ante un
entorno repleto de estímulos que requieren respuestas precisas, de modo que
permiten adaptarse de un modo eficaz a los diferentes avatares de la vida.
Así mismo, las emociones son un mecanismo de regulación de la vida que con
mayor claridad pueden ser observados y considerados: “Las emociones
propiamente dichas. Es aquí donde encontramos la joya de la corona de la
regulación automatizada de la vida” (Damasio, 2005, p.38).
La aparente simplicidad de las reacciones de los seres unicelulares sirve de
referencia ejemplar, ya que al fin y al cabo, el organismo humano está
compuesto por billones de células que cooperan con el fin común de
salvaguardar la vida de cada persona.
Cuando un ser unicelular encuentra en el entorno un estímulo favorable a la
vida, cual es un nutriente cercano, se esponja, abre y acerca al objeto de su
interés, pero si el estímulo es agresivo o nocivo, caso de un veneno, tiende a
cerrarse, enquistarse o alejarse. Ese es el comportamiento o respuesta
genética de cada una de las células de nuestro cuerpo y de todo el complejo
organismo humano en general. “Si bien los humanos estamos compuestos por
billones de células, no hay ni una función en nuestros cuerpos que no se
exprese en las células individuales” (Lipton, 2007, p.50).
De manera que las emociones tienden a asegurar la supervivencia y el
bienestar, pero no siempre, ni en todas las circunstancias, ya que sin la
regulación necesaria que siempre acompaña a los estados de conciencia,
determinadas situaciones de la vida cotidiana pueden provocar estímulos que,
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de reiterarse de modo sistemático, contrariamente a su misión natural, pueden
generar riesgo de enfermedad.
Las emociones siempre llevan la compañía de determinadas acciones o
reacciones del organismo ante estas señales de alerta. “Las emociones son
programas
complejos
de
acciones,
en
amplia
medida
automáticos,
confeccionados por la evolución. Las acciones se complementan con un
programa cognitivo que incluye ciertas ideas y modos de cognición, pero el
mundo de las emociones es en amplia medida un mundo de acciones que se
llevan a cabo en nuestros cuerpos, desde las expresiones faciales y las
posturas, hasta los cambios en las vísceras y el medio interno” (Damasio,
2010, p.175). De manera que no existen emociones sin acciones reactivas.
Estas acciones son la salvaguarda de la vida, sin ellas no habría ante los
peligros reacciones encaminadas a su protección. “Las emociones son las
albaceas respetuosas y las servidoras del principio del valor, las descendientes
más inteligentes no obstante del valor biológico” (Damasio, 2010, p. 273), pero
también del valor cultural, habida cuenta de que la enculturación humana
comporta un proceso consciente de regulación emocional, especialmente en
las sociedades complejas surgidas con la la modernidad (Elias, 1987).
Es conocido desde hace décadas la trascendencia de la emoción en la
educación física (Parlebas, 2001, 2003), no en balde es un componente de
toda conducta motriz, por lo que puede afirmarse, tal y como prescribe el
método Movitransfer (Masciano y Lagardera, 2011), que no puede abordarse
ninguna sesión de educación física sin tener en cuenta las emociones de las
personas. Para este método el aspecto emocional es un rasgo esencial en todo
su planteamiento pedagógico (Masciano y Lagardera, 2012).
Desanudarse: un proceso de exploración motriz creativo y libre
Desanudarse es un proceso personal de exploración motriz puesto en práctica
por el profesor Alberto Masciano en el gimnasio Olimpia de la ciudad argentina
de Chivilcoy, quien tomando la idea de autoimagen (Feldenkrais, 1980, p.155)
sugiere a sus alumnos al comienzo de cada clase, que inicien una exploración
espontánea y libre de su propia motricidad tumbados en el suelo.
Es también un modo espontáneo y gozoso de estirarse, al modo y manera
natural como lo llevan a cabo los perros o los gatos; también de tonificarse y de
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prepararse para la acción, una manera de ajustar la postura, de sentarse y
levantarse de manera fluida, de rodar y de conectar con la respiración.
Es un procedimiento eficaz y sencillo de centrarse, de modo que cada persona
pueda llegar a conectar con su centro, con su aquí y ahora, pudiendo iniciar un
diálogo íntimo y singular con su propio cuerpo. Estar centrado, en contacto
directo consigo mismo guiado por el fluir respiratorio, es una actitud básica para
iniciar cualquier sesión de educación física o entrenamiento, con plenas
garantías de aprovechamiento.
La acción motriz de desanudarse, puede realizarse en cualquier lugar y
circunstancia, de pie, sentado o tumbado en el suelo. Pudiendo durar todo el
tiempo que cada persona necesite en cada ocasión. No obstante, el método
Movitransfer recomienda iniciar cada sesión tumbados en el suelo.
Al tumbarse y comenzar a desanudarse, muchas personas suelen repetir los
gestos y acciones motrices que han aprendido en la escuela, en el equipo
deportivo al que pertenecen, en las clases de ballet, de Pilates o de Yoga. La
experiencia de muchos años indica que las personas con un historial de menor
participación en prácticas motrices sistemáticas, son las que pueden recuperar
más pronto la motricidad natural que surgía espontáneamente en su niñez.
Movitransfer considera que las personas no tienen el mismo estado de ánimo
todos los días, ni se asiste a clase con la misma actitud, ni se experimenta el
mismo estado emocional, ni las mismas sensaciones corporales (contracturas,
dolores, pesadez, vitalidad, fluidez... ) un día que otro. Si esto es así, como se
comprueba diariamente en el gimnasio, puede deducirse que las necesidades
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de la persona, no son las mismas un día que otro. Cada día es un nuevo
amanecer que requiere una nueva predisposición y por ello una nueva
exploración motriz en busca de experiencias sensitivas y motrices inéditas, que
día a día enriquecen el capital motor de cada persona.
Por más veces que se desanude una persona nunca resulta la misma
experiencia, pero caso de que así suceda, supone un claro indicio de que ese
desanudarse no se orienta por el camino de la exploración motriz espontánea y
libre que se pide en Movitransfer experimenten los practicantes.
Cada persona, tumbada en el suelo, se toma el tiempo que necesite para
conectar consigo misma, para centrarse y desde esta conducta motriz, iniciar
un proceso de autodescubrimiento constante, buscando cualquier dolor y
molestia para descongestionar la zona de manera lenta, fluida y consciente,
pero permitiendo que sean las sensaciones del propio cuerpo las que vayan
guiando constantemente el proceso.
Posteriormente se puede sugerir que se centren en el espacio, en sus límites y
características, que lo recorran, que interactúen con otras personas adaptando
sus ritmos y generando una comotricidad fluida, pudiendo incluso pasar de una
situación psicomotriz a otra sociomotriz.
El observador puede contemplar el comportamiento motor más inusual y
extraño, por estrafalario que pueda parecer, puesto que unos se ponen en
cuadrupedia, otros en cuclillas, hay quien rueda sobre si mismo, quien estira
las piernas, quien juega con sus manos o su cabeza, permanece sentado, se
pone de pie, se lanza al suelo de nuevo a rodar, salta, hace equilibrios, tonifica
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su musculatura y millones de conductas motrices más, diversas y personales,
que brotan con el fluir de la necesidad y la singularidad de cada persona.
El docente, entrenador o guía, sugiere sutilmente sin corregir, sin mandar y sin
mostrar modelos, para estimular la optimización de conductas motrices, cada
vez más fluidas, que comporta una economía de esfuerzo en la vida cotidiana.
Alberto Masciano comienza las clases con este desanudarse, es más, sus
alumnos ya no necesitan que se les de ninguna instrucción, puesto que al
entrar en la sala ya se tumban de inmediato en el suelo dispuestos a explorar
su motricidad más genuina y natural. Aunque las personas que ya han iniciado
un proceso continuado de optimización de sus conductas motrices, pueden
iniciar las sesiones del modo más insospechado, pues todo depende del
estado sensitivo, emocional o vital en el que se encuentren.
Para comenzar a desanudarse es preciso llevar a cabo un cierto esfuerzo, que
está directamente relacionado con la actitud mental de las personas, más
abiertas o cerradas, ya que se precisa tratar de inhibir las conductas motrices
aprendidas durante muchos años e iniciar un proceso, a veces muy incierto, de
redescubrimiento de la propia motricidad mediante la exploración motriz.
Algunas personas deslumbran por su naturalidad, mientras otras tardan meses
en expresarse espontáneamente, pero todas son aceptadas, acogidas y
animadas por el guía, cuyo objetivo es ayudar para que cada persona
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encuentre su camino de crecimiento y mejora personal.
Los comienzos pueden desorientar a las personas que, durante muchos años,
han creído que no sabían hacer bien cualquier acción que implicara a su
motricidad, así como para aquellas otras que siempre han actuado al dictado y
órdenes de entrenadores, monitores o profesores. Todas las personas,
cualquiera que sea su edad y condición física, son capaces de descubrir las
posibilidades ocultas de su motricidad, pudiendo al lograrlo, orientar la vida de
una forma diferente, lo que incluye en algunos casos, iniciar la práctica
deportiva que creían no preferir. Tan solo es necesario empezar a explorarse
para redescubrirlas y utilizarlas para la mejora sustancial de la calidad de vida.
Desanudándose y autorregulando las emociones
Los procesos de autoconocimiento, de autoconfianza y de autorregulación
emocional (Goleman, 1996), pueden estar presentes en todas las actividades
humanas para garantizar que se lleve a cabo una acción favorable a la
supervivencia y la mejora de la vida. Desde un accidente, hasta una
enfermedad, un examen o cualquier otra situación límite, estos mecanismos
autorreguladores logran que las personas sean capaces de solucionar
problemáticas complejas e inesperadas, ya que en algunos casos se necesita
realizar una readaptación motriz, que a veces implica un cambio sustancial en
las condiciones de vida de la persona.
Cualquier acción de la vida cotidiana, sea en el ámbito laboral, familiar, social o
deportivo, puede verse sustancialmente mejorada cuando la actitud personal
se ve enriquecida mediante procesos autorreguladores que orientan las
conductas motrices hacia una solución congruente de los problemas.
La educación física cuando se transforma en pedagogía de las conductas
motrices (Lagardera y Lavega, 2005), tal y como hace de manera ágil el
método Movitransfer (Masciano y Lagardera, 2012), es capaz de crear el
escenario pedagógico propicio para que florezca la autoconfianza, el auto
conocimiento y la autorregulación emocional, para dar las respuestas
adecuadas a cada situación motriz planteada, decidiendo y eligiendo en cada
caso la conducta motriz más congruente con el objetivo perseguido, que en
todos los casos puede ser evaluada de manera eficaz por el protagonista.
Estas competencias, que pueden contrastarse con la mera observación de los
comportamientos motores de las personas interpretados como conductas
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motrices, suponen el punto de partida para iniciar un proceso de optimización y
mejora personal abierto, espontáneo y libre, que se renueva cada día.
Cada proceso de exploración motriz es diferente y siempre aporta nuevas
sensaciones, junto a otras ya muy conocidas y familiares, pero que siempre
adquieren un tono diferencial. Cada desanudarse es único, nada es igual ni
parecido, dado que la vitalidad, el tono, el estado de ánimo o la emoción se han
modificado de un día a otro, también de un momento a otro del mismo día. Por
esto se requiere audacia y convicción para emprender el desanudamiento,
proceso de exploración motriz generador de gran bienestar, en primera
instancia, pero también permite optimizar las conductas motrices, haciéndolas
más eficaces y económicas, por lo que la calidad de la vida cotidiana mejora
sustancialmente. Esta actitud, que es básica para lograr desanudarse con
eficacia, también es fundamental para la autorregulación emocional.
En Movitransfer desanudarse es conocido como el estado del cuerpo y de la
vida en el día de hoy, para poder desde este proceso evaluar las condiciones
vitales de cada jornada. Empezando por el dedo de un pie y acabando por la
intensidad emocional que embarga el estar en el mundo de todas y cada una
de las células que habitan el cuerpo, pasando de un proceso psicomotor a otro
sociomotor, lo que despierta en las personas un gran compromiso emocional.
Si cualquier proceso de autorregulación emocional requiere una actitud
centrada, para desanudarse también se necesita una conducta motriz
centrada, ya que es desde este punto de partida que todo lo que sucede en
clase a continuación adquiere sentido.
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Sin embargo, existe una notable diferencia entre lograr centrarse, tal y como se
insiste desde la pedagogía de las conductas motrices y se aplica con eficacia
desde el método Movitransfer, o ser capaz de expresarse mediante una
conducta motriz centrada, lo que permite al protagonista pasar de una a otra
con fluidez y armonía, a lo largo de los diferentes escenarios motores que le
sugiere o plantea la persona que ejerce la docencia o acompaña como guía.
El proceso de evolución y optimización de las conductas motrices es tan
singular y único, que pone a cada persona frente a su realidad existencial en
cada momento, siendo la motricidad consciente la vía seguida, por ello si se
pretende optimizar cualquier conducta motriz este proceso abarca también a
las emociones y a su conciencia, así como a su posterior regulación.
La conducta motriz no es solo un momento sino un proceso complejo y
continuado, que no tiene fin a lo largo de la existencia, ya que se optimiza
constantemente, por lo que resulta necesario que cada docente adquiera el
compromiso de aprender a descifrar e interpretar las conductas motrices de sus
alumnos, para poder guiarles y orientarles en este fantástico proceso.
Desanudarse puede suponer el inicio de una maravillosa y única experiencia
que, a través de la exploración y la introyección motriz, puede ayudar a las
personas a autorregular sus emociones, así como a optimizar de manera
progresiva sus conductas motrices, y con ello, mejorar sustancialmente su
calidad de vida, llegando a compartir y practicar actividades que consideraba
previamente inadecuadas.
En la pedagogía de las conductas motrices, desanudarse constituye una nota,
ineludible para que las personas puedan redescubrir su motricidad originaria,
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dando respuestas únicas a cada aspecto de la vida cotidiana logrando
competencias para vivir en bienestar. Un gran capital de la humanidad que
espera ser explotado por los profesionales de la educación física del mundo.
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