Dos claves, cuatro advertencias y seis consejos para escoger portátil

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Dos claves, cuatro advertencias y seis consejos para escoger portátil
Dos claves, cuatro advertencias y seis consejos para escoger portátil
Como herramienta básica de trabajo, es necesario mirar bien qué compramos, ya que
vamos a usurarlo diariamente y de su rendimiento dependerá en buena medida el
nuestro. Esta guía se centra exclusivamente en los modelos portátiles, dado que han
alcanzado una relación precio-potencia que les permite competir con los ordenadores de
sobremesa, sobre todo cuando la movilidad y el espacio son importantes en el juicio del
consumidor.
Las claves: microprocesador y memoria RAM
Procesador, procesador, procesador. Por mucho que se quiera enmarañar con artificio
comercial las capacidades de un dispositivo -de cualquier dispositivo- su potencial está
determinado por la capacidad de cálculo del procesador. Es como el motor de un
automóvil: poco importa que el sistema de tracción o el equipamiento sean excelentes
si, al final, el motor no da el rendimiento esperado.
Entre los modelos más comercializados podemos distinguir, a grandes rasgos, tres
modelos de procesador: el i3, el i5 y el i7, todos ellos de Intel. Existen otros tipos, como
los Atom o los Pentium B, también de Intel, o los chips fabricados por AMD, que se
sitúan un escalón por debajo de los modelos citados y se montan principalmente en
ultrabooks y equipos de gama baja.
Es importante identificar y clasificar correctamente el procesador del equipo que vamos
a comprar, porque el desconocimiento es grande y las grandes superficies comerciales
suelen aprovecharlo para dar gato por liebre al usuario La serie i3 es la que menor
rendimiento ofrece, aunque también es la más eficiente en términos energéticos y la
menos gravosa al bolsillo. Es válido para el uso con suites ofimáticas, navegar por
internet y poco más. Después encontraríamos la serie i5, una suerte de equilibrio entre la
economía, el consumo eléctrico y el rendimiento. Permite el uso de videojuegos sin
mucha ambición, así como de la edición de vídeo o trabajar en multitarea con ciertas
garantías. Por último, los i7 son procesadores dedicados a aquellos que priman la
potencia por encima de las características. Acostumbran a verse en equipos que ocupan
el lugar de los sobremesas, los conocidos popularmente como portables, en relación a lo
difícil que resulta transportarlos.
¿Cómo diferenciar uno de otro?
Hay que prestar atención a un par de detalles más en los procesadores. En estos
momentos hay cuatro generaciones Intel Core, que corresponden a los -dale (1ª), los
Sandy Bridge (2ª), los Ivy Bridge (3ª) y los Haswell (4ª). Naturalmente, son mejor
opción los que pertenecen a una generación más moderna, pues surten de una mayor
capacidad de cálculo con una eficiencia energética mejor, especialmente en el caso de
los Ivy Bridge y los Haswell.
Rendimiento de las distintas arquitecturas de procesadorPodemos obtener bastante
información de un procesador por su número de modelo. Veamos un ejemplo, el de este
HP Pavillion. Monta un i7 4500U, donde el "4" nos indica que pertenece a la cuarta
generación de los Intel Core, esto es, a los Haswell. Si fuera un "3XXX" sería de tercera
generación, un "2XXX" de segunda, y un valor por debajo de los 1000 indicaría que
estamos ante la primera familia de procesadores. Después, "4500U" mostraría que es
mejor que la línea 4400, si existiese, que no es el caso, y peor que las gamas 4700 y
superiores. Además, al cotejarlo con la tabla de Intel, descubrimos que es el más
modesto de su gama. Por último, la letra "U" le imprime una característica diferencial:
aquí, "U" significa "consumo ultra eficaz". Se puede conocer más sobre cómo
desentrañar la información de un modelo en esta página del fabricante.
Es importante identificar y clasificar correctamente el procesador del equipo que vamos
a comprar, porque cunde el desconocimiento general y las grandes superficies
comerciales suelen aprovecharlo para dar gato por liebre al usuario, algo
que explicaremos con más detalle en el capítulo de advertencias.
Memoria RAM: a mi me gustan grandes
La memoria RAM (Random Access Memory) almacena la información que necesita ser
consultada de forma inmediata. Intercambia constantemente datos con el procesador, de
ahí que nos interese sobremanera que ésta sea rápida y generosa. El mecanismo
funciona más o menos así: el chip recurre, en primera instancia, a la memoría caché que se encuentra en su mismo módulo- cuando necesita acceder a información. Cuando
se llena, deriva la petición a la RAM para que le solucione la papeleta.
En condiciones ideales todos los programas deben lanzarse jugando con estas dos
memorias pero, si la RAM no puede hacerse cargo, se recurre en último término al disco
duro. Pero sucede que el disco duro es infinitamente más lento que sus colegas, y
cuando entra en acción es siempre para desesperar al usuario con tiempos de carga
elevados.
De modo que la memoria RAM es crucial, más cuando hablamos de un portátil, cuya
ampliación es más costosa que en un sobremesa. En los catálogos comerciales
encontramos configuraciones de 4, 8 y hasta 16 gigabytes. Por normal general
recomiendo apostar por los 8 gigabytes como mínimo.
¿Por qué? Porque la experiencia de uso con Windows 7 y 8 cambia notablemente, sin
mencionar el arranque y manejo de programas como Photoshop o Chrome, que es un
devorador de memoria nato cuando se abren múltiples pestañas. El salto de precio no
excede los 100 euros, una cantidad que se amortiza sobradamente en un equipo que
tiene una vida útil media de entre 4 y 8 años.
Cuidado con las grandes ofertas táctiles de Windows 8
1. ¿Necesitas que la pantalla sea táctil?
Desde hace un par de años, parece que cualquier dispositivo tiene que montar una
pantalla táctil o que, al menos, si lo hace es siempre una buena noticia. Esto es
comprensible en tabletas y smartphones, pero no tanto en un portátil.¿Para qué necesito
un táctil si dispongo de dos interfaces de entrada que controlo perfectamente como el
touchpad y el teclado? Normalmente, para encarecer el producto y llenarlo todo de
dedazos.
No obstante, como Windows 8 dispone de controles táctiles y Microsoft tiene un
enorme predicamento entre los fabricantes, son legión los que la montan en sus equipos
sin que exista una demanda real del consumidor.
2. Portátiles baratos, experiencias pobres
Si revisas alguno de los catálogos que te han enviado a casa por Navidad, repararás en
equipos que tienen muy buena pinta a un precio realmente asequible. Desconfía, porque
están llenos de trampas. Una de las clásicas, como hemos mencionado antes, consiste en
jugar con las generaciones y los modelos del procesador.
Estos vendedores dicen, por ejemplo, que te venden un i7 por 500 euros, cuando solo el
micro más barato cuesta 303 dólares. ¿Cómo es posible? Porque ese i7 es de la anterior
generación, cuando no de hace dos. Y lo que es peor: comercializan equipos que tienen
serios problemas para desenvolverse con las versiones más recientes de Windows sin
ningún tipo de aviso.
Veamos el ejemplo superior, una de las ofertas más destacadas de un popular minorista
con presencia de diversos países de Europa: un portátil de 17 pulgadas por 449 euros.
Suena a ganga, si bien es un horrendo negocio. El chip, un AMD serie A4, es un
corazón de gama medio-baja que, junto a los 4 GB de RAM, tiene todas las papeletas
para tragar agua con Windows 8 desde el primer minuto.
Además, la batería promete una autonomía de solo 4,5 horas, lo que bien podría
traducirse en dos reales. Porque ésa es otra: ningún fabricante dice la verdad en cuanto a
la duración de sus baterías, así que si dice que son pocas, es que son realmente pocas.
En resumidas cuentas, 500 euros por un ordenador lento, con poca memoria y
resolución gráfica, que apenas cumplen con su función portátil. Que no nos traten de
"tontos".
3. Windows no es obligatorio
El hecho de que casi todos los comercios vendan sus equipos con Windows no significa
que sea obligatorio comprarlo. Y sí, por supuesto la presencia de Windows preinstalado
encarece unos 120 euros el precio final. Si no lo vas a utilizar o dispones de otras
licencias libres del sistema operativo, debes saber que hay decenas de tiendas, así como
de fabricantes, que distribuyen sus ordenadores con Linux o sin sistema operativo.
4. El tamaño importa
El tamaño de las pantallas no solo delimita su facilidad de transporte, también sus
características. En líneas generales, los portátiles de 14 pulgadas y menores son
campeones en autonomía, en gran medida porque montan procesadores austeros,
normalmente de i3 para abajo. Se conciben como estaciones de trabajo. Las 15 pulgadas
son el estándar, el ordenador más versátil, donde reina del i5, aunque también se deja
ver las versiones más sofisticadas del i3 y los más flojas del i7.
En las pantallas mayores, se sobreentiende que el usuario busca emular los resultados de
un sobremesa, primando la potencia sobre todo lo demás, de modo que es habitual
encontrar los mejores procesadores. Siguiendo esta línea de razonamiento, encontrar un
i3 para un equipo de 17 pulgadas o un i7 para uno de 11 va contra natura y debe hacer
desconfiar al usuario.
Los 'extras' marcan la diferencia
1. ¿Portátil o fijo más 'ultrabook'? A veces damos por hecho que necesitamos un
portátil sin reparar en que no lo vamos a sacar de casa más que una o dos veces al mes.
Al respecto conviene no engañarse: aunque ambos modelos se están equiparando,
todavía existe una diferencia de precio notable. Los ordenadores de sobremesa son más
baratos y ofrecen unas prestaciones mayores, amén de que su mantenimiento y
actualización sale mucho más barato.
Pongámonos en esta disyuntiva: por 1.200 euros se puede adquirir un portátil resultón o
un fijo equivalente (700 euros) más un ultrabook (500) que nos haga el apaño extra
muros. Hay términos medios como las tabletas con teclado o las soluciones intermedias
tipo Transformer, de la taiwanesa Asus. El abanico de posibilidades a explorar es
enorme.
2. Para jugar, no olvides la GPU. Si tu interés pasa por jugar con los videojuegos de
última generación, no te bastará con la potencial computacional que hemos descrito
anteriormente. Necesitarás, además, una tarjeta gráfica (GPU) con memoria dedicada.
Las familia GeForce, de nVidia, y Radeon, de ATI, son las más extendidas entre
unos jugones que, por otra parte, reniegan de las tarjetas gráficas integradas en la placa.
No obstante, hay una diferencia tan abismal de rendimiento entre los distintos modelos
que seguramente necesitaríamos otro artículo para abordar el tema.
3. La SSD es una enorme ventaja. Las memorias SSD, o unidades de estado
sólido, son una alternativa reciente a los clásicos discos duros magnéticos (HDD). Se
basan en la tecnología de las memorias flash o de las memorias RAM, según su
confección, y son definitivamente más rápidas y seguras que sus antecesoras. El
problema es que también son mucho más caras y pequeñas en comparación.
Visto que aún no ha llegado el momento en que la SSD ocupará el lugar del HDD,
algunos fabricantes están implementando una solución de compromiso: incluir ambas.
La SSD, de hasta 500 GB, se emplea para cargar el sistema operativo y algún que otro
programa de uso habitual, mientras que es el disco duro convencional el que se encarga
de almacenar el resto de la información. Si el bolsillo lo permite, se trata de una
posibilidad sumamente atractiva en términos de rendimiento.
4. En buenas manos. Un ordenador portátil es, básicamente, una caja pequeña en la
que han de meterse tantos componentes como en el ordenador de sobremesa, si no más.
Por tanto, las decisiones que al respecto toma el fabricante influyen en diversos aspectos
del producto: cómo disipa el calor, qué tal resiste a los golpes, cuánto ruido genera... y
también cuánto tiempo demoran en arreglar el equipo en caso de avería.
De modo que es importante ponerse en manos de un fabricante con trayectoria y
prestigio. Personalmente, y es solo un juicio basado en la experiencia propia, me fio de
Asus y Dell en todas sus gamas; de Sony y HP solo en las más altas, y de Alienware y
Mountain para configuraciones extreme.
5. Apple es otro mundo. Si tuviera que elegir un fabricante independientemente de sus
precios, ése sería Apple. Sus portátiles tienen el mejor diseño, un acabado impoluto, son
increíblemente ligeros y cuentan con la pantalla Retina, quizá la mejor del mercado. Por
contra, no son buenos gestionando el calor (se sobrecalientan ante una exigencia grande
de computación) y, por la tiranía del diseño, presentan pequeños problemas de
usabilidad. ¿Cómo es que solo tienen dos puertos USB, cuando uno normalmente está
ocupado en el ratón?
Lo que es innegable es que, pese a que siguen mostrando un sobreprecio en
comparación a configuraciones análogas de PC, la diferencia se ha estrechado tanto en
los últimos años que cada día los MacBook suponen una alternativa más factible.
6. Compra lo que necesites. Volviendo a lo expuesto al principio, el ordenador es la
más primaria herramienta de trabajo y comunicación para una gran parte de la sociedad.
Es básico evaluar las necesidades y gastar acorde, sin escatimar. Es mejor esperar a
ahorrar dinero que tirarse a por una de esas ofertas que terminará por darnos problemas.
Muchos consumidores, amparados en el "si para lo que yo lo necesito..." se lanzan a por
productos de ínfima calidad sin reparar en que unas buenas prestaciones son sinónimo
de una vida útil más prolongada.
Y es que un portátil que vaya apurado con los programas actuales, mal afrontará las
nuevas versiones de Windows u Office, por señalar los más recurrentes, cuando vean la
luz en dos o tres años. Al respecto, cuando me plantean la pregunta del gasto que
precisan, suelo responder con otra: "¿Qué prefieres, gastarte ahora 1.000 ó 1.200 euros y
garantizarte una buena experiencia a cinco años, o invertir 650 cada tres mientras
esperas a que se carguen los programas?"

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