DEDICACIÓN DE LA IGLESIA PARROQUIAL DE SAN CARLOS

Transcripción

DEDICACIÓN DE LA IGLESIA PARROQUIAL DE SAN CARLOS
Sevilla, 27 de octubre de 2013
N. XLIV
DEDICACIÓN DE LA IGLESIA PARROQUIAL
DE SAN CARLOS BORROMEO
Aunque dicho así, cuatro años, pueden parecer muchos, edificar no sólo un templo, sino todo el complejo
parroquial en ese espacio de tiempo, y en el período 2009-2013, con todas sus dificultades, ha sido todo un milagro. Y no
exageramos hablando de milagro. La mayoría no usa esta palabra, pero sí recuerda el solar hace cuatro años, ha
celebrado la eucaristía en el colegio de la Compañía de María, el verano de 2010 al aire libre en la propia obra, un año y
medio en el salón de usos múltiples de la planta sótano, la primera navidad entre ladrillos y moqueta roja… han sido
muchos los acontecimientos vividos en tan poco tiempo.
Y, cuando ya estaba todo listo, cuando nos disponíamos a celebrar la consagración del templo el 4 de noviembre de hace
un año, la lluvia puso al descubierto unos desperfectos que hizo que las obras se prolongasen unos meses más. Un año,
sólo hubo que esperar un año más y, ahora, en la víspera del mismo día de san Carlos Borromeo, celebraremos con
júbilo la dedicación y consagración del templo, daremos gracias al Señor por la maravillosa experiencia que hemos vivido
y por el milagro que nuestros ojos han contemplado.
LA LITURGIA DE LA DEDICACIÓN DE UNA IGLESIA
El rito de la dedicación de iglesias y de altares es, con
razón, una de las más solemnes acciones litúrgicas. El
lugar donde la comunidad cristiana se reúne para escuchar
la palabra de Dios, elevar preces de intercesión y de
alabanza a Dios y, principalmente, para celebrar los
sagrados misterios, y donde se reserva el Santísimo
Sacramento de la Eucaristía es imagen peculiar de la
Iglesia, templo de Dios, edificado con piedras vivas;
también el altar, que el pueblo santo rodea para participar
del sacrificio del Señor y alimentarse con el banquete
celeste, es signo de Cristo, sacerdote, hostia y altar de su
mismo sacrificio.
El rito actual sobresale por su estructura modélica, dentro
de la celebración eucarística, con una línea litúrgica muy
clara, sobria y lógica, según la tradición romana y
conforme a la restauración litúrgica del Vaticano II. Se ha
querido destacar que la iglesia-edificio representa y
significa la Iglesia-asamblea, formada por "piedras vivas",
que son los cristianos, consagrados a Dios por su
bautismo. La iglesia-edificio no es sólo la morada de Dios:
la mesa del altar y la fuente bautismal; el sagrario y el
cofre de las reliquias de los santos, las imágenes y, sobre
todo, la palabra que se proclama y la acción sacramental
que se celebra.
La dedicación de una iglesia suponía, en otros tiempos, tal
despliegue de elementos, una preparación tan costosa y
complicada, una complejidad de ritos y una duración tan
desmesuradas, que había llegado a ser algo anormal,
prefiriéndose casi siempre, a la hora de elegir, la simple
bendición. Aunque en la revisión de 1961 se había
simplificado notablemente el rito, evitando las repeticiones,
la verdadera reforma se ha realizado con el nuevo Ordo
dedicationis ecclesiae et altaris de 1977.
La inauguración de la iglesia supone para la comunidad
cristiana local el coronamiento de una larga empresa de
esfuerzos compartidos por todos. Es un día de fiesta
popular, que no puede pasar desapercibida, sino que debe
marcar un hito importante en la vida eclesial de la
comunidad, en la cual todos se sienten partícipes como
"piedras vivas", según la diversidad de órdenes y
funciones, por la oración, el servicio y el testimonio. Y el
aniversario de la Dedicación debe aprovecharse para una
concienciación más responsable del papel activo que todos
tenemos en la iglesia.
NATURALEZA Y DIGNIDAD DE LAS IGLESIAS
rito solemne, según la antiquísima
costumbre de la Iglesia.
Cristo, por su muerte y su
resurrección, se convirtió en el
verdadero y perfecto templo de la
nueva Alianza y reunió al pueblo
adquirido por Dios. Este pueblo santo,
unificado por virtud y a imagen del
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, es la
Iglesia, o sea, el templo de Dios
edificado con piedras vivas, donde se
da culto al Padre con espíritu y
verdad.
Con razón, pues, desde muy antiguo
se llamó "Iglesia" el edificio en el cual
la comunidad cristiana se reúne para
escuchar la palabra de Dios, para orar
unida, para recibir los sacramentos y
celebrar la eucaristía.
Por el hecho de ser un edificio visible,
esta casa es un signo peculiar de la
Iglesia que peregrina en la tierra e
imagen de la Iglesia celestial.
Y porque la iglesia se construye como
edificio destinado de manera fija y
exclusiva a reunir al pueblo de Dios y
celebrar los sagrados misterios,
conviene dedicarla al Señor con un
La iglesia, como lo exige su
naturaleza, debe ser apta para las
celebraciones sagradas, hermosa, con
una noble belleza que no consista
únicamente en la suntuosidad y ha de
ser un auténtico símbolo y signo de
las realidades sobrenaturales. "La
disposición
general
del
edificio
sagrado conviene que se haga de tal
manera que sea como una imagen de
la asamblea reunida, que consienta
un proporcionado orden de todas sus
partes y que favorezca la perfecta
ejecución de cada uno de los
ministerios". En lo que se refiere al
presbiterio, el altar, la sede, el ambón
y el lugar de la reserva del Santísimo
Sacramento,
se
observará
los
prescrito por las normas que
establece la Ordenación general del
Misal romano.
DESCRIPCIÓN DE LOS RITOS
La aspersión
En virtud de la unción con el crisma,
el altar se convierte en símbolo de
Cristo, que es llamado y es, por
excelencia, el "Ungido", puesto que el
Padre lo ungió con el Espíritu Santo y
lo constituyó sumo sacerdote para
que, en el altar de su cuerpo,
ofreciera el sacrificio de su vida por la
salvación de todos. El Arzobispo vierte
el crisma en el medio y en los cuatro
ángulos del altar, ungiéndose también
todo el altar.
En clara analogía con los sacramentos
de la iniciación cristiana en virtud de
los cuales el creyente se convierte en
templo
de
Dios
al
recibir
sucesivamente
el
bautismo,
la
confirmación y la eucaristía, conviene
que el altar y el templo sean lavados
con agua purificadora y ungidos con
santo crisma antes de poder celebrar
sobre el altar el banquete del Señor.
Por eso, después del rito de entrada y
toma de posesión de la iglesia, el
obispo bendice agua y rocía con ella
al pueblo, que es el templo espiritual,
y asperja también el altar y los muros
de la iglesia.
Colocación de las reliquias de los
santos
Toda iglesia que se dedica debe tener
un titular. Puede figurar, para ello: la
Santísima Trinidad, nuestro Señor
Jesucristo, el Espíritu Santo, la Virgen
María,
los
santos
ángeles
y,
finalmente, los santos. La razón de
dedicar esta iglesia parroquial a san
Carlos Borromeo, fue la siguiente: en
el año 2007 se inició el proceso de
supresión de la parroquia Ntra. Sra.
del Rocío y San Carlos Borromeo, de
Sevilla. Al ser esta la única parroquia
de la Archidiócesis que incorporaba el
título de san Carlos Borromeo, el
Cardenal Amigo Vallejo, oído el
Consejo Episcopal de la Archidiócesis,
decidió dar este título a la próxima
parroquia que fuera erigida en la
Archidiócesis. El 4 de junio de 2008
fue el día que se erigió la parroquia
que hoy lleva el título de san Carlos
Borromeo.
El ritual de la dedicación de iglesias
aconseja conservar la tradición de la
liturgia romana de colocar reliquias de
mártires o de otros santos debajo del
altar. En nuestro caso las reliquias
que se colocarán pertenecen a san
Servando, reliquia que quedará
oculta, y san Carlos Borromeo, que
quedará expuesta a la vista de los
fieles, colocada sobre la “primera
piedra” que se bendijo y se colocó
solemnemente en el solar, el 12 de
junio de 2009, justo en el lugar que
hoy ocupa el altar.
La unción de las paredes de la iglesia
significa que ella está dedicada toda
entera y para siempre al culto
cristiano. Se hacen doce unciones,
según la tradición litúrgica, o cuatro,
según
las
circunstancias,
para
significar que la iglesia es imagen de
la ciudad santa de Jerusalén. Los
presbíteros ungen los muros de la
iglesia, signando con el crisma las
doce cruces.
La oración de dedicación
La celebración de la eucaristía es el
rito máximo y el único necesario para
dedicar una iglesia; no obstante, de
acuerdo con la común tradición de la
Iglesia,
tanto
oriental
como
occidental, se dice también una
peculiar oración de dedicación, en la
que se expresa la voluntad de dedicar
para siempre la iglesia al Señor y se
pide su bendición.
Unción, incensación,
revestimiento e iluminación del
altar
Los ritos de unción, incensación,
revestimiento e iluminación del altar
expresan con signos visibles algo de
aquella acción invisible que Dios
realiza por
medio de la Iglesia
cuando ésta celebra los sagrados
misterios, en especial la eucaristía.
Se quema incienso en el altar para
significar que el sacrificio de Cristo,
que
se
perpetúa
allí
sacramentalmente, suba hasta Dios
como suave aroma y también para
expresar que las oraciones de los
fieles
lleguen
agradables
y
propiciatorias,
acompañadas
del
aroma de las buenas obras, hasta el
trono de Dios.
La incensación de la nave de la iglesia
indica, por su parte, que ésta, por la
dedicación, llega a ser casa de
oración; pero se inciensa primero al
pueblo de Dios, ya que él es el templo
vivo en el que cada uno de los fieles
es un altar espiritual.
El revestimiento del altar indica que el
altar cristiano es ara del sacrificio
eucarístico y al mismo tiempo la mesa
del Señor, alrededor de la cual los
sacerdotes y los fieles, en una misma
oración pero con funciones diversas,
celebran el memorial de la muerte y
resurrección de Cristo y comen la
Cena del Señor. Por eso el altar, como
mesa del banquete sacrificial, se viste
y adorna festivamente. Ello significa
claramente que es la mesa del Señor,
a la cual todos los fieles se acercan
alegres para nutrirse con el alimento
celestial, que es el cuerpo y la sangre
de Cristo inmolado.
La iluminación del altar, seguida de la
iluminación de toda la iglesia nos
advierte que Cristo es la "luz para
alumbrar a las naciones", con cuya
claridad brilla la Iglesia y por ella toda
la familia humana.
Celebración de la eucaristía
Una vez preparado el altar, el obispo
celebra la eucaristía, que es la parte
principal y más antigua del rito. La
celebración eucarística se realiza
íntimamente con él. En efecto:
- Con la celebración del sacrificio
eucarístico se alcanza el fin principal
de la construcción de una iglesia y de
un altar y se manifiesta con signos
preclaros.
- Además, la eucaristía, que santifica
los corazones de quienes la reciben,
consagra en cierta manera el altar y el
lugar de la celebración, como lo
afirman repetidas veces los antiguos
Padres de la Iglesia: "Este altar es
admirable porque, siendo piedra por
su naturaleza, ha llegado a ser cosa
santa después que recibió el cuerpo
de Cristo".
AVISOS PREVIOS
La celebración dará comienzo a las 6 de la tarde
Con el fin de acomodarnos debidamente y por respeto al Sr. Arzobispo y al resto de sacerdotes y fieles
asistentes, se ruega máxima puntualidad.
Se habilitará el salón de la planta sótano para seguir la celebración
Como seremos muchos, posiblemente, más de los que cabemos en el templo, se habilitarán sillas y una pantalla
de televisión en el salón multiusos de la planta sótano. El acceso al mismo será por la escalera de la calle Pedro
Salinas (la puerta por la que accedíamos cuando celebrábamos en ese salón.
Colecta con motivo de la consagración del templo
Una de las ofrendas de la misa de este día será la aportación económica que haremos en la colecta. Es un día
especial, en el que la comunidad parroquial está especialmente sensibilizada. Esta alegría del espíritu también
debiera reflejarse en nuestra generosidad para con la parroquia. Además de las últimas adquisiciones que aún
tenemos pendientes de pago: megafonía digital, mueble para la sacristía y otros, este día se unen los gastos de
limpieza extraordinaria, flores, etc. Como uno de los elementos pendientes de pago es precisamente el altar, el
día que se consagra, deberíamos ser especialmente generosos.
Junto a este boletín has recibido un sobre en el que puedes hacer tu donativo.
Al finalizar la celebración compartiremos un refrigerio
Terminada la celebración, que se prevé dure algo más de dos horas, todos aquellos que lo deseen podrán
compartir un sencillo refrigerio en la terraza del supermercado MAS. No hay que aportar nada, ya lo habremos
hecho en la colecta. Ahora se trata de compartir la alegría de lo celebrado en torno al altar.
La Comunidad Parroquial de San Carlos Borromeo, de Sevilla,
tiene el gusto de invitarle a la celebración de la Eucaristía
en la que se llevará cabo el rito de Dedicación de la Iglesia Parroquial.
Dicho acto tendrá lugar el próximo
domingo día 3 de noviembre, a las 6 de la tarde
y estará presidido por S.E.R. Mons. JUAN JOSÉ ASENJO PELEGRINA,
Arzobispo Metropolitano de Sevilla.
C/ Pedro Salinas,1.
41013 SEVILLA.
Tel. 955 12 15 18
e-mail: [email protected]

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