La Esperanza del Cristiano
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La Esperanza del Cristiano
LA ESPERANZA DEL CRISTIANO «...Cristo en vosotros, la esperanza de gloria.» Col. 1:27 por Rev. Norman Holmes Título original: “The Hope of the Christian” Copyright © by Norman Holmes 1998, 2006, 2009 Usado con permiso. Todos los derechos reservados Impreso en junio de 2004 Título en español: «La esperanza del cristiano» Traducción: Marian Belmonte, Spain. 1ra edición: Equipo de Traducción de Iglesia Cristiana Jesucristo, Guatemala 2da edición mayo 2009, Marian Belonte, España Segunda impresión julio 2009 Publicado por: Zion Christian Publishers Todas las referencias de la Biblia en este libro han sido tomadas de La Biblia, versión Reina Valera 1960, a menos que se indique lo contrario. Impreso en: Zion Christian Publishers P. O. Box 70 Waverly, New York 14892 ISBN 1-59665-250-0 La Esperanza del Cristiano 3 ÍNDICE Parte I: una revelación de nuestra meta cristiana Capítulo 1: El espíritu de revelación 7 Capítulo 2: La esperanza del cristiano 17 Capítulo 3: ¿Cuándo se cumplirá esta esperanza? 27 Capítulo 4: La visión de Sion 65 Parte II: Sabiduría para obtener la esperanza de gloria Capítulo 5: El espíritu de sabiduría 79 Capítulo 6 Llamado, escogido y fiel 91 Capítulo 7: Participantes de la naturaleza divina 125 Capítulo 8: Carácter y ministerio equilibrados 141 Capítulo 9: Mezcla espiritual en el ministerio 157 Capítulo 10:Desarrollando discernimiento espiritual 177 Capítulo 11: La participación de sus padecimientos 193 Capítulo 12:Contemplando al Señor 205 PARTE 1 UNA REVELACIÓN DE NUESTRA META CRISTIANA 7 CAPÍTULO 1 EL ESPÍRITU DE REVELACIÓN Para entender la esperanza o meta futura del cristiano, necesitamos la revelación de Dios. El hombre natural no puede comprender los planes gloriosos del Todopoderoso a través de mera sabiduría humana. Leemos en 1 Corintios 2:9-10: «como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu». Por el Espíritu Santo es como los planes de Dios pueden ser revelados. Y más aún, las Escrituras dejan claro que el Espíritu Santo tiene muchas unciones por las cuales Él lleva a cabo sus diferentes obras. La unción específica que nos puede hacer ver la esperanza del cristiano es llamada el espíritu de revelación en Efesios 1:17. El apóstol Pablo oró por los creyentes de Éfeso: «Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación…para que sepáis cuál es la esperanza a la que os ha llamado». La iglesia en Éfeso ya había recibido el Espíritu Santo hacía muchos años (ver Hechos 19:1-6), pero el apóstol Pablo sabía que ellos necesitaban una mayor unción para ayudarles en el camino hacia la plena madurez espiritual. Nosotros también puede que seamos cristianos de muchos años 8 La Esperanza del Cristiano llenos del Espíritu, y aun así necesitamos orar pidiendo el espíritu de revelación para que podamos entender más plenamente la esperanza del llamado de Dios sobre nuestra vida. El ministerio del espíritu de revelación es revelar los secretos y misterios de Dios. En Efesios 3:3-6, Pablo dijo: «por revelación me fue declarado el misterio» de que «los gentiles son… copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio». Ahora bien, el hecho de que los gentiles puedan ser salvos ya no es un secreto escondido o un misterio; esto es algo que todos saben en nuestro tiempo, cuando casi toda la Iglesia alrededor del mundo está compuesta por cristianos gentiles. Sin embargo, los primeros judíos cristianos necesitaron la revelación de Dios (como en Hechos 10:9-16) antes de poder comprender una idea tan radical. De igual manera, hay mucho que el Señor se ha propuesto para nuestro futuro y que va más allá de la comprensión de nuestras mentes a menos que Dios nos revele esos planes a través del espíritu de revelación. LA VISIÓN NOS MOTIVA Proverbios 29:18 nos dice: «Donde no hay visión, el pueblo se desenfrena» (RVA). La versión RV 1909 dice: «Sin profecía el pueblo será disipado». La revelación nos da una visión, o una meta que alcanzar, con relación a lo que el Señor quiere lograr en nuestra vida. Sin esa visión, las cosas de Dios pueden parecer sin valor. Quitaremos toda restricción para entrar en un letargo y en falta de propósito. Peor aún, cuando carecemos de metas Capítulo 1 9 espirituales, en su lugar nos concentraremos en metas naturales para nuestra vida. Esto sucede porque cuando Dios creó al hombre para tener dominio sobre la tierra, Él puso en el corazón del hombre el deseo de tener éxito, de ser un vencedor y de hacer grandes cosas (ver Génesis 1:26). Las personas en todo el mundo aspiran a ser atletas, músicos, cantantes y actores populares. Otros buscan convertirse en empresarios o políticos de éxito. Sin embargo, por encima de todas estas cosas, necesitamos tener una visión de los planes eternos y gloriosos de Dios para nuestra vida. Cuando obtenemos una visión celestial del llamado de Dios, entonces las metas naturales en las que muchas personas buscan satisfacción se ven como cosas insignificantes y de corto alcance. Como ejemplo, veamos la diferencia entre los objetivos naturales y los espirituales mencionados en 1 Corintios 9:25. Pablo escribió: «ellos [los que corren una carrera] para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible». Sabemos que muchos atletas emplean mucho tiempo, esfuerzo y dinero en intentar ganar premios. Una encuesta realizada en uno de los Juegos Olímpicos ilustra los sacrificios que muchos atletas están dispuestos a hacer. Se les preguntó a los competidores que si existiera una droga disponible que les garantizara ganar una medalla de oro, estarían interesados en tomarla aunque uno de los efectos secundarios de esa droga fuese la muerte en cinco años. La increíble mayoría de los atletas respondieron: «¡Sí!». 10 La Esperanza del Cristiano Aunque las medallas olímpicas bañadas en oro cuestan aproximadamente 26 dólares, un campeón olímpico recibe honra y honor de este mundo, por los cuales estaría dispuesto a dar hasta su propia vida aunque sólo pudiera obtenerlos por unos cuantos años. Sin embargo, ¡cada cristiano puede prepararse para recibir un mejor y más excelente peso de gloria! Esto ayuda a mostrarnos cómo una visión o propósito nos da motivación. Cuanto más grande sea la meta, mayor sacrificio están dispuestas a hacer las personas para alcanzar sus planes. Por eso necesitamos más revelación de Dios, pues nos motivará a soportar la preparación y a aceptar los sacrificios necesarios para alcanzar la meta del supremo llamamiento de Dios para nuestra vida. Deberíamos ser como el mercader en la parábola registrada en Mateo 13:45. Cuando ese mercader encontró una perla de gran valor, vendió todo lo que tenía para obtenerla. De modo similar, nosotros deberíamos encontrar algo tan excepcionalmente precioso en el Reino de Dios, que dediquemos nuestra vida y nuestros recursos para obtenerlo. Martín Lutero encontró el tesoro de la justificación por la fe, mientras que Katherine Kuhlman encontró las riquezas de la sanidad divina. Ellos soportaron dificultades increíbles para poder llevar a cabo sus ministerios debido a la grandeza de lo que el Señor les había mostrado. Sin embargo, mucho más allá de los pocos años de nuestra actual vida y ministerio terrenales, ¡Dios tiene planes mucho mayores para nosotros! Pablo dijo: «Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son Capítulo 1 11 comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse» (Romanos 8:18). ¡Él debió de haber tenido una vislumbre gloriosa de la esperanza futura del cristiano para que considerara que tales sufrimientos: tres palizas, tres naufragios, 196 latigazos y muchos encarcelamientos (ver 2 Corintios 11:23-28), eran algo insignificante! Al final de su vida, el apóstol fue capaz de exclamar triunfalmente: «He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquél día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida» (2 Timoteo 4:7-8). Pablo nos dice que una de sus recompensas eternas es una corona de justicia, mucho más gloriosa y valiosa que la perecedera corona de hojas de laurel que los atletas olímpicos de su día luchaban por obtener. ¡Asimismo, Pablo dijo en este versículo que cada cristiano puede obtener esta recompensa eterna! Hay un llamado glorioso que se ofrece a cada hijo de Dios. UNA VISIÓN DA DIRECCIÓN Una visión o llamado también nos da dirección. No podemos llevar a cabo todo lo que soñamos hacer con nuestra vida. Un niño puede soñar despierto con ser doctor, piloto, alcalde y un comandante del ejército, pero si intenta alcanzar todas esas metas, ¡probablemente no logrará ninguna de ellas! Necesitamos una visión de lo que Dios quiere hacer en nuestra vida para que podamos enfocarnos y disciplinarnos para cumplir ese plan específico de Dios. 12 La Esperanza del Cristiano En 2 Timoteo 2:3-4 se nos dice que un buen soldado de Jesucristo no debe enredarse en los asuntos de la vida que pudieran estorbarle para cumplir con sus obligaciones. Al igual que el arquero que apunta al centro de la diana, nosotros también deberíamos apuntar a «la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús» (Filipenses 3:14). Cualquier cosa por debajo de esto es pecar, porque de acuerdo al significado de la palabra griega «hamartia», ¡pecar significa que hemos errado al blanco! Que el Señor nos ayude a cada uno de nosotros a no pecar y a no quedar destituidos de la gloria de Dios, sino a alcanzar la meta para la cual hemos sido creados. Cuando el Señor nos da una revelación acerca de sus planes futuros para nuestra vida, esto puede ayudarnos a estar motivados y enfocados para prepararnos. Entonces, según con qué rapidez y grado nos preparemos, podremos calificar para entrar en una medida mayor del cumplimiento de nuestro llamamiento. Consideremos esto desde la perspectiva de un ejército. Parte del plan de Dios es que Él está preparando un ejército espiritual que traerá avivamiento y salvación a todas las naciones. Puede que nos sea revelado que estamos llamados a ser parte de este ejército, pero entonces surge la pregunta: ¿para qué posición y recompensa estaremos preparados en ese ejército? En los ejércitos naturales hay un sistema de rangos por el que un soldado debe pasar e ir progresando; de soldado, a cabo y finalmente a sargento. Normalmente, se requieren muchos años de preparación antes que algunos obtengan Capítulo 1 13 el rango de coronel o general; sin embargo, si comienza una guerra, habrá un gran número de nuevos reclutas que entrarán al ejército. A esos reclutas que no están preparados se les considerará soldados. En ese momento, los soldados más maduros serán ascendidos de rango para dirigir a esos nuevos soldados. Puede que algunos soldados experimentados sean catapultados varios rangos más arriba en un corto periodo de tiempo. En la guerra de la Revolución Americana, hubo un día en el que George Washington ¡ascendió a tres capitanes y los hizo generales! El Salmo 110:3 dice: «Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente en el día de tu poder». La Nueva Versión Internacional dice que esto será: «En el día de tu batalla». Esto nos habla sobre el día de avivamiento, cuando multitud de personas decidirán servir al Señor. Ellos serán como los nuevos reclutas en el ejército que tienen que empezar al principio como soldados. Sin embargo, aquellos que tuvieron una visión de enlistarse y ser entrenados mucho antes, se verán a sí mismos preparados para ser ascendidos de rango. Puede ser que los líderes de estudios bíblicos se conviertan en pastores, y los que están ganando almas puede ser que asciendan a ser evangelistas. Por lo tanto, no queremos tan sólo esperar el día del poder de Dios para «subirnos al tren». Si Dios nos da una visión de lo que está por venir, entonces deberíamos dedicar nuestra vida a prepararnos para ello ahora. Al hacer eso, podemos asegurarnos una mayor medida de cumplimiento del llamado de Dios para que no seamos solamente cristianos de treinta o de sesenta por uno, sino que, por su gracia, seamos cristianos que dan fruto al ciento por uno. 14 La Esperanza del Cristiano DEBEMOS ESTAR CALIFICADOS PARA LA REVELACIÓN Las Escrituras dejan claro que no todos obtendrán revelaciones de los planes gloriosos de Dios. En Mateo 7:6 nuestro Señor les dijo a sus discípulos: «No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen». Cristo nos estaba diciendo que no hay que mostrar a menudo a los pecadores de este mundo las cosas maravillosas de Dios, así como no echamos perlas a los cerdos. Un grupo de cerdos se juntará avariciosamente alrededor de una persona que venga a darles algo, esperando ser el primero en meter su hocico en la tan ansiada comida que tanto les gusta. Si intentas darles de comer perlas, no entenderán su valor y su propósito; las morderán, y al ver que son tan duras e insípidas como las piedras, ¡las escupirán en el lodo mientras te atacan para encontrar la comida que quieren! De la misma manera, Dios a menudo escoge no revelar sus riquezas a los que las desprecian y rechazan. Las revelaciones de sus planes gloriosos les serán confiadas sólo a aquellos que la valorarán y procurarán usarlas para el propósito que tienen. Con relación a esto, Proverbios 25:2 nos dice: «Gloria de Dios es encubrir un asunto; pero honra del rey es escudriñarlo». Dios es glorificado escondiendo sus secretos de aquellos que los despreciarán y abusarán de ellos; ¿pero quién puede estar calificado para descubrirlos? Son los reyes, aquellos que ya han obtenido una medida de sabiduría y responsabilidad. Ellos son los que pueden Capítulo 1 15 apreciar y utilizar las mayores cosas que Dios puede revelar. A ellos se les dará la capacidad de descubrir las cosas ocultas de Dios y obtener una mayor gloria. Como dijo nuestro Señor: «Porque nada hay oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de ser conocido, y de salir a la luz. Mirad, pues, como oís; porque a todo el que tiene, se le dará» (Lucas 8:17-18). Podemos ver cómo Salomón había aprendido esta verdad en Proverbios 25:2 cuando acababa de convertirse en rey. En ese momento su liderazgo se vio desafiado por el dilema de juzgar justamente a las dos mujeres que reclamaban ser la madre de cierto niño. Después de haber investigado el asunto y juzgado justamente, eso le trajo una nueva medida de gloria, cuando toda la nación comenzó a respetar su liderazgo. Sin embargo, este proverbio no se aplica principalmente a los reyes y gobernantes naturales; es para animar a cada cristiano, ya que hemos sido llamados a gobernar y reinar con Cristo. Parte de la preparación para nuestro gobierno incluye aprender a descubrir los secretos de Dios. Cuanta más revelación recibamos, más seremos capaces de levantarnos para ser líderes. Por tanto, si queremos ser grandes en el Reino de Dios, parte del proceso es el de aprender a descubrir los secretos de Dios por el espíritu de revelación. 17 CAPÍTULO 2 LA ESPERANZA DEL CRISTIANO En Efesios 4:4 el apóstol Pablo escribió que tenemos «una esperanza de nuestro llamado». Los planes de Dios para cada creyente están enfocados en una meta final, un propósito final. Dios nunca ha cambiado y nunca cambiará su propósito para la raza humana. Dios no se sorprendió por la caída de Adán y luego, de repente, ¡tuvo que pensar en un «Plan B» para la nueva situación! No, podemos leer en Efesios que somos predestinados y escogidos antes de que fuera formado el mundo (ver Efesios 1:11 y 1:4). ¡Dios ha planificado una esperanza o meta para cada cristiano! Varios versículos ayudan a pintar el retrato de lo que es la esperanza del cristiano. Colosenses 1:27 nos dice que es «Cristo en vosotros, la esperanza de gloria»; en Romanos 8:29 se nos dice que estamos «predestinados para ser hechos conforme a la imagen de su Hijo». Pedro escribió que somos «participantes de la naturaleza divina» (2 Pedro 1:4). El apóstol Juan fue inspirado para declarar en 1 Juan 3:2 que «seremos semejantes a Él», y en Hebreos 2:10 está también revelado que el Padre se ha propuesto llevar «muchos hijos a la gloria». Para intentar decir todo esto con sencillez, ¡la esperanza del cristiano es que Cristo en nosotros nos hará crecer y nos transformará para hacernos hijos de Dios maduros para la gloria! 18 La Esperanza del Cristiano Necesitamos el espíritu de revelación para empezar a comprender lo grande que es esta esperanza de gloria, que seremos conformados a la imagen de Cristo. Nuestra esperanza o meta cristiana es mucho más grande que tan sólo ser salvos de ir al infierno, o ir al cielo. Tener un ministerio exitoso y prepararnos para reinar en el milenio también son logros muy maravillosos por los cuales el cristiano puede luchar, ¡pero necesitamos ver que haya un supremo llamamiento de Dios que sobrepasa todas estas cosas! Dios no ha cambiado sus planes para el hombre desde la primera vez que dijo: «Hagamos al hombre a nuestra imagen» en Génesis 1:26. Es cierto que la caída del hombre nos ha dado a cada uno una naturaleza humana adámica corrupta. Sin embargo, por medio de la redención de Cristo podemos ser rescatados y cambiados «de gloria en gloria» a su imagen (2 Corintios 3:18). LA ESPERANZA DEL CRISTIANO Colosenses 1:27 Cristo en vosotros, la esperanza de gloria. Romanos 8:29 Conforme a la imagen de su Hijo. 2 Pedro 1:4 Participantes de la naturaleza divina. 1 Juan 3:2 Seremos semejantes a Él. Hebreos 2:10 Llevando muchos hijos a la gloria. Capítulo 2 19 UN TESTIMONIO PERSONAL Recuerdo claramente cuando era un joven cristiano y Dios empezaba a abrir mi entendimiento espiritual a la grandeza de este supremo llamamiento de Dios. Una mañana estaba caminando por un camino rural muy tranquilo, adorando y amando a mi Padre celestial con todo mi corazón. De repente, vi que había sido llevado al cielo, escondido con Cristo en el seno del Padre. Allí estaba yo, contemplando la gloria que el Padre le había dado a Cristo antes de la creación del mundo, una gloria que llenaba los cielos. Sin embargo, la atención de Dios Padre revelado en su gloria no estaba centrada en el cielo, sino que estaba mirando hacia abajo. A través de Cristo, Él estaba mirando más allá de las galaxias y estrellas, observando nuestro planeta y mirando a una pequeña forma humana que estaba caminando por un camino, adorando a su Padre celestial. Mientras estaba escondido con Cristo en Dios, escuché la voz de la gloria majestuosa mientras Él estaba mirando abajo a esa forma humana y declarando con la amorosa admiración de un padre: «Este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia». (Algunas citas que me ayudaron a explicar esta visión incluyen Juan 17:24; 2 Corintios 12:2-4, Juan 1:18; Juan 17:5 y 22; Mateo 17:1-5 y 2 Pedro 1:17-18.) Después de tener esta experiencia, me di cuenta que Dios el Padre me había hablado las mismas palabras que Él le habló a Jesucristo. En Mateo 4:17, al momento del bautismo de Cristo y de nuevo en Mateo 17:5 en el monte de la Transfiguración, el Padre había dicho: «Este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia». Siendo un nuevo cristiano que había estado caminando con Dios 20 La Esperanza del Cristiano durante sólo unos cuatro meses, mi mente luchó para entender cómo Dios Padre podía decirme a mí las mismas palabras que sólo le había dicho a Cristo en la Biblia. Sin embargo, mientras mi mente no renovada luchaba, mi espíritu vivificado abrazaba y se empapaba del recuerdo de la gloria que había visto, y en el amor del Padre que había experimentado mientras Él decía esas palabras. Fueron necesarios muchos meses antes de que mi mente pudiera empezar a entender la magnitud de lo que me había sido mostrado en un momento de revelación. En la época en que tuve esta visión, yo era un hombre joven que acababa de ser salvo, que había sido músico de rock y un rebelde de la sociedad. Ahora, más de 30 años después, soy un misionero preparando a muchos pastores, escribiendo artículos y libros que son leídos en todo el mundo. ¿Qué es lo que pudo cambiar tan radicalmente el curso de esta vida? Tal como un toque de corriente eléctrica puede magnetizar una pieza de metal para que apunte siempre al norte, de la misma forma fue esta experiencia de «Cristo en vosotros la esperanza de gloria» la que fijó para siempre mi espíritu en dirección al premio del supremo llamamiento de Dios. El Señor, a través de muchas diferentes formas, puede revelar a cada creyente cuál es la esperanza futura del cristiano. Podría ser por medio de sueños y visiones, mientras leemos la Biblia o mientras escuchamos una predicación. Venga como venga, todos necesitamos aprender a orar como oró el apóstol Pablo por los creyentes de Éfeso: «Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación...para que sepáis cual es la esperanza a que él os ha llamado». Capítulo 2 21 EL PLAN ETERNO DE DIOS Esta esperanza (el que podamos ser conformados a la imagen de Cristo y ser hijos para la gloria) siempre ha sido el plan de Dios Padre. El declaró esta intención cuando dijo en la creación del hombre en Génesis 1:26: «Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza». Para confirmar esta verdad, la genealogía de Cristo en Lucas 3:38 declara que Adán fue «hijo de Dios». Si Adán y Eva no hubieran pecado, ellos y sus futuras generaciones podrían haber seguido siendo hijos de Dios, conformados a su imagen, tal como el hombre había sido creado en un principio. Sin embargo, después de su caída, a Adán y Eva se les prohibió comer del árbol de la vida y fueron echados del jardín del Edén. Esta separación de Dios, así como la naturaleza corrompida de Adán, pasaron a todas sus futuras generaciones (ver Romanos 5:12-19 y Salmo 51:5). En Juan 8:41-44 leemos cómo nuestro Señor Jesús reprendió a los judíos religiosos que falsamente se confiaban en que Dios era su padre. Cristo les dijo: «Vosotros sois de vuestro padre el diablo» porque «los deseos de vuestro padre queréis hacer». El pecado sitúa al hombre bajo el dominio de Satanás, y hará que el pecador sea espiritualmente parte de la familia del diablo. Malentender esta verdad todavía hace que muchos, hoy, crean falsamente que son parte de la familia de Dios. Muchas falsas religiones y sectas declaran que todos ellos son «hijos de Dios» porque Dios fue originalmente el 22 La Esperanza del Cristiano Creador y Padre de la raza humana. A menos que reconozcan las consecuencias del pecado y se vuelvan a Dios por medio de la salvación de Jesucristo, la palabra del Señor sobre ellos sigue siendo: «Vosotros sois de vuestro padre el diablo». Sin embargo, como ya hemos mencionado, la caída del hombre en el pecado no sorprendió a Dios ni lo forzó a idear un nuevo plan. Antes de la creación, Dios, en su infinito conocimiento de todas las cosas, ya tenía decidido cómo se iba a llevar a cabo su plan para el hombre. Él sabía que el hombre, por medio de la creación, no permanecería como su hijo fiel, sino que moriría espiritualmente en delitos y pecados (Efesios 2:1). Dios sabía que Cristo tendría que morir como expiación por nuestro pecado. Cristo es llamado «el Cordero inmolado desde la fundación del mundo» en Apocalipsis 13:8 porque, en el previo conocimiento de Dios de los eventos del mundo, el sacrificio de Cristo era totalmente necesario ¡y se decidió antes de la creación del hombre! Podemos leer además que desde antes de la creación, el Padre ya había decidido redimirnos para Él en Efesios 1:4-6: «según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado». Así que, a lo largo de la Historia, Dios ha estado redimiendo y restaurando a aquellos que pusieron su fe en el Mesías, nuestro Señor Jesús. Pablo citó del profeta Capítulo 2 23 Oseas cómo de entre los gentiles, así como de los judíos: «Y en el lugar donde se les dijo: Vosotros nos sois pueblo mío, allí serán llamados hijos del Dios viviente» (Romanos 9:26). Aquellos que creen en el Señor Jesucristo, ahora son llevados al plan original de Dios, para que sean llamados hijos de Dios. Esta es la esperanza del cristiano, en la cual todos podemos ahora empezar a entrar. La Palabra de Dios declara a todo cristiano nacido de nuevo: «Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro» (1 Juan 3:1-3). Aunque ahora somos los hijos inmaduros de Dios, ¡las Escrituras nos dan esta esperanza de que continuaremos siendo transformados hasta que seamos semejantes a nuestro Señor mismo! Este plan eterno de Dios -preparar una vasta familia de hijos- se completará en el futuro después del reinado milenial de Cristo en la Tierra. En el comienzo de los nuevos cielos y la nueva Tierra, Dios declara en Apocalipsis 21:7: «El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo». En ese momento, todos los cristianos habrán entrado en la plenitud de su herencia y serán los hijos de Dios, ¡para alabanza de su gracia redentora! 24 La Esperanza del Cristiano JESUCRISTO SIEMPRE PERMANECERÁ PREEMINENTE Mientras que cada uno de nosotros podemos regocijarnos en esta gloriosa esperanza, también tenemos que saber interpretar bien esta verdad de cómo seremos los hijos de Dios. Es importante entender cómo equilibrar la grandeza de nuestro Señor Jesucristo, el Hijo de Dios, con el maravilloso llamado de cada creyente a convertirnos en hijos de Dios. Además, algunas personas se han desequilibrado tanto que se han declarado a sí mismos «pequeños dioses», ¡iguales a Jesucristo! Este tipo de orgullo y engaño satánico ha hecho que otros reaccionen en exceso y se vayan al extremo opuesto. Estos se han retirado y han dicho: «Están predicando una herejía, no van a haber «hijos de Dios», ¡sólo hay un hijo de Dios! ¡Están exaltando la carne y cometiendo idolatría!». Así que necesitamos entender el equilibrio de cómo el glorioso plan de Dios para su pueblo (Cristo en vosotros la esperanza de gloria) de ninguna manera le restará valor a la única y suprema gloria de nuestro Señor Jesucristo. Nuestro Señor Jesús siempre permanecerá preeminente y exaltado por encima de todos sus hermanos. La primera forma en la que Jesucristo siempre permanecerá preeminente tiene que ver con cómo Él se convirtió en el Hijo de Dios. Las Escrituras nos dicen que Jesucristo fue el Hijo de Dios desde la concepción, desde el momento en que empezó Su vida terrenal dentro del vientre de María (ver Juan 1:14 y Lucas 1:35). En contraposición, nosotros no somos concebidos ni nacemos Capítulo 2 25 siendo hijos de Dios, porque hemos heredado una naturaleza humana adámica pecaminosa. No es desde la concepción ni desde nuestro primer nacimiento, sino desde un segundo nacimiento espiritual, como podemos nacer de nuevo para convertirnos en hijos de Dios. En ese momento somos adoptados para convertirnos en hijos de Dios (ver Efesios 1:5 y Romanos 8:15). Por eso Jesús puede ser llamado el unigénito Hijo de Dios; nosotros no fuimos engendrados como hijos desde nuestra concepción, sino que fuimos adoptados en la familia. Otra manera en la que Jesucristo es mayor que todos sus hermanos es que Jesucristo tuvo una vida sin pecado, incluso desde el momento de su concepción. Es un hecho médico el que la sangre que le llega a un hijo que acaba de ser concebido viene del padre. Levítico 17:11 nos dice que «la vida de la carne está en la sangre», ¡y el Padre de Cristo le dio sangre sin pecado! Por eso el ángel Gabriel en Lucas 1:35 pudo llamarle «el Santo Ser que nacerá», y en 2 Corintios 5:21 Cristo es llamado «Al que no conoció pecado». En contraste con Su vida sin pecado, el resto de las personas hemos sido concebidas para heredar la sangre pecaminosa de Adán nuestro padre. David escribió en el Salmo 51:5: «He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre». En Romanos 5:12 también leemos: «Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron». Una tercera forma en la que Jesucristo siempre será preeminente entre sus hermanos se nos muestra en Romanos 8:29. Aquí leemos que Jesucristo es «el 26 La Esperanza del Cristiano primogénito entre muchos hermanos». Él mantendrá para siempre la distinción de ser el Hermano Mayor de todos los hijos de Dios; por el contrario, nosotros somos Sus hermanos menores. Otra manera en la que Jesucristo siempre será el más grande entre sus hermanos, tiene que ver con Su morada original. Según Juan 3:13, 6:38, 13:3 y otros versículos, Jesucristo descendió del cielo a la Tierra, para luego volver de nuevo al cielo. Sin embargo, el resto del género humano empieza en la tierra para regresar a la tierra, aunque por medio de Cristo podemos tener la esperanza de obtener una herencia celestial (ver Génesis 3:19, 1 Corintios 15:49). Así que, de muchas formas siempre habrá una diferencia entre Jesucristo y el resto de los hijos de Dios. Él es Dios que se hizo hombre, mientras que nosotros sólo somos hombres que ahora participamos de la naturaleza de Dios por Su gracia y misericordia. No obstante, ¡nuestro llamado a convertirnos en hijos de Dios para gloria sigue siendo gracia y misericordia más allá de nuestros más grandes sueños! 27 CAPÍTULO 3 ¿CUÁNDO SE CUMPLIRÁ ESTA ESPERANZA? En Efesios 1:17-18 leemos cómo necesitamos el espíritu de revelación para que «sepamos cuál es la esperanza a que él os ha llamado». A la promesa de «Cristo en vosotros» también se le llama en Colosenses 1:27 nuestra «esperanza de gloria» porque tiene un cumplimiento condicional y futuro. Dios hará su parte para que esto suceda, pero a nosotros también se nos ha dado nuestra parte a cumplir, si es que queremos entrar y obtener esta esperanza. Según vayamos entendiendo más el proceso por el cual se llevará esto a cabo, podremos convertirnos en colaboradores de Cristo y no frustrar la gracia de Dios que puede hacer que esto se cumpla. INICIO Y CRECIMIENTO La esperanza del cristiano empieza a cumplirse en nuestra vida en el momento en que somos salvos o nacemos de nuevo. Entonces, Cristo entra en nuestro corazón por su Espíritu Santo, pero no para revelar instantáneamente todo Su poder y transformarnos para ser unos hijos de Dios perfectos, maduros y gloriosos. Si el Señor viniera en toda Su gloria y poder para mostrarle al nuevo cristiano todos los pecados e imperfecciones que tienen que ser cambiados instantáneamente en su vida, ¡sería como hacer explotar una bomba atómica bajo sus pies y querer que 28 La Esperanza del Cristiano comprendiera lo que ocurrió! En lugar de eso, el Señor viene a nuestra vida con benignidad y paciencia, tal como vino con benignidad a este mundo, como un bebé recién nacido en Belén. Benigna y pacientemente, el Señor comienza el proceso por el cual podemos ser cambiados «de gloria en gloria» a la imagen de Cristo (2 Corintios 3:18). Él nos invita a entrar con estas palabras llenas de Su gracia: «Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga» (Mateo 11:29-30). Cuando somos salvos, Efesios 1:11 nos dice que somos sellados con el Espíritu Santo. La versión Ampliada de la Biblia (en inglés) nos dice en el siguiente versículo: «Ese (Espíritu) es la garantía de nuestra herencia (las primicias, el préstamo y adelanto, el anticipo en nuestra herencia), en anticipación de su redención completa y nuestro adquirir la posesión (completa) de ello –para la alabanza de su gloria». Aquí leemos que la obra inicial del Espíritu Santo en la vida de cada nuevo cristiano es sólo el adelanto (las arras) de lo que Él cumplirá. Es una situación similar a una persona que da un adelanto en el pago de un auto o una casa. Adquiere la posesión legal de lo que ha comprado, pero a su vez es sólo una pequeña fracción de lo que tendrá que pagar para poseerla totalmente. De la misma manera, cuando nacemos de nuevo, el amor, gozo y paz que experimentamos con nuestra nueva vida transformada ¡es sólo una pequeña fracción de lo que Cristo hará más profundamente por medio de su Espíritu! Capítulo 3 29 El proceso por el cual entramos en la esperanza del ristiano continúa en la medida que nuestra vida cristiana crece y madura. Estudiaremos en detalle cómo podemos trabajar y ayudar en este proceso en la Parte II de este libro. Por ahora, sólo queremos mencionar que necesitamos participar activamente en lo que Dios quiere hacer en nuestra vida. Cuando el apóstol Juan nos dice que «seremos semejantes a Él», en el siguiente versículo sigue diciendo: «Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro». Debemos unirnos activamente a la obra de Dios en nuestra vida, y purificarnos a nosotros mismos, para que podamos estar calificados para este supremo y santo llamamiento. Si ignoramos y menospreciamos nuestra herencia celestial, podemos ser rechazados al igual que Esaú cuando perdió su primogenitura (Hebreos 12:15-17). Como nuestro Señor Jesús dijo, sólo aquellos cristianos que habiten en Cristo y lleven fruto, permanecerán; el resto serán rechazados y cortados (Juan 15:1-6). LOS SANTOS QUE ESTÁN AHORA EN EL CIELO HAN ENTRADO EN UN CUMPLIMIENTO PARCIAL Este proceso de nuestro crecimiento espiritual a la imagen de Cristo continuará durante nuestra vida aquí en la Tierra, hasta que lleguemos al cielo. Cada santo que se ha ido para estar con el Señor ha entrado en un cumplimiento mayor, pero incluso eso no es aún el cumplimiento pleno del proceso. 30 La Esperanza del Cristiano En Hebreos 12:23 leemos que los santos que están ahora en el cielo son llamados «los espíritus de hombres justos perfeccionados». En su carácter espiritual, ellos han sido hechos puros y completos. Como nos dice 1 Juan 3:2: «Cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es». Así que cada santo redimido, cuando llega al cielo y ve a Jesús, es transformado para ser semejante a Él, santo y puro. Sin embargo, los santos en el cielo todavía no son plenamente semejantes a nuestro Señor Jesús en un aspecto importante. Ellos todavía no han recibido sus gloriosos cuerpos resucitados, como ya tiene el Señor Jesús. Sus cuerpos quedaron en la tumba esperando la última trompeta y la resurrección (ver 1 Corintios 15:52, 1 Tesalonicenses 4:16). Así, aunque los santos en el cielo se han convertido en espíritus purificados y perfeccionados, todavía no se han reunido con su cuerpo resucitado. Como estudiaremos muy pronto, este es un importante paso posterior que preparará a todos los redimidos para convertirse en hijos completos de Dios, a la imagen de Cristo. Capítulo 3 31 ALGUNOS CRISTIANOS ENTRARÁN EN UN CUMPLIMIENTO MAYOR ANTES DE LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO Para aquellos que estén vivos cuando llegue el fin de la edad de la Iglesia, hay una revelación que es muy importante que entendamos. Hay un cumplimiento mayor de la esperanza del cristiano que estará disponible en esos últimos tiempos. Mientras Dios sigue adelante con Sus planes, nosotros debemos ver lo que Él está haciendo y unirnos a ello. Queremos entrar en todo nuevo mover que Él ofrezca a Su pueblo, para ayudar a preparar el camino del Señor y estar calificados para reinar y gobernar con Cristo en su Reino. En Romanos 8:19-22, leemos: «Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora...» Aquí, el apóstol Pablo nos dice que la creación tiene dolores de parto y está esperando que los hijos de Dios sean revelados. El mundo fue puesto bajo la maldición de 32 La Esperanza del Cristiano pecado cuando Adán y Eva cayeron en el huerto del Edén (ver Génesis 3:17), pero tiene la esperanza de que será librado de esta esclavitud. ¿Cuándo sucederá eso? La Palabra de Dios no dice que sucederá cuando Cristo, el Hijo de Dios sea revelado, ¡sino cuando los hijos de Dios sean revelados! Tal como Adán y Eva trajeron esta maldición sobre el mundo, la misma será quitada cuando los hijos vencedores de Adán y Eva sean revelados como los hijos de Dios. Mientras tanto, Romanos 8:22 dice que el mundo gime con dolores de parto, esperando el glorioso «nacimiento» de esos hijos de Dios. Leí un artículo muy interesante en la revista Time, hace unos 15 años, que me ayudó a explicar esto. El artículo decía que un grupo de científicos había estudiado la creciente actividad sísmica alrededor del mundo durante el siglo XX. Los científicos habían reunido toda su información, la cual mostraba que los terremotos estaban aumentando en intensidad y en frecuencia en todo el mundo. Al hacer una gráfica de esto, dijeron que se parecía a la gráfica de los dolores de parto de una mujer, ¡según se van incrementando las contracciones en rapidez e intensidad antes del tiempo del alumbramiento! Probablemente, ninguno de esos científicos conociera esa verdad de la Biblia; sin embargo, nos da otra confirmación de que el tiempo de la revelación o del «nacimiento» de los hijos de Dios se está acercando. Pablo sigue diciendo que no sólo el mundo, sino que también los cristianos han de sufrir esos dolores de parto. «Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos Capítulo 3 33 interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos...» Romanos 8:23 (NVI.) El anhelo del Espíritu Santo dentro de nosotros es por nuestra plena redención, y ese anhelo puede convertirse en una carga tan real en nuestros tiempos de oración como cuando una mujer sufre dolores de parto. Ha habido épocas durante mi caminar con Dios en que he experimentado este tipo de oración. Pablo habló más sobre esto unos versículos más adelante, en Romanos 8:26, como la intercesión del Espíritu «con gemidos indecibles [o que no puede expresarse verbalmente]». La carga de oración puede ser tan pesada sobre un corazón, que sólo el lloro, el gemido y un profundo dolor de parto, pueden expresarla. Sin embargo, el propósito de estos dolores de parto espiritual es formar la naturaleza de Cristo en nosotros, o como Pablo mencionó acerca los creyentes de Galacia: «por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros», esta oración con dolores de parto también puede ser a favor de otros en los que el Espíritu de Dios está trabajando en su interior (Gálatas 4:19). El libro de Apocalipsis sigue diciéndonos cómo la Iglesia de los últimos tiempos también tendrá dolores de parto por la revelación de los hijos de Dios. Muchas veces, el libro de Apocalipsis usa un cuadro o señal para describir a un grupo de gente. Por ejemplo, en Apocalipsis 17:1-6 podemos leer sobre el misterio de Babilonia la grande, la madre de las rameras. Los eruditos de la Biblia están de acuerdo en que esto no se refiere a una persona en específico, sino a un grupo de personas, aquellos que componen la falsa Iglesia. De forma similar, leemos en muchos sitios (como Apocalipsis 19:7-8, Apocalipsis 21:9-10 y 34 La Esperanza del Cristiano Apocalipsis 12:1-6) sobre un misterio diferente: la Esposa de Cristo, la Iglesia verdadera. En Apocalipsis 12:1-2, podemos estudiar acerca de cómo esta mujer, la Iglesia, dará a luz con dolores de parto en esos últimos tiempos. Tal como esta mujer es un grupo de personas, la Iglesia, el hijo que ella dará a luz será un grupo de personas: la descendencia de la Iglesia. Leemos: «Apareció en el cielo una señal maravillosa: una mujer revestida del sol, con la luna debajo de sus pies y con una corona de doce estrellas en la cabeza. Estaba en cinta y gritaba por los dolores y angustias del parto... Ella dio a luz un hijo varón que gobernará a todas las naciones con puño de hierro. Pero su hijo fue arrebatado y llevado hasta Dios, que está en su trono» (Apocalipsis 12:1-2,5 NVI). Los conocedores de la Biblia han ofrecido varias posibles interpretaciones de esta gran señal que Juan vio en el cielo. Debido a las similitudes entre este hijo y Jesucristo, muchos estudiosos han dicho que este hijo (o «hijo varón «) es el Señor Jesús. Sin embargo, hay razones claras que muestran por qué eso no es correcto. En primer lugar, el libro de Apocalipsis fue escrito como un libro de profecías futuras, según Apocalipsis 1:1, 1:3 y 22:6. Cuando Juan escribió el libro de Apocalipsis, cerca del fin del siglo primero d.C., el nacimiento de Cristo ya era un hecho histórico que había sucedido unos 90 ó 95 años antes. A Juan se le dieron visiones sobre el futuro, no sobre eventos históricos del pasado. Una segunda razón por la que este «hijo varón» no es Jesucristo, se debe a que Juan dijo que esa visión que Capítulo 3 35 vio era una gran señal en el cielo. Todos sabemos que el nacimiento de Cristo en Belén fue un evento terrenal, no una señal celestial. Encontramos una tercera razón en Apocalipsis 12:5, donde dice que el niño fue llevado al cielo inmediatamente después de su nacimiento; sin embargo, Jesús no ascendió al cielo después de su nacimiento, sino después de Su muerte y resurrección. Para aquellos católicos romanos que creen que la visión de la mujer celestial era María, esto contradice sus otras doctrinas erróneas acerca de María, porque la mujer de Apocalipsis 12 tuvo otros hijos en el versículo 17. Cuando examinamos correctamente el libro de Apocalipsis, encontramos que estos eventos escritos en el capítulo 12 hablan de algo que ocurrirá en los últimos tiempos, cerca de la época de la Gran Tribulación. Está hablando acerca de una mujer celestial, que no es ni María ni la Israel terrenal, sino la misma mujer celestial de la que se habla en los capítulos 19, 21 y 22, que es la Iglesia, la Esposa de Cristo. Esta mujer gemirá con dolores de parto, y será como los dolores que hemos estudiado en Romanos 8:18-23, que tanto el mundo físico como los individuos cristianos padecerán. Además, todos estos dolores de parto tendrán el mismo propósito: ¡preparar para la revelación de los hijos de Dios! La Iglesia de los últimos tiempos tendrá dolores de parto y dará a luz una compañía de hijos que serán en una mayor medida conformados a la imagen de Cristo de las siguientes e importantes maneras. 36 La Esperanza del Cristiano SIMILITUDES ENTRE EL HIJO VARON DE APOCALIPSIS 12 Y JESUCRISTO La primera similitud que podemos estudiar es que tanto Cristo como el «hijo varón» se sentarán en el trono de Dios. Como escribió Pablo en Efesios 2:6, el plan de Dios para cada cristiano es que Él nos «hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús». Sin embargo, en el libro de Apocalipsis dice más específicamente quién obtendrá la totalidad de esto. En Apocalipsis 3:21 Cristo dijo: «Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono». Después, leemos más específicamente en Apocalipsis 12:5, que es el hijo o «hijo varón» el que es tomado o arrebatado al trono de Dios. Estos vencedores, en los últimos tiempos serán un grupo dados a luz con dolores de parto de la Iglesia, quienes se sentarán con Cristo en el trono de Dios, entrando a Su gran poder y autoridad. Otra similitud entre Cristo y este «hijo varón» es que ambos regirán las naciones con vara de hierro. Podemos ver por primera vez esto profetizado acerca de Cristo en el Antiguo Testamento, en el Salmo 2:7-9. Allí leemos: «Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra. Los quebrantarás con vara de hierro; como vasija de alfarero los desmenuzarás». Después, en el libro de Apocalipsis, ¡vemos que Cristo ofrece esta misma herencia a los Capítulo 3 37 vencedores en Su Iglesia! En Apocalipsis 2:25 y 27 Él dijo: «Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también he recibido de mi Padre». Finalmente, en Apocalipsis 12:5, vemos que esto será cumplido en los últimos tiempos por los cristianos «hijo varón», donde leemos que la mujer dio a luz un hijo varón que «regirá todas las naciones con vara de hierro». Otra manera en la que Cristo y este «hijo varón» serán similares, es que ambos son elevados sobre el poder de Satanás. Leemos cómo esto le ha sido otorgado a nuestro Señor Jesucristo en Efesios 1:20 y 21. Allí vemos que Dios Padre reveló Su gran poder «resucitándole [a Cristo] de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío». Asimismo, cuando estudiamos Apocalipsis 12:1-13, vemos que aunque el diablo quiso destruir al «hijo varón» cuando nació (v. 4), no pudo, porque el «hijo varón» fue arrebatado al trono de Dios (v. 5) mientras que el diablo fue echado del cielo, v.8-9. El diablo no pudo atacarle más, sólo pudo atacar a la mujer (v. 13). Otra similitud muy interesante entre Cristo y este «hijo varón» es que el diablo intentó matarlos a los dos cuando nacieron, pero los dos fueron alejados de este peligro. En el evangelio de Mateo podemos leer cómo Jesús, siendo un bebé, fue alejado de Belén cuando Herodes intentó matarlo (Mateo 2:13-16). En Apocalipsis 12:4-5 el hijo varón fue llevado al cielo, lejos del poder del enemigo, cuando el dragón quería devorarlo. 38 La Esperanza del Cristiano También, encontramos que en el nacimiento de Cristo y en el del «hijo varón» hubo una gran matanza de niños cuando el diablo intentó destruir a su oponente. Mateo 2:16 narra cómo Herodes mató a otros niños pequeños en Belén cuando procuraba destruir a Cristo. Asimismo, Apocalipsis 12 nos dice que después de que la mujer dé a luz al «hijo varón», el dragón (el diablo, v. 9) fue a atacar y a matar a los otros hijos de la mujer. Después, leemos en el versículo 17: «Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo». La magnitud de su éxito al destruir la descendencia de la mujer está descrito unos versículos más adelante, en el capítulo 13:7, donde leemos: «Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos». La Palabra de Dios habla de dos anteriores momentos en la Historia en los que el diablo hizo una gran matanza de niños, en una época en que Dios estaba preparando a un gran libertador para Su pueblo. El primero fue en tiempos de Moisés, cuando Faraón hizo matar a todos los hijos varones de los israelitas (Éxodo 1:22). La segunda vez fue cuando Herodes mandó a matar a todos los bebés varones en Belén; sin embargo, Apocalipsis 12:17 sugiere que esto ocurrirá una tercera vez, cerca del fin de esta era. Yo creo que puede que estemos viendo el inicio del cumplimiento de esto en la historia del mundo presente, cuando consideramos la multiplicación de abortos que estamos viviendo a nivel mundial. Las estadísticas ahora muestran que, en muchas naciones, más de la mitad de sus niños están siendo asesinados antes de nacer, por Capítulo 3 39 medio del aborto. ¿Por qué esta nueva matanza de millones de vidas inocentes? ¿Podría ser que el diablo es consciente, como en los tiempos de Moisés y de Cristo, de que un nuevo libertador (o compañía de libertadores) se está preparando? Mientras la Iglesia y hasta el planeta Tierra gime con dolores de parto para que ese libertador sea preparado y los hijos de Dios sean revelados, el diablo, en su temor y furia, hará todo lo que pueda hacer para intentar detener el plan de Dios (Apocalipsis 12:12). TRES CATEGORIAS DE CRISTIANOS EN LA IGLESIA DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS Algunos buenos cristianos se han opuesto a esta interpretación del «hijo varón» de Apocalipsis 12, pues han sentido que equivocadamente ofrece una posición más alta a un grupo de cristianos, haciendo de ellos una especie de «elite» orgullosa y selectiva. Sin embargo, la Palabra de Dios a menudo dice que habrá diferentes herencias, o categorías, o niveles de madurez entre el pueblo de Dios. Al igual que diferentes atletas se califican para diferentes premios y posiciones más altas de acuerdo a sus habilidades y su dedicación, el creyente que termine bien su carrera cristiana puede obtener una mayor recompensa que quienes han tenido su corazón dividido o han sido tibios. Muchas veces, en la Palabra de Dios se nos muestran tres diferentes niveles o categorías de madurez y recompensa. Por ejemplo, Jesús habló acerca de tres niveles de fidelidad entre sus siervos en la parábola de 40 La Esperanza del Cristiano los diez talentos (ver Lucas 19:11-27). El siervo más fiel, que ganó diez talentos para su señor, recibió diez ciudades para regir sobre ellas, mientras que el siervo fiel que ganó cinco talentos recibió cinco ciudades. Sin embargo, al siervo infiel se le quitó lo que se le había dado y no recibió recompensa alguna. En Mateo 13:23, Jesús también habló acerca de tres niveles de productividad que varios cristianos experimentarían, llamados a treinta, a sesenta y a ciento por uno. Como otros ejemplos acerca de los tres diferentes niveles de herencia o madurez, podemos estudiar lo que el apóstol Juan escribió en Juan 2:12-14. Allí, él menciona tres niveles espirituales de crecimiento que él llamó hijitos, jóvenes y padres. En el Tabernáculo de Moisés, tenemos estos tres mismos niveles de experiencia espiritual claramente descritos como el Atrio, el Lugar Santo y el Lugar Santísimo. Además, en Apocalipsis, capítulo 12, podemos ver cómo estas tres categorías de madurez espiritual serán reveladas entre el pueblo de Dios en los últimos tiempos. Al estudiar sobre el hijo varón de la mujer, podemos ver un mayor parecido con la imagen de Cristo, lo que ha causado que algunos estudiosos de la Biblia erróneamente sugieran que el hijo varón es Cristo. Este hijo varón es un vencedor pleno a quien el diablo no puede atacar, y representa a los cristianos de mayor madurez espiritual. Sin embargo, la mujer, la Iglesia, puede ser atacada por el diablo aunque al final será librada (Apocalipsis 12:13-16). Podríamos llamarla una vencedora parcial debido a su triunfo final. Pero el resto de los hijos de la mujer, de los que se habla Capítulo 3 41 en Apocalipsis 12:17 y 13:7, son aquellos que serán vencidos por el diablo en los últimos tiempos. Eso no necesariamente quiere decir que perderán su salvación, porque el libro de Apocalipsis deja claro que muchos santos perderán su vida en los últimos tiempos pero seguirán teniendo una recompensa celestial (ver Apocalipsis 7:14, 20:4). Dos sueños que el Señor me dio para prepararme para el campo misionero podrían ayudarnos a ilustrar las diferencias entres estos tres grupos. En el primer sueño, después de haber estado en el ministerio alrededor de 3 años, el Señor me mostró lo que sucedería si yo me fuera al campo misionero en ese entonces. Ya me había graduado de la escuela bíblica y había servido al Señor en diferentes ministerios de enseñanza, pastorales y evangelísticos. Yo estaba orando para saber si era el tiempo para mí de ser misionero y, como respuesta a mis oraciones, el Señor me dio un sueño. En ese sueño, yo era un misionero que viajaba por todas las naciones. Mientras seguía viajando, uno de mis zapatos se me salió del pie; inmediatamente me di cuenta de ello y me lo volví a poner, pero un momento después, el zapato se me salió otra vez, y esta vez me llevó algo más de tiempo el darme cuenta y ponérmelo de nuevo. Después de varias veces más, me volví insensible al hecho de que mi zapato se me saliera del pie, hasta que finalmente los dos zapatos se me salieron al mismo tiempo. En ese momento, alcé mi mirada al cielo y vi un poderoso espíritu del mal que se me oponía; luego, otro espíritu de maldad detrás de mí se reveló a sí mismo en las regiones celestes; 42 La Esperanza del Cristiano luego otro a mi lado, ¡hasta que cada vez más de ellos me rodearon y me cercaron para matarme! En ese momento, me desperté convencido de que no estaba aún preparado para enfrentarme a los poderes satánicos que se me opondrían cuando comenzara a viajar por las naciones como misionero. Efesios 6:12-15 nos dice que parte de nuestra armadura cristiana para vencer a los principados de maldad y potestades en las regiones celestes es: «Y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz». Mi preparación ministerial, o mi «calzado del evangelio» todavía no estaba lo suficientemente seguro como para que yo pudiera viajar por las naciones. Las diferentes naciones tienen diferentes principados y potestades que gobiernan sobre ellas, y cuando un misionero entra en su dominio, esos espíritus de maldad se les opondrán. De ese sueño, yo sentí que el Señor me estaba mostrando que necesitaba una mayor preparación espiritual, porque si yo iba al campo misionero prematuramente, podría ser vencido por los ataques de esos principados y potestades y, probablemente, volvería a casa derrotado. Estoy contento de haber escuchado la advertencia del Señor en ese sueño, ¡así que sí que experimenté un breve ministerio misionero con un triste final! Después de varios años más de crecimiento cristiano y ministerial, estaba orando de nuevo acerca de si era ya mi tiempo de apuntar al campo misionero. En ese entonces, el Señor me dio un segundo sueño para guiarme. En ese sueño, yo estaba leyendo un relato de cómo un misionero en Asia había fracasado y se había vuelto a casa. Mientras leía eso, fui llevado en el espíritu y viajé al Asia. Capítulo 3 43 Allí, en los lugares celestiales de Asia, estuve de pie frente al príncipe de las tinieblas que había causado que ese misionero se volviera a casa derrotado. Mientras permanecí de pie ante ese gran rey, la fuerte impresión que tuve no fue concerniente a si era bueno o malo; más bien fue que tenía poder y autoridad; él era el gobernante espiritual sobre una nación, ¡un rey poderoso! Con gran condescendencia, él pareció escoger notar mi pequeña presencia delante de él. Después comenzó a decirme cosas como: «¿Qué estás haciendo aquí? Yo no te invité a venir. ¡No eres bienvenido aquí!». Sus palabras rápidamente comenzaron a desgastarme hasta hacerme sentir insignificante y avergonzado. Comencé a abrir mi boca, intentando disculparme diciéndole que me iría de allí si así lo quería. Sin embargo, cuando mis labios se abrieron, la unción del Espíritu Santo salió desde lo más profundo de mi ser y se levantó para salir de mi boca y replicar: «Yo no vine aquí por tu invitación, sino que he sido enviado aquí como mensajero del Señor». Después, la ardiente batalla comenzó. A cada acusación que este rey satánico me lanzaba como un dardo de fuego, yo respondía con un versículo que cortaba su mentira como una espada. Esta lucha siguió durante algún tiempo hasta que comencé a sentir cansancio. Después, el Espíritu del Señor se levantó dentro de mí con una nueva unción, y me vi a mí mismo diciendo: «Y además de esto, yo no estoy bajo tu poder, porque yo he sido levantado y sentado con Cristo por encima de todo principado y potestad». Luego, desde las regiones celestes sobre Asia donde yo luchaba con ese 44 La Esperanza del Cristiano gobernador de maldad, me di cuenta que de nuevo fui llevado a una esfera en el espíritu mucho más alta, ¡para sentarme con Cristo en el cielo! Desde allí miré mucho, mucho más abajo y pensé que quizá todavía podría ver a ese malvado príncipe de la oscuridad con el que había estado luchando. Sin embargo, la batalla había terminado; él era tan insignificante desde donde yo estaba sentado con Cristo en los cielos, que parecía una hormiga; y ya no pude oír más sus palabras de acusación. Cuando me desperté de este sueño, sentí que era la revelación de Dios para mí de que estaba preparado para afrontar y vencer a los principados y potestades que se me opusieran en el campo misionero. Poco después de este sueño, nos mudamos con mi familia a Asia. En los 23 años que han transcurrido desde entonces, he visto al Señor demostrar Su autoridad entre las naciones para hacer que venciéramos a enemigos tales como rebeldes musulmanes armados, una revuelta de fanáticos hindúes, guerra civil e intentos de golpe de estado, enfermedades mortales, serpientes, amenazas de muerte de comunistas y mucho más. Sin embargo, más allá de las bendiciones de ser protegido por Dios, ha sido nuestro especial gozo ver el poder de Dios desatado para bendecir a miles de pastores, así como a líderes nacionales, a medida que la Iglesia ha sido edificada y las puertas del infierno han sido abatidas. Al considerar estos sueños, he observado en ellos algunas similitudes en la experiencia espiritual que pueden relacionarse con los tres grupos del «hijo», la «mujer» y «el resto de su descendencia» en Apocalipsis 12. Cada uno de estos tres grupos ocupa un lugar o nivel diferente Capítulo 3 45 de posición espiritual. El tercer grupo, el resto de la descendencia de la Iglesia, descrito en Apocalipsis 12:17, era parecido a mi experiencia espiritual en el momento de mi primer sueño. Allí estaba yo de pie en la Tierra cuando los principados y potestades de maldad se revelaron a sí mismos en las regiones celestes, para atacarme y debilitarme. Este será el mismo final para aquellos descendientes carnales de la Iglesia que moran en la Tierra, quienes serán vencidos por el diablo en los últimos tiempos (ver Apocalipsis 12:12, 17 y 13:7). Sin embargo, la «mujer,» o la Iglesia, ocupa un nivel espiritual más alto que el nivel en que algunos cristianos viven. En Apocalipsis 12:1 la vemos en los cielos, con el sol, la luna y las estrellas. Aunque la mujer también es atacada por el diablo, vemos que está protegida y sale triunfante en el capítulo 12. Esto me recuerda cuando, en el segundo sueño, me enfrenté al príncipe de la oscuridad en los cielos, pero fui librado. Sin embargo, al «hijo varón» de Apocalipsis 12:5 se le dio un nivel espiritual mucho mayor que el que tenía la mujer entre el sol, la luna y las estrellas. ¡El hijo varón fue llevado hasta el trono de Dios! Este hijo varón nunca tuvo que luchar contra el diablo, sino que gobernó triunfante con Cristo en el cielo. Esta experiencia fue similar a la vislumbre que tuve en el segundo sueño, cuando fui llevado por encima del rey satánico en las regiones celestes de Asia, para sentarme triunfante con Cristo en el cielo. ¿Ha oído la frase: «¿Sigue mirando hacia arriba»? Esta es una buena exhortación, el que siempre estemos mirando 46 La Esperanza del Cristiano hacia arriba, a Jesús en el cielo. Sin embargo, también podemos tener una perspectiva diferente: «¡Sigue mirando hacia abajo!». El Salmo 2:4 nos dice que «El que mora en los cielos se reirá», cuando el Señor mira hacia abajo a los problemas que hay en la Tierra. Si podemos aprender ahora a sentarnos espiritualmente con Cristo en el cielo, también podemos obtener ese gozo de la victoria y estar preparados para una mayor revelación de ese triunfo en el que el «hijo varón» entrará antes del fin de esta era. LOS VENCEDORES A MENUDO HAN PROBADO LA ERA QUE VIENE ANTES DE QUE OTROS ENTREN No debería sorprendernos el que algunos cristianos, en los últimos tiempos, serán conformados a la imagen de Cristo de una manera mayor y más rápida que otros. ¡Dios siempre recompensará a aquellos que lo buscan y obedecen diligentemente! Como consecuencia, a menudo ha habido creyentes que han sido persistentes con Dios y han recibido una experiencia espiritual que normalmente no estuvo a disposición de los santos hasta una época o dispensación futura. Nosotros podemos ver esto en la vida de Enoc. Él fue un hombre que aprendió a caminar con Dios y eso lo hizo apto para entrar en algunas experiencias espirituales mucho más avanzadas que las de muchos otros creyentes de su tiempo (Génesis 5:24). Él recibió revelación sobre la Segunda Venida de Cristo (ver Judas 14-15) y fue Capítulo 3 47 trasladado o «raptado» al cielo (Hebreos 11:5). Sólo ahora, cuando la Segunda Venida de Cristo está cerca, la Iglesia en todo el mundo espera experimentar aquello en lo que Enoc entró hace miles de años. David también fue un hombre que entró en las bendiciones de una época futura antes que la mayoría del pueblo de Dios. Él vivió en la era de la Ley, cuando los israelitas se acercaban a Dios por medio de sacrificios que Dios había ordenado por medio de Moisés. Sin embargo, David era un hombre según el corazón de Dios, que podía ver más allá de los rituales del Antiguo Testamento. David entró en la experiencia de la adoración y las bendiciones de la dispensación del Nuevo Pacto de la era de la Iglesia. Él escribió en el Salmo 40:6: «Sacrificio y ofrenda no te agrada; has abierto mis oídos; holocausto y expiación no has demandado». Cuando David pronunció esta profecía, había quizá muchos sacerdotes y levitas que tendrían miedo de que su rey pudiera estarse desviando hacia una herejía. Los sacerdotes enseñaban a todo el pueblo la importancia de los sacrificios de animales y las ofrendas del Tabernáculo de Moisés. Cuando David aparentemente ignoró esas cosas e instituyó una nueva forma de adoración, por medio de cantos y música en el Tabernáculo de David, fue porque Dios le había llevado más allá de las experiencias comunes de su época. La experiencia de David con Dios fue lo que se iba a convertir en el patrón en la siguiente era de la iglesia del Nuevo Testamento, como los líderes de la Iglesia primitiva, reconocieron en Hechos 15:15-17. David estaba viviendo en la libertad y el gozo de la era de la gracia 1.000 años antes de que Cristo lo pusiera a disposición de todo el pueblo de Dios. 48 La Esperanza del Cristiano Otro ejemplo de este principio es la mujer sirofenicia en Mateo 15:21-28. Cuando ella le pidió ayuda al Señor Jesús, Cristo le respondió: «No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel». Nosotros sabemos que fue sólo después de la cruz cuando las bendiciones del evangelio iban a ser esparcidas a las naciones gentiles (ver Mateo 10:5-6, 28:19 y Marcos 16:15-18). Sin embargo, debido a su fe y humildad, esta mujer sirofenicia insistió y recibió la ayuda ¡antes de que ésta fuera ofrecida a las naciones gentiles! El apóstol Pablo fue también un hombre que vivió por delante de su tiempo. En 2 Corintios 12:2, 4 podemos ver cómo fue llevado (o raptado) al tercer cielo. Allí en el paraíso, Pablo «oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar». ¡Pablo recibió revelaciones que Dios no le permitió contar! Como un hombre espiritual y muy maduro, ¡Pablo oyó y experimentó cosas que la mayoría de los cristianos no serían capaces de comprender! Incluso el apóstol Pedro dijo sobre los escritos de Pablo: «entre las cuales hay algunas difíciles de entender» (2 Pedro 3:15-16). Debido a nuestra capacidad limitada para entender la verdad y la revelación, Pablo tuvo que ser cuidadoso sobre lo que debía escribir a la Iglesia, porque algunas revelaciones no son fácilmente comprensibles aquí, durante esta era. En Hebreos 6:5 se nos dice que algunos santos maduros han «gustaron... los poderes del siglo venidero». Eso es lo que Enoc, David, Pablo y otros experimentaron cuando tuvieron progresos espirituales que les permitieron experimentar bendiciones que estaban muy por delante Capítulo 3 49 de su tiempo. Sin embargo, la Palabra de Dios sugiere que este grado avanzado de «progreso» también estará disponible en estos últimos tiempos. Los cristianos «hijo varón» de Apocalipsis 12:5 claramente experimentarán niveles de bendición y autoridad que la mujer, la Iglesia en general en todo el mundo, no habrá experimentado aún. No obstante, cualquiera que se convierta en uno de los que entrarán en estas bendiciones, no podrá alardear orgullosamente de ser alguien «especial». ¡Es sólo por la gracia y misericordia de Dios que cualquiera de nosotros podrá correr una buena carrera cristiana y calificarse para las recompensas de Dios! Por el espíritu de revelación, podemos ver más y más claramente lo que nuestro Señor está ofreciendo a Su pueblo en estos últimos tiempos. Cualesquiera que sean los versículos o las experiencias por medio de las que el Señor escoja hablarnos, necesitamos tener una visión más clara y ver la carrera que tenemos por delante. Después, podremos seguir la exhortación de Pablo en Filipenses 3:12-14: «No que lo haya alcanzado ya, ni que sea ya perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús». 50 La Esperanza del Cristiano TODOS LOS CRISTIANOS SE CONVERTIRÁN EN HIJOS MADUROS DE DIOS EN LA RESURRECCIÓN Paso a paso, nuestro Señor se está moviendo hacia el cumplimiento de Su propósito final para el hombre. Al estudiar las Escrituras, podemos ver claramente cuándo se cumplirá este plan y nos convertiremos en los hijos maduros de Dios. Nuestro Señor Jesucristo declaró que esto sería en el momento de la resurrección. En Lucas 20:35-36 Él dijo: «Mas los que fueron tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo y la resurrección de entre los muertos, ni se casan ni se dan en casamiento. Porque no pueden ya más morir, pues son iguales a los ángeles, y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección». El apóstol Pablo también confirma esta verdad en Romanos 8:23. Después de escribir sobre cómo la creación está esperando la manifestación de los hijos de Dios en los versículos 19-21, él sigue diciendo: «Y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo». Así que, en estos versículos, Pablo deja claro que el tiempo de nuestra total adopción y la manifestación de los hijos de Dios serán en la resurrección. En ese momento, los santos redimidos y resucitados serán semejantes a Cristo, no sólo en el espíritu, sino también físicamente. Capítulo 3 51 Por eso, los santos que están ahora en el cielo aún no han sido totalmente conformados a la imagen de Cristo. Como hemos mencionado antes, ellos han sido purificados y perfeccionados en espíritu. Sin embargo, aún no han sido perfeccionados en cuerpo, pero cuando a los redimidos se les dé un cuerpo inmortal glorificado, entonces seremos totalmente semejantes a nuestro Señor y Hermano Mayor. ¡Nuestro cuerpo humano será transformado para ser como el suyo! LOS SANTOS RESUCITADOS BRILLARÁN CON LA GLORIA DE DIOS En 1 Corintios 15 el apóstol Pablo nos enseña de una forma extensa acerca de cómo serán los santos después de la resurrección. Estudiemos ahora esta herencia gloriosa que nos espera como parte de la esperanza del cristiano. En 1 Corintios 15:41-43 leemos: «Una es la gloria del sol, otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en gloria. Así también es la resurrección de los muertos... Se siembre en deshonra, resucitará en gloria». En estos versículos leemos cómo nuestros cuerpos mortales serán resucitados en gloria. Esto será el cumplimiento de «Cristo en vosotros, la esperanza de gloria» (Colosenses 1:27). ¡En ese momento todos los hijos de Dios brillarán con la gloria de Dios! Como dijo nuestro Señor: «Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre» (Mateo 13:43). 52 La Esperanza del Cristiano Cómo tendremos la gloria de Dios brillando en nosotros quizá se pueda entender mejor viendo cómo, tanto Cristo como Moisés, tuvieron la gloria de Dios revelada a través de ellos. En el monte de la Transfiguración, se dice acerca de Jesús: «y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz» (Mateo 17:2). Después, acerca de Moisés leemos: «Y aconteció que descendiendo Moisés del monte Sinaí...no sabía Moisés que la piel de su rostro resplandecía, después de haber hablado con Dios. Y Aarón y todos los hijos de Israel miraron a Moisés, y he aquí la piel de su rostro era resplandeciente; y tuvieron miedo de acercarse a él» (Éxodo 34:29-30). Mientras que todos los santos resucitados participarán de la gloria de Dios, debemos entender además que algunos de los hijos resucitados de Dios serán más gloriosos que otros. Como dijo Pablo: «Una es la gloria del sol, otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en gloria. Así también es la resurrección de los muertos» (1 Corintios 15:41-42). Aquí, Pablo explicó que al igual que los cuerpos naturales del cielo brillan con glorias diferentes, así brillarán con diferentes glorias los cuerpos resucitados de los santos. Por supuesto, nuestro Señor Jesús será el más glorioso de los hijos de Dios. El libro de Apocalipsis nos muestra esto, cuando Juan escribe que Cristo será la luz de la nueva Jerusalén. Él escribió acerca de la ciudad celestial: «La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera» (Apocalipsis 21:23). Capítulo 3 53 A Daniel también le fue dicho que los santos resucitados brillarán con diferentes grados de la gloria de Dios. El ángel le dijo: «Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados... Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad» (Daniel 12:2-3). Para poder entender mejor cómo habrá diferentes grados de gloria entre los redimidos de Dios, podemos aprender de una visión relatada por John Bunyan hace varios cientos de años. John Bunyan fue un predicador inglés, famoso por su libro El progreso del Peregrino, el cual ha sido traducido a más idiomas que cualquier otro libro, salvo la Biblia. Él también escribió muchos otros libros, incluyendo uno titulado Visions of Heaven and Hell (Visiones del cielo y el infierno). En este libro, él narra la historia verídica de cómo un ángel lo llevó a ver el cielo y el infierno. Estando en el cielo, él tuvo la siguiente conversación con uno de los santos del cielo: Yo comenté: «Cuando me trajeron aquí, vi entre los santos algunos que parecían brillar con un brillo mayor que otros. ¿Hay entre los bendecidos diferentes grados de gloria?». Él contestó: «La felicidad y la gloria que disfrutan aquí todos los benditos es el resultado de su comunión y amor para con el siempre bendito Dios. Cuanto más lo vemos, más lo amamos; y el amor cambia nuestra alma para que tengamos Su naturaleza, y de esto proviene nuestra gloria. Esto marca la diferencia en los grados de gloria. No 54 La Esperanza del Cristiano hay ninguna murmuración por ver que la gloria de otros es mucho mayor que la suya. El para siempre bendito Dios es un océano abundante de luz y vida, gozo y felicidad, llenando cada vaso que se pone delante, hasta que ya no le cabe más; y aunque los vasos son de varios tamaños, como todos los vasos están llenos, no hay ninguno que se queje. Mi respuesta, por tanto, a tu pregunta, es que aquellos que tienen mayor capacidad, aman más a Dios, y por tanto son cambiados más a Su imagen. Esta es la mayor gloria que el cielo puede dar. Que esto no te extrañe, porque incluso entre los ángeles ardientes de Dios hay diversidad de orden y diferentes grados de gloria». A John se le dijo en esta visión que había diferentes grados de gloria entre los redimidos en el cielo, pero que ninguno está celoso ni se queja por eso. Todos están tan llenos de la gloria de Dios como pueden contener, así que, en este sentido, todos son iguales y están satisfechos. También es cierto que algunos santos son vasos más grandes que otros y pueden contener e irradiar más de la gloria de Dios. Es de suma importancia que entendamos esto, porque mientras estamos aquí en la Tierra es cuando desarrollamos nuestra capacidad para Dios; es ahora cuando podemos aprender a contemplar la gloria del Señor, y ser «transformados de gloria en gloria en la misma imagen» (2 Corintios 3:18). Aquellos que están más hambrientos del Señor, que lo buscan y lo encuentran en una mayor medida, habrán aumentado su capacidad de ser llenos con más de la gloria de Dios en los siglos venideros. Y cuanto mayor sea nuestra visión de esto, más Capítulo 3 55 querremos proseguir y usar cada lo que nos es dado en esta vida para prepararnos para recibir la gloriosa herencia de los santos. Como dijo Pablo: «Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse» (Romanos 8:18). LOS SANTOS RESUCITADOS REINARÁN CON CRISTO Otra parte de la herencia de los hijos resucitados y glorificados de Dios será gobernar y reinar con Él. Esto cumplirá la intención original de Dios para el hombre, cuando creó a Adán. Esto está registrado en Génesis 1:26, donde leemos: «Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra». Podemos ver que Dios originalmente había creado al hombre para que gobernara la Tierra; sin embargo, esta autoridad se perdió cuando Adán y Eva se sometieron al diablo en vez de someterse a Dios. Ahora, a través de la salvación de Cristo, estamos siendo redimidos y preparados para cumplir los planes de Dios para el hombre. Para entender esto más desde una ilustración natural, consideremos lo que ocurre a menudo en la familia de un hombre rico o poderoso. Si el hombre es quizá un rey o un empresario millonario, él querrá preparar a sus hijos 56 La Esperanza del Cristiano para recibir la herencia que les entregará cuando maduren. A medida que los hijos comienzan a crecer, ellos recibirán autoridad y riqueza poco a poco, mientras son probados y entrenados por su padre. Los que llegan a ser sabios y trabajadores, normalmente recibirán una herencia mayor que los hijos que sean necios o perezosos. De manera similar, Dios nuestro Padre está ahora preparando a sus hijos para su futura herencia, para reinar con Él. Ahora es cuando estamos aprendiendo nuestras lecciones y preparándonos para nuestra futura posición en Su Reino. Como se nos dice en Romanos 5:17: «Mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia». En esta vida presente estamos aprendiendo a ser «más que vencedores» (Romanos 8:37). El momento en que los santos empezarán a entrar plenamente en su posición y autoridad futuras será en la primera resurrección. Cuando Cristo vuelva en gloria para empezar Su reino milenial durante mil años, leemos en Apocalipsis 20:6: «Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años». Al estudiar el orden del Reino en el milenio, vemos en las Escrituras que los diferentes hijos de Dios tendrán diferentes posiciones y niveles de autoridad. Jesucristo, el Hijo de Dios, será el Rey de reyes (Apocalipsis 19:16). Durante ese tiempo, los reinos y las naciones del mundo serán gobernados por nuestro Señor Jesucristo (ver Capítulo 3 57 Apocalipsis 11:15, Zacarías 14:9). Sin embargo, aunque Cristo será el Rey de todos los reyes, esto nos dice también que habrá otros reyes. Cristo gobernará el mundo desde la capital internacional de Jerusalén (Zacarías 14:16), pero cada nación tendrá también sus propios gobernantes locales. Entonces se cumplirá la promesa de Cristo para sus santos: «Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro» (Apocalipsis 2:26-27). La Biblia nos dice muy claramente quién será el rey de Israel durante el milenio. Cuando Jeremías estaba profetizando sobre la restauración de Israel y el milenio, declaró: «sino que servirán a Jehová su Dios y a David su rey, a quién yo les levantaré» (Jeremías 30:9). La Palabra de Dios también nos dice que algunos gobernarán a nivel de ser gobernantes de estados o provincias. Cristo mismo declaró que Sus doce apóstoles gobernarían sobre las doce tribus, o las doce provincias de Israel. Un día, cuando Jesús estaba enseñando sobre la recompensa futura de sus siervos, Pedro le preguntó cuál sería la recompensa de los doce apóstoles. Cristo le respondió en Mateo 19:28: «Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel». Cristo también enseñó que algunos de sus siervos reinarían sobre ciudades. En Lucas 19, Él narró una parábola sobre cómo Él se iba a ir al cielo por un tiempo y después 58 La Esperanza del Cristiano volvería para establecer el Reino de Dios en toda la Tierra. Comenzando en el versículo 11, leemos: «Oyendo ellos estas cosas, prosiguió Jesús y dijo una parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalén, y ellos pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente. Dijo, pues: Un hombre noble se fue a un país lejano, para recibir un reino y volver. Y llamando a diez siervos suyos, les dio diez minas, y les dijo: Negociad entre tanto que vengo. Pero sus conciudadanos le aborrecían, y enviaron tras él una embajada, diciendo: No queremos que éste reine sobre nosotros. Aconteció que vuelto él, después de recibir el reino, mandó llamar ante él a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero para saber lo que había negociado cada uno. Vino el primero, diciendo: Señor, tu mina ha ganado diez minas. Vino otro, diciendo: Señor, tu mina ha producido cinco minas. Y también a éste dijo: Tú también sé sobre cinco ciudades» (Lucas 19:11-19). Así que las Escrituras nos hablan de los niveles básicos de autoridad que se establecerán en el milenio para reinar sobre el mundo. Habrá un Rey de reyes (Cristo), pero también reyes individuales que gobernarán sobre cada nación. Como cada nación a su vez estará subdividida, habrá gobernadores que reinarán sobre cada estado o provincia. Después, a un nivel local, habrá diferentes santos que serán los alcaldes sobre ciudades o grupos de ciudades. Aunque la Biblia hace un bosquejo del gobierno de Israel en el milenio, las Escrituras no nos dicen concretamente quién reinará las otras naciones. Podemos suponer que los mejores cristianos y los más piadosos durante la Capítulo 3 59 historia de esas naciones serán escogidos por el Señor. Quizá José será el rey milenial de Egipto, al igual que gobernó con justicia la nación como su anterior primer ministro. Quizá Daniel recibirá una posición de autoridad internacional sobre el Medio Oriente, al igual que cuando obtuvo una herencia entre esas naciones que había gobernado hábilmente en el pasado (ver Daniel 12:13). Quizá muchos de los cristianos más piadosos de nuestros días se convertirán en gobernadores y alcaldes. Una posible razón por la que las Escrituras no nos dicen más acerca de quién recibirá las posiciones de autoridad sobre las otras naciones, sea porque muchas personas puede que todavía estén en la posibilidad de calificarse para esas posiciones finales. ¿Quién se calificará para reinar en el milenio y a qué nivel de autoridad? ¿Podrías tú ser un alcalde, un gobernador, o un rey? Aquellos que obtengan una mayor visión y pasen por una mayor preparación, estarán entre los escogidos por el Señor para estas posiciones más altas. LOS TIEMPOS VENIDEROS Después del milenio, Apocalipsis 20:11-15 registra cómo el Señor juzgará a toda la humanidad y destruirá los actuales cielos y Tierra. El capítulo 21 nos dice cómo el Señor creará nuevos cielos y Tierra nueva en los cuales continuará otorgando mayor autoridad a Sus santos redimidos, Sus hijos. En el nuevo cielo y Tierra nueva, Dios declara en Apocalipsis 21:7: «El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo». Si hemos de heredar todas las cosas, esto podría sugerir que la autoridad que Dios confiará a Sus hijos 60 La Esperanza del Cristiano sólo aumentará en los tiempos venideros. Aunque nosotros ahora sólo podemos ver estas cosas como «por un espejo», podemos ciertamente esperar, por nuestro conocimiento acerca del carácter y los caminos de Dios, que Sus planes continuarán creciendo y revelándose durante todo el futuro eterno. Esta esperanza se ve además confirmada cuando estudiamos las dispensaciones o eras que el Señor ha creado durante el periodo de nuestros actuales cielos y Tierra. Los eruditos de la Biblia generalmente ven siete eras durante las cuales Dios ha seguido adelante con Sus planes. Desde el jardín del Edén (a menudo llamado la era de la inocencia) pasando por el tiempo de los judíos (la era de la ley) hasta el tiempo presente de la Iglesia (la era de la gracia), el Señor ha avanzado paso a paso hacia delante y ha levantado a Su pueblo a niveles más altos de experiencia espiritual. Cuando Cristo vuelva, la era milenial (o la era del Reino) comenzará. Esta será la última dispensación o era en nuestro actual cielo y Tierra, como nos muestra Apocalipsis 20. Después, justamente después del milenio, en Apocalipsis 21:1 Juan registró el comienzo de los nuevos cielos y Tierra nueva. Durante las siete dispensaciones de nuestra Tierra actual, el Señor ha guiado a Su pueblo a través de experiencias espirituales progresivamente mayores y más puras. Podemos ver un mayor desarrollo y cambio cuando consideramos solamente las tres últimas dispensaciones: la era de los judíos, la era de la Iglesia, y la era del milenio. Si hubiéramos sido judíos durante la era de los judíos, habríamos servido a Dios mediante muchos rituales Capítulo 3 61 naturales, como la circuncisión, los sacrificios de animales, y las leyes alimenticias de Moisés. La presencia de Dios entre Su pueblo estaba simbolizada por el tabernáculo, o templo de Dios. Ahora, en la actual era de la Iglesia, tenemos una relación con Dios mucho más espiritual. En lugar de la circuncisión natural, buscamos la circuncisión del corazón. Los sacrificios de animales han sido sustituidos por el sacrificio, una vez para siempre, de Cristo, el Cordero de Dios. Los rituales naturales han sido sustituidos por realidades espirituales en nuestra fe cristiana. El templo de Dios es ahora el pueblo de Dios por su presencia que mora en ellos. Sin embargo, se disfrutará un mayor nivel de experiencia espiritual en la era del milenio. Satanás será atado (Apocalipsis 20:1). Los santos resucitados gobernarán las naciones en justicia. Jesucristo estará entre nosotros mientras gobierna el mundo desde Jerusalén (Zacarías 14:3-9 y 16, Miqueas 4:1-4). Habacuc nos habla de ese glorioso tiempo cuando declaró: Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar (Habacuc 2:14). Podemos ver fácilmente cómo cada nueva dispensación o era ha elevado la experiencia espiritual del pueblo de Dios a un nivel mucho más alto. Sin embargo, las Escrituras nos dan una mayor vislumbre de los planes progresivos de Dios en la eternidad. En Efesios 2:7 se nos dice que somos redimidos «para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús». Según 62 La Esperanza del Cristiano el original griego, este versículo dice claramente que habrá muchas eran aún por llegar en los planes de Dios. Ya que solamente habrá una era más por llegar en la duración de los actuales cielos y Tierra, eso significa que habrá aún muchas más eras por venir en los nuevos cielos y Tierra. Los planes de Dios para los redimidos no sólo serán mucho más elevados en los nuevos cielos y Tierra donde no habrá muerte, ni tristeza, ni dolor cuando Dios haga nuevas todas las cosas-; en esos futuros cielos y Tierra seguirá habiendo pasos progresivos cada vez más elevados en los planes de Dios para sus hijos (Apocalipsis 21:4-7). Sin embargo, ¿qué ocurrirá durante los siglos por venir en los nuevos cielos y Tierra nueva? Probablemente seamos demasiado inmaduros y terrenales para poder comprender mucho de los planes eternamente progresivos de Dios. Cuando Pablo habló en 2 Corintios 12:2-4 sobre ser llevado al cielo, dijo que oyó «donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar». El Señor tiene mucho preparado para nosotros que es tan celestial y glorioso que sería imposible que lo entendiésemos y no tendríamos palabras para declararlo. Sin embargo, sí que sabemos que nuestro Padre celestial es infinito en Su sabiduría, poder y amor. Ya que somos seres finitos, siempre podemos desarrollarnos y extendernos para ser más semejantes a Él. Por siempre podremos entrar a nuevas experiencias con Dios y ser engrandecidos y cambiados «de gloria en gloria». En las eras venideras, Él seguirá mostrándonos las abundantes riquezas de su gracia. La esperanza del cristiano va más allá de lo que hoy somos capaces de 63 Capítulo 3 entender. «Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman» (1 Corintios 2:9). Sin embargo, los destellos que ahora podemos entender son tan maravillosos, ¡que deberíamos dedicar nuestras vidas a la esperanza de obtener esa gloria! ¡Dios siempre recompensará a aquellos que lo buscan y obedecen diligentemente! 65 CAPÍTULO 4 LA VISIÓN DE SION Al estudiar los aspectos de la revelación que nos ayudan a ver con más claridad la esperanza del cristiano, vemos cada vez más la importancia del término «Sión». El nombre «Sión» obtiene un significado profético creciente a medida que recorremos la historia de la Biblia. Desde su significado original de un monte alto en Jerusalén, Sión sigue adelante en el Antiguo Testamento para significar el alto llamamiento de Dios para Su pueblo. Al final del Nuevo Testamento, revela el centro de los propósitos y posición del cielo. ¿Qué significa todo esto para nosotros? Comencemos por el principio. La primera vez que aparece el nombre Sión en la Biblia es en 2 Samuel. Allí leemos: «Entonces marchó el rey con sus hombres a Jerusalén contra los jebuseos que moraban en aquella tierra; los cuales hablaron a David, diciendo: Tú no entrarás acá, pues aún los ciegos y los cojos te echarán [queriendo decir: David no puede entrar acá]. Pero David tomó la fortaleza de Sion, la cual es la ciudad de David. Y David moró en la fortaleza, y le puso por nombre la Ciudad de David; y edificó alrededor desde Milo hacia adentro. Y David iba adelantando y engrandeciéndose, y Jehová Dios de los ejércitos estaba con él» (2 Samuel 5:6-7, 9-10). 66 La Esperanza del Cristiano Al inicio del reinado de David en Israel, él se levantó con su ejército para atacar a los jebuseos en Jerusalén. Quería establecer una buena capital para su nación, así que David escogió esta ciudad con una gran fortaleza que estaba a tan sólo cinco millas (8 Km.) al norte de su ciudad natal, Belén. Los jebuseos habían construido una fortaleza sobre un monte al lado sureste de Jerusalén, llamado monte Sión. El monte fue llamado así por la fortaleza, ya que el nombre de «Sión» significa «fuerte o fortaleza». Una vez que David conquistó esta fortaleza, se convirtió en la capital de su reino, la cual también llamó «la Ciudad de David». Mientras David gobernó desde Sion, el Señor extendió su reino hasta que David gobernó sobre un gran imperio, desde el río Éufrates hasta Egipto. Además de ser la Ciudad de David, donde reinaba el rey con gran autoridad, este monte llamado monte Sión obtuvo también otro gran significado en el tiempo de David. El monte Sión fue donde David edificó un tabernáculo y colocó el arca del pacto. Leemos: «Hizo David también casas para sí en la ciudad de David, y arregló un lugar para el arca de Dios, y le levantó una tienda...Así trajeron el arca de Dios, y la pusieron en medio de la tienda que David había levantado para ella» (1 Crónicas 15:1 y 16:1). Este arca, originalmente colocada en el Lugar Santísimo del Tabernáculo de Moisés, era la morada de Dios, el lugar desde donde Él hablaba y revelaba Su gloria a Su pueblo (ver Éxodo 25:22, Salmo 80:1 y Levítico 16:2). El rey Capítulo 4 67 David colocó el arca en el Tabernáculo del monte Sion, el cual constituyó lugar de adoración donde Dios moraba en medio de Su pueblo (ver 1 Crónicas 16:4-37, Salmo 9:11). Cuando se colocó el arca en este tabernáculo, Sion se hizo famosa por dos razones: ¡tanto el trono del rey como el arca de Dios estaban allí! El trono nos habla de autoridad, mientras que el arca nos habla de adoración y de la gloria de Dios. Tal como revelan las Escrituras, lo que el trono y el arca en Sión representan continúa teniendo un gran significado profético. En lo natural, entendemos que muchos que viven en la capital de una nación tienen un nivel social y educativo mayor que los que viven en aldeas remotas el campo. Además, si uno vive o trabaja en el palacio nacional, o en la Casa Blanca, es posible que ocupe una posición muy alta. Encontramos un paralelismo espiritual muy similar en las Escrituras. El Salmo 76:1-2 nos dice: «Dios es conocido en Judá; en Israel es grande su nombre. En Salem está su tabernáculo, y su habitación en Sion». Aquí podemos ver un conocimiento espiritual mayor al ser llevados al centro geográfico del pueblo de Dios. En las afueras, entre todos los israelitas, el nombre de Dios es grande. Al cambiar el enfoque hacia la provincia más importante, encontramos un nivel más alto de conocimiento espiritual: «Dios es conocido en Judá». Este es un nivel espiritual más alto, al haber muchas personas que saben que el nombre de Dios es grande, pero, sin embargo, ellos no conocen al Señor personalmente. Después, según vamos reduciendo la búsqueda para examinar el centro de la nación, llegamos a la capital. Aquí en Jerusalén encontramos una 68 La Esperanza del Cristiano experiencia espiritual mucho mayor, porque Jerusalén tiene el tabernáculo de Dios, y particularmente en el monte Sión está la morada de Dios. Todos los israelitas eran el pueblo de Dios y se podían preparar para recibir una recompensa en el cielo. A algunos se les ofreció un llamado superior que a otros, como a la tribu de Judá, que obtuvo el linaje real. Sin embargo, la gente que vivía en Sión estaba en el centro mismo de la acción, porque el trono de David y la adoración frente al arca estaban allí. Por consiguiente, Sión pasó a ser sinónimo del supremo llamamiento de Dios, que estaba disponible para el pueblo de Dios en el Antiguo Testamento. A los que nacían en Sión se les daba un gran honor (ver Salmo 87:1-6). El monte Sión era un lugar de gozo y seguridad, la ciudad del gran Rey (ver Salmo 48:1-14). La gente verá a Dios en Sión (ver Salmo 84:7). Allí el Señor aparecerá en gloria (ver Salmo 102:16). EL SIGNIFICADO DE SIÓN EN LA ERA DE LA IGLESIA Muchos de los profetas del Antiguo Testamento pudieron ver el creciente significado espiritual de Sión en el tiempo de la era de la Iglesia. Amós 9:11-12 profetizó que el Tabernáculo de David (en Sión) iba a ser reconstruido. Los líderes de la Iglesia primitiva comprendieron que esto se cumpliría espiritualmente en la Iglesia (estudiar Hechos 15:14-17). Capítulo 4 69 Isaías vio que el avivamiento de los últimos tiempos vendría a Sión. Él declaró: «Cuando el Señor lave las inmundicias de las hijas de Sion, y limpie la sangre de Jerusalén de en medio de ella, con espíritu de juicio y con espíritu de devastación. Y crecerá Jehová sobre toda la morada del monte de Sion, y sobre los lugares de sus convocaciones, nube y oscuridad de día, y de noche resplandor de fuego que eche llamas; porque sobre toda gloria habrá un dosel» (Isaías 4:4-5). Una interpretación generalmente aceptada de esta profecía es que será cumplida en la Iglesia de los últimos tiempos. ¡Quienes acepten la limpieza y la obra del Espíritu Santo estarán preparados para el glorioso avivamiento! Abdías tuvo una mayor revelación sobre Sión. Él vio que el conflicto entre los descendientes de Jacob y de Esaú desembocaría en una victoria final en el monte Sión. Esto es profético del conflicto entre los impíos y los justos en los últimos tiempos. La victoria final de los justos se describe de esta manera, en el versículo 21: «Y subirán salvadores al monte de Sion para juzgar al monte de Esaú; y el reino será de Jehová». Estos «salvadores», también traducido como «libertadores» en muchas versiones de la Biblia, no habla únicamente de la obra de Cristo al final de esta era, sino que habla de los santos vencedores, los hijos de Dios, quienes el mundo está esperando que sean manifestados (Romanos 8:19-21). 70 La Esperanza del Cristiano EL SIGNIFICADO DE SIÓN EN EL MILENIO Otros profetas del Antiguo Testamento siguieron teniendo una visión creciente de los propósitos de Sión no sólo en los últimos tiempos, sino también en el milenio. Miqueas e Isaías profetizaron que el monte Sión sería exaltado para guiar y enseñar a las naciones. Leemos: «Acontecerá en los postreros tiempos que el monte de la casa de Jehová será establecido por cabecera de montes, y más alto que los collados, y correrán a él los pueblos. Vendrán muchas naciones, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, y a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus veredas; porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. Y él juzgará entre muchos pueblos, y corregirá a naciones poderosas hasta muy lejos... no alzará espada nación contra nación, ni se ensayarán más para la guerra...y Jehová reinará sobre ellos en el monte de Sion desde ahora y para siempre» (Miqueas 4:1-3, 6-7). Esta profecía puede hablar sobre cómo el Señor exaltará a su Iglesia en los últimos tiempos, pero su cumplimiento completo será durante el milenio. En el Salmo 2 y 110 podemos estudiar además cómo el rey David profetizó que el Mesías reinaría desde Sión. Tal como el rey David reinó sobre su gran imperio internacional desde Sión, de la misma forma el Señor Jesús, el Hijo de David, gobernará el mundo desde Sión durante el milenio. Las naciones de la Tierra enviarán sus delegaciones cada año a Jerusalén para adorar al Rey de reyes, el Señor Jesús (Zacarías 14:16-17). Capítulo 4 71 Así que podemos ver a lo largo de todo el Antiguo Testamento que Sión era el lugar donde la autoridad (el trono del rey) y la adoración y la gloria de Dios (el arca de Dios) eran reveladas. Esta autoridad y gloria desde Sión fue profetizada para ser difundida por todo el mundo a través de la Iglesia. Después, durante el milenio, seguirá siendo revelada a las naciones desde el monte Sión en Jerusalén, donde el Rey de reyes gobernará y será adorado. EL SIÓN CELESTIAL EN EL NUEVO TESTAMENTO Al continuar estudiando el Nuevo Testamento, encontramos que la visión de Sión es exaltada mucho más. Desde las alturas del dominio mundial en el Antiguo Testamento, el monte Sión se revela en el Nuevo Testamento como el centro celestial del poder y la gloria de Dios. En Hebreos 12:22-24 leemos lo siguiente sobre el destino celestial del cristiano: «Sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor la de Abel». Aquí vemos que hay un monte Sión y una Jerusalén celestiales, tal como hay un Sión y una Jerusalén terrenales. Esta Jerusalén celestial está descrita en 72 La Esperanza del Cristiano Apocalipsis capítulo 21. Igual que hay un lugar en la ciudad terrenal de Jerusalén llamado monte Sion, donde el trono del rey y la adoración de Dios estaban localizados, encontramos que también esto es cierto en la ciudad celestial. En Apocalipsis 14:1-3 leemos: «Después mire, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente. Y oí una voz del cielo como un estruendo de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno; y la voz que oí era como de arpistas que tocaban sus arpas. Y cantaban un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro seres vivientes, y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra». Este pasaje revela que los que estarán con el Cordero en el monte Sión celestial estarán cantando su adoración delante del trono, de los cuatro seres vivientes y de los ancianos. Esto nos muestra claramente que el monte Sión celestial está en el trono del Dios Todopoderoso, como se describe en el capítulo 4 de Apocalipsis. Así que, tal como el Sión terrenal es el lugar del trono y de la adoración, vemos que el verdadero Sión del cielo está en el trono de Dios y es el centro de adoración. Muchas personas han tenido sueños y visiones de diferentes partes del cielo. Están los jardines de flores y las áreas de bosque en las afueras del paraíso. También está la ciudad celestial, con calles, personas y sitios donde ocurren varios acontecimientos maravillosos; pero el sitio Capítulo 4 73 más glorioso de todos es el trono de Dios donde Su gloria, poder y adoración se revelan en su totalidad. ¡Este es el monte Sión celestial! Cuando los nuevos convertidos, o «bebés en Cristo», van al cielo, llegan primero a las puertas exteriores del paraíso. La belleza y el gozo del que participan allí son indescriptibles, y ellos puede que estén allí durante un largo periodo de tiempo para ajustarse a esas glorias menores del cielo. Otros santos puede que estén preparados para entrar en la ciudad celestial cuando mueren. Ellos descubren que allí hay doce puertas con el nombre de las doce tribus de Israel (ver Apocalipsis 21:12-13). Esas puertas también nos hablan de las varias experiencias espirituales que tuvieron las tribus de Israel. Según sus propias experiencias espirituales en la Tierra, los santos encontrarán entrada a las varias partes de la ciudad celestial donde estarán con los santos con un llamado y un desarrollo similares. Sin embargo, el lugar más alto de autoridad y de gloria se le dará a aquellos que estén alrededor del trono de Dios. No todos estarán preparados o calificados para este nivel de experiencia. Hemos visto en el capítulo anterior cómo cada uno de los santos resucitados será lleno con diferentes cantidades de gloria, al igual que las estrellas, la luna y el sol brillan en el cielo. Cada uno de ellos estará preparado para diferentes niveles de autoridad, tales como reyes, gobernantes y alcaldes. Entre los tres grupos del capítulo 12 de Apocalipsis, vemos que es sólo el «hijo varón» quien será arrebatado al trono de Dios. Al considerar ahora los 74 La Esperanza del Cristiano paralelismos existentes con la nación de Israel, vemos que sólo unos pocos vivían en Jerusalén, y menos aún vivían cerca del trono, en el monte Sión. Entender estas verdades sobre Sión nos revelará mucho de las Escrituras. Al estudiar sobre Sión, la visión puede aumentar de brillo con la gloriosa esperanza disponible para cada cristiano que se prepara a sí mismo, de todo corazón. Puede que algunos cristianos sean salvos y se conformen simplemente con escapar del infierno. Puede que otros empiecen a interesarse en obtener las recompensas celestiales eternas, pero los cristianos que tengan una mayor visión y un corazón puro no querrán nada menos que lo mejor de Dios. Seremos atenazados con el deseo, al igual que el apóstol Pablo de proseguir «a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús» (Filipenses 3:14). La esperanza de este llamamiento está a disposición e todo cristiano que se entregue a sí mismo a cumplir toda la voluntad de Dios, a pesar de cuál sea su trasfondo. La clave no es de dónde provenimos, ¡sino hacia dónde vamos espiritualmente! LOS CAMINOS HACIA SIÓN El salmista dijo: «Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, en cuyo corazón están tus caminos. Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en fuente… Irán de poder en poder; verán a Dios en Sion» (Salmo 84:5-7). Esto habla al cristiano del Nuevo Testamento sobre la necesidad que tenemos de que nuestros corazones estén centrados en obtener la meta de estar delante de Dios en su trono en el cielo. En medio de Capítulo 4 75 todas las lágrimas de nuestro peregrinaje terrenal, Dios puede consolarnos, refrescarnos y levantarnos cada vez más alto. Si nuestro corazón está fijo en obtener una herencia eterna en su trono, podemos ir de fortaleza en fortaleza y de gloria en gloria hasta que aparezcamos delante de Dios en la Sión celestial. Como dijo nuestro Señor: «Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono» (Apocalipsis 3:21). ¿Has captado la visión de que es posible sentarse con Cristo en su trono por la eternidad venidera? ¿Estás prosiguiendo hacia el supremo llamamiento de Dios para tu vida? ¿Tienes los caminos de Sión construidos en tu corazón que te conducirán hacia obtener esta meta? Juan el Bautista fue enviado con un ministerio de arrepentimiento para construir ese camino en su generación. Él era una voz que clamaba en el desierto: «Enderezad calzada…» (Isaías 40:3-5; Mateo 3:1-3). Isaías, capítulo 35:8-10 también nos habla más sobre ese camino que sería construido en el desierto. Ahí es llamado «Camino de Santidad» que guiará al pueblo de Dios hasta Sión. LA VISIÓN DE LA ESPERANZA DE GLORIA El Señor quiere plantar una visión de esperanza en el corazón de cada uno de sus hijos. Va a haber grandes avivamientos por todo el mundo en estos últimos tiempos. Las asambleas del monte Sión, compuestas por cada iglesia que está prosiguiendo en santidad hacia el supremo 76 La Esperanza del Cristiano llamamiento de Dios, serán cubiertas de su gloria (Isaías 4:3-6). El Señor exaltará a su Iglesia a una mayor autoridad y gloria, para ayudar a preparar el camino para la Segunda Venida de Cristo. Después de regresar para juzgar a las naciones y atar a Satanás y sus huestes, el Señor Jesús gobernará entonces el mundo desde el monte Sión en Jerusalén por mil años (Isaías 24:21-23; Apocalipsis 20:1-6). Además, en el cielo, el Señor se sienta sobre su trono en Sión, donde invita a los vencedores a sentarse con Él en su trono y reinar con Él en gloria por la eternidad. Podemos ser conformados a la imagen de Cristo y morar en el monte Sión, donde podemos participar de la poderosa gloria y autoridad del maravilloso Cordero de Dios para siempre. ¿Avivan estas verdades tu corazón para correr tras lo mejor de Dios? Si es así, dediquemos nuestras vidas a obtener «la perla de gran precio» que Él nos ofrece. Por el espíritu de revelación podemos ver cuál es la esperanza de nuestro llamamiento; sin embargo, necesitamos proseguir para obtener su cumplimiento. Por esa razón vamos a estudiar ahora cómo adquirir la sabiduría que también necesitamos para obtener realmente nuestra esperanza de gloria. PARTE 2 SABIDURÍA PARA OBTENER LA ESPERANZA DE GLORIA 79 CAPÍTULO 5 EL ESPÍRITU DE SABIDURÍA En la primera parte de este libro hemos visto que para entender la esperanza o la futura meta del cristiano, necesitamos el espíritu de revelación. A medida que recibimos la visión de los propósitos de Dios para nuestra vida, esa visión puede asimismo motivarnos y darnos dirección para que prosigamos hacia la meta del supremo llamamiento de Dios. Sin embargo, conocer la esperanza de nuestro llamado no es suficiente. Como dijo nuestro Señor Jesús en Mateo 22:14: «muchos son llamados, y pocos los escogidos». No es suficiente para nosotros obtener meramente una revelación de nuestra meta futura; ¡tenemos que llegar allí! Para que podamos obtener la esperanza del cristiano, necesitamos también una mayor unción del espíritu de sabiduría. Por eso el apóstol Pablo oraba por los creyentes de Éfeso, para que recibieran tanto el espíritu de sabiduría como el de revelación, para entender la esperanza de su llamamiento. Su oración fue: «para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado» (Efesios 1:17-18). El espíritu de sabiduría es una de las principales unciones del Espíritu Santo. En Apocalipsis 4:5 el apóstol Juan escribió: «Y delante del trono ardían siete lámparas de 80 La Esperanza del Cristiano fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios». Estos siete Espíritus, o unciones del Espíritu Santo, son enumerados en Isaías 11:2: «Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová». La segunda de estas siete unciones es el Espíritu de sabiduría. Cuando Pablo oró por los creyentes efesios, en Efesios 1:15-23, pidió al Señor que les fuera dado el espíritu de sabiduría y el de revelación. Estas dos unciones trabajan juntas para equilibrarse una a otra y completar las obras de Dios. Esto es debido a que el espíritu de sabiduría interpreta y aplica la revelación, a fin de que podamos saber cómo llevar a cabo los planes de Dios. En pocas palabras, el espíritu de revelación comienza la obra de Dios, mostrándonos lo que Dios quiere hacer en nuestra vida, mientras que el espíritu de sabiduría ayuda a terminar la obra de Dios, mostrándonos cómo podemos alcanzar dicha meta. LEVANTANDO EL TABERNÁCULO DE MOISÉS Algunos ejemplos de la Escritura nos ayudarán a entender esto con más claridad. Primero, consideraremos cómo se hizo el Tabernáculo de Moisés. Su construcción comenzó con una revelación de Dios a Moisés. En Éxodo 25:8-9 el Señor le habló a Moisés y le dijo: «Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos. Conforme a todo lo que yo te muestre, el diseño del tabernáculo, y el diseño de todos sus utensilios, así lo haréis». Capítulo 5 81 Por el espíritu de revelación, Moisés recibió la visión de construir un tabernáculo. Sin embargo, Moisés no fue quien finalmente usó las herramientas que lo construyeron. Hubo ropas brocadas que tejer, objetos metálicos fundidos que moldear, piedras preciosas que cortar y madera que tallar... se necesitaron muchas habilidades complicadas para poder construir el tabernáculo con su mobiliario. Así que, aunque Moisés por el espíritu de revelación recibió los planos para el tabernáculo, fueron otros artesanos hábiles con el espíritu de sabiduría quienes finalmente lo construyeron. En Éxodo 28:3 se le dijo a Moisés: «Y tú hablarás a todos los sabios de corazón, a quienes yo he llenado de espíritu de sabiduría, para que hagan las vestiduras de Aarón...». Después, en Éxodo 31:2-6 el Señor le volvió a decir a Moisés: «Mira, yo he llamado por nombre a Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá; y lo he llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría y en inteligencia, en ciencia y en todo arte, para inventar diseños, para trabajar en oro, en plata y en bronce, y en artificio de piedras para engastarlas, y en artificio de madera para trabajar en toda clase de labor. Y he aquí que yo he puesto con él a Aholiab hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan; y he puesto sabiduría en el ánimo de todo sabio de corazón, para que hagan todo lo que te he mandado». Aquí podemos ver cómo el espíritu de sabiduría fue necesario para poder construir el tabernáculo que se le encargó edificar a Moisés. Moisés recibió los planos por el espíritu de revelación, pero fue a Bezaleel y a otros trabajadores a quienes Dios dio el espíritu de sabiduría, 82 La Esperanza del Cristiano con lo cual el tabernáculo y su mobiliario se pudieron construir. El espíritu de revelación sobre Moisés, y el espíritu de sabiduría que llenó a los artesanos, juntos llevaron a cabo la tarea y permitieron que el Tabernáculo de Moisés se construyera según el modelo celestial. Esto nos muestra cómo el espíritu de sabiduría y el espíritu de revelación trabajaron juntos para hacer un santuario para Dios en tiempos pasados. Sin embargo, ahora, en tiempos del Nuevo Testamento, se nos dice que es el pueblo de Dios quien ha de ser Su templo (1 Corintios 3:16). ¿Cómo podemos saber lo que Dios quiere construir en nuestra vida, para hacernos Su santuario? Es por el espíritu de revelación. Y luego, ¿cómo podemos saber cómo quiere Dios que sea construido? ¡Es por el espíritu de sabiduría! LIBERACIÓN DE LOS SIETE AÑOS DE HAMBRUNA Un segundo ejemplo en las Escrituras del espíritu de sabiduría y el de revelación trabajando juntos es cuando Egipto fue librado de los siete años de hambruna en tiempos de José. En Génesis 41 podemos leer cómo el Faraón, el rey de Egipto, tuvo dos sueños inusuales. Él sabía en su corazón que eran revelaciones importantes, pero ninguno de sus magos pudo interpretarlos. A su vez, cuando José fue llamado, el Señor le ungió con la sabiduría para interpretar los sueños y para aconsejar lo que la nación debía hacer para poder proveer para los próximos años problemáticos. Después de que José habló, Faraón le replicó en el versículo 39: «Pues que Dios te ha hecho Capítulo 5 83 saber todo esto, no hay entendido ni sabio como tú». Debido a la obvia unción de sabiduría que estaba sobre José, Faraón nombró a José como el Primer Ministro de Egipto para que pudiera implementar su sabio consejo. En este relato, Dios le dio una revelación a Faraón sobre los siete años de hambruna que estaban por venir. Sin embargo, esta revelación, por sí misma, carecía de valor práctico. Fue cuando Dios ungió a José con la sabiduría para interpretar y aplicar de una forma práctica la revelación, que la obra de Dios se llevó a cabo y el pueblo fue librado. Mientras esta historia trata de un tiempo pasado de siete años de calamidad, el mensaje también puede tener aplicaciones en el presente. La mayoría de los intérpretes están de acuerdo en que el libro de Apocalipsis nos advierte de un cercano periodo de tribulación que de manera similar durará siete años. Igual que José con su sabiduría trajo liberación a la familia de Dios e incluso a las naciones, asimismo nosotros necesitaremos el espíritu de sabiduría en estos últimos tiempos. LUZ DE LA PALABRA DE DIOS Podemos ver otro ejemplo de cómo las dos unciones de sabiduría y revelación trabajan de la mano en el Salmo 119:105. Aquí leemos: «Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino». De este versículo, podemos entender que la Palabra de Dios puede ser iluminada de dos formas diferentes por el 84 La Esperanza del Cristiano Espíritu Santo. Puede ser como una lámpara a nuestro lado que da luz al camino en que nos encontramos, y también puede ser una luz más distante que nos muestra el camino hacia el cual debemos dirigirnos. Podemos comparar el espíritu de revelación con una luz para nuestro camino, mientras que el espíritu de sabiduría es como una lámpara a nuestros pies. Por medio de la revelación, vemos el camino distante o la meta hacia la que debemos viajar. Pero para asegurarnos de que llegaremos allí sanos y salvos, también necesitamos sabiduría para dar luz a la caminata diaria; sólo así no tropezaremos ni caeremos. Esta verdad fue gráficamente representada para nosotros, hace unos cuantos años, cuando mi familia vivía en una isla aislada de las Filipinas. No había carreteras donde vivíamos, tan sólo un sendero estrecho que usaba toda la gente y los animales. En una oportunidad, nos visitó un pastor que estaba enseñando en la escuela bíblica. Para llegar a la escuela bíblica, teníamos que caminar por ese camino unos cuantos cientos de metros desde nuestra casa. En una noche oscura sin luna, nuestro invitado iba a predicar en el servicio de la noche. La escuela bíblica ya había encendido su propio generador, y la capilla al final del sendero tenía su luz brillando. Nuestro invitado quería ir antes que nosotros, así que yo le ofrecí una linterna. Él rechazó mi oferta, ya que el camino era recto y él podía ver la luz al final del camino, pero volvió muy pronto a la casa, necesitando lavar completamente sus pies antes de poder seguir. Él tenía la luz para el camino que tenía por delante, pero no tenía la lámpara (o linterna) para ver Capítulo 5 85 dónde iba pisando. Si nunca has vivido en Asia, seguramente no tienes idea de lo grandes que pueden llegar a ser los montones de excrementos que a menudo dejan atrás en los caminos los búfalos de agua, ¡pero nuestro invitado se dio cuenta pronto! Esto nos ilustra lo importante que es saber no sólo dónde queremos ir, sino también ver cómo llegar allí sabiamente. LA ESPERANZA DE GLORIA Hay muchos otros muchos ejemplos de cómo estas dos unciones trabajan juntas, pero por ahora centremos nuestro estudio mirando en Colosenses 1:26-28, con relación a «Cristo en vosotros, la esperanza de gloria». De ahí leemos: «...el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria, a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre». El apóstol Pablo comienza revelando este misterio sobre la esperanza de gloria del cristiano, pero después cambia de revelación a sabiduría cuando sigue diciendo: «amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre». Aquí vemos de nuevo que después que la revelación es dada, la sabiduría debe implementar la visión. Esto nos ayudará para que podamos llegar a ser «perfectos en Cristo Jesús». Así que, al igual que Pablo 86 La Esperanza del Cristiano usó este patrón al escribir por revelación y luego sabiduría acerca de «Cristo en vosotros, la esperanza de gloria», nosotros también seguiremos ese mismo patrón en este libro, explicando la gloriosa esperanza del cristiano. CÓMO PODEMOS OBTENER EL ESPÍRITU DE SABIDURÍA Cuanto más maduros seamos en el Señor, más veremos nuestra necesidad de sabiduría. Es algo similar al proceso natural de madurez de un joven. Cuando un niño empieza ser mayor y más fuerte siendo un adolescente, se deleita en sus nuevas habilidades y fuerzas. Al enfrentarse con un problema tal como el automóvil atascado en el fango, rápidamente estará listo para resolver el problema a base de pura fuerza muscular. Pero al ir madurando más, irá reconociendo el principio del proverbio de Salomón que dice: «Mejor es la sabiduría que la fuerza» (Eclesiastés 9:16). En vez de agarrar rápidamente el auto e intentar moverlo por sí mismo, un hombre mayor examinará sabiamente la situación e intentará encontrar la manera más fácil de llevar a cabo la tarea de sacarlo del fango. Según vayamos creciendo en el Señor, poco a poco veremos nuestra necesidad de más sabiduría de Dios. ¿Pero cómo podemos obtenerla? La manera principal es a través de la oración. Cuando el apóstol Pablo quería que la iglesia de Éfeso recibiera el espíritu de sabiduría, vemos que él oró por ellos. Cuando el joven rey Salomón fue visitado por el Señor en un sueño, él pidió sabiduría (I Reyes 3:5-12). Se nos dice: «Y Dios dio a Salomón Capítulo 5 87 sabiduría y prudencia muy grandes, y anchura de corazón como la arena que está a la orilla del mar. Era mayor la sabiduría de Salomón que la de todos los orientales, y que toda la sabiduría de los egipcios» (I Reyes 4:29-30). A través de la oración, también nosotros podemos recibir la sabiduría de Dios. Como dijo Santiago: «Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada» (Santiago 1:5). Cuando el joven Josué se convirtió en el nuevo líder de Israel, obtuvo una nueva sabiduría para sus nuevas responsabilidades. Moisés oró e impuso sus manos sobre Josué en el servicio de ordenación. Después leemos: «Y Josué hijo de Nun fue lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés había puesto sus manos sobre él; y los hijos de Israel le obedecieron» (Deuteronomio 34:9). Por tanto, aquí vemos que tanto la oración como la imposición de manos ayudaron a impartir esta unción a Josué. Proverbios 13:20 también nos dice: «El que anda con sabios, sabio será; mas el que se junta con necios será quebrantado». Otra manera importante en que recibimos sabiduría (o la perdemos), es según con qué compañía elegimos pasar tiempo. Esto puede incluir no sólo tus amigos personales, sino también aquellos con los que empleas tu tiempo cuando los ves en programas de televisión, cuando escuchas su música o lees sus escritos. En el libro de Proverbios podemos leer muchos dichos de alguien que está personificado como la sabiduría. Ésta clama dichos tales como: «Volveos a mi 88 La Esperanza del Cristiano reprensión», «Oíd» y «Recibid mi enseñanza» (Proverbios 1:23, 8:6 y 8:10). Tenemos que volver nuestro corazón a la sabiduría de Dios, y volvernos a la Palabra de Dios si queremos recibir más sabiduría. Por tanto, la oración, mantener relaciones sabias, y seguir la Palabra de Dios son todas ellas formas valiosas en las que podemos crecer en sabiduría. LAS TRIADAS DE LA ESCRITURA Una fuente importante de sabiduría en las Escrituras, que mencionamos anteriormente, se refiere a las tríadas o tríos en la Palabra de Dios. Cada una de estas tríadas nos enseña sabiduría sobre las etapas progresivas de crecimiento y madurez espiritual. A continuación, tenemos una gráfica de lo más obvio de estas triadas. ETAPAS DE MADUREZ 1 2 3 Hijos Jóvenes Padres Apocalipsis 17:14 Llamados Escogidos Fieles Apocalipsis 12 Remanente Mujer Hijo Varón Viaje de Israel Egipto Desierto Tierra Prometida Fiestas de Israel Pascua Pentecostés Tabernáculos Tabernáculo de Moisés Atrio Lugar Santo Lugar Santísimo I Juan 2:12-15 Capítulo 5 89 Quizá la más simple de entender de todas las triadas fue dada por el apóstol Juan en 1 Juan 2:12-15. Allí escribió tres mensajes diferentes a tres categorías de creyentes: los hijitos, los jóvenes y los padres. Juan, obviamente, no estaba escribiendo a estos grupos según su edad cronológica o madurez natural, sino de acuerdo a su desarrollo espiritual. Así como fácilmente podemos categorizar el desarrollo natural de una persona ya sea niño, adolescente o adulto, en nuestro crecimiento espiritual podemos ver los correspondientes paralelismos (1 Corintios 15:46). Nuestra segunda triada está tomada de Apocalipsis 17:14, donde se nos da un título para los santos que vuelven del cielo con nuestro Señor, cuando Él vuelva para establecer Su reinado milenial. A estos vencedores que reinarán con Cristo se les llama «llamados, escogidos y fieles». Estudiaremos esta triada en detalle en el siguiente capítulo de este libro. A continuación, pusimos la triada mencionada en Apocalipsis capítulo doce, la cual ya hemos estudiado. De nuevo, estos tres estados de madurez espiritual corresponden a su mismo estado en las otras triadas. El «hijo varón» victorioso, por tanto, corresponde al nivel de máxima madurez mencionado en 1 Juan 2:13: los «padres». La mujer corresponde a los «jóvenes», mientras que el remanente de su descendencia corresponde a los «hijitos» que menciona Juan. Otra clara triada que nos puede enseñar mucha sabiduría tiene que ver con el viaje de los israelitas. Su viaje natural 90 La Esperanza del Cristiano desde Egipto hasta la Tierra Prometida es también una alegoría espiritual para los cristianos del Nuevo Testamento. Nos muestra cómo fuimos salvos del pecado para dar inicio a un viaje espiritual que se completará cuando alcancemos la total madurez y herencia. Para una profunda exposición de estos principios, recomendamos el libro El viaje de Israel, por Brian Bailey. Este libro también explica la quinta tríada en nuestra gráfica correspondiente a las fiestas de Israel. Nuestra última triada tiene que ver con las tres secciones del Tabernáculo de Moisés: el atrio exterior, el Lugar Santo y el Lugar Santísimo. El atrio exterior estaba abierto para que todos los israelitas entraran a ofrecer sus sacrificios a Dios. Esto se corresponde con los «hijitos» a los que se refiere Juan, cuyos pecados han sido perdonados por el sacrificio del Cordero de Dios. El Lugar Santo era una sección mucho más selectiva del Tabernáculo de Moisés, donde sólo los sacerdotes podían entrar y servir. Esto es un paralelismo con el segundo estado de madurez espiritual, donde los creyentes están madurando para convertirse en siervos de Dios. Sin embargo, el Lugar Santísimo era muy selectivo, ya que sólo podía entrar el sumo sacerdote. Esto corresponde al estado más alto de madurez, en el cual entran aquellos que son conformados a la naturaleza de Cristo, nuestro Sumo Sacerdote. Para estudiar esto en detalle, El Tabernáculo de Moisés por Brian Bailey es una lectura recomendada. Cada una de estas triadas pueden aportarnos sabiduría con relación a cómo podemos crecer espiritualmente, paso a paso, para alcanzar a la plena madurez a imagen de Cristo. Miraremos ahora una de ellas en el capítulo siguiente. 91 CAPÍTULO 6 LLAMADO, ESCOGIDO Y FIEL Una clave importante para abrir la sabiduría de Dios de las Escrituras se nos muestra en Apocalipsis 17:14. Vemos tres requisitos enumerados aquí para los que estarán con Cristo cuando Él vuelva del cielo como Rey de reyes: «Y los que están con él son llamados y elegidos y fieles». Estudiemos ahora cómo esto revela un patrón o guía que nos puede llevar a la madurez cristiana y capacitarnos para unirnos a esos santos victoriosos que reinarán con Cristo. 1. LLAMADO POR DIOS Nuestro primer paso hacia la madurez espiritual es entender cómo somos llamados por Dios. Nuestro Señor ha creado cada vida con un plan o propósito que está llamada a cumplir. Incluso la duración de nuestra vida ha sido planificada. Como dijo el salmista en alabanza a su Creador: «en tu libro se escribieron todos los días que [me] fueron dados, cuando [no existía] ni uno solo de ellos.» (Salmo 139:16, LBA). Hay un llamado y una herencia, o un ministerio y recompensa, para cada uno de nosotros, tanto aquí en la tierra como en los siglos venideros. Por eso el apóstol Pablo oró por los creyentes efesios, para que conocieran «cual es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia» (Efesios 1:18). 92 La Esperanza del Cristiano Algunos de los planes de Dios son los mismos para cada cristiano, ya que todos somos llamados a salir del pecado para entrar en el Reino de Dios. Esto se nos muestra con la palabra del Nuevo Testamento iglesia, que es ekklesia en el griego. Esta palabra significa «un grupo llamado a salir». En este sentido, Pablo pudo escribir que los cristianos son «llamados en una misma esperanza de vuestra vocación» (Efesios 4:4). Nuestra vida cristiana comienza cuando oímos este llamado de Dios y empezamos a seguirle. Como dijo nuestro Señor Jesús, Él «a sus ovejas llama por nombre... y las ovejas le siguen, porque conocen su voz» (Juan 10:3-4). Sin embargo, aunque es cierto que todo cristiano tiene un llamado similar, también es cierto que cada uno tiene su propio llamado individual, o lugar especial de servicio en el Reino de Dios. Podemos ver más claramente los dos lados de esta verdad al considerar al pueblo de Dios en el Antiguo Testamento: los israelitas. Todos ellos fueron llamados a salir colectivamente de Egipto para ir a la Tierra Prometida, pero luego a cada uno en lo individual se le dio un lugar o herencia diferente en la tierra. De forma similar, todos somos llamados a ser miembros del cuerpo de Cristo, pero, sin embargo, los diferentes miembros del cuerpo tienen su propio llamado especial o «específico». Una vez que hemos oído el llamado de Dios para ser cristianos y seguirle, tenemos que oír aún más a Dios para saber cuál es nuestro llamado en lo individual. Al igual que cada miembro del cuerpo humano tienen una posición y un propósito diferentes, nosotros tenemos que aprender Capítulo 6 93 cuál debería ser nuestro lugar y función en el cuerpo de Cristo. Después, según crecemos en el Señor, podemos prepararnos para servir en el lugar correcto para el cual fuimos diseñados. Cuando yo era un niño pequeño, los científicos enseñaban que había dos miembros del cuerpo humano que no tenían propósito o función. Basados en su equivocada filosofía evolutiva, ellos decidieron que el apéndice y las amígdalas habían sido miembros útiles de nuestro cuerpo en una etapa más temprana del desarrollo de la raza humana. Ellos pensaban que cuando todos éramos formas de vida más bajas, el apéndice y las amígdalas probablemente tenían una función útil, pero ahora que somos seres humanos desarrollados, estos miembros del cuerpo eran «sobras» inútiles. Como resultado, los médicos rápidamente nos quitaban estos miembros del cuerpo cuando se enfermaban. Temprano en mi infancia, consecuentemente, hice dos visitas al hospital donde me quitaron las amígdalas y el apéndice. En los años siguientes estos «sabios» científicos se han hecho un poco más sabios. Ahora han encontrado varias maneras en las que estos dos miembros del cuerpo humano cumplen tareas útiles. Es cierto, estos órganos no son necesarios para que el cuerpo humano viva, pero sin ellos una persona puede afrontar algunas dificultades agregadas con las infecciones y la digestión. Así que los científicos declararon que habían «descubierto» que no hay sobras evolutivas en el cuerpo humano, ¡que cada miembro es importante! Por supuesto, los cristianos que creen en la Biblia siempre han sabido esto, porque Dios nos creó directamente, y nuestro Dios no hace cosas inútiles. 94 La Esperanza del Cristiano De forma similar, puede haber cristianos que parezcan no tener un propósito obvio en el cuerpo de Cristo. Un líder de iglesia que sea ignorante puede tender a pasarlos por alto o a no importarle si se apartan de la iglesia. Parecería tan poco importante como cuando los cirujanos solían quitar las amígdalas o el apéndice, pero el Señor ha llamado a cada creyente a funcionar y a contribuir al crecimiento del cuerpo de Cristo. Pablo habló de esto cuando escribió «crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quién todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor» (Efesios 4:15-16). Los pastores y líderes cristianos deberían ser muy diligentes en animar a todos los creyentes a descubrir, desarrollar y usar los dones y ministerios a los que el Señor los ha llamado. Un cristiano seguirá siendo un bebé espiritual o un «hijito» hasta que descubra su llamado individual y comience a crecer para poder desarrollarlo y usarlo. Nuestro primer paso hacia la madurez espiritual es entender cómo somos llamados por Dios Capítulo 6 95 DONES Y MINISTERIOS EN LAS ESCRITURAS Las Escrituras nos revelan muchos dones y ministerios diferentes a los cuales los cristianos pueden ser llamados. Estos incluyen los siguientes: 1. Apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros - Efesios 4:11 2. Profecía, ministerio (o servicio), enseñanza, exhortación, dar, gobierno, misericordia - Romanos 12:6-8 3. Palabra de sabiduría, palabra de conocimiento, fe, dones de sanidad, milagros, profecía, discernimiento de espíritus, lenguas, interpretación de lenguas - 1 Corintios 12:8-10 4. Apóstoles, profetas, maestros, milagros, dones de sanidad, ayudas, gobierno, lenguas - 1 Corintios 12:28 5. Obispos (o ancianos, comparando Tito 1:5 y 7), diáconos - Filipenses 1:1 6. Intercesores - Isaías 59:16, 62:6,7 7. Criar a un niño para el llamado de Dios en su vida. Jueces 13:3-5, Proverbios 22:6 8. Llamado para una posición en el gobierno, ahora o en el milenio - 1 Samuel. 16:1,12; Mateo 19:28 9. Misionero -Hechos 16:9-10; Jonás 1:2 10. Mártir - Mateo 24:9; Juan 21:18-19 11. Celibato - Mateo 19:11-12; 1 Corintios 7:7-8 12. Cantores y músicos - 1 Corintios 14:26; 1 Crónicas 15:16 96 La Esperanza del Cristiano Algunos de estos ministerios y dones pueden incluir varios trabajos más específicos; por ejemplo, podríamos incluir bajo el don de ayudar (que significa «asistir, apoyar o socorrer) trabajos tales como hospitalidad, hacer ropa, alimentar al pobre y visitar a los enfermos y encarcelados. Un diácono (o siervo) puede ser asistente del pastor, un secretario o tesorero de la iglesia, o podría tener muchos otros trabajos. Alguien con un don de gobierno podría funcionar en posiciones tales como administrador de iglesia o director de la escuela dominical. Lo que acabamos de ver arriba no se sugiere que sea una lista exhaustiva de todos los llamados de Dios. El Señor puede dar llamados muy inusuales y específicos a alguien, sin que sigan un patrón normal, como cuando Noé fue llamado por Dios para construir el arca. Leyendo sobre los héroes de la fe en Hebreos 11, vemos cómo Dios puede hablar y guiar de muchas formas. ¿CÓMO NOS PUEDE REVELAR DIOS NUESTRO LLAMADO? Al aprender más acerca de los diferentes dones y ministerios, nos vamos interesando personalmente más en saber a qué nos ha llamado específicamente Dios. ¿Cómo puede Dios revelarnos nuestro llamado? Primero tenemos que buscar al Señor. Por su Espíritu, Dios revela lo que naturalmente no podemos ver, oír ni entender (1 Corintios 2:9-10). El apóstol Pablo oró por los creyentes efesios para que Dios les diera el espíritu de revelación, a fin de que supieran cuál era la esperanza de Su llamado. Capítulo 6 97 Puede que el Señor escoja hablar directamente a una persona por medio de una palabra, sueño o visión. Así es como Jeremías, José y Ezequiel oyeron a Dios en relación con sus llamados. Otra manera es que un hombre o una mujer de Dios sea el primero en discernir y revelar el llamado de otra persona. Por eso el profeta Samuel ungió a David, el niño pastor, y también por eso Elías echó su manto sobre Eliseo, el granjero. Otras veces, señales o circunstancias naturales pueden ayudar a mostrar el llamado de Dios. En tiempo de necesidad, puedes discernir que «para esta hora has llegado al reino» como hizo Ester (Ester 4:14). Tus talentos naturales pueden ayudarte a que te prepares para entrar en trabajos espirituales similares, como cuando Pedro, el pescador, fue llamado a convertirse en «pescador de hombres» (Mateo 4:19 y 1 Corintios 15:46). Algunas veces, los deseos del corazón son depositados allí por el Señor, porque estamos siendo formados para un llamado de Dios (Salmo 37:4, 1 Timoteo 3:1). Los nombres pueden ser proféticos de nuestro llamado o herencia. Abigail discernió cómo el nombre de su marido se correspondía con su carácter cuando dijo: «Porque conforme a su nombre, así es» (1 Samuel 25:25). Si descubrimos lo que significa cierto nombre, a menudo podemos obtener entendimiento de cuál es el llamado de Dios por su significado. Cuando yo era un joven cristiano, de vez en cuando deseaba que mis padres me hubieran puesto un nombre bíblico. Algo como Juan, David, o Josué me inspiraría 98 La Esperanza del Cristiano en el Señor, ¿pero Norman? Este nombre no significa nada, o al menos eso pensaba yo. Pero un día descubrí que «Norman» procede de dos palabras «north» (norte) y «man» (hombre), mi nombre significa «hombre del norte». Cuando me enteré de esto, el Señor me habló y me recordó cómo había sido llamado por Dios para ir al sur como misionero a las naciones de Asia y Centroamérica. Después de haber vivido y viajado durante los últimos catorce años por esas naciones, ahora me gusta oír mi nombre. He sido llamado por el Señor a ser un «hombre del norte», ¡un misionero de América del Norte! No sólo los cristianos individualmente tienen un llamado específico y particular, sino también grupos de cristianos pueden tener un llamado específico. Si descubrimos cuál es el plan de Dios para el grupo, entonces también podemos discernir con más claridad cuál es el llamado para los miembros de ese grupo. Por ejemplo, el Señor a menudo pone un llamado en una línea familiar. En el Antiguo Testamento, el ministerio sacerdotal dado a Aarón era hereditario, al igual que la corona se le dio a David y a sus hijos; por eso los hijos de los misioneros a menudo también serán misioneros, y por eso el hijo de un evangelista puede que también sea evangelista (como Billy Graham y su hijo Franklin). Para discernir el llamado de una persona nos puede ayudar mucho el investigar las vidas y obras de sus antepasados. Esto no tiene por qué incluir sólo a los antepasados que sirvieron al Señor, porque alguien que no es salvo a menudo usará los dones que Dios le ha dado de forma natural. Por ejemplo, Capítulo 6 99 mi línea familiar incluye autores como Robert Louis Stevenson; él no era cristiano, pero el don para escribir ha sido una herencia familiar transmitida de generación en generación, hasta que yo tomé ese el don y lo utilicé para la gloria de Dios. Un patrón que a menudo he visto repetirse en el campo misionero es cuando una línea familiar ha tenido muchos espiritistas o sacerdotes paganos y un miembro joven de la familia se convierte a Cristo, a menudo se dan cuenta de su llamado para predicar o al ministerio profético. Esto es porque el Señor puso la capacidad espiritual dentro de la línea familiar para que fueran vasos espirituales, aunque el Espíritu Santo no pudo utilizar esa capacidad hasta que ellos se volvieron a Cristo para ser Sus siervos. A menudo, una iglesia tiene un llamado o visión específico que cumplir. Podemos leer en las Escrituras cómo la iglesia en Esmirna fue llamada a padecer sufrimientos, mientras que a la iglesia en Filadelfia le fue dada una «puerta abierta» de victoria y protección; y al igual que las doce tribus de Israel heredaron cada una un llamado diferente, tanto grupos naturales (como las tribus y naciones) como las tribus espirituales (como las denominaciones y congregaciones) pueden participar de varios llamados de Dios. La gente que vive en una misma área geográfica, tal como una ciudad o nación, también puede tener un llamado. Por ejemplo, recuerdo cuando por primera vez me invitaron a predicar a una iglesia joven que acababa de comprar un edificio. Mientras predicaba, el Señor dejó impreso en mi corazón el pasaje que dice: «son amados por causa de los padres» (Romanos 11:28). A la mitad 100 La Esperanza del Cristiano del mensaje, me detuve y le dije al pastor que tenía que investigar la historia de su ciudad. Aunque la iglesia era joven, la ciudad era muy antigua, y yo sentí que había una herencia espiritual que había sido entregada por los fundadores de la ciudad, en la cual la iglesia podía entrar. La siguiente vez que volví a predicar en esa iglesia, el pastor estaba emocionado queriendo contarme lo que había descubierto. Descubrieron que la ciudad había sido establecida por gente piadosa y que había sido un centro misionero para predicadores itinerantes que predicaban el evangelio. Vivieron allí tantos predicadores y misioneros, que la ciudad originalmente había sido llamada «Priestville» («La villa del sacerdote»). Cuando el pastor descubrió eso, sintió que el Señor le estaba mostrando que su iglesia tenía que tomar esa herencia misionera que había sido plantada por los fundadores de la ciudad. TRES CATEGORIAS DE SER LLAMADO También debemos considerar el peligro de responder a un llamado que no es originado por Dios, sino por el hombre. Hay tres categorías o clases de ser llamado: por Dios, por los hombres o por uno mismo. El llamado de Dios se da conforme a la voluntad de Dios, no por nuestra propia elección de las honorables posiciones que podamos desear egoístamente. Como nos dice Hebreos 5:4 sobre el llamado del sumo sacerdote: «Y nadie toma para sí esta honra, sino el que es llamado Capítulo 6 101 por Dios, como lo fue Aarón». Sin embargo, puede que haya oportunidades en las que los hombres nos llamen para unirnos a obras que harán avanzar planes y ambiciones meramente humanos. Si un grupo u organización está construyendo una «torre de Babel» con su propia gente, ¡siempre buscarán más gente que les ayude a hacer su torre más alta! Un segundo tipo de llamado es ser llamado por los hombres en vez de ser llamado por Dios. Jesús dijo que a los fariseos les gustaba ser «llamados por los hombres» para títulos y posiciones respetables (Mateo 23:6-7). Israel quiso tener un rey cuando no era la perfecta voluntad de Dios, y el Señor les permitió que tuvieran al rey Saúl. Tenemos que preguntarle a Dios, cuando alguien nos ofrezca una posición de ministerio o un título: ¿Viene esto de Dios, o sólo de los hombres? La tercera categoría de llamado es ser llamado por uno mismo, o autonombrarse. Uzías era un rey que, en orgullo, intentó ser sacerdote. Como resultado, fue castigado con lepra por su presunción (ver 2 Crónicas 26:16-21). Adonías «se exaltó a sí mismo» para ser el nuevo rey cuando Dios ya había escogido a Salomón (ver 1 Reyes 1:5-14). Puede resultar peligroso intentar hacer aquello que Dios no te ha llamado a hacer. Si usamos la herramienta incorrecta para un trabajo determinado, puede que no podamos hacer el trabajo o que rompamos la herramienta. Nunca uses un destornillador para cortar leña, y no uses un hacha para reparar un radio. De igual forma, no permitas que un diácono intente hacer la obra de un apóstol, y no dejes que un apóstol emplee todo su tiempo en hacer las obras de un diácono. Encuentra 102 La Esperanza del Cristiano el llamado espiritual de Dios para tu vida, y después que «cada uno en el estado en que fue llamado, en él se quede» (1 Corintios 7:20). 2. ESCOGIDO POR DIOS Es cuando Dios te escoge para empezar a hacer las obras para las que has sido llamado. Primero hemos de ser llamados por Dios; después tenemos que prepararnos para estar listos para cumplir ese llamado. Después que estamos preparados, el Señor nos puede escoger para empezar a funcionar en nuestro llamado o ministerio. «Porque muchos son llamados y pocos escogidos» es la advertencia que nuestro Señor Jesús nos da en Mateo 22:14. Esto es porque muchos de los que son llamados por Dios no se preparan a sí mismos para ser escogidos por Dios. Un ejemplo lo tenemos en el ejército de Gedeón, el cual tenía 32.000 soldados que fueron llamados, pero sólo 300 fueron escogidos (Jueces 7:1-7). Había también más de 600.000 hombres israelitas que fueron llamados a salir de Egipto bajo el liderazgo de Moisés, pero debido a su rebelión e incredulidad, sólo dos de esos hombres fueron escogidos para entrar en la Tierra Prometida. Hemos de preparar nuestra vida para llevar a cabo el llamado, o Dios no nos escogerá. En los llamados naturales (como un médico o un abogado), es necesario un tiempo muy largo de cuidadosa preparación antes de que alguien sea escogido; cuanto mayor sea la vocación o el trabajo, mayor tendrá que ser la preparación. Con los llamados Capítulo 6 103 espirituales (como el ser un ministro ordenado) puede que se requieran años de preparación antes de estar listo para ser escogido. También, cuanto mayor sea el llamado de Dios, mayor deberá ser la preparación. Hay dos maneras opuestas en que el Señor con frecuencia usa preparar nuestras vidas a fin de que estemos listos para ser escogidos. Una de esas maneras es que Él a menudo debe antes humillarnos de nuestro orgullo y nuestra confianza en nuestros propios talentos y capacidades. Como declara Isaías 40:3-5, para preparar el camino del Señor cada montaña y monte deben ser allanados. Vemos esto ilustrado en la vida de Moisés. Él fue llamado por Dios cuando era el educado, poderoso y noble hijo de la hija del faraón (ver 1 Corintios 1:26). Cuando tenía 40 años de edad, él ya sabía que era llamado a liberar a los israelitas, pero cuando intentó dar el paso y cumplir el llamado de Dios en su propia sabiduría y fuerza, fracasó (estudiar Hechos 7:22-29). No estuvo listo para ser escogido hasta después de otros 40 años, cuando, en el desierto, fue humillado y despojado de su honor, de sus talentos y de su entrenamiento terrenales. Esto está en línea con lo que 1 Corintios 1:27-29 nos enseña: «sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia». Dios no necesita a los ricos, los famosos y los talentosos para edificar su Reino; de hecho, Él escoge lo contrario. En una ocasión, en un sueño, un ángel me llevó al cielo. 104 La Esperanza del Cristiano Allí me fueron mostradas varias lecciones sobre cómo las cosas celestiales son diferentes de las terrenales. Fue llevado a un lugar que humanamente podría compararse a un museo. Yo he estado en museos militares en distintas naciones, y he examinado inmensos tanques, aeroplanos, artillería y otras potentes armas que se exhibían. Pero en el cielo me mostraron un lugar que exhibía las poderosas armas de Dios: la vara de Moisés, la quijada de asno de Sansón, la estaca de Jael, y hasta la espada de Goliat. Naturalmente hablando, ninguna de esas cosas tiene el aspecto de ser un arma poderosa de Dios. La espada de Goliat hasta parecía ser un arma de maldad hasta que estuvo en manos de David. Sin embargo, nuestro Dios se especializa en escoger armas humildes y necias -y a personas- para lograr grandes hazañas. Otro ángel me mostró cierto número de libros. Uno de ellos se titulaba «Grandes hechos de los santos», ¡pero todo lo que leí en él habría pasado desapercibido para los historiadores en la tierra! Los actos de bondad, de perdón y de oración que prevalecen honrados en los registros eternos del cielo rara vez se habrían mencionado en un periódico local. Sin embargo, si deseamos llegara ser escogidos de Dios es importante que aprendamos lo que el Señor declaró en Isaías 55:8-9: «Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos». Muchas veces, Dios allana las montañas de orgullo y de autosuficiencia en nuestras vidas para preparar que su Capítulo 6 105 gloria sea revelada. Sin embargo, Isaías 40:3-5 también declara que a veces el Señor hará que todo valle se eleve. El Señor con frecuencia obra de esta manera contraria para preparar nuestras vidas levantándonos de nuestros desánimos, incapacidades y fracasos. Así fue como el Señor preparó a Simón Pedro para convertirse en un gran apóstol; él fue llamado por Dios siendo un pescador sin educación ni dignidad. Pedro cometió muchos errores y, después de negar a Cristo, estuvo dispuesto a darse por vencido y nunca llegar a cumplir su llamado. Sin embargo, Cristo pacientemente siguió levantándole de sus debilidades y sus fallos hasta que estuvo preparado y fue escogido para un gran ministerio. Todo lugar bajo en la vida de Pedro –cada fracaso, pecado e incapacidad—fue perdonado, limpiado y elevado, hasta que Pedro pudo estar firme confiadamente como un hombre de Dios a lo largo del libro de Hechos. Un ejemplo de nuestros días de la misma gracia de Dios es un hermano coreano. Cuando era estudiante de la escuela bíblica, era un pésimo orador, tanto que muchas personas le aconsejaron no seguir preparándose para el ministerio, pero él continuó preparándose para el ministerio al que se sentía llamado. ¡Actualmente, el pastor Yong-gi Cho tiene la iglesia más grande del mundo! Después de un tiempo de preparación, el Señor nos probará para ver si estamos preparados para ser escogidos. Sin embargo, no siempre sabremos cuándo o cómo nos hará el Señor nuestro «examen final» para ver si estamos listos para «graduarnos» o ser escogidos. Los soldados de 106 La Esperanza del Cristiano Gedeón fueron probados por cómo bebían el agua. Casi todos los soldados se pusieron de rodillas para meter sus rostros en el agua, pero sólo los pocos que llevaron el agua a su boca con sus manos para permanecer vigilantes fueron escogidos. ¡Su preparación de carácter fue revelada por cómo bebieron el agua! En un examen diferente, Abraham fue escogido porque estuvo dispuesto a sacrificar a su hijo, Isaac. Debemos tener cuidado de no guardar nada egoístamente en nuestra vida como un «ídolo», aun las bendiciones y llamados de Dios, para que podamos estar plenamente preparados para ser escogidos. En Génesis 24, Rebeca fue escogida para casarse con Isaac por medio de cómo se ofreció voluntaria para dar de beber a los diez camellos de un extraño. Probablemente tuvo que sacar hasta 1200 litros de agua del pozo para esas bestias sedientas. Sin embargo, diez camellos fueron la prueba o el examen secreto (el número diez en el Biblia a menudo se refiere a pruebas, ver Números 14:22, Daniel 1:12, Apocalipsis 2:10). Esas diez «pruebas» que ella aceptó con agrado se convirtieron pronto en el vehículo que la llevó a la Tierra Prometida y a su prometido. Muchas veces, las pruebas en nuestra vida son las herramientas secretas de Dios que nos acercan más a Él y nos preparan para Sus propósitos gloriosos. Cuando los colegios hacen sus exámenes finales, normalmente están enfocados a probar la preparación mental o educativa del estudiante. Sin embargo, los exámenes de Dios en «la escuela del Espíritu» 107 Capítulo 6 normalmente se centran en probar el carácter y el desarrollo espiritual del creyente. El Señor raramente nos dice cuando serán «los exámenes finales», o cómo serán. A los israelitas en el desierto se les dieron diez pruebas por medio de circunstancias de la vida, tales como escasez de agua, quejas en contra del liderazgo y falta de variedad en la dieta alimenticia. Ellos ni siquiera sabían que estaban siendo probados hasta que hubieron fracasado y se descalificaron a ellos mismos (estudiar Números 14). Cuando el Señor busca un vaso preparado para ser usado, que Él nos ayude a cada uno de nosotros a ser hallados vasos de honor, preparados para toda buena obra (2 Timoteo 2:21). 3. FIEL Hemos visto cómo el creyente que va hacia la madurez primero tiene que responder al llamado de Dios. Después de haber terminado su preparación, puede ser escogido por el Señor para funcionar en su ministerio. Sin embargo, aun después de este segundo paso de ser escogido, para completar nuestro llamado debemos seguir adelante para llegar a ser fieles en cumplir ese ministerio. Ese es el tercer paso que debemos cumplir antes de «dar en el blanco» y entrar en la plena madurez y poder dar frutos. Nuestro Señor dijo: «Muchos son llamados, pero pocos son escogidos». Verdaderamente se puede decir también que muchos son llamados, pocos son escogidos, ¡y menos son fieles! Vamos a considerar ahora a tres personas que se calificaron para ser llamados y escogidos, pero que no llegaron a ser fieles en su llamado. 108 La Esperanza del Cristiano En I Samuel, capítulos 2-4, leemos que Elí fue llamado y escogido como sumo sacerdote de Israel. Sin embargo, él no fue fiel para completar adecuadamente el ministerio al que había sido llamado y escogido para llevar a cabo. Él no disciplinó correctamente a sus hijos inmorales ni los quitó del ministerio, sino que les permitió corromper la casa de Dios, y murió bajo el juicio de Dios por su falta de fidelidad. De esta historia, aprendemos la lección de que somos responsables no sólo de nuestra propia vida, sino también de los hijos naturales y espirituales que el Señor ha confiado a nuestro cuidado. Sansón fue un hombre de una gran fe, llamado y luego escogido por Dios para ser juez sobre Israel; sin embargo, no permaneció fiel a su llamado al cometer fornicación, perdiendo su consagración y llegando a ser un prisionero ciego. ¡El pecado también puede cegarnos si no caminamos en el temor de Dios! Saúl fue el rey de Israel, pero fue rechazado cuando se enorgulleció, y por temor obedeció la voz del pueblo, en vez de la voz de Dios (ver I Samuel 15:24). Su fracaso nos enseña que tenemos que permanecer fieles al Señor cuando la gente trata de influenciarnos para desobedecer la voluntad de Dios. TRES CLAVES PARA SER FIELES El Señor Jesús nos enseñó tres claves para aprender a ser fieles en Lucas 16:10-13. Allí leemos: «El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy Capítulo 6 109 poco es injusto, también en los más es injusto. Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero? Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro?». En el versículo 10, el Señor Jesús nos dio la primera clave cuando dijo que tenemos que ser fieles en lo muy poco. Es importante que no despreciemos las pequeñas responsabilidades, pues pueden edificar en nuestro interior la sabiduría, el carácter y la perseverancia por medio de los cuales estaremos preparados para cosas mucho mayores. Sin embargo, el orgullo nos dirá que merecemos algo mayor y más importante. Naamán se sintió así cuando no quiso obedecer las simples instrucciones de Eliseo de lavarse en el río para ser sanado. Sin embargo, los pequeños comienzos pueden ser las semillas que se convertirán en algo grande. El joven David ya había aprendido esto, pues sabía que haber matado al león y al oso le había preparado para poder matar a Goliat. Nuestro Señor dijo que a los siervos que son fieles en sus pequeñas responsabilidades se les darán ciudades para que las gobiernen (ver Lucas 19:17-19). Un pastor amigo mío me contó que un visitante llegó a su iglesia un domingo. Después, se presentó como un nuevo graduado de la escuela bíblica; dijo con entusiasmo que le gustaba la iglesia, y que quería hacerse miembro de ella y servir al Señor allí. Luego le dio un papel al pastor, que enumeraba todos los ministerios que él estaba calificado para desarrollar, ¡hasta ser el pastor principal! Mi amigo entonces le dijo al visitante que habían estado orando para recibir más ayuda para la iglesia, y le invitó a 110 La Esperanza del Cristiano comenzar como el conserje de la iglesia. Aunque él tenía en mente ministerios mucho más elevados, primero quería ver si ese joven sería fiel en aquella pequeña tarea. Sin embargo, el joven nunca más regresó. En el siguiente versículo, Cristo nos dio una segunda clave cuando dijo que tenemos que ser «fieles en las riquezas injustas». Estas «riquezas injustas» a las que Él se refería significan los bienes de este mundo o posesiones naturales. La clave que se nos enseña aquí es que tenemos que ser fieles en las responsabilidades naturales. Esto puede edificar el carácter piadoso en nuestro interior, el cual nos preparará para estar listos para las responsabilidades espirituales. A lo largo de las Escrituras, los que fueron llamados por Dios ya eran fieles y diligentes en sus responsabilidades naturales. David estaba atendiendo a las ovejas cuando Samuel lo llamó y lo ungió como el siguiente rey. El Señor Jesús llamó a Pedro y a Andrés mientras estaban ocupados pescando; a Mateo, mientras estaba en su trabajo recaudando los impuestos. Eliseo estaba arando la tierra con sus bueyes cuando Elías echó su manto sobre él; Moisés estaba pastoreando el rebaño cuando el ángel del Señor se le apareció en la zarza ardiente. Ellos no estaban siendo holgazanes ni perezosos cuando fueron llamados por Dios. Ni siquiera leemos que alguno de ellos estuviera orando, aunque, por supuesto, es bueno hacer eso. Lo que sí leemos en la Biblia es que ellos estaban siendo fieles en sus responsabilidades naturales. En Lucas 16:12, nuestro Señor nos enseña una tercera clave para ser fieles con las posesiones ajenas. Esto Capítulo 6 111 puede incluir tanto cosas naturales como espirituales. Si estás sirviendo bajo un líder cristiano que tiene una visión de cómo se debería llevar a cabo el trabajo, mientras trabajes con él, deberías ser fiel en ayudarle a cumplir su visión. Esto te ayudará a calificarte para el día en que el Señor le dé tu propia visión y trabajo. Josué, Eliseo y Timoteo comenzaron su entrenamiento siendo siervos fieles para ayudar en el llamado y ministerio de su líder. Sin embargo, después que fueron fieles en ayudar en el ministerio de otra persona, ¡a ellos se les dio su propio ministerio! Puedo recordar un servicio en la escuela bíblica a la que yo asistía cuando era joven. Se anunció una petición de oración por una escuela bíblica en las Filipinas. Tropas rebeldes musulmanas habían avanzado hasta cerca de la escuela, y las personas allí, en especial los misioneros, corrían un gran peligro. La mayoría de los alumnos oraron durante un breve rato y luego se fueron. Sin embargo, algunos de nosotros estábamos decididos a «orar hasta el final» por esa escuela bíblica. Yo oré hasta que tuve la seguridad de que el Señor había intervenido y había expulsado a los rebeldes. Yo había buscado ser fiel para defender a algunos misioneros que no conocía, en una escuela bíblica de la que conocía muy poco. Yo no sabía que, al estar siendo fiel en apoyar el ministerio de otra persona, más adelante se me daría a mí ese mismo apoyo en ese mismo ministerio. Diez años después, me encontraba como misionero en aquella misma escuela en las Filipinas, afrontando el mismo peligro. Los rebeldes musulmanes habían avanzado de nuevo, ¡y nosotros éramos los únicos 112 La Esperanza del Cristiano extranjeros que quedaban en aquella zona que no habían sido secuestrados! Sin embargo, tuve la seguridad de parte del Señor de que Él había levantado el apoyo en oración que necesitábamos. Yo había sido fiel en ayudar a proteger a los otros misioneros y su escuela bíblica hacía diez años, y, por tanto, ¡el Señor me dio a mí ese mismo ministerio y esa misma protección! SANTOS QUE FUERON LLAMADOS, ESCOGIDOS Y FIELES Para alcanzar la meta de nuestra vida, hemos mencionado que tenemos que entrar y cumplir con las tres etapas del crecimiento cristiano. Hemos visto la vida de algunas personas en la Biblia que sólo alcanzaron la etapa uno o la etapa dos; sin embargo, Dios quiere que cada uno de nosotros cumplamos nuestro propósito en la vida, y Él puede darnos la gracia y la guía para terminar victoriosamente. Para animarnos a correr bien nuestra carrera, la Biblia contiene muchas historias de la vida de hombres y mujeres que fueron llamados, escogidos y fieles. Algunos de los ejemplos más claros se muestran en la siguiente gráfica: Capítulo 6 113 114 La Esperanza del Cristiano MOISÉS La vida de Moisés se puede organizar claramente en tres periodos de cuarenta años. Al término de cada unos de estos periodos, él entró primero a ser llamado, después a ser escogido y luego fue fiel. Durante los primeros cuarenta años de su vida, Moisés fue el hijo adoptado de la hija de Faraón. Al término de estos cuarenta años, Moisés mató a un capataz egipcio (ver Hechos 7:23-24). Su motivo para hacer esto fue: «Pero él pensaba que sus hermanos comprendían que Dios les daría libertad por mano suya; mas ellos no lo habían entendido así» (Hechos 7:25). En ese momento, Moisés sabía que era llamado por Dios, pero los israelitas no lo sabían aún. Aunque Moisés era llamado por Dios, todavía no estaba preparado para ser escogido. Él tuvo la mejor formación que Egipto podía ofrecer, pero más importante aún, Moisés todavía necesitaba la preparación que sólo Dios podía darle. En lugar de usar su espada y sus capacidades de liderazgo como rey para liberar a Israel, él necesitaba aprender: «No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos» (Zacarías 4:6). Moisés tuvo que pasar por un segundo periodo de cuarenta años antes de estar adecuadamente preparado por Dios. Él fue despojado de las grandes habilidades que le habían hecho «poderosos en sus palabras y obras» (Hechos 7:22). Ya no pertenecía a la realeza, sino que era un humilde pastor. De hecho, las Escrituras registran:»Y aquél varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que Capítulo 6 115 había sobre la tierra» (Números 12:3). Eso fue todo lo que Moisés adquirió durante esos cuarenta años en el desierto, pero era exactamente lo que él necesitaba para hacer la obra de Dios. Cuando Moisés se convirtió en un hombre humilde y quebrantado de corazón, entonces el Señor pudo escogerle en la zarza ardiente (Hechos 7:30-35, Mateo 5:5). En nuestros días, también hay muchas personas con grandes talentos y habilidades que han sido llamadas por Dios, como lo fue Moisés. Pero nuestros propios talentos y habilidades, por sí mismos, no pueden hacer las milagrosas obras de Dios. Hasta que no pasemos por la experiencia del «desierto» en nuestra vida, donde seamos humillados y quebrantados ante Dios, no estaremos preparados para ser escogidos y usados por Dios para sus grandes propósitos. Recuerda el dicho: «Sin cruz no hay corona». Después que Moisés fuera escogido por Dios, pasó por un tercer y último periodo de cuarenta años en su vida. Durante este tiempo, él sacó a los israelitas de Egipto a través del desierto. Él murió a la edad de ciento veinte años, momento en el cual obtuvo el siguiente testimonio: «Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios» (Hebreos 3:5). Por tanto, podemos ver en la vida de Moisés que él sabía que era llamado por Dios cuando tenía cuarenta años de edad; sin embargo fue sólo cuando tuvo ochenta años de edad cuando fue escogido por Dios porque se había ganado su clave de la humildad. Además, Moisés tenía ciento veinte años de edad cuando cumplió su ministerio, y murió con el testimonio de que fue llamado, escogido y fiel. 116 La Esperanza del Cristiano JOSÉ José fue otro hombre en la Biblia que pasó por tres etapas muy claras en su vida. Las posiciones sociales que obtuvo durante esos tres periodos hablan de cómo él también fue llamado, escogido y fiel. Cuando era joven, José tuvo la posición de ser un hijo amado. Su padre le favoreció y le dio una túnica de muchos colores. Aunque él fue el hijo amado en la casa de su padre, le fue revelado por medio de dos sueños que él era llamado por Dios para gobernar. Sus celosos hermanos intentaron detener el cumplimiento de su llamado, vendiéndole a unos mercaderes, quienes lo llevaron a Egipto. En el segundo periodo de su vida, José fue un siervo. Primero en la casa de Potifar y luego en la cárcel, José fue fiel a sus responsabilidades y a su Dios. Al final de esta etapa, José fue escogido por Faraón para convertirse en el primer ministro de Egipto, debido a la sabiduría y las bendiciones de Dios sobre su vida. Durante el tercer periodo de su vida, José fue exaltado para convertirse en un gran gobernador. Todos tuvieron que doblar sus rodillas ante él, incluso sus hermanos que años antes había intentado evitar que eso ocurriera. Todas las naciones vecinas vinieron a José en busca de salvación en el tiempo de la calamidad. José fue fiel en cumplir su llamado de gobernar y proteger, tanto a sus hermanos, como a las naciones. Capítulo 6 117 La vida de José nos muestra el mismo patrón que Cristo cumplió. La segunda persona de la Trinidad fue siempre el hijo amado de Dios. Él luego dejó su casa celestial para convertirse en un siervo sufriente, rechazado por sus hermanos. Después que Su ministerio terrenal terminara, fue tomado de la prisión de la muerte. Cristo entonces fue exaltado como un gran Gobernador para sentarse a la diestra de Dios, ante quien toda rodilla se doblará. Al igual que José, Jesucristo fue llamado el Hijo amado, escogido como el siervo sufriente y fiel como Salvador y Señor. Una clave muy clara que nos muestra cómo José pudo cumplir la voluntad de Dios para su vida se encuentra en Génesis 41:51-52- Ahí leemos sobre los dos hijos que le nacieron: «Y llamó José el nombre del primogénito, Manasés; porque dijo: Dios me hizo olvidar todo mi trabajo, y toda la casa de mi padre. Y llamó el nombre del segundo, Efraín; porque dijo: Dios me hizo fructificar en la tierra de mi aflicción». Los nombres de los dos hijos de José hablan de las experiencias espirituales que él tuvo que atravesar en su propia vida. Su primer hijo, Manasés, significa en el idioma hebreo hacer olvidar. José tuvo que perdonar y olvidar las ofensas hechas contra él y los sufrimientos que causaron. Pero debido a que hizo eso, también fue capaz de entrar en la experiencia espiritual revelada por el nombre de su segundo hijo. Su nombre, Efraín, significa fructificar. Debido a que José había aprendido a perdonar a quienes le habían ofendido, Dios pudo entonces bendecirlo con un gran fruto. 118 La Esperanza del Cristiano Hay momentos similares en muchas de nuestras vidas en los que solamente seremos liberados a la bendición de Dios después de que hayamos aprendido a perdonar a otros. A Job se le dio una doble porción cuando él oró por sus amigos que de modo tan insensible le habían insultado y acusado (Job 42:10). Necesitamos ser capaces de decir, como José: «Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien» (Génesis 50:20). Además, necesitamos reconocer que todas las cosas obran para bien (Romanos 8:28). JACOB El testimonio de que Jacob fue llamado, escogido y fiel, está indicado por los tres nombres que recibió en las Escrituras. Al nacer fue llamado Jacob. Este nombre significa «usurpador», o «alguien que ocupa el lugar de otro». Esto habla del carácter natural de Jacob, porque planificó cómo tomar la bendición de la primogenitura de su hermano. Primero tendiéndole una trampa a su hermano y después engañando a su padre, Jacob recibió la bendición profética y la herencia que se le debería haber dado a su hermano, Esaú (ver Génesis 25:27-34; 27:1-36). Como consecuencia de su engaño, Jacob tuvo que huir lejos de la ira de su hermano. Aun así, incluso en su huida, Dios le dio un sueño y confirmó que él era, sin duda, llamado por Dios para convertirse en una gran nación (ver Génesis 28:10-16). Recuerden, Jacob acababa de mentir a su padre, robado a su hermano y estaba corriendo para salvar su vida. ¿Acaso puede Dios llamar a un hombre Capítulo 6 119 como Jacob, un usurpador mentiroso? Sí, Dios puede poner su llamado sobre la persona más mentirosa y torcida, pero la persona tendrá que ser cambiada totalmente antes de poder ser escogida. Dios comenzó esa transformación cuando Jacob se convirtió en el empleado y yerno de Labán. Al igual que Jacob había engañado a su padre, Labán engañó a Jacob. Mucho sufrimiento vino a la vida de Jacob como consecuencia del engaño de Labán (ver Génesis 31:38-42). Sin embargo, el Señor estaba usando eso para llegar a la raíz del problema en la propia vida de Jacob, que también era el engaño (estudiar Abdías 15, Salmo 18:25-26, Gálatas 6:7-8). Después de muchos años de sufrimiento, el Señor habló a Jacob y le dijo que volviera con su padre. Cuando viajaba Jacob hacia su casa, temió por su vida cuando oyó que su hermano venía a reunirse con él con cuatrocientos hombres (Génesis 32:3-23). Al principio, Jacob intentó de nuevo obtener el favor de su hermano, enviándole algunos regalos muy caros, pero en su corazón, Jacob sabía que no podía manipular otra vez a su hermano. Jacob sabía que cuando su hermano llegara, él sería hombre muerto. En ese momento de desesperación, Jacob luchó con el Ángel del Señor para obtener la bendición de Dios (ver Génesis 32:24-28). ¿Cómo lo bendijo el Ángel del Señor? El muslo de Jacob fue dislocado, ¡por lo que no podía ni siquiera huir de su hermano! Todas las tácticas y sueños de Jacob fueron destruidos, excepto su fe en Dios. En su extrema desesperación, arrepentido de todo su pasado de torcido, Jacob clamó a Dios buscando ayuda. Como 120 La Esperanza del Cristiano respuesta, el Señor le dio a Jacob un nuevo nombre y un nuevo carácter. Su segundo nombre, Israel, significa «Príncipe de Dios». Al cambiar su nombre y su carácter, Israel pudo ser escogido por Dios para entrar en las promesas de Dios y convertirse en una gran nación. Después de su muerte, Jacob / Israel recibió un tercer nombre (ver Deuteronomio 33:5 e Isaías 44:1-2). Recibió el nombre de «Jesurún» que significa «derecho» o «íntegro». Este tercer nombre habla de cómo su carácter fue cambiado de ser un hombre torcido y mentiroso a convertirse en un santo recto y justo. También habla de cómo llegó a ser fiel para dar en el blanco y levantar la nación de Israel. Él fue llamado siendo Jacob, escogido como Israel y declarado fiel como Jesurún. La clave de Jacob que lo capacitó para cumplir todo el llamado de Dios sobre su vida fue que fue limpiado y purgado por medio de los sufrimientos que soportó. Gálatas 6:7 nos advierte de que cosecharemos lo que sembremos; ¡y normalmente cosechamos mucho más de lo que sembramos! Pero Dios permite eso para nuestro beneficio, para que al sufrir por nuestros pecados aprendamos a aborrecer esos pecados y desear la rectitud. Como explica Hebreos 11:5-11, el Señor ama a quienes castiga, y lo hace para que crezcamos hasta Su santidad por medio de la disciplina que recibimos. 121 Capítulo 6 DAVID David es otro claro ejemplo de alguien que entró en estas tres etapas del crecimiento espiritual. Sus tres unciones le llevaron a la misma experiencia de ser llamado, escogido y fiel. La primera unción de David ocurrió cuando era un niño pastor que vivía en Belén. El profeta Samuel fue enviado allí por el Señor para ungir al joven David para convertirse en el próximo rey (ver 1 Samuel 16:1 y 11-13). Por medio de su primera unción, David sabía que él era llamado por Dios. Sin embargo, necesito muchos años y experiencias antes de estar preparado para ser escogido. Esto comenzó a cumplirse cuando los hombres de Judá le dieron su segunda unción, para hacer a David rey de Judá (ver 2 Samuel 2:4). La tercera unción de David, como rey sobre todo Israel, lo capacitó para conquistar Sion y reinar sobre las naciones vecinas (2 Samuel 5:1-10). Aunque David tropezó gravemente por medio de su pecado con Betsabé, él se arrepintió y obtuvo una restauración total. El hecho de que Dios lo contó como fiel se confirma por medio de dos fuertes testigos. En primer lugar, es indicado por el propio testimonio de Dios de que Él halló a David un «varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero» (Hechos 13:22); y en segundo lugar, como hemos estudiado previamente, David también ha sido escogido por Dios para ser el rey de Israel durante el milenio. 122 La Esperanza del Cristiano ESTER Ester es otro ejemplo de alguien que fue llamada, escogida y fiel. Son las tres casas en las que vivió las que nos ayudan a revelarnos esto. Al comienzo del libro de Ester, vemos que vivía en la casa de Mardoqueo, el tío de su padre (ver Ester 2:5-7). La primera casa podría llamarse su «casa de adopción», porque ella era huérfana. De forma similar, en el momento en que somos salvos somos adoptados y llevados a la casa de Dios, la casa de la fe. Mientras estaba viviendo en esa casa de adopción, Ester recibió un llamado inusual. Los siervos del rey la llamaron para unirse al concurso para elegir a la nueva reina. La llamaron para dejar la casa de Mardoqueo y entrar en la casa de las mujeres del rey (ver Ester 3:8-9). Esta segunda casa podría llamarse la «casa de preparación», porque allí muchas mujeres eran preparadas para presentarse ante el rey. Debido al espíritu sumiso de Ester, ella permitió que los siervos del rey la prepararan para ser presentada con los vestidos que más le agradarían al rey (ver Ester 2:15). De forma similar, el rey Jesús está ahora buscando a aquellos que serán su novia, para reinar con Él. ¿Cómo podemos prepararnos mejor para ser elegidos? Tenemos que someternos a la preparación del Espíritu Santo, porque Él es quien mejor sabe cómo hacernos hermosos ante los ojos de nuestro Rey. Cuando Ester fue elegida para convertirse en la nueva reina, fue llevada a la tercera casa en la que vivió (ver Capítulo 6 123 Ester 4:13). Esa era la casa del rey, la cual podemos llamar la «casa de reinado». Fue ahí, como reina, donde Ester fue fiel para traer liberación a su pueblo de las artimañas del malvado Amán. De igual forma, cuando somos escogidos por el Señor para entrar en su autoridad, tenemos que ser fieles en usar esa autoridad no para nuestro propio beneficio, sino para ayudar al resto del pueblo de Dios. Y al igual que la clave de Ester para la victoria fue su actitud continua de sumisión, así también muchos de nosotros seremos probados de modo similar. Estas lecciones que aprendieron Ester y los otros vencedores que acabamos de ver pueden, en ciertos momentos, ser claves muy específicas para ayudarnos durante nuestro desarrollo cristiano. Recuerdo que estaba orando por una hermana filipina en el Señor, hace algunos años. Ella se estaba enfrentando a una decisión difícil con relación a si debía someterse a los ancianos de su iglesia y vivir en cierta casa. De muchas maneras, la casa estaba lejos de ser un lugar ideal para vivir; sin embargo, el Señor me dio una profecía para ella. El Señor dijo que si ella se sometía a sus ancianos y vivía allí, con el tiempo, esa casa se convertiría en una casa de preparación, y de allí el Señor la llevaría a la casa del rey. Esta hermana se sometió a los ancianos y se fue a vivir allí. En menos de un año, el Señor le dio un ascenso poco común como cumplimiento a esa palabra. Ella se convirtió en la líder de una reunión de oración semanal en «la casa del rey»: en el Malaca yang, ¡el palacio presidencial filipino! Ella también fundó un movimiento de oración nacional como una «Ester» para su pueblo. 124 La Esperanza del Cristiano Junto con estos santos que acabamos de estudiar, hay muchos otros hombres y mujeres de la Biblia que fueron llamados, escogidos y fieles. Juntos componen la «gran nube de testigos» de Hebreos 12:1, cuya fe triunfante ahora nos puede animar a nosotros que corremos nuestra propia carrera cristiana. ¡Procuremos seguir el testimonio de todos estos vencedores! Así, nosotros también terminaremos nuestra vida oyendo cómo el Señor nos saluda con las palabras «Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor» (Mateo 25:23). ¡Alabado sea el Señor! Entonces seremos competentes tanto para estar, como para reinar con el Rey de reyes cuando vuelva para establecer Su Reino en toda la tierra. Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor» (Mateo 25:23) 125 CAPÍTULO 7 PARTICIPANTES DE LA NATURALEZA DIVINA Al aprender más de la grandeza de la esperanza de nuestro llamado cristiano, nuestra pregunta más latente es: «¿cómo puedo entrar?». Nuestra meta es muy gloriosa, ¿pero cómo llego allí? En 2 Pedro 1:4-11 se nos dan instrucciones de cómo alcanzar nuestra meta deseada y ser participantes de la naturaleza divina. Leemos: «…por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia; vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor...Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego...Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo». En 2 Pedro 1:4 comenzamos nuestro caminar con el Señor, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia. Según vamos subiendo los siete escalones mencionados en los versículos 5 al 7, 126 La Esperanza del Cristiano llegamos a una entrada amplia y generosa en el Reino eterno de nuestro Señor. En el versículo 10 se nos promete que, si seguimos estos pasos y somos diligentes en hacer estas cosas, nunca caeremos. Qué preciosa promesa es esta, porque en estos últimos tiempos, Dios está comenzando a sacudir todas las cosas y muchos están cayendo. Asimismo, según ascendemos por estos peldaños para participar de la naturaleza de Cristo, nuestro llamado (o lugar eterno) entre los hijos de Dios estará asegurado. Esto nos da instrucciones detalladas de cómo participar de la naturaleza divina para que podamos entrar en la esperanza del cristiano. Estos pasos están dibujados abajo como una escalera desde lo terrenal hasta lo celestial. Capítulo 7 127 LA FE, NUESTRO FUNDAMENTO La fe es revelada en el versículo 5 de este pasaje como nuestro fundamento, el comienzo de nuestra experiencia cristiana. Cristo es la roca de nuestra salvación, y por fe podemos huir de la corrupción que hay en el mundo para estar firmes y seguros en Cristo. David habló de esto cuando escribió: «Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos» (Salmo 40:2). Sin embargo, 2 Pedro 1:5 dice que seamos diligentes en «añadir a vuestra fe». De forma similar, Hebreos 6:1-3 dice que tenemos que guardar nuestro fundamento de la fe y después «seguir adelante hacia la perfección... si Dios en verdad lo permite». El propósito de Dios es que aprendamos a participar de Su naturaleza divina, sigamos hacia la perfección y seamos conformados a la imagen de Cristo; sin embargo, Dios es el juez que determina si ya estamos o no preparados para ir al siguiente escalón de «gloria en gloria». Al igual que el maestro pone exámenes para ver si el estudiante está preparado para graduarse y pasar al siguiente nivel de instrucción, así el Señor nos probará para ver si estamos preparados para llevarnos más alto. Si reprobamos nuestros exámenes, no se nos permitirá seguir adelante. El pueblo de Israel se descalificó a sí mismo para seguir hacia la Tierra Prometida, y vagó por el desierto durante 40 años hasta que todos murieron. Dios les había bendecido con una protección sobrenatural, milagros, sanidades y provisión, pero Dios no les permitió seguir hasta la perfección. El hecho que el Señor nos esté bendiciendo 128 La Esperanza del Cristiano con provisión, sanidades y milagros no nos garantiza que estemos progresando con Dios. Al igual que los israelitas en el desierto, nosotros podemos estar vagando en círculos espiritualmente, en vez de seguir adelante para entrar en la plenitud de los planes de Dios para nuestra vida. Hace algunos años, yo era uno de los directores de una comunidad de 50 iglesias, en un momento en que algunos de los pastores no habían dispuesto su corazón para seguir totalmente al Señor. Durante ese tiempo de lucha, el Señor me mostró un ángel que Él había enviado del cielo para examinar el corazón de cada uno de los ministros. El ángel sostenía un libro y estaba escribiendo los nombres de algunos de los pastores en él. El nombre del libro era «A los que Dios permitirá seguir». (Para ver algunos ejemplos en las Escrituras de ángeles anotando datos y sobre los distintos libros del cielo, estudiar Malaquías 3:16-17, Ezequiel 9:1-6, Daniel 12:1 y Apocalipsis 7:2-3 y 20:12). Al darme cuenta de que los nombres de cada ministro tenían que ser escritos en ese libro para que Dios les permitiera seguir en su crecimiento espiritual, el espíritu de temor del Señor cayó sobre mí y clamé al Señor: «Escribe también mi nombre en el libro». Sin embargo, lamentablemente, algunos de los ministros no tenían su nombre escrito en el libro. Poco tiempo después de haber recibido esta revelación, ese puñado de ministros no aprobados por el ángel se separó de la comunidad para seguir su propio camino. Ellos comenzaron una escuela bíblica e intentaron hacer un gran trabajo para Dios; sin embargo, el Señor no bendijo su trabajo y en un corto periodo se cerró la escuela, sus obras se vinieron abajo, y hasta la iglesia central se Capítulo 7 129 disolvió. Todos esos ministros tenían fe en Dios, pero no añadieron adecuadamente a su fe. Por lo tanto, el Señor no les permitió seguir en sus vidas y ministerios espirituales hacia la vida abundante del Reino que se nos ofrece en 2 Pedro 1:11. Aprendamos todos a temer al Señor y a ser diligentes en «añadir a vuestra fe» los siguientes 7 peldaños: Peldaño 1 - VIRTUD O EXCELENCIA MORAL Se nos dice que debemos añadir virtud (o pureza moral) a nuestra fe para subir al siguiente peldaño. El Espíritu Santo pone en el corazón de cada cristiano nacido de nuevo el deseo de tener virtud. Después debemos proponer en el corazón abrazar esta etapa en nuestro crecimiento cristiano. Leemos cómo Daniel hizo esto desde joven cuando «propuso en su corazón no contaminarse» con la comida del rey de Babilonia (Daniel 1:8). Hoy vivimos en un mundo lleno del espíritu de Babilonia, y también debemos proponernos en nuestro corazón no contaminarnos con las cosas malas que nos rodean. Sansón es un ejemplo de un hombre que tuvo fe, pero no añadió virtud a su vida. Tenía fe en el poder de Dios y tenía un gran ministerio de liberación; sin embargo, amaba a muchas mujeres, rompió su voto de consagración y descubrió que su fe no era suficiente. Como nos advierte 2 Pedro 1:9, por no añadir virtud se quedó ciego. Hoy día los cristianos (aun cristianos con ministerios poderosos) pueden quedarse ciegos espiritualmente y caer si 130 La Esperanza del Cristiano no añaden virtud a su fe. Los ministros están en peligro si confían en su fe o en el poder de su ministerio, como Sansón. ¡Sólo porque Dios esté bendiciendo un ministerio no es garantía de que esté complacido con la vida del ministro! Peldaño 2 - CONOCIMIENTO El deseo de una vida virtuosa no es suficiente; debemos también obtener conocimiento de cómo llevar una vida virtuosa. El Viernes Santo, la gente en muchos países lleva pesadas cruces, gatean por el suelo o se flagelan a sí mismos, procurando ser cristianos virtuosos. Pero como no tienen el conocimiento de Dios de cómo vivir vidas virtuosas, sus obras son vanidad y esclavitud. Ese fue el problema de muchos de los fariseos. Pablo escribió acerca de ellos que tenían un celo por Dios, pero ese celo no estaba en consonancia con el conocimiento. Muchos desean una vida virtuosa, pero los que no siguieron buscando conocimiento de quién era Jesús, se quedaron espiritualmente ciegos. ¡Cayeron de la gracia para convertirse en enemigos de la verdadera fe y virtud! Seamos transformados por la renovación de nuestra mente, para que podamos ser llenos del conocimiento de Su voluntad (Romanos 12:2). Peldaño 3 - DOMINIO PROPIO O TEMPLANZA Ahora que sabemos cómo llevar una vida de virtud, debemos aplicar este conocimiento por medio del dominio Capítulo 7 131 propio o templanza. Es posible para una persona saber que no está llevando una vida virtuosa y, a la vez, no ejercitar la disciplina necesaria para obedecer a su conocimiento de cómo tener virtud. 2 Timoteo 2:3 nos recuerda que tenemos que aprender cómo «sufrir penalidades como buen soldado de Jesucristo». Podemos enredarnos en el mundo y ser inútiles en el ejército de Dios, heridos, débiles o desertores. En 1 Corintios 9:25 Pablo también nos recuerda cómo un atleta necesita disciplinar su cuerpo para ganar una prueba. Nosotros necesitamos un fuerte dominio propio para vencer al mundo, la carne y el diablo. Esto incluye disciplinar tanto nuestros hábitos naturales (como comer, dormir y trabajar) como nuestros hábitos espirituales (como oración y lectura de la Biblia a diario). ¡Se requiere de mucho ejercicio diario y dominio propio para convertirse en un campeón! Salomón es un ejemplo de alguien que cayó porque le faltó dominio propio. Comenzó con una fe y virtud verdaderas, y siguió añadiendo una gran sabiduría y conocimiento a su experiencia espiritual (1 Reyes 3:3-12). Sin embargo, ¡Salomón nunca añadió templanza! Cerca del final de sus días él escribió: «No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno» (Eclesiastés 2:10). Sus muchas esposas, riquezas y vida desenfrenada le llevaron a la idolatría y al juicio. Tengamos todos cuidado de obedecer lo que sabemos que está bien y practicar lo que predicamos. 132 La Esperanza del Cristiano Peldaño 4 - PACIENCIA O PERSEVERANCIA Tenemos que aprender a seguir disciplinando pacientemente nuestra vida y a obedecer nuestro conocimiento de cómo ser cristianos virtuosos. El premio no se le da a la persona que empieza bien la carrera, sino a aquel que corre con paciencia y persevera durante toda la carrera para terminar triunfante. No tenemos que desanimarnos y permitir que nos falte el dominio propio, porque, en el tiempo de Dios, cosecharemos las recompensas si continuamos pacientemente hasta el tiempo de la cosecha (Gálatas 6:9). Algunas clases de árboles frutales tardan mucho en crecer y producir sus frutos. De forma similar, puede llevar años de paciente trabajo el desarrollar algunos frutos espirituales en nuestra vida. Peldaño 5 - PIEDAD En el momento en que alcanzamos este peldaño, empezamos a cosechar nuestra diligencia en los primeros cuatro pasos. Repasemos cómo estos primeros peldaños trabajan todos juntos para llevarnos a la piedad: Peldaño 5 – para ser PIADOSOS Peldaño 4 - debemos PERSEVERAR Peldaño 3 – para tener DOMINIO PROPIO Peldaño 2 - obedecer a nuestro CONOCIMIENTO Peldaño 1 - ser un VIRTUOSO FE - Cristiano CREYENTE 133 Capítulo 7 La verdadera piedad no es simplemente una forma o ritual externo, sino que está producida por el poder de una vida espiritual interna creciente. Podemos entender esto con mayor claridad considerando nuestra siguiente gráfica de la obra externa de la naturaleza divina: CUERPO ALMA ESPIRITU FE 1. añadid Virtud 2. Conocimiento 3. Dominio propio 4. Paciencia 5. Piedad 6. Afecto fraternal 7. Amor “Agape” Al ser salvos, Cristo viene a morar en nuestro corazón (o espíritu) por fe. Ahí es donde comienza el proceso mediante el cual podemos participar de la naturaleza divina y ser conformados a la imagen de Cristo. Sin embargo, el nuevo 134 La Esperanza del Cristiano cristiano puede tener aún mucha mezcla y pecado en su vida (ver Jeremías 17:9, Romanos 7:15-24). Cristo en nosotros quiere levantarse y dispersar a sus enemigos; Él quiere renovar y santificar nuestro espíritu, alma y cuerpo (1 Tesalonicenses 5:23). El primer peldaño de añadir virtud empieza este proceso, haciendo que nuestro espíritu sea más puro y limpio. Al añadir conocimiento, nuestra mente es renovada por la obra de la naturaleza de Cristo desde nuestro espíritu pasando por toda nuestra alma. Después, con los siguientes peldaños de añadir dominio propio y paciencia, nuestro cuerpo es guiado por el espíritu y es santificado. Según continuamos permitiendo la obra de la naturaleza de Cristo por medio de estos cuatro primeros peldaños en nuestro espíritu, alma y cuerpo, la obra de Dios continuará hacia el peldaño 5. Es aquí donde comenzamos a alumbrar a otros con el testimonio de una vida de piedad. Esto no se puede alcanzar por nuestras propias obras de justicia o por rituales religiosos. Es Su poder divino el que nos hace piadosos al participar de la naturaleza divina. Sin embargo, este carácter cristiano de piedad es tan deseable, que el apóstol Pablo nos advierte que muchos en los últimos tiempos querrán tener alguna clase de piedad siguiendo formas religiosas (2 Timoteo 3:5). Sin embargo, la verdadera piedad sólo está disponible para aquellos que han sido diligentes en añadir a su fe peldaño a peldaño una creciente vida espiritual interna. Al añadir estos 5 primeros peldaños a nuestro desarrollo cristiano, la naturaleza divina ha transformado nuestro espíritu, alma y cuerpo de manera que nos mostramos Capítulo 7 135 piadosos para quienes nos rodean. Esto habla de nuestro madurar para llegar a tener el carácter de Cristo. Aun así, esto todavía no es la totalidad de la vida de Cristo, porque hay dos partes en la vida cristiana: carácter y ministerio. Primero debemos concentrarnos en recibir el carácter del Señor, pero también tenemos que seguir adelante para compartir Su ministerio con otros. Este ha sido el plan de Dios desde el principio, cuando dijo: «Hagamos al hombre a nuestra imagen» (hablando de carácter), «... y señoree... en toda la tierra» (hablando de ministerio), Génesis 1:26. Veremos este orden divino también revelado en los peldaños en el bosquejo de 2 Pedro 1:5-7. Mientras que los cinco primeros peldaños de 2 Pedro desarrollan nuestro carácter interno, los dos últimos peldaños que estudiaremos ahora conciernen al desarrollo de nuestro ministerio externo. Peldaño 6 - AFECTO FRATERNAL o AMOR «PHILEO» En este siguiente peldaño de la obra externa de la naturaleza de Cristo, vemos el fluir de la naturaleza divina expresada en el amor fraternal (phileo en el original griego del Nuevo Testamento). Aquí canalizamos el flujo de nuestro carácter cristiano hacia un ministerio que alcanza a otros. Debemos continuar en este peldaño para que la obra del Espíritu de Dios dentro de nosotros no se convierta en una piscina estancada, sino en un río vivo y corriente. Esta es la diferencia entre el mar de Galilea (que está lleno de vida) y el mar Muerto. Ambos reciben la misma agua del río Jordán, pero sólo el mar de Galilea 136 La Esperanza del Cristiano tiene una salida que da lo que le ha sido dado. El mar Muerto no tiene salida de agua, y se ha estancado tanto y es tan salada que nada puede vivir en él. Si nos convertimos en cristianos egocéntricos que siempre buscan las bendiciones pero nunca dan a otros, podemos estancarnos como el mar Muerto; por tanto, añadamos a nuestra creciente vida cristiana este siguiente paso de extendernos a otros en afecto fraternal. Peldaño 7 - AMOR «AGAPE» Este es el último peldaño de nuestro desarrollo, la perfección de la vida de Cristo dentro de nosotros. Cuando el amor de Dios es derramado de nuestro corazón y a través de nuestra vida en un ministerio hacia Dios y al hombre, entonces somos conformados a la naturaleza de Cristo, porque «Dios es amor» (1 Juan 4:8). Nosotros participaremos totalmente de la naturaleza divina, aseguraremos nuestro llamado y elección y estaremos preparados para una generosa y amplia entrada en el Reino eterno de nuestro Señor (2 Pedro 1:4, 10-11). ¡Alabado sea el Señor! ¡Estas grandes y preciosas promesas son para todo cristiano! ¡Alabado sea el Señor! ¡Estas grandes y preciosas promesas son para todo cristiano! 137 Capítulo 7 SER DILIGENTE En los versículos 5 y 10 de 2 Pedro capítulo uno, se nos anima a ser diligentes en todos estos peldaños. Un cristiano que no es diligente en añadir todos estos peldaños a su vida cristiana todavía puede llegar a grandes alturas, como Sansón y Salomón; sin embargo, corre el peligro de desarrollar puntos ciegos en su visión espiritual y caer en seria ruina. Busquemos la gracia de Dios, para que podamos ser diligentes en todos estos peldaños, a fin de poder tener la confianza en el Señor de que nunca caeremos. SUBIENDO LA COLINA DEL SEÑOR Al comienzo de este capítulo vimos que hay 7 peldaños que siguen un claro orden. Al seguir ese orden, nos guiarán paso a paso a ser participantes de la naturaleza divina, a nuestra esperanza de gloria. Sin embargo, hay otra manera de ver esta verdad que también nos enseñará sabiduría. Al igual que al subir por una escalera, estos peldaños de crecimiento cristiano son también similares a escalar una alta colina o una montaña. En la página siguiente tenemos la ilustración. 138 La Esperanza del Cristiano Capítulo 7 139 Así como una carretera no se construye en línea recta para subir una montaña porque sería muy difícil ascender, también nosotros no podemos aprender todo sobre cada uno de nuestros peldaños de una vez. Vez tras vez, línea sobre línea, el Señor nos enseñará más sobre estos 7 peldaños para participar de Su naturaleza divina. En diferentes épocas, Él nos llevará a enfatizar de nuevo ciertos peldaños que habíamos aprendido en un nivel inferior. Por esta razón, no podemos decir que siempre tendremos sólo siete diferentes peldaños hacia nuestra madurez plena (o sólo los tres diferentes peldaños de ser llamados, escogidos y fieles), porque el Señor lleva a algunos creyentes por estos peldaños en muchos niveles progresivos. Sin embargo, el propósito de Dios es edificarnos para ser cristianos maduros y equilibrados; con cada peldaño estamos más cerca de la gloriosa meta de participar de Su naturaleza divina. «Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén» (Judas 24-25). 141 CAPÍTULO 8 CARÁCTER Y MINISTERIO EQUILIBRADOS (LOS CUATRO ROSTROS DE UN SIERVO DE DIOS) En el libro de Ezequiel leemos sobre las criaturas celestiales llamadas querubines. De todos los seres creados, podemos estudiar cómo los querubines están entre los siervos más grandes y exaltados de Dios: 1.) Los querubines llevan el trono y la gloria de Dios – Ezequiel 1:26-28, 10:1,18-20; 11:22-23. 2.) Dios mora entre los querubines - Salmo 80:1, Números 7:89. 3.) Los querubines vigilaban el Edén - Génesis 3:24. 4.) Son similares o idénticos a los serafines en Isaías 6 y las 4 bestias en Apocalipsis 4:6-9. Los querubines nos pueden enseñar importantes lecciones a cada uno de nosotros que deseamos vivir cerca del Señor y ser Sus siervos. Según aprendemos los secretos de su carácter y vamos siendo como ellos, el Señor también podrá confiarnos un ministerio similar al de ellos. Una clave importante que abre estos secretos se nos muestra en sus rostros. Ezequiel 1:10 nos dice: «Y el 142 La Esperanza del Cristiano aspecto de sus caras era cara de hombre, y cara de león al lado derecho de los cuatro, y cara de buey a la izquierda en los cuatro; asimismo había en los cuatro cara de águila». Aquí vemos que cada querubín tiene cuatro caras, una en cada lado de su cabeza. Esas cuatro caras de hombre, león, buey y águila nos enseñan cómo podemos convertirnos en siervos de Dios con un carácter y un ministerio equilibrados. Se debe a que el rostro a menudo revela el carácter. La manera más fácil de ver si una persona está feliz, triste o enojada es mirando su cara. Las cuatro caras del león, buey, águila y hombre hablan cada una de tipos opuestos de carácter. Pero cuando trabajan juntos en equilibrio, el resultado es un equilibrado, poderoso y piadoso ministerio. Nuestro siguiente diagrama muestra la relación entre estas cuatro caras y el carácter que revelan. (celestial) ÁGUILA BUEY LEÓN (siervo) (líder) HOMBRE (terrenal) 143 Capítulo 8 Las naturalezas de estas cuatro criaturas son totalmente opuestas. El león es un líder, el valiente rey de los animales. El buey tiene la naturaleza de un siervo al trabajar pacientemente para su amo. El águila puede volar hasta el cielo, mientras que el hombre vive por su trabajo terrenal. Sin embargo, cuando estos cuatro opuestos trabajan juntos, descubrimos que se complementan o equilibran unos a otros; y como los querubines, cuando cualquier siervo del Señor tiene un carácter equilibrado, el Señor puede confiarle un gran ministerio que revelará la autoridad y la gloria de Dios. EL LEÓN El león es un líder, conocido como «el rey de la selva». Es fuerte, valiente y no teme a nadie (Proverbios 30:30, 28:1, Isaías 31:4). Las Escrituras nos dicen que el rugido de un león es como el temor de un rey, y también como la proclamación de la palabra de Dios con autoridad (Proverbios 20:2. Oseas 11:10, Apocalipsis 10:3). De esto, podemos ver que para tener el carácter y ministerio de un león, necesitamos ser líderes valientes, que hablen la palabra de Dios con la autoridad real del rugido de un león. Es como cuando el profeta Natán dejó al descubierto el pecado del rey David, diciendo: «Tú eres ese hombre» en 2 Samuel 12:7. Al rey Saúl le faltaban las características de un león. Por tanto, Dios lo rechazó como rey. Cuando Saúl debió haber llevado a la gente a obedecer la palabra de Dios, en su lugar tuvo miedo de la gente, obedeció su voz y rechazó 144 La Esperanza del Cristiano la palabra del Señor (1 Samuel 15:24-26). Hay veces en que el pecado y la derrota reinan sobre los cristianos y sobre iglesias completas, porque su ministerio es débil y carecen del rugido de un león. Esto me fue ilustrado de forma gráfica una vez que fui invitado a compartir en cierta iglesia. La alabanza tuvo lugar al principio del servicio, fue hermosa y la presencia del Señor estaba allí. Después, antes de que me tocara predicar, el pastor preguntó a los miembros si alguien tenía un testimonio. Una señora mayor se puso en pie en el fondo de la iglesia y comenzó a hablar. Comenzó contando acerca de algunos crímenes recientes que había habido en su vecindario. Habló y habló sobre ladrones, violadores y asesinos, pero nunca mencionó al Señor. Esto se prolongó durante 20 minutos, luego 30 minutos, y yo estaba cada vez más preocupado por la atmósfera espiritual del servicio de la iglesia. La sensación de la presencia de Dios había desaparecido y, en su lugar, estaba siendo reemplazada por espíritus de temor e inmundicia. Comencé a mirar cada vez más al pastor, el cual estaba sonriendo y asintiendo con su cabeza para animar a la mujer en su testimonio. Finalmente, miré al pastor con mis ojos bien abiertos. ¡Intentaba decirle que creía que algo malo estaba ocurriendo! Estaba preocupado por la iglesia, porque el servicio no sólo se estaba haciendo aburrido, sino también muy opresivo. Me hubiera gustado predicar justamente después de la alabanza cuando la presencia del Señor era manifiesta, pero ahora sabía que sería una batalla cuesta Capítulo 8 145 arriba para poder lograr algo en el Espíritu. También estaba pensando que se le estaba permitiendo al diablo hablar a la congregación durante 30 minutos, mientras quizá yo tendría sólo una cantidad igual de tiempo para predicar y permitir que el Señor hablara a Su pueblo. Después, una señora de la iglesia se levantó y comenzó a profetizar; tenía una fuerte unción, y con el rugido de un león profetizó que los espíritus malvados que estaban obrando a través de la otra mujer debían permanecer en silencio y no hablar en los servicios de la iglesia. Después yo intenté obtener la atención del pastor, para confirmarle que la profecía era del Señor, pero él ignoró la profecía, y se levantó para tomar el micrófono. Entonces el pastor dijo: «El hermano Holmes nunca había visitado nuestra iglesia y quizá no entienda lo que acaba de ocurrir. Nosotros somos una iglesia de amor, y permitimos que esa mujer hable cada domingo para compartir sus preocupaciones con nosotros. Le dejamos hablar durante media hora, algunas veces durante 45 minutos, para mostrarle así nuestro amor». Yo no podía creer lo que estaba oyendo. A una mujer con espíritus de temor e inmundicia se le permitía «predicar» en cada servicio, mientras que la otra mujer con la palabra ungida del Señor era ignorada. Después que el pastor defendiera a la otra mujer con los espíritus malvados, fue muy poco lo que yo podía hacer para ayudar en ese servicio. Intenté hablar en privado con el pastor cuando acabó todo, pero él no estaba dispuesto a callar a la mujer en los servicios, y todo en el nombre del «amor». Yo sentí que probablemente el verdadero motivo para no querer corregir a la mujer era que ella era rica. 146 La Esperanza del Cristiano Todo ministro se enfrentará a situaciones en las que tendrá que escoger entre agradar a Dios o a los hombres. Cuando Dios nos da un mensaje para que lo hablemos, ¿intentaremos cambiarlo si una persona rica o muy importante en la iglesia puede sentirse ofendida? Dios quiere darnos a cada uno la cara de un león para declarar con valentía Su palabra. Sin embargo, un león puede hacer mucho más que sólo rugir. Con su fuerte dentadura y sus garras es capaz de hacer pedazos a sus enemigos (Miqueas 5:8). Un ministro debe tener algo más que fuertes palabras, debe tener también acciones fuertes. Cuando el pecado esté tratando de reinar sobre el pueblo de Dios, es nuestra responsabilidad actuar con la autoridad de Dios. Ejercer la justicia y la disciplina en la iglesia puede, a veces, hasta llegar al punto de dejar de hablarle a alguien (Mateo 18:15-17, 1 Corintios 5:11), profetizar juicio (estudiar Hechos 5:9-10, 1 Samuel 12:10-11, Hechos 13:9-11), o entregar a alguien a las garras de Satanás (1 Corintios 5:3-5, 1 Timoteo 1:20). Nuestro Señor nos ha dado la responsabilidad de ejecutar Sus juicios y usar las llaves del Reino para atar y desatar (ver Salmo 149:9; Mateo 18:18-19). ¿Sabe cómo usar la autoridad de un león en su ministerio? Cuando aprenda a tener la cara de un león, los pecadores empezarán a temer al Señor, y la gente se someterá a su liderazgo. Cuando yo era pastor adjunto hace muchos años, tuvimos un miembro de la iglesia que periódicamente recaía en pecado. Vez tras vez vivía una vida cristiana consistente durante unas semanas o unos meses para volver al juego y la bebida. Cuando caía, el pastor principal y yo Capítulo 8 147 pasábamos horas y días intentando ayudarle a volver al Señor. Esto siguió así durante años sin ninguna victoria final a la vista, hasta que finalmente sentimos que era necesario un cambio en los planes de batalla. La siguiente vez en que el hombre cayó, fue «entregado a Satanás para la destrucción de su carne» (1 Corintios 5:5). Oramos: «Señor, deja que sufra en su cuerpo para que aprenda a temerte y aborrezca su pecado». Esa noche él estaba bebiendo y apostando. Como de costumbre, ganó mucho dinero jugando a las cartas, y según fue avanzando la noche, sus compañeros de juego perdieron todo su dinero. Finalmente empezó a juntar todo el dinero en la mesa y dijo que mejor se retiraba. Antes de que se pudiera ir, los hombres que habían perdido todo su dinero se levantaron y sacaron sus navajas. Nuestro amigo caído fue apuñalado varias veces, y tuvo que dejar el dinero al salir tambaleándose del bar y arreglárselas para llegar a su casa. Él permaneció en casa durante varias semanas, recuperándose de las heridas. Mientras estaba en cama sufriendo, tuvo mucho tiempo para pensar en la necedad de sus caminos. El dolor de sus heridas le predicó más fuerte que cualquier otro sermón que nunca hubiera escuchado. Este acontecimiento se convirtió en un punto de cambio en su vida. Ahora, lleva viviendo ya muchos años una vida limpia como un hermoso cristiano. No fue el rugido del león lo que le ayudó a abandonar esa vida, ¡sino la mordida del león! 148 La Esperanza del Cristiano EL BUEY Sin embargo, el ministerio de «león» puede ser desequilibrado si está solo. Si es un pastor y está en la puerta de su iglesia un domingo en la mañana, ¿debería rugir y morder como un león a todos los miembros de su iglesia cuando ellos se disponen a entrar? Si quiere intentarlo, déjeme asegurarle que el siguiente domingo se habrán ido todos los problemas de la iglesia, ¡y todos los miembros también! Nuestro Señor Jesús declaró que el ministerio de un líder debe estar equilibrado con el ministerio de un siervo. Él declaró: «y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos» (Marcos 10:44). Esto se muestra en nuestro diagrama previo a través del rostro del buey equilibrando el rostro del león. El buey es un siervo, un animal domesticado que trabaja para su amo. Es muy fuerte para trabajar y aportar ganancias por medio de su trabajo (Salmo 144:14; Proverbios 14:4). El apóstol Pablo se refiere al buey como un tipo de un ministro que espiritualmente trabaja en la obra del Señor (1 Corintios 9:9-11; 1 Timoteo 5:17-18). Un ministro del Señor debe aprender a trabajar pacientemente día tras día, llevando las cargas y atendiendo a las necesidades de la gente (Gálatas 6:1-2, 2 Timoteo 2:24). Servicio tras servicio, trabajo tras trabajo, hemos de arar pacientemente sin quejarnos. La naturaleza del buey es opuesta a la del león, el cual estará presto a rugir, atacar y reinar. Pero juntas, estas naturalezas opuestas pueden dar equilibrio a nuestro carácter y ministerio. 149 Capítulo 8 EL LEÓN Y EL BUEY Podemos ver los rostros del león y del buey en el ministerio de Cristo, cuando limpió el templo. Leemos en Mateo 21:12-14: «Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones. Y vinieron a él en el templo ciegos y cojos, y los sanó.» En esta historia, Jesús entró con el rugido de un león, echando a los mercaderes y cambistas, reprendiéndolos con la Palabra de Dios. Luego, justamente después, lo vemos como un buey ministrando pacientemente y ayudando a la gente, sanando a todos los enfermos. Como un león y un buey, como un líder y luego como un siervo, estos dos ministerios juntos llevaron a cabo un trabajo completo y equilibrado. EL ÁGUILA El tercer rostro del querubín que miraremos ahora es el del águila. Cuando miramos en las Escrituras, vemos un carácter exaltado y celestial revelado en el águila. Job 39:27 nos dice que el águila hace «su nido en las alturas», así como nosotros hemos de morar «en lugares celestiales en Cristo» (Efesios 2:6). Luego, Proverbios 23:5 dice: 150 La Esperanza del Cristiano «Como alas de águila, y volarán al cielo». También podemos aprender a hacer esto, porque «los que esperan en el Señor... levantarán alas como las águilas» (Isaías 40:31). El águila también tiene una visión notable y puede ver desde muy lejos, al igual que nosotros necesitamos ser hombres y mujeres de visión espiritual (Job 39:29, Proverbios 29:18, Efesios 1:17-19). ¡Que el Señor nos ayude a todos a tener el carácter y el ministerio celestial ilustrado por el águila! EL HOMBRE La última cara que vio Ezequiel, la cual es opuesta al águila, es la del hombre. El carácter del hombre es representado en las Escrituras como terrenal. Leemos que, de Adán, «hemos traído la imagen del terrenal» (1 Corintios 15:49). Mientras permanezcamos aquí en la tierra en esta vida presente, tendremos que preocuparnos por las cosas de la vida terrenal como la comida, el techo, el trabajo y el sueño. Necesitamos ser gente práctica que tenga «los pies en la tierra», no sólo para existir, sino también para relacionarnos y ministrar a otras personas. Como dice Romanos 12:15: «Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran». Sabemos que Dios mismo se hizo hombre para relacionarse y ministrar a los hijos de los hombres (Filipenses 2:5-8, Lucas 19:10, Hebreos 4:15). El apóstol Pablo dijo: «A todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos» (1 Corintios 9:22-23). Debemos también aprender que es apropiado tener la cara de un hombre para que podamos relacionarnos y ministrar las necesidades de la humanidad. Capítulo 8 151 EL ÁGUILA Y EL HOMBRE Estos dos rostros de un águila y un hombre tienen que estar equilibrados en nuestro carácter y ministerio. Un «santo águila» será visionario y espiritualmente consciente. Sin embargo, la mayoría de nosotros hemos oído el dicho: «Piensa tanto en el cielo que no sirve en la tierra». Una persona puede volar en las alturas celestiales y, a la vez, no saber cómo transmitir sus experiencias para darles algún beneficio práctico a otros. En el otro extremo, un cristiano puede estar excesivamente absorto en las cosas de esta vida, siempre afrontando las situaciones que le rodean como un hombre natural. Aunque pueden ser personas prácticas «con los pies sobre la tierra», no serán capaces de ministrar nada que aporte un beneficio espiritual a otros porque no tienen el rostro del águila. Jesús ilustró cómo estas caras opuestas del águila y del hombre pueden trabajar juntas y aportar un equilibrio al ministerio cuando Él se encontró con la mujer en el pozo, en Juan 4:6-26. Al principio de la historia vemos cómo Jesús primero se relacionó con ella con la cara de un hombre: «Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta. Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber». Probablemente, lo primero que notó esa mujer samaritana de Jesús fue que estaba cansado y sediento; sin embargo, había algo más sobre este hombre que captó su atención. Leemos: «La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, 152 La Esperanza del Cristiano que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí» (v. 9). Aquella mujer samaritana rápidamente comenzó a ver que Jesús no era un hombre corriente. Ella vio que Él era un judío inusual que estaba por encima de los prejuicios normales que los judíos tenían contra las otras naciones de «perros» gentiles. Cuando ella comenzó a mirar a Jesús, Él la elevó aún más con la siguiente respuesta: «Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quien es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob...?». Aquí vemos a Jesús convirtiéndose en algo mucho más que un hombre cansado y sediento para esa mujer del pozo. Cuando Cristo comenzó a usar la cara del águila para volar en los cielos, Él comenzó a hablarle sobre cosas espirituales. La mujer samaritana comenzó a tener una visión más elevada y entendió que Jesús podía ser mayor que Jacob, ¡y Jacob era uno de los grandes patriarcas! Cuando la mujer empezó sentir sed espiritual y le pidió a Jesús que le diera el agua de vida eterna, el Señor la miró con la mirada penetrante de un águila para ver lo que la impedía recibir Su agua viva. Cuando Jesús acertadamente expuso la inmoralidad de ella, la mujer elevó aun más su visión para decir: «Señor, me parece que tú eres profeta» (v.19). A medida que su conversación se elevaba aún más y más a las regiones celestes, Cristo comenzó a profetizar: «Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos Capítulo 8 153 adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad» (v. 23). Finalmente, la visión de la mujer se elevó lo suficiente como para que Jesús pudiera compartirle la revelación de que Él era el Cristo, en el versículo 26. Jesús no se acercó inicialmente a la mujer del pozo con la cara del águila para declarar que era el Cristo celestial, pues ella no hubiera sabido cómo relacionarse con Él, ¡y probablemente habría pensado que estaba loco! Cristo primero se relacionó con ella como un judío con sed pero sin prejuicios, y le habló sobre un tema que ella entendía bien: el agua. Sin embargo, al final de su conversación ella pudo verlo como el Cristo exaltado de Dios. Un buen uso de estas dos caras de hombre y de águila provocaron el inicio de una hermosa obra de salvación entre los samaritanos (estudiar Juan 4:39-42, Hechos 8:5-25). LAS CUATRO CARAS DE LOS QUERUBINES SON LAS CUATRO CARAS DE CRISTO Al estudiar estas cuatro caras de los querubines, podemos ver cómo su equilibrado carácter y ministerio les capacitan para ser esos grandes siervos de Dios; sin embargo, sus cuatro caras tienen un significado más profundo. ¡Estas cuatro caras revelan la naturaleza de Cristo! Podemos ver esto al estudiar cómo los cuatro evangelios representan a nuestro Señor. De hecho, cada evangelio revela un aspecto o cara diferente del carácter de Cristo, que corresponde con cada una de las cuatro caras de los querubines. 154 La Esperanza del Cristiano El evangelio de Mateo revela a Cristo como el Rey. En el primer versículo del evangelio, lo primero que se nos dice es que Jesús es el Hijo de David, de linaje real. Al comienzo del capítulo dos, podemos leer sobre los sabios del Oriente que vinieron a adorar al Rey de los judíos. A lo largo de todo el libro, vemos a Cristo revelado como un rey, como el León de la tribu de Judá. El evangelio de Marcos se escribió para revelar a Cristo como el Siervo. Una palabra clave usada más en Marcos que en el resto del Nuevo Testamento es «inmediatamente», mostrando la disposición de Cristo para servir a las necesidades de los que le rodeaban. Este es también el evangelio que registra el menor número de los propios dichos de Cristo, enfatizando, en cambio, Sus milagros y actos de servicio. En el evangelio de Marcos vemos a Cristo con la cara de un buey. Lucas revela el carácter de Cristo desde una perspectiva diferente, como el Hijo del Hombre. Su humanidad queda enfatizada, comenzando con los dos primeros y largos capítulos que hablan sobre las circunstancias habidas en torno a Su nacimiento. La genealogía en el capítulo 3 nos señala Su naturaleza humana al ser un descendiente de Adán. El título favorito de Cristo, que Él en repetidas ocasiones usó para describirse a sí mismo en este evangelio, es «El Hijo del hombre». Aquí vemos que el Señor se presenta con la cara de un hombre. El evangelio de Juan retrata al Señor como el celestial Hijo de Dios. Aquí inmediatamente vemos su deidad en el principio como el Verbo que era Dios, que más tarde Capítulo 8 155 descendió para también hacerse carne como un hombre. Juan describe a Cristo como: «El que descendió del cielo... que está en el cielo» (Juan 3:13). Cristo es denominado el pan de Dios que vino del cielo en Juan 6:33, como la Luz del mundo en Juan 8:12, y como la Resurrección y la Vida en Juan 11:25. A lo largo de todo este evangelio vemos a Cristo como el Ser Celestial con la cara de un águila. Por lo tanto, al terminar este estudio de las cuatro caras de los querubines, vemos cómo sus caras en realidad revelan cómo ellos participan de la naturaleza de Cristo. Nuestro Señor obviamente no tiene cuatro caras en su cabeza, pero Él claramente tiene estos cuatro aspectos de personalidad como se nos muestra en los cuatro evangelios. Esto nos enseña cómo nosotros también necesitamos tener cada una de estas cuatro caras o caracteres en nuestra propia vida. Al ser formados y equilibrados por el Espíritu de Dios, estas cuatro personalidades opuestas pueden edificar el carácter de Cristo en nosotros. Juntas, pueden llegar entonces a revelar el poder y la gloria de Dios a través de nuestra vida, para la gloria de Su sabiduría y su gracia. 157 CAPÍTULO 9 MEZCLA ESPIRITUAL EN EL MINISTERIO Nuestra vida cristiana se desarrolla por medio de la profunda obra del Espíritu Santo dentro de nosotros. Esto es tan básico para nuestro llamado que hasta la palabra cristiano significa que somos seguidores de Cristo, «el Ungido». Sin embargo, a medida que crecemos en Cristo, comenzamos a ver que puede haber distintas fuentes de poder espiritual, que son utilizadas no sólo por personas malvadas sino también por cristianos bien intencionados. Y a menos que aprendamos cuándo está operando la mezcla espiritual, podemos descubrir que esta mezcla obstaculizará nuestro crecimiento espiritual. En 1 Tesalonicenses 5:19-21 se nos dice: «No apaguéis al Espíritu. No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo; retened lo bueno». Necesitamos las potentes obras del Espíritu Santo, pero las manifestaciones espirituales deben ser probadas antes de ser recibidas y repetidas, pues, de otro modo, la mezcla que frecuentemente se produce puede ser dañina. Debido a la mezcla y el abuso, muchos cristianos son demasiado cautos con respecto a los dones y ministerios espirituales. Algunos cristianos sinceros hasta menosprecian la profecía, y no se debe necesariamente a que sean carnales o duros de corazón 158 La Esperanza del Cristiano hacia el Espíritu Santo; ¡a veces es debido a que desean una pureza y certeza en el ministerio que faltan entre quienes intentan operar en esos ministerios pentecostales! Sin embargo, si «examinamos todas las cosas» y sólo «retenemos lo bueno», entonces la obra del Espíritu Santo entre nosotros aumentará en pureza y poder. Esto alentará hasta a los cristianos más escépticos (pero sinceros) a recibir más del Espíritu y a crecer en Cristo. TRES FUENTES DE UNCIONES ESPIRITUALES Antes de poder probar las manifestaciones y profecías espirituales es importante entender las diferentes fuentes que pueden producir esos efectos. Las Escrituras nos enseñan que hay tres tipos distintos de espíritus que pueden operar por medio de un ministerio. Son: 1) el Espíritu Santo, 2) espíritus demoníacos, y 3) el espíritu humano. Cuando el Espíritu Santo fluye mediante el espíritu de una persona, Él puede liberar un ministerio piadoso. Es así como funciona la verdadera profecía. En 2 Pedro 1:21 se nos dice que las profecías de la Escritura fueron traídas cuando «los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo». Sin embargo, también es posible que un espíritu malo obre por medio de la vida de una persona. Es así como funciona un falso profeta. Podemos leer en 2 Crónicas 18 de cuando Sedequías y los 400 profetas del malvado rey Acab profetizaron por la unción de un espíritu de mentira. En Capítulo 9 159 Hechos 16:16-18 también podemos leer sobre la muchacha esclava en Filipos que profetizaba por el poder de un espíritu de adivinación. Espíritus malos ungieron a aquellos falsos profetas para tener poder en su «ministerio», pero produjeron engaño, maldad y muerte. Cuando yo era un creyente joven, un evangelista mormón visitó en una ocasión nuestra casa. Yo ya sabía que los mormones eran una secta que, entre muchas herejías, rechazaban la obra expiatoria de Cristo en la cruz. Por lo tanto, mientras ese «evangelista» me estaba «testificando», ¡yo trataba de testificarle a él del verdadero evangelio! Cuando él se frustró ante mi conocimiento de la Biblia, me señaló intensamente con su dedo y declaró con autoridad: «En el nombre de Jesús, por el poder del Espíritu Santo», y en aquel momento me golpeó un fuerte poder demoníaco. Sin embargo, en el mismo momento el poder del verdadero Espíritu Santo se avivó en mi espíritu para rechazar y repeler aquel ataque demoníaco. Como declara Isaías 59:19: «porque vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él». Aunque aquel evangelista mormón había citado una buena frase de la Escritura -en el nombre de Jesús, por el poder del Espíritu Santo-, fue realmente el poder de un espíritu de mentira el que fue liberado por su falso ministerio (estudiar 2 Corintios 11:3-4 y 13-15). Hay una tercera fuente espiritual que puede liberar ministerio. No proviene del Espíritu Santo ni tampoco de espíritus malos, sino de la liberación del espíritu humano de la persona que está intentando ministrar. Esto puede suceder involuntariamente cuando cristianos y ministros 160 La Esperanza del Cristiano tratan de ser canales del Espíritu Santo. Si el Espíritu Santo no escoge moverse y capacitar su ministerio, el ministro puede que trate de «avivar las cosas» o hacer «avanzar las cosas» por medio de su propia fortaleza humana. Esto puede liberarse desde el espíritu de una persona, porque parte de nuestra naturaleza humana es que cada uno de nosotros estamos compuestos de espíritu, alma y cuerpo (1 Tesalonicenses 5:23). Desde su propio corazón (o espíritu), una persona puede buscar liberar ministerio, ¡aunque, desde luego, la fortaleza y la sabiduría de nuestro propio espíritu humano son muy inferiores a la obra del Espíritu Santo! Como ejemplo escritural de esto, vemos que los profetas necios tratan de operar por el poder de su propio espíritu. El Señor le dijo a Ezequiel: «Di a los que profetizan de su propio corazón: Oíd palabra de Jehová. Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de los profetas insensatos, que andan en pos de su propio espíritu, y nada han visto!». Aquí vemos a un grupo de profetas que no fueron categorizados como verdaderos o falsos, sino como necios. Ellos no operaban en sus intentos ministeriales por el Espíritu Santo, ni por un espíritu demoníaco, sino que, por el contrario, lo hacían por la dirección de su propio espíritu humano. Unas cuantas ilustraciones actuales pueden ayudarnos a entender cómo puede operar esto. Un ejemplo sería cuando un grupo de mujeres jóvenes ha estado orando para que Dios les muestre a sus futuros cónyuges. Si el Espíritu Santo no les da revelación, hay veces en que ellas, por la motivación de su propio corazón o espíritu humano, se Capítulo 9 161 sentirán conmovidas por alguien. Quizá haya una carga en su corazón que tomen erróneamente como la carga del Espíritu Santo, o quizá sueñen naturalmente con algún joven y neciamente atribuyan que es una revelación de Dios. A veces, dos o tres mujeres reciben cada una de ellas «una palabra del Señor» ¡de que se casarán con el mismo hombre! Ahora bien, probablemente ninguna de ellas fuera engañada por espíritus malos; sin embargo, como mucho, sólo una de esas jóvenes había recibido una verdadera revelación del Espíritu Santo. Las otras fueron engañadas neciamente por sus propios corazones para creer que tenían una palabra profética del Señor. Otros temas sobre los cuales los cristianos comúnmente profetizan por su propio espíritu humano son: que alguien será bendecido con riqueza, será elegido o ascendido a un alto puesto, o será sanado milagrosamente. Aunque el Señor puede declarar proféticamente cualquiera de esas cosas y hacer que sucedan, necesitamos tener cuidado de que sea el Espíritu Santo quien esté motivando una verdadera profecía y que no estemos simplemente declarando nuestras propias esperanzas y sueños humanos. Esto se debe a que las declaraciones proféticas y los ministerios espirituales pueden crear poderosas bendiciones cuando son liberados por el Espíritu Santo, pero también pueden desacreditar un ministerio y causar mucho dolor y decepción si sólo son el producto de las esperanzas humanas de una persona. Otra forma en la cual el espíritu humano puede buscar crear manifestaciones espirituales puede mostrarse por algo que observé hace algunos años cuando asistía a una 162 La Esperanza del Cristiano convención. El pastor de una iglesia grande había acudido desde otro país para dirigir una reunión. Después del mensaje, ese pastor invitó a los delegados locales a pasar al frente a fin de que él pudiera bendecirlos con un ministerio personal. Cuando ellos se alinearon delante, el pastor fue pasando por la fila y soplando en cada una de sus caras; sin embargo, nada visible sucedió a ninguno de los delegados. Entonces, el pastor visitante hizo ponerse en fila en la plataforma a algunas personas que habían acudido con él de su propia iglesia. Mientras había personas a sus espaldas esperando para agarrarlos, el pastor fue pasando por la fila y sopló en cada una de sus caras. Esta vez, cuando él soplaba sobre los miembros de su iglesia, ellos fueron cayendo hacia atrás. Después de demostrar aparentemente lo que debería ser el resultado de su «ministerio», el pastor entonces regresó a la fila original de delegados locales. Esta vez, cuando él sopló sobre ellos, también cayeron hacia atrás. Sin embargo, esa nueva respuesta de los delegados locales no fue una reacción verdadera a la liberación del Espíritu Santo; por el contrario, fue una respuesta o ritual aprendidos que el pastor les había enseñado. Por su propio espíritu, el pastor puede que hubiera querido darles una buena bendición espiritual, o quizá por el orgullo de su corazón puede que hubiera querido demostrar a todos que él era un hombre de Dios con una poderosa unción. Cualquiera que hubieran sido sus motivos humanos, yo sentí que no era un verdadero ministerio por el Espíritu Santo, ni un falso ministerio por un espíritu malo; era un ministerio necio producido por el espíritu humano de ese pastor. Capítulo 9 163 He visto esa misma dinámica obrar de muchas formas parecidas a lo largo de los años. Aunque deberíamos orar y regocijarnos cuando el poder del Espíritu Santo es revelado, es fácil desarrollar un ritual de lo que debería suceder cuando buscamos liberar el mover del Espíritu Santo. He visto iglesias que han sido aparentemente entrenadas para que, cuando el predicador esté concluyendo su mensaje, la gente siempre debería comenzar a gemir y a llorar. A otros grupos les han enseñado que, cuando alguien comienza a reírse, entonces el Espíritu Santo se está moviendo. A algunas iglesias se les enseña que todos deberían caerse hacia atrás cada vez que oren por ellos; y, si no lo hacen, ¡la persona que ora por ellos podría ayudarles empujándoles un poco! Aunque llorar, reír y caerse hacia atrás como muerto son todas ellas manifestaciones escriturales del modo en que el Espíritu Santo puede obrar, a menos que Él acuda y se mueva entre nosotros, todas esas actividades puede degenerar y convertirse meramente en rituales muertos. Y si el Espíritu Santo no se mueve pero la gente espera acción, puede ser una tentación para los líderes actuar como si Dios se estuviera moviendo en poder aunque es sólo su espíritu humano, y no el Espíritu Santo, lo que está orquestando el espectáculo. ¿Cuál es el resultado de este ministerio impuro? En lugar de que los cristianos sean edificados en Dios por la obra cada vez mayor del Espíritu Santo, son guiados erróneamente a obras no beneficiosas espiritualmente que pueden realmente obstaculizarles para ser conformados a la imagen de Cristo. 164 La Esperanza del Cristiano MEZCLA EN EL CORAZÓN Y MINISTERIO DEL CRISTIANO A veces, a los cristianos les resulta difícil entender cómo un creyente puede ser un canal de cualquiera de estas tres fuerzas espirituales. ¿Es posible que un cristiano sea engañado por su espíritu humano, o por un espíritu demoníaco, a fluir en áreas equivocadas de declaración o impartición espiritual? Algunas personas dirán: «No». Sin embargo, la Biblia está llena de advertencias de que necesitamos guardarnos del engaño y su mezcla resultante. Este engaño puede provenir en primer lugar de nuestro propio corazón, o espíritu. Abdías 3 dice: «La soberbia de tu corazón te ha engañado», mientras que Jeremías nos advierte que «engañoso es el corazón más que todas las cosas» (Jeremías 17:9). Un ejemplo de esto en el Nuevo Testamento es cuando Pedro con celo declaró en la Última Cena que él nunca negaría a Cristo, sólo para descubrir, para su vergüenza, que negó a Cristo aquella misma noche. De forma similar, podemos declarar profecías necias por nuestro propio corazón humano, y más adelante descubrir que el Espíritu Santo puede que no escoja obrar o capacitarnos para cumplir esa celosa profecía. Otra área que puede causar engaño espiritual es por medio de espíritus demoníacos. Cristo y los apóstoles nos advirtieron claramente que debemos guardarnos de los falsos ministros y del engaño satánico, aún más justamente antes de la Segunda Venida de Cristo (estudiar Mateo 24, Capítulo 9 165 1 Timoteo 4:1-3, 2 Tesalonicenses 2:1-12, Apocalipsis 13). Un ejemplo de cómo un espíritu malo puede engañar a un creyente puede verse también en la vida de Pedro, en Mateo 16: 17 y 23. Poco tiempo después de que Jesús elogiara a Pedro por recibir una revelación de Dios, el Señor lo reprendió por declarar las palabras de Satanás. Y si el apóstol Pedro pudo ser engañado satánicamente, ¡también puede ser un peligro para nosotros! Las Escrituras nos muestran claramente que puede haber muchas actitudes obrando en el espíritu o el corazón de una persona. Algunas de esas características incluyen: estar contrito y humillado (Isaías 57:15), ser manso y humilde (1 Pedro 3:4), inocente (Salmo 32:2), refrescado (1 Corintios 16:18), turbado (Juan 13:21), herido (Proverbios 18:14), malo (Jeremías 3:17), endurecido (Marcos 6:52), adúltero (Ezequiel 6:9), engañado (Isaías 44:20), necio (Romanos 1:21), enojado con rapidez (Eclesiastés 7:9), y no arrepentido (Romanos 2:5). Estas diversas actitudes de corazón pueden causar que seamos influenciados, y después nos convirtamos en canales del Espíritu Santo o de espíritus malos. Y aun cuando ninguna de esas unciones sobrenaturales esté sobre alguien, esa persona puede seguir influenciando o manipulando a otros por la fortaleza de su propio espíritu humano. Por eso las Escrituras nos alientan a que, sin queremos ser sabios, deberíamos juntarnos a personas sabias y evitar tener amigos necios (Proverbios 13:20). De modo similar, Proverbios 22:24-25 dice que no nos juntemos con personas enojadas porque podríamos volvernos como ellas. Las actitudes de corazón que hay 166 La Esperanza del Cristiano entre las personas con las que usted se rodea ayudarán a moldear las actitudes de su propio corazón. Por estos motivos necesitamos proteger la condición espiritual de nuestro corazón. La Escritura nos exhorta: «Así que cuídense ustedes en su propio espíritu» (Malaquías 2:15-16, NVI), y «Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida (Proverbios 4:23). A medida que guardemos puro nuestro propio corazón, protegerá nuestro propio desarrollo espiritual al igual que la pureza de nuestro ministerio a otros. UNA VIDA CAMBIADA RECIBE UNA NUEVA UNCIÓN Las Escrituras contienen muchos ejemplos de personas cuyos caracteres cambiados también produjeron un cambio en su unción. Podemos verlo en la vida del apóstol Juan, a quien Cristo se refirió como «hijo del trueno». Como joven, Juan tenía un espíritu crítico y duro que quería hacer descender fuego del cielo sobre los samaritanos. Juan pensaba que ellos tenían la unción de Dios para lograr eso, pero el Señor Jesús le corrigió y le dijo: «Vosotros no sabéis de qué espíritu sois» (Lucas 9:55). Sin embargo, a medida que Juan continuó caminando con Jesús, vemos que el corazón de Juan fue cambiado hasta que al final la Iglesia lo denominó «el apóstol del amor». De ser un celoso destructor con un espíritu erróneo, Juan llegó a ser ungido por Dios como sanador y edificador. Capítulo 9 167 Saulo de Tarso fue otro joven que pensaba que estaba sirviendo a Dios con un corazón recto. Sin embargo, su corazón era orgulloso y farisaico, y probablemente estaba motivado por espíritus malos cuando perseguía y encarcelaba a los cristianos (Hechos 9:1 y 26:9-11). Sin embargo, en medio de esa maldad, Cristo tuvo un encuentro con él y cambió a Saulo. Tras años de preparación, él se convirtió en el humilde apóstol Pablo que recibió una poderosa unción del Espíritu Santo (Hechos 13:9-11). Sansón tenía una vida inestable que le hizo ganar, perder, y finalmente recuperar la unción del Espíritu Santo. Cuando era joven, Dios le ungió con el espíritu de fuerza; sin embargo, para sorpresa de él, perdió esa unción. Cayó repetidas veces en inmoralidad y causó que su voto nazareo de consagración a Dios fuese roto cuando le cortaron el cabello. Aunque él pensaba que seguiría manteniendo su unción, en Jueces 16:20 leemos: «Pero él no sabía que Jehová ya se había apartado de él». Sansón perdió la unción y se convirtió en un esclavo ciego de los filisteos. Sin embargo, a medida que su cabello comenzó a crecer de nuevo, también lo hicieron su fe y su consagración; fue entonces cuando él recuperó la unción del Espíritu de Dios para lograr su mayor victoria (Jueces 16:21-30). QUIENES SE APARTAN PUEDEN RECIBIR UNCIONES DE MALDAD Los cristianos generalmente entienden la verdad de que una vida nuevamente consagrada puede recibir una nueva 168 La Esperanza del Cristiano unción del Espíritu Santo. Como declara Hechos 5:32, Dios da el Espíritu Santo «a los que le obedecen». Sin embargo, el lado contrario de esta verdad no se entiende de modo tan común. Dios también puede permitir que espíritus malos ataquen a quienes le desobedecen. Esto se nos muestra en la vida del apartado rey Saúl, y 1 Samuel 16:14 nos dice: «El Espíritu de Jehová se apartó de Saúl, y le atormentaba un espíritu malo de parte de Jehová». La Biblia nos da muchas advertencias sobre siervos desobedientes de Dios que descubrieron que su unción de Dios fue sustituida por un espíritu de maldad. Esto puede sucederle a cualquiera -hasta a grandes reyes, apóstoles y santos ángeles-, como podemos ver en las vidas del rey Saúl, Balaam, Judas y Lucifer. La mezcla resultante de unciones que pueden llegar a la vida y el ministerio de una persona puede ser muy confusa. Piense en lo difícil que debió de haber sido para el pueblo bajo el liderazgo del rey Saúl evaluar su ministerio. Él comenzó ungido por el Espíritu Santo en 1 Samuel 10:9-12. Saúl profetizó con los profetas, y el pueblo que observaba comenzó a clamar: «¿También Saúl entre los profetas?». Pero después de su repetida desobediencia a Dios, el Señor quitó la unción del su Espíritu Santo del rey Saúl y en cambio envió un espíritu malo sobre él (1 Samuel 16:14). La siguiente ocasión en que leemos de Saúl profetizando, descubrimos que estaba bajo la unción de un espíritu malo. El pasaje de 1 Samuel 18:10 (NVI) nos dice: «Al día siguiente, el espíritu maligno de parte de Dios se apoderó Capítulo 9 169 de Saúl, quien cayó en trance en su propio palacio». Saúl entonces trató de matar a David mientras profetizaba bajo la unción de ese espíritu maligno. Tras aquello, David escapó de Saúl y acudió al profeta Samuel en busca de protección. En 1 Samuel 19:18-24 se nos dice que el rey Saúl envió hombres para arrestar a David, pero el Espíritu Santo cayó sobre ellos y no cumplieron sus órdenes. Por tanto, Saúl mismo salió a arrestar a David, pero el Espíritu de Dios también vino sobre Saúl de modo que comenzó a profetizar bajo la unción del Espíritu Santo. Una vez más, el pueblo dijo: «¿También Saúl entre los profetas?». Cuando Saúl profetizó otra vez bajo la verdadera unción de Dios, el pueblo podría haber estado muy confuso. ¿Seguía siendo Saúl un hombre de Dios, quizá hasta un profeta? Solamente cuando estudiamos el resto de su vida queda claro que la profecía de Saúl no era una señal de que Dios se agradara de él y que le estuviera restaurando. No, Saúl fue ungido de nuevo sólo porque Dios se agradaba de David, ¡para evitar que matase a David! Después de eso, Saúl estuvo continuamente bajo la influencia de espíritus malignos, como cuando mató a los sacerdotes de Dios, cuando en repetidas ocasiones persiguió a David, cuando consultó a una bruja, y cuando finalmente cometió suicidio. Pero aun durante aquellos años apartado, el rey Saúl siguió dirigiendo al pueblo de Dios y con frecuencia hablaba como un buen hombre religioso. Debió de haber sido muy difícil para el pueblo decidir si Saúl seguía siendo un hombre de Dios o era un líder que se había desviado. Sin embargo, muchas veces 170 La Esperanza del Cristiano ese mismo tipo de mezcla y de confusión existen en el Cuerpo de Cristo en la actualidad. Y si permitimos que el pecado se infiltre en nuestra propia vida, también estamos personalmente en peligro de perder la unción del Espíritu Santo. Por el contrario, puede que lleguemos a ser turbados por espíritus malignos, ¡los cuales tratarán de derribar todas las cosas buenas que Dios haya estado edificando en nosotros y por medio de nosotros! A lo largo de los años he tenido el privilegio de trabajar con muchos grandes hombres y mujeres de Dios. Ha sido un gozo conocer a la mayoría de ellos y ministrar juntos; sin embargo, también he conocido a poderosos ministros que han abandonado las sendas de justicia, para ser en cambio ungidos por potestades demoníacas. Una de las tentaciones de Satanás a nuestro Señor Jesús fue que le ofreció el poder y la gloria de los reinos del mundo si Él adoraba a Satanás. Ya que esta táctica fue utilizada para tentar el Señor mismo, deberíamos estar advertidos de que Satanás también tentará a los siervos de Dios de maneras parecidas. Hace veintitrés años, mi familia se trasladó a una oscura zona de la isla de Palawan, en Filipinas. No había carreteras, electricidad, teléfonos ni otras comodidades modernas allí. La gente vivía en pequeñas aldeas o en la jungla. Tampoco había doctores ni tratamiento médico disponible, y por eso los locales normalmente confiaban en médicos brujos cuando necesitaban curación. Varias noches después de que llegásemos allí, un jefe tribal local llegó caminando por el sendero desde la jungla hasta Capítulo 9 171 la casa donde yo estaba. Cientos de seguidores suyos le acompañaban. Cuando llegó a visitarme, puso en mi mano una piedra con muchas caras. En cada una de las caras de esa piedra había extraños dibujos o letras; y después me dijo sus únicas palabras: «Si acepta usted esto, le daré poder para curar a todos los misioneros enfermos por los que usted ore». En aquel momento, el Señor abrió mis ojos para entender que aquel gobernante local no era una persona, sino un espíritu. Entendí también que la piedra era un amuleto mágico que podía darme poder demoníaco. El espíritu del temor del Señor cayó sobre mí, y tiré aquel amuleto con todas mis fuerzas a la vez que gritaba: «¡No!» como respuesta. ¡El temor de Dios que se había apoderado de mi corazón era que podría haber habido algo en mis deseos humanos y egoístas que habría dado la bienvenida a esa oportunidad satánica de llegar a ser honrado y poderoso entre la comunidad de misioneros! Cada una de nuestra naturaleza humana tiene áreas de debilidad y de deseos pecaminosos. Sin embargo, a medida que seguimos al Señor, esa pecaminosa naturaleza adámica progresivamente será crucificada con Cristo. La pureza de la creciente naturaleza de Cristo puede hacer que cada uno de nosotros nos convirtamos en vencedores, pero hasta que esa obra de transformación sea completada, el temor del Señor puede ayudarnos a mantenernos alejados de caer en tentación y pecado. 172 La Esperanza del Cristiano RECUPERAR LA UNCIÓN Como hemos visto, los creyentes pueden perder la unción del Espíritu Santo en sus vidas. Sin embargo, si eso sucede, el Señor con frecuencia usará el juicio para alentarlos al arrepentimiento y la restauración. Ya hemos considerado cómo Sansón perdió el poder de Dios y se convirtió en un esclavo ciego en la cárcel filistea. ¡Qué gran humillación para Sansón! Estaba indefenso y se burlaban de él mientras el dios de los filisteos era declarado triunfador. Sin embargo, Sansón permitió que esa humillante experiencia obrase arrepentimiento y rededicación en su vida. A medida que su cabello (el símbolo de su consagración a Dios) comenzó a crecer otra vez, también lo hicieron su fe y su consagración. Recuperó la unción del Espíritu de Dios al final de su vida y logró su mayor victoria cuando derribó el Tabernáculo de Dagón (Jueces 16:21-30). Sansón no sólo recuperó la unción, sino que también se aseguró un lugar eterno para sí mismo en «el salón de la fama» de los héroes de la fe en Hebreos 11. De su fracaso, fue capaz de rescatar un testimonio noble. David cayó en pecado y en mezcla espiritual durante la época de su vida en que había llegado a ser rey en sus años de mediana edad. Probablemente fue motivado por espíritus malignos cuando se ocupó de que matasen al esposo de Betsabé, y claramente tenía esta motivación cuando Satanás le movió a hacer un censo de Israel en 1 Crónicas 21:1. Pero recuperó su liderazgo y su posición delante de Dios por medio de esas dificultades. Capítulo 9 173 Cuando Natán el profeta sacó a la luz por primera vez los pecados de David y profetizó los juicios de Dios, David respondió con confesión y arrepentimiento (2 Samuel 12:5-20). Cuando leemos el Salmo 51, podemos ver además cómo él buscó un corazón limpio y rogó a Dios que no quitase de él su Santo Espíritu. También podemos estudiar cómo respondió David a Dios en los siguientes años de juicio mediante la humildad, aceptando los castigos, y mediante buscar a Dios (2 Samuel 12-19 y 1 Crónicas 21). El resultado fue que la mezcla espiritual fue purgada de la vida de David. Él no sólo mantuvo su liderazgo y su unción hasta el final de su vida, sino también durante los siglos venideros. Porque cuando estudiamos las profecías acerca del próximo reinado milenial de Cristo en la tierra, descubrimos que David de nuevo gobernará como el rey de Israel (Jeremías 30:9 y Ezequiel 37:24-25). Aunque David sufrió mucho por sus pecados, como un hombre según el corazón de Dios fue capaz de alcanzar la meta del supremo llamamiento de Dios para su vida y para la eternidad. Las Escrituras comparan nuestros corazones con jardines. Debemos tener cuidado con lo que plantamos, porque obtendremos una cosecha, sea buena o mala. Gálatas 6:7-8 declara: «No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción…». Podemos ver cómo obró este principio en la vida del rey David. Él cometió adulterio una sola vez; sin embargo, recayó sobre él diez veces (2 Samuel 12:11-12 y 16:21-22). Él sólo mató a un hombre, y sin embargo dos de sus hijos fueron asesinados cuando la guerra se extendió por su reino (2 Samuel 12:9-10, 174 La Esperanza del Cristiano 13:28-29 y 18:5-15). David obtuvo una cosecha multiplicada de castigo y de dolor; sin embargo, esos juicios de Dios también fueron su misericordia para ayudar a traer sobre David pleno arrepentimiento y limpieza. MANTENER UN CORAZÓN PURO Aunque el juicio puede ayudar a traer arrepentimiento y restauración a un creyente desobediente, Dios tiene un plan mejor para aquellos que le sigan totalmente. Su plan es que nunca tengamos ninguna época de estar apartados. El Señor quiere llevarnos hacia delante a lo largo de nuestra vida, «de gloria en gloria» y «de poder en poder» (2 Corintios 3:18 y Salmo 84:7). El Señor ha puesto a nuestra disposición todo lo que necesitamos para ser vencedores en cada batalla de la vida. Podemos mantener un corazón puro y mantener la unción pura del Espíritu Santo. El Señor Jesús dijo en Juan 14:30: «viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí». Si tenemos un corazón puro, como Jesús, entonces el diablo no encontrará nada en nosotros que pueda controlar. Aun el día de la cruz, el Señor Jesús seguía teniendo el control cuando, por voluntad propia, entregó su vida para traer salvación a la humanidad. Nosotros, de igual modo, también podemos ser más que vencedores en todas las dificultades de la vida si solamente mantenemos un corazón puro que esté lleno de su Espíritu. Hebreos 1:9 menciona dos razones por las cuales a Cristo se le dio una gran unción. Leemos: «Has amado la justicia, y aborrecido la maldad, por lo cual te ungió Dios, el Dios Capítulo 9 175 tuyo, con óleo de alegría más que a tus compañeros». El Señor Jesús tenía esa unción superior porque amaba la justicia y aborrecía la maldad. Estas son también dos importantes claves para que nosotros seamos muy ungidos y tengamos el gozo del Señor como nuestra fortaleza. No es suficiente con amar la justicia; ¡muchas personas aman la justicia pero también aman el pecado! Por ejemplo, Sansón y Salomón amaban a Dios, pero también amaban a mujeres impías. Debemos amar la justicia y también aborrecer la maldad si queremos obtener, mantener y desarrollar las obras del Espíritu Santo en nuestras vidas. 177 CAPÍTULO 10 DESARROLLANDO DISCERNIMIENTO ESPIRITUAL Debido a la mezcla espiritual que impregna el Cuerpo de Cristo, es crucial para nuestro crecimiento cristiano que maduremos en discernimiento espiritual. Dios nos da el tiempo que necesitamos para cumplir su voluntad y desarrollarnos a semejanza de Cristo. Sin embargo, si somos despistados por actividades espirituales infructuosas, podemos perder un valioso tiempo que puede obstaculizar nuestra capacidad para desarrollarnos y ser maduros cristianos fructíferos al ciento por cien. La primera clave hacia discernir la mezcla espiritual es entender que debemos probar espiritualmente todas las cosas. En 1 Tesalonicenses 5:21 se nos dice: «Examinadlo todo; retened lo bueno». También se declara en 1 Juan 4:1: «Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios». Hebreos 5:14 nos dice además que los cristianos espiritualmente maduros son: «…los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal». Algunos cristianos no consideran correcto el deber probar o juzgar las cosas espirituales. Una razón es que no sienten que son lo bastante maduros espiritualmente; sin embargo, Hebreos 5:14 nos dice que una manera de llegar a ser 178 La Esperanza del Cristiano maduros es ejercitar discernimiento. Use el discernimiento que tenga, y al igual que cuando se ejercita un músculo, se hará más fuerte. ¡Eso no significa que un cristiano joven debería intentar ver un demonio oculto detrás de cada silla! Sin embargo, siempre podemos orar por cada manifestación espiritual que veamos. Podemos examinar las Escrituras para obtener sabiduría, y hablar con cristianos más maduros para aprender del discernimiento que ellos tienen. Otros cristianos a veces son renuentes a probar o juzgar las cosas espirituales debido a la enseñanza de Cristo cuando dijo: «No juzguéis, para que no seáis juzgados» (Mateo 7:1). Aunque es cierto que no debemos juzgar condenatoriamente a las personas, la Palabra de Dios también declara: «el espiritual juzga todas las cosas» (1 Corintios 2:15). A medida que busquemos probar espiritualmente todas las cosas, descubriremos que varias experiencias de la vida nos enseñarán importantes lecciones de discernimiento. Podemos ver esto en lo natural. Un niño pequeño comienza sabiendo muy poco sobre su cuerpo, pero un adulto maduro habrá pasado por enfermedades y accidentes, los cuales puede que le hayan enseñado a discernir muchas partes de su cuerpo, como quizá su corazón, sus riñones, sus pulmones o sus rodillas. Otra área en la que una persona aprende discernimiento natural es cuando huele algo por primera vez, quizá canela, o una rosa, ¡o cuando pisa lo que el perro dejó atrás! Tras aprender a asociar cierto olor con una cosa concreta, la persona normalmente será capaz de discernir la presencia de esa cosa aun años después, cuando huela el mismo aroma. Capítulo 10 179 De modo similar, podemos desarrollar nuestro discernimiento espiritual mediante nuestras diferentes situaciones en la vida. Quizá usted asistió a un servicio maravilloso en el que sintió una presencia inusual y en el que alguien tuvo una visión de ángeles. Si supo que la inusual presencia que sintió era angélica, entonces la próxima vez que sienta esa misma presencia puede discernir que hay ángeles allí, aunque nadie tenga una visión de ello. Quizá comience a aprender sobre diferentes unciones del Espíritu Santo a medida que desarrolla su vida de oración. Puede que aprenda sobre varios tipos de espíritus demoníacos al encontrarse con personas poseídas por demonios o por ocasiones de guerra espiritual. Una segunda clave hacia discernir la mezcla espiritual es que debemos aprender a juzgar el ministerio espiritual por su fruto, y no por sus dones. En Mateo 7:15-17 el Señor Jesús nos dijo que conoceríamos a los falsos profetas por sus malos frutos. Un buen ministerio que libere al Espíritu Santo producirá buenos frutos, mientras que quienes ministran solamente desde el espíritu humano o desde espíritus demoníacos darán malos frutos, como confusión, división, opresión y pecado. Por lo tanto, primero tenemos que observar las vidas de quienes ministran: ¿son rectos, amorosos y están adecuadamente sometidos en el Cuerpo de Cristo? ¿Están sus finanzas y su familia en orden? Además, también deberíamos comprobar cuál es el fruto de su ministerio. ¿Cuál ha sido el resultado de su ministerio en su propia iglesia local? ¿Es su predicación doctrinalmente sana? Cuando viajan a otros lugares, ¿deja su ministerio una bendición duradera, o problemas? 180 La Esperanza del Cristiano Es muy importante que juzguemos a los ministros por sus frutos en lugar de por los dones, porque algunas personas con dones espirituales puede parecer que tienen ministerios muy impresionantes; ¡pero los dones no nos hablan acerca de la persona que los tiene tanto como los dones nos hablan sobre la persona que los dio! Los dones espirituales nos hablan sobre la bondad del Dios que los dio, mientras que el fruto que se produce en la vida de la persona nos habla sobre la bondad (o maldad) de su propio carácter personal. Si el carácter de una persona tiene fallos o pecado, no importa lo impresionante que puedan ser sus dones, pues liberará mezcla espiritual por medio de su ministerio. En las Escrituras encontramos poderosos dones proféticos y unciones en hombres como el rey Saúl, Balaam y Sansón; sin embargo, también encontramos deficiencias de carácter que fueron peligrosas y hasta mortíferas. En Mateo 7:21-23 el Señor Jesús habló sobre un grupo grande de muchas personas que profetizaban, echaban fuera demonios, y hacían muchos milagros; sin embargo, en el día del juicio, el Señor les dirá: «Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad». Aquí vemos que el Señor juzga según el carácter, y no según los dones, y si queremos ser semejantes a Cristo deberíamos entonces hacer lo mismo. Sin embargo, juzgar el fruto de un ministerio no siempre nos dará la ayuda que necesitamos para discernir la mezcla espiritual, y se debe a que con frecuencia puede necesitarse mucho tiempo para que el fruto crezca y se haga visible. Por lo tanto, una tercera clave hacia discernir la mezcla Capítulo 10 181 espiritual es que debemos volvernos sensibles al testimonio del Espíritu Santo dentro de nuestro corazón. Colosenses 3:15 nos dice: «Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones». La palabra traducida aquí como gobierne también puede traducirse como arbitrar o árbitro. El Espíritu Santo, que mora en el corazón de cada creyente nacido de nuevo, debe actuar como un árbitro. ¿Y cómo opera un árbitro? Mientras el evento deportivo se está jugando adecuadamente, el árbitro estará en silencio mientras supervisa el juego; sin embargo, cuando se quebranta una regla del juego, el árbitro intervendrá y detendrá el juego. Hará sonar el silbato, mostrará una tarjeta, o levantará una bandera. Cuando él interrumpe, todo se detiene mientras explica cuál fue el fallo, y luego lo corrige. Después de eso, el juego puede continuar mientras el árbitro guarde silencio. De modo similar, el Espíritu Santo nos da paz en nuestro corazón mientras todo esté funcionando correctamente. Pero si algo va mal -si un espíritu maligno se manifiesta, o si alguien ministra erróneamente por su propio espíritu humano sin la liberación del Espíritu Santo-, entonces el Espíritu Santo quita su paz de nuestro corazón. ¡Esa inquietud de nuestro espíritu ha de decirnos que algo va mal! Y si somos sensibles a esta guía, descubrimos lo que anda mal y corregimos las cosas, entonces el Espíritu Santo volverá a llenar nuestro corazón de paz. Un ejemplo de esto podemos verlo en Hechos 16, cuando Pablo y su equipo estaban evangelizando en la ciudad de Filipos. Leemos en los versículos 16-18: «Aconteció que mientras íbamos a la oración, nos salió al encuentro una 182 La Esperanza del Cristiano muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando. Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación. Y esto lo hacía por muchos días; mas desagradando a Pablo, éste se volvió y dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y salió en aquella misma hora». El mensaje que aquella muchacha profetizaba parecía ser muy acertado, y Pablo y su grupo evangelístico podrían haber recibido bien esa buena publicidad. Pero mientras todo en el nivel natural parecía ir bien, vemos que Pablo comenzó a operar en un nivel diferente; su espíritu fue inquietado por lo que aquella muchacha decía. El Espíritu Santo había quitado su paz del corazón de Pablo y le había advertido de que algo iba mal. Pablo necesitó «muchos días» antes de entender plenamente el problema y abordarlo, pero cuando lo hizo, la liberación de la muchacha de aquel espíritu maligno se convirtió en un punto decisivo hacia el establecimiento de una iglesia en aquella ciudad. Especialmente quitó el peligro de que aquella muchacha y su don falsificado pudieran haber sido aceptados en la joven iglesia, el cual, tras la partida de Pablo, podría haber causado mucha destrucción. Hace años, el Señor me enseñó una lección parecida sobre cómo el testimonio de la paz del Espíritu Santo puede ser útil para detectar la mezcla espiritual. Me invitaron a predicar a una iglesia en la que el pastor se jactaba de que uno de los miembros de su iglesia era una estupenda profetisa. Ella escribía profecías, hacía que alguien las Capítulo 10 183 pusiera dentro de la caja de seguridad de su banco y luego, tras cierto periodo de tiempo, hacía que abrieran la caja y leyeran la profecía después de que acabara de cumplirse. Después de oír aquello, yo tuve interés en conocer a aquella persona con ese don, y hablé con ella al finalizar el servicio. Por nuestra conversación pude decir que ella era una mujer espiritual; sin embargo, el Espíritu Santo en mi interior estaba muy inquieto. Yo sentía que había algo en aquella mujer que iba muy mal; todas sus palabras parecían espirituales, y su precisión profética estaba demostrada; pero el Espíritu Santo estaba «haciendo sonar el silbato» y diciendo que algo iba mal. Por lo tanto, mientras hablábamos, yo comencé a orar en mi corazón, y entonces en silencio desde mi corazón ordené al espíritu malo en el nombre de Jesús que se revelase. Justamente entonces, ella cambió lo que estaba diciendo, y comenzó a hablar sobre su difunto esposo, que había muerto hacía seis meses. Dijo que ella visitaba su tumba cada día, donde hablaba con él, ¡y que él le respondía! En aquel momento el Espíritu Santo testificó a mi corazón que el espíritu que estaba obrando en su «ministerio» acababa de revelarse, y que ella era una médium espiritualista, y no una profetisa del Espíritu Santo. Sin embargo, mientras que yo fui advertido y después me protegí a mí mismo contra la mezcla espiritual de ella, el pastor no escuchó varias advertencias sobre ella. El resultado fue que aquella señora más adelante causó un gran daño en la iglesia. Una cuarta clave hacia discernir la mezcla espiritual es el don del Espíritu Santo de discernimiento de espíritus (1 Corintios 12:10-11). Este es un don carismático del 184 La Esperanza del Cristiano Espíritu Santo que es dado a algunos, mediante el cual se puede discernir cuál es la fuente que está detrás de una manifestación espiritual. Cuando este don está operando, una persona puede ver, oír, sentir, oler o gustar algo que revelará la fuente espiritual que está obrando en una situación. Quizá un sueño o visión puede revelar visualmente una potestad espiritual en operación, como en 2 Crónicas 18:18-22 y Zacarías 4. Quizá ellos oirán audiblemente una palabra del Espíritu Santo o un espíritu maligno, o lo que una persona esté diciendo en silencio en su espíritu humano (Marcos 2:6-8). A veces las personas pueden sentir que se les eriza el cabello cuando un espíritu malo está presente, como en Job 4:15, o gustarán u olerán algo muy desagradable o sulfuroso. En otras ocasiones, personas han gustado o han olido algo maravilloso, lo cual ha indicado la obra de Dios (Salmo 34:8, Hebreos 6:4 y Salmo 141:2). Esas revelaciones pueden producirse cuando el don de discernimiento de espíritus unge los cinco sentidos naturales de la persona para darle percepción espiritual. Muchas veces, el don de discernimiento de espíritus me ha ayudado a entender los poderes espirituales que están obrando tras diferentes situaciones. A veces he tenido este don funcionando en mi propia vida, o he recibido una revelación de alguna otra persona que sé que tiene este don espiritual. En ocasiones, se ha discernido al Espíritu Santo obrar como una paloma, o fuego, o viento; en otras, se han visto ángeles o demonios. De vez en cuando, mi propio espíritu humano oirá directamente lo que otra persona está diciendo en silencio en su corazón (leer Marcos 2:6-8 y Lucas 9:47). En cada una de esas ocasiones Capítulo 10 185 en que he sido hecho consciente de las fuerzas espirituales que estaban obrando en una situación, me ha ayudado a ser mucho más eficaz en el ministerio, ya sea ayudándome a liberar la obra del Espíritu Santo, a obstaculizar las obras de demonios, o a ayudar a corregir los problemas en el corazón de una persona. Después de darnos una lista de dones espirituales en 1 Corintios 12:28-30, el apóstol Pablo nos dice en el versículo 31: «Procurad, pues, los dones mejores». El discernimiento de espíritus es un don valioso para nuestro crecimiento espiritual, y vale la pena que busquemos al Señor para obtenerlo. Aunque sigue siendo soberanía de Dios escoger qué dones se les dan a los cristianos, también es cierto que el Señor normalmente da sus tesoros a quienes los apreciarán más plenamente y los utilizarán. Una quinta clave hacia discernir la mezcla espiritual es que deberíamos permitir que los líderes espirituales implicados en la situación den su consenso, o su discernimiento colectivo, acerca de la manifestación espiritual que se esté examinando. En 1 Corintios 14:29 Pablo escribió: «Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen», mientras que Proverbios 24:6 nos dice: «en la multitud de consejeros está la victoria». Si una profecía o manifestación espiritual es liberada en un servicio, es responsabilidad de los líderes allí aprobar o cuestionar su fuente y su fidelidad. Eso podría tener lugar mediante la silenciosa aprobación de los líderes, o al decir ellos «amén» o «gloria a Dios». Podría producirse un moderado cuestionamiento de la situación si los líderes se consultasen unos a otros y luego dijeran por el 186 La Esperanza del Cristiano micrófono: «oremos sobre eso», o «quizá eso provenga del Señor». Si los líderes se sienten muy inquietos por una manifestación espiritual que se haya producido, podrían dirigir el servicio hacia una dirección distinta y más adelante (quizá en privado) realizar una sesión de consejería o de liberación con la persona que liberó la manifestación. En Efesios 4:11-14 se nos dice que Cristo ha puesto ministerios en el Cuerpo de Cristo para ayudar a la iglesia a madurar: «para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres». La palabra viento en este pasaje también puede traducirse como espíritu. Ahora bien, cuando consideramos las posibles fuentes espirituales de esos vientos de doctrina, está claro que aquí no se está refiriendo al viento del Espíritu Santo. Esas doctrinas, en cambio, podrían estar ungidas por Satanás, a quien Pablo había llamado «el príncipe de la potestad del aire» dos capítulos antes, en Efesios 2:2. Esos vientos de doctrina también podrían ser meramente enseñanzas desequilibradas fomentadas erróneamente por el espíritu humano de los hombres, como podría sugerir la frase «por estratagema de hombres». Sin embargo, es el ministerio de los apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros el que puede ayudarnos a madurar a fin de que no seamos engañados por todo viento, o espíritu. No queremos ser como un barco que es movido por todo viento y que, sin embargo, sólo vaga y nunca llega a su destino. Queremos ser como un diestro piloto que sabe cómo navegar contra los vientos para llevar al barco (la iglesia) a su meta deseada de madurez y victoria. Capítulo 10 187 Nuestra sexta clave es que deberíamos probar todas las cosas espirituales por las Escrituras. En Isaías 8:19-20 se nos dice: «Y si os dijeren: Preguntad a los encantadores y a los adivinos, que susurran hablando, responded: ¿No consultará el pueblo a su Dios?... ¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido». La «ley y el testimonio» a los que se hace referencia aquí son los escritos del Antiguo Testamento de la Palabra de Dios que ya estaban disponibles en la época de Isaías. Si una persona con dones espirituales no habla de acuerdo a las Escrituras, se debe a que la verdadera luz del Espíritu Santo no está obrando por medio de él o ella. Serán otros espíritus los que estén obrando. Como ejemplo de esto, en años recientes ha habido un libro que se ha difundido por el mundo y que hasta se ha convertido en éxito de ventas en algunos países. Es el testimonio de una mujer que afirma haber sido llevada al cielo muchas veces; también afirma que Jesús la visitó cada semana durante muchos años, y que el Espíritu Santo ha estado controlando su cuerpo de maneras inusuales. Pero cuando uno compara sus visiones con las Escrituras, descubre que no encajan. Esa mujer de mediana edad afirma que, por años, el Señor Jesús la ha llevado en un cuerpo transformado a una playa cada lunes en la mañana. A lo largo del libro dice que, en su cuerpo transformado, cuando camina con Jesús, ella tiene unos 15 ó 16 años de edad. Los dos caminan por la playa, con frecuencia tomados de la mano, mientras el Señor repetidamente le llama «cariño». El Señor toca el cabello de ella y le dice que es hermosa. Cada lunes en la 188 La Esperanza del Cristiano playa, ella danza para el Señor, y «después de que termina la danza, el Señor me hace tantos hermosos cumplidos que siempre me siento avergonzada». Después, antes de que el Señor le envíe de regreso a casa cada semana, siempre se despiden con un gran abrazo. Cuando consideramos las Escrituras, ¿hay muchos relatos de personas que ven a Jesús cada semana en una visión, que agarran su mano, que les llaman «cariño», y que se despiden con un gran abrazo? Pablo vio a Cristo una vez en el camino de Damasco, y cayó al suelo, cegado y arrepentido (Hechos 9:3-9). El apóstol Juan vio al Cristo resucitado, y cayó a sus pies como muerto (Apocalipsis 1:17). Todos los encuentros divinos en la Escrituras revelaron una gloria y un respeto que hicieron a las personas caer postradas al suelo, ¡y no agarrar de la mano y abrazar a un «cariño celestial»! Esta mujer también escribió extensamente sobre cómo su cuerpo era controlado por el «Espíritu Santo». Sin embargo, sus descripciones sobre cómo ella pierde el control de su cuerpo muestran que es poseída por demonios. Una vez más, sus descripciones no siguen ningún patrón bíblico en cuanto a cómo obra el Espíritu Santo; sin embargo, ¡multitudes de cristianos leen su libro como revelación divina de Jesús en lugar de percibirlo como una falsificación demoníaca! En los últimos 35 años he visto cierto número de casos parecidos, en los que personas escribieron libros de testimonios acerca del cielo, el infierno, o varias otras experiencias espirituales que afirman haber experimentado, sólo para que más adelante se demuestre que sus afirmaciones eran fraudulentas o demoníacas. Capítulo 10 189 Por lo tanto, lo primero que debemos hacer para juzgar las cosas espirituales es ver si están de acuerdo a la Escritura. Es así como nuestro Señor Jesús venció las dos primeras tentaciones de Satanás, tal como se registra en el capítulo 4 de Lucas. Cristo rechazó aquellas sugerencias (convertir las piedras en pan y adorar a Satanás) como no bíblicas, a la vez que citó pasajes que decían lo contrario. Sin embargo, en la tercera tentación, el diablo intentó una táctica distinta. Cuando tentó a Cristo a saltar desde el templo, entonces citó dos pasajes bíblicos que sugerirían que Cristo sería protegido por los ángeles. Por lo tanto, aunque Cristo derrotó al diablo en las dos primeras tentaciones citando pasajes bíblicos, ¡ahora vemos que el diablo también cita las Escrituras mientras intenta derrotar a Cristo! El modo en que Cristo venció esa tercera tentación fue respondiendo con un pasaje bíblico que era el versículo correcto para esa situación concreta: «No tentarás al Señor tu Dios», de Deuteronomio 6:16. De esta manera vemos que no sólo necesitamos saber si algo es de acuerdo a la Escritura, sino también si es una aplicación equilibrada de las Escrituras. Por eso el apóstol Pablo le dijo al joven Timoteo: «Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad» (2 Timoteo 2:15). Si erróneamente equilibramos y aplicamos versículos bíblicos concretos, como hizo el diablo durante su tercera tentación a Cristo, podemos encontrarnos siendo desaprobados por Dios y avergonzados. Por eso debemos ser diligentes en estudiar la Biblia, a fin de que nunca 190 La Esperanza del Cristiano seamos engañados al hacernos las dos siguientes preguntas: «¿Está de acuerdo a la Escritura? ¿Es la aplicación equilibrada de las Escrituras?». En consonancia con esta necesidad de mantenernos equilibrados, una séptima clave final para desarrollar discernimiento espiritual es que no deberíamos enfocar nuestra atención hacia «el lado oscuro» y siempre buscar demonios. Algunas personas buscan demonios detrás de cada silla o de cada árbol; ¡pero una persona que esté creciendo en Dios siempre debería buscar más de Jesús! Cristo debería ser el centro de nuestra vida, y aunque Él pueda en ocasiones dirigir nuestra atención hacia algo que sea malvado, sin embargo debemos permanecer en Él. Mientras nuestro corazón espere con expectación que el Espíritu Santo se mueva, no seremos defraudados ni estaremos desequilibrados; sin embargo, si alguien siempre está buscando espíritus malos, ¡habrá muchos demonios que se ofrecerán voluntarios para distraerlo! Las iglesias y los ministerios que regularmente realizan servicios de liberación, con frecuencia ven que las mismas personas repiten la misma liberación una y otra vez. Muchas veces las personas no están siendo progresivamente liberadas de sus anteriores problemas demoníacos, sino que, por el contrario, solamente repiten la misma liberación, o hasta añaden nuevos problemas demoníacos que tratar. Nuestro Señor Jesús enseñó en Lucas 11:24-26 que cuando un espíritu malo deja a una persona, puede que regrese más adelante. Si la vida de la persona no ha sido llena de Dios -si la vida de la persona sigue siendo igual que cuando Capítulo 10 191 fue liberada-, entonces el espíritu malo puede regresar y hasta llevar a más demonios con él. Pero si una persona centra su vida en llegar a ser cada vez más llena de Cristo y de su justicia, entonces muchas veces los problemas demoníacos en la vida de la persona se irán de modo permanente, no debido a una sesión de liberación, ¡sino porque no queda lugar para que un espíritu malo permanezca en la vida de esa persona! Un pariente mío trabajó en un banco por muchos años. Cuando la contrataron, ella pasó una semana aprendiendo cómo se veía, se sentía y sonaba el dinero verdadero. No le enseñaron cómo era el dinero falso; ella debía concentrarse sólo en el verdadero. Entonces, cuanto más entendió cómo era el dinero real, más natural fue para ella detectar los billetes falsos cuando más adelante llegaron. Esa misma sabiduría nos hará bien para desarrollar nuestro discernimiento espiritual. En 2 Reyes 6:15-17 podemos leer acerca del siervo de Eliseo que tenía temor porque veía que el enemigo les había rodeado. En cambio, necesitamos tener la visión y la fe equilibradas de Eliseo. «Y se levantó de mañana y salió el que servía al varón de Dios, y he aquí el ejército que tenía sitiada la ciudad, con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo: ¡Ah, señor mío! ¿qué haremos? El le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos. Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo». 192 La Esperanza del Cristiano Eliseo sabía que sus refuerzos angélicos eran mucho mayores que el enemigo, y en tranquila confianza pudo ver el poder de Dios causar la victoria. Del mismo modo, ¡necesitamos recordar que estamos en el bando vencedor! Y a medida que sigamos a nuestro triunfante Señor, Él nos guiará a una vida y un ministerio espirituales puros y edificará la naturaleza de Cristo en nuestras vidas. 193 CAPÍTULO 11 LA PARTICIPACIÓN DE SUS PADECIMIENTOS Otro aspecto importante de ser formados a la imagen de Cristo tiene que ver con padecer con Él. Leemos en Romanos 8:16-18: «El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse». Para que podamos entrar en nuestra herencia como los hijos de Dios, aquí se nos da un requisito. Nuestra herencia es condicional: la esperanza del cristiano todavía no ha sido obtenida. El requisito es si padecemos con Cristo. Si entramos en Sus padecimientos, entonces también seremos coherederos que serán glorificados con Cristo. El que entremos en la esperanza de gloria depende de esto. La obra de la cruz en nuestra vida es una preparación crucial para obtener madurez espiritual y entrar en nuestra herencia eterna. El apóstol Pablo deseaba conocer «la participación de sus padecimientos» para poder entrar en su supremo llamamiento en Dios. Leemos en Filipenses 3:10-14: «A fin de conocerle, y el poder de su 194 La Esperanza del Cristiano resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, para ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús». Aquí Pabló escribió sobre cómo estaba prosiguiendo para alcanzar el premio del supremo llamamiento de Dios. Él ya había entrado en el llamado de llegar a ser un gran apóstol que había traído avivamiento a las naciones; sin embargo, Pablo sabía que había un llamado más alto que aquel en el cual él había entrado en su vida terrenal. Él quería estar calificado para la resurrección de los muertos. Pablo no estaba hablando aquí sobre la resurrección general de los muertos en el día del juicio, al final del reinado milenial de Cristo sobre la tierra (ver Apocalipsis 20:11-13). En ese momento, todos los muertos resucitarán para presentarse ante Dios, tanto los impíos como los justos. No hay requisitos especiales para ser parte de esa resurrección. La Biblia dice en Filipenses 3:11, según hemos citado anteriormente, que Pablo quería calificarse para la resurrección de entre los muertos, no con los muertos. El griego original deja esto más claro, al decir que Pablo quería obtener la resurrección fuera de los muertos. Él estaba diciendo que quería entrar en la primera resurrección que ocurrirá al comienzo del milenio. Leemos Capítulo 11 195 esto en Apocalipsis 20:4-6: «Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años. Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección. Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años». El apóstol Pablo sabía que estaba corriendo una carrera, buscando entrar en llamados cada vez más elevados como parte de su esperanza y herencia cristiana. Después de haber cumplido su vida y ministerio terrenales, quería calificarse para la primera resurrección; no sólo quería entrar en su recompensa cristiana después del milenio, en el momento de la segunda resurrección general. Como hemos estudiado anteriormente, todos los cristianos serán llamados hijos de Dios durante los nuevos cielos y tierra nueva, después de que resuciten todos al final del milenio. Pero Pablo no se conformaba con estar entre los últimos que ganan la carrera y cruzan la línea de meta. Él quería calificarse para la resurrección fuera, para poder estar entre los primeros resucitados, hijos glorificados de Dios que reinarán con Cristo durante su Reino milenial sobre la tierra. Sin embargo, Pablo dejó bien claro cómo se podía obtener este alto llamado: entrando en la participación de los padecimientos de Cristo y siendo semejante a Él en su muerte (Filipenses 3:10). 196 La Esperanza del Cristiano El cristiano que desea una entrada rápida y abundante en la esperanza del cristiano tiene que aprender a abrazar la obra de la cruz en su vida. Como declaró nuestro Señor Jesús, en Mateo 16:24-25: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará». El apóstol Pablo aprendió cómo tomar su cruz. Él escribió en 1 Corintios 15:31: «que cada día muero». En Gálatas 2:20 escribió las palabras inmortales: «Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí». Aun durante su vida terrenal, Pablo había entrado en una experiencia poderosa de cómo Cristo vivió en él y por medio de él, porque había aprendido cómo permanecer estando crucificado con Cristo. TRES TIPOS DE PADECIMIENTOS Cuando consideramos cómo entrar en la participación de los padecimientos de Cristo, tenemos que distinguir primero que hay tres tipos diferentes de padecimientos. ¡No todos son padecimientos de Cristo! Muchas de las aflicciones que padecemos en nuestro peregrinaje por esta tierra son el resultado de nuestro propio pecado y desobediencia. Otros pueden ser obra del enemigo, que a menudo se opone al trabajo de Dios en la vida de los cristianos. Capítulo 11 197 El primer tipo que vamos a ver es el padecimiento por nuestros pecados. Muchos de los padecimientos que experimentamos vienen de esto. Puede ser tan natural como el proceso de la siembra y la cosecha. Gálatas 6:8 nos advierte: «El que siembra para su carne, de su carne segará corrupción». Si comete repetidas veces un pecado, a menudo tendrá como consecuencia la correspondiente aflicción. Los fumadores con frecuencia padecen cáncer de pulmón, mientras que los jugadores pueden sufrir pobreza. Los que murmuran, a menudo verán que los demás murmuran de ellos, y la gente violenta a menudo sufre violencia. Sufrir estos padecimientos cosechados de nuestro pecado no nos dará ninguna garantía de recompensa ni de justicia. Puede que nos animen a buscar al Señor, obtener arrepentimiento y restauración, pero, en sí mismos, estos padecimientos no tienen poder o gracia para transformarnos. Otro tipo de padecimientos viene de la opresión satánica. Todo cristiano se enfrentará a oposición de las fuerzas del enemigo. Los espíritus malvados pueden buscar atacarnos en cada esfera de nuestra vida natural y espiritual. Cuando sufrimos estas opresiones satánicas, no debemos someternos a cada ataque y resignarnos a decir: «¡Que se haga la voluntad del Señor!». Es verdad que el Señor a menudo quiere mostrarnos la razón por la que Él ha permitido que esos ataques vengan sobre nosotros. Lo primero que debemos hacer en esas circunstancias es someternos de nuevo a Dios. Sin embargo, después de habernos sometido a Dios, Santiago 4:7 nos dice que 198 La Esperanza del Cristiano tenemos que «resistid al diablo y huirá de vosotros». No tenemos que ser pasivos ante el diablo, sino que tenemos que «fortalecernos en el Señor y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo» (Efesios 6:10-11). Este tipo de padecimiento no tiene poder inherente para hacernos santos. Pero, al mismo tiempo, si nos levantamos contra estos ataques y los resistimos apropiadamente, entonces el aspecto de la naturaleza de Cristo como «Hombre de Guerra» será edificado en nuestro carácter (ver Éxodo 15:3). Participar de los padecimientos de Cristo es un tercer tipo muy diferente de padecimiento, que viene como consecuencia de tomar nuestra cruz para seguir al Señor. Entramos en este tipo de padecimiento no como algo que nos ha sido impuesto por nuestro pasado o por el enemigo, sino como una opción que voluntariamente aceptamos. Podemos escoger negarnos a nosotros mismos por el Espíritu y entrar en los padecimientos de Cristo, o rechazar estas gloriosas oportunidades y así seguir como un cristiano carnal. Siempre que abracemos los padecimientos de Cristo, nuestro propio ser será «crucificado». Esto es debido a que escogemos seguir el Espíritu de Dios para que nos guíe hacia delante para cumplir la voluntad de Dios. Decidir en cada circunstancia «no se haga mi voluntad, sino la tuya», es nuestro Getsemaní que nos llevará hacia la cruz (Marcos 14:36). Este tercer tipo de padecimiento, la participación de los padecimientos de Cristo, es el más difícil y doloroso de Capítulo 11 199 todos. Es sugerido por los sufrimientos naturales de la cruz, que era la más dolorosa de las ejecuciones romanas. No es un padecimiento que merezcamos justamente, no es una opresión que podamos resistir, pero a la vez los resultados son gloriosos a medida que la gracia y el poder de Dios son desatados por medio de nuestra obediencia voluntaria. Cuando escogemos aceptar la participación de los padecimientos de Cristo, obtendremos resultados incomparables en nuestra vida. ¡En la economía de Dios, la cruz siempre prepara el camino para la resurrección! Algunos pasajes que nos ayudan a explicar esto incluyen los siguientes: «Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección» (Romanos 6:5). «Llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos... De manera que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida... Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria» (2 Corintios 4:10, 12, 17). «Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la Gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse» (Romanos 8:18). 200 La Esperanza del Cristiano «Si sufrimos, también reinaremos con él» (2 Timoteo 2:12). «Porque aunque fue crucificado en debilidad, vive por el poder de Dios. Pues también nosotros somos débiles en él, pero viviremos con él por el poder de Dios para con vosotros» (2 Corintios 13:4.) «A fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos» (Filipenses 3:10-11). Cuanto más entendamos la obra eterna de la gracia y la gloria que se lleva a cabo en nuestra vida al abrazar la participación de los padecimientos de Cristo, más estimaremos y desearemos este gran privilegio. Durante los primeros siglos de la Iglesia primitiva, no había honor más grande entre los cristianos que ser un mártir. En nuestra sociedad próspera y moderna, demasiados cristianos llegarían a la conclusión de que nada sería tan necio o vano como morir por causa de Cristo. Sin embargo, la magnitud de nuestra herencia eterna, la medida con la que entraremos en la esperanza del cristiano, es determinada por la medida con la que abrazamos la cruz y entramos en la participación de sus padecimientos. Capítulo 11 201 CÓMO SOPORTAR LOS PADECIMIENTOS DE CRISTO Mientras que cualquier tipo de padecimiento es una prueba que nos puede debilitar y desanimar, en Hebreos 12:1-3 se nos dan varias claves de cómo podemos soportar de una manera victoriosa los padecimientos de Cristo. Allí leemos: «Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar». La primera clave mencionada en estos versículos tiene que ver con esta «nube de testigos». Estos son los grandes hombres y mujeres de fe mencionados en el capítulo previo de Hebreos 11. Ellos nos animan a correr nuestra carrera cristiana con perseverancia, así como ellos lo hicieron. La mayoría de ellos soportaron unas dificultades increíbles, pero sin embargo vencieron para entrar en una herencia gloriosa y eterna. El primero, Abel, murió como un mártir; el tercero, Noé, aguantó la burla y peligro durante muchos años por parte de su generación violenta y pecadora. El siguiente héroe de la fe, Abraham, se convirtió en un peregrino y extranjero por seguir a Dios; también tenemos a José, traicionado por sus hermanos y 202 La Esperanza del Cristiano la mujer de su jefe para convertirse en un esclavo y luego en un prisionero. Todos estos héroes de la fe del pasado vencieron grandes padecimientos para entrar en su recompensa. Ahora, como los espectadores de un evento deportivo que animan a los competidores, sus ejemplos victoriosos pueden animarnos mientras corremos la carrera que tenemos por delante. Las pruebas que tenemos que soportar, ¡a menudo parecen ser mucho más pequeñas y fáciles cuando consideramos sus victorias triunfantes! Después, somos animados a mirar a Jesús. Esto nos dará varias claves para liberar de una forma nueva la gracia de Dios en nuestra vida. La primera clave se puede ver cuando consideramos cómo venció Cristo. Leemos que «por el gozo puesto delante de él», nuestro Señor soportó la cruz. No había nada merecedor de gozo en el día que Cristo fue crucificado. Sin embargo, nuestro Señor fue capaz de mirar más allá del padecimiento y la vergüenza para ver un final lleno de gozo. Pudo ver las multitudes que serían salvas por medio de Su muerte sacrificial. Cristo pudo ver cómo el poder de Satanás sería destruido por la obra de la cruz; sabía que tomaría las llaves de la muerte y del infierno, ¡para volver al cielo y sentarse triunfante en Su trono de gloria! Debido a que miró más allá de los padecimientos de Su muerte para ver los resultados gozosos, Cristo obtuvo la fuerza necesaria para soportar la cruz. También hay veces en nuestra vida en que sufrimos, y nuestras circunstancias presentes no tienen ningún gozo. Es entonces cuando también necesitamos levantar nuestra vista más alto y ver más allá de nuestras dificultades presentes. Nehemías 8:10 nos dice que el gozo del Señor Capítulo 11 203 es nuestra fuerza. Al igual que Cristo, nosotros también podemos obtener la fuerza necesaria para soportar la cruz cuando vemos los resultados futuros de gozo de nuestros padecimientos presentes. Cuando se nos dice que «miremos a Jesús», se nos da otra clave, cuando comprendemos la costumbre de las carreras en los tiempos del Imperio Romano. Cuando los corredores se aproximaban a la línea de meta, veían al juez de la carrera allí de pie, sosteniendo la recompensa del vencedor. Por eso, cuando el cristiano mantiene su vista en la línea de meta, verá al Señor allí de pie para recompensar al vencedor; ¿y cuál es esa recompensa? Aquí a Cristo se le llama «al autor y consumador de la fe». Él terminará su obra en nosotros cuando crucemos la línea de meta que separa la tierra del cielo. ¡Obtendremos nuestra esperanza de gloria! 205 CAPÍTULO 12 CONTEMPLANDO AL SEÑOR Terminamos el capítulo anterior viendo la importancia de «mirar a Jesús». Nuestro entendimiento de esta verdad se puede expandir aún más al estudiar en profundidad el tema de cómo contemplar al Señor. Veremos que esta área de sabiduría es otro de los preparativos cruciales para poder entrar en la esperanza del cristiano. Sin embargo, hay varias perspectivas diferentes a través de las cuales podemos ver los abundantes recursos que hay en esta verdad. Quizá la manera más simple de entender el poder de este principio es leer 1 Juan 3:2. Allí se nos dice: «Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es». Aquí encontramos que la manera en que nos hacemos semejantes a Cristo es cuando le vemos. Cuando Cristo es revelado en Su gloria y poder, ¡esa revelación tiene el poder transformador para cambiarnos para ser semejantes a Él! EN LA SEGUNDA VENIDA Un cumplimiento importante de este versículo tendrá lugar para los que vean a Cristo volver en Su Segunda Venida. Las Escrituras nos dicen cómo este evento cambiará a los santos 206 La Esperanza del Cristiano que se reúnan con Él en el aire. En 1 Tesalonicenses 4:16-17 leemos: «Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire». También en 1 Corintios 15:51-53 seguimos leyendo: «He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad». Cuando Cristo sea revelado en la Segunda Venida, todos los santos que vivan serán arrebatados para reunirse con Él en el aire y serán transformados en un abrir y cerrar de ojos. El poder de Cristo resucitado cambiará sus cuerpos naturales por cuerpos resucitados inmortales. La gloria del Hijo de Dios también transformará sus espíritus, y llevará a los hijos de Dios a la gloria. Como dijo el apóstol Juan: «cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es» (1 Juan 3:2). APRENDIENDO A CONTEMPLAR AL SEÑOR AHORA Sin embargo, hay otro cumplimiento muy importante de 1 Juan 3:2 que no tiene que esperar hasta la Segunda Capítulo 12 207 Venida. ¡Podemos ver a Jesús ahora! Cuanto más vemos al Señor, más somos cambiados para ser como Él: ahora mismo. Como leemos en 2 Corintios 3:18: «Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor». Esto es algo que debería estar ocurriendo en nuestro desarrollo cristiano a medida que aprendemos a caminar con el Señor día a día. Somos transformados cada vez más a la imagen de Cristo cada vez que le contemplamos. En nuestros devocionales privados, durante los servicios en la iglesia y cada vez que miramos al Señor, queremos verlo de una forma mayor y más clara. Eso, como consecuencia, nos transformará «de gloria en gloria». Esto es debido a que cuando Su gloria es revelada, puede impregnar y transformar nuestro espíritu para que seamos como Él. Cuando 2 Corintios 3:18 nos dice que somos transformados al ver Su gloria, la palabra usada para «transformados» en el griego original es «metamorphoo». De aquí viene la palabra «metamorfosis». Esta palabra se usa para describir el proceso en el que un gusano se transforma en mariposa. Igual que una insignificante oruga lentamente puede ser transformada en una hermosa mariposa, ¡nosotros podemos ser transformados de la naturaleza terrenal de Adán a la naturaleza celestial de Cristo! Esta misma palabra traducida en 2 Corintios 3:18 como «transformados» es también la misma palabra traducida 208 La Esperanza del Cristiano en Mateo 17:2 como «transfigurado». Allí leemos sobre Cristo en el monte de la Transfiguración: «Y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz». Por lo tanto, no sólo es bíblico decir que los santos sufren una metamorfosis cuanto más le contemplan, sino que podemos también decir que seremos transfigurados a su gloriosa imagen. En Isaías 6:1-8, Isaías fue cambiado cuando vio al Señor en Su gloria. Sus labios pecadores fueron limpiados, y él fue transformado para convertirse en un profeta. Esto fue una porción de la imagen de Cristo en la que él entró en ese tiempo, porque Cristo es el Profeta. En Lucas 5:4-11 podemos leer la historia de cuando Cristo les dio a sus discípulos su primera pesca milagrosa. Cuando Pedro vio un destello mayor de quién era Jesús, cayó a sus pies y dijo: «Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador». Luego el Señor le habló amablemente a Pedro y le transformó de pescador de peces a pescador de hombres. Aquí Pedro fue transformado por el Evangelista, para participar de una porción de su naturaleza y convertirse en un evangelista. En los Evangelios, leemos cómo el apóstol Juan era originalmente llamado «Hijo del trueno» para describir su carácter natural (ver Marcos 3:17). Pero a medida que Juan caminó con Cristo, su carácter fue transformado, hasta que la iglesia más tarde le dio el título de «el apóstol del amor». Juan entró en esa porción de la naturaleza de Cristo, porque había visto que Cristo era Dios, y que «Dios es amor» (1 Juan 4:8). Capítulo 12 209 Puede que el Señor decida revelarse por el Espíritu cuando Él escoja. Podría ser en nuestro tiempo de alabanza y oración; como con Pedro, podría ser cuando estemos pescando. Cuando sea que Él escoja aparecérsenos, querremos ser sensibles a verlo y a responder a lo que Él quiera hacer en nuestra vida. Sin embargo, una manera muy común en que el Señor se nos revela a sí mismo es en nuestra vida devocional privada. No queremos solamente tener un tiempo formal y diario de oración y lectura de la Palabra, sino que queremos ver a Jesús. Sin embargo, por encima de nuestro deseo de verlo, está Su deseo de revelarse a nosotros. Siempre que Él llame a la puerta de nuestro corazón y nos invite a tener comunión con Él, deberíamos aprender a responder rápidamente. No debemos ser como la novia que respondió lentamente a la invitación de su amado a reunirse con él. Ella dijo en Cantar de los Cantares 5:2-6: «Yo dormía, pero mi corazón velaba. Es la voz de mi amado que llama: Ábreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía, porque mi cabeza está llena de rocío, mis cabellos de las gotas de la noche. Me he desnudado de mi ropa; ¿cómo me he de vestir? He lavado mis pies; ¿cómo los he de ensuciar? Mi amado metió su mano por la ventanilla, y mi corazón se conmovió dentro de mí. Yo me levanté para abrir a mi amado... pero mi amado se había ido, había ya pasado; y tras su hablar salió mi alma. Lo busqué, y no lo hallé; lo llamé, y no me respondió». Aquí podemos ver que la novia respondió demasiado despacio a su amado cuando vino a visitarla; por eso, él 210 La Esperanza del Cristiano se fue antes de que ella lo invitara a entrar. Esto contiene un principio espiritual valioso para nosotros. Cristo, nuestro Amado, no tiene ninguna obligación de reunirse con nosotros a una hora determinada, o a nuestra manera. ¡Nosotros no somos el Señor, y Él no es nuestro siervo! Es cierto que Él es muy gentil al reunirse con nosotros a pesar de nuestras debilidades y defectos. Sin embargo, Él es el Señor, ¡y nosotros somos los que tenemos que aprender a responderle! Si Él nos llama a media noche, no deberíamos ser como la novia y decir: «Señor, es medianoche y necesito dormir. ¿Cómo quieres que salga de mi cama calientita para pasar tiempo contigo ahora?». Si el Señor despierta nuestro espíritu en mitad del día, para que nos acerquemos a pasar tiempo con Él, no deberíamos responder: «Señor, mi hora habitual de orar es justo antes de irme a la cama». Nuestra creciente comunión y unión con Cristo depende de nuestra respuesta a Él cuando decide venir a nosotros. Aprender esta lección rápidamente nos ayudará a reunirnos con Él de maneras más elevadas que nos transformarán para ser más como Él es. DISCERNIR AL SEÑOR EN SU CUERPO Además, existen también otras formas en que podemos ver al Señor y Su gloria transformadora. En Juan 17:22 el Señor Jesús dijo al Padre: «La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno». Tal como la gloria de Cristo puede unirnos con Él, también puede unir a todo el Cuerpo de Cristo. ¿Dónde, pues, podemos ver esta gloria unificadora? ¡Podemos verla Capítulo 12 211 en cada uno de nosotros! Cuando veamos la gloria de Cristo dentro de cada verdadero creyente, esa visión nos transformará para ser más semejantes a Él. En Proverbios 17:6 leemos: «La gloria de los hijos son sus padres». Una interpretación de este principio es que nuestros padres espirituales son nuestra gloria. Cuando vemos a Jesús a través de sus vidas y ministerios, somos transformados para ser más como el Señor. En 1 Tesalonicenses 2:19-20 el apóstol Pablo también dijo sobre sus convertidos: «Porque ¿cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? ¿No lo sois vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida? Vosotros sois nuestra gloria y gozo». Aquí podemos comprender que nuestros hijos espirituales también pueden ser nuestra gloria. Cada cristiano maduro que es un padre o madre espiritual recibe una medida de gloria a través de los discípulos que les siguen. EL CUERPO DE CRISTO, UNIDO Y MADURO Al final del Antiguo Testamento hay una profecía sobre cómo el Señor preparará a Su pueblo para Su visitación. En Malaquías 4:5-6 leemos: «He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición». Esto se cumplió parcialmente en la primera venida de Cristo, 212 La Esperanza del Cristiano cuando el ángel Gabriel profetizó sobre Juan el Bautista: «E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos» (Lucas 1:17.) Juan fue ungido con el espíritu de Elías para predicar arrepentimiento. Este arrepentimiento unió al pueblo de Dios, cuando los corazones de los padres y de los hijos se volvieron unos hacia otros. ¿Entonces cuál fue el resultado? Según Isaías 40:3-5, ¡fue revelar la gloria de Dios! Sin embargo, la profecía de Malaquías 4:5-6 tendrá un cumplimiento más completo justamente al final de la era de la Iglesia. Esto es porque «el día grande y terrible del Señor» del que se habla en Malaquías no es la primera venida de Cristo, sino la segunda. Para preparar al pueblo de Dios para Su Segunda Venida, el Señor levantará de nuevo el ministerio profético con el espíritu y el poder de Elías. Por toda la tierra, el mensaje de arrepentimiento y restauración preparará a la Iglesia para que la gloria del Señor sea revelada. Cuando los corazones de los padres e hijos espirituales se vuelvan los unos hacia los otros, ya no habrá más cismas, celos, orgullos o peleas entre los creyentes. El Cuerpo de Cristo se unirá para fortalecerse y alcanzar la plena madurez, conformado a la gloriosa imagen de Cristo. Como dijo el apóstol Pablo en Efesios 4:12-14, los ministros (o padres espirituales) trabajarán: «a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del 213 Capítulo 12 Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina». ¡El Cuerpo de Cristo llegará a la madurez total y la gloria de Dios será revelada! Cada creyente obtendrá la esperanza del cristiano. Cristo en vosotros (que en el presente es nuestra única esperanza de gloria) se convertirá en Cristo revelado en gloria, por toda la eternidad, ¡en la vida de cada santo redimido! Que cada uno de nosotros dediquemos totalmente nuestra vida al Señor, para alcanzar esta visión. Que por medio de Su sabiduría, cada uno de nosotros nos preparemos también para una entrada rápida y amplia en la gloriosa esperanza del cristiano. «¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!...Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén». - Romanos 11:33, 36 Para obtener más información o ejemplares adicionales, diríjase a: Los EE. UU. Zion Fellowship International PO Box 70 Waverly, NY 14892 Tel: (607) 565-2801 Fax: (607)565-3329 www.zionfellowship.org [email protected] [email protected] México Instituto Sion A.C. 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