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Revista de Patología Dual 2014; 1(2):6 www.patologiadual.es/profesional_revista.html http://dx.doi.org/10.17579/RevPatDual.01.6 Artículo especial 1 Uso de sustancias psicoactivas en la era de Internet Psychoactive substance use in the Internet era Helen Dolengevich Segal(a), Beatriz Rodríguez Salgado(b), Jorge Gómez-Arnau Ramírez(a), María Frenzi Rabito Alcón(a), Javier Correas Lauffer(a) Hospital Universitario del Henares, Coslada (Madrid) a Hospital Ramón y Cajal, Centro de Salud Mental de San Blas (Madrid). b INFORMACIÓN DEL ARTÍCULO Historia del artículo: Recibido el 16 de junio de 2014 Aceptado el 27 de junio de 2014 Palabras clave: abuso de sustancias, nuevas sustancias psicoactivas, Internet, alucinógenos, patología dual RESUMEN El uso y la adquisición de sustancias psicoactivas a través de internet es un fenómeno que evoluciona a velocidad vertiginosa. Por tanto, el análisis del estado de la cuestión desde un punto de vista científico, se hace necesario. ABSTRACT The use and acquisition of psychactive substances via the Internet is a phenomenon that evolves at breakneck speed. Therefore, the analysis of the state of play from a scientific point of view becomes necessary. Key words: substance abuse, new psychoactive substances, Internet, hallucinogens, dual diagnosis. Definiciones. El estado de la cuestión Psiconautas y psiconautas duales Los psiconautas, definición acuñada por Ernst Jünger en 19521, son “los navegantes de la conciencia o del alma”. Así, la psiconáutica es la disciplina que estudia a los viajeros de la consciencia que emplean como vehículo de exploración una sustancia de efecto psicoactivo. El origen del concepto de los psiconautas es difícil de precisar. Entre los antecedentes históricos podemos destacar a la Beat Generation, que en la década de los años 50 alumbró un movimiento contracultural hacia los valores predominantes de la sociedad americana y popularizó el interés por la filosofía oriental, la meditación y el uso de enteógenos con fines trascendentales. De hecho, algunos de sus integrantes más destacados dedicaron parte de su producción intelectual a la reflexión sobre sustancias naturales embriagantes, como la ayahuasca o el peyote2,3. Un marcado componente Correspondencia: [email protected] subcultural es apreciable también en el movimiento Acid House, ya en la década de los 80, precursor de las fiestas rave, y con valores cercanos al hedonismo y la libertad para la experimentación, dentro de un contexto de música electrónica y drogas sintéticas, preferentemente MDMA4. Ha habido dos tipos de aproximaciones científicas a este tipo de fiestas: una sociológica, centrada en el movimiento cultural; y otra más relacionada con la salud pública que incide en el consumo de drogas5. Por su parte, la conocida como Cultura de Club ha fomentado también la comunión grupal con el baile asociado a un uso más recreativo de tóxicos. Todos estos movimientos, entre otros, forman parte de la popularización de las sustancias psicoactivas en el mundo occidental de nuestros días, tanto con pretensiones espirituales, de sanación o de autoconocimiento, como con objetivos más lúdicos. Con la aparición de Internet, los fines con los que se consumen las sustancias se han ido desdibujando, de forma que son los psiconautas los que suelen iniciarse en la toma de las nuevas sustancias, aún no reguladas, pero asequibles a través de la red6. Dada la relevancia de Internet en el panorama actual de H. Dolengevich, B. Rodríguez, J. Gómez-Arnau, MªFrenzi Rabito, J. Correas. Uso de sustancias psicoactivas en la era de Internet 2 obtención y consumo de nuevas y viejas sustancias en nuevos contextos, el término psiconauta adopta un matiz novedoso que alude, no sólo a la exploración de la conciencia, sino también a la navegación por la red a la búsqueda de sustancias psicoactivas. Epidemiológicamente, los psiconautas suelen ser varones, entre la tercera y cuarta década de la vida, con un nivel educativo alto y una marcada inclinación al policonsumo7. En los últimos años también se añaden adolescentes tardíos, adultos jóvenes y mujeres, todos ellos con escasa experiencia7. De este modo, y en consonancia con la definición de Patología Dual8, podríamos denominar psiconautas duales a aquellas personas que padecen alguna enfermedad mental de base y buscan aliviar sus síntomas mediante el uso de diversas sustancias psicoactivas, en la línea de la automedicación, o también a aquellos que, tras el uso de sustancias nuevas, desarrollan algún trastorno mental. Enteógenos, drogas de diseño y drogas emergentes. Nuevas sustancias psicotropas. La palabra enteógeno es un neologismo acuñado por Ruck, Wasson y Ott, que designa drogas que provocan éxtasis y que han sido utilizadas tradicionalmente como embriagantes chamánicos o religiosos9. Etimológicamente, el término apunta hacia el nacimiento de la divinidad interior, lo que es ilustrativo del contexto en el que se ingieren y con qué intención: el crecimiento personal y espiritual. Los enteógenos suelen ser sustancias vegetales, si bien quedan incluidos en la noción los principios activos de las plantas y sus congéneres artificiales, siempre que el uso al que sean destinados esté en relación con algún ejercicio de trascendencia10. Por otro lado, las drogas de síntesis son aquellas que se elaboran en laboratorios a partir de sustancias que no se encuentran en la naturaleza de manera espontánea. También son conocidas como drogas de diseño, término utilizado por primera vez por Henderson para referirse a aquellas sintetizadas en laboratorios clandestinos que imitaban los efectos de otras drogas ilegales y podían así burlar la ley11. Las nuevas sustancias psicotrópicas (new psychoactive substances) son aquellas que no figuran en los convenios de control de los estupefacientes de 1961 y 1971 de las Naciones Unidas y pueden suponer una amenaza para la salud pública12. Estas sustancias son novedosas en cuanto a su aparición en el escenario del consumo actual de tóxicos en Occidente, pero no necesariamente nuevas en su existencia. El concepto emergente se refiere tanto a las sustancias de nueva síntesis como a la novedad en los contextos de uso y las formas de distribución13. Los euforizantes legales (legal highs), entre los que se encuentran productos químicos de investigación (research chemicals), son sustancias psicotrópicas no reguladas o productos que afirman contenerlas y que se destinan específicamente a imitar los efectos de las drogas controladas14. A través de Internet se puede acceder a diversos tipos de sustancias: herbales, químicas, sintéticas y semisintéticas, farmacéuticas (intermediarios químicos utilizados para la preparación de otras sustancias) o combinaciones. Los efectos también pueden ser variados: estimulantes, sedantes, empatógenos, entactógenos, alucinógenos, analgésicos… (Véase tabla 1). Si bien la mayor parte de estas sustancias no tienen un importante riesgo adictivo, sí cuentan con un notable potencial de abuso, del que derivan los peligros para la salud. Situación médico-legal. En cuanto a la situación médico-legal hay que destacar que gran parte de estas drogas se encuentran en una situación alegal, al no estar incluidas en los convenios de sustancias psicoactivas o estupefacientes internacionales. Parte del problema reside en la rápida conversión de estos tóxicos en el mercado, reconocidos como no aptos para el consumo humano, que hace muy difícil una legislación apropiada. Por ejemplo, tras la prohibición de la mefedrona, comenzó a comercializarse una alternativa lícita, la nafirona o NRG-1, que actúa inhibiendo la recaptación de monoaminas y, por tanto, con efecto estimulante15; de forma análoga, la metoxetamina, ha venido a cubrir el espacio legal dejado por la ketamina16. En la Unión Europea, el Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (EMCDDA) creó el llamado Sistema de Alerta Temprana, que consiste en un mecanismo fluido para el intercambio de información entre los países miembros a fin de detectar nuevas sustancias psicoactivas que puedan representar un peligro para la salud pública y que no estén señaladas en los listados de estupefacientes. Ofrece la posibilidad de realizar estimaciones de riesgo sobre las que sustentar decisiones políticas para el control de estos productos17. En el año 2009, el EMCDDA aconsejó la prohibición de piperazinas y cannabinoides sintéticos y en 2010 el Consejo de Europa decretó medidas de control sobre la mefedrona, debido a sus propiedades estimulantes, los presumibles riesgos para la salud de su consumo, su capacidad para generar dependencia y la ausencia de usos terapéuticos reconocibles17. España se unió a esta norma un año después18. A través de este instrumento, se han llegado a notificar formalmente 236 sustancias psicotrópicas desde el año 2005 hasta el 201214.A su vez, la Oficina sobre Delitos y Drogas de la Naciones Unidas (UNODC) realizó en 2013 una encuesta en 80 países de todo el mundo, buscando la detección en éstos de nuevas sustancias psicoactivas12. La gran mayoría respondió afirmativamente y, en concreto, la Unión H. Dolengevich, B. Rodríguez, J. Gómez-Arnau, MªFrenzi Rabito, J. Correas. Uso de sustancias psicoactivas en la era de Internet Tabla 1. NUEVAS SUSTANCIAS PSICOACTIVAS (drogas emergentes) SEGÚN LA OFICINA SOBRE DROGAS Y DELITOS DE LAS NACIONES UNIDAS*. 3 Europea destacaba en cuanto a su capacidad de identificación. Tras realizar una encuesta sobre el uso de sustancias legales que imitan los efectos de drogas ilícitas en una muestra de más de doce mil personas entrevistadas a lo largo de la Unión Europea, la UNODC destaca que el mayor porcentaje de usuarios está en Reino Unido con un 22%, seguido de Polonia, Francia y Alemania. España cuenta con un 8%. De las sustancias detectadas, los cannabinoides sintéticos eran los más numerosos12. En nuestro país, un informe de la Comisión Clínica sobre Drogas Emergentes del Plan Nacional sobre Drogas señala varios factores implicados en el auge de este tipo de sustancias: 1) existen precursores y productos químicos no sometidos a regulación; 2) las propias sustancias psicoactivas también escapan al control internacional; 3) la disponibilidad de las drogas ilícitas a las que sustituye decrece; 4) cubren las expectativas de los usuarios, es decir, tienen mercado; y 5) son de fácil acceso a través de Internet19. La Oficina sobre Delitos y Drogas de la Naciones Unidas elaboró una lista de nuevas sustancias12, que nos ha servido como guía para la tabla en la que resumimos algunos aspectos de relevancia de cada una de ellas (véase tabla 1). La influencia de Internet. Desde hace más de 10 años, se viene alertando por parte de la comunidad científica de la presencia H. Dolengevich, B. Rodríguez, J. Gómez-Arnau, MªFrenzi Rabito, J. Correas. Uso de sustancias psicoactivas en la era de Internet 4 de páginas web en las que, desde la comodidad del domicilio y el relativo anonimato que ofrece Internet, se pueden adquirir sustancias farmacológicamente activas, incluyendo fármacos que de otra manera requerirían receta, suplementos dietéticos o productos de herbolario20. Probablemente, era sólo una cuestión de tiempo que el mercado de sustancias psicoactivas de abuso incorporase esta vía de distribución alternativa. Así, en el año 2011, limitando su búsqueda al Reino Unido, Schmidt y colaboradores encontraban 39 sitios web diferentes que ofrecían un total de 1308 productos psicoactivos de todo tipo, en cuyos envases no se detallaba la composición del producto o bien no coincidía lo descrito con lo real. Además, en un porcentaje elevado no se informaba al consumidor de posibles efectos adversos, contraindicaciones o interacciones relevantes21. Por un lado, los vendedores aprovecharon sin duda el vacío legal en el que se encontraban en la mayoría de países diversas sustancias de origen vegetal22. Por otro, utilizaron Internet para erigirse en plataformas de distribución de los llamados legal highs y research chemicals, disfrazando con frecuencia las páginas web con un aspecto aséptico y pretendidamente científico a fin de aumentar la confianza de los compradores. Aunque la mayoría de estas sustancias se ofrecen como alternativas legales, se ha demostrado que muchas de estas páginas siguen ofreciendo sustancias que han sido progresivamente fiscalizadas23. El fraude también se extiende a la propia composición de las sustancias ofrecidas, que con frecuencia se hallan adulteradas o no se corresponden con lo publicitado, con la consiguiente desprotección para los consumidores24. En cualquier caso, el comercio por Internet ha permitido la rápida expansión de numerosas drogas de síntesis cuyo tráfico en la calle era hasta ese momento inexistente o puramente anecdótico25. Paralelamente al auge de estos portales con afán de lucro, Internet ha sido sede de un fructífero intercambio de conocimiento entre consumidores, en consonancia con el verdadero espíritu psiconáutico. Aunque en un principio estas páginas fueron denostadas por la comunidad científica, acusándolas de desinformadoras (con consejos para la combinación sinérgica de sustancias, recetas para la síntesis casera de psicoactivos, etc.)26, posteriormente se ha ido reconociendo que los numerosos foros, blogs o portales de Internet en general en los que los usuarios desinteresadamente relatan sus experiencias o intercambian información y opiniones sobre sustancias, pueden contribuir a lograr un consumo más responsable27. Las redes sociales28 o los servicios de mensajería instantánea29 también se están usando como canales de difusión de conocimiento entre consumidores. En línea con la filosofía de la “reducción de daños”, han ido surgiendo así mismo portales de Internet que, evitando la censura al consumidor, pero desde una perspectiva más sanitaria, ofrecen información fidedigna y exhaustiva sobre drogas a fin de facilitar un consumo responsable, actuando así como punto de encuentro interactivo entre consumidores y expertos. Así, funciona en el Reino Unido desde el año 2003 la iniciativa FRANK, que permite a los consumidores exponer sus dudas de manera confidencial. En España, la ONG Asociación Bienestar y Desarrollo creó en 1997 el proyecto Energy Control, que además de presencia a pie de calle, mantiene una página web actualizada, con noticias, información detallada sobre nuevas sustancias y un foro para la participación de los usuarios. En Estados Unidos, el Instituto Nacional para el Abuso de Drogas creó NIDA for teens, una página web dirigida a los jóvenes con información sobre todo tipo de drogas, incluyendo las emergentes. Además, ante la alerta generada, desde la comunidad científica se han lanzado diferentes programas encaminados a la detección tanto de portales de venta de estas sustancias, como de páginas, blogs o vídeos relacionados con el consumo, con el fin último de reconocer y detectar patrones de consumo. El Psychonaut Web Mapping Project se inició en el año 2002 con 8 centros de investigación diferentes en 7 países de la Unión Europea para la detección y clasificación de nuevas sustancias psicoactivas, prestando especial atención al lenguaje coloquial utilizado por los consumidores en diferentes idiomas30. Por otra parte, el proyecto ReDNeT, también multicéntrico e internacional, se plantea como principal objetivo la explotación de las nuevas tecnologías para la difusión de información sobre sustancias de abuso dirigida tanto a consumidores como a profesionales31. Con todo, una gran parte del intercambio de información y sobre todo del comercio de sustancias de abuso, tanto legales como ilegalizadas, se realiza a espaldas de las autoridades reguladoras. Se denomina Deep Web o Web Profunda toda aquella información que circula por Internet pero que es inaccesible desde los buscadores tradicionales (Google, Yahoo, Bing). Aunque este concepto ha cobrado popularidad en los últimos años, a raíz de informaciones más o menos sensacionalistas que denunciaban la profusión de actividades ilícitas en las “catacumbas” de Internet (tráfico de drogas, de armas, de seres humanos…), lo cierto es que es tan antiguo como la propia red. Incluye así mismo un sinfín de información variopinta en los más diversos campos (a modo de ejemplo, la información obtenida a través del motor de búsqueda PubMed podría considerarse un estrato superficial de la Deep Web), y que ocupa un volumen mucho mayor que el de la cara “visible” de Internet (en el año 2000 se estimaba que la Web Profunda ocupaba unos 7500 Tb en datos, frente a los 167 del Internet superficial)32. En los últimos meses, los medios de comunicación generalistas se han ido haciendo eco de la existencia H. Dolengevich, B. Rodríguez, J. Gómez-Arnau, MªFrenzi Rabito, J. Correas. Uso de sustancias psicoactivas en la era de Internet de un portal llamado Silk Road, localizado en estratos más sumergidos de la Web Profunda y en la que vendedores anónimos ofrecían drogas ilegales (incluyendo las más clásicas cocaína y heroína) para envío directo al consumidor. Las transacciones se realizaban de manera anónima pues se utilizaba para las mismas el Bitcoin, moneda electrónica que permite pagos y cobros seguros sin la revelación de identidad que implica el uso directo de tarjetas de crédito. Aunque Silk Road fue clausurada por el FBI a finales del año 2013 y su fundador detenido33, pocos meses después fue lanzada Silk Road 2.0, en funcionamiento en la actualidad. Además, hasta donde llega nuestro conocimiento, existen otros portales operativos que permiten la compraventa de sustancias fiscalizadas (The Black Market Reloaded, Agora...), utilizando el mismo protocolo que Silk Road, la red TOR (The Onion Router), una parcela de Internet inaccesible a los navegadores tradicionales (se ha de acceder mediante programas específicamente diseñados para ello) que mediante el uso de proxys permite una conexión anónima a Internet, ocultando la IP (y por tanto la identidad y la localización) del usuario. El consumidor que adquiere sustancias de abuso por esta vía prefiere evitar la inseguridad que implica el tráfico de sustancias en la calle y opta así mismo por la compra a través de Internet de productos más variados y de mayor calidad. Las sustancias que se han señalado como preferidas por estos consumidores son el MDMA, el 2-CB, la mefedrona, la ketamina, el cannabis y la cocaína34,35. A pesar del marcado secretismo del que se rodean estos portales, la dificultad técnica para el acceso a los mismos no es muy grande. Como prueba, en una encuesta online realizada entre consumidores de diferentes países angloparlantes, hasta un 18 % de los estadounidenses y un 10 % de los británicos reconocían haber adquirido drogas a través de Silk Road36. Esto contrasta llamativamente con el desconocimiento respecto a estas redes que aún existe entre los profesionales sanitarios37, lo que podría llevarnos a pensar que lo que está al alcance de nuestra vista es sólo la punta del iceberg de patrones habituales mucho más ocultos. En la tabla 2 se enumera una serie de páginas web para la compra o la información relacionada con las drogas emergentes. Finalmente, podemos concluir que, aunque el consumo de drogas ha acompañado a nuestra especie desde tiempos ancestrales, existen en nuestra sociedad actual diferentes formas, encuadres y objetivos para la intoxicación. Las nuevas tecnologías han abierto una vía de acceso cómodo, Tabla 2. DIRECTORIO CON ALGUNAS DIRECCIONES WEB RELACIONADAS CON LAS DROGAS EMERGENTES 5 H. Dolengevich, B. Rodríguez, J. Gómez-Arnau, MªFrenzi Rabito, J. Correas. Uso de sustancias psicoactivas en la era de Internet 6 rápido y sencillo a drogas y contextos para los que la legislación queda obsoleta con insólita facilidad. Las implicaciones para la salud, y en concreto para la salud mental, de este singular binomio, nuevas sustancias psicoactivas-nuevas tecnologías, son desconocidas en gran parte hasta ahora. No obstante, el problema está en auge y es de vital importancia la educación en un sentido amplio. Por una parte, la información veraz y detallada para los profesionales de la salud, de modo que sean capaces de tratar e identificar intoxicaciones y patrones de consumo; por otro, el fomento de un consumo responsable, en la filosofía de reducción de daños, por parte de políticos, padres y educadores; y finalmente, el apoyo a una navegación sensata y una utilización de las nuevas tecnologías que permita, tanto identificar los riesgos inherentes como el aprovechamiento de las ventajas que se desprenden de ellas, en un mundo global como el que habitamos. 10. Ott J. Pharmacotheon. 2ª ed. Barcelona: Los Libros de la Liebre de Marzo; 2000. pp. 19-20. 11. Bouso-Saiz JC. Qué son las Drogas de Síntesis. Barcelona: RBA libros; 2003. pp. 20-21. 12. United Nations Office on Drugs and Crime. The Challenge of New Psychoactive Substances. 2013.Disponible en: http://www. unodc.org/documents/scientific/NPS_2013_SMART.pdf 13. 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