Tripa Campesino en el mar2_Maquetación 1
Transcripción
Tripa Campesino en el mar2_Maquetación 1
1. CAMPESINO EN EL MAR Marino de Guerra fui. Labriego de casta soy. Las olas bravas que agitan la dulce calma del mar, no las cambio por el ritmo del oleaje suave, de los trigales dorados que en mi campiña se dan. Yo prefiero entre mochuelos entre grillos y entre ranas, pasar la noches tranquilas y despertar con la alondra cuando llega la mañana. Navegar sobre una trilla sobre las parvas rajás, y que las mulas me muevan alrededor de una era al escuchar mi cantar. Yo a mis molinos de aceite. Yo a mis panales de miel. Yo a las aguas cristalinas del arroyo de mi pueblo 17 que rumoroso camina repartiendo entre las huertas las bondades de sus aguas antes de hacerse a la mar. ¿Por qué yo me fui hacia el mar si nací entre lomas verdes, entre tomillos y aulagas, entre trigales y olivos y entre los mulos de arar? ¿Por qué yo me fui hacia el mar sin tener la piel de bronce ni marcas ni tatuajes, sin conocer de aparejos sin tener sueños de gloria y sin saber ni nadar? Marino de Guerra fui Labriego de casta soy. Por eso entre los olivos, entre alamedas y albores bajo el techo de un pinar, me siento más confortado que entre jarcias y entre velas navegando por la mar. 18 2. ECOS DEL CAMPO Agüita del monte que vas hacia el rio ¿Por qué no te llevas mis penas contigo? Del limonero al naranjo yo me lo paso contando las metidas nuevas de Marzo. Si mi joven borrico rebuzna al paso, no es por hambre ni sueño ni por cansancio, es por una pollina parda y lustrosa que anda provocadora suelta en la fronda. La lechuza me dice que ya es de noche que guarde los aperos del viento y de la lluvia bajo mi porche. 19 Si vas al campo, niña, no vallas sola, mira que allá en las copas de los grandes olivos hay duendes que te asustan a cualquier hora. La soledad del campo no es solitaria porque las alamedas, los trigales dorados y el canto de las aves te dan compaña. Si hablaras con los arboles, ellos se excitan porque tienen un alma más chica que la tuya, pero muy rica. 20 3. CAMPOS DE OLIVARES Campos de olivares de las tierras mías, olivos añosos y encorvados con vocación abierta de hacerse centenarios. Hojas verdes y largas que en tierras blanquecinas engendráis el aceite que nos da la aceituna. Jesús lloró con sangre junto a un olivo gris, las penas de este mundo allá en Getsemaní. 21 4. GOLONDRINAS DE MI PUEBLO Golondrinas alegres de mi pueblo que alentasteis mis ansias de volar, hoy me encuentro de nuevo entre vosotras añorando mi infancia en el lugar. Golondrinas peregrinas de mi Iglesia que formáis vuestro nido en el alero, ¡Cuántas veces soñé yo al contemplaros emigrar hacia el mar con vuestros vuelos! Yo también nací aquí en un nido adosado, pegado a la fachada de una iglesia sin par. Y tras de los cristales de mi balcón con flores, extasiado observaba las rasantes pasadas de vuestro trajinar. ¡Qué bellas geometrías trazabais en el aire formando mil figuras con fondo de celajes! 22 Yo espiaba los vuelos laboriosos que con tanta presteza y precisión, realizabais para formar el nido con alardes de rito o de oración. Aquellos mozalbetes de los barrios que en la Plaza jugaban a apostar el primero en derribar un nido, hoy quiero con mis versos condenar. Yo aprendí de vosotras muchas cosas: a jugar, a rezar y a trabajar, y aunque a falta del ala propulsora, no he podido imitaros a volar. Con las alas del mismo pensamiento, he volado y volado sin cesar. Golondrinas presentes de mi pueblo que hoy de nuevo os vuelvo a contemplar. Decidme: aquellas que alegraron mi infancia en el hogar ¿en dónde estarán ya? ¿Sois distintas de aquellas que alentaban mis ansias de volar?, o ¿sois las mismas del ciclo de las vidas que nunca acabará? 23 Yo quisiera, si es cierto que volvemos de nuevo a reencarnar, contemplaros de nuevo en el alero de esta Iglesia sin par, detrás de mis cristales, en mi balcón con flores y ¡con la misma edad! 24