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COMO ENCONTRAR LAS BOTAS DE ESQUÍ MÁS ADECUADAS.
Los pies son sin lugar a dudas el pilar de una buena técnica de esquí. Desde
nuestros pies transmitimos los impulsos hacia los esquís a la vez que son la
base sobre la que se equilibra nuestro cuerpo. Mientras que para los
principiantes son quizá poco más que un trozo de armadura medieval
plastificada necesaria para aprender y un duro objeto de tortura; a medida
que se mejora las botas pasan a considerarse como aliado, llegando en el
caso de los esquiadores expertos a ser su elemento más preciado entre todo
el material.
Las botas son una parte importantísima de tu equipo, si no la que más.
Tienen que ser rígidas pero cómodas, que aporten precisión al transmitir tus
movimientos a los esquís pero que no te molesten.
Las botas han de quedar ajustadas, deben sujetar bien el pie y el tobillo, y a
la vez permitir la suficiente flexibilidad. Tienen que mantener tus pies
calientes y para ello han de permitir que la circulación de la sangre no se
limite lo más mínimo en ninguna zona. Además deben estar lo
suficientemente acolchadas como para protegerte de impactos y evitar
roces por dentro. Son muchas cualidades que a veces cuesta mucho
compatibilizar.
Las diferentes partes fundamentales de una bota que recogemos a
continuación, nos ofrecerán pistas destacadas sobre aquellos elementos en
los que nos deberemos fijar a la hora de elegir una nueva bota.
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El pie.
Las diferentes marcas ofrecen diferentes hormas y anchos en sus
diferentes modelos. Hormas más anchas para primar la suavidad, el confort
y la tolerancia y hormas más estrechas para potenciar la eficiencia y las
prestaciones aun menguando algo el confort.
El empeine.
Su altura es la variable fundamental para ajustarnos una bota. Los ganchos
y anclajes serán los que nos permitan ajustar mejor esta zona. Demasiada
presión en el empeine puede provocar problemas de circulación, molestias y
rozaduras.
La caña.
Parte de la bota en contacto con la tibia y la pantorrilla. Una bota de caña
alta favorece la zona de la tibia pero penaliza al acomodar las pantorrillas.
Las botas de mujer suelen ser más bajas de caña para adaptarse mejor a
esta zona especialmente sensible en las féminas.
El tobillo.
Zona especialmente sensible y con riesgo de sufrir lesiones, rozaduras o
llagas. Debe poder flexar y extenderse con la caña de la carcasa de la bota
para dominar los esquís con precisión. Las botas deben ajustarse
perfectamente a esta articulación y no deberíamos dejar pasar cualquier
molestia que pudiera surgir en este punto a la hora de probar unas botas
nuevas.
El talón.
Debe estar muy bien apoyado en la suela con el mínimo movimiento vertical y
no debe poder levantarse ya que si no podría inflamarse y doler.
En cuanto a los botines interiores de las botas, situados dentro de su
carcasa, las opciones de elección son también bastante amplias: desde los
botines inyectables de espuma o silicona que se ajustan a medida de cada
esquiador, hasta los termomoldeables que se ajustan aplicándoles calor o los
automoldeables que se ajustan automáticamente por la simple presión.
Además siempre podemos incluso recurrir a las exquisitas plantillas
personalizables a medida.
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Teniendo en cuenta todas estas características de las botas podríamos
simplificar su tipología en las siguientes categorías.
BOTAS DE ALTA GAMA O DEPORTIVAS.
Suelen ser duras, efectivas y austeras, pensadas para aguantar fuertes
presiones y altas velocidades. Sus índices de flexión pueden ir desde 90
hasta los 150 de las más deportivas. Sus ganchos metálicos y reforzados
que van atornillados a la carcasa en lugar de remachados como en otras
gamas y de posición variable para conseguir un mejor agarre del pie. Las
suelas serán normalmente de una sola pieza para transmitir de manera más
precisa los impulsos al esquí; sin talón y puntera desmontables, como en
modelos inferiores. Imprescindible que tengan el ajuste del canting en
ambos lados del tobillo para poder modificar el ángulo de las piernas y
conseguir pisar plano para un perfecto deslizamiento de los esquís.
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BOTAS DE GAMA MEDIA O DE OCIO.
El abanico de posibilidades en esta categoría es realmente extenso. Si
somos un esquiador joven con potencial de evolución técnica, quizá será
mejor optar por una bota un poco más dura y efectiva de la que nos tocaría
realmente por nivel. Si somos un esquiador más maduro que busca cierta
comodidad sin perder efectividad, entonces unas botas de gama media
polivalente sería la elección más certera.
Índices de flexión entre 60 y 90 para que sea más fácil obtener reacciones
de los esquís sin necesidad de aplicar altas presiones. Suelen tener hormas
anchas y sistemas abrefácil en la caña para calzar y descalzar
cómodamente. Los ganchos suelen ser metálicos. Talones y punteras
desmontables para poder sustituirlos en caso de desgaste por roce durante
las caminatas. A veces incorporan sistemas para amortiguar las vibraciones
e incluso bandas antideslizantes en las suelas para evitar patinazos.
Incorporan diferentes posibilidades de ajuste en función de los modelos y
marcas, como canting, altura de la lengüeta, posición del velcro de la caña,
spoilers posteriores en la caña para personalizar la flexión, etc… Botines
mullidos y muy aislantes del frío.
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BOTAS ESPECÍFICAS DE MUJER.
Más y más variedad dentro de esta categoría cada nueva temporada; señal
inequívoca de que estas botas son efectivas y funcionan. La mujer suele
tener una morfología de los pies y piernas muy diferente a la del hombre.
Suelen usar plásticos más blandos en la carcasa, con índices de flexión
entre 50 y 80, aunque para las más expertas pueden llegar hasta 100.
Disponen de cañas más bajas, e incluso recortadas por su parte trasera,
para permitir al gemelo, normalmente más ancho en las mujeres, trabajar
con naturalidad. Ganchos de fácil cierre y agarre, suelas con talón y puntera
desmontables, sistemas de amortiguación de vibraciones y materiales
antideslizantes contra patinazos indeseables. Botines especialmente
mullidos y cómodos, con gran cuidado por la protección contra el frío, la
comodidad y favorecedores de la circulación sanguínea.
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