parábola del coche mal aparcado - sportalde-jga
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parábola del coche mal aparcado - sportalde-jga
sportalde – jga PARÁBOLA DEL COCHE MAL APARCADO Javier García Aranda - 2006 Un día un señor va a atravesar un paso de cebra con su bebé en su cochecito de capota y se encuentra con un coche aparcado que le impide el paso. Trascurrido un breve lapso de tiempo, aparece el conductor del coche y el señor le recrimina que haya dejado el coche mal aparcado. ¿Cuál de las siguientes es la reacción del conductor? Primera opción: el conductor, avergonzado, pide disculpas, balbucea una excusa verosímil, y se apresura a retirar el coche. Esta es la reacción de una persona normal-normal, es decir, un señor o señora que psicológica y socialmente está dentro de los parámetros de la normalidad, que tiene una reacción lógica después de haber cometido una infracción a las reglas de la convivencia. Segunda opción: el conductor mira fijamente al padre de la criatura, y le dice que no le toque los cojones, que el aparca donde le sale de los huevos, que, si tenía mucha prisa, podía haberse ido a otro paso de cebra para cruzar, y que le olvide, que no es su día. Esta es la reacción de un señor normal-chulo-que-te-cagas (no es habitual que haya señoras de este perfil); normal, porque hay muchos de la calaña, y chulo... por motivos obvios. Tercera opción: el conductor mira sorprendido al padre, le dice que tenía una cosa muy importante que hacer y que por eso ha dejado el coche mal aparcado; una cosa tan importante que no es lógico que él (el padre) se enfade por haber tenido que esperar un poco; que el coche está mal aparcado, que molesta, pero que no lo ha hecho con mala intención; que no es como para protestar; que lo que le ocurre (al padre con el cochecito) es que es una persona muy estricta, que no es tolerante con los demás, que está obsesionado con el cumplimiento de las reglas y que mejor si se lo hace mirar; que no es normal que alguien le recrimine por hacer algo mal pero sin mala intención; que ya quita el coche y se va, pero que compadece a su hijo (al del cochecito) por tener un padre poco comprensivo, intolerante y facha. Esta es la reacción de un señor o señora (de éstas sí hay bastantes) de la especie capullo-cenutrio (sic). sportalde – jga P. S. Ainhoa Azurmendi - 2014 Hay otro tipo de conductor: el señor (porque no hay muchas mujeres, todavía, con tan mala idea; aunque algunas hay), que se queda un rato merodeando por ahí sin acercarse a su coche, haciéndose el loco, como que no va con él el asunto, como si no fuera su coche; hasta que el señor con el cochecito busca una alternativa y pasa por otro lado por impaciencia, mientras piensa "será capullo el que ha dejado el coche así que sólo piensa en él...". En cierto modo, la gente que actúa así (como el hombre que ha aparcado mal en este supuesto) es la gente que no afronta sus errores o los problemas de cara; que espera a que pase el temporal sin actuar, para que le salpique lo menos posible y salir de rositas. Son en muchos casos “jetas” que se benefician de lo que el resto hace por los demás, pero que no se mojan ni lideran por los demás. Y por supuesto, son personas cuyo interés individual está por encima del de los demás, a pesar de saber que están "puteando" a alguien.