El grifo y las plumas de quetzal en la pintura mural del

Transcripción

El grifo y las plumas de quetzal en la pintura mural del
Ganador del Reconocimiento al Mérito Estatal de Investigación 2014 en la Subcategoría de Divulgación y Vinculación
El grifo y las plumas de quetzal en la
pintura mural del convento de Nuestra
Señora de la Asunción, Yautepec, Morelos
Raúl Francisco González Quezada
E
l actual poblado de Yautepec es un asentamiento con una
historia muy prolongada. Arqueológicamente se ha podido
acceder parcialmente a los efectos de los primeros asentamientos a través de pequeñas colecciones de artefactos descontextualizados que eventualmente pudieron provenir de las inmediaciones del espacio que ocupa actualmente el Barrio de Santiago,
así como de materiales procedentes quizá, de rellenos arquitectónicos del llamado Palacio, entre ellas se destacan algunas figurillas
de cerámica asociadas al período denominado Preclásico Temprano (1500- 1200 ANE) (Vega Nova y Ontiveros 2010:3-4)
En mayo de 1989 se iniciaron procesos de investigación arqueológica que nos han permitido conocer mucho sobre la historia local.
Si bien se conocía arqueológicamente desde la década de 1960
el gran basamento que a la postre sería intervenido por investigadores del INAH, éste sólo se excavó como efecto de la presión
urbana en este punto. Sobre esta estructura que es la única que
cuenta con trabajos extensivos y que actualmente se encuentra
a la visita pública se sabe que constituyó un palacio o tecpan, el
lugar de gestión político-administrativa del altepetl de Yautepec,
aparentemente durante los períodos denominados Posclásico Medio y Tardío (1220-1521 NE) (Vega Nova 1989; 2015:11; Smith
2016:A2-A, pag. 4).
Por su parte el equipo de investigadores coordinados por el Arqueólogo Michael Smith se dieron a la tarea de investigar en las
inmediaciones de los lotes donde aún era posible realizar prospecciones arqueológica en la mancha urbanizada del Yautepec hacia
los primeros años de la década de 1990. Su trabajo permitió la ubicación de unidades domésticas, de casas en diferentes puntos, las
cuales fueron excavadas y sus materiales recuperados fueron analizados meticulosamente por largo tiempo. De ello derivó la clara
idea de que las ocupaciones humanas en este punto de Yautepec
se remontan con claridad hasta la fase denominada Pochtla, es
decir, el Posclásico Medio (1100-1300 NE); a través de las subsecuentes fases denominadas Atlán (1300-1440 NE) o Posclásico
Tardío A y Molotla (1440-1540 NE) o Posclásico Tardío B (Smith
2006).
Yautepec hacia el año 1668, (AGN, Ramo Bienes Nacionales, Leg. 703, exp.
s/n, No. de catálogo 4721. (Imagen tomada de Smith 2006:A2-B, pag. 3)
Excavaciones en el atrio del Convento de Nuestra Señora de la Asunción,
Yautepec. (Foto tomada de Smith 2006:A2-B, pag. 3)
La insistencia en comprender el sitio de Yautepec al interior de
un sistema de asentamiento mayor llevó nuevamente al equipo de
arqueólogos norteamericanos a proponer un proyecto regional, e
identificaron a Yautepec cono el epicentro de una dinámica social
mayor, que se extiende hasta los sitios de Coacalco, Atlihuelican,
Ytzamatitlan, Ticuman y Tlaltizapan a lo largo de un buen tramo
de la Cuenca del Río Yautepec. Esta región mostró ocupaciones
desde el Preclásico Temprano (1500-900 ANE), los asentamientos
en secciones aluviales fueron creciendo demográficamente y durante el Preclásico Medio (900-500 ANE) hasta el Clásico (200-600
NE) fueron cubriendo todo la Cuenca, para desocuparse al acabar
el poderío de la Ciudad de Teotihuacan. Tras esta caída poblacional, el siguiente período, el Epiclásico y el Posclásico Temprano
(600-1175 NE) resultaron procesos de recuperación poblacional.
Hacia el Posclásico Tardío hubieron recomposiciones políticas y
aparentemente Yautepec tomó control de Coacalco, Atlihuelican
y Tlaltizapan dentro de la Cuenca del Río Yautepec y fuera, hacia
el norte, también controlaba la comunidad de Huitzilan, el actual
Huitzilac; mientras que el altepetl de Huaxtepec tomó control de
Ytzamatitlan; (Smith 2006a:D1; Hare 2001:18; Hare 2004).
Las trasformaciones efecto de la invasión española fueron profundas. El patrón de asentamiento, aunque durante el primer siglo se
sobrepuso en lo formal al antiguo sistema, las fuerzas económicas
y políticas fueron transformándolo hasta lograr mutar una antigua
sociedad clasista que se habría consolidado en la región hacia el
Preclásico Medio con epicentro en Chalcatzingo, hacia un feudalismo donde la propiedad de la tierra se ejerció por parte de la clase
hegemónica formada por encomenderos, españoles peninsulares
ubicada en la alta burocracia, clero regular y secular, hacendados
y en menor medida, algunos caciques que lograron incorporarse al
745
nuevo sistema social hacia el siglo XVII.
La sociedad de Yautepec para ese momento era el efecto de un
largo proceso histórico de más de tres mil años. Su centro espacial
de asentamiento estuvo vinculado a las tierras rivereñas asociadas
al Río Yautepec. Hacia el momento de la invasión española Yautepec era un sujeto más dentro del complejo esquema impuesto
por la Triple Alianza que había dispuesto dos grandes cabeceras
de tributación, Cuauhnahuac al oeste y Huaxtepec al este, ésta
última controlaba tributariamente al propio Yautepec (Maldonado
1990:83). Había claramente una definición clasista donde la clase
hegemónica habitaba en el Palacio o Tecpan y las casas de las
clases subalternas eran de pequeñas dimensiones, incluso inferiores a sus contemporáneas de otros puntos a nivel regional. Esto
tenía efectos también en la distribución de bienes y acumulación
riqueza diferencial. La densidad poblacional era de 64 personas
por hectárea, cada casa tenía un calmil o huerta familiar y complementaban su dieta con carne de perro, guajolote, conejo y tortuga. El utillaje doméstico incluía artefactos para la preparación,
presentación y consumo directo de los alimentos. Los entierros se
ejecutaban al interior o cerca de las casas. Mucho se sabe sobre la
vida cotidiana donde se involucraba la ejecución de música, el uso
de incienso, y el uso de representaciones miniaturizadas en barro.
Se elaboraban localmente textiles, artefactos cerámicos y líticos
(Smith 2006:E1-A).
El proyecto invasor español contemplaba profundos cambios respecto a los elementos culturales asociados a las clases hegemónicas locales, y la mayoría de ello fue deliberadamente destruido o
transformado, mientras que mucho de la vida cotidiana continuó
reiterándose formalmente. Un nuevo culto público se impuso y
se comenzaron a erigir espacios asociados a estos. Los procesos
de congregación de las comunidades para su control centralizado
y las divisiones territoriales a partir de entidades continuas con
límites bien establecidos, fue uno de los objetivos del proyecto
Pintura de un grifo sosteniendo un prisma rectangular y asociado a una esfera
alada en el sotocoro del convento de Yautepec
domingo 25 de septiembre de 2016
Pintura de un grifo sosteniendo un prisma rectangular y asociado a una esfera
alada en el claustro bajo del convento de Huaquechula, Puebla
feudalizante español.
La traza urbana virreinal de Yautepec se proyectó en las inmediaciones de una intersección de Río Yautepec respecto a un afluente. De manera canónica se orientó el templo hacia el poniente
pero la plaza pública actual quedó hacia el noreste, sin vínculo
directo con éste y el poder dominico local. En un principio el antiguo palacio o tecpan habría sido ocupado con instancias de gestión por parte de las autoridades españolas, al grado de construir
quizá, una cárcel en un costado, tal como se aprecia en un plano
de 1668 que se conserva en el Archivo General de la Nación. (cfr.
Smith 2006:A2-B, pag. 3)
En un principio de la época virreinal, Yautepec como prácticamente la mayor parte del actual estado de Morelos, formó parte de las
propiedades de Hernán Cortés, al interior del llamado Marquesado. Con ello obtuvo el invasor, una cantidad enorme de trabajo
vivo disponible para sus empresas personales, edificaciones habitacionales, haciendas y el apoyo a múltiples proyectos conventuales. Hacia 1548 se comenzaría la construcción del Convento de
Nuestra Señora de la Asunción en Yautepec por parte de los dominicos y sería la segunda fundación, después de Oaxtepec. Habría
estado directamente involucrado en la fábrica final de la obra Fray
Lorenzo de la Anunciación a partir de 1558, momento en que fue
nombrado vicario del lugar, en 1586 se cita que el convento eventualmente está terminado. (Fernández 2007:11 y ss.)
Las exploraciones realizadas por Michael Smith en el centro de
Yautepec lo condujeron a la ejecución de excavaciones en el atrio
del Convento de Nuestra Señora de la Asunción, donde localizó
algunos muros, un basurero de la fase Molotla (1440-1540 NE).
(Smith 2006 B2-A, pag. 5). Y aunque en apariencia lo que pretendía era localizar elementos arquitectónicos más relevantes, quizá
asociados a un palacio o templo, esto no sucedió así. Eventualmente el emplazamiento del convento trasladó por alguna razón
vinculada con el acceso al agua del Río Yautepec, el centro del
asentamiento previo a la invasión española, 600 metros hacia el
noreste, quizá en un punto de carácter habitacional de las clases
subalternas, mientras que el antiguo palacio fue desvinculado de
sus actividades pretéritas y al final abandonado.
Las clases subalternas de Yautepec estarían involucradas en el
proceso constructivo. Mientras la dirección del proyecto la hegemonizaban los intereses y planes del clero regular dominico, las
obras de acopio de materiales constructivos y su aplicación en la
obra, pendían sobre la fuerza de trabajo indígena. Entre ellos habría especialistas canteros, albañiles, pintores, carpinteros, etc. Los
cuales para esas décadas ya habrían desarrollado oficios de hasta
tercera generación con respecto de aquella que sufrió directamente la violencia de la invasión española.
Uno de los últimos procesos en la puesta en funciones de un convento lo constituía la pintura mural. Último quizá pero muy importante, pues se incorporaba no sólo decorativamente, sino simbólica y funcionalmente al espacio construido y su forma de operar
en la comunidad.
La pintura mural del convento implicaba como en muchos otros
casos se ha verificado, el apego canónico a pautas marcadas por
las necesidades religiosas del grupo constructor. En el claustro
bajo se localiza una buena cantidad de pintura mural tano en la
bóveda de cañón corrido, como en los muros y pilastras. En estos espacios se presentan signos asociados a la Virgen María, a la
orden dominica, la pasión de Cristo, así como representaciones
domingo 25 de septiembre de 2016
745
generación de pintores tuviera integrantes indígenas en la ejecución y en la asistencia. Miles de metros cuadrados en cientos de
conventos en Nueva España nos permiten considerar que era un
oficio considerablemente bien establecido y que sus integrantes
tenían muchos elementos bien entendidos sobre los cánones a
representar para la segunda mitad del siglo XVI. Los dominicos
locales seguramente dieron alguna obra de Antonio o Sébastien a
los pintores para que directamente de ahí fuera copiada, más que
por la relación directa con la obra de los impresores y su lema, con
la significación que tiene también el grifo en la religión cristiana
donde se le asocia precisamente con Cristo.
Mientras que la ejecución del animal fantástico parece haber mostrado sólo dificultad con las posiciones anatómicas de las patas del
animal, lo abstracto del tema dejó intersticios para la interpretación
cromática y también formal que se alejó de aquel patrón de la portada del libro que se presentaba en tinta negra solamente. Mientras
que las alas del grifo son representadas canónicamente como las
de un águila, las alas de la esfera, donde no había un referente
local en la tradición indígena para concebir una esfera alada, son
en mi opinión, alas de quetzal, con la inclusión de un tono azul,
que quizá como en otros conventos, se trate de un pigmento azul
maya.
La larga tradición indígena milenaria de la que dimos cuenta a lo
largo de más de tres mil años para Yautepec, conformó contenidos
formales culturales que no desaparecieron de tajo con la invasión
española. En la formalidad estricta de la ejecución de una obra
pictórica de carácter netamente europeo, se asoma una imagen
que aún asocia lo sagrado y preciado con los antiguos elementos
de lo precioso, las plumas, los símbolos del poder. En múltiples
referencias etnohistóricas del siglo XVI, se evoca al poder y lo
sagrado indígena con las plumas: “Oh, señor, oh gobernante, oh
piedra preciosa, oh brazalete (de oro), oh pluma preciosa” (Russo
et. al. 200127).
El grifo de Yautepec sostiene una virtud color azul maya y bajo
ésta, se presenta una virtud con alas de quetzal. Es efecto de la
solución de las contradicciones sociales que operaron en aquel
convulso siglo y que dejaron efectos que sólo aguarda a que se les
explique con precisión.
Portada del libro Peregrinatio Apostolorum Petri et Pauli de 1542, donde se puede ver el sello del grifo y su leyenda. (Tomado de Castrillo y Solana 2008:191)
antropomorfas de santos, santos dominicos y padres de la iglesia.
El claustro alto también muestra restos de pintura pero en menor
estado de conservación. (cfr. Fernández 2007)
En el interior del templo también existe pintura mural expuesta, en
el coro y particularmente en el sotocoro. En este último espacio,
recientemente alterado con la intervención de lo que parece ser
marcador de tinta indeleble que remarcó líneas negras a lo largo
de muchos metros de diseño, se localiza un proyecto pictórico que
simula una bóveda de nervadura. Acá se pueden observar diseños
enmarcados en círculos colocados simétricamente en las intersecciones de las nervaduras, estos presentan signos canónicos asociados Cristo y a la Virgen María, y también a la orden dominica,
franciscana y agustina.
Uno de estos diseños es particularmente distinto a los demás y
solamente está representado solamente una vez. Se trata de un
grifo, ese animal mitológico que muestra cabeza y alas de águila y
cuerpo de león. Con su pata delantera izquierda sostiene un prisma rectangular y más abajo se distingue una esfera alada.
Esta representación sígnica se repite sobre un vano en el claustro
bajo del convento franciscano de Huaquechula en Puebla. La diferencia estriba en que el segundo ha sido resuelto como una grisalla
y el de Yautepec es policromo.
El signo pintado en Huaquechula ha sido plenamente identificado,
como una copia directa de un sello del impresor alemán Antonio
Gryphium, del siglo XVI (Domínguez 2009:56). Sin embargo, la
obra de Antonio es en realidad la continuación de la de su padre,
Sébastien Gryphe, quien fue un gran impresor de la ciudad de
Lyon en Alemania, de corte humanista. Su obra como impresor
es inmensa, se calcula que el 10% del total lo dedicó a propagar
las ideas de Erasmo de Rotterdam, entre 1526 y 1568, año en que
murió llegó a imprimir 132 obras erasmianas (Castrillo y Solana
2008:179-180).
En el sello se solía colocar la leyenda en latín VIRTUTE DUCE,
COMITÉ FORTUNA, que quiere decir “La Virtud conduce y lleva
a la Fortuna”. El grifo en la imagen está cargando el peso de la virtud y la esfera alada más abajo representa la fortuna (Domínguez
2009:56).
En el sotocoro de Yautepec, los ejecutantes de la obra pictórica
que incluyó a este signo del grifo, habrían seguido muy probablemente las órdenes de los dominicos que decidían sobre su proyecto simbólico en este espacio. Es ampliamente probable que esta
Bibliografía
Castrillo y Solana
2008 ¿Dos ediciones lionesas de 1542 de Sébastien Gryphe de la
Peregrinatio Apostolorum de Erasmo de Rotterdam? Elucidario.
No. 6:179-207.
Domínguez Silva, Julieta
2009 La pintura mural del claustro bajo del Convento de San
Martín Huaquechula, Puebla. (OFM). Tesis de Maestría en historia
del Arte, UNAM Ciudad de México.
Fernández Flores, Ligia
2007 La influencia de Sebastián Serlio en las pinturas murales del
convento dominico de Nuestra Señora de la Asunción de Yautepec, Morelos. Decires. Vol. 10, No. 10-11:9-23.
Hare, Timothy
2001 Political economy, spatial analysis, and Postclassic States
in the Yautepec Valley, Mexico. Tesis de Doctorado en Filosofía,
University at Albany, State University, New York.
2004 Using Measures of Cost Distance in the Estimation of Polity
Boundaries in the Postclassic Yautepec Valley, Mexico. Journal of
Archaeological Science No. 31:799-814.
Maldonado, Jiménez, Druzo
1990 Cuauhnáhuac y Huaxtepec (Tlahuicas y Xochimilcas en el
Morelos Prehispánico), UNAM, CRIM, Cuernavaca.
Russo, Alessandra, Gerhard Wolf y Diana Fane
2011 El vuelo de las imágenes. Arte plumario en México y Europa. Museo Nacional de Arte, México.
Smith, Michael E.
2006 Excavaciones de casas postclásicas en la zona urbana de
Yautepec, Morelos: informe final. http://core.tdar.org/document/379831, (revisada en martes 15 de enero de 2013).
2006aReconocimiento superficial del Valle de Yautepec, Morelos: Informe Final. informe final. http://core.tdar.org/document/379831, (revisada en martes 15 de enero de 2013).
Vega Nova, Hortensia de
1989 Las excavaciones arqueológicas de Yautepec. Tamoanchan. Suplemento dominical del periódico El Nacional del Sur.
Época II, Año II, No. 55:5-6, Cuernavaca.
2015 La ciudad prehispánica de Yautepec, Morelos. En el Volcán. No 39:4-30.
Vega Nova, Hortensia de y Teresa Ontiveros Ortíz
2010 Yautepec, hace 3,300 años. El Tlacuache. Suplemento cultural en el periódico La Jornada Morelos. No. 397:55:3-4, Cuernavaca.
745
G
domingo 25 de septiembre de 2016
Guido Valeriano Callegari: Un italiano en
Xochicalco
uido Valeriano Callegari fue uno de los pocos italianos interesados y
quizás el único experto en el estudio de las culturas precolombinas
en México. Nacido en 1876 en Parma, Italia, Callegari se graduaría
en Letras por la Universidad de Padua con una tesis sobre geografía, interés que compartía junto con otras áreas como la historia y la astronomía.
A partir de 1904, comenzó a inclinarse hacia la historia de las culturas
antiguas de América, comprometiéndose tanto a su estudio que llegó a
formar parte de la Sociedad Geográfica Americana.
Su interés por la arqueología de los pueblos mesoamericanos y la astronomía, le llevó a establecer contacto y una larga relación de correspondencia
con el Museo Nacional de México y con arqueólogos de diversas universidades tanto mexicanas como estadounidenses, consiguiendo incluso permisos para poder visitar las exploraciones arqueológicas en México. No
obstante, antes de poner pie en el territorio nacional, Callegari publicaría
entre 1907 y 1908 su primer trabajo acerca de los pueblos mesoamericanos en dos volúmenes, llamados L’antico Messico. La storia y L’antico
Messico. La civilta. Este trabajo estuvo basado en la revisión que el autor realizara en las publicaciones de Seler, Humboldt, Batres y Nutall por
nombrar sólo a algunos.
No fue sino hasta 1923 que Callegari pudo iniciar su recorrido por el territorio nacional. Agradecido por la generosidad del gobierno de la República de México y el apoyo recibido por el Cónsul mexicano en Génova, Ing
Arturo Pani, Guido Valeriano cumplía por fin el sueño más preciado de su
juventud según lo señala él mismo en sus memorias: La mia escursione
archeologica al Messico (1923).
La excursión al sitio de Xochicalco se encuentra descrita en el diario del
autor, en donde señala que tras cinco horas de montar a caballo desde
Cuernavaca, cruzando tierras atormentadas y barrancas profundas bajo un
sol abrasador, se llegaba a un lugar de encanto invencible, en donde las figuras y símbolos tallados admirablemente perpetúan la memoria. Entre las
imágenes que documentan esta visita, aparece Callegari posando frente a
una de las fachadas de la Pirámide de las Serpientes Emplumadas, en otra
se encuentra junto con sus compañeros exploradores, entre los que se ha
podido identificar a la reconocida arqueóloga Zelia Nutall
Como resultado de su visita a Xochicalco, Callegari publicó en 1926 el
artículo “Il mirabile misterio di Xochicalco” en la revista Vie d’Italia e
dell’America Latina, revista que sería el principal medio para difundir sus
impresiones, descripciones y hallazgos de su viaje a México. El artículo
que refiere a Xochicalco se encuentra acompañado de imágenes foto-
G. V. Callegari frente a la Pirámide de las Serpientes Emplumadas en su visita
a Xochicalco en 1923 (Callegari 1926)
Claudia I. Alvarado León - UNAM
gráficas que realizó el propio Guido Valeriano y una más del fotógrafo
mexicano-alemán Hugo Brehme.
En el escrito de Callegari sobre Xochicalco destaca su impresión ante “el
más notable y hermoso de cuantos otros [monumentos arquitectónicos]
todavía existen…el templo-pirámide de Xochicalco [haciendo referencia a
la Pirámide de las Serpientes Emplumadas]” (1926: 180). Sobre ese monumento habla también de la exquisitez de su decoración, misma que consideró “un verdadero poema mitológico en piedra” que debió haber sido
dedicado tanto al dios de las flores y del alimento, Chicomexochitl, como
a la diosa del agua, Chalchiuhtlicue (Ibíd: 183).
La curiosidad e interés de Callegari sobre las antiguas culturas mesoamericanas, lo condujo a realizar una investigación a fondo sobre todo lo
que había sido mencionado anteriormente acerca de Xochicalco. En su
artículo cita a varios personajes que ya habían publicado y difundido sus
propias ideas acerca del sitio de Xochicalco y su monumento principal, tal
es el caso de la mención de Cervantes Salazar, Sahagún, Durán, Marquez,
Humboldt, Nebel, Mayer, Dupaix, Taylor, Orozco y Berra, Chavero, Batres, Seler y muchos otros más, subrayando el hecho de que nunca antes
había sido mencionado por ningún italiano.
La obra de Guido Valeriano Callegari, misma que incluye manuscritos,
notas, correspondencia, diarios, fotografías y una rica documentación visual sobre Teotihuacan, Chichén Itzá, Cacahuamilpa, el Popocatépetl y
la propia Ciudad de México, entre otros, se encuentra resguardada en el
fondo que lleva su nombre en la Biblioteca Civica di Verona, Italia.
Para leer más acerca de este apasionado italiano de la cultura mesoamericana, se puede consultar la página http://gvcallegari.blogspot.mx/, fuente
principal del presente escrito.
Callegari, G. V.
1923 “La mia escursione archeologica al Messico”, en Atti e memorie
dell’Accademia di agricoltura, scienze e letttere di Verona, s. IV, 25:267268
1926 “Il mirabile mistero di Xochicalco (il tempio dei fiori)”, en Le vie
d’Italia e dell’America latina 2:179-184. Disponible en:
https://www.bdl.servizirl.it/bl/bookreader/index.html?path=fe&cdOggett
o=1111#page/214/mode/2up.
Casas, Benigno
2007 “Hugo Brehme: el paisaje romántico y su visión sobre lo mexicano”,
en Dimensión Antropológica, 41:173-201. Disponible en:
http://www.dimensionantropologica.inah.gob.mx/?p=1683
Pasquali, Daniele
2002 “Guido Valeriano Callegari: Dalla ‘Filosofia Astronomica’ alla Conoscenza delle Antiche Civilta’ Amerinde”, en Atti del Primo Congresso
Nazionale di Archeoastronomia Astronomia antica e culturale e Astronomia storica, pp.89-98. Padua, 28 y 29 de septiembre 2001. Disponible en:
http://www.brera.inaf.it/archeo/Padova2001/Pasquali-Guido-ValerianoCallegari.pdf
Tinazzi, Massimo
2002 Le ricerche di Guido Valeriano Callegari sulla geografia e cosmografia dei popoli mesoamericani, en Atti del Primo Congresso Nazionale di
Archeoastronomia Astronomia antica e culturale e Astronomia storica, pp.
77-88. Padua, 28 y 29 de septiembre 2001. Disponible en http://www.
brera.inaf.it/archeo/Padova2001/Tinazzi-Le-ricerche-di-Guido-ValerianoCallegari.pdf
Órgano de difusión de la comunidad de la Delegación INAH Morelos
Consejo Editorial
Eduardo Corona Martínez Israel Lazcarro Salgado
Luis Miguel Morayta Mendoza
Raúl Francisco González Quezada
Giselle Canto Aguilar
Laura Elena Hinojosa Hinojosa
Coordinación editorial de este número: Raúl Francisco González Quezada
El contenido de los artículos es responsabilidad exclusiva de sus autores

Documentos relacionados