la maldad del caballero rubio

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la maldad del caballero rubio
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LA MALDAD DEL CABALLERO RUBIO
Umagata, (65 Km aguas arriba de Arica), ubicado en el cajón del río Azapa por donde año
tras año circulan miles de peregrinos de la Virgen de las Peñas, fue alguna vez un
importante pueblo con gobernador y cura. Su nombre proviene de urna (agua) y acata (por
ahí), en lengua aymara.
La leyenda comienza cuando Francisco Choque y su hermosa mujer, modestos campesinos
que inexplicablemente fueron prosperando convirtiéndose en dueños de gran parte del
valle. Esta pareja, ya dedicada a los vicios y fiestas constantes ni siquiera respetaron
semana santa y es más, se burlaron del párroco del pueblo, tomándolo por la fuerza hasta el
lugar de su fiesta. El cura, que logró escapar se dirigió a la iglesia, tomo sus aditamentos
para volver al lugar y maldecir a sus agresores.
Tiempo después de este episodio, llega a oídos de Francisco Choque un rumor que acusaba
la infidelidad de su esposa con un caballero rubio montado en un lindo corcel.
Alarmado choque, que ya sospechaba del dinero que le entregaba su mujer, se decidió a
seguirla, enterándose de su triste realidad: Su mujer y el caballero rubio abrazados en el
matorral.
Choque iracundo interrumpió esta escena gritando ¡¡Jesús¡¡ era cierto. El nombre de Jesús
logro como por arte de magia hacer desaparecer al caballero. Su esposa reventó quedando
esparcidos sus restos en el suelo, los que luego quemo y enterró cerca de la entrada del
templo de Umagata dedicado al apóstol Santiago.
El valle con el paso del tiempo y producto de la maldición del párroco, deja de tener agua
de manera constante y esta sequía termino por acabar con el crecimiento de Umagata,
muriendo las plantaciones y la gente que alguna vez se atrevió a burlarse, siendo como
resultado el abandono total de sus moradores, dejando atrás solo ruinas, a excepción de la
estatua del apóstol Santiago.
Se cuenta que la tumba de la esposa de choque aparecía abierta todos los días por lo cual se
cubrió de tierra, sin embargo aún su castigo continuo junto con el del pueblo, azotado esta
vez por un aluvión, destrozando lo que quedaba en pie y al parecer llevándose consigo los
restos de la mujer, puesto que la tumba ya no se abre como ocurría antes.
Enciclopedia moderna de Chile “Mitos y leyendas de Chile” Carlos Séller Rueff,
www.centroestudios.cl Editorial Jerónimo de Vivar

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