pensamiento inteligente - Columbia Threadneedle Investments

Transcripción

pensamiento inteligente - Columbia Threadneedle Investments
INFORMACIÓN PARA INVERSORES PROFESIONALES
PENSAMIENTO INTELIGENTE
No todos los gestores activos son creados
iguales: qué buscar y por qué
Chris Wagstaff
Director de Educación en Inversión y Pensiones,
Columbia Threadneedle Investments
Uno de los principales desafíos a los que se enfrenta
la gestión activa es la tan recurrida, si bien incorrecta,
noción de que, en términos agregados y después de
comisiones, la gestión activa constituye un juego de
suma negativa. Esto quiere decir que, si consideramos
que la suma de todos los gestores de fondos
encargados de la gestión de una clase específica de
activos representa el mercado, entonces podemos
esperar que, después de comisiones, menos de la mitad
de los gestores activos serán ganadores y más de la
mitad, perdedores. No cabe duda de que esta noción se
ve exacerbada por la mayor incidencia de la «gran lacra»
del sector de la gestión activa —a saber, los gestores de
escasas convicciones que replican índices de manera
encubierta, aquellos que se ciñen rigurosamente a un
índice de referencia y adoptan una actitud de invertir
para no perder, mientras cobran comisiones por una
gestión activa. Si quisiéramos hallar una fórmula
concebida para rendir por debajo del mercado y restar
valor a las carteras de los inversores, no tendríamos que
ir más lejos.
También existen esos otros gestores que, debido a su
ineficacia para gestionar los límites de capacidad de
las estrategias escogidas, se ven desbordados por las
entradas de efectivo derivadas de una fuerte rentabilidad
a corto plazo. Esto ilustra cuán importante resulta
diferenciar entre los gestores de activos conscientes
de los límites de capacidad de dichas estrategias y los
meros «acumuladores de activos».
Esta disyuntiva entre gestión activa y pasiva de fondos
ha sido objeto de un encarnizado debate durante más
de 50 años. Este debate se ha centrado generalmente
(y durante demasiado tiempo) en los conceptos de
rentabilidad relativa y coste, en lugar de prestar atención
a un factor más relevante: el coste con respecto al valor
añadido. Esto viene a ser, en otras palabras, la habilidad
para obtener una rentabilidad superior de manera
constante, una vez descontadas las comisiones, y lograr
los resultados de inversión deseados.
Para cualquier inversor, el equilibrio adecuado
entre gestión activa y gestión pasiva depende
fundamentalmente de sus creencias inversoras (sobre
todo en lo que respecta al funcionamiento de los
mercados, la fijación de precios de los títulos y el valor
de la diversificación), sus metas de inversión, sus
presupuestos de gobernanza (es decir, sus capacidades
y recursos de inversión) y su apetito por el riesgo.
Los méritos relativos de la gestión activa y pasiva
giran, por lo tanto, en torno a tres elementos clave: la
eficiencia de los mercados (en términos de precios); si
son ineficientes, la habilidad de los gestores activos
para sacar partido de manera constante y rentable
las anomalías del mercado, después de comisiones;
y la habilidad para satisfacer las expectativas de los
inversores.
El principal argumento a favor de la gestión activa estriba
en que, en un mundo en el que los mercados se ven
sujetos a distintos grados de eficiencia, los gestores
activos disponen potencialmente de las destrezas
necesarias para batir al mercado. La diferencia, real o
prevista, entre la rentabilidad de la cartera de un gestor
activo y la de su índice de referencia se conoce como
«riesgo activo» o error de seguimiento (tracking error).
Cuanto mayor sea el tracking error objetivo, mayor
será el margen de maniobra del gestor de fondos para
desvincularse del índice de referencia. Cuanto mayor
sea el tracking error materializado, mayor habrá sido
la desvinculación del gestor con respecto al índice
de referencia. Otro concepto estrechamente ligado al
tracking error es el ratio de información, una medida
de la rentabilidad ajustada al riesgo que permite validar
la habilidad de un gestor activo para aprovechar las
anomalías del mercado o, al menos, el grado en que
esta desviación respecto al índice de referencia se ve
recompensada. Sin embargo, y a todas luces,
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Pensamiento inteligente. No todos los gestores activos son creados iguales: qué buscar y por qué.
esto no constituye una validación definitiva de la
habilidad del gestor.
Por otro lado tenemos la «exposición activa» (o active
share), que ofrece un buen punto de partida para evaluar
el componente activo de un gestor de fondos midiendo
el porcentaje de la cartera que difiere de su índice de
referencia. Una vez más, si los inversores desearan
comprobar si están obteniendo el valor esperado en
función de las comisiones de gestión activa abonadas,
el dato de exposición activa debería analizarse en su
contexto y utilizarse junto con otros parámetros (como el
tracking error materializado y el ratio de información).
nnunas estructuras de remuneración del gestor y del
equipo adecuadas y acordes con los intereses del
inversor final
nnpor último, la habilidad para:
nnconjugar, en el proceso de toma de decisiones
de inversión, opiniones macroeconómicas y
microeconómicas desarrolladas internamente
nnarticular con claridad cómo las ideas se abren
camino y encajan en sus carteras
nnestar abierto al debate y a los comentarios
relacionados con las posiciones de la cartera
nnreconocer y mantener bajo control los sesgos
conductistas, sobre todo, el pensamiento
uniforme, la confianza sin fundamento y una
aversión a adoptar posiciones que generan
pérdidas
Son muchos los factores que pueden determinar la
obtención de unos resultados superiores y constantes
en un proceso activo de inversión. A pesar de que
ningún factor o cualidad específica ofrece ventaja alguna
a un gestor habilidoso,se han de tener en cuenta los
aspectos clave que se enumeran a continuación (todos
ellos con fundamento empírico) a la hora de seleccionar
un gestor activo:
nnreconocer los límites de capacidad de la
estrategia escogida
nndemostrar que es capaz de ofrecer valor añadido
en mercados tanto alcistas como bajistas
nnobservancia de un proceso de inversión contrastado
y repetible que englobe los procesos de valor
añadido y las ideas de inversión del gestor
nnaplicación de las tres «C»: posiciones de la
cartera de firmes convicciones; un pensamiento
a contracorriente/independiente; y una elevada
concentración de la cartera.
nnuna actitud de invertir para ganar, que se manifiesta
normalmente a través de unos elevados niveles de
exposición activa y tracking error
nndedicación a un único estilo de inversión de eficacia
demostrada, o dedicación a un enfoque de selección
de activos que ha enfatizado con éxito determinados
rasgos de estilo consistentes con los resultados de
inversión que se pretenden lograr
nnun planteamiento de inversión fundado en la
paciencia (y que se beneficia de una mayor
capacidad de previsión de los precios de los activos
a más largo plazo); una rigurosa disciplina de ventas
(el producto de las ventas se invierte en nuevas
ideas de cartera, en lugar de distribuirlo entre las
ideas existentes); un enfoque bien meditado en
cuanto a rotación de la cartera, habida cuenta de los
posibles efectos adversos que unos elevados costes
de transacción pueden tener en la rentabilidad
nnla inclusión de los aspectos medioambientales,
sociales y de gobierno corporativo (ESG, por
sus siglas en inglés), que promueven una sólida
gobernanza empresarial y unas prácticas de negocio
y gestión sostenibles y responsables, puesto que los
factores ESG revisten cada vez más importancia en
las valoraciones de las empresas
nnsituar la gestión de riesgos en el centro de todas
las decisiones.
Los análisis sugieren que, una vez identificado un
gestor habilidoso, el inversor final debe hacer acopio
de paciencia hasta que la habilidad del gestor brille con
luz propia. Con demasiada frecuencia, los inversores
consideran que los periodos de débil rentabilidad
constituyen una prueba del deterioro de las destrezas
del gestor —incluso si, como es bien conocido, hasta
los gestores más sagaces quedan rezagados en
ocasiones.
Si bien la identificación de un verdadero gestor de
fondos habilidoso puede representar una laboriosa
tarea, la evaluación de los gestores en función de estos
catalizadores clave de la rentabilidad que parecen
denotar la capacidad para despuntar en el mercado es
un tiempo bien empleado. En efecto, la recompensa
que se obtiene de seleccionar gestores excepcionales
capaces de ofrecer rentabilidades netas superiores
a largo plazo puede constituir una significativa fuente
de rentabilidad independiente, sin correlación alguna.
Dadas las perspectivas de una menor rentabilidad a
largo plazo de cara al futuro, debemos dejar de hacer
hincapié en el debate de gestión activa frente a la
gestión pasiva y centrarnos en la identificación de
aquellos gestores que puedan generar valor (es decir,
una constante rentabilidad superior a la del índice, neta
de comisiones) y, a la postre, lograr los objetivos de
inversión deseados.
Puede obtener una copia del documento de investigación
completo en www.columbiathreadneedle.com.
Si desea más información, visite columbiathreadneedle.com
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podría no recuperar el importe invertido. El presente documento tiene carácter meramente informativo y no debe considerarse como una oferta o una invitación para realizar una oferta de compra o venta de cualquier título u otro instrumento
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Publicado en 07.15 | Válido hasta 09.15 | J23663
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