Excursión geológica al entorno de la Cueva de Nerja (Málaga)

Transcripción

Excursión geológica al entorno de la Cueva de Nerja (Málaga)
I Simposio de Geología Cueva de Nerja
EXCURSIÓN GEOLÓGICA AL ENTORNO DE LA CUEVA DE NERJA (MÁLAGA)
B. Andreo y F. Carrasco
Departamento de Geología. Facultad de Ciencias. Campus de Teatinos. 29071, Málaga, España.
SITUACIÓN GEOLÓGICA
La Cordillera Bética es una cadena de plegamiento alpino que ocupa la zona meridional de
la península Ibérica, extendiéndose por la mayor parte de Andalucía hasta el sector sur de Valencia,
con una longitud de 600 km y una anchura que supera los 200 km. La Cordillera Bética se compone
de un conjunto de grandes unidades geológicas (Serrano,1998):
1. Zonas Externas, que corresponden al área que constituyó el margen continental meridional del
bloque Ibérico durante el Mesozoico y el Cenozoico. Dentro de ellas se incluyen el dominio
Prebético, correspondiente al área más cercana al continente, donde se depositaron sedimentos de
medios marinos someros y costeros con episodios continentales y el dominio Subbético
correspondiente a una parte más meridional con un predominio de facies pelágicas.
2. El complejo del Campo de Gibraltar, que engloba a un numeroso grupo de unidades depositadas
en dominios paleogeográficos generalmente profundos, que se situaban entre las Zonas Externas,
las Zonas Internas y el borde continental africano.
3. Zonas Internas, que originalmente ocupaban un área situada en el Mediterráneo occidental,
diferenciándose cuatro dominios paleogeográficos, actualmente dispuestos en mantos de
corrimiento apilados: Nevado-Filábride, Alpujárride, Maláguide y Unidades frontales.
4. Materiales postorogénicos, que se originaron con posterioridad a la fase principal de plegamiento
que afectó al conjunto de la Cordillera Bética, provocada por el acercamiento entre las Zonas
Internas y Externas, durante el Burdigaliense.
La región a visitar se encuentra situada en las Zonas Internas de la Cordillera Bética y en
ella afloran materiales metamórficos pertenecientes al Complejo Alpujárride y sedimentos
detríticos, continentales y marinos, postorogénicos (Fig. 1).
Los materiales alpujárrides corresponden a dos mantos de corrimiento: manto de Almijara,
en posición inferior y manto de los Guájares, situado sobre el anterior (Avidad y García Dueñas,
1980; Elorza y García Dueñas, 1980).
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1
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3
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Fig. 1. Mapa geológico de la región de Nerja, con indicación de las paradas en rojo (simplificado de Andreo et al.,
1993).
ESTRATIGRAFÍA
La serie estratigráfica sintética alpujárride (Fig. 2) comienza por una secuencia metapelítica,
que puede alcanzar hasta 1000 m de espesor, constituida por esquistos oscuros en la base y claros
hacia el techo atribuidos al Paleozoico y al Trías inferior, respectivamente. Esta secuencia pasa
gradualmente hacia arriba, a través de unos niveles de transición de calcoesquistos y cuarcitas, a
una potente serie marmórea en cuya base se encuentran mármoles dolomíticos del Trías medio, con
unos 400 m de espesor. Por encima de ellos existe un tramo constituido por mármoles calizos con
niveles de calcoesquistos, atribuidos al Trías superior (Sanz de Galdeano, 1986, 1989 y 1990 y
Andreo et. al, 1993).
Los materiales neógeno-cuaternarios (Fig. 2) pertenecen a tres unidades estratigráficas
(Andreo et al., 1993; Guerra-Merchán y Serrano,1993): (1) Unidad Inferior Pliocena, que presenta
conglomerados y brechas continentales que pasan lateralmente hacia el sur a conglomerados y
arenas marinas, dispuestos con una tendencia transgresiva muy patente y basculados hacia el mar
unos 25º, (2) Unidad Superior Pliocena, de sedimentos continentales y marinos, pero con un claro
carácter regresivo, subhorizontales o ligeramente inclinados hacia el sur y (3) Unidad Pleistocena,
constituida fundamentalmente por brechas y conglomerados de cantos de mármol embebidos en una
matriz rojiza (“brecha mortadela” de Lhenaff, 1981). También existen diferentes afloramientos de
travertinos, de edad Pleistocena (Jordá Pardo, 1988, Guerra-Merchán y Serrano, 1993 y Durán,
1996).
Fig. 2. Columnas estratigráficas sintéticas del Complejo Alpujárride (A) y del Neógeno-Cuaternario (B) en el entorno
de la Cueva de Nerja. Leyenda.- 1: mármoles calizos con intercalaciones de calcoesquistos; 2: mármoles dolomíticos
sacaroideos; 3: esquistos claros; 4: esquistos oscuros; 5: gravas y arenas; 6: arenas y limos; 7: travertinos; 8: arenas o
conglomerados; 9: brechas de cantos de mármol; 10: brechas de cantos de esquistos; UIP: Unidad inferior pliocena;
USP: Unidad superior pliocena; UP: Unidad Pleistocena; UH: Unidad holocena, (tomada de Andreo et al., 1993).
ESTRUCTURA GEOLÓGICA
La estructura general del Complejo Alpujárride corresponde a un conjunto de unidades
superpuestas plegadas y falladas originando formas de gran complejidad. No obstante, en el sector
de Nerja, el manto de Almijara (Fig. 3) presenta una geometría sencilla, casi tabular, buzando unos
20º hacia el sur. Más al este, la estructura se complica por el cabalgamiento de los esquistos sobre
los mármoles de su propia serie, que afloran en varias ventanas tectónicas de pequeñas dimensiones,
produciéndose la duplicidad del manto en dicho sector.
Esta estructura queda truncada por el sur debido a la existencia de fallas de dirección WNWESE y NW-SE, como la de Frigiliana-Nerja o la del Río de la Miel, que han jugado un papel muy
importante en la estructuración de la región al ser las responsables del levantamiento de la Sierra
Almijara durante el Plioceno y el Cuaternario.
Los materiales alpujárrides están cubiertos discordantemente por los materiales pliocénicos
y cuaternarios, que también están fracturados, por lo que queda patente que la región ha sufrido
importantes efectos de la fracturación desde el Mioceno a la actualidad.
Fig. 3. Cortes geológicos. Leyenda: Manto de Guájares (1: esquistos oscuros; 2: esquistos claros; 3: mármoles); Manto
de Almijara (4: esquistos oscuros; 5: esquistos claros; 6: mármoles de la base; 7: mármoles con calcoesquistos); Unidad
Inferior pliocena (8: brechas y conglomerados continentales; 9: microconglomerados marinos; Unidad Superior
pliocena (10: brechas y conglomerados continentales; 11: microconglomerados marinos); Unidad Pleistocena (12:
brechas de cantos de mármol; 13: travertinos); 14: falla de desgarre dextrorsa; 15: falla normal, (tomada de Andreo et
al., 1993). La situación de los cortes se indica en la figura 1.
Fig.4. Mapa hidrogeológico del borde meridional de la Sierra Almijara y cortes hidrogeológicos según la dirección
general del flujo subterráneo (I-I´) y transversales a la misma (II-II´y III-III´), (tomada de Andreo y Carrasco, 1993).
HIDROGEOLOGÍA
Los mármoles del manto de Almijara que se encuentran en esta región pertenecen a una
importante unidad hidrogeológica, Tejeda-Almijara-Guájares, que tiene una extensión de 542 km2 y
ocupa parte de las provincias de Málaga y Granada.
Su límite meridional está definido por los sistemas de fallas de dirección WNW-ESE y NWSE, que separan los mármoles de los esquistos impermeables de los mantos de Guájares y Almijara.
Estos materiales suponen una barrera impermeable que determina la dirección del flujo subterráneo.
En superficie los mármoles presentan un bajo grado de karstificación, con escasas
morfologías características del modelado kárstico. Las formas exokársticas se limitan a pequeñas
depresiones situadas en las partes altas y a un lapiaz cubierto y poco desarrollado. Las formas
endokársticas son muy escasas, constituyendo la Cueva de Nerja la gran excepción (Benavente y
Almécija, 1993).
La alimentación del acuífero se produce, principalmente por la infiltración del agua de lluvia
caída directamente sobre el afloramiento de los materiales permeables y, en menor medida, por la
infiltración de la escorrentía superficial, en el curso medio de los ríos que lo atraviesan. El agua
infiltrada en el acuífero sigue un flujo general NW-SE, hasta su salida del mismo (IGME, 1983;
SGOP, 1991).
La descarga en el borde meridional se produce, de modo visible, a través los manantiales,
entre los que destaca el de Maro, de surgencias difusas en el curso bajo de los ríos, y, de forma
oculta hacia el mar o hacia los detríticos neógeno-cuaternarios. También se producen bombeos en
las escasas perforaciones existentes.
DESCRIPCIÓN DE LAS PARADAS (situación en la figura 1).
Parada 1. Barranco de Maro
Se observa la Unidad Pleistocena, constituida por brechas y conglomerados, con cantos de
naturaleza marmórea, bastante cementados, en posición horizontal, que se disponen mediante una
discordancia angular y erosiva sobre unidades inferiores pertenecientes al Plioceno.
En su conjunto, la Unidad Pleistocena tiene una geometría en forma de cuña, con mayores
espesores hacia zonas proximales, donde puede alcanzar más de 30 metros, disminuyendo su
potencia hacia las zonas más meridionales, que se observan en esta parada, donde no suele superar
los 10-15 metros (Guerra-Merchán y Serrano, 1993).
Hacia las partes altas de la Unidad existen niveles de costras calcáreas. Las dataciones
efectuadas (Durán et al.,1993 y Durán, 1996) señalan una edad de 120.000 B.P. (tránsito entre el
Pleistoceno medio y superior).
Su morfología, de planta triangular, y su litología indica que su depósito tuvo lugar en
relación con el desarrollo de abanicos aluviales, como el abanico de Maro. Estos abanicos están en
gran parte controlados por movimientos tectónicos que condicionaron el levantamiento de los
relieves y la modificación del nivel de base, lo cual origina el encajamiento de la red fluvial en estos
depósitos, tal como se observa en esta parada.
Parada 2. Playa de Maro
En los acantilados de la playa, encontramos, al oeste, el travertino de Maro, situado por
debajo del manantial kárstico del mismo nombre, la principal salida visible del borde meridional de
Sierra Almijara. El afloramiento de los travertinos, discordante sobre esquistos oscuros alpujárrides,
ocupa una extensión de 240.000 m2, entre las cotas 100 m y el nivel actual del mar, prolongándose
incluso por debajo de éste (Durán, 1996). Una muestra datada por el citado autor ha dado una edad
de 46.000 años B.P., correspondiente al Pleistoceno superior (Fig. 5).
Hacia el este se puede observar la secuencia parcial de los esquistos alpujárrides, constituida
por esquistos oscuros, esquistos claros, niveles de cuarcitas y los calcoesquistos de transición a los
mármoles. En segundo plano, se observan los materiales pliocenos y cuaternarios.
Fig. 5. Posición de los travertinos de Maro y ubicación de la muestra datada. A, mármoles alpujárrides; B, esquistos
alpujárrides; C, travertinos, (tomada de Durán, 1996).
Parada 3. Cerro de la Atalaya
Desde este lugar se tiene una amplia panorámica de la región. En primer lugar, hacia el
norte, se observan los importantes relieves que se desarrollan sobre materiales carbonatados del
manto de Almijara, que quedan truncados por la falla del río de la Miel, que los pone en contacto
con los esquistos alpujárrides.
En segundo lugar, hacia el oeste y al fondo, se puede contemplar una magnífica vista de los
acantilados de Maro. En un plano más cercano, en el cerro de la Torre de Maro, se observan los
materiales de la Unidad Inferior Pliocena con un ligero buzamiento hacia el sur, sobre ellos los
materiales horizontales de la Unidad Superior Pliocena y, por encima, en la parte superior del cerro,
los materiales del Pleistoceno.
Parada 4. Falla del río de la Miel
La Sierra de Almijara se encuentra bruscamente truncada por el suroeste debido a la
existencia de la falla del río de la Miel, de dirección NW-SE, que ha tenido diferentes
comportamientos a lo largo del tiempo, tal como queda reflejado en los distintos juegos de estrías
que se reconocen sobre el espejo de la falla. La actividad de la falla ha sido compleja, con
movimientos laterales y en buzamiento. No obstante, considerando globalmente todos los criterios
parece que primero actuó como falla de desgarre dextrorsa con un desplazamiento horizontal de
escala plurikilométrica y, posteriormente, funcionó como falla normal, contribuyendo así al
levantamiento de Sierra Almijara.
La fracturación de la región se formó principalmente con posterioridad a la estructuración
en mantos de las Unidades. Su edad está comprendida entre el Mioceno inferior y la actualidad, con
probables máximos en el Mioceno medio y superior. Durante el Plioceno se originaron importantes
movimientos verticales, observándose en los materiales pliocuaternarios los efectos de la
neotectónica, como lo demuestra el basculamiento de la Unidad Inferior Pliocena, y la acumulación
de brechas y conglomerados en los abanicos aluviales del sector costero. Éstos y otros hechos,
como el encajamiento de los arroyos de la región sobre sus propios depósitos, indican que el borde
sur de Sierra Almijara se ha estado levantando hasta el Pleistoceno superior.
Parada 5. El manantial de Maro
El manantial de Maro es actualmente el principal punto de descarga natural del sector
meridional de la Unidad de Almijara. Está situado a la cota 120 m s.n.m, con un caudal medio
próximo a 250 L/s. El hidrograma del manantial (Fig. 6) presenta bruscos aumentos de caudal como
respuesta a las precipitaciones, lo cual pone de manifiesto un importante grado de karstificación
funcional del sistema (Andreo y Carrasco, 1993).
Las aguas del manantial son de facies variable, desde bicarbonatada a sulfatada cálcicomagnésica, presenta una conductividad media de 700
S/cm, con una temperatura media
ligeramente superior a 19 Cº. Están algo saturadas en calcita (dpH = 0,43) y en dolomita (IsDol =
0,48). La evolución temporal de las características químicas del agua del manantial (Fig. 6) ponen
de manifiesto un efecto de dilución coincidente con el aumento de caudal originado por las lluvias,
lo cual confirma un régimen de descarga típicamente kárstico (Carrasco et al., 1996).
2000
0
P
1750
1500
Ca2+
1250
1000
100
150
C
P (mm/día)
C ( S/cm), Q (l/s), Ca 2+x10 y SO42- (mg/l)
50
Q
750
200
500
SO4
250
2-
300
nov-95
dic-95
ene-96
feb-96
mar-96
abr-96
may-96
jun-96
jul-96
ago-96
sep-96
oct-96
nov-96
dic-96
ene-97
feb-97
mar-97
abr-97
may-97
jun-97
jul-97
ago-97
sep-97
oct-97
nov-97
dic-97
ene-98
feb-98
mar-98
abr-98
may-98
jun-98
jul-98
ago-98
sep-98
oct-98
nov-98
dic-98
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Fig. 6. Hidrograma del manantial de Maro y evolución de algunos parámetros hidroquímicos.
Parada 6. La playa de Burriana
La playa de Burriana constituye un buen lugar para el reconocimiento de las dos unidades
del Plioceno y la discordancia angular existente entre ellas. Desgraciadamente, la reciente
urbanización del sector impide la visión completa del corte geológico que se reproduce en la figura
7.
La Unidad Inferior Pliocena alcanza un espesor mínimo de unos 20 m y presenta un
buzamiento de 25º hacia el sur. Su litología está constituida por facies detríticas de gravas,
microconglomerados y arenas con abundante fauna de invertebrados marinos, predominando
pectínidos y ostreidos desarticulados y fragmentados. Esta Unidad se depositó en un medio marino
somero en el que la fauna fue intensamente removida antes de su enterramiento. Se reconocen
varias secuencias grano y estrato-decrecientes de 5 -10 m de espesor y en su conjunto constituye
una megasecuencia del mismo tipo, relacionable con un contexto transgresivo (Guerra-Merchán y
Serrano, 1993).
Los materiales marinos de la Unidad Superior Pliocena presentan un ligero buzamiento de
unos 15º hacia el SW. La superficie de discordancia que la separa de la unidad anterior es bastante
plana, con algunas irregularidades y ligeramente inclinada hacia el SW. Está constituida por facies
detríticas groseras, conglomerados y arenas, con abundante fauna de invertebrados marinos,
depositados en un medio marino somero. En su parte alta la serie presenta unas facies detríticas de
color rojo de origen continental que se disponen en continuidad sedimentaria sobre las facies
marinas evidenciando una clara regresión.
Fig. 7. Columna litológica y corte geológico del sector de la playa de Burriana (tomada de Guerra-Merchán y Serrano,
1993).
En la parte occidental del acantilado, discordantes sobre la Unidad Superior Pliocena (Fig.
7) se observan los materiales conglomeráticos horizontales muy cementados de la Unidad
Pleistocena del abanico aluvial de Nerja. En ellos Durán et al., (1993) realizaron una datación,
correspondiente a 120.000 años B.P.
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