repetición - La Docta Ignorancia
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repetición - La Docta Ignorancia
La Docta Ignorancia PSICOANÁLISIS - LETRAS - FILOSOFÍA NOVIEMBRE 2010 - Año 2 - Nro 4 $10 repetición EscribEn: Yafar Assaneo Acea Martino Gaspar Fua Púppulo Falcón * DOSSIER CLÍNICO Vassallo »Editorial La Docta Ignorancia nº 4: Repetición A Beatriz Gené In Memoriam Con satisfacción presentamos un nuevo número de La Docta, producto de un gran esfuerzo del equipo editorial, de diseño y fotografía que, guiados por el deseo, ha resistido e insistido para lograr mantener en circulación una revista de la cual nos sentimos orgullosos. Nuevamente agradecemos a quienes han participado con sus trabajos, y en esta ocasión, seguimos proponiendo nuevas secciones como “Ensayos”, y anunciando las que se incorporarán próximamente: “Arte y Psicoanálisis”, “Psicoanálisis y Subjetividad”, “Topología” y “Traducciones”. Para este número la propuesta pasa por La Repetición. La repetición es un concepto que ha sido abordado en más de una ocasión desde el psicoanálisis y las letras, y que la filosofía desde sus orígenes ha tratado. Un concepto que se resiste a ser definido y que en cada época del pensamiento ha mostrado aristas y caminos nuevos. La repetición insiste de forma “demoníaca”, sumando no solo en su hechizo al hombre sino también a las cosas. La materia, la psique, la literatura, e incluso lo que no ha advenido, parece esclavo de la repetición. Como una fuerza imposible, inevitable, hace sentir su poder. Invitamos a los lectores a compartir sus opiniones y sugerencias, para que no nos quedemos en un simple ejercicio de recordar o repetir, sino que podamos continuar el recorrido hasta una reelaboración, tarea que solo es posible con un otro. Daniel Acea Juan Corbetta Jorge Curcio ∙s t a f f ∙ EditorEs: Daniel Acea, Juan Corbetta, Jorge Curcio ∙ ConstruCCion: Daniel Acea, Juan Corbetta y Jorge Curcio LitEratura: Beatriz Gene, Luciana Espinosa ∙ FotograFia: Leila Simone [email protected] , Cecilia Gardos Carro [email protected] ∙ disEño graFiCo: Cecilia Lombardo [email protected] ∙ rEvision y CorrECCion dE EstiLo: Luciana Espinosa [email protected] ∙ susCripCionEs: [email protected] ∙ ComErCiaLizaCion: 46375079-1568707789 [email protected] ∙ CoLaboraron En EstE númEro: Raúl Yafar, Luis María Assaneo, Daniel Acea, Alejandro Martino, Claudia Gaspar, Violaine Fua Púppulo, Viviana Falcón, María Marta Depalma Esta EdiCión inCLuyE:EL BARCO EBRIO (poesías) y DOSSIER CLINICO: Viviana B. Vassallo ∙ domiCiLio LEgaL: Baldomero Fernández Moreno 3678 Dto.3 (1407) CABA. LA DOCtA IGNORANCIA no se responsabiliza por las opiniones vertidas por los autores de las notas firmadas, así como tampoco por la calidad y cantidad del contenido de publicidades que es responsabilidad exclusiva de los respectivos anunciantes. Se prohíbe la reproducción total o parcial en cualquier medio, sin autorización. Registro de la Propiedad Intelectual en trámite. ∙La Docta Ignorancia∙ 3 » 3 4 ∙s u m a r i o ∙ Editorial Lo siniestro y los fantasmas neuróticos (en la clínica de la repetición). Raúl A. Yafar »8 Recordar repetir renegar. Luis Maria Assaneo 10 La repetición en el séptimo arte: “Hace un año en Marienbad” de Alain Resnais. Repetición, pérdida e invención en Marienbad. Daniel Acea 12 Escribir lo ilegible: pasos de una espera. Claudia Gaspar 15 Una muerte necesaria. Violaine Fua Púppullo 18 La repetición, un hecho de estructura. Viviana Falcón 20 Música y repetición. Cinco pequeños fragmentos. Alejandro Martino 21 El barco ebrio Poesías Dossier Clínico Otra mirada Viviana B Vassallo 4 ∙La Docta Ignorancia∙ » LO siniEsTrO Y LOs FAnTAsMAs nEUrÓTicOs (en la clínica de la repetición) por Raúl A . Y a fa r [email protected] » En la clínica psicoanalítica hay un momento inconfundible. Es el clima amenazante de la repetición que Freud ubica “más allá” del principio del placer. Es el instante donde lo siniestro se despliega según dos modos: por fuera del análisis en las llamadas “neurosis de destino” y durante las sesiones en los momentos más resistenciales de la transferencia. Freud la califica de repetición “demoníaca”. Esa es la zona más opaca del psicoanálisis. Se da en ella la siguiente paradoja: desde el punto de vista de la práctica cotidiana, es decir, del trabajo que hacemos día a día, tiene una importancia tremenda. Pero, por el contrario, desde el punto de vista estrictamente teórico-clínico no termina de encontrar una articulación lo suficientemente precisa, sino que se dispersa en variantes que parecen no relacionarse entre sí. Nuestro intento es dar una vuelta más sobre esa opacidad, arrojando un rayo de luz al menos intermitente. Pero bien espeso... y especificante. La vamos a nombrar, por lo menos en este breve texto, como apremiofantasmático-neurótico-repetitivo o, acuñando un término que me gusta --- y dada la característica actuada que la alimenta ----, área del deseo escenográfico. Hemos aprendido de la experiencia que el analizante ha asociado y asociado, pero llega un momento en el que ya no rememora más. El saber tiene entonces sus límites. Hasta ese momento el saber surgente había producido una sensación de logro, reinaba una sensación de expansión y crecimiento, debida al tiempo positivo de trabajo. Este clima Freud lo resalta muy bien, inclusive llega a decir que cuando hay un importante retoño inconciente y aparece el nuevo material, el atmósfera de ganancia es tal que parecería que todo es posible. Hablamos entonces de transferencia positiva: ese amor por las palabras que une a dos parlantes durante el breve espacio de las sesiones. La atmósfera amorosa es decididamente tangible a los fines del trabajo. Pero tarde o temprano se produce otra pérdida y éste clima finaliza. Lo primero a destacar es esta suspensión no es como la que acabamos de describir anteriormente. No es la repetición de esa primera ausencia de un significante que causa la producción de ese saber tan especial, tan novedoso y transformador a los fines de la reconstrucción histórica del analizante. No es el discurso fracturado que había permitido inicialmente que se produzca un saber. Ahora los disparos asociativos de esa fractura han terminado. Ni esquirlas quedan. Esta encrucijada, ínsita en el movimiento generativo del pulso inconciente, este final de la secuencia discursiva, es una debacle que se produce cuando el saber se agota. Este es el tema de aquellos sueños en los que Freud reflexiona y dice que existe lo que denomina el ombligo del material, vórtice que se pierde en lo incognoscible. Recordemos esa descripción esquemática, pero muy fecunda, cuando dice que ha partir de un punto-falla inicial se produce una especie de dibujo radiado de múltiples vectores que se abren desplegando la asociación libre, pero que después de esa apertura, llega un clímax en que todo comienza a contraerse. Allí se ha de precipitar un vacío de asociación. Algunas características muy sutiles que he podido colegir y me gustaría destacar sobre el clima que acompaña estas situaciones serán ahora el centro de este texto: 1) Cuando Freud en 1920 pretende confirmar la existencia de un más allá del principio del placer, de un principio que motorizaría lo más siniestro del psiquismo, presenta todas sus dudas, avanza por momentos y retrocede en otros. Inicialmente descarta el principio de realidad, luego el juego de los niños, y así sucesivamente. Va mostrándose no convencido del todo en cuanto a ese más allá repetitivo. Sólo consigue aseverar, como dijimos, su indudable existencia ---y a partir de allí concibe la teoría de la pulsión de muerte ---- mediante dos temas conexos, que son: la repetición demoníaca fuera del análisis, lo que llamamos “neurosis de destino” y la repetición demoníaca dentro del análisis, es decir, la transferencia como resistencia. 2) Vayamos al segundo caso, que es el que nos interesa. Cuando ante la mudez del analizante Freud piensa que ésta es transferencial, destaquenos que no se trataría de cualquier silencio, sino uno muy especial. Es un clima muy rarificado el que se presenta cuando hay una transferencia negativa. Pero hay una atmósfera de amenaza también. Algo “ominoso” estaría por precipitarse: siempre hay una tensión de alerta previa, que un analista debería, en cierto sentido, poder leer y anticipar. 3) Sabemos que la Estética Trascendental de Kant tiene que ver con las coordenadas espacio-temporales. El espacio y tiempo son aquellas coordenadas con las que se constituye el imaginario humano, en el momento de la institución del Estadio del Espejo. Podemos decir que en el área de la repetición se produce una especie de dislocación post-kantiana del espacio y del tiempo. Veamos esto más en detalle. 4) Parecería que todo se concentrase y transfigurase allí mismo, pero también que se acelerase y desacelerase en la breve puntualidad de ese momento. Como si el espacio y el tiempo penetrasen en un embudo que, crecientemente “resistencial”, parece empezar a girar en un punto mudo, vórtice al que todo conduce, aspirante-impelente, doble imagen de lo centrípeto y centrífugo al mismo tiempo. Aunque “todo” va hacia allí, el efecto es de que “nada” es posible en los intentos para evitar lo que se avecina. Acontece algo indisoluble, totalizado, único, y eso mismo, dejando claro…. que es una casi nada, que es algo inaprensible. 5) Supongamos esta secuencia: el analizante ha introducido en su discurso varios sueños, asoció extensamente en relación a ellos, ha habido un importante clima de hallazgo, pero al final de ese lapso de producción rica y sostenida… se calla, se angustia, no sabe cómo seguir y en la puerta del consultorio, al despedirse de su analista emerge un nítido tema transferencial, cualesquiera, por ejemplo, algo en relación a los honorarios, a los horarios, a las vacaciones, cualquier detalle que incordiosamente deja ese regusto, esa sensación tan típica que los analistas relatan infinidad de veces en las supervisiones y que se resume en un… “¡qué momento molesto!”. 6) Hay algo sobrante, estorbante, pero que se acompaña al mismo tiempo de la sensación de que allí se juegan muchas cosas importantes en relación al análisis y que éstas dependen de lo que el analista conteste. Puede ser que haya habido muchas sesiones ricas en producción de saber, pero parecería que todo ha terminado en ese efecto-embudo, donde en una ligera “pregunta” se condensa dislocada y alocadamente algo que se avecina, que se precipita con un aura previa, algo que anuncia que está por sobrevenir algo especialmente “espeso”. 7) Todo el contenido represantivo-asociativo, todo el trabajo significativo va a condensarse allí y en un segundo. Al mismo tiempo descriptivamente parece no tener importancia: es un detalle, una tontería, algo efímero y lateral. Podemos decir que no pasa casi nada o que pasa muchísimo en esos momentos. Porque en esa pregunta que el analizante hace, se juega todo el mundo de la transferencia y de la repetición, de la relación de ese sujeto al fantasma que gobierna su mundo, pero no como un saber dialectizado, lleno de asociaciones, pleno de la combinatoria que funciona en base a condensaciones y desplazamientos, sino como un punto opaco, ominoso y densificado que, de pronto, se le/nos viene encima. 8) Todo el análisis ha ido a parar ahí, concentrado en un espacio, en un segundo de detención eternizada, hasta ∙La Docta Ignorancia∙ 5 » Raúl A. Yafar / Lo siniestro y los fantasmas neuróticos (en la clínica de la repetición) que un instante después aparece la urgencia de “disparar” centrífugamente hacia la actuación, se lanza el resorte del fantasma, se enciende la repetición, nadie sabe qué pasa, pero cuando quieren darse cuenta... era tarde. Todo se detiene y concentra en un segundo y después se desencadena totalmente. El silencio insoportable lo ha augurado, lo invisible ahora más pleno de relieves…. ha acontecido. 9) El analista ha convocado a los demonios freudianos, no ha cedido y ha seguido a Virgilio en su llamado y ahora se enfrenta a lo que convocó. Ha sentido que algo se aproxima, ha intuido lo que le aguarda, mientras que analizante contempla una vez más aquello que detesta tanto como le fascina, que espera dominar, pero que habrá de dominarle, que espera jugar aunque será jugado por ello sin piedad. Y ambos mantienen un saber difuso, en suspenso, sobre lo que ha de acontecer, suponiendo ---- como el escorpión le asegura a la rana en el conocido relato ----, que esta vez el paternizante principio de realidad habrá de dominar sobre la pulsión de muerte, sobre la repetición, hasta que tenga que confesarse ---- como le confiesa el alacrán al batracio ---- que “una vez más no ha podido evitarlo”. 10) Implicados extimamente padecerán --- y la sensación es que escapar es imposible ----- la angustia que porta lo siniestro, la pesadilla más conocida e irreparable, el suspenso que se precipita en una cascada de dolor y sufrimientos conocidos. Mas no por ello evitables, pues la experiencia, el aprendizaje no cuentan.Esto no puede ser aislado sin una maniobra muy específica, ya que ese punto opaco, que parecería no poder ser separado, “tiene” al sujeto. 11) Tras la anulación de la temporalidad del “habrá sido”, en la certeza anticipada de ese instante, de golpe se da...la ESCENA. Pues lo que se desencadena siempre es muy escenográfico, es una vieja acción repetida. A veces se dice que la rememoración transcurre en la juntura de lo imaginario de lo simbólico, pues bien, esta ESCENA es parte de lo real de lo imaginario. 12) Hay diversas comparaciones posibles que mentan de esto: 1) La escena demorada una y otra vez, que se ve en muchos relatos literarios, de la presunta aparición del doble siniestro. 2) “Esa calma rara que precede a las tormentas” 3) Las diversas recordaciones populares de estos encuentros: aquel/la que, ésa vez, nos hizo sentir que se avecinaba “la de terror”. 4) La mención de que cada cual tiene su “escena tan temida”, precisamente por lo harto supuesta. 5) El mito de la apertura de la Caja de Pandora o el relato del Aprendiz de Brujo, etc. 6) La idea del “cazador...que termina cazado”. 13) ¿Qué quiere decir esto? Sabemos que cuando hay una asociación, o sea significantes, al analizante al asociar se le van ocurriendo escenas. El dice “lo vi en análisis”, es decir, mientras asocia (simbólicamente) se le van ocurriendo (imaginariamente) escenas. O sea que las palabras tienen un efecto imaginario inevitable. Pero en el área de la repetición ya no hay palabras, o podemos decir que las mismas han perdido ese valor de crear efectos de sentido. Lo que sí hay es imagen purificada y un acting-out en transferencia que es predominantemente escenográfico. Ya no hay escenas (en plural y con minúscula), sino que LA ESCENA acontece. 14) El clima en general, entonces, tiene que ver con lo “siniestro”, con el suspenso, pues en estos momentos todo parece ir a parar ahí, se detiene y se desencadena, en un auténtico homenaje a las películas de paisaje “hickocktiano”. Porque entonces la sensación verídica es que en el área de la 6 ∙La Docta Ignorancia∙ repetición acaece la certeza de la inminencia del desastre, de que los “demonios” están ahí por presentarse, se desencadenan poderes que después no se sabrá cómo tramitar. El aprendiz de brujo del inconciente, el demiurgo psicoanalítico se termina sintiendo en problemas ----- por esto decíamos que la descripción se corrobora especialmente en el relato de los supervisados ----. 15) Desencadenar la rememoración fue más sencillo y hablamos de una carencia simbólica en esa área de entrada en análisis que es productiva. Lacan dice que la interpretación está a medio camino entre el enigma y la cita ---- seminario 17° ----. El enigma es saber que hubo una enunciación pero no cual fue el enunciado. En esta área opaca, no hay propiamente enigma. Una cita es un enunciado que pone en suspenso cuándo y de qué modo se hizo la enunciación. Pero aquí tampoco hay una cita. Ni enigma ni cita, entonces, sólo demonios silenciosos. 16) La otra cuestión, que es arquetípica de la angustia, es que si bien se quiere escapar de esto lo más pronto posible, y que lo que ocurre se ha “difundido” entre analizante y analista, interpenetrándolos uno con el otro en un escenario único, cuando uno se sitúa en esta área opaca existe también la certeza de que la implicación es tal... que no se puede escapar. El obsesivo puede decir de un lapsus que éste no le concierne, pero si está tomado por algún fenómeno repetitivo en su vida amorosa ---- al estilo degradación amorosa o “elección especial de objeto” ----, ese neurótico seguramente “está metido hasta la cabeza”: es el famoso enamoramiento pasional e hipersufriente del obsesivo. 17) Así como en el área de la rememoración está el efecto-$, el operador teórico para hablar de este instante es el objeto “a”. Pero, ¿qué dice Lacan del objeto “a”? Es un objeto que desea, y es el doliente sujeto el que está tomado por él. O sea, no se trata de un fenómeno donde un sujeto anhela un significante, suponiendo un saber, sino que cuando llega al área de la repetición, el objeto lo devora, pasivizando al sujeto, víctima de algo que no puede definir subjetivamente. No hay Otro-sujeto en esos momentos. 18) O sea que el sujeto deja de tener este sentimiento de actor, de protagonista que busca y rebusca un supuesto objeto, búsqueda de significar ese objeto mediante un saber. Pues bien, eso se ha perdido y en la siniestra repetición, el objeto reina, impera sobre la escena y el sujeto es una especie de juguete: no es el que juega a los dados-significantes, como en el área precedente, sino que es “jugado” como una bolilla, una perinola, un as marcado que no conoce su signo. 19) Resumiendo, lo que constatamos como mudez de la transferencia es la certeza anticipada de un instante, brevísimo, antes de que la ESCENA se desate. Tras éste, entonces, hay un desencadenamiento que se precipita de un golpe. Y una vez que esa imaginarería se desenfrenó el sujeto es arrancado de sí mismo ineluctablemente. 20) Entender la importancia de este tema en relación al “malestar en la Cultura” lo lleva a Lacan, en el Seminario de la Etica, a definirlo como la “arista dura” de Freud. Su relación al malestar es obvia: el sufrimiento que se produce es mucho mayor, el sujeto está mucho más tomado que por el olvido de una palabra. Lacan llega a decir, entonces, en ese Seminario, que el malestar neurótico se podría reducir a esto. Nosotros, de algún modo, podríamos completar la idea diciendo que las formaciones del inconciente ya son parte simbolizada de la cultura, perfectamente asimilables al estudio al que ella las somete, es decir, cuando las encuadra en todo tipo de investigación de conocimiento. En cambio, la repetición siniestra… siempre será opaca, irreductible y demoledora. Sólo produce consternación y silencio. JUAN MANUEL CORBETTA LIC. EN PSICOLOGÍA ADOLESCENTES Y ADULTOS Tel.: 15-5614-7737 ALTO PALERMO Alquilo consultorio por día 4294-1611 15-6710-5628 Lic. María Marta Depalma JORGE CURCIO Psicoanalista Adultos, Pareja. tel: 4637-5079 [email protected] Redacto su historia de vida, memorias, o biografía respetando las características del género literario que usted elija. ABSOLUTA CONFIDENCIALIDAD HONORARIOS ACCESIBLES Lic en Letras: Mariana R Goldberg cel: 1541669451 Daniel Acea Lic. en Psicología _________________ Psicoanalista Pareja y Familia Adrogué [email protected] Mat.Nac. Nº 42.489 15-6732-4046 -------------------------DIGITALIZACIóN Pasá tu video a DVD -todos los formatosRealización audiovisual Fotografía 15-5-379-9107 [email protected] - Corina Maribel Acea Fombellida - Part.: 42946756 Cel.: 156-805-2601 TRADUCCIONES Inglés- Español Español - Inglés Traducciones públicas, privadas, técnicas, científicas, literarias. 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Discurso que remite en su generalidad a hechos actuales con una llamativa incapacidad de historización y a una extrema pobreza relacional. Y por supuesto este discurso no es independiente del contexto histórico en el que se produce y en el cual todos estamos implicados. Contexto histórico que hemos dado en llamar “época de la globalización”. Y que también presenta algunas particularidades. Es una época en la que asistimos azorados a los fantásticos avances y logros de la ciencia y la técnica, como nunca antes había sucedido, dando origen a un proceso cultural al que he decidido llamar “período obsceno”. En los últimos tiempos el asombroso progreso de la tecnología y la optimización de los medios de producción han proporcionado a una parte de la población mundial un confort y un lujo antes inimaginables. No es objeto de esta exposición el análisis de las condiciones en que se encuentra “la otra parte” de la población mundial, “el resto” de aquella. Decía que en la progresión de estos fantásticos avances hasta hemos descifrado el genoma humano y muchísimas otras cosas que sería prácticamente imposible de enumerar. Pero no todo lo que reluce es oro, y más allá de los aspectos incuestionablemente positivos, existen otros dramáticamente negativos. Sobre estos últimos ofrece testimonio la literatura con obras maravillosas que en forma anticipatoria nos advertían de sus consecuencias. Tal es el caso de O. Wilde en su “Retrato de Dorian Grey”, G. Orwell en su “1894”, y fundamentalmente A. Huxley con “Un mundo feliz”, entre otras. Pero también en nuestro campo encontramos aportes de profunda valía. Freud concluía: “El hombre anhela para sí el poderío, el éxito y la riqueza y menosprecia los valores genuinos que la vida ofrece... aspiran a la felicidad, quieren llegar a ser felices, no quieren dejar de serlo (aquí felicidad remite a experimentar intensas sensaciones placenteras). Pero la supremacía de la naturaleza, la caducidad de nuestro propio cuerpo y la insuficiencia de nuestros medios para regular las relaciones entre los hombres en la familia, el estado y la sociedad atentan contra ello. Hay tres modos de hacer la vida más soportable: las distracciones poderosas que nos hacen parecer pequeña nuestra miseria, 8 ∙La Docta Ignorancia∙ satisfacciones sustitutivas que la reducen y los narcóticos que nos tornan insensible a ella.” Entonces me pregunto: ¿la sociedad globalizada no se habrá servido de esto al pié de la letra especializándose minuciosamente en el logro de esas propuestas?. Veamos. Los medios de comunicación han tenido un desarrollo tan impresionante y tan generalizado que decimos vivir en la era de las comunicaciones, en la que la imagen, incuestionable y perfecta, se regodea en su reinado indiscutible. Son sin embargo estos mismos medios, los que nos ponen en contacto casi en forma cotidiana con los hechos que produjeron la desaparición de civilizaciones enteras, las calamidades de las conflagraciones mundiales, las revoluciones, los golpes militares y otros tipos de tragedias de las sociedades humanas. ¡Si hoy hasta la guerra y sus horrores llega en directo a nuestros hogares! “Entre los caracteres psicológicos de la cultura, dos parecen ser los mas importantes: el fortalecimiento del intelecto que comienza a dominar la vida pulsional y la interiorización de las tendencias agresivas...ahora bien, las actitudes psíquicas que nos han sido impuestas por el proceso de la cultura son negados por la guerra en la más violenta forma.” (S. Freud: “El por qué de la guerra”) Constatación de repeticiones que insistentemente actualizamos a modo de recuerdo, pero que sin embargo no llegamos a elaborar. Si la repetición siempre conlleva un encuentro y un fracaso y tiene dos caras; la una real: compulsiva, demoníaca, enmarcada en el eterno retorno de lo idéntico; y otra simbólica: producto de su propia insuficiencia, que permite la emergencia de lo diferente, la sorpresa, la creación, ¿no es entonces en falencias de esta faz, en la que se podría ubicar el discurso de nuestros analizantes? Por otra parte, los “reality shows” han llegado a convertir nuestra intimidad en una absurda bufa. La privacidad ha sido proscripta. Se nos presenta el logro, el mérito de una sociedad sin fronteras. ¿Pero no se ha transformado en una sociedad sin velos en la que se han derrumbado los “diques”?. En estos tiempos que corren y a partir, satélites mediante, de la utilización de internet, los celulares, el chat y los mensajes de texto, la posibilidad de ponernos en contacto “on line” prácticamente no encuentra obstáculos, ni de tiempo ni de distancia. La web se encuentra saturada de palabras y de imágenes. Esto, paradójicamente, no significa que estemos comunicándonos. Ni que ello facilite el modo de hacerlo, pues nos consta que una gran cantidad de seres parlantes sufre de graves y diversas formas de a-dicciones. Aun así, a lo que se propende y queda de manifiesto es que todo es comunicable. Que puede decirse todo, en todo momento y bajo cualquier circunstancia, sin fisuras. Rige la premisa de la solidificación institucionalizada de significante y significado, en la que todo es posible de transformar en signo. No hay lugar para el mal entendido. La palabra, en tanto “magia atenuada”, ha perdido todo su valor. El sujeto ya no es lo que un significante representa para otro significante. Si bien la metáfora paterna siempre es fallida, hoy se encuentra en estado crítico. El Nombre del Padre, como aquello que divide al otro entre lo que es y lo que le falta, dispositivo fundante destinado a introducir y sostener el sin sentido, se encuentra devaluado, acorralado por el discurso de la ciencia empeñada en suturar la falla estructural de los habitantes del universo del lenguaje. ¿Esto no particulariza un tipo de discurso?. Entiendo que en estos momentos históricos, el narcisismo de las pequeñas diferencias se ha desplegado hasta límites insospechados, y ya que lo que se hace verdaderamente insoportable es que el otro tenga otra forma de gozar, se sostiene que todos debemos gozar de lo mismo, generando y promoviendo de esta forma la igualdad y uniformidad de los individuos. “El monopolio del ideal”, germen de la violencia y dominio de la pulsión de muerte. Una comunidad en la que somos todos semejantes y en la cuál, identificados especularmente, no se ha segregado el goce del cuerpo, existen serias dificultades para constituir formaciones sintomáticas y se evidencia proclividad al pasaje al acto, ya sea criminal o suicida. Comunidad de individuos masificados en la que al decir de Freud, se sacrifica el interés personal en aras del interés colectivo, primitivizándose, retornando a la barbarie, manifestándose impulsiva, versátil e irritable. Comunidad donde no se tolera aplazamiento alguno, en la que la noción de imposible no existe, y donde no se conocen dudas ni incertidumbres. ¿Podemos hacer de ello una lectura de estructura endogámica? ¿Acaso, no es esto obsceno? La ficción de Frankenstein casi se ha transformado en realidad. Hoy podemos hacer de nuestro cuerpo un artículo de moda, figura de escaparate. Podemos quitar partes de allí, agregar algunas por allá, transplantar otras. Hasta nos es posible renegar de la diferencia sexual anatómica y podemos cambiar de sexo. También, como todos sabemos, podemos ser padres sin necesidad de madres, o podemos ser madres sin necesidad de padres. Aquel latiguillo de “encargar un hijo” que utilizaban nuestros padres o nuestros abuelos, parece haberse realizado en toda su dimensión. El “delivery” no tiene límites!!!. “Para que algo tenga sentido hace falta que se plantee como normal” sostenía Lacan. Vuelvo a preguntarme: ¿no es esto obsceno? ¿Qué tipo de discurso produce? Comparto plenamente que el sistema global no funda comunidades sino centros comerciales, que no produce ciudadanos sino consumidores. Y así, en tal contexto, lo que regula la vida de sus integrantes está en el orden de la Ética de los Bienes, en la cual prima el deseo de reconocimiento a expensas del reconocimiento del deseo. Pero parafraseando a Lacan la relación “no ser sin tener, no quiere decir que se sepa de que objeto se trata”. Si el objeto como causa del deseo, efecto de la estructura, se encuentra por detrás de éste; la ilusión generalizada de la economía de mercado ¿no intenta invertir esta polaridad?. Vivimos hoy un mundo caracterizado y afectado por la caída de los ideales. Ya no son estos los que guían los modos de vida de los sujetos. Y lo que impulsa toda actividad humana está bajo la tutela del superyo de la estimulación extrema y la abolición de todo tipo de regulación. Comandado por el imperio de lo imaginario y la plenitud de sentido el sujeto solo persigue su goce, y el sistema le ofrece y le propone las formas y los objetos. Todo listo, todo armado, todo está resuelto de antemano en soluciones “combificadas”, y lo que se ofrece es un inmenso menú de posibilidades preestablecidas dentro de las cuales uno puede seleccionar, pero en realidad no puede elegir. Nada hay para desear por fuera de lo que se ofrece. Lo artesanal, implicado en todos los campos de la actividad humana, es un concepto prácticamente impensado, casi imposible, coartando de esta forma la sublimación como uno de los posibles destinos de la pulsión. Pulsión que minorizada en su componente erótico y exacerbada en el mortífero tiende a la repetición de un placer de otro orden que el sexual, pero más directo. “Satisfacción ya”, tour pulsional que se puede contratar en agencias de viaje. Y dado que la pulsión al dar con su objeto descubre que no es así como se satisface, genera y alimenta el mecanismo de producción incesante de nuevos objetos. El falo no está constituido como ese monumento que conmemora la presencia de una ausencia, no es reserva operatoria a disposición del sujeto. Ya no ejerce la función de incorporar al goce, en tanto la realización de la falta, al campo del significante. El falo positivizado, fetichizado, siempre está allí, para evitar la emergencia de la angustia, para aumentar el goce irrestricto. Cito a Lacan: “El perverso no sabe al servicio de qué goce se ejerce su actividad. No es en todos los casos al servicio del propio”... ¿Cuando una sociedad manifiesta una compulsión imperiosa a experimentar nuevas sensaciones, sensaciones extremas, aquellas que exceden como plus de goce, no constituye una evidencia insoslayable y una seria advertencia sobre el estado de salud del deseo? Época de la globalización, entonces, en la que sintetizando, todo parece estar al alcance de la mano en el momento que uno lo decida. Todo se puede hacer, todo se puede decir, todo se puede mostrar. Todo es posible. Dios ha muerto, viva “la cosa”. Lo cierto es que hoy, con nuestros recuerdos, repeticiones y renegaciones, gustosos, a disgusto o indiferentes, todos transitamos por las calles de esta aldea global. Aldea global en la que entre otras cosas, el amor falta permanentemente a la cita. ∙La Docta Ignorancia∙ 9 » » La Repetición en el séptimo Arte: Hace un año en Marienbad de Alan Resnais repetición, pérdida e invención en Marienbad p or L i c. Da ni el A cea Lic. en Psicología. Psicoanalista. » Hace un año en Marienbad (L´année derniere a Marienbad) representa una de las obras cumbre de Alain Resnais, quien en sus inicios como realizador cinematográfico, se vio impulsado a trazar este film sobre la memoria, la repetición y la persuasión. En este film ambientado en una lúgubre, lujosa y antigua mansión barroca, con “habitaciones silenciosas, donde las pisadas son absorbidas por alfombras tan espesas, tan gruesas, que uno no oye ni sus propios pasos”, Resnais juega con esos pasos sordos, que dejan marcas borrosas y difusas, para recrear una historia en la cual un hombre se acerca a una mujer e intenta persuadirla de que se conocieron hace un año en Marienbad, se amaron, y juraron volver a verse un año mas tarde para huir juntos. Ella refiere no recordar nada, a lo cual él insiste y comienza a rememorar como aconteció –según él– ese encuentro: en los jardines de Frederiksbad, ella se encontraba posada sobre una balaustrada de piedra, él se acercó sigilosamente y comenzaron a hablar sobre una escultura de una pareja clásica que se encontraba junto a ellos; empezaron a conjeturar acerca de la historia de la petrificada pareja: de sus nombres, de lo que percibían, de sus miedos. Obra ubicada entre Hiroshima Mon Amour –donde tras la relación apasionada entre dos desconocidos, emergen los significantes de un tortuoso recuerdo amoroso–, y Muriel –donde una cinta sobre los abusos de la intervención francesa en la guerra de Argelia es el enlace a las huellas casi imperceptibles de un pasado siniestro y angustiante–, Hace un año en Marienbad se sitúa en un tiempo de eterno presente, 10 ∙La Docta Ignorancia∙ donde la memoria, lejos de constituir un estrato ordenado y cuantificable, es memoria enlazada al deseo, memoria que se reversiona, se reinventa, una y otra vez. El film de Resnais pareciera retomar el camino de los sueños en análisis, donde importa más la transmisión que el propio recuerdo. Lo curioso es que el espectador ve repetirse a lo largo del film el primer encuentro entre los protagonistas, ve retornar este relato –así como otros– pero con diferentes matices. Las palabras se repiten, mientras que las imágenes siempre modulan una diferencia: en una ocasión, el recuerdo es de ellos bajo la luz del sol junto a la escultura en los jardines de Frederiksbad, en otro es dentro de la mansión junto a un cuadro de los jardines de Frederiksbad, en otro es en un recóndito pasillo oscuro de la mansión. En los relatos del mítico primer encuentro de la pareja, lo que se figura como una rememoración, denota el retorno de los signos; mientras que los matices diferentes con los que el espectador tropieza en este encuentro, no hacen más que inscribir la diferencia y, consecuentemente, la pérdida del mismo. El film avanza por los recargados pasillos de la mansión barroca, y la confusión acerca de dicho encuentro, se acrecienta progresivamente en este recorrido. De esta manera, si el espectador abraza la idea de que el encuentro en Marienbad se efectuó y sucumbió al olvido por parte de la protagonista, la cara simbólica de la insistencia significante emerge, donde el significante se abre a la repetición; como también la cara real de la irrupción de un encuentro con lo inesperado, donde algo nuevo emerge, establece una diferencia –y marca una pérdida– con respecto a lo que se repite. De esta manera, Hace un año en Marienbad enseña dos caras de la repetición, la cual se sitúa entre el desplazamiento, el automaton de la cadena significante al servicio del principio de placer, al servicio del goce petrificado de lo reprimido, y la tyche, como esa compulsión mas allá del principio del placer, que actualiza algo nuevo. Estas dos caras, estos significantes de lo simbólico y estos retazos de lo real, retornan en el juego constante que Resnais realiza con planos “estáticos”, con figuras inmóviles en esta obra. De esta forma, nos encontramos con la escultura clásica de la pareja, mediante la cual los protagonistas del film “asocian libremente”, dan palabra a sus temores y fantasías; escultura que, como toda representación de una era del hombre, se sitúa como un eslabón en la cadena de significantes que conforman la historización social. Simultáneamente, Resnais construye escenas donde los personajes se encuentran inmóviles; el espectador puede percibir que el ojo de la cámara no se ha detenido: la cámara sigue grabando pero los personajes se hallan petrificados. Tal como los tableaux vivants1, Resnais representa el dolor de un cuerpo vivo inmovilizado, para luego devolverle su movimiento; cuerpo que expresa la dualidad de hallarse amortecido por la colonización simbólica y, a su vez, portador de un goce irrepresentable que persiste mas allá de lo simbólico. A su vez, así como con sus primeras pacientes histéricas, Freud pasa del “trauma por abuso sexual” al “ya no creo en mi neurótica”2, el espectador puede pasar del “hace un año en Marienbad” al “¿Existió tal encuentro en Marienbad?”. La brecha que prosigue a la convicción de que tal encuentro no existió efectivamente, sugiere que, tal como las fantasías histéricas de aquellas pacientes de Freud, es el quantum de energía sexual que no puede ser cualificado –en términos de Freud–, la irrupción de goce –en términos de Lacan– lo que opera como motor de las escenas que relata el protagonista del film. En esta vertiente, la repetición se sitúa como elemento de escritura que conmemora la irrupción de goce. Resnais y su obra dejan vislumbrar como la repetición no solo actúa como fenómeno de estructura, construyendo la marca de la diferencia y de la pérdida de aquello que se repite, sino que enseña también su carácter inventivo, en tanto, en el “retorno al recuerdo”, este es creado y recreado. Práctica que se inicia en algunos círculos aristocráticos del siglo XVIII, que consistía en representar escenas memorables de la historia socio-política o la literatura, mediante personas que permanecían inmóviles sobre un escenario. En la actualidad, como representante de esta tradición de tableaux vivant (cuadro viviente), puede ubicarse en calles peatonales o plazas, al comediante que permanece inmóvil y, solo se mueve (realizando una reverencia), cuando le entregan dinero. 2 Freud, Sigmund. Obras Completas. Tomo I. Amorrortu Editores, pág. 301 1 ∙La Docta Ignorancia∙ 11 » Ensayo Escribir LO iLEGibLE: PAsOs DE UnA EsPErA » Ir a hablar a un analista, ante la depreciación de la palabra2, parece seguir pugnando en posicionarnos como salidos de una escucha. Es así que propongo una hipótesis: no hay otra posición para el analista, dentro de la erótica moderna, que dar lugar al escritor erótico. Dar lugar es ir a buscarlo, husmear si allí donde irrumpe (¿con qué voz, en qué registro?), produce ¿una antítesis, un equilibrio inestable, un ilegible, una reversibilidad?. Sugiero que partamos de una pregunta: ¿por qué al escritor en primer lugar?, a lo cual diría que en el escritor se hace patente un conflicto/lucha, entre: - la intensidad3 y lo atópico por un lado. - el lenguaje con su valor direccional; un elemento al lado de otro, marcan también posiciones donde signos y significantes se tornan reversibles e incluso uno señala la necesidad para llegar al otro, ¿primero el significante luego el signo o a la inversa?, y es que sólo de esta forma leemos los cuadrángulos en Lacan, como posiciones de orden, asì por ejemplo ya desde la situación de la metáfora tenemos un entrecruzamiento: que definirá los otros esquemas de Lacan, donde sus iniciales: JL, marcan una inversión que juega con el cuadrángulo, deberíamos acudir, por ejemplo, a las sesiones de mayo 25 de 1955; diciembre 19 de 1962; mayo 19 de 1965; mayo 11 de 1966; diciembre 14 de 1966; enero 11 de 1967; enero 10 de 1968; junio 19 de 1972; mayo 13 de 1975; marzo 9 de 1976. Lo erótico suele leerse por su disrupción con referencia a otro elemento discordante (pero legible). ¿entonces, es un elemento lo erótico?... de momento digamos: es un contra – valor. Así en cada palabra de esta pregunta: ¿qué produce el escritor: un equilibrio inestable, una reversibilidad?, etc... se juega un corte que afecta a la producción de una posible historización del texto, en tanto lo erótico como contra – valor sólo tiene un peso si hay discordia, de lo contrario cae ese peso, no puede actuar como memoria histórica, su situación está en su presencia de elemento, en su lectura. Esto sería una posición que no consista en tomar partido por “amigos o enemigos”, sino una apuesta: “hacer hablar a los registros que subyacen a lo que se ha dicho”. Tal vez...en el momento en el que los registros hablan como registros haya algo de J(A). Tal vez... en el momento dónde los registros hacen su aparición - forzando4 su extrañeza - ante cualquier sujeto (pretendido tal, la voz de un “autor”) es que haya algo de J(A). 12 ∙La Docta Ignorancia∙ 1 p or Cl a u d i a Ga s p a r Sobre la historización. Desde Nietzche se propone a la genealogía buscando en las mismas palabras, un cambio en la voz enunciativa (Nietzche estudia el paso de los vikingos a los católicos). Con Foucault, más que ir del lado de una prosecución en las palabras, tenemos discontinuidad, renovación semántica, movimientos. Hay una nueva cuenta por hacer. Por otra parte, parecería que desde Freud el nexo lógico, la vía asociativa por la cual nace el conflicto psíquico (acumulación de suma de excitación) liberó a la historia de su sucesión e imprimió otros registros: a. el del miramiento por la figurabilidad b. el de las investiduras y las identificaciones como sedimentos filogenéticos de lo ya - hecho que guarda su preocupación patológica por sus efectos, de lo contrario es un reservorio de intensidad...espera... Con Lacan, en su uso de la banda de moebius y los nudos, alguna cosa espera... hay una espera y se abren preguntas: ¿cómo se sostiene una letra china, quién sostiene al nudo borromeo? y es que “hablar a los muros” es dar a la palabra su lugar de exclusa, es decir, situarla como un último avatar del goce. Así, antes de salir a buscar al “escritor moderno”, tendríamos que hacer una apreciación literaria entre género y escuela: “Una cosa es género y otra es escuela. Crear un género es mucho más dificil que crear una escuela. Veremos la dificultad: el género resulta de la clasificación a partir de elementos comunes que están al alcance del lector, la escuela es el modo de aproximación a la escritura que tiene el autor. Con ello decimos que al género lo crea la historia y a la escuela no, a la escuela la crea un escritor a quien luego siguen otros. Así, por ejemplo, tenemos el género de la novela policial y las diversas escuelas de dicho género: detección de enigmas ( Holmes, etc) ;detectives duros ( hard boiled, Sam Spade, etc.)5. Opto entonces, por una aproximación a un escritor y aquí – otra vez - hay varios niveles: a. la función de su escritura (a lo que apunta pero no lo dice...), donde el erotismo implica una textura, una vía del significante que no se aleja de sus contingencias:¿desde dónde habla el erotismo y a quién le habla?: podría ser desde un registro, desde un sujeto, desde el objeto como atractor extraño. b. la nominación de sus placeres: 1. por parte de la literatura, hay un catálogo de los placeres en varios adjetivos, hay placeres eróticos6, sexuales7, obscenos8, pornográficos9. (uno no es sin otro). 2. por parte del psicoanálisis: goce, placer, deseo, J(A), A. enunciado, enunciación, sinn, bedeutung, etc. En este caso propongo escuchar, dejar hablar a la función de su escritura (punto a), antes que a la nominación de sus placeres. La modernidad narrativa. Tomemos un trabajo muy valioso sobre tres escritores “modernos”: Baudelaire, Rimbaud y Mallarmé. Cito apreciaciones sobre ellos, dadas por un gran literato, Jacobo Rauskin: Baudelaire: LE CHIEN ET LE FLACON. ...AH ! misérable chien, si je vous avais offert un paquet d’ excréments, vous l’auriez flairé avec délices et peut – être devoré. ainsi, vous . même, indigne compagnono de ma triste vie, vous ressemblez au public, à qui il ne faut jamais présenter des parfums délicat s qui l’exaspèrent, mais des ordures soigneusement choisies. ¿Que propugna Baudelaire?, “la negativización en tanto crea con la palabra un cerco de inviolabilidad, tiene un solo núcleo: el mal; es el último de los grandes poetas cristianos”, su poema es la clave de la literatura simbolista”. En Rimbaud: jades, si je me souviens bien. ...ah!. j’en ai trop pris: - mais, cher Satan, je vous en conjure, une prunelle moins irrité ! et en attendant les quelques petites lâchetés en retard, vus qui aimez dans l’ écrivain l’absence des facultés descrptives ou instructives, je vous détache ces quelques hideux feuillets de mon carnet de damné. En Rimbaud, “el vacío es extremandamente importante para entenderlo, en tanto hay una desacralización. Una cosa buscando otra”. En Mallarme. un soneto. le vierge, le vivace et le bel aujourd’hui va-t-il nous déchirer avec un coup d’aile ivre ce lac dur oublié que hante sous la givre le transparent glacier des vols qui n’ont pas fui !.... “aquí el sonido identificatorio se va fugando, se aleja del sentimiento como tal, se aproxima a la inutilidad de la vida”. En éstos tres poetas que inauguraron la modernidad, tenemos algún imaginario para el escritor moderno y su función con el erotismo, (habida cuenta de ir a leer, a Cortazar, a Osvaldo Lamborghini y a otros), tal vez haya algo así como un registro de lo inútil en el erotismo, registro que para algunos es una forma de desestabilizar a las categorías identificatorias pero para otros es un tiempo (no existe uno tal que no fi de x), que espera escribirse, positiva, negativa, o ambiguamente, y allí hay singularidades por decir10. Por fuera de la literatura. Tenemos varias alternativas de “narratividad”: en un primer lugar tomo al texto de Leo Bersani, el recto es una tumba, para señalar: a. Narratividad como impulso de apropiación. Aquí el sexo está dado como promiscuo: cualquier cosa y en cualquier lugar; se trataría de sobrepasar un umbral. Si hay un fantasma no sería otro que la identificación amorosa con el enemigo. b. Narratividad como hipérbole de sí, en tanto presenta al internalizado falo masculino como un objeto de sacrificio infinitamente amado. En este caso el fantasma literario estribaría en demoler la identificación. Ejemplo: el recto de un gay. Éstos son dos momentos dentro del texto de Bersani, ambos implican imaginarios diferentes. a. más allá del cuerpo propio. La circunstancia política invita a sobrepasar un umbral... habría que esperar entonces al enemigo. Temporalmente remite a contingencias (cesa de no escribirse). b. en el recto, en el cuerpo en tanto shattering hay una historia internalizada; implicaría a las posibilidades (cesa de escribirse) de usos de las partes del cuerpo. En Freud, el discurso histórico presenta vacilaciones, posturas que no terminan de ser tomadas, con respecto a la voz que narra: a. en la interpretación de los sueños, (punto B), da una definición de asociación como percepciones enlazadas en la memoria por simultaneidad. Implica así una noción de intensidades adheridas a representaciones, que mediante un trabajo de condensación determinarán el carácter vívido de una imagen. b. en la carta 52. Otorga al mecanismo psíquico una estratificación sucesiva, la nivelación cuantitativa tiene una tendencia: inhibe y desvía el proceso exitatorio. c. en Recordar, repetir y relaborar, la compulsión de repetir toma como palestra a la transferencia, “donde se le ordena que escenifique para nosotros todo pulsionar patógeno”... “la reelaboración de resistencias se equipara a la abreacción de los montos de afecto (hipnosis)”. Es decir, Freud se manejaba con una antítesis pulsión/ representación (dos plenitudes): -la pulsión como “suma de fuerza, como exteriorización de la inercia en la vida orgánica”. -la representación como una 3ra transcripción, ligada a lo denominado “representación palabra”. Pero va pasando a otra antítesis: la de acto (compulsión de repetición)/representación. Aquí es donde Lacan va a hablar de un dialéctica negativa en Freud, en el sentido de que “por la persistencia de las mismas antinomias surge el orden propio de aquello que se procura formalizar”; también será Lacan quien magistralmente leerá, en el movimiento de trasvasamiento de una intensidad a otra, a lo real como lo posible esperando que se escriba11. Valga aquí tener presente el lugar dado a la inhibición – por Lacan- con el nudo borromeo. Inhibición que toma tanto al real como al imaginario, sin dejar de lado que el simbólico es el registro que queda mudo y en el lugar del tercero (hay aquí una organización de la intervención analítica). Una voz que no puede ser acallada es aquella que no hace al conjunto – ni lo niega- en Freud, ya se la leía en la función que daba lo reprimido primordial pero que “no cesa de no escribirse” con lo real y marca sus diferencias gracias al resto de los elementos. Con respecto a la erogeneidad, Freud dirá: 1. en 1914: constitución del narcisismo: propiedad general de todos los órganos, aumento o disminución en una determinada parte del cuerpo... corre paralela una alteración de la investidura libidinal dentro del yo. zonas erógenas: subrogar a los genitales y comportarse igual que ellos. 2. propedéutica de 1910, en “perturbación psicógenas de la visión” dirá: si un órgano que sirve a las dos clases de pulsiones incrementa su papel erógeno.. cabe esperar que ello no ocurra sin alteraciones de la excitabilidad y de la inervación, que se anunciarán como unas perturbaciones de la función cuando el órgano pasa al servicio del yo. 3. hay otra propedéutica en “pulsiones y destinos de pulsión”. “...un desplazamiento de la pulsión a su objeto, un lazo íntimo de la pulsión con el objeto se acusa como fijación...” En Freud la excitabilidad, la intensidad, la investidura (activación) esperan su visibilidad, porque el carácter de lo visible está puesto de partida como un adjetivo de lo móvil (ver esquema del peine y los sueños). Hay aquí algo que nos recuerda a la historia de los niños ante lo que “aparece” (carácter problemático de lo visible). La vivencia, en esta ∙La Docta Ignorancia∙ 13 » » (Es) S 1 a re n io t la im (moi) a 2 En Baudrillard. Baudrillard, dentro de un estilo símil a Baudelaire, estudia el fenómeno moderno como una “transparencia del mal”, en él tenemos dos tendencias narrativas: a. la afirmación de que estamos en una fase irradiada del valor, en una metonimia total, viral por definición ( o por indefinición). Desde donde estamos sería imposible calcular en términos de lo bello o feo, de verdadero o falso, como calcular a la vez la velocidad y la posición de una partícula. Aquí él va a estudiar a M. Jackson, a la vida por internet, etc. b. la propuesta bajo la forma de una apuesta a la reversibilidad como una determinación, desde donde propone a la seducción como a un destino ( hay que fijarse aquí como el autor en esta fricción entre apuesta y destino está generando una fricción, un erotismo). Este autor entenderá a la seducción en la intensidad de la ausencia, o en la repentina absorción en sus propios signos, sin rastros de sentido, como si hablara de una puesta en escena artificial de un cuerpo.... haciendo girar a las apariencias sobre ellas mismas: más desnudo que el desnudo, más obsceno que lo obsceno, de lo que se trataría es del gesto paródico (ya lo supo el teatro Nô). A utre Inhibición (Inhibition) Impedimento (Empêchement) Embarazo (Embarras) Emoción (Émotion) Síntoma (Symtôme) Pasaje al acto Conmoción (Émoi) Acting-out Angustia (Angoisse) 3 » 4 triángulo azul Saber Tab Ho d lea riz on ce a triángulo blanco h Sujeto Sexo { tan Dis 1 l 5 6 B 7 A je ne là où pense c´était pas (Sujet) ou je ne pense pas ou je ne suis pas Aliénation Vérité ert nsf Tra a 1 -φ Inconscient 3x φ x 8 3x φ x 2 existence N 1 nécessaire 7 impossible 8 indécidable contradiction 4 5 contingence contradiction 6 objet a x φx A P 3 x φx A Schéma correspondant (sans certitude) 9 10 NI rojo verde R S azul I ∙La Docta Ignorancia∙ je ne suis pas -φ là où c´était 14 u S So ¿Qué hemos dicho?: hicimos un bosquejo, pasamos por autores, por literatos, por cierta historia de lo erótico, de lo inútil, de lo que espera por escribirse en tanto contravalor. Hicimos así una contra historia; un movimiento analítico: el de aquel que deja hablar a otros, porque en el analista, vale más el movimiento de un cuadrángulo que un decir, o tomar una posición de analista. De lo que hay, en el analista, si hay, es del vacío que mueve a otros textos. Este escrito surgió en diciembre de 2008, ante una propuesta interna de Jean Allouch, donde preguntaba a los miembros de la école lacanienne de psychanalyse: ¿cuál es el posicionamiento del analista ante la erótica moderna?. 2 Cuando señalo que hay depreciación de la palabra, estoy trayendo a Baudrillard en su análisis de la inmediatez de la demanda. 3 La intensidad tiene una larga historia en el psicoanálisis, ya en Freud era aquello pasible de ser inhibido (o no), en el paso de una representación a otra, en este escrito y con este término también señalo una ausencia porque en la intensidad el escribiente se ausenta, tal como lo explica Roland Barthes en El grado cero de la escritura. 4 en esta segunda forma de enunciar pienso en Baudrillard y el artificio. 5 agradezco al profesor Jacobo Rauskin su brillante clase sobre géneros literarios. 6 tal vez decir del erotismo por su valor de contragolpe, por el efecto de cambio de la voz narrativa del texto, del registro de lo vivido. 7 tal vez, diría de la sexualidad mediante la reproducción, gracias a un isomorfismo, entre los signos del sexo y el ser biológico. 8 más desnudo que el desnudo, dice Baudrillard. 9 más visible que lo visible, repite el mismo autor. 10 Vaya el lector aquí al brillante libro de Guy Le Gaufey: el notodo de Lacan. 11 trasvasamientos muy puntuales en Freud: elementos latentes son fundidos en una unidad, sólo un jirón se expresa, elementos latentes se omiten. 12 Recordemos que cuando decimos orden lógico, o quien organiza a quien remitimos a los esquemas que Lacan da en sus variados seminarios. una muerte necesaria a ´utre re ai n gi t en ci ns co in época, no puede ser dicha sin que se suelde de nuevo la representación con el afecto. De esta soldadura y sus presunciones de logicismo obtenemos pistas del mundo del fantasma. Fijación, Inhibición, no están sino después de un embarras, dirá Lacan, haciendo así un orden lógico12, y dándole al corte, al hábito del sastre, la sabiduría de entender que desde la primer tajadura ya se sabe si hará un saco o un short, y que con el mismo hace las veces de una presentación del sujeto. Recordemos aquí que fijación e inhibición se expresan como un carácter temporalmente opuesto (no contradictorio). Cuando comencé mi práctica clínica, estando en los consultorios de Admisión de Psicopatología Infantil del Hospital Álvarez1, llegó a la consulta una mujer visiblemente angustiada, pidiendo por su hija de 6 años con alucinaciones. Luego de esa primera entrevista con la mamá –plena de sucesos terribles y de secretos-, comencé a ver a la niña durante 6 entrevistas. Llegadas a la 7ma, la niña termina la descripción de su alucinación, respondiéndole a quien le daba tanto miedo, una frase que su madre me había relatado en aquella entrevista primera, y que había pronunciado dirigiéndose a su abuelo (bisabuelo de la niña) luego de haber sido abusada. Esta frase y la escena, de mas esta decir, nunca habían sido relatadas a la niña. Al decir esa frase, me miró y me dijo: “hoy es el último día que vengo. No necesito seguir viniendo porque ya me curé”. Y fue asi. No presentó –ni aún años después en que yo mantuve contacto con la mamá- episodio delirante ni alucinatorio alguno. ¿Qué Verdad tocó en ese encuentro con las palabras de su madre, Verdad que, al ser alcanzada, aun por fuera de la razón, abrió las puertas de su libertad...?. Otro caso: Hace unos años, trabajando en la sala de in internación de Toco-Ginecología del mismo Hospital Álvarez, me avisan de una paciente oncológica a la cual mantenían muy medicada, ya que estaba con metástasis. En encuentros anteriores, ella había llegado a contarme los distintos sitios donde había aparecido el cáncer (los sucesivos lugares del cuerpo en que se había ido fijando), y habíamos hablado de que repetían el recorrido del cáncer que había tenido su única hermana, fallecida tiempo atrás. Sin embargo, estas intervenciones no parecían tener efecto alguno. Ese día, me acerqué a su cama, me senté con ella, y le hablé, no estando muy segura de que pudiera escucharme. Ella respondió hablando blandamente, casi como si estuviera en el medio de un sueño –recuerden que estaba muy medicada-. No había nada que perder, parecía todo ya perdido, asi que le pedí que me contara nuevamente acerca de su hermana y ella. Esta vez, trajo a colación la escena del fallecimiento. Su hermana la manda llamar al dormitorio, pide que todos se retiren (los demás familiares estaban en el comedor) y le pide que no la deje sola, ella asiente, la toma de la mano y le dice: “yo te sigo”. Intervengo diciéndole que hay muchas maneras de seguir a su hermana que no sean “siendo” ella, intervención metafórica que me reproché mucho porque, me dije, no había capacidad cerebral para procesarla. No supe más de ella, supuse que había fallecido. A los dos meses, un día, escuchando a otra paciente, me saluda animadamente. Al verla, le pregunto si recuerda lo que hablamos y me dice que no. Me pregunta y cuando le cuento, se sobrecoge, desconfía de lo que le cuento y me pide mas y mas de esas palabras que yo sabía de ella. Con asombro me cuenta que nunca habló de “eso” con nadie. Al hablar con los médicos, me dijeron que nadie entendía bien por que continuaba con vida. Nuevamente ¿qué Verdad tocó al pronunciar esas palabras “íntimas”, que le permitió tomar otro camino que no fuera el de la Muerte? ¿Acaso al pronunciar esas palabras, al tocar esa “mismidad”, algo de eso se deshace? Mismidad a ser atravesada para encontrar el propio camino… p o r Li c . Vi o la i n e F u a Púp p ulo Psicoanalista Cuándo la niña pronuncia las palabras “silenciadas” de su madre, cuando la hermana pronuncia las palabras de su hermana “a punto de morir”, esa persona y la paciente son UNA. En ambos casos, algo en ellas ha quedado detenido en una escena intima, intocada -diría que ellas “viven allí”-. Sus síntomas manifiestos devienen de ese “estar allí”, en esa identidad de tiempo y espacio. El análisis viene a introducir casi una báscula por el mero hecho de que la paciente hable, una báscula que al pendular, permite que algo de ese “hueso de lo Real” sea tocado.1 Pero ¿qué es ese “hueso”?. Sigmund Freud, en La Interpretación de los Sueños le dá el nombre de “das ding” y lo ubica como aquello que estaría en la médula de la relación del sujeto a la Verdad, raíz de nuestro encuentro con lo humano, lo que habría de “más íntimo en el sujeto aunque extraño a él, estructuralmente inaccesible…”2 Heidegger, en ¿Qué significa pensar? cita un borrador de Hölderlin y cito: “Un signo somos, indescifrado…”El nombre de ese borrador me sorprende se llama “Mnemosine” (Memoria). Como si nos interpelara. ¿Acaso no somos una memoria indescifrada?3 La psicoanalista Silvia Rivello4, fundándose en el planteo de Gottfried Leibniz de la existencia de una invariancia dentro mismo de las variaciones fenoménicas, plantea que podríamos pensar que lo que permanece inalterado en las distintas lenguas es el Fundamento. Y yo agregaría que Lacan nos recuerda: “el campo freudiano es la Verdad del sujeto”5. De este modo, la Verdad, como Fundamento, sería aquello que permanece invariante. Verdad, Fundamento y Lenguaje. ¿Acaso algo de esa identidad madre-hija, hermana-hermana, cada una en el mismo lugar que la otra, no es lo que funda su padecer...invariante de la que es preciso recortarse? Pero; ¿cómo se recorta uno de alguien a quien ama? Heidegger. En “La Proposición del Fundamento”6 (“Der Satz vom Grund”). Propone un recorrido etimológico, es decir, que el fundamento no puede ser leído por fuera de una dirección a los orígenes del lenguaje…”Satz” alude a algo del orden de lo que se pone allí, en el sentido del ser, y que es recogido en el habla y la escritura. Por su relación con Grundsatz alude al principio o proposición fundamental del orden del ser, aquella que se alcanza “fuera de si”, es decir, apuntando a un tiempo del pasado que hace de suelo, de base, de “fondo”, tanto en cuanto nos “funda” como en cuanto podríamos decir “nos desfonda”...tiempo al que se alcanza solamente cuando el sujeto hace un salto, una trasposición. Ahora bien, ¿De que tenor es dicha trasposición? ¿Cómo lograrla? Enigmáticamente, el Diccionario de la Real Academia Española nos dice que la trasposición es la figura retórica que consiste en alterar el orden normal de las voces en la oración… ¿Acaso la existencia del hablante no comienza como predicado de Otro/Otros?…La asunción de un sujeto como tal, sujeto de la oración de su vida, no puede hacerse de otra manera que mediante un salto, un traspié… “El asunto del pensar no es nunca otra cosa sino esto: desconcertante, y tanto mas desconcertante cuanto mas ∙La Docta Ignorancia∙ 15 Lic.Violaine Fua Púppulo / U n a m u e rte ne c e s ari a » libres de prejuicios estemos al salir a su encuentro. Para esto se requiere la predisposición de escuchar, que nos permite saltar los cercos de las opiniones habituales para llegar al campo libre”7 “Lo no pensado es el don mas sublime que un pensar tiene para ofrecer”8 Si de articular Verdad, Fundamento y Lenguaje, no podemos dejar de lado la Repetición, repetición sintomática, transgeneracional… Haydee Faimberg9, plantea una original perspectiva acerca de la transmisión de vínculos entre generaciones. Aborda distintos tipos de objetos invisibles y de discursos inaudibles. El trabajo del psicoanalista consistiría, de acuerdo con esto, en volver estas herencias “visibles” o “audibles” En el libro “! Ay mis ancestros!”10, Anne Ancelin Schutzenberger (Editorial Omeba, 2006,), cita a Josephine Hilgard, quien en 1953 describe en un pequeño artículo, algunos casos clínicos y lo que ella llama “reacciones de aniversario” en el caso de padres e hijos: “Barcroft, la madre de una niñita de 6 años, Jenny, desarrolla una neumonía, una Marie pleuresía y una psicosis. Cuando ella era una niña de 6 años, su propio padre murió de una pleuresía y neumonía con meningitis terminal”…”La posibilidad de que se trate de una reacción de aniversario…esta indicada por el hecho de que los síntomas agudos aparecieron cuando su hija alcanzó la edad que ella tenia en el momento de la muerte de su padre, y por el hecho de que su neumonía y su pleuresía copiaron los síntomas de su padre en el momento de su enfermedad terminal….En el transcurso de su psicoterapia, la señora Barcroft relacionó con frecuencia la experiencia de su hija a su propia experiencia de niña…”. Para establecer la realidad del síndrome de aniversario, Josephine Hilgard realizó estudios sistemáticos de las admisiones de dos hospitales de California: 8680 enfermos ingresados en Agnews State Hospital, entre 1954 y 1957. Comprobó que el llamado “síndrome de aniversario” es estadísticamente significativo: hay una constatación clínica de las sincronías de fechas nacimiento-muerte, significativas en numerosas familias y repeticiones familiares indiscutibles. Estamos indiscutiblemente en el dominio de lo originario11. Ahora comprendemos mas fácilmente los descubrimientos de Noam Chomsky cuando nos dice que el niño posee en si mismo “principios generales” comunes a todas las lenguas, y “principios de transformación” por medio de los cuales va construyendo su suya propia. Asi, cada lengua funcionaría como una restricción respecto de las reglas mas generales atinentes a todas las culturas y que se hallarían inscriptas en el niño desde su inclusión en el mundo simbólico. De este modo, nuevamente las teorías más modernas confirman las percepciones freudianas: la represión originaria de la que Freud nos hablara, seria la consecuencia lógica del proceso de restricción que da origen a nuestra lengua. Los psicoanalistas hubiéramos dicho “la consecuencia de la inclusión del sujeto en lo simbólico”…distintas palabras, mismas ideas… Fundamento… Si pensamos que la lengua deriva de esa restricción inicial ¿Qué sucede con lo que queda por fuera de la lengua? Y en todo caso. ¿Dónde toma existencia lo que queda del lenguaje por fuera de la lengua materna? ¿Se inscribe en el cuerpo necesariamente? ¿O se basta con “realizar-se” como malestar? Cuando la niña pronuncia las palabras “prohibidas” de su madre, y a continuación me dice: “ya me curé”, denuncia que su relación al todo de la lengua ha cambiado: ese saber que ella ha pronunciado es ahora un saber desprovisto de cuerpo y fundamento, porque ese era un fundamento en la madre que tomaba el cuerpo de la niña, obrando como signo a ser descifrado. Ahora, una vez pronunciado, incluido en un entrama- 16 ∙La Docta Ignorancia∙ do y un linaje escénico (fantasmático), puede ser exorcizado. La otra paciente de la que les hablé, también. Ese secreto casi se cobra su cuerpo. Ciertamente la clínica psicoanalítica nos muestra que “eso” que queda por fuera de la lengua, aparece como exsistencia, es decir, por fuera, insistiendo en realizarse. ¿De que tenor es esta ex-sistencia? Tomaré ahora un caso en el que la muerte se torna real. Se trata de una paciente que retoma su análisis preguntándose por sus somatizaciones, debido al aumento de gravedad de las mismas. En su tiempo anterior de análisis, siempre se había negado a hablar de eso, testimoniando que hubiera debido hacerlo y que, ahora si, esta dispuesta a trabajar en eso. Relata que las somatizaciones comenzaron a producirse a partir del aborto que permite le sea practicado, contra su voluntad, en orden a no perder a su pareja de aquel tiempo. De ese aborto, del cual durante mucho tiempo eludió hablar tanto como de su infancia (llamativo en una persona como ella, que habla todo el día con todo el mundo y “de cualquier cosa”) dice: “me traicione a mi misma”. Había decidido tener al niño pasara lo que pasara, y su pareja la castiga tan ferozmente a lo largo de un mes, que logra llevarla al consultorio para practicarse el aborto bajo la consigna de que así no podrán seguir estando juntos…Momento de traición para con ella misma que la quiebra en lo mas profundo de su alma en tanto siempre sostuvo que su valor residía en que era capaz de sostener sus convicciones. A lo largo de las sesiones surge que al momento del embarazo de su madre, sus padres se peleaban todo el tiempo…De a poco iremos construyendo la pulsión de muerte presente en las escenas, tanto en su “no haber querido nacer-no haber querido que nacieras”, asi como en los intentos de suicidio de su madre, al ser abandonada por el padre. ¿Qué resemblanza despierta el aborto en ella? ¿Podríamos reducir sus síntomas corporales a la cuestión de la culpa? Hay algo de esto, pero no todo. Multitud de pequeños indicios, imposibles de transmitir, dan cuenta de que no se trata de un síntoma de una hechura mayormente simbólica…El aborto lleva a la realidad la escena incumplida en el pasado. Siendo ella su madre, matando a su hija, matando-se, yendo contra si misma traicionándose dice, siendo ella esa niña, muriendo, cumpliendo además el mandato familiar en el que su padre la coloca, como debiendo ser “madre de su madre”... Nuevamente madre e hija en el mismo lugar, muerte de un hijo que pone en escena la filigrana de una intimidad nunca hablada… “El lenguaje es la morada del ser y la casa donde habita el hombre, el gran intérprete que responde a esa llamada y que en ella y desde ella desvela la inconclusión de su propio decir”12. ¿Es esa identidad de la que hablábamos, la morada de la cual nos habla Heidegger? En ocasión de una supervisión, la analista relata que su paciente llega al Hospital con las piernas amputadas. El recorrido de las escenas previas es francamente impactante. La paciente se tira a las vías del tren y viendo que sus piernas, que habían quedado en la hondonada de tierra entre las vías, podían no ser tocadas por el tren, las coloca sobre las vías…. Lo que continúa a partir de allí es aun mas impactante: a partir de allí, ella –que es rubia, alta, muy linda, puede comenzar a tener amantes, a considerarse sexualmente interesante dejando atrás una vida de sufrimientos en los que ella quedaba ubicada como “sirvienta”… ¿De que tenor es este Acto? En estos casos, la amputación dirige la rehabilitación hacia el”equipamiento”, par de piernas ortopédicas. También esto nos da a pensar: equiparse…dotarse, ¿de qué se dotó? ¿Acaso la dote no es algo que el padre de la niña entrega al iniciar ella un camino nuevo? .Según el Diccionario de la Real Academia Española, el verbo “dotar” tiene entre sus acepciones, el “equipar o proveer a una persona o cosa, de alguna característica o cualidad que la mejore” De que hablamos cuando decimos que un miembro coloca a otra parte de si sobre las vías, para ser amputado? No puedo evitar las resonancias con lo que sucede en las enfermedades autoinmunes donde las células se destruyen unas a otras, aun perteneciendo al mismo cuerpo… Pareciera que el corte propiciado por las vías, o aquel propiciado por la búsqueda de un analista tuviera relación con la búsqueda de un nombre propio, pila bautismal que sanciona un tiempo nuevo… ¿Será acaso la muerte, la única manera en que lo nuevo puede hacerse posible?...No puedo mas que acercarme a la idea del acontecimiento en Deleuze… En este escrito me he referido especialmente a casos donde lo Real nos muestra su cara mas mortífera. No todos son asi: hay casos en los que el bautismo, si bien requiere la muerte de un tiempo primero, toma las vías de una elaboración en orden a las asociaciones y las palabras, es decir, en el ámbito de lo mas propiamente simbólico, aunque su inmixtion con lo Real siempre este presente. Sin embargo, es justamente en los casos como los que les relato hoy, en los que a mi entender, vemos el “hueso de lo Real” descarnado y crudo… Esa muerte, metafórica en algunos casos, como muerte de “los mundos posibles” de Leibniz, mundos en los que esos padres efectivamente hubieran donado, acompañado, celebrado…, muerte de aquello que en la madre no cesaba a pesar de no haber sido nunca pronunciado a una hija…, muerte de esa promesa: “yo te sigo”, promesa hecha por una hermana a la otra, de no dejarla nunca sola, aun en la muerte…Muertes que, de no efectuarse, quedan a la espera de su acontecimiento…Muerte que nunca es cualquiera, pues en cada uno de nosotros yace algo profundamente único y singular… La clínica psicoanalítica nos muestra una y otra vez, lo fructífero de retomar la pregunta por la Verdad como Fundamento, puesta en relación del sujeto a aquello que lo determina a la vez que lo desfonda. Para aquellos que lo presenciamos, el lugar del análisis es el del duelo por aquello que estaba en espera en el sujeto, y que no se ha cumplido, y a la vez, lugar de la efectuación de su pérdida…para que no tome mas el alma… A veces, ese duelo estaba detenido porque ese otro que podría haber dado una respuesta ya no esta ni volverá a estar. El sujeto queda, asi, pendiendo todo-él en una pendiente que no termina de tocar su fondo. Al decir de Derrida “ley inflexible y fatal”….”uno de nosotros dos, llegara ese día, se verá ya no viendo al otro”13 Momento deseado tanto como aborrecido, donde el sujeto queda solo, abandonado a ser un trazo –solo uno- en el torbellino de su repetición, trazo que no traza, trazo que no enlaza, recuerdo que no cesa, muerte que no termina de matar… Otras veces, la muerte se instala en el sujeto, en su cuerpo o en su alma, justamente porque todo permanece estando… Se trata de situaciones en las que los acontecimientos –como bellamente dice Deleuze-, reclaman trazarse en un cuerpo14 y enfrentarse al dilema de si el sujeto será digno o no de ese acontecer…¿Moriré a la misma edad que mi padre? se preguntaran algunos...Podré alguna vez sentir amor por un hijo si me animara a concebirlo, o repetiré el odio de mi madre por mi?...Palabras iniciales de un borde que no siempre busca –por ahora solo se pregunta- si podrá dar a luz un nuevo tiempo… En los casos en que felizmente el paciente logra atravesar con éxito esta hazaña, el analista tiene la fecunda experiencia de asistir a un nuevo nacimiento. Muchas veces, este nuevo nacimiento se conmemora –sin que el paciente sea conciente de ello-, con un cambio de nombre o de apodo, un cambio de dirección postal…un cambio en las condiciones simbólicas de ubicación del sujeto. Era necesario que algo muriera para que, allí, brotara algo de otro orden… No es fácil. Nada lo es. La Repetición nos coloca en un borde a unos y otros. Borde de desfondarse para el paciente, borde de nuestro deseo como analistas….pero sin esa Repetición ¿habría alguna posibilidad de que esa Verdad, tan ex-sistente como extranjera acontezca? El acontecimiento solo puede surgir en el borde de ese vacío y desde allí… ¿Qué me funda sino mi propia posibilidad, ora como analista, ora como paciente? ¿Y qué me desfonda más que ese imposible que insiste en mí? En este sentido, me recuerda cuando Badiou afirma que la filosofía debe ubicarse fuera de la representación, fuera del lenguaje. ¿No es acaso el mismo lugar que se nos requiere, como analistas, cuando nos hallamos en presencia de estas herencias? Cómo no recordar las palabras de Freud respecto a nuestro oficio como imposible… A diferencia de Badiou, los casos clínicos nos muestran que el acontecimiento nunca es al azar. Solo es posible desde un fundamento que (lo) esperaba, pero al que, a su vez, conmueve, subvierte….Refundación que solo es posible por la insistencia misma de la Repetición que lanza al sujeto en picada hacia su desfondamiento y la presencia de un analista que soporte, en tanto tal, la función “causa” a lo largo de la travesía. Producir el acontecimiento, hacerlo visible (dirá Faimberg), construir (dirá Freud) para poder, in memorian, olvidar…operaciones necesarias para que ese incorporal, del que hablaban los estoicos, venga a encarnarse y suceder. Deleuze lo dice mejor que nadie “Toda cura es un viaje al fondo de la repetición”15. Solo que tiene un precio: soportar la travesía (y en todo sentido los invito a buscar el significado de esta palabra), travesía del acontecimiento que convoca. 1 Geometrías de un Torbellino, escrituras de un acontecimiento. Lic.Violaine Fua Púppulo. 2007. Publicado en revista Texturas No.7 de la Fundación Paremai Fractal. 2 Diccionario del Psicoanálisis bajo al dirección de Roland Chemama. Amorrortu Editores. 1995. Buenos Aires. Argentina. 3 ¿Qué significa pensar? Martin Heidegger. Trànsito de la 1ra. A la 2da.lecciòn, página 20.Editorial Caronte Filosofía. 4 Clases inéditas dictadas durante el año 2007 en Buenos Aires, Argentina 5 Seminario 1 “Los escritos técnicos de Freud”. Jacques Lacan. 1953. Buenos Aires. Editorial Paidós 6 La proposición del fundamento. Martin Heidegger. 1956. Colección La Estrella Polar. 2da.edición 2003. Ediciones del Serbal. (especialmente la Nota de los Traductores Félix Duque y Jorge Pérez de Tudela. Madrid 1990) 7 ¿Qué significa pensar? Martin Heidegger. Trànsito de la 1ra. A la 2da.lecciòn, página 21.Editorial Caronte Filosofía. 8 ¿Qué significa pensar? Martin Heidegger. 7ma.lección, página 79.Editorial Caronte Filosofía. 9 El telescopaje de las generaciones. Haydee Faimberg. 2006- Editorial Amorrortu 10 Ay! Mis ancestros. Anne Ancelin Schutzenberger. Páginas 194. 4ta.edición. 2006. Buenos Aires. Editorial Omeba. 11 Ay! Mis ancestros. Anne Ancelin Schutzenberger. Páginas 184 citada ut supra 12 Carta sobre el humanismo. Martin Heidegger. Traducción de Helena Cortés y Arturo Leyte, publicada por Alianza Editorial, Madrid, 2000 13 Filósofos en la tormenta. Elizabeth Roudinesco. 2007. Buenos Aires. Fondo de Cultura Económica. 14 Exasperación de la filosofía: El Leibniz de Deleuze. Gilles Deleuze (Clase XIV, página 352, correspondiente a los años 1986 y 1987, dictadas en la Universidad de Vincennes) 1ra.edición. Buenos Aires. Cactus. 2006 15 Diferencia y Repetición. Gilles Deleuze. 1968. Edición 2002. Amorrortu Editores. ∙La Docta Ignorancia∙ 17 LA rEPETiciÓn, un hecho de estructura » “no hay necesidad de tener el plano de un apartamento para golpearse la cabeza contra las paredes”1. » Que los seres hablantes nos golpeamos la cabeza contra las paredes una y otra vez es un hecho por todos conocido. Es la estructura de la neurosis la que nos conduce por ese sendero, ya que existen determinaciones a las que estamos sujetos pero, es la dirección de un análisis la que apostando al deseo deja un margen para la aparición de algo nuevo. ¿QUÉ FUNDA LA REPETICIÓN? Freud escribe el artículo “Recordar, repetir, reelaborar” en el año 1914 y en el mismo introduce el concepto de “compulsión de repetición”. Dicha compulsión se le presentaba como un obstáculo a la asociación libre en el curso de un tratamiento, ya que para él la cura consistía en “llenar las lagunas del recuerdo” y “vencer las resistencias de represión” por ser las responsables de que el analizante no recuerde lo reprimido sino que lo actúe, lo repita en el terreno de la transferencia. La compulsión de repetición “es su manera de recordar” y el agieren constituye un recuerdo en acto. Este “actuar” que Freud llama agieren es el mismo actuar que aparece como fundamental en la transferencia y que busca satisfacción en el nivel de la pulsión. En este sentido, Freud en “Sobre la dinámica de la transferencia” –texto de 1912- habla de una “resistencia transferencial”, de la transferencia como resistencia y de la cara pulsional de la misma, allí donde se pone en juego la búsqueda de una satisfacción en la cura misma. La irrupción de este actuar en el marco de la cura implica, por un lado, el detenimiento de esta última y, por el otro, la transferencia ya no como motor, sino como obstáculo a las asociaciones –es momento de cierre del inconsciente-, porque es allí donde aparece la resistencia haciendo emerger la repetición. Se repite cuando hay resistencia y hay resistencia cuando se dirige al analista una transferencia hostil o amorosa hiperintensa (punto de detención de las asociaciones). O sea que, a esta altura de su obra, Freud considera que aquello que funda la repetición es la resistencia, ya que al existir una resistencia a todo recordar, aparece la transferencia misma como recuerdo o repetición en acto. Así, es que Freud establece una relación entre compulsión de repetir, transferencia y resistencia, siendo para él transferencia y repetición –en este momento- dos conceptos indisociables (cuestión que será retomada luego a partir de los desarrollos de J. Lacan). La manera en que concibe la repetición es simbólica-imaginaria –del lado del principio del placer-, ya que el recuerdo es un significante y la repetición –mediante el manejo de la transferencia- puede ser sustituida por el recuerdo. Distinta, por cierto, es la concepción freudiana de 1920. En el artículo “Más allá del principio del placer”, acorde al vuelco que da en su teoría, cambia el concepto de la repetición ya que lo ligará a la pulsión de muerte y lo colocará del lado del más allá del principio del placer. Es, precisamente, la compulsión de repetición aquello que lo lleva a dar semejante viraje en su teoría, debido a que es ella quien cuestiona o “destrona” el imperio del principio de placer sobre el decurso de los procesos anímicos. En este marco, tendrán un papel fundamental la 18 ∙La Docta Ignorancia∙ J. Lacan concepción energética freudiana y la del trauma. Un suceso como el trauma provoca una importante perturbación económica a nivel del aparato, ya que los grandes volúmenes de estímulo lo inundan produciendo la ruptura de la protección antiestímulo. Esta ruptura exterior libera un quantum pulsional interior imposible de ser ligado por el aparato. En ese punto, hay fracaso del principio de placer y el trauma nos da cuenta del carácter repetitivo de la pulsión y de la preponderancia de la energía no ligada que empuja hacia la descarga. Aquí, estamos frente a la cara real de la repetición, ya que aquello que la funda es la insistencia de la pulsión que obliga al aparato a un trabajo constante. O sea que hay repetición porque lo que no puede ser ligado -lo pulsional, la pulsión de muerte- irrumpe y frente a eso se intenta la ligazón. La compulsión de repetición evoca no sólo deseos inconscientes censurados por el yo, sino aún experiencias vividas en el pasado que no supieron provocar placer a ningún nivel. Particularmente –comenta Freud-, las decepciones ligadas a la disolución del Edipo donde no es el displacer del yo el que está en cuestión sino el sufrimiento debido al doloroso renunciamiento impuesto a la vida pulsional. Retomando, todas esas dolorosas situaciones mencionadas aparecen en los sueños de los enfermos de neurosis traumática y en los juegos infantiles. Y, también son repetidas por los neuróticos en la transferencia pero el “eterno retorno de lo igual” se observa no solo en la transferencia sino en el destino implacable que se repite en la vida de muchas personas y da la impresión de una influencia demoníaca que las rige. Como ya se dijo, la repetición que Freud plantea a esta altura de su obra está ligada a lo real, una repetición en relación a lo traumático, al más allá y a lo no ligado que insiste. En el Seminario XI Lacan se pregunta qué es la repetición, cuál es su función y cómo se relaciona con lo real. Tomando los términos de Aristóteles plantea dos maneras de concebirla: tyché –como el encuentro con lo real-, y automatón –como la red de significantes-. Lacan sostiene que la repetición tiene que ver con el recuerdo, la rememoración, pero hasta un cierto límite: lo real. Así, retoma al Freud de “Recordar, repetir, reelaborar” y sostiene que “cuando todo acontecimiento parecería estar a punto de ser revelado, precisamente en ese momento vemos manifestarse lo que llamaré la resistencia del sujeto, que se convierte en ese momento en repetición en acto”2. Lacan es enfático al distinguir repetición de transferencia y sostiene que la repetición se vio obstaculizada como concepto para el psicoanálisis porque fue homologada con la transferencia. En este sentido, se diferencia nuevamente del Freud de 1914 cuando afirma que la repetición no es la rememoración actuada. La repetición, la tyché, es una repetición que nada tiene que ver con la lógica del recordar y que no se deja absorber por la transferencia, ya que siempre hay un resto. De esta manera, como ya se mencionó, se aleja del Freud de 1914 y se aproxima al de 1920. Plantea que la función de la tyché –de lo real como encuentro, como encuentro siempre fallido- se presentó primero en la historia del psicoanálisis bajo la forma del trauma. En ese sentido, toma la función de los sueños traumáticos y analiza el sueño “Padre no ves que ardo” para dar cuenta del encuentro con lo real –del encuentro fallido-. En ese punto habla del “despertar a lo real” y dice que dicho sueño lo alcanza. El sujeto se despierta para volver a dormir -a dormir en las representaciones-, para evitarse dicho encuentro con lo real. De este modo, puede pensarse la tyché desde la insistencia de la pulsión, como la cara traumática de la misma; y el automatón como la cadena significante y la posibilidad de ligar. La tyché como una repetición ligada al más allá del principio del placer y el automatón como una repetición simbólica sostenida en tal principio. Lacan dice que lo se repite es la función de la tyché -el azar. Es un azar que no sigue la línea de la sobredeterminación significante. Siempre tras el automatón hallamos la tyché, el objeto a que subyace tras la repetición como automatón. Entonces, la repetición implica: por un lado, una búsqueda (se repite una y otra vez la búsqueda del objeto) y por el otro, una evasión (se intenta evitar lo que no se puede alcanzar). También es importante situar que Lacan plantea que “la repetición exige lo nuevo” 3. En la repetición como tyche hay repetición de lo nuevo, ya que lo que no cesa de no inscribirse -lo imposible- insiste. El Seminario XVII: “El reverso del psicoanálisis” supone un verdadero franqueamiento: habla del saber como una repetición conectada al goce y dirá que el saber es un medio de goce (porque la repetición se presenta como un saber repetido y en tanto saber repetido es medio de goce). Sostiene que en la repetición ligada al más allá hay búsqueda de goce. Afirma que “la repetición se funda en un retorno del goce” 4, ya que a nivel de la repetición se produce un “fracaso”: lo que se repite está en posición de pérdida con respecto a lo que es repetido. Para Lacan, hay pérdida del goce y la función del objeto perdido -del objeto a- surge en el lugar de esta pérdida que introduce la repetición. La repetición es pensada aquí como recuperación (ya que en tanto hubo pérdida de goce la repetición es intento de recuperación). Se trata de la repetición de la diferencia, de la pérdida. En ese punto, el objeto a funciona como plus de goce. Finalizando, en tanto se genera una pérdida (dimensión de la entropía) habrá un plus de goce que recuperar: busca compensar y, por ello, produce goce y goce a repetir. ACERCA DEL RETORNO… En todo retorno algo se repite y algo escapa y, lo que se escapa es la causa de lo que se repite. Lacan sostiene que su posición es la del retorno a Freud. Si Lacan enunció que lo real es lo imposible y la dimensión de la causa siempre es real: ¿Podemos pensar que el retorno a Freud por parte de Lacan es causado por la profesión imposible que implica analizar? Por otra parte, ¿Retorno a qué? A los principios fundamentales del psicoanálisis. Principios que para ese momento habían sido dejados de lado por los postfreudianos. Hablamos de cuestiones para nosotros cruciales tanto para la teoría como para la clínica: la función de la palabra, del deseo, de la pulsión de muerte, del más allá… Ahora bien, ¿Qué retorno podemos ubicar en la clínica? ¿Con qué se opera en un análisis? Algo se actualiza en los tratamientos -ya Freud lo había postulado como neurosis de transferencia- y frente a eso contamos con el manejo de la transferencia. Nada puede hacer el psicoanálisis contra lo que está ausente o in efigie, es por ello que aquello con lo que tenemos que operar es con la repetición. Esta es la indicación clínica que nos da Lacan: “No es lo mismo comenzar por la rememoración y vérselas con las resistencias de la repetición, y comenzar por la repetición para obtener un esbozo de rememoración” 5. Es necesario trabajar a nivel de la repetición, no del recuerdo. Uno no se cura porque recuerda, sino que recuerda porque se cura. En Seminario XI Lacan articula la aparición del orden del inconsciente con la repetición y afirma que “el análisis está orientado hacia el hueso de lo real”. ¿Dónde encontramos ese real? En la repetición como tyché: en la cita siempre reiterada con un real que se escabulle. Y, en el encuentro fallido con lo real se halla comprometida la pulsión, el objeto a. Así, en el punto donde alguien va a encontrarse con el objeto de su deseo el encuentro es fallido. Lacan afirma que si lo real va del trauma al fantasma y, por ende, es el camino que realiza el sujeto, la dirección del análisis debe consistir en ir del trauma al fantasma, en tanto el fantasma obtura el posible encuentro con el objeto, con el agujero. Lo importante será situar en cada sujeto cómo lo obtura, cómo evita fallidamente ese encuentro con lo real. En este sentido, en el curso de un análisis mientras se trate de la repetición significante todo marcha en el registro de lo simbólico pero, cuando aparece la repetición por el lado de lo real, ahí el objeto a se hace presente y ocupa toda la escena (no como tendría que estar: perdido y operando como causa), es el momento de cierre del inconsciente y donde el analista debe poner el cuerpo. La pulsión, la compulsión repetitiva, puede llevar al sujeto a formas insospechadas de autodestrucción y el analista no poder detenerlo ya que, sabemos que el sufrimiento del sujeto implica un goce que no se resigna fácilmente. Por lo tanto, se tratará mediante la producción significante de cernir ese real y de reordenar el goce. Finalizando, la repetición se trata de aquello que nunca termina de inscribirse y que exige al aparato que lleve a cabo un trabajo: el de escribir constantemente, intentando ligar lo imposible, ya que la repetición como intento de ligadura es un intento de ligadura que fracasa –no puede ligarlo todo-; y esa cantidad o ese real que no logra ligarse es continuamente causa de la repetición. De este modo, sería la insistencia de lo no ligado o en términos de Lacan, lo que no cesa de no escribirse, aquello que funda la repetición. Entonces, la apuesta de un análisis será el intento de producir una escritura y, lo que se escribe, como lo señala Lacan, es contre-nature. Lacan, J. Seminario, Libro VIII: “La Transferencia”. Paidós, Bs. As., p. 209. Lacan, J. Seminario, Libro XI: “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis”. Paidós. p. 59. 3 Op. Cit., p. 68. 4 Lacan, J. Seminario, Libro XVII: “El reverso del psicoanálisis”. Paidós. p. 48. 5 Lacan, J. Seminario, Libro XI: “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis”. Paidós. p. 48. 1 2 ∙La Docta Ignorancia∙ 19 » Música y repetición cinco pequeños fragmentos po r Al ej a nd r o M a r t i no Músico y Escritor » Traeré a estas páginas algunas repeticiones que de tan cercanas se han vuelto invisibles: arriba-abajo-arriba-abajo-arriba-abajoarriba-abajo fuerte-débil-fuerte-débil-fuerte-débil tira-empuja-tira-empuja-tira-empuja tic-tac-tic-tac-tic-tac-tic-tac-tic-tac tomar-dar-tomar-dar-tomar-dar-tomardar inspirar-exhalar-inspirar-exhalarinspirar-exhalar-inspirar-exhalar Todas ellas pertenecen a la música, aunque no exclusivamente. Imagino ahora cuántas imágenes acudieron al lector. Doy las mías: el sonido de un reloj o de un metrónomo, la dirección de la mano del director de orquesta en un compás de dos tiempos, los acentos interiores de un tiempo y los de sus subdivisiones, la dirección del arco en los instrumentos de cuerda o del plectro que tañe las cuerdas de una guitarra y dos de las tres fases de la respiración. Suerte de sístole y diástole o de día y noche, son la cuerda de la música, el motor, porque lo son —también— de toda actividad, de toda vida. --------------------------- 20 ∙La Docta Ignorancia∙ Recuerdo mi extrañeza cuando oí por primera vez unas canciones rituales de los mataco-chané, gente tan argentina como yo. Me llamó la atención que algo tan antiguo haya podido ser grabado y me resultó muy curiosa cierta forma de emitir la voz. Es decir, como ven, permanecí fuera del mensaje de su música y no pude más que apreciar su superficie. Porque la música exige frecuentación. Sus códigos emocionales sólo se abren a nosotros si la oímos una y otra vez y mejor aún, si su audición se repite a través de los años y —qué mejor— si esa repetición se da en distintas etapas de nuestra propia vida. No es cierto que la música tenga un mensaje inequívoco, más bien todo lo contrario, la música tiene tantos mensajes como oyentes, e incluso tantos como las distintas audiciones que cada uno de ellos haga, pero para percibir su mensaje los oyentes deben estar calificados. Somos ignorantes absolutos para entrar en los secretos de la música ajena. Todo ser humano está capacitado para hacer propia cualquier música del mundo, pero hacerla propia significa frecuentar, vivenciar, profundizar, relacionar. Y esto nos lleva la vida. ---------------------------------- Forma y contenido musicales —por pertenecer a un arte en el estado más puro— son indivisibles. Para que exista la forma debe existir la repetición, la vuelta a casa, el volver a oír. Ello descansa. Toda simetría implica orden y toda simetría existe para ser rota. Un fragmento ya oído, al reaparecer, nos da sensación de seguridad, sabemos a qué atenernos. Un fragmento levemente variado pone en juego la música que suena en la memoria con la que suena en tiempo real y esto divierte y emociona. Un fragmento levemente diferente, o igual en su melodía y diferente en su armonía u orquestación —o viceversa— nos enseña la noción de matiz. Claro-oscuro, liviandad-pesadez. Me veo tentado a escribir tristeza-alegría pero no lo hago (o lo hago con esta salvedad): tristezaalegría, para la música, es como decir blanco-negro. Si escucho sólo blanconegro no escucho los millones de colores que juegan en ella. ---------------------------------------- Por la hermandad del corazón con los pulmones respiramos. Latido es oxígeno que fluye. Respiro y late. Late y vibra. Ambos ritmos son pulso y pulso es música en estado mínimo. Pongámoslo en palabras. Nuestras corazón y cuore, la francesa cœur, la italiana cuore y la portuguesa coração, son formas romances de la latina cordis. Cordis nombra al órgano (también órgano es instrumento músico) pero cordis, etimológicamente, dice —además— cuerda… cuerda que vibra. El corazón, esa cuerda que vibra. Vibro (vivo) al ritmo de mi cuerda. Cuando aprenda a escuchar su voz sabré mucho más sobre mí. Esto dicho en sentido físico, no sentimental. El pulso musical es el latido de base. Sobre su pedestal regular, a la manera de pasos equidistantes —la isocronía— se construye todo el edificio. Sólo podré variar y hacer complejo hasta el infinito el ritmo de las alturas si el pulso, en la base, es firme y claro, sin que ello signifique rigidez. Juan Sebastián Bach construyó su majestuosa e imponente arquitectura apoyándola en un tic-tac. Pongámoslo en signos matemáticos. A un pulso cualquiera podemos dividirlo por dos y ya tendré dos sonidos en un tiempo, que a su vez podrán continuar dividiéndose por dos sucesivamente. Así son los compases binarios. Pero a un pulso cualquiera también podré dividirlo por tres (tengo tres sonidos de igual duración en un solo tiempo) en una primera instancia, ya que luego a cada una de esas divisiones sólo le cabe la división por dos. He aquí los compases ternarios. Este principio científico de la música es su repetición más sostenida, reiterada e inquebrantable, pero el arte radica en jugar con ella y no en sufrirla. El ritmo más complejo que existe es simplemente el uso o descarte de ciertos y determinados puntos de esta progresión hacia lo pequeño (o poco duradero), la exaltación de unos y el menosprecio de otros —cuando no— su lisa y llana eliminación. El arte de la música es poner un tres donde todos esperan un dos, o en demostrarnos que un tres sobre un dos no solo es viable sino que puede tener belleza. Causa extrañeza que la humanidad, intentando medir el tiempo, tardara tanto en alcanzar la escala cotidiana del segundo y lo hizo casi como una convención. El corazón desde siempre nos lo viene cantando. Cuando estamos despiertos en reposo y relajados, esa es la velocidad del pulso. En cambio, sí supimos pronto que las figuras celestes se mueven a ritmo y pudimos ver en el espacio algo intangible, insípido, invisible e inodoro: el tiempo. La sombra que en la tarde da una pared, Serrat dixit. Los antiguos mirando las estrellas no escuchaban su corazón. Por sobre todas las cosas, y debajo o dentro de ellas, reina el pulso. --------------------------------- Al cabo, tres repeticiones hartantes: los menos de cien tangos reiterados hasta el cansancio por los medios de comunicación, ocultando un tesoro de decenas de miles que se han creado. La canción de moda —siempre multiplicada— como polución sonora en espacios públicos. La vigencia y acatamiento a ideas falsas sobre el arte. Para ilustrar lo mencionado en último término, traeré a estas páginas un dialogo atribuido a Pablo Picasso y a una persona innominada: (En una exposición del pintor, una señora mira largamente una de sus obras. El pintor se encuentra cerca. Al percatarse de que ella no lo ha reconocido le pregunta:) —¿Le agrada el cuadro, señora? —Pues sí, hombre, sí… pero no lo entiendo. —¿A la Señora le gustan las ostras? —Claro, claro… Cómo no. —Quisiera decirme qué entiende usted sobre ostras. --------------------------------- ∙La Docta Ignorancia∙ 21 el barco ebrio POEsÍAs DuoDéciMa Poesía VerticaL Mi Lu mi lubidulia mi golocidalove mi lu tan luz tan tu que me enlucielabisma y descentratelura y venusafrodea y me nirvana el suyo la crucis los desalmes con sus melimeleos sus eropsiquisedas sus decúbitos lianas y dermiferios limbos y gormullos mi lu mi luar mi mito demonoave dea rosa mi pez hada mi luvisita nimia mi lubísnea mi lu más lar más lampo mi pulpa lu de vértigo de galaxias de semen de misterio mi lubella lusola mi total lu plevida mi toda lu lumía. Podría quizá olvidar algo que he escrito y volver a escribirlo de la misma manera. OliveriO GirOndO JazMines* Podría olvidar la vida que he vivido y volver a vivirla de la misma manera. Podría olvidar la muerte que moriré mañana y volver a morirla de la misma manera. Pero siempre hay un grano de polvo de luz que rompe el engranaje de las repeticiones; podría olvidar algo que he amado pero no volver a amarlo de la misma manera. rObertO JuarrOz oLViDar, rePetir Y subLiMar sonidos renacen, lejanos recuerdos pasado arco iris y vida sin miel, te busco en las cuevas que dieron asilo al fruto de un hombre que amó una mujer... te espero después de una copa de vino te llevo en el templo que porta mi piel te espero a la orilla del viento en febrero te acaricia el sueño de mi amanecer te busco en la arena cuando se desliza por el cuenco roto que calma mi sed y me precipito por tus fantasías hasta el firmamento que tus ojos ven, desde tu mirada, fuente cristalina, agua de un “nosotros” ríos de un Edén... Maria Martha de PalMa La Docta Ignorancia Él es un joven judío de quince años. Por judíos y por polacos sus padres y sus dos hermanas menores murieron en un campo de exterminio. Él los vio ingresar en la cámara de gas. Las hermanas tuvieron la suerte de poder hacerlo juntas, tomadas de la mano; sus padres, no. no soporta seguir con vida pero no quiere matarse. Años más tarde viaja al sur de América. Tiene un sueño espantoso. sueña que dos soldados altos y vestidos de negro se burlan de él diciéndole: “Vení, judío. ¿buscás a tus padres? Ahí los tenés. (señalan el humo que sale de una chimenea.) ¿buscás a tus pequeñas hermanas? Ahí las tenés. (señalan el humo.)”. Flota en el campo olor a carne quemada. cada noche, al acostarse, tiembla pensando que el sueño se repetirá y ello sucede tantas veces que adopta la forma de una tortura. El olor del sueño se pasa a la vigilia y él cree que lo lleva enredado en la nariz. no existe en el mundo otro olor más que el de su pesadilla. El rostro se le transforma en una mueca atroz que espanta a cada ser humano que quiere acercársele. Una noche, después de varios años de soñarla idénticamente, la pesadilla varía: dos soldados altos y vestidos de negro se burlan de él diciéndole: “Vení, judío. ¿buscás a tus padres? Ahí los tenés. (señalan el humo que sale de una chimenea.) ¿buscás a tus pequeñas hermanas? Ahí las tenés. (señalan el humo.) Y aquí el sueño se extiende. Él mira el humo, sonríe, aspira hondo por la nariz y le dice a los soldados: “¡Qué hermoso perfume! Mis padres y mis hermanas siempre olieron a jazmín. Tienen razón, ésa es mi familia. La que perfuma el aire que nosotros respiramos.” cuando despertó, el aroma de los jazmines todavía estaba allí, envolviéndolo, acompañándolo. aleJandrO MartinO *(Veinticinco variaciones sobre un tema de Augusto Monterroso Relatos Musicales) Editorial Sigmurg SUSCRIPCIONES EN CAPITAL FEDERAL, GBA, Y RESTO DEL PAIS SI ES DE SU INTERES RECIBIR LA DOCTA IGNORANCIA EN SU DOMICILIO ENVIENOS SU PEDIDO A [email protected] . A vuelta de correo recibirá la información necesaria para suscribirse a la misma Costo en Capital y GBA $12 - Resto del Pais: 12 + costo de envio PARA EL PROXIMO NUMERO PIDA EL Nº 1 DE NUESTRA REVISTA EN EDICION DIGITAL “EL AMOR” Con valentía, gracia, buena rima, poesía cabal, indeclinable inspiración e intuición rítmica, Alejandro Martino logra en Bravía una odisea operística y trasatlántica en la que el idioma y la esencia de las canciones jalonan la ruta de sus héroes amados, de inmediato, por el lector-espectador. Horacio Ferrer, poeta