Libro de la caza de las aves

Transcripción

Libro de la caza de las aves
Libro de la caza de las aves
Pero López de Ayala
PRÓLOGO
EN el nonbre del Padre e del Fijo e del Espíritu
Santo. Amén. Dize e amonéstanos el Apóstol que
todas las cosas que avemos de fazer fagamos en el
nonbre del Señor, porque todo don bueno e acabado
d’Él viene, e sin Él non puede ser fecha alguna cosa. E por ende, llamando la su ayuda e la su graçia,
començaré una pequeña obra para exerçiçio de los
omes, por los tirar de oçio e pensamiento e puedan
aver, entre los sus enojos e cuidados, algund plazer
e recreamiento sin pecado; la qual obra será un pequeño escripto, en que departirá de la caça de las
aves, e de sus plumages, e dolençias e amelezinamientos.
¦
AL muy honrado padre e señor don Gonçalo de
Mena, por la graçia de Dios obispo de la muy noble
çibdat de Burgos, Pero López de Ayala, vuestro
humil pariente e servidor me encomiendo en la
vuestra merçet.
© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
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PERO LÓPEZ DE AYALA
Señor, dize el filósofo Aristótiles en el ochavo libro de las Éticas, en la filosofía moral, que a los
verdaderos amigos, de buena e onesta amistança,
non los departe la distançia de logares, que quiere
dezir que por estar los amigos verdaderos alongados uno de otro e arredrados por luenga tierra, la
verdadera e honesta amistança non se pierde
entr’ellos, antes está e dura firme en su virtut. E,
señor, grand tienpo ha que fui e soy alongado de la
vuestra presençia e vista por luengos departimientos de tierra, enpero sienpre la vuestra buena, verdadera e honesta amistança tovo sienpre en mí toda su virtut. E, señor, como en las quexas e cuidados sea grande consolaçión al paçiente aver memoria de sus amigos, por ende, señor, en la mi grand
cuita e quexa que tove de tienpo aquí en la prisión
do estó, ove por consolaçión acordarme de la vuestra verdadera amistança; ca, segund dize sant Isidoro, la verdadera amistança, quando el omne está
en buen estado e seguro, faze las cosas muy más
dulçes que son; e si el amigo está en tribulaçión, la
buena e verdadera amistança pone en las cosas
contrarias e tristes, consolaçión e grand aliviamiento; ca con la consolaçión del amigo sostiénese
el coraçón del atribulado e non puede caer.
E como por muchas vegadas fui alegre e consolado de vos en la caça de las aves, así como de
aquel que tove sienpre en ella por maestro e por
señor. E por quanto, señor, en esta arte e çiençia de
la caça de las aves oí e vi muchas dubdas, ansí en
el departir de los plumages e condiçiones e naturas
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de las aves; otrosí en las fazer e ordenar para tomar aquellas presiones que deven; otrosí para las
melezinar quando adolesçen o son feridas. E d’esto
vi algunos escriptos que departían d’esto, pero non
acordavan unos con otros; otrosí vi muchos caçadores departir en ello, e cada uno tenía su opinión, e
por esto, acordé de trabajar, por non estar oçioso,
de poner en este pequeño libro todo aquello que
más çierto fallé, así por los libros como por las opiniones de los caçadores, segund la esperiençia que
d’ este fecho prové e vi.
E fecho este pequeño libro, acordé de vos lo enbiar, así como a mi señor e mi maestro, para que lo
vos veades, [e] emendedes, e tiredes e añadades lo
que a la vuestra merçed ploguiere, ca en aquella
opinión en que vos quisiéredes e determinaredes,
en aquella me acuerdo.
E en este libro tomaré esta orden: primeramente mostraré quál fue la razón que movió los omnes
a la caça de las aves; después porné por capítulos
çiertos todo lo que aprendí, e vi e oí en esta arte,
así de los plumages, como naturas e condiçiones de
las aves, e dende la plática del falcón neblí, porque
es el más noble e más gentil de todos; otrosí, dende
porné las dolençias e señales d’ellas, e remedios e
melezinamientos para ellas.
¦
NUESTRO Señor Dios, quando crió el mundo e fizo
el omne, todas las animalias, por Él criadas, fizo e
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puso para serviçio del omne. E por ende, dixo el
profeta David, en el verso del Salterio, alabando a
Dios de las gracias e merçedes señaladas que fizo
al omne: «todas las obras, Señor, fechas por las tus
manos subjuzgaste a serviçio del omne, aves del
çielo, e cetera». E porque los serviçios que el omne
ha de tomar de tales cosas deven ser honestos e con
razón, e porque acordaron sienpre todos los sabidores que los omnes deven mucho escusar d’estar
oçiosos, ca el oçio es causa e achaque de pecar; ca
non se ocupando el omne de algunas cosas buenas
e onestas, násçele, dende, pensamiento en el coraçón, del qual pensamiento nasçe tristura e amortificamiento, e de tal tristura viene escándalo e desesperamiento, que es raíz de todo perdimiento.
Otrosí, así como el oçio, segund dicho avemos, trae
estos males e daños al ánima, así, otrosí, trae
grand daño al cuerpo; ca quando omne está oçioso,
sin fazer exerçiçio e trabajar con el cuerpo e mudar
el aire, cárganse los humores en el cuerpo, donde
recreçen dolençias e enfermedades. E por escusar
estos dos daños que vienen al ánima e al cuerpo en
estar los omnes oçiosos, fallaron aquellos que ovieron de criar los fijos de los reyes, e de los prínçipes
e grandes señores que los toviesen a todo su poder
guardados de ser oçiosos e trabajasen e fiziesen
exerçiçio por sus cuerpos en algunas cosas buenas
e honestas con que tomasen plazer sin pecado, sirviéndose e aprovechándose de las cosas que Dios
crió e fizo para serviçio del omne, segund dicho es.
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E entre muchas maneras que cataron e fallaron
para esto, vieron, otrosí, que era bien que los dichos señores e prínçipes andoviesen algunas oras
del día, como en la mañana e en las tardes, por los
canpos, e mudasen el aire, e fiziesen con sus cuerpos exerçiçio. E pues ansí andavan, que era bien
que oviesen omnes sabidores en tal arte que supiesen tomar de las aves bravas e las segurasen e
amansasen e fiziésenlas amigas e familiares del
omne; e después, con las tales aves tomasen de las
otras aves que andavan bravas e esquivas por el
aire. E que los tales maestros, para fazer esto, fuesen muy sotiles e muy çiertos en la tal arte, ca asaz
sotileza e maravilla es que por arte e sabiduría del
omne, un ave tome otra de las que por su naturaleza nunca tomara, nin en aquella manera que gela
fazen tomar. Así como un falcón tagarote veemos
que por sabiduría e arte del omne toma una grúa
que es una ave tan grande e tan laida; otrosí derriba el çisne, e la abutarda, e la çigüeña e el ánsar
brava e las enbarga en tal manera que un galgo
trava d’ellas e las tiene fasta que el caçador llega e
las toma.
Otrosí, en la caça de las aves ha otros bienes, ca
es una virtut que llama el Filósofo, en el quarto libro de las Éticas, magnifiçençia, que quiere dezir
grandeza e fechos de grandes señores; ca noble cosa es, e grande a un señor, tener falcones, e açores
e aves de caça en su casa, ca quien lo tiene como
deve, paresçe muy bien las tales aves en las casas
de los grandes señores; otrosí, en el canpo, delante
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ellos, quando cavalgan e van aver tal caça. E por
ende trabajaron de seguir la tal caça de aves.
E pues que d’ella es la presente materia d’este
libro, porné aquí los capítulos por los quales podrán saber, aquellos que d’esta arte tomaren plazer, algunas cosas provechosas para ayuda de la
dicha arte.
¶ Capítulo primero. De las aves que son llamadas
de rapiña, así como açores, falcones, gavilanes,
esmerejones, alcotanes.
¶ Capítulo .ii. De los plumages de los falcones, e
primeramente del falcón neblí.
¶ Capítulo .iii. Del falcón baharí e tagarote.
¶ Capítulo .iv. Del falcón girifalte.
¶ Capítulo .v. Del falcón sacre.
¶ Capítulo .vi. Del falcón borní.
¶ Capítulo .vii. Del falcón alfaneque.
¶ Capítulo .viii. Como se deve regir e governar el
falcón neblí, e çiertas reglas de plática para ello.
¶ Capítulo .ix. Como se deve alinpiar el falcón del
piojo.
¶ Capítulo .x. Como se deve purgar el falcón del
agua común que non es vidriada.
¶ Capítulo .xi. Como se deve purgar el falcón del
agua vidriada.
¶ Capítulo .xii. De la purga común para purgar el
falcón del cuerpo.
¶ Capítulo .xiii. Del falcón que deseca.
¶ Capítulo .xiv. Del falcón que es assonbrado.
¶ Capítulo .xv. Del falcón que ha güérmezes.
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¶ Capítulo .xvi. Del falcón que le remanesçe el papo.
¶ Capítulo .xvii. Del falcón que tiene el papo lleno
de viento.
¶ Capítulo .xviii. Del falcón que tiene plumadas
viejas.
¶ Capítulo .xix. Del falcón que ha finchamiento en
el buche.
¶ Capítulo .xx. Del falcón que tiene lonbrizes.
¶ Capítulo .xxi. Del falcón que tiene filandras o filomeras.
¶ Capítulo .xxii. Si el falcón tiene piedra.
¶ Capítulo .xxiii. De la fístola que se faze en la llaga del falcón.
¶ Capítulo .xxiiii. De la comezón qu’el falcón ha en
las péñolas, e se las come e las tira.
¶ Capítulo .xxv. Quando se le tira o cae al falcón la
uña.
¶ Capítulo .xxvi. Del falcón que ha clavos en los
pies.
¶ Capítulo .xxvii. Del falcón que tiene los pies finchados o le arden.
¶ Capítulo .xxviii. Del falcón que se le quiebra la
pierna.
¶ Capítulo .xxix. Del falcón que se le quiebra el ala.
¶ Capítulo .xxx. Del falcón que se le quiebra el ojo.
¶ Capítulo .xxxi. Del falcón que ha trópico e finchazón.
¶ Capítulo .xxxii. Del falcón que ha finchazón entre
el cuero e la carne.
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¶ Capítulo .xxxiii. Del falcón que rogeita e tiene el
papo e tripas frías.
¶ Capítulo .xxxiiii. De la ferida del falcón abierta o
çerrada.
¶ Capítulo .xxxv. De la caída o debatidura del falcón en que se él fiere.
¶ Capítulo .xxxvi. Del falcón que tiene las tripas
fuera.
¶ Capítulo .xxxvii. Del falcón que tiene las quexadas torçidas.
¶ Capítulo .xxxviii. Como deves fazer la muda a tu
falcón.
¶ Capítulo .xxxix. De algunos falcones que no quieren mudar e cómo farás para que tu falcón mude
bien e aína.
¶ Capítulo .xl. Como farás des que tu falcón fuere
mudado.
¶ Capítulo .xli. De los açores.
¶ Capítulo .xlii. De los gavilanes.
¶ Capítulo .xliii. De los esmerejones.
¶ Capítulo .xliv. De los alcotanes.
¶ Capítulo .xlv. Del passo de las aves.
¶ Capítulo .xlvi. De como se deven enxerir las
péñolas quebradas.
¶ Capítulo .xlvii. De quales cosas e melezinas deve
andar aperçebido el caçador e traer consigo.
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CAPÍTULO PRIMERO
De las aves que son llamadas de
rapiña, así como açores, falcones,
gavilanes, esmerejones, alcotanes
DE cada día vieron los omes como naturalmente
unas aves toman a las otras aves e se çevan e goviernan d’ellas, e las tales aves son llamadas aves
de rapiña, así como son águilas, açores, falcones,
gavilanes, esmerejones, alcotanes e otras.
E estas sobredichas aves, salvo el águila, nunca
comen otra carne si non fuere de aves que ellas por
sí toman e caçan; pero el águila quando non puede
tomar o caçar alguna ave de las que acostunbra
tomar o caçar, torna a tomar la liebre, e conejo, e
cordero pequeño e aún viene al perro muerto por la
grand tragonía que en ella ha.
Otrosí ha otras aves que algunas vezes se çevan
de las aves que toman, pero comunalmente su
vianda son carniças de bestias muertas, así como
son los cuervos carniçeros, que muchas vezes toman ave biva, pero su caça naturalmente es la carniza de bestias muertas e de aquello han su mantenimiento.
Otrosí ha otras aves que son contadas entre las
aves de rapiña, e toman e caçan aves bivas, e eso
mesmo toman e se çevan de ratones e tales cosas
que se crían en la tierra, e d’éstas son ataformas,
budalones, tartarlanes, aguiloches. E todas las
aves de rapiña son mayores las fenbras que los machos.
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Otrosí ha otras aves que su mantenimiento sólo
es de carniças e non toman aves bivas, así como
son buitres, avantos, quebrantahuesos.
Otrosí ha otras aves que su mantenimiento es
carniças, gusanos de la tierra e frutas, así como son
cornejas, picaças e otras.
Otrosí ha otras aves que su mantenimiento es de
simientes, así como son abutardas, grúas, perdizes,
palomas, tórtolas, pássaros.
Otrosí ha otras aves que su mantenimiento es de
pescados, así como águila pescador e alcatrazes e
otras aves de mar. Otrosí, ha otras aves que andan
ribera de las aguas e su mantenimiento son peçes
menudos e gusanos de los que se crían en el agua,
e paçen fuera en las yervas, así como son ánades,
çisnes, ánsares bravas e otras.
E así ha aves de muchas maneras e diversas e
de diversos governamientos, pero de todas las aves
las más linpias son aquellas que solamente se
mantienen de aves bivas, e cada vez que se quieren
çevar toman ave biva, e des que d’ellas son çevadas
non curan de lo que finca, e aunque otro día lo fallan non comerán d’ello, salvo buscar e caçar otra
ave biva para su comer, e estos son: açores, e falcones, e gavilanes, esmerejones, alcotanes.
E de tales aves como éstas tovieron por bien
aquéllos que esta arte fallaron de las tomar e de las
amansar e fazer conosçidas al omne, e tomar con
ellas de las otras aves bravas, e non solamente
tomar con ellas aquellas aves e prisiones e en
aquella manera que la natura les otorgó de tomar;
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mas con el trabajo e sotileza del caçador tomasen
otras aves e prisiones, e por más estrañas guisas
que las solían tomar, así como el falcón tomar la
garça alta en las nuves, perdida de vista; otrosí,
tomar la grúa yendo alta por el aire, e así otras
aves en muy estraña manera, lo que nunca tomaran si non fuese por la maestría e sotileza del caçador. E por esta razón, los señores e los que tomaron
plazer en tal caça, buscaron omes maestros e sabidores e de buen tiento e de grand sofrimiento para
ordenar, e guardar e caçar con las tales aves. Ca
puesto que los señores e los que esta tal caça pluguiese, tomasen grand plazer en aver tales aves e
las cobrasen e las podiesen aver, fincávales saberlas regir. Otrosí, puesto que las sopiesen, como dicho avemos, regir e governar, fincávales saberlas
guaresçer e melezinar quando adolesçían o eran feridas. E por esto dezía don Juan, fijo del infante
don Manuel e señor de Villena, que fue muy grand
señor e era muy caçador e muy sotil en esta
sçiençia de las aves, que gran diferençia avía de
querer caçar a ser sabidor d’ello en las regir e fazer
las aves. Otrosí, avía grand diferençia de saber fazer una ave a la saber guaresçer e ser buen çetrero
que quiere dezir buen físico para ellas e buen çurujano; e porque estas tres cosas, primeramente
querer caçar e aver gran voluntad d’ello; lo segundo saberlo fazer e ordenar que tomasen tan estrañas aves e por tan estraña manera como dicho
avemos; lo terçero, quando su ave adolesçe o fuese
ferida saberla guaresçer; e todas estas tres cosas
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son menester al buen caçador. Fablaron los que esta caça plugo en muchas maneras en ello, e fizieron algunos libros, cada uno segund se le entendió
e alcançó por su esperiençia. E como dixe en el comienço, porque oí diversas opiniones entre los
caçadores, acordé de ayuntar en este libro todo
aquello que oí a grandes señores e muy caçadores
que más çierto avían fablado e púselo aquí, so
emienda de los que más ý entendieren, ca lo oí a
grandes señores e caçadores en muchas partidas.
Otrosí, oí lo que dixeron algunos d’ellos que non vi
yo: primeramente en Françia a don Felipe, fijo del
rey de Françia, duc de Borgoña e conde de Flandes
e de Artois, e al conde de Tanquiravilla; e en Aragón al visconte d’Il[l]a, e a don Pero Jordán Durrés,
mayordomo mayor del rey de Aragón e a don Pero
Ferrández Disar, rico onbre; e en Castilla que dixo
don Juan, fijo del infante don Manuel, señor de
Villena, e don Gonçalo de Miena, obispo de Burgos,
e don Enrrique Enriquez, e don Juan Alfonso de
Guzmán, e Ramir Lorençio comendador de Calatrava, e Garci Alfonso de la Vega, cavallero de Toledo, e don Juan Núñez de Villazán, alguazil mayor del rey, e don Ferrand Gómez de Albornoz, comendador de Montalván, e lo que dixeron dos falconeros: Juan Ferrandes Burrillo, falconero del rey
don Pedro, e Pero Menino, falconero del rey don
Fernando de Portogal. Ca todos estos supieron e
saben mucho en esta arte, e fizieron muchas curas
en las aves que son muy çiertas e muy provadas. E
luego, primeramente, diré de los plumages de los
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falcones, e quantas maneras de plumages deven
aver. E después diré como se deven melezinar
quando adolesçen e son feridas de garças, o grúas o
en otra manera qualquier. E trabajaré más en la
plática del neblí e en su regimiento, ca en verdat
éste es el más noble e mejor de todas las aves de
caça, e quien buen tiento tomare con el neblí en todas otras aves podrá tomar tiento.
CAPÍTULO II
De los plumages de los falcones,
e primeramente
del falcón neblí e de sus façiones
FALCONES, entre los caçadores, comunmente son
llamados seis plumages o seis linages d’ellos, es a
saber: neblís, baharís, girifaltes, sacres, bornís, alfaneques; de los tagarotes non fago mençión aparte
porque son contados por baharís, ca como quier que
en el plumage aya diferençia del baharí sardo o
mallorquí o de romanía con el baharí tagarote, pero
en todas las condiçiones son una naturaleza, segund más conplidamente diré adelante, en el capítulo en que fablaré del falcón baharí. E devedes
saber que en todas las tierras de cristianos, salvo
en España, son llamados estos seis plumages por
sus nonbres, ca al girifalte llaman por su nonbre
así girifalte, mas non falcón, e al sacre, sacre e al
borní e al alfaneque llámanlos laneres, e a estos
todos non los llaman falcones, antes dizen que son
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villanos, así como quien dize falcones bastardos o
fornezinos e solamente al neblí e al baharí llaman
falcones e gentiles, ca han las manos grandes e los
dedos delgados e en sus talles son más gentiles,
que han las cabeças más primas, e las alas en las
puntas mejor sacadas, e las colas más cortas e más
derribadas en las espaldas, e más aperçebidos e
más ardides e de mayor esfuerço, e en sus governamientos son más delicados de los otros que dicho
avemos, e quieren ser governados de mejores viandas, e ser sienpre traídos muy bien en la mano por
el grand orgullo que han, e non assosiegan mucho
en el alcándara e son de grande coraçón. E los girifaltes, e sacres, e bornís e alfaneques son de otros
talles e façiones en los cuerpos, e las colas más
luengas, e las cabeças grandes, e las manos más
gruesas, e los dedos más cortos e más gruesos, e sufren mejor aunque les den e goviernen de más
gruesas viandas, como quier que de qualquier
plumage que sea el ave si le dieres buena vianda e
sea bien traído, sienpre lo fallarás en el su bolar e
caçar e en estar más sano. Pero unos falcones ha
que mejor se paran a sofrir en ser governados de
más gruesa vianda que otros, ca si tu dieses la
vianda con que el borní o el sacre se govierna[n] al
neblí poco tienpo te servirás de él, ca de su natura
es tan delicado que luego se cargaría de dolençia e
se perdería. E los falcones neblís en todas las tierras son llamados gentiles, que quiere dezir fijos
dalgo. E en Castilla e Portogal son llamados neblís,
pero al comienço fueron llamados nobles e por
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tienpo corronpiose este vocablo e dízenlos neblís. E
en Aragón e Cataluña llámanlos pelegrines, por
conparaçión de los pelegrinos e romeros que andan
por todas las tierras e por todo el mundo, que así
son los falcones gentiles o neblís o pelegrinos, que
todo el mundo andan e atraviesan con el su bolar
partiendo de la tierra donde nasçieron. Pero en
Françia, e Alemaña e Italia llaman falcones pelegrines a unos falcones neblís que algunas vezes son
fallados e tomados que han las tiseras más luengas
ya quanto que los cochillos mayores e passan
d’ellos, lo que comunalmente non han los falcones,
[e quando tales falcones] pelegrinos son tomados
préçianlos mucho ca salen muy buenos. E devedes
saber que los falcones neblís crían e nasçen en la
alta Alemaña, en una comarca que es llamada
Assuega, e otrosí en Noruega e en Pruça, e de allí
los conpran los mercadores e los traen en la[s] coques de Alemaña quando vienen en Flandes, e traénlos a Brujas e de allí los lievan por todas las tierras a París, en Bramante, en Henaut e en Inglaterra, e d’ellos traen en España a los reyes e a los
señores que lo encomiendan a los mercadores
quando allá van a Brujas e gelos traen. E estos falcones así traídos de los mercadores son muy peligrosos de tomar ca vienen cargados de agua e de
malos umores por el govierno de las malas viandas
que les han dado, ca por non fazer los mercadores
gran despensa e costa con ellos danles carne de vaca e de oveja e comunalmente, lo más, les dan perros e aún dizen, aquellos que los traen, que la
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vianda más liviana que fallan para ellos es la carne del perro. Pero estos falcones así governados,
como dicho he, son en grand peligro, ca des que los
toman los señores e caçadores que los conpran e los
tornan a las buenas viandas mueren muchos dellos
de las filandras o filomeras o del agua vedriada, e
dellos que desecan, e esto es porque con la buen
vianda que después comen muévense los umores
malos de que avían cargado con las malas viandas
e vienen a resolvérseles en dolençias mortales.
Otrosí, los tales falcones, de que dicho avemos, son
duros falcones de fazer por quanto son tomados
muy çerca donde criaron e nasçieron, e aun algunos d’ellos en los nidos, e non saben mucho del
caçar porque muy poco tienpo se çevaron por sí, pero los que escapan e son fechos salen muy buenos e
muy seguros. Otrosí, ha falcones neblís que crían
en el condado de Saboya, en las montañas que son
e parten el dicho condado de Saboya e la tierra del
señor de Milán, e estos tómanlos en los nidos e non
salen tan buenos, e quando los tienen los mercadores para vender entre otros falcones suyos luego los
conosçe omne que así como muestran la claridat
para que omne vea los falcones do están en sus alcándaras en las cámaras, luego, los falcones tomados de los nidos, gritan e dan bozes e espelúzanse
e alçan las alas e paresçe e muestran su pequeño
esfuerço. Otrosí, muchos falcones neblís se toman
bravos por muchas partidas del mundo e en muchos reinos, e vienen de la tierra e comarcas donde
crían e nasçen, e vienen con el passo de las aves,
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así como con sisones, palomas e otras aves de
passo; e estos falcones así venidos los unos se toman muy tenpranos como en el mes de setienbre o
otubre e novienbre e dizienbre, e los que se toman
dende adelante fasta comienço de febrero son más
tardíos para fazer, e llámanlos en Françia a estos
falcones tardíos así tomados falcones de rapela, e
salen muy buenos ca saben ya mucho del caçar e
trahen todo el plumage deslavado de las aguas, que
ha grand tienpo que duermen fuera e traen la cola
toda roçada en las puntas de las péñolas del estribar que fazen sobre ella quando toman las prisiones e se çevan en el canpo, e préçianlos mucho [los
caçadores, porque tales falcones como estos non ha
en ellos otro trabajo sino fazerles seguros e señoleros, que quanto el caçar ellos lo saben ya]. E a los
falcones primeros que diximos que eran tomados
más tenpranos llaman en Françia falcones [presos
sobre el país, e en Castilla a todos los falcones] así
tomados de qualquier plumage que sean llaman
falcones çahareños o [araniegos]. E quanto en Castilla los mejores neblís que se toman son los de las
Roçinas e en tierra de Sevilla. Otrosí son muy buenos en Portugal los que se toman en el canpo de
Santaren, e todos estos falcones salen muy buenos
ca se toman muy lexos de la tierra donde naçieron,
ca segund todos cuidan ellos vienen de Noruega e
Pruça e Assuega e de cabo de la alta Alemaña do
criaron e naçen, e venieron con el paso de las aves,
ca en España non fue omne que fallase nido del
falcón neblí. Otrosí son muy buenos estos falcones
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así tomados en las Roçinas e çerca las marismas
por quanto de cada día se çevan de aves de ribera,
así como en abocastas, ánades, garçotas, e otras
aves que son raleas buenas, porque el falcón neblí
de su naturaleza ha de tomar a ellas. Otros falcones neblís se toman en Castilla en los pinares de
Olmedo e de aquellas comarcas, e estos non salen
tan çiertos nin tan seguros como los que diximos
que se toman en las Roçinas, ca estos falcones tomados en los pinares son más bolliçiosos ca sienpre
se çevan en palomas, e cornejas e sisones que son
raleas peligrosas, lo uno porque ha muchas d’ellas,
e otrosí porque el falcón se va muy lexos a perder
con ella e [si] alcança çévase e piérdelo muy aína el
caçador. E así, en muchos reinos e partidas se toman falcones neblís bravos, e los unos de una comarca salen mejores que los otros, pero tan noble
es el falcón neblí e de tan buen esfuerço que si con
él trabajares sienpre fará bien, como quier que el
plumage bueno e ser tomado en buena comarca e
en buen tienpo e buena mano de caçador e grand
sofrimiento e buena vianda, mucho emiendan el
neblí, e el contrario d’esto non ha dubda que daña.
E deves saber que el falcón neblí pocas vezes
acaesçe al omne de escoger en ellos, ca non ha en
esta tierra tantos, e quando omne lo cobra toma lo
que falla, pero si acesçiere que los ayas de escojer,
así como en los lugares que los mercadores los tienen ayuntados para vender o si los rederos que los
toman acaesçe a las vegadas tener dos o tres
d’ellos, deves saber e conosçer sus plumages por© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
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que tomes de lo mejor. Falcones neblís ha que han
lo blanco mucho e muy blanco e lo ál como gris, e
son estos falcones llamados en Françia falcones de
dames, que quiere dezir falcones de dueñas, e son
muy fermosos e muy dulçes de fazer e de muy buen
talante e han el plumage muy bueno e non tan
brozno como los otros plumages e aún han las colas
un poco más luengas e salen buenos garçeros, e a
tales falcones de tal plumage suelen en Castilla
llamar los falconeros e caçadores donzellas e en
Françia llámanlos blanchartes. Otros falcones neblís ha que su plumage es ruvio e la pinta gruessa
e son de grandes cuerpos e salen muy buenos altaneros e garçeros. Otros falcones ha que de su plumage son como pardos e la cabeça pinta[da e la
pinta] orlada de amarillo, e son falcones espessos e
de buena façión e mucho enplumados e llámanlos
en Castilla a tales como estos coronados; e, si tal lo
fallares, trabaja con él e non te duela el tienpo que
con él afanares. Otros falcones neblís ha que de su
plumage es aver una pinta menuda e delgada e
mucha e como amarilla, e a estos llaman en Castilla zorzaleños, que quiere dezir pintados como zorzales, e comunalmente son falcones menudos, e estos son muy bolliçiosos e van mucho a las raleas e a
las palomas e de poco sosiego son, e a tales como
estos cárgalos de cascaveles fasta que vayan asosegando, e d’estos salen buenos altaneros. Otros falcones ha que han el su pluamge como prieto e son
llamados rocazes e son duros de fazer, pero danse a
bien e salen muy buenos altaneros e garçeros e
© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
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PERO LÓPEZ DE AYALA
grueros; guárdate de los ensañar ca de ligero se ensañan.
E después que por el plumage, segund dicho he,
ovieres catado tu falcón, catarlo has por las façiones en esta manera: que aya las espaldas descargadas e buen pecho e de grand carne en el cuerpo e
en las coxas, e buen çanco, grueso e corto, las manos grandes e los dedos delgados e luengos, e las
ventanas bien abiertas e que aya unas pocas plumas que le salgan por ençima de los onbrillos de
cada parte, ca pocos falcones las han, e que sea
bien enplumado, e la cola de pluma mucha e gran
estropajo d’ella e la péñola dura, e quanto más
bravo e más esquivo fuere al comienço tanto mejor
fiuza ten en él. Otrosí el torçuelo neblí, si lo fallares de buen plumage, trabaja con él ca salen muy
buenos altaneros e son muy buena compañía el
torçuelo neblí e el torçuelo borní, ca el neblí
torçuelo es muy ligero e pónese muy alto e el borní
torçuelo síguelo e sube con él e assosiega el neblí
con el borní porque el borní non sabe ir a ralea, e
sey çierto que fazen fermosa bolería los dos. E yo vi
un neblí torçuelo muy buen garçero al señor de la
Ribera, caballero mayor del rey de Françia.
CAPÍTULO III
Del falcón baharí e tagarote
ALGUNOS ternán que es sin razón fablar antes del
falcón baharí que del falcón girifalte por quanto los
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girifaltes son muy grandes falcones e de muy grand
pareçer e los preçian muchos los señores, e los que
buenos salen d’ellos [son muy maravillosos garçeros e grueros], pero non lo deven tener a maravilla
ca segund diximos en el comienço d’este libro fablando de los plumajes de los falcones, el falcón
baharí es llamado en todas las tierras, salvo en
España, falcón gentil segund sus condiçiones e
façiones e manos e dedos e ardideza e en que paresçe al falcón neblí, lo que non han los falcones girifaltes ca quien bien catare e considerare un girifalte fallará que paresçe un grand borní. E otrosí,
segund que diximos, es villano en aver las manos
gruesas e los dedos cortos; otrosí non ha dubda que
los girifaltes como quier que después que son fechos son muy buenos falcones, pero al comienço son
graves de fazer ca de su naturaleza son covardes lo
que non han los baharís ca son ardides e aperçebidos de su natura. E por ende diré aquí primero del
falcón baharí. E devedes saber que los falcones baharís crían d’ellos e los más en la isla de Çerdeña e
son llamados sardos; otros baharís crían en la isla
de Mallorca e son llamados mallorquís e son mejores; otros crían en Romania e estos son grandes
falcones e muy buenos. E todos estos son muy buenos falcones para grueros por quanto son muy raviosos e caninos e travadores. E los falcones tagarotes que son contados por baharís, crían allen mar
en el África. E de todos los falcones baharís pocos
d’ellos ha para altaneros, ca con la gran fanbre que
muestran non se tienen en lo alto e des que veen
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PERO LÓPEZ DE AYALA
las ánades aguadas luego se posan e quieren pescar e toda su ligereza es en lo baxo; pero algunos
d’ellos salen buenos altaneros. E yo vi al rey don
Pedro un falcón baharí mallorquín, que llamavan
Donzella, e traíalo un su falconero que dezían Alfonso Méndez, que era muy buen garçero e en la
ribera más alto que neblí de quantos el rey avía
que traía estonçe, quando yo esto vi, bien quarenta
altaneros neblís, sin garçeros e sin grueros, que
avía seis lançes de grúas de neblís e de baharís e
sin girifaltes e sacres. E son los baharís muy buenos grueros de aventaja. E yo vi un baharí sardo al
rey don Pedro que traía Ruy Gonçales de Illescas,
comendador de Santiago, que era su falconero, e
sin ayuda de otro falcón derribava la grúa e la çigüeña prieta e la ansar brava e el çisne e lo tenía
fasta que llegava el galgo. Otrosí, los falcones baharís e tagarotes son buenos grueros e acorredores.
E yo vi al rey don Pedro un tagarote que traía un
su falconero que dezían Juan Criado e llamavan al
falcón Botafuego e sin ayuda de otro falcón matava
grúa e non era muy grande. Otrosí todos los baharís, así sardos como mallorquís e de Romania, e tagarotes son muy buenos perdigueros, ca su ligereza
es en lo baxo e buelan el pecho por el suelo e muy
fermoso, e buelan bien por el alcaraván. E son los
baharís falcones muy seguros e non van a las raleas como los neblís e sus plumages son d’esta manera: los baharís sardos son rocazes comunalmente; los mallorquís [e] de Romania son más ruvios e
más granados e [de] mayores espaldas e más ardi© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
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tes. Los tagarotes son más apartados en el color e
en el talle, ca son falcones pequeños mucho, que
non ha de grand plumaje tan pequeño falcón e son
como amarillos. E como dixe en el capítulo del neblí
a todos estos baharís llaman en Françia falcones
gentiles, e dizen falcón gentil de Çerdeña, o falcón
gentil de Romania, e por el tagarote, falcón gentil
taharoth. E en Aragón llaman a todos los falcones
baharís e tagarotes [monterís]. E en sus façiones
catarlos has como el falcón neblí, que aya derribadas las espaldas e grand carne e grande coxa e
buen çanco e grand mano e los dedos luengos e delgados e grandes ventanas.
CAPÍTULO IIII
Del falcón girifalte
LOS falcones girifaltes son falcones que han grandes cuerpos, más que ningunos otros falcones. E
crían en Noruega e en aquellas partidas do diximos
que crían los falcones neblís e non se falla que en
ningunas otras tierras. Crían e tráenlos a Flandes
quando traen los neblís, e son los girifaltes muy
duros falcones de fazer e comunalmente pocos
d’ellos escapan que non sean gotosos o çiegos de
poca vista o covardes e de pequeño coraçón. E son
aguardar los girifaltes, al comienço, al fazer del capirote ca son los falcones de todos que peor lo toman, e si non toma omne buen tiento en ello al comienço, toman con el capirote atan gran enojo que
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non lo quieren consentir e con la porfía del que gelo
quiere poner viene a se assonbrar. E los plumages
de los girifaltes son estos: unos ha que son llamados blancos, en manera que han muy poco de lo
gris e estos son finos de Noruega e son muy preçiados de los señores grandes por la su fermosura, e
salen muy buenos garçeros. E yo vi un girifalte que
fue presentado al rey don Carlos de Françia, padre
d’este rey don Carlos que agora reina en Françia, e
fue tomado el girifalte en la isla de Lairón que es
çerca de La Rochela, e fue tomado bravo que es
maravilla, ca yo nunca oí dezir que girifalte se tome en estas tierras de aquí çahareño, e era este girifalte tan blanco como una paloma blanca salvo
que tenía unas pocas pintas prietas al través en las
coxas, e por la su grandeza e cabeça e manos e talle
se conosçía por girifalte, e non curaron de fazer con
él que fuese garçero nin bolase por presión, salvo
tenerlo así por maravilla ca el rey lo preçiava mucho. Otrosí ha girifaltes que son llamados letrados
porque lo blanco han muy blanco e lo ál muy prieto
e bien conparado todo, en guisa que paresçe como
libro escripto de letras gruesas e por essa conparaçión son llamados letrados e salen d’ellos muy
buenos. Otros girifaltes ha que son llamados grises
porque lo que han prieto es como una peña grisa e
han fermoso plumage e salen buenos e muy ligeros.
Otros girifaltes ha que son prietos e son llamados
rocazes e son de grand esfuerço pero que sean feos.
E d’estos, así prietos, vi uno a mossé[n] Bureo, señor de la Ribera, camarero mayor del rey de
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Françia, e enbiáragelo en presente el grande maestre de Pruza e era tan rocaz e prieto que apenas se
devisava lo blanco e era el mejor garçero del mundo. E devedes saber que el girifalte que se da a
bien mata muy más ligero e mejor garça o grúa o la
prisión a que fuer lançado que ningund otro falcón,
ca la garça mata muy alta e al sobir non faze tantos tornos como el neblí e va más derecho en sus
buelos, e como quier que por la su grandeza se alça
pesado de la mano, pero des que comiença a cavalgar el aire todavía cobra mayor ligereza. E devedes
al girifalte fazer en el comienço matar liebre, ca lo
uno pierde las cosquillas que ha en las manos ca de
su naturaleza son cosquillosos, otrosí cobra ligereza e sabe sofrir el ressuelgo en el trabajar que faze
con la liebre en el alçar e venir a ella. Otrosí es
muy bueno al girifalte fazerle bolar la perdiz por
quanto la perdiz buela luengo trecho e saca mucho
el buelo al falcón e a qualquier ave que la siga.
Otrosí es bueno al girifalte bolar por la lechuza,
porque monta mucho e porfía e esle como traína de
garça para adelante. E des que en estas cosas oviere bolado algund tienpo el girifalte e cobrado ligereza, podrás fazerle garçero dándole sus traínas e
echándolo con otro maestro des que la garça se rinda, e algunos ha que son de buen esfuerço e de
buen talante e la matan por su voluntad. E los girifaltes es bien de los traer sienpre en la mano ca
como son pesados, si se derraman en el alcándara
podrían peligrar. E cada vez que el capirote tiran,
quiérense falagar con el roedero e fazer plazer. E
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quando quisieres escoger el girifalte lo primero que
farás, cátale por los pies si ha clavos en ellos o los
tiene fichados que es comienço d’ello; otrosí cátalo
por la vista como quier que sea grave de catar, ca
terná los ojos claros e avrá poca vista, pero cátalo
mostrándolo algund roedero o otra cosa por ver si
es aperçebido en la vista, e por las façiones cátalo
que sea bien derribado de las espaldas e non sea
corcobado, e que sea de buena carne e de buena coxa e buen çanco e buenas ventanas e buenas manos e los dedos cortos e gruessos, al contrario del
neblí, e non sea cabeçudo. E el torçuelo del girifalte
es muy bueno e sale buen garçero e es muy ligero
mas es sañudo e muy delicado e malancónico e ha
menester omne sufrido.
CAPÍTULO V
Del falcón sacre
LOS sacres son falcones grandes de cuerpo e han
las colas luengas e crían en Noruega e en aquellas
partidas do diximos que crían los neblís e girifaltes, e con ellos los traen los mercadores. Otrosí falcones sacres que crían en Romania e son muy
buenos. E de los sacres han lo que [de] los otros falcones, ca dellos ha ruvios e dellos más prietos e dellos más blancos, e de todos salen buenos. E han los
sacres en su plumage lo que non han otros falcones, ca por muchas mudas que el falcón sacre mude
tal se finca como era antes e non muda el color de
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las plumas como fazen todos los otros falcones, salvo qu’ el plumage non finca tan brozno como quando era pollo e fázensele unas orladuras en derredor
de las plumas que asaz poco devisan. Pero yo vi un
falcón sacre que era de los de Romania e fue mío e
dilo a don Álvar Pérez de Guzmán, e a las quatro
mudas fizo los cuchillos mayores, dos de cada ala,
así blancos todos como de una paloma blanca e todas las plumas de en derredor del cuello, grandes e
pequeñas e una péñola de la cola e perdiose, e creo
que si non se perdiera e lo podiera omne mudar,
que le viera a otra muda muchas más péñolas
blancas fasta que por tienpo todo fuera blanco, ca
muchas plumas grandes e pequeñas tenía ya como
pintadas de blanco. Otrosí de los sacres es lo que es
de los neblís, ca los que toman bravos por las tierras, que son llamados çahareños, son los mejores,
pero que ha en ellos algún afán de los fazer e salen
d’ellos muy buenos garçeros e grueros e para toda
cosa buenos. Otrosí los sacres son buenos perdigueros e buenos lebreros, pero non entran en la liebre
salvo los que son tomados çahareños como dicho
avemos, e matan bien lechuza e alcaraván e buelan
mejor con viento, e páranse mejor a él que otros
falcones ningunos. E los torçuelos d’ellos son así
muy buenos. E yo vi al rey don Pedro un sacre
torçuelo que fue del rey don Alfonso su padre e
traíalo Ruy Gonçales de Illescas, comendador, era
muy maravilloso garçero. E han menester los falcones sacres buen tiento e quieren sienpre andar
çevadizos ca muy de ligero se rebotan. E a los fal© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
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cones sacres non los ponen en la ribera porque son
falcones pesados para remontar, pero en Bramante
[e] en Françia buelan con ellos en la ribera mas
non son altos, mas los torçuelos son mejores para
ello. E quando los catares para mientes que sea
bien descargado de las espaldas e de buena carne e
de buena coxa e buen çanco e los dedos cortos e
gruessos e la cola más corta que podiere ser e las
puntas de las alas luengas e buenas ventanas bien
abiertas. E non lo olvides en la alcándara ca se fazen truhanes e dellos enbravesçen, e la buena mano del caçador es la mejor alcándara que qualquier
falcón puede aver.
CAPÍTULO VI
Del falcón borní
FALCONES bornís crían en muchas partidas. Crían
en la alta Alemaña e en Noruega e en aquellos lugares do crían los neblís e girifaltes e sacres. E en
todas las tierras, salvo en España, son llamados
laneres. E los que traen de Alemaña son buenos e
seguros e grandes de cuerpos. Otros bornís crían en
tierra de Saboya e de León del Ruédano que es entre el Inperio e Françia e son muy buenos. Otros
crían en Castilla, en Álava, e en Guipuzca, e en
Viscaya, e en Mena, e en Losa, e en Asturias de
Santeillana e Asturias de Oviedo, en Galizia, en
Santiago de Montetizón. E d’estos son muy buenos
los de Galizia e son rocazes e muy buenos. En As© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
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turias de Santaillana ha una muda que llaman tagre e han plumas entre los dedos. E d’estos d’esta
muda de tagre vi al rey don Pedro un torçuelo, que
fuera de Garçilaso de la Vega , que dezían Cristalejo e era buen altanero, en manera que sin conpañía matava dos pares de ánades mayores tan bien
como un neblí. E vi de los de Asturias de Oviedo un
falcón borní, prima, tuerto, al obispo de León, don
Diego Ramires de Guzmán e diolo al rey don Pedro
e era muy buen garçero. Pero de todos los bornís,
los que llaman provinçiales en Castilla e en
Françia son llamados laneres de Crao, éstos son los
mejores. E tómanlos de passo, después de sant
Juan fasta sant Miguel en el Crao de Arlé que es
en Proençia e tómanlos en la Plana de Lunel e en
Florencat e en derredor de aquella comarca que es
Lenguadoch, en señorío del rey de Françia, e todos
son llamados de Crao e son muy buenos e ligeros e
cada año pruevan mejor; e son muy buenos para
perdiz, liebre, lechuza, alcaraván, doral [e] garçota;
e d’estos, los torçuelos, que son llamados laneretes,
préçianlos mucho en toda Françia para la ribera, e
non curan de otro salvo que sean de Crao e salen
muy buenos altaneros e fazen muy buena conpañía
a los neblís e assosiegan mucho con ellos, ca todo el
día andan sobre el agua e non se parten de allí nin
van a raleas; e échanlos primero que los neblís,
porque si raleas algunas ha, fuyan e ellos non las
siguen; otrosí assosiegan las ánades e quando el
neblí es echado, falla la ribera linpia e buela más
seguro ca non ha raleas a que vaya. E luego, al co© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
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mienço, son graves e duros de fazer altaneros ca su
naturaleza non es aquella e luego se posan pero
con los neblís, usando de cada día, fázense e quieren andar en buena carne. E lo primero, déveslos
traer a que buelen picaças ca de allí toman a andar
alto e tenerse e guardar a su maestro e a la prisión;
e des que algunos días bolare así por las picaças
echarlo has con el neblí en la ribera, e aunque se
pose non te enojes d’ello ca usando cada día bolar
con el neblí él tornará a lo guardar. E des que fuere
fecho altanero dale sienpre a roer en el ánade, ca
de otra manera se deve governar qu’ el neblí ca es
altanero contrahecho e non saben remontar sin les
dar a roer como faze el neblí. Otrosí hasle de levantar a su mejoría, e que esté çerca quando le levantares ca non puede de lexos alcançar así como el
neblí. E quiérense traer en la mano e quando son
dos fazen buena conpañía. E en Françia qualquier
señor, aunque muchos neblís tenga, sienpre terná
una copla d’ellos, que son dos, e toman sienpre los
más granados. E yo vi en París valer la copla
d’ellos, que son dos torçuelos volantes, cient francos de oro. E bolavan por todas las marismas que
fallases e son muy plazenteros. E los bornís, dellos
ha blancos, dellos ruvios, dellos rocazes; de todos
salen buenos. E sus façiones catarlas has: bien descargados de las espaldas e non sean corcobados,
nin estrechos de onbros e sean de buena carne e
non luengos de piernas e buen çanco e buena coxa
e grand mano, los dedos cortos e gruessos, la cabeça llana e el ojo encovado, buen pico, la cola cor© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
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ta, buenas ventanas e buen estropajo de cola. E
como quier que dizen que el borní que con qualquier vianda passa, si tú le dieres buena gallina o
buena vianda vérgelo has en el bolar. E si son çahareños valen más, e quiérense traer en la mano.
CAPÍTULO VII
Del falcón alfaneque
FALCONES alfaneques comunalmente son blancos e
las cabeças ruvias e d’ellos ha más rocazes, algunos
como prietos más, e crían allen mar en África, en el
reino de Tremençén e en la isla de Alhabiba; e non
sabe omne que en estas partidas de aquí críen alfaneques nin tagarotes. E otros falcones crían en el
reino de Túnez que son más rocazes e las colas
luengas e son llamados tuneçís e son como entre alfaneques e bornís. Otros falcones ha que son llamados entreçelis e dizen que son de boltura de tagarote e alfaneque e son muy buenos, pero pocas
vezes paresçen. E estando yo en Alicante, que es en
Aragón, ribera de la mar llegó ý una nao que venía
de la Berbería e traía muchos alfaneques e conpré
d’ellos e el señor e maestro de la nao diome uno
que dezía él que era entreçeli, e en verdat el talle e
manos e rostro era de tagarote, mas las plumas e
su color era de alfaneque, e tóvelo grand tienpo e
yo non curé de fazer dél ál salvo perdiguero e
aquello fazía él muy bien e era muy ligero. E los
falcones alfaneques son muy plazenteros e matan
© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
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bien e fermoso la liebre, señaladamente quando
son dos e non entran en ella; la perdiz buelan bien
pero pocos la posan; mata[n] bien doral, garçota,
cuerva e si son puestos a la ribera fázenlo bien. E
yo vi en casa del rey don Pedro un alfaneque
torçuelo muy pequeño, que llamavan Picafigo, e
fuera de don Enrique Enriquez e matava así bien
un par de ánades sin conpañía, como un neblí, e
matava cuerva prieta e de las capissayadas e doral
viniendo por el çielo e garçota. E todas estas cosas
faze el bueno e porfiado e sofrido caçador. E los alfaneques quieren andar delgados e bien señoleros
ca luego que les da un poco de sol se pierden, e dizen que se tornan a Termeçén, donde venieron, e
creo que pasan allá ca nunca oí dezir que fuese tomado aquí çahareño, salvo si tomasen a pocos días
alguno de los que se pierden así. E son mejores los
alfaneques en la tierra fría que en la tierra caliente. E son falcones que aína cobran clavos en las
manos. E cátalos por las façiones e figuras todas
que catares el borní.
CAPÍTULO VIII
Como se deve governar e regir el
falcón neblí
e çiertas [reglas] de plática para ello
A los caçadores paresçerá que estas reglas que yo
aquí porné para governar un falcón neblí que son
demás, ca dirán que non es caçador el que esto non
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sabe, e yo non las pongo para los que así son maestros, pero los omes quando comiençan caçar non lo
saben todo e han menester de ver e oír a algunos
de los que más vieron e más provaron en esta arte
del caçar. E quando yo començé a afanar con el neblí, mucho me pluguiera aver fallado un pequeño
escripto tal como este, por do me podiera regir e
governar e guardar de fazer algunos yerros en la
caça que fize e con que dañé muchos falcones, e yo
era sin culpa ca non sabía más e quando me
aconpañava con falconeros que sabían el arte parava mientes e por ventura en un mes aprendía un
capítulo de lo que veía. E aquí, si quisieres, todos
los capítulos que prinçipalmente cunplen a regimiento de un neblí en pequeño espaçio lo verás por
aquí, e de cada día te podrás aperçibir. E por ende
los nuevos caçadores aprovecharse han d’ello, e por
tanto porné reglas çiertas para governamiento del
neblí, ca en verdat este es el señor e prínçipe de las
aves de la caça, e quien bien sopier regir e governar el neblí, todos los regimientos de las otras aves
puede más ligeramente saber.
Reglas
DEVEDES saber que los falcones neblís, que segund
dicho avemos de suso, que traen de Asuega e Noruega e la alta Alemaña do crían, e los traen en las
cocas que vienen en Flandes e a Brujas, vienen
muy entecados e dolientes en los cuerpos, maguera
non lo muestran, e esto es, lo uno por las malas
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viandas de que los mercadores e los que los traen
los han governado, otrosí porque vienen en el navío
mal traídos e quebrantados de la mar e han estado
gran tienpo presos sin bolar e sin aver sus plumadas e sus curas; e aun quando omne los tienen e los
piensa e cura d’ellos e buelan, ha asaz que fazer en
los tener sanos, quanto más con todas estas ocasiones; e por ende, si de tales falcones ovieres a
conprar de mercadores que así los tengan, es menester de te aperçebir de catar e avisar bien qué
tomas en lo que de fuera puede paresçer e farás
así: quando catares el falcón, cátalo primero por las
façiones e plumages segund dicho es de suso; e si
todo non lo fallares [ayuntado] en un falcón toma lo
mejor que podieres e si ál non podieres, a lo menos,
lo primero e prinçipal, cátalo de buen plumage ca
el falcón tal nunca se puede dar sinon [a] bien.
Otrosí cata que el falcón neblí con que ovieres a
afanar, cátalo que aya cuerpo, ca si feble es e de
poca conplisión non es duradero aunque al comienço muestre de fazer todo bien. Des que lo ovieres escogido por el plumage e por el cuerpo cátale
la boca si la tiene sana o si ha güérmezes o comienço d’ellos, e cátale los ojos si los ha sanos de
nuve. Otrosí cátalo si tiene todas sus péñolas en las
alas [e] cola e non le fallesçen del todo, que aunque
sean quebradas puédense enxerir, como quier que
más valdría que fuesen sanas. Otrosí cata que si ha
alguna péñola como tisera o cuchillo mayor quebrado por el cañón baxo, en guisa que se non pueda
enserir, ca más valdría que l’ fallesçiese del todo,
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ca nasçería [e] la péñola quebrada por el cañón baxo que se non puede enxerir, está en peligro; que vi
alguna vez qu’ el falcón non la mudava por non se
poder ayudar del pico en travar d’ella, pero acaesçe
pocas vezes.
Otrosí cátalo si ha clavos en los pies o comienço
d’ellos, e si tiene todas sus uñas.
E des que ovieres escogido e tomado tu falcón, lo
primero que farás luego ese día: váñalo con el oropimente, que sea una onça, bien molido e muy çernido e dágelo seco en polvo echándogelo por todo el
floxel, e poniéndole en todas sus plumas, e guárdale los ojos e las orejas quanto podieres, e guárdalo bien que dulçemente lo derribes quando este
vaño le fizieres, e dulçemente lo tengas, e ten quien
te ayude a ello. E este tal vaño es bueno para el
falcón pollo, ca él non tiene plumage así fermoso
porque ayas de aver cuidado de le teñir las péñolas; e el oropimiente de cada día faze su obra por la
calentura e olor que en él ha, e alinpia mucho el
falcón del piojo e es menester este vaño luego porque jamás nunca bien podría fazer el falcón en
quanto piojo toviese, ca en el piojo que toviese avería asaz que contender. Otrosí es bueno que este
vaño le sea luego fecho antes que comiençes a fazer
en él ninguna cosa, ca si lo començases a amansar
e fazer conosçer la mano e el señuelo e el rostro del
ome, todo lo perderías, e te desconosçería quando le
cogieses para lo vañar e le fizieses algund sinsabor,
e por tanto es bien, lo primero que passase aquella
malenconía e trabajo, e dende adelante fazerle bien
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e non le enojar. Pero diximos aquí del vaño del oropimente para los falcones pollos, pero después que
son mudados e tienen sus plumas fermosas, si piojo
ovieren, es mejor vaño del agua e pimienta segund
adelante diremos. Otrosí después que tu falcón
fuere vañado del piojo, guarnéçelo de buenas pihuelas [e cascaveles e capirote. Las pihuelas] que
sean de buen cuero e bien adobado e que le non
aprieten en el çanco. Otrosí los cascaveles comunalmente de grandes segund el cuerpo del falcón. E
el capirote sea de buen cuero e delgado e tiesto e
bien fecho, en guisa que le non llegue a los ojos e
que sea tal que le non derribe de la cabeça quando
se sacudiere. E la primera vez que le ovieres de tirar el capirote, con que vino de Flandes, o le ovieres de descoser los ojos, si lo tomaron aquí çahareño e los traía cosidos, faz que sea de noche a la
candela e estonçe se asegurará más, e ponle el capirote que él ha de traer dende adelante, e fazlo
velar la noche toda e el día, e non caya de la mano
en esos veinte días e noches o más, segund que vieres que se asegura; non le fagas menos, como quier
que el velar toda la noche non has porque lo fazer
tan afincadamente como los primeros diez días, pero todo esto va qual fuer la voluntad del falcón. E
guarda bien que lo non escarmientes en el poner el
capirote e gelo pongas dulçemente, e des que se vaya assegurando. Trae sienpre contigo roedero que
le muestres, e sea de buena vianda e tenga carne
de que el falcón tome algunas picaduras e vaya
perdiendo esquiveza con el comer; e quando lo to© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
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vieres de noche a la candela tírale el capirote e
muéstrale el roedero, porque vaya tomando plazer,
e sienpre le torna el capirote con la mano liviana;
non le yerres e le des en el rostro, e le ensañes. E
si luego, al comienço, non quisiere comer non te
quexes por ello, ca lo non faze sinon con braveza. E
el que lo velare toda la noche, tenga la candela delante e non se olvide el vino al falconero e a los que
lo ayudaren.
E des que vieres que el falcón comiença de aver
fanbre e abre la garganta como tragón, dale algunos días de la vaca lavada en el agua tibia, fecha
pedaços pequeños e apurada de la grosura e nervios, e después tórnale a dar de una polla o gallina
que non sea muy grande, así fecha pedaços e lavada en el agua tibia. E en la noche, dale sus plumadas e juntas de huesos del pescueço de la gallina o
de los nudos de la coxa, e un poco de carne con ello.
E guárdale bien en las mañanas, que veas si ha fecho su plumada.
Otrosí des que vieres que tu falcón cata por la
mano, quando le tiras el capirote, por ver si tienes
que le dar de comer, guisa entonçe que trayas contigo en una pequeña linjavera de lienço, linpiamente, una pierna de gallina o una ala, e dale
d’ello algunas picaduras e dale a desplumar; e
quando él estoviere en mayor sabor de comer, tórnale su capirote, dulçemente. E des que vieres que
tiene ya fanbre verdadera, apártate con él e prueva
si querrá sobir en la mano, atada la lonja a la lúa
larga, e quando saltare en la mano dale buena
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vianda e fazlo todo plazer. E después que tu falcón,
sin ninguna dubda, salta en la mano cada vez que
le muestras el roedero, e non cata por ál sino por
comer, entonçe encarna bien tu señuelo de un cospanço de gallina con su cuello e cabeça e cola, en
manera que de cada parte esté bien encarnado, e
cata un cordel bien rezio e delgado, e ata tu falcón,
e apártate fuera en el canpo, en lugar que sea llano, sin matas e sin piedras, porque non trave el
cordel e dale allí de comer en el señuelo, fasta que
lo conosca, de la mejor vianda que tovieres, e dale
el coraçón de la gallina e los sainetes e de la pierna
e dale allí grandes bozes, e andando en derredor de
él dando con la lúa en tierra por que vaya perdiendo el miedo e aprenda a lo que ha de tornar, e todo
esto le farás con tiento que lo non assonbres. Toda
vía, en la noche, dale un poco de vianda en el agua
tibia e sus plumas e juntas. Otrosí, después que tu
falcón conosçiere bien el señuelo, e lo sigue e non lo
puedes sacar de él, fazle venir por buelo al señuelo,
toda vía con cordel e cata el que tiene el falcón que
lo tenga derecho en la mano de manera que vea
bien el señuelo quando gelo mostraren, e non lo
eche de la mano fasta que él de su voluntad salga.
Otrosí non lo señuelen de ojo al sol ca non verá
bien el rodear del señuelo e podría perderse. Otrosí
vaya el pico al viento e échenle el señuelo en lugar
linpio, sin matas que lo vea e pose luego con él e
non gelo echen de rostro salvo al través o espaldas
del que señuela. E des que el falcón posare en el
señuelo, ve a él muy quedo, fablándole mansamen© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
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te e dale allí toda la mejor vianda que tovieres, e
des que oviere comido sácalo con un roedero e déxalo alinpiar su pico e que se sacuda, e entonçe
ponle su capirote e tráelo muy assosegado en la
mano . Otrosí, después que vieres que ya viene
bien al señuelo, llámalo a la tira sin cordel, arredrado de villa e de monte e dale algunas gallinas a
degollar en el señuelo, encubierta la gallina que la
non vea e beva de la sangre d’ella. E todo este afán,
para conçertar e amansar un neblí, serán treinta
días para lo fazer como deves, para dende adelante
que buele en la ribera, pero todo esto es segund el
tiento del caçador e pluma e coraçón del falcón.
Otrosí quando fiziere buen día, claro e sol pruévale
el agua en logar apartado al sol e en buena gamella
o buena vasija e está çerca dél, sienpre aperçevido
con el roedero en la mano, porque si vieres que non
quiere assossegar que lo tomes; e cata non le fagas
entrar por fuerça en el agua ca se escarmentaría,
antes ten algunos sainetes e muestrágelos en el
agua porque con cobdiçia d’ellos salte en el agua, e
dágelos allí que los coma. E quando así lo ovieres a
provar el agua, faz que tu falcón aya primero comido media pierna de gallina, ca si mucho comiesse
ternía dos trabajos: de se enxugar e de gastar lo
comido. E sienpre le prueva dende adelante el agua
al más tardar a los quatro días. E des que fuere
vañado, ponlo a la sonbra un poco, porque con el
sol, si fuesse rezio, torçerse yan las péñolas; e luego, a poco espacio, tórnalo al sol porque se enxugue
e piense de sí. E déxalo bien pensar de sí a toda su
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voluntad antes que le fagas bolar, e si fuer tarde e
non ovo logar de se enxugar ponle en la noche dos
candelas delante de una cámara e pensará de sí, e
dale buena alcándara segura porque toda esa noche pensará de sí e se sacudirá muy rezio. Otrosí la
vianda de tu falcón es asaz, en la mañana, un
mienbro de gallina, pero si fuer girifalte o tagarote
a éstos darás a cada uno segund el cuerpo que ha.
E en la noche dale sus plumadas e juntas e algunas picaduras de buena vianda con ello, toda vía
las plumas vañadas en el agua tibia. E guarda
sienpre non le des nervios, ni carne dura, ca non lo
puede moler e dura mucho en el buche; otrosí, non
le des grosura ca le enpalaga e engruesa la tripa
que va al buche e fázele non aver fanbre. Otrosí,
como quier que en España non lo usan pero en todas las tierras, do caçan con el neblí e con qualesquier otros falcones, señaladamente en Bramante,
que es en Alemaña, e eso mesmo en Françia, Inglaterra [e] Italia tienen esta regla: quando dan de
comer a su falcón, si le dan de ave biva sienpre
passan la vianda que le dan por el agua fría, e si la
carne que le han a dar es fría pássanla por el agua
caliente o tibia; e es provechoso para tener el falcón
sano e sin orgullo ca la vianda muy caliente enciende el falcón e la muy fría esfríalo e por tanto es
bueno tenplarlo todo, e así lo fazen los bramançones que son gentes de Bramante que son oy los
mejores falconeros del mundo, e que más sepan
d’esta arte e han razón, porque lo usan más que
ningunas otras gentes, ca la tierra de Bramante es
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una tierra muy llana e de muchas lagunas que
ellos llaman plachas por lagunas e han muchas
aves, e quando vienen las coques a Flandres que
traen los falcones de Alemaña e de Noruega, luego
van allí los falconeros de Bramante, ca es muy çerca de allí e conpran muchos falcones para los fazer
en su tierra e quando viene la quaresma, que sus
falcones son ya bolantes e conçertados, van muchos
con ellos a París, otros en Inglaterra, otros en Coloña e en el Inperio e liévanlos a vender a los señores, quien quisiere altaneros, quien quisier garçeros, de todo fallará. E vale un neblí pollo altanero
quarenta francos de oro e un falcón garçero sesenta
e si son mudados valen más, ca todo peligro mayor
de los falcones que vienen de aquellas tierras donde los traen es en la muda, señalada--mente al derribar de las tiseras e mueren de filandras. E por
esta razón son los bramançones buenos falconeros
ca lo han por ofiçio. E a mí acaesçió conprar d’ellos
los falcones en París, e los falconeros de Bramante
que me los vendieron venirse comigo en Castilla
por sus soldadas.
Otrosí, si tu falcón oviere pequeñas ventanas,
que es grand tacha, señaladamente para el falcón
altanero que ha menester de venir abaxo e alçarse
e traer el ressuelgo suelto, e si tal oviere las ventanas pequeñas lábralo con cañivete, tirándole un
poco de la çera e des que sangrare ponle allí un poco de algodón ca luego çessará e finca el falcón con
buena ventana abierta; e guárdate non lo labres de
fuego ca, maguera algunos lo usan, es muy mal la© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
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brar, ca el fuego cada día obra más e muchos falcones pierden los picos por ende. Otrosí, cata sienpre
de dar a tu falcón, quando en ella oviere a estar,
buena alcándara, gruesa e firme e que non ayan
estado en ella gallinas nin, si podieres escusarlo,
nunca pongas tu neblí en el alcándara do sacre nin
borní ayan estado, ca el sacre e el borní han
sienpre mucho piojo. Otrosí, la casa sea sin fumo e
sin sereno e sin polvo, e que non esté en ella cal ca
los çiega, e tenga el suelo deyuso de la alcándara
linpio por que veas la plumada quando la fiziere,
otrosí las tolleduras. E guarda siempre que nunca
des de comer a tu falcón fasta que faga su plumada, e si la non fizier farás como manda en el capítulo de las plumadas viejas. E ponle sienpre la lúa
deyuso de los pies, que sea blanda, o un paño de
color atado a la vara ca le es muy sano para los
pies. Otrosí, des que tu falcón fuere ya bien señolero fazle bolar la picaça en logar que non aya árboles, ca es muy buena bolería, lo uno muéstrase
alçar e abaxar e tener el resuelgo, e aguardar a su
maestro e cobra ligereza. E des que oviere así una
grand pieça bolado dale señuelo e de comer e después que en algunos días oviere así bolado, has
menester de catar otro falcón maestro e échalo con
él sobre el agua e ande con él sus tornos e antes
que lo veas que se quiere abaxar dale señuelo e de
comer. E después que tu falcón sepa ya andar sus
tornos e fueres en ribera, dexa bolar primero el falcón maestro e que ague las ánades e estonçe echa
tu falcón e déxalo andar con el maestro, e si des
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que levanten las ánades siguier el tu falcón al
maestro e aguare con él e cobrares el ánade da señuelo a tu falcón e liévale allí el ánade e degüéllela
en el señuelo e conóscala, e dale la lengua mascada
entre los dientes e el coraçón e una pierna del ánade. E en esta guisa lo govierna fasta que derrancadamente mate por sí.
Otrosí, adelante governarás tu falcón en esta
guisa: des que algunos días aya andado con el falcón maestro, quando sopieres que tienes aves sobre
que tu falcón buele, e sean en lugar do lo puedas
acorrer e puedas echar tu falcón por seco, no sean
marismas ni muy altos juncares entre tremedales,
nin aya árboles muchos como salzedas que se lijaría el falcón, nin sea arroyo muy fondo que se non
pueda passar e acorrer al falcón, mas sean arroyos
llanos o lagunas aguisadas e quando así fallares,
ve el viento ayuso e arredrado de la ribera e faz
bolar tu falcón e déxale andar e tomar su altura ca
si de otra guisa lo fizieres e non tomares el viento
las ánades no esperaran tan bien e el falcón tiraría
por ellas e podría perderse; e faziendo así como te
digo el falcón toma su altura e pasa por ençima de
las ánades e ellas asegúranse e veelas el falcón e
estonçe conosçe sobre qué buela e toda vía se pone
más alto. Otrosí, non seas cobdiçioso nin quexoso
de levantar fasta que tu falcón tenga su altura, ca
si de otra manera lo fazes tu falcón tomaría mala
costunbre e non se alçaría mucho e ternía que le
abrías luego a levantar. Otrosí, si levantases [andando] el falcón baxo e las ánades se levantasen, el
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falcón non ternía altura para alcançar e golpar e
tiraría por el ánade a la tira e sería grand enojo e
peligro de perder el falcón, otrosí sería feo bolar ca
toda la nobleza e bien del falcón altanero es que
sea más alto que podieres. E quando vieres que tu
falcón está en su altura, levanta sienpre el viento
arriba e al través, en manera que eches las ánades
por seco, ca estonçe verná mejor tu falcón ca entiende que puede recabdar. E si aguare, tírate
afuera de la ribera e dexa tomar altura a tu falcón
e torna a levantarle las ánades; e si marrare acorre
luego; e si recabdó, llega quedo a él e tíragela de
las manos muy dulçemente e cavalga e corre la ribera fasta que tu falcón se levante; e si otras ánades ý ovier faz como primero feziste e si non las ha
o non quisieres más bolar, da señuelo al tu falcón e
de comer, toda vía le da la lengua e el coraçón del
ánade e una pierna o si quisieres, e vale más, dale
una pierna de gallina e está quedo con él fasta que
se alinpie e se sacuda. Otrosí, si tu falcón andando
en la ribera sale e sigue alguna ralea, si el falcón
es pollo e es en el comienço del su bolar, está quedo
tú e dale bozes porque torne e si non quisiere tornar muéstrale el señuelo e si tornare dale señuelo e
de comer e non cures de lo fazer más bolar estonçe
e ten que ha fecho asaz pues tornó a tu mandado,
pero si el falcón es ya bolante e sabe bien lo que ha
de fazer e sale como dicho he e torna, déxalo andar,
e si ánades ha, le--vántale e faz como deves. Otrosí,
cata que non fagas bolar tu falcón sobre aves menudas sobre poca agua ca quando el falcón viene a
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golpar non falla así grande una çerçeta e da en tierra e líjase, pero si el agua fuere mucha así como
gran laguna e oviere ý trullos, çerçetas e alçaderas
e de tales aves menudas, faz bolar tu falcón e levántagelas ca toda vía tornan al agua, e en esto se
afeitan mucho los falcones nuevos en venir abaxo e
alçarse e engolosinarse mucho. E des que una
grand pieça ovier así bolado e acuchillado en ellas
dale señuelo çerca del agua e dale de comer e non
cures aunque non recabde alguna d’ellas. Otrosí, si
las ánades estovieren en seco non fagas bolar tu
falcón fasta que entren las ánades en el agua, ca
otra manera levantarse yan e el falcón tiraría e
perdería su buelo; pero si vieres que están orilla
del agua espéralas que entren en el agua; e si vieres que non quieren e non fallas ál e tienes borní
torçuelo altanero fazle volar e por aventura entrarán entonçe en el agua las ánades, e si se fueren el
borní non las seguirá e así escusarás de non aventurar el neblí, e comunalmente esto fazen las ánades en el tienpo de las grandes eladas que non
pueden ronper el agua. Otrosí, están las ánades
fuera de los arroyos e lagunas, quando ha llovido
mucho e ha muchas aguas sobradas, en guisa que
en los prados están todas las yerbas cobierta[s] de
agua e las ánades posan ý e piensan de sí e non
tienen sino los pies cobiertos de agua e non entran
en los arroyos, por quanto el agua corre rezio de la
mucha agua que trae, e es peligroso estonçe bolar
al falcón ca están las ánades tanto como en seco, e
guardarte has de bolar tu falcón en tal logar. Otro© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
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sí, pon todo tu saber e toda tu acuçia en que tu falcón rebuele e remonte, e en esto afana quanto podieres, ca esto es el cabdal del neblí. Otrosí, guisa,
quier mate quier non, que non des señuelo si non
estando tu falcón bolando algún poco alto, como
quier que quanto más alto estoviere, quando señuelo le dieres, será mejor; e si estoviere posado en
tierra o en árbol o en casa espéralo fasta que se levante e cavalga la ribera e dale bozes e des que se
levantare e andoviere un poco sobre el agua, si
ánades non ha que le levantes, estonçe le da señuelo e de comer o de roer si quisieres ir catar
otras ánades. Otrosí, si acaesçiere que las ánades
des que son golpadas e aguadas e se ençierran así
en el agua que con el grand miedo del falcón non
quieren salir e ha falcones así raviosos e caninos
que quando las veen así vençidas e rendidas en el
agua que se posan en la ribera çerca d’ellas e
quando las veen lánçanse en el agua por cuidarlas
tomar, e llaman los caçadores a esto pescar; e esto
escúsalo con el remedio que se podiere poner, e non
ha otro cobro sino lo más aína que podieres o con
vara o arrixaca o ballesta que cobres el ánade pues
anda muerta; e cavalga e corre la ribera porque tu
falcón se alçe e des que le vieres alto, da señuelo e
si se oviere mojado e estoviere en tierra que non se
puede levantar a bolar, tómalo e non le des esa ora
de comer e dende adelante si vieres que el falcón
ha miedo faz esto, antes sufre que se pierda el
ánade e da señuelo a tu falcón, antes que venga [a]
aquello; e es una cosa que los falcones fazen a me© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
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nudo des que a ello se bezan, e toda vía para mientes si lo fizo con grand fanbre e porque anda baxo
de carne e si aquello fuer súbele en la carne. Otrosí, véngate sienpre en miente que el día que el neblí nasçió para tomarlo omne e caçar con él, ese día
nasçió la gallina e sienpre la trae contigo biva e
aunque tu falcón mate otras presiones e le des algunas picaduras d’ellas o el coraçón, pero la gorja
sienpre gela faz de gallina ca lo trae sienpre
tenplado e sin orgullo, ca la carne de ánades e aves
de ribera o otras qualesquier presiones es monchina e salvage e orgullesçe el falcón e fínchelo de
orrura e non anda al mandado del señuelo e cura
de raleas. E la gallina que ovieres a dar a tu falcón
non sea muy vieja, cata que sea sana ca si doliente
fuese o pepitosa sería gran dapño para tu falcón.
Otrosí, el día que tu falcón non bolare en ribera o
por otra prisión, non olvides el señolar a la tira, si
buen tienpo fiziere, que non llueva o faga gran
viento o niebla o estovieres en monte, ca estonçe
sería peligro ca lo podrías perder, e dale señuelo
cabe ti e de comer pero si a la tira señolares e tovieres gallina encubiertamente dágela a degollar
por la boca e beva la sangre ca aquella sangre de la
gallina es muy sana, e así lo oí al visconde d’Illa,
de Aragón, que es muy caçador e sabidor de neblí e
dize que es muy sana la sangre de la gallina por
reçelo de las filandras o filomeras; otrosí toma el
falcón grand querençia en el señuelo. Otrosí, de todas las aves yo non fallo de tan diversas e tantas
naturas como ánades, ca ý son contadas abocastas,
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ánades reales, ánades gentas, capirotadas, gruetas,
trullos, golondrinos, alçaderas, ralillos, negretas e
otras muchas; e a todas estas e de tal natura farás
bolar tu falcón de una manera: faziendo primero
bolar tu falcón e que tome su altura e después levantar. Pero a todas las otras prisiones, salvo sisones, así como grúa, garça, avderranía, martinete,
cuervo calvo, alcaraván, lechuza, bitor echarás a
braço tornado. Otrosí, antes que los falcones pollos
entren en la muda, quando son pollos, es bueno, en
el mayo, fazerlos bolar sobre los sisones, ca los faze
ligeros e altos, e a estos farás primero bolar tu falcón, e después levántale los sisones e si recabdare
tirágelos cortésmente de las manos e cavalga e fazle bolar, e si más quisieres que buele por otros, si
los ha, non darás señuelo. Otrosí, en aquel tienpo
es muy buen bolar a los martinetes que fazen tan
buena bolería como garça; otrosí, a los cuervos calvos; otrosí, quando tu falcón quisieres que buele
por el avderramía cata que non faga grand viento;
otrosí, al tu neblí pollo fazle bolar algunas vezes
sobre las perdizes ca los faze, la tal bolería de perdiz, muy altos e muy redondos e toman los falcones
en ello grand golosina e gran sabor; e buele como te
dixe que deve bolar sobre los sisones e si recabdare
tíragela de las manos e non le des de roer e cavalga
e rebuele; e quando le vieres que ha asaz bolado e
está alto, antes que desenballeste a se abaxar da
señuelo e de comer. E guarda quando quisieres que
tu falcón buele así por perdiz non trayas sino un
podenco o dos e bien mandados; e esso mesmo non
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lo fagas bolar en lugar que aya árboles muchos ca
se podría el falcón lisiar quando viene a golpar.
Otrosí, acaesçe muchas vezes que se toman los
falcones [çahareños] tan tarde en manera que finca muy poco tienpo dende al tienpo de la muda, e
es breve, eso mesmo el tienpo para lo fazer e caçar
con él e para esto conviene que fagas así: que todo
esse verano non cures de lo poner nin assossegar
en la muda, mas por las mañanas frías e tardes lo
fagas bolar por sisón, por alcaraván, por ánade e
non cures de ál salvo de passar así el tienpo si
quier bolando e dando señuelo, e eso mesmo por el
martinete es buen bolar; e des que vieres que ya
derriba mucho así de las alas como de la cola,
tráelo en la mano e sufre quanto podieres de lo non
poner en la muda, pero des que vieres que las
péñolas vienen en sangre, porque sería gran peligro, estonçe assossiégalo en su muda. Otrosí, el día
que tu falcón non oviere de bolar, aquel día en la
mañana ponlo en el prado, en lugar apartado sobre
una piedra bien atado a su lonja e allí folgará e
pensará de sí. E cata qu’ el lugar do así lo ovieres a
poner que sea entre paredes, non sea en el canpo,
porque vería las aves que atraviesan por el çielo e
non assosegaría, e tú non te partas dél con el roedero, porque si vieres que non quiere assosegar que
lo tomes. E este poner así en el prado non lo usan
los caçadores en Castilla, mas el falconero de Bramante non lo escusaría por todo el mundo, ca dize
que el su falcón ha menester de pensar de sí e de
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tomar plazer, que le es mejor allí que non en el alcándara.
Otrosí, como dixe primero, sienpre guarnesçe tu
falcón de buenos cascaveles e buenas pihuelas e
buen capirote, ca si el capirote le daña e moja en
los ojos podría perder la vista e aver nuve, e eso
mesmo escarmiéntalo en manera que aborresçe el
capirote; otrosí, la mala pihuela de mal cuero, duro
o muy apretada, fazle hinchar los pies donde le recresçe gota e clavos; otrosí, los cascaveles sean
buenos e doblados de milana e si tu falcón es bulliçioso e sale a menudo de la ribera e va con la ralea cárgalo e échale quatro o, si menester fuere,
seis segund vieres el cuerpo del falcón e su orgullo.
Algunos caçadores ha que quando cargan su falcón
por ser orgulloso e salen de la ribera que le ponen
cascaveles en la cola, e aquello parésçeme muy mal
e feo; otros ha que le ponen cascaveles llenos de
plomo e esto me paresçe muy peligroso, que el falcón podría por ende mancarse muy aína e por ende
es mejor cargarlo de muchos cascaveles que más
enpacha[n] al falcón e lo enojan e lo farán assossegar por ende por ser muchos antes que por la pesadura que han en quanto son quatro o seis, segund
cunple; e yo así usé e lo querría usar e aunque non
sean muy buenos non le enpeçen tanto que suenen.
Pero quando oviere a traer los cascaveles que le
cunplen, quando andovier bien ordenado el falcón,
e los cascaveles, sean primos e gruessos, uno prima
otro bordón, pero sea tan grande el uno como el
otro, que fagan buena melodía, e son buenos, lo
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uno el falcón paresçe bien quando buela, lo ál las
ánades e aves sobre que bolare más se assonbran,
lo ál si perdieres el falcón fallarás más aína rastro
de él, ca lo oyen muchos de los que andan por la
tierra, e podrás tomar e saber tiento de él. Otrosí,
non se te olvide de traer contigo sienpre capirote
sobrado porque si perdieres el capirote que el falcón trae, que acesçe a menudo, que tengas de que
te acorrer, ca otra manera ver te yas en grand
enojo e peligro e quebrantamiento del falcón. Otrosí, si perdieres tu falcón serás bien diligente en lo
buscar, e non te enojes d’ello; e lieva contigo gallina biva e tu señuelo bien encarnado; e si fue con
ralea cata tiento de la tierra que levó e cata si alcançó e guarda bien, ca muchas vezes se encubren
des que alcançan con la ralea e callan los cascaveles que non mesan nin comen fasta que omne
passa, e si otro tiento non tienes, cátalo viento
arriba e a las riberas, que allí recudirá. E si lo cobrares e toviere ralea tíragela de las manos en manera que él entienda que te pesó, e si alguna noche
dormió fuera de tu poder cárgalo de cascaveles fasta que veas que es asegurado; e si quando lo buscares recudiere a ti, al señuelo, fazle quanto plazer
pudieres e dale la gallina a degollar en el señuelo.
Otrosí, requiere a tu falcón non traya gran pico ca
lo uno paresçe mal e esle dañoso, ca non come como
deve e ressolla e cárgase de agua, e quando le mucho así cresçe levántansele esquinas de que viene a
perder el pico o aportellarse. Otrosí, quando le fizieres el pico, fazlo con buen tiento, non le saques
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sangre nin le llegues al maslo. Otrosí, las uñas si
altanero es tráyalas cortas e si garçero es non gelas
cortes. Otrosí, faz sienpre bolar tu falcón por la
gran mañana, madrugando bien con él, e esto lo
uno es buena costunbre, otrosí, las raleas nin
águilas non paresçen aún. Otrosí, lo farás bolar a
las tardes ca el neblí dos vezes al día quiere bolar.
Otrosí, quando tovieres neblí que se avantaja sea
alto e redondo, en la ribera, por mi consejo en
aquello lo manternás e non lo farás garçero, ca
después que garçeros son dexan mucho de la altanería e el cabdal e sotileza del arte del neblí todo es
el altanería, e tarde falla omne tal falcón para ello
qual querría, e garçero aína se faze el falcón, e los
caçadores sienpre contaron la garça por ralea.
Otrosí, usa sienpre en la mañana e en la noche dar
a tu falcón a tirar en roederos que ayan nervios e
plumas, ca esto le faze sacudir el agua de la cabeça
que se nunca faga vedriada; e non te enojes de lo
fazer, e que sea gran pieça. Otrosí, después que venieres de fazer bolar tu falcón e ovieres çevado
ponlo en una cámara en su alcándara e apartado
porque piense de sí e tome plazer. E si dos vezes al
día le quisieres fazer bolar, dale poco en la mañana, quanto atape la faz, e non le dexes levar plumas, [e en la noche dale otro tanto, sus plumadas]
e juntas. Otrosí tu falcón duerma en tu cámara o
del que lo toviere en carga de curar de él, e tenga
candela toda la noche. E en España, usan los falconeros dexar sus falcones sueltos porque si se de
noche saltan del alcándara, que acaesçe soñando
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los falcones que andan a caça, sería peligro e algunos ha que se perdieron así. En Françia e en aquellas otras tierras átanlos, ca dizen que el falconero
non deve tener su falcón tan arredrado de sí que lo
non oya, e si estoviere suelto que podría dar en la
pared o en alguna otra cosa e lijarse; cada uno pone buena razón por sí. Pero yo sienpre lo dexé suelto e çerca de mi cama si era falcón de que me pagué. Otrosí, quando tu falcón tomare alguna prisión, así como garça o otra presión, sobre que le has
a dar de comer, non le dexes comer luego fasta que
pele ca el falcón está ençendido e la carne de la prisión arde e ayúntase todo e faze gran daño al falcón. E des que una pieça así pelare, dale de comer
e guárdale de la sangre ca non le es buena, ca como
ya dixe son las prisiones salvages e orgulleçe el falcón con su sangre e aún con la carne, si mucho le
das d’ella, e deveslo guardar d’esto, ca el neblí de
su naturaleza es bueno por el ardideza e esfuerço
que en él ha e por tanto es menester de lo governar
tenpladamente. Pero dezía Juan Ferrandes Burrillo que el falcón que non desçendía derranjadamente en la ribera que era bien darle algunas
vezes a comer en el pecho del ánade porque tomava
gran querençia e sabor; e yo non dubdo que esto es
verdat, pero a la tira es más presto el neblí de seguir el ánade que primero fiziera; si esto le fizieres
podríaslo perder ante; pero si el falcón es tan duro
de fazer que non desçiende como deve, bien es alguna vez darle así de comer en el ánade, e sea muy
pocas vezes. Otrosí, quando tu falcón tomare ralea
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así como corneja, sisón, paloma o otra contra tu
voluntad, sácagela de las manos en manera que él
entienda que te pesó d’ello e non le fagas bien ninguno mas luego le pon el capirote e non lo dexes
bolar fasta que esté así una grand pieça. Otrosí, es
bien algunas vezes dar a tu falcón de la liebre caliente ca es vianda liviana e que remonda e alinpia
mucho el buche del falcón, e esto sea una vez en el
mes; e dale d’ella buena gorja, mas guárdalo de la
sangre d’ella e non le fagas bien ninguno, ca seca
es mucho e faz huélfago, e quando el falcón mucho
trabaja es buena vianda. E vi que Ramir Lorenço,
comendador de Calatrava, que suso fize mençión
de entre los caçadores e grandes falconeros, e fue
muy buen caçador, espeçialmente fue muy buen
açorero, e quando tenía açor de Noruega e fallava
garça en Tajo, que es río cabdal, e morava çerca de
allí, él fazíala guardar la garça e con los falcones
alfaneques que tenía iva buscar la liebre, e después
que la matava tomava estonçe su açor e iva echar a
la garça e si su açor la matava en guisa que cayese
en el agua grande e se mojase, aquel día dávale el
coraçón de la garça e todo el papo le dava de la liebre porque era vianda liviana, e el açor levávalo
luego al buche, e dezía que asaz tenía el açor que
trabajar de se enxugar, e por tanto avía menester
non ser governado de vianda sinon liviana, como es
la liebre.
Otrosí, quando tu falcón quisieres fazer garçero
farás así: si vieres que tu falcón tiene ojo por la garça e llega a ella mas non pega con ella, abáxale un
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poco de la carne e dale fanbre e si vieres que con
esto non quiere travar d’ella estonçe cata falcón
maestro que sea buen garçero e quando vieres qu’
el falcón maestro buela e la garça se rinde estonçe
tira el capirote al tu falcón e déxalo bolar, e él luego se ayuntará con el maestro a lo que vee rendido,
e si la garça muere fazle allí todo el plazer que podieres e dale en la garça a pelar, que la conosca e
dale el coraçón d’ella e cañadas e una pierna de
gallina e coma algunas picaduras en la tabla de la
garça, mas jamás nunca des a tu falcón fartura de
la carne de la garça, ca es muy viscosa, monchina e
enpalaga mucho e aborréçenla los falcones muchas
vezes por ende. Otrosí, después que tu falcón aya
comido en çinco o seis garças, e la mata denodadamente sin maestro, dende adelante dale garça esquivada, que algún falcón la esquive e la faga montar e des que con razón fuere montada la garça e
alta estonçe echarás tu falcón ca non lo deves usar
a matar garça baxa que aquello se querría él. Otrosí, quando echares tu falcón a garça echarás viento
arriba al contrario que fazes a las ánades porque la
garça luego toma el viento ayuso e falla al falcón de
encuentro. Otrosí, non eches en río grande o en logar que lo non puedas acorrer. Otrosí, quando ovieres de fazer que tu falcón buele por garça, guisa
que non aya estado al sol e que aya buena fanbre, e
si cascaveles grandes troxiere descárgalo e buele
con cascaveles livianos. Otrosí, quando tovieres falcón garçero e fallares garça e ánades todo en uno
en la ribera çerca lo uno de lo ál, estonçe farás
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primero levantar las ánades e echarlas de allí e
otras raleas si las ý ha, ca en otra manera si echases tu falcón a la garça, e andando con ella se levantasen las ánades, el falcón vernía a ellas e dexaría la garça; e si no viste las ánades fasta que tu
falcón bolava ya, guarda quanto podieres non gelas
levantes las ánades ca ya estonçe non ha otro remedio.
CAPÍTULO IX
Cómo se deve alinpiar el falcón del piojo
SUSO avemos dicho que los falcones, así los que
traen de Noruega que vienen de Flandes como los
que toman çahareños, que lo primero que les deves
fazer es vañarlos del piojo, ca non es dubda que los
traen de Flandes por la conpañía de muchos falcones que vienen en uno, otrosí los que se toman bravos han piojo de las aves que toman en que se çevan cada día, e fasta que los vañes e alinpies del
piojo non pueden estar en su sabor, nin farías
d’ello[s] lo que quisieses, ca luego que le da el sol,
el piojo bulle, e tanto tiene que ver en tornar allí
que non cura de ál, ca la pluma se le escalienta e el
piojo muévese e fázelo ý perder; e como dixe quando son pollos el oropimiente es buen vaño para
ellos, pero des que son mudados e están bien vestidos de fermosas plumas non los quieren los caçadores teñir del oropimente, segund dicho avemos en
el octavo capítulo, luego en el comienço. E para lo
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alinpiar quando tu falcón mudado sintieres que
tiene piojo, ca gelo verás que toda la noche trae los
casaveles e non assosiega rascándose con los pies e
sacudiéndose a menudo, e algunas vezes son tantos
que los verás salir al sol por ençima de las plumas.
E tomarás para un falcón una onça de pimienta
bien molida e çernida e un quarto de onça de fabarraz molido, e átalo en un trapo e pon en un baçín o
en una gamella pequeña del agua tibia e algún vino blanco, quanto el quarto, e faz salir toda la
fuerça de los polvos de la pimienta e fabarraz que
tienes en el trapo en el agua, e después pon un paño de lino en el baçín e coge tu falcón dulçemente
que lo non aprietes porque se non fiera en los onbrillos e en las espaldas, ca tiene allí los huessos e
poca carne; e ten alguno que te ayude, e derriba tu
falcón allí, e mójale bien todas las plumas con el
agua así buelta con el polvo de la pimienta e fabarraz, como te dixe, e des que bien lo ovieres así vañado e requerido enbuélvelo en un paño de lino
blanco e linpio, e esté allí encamisado una pieça
ençima de un hazeruelo, e después desenvuélvelo e
tómalo en la mano e tenlo al sol fasta que se vaya
enxugando e veas salir el piojo, e tíragelo con una
caña así como fuere saliendo, e dende a quatro o
çinco días pruévale el agua dulçe porque se vañe si
quisiere.
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CAPÍTULO X
Como se deve purgar el falcón
del agua común que non es vedriada
ACAESÇE, segund dicho avemos, que los mercadores
conpran e ayuntan falcones para vender e non curan de ál sinon de los governar a la menor costa
que pueden, por tanto non les dan sino malas
viandas, e por esto e por estar ençerrados, que non
veen el sol nin los pruevan agua, non están sanos e
cárganse de agua. Otrosí vienen aquí quando los
caçadores los traen por los non dar a tirar o les dar
casa con fumo o sereno, cárganse de agua e esta
agua es ligera de curar antes que se vidrie, e conosçer lo has en esto, ca lo verás quando le das de
comer e tira que le cae agua por las narizes e estornuda en guisa que al caçador que le da de comer
ruçía el rostro con el agua que sacude. E si tu vieres que el agua es tan cargada que tiene las señales que dize en el capítulo honzeno, que es el seguiente d’este, que fabla del agua vidriada farás e
curarlo as como allí dize, pero si non es tanta sinon
como dicho he en este capítulo, dale fabarraz bien
mondado e linpio e apretado en un paño en el agua
caliente, en guisa que salga tan claro que apenas
tenga leche, e ponle en cada ventana quatro gotas o
cada tres segund vieres la conplisión del falcón, e
muéstrale un poco el sol e tíralo luego a la sonbra e
esté quedo en una alcándara fasta que faga sus
vañadas, e ponlo en una cámara fría e bien tarde
dale de comer de una pierna de polla, e para bien
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mientes quando así ovieres a purgar tu falcón que
esté bien rezio ca de otra manera sería gran peligro. Otros dexan de dar el fabarraz e úntanle al
falcón los paladares con la miel, e después frégangelos con la oruga molida e fázeles purgar del
agua, e es más sin peligro e por escusar dende
adelante esto, da sienpre a tu falcón a tirar e deplumar dos vezes al día a lo menos, e guárdalo de
le dar sereno de noche o fumo o mala vianda e así
nunca se cargará de agua para que lo ayas de melezinar.
CAPÍTULO XI
Como se deve purgar el falcón del
agua que es llamada vedriada
PORQUE la cabeça es prinçipal mienbro de todo el
cuerpo, e quando este mienbro es enfermo todo el
cuerpo padesçe, por ende digo que esta agua vedriada, de que en este capítulo fabla, es la prinçipal dolençia de las dolençias que son engendradas
en los cuerpos de los falcones, e quando esta dolençia es en la cabeça del falcón luego el falcón es
tollido de las otras dolençias e dolores, e tu consçerás esta dolençia en esta manera: para mientes al
rostro del falcón, e verás su senbrante triste e los
lagrimales de los ojos finchados, e el cuello gruesso,
e quando se debate o quando dexa de bolar, tienta
con la boca e da en el overo; otrosí, quando come,
non lo fallarás así valiente como solía, nin en el
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desplumar e messar como antes que esta dolençia
oviese. E esta dolençia se cura así: toma en la noche, des que non tovier papo e échale del agua tibia
con un poco de vinagre en las ventanas e guárdate
que el vinagre non sea más, salvo que el agua sea
un poco azeda, e ponlo en el alcándara e déxalo sacudir, e des que vieres que dexa de sacudir tómalo
en la mano e dale a tirar por un roedero e [a desplumar]. Otro día, toma la miel en terrón un poco
[dura] e métele d’ella en la boca [e después que
gela dieres atápale la boca], teniéndole el pico [con
la mano], fasta que lo lançe por las ventanas e
[después ponlo] en el alcándara e sacudirse ha de
aquella [agua, e] quando le metieres esta miel,
non gela fagas [ir al vientre] ca le sería grand trabajo e dale un poco de [comer] esse día e tarde, e en
ese mesmo día a la [tarde, des que] le dieres de comer pruévale el agua, e be[va d’ella si quisiere], e
toma el espic e los clavos de girofré e la [canela] e
flor de canela e átalo todo en un paño linpio, e
ponlo en una jarrilla pequeña, e fínchela de agua e
fazla fervir fasta que tome sabor de las espeçias, e
des que fuere cozida déxala atibiar de guisa que
sea tibia, e dale la pierna de la gallina mojándola
allí en aquella agua o un ala de gallina cada día, e
el agua sea sienpre tibia cada vez que así le ovieres
a dar de comer. Otrosí, deves saber que d’esta agua
se faze otra agua peor, que es más vedriada que la
suso dicha, ca a esta primera, de que fasta aquí he
fablado, non le deves fazer otra cura ninguna, salvo la que dicho he; pero esta otra agua vedriada, tu
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la conosçerás por las señales que te he dichas, e
demás verás una señal por que la puedas mejor conosçer: sabe que allí do dixe de suso que le verás
los lagrimales de los ojos finchados, sabe que en este lugar le verás fazer como los fuelles que finchan
e desfinchan, e quando el falcón más debate tanto
aquellos lagrimales más fazen aquello, e demás para mientes e verás en las ventanas del falcón como
muermo cuajado e non viene fuera sobre el pico. A
esta dolençia d’esta agua vedriada farás así: toma
fierro fecho por esta guisa e figura que aquí esta figurado
e sea tan luengo que quando lo escalentaren de la
una parte que lo puedas tener de la otra parte con
la mano, sin te quemar e será asaz un xeme de
luengo; e este fierro tiene de la una parte un botón,
e sea tan grande el botón como la cabeça del alfiler,
e es tal como el fierro con que labran las bestias, e
caliéntalo bien en el fuego e derriba el falcón muy
mansamente e ponle aquel botón bien caliente en
una cueva que le fallarás entre el ojo e la ventana,
e por tantas vezes gelo pon que el botón vaya dentro a las [entrañas] de las narizes, e así de la otra
parte. Otrosí, le deves poner otro botón suso en la
cabeça, entre anbos los ojos, e esto fecho deves tener estonçe un poco de miel, e póngelo en la boca
segund dicho he de suso, e que lo lance por las ven© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
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tanas, que non vaya al vientre. E en otro día, deves
fazer un saquete de lienço tan grande como tu
palma e fínchelo de rosas secas e cuézelo en una
olla pequeña nueva llena de agua e fazlo fervir, e
des que fuere cozido déxalo atibiar e faz otros dos
saquetes tan grandes como aquel de rosas, e fínchelos de mijo e cóselos todos en derredor e pon
una teja en el fuego, e fazla bien caliente e des que
fuere bien caliente tírala del fuego e derriba el falcón sobre un cabeçal e escalienta aquellos saquetes
del mijo en aquella teja, en manera que no se queme e des que fuere bien caliente ponle el saquete
de mijo por ençima de la cabeça e de los ojos e de
las orejas e sobre el pico e sobre lo llano de la cabeça, e des que el uno fuere frío ponle otro caliente,
por tantas vezes que la cabeça del falcón sea bien
escalentada, e des que la cabeça del falcón fuere
bien escalentada, toma el saquete de las rosas, que
non sea muy caliente que quanto tu lo podrás sofrir, e caldéale la cabeça e los logares sobredichos
poniéndole allí el saquete de las rosas. E dale esse
día de comer de una pierna de gallina mojada la
carne en el agua del espic, que sea tibia, por la guisa que suso he dicha, e este suadero e lavatorio le
farás de tres en tres días, tres vezes al día e en el
día luego seguiente, después del lavatorio, le darás
tres píloras del açíbar çicotrín [fechas] por esta
guisa: tomarás el açíbar çicotrín e muélelo e toma
el çumo del finojo, e echa gota a gota en el açíbar
de guisa que non sea muy muelle, antes sea un poco duro, e faz entre tus manos las píloras tan gran© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
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des como garvanços, e dale luego tres d’ellas; e sin
non fuere tienpo de aver finojo, como quier que
sienpre fallarás d’ello, toma el agua del finojo que
tienen los boticarios. E estas píloras le començarás
a dar en el sobredicho día, e dende adelante de tres
en tres días, así que sean dadas en nueve días,
nueve píloras, tres píloras cada vez, e dárgelas has
por esta guisa: toma la tripa de la gallina e lávala e
mete en un pedaço de la tripa una pílora e así las
otras, e métegelas por fuerça en sus términos, según dicho he. Otrosí, d’esta dolençia mesma, que
suso dixe, acaesçe por tal figura que esta agua vedriada atapa los caños, así de las ventanas e de
ojos e narizes e esta agua non ha por do salir e tórnase a la cabeça donde se engendró e por fuerça del
atapamiento de los caños, pónese sobre el meollo e
faz perder la vista al falcón e viénele vagu[i]do, e
cae en tierra e non se puede levantar e tuerçe la
cabeça e trime, e paresçe que es demoniado, e a esta dolençia acorrerás con las melezinas que suso
avemos dicho para la primera e segunda dolençia.
E demás, labrarlo has en las ventanas para le fazer
las ventanas mayores, e toma un fierro luengo,
delgado, sotil como alesna, bien caliente, fecho en
esta guisa
e con este fierro le passarás las narizes, e sea bien
caliente e passe fasta el mango, e el mango sea del
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fierro mesmo e sea bien polido e bien limado e tan
luengo todo el fierro como un palmo por el calentar
e porque lo podrás mejor menear para labrar con
él, e pase las ventanas del un cabo al otro. E después los otros fierros sobredichos figurados en este
capítulo para la primera e segunda dolençia, e caliéntalos bien e quémale en las fuentes sobredichas; otrosí, en la cabeça, entre amos los ojos,
ençima, e después ponle un botón caliente en el
testuzo do se junta el pescueço con la cabeça e fazle
todas las otras curas sobredichas, segund dicho he.
E deves saber que estas dolençias sobredichas se
engendran por muchas maneras e razones, e la
primera razón por las malas viandas de carne
dessolladiza e non fresca que dan a sus falcones algunos caçadores; otrosí, por non les dar a tirar e
desplumar; otrosí, quando las aves vienen mojadas
en el tienpo del invierno e son puestas en alcándaras malas e delgadas e non firmes, e los falcones
non osan pensar de sí nin sacudirse; otrosí, en casas de fumo; otrosí, non son puestos al sol nin son
purgados quando les cunple nin son puestos en el
agua, e quando faze tienpo para ello non le fazen
bolar, nin le dan señuelo a la tira, e d’estas cosas e
de malos governamientos recresçen estas dolençias,
e ellos mesmos, a las vezes, son engendrados
d’estas dolençias suso dichas, por la qual razón
cunple a los caçadores que sienpre se revean en los
sus falcones como la muger en el espejo por ver si
paresçe bien o non; e tal deve ser el caçador con el
su falcón para ver si se le muda el senbrante, ca si
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algund enojo ha luego el falcón muda el senblante.
E d’esta dolençia d’esta agua vedriada de que tanto
carga que es menester de fazer estas obras, pocos
falcones guaresçen. Pero yo vi a Juan Ferrandes
Buril[l]o fazer esta cura a un neblí del rey don Pedro que llamavan Calahorra, e traíalo un su falconero que avía nonbre Fernand García el Romo, e
vilo guaresçer e después matar muchas garças, e
esto digo porque non se desesperen de melezinar a
su falcón los que este libro tovieren, ca non puede
ser menos el falcón que estar en el aventura que le
tiene omne [por] perdido.
CAPÍTULO XII
De la purga común para purgar
el falcón del cuerpo
POR muchas maneras acaesçe los falcones aver
menester de ser purgados en los cuerpos, espeçialmente luego que los omne conpra de los mercaderos, por las malas viandas que han comido. Otrosí,
por el gran tienpo que los han tenido ençerrados e
están cargados de malos humores. Otrosí, quando
los falcones purgan de la cabeça, tragan bavadas e
agua de aquella que echan quando les dan a sacudir e han menester de ser alinpiados d’ello, ca
quando los falcones non están purgados non han
verdadera fanbre nin los puede omne ordenar, así
como cunple, nin andan obedientes al señuelo, nin
curan de fazer bien ninguno. Otrosí, les recresçen
© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
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otras dolençias mayores por ende, donde pueden
peligrar e por esto conviene los purgar si los falcones están rezios, e verás sus señales del que lo ha
menester en esto: lo primero que estando en su
buena carne, qual deve, non ha verdadera fanbre
nin buela como deve e desecha las prisiones que
solía tomar, e si lo non faze por orgullo d’estar muy
grueso, ten por çierto que lo ha por non tener el
cuerpo purgado. Otrosí, faze las tolleduras feas e
de mala color e con mucho prieto como estiércol e
mal ordenadas. E quando esto vieres, farás así:
dale su tártago segund que todos los caçadores gelo
suelen dar, catando el cuerpo e la conplisión del
falcón, ca uno ha menester más granos que otro. E
des que gelo ovieres dado luego le prueva el agua
en ayunas e beverá si quisiere. E después que una
gran pieça estoviere sobre el tártago, dale una
pierna de gallina, e por quanto el falcón finca fostigado del cuerpo, dende a dos días dale su açúcar
candí, poniéndogelo por la boca en tres o quatro
pedaços e pruévale el agua en ayunas, e des que
vieres que non tuelle del açúcar, dale de un coraçón
de carnero bien lavado e tirando dél la piel que tiene e nervios e durezas e grossura e con él dale de la
azargatona e dende adelante tórnalo a darle sus
buenas viandas como primero solía comer. E si los
falcones fueren villanos, como sacres, bornís, alfaneques darles has los lardones, pero al neblí non
gelos deves dar. E faz mucho sienpre por dar a tu
falcón buena vianda e de pelar e desplumar e de tirar e a menudo, que cada vez que le tiras el capiro© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
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te luego vea el roedero e tire en él, e faziéndole esto
sienpre estará guardado de non venir a aver menester estas purgas ca sey çierto que las purgas
destruyen e gastan el cuerpo del falcón, pero a la
entrada de la muda e a la salida bueno es purgar el
caçador su falcón, o quando viere que viene dolençia porque se non puede escusar, ca muchas
vezes los falcones alcançan raleas e çévanse en
ellas e comen plumas e el omne que non es bien diligente en catar por su falcón non cura dél e el falcón sobrepone plumas viejas en el buche que después enpodresçen allí e lo traen a que ha menester
de ser purgado o estará en peligro de morir.
CAPÍTULO XIII
Del falcón que desseca
MUCHAS vezes acontesçe que por malas viandas e
mal pensamiento, e non comer los falcones quando
deven o comer poco o viandas frías e non frescas, o
non ser purgados al tienpo que deven, adoleçen e
recresçe[n]les dolençias e gástanse de cada día, en
guisa que muchas vezes vienen a dessecar. Otros
falcones desecan des que las filandras o filomeras
son engendradas en el cuerpo. Otrosí, dessecan por
trópigo que han. Otrosí, deseca el falcón quando es
ferido en el cuerpo e non es curado como deve, e de
cada día se le gasta el cuerpo. E después que el falcón comiença a dessecar aunque coma non le aprovecha nin tiene fuerça en sí, e ver lo has triste e
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apretado e sacúdese floxo e non tira nin despluma
e gástasele la carne. E al comienço d’esta dolençia
le deves acorrer, ca después aunque quieras non le
valdría. E el remedio es este: si tu vieres que el falcón tiene aquellas señales que dize en el capítulo
que fabla de las filandras o filomeras, que es en el
capítulo veinte e uno, farás e curarás dél segund
allí manda curar. E si tiene las señales del trópigo,
segund dize en el capítulo treinta e uno, que fabla
d’esta dolençia de trópigo, curar lo has segund allí
manda. E si lo ha de ferida, que ovo en el cuerpo,
de que non fue bien curado e la ferida non fue bien
apurada, cúralo de la llaga si çerrada non es, segund allí manda curar, que es en el capítulo treinta e quatro. E si non lo ha d’estas dolençias sobredichas, estonçe tenlo en buen regimiento, dándole
poco a poco buena vianda e çerçetas e negretas e
aviones, si es tienpo d’ellos; e dale palominos e paloma a degollar e beva de la sangre mas non coma
de la carne de la paloma, e dale la vianda que le
ovieres a dar mojándola en la leche de las cabras, e
non le des grand papo e dale la suelda que está ordenada en el capítulo veinte e ocho que fabla de la
pierna quebrada, e non le des pluma nin huesso
con que aya de trabajar, e tenlo en buena casa e
dale sol en que piense de sí, e ponlo en el agua si
quisiere bever e non cures de le mostrar señuelo,
ante lo faz mucho quanto podieres, por lo orgulleçer e poner en carne fasta que sea rezio, como
quier que si en tales dolençias luego non mejora,
tarde cobra.
© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
LIBRO DE LA CAZA DE LAS AVES
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CAPÍTULO XIV
Del falcón que es assonbrado
MUCHOS omes quieren aver falcones e caçar con
ellos e non lo saben fazer e yerran en muchas cosas, señaladamente luego en el comienço, quando
el falcón es bravo e lo comiençan a asegurar e fazer
capirotero; e ha algunos que toman grand quexa en
ello e, cuidando que fazen bien, tíranle el capirote
muchas vezes e delante las gentes e el falcón, como
está aún bravo, espántase de la gente e debátese e
non le saben acorrer con el capirote, antes que así
se derrame, poniéndogelo dulçemente e gelo ponen
dándole con la mano en el rostro e espantándolo
más, donde el falcón toma más saña e miedo e, a
las vegadas, quéxase dando sus bozes, e así como
vee el rostro del omne toda vía se más espanta e
cuélgase de la mano. E esto todos los falcones son
asaz prestos para así se dañar, señaladamente los
girifaltes e más los torçuelos; otrosí los neblís, así
primas como torçuelos. E quando el caçador que
atal estado lo llegó vee así su falcón dañado, enójase dél e dalo a moços que lo traya[n] e todavía se
daña más, fasta que desesperan dél e déxanlo perder. E pues esto viene por mal sofrimiento e poco
tiento del caçador, conviene que se emiende con
buen tiento e por todos los contrarios de los yerros
que son fechos, e que el caçador torne a aver buen
tiento, mejor de lo que ovo, e mejor sofrimiento e
fará así: cátale un capirote bien fecho e bien çerrado que non vea con él nin le llegue a los ojos e non
© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
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PERO LÓPEZ DE AYALA
gelo tire sino quando le deve dar de comer, e estonçe se aparte en una cámara escura e sin conpañía ó tenga candela e allí le dé de comer, e que aya
grand fanbre porque con la fanbre olvide la esquiveza e braveza que ha tomado, e non cure sino de
comer e déxalo alinpiar el pico e sacudirse e
póngale su capirote muy manso que non le caya de
la mano nin lo dé a moço nin a omne que faga más
yerros en él; e en la noche, a la candela, dale a tirar e dale sainetes e vianda con que tome sabor e
plazer e póngalo, en la noche, en su alcándara çerca de su cama e la candela delante e tómele, antes
que el día venga, en la mano, e des que viere que se
va asegurando cátelo otro capirote que vea con él
algund poco e devise las gentes por que vaya perdiendo el miedo, e así lo llevarás governado con
buen tiento tantos días fasta que el falcón sea asegurado, e dende adelate, des que le vieres bien
amigo del omne, farás como deves. E si neblí quisieres fazer, ha menester que seas bien sofrido; e
eso mesmo quieren todas las otras aves. E el girifalte o el neblí non quieren que les tiren los capirotes salvo para bolar o comer o poner en el alcándara o poner en el agua o para lo poner en el prado,
segund diximos, lo que non fazen los otros falcones
que lo sufren e van gran pieça sin capirote en la
mano.
© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
LIBRO DE LA CAZA DE LAS AVES
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CAPÍTULO XV
Del falcón que tiene güérmezes
LOS güérmezes son engendrados en la cabeça del
falcón por muchas maneras. Las primeras güérmezes se engendran en la cabeça quando el falcón
es lleno de la agua, e aquella agua corre por las narizes a la boca e escalienta con aquel podrimiento e
fázenle güérmezes e estos güérmezes non son de
peligro pero deveslos purgar d’esta guisa: toma un
paño de lino linpio e mójalo en el vino blanco e lávalo con él la boca e ruçíale con el vino la cabeça e
el rostro e úsale esto fasta que sea sano . Otros
güérmezes ha que se engendran en la boca del falcón e estos son de feridas de huesos quando comen,
e esto fazen los falcones que son garganteros e travan de huesos e lláganse en la boca, e estos güérmezes no son de peligro e déveslos tirar con una
paleta sotil des que fueren maduros que non fagan
sangre, e después ponle de la miel en aquellas llagas e luego guaresçerá. Otros güérmezes ha que
son engendrados en la boca del falcón e d’estas fablaré más e declararé porque son más peligrosas ca
todas las otras. Todos los caçadores las conosçen e
estos güérmezes, que digo peligrosas, son blancas e
son en figura de granos tan grandes como mijo e
mayores, e son por toda la boca e por los forados de
la lengua e entran fasta dentro de la garganta. E
está en dubda si pueden guaresçer o non, e deves
curar d’ellos por esta guisa: toma una paleta sotil
de plata o de fierro, non sea de caña que le corta© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
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PERO LÓPEZ DE AYALA
ría e faría sangre e tíralas grano a grano de guisa
que non fagan sangre e toma la piedra alunbre e
muélela e echa d’ella en aquellos logares donde tirares los güérmezes, e tenlo derribado una pieça
fasta que aquel polvo de la piedra alunbre, que le
echaste, faga su obra, que lo non sacuda el falcón, e
esto le faz de tres en tres días o antes si vieres que
lo ha menester. Otros güérmezes ha que son en las
orejas e estos güérmezes non se deven curar, salvo
tirarlos con una paleta e finche las orejas de algodón e esto le deves fazer dos vezes al día, e los más
de los falcones que los han, tienen la boca abierta
que non la pueden çerrar e quando vieres así la boca abierta luego te guarda d’estos güérmezes sobredichos, e párale mientes en la boca en aquel lugar de yuso de la lengua do las bestias tienen el
gallillo, e cata si tiene aquel lugar finchado, e si
vieres que lo tiene finchado, toma una lançeta bien
aguda e rónpele a lo luengo bien, sin duelo, e si el
falcón tiene dentro güérmezes tíragelas e métele
dentro en el algodón envuelto con miel, e sabe que
los falcones que esta dolençia han non quieren comer e dévesles meter la vianda en la boca, que sea
buena, por fuerça por que coma, ca non gela poniendo así muriría el falcón por desanparo, e por
esto puede guaresçer, ca esta dolençia es mortal e
ha menester de ser curada sotilmente.
© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
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CAPÍTULO XVI
Del falcón que le remanesçe el papo
ALGUNOS caçadores ha que cuidando que fazen
bien e piedat a sus falcones que les dan muy grandes papos, señaladamente quando toman e matan
alguna prisión, teniendo que gelo agradeçen mucho, e non catan qué vianda les dan o qué ora es
del día e si es tarde, en guisa que el falcón non ha
espaçio nin tienpo para gastar e torçer la vianda e
levarla al buche; o qué cuerpo ha el falcón, o cómo
gasta lo que come, ca un falcón tuerçe e gasta más
aína lo que come que otro, e dándole así de comer
sin razón otro día quando amanesçe, fíncale grand
parte de la vianda en el papo, e finca con una dureza amassada, e es grand peligro, ca dende vienen
los falcones a se apostemar e adolesçer. E para esto
lo primero, antes que tu falcón caya en este yerro,
guisa de regirlo bien e darle de comer con buen
tiento, en manera que bien entiendas que antes de
la media noche lo avrá gastado [e levado al buche],
ca dende adelante ha menester de le sacar del buche por sus tolleduras, así que en la mañana,
quando lo tomares, el falcón sea purgado si a caçar
ovieres. Pero si acaesçier tal yerro que esto non sea
guardado e le remanesçe papo por esta sobejanía
de comer, segund dicho es, ponlo ese día en una casa muy escura, que paresca que es de noche e déxalo ý todo el día en su alcándara, e ese día aunque
lo gaste non coma ninguna cosa, salvo en la noche
juntas e plumas, e otro día luego dale el açúcar
© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
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PERO LÓPEZ DE AYALA
candí, poniéndogelo en la boca, e ponlo al sol fasta
que non tuella del açúcar que le diste, e pruévale el
agua en ayuno, e después dale de un coraçón de
carnero, tirando la tela e grosura e nervios e dureza, e lavándolo con el agua, e dale en el coraçón de
la azargatona, e si vieres que el falcón fincó muy
enojado dale las píloras del açíbar pátigo, segund
diximos en el capítulo onzeno, que sean fechas como las del açíbar çicotrín, que es en el capítulo onzeno e dende adelante guárdate de tal yerro. Otrosí, acaesçe algunas vezes que el falcón, por non estar sano, non gasta la vianda e remanesçe el papo,
estonçe coge tu falcón e muy sotilmente con los dedos, sacágelo del papo e fázgelo rogitar, e dale una
gargantada de vino blanco, si lo tovieres o si non
sea bermejo, e después déxalo así esse día fasta en
la noche e estonçe dale media pierna de una polla
pequeña e otro día dale de una pierna de polla con
los polvos que fallarás ordenados en el capítulo
treinta e tres, que fabla del falcón que rojoita,
quantía de dos garvanços.
CAPÍTULO XVII
Del falcón que tiene el papo lleno de viento
A las vezes acaesçe que dan los caçadores a sus
aves más fabarraz de lo que cunple, e es grand peligro ca son los falcones unos más rezios que otros.
E de las purgas que dan a falcones ésta es muy peligrosa, si non tiene omne en ello tiento. E los fal© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
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cones que son muy rezios quando les dan el fabarraz non quieren sacudir e danlo al papo, e quando
así dan al papo fíncheseles el papo de viento, e por
esta razón ha falcones a que esto acaesçe que traen
las tripas llenas de viento, e aquel viento recude
para ençima en manera de regüeldo, e des que llega al papo detiénese allí e puesto que el falcón coma e tuella aquel papo no dexa de fincar allí aquel
viento, e acaesçe a las vezes que quanto más el falcón come tanto el papo más se finche de viento, e
los que non saben por qué se faze esto maravíllanse ende, e por ende éste será el remedio: quando
vieres que tu falcón ha esta dolençia e tiene aquel
viento farás así: toma el palomo o paloma bivo e
dale d’ello, e coma e tire e trague todas las plumas
que levar podiere e fínchele bien el papo d’esto e
esto le faz tres o quatro días, e luego será el viento
fuera e será el viento fuera, e será el falcón sano.
CAPÍTULO XVIII
De las plumadas viejas que el falcón tiene
TODOS los falcones que los caçadores han, deven
ser guardados que nunca les den a comer fasta que
los caten, si fizieron la plumada que les dieron, e
para esto dévenlo poner en una alcándara e mandar barrer de yuso en manera que esté linpio el
suelo, que quando el falcón fiziere la plumada que
otro día la fallen, e non se pueda esconder en ningún logar, pero guarda esto si la plumada non fi© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
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zier el falcón, non le den de comer nin sea lançado
a presión nin al señuelo, mas denle por la boca,
metiéndogelo, una piedra guija o dos, tan grandes
como garvanços, e si los fizier con la plumada dale
de comer e si por tanto non la quisiere fazer, fazle
fincar así para otro día sin comer ninguna cosa e
cata si la fará en la segunda noche, e si la non fiziere dale el tártago sin otra detenençia. E muchos
caçadores son por esta razón en grand culpa, ca
puesto que non les requieren en catarles las plumadas, si las fazen o non fazen, aun peor, que non
dexan de darles de comer sobre las plumadas; e des
que son dos o tres plumadas sobrepuestas en el buche del falcón, luego el falcón es tollido de dolençia
mortal, e tiene el falcón en el buche mal condesijo
maguer el falcón se sostiene e non muda el senbrante, e esto es por quanto las plumadas non son
aún podridas o non son llegadas a la tripa por do
va la materia del buche a las tripas, e quando las
plumadas son podridas e llegadas a la tripa sobredicha, luego el falcón non puede comer toda su
vianda como solía, e faze mal senblante e fiédele la
boca, e estonçe, quando esto vieres, cátale el overo
e logar do anda el buche, e fallarás aquel lugar duro e así puedes conosçer aquella dolençia, e el remedio es éste: toma la manteca de las vacas cruda
e métegela por la boca e si la manteca non fuere
fresca e fuere vieja que huela como azeda, lávala
con tantas aguas que tire el mal olor que huele, e
dale de la manteca tanto como una nuez, poniéndogela por la boca en dos o tres logares, e aquel día
© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
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non coma otra vianda, e luego otro día le darás el
tártago bien reforçado con más granos que los
caçadores suelen dar, e dale de comer ese día una
pierna de polla, bien tierna; e otro día toma la miel
bien dura en terrón, e mételo d’ella por la boca en
manera que vaya al buche, e sea tanta la quantía
de la miel como la nuez e des que tollier con ello,
que veas que non tuelle materia de miel, mas tuelle su materia propia como deve, toma un coraçón
de carnero e tírale una piel delgada que tiene e las
venas e la grosura e durezas e fiéndelo e tírale los
nervios e durezas que tiene dentro e lávalo bien
con muchas aguas e des que fuere bien lavado tuérçelo de aquella agua e toma el azargatona e moja
aquella carne en ella e da de comer al falcón d’ello
e después, bien en la tarde, dale a comer de una
pierna de polla e verás toller al falcón unas tolleduras negras como pez, e en estas viandas la miel e
azargatona e piernas de polla le mantiene fasta
que veas que le va mejor, e esto sea tres días o quatro e pruévale el agua a menudo e así guaresçerá.
E en todo aquel año, fasta que mude, guárdalo de
darle plumadas, ca des que los falcones son así entecados fazen muy mal sus plu--madas, [e guárdalo
de çevar en la presión, que non lleve plumas] en
todo aquel año fasta que mude, pero si vieres que
las ha mucho menester dale la plumada fecha de
algodón porque la non podrá fundir, pero quando el
falcón está sano e le dan sus plumadas non ha tan
buena plumada como de plumas o juntas o pie de
© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
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ánade o de liebre, tiradas uñas e quebrantado bien
e con ellos plumas e vañado en el agua tibia.
CAPÍTULO XIX
Del fenchamiento del buche del falcón
MUCHOS caçadores tienen e creen que las aves non
son bien pensadas si non son fartas de vianda fasta
que más non quieran, e aun ha algunos que les dan
de comer dos vezes al día, así que d’este comer mucho todo el día fínchesele el buche e las tripas de
materia, e sobrepónese dentro en tal figura que el
falcón non ha sabor de comer, e digo que le verás
toller las tolleduras gruessas e allí do ha de venir
la materia negra entre la blanca tienen unas cagadillas que paresçen de mures, e el falcón tuelle de
tarde en tarde e este fenchimiento déveslo purgar
por esta guisa: toma el açúcar candí e métele d’ello
por la boca, e sea quebrado e menudo porque mejor
vaya al buche, e des que vieres que tuelle del açúcar sienpre lo ten al sol fasta que venga a toller de
su materia propia, como solía, e pruévale el agua
ese día en ayuno, e beva d’ella quanto quisiere e
después dale de comer en ese día del coraçón del
carnero con la azargatona de la guisa que diximos
en el capítulo diez e ocho, de las plumadas viejas, e
dende adelante farás nueve píloras de açíbar pátigo, ca el otro es llamado açíbar çicotrín e el pátigo
es bueno para el cuerpo e el otro es bueno para la
cabeça, e d’este açíbar pátigo que dicho he le farás
© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
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las sobredichas nueve píloras, fechas e dadas por la
guisa que declaré en el capítulo XIº, que fabla del
agua vedriada, e en quanto le dieres estas píloras e
purgas al falcón non le des de comer salvo un
mienbro de polla al día, salvo si fuere girifalte o
açor, que deve comer más, el terçio, e así menos a
las otras aves que son menores que estas sobredichas. E dende adelante te guarda que sienpre des
de comer a tu ave por regla, e antes sea el comer
menos que mucho, ca del comer mucho les viene este mal e otros muchos, e del comer tenplado nunca
les puede venir daño e andan sanos.
CAPÍTULO XX
Si el falcón tiene lonbrizes
POR mengua de las purgas que non son fechas a los
falcones quando les cunple, se engendran las lonbrizes en el buche, e que esto es verdat, a muchos
caçadores acesçió que quando dan el tártago a sus
falcones lançan con ello las lonbrizes porque non
eran aún bivas mas eran ya engendradas ca si
ellas bivas fuesen aquella ora non las mataría el
tártago mas mortificarlas ya por algunos días, e de
otra guisa non, e aún digo más, que este mesmo
tártago quando lo dan los caçadores echan los falcones por deyuso la simiente de las lonbrizes, e digo simiente porque son así como granos bermejos
pequeños de que se ellas engendran, e des que son
engendradas e bivas el falcón que las ha mésasse
© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
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en el overo e en las pospiernas e en el papo, pero
muchas vezes non fazen nin muestran los falcones
estas señales e tienen las lonbrizes; e tu cata las
tolleduras sienpre, a menudo, al tu falcón, e si las
ha bivas luego verás algunas d’ellas bermejas como gusanillos en las tolleduras, e si bivas non son,
non las echa salvo si fuere con la premia del tártago, como dicho es, e estas lonbrizes se pagan de
vianda gruesa e dulçe, e por ende se deven curar
d’esta guisa: toma el açafrán e mételo en un coraçón de gallina e dágelo a comer e des que entendieres que será ya desmolido toma la simiente de la
yerva lonbriguera e dágela en otro coraçón o en
otra carne de gallina tan grande en que la yerva se
pueda esconder, e si esto non tovieres toma la leche
de las cabras e buelve con ella el çumo de la raíz
del codesso, e en fin d’este libro fallarás qué cosa es
el codesso, e mételo en una tripa de gallina e métegelo por la fuerça. Otrosí, le darás las píloras del
açíbar pátigo de la guisa que dize en el capítulo
XIX, del finchamiento del buche, que deven ser fechas como las píloras del açíbar çicotrín que manda
en el capítulo XI, del agua vedriada. E podrías preguntar así porque dixo éste, que fizo este libro, que
las lonbrizes se pagan de cosa dulçe e porque gela
manda dar él, ca la leche es dulçe e el açafrán es
dulçe e huele bien, a esto respondo verdad es, mas
la razón por qué es esta: quando las aves comen estas cosas dulçes, fázelas talentosas de comer, por
tal figura que quando viene otra cosa que amarga
cómenla deseando aquella dulçedunbre que comie© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
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ron e estas cosas que amargan, qualesquier que así
amarguen, quanto más amargan tanto más aína
matan las lonbrizes, ca con el sabor que toman en
comer aquellas cosas dulçes remuévense e la yerva
lonbriguera o las píloras fállanlas movidas e salen
más de ligero, e así dende adelante nunca pongas
luenga en purgar tu ave en los tienpos que le
cunple. Otrosí es bueno: toma la leche de las cabras
en una cosa linpia, e ponla sobre el fuego sin fumo
e des que fuere caliente toma las yemas de los huevos e bátelas e échalas en la leche e toda vía tráelo
con una cuchar fasta que sea cuajado e fecho como
ungüento e duro un poco, e tíralo afuera e dágelo a
comer que non sea muy caliente, e dale otro día la
yerva lonbriguera, segund dicho es, e después dale
las píloras del açíbar pátigo, como diximos.
CAPÍTULO XXI
Si el falcón tiene filandras o filomeras
ESTAS filandras o filomeras de que agora fabla este
capítulo es una dolençia de que pocos falcones guaresçen, porque la dolençia es muy grave de entender e muchos falcones se pierden d’ello, porque en
el punto que ellas son conplidas, tan grandes como
han de ser luego, comiençan de comer el cuerpo del
falcón, conviene a saber, los livianos e después el
coraçón e luego el falcón es muerto ca apenas nunca falcón dende guaresçe; pero si el caçador quisiese fazer lo que dicho he en las reglas postrimeras
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del capítulo del agua vedriada, allí do dize que devía el caçador reveerse en su falcón, como la muger
en el espejo, e podría ser que vería en el falcón señales que adelante se siguen: digo que quando estas filandras se engendran en el cuerpo del falcón
deves saber que va mucho a menudo con el pico a
los costados e alrededor de las ancas e sacúdese
mucho a menudo e quando se sacude aprieta con
las manos e estreméçese, e deves saber que estonçe
las engendra, e así lo puedes estonçe acorrer así:
toma las píloras del açíbar pátigo, fechas como las
del açíbar çicotrín, segund dize en el capítulo onze,
del agua vedriada, que sean nueve píloras dadas
en tres días por la guisa que dicho avemos en los
otros capítulos e quando gelas metieres por la boca
e vieres que las quiere regitar trávale del pico que
las non regite, lo más que podieres, de guisa que
finque el olor d’ellas de el buche del falcón e estas
lonbrizes o filandras o filomeras non ha otro remedio. E los falcones pollos están en mayor peligro
d’estas filomeras que des que son mudados, e señaladamente en la muda al derribar de las tiseras,
e dende fasta que son dessainados, e por tanto
preçian más en Françia e Alemaña los caçadores
los falcones des que son mudados, que están más
seguros d’esta dolençia. Pero oí dezir al visconde
Dila que es un gran señor en el reino de Aragón e
es muy caçador e muy sabidor de las curas e dolençias de las aves, que la cosa del mundo que más
guarda al falcón de criar filandras es usarle a le fazer bever la sangre de la gallina, e quando tu fal© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
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cón estovier sano úsale darle a degollar algunas
vezes, si quier sea tres días en la semana, la gallina en el señuelo, como diximos en las reglas del
neblí, en el capítulo octavo, e darle las píloras del
açíbar pátigo, como dicho avemos, a çiertos tienpos,
señaladammente al pollo.
CAPÍTULO XXII
Si el falcón tiene piedra
LOS falcones que a menudo suelen comer viandas
gruessas e malas engendran piedra, e esta piedra
se engendra en la tripa por do el falcón tuelle e se
ayunta con el siesso, e es piedra fecha como una
que traen los alfayates con que señalan, que paresçe de yesso blanco, e esta piedra quando así es
engendrada puédeslo entender por esta guisa:
quando vieres que el falcón tuelle una vez e luego
tuelle otra en pos ella e después d’esto va con el pico al overo e se le ensuzia, e demás bate a menudo
con la cola en la lúa e unta las péñolas del overo
con suziedat, sabet que estonçe ha piedra, e déveslo
curar por esta guisa: toma la simente del perexil e
dágela a comer en la carne de la gallina o en un coraçón de gallina, e esta aparejará la materia e otro
día métele la miel terrón, dura por la boca, fasta
que vaya al vientre, quantía de una nuez, en tres o
en quatro pedaços, e des que vieres que la miel faze
su obra, por la guisa que yo dixe en el capítulo
XVIIIº, de las plumadas viejas, que la ha tollido to© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
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da el falcón e torna a toller de la materia que suele,
estonçe dale el coraçón del carnero con el azargatona así linpiado por la guisa que dixe en el dicho
capítulo de las plumadas viejas e después, en los
otros días seguientes, toma la milsana e en el fin
del libro fallarás que yerva es, e muélela e dale el
polvo d’ella en la carne, [otros llaman miransolis
que son cañamones montesinos e tienen los boticarios], e si non podieres aver la milsana toma la
yerva que dizen capiliveneris, otros la llaman culantro del pozo seca, e polvo fecha e dágela d’esta
guisa, e si vieres que esta piedra es tan grande que
la non puede lançar, para mientes al falcón e verás
que quiere toller e non puede, e estonçe sabe que la
tiene en lo baxo e non la puede lançar, e estonçe
derriba el falcón e lávale bien el siesso con agua tibia e pálpa--le aquel lugar e si gela fallares primégela mansamente como quando primen la furonera
al furón, e así gela farás salir e después luego en
ese día le darás la miel e el coraçón del carnero con
el azargatona, segund dicho es, non enbargando
que otros caçadores dizen que ay otra piedra, non
lo creas ca el falcón non ha otro logar en que la engendre, e todas las criaturas que piedra engendran
non la engendran salvo en la vexiga e el falcón non
ha otra vexiga en que la engendre salvo en la tripa
susodicha.
© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
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CAPÍTULO XXIII
De la fístola que se faze en la llaga del falcón
MUCHAS ocasiones acesçen a las aves, por muchas
maneras e desvariadas, así de feridas de garça,
como de grúas, como de árboles por do los falcones
entran quando buelan e vienen a golpar, e por
otras maneras e quando son feridos e non son curados con diligençia, qual deven, vienen las llagas
a fistolarse, e digo que esta fístola sienpre se llega
a las coyunturas de los huesos e nervios. E si vieres
que la llaga está ya en que la fístola es sobrepuesta
e non se quiere guaresçer por melezinas que le fagan, estonçe esta dolençia deves acorrer d’esta guisa: toma los fierros que son figurados en el capítulo
del agua vedriada e caliéntalos bien, señaladamente de la parte de los botones e pon los dichos fierros
bien calientes, en aquellos lugares do está la fístola
engendrada sotilmente, e si vieres que el logar ha
menester verga de fuego que la carne está sobeja e
non se puede traspasar con los botones, toma otros
fierros fechos por esta guisa que aquí están figurados para cortar la carne sobeja, que diximos, e
d’esta parte los pon de lo agudo
e unta aquel lugar, des que fuere labrado, con azeite tres días e toma una yerva que dizen eixonca e
faz d’ella polvo bien sotil e un poco de cardenillo e
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sabe que aquel logar fará la postilla muy gruessa, e
des que vieres que la postilla es bien madura, tíragela e lánçale aquel polvo cada día o dos vezes al
día, segund que vieres que la postilla se quisiere
mover, e así sanará.
CAPÍTULO XXIV
De la comezón que el falcón
ha en las péñolas e se las come
ACAESÇE a las vegadas que el falcón ha comezón en
los logares en que nasçen las péñolas, e esta comezón non es engendrada de otra cosa salvo de pujamiento de sangre, e esto paresçe de buena razón
que así es, ca quando los falcones están en tienpo
que derriban las péñolas e vienen las nuevas, todo
el cuerpo del falcón está dolorido e metido en sangre nueva, e por fuerça conviene que por todas las
cosas engendradas que de nuevamente, non tan
solamente de las aves mas de todas las otras criaturas, quando así meten de nuevo todas han esta
comezón, cada una d’estas criaturas conviene que
se fregue e se rasque en alguna cosa, por ende digo
que esta comezón que viene así a estos falcones es
por la sobredicha razón e digo que estas aves sobredichas conviene que vayan con el pico a aquel
lugar. E quando aquella comezón es abivada,
aprietan con el pico en aquel logar fasta que fazen
salir sangre, e dende adelante ençiéndese cada día
más la comezón, así que las péñolas del falcón pe© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
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resçen e van a mal, e porque cada vez que la sangre se seca en aquel logar e por las otras péñolas
con la comezón que allí es e el enojo que la sangre
le faze que se seca e se quaja en las otras péñolas,
conviene que padescan las otras péñolas en que
non ha comezón, e porque la ave non es criatura
que aya razón de se poder guardar por sí non poder
aver sangrías como su cuerpo non sea dispuesto
por la guisa de las otras criaturas susodichas que
la dicha comezón han, conviene de catar remedio
para ello e digo más, que si viesen que los falcones
tirasen las péñolas viejas en el tienpo del invierno,
quando las aves non mudan, dirían que las razones
susodichas non eran convenibles nin razonables
nin verdaderas, mas non fazen esto salvo en el
tienpo de la muda quando la sangre puja e desnuda el falcón de las plumas viejas e trae las nuevas,
e a esta comezón devemos acorrer en esta guisa:
toma el açíbar çicotrí e muélelo e amássalo con la
miel e ponlo en aquellas péñolas do se el falcón come e úntalas bien, sin duelo, e tráelo a menudo a la
mano e así podrás guaresçer d’esta dolençia, ca este açíbar que es amargo le fará aborresçer que non
vaya con el pico a la péñola, e la miel pónengela
porque se pegue con ella en las plumas, e el traerlo
en la mano es por non le dar vagar, que mucho a
menudo lo faga. Otrosí, por lo requerir que esté
sienpre untado de aquella melezina en las péñolas
e esto le faz cada ora que vieres que se aquella
melezina derrite de aquel logar, de guisa que
sienpre tenga allí melezina.
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CAPÍTULO XXV
De la uña quando se le tira o cae al falcón
GRAND bien es al caçador e gran bondat ser sofrido
a su ave e esto es por muchas razones, la primera
porque el falcón non le tome miedo al rostro, la segunda porque non le quebrante las péñolas e por
muchas otras ocasiones que a las vezes acaesçen
por el caçador sañudo. E acaesçe que ha falcones
que son caninos al comer, e quando el caçador
quiere desenpulgar su ave, con quexa que toma,
sácale la uña e eso mesmo acaesçe quando toma alguna prisión e lo sacan d’ella sin buen tiento, e por
muchas otras razones acontesçe a las aves esta
ocasión. E si vieres que la uña quiere salir del dedo
del falcón e está aun travada en algund logar que
non es del todo arrancada, derríbalo luego e córtale
la dicha uña con unas turquesas del menester de
los falcones, fasta que llegues a lo bivo e toma la
sangre del dragón e el bolarménico e el açíbar çicotrí, e muélelo todo bien e échale de aquel polvo e
tenle la uña ençima con el dedo e sea enbuelta con
un paño de lino muy delgado e fuelgue por espaçio
de tres o quatro días e guárdalo que non sea lançado fasta nueve días. E si la uña fuere arrancada,
toma los dichos polvos e cúbrele bien el maslo e
toma el más delgado cuero de baldrés que fallares e
cúbrele el maslo de él e cósegelo allí fasta ençima
de la cabeça del dedo, de guisa que se le non desate; de seis días adelante non dexes de ir a caça con
él e guárdalo al desenpulgar non le fagas enojo, en
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guisa que dessuelde lo que está soldado. Otros ha
que gelo cubren en logar de valdrés con la pellizilla
de la fiel de una ave e pégase mejor.
CAPÍTULO XXVI
Del falcón que ha clavos en los pies
NON enbargando que todos los falcones han, algunas vegadas, clavos en los pies, pero los girifaltes
son los falcones de quantos son que más han esta
dolençia, e son muy naturales d’ella ca son de su
conplisión muy calientes e son muy pesados e muy
cargados, e por ende en esta dolençia de los clavos
e se les finchan los pies más que a otros falcones de
qualquier otro plumage. Pero los falcones alfaneques son, eso mesmo, muy naturales d’esta dolençia, que son de su natura calientes. E quando el
falcón ha esta dolençia e dolor en los pies dexa mucho de fazer de lo que deve, por el dolor que ha, e
conviene a esto poner el mejor remedio que podiere
ser, ca ha de ser fecha en esta dolençia la cura muy
sotil ca el lugar do viene, que es en los pies, es logar nervioso e pobre de goviernos, e es logar peligroso porque todo el cuerpo se sostiene sobre los
pies e estos clavos por desçendimiento del escalentamiento fáze[n]se en las suelas de los dichos pies
postillas tan grandes como cabeças de clavos pequeños, e por esso son llamados clavos, e luego que
estas postillas allí son en los pies, luego son finchados los pies, e quando lo vieres luego que los
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pies son finchados toma las turquesas del menester
de los falcones e córtales todas las uñas de guisa
que todas lançen sangre e toma la trementina e
toma xabón françés e çeniza de sarmientos; e la
trementina sea lo de más, e el xabón tanto como la
meitad de la trementina, e la çeniza sea tanta como
la meitad del xabón, e sea bien çernida, e échalo
todo en una olla pequeña nueva e fazlo fervir bien
sobre brasas e méçelo sienpre con un palo de guisa
que todo sea bien mesclado, e des que vieres que es
bien cozido, de guisa que se non queme, arriédralo
afuera e déxalo refriar de todo punto, e él fázese
como ungüento rezio, como bitumen, e toma una
paleta rezia de fierro o de latón e tira de aquella
melezina e ponla sobre un cuero de baldrés delgado, fecho por esta guisa
e entre estos quatro ramales que tiene sea puesto
en aquel espaçio un dedo del falcón e así los otros
dedos entre dos ramales cada un dedo, e la melezina susodicha sea puesta delgada en el espaçio, en
medio del cuero, entre los quatro ramales e los ramales sean luengos e sean ligados por si por esta
guisa: toma los ramales delanteros e lígalos tras el
çanco, e toma los ramales de çaga e lígalos delante
contra la pata del pie en cruz, e dáxalo así estar
tres días, e acabados los tres días tírale aquel cuero
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sobredicho, e para mientes e si vieres que cresçe al
derredor aquella postilla, como sostra de bestia,
atiéntalo si quiere salir de raíz e si vieres que quiere salir, tíralo luego, e si vieres que se detiene e
non se quiere arrincar, ponle la sobredicha melezina fresca otros tres días e luego, a cabo de los otros
tres días, saldrán los clavos, e des que fueren salidos si vieres que finca dentro en aquella cueva,
donde salió el clavo, alguna carne podrida, lánçale
del cardenillo molido en aquella cueva e ponle la
sobredicha melezina otros tres días sobre el cardenillo, legada por la guisa que dicho es, e sea cada
día aquel cuero con la dicha melezina tirado e
linpio e puesto en aquel pie del falcón después que
fueren los clavos fuera, por alinpiar la materia que
fiziese la llaga que así se fizo, e des que vieres que
aquella cueva es llena de carne nueva ponle diaquilón que tienen los çurujanos, por la guisa susodicha, en otro cuero tal como el que suso es dicho e
des que vieres que es bien encorado toma el aziche
e la casca de la enzina e la escoria e el çumaque,
tanto de lo uno como de lo otro, e muélelo cada uno
sobre sí, e des que fuere molido, çiérnelo bien e
échalo todo en una olla nueva pequeña e fínchela
de vinagre lo más fuerte que podieres fallar e fazlo
todo fervir bien e méçelo, e des que fuere cozido, tíralo afuera e quando fuere tibio toma un paño de
lino tan grande en que quepan los pies del falcón e
mójalo en aquel caldo e pon el paño doblado de
quatro dobles ençima de una piedra redonda, como
alcándara, en que se pueda bien tener e en la vara
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e alcándara [do suele estar], porque si la piedra estoviere baxa non asosiega tan bien el falcón, e de sí
pon el falcón ençima de guisa que tenga los pies
ençima de aquel paño, e esto sea por espaçio de
medio día e esto le farás cada día fasta que veas
que el cuero es bien tiesto en los pies del falcón e
dende adelante lo trae en buena lúa muelle e blanda de cuero e non de paño que es caliente e será de
cuero blando, mas sea algund poco gruessa porque
la calentura de la mano es una cosa que daña mucho a los pies del falcón e de qualquier otra ave, e
guárdate que quando fiziere sol, si sentieres que le
escalienta los pies, luego lo pon en una piedra fría
e la lúa so los pies e así esté en la alcándara, e en
esta cura lo mantiene fasta que sea bien sano.
CAPÍTULO XXVII
Del falcón que tiene los pies
finchados o le arden
ACAESÇE a los falcones que se finchan los pies e
le[s] arden por desvariadas razones: la una por las
malas piyuelas apretadas e de mal cuero e duro,
demás si el falcón es quexoso, esto es por mengua
del señor del falcón o del su falconero si el falcón
gelo dexa en su carga, así como los falconeros del
rey o de muy grandes señores que tienen carga de
requerir e de curar de sus aves. E si al falcón por
esta razón de las piyuelas tiene los pies finchados,
tíragelas e ponle unas piyuelas de lienço, e tájale
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las uñas todas fasta que salga sangre de todas
ellas, e toma la grosura de la garça e el alvayalde
blanco que ponen las mugeres, e amássalo todo en
uno, e úntale los pies dos o tres vezes al día e así
guaresçerá. Otra finchazón viene a los pies del falcón en manera de gota , e quando vieres que al tu
falcón finchan los pies e non lo ha de las malas o
duras pihuelas fazle cortar las uñas todas a raíz
del maslo, fazlo con buen tiento ca cunple asaz que
salga sangre de todas, e salga mucha sangre e de sí
toma un ungüento que llaman dialtea que tienen
los çurujanos, e fáganlo blando aquel ungüento e
úntale los pies bien con ello, dos o tres vezes al día,
e fazle unas piyuelas de lienço según dicho es e si
vieres que por ençima d’esta finchazón se levantan
unos tolondros tan grades como garvanços, non cures d’ellos ca ellos se tornarán en piedras e vernán
afuera a su término e a su tienpo, porque los podrás sacar con una lançeta, mas estonçe non le
enpesçe al falcón de los tener fasta que vengan a su
término faziéndole aquellas unturas de aquella
dialtea, e si vieres que aquella finchazón non
ablanda con estas cosas susodichas e cada vez finchan más los pies al falcón e se paran como luzios,
toma los fierros, figurados en el capítulo XI, que
fabla del agua vedriada e mételos en el fuego de
parte de los botones, e des que fueren bien calientes ponle entre los dedos sendos botones bien calientes e sea el botón de fierro tan grueso como un
grano pequeño de pimienta e úntale aquellos lugares con azeite tibio fasta los nueve días e dende
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adelante úntalo con ungüento que llaman çetrino o
amarillo, que tienen los çurujanos, [e luego será
sano]. E si vieres que non le finchan los pies mas
que le arden, córtale las uñas como dicho es fasta
que salga bien la sangre, e úntale los pies con el
meollo de la carrillada del toçino añejo cada día e
con la enxundia de la garça e el alvayalde amassado en uno, e luego guaresçerá.
CAPÍTULO XXVIII
Del falcón que se le quiebra la pierna
POR muchas guisas vienen a los falcones grandes
ocasiones en tal manera que ningund omne non las
podría creer salvo si lo viese de fecho, e esto es porque todo omne non lo creería si caçador non fuese e
lo viese: dezir que un falcón mate de un golpe una
garça o una liebre o un lavanco, pero esto acaesçe
cada día matar el falcón una liebre quebrándole las
quixadas o las espaldas de guisa que luego finca
muerta, sin otro can, e eso mesmo a la garça. Muchos caçadores la veen matar el falcón la garça de
un golpe quebrándole el ala o el pescueço. Esso
mismo muchas vezes contesçe bolando los falcones
en la ribera, encontrarse quando buelan en lo baxo
e lísianse quebrándose ala o pierna o por venir golpar en seco a pequeñas aves como çerçetas, e por
muchas tales valentías e ocasiones como estas e
golpes que los falcones así ponen en aquellas prisiones, e acaésçeles que a ellos mesmos se les quie© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
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bran las piernas por las coxas e por los çancos. E
quando esto así acaesçe deves acorrer a esta ocasión por esta guisa: toma ençienso e almástiga e
sangre de e piedra sanguina, tanto uno como otro,
e muélelo todo bien, cada uno sobre sí, e çiérnelo e
de sí mésclalo con un poco de farina de trigo bien
çernida, que non sea más que la quarta parte de
los polvos, e toma la clara del huevo e bátela mucho fasta que le tires toda la espuma, e de sí toma
todos los polvos sobredichos, así mesclados con la
dicha farina del trigo, e amássalos con la clara del
huevo, e faz d’ello una massa, e toma el falcón e
derríbalo, e si la pierna fuere quebrada por la coxa
trasquílale las plumas con unas tiseras muy agudas, e toma de las cañas que llaman carrizo o otras
que sean bien llanas e bien fechas e faz d’ellas sus
cañuelas bien fechas, que puedan tomar bien el logar llagado e iguálale bien la pierna, e cata que en
la llaga non finque alguna pluma escondida, e úntale bien la pierna con aquel ungüento, sin duelo, e
póngelo en manera de enplasto e ponle ençima estopas de seda que sean bien blandas, sin nudos algunos e cubre d’ellas aquel enplasto e después otra
cola de enplasto sobre las estopas e después las cañuelas sobre el enplasto e sean puestas en conpás
una de otra en derredor de la pierna, e toma un
paño luengo de lino, tan ancho como fueren las cañuelas, e enbuélvelo por muchas vezes por ençima
de las cañuelas, e apriétalo por guisa que vieres
que cunple, e esto se entiende que lo aprietes quanto vieres que al falcón cunple, e des que fuere así
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ligado toma un filo torçido rezio e ponlo en una
aguja e cose aquel paño e torna el filo al rededor e
cóselo e átalo con él, de guisa que se non desate e
dale, luego que esto fuere fecho, a comer de la
suelda en un coraçón de gallina, tanto de suelda
con un grano de garvanço, e si lo non quisiere comer, métegelo por la boca. E la suelda se faze
d’esta guisa, e es muy noble e muy preçiosa para
todas las quebrantaduras de partes de dentro del
cuerpo del falcón: toma la mumia que tienen los boticarios e espeçieros e la pez e azargatona e la simente de la yerva menudilla que llaman suelda
menor e simiente de mastuerço e suelda rata, e de
la mumia sea la mayor parte e de suelda menudilla
la quarta parte, e de pez dos partes, entiéndese el
teçio menos que la mumia, e de azargatona la
quarta parte, e de la simiente del mastuerço la
ochava parte, e de suelda rata ochava parte, e todo
esto es al respecto de la mumia e todas estas cosas
sean molidas sobre sí e bien çernidas e des que fueren molidas cada una sobre sí, cada una sea puesta
sobre sí, e estonçe tómalas todas e mésclalas bien,
que todos los polvos sean bien mesclados e des que
fueren todos así mesclados e bueltos en uno, faz un
saquete pequeño de valdrés tan grande en que
aquel polvo caya e se pueda el saquete atar, e estonçe mete dentro aquel polvo e si fiziere sol fito
pon aquel saquete al sol e cálcalo bien con las manos e si non fiziere sol mételo en tu seno e acarona
de la carne e menéalo porque se buelvan los polvos
e allégalo bien a ti, e esto se entiende que se faz
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por virtud de los polvos que se ayan de mesclar e
ayuntar unos con otros, e devedes todos los que falcones amades traer sienpre esta suelda convusco,
ca set çiertos que es muy noble e des que el falcón
oviere comido d’esta suelda ponlo en una tabla ancha e llana como mesa, e su paja deyuso en que se
pueda echar si quisiere, e deve estar allí veinte e
un días, e en estos sobredichos días le darás la dicha suelda, de tres en tres días, en el coraçón de la
gallina, quantía de un garvanço e en estos sobredichos días que non coma sinon buenas viandas, así
como gallinas pollos o palominos o tórtolas, e sea
la vianda que le dieres picada en una tabla e esté
puesta ant’ él de guisa que lo pueda comer sin
afán, que non ponga fuerça en lo comer, nin estribe
sobre la pierna llagada e a cabo de los veinte e un
días descósele aquella atadura e dale de comer en
la mano fasta que veas que es bien esforçado, e
ponlo de día en el alcándara des que comiere e de
noche tórnalo en la tabla do primero estava, e así
esté en este governamiento fasta que veas que es
bien esforçado, e así guareçerá. E si la pierna es
quebrada por el çanco, d’esta guisa que dicho he en
este capítulo, curarás dél salvo que le deves tirar la
pihuela y el cascavel.
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PERO LÓPEZ DE AYALA
CAPÍTULO XXIX
Del falcón que se le quiebra el ala
SEGUND dicho he, en el capítulo antes d’este, en
razón de las ocasiones por qué guisa vienen a las
aves, e así digo eso mismo que a las vegadas contesçe, que algunos falcones tomen algunas raleas,
así como garças o martinetes o garçotas que son
raleas que van a la tira, e ha otras raleas que los
falcones fallan en su cabo, quando andan alongados de los falconeros así como cornejas, dorales e
otras, e tómanlas entre puercos e bueyes e otras
bestias e acaesçe que las sobredichas bestias o bueyes o puercos, quando veen el falcón en su cabo, sin
omne, nin reçelando cosa, vienen a él e fiérenlo e
lísianlo estando enbuelto con la ralea que ha tomado, así que le quiebran, a las vezes, la pierna o el
ala; e quando tal ocasión acaesçe al falcón deves
curar dél por esta guisa: si acaesçiere que le quiebre el ala, tresquílale aquel logar de dentro e de
fuera con unas tiseras muy agudas, e non le ayas
miedo de las péñolas nin gelas arranques, salvo
tresquilándogela[s] con tiseras, e después iguálale
bien las cañas del ala quebrada e ponle el enplasto
que suso dixe en el capítulo XXVIIIº, que fabla de
la pierna quebrada, e por aquella misma guisa e
con aquellas cañuelas o tabletas más el atadura farás por esta guisa: toma un paño de lino delgado e
que aya seído lavado porque sea más blando, e sea
luengo e tan ancho como las cañas de la ala e átalo
bien e cose después el atadura muy bien con el filo,
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e des que fuere bien cosido toma otra vez una aguja
e un filo e cógele el ala e çiérragela como quando el
falcón está sano, e llégagela bien al cuerpo e cósele
todos los cuchillos, pasándogelos todos con una
aguja quadrada por los cañones con un filo que se
non puedan arredrar e toma un paño de lino e enbuélvele en él toda el ala así çerrada e cosida cogida como dicho es, e cose aquel paño de lino como
viene cosido el falcón quando le traen de Flandes,
que trae la meitad del ala ayuso contra las puntas
de las péñolas, enbuelto en un paño de lino, e faz
en el sobredicho paño de lino dos ramales, e el un
ramal vaya por detrás del ala sana contra la cola, e
el otro ramal contra la cabeça e ayúntense anbos
los dos ramales so el ala sana, e sean ý bien cosidos
e vayan por el pecho e cósanse en el paño que fuere
enbuelto en el codillo del ala, e estos ramales sean
cosidos anbos sobre las cuestas fasta el onbro del
ala sana e por el pecho fasta el ala llagada, de guisa que se non pueda el atadura desatar ca bien vos
digo que esta obra e atadura deve ser fecha muy
firme, e llama falconeros de buen tiento que te
ayuden fazer esta obra, e a un çurujano que tienen
buen tiento en fazer las ataduras e poner el enplasto, e darle has de tres en tres días de la suelda que
dixe en el capítulo XXVIIIº, de la pierna quebrada,
en el coraçón de la gallina, e el falcón que así fuere
atado e cosido deve yazer un día todo encamisado,
e esto es porque se seque el enplasto, e des que vieres que el enplasto es apretado e seco desencamisa
el falcón e fazle lugar llano en una tabla o mesa en
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que se eche ó esté como él quisiere, e átalo por la
lonja que non se parta de allí e non lo descosas fasta XXI días, e en el comer e otros regimientos goviérnalo segund diximos en el capítulo XXVIIIº, de
la pierna quebrada, e conviene e forçado es que
fuelgue fasta que venga la muda e cobre péñolas ca
non ha con que bolar, e aunque las toviese deve
folgar fasta la muda passada, e non dubdes que si
buena diligençia ovieres en lo curar, que guaresçerá. E yo vi un falcón baharí sardo al rey don Pedro
que traía Ruy Gonçales de Illescas, comendador de
Santiago, su falconero, que se le quebró el ala cayendo con una grúa, e fue después fiel d’ella, e le vi
matar muchas grúas después e con tan gran avantaja como primero las matava.
CAPÍTULO XXX
Del falcón que se le quiebra el ojo
SEGUND dicho he, en otros capítulos ante d’este,
muchas ocasiones acaesçen quando los falcones son
echados a garça o a otras prisiones que los falcones
usan de matar, señaladamente los falcones garçeros quando andan con la garça o la traen a tierra:
dale la garça con el pico en el ojo e quiébrangelo, e
si el falcón es perdiguero o lebrero en andando con
la liebre o con la perdiz topa en algund palo o espina de guisa que se le quiebra el ojo, e a esta ocasión deves acorrer d’esta guisa: toma una yerva
que llaman pinpinela, otros la llaman bursa pasto© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
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ris, otros la llaman yerva de golondrina e nasçe
cabe las paredes e en los canpos, e tiene una como
bolsilla en lo alto así fecha
e májala e toma el çumo d’ella bien colado e toma
la terçera parte de miel, e toma el coral blanco e
muélelo bien, e toma el polvo dél bien çernido e
mésclalo con el çumo de la dicha yerva e con la
miel, e derriba el falcón e toma una péñola hueca
que se fincha de aquella melezina, e después con la
boca soplando échale aquella melezina en el ojo o
mójala en aquella melezina que dicha es, e lánçale
dél en aquel ojo llagado que le caya dentro, e
échalo con una péñola de gallina de guisa que le
caya en el ojo, e ten el falcón derribado fasta que
veas que el çumo todo se consume dentro en el ojo,
e luego ponle el capirote e ponle en la correa del
capirote un contrapeso que tenga el capirote, que le
non caya de la cabeça nin lo sacuda e esté por tal
figura el falcón requerido e guardado que se non
rasque nin sacuda de sí el capirote, nin llegue con
la mano al ojo, e sea puesto en una alcándara en
casa escura e guárdalo sienpre e veílo con tu ojo
porque non tire la melezina. E deves saber que si
la yema del ojo non fuere ferida sabe que el falcón
cobrará toda su vista, non enbargando que quando
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la ferida es dada que todo el ojo es vazío segund
paresçe, e tan fermoso torna el ojo como si nunca
fuese ferido; e si la yema del ojo fuere ferida sabe
que el falcón nunca cobrará su vista mas cobrará la
fermosura, que pocos onbres conosçerán si el falcón
es çiego del ojo o non, e esta melezina le deves fazer
dos vezes al día, fasta que veas que el ojo es tornado a su fermosura como ante era, e si le fincare nuve o paño, lánçale el polvo del coral blanco bien
çernido con una péñola e sanará.
CAPÍTULO XXXI
Del falcón que ha trópigo o finchazón
HAN una dolençia los falcones que es llamada trópigo, e esta dolençia se engendra en el vientre del
falcón. E señaladamente d’esta dolençia son naturales mucho los girifaltes, e la razón por qué es ésta: ca los girifaltes son aves muy pesadas e muy
afogadizos e antojadizos de su naturaleza e quexosos. E señaladamente quando dexan a qualquier
falcón en la alcándara e se debate mucho, o en la
muda que non es bien guardada e el falcón se espanta e se debate e con grand quexa, acaesçe a las
vezes, que se corronpen en el cuerpo, por tal guisa
que se les faze en el vientre una bexiga e fíncheseles de agua, e en aquella agua de aquella bexiga
está metido el buche e los figados e las tripas, [e esta agua que digo que allí está escaliéntase e aferméntase por tal manera qu el buche e los figados e
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las tripas] se cuezen por tal figura que el falcón
viene a la muerte, e digo que es vexiga porque así
es a semejança de vexiga, e deves tú conosçer esta
dolençia por esta guisa: sabe que quando el falcón
ha esta dolençia desseca e non dexa por eso de comer e más te digo, qu’ el vientre del falcón fincha
por tal guisa que non paresçe sino que trae un
grand huevo, e tiene las coxas de las piernas como
gastadas e secas, e non dexa por esso de comer, e
non puede bolar, e quando tuelle faze malas tolleduras, desvariadas e feas, e esta dolençia es mortal, pero ha omne de curar d’ella lo mejor que podiere, que por desanparo non dexe así su falcón, e
el remedio para esta dolençia es éste: derriba el
falcón que esta dolençia oviere e enbuélvelo bien
atados los pies con la lonja e échalo de cuesta e
tresquílale todo el vientre, non le llegando al pecho, con unas tiseras muy agudas, e des que fuere
tresquilado toma una lançeta bien aguda e fiéndelo
a lo luengo aquel vientre, e cata que tajes el cuero
e non llegues a las tripas e comiénçalo en el pico
del pecho do se acaba faza el overo, e el abertura
sea tan grande en que aya tres puntos e entre punto e punto aya espaçio de un medio dedo, e des que
fuere fendido buelve el falcón el vientre para ayuso
e los costados arriba e saldrá aquella agua dél, e
des que vieres que aquella agua es fuera buelve el
vientre del falcón arriba e cóselo e dale aquellos
tres puntos, e llama çurujano que lo faga porque
han buen tiento e tienen uso d’ello, e mata una gallina e echa la sangre d’ella por çima de la costura,
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PERO LÓPEZ DE AYALA
e la razón por qué se faze esto de la sangre es ésta:
porque conviene que en el logar onde ha de aver
suelda de fuera que aya sangre, porque la suelda
pegue mejor e porque aquel logar non es tal que faga sangre de suyo, por ende es menester poner
aquella sangre de la gallina fuera puesta sobre
aquellos puntos de la costura, e échale la suelda
por ençima de la sangre, e esta suelda sea fecha
por la guisa que dixe en el capítulo XXVº, quando
el falcón pierde la uña, e después toma la otra
suelda preçiosa que dixe que era buena para el
cuerpo en el capítulo XXVIIIº, del falcón que se le
quiebra la pierna, e dale d’ella un grano tan grande como un garvanço en un coraçón de gallina, por
la guisa que suso dicho he, e si lo non quisiere comer métegelo por la boca, e todo ese día yaga el falcón enbuelto en un paño de lino, encamisado sobre
un cabeçal, el vientre ayuso, e a la noche dale de
comer media pierna de gallina picada, que sea tirada d’ella el escudete e lo duro ante que le descamises, e si lo non quisiere comer métegelo por
fuerça, e en esos nueve días le da de comer de la
suelda en un coraçón de gallina, quantía de un
garvanço a los tres días, en manera que coma de la
suelda tres o quatro vezes, e esto todo fecho, desenbuélvelo de aquel paño e ponlo en una buena alcándara e en un paño blando de lana de color enbuelto en derredor del alcándara , e si non quisiere
estar seguro en el alcándara ponlo en una tabla
llana e pon un paño de lana blanda ençima de la
tabla, pegado con clavos porque esté caliente, e la
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LIBRO DE LA CAZA DE LAS AVES
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casa sea bien caliente e sin fumo e sin viento, e toma otro día el alosna que es el asenxo amargo, e
cuézela en vino blanco en una olla pequeña e lávale bien cada día aquella llaga e dale de la suelda,
que dize en el capítulo XXVIIIº, de tres en tres días
a comer, e non le saques fuera de casa fasta los
nueve días nin le des vianda que oviere a comer,
salvo picada e caliente e buena, e dende adelante,
cómala entera por su pico, e non le des plumas, e
sabe que si este acorro fuere fecho a esta dolençia
antes que el figado e el buche sea escalfado, luego
el falcón será sano, mas si el falcón toviere ya el
buche e el figado escalfado está en dubda si guaresçerá o non, e por tanto es menester de ser el
caçador avisado de ver su falcón, si adolesçe segund las señales de las dolençias, en acorrer aína a
su falcón, antes que la dolençia sea vieja e non
aprovechen las melezinas.
CAPÍTULO XXXII
De la finchazón que el falcón
ha entre el cuero e la carne
ESTA finchazón que es entre el cuero e la carne, de
que este capítulo fabla, acaesçe así: que quando los
falcones son lançados a aquellas prisiones que a
menudo suelen ser lançados como a grúa o a liebre
o a perdiz, algund can trava del falcón e rónpele el
cuero, o puede ser que de la caída que cae con la
garça o con la grúa rónpese el cuero, o bien puede
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PERO LÓPEZ DE AYALA
ser que la garça o la grúa le fiera, así que por aquel
logar que es así el cuero roto, fínchese todo el falcón o parte dél de viento, e paresçe muy feo, e
aquel que esto non vio parésçele cosa estraña e espántase d’ella, esto es una cosa muy ligera de curar
e cúrase así: si vieres que non tiene otra llaga, salvo que el cuero tiene así finchado e levantado, toma
una lançeta muy aguda e rónpele aquellos logares
do el viento así está e luego saldrá todo el viento e
toma el alosna, que es el asenxo amargo con el vino
blanco e cuézelo en uno, e caldéale bien aquellos
lugares que vieres que tiene la finchazón e tenlo en
logar caliente e sin viento e luego será sano e caldéagelo así algunos días fasta que veas que se le tira un color malo de que el cuero está así señalado.
CAPÍTULO XXXIII
Quando el falcón regita lo que come
e tiene el papo e las tripas frías
POR muchas cosas entra la frialdat en el papo e en
el buche e en las tripas del falcón; lo uno por el
tienpo frío e de grand invierno, e non comer el falcón, e dormir ayuno lo qual deve todo caçador
guardar que el su falcón sienpre duerma con alguna cosa en el papo, o vianda o plumas. Otrosí se
resfría el falcón por comer mala vianda e fría, señaladamente en el invierno. Otrosí por andar con
él a caça en tienpo lluvioso, e venir el falcón mojado e non ser enxuto al sol o al fuego, sin fumo e de
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lexos, ca si el falcón veniere mojado e non ha sol
para se enxugar, faz traer a la cámara de la brasa
sin fumo, e dándole a tirar e roer çerca del aire del
fuego se irá enxugando e después ponlo en buena
casa caliente, e que tenga toda la noche candela
ardiendo porque piense de sí, otro día non le fagas
bolar por prisión fasta que se enxugue al sol, e por
cada una d’estas cosas dicho avemos viene al falcón
grand enfermedat, de que el falcón peresçe muy
aína si no es acorrido, e es muy malo de guaresçer
ca todo se refría e se le desordena todo el cuerpo, e
deve[s] conosçer esta dolençia por esta guisa:
quando el falcón regita a menudo e non logra cosa
que coma, pero que ha fanbre, e tiene buen senblante fasta que fallesçe de la carne e entonçe entristesçe e guárdate que antes que así entristezca
que le acorras, ca si non le acorres luego como comienza a regitar, quando después le quisieres acorrer, non le prestará, e la razón por qué es ésta:
[porque el buche está] ya estonçe encogido e el papo e non quiere resçebir cosa en sí, nin vianda ninguna, e por ende te digo que le acorras antes çedo
que tarde, e dévesle acorrer por esta guisa: toma
los palominos nuevos e iguados, e si palominos non
podieres aver toma palomas, como quier que palominos abrás de palomar o de los que crían en casa
duendas e afógalos de guisa que se les cuaje la
sangre en ellos o los destilla de guisa que la sangre
caya en una escudilla linpia, e luego como aquella
sangre se cuajare dágela al falcón a comer, e si vieres que lo logra dágelo así tres vezes en el día, así
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fresco, cuajado, e non coma otra vianda, e luego
otro día mata un palomino e dale la sangre por la
vía e guisa que dicho he, cuajada e dale una tetilla
del palomino sin pluma e sin hueso e dende adelante dale buenas viandas poco a poco e a menudo
gallina o palomino o tórtola o çerçeta o negreta, lo
mejor que podieres, e si vieres que las dichas cosas
non quisiere lograr e las rogita, faz estos polvos
que aquí dize e son muy buenos. E todo caçador los
deve traer sienpre consigo: toma la nuez de India e
nuez moscada e la mirra e los clavos de giroflé e
canela e flor de canela e maçís e almástica e
ençienso e açúcar blanco, e pisa e muele cada una
cosa d’estas sobre sí, e des que fuere bien molido,
mésclalo todo en uno; e [el] açúcar blanco sea lo
postrimero, e sean de todas estas cosas tanto de lo
uno como de lo otro, por peso, e toma d’estos polvos
e dale de comer en el coraçón de la gallina, e sea
tanta quantía dada al falcón como dos granos de
garvanços, e cada día ruçíale el rostro e la cabeça
con buen vino blanco e fártale de sol, e en quanto
así fuere doliente non le prueves el agua salvo des
que vieres que es ya bien esforçado e guárdate que
en todo este tienpo non le fagas purga ninguna que
sea, salvo govié[r]nale por la guisa que suso dicho
es, e a cabo de XVIII días dale una aljava de cabra
caliente o de carne de la pospierna de una liebre
que sea caliente, e esto será para remondar las tripas e el buche de la orrura de la sangre de los palominos que comió, e así guaresçerá.
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CAPÍTULO XXXIV
De la ferida que es abierta o çerrada
FERMOSA cosa es, e maravilla, e otrosí gran bondat,
que una ave tan pequeña como un falcón, trave de
una grúa que es una ave tan grande e tan brava
que quando un omne la toma en un lazo, non osa
llegar a ella, temiéndose del golpe que d’ella reçela
aver. E pues el falcón es loado por tomar una tal
ave, mucho mayor loor deve aver el caçador que por
su sotil arte pone al falcón en se atrever a ello, e
aver tan esforçado el coraçón ca el falcón, des que
nasçió, nunca tomó sino pequeñas prisiones como
palomas, cornejas, ánades, çerçetas, e otras tales
aves semejantes, e el caçador fázele dexar aquellas
prisiones e cobdiçiar otras aves muy grandes como
grúas, garças, ánsares bravas, çisnes, abutardas e
otras que son fuera de su naturaleza, ca nunca
omne lo vio a falcón bravo matar tales prisiones. E
por tomar tan grandes prisiones acaesçen las grandes ocasiones de feridas, que les dan aquellas prisiones, así como la garça quando fiere con el pico, e
la grúa con la uña del pie lançando la coz, e así de
muchas maneras son feridos los falcones. E quando
tu falcón vieres ferido acórrele d’esta guisa: toma
unas tiseras muy agudas e trasquílale aquel logar
do tiene la ferida, e si la ferida es luenga que puedan ý ser dados puntos toma una aguja de pellejero
muy sotil e un filo de sirgo retorçido e cósegela, e
sea cosida la carne e el cuero todo en uno, e los
puntos que en la dicha ferida fueren dados, cada
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punto sea cosido sobre sí e ligado sobre sí e toma la
suelda que dixe en el capítulo XXVº, quando se le
tira la uña al falcón e lánçale d’ella ençima de la
ferida sobre los puntos, e otro día toma el alosna
que es el asensio amargo e cuézela en una olla pequeña nueva con el vino blanco, e lávale aquella
ferida fasta que veas el cuero que es verde es tornado al color de quando estava sano, e con una
péñola de gallina muy sotilmente le cata aquella
ferida, e si la ferida entrare al fondón, dentro al
cuerpo, rónpele el cuero al luengo de guisa que non
le ronpas la carne, e esto le deves fazer porque
quando la ferida del falcón va fonda non se puede
purgar del lixo, e otrosí las péñolas métensele dentro e el mal que ha de salir para fuera tórnasele
para dentro, e esta ronpedura que se assí ha de
ronper non sea cosida, mas sea lavada con el vino e
con el alosna por la guisa que dicho he. E si non
fuere fonda, non cures d’ella salvo que le lançes
suelda que está ordenada en el capítulo XXVº, e lávale con el vino e con el alosna fasta que sea sana
la ferida. E si la ferida es pequeña, que non ha
menester de ser cosida, lávagela con el vino e con
la alosna cozida e échale de la suelda e luego será
sano. E cátalo una vez en dos días, e cada vez que
lo lavares con aquel lavatorio [dende adelante] non
le pongas los dichos polvos de la suelda, salvo lavárgelo con aquel vino fasta que tenga buen color
la llaga.
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LIBRO DE LA CAZA DE LAS AVES
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CAPÍTULO XXXV
De la caída o debatedura del falcón
GRAND bien es e grand bondat al caçador fazer a su
falcón buena alcándara e bien fuerte [e bien] ligada
e gruesa e linpia, que gallinas non ayan estado en
ella nin otras aves, ca enxenplo e castigo es dado
de luengo a los caçadores que tan firme e tan bien
fecha e tan buena deven fazer el alcándara para el
su falcón por una noche como para un año, e esto
es por muchas ocasiones que pueden conteçer a los
falcones en las malas alcándaras que firmes non
[son]. E que esto sea verdat ya contesçió a muchos
falconeros curar poco d’esto, e por ende acaesçerles
a sus falcones que murieron e se quebraron piernas
o alas e fueron lisiados por caer el alcándara con
ellos. Otrosí se lijan algunos falcones de topadura,
encontrando en la ribera un falcón con otro, lo que
acaesçe algunas vegadas, o venir el falcón en pos
de alguna ralea e vençiéndola topa el falcón en tierra o en árbol, e resçibe el falcón grand ocasión, o
bolando en la ribera en logar do ha árboles; e
quando el falcón sentieres que está ocasionado de
tales feridas como estas, farás así: toma la suelda
que dixe en el capítulo XXVIIIº, de la pierna quebrada, que se faze con la momia e dale d’ella a comer nueve días, segund allí está ordenado, de tres
en tres días fasta que sea sano, que sean nueve días, dándole aquellos polvos en la pierna de una polla tierna, cada vez la quantía de dos garvanços en
un coraçón de gallina, e si vieres que aquella caída
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o topadura faze finchazón en algún logar onde tovier allí sangre ayuntada, rónpele aquel cuero e
aventarse ha aquella sangre. E a esta ronpedura
así fecha non le lançes ninguna suelda, ca non se
faze sino porque aquella sangre quebrada salga de
allí, salvo lávala con el vino blanco e el alosna que
es asensio amargo. E si de la dicha caída non se
ayuntare sangre nin de la dicha topadura, salvo
que para aquel logar negro, estonçe lávagelo con
vino e con la alosna, como dicho es. E déveslo poner
en vara en quanto fuere maltrecho e non le trayas
en la mano, e otrosí te digo que de las tales caídas,
otrosí de las debateduras de la alcándara [e] de la
mano del mal caçador resçiben el falcón grand
quebranto, e d’esto el caçador deve ser testimonio
el que lo trae en la mano e lo puede ver e entender,
e quando así gelo entendiere luego le dé de comer
de la suelda, que está ordenada para el cuerpo del
falcón en el capítulo XXVIIIº, de la pierna quebrada, e aun te digo que la debatedura o derramadura
del alcándara es mucho peor que la de la mano,
porque el facón non es tan ligero en el su debatir
como el açor e quando se debate non se puede tornar a la vara e siéntese muy mal de las piernas e
guarésçe muy tarde d’ello. Otrosí en las debateduras que el falcón faze en la alcándara, párale
sienpre mientes en la espinilla del pecho del falcón,
e cata si faze allí alguna postilla o llaga e si vieres
que faze postilla ponle el ungüento çetrino e búscalo en los çurujanos; otros lo llaman ungüento
amarillo, e luego será sano. Para todas las otras
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debateduras dale sienpre de la suelda cada vez que
entendieres que tu falcón es [ferido], sentido o quebrantado ca es muy preçiosa melezina, ordenda en
el capítulo XXVIIIº, e guárdate sienpre de poner tu
falcón en logar do estas ocasiones resçiba.
CAPÍTULO XXXVI
Del falcón que tiene las tripas fuera
ALGUNAS vezes salen las tripas al falcón de golpes
de garças o por otras ocasiones, e quando vieres a
tu falcón las tripas así fuera, derriba el falcón sobre la parte sana en manera que la llaga esté por
ençima e tórnale las tripas en su lugar e cose aquel
logar por do salieron las tripas, e lança en aquel
logar de la suelda que está ordenada en el capítulo
XXVº, de la uña del falcón, e si vieres que el cuero
está junto con la carne, cóselo todo en uno e lánçale
la dicha suelda, e si el cuero está sobre sí e la carne
sobre sí, cóselo cada uno sobre sí, e si lo fizere[s]
delante çurujano será mejor porque averá buen
tiento en el coser, e des que fuere cosido lánçale de
aquella suelda sobredicha. Otrosí, te digo que
acaesçe algunas vegadas traer el falcón las tripas
fuera, entre el cuero e la carne, así como verás algunos bueyes a que otro buey da con el cuerno e le
forada la ijada e non le forada el cuero, e trae las
tripas entre el cuero e la carne e quando tal dolençia vieres al falcón acorrerle has d’esta guisa:
derríbalo e métele e tórnale las tripas dentro al
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PERO LÓPEZ DE AYALA
cuerpo por aquel forado por do salieron, e verás estonçe fincar el cuero, en que andavan las tripas,
floxo e apáñalo todo con la mano por ençima e des
que todo fuere apañado, átalo con un filo torçido
bien a raíz de la carne, e el cuero que sobrare
ençima córtalo por ençima de la atadura con una
navaja e toma dos fierros fechos por esta guisa
a
a’
e sean tan luengos como un xeme, porque aunque
los escalienten los pueda omne bien tener, e caliéntalo[s] del logar do están quadrados, e han de ser
estos fierros bien limados e quadrados, ençima como los dados e bien llanos de cada quadra e las astas bien limadas e bien redondas, e caliéntalos bien
del logar en que es quadrado e ponlo dos o tres
vezes ençima de aquel logar do tajares así el cuero,
e sea tan grande la una quadra como la otra e de
partes de lo que está deyuso do están las letras 'a'
por señal, le pon ençima del cuero cortado en manera que aquel cuero cortado se vaya encogendo
con aquel fuego que le darás e dale de la suelda
que está ordenada en el capítulo XXVIIIº a comer,
por la guisa que en el dicho capítulo está ordenado,
e guárdalo que non se debata fasta que sea sano.
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CAPÍTULO XXXVII
Del falcón que tiene las quexadas torçidas
ALGUNOS caçadores acaesçe que quando quieren ir
a algunos logares a librar sus negoçios han por enbargo de levar sus falcones en sus manos, e por ir
más desenbargados déxanlos en sus alcándaras. E
ha falcones que son quexosos e porque non quieren
assossegar en el alcándara pónenle el capirote, e
porque non se les caya pónenle un contrapeso a la
correa del capirote, e quando el falcón se rasca por
derribar el capirote e non puede, va con el pico a
los costados do siente que anda la correa del capirote e quiere tirar d’ella con el pico, e quando así
trava el falcón con el pico en la correa, el contrapeso non le dexa salir fuera e métesele la correa por
la boca al través de las quexadas del falcón, e
quando el falcón quiere tirar el pico afuera non
puede ca le non dexa la correa, e con la fuerça del
tirar que así tira tuérçensele las quexadas e salen
de su lugar, de guisa qu’ el falcón non puede çerrar
la boca e tiénela desvariada e desviada. E quando
tal ocasión como esta vieres al tu falcón derríbalo e
métele dos dedos en la boca, aquellos que vieres
que mejor le caben o pueden caber, e un dedo sea
de la una mano e otro de la otra, e estonçe arriedra
con un dedo por el un cabo del un carrillar de la
boca e con el otro dedo por el otro carrillar e después tira los dedos e çiérrale la boca, e después déxagela abrir e si vieres que abre la boca desvariada
entiende que las quexadas non son en su logar e de
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PERO LÓPEZ DE AYALA
aquel cabo que vieres que la boca tiene tuerta métele uno de los dedos que vieres que mejor se puede
poner, [e] de sí tírale la quexada contra el cornejal
de la boca donde la quexada está fuera, e así fasta
que veas que las palas deyuso están iguales con el
pico; e non le des de comer, salvo picada la vianda,
e dale a comer la suelda que está ordenada en el
capítulo XXVIIIº, de la pierna quebrada, e dágela
en un coraçón de gallina de tres en tres días por
nueve días e así lo govierna fasta que lo veas bien
esforçado e que comiença a poner el pico por sí, e
dale de comer estonçe su vianda como ante comía.
CAPÍTULO XXXVIII
Como deves fazer la muda a tu falcón
LOS falcones baharís, sardos, mallorquís, de Romania e tagarotes son los falcones de todos los
plumages que más aína comiençan a mudar e así
salen más tenpranos. E yo vi un falcón del rey don
Pedro que dezían Donzella e era baharí de Romania, e era garçero e altanero e vilo la primera semana del mes de agosto ser ya de la muda fuera e
desainado, e matar aquella semana una garça. Pero comunalmente todos los otros plumages comiençan a mudar la primera semana de junio, e
unos más tenprano e otros más tarde segund
acaesçe, e por tanto es bien que le faga[s] su muda
en casa buena do non llegue fumo nin mucho ruido,
e esto digo por el falcón neblí o girifalte o baharí o
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LIBRO DE LA CAZA DE LAS AVES
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sacre, que el borní e el alfaneque mejor mudan do
sean los omes. E faz a la casa do la muda fizieres
que non le entre la lunbre sino por una ventana
que la abras quando quisieres, porque el falcón
assosiegue. E fazle la muda alta de tierra por la
umedat, sobre maderos rezios e tablas e enbarrada[s]. E ponle allí una piedra e sienpre le ten linpia
la muda e tenga su arena, e de noche tenga un
candil de azeite que arda toda la noche, e algunas
vezes ponle algunos çéspedes verdes como en manera de prado, que tome plazer con la verdura, e
dale de comer en la mano e non quanto él quisiere;
señaladamente en las tardes, con la fría, tómalo en
la mano e dale allí de comer e toda vía cata si está
alegre o qué senblante tiene porque si menester
oviere de lo curar que le acorras.
CAPÍTULO XXXIX
De algunos falcones que non quieren
mudar e como farás para que el tu
falcón mude bien e aína
DESPUÉS que vieres que tu falcón comiença a derribar las péñolas, como corvas e cabo cochillos,
tráelo en la mano e non lo pongas en la muda fasta
que derribe péñolas de la cola, e ponle carne e coma quanto quisiere e dale buenas viandas; e des
que vieres que derriba de la cola, porque sería peligro si se debatiesse que quebrantase alguna péñola
en sangre, ponlo en su muda e dale tórtolas bien
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çevadas e bien gordas e palominos enxutos, señaladamente quando ha de governar las péñolas mayores; e quando le dieres estas aves pélalas bivas e
alínpialas con un trapo áspero por el piojo, que non
les finque. Pero ha algunas razones por qué los falcones han enbargo en la muda e non quieren mudar: la primera razón es por aver en sí alguna enfermedat, la otra por non entrar bien purgado en la
muda, [la otra por saña que el falcón toma en la
muda] e non quiere assosegar. E quando es el enbargo primero que dexa de mudar por alguna enfermedat que el falcón ha, a esta razón digo que lo
saques de la muda e para mientes en él e guarda
bien su senblante e segund las señales de la dolençia que vieres en él, cura de él, segund está ordenado en cada capítulo d’este libro de que fabla de
su dolençia, segund la dolençia demanda. Otrosí, si
el falcón dexa de mudar por la segunda razón que
diximos que non entró el falcón bien purgado en la
muda, e d’este enbargo el caçador es en grand culpa ca esto es una cosa que el caçador sienpre deve
tener en cuidado de purgar su falcón a la entrada
de la muda e a la salida, e a esto digo que lo saques
e lo fagas por la guisa que dicho he e púrgalo.
Otrosí, si el falcón dexa de mudar por la terçera razón que diximos, que el falcón dexa de mudar por
saña e orgullo que toma e non quiere assosegar, a
esto puedes acorrer ligeramente: saca el falcón de
la muda tres o quatro días [e dale poco de comer en
estos días] de guisa que aya buena fanbre, e des
que vieres que así ha buena fanbre, tórnalo a la
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muda e atápale bien la muda que sea bien escura e
dale poca vianda fasta que veas que es así assosegado, e esto se entiende que non coma sobejo mas
coma tenpladamente e con fanbre, e lo que deves
fazer después es darle sus buenas viandas e algunas vezes dale en ocho días una vez ansarón o carne bien caliente de la pierna, por tirar el fastío de
las otras viandas que come de cada día, e luego, al
comienço, dale las tórtolas que son muy buenas para poner el falcón en carne; pero des que el falcón
comiença a derribar las péñolas mayores son buenos los palominos que son calientes e ayudan a venir las péñolas grandes, señaladamente los cuchillos mayores que están en logar de pequeño govierno que son las alas, e han menester ayuda, e los
palominos ensutos e iguados es la mejor vianda
que estonçe le puedes dar, e mudarles las viandas
es bueno e non se enfastían. Otrosí es bueno darles
las landres de los cabrones o cabras, que les fallarás en el pescueço e en la garganta e tras las orejas, e dágelas dos vezes en la selmana, e fazle
d’ellas papo comunal, e si el falcón se enoja d’ellas
dale otra vianda e des que en aquella començare a
comer tórnale a dar las landres e esto le faz fasta
que veas que derriba de las péñolas comunalmente.
Otrosí toma la nuez del garguero de la cabra o de
cabrón e pícala bien menuda e dale d’ella con las
dichas landres, e esto fazen a unos falcones que derriban a pereza sus péñolas, e toda vía le da los
palominos ensutos que aquellos le fazen vestir bien
e de fermosas plumas, e sean iguados.
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CAPÍTULO XL
Como faras a tu falcón des que fuer mudado
DES que vieres que tu falcón ha derribado todo lo
granado e está ya en el cuchillo postrimero e tisera,
vele tirando carne e dando menos vianda en guisa
que él la coma con fanbre e vaya gastando de su
vagar del saín que tiene, e esto aprovecha a que
saldrá de la muda más seguro e ternás [menos de
trabajar con él e a] menos peligro del falcón ca
quando salen muy çerrados de carne es gran peligro si se debate e le quebrase saín, ca nunca en
aquel año andaría como devía nin lo podrías ordenar bien. E des que los cuchillos e tiseras oviere
derribado e apuntare las tiseras quanto dos dedos,
sácale de la muda en la noche e ande en la mano e
madrugue bien con él dándole sus pollos pequeños
afogados en agua fría por resfriar el falcón; e
d’estas viandas delgadas e frías fazle buen papo e
si fiziere siesta ponle en una alcándara en casa fría
e escura e que non entre ý quien lo espante e des
que fuere tarde, tómalo en la mano e así le faz en
manera que vaya gastando el saín e le finque buena carne. E des que fuere dessainado fazle bolar al
señuelo a la tira e algún poco el recuesto arriba, ca
non ha cosa en el mundo que más dessaine el falcón que el bolar a la tira e toda vía non se te olvide
las plumas e juntas cada tarde mojadas en el agua
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tibia des que començare a aver fanbre ca en quanto
estoviere ençerrado non las querrá tomar.
CAPÍTULO XLI
De los açores
LOS açores crían en muchas partidas por todo el
mundo pero, de los que nós sabemos, son los mejores açores en Noruega e en Assuega e en aquellas
comarcas do diximos que crían los neblís e girifaltes e otros falcones, e los açores que aí crían son
muy grandes e fermosos e de grand esfuerço, e aún
allí ha unos mucho mejores e mayores que otros e
porque luego lo digamos las sus façiones de los açores deven ser tales como aquí diremos: deven aver
grand pinta granada e la tetilla e el pecho grande,
e buena coxa e buen çanco e los dedos gruesos e el
cuello delgado e la cabeça pequeña e el rostro muy
grande e luengo e la ventana buena. E comunalmente, los açores de Noruega han estas figuras o
los más d’ellos. E estos açores de Noruega tráenlos
a Flandes en las cocas de Alemaña e estonçe traen
los girifaltes e neblís e otras aves, e de allí, de
Flandes, los lievan por todas las tierras así como a
Françia, Italia, España e otras comarcas. E en todas aquellas terras, salvo en España, non curan de
tomar perdiz con el açor, salvo todas prisones gruesas así como grúa, garça, abutarda, e toman con
ellos faisanes que buelan como perdiz, e quando
toman las prisiones gruesas toda vía traen galgo
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PERO LÓPEZ DE AYALA
que acorre porque el açor non trabaje mucho, e traen los açores capiroteros, e en verdat non los tienen
tan guardados como fazen en España ca toman algunas vezes con ellos la liebre e conejo e rónpense
en ello, e creo que los aventuran así porque han
muchos d’ellos, e en España, como los han pocas
vezes açores así escogidos, préçianlos mucho e
guárda[n]los e non toman con ellos salvo perdiz e
garça comunal--mente. E tiene que tomar el açor
perdiz que es muy bien ca le saca el buelo, como la
perdiz buela luengo trecho e des que el açor buela
una vez a lo luengo, tiene que todas las otras prisiones toma más ligeramente, ca el açor e qualquier ave de caça por mayor trabajo ha el bolar que
el travar. Otrosí, los açores de Noruega torçuelos
salen muy buenos perdigueros e son más ligeros
que las primas pero que son malencónicos e las
primas e torçuelos de Noruega, de su naturaleza,
son muy espantadizos. Otros açores crían en Irlanda, que es en la isla de Inglaterra, e son más pequeños e son muy blancos e salen buenos. Otros
açores crían en Esclavonia que es en Greçia e son
llamados esclavos e son buenos pero non como los
de Noruega. Otros açores crían en Çerdeña que es
isla, e son llamados sardos e son pescoçudos e cabeçudos e toman bien ánade e cuerva e algunos
perdiz, pero non muy bien, ca luego se fazen regacheros. Otros açores crían en el ducado de Borgoña
e son pequeños pero salen buenos. Otrosí en Castilla crían açores en muchas comarcas así como en
Guipuzca e Álava e Viscaya e Segura, que es de la
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LIBRO DE LA CAZA DE LAS AVES
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orden de Santiago, e Algezira; e d’estos los mejores
que yo vi son los de Algezira; e son açores pequeños
e rocazes; los otros, comunalmente los torçuelos,
salen buenos perdigueros e de las primas son comunales. Quando son pollos e han un plumaje
bermejo e la pinta prieta e non son bien enplumados e son estrechos pero algunos salen buenos
d’ellos, pero son de malas costunbres. Otros açores
toman bravos en el tienpo que se toman las torcazas e vienen con aquel passo e estos, los más e los
mejores, se toman en Castilla en una villa frontera
de Navarra que la llaman Santa Cruz de Canpeço e
son de otra pinta que los que agora diximos e son
grandes asaz e paresçen en el plumaje a los açores
de Noruega, ca el plumage han entre blanco e amarillo e la pinta gruessa e salen muy buenos e si son
mudados de una muda en aire valen más, si han
caçador sofrido que los faga de su vagar e sin malenconía. E los señores preçian mucho los açores
buenos, ca son muy fermosos e de buen donaire e
toman delante d’ellos las presiones. Otrosí son
buenos para tomar raleas traínas para fazer los
falcones, así como garças, grúas [e otras]. E los açores quieren ser muy bien traídos en la mano e pensados de buenas viandas e buena alcándara, e fartarlo de sol e de agua. E non quieren estar en la alcándara entre mucha gente, salvo en logar apartado e piensa mejor de sí. Otrosí, en quanto podieres,
escusa de tomar con tu açor cuervo carniçero ca es
mala prisión, nin budalón ca rascan mucho e escarmiéntalos. Otrosí non tomes con él milano des© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
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PERO LÓPEZ DE AYALA
pués de medio día adelante ca están ya los milanos
çevados e quando los toma el açor rogitan todo lo
que han comido e enojan al açor e aborresçen por
ende de tomar otras prisiones. Otrosí, escusa de
tomar con él abutarda e ánsar brava ca los ronpe
mucho e se buelca[n] con ellos. Otrosí quando ovieres de lançar tu açor a garça guisa que falle la garça levantada ca si está posada e llega a ella fiérelo
mal. Otrosí nunca lo lançes a liebre nin a conejo e
dale sienpre a pelar e a tirar en la muda. E esté en
buena casa de grand espaçio e suelto e tenga dos
alcándaras e un baçín de agua e coma en la mano.
CAPÍTULO XLII
De los gavilanes
LOS gavilanes son aves de caça muy lindas e gentiles e de grand esfuerço e en todas sus costunbres
e façiones paresçen ser açores pequeños e açores de
Noruega, ca así han el plumage e la pinta. E los
gavilanes crían en muchas partidas e crían en árboles e dizen que los que crían en el espino son más
ruvios que otros e esto non les viene por el espino,
mas todos los gavilanes ruvios son de grandes prisiones e por tanto crían en árboles baxos por levar
más ligeramente la prisión que toman a los fijos, e
el espino es baxo e árbol espesso e por tanto crían
allí. E los gavilanes que crían en los valles de las
montañas son mejores que los que crían en lo alto,
e todo esto es por esta razón sobredicha que agora
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LIBRO DE LA CAZA DE LAS AVES
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diximos. E de los gavilanes en España los mejores
que yo sepa e mayores e de mayor esfuerço son los
que crían en el Pedroche que es en el término de
Córdova. Otrosí son buenos los gavilanes que crían
en Ibor que es en el término de Guadalupe e Trusillo, e d’estos gavilanes e de todos los otros los
mejores son los que toman rameros ca son criados
más a su voluntad por el padre e la madre. E oí
dezir que Ruy Páez de Viedma, un caballero muy
grande de Galizia, veniendo de la guerra de los
moros, yendo para su tierra, pasó en el tienpo de
los gavilanes nuevos por el Pedroche e fizo llevar
de allí veinte gavilanes nuevos primas e torçuelos
en sus alcahazes e des que los tovo en su tierra fízolos echar en un monte suyo e dizen que después
acá ay allí, en aquella comarca, muy buenos gavilanes, mejores que primero avía. E los gavilanes
quieren ser bien traídos e bien governados de buenas viandas e requeridos de sol e de agua e desplume a menudo, e buena alcándara e buena casa
sin fumo ca si fumo les da o sereno luego son perdidos. E toma presiones muy buenas con que toma
omne plazer, así como en el verano los perdigones e
después, en el mes de agosto e setienbre, las codornizes e en el invierno las çerçetas con el atanbor e
la picaça e la ciguñuela e otras prisiones por todo el
año. E son aves que non pueden sofrir purgas porque son muy delicadas, e por tanto su governamiento para los traer sanos es la buena vianda e
non les dar grandes papos, mas poco e a menudo. E
son aves que toman con el grand esfuerço que han,
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algunas vegadas, grandes prisiones así como toman el ánade, cuerva e travan del milano e toman
el alcaraván, e por tanto los llaman por su nonbre
en latín nisus que quiere dezir esforçado; e en
Françia e en otras tierras llámanlos esparvel. E
son los gavilanes más previllejados que ninguna
otra ave de caça, que qualquier mercadero que lleve falcones a vender pagará portadgo, e si llevare
un gavilán con ellos es quito. E yo vilo en Cañete,
un lugar ribera de la mar que es del visconde de
Illa, en el reino de Aragón, vi llegar una barca que
venía de Proençia e venía ý un mercador que traía
sacres de Romania e de Alemaña e falcones bornís
proençales, ochenta pieças e traía un gavilán con
ellos e des que llegó allí en el puerto murió el gavilán e non llevó dende los falcones fasta que fue a
Perpiñán e dio un falcón proençal a un cavallero
dende e tomó dende un gavilán e tornó para allí e
levó sus falcones porque iva ya seguro de non pagar portadgo. E si en el invierno lo quisieres
passar, dale buena casa caliente e piernas de gallinas e paxarillos e fártalo de sol e guárdalo de viento e de sereno e de fumo e dale buan alcándara e
ponle un paño de color so los pies o un pellejo de
liebre, non le des vianda sino que tenga pluma. E
en sus façiones todas cátalos, que sea el gavilán
enano e de buena carne e buen rostro e buena ventana e gran mano e los dedos luengos. E los gavilanes ruvios son más ardides. E non te pagues de gavilán que sea estrecho de onbros nin çancudo de
luengas piernas, e dale buena pihuela blanda e
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delicada e cascaveles pequeños e de buen sonar e si
çahareño fuere ha algunos que los usan al capirote
e andan más guardados por ende, ca traen más
rezio el cuerpo e las piernas que los escusa de debatir.
CAPÍTULO XLIII
De los esmerejones
ESMEREJONES son aves que paresçen en todas sus
façiones falcones, así como paresçen los gavilanes a
los açores. E ha en los esmerejones plumajes así
como en los falcones, ca ha d’ellos girifaltes, neblís,
baharís, sacres, bornís. E estos crían, segund dizen,
en Noruega e en aquellas partidas do crían los neblís e las otras aves. E vienen con el passo de las
aves, así como vienen los neblís. E son muy ligeras
e plazenteras e buelan e toman muy bien la copada
e la aloa e aun toman pediz. E yo vi un esmerejón a
don Felipe, fijo del rey de Françia, duc de Borgoña
e conde de Flandes, que le enbiara la duquesa de
Bramante e dezíame que en aquel invierno, que lo
yo viera, avía tomado dozientas perdizes o más, e
era sacre de su plumage. Quieren los esmerejones
tenerse en la mano como neblí e non los olvidar en
el alcándara e quieren ser governados de buenas
viandas e pequeños papos, pero son aves que aína
se pierden ca son muy bolliçiosos e de poco sosiego.
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CAPÍTULO XLIV
De los alcotanes
LOS alcotanes son mayores que los esmerejones.
Paresçen algo falcones. Crían en Aragón e creo que
en toda parte. Los pollos sacados del nido no valen
nada, tomados del aire es un muy hermoso buelo e
quanto menos mudas tienen es mejor. Son mal
acondicionados algunos d’ellos, es menester tener
mucho sufrimiento. Lo que buelan es el çaboque
puesto en el çielo, verdad es que non se aciertan
todas vezes. También buelan la bubilla e hanla de
bolar con la lonja porque como tiene malas bueltas
encuéntranla con ella e enbaraçanla; muy pocas
vezes la matan. Suelen ser perdigueros. Tienen poco sosiego como los esmerejones.
CAPÍTULO XLV
Del passo de las aves
MUCHAS vezes avemos dicho en este libro, como los
falcones neblís e otros vienen con el paso de las
aves en esta tierra, e agora queremos aquí dezir
qué passo es este de las aves de que fezimos
mençión. E devedes saber que a todas las cosas que
Dios, nuestro señor, crió dio su governamiento e
por ordenamiento de la natura han su industria
para bevir, e por ende dize el profeta David en el
salmo alabando a Dios e a las sus obras, dize así:
«el Señor que da a las bestias su mantenimiento a
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LIBRO DE LA CAZA DE LAS AVES
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ellas pertenesçientes, e esso mesmo a los pollos fijos de los cuervos llamantes a Él». E dizen los filósofos naturales que el cuervo quando vee los fijos
salidos de los huevos cubiertos de pelo blanco, que
los non conosçe por sus fijos porque los vee blancos
e que non son de su color e aborrésçelos e non los
quiere çevar nin dar de comer; e en aquel tienpo
que ellos así están desanparados de los padres
abren las bocas dando bozes con la fanbre, e allí
péganse los mosquitos e fínchese la boca de que se
mantienen; otrosí se mantienen del ruçio de noche
abriendo las bocas fasta que van cobrando el su
pelo prieto que han de su naturaleza, e los van conosçiendo el padre e la madre por sus fijos e los
tornan a governar. E así provee Dios a omnes e
animalias e aves, segund que en muchos logares se
podría poner enxenplo. E así las aves por el instinto de la natura buscan su vida e su mantenimiento
en la morada del invierno e del verano, ca las aves
que crían en Noruega así como neblís, sacres, bornís e otras aves con el invierno, porque es muy frío,
salen de allí, de Noruega, e de aquella tierra muy
fría e vienen con otras aves buscar tierra caliente,
e vienen caçando e çevándose en aquellas aves que
vienen en su conpañía, e assí derraman por muchas tierras donde los toman. E otras aves que,
maguer son en tierra más caliente, buscan aún
otra más, así como las çigüeñas e ánsares bravas e
garças e alcaravanes e sisones e otras. Muchas
aves crían en esta tierra de Europa que contiene en
España, Françia e otras tierras e quando viene el
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ivierno passan allende la mar en África, porque es
más caliente e después el verano tórnanse. E yo vi
por el estrecho de Marruecos que es entre Tarifa e
Çepta passar las çigüeñas al cabo del verano que se
tornavan para África, que tantas eran que non podía omne contarlas, que duravan grand trecho por
el çielo, que iva la nuvada d’ellas, e eso mesmo las
gar-ças e otras aves, e así dizen que lo fazen las codornizes, ca muchas vezes falla omne con un viento
muchas d’ellas, e pues que otro viento viene parten
de allí e vanse en este tienpo mucho. Otrosí, vi
yendo el rey don Pedro por la mar, aviendo guerra
con el rey de Aragón, e travesando del cabo de
Martín a Iviça, que es traviesa de doze leguas, e vi
que en la galea de un cavallero que llamavan Orejón, bien a seis leguas de tierra, cayó una codorniz,
non sé si ivan otras pero dizen que passan la mar.
Otrosí, vi en el camino de la traviessa de mar que
se faze entre Bermeo, villa de Vizcaya, e La Rochela, que pueden ser ochenta leguas o poco más,
yendo yo en una galea, a la media vía de mar, que
podrían ser quarenta leguas de tierra de cada parte, fallé garças que llevavan aquella vía mesma, e
así andan buscando su vía e su paso las aves por
su naturaleza, e así los neblís siguen estas aves e
atraviesan todo el mundo. E yo ove un falcón neblí
que era muy buen altanero e llamávanlo Pocarropa
e fue tomado en Plazençia e díxome el redero que lo
tomo que cayera en la red con unas palomas torcazas en pos que él venía e dezía que las palomas
traíen los papos llenos de la fruta de la haya que
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llaman ho e aquella mañana la avían comido, e non
fallamos que oviese haya fasta Villafranca de Montes de Oca que avía bien sesenta leguas de allí, e
por tanto puedes entender la traviessa que las aves
fazen. E non ha dubda que muchos falcones neblís
son tomados en las Roçinas e en el canpo de Santarén con el pelo blanco con que nasçieron en la cabeça, e verás si han bolado e atravessado tierra de
Noruega aquí. Otrosí, vi en tierra de Toledo, un
año que fueron tomadas muchas tórtolas en el mes
de setienbre, que venían posar en las olivas e matávanlas los vallesteros, e muchas d’ellas traían
ençienso en los pies pegado, e dezían que podía ser
que venían de la tierra donde era el ençienso e que
posavan en los árboles do ello era. Otrosí, en tierra
del soldán de Babilonia ha comarca que suelen venir grúas en tienpo çierto de passo, e dizen que pasan la mar, e quando allí llegan que vienen muy
cansadas en manera que non pueden bolar sinon
muy floxo e baxo, e el soldán tiene sus atalayas en
aquel tienpo por todas aquellas comarcas do ellas
suelen venir, e va allá e lieva muchos girifaltes e
dezen que dura aquel passo quinze días fasta que
las grúas son descansadas para passar dende que
van para otra tierra, e con aquellos girifaltes toman muy muchas d’ellas. E yo vi en París un mercadero ginovés que dezía que morava e tenía su casa con sus mercadurías e de su conpañía en Damasco, que es del dicho soldán de Babilonia, e tenía en París entonçe omes de Alemaña que levavan
girifaltes para el soldán, e eran los que yo vi en
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quatro caxas que ellos llaman, que nos dezimos
como varas, ochenta girifaltes e eran todos rocazes
e dezíame que le avía bien enbiado otros tantos e
quando allá legavan que tanto le davan [e pagavan] por el que muría en el camino como por el que
llegava bivo, e esto fazía porque los mercaderos
non dexasen de le llevar falcones, por quanto de
Noruega e la alta Alemaña, donde los traían, a
Damasco es muy luenga tierra, e por tierra e por
mar. Otrosí yo vi veniendo de La Rochela en España, bien a veinte leguas de tierra, venir a mi galea
un çernícalo e muy muchos paxarillos pequeños, e
posavan en el árbol de la vela e luego que callavan
e abaxavan el mástel bolavan un poco fuera de la
galea, por sobre la mar, e de sí tornávanse a la galea e tomávanlos a manos, e estos non sé si passavan en otra tierra e dizen algunos que muchas aves
buelan por la mar cuidando que es más estrecha e
des que cansan caen e piérdense en la mar, e si fallan algund navío vanse para allá e posan allí e paresçe que el cuervo que Noé envió por quanto falló
la tierra cobierta de las aguas e non falló do posar
se tornó al arca. E así como avemos dicho de muchas maneras pasan las aves e atraviessan el
mundo e con aquellas vienen los falcones çevándose en ellas e los más d’ellos, pollos.
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CAPÍTULO XLVI
De como se deven enxerir
las péñolas quebradas
COMO quier que el enxerir de las péñolas del falcón
e del açor, todos los falconeros e caçadores comunalmente lo sepan fazer, enpero, pues en este libro
avemos fablado de todas las cosas e curas que pertenesçe a las aves de caça, pornemos aquí la manera e plática como las péñolas quebradas de las
aves se deven enxerir porque las aves cobren todos
sus buelos enteros ca paresçe muy feo quando el
ave trae el ala mellada e menguada de sus plumas,
[e] es grand daño al ave, lo uno non buela tan bien
ca non resçibe tan bien el viento en la ala aportellada como quando la tiene çerrada e guarnida de
sus péñolas, otrosí des que una péñola se quiebra,
las otras péñolas que están a par d’ella peresçen e
van a mal, ca unas a otras se ayudan e se sostienen. Otrosí, non es honra del falconero e del caçador en que su ave ande así e paresçe en ello mucho
la su negligençia, o que la guadó mal e se marrotó
por su culpa, o que non pone en ello remedio qual
cunple, e por ende deves saber que por muchas
guisas se quiebran las péñolas a las aves, lo uno
por el traer quando los mercadores traen muchas
aves ayuntadas en uno e luengo camino, e non
pueden así curar de tantas aves ayuntadas, demás
que non vienen en la mano salvo en aquellos gavios
que les fazen, e por ende las aves como vienen çiegas con los capirotes e así allegadas marrótanse
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mucho. Otrosí, se marrotan las aves e quiébranseles las péñolas por muchas vezes tomar grand prisión e bolcarse con ella, por non la poder tener a su
voluntat, así como quando toma el açor abutarda o
ánsar brava, o el falcón neblí quando toma por ralea alguna tal presión. Otrosí, pierde e quiébraseles algunas vezes la péñola e péñolas al ave por
mengua e negligençia e poco saber del caçador, dexándola en la alcándara olvidada e debátese e non
la torna nin cura d’ella e tuérçensele las péñolas, e
non cura de le acorrer e de gelas aderesçar, e dende vienen a quebrar e dende adelante vienen
aquellas péñolas toda vía marrotar más fasta que
se fienden e llegan así ronpidas e trençadas fasta
lo bivo; e si acaesçiere que la péñola sea así quebrada e ronpida fasta lo bivo, estonçe non ha remedio para se poder enxerir e finca la tal péñola en
aventura de la mudar el ave, ca quando viene a la
muda non se puede ayudar del pico e travar d’ella
para la mover como faze a las otras péñolas. E si es
al comienço del caçar non buela el ave como deve e
las otras péñolas andan en ocasión por ella; e el
remedio que aquí se puede poner es este: toma
unas turquesas pequeñas que llaman tenazas como
aquellas del meneter de los falcones con que les
cortan las uñas e el pico, mas cátalas que non sean
agudas nin corten e derriba tu falcón e cógelo e
trávale de aquella péñola con aquestas turquesas e
sácagela, ca con los dedos non podrás tirárgelas, e
de sí ponle en aquel poro forado por do salió un
grano de çevada pilado porque se non çierre, e de sí
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dale buenas viandas e escúsalo de trabajo fasta
que la péñola venga nueva, ca esto es en las péñolas mayores e son assentadas en logar que es pobre
de govierno si non le esfuerças con buenas viandas
que le des. Otrosí, si la péñola es quebrada en guisa que ronpió todo lo maçiço e alguna cosa del cañón, para fincar quanto la meitad del cañón estonçe tomarás otra tal péñola de otra ave como la
has menester para allí, si cochillo, cochillo, si tisera, tisera e faz mucho que sea del plumage de la tu
ave, ca non deves enxerir al girifalte péñola de neblí nin al neblí del girifalte, ca non se faría bien,
mas a cada ave busca péñola de su semejança; e si
es pollo faz mucho porque sea la péñola que has de
enxerir polla, o si mudado, mudada e estonçe toma
el cuchilo que fallesçe e iguálalo con la péñola quebrada do se ha de enxerir, e conçiértalo bien con
ella, e sea de aquella e de la tal ala como fallesçe, si
esquierdo sea de ala esquierda, si derecho sea del
ala derecha e de aquel cuento de logar si es el cuchillo primero o el segundo o dende adelante. E
toma la tal péñola e córtala por el cañón en guisa
que quando entrare por el otro cañón llegue fasta
[çerca] de lo bivo, mas non llegue a ello porque le
non duela, e fiende la péñola que traes de fuera por
el cañón a luengo, e sácale aquel meollo que trae
dentro e ponle de la trementina un poco, e estonçe
métela por el cañón de la ave segund dicho he. por
quanto, como he dicho, el cañón fincó corto e la
péñola que enxirieres non toma tan grand asentamiento que pueda estar firme, si el ave se bolcase
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con una presión o se debatiese, que luego la derribaría. Para que esté firme forada con una alesna
muy delgada, trayéndola como para fuso, aquellos
dos cañones que están juntos en dos lugares en esta guisa
e por aquellos dos forados,
mételes sendas plumas de perdiz de las que trae[n]
en las alas contra la cola porque son correosas e
non quebrarán, e mésalas primero del floxel que
tienen, e des que las metieres fasta que atiesten
córtagelas de cada cabo a raíz del cañón con un cañivete bien agudo. Otrosí, si la péñola fuere quebrada entre el cañón e lo maçiço, en guisa que todo
el cañón finca entero, entonçe tomarás la péñola
que traes para poner e faz d’ella como avemos ya
dicho e úntala con la trementina fendiéndola e métela por el otro cañón de la ave en guisa que se encorpore bien una con otra, e tal como ésta non ha
menester tarugos ca ella entra tanto por el cañón
de la ave que estará asaz firme, e guisa sienpre
quando metieres así estas péñolas por las otras que
entren retorçidas e encogida el cañón de las péñolas que traes porque non fagan rebentar la péñola
del ave, ca después que dentro fuere ella se soltará
e finchirá todo el cañón, e por ende la fiende, lo uno
porque tome mejor la trementina e lo segundo porque la apriete omne e la encavalgue para la meter.
Otrosí, si la pluma o péñola es quebrada por lo
maçiço, por qualquier logar que sea quebrada, o
por lo más delgado o por lo más gruesso, taja lo que
estoviere marrotado e toma la otra péñola que traes e conçierta las péñola[s] en guisa que vengan
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LIBRO DE LA CAZA DE LAS AVES
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nin más nin menos de lo que ha menester e taja las
dos péñolas, tan bien la del ave como la que traes,
sosquinas, por esta guisa
ca se juntan mejor. E guisa que les non cortes las plumas
menudas de qualquier de las péñolas çerca del logar do han de ser juntadas ca paresçerían feas e
non se encobriría bien la enxiridura. E faz aquella
cortadura de las péñolas con cañivete bien agudo e
moja las dos péñolas, en el logar do se han de enxerir, con agua tibia porque enterneçen e de sí toma
el aguja de enxerir que es fecha así
. E estas agujas han de ser bien delgadas, las unas más
gruesas que otras, e otras de las pequeñas, cada
una segund la péñola que se deve enxerir. E sean
todas de tres esquinas de cabo a cabo. E de las
puntas fasta medio tengan sus esquinillas levantadas al revés las unas de las otras, porque entre[n]
en la péñola e después non puedan salir; pero estas
picaduras de la aguja non sean muy espessas. E
bien te digo que pocas vezes las falla omne quales
cunple, por ende, do las fallares tómalas e guárdalas bien. [E sean bien fechas e las esquinas non sean mucho luengas], e sean tan grandes e tan
gruessas como pertenesçen en el logar do han
d’estar, non rebiente la péñola. E con aquella aguja
mojada en la sal e agua, porque orinesca, junta las
péñolas una con otra, que entre tanto de la aguja
en la una como en la otra e se vengan a juntar en
medio de la aguja. E en todo esto así para mientes
de lo fazer con buen tiento de non enxerir torçido
nin fuera de medida la péñola. E si lo bien fizieres
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pocos devisarán si es enxerida, e para esto sienpre
anda aperçebido de buenas agujas, mayores e menores, delgadas e gruesas e de péñolas, cuchillos,
tigeras, e trayas contigo quando andovieres en el
invierno al caçar, porque si menester fuere pongas
luego remedio. Otrosí por estas ocasiones que vienen así de se quebrar las péñolas deves sienpre catar e requerir tu falcón quando alguna péñola se
tuerçe. Si vieres que non ha otra livor en ella, salvo
torçedura, toma estonçe el agua caliente, poco más
que tibia e mójale, e des que vieres que enternesçe
tréngela quedo, enderesçando, e después el ave
misma la endresçará. E si por aventura oviere en
ella livor, quiere dezir quebrada, pero que non es la
péñola partida, [toma estonçe un troncho de berça
de col o la foja penca si es gruesa e ponla en el rescoldo, e des que fuere caliente sácala e ábrela e toma entre ella aquella quebradura de la péñola e
tenla allí una pieça fasta que sude allí e de sí luego
soldará].
CAPÍTULO XLVII
De las cosas e melezinas de que el
caçador deve andar aperçebido
e traer consigo para sus aves
TODO caçador deve estar muy apostado en sus
aves, ca pues lo toma por aver plazer e faze costa
en conprar e buscar nobles falcones. Deve eso
mesmo traerlos bien guarnidos e bien apostados, e
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para esto deve andar bien aperçebido de traer buenos capirotes e bien fechos e de todas guisas, grandes e menores, así para girifaltes, neblís e açores e
otros falcones. E cada ave ha la cabeça a su talle,
pues ha menester capirote a su façión. E deve traer
cuero bueno para los fazer e el mejor cuero que en
el mundo ha para ellos son unos cueros de bezerros
que traen de Françia que llaman cueros de abadía
e dízenlos así porque los monges de las abadías dizen que los adoban para sus çapatos e sus botas.
Otrosí deve el caçador traer muchas piyuelas, señuelos, luvas, lonjas, atanbor, cascaveles de milana
doblados, grandes, menores e pequeños, tornillos
para açores e gavilanes, ferramental del menester
de los falcones en que aya turquesas, buen cañivete, punzón para coser señuelo, cuchillo para tajar,
capirotes e pihuelas; los fierros para adobar segund
suso están figurados, lima para adobar las formas
de los capirotes, si menester fuere muchas formas
de capirote, cada una de su guisa, cordeles para
señolar. E cada falconero deve traer sus cañivetes
muy grandes para aparejar la vianda de su falcón e
fazer juntas e plumadas. Otrosí deve traer sus pequeñas linjaveras de lienço, bien fechas, para traer
al costado do acorro ha menester e esconder el
ánade o la ralea que el falcón tomará, porque la
non vea do traya la vianda para su falcón, e sus
roederos, e el capirote sobrado, e cascaveles si quisiere cargar o descargar su falcón. E deven traer
una linjavera grande do trayan sus gallinas muertas e plumas e roederos [e] sus viandas para quan© José Manuel Fradejas Rueda, 2001
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do han de dar a comer a sus falcones. Otrosí deve
traer unas que se llaman tajetas que se fazen de
barva de ballena, fechas d’esta guisa:
e las fazen de madera e son para traer gallina biva
que non se afogue para que pueda acorrer a su falcón si viere que lo non puede coger e non trae prisión que le echen, e lo vee ir a perder por miedo de
águila. Otrosí deve andar el caçador aperçebido de
traer consigo melezinas para su aves, las cuales
son estas:
Muy buena mumia, que es la más preçiosa melezina para los quebrantamientos del falcón, que
pueda ser e es fecha de carne de omne [confeçionada, e la mejor d’ella es de la cabeça].
Azargatona, que tienen los boticarios.
Simiente de mastuerço.
Pez luziente o virgen.
Simiente de perexil.
Aziche.
Casca de enzina.
Çumaque.
Suelda de rata.
Sangre de dragón.
Açíbar cicotrín.
Açíbar pátigo.
Bolarménico.
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Miel dura en terrón. /
Ençienso.
Almástiga.
Piedra sanguina.
Clavos de giroflé.
Canela.
Flor de canela.
Espique.
Nuez de India.
Nuez moscada.
Maçiz.
Açúcar blanco.
Açúcar candi.
Açafrán.
Yerva lonbriguera.
Çumo de codesso, adelante diremos qué es.
Pinpinela, bursa pastoris, yerva de golondrina,
todo es uno.
Coral blanco.
Cardenillo, otros lo llaman verdetis.
Alunbre, otros lo llaman alumen.
Simiente de yerva menudilla.
Çumo de finojo.
Alosna que es ansenxo amargo.
Xabón francés.
Trementina.
Çeniza de vides.
Sevo de carnero.
Azeite.
Alvayalde.
Enxundia de garça.
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Dialtea.
Ungüento çetrino.
Alcateniz.
Leche de cabras. /
Mirra.
Estopas de seda.
Fabarráz.
Tártago.
Buenas tiseras para trasquilar plumas.
Un peso pequeño para pesar espeçias.
Lançetas.
Agujas de enxerir.
Agujas para coser ferida.
Píloras de açíbar cicotrí son buenas para purgar
del agua vedriada e de la cabeça, todo de fita; e fallarás como se fazen en el capítulo XIº.
Píloras de açíbar pátigo son buenas para el purgamiento del cuerpo; e fallarás como se fazen en el
capítulo onzeno.
Suelda para feridas del falcón e es en polvos; e
fallar lo has como se deve fazer en el capítulo
XXVIIIº.
Suelda que dan a los falcones en la vianda por
los quebrantamientos del cuerpo; fallarás como se
deve fazer en el capítulo XXVIIIº.
Agua de espic que es buena para el falcón que
tiene comienço de agua vedriada; fallarás en el capítulo onze.
Polvos para quando el falcón regita; fallarás en
el capítulo XXXIII.
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Codesso es una mata que tiene la foja menudilla
como trébol e el madero es como blanco e dizen que
con el madero d’ello que lo tuerçen e que atan en
alguna tierra las cubas con ello e el çumo que
manda poner dél para las lonbrizes ha de ser de la
raíz e nasçe comunalmente en las riberas del agua;
e si non lo fallas aprovéchate de la yerva lonbriguera ca esto era para las lonbrizes.
Polvos para la uña del falcón; [fallarás como se
fazen] en el capítulo XXV son buenos para feridas
de la caça.
[Aquí se acaba el libro de la caça de las aves, e
fue fecho e acabado en el castillo de Óvidos, en Portogal, en el mes de junio, año de M trezientos e
ochenta e seis años, era de M ccc xx iiii años.]
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