ceguera y deficiencia visual: aspectos generales.

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ceguera y deficiencia visual: aspectos generales.
CEGUERA Y DEFICIENCIA VISUAL: ASPECTOS GENERALES.
1. - Introducción.
2. - Definición.
3. - El impacto de la ceguera.
4. - Implicaciones psicosociales de la ceguera.
4.1. - Implicaciones sociológicas.
4.1.1. - Cd inmadura y egocéntrica.
4.1.2. - Aislamiento y abandono.
4.1.3. - Pasividad y dependencia.
4.1.4. - Modelos inadecuados de roles sociales.
4.1.5. - Actitudes estereotipadas.
4.2. - Implicaciones psicológicas.
4.2.1. - Conceptualización.
4.2.2. - Habilidades y logros.
4.2.3. - Rasgos de personalidad.
4.2.4. - Proceso de adaptación.
4.2.5. - Autoestima.
JOSÉ ANTONIO BELMONTE GÓMEZ.
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CEGUERA Y DEFICIENCIA VISUAL: ASPECTOS GENERALES.
1. - Introducción: Atención Temprana con Ciegos y Deficientes Visuales.
Entendemos por Atención Temprana con Ciegos y Deficientes Visuales al
conjunto de actuaciones sobre niños de 0-3 años y su entorno socio-familiar
encaminadas a dar respuesta a las necesidades socioeducativas especiales
derivadas de la falta o disminución de uno de los sentidos a distancia, la vista,
buscando eliminar o limitar ciertos efectos incapacitantes inherentes a la ceguera y
deficiencia visual. Desde este planteamiento, hay que diferenciar Atención
Temprana de Estimulación Precoz, considerando dicho programa, momento
crucial dentro del marco de la Educación Infantil, como un conjunto de actividades
incardinado en el área de Servicios Sociales que acomoda los presupuestos de la
L.O.G.S.E. concernientes a esta etapa (Capítulo I, Artículos del 7 al 11, Plan de
Actuación y Orientación Educativa, y Documento de Atención a la Diversidad)
El objetivo de un Programa de Atención Temprana con Ciegos y Deficientes
Visuales debe ser ayudar al niño y su entorno socio-familiar a encontrar fórmulas
válidas de adaptación y aceptación del déficit que posibiliten un desarrollo
armónico integral de las potencialidades del sujeto afectado. Para ello, partimos de
la consideración de que todo niño tiene posibilidades reales de desarrollo, siendo
éste el resultado e las interacciones entre el niño y su entorno, mediatizadas por la
dotación de ambos. Así, el bebé ciego carece en su programa biológico de la
visión, responsable en las primeras etapas de vida de:
* llevar a cabo la función sintetizadora de la experiencia (frente a la función
analítica inherente al tacto y la audición)
* ser receptora de información.
* ser en sí misma fuente de estimulación y de contacto con el medio.
* posibilitar mecanismos válidos de control sobre el entorno.
Aceptando lo anterior, ante un bebé ciego habrá que buscar una alternativa
consistente en realizar las adaptaciones necesarias sobre el sujeto y su entorno
que posibiliten cursos eficaces de desarrollo, siendo ésta una responsabilidad de
los adultos cercanos al bebé. En este proceso se debe evitar centrarse
exclusivamente en la deficiencia, recordando que ante todo el bebé ciego es un
niño con posibilidades de desarrollo, teniendo que soslayar tres dificultades
fundamentales: la falta de formación/información, la carencia de materiales y,
sobre todo, el bloqueo emocional que impide el establecimiento de vínculos
afectivos estables que garanticen una adecuada puesta en marcha de las
adaptaciones necesarias. Si ésto no se logra, encontraremos un proceso de
desarrollo inadecuado con manifestaciones patológicas en el bebé y el entorno
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próximo (ansiedad, paralizaciones, alternativas ineficaces, sobreprotección y
rechazo más o menos encubierto)
En resumen, se plantea como objetivo prioritario favorecer la plena
manifestación de las potencialidades del bebé ciego, buscando una adecuada
adaptación a la realidad propia, con tres áreas básicas de intervención: sujeto,
entorno familiar y entorno socioescolar. En este sentido, planteamos dos grandes
bloques de reflexión que pasamos a describir: desarrollo cognitivo y desarrollo
afectivo.
La visión proporciona la posibilidad de constatar una realidad continuada en
el tiempo que permanece separada del sujeto, permite la aprehensión global de
esa realidad, siempre en términos relativos (función integradora de los datos), y
facilita el aprendizaje por imitación. El bebé ciego obtiene a información a través
del tacto y el oído, pero encuentra frecuentes problemas.
El uso del tacto implica necesariamente que el objeto de conocimiento esté
en contacto permanente con el sujeto, obligando a retener los datos y proceder
después a sucesivas integraciones hasta configurar un concepto más o menos
globalizado de la realidad exterior. Por su parte, el oído permite obtener
información a distancia posibilitando el conocimiento de una realidad exterior
independiente del sujeto, si bien al carecer de lenguaje sólo proporciona
información referente a los atributos de los objetos.
Las posibles interferencias en el desarrollo del bebé ciego van a venir
derivadas de esta dificultad para percibir, procesar y explorar de forma continuada.
En este sentido, las adquisiciones afectadas van a ser básicamente las siguientes:
* Noción de objeto permanente (indispensable para reconocer la realidad
como una entidad separada de uno mismo)
* Organización de estructuras espaciales.
* Comprensión de los procesos de causalidad.
* Comprensión de realidades dinámicas.
* Identificación de objetos grandes o inalcanzables a la percepción táctil.
* Imitación directa y diferida.
* Coordinación visomotora.
* Identificación de juguetes y su uso como símbolos.
* Integración de roles sociales.
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Se ha comentado con anterioridad que el desarrollo global es fruto de las
interacciones del sujeto con su entorno socio-familiar, mediatizado por la dotación
de ambos, siendo el punto de partida las respuestas conductuales reflejas, primero
como patrones primitivos, que posibilitan atender, controlar interactuar con el
entorno cercano. Desde este planteamiento, la primera interacción queda
configurada por la relación afectiva madre - hijo (Teorías de Brazelton y Bowlby)
En este proceso, que va de la dependencia del adulto hasta la individuación,
pasando por la independencia afectiva, el primer recurso se concreta en los
vínculos a través de la mirada, que no sólo controla las interacciones, sino que
también fomenta esta relación al ser expresión de necesidades, estados de ánimo
y sentimientos de ambas partes. En condiciones normales, los padres están
preparados para dar respuesta al bebé, desencadenando este proceso relacional
que conlleva además un incremento de la seguridad y satisfacción de ambas
partes.
Pero, ¿qué sucede ante un bebé ciego?. En este caso, el bebé no incita la
participación de los padres, lo que es vivenciado por éstos como falta de interés o
atención. La madre no se siente reconocida, hallando dificultades para asumir su
rol (responsable de iniciar el proceso ante la pasividad, dependencia y escasez de
iniciativa del bebé) Por otra parte, al bebé le resulta complicado integrar en un todo
los datos parcelados referidos a la madre como realidad externa y objeto global. La
consecuencia es un impacto emocional del déficit del bebé en los padres que
origina un proceso inadecuado de interacción con sentimientos de culpa, ansiedad
y rechazo ante la ruptura de expectativas, crisis afectivas y conductas
inadecuadas.
Todo ello va a suponer un proceso de reelaboración el rol paterno y una
búsqueda desesperada de asesoramiento. Con todo, el bebé ciego cuenta con
recursos que pueden facilitar un correcto proceso de vinculación. Así, se pueden
señalar los siguientes:
* la sonrisa, que comienza a la misma edad que en bebés videntes, si bien
se caracteriza por ser menos frecuente y por requerir mayor consistencia del
estímulo para generarla, como confirmación a la madre de que el bebé comprende
y desea el contacto con el exterior y en particular con su figura de apego.
* el llanto.
* y el gorjeo, vocalizaciones y conductas prelingüísticas como fomento del
apego y base de la comunicación (importancia de los tiempos de silencio para
potenciar la atención y las respuestas prelingüísticas)
Este "descubrimiento" pueden realizarlo los padres por sí mismos durante el
proceso de vinculación o bien requerir de asesoramiento y apoyo de Profesionales
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específicos. En este último caso resulta fundamental el respeto de los tiempos que
cada unidad familiar requiere, planteando en determinados casos una intervención
a nivel clínico con los padres buscando lograr una aceptación del bebé, facilitar el
mutuo entendimiento de los estados emocionales y enseñar a interpretar los
signos e intencionalidad del bebé ciego.
Por último, reseñar que a nuestro juicio son dos las áreas básicas de
intervención con los padres:
* área formativa - informativa destinada a ayudarles a conocer las
necesidades específicas del bebé ciego y a cómo ir implementando el desarrollo y
conocimiento del niño.
* área emocional, buscando la aceptación del déficit y del bebé en su
globalidad.
2. - Definición.
La ceguera se define funcionalmente como la pérdida, total o parcial, de uno
de los sentidos a distancia: la vista. El establecimiento de la ceguera se realiza en
base a dos parámetros básicos, considerados aislada o conjuntamente: la agudeza
visual, hace referencia a la habilidad para discriminar claramente detalles finos en
objetos o símbolos a una distancia determinada, admitiéndose que el ojo normal
tiene una agudeza de 1/1, o sea, que es capaz de diferenciar dos líneas paralelas
cuya separación respecto al ojo forma un ángulo de un minuto. El campo visual
normal tiene unos límites en su parte externa o temporal de 90º, en la parte interna
o nasal de 60º, en su parte superior de 50º y en la parte inferior de 70º.
Con estos criterios, es ciego en nuestro país quien no consigue tener con
ninguno de sus dos ojos, ni siquiera con lentes correctamente graduadas, la
agudeza visual de 1/10 en la Escala de Wecker, o quien sobrepasando la presente
una reducción del campo visual por debajo de 35º. A la hora de realizar una
clasificación de los sujetos con DV, estableceremos las siguientes categorías (1):
- Ciegos Totales: Sujetos que tienen sólo percepción de luz, sin proyección,
o aquellos que carecen totalmente de visión.
- Ciegos parciales: Sujetos que perciben bultos, colores... y que pueden
servirles a nivel funcional.
- Sujetos con baja visión: Sujetos que mantienen un resto visual que les
permite ver objetos a pocos centímetros.
- Sujetos con visión límite: Sujetos que ven objetos y caracteres impresos
con ayudas ópticas, iluminación correcta o adaptaciones (reducción/ampliación)
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3. - El impacto de la ceguera.
Desde un punto de vista metodológico debemos entender el impacto de la
ceguera desde dos perspectivas: por un lado, desde la perspectiva de las
adaptaciones necesarias en el estilo de vida que surgen como resultado directo de
la pérdida, parcial o total, de visión; por otro, hay que entender el impacto dentro
del contexto de las actitudes predominantes en el marco social de referencia. Así,
el concepto de sí mismo y autoestima de la persona con limitaciones visuales es
producto de su interacción con el entorno físico y social. Se pueden describir dos
puntos de vista polarizados sobre el impacto de la ceguera, manteniendo la
mayoría de las personas ciegas unas posiciones intermedias entre estos dos
extremos. Por una parte, hay quienes piensan que la ceguera es virtualmente un
desastre, acentuando las limitaciones físicas, psicológicas y sociales asociadas a
la ceguera y considerándola como una desgracia fatal que nunca podrá superarse
completamente sin una habilidad superior y/o unas circunstancias particulares
favorables en su entorno. Desde esta postura se contempla a la persona ciega
como esencialmente diferente de la persona vidente. En el polo opuesto, están
quienes evalúan la ceguera como una molestia física o inconveniente de carácter
práctico, postulando que los problemas tradicionalmente ligados a la ceguera son,
casi por completo, producto del perjuicio social y la discriminación, considerando
que la ceguera es en sí, a lo sumo, una incapacidad menor.
La primera postura tiende a ser pesimista y derrotista, promoviendo entre
los ciegos que la mantienen una orientación improductiva hacia la pasividad,
resignación y dependencia infantil de los videntes. Del otro lado, la segunda
posición implica un grado poco realista de optimismo ya que ciertos efectos
incapacitantes de la ceguera simplemente se niegan o ignoran (2)
Hay que reconocer que resulta difícil definir la naturaleza del impacto, su
extensión y su fuente, ya sea por los efectos directos más realistas de la limitación
de la visión o por las consecuencias menos realistas socialmente determinadas.
En un punto hay coincidencia generalizada: la ceguera marca o altera el estilo de
vida de la persona a la hora de enfrentarse con las demandas prácticas del vivir
cotidiano. Las necesidades de las personas con limitaciones visuales son las
mismas que las del resto de la gente, y muchas de ellas se satisfacen de la misma
forma. Sin embargo, hay casos en que se afrontan algunas de estas necesidades
empleando técnicas y métodos diferentes (adaptaciones), siendo esta distinción la
que puede llegar a dañar la propia autoestima.
Dadas las condiciones adecuadas un/a niño/a ciego/a puede convertirse en
una persona independiente, responsable y con funciones libres (3) No obstante,
hay áreas potencialmente problemáticas que dificultan el logro de la competencia.
Lowenfeld (4) describe tres limitaciones básicas que la ceguera impone sobre el
individuo:
- Limitación en la habilidad para manejarse.
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- Limitación en el control del entorno.
Estas limitaciones básicas tienen amplio impacto en la vida de la persona y
son:
- Implicaciones para el manejo personal y en el hogar.
- Implicaciones para la marcha.
- Implicaciones para la lecto-escritura.
- Implicaciones vocacionales.
- Implicaciones recreativas.
Una persona con limitaciones parciales o totales de la visión precisa cierto
grado de acomodación a las áreas anteriormente descritas. Como norma general,
cuánto mayor sea la pérdida de la visión más amplias y más variadas tendrán que
ser las técnicas necesarias para una adaptación satisfactoria.
4. - Implicaciones psicosociales de la ceguera.
No hay una psicología especial de la ceguera, ni una personalidad única de
las personas ciegas (5) Los rasgos de personalidad y los patrones de adaptación a
la vida son tan diversos entre las personas con problemas visuales como entre los
videntes. El impacto psicológico de la baja visión y la ceguera puede
comprenderse mejor dentro de un marco de referencia sociológico: las personas
con problemas visuales (DV) suelen tener más dificultades para establecer su
identidad personal debido a su rol ambiguo y poco definido dentro de un mundo
vidente.
4.1. - Implicaciones sociológicas.
La calidad y características de la interacción social entre el DV y el vidente
están determinadas por las características y capacidades de cada uno, así como
de las interacciones de ambos con su entorno. En primer lugar hay que considerar
algunas consecuencias sociales de la ceguera, entre las que cabe citar:
4.1.1. - Conducta inmadura y egocéntrica.
Los DV tienden a ser más inmaduros socialmente y a permanecer más
egocéntricos que sus compañeros videntes. A menos que se compense, la
confinación a estímulos no visuales inhibe al desarrollo de la habilidad para ver el
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mundo desde otra perspectiva. La preocupación por los numerosos ajustes y los
problemas para enfrentarse con el entorno origina la deficiencia visual impiden que
los DV tiendan la mano a los demás. A menudo, los DV comentan que se sienten
permanentemente observados, lo que los pone violentos. En todo caso, sentirse
violentos puede ser el resultado de haberse dado cuenta de que, como DV usan
ayudas especiales y habilidades para funcionar, casi nunca pueden mezclarse con
el grupo si quieren permanecer en el anonimato.
4.1.2. - Aislamiento y abandono.
El deficiente visual no siempre puede elegir su compañía para conversar,
necesitando a menudo esperar a que le hablen en primer lugar. Del mismo modo,
encuentran dificultades para saber cuando se están dirigiendo a él en un grupo, o
no es capaz de observar las sutilezas no verbales (metalenguaje) de la interacción
social. Con todo, muchas veces el aislamiento es el resultado de la incertidumbre
del vidente para acercarse al DV. Como sucede con otros problemas que se
mencionarán a continuación, hace falta ingenio y planear por anticipado para
esquivar el problema. Las dificultades implicadas en la superación del aislamiento
social pueden ser tan desbordantes que el DV simplemente abandona y se
encierra físicamente. La tentación del encierro físico, social y emocional contribuye
a potenciar activamente una vida fantástica que está alejada del mundo real.
4.1.3. - Pasividad y dependencia.
El DV tiende a ser más pasivo y menos asertivo. Incapaz de percibir de
forma inmediata cursos de acción alternativos, como por que puerta entrar en un
edificio desconocido, se ve generalmente limitado a usar la primera que halla. A
menudo las decisiones se toman por él sin consultarle, privándole de la
oportunidad de desarrollar y practicar su habilidad para tomar decisiones. Con
frecuencia, no puede observar o anticipar las situaciones que le permitirían iniciar
o ejercitar la cortesía social, tales como recoger algo que se le ha caído a alguien.
Por último, con menor capacidad para percibir las condiciones de la conducta
correcta o errónea y no queriendo cometer ningún error el DV puede aceptar la
norma de que no hacer nada es mejor que equivocarse, encerrarse es mejor que
hacer una estupidez.
Por otro lado, el DV se ve colocado con más frecuencia en la posición de
tener que depender de los demás. Esto interfiere profundamente con el deseo de
autosuficiencia y autonomía, el deseo de estar en igualdad de condiciones con los
demás. Además, muchos DV que han desarrollado un patrón de aceptar ayuda
comienzan a confundir "aquellos que ayudan" con "amigos". Su razonamiento es
que sus amigos debieran ayudar y, por ello, quienes les ayudan son sus amigos.
4.1.4. - Modelos inadecuados de roles sociales.
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Dado que las conductas y actitudes sociales se aprenden por observación e
imitación, el DV halla muchas dificultades para imitar los modelos de roles que
tiene disponibles. El número, gama y variedades de observaciones es más limitado
y las oportunidades para participar en situaciones sociales más restringidas. El DV
tiene pocos puntos de comparación y, por ello, no se dan cuenta de que algunas
de sus conductas son socialmente inaceptables. Algunas de ellas son manierismos
autoestimulantes que, al ser extinguidos, han de ser reemplazados por conductas
más aceptadas socialmente. Además de la disminución de oportunidades para
modelar la conducta social la deficiencia visual limita el número de personas
deficientes visuales disponibles como modelos adaptativos de conductas de
enfrentamiento. Pero a pesar de conocer la conducta socialmente aceptada hay
veces que el DV se halla en situaciones embarazosas o violentas; algunas pueden
predecirse y evitarse, pero esto no pasa con todas, ya que hacerlo implicaría
mayor aislamiento y despego. Es mucho mejor aprender a reírse de una situación
embarazosa que está fuera del alcance del propio control.
4.1.5. - Actitudes estereotipadas.
Podemos encontrar una amplia variedad de actitudes predominantemente
negativas hacia la ceguera (6) Muchos de los errores preconcebidos tienen un
efecto deprimente sobre la autoestima del DV, especialmente si dichas actitudes
las mantienen los padres, educadores y amigos. Estas actitudes comunes se
agrupan en varias creencias sobre el DV:
- Inferior, subhumano, sin esperanza e inútil.
- Digno de piedad, desdichado y desgraciado.
- Digno de temer, evitar y rechazar.
- Emocional y sexualmente inadaptado.
- Asociado con la muerte.
- Castigado por un pecado anterior, inmoral y diabólico.
- Digno de ser ridiculizado por su estupidez, dificultades de comprensión e
incapacidad.
- Imposible darle empleo.
- Inaccesible de una manera cómoda o fácil.
- Viviendo en constante oscuridad.
- Hay que tolerarlo, ser indulgente o excusarlo.
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- Sobrehumano o dotado de poderes especiales.
- Digno de solidaridad, compresión y respeto.
- Competente y capaz.
Estas actitudes hacia el DV son manifiestas y ayudan a determinar la
conducta de un sujeto frente a un DV. Cuando éste interpreta e internaliza la
conducta de los demás, amasa y da forma a su autoconcepto. El concepto que
tiene de sí mismo no sólo determinará su conducta, sino que también incidirá en
las actitudes de quien le observa.
4.2. - Implicaciones psicológicas.
En este apartado hay que considerar las siguientes áreas: aprendizaje de
conceptos, habilidades y logros escolares, rasgos de personalidad y proceso de
adaptación a la ceguera.
Las necesidades cognitivas y afectivas de las personas DDVV son iguales a
las de todo el mundo y se satisfacen del mismo modo. Un niño ciego es, ante todo,
un niño, y su desarrollo y crecimiento sigue el mismo patrón que el de los niños
videntes, aunque puede haber una tasa más lenta de desarrollo en algunas áreas
(7) La ralentización en el desarrollo se pone de manifiesto, fundamentalmente, en
las dificultades que se observan en la conceptualización.
4.2.1. - Conceptualización.
Las propiedades y atributos de la gente, objetos y acontecimientos se
aprenden mediante la interacción con el propio entorno físico y social. En este
proceso, la visión juega un papel predominante, por lo que, como norma general,
cuanto mayor sea la pérdida visual, menor será su dependencia de los datos
sensoriales visuales y mayor su dependencia de la integración de información
procedente de otros sentidos, principalmente táctil y auditivo. Mientras la visión sin
problemas permite que la persona perciba primero el todo, luego sus partes
componentes y la relación entre componentes y el todo, el proceso auditivo-táctil
requiere que, una vez examinadas las partes, la persona las integre en un todo
(función sintética/analítica) Este proceso analítico de conceptualización es menos
eficiente, más lento y más susceptible de crear concepto erróneos o incompletos.
Más aún, la conceptualización sin visión tiene algunas dificultades inherentes. Así,
algunos acontecimientos y objetos son demasiados lejanos (eclipse solar),
demasiado peligrosos (un incendio), demasiado grandes (el mar), o demasiado
pequeños (una ameba), o demasiado rápidos e inesperados (accidente de coche)
como para permitir una cuidadosa observación no visual. Las formulaciones y
posterior refinamiento de los propios conceptos precisan una gran variedad y
repetición de experiencias, ya sean directas o indirectas. Las oportunidades para
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experimentar una gama similar de acontecimientos queda muy limitada por las
personas ciegas y suele requerir una cuidadosa planificación (Napier, 1973,
recomendaba el uso de objetos reales, modelos tridimensionales, e ilustraciones
en relieve bidimensionales acompañadas de adecuadas descripciones verbales)
Las descripciones verbales aisladas aportan una base inadecuada para la
formación de conceptos. Los DV que oyen palabras y luego las usan sin tener una
base de experiencias adecuadas para su comprensión cometen "verbalismos" (8)
La mayoría de la gente usa algunos verbalismos (fisión nuclear, paseo lunar,
panes de oro...), pero aquellos DV a quienes no se ha animado explorar e
interactuar con su entorno tienden a usar estas verbalizaciones con más
frecuencia.
4.2.2. - Habilidades y logros.
Debe quedar claro que la ceguera no incapacita de por sí la habilidad innata
para procesar o manejar intelectualmente la información sensorial. El factor
limitador es que la escasa amplitud de las experiencias de interacción con el
entorno resulta empobrecedora, lo cual inhibe la habilidad de la persona ciega para
recoger la mayor cantidad de información sensorial alternativa posible (la visión es
un medio transmisor del input de información pero no un medio indispensable) (9)
Con respecto a los logros académicos, parece que hay un mínimo retraso
entre edad y curso si el rendimiento escolar se mide mediante pruebas
especialmente adaptadas para las personas con problemas visuales. Aunque la
lectura es algo lenta, la compresión se mantiene (10) Se puede concluir que los
niños ciegos tienen pocas dificultades para el aprendizaje mecánico que implican
las medidas del rendimiento escolar, en tanto que el retraso en razonamiento
abstracto reflejan las escasas oportunidades de interacción con su entorno de
solución de problemas y de toma de decisiones.
4.2.3. - Rasgos de personalidad.
No hay una Psicología exclusiva del ciego, ni se necesita un conjunto único
de principios psicológicos para comprender la conducta de las personas que, da la
casualidad, de que son ciegas. No obstante la ceguera tiene un impacto en la
necesidad de algunas adaptaciones personales, sociales y emocionales. La
ceguera tiende a agravar o exacerbar rasgos de personalidad latentes (11) Cuanto
más dependiente es el sujeto, más probable es que se use la ceguera para
racionalizar una mayor dependencia; quien sea más independiente, puede decidir
hacerlo por si mismo o pasarse sin ello, con lo cual culpará a la ceguera de las
restricciones autoimpuestas; una persona poco conformista usará la ceguera como
excusa de sus excentricidades; una persona que está a la defensiva usará la
ceguera como chivo expiatorio de fracasos personales o conductas inadecuadas
que no están relacionadas con la ceguera (12)
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4.2.4. - Proceso de adaptación.
El proceso de adaptación a la ceguera y al impacto psicológico de la misma,
sigue el mismo curso que el proceso de adaptación a cualquier trauma severo o
cambio significativo en la vida (13) Las fases o estados son secuenciales no
jerárquicos, con muchos solapamientos entre una fase y la siguiente.
Aunque la naturaleza de la crisis del/a ciego/a congénito/a puede parecer
distinta al trauma experimentado por la persona con ceguera tardía, el proceso de
acomodación sigue la misma secuencia de acontecimientos. Las personas con
cualquier restricción de la visión experimentan traumas que son directamente
atribuibles a su limitación visual y, después de cada trauma, al buscar la
autoaceptación y autoestima, atraviesan en mayor o menor medida cada una de
las fases descritas.
TRAUMA FISICO O SOCIAL. El trauma físico o social es el acontecimiento o las
circunstancias que precipitan la necesidad de adaptación. Para el/a ciego/a
congénito/a puede ser darse cuenta de que es ciego/a, de que es diferente. Para
el/a ciego/a tardío/a, puede ser el comienzo de la ceguera a causa de un accidente
o enfermedad. Para ambos, puede ser un encuentro recurrente con el estigma
social de la ceguera.
"SHOCK" Y NEGACION. Los sentimientos de que no es real, de despego y de no
poderlo creer son expresados son expresados frecuentemente en esta fase. El
shock es como una anestesia psíquica que permite que la persona incorpore
posteriormente, paso a paso, el significado pleno del impacto traumático. Evitar el
pleno significado del trauma también puede lograrse mediante la negación de que
la fuente del trauma existe.
DOLOR Y ENCIERRO. Durante esta fase, el individuo se duele o lamenta la
pérdida global de la visión, o el reconocimiento general de que es "diferente".
Habitualmente es el tiempo de la auto-compasión, cuando uno/a se aleja de la
familia y las amistades; un período de soledad.
SUCUMBIR Y DEPRESION. El individuo comienza a analizar, una a una, las
pérdidas o incapacidades percibidas sin tener en cuenta si son, o no, reales. Esta
es la fase de "no puedo". Aunque son frecuentes los sentimientos de malestar y
duda, las reacciones emocionales de esta fase pueden dar como resultado una
severa depresión en casos extremos.
REEVALUACIÓN Y REAFIRMACIÓN. Un nuevo examen del significado y
propósito de la vida suele iniciar la recuperación. A veces la reevalución precipita
una revisión de los propios valores y metas, dando como resultado la reafirmación
del yo y de la vida.
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ENFRENTASE Y MOVILIZARSE. El despertar del deseo de vivir la vida
plenamente y de forma tan independiente como sea posible precisa del desarrollo
de técnicas y estrategias para enfrentarse con las demandas de la vida siendo
ciego/a. Hay una voluntad de identificarse a sí mismo/a como ciego/a y un deseo
de enfrentarse con las realidades de la ceguera.
4.2.5. - Autoestima.
Con la confianza que da la competencia, la persona comienza a desarrollar
o a recuperar la autoestima como persona con dignidad y valía. En vez de verse a
sí mismo como una persona ciega, se ve como una persona con muchas
características y rasgos, entre ellos el de la ceguera. Se siente cómodo consigo
mismo, se gusta a sí mismo y ha adquirido o recuperado su auto-aceptación y su
autoestima.
Hay varios factores que influyen en este proceso de adaptación: la edad de
comienzo, el grado de visión, el apoyo de personas relevantes, la disponibilidad de
servicios profesionales... La adaptación a la ceguera no es una condición estática,
sino un proceso dinámico y fluido que nunca acaba. Esta adaptación, aunque
puede ser difícil, es, a pesar de todo, posible (14) Más aún, de acuerdo con los
resultados de últimos estudios no hay diferencia significativa en cuanto a
adaptación, entre los adolescentes ciegos y los videntes (15) Otro hallazgo
significativo es que hay una elevada correlación entre la comprensión, las
actitudes de aceptación por parte de las personas relevantes, sobre todo de las
madres, y la adaptación positiva de los adolescentes deficientes visuales.
Uno de los ingredientes claves para una buena adaptación es un saludable
concepto de sí mismo o autoestima positiva (componente afectivo del
autoconcepto) Tuttle (16) y Welsh (17) creen que el autoconcepto es importante
para la rehabilitación o proceso de adaptación de dos maneras: es un predictor
válido de muchos conceptos de la conducta y correlaciona con muchas otras
variables (sentimientos, actitudes, conducta interpersonal, salud mental...) que
pueden afectar la ejecución del sujeto en la rehabilitación.
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REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS.
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Madrid.
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proceso de respuesta a las demandas de la vida".
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Children". University of Chicago.
(4).- LOWENFELD, B. (1981): "Effects of blindness on the cognitive functions
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(5).- SOMMERS, V.S. (1944): "The influence of parental attitudes and social
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(5).- LOWENFELD, B. (1981): "Effects of blindness on the cognitive functions
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(5).- SCHULTZ, P.J. (1977): "Reaction to the loss of sight". Springfield:
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(5).- FOULKE, E. (1970): "Non-visual communication VIII: reading by touch".
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(6).- LUKOFF, I. (1972): "Attitudes toward blind persons". New York: American
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(7).- SCHOLL, G.T. (1986): "Foundations of education for the Blind and
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