EL MAITHUNA MODERNO
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EL MAITHUNA MODERNO
EL MAITHUNA MODERNO Ritual erótico del tantra para aumentar el placer sexual Lic. Verónica Kenigstein En el Tantra, el coito se denomina Maithuna, palabra en sáscrito que denomina la ceremonia en la cual se encuentran lo femenino y masculino humanos, para recrear la danza sagrada de estas energías cósmicas. El encuentro erótico, para poder constituirse en un espacio sagrado de vida, toma la forma de un ritual. Exploremos de qué se trata. El Tantra es una profunda y antigua filosofía espiritual y esotérica originada en la India, cuyos alcances han llegado a Occidente hace poco más de un siglo. Su propuesta de relación del individuo consigo mismo, con sus semejantes y con el universo que lo rodea, implica una amplia disposición al autoconocimiento y la entrega a lo más verdadero de su ser. A diferencia de otras disciplinas espirituales que promueven la separación entre cuerpo y espíritu y ponen el foco en el aspecto inmaterial de la experiencia humana, el Tantra favorece el contacto y conexión profunda con el cuerpo como centro de la vivencia espiritual y receptor de la magnificencia del macrocosmos en la experiencia individual y de pareja. La sexualidad es la energía de la vida (tanto que un nuevo ser puede generarse a partir del encuentro entre dos células sexuales) y el encuentro erótico entre dos personas es el espacio por excelencia de manifestación del amor, la conexión con lo esencial y espiritual de la existencia. Los niveles de encuentro Una de las características del Maituna, como todo ritual, es la percepción clara y presente de que lo que sucede es único y requiere toda nuestra atención y conciencia. Para ello, pueden registrarse 5 niveles de contacto previos a la penetración: Mental. Es la dimensión donde se genera el deseo y requiere conectar con la intención del acercamiento. Esto funciona si el encuentro es recíproco. La unilateralidad no nos llevará por sí misma al lugar que queremos. La mirada. En el coito sagrado, mirarse cobra gran importancia. Al establecer contacto con la pareja estando realmente presentes desde la mirada, logramos un primer paso de penetración en el espacio energético del otro, suave, sin riesgos, con una clara intención de construir un espacio común. En el antiguo ritual, hay un ejercicio consciente de mantener fija la mirada durante 2 minutos sin pestañear, hasta que literalmente empiezan a surgir las lágrimas. La palabra. La palabra también es otro recurso de iniciación de la relación amorosa en el sentido amplio del amor. Con la palabra podemos construir o destruir, podemos producir deleite o erigir barreras; lo que decimos puede acercar o alejar. La caricia. Empezar a conocer el cuerpo de nuestra pareja a través de las caricias es muy poderoso. Cuando se despiertan las sensaciones usando el contacto suave y sutil, comenzamos a aprender cómo es la energía de la persona con quien estamos. Se trata de registrar su capacidad de percepción, a través de la propia, comprender la dinámica de su presencia, aquí y ahora El beso. Finalmente, el beso es un poderoso recurso no sólo de aproximación, sino también del despertar de la circulación de la energía sexual. En la boca, especialmente en la lengua, los labios y las encías hay puntos sensibles y sutiles que, al ser estimulados, excitan el flujo de las sensaciones. Además, el intercambio del aliento favorece el encuentro de los circuitos de energía que nos pueden llevar, al dejarnos ir, a altos niveles de éxtasis y fusión entre ambos y con el todo. Acumular versus circular energía Para el tantrismo, como para gran parte de las filosofías provenientes de Oriente, la salud y el bienestar derivan de la circulación de la energía, en lugar de su acumulación. En la manera occidental y más conocida por nuestra cultura de vivir el sexo, el objetivo del encuentro erótico es la acumulación creciente de excitación para desencadenar finalmente la descarga que se produce durante el orgasmo. El objetivo del Maithuna, en cambio, es permitir que la energía sexual vaya subiendo por todos los centros energéticos del cuerpo (empezando por la pelvis, donde se genera) y que circule llenando todo nuestro organismo e impregnando de placer cada órgano, cada glándula, cada chakra. Entonces, la excitación sexual no se queda acumulada en los genitales ni se evacúa a través de la eyaculación (orgasmo pico o la Vía Abrupta) sino que facilita una experiencia orgástica que incluye todo el cuerpo. Protagonismo de la mujer Otra de las características del Maithuna es la preponderancia que se otorga no solamente a la energía femenina en la relación (la suavidad, la ternura, el acompañamiento, la percepción) sino que es la mujer quien guía el ritmo, la velocidad, la intensidad del encuentro. Los antiguos textos tántricos señalan la superioridad erótica de la mujer en relación con el hombre, por varias razones: su sensibilidad, su natural capacidad de potencial multiorgasmia, la integración en cuanto a su sexualidad de todas las áreas de su existencia: corporal, emocional, mental y espiritual. Su capacidad, además, de continuar en el encuentro sin ser abruptamente detenida por algún proceso fisiológico que invoque la separación, como la eyaculación. Control de la eyaculación Precisamente por esto, uno de los caminos para la preservación de la presencia y la meditación que es el encuentro sexual para el Tantra, los sabios antiguos proponen que el varón aprenda a controlar la emisión seminal para evitar cortar el fluir de la energía. Para ello, uno de los caminos es la quietud, la aproximación a través de movimientos mínimos y poco bruscos. La actividad intensa naturalmente impulsará una alta excitación que, de no ser dominada, conducirá inevitablemente a la eyaculación. Y allí se termina todo. El hombre necesita aprender a percibir las sensaciones voluptuosas y sensuales que con sutileza van apareciendo cuando está quieto y receptivo. En el Maithuna los movimientos sólo son bienvenidos para despertar el erotismo y luego se calman para permitir el encuentro. Recordemos que el sentido del encuentro sexual es meditativo y no solamente hedonista. Los hombres también pueden ser multiorgásmicos pero, como ya comentamos en alguna columna anterior, son orgasmos de la Vía del Valle y no de la Vía Abrupta. Quietud y expansión de la conciencia Entre las características que favorecen la expansión de la conciencia y la búsqueda de la unidad y el éxtasis espiritual a través del cuerpo sobresale la quietud durante el coito. Al evitar los movimientos bruscos y permanecer en reposo, se estimula la conexión profunda a través de la mirada, el beso y “el lenguaje secreto” (contracciones rítmicas del músculo pubo-coccígeo durante la penetración), sensaciones sutiles que pueden percibirse únicamente a través de la quietud. En el ritual tántrico se eligen posiciones en las cuales las dos personas estén cómodas -para no necesitar moverse mucho para cambiar de postura y perder la concentración- y establecer contacto a través de la mirada, las caricias, la respiración. Hacer el amor entonces se convierte en una experiencia de una profunda conexión, realmente una ceremonia. El corazón se abre y el encuentro emociona. Se olvidan los preconceptos, las ideas y creencias previas, para estar presente con la persona con quien estamos, sintiendo, compartiendo. honrando su presencia como una manifestación de lo sagrado masculino-femenino. El ambiente Como en todo ritual, es importante no sólo lo que se hace, sino cómo, las intenciones y el contexto donde se realiza. En ese sentido, el Maithuna incluye varias características: La intención ceremonial. Esto significa que este tiempo-espacio-energía es único y que la persona con la que estamos es digna de nuestro respeto, cuidado y honra. Un ambiente armónico y estético. Esto puede incluir un espacio limpio y ordenado, con colores y aromas agradables, música que acompañe el momento, velas y flores. Ritual de la alimentación. Un encuentro erótico ceremonial y ritual, según los antiguos textos tántricos, viene acompañado por varios alimentos que incluyen los diversos elementos de la naturaleza. En nuestra vida moderna, podemos sencillamente iniciar la ceremonia con un banquete (lo que ambos disfruten como tal) no demasiado abundante, para permitir la liviandad del cuerpo durante la experiencia. También se puede esperar a culminar con una comida, para celebrar lo bien que la pasamos. Lic. Verónica Kenigstein Facilitadora de procesos de transformación individual y de parejas. Especialista en sexualidad y vínculos conscientes. Directora de Senderos del Placer y creadora de la escuela vincular Campo de Conciencia.