REFLEXIÓN SER MAESTRO: AMOR Y PREPARACIÓN DE PABLO
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REFLEXIÓN SER MAESTRO: AMOR Y PREPARACIÓN DE PABLO
REFLEXIÓN SER MAESTRO: AMOR Y PREPARACIÓN DE PABLO ROMERO IBÁÑEZ RELACIÓN MAESTRO ALUMNO PROFESOR DR. FERNANDO ALEJANDRE ALUMNA CAROLINA CORTEZ VÁZQUEZ 19 DE OCTUBRE DE 2013 SER MAESTRO: Preparación Y Amor “No solo se maltrata con intención, también se maltrata por ignorancia.” Pablo Romero Ibáñez Hoy en día el conocimiento o especialización en ciertas áreas no son suficientes para considerarse experto y creer que esto bastará para ser maestro. Romero Ibáñez (S.F.) nos deja claro que ni habilidades propias como las de un artista alcanzarían para considerarse “Pedagogo”, no obstante que demuestra sensibilidad, expresión, creatividad y humanismo, ¿Qué elemento puede considerar que con estas habilidades dotan de Pedagogía al artista? De ahí las malas experiencias de artistas creyéndose buenos pedagogos y transmitiendo el conocimiento con nula estrategia, donde el mal manejos de situaciones pueden dejar marcados en forma emocional negativa a los alumnos. Por esto es que Romero Ibáñez (S.F.) incluye la importancia de Disciplinar y Pedagógica, para aplicar una enseñabilidad y educabilidad con manejo de actividades académicas y planeación de estrategias didácticas entre otros aspectos, para llegar a convertirnos en un maestro significativo. De la ignorancia provienen términos que no podrían ni deberían existir como Pedagogía del Atontamiento o Pedagogía de la Alienación, éstos no deberían ser nombrados como tal puesto que denigran a la Pedagogía, Romero (S. F.) por eso establece “…cualquiera puede inventarse los adjetivos que le venga en gana sobre la pedagogía” (p. 2), aplicando calificativos cuya relación es incongruente con la verdadera naturaleza del sentido real de la pedagogía. La pedagogía encumbra el conocimiento, lo facilita y dota a su poseedor de herramientas para la misma superación personal, es tanta su repercusión y campo que no solo concede habilidad en la docencia sino influye en hábitos propios de la persona. Cuando la educación es impartida sin contexto formativo podemos encontrar gente educada más no debidamente preparada, informada pero no con la capacidad de análisis y discernimiento para discriminar la información útil de la obsoleta o criterio que le permita elaborar juicios de valor, razonar que no toda información genera conocimiento. Es en ese ámbito de “ignorancia documentada” por lo cual un maestro debe tener la necesidad de prepararse, cultivarse e informare, e instruirse en un conocimiento pedagógico que evite malos profesores con nula o poca preparación que entonces sí dañan el proceso educativo y pueden marcar negativamente al alumno; la falta de preparación se refleja en la conducta del docente, más allá de la transmisión del conocimiento sino en sentimientos negativos como frustración y enojo, o nula tolerancia ante el quehacer educativo. Romero Ibáñez (S.F.) encuentra “que el ser humano aprende con mayor facilidad cuando la afectividad, la salud mental y emocional están aseguradas”. (p. 11), por ende un profesor con amor a su labor procura casi sin darse cuenta y por convicción un ambiente propicio para el aprendizaje y por ello inspira y motiva. Tristemente es decir que esa inspiración no es contagiable a los alumnos cuando el propio docente no la siente, más allá de la falta de pedagogía por la falta de amor a la actividad en sí, sino más bien la necesidad que deriva en dedicarse al oficio y crea simples empleados para el servicio de la educación.