Notas con Armonía - Fundación Armonía

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Orgullo de Santander para Colombia
Notas con armonía N° 371
Boletín institucional de la Fundación Armonía con información cultural y de interés general
Bucaramanga, Santander, Colombia
12 años (2003-2015)
Por su novela “Tríptico de la infamia”
El Rómulo Gallegos, para Pablo Montoya
El escritor colombiano Pablo Montoya obtuvo ayer el Premio Rómulo Gallegos de Literatura por su novela Tríptico de la infamia.
Por: Redacción Cultura
Pablo Montoya, nacido en Barrancabermeja (Santander) en 1963. /Cristian Garavito - El Espectador
El escritor colombiano Pablo Montoya obtuvo ayer el Premio Rómulo Gallegos de Literatura por su novela Tríptico de la infamia.
El jurado, compuesto por Mariana Libertad Suárez (Venezuela), Javier Vásconez (Ecuador) y Eduardo Lalo (Puerto Rico), premió la novela, editada
por Random House, que narra la historia de tres pintores protestantes que, cada uno a su manera, se convierten en testigos e intérpretes de los
horrores que se cometieron en Europa durante el siglo XVI en nombre de la religión y el afán de riqueza y se extendieron a la América recién
descubierta.
Los tres artistas, Jacques Le Moyne, cartógrafo y pintor de Diepa; François Dubois, pintor de Amiens, y Théodore de Bry, grabador de Lieja, van
escribiendo la historia y se enfrentan por distintos caminos a la fascinación del mundo recién descubierto, pero también al exterminio y el despojo que
se llevan a cabo a ambos lados del Atlántico.
Son, cada uno a su manera, testigos, beneficiarios y víctimas de las grandezas e iniquidades de su tiempo, y de ello dan cuenta con las herramientas
de su oficio. Con una prosa de gran factura y una sorprendente capacidad para dar materialidad al relato, Montoya logra sumergir al lector en la
historia y recuerda, a través de testimonios asombrosos, los horrores de la Conquista y de las guerras religiosas que marcaron el destino de tantos
hombres.
Montoya es escritor y profesor de literatura de la Universidad de Antioquia. Ha publicado libros de cuentos, ensayos y novelas, entre las que se
destacan La sed del ojo (2004), Lejos de Roma (2008) y Los derrotados (2012). Había obtenido el Primer Premio del Concurso Nacional de Cuento
Germán Vargas en 1993. En 1999, el Centro Nacional del Libro de Francia le otorgó una beca para escritores extranjeros por su libro Viajeros. Un
año más tarde, el libro Habitantes ganó el Premio Autores Antioqueños y, en 2005, Réquiem por un fantasma fue premiado por la Alcaldía de Medellín.
El Premio de Novela Rómulo Gallegos se entregó por primera vez en 1967 y el ganador fue Mario Vargas Llosa. El narrador puertorriqueño Eduardo
Lalo obtuvo el galardón en 2013 por Simone. La edición 2015 del reconocimiento literario será entregada en un acto público el próximo 2 de agosto.
El galardón tiene un premio de US$100.000 para el autor de la novela ganadora.
Agencia EFE
El escritor colombiano Pablo Montoya, flamante ganador de premio de literatura Rómulo Gallegos, expresó su "perplejidad y asombro" tras resultar
galardonado en Venezuela por su obra "Tríptico de la infamia".
"Soy un escritor muy poco visible en el ámbito de la literatura latinoamericana, un poco más visible en la literatura colombiana. Mis libros no se
consiguen en ningún otro país fuera de Colombia, entonces no pensé que me iban a dar ese premio", admitió.
"De alguna manera, uno siempre piensa qué pasaría si se ganara ese premio. Me siento muy contento y muy honrado de haber ganado este premio
tan importante", aseguró Montoya desde la ciudad argentina de La Plata, donde se encuentra para dar clases como profesor invitado en la universidad
local.
El escritor colombiano cree que el jurado vio "la originalidad del tema" en "Tríptico de la infamia", su última novela que trata sobre la vida de tres
pintores que se enfrentan a las grandes turbulencias provocadas por las guerras de religión y la conquista de América.
"Es una novela muy visual, afianzada profundamente en el poder de las imágenes. Creo que eso convenció al jurado", reflexionó.
Precisamente, es ese diálogo entre la imagen y la pintura uno de los puntos fuertes de "Tríptico de la infamia", en la que según su autor,"prevalece la
capacidad de asombrarse y de dialogar desde la poesía con la imagen".
Para Montoya, el jurado también valoró la extensa investigación que sustenta la historia de la novela y "la actualidad del tema", que reflexiona sobre
"la persistencia de los extremismos religiosos".
"Esta novela dialoga mucho con este momento actual que vive occidente enfrentado con esos extremismos", consideró Montoya.
El escritor nacido en Barrancabermeja (centro de Colombia) ahora se esperanza con que este reconocimiento influya para sumar nuevos lectores en
la región.
"Todo depende de la editorial. Vamos a ver qué sucede, pero inicialmente pienso que la edición se hará en otras partes de América Latina porque es
un premio con resonancia internacional", concluyó.
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RESULTADOS MONO NUÑEZ 2015
Jessica Jaramillo
Fotos: Bernardo Peña / El País
Ensamble Sinapsis
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Los representantes de Santander en el 41° Mono Núñez
Fotos: Roberto Villamizar Mutis
Silvia Viviana Bautista
Nominada al Gran Premio Vocal
200 de Cilantro
Idanis Paola Rueda
¡Cumplieron con el encargo, dejaron una huella imborrable en Ginebra, muchas gracias!
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LIBERTAD LAMARQUE
Por Ofelia Peláez
Una de las más queridas actrices y cantantes ha sido Libertad Lamarque, que en 1986 publicó su autobiografía, de 360 páginas, con
discografía y filmografía, además de unas excelentes fotos. Al final del libro hay un capítulo que transcribo, porque me parece interesante:
PARECE QUE ME ESTOY QUEJANDO
…Pero no es así; a mí, echándome de mis lares, me hicieron un gran favor… no quise ser lombriz, me dejaron volar y fui paloma; es verdad
que no tuve todo lo que deseaba para ser feliz, que aunque el bendito cielo de México me cobijó, me faltó mi tierra y mi familia; pero a ésta me la robó
al vida y sus costumbres modernas, a las que no me adapto por completo; eso tenía que suceder de todos modos, es la vida que avanza inexorable.
¿Qué hay penas? ¡Bueno!, si por el mismo motivo las sufre también mi vecina y todos los ancianos del mundo… ¿por qué no yo? Si todos
por igual somos testigos, los que queremos ver, del nacimiento de un porvenir que nos asusta… Por fortuna, no estoy generalizando, sólo hablo de
un porvenir que ya se vislumbra. Nuestro planeta está dando a la luz una nueva y extraña generación de, todavía imberbes, racistas, en la que no
tenemos lugar las espaldas encorvadas. Hasta ayer sólo se marginaba a los negros, indios y judíos, pero hoy tienen también a la raza anciana…
¿Para qué sirven los viejos si pronto se van a morir?
Contra esta especie de negativo lamento, propongo un mágico paliativo: ¡Atrinchérate y escribe!, por eso les digo a modo de tardío prólogo:
Hoy comienzo a vivir, escribiendo; a desagotar de mi cerebro y de mi hígado toda esa basura de rencores, venenos y amarguras que no
me dejaban en paz, y que guardé acumulada durante tantos años de silencio. Hoy comprendo maravillada que la vejez no existe, que sólo cuando
empiezas a compadecerte a ti misma y a revelarte en silencio, mirando al techo de tu cuarto, luchando contra una sombra, contra tus propias cobardes
rebeldías que abortaron insatisfechas, es cuando comienza tu vejez, y estás pronta para morir.
No y no. Defiéndete con toda tu experiencia de vida, desagota y descarta todo eso que llevas dentro, y a modo de saludable lavado,
¡escribe!, ¡escribe!, todo lo que te venga en gana, y olvida lo que te rodea. Olvida a los que amas, tú ya no existes, “te han muerto”, ya no tienes con
nadie más obligaciones de “silenciar”, demuéstrate que vives, desde hoy, y hazles el favor de ser apática con ellos, les darás menos preocupaciones.
No te inmiscuyas en sus problemas, no les supliques, no les reclames amor, que el amor mendigado, te denigra y no aprovecha. Si no te piden
consejo o ayuda, muérdete la lengua aunque pases por decrépita. Olvídate de tu inexorable futuro y ¡escribe!, esa será tu propia terapia de bienestar
seguro en tu vida corta o larga de mañana. Escribir, si no es un libro, que sean cartas, miles de cartas, aunque no lleven destinatario, aunque como
golondrinas heridas se pierdan en el camino y nunca jamás lleguen a su destino.
Escribe, mujer; escribe, hombre. Límpiate de toda esa basura acumulada, que con ella dentro de ti es como empezó a engendrarse tu vejez.
Escribe aunque no sepas decir nada, hazlo a tu modo, pero descárgate, no busques sabias ni complicadas palabras, sencillamente borronea papeles
y guarda celosamente tus secretos, que volverás a leer, y que como tiernos pañuelos, mitigarán tu llanto y aliviarán tus rabias contenidas.
Demuéstrate a tus años el triunfo de tu sabiduría de tiempo, que ellos ignoran. Déjalos que sufran, como tú sufriste, las equivocaciones de
tus propias vivencias, líbrate de ellos y vive de ti. No sufras por enderezar entuertos, porque de todos modos no te oirán, porque ellos, igual que tú
fuiste, son sordos, ciegos, y… ¡jóvenes!
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Se abre inscripciones para elegir mejores tríos juveniles del país
Autor: Redacción de El País
Archivo El País
La Fundación del Artista Colombiano abrió las inscripciones para el III Concurso Juvenil Trío Novel que convoca a agrupaciones cuyos integrantes
tengan edades entre 14 y 25 años.
Los jóvenes deben pertenecer a colegios, universidades y academias musicales del país. Esta actividad hace parte del XXIII Festival Nacional de los
Mejores Tríos y busca a los nuevos talentos de la música para promoverlos.
El concurso invita a que la gente joven conozca de cerca la música de cuerda en formato de trío, motivándolos a participar con temas de la actualidad,
adaptándolos a este género y logrando así una conexión de la juventud con esta clase de música, para rescatar el romanticismo que une las parejas
y consolida las familias, las cuales son el eje de la sociedad.
La Fundación del Artista Colombiano premiará los dos primeros lugares de los tríos participantes en el concurso.
El primer lugar recibirá un premio de $4.500.000 (cuatro millones quinientos mil pesos) y la participación en el XXIII Festival Nacional de los Mejores
Tríos.
El segundo lugar recibirá $3’000.000 (Tres millones de pesos) y la participación en el lanzamiento del XXIII Festival Nacional de los Mejores Tríos.
Igualmente los cinco tríos finalistas se presentarán en universidades, espacios culturales y lugares públicos para que los caleños aprecien su trabajo.
El concurso se realizará los días 31 de julio y 1 de agosto, en los que llegarán los grupos preseleccionados por el jurado para dos eliminatorias y la
gran final.
El año pasado los ganadores fueron el trío Bossa Nova de Ibagué y el segundo lugar fue para Un Dos Trío, de Cali. Mayores informes e inscripciones
en el teléfono: 893 8591 y 893 0451. Para revisar las bases del concurso ingrese a www.fundaciondelartista.com
Golpe de suerte
Por: Juan Esteban Constaín / El Tiempo
Los neurólogos dicen que ese extraño fenómeno se debe a que hay quienes tienen agazapado en el cerebro un talento excepcional y mudo que un
golpe de muerte desata, un golpe de suerte.
¿Qué pasaría si un día cualquiera uno se levanta convertido en otra cosa? Como el famoso Gregorio Samsa de La Metamorfosis, de Kafka, solo que
en vez de amanecer hecho un insecto es un genio del Renacimiento que canta y pinta con arte y maestría, que escribe poemas de una compleja
estructura métrica, que descifra oscuras ecuaciones cuando en la víspera apenas si podía calcular su propia edad o su teléfono. Es lo que le ocurrió
en los Estados Unidos a Leigh Erceg, una vaquera cuya historia ronda desde hace meses la red y ahora ha vuelto a sonar no sé muy bien ni siquiera
por qué. O tal vez sí lo sé, claro que sí: su historia es una historia tan buena e increíble que parece de película –lo es–, y habría que contarla en dos
mitades irreconciliables: las dos mitades en que su vida quedó partida para siempre por culpa de un golpe de muerte y de suerte. Una mañana de
octubre del 2009 Leigh Erceg estaba en su granja dándoles de comer a los pollos. Lo mismo que había hecho toda la vida, según le cuentan. Entonces
dio un mal paso, o algo así, y se fue a una zanja y su cabeza se estrelló contra una piedra. Se dio un golpe tan fuerte que quedó inconsciente y
paralizada, y no recuerda nada más, solo la voz de un sheriff que le decía que respirara mientras la llevaba al hospital. Allá pasó varios meses sin
abrir los ojos. Y cuando lo hizo, era otra persona. Su vida había sido arrancada de raíz; sus recuerdos, su identidad, habían desaparecido sin dejar
rastro, como si el golpe también se los hubiera llevado consigo para el resto de sus días. Pero eso no es lo increíble, eso pasa todo el tiempo. Lo
increíble es que Leigh Erceg, al despertarse, se levantó convertida en una poeta y una bailarina y una pintora; también en una mujer con un
descomunal talento para las matemáticas.
¿Una buena poeta, una buena bailarina, una buena pintora? ¿Una gran matemática? No lo sé, quizás no. Pero al menos con una destreza técnica
asombrosa, surgida además de la nada. O de golpe, para usar una expresión literal en este caso. Quienes la conocían de antes juran que Leigh Erceg
odiaba todo lo que no tuviera que ver con el campo y con sus pollos. Nunca se interesó por nada literario ni artístico, nunca bailó, nunca pintó. Ahora
escribe poemas perfectos como si fuera una posesa. Todo esto gracias a ese síndrome que se llama ‘del sabio’ o ‘de la sabiduría adquirida’ –debería
llamarse de la sabiduría inesperada, más bien–, y que ofrece una de sus variantes más fértiles, más difundidas, con el golpe en la cabeza: gente que
sufre un accidente terrible y se pega allí, y cuando se levanta es capaz de tocar el piano y el violín y la guitarra, bailando además ballet y sevillanas,
hablando en lenguas. Vagos imbatibles que se resbalan una noche de copas y al otro día están demostrando un teorema. Adam Piore enumeró a
varios de ellos en un artículo delicioso publicado en Popular Science hace un par de años: allí está Derek Amato, que se golpeó en una piscina y a
los cinco días, sin haberlo tocado nunca antes, ya era un virtuoso del piano; y está Tony Cicoria, pianista también pero luego de que le cayera un rayo
mientras hablaba por teléfono con su mamá; y está el famoso Jason Padgett, que se resbaló y se volvió matemático. Falta en cambio Lachlan Connors,
gran guitarrista a causa de un balonazo. Los neurólogos dicen que ese extraño fenómeno se debe a que hay quienes tienen agazapado en el cerebro
un talento excepcional y mudo que un golpe de muerte desata, un golpe de suerte. “¿Cuándo se ha visto un golpe bueno?”, decía siempre un amigo
cuando la mamá lo prevenía de un “mal golpe”. Pero los hay, los hay. Nunca hay que perder la fe. Nunca es tarde.
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Calles de Cali se convierten en pabellones del arte
Autor: Redacción de El País
Artista Carolina Jaramillo.
Foto: Oswaldo Páez | El País
Muros sucios, puentes y lugares olvidados son hoy los ‘lienzos’ a través de los cuales muchos ciudadanos intentan reconstruir y reforzar sus lazos,
especialmente en aquellas zonas donde la violencia y las tasas de homicidios son las más altas.
Con el objetivo de llevar el arte a todos los caleños, la artista Carolina Jaramillo fundó hace tres años el Museo Libre de Arte Público de Colombia,
idea que se materializó con la realización de la I Bienal Internacional de Muralismo y Arte Público en el 2012, evento con el que se trabajó
en transformar la relación entre los artistas y el público, así como en reflexionar sobre la convivencia en la ciudad.
“La gente asiste a la creación de las obras y participa. Hay una anécdota de un artista que estaba haciendo un mural y una señora le preguntó qué
significaba su obra, él le dijo que la reconciliación y ella se puso a llorar porque en ese lugar habían matado a su hijo”, dice Carolina.
A través del muralismo, el museo pretende además crear espacios de paz y por ello ha realizado persas actividades con grupos de víctimas,
reinsertados, mujeres, jóvenes pertenecientes a pandillas, y todas aquellas personas que han participado de las dos versiones de la Bienal y los
talleres permanentes.
Laberintos de reconciliación es un ejemplo de ello. En la obra, que se exhibe en el puente de la Calle 13 con Autopista Sur, se pueden observar los
sueños de víctimas y reinsertados que desde cada extremo, recorren serpenteados caminos para encontrarse en un mismo lugar.
“Trabajamos con baldosa. Cada persona plasmaba su sueño, qué esperaba de su vida en cinco años. Y surgió una cosa muy interesante y es que
cuando ves los sueños de un lado y del otro, son lo mismo. Entonces, si los dos soñamos lo mismo podemos construir esos caminos que nos lleven
a podernos encontrar”, cuenta la artista.
Actualmente el museo cuenta con 40 pabellones distribuidos por toda la ciudad en los que se exhiben obras de artistas nacionales y extranjeros.
Algunos están en proceso de construcción, pues el trabajo de la II Bienal, celebrada el año pasado y que dejó 75 obras para Cali, no ha terminado.
“La Bienal duró diez días, pero el trabajo es más que eso. Aún estamos instalando y además tenemos obras como las del hundimiento de Comfandi
el Prado, que se convirtieron en proyectos a gran escala”, dice.
Se espera que para finalizar el año, los 2000 metros cuadrados de paredes de todo el hundimiento sean un mural gigantesco que albergue la imagen
de 150 especies de aves nativas del Valle del Cauca. En principio, sólo eran 29.
“Lo que nosotros queremos es que la gente en estos lugares se pueda encontrar, se sienta segura, se solidarice con el otro. De hecho, los territorios
donde trabajamos los llamamos así: de encuentro, de confianza y de solidaridad. Porque hay reunión, sanación y un compartir de saberes”, explica
Carolina.
Por el momento, una de las intervenciones más grandes se hace en el túnel peatonal de la Terminal de Transporte, que según la artista era un ‘lugar
de nadie’, pues ni siquiera estaba claro a quién podían solicitarle el permiso para exponer las obras.
“Ya se nota el cambio. En ese y en muchos lugares. Hay por ejemplo, un parque que era una frontera invisible, y luego de que los mismos chicos de
las pandillas lo intervinieran hoy tiene una dinámica diferente”.
Emisoras culturales en línea
www.cantardelosandes.com
www.radio.uis.edu.co
www.ondasdelfusacatan.org
www.rcm1450.com
www.soycolombiano.com
www.estacionv.com
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Un melómano que convirtió su casa en museo de la salsa
Autor: Jorge Gutiérrez, especial para El País
El Museo de la Salsa está ubicado en la carrera 11b No.24-44 en el barrio Obrero. Está abierto al público los días sábados a partir de las 8:00 p.m.
Archivo El País
Cuando abrió las puertas de su casa, estaba vestido con zapatos de charol y pantalón de lino blancos, como buen amante de la salsa.
Su pinta evoca la rumba caleña, tiene un anillo doble dorado con las letras que componen la palabra ‘Salsa’.
Como él, su casa también transpira salsa; en las escaleras que van al segundo piso de la casa se pueden apreciar notas musicales y en las paredes
sobresalen corcheas en alto relieve. Cada detalle de la casa, cada elemento de la decoración, hablan de la historia musical de Cali, sin duda es un
‘Templo de la Salsa’.
Carlos Molina guarda un pedazo de historia en cada objeto, con los más de 40 años que se ha dedicado a coleccionar elementos referentes a este
género musical. En la ciudad es conocido como el fotógrafo de la salsa, pero a él le gusta más bien el término ‘coleccionista’ aunque sus más de
40.000 fotografías tomadas a cantantes, músicos y orquestas digan otra cosa.
En sus fotografías se puede apreciar a los soneros caleños y los artistas internacionales, que contribuyeron en los años 70 a que Cali fuera
reconocida como Capital Mundial de la Salsa.
Aunque toda su casa huele a salsa, es en la tercera planta donde está su lugar más preciado, allí se puede apreciar un cuarto al que Molina llama,
‘La tarima de las estrellas’. A la entrada se aprecian dos estrellas con los nombres de sus padres Carlos E. Molina e Irma Salas.
Adentro se observa una tarima en medialuna, sobre la cual encuentran diferentes instrumentos que conforman una orquesta de salsa, como el
timbal, las congas, el teclado e instrumentos de viento acompañados de un micrófono que cuelga del techo.
“Aquí traigo a los artistas para hacerles fotografías para mi colección”, precisando que más de 200 músicos nacionales y extranjeros han compartido
con él ese lugar, además el cuarto guarda todo tipo de souvenir de salsa como instrumentos, músicos y orquestas en miniatura y en el techo una
decoración muy sentida con las fotografías de los artistas fallecidos con un mensaje en el que se lee, ‘Se formó la rumba en el cielo’.
Pero no solo son fotografías tomadas por él las que lo hacen un coleccionista, en uno de los cuartos de su casa guarda cerca de 7000 Long Play,
discos que empezó a coleccionar desde muy joven, cuando el gusto por la salsa le llevó ha convertirse en amigo de todos los músicos que tocaban
en Cali, “como yo siempre estaba en los hoteles y las presentaciones tomando fotos, ellos me conocieron y yo andaba con ellos pa’rriba y pa’bajo”,
cuenta Molina.
Creció en el barrio Obrero, donde aprendió de la rumba, se gozó el boom salsero de los años 80 y hacia su presentación dando muestra de su trabajo
o más bien como lo dice él, su hobby.
Viajó alrededor del mundo y visitó el Festival de la Calle 8 en Miami en el año 1999, estuvo Festival Benny Moré en el 1993 y 2007. Y constantemente
participa en giras por todo el país con el grupo de Melómanos y Coleccionistas de Cali.
Ahora, su casa es el Museo de la Salsa. Un lugar para amantes e interesados en conocer la historia de la salsa en la ciudad, un tertuliadero. La casa
de Carlos Molina, quien tiene la colección más grande de salsa del mundo.
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Joropo
Del MARTES 4 al VIERNES 7 de Agosto- 10 a 18hs a cargo de Valeria Orlandini
Los objetivos del curso son la puesta en práctica de medidas preventivas para preservar y proteger un legado mportante, rico, vulnerable y frágil
como es el patrimonio histórico documental y digital. Estas colecciones constituyen los soportes tradicionales a base de papel, pergamino y libros y
se han incorporado en los últimos años los materiales de archivos fotográficos, fílmicos, sonoros, electrónicos y digitales que han derivado en nuevas
tecnologías; siendo aún desconocidos los problemas relacionados con su preservación.
Inscripción del 8 de Junio al 24 de Julio 2015
Becas de reducción arancelaria para alumnos argentinos
Informes e inscripción - Dpto. de Gestión Cultural
[email protected] o haciendo click AQUÍ.
Fundación Ortega y Gasset Argentina
Viamonte 525 3º piso, Centro Cultural Borges
Buenos Aires, Buenos Aires 1053 Argentina
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Una ola de fado llega de Portugal a Bogotá
Por: Carlos Solano | El Tiempo
A Camané lo llaman 'el príncipe del fado' y goza de fama mundial.
En los últimos años, Bogotá se ha convertido en un escenario para las voces del fado, esa música que nació del alma pura de los portugueses: nos
han visitado Ana Moura, Cristina Branco, Kátia Guerreiro, Tereza Salgueiro (Madredeus), y en especial Mísia con varios conciertos. Por eso, hacía
falta un festival para el género, cuya primera edición comienza este miércoles y va hasta el sábado.
Todas estas voces son femeninas y coinciden con una herencia fundamental: el legado de la gran Amália Rodrigues. Por ende, es común creer que
el fado les pertenece exclusivamente a ellas. Pero históricamente también ha viajado a través de voces masculinas.
Una de ellas es la de Carlos Manuel Moutinho Paiva dos Santos Duarte, mejor conocido como Camané, llamado además ‘el príncipe del fado’, quien
es uno de los tres invitados por Portugal a este encuentro en Bogotá, además de Raquel Tavares y José Manuel Neto.
No es el primero en hacerlo, de hecho el fado nació entre voces masculinas antes de Amália y es recordado por nombres como Alfredo Marceneiro y
Fernando Mauricio, entre otros. De hecho, heredó la música de su bisabuelo, quien cantaba en los años 20.
“Amália ha sido muy reconocida fuera de Portugal, pero no es la imagen completa del fado, que ha sido siempre canción de hombres y mujeres (...)
el sentimiento es lo mismo para ambos, puede que la interpretación sea diferente”, explica Camané, quien afirma que canta para extender la historia
del género influenciado por la poesía.
El fado masculino conserva el mismo espíritu, pero agrega a la receta –al menos en el caso de Camané– reminiscencias del blues y del crooner
americano. De hecho, una de sus canciones lleva por título O Blues portugueis: “Las músicas son diferentes pero tienen una base de personalidad
similar muy fuerte, el fado habla del amor, el desamor, la tristeza y la alegría de forma verdadera, por eso puede ser un blues portugués”.
Además, Camané ha puesto su música en el teatro y el cine. Hace 27 años participó en un musical llamado Maldita cocaína, que fue su primer paso
en ese terreno.
“El fado se ha renovado, aparecen nuevas personas que lo interpretan, pero en esencia sigue siendo lo mismo; pasó a ser parte de la vida de los
portugueses, antes no estaba en las casas, antes le pertenecía a un nicho, y es bueno que ahora esté de moda”, añade el cantante.
Recientemente, Camané, quien presentó su disco Infinito presente, consignó su estilo vocal en uno de los especiales de la cadena estadounidense
NPR ‘Tiny Desk Concerts’ (conciertos en un escritorio pequeño), que le permitieron difundir su estilo a muchos amantes de la música.
El festival bogotano en su primera edición, patrocinado por dos empresas portuguesas con el apoyo de la embajada de ese país, da continuidad a un
festival que surgió en Madrid (España), en el 2011, y ya ha tenido ediciones en Rio de Janeiro, São Paulo y Buenos Aires.
AYUDAS A FESTIVALES Y ENCUENTROS PARA LA MOVILIDAD DE
MÚSICOS
Con el propósito de apoyar y promover la circulación y conocimiento de la creación y producción musical de la región iberoamericana, IBERMÚSICAS
presenta la convocatoria “AYUDAS A FESTIVALES Y ENCUENTROS PARA LA MOVILIDAD DE MÚSICOS” a través del cual se financiará total o
parcialmente la movilidad de solistas, ensambles y grupos de los países miembros de todos los géneros invitados por festivales, salas, mercados,
foros, ferias, conciertos de la región iberoamericana.
La ayuda económica no podrá exceder los 10.000 dólares (diez mil dólares estadounidenses). IBERMÚSICAS podrá asistir parcialmente a la solicitud
presentada.
Más convocatorias en http://www.ibermusicas.org/es/convocatorias
Atento saludo
MARYSABEL TOLOSA ESCOBAR
Asesora
Dirección de Artes / Ministerio de Cultura
Grupo de Música
Nota del editor: en la Fundación Armonía tenemos las bases a disposición de quien las solicite
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Vigías del Patrimonio
Festivalito Ruitoqueño de música colombiana
Patrimonio Cultural de Santander - Patrimonio Cultural de Floridablanca
Orgullo de Santander para Colombia
Zaperoco
Por: Inquisidor / Vanguardia Liberal
Cita. Al pisar una mina antipersonal cuando ayudaba en la construcción de un parque infantil… (16/05/15. Primera).
Comentario. Es evidente que los hablantes actuales no analizan sus nuevas palabras, y seguramente cuando apareció este
esperpento de “antipersonal” se estaba buscando un eufemismo desde una formación idiomática anterior, “quiebrapatas”, una palabra
muy fuerte, por supuesto, precisamente por clara y contundente. El ideal sería que estos infames artefactos no existiesen, pero, así
como las acciones, también las palabras han de ser crudas. En todo caso, “antipersonal” no es lo más apropiado.
Cita. La Policía de Tránsito y Transporte inmovilizó 30 carros y 18 motos, por prestar servicio diferente al autorizado (16/05/15.
Primera. Sonia Gamboa).
Comentario. Este no es más que un comentario simple y sencillo: el uso de las preposiciones es tan importante que debemos cuando
menos conocer de manera detallada cada una de estas partículas, en especial nosotros, que estamos metidos en el mundo de los
textos y la información. Se dice “diferente DE”, no “diferente a”. No es tan difícil, querida Sonia; yo sé que puedes.
Cita. Pluto abrazó demasiado fuerte a su hijo y denunció a Disneyland (18/05/15. Mundo curioso.).
Comentario. ¿Pluto abrazó demasiado fuerte a su hijo? ¿“Demasiado”? ¿Lo mató? ¿No se sabe? ¿Y encima de todo ese perro
ridículo denunció a Disneylandia? ¿No fue el perro? ¿Quién fue, entonces? ¿Se fijaron en lo confuso del enunciado? Ah, bueno.
Cita. Van 34 motociclistas muertos en este 2015 (19/05/15. Primera).
Comentario. Pero no dieron los datos del otro 2015. ¿Cuántos años 2015 hay? ¿En cuántos mundos alternos se cuentan los años
como en el nuestro? ¿De dónde sacan ese cuento de “este 2015”, como si hubiese más?
Cita. Solo 1% de las empresas usan tecnología de punta (19/05/15. Economía).
Comentario. Dos cositas que ya hemos repetido y repetido en este espacio, queridos “economólogos”, a ver si por fin les prestan
atención. Lo primero es que el signo va separado del número: 1 %. Lo segundo es que se trata de UNA cifra, de modo que es singular:
“Solo 1 % de las empresas USA tecnología de punta”.
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Orgullo de Santander para Colombia
Serrat, según 806 objetos de Serrat
Una exposición en el Arts Santa Mònica relata, a partir de sus pertenencias más queridas, 50 años de trayectoria y vida del cantautor catalán
Por: El País / España
Joan Manuel Serrat contemplando algunas de las piezas, entre ellas su primera guitarra, ayer en la exposición del Arts Santa Mònica. / Consuelo
Bautista
Me lo guardo todo porque soy catalán”, ironiza el cantautor Joan Manuel Serrat para explicar cómo era posible tal acumulación de objetos, musicales,
personales y de todo tipo, que han dado cuerpo a la exposición Serrat, 50 años de canciones, que se inauguró ayer en el Arts Santa Mònica de
Barcelona.
Broma o no, el artista aclaró que su manía de guardar sus cosas corrió pareja a la pulsión contraria de su madre: “Ella lo tiraba todo y yo lo guardaba
todo”. Son esas cosas que guardó —solo parte de ellas porque la exposición reúne 806 objetos de un fondo mucho mayor— las que ayudan a
componer la trayectoria profesional y personal de uno de los artistas catalanes más reconocidos en el mundo. Una muestra que, además, es un
singular recorrido por la memoria histórica más reciente.
Más de 300 discos —los conocidos en España y los editados en otros países, desde Irán a Rusia—, 250 fotos y 40 carteles conforman buena parte
de una exposición que, sin embargo, tiene su mayor encanto en objetos tan singulares como la primera guitarra con la que debutó en el programa de
Salvador Escamilla en Radio Barcelona en 1965.
Algunas de las joyas más queridas
Amén de la primera guitarra que tuvo (regalo de su padre) y del inseparable taburete de Bocaccio, Joan Manuel Serrat siente especial afector por los
siguientes objetos:
1. Partitura original de Cançó de matinada. Creada en 1966, fue la primera canción en catalán que llegó al número 1 en las listas estatales.
2. Máquina de escribir Underweood negra. Ha viajado con ella por medio mundo. La mala letra de Serrat que ni él mismo entiende hace que se pase
los textos a máquina.
3. Libros dedicados de Pablo Neruda. “Estuve todo un día con él: de lo mejor que me ha pasado con la poesía”.
Con el mismo locutor también se le puede escuchar conversando sobre el festival de San Remo de 1968. Y es que los registros sonoros que acoge
la muestra son pequeñas joyas y contienen versiones inéditas de algunas de sus canciones más famosas como Ara que tinc 20 anys o las seis
versiones del eurovisivo La la la que Serrat finalmente no cantó —se negó a interpretarla en castellano y en su lugar fue Masiel a competir en
Eurovisión— pero la grabó en 1968 en catalán, castellano, inglés, portugués, italiano y francés.
La exposición está dividida en nueve ámbitos dispuestos en cajas colgadas alrededor de las columnas del claustro del Arts Sant Mónica, un espacio
que formó parte de la antigua iglesia de Santa Mónica y que fue reconvertido en centro cultural en 1980. “Aquí fui bautizado y aquí, años después,
me declaré agnóstico... Cosas del antiguo régimen franquista: para poder casarme por lo civil tuve que reconocer que era agnóstico ante el cura, del
que, por cierto, guardo un buen recuerdo", rememoraba Serrat.
“Creemos que la muestra sirve para tener una amplia idea de la rica personalidad de Serrat”, añadió por su parte el crítico musical Miquel Jurado,
uno de los comisarios de la exposición junto a Lluís Marrasé y Fermí Puig. Los tres expertos en el cantautor reconocieron las dificultades que llegaron
a tener para decidir qué se incluía en la muestra y qué no. Entre las piezas que finalmente tienen el honor de ser expuestas está el taburete que ha
acompañado a Serrat en la mayor parte de sus actuaciones y que procede de la mítica discoteca Bocaccio. También hay una buena representación
de objetos personales, como la antorcha olímpica que portó el cantante en 1992 en Tarragona, la orla de la licenciatura de perito agrícola y numerosas
fotos de familia, recortes de prensa —uno de ellos da cuenta de que Serrat sería comentarista radiofónico del Tour de Francia en 1984— y un buen
número de partituras con unos cuantos borrones y correcciones.
“Me siento muy gratificado por el trabajo que han hecho de selección de objetos y de su disposición pero, a la vez, también estoy un poco abrumado
al ver la cantidad de cosas que tenía en cajas y de las que he tomado conciencia al verlas una por una... Es que son cincuenta años de canciones y
de trabajo que he podido hacer gracias a la gente, que es la que da sentido a lo que haces”, matizaba Serrat, que ha posado sonriente ante una gran
imagen suya, de cuando era cronológicamente El nano: “Lo que más me sorprende son las fotografías de hace eso, cinco décadas, pero tengo una
relación cariñosa con aquel chico y nos tratamos el uno al otro con generosidad”.
La exposición, que se podrá ver hasta el 13 de septiembre, como otras actividades que ha organizado en su última etapa el Arts Santa Mónica, busca
la interactividad con el visitante, en esta ocasión brindando la posibilidad a todo el que quiera de cantar los temas de Serrat en un escenario montado
en el centro del claustro, en una suerte de karaoke, con música grabada o portando sus instrumentos. Algo que se podrá hacer en las tardes de los
sábados 6 y 27 de junio y del 18 y 25 de julio.
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Exposición en el centro de Barcelona
Picasso-Dalí y Dalí-Picasso
Admiración y competencia resumen la relación de dos de los artistas españoles de mayor reconocimiento en la historia del arte del siglo
XX.
Por: Isabel-Cristina Arenas / El Espectador
“Mesa delante del mar”, de Salvador Dalí. /Cortesía Fundación Gala-Salvador Dalí-Figueres
Cuando en 1926 Dalí fue a visitar a Picasso en su estudio de París, pudo darse cuenta del nuevo estilo creado por el pintor malagueño, veintitrés
años mayor que él, quien preparaba una exposición en la galería del comerciante de arte Paul Rosemberg. Este encuentro iba a representar para
Dalí el desarrollo de un lenguaje propio, el catalizador de su obra. Basta hacer un recorrido por la exposición temporal Picasso-Dalí, Dalí-Picasso
para darse cuenta de las similitudes entre algunas de sus obras. No se trata de encontrar en qué se parecen ni de cómo fue su relación personal,
sino de comprender los lazos que unen sus trayectorias como artistas y sus puntos de vista sobre diversos temas, como la Guerra Civil en España y
sus respectivos estudios sobre Las meninas de Velázquez.
Entre las obras que preparaba Picasso en el verano del veintiséis estabanNaturaleza muerta con busto antiguo (1925) y Naturaleza muerta delante
de una ventana, Saint-Raphaël (1919), que inspiraron a Dalí a pintar Mesa delante del mar, homenaje a Erik Satie (1926).Tiempo después los
surrealistas, con la voz de André Breton, manifestaban que Picasso era un referente para su recién creado movimiento, aunque él nunca llegó a
formar parte de éste. La importancia de los sueños, las alucinaciones y el método automático fueron las claves para la creación de obras enmarcadas
en el surrealismo en el que Dalí se reafirmó con Los primeros días de la primavera (1929). Aunque más tarde, en 1939, rompería relaciones tanto con
el grupo como con André Breton.
Se aprecian con facilidad las semejanzas entre Grupo de desnudos femeninos (1921) de Picasso y Bañistas de Es Laller (1923) de Dalí, pero no
impresionan tanto como la interpretación que cada uno hizo de la Guerra Civil. Picasso con Sueño y mentira de Franco (1937) y su Cabeza llorando
con pañuelo (1937) y Dalí con Estudio para la premonición de la Guerra Civil (1935). Es una lástima no tener el Guernica (1937) un poco más cerca,
pues es necesario ir hasta el Museo Reina Sofía en Madrid para verlo y, por supuesto, admirar a una distancia prudente y vigilada cada uno de sus
detalles.
Picasso (Málaga, 1881), de tradición clásica y al mismo tiempo su mayor transgresor, y Dalí (Figueras, 1904), vanguardista, provocador y excesivo,
están reunidos en un museo ubicado en pleno centro de Barcelona, entre esas calles cortas y enredadas del barrio Borne por las que caminando se
puede aparecer una plaza como la Allada Vermell, en la basílica de Santa María del Mar o en el Palau de la Música Catalana.
El Museo Picasso tiene la entrada principal sobre la calle Montcada, llamada así por los dueños del terreno en el siglo XII, y sus instalaciones las
conforman hoy cinco palacios construidos entre los siglos XIII y XIV. Al salir de la visita, a sólo diez minutos, se llega a uno de los restaurantes más
representativos de la bohemia barcelonesa: Els Quatre Gats, abierto desde 1897, por el que pasaron Rubén Darío, Isaac Albéniz, Enric Granados y
Antoni Gaudí, y en donde Picasso, con diecisiete años, hizo una de sus primeras exposiciones, además del cartel que se utiliza actualmente como
portada del menú de la casa.
La relación entre los dos artistas estuvo marcada por la admiración, primero de Dalí hacía Picasso y después mutua, así como por la competencia
que nació de forma natural, pues los dos se reconocieron desde el principio como parte de la historia del arte del siglo XX.
La exposición temporal Picasso-Dalí, Dalí-Picasso es una colaboración entre el Museo Picasso en Barcelona, el Museo de Dalí de San Petersburgo
(Florida, EE.UU.), la Fundación Gala-Salvador Dalí de Figueres y coleccionistas particulares. Se pueden ver 78 obras y 33 documentos y estará
abierta hasta el 28 de junio de este año.
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Cimarrón es el llano contemporáneo que no olvida la llanura
Este fin de semana se realiza 'Colombia al Parque', en el parque de los Novios, de Bogotá.
Por: Cultura y Entretenimiento | El Tiempo
Foto: Archivo / EL TIEMPO
El grupo Cimarrón es un invitado permanente a los festivales de 'world music' del mundo.
Disfrutar de la sabana abierta y ver los atardeceres. Ojalá verlos todos los días. Y también ver las aves volar. Eso es lo que más le gusta al maestro
Carlos Rojas, director y arpista del grupo Cimarrón, de su tierra, el gran Llano.
Un llano que a través de su música y su poesía sigue siendo tradición, pero que propuestas como la de Cimarrón la han vuelto más universal, más
sonora.
“Nuestra tradición está muy conectada a todos los elementos sociales del Llano como región: habla de sus hombres en su actividad ganadera, del
entorno ecológico y del paisaje como algo siempre presente, porque se trata de una música y de una poesía muy rurales”, dice Rojas.
Todos estos sonidos de Cimarrón estarán este fin de semana en Colombia al Parque, en su presentación en el parque de los Novios, el domingo 7
de junio a las 4:45 p. m.
Colombia al Parque llega a su 14.ª edición (ver recuadro de programación) y es una actividad de Idartes que muestra las distintas músicas tradicionales
colombianas en espectáculos para la familia, en uno de los parques más bonitos de Bogotá.
Allí, el maestro Rojas hablará de su tierra, en la que aprendió de música y de canciones, y donde se aficionó al arpa, un instrumento que, dice, “no es
para la trashumancia, pero hace parte del sentir de los sonidos llaneros”.
Cimarrón es una propuesta que lleva 20 años y que tiene como base la estructura de la música llanera, “pero además de cuatro, maracas y bandola
llanera, hacemos la música con contrabajo y percusiones de origen étnico, así como batería”, sigue.
Su espectáculo es reconocido internacionalmente, y son muchos meses al año los que el grupo pasa viajando por el exterior, en festivales de world
music en los que presentan un espectáculo de música instrumental y cantada, así como baile.
La forma en que te quiera, Volverme a enamorar, Bella ilusión y No me trates como amigo son algunas de sus canciones, “todas enmarcadas en esa
tierra que fue mi primera querencia”, afirma el músico, que nació en San Martín, donde vivió hasta los 16 años.
Ahora su residencia está en Bogotá, de donde sale con su grupo de siete personas a dar conciertos. Pero dice: “No me olvido de todas esas faenas
campesinas, que es una labor de sacrificio y a su vez generan un gran placer por el contacto con la naturaleza. Todos esos recuerdos pesan en el
arte y las canciones”, comenta.
Y cuenta que, recientemente, Cimarrón hizo una gira por varias ciudades del Valle del Cauca, entre ellas Cartago, Tuluá, Buga, Cali y Palmira, por
una iniciativa de una caja de compensación del occidente del país, y que lo sorprendió la buena acogida que tuvo su música llanera en territorio
salsero.
“Fueron públicos muy positivos, a pesar de que por esa zona de Colombia no sea tan recurrente la música del Llano”, afirma.
Cuenta que, por parte de su abuela (María de Jesús Hernández), le empezó a llegar el sentido de la tradición, pues ella durante medio siglo pintó a
los integrantes de la cuadrilla Cachaceros, que representa a los negros en las Cuadrillas de San Martín, una de las más importantes representaciones
culturales de los Llanos.
“Preparaba el ungüento con carbón y miel y se lo ponía en los brazos y en la cara a los integrantes de la cuadrilla, en su mayoría blancos. Y por no
dejar perder esa tradición, fue varias veces condecorada”, comenta.
Además, de su papá y de uno de sus tíos también recibió la música. “Ellos no eran profesionales, sino músicos tradicionales en San Martín y tocaban
en fiestas”, afirma Rojas.
En el segundo semestre del año, Cimarrón (nominado al Grammy Anglo) tendrá mucho trabajo: el lanzamiento de su nuevo disco y participaciones
en varios encuentros internacionales de world music.
A donde vayan contarán que el nombre del grupo tiene varios significados: “En términos generales, está relacionado con lo que ya fue domesticado
y ahora es salvaje, como los negros que después de ser esclavos decidieron ser libres, y en el caso del Llano se refiere a una res salvaje que está
en el monte, no conoce soga, ni corral ni hierro que la marque. Vive libre, porque ser cimarrón es eso: que no pongan freno en las decisiones, que se
permita el libre albedrío, y la música de Cimarrón es así”, dice Rojas.
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La historia de la perra que salvó la vida de prisioneros en la II Guerra
Mundial
Por: ABC.es / Vanguardia Liberal
Judy, de raza pointer, arriesgó su vida para proteger a soldados británicos en la II Guerra Mundial. Ahora, su historia y la del hombre con el que creó
un vínculo especial se ha convertido en un libro.
La historia de la perra que salvó la vida de prisioneros en la II Guerra Mundial
(Foto: TOMADO DE THETELEGRAPH/VANGUARDIA LIBERAL)
Judy nació en Shanghai en 1937 en Shangai y llegó al campo de concentración japonés de Sumatra, junto con los hombres que fueron apresados,
en el barco militar en el servía.
Era 1942, y las condiciones de los prisioneros en el campo de concentración de Sumatra eran pésimas, debido a varios motivos como las pobres
raciones de comida que se les suministraba y los trabajos forzados. A esto había que sumar enfermedades como la malaria, disenteria y úlceras en
la piel, todo ello sin ninguna asistencia médica.
En estas condiciones fue realmente sorprendente que Judy consiguiera sobrevivir, ya que dadas las escasas raciones que recibían los presos, estos
consideraron comerse al animal. A esto había que añadir las constantes palizas que le propinaban los guardas japoneses.
Sin embargo, sí que había un prisionero que veló por ella desde el momento en que se encontraron en el campo. Se trataba de Frank Williams.
Ambos, soldado y perra, cuidaron durante todo su cautiverio el uno del otro. Ahora, la historia de supervivencia de Judy y su dueño adoptivo ha sido
documentada en el libro «No hay mejor amigo», de Robert Weintraub.
El libro relata la fascinante relación entre mascota y dueño, pero también las hazañas de Judy como una auténtica heroína.
En 1944 las prisioneros ingleses fueron enviados por sus captores japoneses a Singapur en un viejo carguero. Los perros no estaban permitidos en
el barco, pero Frank se las arregló para conseguir que Judy embarcase. Una vez en el mar, el carguero pronto se convirtió en objetivo de los aliados
que comenzaron a torpedearlo hasta hacer blanco en él.
El barco se incendió y comenzó a hundirse, en estos momentos la mayor preocupación de Frank era salvarse y salvar a Judy, pero esta estaba muy
ocupada rescatando a los prisioneros del agua. Salvó por lo menos a cuatro soldados, no permitiendo que la subieran a una lancha de rescate hasta
que no hubiera ningún hombre en el agua.
Tras la guerra Frank se fue a África y Judy se fue con él. Murió en 1951 con 14 años. Su fiel compañero construyó un monumento en su tumba con
una placa en la que quedaron para siempre estas palabras:
«Una dama, que dio más compañía de la que nunca recibió en su corta vida. Una inspiración de coraje, esperanza y voluntad de vivir para muchos
que habrían desistido sino hubiera sido por su ejemplo y entereza».
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La música de Julio Cortázar
El escritor argentino aseguraba que le hubiera gustado ser músico. El más reciente documental sobre su vida, recrea ese lado de su
personalidad.
Por: Sorayda Peguero Isaac / El Espectador
Julio Cortázar estaba convencido de que su madre lo parió músico. Es posible que el autor de Rayuela estuviera acostado en su cuna, llamando al
sueño, balbuceando, mordiéndose el dedo gordo de un pie o con la mirada atenta al reflejo de la luz en el techo, cuando recibió la visita de las hadas.
Entre ellas estaba el hada perversa, la que lo estropeó todo. Cortázar lo contaba así: “Esas hadas que echan bendiciones y maldiciones en la cuna
del niño que nace, hubo una que decidió que yo podía ser músico pero hubo otra que decidió que jamás sería capaz de manejar un instrumento
musical con alguna eficacia y además carecería de la capacidad que tiene el músico para pensar melodías y crear armonías”.
En la Audiovideoteca de Escritores de Buenos Aires, Karina Wroblewski y Silvia Vegierski trabajan con imágenes y audios relacionados con la literatura
argentina. Cuando se plantearon la creación del documental Esto lo estoy tocando mañana. Julio Cortázar y la música, decidieron que querían hacer
algo distinto. “Queríamos homenajear a Cortázar en el centenario de su nacimiento mostrando una faceta de su vida que no es desconocida, pero
que tampoco ha sido tan explotada. Queríamos mostrar algo más que cronopios y rayuelas. Indagar en su relación con la música. Que Cortázar
dialogara con sus amigos y descubrirlo a través de ellos. Todas las personas que aparecen en el documental dando su testimonio tienen vínculos con
él. Las intervenciones de Pablo Gianera y Carles Álvarez Garriga aportan claves de lectura que nos permiten entender lo que nosotros consideramos
un ensayo audiovisual”, explica Wroblewski minutos antes de que se inicie la proyección en Barcelona. El documental empieza con palabras de
Cortázar: “Quisiera sentir un poco como si estuviera en la misma habitación donde usted oye ahora este disco. Y cuando digo usted, usted no existe
para mí, y sin embargo, vaya si existe, porque usted y yo somos… somos este encuentro desde tiempos y espacios distintos. Una anulación de esos
tiempos y esos espacios, y eso siempre se da en la palabra y la poesía”.
El filme ofrece imágenes inéditas y audios reveladores. Cortázar menciona a Mario Vargas Llosa, a quien describe como un escritor grande, admirable,
pero “totalmente sordo a la música”. La existencia de esta grabación, que Vargas Llosa desconocía, sirvió de señuelo para que el escritor peruano
accediera a formar parte del documental. “Dice que no me gustaba la música. A mí no me gustaba el jazz”, se justifica, ríe y se emociona al escuchar
la voz de Cortázar. “Yo creo que es algo que vale para Borges, que no le gustó nunca la música y siempre lo declaró. Y sin embargo es un
extraordinario prosista. Pero para él la música sí era absolutamente fundamental, y además se nota, no sólo en cómo escribe sino también en lo que
escribe, porque la música es siempre una presencia muy constante en sus cuentos, sus ensayos, sus artículos”.
***
¿Qué te llevarías a una isla desierta?, le preguntó en una ocasión Jacques Chesnel. Si lo aguardaba el exilio en una isla yerma y olvidada de este
mundo, y si sólo podía llevar consigo una única cosa, Cortázar no tenía la menor duda: llevaría música. Si le permitían escoger cinco discos, “uno de
Jelly Roll Morton, dos o tres del viejo Armstrong, uno del viejo Ellington de los años veinte y treinta”. La escritora Liliana Heker dice que es perceptible
en su obra: “Su amor por la música se nota en cómo aparece en sus personajes más queridos”.
Se lo confesó a los estudiantes de Berkeley, que escucharon entre risas la historia de las hadas que debatieron su destino: “Me siento un músico
frustrado”. Durante los meses de octubre y noviembre de 1980 Julio Cortázar impartió un curso de literatura en la Universidad de California. El día de
la quinta clase quiso hablar de un tema que consideraba muy hermoso, y también muy difícil de abordar en términos teóricos: la musicalidad en su
literatura. Incluso para él, para su propio entendimiento, hablar sobre la relación entre la música y su prosa era un asunto complicado. “Es una tentativa
por explicar algo en el fondo inexplicable para mí”, advirtió como si hablara por boca de Johnny Carter, protagonista de uno de sus cuentos, El
perseguidor, cuando dijo que “la verdadera explicación sencillamente no se explica”. Cortázar habló de una pulsión rítmica que sólo se sometía a la
intuición, de una vibración sutil contra la que él no podía (ni quería) hacer nada, sólo obedecer y dejarse llevar. Habló de algo que no tiene nada que
ver con la sintaxis, que ignora la razón, que esquiva las reglas: “No estoy hablando de la música como tema literario sino de la fusión que en algunas
obras literarias se puede advertir entre la escritura y la música, cierta línea musical de la prosa”. Explicó a los estudiantes que esta prosa “encantatoria”
tiene su propia cadencia, un movimiento sinuoso que el oído interno del lector percibe y que guarda en su memoria, como el estribillo de una canción
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o como los versos de un poema. Algo hipnótico y mágico. “Cantar está en encantar”, dijo a sus alumnos. Y habló de las pulsaciones de la sangre y
de una música interior que reconocía en el lenguaje de escritores que amaba especialmente, porque tenían ese swing, porque despertaban su sentido
del ritmo: “Leemos esa prosa de alguna manera como cuando escuchamos ciertas músicas y entramos totalmente en una especie de corriente que
nos saca de nosotros mismos y nos mete en otra cosa”. Antes de pasar al siguiente tema (el humor), y para dejar constancia del significado que tenía
la música en su vida y en su obra, leyó Lucas, sus pianistas, un texto en el que cita a su amiga Margarita Fernández, una de las protagonistas del
documental, entre sus pianistas predilectas.
***
Primero la ópera, luego la música sinfónica y después la música de cámara. Cortázar decía que este había sido el principio de su camino, el camino
que debían seguir los que amaban la música con real intensidad. Luego descubrió los ritmos populares, la poesía emanada del tango, que era la
música de sus nostalgias: “Cuando pongo un disco de Gardel estoy viendo el patio de mi casa, toda mi familia; ese disco hace pasar imágenes,
figuras”. Y después empezaron las diferencias con su madre, que no entendía esa extraña “música de negros”. Louis Armstrong, Jelly Roll Morton y
Duke Ellington empezaron a sonar en las radios argentinas, y Cortázar, entonces un larguirucho de quince años, descubrió un universo nuevo, una
nueva pasión: el jazz.
En 1978 Evelyn Picon Garfield le hizo una larga entrevista al escritor argentino. Le preguntó si conocía personalmente a algún jazzista. “Franceses,
sí. Tengo un buen amigo, muy buen amigo de jazz. Se llama Michel Portal.” Michel Portal lo cuenta en su testimonio. Cuando leyó El perseguidor
pensó: “Esto lo estoy tocando mañana... Es algo que no comprendo. ¿Por qué dice esas cosas? No entiendo (…). Es un texto lleno de respiraciones,
de chispazos de genio, de pausas. Creo que por eso él se sentía atraído por la música... por el jazz en particular”. El músico francés sentencia: “La
escritura de Cortázar tiene ritmo de jazz”. Y en una escena del documental Cortázar lo confirma: “El jazz tuvo gran influencia en mí (...) el fluir de la
invención permanente me pareció una lección para la escritura, para darle libertad”.
En una carta fechada el 8 de octubre de 1981 Julio Cortázar le escribió a su amigo Fredi Guthmann que estaba sufriendo lo indecible: había vendido
todos sus discos de jazz. Pensaba que tener más de doscientos discos, guardados y en silencio, era un gesto cruel. Le contó a Guthmann que sentía
mucho dolor, que su sentimiento de pérdida era grande y que también había repartido discos de otros géneros musicales (los más apreciados por él)
entre sus amigos: “Me gusta pensar que en algunas noches de Buenos Aires, música que fue mía crecerá en una sala, en una casa, y se hará realidad
para gentes a quienes quiero”.
En una sala de cine de Barcelona, en una noche de un tiempo todavía presente, suena música que Cortázar hizo suya. Suena el piano de Margarita
Fernández y, a ritmo de tango, la guitarra de Juan “Tata” Cedrón, que canta unos versos de Cortázar: Canción sin verano. Suena Charlie Parker con
Dizzy Gillespie, el saxo alto de Michel Portal y el Quinteto Jodos, que ejecuta la banda sonora original del filme. Cortázar lee un fragmento de El
perseguidor, con sus pausas justas, con la entonación sentida de su voz, con sus erres arrastradas. Su voz y la música se extienden como hiedra,
por encima y por debajo de todas las cosas; por las paredes, por los costados y por las patas de las butacas. Y está todo el mundo quieto, en silencio,
escuchando.
El cubano Leonardo Padura ganó el Princesa de Asturias de las Letras
Por: EFE / El Colombiano
FOTO AP
El jurado del Premio Princesa de Asturias de las Letras 2015 que este miércoles concedió el galardón al escritor cubano Leonardo Padura destacó
que su obra constituye “una soberbia aventura del diálogo y la libertad”.
Según refleja el acta del jurado, a la que dio lectura su presidente, el director de la Real Academia Española, Darío Villanueva, Padura es un autor
“arraigado en su tradición y decididamente contemporáneo; un indagador de lo culto y lo popular; un intelectual independiente, de firme temperamento
ético”.
Para los miembros del tribunal, su vasta obra recorre todos los géneros de la prosa y destaca un recurso que caracteriza su voluntad literaria como
es el interés por escuchar las voces populares y las historias perdidas de los otros.
“Desde la ficción, Padura muestra los desafíos y los límites en la búsqueda de la verdad. Una impecable exploración de la historia y sus modos de
contarla”, añade el acta del jurado.
Padura (La Habana, 1955), considerado como el escritor cubano de mayor proyección internacional y que cuenta con nacionalidad española desde
2011, se impuso en las votaciones finales del jurado al novelista japonés Haruki Murakami y al poeta sirio Adonis.
El galardón, que el pasado año recayó en el escritor irlandés John Banville, fue concedido en los últimos años al español Antonio Muñoz Molina
(2013), al novelista estadounidense Philip Roth (2012) y al poeta y cantante canadiense Leonard Cohen (2011).
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Vigías del Patrimonio
Festivalito Ruitoqueño de música colombiana
Patrimonio Cultural de Santander - Patrimonio Cultural de Floridablanca
Orgullo de Santander para Colombia
Hasta el 23 de junio en la Cinemateca
Empieza el Ciclo Rosa
Con México como país invitado, este año el ciclo trae una selección de 55 filmes nacionales e internacionales y rinde homenaje a la literatura
queer colombiana.
Por: Redacción Cultura / El Espectador
La productora cinematográfica de largometrajes y documentales, y activista politica y social, Monika Treut.
En los últimos tres años el Ciclo Rosa ha rendido homenaje a las producciones cinematográficas de un país invitado. En 2013 fue Cuba, en 2014,
Suecia y este año se presentará una retrospectiva con 16 largometrajes y 22 cortos mexicanos realizados entre 1976 y 2015.
La muestra, que viene acompañada por una exposición fotográfica de cine queer mexicano y una agenda académica alrededor de temáticas LGBTI,
cine y derechos humanos, contará con la presencia de los cinematografistas Roberto Fiesco, también curador de la retrospectiva, y Julián Hernández,
cuya obra ha sido laureada con dos premios Teddy en el Festival de cine de Berlín. Ambos son considerados importantes realizadores de cine queer
en la escena mundial. El Ciclo Rosa, que nació en 2001 por iniciativa de la Cinemateca, el Instituto Pensar de la Universidad Javeriana y el Goethe
Institut, es una de las muestras de cine LGBTI más antiguas de Latinoamérica y ha contribuido a transformaciones culturales y políticas en Colombia.
Este año la Cinemateca Distrital ratificará el papel de este encuentro para la promoción de una sociedad que fomenta la diversidad. “Desde su
fundación, el Ciclo Rosa ha buscado hacer de Colombia un país que todos podamos compartir, un país que celebre la existencia de diferentes
estéticas, políticas, religiones y sexualidades. La diversidad y la capacidad para cambiar y aprender son las grandes fortalezas de la humanidad. El
cine y la literatura LGBTI de Colombia demuestran que podemos reescribir nuestra historia”, dijo Julián David Correa, director de la Cinemateca,
gerente de Artes Audiovisuales del Instituto Distrital de las Artes (Idartes) y fundador del Ciclo, junto a Folco Näther, Carmen Millán y Paul Bardwell.
Este mes el ciclo trae dos retrospectivas, una de cine mexicano producido entre 1976 y 2015, y una de la directora alemana Monika Treut. “La obra
de Monika es contundente y fundamental en el cine europeo, y contrapuntea muy bien con la detallada mirada que estamos dando al cine mexicano,
una cinematografía donde la producción queer es más abundante de lo que los colombianos imaginan”, dijo Correa.
Durante sus estudios de filología alemana y ciencias políticas en Marburgo, a mediados de los años 70, Monika Treut comenzó a trabajar con técnicas
audiovisuales. Junto a Elfi Mikesch fundó Hyena Filmproduktion y comenzó a producir, escribir y dirigir películas independientes como Virgin Machine
y Gendernauts. Se han hecho más de veinte retrospectivas dedicados a su trabajo en Ciudad de México, Rio de Janeiro, Sao Paolo, Taipei, Toronto,
Cambridge, Praga, Los Ángeles y Lisboa, entre otras. En Bogotá, Monika Treut hará una presentación completa de su obra.
Esta edición del ciclo de cine presenta también una selección de audiovisuales colombianos y de filmes internacionales estrenados recientemente,
entre los que se destacan El desconocido del lago de Francia, Naomi Campbell de Chile y la película suiza El Círculo (Teddy Award al Mejor
Documental en Berlinale 2014). El ciclo se presentará en Bogotá en la sede de la Cinemateca Distrital y en salas asociadas que en junio serán el
Punto de Articulación Social (PAS) de Bosa y la Casa de cuidadanía Sebastián Romero en Teusaquillo. En julio se sumarán quince espacios en nueve
localidades de la capital. En Cali el escenario será el Museo de Arte Moderno La Tertulia (entre el 11 y el 17 de junio), en Barranquilla la Cinemateca
del Caribe (entre el 22 y el 25 de junio) y en Medellín el Centro Colombo Americano (entre el 26 y el 30 de junio).
Descubra el secreto que hay tras las obras de arte
Manuel Drezner presenta un libro en el que entrega consejos para sacarle gusto a una obra pictórica.
Por: Carlos Restrepo | El Tiempo
Foto: Claudia Rubio / El Tiempo
Drezner es miembro de juntas de empresas culturales del país.
A más de uno, quizás, le ha ocurrido que llega a un gran museo –como el Louvre, en París; el Prado, en Madrid; el Metropolitan, en Nueva York, o la
National Gallery, en Londres– porque se trata de un referente turístico obligado. Sin embargo, mientras recorre sus infinitos pasillos, pasa por enfrente
de obras pictóricas que no le dicen nada. Así les solía ocurrir a familiares y amigos del gestor cultural bogotano Manuel Drezner, que se dio cuenta
del cambio de actitud que tenían sus allegados cuando les contaba “chismecitos” curiosos de una obra de arte o el contexto histórico que había
obligado a un artista a darle vida. A raíz de eso, a Drezner le surgió la idea de escribir el libro de gran formato 'Explorando el arte: cómo mirar y
entender un cuadro', en el que entrega consejos útiles para sacarle gusto a una obra pictórica. “Es un libro para aquellos que en un momento
determinado se dan cuenta de que dentro de la pintura hay cosas muy bellas, pero no saben por qué son bellas”, anota el escritor y crítico musical.
Uno de los primeros consejos de Drezner (1932) es aprender no solo a “mirar” la obra (posar simplemente los ojos sobre ella), sino a “verla”, a
analizarla. “Una obra de arte tiene dos elementos: el básico, que es la inspiración del artista, pero por el otro lado, están las técnicas que usó, la
perspectiva, la combinación de colores y la composición. Y cuando uno analiza la forma en que el artista aplicó la técnica a su inspiración, entonces
se explica qué es lo que trató de expresar”, comenta el también autor del libro Música, lenguaje del mundo. En este punto, otro consejo fundamental
para entender una obra de arte es conocer el contexto histórico que la rodea. “Picasso no habría creado el Guernica si no hubiera ocurrido la Guerra
Civil Española. Por eso es tan importante saber qué pasó en Guernica para entender la rabia que se siente en ese cuadro. Por ejemplo, en otra época
solo se pintaba a la realeza porque ellos eran los únicos que podían pagarle a un artista”, anota el autor.
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Orgullo de Santander para Colombia
La curadora santanderana Paola Camargo González hizo ‘Mudar de
piel’ a Bogotá
“Las imágenes nos identifican, nos definen, nos acompañan desde que nacemos hasta que morimos”: la historiadora santandereana Paola
Camargo González inauguró el 14 de mayo en Bogotá su quinta curaduría ‘Mudar de piel’, que es una metáfora sobre los ciclos de
transformación en la vida de los seres y los objetos.
La curadora santandereana Paola Camargo González. (Foto: Alexandra Gelis/VANGUARDIA LIBERAL)
Este proyecto se refiere a la transformación de ‘La Factoría’, un espacio que antes fue una fábrica de cuero y hoy es espacio creativo del reconocido
galerista Christopher Paschall. Con base en este concepto, los artistas probaron con el cuero y su inspiración para crear el sentido de las obras que
estarán expuestas hasta la próxima semana en la capital.
Paola Camargo González nació en Bucaramanga, en 1980 y tiene un magíster en Estética e Historia del Arte de la Universidad Jorge Tadeo Lozano.
Ha investigado sobre artes visuales, prácticas artísticas contemporáneas y la relación entre Arte y Queer Theory. Es docente del Departamento de
Artes y Humanidades de su alma mater y fue asistente de investigación de la Curaduría de Arte en el Museo Nacional de Colombia.
En su labor como curadora, se ve que lo suyo es un largo e ininterrumpido enamoramiento con la imagen. Cuando tenía cinco años vio una foto de
su padre en la que sus piernas parecían invisibles, un efecto ocasionado por un exceso de luz. Ella le preguntó si él tenía la capacidad de desaparecer
y para seguirle el juego, la respuesta fue que sí, que podía hacerlo. Esa magia la siguió hasta su pregrado como Historiadora en la Universidad
Industrial de Santander y luego la llevó a examinar los periódicos bumangueses en busca de esa capacidad definitoria que la imagen tiene en todos
nosotros.
“Las imágenes son importantes para los seres humanos porque constituyen un lugar privilegiado de la memoria.Las regalamos, las conservamos, las
destruimos, son objetos privilegiados de nuestra sensibilidad y de nuestra cultura. Creo también que a través de las imágenes accedemos al universo
de los símbolos y que ellas son el lenguaje más cercano a los modos en que trabaja la mente humana”, señala Camargo González.
La historiadora comenzó su romance con la imagen en su tesis de pregrado, donde analizó el tratamiento de las imágenes en los diarios del siglo XIX
en Bucaramanga. Convencida de que éstas están profundamente ligadas a su contexto, sondeó el área del diseño gráfico. Allí recibió asesoría de
maestros de la Universidad Nacional, donde culminó sus estudios de pregrado como estudiante de intercambio. En adelante, su relación con la
imagen se convirtió en arte a través de la curaduría.
“La curaduría es un ejercicio investigativo que le da sentido a la producción artística, a través de una propuesta de exhibición de las piezas, acciones
u obras. La curaduría es tanto un ejercicio reflexivo y crítico, como un oficio altamente creativo”, explica Camargo González.
A partir de entonces ha realizado seis proyectos curatoriales entre los que se desatacan ‘El arte de la ruptura’, en 2010, donde participaron destacados
artistas, realizadores e incluso blogueros y ‘Entwine’, que reunió a jóvenes artistas colombianos cuyas producciones abordan la pregunta por el lugar.
¿Cómo llega hasta el competido mundo artístico en Bogotá? “Estoy en proceso, no creo que sea una curadora que está hecha. Los colegas que
llevan 20 o 30 años enel campo me perciben como alguien que tiene muchas ganas y está empezando, y me percibo también así. Mi entrada a este
mundo no es precisamente a través del arte, sino por las imágenes: la fotografía, la gráfica popular urbana, las imágenes que circulan por la red. Es
como un caminito que se fue construyendo poquito a poco”, explica.
Hay una especie de magia en la imagen que se nos escapa y que a través del arte tratamos de reconocer. Los avances tecnológicos nos acercan a
lo que han hecho grandes maestros y el arte contemporáneo nos conecta con el espíritu de nuestra época, y mirándonos, como nosotros a ella, está
su esencia, que es la imagen.
“Me gusta pensar en los mundos que crean las imágenes, en sus relaciones con la memoria individual y colectiva, en el tipo de imaginarios y
conexiones que posibilitan, porque representar es una categoría hoy muy discutida. También en la relación entre imagen y cuerpo, porque es el
soporte medial a través del cual todas las imágenes son posibles. Las imágenes son mi pasión, mi materia de trabajo y me han abierto un camino
hacia la creación”.
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Orgullo de Santander para Colombia
Apple aspira cambiar el mercado de la música
Con Apple Music, la compañía espera competir con servicios como Spotify y Deezer en un segmento que ha logrado revivir a una industria
a la que le ha costado entrar al mundo digital.
Por: Santiago La Rotta El Espectador
Foto: EFE
Apple introdujo este lunes su nuevo servicio musical, Apple Music, que incluirá la posibilidad de realizar streaming (transmisión directa sin descargas)
del vasto catálogo musical que la compañía ha ido acumulando a través de iTunes, su tienda musical. Además de escuchar música por demanda, la
herramienta trae una nueva estación de radio en línea, llamada Beats 1, que transmitirá 24 horas desde tres lugares (Nueva York, Los Ángeles y
Londres) y estará a cargo del DJ británico Zach Lowe. El lanzamiento fue realizado como parte de la conferencia para desarrolladores que la compañía
lleva a cabo anualmente, conocida como WWDC.
Sí, Apple Music es un servicio nuevo que, sin embargo, puede haber llegado tarde a un mercado que ya tiene establecidos serios competidores, con
millones de usuarios que hoy le han dado un nuevo aire a la industria musical. Según los datos más recientes de la Federación Internacional de la
Industria Fonográfica (IFPI, en inglés), los ingresos digitales del sector igualaron por primera vez a las ventas físicas: los negocios en línea de la
industria crecieron 6,9% en 2014 y hoy representan el 46% del total de ventas de música en el mundo; sólo en Colombia, el consumo de música a
través de la oferta en línea (bien sean descargas o streaming) creció 94,99%, según esta organización.
El mayor jugador en esta campo es Spotify, que cuenta con 60 millones de usuarios activos, 15 de los cuales pagan una suscripción al servicio, lo
que los exime de estar expuestos a una publicidad que francamente es bastante molesta. Otras de las ofertas en este amplio panorama son Deezer,
Google Play Music, Tidal y Rdio, por ejemplo. Todas estas opciones han logrado ofrecer alternativas legales y competitivas para un público que, como
siempre, sigue interesado en la música, sin importar la plataforma en la que venga.
El servicio de Apple, sin embargo, puede tener algunas ventajas. Por un lado, su precio se encuentra en un buen rango (US$10 mensuales) y ofrecerá
en su lanzamiento (30 de junio) tres meses gratis antes de empezar a cobrar la suscripción; este costo es, en promedio, el mismo de un álbum en
iTunes. Por otro lado, la herramienta ofrecerá un plan familiar que, por US$15 mensuales, permitirá que seis personas de una familia tengan su propia
cuenta en Apple Music.
Esta es una jugada muy sensata, y acaso necesaria, porque buena parte de la gracia del servicio es que, basándose en los gustos y reproducciones
de un usuario, la herramienta realiza sugerencias: seis personas con la misma cuenta son, entonces, una especie de pesadilla para el algoritmo
detrás de esta función.
Y aquí también puede haber una diferencia que, bien manejada, puede ser esencial. Apple asegura que su nueva herramienta no sólo contará con
algoritmos para descifrar el gusto de un usuario (una operación que cruza variables como artistas, géneros y ritmos de la música, entre otros), sino
que tendrá una mano humana detrás de algo como la música que, bueno, es algo muy humano. Cabe aclarar que el director creativo detrás de la
herramienta es Trent Reznor (el líder de Nine Inch Nails), y sus jefes en este campo incluyen al productor musical Jimmy Iovine y al cantante y
productor Dr. Dre.
De acuerdo con la demostración hecha en el escenario del WWDC, algunas listas de reproducción en el servicio de streaming estarán hechas por
personas como Pharrell Williams, entre otros artistas que ya en el pasado han colaborado con Apple y con Beats, la compañía que fue adquirida por
el fabricante del iPhone en mayo de 2014 por US$3 mil millones (la empresa fue fundada por Dr. Dre).
Quizá uno de los puntos más interesantes del servicio incluye una función llamada Connect, que sirve como una especie de plataforma de promoción
para los artistas, así como un lugar de consumo de material para los seguidores. En ella, según se vio en el evento, un músico puede subir audios de
su próximo álbum, fotos del estudio, videos, porciones de letras o simplemente texto que hable acerca de su vida durante una gira. Es una especie
de diario multimedia de lo que sucede detrás de una gira, cosa que de por sí no es nueva, sólo que ahora estará incluida en una herramienta presente
en millones de dispositivos Apple en el mundo. En un video mostrado en el WWDC, Reznor afirmó que se trata de darle voz y promover no sólo a los
músicos más reconocidos, sino al joven que desde su cuarto está grabando su próximo lanzamiento musical.
Apple Music parece tener algunas ventajas sobre sus competidores que, como ya se dijo, llevan trabajando en el mercado de la música por demanda
durante un buen tiempo y han logrado amasar usuarios fieles que pagan por acceder a la música del mundo.
El gran ganador del lanzamiento de Apple, paradójicamente, tal vez sean sus mismos competidores: la compañía detrás del Mac, en últimas, traerá
más usuarios al mundo de la música en línea, al mundo legal de la música en línea, algo que podría beneficiar a un mercado que, aunque cuenta con
gran interés del público, no se va por una sola solución o un solo servicio. En últimas, puede que haya cabida para todos
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Los artistas invitados son de lujo:
Solistas
Luz Niyireth Alarcón - Huila - Gran premio en 1997.
Mauricio Ortiz – Antioquia – Ganador en 2001.
Duetos
Estirpe y Canción - Caldas - Gran premio en 2008.
Mejía y Valencia - Risaralda - Gran premio en 2002.
Tríos
Nueva Imagen Trío - Bogotá - Gran premio en 2009.
Santamaría Trío - Antioquia - Ganador en 2007.
Grupos
Estampa Sureña - Antioquia - Gran premio en 1996.
Escuela de Música de Chicoral - Valle del Cauca - Gran premio en 2012.
Informes: (4) 2683378
Boletería: $70.000 y $55.000. tuboleta.com y taquillas del teatro.
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Olímpica 3 – Cultura 0
Por: Puno Ardila Amaya / Vanguardia Liberal
Ocurrió en Lebrija, Santander, la capital piñera de Colombia; ese nombre que llega primero a la cabeza de quien juega ‘Sabeloto-do’ cuando la
pregunta es: “¿En qué lugar del mundo se produce más piña?”. Aunque la respuesta es otra, muchos jugadores se arriesgan con ‘Lebrija’, por
asociación y por identidad.
Pues bien, de ahí, de Lebrija, es esta anécdota: Entró una amiga cercana a un almacén agropecuario (aunque ahora, para estar a tono con la moda,
debiera llamarse ‘tienda’, como se le llama a todo el comercio) a comprar alimento concentrado para sus animales, que la gente por acá llama “purina”,
así sea de marca “Solla”, y que era efectivamente esta la marca que se despacha allí, sobre la avenida principal, y que, por cierto, todos pronuncian
“soya”.
Había dos mujeres. Tenían el radio encendido, y en la emisora, de esas que tanto mencionamos aquí, sonaba una ranchera norteña. Mi amiga les
dijo que, como solicitud respetuosa de una clienta, si no habría forma de cambiar esa canción por un bambuco.
¿Un qué?, preguntó una de ellas; ¿bambuco?; ¿eso qué es? Una música, le respondió la otra. ¿Una música?; ¿de cuál? Una música, insistió la otra;
y se excusó de inmediato: Es que eso es lo único que ponen las emisoras, norteño y vallenato.
Es increíble que el éxito de Radio Uno, La Vallenata, Olímpica Estéreo, La Cariñosa, Tropicana, y no sé cuántas más de estas pobres emisoras (que
no “emisoras pobres”), haya llegado tan alto en su objetivo de avaricia voraz, que tenga sometidos a tantos oyentes de esta manera, que ya se
declaran inválidos siquiera de intentar un movimiento en el dial para buscar una alternativa menos indecente.
Es increíble que las escuelas de comunicación social sean incapaces de formar profesionales con criterios culturales suficientes como para frenar
esta chabacanería que está acabando con cualquier vestigio de identidad en Colombia. Es increíble que los dueños de los medios sean capaces de
lucrarse de esta manera tan vil, pagando miserias a locutores y empleados y debilitando cada día más la salud mental del pueblo colombiano.
Y es increíble que no haya siquiera una persona en el Gobierno capaz de entender que es apremiante fundamentar normas de comunicación en
criterios culturales y principios morales. ¿Pero a quién se le dice?
Festival de Cine de Santander abre convocatorias para su versión de
2015
Hasta el 3 de julio estará abierta la convocatoria para participar en el Festival Internacional de Cine de Santander, Fics, que se desarrollará
del 4 al 8 de agosto de 2015 en Bucaramanga.
Por Daniela Puentes Rueda / Vanguardia Liberal
El viernes 3 de julio se cierra la séptima convocatoria del Fics 2015.(Foto: Archivo/VANGUARDIA LIBERAL)
En su séptima edición, el Fics convoca a realizadores y productores de cortometrajes, documentales y largometrajes a inscribir sus obras
cinematográficas en las secciones competitivas: Selección Oficial, Cine In, Muestra Internacional Documental, Competencia Oficial Cortometraje y
Competencia Nacional de Cortometraje Universitario.
Según Érika Tatiana Salazar Quintero, directora del Festival, aquellos realizadores profesionales o universitarios, que participen en la convocatoria
"encontrarán una vitrina de exposición de los trabajos para que el público y otros directores los conozcan. Además, los ganadores recibirán estímulos,
dependiendo de cada categoría, que van desde la distribución de sus películas a nivel nacional, $20 millones en producción de un nuevo film hasta 5
mil dólares en efectivo".
Asimismo, los realizadores del Fics aseguran que en esta oportunidad los jurados darán prioridad a los cineastas jóvenes que concursen con primeras,
segundas y terceras obras para la selección oficial. El ganador de cada sección será elegido por un jurado internacional integrado por especialistas
de reconocido prestigio con fallo inapelable.
Para inscribir su trabajo, los interesados deberán llenar el formulario de inscripción disponible en http://www.nuestrofics.com y enviar copia de su
trabajo a las oficinas del FICS antes del viernes 3 de julio de 2015.
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Ochenta años tampoco son nada
Gardel insistiría en que veinte años no es nada. Entonces la audiencia universal a coro pensará que, incluso, ochenta tampoco lo son para
una voz, una figura, un modo de cantar y un género que fue el primero incluido en la lista de los que la Unesco declaró Patrimonio Intangible
de la Humanidad.
Por: Libaniel Marulanda / El Espectador
Foto: Archivo El Espectador
Este 24 de junio, ochenta años después de aquella infausta tarde en el aeropuerto Olaya Herrera de Medellín, cuando las maniobras y desplantes de
los pilotos Willys Bennington Foster Stuart, de la Scadta, y Ernesto Samper Mendoza, de la Saco, terminaron en el accidente que habría de reforzar
su imagen como el cantante más famoso del siglo XX, el engominado galán, el Morocho del Abasto, invadirá con mayor ímpetu el espectro radial y
mediático del mundo de la música y de su historia. Si al aniversario le sumamos los cientos de libros que ha inspirado, los millones de textos que
aparecerán este día y la difusión de su cancionero en los bares, teatros y escenarios del mundo, hasta los enemigos del tango tendrán que admitir
que Carlos Gardel fue más que un mito surgido de una coyuntura horneada por las llamas, el bochinche y la sangre de ese accidente.
Una frase del tango Volver, del poeta brasileño Alfredo Le Pera, lo instaló en la inmortalidad. Y con este verso repetido hasta el infinito por humildes
cantores de cantinas, hasta las grandes voces, sin excluir el verbo encendido de políticos y la fauna cultural del mundo, que la magia del celuloide y
la perpetuidad de la vulcanita registraron desde el pasado y para dos siglos, Gardel insistirá en que veinte años no es nada. Entonces la audiencia
universal en un coro unísono pensará que, incluso, ochenta tampoco lo son para una voz, una figura, un modo de cantar y un género que fue el
primero en la lista que la Unesco declaró como Patrimonio Intangible de la Humanidad, producto de un amasijo de culturas tan disímiles como la
africana, la criolla y la europea, y cuyos registro de nacimiento está fechado en la década de los ochenta del siglo antepasado.
El tango argentino, como cuerpo cierto y susceptible de ser oído en todo el mundo, se dio a conocer en 1917, ya vertido en una pasta de ebonita y
reproducible por las victrolas eléctricas. Su impacto corrió paralelo a la Revolución bolchevique y a la carnicería de la Primera Guerra Mundial. Si bien
el género tenía una historia previa de más de treinta años, sólo a partir de la grabación de una composición instrumental, bautizada Litapor su creador,
Samuel Castriota, y versificada luego por Pascual Contursi, el tango emerge como canción verdadera, ya armada con texto poético. Conviene decirlo:
antes las letras de tango eran tan deplorables como vulgares. De ahí que ese tango pionero, grabado precisamente por Gardel y titulado Mi noche
triste, sea el punto de partida de la historia del ritmo que viajó de los burdeles porteños a los salones de la burguesía diletante parisina.
Imposible mencionar al ídolo sin explorar su origen. Aunque la procedencia francesa parece cierta, la contraparte tiene la fluidez del río Uruguay.
Hasta el cantante Ómar Escuderos le metió música en 1998 con su tango Un ADN para Gardel. Desde Bélis, Francia, en julio de 2012, François
Lasserre, presunto nieto de Paul Lasserre y sobrino del cantor, expresó en una carta abierta al mundo gardelófilo: “Sólo la comparación del ADN
puede desempatar definitivamente las posturas de los sostenedores de una u otra tesis y clausurar para siempre un antiguo debate, a menudo
encrespado, sostenido a lo largo de setenta y siete años. La lógica indica que habría que comparar primero la impronta genética de Berthe Gardes
con la de Carlos Gardel; luego, la de Carlos Gardel con mi propia impronta genética, que ofrezco espontáneamente, con el fin de enriquecer un
patrimonio que pertenecerá, en lo sucesivo, a la humanidad entera.”
Argentina como nación, el tango como cultura universal y Gardel como ícono del canto, fueron cocinados a plena temperatura por dos fenómenos
concomitantes: la política migratoria, expresada en la Constitución de 1853 mediante su artículo 25: “El Gobierno Federal fomentará la inmigración
europea; y no podrá restringir, limitar ni gravar con impuesto alguno la entrada en el territorio argentino de los extranjeros que traigan por objeto labrar
la tierra, mejorar las industrias e introducir y enseñar las ciencias y las artes”. Además, mientras en Europa se encendía el fuego de la guerra y la
consecuente postración social, en Buenos Aires, justo en ese 1914, se pagaban los salarios más altos del mundo. La condición de potencia económica
le permitió el lujo de mantenerse neutral durante el conflicto e ignorar las presiones de Estados Unidos. Cuando Alemania le hundió dos barcos, a la
emergente nación le bastó un desagravio y una indemnización.
Gardel ha sido suculenta materia de especulación durante estos ochenta años. No pueden faltar las leyendas sobre una presunta sobrevivencia,
oculto del mundo y convertido en un ser monstruoso. El gordo Aníbal Moncada, fundador del Patio del Tango de Medellín, le tenía un altar porque le
hacía milagros. Su vida, pasión y muerte han sido abono para los terrenos del conocimiento y del arte; desde el ensayo ácido y serio bajo la óptica
del sociólogo Juan José Sebreli en dos de sus obras:Buenos Aires, vida cotidiana y alienación (1964) y Comediantes y mártires(2009). Hasta Borges
y su tirria manifiesta por ese tango que se aparta del recurrente ritual fiestero de guapo y cuchillo, malogrado por el advenimiento de aquel otro donde
el amor y la tristeza colonizan el sentimentario universal, como la citada canción pionera del 17: Mi noche triste, proscrita como Carlitos de los afectos
borgeanos.
Al igual que cientos de escritores argentinos y de otras nacionalidades, en contravía de Borges, Julio Cortázar ofició la ceremonia del tango sin
aprehensiones. El capítulo 111 de Rayuela transcribe una narración en donde la protagonista, Ivonne Guitry, se confiesa con Nicolás Díaz, un supuesto
amigo del Zorzal en Bogotá. La lectura de ese capítulo remite directo al lector tangófilo a la Madame Ivonne escrita por Enrique Cadícamo y que fuera
la última canción grabada por Gardel en Buenos Aires en 1933, antes de embarcarse para París. Continuando con la incursión de Cortázar en el 2x4,
interesante será para el lector conocer el disco de larga duración titulado Trottoirs (veredas) de Buenos Aires, con diez tangos de su autoría,
musicalizados por Edgardo Cantó y cantados por Juan Cedrón en París, en 1980. La música del tema insignia le hace piropos melódicos al Arrabal
amargo (1934) del binomio Gardel-Le Pera.
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¿Y qué dicen de Gardel sus críticos? De todo, como en la botica de Corrientes tres-cuatro-ocho. Desde calificarlo de apátrida por sus devaneos de
nacionalidad, restregarle su etapa de vago, ratero y estafador, sin omitir sus amistades con políticos sucios, mafiosos, proxenetas y pistoleros
bonaerenses, hasta dedicarle generosos párrafos homofóbicos a su reservada conducta en materia de amoríos femeninos, sin dejar al margen la
etapa en que ejerció de gigoló en Nueva York. Desde la órbita musical también ha sido cuestionado por pretender ser un cantor universal como podría
demostrarlo su actuación en Tango en Broadway, película de 1934, pasando por la supuesta decadencia de su voz y de juzgar que su posterior fama
debe sopesarse en proporción directa con el horror del accidente y no con su trascendencia fundacional. Pero en el mar de textos críticos emergen
el par de ensayos de Juan José Sebreli, polémico autor citado antes.
En Buenos Aires, vida cotidiana y alienación, publicado en 1964, pone al Zorzal Criollo contra el paredón: su obra carece de contenido reivindicatorio,
comprometido, y peca de arribismo social. Este texto de Sebreli, que certero golpea la despistada clase media, leído con profusión por la intelectualidad
universitaria, a mi juicio cayó en el exceso común de la izquierda de los años 60-70, la de allá y la de aquí, de considerar que el tango es lumpen, así
como sus cultores. La indiferencia militante de Gardel y los gardelianos es una cuenta sobrefacturada que le pasó Sebreli a la música ciudadana. A
mi juicio, y como ferviente músico tanguero, el arte en general no debe ser estigmatizado por su origen. Al fin y al cabo el genio de escritores, pintores,
poetas y músicos siempre ha sido acunado al calor grato de la fraternidad noctámbula, la bohemia y el vivificante goce cantineril.
Escribo esto sin pretender desbordarme del ámbito tangófilo que tiene reservado un cálido sitio al recuerdo de una figura signada por esa fatalidad
que suele engrandecer a los cantantes cuando la muerte accidental se antepone al patético advenimiento de la decrepitud. Carlitos, el fundacional
del 2x4, cuyos despojos fueron exhumados seis meses después de su entierro en el cementerio medellinense de San Pedro y mimetizados en una
caja metálica durante un trayecto penoso, largo e inevitable hasta la estación del ferrocarril de Armenia, para proseguir hacia Buenaventura, pasar
por el canal de Panamá, llegar a Nueva York y tener al Buenos Aires querido como apoteósico destino final, planeado como maquiavélica cortina de
humo para cubrir los escándalos políticos argentinos. Repasada la foliatura sólo me quedan dos o tres interrogantes como ciudadano corriente y uno
más como músico y tanguista: ¿por qué Gardel excluyó los bandoneones en casi todo su cancionero?
Oído, visto y diseccionado durante ocho décadas, los especialistas, los músicos y los cantantes pueden tener una percepción diferente al común de
la afición tanguera. Por eso la pregunta que seguirá flotando: ¿fue el mejor de los mejores? En mi caso diría que no por una simple razón: el
engominado galán fue quien abrió el camino y de eso dan cuenta sus películas y sus discos. Quienes lo precedieron comenzaron a replicarlo, como
fuente ineludible del canto, la actuación y hasta la pinta. De ahí en adelante comenzó la batalla de cada cantor por superar al maestro, por consumar
el anhelado parricidio artístico. Parecerían demostrarlo Goyeneche y Sossa, con sus versiones del cancionero de Le Pera. Por conocimiento directo
y razones de “la zurda”, añado a otro, Roberto Mancini, cuya centenaria discografía permanece oculta, a quien pregunto y responde desde Argentina
que Gardel fue el primero, lo máximo, y punto.
El Circo del Sol prepara espectáculo de tributo a Soda Stereo
Zeta Bosio y Charly Alberti colaboran con el armado del espectáculo en Montreal, la sede del célebre circo, que ya produjo otras obras de
tributo musical, como "Love", inspirada en el repertorio de los Beatles, y "One", un homenaje a Michael Jackson.
Por: EFE / El Espectador
Gustavo Cerati.
La compañía canadiense Cirque du Soleil prepara un espectáculo de tributo a Soda Stereo con la colaboración de dos de los integrantes de la mítica
banda argentina de rock que lideró el fallecido Gustavo Cerati, informó este domingo la prensa argentina.
El nuevo espectáculo se estrenará en Buenos Aires en marzo de 2017, luego será llevado a Chile y México y es producido por el Cirque du Soleil
junto a la empresa argentina Popart y Triple, la productora de Soda Stereo.
Zeta Bosio y Charly Alberti colaboran con el armado del espectáculo en Montreal, la sede del célebre circo, que ya produjo otras obras de tributo
musical, como "Love", inspirada en el repertorio de los Beatles, y "One", un homenaje a Michael Jackson.
"Hubo que buscar recuerdos dentro de cada uno, revisar situaciones que estaban un poco olvidadas. Hubo que explicar la estética que trajo cada
disco nuevo, el despliegue escénico de cada presentación en vivo.Quieren entender qué nos sucedió a cada uno de nosotros en aquel momento, y
qué nos sucede ahora cuando lo recordamos", contó Charly Alberti en una entrevista publicada este domingo por el diario La Nación de Buenos Aires.
El músico dijo que le resulta "fascinante" la "posibilidad de reinterpretar la obra" de la banda, que hizo furor en Latinoamérica en las décadas de 1980
y 1990.
"Pero debemos ponerla en relación con los tiempos que requiere el movimiento en el espacio, porque esencialmente se trata de un espectáculo
teatral. Por eso no importa cuáles son los hits o los temas que nos marcaron en nuestra vida personal. Estamos poniendo sobre la mesa la discografía
completa, y más. Lo esencial en todo caso es lo que ellos interpreten de esa obra mientras visualizan la puesta en escena", sostuvo Alberti.
Zeta Bosio recordó que durante las presentaciones de la banda el trío intentaba que el público viviera una "experiencia sensorial".
"Será ahora nuestro turno para sorprendernos. Cuando vimos Love, el tributo a los Beatles, a mí me resultó fascinante la recreación de los años 60.
Apenas uno traspasaba el umbral del espectáculo, tenía la sensación de estar en una instalación", afirmó Bosio.
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Orgullo de Santander para Colombia
Un clásico transgresor
El Malandain Ballet Biarritz, bajo la dirección de Thierry Malandain, presenta en Colombia su versión particular del tradicional cuento de
hadas. Con el respaldo de la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia, la obra del compositor ruso Serguéi Prokófiev adquiere nuevas
dimensiones.
Por: Juan Carlos Piedrahíta B. / El Espectador
Esta versión de “La Cenicienta”, a cargo del Malandain Ballet Biarritz, se basa en la duda, el rechazo y la esperanza del personaje principal. / Cortesía
Teatro Mayor
El compositor Serguéi Prokófiev (1891-1953) tomó su varita mágica y despojó a La Cenicienta de muchos de sus componentes sobrenaturales.
Recurrió a la creatividad y puso como antecedente una investigación profunda para mantener viva la esencia del cuento popularizado en algunos
países por Charles Perrault (1628-1703) y en otros por los hermanos Grimm, pero se apartó de algunas características particulares para transformar
la partitura en una puesta en escena para ballet. Algunos efectos especiales eran recursos literarios contundentes en las páginas, pero imposibles de
transformar en secuencias creíbles sobre el escenario durante una representación dancística o teatral.
La identificación oportuna del mensaje que quería transmitir con La Cenicienta, obra estrenada el 21 de noviembre de 1945 en el Teatro Bolshoi, en
Rusia, le permitió adentrarse en muchas versiones de esta pieza que pertenece a la tradición oral del mundo. Indagó en las raíces egipcias, consultó
cuentos folclóricos en China, revisó la riqueza literaria en Vietnam, y en todas halló aspectos relevantes para su propósito. Luego se dejó seducir por
la colección Cuentos de Mamá Ganso, en la que Charles Perrault incluyó su texto escrito en 1697, y comparó sus contenidos con Los cuentos de la
infancia y del hogar, publicado por los hermanos Grimm en 1812.
Con todo el material disponible, el compositor se concentró en la realización de la pieza musical y teatral. Disminuyó el tono cómico de la obra
homónima (La Cenerentola, ossia la bonta in triunfo) estrenada por Gioacchino Rossini en el Teatro Valle, en Roma, el 25 de enero de 1817.
La duda, el rechazo, el sufrimiento y la esperanza se constituyeron en las armas con las que Serguéi Prokófiev marcó distancia. Esos mismos
elementos fueron aprovechados por el Malandain Ballet Biarritz, bajo la dirección del coreógrafo francés Thierry Malandain, para gestar un montaje
más que imponente, transgresor.
“Hace veinte años realicé una versión de La Cenicienta basada en una ópera. Para esta nueva adaptación, con la complicidad de la genialidad de
Prokófiev, lo que hice fue incluir elementos fantásticos como la participación de elfos. Sin embargo, opté por hacer un montaje algo minimalista, muy
distinto a las versiones anteriores, que siempre exageran el decorado. Con este formato podemos viajar con maletas más ligeras”, asegura Malandain,
quien se formó en la danza con la ayuda de maestros como Jaque Chaurand, Monique Le Dily y Gilbert Mayer.
Para el director y coreógrafo francés, todos los sentimientos por los que debe transitar el personaje principal son difíciles de exhibir en escena. La
Cenicienta tiene, sin embargo, algo universal y es la búsqueda por ser querida después del maltrato familiar al que fue sometida. La música es una
gran aliada para enmarcar las emociones y la gran virtud de los bailarines está en dejarse llevar.
“Lo que más me gusta de la compañía Malandain Ballet Biarritz es el factor humano. Mis artistas son felices sobre el escenario y parece como si
todos estuvieran conectados con la música desde el vientre. Para nosotros, el gran reto con la pieza está en olvidarnos de las versiones anteriores
de La Cenicienta y disfrutar de nuestros movimientos”, concluye Thierry Malandain, quien tiene sobre su espalda la dirección de más de treinta obras
de carácter original.
En esta adaptación de La Cenicienta, lo sobrenatural está otorgado por el talento del cuerpo de baile.
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In memóriam Ornette Coleman (1930-2015)
Gran libertador del jazz
Figura de la vanguardia jazzística, falleció ayer en Nueva York. Publicamos un aparte del homenaje del columnista Iker Seisdedos.
Por: Iker Seisdedos, Especial de “El País” / El Espectador
Ornette Coleman, a quien la escena del jazz consideraba “indomable”. / EFE
En la portada de uno de los primeros discos del legendario cuarteto de Ornette Coleman, gran libertador del jazz y extraordinario saxofonista alto
fallecido hoy de un paro cardíaco en Manhattan a los 85 años, los miembros de aquel grupo irrepetible, que completaban Don Cherry, Ed Blackwell y
Charlie Haden, miraban a cámara con ademán desafiante bajo un título rotundo: This is Our Music. Aquella era su propuesta y sólo quedaban dos
opciones: embarcarse en la revolución estética o dejar pasar el tren del progreso.
Han pasado 54 años y aquella música suya, convulsa y perturbadora, suena ya con el tranquilizador aroma de los clásicos y aún hace justicia hoy,
día de la desaparición del último superviviente de aquel conjunto, a la segunda composición del álbum: Beauty is a Rare Thing. La belleza fue, hasta
el mismo día de la muerte de uno de los músicos más decisivos del siglo XX, un asunto raro en manos de Coleman. Dos años antes de aquella
rotunda declaración de principios, el saxofonista había sacudido, cuando los conservadores cincuenta tocaban a su fin, los cimientos del edificio del
jazz tradicional con la ayuda de Cherry (1936-1995) en discos comoSomething Else! o Tomorrow is the Question. Iconoclasta trompetista, Cherry fue
amigo y compañero de las primeras correrías en los garitos de Central Avenue, en Los Ángeles, donde la pareja probó pronto la amargura de la
incomprensión.
Se puede discutir tan incansable como inútilmente sobre la paternidad de aquello que se dio en llamar free jazz por su afán de liberar el género de
sus corsés y llevar un paso más allá la revolución del bebop de Charlie Parker o Thelonious Monk. Lo cierto es que las composiciones de Coleman,
como las improvisaciones de Cecil Taylor, los arreglos orquestales de Sun Ra, el lirismo de Eric Dolphy o los primeros viajes fuera de este mundo de
John Coltrane (con quien Coleman se mediría en un dueto titulado The Avant-Garde) abrieron tantas puertas como cerraron las ventanas del provecho
económico y la supervivencia para una legión de músicos que, en Nueva York, Chicago, París, Estocolmo o Berlín, practicaron una religión tan nueva
que hubo quien no encontró mejor manera de definirla que The New Thing, lo nuevo.
El corpus de la obra que Coleman y su cuarteto original grabó a principios de los sesenta para el sello Atlantic de Ahmet Ertegun (productor de elástico
e infalible olfato) representa una música tan importante como los títulos que se emplearon para bautizarla desafían a imaginar. The Shape of Jazz to
Come (El cariz de las cosas por venir), Change of the Century (Cambio de siglo) o el programático Free Jazz, en el que una action painting de Jackson
Pollock invitaba desde la tapa a adentrarse en una música caótica interpretada por dos cuartetos enfrentados, cimentaron la fama de indomable del
instrumentista y compositor, nacido en 1930 en Fort Worth (Texas), fecunda tierra de saxofonistas.
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El 'niño' de 92 años que vio cantar en vivo a Gardel
El argentino Juan Carlos Godoy recuerda esta experiencia que marcó su vida personal y artística.
Por: Diego Jemio | El Tiempo
Foto: Archivo particular
Ocho décadas después de su trágica muerte en Medellín, Carlos Gardel sigue siendo recordado como 'el hombre que cada día canta mejor'.
Cuando aquello ocurrió, Juan Carlos Godoy era un niño de 7 años al que le gustaba cantar tangos por las calles de Campana, una ciudad ubicada
75 kilómetros al nordeste de Buenos Aires. Ahora lo recuerda sentado en el viejo bar Tortoni. Tiene 92 años y acaba de estacionar su automóvil en
la céntrica avenida de Mayo. Como si el tiempo trajese no solo experiencias sino también una vía de escape para las normas, circula sin licencia de
conducción ni seguro.
“En aquellos años, había bronca conmigo porque me gustaba poco la escuela y mucho el tango. En casa no había radio y yo me escapaba a las de
los vecinos para escucharlo. Como había mujeres en el salón de la familia de al lado, tenía que quedarme en la vereda. Y el dueño de casa subía el
volumen de la radio. Yo estaba enamorado de Carlos Gardel. Esa voz... ¿Sabe que una vez, cuando era un pibe, lo escuché cantar en un teatro de
mi pueblo? Le voy a contar la historia”. (Lea también: Las reflexiones perdidas de Borges sobre el tango salen a la luz)
***
El café Tortoni, inaugurado en 1858 y frecuentado por Jorge Luis Borges y otros intelectuales argentinos, es un escenario ideal para escuchar relatos
de otra época. En aquellos años que recuerda Godoy, a finales de los 20, Carlos Gardel ya era una figura internacional.
Como si fuesen cartógrafos de una ciudad que ya no existe, los historiadores recuerdan esos pasos del ‘Zorzal criollo’. Primero fue el ‘Francesito’ del
centro y del barrio del Abasto, enamorado de la zarzuela y del teatro; después su voz se hizo conocida en el bar O’Rondeman, donde ahora hay un
supermercado. A partir de ese éxito módico, comenzó a recorrer salas de los pueblos de la pampa húmeda argentina. Eran shows de canciones
criollas, valses y tangos. Después llegaron las giras por todo el continente, las películas en Nueva York, la consagración y el mito, aún hoy vigente a
80 años de su muerte, el 24 de junio de 1935 en Medellín. Gardel marcó la vida de todo el país.
“Un tipo que nació en Francia y llegó a la Argentina a los 2 años. Comenzó a vestirse de gaucho y luego a cantar tango para convertirse en el
paradigma de la ciudad. Buenos Aires es Gardel. No es Ernesto Sábato ni Jorge Luis Borges, con el respeto que merecen”, analiza Julián Barsky,
autor de Gardel: la biografía.
Esa voz y esa figura emblemática marcaron a las generaciones posteriores. Y, claro, a Juan Carlos Godoy, quien a las tres de la tarde pide “una
cervecita con maníes”. Entrecierra los ojos cuando sorbe cada trago, como si fuese el último que fuera a tomarse.
“Yo comencé a cantar inspirado por el tango, pero en especial por Gardel. Tanto es así que tomé canciones de su repertorio. Sabía que eso era
tirarse contra la pared porque nadie podía ser mejor que él. Pero no me importó nada. Yo canté a mi estilo, sin intentar imitarlo. ¡Si intentaba hacerlo,
me iba a romper la garganta!”.
***
En Argentina aún perduran las frases populares que relacionan la figura y la voz de Gardel con la cima de algo. Para referirse a alguien que lo tiene
todo, se dice: “Ese es Gardel y los guitarristas” o “sos Gardel y Le Pera –su letrista– juntos”. Cuando alguien afirma algo poco creíble, nadie duda en
decirle: “Andá a cantarle a Gardel”, como una forma de ponerle un rival con ventajas sobresalientes.
Algunos jóvenes interesados en el tango aún se lo preguntan. ¿Qué tenía él que lo hacía diferente? ¿Por qué se convirtió en el ícono de un país, en
un cantor que murió hace 80 años pero que todos afirman que “cada día canta mejor”?
“Dejemos de lado la pasión gardeliana y el talento. Hablemos del trabajo. Fue un gran observador, que aprendió técnicas líricas. Tuvo una
preocupación constante por formar su voz y por dar una imagen. Si lo ves en las películas, siempre está cuidando la columna de aire. Tenía una
dicción espectacular. Ensayaba como un animal y era un perfeccionista. Negociaba con los letristas el verso de cada canción si algo no le resultaba
convincente”, grafica Barsky.
La escena del tango porteño en la actualidad es agitada. Hay numerosas orquestas, dúos que emulan aquel que hacía Gardel con José Razzano,
miles de extranjeros que llegan apasionados por la danza y otros tantos argentinos dando vueltas por el mundo con este género musical. (Además:
Revelan que Carlos Gardel nació en 1882 y tenía 52 años al morir)
Pero en la Buenos Aires de hoy hay poco de aquellos rastros que dejó Gardel. Su casa del Abasto es ahora un museo, pero tiene pocos objetos que
le pertenecieron. El bar donde solía cantar ahora es un supermercado, sin una placa que recuerde aquel pasado glorioso. Y apenas se organizaron
algunos actos para recordar su muerte.
Pero basta caminar por La Boca u otros barrios turísticos para escuchar su voz. Sale de algún bar de viejos parroquianos o de algún restaurante. Se
lo ve en algunos murales, con esa media sonrisa, peinado a la gomina y posición de galán. “Mi Buenos Aires querido, cuando yo te vuelva a ver no
habrá más pena ni olvido”, frasea Carlitos, en esa canción que es un ADN de la nostalgia porteña.
Resulta difícil imaginarse cómo sonaba esa voz en vivo. Hoy tenemos registros en discos, grabaciones de radio y las películas que rodó en Nueva
York, pero son todas experiencias mediatizadas por la tecnología. Una vez, hace mucho tiempo, el maestro Godoy escuchó cantar al más grande de
todos los tiempos. Así, a grito pelado.
***
–¿Sabés que una vez lo escuché cantar en un teatro de mi pueblo? Le voy a contar la historia.
El relato salta de una época a otra. Va desde su infancia en Campana a sus días en Colombia en los años 60, cuando cantaba con la orquesta típica
de Alfredo de Angelis. Y al rato cuenta que en unos días viajará a Córdoba para cantar en un festival.
Cuando Godoy todavía era un niño, cuando aún no usaba ese nombre artístico y era Aníbal Llanes –su nombre de pila–, Carlos Gardel llegó a un
teatro de Campana. Cuando lo cuenta, deja el vaso de cerveza y de manotear maníes.
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Los ojos se cristalizan y relata con entusiasmo aquel día. Más que entusiasmo, lo cuenta con detalle, como si en esa precisión pudiese tocar el
recuerdo. Volver al paraíso perdido.
“Fue un día de lluvia. Yo tendría unos 7 años. Quería escucharlo cantar y no me interesaba mucho el estudio. Tanto es así que hice lo imposible por
conocer al dueño del teatro donde actuaba. Yo no tenía entrada, pero andaba merodeando el lugar antes del recital. Hasta que él me vio y me
dijo: “Vos, pibe, andá a comprarle cigarrillos a Gardel”. Yo fui corriendo. Imaginate mi emoción. La tormenta era tremenda. Yo estaba descalzo porque
las calles todavía eran de barro y no quería ensuciar mis zapatillas. Cuando volví, el tipo me dijo: “Pasá, pibe”. Y entré gratis a verlo...”.
–¿Entró solo al teatro?
–Sí, mis padres no sabían nada. Yo me había escapado.
–¿Recuerda qué cantó?
–Sí, algunos valses y el tango Caminito. Me acuerdo que Gardel cantó sentado, con las guitarras detrás de él.
–¿Cómo era esa voz?
–Tenía la voz más hermosa que yo escuché en mi vida. Sus notas eran redondas –dice mientras dibuja un círculo perfecto con los dedos índices–. Y
los tonos medios eran una maravilla para escuchar a grito pelado y sin micrófono. ¡Era un cantorazo!
–¿Usted quería ser como él?
–Todavía me acuerdo de esa soltura y esa viveza que tenía arriba del escenario.Gardel podría haber sido barítono del teatro Colón, pero le gustaba
el tango y en aquellos años había poco entusiasmo por la lírica. Yo tenía la ilusión de llegar a lo que hizo él. Pero es muy difícil. Apenas me la rebusqué
en la vida de tanto andar. Después de Carlitos, nunca nadie volvió a cantar igual.
El maestro Juan Carlos Godoy, leyenda viva del tango argentino. Archivo particular.
Juan Carlos Godoy deja la mesa del Tortoni y sale a la avenida de Mayo. Son las seis de la tarde. Todo el mundo está apurado por volver a casa.
Buscan el consuelo del regreso después de un día de trabajo.
Muy cerca de allí, un local vende artesanías para turistas. Un Obelisco en miniatura, una foto de Maradona, una camiseta de Messi y un disco de
Gardel asoman por la vidriera. Todos ellos, los que vuelven apurados a casa, saben quién fue Carlitos. Nadie, salvo Godoy, escuchó cantar al mito.
El legado del gran cantor
Aunque el tango ya no es un género masivo como en los años de Carlos Gardel y los años posteriores, el cantor aún tiene su legión de seguidores. Y
muchos artistas jóvenes se reconocen hijos artísticos del hombre nacido en Toulouse, Francia.
Alguna vez, Ariel Ardit, uno de los mejores cantores de tango de Argentina, dijo en una entrevista: “Todos los cantores quieren ser Gardel. Incluso el
que te dice que no. El camino para mí no era el tango: era Gardel. Si él hubiera sido cantante de otra música, seguramente el tango no habría
aparecido. Yo llego al tango por Gardel”.
Este mes llegó a las tiendas de discos de Buenos Aires el trabajo Gardeliano, del cantante Hernán Lucero. Es un disco grabado junto con su octeto,
con algunas de las canciones que inmortalizó el ‘Zorzal’, como La mariposa, El día que me quieras y Soledad. “Siempre sentí a Gardel muy cerca,
como parte de mi familia, como un amigo. Este disco es una declaración de amor al que considero el artista más grande que haya conocido hasta
ahora. Es también una enorme responsabilidad porque implica abordar una obra insuperable, iniciática y paradigmática”, declaró el artista, en el
marco de la presentación.
La imagen del ‘Morocho del Abasto’ también está presente en el teatro. Actualmente, en la cartelera porteña, se puede ver el musical Todos los
pájaros que me saludan tienen la sonrisa de Gardel y la obra La novia de Gardel, sobre una inmigrante que concreta el sueño de ser la elegida por el
cantor.
La travesía sonora del escritor Fabio Martínez
Autor: Lucy Lorena Libreros l Periodista de Gaceta / El País
El escritor caleño Fabio Martínez emprendió un largo periplo literario por la música popular afroamericana, desde el barrio Harlem, en Nueva York,
hasta el Río de la Plata, Uruguay, para ayudarnos a comprender a qué suena realmente este continente. Bemoles.
Foto: Bernardo Peña l Fotógrafo de El País.
Uno de los recuerdos más poderosos que conserva de su infancia el escritor y catedrático caleño Fabio Martínez está atado a una vieja casona del
barrio San Antonio, en donde un matriarcado parecía manejar los hilos del mundo.
Su abuela, su madre y sus siete tías eras mujeres gozonas que amaban por igual la música y el baile. Y él, un niño fisgón que creció entre las faldas
de todas ellas, arrullado por las cumbias y porros de Lucho Bermúdez y las canciones del Inquieto Anacobero, Daniel Santos.
De esa niñez melódica nació un gusto por los sonidos afroamericanos que se le quedaron a vivir para siempre en el corazón y que ha nutrido su
literatura. Fabio ya nos había entregado su novela ‘El tumbao de Beethoven’ y ahora, también bajo el sello editorial Mirada Malva, nos abre las páginas
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de ‘Los viajes de la música’, que lejos de ser un frío ensayo, es un delicioso viaje por las melodías que hermanan esa larga región de fronteras
imaginarias que nace en el legendario barrio Harlem de Nueva York y culmina en el Río de la Plata, en Uruguay y Argentina.
De los hallazgos que encontró en ese periplo y que él supo empacar en su mochila de peregrino musical, conversamos con el autor.
¿Cómo nace, Fabio, ese enorme interés suyo por la música afroamericana?
Nací en la colina de San Antonio de Cali rodeado de mi madre, mi abuela y siete tías. Todas ellas eran jóvenes, bellas y rumberas. El viernes en la
noche comenzaban a acicalarse frente al espejo para luego ir a bailar al grill Séptimo Cielo, el planchón de Juanchito, el Maryland y el Escalinata. Yo
era el paje que les ayudaba a ajustarse un liguero o abrocharse un brasier. Luego se despedían de besito, y me dejaban el eco de sus tacones
resonando en mi memoria.
¿Y cómo ese recuerdo de infancia se convirtió en esa larga investigación que terminó en este ensayo, en ‘Los viajes de la música’?
Desde joven he contado con dos cosas indispensables para investigar en música: pasión y una extensa discografía, que ha sido escuchada y bailada
varias veces. La investigación primero fue vivencial; luego acudí a los estudiosos de la música afroamericana: Alejo Carpentier, Joachim Berendt,
Alex Ross, Cristóbal Díaz Ayala, Peter Wade, Rafael Quintero y Alejandro Ulloa, entre otros. Leí unos veinte libros, una docena de crónicas y
reportajes. Y, mientras leía, acudí a ‘Mr. Youtube’, donde se encuentra la babel de la música del mundo.
Durante la presentación de este libro en Cali, usted comentó que su generación, antes de aprender a hablar, aprendió a bailar música
cubana. ¿Cómo fue su propia vivencia con la música en su barrio?
En la casona de San Antonio, mis tías acostumbraban los sábados en la noche a hacer los famosos bailes de cuota. Mi abuelo tenía un picó de la
RCA Víctor y allí se escuchaban el Trío Matamoros, el Trío La Rosa, Los Corraleros del Majagual, Lucho Bermúdez, Peregoyo y su Combo Bacaná
y la Sonora Matancera. Luego vinieron las verbenas decembrinas, las casetas y la Feria de Cali. Todo eso me nutrió.
Estas páginas arrancan contándonos la historia del tambor y la manera como este instrumento (elemento sagrado de los esclavos) ha
conversado con buena parte de las músicas americanas. ¿Qué implicó la llegada del tambor a América?
En mi libro la tesis es que en el viaje forzado que hicieron once millones de esclavos a América, estos lo perdieron todo, menos su espiritualidad,
sintetizada en la música y el tambor. En su versión macho y hembra, el tambor africano es tótem, código secreto y lenguaje multirítmico. En el tambor
se concentran los tres elementos esenciales de la vida: el reino vegetal (madera), el reino animal (cuero) y el reino humano (mano). ¿No le parece
que el tambor africano es un artefacto multisónico por naturaleza?
Eso es cierto. Y precisamente de los negros esclavos nos quedó también esa tremenda espiritualidad con que se interpreta y se canta la
música...
Los trasterrados de África aprendieron a sobrevivir en América gracias a la música. La música estaba ligada al mundo espiritual del ser o del muntú
afroamericano. En las minas, en los hatos ganaderos y en las plantaciones de algodón y caña, le cantaban a la vida, al trabajo y a la muerte. El
concepto de ‘salsa’, que tanto se ha usado y abusado, es muy restringido y opaca la etiología de la música, sus raíces y la riqueza de los géneros
musicales.
Es que se tiende a creer que en materia de música las fusiones son algo nuevo, pero en este ensayo usted demuestra que las primeras
fusiones de que tuvimos noticia fueron el son cubano, la cumbia colombiana y el samba brasileño...
Sí. Los jóvenes posmodernos piensan que con ellos comienza el origen de la música, las fusiones musicales, el origen de la vida. Todo. Y no es así.
Las fusiones musicales, como las gastronómicas y las eróticas, se remontan al siglo XVI. Aquel siglo de oro y barbarie donde se mezclaron la cultura
española, la africana y la indígena. El son, como el bolero, es el resultado del Cancionero Español de Juan Alonso de Baena, que venía en los barcos;
del tambor africano y de los instrumentos ideófonos de nuestros aborígenes. El conquistador Diego de Nicuesa, ambicioso, fanfarrón y sanguinario,
quien tuvo secuestrada a la india Catalina, introdujo la guitarra en el Caribe.
En ‘Los viajes de la música’, usted destaca también el aporte que hicieron los europeos con la traída a estas tierras del romance español.
¿Cuál fue el real aporte histórico de ese romancero?
A América no solo llegaron la cruz y la espada, las biblias y los cálices. También libros de gran importancia, muchos de ellos prohibidos por el Santo
Oficio: El Quijote, La Celestina y, por supuesto, las poesías de Jorge Manrique, Lope de Vega y Luis de Góngora y Argote. La décima que se canta
en el Caribe y el Pacífico viene del poeta y decimero andaluz Vicente Espinel.
Ya que hablamos del romancero español, este libro repasa además el papel de la poesía en nuestra música. Esos versos que iban naciendo
entre socavones y plantaciones de caña y tabaco o en la pluma de autores como Neruda...
La poesía hecha por negros desde Langston Hugues y Nicolás Guillén hasta Helcías Martán Góngora, hoy hace parte de un legado literario muy
importante. Lo que sucede es que al negro en las letras se lo ha ‘negriado’. De México a Argentina, la literatura negra no hace parte del canon literario
de los departamentos de literatura, y siempre se la ha visto como algo epigonal. Imagínese que el gran pionero de la poesía negra americana fue
Candelario Obeso, y nació aquí, en Mompox, Colombia, y todavía los colombianos no nos hemos dado cuenta.
Algo parecido sucede con la música del Pacífico colombiano...
En Cali los talibanes de la salsa han querido hacer una pisión odiosa entre la música del Caribe y la del Pacífico, sin comprender que estas dos
corrientes musicales hacen parte de la gran vertiente de la música africana. La música del Caribe y el Pacífico están hermanadas por el tambor. Lo
que sucede es que la de Cuba y la de Puerto Rico tuvieron un desarrollo impresionante cuando migraron a Estados Unidos y se fusionaron con jazz.
En cambio, la música del Pacífico, como sus habitantes, siempre se miró como el patio trasero del país. Sería bueno que en el Festival Petronio
Álvarez coincidieran músicos de ‘salsa’ con músicos del Pacífico, ver qué sale de ahí. El Petronio debe ser menos un movimiento social usado para
hacer politiquería y más un evento con talleres musicales, intercambio de experiencias entre folcloristas y profesionales, entre autores de música
autóctona y urbana.
Este viaje que Fabio Martínez nos propone se hizo a través de una larga costa que está hermanada: desde el delta del Río Mississippi hasta
el delta del río Paraná. ¿Cuál es la mejor manera de emprender esta travesía para entender la riqueza de nuestra música?
Mi generación, la del 70, comprendió que el continente también se podía explicar a través de la música. Los jóvenes hoy en día han comprendido
que el tambor representa el ritmo del corazón. Por eso, su viaje es intenso y extenso. No importa si lo hacen de la mano de ‘Mr. Youtube’ o, mejor
aún, si cogen una USB con cien mil melodías, unos buenos audífonos y una mochila, y se van a recorrer América desde el mítico barrio Harlem de
Nueva York hasta La Habana; desde La Perla, en San Juan, Puerto Rico, hasta Buenaventura.
Su viaje termina con algunas músicas que son incomprendidas: las urbanas. Entre ellas están el hip hop y el rap. ¿Qué rescata Fabio
Martínez de esas sonoridades?
Las músicas urbanas son el resultado de las migraciones a la metrópoli. El rap es la lírica del asfalto; es la décima de la protesta social, la retahíla
monorrítmica del mundo contemporáneo. La champeta y la salsa choque vienen de los bailes del ‘semba’, que en lengua Kumbundú, quiere decir
‘ombligo’, bailes del bajo vientre. Y en ese sentido yo creo que tienen alguna riqueza.
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Centro Cultural del Oriente Colombiano Bucaramanga, Santander, Colombia

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