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Revista de historia regional de Mexicali y su valle
Año VI, núm. 22, octubre-diciembre de 2013
niversidad Aut noma
de a a ali ornia
Postales de Mexicali de los años de 1920
aniversario de la Sociedad de Historia
“Centenario de Mexicali”, A.C.
X
R.C.B.
2005. Inauguración de la exposición “Edificios históricos de Mexicali”. En la foto: de izquierda a derecha: Roberto Muñoz,
ingeniero Óscar Sánchez Ramírez, profesora Yolanda Sánchez Ogás, Beatriz Limón, arquitecto Rubén Castro Bojórquez,
doctor Alejandro Mungaray Lagarda y Elsa Vizcarra de Castro.
2013. La Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali”, A.C., celebró su X aniversario con reunión ordinaria en la Sala Junta de Gobierno
en el CESU-UABC. En la foto de izquierda a derecha, sentados: Lizardo López, Gerardo Sánchez, Cristina Madín, Leocricia Gómez,
Yolanda Sánchez Ogás, Armando Ruiz, Eduardo Andrade y Jimmy Griffin, atrás de pie: Manuel Chong, Benjamín Rentería, Manuel Guillén,
Enrique Pérez Rul, Jorge Núñez, Roberto Amaro, Antonio Olvera, Marcos Buruel, Carlos Reyes, Lorenzo Hurtado, Miguel Ángel Lino,
Javier Galván, José Manuel Hernández, Enrique Ante, Rubén Castro, Esteban Valenzuela, Francisco Estrada, Austreberto Silva y Sergio Noriega.
2
Índice
4
X aniversario de la Sociedad de Historia
“Centenario de Mexicali”
interior portada
R.C.B.
10
Editorial
Sergio Noriega Verdugo
3
Barcos de vapor en el Río Colorado
Jimmy Griffin
Florentino Pereira Ocejo. Pionero de las
letras mexicalenses
Rubén Castro Bojórquez
17
22
30
40
4
10
La radioafición en Mexicali
Francisco Estrada Muñoz
17
Las diligencias
Jimmy Griffin
22
Pioneros del valle de Mexicali:
Rafael Villarreal González
Raúl Villarreal Solorzano
30
Mi concuño El Boti
Jimmy Griffin
33
Enrique Estrada Barrera. Periodista
Francisco Estrada Montaño
38
Museo Regional Los Pioneros de Mexicali
Javier Galván Pérez
40
María Luisa Bernal. Pionera del arte teatral
Jimmy Griffin
47
¡En peligro!
R.C.B.
interior contraportada
1
El Río
El Río es una publicación trimestral de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali” A.C. en coedición con la Universidad
Autónoma de Baja California para la divulgación histórica regional sobre el municipio de Mexicali, Baja California, México.
Tiraje 1 000 ejemplares.
Directorio
Universidad Autónoma
de Baja California
r elipe uamea Veláz uez
Sociedad de Historia
“Centenario de Mexicali” A.C.
Miguel Esteban Valenzuela Robles
RECTOR
PRESIDENTE
Mtro Ricardo agnino Moreno
Roberto Jesús Amaro Pedroza
SECRETARIO GENERAL
VICEPRESIDENTE
r Miguel ngel Mart nez Romero
VICERRECTOR CAMPUS MEXICALI
r Al redo éli uenrostro eballos
COORDINADOR GENERAL DEL CESU-UABC
José Manuel Hernández Ayón
SECRETARIO
Lizardo López Mendoza
TESORERO
PRESIDENTA HONORARIA VITALICIA
Yolanda Sánchez Ogás
Revista El Río
DIRECTOR Y DISEÑADOR: Rubén astro o ór uez
COMITÉ EDITORIAL: Luz Mercedes López arrera Rubén astro o ór uez Miguel ngel Lino Ol era
Sergio oriega Verdugo Lorenzo Hurtado Valenzuela Miguel Esteban Valenzuela Robles
CAPTURA atalina Ro as Monzón y Liliana Yadira aboada Villa
DIGITALIZACIÓN Y APOYO TIPOGRÁFICO Lydia oronel Yá ez
REVISIÓN: Luz Mercedes López arrera
APOYO LOGÍSTICO Mar a eresa Ponce León
Elaborada en CESU-UABC
INVITACIÓN
La Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali”, A.C. invita a todas las personas amantes de la historia, aficionados
o expertos, a asistir a sus reuniones y, de ser el caso, a formar parte de ella como socios activos.
Las sesiones se llevan a cabo todos los miércoles a las 17:30 horas en la Sala Junta de Gobierno del Centro de Estudios Sobre
la Universidad de la UABC, ubicado en la planta baja del edificio de Investigación y Posgrado en bulevar Benito Juárez.
Teléfonos: (686) 566 9592 y (686) 841 2076
Las fotografías utilizadas en la elaboración de esta revista pertenecen a las colecciones de:
Archivo Histórico del Estado de Baja California • Archivo Histórico del Municipio de Mexicali • Instituto de
Investigaciones Culturales UABC Museo • Centro de Estudios Sobre la Universidad (CESU-UABC) • Instituto Municipal de
Investigación y Planeación Urbana de Mexicali (IMIP)• Colecciones particulares de Marcos Buruel, Rubén Castro Bojórquez,
Javier Galván, Jimmy Griffin, Beatriz Limón, Carlos Reyes, Yolanda Sánchez Ogás,
Gerardo Sánchez, Austreberto Silva, Martín Tamayo y Esteban Valenzuela.
Esta revista se distribuye gratuitamente. Si desea obtener un ejemplar, puede solicitarlo en las oficinas del CESU-UABC
o con cualquier miembro de la Sociedad.
2
F!e!j!u!p!s!j!b!m
Cuando nació Mexicali
M
exicali se formó a principios del siglo XX, cuando el país todavía era gobernado por el general Porfirio
Díaz. México era un país débil, particularmente en relación con su vecino del norte, Estados Unidos
de América, mismo que alentaba la inmigración de Europa y crecía con gran rapidez.
La situación en México era diferente, predominaba la población analfabeta, se calcula que ascendían a no
menos de 75% de analfabetos. De una población total de 13 607 259, en 1900, más de dos millones de mexicanos
hablaban solo una lengua indígena. Dos terceras partes de su población trabajadora se ocupaban dentro del
sector primario, es decir, la agricultura, ganadería y pesca, pero aun así el país tenía que recurrir al extranjero
para complementar el suministro de sus alimentos.
La política de fomento económico del general Díaz de aprovechar los terrenos baldíos para promover la
colonización y producción agrícola favoreció a los grandes terratenientes del país. Uno de los beneficiados
fue don Guillermo Andrade. Junto con sus socios, el sonorense creó el primer asentamiento, llamado Ciudad
Lerdo, en el delta del Río Colorado, en 1874. Posteriormente, enajenó parte de sus tierras para hacer posible la
introducción de agua al Valle Imperial, a través de la canalización del río Álamo, un brazo del Río Colorado en
el valle de Mexicali.
Gracias a ello, el agua del Río Colorado llegó a Compuertas (Sharp´s Heading) en junio de 1901, ubicada sobre
el canal del río Álamo cerca de la frontera y al este de Mexicali. Directamente responsable de la canalización
del agua fue la empresa estadunidense California Development Company (CDC), dirigida desde Caléxico y
liderada por personas como Anthony H. Heber, George Chaffey y Charles R. Rockwood. La CDC, apoyada por
su subsidiaria mexicana, la Sociedad de Irrigación y Terrenos de la Baja California, de la cual Andrade era su
principal accionista, procedió a construir los canales principales para llevar el agua al norte, es decir, del lado
mexicano al lado americano.
No obstante, antes de poder abrir las tierras al cultivo, hubo que atraer colonos de diversos estados de la
Unión Americana, pues, fuera de algunos indígenas, el delta del Río Colorado se encontraba despoblado. Con
ese propósito y la ventaja de leyes estadunidenses que favorecían a quienes colonizaban tierras públicas, como
eran las del Valle Imperial, se formó en marzo de 1900 la Imperial Land Company, que promocionó la entrega
de tierras a quienes pagaban por su derecho de riego.
Sin embargo, la construcción de infraestructura hidráulica, incluyendo canales y drenes, el desmonte y la
nivelación de las tierras, la preparación de caminos y viviendas dio lugar a una gran demanda de mano de obra,
que en parte fue llevada del interior de México. Al principio, la corriente migratoria hacia Mexicali respondió
a las oportunidades de empleo relativamente bien remunerado que se derivó de la apertura de tierras para el
cultivo en el Valle Imperial.
Procedentes de los minerales cercanos a Ensenada y del sur de la península llegaron los primeros pobladores.
Para 1910 el pueblo de Mexicali ascendió a 462 personas, la mayoría de ellos hombres, y adultos. Asentarse
entonces en Mexicali fue un acto de valentía, de riesgo y del deseo de hacer un mejor futuro para ellos y sus
familias, por lo que cuentan con nuestro reconocimiento.
Sergio Noriega Verdugo
3
Barcos de vapor en el río Colorado
Jimmy Griffin*
E
n 1851, el entonces mayor Samuel P. Heintzelman
recibió órdenes por escrito de Edward Canby,
asistente adjunto general, de establecer un puesto
militar donde se unían los ríos Colorado y Gila. Entre los
pormenores del escrito le indicaba que eventualmente las
provisiones para esa posta serían enviadas desde el golfo
de California por las aguas del Río Colorado. Pero debido
a que no era conocida la desembocadura de ese río y su
confluencia con el Gila, era necesario proveer esa posta
militar con comestibles y otros suministros por vía terrestre
desde San Diego, cosa que Canby advertía ser muy difícil
y daba una serie de instrucciones sobre los pasos que debía
tomar el mayor Heintzelman para minimizar los riesgos.
La razón principal para establecer este fuerte fue
proteger a los emigrantes y otros viajeros que pasaban,
fueran de Estados Unidos o de Sonora, de los indígenas
quechan (Yuma) quienes vivían en esa región. A la vez,
el ejército tendría que evitar abuso de los indígenas por
los transeúntes siempre y cuando los nativos estuvieren
dispuestos a obedecer las leyes de los nuevos dueños.
Meses antes se habían presentado problemas relacionados
con las primeras balsas que cruzaban los emigrantes y sus
pertenencias al Río Colorado. La primera panga comercial
fue puesta en operación en enero de 1850 por el doctor A.
Lincoln, quien aparentemente mantuvo buenas relaciones
con los indígenas. Pero en febrero de ese año llegó un grupo
de bandidos anglo-americanos liderados por John A. Glanton;
venían de Chihuahua donde se habían dedicado a matar
apaches para el gobierno de ese estado, entregando los escalpes
como comprobantes. Pero decidieron que era más fácil matar
mexicanos y cobrar, usando los mismos comprobantes.
Cuando el gobernador descubrió ese engaño, Glanton y su
gente tuvieron que huir para salvar su propia cabellera y así
llegaron a la confluencia de los ríos. Como el ferri era buen
negocio se hicieron socios de Lincoln a la fuerza; empezaron a
* Miembro de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali” A. C.
4
cobrar tarifas más altas y a abusar de los viajeros, sobre todo
de las mujeres mexicanas que llegaron de Sonora en los grupos.
El primero de abril de 1850 llegó al Colorado el “general”
Anderson, líder de un grupo de emigrantes, y al darse
cuenta de las exorbitantes tarifas que cobraban decidió
construir su propia panga cerca de donde está el poblado
Los Algodones. Al terminar de cruzar su gente, Anderson
regaló su nave hechiza a los yumas con la condición de que
no cobrarían más de un dólar por persona, un dólar por
bulto y un dólar por caballo.
Cuando Glanton se dio cuenta de esa competencia
mandó destruir esa panga, y el irlandés que los nativos
habían contratado para operar el ferri fue amarrado de pies
y manos y echado a las aguas de río. Uno de los caciques
yuma trató de llegar a un acuerdo para repartir el servicio
pero fue rechazado y maltratado por Glanton.
Los indígenas esperaron su oportunidad, atacaron y
mataron a los bandidos, solo tres escaparon. El doctor Lincoln,
aunque inocente, también pereció en la matanza. Los tres
criminales que escaparon lograron llegar a Los Ángeles donde
contaron su versión del ataque culpando a los indios de haber
atacado emigrantes inocentes. Hubo y hay distintas versiones
pero el resultado fue que el estado de California organizó
una milicia de unos cien hombres, bajo órdenes de Joseph C.
Morehead, abogado y político.
Morehead tuvo dificultad para reunir esos voluntarios
ya que para entonces la mayoría de los californianos no
tenían interés en el asunto y los yumas habían estado en
paz. Aunque el gobernador daba órdenes de desbandar el
grupo, Anderson persistía y llegó al Colorado donde inició
una batalla con los pacíficos nativos que terminó cuando
lo militares se refugiaron en un fuerte rústico que habían
construido los nuevos operarios de la panga. En general, esa
expedición fue un fracaso, pero lograron destruir muchas
de las cosechas de los yumas y de consumar su negocio
del ferri, además de antagonizar con los
sonorenses que llegaban al lugar.
Al recibir una nueva orden de dispensar
su milicia, Moorhead regresó a Los
Ángeles, el 3 de noviembre de 1850. Él
ostentaba que había triunfado, pero el
teniente Sweeny, en camino al río con las
tropas del mayor Heintzelman, escribía en
su diario personal que cuando él encontró
a Moorhead en el trayecto “Su regreso
triunfal, por la velocidad a que viajaba no
fue consistente con la marcha dignificada
de un vencedor”.
Hientzelman y su comando de tres
compañías, incluyendo una prestada de
caballería, llegaron al Colorado a fines de
noviembre de 1850. Primero establecieron
el campo Yuma, un kilómetro al sur, pero
pronto el Mayor lo cambió a la colina
donde el misionero padre franciscano,
Mapa equivocado del teniente Hardy de la desembocadura del Río Colorado en 1826.
Francisco Garcés había establecido la
Tomado del libro Steamboats on the Río Colorado.
misión La Purísima Concepción y donde
él perdió su vida en julio de 1781. Los
kilómetros de la boca del Colorado y accesible a un velero
militares encontraron restos de aquella misión en ese cerro,
marino chico como el Invencible.
donde el Fuerte Yuma sería construido con el tiempo.
Derby descubrió que ese mapa tenía un error que
El Mayor no hizo grandes intentos de someter a los
consistía en que Hardy había identificado lo que hoy es el
indígenas por fuerza de armas sino buscaba cómo destruir
Río Hardy como el Río Colorado y al Colorado lo nombró el
sus cosechas antes de que maduraran, negándoles alimento
Gila. En realidad, el campamento quedaba mucho más lejos
vital para la sobrevivencia de sus familias. Al fin llegó a un
y las aguas del río tenían menos profundidad.
acuerdo pacífico con ellos.
Habían entrado por la boca del Río Colorado y subieron
Mientras tanto, aunque Heintzelman siguió todas las
donde el río Hardy descargaba en el Colorado, ya no pudieron
recomendaciones en sus órdenes, era imposible mantener
avanzar. Ahí quedó vencido el Invencible, sujeto a las mareas
un flujo adecuado de carretones en el largo y arriesgado
que lo dejaba fondeado e inclinado en el lodo cuando salieron.
camino desde San Diego.
Cuando entraron, el barco quedó flotando pero golpeado por
Solo la llegada a la boca del Río Colorado el 24 de
el “Burro”1 que entraba y salía con las mareas. Esa poderosa
diciembre de 1850 del barco naval el Invencible les salvó
ola tenía como dos metros de alto y hacía un ruido que podía
temporalmente la situación, ya que esa nave aunque chica
ser oído a varios kilómetros de distancia.
traía 10 000 raciones. El encargado de la expedición, el
Después de disparar sus rifles, con esperanza de que
teniente George Horacio Derby tenía la responsabilidad
desde
el campamento pudieran ser escuchados, Derby
de explorar el Colorado y llegar al entronque con el barco.
y el capitán de la nave, Alfred H. Wilcox mandaron un
El mapa más reciente que tenían del río fue hecho por el
mensaje a Heintzelman con unos Cocopahs (sic) avisándole
teniente Hardy en 1926 y según ese mapa Derby no tendría
que no podían avanzar más río arriba. El mayor recibió
problema en guiar al Invencible hasta el campamento del
el mensaje el 7 de enero de 1851, Heintzelman salió río
mayor Heintzelman ya que se encontraba a solo unos 40
5
Fuerte Yuma y el ferri de Jaeger, dibujado en 1852 por John Russell Barlett. Tomado del libro Steamboats on the Río Colorado.
abajo en una lancha, el sábado 11 con seis soldados y otras
dos personas. El tercer día vieron a lo lejos una lancha
que venía río arriba, y oyeron la descarga de un cañón, y
ellos respondieron con las armas que traían: un rifle y una
escopeta. En la lancha venía el teniente Derby, su asistente
y el capitán Wilcox. Heintzelman fue sorprendido al oír
que ellos habían salido del Invencible dos días antes y la
distancia al barco eran unos 40 kilómetros. Él pensaba
que ellos habían dejado el barco esa misma mañana y ellos
pensaban lo mismo de él y del campamento. No tenían
noción de cómo eran el delta ni el río.
Llegaron al Invencible en las lanchas y ahí discutieron
cómo podían descargar y transportar por tierra los
suministros. El problema principal fue que la costa se
inundaba con las altas mareas y dudaban de que los
carretones pudieran llegar a donde estaba el velero.
Heintzelman estaba convencido de que si movían la nave
1
arriba de una curva en el bordo hasta ahí podían llegar
los carretones. Heintzelman regresó a su campamento con
muchas dificultades, llegando el lunes 20 de enero, y fue
hasta el 23 cuando un teniente y ocho hombres salieron con
una carreta liviana para abrir camino hasta el barco.1
Esa partida regresó el 2 de febrero, como a cinco kilómetros
del Invencible, sin mucha dificultad, pero de ahí al barco el
camino estaba demasiado lodoso ya que había entrado la
marea primaveral. Al día siguiente se había retirado el agua
y lograron llegar. El mayor recibió una carta del teniente
Derby avisándole que debido a la marea alta el barco había
perdido sus dos anclas, y por ello avanzaron muy poco.
El barco estaba amarrado al bordo sonorense del río.
Habían descargado todos los suministros dejándolos
apilados arriba de unos troncos para evitar que las mareas
los mojaran. Tenían temor de tratar de avanzar más sin las
anclas y saldrían al golfo antes de que entrara otra marea
Burro es el término coloquial para una ola de gran tamaño creada en la desembocadura de un río grande, cuando las aguas del río se encuentran con las altas
mareas producidas en un espacio relativamente angosto como es la cabeza del golfo de California. Esas olas que varían en tamaño e intensidad con la cantidad
de agua que está fluyendo por el río y el tamaño de la marea según los efectos lunares. Según Lingenfelter (p. 5) solo en la desembocadura del río Ganges en la
India hay un “burro” tan peligroso como fue el del Río Colorado.
6
El Barco, General Jessup anclado enfrente del Fuerte Yuma. Litografia de 1854, tomada del libro Steamboats on the Río Colorado.
alta. Aunque tomó bastante tiempo, con carretones lograron
rescatar esas provisiones y llevarlas al campamento que
para entonces había tomado el nombre Campo Yuma.
Según el libro Steamboats on the Colorado River (p. 8), el
teniente Derby captó claramente que lo que necesitaban
era un barco de vapor pequeño, de propulsión trasera,
con un motor poderoso, fondo grueso, de 5 a 6 metros
de ancho y que pudiera navegar en aguas de 0.75 a 0.90
metros de profundidad. Estas especificaciones fueron una
descripción perfecta de las embarcaciones encontradas, las
más adecuadas para el Colorado, pero las recomendaciones
de Derby fueron ignoradas y solo después de años de
experimentación sin éxito llegaron a la misma conclusión.
Derby decía que un barco como el que él recomendó
podía transportar más materiales al Fuerte en 24 horas de
lo que cien carretones pudieran entregar en una semana.
Heintzelman estuvo de acuerdo con las recomendaciones
del teniente, pero sus superiores no fueron convencidos. Al
2
principio de junio 1851 la falta de raciones fue tan crítica
que el mayor Heintzelman tuvo que retirar las tropas al
área de San Diego dejando en el río al teniente Sweeny y
diez hombres de guardia.
En septiembre George Johnson2 y Ben Hartshorne
contrataron con el ejército para suministrar el Campo Yuma.
Haciendo caso omiso a las recomendaciones de Derby ellos
proponían llevar los suministros desde la desembocadura en
pangas propulsados por hombres con pértigas. Llegaron al
estuario en febrero de 1852 en el velero Sierra Nevada bajo
el comando del capitán Wilcox. Cada una de las dos pangas
que armaron medían 5.5 metros de ancho por 15 metros de
eslora y tenían capacidad de unas 30 toneladas cortas, en
aguas de 90 centímetros o más de profundidad.
En anticipación de su llegada, Heintzelman había
reocupado el Campo Yuma y mandó un destacamento de
tropas para encontrarlos. Las tropas fueron atacadas por los
yumas y tuvieron que regresar al campamento.
Territorio mexicano. Heintzelman estaba consciente de que obraba en violación del Tratado de Guadalupe, pero no encontró otra manera de obtener alimentos
para su tropa. Estados Unidos tenía derecho a transitar por el golfo y por el Río Colorado pero no a pasar con tropa por tierras mexicanas, sin autorización.
7
La primera panga terminada, cuando ya estaba cargada,
se inundó dañando severamente el contenido. Una vez en
servicio, Johnson y sus trabajadores lucharon contra las
corrientes del río pero las tropas en el campamento Yuma
consumieron los suministros más rápido de lo que podían
entregarlos. Nuevamente tuvieron que mandar carretones
para asistir en el transporte y aun así tardaron cuatro meses
en transportar la carga del Sierra Nevada.
Por fin, en junio de 1852, el ejército hizo un contrato nuevo
para proveer de víveres al Campo Yuma, ahora con el capitán
James Turnbull quien compró un pequeño remolcador de
vapor. Turnbull mandó desmantelar ese vapor y cargó las
piezas y su primera entrega de provisiones abordo del velero
Capacity, bajo comando del capitán Driscoll. El barco entró al
Colorado y ancló cerca de donde llegaron las mareas más altas.
Tardaron más de dos meses en ensamblar el remolcador,
pero, a mediados de noviembre fue lanzado al Colorado, y
Turnbull lo bautizó con el nombre Uncle (Tío) Sam. El casco de
dos puntos solo tenía veinte metros de largo y menos de cinco
metros de ancho. No contaba con caseta de control y su motor
de solo 20 hp3 estaba cubierto con una lona para protegerlo del
agua que aventaba sus dos ruedas de paletas, una en cada lado.
El 18 de noviembre de 1852 la tripulación, que consistía en
el capitán Turnbull y el maquinista Phillips, inició su primer
viaje río arriba. Como pasajeros viajaban el capitán Driscoll
dos caciques cucapás y un cacique yuma, y de carga, unas 35
toneladas de provisiones para el campamento Yuma.
Bajo el cuidado de Turnbull progresaba lentamente al
guiarlo con cuidado por aguas no conocidas. Se detuvieron
varias horas por día y todos aprovecharon para juntar leña
para el fogón de la caldera. A veces tenían problemas con la
caldera que les costaba dos días resolver. Además, un fuerte
temblor les asustó a ellos y los del Fuerte Yuma4 y dejó el
velero Capacity encasillado en tierra firme. Al Tío Sam no
le causó daño.
El día primero de diciembre, Heintzelman expresa en su
diario su temor de que el vapor quedó varado y que no pueden
librarlo, pero al día siguiente observaron una columna de
vapor río abajo, y el día 3 a las 8:30 am, llegó el Tío Sam
enfrente del fuerte y el mayor subió abordo. Después invitó
a su carpa para tomar champaña, a Turnbull, Phillips,
Driscoll, los oficiales del fuerte y a Hooper, quien estaba
sembrando en una granja cercana, por el río Gila, y a Akrim,
socio en el ferri. Dice el mayor que todos se quedaron tres
horas, aproximadamente, y parecían estar a gusto.5
El día 8 de diciembre, después de efectuar algunas
reparaciones a la caldera y al motor, el capitán Turnbull invitó
a Heintzelman y a sus oficiales, así como a Hooper y a Akrim
a una excursión en el Tío Sam. Avanzaron unos 8 kilómetros,
entraron al Gila y después un poco arriba en el Colorado. Dice
el mayor que el paseo fue agradable; el barco caminaba bien y
que Turnbull les dio comida y bastante de tomar.
En su primer viaje desde la desembocadura, el Tío Sam
había tomado quince días para recorrer los 193 kilómetros
de la Goleta al Fuerte Yuma, pero, eventualmente, estaba
haciendo el viaje redondo en doce días. Aun así el Capacity
estuvo anclado en el Colorado por ocho meses mientras
estuvieron desembarcando su carga.
El capitán Turnbull decidió que el Tío Sam necesitaba
un motor más potente, y en enero del año siguiente dejó
al capitán Driscoll encargado de terminar de descargar el
velero y él fue por tierra a San Francisco para obtener un
motor más grande.
En mayo de 1853 Turnbull regresó al Colorado abordo
de la goleta General Patterson. En ese barco venía el motor
nuevo y otro lote de provisiones para el Fuerte Yuma. Él
había dejado a Tío Sam aproximadamente diez kilómetros
río abajo del Fuerte para que fuera acondicionado para
recibir el motor nuevo pero por un descuido se había
inundado. Algunos hombres del Fuerte trataron de
rescatarlo, pero la corriente se lo llevó.
No obstante su pérdida, Turnbull dijo que no estaba
vencido y regresó a San Francisco para traer un casco nuevo
para su motor. Mientras tanto, desde el Fuerte tuvieron que
mandar carretones para descargar el General Patterson.
Para cuando Turnbull llegó a San Francisco él había
decidido no gastar más dinero en el Río Colorado y viajó a
Mazatlán para refugiarse de sus acreedores. En ese puerto
Los hp expresan la potencia al volante del motor.
Johnson llegó al Colorado en 1850 para operar un ferri. Pocos años más tarde estableció una pequeña flotilla de vapores que por décadas monopolizaron el Colorado.
5
Según su diario, desde el 2 de agosto 1852, Heintzelman, siguiendo la correspondencia de sus superiores, dejó de llamarlo campo. Él dice que el temblor ocurrió
el 29 de noviembre y hubo numerosas repeticiones fuertes.
6
Aun cuando tenían dificultades para obtener suficientes raciones, parece que los oficiales del ejército siempre tenían algo para ofrecer y tomar, el mayor menciona
vino y whisky, aparte del champaña.
3
4
8
mexicano operó un pequeño vapor por años y fue conocido
por tener grandes planes sin tener dinero.
George Johnson, que había fracasado con las pangas
impulsadas por brazos humanos, logró otro contrato y
ahora llegó a la desembocadura en el Bergantín, General
Viel. Abordo traía suministros para el Fuerte Yuma y un
vapor desmantelado que él había comprado en sociedad con
Ben Hartshorne y el capitán Alfred H. Wilcox.
Ya armado ese barco tenía dos ruedas de propulsión como las
del Tío Sam, pero era casi doce metros más largo, con un motor
de 50 hp (30 más) y con la capacidad para llevar una carga
de 50 toneladas por aguas de 76 centímetros de profundidad.
Johnson, tomando una decisión política, lo nombró General
Jesup en honor del intendente general del ejército.
Johnson llegó con su primer cargo al Fuerte Yuma el 18
de enero de 1854 y empezó a trabajar haciendo viajes, ida
y vuelta, al estuario en cuatro o cinco días con cargas de 50
toneladas. Pero en agosto, quizás porque estaba empujando
muy fuerte contra la corriente, y aumentó demasiado la
presión en su caldera, esta explotó y ocacionó la muerte
del maquinista Jackson y dos personas más resultaron
con fuertes quemaduras. El General Jessup quedó fuera de
servicio hasta diciembre del mismo año.
George Johnson fue buen organizador, estableció depósitos
de leña para surtir el barco cuando de noche se detenía
en lugares designados. Ese fue un factor importante para
reducir el tiempo de los viajes ya que antes la gente del Tío
Sam tenía que dedicar mucho tiempo en juntar leña. Con
ese nuevo sistema los cucapá fueron contratados para cortar
la leña y transportarla hasta los depósitos. No navegaban
de noche porque las corrientes constantemente cambiaban
el lecho de río y no querían correr el riesgo de chocar contra
una barra de arena u otro obstáculo como los troncos de
árboles que venían en las aguas.
Tres de estos depósitos estaban en territorio mexicano.
Los nombraron: Port Famine (Puerto Carestía) estaba un
poco arriba del entronque Colorado–Hardy, Gridiron y
Ogden’s Landing.
Río abajo de Port Famine, en el lado de Baja California
del Colorado, había una construcción con el nombre
Robinson’s Landing Hotel. Estaba montada sobre postes
ya que cuando entraba la marea, la tierra alrededor
quedaba inundada. David C. Robinson, su dueño, lo usaba
como base para sus exploraciones por el río Hardy donde
él suponía que de Sonora, Count Raousett de Boulbon se
inundó el bote del filibustero con un tesoro de oro.
El “hotel” rara vez estaba ocupado, aunque servía de
guía para los barcos que entraban a la desembocadura.
Dice Lingenfelter que Johnson transbordaba sus cargas
directamente de los barcos de alta mar al General Jessup
sin tocar tierra para evitar el pago de los cargos aduanales
mexicanos. ¿Sera?
Ya con transporte más confiable llegó más gente, mineros,
rancheros y comerciantes a la región del Fuerte y río arriba. Se
establecieron dos poblados cerca del Fuerte uno en el mismo
lado del río,en California, que nombraron Jaeger City, por el
dueño del ferri del mismo nombre. Al ser casi destruido por
altas aguas del río, este poblado fue abandonado. El de la
margen izquierda del Colorado prosperó, fue llamado Colorado
City, después Arizona City y con el tiempo Yuma y con ese
nombre llegó a ser la moderna y progresiva ciudad de hoy.
Gambusinos, sonorenses y estadunidenses descubrieron
oro, plata y cobre río arriba del Fuerte, y brotaron minas y
asentamientos que aumentaron la demanda de transporte
por el río al grado de que el General Jessup no podía con
todo. Entonces, en 1855 Johnson consiguió otro vapor
más grande, 36.5 metros de largo y con motor de 80 hp. El
Colorado City tenía propulsión por una rueda ancha en la
popa, como había recomendado el teniente Derby. Ese tipo
de barco fue el más efectivo en el Colorado.
Ya con esas dos naves en operación la primera etapa
del uso de barcos con motores de vapor en el Río Colorado
había terminado.
Bibliografía:
Blackwell, Creola (1989). A transcription of Major Samuel
P. Heintzelman’s Journal. Yuma, Arizona: Yuma County
Historical Society.
Forbes, Jack D. (1965). Warriors of the Colorado. Norman,
Oklahoma: University of Oklahoma Press.
Lingenfelter, Richard E. (1978). Steamboats on the Colorado
River. Tucson, Arizona: The University of Arizona Press.
Sykes, Godfrey (1937). The Colorado Delta. Carnegie Institution of Washington and the American Geographical
Society of Washington.
Woodward, Arthur (1955). Feud on the Colorado. Los Angeles, California: Westernlore Press.
9
Florentino Pereira Ocejo
Pionero de las letras mexicalenses
Rubén Castro Bojórquez*
E
l ensayo literario, la crónica periodística, las obras
dramaturgas y la poesía arribaron a la pequeña
ciudad fronteriza de Mexicali en la década de 1920.
Personajes como Facundo Bernal, su hermano Francisco
Bernal, Alfonso Tovar, Rafael Trujillo, Pedro F. Pérez y Ramírez
“Peritus” y Florentino Pereira Ocejo son mencionados como la
generación de los años veintes del siglo XX. (Sarabia y Trujillo,
2013). Todos ellos, y otros que se fueron incorporando durante
la siguiente década, influyeron en la literatura bajacaliforniana
por los siguientes cincuenta años.
De aquella época destaca preponderantemente la
labor realizada por Florentino Pereira Ocejo. Nacido en
Santander, España, en 1880, arribó muy joven a América,
primeramente a Nueva York al finalizar la primera década
del siglo XX trasladándose posteriormente a Nueva Orleáns
y luego a México, primero Chihuahua y luego Torreón,
Coahuila, donde le tocó participar con los grupos maderistas
que promovieron la revolución mexicana, principalmente
con Francisco Villa de quien fue algunos años cercano
colaborador y pagador del ejército villista.
Al término del movimiento armado revolucionario
se trasladó a San Francisco, California, de donde
posteriormente decidió radicar en Caléxico, Ca., y Mexicali,
B.C., a donde llegó en 1922.
Su actividad principal fue la contaduría pública, servicio
que prestaba a empresas de San Diego, Ca., Yuma, Arizona
y Tijuana, Tecate y Mexicali de Baja California. Pero nunca
abandonó su pasión por la poesía, el ensayo dramaturgo y
* Miembro de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali” A. C.
1
Una primera edición es de 1921. Torreón, Coahuila.
10
1934. Portada del libro La esclava de un error,
novela escrita por Florentino Pereira Ocejo.
la crítica periodística. Entre sus obras que han trascendido
en tiempo y han llegado hasta la actualidad, se cuentan:
Helicónidas (1928)1, Corazón de obrero (1928), Discursos
(1930), La esclava de un error (1934), Erotología (1934), Mis
epístolas (1934), y probablemente otras más.
Durante los años que se avecindó en Mexicali (1922-1937)
su presencia se hizo notoria en los medios cívicos y culturales
a grado tal que no había celebración a la que no fuera
invitado como orador o declamador. Hasta nuestros días
se han conservado programas de eventos donde participó:
Declamó “Oda a México”, de su autoría, en la ceremonia
de los festejos de la Independencia en Mexicali el 16 de
1911. Reunión de revolucionarios con Francisco I. Madero en Ciudad Juárez, Chihuahua.
El primero de izquierda a derecha, de pie, es Francisco Villa, y el último es Florentino Pereira Ocejo.
septiembre de 1927; también fungió como orador principal
en la festividad del Día de la Raza, el 12 de octubre de 1925,
y en otras más oficiales del gobierno del Distrito, así como
también en actos de las logias masónicas del estado, a las
cuales perteneció.
En estos eventos participaba al lado de destacados
personajes y líderes académicos y culturales como: profesor
Ángel Ante, profesor Luzsiglo Figueroa, profesor Próspero
Olivares Sosa, músico Octavio Contreras y profesor Ángel
Ábrego, entre otros.
Su obra poética y crónica periodística trascendieron en
los años de 1920 a 1940 mediante las publicaciones en las
páginas de periódicos El Clarín, Mercurio, La frontera, El
grito del pueblo, Tricolor, así como en las revistas: Minerva,
Norte y Pegaso, junto a un grupo de periodistas-escritores,
constituyendo un movimiento literario muy destacado.
Gabriel Trujillo se expresa de Florentino Pereira Ocejo
de la siguiente manera:
Para entender en toda su magnitud la obra de Pereira Ocejo
es necesario no solo estudiar a su autor sino a su época,
especialmente los años en que el Distrito Norte de la Baja
California era gobernado por el General Abelardo L. Rodríguez
(1923-1929). Empecemos por señalar que el Distrito Norte
seguía siendo un santuario para todos los mexicanos que huían
de la violencia revolucionaria. (Sarabia y Trujillo, 2013).
La poesía de Pereira Ocejo es tradicionalista en comparación
con la de “Peritus”, pero expresa la misma búsqueda de
justicia, de redención social para todos los seres humanos y
españoles incluidos.
Florentino Pereira Ocejo le escribió a su patria, España:
“España”, “Granada”, “Himno épico a España”; al país
que lo adoptó, México: “Canto a México”; a nuestros héroes:
“Canto a Juárez”; también a sus familiares, al amor, a la
amada, y muchísimos otros temas más que dan cuenta de su
inspiración por la vida. Algunos poemas escritos en los años
de 1920 y 1930, todavía reflejan actualidad:
11
1914. Grupo de personalidades en Torreón, Coahuila. El último de la derecha es Florentino Pereira Ocejo.
Soy poeta y solo canto
la justicia y la nobleza
y aborrezco la bajeza
del gusano y del reptil.
Soy poeta y solo busco
de la amada el beso ardiente
el aplauso de la gente
la corona de inmortal.
Habiendo vivido la guerra de la revolución al tiempo
decía:
Ojalá que pronto acaben
los horrores de la guerra
Y el arado enmohecido
Haga surcos en la tierra
12
En su “Canto a México” expresó, refiriéndose a don
Francisco I. Madero, a quien conoció y del cual fue colaborador:
VI
Aquel en cuyo rostro de bondad
Se encuentran la nobleza e hidalguía,
Apóstol fue de santa ideología
de amor y caridad.
Es ¡Francisco I. Madero!
El que su idiosincrasia candorosa
No vio tras la amistad al traicionero
De conciencia cobarde y ambiciosa,
el modo con que acaban sus lamentos
y, cual cristo, encontró la misma suerte,
que todo redentor halla la muerte!
Como ilustre masón que fue, no podía faltar su apología
al inmortal Benito Juárez:
Fuiste Juárez, roca inmoble
Ante la invasión armada
que traidores importaron
con ambiciones bastardas
que luchaste con tesón
por defender a tu patria
de ser por otras mandada
nunca tu fe desmayó
nunca desmayó tu alma…
Pero más de actualidad es su poema a “los inmigrantes”:
Son pobres emigrantes que marchan codiciosos
jurando que a su patria jamás ya volverán
y por doquiera buscan tesoros fabulosos
que nunca encontrarán
Y por último de un sinnúmero de versos al amor y a la
amada, destaca este del “Canto a la amada” (Pereira, 1928):
Dulce mujer
te quiero tanto
que a ti dirijo
mi dulce canto.
¿Ves cómo el río
busca a la mar?
¿Ves a la espina
la flor guardar?
………………
Así te quiero
dulce mujer
así te adoro…
¡Como ha de ser!
En su poema “Cantares” expresó:
“Cuando tu boquita miro,
Nace en mi pecho un deseo;
Juntar con ella la mía
Y morirme dándote besos”
13
1926. Familia Pereira Rubio, de izquierda a derecha de pie: Florentino Pereira Rubio, Florentino Pereira Ocejo.
Sentados, los hijos: Lydia, Anastasia, Jesús, Minerva y Carlos.
El poeta murió el 12 de octubre de 1937, poco antes
de cumplir los 50 años, por una penosa enfermedad que
lo inhabilitó físicamente de sus capacidades motoras. Su
fallecimiento conmovió a la sociedad mexicalense, misma
que le brindó una despedida digna de los hombres ilustres.
Cuenta la reseña del acto que más de 400 amigos, familiares
y admiradores acudieron al funeral de Florentino Pereira
Ocejo, a quien reconocían como un ser humano bondadoso,
comunicativo, sincero, laborioso, inteligente y honrado.
En la ceremonia luctuosa destacaron los honores y oración
fúnebre que le brindaron sus queridos hermanos masones de
la logia “Alianza Hispano-Americana”.
14
Quizá una de las herencias más importantes que deja
un hombre es su familia, Florentino Pereira Ocejo es
uno de ellos: nacido en Santander, España en 1888, sus
padres fueron: Florentino Pereira Baranero y Anastasia
Ocejo Cano. En la ciudad de Torreón Coahuila contrajo
matrimonio por primera ocasión con Lydia Rubio Pérez,
con quien procreó seis hijos: Lydia, Florentino, Minerva,
Anastasia, Carlos y Jesús. Con su familia emigró a CalexicoMexciali. Florentino contrajo segundo matrimonio con
María Antonia Villarino con la que procreó tres hijos: Rosa
Margarita y Antonio.
1949. Familia Pereira Moreno: Florentino Pereira Rubio había fallecido un año antes. En la foto, al
centro la señora Adriana Moreno Montaño con sus hijos, de izquierda a derecha, de pie: Rubén y Juan,
sentados: Florentino, Horacio, Lupita, César y Jorge.
1999. Familia Pereira Vidal. De izquierda a derecha: Adrián, Estrella Vidal Rosas, Martín, Florentino Pereira Moreno y Florentino.
15
19
.lorentino
F
Pereira Rubio.
Los hijos de estas dos familias se desarrollaron en diferentes
áreas productivas en las diferentes ciudades del estado.
Destaca el desempeño del primogénito de su primera
familia: Florentino Pereira Rubio, nacido en 1913 en
Torreón, Coahuila y radicado en Mexicali desde 1922.
Contrajo matrimonio con Adriana Moreno Montaño,
con quien procreó seis hombres y una mujer: Florentino,
Rubén Darío, Juan Pedro, Jorge Mario, César, Horacio y
María Guadalupe. Todos ellos se desarrollaron en la ciudad
de Mexicali como profesionistas y comerciantes: Rubén
es abogado; Jorge, veterinario, Horacio es arquitecto, y el
resto son comerciantes.
De la familia Pereira Moreno destaca la personalidad
de Florentino Pereira Moreno, pionero y forjador
de empresas comerciales e industriales, así como su
participación en la vida pública y social del municipio
llegando a actuar como: presidente de la Cámara Nacional
de la Industria de la Construcción, delegación Baja
California (CNIC), presidente del Consejo de Urbanización
del Municipio de Mexicali (CUMM), presidente del Bosque
de la Ciudad, presidente del desarrollo del Río Nuevo
entre otras muchas actividades. (La reseña de su vida
merece un artículo aparte).
Florentino Pereira Moreno se casó con Estrella Vidal
Rosas procreando tres hijos: Florentino, Martín y Adrián.
Ellos, a su vez, formaron sus familias: Florentino con
Claudia Aldrete García, Martín con Graciela Caballero
Camou y Adrián con Zarina Luken. Florentino Pereira
Vidal y Claudia Aldrete procrearon a su primogénito:
Florentino Pereira Aldrete, hoy de 18 años y tataranieto
del poeta, escritor, orador y periodista: Florentino Pereira
Ocejo.
Bibliografía
Sarabia y Trujillo. (Coords.) (2013). Diccionario Enciclopédico de Baja California. Instituto Cultural de Baja California.
Pereira Ocejo. (1928). Helicónidas. Talleres del Regional.
Mexicali, B.C.
2012. Familias: Pereira Vidal, Pereira Aldrete, Pereira Caballero y
Pereira Luken.
16
La radioafición en Mexicali
Francisco Estrada Montaño*
L
a radioexperimentación, conocida comúnmente
como radioafición, es una actividad que puede
considerarse como un pasatiempo cuya finalidad
es la experimentación en el ámbito de las comunicaciones,
mediante la investigación para el diseño, construcción e
instalación de equipos y antenas para una mejor transmisión
y mejor recepción en el envío de señales, ya sea a través de
la palabra por micrófono con su propio código, o mediante
el uso del código Morse a través de la radiotelegrafía, así
como estar atento al llamado en caso de emergencias por
fenómenos naturales, lo que convierte a esta actividad
en todo un servicio social continuo y que a la vez es un
aprendizaje basado en la experimentación de la electrónica
para la operación de equipos electrónicos, radios, cuyo
alcance puede cubrir la faz de la tierra.
Su labor se basa en la operatividad de equipos
transmisores-receptores llamados transceirvers, ejecutados
en las frecuencias electromagnéticas, que a los mismos les ha
asignado la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, en
nuestra república, cuyo fin es mantener una comunicación
segura constante y efectiva para efectos de estar en contacto,
en todo momento, con todo el país, y cualquier otro país del
globo terráqueo.
El radioaficionado, al “prender” o encender su equipo,
radioemisor lo hace micrófono en mano y verbalmente, con
una llamada general mediante la contraseña “CQ”, y al
ser escuchada esta llamada y contestada por otro “colega”
se establece una comunicación con cualquier ciudad y en
cualquier parte del mundo. La conversación, vía micrófono,
debe referirse únicamente a cuestiones técnicas o sociales,
es decir, no hablar sobre política ni asuntos que puedan
perturbar el orden público.
Para que cada una de estas personas adquiera su permiso
o licencia de radioaficionado, es necesario presentar
exámenes de teoría, reglamentación y radiotelegrafía, para
la obtención de licencias de primera y segunda clases, según
el conocimiento que el solicitante posea en la materia.
El examen teórico consiste en verificar los conocimientos
que el solicitante tenga respecto a la electrónica; en el de
reglamentación debe conocer la Ley General de Vías de
Comunicación vigente, y el de telegrafía es una prueba
de recepción y transmisión del código Morse, es decir,
transmitirlo y saberlo escuchar, primero en forma lenta. Al
aprobar los exámenes, quedan ya autorizados para instalar
y operar su propia estación para lo cual les será expedido su
distintivo de llamada o de identificación, pudiendo ser como el
siguiente ejemplo: XE2COM, o bien, XE2MPA, dependiendo del
criterio de las autoridades de la Secretaría de Comunicaciones
y Transportes, o bien a petición de parte.
Cuando cierta estación se encuentra en la zona uno de
la república la llamada sería, XE1-COM, En el caso de la
zona 3 XE3-COM, etcétera. Tratándose de embarcaciones la
identificación es: XFI-LM.
En Estados Unidos de América las nominales de las
estaciones del radioaficionado amateur son distintas, como
ejemplo: WA4QQV, WB5YJN, o bien: K2PLF o K5JI. AE5B.
Un largo anecdotario forma parte de la historia de estos
radioexperimentadores que en nuestra ciudad, así como en
* Miembro de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali” A. C.
17
1975. Tarjeta de intercambio. Estación XE2-MBC.
De Mexicali, Baja California. México.
1977. Tarjeta de intercambio. Estación XE2AAL.
Nuevo Laredo, Tamaulipas, México.
1978. Tarjeta de intercambio. Estación K2PLF-3. De Ellicott City, MaryLand,
Estados Unidos de América.
18
otras partes del mundo, después de iniciarse y
mantenerse en forma unipersonal o separada,
deciden agruparse formando asociaciones civiles
o radioclubes como lo fue el Club de Radio
Experimentadores de Mexicali, A. C. (CREMAC)
que nació mediante acta 22,377 el 24 de agosto
de 1962, bajo el protocolo: “ante mí el licenciado
Nemesio Javier Lamas, Juez Primero de lo Civil
de este partido judicial, encargado de la Notaría
Pública Número Uno de esta municipalidad de
Mexicali, por ministerio de ley”, y luego la lista
de comparecientes al citado protocolo como sigue:
José Murillo Agúndez, Paulino Luna Jiménez,
Gustavo Espíritu Mc. Kleps, Servando Corral
Sández, Francisco J. Barrón Aldrete, Francisco
Pérez Gutiérrez, Baltazar Gutiérrez Angulo,
Eduardo Colunga Rojas, Lauro Trujillo Arana,
Luis Gazcón Orozco, Domingo Mendoza Arce, José
Humanes Rivera, Miguel Delgado Jr., Francisco
Javier Santos Rojo, Ramón Chong Duarte, Abel
Padilla Barrera, Héctor Manuel Ramírez Leyva,
Adalberto González Cortez, Rafael Vicente
Carrasco, Fernando Salas Guadarrama y Carlos
Padilla, para constituir una asociación civil que se
regirá al tenor de las cláusulas, etcétera.
Este Radio Club se ubicó en una finca que
a la fecha existe por la calle María Herrera
310 de la colonia Insurgentes este, de esta
ciudad capital. A esta edificación asistíamos,
además de los socios, personas que deseaban
pertenecer al Radio Club, pero que no contaban
ni con el equipo necesario ni con la autorización
correspondiente, con la intención de iniciar su
aprendizaje utilizando los equipos instalados en
el citado inmueble, de uso comunitario, más las
clases de radiotelegrafía que se impartían por
quienes ya dominaban ese conocimiento.
Anécdota: El periódico El Imparcial de la
ciudad de Hermosillo, Sonora, en nota fechada
el jueves 5 de junio de l975 se publicó la
siguiente información:
Intervención quirúrgica a control remoto de
Tijuana”. Isla de Cedro, Baja California. Una
1980. Reunión del Club de Radio Experimentadores A.C. con el banderín de XE2MBC, en el patio del club. Entre los presentes destacan los
miembros del club: Ramón Duarte, Refugio Dávila y Agustín Cervantes. El resto fueron visitantes invitados.
mujer de 30 años fue rescatada de la muerte, de una intervención
del caso, es que en plena intervención, cuando el Dr. Hermosillo
quirúrgica en la que se le anestesió a control remoto desde
vigilaba a control remoto la intervención, su aparato perdió la
Tijuana. El singular caso, tuvo lugar ayer en las primeras
comunicación receptora y tuvo que continuar desde la casa de
horas de la madrugada, por la señora Victoria Rodríguez de
la familia de Heliodoro Flores. Gracias a ello, la intervención fue
30 años, quien sufrió un cuadro sumamente grave ocasionado
exitosa, y a las 3:30 horas de ayer, la señora Rodríguez estaba
por un embarazo extra-uterino roto y abundante hemorragia
fuera de peligro. La intervención la llevaron a cabo los médicos
interna. Lo casi increíble, es que la humilde mujer, esposa de
Enrique Montes, Ignacio Ruiz y José Palacios, auxiliados en
un pescador, tuvo que ser anestesiada desde Tijuana, a través
parte con comunicación e instrucciones del Dr. Rafael Hernández
del Club de Radio-Aficionados, cuando se presentó un problema
que fue el contacto con el Dr. Hermosillo desde la misma sala de
serio para intervenirla. El caso, en la que se jugaba la vida
operaciones, donde se instaló el equipo. La señora Concepción
de un ser humano, se inició la noche del martes, cuando la
de Flores, radioaficionada de Tijuana, al concluir la operación,
mujer fue intervenida en un pequeño hospital y donde el radio
y entre llantos de emoción de muchos de los que estuvieron al
aficionado José González Mundo, instaló en unos minutos una
pendiente del caso, señaló “mientras la ciudad duerme, siempre
antena para frecuencia de 80 metros y su equipo en el propio
habrá alguno de nosotros al pendiente para casos de emergencia”
nosocomio para pedir la ayuda a Tijuana. Toda la operación
donde de nuestra ayuda depende la vida de un ser humano.
comunicativa se hizo a través de los radioaficionados Aurorita
Sambrano de Ensenada, Norberto Itón Aguilar, Elpidio Romo
de la Estación telegráfica de San Quintín y Salvador Flores
González. Pero el anestesiólogo y también radioaficionado Dr.
Clemente Hermosillo, fue el hombre que con sus conocimientos
de la medicina logró que la paciente pudiera ser intervenida
quirúrgicamente cuando estaba a punto de morir. Lo dramático
En la jerga de la radioafición se tiene el llamado código
“Q” una terminología que abrevia la emisión de las
palabras; por ejemplo, en lugar de decir: “mi dirección es:,
se dice “ MI QTH”, para decir, mi nombre es, se dice: “Mi
QRA”, para decir, “espérame un momento”, se dice: QRX, y
para finalizar la comunicación se dice “QRZ”.
19
1970. Convención de radioaficionados, celebrada en Mexicali, Baja California.
Sobre las frecuencias
El radioaficionado dispone de varias frecuencias y sus
equipos “multibandas” pueden operar en las frecuencias
de 160, 80, 40, 20 y 10 metros; las más utilizadas son de
40 y 20 en virtud de obtener mejor fidelidad sin ninguna
resonancia, o sea ningún ruido secundario.
Por tanto, al iniciarse una transmisión y dependiendo en
qué frecuencia se vaya a operar, al hacer llamada general
para ver si hay alguien en la frecuencia se procede a decir;
CQ 40, CQ40 o bien CQ 20, CQ 20 así como CQ 80, CQ 80.
Otra particularidad es que al finalizar el todo
comunicación, comunicado o “QSO” se procede a hacer un
intercambio vía correo aéreo o terrestre, según se desee, de
una tarjeta postal a cada uno de los contactos efectuados,
que pueden ser de cualquier continente, a estas tarjetas llama
QSL, se les nombra tarjetas y contienen el nombre y dirección
del radio aficionado, las nominales o distintivos de llamada
de su estación, su ubicación según el país donde se encuentre,
más algunos datos del tipo de antena que se está utilizando.
Anécdota: En repetidas ocasiones establecí contacto
con una estación de la república de Cuba con una colega
20
de nombre Gloria con la cual entablábamos largas
conversaciones o intercambio de conocimientos, teniendo
yo de acuerdo con mi huso horario las doce de la noche y
ella las tres de la mañana, dado que al tener yo una hora de
diferencia con la capital de la república, de allí eran otras
dos horas a la isla de Cuba.
Para este tipo de pasatiempo, en cuanto a la inversión
para la compra de equipos transmisores-receptores, más la
compra de antenas, si se tiene diez pesos debemos gastarnos
ocho en antena y dos en equipo. Esto nos habla de la
importancia que una antena tiene, es decir, que se puede
tener un equipo rudimentario, pero con una antena bien
diseñada y bien instalada todo comunicado será exitoso.
En la actualidad las tiendas especializadas venden ya
antenas hechas a la medida de acuerdo con las necesidades
y posibilidades económicas del usuario.
Anécdota: El 4 de febrero de 1976 a las tres de la mañana,
Guatemala sufrió uno de sus más dañinos sismos con una
intensidad de 5.7 grados Richter originado sobre la falla de
Motahua, dejando más de 30 mil muertes, muchos miles de
heridos y más de un millón de damnificados.
Al faltar la energía eléctrica, inmediatamente entró en
acción la radioafición guatemalteca mediante la instalación
de estaciones de radioaficionados utilizando las baterías
de sus automóviles, haciendo contacto de inmediato con
muchas estaciones del mundo y sobre todo con la zona
fronteriza del norte de México.
En Baja California fuimos responsables de establecer
contacto con Guatemala organizando una extensión, vía
línea, de 500, como se define la continuación vía telefónica.
Esto es, que personas guatemaltecas queriendo informar
a sus familiares radicados en Estados Unidos de América
sobre el acontecimiento vivido.
De Mexicali, como en mi caso, vía radio se nos pedía
comunicarnos a San Diego o a la de Los Ángeles, ambas
ciudades en California, a los teléfonos que nos eran
proporcionados para informar que todo estaba bien, o que
había habido alguna desgracia en ciertos barrios o colonias.
Fueron largas horas y días en los que nuestra labor se
desarrolló en apoyo a muchos damnificados de aquel terrible
e inolvidable terremoto.
Conforme fue avanzando la ciencia de las comunicaciones
y en la manera en que crecían las membrecías en los radio
clubes, era común salir a campo raso o subir a alguna parte
de cierta montaña para experimentar el tiempo de recorrido
de una frecuencia; por ejemplo el caso del experimento
que se llevó a cabo en el Parque Nacional Constitución de
l857, mejor conocido como Laguna Hanson, municipio de
Ensenada, para verificar con un equipo en frecuencia de dos
metros, el tiempo de ida y retorno de una señal radioeléctrica
de la tierra a la luna, habiéndose cumplido en aquel tiempo
en escasos dos minutos y medio. Este tipo de experimentos
fueron muy frecuentes y casi de carácter obligatorio en el
medio de la radioafición.
Onda corta se tituló la revista que la Liga Mexicana de
Radio Experimentadores, A.C., como órgano oficial, editó
durante varios años en la capital de la república mexicana.
En esta revista se difundía todo tipo de información como
el quehacer del radioaficionado, desde el funcionamiento
de un transistor, o una resistencia, hasta las fórmulas
matemáticas para el diseño de antenas en su sección técnica.
La revista tenía la sección “Noticias de la SCT”, así como
eventos a llevarse a cabo y anuncios sobre los preparativos
de las convenciones anuales de los radio clubes celebradas
en diferentes estados; tenía también la sección literaria en
donde un número considerable de radioexperimentadores
mostraban su vena poética de inmejorable calidad, y
la reproducción de viejas fotografías de los pioneros
radioaficionados, para finalmente publicar el obituario.
La Red Nacional de Emergencia que a la fecha funciona,
mediante turnos elaborados para la participación de todo
el país, por estados, todos los días del año durante una hora
opera una estación a la cual estaciones de varios estados
informan sobre el estado del tiempo, siendo esa información
concentrada y entregada cada día al observatorio y a las
oficinas de protección civil. Ejemplo. Ciudad Obregón,
Sonora se encargará de recibir la información de toda la
república para su objetivo.
En el número 365 de Onda Corta del 29 de noviembre al
2 de diciembre 1978 informa sobre el VIII Maratón Náutico
del Río Balsas, y en la parte inferior publica la frase de rigor
“Defender tu idioma también es hacer patria” frase que se
sigue utilizando en las transmisiones.
Durante el terremoto del 19 de septiembre de 1985 en
la Ciudad de México, D.F., la radioafición de todo el país
marcó un hito con una sorprendente participación, que
fue reconocida por las autoridades correspondientes, que
con una actitud cuasi castrense dieron muestra de utilidad
durante y después del nefasto suceso que marcó la vida de
nuestro país.
Dentro de la radioafición, entre los miembros del CREMAC,
hubo personas de todas las clases sociales y de todas las
profesiones que llegaron a sumar más de sesenta socios
activos, pagadores de sus cuotas, y que a la fecha la gran
mayoría de ellos ya apagaron filamentos en la tierra para
transmitir desde otras dimensiones; a ellos los despedimos
con un QRX y un lamentable QRZ final. Que el éter les sea
placentero en el oriente eterno.
Homenaje sincero a los pioneros citados en el acta, así
como a otros precursores cuyos nombres están también
escritos en letras de oro.
21
LAS DILIGENCIAS
Jimmy Griffin*
E
l título de este artículo posiblemente despierte en
su mente una visión de alguna película mexicana o
de Hollywood con el héroe o heroína en peligro de
ser exterminados por un hatajo de bandidos o una banda de
indígenas salvajes. Por allá de 1858 a 1861, efectivamente,
la diligencia más famosa del mundo, conocida como el
Butterfield Stage, entraba a Baja California por Algodones
y pasaba por unas postas incluyendo Álamo Mocho.
En un mapa de 1904, que existe en el Archivo Histórico
de Mexicali, se puede leer una leyenda en inglés que dice
“Ruins of New River Station”, es decir Ruinas de la posta
Río Nuevo. El nombre Río Nuevo en español aparece a un
lado de la línea que representa dicho río.1 Posiblemente por
ahí el sendero cruzaba ese río y entraba a California por el
lado oeste del Río Nuevo.
Además de este mapa tenemos el reportaje hecho libro
The Butterfield Overland Mail del reportero Waterman
L. Ormsby quien fue la única persona que hizo todo el
primer viaje desde St. Louis, Missouri hasta San Francisco,
California. Ormsby menciona Álamo Mocho, diciendo
que dicho tocón debió de haber estado cubierto con arena
porque él no pudo verlo. Agrega que unas millas más
adelante cruzaban Río Nuevo que “aparece en los mapas
aunque no ha sido visto [con agua] más que una vez”.2
En esta ocasión hablaremos de diligencias más modernas
que no han sido sujetas de tantos tratos dramáticos,
aunque en realidad corrieron más peligro debido al clima y
a la naturaleza de los terrenos que tuvieron que transitar,
por ejemplo la ruta desértica entre Santa Ana, Sonora y
Mexicali, Baja California, establecida en 1928. Por muchos
años ese sendero fue la única comunicación terrestre por
territorio mexicano entre Mexicali y el resto del país.
Yo había oído de esas diligencias, y en 1954 hice un viaje
solo en automóvil de Mexicali a Sonoita, cuando 20 kilómetros
aproximadamente no estaban pavimentados. Pero mi primer
contacto con una persona que había experimentado, más
bien sufrido, ese viaje, en los años de 1930, lo tuve, en 2006,
cuando acompañado con nuestro mutuo amigo Alfredo
Dipp Varela, conocí a doña Hilda Espinoza Lamarque, cuya
familia llegó al valle de Mexicali en 1921 o 1922. Hilda nació
en 1926 cuando su madre estaba visitando su familia en
Dimas, Sonora, pero ella vivió toda su juventud en Estación
Delta. Y en ese encuentro, doña Hilda nos platicó sobre su
experiencia de los viajes en diligencias.
Debe de haber sido en 193l o 1932 cuando la familia
regresaba de una visita a Dimas viajando por tren mexicano
hasta Nogales y anticipando continuar en tren en los Estados
Unidos hasta Mexicali, pero al llegar a la línea detectaron
que Hilda y una hermana suya tenían viruela loca y no los
dejaron pasar la frontera. Su madre doña Chole se quedó con
las niñas mientras los demás miembros de la familia tomaron
el tren Southern Pacific, como habían planeado.
* Miembro de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali” A. C.
1
Este es un mapa con muchos detalles fascinantes, algunos anotados en inglés, otros en español. Fue hecho por el ingeniero Silsbee para la Colorado River Land
Company que en ese año de 1904, año en el que Guillermo Andrade adquirió la mayor parte del delta mexicano del Río Colorado.
2
Ormsby exagera, pero otras fuentes confirman que, en aquellos años, Río Nuevo rara vez tenía agua. Interesante, sin duda, pero si quieren saber más de aquellas
diligencias les recomiendo el excelente artículo del Ing. Óscar Sánchez Ramírez en la revista El Río número siete de enero-marzo 2010.
22
Mexicali
San Luis Río Colorado
Sonoita
Camino en brecha 1930-1950
Caborca
Santa Ana
Mapa del noroeste de México, Baja California y Sonora. Del camino de Santa Ana, Sonora a Mexicali, Baja California.
A doña Chole no le quedó otra opción que regresar a
Santa Ana y tomar una diligencia junto con otra señora
que tenía el mismo problema. Aunque era muy joven,
Hilda recuerda bien ese viaje. El vehículo era un Cadillac
abierto con tres asientos tipo banca. En los asientos
cabían diez pasajeros más el chofer. En los estribos y
guardafangos podía llevar unos cinco más. En el caso de
Hilda fueron tres de ellos, tres o cuatro de la otra familia,
el chofer y otro hombre que llegó borracho. El chofer no
quiso llevarlo pero doña Chole insistió que al rato se le
bajaría la borrachera y él les podría ser útil en caso de
presentárseles algún problema en el camino. Lo cargaron
en uno de los guardafangos y no hubo problema con él.
Hilda cuenta que salieron de Santa Ana a las 11:00 de la
mañana y llegaron a Pascualitos por la tarde del día siguiente,
unas 30 horas de viaje, sin mayores problemas, habiendo
cruzado el Colorado en una panga con todo y Cadillac. Lo
que más recuerda es la gran cantidad de botellas, galones y
3
litros, envueltas en trapos viejos amarrados por todos lados
en el carro. Esa fue su agua para tomar.
He tenido oportunidad de conocer más sobre las
diligencias a través del libro Por las rutas del desierto, escrito
por Valdemar Barrios Matrecito, quien fue uno de los
choferes de aquellas diligencias y por muchos años residente
de San Luis Río Colorado.3
El corazón del libro está en las entrevistas con algunos
de los choferes del desierto, compañeros de don Valdemar a
quienes él, muy justificadamente, llama, “Conquistadores de
Desierto”. Con su ingeniosidad, dedicación y persistencia ellos
transportaron pasajeros, correo y paquetes desde Santa Ana,
Sonora, a Mexicali, Baja California. En la página 13 de esta
segunda edición de su libro publicado en 1980, pide un minuto
de silencio para los ya desaparecidos compañeros y nos deja una
lista de ellos, 38 nombres, 31 de los cuales están acompañados
de su apodo, tales como Matracas: Tapa Balazos, el Chilpayate,
el Carioca, el General, el Bolsa de fierro, por mencionar algunos.
La primera edición fue en 1975 y la cuarta, en 1986. Posiblemente hay otras más recientes.
23
Dice don Valdemar que las diligencias de 1928 hasta
1939 salieron de Santa Ana, pasaban por Altar, Pitiquito,
Caborca, Sonoita y San Luis Río Colorado. Ahí tuvieron que
esperar la panga para cruzar el Río Colorado y continuar
por el sendero a Mexicali.
Nos explica (p. 9) que antes de 1928 los únicos que
transitaron por ese trecho de entre Sonoita y San Luis
fueron vaqueros y guías arreando ganado.4 En ese año,
una caravana de húngaros aventureros5 se lanzó por primera
vez en cuatro automóviles a cruzar el tramo más desolado, largo
y peligroso desde Sonoita a San Luis Colorado, cosa que antes
nadie había intentado y tras esa incursión, algunos choferes de
Nogales, Sonora comenzaron a transportar pasajeros usando
una brecha o más bien camino de herradura […]
La parte de la ruta de Santa Ana a Sonoita era
difícil pero había algo de civilización con los pueblos ya
mencionados. De Sonoita a San Luis, aproximadamente
246 kilómetros eran desierto, dunas de arena, cerros y la
falta absoluta de agua. Sin embargo, los choferes dieron
nombre a lugares que tenían características diferentes o
donde hubo algún incidente notable. Don Valdemar nos
ofrece esta lista en el cuadro 1 (p. 10).6
Al respecto, Barrios comenta:
Cuadro 1. Ruta recorrida en dilegencia desde Sonoita a San
Luis Río Colorado.
Lugar
Santo Domingo
La Salada
Arroyo del 2 de abril.
La laguna del Chango
Banco del Diputado
Brecha de los dos hermanos
Choclos Duros
El puerto del Águila
El Arroyo del Batamote
o de los Alacranes
La Vuelta de la Sierra del Viejo
La Joya
Doña Victoria
El Arroyo del Zumbador
El Banco del Zumbador
El Banco de los Húngaros
El Banco de los Hungaritos
La Vuelta de la Brecha
El Buick
El Studebacker [sic]
El Cadillac
El Caballo
San Luis Río Colorado
Kilometraje
7
17
16
16
25
6
17
11
kilometraje
acumulado
(desde Sonoita)
7
24
40
56
81
87
104
115
6
5
21
12
15
13
6
5
14
9
7
6
5
7
121
126
147
159
174
187
193
198
212
221
228
234
239
246
constante contacto por las frecuentes odiseas que se registraban y
eran ellos que enfrentaban a esos problemas […]
A grandes rasgos esos eran los lugares más conocidos en aquel
trayecto… Los húngaros aventureros que citamos cruzaron ese
Más adelante (p. 6) menciona que aquellos húngaros,
tramo guiados por un vaquero de Sonoita de nombre Antonio
López y dejaron tirado un automóvil en el arroyo El Zumbador…
hicieron su recorrido en un automóvil Hudson Súper Six de
Ninguna de nuestras autoridades federales, estatales o municipales
siete pasajeros modelo 1925, un Dodge tipo turismo que lo
tenían conocimiento de ese trecho al que los Choferes del Desierto
dejaron abandonado en un arroyo que estaba junto al cerro
llamábamos camino”, todavía más, en los mapas oficiales no
de El Zumbador, un Dodge tipo comercial y otro automóvil
aparecía una sola rayita indicando que por ahí se transitaba;
Dodge tipo turismo.
solamente los Comisarios de Policía de los extremos tenían
4
Desde los tiempos del Padre Eusebio Kino en los años de 1770, y quizás de Melchor Díaz, en 1540, los españoles, guiados por los indígenas, usaron parte de esta
ruta que llegaron a llamar Ruta del Diablo aunque después de Sonoita la mayoría de ellos se desviaron hacia el noroeste para llegar a las Tinajas Altas y al río
Gila. Esa opción fue eliminada con la firma del Tratado de Mesilla en 1853.
No sabemos si estos aventureros venían del país húngaro o no, ya que entonces ese apodo era equivalente a “gitano”. Lo que sí, juzgando por los vehículos que
conducían, tenían fondos adecuados para viajar.
6
En mis múltiples viajes por ese solitario camino solo recuerdo un lugar con un rótulo que decía: Los Vidrios en el área del Pinacate. El Atlas Goodrich Ezukadi,
Caminos de México de 1964 no muestra el nombre de ningún lugar en todo el trecho entre San Luis y Sonoita, y tampoco en otros mapas no tan viejos que tengo
aparecen nombres de estos sitios, pero en junio de 2013 encontré un mapa de Sonora, en San Luis Río Colorado, que muestra unos 16 nombres incluyendo San
Luis y Sonoita. Ninguno de los nombres de la lista de don Valdemar aparecen en él. ¡Lástima! Los suyos fueron mucho más interesantes e imaginativos.
5
24
En 19397 la ruta de las diligencias cambió
llegando por otro sendero a Punta Peñasco
desde Santa Ana sin pasar por Sonoita ya que
la vía llamada Ferrocarril Fuentes Brotantes,
que era una prolongación del ferrocarril InterCalifornia Sur había llegado a Peñasco. Con el
tiempo esos dos cortos ferrocarriles formarían
parte del Ferrocarril Sonora Baja California y
el nombre de aquella “punta” sobre el Mar de
Cortés, sería cambiado a Puerto Peñasco. Dice
don Valdemar (p. 14):
1935. Puerto Peñasco. En esos años el camino hacía escala en este poblado.
Los viejos Zorros del desierto, quienes desde
el año 1939, ya viajaban directamente
desde Santa Ana a Puerto Peñasco y ahí
embarcaban a sus pasajeros en los llamados
“armones” que consistían en unas pequeñas
plataformas sin techo ni redilas que corrían
sobre la vía del ferrocarril remolcados
primeramente por unos motores Ford V-8
acondicionados y posteriormente entraron en
servicio locomotoras diésel con furgones de
tamaño normal.
Barrios nos ofrece (pp. 14-15) una lista
de sus compañeros que vivían todavía en
1979 para contarle sus historias. Son 21 de
ellos y 17 aparecen a lado de sus nombres
sus apodos. También nos da los nombres
de cuatro choferes que no sabía si vivían
todavía. Además proporciona los nombres
de los “Troqueros de la última hora que
en los años 1939 a 1942 hicieron el servicio
postal desde Santa Ana a Mexicali por la
misma ruta ya señalada varias veces”.
El primer chofer en contar sus aventuras en
el libro, empezando en la página 19 es Daniel
Castillón Herrera (Mi Dani) quien relata:
1942. El ferrocarril Sonora Baja California arribaba al Río Colorado
en el tramo Mexicali-Peñasco.
Mi primer viaje por el desierto lo hice en el
año 1928 durante el mes de mayo a bordo de
un Cadillac de la serie 51 modelo 1917…“las
7
1947. Antes de este año el pasaje atravesaba el Río Colorado en lanchas.
Otra fuente, el libro Baja California Railways, en el pie de una foto (p. 163) nos indica que el servicio de pasajeros por riel entre Mexicali y Puerto Peñasco empezó
el 5 de mayo de 1940.
25
diligencias eran acondicionadas para transportar en el interior
diez pasajeros que eran considerados de primera clase aunque
fueran muy apretujados y les cobraba la cantidad de $40.00 por
el viaje, y aparte se acomodaban por fuera del carro sobre los
estribos o los guardafangos a los pasajeros que se les llamaba
“de bandera” en número de cuatro o cinco y se les cobraban
$20.00 y muchas veces hasta por $15.00.
En uno de esos viajes manejando un Studebacker [sic] modelo
1922, conocido como el Big Six y bautizado de El Dromedario
Automóvil Hudson Super Six, modelo 1925.
porque era muy tragón de agua, se le quebraron los engranes
de la bomba de aceite que en aquellos modelos venia instalada
en el Fly-whell [sic] al lado izquierdo de la transmisión y esta
quebradura fue como un kilómetro antes de llegar al banco
conocido por EL DIPUTADO yendo de Mexicali a Nogales,
aproximadamente a las cinco de la tarde y en tiempo de calor,
llevando entre otros pasajeros a un matrimonio con cuatro
chiquillos que constantemente pedían agua y en esa parada se la
agotaron; sólo nos quedaba el agua del radiador y recomendé se
tomara hervida.” Desde el momento de la quebradura comencé
a idear la manera de forjar otros nuevos engranes porque no
Dodge Touring. 1925.
llevaba repuesto de ninguno de los dos, probé con madera de
palo verde y se rompieron, entonces lo hice de madera de palo
fierro con el mismo resultado; estuve trabajando día y noche y
al segundo día, ya cansado me recargué sobre el asiento para una
dormitada, pero al despertar por la mañana me quedé mirando la
visera del automóvil que era de madera PALOCHINO; entonces
con una hoja de segueta le corté un pedazo y de ahí fabrique
seis engranitos para que “jugaran” en dos secciones y los reforcé
con lamina de la tapa de la batería, pero el engrane que debió
quedar en el árbol de levas llevaba cuñero y hubo necesidad de
hacerle la “sangría” con la agarradera de una lima caliente. En la
Moto Vía. Cadillac, circa 1928.
fabricación de esos engranes duré tres días hasta que pude hacer
funcionar el motor para llegar a Sonoita en la madrugada. Todos
íbamos medio muertos de hambre y como hacíamos parada con
una fondera llamada “LA CHITA REYNA”, a esa hora en que
todo mundo dormía, encontramos en la cocina una olla con
menudo, otra de frijoles, muchas tortillas, pan, cebolla, tomate,
chile verde Y DE TODO DIERON CUENTA para retirase a un
corral a dormir la mona.( Barrios, 1975:19).
Studebaker Big Six. 1922.
26
Otro día avisaron a la Chita de su hazaña y le liquidaron
para seguir camino a Santa Ana con los mismos engranes
hechizos y como no los pudieron conseguir, echó otro viaje de
Santa Ana a Mexicali donde los encontró, dice don Valdemar.
Mi Dani contaba muchas más aventuras y tragedias, pero
brincamos a la página 33 y la historia de Ramón Araiza
Parra conocido como El Moncho cuenta que comenzó
a viajar rumbo a Mexicali en diciembre de 1930 en un
Chevroletito [sic] modelo 1929. Llegaba en tres días aunque
se atascaba en los arenales muchas veces pero no tardaba
en salir porque sus nueve pasajeros, jóvenes y fuertes, se
bajaban luego para empujar el carro hasta librarlo.
Pasó el tiempo y El Moncho logró tener buena reputación
y “cuando el general don Francisco Múgica, siendo secretario
de Comunicaciones y Obras Públicas, quiso atravesar el
desierto de Sonora”. El Moncho fue seleccionado para la
conducción del ministro, para designar a los ayudantes y
para procurar los vehículos para la expedición. Seleccionó
los choferes, Edmundo de la Rosa, Fili Fernández y Juan
Contreras (El jindo) y consiguió un Cadillac Sedan, un
Cadillac Limousine y un Buick, de modelos viejos.
Cadillac, modelo 1927.
Cuando hizo presencia el General Múgica, acompañado del
General Juventino Espinoza, entonces gobernador del Estado
de Nayarit; de su doctora de cabecera, una dama sumamente
Cadillac Limusina. 1928.
elegante, hermosa, gallarda y con admirable don de gentes, de
su Radiotelegrafista, del Jefe de Ayudantes capitán Figueroa
y diez ayudantes más, emprendieron la marcha y desde el aire
escoltaban al General Múgica dos aviones ya viejos…
Cuando llegaron al Arroyo del 2 de abril hicieron funcionar
el aparato de radio y personalmente el General Múgica dictó
el siguiente mensaje: Estamos encantados en el corazón del
desierto bajo la sombra de un frondoso árbol… En la laguna
del Chango aterrizaban los dos aviones…y ahí llevaron a la
comitiva gran cantidad de alimentos: limonada en abundancia,
melones helados, hielo, cartoncitos con nieve y todo lo que
pudieron conseguir en Yuma[…]
Buick Sedan, modelo 1928.
Más adelante dice:
llegamos sanos y felices a San Luis Río Colorado donde ya estaba
a recibir al General Múgica el Gobernador de Baja California
con un nutrido grupo de destacados políticos, preparados
para hacer el viaje a Mexicali por el camino de Yuma en
virtud de que el Río Colorado llevaba agua en cantidad, tenía
aproximadamente cinco kilómetros de ancho y no quisieron
exponer al señor ministro y a sus acompañantes a un posible
remojón en alguna zambullida bajo el agua chocolate.
Pierce-Arrow, modelo 1928.
27
¡Había de todo, aventuras, tragedias, romances,
momentos humorísticos y mucho compañerismo en los
choferes! En la página 61 empieza lo que cuenta Eugenio
Molina Clark (El Queno):
charlaban mucho, platicaban sin parar y recordaban pasajes
anteriores. De Sonoita salieron como a las ocho de la mañana
y fueron a comer a Choclos Duros donde había un árbol muy
frondoso y a los choferes los apartaban, pero siempre vigilados
por uno de los ayudantes presidenciales.
En una ocasión un español al frente de una caravana de artistas
Cuando reanudaron la marcha, el general Cárdenas
que procedentes de la ciudad de México se dirigían a Mexicali
iba contento, se sentó junto a El Queno y le dirigía algunas
a bordo de un Pierce Arrow… era siete artistas muy guapas y
bromas, le decía que sus carros parecían “VITRINAS’; la
dos varones: en el primer banco de arena que era El Diputado
segunda comida la hicieron a la entrada del arroyo que estaba
se lo encontró atascado hasta los ejes.
cerca de El Zumbador y ya de noche siguieron su ruta; el
8
general Cárdenas le decía muy seguido que parara a enfriar su
Sacaron el carro y El Queno se ofreció ir con ellos como
chofer ya que estaba impresionado con una de la artistas,
“que estaba como “Mango” con algunos diecisiete años de
edad, pero muy coquetona”.
Traían poca gasolina y aunque en el camino les prestaban
de la diligencia se acabó antes de llegar a San Luis y el
español tuvo que esperar en el carro mientras los demás
fueron hasta el pueblo y alguien regresó con combustible,
agua y comida.
A El Queno le tocó conducir al presidente Lázaro
Cárdenas por aquellos senderos mientras los choferes
Francisco Verdugo y Jesús Gutiérrez en sus propias
diligencias conducían al:
señor Efraín Buenrostro que era ministro de la Economía
Nacional, el General Yocupicio, Gobernador del Estado,
el General Anselmo Macías Valenzuela gobernador electo,
General Pedro J. Almada, inspector general del Ejército y
“vitrina” porque no quería que le pasara lo que López Collada
con sus cadeneros [en julio 1937] y en una de las arrancadas en
La Brecha se atascó la diligencia. El Queno se bajó a emparejar
la rodada, enfrió bien el motor y les dijo: … bueno general, hay
que bajarnos a darle una apuchadita al carro para poder salir,
y cuando el Presidente Cárdenas quiso ayudar a empujar, el
jefe de ayudantes llamó a los pasajeros de los otros carros y
con esa ayuda pudieron arrancar, y durante el resto del camino
tuvo mucho cuidado con los pasos difíciles para que el General
no le siguiera diciendo que su “vitrina” ya no podía.
Llegaron a San Luis en la madrugada y el general
Cárdenas felicitó a El Queno porque “era buen chofer”,
le dio un abrazo y su tarjeta personal para cuando se le
ofreciera algún asunto; por segunda vez le felicitó por su
pericia, no obstante tener únicamente diecisiete años de
edad, pero “muy bien empleados en el desierto de Sonora,
dijo el señor presidente”.
muchas otras personas desconocidas… cuando llegaban a
8
algún poblado, inmediatamente “acuartelaban” a los choferes
La siguiente vez que a El Queno Molina le tocó en suerte
como si fueran reos, no los dejaban ni tan solo comer hasta en
conducir al General Cárdenas fue durante la Segunda Guerra
Caborca El Queno se quejó con el General Cárdenas diciéndole
Mundial cuando este militar era Comandante de la Región del
que parecían prisioneros y a la vez le preguntó si no tenían
Pacifico; el General llegó a Santa Ana para dirigirse a Puerto
derecho de comer, entonces él y sus compañeros ya pudieron
Peñasco y quiso que el “mismo jovencito” que lo había llevado
disfrutar de libertad (p. 65).
anteriormente a San Luis el que manejara la “vitrina” donde él
En el auto de El Queno subió el señor presidente con su
viajaría; salieron a temprana hora y al llegar a Altar, el General
secretario particular y durante toda la trayectoria lo acompañó
se bajó del auto para entrar saludando de mano a todo mundo,
un señor ingeniero Celaya, al parecer eran amigos porque
hizo la misma cosa en Pitiquito y Caborca donde durmieron
Dice el texto que el Pierce Arrow era europeo pero en realidad fue de manufactura estadounidense, y fue uno de los automóviles más caros y lujosos de sus
tiempos. A mí me tocó ayudar a desmantelar uno, del modelo 1922 para usar el chasis en fabricar un remolque (raca) para transportar algodón hueso. Eso
fue en 1937 cuando yo tenía 13 años, pero recuerdo cómo estaba impresionado con la gran calidad del enorme motor y las demás piezas que íbamos quitando.
Probablemente, mi padre había pagado menos de cien dólares por él. Restaurado hoy día podría valer hasta $100 000.
28
para salir otro día muy temprano a desayunar en el Rancho EL
ANTIMONIO propiedad del “Pochote” Jesús Jáquez… esta vez
viajaron en un Cadillac Turismo y dos Cadillac Limousine y por
segunda vez el ingeniero Celaya acompaño al General Cárdenas.
Después de tomar el desayuno siguieron para Puerto Peñasco a
donde llegaron a la caída del sol para que el general se embarcara
en AUTOVÍA del Ferrocarril Fuentes Brotantes-Mexicali.
Estas son algunas muestras de cómo fue el trabajo
aventurado de aquellos Choferes del Desierto. Todos ellos
tuvieron que ser mecánicos capaces de arreglar las muchas
descomposturas de sus vehículos. Tuvieron que aprender
cómo quitar buena parte del aire de las llantas para pasar
por los arenales; echar unas gotas de gasolina al agua de
tomar para que los sedientes pasajeros no tomaran más
que lo necesario.
En la trayectoria se encontraron grupos o familias
que habían tratado de hacer el viaje sin llevar suficiente
combustible y agua. En ocasiones los podían ayudar y
salvarlos, pero otras veces llegaron tarde. En los años que
operaban las diligencias murieron numerosas personas,
podemos mencionar el caso de toda una familia de siete (p.
108). Su vehículo quedó atascado en el banco de arena El
Zumbador en el mes de agosto. Trataron de ir caminando
pero murieron deshidratados, primero una niña, después su
madre y así uno por uno.
Las diligencias generalmente fueron automóviles grandes
de lujo, como Cadillac, Studebaker, Buick, Hudson, Dodge,
etc. En ellos cabían más pasajeros, estaban mejor construidos
y sus poderosos motores eran más efectivos en los malos
trechos. Aun cuando tenían sus años presentaban menos
problemas mecánicos que los automóviles más comunes.
Los choferes y sus pasajeros sufrieron del tremendo calor del
verano y los fríos, y en ocasiones torrenciales lluvias y vientos.
Cuando los arroyos crecían tuvieron que esperar horas y a veces
días para poder pasar. Llegando a San Luis habían pasado lo
peor pero les faltaba el Río Colorado que a veces estaba muy
crecido, hasta cinco kilómetros de ancho, con corriente muy
fuerte y difícil y peligroso para los pangueros.
En la página 132, Barrios nos cuenta de 17 jindos
(hindúes) que para no correr el riesgo de ser arrestados y
deportados, la diligencia en que venían sacaba la vuelta a
San Luis y llegaba al bordo del río apartado de la panga.
Los pasajeros trataron de cruzar el Colorado nadando pero
“a medio río apareció un molino que con sus turbulencias
cargó con aquellos infelices y nadie pudo escapar. Fueron
arrollados y ninguno alcanzó tierra; jamás fueron
encontrados en ninguna parte”.
Cerca del final del libro (p. 217) don Valdemar nos
cuenta detalles de la tragedia del Ing. López Collada y sus
acompañantes, ocurrida en julio 1937, y cómo algunos de
los choferes del desierto ayudaron en la búsqueda. Menciona
detalles como los modelos de aviones y vehículos que fueron
usados en la pesquisa, y cómo al fin fueron encontradas
muertas esas personas.
De interés para los viejos residentes de Mexicali es que
nombró El Chapo Escandón de Mexicali como uno de los dos
agentes de la funeraria que llegaron con las cajas mortuorias.
El otro era de El Centro, California. Nuestro amigo Ernesto
(El Chapo) Escandón era prominente miembro de la industria
algodonera en los años cincuenta y sesenta.
Este libro (Por las rutas del desierto) tiene mucha
información de aquella época que no he encontrado en otra
parte. Si hay algo que criticar es la falta de más fechas en
que ocurrieron los eventos. Pero tenemos que recordar y
aceptar que el libro fue escrito años después de los eventos
y los entrevistados o no recordaban las fechas o no les
daban importancia.
Bibliografía
Barrios Matrecito, Valdemar. (1975). Por las rutas del desierto, , San Luis, Río Colorado, Sonora: Vanema.
Kirchner, John A. (1988). Baja California Railways. San
Marino, California: Golden West Books.
Ormsby, Waterman L. (1972). The Butterfield Overland
Mail. San Marino, California: Huntington Library.
Sánchez Ramírez, Óscar. (2010). La ruta postal de Butterfield en Mexicali. El Río, 7, p. 15.
29
Pioneros del valle de Mexicali:
Rafael Villarreal González
Raúl Villarreal Solórzano*
E
n el desarrollo del valle de Mexicali existen
muchas historias que comentar y la de Rafael
Villarreal González cumple con esta condición de
registro histórico, ya que fue el promotor y fundador de la
colonia Agrícola Villarreal. Originario de Canelas, Durango,
cambió el verde lomerío y el ambiente boscoso de la Sierra
Madre para radicarse en un llano cálido e inclemente, muy
lejos de sus añorados bosques. Nacido el 24 de octubre de
1901, Rafael Villarreal tuvo una amplia familia con siete
hijos: Rafael, Galdino, Roberto y Ramón, fruto de su
primer matrimonio (del cual enviudó). En 1934 se casó con
Ofelia Solórzano Herrera, ampliándose la familia con Raúl,
Guadalupe y Ana María.
En la mina, donde se encuentra su natal Canelas, fungió
varios años como responsable de seguridad en el Mineral de
las Coloradas, pero escucha el apogeo cardenista del empuje
agrario y, en 1939 emigra a Baja California, y adquiere un
rancho agrícola en la colonia Carranza donde se instaló con
su familia en una casa de cachanilla cubierta con lodo, que
al secarse servía para cubrir la pared. Allí sembró algodón
hasta que el Río Colorado se desbordó (en el año de 1942), y
con ello desapareció por completo el rancho.
Este acontecimiento le motiva a emigrar de nuevo, pero
en esta ocasión dentro del valle de Mexicali, instalándose
en Estación Batáquez, donde el ferrocarril americano tenía
un sitio de abastecimiento y reparación. En este lugar
estableció comercio que adaptó en una construcción de dos
pisos que había sido abandonada por unos japoneses. Eran
los tiempos de la segunda Guerra Mundial.
*
1944. Don Rafael Villarreal González a caballo,
recorriendo sus tierras.
Sin perder el objetivo de dedicarse a la agricultura, Rafael
Villarreal desarrolló sus habilidades de liderazgo y organizó
a un grupo de solicitantes de tierra para cultivo, y logró la
fundación de la colonia Villarreal, a unos 60 kilómetros al
sureste de Mexicali. Para llegar a la colonia se recorría un
camino de terracería, en lo que ahora es la carretera a San
Luis y que, tras un trayecto de 45 kilómetros llegaba hasta
la Estación Batáquez, hoy conocido como ejido Monterrey.
De Batáquez se tomaba una brecha arenosa hacia el sur
para llagar al poblado Jiquilpan y de allí se dirigían hasta
el ejido Colima.
Ubicados sobre esa zona del valle de Mexicali, unos
cuatro o seis kilómetros al sur del ejido Colima, don Rafael
Villarreal inició las labores de desmonte. Para ello adquirió
dos mulas gigantes en el Valle Imperial, a las que llamaban
“las pulmotol” ya que en esas fechas había un tónico con
Director general y socio de la firma RVS & Cía. Consultores. Correo electrónico: r.villarreal@rvs_cia.com.mx
30
1942. Ana María, Raúl y Guadalupe,
hijos de don Rafael Villarreal y Ofelia Solorzano.
1936. Doña Ofelia Solorzano de Villarreal
con su primogénito Raúl.
ese nombre y se utilizaba para varios malestares de las vías
respiratorias. Estas mulas eran fuertes en extremo y con
arneses jalados con cadenas lograban arrancar de cuajo
los mezquites y arbustos que cubrían la totalidad de los
predios, estos se amontonaban y después se quemaban.
El rancho tenía una superficie de 100 hectáreas, se
encontraba a unos pasos de un canal muy grande que surtía
de agua de riego rodado a esa zona del valle de Mexicali,
después adquirió otro terreno de similares dimensiones
a unos dos kilómetros del original. En el rancho original
construyó una amplia casa de varias habitaciones de adobe
parado con soportes de madera, y a unos pasos instaló
una enramada muy grande de tule extraído de una laguna
cercana al rancho, habilitando, además, un pozo para
contar con agua para el uso diario de la casa.
Pasado el auge algodonero, en el rancho se empezó a
sembrar alfalfa que se cortaba varias veces y luego volvía
a crecer; también se llegó a producir sandía, cebolla, ajo,
cacahuate; aprovechando la alta fertilidad de esas tierras.
Para las labores agrícolas, el señor Villarreal siempre
contó con los implementos más avanzados de esa época.
Así, adquirió los primeros tractores que salieron con
llantas de hule que se llenaban de agua para darles el peso
requerido y que agarraran tracción y no se atascaran en los
terrenos arenosos; cortadoras de alfalfa que mecanizaban
1938. Don Rafael Villarreal González
y su esposa Ofelia Solorzano Herrera
con sus hijos Raúl y Guadalupe.
gran parte de las labores del corte. En su rancho también
se contaba con una planta generadora de electricidad que
operada con gasolina, que facilitaba la iluminación y otras
comodidades en casa. Como el incansable equipo de sonido
que don Rafael Villarreal instalara para festejar el día de
su santo, donde por cierto, él mismo amenizaba tocando
varios instrumentos como el violín y el acordeón, mientras
sus hijos le acompañaban con la guitarra.
Estas reuniones formaban una tradición en el poblado
y lograban convocar la asistencia de las autoridades
municipales, a quienes don Rafael Villarreal apoyaba en
sus labores de búsqueda de delincuentes, ya que contaba
con experiencia en seguridad ciudadana, adquirida cuando
laboraba en el mineral de Canelas, Durango.
Preocupado porque los niños de los colonos y sus
trabajadores aprendieran a leer y a escribir, don Rafael
gestionó y obtuvo autorización de las autoridades educativas
para construir una escuela rural, a la que acudían los hijos
de otros rancheros y trabajadores de los alrededores. Tan
fuerte fue este impulso por la educación que las mismas
autoridades autorizaron la plaza de un maestro de planta,
cuya responsabilidad cayó en el profesor Pablo Villarino.
El profesor Villarino, como todos los mentores de aquellas
épocas, era un verdadero maestro con vocación y supo
inculcar valores y conocimientos básicos a sus alumnos.
31
1962. Doña Ofelia Solorzano de
Villarreal con sus hijas Guadalupe y
Ana María.
Otro aspecto que don Rafael Villarreal promovió en la
colonia Villarreal fue el asunto de salud pública. Para tal
cometido logró que un médico egresado de la Universidad
Nacional Autónoma de México hiciera su servicio social
en el poblado. Este joven médico, además de las labores
propias de su oficio, fomentó actividades deportivas
impartiendo clases gratuitas de boxeo y de touchito (juego
consistente en correr con balón de futbol americano y
evitar que te detuviera un contrario). Eran esos tiempos
en que las actividades al aire libre eran el regocijo de los
niños y de los jóvenes.
La fructífera vida de este pionero del valle de Mexicali es
cegada por un violento acto, producto de un trato al que
don Rafael no accedió, puso en ello toda su integridad ética
y su responsabilidad para con los colonos que él mismo
32
representaba como presidente de la colonia Villarreal. Al
recibir disparos en la espalda, abandonó esta vida el 2 de
marzo de 1947.
Es hacia 1950 cuando la familia Villarreal se domicilia en
Mexicali para que los hijos pudieran seguir estudiando, y se
logra la venta de uno de los ranchos a Jesús Gracia Fimbres,
quien en aquel entonces tenía una tienda de ropa en la
Chinesca denominada La Popular. Ante la oportunidad,
se vende el otro rancho a Onésimo Vargas. De esta forma
la familia de don Rafael Villarreal conseguía salir de aquel
lugar alejándose así de los trágicos acontecimientos.
Además de la amplia descendencia de Rafael Villarreal
González, otras familias han aportado desarrollo a Mexicali,
aparte de las que se establecieron en la colonia Villarreal,
cabe mencionar a la familia Canchota, familia Prieto y
familia Vargas, entre otras.
Mi concuño El Boti
Jimmy Griffin*
B
reve historia de su familia que El Boti Manuel
Fernández Guerra Flores, cirujano dentista,
mexicalense de toda la vida (mi concuño) me
entregó en el año 2000:
mandó a mi padre a la ciudad de Tijuana donde estuvo tres
años como delegado municipal, y nosotros vivimos en esa
ciudad. Después, cuando el presidente Lázaro Cárdenas, a
mediados de los de la década de 1930 prohibió el juego y cerró
los casinos, mi padre, como jefe de Obras Públicas se hizo cargo
En 1918 mi papá, Ing. Manuel Fernández Guerra llegó a Baja
de la construcción de la Escuela Politécnica en los edificios y
California contratado por los ingenieros Enrique Alducin
terrenos en donde estaba el Casino Agua Caliente. En esa época
y Juan de Dios Batiz para trabajar en la construcción de la
le prestaron a mi padre la casa lujosa que había sido del Sr.
carretera de la Laguna Salada y la continuación por la subida
Baron Long, uno de los dueños de ese casino. Nuestra familia
a Picachos para llegar al poblado de Alaska que así se llamaba
pasaba los veranos con mi papá en esa casa.
En Mexicali mi padre, al igual que el coronel Cantú, tenía
la Rumorosa entonces.
Mi madre Enriqueta Flores Riverol había llegado a Mexicali
ideas de una ciudad moderna con calles anchas, buen drenaje,
con su familia en 1916. Se casaron en 1920, y yo, el primero de
etcétera. Le tocó gran parte de las obras públicas del Mexicali
sus tres hijos, nací en 1921. Mi hermano Héctor nació en 1923
en aquella época incluyendo la pavimentación de la calle
y mi hermana Norma en 1927.
Madero hasta la Morelos, toda la Reforma y la Obregón hasta
En 1918 mi padre trabajó como ingeniero de la ciudad
llegar al Palacio de Gobierno.
de Mexicali con el gobernador coronel Esteban Cantú en la
El gobernador coronel Sánchez Taboada observó que el
construcción de la sección segunda de la ciudad y en el Palacio
cementerio número uno era insuficiente y no se podía agrandar
de Gobierno, es decir, la actual rectoría de la
También,
porque el dren 134 pasaba a un lado. Entonces, en el año 1943
en 1925, construyó su propia casa en Reforma 1333. Esa
encargó a mi padre el deslinde de una superficie para que se hiciera
casa ya es monumento histórico y la rentamos al Intituto de
el panteón número dos que se encuentra en la avenida Justo Sierra.
UABC.
Nacionalde Antropología e Historia (INAH).
Esteban Cantú dejó el gobierno en 1920 y entró Luis Salazar,
Mi papá falleció el 6 de diciembre 1948, en el Distrito Federal
donde había ido para tratamiento médico.
de Ensenada, por temporada corta entregando el poder a
Yo he vivido, muy a gusto, en Mexicali toda mi vida con
Epigmenio Ibarra y éste al general Inocencio Lugo quien terminó
excepción del tiempo que vivimos en Tijuana, que ya mencioné,
la construcción del Palacio del Gobierno iniciado por Cantú.
y los nueve años que estuve en la ciudad de México estudiando en
A través del tiempo mi papá trabajó con varios presidentes
la preparatoria (no había preparatoria en Mexicali) y en la UNAM.
municipales y gobiernos territoriales. En 1933 el general
En el año 1932 llegó a Mexicali el señor Borras, quien estaba
Agustín Olachea, entonces gobernador del Territorio Norte,
haciendo una caminata de la ciudad de México a Tijuana. Seis
* Miembro de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali” A. C.
33
1940. Ingeniero Manuel Fernández
Guerra, padre de El Boti.
1933. El Boti a los 12 años.
yo y otros seis niños Boy Scout, acompañábamos a esta persona
desde Mexicali a Tijuana. A pie cruzamos la Laguna Salada y
subimos por el viejo camino a Picachos al pueblo Alaska. Fue
una caminata de seis días para llegar a Tijuana. Las noches las
pasamos durmiendo en el suelo o donde pudimos.
De 1935 a 1938 fui alumno de la escuela Secundaria Agrícola
Numero 1 que después llevaría el nombre de ‘La 18’. Todavía
nos juntamos algunos compañeros de aquel entonces para
comer, convivir y recordar.
Al recibirme como cirujano dentista en 1949, regresé a
Mexicali y abrí mi consultorio el cual tengo todavía con mi hijo
Federico, también dentista.
En 1950 me casé con la señorita María Belia Rioseco Carmelo
quien entonces vivía con sus padres en Caléxico. Tuvimos tres
hijos, Manuel quien falleció en 1988 dejando dos hijos, María
Belia quien vive con su esposo y cuatro hijos en Tijuana, y
Federico quien vive en Mexicali con su esposa Yolanda y sus
cuatro hijos. Ahora tenemos 10 nietos, y tres bisnietos.
Aparte de mi consultorio privado trabajé 25 años en el
ISSSTE y 30 años en Salubridad. Soy miembro del club Rotario
desde 1955 (más de 50 años) y he sido premiado por mi récord
de asistencia sin faltas.
Hasta la fecha tengo 80 años viviendo en esta misma dirección.
Conocí a Manuel en junio de 1954 en el jardín de su casa
en la avenida Reforma. Yo estaba (y estoy) enamorado de su
cuñada, Yolanda Rioseco Carmelo, y como era cumpleaños
de ella, su hermana Belia, esposa de El Boti, había
organizado una fiesta en su casa. Me invitaron y ahí conocí
34
1939. El Boti a los 18 años.
1991. El Boti a los 70 años.
a su familia. En aquel entonces vivía todavía su mamá
doña Enriqueta, su hermano El Bole, y su hermana Norma.
También ahí conocí la numerosa familia Rioseco Carmelo,
y en ese agradable jardín eché mis primeras raíces en estas
tierras cachanillas. En menos de dos meses de conocernos
nos casamos Yolanda y yo. Desde entonces, hasta que él se
nos fue el 2 de abril 2010, a los 89 años de edad, fuimos
amigos. No recuerdo haber conocido a otra persona más
amable. Siempre de buen humor y atento a cualquier cosa
que uno quería platicarle, por más simple que fuera. En ese
mismo jardín, casi 56 años más tarde, disfrutamos, entre
familia, una celebración de su vida.
Manuel fue exitoso cirujano dentista. Dedicó largas horas
a sus pacientes en el ISSSTE y en su consultorio privado. En el
Centro de Salud (dependencia de la Secretaria de Salubridad)
con mucha paciencia él enseñó y ayudó a numerosos pasantes
que llegaron para hacer su servicio social.
Muchos mexicalenses recurrieron a él por los problemas
dentales de sus familias. También tenía muchos pacientes en
el otro lado de la frontera, que por varios años dependieron
de sus habilidades y conocimientos y, sobre todo, de sus
suaves manos y su manera amable y tranquilizante.
No hace muchos años, en una de nuestras frecuentes
pláticas, de dos viejos amigos, me confesó que de joven él quería
ser piloto aviador. “Pero, mi padre me indicaba que esa era
una carrera peligrosa y sería mejor considerar otra profesión.
Entonces opté estudiar odontología y he estado muy contento
en esa profesión”. Quizás fue mi imaginación, pero pienso que
noté un toque de nostalgia en su voz y mirada, como que por
ahí le quedaban ganas todavía de volar y que estaba pensando
en que hubiera sido su vida con esa otra opción.
Manuel entró al Club Rotario en 1955 y fue miembro
muy entusiasta, fiel a la asociación y a sus compañeros.
Su récord de asistencia fue tan excepcional que en 2005
recibió un reconocimiento internacional del club por sus
cincuenta años de perfecta asistencia. Recuerdo que me dijo
que cuando él estuvo en viajes turísticos por Europa, que
buscaba el local y fecha de las sesiones para cumplir con lo
que él consideraba su deber de asistir. Con sus compañeros
Rotarios, Manuel hizo muchos buenos trabajos aquí en
Mexicali y en el valle.
Fue un sincero creyente católico con fe indefectible. Yo,
un supuesto protestante metodista, ni muy fiel, ni muy
creyente, charlé muchas veces con él sobre los muchos
problemas y defectos, no solo del mundo, sino de nosotros
los humanos y de nuestras ideas de cómo componer todo
sin, por supuesto, solucionar nada. Él siempre escuchaba
mis, a veces radicales, ideas con atención y respeto, sobre
todo mi obsesión de que somos muchos en este planeta y que
hay que hacer algo para frenar la sobrepoblación. Sonreía y
mostraba señas de que aceptaba mi razonamiento, pero no
creo que quedara convencido.
En lo que sí, los dos estábamos de acuerdo es que vivíamos
en un mundo maravilloso y que éramos privilegiados de haber
vivido en él tantos años y de haber visto y experimentado
tantas cosas, muchas buenas y algunas no. No hablábamos
mucho del más allá, pero en nuestras últimas pláticas le
indiqué que yo no podía imaginar un lugar más perfecto que
este mundo, con la excepción de nosotros los humanos. Otra
vez me regaló esa sonrisita que me indicaba que él estaba muy
convencido de que le esperaba un lugar y un futuro mejor.
¡Ay, cómo me hacen faltas esas placenteras conversaciones!
El Boti quería mucho a sus nietos y los recién nacidos
bisnietos y disfrutaba mucho la presencia de ellos en este
mundo y no solo los suyos si no los de sus familiares. A algunos
de ellos siempre los saludaba con esa V de dos dedos que
Winston Churchill hizo famosa como señal de victoria durante
la segunda guerra mundial, y fue un momento sumamente
tierno en su misa de despedida, cuando uno de esos sobrinitos
llegó a saludar sus cenizas con sus deditos en V.
Manuel era hombre de gustos relativamente sencillos,
pero desde joven le gustaba vestir bien, tener buen
automóvil, y lociones discretas de buena calidad. Tomaba
1958. Manuel El Boti recibiendo honores de un funcionario
del Club Rotario Internacional.
1958. Manuel El Boti y su esposa Belia.
2003. Manuel El Boti y su esposa Belia.
35
2003. Reunión familiar: En la foto de izquierda a derecha: Armando y Esperanza Rioseco, Leticia y Jorge Rioseco,
Yolanda y Jimmy Griffin y Belia y Manuel El Boti Fernández Guerra.
en sus años mozos su cuota de whiskey, tequila, coñac y
otros; pero, por lo que yo recuerdo, con moderación. Hace
años, casi dejó de tomar, pero le gustaba una cerveza de
vez en cuando, especialmente con la comida china. Le
gustaba mucho la comida, tenía muy buen paladar y
comía con un gusto envidiable. Yo, que he encontrado
muchos platillos que no me convencen, admiraba su
habilidad de apreciar la comida. A veces le choteaba
diciéndole que él nunca había enfrentado un platillo que
no le gustara. Otra vez la sonrisita.
A fines del siglo XX, Yolanda y yo teníamos una casa en
Pine Valley donde Manuel y Belia nos visitaban con algo de
frecuencia y por suerte cayeron unas buenas nevadas y El Boti
disfrutaba mucho esa experiencia. Tocó la casualidad de que
estaban con nosotros cuando entró el nuevo siglo. Los expertos
y muchos predicadores y políticos estaban pronosticando
desastres múltiples. Vimos en la tele, entrar el año 2000;
primero en las islas Fiji, después en Australia y en Asia, en
París, y otras ciudades de Europa, en Londres, en Nueva York,
y Canadá, hasta que al final llegó a México y a California. En
todas partes hubo gran júbilo y nada de desastres. Fue una
experiencia única y con quién mejor recibirla.
36
Días más tarde, esperando que abriera el cine,
comimos en el restaurante Rubio’s Fish Tacos, que
tenía su inspiración en los tacos de pescado de San
Felipe. Pregunté a El Boti qué opinaba de los tacos,
“Muy buenos, contestó, pero mejores son los de San
Felipe”. Sabía que tenía razón, pero para comprobarlo,
días más tarde fuimos con el tío Vladimiro Carmelo y
nuestro amigo Alfredo Dipp a aquel puerto donde todos
teníamos tiempo de no llegar. Efectivamente, los tacos
eran mejores, y la excelente compañía y conversación
convirtió ese viaje de un día en una aventura para esos
cuatro viejos. Hasta un escrito hice sobre ese evento y
creo que a Manuel le agradó.
Mi concuño amaba a su pueblo Mexicali que fue su lugar
de residencia de casi toda su vida. Él nació en San Diego el
día 16 de noviembre de 1921, pero a los pocos días la familia
lo llevó a su casa ubicada en la avenida Madero esquina con
calle Bravo. Después se cambiaron a la casa en la avenida
Reforma 1333, construida por su padre. En esa casa vivió
su juventud, menos, como él ya contó, unos breves años
en Tijuana. Al casarse, Manuel construyó una nueva casa
moderna en el fondo del mismo lote y es allí donde vivió
. Belia y uel
Man
El Boti y
immy
el resto de su vida. La casa original de ese lote es ahora un
monumento histórico, ocupada por una librería del INAH.
Cuando nos visitaba en Pine Valley casi siempre me decía
que estaba muy bonito todo ahí y que estaba muy a gusto
en sus visitas, pero que él estaba muy contento en Mexicali
y no tenía ningún interés en vivir en otro lugar. Pronto le
daríamos la razón, vendimos la casa de las montañas y aquí
estamos tan contentos como él siempre estuvo.
Manuel tenía una memoria fabulosa, recordaba los
nombres de todas las familias en ese pueblo que era
Mexicali en su juventud. Con precisión indicaba en
qué casas vivían, quiénes formaban las familias y a
qué se dedicaban. Sin falla recitaba quiénes fueron los
gobernantes, anécdotas de sus tiempos y muchos más
detalles. Cuando me contaba del periodo en que su
familia estuvo en Tijuana dijo que vivían en la casa del
Sr. Barón Long, quien había sido uno de los fundadores
del hotel-casino Caliente y me contaba detalles de la vida
de aquel señor. Con frecuencia le pediamos información
histórica o que nos ayudara a identificar personas en una
fotografía vieja. Raras fueron las veces en que no nos
riffin y su esposa olanda Rioseco.
pudo ayudar y casi siempre nos contaba otros detalles
que desconocíamos.
Pues sí, mi querido Boti, nos has dejado por tu mundo
mejor, pero te aseguro que aquí quedarás con nosotros
mientras estemos en esta vida. Suena el timbre, y pienso
de las tantas ocasiones en que llegabas a saludarnos. A
veces ni entrabas a la casa sino cambiábamos saludos y
unas cuantas palabras en la cochera, porque casi siempre
tenías muchas tareas que hacer en la calle. En esas visitas
relámpagos me trajiste de alguna panadería que habías
visitado, algunas “orejas” porque sabías que me gustan
mucho. Recuerdo también las muchas veces que cuando
terminábamos de comer o cenar y estábamos esperando el
postre, yo con más ansiedad que tú, pedías; “Por favor un
café para el Jimmy y otro para mí”.
Cuando, en las mañanas de primavera y otoño salgo al
patio a tomar mi café y leer el periódico, te encuentro ahí
en mi memoria y vienen a mi mente las muchas veces que
allí disfrutamos de tu presencia y me da mucho placer saber
que esas invaluables memorias perdurarán. ¡Adiós buen
amigo y sobre todo, buen hombre!
37
Enrique Estrada Barrera, periodista
Francisco Estrada Montaño*
L
os medios a los que Enrique sirvió y dirigió dieron la
noticia, y las esquelas así lo confirmaron. Víctima
de un grave padecimiento, falleció en esta ciudad
de Mexicali el lunes 3 de junio de 2013 el periodista, escritor
e investigador de la historia, Enrique Estrada Barrera.
Nuestro personaje nació el 26 de agosto del año de 1943 en
San Diego de Alejandría en el estado de Jalisco.
Antes de dedicarse a la labor periodística se desempeñó
como profesor, iniciándose en el periodismo en la ciudad de
León Guanajuato en 1961. Las ciudades de Aguascalientes,
León, Saltillo, Monclova, Tampico, Guadalajara y México
conocieron su faceta en los medios, así como en noticiarios
de Jalisco. En 1967 arribó a Baja California haciendo
reportajes para las revistas Impacto y Alarma de la
ciudad de México, para después regresar en 1968, ya para
avecindarse en definitiva en lo que él llamaba su querida
tierra por adopción.
En 1968 se convirtió en reportero de La Voz de la
Frontera de Mexicali y once años después se le nombró jefe
de Redacción de El Mexicano, para luego, en 1984 ser su
director en Mexicali.
El artista plástico
Las pinacotecas de varias partes de la república fueron testigos
de sus lienzos, sus exitosas pinturas, habiendo sido, asimismo,
parte de la plástica bajacaliforniana en la bienal de 1977, que
fueron expuestos en la Sala Verde del Palacio de Bellas Artes
en el mes de agosto de ese año, así como un gran periplo de dos
años consecutivos por el país, como antes se indica.
Estrada Barrera fue objeto de muchos reconocimientos,
entre los que destacan los siguientes: dos premios por su
participación en Juegos Florales, cinco premios nacionales
de periodismo y un premio latinoamericano por su trabajo
* Miembro de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali” A.C.
38
titulado “La Revolución de los pobres”. Su primer premio le
fue entregado por la Secretaría de Gobernación el año de 1964
por su denuncia a las “poquianchis”, las hermanas González
Valenzuela, gracias a lo cual fueron detenidas, después de un
largo tiempo de una vida degenerada de las susodichas.
En 1986 y 1987 fue galardonado por la Asociación
Nacional de Periodistas y Editores (ANPE), así como
también por la Asociación Nacional de Periodistas A.C.,
(ANPAC). Por su reportaje “Narcos, detenciones, secuestros
y pasadas a EUA, en mayo de 2006 le fue otorgado el premio
México del Periodismo, por la Federación de Asociaciones
de Periodistas Mexicanos (Feparmex). En noviembre de
2007 recibió la medalla al Mérito Periodístico.
Desde el año 2001 se le reconoció como cronista, en
Culiacán, Sinaloa. Fue presidente de la Sociedad de Historia
de Mexicali, forjador de Baja California, miembro de la
Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, así como
consejero de la Comisión del Bicentenario de la Revolución
en Baja California.
Presidió la Asociación de Periodistas de Mexicali y desde
entonces cronista honorífico de la ciudad, siendo miembro de
la Asociación Nacional de Cronistas de México, y presidente
de la Asociación de Cronistas que fundó en Mexicali.
El escritor
Como escritor fue autor de alrededor 30 libros quedando
por presentar, a su fallecimiento lamentable, un libro sobre
la vida de José María Rodríguez Mérida, Chemalo, quien
fungió como presidente municipal de Mexicali.
Dentro de sus obras como historiador fue autor de
numerosos libros de historia de Mexicali y su gente, entre
los que figuran Pioneros, cuyo argumento es la llegada de
los primeros pobladores de Mexicali; otro es El Río, el tema
201 . Enrique Estrada Barrera acompañado
por su esposa Amparito y Gerardo Sánchez.
es una cronología de la ciudad, y el título del libro es el
nombre de Mexicali en sus inicios.
Estrada Barrera obtuvo el primer lugar en los Juegos
Florales “Fundación de Mexicali”, en novela corta. Escribió
también la historia de los tres primeros palacios municipales
que tuvo Mexicali; de su autoría están también libros sobre
la historia de Mexicali, de los indios cupapás y de Los
Algodones, el poblado más antiguo de Mexicali.
En el año 2011 el Club Primera Plana y la Federación de
Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE) le
entregaron reconocimiento por sus 50 años en el periodismo,
en una ceremonia realizada en la ciudad de México.
A unos días de su deceso, un reconocido columnista de la
ciudad dedicó para él, con la cabeza de: “Un recuerdo para los
paladines de la libre expresión” la siguiente cápsula: “Enrique
Estrada Barrera, el valiente guerrero de la pluma, no nos
acompañará hoy en el monumento a Zarco como lo hacía todos
los 7 de junio. Desde hace días subió a la Barca de Caronte con
destino al Arcano. Que descanse en paz. Se fue muy cansado”.
Otra nota periodística reciente versa:
Este incansable periodista, apasionado de la historia, fue
también un esposo y padre amoroso, así como abuelo que supo
guiar a sus nietos por el camino de las artes y el estudio.
Hombre tenaz, luchador y un sobreviviente, siempre
entusiasta y firme en sus decisiones. Le sobrevive una familia
201
. oJsé Joe Cabrera, enceslao Wences Mayorga
y Enrique Estrada Barrera.
que fue su soporte más grande y su amor eterno. Amparito su
amada esposa y tres hijos: Erika, Esmeralda y Enrique. Sus
nietos, Esmeralda, Bernardo, Enriquito y Laura Guadalupe,
son la semilla que ha dejado en esta tierra y que germina con el
talento y los valores que su abuelo inculcó en ellos.
201
enceslao Mayorga y Enrique Estrada.
Revestido por su dualidad espiritual, don Enrique
Estrada Barrera en su paso por esta vida incursionó en
las disciplinas que su vocación le señalaron, dejando
muy marcada huella para beneplácito de quienes lo han
admirado. En nosotros deja marcas imborrables que serán
para honrar su memoria como amigo, como un ente social
distinguido y como ciudadano íntegro.
Los miembros integrantes de la Sociedad de Historia
Centenario de Mexicali A.C., cuya cueva se ubica en
Vicerrectoría de la UABC, se unen con sinceridad cordial al
dolor de su familia, por su sentido y muy lamentable deceso.
Descanse en Paz don Enrique Estrada Barrera.
39
Museo Regional
“Los Pioneros de Mexicali”
E
sta es la historia de un niño mexicalense que soñó
en ser historiador y así lograr algo maravilloso, un
museo que cuenta la historia de nuestra ciudad y
nuestros antepasados. Los inicios del museo tienen que ver con
el gusto de mi madre, María Concepción Pérez Aréchiga viuda
de Galván, que en paz descanse, quien cada vez que leía en el
periódico algún artículo que hablara del Mexicali antiguo, lo
recortaba y lo guardaba en una caja de cartón; a sus hijos les
permitía leerlos, siempre y cuando los volvieran a depositar
en la misma caja. Yo soy el séptimo hijo de ocho hermanos, y
con frecuencia leía esos recortes de periódicos, pero nunca los
guardaba, lo que por supuesto molestaba a mi mamá.
Estos recortes me fueron de mucha ayuda durante mis
estudios de primaria y secundaria, ya que hablaban de hechos
históricos o de algún personaje de la región, y los usaba para
contestar alguna tarea o terminar un trabajo. Nuestra madre,
después de haber leído el periódico, nos relataba a manera
cuento lo que había leído acerca de los cucapás: nos gustaba
mucho escucharla; tal vez por eso la historia no me pareció
aburrida. Nos contaba cómo se pintaban el cuerpo, a veces
completo, a veces solo una parte, que se ponían lodo en el
pelo, de que frotaban dos palos para producir fuego, también
armaban sus casas con ramas de cachanilla, en verano y en
el invierno le agregaban lodo, porque con eso no entraba el
frío en el interior de las casas. Las mujeres cucapás vestían
faldas hechas con corteza de sauce y un collar de chaquira
llamado pectoral con el que se cubrían el pecho. Nos contaba
también que sembraban maíz y calabaza, etcétera, después
molían el maíz con metate o con morteros; nos platicaba que
quemaban a sus muertos, según sus creencias; y practicaban
la cacería y la pesca y recolectaban semillas, etcétera.
Me tocó escuchar a mis profesores platicar acerca del
ferrocarril llamado Inter-California, que era un ramal del
ferrocarril Sub-Pacífico de Estados Unidos de América,
que hacía un recorrido de 83 kilómetros y 18 paradas en
Adolfo Javier Galván Pérez*
distintas estaciones del ferrocarril, a saber: : en primer
término Mexicali (hoy bulevar López Mateos), Packard,
Ampac, Palaco, Pascualitos, Sesbania, Casey, Cocopah,
Pólvora, Hechicera, Burdick, Volcano, Batáquez, Tecolotes,
Paredones, Cuervos, Dieguinos, Algodones, para cruzar a
Estados Unidos, para levantar o dejar pasaje o carga.
Las oficinas del Inter-California estaban en la avenida
Porfirio Díaz, hoy avenida Madero, enfrente del parque
Niños Héroes de Chapultepec y la estación estaba en lo que
ahora es el bulevar López Mateos, posteriormente en ese
lugar fueron comunes las reuniones de mítines políticos.
Me impresionó escuchar la historia de un gran personaje,
forjador de gran parte de lo que hoy es Mexicali: el coronel
Esteban Cantú Jiménez quien fue un hombre visionario;
construyó el Palacio de Gobierno de aquella época (hoy
rectoría de la UABC), a casi dos kilómetros de la garita
internacional y por eso lo juzgaban como alguien que había
perdido la razón; él les contestaba que no era así, que lo que
sucedía era que se debería ver a futuro porque la ciudad
iba a crecer. Él construyó escuelas y fue el iniciador de las
comunicaciones con el resto del país, también vio el futuro
portuario del golfo de California en San Felipe. El coronel
Cantú puso a Mexicali en los ojos de todo México como
una ciudad que daba refugio a las víctimas de todos los
bandos de la revolución, les regalaba parcelas o lotes para
que se establecieran en Mexicali y así hacer crecer la ciudad.
Además, cambió la capital de Baja California, que estaba en
Ensenada estableciéndola después en Mexicali.
Después de conocer esta historia empecé a admirar a mi
ciudad, a mi estado y me di cuenta de que había sucesos
y personajes dignos de respeto que no se comentaban en
los libros de texto y que merecían ser contados. Ahora que
tengo la oportunidad, intento que más personas conozcan
del Coronel Cantú porque es uno de los personajes que más
apoyó a nuestra ciudad en sus inicios.
* Director del Museo Regional “Los Pioneros de Mexicali”; miembro de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali” A. C.
40
Así pasaron los años, y me fui a estudiar Administración
de Campos Agrícolas y Ganaderos a la Universidad de Sonora
(Unison), en la ciudad de Santa Ana, Sonora, lugar en el
que pasé mis días de estudiante alejándome un poco de mis
orígenes y de la historia. Ya como egresado, regresé a Santa
Ana, Sonora, a una fiesta de la escuela. En aquella ocasión
unos amigos me hicieron tres preguntas que “me movieron el
tapete”, como vulgarmente se dice, y aunque me dio mucha
pena y coraje reconocerlo, en ese momento no supe qué
contestar, algo aparentemente tan sencillo de la historia de
Mexicali, y siendo nativo de este lugar. Fue tanta la burla de
mis amigos que me propuse estudiar la historia de Mexicali.
No imaginaba que esto sería la puerta de entrada a lo que
hoy es mi gran pasión: la historia de la región.
Las tres preguntas fueron:
1. ¿Qué quiere decir Mexicali?
–No sé—respondí apenado.
2. ¿Por qué a los mexicalenses les dicen cachanillas?
–No sé—contesté enojado, algo de una planta, pero no sé.
3. ¿Por qué a la etnia de Mexicali se les llama cucapá?
–No sé—respondí enojado y molesto porque las burlas
de mis excompañeros iban en aumento en cada una de las
preguntas que me hacían, y no atinaba a contestar ninguna.
Ahora tengo las respuestas. Según la historia, el
nombre de Mexicali, surgió cuando en 1902 el jefe
político y militar del Distrito Norte de la Baja California,
el señor Agustín Sanginés preguntó: — ¿Cómo se llama el
poblado del norte?
La respuesta fue Caléxico, contestándole sus acompañantes.
¿Caléxico? ¿Qué significado tiene Caléxico? —preguntó
Sanginés.
Significa donde empieza California y termina México. Al
no tener nombre oficial el poblado del lado mexicano, ya
que le llamaban el Río, lo que hoy es nuestra ciudad, decidió
ponerle Mexicali, lo contrario, donde empieza México y
termina California, atribuyéndole a Agustín Sanginés el
nombre de Mexicali a esta ciudad.
Hay dos versiones de por qué les dicen “cachanillas”
a los mexicalenses, una cuenta que al oriente de Mexicali
se construyó la primera red de canales para llevar agua al
Valle Imperial a través del canal del Álamo, siendo esta la
construcción más antigua de Mexicali. Enviando por vez
primera agua del Río Colorado al Valle Imperial, a través de
sus redes, el 20 de junio de 1901, desde el valle de Mexicali.
La compuerta Sharp, estaba ubicada donde actualmente
es el Poblado Compuertas, en el valle de Mexicali; gracias
a esta red de canales empezó a existir trabajo y comenzó a
llegar gente de diferentes lugares, llegaron chinos, japoneses,
hindúes, indígenas cucapás y mexicanos, etcétera. Los
mexicanos provenían principalmente de Santa Rosalía,
Baja California Sur, ya que en su lugar de origen, la mina
El Boleo, ya casi no había mineral por lo que empezó a
escasear el trabajo y alguien corrió el rumor de que en el
Río (hoy Mexicali) había trabajo. Así fue que empezaron a
venir, y a ellos se les llamó “cachanías” y a los que nacían en
éstas tierras se le nombró “cachanillas”.
La otra versión dice que es por una planta muy común en
el valle de Mexicali, se dice que solo crece aquí y soporta los
extremosos climas: de frío y de calor de la región, tal como
lo hace el pueblo mexicalense.
El nombre científico de esta planta es Pluchea Seriecea y
el nombre común es cachanilla. Es una planta verde cenizo
de una inflorescencia, cubierta de hojas opacas, no da
flores extravagantes, ni colores exóticos, pero es la planta
característica de ésta zona, se desarrolla en las regiones
favorecidas en terrenos salinos cercanos a los arroyos en el
delta del Río Colorado.
Por último, me preguntaron por el nombre cucapá, y
significa “los que retornan”, “los que van y regresan”,
“hombre de dos casas”. Ya que el Río Colorado nace de los
deshielos de las montañas Wyoming, era tal la cantidad
de agua que llegaba por las partes más bajas atravesando
el Cañón del Colorado hasta llegar a nuestro valle, que
cuando los cucapá se daban cuenta de que venía el agua
se refugiaban en los cerros, porque en ésa época no había
presas a todo lo largo del Río Colorado, en Estados Unidos
hacia México. Nada evitaría que el río se desbordara y
se llevara sus casas hechas con cachanilla. De este hecho
surge su nombre.
El 14 de marzo de 1987 vi con mucha curiosidad que
la gente celebraba muy animada un aniversario más de la
ciudad de Mexicali.
El 15 de marzo es el aniversario luctuoso del coronel
Esteban Cantú Jiménez. Ese día, a mí se me ocurrió decorar
mi oficina con fotografías de mi familia, del inicio de la
gasolinera “La Violeta” en 1930, lo que hoy es Dagal, fotos
del Mexicali antiguo y personajes de Mexicali, teniendo este
día como el inicio de mi MUSEO.
41
2013. Adolfo Javier Galván Pérez en su Museo Regional de los Pioneros, mostrando una de las antigüedades que conforman el museo.
Nunca pensé en tener un museo, solo quería decorar mi
oficina, así que comencé a asistir a tianguis como las Palmas
o Santo Tomás de Caléxico y aquí en Mexicali a segundas,
al parquecito de Jardines del Valle, a sobre ruedas, etcétera,
a conseguir algo que me fuera útil y aún hoy todavía los
sigo visitando. Cuando acudía a los tianguis buscaba un
abanico de aspas, un radio, un teléfono y una máquina de
escribir, etcétera, muchos conocidos míos o de mi familia me
saludaban y me preguntaban:
¿Qué andas buscando?
Yo les contestaba: “mugreros”, y la gente al ver que me
gustaban los “mugreros” empezaron a traerme objetos de
toda clase, y yo les decía que no los quería, que mi oficina
no era un basurero porque hasta con arañas viudas venían
los objetos antiguos, llenos de tierra. Me asombraba cada
vez más, de que gente que ni me conocía me regalara
42
fotografías antiguas, algunas originales y otras en copias,
incluso periódicos viejos y sucios. Yo no los quería recibir y
les preguntaba ¿Por qué me los traen?
—Me decían que eran para el museo, y yo les contestaba
en ocasiones hasta enojado:
—¿Cuál museo? —Me respondían pues él que usted está
formando.
Les comentaba que estaban en un error que no sabía
quién había inventado lo del famoso “museo” pero seguro
que no había sido yo. Así pasó un tiempo hasta que me di
cuenta de que hería los sentimientos de la gente, ya que ellos
con mucha ilusión me donaban sus fotografías, periódicos,
y piezas antiguas que habían pertenecido a sus familiares
o amigos, muchos de ellos ya fallecidos, entonces comencé
a admitir lo que me traían. A la mayoría de los donantes
les comentaba que habría de guardarlos en una bodega
porque en la oficina ya no tenía espacio. La verdad fue que
yo no entendía lo que esto significaba para estas personas
que venían a traerme sus recuerdos familiares o de amigos,
incluso guardados por generaciones.
Lo que ellos en realidad anhelaban era un lugar, un
escaparate, que más gente conociera de los pioneros, hombres
y mujeres muy valientes, que llegaron a un lugar con climas
extremosos tanto de frío como de calor, que había plagas de
moscos, polvaredas, falta de vías de comunicación, etcétera,
en esta región, pero con la ilusión de hacerse de un terrenito
para lograr un futuro más halagador para su familia.
Pasó el tiempo y en una ocasión se me ocurrió visitar el local
que ocupaba la gasolinera “La Violeta”, que fue el inicio de
lo que hoy es la compañía Dagal, que en la década de 1930
era una estación de servicio o gasolinera ubicada en avenida
Independencia, hoy avenida Obregón y calle D; y empecé a
observarlo desde todos los ángulos posibles para ver todo el
local y tal vez así los recuerdos vendrían a mi memoria. Esta
gasolinera era de mi papá y se cerró cuando yo tenía ocho
o nueve años, así que era mucho lo que no recordaba. Para
entrar tuve que pedir permiso porque el local estaba rentado.
En esa época ahí se reparaban motocicletas. Una vez
dentro, vi a todos lados, intentado traer a mi memoria lo que
en ese lugar tenía mi padre cuando todavía era “La Violeta”.
Me esforcé por recordar dónde estaban los escritorios, lo
que había en ellos: los archiveros, los colores de los muebles,
de las paredes, qué fotografías colgaban de ellas. Tal vez
una cámara fotográfica o un radio de bulbos más allá, su
depósito de agua fría y caliente, recordar de qué marca y
modelo eran las sumadoras, máquinas de escribir, etcétera;
la disposición del patio, el tipo de bombas de gasolina que
había, los colores de la mismas, cómo eran los logotipos de
las marcas, de qué forma cambiaban el aceite y engrasaban,
cómo se surtían de gasolina, quiénes eran los empleados, en
fin, duré mucho tiempo meditando y salí con más dudas de
las que tenía cuando entré a “La Violeta”.
Gracias a esta visita, al poco tiempo una nueva idea surgió
en mi cabeza, la búsqueda de objetos de una gasolinera: lo
intenté, pero el gusto me duró poco, tuve que frenar mis
intenciones porque me resultó muy cara la aventura que
quise emprender. Pretendí montar una estación de servicio de
los años treinta, si la familia lo autorizaba y en esto no pude
ni empezar siquiera, así que me concreté a lo que tenía en mi
oficina. Esto de las cosas antiguas y los “mugreros”, que yo así
2013. Radios, consolas y televisores.
2013. Juguetes de toda índole.
2013. Sumadoras, calculadoras, posteadoras.
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2013. Las paredes del museo muestran: fotografías, placas, recortes de periódicos y muchas cosas más.
los llamaba, era sólo un pasatiempo, un gusto que me daba pero
siempre estuvo a disposición de quienes quisieran observarlo.
Mucha gente me pedía ayuda para solucionar alguna tarea
de historia de un familiar. Les ayudaba prestándoles libros o
buscando las respuestas en el acervo cultural del museo. He
tenido la satisfacción de haber contribuido colaborando no
sólo con estudiantes, sino también apoyando a periodistas,
historiadores, profesionistas, etcétera y todo aquel que se
interesa por la historia de Mexicali.
Han sido cientos de personas a quienes he tenido la dicha
de conocer a través de mi actividad cultural.
Ya cumplí 26 años dedicando mi tiempo libre y mis recursos
a rescatar objetos que se usaron en nuestra región; a saber:
fotografías de edificios, de personajes, eventos cívicos, sociales,
etcétera, periódicos que narran diferentes eventos de interés
de nuestro estado; sin embargo, me atraen principalmente los
44
referentes a Mexicali y su valle. He logrado un gran acervo
histórico de la región. Muestra de esto son: teléfonos, radios,
cámaras fotográficas, máquinas de escribir, calculadoras,
aperos de labranza, botellas de leche, de soda, de cerveza, de
juguetes, de objetos de los cucapás, de bomberos, de la policía,
de la Cruz Roja, del ejército, muebles, básculas, proyectores
de películas, así como documentos, planos de la región,
etcétera. Casi todo este caudal ha sido donado o comprado
para el museo; la mayoría en agradecimiento por ayudar en
alguna tarea, ya que jamás se ha cobrado por la ayuda. Así
como agradecimiento por la actividad, los visitantes al museo
buscan con sus familias o amigos algo antiguo que pudiera
engrandecer este recinto cultural. Precisamente, esto fue lo
que me hizo recapacitar, si a tanta gente le beneficiaba toda
esta información y los objetos reunidos, entonces cuidándolo
e incrementándolo sería mucho mayor el número de personas
a las que serviría este acervo. Fue así que inicié la búsqueda
del nombre que llevaría el recinto cultural… se me ocurrieron
muchos, me propusieron otros tantos, pero finalmente hoy
lleva el nombre de “Museo Regional Los Pioneros de Mexicali”.
El nombre fue tomado por varias razones: museo, ya que
así, lo conocía la gente, regional, porque aunque las piezas
no fueron construidas en esta zona, son las que se utilizaban
aquí. Originalmente lo nombré “Pioneros” por mis padres,
mi madre llegó de trece años de edad de Guadalajara, Jalisco
a esta ciudad, en 1934, y mi padre llegó de Santiago, Baja
California Sur en 1918, de cinco años de edad.
Ya he cambiado mi forma de pensar y actualmente el
nombre es en homenaje a todos los hombres y mujeres valientes
que llegaron a estas tierras inhóspitas, ya sea antes o después
de mis padres y contribuyeron en el engrandecimiento de
nuestra amada ciudad de Mexicali y su valle.
Este reconocimiento es solo para los mexicanos y
extranjeros que vivimos en Mexicali, y tenemos una historia
que contar, y formamos parte de la historia de esta región.
De Mexicali, porque tenemos climas extremosos, temblores,
inundaciones, polvaredas, plagas, salinidad, etcétera, y
seguimos aquí, porque somos de aquí unos por nacimiento
y otros por adopción. Fieles a nuestra tierra y de ahí surgió
el nombre que todavía lleva nuestro recinto cultural.
Además, el museo tiene un slogan que reza “Ayúdame a
fomentar la cultura”.
Las personas que visitan este museo tienen un proceso de
arraigo y de identidad, al ver fotografías y objetos antiguos,
los hacen pensar en cómo era la vida de nuestros familiares
en esa época, qué utilizaban de artefactos como los que ahí
se encuentran.
Yo trabajaba como auxiliar administrativo en el negocio
de Dagal. Ahí en una pequeña oficina de cinco metros
cuadrados fue donde empecé a colgar fotografías, pero
como era muy poco espacio cuando menos lo pensé tenía las
paredes tapizadas de recortes y fotografías, entonces lo que
hacía era cambiar las piezas cuando encontraba algo de más
interés, y así estar rotando mi exposición.
Mi oficina era visitada por las personas que estaban
esperando para hacer algún trámite en la empresa Dagal y
aprovechaban para ver algo interesante e histórico, mientras
los atendían. Después de varios años y de guardar la mayoría
de mis recortes y objetos antiguos en casa de mi madre,
me cambiaron de oficina a una un poco más espaciosa,
aproximadamente de 25 metros cuadrados que aproveché
al máximo posible, y aun así seguía teniendo muchísisimo
material en casa de doña Conchita. Aquí permanecí alrededor
de 9 años y durante ese tiempo el museo se dio a conocer
muchísimo más. Tuve la oportunidad de asistir a exposiciones
escolares, recibí la visita del canal 66 de televisión local, siendo
esta la primera vez que las cámaras de televisión captaron
mi trabajo, ya después vendrían también las del canal 3, la
prensa y algunas estaciones de radio.
Así fue creciendo la imagen del museo sobre todo porque
no cobraba por asistir y admirar sus objetos, siempre ha
sido gratuito por el sólo gusto de mostrar a los demás algo de
nuestra historia. Aprovechando esa imagen que empezaba
a adquirir. Entonces vino el último cambio y hace 14 años
el museo se trasladó a lo que hoy es su actual morada a
un edificio con una superficie de 300 metros cuadrados que
consta de dos niveles: primer piso y sótano ubicado a un
costado dentro de las instalaciones de la gasolinera Dagal,
en bulevar López Mateos #2201, colonia Sánchez Taboada
en Mexicali, B. C. Es un espacio muchísimo más amplio,
y aquí pude traer casi todos mis objetos de casa de mi
mamá, quien fue un apoyo total para mí, si ella no hubiera
permitido guardar en su casa toda clase de objetos que yo le
llevaba, no hubiera podido seguir aceptando más.
El museo tiene varias zonas de información que incluye
a los cucapás, cochimíes, kiliwas, pai-pai, kumiais, los
japoneses, los chinos, los norteamericanos, a los bomberos,
los policías, la Cruz Roja, los charros, los maestros, al
Cetys, la UABC, las corridas de toros en Mexicali, el Ejército
Nacional, de Dagal, de los vagabundos, del ferrocarril, de
eventos sociales, políticos, de eventos religiosos, y otros.
Ya en este lugar tuve la oportunidad de vivir grandes
aventuras. Muestra de esto fue cuando cursé el diplomado
llamado “Cien Años de Historia”. Fuimos veintiséis
los mexicalenses que participamos en este diplomado:
economistas, agricultores, estudiantes de varias carreras,
incluso un ex rector de la UABC y amas de casa, en fin, personas
interesadas en nuestra historia. Pero lo interesante de esto es
que visitamos cada parte de los lugares en que se desarrolló la
historia regional, no sólo leímos, sino acudimos a un cerro en
la carretera San Felipe, antiguamente un centro ceremonial
de los cucapá, donde los jóvenes iniciaban sus prácticas como
guerreros. Incluso asistimos al El Mayor, Baja California,
donde viven los cucapás para convivir un día completo con
ellos, les llevamos alimentos y comimos con ellos, logrando
que de viva voz nos platicaran cómo viven, cómo los trata
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2013. Ceremonia en la memoria del coronel Esteban Cantú. En toda celebración, que lo requiera, Javier se hace acompañar de cuadros con fotos
antiguas que le dan realce a los actos.
la comunidad y las autoridades; conocimos sus casas, sus
carencias, su museo y no pudimos evitar irritarnos al saber
por ellos mismos cómo han sido marginados.
Se visitó Vallecitos, Baja California, donde se encuentra
la Cueva del Diablito y sus pinturas rupestres, se conoció a la
comunidad rusa que vive en el valle de Guadalupe y comimos
con ellos su tradicional comida rusa. Además de conocer sus
dos museos. Fuimos a Tecate y a Ensenada, Baja California, y,
sobre todo, a lo que queda del mineral del Real del Castillo, que
fue capital de Baja California.
También visitamos la zona centro de Mexicali, en donde
cada lugar forma parte de la historia, por eso ahora es
llamado el Centro Histórico y Comercial. Para mí sigue
siendo El Pueblo, como decían nuestros padres y abuelos. Y
además cuenta con las comunidades china y japonesa que
son parte fundamental ya de nuestra historia local.
He participado en exposiciones con fotografías, planos,
objetos tanto agrícolas como industriales, comerciales,
antiguos que se utilizaron en esta ciudad a través del museo
itinerante, en eventos culturales, de orden privado y oficial,
escuelas de diferentes niveles académicos, Agro-Baja, ElevaMexicali, Canaco, y otros, y, además, poseo una colección de
más de seis mil piezas que reunido en los primeros 26 años
de vida del Museo regional “los Pioneros de Mexicali”.
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He tenido la satisfacción de que me nombraran en dos
ocasiones “Mexicalense Distinguido” una el 14 de marzo
de 2005, por el Ayuntamiento de Mexicali, presidido
por el presidente municipal C. P. Samuel Ramos Flores,
y la segunda el 16 de abril del 2005 por la Asociación de
Sonorenses, radicados en la ciudad de Mexicali, B.C.,
representada por el licenciado Héctor Robles Fernández.
También fui distinguido como “El Hombre del año”
por preservar las raíces históricas de nuestra región, el 4 de
marzo del 2001, y “Héroe Cachanilla”, el 14 de marzo del
2009, ambos reconocimientos fueron otorgados por el canal
66 de televisión local.
Además, he tenido muchos reconocimientos de escuelas
primarias, secundarias, preparatorias y universidades, así
como de los tres órdenes de gobierno, municipal, estatal y
federal; del Instituto de Cultura del Estado y del Instituto
de Cultural Municipal de Mexicali y de la iniciativa privada.
¡Quién hubiera creído que aquel niño inquieto podría
llegar a ser lo que ahora es: un amante de la historia de su
ciudad y su valle!
“Con la historia no lucramos, somos hijos de pioneros del
Mexicali del ayer.”
María Luisa Bernal
Pionera del arte teatral
J
Jimmy Griffin*
osé Carmelo Lizárraga tenía 16 años cuando la
familia llegó a Mexicali y en esta ciudad continuó
sus estudios. Trabajó en el Banco Ejidal y en la
Agencia Aduanal Polkinhorn de Caléxico. Se casó con
María Luisa Bernal el 29 de junio de 1945. María Luisa
nació en Los Ángeles, California, el día 6 de julio de
1913; tenía 8 años cuando su familia regresó a México y
a Mexicali.
De joven, como su hermana Rebeca, María Luisa
fue activa en el Teatro Nacional de Mexicali. Contamos
con un programa, con fecha de 30 de mayo 1934, de la
comedia en tres actos: “Adiós Juventud” en donde las dos
hermanas protagonizan la obra, Rebeca como Juanita
y M. Luisa como Manuela. Aparte de ser muy bonita,
María Luisa tenía muy buena voz y le gustaba mucho la
música incluyendo la ópera. Podía identificar por nombre
casi cualquier melodía que escuchara.
José Carmelo Lizárraga y María Luisa Bernal tuvieron
dos hijos: José Francisco y María Eugenia. José Francisco
se casó con Irma Grijalva en Mexicali. Ellos cambiaron
su residencia a Guadalajara y ahí falleció José Francisco
el 13 de enero de 1997. María Eugenia se casó con José
Luis Fernández Ruiz de Ensenada, en donde radican
desde entonces.
1945. Boda de María Luisa Bernal y José Carmelo
Lizárraga.
1915. María Luisa de dos años.
* Miembro de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali” A.C.
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1934. Cartel de una obra de Teatro en Mexicali
donde participó María Luisa.
1996. Doña María Luisa y su cuñada Concepción Carmelo de Rioseco.
Don José Carmelo murió en Mexicali el día
20 de febrero de 1987. A doña María Luisa le
faltaban cuatro meses para cumplir sus 100
años de vida cuando falleció el día10 de marzo
de 2013. Vivía en su propia casa en Ensenada,
donde su hija Maru y Pepe, su yerno eran sus
vecinos.
2013. Doña María Luisa a la edad de noventa y nueve años.
48
Nota de la redacción: Por muchos años en
la ciudad de Mexicali se presentaron obras por
artistas locales de excelente calidad. Primero
por entusiastas directores y miembros de la
comunidad mexicalense. Posteriormente, la
Universidad Autónoma de Baja California y el
Cetys Universidad y en la actualidad el Instituto
de Cultura de Baja California, promueven todo
tipo de obras culturales. Doña María Luisa
Bernal destacó durante las décadas de los años
de 1930 y 1940.
¡En peligro!
R.C.B.
E
n peligro de desaparición se encuentran tres
iconos de la historia de Mexicali: 1. El edificio
de la Cooperativa Progreso ubicado en la
colonia Progreso por la carretera a Tijuana, construido
en 1925 por el gobierno del Distrito Norte de la Baja
California, siendo gobernador el general Abelardo L.
Rodríguez. 2. El edificio de la Maltera de la Cervecería
de Mexicali, construida en 1923, ubicado en avenida
Zaragoza y calle D, construido en 1945 por Miguel
González, propietario de la Cervecería, y 3. El tanque
elevado de agua, también de la Cervecería de Mexicali,
construido en 1947.
En la actualidad la amenaza de demolición se cierne
sobre ellos. En el caso del edificio de la Progreso, el
problema se refiere a los daños que sufrió por el sismo
del 2010, y que desde esa fecha a la actualidad el
Ayuntamiento no ha tenido recursos para repararlo,
pero, además, ha sufrido el constante vandalismo y
robo de partes de la construcción de la techumbre,
plafond, puertas, ventanas e instalaciones hidráulicas
y eléctricas.
En referencia al edificio de la Maltera y del Tanque
elevado de la Cervecería de Mexicali, el peligro
estriba en que al ser propiedad de particulares, y que
dichas instalaciones ya no tienen uso, la amenaza de
demolición es inminente.
La Cervecería de Mexicali, al cerrar sus
actividades en 1973, la Maltera y el Tanque elevado
dejaron ser útiles; y estos edificios hoy son símbolos
históricos que representan la identidad colectiva de
una sociedad que se formó y consolidó al amparo
de esta empresa, y los que amamos la historia
y deseamos que se preserven para las futuras
generaciones, hacemos un llamado a las autoridades
estatales y municipales y a los propietarios de estas
construcciones para que se encuentren soluciones en
donde esté considerada la conservación para toda
la vida de los edificios de la Cooperativa Progreso,
la Maltera y el Tanque elevado de la Cervecería de
Mexicali. Nuestra ciudad se los agradecerá.
2005. El edificio de la Progreso, remozado.
2014. La Maltera, 70 años de vida.
2014. El Tanque de agua de la Cervecería de Mexicali. 70 años de vigilante.
3
Postales de Mexicali de los años de 1920
R.C.B.
4
En portada: Arriba: Escuela Cuauhtémoc, 1916. Centro: Cabaret Tecolote, 1918. Abajo: calle Melgar, 1925.
En esta contraportada. Arriba: Palacio de Gobierno, 1922. Centro: Palacio Municipal, 1926. Abajo: Escuela Leona Vicario, 1925.
Otras postales de esos años mostraban: Cervecería Azteca, Cuartel Militar, Hotel Comercial, la Bancaria, Cabaret Mexicali, la Chinesca,
Parque Héroes de Chapultepec, Mercado Municipal, Biblioteca Pública, Teatro Municipal, Bar Clímax, Bar Gambrinus, Hotel Imperial,
San Diego Café, Garita Internacional, Cuartel de Bomberos, Estación del Ferrocarril, La Colorado River Land, Plaza de Toros,
y algunos otros aspectos de la ciudad en la década de 1920.

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