Al tercer día resucitó en Santa Marina

Transcripción

Al tercer día resucitó en Santa Marina
(DIARIO CÓRDOBA 13/04/2009)
Al tercer día resucitó en Santa Marina
Con un sol radiante aunque algo de frío en la mañana festiva, el desfile procesional del Señor Resucitado y
la Virgen de la Alegría puso ayer el broche final a una de las mejores semanas santas de los últimos años.
13/04/2009 FRANCISCO MELLADO
Desde el portal El Resucitado pasa ante una casa de las estrechas calles del casco antiguo.
Foto:JUAN MANUEL VACAS
Caras de tristeza en los cofrades que ayer se congregaban alrededor de la puerta lateral de Santa Marina, donde,
como cada año, la Virgen de la Alegría, tras más de cinco horas en la calle, ponía el broche de oro a la Semana
Santa 2009.
Pero comencemos desde el principio. Poco después de las diez de la mañana, con un sol radiante, aunque con
algo de frío, la cruz de guía de la hermandad del Resucitado se ponía en la calle. La plaza de Santa Marina la
esperaba, quizás con menos público que años anteriores, pero con las mismas ganas.
Tras pasar un nutrido número de nazarenos blancos y azules, quedó enmarcado entre las arquiboltas de la
fernandina iglesia el dorado paso, donde se recrea la resurrección de Cristo. Poco a poco, el ángel que cada año
anuncia la resurreción cruzó su mirada con el expectante público que, sin perder detalle, seguía las maniobras de
los costaleros para poder poner en la calle el paso del Señor ante la dificultosa puerta del templo.
A los sones de la marcha real y ya el Señor con toda su majestad presidiendo el paso, inició su caminar. En este
momento, el ángel victorioso señalaba a Aquél que al tercer día resucitó triunfante en Santa Marina. Muy
lentamente, la resurreción de Cristo bajaba la escalinata del templo, para a los sones de la marcha Pescador de
hombres , tocada magistralmente por la agrupación musical de Los Polillas de Cádiz, tomar la calle Moriscos por
donde el misterio avanzaba a un ritmo cadencioso, elegante... Cristo parecía caminar por el mar de su barrio.
Mientras esto ocurría, el público más inquieto, agolpado en las puertas de Santa Marina, se trasladó sin pausa a la
entrada lateral de la iglesia por donde minutos después apareció el palio de malla que cobija la Alegría de la
Virgen. Ya sin pañuelo, la dolorosa de Martínez Cerrillo resplandecía como la mujer vestida de sol de las sagradas
escrituras, blanca y dorada con un tocado combinando a la perfección las blondas y el oro, colocado por las
calladas manos de su vestidor Eduardo Heredia.
El paso de la Virgen de la Alegría se completaba con un exorno floral a base de lilium blanco y rosas del mismo
color. La Alegría de la Virgen se fue recreando por calles de un regusto especial: Moriscos, Piedra Escrita, San
Agustín, donde en más de una ocasión, al igual que el Señor, fue sorprendida por las siempre bienvenidas
petaladas de flores.
Tras pasar la carrera oficial, la cofradía retornó a Santa Marina, donde se podían ver muchas caras con las huellas
de una intensa Semana de Pasión.
El Señor no tardó en entrar y ya toda la atención fue para la Virgen que cada año cierra la Semana Santa. El palio
dorado por el sol avanzaba entre alegres marchas. Sin quererlo iba poniendo punto final a una espléndida
Semana Santa cordobesa.

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