Un día de pena

Transcripción

Un día de pena
Opinión
eltelegrama, viernes 19 de septiembre de 2014
Un día de pena
Manuel La Parra Ripio
Podía ser un día cualquiera, pero no, fue un nefasto 17 de Septiembre.
Salí por primera vez sin compañía, casi, como escapando de la prescripción facultativa. Antes me había
estado entrenando durante un días por el pasillo de mi casa, andando diariamente durante veinte
minutos, 1.300 metros como cota máxima. Así que, decidí salir, con la condición de ir equipado,
pastillero, móvil y mucho cuidado. Salgo de casa y decido que en vez de ir por la izquierda, ir y cruzar
por la derecha a la altura del restaurante Antony; paso la mediana del paso de cebra, se oye un chirriar
de neumáticos y veo que por la rotonda un coche VW golf negro viejo, girando a velocidad inusual,
perdía la adherencia de sus ruedas traseras con un zigzag, entrando a la altura del paso de peatones de
la Duquesa de la Victoria, volviendo hacia la Plaza de Los Caídos. Me quedé estupefacto y pensando el
si llego a irme por la izquierda. Paso a la esquina del Parque, y a la altura cercana del kiosco que han
puesto frente al Edificio Parque, repleto el muro de personas algo "contentas", de golpe me sale del muro
un vehículo granate de minusválido que, se me atraviesa a unos 30centimetros, para, me desvío por
detrás del contento vehículo y ¡zas!, da marcha atrás en medio de la acera, freno yo en seco, le miro, me
mira y tira adelante por la acera. Entro en el parque, y cuando me meto en el pasillo hacia la salida del
parque infantil ¡zas!, un ciclista a toda maquina y de frente total, hace un esguince o zigzag a un paso de
mis narices. Quede clavado.
Llego a mi destino a saludar al amigo Juan de Joyas Victoria y cuando salgo, no una sino tres madres
con su cochecito de niño, cada una por un sitio, pero todas hacia mi derecha, me atascan o mejor dicho,
una me afeita. Me vuelvo, miro a Juan, que ya sabia de lo anterior, y riéndose éste me dice ¡vete por la
sombra!. Que flema norteña tiene Juan.
Yo acongojado, decido irme para casa buscando refugio seguro y rezando, con mil ojos durante el
regreso, llego.
Ha pasado el día y ya descansado, conversando con "yosuhombre" tan placenteramente ¡zas!, llama
mi hija pequeña y nos comunica del fallecimiento de su tío Luis (Marín); disgustados totalmente,
decidimos lo que hacer dada la hora, y no ha terminado mi mujer de prepararse, cuando, no sé como, la
informan del fallecimiento del amigo Mariano (Salgado). El impacto, es rotundo.
La verdad es que, me palpita algo mal el corazón, me hago el fuerte, pero no me dejan moverme. Me
quedo en casa pensando, recordando momentos de ambos. Del tío Luis, lo mejorado que lo encontré en
la boda de mi hija Rocío, nos saludamos, hablamos, nos deseamos mejoría y me quedo de él una visión
satisfactoria llena de esperanzas... Algunas veces antes lo había encontrado en una cafetería en la Plaza
de las Culturas, tan normal, dentro de su recuperación y pensando en sus trabajos de arquitectura.
De mi amigo Mariano, recordé de su amistad de compañero y de sus deseos de terminar la carrera de
profesor de música, la que terminó trabajando a la vez; luego, de cuando marchó de la empresa,
profesor de música, Orfeón Padre Victoria, boda, hijas y la satisfacción de ser padre. Luego nos vimos
esporádicamente, pero siempre con el mismo afecto y sintonía que tuvimos desde el principio.
Os llevaré siempre en el recuerdo a los dos. Un abrazo.
Sinceramente, hay días que desearía uno que fueran sólo una pesadilla y no una realidad, porque se
sufre menos, espiritualmente, siendo uno el afectado que, ver como se marchan los familiares,amigos o
conocidos, siendo ellos los afectados. Al menos, eso he sentido yo.

Documentos relacionados