crónica del saló alex toth 1928 - 2006 entrevista flash a fermín solís

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crónica del saló alex toth 1928 - 2006 entrevista flash a fermín solís
cómic tecla
mayo / junio 06
20
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diferencia y otras historias
novedades
recomendadas
.
crónica del saló
DAVID CUADRADO
La impresión general que nos llevamos del Saló Internacional
del Còmic de Barcelona del 2006 es muy positiva. Si ya el año
pasado se había mejorado bastante en algunos aspectos
gracias, sobretodo, al cambio de ubicación, en esta edición y
con Carles Santamaria al frente como nuevo director se ha
experimentado una notable mejoría en puntos importantes
como las exposiciones o la cobertura mediática del evento.
Lo más llamativo, sin duda, del presente Saló ha sido la amplia
cobertura del evento por parte de medios de comunicación de
todo tipo. Que duda cabe que la presencia de todo un Ministro
de Justicia como Juan Fernando López Aguilar, que en su
juventud llegó incluso a publicar alguna historieta, en una de
las mesas redondas ha sido todo un acierto y un excelente
reclamo para los medios aprovechado sabiamente por la
dirección del Saló, al igual que la presencia del presentador
Andreu Buenafuente que llenó a rebosar la Sala de Actos en la
presentación de la revista Bf que editará El Jueves. Aunque
cada vez es más frecuente la presencia del cómic en la prensa
(en muy pequeñas dosis, eso sí), el poder leer o ver tal
cantidad de artículos, entrevistas y reportajes sobre el cómic
en los medios, aunque solo sea durante unos días le hace a
uno soltar una lagrimilla de felicidad.
Andreu Buenafuente y “el Follonero”
mostrando su revista al alcalde Joan Clos
El Ministro de Justicia Juan Fernando
López Aguilar realizando una caricatura
junto a la Vicepresidenta del Congreso
de los Diputados, Carme Chacón .
La
Sala
de
Conferencias
y
Presentaciones llena en la presentación
de la revista de Buenafuente.
Las exposiciones, prácticamente, han duplicado su presencia
este año respecto al pasado y ello ha hecho el espacio algo
más cálido, aunque uno piensa que es uno de los temas a
mejorar en el futuro ya que como bien se ha dicho, quedaban
muy apartadas de la entrada y lejos del “meollo”. Quizás una
solución (arriesgada, sin duda) sería no definir espacios
diferenciados y permitir el contacto y la mezcla entre
expositores y exposiciones. De todas maneras, es solo un
detalle que no puede empañar la excelente impresión que
causaron a los que se acercaron a verlas, especialmente las
dedicadas a la Guerra Civil, ampliamente documentadas y de
un didactismo ejemplar.
Exposición La guerra de paper
Nuestro colaborador habitual Jaume Vilarrubí (coordinador del grupo de cómic del Col·legi
Oficial de Bibliotecaris-Documentalistes de Catalunya, COBDC, y encargado de la sección de
cómic de la biblioteca de Gavà) observa los originales de Carlos Giménez junto a Oriol Planas
(encargado de la sección de còmic de la biblioteca Vapor Vell de Barcelona).
Las mesas redondas han aumentado su número, su calidad y su
variedad y además se ha buscado, acertadamente, la participación
de gente conocedora del mundo del cómic que desempeñan su
trabajo, con éxito, en otros ámbitos de la vida como el cantante
Jaume Sisa o el ya referido Ministro de Justicia.
La Sala de Actos en plena mesa redonda
En general, se respiraba un grato ambiente de optimismo al que
contribuyeron sin duda iniciativas tan positivas como la reunión
entre autores o la reunión entre profesionales del cómic y demás
gente relacionada (el mundo bibliotecario estuvo representado por
Jaume Vilarrubí en calidad de coordinador del grupo de cómic del
COBDC) con una delegación de la Comisión de Cultura del
Congreso de los Diputados donde se trataron temas esenciales de
cara al futuro y se establecieron las pautas para posteriores
encuentros con vistas a normalizar el estatus del cómic como
industria cultural.
Rueda de prensa para informar de la reunión con la Comisión de Cultura
del Congreso de los Diputados
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crónica del saló
La zona profesional, recuperada el año pasado y ampliada en
éste, estuvo bastante concurrida durante todo el Saló,
confirmado así lo necesaria que era. Según el director del
Saló, Carles Santamaría, se llegaron a realizar 150 entrevistas
entre editores extranjeros y autores españoles.
DAVID CUADRADO
de fuerza mayor pero aún así se formó un grupo bastante
numeroso. Este año incluso lograron convencerme para posar en
la ya “clásica” foto de formación con el superhéroe de turno, de la
que había logrado evadirme en años pasados.
Interior de la zona profesional
La cifra de asistentes, según los datos emitidos por los
organizadores ha sido de 95.000 personas. Esto supone un
incremento del 8% respecto a la asistencia del año pasado.
Esperemos que la cifra pueda seguir subiendo año tras año,
para lo que sería de vital importancia buscar unas fechas en
las que los estudiantes no se encontraran en plenos
exámenes finales.
A nivel personal pude vivir uno de los salones más intensos,
divertidos y entrañables que recuerdo. Desde la tranquila
primera toma de contacto el jueves, acompañado de Jaume
Vilarrubí, hasta la extenuante jornada del sábado, en la que
conocí de primera mano la fiebre que despierta entre varias
generaciones de mujeres la amabilísima Purita Campos,
acompañado esta vez, como no, de mi mujer y mi hija, que
vivió su primera experiencia salonera.
La expedición bibliotecaria del viernes. Arriba izq a der: Anna Martínez-Reina (Biblioteca Ignasi Iglésias-Can
Fabra de Barrcelona), Pau Martínez (Itinerante del Consorci de Biblioteques de Barcelona), Bea Garcés (B.
Armand Cardona Torrandell de Vilanova i la Geltrú), Oriol Planas (B. Vapor Vell de Barcelona), Jaume
Margalló (B. Xavier Amorós de Reus) y Jaume Vilarrubí (B. Josep Soler Vidal de Gavà).
Abajo izq. a der: Xavier Hidalgo (B. Jaume Perich de Premià de Dalt) Esther Surinyach (B. Joan G. Junceda
de Blanes), Àngels Solà (B. Pública de Lleida) y el que escribe.
La confirmación del interés de la Xarxa de Biblioteques Municipals
de Barcelona hacia el cómic se podía comprobar físicamente en
su stand, donde se repartía, en su mayoría, información de las
bibliotecas especializadas en cómic y se realizaban carnets de
lector. Todo un acierto.
El stand de la Xarxa de Biblioteques Municipals de Barcelona
Para finalizar, aquí tenéis los Premios Oficiales del Saló:
Mi mujer (encargada de corregir ortográficamente el boletín) y mi hija
junto a Carlos Portela (guionista de Las nuevas aventuras de Esther) y
Purita Campos, que pasó toda la tarde dedicando dibujios a sus fans.
La habitual visita anual con los compañeros de bibliotecas del
viernes fue también todo un éxito y es que cada año se apunta
más gente y notamos un mayor interés del mundo bibliotecario
hacia el cómic. Se echaron en falta algunas bajas por causas
Mejor obra extranjera: 20th Century Boys de Naoki Urasawa
Autor revelación del 2005: Pablo Auladell
Mejor guión: Carlitos Fax de Albert Monteys
Mejor obra: Blacksad 3: Alma Roja de J. D. Canales y J. Guarnido
Mejor dibujo Blacksad : Alma Roja de Juanjo Guarnido
Mejor revista de cómic: El Jueves
Mejor fanzine: Cabezabajo
Gran Premio del Saló: Victor de la Fuente
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alex toth 1928 - 2006
POR ANTONI GUIRAL
ESTIMADO ALEX
Ante todo, permíteme que te tutee, pero es que tengo la sensación de que te conozco personalmente desde
hace muchos años; nuestros caminos nunca se cruzaron, pero llevo tanto tiempo disfrutando de tus historietas,
leyendo tus textos, hablando de ti e incluso cuidando de la edición de una de tus obras más clásicas (El Zorro),
que es como si te conociera.
Ahora no recuerdo exactamente en qué historieta te descubrí, pero seguro que fue en una de tus colaboraciones
para Warren, aquellas (pocas, lamentablemente) historietas cortas tan definitorias de tu estilo que se publicaron
en España a partir de 1970 en revistas como Vampus o Rufus. Luego, hacia 1981, me impactó descubrir tu
primera historieta dibujada de la serie Torpedo 1936, esa que dejaste en el segundo capítulo por considerar,
dicen, que la moralidad del personaje, o su falta de ella, te desagradaba. Se cuentan muchas cosas a este
respecto de ti; que eras una persona con unos principios muy sólidos, bastante conservadora, pero eso nunca
me ha importado demasiado, porque aunque tú y yo viéramos el mundo desde distintas ópticas, siempre has
tenido mi respeto y admiración. Es más, dice mucho a tu favor que llevaras esos principios por encima de la
pecunia, y con el tiempo he aprendido que el principal valor de las personas no está en su ideología, sino en su
condición humana y profesional.
Siempre me ha parecido curiosa tu carrera profesional, por cierto. Has dibujado
miles de páginas de cómics, la mayoría de comic-books, de encargos, series de
superhéroes, de aventuras, de romance, policíacas, de terror e incluso adaptaciones
a la historieta de series de televisión o de películas de cine. Y digo “curiosa” porque,
a excepción de Bravo, tu nombre no puede relacionarse con ningún personaje en
especial (excluyendo El Zorro, que era una adaptación); o sea, que nunca has
desarrollado demasiados años un personaje tuyo y, a pesar de ello, muchos
profesionales de prácticamente todo el mundo te reconocen como uno de sus
maestros, como un dibujante capaz de motivarlos, como un dibujante sabio en
resolver problemas técnicos, en aportar soluciones, en dominar el contraste de
masas, la profundidad de campo, el movimiento de los personajes, en saber cuándo
había o no que definir los fondos. También los dibujantes de cómics españoles, y de
varias generaciones, te rinden tributo. De hecho, cuentan que eras un dibujante de
dibujantes, en el sentido de que tus historietas no eran un gran éxito comercial entre
los lectores, pero que con tu particular estilo conseguiste definir una manera nueva
de dibujar historietas, muy apreciada por tus compañeros. Es más, tu carrera ha
quedado tan ligada a los cómics como al dibujo animado; tus diseños de personajes
en series de Hanna-Barbera son también muy apreciados por los, digamos,
“entendidos” en dibujo. Eso, ya lo sabes, no resulta tan curioso; me refiero a lo de
que un historietista haya transitado también por la animación. Tanto en EE UU como
en España, por ejemplo, hay decenas o cientos de ejemplos, y creo que en casi
todos los casos la impronta del animador ha quedado casi siempre impresa en la del
historietista. Tú mismo, por ejemplo. Igual me equivoco, pero siempre he creído que
tu experiencia en el dibujo animado, buscando el trazo sencillo pero efectivo,
sintetizando el grafismo, forzando la expresividad de los personajes con una línea,
buscando el estilismo que les defina una personalidad propia y les dote de
movimiento, todo ello, creo, supiste aplicarlo luego a tus cómics, y eso que salimos
ganando todos. Fíjate, por ejemplo, en que el trabajo de los actuales diseñadores de
personajes de series de animación de superhéroes bebe mucho de tus propuestas,
de tu grafismo. Como el de muchos otros dibujantes de cómics, que han seguido tu
estela y, buscando luego un camino propio, han aprendido mucho del valor de las
manchas de negro o de los espacios en blanco, del diseño de tus páginas, de la
fuerza expresiva de tu trazo simple. Simple pero, creo, fruto de una reflexión. Y es
que, me parece, cuando un dibujante como tú se renueva constantemente y aborda
cada trabajo de forma distinta, es porque ha reflexionado mucho sobre su profesión
y la forma de enfocarla. Así es como se construyen los clásicos.
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Ilustración de Bravo for adventure
Viñeta de El Zorro
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alex toth 1928 - 2006
POR ANTONI GUIRAL
Me gustaría decirte que tu firma es muy apreciada en España,
pero te mentiría. No es que pase sin pena ni gloria, es que apenas
se te conoce. Se han publicado, que lo sepas, algunas de tus
historietas para EC o para Warren, los dos capítulos de Torpedo
1936, las páginas de Bravo o, más recientemente, todo tu trabajo
para el comic-book El Zorro, pero poca, muy poca cosa más (a lo
sumo, las versiones mexicanas de Novaro de los tebeos de la
Dell). Y todo ello en los últimos treinta y pocos años. De hecho,
ahora mismo sólo existe un libro con tu firma (el de El Zorro). ¡Y
no será por falta de material! Porque aunque tu obra haya sido
muy dispersa, queda el rastro de tu categoría y calidad en miles y
miles de páginas. Y, es curioso, pero supongo que en algún
momento te apercibiste de tus dotes de pedagogo. Sí, hablo de
que, hayas querido o no, muchos dibujantes se han convertido en
tus discípulos. Nos queda, pues, tanto tu trabajo como el de
muchos otros profesionales que actualmente publican y, de
alguna manera, llevan tu nombre en su firma.
Portada de El Zorro, editado por Azake
Por suerte, nos quedan muchas cosas de ti. Porque hasta en tus
últimos años, aunque hayas estado medio retirado, siempre has
participado de alguna manera en la industria, con alguna cubierta,
con tus largas cartas, con esa rotulación tuya tan peculiar, con
ilustraciones. De hecho, cuentan que la muerte te encontró
trabajando.
Sólo me resta darte las gracias. Y quiero que sepas que tu
memoria siempre estará con los que seguimos tu trabajo durante
tantos años. Tu memoria y tu estilo, ese estilo tan inconfundible,
de trazo seguro, limpio, contrastado, con el que aportabas tantas
cosas al relato gráfico, a ese “guión invisible” que aporta el
dibujante, sea o no el escritor de la historieta, del que tanto habla
Rubén Pellejero, uno de tus seguidores, por cierto. Tú entendiste
que el dibujo está al servicio de la narración pero, además,
aportaste una nueva lectura visual a las historietas que firmaste.
Me despido. Repito que muchas gracias por todo, y quiero que
estés tranquilo porque siempre habrá alguien que reivindicará tu
trabajo. Es lo menos que podemos hacer por ti.
Bocetos diversos
Viñeta de Torpedo 1936
Parte de un story board para la serie de animación Super friends
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alex toth
POR ÁLVARO PONS
BIOGRAFÍA
Texto publicado originalmente en el prólogo del libro: Toth, Alex. El Zorro. Sant Adrià del Besòs: Azake, DL 2003.
Maestro. Se pueden buscar en el diccionario términos sinónimos, se pueden crear bellas metáforas o simplemente se puede eludir la
palabra con extraños eufemismos, pero si queremos encontrar una forma clara y directa de definir a Alex Toth, ésta es la única palabra
que se debe usar. Porque para la gran mayoría de artistas que han triunfado en el comic-book o que buscan su oportunidad en el mundo
del arte secuencial, la obra de Toth es un completísimo magisterio de cómo hacer tebeos, una forma única e imprescindible de aprender
los mecanismos de la narrativa gráfica y de entender la economía formal como el medio de introducir al lector en la historia que se está
contando.
El estudio de su biografía demuestra la comprometida actitud del autor con el medio en el que ha desarrollado su carrera artística. Toth
estudia, investiga y amplía los horizontes de la narrativa gráfica como pocos autores han hecho. Desgraciadamente, su obra, reconocida y
admirada por los dibujantes, es en muchos casos desconocida por el gran público.
El comienzo de la vida de este autor debemos colocarlo en Nueva York, en la medianoche del 25 de Junio de 1928. Sander Toth y su
mujer Mary conseguían su propósito de formar una humilde familia con la llegada del pequeño Alex. Aunque parezca un tópico manido, lo
cierto es que la familia Toth daba a su retoño un entorno artístico donde parece lógico que posteriormente desarrollara sus habilidades
creativas de alguna forma.
En su niñez, Toth se vio rápidamente atraído por las páginas dominicales de los periódicos, repletas de aventuras enérgicas y
emocionantes, que se completaban con los seriales radiofónicos tan al uso en esa época. Las versiones de Terry y los Piratas y
Superman, o el show de Red Skelton consiguieron despertar la imaginación de un jovenzuelo que decidió asistir a la High School of
Industrial Arts para conseguir emular a sus ídolos. Pero pronto se dio cuenta que las clases de ilustración que recibía en la escuela no
eran suficientes y comenzó a visitar a dibujantes profesionales, buscando aquello que no encontraba en las aulas. El joven aprendiz de
dibujante consiguió llegar a autores como Frank Robbins, entintador en aquella época de Scorchy Smith, la serie estrella de su muy
admirado Noel Sickles, Pero fue Sheldon Mayer quien le puso en el camino de lo que sería su trabajo posterior cuando hablando sobre
el arte del cómic le dijo: "Clara y simplemente, cuenta una historia". Una sentencia que podría resumir la futura obra de Alex Toth casi en
su totalidad.
Todavía en la escuela, comienza a trabajar por las tardes en Eastern, la editora de Famous Funnies y Heroic Comics, revista ésta donde
debutaría en 1945. Durante dos años seguiría trabajando en la editorial hasta que Mayer lo introduce en la poderosa DC, editorial de la
que nunca se desligó plenamente, aunque sus trabajos fueran intermitentes.
Su primer periodo para DC comprende cinco años en los que trabajó en series como Green
Lantern, All Star Comics, All American (con el personaje Johnny Tunder) o Jimmy Wakely. Es
también en esta etapa donde Toth dibuja series románticas como Girls Love Stories o Girl's
Romances, una constante temática a partir de este momento en sus trabajos.
Su traslado a California le lleva a dejar DC y, tras un breve paso por la tira Cassey Ruggles,
firma con la pequeña editorial Standard, desarrollando una cantidad impresionante de historias
románticas o bélicas. Series como New Romances, Popular Romance, Best Romance o
Battlefield gozan de los exquisitos dibujos de Toth, que va afianzando su oficio y
comprendiendo cada vez mejor la máxima de Mayer.
Sin embargo, la quiebra de Standard y su incorporación al ejército trunca durante dos años su
fulgurante carrera. Destinado en Japón, todavía realizaría una pequeña tira semanal para el
periódico de la base, Jon Fury, premiada por el ejército norteamericano.
Ilustración de portada para All American
En 1956 vuelve a los Estados unidos y se instala en Los Ángeles, firmando con Dell Comics. Su trabajo en esta editorial es básicamente
la adaptación a la historieta de series famosas de televisión. Roy Rogers, Rin Tin Tin y, sobre todo la adaptación de la serie de Disney El
Zorro, centran su obra durante los casi seis años que trabaja para Dell Comics. Un periodo que influye decisivamente en la decisión que le
llevaría a dejar los cómics para trabajar en animación.
Durante casi 8 años, Toth trabajó para la productora Hanna Barbera en todos los campos de la creación de series de dibujos animados:
desde el diseño de personajes hasta el story-board, su imaginación creó decenas de héroes que van desde los Herculoids al hoy casi
considerado como un fetiche Space Ghost pasando por el aventurero Johnny Quest. Todas las series de la todopoderosa Hanna-Barbera
durante la década de los sesenta nacieron y se produjeron con el "toque Toth". Pero si la productora aprovechó la inmensa capacidad y
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alex toth
BIOGRAFÍA
POR ÁLVARO PONS
conocimiento del neoyorquino, fue éste quien sacó más partido. Los dibujos animados fueron la plataforma perfecta para el estudio
de la figura humana en acción, para la búsqueda de la simplificación máxima que le dijera Mayer. Con la animación, Toth encuentra
una economía de dibujo que no podía hallar en el cómic, pero también percibe la necesidad de ir más allá. El credo del historietista
no se acaba en la simplificación: debe ser la narrativa, el storytelling, el por qué de esa simplificación.
El efecto del trabajo en animación se puede ir contemplando en sus
esporádicos trabajos para DC y Warren. Su dibujo se reduce a los mínimos
trazos que definen el movimiento del personaje. Su narrativa da un salto
cualitativo y se convierte en el objetivo fundamental de su obra. Toth
comienza a dar lecciones de maestría en comic-books como Hot Wheels o
House of Secrets en DC o en revistas como Creepy para Warren.
Tras un breve paso por estas editoriales, vuelve a Hanna Barbera para
encargarse plenamente de la gran apuesta de la productora, Super-Friends.
Su experiencia previa en DC es decisiva para el desarrollo completo de la
serie durante casi cinco años. Los clásicos superhéroes son tratados por
Toth de una forma distinta y única hasta el momento. Por primera vez, los
personajes de la DC toman vida propia y exhiben un dinamismo
desconocido.
Su vuelta al mundo del cómic se caracteriza por la dispersión. Toth
comienza a trabajar de nuevo para Warren y otras editoriales pequeñas.
Pero en este periodo, dibuja la que es considerada por muchos como su
obra maestra y la mejor serie publicada jamás por Warren: Bravo for
Adventure. La serie se comienza a publicar en 1980 en una revista menor,
The Rook, tras cuatro años en los que Toth intentó infructuosamente
conseguir un editor. La visión de la aventura basada en guapas chicas,
coches veloces, aviones y un protagonista a lo Errol Flynn pasó sin pena ni
gloria por un cómic norteamericano donde se imponían otro tipo de formas
de entender la aventura. La posterior edición por Dragon Lady Press y su
paso por Europa le proporcionó un reconocimiento de sobra merecido.
Durante la década de los ochenta, las historietas de Toth se publican casi
con cuentagotas en multitud de pequeñas editoriales, en muchos casos
reeditando antiguas publicaciones suyas o con compilaciones de su obra. Sin
embargo, como el propio autor declaró muchas veces, el cómic que se hace
a partir de ese momento deja de interesarle. Sus férreos principios éticos y
morales entran en contradicción con unos contenidos que no le satisfacen.
Buen ejemplo de esta actitud es el rechazo a seguir la serie Torpedo 1936
para el editor español Josep Toutain. Los violentos guiones de Sánchez
Abulí desagradan profundamente a Toth, que decide abandonar la serie con
apenas dos episodios dibujados. Durante los noventa, su obra original
publicada se ve limitada a apenas unas ilustraciones para reediciones de sus
obras, pero paradójicamente se comienzan a reeditar sus obras de forma
sistemática. A partir de las recopilaciones de Eclipse y sobre todo de las
completas antologías editadas por Manuel Auad, la obra de Toth vive una
revitalización importante que es paralela a su importante colaboración escrita
(especialmente destacable, ya que sus misivas rotuladas a mano han sido
reproducidas siempre tal cual, aprovechando uno de los muchos aspectos en
los que destacó este autor: la rotulación) en publicaciones sobre cómics
como The Comics Journal o Comic Book Art.
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Viñeta de House of Secrets
Hoja de estilo para Super-Friends
Viñetas de Bravo for Adventure
Viñeta de Torpedo 1936
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entrevista flash
POR JAUME VILARRUBÍ
Fermín Solís es un extremeño de la cosecha del 72, multidisciplinar, que lo
mismo te hace un cómic, un corto, una ilustración o un anuncio. Todo esto
lo combina con su Plan B: tienda de cómics que regenta desde su Cáceres
casi natal. Por si esto fuera poco, ha sido presidente de su escalera y ahora
es un padre junto con su adorable mujer, que es una madre. Su simpático
hijo, es eso mismo, un hijo y que se sepa, aún no vuela.
Fermín bebe de muchas fuentes y, como a todos los nacidos en los
setenta, le fue imposible escapar al influjo de Bruguera. Afortunadamente,
también miró al exterior para dejarse influenciar por autores como Dupuy,
Berberian, Seth, Rabagliatti, o Andy Watson. De esta manera, Fermín hace
gala de una línea clara sofisticada y de unos argumentos que salpican toda
su obra de un humor y una nostalgia que la hacen irresistible.
Ganador de un accésit en el Certamen de cómic e ilustración del INJUVE
en el 2002, y autor revelación en la Expocómic de Madrid y en el salón del
cómic de Barcelona del 2004, actualmente ya se ha revelado de tanta
revelación y está consagrado, como así lo constata que su obra se publique
en Francia, Canadá y en EE.UU.
Bibliografía esencial:
Dando Tumbos.
Subterfuge Comix, 2000.
Un pie tras otro. Plan B
Comics, 2003.
Dan Laxante, detective
cotidiano. A.C. Tebeo
Vivo, 2005
Otra Vida. Ediciones
D2ble D2sis, 2001.
De ballenas y pulgas.
Ariadna Editorial, 2004.
Las pelusas de mi
ombligo. Cabezabajo,
2005
Los días más largos.
Ediciones Balboa, 2003.
No te quiero pero...
Astiberri, 2004.
El año que vimos nevar.
Astiberri, 2005
El hombre del perrito.
Astiberri, 2005.
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entrevista flash
POR JAUME VILARRUBÍ
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1) ¿Cuál fue el primer cómic que recuerdas haber leído o tenido?
En concreto del primero no me acuerdo, en casa siempre había
tebeos y yo desde bien pequeño me encargaba de hacerlos trizas
o pintarrajearlos, recuerdo que me encantaba jugar a los
laberintos pintando con un bolígrafo en las calles entre las
viñetas. De los que soy consciente de haber leído enterándome
de lo que leía, pues lo clásico de la época: Mortadelo, los tebeos
de superhéroes que publicaba Bruguera, el primer álbum de
Blueberry que leí cien veces…
2) ¿Algún recuerdo ligado con la lectura de comics o libros
durante la infancia o adolescencia?
Puedo contar un par de anécdotas. En pleno auge del Spectrum
48 k yo era un auténtico adicto a los videojuegos, pero imagínate
qué videojuegos: el Manic Miner, Stix, etc. Todavía faltaba un año
para que apareciese la distribuidora ERBE Software y el boom de
los videojuegos para Spectrum, Amstrad, etc Pues como te decía,
en pleno vicio reuní un montón de tebeos, por lo menos 150 ó
200 y los vendí a un librero que me dio 800 miserables pesetas y
lo empleé en un videojuego llamado Volcanic Planet. El
videojuego era lo peor de lo peor y allí había verdaderas joyas de
tebeos.
3) Contesta lo que quieras o lo que puedas:
¿Capitán Trueno o Guerrero del antifaz? Capitán Trueno.
¿Pato Donald o Patomás? Patomás.
¿Milú o Idefix? Milú.
¿Sacarino o Spirou? Sacarino (qué vamos a hacerle, el recuerdo
de la infancia pesa mucho).
¿Batman o Spiderman? Spiderman.
¿Álbum o Novela Gráfica? Siguen siendo tebeos.
¿Seth o Rabagliati? Difícil, Seth es un gran dibujante y muy
meticuloso, pero Rabagliati tiene ese toque naif que me gusta
tanto… Lo dejamos en empate.
¿Giraud o Moebius? Giraud.
¿Taniguchi o Urasawa? No puedo elegir porque no los he leído
nunca. El manga es mi asignatura pendiente.
¿Paracuellos o 13 Rue del Percebe? 13 Rue del Percebe, otra
vez la infancia.
¿L’association o Casterman? Cosas de L’association y cosas de
Casterman
¿Comic o Tebeo? Tebeo.
¿JLA o XIII? Aquí sí a ninguno de los dos.
¿Tardi o Tati? Tati, pero nunca doblado por favor.
¿Ballenas o Pulgas? Siempre pulgas.
4) ¿En qué estás trabajando actualmente? ¿Puedes avanzarnos
algo?
Estoy trabajando en varias cosas a la vez, pero no tienen nada
que ver con los tebeos. He estado realizando un spot para la
Televisión Autonómica Extremeña que empezó a emitir hace
unos meses. Es un anuncio de 40 segundos de animación, para
promocionar la radio extremeña. Me ha llevado unos dos meses
realizarlo porque me he encargado yo solo de todo el proceso de
creación, desde la idea original hasta la animación final. Esto me
ha tenido bastante ocupado. Ahora mismo estoy trabajando en un
proyecto paralelo al Festival de Teatro Clásico de Merida llamado
52 Crucifixiones, estoy trabajando sobre una cruz de aluminio de
4 metros de alto por 2 de ancho, dibujando sobre unos paneles
enormes.
Postal navideña, diciembre 2004
También recuerdo el año en que, por primera vez, me quedó una
para septiembre, matemáticas, por supuesto. Ese año mi padre
me prohibió comprar más tebeos, además de forma tajante.
Entonces fue cuando me hice muy muy selectivo con lo que
compraba. Como sólo podía comprar a escondidas y
esconderlos, compraba muy poquito, nada de morralla. Fue
cuando descubrí el Verano Indio, Los pasajeros del Viento, etc.
También fue la época de las Secret Wars y la saga del traje
alienígena de Spiderman. Spiderman es un personaje que me ha
acompañado desde muy pequeño y aún sigo leyéndolo, aunque
por los tebeos que hago mucha gente me dice que no es posible.
En cuestión de tebeos, Las pelusas # 2 tenía que estar ya a la
venta. Se lo di a Ricardo MENA (editor de Cabezabajo) hace 3
meses. Luego está lo de Cornelius Moon, que estoy con el color y
un par de proyectos más de cómic que estoy preparando para el
mercado Francés.
También este año voy de invitado a Coruña y tendré exposición
allí.
Fondo para el spot de la
Televisión Autonómica
Extremeña
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entrevista flash
biblioteca biblioteca biblioteca
5) ¿Te atreves a definir Biblioteca?
Es un sitio con muchos libros donde dices que vas a estudiar pero
en realidad vas a ligar. En verano, si no te gusta la piscina como
a mí, se está muy fresquito y puedes leer tebeos que casi
siempre están descolocados y les faltan hojas.
6) ¿Tienes alguna biblioteca cerca de casa?
Sí, pero está en obras, ahora la provisional no me pilla muy cerca
de casa.
¿Utilizas o has utilizado sus servicios?
Si te refieres al wc, salgo de casa con el pipí hecho. Si te refieres
a lo de consultar libros, etc, sí, de vez en cuando.
7) ¿Que impresión te merecen los sistemas bibliotecarios
actuales?
Sólo conozco los de mi ciudad y hay de todo.
8) ¿Como ves el papel que puede jugar la biblioteca como centro
de integración, difusión y alfabetización de culturas y clases
sociales?
Yo creo que las bibliotecas pueden hacer mucho a ese respecto,
lo que hay que conseguir es que la gente se acerque a las
bibliotecas, que eso es lo difícil. De todas formas desde mi
experiencia y hablando del tema de los tebeos, me he dado
cuenta que mucha gente conoce y ha leído cómics en las
bibliotecas: obras como Maus, Blanquets, Watchmen, etc. Y son
gente que no iría nunca a una librería especializada, bien porque
no saben que existe o bien porque lo siguen considerando un
lugar donde se reúnen tipos raritos.
9) ¿Si tuvieras que caracterizar a dos personajes a partir de estos
dos nombres: Melvil Dewey y Shiyali Ramamrita Ranganathan,
que te sugerirían?
Pues he tenido que ir a Google a consultar porque si te soy
sincero no sabía quienes eran.
POR JAUME VILARRUBÍ
miscelania miscelania miscelania
13) Recomiéndanos al menos un comic, un libro, una película,
una revista, un lugar, un disco, y un plato de comida.
Locas, de Jaime Hernández. El Quimérico Inquilino, de Roland
Topor. Hierro 3, de Kim Ki-Duk. Play Boy. El casco antiguo de
Cáceres. El Último Concierto de 091, que ahora se reedita.
Cualquier postre con chocolate.
14) ¿Recuerdas que estabas haciendo durante el golpe de estado
del 23F?
Tenía 8 ó 9 años, prácticamente no recuerdo nada, solamente
que los mayores tenían miedo y que durante el día en la tele
pusieron todo el rato dibujos animados.
¿Y cuando cayeron las torres gemelas?
Lo recuerdo perfectamente. Todavía vivía en casa de mis padres
y acababan de poner Vía Digital en casa, estaba viendo la tele en
la opción que se ven muchas pantallitas a la vez en toda la
pantalla, y en todas se veía lo mismo pero en pequeñito, dos
líneas verticales. Pensé que era un error del aparato. Amplié una
de las pantallas y allí estaban los dos edificios en llamas.
15) Suponiendo que tuvieras un enemigo, recomiéndale un libro,
comic, película...tú mismo.
Pues si es para un enemigo le recomendaría leer el libro de Ana
Rosa Quintana, que viese Dirty Dancing o Pretty Woman, no sé,
quizá sea demasiado duro…
16) ¿Crees en algo?
Hago por creer en algo, a veces me cuesta demasiado esfuerzo.
17) ¿De mayor quieres ser?
Pequeño.
18) ¿De pequeño fuiste...
Vaquero, bandolero, pirata…
10) ¿Crees que la biblioteca genera lectores, y por defecto
mercado, o por el contrario resta ventas a las editoriales?
Se dan los dos casos, creo yo.
11) ¿Pueden o deben compartir la misma mesita de noche Miguel
Delibes y Frank Miller?
Deben compartir la misma mesita y la misma estantería en las
bibliotecas, es decir en la sección literatura.
12) ¿Tienes tu propia biblioteca en casa?
Sí, aunque la casa es pequeñita y ahora tengo que meter los
libros de mi niño.
¿Dejas muchas cosas a los amigos?
En ese sentido soy un poco egoísta, prefiero regalarles el libro o
el tebeo a dejárselo, son manías supongo.
BIBLIOTECA CENTRAL TECLA SALA CÓMIC TECLA 20 (MAYO / JUNIO)
Ilustración
de un pirata
9
entrevista flash
POR JAUME VILARRUBÍ
19) ¿Qué nos dirías de un tipo como Fermín Solís? ¿A quién se
lo presentarías?
Que al principio parece un tipo serio pero hay que darle una
oportunidad. No sé a quién se lo presentaría porque es bastante
tímido y le agobia que le presenten gente.
20) ¿Por qué hay gente que no lee cómics?
Porque tiene que haber de todo en la viña del Señor. Ellos se lo
pierden.
21) ¿Es el cómic un medio en expansión o en contracción?
En total expansión, dentro de nada en Aquí hay Tomate hablarán
de los dibujantes de tebeos.
Ilustración para portada de el año que vimos nevar
22) ¿Un autor español, puede vivir de esto?
Sí, aunque sin lujos, no te creas…
23) ¿De que título te sientes más satisfecho?
Otra Vida, Los días más largos.
24) ¿Con toda confianza, quieres preguntarte algo?
¡¿Más?!
27. Revista Ciclo nº27, 2002.
25) Para terminar, sé que te has quedado con ganas de
preguntarme algo… ¡hazlo!
Bueno pues te haré una pregunta, ya que te pones así, y además
comprometedora: ¿Cuál es el título que nunca debería haber
dibujado? Toma ya.
J. ViIlarrubí: No creo que exista ningún título que nunca debieras
haber dibujado, toda tu obra raya a un alto nivel. Si me apuras, en
mi humilde opinión el Dan Laxante es tu obra más floja si la
comparamos con el resto, pero está muy por encima de muchas
otras cosas que hay por ahí publicadas.
BIBLIOTECA CENTRAL TECLA SALA CÓMIC TECLA 20 (MAYO / JUNIO)
10
reseñas
AGUJERO NEGRO / Charles Burns
La Cúpula. 362 p. B/N. Rústica con solapas. 22 €
Charles Burns (Seattle, 1955) es el culpable que nos precipitemos en este agujero negro
donde primero caeremos lentamente y en círculos, y luego súbitamente y en picado. Ésta es
la sensación que he tenido al leer este libro.
Como antecedente, diremos que la obra fue publicada originalmente en EEUU entre 1995 y
2005, aunque el autor ya llevaba trabajando en ella varios años. De esta manera, Burns
puso una gran parte de si mismo en la que es hasta la fecha su obra cumbre y la que, sin
duda, le ha dejado el listón muy alto, quizás demasiado. En ella, iremos viendo los trazos
comunes que paulatinamente van apareciendo en toda la obra del autor y que ya se han
convertido en sus señas de identidad: una enfermiza atracción por lo feísta y lo disfuncional,
localizaciones aderezadas por todo tipo de referencias a la cultura pop, ambientes opresivos,
sórdidos y claustrofóbicos, y una sensación de peligro inminente, que como en las mejores
películas de terror, tan sólo lograremos dejar al margen en contadas ocasiones.
En algún punto indeterminado de algún suburbio de Seattle, a mediados de los setenta, una
plaga se extenderá por la zona. Ésta se transmite por contacto sexual e inflinge a los que la
padecen una serie de mutaciones irreversibles en su cuerpo (diferentes en cada persona),
hecho que conducirá irremediablemente a la exclusión social y al confinamiento a modo de
gueto en un bosque cercano a los que la padecen. Este bosque ejerce asimismo un
misterioso poder de atracción, y como si fuera un agujero negro va atrayendo a los diversos
protagonistas entre su entramado de ramas y maleza. Los impulsivos sentimientos
adolescentes, juntamente con las drogas y unas fuertes frustraciones amorosas
desorientaran por completo a los protagonistas mientras que la angustia, el temor, y la
necesidad de empezar a tomar decisiones por uno mismo, lejos del manto protector que
ofrecen los padres, harán el resto y llevarán a los personajes a una huída hacia delante.
Todo ello, aderezado con una intensa sensación de seducción por lo anormal que muchas
veces raya lo insano.
La obra esconde una velada reflexión sobre el individualismo frente a la cultura de masas,
sobre el mundo prefabricado y previsible de lo normal frente a la peligrosidad y la libertad del
individuo que prefiere ir a contracorriente, así como sobre toda la cultura norteamericana. El
autor nos muestra los mecanismos de la sociedad para detectar a estos individuos
peligrosos cuando se activan y así acorralarlos y, posteriormente, eliminarlos. Al final del
libro encontraremos un pequeño resquicio para la esperanza, cosa que es de agradecer
para todos aquellos que acostumbramos a empatizar con las lecturas.
El estilo de Burns es muy particular y fácilmente reconocible: blanco y negro con grandes
manchas negras y una especie de línea clara con un particular sombreado punzante que,
hay de decir, encaja perfectamente con lo que nos quiere contar el autor, consiguiendo una
simbiosis perfecta entre guión y dibujo.
De la obra diremos que ha obtenido el reconocimiento unánime de la crítica y que ha
conseguido varios premios Harvey y Eisner, además de múltiples nominaciones como a la
mejor serie en el pasado festival de Angouleme de 2006. No en vano, muchas voces ya la
han considerado como un clásico del noveno arte.
Así que si no se han dejado caer aún por este Agujero negro, ¿a qué esperan? Nunca es
tarde…¡si uno es atrevido!
JAUME VILARRUBÍ
BIBLIOTECA CENTRAL TECLA SALA CÓMIC TECLA 20 (MAYO / JUNIO)
11
reseñas
VALERIAN, AGENTE ESPACIOTEMPORAL / Pierre Christin (guión) y Jean-Claude Mecieres (dibujo)
Norma. 152 p. Color. Cartoné. 25 €
Será verdad que estamos en uno de los mejores momentos en cuanto a la oferta de la industria de los cómics en
España. Maticemos: sólo si hablamos de tebeos firmados por autores extranjeros, y por la variedad de la oferta;
no entro en ventas o calidades, ni en la penuria de la presencia de firmas autóctonas. El caso es que la presencia
de la reedición completa, en tomos que agrupan tres álbumes originales, de un clásico contemporáneo como
Valerian, agente espaciotemporal, parece confirmar ese aserto. Tras muchos años en el anonimato, vuelve
Valerian a España, lo que supone, o debería suponer, un grito de alegría para los amantes de la buena historieta
en general, y para los seguidores del personaje en particular, claro, que aparte de poder leer en castellano todos
los álbumes de la serie, lo harán en el orden marcado por sus creadores, Pierre Christin y Jean-Claude Mézières.
De Valerian se ha escrito mucho, y creo que poco o nada puedo aportar yo a tanta liturgia comiquera. Sólo diré
cuatro cosas. Que para valorar la importancia de esta serie hay que meterse en ambiente, y recordar que fue
creada en 1967 para la revista Pilote, por aquel entonces espacio creativo de alto nivel en una historieta francesa
inquieta, que buscaba nuevos tratamientos, más adultos, para las historias, y que vivía en primera línea de fuego
el movimiento social de la época. No hacía mucho tiempo que otro Jean-Claude, Forest, había removido los
cimientos del cómic con su Barbarella, apostando por una historieta de género pero de objetivo adulto, una
ciencia-ficción que reivindicaba la libertad del género femenino y hablaba del sexo sin excesivos tapujos. Christin
y Mézières fueron más allá. Hicieron suyas unas constantes del género en su versión viaje espacial o space
opera, aportando un cuidado diseño de ambientes, forzando su imaginación en la creación de mundos, razas,
naves y edificios, pero evidenciando que los tiempos estaban cambiando en cuanto al tratamiento de sus
personajes y los argumentos de sus historias. Valerian da nombre a la serie, pero desde el primer momento le
acompaña Laureline, una mujer tan válida como el héroe para la acción y la reflexión, que desde la primera viñeta
aborta cualquier intento de convertirse en la “compañera de fatigas” del héroe y su complemento, para construir
un nuevo personaje, entero y con valores propios, que llega a robarle el protagonismo a Valerian. Únase a ello el
hecho de que Christin y Mézières hacen casi siempre una lectura social y política de sus viajes por el espacio,
aplicando lecciones de materialismo histórico a los planteamientos argumentales centrados en los distintos
planetas por los que viajan. No, no se trata de panfletos, se trata de acompañar la acción con un buen estudio de
personajes, figuras poliédricas y complejas, contradictorias a veces, de reflexionar desde el espacio de la
condición humana y su propia historia. Y cuando eso se hace utilizando las estructuras básicas del género en un
momento histórico de renovación social, se está aportando algo, una lección seguida posteriormente por cientos
de historietistas de todo el mundo.
Mézières, además, es un dibujante narrativo que aporta espectacularidad en su diseño. O sea, un dibujante que
asume la propuesta del guionista, narrar con agilidad una historia, recreando un fantástico universo de forma muy
personal, entre la espectacularidad y la necesidad de complementar la narración. De hecho, como muy bien indica
Rafa Marín en el prólogo: “George Lucas sin duda tenía estos álbumes encima de su mesa de trabajo cuando
creó La Guerra de las Galaxias: busquen ustedes la cantina galáctica, los pasillos interiores de la Estrella de la
Muerte y la plataforma de aterrizaje de la Ciudad de las Nubes de Lando Calrissian nada menos que en el álbum
El embajador de la sombras y los verán calcados; casi fue una justa venganza que la divertida parodia de Star
Wars que fue El quinto elemento tuviera a Mézières como diseñador”. Y es que la imaginación de Mézières para
los parajes naturales, las estructuras físicas y el concepto de espacio es difícil de encontrar, pero no de rastrear si
observamos muchas de las series que precedieron a Valerian.
Por todos esos motivos, y muchos más, Valerian, agente espaciotemporal es una de las grandes series de la
historia de la historieta, una serie que debe estar en las estanterías de los que gustan de la buena historieta y en
los anaqueles de todas las bibliotecas públicas y privadas.
ANTONI GUIRAL
BIBLIOTECA CENTRAL TECLA SALA CÓMIC TECLA 20 (MAYO / JUNIO)
12
reseñas
NUESTRA GUERRA CIVIL / VV.AA.
Ariadna. 64 p. Color. Cartoné. 18 €
La historieta no ha querido ser ajena a la conmemoración (por denominarlo de alguna
manera) de la llamada guerra civil, de cuyo inicio se cumplen 70 años en estos días. La
cordobesa Aridana editorial ha sido la primera, aunque no será la última, en poner en
nuestras estanterías un libro que, en formato de cómic, sirva para recordar y reflexionar
sobre lo que sucedió en España entre 1936 y 1939. Nuestra guerra civil es un libro que partió
de la idea de su editor de buscar a una serie de autores que ofreciesen una historia, más o
menos corta, que narrase algún evento o circunstancia relacionada con la guerra civil que les
hubiese acontecido a ellos mismos o a personas muy cercanas. La apreciación de que
estamos ante una obra importante surge ya con una mera ojeada al listado de autores
implicados en la obra, a saber: Felipe Hernández Cava, Laura, Jorge García, Ángel de la
Calle, Pepe Gálvez, Josep María Beroy, Andrés G. Leiva, Jorge García, Fritz y David Rubín.
Entre las dos poderosas ilustraciones de Leiva, que abren y cierran el libro, encontramos una
serie de trabajos que ofrecen una mirada emotiva, comprometida (que no partidista), creíble y
sobre todo diversa. Diversa porque los estilos de los distintos autores, al igual que aquello
que han decidido contarnos cada uno (o cada dos) de ellos presenta suficientes elementos
diferenciales como para poder conformar un libro netamente heterogéneo; diversidad que
contribuye sin duda a enriquecer la obra. Por si lo dudan, repasemos lo que nos ofrecen las
diferentes historias. Felipe Hernández Cava y Laura vuelven a unir sus caminos para realizar
un homenaje a José Robledano (dibujante, ilustrador y uno de los pioneros de la historieta) y
a su familia, desarrollando una historia muy cargada de textos que Cava escribe en primera
persona y que Laura resuelve con envidiable habilidad teniendo en cuenta lo poco visual que
resulta el guión. La polémica sobre el Archivo de Salamanca se conjuga con la historia de un
minero asturiano combatiente en la revolución de octubre del 34, en la guerra civil y en el
Maquis dentro de la historia de Jorge García y Ángel de la Calle; historia que supone además
la conjunción de autores de dos generaciones distintas de historietistas y que gráficamente
se apoya en la estética de los carteles republicanos de la época.
Siguiendo con la enumeración, Pepe Gálvez y Josep María Beroy nos ofrecen una mirada a
la represión más cruel y directa (realizada a pie de cuenta) en la historia más visual de todo
el libro: la que mejor recoge la combinación de palabra e imagen que define a la historieta.
David Rubín nos cuenta la visita a su abuelo (combatiente, no por elección propia, en el
bando franquista) en la que el propio autor descubrirá aspectos desconocidos de la vida de
éste. Ricardo Olivera, alias Fritz, nos presenta un trabajo gráficamente bastante diferente del
que nos solía ofrecer para contarnos una apasionante historia familiar en la que podemos
encontrar muchas de las claves que diferenciaron aquella guerra de otras, a la par que ofrece
un emotivo retrato del destino de muchos de los perdedores.
Hoy en día, cuando los ideólogos de la derecha más furibunda quieren re-escribir la historia
hasta que todos terminemos convencidos de que la guerra civil fue el resultado de un golpe
de estado encabezado por Manuel Azaña, o sinsentidos por el estilo, es de agradecer la
aparición de productos como “Nuestra guerra civil”, obras que reflexionen sobre nuestro
pasado cercano con sinceridad, talento y lealtad, porque todas aquellas personas que
pelearon, sufrieron y murieron por defender la libertad se merecen que no las olvidemos.
NORMAN FERNÁNDEZ
BIBLIOTECA CENTRAL TECLA SALA CÓMIC TECLA 20 (MAYO / JUNIO)
13
reseñas
SHENZEN / Guy Delisle
Astiberri. 152 p. B/N. Rústica con solapas. 18 €
Tras el lanzamiento de Pyongang, que ha obtenido en España una más que satisfactoria acogida a
nivel de crítica, llegando a ser nominada como mejor obra extranjera en el pasado Saló de Barcelona,
Astiberri Ediciones nos propone la secuela de las vivencias del franco-canadiense Guy Delisle por
tierras orientales. O más bien, habría que hablar de “precuela”, ya que Shenzhen es tres años anterior
a Pyongang: fue editada en tomo, en versión original francesa, por L´Association en 2000, tras ser
serializada en la revista Lapin de esta importante editorial en el campo de la “nouvelle b.d” gala.
Mientras que Pyongang relataba las experiencias de Delisle en la capital de Corea del Norte durante su
trabajo como supervisor en un estudio de animación de allí, Shenzhen hace lo propio tomando como
telón de fondo la población de la República Popular China, cercana a Hong-Kong y situada en una
zona de libre comercio, que da título a la obra. La creciente expansión de la industria del cine de
animación en Extremo Oriente como mano de obra de barata para las producciones occidentales ha
motivado que profesionales como Delisle hayan recibido la tarea de hacer de supervisores de
animación en los estudios asiáticos. En su caso, nuestro autor pasó tres meses en Shenzhen para
controlar la fabricación de una serie de animación para una compañía francesa (precisamente basada,
a su vez, en otro popular cómic francófono: Papyrus, de De Gieter, editado por Dupuis). Delisle
aprovecha, al igual que en Pyongang, para introducir en Shenzhen algunas anécdotas del estudio
donde trabajó, que pese a ser mayoritariamente sólo comprensibles por quienes estén familiarizados
con el sector del dibujo animado, no impiden el disfrute total de ambas obras.
También al igual que en su crónica norcoreana, Delisle se vale de su estancia en el país para elaborar
un peculiar retrato del mismo, sus costumbres y sus gentes que va más allá del típico cuaderno de
viajes. Si bien hay una leve diferencia entre su obra posterior y la que ahora nos ocupa: si en Pyongang
observábamos un país herméticamente cerrado, o casi, al resto del mundo, en Szenhen se nos
presenta un país hasta no hace mucho en idéntica situación pero que ahora se halla en plena paulatina, eso sí- apertura hacia Occidente, no sin dificultades.
Para quienes hemos leído Shenzhen luego de haber leído Pyongang, acaso la primera nos resulte un
tanto -sólo un tanto- menos depurada a nivel de guión y dibujo que la segunda y cronológicamente
posterior. Pero ya en Shenzhen, primer tanteo de Delisle en el campo de la novela gráfica -en el que su
dominio del dibujo directamente a lápiz y del claroscuro produce unos matices netamente
expresionistas-, éste logra la proeza de mantener en vilo al lector durante casi 150 páginas a través de
un relato bien construido que, pese a tratarse a primera vista de una serie de anécdotas, sabe enlazar
estas últimas con una sólida hilación argumental; sabe además, especialmente, transmitirnos a
nosotros, los lectores, el mismo choque cultural que sin duda igualmente experimentaríamos si
visitáramos China. La dificultad en comunicarse con sus habitantes, cuya inmensa mayoría no habla
otro idioma que el propio, sus peculiares costumbres culinarias -nada que ver con el arroz tres delicias
y los rollos de primavera que los restaurantes chinos de aquí nos quieren hacer pasar como platos
autóctonos- y, entre otros tópicos, la fascinación de los hijos del Celeste Imperio por todo lo extranjero algo tabú, como ya se ha comentado, hasta tiempos recientes- quedan reflejadas en este cómic con
tanta o mayor eficacia que un concienzudo reportaje de National Geographic.
Tanto para los que ya conocen Pyongang como los que aún no, Shenzen es plenamente
recomendable. Eso sí, para quienes pertenezcan al segundo grupo, se aconseja primero leer Shenzen
y luego Pyongang, para apreciar así mejor la evolución de Delisle como narrador gráfico. Con
posterioridad a ambas obras, Delisle se ha dedicado a la serie L´inspecteur Moroni para Dargaud (3
álbumes publicados hasta hoy) y últimamente ha lanzado Louis au ski (Delcourt), delicioso álbum sin
palabras con notables influencias tatinianas. Sería deseable, empero, que alguna productora de
animación volviese a enviar a Delisle a algún otro país asiático para, como mínimo, darle la oportunidad
de sacar un nuevo volumen de peripecias orientales que formase trilogía con los otros dos. ¿Qué tal,
por ejemplo, la India, país que actualmente está experimentando un fuerte auge en el campo
audiovisual?
ALFONS MOLINÉ
BIBLIOTECA CENTRAL TECLA SALA CÓMIC TECLA 20 (MAYO / JUNIO)
14
reseñas
VOCABULARIO FIGURADO / El Roto
Mondadori. 233 p. B/N. Cartoné. 24,90 €
Andrés Rábago, que hoy firma El Roto y antes fue Ops, publica cada día una de sus
viñetas de prensa y cada poco tiempo edita una selección en libro. Las viñetas de prensa
suelen ser material efímero, como su soporte, pero las de El Roto merecen muy a menudo
una o varias relecturas, porque el tiempo no desbarata su sentido, sino que lo refuerza y
enriquece. Como a obras de arte de otros ámbitos, la edad les sienta muy bien.
La última recopilación de sus viñetas se titula Vocabulario figurado (Mondadori, 2006).
Reúne más de doscientas colaboraciones, que ha seleccionado, como en las de años
precedentes, Felipe Hernández Cava y a las que precede un prólogo de Luis Goytisolo.
Quizá para justificar y reforzar el título del volumen ante lectores que podrían pasarlo por
alto, encabeza cada viñeta un término, habitualmente extraído del texto de El Roto, que
sirve luego para darles un orden alfabético.
La estructura de vocabulario o de diccionario de términos, tan arbitraria y tan válida como
cualquier otra, no pasa de ser un artificio editorial añadido, que ni estorba ni resuelve nada
esencial en la obra. Pero, a mi juicio, incluso si uno olvida dicho artificio, el título del libro,
con su significado múltiple y complejo, vale muy bien para describir cómo opera El Roto en
sus viñetas. En efecto, el dibujante resuelve éstas con una sutil trabazón de discurso e
imagen, de palabra y figura, que resulta visualmente de una sencillez apabullante, pero al
mismo tiempo inquietante y hasta estremecedora.
Por lo general, los dibujos de El Roto ofrecen figuras esquemáticas, perfiladas con trazo
grueso sobre fondos reducidos a lo mínimo. Los rasgos son a menudo caricaturescos:
abundan las napias importantes y los clichés visuales que identifican al personaje mediante
su vestimenta, traje o uniforme con una función social, de modo que soldados,
eclesiásticos, hombres de empresa o currantes anónimos saltan a la vista como tales. Pero
el uso de manchas negras y la reproducción de posturas, encuadres o figuras que al lector
y televidente de hoy se le figuran sin falta reconocibles contribuyen a que uno tienda a
relacionar las viñetas con las fotografías de actualidad que las acompañan en el periódico.
Este recurso gráfico sitúa el dibujo en relación con las noticias en curso, sobre las que
efectúa un comentario visual irónico.
Los completa además un texto que por lo general se concreta en una frase lapidaria, a
menudo atribuida al personaje central de la viñeta, que tampoco representa palabras de un
individuo, sino un discurso social asignable a dicho cliché o que simplemente lo satiriza
llevándolo al absurdo. A la voz “Empresa” de este Vocabulario figurado corresponde, por
ejemplo, el dibujo de un edificio acristalado sobre el que se halla encaramada una figura
pequeña, a la que camisa blanca, corbata y papeles en mano permiten identificar como
oficinista o similar. La viñeta le hace decir: “Cuanto más opacas se vuelven las empresas,
más transparentes hacen sus sedes.” Obviamente, El Roto no ha imaginado un personaje
con discurso propio, sino que se ha servido de un espantajo para endosarle una reflexión
que contempla irónica y lúcidamente su función, cuando no su disfunción.
El Roto ha perfilado este mecanismo significativo, que aprovecha a conciencia los rasgos
visuales y las características discursivas convencionales que hacen reconocible nuestra
realidad para descubrirle las entretelas. Sus viñetas obligan a la reflexión porque, como los
espejos cóncavos o como algunas metáforas, nos devuelven la imagen distorsionada,
risible o espantosa, del mundo que habitamos.
JUAN MANUEL DÍAZ DE GUEREÑU
BIBLIOTECA CENTRAL TECLA SALA CÓMIC TECLA 20 (MAYO / JUNIO)
15
reseñas
EX-MACHINA: ESTADO DE EMERGENCIA / Brian K. Vaughan (guión) y Tony Harris (dibujo)
Norma. 136 p. Color. Rústica. 12 €
“¡Me quejaré a mi congresista!” o “¡Soy ciudadano americano!” son algunas de esas frases que, de
vez en cuando, sueltan los ciudadanos de Estados Unidos y que producen, en el resto de la
humanidad, la reacción de poner los ojos en blanco y pensar “ya empezamos”. Sin embargo son sólo
un ejemplo de la manera con la que los estadounidenses entienden y viven la vida política. No es
ningún secreto su alto nivel de patriotismo (al menos de la mayoría) y su predisposición a hacer todo
tipo de sacrificios en pos de la patria (porque supongo que llenar el jardín de banderitas con las
barras y estrellas debe ser todo un sacrificio) siendo el más habitual el alistarse en el glorioso ejército
americano (y, cómo dijo Homer Simpson, estoy siendo irónico). Pero claro, esa predisposición viene
acompañada de un gran control sobre todo tipo de cargos públicos que son vistos por los ciudadanos
como unos verdaderos “public servants”, es decir, unos funcionarios públicos que se deben a una
sociedad americana a la que rinden cuentas continuamente y que en muchos casos (sobre todo con
los cargos municipales) tienen una relación muy estrecha con la comunidad (especialmente cuando
tienen que buscar dinero para la campaña). Claro está, que cuando se vive tan activamente la política
es normal que los medios de comunicación de masas lo reflejen de una forma u otra y “Ciudadano
Kane”, “Todos los hombres del presidente” o la espléndida serie “El ala oeste de la Casablanca” son
un buen ejemplo de ello. Era de esperar pues que, tarde o temprano, se llevara a cabo un
experimento similar en el mundo del cómic. Y si a eso añadimos que el mercado americano está
dominado básicamente por los tebeos de superhéroes llegamos a la conclusión de que tenemos dos
elementos con los que jugar: la política y los superhéroes. Y si los mezclamos cual vulgar cóctel
veraniego nos sale… Ex-Machina! (y qué suene el himno americano!).
En este caso, nos encontramos con una sociedad donde existe un solo superhéroe que recibe sus
poderes después de un extraño accidente (un comienzo clásico del género). Un superhéroe que, a
raíz del trágico 11-S y su incapacidad para evitarlo, decide ayudar a la sociedad desde un punto de
vista más global: la política. De esta forma, Michell Hundred (el protagonista) decide presentar su
candidatura a la alcaldía de Nueva York y, aunque por poco margen, se convierte en el alcalde de la
ciudad más famosa de EEUU. Será a partir de este momento cuando la vida de Hundred se vuelva
realmente complicada al tener que enfrentarse a temas social y políticamente tan controvertidos
como la convivencia racial o el reconocimiento de derechos fundamentales de algunas minorías
como los homosexuales.
El artífice detrás de esta colección es el joven guionista Brian K. Vaughan que, debido a colecciones
como “Runaways” o “Y, el último hombre”, se ha convertido en uno de los guionistas más
interesantes del cómic americano de los últimos años especialmente gracias a unos guiones de
enfoque moderno pero que siguen todas las reglas clásicas del medio (sorpresas de última hora,
personajes bien construidos, finales impactantes y la sensación de que todo es posible). Eso sí,
Vaughan ha evitado brillantemente convertir el tebeo en otro panfleto sobre el modo de vida
americano al presentar a su protagonista como el alcalde de Nueva York (otro guionista más torpe
estoy seguro que lo habría convertido en el presidente de los EEUU) y ofreciendo de esta forma una
panorámica de la vida política municipal de mucho menos calado internacional pero a la vez mucho
más cercana al lector. Por otro lado, el guionista no se olvida que la colección tiene que sobrevivir en
el duro mercado americano y no deja de lado los aspectos superheróicos. Narrativamente, ésto se
plasma en una narración paralela entre su vida actual como alcalde y su anterior experiencia como
superhéroe que, con la ayuda del dibujante Tony Harris, se resuelve con total claridad para el lector.
Y es que Harris, famoso por su trabajo en la serie “Starman”, es un dibujante ideal para la colección
gracias a su elegancia y su dominio de la expresión facial aunque se ha de reconocer que el uso de
tantas referencias fotográficas no dice mucho a su favor (y es que el tipo debe tener un pedazo de
mesa de luz realmente) como se puede ver en los ejemplos al final de este primer volumen. En
definitiva, un equipo creativo que sale airoso de esta mezcla de cómic de superhéroes y ficción
política y que bajo un primer nivel de lúdico entretenimiento nos ofrece un interesante análisis de la
vida política en una gran ciudad.
HÉCTOR CALVET
BIBLIOTECA CENTRAL TECLA SALA CÓMIC TECLA 20 (MAYO / JUNIO)
16
reseñas
RIP / Xavier Macià y Ermengol
Editorial Milenio. 80 p. B/N. Rústica. 14 €
Decir que éste es un libro curioso es una evidencia. Afirmar que es un libroobjeto, una temeridad. Es realidad es un libro de lógica aplastante, tanto en
forma como en contenido. En forma, por tiene el formato de un pequeño ataúd;
en contenido, porque ofrece frases lapidarias sobre la muerte ligadas con
chistes de humor negro sobre… los muertos. Es, más que otros, un libro de
humor negro, muy negro, un original y excelente libro de humor gráfico y literario
forjado por un ensayista y poeta catalán (Xavier Macià) y un humorista argentino
afincado en Lérida (Ermengol).
Una frase corta, cómplice, sarcástica, a veces incómoda pero siempre de doble
lectura, y por supuesto relacionada con la muerte, da pie a un chiste
complementario, que relee la frase y la interpreta, la burla, la toma al pie de la
letra, la enfatiza o sencillamente reflexiona sobre ella. Macià juega con el
lenguaje como poeta que es, resumiendo en pocas palabras, breves adagios, la
esencia del fin de la vida, dando voz a los habitantes del más allá como si los
conociera, para mostrarnos sus pensamientos más evidentes, sutiles e íntimos,
que nos devuelven, como un espejo, un reflejo de lo que somos ahora, vivos
todavía, pero en camino del trance final. A su lado, Ermengol, humorista de
mundo propio y personal, valiente y arriesgado por definición, contesta
gráficamente a su compañero literario, reforzando la frase y enriqueciéndola,
provocando una relectura que compone un todo entre literatura y grafismo, con
un trazo grueso pero medido, que explota con habilidad el contraste entre el
blanco y el negro, reforzando la figura del muerto ya esquelético o sumiendo en
el patetismo a las figuras humanas.
Este hábil juego de lectura-visión y visión-lectura lo practican sus autores con
autoridad, con dominio de la palabra y la forma, atentos no tanto a la irrealidad
de la muerte (que aquí es real) como a la incomodidad de los vivos hacia el
reino de los que ya no están entre nosotros. Macià y Ermengol utilizan la muerte
para hablar de la vida, para recriminarle sus defectos y su a veces vacío
contenido, para advertirnos de que nada aprenderemos de la muerte que no
hayamos sabido aprender en la vida. Los muertos hablan, y así descubrimos
que son como en vida, como nosotros, con sus trivialidades a flor de hueso (con
perdón), inciertos, agradables, visionarios, críticos, quejosos o complacientes,
como antes de su último viaje, y tan humanos como los que todavía andan
camino.
Para disfrutar de este gran libro absténgase, de entrada, quienes sean
incapaces de reírse de la muerte o de deleitarse con un humor muy negro,
provocativo pero, eso sí, profundamente reflexivo. Y deléitense los amigos del
humor inteligente aplicado a alejar el morbo de la muerte, a guiñar el ojo al único
futuro seguro, asegurando un gesto de complicidad con la guadaña sin perder la
sonrisa.
ANTONI GUIRAL
BIBLIOTECA CENTRAL TECLA SALA CÓMIC TECLA 20 (MAYO / JUNIO)
17
reseñas
MACANUDO / Liniers
Random House-Mondadori. 96 p. Color. Rústica. 11,90 €
Si hay una tira que merece ser considerada como la mejor de entre las que se hacen en español, ésa
es Macanudo. Liniers, su autor, nos viene obsequiando desde hace cuatro años con su tira diaria en el
diario argentino La Nación. En ella, ha desarrollado un particular sentido del humor que va desde lo
más costumbrista, pasando por lo surreal, hasta la plasmación de un sentido poético e incluso casi
greguerístico de la realidad. Muchos de los sketchs están basados en experiencias cotidianas de
personajes anónimos pero también podemos ver una pequeña nómina de personajes habituales: el
pingüino, Z-25 el robot sensible, la niña Enriqueta y su amigo invisible o el mismo Liniers.
Impresiona la habilidad de Liniers por su facilidad para encontrar el brusco giro que lleva a la sonrisa o
directamente al desternillamiento, la complicidad con el lector o los juegos metaliterarios a los que
somete a sus personajes, no sólo por dialogar con el lector sobre la naturaleza de lo que está leyendo,
sino por poner en contacto a sus creaciones con el medio en el que están inmersas y, así, en alguna
ocasión los personajes se preguntarán por qué no hay chiste en la tira que protagonizan o constatarán
atónitos que para ellos no existe el tiempo sino planos en secuencia.
La editorial Mondadori nos obsequia con una bonita edición de esta obra maestra contemporánea que
también podemos leer a diario en la siguiente dirección web: http://autoliniers.blogspot.com.
JOSÉ OLIVER
DRAGON BALL / Akira Toriyama
Planeta-DeAgostini. 34 vol. 220 p. Color y B/N. Rústica. 7,95 €
A estas alturas de la vida quien más quien menos conoce Dragon Ball y a sus protagonistas. Especialmente, los
que rondamos los 25 años vimos llegar la edición de manga en España (pues fue esta obra, aunque no la
primera, la que abrió la veda a lo que habría de ser el panorama que años más tarde eclosionaría) y hemos
pasado la adolescencia enganchados a esta serie que tan buenos ratos nos hizo pasar antes de hacerse del todo
previsible con el tiempo.
Akira Toriyama ya había firmado su mejor obra, Dr. Slump (donde plasmaba su humor más absurdo y genial)
cuando empezó a realizar Dragon Ball, que se extendería unos 40 y pico tomos en Japón y que sería la obra que
haría madurar el trazo del autor, desde un estilo más curvilíneo y amable hasta su actual trazo más afilado.
Ahora Planeta, siguiendo una de sus estrategias “revientafans”, después de haber editado la edición semanal
(blanca y roja, amarilla y azul), los tomos blancos y los tomos amarillos económicos, se descuelga con una nueva
edición, esta vez "Definitiva", reza su publicidad, que incluye las páginas a color que no se habían publicado
antes y las portadas semanales que Toriyama hizo para Shonen Jump con tamaño superior al del típico tomo
japonés de 192 páginas. Una edición que, además de tener sobrecubierta con nuevos dibujos, ha tomado una
decisión salomónica en su interior: si en la primera edición se conservaron las onomatopeyas en japonés (Planeta
aún estaba verde en esos tiempos), y en las siguientes se tradujeron, en esta edición se ha optado por dejar las
originales y "subtitularlas" en pequeñito. Una decisión que me parece acertada, porque en algunas ocasiones la
obligación de traducir la onomatopeya obligaba a modificar bastante las viñetas.
En cuanto al contenido, ¿qué podemos decir? Los primeros tomos son realmente buenos: la aventura y el humor
de un Toriyama en estado de gracia cautivan al lector con historias que ya son clásicos: La primera búsqueda de
las bolas, el entrenamiento con Muthenroshi... Después, poco a poco, Toriyama se iría perdiendo en un mar de
enemigos, cada cual más fuerte, a quien derrotar, apartando al humor a un cada vez más lejano segundo plano.
Pero ello no es obstáculo para que estas primeras historias, que se encuentran entre lo mejor que ha producido
Toriyama, brillen en todo su esplendor gracias a un autor que borda como nunca las situaciones cómicas.
Estamos, pues, ante una buena ocasión de releer esta obra en una edición de lujo que, además, ha sido editada
en castellano y catalán.
JOSÉ OLIVER
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18
reseñas
BARDÍN EL SUPERREALISTA / Max
La Cúpula. 84 p. Color. Cartoné. 18 €
No es de extrañar que Bardín, ese superrealista tal y como lo denomina ese sugestionador que conocemos
como Max, nos salude algún día por alguna calle de nuestro barrio o nos topemos con él en medio de los
peligrosos juegos oníricos que practicamos cuando nos vence el sueño. Incluso puede que si nos sentamos
en algún tórrido bar lo descubramos tomando copas con su estimado amigo Cirlot. Y es que todos nosotros
tenemos un Bardín dentro, irracional, inconsciente, y rebelde, esperando latente la hora de mostrarse tal cual.
Vivimos en varios mundos a la vez, unos dentro de otros, compartiendo espacios: el mundo de los sentidos,
el mundo de lo real, el mundo de los sueños y muchos otros que están aún por descubrir.
Los primeros en descubrir a Bardín fueron los surrealistas (hiperrealismo es una traducción literal del término
francés Surréalisme), entre ellos Dalí, Buñuel, y Max Ernst, defensores de los automatismos creativos libres
del control de la razón y de los cuales aparece abundante simbología a lo largo de todo el libro.
Max utiiza su impulso creativo para reafirmar la presencia de Bardín, un tipo cabezón de apariencia más bien
triste o gris, que un buen día recibe el poder de percibir el hiperrealismo de parte del perro andaluz de
Buñuel. A partir de aquí, seremos testigos de una serie de historias en las cuales este personaje reflexionará,
en algunos casos con sentido del humor y en muchos otros con absoluta lucidez, sobre algunos de los temas
sobre los que se ha forjado la humanidad: la religión, el arte, la muerte, el infinito y los coñacs en las barras
del bar. A lo largo de las casi cien páginas de este libro, Bardín luchará contra símbolos, padecerá vejaciones
oníricas, poetizará con sus masturbaciones, escribirá panfletos revolucionarios y hasta tendrá tiempo de
visitar algún “todo a cien”. Mención aparte merece esta magnífica historia que nos encontraremos al final,
donde me parece que Max lleva a cabo un ejercicio de exorcismo sobre el propio Bardín, enfrentándolo a la
razón y al sentimiento, cabeza contra corazón, vigilia contra sueño, yo contra mí.
Todas las historias de Bardín que ahora se recopilan en esta lujosa y magnífica edición de La Cúpula han ido
apareciendo, con más o menos orden, en diferentes publicaciones y fanzines desde 1997 hasta la actualidad
(a excepción de las dos últimas que son inéditas) y han sido recoloreadas para la ocasión. Cabe mencionar
que este libro es una coedición entre editoriales de seis países, algunas tan importantes como L’Association
francesa, o la americana Fantagraphics, y que esperamos que pueda proyectar a Max a esos otros mercados
con diferentes realidades que hay fuera del nuestro, tal y como haría Bardín y, si cabe, justificar otras futuras
ediciones de este tipo.
Para ir terminando, diremos de Max que es un polifacético autor barcelonés, ganador del Gran Premio del
Salón del Cómic de Barcelona en el 1998, y que afincado en Mallorca codirige con Pere Joan la pequeña
editorial Inrevés, que publica la legendaria revista Nosotros Somos los muertos, donde se publicaron por
primera vez, en nuestro país, muchísimos autores que ahora son grandes en el panorama actual mundial.
Actualmente, hay una excelente exposición de originales del autor itinerando por las bibliotecas de la
provincia de Barcelona: “El perllongat viatge del senyor Max”, que recomiendo sinceramente.
Y ya como colofón, no recuerdo quién lo dijo pero me lo hago mío, y es que “¡todos queremos tanto a Max!”
JAUME VILARRUBÍ
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19
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LA BIBLIOTECA DE TURPÍN / Max
La Cúpula. 48 p. Color. Rústica con solapas. 9,95 €
Hacía muchos años que la primera edición en libro de La biblioteca de Turpín estaba
descatalogada, por lo que, gracias al Todo Max de Ediciones La Cúpula, podemos recuperar ahora
esta fabulosa aventura escrita y dibujada por Max en 1989 para el suplemento infantil de El País, El
pequeño País. Realizada poco después de su segunda entrega de Peter Pank, La biblioteca de
Turpín es, en muchos sentidos, una obra básica que inicia una nueva etapa en la carrera tanto del
Max historietista como del Max ilustrador. De entrada, en su primer cómic dirigido a un público
hasta entonces desconocido por el autor barcelonés, los niños, lectores a los que Max ha dedicado
muchos de sus libros de ilustración, la mayoría realizados posteriormente a este álbum. También
es un álbum de reflexión tanto narrativa como gráfica. Deseoso de experimentar, Max encuentra el
vehículo idóneo en las aventuras de dos niños que deberán “entrar” en varios libros para descubrir
la fórmula de una tinta mágica que Turpín, su extravagante inventor, ha creado para poder vivir, in
situ, el contenido de los libros impresos con esa tinta.
Cada viaje, cada libro, es, pues, una traslación a la fantasía, por un lado, pero también una fórmula
para desarrollar situaciones muy variadas, en enclaves muy dispersos, que remiten tanto a la
aventura como a la historia, a la ciencia como a la fantasía más pura. Esta lección de amor por la
literatura incluye, también, el “viaje” a libros técnicos, como el Atlas, El color o Los protozoos,
excusa que Max utiliza para jugar con el color, las texturas, los fondos y su relación con los
personajes. Pero donde Max “viaja” más a gusto es en sus lecturas referidas a la historia, el mito y
la fantasía. Ahí es donde aparece otra de las constantes futuras de este autor, anunciada ya en El
carnaval de los ciervos, su obsesión por la leyenda y su personal aportación al mundo de la
fantasía y la mitología. Óscar y Cris, los niños que aceptan de buen grado esta aventura,
descubren el Oriente de Marco Polo en El libro de las maravillas; las leyendas del Olimpo griego en
El vellocino de oro, de Robert Graves; las aportaciones a la literatura de ficción científica de H.G.
Wells de El hombre invisible y La guerra de los mundos; la más pura ficción detectivesca en Las
aventuras de Sherlock Holmes y la aventura pura y dura de tierras salvajes y primitivas de El
mundo perdido, ambos de Conan Doyle; y mención especial merece la relectura de un mito de la
literatura fantástica, pieza en la que Max expone sus mejores y más trabajadas propuestas, los
libros de Lewis Carroll Alicia en el país de las maravillas y A través del espejo. De complemento, un
divertido homenaje a los dibujos animados clásicos, especialmente al juego “gato persigue ratón”,
en la única aventura que vivirá en solitario Holi, el perro-robot de Turpín.
La biblioteca de Turpín es, además, el resultado de otro proceso madurativo en Max, el del
grafismo, en esta ocasión muy ligado a las propuestas de la nueva “línea clara” de los ochenta.
Max simplifica el trazo, elegante, contenido pero vivo, muy expresivo, de línea bien perfilada, con la
ayuda de un color que se adapta al entorno de cada “viaje”, al contenido de cada libro, en un
ejercicio de estilo que denota las múltiples posibilidades cromáticas de Max, atento a la
experimentación pero sabedor de las necesidades dramáticas y narrativas de su color.
Un libro para lectores de todas las edades, por ese viaje a la fantasía tan bien trazado, por las
diversas miradas que aporta de algunos mitos literarios, por ese amor que destila hacia la lectura y
por el complejo pero sabio manejo de la narrativa, que ayuda a entrar y salir de cada mundo al
lector sin dificultad, creando un hilo de hábil e ingeniosa acción que se lee de un tirón.
ANTONI GUIRAL
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20
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EL DERROTISTA / Harvey Pekar (guión) y Dean Haspiel (dibujo)
Planeta DeAgostini. 112 p. B/N. Cartoné. 10,95 €
Tras muchos años escribiendo American Splendor y engatusando a dibujantes amigos para
que dibujaran sus historias breves de la vida cotidiana de un empleado de archivo en
Cleveland, en 2003 a Harvey Pekar le hicieron una película (la dirigieron al alimón Shari
Springer Berman y Robert Pulcini), que ganó casi todos los premios de festivales
independientes que pueda uno imaginar, además del de la crítica en Cannes, y consiguió
una excelente acogida crítica y una aceptable salida comercial. Naturalmente, la película
impulsó la venta de los modestos cómics de la serie de Pekar. Quizá gracias a este nuevo
trampolín publicitario, Pekar tuvo la posibilidad de publicar en un sello comercial, Vértigo.
Curiosamente, la historia que escribió para que la dibujara Dean Haspiel, este El derrotista,
es, entre las suyas, la más autobiográfica.
Me explico. Habitualmente, las historias de Pekar para American Splendor son breves, entre
una y una docena de páginas, como mucho, y apenas desarrollan un relato articulado de su
existencia, sino que funcionan como estampas separadas que retratan un personaje,
describen una conversación o transcriben una reflexión personal del autor. Yuxtapuestas
unas a otras, dichas estampas configuran un mosaico que va siendo, hasta el momento, el
modo de contar su existencia del de Cleveland. Las excepciones más notables hasta el
momento, Our Cancer Year (1994) y Our Movie Year (2004), narran respectivamente, como
sus títulos indican, los años en que la vida de Pekar y su familia estuvo dominada por el
cáncer y por la citada película. Pero no van más allá de ese periodo de tiempo.
El derrotista, en cambio, relata la vida de Pekar desde su infancia e incluso desde antes de
que naciera, desde que sus padres, inmigrantes judíos polacos, se instalaron en Cleveland,
hasta el presente. Las últimas páginas relatan incluso los efectos de la citada película en su
apacible vida de autor poco conocido. Se trata, pues, por primera vez, de un relato ordenado
y más o menos sistemático de su existencia. El sentido de ésta, tal como nos la muestra
aquí, no cambia sustancialmente con respecto a lo que se lee en el mosaico desordenado y
deshilvanado de American Splendor. (En castellano está editado el volumen de las
colaboraciones de Crumb en la serie, donde el lector puede comprobarlo.) Pekar sigue
siendo el descontento obsesivo, el inadaptado social que, pese a la vida monótona y regular
que se ha ganado, se las arregla para buscar alternativas intelectuales a su disgusto
existencial y, de paso, para amargar un tanto la vida a quienes lo soportan. Pero El
derrotista cuenta lo suficiente de su pasado, que sólo muy de vez en cuando asomó en las
páginas de la serie, como para que comprendamos cómo se fue forjando esa personalidad,
en permanente desajuste con lo real.
La historia, por una vez, sigue un hilo cronológico, aunque sigue descansando sobre las
anécdotas concretas, sobre las situaciones que pesan en la memoria de Pekar. Éste va
repasando para nosotros los sucesivos fracasos que lo han conducido hasta su presente, en
su vida de familia, en sus estudios, en sus proyectos de vida. No iluminan la historia grandes
alegrías, y las pocas que aparecen en él están ligadas a las opciones que logra de
expresarse, como crítico de discos de jazz o como guionista de cómics. Sin embargo, el
lector acaba por sospechar que la confesión de Pekar esconde acaso la intuición de que las
cosas, en definitiva, no le han ido tan mal. Como él mismo dice, la vida vulgar —su propia y
vulgar vida— es material bastante complejo.
Haspiel resuelve gráficamente el relato con un dibujo sencillo, de figuras rudamente
expresivas, en las que yo diría se trasluce la sombra imponente de Will Eisner y sus
recursos. Claro que ésta es ineludible en historietas que cuentan existencias urbanas de
jóvenes judíos en su país. Las planchas de Haspiel nunca resultan brillantes, aunque sí
efectivas, lo que no es poco para historias como las de Pekar, que a menudo usan textos
extensos. No es sin duda el mejor dibujante de los que al autor le han caído en suerte, pero
tampoco es, ni de lejos, el peor. La obra resulta interesante y muy legible, aunque sospecho
que resultará más atractiva a quienes ya conocen a Pekar que a quienes lo lean por primera
vez. No estaría mal que sea la excusa que propicie la edición aquí de otros títulos de un
autor tan personal, tan asentado en su propio universo.
JUAN MANUEL DÍAZ DE GUEREÑU
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21
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LOSER: FLOTANDO CON PIES DE PLOMO / Dante Bertini (guión) y Ed (dibujo)
Bang. 112 p. B/N. Rústica. 15 €
Loser es un buén cómic: Ed es un buen ilustrador y Bertini es un buen escritor, así que la ecuación es fácil y
el resultado redondo.
Los dos autores comparten rasgos paralelos: ambos son bonaerenses, ambos son también ilustradores, y
ambos residen en Barcelona, así que suponemos que habrán llegado fácilmente a un buen entendimiento.
Martín Loser King es según sus autores un perdedor, un joven caucásico que se escapa de su Sudáfrica
natal para llegar a la Barcelona cosmopolita, en concreto al multirracial y humilde barrio Gótico. En el irá
descubriendo toda la variopinta fauna que le rodea: vecinas rumberas, prostitutas transexuales y grafiteras,
ancianas curiosas, vecinos buscavidas, porteros políglotas, rumanos sin trabajo, esculturas humanas, etc…
Pero, paradójicamente, con quién Martín hará más amistad es con Sevá, un espabilado caimán que tiene la
extraña virtud de sobrevivir siempre a las condiciones más adversas gracias a su ingenio y locuacidad.
Paralelamente, iran aflorando en la mente de nuestro joven inmigrante multitud de recuerdos, la mayoría
traumáticos y crueles ya sean de su infancia en el coro de la iglesia o relacionados con su madre que tuvo
que sufrir las agresiones racistas de la comunidad blanca en pleno apogeo del Apartheid.
Martín ira mezclando sus recuerdos con la realidad del momento, pasado con presente, consiguiendo por
momentos una argamasa ilusoria de la que le será difícil escapar. Por otra parte, también sentiremos su
miedo al llegar a una ciudad de la que no conoce bien su idioma, y en la que tendrá que buscarse la vida con
todo tipo de trabajos. Posiblemente, las vivencias de los autores al llegar a la ciudad condal hayan podido
servir de ejemplos de primera mano para el argumento, sobre todo si atendemos a lo bien descritas que
están algunas situaciones.
El protagonista también desprende una angustia vital por autodefinirse, por vencer a su timidez y por
reivindicarse, ya sea personalmente en su relación con las mujeres y con sus sentimientos, o bien
profesionalmente con su auténtica ilusión que es ganarse la vida componiendo música gracias a un pequeño
ordenador portátil que le sirve para almacenar sus composiciones.
Por si fuera poco, la excelente edición de Bang contiene un CD con doce composiciones firmadas por Víctor
Malagrino y por el propio Ed, con el que podremos escuchar las páginas y leer el libro a ritmo de pop
sofisticado en la línea más indie.
Los autores hacen amplio uso de la simbología, tanto para describir el entorno barcelonés con todo tipo de
iconografías como para mostrar de una manera más inteligente la angustia y las sensaciones de nuestro
protagonista a partir de caricaturas o caracterizaciones surrealistas.
Ed, nombre artístico de Edgardo Carosia, es un enorme ilustrador del que uno ya es devoto admirador y del
que pudimos disfrutar, anteriormente, a las ordenes de Andreu Martín en El Pulpo: vencedores con vencidos,
publicado también por Bang. Ed ilustra con la facilidad con la que camina, con un cierto aire de ilustración
infantil setentera. Sin conocer de primera mano sus auténticos referentes me atrevería a aventurar que al
igual que otros autores, como Fermín Solís, con los que creo que comparte algo intangible, ha bebido de
Dupuy, Berberian, Seth, Rabagliatti, etc… Eso sí, con unas marcas de autor personales y definitorias: líneas
gruesas, trazados de apariencia descuidados, uso efectista del collage, impresionante capacidad de síntesis
y uso de sombreados como fondos. Todo ello dota a su obra de una apariencia efectista y de gran
originalidad y ello le ha hecho merecedor este año del premio Junceda de ilustración al mejor cómic, por el
anteriormente mencionado Vencedores con vencidos.
Para acabar, nada mejor que citar una ilustrativa frase de este cómic: “Se que soy un perdedor, pero no soy
el único”.
JAUME VILARRUBÍ
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LA MISMA DIFERENCIA Y OTRAS HISTORIAS / Derek Kirk Kim
Astiberri. 144 p. B/N. Rústica con solapas. 14 €
No sé si Derek Kirk Kim habrá leído mucho manga (o manwha), pero da la sensación de
que sí. Su origen coreano podría ser una pista, pero teniendo en cuenta que se ha formado
en EE UU es una afirmación muy aventurada. A pesar de ello, veo en este libro una muy
clara inspiración de ciertos elementos narrativos y gráficos del manga, como: el detallismo
casi fotográfico de todo tipo de fondos, ambientes, utensilios y maquinaria; el grafismo más
sencillo y expresivo (en contraste con los fondos) de la figura humana; símbolos gráficos
como las gotas de sudor para mostrar rubor o las venas hinchadas en cabeza y cuello que
delatan nerviosismo o tensión; y, muy claramente, la fórmula narrativa para contar la
historia.
Este libro se divide claramente en dos: por un lado, la historieta larga, La misma diferencia;
por otro, las historias cortas. Aunque algunas de ellas hayan sido realizadas paralelamente,
la capacidad sintáctica y gráfica de Derek Kirk Kim mejora mucho en la historia larga.
Hablemos de ella. La misma diferencia es, en suma, una pequeña anécdota que denota el
carácter juvenil de los personajes. Se trata de jóvenes postadolescentes, liberados de sus
padres, en plena crisis de autoafirmación. El protagonista sufre por una vieja historia de
engaños; la protagonista juega con los sentimientos de un desconocido. Un tópico que me
recuerda la característica tipificación de los manga (por segmentos sociales, por edades):
éste es un libro para lectores jóvenes, de 20 a 27 años, que puedan reconocerse en él, una
historia cotidiana de busca de identidades y preguntas más o menos profundas.
Establecido el parámetro principal, añadamos que Derek Kirk Kim sabe llevar muy bien su
historia. Controla el “tempo” entre viñeta y viñeta y de página a página, como si realmente
hubiera estudiado al detalle la diagramación y los planos; tal vez en exceso, tal vez con
demasiado método, lo que podría restar frescura a la narración, pero en todo caso su forma
de “llevar” la historia es muy eficaz. Y ahí es donde creo que más se nota su influencia de
ciertos manga; en los silencios, en la utilización de escenarios y detalles de forma
simbólica, en una cierta “lentitud” que detiene en exceso (aunque en pocas ocasiones), el
fluir de la historia. Pero, en resumen, el autor consigue arrastrarnos, porque los personajes
son creíbles, hablan de forma creíble y se relacionan de forma creíble. La misma diferencia
termina, tal vez, de forma algo abrupta, porque cuando su autor ha conseguido
involucrarnos en su historia, se despide de ella con un tono entre melancólico y poético,
sorprendente en ese sentido, por cuanto se aleja del resto del relato.
El resto de historietas cortas suponen, a mi modo de ver, una forma de mostrar toda la
carpeta de Derek Kirk Kim y complementar el relato inicial, lo que sirve para distinguir una
evolución que definitivamente parece marcada, básicamente, por la influencia estilística del
manga. Se trata de relatos muy cortos, divididos entre la reflexión del día a día de un joven,
la “captura de momentos” ya tratada en La misma diferencia, e historietas de humor de
estilo sintético y casi tridimensional, en este caso inspirado en el dibujo animado clásico.
Son muestras, interesantes algunas, excesivamente autocomplacientes otras, de un joven
autor cuya tarjeta de visita anuncia futuribles obras de interés, como La misma diferencia.
ANTONI GUIRAL
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23
novedades recomendadas
Autores españoles y sudamericanos
Benlloch, Kike; Cráneo, Manuel. Damsmitt. Dibbuks. 64 p. Bitono. Rústica. 10 €
Berrio, Juan. Aritmética ilustrada. Astiberri. 216 p. B/N. Cartoné. 26 €
Breccia, Alberto. ¿Drácula, Dracul, Vlad? ¡Bah…! Sinsentido. 144 p. Color. Cartoné. 28 €
Da Silva, Kiko. Fiz. Faktoria K de Libros. 64 p. Color. Cartoné. 14 € INFANTIL
Gálvez, Pepe; López, Alfons. Color café. Edicions De Ponent. 120 p. B/N. Rústica con solapas. 16 €
Giménez, Carlos. Barrio 3. Glénat. 48 p. Color. Cartoné. 11,95 €
Iglesias, Juan Luis; Carmona, Olga. 50 años no es nada. Aleta - Dibbuks. 64 p. B/N. Rústica. 8 €
Liniers. Macanudo. Random House Mondadori. 96 p. Color. Rústica. 11,90 €
Max. Bardín el superrealista. La Cúpula. 84 p. Color. Cartoné. 18 €
Olivares, Javier. Astro, valiente explorador. Faktoria K de Libros. 54 p. Color. Cartoné. 14 € INFANTIL
Puigmiquel, Àngel. El ladrón de pesadillas y otras historias. Glénat. 128 p. Color. Cartoné. 24 €
Raule, Ibañez, Roger. Vidas a contraluz. Diábolo. 72 p. Color. Cartoné. 15 €
Sampayo, Carlos; Muñoz, José. Historias del bar de Joe vol. 3 (de 3): en los bares. Planeta-DeAgostini. 96 p. B/N. Rústica. 8,95 €
Vollmar, Rob; Callejo, Pablo García. Bluesman vol. 2. Edicions De Ponent. 88 p. B/N. Rústica con solapas. 15 €
VV.AA. Nuestra guerra civil. Ariadna. 64 p. Color. Cartoné. 18 €
Autores europeos
Baru. Rabioso vol. 2. Sinsentido. 64 p. Color. Rústica. 14 €
Chauvel, David; Fernández, Enrique. El Mago de Oz. Glénat. 104 p. Color. Cartoné. 18 € INFANTIL
Chauvel, David; Le Saëc, Erwan. La Cosa Nostra: un siglo de crimen organizado en Nueva York. Planeta-DeAgostini. 224 p. Color. Cartoné. 20 €
Christin, Pierre; Mézières, Jean-Claude. Valerian, agente espaciotemporal vol. 2. Norma. 152 p. Color. Cartoné. 25 €
Delisle, Guy. Shenzen. Astiberri. 152 p. B/N. Rústica con solapas. 18 €
Dupuy; Berberian. Henriette: demasiados sueños. Alfaguara. 52 p. Color. Cartoné. 12,25 € INFANTIL
Ferry; Larcenet. El retorno a la tierra vol. 1: la vida auténtica / El retorn a la terra vol. 1: l’autèntica vida (cat.). Bang. 96 p. Color. Cartoné. 10 €
Giardino, Vittorio. Sam Pezzo vol. 2 (de 2). Norma. 96 p. B/N. Rústica. 8 €
Gipi. Apuntes para una historia de guerra. Sinsentido. 112 p. Bitono. Rústica. 15 €
Goscinny; Morris. Lucky Luke vol. 19, 20 y 21. Planeta-DeAgostini. 56 p. Color. Cartoné. 7,95 € INFANTIL
Goscinny; Tabary. Iznogud vol. 12, 13 y 14 (de 27). Planeta-DeAgostini. 56 p. Color. Cartoné. 7,95 € INFANTIL
Hermann; Yves H. Tras las huellas de Drácula vol. 1: Vlad el emperador. Dolmen. 64 p. Color. Cartoné. 17 €
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Nury, Fabien; Cassaday, John. Yo soy legión vol. 2: Vlad. Norma. 56 p. Color. Cartoné. 15 €
Peeters, Frederik. Lupus vol. 2 (de 4). Astiberri. 96 p. B/N. Rústica con solapas. 15 €
Pétillon, Réne. El archivo corso. Norma. 48 p. Color. Cartoné. 11 €
Pratt, Hugo. Corto Maltés: las etiópicas. Norma. 112 p. Color. Cartoné. 23 €
Sfar, Joann. El gato del rabino vol. 4: el paraíso terrenal. Norma. 48 p. Color. Cartoné. 12 €
Sfar, Joann. El valle de las maravillas vol. 1: cazador-recolector. Sinsentido. 108 p. Color. Cartoné. 18 €
Sfar, Joann. Gran Vampir vol. 2: pensando en humanas. Sinsentido. 48 p. Color. Cartoné. 11,95 €
Sfar, Joann. Vampir va al colegio (cast.) / Vampir va a l’escola (cat.). Alfaguara. 32 p. Color. Cartoné. 12,25 € INFANTIL
Sfar, Joann. Vampir y la sociedad protectora de perros / Vampir i la societat protectora de gossos. Alfaguara. 32 p. Color. Cartoné. 12,25 € INFANTIL
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25
novedades recomendadas
Autores norteamericanos e ingleses
Anderson, Ho Che. King. Edicions De Ponent. 240 p. B/N y color. Rústica con solapas. 30 €
Aronofsky, Darren; Williams, Kent. La fuente. Planeta-DeAgostini. 176 p. Color. Cartoné. 15,95 €
Azzarello, Brian; Bermejo, Lee. Lex Luthor: el hombre de acero. Planeta-DeAgostini. 144 p. Color. Rústica. 9,95 €
Bagge, Peter. Junior y otros perdedores. La Cúpula. 96 p. B/N. Rústica con solapas. 7,95 €
Baker, Kyle. El show de Cowboy Wally. Planeta-DeAgostini. 128 p. B/N. Rústica. 12,95 €
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