castillos en general y castillos gerundenses
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castillos en general y castillos gerundenses
Torre del Castillo de Cartelld. CASTILLOS EN GENERAL Y CASTILLOS GERUNDENSES Por J O A Q U Í N PLA CARGOL Parece i n d u d a b l e q u e existe en el h o m b r e un h o n d o sentido o tendencia, q u e le m u e v e a la posesión de objetos y de productos, éstos especialmente del suelo; mucho más, cuando los ha o b t e n i d o con su trabajo y sus desvelos. Podemos interpretar tal sentimiento h u m a n o como una fuerte tendencia a la p r o p i e d a d . Es p r o b a b l e q u e t o d o e l l o haya t e n i d o su o r i g e n , e n el preférito remoto de la existencia humana, en q u e , por largas épocas, el h o m b r e prehistórico t u v o que afrontar penosas épocas de malas cosechas, de escasez de caza, de penurias sin cuento, y aun de terribles hambres. Para afrontar tales dificultades y para precaverse, dentro de lo posible, de ellas, el h o m b r e resolvió guardar los productos q u e con mayor o menor abundancia obtenía en las cosechas, almacenarlos d e b i d a m e n t e , y, si el caso llegara, d e f e n d e r l o s por todos los medios posibles, y evitar con e l l o otras tribus necesitadas o belicosas, se apoderaran d e los productos que con tanto trabajo y que esfuerzo habían conseguido obtener. CONSIDERACIONES PREVIAS A l desarrollarse la vida t r i b a l , o sea, al v i v i r juntas varias familias, muchas veces entroncadas, y para ayudarse m u t u a m e n t e , se hizo aún más necesario, en cada t r i b u , el disponer, en su á m b i t o , de sitios adecuados, en los cuales, llegado el caso, los hombres de la t r i b u pudieran defender, lo mismo sus míseros hogares, q u e los depósitos de productos q u e , para su alimentación, habían reunido, así como los ganados cuya crianza f o m e n t a b a n . También contaba para ellos, el d e f e n d e r aquellos lugares, en los cuales g e n e r a l m e n t e rendían culto a sus dioses o a sus fetiches. Para e l l o , escogían, g e n e r a l m e n t e , lugares algo elevados, e n el solar de su p o b l a d o o e n sus inmediatas cercanías, y, para q u e resaltaran más fuertes y eficaces aquellas posiciones, solían rodearlas de empalizadas y, más c o m u n m e n t e , de toscos muros construidos o f o r m a d o s por grandes y pesadas piedras, q u e d i s p o n í a n , f o r m a n d o p a r e d , bien apilando las piedras s i m p l e m e n t e , bien trabajándolas con ayuda de tierra arcillosa o de barro. Estos muros solían rodear las viviendas de la t r i b u y los toscos lugares e n q u e almacenaban sus productos o establecían los establos d e sus ganados. A q u e l l a s incipientes defensas, les servían para defenderse mejor de otras tribus, más belicosas, y aun de posibles invasores q u e abandonasen sus tierras agrestes y poco fecundas, para buscar otras más propicias y más a b u n d a n tes en productos naturales, o más ricas en caza. Estos cercados, más o menos fuertes, constituyeron como si dijéramos, el balbuceo, de los recintos de defensa. 35 PRIMITIVAS OBRAS DE DEFENSA - LOS CASTROS IBÉRICOS En ia f o r m a anteriormente indicada se o r i g i n a r o n los primeros "castres", que vienen a ser los antecesores de otras obras, mucho más eficicientes, q u e f u e r o n desarrollándose más tarde y q u e , en épocas ya con civilización más avanzada y con mejores medio? para la construcción y defensa, d i e r o n o r i g e n a ios q u e llamáronse ciudadelas y castras. Cuando, ¡untamente con la f i n a l i d a d de defensa del lugar, se asoció a tales construcciones, (ya en períodos mas desarrollados), el culto a los dioses de la g e n t i l i d a d , aquel conjunto, q u e con e l l o venía a cumplir dos finalidades, defensiva y religiosa, f u e l l a m a d o , por los g r i e g o s , " A c r ó p o l i s " (De las voces griegas A K R 0 5 , e x t r e m o o e l e v a d o y POLIS, ciudad). En épocas algo posteriores, en ciertas A c r ó p o l i s , Como en la de Atenas, se les dio una f i n a l i d a d esencialmente religiosa; otras, continuaron t e n i e n d o las dos finalidades (defensiva y religiosa), como sucedió en las de Tirinto y Tebas, entre otras. La situación de las defensas en lugares de cierta elevación en relación al terreno circundante, favorecía la defensa de tales posiciones. En los p r i m i t i v o s castros, se luchaba en ellos arrojando piedras, bien a simple fuerza de robustos brazos, bien por los honderos. Las armas de hierro q u e las tribus poseían, las e m p l e a b a n p r e f e r e n t e m e n t e para rechazar los asaltos. Eran t a m b i é n utilizadas catapultas, con las cuales se conseguía arrojar grandes piedras a notables distancias del recinto f o r t i f i c a d o . T a m b i é n solían utilizarlas los atacantes, s i n g u l a r m e n t e para abrir boquetes en las empalizadas o en ios precarios muros de las defensas. Los castros se establecían, a veces y cuando era factible, en prominencias del t e r r e n o , en lo posible a b r u p t o y con fuertes pendientes; tal c o n d i c i ó n , además de favorecer la defensa, d i f i c u l t a b a considerablemente el ataque, por resultar, en tal caso, muy penosa y a veces d i f í c i l , la ascensión de los atacantes. Los iberos, para facilitar la defensa d e sus castros los c o n s t r u y e r o n , siempre q u e f u e posible, e n montículos inmediatos o m u y cercanos a sus poblados. Los celtas y los iberos construyeron sus defensas utilizando piedras enormes, q u e a m o n t o n a b a n en f o r m a de m u r o , como puede verse en ios f r a g m e n t o s de m u r o ibérico q u e se conservan en Gerona y en otras localidades de Cataluña. Otros pueblos mediterráneos construyeron t a m b i é n sus fortificaciones en formas o disposiciones peculiares, como puede apreciarse en Baleares y en Italia. DEFENSAS EN ÉPOCA ROMANA Los romanos, en sus dilatadas conquistas, c o n s t r u y e r o n , en ciertas elevaciones de terreno de las fronteras de su i m p e r i o , puestos para la defensa contra posibles irrupciones, y t a m b i é n , en el interior de los países d o m i n a d o s , otras defensas para evitar l e v a n t a m i e n t o e n t r e los sojuzgados. También p r o t e g i e ron con defensas algunos puntos de sus vías o calzadas, para asegurarse el t r a n q u i l o paso por las mismas. En sus defensas algo importantes, e m p l e a r o n con preferencia el t i p o de sus campamentos milüares permanentes, y las rodearon de murallas, q u e solían construir, bien con sillares escuadrados, en las poblaciones de cierta importancia, bien con piedra corriente, machacada, q u e unían con fuerte mezcla de arena y cal, l o g r a n d o con e l l o construir muros de g r a n solidez, y q u e han resistido el paso de los siglos. En A m p u r i a s , puede verse un largo f r a g m e n t o de la muralla romana, construida en esta f o r m a , y q u e no obstante los muchos siglos transcurridos, muestra aun, en la actualidad su buena conservación y solidez. Las fortificaciones q u e los romanos c o n s t r u y e r o n , para resguardar sus campamentos ocasionales, o para d e f e n d e r sus vías o calzadas, d e b i e r o n q u e d a r destruidos, ya por las inclemencias atmosféricas, ya p o r haberlas d e m o l i d o las irrupciones d e los p u e b l o s godos, q u e se p r o d u j e r o n al f i n a l , de la d o m i n a ción romana. Hay q u e tener t a m b i é n en cuenta q u e d e b i e r o n ser obras construidas m u y a prisa, sin propósito de q u e perduraran por largo t i e m p o , y q u e obedecían a necesidades ds m o m e n t o u ocasionales. En nuestra p r o v i n c i a , y como restos de construcciones castrenses griegas y romanas, podemos citar, entre las primeras, los restos de murallas de la Neápolis; de A m p u r i a s y entre las segundas, el largo lienzo de muralla romana de la ciudad romana de A m p u r i a s , los restos de muralla romana del recinto a n t i g u o de G e r o n a , la torre romana e m p o t r a d a en la obra m e d i e v a l de la torre G i r o n e l l a , en Gerona t a m b i é n , y diversos restos, en diferentes localidades de la provincia, g e n e r a l m e n t e incorporados a obra m e d i e v a l . 36 CONSTRUCCIONES DEFENSIVAS VISIGÓTICAS En la época visigófica, y por lo q u e hace referencia a la península ibérica, se p r o d u j o , p r i m e r o , un período de violencias, durante e! cual f u e r o n destruidas la mayoría de las construcciones castrenses q u e habían edificado los romanos en el largo periodo de su d o m i n a c i ó n en España. Por f o r t u n a para las comarcas de la llamada Cataluña Vieja, al q u e d a r establecida en Barcelona la capitalidad del reino visigótico, determinó que la v i d a , a comienzos de los tiempos visigóticos se ordenara pronto aquí. Además, y ^como fuera que la cultura romana era m u y superior a la visigótica, pasado el p r i m e r periodo de la invasión, q u e f u e de violencia, los invasores se dejaron ganar por la cultura romana q u e poseían los naturales, y ya no se p r o d u j e r o n aquí nuevas destrucciones de obras romanas. Por e l l o , las construcciones de la época visigótica, continuaron aquí amoldadas a la tradición de las obras anteriores, realizadas e n u n plan m i x t o de tradición del país y d e normas romanas. Debido a e l l o , a q u e la corte visigótica se desplazó p r o n t o a Toledo, ya q u e el país nuestro pasaba tiempos poco prósperos en su v i v i r y en sus actividades mercaderas, el rastro q u e dejó la cultura visigótica y la construcción según cánones visigóticos, f u e m u y escasa en las comarcas gerundenses. Posiblemente en la torre de la muralla p r i m i t i v a de Gerona, q u e está en la calle de la Escola Pía, puede adivinarse, en algunos f r a g m e n t o s de la misma, cierta influencia visigótica. También nos parece q u e puede verse en San Julián de Boada. Ya se sabe que el arco de herradura f u e una de las aportaciones q u e nos trajeron los visigóticos, y que continuaron e m p l e a n d o luego p r ó d i g a m e n t e los árabes. EL PROCESO DE LOS CASTILLOS Durante los t i e m p o s de la d o m i n a c i ó n romana en España, era el e m p e r a d o r o el estado romano el único q u e edificaba las defensas q u e precisaban para los campamentos y para defender burgos y ciudades. En la época visigótica, f u e el rey q u i e n m a n d a b a realizar las obras de defensa y sólo autorizaba, en raros casos, que los grandes magnates de la corte p u d i e r a n fortificar sus mansiones, especialmente si éstas eran campestres. Por lo que hace referencia a las comarcas catalanas, f u e r o n poquísimas las construcciones castrenses de t i p o que podríamos llamar particular. Con la invasión árabe, los invasores, una vez posesionados de amplias zonas de nuestra Patria, construyeron en ellas fortalezas de t i p o castillo, en lugares dominantes del terreno q u e o c u p a b a n , inspirándose, en tales construcciones, en los tipos constructivos empleados ya entonces, en los países orientales, especialmente en los del p r ó x i m o y m e d i o O r i e n t e . LA I N V A S I Ó N ÁRABE EN LAS COMARCAS GERUNDENSES En las comarcas gerundenses, llegó t a m b i é n la invasión árabe. Muchos gerundenses, ante aquella invasión, se r e f u g i a r o n en la zona montañosa cercana al Pirineo, y aún en éste. El anhelo de aquellos patriotas refugiados en los montes, era reconquistar sus tierras y arrojar de ellas a los invasores árabes. O r g a n i z a r o n huestes y, con la poderosa ayuda de C a r l o m a g n o , de su hijo Ludovico Pío y del conde de Tolosa (Francia), consiguieron reconquistar las comarcas gerundenses, antes de un siglo de haber c o m e n zado a ocuparlas los invasores. Los árabes, no se contentaron con su derrota en nuestras tierras y en fuertes y rápidas razzias v o l v i e r o n a ocuparlas, a u n q u e por poco t i e m p o , y aún repitieron la hazaña otra vez. Los patriotas catalanes, a f i n de dar garantía a los naturales del país, para cultivar las tierras, e m pezaron a levantar torres y defensas en los puntos prominentes de nuestras comarcas. O t r o tanto hacían los naturales de otras tierras españolas, que se habían r e f u g i a d o en los montes cántabros y q u e , m a n d a dos inicialmeníe por d o n Pelayo, habían comenzado victoriosamente la reconquista de las tierras de la parte noroeste de España. A los pocos años de lucha, y al ser ya considerable la extensión de las tierras q u e habían recuperado en sus luchas contra los árabes, el n ú m e r o de castillos levantados, lo m i s m o en las tierras de Asturias y León q u e en las de nuestras comarcas catalanas, f u e m u y considerable. Y llegó a serlo tanto, q u e , para significar las tierras vecinas a las leonesas y en las q u e se llegaron a edificar numerosísimos castillos, f u e r o n llamadas, dichas tierras, de Castilla y las tierras catalanas f u e r o n llamadas entonces así por la abundancia de dueños o guardadores de castillos, {que eran llamados castlans), y q u e en estas tierras había. A l g u n o s historiadores han supuesto q u e en e! o r i g e n d e l n o m b r e d e Cataluña, 37 pueda equivaler a Gololandia, o tierra de lo5 godos, o país de los godos. Tal supuesto puede apoyarse en q u e el rey v i s i g o d o A t a ú l f o , q u e reinó en los primeros tiempos de ia d o m i n a c i ó n goda en nuestra Patria, f i j ó la capitalidad de su reino en Barcelona, A q u e l rey m u r i ó asesinado, en Barcelona. La construcción de castillos q u e había sido m u y limitada hasta llegar al siglo X, f u e abundante en el transcurso de este siglo y continuó siéndolo en los siguientes, hasta el X V I . LOS CASTILLOS EN LA ÉPOCA FEUDAL Las torres de defensa constituyeron, en la época f e u d a l , (en los comienzos de la misma), los antecesores de los castillos que f u e r o n luego construyéndose, llegando a edificarse algunos con amplias dependencias, con uno o más recintos de murallas, con fosos para mayor seguridad de los defensores, con puente levadizo ante la puerta de entrada, etc. Las murallas de cierre eran sólidas y altas, para hacerlas, en lo posible, i n e x p u g n a b l e s ; contaban con almenas en sus adarves, detrás de las cuales se guarnecían los defensores de las flechas y saetas q u e les disparaban los atacantes. Altas torres ¡alonaban los lienzos de murallas, y ángulos d e l circuito, y d e f e n d í a n la puerta de e n t r a d a . En grandes castillos, solía especialmente haber los más de una puerta, para dar lugar a nueva resistencia, aún en el caso de haber f r a n q u e a d o los atacantes la puerta más externa. En el centro del conjunto se elevaba, con mayor altura q u e las demás, la llamada, "torre del h o m e n a j e " , sobre la cual era izada la bandera del señor f e u d a l , con los signos heráldicos q u e s i m b o l i zaban su nobleza. En estos grandes castillos había suntuosas habitaciones para el señor f e u d a l y su f a m i l i a , dependencias para la hueste q u e defendía el castillo, y a m p l i o s almacenes d e provisiones de boca y g u e r r a , que p u d i e r a n p e r m i t i r una resistencia m u y larga ante un p o r f i a d o asedio. En la torre del h o m e n a j e , en caso desgraciado, se fiaba la última y más dura resistencia. A esta torre se ascendía por una escalera p o r t á t i l , q u e era retirada luego, y dicha escalera les servía t a m b i é n para encaramarse hasta el adarve. En otros casos, había hierros apropiados dispuestos en la pared y por ellos se encaramaban los defensores. E! castillo t o m ó su n o m b r e de la voz latina castrum, q u e significa construcción defensiva aislada. Se procuró emplazar los castillos en lugares elevados del terreno, a f i n de facilitar su misión de alerta y favorecer su acción de resistencia, d i f i c u l t a n d o la ascensión por las pronunciadas pendientes del terreno. Estos castillos, levantados e n la cima d e los montes, eran llamados castillos montanos, y los emplazados en la cima de peñascos o enormes rocas, con pendientes abruptas y a veces insalvables, eran llamados castillos roqueros. En las tierras hispánicas, los castillos se edificaron m u y numerosos, con la f i n a l i d a d de reconquista, como ya anteriormente hemos indicado; t a m b i é n se construyeron numerosos en el centro y en el Occidente de Europa, pero en los países de aquel sector, f u e p r i n c i p a l m e n t e el f e u d a l i s m o , con sus luchas entre los nobles, lo q u e f o m e n t ó la construcción de tales defensas. En algunos momentos de la Historia, i n t e r v i n o t a m b i é n en su construcción el factor de las luchas religiosas, q u e en algunos de dichos países v i n i e r o n a degenerar en terribles e inacabables contiendas. Existen importantes castillos en muchos países d e Europa. Los tiene, (algunos de grandes d i m e n siones), Inglaterra; los hay numerosos en la zona del Rhin, en A l e m a n i a ; t a m b i é n los hay en Suiza, en Bélgica y Holanda, en Italia y en los países nórdicos. En Francia, hay castillos, en buena parte, especialmente los construidos en épocas posteriores al f e u d a l i s m o , dedicados a recreo de sus propietarios, especialmente en las márgenes del río Loire, Esta fase q u e nos muestran proceres, con amplios jardines los castillos del Loire, ofrece la estampa de mansiones suntuosas, a su alrededor. Son construcciones más recientes, en g e n e r a l , q u e los castillos de España y reflejan, muchos de ellos, la influencia del lujo de los reyes de Francia, q u e t u v i e r o n buen gusto para embellecer las regias mansiones de Versalles, de Fontenebleau y de otras comarcas francesas. La Corte española, a imitación de la d e Francia, hizo construir, en las cercanías de M a d r i d hermosos castillos o residencias reales, tales como A r a n j u e z , La Granja y El Pardo, mansiones, no obstante, q u e más tienen el carácter de fincas de recreo que de construcciones castrenses y q u e f u e r a n levantadas con poster i o r i d a d al producirse la decadencia de los castillos medievales. Los castillos feudales, para o p o n e r mayores dificultades a q u e p u d i e r a n ser e x p u g n a d o s , f u e r o n construyéndose con murallas m u y altas, algunos de ellos, 38 especialmente las que formaban un circuito a m u r a l l a d o . Contra tel d i f i c u l t a d en los atacantes, oponían éstos unas torres m u y altas, construidas con troncos, las cuales eran movidas o trasladadas sobre macizas ruedas de madera. Dichos artefactos se procuraba acercarlos, especialmente e n las noches sin luna, hasta tocar las murallas d e l castillo; tenían en su parte superior una tosca p l a t a f o r m a , y desde ésta los atacantes procuraban saltar a los adarves de! castillo, realizando así el asalto del mismo, utilizando, cuando era posible, la sorpresa en los atacados. Muchos castillos poseían, además, largas y toscas galerías subterráneas, q u e , originadas en el inferior del castillo, se p r o l o n g a b a n hasta regulares distancias, lejos de él. Por estas galerías subterráneas podían huir los defensores del castillo cuando agotaban las posibilidades de más larga resistencia. La salida d s tales galerías era disimulada por vegetación agreste, a f i n de que tales salidas no f u e r a n percibidas por los atacantes. A l comenzar a utilizarse la artillería, en los últimos tiempos de la Edad M e d i a , se t e n d i ó a d i s m i nuir la altura de las murallas de los castillos, para q u e no ofrecieran tanto blanco a la nueva y poderosa arma, y f u e r o n ensanchadas las murallas, a f i n de poder instalar, en sus adarves, piezas de artillería, para contrarrestar la fuerte acción de los atacantes. Varió considerablemente con las nuevas necesidades el aspecto de los castillos en la Edad M o d e r n a ; pero el seguir el proceso de su evolución no encaja con la f i n a l i d a d del presente estudio, q u e ha de q u e d a r l i m i t a d o , p r e f e r e n t e m e n t e , a la descripción de los viejos castillos y no viene destinado a detallar las innovaciones, q u e marcaron, en su construcción más m o d e r n a , las variaciones impuestas por la evolución de los medios de la guerra. En la época álgida de la Edad M e d i a , q u e f u e t a m b i é n la de los clásicos castillos, los construyeron y poseyeron los reyes, los principes, los magnates y los nobles, incluso los comarcales o sean los barones, y hasta algunos grandes hacendados. También los poseyeron los obispos, algunos Capítulos de catedrales, las órdenes militares-religiosas, y ciertos conventos construyeron defensas e incluso recintos de murallas como sucedió en Poblet. Incluso en algunas iglesias f u e r o n adicionadas defensas y murallas. Basta q u e citemos, en nuestra provincia, las defensas q u e se añadieron a la obra de San Pedro de Galligans, incluso en su campanario, de cuya cima desapareció el c u p u l i n , para disponerla plana, a f i n de q u e p u d i e r a n subir a ella los combatientes, e n los momentos de p e l i g r o , e incluso se construyeron pequeñas almenas para resguardarlos. También defensas la iglesia de San Félix, varias iglesias rurales y, en t i e m p o posterior, la iglesia de tuvo BordÜs, existiendo t a m b i é n otras con sencillos aditamentos defensivos y en los siglos medievales, las t u v i e r o n los monasterios de San Pedro de Roda, de San Feliu de Guixols y de Rosas. CASTILLOS EN ESPAÑA Son muchos centenares los castillos existentes aun en España, la mayoría de ellos en completo abandono, y muchos cientos t a m b i é n los q u e , m o t i v a d o por el transcurso inexorable del t i e m p o , por incuria de sus poseedores y por causas de violencias en guerras sufridas en el país, han q u e d a d o reducidos a ruinas tristes y lamentables. Otros, a f o r t u n a d a m e n t e , no han tenido f i n tan desolador. Entre los castillos q u e muestran aun sus esbeltas siluetas e n el panorama circundante d e muchas localidades, citaremos, como m u y importantes y sin q u e la cita pueda considerarse, ni mucho menos, como exhaustiva, los siguientes. Castillos de A l m i l l o s (Burgos), de Potes (Santander), de Fuensaldaña M e d i n a del Campo (también de V a l l a d o l i d ) , de Simancas, de A m p u d í a (Valladolid), (Palencia), de Peñafiel Castro (Santander), de Trujillo (Cáceres), M é r i d a (Badajoz), Valencia de D. Juan (León), A l b u r q u e r q u e y Urdíales (Badajoz), Ponferrada (León), V i l l a l p a n d o (Zamora) Javier y O l i t e (Navarra), Cardona (Barcelona), A l t a f u l l a (Tarragona), Biar (Alicante), Falseí y Monasterio de Poblet (Tarragona), Canet de Mar y Palafolls (Barcelona) V i l l e na (Alicante), Peñíscola (Castellón), Montosa (Valencia), M o n t e a g u d o (Murcia), M o r e l i a (Castellón), Cofrentes (Valencia), Caravaca (Murcia), Almansa (Albacete), Butrón (Vizcaya), Bellver (Palma d e Mallorca), V é l e z Blanco (Almería), Puerto de Sta. María (Cádiz), La Alcazaba (Almería), La Alcazaba (Guadix), La Calahorra (Granada), Sta. Catalina (Jaén), Segura de la Sierra, Alcalá Loarre y M o n z ó n (Huesca), Alcañiz (Teruel), J a d r a q u e y de Guadaira Molina de (Sevilla), A l m o d ó v a r Aragón (Córdoba), (Guadalajara), Almenara (Cuenca), Manzanares y Chinchón (Madrid), G u a d a m u r y A l m o n a c i d (Toledo) M a d r i g a l de las Altas Torres (Avila), Oropesa (Toledo), A r é v a l o (Avila), Coca (Segovia), Gormaz (Soria), El Alcázar (Segovia), Clavijo (Logroño y La Alcazaba (Málaga), San Servando (Toledo) castillo de Burgos, etc. Citamos solo entre los de más destacada silueta y p o d r í a n citarse muchos más aun. 39 algunos, Caslillo de Buadella (Las Escaules). CASTILLOS QUE EXISTIERON O CUYAS RUINAS RESTAN AUN EN LO QUE ES ACTUALMENTE PROVINCIA DE GERONA Podemos citar, entre ellos, los siguientes: A l f a r , A n g l é s , Arbucias, A r e n y s de A m p u r d á n , A r g e l a g u e r , A v i n y o n e t . Baget, Bagur, Bañólas, (Mata), Bascara, C a l a b u i g , Bassegoda, Batet (torres), Begudá, Bellcaire. Besalú, Besora, Beuda, Blanes, Buadella {Las Escaules), Borrase, Bruñóla, Cadaqués {castillo de S. Jaime), Caldas de M a l a v e i l a , Calonge, Campellas, C a m p m a n y , C a m p r o d ó n , Cartellá, Caraips, Castelló de A m p u rias (recinto), Castillo de A r o , Ceirá (mas Barrena), C a m p d u r á , Cerviá, Cistella (Vilaritg), Ciurana, Cornelia (Pont X a m m a r ) , Cruilles. Darnius (Montroig), Dosquers, Esclanyá, Falgars, Finestres, Figueras, Foixá, Freixaneí fCreixenturri), Garrigás (Arenys de A m p u r d á n y Viiajoán) G o m b r e n y ( M o n t g r o n y ) , Gerona (Montjuich y ruinas de otros). Hostalrich, Islas Medas, Jafre, Joanetas (San M i g u e l ) , Juyá, La Bisbal, La Escala (San M a r t í n de A m p u r i a s ) , La Junquera (Requesens), Las Llosas, Las Planas (Hostoles), Llagostera, Llers, Llivia, Lloret de M a r [San Juan). M a d r e m a ñ a (Millas), Maranges, Massanet de Cabrenys, Massanef de la Selva, M e d i n a , Massarach, M o n e l l s , M o n t a g u t , M o n t s o l i u , Navata, Ogassa, O l o t (del Coll), O r r i o l s . Palafrugell (San M a r t i n y Caproig), Palafolls (en el límite con la prov. de Barcelona), Palamós (Vilarromá y S. Esteban), a n t i g u o de Palamós, Paiau Sabardera, Pardinas, Parroquia de Ripoll (Layers), Pau, Peratallada, Paiau Peralada, Sacosta, Paiau Sator, Pont de Molins, Palmerola, País, Pontos, Porqueras, Púbol, Puerto de la Selva, (San Pedro de Roda y Verdera), Puigpardínas, Palol de Oñar. Queraips, Q u e r m a n s ó o Carmansó, Rabos de A m p u r d á n , Rabos de Terri, Requesens, Ribas de Freser, Riells, Riudarenas ( A r g i m o n í ) Esclanyá, Rocacorba, Rosas, Rupia, Salas de Llierca, Sa Espasa. San A n d r é s del Terri (Rogafionibus), San A n i o l de Finestres, San Esteban de Bas, San Feliu de Boada, San FeÜu de Guíxols (antiguo monasterio), San FeÜu de Pallarols (Puigpalder, Hostoles y Colltort), San Ferreol, San Hilario Sacalm (Solterra), San Juan las Fonts (Montros), San Julián de Ramís, San Lorenzo de la M u g a , San M a r t í n de A m p u r i a s , San M a r t í n de Llémana, San M i g u e l de C a m p m a j o r (Falgons), San M i g u e l de Fluviá (iglesia), San Privat de Bas (Puigpardines), San Sadurní de l'Heura, Santa Coloma (Farnés), Santa Cristina de A r o (Soiius), Santa Pau, Selva de M a r , Serra de Daró. 40 La Tallada, Terradas (Paiau Surroca), Torroella de M o n t g r i (Roca Maura y AAonígrí), Parlaba (Sant Iscle), Tortellá (Bellpuig), Tossa de Mar (Vila Vella), Tossas, Ullaslret, Urtg, V a l l f o g o n a (Milany), V e n t a l l ó (Peracals), Verges, Vidrá (Curull), Vidreras (Sant Iscle), Vilademat, V i l a d r a u (Taradell), Viíafant (Paiau Sa Baldoria), Vilajuiga (Quermansó), V i l a l l o n g a de Ter (La Roca), Vilanova de la Muga (de la Garriga), V a l l g o r n e r a ) , V u i p e l l a c h (Sarriera). Fueron levantados castillos por todas las comarcas gerundenses, a u n q u e algunas los tienen con mayor p r o f u s i ó n . La comarca que cuenta con mayor n ú m e r o de ellos o de sus ruinas, es el A l i o A m p u r d á n , cuyo n ú m e r o sobrepasa los 35. Sigue la del Bajo A m p u r d á n con unos 2 5 , y cuentan con algunos menos, las comarcas d e l Girones, d e la Garrotxa, de la Selva, del Ripollés y de la Cerdaña (nos referimos, estrictamente, a castillos medievales y no incluímos, en este n ú m e r o , las llamadas Casas Fuertes, q u e pueden considerarse como mansiones e x t e r i o r m e n l e fortificadas. En ¡unto, los castillos medievales de que se tiene noticia, son, en el conjunto de comarcas de esta provincia, en n ú m e r o algo superior a los 150. Entre ellos los hay m u y arruinados. Hay algunos más, reducidos a restos informes, LAS CASAS FUERTES Y LAS LLAMADAS "TORRES DE MOROS" A d e m á s de los castillos, emplazados g e n e r a l m e n t e en lugares prominentes del territorio y con aspecto i n c o n f u n d i b l e de fortaleza m e d i e v a l , existieron en nuestras comarcas otras edificaciones, muchas veces levantadas en el núcleo de las pequeñas poblaciones, con cierto aspecto de mansión señorial o casa g r a n d e , y en cuyo exterior f i g u r a n algunos aditamentos o construcciones de carácter defensivo; unas garitas, algún matacán, aspilleras en sus muros y más en algún ángulo del e d i f i c i o , patios cercados por m u ralla, a manera de recinto f u e r t e , rejas en las ventanas bajas, recias portaladas, etc. Estos edificios, que solían ser las mansiones de grandes propietarios o terratenientes, son las llamadas "Casas Fuertes". T a m b i é n , en algunas masías, existieron dispositivos para la defensa. En la mayoría de los casos, tales defensas hay q u e catalogarlas como posteriores al p e r i o d o medieval y obedecieron más a periodos de luchas internas de carácter social o a tristes temporadas en q u e el bandidaje tenía atemorizadas a nuestras gentes del campo. En diversos lugares prominentes de la costa gerundense y en varias masías situadas en territorio cercano al mar, pueden verse, aún en nuestros días, fuertes torres de defensa, o las ruinas de algunas de ellas, q u e sucumbieron al paso de los años. El p u e b l o sencillo las ha v e n i d o l l a m a n d o , a las aisladas Caslillo de La Escala (San Martín de Ampurias). 41 y situadas en lugares prominentes del litoral, "Torres de M o r o s " . Se les dio tal n o m b r e , m u y p r o b a b l e mente, p o r q u e constituyeron atalayas y aun puntos de defensa, algunas de ellas, para luchar contra las asechanzas de los piratas berberiscos, tunecinos y aun turcos, q u e en los últimos tiempos de la Edad M e d i a y aun en los siglos XVI y X V I I infestaban nuestra costa y perjudicaban e x t r a o r d i n a r i a m e n t e a los habitantes de las poblaciones y masías del litoral, con sus continuos ataques y depredaciones. A l g u n a s de las torres se construyeron incorporadas a las respectivas masías. Seguramente con dicha defensa, los campesinos podían salvar sus cosechas, q u e , de otra manera, les hubiera q u i t a d o la rapacidad de los piratas, en sus periódicos ataques o correrías. Vense aun, tales torres, en algunas masías de los alrededores de Selva de Mar, Cadaqués, La Escala, País, Bagur, Palafrugell, Raíamos, Castillo de A r o , Tossa y Lloret. Generalmente son torres redondas, construidas con piedra vista, con pequeña puerta de entrada o con entrada por el interior de la masía y con aspilleras en vez de ventanas. Por ellas los habitantes de la masía podían v i g i l a r los alrededores y d e f e n d e r s e en caso de necesidad. Las torres de la costa, q u e servían como atalaya para observar la p r o x i m i d a d de las naves piratas, d a b a n la señal de alarma a los comarcanos, encendienda paja en la parte superior de dichas torres. La columna de h u m o se elevaba a g r a n altura y era visible en un extenso radio de terreno. Los q u e habitaban en los lugares y masías p r ó x i m o s , se aprestaban, anfe tal aviso, a la defensa, y en ocasiones se reunían, en una especie de improvisada milicia, para rechazar, juntos la acometida de los rapaces asaltantes. LA DECADENCIA Y EL A B A N D O N O DE LOS VIEJOS CASTILLOS, EN GENERAL Con el h u n d i m i e n t o de la época f e u d a l , comenzó la decadencia de los castillos. Las monarquías, al fortalecerse cada día más, acabaron en poco t i e m p o con los poderes feudales. Los monarcas, apoyándose en la burguesía, en los mercaderes y en el p u e b l o llano, f u e r o n d a n d o a todos ellos ventajas, seguridades y hasta p r i v i l e g i o s , despojando a ios señores feudales de los que ejercían en las comarcas, sobre los habitantes de las mismas. Los monarcas y los estados se hicieron, de día en día, más fuertes y los elementos feudales, antes poderosos, declinaron cada vez más. Con e l l o , los castillos, en los lugares rurales, ya servían de poco. Sus propietarios, ya sin poder decisivo sobre los q u e f u e r o n antaño sus siervos, se c o n v i r t i e r o n en simples cultivadores de sus haciendas, o f u e r o n a v i v i r en las poblaciones de cierta importancia. A l g u n o s , pasaron a la Corte del monarca, y f u e r o n militares para luchar en las campañas q u e p r o m o v í a el rey, o f u e r o n políticos adscritos a la política real, A l g u n o s propietarios, q u e podían v i v i r de sus rentas, f u e r o n a vivir a las ciudades. En ellas, la molicie, sus dispendios, a veces superiores a sus posibilidades, labraron la ruina de algunos,- oíros, fuéronse a v i v i r a Barcelona, y algunos pasaron a situarse en la Corte, para lucir en las fiestas palaciegas y en las organizadas por los grandes magnates, al servicio d e l rey. Otros, más modestos, se c o n v i r t i e r o n en mercaderes, realizaron estudios para, desempeñar alguna profesión liberal y f u e r o n a engrosar la burguesía e n las ciudades. Esta e v o l u c i ó n de las viejas familias feudales, f u e un desastre para la v i t a l i d a d y persistencia de los castillos. La mayoría de ellos, en su constante desvalorización, hallaron el comienzo de su ruina. Sin o b j e t i v o ya, alejados de ellos los q u e los ocuparon y poseyeron, el t i e m p o f u e marcando su progresiva ruina. Todos los elementos de destrucción f u e r o n actuando sobre ellos, d e t e r m i n a n d o al f i n el desmoronamiento de algunos, y los elementos naturales y las depredaciones de muchos, acabaron por convertir a buen n ú m e r o de ellos, en tristes y abandonadas ruinas. Tan solo algunos magnates, por amor a sus viejas a l g u n o de dichos castillos, c o n v i r t i é n d o l o en mansión tradiciones campestre, y para privilegios, pasar en él lograron conservar temporadas; pero f u e r o n pocos los castillos q u e , por f o r t u n a para su conservación, t u v i e r o n aquella suerte. LA ACTUAL REVALORIZACION DE LOS CASTILLOS Con el a b a n d o n o de los castillos, por parte de las familias q u e los o c u p a b a n , cosa q u e sucedió en buena parte, a partir del siglo X V I , acentuándose posteriormente, algunas ciudades de Cataluña, como Barcelona, Gerona, Lérida, Manresa, Vích, Tarragona, Tortosa, Reus y otras f u e r o n beneficiadas 42 por la incorporación, en su vida ciudadana, de familias de vieja nobleza y, algunas, de m u y buena posición. Otras poblaciones, como Figueras, O l o t , Bañólas, Ripoll, Sta. Coloma, Torroella y otras, en nuestras comarcas, recibieron t a m b i é n benef i c i o en aquel é x o d o . Pero, a partir de e n t o n ces, la importancia q u e p u d i e r o n tener los castillos f u e perdiéndose, incluso en le m e m o r i a de los propios descendientes Aiguaviva. Casa del Templo. de las familias q u e los poseyeron y o c u p a r o n . No obstante, en la vida del h o m b r e , se suceden los periodos en q u e se muestra más o menos interés por ciertas cosas, por hábitos, por costumbres o por la atención q u e por dichas cosas sintamos. Y, como en las olas, muchas cosas pasan y v u e l v e n , para, otra vez y pasado t i e m p o , v o l v e r a decaer, y a ser d e n u e v o poco atendidas y al f i n , o l v i d a d a s y pasado t i e m p o , v u e l v e a despertar el interés por eilas. En la actualidad, y por f o r t u n a , los castillos v u e l v e n a cobrar, en nuestro país, vivencia e importancia. No precisamente en el sentido bélico o de contienda q u e t u v i e r o n antaño, sino en el de conservar su aspecto, tan interesante en valores arqueológicos, históricos y costumbristas. Por ello es de estimar esta actual valoración que se hace de ellos y los anhelos para restaurar ios q u e buenamente puedan ser restaurados, y d e f e n d e r d e b i d a m e n t e los q u e han de q u e d a r como ruinas venerables de un pasado lejano, y q u e t u v o , al lado de sus indudables vicios y flaquezas, positivos motivos caballerescos, enaltece- dores d e la honra, d e l h o n o r , de la h i d a l g u í a , del valor y de nobles sentimientos religiosos. Ya en el siglo pasado se m a n i f e s t a r o n , por lo q u e hace relación a las comarcas gerundenses, algunas familias proceres q u e iniciaron tal revalorización. Resultado de e l l o f u e la restauración q u e se hizo en los castillos de Requesens y de Peralada. En la actualidad, el Excmo. Sr. D. M i g u e l M a t e u , ha m e j o r a d o e x t r a o r d i n a r i a m e n t e el castillo de Peralada c o n v i r t i é n d o l o en suntuosa morada y v a l o r i z á n d o l o con colecciones de A r t e . El Sr. conde de Torroella muy nutrida Biblioteca y magníficas está restaurando m u y bien el castillo de Peratallada. También e x p e r i m e n t a n una i m p o r t a n t e revalorización los castillos d e V u i p e l l a c h y d e M i l l a s (Madreniaña) Se habla asimismo de la conveniencia de revalori^ar el castillo de Parnés. Resulta, pues, bascante lo aquí conseguido y hay que esperanzar q u e , con buena v o l u n t a d , se puedan lograr otras restauraciones. El m o v i m i e n t o de nuevo interés por la conservación y restauración de castillos se ha ido haciendo pues notablemente intenso en toda España. Es justo consignar q u e en este loable m o v i m i e n t o de afecto e interés hacia nuestros castillos, ha c o n t r i b u i d o , en g r a d o m á x i m o , la meritísima e n t i d a d " A m i g o s de los Castillos", cuya e n t i d a d , ha logrado ya algunas restauraciones y, con su m a g n í f i c o Boletín, viene realizand o la más fructuosa y constante campaña en f a v o r d e los castillos españoles. T a m b i é n v i e n e n realizando loable labor en tal sentido, la Dirección General de Bellas Artes, la Real Academia de la Historia, el Ministerio de Información y Turismo, restaurando éste algunos de ellos y convirtiéndolos en cómodos paradores de turismo. El A y u n t a m i e n t o de Barcelona ha p r o c e d i d o a logradas restauraciones en el castillo de Montjuich, de la condal ciudad. Incluso en nuestra ciudad de Gerona, hay un plan para mejorar el aspecto del castillo d e M o n t j u i c h , el cual nos ofrece hoy el triste efecto de sus lamentables ruinas. El Servicio d e l Patrimonio Artístico Nacional, ha realizado una m u y meritoria y apropiada restauración de las murallas de Tossa, q u e ya, años atrás, comenzó a restaurar Barcelona, con sus servicios a la! f i n a l i d a d . También el Servicio del Patrimonio Nacional procede actualmente a la restauración de la llamada "torre del f u m " , del c¡ue f u e monasterio de San Feliu de Guixols. La Diputación de Gerona procede a la improba y muy fructuosa labor de excavación en Ullastret y ha creado allí un Museo. Es así m i s m o i m p o r t a n t í s i m o lo reali2ado en las excavaciones de A m p u r i a s . Todos admiramos lo logrado con la construcción del Paseo A r q u e o lógico de Gerona, y hay q u e esperanzar otras obras importantes en la torre Glronella y para revalorízar el lienzo de muralla de Las Pedreras, en el recinto que alguna mejora más, en este aspecto fue de la c i u d a d . Tal vez pudiéramos indicar revalorizador. 43 üniversitat de Girona Biblioteca Resulta pues, notorio, el creciente interés q u e se siente en nuestro país, por los castillos, por su conservación, en los casos en que sea factible, y por su restauración adecuada. Puede ser el i n m u e b l e , una vez mejorado, y según sea su situación, adecuado a servir de parador de turismo o a Museo o a otra f i n a l i d a d prestigiosa o c u l t u r a l . Podemos terminar, pues, estas líneas, con alentadoras esperanzas. Los castillos fueron, en su época, una nota típica, destacada y de f u e r t e carácter histórico en nuestro país. Las siiueías de los mismos ¡alonaron nuestras campiñas y nuestras montañas. Laboremos todos por su conservación, por su restauración cuando sea factible, y por su e m b e l l e c i m i e n t o . Lo vieío, cuidado, t a m b i é n conserva belleza; y más cuando, en su t i e m p o , tuvo su espíritu y a y u d ó a teísr, en mayor o m e n o r cuantía, la Historia gloriosa de nuestra Patria. BI B L t O G R A F I A Doménech y Roura {F.) .— NobÜíari General Cátala de Liinatges (Catalunya, Valencia, l\4allorca i Rosselló. Barna. 1923- 1928). Bolet y Sisó (Joaq.) .— Volumen GIRONA de la Geogratia de Catalunya. Barcelona. Doménech y Montaner (Luis).— Armorial de Catalunya (Premio tvlartorell) —• Barcelona, 1922. Doménecii Roura .—Nobiliarl General de Liinatges — Barna. 1923. Marqués de Lozoya.— Historia del Arte Hispánico — Historia de España — Ediciones Salva!. Barcelona. Pía CargoJ (Joaquin) .— Gerona Histórica (5,^ ed.) — La Provincia de Gerona (5.^ ed.) — Plazas fuertes y castillos en tierras gerundenses — La guerra de la independencia en Gerona y sus comarcas (2." ed.) — Gerona — Madrid. Francisco Garma Duran.— Adarga catalana (2 vol.) — Barna., 1753. Sobrequés Vidal (S) .— Barons de Catalunya i Altres barons de Catalunya. Barcelona, edil. Dalmau. Marqués (Dr. Rdo. Jaime) .•— Diversas colaboraciones en Revista de Gerona (etapa actual). Batlle Prats (L).— Diversas colaboraciones en Anales del Instituto de Estudios Gerundenses. Negre y Pastel I.— Diversas colaboraciones en varias Revistas, sobre temas nobiliarios de Catalunya. Abadal i de Vinyais.— Diversas colaboraciones sobre nobleza medieval en Cataluña. Barcelona. Atienza (Julio de).— Nobleza Española (diccionario de apellidos. Madrid, Aguilar, 1948. Revista de Gerona.— Épocas de fin del Siglo XIX y en la etapa actual. Rico de Estasen.— Castillos de España — D. C. P. Gerona—Madrid, Monreal (L.) .— Castillos de Cataluña. Barcelona. Soldevila (F.) .— Historia de Catalunya — Barcelona. Almagro (Martin).— Ampurlas (Revista). Palol (Pedro de) .— Diversos trabajos sobre restos visigóticos (Puig Rom y otros). Pericot (Luis).— Prehistoria de Catalunya y diversas colaboraciones en Revistas. Otras obras sobre Geneología y Heráldica. 44