Fragmentos de un diálogo gestacional

Transcripción

Fragmentos de un diálogo gestacional
para accederlo. Intento contestarle el mail, pero la respuesta me rebota. MH: O sea que este Esko no logra encarar el gran retrato y le lanza su
posible continuación o concreción a un desconocido con el cual comparte, igualmente, algunas características en común: ser medio uruguayo
medio europeo, la fotografía documental, haber vivido en Gales – te parece que Alfredo le pudiera haber comentado ese tipo de información
a Esko? DV: Ni idea, sólo sé que cuando visité ese sitio de Journal of a Portrait, le percibí un potencial que me intrigó durante meses. VC:
Entonces fue tal la coincidencia cuando Daniel Sosa me invita a pensar un proyecto para Fotograma y yo te invito a ti… DV: ¡Claro! Se juntaron
un contenido fotográfico totalmente enigmático con una ocasión expositiva – la mano y el guante… MH: Y desde entonces, han pasado nueve
meses de reuniones semanales en las que hemos examinado incansablemente todos los aspectos de esta trama, desde la dimensión psicológica –
la deducción de que Esko no pudiera llevar a cabo su gran muestra por excesiva autocrítica en relación a su padre, su (auto) abandono, su muerte
tan sórdida… VC: O quizás fuera el hecho de que ya no necesitara la muestra; una lectura psicológica respecto al echarse atrás de manera tan
repentina puede tener que ver con el proceso – Esko necesitó la estructura oficial de una exposición para dedicarse a una profundización de lo
que ya venía estudiando desde su maestría: la relación entre la fotografía y la narración biográfica documental. Una vez que los elementos de la
historia ya habían sido procesados desde lo visual, lo histórico y lo afectivo, el proyecto dejó de interesarle… DV: Disponer esos elementos en un
molde expositivo no le aportaba nada, pues su historia con su padre ya estaba resuelta. MH: ¿Pero entonces por qué huir? ¿Por qué no realizar la
muestra? No tiene mucho sentido lo que dicen. VC: La muestra lo asusta, y le aburre, ambas cosas. Lo asusta porque realizarla significa entregar
demasiada intimidad y vulnerabilidad al voyeurismo externo; le aburre porque se da cuenta justo en ese momento de inminencia de la inauguración que
ya está, la obra había sido el proceso, y la muestra de cierta manera lo contradice.
Dimos vueltas alrededor del tema psicoanalítico de una reunión a otra. Veronica se acordó de un episodio extrañamente parecido sucedido en
Londres en 2008, de un artista brasilero que hiciera exactamente lo mismo. En el caso de ese artista, la conclusión se debía a cierto disturbio
psicótico y lo que los ingleses llaman de “stage fright”, o miedo escénico. Cuando agotamos las especulaciones freudianas, nos lanzamos
finalmente al seno del proyecto: la relación entre el proceso cartográfico relativo a la construcción de un retrato a lo largo del tiempo y la condición
epistemológica de la noción, y del género (en la historia del arte) del retrato. Dejamos de cuestionar los porqués de la desaparición de Esko, eso era
problema de él. Nos concentramos en el material.
de surgir un tercer espacio, que podría ser visto como el verdadero espacio representado en el formato plástico/visual que sea, y es aquí donde
hay que direccionar la mirada. Auto-concientizar el espacio del encuentro – el instante en el cual se hace la representación, el retrato. MH: ¿Este
espacio decís? ¿Nuestro espacio de encuentro? VC: Sí, diario de un retrato es un retrato de nuestras miradas compartidas acerca del retrato de
Esko sobre su padre. ¿Es una manera de pensar la noción de retrato, no? DV: ¿Qué estamos retratando? MH: ¡Si bien entendí, me parece que
estamos retratando el tiempo! VC: Sí – aunque el tiempo evidentemente no tiene rostro, no tiene identidad, es una condición abstracta, por ponerlo
de alguna manera relativa a este contexto. O sea, estamos retratando nuestro proceso de reflexión acerca de la noción del retrato en base a una
figura que no conocemos y el material acumulado por otro retratista. Y elegimos esa distancia justamente para andar rumbo al retrato desde un
lugar sin rostro, sin imagen, sin identidad. DV: Es posible que estemos llegando al lugar donde Esko se trancó. Es decir, su muestra ya explicitaba
la inquietud con la idea del retrato como siendo un objeto (pictórico, fotográfico, escultórico, lo que sea) fijo, la mirada un tanto totalizadora de
una identidad única, específica. Digo esto porque en el blog del Journal of a Portrait queda claro que no se trataba de una exposición de retratos
fotográficos del rostro y cuerpo de su padre. Él pretendía reunir una suerte de objetos, sonidos, charlas, en un proyecto que comenzaba a partir de
la fotografía… VC: Y no supo como proseguir. DV: Exacto. Llegó a una calle sin salida.
En junio del 2011 sale el viaje de Diego a Londres, Suecia y Finlandia. Vidart se encuentra con Alfredo Pernín, Des Barry y con un fotógrafo
documental noruego llamado Kristian Helgesen. Alfredo los lleva a la galería Signal. Los directores de la galería se pasan dos horas contándoles
la historia de la muestra nunca sucedida de Esko. Diego les pregunta si lo han encontrado. Parece que la charla se va por otro camino y cuando
regresa, Diego aún no sabe qué pasó con Esko. Curioso. El escritor galés registra todo en su diario, hecho a pulso, todos los días. Parten rumbo al
bosque finlandés en la frontera con Rusia. La búsqueda del retratista los conduce a la memoria del retratado, lo cual se termina por desplegar en una
inagotable amplitud horizontal.
El retrato como paisaje.
Esko permanece un enigma. Para nosotros. Sin embargo, su valija está acá. Bienvenidos al Diario de un Retrato.
DV: ¿Se acuerdan que les conté de este escritor galés con el cual he estado colaborando en diferentes proyectos que incluyen texto e imagen?
VC: ¿Des Barry? DV: El mismo. Pues bien, está a punto de lanzar su nuevo libro, una novela que se llama “Far South” y cuya historia entreteje el
teatro, el exilio y la emigración cultural, y de alguna manera se cruza con algunos elementos de la vida de Matti, es muy curioso. La casa editorial
inglesa, Serpent’s Tail, nos apoya un viaje a Escandinavia en el marco de la publicación de la novela. Me voy a Malmö. MH: ¿Lo vas a conocer a
Esko? DV: No sé, hablé con Pernín y el loco sigue desconectado. Pero, me puede llevar a la galería Signal, ellos todavía tienen la valija con los
contenidos de la muestra nunca hecha… VC: Y te la podrás traer? De ser así, cambia todo… MH: ¿Qué hacemos con todas las fotos que hemos
estado comprando en Tristán Narvaja, todos los posibles rostros que le fuimos atribuyendo a Matti y al propio Esko…? VC: Caminábamos rumbo
a la construcción de una ficción de modo de reflexionar acerca de la historia del retrato en la fotografía, en el arte. Pero si de ahora en adelante
trabajaremos con los contenidos originales creados y acumulados por Esko, entonces de la ficción, volvemos a la realidad?
DV: En realidad, no sabemos bien qué es real en esta historia. Si nos ponemos a cuestionarlo, puede que Alfredo haya inventado todo.
Veronica Cordeiro
Martín Herrera
Diego Vidart
Risas
colaboran:
Des Barry
Kristian Helgesen
VC: Es perfecto. Dejamos el psicoanálisis, ahora dejemos la contingencia de la veracidad. Nos enfocamos única y exclusivamente en nuestro
proceso de investigación visual-temporal. Si Diego se trae esa valija, será el foco objetual y contextual de nuestra muestra. Si para Esko la muestra
se transformaba en una instancia redundante de su proceso foto-biográfico, para nosotros, al contrario, la muestra es la razón de ser de nuestra
investigación meta-biográfica. DV: Es cierto. ¿Por qué nos importa la vida de una persona a quien no conocemos? Lo que nos concierne aquí
es pensar el retrato. MH: ¿Un retrato colectivo? VC: ¿Dónde está la colectividad? ¿Quién está multiplicado, el retratista o el retratado, el sujeto
u objeto? DV: ¿Entonces, qué presupone un retrato? ¿Y qué presupone un retrato creado diariamente a lo largo de un período de tiempo
específico? VC: Si ambos se funden por un instante definido por el tiempo – existe un antes y un después que cambia todo – entonces debe
Fotograma 2011
Centro de Exposiciones Subte
Montevideo, 21 setiembre - 23 octubre 2011
Fragmentos de un diálogo gestacional
Montevideo, enero - setiembre 2011.
Autores en diálogo: DV: Diego Vidart, fotógrafo documental; MH: Martín Herrera, fotógrafo
documental; VC: Veronica Cordeiro, curadora.
En marzo del 2010 el joven artista uruguayo-sueco, Esko Tikanmäki, inauguraría en la galería Signal
de Malmö, la muestra Journal of a Portrait, experimento multimediático dedicado a la figura de Matti
Tikanmäki, su padre, fallecido en 2006. Tres días antes de la apertura, Esko deja una vieja valija de
cuero en el depósito de la galería; luego desaparece y dos días después le avisa al curador que su
muestra se debe suspender, sin más explicaciones.
Esko Tikanmäki (Montevideo, 1971) es un fotógrafo uruguayo-sueco que vive y trabaja en Malmö,
Suecia. Hijo de madre uruguaya y padre finlandés, realiza posgrado en fotografía en la Universidad
de Gotemburgo, Suecia y luego se muda a Cardiff, Gales, donde profundiza sus investigaciones
fotográficas con una vieja polaroid heredada de su padre, Matti Tikanmäki, quien ejerciera la práctica
de fotógrafo documental durante los años 1970 en Lund, Suecia. Con esa misma cámara, Esko
comienza un proyecto biográfico que lo lleva a Kitee, municipio de diez mil habitantes localizado en
la región de Karelia del Norte, Finlandia, y pueblo de origen del padre, a donde este regresa a fines
de los años 1980 atraído ya no más por la fotografía de reportaje, sino por la destilación de la vodka
ilegal característica de la región – la famosa “Pontikka”. En 2005 Esko realiza dos pequeñas muestras
en Copenhague y en Malmö basadas en un primer retrato de su padre, el cual consiste en decenas
de fotos polaroid y una grabación de voz realizada en aquella primera visita a Kitee. Insatisfecho con
esas exposiciones, Esko quedaría cada vez más obsesionado con resolver el enigma del ‘retrato de
su padre’. Durante los tres años subsiguientes, realiza dos visitas más a Kitee, una en ocasión del
fallecimiento y entierro de Matti, otra de carácter tanto burocrático (resolver papeles del padre, venta
de su casa, etc.) como personal. En este último contexto, se detiene frente al pequeño y humilde
ambiente doméstico al cual se sometiera el padre luego de haber abandonado la fotografía y la
música (antes de regresar a Suecia en el inicio de los años 1970, Matti tocaba el bandoneón y había
integrado el cuarteto montevideano llamado Tangos Purpúreos conducido por el pianista Adolfo
Mena Beñitez). En esta instancia un tanto melancólica, selecciona algunos objetos de su padre que le
llaman la atención y los guarda dentro de una vieja valija de cuero que encuentra en la habitación. Se
deshace del resto.
Llegamos a marzo del 2010. Las invitaciones han sido enviadas, la tan esperada muestra está por
inaugurarse en el destacado centro de arte independiente de Malmö, Signal…
VC: ¿Y entonces, cómo fue, Diego, que te enteraste de esta muestra fallida de Esko, y de su
desaparición tan peculiar? DV: Esko y yo tenemos un amigo en común con raíces semejantes a
las de Esko: un uruguayo radicado en Suecia, el productor de arte Alfredo Pernín. Cuando Esko
desaparece, los directores de Signal se desesperan, evidentemente, y entre las varias personas a
quienes contactan en búsqueda del artista, está Pernín. VC: A través de Alfredo te enterás de lo
sucedido… DV: Exactamente. Por alguna razón que desconozco, Alfredo le pasa mi mail a Esko, y
le dice que su proyecto me puede interesar. Esko me manda un mail muy corto, casi siniestro, en el
que me comparte la dirección de su blog, Journal of a Portrait (Diario de un retrato) y la contraseña
para accederlo. Intento contestarle el mail, pero la respuesta me rebota. MH: O sea que este Esko no logra encarar el gran retrato y le lanza su
posible continuación o concreción a un desconocido con el cual comparte, igualmente, algunas características en común: ser medio uruguayo
medio europeo, la fotografía documental, haber vivido en Gales – te parece que Alfredo le pudiera haber comentado ese tipo de información
a Esko? DV: Ni idea, sólo sé que cuando visité ese sitio de Journal of a Portrait, le percibí un potencial que me intrigó durante meses. VC:
Entonces fue tal la coincidencia cuando Daniel Sosa me invita a pensar un proyecto para Fotograma y yo te invito a ti… DV: ¡Claro! Se juntaron
un contenido fotográfico totalmente enigmático con una ocasión expositiva – la mano y el guante… MH: Y desde entonces, han pasado nueve
meses de reuniones semanales en las que hemos examinado incansablemente todos los aspectos de esta trama, desde la dimensión psicológica –
la deducción de que Esko no pudiera llevar a cabo su gran muestra por excesiva autocrítica en relación a su padre, su (auto) abandono, su muerte
tan sórdida… VC: O quizás fuera el hecho de que ya no necesitara la muestra; una lectura psicológica respecto al echarse atrás de manera tan
repentina puede tener que ver con el proceso – Esko necesitó la estructura oficial de una exposición para dedicarse a una profundización de lo
que ya venía estudiando desde su maestría: la relación entre la fotografía y la narración biográfica documental. Una vez que los elementos de la
historia ya habían sido procesados desde lo visual, lo histórico y lo afectivo, el proyecto dejó de interesarle… DV: Disponer esos elementos en un
molde expositivo no le aportaba nada, pues su historia con su padre ya estaba resuelta. MH: ¿Pero entonces por qué huir? ¿Por qué no realizar la
muestra? No tiene mucho sentido lo que dicen. VC: La muestra lo asusta, y le aburre, ambas cosas. Lo asusta porque realizarla significa entregar
demasiada intimidad y vulnerabilidad al voyeurismo externo; le aburre porque se da cuenta justo en ese momento de inminencia de la inauguración que
ya está, la obra había sido el proceso, y la muestra de cierta manera lo contradice.
Dimos vueltas alrededor del tema psicoanalítico de una reunión a otra. Veronica se acordó de un episodio extrañamente parecido sucedido en
Londres en 2008, de un artista brasilero que hiciera exactamente lo mismo. En el caso de ese artista, la conclusión se debía a cierto disturbio
psicótico y lo que los ingleses llaman de “stage fright”, o miedo escénico. Cuando agotamos las especulaciones freudianas, nos lanzamos
finalmente al seno del proyecto: la relación entre el proceso cartográfico relativo a la construcción de un retrato a lo largo del tiempo y la condición
epistemológica de la noción, y del género (en la historia del arte) del retrato. Dejamos de cuestionar los porqués de la desaparición de Esko, eso era
problema de él. Nos concentramos en el material.
de surgir un tercer espacio, que podría ser visto como el verdadero espacio representado en el formato plástico/visual que sea, y es aquí donde
hay que direccionar la mirada. Auto-concientizar el espacio del encuentro – el instante en el cual se hace la representación, el retrato. MH: ¿Este
espacio decís? ¿Nuestro espacio de encuentro? VC: Sí, diario de un retrato es un retrato de nuestras miradas compartidas acerca del retrato de
Esko sobre su padre. ¿Es una manera de pensar la noción de retrato, no? DV: ¿Qué estamos retratando? MH: ¡Si bien entendí, me parece que
estamos retratando el tiempo! VC: Sí – aunque el tiempo evidentemente no tiene rostro, no tiene identidad, es una condición abstracta, por ponerlo
de alguna manera relativa a este contexto. O sea, estamos retratando nuestro proceso de reflexión acerca de la noción del retrato en base a una
figura que no conocemos y el material acumulado por otro retratista. Y elegimos esa distancia justamente para andar rumbo al retrato desde un
lugar sin rostro, sin imagen, sin identidad. DV: Es posible que estemos llegando al lugar donde Esko se trancó. Es decir, su muestra ya explicitaba
la inquietud con la idea del retrato como siendo un objeto (pictórico, fotográfico, escultórico, lo que sea) fijo, la mirada un tanto totalizadora de
una identidad única, específica. Digo esto porque en el blog del Journal of a Portrait queda claro que no se trataba de una exposición de retratos
fotográficos del rostro y cuerpo de su padre. Él pretendía reunir una suerte de objetos, sonidos, charlas, en un proyecto que comenzaba a partir de
la fotografía… VC: Y no supo como proseguir. DV: Exacto. Llegó a una calle sin salida.
En junio del 2011 sale el viaje de Diego a Londres, Suecia y Finlandia. Vidart se encuentra con Alfredo Pernín, Des Barry y con un fotógrafo
documental noruego llamado Kristian Helgesen. Alfredo los lleva a la galería Signal. Los directores de la galería se pasan dos horas contándoles
la historia de la muestra nunca sucedida de Esko. Diego les pregunta si lo han encontrado. Parece que la charla se va por otro camino y cuando
regresa, Diego aún no sabe qué pasó con Esko. Curioso. El escritor galés registra todo en su diario, hecho a pulso, todos los días. Parten rumbo al
bosque finlandés en la frontera con Rusia. La búsqueda del retratista los conduce a la memoria del retratado, lo cual se termina por desplegar en una
inagotable amplitud horizontal.
El retrato como paisaje.
Esko permanece un enigma. Para nosotros. Sin embargo, su valija está acá. Bienvenidos al Diario de un Retrato.
DV: ¿Se acuerdan que les conté de este escritor galés con el cual he estado colaborando en diferentes proyectos que incluyen texto e imagen?
VC: ¿Des Barry? DV: El mismo. Pues bien, está a punto de lanzar su nuevo libro, una novela que se llama “Far South” y cuya historia entreteje el
teatro, el exilio y la emigración cultural, y de alguna manera se cruza con algunos elementos de la vida de Matti, es muy curioso. La casa editorial
inglesa, Serpent’s Tail, nos apoya un viaje a Escandinavia en el marco de la publicación de la novela. Me voy a Malmö. MH: ¿Lo vas a conocer a
Esko? DV: No sé, hablé con Pernín y el loco sigue desconectado. Pero, me puede llevar a la galería Signal, ellos todavía tienen la valija con los
contenidos de la muestra nunca hecha… VC: Y te la podrás traer? De ser así, cambia todo… MH: ¿Qué hacemos con todas las fotos que hemos
estado comprando en Tristán Narvaja, todos los posibles rostros que le fuimos atribuyendo a Matti y al propio Esko…? VC: Caminábamos rumbo
a la construcción de una ficción de modo de reflexionar acerca de la historia del retrato en la fotografía, en el arte. Pero si de ahora en adelante
trabajaremos con los contenidos originales creados y acumulados por Esko, entonces de la ficción, volvemos a la realidad?
DV: En realidad, no sabemos bien qué es real en esta historia. Si nos ponemos a cuestionarlo, puede que Alfredo haya inventado todo.
Veronica Cordeiro
Martín Herrera
Diego Vidart
Risas
colaboran:
Des Barry
Kristian Helgesen
VC: Es perfecto. Dejamos el psicoanálisis, ahora dejemos la contingencia de la veracidad. Nos enfocamos única y exclusivamente en nuestro
proceso de investigación visual-temporal. Si Diego se trae esa valija, será el foco objetual y contextual de nuestra muestra. Si para Esko la muestra
se transformaba en una instancia redundante de su proceso foto-biográfico, para nosotros, al contrario, la muestra es la razón de ser de nuestra
investigación meta-biográfica. DV: Es cierto. ¿Por qué nos importa la vida de una persona a quien no conocemos? Lo que nos concierne aquí
es pensar el retrato. MH: ¿Un retrato colectivo? VC: ¿Dónde está la colectividad? ¿Quién está multiplicado, el retratista o el retratado, el sujeto
u objeto? DV: ¿Entonces, qué presupone un retrato? ¿Y qué presupone un retrato creado diariamente a lo largo de un período de tiempo
específico? VC: Si ambos se funden por un instante definido por el tiempo – existe un antes y un después que cambia todo – entonces debe
Fotograma 2011
Centro de Exposiciones Subte
Montevideo, 21 setiembre - 23 octubre 2011
Fragmentos de un diálogo gestacional
Montevideo, enero - setiembre 2011.
Autores en diálogo: DV: Diego Vidart, fotógrafo documental; MH: Martín Herrera, fotógrafo
documental; VC: Veronica Cordeiro, curadora.
En marzo del 2010 el joven artista uruguayo-sueco, Esko Tikanmäki, inauguraría en la galería Signal
de Malmö, la muestra Journal of a Portrait, experimento multimediático dedicado a la figura de Matti
Tikanmäki, su padre, fallecido en 2006. Tres días antes de la apertura, Esko deja una vieja valija de
cuero en el depósito de la galería; luego desaparece y dos días después le avisa al curador que su
muestra se debe suspender, sin más explicaciones.
Esko Tikanmäki (Montevideo, 1971) es un fotógrafo uruguayo-sueco que vive y trabaja en Malmö,
Suecia. Hijo de madre uruguaya y padre finlandés, realiza posgrado en fotografía en la Universidad
de Gotemburgo, Suecia y luego se muda a Cardiff, Gales, donde profundiza sus investigaciones
fotográficas con una vieja polaroid heredada de su padre, Matti Tikanmäki, quien ejerciera la práctica
de fotógrafo documental durante los años 1970 en Lund, Suecia. Con esa misma cámara, Esko
comienza un proyecto biográfico que lo lleva a Kitee, municipio de diez mil habitantes localizado en
la región de Karelia del Norte, Finlandia, y pueblo de origen del padre, a donde este regresa a fines
de los años 1980 atraído ya no más por la fotografía de reportaje, sino por la destilación de la vodka
ilegal característica de la región – la famosa “Pontikka”. En 2005 Esko realiza dos pequeñas muestras
en Copenhague y en Malmö basadas en un primer retrato de su padre, el cual consiste en decenas
de fotos polaroid y una grabación de voz realizada en aquella primera visita a Kitee. Insatisfecho con
esas exposiciones, Esko quedaría cada vez más obsesionado con resolver el enigma del ‘retrato de
su padre’. Durante los tres años subsiguientes, realiza dos visitas más a Kitee, una en ocasión del
fallecimiento y entierro de Matti, otra de carácter tanto burocrático (resolver papeles del padre, venta
de su casa, etc.) como personal. En este último contexto, se detiene frente al pequeño y humilde
ambiente doméstico al cual se sometiera el padre luego de haber abandonado la fotografía y la
música (antes de regresar a Suecia en el inicio de los años 1970, Matti tocaba el bandoneón y había
integrado el cuarteto montevideano llamado Tangos Purpúreos conducido por el pianista Adolfo
Mena Beñitez). En esta instancia un tanto melancólica, selecciona algunos objetos de su padre que le
llaman la atención y los guarda dentro de una vieja valija de cuero que encuentra en la habitación. Se
deshace del resto.
Llegamos a marzo del 2010. Las invitaciones han sido enviadas, la tan esperada muestra está por
inaugurarse en el destacado centro de arte independiente de Malmö, Signal…
VC: ¿Y entonces, cómo fue, Diego, que te enteraste de esta muestra fallida de Esko, y de su
desaparición tan peculiar? DV: Esko y yo tenemos un amigo en común con raíces semejantes a
las de Esko: un uruguayo radicado en Suecia, el productor de arte Alfredo Pernín. Cuando Esko
desaparece, los directores de Signal se desesperan, evidentemente, y entre las varias personas a
quienes contactan en búsqueda del artista, está Pernín. VC: A través de Alfredo te enterás de lo
sucedido… DV: Exactamente. Por alguna razón que desconozco, Alfredo le pasa mi mail a Esko, y
le dice que su proyecto me puede interesar. Esko me manda un mail muy corto, casi siniestro, en el
que me comparte la dirección de su blog, Journal of a Portrait (Diario de un retrato) y la contraseña
para accederlo. Intento contestarle el mail, pero la respuesta me rebota. MH: O sea que este Esko no logra encarar el gran retrato y le lanza su
posible continuación o concreción a un desconocido con el cual comparte, igualmente, algunas características en común: ser medio uruguayo
medio europeo, la fotografía documental, haber vivido en Gales – te parece que Alfredo le pudiera haber comentado ese tipo de información
a Esko? DV: Ni idea, sólo sé que cuando visité ese sitio de Journal of a Portrait, le percibí un potencial que me intrigó durante meses. VC:
Entonces fue tal la coincidencia cuando Daniel Sosa me invita a pensar un proyecto para Fotograma y yo te invito a ti… DV: ¡Claro! Se juntaron
un contenido fotográfico totalmente enigmático con una ocasión expositiva – la mano y el guante… MH: Y desde entonces, han pasado nueve
meses de reuniones semanales en las que hemos examinado incansablemente todos los aspectos de esta trama, desde la dimensión psicológica –
la deducción de que Esko no pudiera llevar a cabo su gran muestra por excesiva autocrítica en relación a su padre, su (auto) abandono, su muerte
tan sórdida… VC: O quizás fuera el hecho de que ya no necesitara la muestra; una lectura psicológica respecto al echarse atrás de manera tan
repentina puede tener que ver con el proceso – Esko necesitó la estructura oficial de una exposición para dedicarse a una profundización de lo
que ya venía estudiando desde su maestría: la relación entre la fotografía y la narración biográfica documental. Una vez que los elementos de la
historia ya habían sido procesados desde lo visual, lo histórico y lo afectivo, el proyecto dejó de interesarle… DV: Disponer esos elementos en un
molde expositivo no le aportaba nada, pues su historia con su padre ya estaba resuelta. MH: ¿Pero entonces por qué huir? ¿Por qué no realizar la
muestra? No tiene mucho sentido lo que dicen. VC: La muestra lo asusta, y le aburre, ambas cosas. Lo asusta porque realizarla significa entregar
demasiada intimidad y vulnerabilidad al voyeurismo externo; le aburre porque se da cuenta justo en ese momento de inminencia de la inauguración que
ya está, la obra había sido el proceso, y la muestra de cierta manera lo contradice.
Dimos vueltas alrededor del tema psicoanalítico de una reunión a otra. Veronica se acordó de un episodio extrañamente parecido sucedido en
Londres en 2008, de un artista brasilero que hiciera exactamente lo mismo. En el caso de ese artista, la conclusión se debía a cierto disturbio
psicótico y lo que los ingleses llaman de “stage fright”, o miedo escénico. Cuando agotamos las especulaciones freudianas, nos lanzamos
finalmente al seno del proyecto: la relación entre el proceso cartográfico relativo a la construcción de un retrato a lo largo del tiempo y la condición
epistemológica de la noción, y del género (en la historia del arte) del retrato. Dejamos de cuestionar los porqués de la desaparición de Esko, eso era
problema de él. Nos concentramos en el material.
de surgir un tercer espacio, que podría ser visto como el verdadero espacio representado en el formato plástico/visual que sea, y es aquí donde
hay que direccionar la mirada. Auto-concientizar el espacio del encuentro – el instante en el cual se hace la representación, el retrato. MH: ¿Este
espacio decís? ¿Nuestro espacio de encuentro? VC: Sí, diario de un retrato es un retrato de nuestras miradas compartidas acerca del retrato de
Esko sobre su padre. ¿Es una manera de pensar la noción de retrato, no? DV: ¿Qué estamos retratando? MH: ¡Si bien entendí, me parece que
estamos retratando el tiempo! VC: Sí – aunque el tiempo evidentemente no tiene rostro, no tiene identidad, es una condición abstracta, por ponerlo
de alguna manera relativa a este contexto. O sea, estamos retratando nuestro proceso de reflexión acerca de la noción del retrato en base a una
figura que no conocemos y el material acumulado por otro retratista. Y elegimos esa distancia justamente para andar rumbo al retrato desde un
lugar sin rostro, sin imagen, sin identidad. DV: Es posible que estemos llegando al lugar donde Esko se trancó. Es decir, su muestra ya explicitaba
la inquietud con la idea del retrato como siendo un objeto (pictórico, fotográfico, escultórico, lo que sea) fijo, la mirada un tanto totalizadora de
una identidad única, específica. Digo esto porque en el blog del Journal of a Portrait queda claro que no se trataba de una exposición de retratos
fotográficos del rostro y cuerpo de su padre. Él pretendía reunir una suerte de objetos, sonidos, charlas, en un proyecto que comenzaba a partir de
la fotografía… VC: Y no supo como proseguir. DV: Exacto. Llegó a una calle sin salida.
En junio del 2011 sale el viaje de Diego a Londres, Suecia y Finlandia. Vidart se encuentra con Alfredo Pernín, Des Barry y con un fotógrafo
documental noruego llamado Kristian Helgesen. Alfredo los lleva a la galería Signal. Los directores de la galería se pasan dos horas contándoles
la historia de la muestra nunca sucedida de Esko. Diego les pregunta si lo han encontrado. Parece que la charla se va por otro camino y cuando
regresa, Diego aún no sabe qué pasó con Esko. Curioso. El escritor galés registra todo en su diario, hecho a pulso, todos los días. Parten rumbo al
bosque finlandés en la frontera con Rusia. La búsqueda del retratista los conduce a la memoria del retratado, lo cual se termina por desplegar en una
inagotable amplitud horizontal.
El retrato como paisaje.
Esko permanece un enigma. Para nosotros. Sin embargo, su valija está acá. Bienvenidos al Diario de un Retrato.
DV: ¿Se acuerdan que les conté de este escritor galés con el cual he estado colaborando en diferentes proyectos que incluyen texto e imagen?
VC: ¿Des Barry? DV: El mismo. Pues bien, está a punto de lanzar su nuevo libro, una novela que se llama “Far South” y cuya historia entreteje el
teatro, el exilio y la emigración cultural, y de alguna manera se cruza con algunos elementos de la vida de Matti, es muy curioso. La casa editorial
inglesa, Serpent’s Tail, nos apoya un viaje a Escandinavia en el marco de la publicación de la novela. Me voy a Malmö. MH: ¿Lo vas a conocer a
Esko? DV: No sé, hablé con Pernín y el loco sigue desconectado. Pero, me puede llevar a la galería Signal, ellos todavía tienen la valija con los
contenidos de la muestra nunca hecha… VC: Y te la podrás traer? De ser así, cambia todo… MH: ¿Qué hacemos con todas las fotos que hemos
estado comprando en Tristán Narvaja, todos los posibles rostros que le fuimos atribuyendo a Matti y al propio Esko…? VC: Caminábamos rumbo
a la construcción de una ficción de modo de reflexionar acerca de la historia del retrato en la fotografía, en el arte. Pero si de ahora en adelante
trabajaremos con los contenidos originales creados y acumulados por Esko, entonces de la ficción, volvemos a la realidad?
DV: En realidad, no sabemos bien qué es real en esta historia. Si nos ponemos a cuestionarlo, puede que Alfredo haya inventado todo.
Veronica Cordeiro
Martín Herrera
Diego Vidart
Risas
colaboran:
Des Barry
Kristian Helgesen
VC: Es perfecto. Dejamos el psicoanálisis, ahora dejemos la contingencia de la veracidad. Nos enfocamos única y exclusivamente en nuestro
proceso de investigación visual-temporal. Si Diego se trae esa valija, será el foco objetual y contextual de nuestra muestra. Si para Esko la muestra
se transformaba en una instancia redundante de su proceso foto-biográfico, para nosotros, al contrario, la muestra es la razón de ser de nuestra
investigación meta-biográfica. DV: Es cierto. ¿Por qué nos importa la vida de una persona a quien no conocemos? Lo que nos concierne aquí
es pensar el retrato. MH: ¿Un retrato colectivo? VC: ¿Dónde está la colectividad? ¿Quién está multiplicado, el retratista o el retratado, el sujeto
u objeto? DV: ¿Entonces, qué presupone un retrato? ¿Y qué presupone un retrato creado diariamente a lo largo de un período de tiempo
específico? VC: Si ambos se funden por un instante definido por el tiempo – existe un antes y un después que cambia todo – entonces debe
Fotograma 2011
Centro de Exposiciones Subte
Montevideo, 21 setiembre - 23 octubre 2011
Fragmentos de un diálogo gestacional
Montevideo, enero - setiembre 2011.
Autores en diálogo: DV: Diego Vidart, fotógrafo documental; MH: Martín Herrera, fotógrafo
documental; VC: Veronica Cordeiro, curadora.
En marzo del 2010 el joven artista uruguayo-sueco, Esko Tikanmäki, inauguraría en la galería Signal
de Malmö, la muestra Journal of a Portrait, experimento multimediático dedicado a la figura de Matti
Tikanmäki, su padre, fallecido en 2006. Tres días antes de la apertura, Esko deja una vieja valija de
cuero en el depósito de la galería; luego desaparece y dos días después le avisa al curador que su
muestra se debe suspender, sin más explicaciones.
Esko Tikanmäki (Montevideo, 1971) es un fotógrafo uruguayo-sueco que vive y trabaja en Malmö,
Suecia. Hijo de madre uruguaya y padre finlandés, realiza posgrado en fotografía en la Universidad
de Gotemburgo, Suecia y luego se muda a Cardiff, Gales, donde profundiza sus investigaciones
fotográficas con una vieja polaroid heredada de su padre, Matti Tikanmäki, quien ejerciera la práctica
de fotógrafo documental durante los años 1970 en Lund, Suecia. Con esa misma cámara, Esko
comienza un proyecto biográfico que lo lleva a Kitee, municipio de diez mil habitantes localizado en
la región de Karelia del Norte, Finlandia, y pueblo de origen del padre, a donde este regresa a fines
de los años 1980 atraído ya no más por la fotografía de reportaje, sino por la destilación de la vodka
ilegal característica de la región – la famosa “Pontikka”. En 2005 Esko realiza dos pequeñas muestras
en Copenhague y en Malmö basadas en un primer retrato de su padre, el cual consiste en decenas
de fotos polaroid y una grabación de voz realizada en aquella primera visita a Kitee. Insatisfecho con
esas exposiciones, Esko quedaría cada vez más obsesionado con resolver el enigma del ‘retrato de
su padre’. Durante los tres años subsiguientes, realiza dos visitas más a Kitee, una en ocasión del
fallecimiento y entierro de Matti, otra de carácter tanto burocrático (resolver papeles del padre, venta
de su casa, etc.) como personal. En este último contexto, se detiene frente al pequeño y humilde
ambiente doméstico al cual se sometiera el padre luego de haber abandonado la fotografía y la
música (antes de regresar a Suecia en el inicio de los años 1970, Matti tocaba el bandoneón y había
integrado el cuarteto montevideano llamado Tangos Purpúreos conducido por el pianista Adolfo
Mena Beñitez). En esta instancia un tanto melancólica, selecciona algunos objetos de su padre que le
llaman la atención y los guarda dentro de una vieja valija de cuero que encuentra en la habitación. Se
deshace del resto.
Llegamos a marzo del 2010. Las invitaciones han sido enviadas, la tan esperada muestra está por
inaugurarse en el destacado centro de arte independiente de Malmö, Signal…
VC: ¿Y entonces, cómo fue, Diego, que te enteraste de esta muestra fallida de Esko, y de su
desaparición tan peculiar? DV: Esko y yo tenemos un amigo en común con raíces semejantes a
las de Esko: un uruguayo radicado en Suecia, el productor de arte Alfredo Pernín. Cuando Esko
desaparece, los directores de Signal se desesperan, evidentemente, y entre las varias personas a
quienes contactan en búsqueda del artista, está Pernín. VC: A través de Alfredo te enterás de lo
sucedido… DV: Exactamente. Por alguna razón que desconozco, Alfredo le pasa mi mail a Esko, y
le dice que su proyecto me puede interesar. Esko me manda un mail muy corto, casi siniestro, en el
que me comparte la dirección de su blog, Journal of a Portrait (Diario de un retrato) y la contraseña
para accederlo. Intento contestarle el mail, pero la respuesta me rebota. MH: O sea que este Esko no logra encarar el gran retrato y le lanza su
posible continuación o concreción a un desconocido con el cual comparte, igualmente, algunas características en común: ser medio uruguayo
medio europeo, la fotografía documental, haber vivido en Gales – te parece que Alfredo le pudiera haber comentado ese tipo de información
a Esko? DV: Ni idea, sólo sé que cuando visité ese sitio de Journal of a Portrait, le percibí un potencial que me intrigó durante meses. VC:
Entonces fue tal la coincidencia cuando Daniel Sosa me invita a pensar un proyecto para Fotograma y yo te invito a ti… DV: ¡Claro! Se juntaron
un contenido fotográfico totalmente enigmático con una ocasión expositiva – la mano y el guante… MH: Y desde entonces, han pasado nueve
meses de reuniones semanales en las que hemos examinado incansablemente todos los aspectos de esta trama, desde la dimensión psicológica –
la deducción de que Esko no pudiera llevar a cabo su gran muestra por excesiva autocrítica en relación a su padre, su (auto) abandono, su muerte
tan sórdida… VC: O quizás fuera el hecho de que ya no necesitara la muestra; una lectura psicológica respecto al echarse atrás de manera tan
repentina puede tener que ver con el proceso – Esko necesitó la estructura oficial de una exposición para dedicarse a una profundización de lo
que ya venía estudiando desde su maestría: la relación entre la fotografía y la narración biográfica documental. Una vez que los elementos de la
historia ya habían sido procesados desde lo visual, lo histórico y lo afectivo, el proyecto dejó de interesarle… DV: Disponer esos elementos en un
molde expositivo no le aportaba nada, pues su historia con su padre ya estaba resuelta. MH: ¿Pero entonces por qué huir? ¿Por qué no realizar la
muestra? No tiene mucho sentido lo que dicen. VC: La muestra lo asusta, y le aburre, ambas cosas. Lo asusta porque realizarla significa entregar
demasiada intimidad y vulnerabilidad al voyeurismo externo; le aburre porque se da cuenta justo en ese momento de inminencia de la inauguración que
ya está, la obra había sido el proceso, y la muestra de cierta manera lo contradice.
Dimos vueltas alrededor del tema psicoanalítico de una reunión a otra. Veronica se acordó de un episodio extrañamente parecido sucedido en
Londres en 2008, de un artista brasilero que hiciera exactamente lo mismo. En el caso de ese artista, la conclusión se debía a cierto disturbio
psicótico y lo que los ingleses llaman de “stage fright”, o miedo escénico. Cuando agotamos las especulaciones freudianas, nos lanzamos
finalmente al seno del proyecto: la relación entre el proceso cartográfico relativo a la construcción de un retrato a lo largo del tiempo y la condición
epistemológica de la noción, y del género (en la historia del arte) del retrato. Dejamos de cuestionar los porqués de la desaparición de Esko, eso era
problema de él. Nos concentramos en el material.
de surgir un tercer espacio, que podría ser visto como el verdadero espacio representado en el formato plástico/visual que sea, y es aquí donde
hay que direccionar la mirada. Auto-concientizar el espacio del encuentro – el instante en el cual se hace la representación, el retrato. MH: ¿Este
espacio decís? ¿Nuestro espacio de encuentro? VC: Sí, diario de un retrato es un retrato de nuestras miradas compartidas acerca del retrato de
Esko sobre su padre. ¿Es una manera de pensar la noción de retrato, no? DV: ¿Qué estamos retratando? MH: ¡Si bien entendí, me parece que
estamos retratando el tiempo! VC: Sí – aunque el tiempo evidentemente no tiene rostro, no tiene identidad, es una condición abstracta, por ponerlo
de alguna manera relativa a este contexto. O sea, estamos retratando nuestro proceso de reflexión acerca de la noción del retrato en base a una
figura que no conocemos y el material acumulado por otro retratista. Y elegimos esa distancia justamente para andar rumbo al retrato desde un
lugar sin rostro, sin imagen, sin identidad. DV: Es posible que estemos llegando al lugar donde Esko se trancó. Es decir, su muestra ya explicitaba
la inquietud con la idea del retrato como siendo un objeto (pictórico, fotográfico, escultórico, lo que sea) fijo, la mirada un tanto totalizadora de
una identidad única, específica. Digo esto porque en el blog del Journal of a Portrait queda claro que no se trataba de una exposición de retratos
fotográficos del rostro y cuerpo de su padre. Él pretendía reunir una suerte de objetos, sonidos, charlas, en un proyecto que comenzaba a partir de
la fotografía… VC: Y no supo como proseguir. DV: Exacto. Llegó a una calle sin salida.
En junio del 2011 sale el viaje de Diego a Londres, Suecia y Finlandia. Vidart se encuentra con Alfredo Pernín, Des Barry y con un fotógrafo
documental noruego llamado Kristian Helgesen. Alfredo los lleva a la galería Signal. Los directores de la galería se pasan dos horas contándoles
la historia de la muestra nunca sucedida de Esko. Diego les pregunta si lo han encontrado. Parece que la charla se va por otro camino y cuando
regresa, Diego aún no sabe qué pasó con Esko. Curioso. El escritor galés registra todo en su diario, hecho a pulso, todos los días. Parten rumbo al
bosque finlandés en la frontera con Rusia. La búsqueda del retratista los conduce a la memoria del retratado, lo cual se termina por desplegar en una
inagotable amplitud horizontal.
El retrato como paisaje.
Esko permanece un enigma. Para nosotros. Sin embargo, su valija está acá. Bienvenidos al Diario de un Retrato.
DV: ¿Se acuerdan que les conté de este escritor galés con el cual he estado colaborando en diferentes proyectos que incluyen texto e imagen?
VC: ¿Des Barry? DV: El mismo. Pues bien, está a punto de lanzar su nuevo libro, una novela que se llama “Far South” y cuya historia entreteje el
teatro, el exilio y la emigración cultural, y de alguna manera se cruza con algunos elementos de la vida de Matti, es muy curioso. La casa editorial
inglesa, Serpent’s Tail, nos apoya un viaje a Escandinavia en el marco de la publicación de la novela. Me voy a Malmö. MH: ¿Lo vas a conocer a
Esko? DV: No sé, hablé con Pernín y el loco sigue desconectado. Pero, me puede llevar a la galería Signal, ellos todavía tienen la valija con los
contenidos de la muestra nunca hecha… VC: Y te la podrás traer? De ser así, cambia todo… MH: ¿Qué hacemos con todas las fotos que hemos
estado comprando en Tristán Narvaja, todos los posibles rostros que le fuimos atribuyendo a Matti y al propio Esko…? VC: Caminábamos rumbo
a la construcción de una ficción de modo de reflexionar acerca de la historia del retrato en la fotografía, en el arte. Pero si de ahora en adelante
trabajaremos con los contenidos originales creados y acumulados por Esko, entonces de la ficción, volvemos a la realidad?
DV: En realidad, no sabemos bien qué es real en esta historia. Si nos ponemos a cuestionarlo, puede que Alfredo haya inventado todo.
Veronica Cordeiro
Martín Herrera
Diego Vidart
Risas
colaboran:
Des Barry
Kristian Helgesen
VC: Es perfecto. Dejamos el psicoanálisis, ahora dejemos la contingencia de la veracidad. Nos enfocamos única y exclusivamente en nuestro
proceso de investigación visual-temporal. Si Diego se trae esa valija, será el foco objetual y contextual de nuestra muestra. Si para Esko la muestra
se transformaba en una instancia redundante de su proceso foto-biográfico, para nosotros, al contrario, la muestra es la razón de ser de nuestra
investigación meta-biográfica. DV: Es cierto. ¿Por qué nos importa la vida de una persona a quien no conocemos? Lo que nos concierne aquí
es pensar el retrato. MH: ¿Un retrato colectivo? VC: ¿Dónde está la colectividad? ¿Quién está multiplicado, el retratista o el retratado, el sujeto
u objeto? DV: ¿Entonces, qué presupone un retrato? ¿Y qué presupone un retrato creado diariamente a lo largo de un período de tiempo
específico? VC: Si ambos se funden por un instante definido por el tiempo – existe un antes y un después que cambia todo – entonces debe
Fotograma 2011
Centro de Exposiciones Subte
Montevideo, 21 setiembre - 23 octubre 2011
Fragmentos de un diálogo gestacional
Montevideo, enero - setiembre 2011.
Autores en diálogo: DV: Diego Vidart, fotógrafo documental; MH: Martín Herrera, fotógrafo
documental; VC: Veronica Cordeiro, curadora.
En marzo del 2010 el joven artista uruguayo-sueco, Esko Tikanmäki, inauguraría en la galería Signal
de Malmö, la muestra Journal of a Portrait, experimento multimediático dedicado a la figura de Matti
Tikanmäki, su padre, fallecido en 2006. Tres días antes de la apertura, Esko deja una vieja valija de
cuero en el depósito de la galería; luego desaparece y dos días después le avisa al curador que su
muestra se debe suspender, sin más explicaciones.
Esko Tikanmäki (Montevideo, 1971) es un fotógrafo uruguayo-sueco que vive y trabaja en Malmö,
Suecia. Hijo de madre uruguaya y padre finlandés, realiza posgrado en fotografía en la Universidad
de Gotemburgo, Suecia y luego se muda a Cardiff, Gales, donde profundiza sus investigaciones
fotográficas con una vieja polaroid heredada de su padre, Matti Tikanmäki, quien ejerciera la práctica
de fotógrafo documental durante los años 1970 en Lund, Suecia. Con esa misma cámara, Esko
comienza un proyecto biográfico que lo lleva a Kitee, municipio de diez mil habitantes localizado en
la región de Karelia del Norte, Finlandia, y pueblo de origen del padre, a donde este regresa a fines
de los años 1980 atraído ya no más por la fotografía de reportaje, sino por la destilación de la vodka
ilegal característica de la región – la famosa “Pontikka”. En 2005 Esko realiza dos pequeñas muestras
en Copenhague y en Malmö basadas en un primer retrato de su padre, el cual consiste en decenas
de fotos polaroid y una grabación de voz realizada en aquella primera visita a Kitee. Insatisfecho con
esas exposiciones, Esko quedaría cada vez más obsesionado con resolver el enigma del ‘retrato de
su padre’. Durante los tres años subsiguientes, realiza dos visitas más a Kitee, una en ocasión del
fallecimiento y entierro de Matti, otra de carácter tanto burocrático (resolver papeles del padre, venta
de su casa, etc.) como personal. En este último contexto, se detiene frente al pequeño y humilde
ambiente doméstico al cual se sometiera el padre luego de haber abandonado la fotografía y la
música (antes de regresar a Suecia en el inicio de los años 1970, Matti tocaba el bandoneón y había
integrado el cuarteto montevideano llamado Tangos Purpúreos conducido por el pianista Adolfo
Mena Beñitez). En esta instancia un tanto melancólica, selecciona algunos objetos de su padre que le
llaman la atención y los guarda dentro de una vieja valija de cuero que encuentra en la habitación. Se
deshace del resto.
Llegamos a marzo del 2010. Las invitaciones han sido enviadas, la tan esperada muestra está por
inaugurarse en el destacado centro de arte independiente de Malmö, Signal…
VC: ¿Y entonces, cómo fue, Diego, que te enteraste de esta muestra fallida de Esko, y de su
desaparición tan peculiar? DV: Esko y yo tenemos un amigo en común con raíces semejantes a
las de Esko: un uruguayo radicado en Suecia, el productor de arte Alfredo Pernín. Cuando Esko
desaparece, los directores de Signal se desesperan, evidentemente, y entre las varias personas a
quienes contactan en búsqueda del artista, está Pernín. VC: A través de Alfredo te enterás de lo
sucedido… DV: Exactamente. Por alguna razón que desconozco, Alfredo le pasa mi mail a Esko, y
le dice que su proyecto me puede interesar. Esko me manda un mail muy corto, casi siniestro, en el
que me comparte la dirección de su blog, Journal of a Portrait (Diario de un retrato) y la contraseña

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