La hierba fresca, recién bañada por el rocío

Transcripción

La hierba fresca, recién bañada por el rocío
La hierba fresca, recién bañada por el rocío, apenas provocaba un par de temblores imperceptibles
en mi frío cuerpo.
Los rayos del sol, tímidos, no se atrevían a bañar mi rostro, el viento helado, sin embargo parecía
cebarse con mi pelo y con mi piel.
Mi mirada ausente y mis huesos entumecidos eran poco comparados con el peso de mis
pensamientos.
Mi mente vagaba por el rincón de tu ausencia, lloraba tus ojos y gritaba tu nombre. Mis labios,
azules, intentaban sonreír imitando tu sonrisa, mi alma, rota, depositaba los pedazos en las esquinas
de tu cuerpo.
Cientos de gotas de lluvia caían sobre mí, bailaban casi sobre mi tumba, mi corazón todavía resistía.
¿Cuánto tiempo más ha de condenarme?
¿Por qué no para de bombear y me permite seguir mi camino?
¿Quién ha impedido que cortaran, de una vez y para siempre, el delgado hilo de mi vida?
No se dan cuenta de que el tiempo pasa lentamente. Cae la noche, llega el día y pesadilla tras
pesadilla todavía vivo.
Es tan irónico saber que tú querías vida y has tenido muerte, y yo, que quiero irme, permanezco en
el mismo lugar de siempre. Tú eras vida, lo sé, lo fuiste con el primer llanto furioso de aquel al que
le han arrebatado su sitio.
Lo fuiste la primera vez que te vi, como en un fotograma antiguo, en blanco y negro, luchando por
ver los colores de una vida que apenas te ha dado una oportunidad.
No se dan cuenta de lo que duele no haber podido elegir, no entienden que debía haber sido yo y no
tú. Te quedaba tanto por llorar...
A mí ya se me han secado las lágrimas, y sólo tengo un último deseo...que me acerquen de nuevo a
ti.
Ahora, el frío no puede hacer nada más que acariciar mi cuerpo inerte, mis labios azules o mis
párpados caídos.
Y así, como el sol le gana la batalla a la lluvia y el viento aleja a las nubes, tu mano y la mía, se
encuentran por fin. El hilo se ha roto, y tu llanto cálido y tus pequeños ojos grises provocan que yo,
por fin, vuelva a vivir.