notas dia de muertos

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notas dia de muertos
NOTAS SOBRE EL ORIGEN, EVOLUCIÓN
Y TRASCENDENCIA DEL DÍA DE MUERTOS.
Hace diez años la UNESCO proclamó a las Festividades Indígenas dedicadas a los
Muertos como Obras Maestras del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad.
El Día de Muertos es una festividad que tiene como finalidad primordial acercar a
los seres vivos con sus parientes muertos, a través de usanzas y ritos mestizos que
conjuntan creencias tanto de las religiones mesoamericanas como de la católica.
También es una oportunidad para degustar los sabores que la tradición culinaria ha
impuesto en tan significativa fecha; por ello se celebra haciéndose panes, dulces,
chocolates y muchos otros platillo que se elaboran a partir de calabazas, camotes,
guayabas, tejocotes, cañas, así como tamales y moles, que motivan a los gastrónomos
a crear productos innovadores.
Calaveras, mariposas y flores.
En múltiples murales y relieves, vasijas suntuarias y domésticas, en esculturas y en códices, la muerte y las deidades a
través de las cuales ésta era venerada, ocupan un papel preponderante en las expresiones plásticas y artísticas de estas
sociedades.
La muerte se concebía como un componente que le daba
sentido a la vida misma: sin la condición de muerte, la vida
no tiene sentido.
En el mundo mesoamericano existían 2 tipos de muertes:
1) “Tlalmiquiliztli”o muerte natural por vejez.
2) La muerte gloriosa, en la cual colaboraban con los dioses
en el mantenimiento del orden cósmico.
En la actualidad, las representaciones de la muerte en los
objetos que se usan en las ofrendas e instalaciones del Día
de Muertossiempre manifiestan la idea de una muerte viva
que no puede ser excluida de la cotidianeidad de la vida y,
sobre todo, que no debe ser vista con temor, situación derivada de la existencia de un castigo postmortem en la cosmovisión mesoamericana.
Monjas, panes y calabazas.
La amplia variedad de representaciones de la muerte prehispánicas, durante el inicio del
periodo virreinal, fueron objetos de existencia clandestina ya que a mediados del siglo
XVI tuvieron que ocultarse de la vista de los inquisidores.
Durante éste periodo la festividad de muertos se refugió en el campo, espacio donde la
Inquisición tenía una actitud más laxa o permisiva.
Las tradiciones ancestrales no murieron, solamente se restringieron y, paradójicamente,
surgieron otras de carácter culinario que con el paso de los años enriquecieron y renovaron los deleites de vivos y muertos en tan singulares fiestas.
Liberales, conservadores y otros cadáveres.
En medio del siglo XIX resurgieron tradiciones que habían estado relegadas por
el gobierno virreinal. En el nuevo país emergente, los criollos liberales buscaron
afianzar su status mexicano, rompiendo con las costumbres españolas, y procuraron un mayor acercamiento a las tradiciones autóctonas. Los conservadores
sin embargo, se aferraron a los hábitos europeos, añorando los tiempos idos y
sobre todo, los privilegios perdidos.
Mientras se llevaban a cabo disputas entre liberales y conservadores, surgieron
expresiones plásticas tendientes a divertir a las clases populares.
En 1890, José Guadalupe Posada brindó una serie de grabados que satirizaban y
retrataban el acontecer cotidiano, a través de vivarachas y dinámicas calaveras
que relataban los sucesos rutinarios y extraordinarios ocurridos en la ciudad de
México bajo el régimen porfirista.
Posada fue el creador de “La calavera Garbancera” o “Catrina” cuya intensión
era satirizar a la déspota plutocracia del momento, sin embargo, con el correr de
los años, se ha convertido en el emblema del Día de Muertos.

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