Acta de la Independencia
Transcripción
Acta de la Independencia
Nuestra Independencia: 05 de julio de 1811 N un proceso en permanente construcción uestra Independencia fue proclamada en acto solemne celebrado por el Supremo Congreso de Venezuela, durante la sesión de 5 de Julio de 1811 en Caracas, rompiendo con ello el vínculo colonial que mantuvo a los americanos sometidos a la voluntad del Imperio español por más de 300 años. La conformación de un Estado republicano soberano constituía, en aquél momento, un acto inédito en América Latina. La lucha por nuestra independencia tiene como hito institucional los sucesos del 19 de abril de 1810, cuando un grupo de mantuanos caraqueños articuló la estrategia política que le permitió deponer a toda autoridad española por considerarla ilegítima y, de esta manera, sentar las bases para la construción del proyecto independentista. 5 de julio de 1811 Acta solemne de Independencia Documento Fundacional de Nuestra República Edición Facsimilar Rif.: G-20008479-0 Portada: Detalle de Firma del Acta de la Independencia, Martín Tovar y Tovar, 1883. Contraportada: Detalle del Relieve 05 de julio de 1811, de Angel Cabré y Magriñá. 1911. Mármol. Concejo Municipal de Caracas. Los republicanos de 1811 lograron la consecución de nuestra independencia política frente al imperio español, pero como los esquemas mentales de la época colonial siguieron en gran medida vigentes, la idea republicana se construyó desde el imaginario europeo de la desigualdad. Sin embargo, la participación de los negros, indígenas y pardos ha sido determinante e innegable en el establecimiento de nuestra emancipación como Pueblo, en tanto que la independencia de América Latina y el Caribe es el producto de tres aspectos cuya relación ha sido muchas veces silenciada e ignorada, a saber: 1 . La acción genuinamente popular y de carácter radical, expresada en los movimientos rebeldes de indígenas y africanos esclavizados que se dieron desde el comienzo de la invasión europea en los territorios hoy llamados americanos, así como las acciones y rebeliones libertarias e igualitarias ocurridas ya cerca de la independencia, en el siglo XVIII, y promovidas por los sectores sociales históricamente oprimidos, que han sido desdibujadas o 05 de julio de 1811 reducidas dentro del calificativo de preindependentistas, en un esfuerzo por otorgarles legitimidad. 2 . Las acciones de las elites locales que, desde la institucionalidad del sistema monárquico español, lograron la concreción del tránsito a la república, tal es el caso de la Junta de Caracas el 19 de abril de 1810 y la declaración de la independencia el 5 de julio de 1811. 3 . La situación interna de España caracterizada por la casi total ocupación de su territorio por parte de las tropas del francés Napoleón Bonaparte, la reclusión del monarca español y su sustitución por un Rey extranjero, lo que actúo como acelerador de las pretensiones autonomistas de las élites de las provincias americanas. El proceso Independentista en plena vigencia Hace dos siglos un grupo de venezolanos tomó la firme decisión de construir y transitar el camino de la libertad y soberanía en sustitución del sistema monárquico anacrónico y atrasado del imperio español. Hace dos centurias comenzó nuestra lucha por la construcción de repúblicas independientes, aquella lucha genuina de los pueblos que se extiende hasta hoy. Hoy, como ayer, existen fuerzas antagónicas en permanente pugna: una, la verdaderamente revolucionaria, la que entraña la lucha por la consecución de Cronología 11 de mayo 1795 Rebelión de José Leonardo Chirinos 1795 1797 Aparece en Venezuela la proclama de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Máximas Republicanas 1797 13 de julio 1797 Conspiración de Manuel Gual y José María España 1806 3 de agosto 1806 Francisco de Miranda invade a Venezuela desde Coro e iza por primera vez el tricolor patrio 05 de julio de 1811 una patria verdaderamente libre y soberana, donde la construcción de la Democracia Popular, Participativa y Protagónica es asumida como tarea de todos. Las premisas bolivarianas de soberanía, el legítimo derecho de autodeterminación de los pueblos y la integración latinoamericana son retomadas como herramienta ideológica para la construcción de nuestra Venezuela Socialista. La otra, aquella parte de la población que históricamente se ha negado a reconocer en el pueblo su condición de motor histórico, su condición de soberano. Aquella facción política reaccionaria, de actitud cómodamente reformadora, que se ha mostrado virulenta ante los cambios revolucionarios que pusieron fin a las estructuras excluyentes propias de la llamada democracia representativa, brazo ejecutor del largo proceso de opresión de los pueblos por parte de las oligarquías nacionales y extranjeras. De tal manera que a la luz de nuestro proceso histórico y político actual la celebración del los Bicentenarios de las Independencias de América Latina y el Caribe cobra especial relevancia. Necesario es devolver a nuestros procesos de Independencia toda su significación histórica y simbólica, necesario es acercarnos a los documentos que dieron origen a nuestra nación, entre estos nuestra Acta de Independencia de 5 de julio de 1811. Sirva la presente publicación como forma de democratizar el documento primigenio de nuestra formación como república, en el que se expresan los ideales libertarios y promotores de nuestra soberanía, que hoy siguen teniendo plena vigencia. 1808 1808 La Conspiración de los Mantuanos en Caracas 1810 19 de abril 1810 Instalación de la Junta Suprema de Venezuela 20 de abril 1810 Proclama dirigida a los “Habitantes de las Provincias Unidas de Venezuela” 1811 11 de junio 1810 Reglamento para la elección de los Diputados al Congreso General de Venezuela 05 de julio de 1811 El Supremo Congreso y la Declaración de la Independencia de Venezuela El sábado 2 de marzo de 1811 se llevó a cabo la sesión inaugural que instaló al Supremo Congreso de Venezuela en la ciudad de Caracas, a la que concurrieron 30 de los diputados electos. El acto tuvo como lugar la casa del Conde de San Javier, hoy esquina El Conde. Luego que los diputados presentes en la Catedral afirmaran con un unánime “Sí juramos”, y a golpe de repiques y salvas se daría culminación al acto solemne. Quedaba así concluida la instalación inaugural en que se hacía reconocible al Congreso como la primera autoridad pública venezolana, relevando en el poder a la Junta Suprema de Caracas constituida el 19 de abril de 1810. La primera organización de un Estado Desde de la propia tarde del 2 de marzo de 1811, los diputados Felipe Fermín Paúl y Mariano de la Cova, presidente y vicepresidente respectivamente, en compañía del secretario Miguel José Sanz y el subsecretario Antonio Nicolás Briceño, conformarían la máxima facultad dentro del Supremo Congreso de Venezuela. El 5 de marzo, fue designado un Poder Ejecutivo que conformarían tres ciudadanos eminentes, quienes se turnarían en la presidencia por períodos semanales. Cristóbal Mendoza, Juan de Escalona y Baltasar Padrón, serían los primeros seleccionados para ocupar las máximas magistraturas. Entre los meses de marzo y junio, los representantes del pueblo establecerían una Alta Corte de Justicia, así como una Junta de Arbitrios, que se encargaría de aumentar las rentas del Estado; crearían un Tribunal de Apelaciones y otro de Municipalidades, comisionado de las funciones policiales. Sin embargo, dichas deliberaciones y decisiones demoraban un 05 de julio de 1811 asunto que impacientaba con desenfreno a la opinión pública de los caraqueños: la Independencia absoluta de Venezuela. “Vacilar es perdernos” La demora en aprobar definitivamente la autonomía nacional por parte del Supremo Congreso, causaría un ambiente de tensión que desbordaría pasiones encontradas entre éste y la Sociedad Patriótica. Aunque la mayoría de los parlamentarios apoyaba sin duda la Independencia, surgían, a la hora de las deliberaciones, diversos debates que postergaban las decisiones. Los acontecimientos se precipitaron el 3 de julio, cuando Juan Antonio Rodríguez Domínguez, presidente del Congreso, manifestó que ya era “el momento de tratar sobre la Independencia absoluta”. Aunque de inmediato se sucedieron las expresiones a favor, el presbítero Juan Vicente Maya, diputado por La Grita, manifestó su oposición, haciendo resaltar las dudas ya mencionadas. Desde las barras, las voces más extremistas de la Sociedad Patriótica, entre ellas Simón Bolívar, Vicente Salias y Coto Paúl, abuchearon la alocución del presbítero Maya. Al aumentar las protestas, entre las que destacaron las de Francisco de Miranda y Juan Germán Roscio; el presbítero Ramón Ignacio Méndez, también opuesto a la Independencia, se dirigió al público presente exigiendo respeto a la libertad parlamentaria. Al pasar las horas se intensificaron las discusiones y estalló una trifulca que tardó en ser controlada por la presidencia. Esa misma noche, en los espacios de la Sociedad Patriótica, Bolívar pronunció su primer discurso conocido: “Se discute en el Congreso Nacional lo que debiera estar decidido. ¿Y qué dicen? Que debemos comenzar por una confederación, como si todos no estuviéramos confederados contra la tiranía extranjera.(…) ¡Que los grandes proyectos deben prepararse con calma! 1811 10 de diciembre 1810 Llegada de Miranda a la Guaira 2 de marzo 1811 Sesión de Instalación del Primer Congreso General de Venezuela 1811 1811 Reimpresión de la “Carmañola Americana” 1 de julio 1811 Ley de Declaratoria de los Derechos del Pueblo 4 de julio 1811 Discurso pronunciado por Simón Bolívar en la Sociedad Patriótica de Caracas 5 de julio 1811 Declaración de Independencia 30 de julio 1811 Manifiesto que hace al mundo la Confederación de Venezuela en la América meridional. 21 de diciembre 1811 Constitución Federal de la República de los Estados de Venezuela 05 de julio de 1811 Trescientos años de calma, ¿no bastan? La Junta Patriótica respeta, como debe, al Congreso de la nación, pero el Congreso debe oír a la Junta Patriótica, centro de luces y de todos los intereses revolucionarios. Pongamos sin temor la piedra fundamental de la libertad suramericana: vacilar es perdernos”. La intervención de Bolívar inspiró a los presentes y se decidió dirigir al Congreso un documento que expresaba estos sentimientos. “Ya tenemos Patria, ya tenemos Libertad…” La mañana del 5 de julio de 1811, el Presidente del Congreso comunicaba en sesión pública la posición del Ejecutivo a favor de la Independencia. Inmediatamente, nuevos diputados pronunciarían sus argumentos en contra de las indecisiones de ciertos representantes, mientras que otros, antes opuestos, cambiaban de opinión a favor de la emancipación. En pocas horas, efectuadas las votaciones, y teniendo al presbítero Maya como único opositor, el Supremo Congreso declararía, a las tres horas de la tarde, la absoluta independencia de Venezuela. El júbilo estalló en las barras, ocupadas no sólo por la Sociedad Patriótica sino también por el pueblo asistente, a los gritos de “¡Viva la Patria!”, “¡Viva la Libertad!”. Una manifestación de ciudadanos, a cuya cabeza figuraban Miranda y Francisco Espejo, salió a las calles, entre toques de tambores y repiques de campanas, y se dirigió al Palacio Arzobispal, a fin de invitar al arzobispo Coll y Prat a alegrarse por la Independencia. Miranda tremolaba en sus manos el pabellón tricolor que en los días siguientes sería adoptado como insignia de la nación. En sesión vespertina, el Congreso ordenó redactar el Acta de Independencia de Venezuela, a manos del diputado Juan Germán Roscio y del secretario Francisco Iznardi. Ésta fue discutida y aprobada en sesión el día 7 y refrendada por el Ejecutivo el día 8. Entonces comenzó a ser estampada con las firmas de los 41 diputados hasta mediados del mes. El 14 de julio el Acta se publicó por bando, en medio de una ceremonia en la que izaron la bandera de la Venezuela independiente los dos hijos del prócer José María España, ejecutado por las autoridades monárquicas en el mismo lugar, la Plaza Mayor, doce años antes. Estos fueron los hechos que dieron inicio a la lucha del pueblo venezolano por el derecho a garantizar su bienestar, participar activamente en la construcción de su propio destino y consolidar las bases de su autodeterminación como República Independiente. El documento conocido como el Acta Solemne de Independencia, fechado el 5 de julio de 1811, reposa en el libro de Actas Nº 2 del Supremo Congreso de Venezuela, folios 110v. - 114, actualmente resguardado en un arca de madera en el Salón Elíptico del Palacio Federal Legislativo, sede de la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela. Para esta edición se ha hecho una transcripción modernizada línea por línea siguiendo la foliación del documento original. 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 1 2 3 4 5 6 7 8 9 11 10 12 11 13 12 14 15 16 17 13 14 15 16 18 17 19 18 20 19 21 20 22 21 23 22 24 23 25 24 26 25 27 26 28 27 29 28 30 29 31 [Folio 110v.] 30 31 Acta Solemne de Independencia 05 de julio de 1811 En el nombre de Dios Todopoderoso. Nosotros, los representantes de las Provincias Unidas de Caracas, Cumaná, Barinas, Margarita, Barcelona, Mérida y Trujillo, que forman la Confederación americana de Venezuela en el continente meridional, reunidos en Congreso, y considerando la plena y absoluta posesión de nuestros derechos, que recobramos justa y legítimamente desde el 19 de abril de 1810, en consecuencia de la jornada de Bayona y la ocupación del Trono Español por la conquista y sucesión de otra nueva Dinastía constituida sin nuestro consentimiento; queremos, antes de usar de los derechos de que nos tuvo privados la fuerza, por más de tres siglos, y nos ha restituido el orden político de los acontecimientos humanos, patentizar al Uni- verso las razones que han emanado de estos mismos acontecimientos y autorizan el libre uso, que vamos a hacer de unestra soberanía. No queremos, sin embargo, empezar alegando los derechos que tiene todo país conquistado, para recuperar su estado de propiedad e independencia: olvidamos generosamente la larga serie de males, agravios y privaciones, que el derecho funesto de conquista, ha causado indistintamente a todos los descendientes de los descubridores, conquistadores y pobladores de estos países, hechos de peor condición, por la misma razón que debía favorecer- los, y corriendo un velo sobre los trescientos años de dominación española en América, sólo presentaremos los hechos auténti- cos y notorios que han debido desprender y han desprendido de derecho a un mundo de otro en el trastorno, desorden y conquista que tiene ya disuelta la Nación Española. Este desorden ha aumentado los males de la Améri- ca, inutilizándole los recursos y reclamaciones, y autori- [Folio 110v.] 05 de julio de 1811 1 2 3 1 2 3 4 4 5 5 6 6 7 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 21 22 22 23 23 24 24 25 25 26 26 27 27 28 28 29 29 30 30 31 31 32 32 33 [Folio 111] 33 zando la impunidad de los gobernantes de España para insultar y oprimir esta parte de la Nación, dejándola sin el amparo y garantía de las Leyes. Es contrario al orden, imposible al gobierno de España y funesto a la América, el que teniendo ésta un territorio, infinitamente más extenso, y una población incomparablemente más numerosa, dependa y esté sujeta a un ángulo peninsular del continente europeo. Las sesiones y abdicaciones de Bayona, las jornadas del Escorial y de Aranjuez, y las órdenes del lugar teniente Duque de Berg, a la América debieron poner en uso los derechos que hasta entonces habían sacrificado los americanos a la unidad e integridad de la Nación Española. Venezuela, antes que nadie, reconoció y conservó generosamente esta integridad, por no abandonar la causa de sus hermanos, mientras tuvo la menor apariencia de salvación. La América volvió a existir de nuevo, desde que pudo y debió tomar a su cargo su suerte y conservación, como la España pudo reconocer, o no los derechos de un Rey que había apreciado más su existencia, que la dignidad de la Nación que gobernaba. Cuantos Borbones concurrieron a las inválidas estipulaciones de Bayona, abandonando el territorio español contra la voluntad de los pueblos, faltaron, despreciaron y hollaron el deber sagrado que contrajeron con los españoles de ambos mundos, cuando, con su sangre y sus tesoros, los colocaron en el trono a despecho de la Casa de Austria; por esta conducta quedaron inhábiles e incapaces de gobernar a un pueblo libre, a quien entregaron como un rebaño de esclavos. Los intrusos gobiernos, que se arrogaron la representación Nacional, aprovecharon pérfidamente las disposiciones que la buena fe, la distancia, la opresión y la ignorancia, daban a los americanos contra la nueva Dinastía que se intro- [Folio 111] 05 de julio de 1811 1 1 2 2 3 3 4 4 5 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 25 26 26 27 27 28 28 29 29 30 30 31 32 33 [Folio 111v.] 31 32 33 dujo en España por la fuerza; y contra sus mismos principios, sostuvieron entre nosotros la ilusión a favor de Femando, para devorarnos y vejarnos impunemente cuando más nos prometían la libertad, la igualdad y la fraternidad, en discursos pomposos y frases estudiadas, para encubrir el lazo de una representación amañada, inútil y degradante. Luego que se disolvieron, sustituyeron y destruyeron entre sí las varias formas de gobierno de España, y que la ley imperiosa de la necesidad, dictó a Venezuela el conservarse a sí misma, para ventilar y conservar los derechos de su Rey y ofrecer un asilo a sus hermanos de Europa contra los males, que les amenazaban, se desconoció toda su anterior conducta, se variaron los principios, y se llamó insurrección, perfidia e ingratitud, a lo mismo, que sirvió de norma a los gobiernos de España, porque ya se les cerraba la puerta al monopolio de administración que querían perpetuar a nombre de un Rey imaginario. A pesar de nuestras protestas, de nuestra moderación, de nuestra generosidad, y de la inviolabilidad de nuestros principios; contra la voluntad de nuestros hermanos de Europa, se nos declara en estado de rebelión, se nos bloquea, se nos hostiliza, se nos envían agentes a amotinarnos unos contra otros, y se procura desacreditamos entre todas las Naciones del Mundo, implorando sus auxilios para deprimirnos. Sin hacer el menor aprecio de nuestras razones, sin presentarlas al imparcial juicio del Mundo, y sin otros jueces que nuestros enemigos, se nos condena a una dolorosa incomunicación con nuestros hermanos, y para añadir el desprecio a la calumnia se nos nombran apoderados, contra nuestra expresa voluntad, para que en sus Cortes dispongan arbitrariamente de nuestros intereses, bajo el influjo y la fuerza de nuestros enemigos. [Folio 111v.] 05 de julio de 1811 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 19 18 20 19 21 20 22 21 23 22 24 23 25 24 26 25 27 26 28 27 29 28 30 31 32 33 34 [Folio 112] 29 30 31 32 33 34 Para sofocar y anonadar los efectos de nuestra representación, cuando se vieron obligados a concedérnosla, nos sometieron a una tarifa mezquina y diminuta, y sujetaron a la voz pasiva de los ayuntamientos, degradados por el despotismo de los gobernadores, las formad de la elección, lo que era un insulto a nuestra sencillez y buena fe, más bien que una consideración a nuestra incontestable importancia política. Sordos siempre a los gritos de nuestra justicia, han procurado los gobiernos de España desacreditar todos nuestros esfuerzos, declarando criminales y sellando con la infamia, el cadalso y la confiscación, todas las tentativas que, en diversas épocas, han hecho algunos Americanos, para la felicidad de su país, como lo fue la que últimamente nos dictó la propia seguirdad, para no ser envueltos en el desorden que presentíamos y conducidos a la horrorosa suerte, que vamos ya a apartar de nosotros para siempre: con esta atroz política han logrado hacer a nuestros hermanos insensibles a nuestras desgracia, armarlos contra nosotros, borrar de ellos las dulces impresiones de la amistad y de la consanguinidad, y convertir en enemigos una parte de unestra gran familia. Cuando nosotros fieles a nuestras promesas sacrificábamos nuestra seguridad y dignidad civil, por no abandonar los derechos que generosamente conservamos a Fernando de Borbón, hemos visto que a las relaciones de la fuerza que lo ligaban con el Emperador de los franceses, ha añadido los vínculos de sangre y amistad, por lo que hasta los gobiernos de España han declarado ya su resolución de no reconocerlo sino condicionalmente. En esta dolorosa alternativa hemos permanecido tres años en una indecisión y ambigüedad política, tan funesta y peligrosa, que ella sola bastaría a autorizar la resolución que la fe de nuestras promesas y los vínculos de la fraternidad nos habían hecho diferir, hasta que la necesidad nos ha obligado a ir más allá de lo que nos propusimos, [Folio 112] 05 de julio de 1811 1 2 3 4 5 6 7 8 1 2 3 4 5 6 7 9 8 10 9 11 10 12 11 13 12 14 13 15 14 16 15 17 16 18 17 19 20 18 19 21 20 22 21 23 22 24 25 26 27 28 29 30 23 24 25 26 27 28 29 30 31 31 32 32 [Folio 112v.] 33 33 impelidos por la conducta hostil y desnaturalizada de los gobiernos de España, que nos ha relevado del juramento condicional, con que hemos sido llamados a la augusta representación que ejercemos. Mas nosotros, que nos gloriamos de fundar nuestro proceder en mejores principios, y que no queremos establecer nuestra felicidad sobre la desgracia de nuestros semejantes, miramos y declaramos como amigos nuestros, compañeros de nuestra suerte, y partícipes de nuestra felicidad, a los que unidos con nosotros por los vínculos de la sangre, la lengua y la Religión, han sufrido los mismos males en el anterior orden, siempre que reconociendo nuestra absoluta Independencia de él y de toda otra dominación extraña, nos ayuden a sostenerla con su vida, su fortuna y su opinión, declarándolos y reconociéndolos (como a todas las demás Naciones) en guerra enemigos, y en paz amigos, hermanos y compatriotas. En atención a todas estas sólidas, públicas e incontestables razones de política, que tanto persuaden la necesidad de recobrar la dignidad natural, que el orden de los sucesos nos ha restituido en uno de los imprescriptibles derechos que tienen los pueblos, para destruir todo pacto, convenio o asociación que no llena los fines para que fueron instituidos los gobiernos, creemos, que no podemos ni debemos conservar los lazos, que nos ligaban al gobierno de España, y que, como todos los pueblos del Mundo, estamos libres y autorizados para no depender de otra autoridad que la nuestra, y tomar entre las Potencias de la tierra, el puesto igual que el Ser Supremo y la naturaleza nos asignan, y a que nos llama la sucesión de los acontecimientos humanos y nuestro propio bien y utilidad. Sin embargo de que conocemos las dificultades que trae consigo y las obligaciones que nos impone el rango, que (nos impone) vamos a ocupar en el orden político del [Folio 112v.] 05 de julio de 1811 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 12 11 13 12 14 13 15 14 16 15 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 28 29 29 30 30 31 31 32 32 33 33 [Folio 113] Mundo, y la influencia poderosa de las formas y habitudes. a que hemos estado, a nuestro pesar, acostumbrados: también conocemos que la vergonzosa sumisión a ellas, cuando podemos sacudirlas, sería más ignominioso para nosotros, y más funesta para nuestra posteridad, que nuestra larga y penosa servidumbre, y que es ya de nuestro indispensable deber proveer a nuestra conservación, seguridad y felicidad, variando esencialmente todas las formas de nuestra anterior constitución. Por tanto, creyendo con todas estas razones satisfecho el respeto, que debemos a las opiniones del género humano, y a la dignidad de las demás Naciones, en cuyo número vamos a entrar, y con cuya comunicación y amistad contamos: Nosotros, los representantes de las Provincias Unidas de Venezuela, poniendo por testigo al Ser Supremo de la justicia de nuestro proceder y de la rectitud de nuestras intenciones, implorando sus divinos y celestiales auxilios, y ratificándole, en el momento en que nacemos a la dignidad, que su Providencia nos restituye el deseo de vivir y morir libres, creyendo y defendiendo la Santa Católica y Apostólica religión de Jesucristo, como el primero de nuestro deberes. Nosotros, pues a nombre y con la voluntad y autoridad que tenemos del virtuoso Pueblo de Venezuela, declaramos solemnemente al Mundo que sus Provincias Unidas son y deben ser de hoy más hecho y de derecho Estados libres, Soberanos e independientes, y que están absueltos de toda sumisión y dependencia de la Corona de España, o de los que se dicen o dijeren sus apoderados o representantes, y que como tal Estado libre e independiente, tiene un pleno poder para darse la forma de gobierno que sea conforme a la voluntad general de sus pueblos, declarar la guerra, hacer la paz, formar alianzas, arreglar tratados de comercio, límite y navegación, hacer y ejecutar todos los demás actos, que [Folio 113] 05 de julio de 1811 1 hacen y ejecutan las Naciones libres e independientes. Y para hacer válida, firme y subsistente esta nuestra solemne declaración, damos y empeñamos mutuamente unas provincias a otras, nuestras vidas, nuestras fortunas y el sagrado de nuestro honor Nacional. Dada en el Palacio Federal y de Caracas, firmada de nuestra mano, sellada con el gran sello provisional de la Confederación, y refrendada por el Secretario del Congreso, a cinco días del mes de julio del año de mil ochocientos once, el primero de nuestra Independencia. 1 2 2 3 3 4 4 5 5 6 6 7 7 8 8 9 9 10 10 11 Juan Antonio Rodríguez Domínguez 12 11 Presidente Diputado de Nutrias 13 13 Por la Provincia de Caracas 15 14 19 18 17 16 22 Isidoro Antonio López Méndez 14 Diputado de la Capital Juan Germán Roscio Diputado por la Villa de Calabozo 16 21 20 23 25 24 28 27 26 20 Francisco Javier Uztáriz Diputado de San Sebastián 24 Fernando Peñalver Diputado de Valencia 27 Salvador Delgado Diputado de Nirgua 29 30 J.A. Díaz Argote Diputado de la Villa de Cura 30 33 31 34 [Folio 113v.] 31 Juan Joseph de Maya Diputado de San Felipe 32 32 José Vicente de Unda Diputado de Guanare Luis Ignacio Mendoza Vicepresidente Diputado de la villa de Obispos 12 15 Fernando Toro Diputado de Caracas 18 Martín Tovar y Ponte Diputado de San Sebastián 17 Felipe F. Paúl Diputado de San Sebastián 21 Nicolás de Castro Diputado de Caracas 25 Gabriel Pérez de Pagola Diputado de Ospino 28 El Marqués del Toro Diputado del Tocuyo 19 Juan Toro Diputado de Valencia José Ángel Álamo Diputado de Barquisimeto 22 23 Francisco Hernández Diputado de San Carlos Lino Clemente Diputado de Caracas 26 29 Por haber quedado impedido de firmar a causa de la herida que recibió en la jornada en Valencia el Sr. Ponte no pudo hacerlo al libro la presente acta. 33 Luis José de Cazorla Diputado de Valencia 34 Francisco Javier Yánez Diputado de Araure [Folio 113v.] 1 Por la Provincia de Cumaná 1 F. Javier de Mayz Diputado de la Capital 2 2 3 5 4 4 9 9 10 6 Por la Provincia de Barinas 11 Ramón Ignacio Méndez Diputado de Guasdualito 13 Francisco de Miranda Diputado del Pao 15 14 16 15 17 19 21 21 22 Diputado de San Diego Manuel Plácido Maneiro Diputado de Margarita 23 [Folio 114] 24 A. Nicolás Briceño Diputado de Mérida 25 Francisco Isnardi Secretario 12 16 Francisco P. Ortiz Manuel Palacio Diputado de Mijagual 17 José María Rodríguez Diputado de Aragua Por la Provincia de Margarita 20 20 Ignacio Briceño Diputado de Pedraza Por la Provincia de Barcelona 18 19 18 10 José Luis Cabrera Diputado de Guanarito 14 13 Ignacio Fernández Diputado de Barinas 8 José de Sata y Busy Diputado de San Fernando 11 12 Juan Bermúdez Diputado del Sur 5 Juan Nepomuceno Quintana Diputado de Achaguas 8 7 José Gabriel de Alcalá Diputado de la Capital 3 Mariano de la Cova Diputado del Norte 7 6 25 05 de julio de 1811 22 23 Por la Provincia de Mérida Manuel Vicente Maya Diputado de la Grita Por la Provincia de Trujillo 24 Juan Pablo Pacheco [Folio 114]