74 vanguardia | dossier
Transcripción
74 vanguardia | dossier
74 VANGUARDIA | DOSSIER 074 SUN.indd 74 29/02/16 20:18 África en la estrategia de la nueva ruta Yun Sun PROFESORA ASOCIADA, HENRY L. STIMSON CENTER Y PROFESORA NO RESIDENTE, BROOKINGS INSTITUTION (WASHINGTON). E L AÑO 2015 HA ESTADO REPLETO de nes entre China y África en el futuro previsible se acontecimientos para las relacio- han definido en China como conexión e integranes entre China y África. Desde el ción estratégica, que ilustra un énfasis interesado comienzo del presente año la es- en la transferencia industrial de China al continenpeculación sobre si y cómo África te africano. El efecto real de estos compromisos podría incorporarse a la estrate- queda por ver, como por ejemplo las cuestiones gia de la nueva ruta de la seda de sobre su viabilidad comercial y puesta en práctica, China (One Belt, One Road) domi- sobre todo en el contexto del propio crecimiento nó claramente el discurso de las económico lento de China y la crisis de las relaciorelaciones entre China y África. Si bien la discusión nes comerciales y de inversión entre China y África. finalmente no pudo culminar en una inclusión formal del continente africano en la considerada ¿Forma parte África de la estrategia como la más importante estrategia de desarrollo de ‘belt and road’? nacional de China, un consenso, sin embargo, surDesde la introducción de la franja y la ruta gió en China acerca de la importante relevancia de como estrategia de desarrollo nacional en el año África para la estrategia china de la franja y la ruta 2013, China ha estado movilizando sus políticas y (belt and road) y sobre la necesidad de abordar los sus recursos diplomáticos y económicos para apremiantes desafíos que presenta el futuro econó- fomentar la buena acogida de la estrategia en la mico del continente. región. Franja y ruta Junto con una am- Hay consenso en China sobre la abarcan dos focos plia agenda de desarro- importante relevancia de África geográficos: el cintullo de China en el contirón económico de la en la estrategia de la franja y la ruta nueva ruta de la seda nente, el presidente chino Xi Jinping expresó y sobre la necesidad de abordar los económica, que enladiversos compromisos apremiantes desafíos que presenta zará China con sobre el crecimiento el futuro económico del continente Europa a través de económico, la industriaAsia Central y lización y la articulación de la capacidad del país Occidental, y la Ruta de la Seda Marítima del Siglo durante el sexto Foro sobre la Cooperación China- XXI, que conectará China con el Sudeste de Asia, África (Forum on China-Africa Cooperation, Oriente Medio y Europa. A través de esta estrateFOCAC), encuentro celebrado en Sudáfrica en di- gia, China aspira a una mayor integración de sí ciembre de 2015. Las palabras clave para las relacio- misma en la economía mundial a través del co- VANGUARDIA | DOSSIER 074 SUN.indd 75 75 29/02/16 20:19 Á F R I C A E N L A E S T R A T E G I A D E L A N U E VA R U T A mercio, la inversión, la infraestructura, la conectividad y otros proyectos de desarrollo. A principios de 2015 surgió en China una campaña que pedía la inclusión de África en la estrategia. La propuesta más citada fuera del gobierno que solicitaba incluir a África en el marco de la franja y la ruta de China (de modo que se convierta en una franja, una ruta, un continente) provino de Justin Yifu Lin, ex economista jefe del Banco Mundial. Sostiene que a través del desarrollo de las infraestructuras, China podría tanto fomentar el crecimiento de los países africanos como la transferencia de sus sectores industriales de trabajo intensivo a África. Este enfoque general sobre las infraestructuras parecía confirmarse con la firma de un memorando de entendimiento entre China y la Unión Africana a finales de enero del año pasado. El ambicioso acuerdo planea conectar todos los 54 países africanos a través de proyectos de infraestructura de transporte, incluyendo carreteras modernas, aeropuertos y ferrocarriles de alta velocidad. Aunque esta evolución no forma parte oficialmente de la franja y la ruta, muchas voces en China han comenzado a establecer vínculos entre los dos. El énfasis general de China en el desarrollo de infraestructuras parece haber recibido respuestas positivas iniciales de los líderes africanos. El presidente de la Comisión de la Unión Africana, Nkosazana Dlamini-Zuma, dice que el memorando de entendimiento ayudará a acelerar la integración regional muy necesaria de modo que se beneficie la población africana media de la transferencia de conocimientos y la creación de empleo. El presidente de la Asociación Africana de Egipto, Ahmed Haggag, fue más allá al dar la bienvenida a la posible inclusión de África en la estrategia de la franja y la ruta de China en un simposio internacional organizado en el sur de China. Criticó las sospechas de algunos países africanos sobre la política de China hacia África, atribuyéndolas a simples malentendidos sobre las intenciones de China. A pesar de estos entusiasmos en China y África sobre la inclusión de África en la franja y la ruta, el continente no apareció en la articulación oficial de la estrategia por parte del gobierno chino. En el libro blanco sobre la franja y la ruta publicado el 28 de marzo conjuntamente por la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma (CEDR), el Ministerio de Asuntos Exteriores y el Ministerio de Comercio, África fue mencionada sólo brevemente en referencia a los continentes de AsiaEuropa-África, haciendo hincapié en la necesidad de conexiones más estrechas entre ellos. Los planes específicos, tales como las redes de transporte internacionales, los corredores económicos y los principales puertos marítimos no hicieron referencia a África en absoluto. La falta de reconocimiento oficial de África en la estrategia de la nueva ruta de la seda de China no ha impedido que la comunidad política china y los países africanos tendieran lazos entre ellos. Los estudiosos de la Academia China de Ciencias Sociales han definido los países africanos como una “zona de proyección importante” de la estrategia de la franja y la ruta. Socios africanos importantes como Sudáfrica, Tanzania y Zimbabue son objeto de debate constante a propósito de la estrategia de la franja y la ruta. Como mínimo, los esfuerzos económicos futuros de China en África se ven a través de la lente de su potencial de complementariedad con tal estrategia. Se trazan ampliamente correlaciones entre la Agenda 2063 de África y la franja y la ruta china para ilustrar la lógica común y el beneficio mutuo entre las dos estrategias de desarrollo que aspiran al sueño chino y el sueño africano, respectivamente. China, sin duda, espera que las percepciones compartidas contribuyan a un mayor nivel de cooperación e integración entre China y África, con franja y ruta o no. Los compromisos de China con África en el FOCAC Los compromisos más importantes de China con África desde el anuncio de la estrategia de la franja y la ruta se expresaron en diciembre de 2015 en la sexta cumbre del FOCAC en Johannesburgo. Como evento trienal definitorio de las relaciones entre China y África, el FOCAC en 2015 contó con una promesa china de inversión por un total de 60.000 millones de dólares. La magnitud de estos compromisos es sorprendente, ya que China había duplicado sistemáticamente sus compromisos financieros con África en anteriores reuniones del FOCAC, desde 5.000 millones en 2006, a 10.000 millones en 2009, y 20.000 millones de dólares en 2012. Del mismo modo, vale la pena señalar que, a diferencia de compromisos anteriores, con un marco temporal de tres años, el compromiso de China en esta ocasión no llega a un año. Sin embargo, dado que se espera que la próxima reunión del FOCAC tenga lugar en 2018, es probable que China cumpla la mayor parte de su compromiso antes de anunciar otros nuevos. Las diferencias con los compromisos anteriores también se encuentran en la composición de los compromisos financieros. En 2006 China especificó que los 5.000 millones constaban de 3.000 millones como préstamos en condiciones favorables y 2.000 millones de dólares de crédito del comprador. En 2009 los 10.000 millones fueron préstamos en condiciones favorables en su totalidad. En 2012 la contribución de China pasó a 20.000 millones en préstamos. Y esta vez los 60.000 millones se definen más ampliamente como inversión, incluyendo 5.000 millones para subvenciones y préstamos sin intereses, 35.000 millones para préstamos en condiciones favorables y crédito del comprador y el resto como financiación comercial. La cartera diversificada envía varios mensajes: 1) China deposita más confianza en el futuro económico del continente africano; 2) China se muestra más enérgica en su aportación financiera a África, y 3) los activos de China en África son propensos a crecer. En la cumbre, Xi Jinping propuso diez planes generales de cooperación entre China y África, que abarcan casi todos los aspectos de sus lazos económicos: industria, agricultura, infraestructura, medio ambiente, comercio más fácil, alivio de la pobreza y salud pública. La orientación general encaja con el reajuste de la política africana de China desde la toma de posesión del presidente Xi Jinping. “La cooperación en capacidad industrial” y “la relación estratégica y de integración” 76 VANGUARDIA | DOSSIER 074 SUN C1.indd 76 02/03/16 16:21 Á F R I C A E N L A E S T R A T E G I A D E L A N U E VA R U T A se han convertido en las dos frases clave para las ambiciones económicas de China en África. En el marco de la propia reestructuración económica de China y la aspiración de África a la industrialización, la modernización y la urbanización, China está muy interesada en la transferencia de sus sectores industriales de trabajo intensivo a África. Esta cooperación en materia de capacidad industrial ha de ser complementada con la exportación del exceso de capacidad de China para apoyar proyectos de infraestructura en África y la creación de capacidades mediante la asistencia técnica, la formación profesional y programas de becas. De manera bastante sorprendente, los recursos naturales desaparecieron casi por completo de las declaraciones políticas de China en el FOCAC en 2015. Xi Jinping sólo mencionó los recursos naturales una vez en su largo discurso y sólo en referencia al gran potencial económico de África y a su futuro prometedor. Del mismo modo, en la reflexión sobre cómo China planea poner en práctica estas nuevas medidas económicas y comerciales, el viceministro de Comercio de China optó por centrarse en cómo desarrollar y ampliar las exportaciones no relativas a recursos. Tampoco hubo mención alguna a la inversión y la cooperación de China con África en los sectores de recursos. Esta escasez de referencias no cuadra con el papel importante que los recursos naturales han desempeñado en las importaciones de China procedentes de África. En noviembre de 2015 la mayoría de las exportaciones africanas a China seguían registrándose en el capítulo de los recursos naturales. De acuerdo con las estadísticas de las aduanas chinas, el crudo, el mineral de hierro, los diamantes y los productos agrícolas en conjunto representaron el 56,5 por ciento de las importaciones chinas de África durante los tres primeros trimestres de 2015, y esta cifra está en el extremo inferior, porque la demanda china de materias primas ha sido contenida por su desaceleración económica este año. En este sentido la intención de China de minimizar la importancia de los recursos naturales en el comercio entre China y África en su manifestación política es clara. Dada la imagen negativa asociada con el gran papel desempeñado por los recursos naturales africanos en las relaciones económicas entre China y África, tal aspiración es comprensible. Frases clave: “cooperación en capacidad industrial” y “relación estratégica y de integración” El modelo de China para su cooperación económica con África y la conexión y la integra- ción entre las estrategias de desarrollo de China y África basadas en la cooperación en capacidad industrial son el foco esencial. Se basa en una lógica simple: los países africanos se encuentran en un momento histórico para acelerar su industrialización y modernización de la agricultura, mientras que China está ajustando su estructura económica nacional; por lo tanto, la complementariedad mutua de sus prioridades y orientaciones estratégicas crea la oportunidad perfecta para darse la mano. China espera que su dinamismo en tecnologías y capitales pueda enlazar con las ventajas de África en recursos naturales y mano de obra. Al combinar las ventajas comparativas, China podría transferir sus sectores industriales de trabajo intensivo a África para aumentar la capacidad industrial de los países de África, liberando a la vez a China de sus industrias de trabajo intensivo y exportación en declive. China cree que con el desarrollo de las infraestructuras y la articulación de una formación en recursos humanos y capacidad, podrá ayudar a África a alcanzar sus propios sistemas industriales independientes y a asegurar un futuro sostenible. El plan de China puede estar basado en una lógica sólida. Sin embargo, en realidad, muchos círculos necesitan cuadrarse para que funcione la ecuación. A pesar del gran compromiso de China en diciembre, tanto el comercio de China con África como la inversión cayeron más significativamente en 2015. Según los datos del Ministerio de Comercio de China, el intercambio comercial se redujo en un 18 por ciento en los primeros nueve meses de 2015 con respecto al año anterior, la mayor caída al respecto en los últimos años. En cuanto a la inversión, el Ministerio de Comercio reveló en noviembre que la inversión directa de China en África se situó en 1.190 millones en el primer semestre de 2014, cayendo en más de un 40 por ciento interanual. El descenso se atribuye a la lenta recuperación económica global, las fluctuaciones internacionales de los productos básicos y los brotes de ébola. Ya sea que la caída en el comercio y la inversión sólo represente una fluctuación a corto plazo o una tendencia a largo plazo aún está por verse. El viceministro de Comercio de China dice confiar “en el comercio entre China y África”, debido a la evolución positiva en África, incluyendo su creciente población; de ahí su fuerza de trabajo y potencial de mercado. Sin embargo, es ampliamente reconocido que la propia desaceleración de la economía de China ha reducido su demanda interna de materias primas, lo que explica la gran caída VANGUARDIA | DOSSIER 074 SUN.indd 77 77 29/02/16 20:19 Á F R I C A E N L A E S T R A T E G I A D E L A N U E VA R U T A del 39,3 por ciento de las importaciones de China procedentes de África desde enero a septiembre de 2015. Las nuevas iniciativas anunciadas por Xi Jinping, si se aplican bien, tienen el potencial de mejorar la imagen a largo plazo. Sin embargo, a corto plazo, la forma de las relaciones económicas entre China y África dependerá en gran medida en la propia recuperación económica de China, que todavía tiene ante sí, como mínimo, algunas incertidumbres importantes. El precio de los productos básicos a la baja y la demanda interna débil de China suscitan aún más la cuestión de los plazos de pago de los préstamos chinos. La mayor parte de la financiación china en África no es en el terreno de las subvenciones sino de los préstamos e inversiones. En el pasado, muchos de los contratos de préstamos habían sido respaldados por los recursos naturales de África, como se muestra por el famoso modelo de Angola. En la actualidad, como se señaló anteriormente, China está tratando de restar importancia al papel de los recursos naturales en las relaciones entre China y África para evolucionar hacia nuevos modelos de cooperación económica. Sin embargo, a pesar de la lógica correcta, emerge una pregunta clave: si los préstamos chinos ya no son respaldados o pagados con los recursos africanos, ¿con qué son respaldados y pagados? No hay consenso sobre la respuesta, incluso entre los analistas chinos. Algunos parecen estar seguros de que el crecimiento del PIB y los ingresos fiscales que se generen a través de las obras de infraestructuras, la industrialización y la facilitación del comercio en África conducirá gradualmente a un ciclo saludable de pago de los préstamos chinos. Sin embargo, muchos más son escépticos y ven ese escenario como una evolución larga y excesivamente optimista. En particular, dada la escala de la financiación china, será extremadamente difícil que China abandone por completo los recursos en sus sistemas de financiación. La viabilidad comercial de estos acuerdos económicos es de gran importancia para la política interna de China. Si no tienen éxito, pueden generar más críticas al gobierno chino y plantear interrogantes sobre la gobernanza y la competencia de Xi Jinping. De hecho, un artículo ampliamente difundido en los medios de comunicación chinos pidió al presidente Xi Jinping que suspendiera sus caras visitas al exterior porque envía miles de millones de dólares a países extranjeros en cada ocasión mientras que se exacerban los problemas internos de China (en los campos de la pobreza, el medio ambiente, el precio de la vivienda, la asistencia médica y la educación). En este sentido, si bien Xi Jinping hizo grandes promesas financieras a África, a menos que las ofertas resulten ser realmente de beneficio mutuo, los costes políticos y económicos nacionales de tales contribuciones se convertirán en un desafío interno cada vez más serio para China. Además, también existe la cuestión de la puesta en práctica. Al igual que muchos programas anunciados en la estrategia de la franja y la ruta, la conexión estratégica y la integración con África requiere entidades chinas con experiencia, incluidas empresas comerciales, agencias gubernamentales, organizaciones de ayuda y trabajadores, para diseñar enfoques específicos que armonicen las condiciones locales con las demandas de China. Sin embargo, la realidad en China es que hay una fuga de cerebros en este tipo de compromiso en el extranjero debido a la gran escala de la estrategia de la franja y la ruta y los numerosos compromisos con países extranjeros fuera de África. Aunque China podría estar verdaderamente comprometida a cumplir todas sus promesas con África, la eficacia real de estos programas se verá influenciada significativamente por la propia capacidad de China. El mayor compromiso de China con África bajo la estrategia de la franja y la ruta tiene asimismo sus implicaciones políticas y de seguridad. En particular, reconociendo el impacto y la importancia de la paz y la estabilidad en los países en conflicto en África, China ha tomado medidas significativas para mejorar su aportación a la estabilización y mantenimiento de la paz en África a través de acuerdos bilaterales y con la Unión Africana. Independientemente de la preocupación occidental en general sobre la expansión militar de China en África, desde el punto de vista chino, una presencia militar mayor, como su base militar en Yibuti es un subproducto inevitable de su nueva estrategia de la ruta de la seda. La economía china vivirá en 2016 un año crucial. Después de haber sido testigos de la lenta recuperación y las turbulencias del mercado de valores en 2015, muchos en China esperan que la nueva estrategia de la ruta de la seda, una versión extranjera del estímulo interno propio de China, sea respuesta y solución a la propia difícil situación económica de China. Aunque no está formalmente incluida, África está vinculada intrínsecamente con el modelo en cuestión. La esperanza es alta y el plan es grandioso. Sin embargo, a pesar de toda la retórica, están por ver los efectos reales. 78 VANGUARDIA | DOSSIER 074 SUN.indd 78 29/02/16 20:51 ECI.indd 1 02/03/16 16:11 DEL CAMELLO AL CONTAINER (II aC-2016) Antes de la era cristiana los mercaderes de la dinastía Han Occidental ya recorrían caminos por desiertos, cordilleras y altiplanos que desde el lejano imperio del Centro atravesaban Asia Central y llegaban a las costas mediterráneas con etapas en esplendorosas ciudades como Samarcanda, Isfahan, Babilonia, Cesifonte, Palmira, Damasco o Antioquía. A lomos de asnos, mulas y especialmente de camellos, transportaban mercancías –una de ellas, la seda, acabaría dando el nombre de la ruta– y también transmitían cultura y los conocimientos de los que China era precursora. Las especies, textiles, animales, maderas, semillas, esencias, medicamentos y otros productos que durante siglos viajaron de este a oeste y de norte a sur se mercadearon mediante ingeniosas formas de pagos, transitan hoy por autopistas, trenes de alta velocidad, barcos y oleoductos que de alguna manera reproducen hoy los viejos caminos de la mitificada ruta de la seda. 138-115 aC · EL PRIMER EXPLORADOR Aunque las rutas chinas hacia el oeste se fraguaron a lo largo de siglos anteriores a la era cristiana, es Zhang Qian (164?-104 aC) quien está reconocido como el padre de la histórica ruta de la seda, y también como héroe nacional. Militar, diplomático y explorador, documentó los caminos hacia los territorios occiden- tales para mayor esplendor imperial de la dinastía Han. A lo largo de una odisea de unos 30 años estableció contactos con puestos avanzados de la cultura helenística a través de los actuales territorios de Kazajistán, Kirguistán, Uzbekistán y Turkmenistán y de Afganistán, en Asia Central, y de Partia (actual Irán). • La estatua ecuestre de Zhang Qian preside el acceso al museo Yangguan de la ciudadela de Dunhuang (provincia de Gansu). 80 VANGUARDIA | DOSSIER 080 FOTOCRONO OK.indd 80 29/02/16 21:03 399 1227 RUTA ·SELAABRE AL MAR El monje budista Faxian llega al valle del Indo y posteriomente al Ganges por rutas de montaña del Karakorum. Después de 15 años de peregrinajes por el interior de India regresó a China en barco desde las costas de Ceilán y Bengala. Este periplo está considerado como el embrión de la ruta marítima de la seda. • Efigie de Gengis Kan en una pintura del siglo XIV. · EL IMPERIO MONGOL La pax mongolica que impone Gengis Kan (11621227) garantiza el tránsito de mercancías chinas, especialmente de las apreciadas hilaturas de la seda, a lo largo y ancho de un imperio que a la muerte del conquistador mongol se extendía desde China hasta tierras del Báltico. • Pintura muy deteriorada de Faxian que se conserva en la cueva de Pahiyangala, en la provincia Oriental de Sri Lanka. 1298 · MARCO POLO En 1298 aparecieron las primeras copias de Le devissament du monde (nombre original del Libro de las maravillas y de Il milione), que compila los viajes de Marco Polo (1254-1324). El manuscrito transcribe las experiencias, vicisitudes y leyendas recogidas a lo largo de los distintos periplos recorridos durante 26 años por el explorador y comerciante veneciano y que le llevaron hasta la actual Beijing por las rutas de Asia Central. El libro es también una importante fuente cartográfica de la llamada Vía Mongólica de la Seda y las Especias y una notable referencia para descubridores como Vasco de Gama o Cristóbal Colón en los siglos XV y XVI. • El ’Llibro de las maravillas’ en versión original. • Marco Polo, en un fresco del palacio Farnese de Caprarola (Lazio). VANGUARDIA | DOSSIER 080 FOTOCRONO OK.indd 81 81 29/02/16 21:03 D E L C A M E L L O A L C O N T A I N E R ( I I AC -2016) 1405 · LA EXPANSIÓN MARÍTIMA Durante 30 años de la primera mitad del siglo XV el explorador navegante y diplomático Zheng He (1371-1433) organiza siete viajes que, sufragados por la dinastía Ming, crean la infraestructura de la ruta marítima de la seda. Con el punto de partida en el puerto de Cantón (actual Guangzhou), la impresionante flota de Zheng He llegaba a las costas del golfo Pérsico, el mar Rojo y al puerto de Malindi (Kenia) bordeando el subcontinente indio. Y, hacia el sudeste a las costas de la actual Indonesia a través del estrecho de Malaca. En las primeras expediciones se fletaron más de 300 barcos, 62 de los cuales dedicados a transporte de mercancías, con • Recreación moderna y favorecida unos 500 tripulantes de Zheng He a tamaño natural. cada uno. • Comparación de un mercante chino de la época (140 metros de eslora, 50 de manga y nueve mástiles) con la carabela Santa María (23 de eslora, 8 de manga y cuatro mástiles). 1877 1987 · LAS EXPEDICIONES MODERNAS · SOCIALISMO CAPITALISTA El geógrafo alemán Ferdinand Freiherr von Richtofen acuña la expresión ruta de la seda, que había alcanzado su máxima expansión un siglo antes durante los 63 años del mandato del emperador manchú Qianlong (1711-1799). Freiherr es uno más de la pléyade de científicos europeos y japoneses cautivados por las riquezas arqueológicas, culturales y geográficas que ofrecía el entonces llamado Turkestán oriental. El XIII Congreso del PCCh sanciona oficialmente la construcción de un socialismo de características chinas y traza la estrategia para un desarrollo económico hasta completar la modernización del país. Aunque con cargos de segundo rango en la estructura del PCCh, Deng Xiaoping es el líder carismático del partido y de las reformas de tipo capitalista, paradójicamente sin abandonar el ideario maoísta. • El barón Von Richtofen (1833-1905), en un grabado del siglo XIX. • Deng Xiaoping (izquierda), con el secretario general del PCCh, Zhao Ziyang, en la sesión del XIII congreso. 82 VANGUARDIA | DOSSIER 080 FOTOCRONO OK.indd 82 29/02/16 21:03 D E L C A M E L L O A L C O N T A I N E R ( I I AC -2016) 2005 · LAS AUTOPISTAS En julio entra en vigor el International Agreement on the Asian Highway Network. El acuerdo incluye, clasifica y define los sistemas de todas las autopistas y vías rápidas, una red total de 141.000 kilómetros. La nueva Autopista Asiática tiene un trazado de 16.000 kilómetros, gran parte de ellos por China. • Tramo de la autopista ShanghaiChangdu de 1.966 kilómetros a su paso por Bagdong. 2009 2011 · LA ENERGÍA DEL OESTE · LOS FERROCARRILES Se completa la fase central del oleoducto Kazajistán-China, que transporta crudo de los campos kazajos de Aktobe hasta ciudad china de Alashankou (frontera del Xinjiang) a través de 2.798 kilómetros. Este mismo año se culmina el trazado del gasoducto de Turkmenistán. En la actualidad la longitud total de la red de oleoductos y gasoductos de China es de unos 72.000 kilómetros. Entra en funcionamiento (junio) la línea de alta velocidad entre Beijing y Shanghai, de 1.318 kilómetros. Es una de las piezas del acuerdo de la red Transasiática de Ferrocarriles, firmado en Busan (Corea) en 2006 por 70 países de la UNESCAP como colosal complemento de la ruta de la seda. Entre sus objetivos figura la construcción de 117.000 kilómetros de vías férreas y la conexión entre los puertos chinos y Europa. • Últimas soldaduras en Almaty del gasoducto Turkmenistán-China. • La línea de alta velocidad entre Beijing-Shanghai es la más larga del mundo. 2016 · EL PATIO TRASERO El presidente Xi Jinping viaja (enero) a Irán y suscribe 17 acuerdos con su homólogo Rohani. Beijing se asegura las exportaciones a un mercado considerado amigo durante las sanciones y amplía las importaciones energéticas. De hecho, se trata de mantener vivo el ambicioso proyecto One Belt, One Road de la nueva ruta de la seda que impulsó el propio Jinping durante su periplo en 2013 por los países del patio trasero chino. • Xi Jinping, entre el ayatolá Ali Jamenei (a la derecha) y el presidente Rohani, durante su encuentro en Teherán. VANGUARDIA | DOSSIER 080 FOTOCRONO OK.indd 83 83 29/02/16 21:03 84 VANGUARDIA | DOSSIER 084 SHICHENG C1.indd 84 04/03/16 09:50 Iniciativas chinas en América Latina y el Caribe Xu Shicheng MIEMBRO HONORARIO DE LA ACADEMIA DE CIENCIAS SOCIALES DE CHINA (CASS) E INVESTIGADORPROFESOR TITULAR DEL INSTITUTO DE AMÉRICA LATINA DE CASS. VANGUARDIA | DOSSIER 084 SHICHENG C1.indd 85 85 04/03/16 09:51 I N I C I A T I VA S C H I N A S E N A M É R I C A L A T I N A Y E L C A R I B E D apertura y la cooperación, perseverar en la armoESPUÉS DE QUE EL PRESIDENTE chino Xi Jinping, durante su nía y la inclusividad, persistir en las operaciones visita a países de Asia Central del mercado, y adherirse al beneficio mutuo y al y Sudeste Asiático en septiem- ganar-ganar. El enfoque principal de China apunta bre y octubre de 2013 anuncia- a Asia, Oriente Medio, África y Europa. Pero muchos diplomáticos, académicos, ra las importantes iniciativas para la construcción de la empresarios latinoamericanos y chinos propusiefranja económica a lo largo de ron que las iniciativas chinas de One Belt, One la ruta de la seda y de la ruta Road (Una Franja, Una Ruta) debían extenderse de seda marítima del siglo XXI, el gobierno chino abarcando también a América Latina y el Caribe publicó en marzo de 2015 el documento oficial (ALC). Por ejemplo, en su artículo titulado La ruta titulado Perspectivas y acciones para promover la cons- de la seda del siglo XXI debe extenderse hasta Latinotrucción conjunta de la franja económica a lo largo de la américa escrito por Gonzalo Gutiérrez Reinel, ex ruta de la seda y de la ruta de la seda marítima del siglo canciller peruano, expresó que “así como existió XXI.1 Dicho texto pone sobre papel la construcción la ruta de la seda hasta el siglo XV, a partir de 1565 sistemática de la llamada One Belt, One Road se inauguró una nueva alternativa denominada la (OBOR). Propone consultar, construir, disfrutar nao de China o el galeón de Manila. Este vínculo de conjuntamente y promover activamente la cone- comercio, que se extendió hasta inicios del siglo xión mutua entre las estrategias de desarrollo de XIX, consistía en una o dos naves españolas que los países a lo largo de dichas rutas. Se pretende anualmente intercambiaban productos entre conseguir que la antigua ruta de la seda vuelva a América Latina y el Lejano Oriente. Estos galeones partían de Acapulco y resplandecer con nueva recalaban en Manila, vitalidad y vigor, y fo- Diplomáticos, académicos y donde recibían espementar bajo una nueva empresarios latinoamericanos cias, tejidos, porcelaforma que sean más eshan propuesto que las iniciativas nas, alfombras, lacas, trechos los vínculos enmarfil y artesanías tre los diversos países chinas de la ruta de la seda deben chinas o japonesas, asiáticos, europeos y de extenderse a los países de la amén de una multiafricanos y que la coo- ALC (América Latina y Caribe) plicidad de otros properación entre ellos basada en el beneficio mutuo alcance nuevas alturas ductos. A cambio se entregaba plata mexicana, extraída originalmente usando el azogue provehistóricas. Los principios para su construcción son: ob- niente de las minas de Huancavelica, en el Perú. Si servar escrupulosamente el objetivo y principios bien los productos que venían de Asia debían ser de la Carta de las Naciones Unidas, persistir en la canalizados hacia España, gran parte permanecía 86 VANGUARDIA | DOSSIER 084 SHICHENG C1.indd 86 02/03/16 16:32 I N I C I A T I VA S C H I N A S E N A M É R I C A L A T I N A Y E L C A R I B E en México, y a su vez eran comercializados en América del Sur a través de su principal puerto colonial, el Callao. Así como la nao de China constituyó una vía distinta a la ruta de la seda, es necesario que ahora en el siglo XXI la iniciativa lanzada por el presidente Xi Jinping se extienda hacia las costas latinoamericanas del océano Pacífico, para integrar también a aquellos países de esta región que tienen un importante potencial para complementar la apertura comercial, la atracción de inversiones y el desarrollo de nuevas industrias. Ello debe orientarse principal, pero no exclusivamente, sobre la base de la vinculación marítima. En esa tendencia el esquema que en América Latina se encuentra mejor preparado para interactuar de manera colectiva y eficiente con la iniciativa china de One Belt, One Road es la Alianza del Pacífico, integrada por Perú, México, Colombia y Chile.”2 Con ocasión de un foro organizado recientemente en la provincia oriental china de Zhejiang, Gustavo Martino, embajador de Argentina en China, expresó que Argentina y toda América Latina están entusiasmados por participar en la iniciativa para impulsar el comercio y la inversión bilaterales a una nueva altura, y la calificó como “una oportunidad importante” para Argentina y todos los países de la región latinoamericana.3 Qi Chuanjun, académico chino, en su discurso titulado One belt, one road debe bailar al compás con América Latina publicado en Xiexishibao, la importante revista de la Escuela Superior del Partido Comunista de China, opina que la región de ALC debe y puede ser una importante parte integrante de las iniciativas chinas de una franja, una ruta, y en cierto sentido, la cooperación de la capacidad productiva propuesta por el primer ministro chino Li Keqiang durante su visita a Sudamérica en pasado mayo constituye de hecho la extensión natural de las mismas.4 Gao Hucheng, ministro chino de Comercio, en su artículo publicado en el Diario del pueblo el 18 de septiembre de 2015 titulado “Una propuesta china para promover la cooperación del desarrollo global”, expresa que la propuesta china de one belt, one road constituye un importante motor para promover la cooperación del desarrollo global, acelerar la integración económica regional y la globalización económica.5 El informe sobre ALC 2014-2015 elaborado y publicado por el Instituto de América Latina de la Academia China de Ciencias Sociales (CASS) señala que, a pesar de que la propuesta de one belt, one road no incluya por ahora ALC, sin embargo, el espíritu, la esencia y el contenido principal del plan integral de cooperación entre China y ALC formulado y aprobado por el Primer Foro China y CELAC celebrado en Beijing en enero de 2015 concuerda con la misma.6 En julio de 2014, durante su visita a Brasil, en un fraternal encuentro con 11 mandatarios latinoamericanos y caribeños, el presidente Xi Jinping propuso establecer un marco nuevo de cooperación entre China y ALC llamado 1+3+6.7 El 1 se refiere al plan de cooperación entre China y ALC 2015-2019. El 3 son los tres motores: el comercio, la inversión y la cooperación financiera, y el 6 son los ámbitos: recursos energéticos, infraestructura, agricultura, manufactura, innovación tecnológica y tecnología informática. Durante su estancia en estos cuatro países se firmaron más de 150 acuerdos y contratos de diversos tipos, concernientes a 1. http://www.guancha.cn/strategy/ 2015_03_28_314019.shtml 2. http://spanish.peopledaily.com.cn/ n3/2016/0105/c31619-8999373.html 3. http://spanish.xinhuanet.com/ chinaiber/2015-06/19/c_134341074.htm 4. http://epaper.southcn.com/nfdaily/ html/2015-06/16/content_7439190.htm 5. http://politics.people.com. cn/n/2015/0918/c1001-27601398.html 6. http://world.people.com. cn/n/2015/0515/c1002-27007838.html 7. http://news.xinhuanet.com/ world/2014-07/18/c_1111687937.html VANGUARDIA | DOSSIER 084 SHICHENG C1.indd 87 87 02/03/16 16:32 I N I C I A T I VA S C H I N A S E N A M É R I C A L A T I N A Y E L C A R I B E Durante la gira de Xi Jinping a Sudamérica en 2014, China, Brasil y Perú emitieron una declaración de cooperación para la construcción de una línea de ferrocarril para conectar la costa del Pacífico con la del Atlántico 8. http://news.xinhuanet.com/ world/2015-01/09/c_1113944648.htm 9. http://news.xinhuanet.com/ politics/2015-05/21/c_1115353757.htm casi 70.000 millones de dólares, cubriendo áreas como la energía, la minería, la electricidad, la agricultura, la ciencia y tecnología, las infraestructuras, las finanzas y otros campos. Durante su vista, China, Brasil y Perú emitieron una declaración conjunta sobre la cooperación para el ferrocarril que conectará el Atlántico y el Pacífico. Entre los días 8 y 9 de enero de 2015 se realizó en Beijing la primera reunión ministerial del Foro de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y China, en cuya ceremonia de inauguración se contó con la presencia de los presidentes de China, Xi Jinping; Costa Rica, Luis Guillermo Solís; Ecuador, Rafael Correa; Venezuela, Nicolás Maduro, y el primer ministro de Bahamas, Perry Gladstone Christie. En su discurso en el acto de inauguración, el presidente Xi Jinping fijó el objetivo del comercio bilateral entre China y los países de la ALC en 500.000 millones de dólares en los próximos diez años, y la meta de las inversiones directas de China en ALC de 250.000 millones de dólares en la próxima década. Propuso un marco de cooperación y varios préstamos, fondos y proyectos en materia de infraestructuras, agricultura, recursos energéticos, manufactura, alta y nueva tecnología e intercambios entre personas, entre otros. En la reunión se aprobó la declaración de Beijing, el plan de cooperación CELAC-China 2015-20198 y las reglas institucionales del Foro CELAC-China. De esta forma, quedó formalizada una asociación de cooperación integral para la igualdad, el beneficio mutuo y el desarrollo común, y se trazó el rumbo para el desarrollo a largo plazo de la relación entre China y ALC. El foro proporciona una plataforma importante para que los países tengan una amplia cooperación. Entre los días 18 y 26 de mayo de 2015 el primer ministro Li Keqiang visitó cuatro países latinoamericanos: Brasil, Colombia, Perú y Chile. Su visita impulsó la asociación de cooperación entre China y América Latina y produjo varios resultados importantes; fue una visita exitosa con significación especial. El tema principal fue promover una ventajosa capacidad de producción y equipos de China en ALC mediante la cooperación entre China y estos países americanos en la capacidad de producción como punto de avance, a fin de transformar y mejorar las relaciones económicas y comerciales entre China y ALC y forjar una versión mejorada de las relaciones de cooperación. El 19 de mayo el primer ministro Li Keqiang planteó por primera vez en la clausura de la cumbre empresarial China-Brasil la importante iniciativa del nuevo modelo 3 x 3 x 3 de la cooperación sinolatinoamericana y caribeña en la capacidad productiva.9 El primer 3 se refiere a la construcción cooperativa en los países de América Latina y el Caribe en tres grandes vías, la logística, la electricidad y la informática. El segundo 3 se refiere a la interacción virtuosa entre las empresas, la sociedad y el gobierno. El tercer 3 se refiere a la ampliación de los tres canales de financiamiento que son los fondos, los créditos y los seguros. China prometió crear un fondo de 30.000 millones de dólares en proyectos de cooperación con el tejido productivo de América Latina. Como muestra de la extensión de las iniciativas chinas de one belt, one road valgan los siguientes proyectos: el proyecto de cooperación entre China, Perú y Brasil para construir un ferrocarril transcontinental que conectaría la costa pacífica de Perú con la costa atlántica de Brasil; el proyecto de cooperación entre China y Chile para construir un corredor bioceánico entre Chile y Argentina; el proyecto de cooperación entre China y Argentina para la construcción de las centrales hidroeléctricas en Santa Cruz y un proyecto de ferrocarriles, y otros muchos. Es de señalar que, entre China y ALC, como apuntábamos al principio, existen vínculos históricos registrados en los archivos que datan de las postrimerías del siglo XVI y comienzos del siglo XVII, o sea entre las dinastías Ming y Qing. En aquel entonces, algunos comerciantes, artesanos, marineros, criados chinos navegaban en los galeones de Manila por la ruta marítima de la seda y arribaban a Acapulco, México, y luego a Perú y otros países para los negocios y trabajos. La construcción conjunta de One Belt, One Road se adapta a la corriente de la multipolarización del mundo, la globalización económica, la diversificación cultural y la informatización social, acata el espíritu abierto de cooperación regional, dedica fuerzas a salvaguardar el sistema de libre comercio global y la economía mundial de tipo abierto. One belt, one road concuerda con los intereses fundamentales de la comunidad internacional, destaca los ideales comunes y la hermosa aspiración que busca la sociedad humana, constituye una positiva exploración sobre nuevas modalidades de cooperación internacional y gobernanza global y añadirá nuevas energías positivas al desarrollo pacífico del mundo. One Belt, One Road abre caminos de respeto mutuo y confianza recíproca, caminos de cooperación y de ganar-ganar, caminos de toma de referencia mutua entre las civilizaciones. [email protected] 88 VANGUARDIA | DOSSIER 084 SHICHENG C1.indd 88 02/03/16 16:32 ¿Un consejo? Un padre nunca puede fallar a su hijo. Tu coche tampoco. ¿Qué importancia le das a tu coche? Allianz Auto. La mayor cobertura, al mejor precio y un servicio personalizado. www.allianz.es David y Nico, padre e hijo. 137 km cada semana entre entrenos y partidos. Contigo de la A a la Z www.micocheesimportantepara.com #micocheesimportantepara Patrocinador del Equipo Olímpico Español ALLIANZ.indd 1 29/02/16 16:47 90 VANGUARDIA | DOSSIER 090 RIOS.indd 90 02/03/16 18:54 España y la ruta de la seda Xulio Ríos DIRECTOR DEL OBSERVATORIO DE LA POLÍTICA CHINA. VANGUARDIA | DOSSIER 090 RIOS.indd 91 91 02/03/16 18:54 E S PA Ñ A Y L A R U T A D E L A S E DA L A REVITALIZACIÓN DE LA FRANJA Y (Mongolia, Tayikistán y Afganistán, entre otros) la Ruta es un proyecto que po- equivale a sumarse a la conectividad global. ne de manifiesto una vez más esa presencia inalterable de ¿Un proyecto con cabida las marcas tradicionales de la para España? conciencia china en los disDesde 1990 existe en España la Comisión cursos y actitudes de los diri- de la Ruta de la Seda cuyo objeto es alentar un gentes del país en sus iniciati- itinerario cultural del que formamos parte vas internacionales. No se desde hace siglos, promoviendo la comunicatrata de fuego de artificio; por el contrario, ción económica, tecnológica, artística y cultuconstituye un imperativo estratégico para ral. En este aspecto, cabe significar los vínculos compensar el bascular de Estados Unidos ha- de ciudades como Zaragoza, Valencia y otros cia el Pacífico occidental y una necesidad ob- centros sederos menores como Jaén, Vallajetiva para completar el proceso de reforma dolid, Monforte de Lemos o Valdeorras en económica que cuenta ya con comienzos Galicia. En los tiempos actuales, significar el concretos en forma de respaldos financieros y papel de esta ruta como senda para la promoproyectos de enlaces de todo tipo a lo largo del ción del entendimiento, el turismo, la tolerancontinente euroasiático. cia, el diálogo y el respeto a los diferentes moPese a los obstáculos y reservas que suscita dos de vida, resulta de enorme valor. un proyecto tan vasto, complejo y ambicioso, En 2014 China lanzó un primer servicio apoyado no sólo en las rutas comerciales terres- de trenes de carga que conecta la ciudad de tres sino también en las antiguas rutas maríti- Yiwu, en su costa oriental, famosa por su conmas por donde hoy transita el 90 por ciento de dición de gran supermercado mayorista, y los contenedores entre China y Europa, las in- Madrid, marcando el inicio de un servicio versiones en este eje Este-Oeste revivificado regular sobre la ruta de la seda, a lo largo pueden adquirir una de más de 13.000 kidimensión inédita, En 2014 se ensayó un servicio de lómetros. Ese pricon sumas astronómi- trenes de mercancías entre Yiwu, mer tren, fruto del cas que alcanzan vaacuerdo entre Xi Jinen la costa oriental de China, rios billones de dólaping y el presidente res. Y, a salvo de cata- y Madrid, de 13.000 kilómetros; español Mariano Raclismos, no se trata de de consolidarse, sería la red joy en su encuentro palabrería. Es más, un ferroviaria más larga del mundo de septiembre de hipotético fracaso podicho año, confirdría tener graves conma a España como secuencias desestabilizadoras en el plano in- punto de destino de una de las redes ferroviaterno. Se espera que en el año 2030 estén ya rias, la más larga del planeta (superior a la funcionando estas nuevas rutas, aunque no suma de los míticos Transiberiano y Orient sea aún de forma plena. Para muchos países Express), que unirán a China con Europa y fue involucrados que no tienen salida al mar celebrado como un hito en las relaciones co- 92 VANGUARDIA | DOSSIER 090 RIOS.indd 92 02/03/16 18:54 E S PA Ñ A Y L A R U T A D E L A S E DA merciales entre España y China y, también, en el panorama ferroviario internacional. La consolidación del corredor entre Yiwu y Madrid supondría la existencia de un nuevo canal para la exportación e importantes oportunidades de negocio. No obstante, las reservas no son pocas. El mismo convoy, operado por InterRail Services y DB Schenker Rail, regresó a China nada menos que seis meses después. Cierto que el trayecto tiene una duración menor al de las rutas en barco, pero otros factores hacen temer por la perdurabilidad del proyecto, exigiendo de las autoridades e hipotéticas empresas interesadas una acción decidida para demostrar su utilidad y ventajas. No se debiera perder de vista que la implicación de España en el desarrollo de la ruta abre la posibilidad de proponer el impulso de infraestructuras terrestres y marítimas para mejorar la conectividad entre China y España. El servicio regular entre ambos países es planteado como de dudosa viabilidad económica en función de los diversos obstáculos que implica, en especial, un supuesto coste más elevado, especialmente en el orden energético, además de que las infraestructuras en Europa de puentes y trenes imposibilitan el uso de contenedores de doble altura y las bajas temperaturas en algunos puntos de la ruta pueden afectar al contenido transportado (agroalimentarios, mayormente). Frente a ello, se defiende la idoneidad del transporte marítimo ya que consume menos energía, emitiendo a la atmósfera menos gases de efecto invernadero que los trenes y, obviamente, que los camiones y los aviones. Al menos en tres ocasiones durante el viaje, los contenedores deben ser transbordados a otro tren debido a las variaciones del ancho de vía. En resumidas cuentas, el tren es más rápido y fiable que un barco pero resulta entre un 20 y un 30 por ciento más caro que la vía marítima, se viene a decir. El segundo eje de implicación de España en el proyecto chino está relacionado con el turismo. España fue incluida en 2015 como el 32 Estado miembro del Programa de la Ruta de la Seda de la Organización Mundial del Turismo (OMT). Detrás de esta iniciativa se encuentra la Comunidad Valenciana, que proyecta un producto turístico que afirme a Valencia en un referente entre las ciudades de las rutas occidentales y puede contribuir a estrechar lazos con mercados prioritarios para España. En un primer encuentro del programa celebrado en Xian en mayo de 2015, España pidió una revisión de los mapas históricos de la ruta que terminaban en Venecia para que se incluyera a Valencia. Esta apuesta turística debería permitir incorporar tecnologías ligadas al desarrollo de los llamados Destinos Turísticos Inteligentes en esta senda milenaria entre Oriente y Occidente, además de impulsar la internacionalización de las empresas ligadas a la actividad turística. Nuevos añadidos Con independencia del futuro de la línea ferroviaria, que exige prestar atención a una gama de productos transportables que presenten menos contraindicaciones, al menos, en determinados períodos del año, cabe tener en cuenta que las cuantiosas inversiones que serán necesarias para implementar estos proyectos abren grandes oportunidades para las empresas especializadas en infraestructura, ya sea terrestre o marítima. Es esta una ocasión excelente para poner en valor la operatividad de algunas multinacionales españolas en diversos sectores, para promover las inversiones chinas en España y para optimizar los recursos VANGUARDIA | DOSSIER 090 RIOS.indd 93 93 02/03/16 18:55 E S PA Ñ A Y L A R U T A D E L A S E DA Las conexiones entre países europeos, de Oriente Medio y de África del norte se verían facilitadas con la participación de España, que dispone de una posición geopolítica privilegiada, en la iniciativa de la ruta marítima de la seda humanos, en especial la presencia relevante de profesionales españoles en China y de los profesionales de origen chino en España. Cabe igualmente tener presente que el desarrollo de las rutas marítimas que deben unir a China con África, Europa y América Latina necesita de puertos en aguas profundas que permitan el avituallamiento y el paso rápido de los barcos. Hace falta construirlos. Los contratos de construcción se anticipan gigantescos. Igualmente, si las rutas terrestres han de estar compuestas por trenes de alta velocidad, autopistas, gasoductos y fibras ópticas de telecomunicaciones, algunas empresas españolas podrían estar en condiciones de acceder a las licitaciones. Por otra parte, la búsqueda de sinergias con el plan Juncker de la Unión Europea abre, también para España, oportunidades en la cogestión de esta agenda. Asimismo, un capítulo a significar y que debiera ser tenido muy en cuenta por el interés que le otorgan las autoridades chinas, es la cooperación en materia de capacidad productiva. El proyecto va acompañado de políticas inversoras adicionales orientadas a facilitar el desarrollo industrial en el conjunto de países participantes (60 en total). España tiene aquí opciones de coparticipación a explorar en espacios geopolíticos diversos, que oscilan entre Asia Central, los países de Europa central y oriental (PECO) o América Latina, especialmente, en la medida en que sea capaz de enderezar su política en esta última región, clave para sus intereses estratégicos. No obstante, no son estas las únicas opciones. La posición geopolítica de España como garganta del Mediterráneo y su papel en relación al norte de África ofrece interesantes oportunidades en orden a la implicación en la ruta marítima de la seda que une numerosos puertos de varios continentes. Convendría reflexionar sobre la oportunidad y el interés de sumar los puertos españoles a este proyecto que sigue creciendo con proyecciones que alcanzan no sólo a centroeuropa sino también a Italia y otros estados mediterráneos. Las conexiones marítimas entre países europeos, de Oriente Medio y norteafricanos se verían facilitadas con la participación activa de España en dicha propuesta. Desde siempre, los puertos han sido lugares de encuentro de culturas, de diáspora y de mestizaje. Hoy día los puertos del Mediterráneo desempeñan un papel cada vez más importan- te en relación a los continentes vecinos y a nivel mundial, especialmente en los intercambios entre Europa y Asia. El aumento del poder de los países de Asia, y en concreto de China, ha reforzado aun más este posicionamiento estratégico en la ruta entre Asia, Europa y América. La geografía económica está experimentando un gran cambio. A lo largo del tiempo el Mediterráneo ha sabido demostrar ampliamente su capacidad de adaptación. En tal sentido, en lo que a España se refiere, debe recordarse que puertos como Valencia, Algeciras, Barcelona, Las Palmas y Bilbao se han posicionado en el top 125 mundial. Tras los gigantes asiáticos, Estados Unidos, Alemania y Holanda, España aparece en el puesto 11 del mundo en número total de contenedores de Europa, situándose como tercera potencia del continente. Además, junto con Japón, ostenta la tercera posición como país que más puertos ha colocado entre los 125 primeros del mundo, y la primera a nivel europeo, por delante de Reino Unido, con cuatro, y Alemania e Italia, con tres. Concretamente, Valencia es el primer puerto del Mediterráneo, el quinto de Europa y ocupa el puesto 30 a nivel mundial, mientras que la bahía de Algeciras es el sexto europeo, el segundo del Mediterráneo y el 34 del mundo. En el ámbito cultural, el camino de Santiago, paradigma de la identidad y civilización europea, ofrece un punto de encuentro de alto valor cualitativo para encarrilar un rico diálogo entre la civilización asiática y europea, ofreciendo oportunidades para el desarrollo de una industria cultural capaz de aportar valor económico a los intercambios artísticos y similares que siempre han connotado este itinerario. Poniendo en marcha programas que tiendan a eliminar los prejuicios a través de la enseñanza de la historia, dejando en evidencia las influencias mutuas positivas entre distintos países, religiones e ideas en el desarrollo histórico de Europa, en línea con lo sugerido por la propia UNESCO, el Camino y la Ruta simbolizarían ese encuentro creativo entre ambas realidades. La promoción añadida de la diplomacia pública en este contexto sugiere el uso de valiosos instrumentos para impulsar programas bilaterales específicos. La ruta de las relaciones sinohispanas Las relaciones sinohispanas atraviesan un momento de inflexión no sólo en función 94 VANGUARDIA | DOSSIER 090 RIOS.indd 94 02/03/16 18:55 E S PA Ñ A Y L A R U T A D E L A S E DA de las controversias recientes, en gran medida superadas tras el viaje del presidente Rajoy a China en septiembre del año 2014, sino por la acusada evolución del contexto global en que se desarrollan. China es el primer país asiático para las exportaciones españolas, además del tercer proveedor de España, un mercado clave por lo tanto para el intercambio comercial y para la expansión de muchas empresas españolas. Así pues, para España este proyecto debiera ser muy importante, no solamente para sus empresas y consultoras de ingeniería sino también porque abre la perspectiva de recuperación de una conexión directa a China y a Asia, en suma, a la economía del siglo XXI, como la tuvo hace muchos siglos con la vieja ruta de la seda, cuando España ni siquiera era España. En el plano bilateral, el sustancial aumento del poder de China, a cada paso más visible, discurre en paralelo a la disminución del poder y la influencia de España en dos ámbitos geopolíticos clave: la Unión Europea y América Latina, donde las preferencias de China discurren por otras alternativas, fijando su atención en una relación más directa con los actores de mayor peso. La nueva posición de China en el mundo le impone una reestratificación de sus relaciones con terceros, prestando creciente atención a los países más destacados, estableciendo una agenda de prioridades que atiende a diversos criterios pero en la que es indispensable movilizar recursos y acciones para figurar de forma dinámica. Si España ansía formar parte del grupo de cabeza de países europeos con relaciones preferenciales con China debe tener estrategia, agudizar el ingenio, mejorar su acción diplomática, aportar energía positiva, analizar las implicaciones de los proyectos globales chinos y definir áreas específicas de diálogo con el gigante oriental para desatascar unas relaciones que discurren por vías a cada paso más modestas, quedando atrás en relación a otros socios. En dicha perspectiva resulta esencial que el conjunto de la sociedad y sus actores principales dejen de contemplar a China como un país lejano pues su presencia entre nosotros y nuestro entorno próximo irá en aumento. En vez de dejarse llevar por la sorpresa que nos depara la ambición inversora china en relación a ciertas empresas o sectores productivos, resulta esencial una adecuada y objetiva percepción de sus contornos y la adopción de decisiones que permitan reorientar el futuro si queremos que China siga ocupando una posición destacada en la agenda exterior española y que España cuente en la política exterior china. No basta ya con la reafirmación de las excelencias de la sintonía política a nivel oficial y de las bondades de los instrumentos en vigor. Es hora de darle la debida importancia a esta relación, propiciando una revolución interna que dote de mayor contenido las relaciones bilaterales, apoyándose en una mejor identificación de nuestras ventajas comparativas y en la complementariedad con las grandes opciones estratégicas de Beijing. La implicación activa de España en esa recuperada ruta de la seda debe de ser un exponente principal de ese ejercicio de inflexión que requiere el nuevo tiempo de las relaciones bilaterales, llamado a superar la actual atonía. En él también debe de haber espacio para el desarrollo de una diplomacia pública activa, sin el absurdo temor a las diluciones del mensaje, arbitrando y fomentando el diálogo local y a otros niveles. Huyendo de afanes monopolizadores y excluyentes, con un país de las dimensiones de China se necesita hablar con muchas voces, sin merma de garantizar una coordinación eficaz de los diferentes actores involucrados. Por su inmenso poder simbólico pero igualmente por su atractivo material, la ruta de la seda ofrece esa bandera de enganche para un nuevo tiempo a condición de que una adecuada proporción de realismo y ambición permita aprovechar las oportunidades logísticas que ofrece. Quedarse al margen, a expensas de lo que otros decidan o recrearse en la falta de iniciativa agravará peligrosamente la condición periférica que España va adquiriendo en las relaciones de China con Europa. Potenciar los vínculos económicos y comerciales y enfatizar el diálogo cultural –un valor añadido que nos permite brillar con luz propia y que no debiéramos considerar de inferior nivel– son los dos ejes esenciales para que España se sume de modo activo a esta ruta internacional de intercambio. Participar de esta arteria logística implica sumarse de inicio a una gran transformación cultural y geoestratégica que prefigura la integración de Eurasia. Quedarse fuera sería sencillamente imperdonable. VANGUARDIA | DOSSIER 090 RIOS.indd 95 95 02/03/16 18:55 RECURSO.indd 1 02/03/16 18:02 para saber más literatura cine viajes webs libros LA NUEVA RUTA DE LA SEDA ES UN TEMA RELATIVAMENTE RECIENTE, POR LO QUE LA BIBLIOGRAFÍA QUE SE PUEDE APORTAR AL RESPECTO ES BASTANTE ESCASA. ES POR ELLO QUE LA SIGUIENTE SELECCIÓN SE REALIZA NO SÓLO EN CUANTO A ESTA ESTRATEGIA CONCRETA EN LAS RELACIONES INTERNACIONALES DE LA REPÚBLICA POPULAR CHINA, SINO TAMBIÉN SOBRE OTRAS ESTRATEGIAS QUE BEIJING TRATA DE DESARROLLAR TANTO EN LA RUTA HISTÓRICA COMO EN OTRAS ZONAS ESPECÍFICAS DEL MUNDO. LOS CRITERIOS DE SELECCIÓN TRATAN EN PRIMER LUGAR DE CUBRIR LAS DISTINTAS ESTRATEGIAS EN LAS DIFERENTES REGIONES DEL PLANETA, PERO TAMBIÉN LA BÚSQUEDA DE VISIONES CONTRAPUESTAS PARA CON LAS ESTRATEGIAS ELABORADAS DESDE ZHONGNANHAI, LA SEDE CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CHINA, Y DE ESTA MANERA EL LECTOR INTERESADO PUEDA FORMAR SU PROPIO CRITERIO. The East Moves West India, China, and Asia’s Growing Presence in the Middle East GEOFFREY KEMPT. BROOKINGS INSTITUTION PRESS (WASHINGTON), 2010. 336 PÁGINAS The East Moves West, India, China, and Asia’s Growing Presence in the Middle East es la última publicación de Geoffrey Kempt, director de programas regionales estratégicos para el Center for the National Interest y antiguo director principal para Asuntos del Próximo Oriente y Sur de Asia en el Consejo de Seguridad Nacional durante la Administración Reagan. El libro trata sobre el aumento de la influencia de países como India y China, en especial en Oriente Medio, y cómo ello afecta a las relaciones internacionales de la región. Abordando la cuestión desde una visión geopolítica se analizan temas como el crecimiento del comercio, el aumento de la cooperación militar, tipos de contratos firmados y el aumento de los intercambios educativos y culturales entre los países de ambas regiones, destacando la gran fortaleza de los mismos y la rapidez con la que se han desarrollado. El libro, de los pocos títulos enfocados exclusivamente a esta cuestión, hay que leerlo teniendo en cuenta el background del autor, que rescata una retórica del enfrentamiento entre bloques bajo el discurso de choque de civilizaciones. VANGUARDIA | DOSSIER 097 s+ LIBROS.indd 97 97 03/03/16 15:35 para saber más libros José Ruiz Andrés. Investigador social, analista especializado en Asia-Pacífico y colaborador del Observatorio de Política China. Assessing Eurasia’s Powerhouse ENRICO FELS. EDITORIAL WINKLER VERLAG (MÚNICH), 2009. 74 PÁGINAS. Este libro está enfocado al análisis e interpretación de políticas estratégicas con respecto a la Organización de Cooperación de Shanghai. En tono académico, incorpora evaluaciones respecto a las prioridades estratégicas subregionales entre China y Rusia, las relaciones militares y de seguridad dentro de la OCS, las posturas políticas y económicas de sus miembros, las políticas energéticas y las estrategias regionales para con los estados occidentales. Se trata de un título fundamental para comprender una de las organizaciones internacionales de mayor importancia en Asia Central. La silenciosa conquista de China repercusión además de ser una obra muy útil para ubicarse dentro del debate respecto a la política exterior china y para entender los posicionamientos existentes. El libro pretende mostrar la influencia de las inversiones que la República Popular China está realizando en algunos países y qué consecuencias comportan, centrándose en los temas más conflictivos: derechos humanos, medio ambiente o las condiciones laborales. Su punto de vista, muy agresivo con el gobierno de Beijing, presenta una dicotomía de buenos y malos, olvidando quizás los aspectos más positivos de la presencia internacional de la República Popular, lo que entronca con el tópico del peligro amarillo. China en África Pekín a la conquista del continente africano ALIANZA EDITORIAL (MADRID), 2008. 277 PÁGINAS. Política exterior de China La diplomacia de una potencia emergente (BARCELONA), 2005, 326 PÁGINAS. Y HERIBERTO ARAÚJO. CRÍTICA (BARCELONA), 2011. 320 PÁGINAS. La silenciosa conquista de China es un título que obtuvo una gran África por parte de las empresas estratégicas de la RPCh o la venta de armas a regímenes de escasa reputación internacional. A diferencia de La silenciosa conquista de China realiza también una contundente crítica a la presencia de países occidentales en el continente, lo que imprime un tono menos maniqueo. No obstante, el registro distendido del libro sobrepasa en varias ocasiones la línea de lo políticamente correcto e incluso el mal gusto al incurrir en tópicos que pueden resultar culturalmente ofensivos. SERGE MICHEL Y MICHEL BEURET. XULIO RÍOS. EDICIONS BELLATERRA JUAN PABLO CARDENAL ductorio para comprender las relaciones internacionales de China buscando los ejes esenciales que determinan sus relaciones con el mundo. A lo largo del libro se abordan temas como la historia de la política exterior del país desde 1949 hasta la actualidad, las relaciones con la Unión Europea, con Japón, con la Federación de Rusia, con América Latina y otros países del sur, definiendo y analizando a lo largo de sus páginas conceptos regularmente utilizados para hablar de cuestiones como el ascenso pacífico o las propuesta de multiporalidad. Al tratarse de una composición coral, se presentan puntos de vista variados e incluso contrapuestos, sin embargo muestra un tono sosegado, didáctico y muy respetuoso para con los datos y las fuentes existentes. Coordinado por Xulio Rios, una de las principales voces de la sinología en el Estado español, se trata de un libro intro- En la misma línea que la anterior propuesta, China en África construye a través del género de la crónica periodística un relato sobre la influencia de la República Popular China sobre el destino tanto social como ambiental del continente africano. Los argumentos presentados por sus autores se encuentran respaldados por los datos ofrecidos en sus páginas, una necesaria y agradable combinación para narrar hechos como las compras de tierras en China y América Latina Nuevos enfoques sobre cooperación al desarrollo ¿Una segunda Ruta de la Seda? SERGIO M. CESARIN Y CARLOS MONETA (COORDS). RED IBEROAMERICANA DE ESTUDIOS DE ASIA DEL PACÍFICO (MADRID), 2005. 312 PÁGINAS. Este libro se centra en la influencia de la RPCh en América Latina, principalmente en países como Brasil, México, Vene- 98 VANGUARDIA | DOSSIER 097 s+ LIBROS.indd 98 03/03/16 15:35 zuela, Cuba, Perú y Argentina, además de establecer las razones de la competitividad de China en el mercado internacional. Coordinado por Sergio M. Cesarin y Carlos Moneta, pero compuesto por artículos de varios autores, se centra en aspectos como los cambios políticos institucionales, su vinculación con el proceso de reformas económicas y la identificación de estrategias y posibles líneas de acción en América Latina y el Caribe para futuros escenarios en cuanto a las relaciones con Beijing. ¿Está China comprando el mundo? PETER NOLAN. TRAFICANTES una gran potencia a la conquista económica del mundo desde su entrada en la OMC en 2001. Desde una perspectiva menos agresiva con el gobierno de Beijing que títulos anteriores referidos en esta sección, Nolan nos plantea las contradicciones inherentes de hablar de industria nacional en una economía global con la sustitución de los intereses nacionales por los intereses puramente empresariales, además de colocar en perspectiva la centralidad de las empresas chinas, explicando que expandir la posición de las líderes de propiedad estatal dentro de una economía nacional amplia y de rápido crecimiento es muy diferente a construir empresas globalmente competitivas en la arena internacional. DE SUEÑOS (MADRID), 2014. 122. PÁGINAS. Tras este provocador título se encuentra la firma de Peter Nolan, profesor del Comité de Estudios sobre el Desarrollo en la Universidad de Cambridge, además de una de las voces las relevantes de la sinología en el mundo anglófono. La tesis fundamental del libro es la refutación de la idea de China como Chine, la grande séduction Essai sur le soft power chinois BARTHÉLÉMY COURMONT. EDITORIAL CHOISEUL (PARÍS), 2009. 196 PÁGINAS. Se trata de una obra de carácter ensayístico de un tono altamente académico. Siguiendo en la línea del anterior título pero con una menor beligerancia, el objetivo de la obra es reflejar cuáles son las percepciones que genera la República Popular China en las diferentes regiones del mundo y simultáneamente analiza las herramientas empleadas para conseguir esta atracción mundial, como la industria cinematográfica, el papel de eventos internacionales como los Juegos Olímpicos de Beijing en el año 2008, la Exposición Universal de Shanghai en 2010 o el papel de los institutos Confucio. mismo y con respecto a las relaciones internacionales. Si bien el título no nos refiere directamente a la ruta de la seda, resulta de vital importancia conocer los puntos de vista de los principales intelectuales chinos para comprender los conceptos y los modos de proceder fuera de sus fronteras. La Ruta de la Seda THOMAS O. HÖLLMANN. ALIANZA EDITORIAL (MADRID), 2015, 184 PÁGINAS. ¿Qué piensa China? El debate interno sobre su futuro MARK LEONARD. ICARIA (BARCELONA), 2008. 184 PÁGINAS. Como contrapeso a establecer una mirada externa al respecto de las intenciones de la RPCh para con el futuro, ¿Qué piensa China? es uno de los títulos fundamentales para entender la pluralidad de voces interna dentro del país con respecto a sí A diferencia de las propuestas anteriores, La Ruta de la Seda es un libro que aborda desde una perspectiva histórica la tradicional ruta comercial que unía las regiones de Asia-Pacífico con el Mediterráneo. El libro es de carácter introductorio y aborda una gran variedad de temas: paisajes y rutas, condiciones climáticas, la influencia de las religiones, breves apuntes biográficos sobre importantes viajeros de la época, además de las realidades políticas establecidas a lo largo de estas rutas y sus evoluciones, y por supuesto tanto el comercio marítimo como el terrestre. VANGUARDIA | DOSSIER 097 s+ LIBROS.indd 99 99 03/03/16 15:35 para saber más literatura Mercedes Monmany. Escritora y ensayista. Kim RUDYARD KIPLING. PENGUIN BOOKS CLÁSICOS (BARCELONA), 2015. TRADUCCIÓN DE VERÓNICA CANALES. 446 PÁGINAS. Ensalzado sin cesar como una de las lecturas preferidas (tanto sus cuentos como esta novela de aventuras fascinante que es Kim) por grandes autores como Borges, T. S. Eliot o Claudio Magris en nuestros días, Kipling también fue duramente criticado por sus ideas imperialistas y colonialistas, muy en consonancia por otro lado con lo que era la sensibilidad de la época. Pero era el escritor que más sabía probablemente de India. Autor de relatos inolvidables, como El hombre que pudo reinar o El jardinero, en su novela Kim narra una bellísima historia de iniciación de un joven, Kim O’Hara, hijo de un sargento del regimiento británico de los Maverick y de una joven irlandesa fallecida. Kim está tan bronceado e indomesticado que parece un chico indio de la calle, sin que nadie detecte su origen. Novela picaresca y de espionaje, publicada en 1901, en ella planea la sombra de la segunda guerra anglo-afgana (1878-1881) y tiene como fondo en general el conflicto político en Asia Central entre el imperio Ruso y el Británico, llamado el gran juego. Un término que había sido acuñado por el famoso explorador, escritor y agente del servicio de inteligencia británico Arthur Conolly y que más tarde sería popularizado a través de esta novela. El suplicio del aroma del sándalo MO YAN. EDITORIAL KAILAS (MADRID), revolución cultural, durante la cual sus padres le insistían que no hablara, para no decir nada inconveniente. Su fama en Occidente llegaría a través de la adaptación de dos de sus novelas para la película Sorgo rojo, dirigida por Zhang Yimou. Publicado en 2001, El suplicio del aroma del sándalo, con un realismo entre mágico y alucinatorio, es una potente historia de amor y rebelión, donde se mezcla la violencia y la compasión, el humor feroz y la crueldad, con el trasfondo de la corrupción política en la etapa final de la dinastía Qing, la última época imperial china. 2014. TRADUCCIÓN DE BLAS PIÑERO MARTÍNEZ. 796 PÁGINAS. El verdadero nombre de Mo Yan (Gaomi, 1955), premio Nobel de Literatura de 2012, es Guan Moye. Su seudónimo significa no hables, y lo escogió en recuerdo de su infancia y de la Familia BA JIN. LIBROS DEL ASTEROIDE (BARCELONA), 2014. TRADUCCIÓN DE EULÀLIA JARDÍ. 376 PÁGINAS. Uno de los más importantes escritores del siglo XX chinos, Ba Jin (1904-2005) fue novelista, ensayista, traductor, editor y articulista. Atraído desde muy joven por Kropotkin y el anarquismo, fue cortejado por el nuevo régimen maoísta nada más llegar los comunistas al poder. Durante el movimiento de lucha contra los elementos derechistas de 1957 se implicaría, criticando a otros escritores. Sin embargo, a comienzos de la revolución cultural (1966-1976) sería esta vez él mismo el duramente atacado, pasando años sometido a alta vigilancia y cumpliendo tareas duras y degradantes. Publicada por vez primera en 1931, y formando parte de una trilogía de 1.600 páginas, Familia es una de las mejores novelas de la literatura china contemporánea. En ella Ba Jin retrata la desintegración de la China feudal a comienzos del siglo XX a través de la historia de los Gao, un acomodado clan de Sichuan. ¡Vivir! YU HUA. EDITORIAL SEIX BARRAL (BARCELONA), 2010. TRADUCCIÓN DE ANNE-HÉLÈNE SUÁREZ. 240 PÁGINAS. Uno de los mejores escritores actuales, Yu Hua (Hangzhou, 1960), pasó años ejerciendo como dentista, antes de dedicarse de lleno a la literatura. En su segunda novela, ¡Vivir!, se cuen- 100 VANGUARDIA | DOSSIER 100 s+ LITERATURA OK2.indd 100 03/03/16 15:57 ta la historia de Fugui, un niño mimado, único heredero de la familia Xu. Tras dilapidar toda su fortuna en el juego y en los burdeles, Fugui se ve obligado a trabajar la tierra. Este revés se revelará como una inesperada tabla de salvación en el momento de la llegada de la China comunista: el que en otro tiempo fue hijo de una familia de terratenientes, al haberse convertido en un simple campesino logrará escapar del lúgubre destino deparado a los ricos. gozó de una enorme popularidad. Ambientada en los años 20, Xiangzi, paria entre los parias –como se diría en el Kim de Kipling– es un joven y humilde conductor de rickshaw, llegado desde el campo a la ciudad, que recorre Beijing cada día con el único sueño de poseer un rickshaw propio. El caso Mao QIU XIAOLONG. EDITORIAL TUSQUETS nuestros días, Paul Theroux (Medford, Massachusetts, 1941) siempre sentiría una especial predilección por los viajes en tren: El gran bazar del ferrocarril: en tren a través de Asia (1975), El viejo expreso de la Patagonia: un viaje en tren por las Américas (1979) y, por supuesto, su famoso En el gallo de hierro: viajes en tren por China (1988). Así comienza su relato: “La inmensidad de China te maravilla. Más que un simple país, parece todo un mundo […]” da infrahumanas, todo cambia para ellos el día que aparece una maleta clandestina con obras prohibidas de la literatura occidental: Balzac, Dumas, Stendhal. (BARCELONA), 2011. TRADUCCIÓN DE VICTORIA ORDÓÑEZ. 336 PÁGINAS. El camello Xiangzi LAO SHE. EDICIONES DEL VIENTO (LA CORUÑA), 2011. EDICIÓN DE BLAS PIÑERO MARTÍNEZ. 428 PÁGINAS. Uno de los más grandes autores de la literatura china, Lao She (Beijing, 1899-1966), de etnia manchú, novelista y dramaturgo, fue profesor de chino en la Universidad de Londres. Tras una temporada como docente en Estados Unidos, She volvería a China, donde sería uno de los escritores protegidos del régimen hasta la llegada de la revolución cultural, en la que fue acusado de derechista. Publicada en 1936, El camello Xiangzi Qiu Xiaolong (1953) es el principal autor de novela negra china de nuestros días. Su héroe principal, Chen Cao, es un epicúreo y gourmet policía, además de poeta, cuyas investigaciones describen la vida de Shanghai de los años 90. En los casos de Chen Cao se mezclan la política, lo cotidiano, la intriga policial, la omnipresencia del partido y los vertiginosos cambios sufridos por la China moderna. En El caso Mao el inspector-poeta recibe la llamada de un ministro encargándole que investigue el caso de unos documentos comprometedores, posiblemente heredados por la nieta de una actriz que tuvo una relación especial con Mao, una figura aún intocable décadas después de su desaparición. En el gallo de hierro: viajes de tren por China PAUL THEROUX. PUNTO DE LECTURA (BARCELONA), 2008. TRADUCCIÓN DE MARGARITA CAVÁNDOLI. 746 PÁGINAS. Uno de los novelistas y escritores de viajes más célebres de La Casa del Espíritu Dorado El tercer caso de la detective Mei Wang DIANE WEI LIANG. SIRUELA (MADRID), 2011. TRADUCCIÓN DE LOLA DÍEZ. 400 PÁGINAS. Balzac y la joven costurera china DAI SIJIE. EDITORIAL SALAMANDRA (BARCELONA), 2002. TRADUCCIÓN DE M. SERRAT CRESPO. 192 PÁGINAS. Convertido en un best seller mundial, nada más ser publicado, Balzac y la joven costurera china es la primera novela del escritor chino en lengua francesa Dai Sijie (Chengdu, 1954). La novela está ambientada en una aldea junto a la frontera del Tíbet, durante la revolución cultural. Dos amigos, de 17 y 18 años, son enviados allí en 1971 para su reeducación tras ser considerados unos intelectuales. Soportando unas condiciones de vi- Tras haber pasado su infancia en un campo de trabajo y haber sido una notable activista en la Universidad de Beijing durante los sucesos de la plaza de Tiananmen de 1989, Diane Wei Liang, licenciada en Psicología, abandonaría China para instalarse primero en los Estados Unidos y luego en Londres. Una de las autoras de género negro de más éxito de la actualidad, crearía al personaje de Mei Wang para su saga de intriga, una moderna y emprendedora mujer de 33 años que, tras haber pasado unos años en el Ministerio de Seguridad, decide abrir una agencia privada de detectives, en pleno corazón de Beijing. VANGUARDIA | DOSSIER 100 s+ LITERATURA OK2.indd 101 101 03/03/16 15:57 para saber más Cine Àngel Quintana. Profesor de Historia y Teoría del Cine en la Universitat de Girona. La violencia en un país transformado UN TOQUE DE VIOLENCIA. TÍTULO ORIGINAL: TIAN ZHU DING. CHINA, 2013. DIRECTOR: JIA ZHANG KE. INTÉRPRETES: ZHAO TAO, JIAN WU, LI MENG. El cineasta Jia Zhang Ke está considerado como la principal figura del cine chino actual y como el más interesante cronista de los cambios y transformaciones vívidas por el país. Ganador del León de Oro del festival de Venecia por Naturaleza muerta, su obra ha transitado entre el documental y la ficción con el fin de llevar a cabo una detallada radiografía de cómo los cambios afectan a modos de vida y conductas de una juventud desubicada. Un toque de violencia es quizás una de las crónicas más crueles que se han realizado de ese país desde que la Administración comunista emprendió la transición hacia el capitalismo. La película describe cuatro historias de un grupo de jóvenes que por diferentes circunstancias se encuentran ante una situación injusta a la que responden con un es- tallido de violencia. Las cuatro historias de la película, basadas en casos reales, reflejan diferentes modos de violencia física, política, social, económica, individual y sexual. Su finalidad es observar cómo China interioriza algunos de los principales defectos de la civilización occidental. Un minero descubre la corrupción que existe en el poblado en que vive y acaba tomándose la justicia por su cuenta. Una emigrante sobrevive robando por las calles de Beijing, y para ella el uso de la violencia acaba convirtiéndose en un modo de vida y de subsistencia. La recepcionista de una sauna es víctima de la violencia de género y utilizará la fuerza para vengarse de la humillación recibida. Finalmente, un joven que vive en precario y no encuentra empleo se enamora de una prostituta. Todo termina como un ritual de autodestrucción en el que la violencia individual no es más que la respuesta a otras formas sutiles de violencia de carácter político o económico. Jian Wu es Dahai, un minero flagelador de corruptos. Memorias del subsuelo de Beijing JIE, ZHAO FU-YU. tas en lúgubres inmuebles. La película, dirigida por Pengfei, demuestra hasta qué punto los jóvenes realizadores chinos más Una de las primeras películas más reveladoras del cine chino actual ha sido esta película de ficción que intenta mostrar la imagen oculta de la ciudad. El punto de partida es la existencia en Beijing de un importante subsuelo integrado por sótanos, antiguos refugios antiatómicos o inmuebles en estado miserable en el que cientos de miles de personas intentan sobrevivir. Este submundo acaba convirtiéndose en el rostro oculto de la miseria urbana de masas en la era de la explosión económica. La película se centra en tres historias que tienen como protagonista un joven obrero que se gana la vida vendiendo antigüedades, una joven que trabaja en clubs de alterne y una familia de inmigrantes del interior que sobreviven viviendo como ra- Una visión de las miserias humanas que se ocultan bajo el desarrollo económico. BEIJING STORIES. CHINA, 2015. DIRECTOR: PENGFEI SONG. INTÉRPRETES: YING ZE, LUO WEN- inquietos utilizan la ficción o el documental para realizar una crónica nada complaciente de la evolución social de su país. 102 VANGUARDIA | DOSSIER 102 s+ CINE OK.indd 102 03/03/16 16:11 La locura en la nueva China FENG AI. TÍTULO EN INGLÉS: TIL MADNESS DO US PART. CHINA, 2013. DIRECTOR: WANG BING. DOCUMENTAL Wang Bing está considerado como uno de los mejores documentalistas chinos actuales y como autor de una obra clave para comprender las oscilaciones y transformaciones de la sociedad. En 2004 deslumbró con West on tracks, un documental sobre el cierre de unas fábricas metalúrgicas consideradas como el pulmón económico de China. Con una pequeña cámara de video capturó el cierre de las fábricas, las colonias obreras y la desertización de un paisaje que había sido atravesado por los trenes de mercancías. Feng Ai, su último trabajo, es un retrato de una institución psiquiátrica situada en la provincia de Yunan. Wang Bing explora las condiciones de vida y la represión física y mental a la que están sometidos unos 50 pacientes, pero también quiere hacer un retrato de una colectividad a partir de la diversidad de experiencias. Una diversidad que pone de relieve su humanidad frente a las duras condiciones de existencia. No obstante, también se pregun- ta cuáles son las causas del internamiento y descubre que una buena parte de los internos son obreros inmigrantes que han sufrido una crisis en sus puestos de trabajo o estudiantes que se han quebrado en el momento de pasar el concurso de admisión en la universidad. El resultado final es un impresionante documental de cerca de cuatro horas que a partir de la institución también puede llegar a ser visto como un retrato de la locura de la China contemporánea. La película está rodada en secuencias sólo en interiores. La memoria traumática BLACK COAL. TÍTULO ORIGINAL: BAI RI YAN HUO. CHINA 2013. DIRECTOR: YINAN DIAO. INTÉRPRETES: FAN LIAO, LUN-MEI WEI. os. Estrenada y rodada de forma simultánea a Un toque de violencia de Jia Zhang Ke, Black Coal no tardó en convertirse en una de las películas chinas con más éxito internacional después de ganar el Oso de Oro en Berlín. El tema de fondo es la violencia latente en el corazón de la nueva China, pero desde una introspección hacia un pasado que justifica la violencia del presente. Los hechos traumáticos del pasado remiten al año 1999 en un pequeño pueblo, cuando algunos policías aparecen asesinados tras la fuga de un psicópata. Unos años después una serie de nuevos asesinatos vuelven a ocurrir y acaban revelando algo que remite inevitablemente a la evocación del pasado. Yinan Diao deriva el thriller hacia una historia de amor para mostrarnos cómo la experiencia traumática china puede ser sublimada por los sueños románticos que imperan en su cultura. Imágenes del maoísmo CHUNG KUO. CHINA. DIRECTOR: MICHELANGELO ANTONIONI. ITALIA, 1972. En 2004, en el marco de la Beijing Film Academy, se proyectó por primera vez en China una de las películas más sugestivas rodadas sobre la experiencia del maoísmo. Michelangelo Antonioni consiguió que la RAI participara en la producción de una película documental sobre China en un momento de cierta apertura del país después de la visita de Richard Nixon y de la desaparición de Lin Biao, íntimo colaborador de Mao caí- do en desgracia. Antonioni recibe permiso de las autoridades para mirar China bajo el control de la Administración. El resultado final fue la realización de lo que el cineasta calificó de “carnet de notas de un viaje”, centrado sobre todo en observar la gente y la forma de vida bajo el régimen. La película escandalizó al Partido Comunista de China, que la consideró como una obra satélite de influencia soviética. Rodada durante ocho semanas en Beijing, Nanjing, Suzhou y Shanghai, la película constituye un documento único. Fan Liao (derecha), Oso de Plata en el festival de Berlín 2014. La serie sobre la ruta de la seda En el imaginario de buena parte de los espectadores de Televisión Española de los 80 surge una serie documental titulada La Ruta de la Seda. Esta serie, que algunos han considerado como una de las mejores series documentales de la historia de la televisión, era una producción de la cadena japonesa NHK, en coproducción con China Central Television. La serie estuvo rodada bajo el estricto control de las autoridades, que permitieron poder visitar lugares hasta aquel momento vetados a las cámaras. En una primera emisión constó de un total de 12 capítulos, que iban desde el retrato de las glorias del antiguo Chang Ang hasta la ruta del Pamir. La serie tuvo un gran éxito internacional, apoyado por la popular banda sonora de Kitaro. En 2005 se realizó una segunda parte, La nueva Ruta de la Seda, pero tuvo un éxito muy limitado. VANGUARDIA | DOSSIER 102 s+ CINE OK.indd 103 103 03/03/16 16:11 para saber más viajes Josep Maria Palau Riberaygua. Periodista especializado en viajes y profesor de Comunicación de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona y del máster OMT-UOC. Premio de Periodismo de Viajes 2015 otorgado por Czech Tourism. KASHGAR El límite chino de la ruta de la seda Para visitar… Visitar el mercado dominical de Mal Bazaar, al este de la ciudad, donde es posible comprar tapices o un caballo, por citar algunos ejemplos. La mezquita de Id Kah, que con sus distintivos muros amarillos es una de las mayores de China. Los hombres también deben cubrirse la cabeza para entrar, por lo que tienen sombreros de piel de oveja a su disposición. Pasear por el casco viejo, con muestras de la arquitectura uigur en calles como la de Areya. El Museo Regional de Kashgar. Sin disponer de grandes colecciones, fascina por su aire añejo. Las Cuevas de los Tres Inmortales, a 20 km de la ciudad, donde se guarda el testimonio de la Los nuevos edificios ganan poco a poco terreno a las casas de adobe del barrio viejo. CARLOS BARRIA /Reuters. E l nombre de Kashgar trae a la mente imágenes de caravanas perdidas en un lugar remoto de los desiertos de Xinjiang. La realidad es ligeramente distinta, ya que esta ciudad hoy ya no es tan inaccesible como lo era, aunque sigue estando emplazada en el límite occidental de China y muy cerca de las fronteras con Kirguistán y Tayikistán. Su posición la convirtió durante años en una de las etapas necesarias en la ruta de la seda, un recuerdo que puede revivir si el gigante asiático juega bien las cartas de la geopolítica y consigue volver a abrirla. Mientras, como sucede en cualquier lugar que se encuentre en una encrucijada de caminos, Kashgar es un hervidero de razas y costumbres, con una fuerte mayoría musulmana uigur que no siempre recibe el beneplácito de Beijing. En la ciudad abundan los carteles escritos con caracteres chinos, pero son los propios uigures, junto con los kirguises, los uzbekos, los afganos, los tártaros y los armenios, los que los miran al pasar. La modernidad que ha llegado de la mano de los chinos han se traduce en grandes avenidas de escaso interés visual –más allá penetración del budismo . de las amplias perspectivas que ofrecen–, siempre invadidas por un intenso tráfico. Pero para el que se acerca hasta allí con un interés turístico, es el casco antiguo y sus casas de adobe y madera lo que llama la atención, con una planta baja sólida, una primera planta discutible y un segundo piso en precario equilibrio sobre el torrente de vida que hierve en la calle. En los puestos se venden objetos artesanales de uso cotidiano: aquí no hay espacio para el suvenir. Allí se pueden comprar tintes para seda, hogazas planas de pan recién horneado, cerraduras decoradas con filigrana… La misma oferta, multiplicada de forma exponencial, es la que encontramos en el grandioso mercado dominical que se celebra en las afueras y que, para muchos, justifica por sí solo el viaje a Kashgar. En él se vende electrónica barata, es cierto, pero también miles de objetos que evocan la atmósfera de otros tiempos. El aire se llena de los aromas de los puestecillos de comida y uno viaja fácilmente con la imaginación hacia el oeste, a Samarcanda, o al sur, en busca de la Karakorum Highway. 104 VANGUARDIA | DOSSIER 104 s+ VIAJES.indd 104 03/03/16 16:23 ANKARA Entre lo secular y lo laico D urante años, el cielo de Ankara estaba cubierto en invierno de una pesada niebla grisácea debido a las calefacciones alimentadas con lignito. La polución ha mejorado algo con la introducción de la calefacción a base de gas natural, que llega a la ciudad a través de gasoductos de propiedad rusa. Se puede afirmar, por tanto, que hasta el color del firmamento depende del buen estado de las relaciones con Rusia. Si volvemos la mirada hacia la tierra, descubriremos una ciudad que, en un primer vistazo, no ofrece mucho más que la clásica vista moderna de edificios de cemento y cristal. Ese es el motivo por el que muchos visitantes tienden a obviar la estancia en la capital administrativa del país, usándola como simple etapa en su camino hacia atractivos tan conocidos como Konya o Capadocia. Una mirada más detenida comprobará que Ankara es una urbe muy extensa, compuesta por barrios de carácter diferenciado y vertebrada por el larguísimo bulevar Ataturk. La plaza de Ulus y sus alrededores son el centro histórico, hasta el siglo pasado considerado como la zona más elegante, pero hoy desbancado por espacios más cosmopolitas como el distrito de Kavaklidere. La distancia que media entre ambos no sólo refleja diferencias arquitectónicas, sino también las tensiones entre lo secular y lo laico que sacuden la ciudad y que se manifiestan en la plaza Kizilay, situada donde los dos barrios convergen. Para visitar… El mausoleo de Mustafá Kemal Ataturk o Anıtkabir, con los museos dedicados al La calle peatonal de Yuksel. KEREN UZEL/Bloomberg. fundador de la Turquía moderna y a la guerra de la independencia. Subir a la Atakule Tower en el barrio de Çankaya para obtener la mejor panorámica de la ciudad. La imponente fortaleza, o ciudadela, de Hisar. Recorrer el barrio restaurado de Hamamönü, en la zona de Ulus. Descubrir la Ankara romana, con restos interesantes como la columna de Juliano el Apóstata, o el templo de Augusto. ROTTERDAM Toques holandeses de orden y eficacia E l puerto holandés de Rotterdam es el mayor de Europa y, hasta hace poco, también era el más activo del mundo, un honor que le arrebató Shanghai en 2004. Quizá es por ello que China ha puesto la mirada en esta ciudad como punto final de la nueva ruta de la seda. Por eso, y por las posibilidades que se abren a la hora de distribuir los productos chinos a través de otras rutas marítimas. En todo caso, como corresponde a una activa ciudad portuaria, Rotterdam no es bellísima, en parte porque además fue duramente castigada durante la última guerra mundial, por lo que hubo de ser reconstruida. Una ventaja indirecta que deriva de este hecho es que un corto paseo por el centro permite obtener una visión general de los avances de la arquitectura del siglo XX. Además, aquí todo se presenta de Puerto Viejo: modernismo y modernidad. forma ordenada y tranquila, con el típico toque de efectividad holandés. Un ejemplo son los molinos de viento, de los cuales Rotterdam ha querido conservar una cantidad como testimonio del pasado; en distintos puntos de la ciudad se puede contemplar la silueta de siete de estos gigantes quijotescos. Cerca de uno de ellos se ubica Delfshaven, una de las zona con más encanto de la ciudad, con su edificios del siglo XVII y su atractiva oferta de pubs y restaurantes. Para visitar… grandioso mercado interior con una increíble El Ayuntamiento de la ciudad, construido en el año 1914 en estilo art déco. El Museo Boijmans Van Beuningen, con cuatro grandes colecciones entre las que destacan obras de Pieter Brueghel el Viejo. Comer y curiosear en The Markthal, oferta de comida de todo tipo y procedencia. Recorrer la ciudad en busca de los siete molinos históricos de viento. Realizar un paseo turístico por el Europoort, en especial en los botes que parten del puente de Erasmo. VANGUARDIA | DOSSIER 104 s+ VIAJES.indd 105 105 03/03/16 16:23 para saber más webs Oihana Montilla Ojeda. Directora de Mediateca-InfoAsia y responsable del Observatorio de Asia Central de Casa Asia. investigación y redacción de artículos acerca de China y Asia Central. Además, el blog organiza y participa activamente en seminarios sobre las relaciones de ambos países. OBSERVATORIO ASIA CENTRAL www.asiacentral.es Portal informativo en línea de referencia sobre Asia Central en España, que se dirige al público de habla hispana para dar a conocer la región y cada uno de sus países, recogiendo y generando información de actualidad y de fondo. Los contenidos de esta página web son los que afectan directamente tanto a Kazajistán, Uzbekistán, Tayikistán, Kirguistán, Turkmenistán y Mongolia, como a aquellos que los ponen en relación con su contexto regional, como es el caso de China. Dispone de una sección de noticias, de documentos de carácter académico y enlaces a plataformas en línea relevantes. ASIAN INFRAESTRUCTURE INVESTMENT BANK www.aiib.org El AIIB es una institución financiera internacional, concretamente un banco de desarrollo multilateral, con sede en Beijing, propuesto en el año 2013 como una iniciativa del Gobierno de China. Se crea con el objetivo de mejorar el desarrollo estratégico y crear un marco de referencia del cinturón económico de la nueva ruta de la seda, que se centra en el apoyo a la construcción de infraestructuras en la región Asia-Pacífico con el fin de mejorar los flujos económicos y de mercancías. El la web hay disponibles noticias sobre esta institución y acceso a los documentos básicos. CHINA IN CENTRAL ASIA http://chinaincentralasia. com Blog dedicado a examinar la evolución de la influencia y el papel de China en Asia Central. Creado en 2011 para mostrar el trabajo de sus cofundadores originales, Alexandros Petersen y Raffaello Pantucci, sobre este tema, parte de un proyecto de libro que todavía está en curso. Actualmente el sitio sirve como un centro para la Comercio Exterior de China, la Corporación de Inversión de China, el Banco de Importaciones y Exportaciones de China y el Banco de Desarrollo de China con el objetivo de proveer inversión y apoyo financiero para el comercio en el marco del Cinturón Económico de la Ruta de la Seda y la Iniciativa de la Ruta de la Seda Marítima del siglo XXI. El contenido de la web, disponible en chino e inglés, permite profundizar en el conocimiento de esta institución y ver las noticias relacionadas con esta. eREGION http://eregion.eu/eregio ns/new-silk-road Plataforma web sobre las regiones transfronterizas, de las cuales forma parte la Unión Europea, con una sección específica para la Nueva Ruta de la Seda. En esta se puede consultar una amplia variedad artículos académicos recogidos desde 2012 hasta la actualidad de diversas webs e información de los simposios organizados por eRegion sobre la ruta. El próximo evento organizado por este organismo tendrá lugar en septiembre de 2016. THE COUNCIL OF FOREIGN RELATIONS www.cfr.org/region SILK ROAD FUND www.silkroadfund.com. cn Portal oficial del Fondo de la Ruta de la Seda, creado en 2014 por la Administración Estatal de The Council of Foreign Relations es un think tank con sede en Estados Unidos que publica artículos académicos y organiza debates públicos sobre Asia que gozan de mucho prestigio. otras webs http://thediplomat.com/ regions/central-asia Revista en línea sobre temas de actualidad de la región Asia-Pacífico y que cuenta con una importante sección, entre otras, dedicada a Asia Central. En esta web se profundiza en los temas regionales gracias a los comentaristas, académicos y estrategas políticos. www.eucentralassia.eu Europe-Central Asia Monitoring (EUCAM) es un proyecto coordinado por FRIDE, un think tank europeo, cuyo objetivo era monitorizar la implementación de las políticas de la Unión Europea para Asia Central y que se ha convertido en un centro de conocimiento de las relaciones entre Europa y los países centroasiáticos. www.silkroadstudies. org Centro de investigación de carácter transatlántico. Tiene como objetivo promover el conocimiento sobre la región y los países por los que cruza la gran ruta comercial China, mediante la creación de publicaciones académicas y la realización de cursos, foros y conferencias. http://en.drc.gov.cn/ silkroadforum.htm Plataforma web sobre el Foro de la Ruta de la Seda que se celebró en Madrid en el año 2015 que trata temas como la construcción de la Nueva Ruta de la Seda y la creación de la red Silk Road Think Tank Network (SiLKS). 106 VANGUARDIA | DOSSIER 106 s+ WEBS.indd 106 03/03/16 16:28 Fondo de Solidaridad de la Fundación Agbar Fuente de solidaridad AYUDAS AL PAGO DEL CONSUMO DEL AGUA El Fondo de Solidaridad de la Fundación Agbar es una fuente solidaria que mana para llegar a los que más lo necesitan. Por eso, colaboramos con Cáritas, la Cruz Roja y los servicios sociales de los ayuntamientos, para ayudar a las familias que tienen problemas para pagar la factura del agua y, de este modo, garantizar el acceso al consumo básico de agua a todo el mundo. Llegando allí donde podamos ayudar. Desde la puesta en marcha del fondo, hemos beneficiado a más de 30.000 personas. Abriéndonos camino, como el agua. L’aigua de la teva vida AGBAR.indd 1 03/03/16 17:34 TEXTOS ORIGINALES ALL ROADS LEAD TO BEIJING Nicola Casarini RESEARCH HEAD FOR ASIA AT THE ISTITUTO AFFARI INTERNAZIONALI (IAI) IN ROME AND NONRESIDENT GLOBAL FELLOW AT THE WOODROW WILSON CENTER IN WASHINGTON, DC. T HE ONE BELT, ONE ROAD (OBOR) – ALSO known as China’s new Silk Road – was unveiled by President Xi Jinping in late 2013. It is China’s most ambitious geo-economic and foreign policy initiative in decades, combining a land-based Silk Road Economic Belt and a sea-based 21st Century Maritime Silk Road which connect China to Europe through South East Asia, Central Asia and the Middle East, covering areas generating 55% of the world’s Gross National Product (GNP), 70% of the global population, and 75% of known energy reserves. The stated aim of this grandiose initiative is to boost connectivity and commerce between China and the more than 60 countries traversed by the OBOR. China’s total financial commitment to the Belt and Road is expected to reach $1.4 trillion in the coming years. Beijing has already committed around $300 billion for infrastructural loans and trade financing, a sum which includes a $40 billion contribution to the “Silk Road Fund” for infrastructu- re development and the $100 billion initial capital allocated to the China-initiated Asian Infrastructure Investment Bank (AIIB). The Belt and Road are not limited to physical infrastructure and commerce. President Xi Jinping has spoken about the ‘five factors of connectivity,’ which define the new Silk Road; namely, policy communication, road connectivity, unimpeded trade, monetary circulation and understanding between peoples, including intellectual exchanges and flows of tourists and students. This ambitious plan does not start, however, from scratch. Origins The Chinese phrase for One Belt, One Road is ‘yi dai yi lu,’ which distils two related ideas: the first is the construction of a Silk Road economic belt spreading from western and inland China through Central Asia towards Europe, resonant of historical Eurasian ‘silk roads’ which reached their height during China’s Tang dynasty (618-906). The ancient road originated from Chang’an (now Xian) in the east and, through a series of major trade routes across Central Asia, helped build commerce and cultural ties between China, India, Persia, Arabia, Greece and Rome, ending in the Mediterranean in the west. The idea of the Silk Road economic belt was first raised by President Xi Jinping during his visit to Kazakhstan, Russia, and Belarus in September 2013. With the ‘belt,’ Beijing wants to build a new Eurasian land bridge and develop the economic corridors of ChinaMongolia-Russia; China-Central Asia-West Asia; the China-Indochina peninsula; ChinaPakistan; and, Bangladesh-China-IndiaMyanmar. This new land-based Silk Road takes advantage of pre-existing international transport routes and relies on core cities along the countries traversed, using key economic industrial parks and newly-developed free trade zones as cooperation platforms. The idea of a ‘road’– a 21st century maritime Silk Road – was first promoted during President Xi Jinping’s visit to Southeast Asia in October 2013. The ‘road’ is inspired by historical maritime trading routes from coastal China through the South China Sea and beyond. China’s new sea-based Silk Road plans to extend these routes to continents and countries where trade volumes are currently small, but growing. In practice, it will take the form of a network of ports and other coastal infrastructure projects, dotting the map from South and Southeast Asia to East Africa and the northern Mediterranean Sea. Together, these two projects are now referred to as the One Belt, One Road (OBOR) – or simply, the Belt and Road. The projects related to this initiative are expected to be realised over the next three decades, culminating in 2049 – a symbolic date marking the 100th anniversary of the foundation of the People’s Republic of China. The Chinese Ministry of Commerce has coined the term, ‘the new 30 years’ (xin 30 nian), a reference placing today’s China on the threshold of a third era comparable to those begun by Mao Zedong and Deng Xiaoping. The catchphrase of this new era under the leadership of Xi Jinping is that of the ‘Chinese Dream,’ coined to guide China’s development in the coming decades. According to President Xi, the realization of the Chinese Dream equates to the “grand rejuvenation of the Chinese nation.” To achieve this, the Chinese leadership is abandoning the traditional approach set by Deng Xiaoping – who dictated a strategy for China to lay low in the international arena and concentrate on building the domestic economy – opting instead for a more proactive stance, as demonstrated by he launch of the Belt and Road, in late 2013. 108 VANGUARDIA | DOSSIER todos V.O VD60 - OK.indd 108 09/03/16 12:46 Exporting China’s development model On 28 March 2015, an “action plan” for the Belt and Road was jointly released by three agencies: the Ministry of Foreign Affairs, the National Development and Reform Commission, and the Ministry of Commerce. With the title, Vision and Actions on Jointly Building Silk Road Economic Belt and 21st Century Maritime Silk Road, the document sets out a vision in which Chinese-led infrastructure construction, reduced tariffs, and simplified customs administration would allow trade to flow seamlessly between China and Europe by both rail and sea. The action plan encompasses every conceivable goal, from improving distributed supply chains to developing trade in services to increasing food security for the countries that participate in the project. According to the document, the Belt and Road initiative is “open to all countries, and international and regional organizations for engagement.” It “advocates peace and cooperation, openness and inclusiveness, mutual learning and mutual benefit,” as well as “promotes practical cooperation in all fields, and works to build a community of shared interests, destiny, and responsibility featuring mutual political trust, economic integration and cultural inclusiveness.” The Belt and Road appears thus to be nothing less than a Chinese call on the international community to jointly work toward a “harmonious and inclusive” world – an idea similar to the “harmonious world” proposed by former Chinese President Hu Jintao in 2005 – but much more detailed and operational. According to the action plan, one of the purposes of the OBOR is to revive the Chinese economy, now at a historical juncture transitioning from export-oriented growth to a new model based on domestic consumption and outward investment. China has already passed the stage of relying on foreign investment and has begun to enter a new phase characterised by the “going out” strategy, which encourages domestic companies to invest and operate overseas. This is all the more important for those Chinese companies marred by overcapacity, due in part to the massive sums that the Chinese authorities have invested in infrastructure projects since 2008, as a way to kick-start the economy amid the international slump in demand triggered by the global economic and financial crisis. With the Belt and Road initiative, China now seeks to export its development model to other countries and contribute to upgrading the Chinese economy, at a time of domestic overcapacity, and to the restructuring of various sectors, including heavy industries involved in the building and maintenance of transportation and energy infrastructure. The emphasis placed on big, state-led projects can be seen as an extension of the infrastructuredriven economic development policy that has sustained the growth of China since the reform and opening up era. This model is based on the idea that long-term economic growth can only be achieved through massive and systematic investments in infrastructure assets, in contrast with the more short-term export-driven and consumption models pursued by many developing countries in the last decades. Banking on the Belt and Road The People’s Bank of China (PBOC) has designed loan schemes to support companies that transfer some of their manufacturing capacity abroad. The overseas production capacity is then channelled to support local construction projects by Chinese companies. The Chinese government has also made it clear that investments on projects related to the OBOR will be made in accordance with market criteria. This means that both countries and participating companies as well as private international investors will be able to provide financing for the project in different ways. To provide additional finance to OBOR projects, Beijing has set up a number of special funds, such as the Silk Road Fund, which has an initial allocation of $40 billion from PBOC reserves, the China Investment Corporation (Beijing’s sovereign wealth fund), the Export-Import Bank of China and the China Development Bank. Other policy lenders such as the Asian Infrastructure Investment Bank, the China-ASEAN Investment Cooperation Fund and the ChinaEurasia Economic Cooperation Fund can also finance projects related to the Belt and Road initiative, though their scope and frame of reference is more broad. Beijing is also committed to boost com- merce in the areas traversed by the OBOR. This is done by creating free trade areas and eliminating non-tariff barriers, including the speeding up and harmonisation of administrative processes such as customs procedures. To achieve this, China’s largest policy lenders, the China Development Bank and the ExportImport Bank of China, have committed billions of dollars to trade financing which serves to maintain existing – as well as find new – markets for Chinese products. Estimates from the Chinese government envisage that the $1.25 trillion worth of trade China conducted with Eurasian countries, in 2013, will double by 2020. As the OBOR moves forward, it becomes increasingly urgent for Beijing to increase the share of its currency in trade financing, monetary transactions and foreign exchange reserves in order to facilitate outbound Chines investment and lower transaction costs. The internationalisation of the Chinese currency, the yuan – or renminbi – has, therefore, become a crucial element for the success of China’s new Silk Road. A Marshall Plan with Chinese characteristics? Given the size and scope of the Belt and Road initiative, and the huge sums committed so far, some Western commentators view the OBOR as a 21st century ‘Chinese-style’ Marshall Plan. Chinese officials and academics maintain, however, that the Belt and Road is not like the Marshall Plan as China’s new Silk Road is based on “open cooperation,” while the Marshall Plan placed harsh political conditions on the countries it covered and excluded pro-Soviet European countries, something which led to the division of Europe. Indeed, the OBOR is not an alliance – and comes with no political strings attached. It is presented as an unconditional plan to assist in the development of China’s neighbours and partners along the Silk Road, regardless of their current relationship with Beijing. More than security concerns, the emphasis is given to economic considerations and the realisation of infrastructure. The funding and implementation of the first projects related to the Belt and Road begun in Central Asia in March 2014, when Chinese Premier Li Keqiang and Kazakh Prime Minister Karim Masimov oversaw the signing VANGUARDIA | DOSSIER todos V.O VD60 - OK.indd 109 109 09/03/16 12:46 T E X T O S O R I G I N A L E S · C H I N A . L A N U E VA R U T A D E L A S E DA of 33 deals worth $23.6 billion, including projects in the steel, non-ferrous metals, sheet glass, oil refining, hydropower and automobile industries. China’s Belt and Road initiative is expected to complement Kazakhstan’s own plan for building up infrastructure and jumpstarting the economy, dubbed ‘Bright Road,’ a concept first put forward in a speech by President Nursultan Nazarbayev in November 2014. This new policy is in part driven by the need to decrease reliance on Moscow, at a moment when the Russian economy suffers under Western sanctions. Beijing is encouraging Chinese firms to invest in Kazakhstan, following the opening of the trans-border free trade zone centered on Xinjiang’s Khorgos city in Spring 2014. This is seen in Beijing as a crucial factor for promoting economic development in Xinjiang, China’s far western province, which is frequently rocked by violence. After Kazakhstan, Beijing has turned to Pakistan, where Chinese investments are flowing freely. The China-Pakistan Economic Corridor (CPEC) – first announced during Xi Jinping’s state visit to Islamabad in April 2015 – is a crucial component of the Belt and Road since it is also China’s largest overseas investment project to date with an estimated value of $46 billion. It consists of extensive investment in Pakistan’s transport, telecommunications and energy infrastructure, which will eventually extend about 3,000 km, linking the southwestern Pakistani port of Gwadar to the city of Kashgar, in China’s northwestern Xinjiang province. The geopolitical significance of CPEC is heightened by earlier Sino-Pakistani agreements. First, China has been granted 40-year operational control of the port of Gwadar on the Indian Ocean, strategically positioned close to the Strait of Hormuz, at the mouth of the Persian Gulf. This will enable China to monitor its critical sea lines of communication, as 60% of its crude oil imports pass through West Asia. Once CPEC is completed and the port is fully operational, China will be able to ensure that a large share of its oil needs are secured via Gwadar, saving time and billions in costs. More importantly, the new route would circumvent the potentially vulnerable Strait of Malacca. This is all the more significant given the United States’ growing presence in the South China Sea, where it is seeking to expand its influence as part of its pivot to Asia. Thus, bypassing the Strait of Malacca would present China with the option to avoid potential confrontation with Washington. While Gwadar is being developed as a commercial port for civilian use, it could potentially be transformed into a military facility for China’s navy. The China-Pakistan Economic Corridor is instrumental for opening up new routes to the resource-rich Middle East via the Arabian Sea. To this aim, Islamabad has extended an invitation to Tehran to join the CPEC initiative which includes plans for an Iran-Pakistan gas pipeline. In Chinese eyes, Iran, considered as a bridge between Asia and the Middle East, is also a key element for the success of the Belt and Road initiative. Xi Jinping was the first head of state to visit Iran, following the lifting of sanctions on 16 January 2016. He surely did not forget that Tehran has an important role to play in China’s future energy security, as a major long-term source of oil and gas. During his visit, the Chinese President proposed building a high-speed cargo and passenger rail line between the two countries. The prospected 3,200-kilometer long (nearly 2,000 miles) rail link, put forward by stateowned China Railway Corporation (CRC), would begin in Urumqi, the capital of Xinjiang Province, and end in the Iranian capital, Tehran. Along the way, it would stop in Kazakhstan (Almaty), Kyrgyzstan (Bishkek), Uzbekistan (Tashkent and Samarkand) and Turkmenistan (Ashgabat). The line would be complementary to the existing railway network in the region, which mostly runs southeast to northwest toward Moscow. Nevertheless, the proposed UrumqiTehran high-speed rail link faces major hurdles. The single-line railway could easily turn into a target for extremists or militia. It could also be very difficult to realize, since it is projected to stretch across many unstable countries in Central Asia such as Kyrgyzstan and Uzbekistan. To hedge against potential setbacks, Beijing is building a parallel route northward. China is providing soft loans to build the Trans-Caspian International Transport Route that will connect China with Ukraine through Kazakhstan, Azerbaijan and Georgia. The route includes ferry crossings of the Black Sea and the Caspian Sea (Ilyichevsk-Batumi and Alat-Aktau), bypassing Russia. It is designed to become competitive to the traditional overland route. The first container trains on this route arrived at Baku International Sea Trade Port from China, in August 2015. The train, consisting of 44 wagons, departed from the Alashankou export station in the Chinese province of Xinjiang and arrived in Tbilisi in eight days. Once completed, the TransCaspian International Transport Route will move approximately 300,000-400,000 containers by 2020, connecting with the ChinaTurkey intermodal corridor inaugurated in December 2015. Chinese companies are building a seamless connection between Lianyungang – a prefecture-level city in China’s northeastern Jiangsu province – and Istanbul. The Lianyungang-Istanbul corridor takes around 14 days to transit Central Asia, using some of the facilities of the Trans-Caspian International Transport Route, but with the option for immediate freight forwarding by truck to any Turkish city. The rail corridor is expected to generate $2.5 trillion in annual trade within the next ten years, and was recently expanded to connect Taiwan with Europe via China, thereby linking the Pacific Ocean with the Atlantic Ocean through the Eurasian continent. For the Belt and Road to succeed, however, China needs Russia’s acquiescence to it. Moscow sees much of Central Asia as its own backyard, and has been promoting its own plans for a Eurasian Economic Union (EEU). Chinese influence has grown since the end of the Cold War, including through the securityfocused Shanghai Cooperation Organization (SCO). Regardless, any Russian resistance to the Silk Road economic belt would be problematic for Beijing. To date, the only project linking the EEU and OBOR has been the proposed construction of the high-speed railroad from Moscow to Beijing. In June 2015, China’s Railway Group and Russia’s JSC railways signed a contract to begin construction of the first branch of this track: the 480-mile high-speed railroad between Moscow and Kazan that is to be completed by the 2018 World Cup. At the same time, Russia may see China’s new Silk Road as an opportunity to boost links with Europe, worsened in recent times following the impo- 110 VANGUARDIA | DOSSIER todos V.O VD60 - OK.indd 110 09/03/16 12:46 T E X T O S O R I G I N A L E S · C H I N A . L A N U E VA R U T A D E L A S E DA sition of sanctions after Russia’s invasion of Ukraine. Today, the only regular train connections between China and Europe reach Germany through Central Asia and Russia. In addition, there are routes between Poland and China and the experimental Madrid-Yiwu route, the longest in the world. There is an additional problem: while infrastructure-led growth has worked well in China until now, given the control exercised by the Communist Party, it remains to be seen if this will be the case abroad, especially in some areas of Eurasia where instability, conflict and corruption could well interfere with Chinese plans. Nonetheless, Beijing is fast proceeding towards the creation of a Chinacentered infrastructure network, which will expand Chinese economic and political influence in Eurasia, while also being largely safe from meddling from the U.S., whose naval forces dominate global sea lanes. String of ports If road and rail links are the signature of the land-based Silk Road Economic Belt, in the maritime component – the 21st Century Maritime Silk Road – ports and cargo ships play a major role. As the world’s largest exporter and second-largest importer, China houses some of the world’s biggest container ports, controlling a fifth of the world’s container fleet mainly through giant stateowned lines. Since the shipping corridors between East Asia, Europe and Africa are expected to become even busier in the upcoming years, a new generation of huge ships that are almost half a kilometre long will dominate the seas, bringing benefits to the ports able to service these giant vessels. For China, it becomes thus essential to own and run ports. Beijing is financing – and building – a network of ports and other coastal infrastructure projects stretching from South and Southeast Asia to East Africa and the Mediterranean Sea. COSCO, China’s biggest shipping line, has taken minority stakes in terminals in Antwerp, Suez and Singapore and a majority stake in Piraeus Port in Greece, where it is building a dock that can handle mega-ships. At the same time, China Merchants Holdings International has invested massively in Colombo (Sri Lanka) and has stakes in the ports of Gwadar (Pakistan) and Djibouti. Djibouti, a country of just 876,000 people that wants to build up its role as an international port and already hosts US and French military bases, is expected to play an important role in China’s Maritime Silk Road. Chinese President Xi Jinping and his Djibouti counterpart, Ismail Omar Guelleh, signed a landmark agreement in December 2015, setting up a trade zone and establishing a legal framework to let Chinese banks operate in the tiny Horn of Africa nation. As part of the agreement, China Merchants Holdings International will expand Djibouti’s role for transhipment of goods in trade between China and the world. This would mean cargo coming to Djibouti, which is on a body of water linking the Red Sea with the Gulf of Aden, and then being reloaded for other destinations, particularly the Suez Canal, to reach the Mediterranean ports. The security of these sea lanes is becoming a strategic priority for China, whose military has recently been granted the right to build logistics facilities in Djibouti. Stabilising the Middle East Since the Persian and Arab Gulf are two of the world’s most important shipping lanes through which much of the world’s hydrocarbons pass, a major conflict in the region would lead to a global energy crisis with an immediate impact on China’s energy security. Saudi Arabia is China’s biggest supplier of crude oil, while Beijing is Iran’s top oil client and has close ties to the Arab Gulf countries from where it imports large amounts of oil. Essentially, Beijing wants the oil to flow and for prices not to change. Xi Jinping visited the Middle East in January 2016, following the publication of China’s ‘Arab Policy Paper,’ the first articulation of a policy towards the region, and one that emphasizes growing China-Arab ties in a number of fields, including political cooperation, economics, energy and security. In the document, China’s emphasizes support for state sovereignty, non-interference in domestic affairs and a ‘no enemies’ policy, offering a stark contrast to the interventionist policies of the West in the past century. Beijing does not want to legitimize the toppling of authoritarian regimes because of their systemic abuses of human rights since this could have implications at home. As a result, Beijing gets on with all sides and benefits from both proAssad and anti-Assad, Saudis and Iranians, Israel and Palestine. Such stance is enabling Beijing to enhance its economic and political power even in a region as polarised as the Middle East. During his recent visit to the region, Xi Jinping offered around $55 billion in loans and investments. In Saudi Arabia, he and King Salman oversaw the opening of a jointventure oil refinery in the Yanbu Industrial City on the Red Sea, while in Egypt, President Xi signed 21 deals worth about $15 billion, mainly in sectors such as electricity, transportation, and infrastructure and, in Iran, he made a multibillion dollar commitment for building infrastructure and nuclear power plants for civilian use. China wants to be seen as even-handed in the Middle East, hoping that this approach will eventually allow Beijing to be regarded by regional actors as a welcome peace-broker in the region, alongside – and at times replacing – the United States. Since war and tensions in the area could jeopardize the implementation of the Belt and Road initiative and the regular flow of natural resources needed to feed China’s voracious industry, it is no coincidence that more than half of China’s peacekeeping forces are based in the Middle East – principally patrolling off the Somali coast as part of a UN-mandated antipiracy campaign. China’s growing role in such multilateral efforts is now being supplemented by the creation of the first Chinese military base outside China’s borders, in tiny Djibouti, astride the critical maritime route from the Chinese mainland to its vital European markets, via Suez Canal and the Mediterranean Sea. The Belt and Road reaches Europe Sitting at the end-point of the 21 st Century Maritime Silk Road, Southeast Europe and the Mediterranean – in particular, the Greek ports – have greatly benefited from Chinese investments so far. The flagship infrastructural project in the area is a land-sea express route which will directly link the port of Piraeus – one of the largest container ports in Europe for which Chinese shipping giant COSCO has a 35-year concession – with at least VANGUARDIA | DOSSIER todos V.O VD60 - OK.indd 111 111 09/03/16 12:46 T E X T O S O R I G I N A L E S · C H I N A . L A N U E VA R U T A D E L A S E DA six to eight Central and Eastern European countries, thus turning the Piraeus into a Chinese hub for trade with Europe. The €2.2 billion project is financed by soft loans from China’s Export-Import Bank, and will be built by the state-owned China Railway and Construction Corporation. Work on the line began at the end of 2015, and should be completed by 2017. The 370 km railway between Belgrade and Budapest will significantly improve the transport of passengers and goods, cutting travel time between the two capitals from eight hours to less than three. China is also committed to upgrading Greece’s railway system, focusing on the northern route to Macedonia through Thessaloniki and the Macedonian railway line that would connect Greek lines to the upgraded north-south route in Serbia and the Hungaro-Serbian High-Speed Railway. Concurrent with these investments in the Greek and Macedonian portions of the line are Chinese plans to upgrade both railway and road infrastructure from Bar through Montenegro to the Serbian border. Once all the projects are completed, the high-speed rail connection will extend from Piraeus to Budapest. A double track between the Mediterranean and the Danube will thus enable trains to reach a speed of up to 200 km per hour. By reducing shipping times, the new line will make Chinese products more competitive in the European market, helping to offset rising production costs at home. Chinese goods are currently shipped through the Suez Canal, then in a wide loop through the Mediterranean, the Bay of Biscay and the English Channel to ports on Europe’s north-western coast, including Rotterdam, Antwerp and Hamburg, where they are dispatched by road and rail to inland cities. Once the Balkan projects are completed, Chinese products will go from the Suez Canal – which recently doubled its capacity – directly to Piraeus to be loaded onto trains, cutting transit times from roughly 30 to 20 days. Piraeus is central in Beijing’s strategy of linking China with Europe through the Mediterranean. The Greek port is, in fact, the gateway between the Middle East and the Balkans and European markets; from a Chinese perspective, it is a unique entry point into the EU. When Chinese Prime Minister Li Keqiang visited Piraeus in June 2014, he called it “the pearl port” of the Mediterranean Sea. COSCO plans to double Piraeus’s container traffic in 2016, after winning the privatisation tender to operate the 67.7% of the port that was controlled by the Greek government but had been put up for sale in December 2015, according to the terms of Greece’s latest €86 billion bailout agreement with the International Monetary Fund, the European Commission and the European Central Bank. Under control of COSCO, Piraeus could become as big a container port as Hamburg, Rotterdam or Antwerp. Chinese shipping companies also have a well-established presence in the Spanish ports of Barcelona and Valencia and the Italian ports of Naples and Genoa. The OBOR represents a great opportunity for the Old Continent – in particular for some cash-strapped governments of the periphery – to obtain financial capital from Beijing. At the last EU-China Summit on 29 June 2015, Jean-Claude Juncker, the European Commission President, called for the creation of synergies between his European Fund for Strategic Investments (EFSI) and China’s Belt and Road initiative. Premier Li Keqiang replied to Juncker by making a multibillion dollar investment commitment to the EFSI, though no precise amount has been revealed so far. Policymakers in Brussels and Beijing are currently identifying appropriate cooperation mechanisms between China’s Belt and Road and Juncker’s Fund. Ideas presented so far include the establishment of a China-EU joint investment fund to support project shareholding, joint contracting and co-financing. The primary beneficiaries of these opportunities will be construction, transport and logistics companies, which will have the chance to secure the building and operating contracts for the new infrastructure. The process will be open not only to Chinese companies, but also to European investors and companies, following the example of the German-Russian consortium, the Trans-Eurasia Logistics, which operates container traffic between China and Germany, via Russia. All European countries are eager to attract Chinese funds under the banner of the OBOR and seem ready to go the ‘extra mile’ to justify these investments. For instance, George Osborne, the UK chancellor, stated in October 2015 that Belt and Road investments will dovetail nicely with his promise to develop the north of England, a remark made when he visited the ethnically divided Xinjiang on China’s borders with central Asia to evoke the Silk Road. While there, Osborne announced £60 million of investments into real estate projects in Manchester and Sheffield by the Hualing Group, known for developing wholesale markets in Xinjiang. Countries on the Belt and Road are attracted to it by the fact that the initiative is based on an inclusive approach, one that fosters interdependence and shared development, rather than competition between blocs. Moreover, the connectivity touted by Beijing goes well beyond trade and investment to include academic, scientific and cultural exchanges. This is nowhere more evident than during the Silk Road Forum, an annual international gathering whose aim is to promote the OBOR by building bridges between the societies along the Silk Road. The first Silk Road Forum took place in Istanbul in December 2014, where more than 200 participants from 13 countries were in attendance. The second edition of the Forum was held in Madrid in October 2015, where 300 guests from more than 30 countries and international institutions participated, including many Spanish government officials. The event was co-sponsored by the Development Research Center of the State Council of China (DRC), the Chinese Embassy in Spain, and the Center for International Relations and Sustainable Development (CIRSD) whose honorary president is former Spanish Foreign Minister Miguel Angel Moratinos. During the 2015 edition, the Silk Road Think Tanks Network was launched with the goal to contribute to intellectual exchanges among the OBOR countries. The same day, the Spanish government organised a seminar on the ‘Logistics of Exporting to China.’ As China’s new Silk Road unfolds, we should expect a proliferation of events related to it. For instance, there will be a ‘Silk Road Cities’ Forum in Valencia – Spain’s fourth-largest city – in June 2016, while numerous other initiatives are being organised across Eurasia. If current trends continue, it will be no surprise if by 2049, when the Belt and Road is supposed to be fully realised, all roads will lead to Beijing. 112 VANGUARDIA | DOSSIER todos V.O VD60 - OK.indd 112 09/03/16 12:46 T E X T O S O R I G I N A L E S · C H I N A . L A N U E VA R U T A D E L A S E DA LES NOUVELLES ROUTES DE LA SOIE QUELS ENJEUX? Emmanuel Lincot FONDATEUR DE L A CHAIRE DES ETUDES CHINOISES CONTEMPORAINES (CECC) ET VICE DOYEN À L’INSTITUT CATHOLIQUE DE PARIS. IL EST L’AUTEUR D’UN NOUVEL OUVRAGE ESQUISSE DE CHINE (À PARAÎTRE EN MAI 2013 CHEZ BELIN). F FORGÉE PAR LE GÉOGRAPHE ALLEMAND Ferdinand Von Richtofen à la fin du XIX° siècle l’expression «Routes de la soie» est em-ployée d’une manière récurrente par le pouvoir chinois. Redécouverte d’une relation ancienne avec l’ensemble de l’Eurasie remontant à l’époque de l’Empire romain, nécessité de sécuriser des approvisionnements énergétiques et de concurrencer par là-même la puissance américaine et les intérêts de ses alliés adhérant aux projets de partenariat trans-Atlantique et transPacifique sont des facteurs déterminants qui ont conduit le Président Xi Jinping à faire de ces «Routes de la soie» l’un de ses axes prioritaires en matière de politique étrangère. Mais il ne s’agit pas seulement d’un effet de rhétorique. Très concrètement, les «Routes de la soie» se traduisent par le lancement de réalisations ferroviaires ambitieuses qui relient l’ExtrêmeOrient à l’Extrême-Occident. Des investissements chinois en Grande Bretagne, en Grèce ou en Espagne servent de point d’entrée à ces routes et bénéficient d’un appui financier important que facilite la création de la Banque Asiatique d’Investissements pour les Infrastructures (BAII). Ce vaste projet stratégique donne lieu à un rapprochement entre la Chine et la Russie. Il s’est traduit en 2014 par la signature d’un important accord gazier. Des manœuvres militaires conjointes honorent également le partenariat stratégique auquel Moscou et Pékin semblent attachés. Toutefois, des interrogations persistent sur la solidité de cette alliance sino-russe. La pérennité de ces «Routes de la soie» est directement liée au règlement des crises qui déchirent par ailleurs le Moyen Orient et l’Ukraine. A ces incertitudes s’ajoute l’avenir très aléatoire d’une région voisine de la Chine: l’Asie centrale, contaminée tant par les risques de terrorisme que la corruption de ses élites. Si ces «Routes de la soie» sont des itinéraires terrestres, elles désignent aussi des voies de communication maritimes et permettent le transit de 90% des conteneurs entre l’Europe et l’Asie. Les aires géographiques concernées sont donc nombreuses. L’Asie du Sud-Est dont l’administration Obama souhaite faire une zone «pivot» de ses propres implications stratégiques est tout autant convoitée par Pékin. Malgré les obstacles rencontrés, c’est un gigantesque «plan Marshall chinois» qui se met aujourd’hui en place. Ses objectifs ne sont pas qu’économiques. Il s’agit bien sûr de contester la vision d’un monde unipolaire dominé par les Etats-Unis. Ces «Routes de la soie» sont une partie de la réponse des dirigeants chinois aux pressions stratégiques et douanières de Washington dans le Pacifique qu’ils perçoivent comme un frein à l’exercice de leur magistère. Dans cette partie de bras de fer auxquels se livrent chinois et américains, deux visions du commerce international s’affrontent. Celle des Chinois se veut une alternative au modèle néo-libéral du FMI par un interventionnisme fort de l’Etat tandis que les Américains défendent les principes du droit, de la finance et la libre compétition. Ces «Routes de la soie» s’inscrivent enfin dans une ambition plus grande, celle du «Rêve chinois». Rêve impérialiste, peut-être. Rêve de rappeler en tout cas que la Chine n’a jamais cessé de se concevoir au centre de l’Histoire du monde. En cela, les «Routes de la soie» constituent une partie essentielle du discours que la Chine élabore en termes de diplomatie culturelle ou ce que Joseph Nye appelle son «Soft power»1. Une stratégie globale Dans ce dispositif général, l’intention de Pékin est de conférer à l’Asie centrale le rôle de plaque tournante entre la Chine et l’Union Européenne, son premier partenaire commercial. L’Asie centrale, d’une manière hautement significative, demeure pour la diplomatie chinoise l’un de ses laboratoires privilégiés. En effet, c’est avec les anciennes républiques soviétiques de l’Asie centrale que la Chine a établi en 2001 l’Organisation de Coopération de Shanghai (OCS). Structure à vocation sécuritaire dans la lutte contre les narco-trafficants et la menace djihadiste, l’OCS a des compétences élargies dans le domaine économique. C’est en Asie centrale (Ouzbékistan) que Pékin a également fondé, en 2004, son premier Institut Confucius. Plus récemment encore, c’est auprès du Pakistan, pressenti pour être membre à part entière de l’OCS, que le Président Xi Jinping a annoncé une aide de 46 milliards de dollars lors de sa visite à Islamabad, le 20 avril 2015. Cette initiative s’inscrit dans un renforcement du projet «Routes de la soie»; projet qui vise plus particulièrement à faciliter les approvisionnements énergétiques de la Chine en provenance de l’Iran par la réalisation d’un projet de pipelines reliant -via le port de Gwadar et le Baloutchistan- la Hunza que traverse, au pied de l’Himalaya, la fameuse route du Karakorum. Celle-ci -à travers ses ramifications longues de plus de 3000 kilomètres- conduit à la région frontalière du Xinjiang et plus particulièrement vers l’oasis de Kachgar dont le Président Xi Jinping a rappelé, lors du forum asiatique de Bao au mois de mars de la même année, l’importance stratégique. Gangrenée par les risques de déstabilisation que font peser les terroristes ouïghours, cette oasis est une nouvelle Zone Economique Spéciale, située aux portes d’une région encore sensible: le Cachemire. Ce dernier est le théâtre récurrent des principales rivalités entre les armées pakistanaise et indienne. L’intérêt de Pékin pour cette partie méridionale de l’Asie centrale s’est accru avec le retrait partiel des forces de l’OTAN en Afghanistan. Endiguer les phénomènes de contagion islamiste radical s’est traduit par le déploiement d’une diplomatie chinoise très active auprès des pays membres du «Processus d’Istanbul» dont l’une des plus récentes réunions s’était tenue à Tianjin, en marge de la visite du nouveau Président afghan Ashraf Ghani, dans la capitale chinoise, en octobre 2014. Cette politique emploie tous les leviers d’une approche qui se veut à la fois multilatérale et bilatérale. Concernant les relations sino-pakistanaises dont la presse chinoise a vanté l’«amitié de diamant», elle s’est concrétisée au fil des années par une importante coopération dans le domaine militaire (vente de sous-marins, d’avions de chasse et de frégates) mais aussi nucléaire, dans ses réalisations civiles. Deux réacteurs construits à Chamsa, au Pandjab, par l’industrie nucléaire chinoise vont être suivis de nouvelles fabrications; 6 au total dont deux déjà prévues à Karachi, comme VANGUARDIA | DOSSIER todos V.O VD60 - OK.indd 113 113 09/03/16 12:46 T E X T O S O R I G I N A L E S · C H I N A . L A N U E VA R U T A D E L A S E DA l’annonçait déjà, en février 2015, Wang Xiaotao, Vice-Ministre de la Commission Nationale pour la Réfor me et le Développement. Toutes les démarches initiées par Pékin sont délibérément inclusives. Aider le Pakistan comme l’Afghanistan est une réponse prioritaire aux risques de déstabilisation que provoque le terrorisme d’obédience sunnite. Ainsi, de nouvelles configurations géopolitiques sont à l’œuvre. Islamabad a refusé les sollicitations de Ryad pour participer à la coalition armée menée par l’Arabie Saoudite contre les communautés chiites soutenues au Yemen par l’Iran. Le contrepoids exercé par Téhéran contre l’hégémonie sunnite de Daech pourrait s’avérer précieux pour les intérêts chinois tant au Moyen-Orient qu’en Asie centrale. Un glacis irano-pakistanais souhaité par Pékin est-il désormais en voie de formation? S’il est encore trop tôt pour répondre à cette question, les autorités chinoises n’excluent pourtant pas la participation de l’Inde dans la réalisation d’opérations sécuritaires conjointes et ponctuelles pour que New Dehli puisse également profiter des richesses iraniennes en matière d’hydrocarbures. Toute une région du monde va s’en trouver ainsi désenclavée. Pour plusieurs raisons. La première étant de nature conjoncturelle: la configuration géopolitique du Moyen-Orient, qu’avaient imposé les puissances occidentales victorieuses (France, Grande-Bretagne) au lendemain de la première guerre mondiale, a vécu. Une approche pragmatique Guerres civiles en Syrie et en Irak, rivalités sanglantes entre sunnites et chiites, affirmation indépendantiste de régions entières à majorité kurde, et affirmation de l’Iran, ont non seulement pulvérisé les tracés frontaliers hérités des accords Sykes-Picot (1916) mais marginalisé le rôle exercé traditionnellement par les Etats-Unis dans la région. Depuis la fin de la guerre froide, la Russie, bon gré mal gré, s’était plutôt accommodée de cette hégémonie américaine. Son soutien au régime de Bachar Al Assad, dès les premières semaines des Printemps arabes, a toutefois marqué son retour. Moscou n’a pas manqué d’opposer son véto aux sanctions onusiennes contre le régime de Bashar Al Assad. Non plus que la diplomatie chinoise qui a ainsi rappelé son intérêt pour un ensemble régional qu’elle considère comme hautement stratégique. Rappelons qu’en 2012, la Chine est devenue le premier importateur de pétrole devant les États-Unis. Sa demande en pétrole ne cesse de croître. Plus de 50 % de ses importations pétrolières proviennent de cette région à risque. De ces approvisionnements énergétiques dépend le maintien de son propre développement. Cette diplomatie du pétrole explique un jeu de bascule que Pékin semble parfaitement maîtriser. D’une part, en diversifiant le choix de ses partenaires. Ainsi, son pétrole provient essentiellement de deux pays producteurs, pourtant politiquement rivaux: l’Arabie Saoudite et l’Iran. Cette diversité des approches n’exclut en rien des relations privilégiées avec Téhéran dans le domaine de la vente d’armes. Elle en livra d’importantes quantités durant la guerre qui opposa l’Iran à l’Irak de Saddam Hussein. Cependant, la Chine n’a pas délaissé Bagdad de son champ de vision. La China National Petroleum Corporation (CNPC) a signé, en novembre 2008, un accord avec le gouvernement irakien pour l’exploitation, sur une durée de 23 ans, du champ pétrolifère d’Al-Ahdab pour un montant de 3 milliards de dollars, dont l’exploitation a commencé en juin 2011. D’autre part, le contexte insurrectionnel, et la progression des armées de l’Etat Islamique en Irak et au Levant (EIIL), fait le jeu de la puissance iranienne que l’administration américaine sollicite, à présent, pour enrayer tout phénomène de contagion. En Chine même, et tout particulièrement au Xinjiang où vit la majorité des 20 millions de musulmans que comptent le pays, les risques sont réels. Pékin ne cesse de pointer du doigt la collusion établie entre certains groupes terroristes ouïghours -membres du «Turkestan oriental»- et le djihadisme international. Maintenir de bonnes relations avec les états du Golfe, particulièrement avec le Qatar et l’Arabie Saoudite, qui exercent une influence importante sur un certain nombre de ces activistes, va devenir, pour la Chine, une priorité. Pourquoi? Car ces réseaux terroristes agissent et interagissent selon des logiques transnationales. Ainsi, puisque ces menaces sont nonconventionnelles, la Chine, seule, ne peut y faire face. D’où l’intérêt, pour elle, d’unir ses efforts comme elle le fit, en leader des pays membres de l’Organisation de Coopération de Shanghai (OCS) avec la fondation, depuis plus de dix ans, à Tachkent, au cœur de l’Asie centrale, d’une structure régionale anti-terroriste. Il est important de rappeler ce précédent car, au contraire de celles établies par les Etats-Unis et ses alliés de l’OTAN, ce type d’organisation repose sur deux principes: le non-alignement et le nonantagonisme. En d’autres mots, elle n’est pas dirigée contre un tiers. Avec pragmatisme, la Chine développera ses relations, sans exclusive. Prudente, elle visera à ne s’aliéner aucune des puissances régionales et encore moins avec le Kurdistan qui a signé des dizaines de contrats pétroliers avec des compagnies étrangères, sans l’approbation de Bagdad. S’il est trop tôt pour se prononcer sur l’attitude que tiendra le gouvernement chinois vis-à-vis des Kurdes, de toute évidence, leurs succès militaires face aux armées du califat d’Abou Bakr al-Baghdadi, en font des interlocuteurs incontournables. Oubliés par les différents traités qui ont dépecé, il y a maintenant près d’un siècle, l’empire Ottoman, ils aspirent aujourd’hui à la création d’un état souverain. Riche non seulement en hydrocarbures mais aussi en eau (le Tigre et l’Euphrate y prennent leur source) la région qui est la leur a des atouts considérables. Et la Chine ne saura plus longtemps l’ignorer. Demeurent toutefois des obstacles de taille car même si les jours du régime de Daech paraissent comptés, Pékin n’est pas en mesure d’affronter seule l’ensemble des obstacles qui se posent au déploiement des «Routes de la soie». Outre le Moyen Orient, la crise ukrainienne est une entrave majeure de nature à tester la fiabilité de l’axe Pékin / Moscou. Crises ou résilience? À l’instar de la communauté internationale, Pékin doit faire face à la crise ukrainienne. Cette dernière est de nature à questionner ses relations avec Moscou et, au-delà, l’équilibre régional en Asie. Dans le même temps, plus la Russie est agressive en Ukraine, plus elle se rend dépendante de la Chine en Asie. Le contrat gazier géant que Vladimir Poutine est allé signer en mai 2014 symbolise cette contradiction. En négociation depuis des années, il va offrir d’importants débouchés à l’horizon 2020-2022 au gaz russe mais sans doute pas au prix espéré par Moscou. Le soutien du Kremlin aux séparatistes pro-russes d’Ukraine, contrarie par ailleurs les espoirs pour Vladimir Poutine de poursuivre ses propres ambitions avec le Japon sans tenir compte du contexte sino-japonais. En retour 114 VANGUARDIA | DOSSIER todos V.O VD60 - OK.indd 114 09/03/16 12:46 T E X T O S O R I G I N A L E S · C H I N A . L A N U E VA R U T A D E L A S E DA du soutien de la Chine sur l’affaire ukrainienne, notamment au conseil de sécurité de l’ONU, la Russie doit veiller à ne pas se mettre en travers vis-à-vis du Japon. Même constat concernant les relations russo-vietnamiennes que Moscou souhaiterait pourtant dynamiser par le développement d’importants contrats militaires afin qu’Hanoi se dote d’un nombre renouvelé de sous-marins. Sous peine de se voir aliéner la confiance de la Chine dans la crise ukrainienne, les projets asiatiques de la Russie semblent en partie contrariés. Toutefois, Pékin manifeste une attitude prudente tant vis-à-vis de Kiev que de Moscou. Fidèle à sa politique de non-ingérence, la Chine avait déjà pris ses distances vis-à-vis de la Russie en s’abstenant de reconnaître l’indépendance de l’Ossétie et de l’Abkhazie lors de la crise géorgienne de 2008. Rappelons que d’importants accords de coopération, dans les domaines agricole et militaire, lient la Chine à l’Ukraine, et que cette crise fait débat dans les milieux intellectuels chinois. Ainsi, pour Han Liqun, auteur d’un article dans le Dongfang zaobao2, la crise ukrainienne est d’abord née de conflits sociaux exacerbés par un développement économique insuffisant et inégal. Si Zheng Yongnian parle, pour sa part, dans le magazine d’informations Aisixiang, d’une «tragédie» de l’Ukraine, c’est que dans un contexte post-guerre froide, la souveraineté des pays est soumise au bon vouloir des puissances, elles-mêmes fondées, selon lui, sur «le principe du ‘canon’» (dapao yuanze)3. Qui «peut sauver l’Ukraine?»4, s’interroge Hua Lu, correspondant de Caijing à Kiev. Déchirée entre l’Union Européenne et une Russie soucieuse de restaurer son influence dans les régions ex-soviétiques qu’elle ne cesse de convoiter, l’Ukraine, de l’avis même du spécialiste Peng Nian, provoque de facto un changement de l’ordre international de nature à plonger, affirme-t-il dans les colonnes d’Aisixiang, «la Chine dans une situation embarrassante» (powei ganga)5. La crise en Ukraine a fait émerger une structure bipolaire des relations internationales en opposant la Russie à l’alliance entre Etats-Unis et Union Européenne. La Chine peut-elle à terme en être bénéficiaire? Oui si elle refuse de s’engager dans un conflit qui l’opposerait directement à Washington et à ses alliés. Non si elle cesse de privilégier une approche multilatérale des crises dont l’Ukraine est un symptôme de ces «contradictions sociales» (shehui maodun), pour reprendre l’expression chère à Han Liqun qui, depuis ces trois dernières années, minent nombre de régions à travers le monde. Une chose n’en demeure pas moins sûre: la crise ukrainienne met à l’épreuve la solidité des relations sino-russes. Elle pourrait faire apparaître des divergences, à la fois récurrentes et plus profondes encore, sur des questions telles que l’Asie centrale, la Sibérie ou la péninsule coréenne…Voisins historiques, la Chine et la Russie, plus que jamais, semblent n’être que des alliés fragiles et de pure circonstance. Cette conjoncture pour défavorable qu’elle soit donne lieu à des sanctions et des contre-sanctions dont pâtissent tout particulièrement les économies des pays européens limitrophes de la Russie, comme la Pologne. Profitant de cette opportunité, la Chine, à l’occasion du sommet annuel entre la Chine et l’Europe centrale et orientale (PECO) à Belgrade (décembre 2014) puis à Suzhou (décembre 2015) a signé de très importants accords dans le domaine ferroviaire pour le réaménagement de la ligne entre Belgrade et Budapest mais aussi dans le domaine des investissements en vue d’une modernisation des zones portuaires de l’Adriatique, de la mer noire, comme ceux de la Baltique. Ces accords s’inscrivent dans la continuité des «Routes de la soie» dont les ramifications les plus lointaines touchent par ailleurs des pays comme la Grande Bretagne. Ainsi, des accords de coopération dans le transport ferré, la construction de centrales nucléaires chinoises sur le territoire britannique ou le financement de l’extension de l’aéroport de Manchester constituent les emblèmes les plus visibles de ce développement plus général auquel n’échappe pas non plus l’Espagne. En décembre 2014 arrivait en effet dans la gare de Madrid, après un périple de trois semaines, un train chargé de 82 conteneurs pour un poids total de 1000 tonnes, en provenance de Yiwu dans la province côtière du Zhejiang. Cette route Yi wu / Madrid est à plus d’un titre le symbole d’un bouleversement géopolitique et culturel qui préfigure l’intégration des régions les plus périphériques de l’Eurasie entre elles. Le pendant de ces réalisations ferroviaires se trouve en Asie même voire dans des régions plus excentrées du monde comme l’Afrique ou l’Amérique latine. Par une dynamique d’ensemble, la Chine compte y trouver de nou- velles opportunités de marché. Défis asiatico-africains Dans le contexte asiatique, on pense aux projets de voies ferroviaires reliant la Chine au golfe de Thaïlande permettant d’ouvrir ainsi de nouvelles perspectives à destination de l’Asie du Sud-Est et, au-delà, du monde indien. Toutefois, la conjoncture dans cette partie du monde reste également incertaine. Ainsi, les régions indo-malaises sont directement impactées par la radicalisation d’un islam combatif qui pourrait à terme menacer les projets de «Routes à la soie» qu’appellent de leurs vœux les autorités chinoises. Avec l’Inde proprement dite, les relations qu’entretient la Chine demeurent fragiles. Rappelons qu’il existe, en effet, un différend grave depuis 1962 entre les deux états autour de l’Aksaï Chin; territoire annexé par l’armée chinoise et que revendique encore à ce jour New Dehli. S’ajoute l’état de l’Arunachal Pradesh que Pékin considère comme faisant partie du Tibet et que les autorités chinoises n’ont cessé de revendiquer comme sien et ce, malgré la signature entre les deux pays d’un partenariat stratégique, en avril 2005. Par ailleurs, le projet de détourner les fleuves dans cette région frontalière au seul profit de la Chine obère sérieusement d’une amélioration des relations bilatérales. Enfin, de lourds contentieux comme la présence du Dalai Lama sur le territoire indien depuis 1959 ou le danger que représentent pour la démocratie indienne les maoïstes népalais ainsi que les Naxalites du Bihar, se réclamant du modèle idéologique de la Révolution culturelle chinoise, augmentent le degré de suspicion que nourrit toute une partie de la classe politique et de l’armée indienne à l’encontre de la Chine. Cette dernière a de surcroît renforcé sa présence militaire dans le Golfe du Bengale et entend l’exercer dans ses prolongements naturels que représentent le Myanmar et le Sri Lanka où ses navires bénéficient de points d’appuis logistiques. Ce dispositif est complété par un fort soutien de la Chine à son allié traditionnel, le Pakistan, grand rival de l’Inde. L’ensemble de ces contentieux présage d’une possible mise au défi des projets «Routes de la soie» par l’Inde dont l’emplacement stratégique se trouve au centre des transactions engagées par la Chine tant vis-à-vis du Moyen Orient que de l’Afrique. Or, l’Afrique et plus VANGUARDIA | DOSSIER todos V.O VD60 - OK.indd 115 115 09/03/16 12:46 T E X T O S O R I G I N A L E S · C H I N A . L A N U E VA R U T A D E L A S E DA particulièrement ses régions subsahariennes constituent des objectifs importants pour Pékin. Ainsi, au sixième Forum Chine-Afrique (FOCAC) de décembre 2015 à Johannesburg, le Président Xi Jinping a annoncé une augmentation massive des engagements financiers chinois portés à 60 milliards de dollars pour le continent. Si la vision stratégique de Pékin en vue d’une coopération plus équilibrée a été passée sous silence, il en va autrement de la lutte contre la corruption menée depuis 2012 par le gouvernement chinois. Elle s’étend à présent dans des régions extérieures à la Chine, l’Afrique notamment, et se traduit par des poursuites contre des cadres accusés de malversations. En cela, les autorités chinoises ont changé. S’étant longtemps appuyées sur des hommes de réseaux pour faciliter leurs implantations industrielles, elles les écartent désormais, craignant des dérives mafieuses ou des comportements qui iraient à l’encontre de leurs prérogatives régaliennes, ou qui seraient de nature à entacher la réputation de leurs entreprises. D’après l’organe d’information Caixin, ce sont plus de dix mille chinois du continent vivant sous couverture, avec un nouveau passeport africain, voire une nouvelle nationalité, qui se seraient réfugiés sous les latitudes africaines. Parmi ces personnes recherchées pour corruption, figurait une «célébrité» : Sam Pa, alias Xu Jinghua.6 Il est un des symptômes de la «Chinafrique» : ancien espion, cofondateur d’un groupe très puissant basé à Hong Kong -officieusement connu sous le nom de 88 Queensway Group- il utilisait au moins sept identités différentes. Arrêté le 8 octobre dernier, cet ancien protégé de Su Shulin, cacique également écroué, fréquentait certains chefs d’état africains comme Robert Mugabe, ou des généraux congolais. Il est soupçonné en haut lieu d’avoir exploité une douzaine de concessions pétrolières en Angola, mais aussi des mines de diamant au Zimbabwe, du fer et de la bauxite en Guinée. Ces rencontres interpersonnelles semblent avoir été facilitées par le délitement de l’URSS et du régime cubain, très actifs dans la région durant la Guerre froide, mais aussi par une relation privilégiée entretenue avec le président angolais José Eduardo Santos. Depuis lors, l’ancienne colonie portugaise est devenue l’un des principaux fournisseurs de pétrole à Pékin. Même observation pour nombre de pays africains qui ont accueilli sur leur sol, et par la médiation d’hommes de l’ombre, de grandes zones économiques spéciales entièrement financées par la Chine: Chambishi et Lusaka en Zambie, Jinfei à Maurice, Ogun et Lekki au Nigéria, Suez en Egypte et bientôt Dong Guan en Ethiopie. Les propositions chinoises en matière d’infrastructures sont imbattables. La part de ses engagements est telle sur le continent africain que le gouvernement chinois a annoncé en mai 2015 l’ouverture d’une base militaire à Djibouti pour protéger ses intérêts vitaux. Cette base vise à sécuriser les voies de passage dans la région de la Corne de l’Afrique et celles qui -via Bab el Mandeb- relient le golfe d’Oman à Suez puis la Méditerranée. En cas de crise, elle peut désormais rapatrier par des opérations de grande ampleur ses personnels et expatriés -plus d’un million de personnes travaillant notamment dans les domaines pétroliers et miniers et ce, de l’Angola au sudSoudan. Plus que tout, la Chine rappelle aussi son attachement à la cause tiers-mondiste dans la formation des élites du continent africain et par la convocation systématique de l’esprit de Bandung, du nom de la première conférence qui, en 1955, posa les jalons d’une coopération afro-asiatique. Cette empathie idéologique pour les pays du Sud trouve son prolongement naturel en Amérique latine où le Président chinois Xi Jinping a, dans la continuité de la politique assumée par ses prédécesseurs, porté une attention également particulière à cette région située dans l’arrière-cour de Washington, lors de sa dernière visite en juillet 2014. Offensive dans le pré-carré américain et déploiement d’un nouveau «Soft power» Pékin y développe ses liens économiques en quête de ressources, d’influence politique et de marchés. Mais à la différence de l’Afrique, le gouvernement chinois y ajoute des coopérations sur les technologies spatiales et aéronautiques, notamment avec le Brésil. Dans le domaine agricole, Pékin cherche à diversifier ses partenariats. Le Brésil s’acquitte d’une première place dans le domaine de l’exportation du soja. Mais il s’agit aussi de développer sa politique d’approvisionnement d’hydrocarbure vis-à-vis du Venezuela, de ressources minières vis-à-vis du Chili, ou d’augmenter son patrimoine agricole par des achats fonciers ou des locations de terres en Argentine. En outre, un intérêt évident pour la culture chinoise s’est développé dans cette partie du monde. Près de 13 Instituts Confucius y ont été créés dont 7 pour le seul Brésil. L’Amérique centrale voisine est également convoitée. C’est la région où l’on trouve encore un certain nombre d’états à reconnaître Taïwan comme étant la seule Chine légale. Plus que tout, Pékin séduit les élites locales par une offensive de charme et bénéficie d’un soutien réel d’un certain nombre de personnalités politiques dans le monde. Rafael Correa, Président de l’Equateur, est de ceux-là et ne manque pas de rappeler qu’il sait apprécier Pékin pour «ses marques de respect» et ses «projets de développement au bénéfice de la population»7. Adhérer au «Rêve chinois» comme à la politique des «Routes de la soie», c’est un tout. D’aucuns diront qu’il est vain d’écouter les thuriféraires du pouvoir chinois. Pourtant, dans un pays où les principes confucéens du zhengming (littéralement: «rendre les noms corrects») garde de son importance, l’étude des slogans idéologiques mis à l’honneur par le parti communiste s’avère extrêmement instructif.8 Nombre de spéculations sont nées depuis que le Président Xi Jinping a prononcé, en 2013, et pour la première fois, cette expression: le «Rêve chinois». On ironise sur la portée de ce concept aux contours flous qui aurait relégué le «Consensus de Pékin» au rang des expressions désuètes. Est-il si différent du «socialisme aux caractéristiques chinoises» ou de ces fameuses «quatre modernisations» qu’appelait de ses vœux le père de la réforme, Deng Xiaoping? Pour le Professeur Guo Jianning, grand spécialiste des études marxistes à l’Université de Pékin, le «Rêve chinois» (Zhongguo meng) participe d’une logique d’ensemble et vise, comme le pense le philosophe Gan Yang à considérer la société chinoise d’aujourd’hui comme le fruit d’une synthèse entre la tradition chinoise impériale et l’expérience maoïste du siècle dernier. Une nouvelle modernité en somme inspirée des premières Lumières chinoises et d’une culture ancestrale à charge d’être à présent réinterprétée. Le «Rêve chinois» se décline en plusieurs thèmes largement repris par les médias. Au côté d’une Chine forte sur le plan économique, politique et diplomatique, d’une Chine séductrice d’un point de vue culturel, et d’une Chine harmonieuse au regard de la cohésion 116 VANGUARDIA | DOSSIER todos V.O VD60 - OK.indd 116 09/03/16 12:47 T E X T O S O R I G I N A L E S · C H I N A . L A N U E VA R U T A D E L A S E DA sociale, le Président Xi Jinping a, en effet, pour ambition de transformer son pays en un ensemble où l’environnement sera sain et où la pollution aura drastiquement diminué. La sensibilité et la complexité de la question environnementale en Chine est réelle. Elle se traduit par une très forte propension à esthétiser le discours politique dans le choix de ses sujets. Ainsi, «Meili Zhongguo» (Belle Chine) est l’un des leitmotivs les plus prégnants. Un certain nombre d’observateurs comme Robert Lawrence Kuhn du International Tribune9 ont comparé cette phraséologie nouvelle à celle, plus familière en Occident, des Etats-Unis. Le «Rêve américain», auquel on songe naturellement, et son corollaire, l’American way of life, sont synonymes, il est vrai, d’un mode de vie fondé sur une société de consommation mais encore, et dans une acception plus large, de «nouvelle frontière» que symbolisait, notamment en pleine guerre froide, la conquête de l’espace. Mais le contexte est ici bien différent. Si des éléments de rhétorique ne sont pas sans faire penser aux slogans de la Maison Blanche qui évoquait, par la bouche de son secrétaire d’état John Francis Dulles, dès 1953, la nécessité d’une «évolution pacifique» (peaceful evolution) des relations internationales, les rapports de force et les projets de société se sont, en réalité, inversés. Loin d’abandonner son idéal communiste, la Chine et ses dirigeants y restent au contraire profondément attachés. C’est un communisme qui se réfère originellement au principe d’égalité mais qui, depuis plus de vingt ans, se mue en un principe, plus largement consensuel, de nationalisme. Et en cela, il n’est pas faux de dire que l’Etat-Parti a réussi son pari de se concilier, sur l’un des terrains les plus sensibles qui soit, le plus grand nombre. Il fédère en son nom des aspirations de grandeur que manifeste une majorité de la population dans des domaines aussi divers que l’économie, la culture et la diplomatie. Hier, la Chine n’avait d’autre ambition que d’être considérée dans et par le reste du monde. Aujourd’hui, elle veut être respectée. Et davantage s’il le fallait. Tous les moyens sont ainsi convoqués pour que la Chine traduise ses ambitions d’une manière pacifique. Quitte à enjoliver l’histoire ou à développer un discours qui contribuerait à améliorer son image. Les «Routes de la soie» participent de ce projet et visent à promouvoir un dialogue transfrontalier et culturel avec le reste du monde. Les intérêts en termes d’image sont à ce prix mais il s’agit aussi de dynamiser les régions entières de l’ouest du pays en les rendant plus ouvertes au tourisme de masse. Ainsi, sur le long tronçon chinois des «Routes de la soie», des infrastructures hôtelières inexistantes il y a vingt ans accueillent désormais un nombre croissant de visiteurs à la fois chinois et étrangers. Tous redécouvrent les mémoires de voyageurs illustres et à travers eux un patrimoine d’une rare beauté. Mémoires revisitées des «Routes de la soie» Car l’histoire des «Routes de la soie» est liée à celle de générations de voyageurs dont les plus anciens témoignages remontent à une époque charnière. Celle de l’ouverture du monde chinois à l’Inde et à l’Asie centrale. C’est-à-dire aux régions situées à l’ouest du désert de Gobi et de l’Himalaya. De cet Occident proviennent les religions du Livre mais aussi le bouddhisme que la Chine a partiellement adopté voire transformé grâce à la médiation de véritables passeurs culturels dont la mémoire collective honore au moins trois grandes figures. Il s’agit tout d’abord de Zhang Qian (II° siècle). Il fut mandaté par l’Empereur Han Wudi auprès des barbares Xiongnu. Maintenir la paix et acheter des chevaux constituaient les deux priorités de ce diplomate parti, comme le montre encore aujourd’hui une peinture très émouvante des grottes de Mogao, au-delà de la Grande Muraille vers des contrées réputées dangereuses. A ce pionnier des voyages à travers l’Eurasie, s’ajoutent Kumarajiva (IV° siècle) et Xuanzang (VII° siècle), mieux connus pour avoir contribué à une gigantesque entreprise de traductions de manuscrits bouddhistes écrits du sanskrit en chinois. Mais la popularité de Xuanzang est d’autant plus grande qu’elle coïncide avec un essor sans précédent des relations avec l’étranger, sous la prestigieuse dynastie chinoise des Tang. Au péril de sa vie, ce moine intrépide traversa l’actuel corridor du Hexi dans la province du Gansu, gravit depuis Kachgar les massifs de la Hunza (actuel Pakistan) et atteignit enfin la vallée de l’Indus puis le grand centre de Nalanda dont on peut admirer les ruines dans le Bihar, en Inde. Plus que tout, le grand mérite de Xuanzang est d’avoir survécu à ces épreuves et d’être revenu en Chine par voie de mer. On lui doit notamment l’un des récits de voyage les plus précieux sur les peuples du sud de la mer de Chine. Admiratif des prouesses réalisées par ce moine, l’Empereur l’autorisa à fonder une école de traducteurs aménagée au pied de la fameuse pagode de l’Oie sauvage toujours visible à Xi’an. Sous la dynastie des Yuan (XIII° et XIV° siècles), le parcours héroïque du voyageur inspira l’un des tous premiers romans de l’histoire littéraire chinoise, Le Pèlerinage vers l’Ouest (Xi you ji). Nombre d’adaptations cinématographiques, de bande-dessinées ou de pièces d’Opéra continuent de se nourrir de ce chef d’œuvre né dans un contexte où les Routes de la soie connaissent -pour les périodes prémodernes- leur apogée. Ce contexte est celui des gengiskhanides ou des tribus mongoles qui, d’un point à l’autre de l’immense espace eurasien, imposent par les armes une paix durable. Au XIII° siècle, savent en bénéficier des voyageurs aussi illustres que l’Italien Monte Corvino, le flamand Guillaume de Rubrouck ou plus tard (XV° siècle) l’espagnol Ruy Gonzales de Clavijo. Le premier chercha à nouer des relations entre la papauté et le monde chinois. Le deuxième fut envoyé par le Roi de France, Saint Louis, auprès du grand Khan. Son but? Nouer des relations diplomatiques et militaires afin de libérer à terme Jérusalem et les lieux saints de l’emprise musulmane. Cette intention resta lettre morte mais des relations officielles entre les cours françaises et mongoles furent dûment établies, comme l’atteste un traité que conserve la Bibliothèque de France. Le troisième, enfin, fut envoyé par le Roi d’Espagne Enrique III afin de rencontrer à Samarkand Tamerlan le conquérant et espérer à son tour une alliance entre les royaumes de la chrétienté et l’Empire timouride contre la puissance ottomane. Projet vain, qui donna lieu cependant à un fabuleux témoignage sur les richesses des grandes cours orientales. En définitive, pour remarquables qu’elles soient, ces expéditions n’en furent pas moins marginales. Les «Routes de la soie» connurent alors une longue période de déclin et les européens finirent par y porter un regain d’intérêt à la fin seulement du XIX° siècle. Cet intérêt était de nature à la fois stratégique et archéologique. Les puissances européennes se disputaient soit par une politique de conquête, soit par une lutte d’influence ces régions. Les Atlas de géographie gardent la mémoire de dénomi- VANGUARDIA | DOSSIER todos V.O VD60 - OK.indd 117 117 09/03/16 12:47 T E X T O S O R I G I N A L E S · C H I N A . L A N U E VA R U T A D E L A S E DA nations (Turkestan russe, Turkestan chinois…) tombées aujourd’hui en désuétude. C’est l’époque du «Great game» durant laquelle l’archéologie devient un enjeu très important. Des découvreurs de renom rapportent dans les musées européens d’extraordinaires reliques. Citons le français Paul Pelliot, le britannique Aurel Stein ou l’allemand Albert van Le Coq dont on peut contempler les magnifiques trophées rapportés par des moyens de fortune à partir de Bezeklik, Dunhuang ou Kuqa; sites parmi tant d’autres d’une beauté rare et relativement préservés malgré les nombreux pillages auxquels, sans vergogne, chacun de ces explorateurs s’est livré. La disparition de l’URSS, en 1991, a fait redécouvrir l’ensemble de ces voies de communication ainsi que leurs sanctuaires. Simples anonymes ou écrivains et artistes célèbres n’ont cessé de se laisser enchanter par cet extraordinaire patrimoine dont l’Unesco a fait, dès 1992, l’une de ses priorités. Mentionnons le journaliste Peter Hopkirk à qui l’on doit une synthèse historique des plus riches10, Sylvain Tesson11, Nicolas Bouvier12, Colin Thubron13 ou encore le violoncelliste Yo-Yo Ma, initiateur du «The Silk Road Ensemble»… Tous sont entièrement acquis aux métissages linguistiques ou musicaux nés de leurs diverses rencontres, de la contemplation de ces paysages et de ces sites historiques grandioses. Ces richesses sont désormais accessibles au plus grand nombre. Ce sont celles des «Routes de la soie»; routes qui - nous l’aurons compris - recouvrent des réalités et des enjeux aussi complexes que différents. 1. Emmanuel Lincot et Barthélémy Courmont, La Chine en défi. Préface de Richard Baum, Paris, éditions Erik Bonnier, 2012. 2. 19 février 2014. 3. 28 mars 2014. 4. 2 mars 2014. 5. 7 avril 2014. 6. Sébastien Le Belzic, « Sam Pa: la face sombre de la Chinafrique » - Le Monde, 3 juin 2015: En savoir plus sur http://www.lemonde.fr/afrique/ article/2015/06/02/sam-pa-la-face-sombre-dela-chinafrique_4645549_3212.html. 7. Jean-Paul Yacine, Un souffle chinois sur l’Amérique latine, 25 juillet 2014: http://www.questionchine.net/un-souffle-chinois-sur-l-amerique-latine 8. Emmanuel Lincot, Qu’est-ce que le rêve chinois? Chine-Info.com (Les Nouvelles d’Europe), mis en ligne le 11 août 2014. URL: http://www.chineinfo.com/french/columnist/emmanuel-lincot/20140811/151035.html. 9. Xi Jinping’s Chinese Dream, 5 juin 2013. 10. Peter Hopkirk, Bouddhas et rôdeurs sur la route de la soie, Arles, Philippe Picquier, 1998. 11. Sylvain Tesson, La Chevauchée des steppes: 3.000 km à cheval à travers l’Asie centrale, Paris, Pocket, 2013. 12. Nicolas Bouvier, L’Usage du monde, Payot poche, 1992. 13. Colin Thubron, The Silk Road: Beyond the Celestial Kingdom, New York, Simon & Schuster, 1989. CHINA’S AMBITIONS IN CENTRAL ASIA THE NEW GREAT GAME? Simon Shen DIRECTOR OF GLOBAL STUDIES PROGRAM, THE CHINESE UNIVERSITY OF HONG KONG. · The article is revised and significantly updated from a previous work of the author: “Great Power Politics: Ideological Energy Diplomacy in Central Asia in the 21st Century and India’s Absence from the Scene,” China and Eurasia Forum Quarterly, 2010, which was used as a working paper of the Brookings Institution, where the author was a visiting fellow. Due to the limited space here, for detailed quotations and refe- rences please refer to the original document. C ENTRAL ASIA WAS ONCE SEEN AS A battlefield between Britain and Russia in the 19th century, a period of time that was widely referred as “the Great Game.” To date, given its largely underdeveloped energy reserves and strategic value, triggered by China’s latest ambition to launch the ‘One Belt One Road’ initiative, Central Asia has once again become a center of power struggle, but now with more players –the United States, Russia, China and, to a lesser extent, India and Japan– competing for their influence in the region and facilitating their energy interests. To achieve that, these major powers have been trying to develop and advocate their own ideology to the region and thus justify their energy interests as well as their geopolitical ambitions. Unlike the ‘old’ Great Game, which was mainly through intelligence services and military operations, the rules of the ‘new’ Great Game remain uncertain. To further study the rules, a new school of international relations coined the idea Ideologized Energy Diplomacy (IED), which may shed some light on this subject. Most analyses on energy politics today tend to be based on the assumption that each actor is rational and realistic. And yet, such an assumption loses sight of the qualitative aspect of energy politics: how the state rationalizes and justifies its foreign policy. From this perspective, IED, a theory that analyzes energy politics through decoding ideology of each actor can fill the gap. The United States: Advocating ‘Liberal Democracy’ The United States has been a global advocate of ‘liberal democracy,’ a political ideology that emphasizes political rights and civil participation. And yet, such advocacy is also a means to pursue its national interests in other countries. There are three major conditions of such strategy: (1) establishing its superior strength in connection with other actors; (2) moving with –other than going against– the secular diffusion of global power; and (3) reclaiming its moral authority abroad and making disaffected allies feel like stakeholders in the international system. 118 VANGUARDIA | DOSSIER todos V.O VD60 - OK.indd 118 09/03/16 12:47 T E X T O S O R I G I N A L E S · C H I N A . L A N U E VA R U T A D E L A S E DA In the context of Central Asia, Washington started promoting liberal democracy to the five CIS countries when the Soviet Union collapsed. As early as in October 1992, the U.S. Congress signed the “FREEDOM Support Act” to outline the provision of aid with suggested values such as liberal democracy. In 1999, the U.S. mission to preach liberal democracy was further spelled out in the Silk Road Strategy Act, stating its stance on “authorized enhanced policy and aid to support conflict amelioration, humanitarian needs, economic development, transport and communications, border controls, democracy, and the creation of civil societies in the South Caucasus and Central Asia.”Under the cover of ‘advocating liberal democracy,’ what interests the U.S. is the abundant energy resources in the region. The mission of ‘advocating liberal democracy’ is only a means to establish a legitimate groundwork for the U.S. to get involved in the region and to gain access to the ruling elites. This can be illustrated by Washington’s lack of intention to replace the dictators in these Central Asian countries as long as they have sealed the energy cooperation plans. The only exception was Kyrgyzstan, where the former dictator Askar Akayev was overthrown after the Tulip Revolution, supported by the United States. And yet, Kyrgyzstan was one of the most energy-scarce countries in the region. According to the latest information available on the U.S. Energy Information Administration website, the consumption of petroleum in the United States, in 2011, was 18,882 thousand barrels per day. In that year, the major energy player Kazakhstan exported only 7 thousand barrels of crude oil per day to the United States. The figures indicated room for further energy cooperation between the U.S. and Kazakhstan and the same tendency also applies to other Central Asian countries. Given the huge potential of Central Asian countries to meet the energy needs of the United States, it is likely that the United States will stay with such a strategy in near future. Democracy’ and promoted it to Central Asian countries. The idea is officially interpreted, quoting Putin’s then advisor Vladislav Surkov, as “the idea in a society’s political life where the political powers, their authorities and decisions are decided and controlled by a diverse Russian nation for the purpose of achieving material welfare, freedom and fairness for all citizens, social groups and nationalities, for all the peoples forming that wider society.” Under ‘Sovereign Democracy,’ ‘sovereignty’ is associated with capacity and often in the form of economic independence, military strength and cultural identity. The terminology of ‘Sovereign Democracy’ often appears in the speeches of Russia’s senior government officials, ranging from President Vladimir Putin to Foreign Minister Sergei Lavrov. Given its contradictory interpretation of ‘democracy’ to ‘Liberal Democracy,’ advocating ‘Sovereign Democracy’ abroad is a means for the Kremlin to encourage leaders of other authoritarian states to follow the Russian system and to rival the Western ideal of liberal democracy. Although the term appears less frequently in the second reign of Putin, the essence largely remains the same as witnessed by his advancements in Ukraine. Despite different positions on democracy, one thing that Russia and United States share in common is their energy interest. Russia’s nationalist leader, Kharitonov, once alleged a more explicit ‘hold’ like the former Soviet Union on neighbouring finance, gas and petroleum resources as the easiest way to stabilize the Russian regime. To date, Russia remains the world’s largest producer of crude oil. So Russia’s interests in Central Asian energy resources are more based on geopolitical considerations than domestic energy demand. That differentiates Russia’s energy interest from that of the United States. The Russian Federation: Exporting ‘Sovereign Democracy’ While the United States and Russia rival each other along the lines of ‘liberal democracy’ and ‘sovereign democracy,’ China stands somewhere in between –tilting slightly toward Russia– by claiming for itself the self-proclaimed role of a peacekeeper and Contrary to the idea of ‘Liberal Democracy’ advocated by the United States, the Russian Federation coined the notion of ‘Sovereign People’s Republic of China: The Non-interventionist ‘Responsible State’ in the ‘Harmonious World’ genuine mediator in the region. Since former Chinese president Hu Jintao assumed the leadership of China in 2002-2003, China’s foreign policy had shifted from highlighting supremacy of sovereignty –as it did in 1999 at the time of NATO’s bombing of the Chinese embassy in Belgrade– to positioning itself as a ‘responsible state’ that is peacefully ascending the global arena. The trend is given a new twist under the leadership of incumbent president Xi Jinping, who wishes to promote the ‘Chinese dream’ by exhibiting China’s influence over its neighboring regions, including Central Asia. Yet, to avoid being seen as aggressive in nature, Xi wishes to use economic rhetoric in the ‘One Belt, One Road’ initiative to tap into the region, and to use the ‘responsible state’ discourse to justify its presence. Regarding its vision on the world order, Beijing identified ‘peaceful development’ in a ‘harmonious world’ as its guiding principle on diplomacy. When former Premier Wen Jiabao made his official visit to the United States for the first time in December 2003, ‘peaceful rise’ (heping jueqi) became the new mantra of Chinese foreign policy, by which China would remain actively involved in world affairs in a manner that ‘engaged,’ ‘respected,’ and ‘tolerated’ other nations without harming their ‘different social systems and cultural traditions.’ Compared with the United States and Russia, the Chinese approach appears less confrontational, as it highlights ‘peacefulness’ and the pursuit of building a ‘harmonious world.’ Under Xi Jinping, this slogan is given more weight to reflect China’s importance in the new geopolitical order, implying that the regional security of Central Asia is part of China’s ‘responsibility.’ Still, China also has an energy interest in Central Asia. Driven by the massive scale of industrialization and urbanization, since 2010, China has overtaken the United States as the world’s largest energy consumer, according to the International Energy Agency. The rising energy demand makes China become more dependent on energy imports, and that gap of energy consumption and domestic production is anticipated to increase as much as 70 percent by 2020. Given a 3,000 km shared border between China and Central Asia, the latter one has become a natural focal point in Beijing’s energy diplomacy. VANGUARDIA | DOSSIER todos V.O VD60 - OK.indd 119 119 09/03/16 12:47 T E X T O S O R I G I N A L E S · C H I N A . L A N U E VA R U T A D E L A S E DA ‘One Belt, One Road’ Initiative: A Game Changer? Nonetheless, the aforementioned balance of power faces new challenges when China’s diplomatic approach was taken to a new level under the leadership of Xi Jinping. On the one hand, he has been advocating ‘a new model of great power relations,’ which highlights the co-existence of major powers in global politics and subtly implies China as one of them. On the other, in 2013, he coined the idea of ‘One Belt, One Road,’ an economic initiative that seeks to connect the economies between the East and the West. That initiative is being touted as a game changer for China’s influence in the Central Asian region. The ‘One Belt, One Road’ initiative consists of two major ideas: One is a Silk Road economic belt that covers the Eurasian continent, mirroring the silk road, a Chinese historical trade route during the Han dynasty. The other is a 21st century maritime Silk Road, a sea trade route that connects China to Southeast Asia and beyond. In 2014, President Xi Jinping announced the establishment of a Silk Road Fund with US$40 billion, investing in projects along the two silk roads, especially those related to infrastructure, natural resources and among other sectors. The Silk Road economic belt project has transformative power in Central Asia. In the name of economic community, China has been financing and building infrastructure projects such as a high-speed railway that connects itself to Central Asia and the Middle East, the world’s major energy hubs. In the meantime, China also takes this project as an opportunity to build links to other multilateral networks, such as The Shanghai Cooperation Organization. Such approach has seen a primary achievement, illustrated by a RMB 15 billion (US$2.4 billion) deal signed between China and Kazakhstan last December. It is sometimes seen as the Marshall Plan with Chinese characteristics: to offload China’s excessive resources to Central Asia on one hand, and to make the region dependent on China through infrastructure, currency and manpower. In fact, energy cooperation between China and Kazakhstan had already been very close even before the introduction of One Belt, One Road Initiative. As early as in 1997, China’s state-owned energy giant the China National Petroleum Corporation (CNPC) acquired 60 percent of the shares of the Kazakh oil company Aktobemunaigaz. CNPC also partnered the Kazakh state-owned energy company KazMunayGas to build a 1000-km pipeline to connect the western Kazakh province of Atasu to China’s Alashankou in Xinjiang. Construction was already completed in December 2005. The new One Belt, One Road Initiative is expected to take the energy cooperation between China and Kazakhstan to the next level. Unlike those of Washington and Moscow, Beijing’s approach emphasizes economic interests with almost no underlying political ideology. The language of universal well-being used by China is perceived as a gesture of nonintervention on domestic politics by Central Asia, and appeals to most non-democratic nations in the region. Conversely, these nations are increasingly cautious about the political interventions of the United States and Russia, especially after the Tulip Revolution in Kyrgyzstan, in 2005, and the annexation of Crimea, in 2014. Russia’s Eurasian Economic Union: A Rival to China China is not the only major power that plays the economic card. In 2014, Russia, Belarus and Kazakhstan signed a treaty to establish Eurasian Economic Union, which intended to create an economic union between Russia and other former Soviet republics. To date, member countries of Eurasian Economic Union also include Armenia and Kyrgyzstan. While the Union was once alleged as ‘a revival of Soviet Union,’ senior officials of all member countries asserted that it is a purely economic project. As this project overlaps with China’s Silk Road economic belt project from the geographical point of view, a question that arises is whether the former could rival to the latter. The simple answer is: unlikely. As a matter of fact, the Russian economy is in troubled waters, illustrated by a record high net capital outflow at US$151.5 billion, in 2014, the Russian ruble depreciation by 50% against the US$ and the sanctions from Western countries. What Russia can bring to Eurasian Economic Union is questionable. More importantly, these Central Asian countries, which separated from the former Soviet Union, remain skeptical about Moscow. As observer, Fiona Hill, pointed out, Russia’s sovereign democracy is yet to gain actual reception in Central Asia. The idea itself reminds these countries of how limited their sovereignty was under Soviet rule. Even after their separation from the former Soviet Union, Russia has still stationed troops in some of Central Asian countries, such as Tajikistan. After the annexation of Crimea, in which Russia claimed sovereignty over the territory that belonged to Ukraine, many former Soviet Republics have become even more cautious about Russia’s intention to spread influence in the region. The Strategic Triangle in Central Asia: A Brave New Game Although China appears more ahead of the game, it would be premature to assume China as the winner of the new Great Game, losing sight of the agency of the region. As observers, Kimmage and Giragosian, noted, Central Asian countries are now following a “multivector foreign policy” to balance the influence from each power and to protect their own energy resources. Nazarbayev, president of Kazakhstan even called for a pursuit of “genuine economic integration of the Central Asian region” in his State of the Nation address in 2005. Kazakhstan also strategically works with each power, but avoids leaning to one side in the “superpower rivalry for economic dominance” in the region. For instance, the Kazakhs have many joint energy projects with China, but they remain one of the founding member countries of the Eurasian Economic Union backed by Russia. Whenever the influence of the United States, Russia or China has become too dominating or threatening, the Central Asians tend to invite one of the other powers to provide a counter-balance. Under such circumstances, it is not easy for one single power to have an exclusive advantage in the region. Observers, such as Farkhod Tolipov, once suggested that a strategic partnership between the states of the region would be “the best way to solve the strategic dilemma in Central Asia.” In fact, with the support of the United Nations, Kazakhstan once initiated a 120 VANGUARDIA | DOSSIER todos V.O VD60 - OK.indd 120 09/03/16 12:47 T E X T O S O R I G I N A L E S · C H I N A . L A N U E VA R U T A D E L A S E DA program called the Special Program for Economics in Central Asia (SPECA), in 1997, with the intention of monitoring energy-related issues in the region. It is worth noting that the five Central Asian nations are all member countries, along with Azerbaijan, but the United States, Russia and China were not represented. But the impacts of this initiative were proven to be limited. The experience SPECA showed that it is difficult to take collective measures among the five Central Asian countries. As Chinese scholar, Sun, noted in 1999, the lack of supplementary economic incentives among the Central Asian nations led to a fragile basis for their mutual cooperation, resulting in the “formality-oriented,” “inward-looking” security policy in the region. His observation is still valid to describe today’s situation. Conclusion: the Probable and the Possible As discussed above, the new geopolitical realities in Central Asia are different from the Great Game in the 19th century in many ways. Apart from more major players in the new Great Game, the five Central Asian countries themselves have more agency and have been trying to counterbalance each power against the others. Also, the rules of the new Great Game no longer focus on intelligence services and military operations. Instead, the major powers are leveraging political ideology and economic benefits through multilateral networks such as One Belt, One Road Economic Belt or Eurasian Economic Union to extend their influence. Other observers even described the current situation in Central Asia as a warming-bed for a “new Cold War,” though the intensity of the power struggle is not comparable to the Cold War. The diffusive nature of Central Asia’s foreign policy, which seeks to maintain a balanced influence among the major powers, also differentiates itself from the Cold War. The balanced influence among major powers also comes from the different legacies as a result of their different diplomatic approaches to Central Asia. For example, the American ideal of ‘liberal democracy’ might appeal more to elite or younger population in Central Asia, especially those who are educated in the West. Some of them may be even more inclined to follow the footsteps of Color Revolution, both in Kyrgyzstan and elsewhere. Meanwhile, the Russians mainly target traditional regime-heads, bureaucrats, and regional leaders, who are used to authoritarianism inherited from the Soviet Union. But at the same time, some regional separatist leaders may turn to Moscow for support, which would be seen as an undesirable outcome by the Central Asian countries. Last but not least, Beijing deploys an apolitical and non-interfering approach and positions itself as a responsible stakeholder, other than a dominator, and that appears more well-received by the Central Asian countries. The One Belt, One Road Economic Belt initiative make Beijing’s offerings to the region even more compelling. Despite power conflicts among the major powers, the existence of each power serves a purpose in the eyes of Central Asian regime leaders. On top of the advantages outlined above, the American support would help Central Asian countries get legitimate endorsement of their rights, especially in the Western world. Meanwhile, partnership with China provide give them an increasingly regional economic locomotive that would benefit the business community. Maintaining a close relationship with Russia could be their last resort, especially when it comes to the protection of their sovereignties and dictatorships. In other words, Central Asia could be a battlefield for these major powers, but at the same time, the region is also leveraging the geopolitical dynamics for its own benefits. Will China overtake the United States and Russia as the only major power in Central Asia? No one has a crystal ball to predict the future, but the probable scenario is unlikely. Given the above divisions among the three powers and the Central Asian Five, the continuous presence of the competing interests of the United States, Russia, and China is hardly surprising and it is very likely to be sustained over the next decade; any onesided transformation in the region favoring any of the powers is unlikely to take place. As a result of such a passively diffusive, rather than actively multi-vector foreign policy in Central Asia, different nations, or even different regions within these nations, are likely to be encroached upon by different powers in the future. LA ROUTE DE LA SOIE MARITIME ENTRE ENJEUX ET TENSIONS Barthélémy Courmont PROFESSEUR À L’UNIVERSITÉ CATHOLIQUE DE LILLE ET DIRECTEUR DE RECHERCHE À L’IRIS. L A MONTÉE EN PUISSANCE ÉCONOmique, politique et militaire de la Chine s’accompagne d’une nouvelle manière de penser le rapport au reste du monde. Si Pékin reste encore souvent au second plan sur les grands dossiers internationaux, refusant de prendre des responsabilités, de nombreuses initiatives mises en place ces dernières années témoignent d’une volonté de jouer un rôle plus important, et d’adopter une attitude plus décomplexée. La création de la Banque Asiatique d’Investissements dans les Infrastructures (AIIB) et les multiples investissements qui l’accompagnent illustrent cette nouvelle posture, tandis que les implications de Pékin dans des enjeux tels que le réchauffement climatique sont la marque d’un engagement plus prononcé. La Chine s’appuie aussi sur des projets ambitieux associant développement économique, sécurisation des voies d’accès commerciales et alliances militaires, en réactivant notamment la route de la soie en direction de l’Asie centrale. En parallèle, et comptetenu de l’importance des flux commerciaux par voie maritime, la Chine a porté ses efforts vers le développement d’une « route de la soie maritime », qui la relie au Moyen-Orient, et l’Europe via le canal de Suez. Il s’agit là d’une des conséquences directes des moyens navals dont dispose aujourd’hui Pékin, de ses ambitions revues à la hausse, et de multiples partenariats avec des pays de la zone, dans lesquels des installations importantes, essentiellement portuaires, ont été ou sont en train d’être mises en place. Longtemps cantonnée dans un rôle de puissance continentale, la Chine se présente ainsi aujourd’hui comme une puissance maritime en devenir. Si elle ouvre de nouvelles perspectives de projection de la puissance chinoise hors de sa zone, cette évolution capa- VANGUARDIA | DOSSIER todos V.O VD60 - OK.indd 121 121 09/03/16 12:47 T E X T O S O R I G I N A L E S · C H I N A . L A N U E VA R U T A D E L A S E DA citaire n’est cependant pas sans raviver des tensions avec les voisins directs de la Chine, et s’invite dans les différends maritimes impliquant Pékin, en particulier en mer de Chine du sud et dans la zone des îles Diaoyu/ Senkaku avec le Japon. On ne s’étonne pas ainsi que la mer de Chine du sud, unique voie d’accès maritime vers l’océan Indien, soit l’objet de toutes les convoitises, et pour Pékin une sorte de laboratoire de son aptitude à imposer sa puissance. En ce sens, la route de la soie maritime est à la fois garante de stabilité et de développement, en misant sur les échanges économiques et commerciaux, et porteuse d’instabilité dans la relation que Pékin entretient avec ses voisins. Cet article a pour objectif de mettre en relief ce paradoxe, résultat de la forte augmentation des capacités navales chinoises, et de la révision à la hausse des ambitions. Le résultat en est une période de turbulence en mer de Chine du sud, et des craintes grandissantes concernant la véritable nature de cette route de la soie maritime, également parfois qualifiée de «collier de perles». Les capacités navales chinoises en forte hausse La montée en puissance militaire de la Chine s’est accélérée en parallèle à son développement économique au cours des 35 dernières années. Au début des années 1980, Pékin s’engage dans une vaste modernisation de son appareil militaire vieillissant. Les capacités navales s’imposent alors comme la prio- rité de ce chantier. Si le nucléaire assure à la Chine des moyens de défense la plaçant au même niveau que les grandes puissances, et si ses capacités balistiques sont en augmentation constante, c’est en effet sur ses capacités navales que Pékin compte s’appuyer pour faire la démonstration de sa puissance retrouvée, à la fois en matière défensive et potentiellement offensive, mais aussi et surtout en terme de projection de forces sur des théâtres extérieurs, qui était jusqu’alors son point faible. Cette faiblesse est devenue une force, si on constate que c’est dans le domaine maritime que la Chine a fait les progrès les plus spectaculaires en matière de modernisation de son arsenal et d’augmentation de ses capacités. La marine chinoise compte actuellement environ 250 000 hommes (seulement 11% du total des effectifs militaires chinois, avant les importantes réductions annoncées en septembre 2015), mais elle bénéficie d’environ un tiers du total des dépenses militaires. C’est également la marine qui profite du plus grand nombre d’acquisitions en matériel. L’ancien porte-avions russe Varyag, acheté par un homme d’affaires chinois pour le transformer en casino flottant, a finalement été reconverti comme porte-avions (inauguré en septembre 2010 sous le nom de Liaoning) en attendant la construction d’un bâtiment de 48 000 tonnes. Deux sous-marins nucléaires lanceurs d’engins de type Jin et deux sousmarins nucléaires d’attaque de type Shang ont également été lancés. Parallèlement, une cinquantaine de sous-marins classiques sont actuellement en service. Pékin dispose de dix bâtiments de défense aérienne, dont quatre de construction russe. Après les deux frégates furtives de type Jiangkai I lancées en 2005, une version améliorée (de type Jiangkai II) commence à être livrée. De nombreux patrouilleurs lance-missiles à coque catamaran perce-vague de type Hubei ont été mis en service et leur construction se poursuit. Deux nouvelles classes de bâtiments de lutte antimines, de type Wozang et Wochi, sont désormais déployées. L’expansion de la composante amphibie se poursuivit avec la mise en service en 2007 du premier transport de chalands de débarquement, le Kunlunshan, qui s’ajoute à la quarantaine de grands bâtiments de débarquement de chars de type Yuting, Yukang, Yudeng et Yunshu. Si de telles capacités ne permettent pas encore à Pékin de rivaliser avec les Etats-Unis, elles en font une puissance maritime de premier plan en Asie orientale, avec des capacités de développement très nettement supérieures à celles des autres puissances régionales. Quelle stratégie navale pour la Chine? Pourquoi la Chine, qui se targue par ailleurs de ne pas avoir d’ennemi, devrait se doter de capacités navales importantes, et se préparer à faire face à un combat naval ? Comme l’explique Yang Baoyun, professeur et directeur-adjoint du centre de recherches Asie-Pacifique à l’Université de Pékin, « l’objectif stratégique chinois comporte deux volets. Sur le plan international, sa stratégie maritime s’appuie sur les objectifs de base suivants : protéger et sauvegarder l’unification, la souveraineté nationale et l’intégrité territoriale du pays en cherchant à mettre fin aux conflits maritimes avec les pays voisins afin de préserver les intérêts de la Chine et de créer un environnement international favorable à son développement ainsi qu’à la participation de la Chine à la construction d’un système maritime international. D’un point de vue intérieur, sa stratégie maritime cherche à promouvoir la prise de conscience par la nation de l’importance de la mer, en assurant un développement durable des activités maritimes. Cette politique devrait contribuer à un développement économique et social coordonné et global et à la construction d’une société harmonieuse »1. 122 VANGUARDIA | DOSSIER todos V.O VD60 - OK.indd 122 09/03/16 12:47 T E X T O S O R I G I N A L E S · C H I N A . L A N U E VA R U T A D E L A S E DA Comme c’est souvent le cas dans la posture chinoise, le volet intérieur est le plus intéressant et, à bien des égards, le plus structurant. La « promotion de l’importance de la mer » relève ainsi d’un projet vaste qui consiste à associer l’importance des échanges maritimes et la modification de la manière dont les Chinois perçoivent le reste du monde. Longtemps repliés sur eux-mêmes, et peu intéressés par les affaires extérieures, les Chinois seraient ainsi invités à prendre conscience de la puissance retrouvée de leur pays, et à voir dans sa marine le meilleur vecteur de sa puissance. En ce qui concerne « la construction d’une société harmonieuse », s’il s’agit là d’une rhétorique systématiquement mise en avant sous la présidence de Hu Jintao, ce discours est à la fois tourné vers l’intérieur et l’extérieur, dans le cadre de ce qu’il convient de qualifier de grande stratégie, et qui s’inspire fortement de la théorie de l’Américain Alfred Mahan du Sea Power. Selon cette théorie, les capacités militaires navales sont au cœur de la stratégie de puissances, mais doivent surtout permettre de sécuriser les voies d’accès maritimes, et donc de servir le développement économique. En se dotant d’une force maritime puissante, la Chine se positionne ainsi à la fois comme le principal acteur militaire en Asie orientale, mais aussi comme une puissance capable de sécuriser ses voies d’accès, et donc de pérenniser le développement de son économie. Au-delà de la frontière parfois difficile à distinguer entre le volet sécurisation de cette grande stratégie et des visées hégémoniques à échelle régionale qui ne sont pas totalement absentes des ambitions chinoises, les risques de rivalité sont importants. D’abord avec les voisins de la Chine, en particulier en mer de Chine du sud, qui s’inquiètent de cette montée en puissance et d’une posture plus décomplexée de Pékin. Ensuite avec les Etats-Unis, qui assurent depuis 1945 la sécurisation des voies maritimes internationales dans la zone, en s’appuyant sur des capacités militaires importantes, et des systèmes d’alliances et de partenariats solides et nombreux. C’est justement sur ces deux points que la Chine se présente désormais comme un rival. Rivalités et tensions en mer de Chine du sud Les nouvelles capacités navales chinoises, associées à un désir renforcé de sécuriser – et donc contrôler – les voies d’accès maritimes, se heurtent au problème ancien des différends maritimes et territoriaux avec Taiwan et en mer de Chine du sud. Si la question de la souveraineté nationale et de l’intégrité territoriale ne saurait être discutée, elle pose problème en ce qu’elle cherche à « protéger et sauvegarder l’unification », référence à la question taiwanaise et au différend qui oppose les deux entités depuis 1949. L’évocation de « mettre fin aux conflits maritimes avec les pays voisins » est elle-aussi sujette à diverses interprétations, quand on sait les relations difficiles qu’entretient la Chine avec lesdits voisins, et les multiples litiges territoriaux dans la région. On pourrait dès lors se demander si cette volonté de mettre fin aux conflits ne consiste tout simplement pas à renforcer les capacités afin de peser plus lourd, et d’asseoir la volonté de Pékin. C’est en tout cas de cette manière que la montée en puissance maritime de la Chine est perçue par ses voisins, que ce soit le Japon ou les pays d’Asie du Sud-Est, et la militarisation de certains îlots des Paracels et des Spratleys (disputés, outre Pékin, par Taiwan, les Philippines, la Malaisie, Brunei et le Vietnam), qui sont devenus de véritables bases militaires, ne fait que renforcer ces perceptions négatives. De même, Pékin avance au coup par coup, et sa stratégie navale se dessine au fur et mesure que ses capacités lui permettent de se projeter plus loin. Dès lors, si la puissance militaire chinoise « veut absolument être prééminente dans sa sphère régionale, elle n’envisage sa présence mondiale que comme un moyen de contrôle de sa périphérie. Cela s’explique certainement par les capacités actuelles de la Chine qui ne lui permettent pas encore de rivaliser avec les Etats-Unis. On remarque ainsi qu’il faudra encore au moins une décennie avant que les chinois soient capables d’utiliser leurs porte-avions à plein régime. Mais une décennie en matière de stratégie et de politique de défense, c’est une période extrêmement courte. L’approche chinoise en mer de Chine du sud ne saurait cependant se limiter aux différends maritimes et à la montée en puissance militaire. Pékin s’est depuis le début des années 1980 tourné vers ses partenaires en Asie du Sud-Est en marge de son développement économique et de son poids grandissant dans les affaires mondiales, en s’appuyant sur quatre principes : la coopération sud-sud (nannan hezuo) ; une stratégie tournée vers l’extérieur (zou chuqu zhanlue) ; une politique de bon voisinage (mulin youhao) ; et un nouveau concept de sécurité (xin anquan guan). S’ajoute à cela un rapport de force de plus en plus asymétrique entre la Chine disposant de leviers économiques, diplomatiques et militaires considérables, et des pays qui, à l’instar des Philippines, font face à une multitude de défis. S’ajoute également à cette donne la dépendance grandissante à l’égard de l’économie chinoise à laquelle les différents pays concernés font face, et qui limite considérablement leur marge de manœuvre. S’ajoute enfin les incertitudes entourant une éventuelle implication des Etats-Unis, engagés dans la région, mais qui ne parviennent plus à jouer un rôle d’arbitre. La Chine sait qu’elle a désormais l’avantage dans le bras de fer qui l’oppose à ses voisins, sur tous les plans, et en ce sens nous pouvons considérer qu’elle exerce déjà en Asie du Sud-Est une influence déterminante. Le collier de perles: mythe et réalités Au-delà de la zone des détroits en Indonésie et Malaisie, la route de la soie maritime de Pékin s’appuie dans l’océan Indien sur une série de partenariats et de renforcement d’infrastructures permettant à la Chine de renforcer sa présence. Elle est souvent qualifiée de stratégie du « collier de perles ». Rejetée par les dirigeants chinois, cette expression fut employée pour la première fois en novembre 2004 dans un rapport interne du département de la Défense américain intitulé Energy Futures in Asia, et rédigé par Booz-AllenHamilton, une firme contractante du Pentagone. Le rapport décrit précisément une stratégie d’ensemble, en citant le port pakistanais de Gwadar, Chittagong au Bangladesh, la Birmanie, le Cambodge et la Thaïlande comme « perles » principales du dispositif côtier de la marine chinoise dans l’océan Indien. Dans le rapport, l’expression imagée de « collier de perles » est remarquée, d’autant plus qu’à la même époque Donald Rumsfeld poursuivait activement une politique de dénonciation de la menace chinoise, pointant l’opacité du budget de défense de Pékin. Il intervint d’ailleurs en février 2005 devant le Congrès en VANGUARDIA | DOSSIER todos V.O VD60 - OK.indd 123 123 09/03/16 12:47 T E X T O S O R I G I N A L E S · C H I N A . L A N U E VA R U T A D E L A S E DA ce sens. Ses avertissements visant la montée en puissance militaire de Pékin furent relayés devant les élus américains par le directeur de la CIA d’alors, Porter Goss. Mais, beaucoup plus que l’article du Washington Times, c’est l’étude de l’expert américain Christopher J. Pehrson, publiée en juillet 2006 pour le compte du Strategic Studies Institute de l’US Army et intitulée String of Pearls : meeting the challenge of China’s rising power across the asian littoral qui eut une grande influence sur l’identification du collier de perles chinois. On retrouve d’ailleurs le travail de Pehrson à la base de la plupart des rapports et des études publiées sur le sujet dans le monde depuis cette date. Les experts tombent d’abord sur son rapport, ce qui la plupart du temps leur suffit pour faire de Pehrson le père de l’expression. Parmi les études les plus significatives sur le sujet écrites au même moment, on retrouve par exemple celle, particulièrement fouillée, du commandant américain Lawrence Spinetta de l’US Air Force : The Malacca dilemma, countering China’s ‘string of pearls’ with land-based airpower. Dans cette thèse présentée en avril 2006 à l’université de l’US Air Force (USAF) de Maxwell et publiée deux mois plus tard, Spinetta décrit moins le collier lui-même que la façon dont les Etats-Unis, appuyés sur un réseau de bases terrestres centrées sur le détroit de Malacca, pourraient interdire toute montée en puissance menaçante de la marine chinoise et, le cas échéant, vaincre cette dernière par une série de raids déconcentrés sur ses unités navales. Spinetta multiplie les références historiques au conflit du Pacifique, de l’attaque de Pearl Harbor en 1941 aux raids aériens victorieux des Japonais contre la flotte britannique au début de la guerre (destruction du Prince of Wales et mort au combat de l’amiral Tom Phillips, deux jours après Pearl Harbor). Pour lui – et l’on perçoit clairement dans son exposé l’écho des batailles budgétaires et théoriques entre l’US Navy et l’USAF –, la solution réside dans une montée en puissance du footprint des bases aériennes américaines dans la région : « La puissance aérienne basée à terre a prouvé son efficacité maritime dans la guerre contre la flotte japonaise durant la Seconde Guerre mondiale. La Chine, comme le Japon au début de la guerre, est une puissance asiatique en pleine ascension, avec des besoins énergétiques similaires. L’évidence historique sug- gère néanmoins qu’une force aérienne basée à terre peut contrôler les littoraux et sectionner le ‘collier de perles’ chinois ». On sait que de plus anciens rapports américains pointaient, dès les années 1990, l’intérêt de la Chine pour les « chokepoints » (goulots d’étranglement) d’Asie du Sud-Est. Quoi qu’il en soit, ce constat fait, l’enjeu dominant est clairement établi par Pehrson : « La question posée par le ‘collier de perles’ est celle de son adéquation avec la doctrine officielle de ‘développement pacifique’ prônée par Pékin, ou bien au contraire avec la revendication prochaine d’une primauté régionale ». Parmi les spécialistes de la question qui soulignent le danger des ambitions chinoises, on trouve naturellement des experts indiens mais aussi des représentants de pays riverains des mers de Chine orientale et méridionale inquiets à des degrés divers. De leur point de vue, la présence américaine en Asie du Sud-est – quel que soit par ailleurs leur jugement sur la politique internationale de Washington – est positive en ce qu’elle équilibre le poids croissant de Pékin dans la zone. La marine chinoise, tendue vers la constitution d’une capacité de haute mer, est, de fait, de plus en plus active ; ses budgets absorbent une part croissante d’un budget général lui-même en progression constante (56 milliards d’euros en 2009, une somme que les experts américains n’hésitent pas à doubler ou à tripler). Son importance se reflète dans la composition des élites militaires. La Commission militaire centrale compte ainsi de plus en plus de marins et d’aviateurs ; ces derniers représentent plus de 25 % de l’élite militaire aujourd’hui, contre 14 % en 1992. On peut ainsi se demander si les inquiétudes américaines – et indiennes – à propos du « collier » et même, jusqu’à un certain point, la mise en scène de ces inquiétudes, n’ont pas contribué à modifier l’image que Pékin se faisait lui-même de la puissance chinoise dans le contexte international actuel. Et n’ont pas, in fine, abouti à accélérer l’agenda de montée en puissance mondiale de la Chine. Le collier de perles pourrait ainsi être assimilé à une création de l’extérieur donnant par la suite des idées aux stratèges chinois, là où ils n’y avaient pas forcément pensé. C’est ainsi au cours des dix dernières années que s’est accéléré le rapprochement entre la Chine et plusieurs pays de la région (Myanmar, Bangladesh, Sri Lanka, Pakistan…) avec la construction d’importantes installations portuaires, et la possibilité pour les navires chinois d’y faire escale. Dans ces conditions, la stratégie du collier de perles ne peut-elle être vue, à rebours relatif de beaucoup de comptes rendus sur le sujet, comme une prophétie partiellement auto-réalisatrice, qui aurait fini par donner une cohérence conceptuelle grand-stratégique à une série de mouvements diplomatiques logiques et ponctuels, mais qui ne s’inscrivaient pas jusqu’alors dans la perspective d’un « grand dessein maritime » chinois ? Ce grand dessein, aujourd’hui mieux assumé par Pékin et présenté comme la route de la soie maritime, est devenu à la fois l’une des priorités de la Chine, et l’une des démonstrations de sa capacité à se projeter loin de ses frontières, mais dans le même temps des difficultés qu’elle rencontre dans la relation avec ses voisins. En ce sens, cette route de la soie maritime catalyse toutes les caractéristiques de la montée en puissance actuelle de la Chine, confrontée à une multitude de défis, mais dans le même temps engagée dans un processus de développement tourné vers l’international, et associant les instruments économiques et militaires à sa disposition. 1. Yang Baoyun, «Vu de Beijing: l’évolution de la conception maritime de la Chine depuis les années 1950», in Hugues Tertrais (dir.), La Chine et la mer. Sécurité et coopération régionale en Asie orientale et du Sud-Est, Paris, L’Harmattan, 2011, p. 64. CHINE-ASIE CENTRALE RISQUE TERRORISTE LE LONG DE LA NOUVELLE ROUTE DE LA SOIE Mathieu Duchâtel DIRECTEUR ADJOINT DU PROGRAMME ASIE ET CHINE, EUROPEAN COUNCIL ON FOREIGN RELATIONS. IL EST LE CO-AUTEUR DE CHINA’S STRONG ARM, PROTECTING CITIZENS AND ASSETS ABROAD, IISS/ROUTLEDGE, 2015 (AVEC JONAS PARELLO-PLESNER). L E DERNIER SOMMET DE L’ORGANISA- 124 VANGUARDIA | DOSSIER todos V.O VD60 - OK.indd 124 09/03/16 12:47 T E X T O S O R I G I N A L E S · C H I N A . L A N U E VA R U T A D E L A S E DA tion de Coopération de Shanghai (OCS) s’est tenu à Zhengzhou, dans la province du Henan, le 15 décembre 2015. Lors de son allocution de clôture, le Premier ministre chinois Li Keqiang a appelé les membres de l’organisation à adopter un «traité antiextrémisme» pour faire face à un «ensemble intriqué de menaces traditionnelles et nontraditionnelles» et des «défis globaux sans précédent». Cette nouvelle initiative chinoise nous renvoie quinze ans en arrière. En juin 2001 à Shanghai, la Chine, la Russie, le Kazakhstan, le Kirghizstan, l’Ouzbékistan et le Tadjikistan signaient la «convention de Shanghai pour combattre le terrorisme, le séparatisme et l’extrémisme» -le même jour que le traité qui fondait l’OCS-. Quinze ans plus tard, alors que le contre-terrorisme est déjà au cœur de la coopération régionale en Asie centrale, pourquoi la Chine appelle-t-elle de ses vœux un nouveau traité? La réponse à cette question tient aux transformations en cours de l’ordre régional dans la grande Asie centrale (Afghanistan, Pakistan et les cinq républiques post-soviétiques). Tant les risques que les enjeux se sont intensifiés ces dernières années, au point de rendre obsolètes et inadaptés les mécanismes de coopération existants. A l’évidence, le contexte sécuritaire ne connaît aucune embellie. Le conflit en Afghanistan conserve un potentiel de déstabilisation extrêmement élevé, comme le montrent l’intensification récente des opérations militaires dans le pays et les gains territoriaux des talibans dans la province du Helmand. De même l’implantation de cellules de l’organisation Etat Islamique dans le pays et au Tadjikistan fait craindre des attaques dans toute l’Asie centrale. Certes, le scénario catastrophe discuté en Chine depuis plus d’une décennie –l’écroulement des structures étatiques dans certains pays d’Asie centrale résultant d’une extension du conflit afghan hors de ses frontières– ne s’est pas réalisé. Mais tout porte à croire que la possibilité du pire reste à l’ordre du jour. Le retrait de l’OTAN a créé un vide sécuritaire que le renforcement de l’armée et des forces de l’ordre afghanes peinent à combler, même avec un appui de forces spéciales étrangères. Dans le même temps, le processus de paix entre le gouvernement afghan et les talibans ne suscite guère l’optimisme, malgré les efforts de médiation de la Chine, un développement nouveau en 2015. Or malgré ces risques, la Chine s’est fixée de nouvelles ambitions en Asie centrale. En septembre 2013, lors d’un discours à l’université Nazarbayez d’Astana au Kazakhstan, Xi Jinping a annoncé la construction d’une nouvelle «ceinture économique» le long de la mythique route de la soie, du Xinjiang à l’Europe à travers l’Asie centrale. Au cœur de la diplomatie du pays, elle est vue à Pékin comme le projet signature de Xi Jinping, celui à l’aune duquel sa contribution à l’histoire du pays sera jugée. Tout l’enjeu pour la Chine consiste à façonner un environnement sécuritaire à la hauteur de ses objectifs économiques et de ses ambitions géopolitiques. Il s’agit là d’un véritable défi pour une puissance traditionnellement peu interventionniste mais qui révise ses ambitions internationales à la hausse sous la présidence de Xi Jinping, et sous la contrainte d’un environnement extérieur en mutation. La route de la soie, une diversion stratégique L’idée de renouer avec la mythique route de la soie flottait dans les cercles pékinois de politique étrangère depuis plusieurs années, mais c’est Xi Jinping qui lui a insufflé une nouvelle jeunesse. Dans un style caractéristique de son approche impériale de la politique étrangère, il s’est contenté de fixer un cadre visionnaire: ‘OBOR’, selon son acronyme anglais (One Belt, One Road, en chinois yidai yi lu): «une ceinture, une route ». A ses subordonnés de dresser des plans d’investissement plus précis et de négocier les contrats d’infrastructure avec les partenaires de la Chine. Le maître mot est «inter-connectivité» -la Chine a créé deux nouveaux instruments financiers, le Fonds Route de la Soie et la Banque Asiatique d’Investissement dans les Infrastructures, dotés respectivement de 40 et de 100 milliards de dollars, pour soutenir un réseau d’infrastructures qui connectera le pays à l’Europe occidentale-. Car pour Xi Jinping, la nouvelle route de la soie est une initiative de l’ordre de la grande stratégie, qui repose sur une vision résolument géopolitique de l’intégration eurasiatique. Cette dimension a été analysée avec une grande clarté par le professeur Wang Jisi de l’université de Pékin, dont l’article d’octobre 2012, «Marchons vers l’Ouest», avait rencontré en Chine un écho inhabituel. Selon Wang Jisi, le centre de gravité de la politique étrangère chinoise se trouve en Asie orientale et se définit dans une rivalité stratégique avec les Etats-Unis. Tous les principaux partenaires commerciaux de la Chine se trouvent sur son pourtour maritime: le Japon, la Corée du Sud, Taiwan et l’ASEAN – sans compter Hong Kong qui demeure malgré son relatif affaiblissement une porte d’entrée commerciale vers la Chine continentale. La Russie n’arrive qu’en dixième position; quant aux pays d’Asie centrale, ils sont relégués dans une division inférieure. C’est aussi avec l’Asie orientale que les flux d’investissement direct sont les plus denses. Enfin, c’est aussi en Asie orientale que se concentrent toutes les priorités de sécurité nationale de Pékin, dont les trois grandes questions de souveraineté territoriale – Taiwan, la mer de Chine orientale, la mer de Chine méridionale – et la péninsule coréenne. Or ces enjeux asphyxient les relations sinoaméricaines. Ils s’accompagnent d’une rivalité stratégique et d’une compétition militaire qui absorbent une grande partie de l’attention respective que se portent la Chine et les EtatsUnis, au point que la coopération sur d’autres dossiers, au-delà de l’Asie orientale, en devient parfois otage. A Pékin, les experts en relations internationales dénoncent dans tous les médias un encerclement stratégique, résultant du «pivot asiatique» de l’administration Obama, qui consiste à densifier les liens avec VANGUARDIA | DOSSIER todos V.O VD60 - OK.indd 125 125 09/03/16 12:48 T E X T O S O R I G I N A L E S · C H I N A . L A N U E VA R U T A D E L A S E DA l’Asie orientale. Dans ce contexte, le projet d’intégration eurasiatique apparaît comme une tentative de diminuer la dépendance de l’ensemble de la politique étrangère chinoise aux développements en Asie orientale. Il s’agit d’ouvrir un nouveau grand champ stratégique où elle pourrait se déployer en rencontrant moins de résistance. En d’autres termes, de la déployer dans un angle mort de la rivalité sino-américaine. Pakistan, Afghanistan: des risques considérables Or pour effectuer cette diversion stratégique, la Chine devra investir dans des pays dans lesquels ses ressortissants ont été déjà pris pour cible par des organisations terroristes. C’est le cas au Pakistan, un pays clef d’OBOR. Il connecte la route de la soie terrestre à la voie maritime via le «corridor économique Chine-Pakistan», un élément à part entière de la vision OBOR. Lors de sa visite d’Etat à Islamabad en avril 2015, Xi Jinping signe avec le Premier ministre Nawaz Sharif des contrats d’une valeur totale estimé à plus de 40 milliards de dollars –routes, ports, centrales électriques–. Parmi ces projets, l’on trouve le barrage hydraulique de Karot sur la rivière Jhelum. Un investissement estimé à plus d’un milliard de dollars, qui comporte la particularité d’être le premier projet financé par le Fonds Route de la Soie, un instrument financier créé par Pékin pour permettre au gouvernement chinois d’agir rapidement en puisant dans les réserves de devises du pays. Peu avant cette visite, en février, le ministre de la planification et du développement pakistanais avait divulgué dans un entretien à la presse que l’armée mettait sur pied une unité spéciale pour protéger les experts et employés chinois affectés aux projets d’infrastructure le long du corridor économique. Le président Pakistanais Mammon Hussain le confirme à Xi Jinping lors de sa visite d’avril. Selon des sources militaires pakistanaises, il s’agirait d’une unité de 10,000 soldats, dont 5,000 spécialisés dans le contreterrorisme. Un chiffre qui comme celui des investissements annoncés, doit être pris avec une certaine prudence, car il inclut certainement des mesures de sécurité déjà adoptées ou qui ne concernent pas spécifiquement les chinois, mais plutôt des zones dans lesquelles ils sont déjà présents. Il reste que le chiffre impressionne, puisque les estimations récentes les plus fiables font état de 13,000 ressortissants chinois au Pakistan. Le Pakistan généralise ainsi des mesures qui étaient prises jusque là au compte-gouttes. En 2013, Xiong Lixin, le vice-président de Sinohydro, la puissante entreprise publique de barrages hydrauliques, avait déjà révélé dans un entretien à la presse que certains de ses employés étaient escortés en hélicoptère par des hommes armés jusqu’aux sites de construction, courtoisie du gouvernement pakistanais. Qu’une unité spéciale soit créée pour protéger les chinois vient répondre à un problème concret: le Pakistan est un pays dangereux pour la Chine. Depuis 2004, une douzaine de ressortissants chinois ont perdu la vie dans plusieurs attaques terroristes au Pakistan, ce qui fait de ce pays l’un des plus risqués au monde pour les chinois. Au fil des années, la sécurité des ressortissants chinois s’est progressivement imposée sur l’agenda diplomatique sino-pakistanais, au point d’en devenir l’une des priorités. Ce qui frappe, c’est la décision chinoise de soutenir les projets d’investissement malgré les risques, alors même que sept ans plus tôt, les Chinois n’avaient qu’écouté poliment le président Musharraf lorqu’il avait proposé une vision somme toute similaire, le «corridor énergétique et commercial», de Gwadar à Kashgar. La différence, selon un expert chinois en poste à l’ambassade à Islamabad à la fin de la décennie 2000: «Il y a désormais un soutien politique au plus haut niveau à Pékin, ce qui n’existait pas à l’époque. Mais surtout, les pakistanais nous ont donné les garanties de sécurité suffisantes». Rien de tel en Afghanistan, dont la mythique passe de Khyber était pourtant traversée par les caravanes à la grande époque de la route de la soie, malgré déjà des risques sécuritaires. En 2007, l’entreprise publique MCC (China Metallurgical Group Corporation) avait défrayé la chronique en annonçant un investissement de plus de 3 milliards de dollars dans une mine de cuivre à Mes Aynak, à 35 kilomètres au sud de Kaboul. La presse américaine accusait alors la Chine de profiter des opérations militaires de la coalition internationale pour développer ses investissements et «gagner» en Afghanistan. Aujourd’hui, MCC est toujours en train de renégocier son investissement avec le gouver- nement afghan – il semble que l’entreprise chinoise souhaite limiter son exposition aux risques sécuritaires dans un Afghanistan toujours en proie à des opérations militaires d’envergure de la part des Talibans. Le financement d’une centrale électrique, d’usines de traitement du cuivre et d’une voie ferrée n’est plus à l’ordre du jour. Face aux risques en Afghanistan, où une présence de cellules de l’Etat Islamique est confirmée et où un camp d’entraînement d’Al Qaida vient de nouveau d’être détruit, près de quinze ans après le début de la guerre, la Chine a choisi de ne rien faire qui puisse mettre en danger ses ressortissants. Leur présence, en diminution, est réduite au strict minimum –moins de 300 selon les experts chinois–. Une nouvelle route de la soie qui contourne l’Afghanistan? L’ambiguïté demeure, alors même que la Chine s’implique pour la première fois diplomatiquement en soutien du processus de paix en Afghanistan. Ainsi, elle a accueilli en mai 2015 à Urumqi, dans la province du Xinjiang, des pourparlers inédits entre le gouvernement afghan et les factions talibanes. Ses diplomates sont aujourd’hui partie entière d’un processus fragile mais néanmoins porteur d’espoir. Les Républiques d’Asie centrale: l’ombre théorique de l’Etat Islamique Ce grand écart entre les approches de la Chine en Afghanistan et au Pakistan montre qu’elle est aujourd’hui consciente des risques liés à son expansion économique internationale. En 2000, Jiang Zemin avait appelé les entreprises chinoises à croître à l’international. S’en était suivi une croissance sans précédent –en moins d’une décennie, le f lux d’investissements chinois vers l’étranger est passé d’un niveau insignifiant à plus de 100 millions de dollars par an, faisant de la Chine l’un des trois plus importants investisseurs internationaux du globe–. En Asie centrale, la présence économique chinoise a progressé dans un vide relatif, dans un contexte de faiblesse de l’économie russe, de désintérêt de l’Europe, et d’une approche américaine focalisée sur sa présence militaire en soutien de la guerre en Afghanistan –en Ouzbékistan jusqu’en 2005, puis à Manas au Kirghizstan jusqu’à l’été 2014–. Le géant éner- 126 VANGUARDIA | DOSSIER todos V.O VD60 - OK.indd 126 09/03/16 12:48 T E X T O S O R I G I N A L E S · C H I N A . L A N U E VA R U T A D E L A S E DA gétique chinois CNPC a signé des contrats lucratifs avec le Kazakhstan et le Turkménistan, tandis que les exportations de produits chinois explosaient dans les cinq états post-soviétiques et que les acteurs chinois se taillaient la part du lion dans le secteur des infrastructures. En 2014, le commerce entre la Chine et l’Asie centrale dépasse pour la première fois 50 milliards de dollars, alors qu’il n’était estimé qu’à 1 milliard de dollars au début des années 2000. Or cette progression n’a pas été exempte de frictions et de tensions. En juin 2010, la Chine a évacué 1.321 ressortissants du Kirghizstan après des heurts ethniques entre les kirghizs et les uzbeks –le ministère des Affaires étrangères chinois ouvre ensuite un consulat à Osh, avec pour mission prioritaire la protection consulaire des ressortissants chinois–. Au Kazakhstan, des troubles entre la population locale et les chinois ont éclaté à plusieurs reprises, mais ils sont toujours demeurés de l’ordre des conflits du travail. Comme l’explique Kemel Toktomushev de l’université d’Asie centrale à Bishkek, la sinophobie latente en Asie centrale est l’un des «principaux obstacles» au projet chinois d’intégration eurasiatique. Elle explique en particulier les oppositions publiques, dans des régimes pourtant autoritaires à l’exception du Kirghizstan, à toutes les annonces d’investissements chinois dans des terrains agricoles. Mais surtout, elle représente une toile de fond importante pour comprendre les difficultés que rencontreront les ambitions chinoises. Certes, la circonspection des populations d’Asie centrale n’est en rien comparable à un risque terroriste. Et force est de constater qu’à l’inverse du Pakistan et de l’Afghanistan, la menace du terrorisme islamiste est demeurée de faible intensité dans les républiques d’Asie centrale. La région n’a connu que des attaques ponctuelles –la plus importante remonte à 2004, lorsque le Mouvement Islamique d’Ouzbékistan lance une série d’attaques qui font près de 50 morts à Tashkent–. L’affaiblissement de cette dernière organisation a permis une décennie de calme relatif. En Asie centrale, les risques sont donc théoriques pour la Chine. Mais Pékin prend l’Etat Islamique très au sérieux. Abu Bakr Al Bagdadi a appelé les musulmans à attaquer la Chine en juillet 2014, en représailles à la poli- tique oppressive de Pékin au Xinjiang. A l’époque de la domination d’Al Qaida sur le Jihad international, seuls des seconds couteaux avaient critiqué la Chine, qui n’était jamais devenue une cible prioritaire. Des citoyens chinois, pour la plupart Ouighours, ont rejoint l’Etat Islamique en Syrie et en Iraq et prévenir leur retour en Chine –ou dans les pays environnants où ils pourraient fomenter des attentats contre des intérêts chinois– est devenu une priorité. Leur nombre exact n’est pas connu avec certitude; la Turquie parle de 1.500 militants d’Asie centrale aux côtés de l’Etat Islamique, dont des ouighours, et la Chine a parlé de quelques centaines de militants ayant quitté le Xinjiang. D’après les autorités des pays concernés, ce sont 300 kazakhs, entre 200 et 500 kirghiz et 300 tadjik qui combattraient au Moyen Orient –dont l’ex-commandant d’une unité spéciale de la police, Gulmurod Halimov–. En outre, pour la première fois en novembre 2015, l’Etat Islamique a exécuté un citoyen chinois après avoir tenté en vain d’obtenir une rançon. Une politique de sécurité extérieure en transformation En cette période de nouvelle route de la soie, c’est bien l’avenir de la politique de sécurité extérieure chinoise qui est en jeu dans la grande Asie centrale. Depuis le début des réformes économiques, celle-ci a traditionnellement reposé sur un profil bas et une grande réticence à engager des moyens diplomatiques ou du capital politique –sans parler de l’outil militaire qui ne devient une option sur des théâtres extérieurs que très récemment, sous la forme d’évacuation de ressortissants ou de participation d’unités de combat aux opérations de maintien de la paix de l’ONU–. La Chine continue de mettre en avant le principe de non-ingérence dans les affaires intérieures des autres états pour justifier plusieurs aspects controversés de sa politique étrangère, comme la coopération économique sans conditions politiques ou ses réticences à s’impliquer dans la gestion des crises internationales. Elle répond ainsi aux critiques des pays occidentaux qui lui reprochent de privilégier une diplomatie centrée sur ses intérêts commerciaux immédiats. Or la protection de ses ressortissants à l’étranger n’est pas compatible avec une posture de retrait et de discrétion. Dans le cas de la grande Asie centrale, elle est en potentielle contradiction avec les ambitions chinoises en matière d’investissements, de présence humaine et commerciale et de soutien au développement de nouvelles infrastructures. Ainsi, l’Assemblée Nationale Populaire de la RPC vient d’adopter fin décembre 2015 une nouvelle loi contre le terrorisme, la première de l’histoire du pays. Décriée dans les médias occidentaux en raison de ses provisions obligeant les entreprises internet à livrer à la Chine leurs clefs de cryptage et celles limitant encore davantage la couverture médiatique des événements liés au terrorisme, un aspect essentiel est pourtant passé largement inaperçu. Le texte autorise des interventions à l’étranger en cas d’attaques terroristes. Si les dispositions ne sont pas précises, il pourrait s’agir au minimum d’enquêtes des services de sécurité, et au maximum d’interventions de l’armée pour des évacuations, ou dans des scénarios futurs, des extractions d’otages. Comme souvent avec la politique étrangère chinoise, l’innovation en pratique fera office de jurisprudence et les situations définiront les mesures. Quoiqu’il en soit, la loi est une nouvelle étape dans le processus de désinhibition de la politique étrangère chinoise. Dans le même temps, la diplomatie chinoise s’évertue à renforcer le volet sécuritaire de l’Organisation de Coopération de Shanghai avec comme on l’a vu, l’ambition de signer un nouveau traité de coopération contre le terrorisme. Comme l’explique dans la revue Huanqiu Sun Zhuangzhi, secrétaire du centre de recherches sur l’OCS de l’Académie des Sciences Sociales de Chine, les progrès de l’Etat Islamique et le conflit persistant en Afghanistan supposent une réponse forte, et l’OCS doit être la pièce maîtresse de l’architecture de sécurité sur laquelle reposera la nouvelle route de la soie. Ces ajustements s’inscrivent dans un processus bien plus large, à l’œuvre depuis plus d’une décennie: l’inclusion de la protection de ses ressortissants à l’étranger comme priorité de la politique étrangère chinoises. En dix ans, la Chine a effectué plus d’une quinzaine d’évacuations de pays en crise, la plus importante en Libye (35.000 ressortissants) en 2011, les plus récentes, en 2015, au Yémen et en Iraq. Par deux fois, elle a engagé des moyens militaires en soutien de ces évacuations, au Yémen et en Libye –les autres VANGUARDIA | DOSSIER todos V.O VD60 - OK.indd 127 127 09/03/16 12:48 T E X T O S O R I G I N A L E S · C H I N A . L A N U E VA R U T A D E L A S E DA évacuations ont eu lieu au moyen de vols charters ou de ferries loués pour l’occasion–. En plus de ces opérations, la Chine renforce tous les aspects de la protection de ses ressortissants, de ses capacités consulaires aux moyens de prévention par l’éducation, la formation et l’analyse des risques. Dans ce contexte, quel impact un attentat contre un projet OBOR aurait-il sur la politique étrangère chinoise dans la grande Asie centrale? En plus d’évacuer, la Chine a aussi musclé son approche ces dernières années. Des patrouilles chinoises escortent déjà la flotte commerciale du pays dans le golfe d’Aden et le long du fleuve Mékong après des attaques contre les intérêts chinois. La Chine a même envisagé une frappe de drone au Myanmar contre le chef d’un gang accusé d’avoir assassiné sauvagement 13 marins chinois sur la rivière Mékong, avant d’organiser son extradition via le Laos, de le juger en Chine puis de l’exécuter à Kunming. Pour un pays dont le principe cardinal de politique étrangère est la non-ingérence, il y a là une série de ruptures importantes, toutes liées à la protection de ses ressortissants. Depuis 2013, le livre blanc de la défense chinois identifie la protection des «intérêts à l’étranger» du pays comme l’une des missions de l’armée. Jusqu’où la Chine peut-elle infléchir sa politique étrangère en cas de crise se répercutant sur la sécurité de ses ressortissants? Malgré les efforts décrits dans ce texte, OBOR demeure un édifice fragile dont le terrorisme menace la construction. Des attaques contre les intérêts chinois pourraient ainsi amener à de nouveaux ajustements de la politique étrangère chinoise, dans le sens d’un plus grand interventionnisme. THE BELT AND ROAD INITIATIVE A VIEW FROM WASHINGTON David A. Parker and Daniel G. Sofio RESEARCH ANALYSTS AT THE CENTER FOR STRATEGIC AND INTERNATIONAL STUDIES (CSIS) IN WASHINGTON, DC, WORKING ON ISSUES OF GEOGRAPHY, POLICY, AND INFRASTRUCTURE. ALL VIEWS EXPRESSED HEREIN ARE SOLELY THOSE OF THE AUTHORS. S INCE ITS FORMAL DEBUT IN MARCH 2015, the Belt and Road Initiative (BRI)1 has emerged as Chinese President Xi Jinping’s signature foreign policy initiative. Billed variously as a development strategy, China’s version of the Marshall Plan, Beijing’s response to the Trans-Pacific Partnership (TPP), and “the most significant and far-reaching initiative that China has ever put forward,”2 it has the potential to reshape the economic geography of the Eurasian landmass – and, by extension, worldwide patterns of economic interexchange. At the same time, the Belt and Road Initiative (as it is now officially known) continues to more closely resemble a slogan than a concrete initiative, encompassing a hodgepodge of old ideas, new commitments, and projects already underway. From the perspective of Washington, the BRI is a somewhat confusing idea. Its central emphasis on large-scale infrastructure investment projects resembles more the imperial projects of the past than the hard lessons learned by the United States, the World Bank, and others over the past 60-plus years of development assistance efforts. Moreover, BRI reflects a worldview and style of policymaking distinctly at odds with the U.S. approach to foreign economic policy. Although it is a gross oversimplification to frame the TPP and BRI as competing initiatives, a comparison is no- netheless illustrative. The TPP agreement is a pro-market effort of defined scope, spelled out across 29 chapters and negotiated between 12 equal partners over an eight-year period. It seeks to liberalize trade between the partners, and to update and uphold a high standard, rules-based economic order in the Asia-Pacific region. The process of negotiating the agreement was multi-stakeholder, with input drawn from the private sector and civil society, as well as governments. It was transparent: while the negotiations themselves were secret (as are most active negotiations), the results have since been made available for scrutiny and are in the midst of thorough public vetting and assessment. By comparison, BRI is more complex and less transparent, more state-led and yet lessdefined. As discussed in greater detail below, its functional components go beyond construction of infrastructure to include the promotion of greater financial linkages across Eurasia and promotion of enhanced peopleto-people ties. Reflecting Beijing’s traditional discomfort with multilateral engagement, it is an initiative that spans more than 60 countries and yet has been advanced primarily through bilateral engagement efforts. Consistent with Chinese foreign policy writ large, the emphasis of the initiative is on government and government-directed action, rather than on government enabling markets 128 VANGUARDIA | DOSSIER todos V.O VD60 - OK.indd 128 09/03/16 12:48 T E X T O S O R I G I N A L E S · C H I N A . L A N U E VA R U T A D E L A S E DA and private action. Despite the attention that has been focused on BRI over the past year, there is not yet sufficient information to provide a comprehensive assessment of what the initiative is and is not – let alone whether or not it will succeed. Indeed, what constitutes success for the initiative is a topic of some debate. To address this, we begin with an overview of what is known about the BRI and highlight some of the key unknowns. We then provide an overview of the possible motivations underpinning the initiative, assess some of its likely and potential effects, and conclude with a discussion of some of the implications for the United States. Knowns and Unknowns of the Belt and Road Initiative The BRI represents the combination of the Silk Road Economic Belt and the 21st Century Maritime Silk Road, two initiatives first introduced by Xi Jinping in late 2013. The Belt component first emerged in September of that year, in a speech Xi delivered at Kazakhstan’s Nazarbayev University. The Road debuted a month later during an address to the lower house of the Indonesian parliament – the same speech where Xi first presented the idea of establishing the Asia Infrastructure Investment Bank (AIIB). However, it was not until March 2015 that Xi introduced the Belt and Road as a single undertaking during a speech at the annual Boao Forum for Asia. Following his address, the National Development and Reform Commission, Ministry of Commerce, and Ministry of Foreign Affairs jointly unveiled the “Vision and Actions on Jointly Building Silk Road Economic Belt and 21st-Century Maritime Silk Road.” This document remains the most complete statement to date of the scope and content of the BRI initiative. Prior to the release of the “Vision and Actions,” reports in state media outlets had shown the Belt as a network of road and rail routes, oil and natural gas pipelines, and other hard infrastructure projects reaching from the Chinese city of Xi’an, across Central Asia, and through into the heart of Europe. The Road was presented as its maritime counterpart, featuring ports and other coastal infrastructure dotted across southern China, Southeast Asia, South Asia, East Africa, and the Northern Mediterranean. The “Vision and Actions” revealed that the BRI would include activities beyond the construction of traditional hard infrastructure projects. Additional activities that received explicit mention include promotion of increased foreign usage of the Chinese currency, the Renminbi (RMB), improved soft infrastructure connectivity, and creation of an “Information Silk Road” focused on linking regional information and communications technology networks. In addition, the document’s reference to pre-existing Chinese initiatives, such as the China-Pakistan Economic Corridor and the Bangladesh-China-India-Myanmar Economic Corridor, indicated that the BRI would attempt to harmonize and better coordinate earlier connectivity-focused efforts. Many basic details of the BRI initiative are missing from the document and have yet to be officially confirmed. According to the official Xinhua news agency, the program encompasses more than 60 countries, 4.4 billion people, and around 40 percent of global GDP. More specific figures include that Belt and Road countries have a combined 21,000 tons of gold reserves,3 attracted $12.03 billion in Chinese direct investment during the first three quarters of 2015,4 and that the BRI had announced more than 1,400 contracted projects as of July 2015.5 No official list of countries supporting the initiative has ever been publicly released. While memoranda of understanding (MOUs) have reportedly been signed with Hungary,6 Czechoslovakia,7 Nepal,8 and Turkey,9 none of those documents are publicly available. Although large dollar commitments have been announced, such as $46 billion to support the China-Pakistan Economic Corridor, the composition of such spending, the source of the funds, and the timetable for their disbursement are typically unclear.10 A similar lack of clarity is evident in the institutional structure responsible for the BRI’s implementation. The institutions involved include the China Development Bank and the China Export-Import Bank, as well as the newly created Silk Road Fund and Xinhua Silk Road information service. Notionally, there is a “leading small group,” headed by vice premier and Politburo standing committee member Zhang Gaoli, which has responsibility for the initiative’s oversight.11 However, it re- mains unclear what roles these institutions will undertake in supporting the BRI’s implementation, what specific resources they will mobilize, and what will be the roles of provincial Chinese governments and state-owned enterprises (SOEs) – or outside funders. Various reports have referenced the AIIB as supporting the BRI (and many analysts have presumed this to be the case), but no official document has to date confirmed or denied any direct linkage. Of course, this degree of opacity is consistent with most Chinese policymaking. Despite its reputation for (and, indeed, obsession with) planning, Beijing’s policy initiatives often start with little more than a slogan. This is then translated into substance through intense internal competition between bureaucracies, provincial governments, and SOEs, with top leaders endorsing those efforts deemed most successful – and quietly reining in or reversing course on those deemed failures.12 Coupled with the noise generated by China’s extensive propaganda apparatus, this can complicate efforts to piece together a coherent picture of Beijing’s activities and motivations for actors outside as well as within the Chinese policy apparatus. Understanding the Motivations for the Belt and Road Initiative To date, Beijing has described the BRI as “meeting the development needs of China, countries along the routes, and the region.”13 Much like the AIIB, Chinese officials have framed the initiative in part as a response to the multitrillion dollar infrastructure gap facing Asia (and many of the other regions included in the BRI). However, while it is true that there are many areas where Asian countries need more and better infrastructure – or could benefit from more efficient use of existing capacity – the notion of an infrastructure gap can be misleading. Beijing has presented the issue of Asia’s infrastructure deficit as stemming from a financing gap, wherein bankable projects were unable to secure financing. However, in recent years, infrastructure has emerged as a highly desirable asset class for institutional investors, such as pension funds and insurance providers. For managers of these institutions looking to invest more in infrastructure, the constraint has been a shortage of banka- VANGUARDIA | DOSSIER todos V.O VD60 - OK.indd 129 129 09/03/16 12:48 T E X T O S O R I G I N A L E S · C H I N A . L A N U E VA R U T A D E L A S E DA ble projects, rather than a surplus.14 This reflects the reality that the issue in infrastructure is less a financing gap than a funding gap, where the resources available to pay for infrastructure, whether through user fees or outlay of fiscal resources (i.e. taxes), are inadequate to the estimated need.15 Historical evidence suggests that infrastructure-led development strategies often fail to produce sustainable growth and development, in part because they neglect the role of strong institutions in providing the foundations for sustainable growth and development. In some cases, an overreliance on foreign expertise and aid flows can retard domestic development, including by undermining the incentives for good governance by removing the need for leaders to rely on taxation as a source of fiscal resources (and thereby reducing the need to respond to popular pressures). These realities suggest that there are additional motivations behind the BRI beyond the promotion of regional development. Given China’s current economic difficulties, one objective is likely to find an outlet for the country’s enormous overcapacity in industries such as steel, cement, and glass. Another is to promote the more efficient utilization of China’s vast foreign exchange reserves. Despite recent expenditures aimed at supporting the value of the RMB, these are estimated to remain in excess of $3 trillion and are largely invested in low-yield assets. If implemented, the BRI initiative also could provide longer term strategic benefits for China. These include encouraging greater foreign usage of the RMB, which could help to reduce China’s reliance on the dollar-centered international financial system. Financial support for Chinese companies operating abroad could help large SOEs to win contracts, thereby gaining experience operating in foreign markets and improving China’s overall competitiveness. Building connectivity infrastructure that facilitates these operations, and generally makes it easier to trade with China (relative to other partners), could help to entrench a more Sino-centric economic geography in Asia. The ability to more cheaply source inputs relative to foreign competitors would also fit with Beijing’s efforts to move up the global value chain and its long-term technological modernization drive. New infrastructure could also give China greater access to raw materials or allow it to bypass strategic chokepoints (such as the Strait of Malacca). Construction or control of dual-use infrastructure, such as ports, can confer security advantages as China’s military footprint expands. Construction of information and communications technology (ICT) infrastructure can support espionage and information control efforts, including the use of operational control over national information and communication technology infrastructures to monitor and filter content. Even if little of the promised infrastructure ever materializes, the BRI may still help to advance China’s foreign policy interests. Promises of multibillion dollar investment packages have helped make China seem like a dynamic and vital partner at a time when the United States appears preoccupied at home and financially hamstrung. Given that Beijing has a well-known penchant for withholding benefits for even minor perceived slights, even this perception holds a certain power. Will this strategy work? Whatever actions Beijing takes as part of the BRI, it is not a master plan; its implementation will likely be uneven for a number of factors. What activities ultimately take priority will vary based on the attention and strategic priorities of leaders, political economy factors (such as the need to occupy domestic labor), and the facts on the ground – in some areas projects have already been underway for some time. It is likely that those projects which confer a clear economic or strategic advantage for China will emerge earlier than those that do not. Building infrastructure is a complex and technical endeavor, even in the developed world. Megaprojects, loosely defined as those costing over $1 billion, almost always end up over budget, completed late, and delivering less than the promised benefits.16 In some of the countries involved in the BRI, rough terrain and harsh climates will make building infrastructure even more challenging. Political factors are also a consideration: complex local politics, endemic corruption, weak rule of law, and severe capacity constraints on the part of local governments, as well as unclear land rights, can increase costs as well as political and social risks. China has limited experience doing business outside of its own borders. Common practices among Chinese SOEs operating abroad, such as large-scale importation of Chinese labor, poor treatment of local populations, and inconsistent product quality, have the potential to generate antipathy toward Chinese nationals and political blowback for China. This was the case with the Myitsone Dam in Myanmar in 2011, where unequal contract terms and poor treatment of the local population contributed to the eventual suspension of the $3.6 billion project. Even with careful oversight from Beijing, if SOEs scale up their activities abroad, there is a significant likelihood that there will be a broadbased increase in risk. These are all lessons that had to be learned by American, European, and Japanese companies over time, but China’s actions will be of larger scale and take place in a more modern context – with attendant expectations for transparency and high operating standards. This is only one of the many unintended consequences that could result from attempts to implement the BRI. A large increase in the scale of infrastructure lending could lead to unsustainable sovereign debt burdens. Projects like the Laotian section of the Kunming-Singapore railway highlight this issue.17 Infrastructure projects are also subject to political risk: when Sri Lanka elected Maithripala Sirisena president in 2015, he suspended work on several major Chinese projects and ordered investigations into corruption and environmental breaches.18 Moreover, China will be exposing itself to another kind of risk that will test its longstanding policy of nonintervention. Its repressive policies in Xinjiang against the ethnically Turkic Uyghur minority have made it unpopular in the Turkic world. In the summer of 2015, there were riots in Turkey over the issue.19 Beijing could find that, like the United States and other countries, foreign, security, and economic policies cannot be siloed from one another. As China’s footprint grows outside its borders, it will have to deal with the difficult realities of force protection and the problem of blowback. As the recent landslide in Shenzhen and gas explosions in Tianjin tragically demonstrated, poor quality infrastructure, built without appropriate regard for human and 130 VANGUARDIA | DOSSIER todos V.O VD60 - OK.indd 130 09/03/16 12:48 T E X T O S O R I G I N A L E S · C H I N A . L A N U E VA R U T A D E L A S E DA environmental safety, can have dire consequences. Given that countries like Myanmar, Bangladesh, Pakistan, and the Philippines are among those most vulnerable to the effects of climate change,20 there are high stakes in building infrastructure that is resilient and sustainable – and the failure to do so could set the stage for subsequent instability that will pay little attention to national borders. Conclusion and Implications for the United States The BRI may be China’s clearest signal to date that it is unsatisfied with the status quo, and thus poses a significant challenge for the United States. However, the issues it raises are not ones the United States is organized to deal with in a coherent and effective manner. From a geographic standpoint, responsibility for the areas covered by the BRI is divided across four separate State Department bureaus: European and Eurasian Affairs, East Asia and Pacific Affairs, Near Eastern Affairs, and South and Central Asian Affairs.21 Despite its extensive logistical and disaster-response capabilities, the U.S. military is little better equipped, with responsibility divided between the Pacific, Central, and European Commands. Moreover, although the United States has significant capacity for promoting the development of sustainable, high-quality infrastructure, these are not deployed in a coherent manner – nor has infrastructure promotion generally been viewed as a priority. In general, the evidence suggests that the United States government is still struggling to formulate a clear perspective on the intersection between infrastructure and foreign policy. If China succeeds in entrenching a more Sino-centric regional economic order through the BRI, it has the potential to enhance Chinese power, its influence over its neighbors, and allow Beijing exert greater control over the flow of goods, services, people, information, and ideas throughout the region. However, more worrying is that Beijing’s efforts will produce unintended and unanticipated consequences. Although the United States does not need to compete with the BRI, and doing so would likely be counterproductive, the issues that the BRI raises – and the risks – are ones that deserve greater attention in Washington. 1. The labelling of the BRI has been a source of some confusion. Initially branded to as the “One Belt, One Road,” most official Chinese documents now refer to the initiative as the Belt and Road Initiative. 2. http://www.hoover.org/sites/default/files/ research/docs/clm47ms.pdf 3. http://news.xinhuanet.com/english/201510/23/c_134743884.htm 4. http://usa.chinadaily.com.cn/business/2015-11/04/content_22370115.htm 5. https://www.americanprogress.org/issues/ security/report/2015/09/22/121628/understanding-chinas-belt-and-road-initiative/ 6. http://europe.chinadaily.com.cn/business/2015-06/08/content_20935588.htm 7. http://news.xinhuanet.com/english/201511/26/c_134858884.htm 8. http://kathmandupost.ekantipur.com/ news/2014-12-21/nepal-seeks-chinese-assistance-for-road-upgradation-work.html 9. http://www.todayszaman.com/diplomacy_ turkey-integral-part-of-chinas-silk-road-project-says-official_409124.html 10. http://www.nytimes.com/2015/04/22/ world/asia/xi-jinping-plans-to-fund-pakistan. html 11. http://cogitasia.com/buckling-down-howbeijing-is-implementing-its-one-belt-oneroad-vision/ 12. https://csis.org/files/publication/150327_ navigating_choppy_waters.pdf 13. http://english.boaofor um.org/ hynew/19353.jhtml 14. This has led institutions like the World Bank to invest greater resources in project preparation facilities (such as the Global Investment Facility), with the aim of expanding the pipeline of bankable projects. 15. https://csis.org/files/publication/150728_ Global_Economics_Monthly_V4I7.pdf 16. http://papers.ssrn.com/sol3/papers. cfm?abstract_id=2424835 17. https://crawford.anu.edu.au/news-events/ news/3885/full-steam-ahead 18. http://asia.nikkei.com/Viewpoints/ Perspectives/Sri-Lanka-vote-deals-blow-toChina 19. http://www.reuters.com/article/us-chinaturkey-idUSKCN0PF08L20150705 20. https://germanwatch.org/en/download/10333.pdf 21. https://csis.org/files/publication/151116_ Hamre_Asia.pdf SLIPPERY SILK ROAD RUSSIA’S ATTEMPTS TO LINK EURASIAN ECONOMIC UNION TO THE CHINESE “ONE BELT, ONE ROAD” PROJECT Alexander Gabuev SENIOR ASSOCIATE AND CHAIR OF “RUSSIA IN THE ASIA-PACIFIC PROGRAM” AT THE CARNEGIE MOSCOW CENTER. C HINA’S AMBITIOUS PLANS FOR A NEW Silk Road across the Eurasian landmass are driven by both domestic economic needs and geopolitical ambitions. Russia and the states of Central Asia have yet to make a substantial input into the project. One of the major challenges is the linking of the Eurasian Economic Union (EEU) and the Silk Road Economic Belt, an idea approved by Russian President Vladimir Putin and Chinese leader Xi Jinping in May 2015. Moscow faces several problems in implementing this grand plan: overcoming residual fear of growing Beijing’s influence in Central Asia, finding common ground with junior partners in EEU and involving the business community to identify viable investment projects. China sets its feet on the Silk Road The idea of a “Silk Road Economic Belt” (SREC) was first aired in September 2013 when Chinese President Xi Jinping used the term in a speech at Nazarbayev University in Astana, Kazakhstan. Xi was on his first Eurasian tour as China’s paramount leader. The Central Asian segment of the trip was like a shopping spree, as Xi announced multi-billion-dollar investment projects in each of the capitals of the region. Chinese diplomats devised the Silk Road concept, harking back to the Middle Ages, in advance of Xi’s trip, as they searched for an appealing image to convince neighboring states that China’s intentions were benign and business cooperation would be mutually beneficial. That thinking was part of Beijing’s effort to develop a peripheral diplomacy, the course set by Xi Jinping, in 2013, during a VANGUARDIA | DOSSIER todos V.O VD60 - OK.indd 131 131 09/03/16 12:48 T E X T O S O R I G I N A L E S · C H I N A . L A N U E VA R U T A D E L A S E DA working conference on foreign policy. The task may be seen as what Carnegie’s Vice President Douglas Paal calls, “Chinese counterbalance to the U.S. rebalancing policy,” meaning that efforts to improve relations with neighbors are exploiting Chinese strengths – deep pockets and world-class capabilities in infrastructure development. This strategy may help Beijing offset recent U.S. moves, as Washington was making inroads into Chinese neighborhood as part of a rebalancing policy. Another way of looking at the Silk Road concept is by comparing it to the “Peaceful Rise” theory, adopted by the previous leader of PRC, Hu Jintao, as a major foreign policy concept. Xi was looking for his own concept in diplomacy, so he readily adopted the idea of the Silk Road. In his speech, Xi has mentioned five aspects of the proposed SREC. First was political dialogue between the countries along the Silk Road. Second was building a transport infrastructure network of new railway lines, highways, and energy pipelines leading to and from China. The ambition was, Xi said, to create a route from Asia to the Baltic Sea, linking the Eurasian landmass together. The third aim was to facilitate trade flow, including removing barriers for moving goods and creating free trade zones. The fourth was boosting trade in local currencies, including currency swaps between the Central Banks. The fifth element of SREC included boosting people-topeople exchanges. When Xi Jinping made his speech, few post-Soviet leaders took notice. The language of the speech was too vague and the content of Xi’s proposals too imprecise to create any meaningful response. Questions were also raised both about China’s internal motivation and about the future routes of the infrastructure component. Chinese officials’ general responses to direct requests and the frequently changing maps of the future routes (published by Xinhua, China’s state-owned news agency) didn’t offer much in the way of transparency with regard to the initiative. At the same time, Beijing has launched another economy-boosting initiative, the Maritime Silk Road, which aims to improve port infrastructure in Southeast Asia and the Pacific Ocean. The two initiatives have been combined into the so-called “One Belt, One Road” mega-project. It was not until the March 2015 Boao Forum, when the Chinese National Development and Reform Commission finally presented a blueprint of the One Belt One Road (OBOR) initiative, together with a declaration of its guiding principles. This, coupled with the establishment of the US$40 billion Silk Road Fund, in November 2014, and declarations from the management of the China Development Bank that, by 2020, it would channel up to $1 trillion into Silk Belt projects, saw the initiative taken much more seriously by officials and business communities across the post-Soviet space. What drives China? It is important to understand that for China the Silk Road project is driven as much by domestic economic concerns as foreign policy ambitions. In fact, a lot of these policies were introduced by China long before Xi became Chinese leader. “Peaceful Rise” theory has included a component of Beijing’s desire to seek mutually respectful relations with all countries despite their relative power (at least rhetorically). Infrastructure building was part of Chinese foreign policy at least since early 2000s. Trade diplomacy and seeking FTAs with principal trade partners was part of Chinese economic diplomacy efforts since the country joined the WTO. Currency swaps with People’s Bank of China became a frequent tool after Beijing embarked on the RMB promotion drive following the global credit crunch 2008-2009. People-to-people diplomacy and Chinese attempts to build soft power became evident under the previous administration. What is new about the OBOR concept is that it provides an “umbrella theory” for all preexisting initiatives. At the same time, the OBOR project comes very timely as a tool, which may help to address some of China’s most pressing problems both on the economy and security policy fronts. In the first place, China needs an outlet for its excess capacity and labor force, created by the boom of the last 15 years, but which now risks being under-employed. Growth rates of 10.5 percent per year were driven not only by the export of Chinese goods, but also by a huge infrastructure boom. China created the world’s largest network of high-speed railways, new multi-lane highways, and dozens of airports. The construction sector generated millions of jobs. Now that China’s domestic boom is winding down, mass investment in China’s western neighbors is one potential solution to this socio-economic problem. Inside China, the economy is also shifting from east to west. China earned its status as the world’s leading exporter thanks to mil- 132 VANGUARDIA | DOSSIER todos V.O VD60 - OK.indd 132 09/03/16 12:48 T E X T O S O R I G I N A L E S · C H I N A . L A N U E VA R U T A D E L A S E DA lions of low-wage workers in the country’s eastern coastal provinces. However, labor costs are growing and labor legislation is becoming tighter in these regions. Moreover, ports in eastern China are already working at maximum capacity. Since the mid-2000s, the Chinese government has been offering tax breaks and transportation tariff subsidies to transfer production into the heartland. But labor costs have now risen in central China as well, so businesses need to move even further west. That makes the prospect of a major route westward to Europe very attractive. Goods can be shipped by land from Urumqi to Berlin three times faster than by sea from Shenzhen to Hamburg—but the infrastructure needs to be put in place to lower the transportation costs. Geopolitical considerations are also important, of course. Beijing has begun to fear Washington’s intentions in the South China Sea. The Chinese top brass is concerned that if a serious crisis broke out, the United States could impose a naval blockade on China and restrict its sea trade. In Central Asia itself, Beijing also wants to prove that it has benign economic reasons for boosting its presence there. This is particularly important as the region adjoins China’s troubled Turkic-speaking Xinjiang-Uyghur Autonomous Region. Happystan This combination of factors has made cooperation with OBOR a natural policy for many countries in the post-Soviet states, particularly in Central Asia. Overall, the Central Asian states –the five “Stans”– may be most affected by the OBOR initiative. Kazakhstan will play an important role as three of the planned Silk Road routes are passing through the country. The Northern Route will be going through northern Kazakhstan, crossing into Russia, then proceeding to the EU either via Belarus or through the Baltic ports. The Central Route, meanwhile, is intended to cross the Caspian Sea through the ports of Aktau and Baku and then continue to Turkey through Azerbaijan and Georgia. The Sout her n Route will go t hrough Turkmenistan and then on to Iran. Astana was quick to realize the potential of OBOR and presented its own national infrastructure development plans (“Nurly Zhol”) as a part of the initiative that needs financing. Kazakh officials and entrepreneurs, however, have a number of private concerns, particularly that China’s dominance in all contracts will leave no place for local companies. Many of the other Stans have less to offer the OBOR and are, consequently, unable to lobby Beijing for participation in their domestic projects. There are two countries, in particular, which are unlikely to benefit from the OBOR initiative –Tajikistan, due to its worsening security situation, and Uzbekistan, due to the growing isolationism favored by its President, Islam Karimov. Still, the states of Central Asia and local businesses have big hopes for the Silk Road concept. The great link forward However, there was less enthusiasm in Russia. At the onset, Xi’s 2013 speech was nearly ignored in Russia. Then, in 2014, there were heated discussions in Moscow as to whether the Silk Road Economic Belt threatened Russian interests in Central Asia. In November 2014, Vladimir Putin and Xi Jinping mentioned that the Eurasian Economic Union and the Silk Road Economic Belt would cooperate, but did not go into details. The Russian government finally gave a proper endorsement to the project only in March 2015. A speech by First Deputy Prime Minister Igor Shuvalov at the Boao Forum indicated that Russia viewed the Silk Road Economic Belt not as a threat, but as an opportunity for the Eurasian Economic Union. It was argued that the new union could help China build transport infrastructure and that goods shipped to Europe through Kazakhstan, Russia, and Belarus would only need to pass two customs borders. On May 8 in Moscow, Xi and Putin signed a joint statement on the integration of the Silk Road Economic Belt and the Eurasian Economic Union. Most of the document consisted of vague political declarations, but it committed Beijing and Moscow to a postponement of the sensitive issue of establishing a free trade zone and to forming a joint group (deputy foreign ministers level) on integration of the two economic projects. Both the language of Shuvalov’s speech and the May 8th declaration echoed previous works by the Russian expert community, most notably the report, “Towards the Great Ocean: the Silk Road Economic Belt and fu- ture co-development of Eurasian states” by Valdai Discussion Club. The report, written early in 2015 and published in June 2015, outlined the Russian strategy in more detail. Russia will view the SREB not as a threat to the existing EEU institutions because China is not seeking to replace them. While the EEU is an institution modeled after the EU with unified supranational regulation (the Eurasian Economic Commission) and declared “four freedoms” (free movement of goods, work force, services and capital), the SREB is seen as a collection of unrelated infrastructure projects supported by some other mechanisms (proposed FTAs, currency swaps, measures for trade liberalization). Russia hoped to use Chinese money offered through the SREB as a booster for its own fading economy, as well as an economic force to establish new projects inside the EEU, thus linking the members together. The Russian offer to the Chinese side was threefold. First, Moscow emphasized that a unified regulation inside the EEU will make Chinese investment more secure. Instead of talking to many regulators, the investors would need to talk to the Eurasian Economic Commission, at least in theory. The second offer was logistical. The Customs Union makes cargo transportation from China to the EU a much easier task. A container or truck coming from China would only need to cross two borders, the one between Xinjiang and Kazakhstan and the other between Belarus and Poland, as all customs checkpoints are eliminated inside the EEU. That may make the above described Northern Route the most attractive and expedient. Lastly, the third component of the Russian offer was never stated publicly. Many high-level people in Moscow were clear about Russia’s waning economic positions in Central Asia. In order to maintain influence in this region, which were part of the USSR and the Russian Empire for nearly 200 years, Moscow must seek a division of labor with Beijing. In this scenario, Russia would play a role of security provider using existing military bases in Kyrgyzstan and Tajikistan, as well as Collective Defense Treaty Organization, while China would be the major investor and trading partner of all Stans. Thus, Moscow and Beijing can work together to stabilize their joint neighborhood and fend off what is VANGUARDIA | DOSSIER todos V.O VD60 - OK.indd 133 133 09/03/16 12:48 T E X T O S O R I G I N A L E S · C H I N A . L A N U E VA R U T A D E L A S E DA perceived to be a hostile Western influence. tout au long de l’année 2015: la Chine. Malgré une économie qui progresse moins vite qu’auparavant (autour de 6%), un crash boursier estival et une campagne anti-corruption qui touche des milliers de fonctionnaires et responsables du parti communiste, le secrétaire général Xi Jinping (arrivé au pouvoir à l’automne 2012) et son entourage ont réussi à distraire l’attention internationale de ces sujets en lançant avec succès une «marque» comme disent les experts en communication, One Belt, One Road. Il s’agit d’un vaste projet, une «initiative» dit-on en Chine, lancée par le président chinois en 2013 à l’occasion de voyages au Kazakhstan, puis en Indonésie. Problems down the road The coordination between the EEU and OBOR has provided few results so far. The only real achievement has been the Silk Road Fund acquisition of a 9.9 percent stake in the Yamal Liquefied Natural Gas plant, announced in December 2015. This deal was not part of coordination, but a result of complicated talks between Yamal LNG managers (Gennady Tymchenko, one of the shareholders, is on the U.S. sanctions list) and the Silk Road Fund. Another example is the new tendency in Russian corporate sector to sign MOUs with Chinese counterparts regarding the OBOREEU (for example, the Russian Railways) or put the brand of the “Silk Road” to the existing projects (that’s what Oleg Deripaska’s En+ did with its project to construct data centers in Eastern Siberia using Huawei technologies). The plan to connect the SREB and EEEU meanwhile has not brought great results so far. One of the challenges is that Russia has signed the May 8th document with China representing the EEU, but without talking to other members of the union in advance. That gave them the right to sign bilateral agreements with China with regards to coordinating their national development plans with OBOR, which has caused some friction in relations with Moscow. China is accustomed to developing bilateral cooperation with individual states, including EEU countries. It is more likely that cooperation with Astana will bring quick results instead of waiting for Russia to define its position. At the EEU Summit, in October, Moscow was able to make other member states sign an agreement in order to coordinate national policies of collaboration with China on the OBOR. The EEU members have pledged to present a draft roadmap on EEU-OBOR coordination before summer 2016. Some thorny issues may be difficult to address. For example, the proposed FTA between China and the EEU members. Other problems for Russia will be to identify projects for Chinese investment, which hasn’t been done in a proper way so far. The first phase of the Silk Road Economic Belt strategy shows that even the Chinese still do not have clear plans about how they want to see it proceed. That provides a challenge for the Central Asian states and Russia. 2015, L’ANNÉE DU “PIVOT” CHINOIS VERS L’EUROPE Philippe Le Corre VISITING FELLOW, THE BROOKINGS INSTITUTION LECTURER, JOHNS HOPKINS UNIVERSITY AUTEUR DE “L’OFFENSIVE CHINOISE EN EUROPE” (FAYARD, 2015). L ES DOUZE MOIS ÉCOULÉS ONT ÉTÉ mouvementés de part et d’autre de l’Atlantique. En Europe, la crise grecque en juin a laissé la place à celle des réfugiés syriens en août, puis aux attentats terroristes de Paris et de pays limitrophes comme la Turquie. Dans plusieurs pays de l’Union Européenne, l’insatisfaction économique et sociale se traduit par une poussée du vote eurosceptique, nationaliste, voire extrémiste, et par une atomisation des votes comme en Espagne. Aux Etats-Unis, les relations entre le président démocrate Obama et le Congrès dominé par le parti républicain sont toujours aussi exécrables, surtout à l’approche des primaires pour la présidentielle, avec un candidat qui domine les estrades et les plateaux de télévision: l’homme d’affaires Donald Trump, dont les jugements à l’emporte-pièce et fleurtant souvent le racisme lui accordent le soutien de nombreux américains moyens. Pendant ce temps-là, un pays a tranquillement avancé ses pions En mars 2015, les autorités chinoises ont publié un plan d’action plus détaillé, avec un plan OBOR qui se décline en deux volets: d’une part, un réseau d’infrastructures régionales partant de Xian au centre de la Chine et qui s’étendrait à travers l’Asie centrale, le Pakistan, le Caucase, l’Europe de l’Est…d’autre part, la «route de la soie maritime du 21ème siècle» qui s’étendrait de la Chine du Sud jusqu’à la Méditerranée. Dans les deux cas, ce sont des pays européens qui sont les destinations finales de ces projets grandioses qui reflètent une ambition peu commune de la part de la République populaire de Chine, qu’on a connu davantage portée sur les slogans (la «société harmonieuse», le «rêve chinois») que sur les initiatives concrètes. Or cette fois-ci c’est bien de cela qu’il s’agit: un projet participatif qui mettra autour d’une table la Chine (gouvernement, banques, secteur privé) et divers acteurs nationaux dans près de soixante pays, selon le dernier pointage chinois, avec un centre de gravité: la construction d’infrastructures routières, ferroviaires, portuaires, ainsi que des pipelines pour le transport de pétrole ou de gaz, mais encore des réseaux de fibre optiques pour les télécommunications. Ces projets, qui sont à ce stade particulièrement impressionnants, nécessiteront un grand nombre de partenariats internationaux, ainsi que des financements qui ne pourront venir exclusivement de la nouvelle Banque Asiatique pour les Investissements dans les Infrastructures (BAII, 100 milliards de dollars de capital), lancée par Pékin en mars dernier et sur laquelle nous reviendrons, ou 134 VANGUARDIA | DOSSIER todos V.O VD60 - OK.indd 134 09/03/16 12:49 T E X T O S O R I G I N A L E S · C H I N A . L A N U E VA R U T A D E L A S E DA du New Silk Road Fund (40 milliards de dollars) récemment introduit. Selon de nombreux interlocuteurs rencontrés à Pékin et à Shanghai en décembre 2015, l’Europe figure est en ligne de mire des projets OBOR. Qu’il s’agisse du voyage d’Etat de Xi Jinping au Royaume-Uni en octobre, du déplacement du Premier ministre Li Keqiang à Bruxelles et Paris en juillet, ou des visites de la chancelière Merkel ou du président Hollande à Pékin en novembre, il n’est pas une rencontre sino-européenne depuis le début 2015 qui n’ait évoqué l’initiative chinoise. A ce stade, les pays les plus sensibilisés à cette idée sont ceux d’Europe centrale et Europe de l’Est, que Pékin a eu la riche idée de regrouper dans le groupe «16 + 1», qui rassemble les chefs de gouvernement de pays qui considéraient ne pas pouvoir avoir le même accès aux dirigeants chinois que les grands pays européens. Parmi ces états, membres ou non de l’Union européenne: les pays baltes, la Roumanie, la Bulgarie, les Balkans mais aussi la Serbie, l’un des pays qui s’est officiellement ouvert à One Belt, One Road, en confiant à la Chine la construction d’une autoroute BelgradeBudapest. En tout, pas moins de sept gouvernements ont signé des accords de partenariat (Memorandum of Understanding) avec la Chine lors du dernier «16 + 1» qui s’est tenu à Suzhou, près de Shanghai, en novembre 2015: la Hongrie, la Bulgarie, la Roumanie, la Slovaquie, la Pologne, la République tchèque, et la Serbie. Depuis quelques années, la Chine a décidé de faire de l’Europe l’une de ses priorités stratégiques. Il y a plusieurs raisons à cela, à commencer par des motifs économiques évidents. Depuis la crise de la dette en 2008, de nombreux pays ont dû faire appel à des bailleurs de fonds y compris en dehors des institutions financières classiques que sont la Commission européenne, la Banque Centrale Européenne, la Banque de Reconstruction et de Développement (BERD), la Banque Mondiale et le Fonds Monétaire International (FMI). Parmi eux, deux pays d’Europe du Sud, le Portugal –dont plusieurs entreprises publiques clés ont été cédées en partie à la Chine1- et la Grèce, qui a confié dès 2009 la gestion d’une part du Port du Pirée à la société d’Etat China Ocean Shipping (COSCO). La Chine multiplie depuis les projets en Grèce, un pays dont elle souhaite faire un «hub» vers les Balkans et le sud de l’Europe. Dans les grands pays européens que sont l’Allemagne et le Royaume-Uni, les investissements se multiplient dans tous les domaines, à commencer par la finance dans la capitale britannique: depuis octobre, Londres est ainsi devenue le centre international d’échanges de la monnaie chinoise (le Renminbi), qui a récemment intégré le panier de devises du FMI. Il y a donc des raisons économiques évidentes au rapprochement entre la Chine et l’Europe, mais ce ne sont pas les seules. Ainsi, Pékin est parfaitement consciente de la rivalité qui se poursuit avec Washington, notamment en Asie de l’Est. On sait que le Pentagone suit de près les activités de la Chine en mer de Chine du Sud, et notamment les constructions récentes sur des îlots inhabités dans l’archipel des Spratleys. Dans la capitale américaine, certains analystes se sont fait une spécialité de dénoncer le révisionnisme chinois qu’ils comparent parfois au révisionnisme russe de Vladimir Poutine. Mais autant l’économie russe est affaiblie par les sanctions dues à la crise ukrainienne et par l’aventurisme de Poutine au Moyen-Orient, autant la Chine dispose d’un «trésor de guerre» de 3500 milliards de dollars de réserves monétaires, dont une partie importante se trouve placées dans des fonds souverains de la République populaire de Chine, notamment SAFE (State Administration for Foreign exchange) ou CIC (China International Corporation). Surtout, la Chine semble avoir opté pour une attitude plus active dans le domaine de la diplomatie et des affaires internationales: en septembre 2015, lors de son discours devant l’assemblée générale des Nations Unies, Xi Jiping a annoncé la constitution d’une force de 8.000 casques bleus chinois, et le financement à hauteur de 2 milliards d’euros d’opérations humanitaires… jusqu’ici mal précisées. Enfin, il y a le domaine militaire. Rappelons que le budget de la défense chinoise –s’il reste environ trois fois inférieur à celui des Etats-Unis– connaît une croissance à deux chiffres depuis un quart de siècle, pour atteindre aujourd’hui 129,4 milliards de dollars et 1,2% du PNB (contre 581 milliards de dollars pour les Etats-Unis, soit 3,3% du PNB). Certes, la Chine ne dispose que d’un porteavion quand les Etats-Unis compte dix groupements aéro-navals, mais ceux qui ont assisté au défilé militaire du 3 septembre 2015 à Pékin (en présence de Vladimir Poutine, de la présidente sud-coréenne Park Geun-hye mais pas du dictateur nord-coréen Kim Jong-un) ont été impressionnés par le niveau des équipements militaires mis en exergue par la République populaire. Par ailleurs, pendant l’été 2015, Pékin a par ailleurs conclu un accord avec le gouvernement de Djibouti pour l’ouverture d’une installation navale dans le port de ce pays, lui donnant ainsi accès à l’océan Indien – juste à côté des bases navales américaines et françaises. Il s’agit de la première base militaire chinoise à l’étranger, ce qui n’est pas rien. Même si la Chine se défend de vouloir poursuivre autre chose que des intérêts économiques (notamment en «s’associant» à d’autres pays, de l’Asie centrale à l’Asie du sud-Est), il est difficile d’abstraire Xi Jinping et son entourage de toute pensée stratégique et sécuritaire dans un monde plutôt chaotique. Comment envisager une Chine construisant des infrastructures dans des pays comme allant du Kazakhstan au Soudan, en passant par l’Afghanistan ou l’Angola, sans envisager le moindre édifice sécuritaire pour protéger aussi bien ses investissements que ses concitoyens qui déferlent vers de nombreux pays pour y faire des affaires? L’affaire de la Libye, qui avait vu en 2011 des milliers de ressortissants chinois exfiltrés en catimini via la Tunisie suite à la chute de Kadhafi, a laissé des traces au sein des élites chinoises bien décidées à ne pas reproduire ce type de situation qui s’accordent mal avec le nationalisme ambiant. Face à une Amérique qui la perçoit de plus en plus comme un concurrent économique2, Xi Jinping, l’un des leaders chinois les plus charismatiques et les plus volontaristes depuis Deng Xiaoping, le père de la politique d’ouverture vers le monde à la fin des années 1980, a décidé de miser sur l’Eurasie, un concept qui a pour avantage d’être calqué sur le grand projet chinois (OBOR), qui –en l’absence des occidentaux en Asie centrale– n’a pour concurrent que celui de la Russie, l’Union économique eurasienne. Mais vingtquatre ans après la chute de l’USSR, on peut se demander si la Russie aura longtemps les moyens de ses ambitions internationales et si les pays de son ancien empire n’attendent pas la Chine à bras ouverts. Il y a fort à parier que la Banque Asiatique pour les Investissements dans les Infrastructures lancent ses premiers VANGUARDIA | DOSSIER todos V.O VD60 - OK.indd 135 135 09/03/16 12:49 T E X T O S O R I G I N A L E S · C H I N A . L A N U E VA R U T A D E L A S E DA financements en Asie centrale et au Pakistan, un pays qui a pour avantage d’offrir à l’ex-empire du Milieu un accès direct à l’océan Indien via son port de Gwadar.3 La concurrence sino-américaine s’est manifestée tout au long de l’année 2015 à travers différents épisodes dont le plus marquant est sans doute le lancement de la Banque Asiatique pour les Investissements dans les Infrastructures, qui compte aujourd’hui 57 membres fondateurs. Parmi eux, plusieurs alliés-clés des Etats-Unis en Europe: le Royaume-Uni, mais aussi la France, l’Allemagne, l’Italie et la Pologne.4 Le choix très pragmatique du Premier ministre britannique David Cameron de rejoindre le premier la BAII, dès mars 2015, avait jeté un froid dans les relations anglo-américaines, un responsable de la Maison Blanche n’hésitant pas à reprocher à Londres «son accommodement constant» des positions chinoises.5 Cela signifie, en clair, que le leader britannique –habilement secondé par son ministre des finances George Osborne, qui semble être devenu le responsable de la relation avec la Chine– est prêt à passer son silence les sujets qui fâchent Pékin (droits de l’Homme, Tibet, Taiwan, mer de Chine…) pour faire plaisir au gouvernement chinois et rafler ainsi la mise concernant les investissements chinois sur son territoire. Il est vrai qu’avec 16 milliards de dollars investis, le Royaume-Uni est aujourd’hui le premier pays récipiendaire de capitaux chinois parmi les 28 membres de l’UE.6 Quelle ironie pour un pays qui pourrait justement quitter l’union lors d’un référendum en 2016, et faire ainsi perdre aux investisseurs étrangers (dont la Chine), l’intérêt stratégique d’avoir choisi Londres par rapport à d’autres capitales européennes comme Berlin ou Paris.7 Une chose semble claire: face à une Administration Obama qui se prépare à passer la main, la Chine est bien décidée à profiter d’une certaine vacance médiatique en raison des primaires de la campagne présidentielle, pour avancer ses pions en Europe. Les nombreuses visites croisées entre dirigeants de Chine et de l’Union européenne (dont on a célébré les quarante de relations diplomatiques formelles en 2015) sont autant de preuves de l’intérêt chinois pour un continent qui a montré ces dernières années à quel point il était prêt à se laisser séduire par les sirènes chinoises. Certes, les problèmes de cybersécurité et de propriété intellectuelle, l’accès de plus en plus restreint au marché chinois pour les entreprises étrangères, le dumping et la violence de la répression étatique à l’égard des dissidents, des médias et défenseurs de la liberté d’expression en Chine ne sont pas –c’est le moins que l’on puisse dire– en harmonie avec les valeurs européennes, ni occidentales en générale. Mais l’Europe, influencée par un début de 21ème siècle particulièrement difficile, ne refuse pas l’offre de partenariat qui lui est faite par la Chine. Hélas, l’opération de charme se traduit par des divisions de plus en plus criantes entre les pays européens vis à vis de la Chine. Il faut espérer que la signature d’un traité bilatéral d’investissement entre la Chine et l’UE permettra de faciliter la protection des entreprises européennes en Chine, mais aussi que l’UE saura, une fois n’est pas coutume, faire taire ses divergences face à une Chine qui a saisi les lacunes et les vicissitudes du vieux continent. Et de l’autre côté de l’Atlantique, on commence à regarder avec une certaine inquiétude le rapprochement économique sino-européen et l’entrée en fanfare de «One Belt, One Road», initiative qui concurrence peu ou prou les deux grands projets américains : le Partenariat Trans-Pacifique (TPP), adopté par douze pays sous l’égide américain en 2015, et le Partenariat Transatlantique de Commerce et d’Investissement (TTIP), toujours en cours de négociation entre européens et américains. 1. En 2011 la société d’Etat chinoise a racheté 21,3% de la compagnie d’électricité Energias de Portugal pour un montant de €2.7 billion; Lisbonne a également vendu 25% de la société de distribution d’électricité à China State Grid pour un montant de €390 millions. 2. La Chine est d’ores et déjà la deuxième puissance économique du monde, et pourrait dépasser les Etats-Unis dès 2020 selon certaines estimations. 3. Lors de la visite de Xi Jinping au Pakistan en avril 2015, la Chine a annoncé des investissements d’un montant total de 46 milliards de dollars, comprenant un « couloir économique » de 3.000 km de routes, chemins de fer et pipelines jusqu’à Gwadar. Ce plan monumental –s’il était réalisé, ce qui reste à démontrer- donnerait à la Chine une place prépondérante parmi les investisseurs étrangers au Pakistan, loin devant les Etats-Unis. 4. Ainsi que des alliés traditionnels des EtatsUnis en Asie Pacifique comme l’Australie et la Corée du sud 5. Financial Times, 12 mars 2015 : « US attacks UK’s constant accommodation of China. 6. Philippe Le Corre et Alain Sepulchre: L’Offensive chinoise en Europe, Fayard, 2015. 7. Philippe Le Corre: The New Sino-British relationship, Foreign Affairs, 19 octobe 2015. h t t p s : / / w w w. fo r e i g n a f f a i r s . c o m / a r ticles/2015-10-19/new-special-relationship. “CHINA’S SILK ROAD INVESTMENTS IN THE ARAB WORLD” I-wei Jennifer Chang RESEARCH ASSISTANT IN INTERNATIONAL AFFAIRS AND U.S. FOREIGN POLICY AT AN EMBASSY IN WASHINGTON, D.C. In his meetings with Middle Eastern leaders, Chinese President Xi Jinping has invoked his trademark Silk Road strategy. In March 2014, Xi invited Saudi Crown Prince Salman bin Abdulaziz Al Saud, who was visiting Beijing, to take part in the Silk Road initiative. Xi also tried to inject momentum from the Silk Road into the negotiations on a free trade agreement between China and the Gulf Cooperation Council, which has stalled since talks began in 2004. The message to join the modern-day revival of the ancient Silk Road trade has been repeated in meetings with leaders of the UAE, Qatar, Algeria, Egypt, Iran, and Turkey—which, along with Saudi Arabia, are also China’s top Middle East trade partners over the past decade. Further bilateral economic and financial cooperation between these countries is expected under China’s Silk Road plan. China’s Silk Road Economic Belt and 21st Century Maritime Silk Road (“One Belt, One Road”) initiatives are the most prominent feature of China’s global economic strategy, along with the Asian Infrastructure Investment Bank (AIIB) and multiple free trade agreements, to reshape the broad international system in its favor. The land- and 136 VANGUARDIA | DOSSIER todos V.O VD60 - OK.indd 136 09/03/16 12:49 T E X T O S O R I G I N A L E S · C H I N A . L A N U E VA R U T A D E L A S E DA Major Chinese Energy Projects in Arab Countries sea-based Silk Roads will link Asia and Europe via the Middle East and Central Asia through a series of infrastructure projects, including transcontinental railroads, pipelines, and ports, as well as improved telecommunications and financial ties. Beijing’s Silk Road development strategy is intended to create common prosperity and mutual benefits for all countries along the land and sea routes.1 The goals of the new Silk Road are to promote investment and consumption, spur economic development, create jobs, boost peopleto-people relations, and enhance mutual respect and trust to ultimately produce “harmony, peace, and prosperity.”2 This development strategy encourages Chinese stateowned enterprises and private commercial entities to invest and seek commercial opportunities in foreign markets, especially as manufacturing and housing markets face excess capacity at home. Middle Eastern leaders, in turn, have expressed their support of the Silk Road projects and have sought to deepen economic and financial links to China. For example, Egyptian President Abdul Fattah al-Sisi, who recently made two trips to China within six months, is eager to attract Chinese investments in major infrastructure projects to revive the moribund Egyptian economy as well as to offset his country’s staggering trade deficit with China, which reached $6.5 billion in 2013.3 A positive development is that Chinese investments in Egypt have increased by 60% from $200 million, in 2011, to over $560 million, in 2013.4 The Egyptian govern- ment and Chinese TEDA corporation have signed a 45-year contract to establish investment projects in an area of the joint industrial zone near the Suez Canal known as the China-Egypt Suez Economic and Trade Cooperation Zone. TEDA invested $500 million in the trade zone and has already brought in investments of about $600 million through 38 investment projects.5 In addition, Egypt’s first high-speed train will be built by the Chinese holding company, Aviation Industry Corporation (AVIC), which signed two $500 million deals, in 2015, to build and operate an electric train project connecting Alexandria and Abu Qir and to manufacture trains in Egypt. Most recently, in September 2015, Egypt signed an agreement with China State Construction Engineering Corporation (CSCEC) to build and finance part of a planned new administrative capital east of Cairo, which will include ministries, government agencies and the president’s office. China’s new Silk Road framework is a continuation of pragmatic, economics-centered policies aimed at forging closer trade and financial ties between China and the Arab world. It is an expansion of China’s earlier government-supported “Going Out” (zou chu qu) strategy for its state-owned enterprises to invest in overseas markets. Over the past several years, Chinese investments in the Arab world have diversified from an earlier focus on the oil and gas industry towards other sectors, including chemicals, metals and mining, industrial engineering, and healthcare. China’s energy largest projects in Arab nations are in Iraq and Saudi Arabia, though it also has significant investments in Iran. Chinese state-owned oil companies, particularly China National Petroleum Corporation (CNPC), have sought large assets with sustainable production prospects, particularly in Iraqi oilfields. Between 2007 and 2014, CNPC alone held $12 billion in Iraqi oil contracts, comprising the bulk of the $16.3 billion in overall Chinese contracts and investments in the country.6 CNPC has a $5.6 billion contract and a 37% stake with British Petroleum to develop the Rumaila oil field and another project to develop al-Ahdab oil field and to construct a parallel export pipeline. In 2013, CNPC agreed to a $550 million project to develop the Halfaya oil fields and, in a separate acquisition, purchased 25% of ExxonMobil’s share in the West Qurna oil field. Two other Chinese state-owned oil companies —China National Offshore Oil Corporation (CNOOC) and China Petroleum and Chemical Corporation (Sinopec)— also operate smaller projects in Iraq. CNOOC is the operator of the Missan oilfields, while Sinopec produces oil in the Iraqi Kurdistan Regional Government area. By the end of 2013, Chinese companies had a combined production of 553,000 barrels per day (b/d) in Iraq, constituting 26% of total Chinese overseas oil production in 2013.7 CNPC oil production reached 452,000 b/d in 2013, whereas CNOOC and Sinopec accounted for the remainder.8 China has become a major consumer of Iraqi oil, which supplied 9.3% of its total oil imports in 2014,9 while the staggering amount of Chinese energy investments suggests Iraq’s prominent role in China’s energy security strategy. Although Saudi Arabia has been China’s largest oil provider at 16% of total oil imports,10 Chinese investment in Saudi Arabia’s energy sector is limited to downstream or refinery operations, largely due to restrictions on foreign direct investment in upstream operations. Between 2009 and 2014, Chinese energy projects in Saudi Arabia reached $8.1 billion, with $5.1 billion in oil projects and the rest in gas and hydro.11 In 2012, Sinopec signed a joint venture with Saudi Aramco to invest $4.5 billion in the Yasref refinery at Yanbu on the Red Sea. This project, which gave Sinopec a VANGUARDIA | DOSSIER todos V.O VD60 - OK.indd 137 137 09/03/16 12:49 T E X T O S O R I G I N A L E S · C H I N A . L A N U E VA R U T A D E L A S E DA 37.5% share, marked Sinopec’s first international downstream investment. In addition, Saudi Aramco is working with Sinopec and CNPC to jointly build refinery projects in Fujian and Yunnan provinces, respectively. Saudi Aramco entered into a co-operation agreement with Sinopec to build 750 gas stations and a refinery in Fujian province. In March 2011, CNPC and Saudi Aramco signed an MOU to co-operate on a refinery in Yunnan. As Saudi Arabia moves from a predominantly crude oil exporter towards refined products, Chinese oil companies are expected to continue investing in Saudi refinery projects. Besides Iraq and Saudi Arabia, China has made numerous energy investments in the UAE and Egypt. In 2008, CNPC and Abu Dhabi’s International Petroleum Investment Co. signed a $3.3 billion contract to construct the Abu Dhabi Crude Oil Pipeline connecting the Habshan oilfield in the west to the Fujairah port in the east.12 The pipeline became operational in 2012 and aims to reduce oil transportation through the Straits of Hormuz. More recently, in May 2015, CNPC’s subsidiary China Petroleum Engineering and Construction Corporation signed a $330 million oil contract with Abu Dhabi Company for Onshore Oil Operations for a joint development project at the Mender oilfield to boost ADCO’s daily crude production from 1.4 million barrels to 1.8 million by 2017.13 China also has invested in Egypt’s energy sector. Nearly $7.4 billion of a total of $12.2 billion of Chinese contracts and investments in Egypt went to the energy sector, including oil and gas.14 In 2013, Sinopec bought a 33% share at $3.1 billion for Houstonbased Apache Corp’s oil and gas business in Egypt, whose net daily average production was 100,000 barrels of oil and 354 million cubic feet of natural gas in 2012.15 Major Chinese Infrastructure Investment and Contracts Oil is only part of the picture and certainly not the feature attraction of China’s Silk Road strategy. Besides the energy sector, Chinese contractual activity in the Middle East has focused on transportation, real estate, and metal sectors, led by giant state-owned companies such as CSCEC and China Railway Construction (CRC). Much of China’s construction projects in the region are located in Saudi Arabia, Algeria, Egypt, and the UAE. In Saudi Arabia, China has contracts and investments of $4.4 billion in real estate, $1.9 billion in transportation, and one billion each in metals and chemical industries since 2007.16 In September 2015, CRC completed construction of the $1.77 billion Mashaaer Railway project in Mecca.17 The firm had been developing the project for last six years to connect the holy cities of Mecca, Arafat, Muzdalifah, and Mina. The initial development stage for the railway project was completed in November 2010 in time for the hajj. In Algeria, nearly $11.6 billion of a total of $19 billion in Chinese contracts between 2005 and 2014 went towards transportation development.18 China had contracts worth more than $7.8 billion in Algeria’s auto sector, $2.6 billion in railways, and $1.2 billion in aviation.19 Chinese companies also had $3.2 billion in real estate projects in Algeria.20 Besides investing in major transportation projects in Egypt as mentioned above, Chinese companies also held $750 million in real estate construction contracts during the same period.21 China has a diverse investment portfolio in the UAE that includes transportation, real estate, and tourism projects. Major Chinese contracts and investments in the UAE have reached $10.6 billion since 2006.22 CSCEC has $4 billion in real estate contracts, $740 million in tourism projects, and $890 million worth of investment in auto, aviation, and shipping subsectors.23 In 2013, CSCEC bought a stake in Skai Holdings’ $1 billion Viceroy hotel on the Palm Jumeirah in Dubai, and has become the main contractor and key investor in the hotel, which is set to open in 2016.24 CSCEC also recently completed Abu Dhabi’s $436 million City of Lights. Its current projects in the Gulf include a $406 million project to build the Central Bank of Kuwait, $91 million Al Hikma Tower in Dubai, $60 million Southern Sun Hotel in Abu Dhabi, and $940 million project to widen the Emirates Road.25 Comparatively speaking, Chinese investments in other Arab countries were much smaller. For example, Chinese companies held smaller-value contracts and/or made smaller investments in Syria ($4 billion), Qatar ($3.5 billion), Kuwait ($2.97 billion), Libya ($2.6 billion), Jordan ($1.97 billion), Yemen ($1.71 billion), Oman ($1.61 billion), and Tunisia ($110 million).26 In Qatar, there was only one major gas project between CNOOC and Qatar Petroleum worth $100 million in 2009, whereas most Chinese contracts with Qatar were in transportation (aviation, shipping, and autos) and real estate construction.27 Even though Oman provided 9.7% of oil to China in 2014, there were no major Chinese energy investments in the country.28 In sum, China’s investment patterns suggest that energy investments remain the focus, particularly in Iraq, while infrastructure development, largely in transportation and real estate, is a secondary goal for Chinese investment. Saudi Arabia is uniquely positioned as a major recipient of Chinese funds for both energy projects and infrastructure construction. Conclusion China’s “One Belt, One Road” has come to encapsulate China’s global vision and has defined its regional strategy in the Middle East. The energy resources of the region will continue to be critical to China’s industrial development. In addition, the high demand for infrastructure needs provides a niche market for China to export its excess capacity in steel, aluminum, and other products— which would benefit China amidst its economic slowdown. From China’s economic point of view, improving the economic prospects of these countries and opening up their economies will not only serve development and stability goals, but will also benefit China by creating bigger Middle Eastern markets for Chinese goods and services. But for China’s ambitious Silk Road proposal to create winwin situations, Chinese companies cannot follow their traditional patterns of enhancing bilateral trade, investing in large energy projects in energy-producing countries, and concentrating their connectivity projects in wealthy Gulf countries. Chinese companies should also heavily invest in poorer countries such as Egypt that lack infrastructure and transportation—and hopefully play a major role in Egypt’s national economic revival. 1. “The Silk Road Reborn,” Beijing Review, No. 6, 2 February 2015, http://www.bjreview. c o m . c n / qu o te s / t x t / 2 015 - 0 2 / 0 2 / c o n tent_666487.htm (accessed 30 December 2015). 2. “Visions and Actions on Jointly Building the Silk Road Economic Belt and 21st Century Maritime Silk Road,” Embassy of the Peo- 138 VANGUARDIA | DOSSIER todos V.O VD60 - OK.indd 138 09/03/16 12:49 T E X T O S O R I G I N A L E S · C H I N A . L A N U E VA R U T A D E L A S E DA ple’s Republic of China in the Republic of Iraq website, 28 March 2015, http://iq.chineseembassy.org/eng/zygx/t1249672.htm (accessed 19 December 2015). 3. China Statistical Yearbook 2014, National Bureau of Statistics http://www.stats.gov.cn/ tjsj/ndsj/2014/indexeh.htm (accessed 22 December 2015). 4. “China’s Investments in Egypt Increase by 60%,” The China Daily, 22 April 2013, http:// www.chinadaily.com.cn/china/2013-04/22/ content_16429534.htm (accessed 8 January 2016). 5. “TEDA Inks Investment Agreement with Egyptian Government,” The China Daily, 28 April 2013, http://usa.chinadaily.com.cn/ business/2013-04/28/content_16458201.htm (8 January 2016). 6. The American Enterprise Institute’s China Global Investment Tracker only tracks contracts and investments worth $100 million or more. China Global Investment Tracker, American Enterprise Institute, http://www.aei.org/ china-global-investment-tracker/ (accessed 15 December 2015). 7. Julie Jiang and Chen Ding, “Update on Overseas Investments by China’s National Oil Companies: Achievements and Challenges Since 2011,” International Energy Agency, 2014, https://www.iea.org/publications/freepublications/publication/overseas_china.pdf (accessed 13 December 2015), p.13. 8. Ibid. 9. “The Great Well of China,” The Economist, 20 June 2015, http://www.economist.com/news/ middle-east-and-africa/21654655-oil-bringing-china-and-arab-world-closer-economically-politics-will (accessed 27 December 2015). 10. Ibid. 11. China Global Investment Tracker, AEI. 12. April Yee, “Abu Dhabi Set to Avoid Hormuz with Pipeline,” The National, 28 May 2012, http://www.thenational.ae/business/ energy/abu-dhabi-set-to-avoid-hormuz-withpipeline (accessed 23 December 2015). 13. “China, UAE Oil Firms Sign US$330m Oilfield Development Project,” Want China Times [Original source: Xinhua], 18 May 2015, http://www.wantchinatimes.com/news-subclass-cnt .aspx?id=20150518000063&c id=1202 (accessed 23 December 2015). 14. China Global Investment Tracker, AEI. 15. Don Mason, “Sinopec Buys Share of Apache Corp.’s Egypt Business for $3.1 Billion,” Fuel Fix (The Houston Chronicle), 29 August 2013, http://fuelfix.com/blog/2013/08/29/ sinopec-buys-share-of-apache-corp-s-egyptb u s i n e s s - f o r - 3 -1 b i l l i o n / ? c mp i d = e e fl#15394101=0 (accessed 7 December 2015). 16. China Global Investment Tracker, AEI. 17. “China Railway Construction Completes $1.77bn Mashaer Railway Project in Saudi Arabia,” Railwaytechnology.com, 11 September 2015, http://www.railway-technology. com/news/newschina-railway-constructioncompletes-177bn-mashaer-railway-projectin-saudi-arabia-4668891 (accessed 4 January 2016). 18. China Global Investment Tracker, AEI. 19. Ibid. 20. Ibid. 21. Ibid. 22. Ibid. 23. Ibid. 24. “Chinese Contractor Buys Stake in $1bn Viceroy Hotel on Dubai’s Palm Jumeirah,” The National, 25 June 2013, http://www.thenational.ae/business/industry-insights/property/chinese-contractor-buys-stake-in-1bnviceroy-hotel-on-dubais-palm-jumeirah (accessed 6 January 2016). 25. “Projects: Middle East,” China State Construction Engineering Corporation website, http://www.chinaconstruction.ae/projects/ middle-east/ (accessed 8 January 2016). 26. China Global Investment Tracker, AEI. 27. Ibid. 28. “The Great Well of China,” The Economist; China Global Investment Tracker, AEI. BIBLIOGRAPHY: · China Global Investment Tracker. American Enterprise Institute. http://www.aei.org/china-global-investment-tracker/ (accessed 15 December 2015). · “China Railway Construction Completes $1.77bn Mashaer Railway Project in Saudi Arabia.” Railwaytechnology.com. 11 September 2015. http://www.railway-technology.com/ news/newschina-railway-construction-completes-177bn-mashaer-railway-project-in-saudi-arabia-4668891 (accessed 4 January 2016). · “China’s Investments in Egypt Increase by 60%.” The China Daily. 22 April 2013. http:// www.chinadaily.com.cn/china/2013-04/22/ content_16429534.htm (accessed 8 January 2016). · China Statistical Yearbook 2014, National Bureau of Statistics. http://www.stats.gov.cn/tjsj/ndsj/2014/indexeh.htm (accessed 22 December 2015). · “China, UAE Oil Firms Sign US$330m Oilfield Development Project.” Want China Times [Original source: Xinhua]. 18 May 2015. http:// www.wantchinatimes.com/news-subclasscnt.aspx?id=20150518000063&cid=1202 (accessed 23 December 2015). · “Chinese Contractor Buys Stake in $1bn Viceroy Hotel on Dubai’s Palm Jumeirah.” The National. 25 June 2013. http://www.thenational.ae/business/industry-insights/property/ chinese-contractor-buys-stake-in-1bn-viceroyhotel-on-dubais-palm-jumeirah (accessed 6 January 2016). · Jiang, Julie and Chen Ding. “Update on Overseas Investments by China’s National Oil Companies: Achievements and Challenges Since 2011.” International Energy Agency. 2014. https://www.iea.org/publications/freepublications/publication/overseas_china.pdf (accessed 13 December 2015). · Mason, Don. “Sinopec Buys Share of Apache Corp.’s Egypt Business for $3.1 Billion.” Fuel Fix (The Houston Chronicle). 29 August 2013. http:// fuelfix.com/blog/2013/08/29/sinopec-buysshare-of-apache-corp-s-egypt-business-for3-1-billion/?cmpid=eefl#15394101=0 (accessed 7 December 2015). · “Projects: Middle East,” China State Construction Engineering Corporation website, http://www.chinaconstruction.ae/projects/middle-east/ (accessed 8 January 2016). · “TEDA Inks Investment Agreement with Egyptian Government,” The China Daily, 28 April 2013, http://usa.chinadaily.com.cn/business/2013-04/28/content_16458201.htm (8 January 2016). · “The Great Well of China.” The Economist. 20 June 2015. http://www.economist.com/news/ middle-east-and-africa/21654655-oil-bringing-china-and-arab-world-closer-economically-politics-will (accessed 27 December 2015). · “The Silk Road Reborn.” Beijing Review. No. 6. 2 February 2015. http://www.bjreview.com.cn/ quotes/txt/2015-02/02/content_666487.htm (accessed 30 December 2015). · “Visions and Actions on Jointly Building the Silk Road Economic Belt and 21st Century Maritime Silk Road.” Embassy of the People’s Republic of China in the Republic of Iraq website. 28 March 2015. http://iq.chineseembas- VANGUARDIA | DOSSIER todos V.O VD60 - OK.indd 139 139 09/03/16 12:49 T E X T O S O R I G I N A L E S · C H I N A . L A N U E VA R U T A D E L A S E DA sy.org/eng/zygx/t1249672.htm (accessed 19 December 2015). · Yee, April. “Abu Dhabi Set to Avoid Hormuz with Pipeline.” The National. 28 May 2012. http://www.thenational.ae/business/energy/ abu-dhabi-set-to-avoid-hormuz-with-pipeline (accessed 23 December 2015). for economic growth, industrialization and capacity building were made by Chinese President Xi Jinping during the 6th Forum on China-Africa Cooperation Forum (FOCAC) Summit in South Africa in December. The keywords for Sino-Africa relations for the foreseeable future have since then been defined in China as “Strategic Connection and Integration, illustrating a keen emphasis on industrial transfer from China to the African continent. The real effect of these commitments remains to be seen as questions remain on their commercial feasibility and implementation, especially in the context of China’s own sluggish economic growth and the downturn of Sino-Africa trade and investment relations. Is Africa Part of China’s “Belt and Road” Strategy? AFRICA IN THE NEW SILK ROAD STRATEGY Yun Sun SENIOR ASSOCIATE, HENRY L. STIMSON CENTER AND NONRESIDENT FELLOW, BROOKINGS INSTITUTION. T WO THOUSAND FIFTEEN HAS BEEN AN eventful year for Sino-Africa relations. Since the beginning of the year, speculation about whether and how Africa could be incorporated into China’s New Silk Road (“Belt and Road”) strategy easily dominated the discourse of Sino-Africa relations. While the discussion eventually failed to culminate to a formal inclusion of the continent in what is regarded as China’s most important national development strategy, a consensus nevertheless emerged in China about the important relevance of Africa for China’s Belt and Road strategy and the need to address the pressing challenges presented by the continent’s economic future. Along with China’s broader development agenda in the continent, major commitments Since the introduction of “Belt and Road” as a national development strategy in 2013, China has been mobilizing its political, economic, and diplomatic resources to foster the positive reception of the strategy by the region. “Belt and Road” encompasses two geographical focuses: the New Silk Road Economic Belt, which will link China with Europe through Central and Western Asia, and the 21st Century Maritime Silk Road, which will connect China with Southeast Asia, the Middle East, and Europe. Through this strategy, China aims to further integrate itself into the world economy through trade, investment, infrastructure, connectivity, and other development projects. In early 2015, a campaign emerged in China calling for the inclusion of Africa in the strategy. The most cited proposal outside the government that calls for including Africa in China’s “Belt and Road” framework (making it “One Belt, One Road, One Continent”) came from Justin Yifu Lin, former chief economist of the World Bank. He argues that through infrastructure development, China could both foster the growth of African countries and transfer its labor-intensive industries to Africa. This general focus on infrastructure seemed to be confirmed by the signing of an MOU between China and the African Union, in late January last year. The ambitious agreement plans to connect all 54 African countries through transportation infrastructure projects, including modern highways, airports, and high speed railways. While these developments are not officially a component of “Belt and Road,” many in China have begun to draw associations between the two. China’s general emphasis on infrastructure development seems to have received initial positive responses from African leaders. Chairperson of the African Union Commission, Nkosazana Dlamini-Zuma, says the MOU will help accelerate the much needed regional integration and benefit ordinary Africans with skills transfer and job creation. The Chairman of the Egyptian African Association Ahmed Haggag went further, welcoming the possible inclusion of Africa in China’s “Belt and Road” strategy at an international symposium hosted in southern China. He criticized the suspicions in some African countries about China’s policy toward Africa, attributing them to pure misunderstandings about China’s intentions. Despite these enthusiasms in both China and Africa about the inclusion of Africa in “Belt and Road,” the continent did not appear in the official articulation of the strategy by the Chinese government. In the “Belt and Road” White Paper jointly released by the National Development and Reform Commission (NDRC), Ministry of Foreign Affairs and Ministry of Commerce on March 28, Africa was only briefly mentioned in reference to the Asia-Europe-Africa continents and the need for closer connections among them. Specific plans, such as the international transportation networks, economic corridors and key maritime ports, made no reference to Africa at all. The lack of official recognition of Africa in China’s New Silk Road strategy has not prevented the Chinese policy community and African countries from drawing the linkages between them. Scholars from China Academy of Social Sciences have defined African countries as an “important projection zone” of the “Belt and Road” strategy. Important African partners such as South Africa, Tanzania and Zimbabwe are constantly discussed as a component in the grand mapping of the “Belt and Road” strategy. At the minimum, China’s prospective economic endeavors in Africa are viewed through the lens of their potential complementarity to the “Belt and Road” strategy. Correlations are widely drawn between Africa’s “Agenda 2063” and China’s “Belt and 140 VANGUARDIA | DOSSIER todos V.O VD60 - OK.indd 140 09/03/16 12:49 T E X T O S O R I G I N A L E S · C H I N A . L A N U E VA R U T A D E L A S E DA Road” to illustrate the common logic and mutual benefits between the two development strategies aspiring for the “China Dream” and the “Africa Dream,” respectively. China certainly hopes that the shared perceptions would help bring a higher level of cooperation and integration between China and Africa, “Belt and Road” or not. China’s Commitments to Africa at FOCAC China’s most significant commitments to Africa since the announcement of the “Belt and Road” strategy were made in December 2015, at the 6 th FOC AC Summit in Johannesburg. As the triennial defining event for Sino-Africa relations, FOCAC in 2015 featured a Chinese pledge of investment totaling $60 billion. The size of these pledges is surprising, as China had consistently doubled its financing pledges toward Africa at previous FOCAC meetings from $5 billion in 2006, to $10 billion in 2009, and to $20 billion in 2012. Similarly, it is worth noting that unlike the previous pledges, which all had a three-year timeframe, China’s promise this time does not come with one. Nevertheless, since the next FOCAC meeting is expected to be in 2018, China is likely to fulfill most of its commitment before announcing new ones. Differences with past commitments also lie in the composition of the financial pledges. In 2006, China specified that the $5 billion consisted of $3 billion concessional loans and $2 billion of buyer’s credit. In 2009, the $10 billion was in its entirety concessional loans. In 2012, China’s contribution shifted to $20 billion loans. And this time, the $60 billion are defined more broadly as “investment,” including $5 billion for grants and zero-interest loans, $35 billion for concessional loans and buyer’s credit, and the rest as commercial financing. The diversified portfolio sends several messages: 1) China is more confident in the economic future of the African continent; 2) China is becoming more aggressive in its financial input in Africa; and 3) the assets owned by China on the ground in Africa are likely to grow. At the summit, Xi proposed 10 overarching plans for Sino-Africa cooperation, covering almost all aspects of their economic ties: industry, agriculture, infrastructure, environment, trade facilitation, poverty allevia- tion, and public health. The overall direction fits in the readjustment of China’s Africa policy since the inauguration of President Xi. “Industrial capacity cooperation” and “strategic connection and integration” have become the two keywords for China’s economic aspiration in Africa. Under China’s own economic restructuring and Africa’s aspiration for industrialization, modernization, and urbanization, China is keen on shifting its labor-intensive industries to Africa. Such industrial capacity cooperation is to be complemented by the export of China’s excess capacity to support African infrastructure projects and capacity building through technical assistance, vocational training, and fellowship programs. Rather strikingly, natural resources have almost completely disappeared from China’s policy statements at FOCAC in 2015. Xi only mentioned natural resources once in his long speech—and only in reference to Africa’s abundant economic endowment and promising future. Similarly, in the much longer elaboration on how China plans to implement these new economic and trade measures, the Chinese vice minister of commerce opted to focus on how to develop and expand Africa’s non-resources exports. Neither official made any reference to China’s investment and cooperation with Africa on resources sectors. This scarcity of references is not in line with the overall important role natural resources have played in China’s imports from Africa. As of November 2015, the majority of African exports to China remains in natural resources. According to the statistics by Chinese customs, crude oil, iron ore, diamonds, and agricultural products together accounted for 56.5 percent of Chinese imports from Africa during the first three quarters of 2015. And this number is on the low end because China’s demand for raw materials has been suppressed by its economic slowdown this year. In this sense, China’s intention of downplaying the importance of natural resources in Sino-Africa trade in its policy manifestation is clear. Given the negative image associated with the large role played by African natural resources in SinoAfrica economic relations, such an aspiration is understandable. Keywords: “Industrial Capacity Cooperation” and “Strategic Connection and Integration” In China’s blueprint for its economic cooperation with Africa, the connection and integration between the development strategies of China and Africa based on industrial capacity cooperation are the key focus. The determination is based on a simple logic: African countries are at a historical moment to expedite their industrialization and agricultural modernization, while China is adjusting its domestic economic structure; therefore, the mutual complementarity of their priorities and strategic orientations create the perfect opportunity for them to join hands. China hopes that its strengths in technologies and capitals could be paired with Africa’s advantages in natural and labor resources. By combining the comparative advantages of them, China could transfer its labor intensive industries to Africa to boost the industrial capacity of African countries while freeing China from its declining export-oriented, labor-intensive industries. China believes that with the infrastructure development and human resources training/capacity building, it will be able to assist Africa achieve its own independent industrial systems and secure a sustainable future. China’s blueprint might be based on sound logic. However, in reality, many circles need to be squared for the equation to work. Despite China’s grand commitment in December, both China’s trade with and investment in Africa have dropped rather significantly in 2015. According to data from the Chinese Ministry of Commerce, trade has dropped 18 percent in the first nine months of 2015 from a year earlier, the largest decline in China’s trade with Africa in recent years. On the investment side, Ministry of Commerce revealed in November that China’s direct investment in Africa stood at $1.19 billion in the first half of 2014, falling over 40 percent year on year. The downturn is attributed to the sluggish global economic recovery, international commodity fluctuations, and the Ebola outbreaks. Whether the drop in both trade and investment only represents a short-term fluctuation or a long-term trend remains to be seen. The Chinese vice minister of commerce is said to be “confident about China-Africa trade” because of positive developments in VANGUARDIA | DOSSIER todos V.O VD60 - OK.indd 141 141 09/03/16 12:49 T E X T O S O R I G I N A L E S · C H I N A . L A N U E VA R U T A D E L A S E DA Africa, including its growing population, and therefore its labor force and market potential. However, it is widely recognized that China’s own economic slowdown has suppressed its domestic demand for raw materials, which explains the large 39.3 percent drop of China’s imports from Africa from this past January to September. The new initiatives announced by Xi, if implemented well, have the potential to improve the picture in the long run. However, in the near term, the shape of Sino-Africa economic relations will largely depend on China’s own economic recovery, which still has some major uncertainties to say the least. The dropping commodity price and China’s sluggish domestic demand further raise the question of the payment terms of Chinese loans. The majority of Chinese financing in Africa is not free grants, but loans and investments. In the past, many of the loan agreements had been backed by Africa’s natural resources, as shown by the famous Angola model. Currently, as noted above, China is trying to downplay the role of natural resources in Sino-Africa relations and to evolve toward new models of economic cooperation. However, despite the sound logic, a key question emerges: If the Chinese loans are no longer backed or repaid with African resources, with what are they backed and paid? There is no consensus on the answer, even among Chinese analysts. Some seem to be confident that the GDP growth and tax revenue to be generated through the infrastructure projects, industrialization, and trade facilitation in Africa will gradually lead to a healthy cycle of payment for Chinese loans. Nevertheless, many more are skeptical and see that scenario as a long game and overly optimistic. Particularly given the scale of the Chinese financing, it will be extremely difficult for China to completely abandon resources in its financing schemes. The commercial viability of these economic agreements is of high importance for China’s domestic politics. If unsuccessful, they have the potential to generate further criticism of the Chinese government, raising questions about Xi’s governance and competence. Indeed, an article widely circulated on Chinese social media earlier this month called for President Xi to stop his expensive foreign visits because he sends billions of dollars to foreign countries every single time, while China’s domestic problems (poverty, environment, housing price, medical care, and education) worsen. In this sense, although Xi did make major financial pledges to Africa, unless the deals prove to be truly mutually beneficial, the domestic political and economic costs of such contributions will become an increasingly serious challenge for China from within. In addition, there is also the question of implementation. Like many programs announced under the “Belt and Road” strategy, the strategic connection and integration with Africa requires experienced Chinese entities, including commercial companies, government agencies, aid organizations and workers, to craft country-specific designs and match the local conditions with Chinese demands. However, the reality in China is that there is a brain drain on this type of overseas engagement due to the massive scale of the Belt and Road strategy and the many priority foreign countries it includes outside Africa. While China might be genuinely committed to deliver all its promises to Africa, the real effectiveness of those programs will be significantly influenced by China’s own capacity. China’s enhanced engagement with Africa under the Belt and Road strategy also has its political and security implications. Most notably, acknowledging the impact and importance of peace and stability in conflict countries in Africa, China has taken significant actions to enhance its input to the stabilization and peace-keeping in Africa through bilateral arrangements and the African Union. Regardless of the general Western concern about China’s military expansion in Africa, from the Chinese perspective, a larger military presence such as its military base in Djibouti is an inevitable byproduct of its New Silk Road Strategy. Two thousand sixteen will be a critical year for the Chinese economy. Having witnessed the sluggish recovery and the stock market turmoil in 2015, many in China hope that the New Silk Road, a foreign version of China’s domestic stimulus, would be the desperately searched answer and solution to China’s own economic predicament. While not formally included, Africa is intrinsically bound in the scheme. The hope is high and the plan is grand. However, despite all the rhetoric, the real effects remain to be seen. 142 VANGUARDIA | DOSSIER todos V.O VD60 - OK.indd 142 09/03/16 12:49 T E X T O S O R I G I N A L E S · C H I N A . L A N U E VA R U T A D E L A S E DA VANGUARDIA | DOSSIER todos V.O VD60 - OK.indd 143 143 09/03/16 12:49 Una ciudad, cientos de posibilidades_ TELEFONICA.indd 1 En Telefónica ofrecemos soluciones para ayudar a transformar las ciudades en lugares más sostenibles Ăċ°ÉëãĩÉãÜ°ÐãÂÂÉÐãÜÐ㰰°ã donde la vida puede ser mejor. Descúbrelo aquí. Escanea este código con el lector de tu dispositivo. 01/03/16 16:29